Mil piezas de Amsterdam

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ISSN

166

5-79

77

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LA REVISTA DE LOS PRESIDENTES Y DIRECTORES GENERALES

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ESTILOHOY

PASE DE ABORDAR

Por Jonás AlPízAr

Para muchos, la capital holandesa significa flores, bicicletas y pinturas coloridas; para otros, marineros y excesos. Yo la visité buscando las piezas de un rompecabezas imaginario, ignorando que, sin buscar, lo encontraría todo.

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de AmsterdamMil piezas


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PASE DE ABORDAR

Alto Nivel | enero 2012 70

De pequeño tuve un rompeca-bezas consistente en una ima-gen de Amsterdam. Mil piezas conformaban la escena, al pa-recer, veraniega, en donde dos

individuos de género incierto platicaban re-cargados en el pretil de un puente. Al fondo se apreciaban un canal y varias casas, altas y angostas. Lo que más me intrigaba era una torre que sobresalía de los árboles: yo estaba convencido que ese edificio guarda-ba una relación cercana con extraterrestres o, al menos, con viajes espaciales.

Para mí, Amsterdam no eran molinos, ni tulipanes, mucho menos aparadores con luz roja. Era, principalmente, personajes de cabello extraño y torres espaciales. No tardé mucho en darme cuenta del error. Mi adolescencia trajo consigo un desmesurado interés por la geografía y la literatura, así que tuve una idea más acertada de Holanda y su capital. Sin embargo, nada: ni el viejo rompecabezas que nunca terminé, ni los libros escolares me prepararon para esto.

Albert Camus, escritor existencialista argelino, decía que las personas viajan a la capital holandesa con demasiada imagina-ción, o con muy poca. Yo, evidentemente, vine con lo primero.

Ya atardecía cuando bajé del avión en el aeropuerto Schipol, catalogado como el quinto con más tráfico del mundo; y para cuando llegué al hotel Park Plaza Vondel-park, ya era noche. Poco había registra-do en el trayecto en tranvía: el cansancio quizás habría menguado mi capacidad de impresión. Antes de dormir, decidí salir a

“NO ES EXTRAÑO VER OBRAS DE TEATRO AL AIRE LIBRE. LOS HOLANDESES AMAN LA NATURALEZA Y EL ARTE POR IGUAL”

EL INgLéS ES muy cONOcIDO, ASí como otros idiomas, incluyendo el español; de modo que la lengua no es problema al interactuar con los locales.

I am sterdam (2)


enero 2012 | Alto Nivel 71

TRAS uN PASEO EN BIcIcLETA O A PIE,se sugiere asomarse a la vasta oferta de bares para degustar un refrigerio en compañía de una cerveza.

uNO DE LOS ATRAcTIVOS

más llamativos de Amsterdam son los tres

puentes que conectan las islas de Borneo y

Sporenburg.

caminar. “Un pequeño paseo” pensé, sin saber que la breve caminata se alargaría hasta bien entrada la madrugada.

Koninginneweg es la estrecha e impro-nunciable calle del hotel. A pesar de la hora, hay mucha gente en la calle, todos parecen dirigirse hacia el centro. Es viernes. Al no tener un mejor plan, los usé como guía. Es verdad que casi todas las ciudades euro-peas se parecen, como también es verdad que ninguna se parece a Amsterdam.

Muchos de los edificios que uno en-cuentra datan del siglo XVII, de cuando la capital holandesa era la entidad comercial más rica de Europa. De estilos gótico, ba-

rroco, renacentista o moderno, todas las casas tienen algo en común: la angostu-ra. Aparte de responder a una excelente planeación urbana y de aprovechamiento del espacio, las casas son altas y angostas porque los impuestos prediales eran calcu-lados por el ancho de la edificación.

Sin advertirlo, y olvidando el cansancio, he caminado hasta la zona de museos. Al llegar a Van Baerlestrat, el viento invernal holandés, particularmente frío y húmedo, me recuerda que no he cenado. Cambio de dirección, como si antes la tuviera, y doy vuelta a la derecha. No temas perderte, aun siendo esta una ciudad relativamente gran-

I am sterdam

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Alto Nivel | enero 2012 72

Valeriusstraat

Alexander B.

De LairessestraatJJ Viollastraat Frans van MierisstraatWouwermanstraat

Van Breestraat Van Eeghenstraat

Pathé Tuschinsky

Roelof Hartstraat

Jan Luijkenstraat

Willemsparkweg

Pieter CornelieszOvertoom

Vondelstraat

Bioemgracht

Bioemstraat

Rozengracht

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Herengracht

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Looiersgracht

Kerkstraar

Kerkstraar

Keizersgracht

Keizersgracht

Prins

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Prinsengracht

Rozenstraat

Laurierstraat

Lauriergracht

Elandsstraat

Elandsgracht

Vondelpark

Ruysdaelstraat

Joha

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V.

Café Loetje

Van Gogh Museum

Park Plaza Vondelpark

Bronckhorstraat

V O N D E L B U U R T

G R A C H T E N G O R D E L - Z U I D

G R A C H T E N G O R D E L - W E S TJ O R D A N

B U R G W A L L E N - M I E U W EZ I J D E

M U S E U M K W A I R T E R

D E W E T E R I N G S C H A N SS-100

S-106

S-10

8

Den Texstraat

Nieuwe Looiersstraat

Melkweg

Bijbels Museum Allard Pierson Museum

Amsterdam Museum

Royal Palace of Amsterdam

Rijksmuseum Amsterdam

Heineken Experience

Westerkerk

de, la tasa de crímenes es muy baja compa-rada con otras capitales europeas. Camina sin dirección, con suerte te toparás –como lo hice yo– con el Café Loetje, donde pue-des comer, beber una cerveza y sentarte a ver pasar la vida al estilo Amsterdam.

El idioma holandés es difícil, pero no hay por qué preocuparse, aquí lo único que necesitas saber decir: ossenhaas bief-stuk (filete de bistec) y heineken (esta es más sencilla). Verás que al terminar el ma-ravilloso y grueso corte de carne, y al ver transparente el fondo de tu tarro, te darán ganas de platicar con todos los lugareños. DE PARquES y muSEOSEl día llegó tan rápido como lo fue el ca-mino de regreso al hotel. Después de un desayuno apropiado para este clima, vuel-vo a la calle. Primera escala: Vondelpark. Originalmente llamado Nieuwe Park, este espacio verde de 45 hectáreas cambió de nombre cuando se erigió una estatua del poeta holandés Joost van den Vondel. Co-rredores, patinadores, familias y paseantes han hecho de este gran jardín su sitio pre-ferido de la ciudad. No es extraño presen-ciar conciertos gratuitos y obras teatrales al aire libre. Lo holandeses aman las artes casi tanto como a la naturaleza.

La Museumplein es la zona donde es-tán localizados cuatro de los museos más importantes de la ciudad: Rijksmuseum, de arte e historia nacional; Stedelijk Mu-seum, de arte moderno y contemporáneo; Diamond Museum, de joyería; y, mi favo-rito, el Van Gogh Museum. Si hablamos de artistas holandeses sería un error no men-cionar al pintor post-impresionista. Inau-gurado en 1973, este museo no solo posee un extenso acervo de cuadros y dibujos del pintor, también muestra un invalua-ble archivo fotográfico que sitúa a Vincent en tiempo y espacio a lo largo de toda su vida. Destaco un retrato fotográfico donde

Sobre doS ruedaSAl principio pasa desapercibido, pero cuando te haces conscien-te del silencio que cubre toda la ciudad, notas el beneficio, no únicamente ecológico, que conlleva el arraigado uso de la bicicleta. Los holandeses, profundamente orgullosos de su cultura de dos ruedas, ostentan el primer lugar de bicicletas per cápita: de los 16.7 millones de habitantes, el 99.1% tienen una, y recorren con ella un promedio de 2,5 km diarios. Sorprendente-mente, casi nunca utilizan casco. El robo de bicicletas es alto: una de cada cinco es plagiada cada año; muchas de ellas, cuando le son inservibles al ladrón, son arrojadas a los canales.

cON uNA DE LAS cOLEccIONES máS grandes sobre la vida y la obra del emblemático pintor, el Van Gogh Museum alberga muestras del siglo XIX.

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enero 2012 | Alto Nivel 73

aparece el niño Vincent de 13 años con la misma mirada desquiciada que todos le co-nocemos de adulto.

LAS PIEzAS fALTANTESCerca del Distrito Rojo entré, para cerrar el día, a un café bar. Los vecinos de mesa disfrutaban bebiendo el contenido amarillo pálido de una copa redonda. Poco después, y gracias a que casi todos hablan inglés, descubrí que eso era advocaat, espeso licor hecho a base de huevo, azúcar y brandy; un primo lejano del rompope, pero más concentrado y con mayor grado de alcohol. En Holanda se estila servirlo como postre, con crema batida y cocoa espolvoreada. Después del segundo, y parafraseando al ya citado Camus, les quise preguntar a los demás comensales si también sentían que el color amarillo dorado los incendiaba sua-vemente por dentro. Pero no lo hice. Salí del local con el dulce licor como cobijo.

Caminé hacia la zona del Jordaan, barrio predominantemente judío, donde está la casa de Ana Frank, ahora museo. A estas

horas ya estaría cerrado, pero tampoco te-nía tanto interés en visitarla; solo quería ex-tender la sensación aletargadora del advo-caat. Me detuve en el pretil de un puente, a orillas de un canal, y la escena me pareció familiar. Mis ojos bordearon las siluetas de las casas, de los árboles, y sobre esto apa-reció mi torre espacial. Exactamente igual que como la recordaba. No importó que se tratara de la torre Westerkerk, y que no tu-viera ninguna relación con extraterrestres. Mirando la escena con la perplejidad de mi infancia, finalmente me sentí completo, y el rompecabezas lo estuvo también.

AL cAER LA NOcHE, LOS cANALES de la capital holandesa invitan a planear una velada romántica a bordo de un ferry para avistar la arquitectura neogótica.I am sterdam


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