Mirada Íntima. Dibujos del legado familiar, de Francisco Hung

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mayo - octubre 2009

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El Museo de Arte Contemporáneo del Zulia interesado en difundir y dar a conocer el patrimonio más representativo de los artistas, así como los movimientos y tendencias de la plástica zuliana y venezolana, se propone con esta exposición denominada Mirada íntima. Francisco Hung. Dibujos del legado familiar, presentar a uno de los principales exponentes del expresionismo abstracto en América Latina.

La muestra presentada en los espacios de la Sala 1, está constituida por una colección de dibujos pertenecientes al legado de la familia Hung, que gustosamente aceptó la realización de la exposición, así como el hecho de autorizar la investigación correspondiente. El resultado ha sido el producto de un prolijo análisis y una acertada reflexión curatorial sobre lo que significa el dibujo en la trayectoria de este artista.

Con esta “mirada íntima” de Paco Hung, desde el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, nos hemos propuesto continuar con una línea de investigación en la cual hemos insistido en los últimos años y que está referida al estudio, crítica y reflexión en torno a las obras de los artistas de nuestra región. El eje central de la exposición revela cómo el artista explora el espacio íntimo familiar para adentrarse en un paisaje emocional y afectivo. Capta y dibuja, a través de su propio lente la “historia de vida” de los más cercanos y hace que ésta transcienda y llegue hasta los espectadores, quienes, de ahora en adelante, podrán descubrirla y así conocer al hombre, al artista y a su entorno más preciado. La casa y lo familiar, en este caso, es la excusa para encontrar el propio territorio existencial.

El Museo de Arte Contemporáneo del Zulia reafirma una vez más su compromiso de impulsar, fortalecer, investigar y dar a conocer el trabajo de los creadores zulianos. En el caso de Francisco “Paco” Hung, la exposición adquiere el matiz de un homenaje al artista que ha quedado inscrito en la historia del arte venezolano y latinoamericano por la presencia y significación que reviste su obra. Así ha quedado expresado por la curadora de la exposición Susana Benko: “Paco Hung es una de las voces más coherentes y sostenidas que se han dado en el continente”.

Nuestro reconocimiento a los hijos del artista y a la variada y versátil comunidad que atendemos y a la cual nos debemos.

Dra. Lourdes MoleroMuseo de Arte Contemporáneo del Zulia

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F r a n c i s c o H u n g. El dibujo como relato de vida.

Acotación al margen de Hung Mucho se ha comentado acerca de los aportes que el arte figurativo zuliano ha dado al arte nacional. Tan fuerte ha sido su irradiación que se ha identificado a la producción individual de sus cultores como si fuese de un colectivo que ha definido al arte de la región. Algunos explican que este fenómeno se debe al aislamiento de Maracaibo –como de otras zonas del estado– con respecto al resto del país, hecho que ha inducido a que estos estilos personales tengan rasgos comunes que distinguen al arte zuliano como una escuela o un estilo particular.

Si bien esta explicación confirma la existencia de un movimiento artístico de gran importancia que se da en el Zulia desde los años sesenta del siglo XX a la actualidad, también es cierto que considerarlo como un hecho estilístico unitario desmiente la realidad. El arte zuliano tiene voces propias y heterogéneas. Esta diversidad incluye un momento de gran innovación y experimentalismo que se dio a partir de los años sesenta, en el que Maracaibo tuvo un rol preponderante (recordemos el Salón Espacios vivientes) y fue un centro irradiador de uno de los

movimientos abstractos más fecundos del momento como fue el informalismo. Este movimiento surge como reacción o agotamiento frente a las tendencias figurativas y abstracto-geométricas que venían cultivándose desde la década anterior en medio de circunstancias históricas de gran compulsión y violencia política en el país. A inicios de los sesenta, por cierto, llegaba de Francia, Francisco Hung con sus Máquinas voladoras –apelativo que dio Juan Calzadilla a estas pinturas–, obras que marcaron hondamente el panorama nacional por su gestualismo expresionista basado en la violencia del trazo sobre planos de color.

Por otra parte, la llamada Escuela de Maracaibo, que cobró auge en los años setenta, tiene un perfil netamente figurativo. Y es un movimiento que ha caracterizado al arte zuliano como una figuración muy propia de la región, aún cuando sus cultores tienen especificidades estilísticas que los distinguen. Este movimiento se ha dado en pintura y en el dibujo, pero lo importante en ello es que comenzó con el dibujo. Por primera vez este medio expresivo era considerado como una obra de arte autónoma con respecto a la pintura y fue tal su impulso y valoración que conformó entonces

un nuevo movimiento que se dio a escala nacional conocido como el Nuevo dibujo venezolano o Boom del dibujo en Venezuela. Prestigiosos dibujantes impactaron con sus obras en los salones de arte en los que se pudo apreciar un dibujo hecho en grandes formatos nunca antes utilizados, con una figuración vertiginosa, imaginativa y proliferante, de gran virtuosismo en el manejo del medio. Sus principales representantes, de los cuales muchos son zulianos, han continuado el desarrollo de su obra hasta la actualidad, como pintores, como dibujantes y en, algunos casos, como diseñadores gráficos manteniendo una coherencia plástica que aún hoy los distingue y los acredita en el panorama de la plástica nacional.

Figuración y abstracción son dos líneas artísticas opuestas que han coexistido en la historia del arte moderno. Ninguna invalida la otra pues representan diversos modos de ver y entender el arte. En ciertos momentos se ha buscado flexibilizar criterios conceptuales y formales al respecto, como en la Nueva figuración venezolana, en el que los artistas han creado puentes o lazos comunicantes entre una y otra tendencia. Hoy día la polaridad entre lo figurativo y lo abstracto es tema superado

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y el arte de hoy se centra en otras discusiones que llegan al punto de cuestionar su legitimación en el contexto contemporáneo en qué vivimos pero bajo otros parámetros.

La situación de Francisco Hung

Francisco Hung es reconocido como uno de los principales exponentes del expresionismo abstracto en América Latina. Es tal la presencia que impone su obra, que no cabe duda que en esta tendencia sea una de las voces más coherentes y sostenidas que se hayan dado en el continente. Sus pinturas expresan la carga energética con la que fueron ejecutadas, en la que el artista a través del fuerte gesto corporal marcó, signó o descargó los trazos violentos que golpean la mirada del espectador. Son obras en las que el espacio, visto a veces como campo de color, es motivo de indagación sobre el cual el artista magnifica en otra escala los gestos que en el fondo derivan de su cultura oriental, basada en la expresión caligráfica que él, oriundo de China y formado en Maracaibo, nunca olvidó.

Decíamos que pintar en abstracto o figurativamente implicaba dos maneras distintas

de entender el arte. En Francisco Hung se dan ambas cosas. En principio, pinta en abstracto y dibuja figuraciones. También establece puentes o lazos comunicantes entre ambos. Si bien su pintura se distinguió desde los tempranos sesenta por un gestualismo virulento continuado hasta los avanzados años noventa con importantes variaciones, Hung dibujó figurativamente siempre. Y lo hizo representando su entorno con sencillez, espontaneidad, con mucha paz interior. En tal sentido, dibujó porque esta actividad era inherente a su forma de proceder y lo hizo al margen de los impulsos colectivos que conformaron movimientos artísticos emergentes como lo fue, por ejemplo, el nuevo dibujo de los setenta u otro. Hung dibujó siempre porque este medio era uno de sus medios de expresión. ¿Existe por ello incoherencia en uno de los artistas más emblemáticos y firmes que se ha dado en la abstracción venezolana? La clave para esta respuesta la encuentro en dos aspectos: en la honestidad con que Hung asumía el acto creativo, que hizo de manera muy personal, lo que a su vez nos lleva a pensar en sus orígenes.

Francisco Hung nació en 1937 en Kon-Chaw, en la Provincia de Cantón en China, y llegó a Maracaibo siendo apenas un niño de 12 años de edad. Llegó a la tierra de su madre, de Eulalia Bracho, quien se había casado con Juan Hung, un exportador de aletas de tiburón y cartucho de origen chino, con quien emigró a China donde formó una familia de siete hijos, incluyendo a Francisco. Las vicisitudes políticas que se vivían en ese país, resultado de una larga guerra civil y la instauración del régimen comunista de Mao Tsé Tung, obligó a la familia a regresar a Maracaibo en 1950. El futuro artista trajo consigo no sólo costumbres chinas sino también un modo de pensar basado en un sistema de comunicación radicalmente distinto al del mundo occidental, cuya sintaxis y modo de relacionar las ideas difieren radicalmente del nuestro. En efecto, el idioma chino se sustenta en asociaciones de ideas o de conceptos vistos a través de imágenes por lo que su escritura se estructura a partir de pictogramas. A medida que estos signos se van relacionando o agrupando, van conformando ideas o conceptos, –ideogramas y fonogramas–que determinan el sentido de un discurso. Todo ello difiere de nuestro sistema de comunicación discursivo, estructurado a partir de sílabas y fonemas.

Tocó al niño Hung aprender a conjugar ambos sistemas de pensamiento. Debió partir de un vacío comunicacional para conocer un nuevo territorio caracterizado por la expresividad y el colorido de su lenguaje. Afianzó el lenguaje corporal –que posteriormente formó parte de la gesticulación adoptada para pintar– y, luego, asumida su vocación por el arte, fue un artista que dio rienda suelta a la libre expresión de formas, color y gesticulación sobre todo a partir de los años sesenta en adelante. Pero toda esta gestualidad proviene del hábito de crear signos, sólo que magnificados, violentados. Hung, por otra parte, nunca abandonó la escritura china. La integró a su obra. Transfiguró el gesto a la escala de sus grandes formatos pictóricos. Y en muchas ocasiones dibujó escribiendo cuando de las formas derivó siluetas que dispuso gráficamente a “la manera china”. Supo extraer la riqueza visual de los códigos que él manejaba al punto de manipularlos para hacer obra con ellos. En esto radica no sólo una conexión entre su pintura gestual expresionista y su dibujo figurativo, a veces escritural y de gran sosiego. También existen elementos gráficos en muchas de sus pinturas y existen gestos en muchos dibujos. Guardando las distancias entre lo figurativo y lo abstracto en su obra, vemos que en el fondo,

los opuestos se atraen porque existe una misma sensibilidad que los crea y un punto focal que se da en el sustrato cultural con el que el artista crece y se forma. Porque Hung es venezolano y chino a la vez.

La exposición

En este orden de ideas, entendemos que este artista pasaba del exteriorismo pictórico al intimismo en el dibujo en un mismo día: …su rutina era levantarse a las cuatro de la mañana –nos cuenta su hijo Alexander– tomaba su té, hacía su kata, subía y pintaba toda la mañana en el taller, a la hora del almuerzo, bajaba, tomaba su siesta y se quedaba luego en la tarde enteramente dibujando. Dibujaba todo el tiempo. Dibujaba mucho.

La exposición que hoy presentamos muestra el legado que Francisco Hung, el padre, dejó a sus hijos. Se trata de un legado que supera la condición material de estas obras porque en ellas queda encarnado asimismo su legado amoroso. La base esencial de esta muestra, entonces, se sustenta precisamente en los afectos y en función de ello, la exposición se organiza principalmente en temas alusivos a la intimidad familiar y a escenas que a

Paco –como en confianza lo llamaban los amigos– le gustaba dibujar: los toros, la gente en las playas o los animales, entre tantos otros motivos más.

Comienza a dibujar desde joven, desde los años cincuenta, cuando aún era un joven estudiante de la Escuela de Artes Plásticas Julio Árraga en Maracaibo, pero libera su mano a partir de 1960, cuando aún se encontraba estudiando en la Escuela de Bellas Artes en París. Influenciado en un comienzo por Picasso, cuyos dibujos de líneas contínuas y valorizadas sin duda siempre admiró, fue adquiriendo cada vez mayor soltura y realizó dibujos de enorme dinamismo como los que realizara en 1960, cuando visita la playa de San Juan de Luz, en Francia o las escenas de toros en Málaga, series en las que la línea construye imágenes plenas de vida y movilidad. Para entonces estaba desarrollando sus Máquinas voladoras, pinturas que fueron calificadas como caligrafías en expansión, de trazos firmes y espontáneos que luego darían lugar a las Materias flotantes, su obra gestual y expresionista consolidada.

El conjunto de estos dibujos que van de los años sesenta a 2001 constituyen una crónica de

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vida. Hung tuvo la voluntad de narrar lo que veía: retratos de Maite, su esposa, y de sus hijos Yuri, Valentina y Alexander; asimismo escenas de familia: unos leyendo, otras fumando, mirando la tele; recibiendo lecciones de música, jugando o tomando una siesta. Él los veía y los dibujaba, así como veía las escenas de la televisión: los programas políticos o los comics, escenas cotidianas todas que relatan la dinámica del núcleo familiar y que son parte de sus afectos. En función de estos temas, se estructura esta exposición, pues más que un interés cronológico, lo que nos interesa es la sensibilización hacia el dibujo visto a través de un diario íntimo y afectivo como lo es este legado familiar.

La televisión, en este sentido, cumple un papel peculiar: es el momento de reunión de la familia en el recibo, sentados algunos en el sofá o juntos en el dormitorio, acostados todos en la cama viendo televisión. Son momentos de reposo y tranquilidad apropiados para dibujar. Tan importante llegó a ser el televisor que Hung terminó interviniendo el aparato de su casa al pintar en el monitor una imagen alusiva a La parada del circo de Seurat. Así como el televisor propiciaba la congregación familiar, también generaba imágenes

que interesaban al artista Hung. Dentro del grupo que hemos titulado Re-invenciones hemos incluido a aquellas reinterpretaciones ficticias que Hung elabora a partir de referentes tomados de la realidad.

Es probable que algunas caricaturas e ilustraciones que Hung hiciera a modo de ensayos surgieran de los programas de televisión: figuras deformes, con abundante tramado y juegos lineales coexistiendo con Bugs Bunny y otros personajes propios de la cultura mediática que en los años setenta se veían a través de los noticieros como de los programas de Disney. Muchas de estas figuras parecen ser tomadas de la realidad a partir de posibles personajes de la política nacional e internacional de entonces –Oswaldo Álvarez Paz o tal vez Moshé Dayán y Golda Meier transfigurados en cómics–, o bien son producto de su invención, como aquellos personajes deformes –que conforman el grupo de dibujos que titulamos Naturalezas eróticas– que aparecen en situaciones orgiásticas y salvajes que recuerdan cierta estética surrealista muy cultivada en el arte venezolano de los setenta. Tres tipos de erotismo son manejados en esta exposición: el de las composiciones híbridas antes mencionadas, los desnudos femeninos de

exuberante sensualidad y las composiciones lineales que derivan del silueteo caligráfico. Éstas últimas se caracterizan por ser dibujos hechos con una sola línea valorizada, cuya ondulación y soltura expresan por una parte la sensualidad del dibujo como medio expresivo y sensualidad en el tema tratado. Así, una línea comienza siendo el tallo de una flor que a su vez alberga a una pareja en su lecho de amor. Son Pasiones lineales y parte de esta sensualidad se debe a que el trazo lineal se hace con conciencia del valor o tono como elemento de expresión. Estos dibujos, como otros de grandes siluetas femeninas trazadas con una sola línea, derivan de las experiencias caligráficas propiamente dichas. Primero están las escrituras reales que Hung incorpora a varios dibujos; luego la escritura en sí se vuelve el motivo a dibujar, al punto que en varias piezas aparece la mano que escribe o dibuja; y finalmente están los pictogramas o signos que pierden su carácter escritural para convertirse en figuras re-inventadas que el artista repite y transforma en diversos colores y escalas. El dibujo de la mano representa al dibujo haciéndose a sí mismo, o lo que viene a equivaler al mismo Hung creando figuras o bien escribiendo su firma. Esta reafirmación del artista y su autoría lo vemos expresado en las diversas modalidades

de firmas que él varía con el tiempo y muchas veces su autoría es doblemente reconfirmada con el sello estampado con su nombre en chino.

Hemos llegado a uno de los aspectos más importantes de esta muestra: las reinterpretaciones que Hung hace de sí mismo a través de sus autorretratos. A lo largo de esta exposición lo veremos con diversas edades, comenzando de joven con un Autorretrato de 1961, pasando por cada una de las décadas aquí representadas, en el que el artista lejos de ocultarse, se halla siempre presente en cada uno de sus testimonios de vida, revelándolos y revelando/se. En todas las etapas, develaremos al Hung hombre con diversos estados de ánimo y semblantes, hasta llegar a una silueta sin rostro, pero identificable, que realiza en 2001, poco antes de su muerte.

Finalmente, todos estos temas, que van desde los retratos y escenas de familia, los autorretratos, los afectos, los animales, las invenciones y la creación como tal a través de la invención caligráfica se resume en grandes rollos, obras hasta hoy inéditas para el público, que por primera vez son mostradas en esta importante exposición. En los rollos se despliega esta narración completa de vida. Hung dibujaba a medida

que desenrollaba el papel. Las fechas así lo señalan. Comenzaba a dibujar con el rollo al revés: de derecha a izquierda al igual que en algunos de sus cuadernos. Practicaba esta escritura/dibujo a la inversa y a medida que pasaba el tiempo, dibujaba, firmaba y fechaba. En los rollos están todas las escenas antes mencionadas, inclusive las fábulas que recreaba para tratar temas musicales o personajes bucólicos en medios naturales. Están Maite, sus hijos, Nico su perro albino, están sus sueños y sus notas escritas en chino. Está él mismo. Siempre presente, viéndose de frente o de reojo. Siempre Hung.

Susana Benko.Abril-2009.

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Obras

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Corridas, 1989.

Acrílico sobre cartón fibra de algodón.

66.3 x 102 cm.

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Nico, 1989.

Acrílico sobre cartulina. 110.5 x 80 cm

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Autorretrato, 1994.

Acuarela sobre papel. 53 x 43 cm.

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Autorretrato, 1999.

Tinta china sobre papel. 101 x 50 cm.

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La espera, 1989.

Tinta china, pastel y carboncillo sobre cartulina.

43 X 53 cm.

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Desnudo, 1989.

Tinta china, carboncillo y pastel sobre cartón.

53 x 43 cm.

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Sin título,1990.

Lápiz y marcador sobre papel. 53 x 43 cm.

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La siesta, 1994.

Tinta china sobre cartulina. 25 x 35 cm.

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Maite en La Habana, 1991.

Acuarela y marcador sobre cartulina. 35 x 25 cm.

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Dibujo abstracto II, 1991.

Acuarela, pastel, grafito y creyón sobre cartulina.

36 x 25 cm.

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El reposo, 1996.

Tinta china sobre papel. 32 x 24 cm.

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Alexander, 1989.

Acrílico y carboncillo sobre cartón. 100 x 70 cm.

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La Lectura, 1990.

Acuarela, tiza y marcador sobre papel. 36 x 26 cm.

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Escena Erótica, Sin fecha.

Tinta china sobre cartulina. 48 X 51 cm.

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Signo caligráfico, 1973.

Acrílico y marcador sobre cartón.64 x 89 cm.

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Sin título, 1991.

Acrílico y pastel sobre cartón fibra de algodón.

100 x 70 cm.

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Maite, 1998.

Marcador sobre papel. 42 x 30 cm.

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Fundación Museo de Arte Contemporáneo del Zulia.

PresidentaLourdes Molero de Cabeza

VicepresidenteElvin Portillo

TesoreraMaría Luisa Morena

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Museo de Arte Contemporáneo del Zulia.

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MensajeroPablo Rivero

ChoferJacek Granados

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Sala 1Mayo – Octubre 2009Exposición Nº 117Catálogo Nº 40Deposito LegalImpresión Tiraje

Museo de Arte Contemporáneo del Zulia

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Dirección de ArteEstela Rodríguez MorreoJean Carlos Leal

Dirección de AdministraciónAlitza González de FrancoJoselin León

Curaduría y TextosSusana Benko

Museografía Edward PérezHely Sandro Molero

Montaje Ángel GonzálezJosé Luis Duque

Diseño GraficoNicasio AndradeLaura González

Fotografía Francisco “Pancho” Villasmil

RotulaciónIconographics

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