Minsky: La máquina de las emociones

23
, LA MAQUINA DE LAS EMOCIONES ••••••• •• SENTIDO COMÚN, INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL FUTURO DE LA MENTE HUMANA

description

Misnky explica la mente humana a partir del funcionamiento de los ordenadores

Transcript of Minsky: La máquina de las emociones

,LA MAQUINADE LASEMOCIONES • • • • • • • ••SENTIDO COMÚN, INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL FUTURO DE LA MENTE HUMANA

Introducción

Nora Joyce a su esposo [ames:«[Por qué no escribes libros que la gente pueda leer?»,

Espero que este libro sea útil para todos aquellos que buscan algunaexplicación relativa al funcionamiento del cerebro, o desean recibiralgún consejo para poder pensar mejor, o tienen como objetivoconstruir máquinas más inteligentes. Debería de sedes de utilidad alos lectores que quieran aprender algo sobre el campo de la inteli-gencia artificial.También tendría que resultar interesante para los psi-cólogos, los neurólogos, los informáticos y los filósofos porque ex-plica muchas ideas nuevas sobre los temas a los que se enfrentan estosespecialistas.

Todos nosotros admiramos los grandes logros alcanzados en lasciencias, las artes y las humanidades, pero rara vez somos conscientesde lo que realizamos en el transcurso de la vida cotidiana. Recono-cemos las cosas que vemos, comprendemos las palabras que oímos yrecordamos lo que hemos experimentado, de modo que más tardepodemos aplicar lo que hemos aprendido a otros tipos de problemasy circunstancias.

También realizamos una curiosa actividad que ninguna otracriatura parece capaz de hacer: cuando nuestros modos habituales depensar fracasan, podemos ponemos a pensar sobre nuestros propios pensa-mientos y, si este «pensamiento reflexivo» nos muestra dónde nos ha-bíamos equivocado, esto nos puede ayudar a inventar modos de pen-sar nuevos y más poderosos. No obstante, sabemos todavía muy pocosobre el modo en que nuestro cerebro consigue hacer tales cosas.¿Cómo funciona la imaginación? ¿Cuáles son las causas de la con-

11

INTRODUCCIÓN

ciencia? ¿Qué son las emociones, los sentimientos y las ideas? En de-finitiva, ¿cómo nos las arreglamos para pensar?

Comparemos esto con el avance que hemos presenciado en lorelativo a hallar respuestas para las preguntas referentes a cuestionesfísicas.¿Qué son los sólidos, los líquidos y los gases? ¿Qué son los co-lores, los sonidos y las temperaturas? ¿Qué son las fuerzas, las presio-nes y las tensiones? ¿Cuál es la naturaleza de la energía? Hoy día, casitodos estos misterios tienen ya una explicación mediante un núme-ro muy pequeño de leyes sencillas; por ejemplo, las fórmulas descu-biertas por físicos como Newton, Maxwell, Einstein y Schrodinger,

Naturalmente, los psicólogos han intentado imitar a los físicos,buscando unos compactos conjuntos de leyes para explicar lo quesucede dentro de nuestros cerebros. Sin embargo, no existen talesconjuntos sencillos de leyes, porque cada cerebro tiene cientos departes, cada una de las cuales ha evolucionado hasta llegar a realizarciertos tipos concretos de tareas; algunas de estas partes reconocen si-tuaciones, otras dicen a los músculos que ejecuten acciones, otrasformulan objetivos y planes, y también existen otras que acumulan yutilizan enormes recopilaciones de conocimientos.Y, aunque todavíano sabemos lo suficiente sobre cómo funciona cada uno de estoscentros cerebrales, sí sabemos que su construcción se basa en la in-formación contenida en decenas de miles de genes heredados, de talmanera que cada parte del cerebro funciona de un modo que de-pende de un conjunto de leyes específicas.

Una vez que hemos reconocido que nuestros cerebros contie-nen un mecanismo tan complicado, esto nos sugiere que hemos dehacer lo contrario de lo que han hecho los físicos: en vez de buscarexplicaciones sencillas, necesitamos hallar formas más complicadaspara explicar los hechos más corrientes que suceden en nuestramente. Los significados de palabras tales como «sentimientos», «emo-ciones» o «conciencia» nos parecen tan claros, naturales y directos,que no vemos el modo de comenzar a reflexionar sobre ellos. Noobstante, en este libro se argumentará a favor de la idea de que nin-guna de estas conocidas palabras de la psicología hace referencia a unproceso único y perfectamente definido; por el contrario, cada unade ellas pretende describir los efectos de amplias redes de procesosque tienen lugar dentro de nuestros cerebros. Por ejemplo, en el ea-

12

INTRODUCCIÓN

pítulo 4 se demostrará que la palabra «consciencia» alude a más deveinte procesos diferentes.

Puede parecer que en este libro empeoramos lascosas,que cambia-mos las que en principio parecían sencillasy las convertimos en proble-mas que parecen más complejos. Sin embargo, a una escala mayor, esteaumento de la complejidad hace que en realidad nuestra tarea sea másfacil.La razón es que, una vez que dividimos en partes algún viejo mis-terio, habremos sustituido cada uno de los grandes problemas por variosproblemas menores y nuevos: cada uno de estos seguirá siendo difícil,pero ya no nos parecerá irresoluble.Además, en el capítulo 9 se explica-rá que el hecho de consideramos a nosotros mismos como máquinascomplejas no tiene por qué afectar a nuestra dignidad o a nuestro amorpropio, y sí debe acrecentar nuestro sentido de la responsabilidad.

Para iniciar la división de estas grandes y viejas preguntas enotras menores, este libro comenzará describiendo un cerebro típicocomo algo que contiene una enorme cantidad de partes que llama-remos «recursos».

Utilizaremos esta imagen siempre que queramos explicar algu-na actividad mental (como el miedo, el amor o la turbación), inten-tando mostrar que ese estado de la mente podría ser el resultado delas actividades de cierto conjunto de recursos mentales. Por ejem-plo, el estado denominado «ira» moviliza recursos que nos hacenreaccionar con una velocidad y una fuerza inusuales, al tiempo quesuprime recursos que utilizamos en otros casos para planificar y ac-tuar de una forma más prudente; así pues, la ira sustituye en nosotrosla precaución por la agresividad y cambia la compasión por la hosti-lidad. De manera similar, el estado denominado «temor» emplearíarecursos conducentes a hacer nos retroceder.

13

INTRODUCCIÓN

Ciudadano: En ocasiones me encuentro en un estado en quetodo parece alegre y brillante. Otras veces, aunque nada hayacambiado, todo mi entorno me parece triste y oscuro, y misamigos lo expresan diciendo que estoy «hundido» o «deprimi-do». ¿Por qué tengo estos estados mentales -o estados de áni-mo, o sentimientos, o actitudes- y qué es lo que origina todossus extraños efectos?

Algunas respuestas conocidas son: «Estos cambios están causados porsustancias químicas que se encuentran en el cerebro» o «Son el re-sultado de un exceso de tensión» o «Se deben al hecho de tener pen-samientos deprimentes». Sin embargo, estas afirmaciones no dicencasi nada sobre el modo en que los procesos funcionan en la reali-dad, mientras que la idea de seleccionar un conjunto de recursospuede sugerir unos modos más específicos de cambio del pensa-miento. Por ejemplo, el capítulo 1 comenzará con una reflexión so-bre este fenómeno tan conocido:

Cu~ndo alguien que conocemos se ha enamorado, es como sihubiera surgido una persona nueva: una persona que piensa deotro modo, que tiene otros objetivos y otras prioridades. Es casicomo si se hubiera pulsado una tecla, y un programa diferentehubiera empezado a funcionar.

¿Qué es lo que puede haber sucedido dentro de un cerebro para quese produzcan estos cambios en la manera de pensar? He aquí el plan-teamiento que se adoptará en este libro:

Cada uno de nuestros «estados emocionales» importantes es el resulta-do de activar ciertos recursos, al tiempo que se desactivan otros, cambian-do así algunos modos de comportamiento de nuestro cerebro.

Pero ¿qué es lo que activa esos conjuntos de recursos? En capítulosposteriores se argumentará que nuestros cerebros también deben es-tar provistos de unos recursos que llamaremos «críticos»,cada uno delos cuales está especializado en el reconocimiento de una situacióndeterminada y en la subsiguiente activación de un conjunto especí-

14

INTRODUCCIÓN

fico de recursos. Algunos de nuestros recursos críticos están incorpo-rados a nuestro cerebro desde que nacemos, para proporcionarnosciertas reacciones «instintivas»-como la ira, el hambre, el temor y lased- que evolucionaron para ayudar a nuestros antepasados a so-brevivir. La ira y el temor evolucionaron para generar reacciones dedefensa Yprotección, mientras que el hambre y la sed contribuyerona que se realizara correctamente la nutrición.

Sin embargo, a medida que aprendemos y crecemos, tambiéndesarrollamos modos de activar otros conjuntos de recursos, y estonos lleva a unos tipos de estados mentales que consideramos más «in-telectuales» que «emocionales». Por ejemplo, cuando un problemanos parece dificil, nuestra mente comienza a oscilar entre modos depensar diferentes, seleccionando distintos conjuntos de recursos quepueden ayudarnos a dividir el problema en porciones menores, o aencontrar analogías sugerentes, o a recuperar soluciones que están al-macenadas en la memoria, o incluso a pedir a otra persona que nos

ayude.En este libro se afirmará que esto podría ser lo que dota a nues-

tra especie de una plenitud de recursos exclusivamente humanos.

Cada uno de nuestros modos de pensar relevantes es el resultado de ac-tivar ciertos recursos, al tiempo que desactivamos otros, cambiando as! al-gunos de los modos de comportamiento de nuestro cerebro.

Por ejemplo, en los primeros capítulos se intentará demostrar que estoexplica el modo en que ciertos estados mentales, como son el amor, elafecto, la pena y la depresión, utilizan nuestros recursos. En capítulosposteriores se hará lo mismo con otros tipos de pensamientos más in-

telectuales.

15

INTRODUCCIÓN

Ciudadano: Resulta extraño que aplique usted la misma des-cripción tanto a las emociones como a lo que solemos llamarpensamiento. Sin embargo, el pensamiento es básicamente ra-cional -desapasionado, objetivo y lógico-, mientras que lasemociones avivan nuestro modo de pensar añadiendo senti-mientos y tendencias irracionales.

Hay un punto de vista tradicional según el cual las emociones aña-den características suplementarias a los pensamientos claros y senci-llos, al igual que los artistas utilizan colores para potenciar los efectosde los dibujos en blanco y negro. Sin embargo, este libro planteará,por el contrario, que muchos de nuestros estados emocionales seproducen cuando ciertos modos de pensar empiezan a suprimir el usode determinados recursos. Por ejemplo, en el capítulo 1 se describi-rá «el enamoramiento» como una situación en la que suprimimos al-gunos recursos que, en otro caso, utilizaríamos para reconocer defec-tos en otra persona. Por otra parte, creo que la existencia de algocomo el pensamiento puramente lógico y racional es un mito, yaque nuestras mentes siempre están bajo el influjo de nuestras suposi-ciones, nuestros valores y nuestras intenciones.

Ciudadano: Sigo pensando que la manera en que usted explicalas emociones deja de lado demasiadas cosas. Por ejemplo, algu-nos estados emocionales como el temor y la repulsión afectan alcuerpo tanto como a la mente, y esto se pone de manifiestocuando notamos malestar en el pecho o en el vientre, palpita-ciones en el corazón, o cuando temblamos, sudamos, o nos sen-timos a punto de desmayarnos.

Estoy de acuerdo en que este punto de vista puede parecer demasia-do extremo, pero a veces, para explorar ideas nuevas, necesitamos de-jar a un lado las viejas, al menos por un tiempo. Por ejemplo, segúnla idea más generalizada, las emociones están estrechamente relacio-nadas con nuestro estado fisico.No obstante, en el capítulo 7 se adop-tará el punto de vista contrario, considerando las distintas partes denuestro cuerpo como recursos que el cerebro puede utilizar paramodificar (o mantener) determinados estados de ánimo. Por ejern-

16

INTRODUCCIÓN

plo, a veces podemos persistir en un plan manteniendo cierta expre-sión facial.

Por consiguiente, aunque este libro se titule La máquina de lasemociones, se defenderá en él la idea de que los estados emocionalesno son específicamente diferentes de los procesos que englobamosen la denominación «pensamiento»; por el contrario, las emocionesson unos modos de pensar que utilizamos para aumentar nuestros re-cursos -siempre y cuando nuestras pasiones no se intensifiquenhasta el punto de perjudicarnos- y esta variedad de modos de pen-sar debe ser una parte tan sustancial de lo que llamamos «inteligen-cia» que quizá deberíamos llamarla «habilidad».Además, esto no solose aplica a los estados emocionales, sino a todas nuestras actividadesmentales:

Si «entendemos» algo de una sola manera, se puede decir que a duraspenas lo entendemos, porque en el momento en que nos quedemos blo-queados, no tendremos ya adónde recurrir. Pero, si representamos algo dediversas maneras, cuando ya nos hayamos decepcionado lo suficiente, po-dremos cambiar a un punto de vista distinto, hasta que encontremos al-guno que nos sirva.

Según esto, cuando diseñamos máquinas para simular el funciona-miento de la mente humana, es decir, para crear inteligencias artifi-ciales, necesitaremos asegurarnos de que también estas máquinas es-tén equipadas con suficiente diversidad:

Si un programa funciona de una sola manera.se quedará blo-queado cuando ese método falle. Sin embargo, un programa quetenga distintos modos de actuar podrá en ese caso cambiar aotro modo, o buscar un sustituto adecuado.

Esta idea es el tema central del presente libro, y se opone con firme-za a la opinión ampliamente difundida de que toda persona posee unnúcleo central, una especie de espíritu o yo invisible, del cual ema-nan todas las habilidades mentales. Porque esta teoría rebaja al serhumano, ya que parece implicar que todas nuestras virtudes las tene-mos de prestado, o que nuestros logros no tienen mérito alguno, ya..

17

INTRODUCCIÓN

que nos llegan como dones procedentes de alguna otra fuente. Por elcontrario, considero que nuestra dignidad se origina a partir de loque cada uno de nosotros ha hecho de sí mismo: una enorme serie demodos diferentes de enfrentarse a distintas situaciones y dificultades.Es esta diversidad la que nos diferencia de la mayoría del resto de losanimales, y de todas las máquinas que hemos construido hasta ahora.Cada capítulo de este libro explicará algunas de las fuentes que ge-neran esos recursos exclusivamente humanos.

Capítulo 1. Nacemos con una gran cantidad de recursos mentales.Capítulo 2. Aprendemos a desarrollar más recursos a partir de la inte-

racción con los otros.Capítulo 3. Las emociones son distintos modos de pensar.Capítulo 4. Aprendemos a pensar sobre nuestros pensamientos re-

cientes.Capítulo 5. Aprendemos a pensar a distintos niveles.Capitulo 6. Acumulamos enormes reservas de conocimiento lógico.Capítulo 7. Podemos cambiar de un modo de pensar a otro diferente.Capitulo 8. Desarrollamos múltiples maneras de representar las cosas.Capítulo 9. Construimos múltiples modelos de nosotros mismos.

Durante siglos, los psicólogos han buscado la manera de explicarnuestros procesos mentales habituales, aunque aún hay muchos pen-sadores que ven la naturaleza de la mente como un misterio. De he-cho, todavía está generalizada la creencia de que la mente está hechade componentes que solo pueden existir en los seres vivos, y queninguna máquina puede sentir o pensar, o preocuparse por lo que po-dría sucederle, y ni siquiera ser consciente de que existe, o desarro-llar el tipo de ideas que pudieran llevarle a realizar grandes pinturaso a componer sinfonías.

Este libro intentará lograr todos estos objetivos a la vez: plantearuna teoría sobre el modo en que podría funcionar el cerebro y dise-ñar máquinas que sean capaces de sentir y pensar. A continuación,podremos aplicar estas ideas tanto a la comprensión de nosotros mis-mos como al desarrollo de la inteligencia artificial.

18

INTRODUCCIÓN

CITAS y REFERENCIAS

Todo texto que aparezca entre comillas angulares tendrá como autora una persona real; si además lleva una fecha, la fuente se citará en labibliografía:

Marcel Proust, 1927: «Todo lector lee únicamente lo que ya tie-ne dentro de sí mismo. Un libro no es más que una especie deinstrumento óptico que el autor ofrece para dejar que el lectorpueda descubrir en sí mismo lo que nunca habría encontradosin ayuda del libro».

Un texto que figure sin comillas es un comentario de ficción quesupuestamente podría hacer cualquier lector:

Ciudadano: Si nuestro pensamiento habitual es tan complejo,entonces, ¿por qué nos parece algo tan claro y sencillo?

En el caso de la mayoría de las referencias, se trata de citas bibliográ-ficas convencionales:

Schank, 1975: Roger C. Schank, Conceptual Information Proces-sing, American Elsevier, Nueva York, 1975.

Algunas referencias son páginas webs:

Lenat, 1998: Douglas B. Lenat, The Dimensions of Context Space.Se encuentra en http://www.cyc.com/doc/ cdhtext -space. pdf.

Otras referencias corresponden a «grupos de noticias» que están enla web:

McDermott, 1992: Drew McDermott, en comp.ai.philosophy. 7de febrero de 1992.

..•Para acceder a estos documentos de grupos de noticias (junto con elcontexto en que se escribieron) se puede hacer una búsqueda en

19

INTRODUCCIÓN

Google, tecleando comp.ai.philosophy McDermott 1992. Intentarémantener copias de estos documentos en mi página web en www.emotionmachine.net. También invito a los lectores a utilizar esta pá-gina para enviarme preguntas y comentarios.

Observación: Este libro utiliza el término resource (erecurso») allídonde mi libro anterior, La sociedad de la mente, usaba agent. Hice estecambio porque demasiados lectores suponían que un agent era algosimilar a una persona (como un travel agent o agente de viajes) quepodía operar de manera independiente o cooperar con otros en granmedida como lo hace un ser humano. Por el contrario, los recursosestán mayoritariamente especializados en ciertos tipos de tareas querealizan para ciertos otros recursos, y no pueden comunicarse de for-ma directa con la mayoría de los demás recursos de la persona. Másdetalles sobre cómo se relacionan ambos libros pueden verse en elartículo escrito por Push Singh en 2003, que ayudó a desarrollarmuchas de las ideas que aparecen en este libro.

1

Enamorarse

1.1. EL ENAMORAMIENTO

«En verdad, no te amo con mis ojos,pues ellos perciben en ti mil defectos;es mi corazón quien ama lo que mis ojos desdeñan.»

Shakespeare

Mucha gente considera absurdo pensar en una persona como en unamáquina, por lo que a menudo oímos afirmaciones como la siguiente:

Ciudadano: Por supuesto, las máquinas pueden hacer cosas úti-les. Podemos hacer que sumen enormes columnas de númeroso hagan el montaje de automóviles en una fábrica. Sin embar-go, nada que esté hecho de elementos mecánicos podría teneralguna vez sentimientos tales como el amor.

Nadie se sorprende hoy día por el hecho de que fabriquemos má-quinas que hagan cosas lógicas, porque la lógiJa está basada en reglasclaras y sencillas, precisamente del tipo que los ordenadores puedenutilizar con facilidad. Pero algunos dirían que el amor, por su propianaturaleza, no se puede explicar en términos mecánicos, ni podría-mos jamás construir máquinas que poseyeran facultades humanas ta-les como los sentimientos, las emociones y la conciencia.

¿Qué es el amor? ¿Cómo funciona? ¿Es algo que realmentequeremos comprender, o es uno de esos temas sobre los que preferi-ríamos no saber más? Oigamos cómo nuestro amigo Charles inten-ta explicar su último enamoramiento.

A

21

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

«Acabo de enamorarme de una persona maravillosa.Apenas pue-do pensar en otra cosa. Mi amada es increíblemente perfecta, deuna belleza indescriptible, un carácter sin defecto alguno y unainteligencia inimaginable. No hay nada que yo no haría por ella.»

A primera vista estas afirmaciones parecen positivas; en ellas no haymás que superlativos. Sin embargo, fijémonos en que hay algo ex-traño en todo esto: en la mayoría de estas frases de alabanza positi-va se utilizan sílabas como «in» o «sin»,lo cual indica que en reali-dad son expresiones negativas referidas a la persona que las estádiciendo.

Maravillosa. Indescriptible.(No consigo saber qué es lo que me atrae de ella.)

Apenas puedo pensar en otra cosa.(La mayor parte de mi mente ha dejado de funcionar.)

Increíblemente perfecta. Inimaginable.(Ninguna persona sensata se cree tales cosas.)

Tiene un carácter sin defecto alguno.(He prescindido de mi sentido crítico.)

No hay nada que yo no haría por ella.(He renunciado a la mayoría de mis objetivos habituales.)

Nuestro amigo ve todo esto como algo positivo. Le hace sentirse fe-liz y más productivo, al tiempo que mitiga su desaliento y su soledad.Pero ¿qué sucedería si estos agradables efectos fueran el resultado dehaber conseguido eliminar cualquier pensamiento sobre lo que suamada dice en realidad?

«Mira, Charles, una mujer necesita ciertas cosas. Le es impres-cindible ser amada, deseada, querida, cuidada, cortejada, halaga-da, mimada, consentida. Necesita simpatía, afecto, devoción,comprensión, ternura, amor apasionado, adulación, idolatría; noes mucho pedir, ¿verdad, Charles?»!

De esta manera, el amor puede hacer que obviemos la mayoría de losdefectos y deficiencias de la persona amada, e inducirnos a tratar las

22

ENAMORARSE

imperfecciones como si fueran adornos, incluso cuando, como dijoShakespeare, podamos ser en parte conscientes de ellas:

«Cuando mi amada jura que toda ella es sinceridad,yo la creo, aunque sé que miente».

Igualmente podemos autoengañarnos no solo en nuestra vida priva-da, sino también cuando nos enfrentamos a ideas abstractas. Inclusoen este contexto, a menudo cerramos los ojos cuando nuestrascreencias entran en conflicto y chocan entre sí. Oigamos las palabrasde Richard Feynman:

«Ese fue el comienzo, y la idea me pareció tan obvia que meenamoré profundamente de ella. Como cuando nos enamora-mos de una mujer, esto solo es posible si no sabemos demasiadosobre ella, de tal modo que no podamos ver sus defectos. Losdefectos se harán visibles más tarde, pero esto será después, cuan-do el amor es ya suficientemente fuerte para tenernos aferradosa ella.Así pues, me aferré a esta teoría, a pesar de todas las difi-cultades, con un entusiasmo juvenil».

Conferencia pronunciada en 1966, al recibir el premio Nobel

¿Qué es lo que un amante ama en realidad? Debería amar a laper-sana por la que siente apego, pero, si su placer es principalmente elresultado de suprimir preguntas y dudas, entonces solo está enamo-rado del amor.

Ciudadano: Hasta ahora, usted solo ha habrado sobre lo que de-nominamos enamoramiento (deseo sexual y pasión extravagan-te). Esto excluye la mayoría de los significados habituales deltérmino «amor», como son ternura, confianza y compañerismo.

En efecto, cuando estas atracciones de corta duración se desvanecen,quedan sustituidas a veces por relaciones más perdurables, en las queentra en juego nuestro propio interés por aquellaspersonas a las que es-tamos vinculados.

..23

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

Amor, n. Disposición o sentimiento con respecto a una personaque (a partir del reconocimiento de cualidades atrayentes, a tra-vés de instintos de relación natural, o por simpatía) se manifies-ta como una preocupación por el bienestar del objeto, y habi-tualmente también como placer por su presencia y deseo deconseguir su aprobación; cálido afecto, apego.

Oxford English Dictionary

Sin embargo, incluso esta idea más amplia del amor sigue siendo de-masiado limitada para cubrir todas las posibilidades, ya que la palabraamor es una especie de baúl en el que caben otros tipos de vincula-ciones como las siguientes:

El amor de un padre o una madre por su hijo.El amor de un niño por sus padres y amigos.Los vínculos que dan lugar a un compañerismo para toda la vida.La conexión de los miembros de un grupo con dicho grupo o .con su líder.

También aplicamos la palabra «amor» a nuestra implicación con ob-jetos, sentimientos, ideas y creencias; y no solo para lo que es repen-tino y breve, sino también en vínculos que se hacen más fuertes através de los años.

La adhesión de un converso a una doctrina o religión.La lealtad de un patriota a su país o nación.La pasión de un científico por hallar verdades nuevas.La afición de un matemático a las demostraciones.

¿Por qué metemos cosas tan diferentes en una sola palabra que hacede comodín o es como un cajón de sastre? Como veremos en la sec-ción 3 de este capítulo, cada una de nuestras palabras «emocionales»habituales designa una variedad de procesos diferentes. Así, utilizamosla palabra «ira» para resumir un conjunto de diversos estados menta-les, algunos de los cuales cambian nuestros modos de percibir, de talmodo que gestos inocentes se convierten en amenazas, con lo quenos sentimos más inclinados a responder atacando. El temor también

24..

ENAMORARSE

afecta al modo en que reaccionamos, pero nos hace apartarnos delpeligro (así como de algunas cosas que podrían gustamos demasiado).

Volviendo a los significados de la palabra «amor», hay algo queparece ser común a todas esas circunstancias: cada una de ellas nos lle-

va a pensar de diferentes maneras:

Cuando alguien que conocemos se ha enamorado, es como si hubierasurgido una persona nueva: una persona que piensa de otro modo, quetiene otros objetivos y otras prioridades. Es casi como si se hubiera pul-sado una tecla, y un programa diferente hubiera empezado a funcionar.

Este libro está sobre todo lleno de ideas relativas a lo que podría su-ceder dentro de nuestro cerebro para producir unos cambios tangrandes en nuestro modo de pensar.

1.2. UN MAR DE MISTERIOS MENTALES

De vez en cuando pensamos en qué podríamos hacer para controlar

nuestra mente:

¿Por qué pierdo tanto tiempo?¿Qué es lo que determina por quién me siento atraído?¿Por qué tengo unas fantasías tan extrañas?¿Por qué las matemáticas me parecen tan difíciles?¿Por qué me asustan las alturas y las multitudes?¿Qué es lo que me hace adicto al ejercicio?

"Pero es inútil que pretendamos comprender estas cosas sin haberdado previamente una respuesta adecuada a preguntas como las si-

guientes:

¿Qué son las emociones y los pensamientos?¿Cómo forman nuestras mentes ideas nuevas?¿Cuáles son las bases de nuestras creencias?¿Cómo aprendemos a partir de la experiencia?¿Cómo razonamos y pensamos?

25

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

Resumiendo, todos necesitamos conocer mejor los modos en quepensamos. Sin embargo, siempre que nos ponemos a pensar sobreesto, el resultado es que encontramos aún más misterios.

¿Cuál es la naturaleza de la consciencia?¿Qué son los sentimientos? ¿Cómo funcionan?¿Cómo hace el cerebro para imaginar cosas?¿Cómo se relacionan nuestros cuerpos con nuestras mentes?¿Qué es lo que forma nuestros valores, objetivos e ideales?

Ahora bien, aunque todo el mundo sabe qué es sentir ira (o placer,pena, alegría y aflicción), todavía no sabemos casi nada sobre cómofuncionan realmente estos procesos. Como dice Alexander Pope ensu Ensayo sobre el hombre, ¿hay alguna esperanza de que estas cosas sepuedan comprender?

«¿Acaso aquel cuyas leyes gobiernan al rápido cometapudo describir o precisar un solo movimiento de su mente?Quien vio cómo sus fuegos aquí se alzaban, y allá descendían,¿pudo explicar su propio principio, o final?»

¿Cómo es posible que hayamos conseguido averiguar tanto sobre losátomos, los océanos, los planetas y las estrellas, y tan poco sobre lamecánica de la mente? Newton descubrió tres sencillas leyes que porsí solas explicaban los movimientos de todo tipo de objetos; Maxwellhalló cuatro leyes más para explicar todos los sucesos electromagné-ticos; posteriormente Einstein redujo todo esto, y otros desarrollosteóricos, a fórmulas aún más sencillas. Estos hallazgos fueron en sutotalidad consecuencia del éxito que alcanzaron estos físicos en su in-tento de hallar explicaciones sencillas para hechos que, en principio, parecíanextremadamente complejos.

Entonces, ¿por qué las ciencias de la mente avanzaron tan pocoen el mismo tiempo, es decir, durante aquellos tres siglos? Sospechoque esto se debió en gran parte a que la mayoría de los psicólogosimitaron a los físicos, buscando respuestas igualmente concisas paralas preguntas relativas a los procesos mentales. Sin embargo, con esaestrategia nunca se logró hallar pequeños conjuntos de leyes que ex-

26

ENAMORARSE

plicaran de manera mínimamente detallada alguno de los grandesdominios del pensamiento humano. Por consiguiente, este libro em-prenderá esa búsqueda por una vía contraria al procedimiento ante-rior: hallar maneras más complejas de describir aquellos procesos mentalesque en principio parecen simples.

Esta estrategia puede parecer absurda a los científicos que hansido formados para creer afirmaciones tales como «Nunca se debe-rían aceptar hipótesis que contengan más suposiciones que las querealmente necesitamos». Pero es peor hacer lo contrario, como cuan-do utilizamos «términos psicológicos» que fundamentalmente es-conden lo que intentan explicar. Así, cada locución de la frase que semenciona a continuación oculta sus propias complejidades:

Miramos un objeto y vemos lo que es.

El hecho es que, al decir «miramos», esta expresión suprime nuestraspreguntas sobre los sistemas que determinan cómo vamos a moverlos ojos. Además, la palabra «objeto» desvía nuestra atención de laspreguntas relativas a cómo nuestros sistemas visuales dividen una es-cena en varias parcelas de color y textura, para luego asignadas a «co-sas»diferentes. De manera similar, «vemos lo que es»nos impide pre-guntarnos cómo el reconocimiento de algo se relaciona con otrascosas que hemos visto en el pasado.

Lo mismo sucede con la mayoría de las palabras que solemos uti-lizar cuando describimos algo que sucede en la mente, como cuandose afirma «Creo que he entendido lo que has dicho». Quizá los ejem-plos más extremos de esto son los casos en que utilizamos palabrascomo tú y yo, porque todos hemos conocido este !uento de hadas:

Cada uno de nosotros está constantemente controlado por unas criaturaspoderosas que se encuentran dentro de nuestras mentes, sintiendo, pen-sando y tomando decisiones importantes por nosotros. Las llamamosnuestro «yo» o nuestra «identidad», y creemos que permanecen siempreiguales, con independencia de cómo cambiemos en cualquier otro sentido.

Este concepto del «yo individual» nos presta un buen serVICIOennuestros asuntos sociales cotidianos. Sin embargo, es un estorbo cuan-

27

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

do nos esforzamos en pensar sobre qué son nuestras mentes y cómofuncionan, porque, cuando preguntamos qué hace realmente el «yo»,recibimos la misma respuesta a cualquier pregunta de este tipo:

Nuestro «yO» ve el mundo utilizando nuestros sentidos. A continuación,almacena en nuestra memoria la información obtenida. Origina todosnuestros deseos y objetivos, y resuelve luego todos nuestros problemas,haciendo uso de nuestra «inteligencia».

UN «YO» CONTROLANDO LA MENTE DE LA PERSONA

A LA QUE CORRESPONDE

¿Qué es lo que nos atrae de esta extraña idea, según la cual no-sotros mismos no tomamos decisión alguna, sino que delegamos enotra entidad? He aquí unas pocas razones por las que una mente po-dría albergar una fantasía como esta:

Psicólogo infantil: De niños, aprendimos a distinguir entre algu-nas personas de nuestro entorno. Más tarde, llegamos de algúnmodo a la conclusión de que nosotros éramos también personascomo aquellas, pero, al mismo tiempo, es posible que asumiéra-mos la existencia de una persona dentro de nosotros mismos.

Psicoterapeuta: La leyenda del yo individual contribuye a hacerque la vida parezca agradable, ya que nos impide ver en qué me-dida estamos controlados por todo tipo de objetivos inconscien-tes que están en conflicto unos con otros.

28

ENAMORARSE

Persona práctica: Esa imagen nos vuelve eficientes, mientras queotras ideas mejores podrían frenarnos. Nuestras mentes, aunquetrabajan duro, tardarían mucho en comprender todo al mismotiempo.

No obstante, a pesar de que el concepto del yo individual tiene apli-caciones prácticas, no nos ayuda a comprendernos a nosotros mis-mos, porque no nos proporciona partes de menor tamaño que pudié-ramos utilizar para construir teorías relativas a lo que somos. Cuandouno piensa en sí mismo como en una cosa única, esto no le propor-ciona claves sobre temas como los siguientes:

¿Qué determina los temas sobre los que pienso?¿Cómo elijo lo que voy a hacer a continuación?¿Cómo puedo resolver este dificil problema?

Por el contrario, el concepto de yo individual ofrece únicamente res-puestas inútiles como estas que se indican a continuación:

Mi yo selecciona aquello sobre lo que voy a pensar.Mi yo decide qué debo hacer a continuación.Debo hacer que mi yo se ponga a trabajar.

Cuando nos planteamos preguntas sobre nuestra mente, cuanto mássencillas sean estas, más dificil nos parecerá responderlas. Si nos pre-guntan por una compleja tarea fisica, por ejemplo: «¿Cómo puede unapersona construir una casa?»,podríamos responder d~ manera casi in-mediata: «Ha de hacer los cimientos y luego construir las paredes y eltejado». Sin embargo, nos parece mucho más dificil pensar qué hemos dedecir sobre cuestiones aparentemente más sencillas como las siguientes:

¿Cómo reconocemos las cosas que vemos?¿Cómo comprendemos el significado de una palabra?¿Qué es lo que hace que el placer nos guste más que el dolor?

Por supuesto, la verdad es que estas preguntas no son en absolutosencillas. «Ver» un objeto o «decir» una palabra son actividades en las

29

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

que están implicadas cientos de partes diferentes de nuestro cerebro,realizando cada una de ellas unas tareas bastante difíciles. Entonces,¿por qué no nos damos cuenta de esa complejidad? La razón es quela mayoría de estas tareas se lleva a cabo en el interior de unas partesdel cerebro cuyos procesos internos permanecen ocultos para el res-to del mismo.

Al final de este libro volveré a examinar los conceptos del yo yde la identidad, y llegaremos a la conclusión de que esas estructu-ras que llamamos «el yo» son unos sistemas muy elaborados quecada uno de nosotros construye con el fin de utilizados para mu-chas tareas.

Siempre que rejlexionamos sobre nuestro «yo», estamos moviéndonosalternativamente por una enorme red de modelos, cada uno de loscuales intenta representar algunos aspectos particulares de nuestramente, para dar respuesta a algunas cuestiones relativas a nosotrosmismos.

1.3. ESTADOS DE ÁNIMO Y EMOCIONES

William ]ames, 1890: «Sise tuviera que buscar el modo de nom-brar cada uno de los que tienen su lugar en el corazón humano,teniendo en cuenta que cada raza ha hallado nombres para algúnmatiz del sentimiento que otras razas no han intentado dife-renciar [... ] sería posible todo tipo de agrupamientos, según ha-yamos elegido este o aquel carácter como base. La única dudasería la siguiente: ¿cuál es el agrupamiento que sirve mejor anuestro propósito?».

A veces una persona entra en un estado en el que todo le parecealegre y brillante, aunque en el exterior nada haya cambiado real-mente. Otras veces, todo empieza a gustarnos menos: el mundo en-tero parece monótono y oscuro, y nuestros amigos se lamentan devernos deprimidos. ¿Por qué tenemos esos estados mentales -o es-tados de ánimo, sentimientos o actitudes- y qué es lo que causatodos sus extraños efectos? He aquí algunas de las frases que pode-

30

ENAMORARSE

mos leer cuando buscamos la definición de emoción en los diccio-narios:

La experiencia subjetiva de un sentimiento fuerte.Un estado de agitación o perturbación mental.Una reacción mental que afecta al estado de nuestro cuerpo.Un apego más subjetivo que consciente.Las partes de la conciencia que están involucradas en el senti-

miento.Un aspecto no racional de la capacidad razonadora.

Si usted no sabía todavía qué son las emociones, con esto cierta-mente no va a aprender mucho. ¿Cuál se supone que es el significa-do de subjetivo, y qué podría ser un apego consciente? ¿De qué maneraesaspartes de la consciencia se ven involucradas en lo que llamamos «sen-timientos»? ¿Es preciso que toda emoción implique perturbación? ¿Porqué surgen tantas preguntas cuando intentamos definir el significadode la palabra emoción?

La razón de todo esto es simplemente que emoción es una deesas palabras cajón de sastre que utilizamos para disimular la com-plejidad de una serie amplísima de cosas diferentes cuyas relacio-nes mutuas aún no comprendemos. He aquí unos pocos de loscientos de términos que usamos para referirnos a nuestros estadosmentales:

Admiración, apego, agresión, agitación, congoja, alarma, ambi-ción, diversión, ira, angustia, ansiedad, apatía, confianza en unomismo, atracción, aversión, temor, dicha, audacia, tedio, seguri-dad, confusión, anhelo, credulidad, curiosidad, abatimiento, de-leite, depresión, irrisión, deseo, odio, repugnancia, consterna-ción, desconfianza, duda, etc.

Siempre que cambiemos nuestro estado mental, deberíamos intentarusar estas palabras emocionales para describir nuestro nuevo estado,aunque generalmente cada una de estas palabras o frases alude a unagama de estados demasiado amplia. Muchos investigadores han dedi-cado sus vidas a clasificar nuestros estados mentales, ordenando tér-

31

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

mino s como sentimientos, propensiones, temperamentos y estados de ánimoen gráficos o diagramas. Pero les surgían una serie de dudas. ¿Debe-mos considerar la angustia como un sentimiento o como un estadode ánimo? ¿Es la pena un tipo de propensión? Nadie puede determi-nar el uso de estos términos, porque las diferentes tradiciones hacendistinciones diferentes, y personas diferentes tienen ideas también di-ferentes sobre el modo de describir sus diversos estados mentales.¿Cuántos lectores pueden afirmar que saben con exactitud cómo escada uno de los siguientes sentirnientosj"

Afligirse por un niño perdido.Temer que las naciones nunca vivirán en paz.Alegrarse por una victoria electoral.Emocionada expectación ante la llegada de un ser amado.Terror cuando circulamos a gran velocidad y perdemos el con-

trol de nuestro coche.Alegría al contemplar cómo juega un niño.Pánico cuando nos encontramos encerrados en algún lugar.

En la vida cotidiana, esperamos que nuestros amigos sepan lo quequeremos decir cuando hablamos de placer o temor, pero sospechoque el intento de hacer que nuestras viejas palabras sean más precisasha sido más un obstáculo que una ayuda a la hora de formular teo-rías sobre cómo funciona la mente humana. Por tal motivo, en estelibro se adoptará un planteamiento diferente, consistente en pensarque cada estado mental se basa en el uso de muchos pequeños pro-cesos.

1.4. EMOCIONES INFANTILES

Charles Darwin, 1872: «Los niños, cuando sienten el más levedolor, un poco de hambre, o algún malestar, emiten berridosviolentos y prolongados. Al gritar así, cierran fuertemente losojos, de tal modo que alrededor de estos la piel se arruga, y lafrente se contrae sobre el ceño fruncido. Abren ampliamentela boca, retrayendo los labios de una manera peculiar, lo cual

32

ENAMOJlARSE

hace que esta adquiera una forma casi cuadrada, y dejan las en-cías o los dientes más o menos a la vista».

En un momento dado, el niño parece estar perfectamente, pero lue-go empiezan a observarse ciertos movimientos incesantes de las ex-tremidades. A continuación, observamos algunas aspiraciones deaire y luego, de repente, el ambiente se llena de berridos. ¿Está elniño hambriento, tiene sueño o se ha mojado? Cualquiera que seael problema, ese llanto nos obliga a buscar algún modo de ayudar ala criatura y, una vez que hemos encontrado el remedio, la situaciónvuelve enseguida a la normalidad. Sin embargo, hasta que llega estemomento, también nosotros nos sentimos angustiados. Cuando unaamiga nuestra llora, podemos preguntarle qué le sucede, pero cuan-do nuestro niño cambia bruscamente de estado de ánimo, puedeparecernos que no hay «nadie en la casa» que pueda comunicarsecon él.

Por supuesto, no pretendo sugerir que los niños pequeños notienen su propia «personalidad». Lo habitual es que muy poco des-pués del nacimiento nos demos cuenta de que un bebé determina-do reacciona con mayor rapidez que otro, o parece más paciente oirritable, o incluso más curioso. Algunos de estos rasgos pueden cam-biar con el tiempo, pero otros persisten a lo largo de toda la vida. Noobstante, siguen surgiendo preguntas. ¿Qué puede hacer que unacriatura cambie de manera tan repentina, de un momento a otro, pa-sando de un estado de satisfacción o calma a otro de ira o rabia?

Para dar respuesta a este tipo de preguntas, necesitamos una teo-ría sobre el mecanismo que subyace al comportamiento del niño.Imaginemos que alguien nos ha pedido que construyamos un ani-mal artificial. Podríamos empezar haciendo una lista de los objetivosque ha de lograr nuestro robot animal. Puede ser necesario hallarpiezas con las que él mismo pueda recomponerse Puede necesitarmedios de defensa contra posibles ataques. Quizá deba regular supropia temperatura. Incluso es posible que precise medios para atraera amigos que le ayuden. Una vez que hemos terminado esta lista, po-dríamos decir a nuestros ingenieros que satisfagan cada una de estasnecesidades construyendo aparte un «mecanismo instintivo», y queluego lo encajen todo en una única «caja corporal».

33

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

SENSORES OJOS Piel Oídos Etc.~y-t ~~

[r-H-am-br"""'e"""J( Calor J( Defensa J ( Procreación J( Etc.J

~ ~ t ~y---MOTORES Brazos Piernas Cara Voz Etc.

¿Qué hay dentro de cada mecanismo instintivo? Cada uno deellos necesita tres tipos de recursos: ciertos modos de reconocer si-tuaciones, algún conocimiento sobre cómo reaccionar ante las mis-mas y algunos músculos o motores para ejecutar acciones.

¿it

~

«SI ~ HACER»Normas para reaccionar

Sensores parareconocersituaciones

Conocimientosobre el modode reaccionar

Motores parallevar a cabo

acciones

¿Qué hay dentro de cada caja de conocimiento? Comencemospor el caso más sencillo: supongamos que conocemos de antemanotodas las situaciones a las que se enfrentará nuestro robot. Entonces,todo lo que necesitamos es un catálogo de normas sencillas del tipo«Si-- Hacen, donde cada Si indica una de esas situaciones, y cadaHacer es una acción que hay que emprender. Llamaremos a esto un«mecanismo de reacción basado en las normas».

Mecanismo de reacción basado en las normas

Situaciónexterna

Acciónadecuada

\ ?r~\ 1)JFormas del Si Formas del Hacer

Si tienes demasiado calor, vete a la sombra.Si tienes hambre, busca algo para comer.Si te encuentras frente a una amenaza, elige algún tipo de defensa.

34

ENAMOJ~R.SE

'fodo animal nace con muchas normas del tipo Sí -- Hacer como es-ras. por ejemplo, todo ser humano nace provisto de modos de man-tener su temperatura corporal: cuando hace demasiado calor, puedejadear, sudar, estirarse o tener una vasodilatación; cuando hace de-masiado frío, puede tiritar, recoger sus extremidades o tener una va-soconstricción -o activar su metabolismo para producir más ca-lor-. Más tarde, cuando nos hacemos mayores, aprendemos a actuarpara cambiar el mundo exterior.

Si tienes frío, enciende una estufa.Si la habitación está demasiado caliente, abre una ventana.Si hay demasiado sol, baja la persiana.

Sería ingenuo intentar describir la mente como una simple seriede normas del tipo Si -- Hacer. Sin embargo, el gran experto enpsicología animal Nikolaas Tinbergen mostraba en su libro TheStudy oi lnstinct' que, cuando estas normas se combinan de deter-minadas maneras, pueden dar lugar a una extraordinaria gama decosas diferentes que hacen los animales. El esquema siguientemuestra solo una parte de la estructura que Tinbergen propusopara explicar cómo se comporta un pez de una determinada es-pecie.

Plantas .•Factores internos .•

Aguas cálidas poco profundas .•

Por supuesto, haría falta mucho más para justificar los altos nive-les del pensamiento humano. De aquí en adelante, en este libro se

35

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

explicarán algunas ideas sobre las estructuras que se forman dentrode-la mente humana.

1.5. LA MENTE VISTA COMO UNA NUBE DE RECURSOS

Todos conocemos modos de describir la mente, tal como la vemos alobservada desde fuera:

Albert Einstein, 1950: «En todo lo que hacemos, estamos gober-nados por impulsos; yesos impulsos están organizados de talmanera que, en general, nuestras acciones sirvan para nuestraconservación y la de la especie. El hambre, el amor, el dolor y eltemor son algunas de esas fuerzas internas que gobiernan el ins-tinto individual de auto conservación. Al mismo tiempo, comoseres sociales, en las relaciones con nuestros semejantes nos mue-ven sentimientos tales como la compasión, el orgullo, el odio, elansia de poder, la piedad y otros».

En este libro se intentará mostrar cómo estos estados mentales po-drían partir de unos mecanismos que actúan dentro de nuestros ce-rebros. Por supuesto, muchos pensadores siguen insistiendo en quelas máquinas nunca son capaces de sentir o pensar.

Ciudadano: Una máquina solo es capaz de hacer aquello para lo queestá programada, y lo hace sin pensar ni sentir. Ninguna máquinapuede cansarse,o aburrirse, o experimentar emoción alguna. No leimporta que algo salga mal, e incluso cuando hace las cosas bienno siente placer, ni orgullo, ni se deleita contemplando sus logros.

Vitalista: Esto es así porque las máquinas no tienen espíritu nialma, y tampoco deseos, ambiciones, expectativas u objetivos. Esla razón por la cual una máquina se limita a pararse cuando sebloquea, mientras que una persona luchará para conseguir haceralgo. Seguramente ha de ser de esta manera porque las personasestán hechas de un material diferente; nosotros somos seres vi-vos y las máquinas no lo son.

36

ENAMORARSE

En otros tiempos, estas ideas parecían plausibles, porque los seres vi-vos parecían realmente diferentes de las máquinas, y nadie llegaba aconcebir, ni por lo más remoto, que los objetos fisicos pudieran sen-tir o pensar. Sin embargo, después de haber desarrollado instrumen-tos científicos más avanzados (y unas ideas más precisas sobre la cien-cia en sí misma), la «vida» ha llegado a ser algo menos misteriosodesde el momento en que hemos podido ver que cada célula vivaestá formada por cientos de tipos distintos de mecanismos.

Holista: Sí, pero mucha gente aún sostiene que siempre quedaráalgo de misterio en cuanto a cómo un ser vivo podría ser solo elresultado de la actividad de una serie de mecanismos. Cierta-mente somos más que la mera suma de nuestras partes.

En otro tiempo esto fue una creencia popular, pero hoy día está am-pliamente aceptado que el comportamiento de una maquinariacompleja depende solo del modo en que sus partes ejercen interac-ciones, y no del «material» del que está hecha (salvo en cuestiones develocidad y fuerza). En otras palabras, lo que importa es el modo enque cada parte reacciona con respecto a las otras partes con las queestá conectada. Por ejemplo, podemos construir ordenadores que secomporten de modos idénticos, con independencia de que esténformados por chips electrónicos o por clips de madera y papel (siemprey cuando sus partes realicen los mismos procesos, en la medida enque las otras partes puedan verlos).

Esto sugiere que deberíamos sustituir las viejas preguntas, como«¿Qué son las emociones y los pensamientos?», por otras más cons-tructivas, como «¿Qué procesos incluye cada emoción?» y «¿Cómo po-drían unas máquinas realizar esosprocesos?». Para llevar a cabo esto, co-menzaremos con la sencilla idea de que cada cerebro contiene muchaspartes, cada una de las cuales realiza tareas específicas.Algunas de esaspartes pueden reconocer diversos moéelos, otras pueden supervisardistintas acciones, otras pueden formular objetivos o planes y algunaspueden contener grandes cantidades de información. La conclusiónes que podríamos considerar la mente (o el cerebro) algo compuestopor una gran cantidad de «recursos» diferentes.

37

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

De buenas a primeras, esta imagen puede parecer desesperada-mente vaga, pero nos ayudará a comprender cómo puede la menterealizar un gran cambio en cuanto a su estado. Por ejemplo, el esta-do mental que llamamos «ira» podría ser lo que sucede cuando acti-vamos ciertos recursos que nos ayudan a reaccionar con mayor velo-cidad y más fuerza, al tiempo que también suprimen algunos otrosrecursos que suelen ayudarnos a actuar con prudencia. Esto reem-plazará nuestra habitual cautela, sustituyéndola por agresividad, haráque la empatía se convierta en hostilidad y nos llevará a planificarmenos minuciosamente. Todo esto podría ser el resultado de activarel recurso denominado «ira» en el siguiente diagrama:

De manera similar, podríamos explicar estados mentales como elhambre y el temor, e incluso podríamos explicar lo que le sucedió aCharles cuando se encontraba en un estado de enamoramiento agu-do: quizá un proceso así desconecta los recursos que él utiliza nor-malmente para reconocer los defectos de otras personas, y tambiéncambia sus objetivos habituales por aquellos que, en su opinión, Ce-lia desea que mantenga. Hagamos ahora una generalización:

Cada uno de nuestros principales «estados emocionales» es el resultadode activar ciertos recursos al tiempo que desactivamos otros, cambiandoasí el modo en que se comporta nuestro cerebro.

38

ENAMORARSE

Aunque esto pueda parecer una simplificación excesiva, lo vamos allevar todavía más al extremo, ya que consideraremos los estadosemocionales como tipos particulares de modos de pensar.

Cada uno de nuestros diversos modos de pensar es el resultado de acti-var ciertos recursos al tiempo que desactivamos otros, cambiando así elmodo en que se comporta nuestro cerebro.

De esta manera, podemos considerar que nuestros estados mentalesson lo que sucede cuando se produce la interacción de diferentesconjuntos de recursos, y en este libro trataré principalmente sobre elmodo en que algunos de esos recursos mentales podrían funcionar.En primer lugar, quizá tendríamos que preguntarnos cómo se origi-nan dichos recursos. Está claro que algunos de ellos deben haberevolucionado para fomentar las funciones que mantienen a nuestroscuerpos con vida; la ira y el temor evolucionaron con el fin de pro-porcionarnos protección, y el hambre lo hizo para favorecer la nu-trición. Además, muchos de estos «instintos básicos» están ya instala-dos en nuestros cerebros cuando nacemos. Otros recursos aparecenen años posteriores: es el caso de los que están relacionados con lareproducción (que a menudo entraña algunos comportamientos deriesgo); también algunos han de ser innatos, pero otros en gran me-dida deben aprenderse.

¿Qué sucede cuando varias selecciones se activan al mismotiempo, de tal modo que algunos recursos no solo se ponen en mar-cha, sino que también se suprimen? Esto nos llevaría a esos estadosmentales en los que decimos que «Nuestros sentimientos son con-tradictorios». Por ejemplo, cuando detectamos algún tipo de amena-za, las partes que se despiertan podrían corresponder tanto a la iracomo al temor.

39

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

En este caso, cuando intentamos tanto atacar como retroceder,la contradicción podría hacer que nos quedáramos paralizados, loque ocurre a veces en algunos animales. Sin embargo, la mente hu-mana puede escapar de este tipo de trampas, como veremos en capí-tulos posteriores, utilizando recursos «de nivel superior» para acabarcon estos conflictos.

Estudiante: Entendería mejor de qué me está hablando si pudie-ra usted ser un poco más preciso en cuanto a lo que quiere de-cir cuando emplea la palabra recurso. ¿Imagina usted que cada re-curso tiene un lugar específico y definido dentro del cerebro?

Utilizo la palabra recurso en un sentido amplio, para referirme a es-tructuras y procesos de todo tipo que varían desde la percepción y laacción hasta los modos de pensar sobre los conjuntos de conoci-mientos. Algunas de estas funciones se realizan en ciertas partes es-pecíficas del cerebro, mientras que otras utilizan partes que se en-cuentran más dispersas por zonas mucho más amplias del mismo. Enotros apartados de este libro se comentan otras ideas relativas a los ti-pos de recursos que tienen soporte en nuestros cerebros, así como almodo en que sus funciones podrían estar organizadas. Sin embargo,no intentaré identificar el lugar en que estarían ubicadas dentro delcerebro, porque la investigación sobre este tema avanza con tal rapi-dez que cualquier conclusión a la que llegara ahora podría quedarsuperada en solo unas pocas semanas.

Como ya he señalado, esta idea de la nube de recursos puedeparecer inicialmente demasiado difusa, pero, a medida que desarro-llemos ideas más detalladas sobre el modo en que se comportannuestros recursos mentales, la iremos sustituyendo de forma gradualpor unas teorías más elaboradas sobre la manera en que nuestros re-cursos mentales están organizados.

Estudiante: Usted habla de los estados emocionales de una per-sona como si no fueran nada más que modos de pensar, pero se-guramente esto es demasiado frío y abstracto, es decir, demasia-do intelectual, insulso y mecánico. Además, tampoco explica losplaceres y disgustos que experimentamos cuando tenemos éxi-

40

ENAMORARSE

to o fracasamos, ni las emociones que nos producen las obras delgenio artístico.

Rebecca West: «Desborda los confines de la mente y se convier-te en un importante acontecimiento físico. La sangre se retira delas manos, los pies y las extremidades, para fluir de vuelta al co-razón, que en ese momento parece convertirse en un inmensotemplo cuyos altos pilares son diversos tipos de iluminación, re-gresando a la carne entumecida tras diluirse con alguna sustan-cia más veloz, ligera y eléctrica que ella misma»."

Por lo que respecta a las emociones, muchos puntos de vista tradi-cionales subrayan la gran influencia que los incidentes corporales tie-nen en nuestros procesos mentales, como sucede cuando experi-mentamos tensiones musculares. No obstante, nuestros cerebros nodetectan directamente esas tensiones, sino que se limitan a reaccio-nar ante las señales que les llegan a través de los nervios que conec-tan las distintas partes del cuerpo. Así, aunque nuestros cuerpos pue-den desempeñar un papel importante, también podemos considerarque en ellos hay recursos que nuestros cerebros pueden utilizar.

El resto de este libro se centrará en estudiar qué tipo de recur-sos mentales poseemos, qué podría hacer cada uno de esos recursosy cómo afecta a aquellos con los que está conectado. Así pues, co-menzaré por desarrollar más ideas sobre qué es lo que activa y de-sactiva los recursos.

Estudiante: ¿Por qué habría que desconectar un recurso? ¿Porqué no mantenerlo en funcionamiento todo el tiempo?

De hecho, ciertos recursos nunca están desactivados (por ejemplo, losque participan en funciones vitales comcgla respiración, el equilibrioy la posición del cuerpo, o aquellos que nos mantienen siempreatentos ante la posibilidad de ciertos peligros). Sin embargo, si todosnuestros recursos estuvieran activos al mismo tiempo, surgirían con-flictos con demasiada frecuencia. No podemos hacer que nuestrocuerpo camine y corra simultáneamente, o se mueva en dos direc-ciones diferentes al mismo tiempo. En consecuencia, cuando ten e-

41

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

mos varios objetivos que son incompatibles entre sí, porque compi-ten por los nusmos recursos (o por tiempo, espacio o energía), tene-mos que iniciar procesos que incluyan modos de gestionar estosconflictos.

En una sociedad humana viene a suceder prácticamente lo mis-mo: cuando personas diferentes tienen distintos objetivos, puedenser capaces de ir tras ellos, persiguiéndolos por separado. Pero cuan-do esto conduce a conflictos O desgastes excesivos, las sociedadescrean a menudo múltiples niveles de gestión en los que (al menos enprincipio) cada gestor controla las actividades de ciertos individuosde nivel inferior.

Presidentes

v~"

A,ó8b"~No obstante, tanto en las sociedades como en los cerebros, hay

pocos «ejecutivos de alto nivel» que conozcan los detalles del sistemade tal manera que puedan especificar qué se debe hacer. Por consi-guiente, gran parte de su «poden>consiste de hecho en la facultad deelegir entre las opciones propuestas por sus subordinados. Luego, enla práctica, esos individuos de bajo nivel controlarán o restringirán,al menos de manera transitoria, lo que sus superiores hagan.

Por ejemplo, en el caso de que algún proceso mental se quedebloqueado, puede ser necesario dividir el problema en partes más re-ducidas, o recordar cómo se resolvió un problema similar en el pa-sado, o hacer una serie de diversos intentos, para luego compararloso evaluados, o bien intentar aprender algún modo completamentediferente de tratar esas situaciones. Esto significa que un proceso debajo nivel que tenga lugar dentro de la mente puede implicar a tan-tos otros de nivel superior, que al final acabamos en un estado men-tal nuevo equivalente a un modo de pensar diferente.

42

ENAMORARSE

¿Qué sucedería si una persona intentara utilizar varios de estos¡nadas de pensar al mismo tiempo? Pues que todos ellos tendríanque competir por los recursos, yeso necesitaría una gestión de altonivel, que normalmente optaría por una alternativa. Esta podría seruna de las razones por las que nos parece que nuestros pensamientosfluyen de manera consecutiva, paso a paso, a pesar del hecho de quecada uno de estos pasos se basa a su vez en muchos procesos meno-res que actúan simultáneamente. Sea como sea, este libro sugeriráque lo que llamamos «flujo de conciencia» es una ilusión que se pre-senta porque toda parte de nivel superior de nuestra mente no tieneprácticamente posibilidad alguna de saber qué sucede en la mayoríade los otros procesos.

Ciudadano: Esta idea de cambiar el conjunto de recursos queestamos utilizando podría explicar el comportamiento de un in-secto o de un pez, pero Charles no cambia, del modo que usteddescribe, a un estado mental completamente diferente. Solo mo-difica algunos aspectos del modo en que se comporta.

Estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, cualquier teoría debe co-menzar con una versión muy simplificada de la misma, e incluso estemodelo trivial podría contribuir a explicar por qué los niños mues-tran con tanta frecuencia cambios repentinos en sus estados de áni-mo. Pero lo cierto es que, en años posteriores,6desarrollan unas técni-cas mediante las cuales pueden activar y desactivar con mayor solturasus recursos hasta alcanzar distintos niveles, y esto les lleva a ser máshábiles para combinar los viejos instintos y los nuevos modos depensar. Entonces pueden activar varios recursos al mismo tiempo, ya eso se le llama tener sentimientos mezclados.

43

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

1.6. EMOCIONES ADULTAS

«Mirad al niño que, por las leyes benignas de la naturaleza,se complace con un sonajero, o cuando le hacen cosquillas con

una paja:algunos juguetes más activos dan deleite a su juventud,con algo más de ruido, pero bastante para estar vacío:pañuelos, ligas y oro anima su etapa de madurez,y el rosario y los libros de oración son los juguetes de la vejez.»

Alexander Pope, Ensayo sobre el hombre

Cuando un niño se irrita, este cambio parece tan rápido como elchasquido de un látigo.

Un niño no podía soportar la frustración y reaccionaba antecada contrariedad con una rabieta. Contenía la respiración y suespalda se contraía de tal manera que caía hacia atrás dando conla cabeza en el suelo.

Sin embargo, varias semanas más tarde su comportamiento habíacambiado.

Ya no se dejaba llevar por la rabia y podía buscar modos de pro-tegerse, de tal modo que, cuando sentía que iba a tener una ra-bieta, corría a desplomarse en algún lugar blando y acolchado.

Esto indica que en el cerebro del niño solo puede funcionar cada vezun «modo de pensar», de tal modo que no surgirán muchos conflic-tos. Sin embargo, esos sistemas infantiles no son capaces de resolverlos conflictos a los que nos enfrentamos en etapas posteriores denuestras vidas. Esto llevó a nuestros antepasados a evolucionar haciasistemas de nivel superior en los que algunos instintos que anterior-mente habían sido diferentes podían luego mezclarse cada vez más.No obstante, a medida que adquiríamos más habilidades, asumíamostambién nuevos modos de cometer errores, por lo que también tu-vimos que evolucionar hacia nuevos modos de controlarnos, comoveremos en el segundo apartado del capítulo 9.

44

ENAMORARSE

Solemos considerar que un problema es «dificil» cuando hemosintentado aplicarle varios métodos de resolución sin conseguir avan-ces. Pero no basta con saber que nos hemos bloqueado: es mejor re-conocer que nos enfrentamos con una clase particular de obstácu-lo, ya que, si podemos diagnosticar qué tipo de problema tenemosante nosotros, eso nos ayudará a elegir un modo de pensar más ade-cuado. En este libro plantearé que para poder abordar problemas di-fíciles,nuestros cerebros añadieron a sus antiguos mecanismos de reac-ción lo que llamaré «mecanismos basados en la discriminación y laselección».

Mecanismo basado en la discriminación y la selecci6n

Reconocer untipo de problema

Activar unmodo de pensar

Discriminadores Selectores

Las versiones más sencillas de estos mecanismos serían las deltipo «Si~ Hacer», que ya he explicado en la sección 4 de este capí-tulo. En ellas, cuando un «Si»detecta cierta situación en el mundoreal, su «Hacer» responde con una determinada acción, también enel mundo real. Por supuesto, esto significa que los sencillos mecanis-mos Sí~ Hacer son sumamente rigurosos e inflexibles.

No obstante, los «discriminadores» de los mecanismos de discri-minación y selección también detectarán situaciones o problemasgenerados dentro de la mente, tales como los graves conflictos quesurgen entre algunos recursos activos. De manera similar, los «selec-tores» de los mecanismos de discriminación y selección no se limi-tan a llevar a cabo acciones en el mundo exterior, sino que puedenreaccionar ante obstáculos mentales activando o desactivando otrosrecursos, para cambiar a otros modos de pensar diferentes.

Por ejemplo, uno de estos modos de pensar cOflSistiríaen consi-derar varias maneras alternativas de proceder, antes de decidir quéacción se va a emprender. Así, un adulto que se encuentre con loque podría ser una amenaza, no tiene por qué limitarse a reaccionarInstintivamente, sino que puede ponerse a deliberar sobre si es mejorretirarse o atacar, y esto lo hará utilizando estrategias de alto nivelpara elegir entre los posibles modos de reaccionar. En este sentido, se

45

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

podría tomar reflexivamente una opción entre la posibilidad de en-colerizarse y la de asustarse. De esta manera, si creemos que seríaadecuado intimidar al adversario, podríamos encolerizarnos delibe-radamente, aunque es también posible que no seamos conscientes deque lo estamos haciendo.

¿Dónde y cómo desarrollamos nuestros modos de pensar de ni-vel superior? Sabemos que durante la infancia nuestros cerebros atra-viesan múltiples etapas de crecimiento. Para ubicar estas etapas, en elcapítulo 5 se planteará que este desarrollo se produce en al menosseis niveles de procedimientos mentales, y en el siguiente diagramase resumen las ideas principales sobre el modo en que la mente hu-mana está organizada.

-: / f \ "-Sistemas instintivos de comportamiento

Valores, censores e ideales

Emociones autoconscientes

Pensamiento autorreflexivo

Pensamiento reflexivo

Pensamiento deJiberativo

Reacciones aprendidas

Reacciones instintivas

El nivel más bajo de este diagrama corresponde a los tipos máscomunes de «instintos» de los que nuestros cerebros están dotadosdesde el nacimiento. Los niveles más altos sustentan los tipos de ideasque adquirimos posteriormente y a las que adjudicamos nombres ta-les como ética o valores. En las capas intermedias están los métodos queutilizamos para abordar todo tipo de problemas, conflictos y objeti-vos; aquí se incluye gran parte de nuestro pensamiento cotidiano desentido común. Por ejemplo, en el nivel «deliberativo» podríamos to-mar en consideración la posibilidad de emprender varias acciones di-ferentes, imaginarnos luego los efectos de cada una de ellas, y a con-tinuación comparar esas alternativas. Posteriormente, en los niveles«reflexivos», podríamos pensar sobre lo que hemos hecho y pregun-

46

ENAMORARSE

tarnos si las decisiones que habíamos tomado eran buenas; finalmen-

Podríamos realizar una «autorreflexión» sobre si esas acciones se

te,correspondían con los ideales que nos habíamos establecido.Todos podemos observar la progresión de los valores y capaci-

dades de nuestros niños. Sin embargo, ninguno de nosotros puederecordar los primeros pasos de su propio desarrollo mental. Una delas razones por las que nos sucede esto podría ser que en aquellostiempos estuviéramos desarrollando continuamente modos de cons-truir recuerdos y, cada vez que cambiábamos a nuevas versiones deestoS modos, esto hacía que fuera dificil recuperar (o comprender)los registros que habíamos establecido en momentos anteriores. Qui-zá esos viejos recuerdos existan todavía, pero de formas que ya nopodemos comprender; en este sentido, no nos es posible recordarcómo evolucionamos desde la utilización de nuestros conjuntos dereacciones infantiles hasta el uso de nuestros modos de pensar másavanzados. Hemos reconstruido nuestras mentes demasiadas vecescomo para poder recordar cómo sentíamos en la infancia.

1.7. CASCADAS DE EMOCIONES

Charles Darwin, 1871: «Algunos hábitos son mucho más difici-les de curar o cambiar que otros. En consecuencia, a menudo sepuede observar en los animales una lucha entre diferentes ins-tintos, o entre un instinto y alguna propensión habitual; comocuando a un perro se le regaña por lanzarse a correr tras una lie-bre, y se para, duda, reemprende la persecución, o regresa aver-gonzado a donde está su amo; o cuando una perra ha de decidirentre el amor a sus cachorros y el que siente por su amo, y se lepuede ver escabullirse para acudir junto a sus crías, como si seavergonzara un poco por no acompañar a SU.,jmo».

En este capítulo se ha planteado algunas cuestiones relativas al modoen que las personas pueden cambiar tan radicalmente su estado deánimo. Volvamos al primer ejemplo que se ha dado: Cuando alguienque conocemos se ha enamorado, es casi como si se hubiera pulsado una tecla,y U/1 programa diferente hubiera empezado a funcionar. Nuestro modelo

47

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

mental de discriminación y selección sugiere que un cambio así po-dría producirse cuando un determinado selector activa un conjuntoconcreto de recursos. En este sentido, la atracción que siente Char-les por Celia se vuelve más fuerte porque cierto selector ha suprimi-do la mayor parte de sus habituales discriminado res dedicados a labúsqueda de defectos.

Psicólogo: De hecho, los enamoramientos se producen a veces demanera repentina. Pero otras emociones transcurren con lentosaltibajos, y en los años de madurez nuestros cambios de ánimosuelen tener tendencia a ser menos abruptos. Por consiguiente, unadulto puede ser lento para llegar a sentirse ofendido, pero, unavez que se siente así,puede continuar rumiando la ofensa duran-te meses, aunque se trate de una afrenta pequeña o imaginaria.

Nuestro gato atigrado, aunque tiene ya veinte años, muestra pocossignos de madurez humana. En un momento dado, será cariñoso ybuscará nuestra compañía. Sin embargo, después de un tiempo, en unabrir y cerrar de ojos, se levantará y se irá, sin hacer gesto alguno dedespedida. Por el contrario, nuestro perro de doce años rara vez se irásin mirar hacia atrás, como si estuviera expresando cierto pesar. Losestados de ánimo del gato parecen mostrarse de uno en uno, mien-tras que las actitudes del perro parecen más mezcladas, y no tantocomo si estuvieran controladas por un interruptor.

En cualquier caso, todo gran cambio en el que los recursos es-tén activos alterará de modo sustancial nuestro estado mental. Esteproceso podría comenzar cuando un recurso selector despierta di-rectamente a otros.

o O OO 00 00°

OO~O 00 OOé; O°OO~ .- C5800

OO~O

48

ENAMORARSE

Entonces, algunos de esos recursos recién activados podrían pro-ceder a su vez a despertar a otros y, si cada cambio de este tipo in-duce otros más, el resultado de todo esto sería una «cascada» a gran

escala.

Cuanto más se difundan estas actividades, mayor será el cambioque produzcan en nuestro estado mental, pero, por supuesto, esto nolo cambiará todo. Cuando Charles emprende un nuevo modo depensar, no todos sus recursos serán sustituidos por otros, por lo que,en muchos aspectos, él seguirá siendo el mismo. Continuará tenien-do capacidad para ver, oír y hablar, aunque percibirá las cosas de ma-neras diferentes, y podrá elegir otros temas para valorarlos. Es posibleque adopte algunas actitudes distintas, pero seguirá teniendo accesoa la mayor parte de su conocimiento lógico. Mantendrá algunos desus planes y objetivos anteriores, pero se planteará también otros di-ferentes, porque tiene ahora unas prioridades distintas.

Sin embargo, Charles insistirá en que, a pesar de todos estoscambios, su «identidad» sigue siendo la misma. ¿Hasta qué punto seráconsciente de cómo se ha alterado su estado mental? A veces no per-cibirá en absoluto esos cambios, pero, en otras ocasiones, se plantea-rá preguntas tales como «¿Por qué me estoy enfadando tanto aho-ra?». No obstante, incluso para pensar en plantearse estas preguntas,el cerebro de Charles debe estar provisto de ci('J;tosmodos de pen-sar, para «autorreflexionar» sobre algunas de sus actividades recientes,por ejemplo, reconociendo la expansión de ciertas cascadas.En el ca-pítulo 4 se comentará cómo esto se relaciona con los procesos quedenominamos «consciencia», y en el capítulo 9, al final de este libro,hablaré más sobre los conceptos del yo y de la identidad.

49

ENAMORAR.SELA MÁQUINA DE LASEMOCIONES

1.8. TEORÍAS SOBRE SENTIMIENTOS, SIGNIFICADOS Y MECANISMOS

Ciudadano: ¿Qué son las emociones y por qué las experirnenrj.,mos? ¿Cuál es la relación que existe entre nuestras emociones ynuestro intelecto?

Cuando nos referimos a la mente de una persona, solemos hablar deemociones, en plural, pero siempre utilizamos el singular para nombrarel intelecto de alguien. Sin embargo, en este libro se adopta la idea deque cada persona posee múltiples modos de pensar, y lo que llama-mos estados «emocionales» solo son diferentes ejemplos de dichosmodos de pensar. Por supuesto, todos tenemos la idea de que soloposeemos un único modo de pensar, denominado «lógico» o «racio-nal», pero que nuestro pensamiento puede verse matizado, o al me-nos influido, por los llamados factores emocionales.

Sin embargo, el concepto de pensamiento racional es incompleto,porque la lógica nos sirve únicamente para sacar conclusiones a par-tir de los supuestos que se nos haya ocurrido establecer, pero la lógi-ca, por sí sola, nada dice sobre qué es lo que deberíamos suponer. Enla sección 4 del capítulo 7 hablaré sobre más de una decena de mo-dos de pensar distintos, en los que la lógica desempeña solo un papelsecundario, mientras que una gran parte de nuestra potencia mentalse genera a partir del hallazgo de analogías útiles.

En cualquier caso, la pregunta de nuestro ciudadano ilustra esatendencia demasiado común a intentar siempre dividir una cosa ex-cesivamente compleja en dos partes separadas y complementarias(por ejemplo, emoción e intelecto). Sin embargo, en la sección 2 del ca-pítulo 9 se argumentará que pocas de estas divisiones en dos partesdescriben en realidad dos ideas auténticamente diferentes. Por elcontrario, esas teorías «estúpidas» no hacen más que sugerir una úni-ca idea y luego la contrastan con todo lo demás. Para evitar esto, en estelibro se adoptará la teoría de que, siempre que pensamos en algocomplejo, deberíamos intentar representado en más de dos partes, o,si no, cambiar a un modo de pensar diferente.

Ciudadano: ¿Por qué tendríamos que querer pensar en nosotrosmismos como si no fuéramos más que máquinas?

50

cuando decimos que alguien es como una máquina, esto tiene dossignificados opuestos: (1) ~que carece de intenciones, objetivos oemociones», y (2) «que esta comprometido permanentemente conun único objetivo o una única política». Cada uno de estos signifi-cados sugiere inhumanidad, así como una especie de estupidez, por-que el exceso de compromiso da como resultado la rigidez, mien-tras que la falta de objetivos conduce a la apatía. No obstante, si loque se dice en este libro es correcto, estos dos puntos de vista seránobso1etoS, porque se mostrará el modo de construir máquinas queno solo tendrán persistencia, objetivos y plenitud de recursos, sino que tam-bién harán multitud de comprobaciones y balances, así como posi-bilidad de crecimiento mediante posteriores ampliaciones de sus ca-pacidades.

Ciudadano: Pero las máquinas no pueden sentir, ni imaginar co-sas. Por consiguiente, aunque pudiéramos hacer que pensaran,¿no les faltaría siempre el sentido de la experiencia que da signi-ficado a nuestras vidas humanas?

Muchas son las palabras de que disponemos para intentar describircómo nos sentimos, pero nuestra cultura no nos ha animado muchoa construir teorías sobre el modo en que estos sentimientos funcio-nan. Sabemos que la ira nos hace ser más beligerantes, y que no estan frecuente que las personas satisjechos se peleen, pero estas palabrasrelativas a emociones no nos dan idea alguna sobre cómo dichas cir-cunstancias afectan a nuestros estados mentales.

Lo constatamos cuando se trata de máquinas: supongamos que,una mañana, nuestro coche no quiere arrancar y que, cuando pedi-mos ayuda al mecánico, este se limita a darnos la siguiente respuesta:«Parece que su coche no quiere funcionar. Quizá se ha enfadadoporque usted no lo ha tratado bien». Desde luegcs una explicacióncama esta, «en términos mentales», no servirá de mucho a la hora deaclarar el comportamiento de su coche. Sin embargo, no nos extra-ña que la gente utilice este tipo de palabras para explicar los hechosde nuestra vida en sociedad.

No obstante, cuando deseamos comprender cualquier cosa com-pleja, ya sea un cerebro o un automóvil, necesitamos desarrollar unos

51

LA MÁQUINA DE LAS EMOCIONES

sólidos conjuntos de ideas para explicar las relaciones entre las partesque hay en su interior. Si queremos saber qué le pasa al coche, he.,mos de tener los conocimientos necesarios para averiguar si hay al-gún problema con el arranque, o si el depósito de la gasolina está to-talmente vacío, o si un esfuerzo excesivo ha roto algún eje, o si algúnfallo del circuito eléctrico ha descargado por completo la batería.Del mismo modo, no podemos averiguar gran cosa si consideramosla mente como un único yo: hemos de estudiar las partes para cone.,cer el todo. Por lo tanto, en este libro se argumentará, por ejemplo,que, para comprender por qué la circunstancia de «estar enfadado» sesiente de determinada manera, necesitaremos unas teorías muchomás pormenorizadas sobre las relaciones existentes entre las distintaspartes de nuestra mente.

Ciudadano: Si mis recursos mentales se mantienen en continuocambio, ¿qué es lo que me indica que sigo siendo el mismo yo,con independencia de todo lo feliz o enfadado que llegue a estar?

¿Por qué nos creemos todos nosotros que en algún lugar, en lo másprofundo de cada cerebro, existe alguna entidad permanente que ex-perimenta todos nuestros sentimientos y pensamientos? He aquí unesbozo muy breve de cómo intentaré responder a esta pregunta en elcapítulo 9:

En nuestras primeras etapas de desarrollo, los procesos de bajonivel nos resuelven gran cantidad de pequeños problemas sinque nos demos cuenta de cómo sucede esto. Sin embargo, a me-dida que desarrollamos más niveles de pensamiento, estos nive-les superiores empiezan a hallar modos de representar algunosaspectos de nuestros pensamientos recientes. Finalmente, estodesemboca en la creación de c0rUuntos de «modelos» de noso-tros mismos.

Un sencillo modelo del yo de una persona podría estar formado porsolo unas pocas partes conectadas como las que se muestran en el es-quema siguiente. No obstante, cada persona construye finalmenteunos modelos más complejos del yo que representan, por ejemplo,

52

ENAMORARSE

.deas referentes a nuestras relaciones sociales, habilidades físicas y ac-¡'tudes económicas. En este sentido, en el capítulo 9 se explicará que,tluando decimos «yo», no nos referimos a una representación única,c. o a una amplia red de modelos diferentes que representan dife-slllrentes aspectos de nosotros mismos.

partes

partes partes

Cabeza, rostro,cuello, torso,brazos, manospiernas, pies, etc.

Ideas, objetivos,recuerdos,pensamientos,sentimientos, etc.

Según lo que se suele pensar sobre el crecimiento de la mentehumana, todo niño comienza teniendo reacciones instintivas, peroluego atraviesa etapas de crecimiento mental que nos proporcionanestratos y niveles adicionales de los procesos. Esos instintos de las pri-meras etapas pueden aún perdurar, pero los nuevos recursos adquie-ren un control cada vez mayor, hasta que somos capaces de reflexio-nar sobre nuestros propios motivos y objetivos, e incluso quizá tratarde cambiados y reforrnularlos.

Pero ¿cómo podemos saber qué nuevos objetivos debemos adop-tar? Ningún niño ha llegado todavía a ser lo suficientemente sabiocomo para realizar esa selección por sí mismo. En el capítulo 2 se ex-plicará la posibilidad de que nuestros cerebros nazcan provistos ya deunos tipos especiales de mecanismos que, de algún modo, nos ayudana asumir los objetivos e ideales de nuestros padres y amigos.