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MITOS COLOMBIANOS Esta sección estará destinada a la difusión de mitos indígenas de Colombia, los cuales son de una enorme variedad. Los hay referidos a la creación del mundo a partir de una materia preexistente y detallan los diferentes niveles que lo conforman, en ocasiones dentro de un huevo cósmico; algunos de estos mitos tratan sobre las motivaciones y circunstancias en que los dioses creadores llevan a cabo su obra; otros narran la gestación del ser humano que va a poblar el mundo recién creado; muchos de ellos relatan el origen de plantas importantes para la subsistencia de la comunidad; en ocasiones se relacionan con el origen de la tribu o sobre la creación de un ritual, una costumbre o un objeto particular. La recolección, conservación y difusión de este material mítico es importante no sólo porque dan respuesta a los grandes interrogantes de la humanidad, sino porque representan un factor fundamental para el reconocimiento de la identidad y de la diversidad étnico-cultural de nuestra nación. Son relatos que nos invitan a adentrarnos en la peculiar cosmovisión de nuestros antepasados... No obstante, se corre el riesgo de que este material se pierda con el paso del tiempo, si no se les reconoce el valor que tiene. En este espacio se busca presentar los principales mitos colombianos, provenientes de las diversas comunidades indígenas, tratando siempre que sea posible de remitirnos a las fuentes originales de sus recopiladores. Así mismo, se incluirán algunos de los análisis psicológicos hechos sobre tales mitos, preferentemente con el enfoque junguiano. MITO KOGI DE LA CREACIÓN

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MITOS COLOMBIANOS

 

Esta sección estará destinada a la difusión de mitos indígenas de Colombia, los cuales son de una enorme variedad. Los hay referidos a la creación del mundo a partir de una materia preexistente y detallan los diferentes

niveles que lo conforman, en ocasiones dentro de un huevo cósmico; algunos de estos mitos tratan sobre las motivaciones y circunstancias en que los dioses creadores llevan a cabo su obra; otros narran la gestación del ser humano que va a poblar el mundo recién creado; muchos de ellos relatan el origen de plantas importantes

para la subsistencia de la comunidad; en ocasiones se relacionan con el origen de la tribu o sobre la creación de un ritual, una costumbre o un objeto particular.

La recolección, conservación y difusión de este material mítico es importante no sólo porque dan respuesta a los grandes interrogantes de la humanidad, sino porque representan un factor fundamental para el

reconocimiento de la identidad y de la diversidad étnico-cultural de nuestra nación. Son relatos que nos invitan a adentrarnos en la peculiar cosmovisión de nuestros antepasados... No obstante, se corre el riesgo de que este

material se pierda con el paso del tiempo, si no se les reconoce el valor que tiene.

En este espacio se busca presentar los principales mitos colombianos, provenientes de las diversas comunidades indígenas, tratando siempre que sea posible de remitirnos a las fuentes originales de sus recopiladores. Así mismo, se incluirán algunos de los análisis psicológicos hechos sobre tales mitos,

preferentemente con el enfoque junguiano.

MITO KOGI DE LA CREACIÓN

 

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I

“Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro. No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. Sólo el mar estaba en todas partes. El mar era la madre. Ella era agua y agua por todas partes y ella era río, laguna, quebrada

y mar y así ella estaba en todas partes. Así, primero sólo estaba La Madre. Se llamaba Gaulchováng [1].

La madre no era gente, ni nada, ni cosa alguna. Ella era alúna. Ella era espíritu de lo que iba a venir y ella era pensamiento y memoria. Así la Madre existió sólo en alúna, en el mundo más abajo, en la última profundidad,

sola.

Entonces cuando existió así la Madre, se formaron arriba las tierras, los mundos, hasta arriba donde está hoy nuestro mundo. Eran nueve mundos y se formaron así: primero estaba la Madre y el agua y la noche. No había

amanecido aún. La Madre se llamaba entonces Se-ne-nuláng; también existía un Padre que se llamaba Katakéne-ne-nuláng. Ellos tenían un hijo que se llamaba Búnkua-sé. Pero ellos no eran gente, ni nada, ni cosa alguna.

Ellos eran alúna. Eran espíritu y pensamiento. Eso fue el primer puesto y el primer estante [2].

Entonces se formo otro mundo más arriba; el segundo mundo. Entonces existía un Padre que era tigre. Pero no era tigre como animal, sino era tigre en alúna.

Entonces se formó otro mundo más arriba, el tercer mundo. Ya empezó a haber gente. Pero no tenían huesos, ni fuerza. Eran como gusanos y lombrices. Nacieron de la Madre.

Entonces se formó el cuarto mundo. Su Madre se llamaba Sáyagaueya-yumang y había otra Madre que se llamaba Disi-se-yun-taná y había un Padre que se llamaba Sai-taná. Este Padre fue el primero que sabía ya cómo

iba a ser la gente de nuestro mundo y fue el primero que sabía que iban a tener cuerpo, piernas, brazos y cabezas. Con él estaba la Madre Auine-nuláng.

Entonces se formó otro mundo y en este mundo estaba la Madre Enkuáne-ne-nuláng. Entonces no había casas todavía pero ahora se formó la primera casa, no con palos ni bejucos y paja, sino en alúna, en el espíritu, no

más. Entonces ya existía Kashindúkua, Noána-sé y Námaku. Entonces ya había gente pero aún le faltaban las orejas, los ojos y las narices. Sólo tenían pies. Entonces la Madre mandó que hablaran. Fue la primera vez que gente habló pero como no tenían lenguaje todavía, iban y decían: sai-sai-sai, (“noche-noche-noche”). Ya había

cinco mundos.

Entonces se formó el sexto mundo, el sexto puesto. Su Madre era Bunkuáne-ne-nuláng; su Padre era Sai-chaká. Ellos ya iban formando un cuerpo entero con brazos, pies y cabeza. Entonces empezó a nacer los Dueños del Mundo. Eran primero dos: el Búnkua-sé Azul y el Búnkua-sé Negro. Sé dividió el mundo en dos partes, en dos

lados: el Azul y el Negro, y en cada uno había nueve Búnkua-sé. Los del Lado Izquierdo eran todos azules y los del Lado Derecho eran todos negros.

Entonces se formó e séptimo mundo y su Madre era Ahún-yiká. Entonces el cuerpo aún no tenía sangre pero ahora empezó a formarse sangre. Nacieron más gusanos, sin huesos y sin fuerza. Ya vivió todo lo que iba a vivir

luego en nuestro mundo.

Entonces se formó el octavo mundo y su Madre se llamaba Ken-yajé. Su Padre era Ahuínakatana. Entonces nacieron los Padres y dueños del Mundo. Eran treinta seis Padres y Dueños del Mundo; eran cuatro veces nueve

Padres y Dueños del Mundo. Así nacieron: Seihukúkui, Seyánkua, Sintána, Kimáku, Kuncha-vitauéya, Aldauhuíku, Akíndue, Jantána y Duesángui. Ellos fueron los primeros nueve Padres del Mundo. Pero cuando se formó este mundo, lo que iba a vivir luego, no estaba aún completo. Pero ya casi. Entonces había aún agua en

todos partes. Aún no había amanecido.

Entonces se formó el noveno mundo. Había entonces nueve Búnkua-sé Blancos. Entonces los Padres del Mundo encontraron un árbol grande y en el cielo sobre el mar, sobre el agua, hicieron una casa grande. La

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hicieron de madera y de paja y de bejuco, bien hecha, grande y fuerte, como una cansamaría grande. A esta casa la llamaban Alnáua [3]. Pero no había tierra aún. Aún no había amanecido.

II

“Así fue todo eso. Así fue como nació Sintána y Sintána nació así la Madre se arrancó un pelo de debajo de su cuerpo [4] y lo untó con la sangre de su mes. Así formó al primer hombre. Soplando le dio vida. Cuatro veces

formó al hombre. Pero el primer hombre estaba sin huesos, el segundo sin cuerpo, el tercero sin fuerza. Pero el cuarto hombre era un hombre como son hoy los hombres”.

Así fue todo eso. Así nació. Primero nació el dedo grande de su pie, luego su pie, luego su pantorrilla, luego su rodilla, luego su muslo, luego el tronco, los brazos y por fin la cabeza. Pero no tenía lengua aún y no podía

hablar. Entonces la Madre le formó la lengua. Así nació el primer hombre. La Madre lo bautizó y lo llamó Sintána.

En medio del mar había una casa pequeña. Se llamaba Nyídulúma “Espuma de Agua” [5]. En esta casa nació Sintána. Sintána nació en el mar. Nació en la Casa de Espuma, en la oscuridad, en el agua. Tenía miedo nacer.

No había tierra aún, ni gente, ni animales, ni plantas, ni comida. No había sol ni luna. Todo estaba oscuro.

Cuando nació Sintána la madre no tenía marido era un bastón de madera y con éste ella se hacía la cosa [6]. Un día la Madre resultó gorda [7] y nueve meses después parió nueve hijos. Así nacieron los Padres y Dueños del

Mundo, de la Madre. Así nacieron Sintána, Seihukúkui, Seyánkua, Kímaku, Kunchavitauéya, Aldauhuíku, Jantána y Duesángui [8].

La Madre parecía entonces como un hombre. Tenía barba y bigote y llevaba mochilas y poporo, como los hombres. Ella ordenó a sus hijos a hacer oficios de mujer como traer agua, cocinar y lavar ropa. Eso no estaba

bien. Así los hijos no la respetaban. Se burlaban de ella. Pero un día, la Madre entregó sus poporos y sus mochilas a sus hijos y también bigote y barba. Se puso a traer agua ella misma, a cocinar y a lavar ropa. Así

estaba bien. Así sus hijos la respetaban.

Entonces aún no había mujeres. Los hijos de la madre no tenían mujeres y cada uno estaba casado con una cosa: el uno con la olla, el otro con el telar, el otro con la piedra de moler. Ellos no sabían que era mujer. Molían

tierra [9] y pensaban que era mujer.

Entonces después de nueve meses, la Madre parió otra vez. Así fue todo eso. Sintána cogió el palito de su poporo y puso en el ombligo de la Madre un pelo, una uña de ella y una piedra chiquita, llamada Kággaba-kuítsi y empujando con el palito de poporo los hizo entrar en el cuerpo de la Madre. Así la Madre parió nueve hijas. Así nacieron Nabobá, Séi-nake, Hul-dáke, Shivaldungáxa, Nunkalyi, Nábia, Lumíntia, Hélbyel-dake y Kalbexa. Así la Madre tuvo nueve hijas, las nueve tierras. Así nació la Tierra Blanca, la Tierra Roja, la Tierra Amarilla, la Tierra

Azul, la Tierra Arenosa, la Tierra Quemada, la Tierra como Ceniza, la Tierra Rocosa y la Tierra Negra.

Cuando nacieron los padres del mundo, ellos empezaron a sacar la tierra. Empujaron el mar más allá e hicieron zanjas para secar el piso y canoas para navegar por el agua. La Madre bebió la mitas del mar. Montañas se

formaban de la tierra y el agua se retiró.

Cuando los Padres del Mudo hicieron la casa en el cielo, se reunieron y bailaron y cantaron y decidieron hacer la tierra. Sintána dijo a la Madre: “Madre, dame mujer; dame una de tus hijas como mujer”. Entonces la Madre le

dio la Tierra Blanca era como ceniza y no servía. Entonces Sintána pidió otra vez y la Madre le dio la Tierra Quemada. Pero ésta tampoco servía y era seca y dura. Entonces Sintána pidió otra tierra y la Madre le dio la

Tierra Azul. Pero esta tierra era como almidón tampoco servía. Sintána pidió otra vez y la Madre le dio la Tierra Arenosa, pero ella era como la orilla del mar y no servía tampoco. Entonces Sintána pidió de nuevo otra tierra y

la Madre le dio la Tierra Amarilla. Pero ésta tierra era como barro para hacer ollas y tampoco servía. Sintána dijo: “Madre, dame buenas tierras, dame una de tus hijas”. Pero la Madre dijo: “no tengo más hijas”. Pero no era

verdad. Detrás de siete puertas, en el último cuarto de siete cuartos, estaba la Tierra Negra encerrada [10]. Era la mejor, la más bonita, era buena tierra de siembra. Seyánkua se puso a bailar para que le dieran otra tierra nueva;

Sintána pidió otra tierra nueva. Pero la Madre dijo: “No tengo más hijas”.

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Entonces los nueve Padres del Mundo se pusieron a adivinar y vieron que la Madre tenía todavía la Tierra Negra encerrada detrás de siete puertas. También adivinaron que Sintána podía sacarla. Entonces los Padres se

pararon en las cuatro esquinas del mundo, en su casa en el cielo, y Sintána se paró en la mitad y empezó a bailar. Los Kúrcha tocaron trompeta. Entonces Sintána empezó a cantar. “inda-u-o, ahora voy a tener aquí mi cansamaría”. Así cantó. Cuando canto así la Tierra Negra se levantó cuando oyó el canto. Sintána cantó para

llamarla: “Ahía-hé-hé-hé”. Cuando Sintána cantó así, La Tierra Negra salió. Sintána la cogió, se fueron.

Cuando la Madre se dio cuenta de que se fue la Tierra Negra, se fue a quejarse donde Jalyintána. Jalyintána mandó su Cabo [11] para perseguir a los dos. El Cabo era el lagarto. Subió a una loma y se puso las manos en

las caderas y cantó: “heye-hé-hé-hé”. Pero Sintána y la Tierra Negra ya están lejos.+

Así Sintána se fue con Sei-nake, la hija más joven de la Madre. En todas partes donde pisaba ella, se formaba tierra negra. Pero la misma Madre denunció a su hijo pero también tenía lástima de él. Así la Madre dio a Sintána

un mapa de la tierra para que no se perdiera. Cada vez cuando venía el Cabo de Jalyintána por un camino, Sintána iba por otro camino. Así la Madre lo denunció pero al mismo tiempo lo defendió. Se fue donde Búnkua-sé y dijo: “¿Qué hago para que no cojan a mi hijo?” entonces Búnkua-sé dio a Sintána otro mapa más grande

para que no se perdiera. Pero el Cabo de Jalyintána iba buscando en todas partes y por fin casi cogió a Sintána. Entonces Sejánkua fue corriendo y metió a Sintána en su poporo y se lo puso en la mochila. Entonces vino el Cabo y dijo: “tú has visto a Sintána”; “No lo vi”, dijo Sejánkua. “¿No lo tienes allí en tu mochila?”, preguntó el Cabo. “No, no lo tengo”, contestó Sejánkua. Entonces Jalyintána se puso adivinar y adivinó que Sejánkua lo

tenía en su poporo. Búnkua-sé supo de esto y fue a avisar a Sejánkua y dijo: “Sácalo de tu poporo y ponlo en la mitad de tu pecho, en tu corazón”. Así hizo Sejánkua y así salvaron de nuevo a Sintána.

Entonces Kuncha-vitauéya se fue también y dijo que iba a buscar a Sintána. Así todos los Padres trabajaron y lucharon para salvar a Sintána y a la Tierra Negra. Fue una lucha muy grande. Otra vez los Padres encontraron al

Cabo de Jalyintána y éste pregunto por Sintána. “Por allá lo vimos” dijeron los Padres. El Cabo se fue pero no encontró nada. Entonces también Kashindúkua, Noána-sé y Gaul-jabéin dijeron que iban a buscar a Sintána. En estos tiempos la tierra no estaba dura aún y era como barro y se movía donde uno pisaba. Ellos hicieron todo

eso para endurecer la tierra.

Ya iban muchos buscando a Sintána y Sei-nake. Seihukúkui iba adelante y cantó pero no tenía lenguaje aún, cantó en otra lengua. Sejánkua iba atrás y en medio iba Sintána. Kuncha-vitauéya iba solo, tocando corneta. Así

iban hasta que llegaron al Fin del Mundo. Kuncha-vitauéya hizo una canoa y todos se embarcaron. Entonces vino el Cabo de Jalyintána y preguntó: “¿Es éste Sintána?” pero los otros dijeron: “No, éste no es”. Por fin

salieron y entonces la canoa se volvió el Padre de las enfermedades. Por eso cuando uno está enfermo, uno se siente como mareado en canoa. Entonces, cuando los Padres salieron de nuevo a la tierra dijeron: “¿Cómo

vamos a llamar este lugar?” y lo llamaron Sangaradó. Y todos dijeron: “Eso será el Padre de las Enfermedades”. Entonces se fueron de nuevo. Kuncha-vitauéya cogió su corneta azul y se fue tocando. Por fin los padres

llegaron con Sintána a donde estaba la Mare. La saludaron. “¿Adónde está mi hijo?” preguntaba la Madre. “Aquí está”, dijeron. Sintána dijo: “Madre, tuve mucho miedo. Casi me cogieron y casi me perdí”. Entonces dijo la

madre: “No te afanes, mi hijo. Siempre te voy a salvar. Nunca tengas miedo”. Los demás estaban parados con los brazos cruzados y oyeron todo. Entonces Sintána empezó a llorar. Fue la primera vez que la gente lloro.

“Se preguntan dónde fue todo eso, dígales que fue debajo de este cielo. Si preguntaban por qué cantaron, dígales que fue para que nuestros hermanos tuvieran buenas tierras. Si preguntan cómo fue todo eso, dígales

que fue para que todos seamos hermanos y para que cada uno haga lo que le dé la gana”.

III

“Cuando nacieron así todos los Padres del Mundo, nació como última una mujer. Se llamaba Se-káiji. Era la primera mujer del mundo. Ella se hacía la cosa [12] y parió una hija que se llamaba Nabobá. Ella era una mala. Cuando había creciendo ella estuvo gorda y parió culebras y gusanos que se volvieron lagunas. Nabobá es la

Madre de las lagunas del Páramo. Así Sintána sabía que ella era mala”.

Entonces Sintána cogió unas piedras chiquitas (kaggaba-kuítsi) y cuando Nabobá estaba dormida, puso las piedras en el ombligo de la mujer y con el palito de poporos se las hizo entrar en el cuerpo. Cundo Nabobá sé

despertó se sintió encinta. La barriga le dolió mucho. Se iba sobando la barriga por el dolor tan fuerte y pensó: “¿Qué he comido ya para estar así?”. Después de siete meses la barriga la había crecido mucho. Después de

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nueve meses Sintána ya sabía que iba a partir pronto. Entonces Sintána fue donde estaba Nabobá y le quitó el sentido y la dejo privada. Así parió una niña. Sintána cogió la niña y la puso enseguida en un baúl chiquito de

madera y que enterró en el centro de la cansamaría. Cuando Nabobá se despertó buscó su niña. Con su lengua larga se iba lamiendo la cosa [13] y pensó: “¿Qué sería de mi niña?”. Entonces le salió bósa y Nabobá la comió

[14].

“Desde entonces ya rindió[15][15]. Sintána con las piedritas hizo que Nabobá pariera niñas y niñas y así nacieron las primeras mujeres. La primera que nació se llamaba Haba Auitsáma. Cuando Auitsáma tuvo por

primera vez el mes [16] y cuando Kímaku ya recibió su poporo [17], Sintána hizo que ellos se casaran. Al mismo tiempo Auitsáma se casó también con Hátei Saldáuí, el quinto Máma Bueno y luego ella tuvo una hija que se

llamaba Aldauitsáma. De este matrimonio de Kímaku y Auitsáma viene el Kurcha-Túxe”.

IV

“Entonces, cuando los Padres del Mundo vivían así, nacieron los diez Mámas buenos y los diez Mámas Malos”. Cada uno nació junto con sus vasallos y así tenían grandes ejércitos y

Napíta luchó contra Kuncha-vitauéya.

Kurcáui contra Sáugelda.

Hibíxa contra Djibúndjija.

Kabéxa contra Kuishbángui Táshi.

Saldáui contra Jalyintána.

Shivoláta contra Jantána.

Huldakáxe contra Kassaúgi.

Matúna contra Sangaraména.

Sachí contra Monsauí.

Nurlíta contra Sekuishbúchi [18].

V

“Así fue como se formó el mundo. Como nació Sintána; como consiguió la Tierra Negra y como nacieron los Buenos y los Malos Mámas”. Pero no había comida todavía. Sólo había gente, hombres y mujeres. Entonces

Nyíueldue tomó una mujer y un hombre y con ellos hizo comida. Tomó la mujer y de su anilla hizo la yuca, de su muslo el ñame, de sus brazos otra clase de ñame, de sus manos otra clase de yuca, de sus riñones la batata, de sus intestinos los frijoles, de su talón la papa, del dedo de su pie la malanga, de sus ojos el árbol totumo, de su

saliva el algodón, de su pelo la coca, de sus senos la totuma, de su cabeza el ñame de cabeza y de su vagina una fruta que ya no hay. Entonces tomó al hombre y de él hizo el maíz. De sus tejáua [19] hizo el ñame de

bejuco. Entonces cogió los corazones de ambos y de ellos hizo gente. Así Nyíueldue hizo la comida y todos comieron y sembraron las semillas.

Entonces, como todavía no había agua dulce en la tierra, la Madre mandó bajar a Satuviá hizo las lagunas en el Páramo y de las lagunas hizo nacer ríos que bajaban al mar. Así había agua para beber. Entonces la Madre

mandó a Jalyintána para que se hiciera cargo del mar. Entonces la Madre mandó a Kassaúgi a la tierra y Kassaúgi hizo todos los árboles.

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Entonces vino Auitsáma, la Madre de las Culebras. Ella vivía en el monte y se iba a todas las lagunas y allá dejaba culebras que nacían de su cuerpo. Así nacieron diez y ocho clases de culebras. Pero un Mama recogió las culebras y las puso en una olla grande y las puso en el fogón para matarlas. Todas murieron, pero cuatro

culebras se fueron y de ellas vienen todas las culebras que hay. Por eso hay cuatro pares de las culebras: Aldauhuíku, Aldu-kúkui, Aldáui-kúkui y Shiváldo-kukui.

VERSIÓN A

“Antes no había tierra y sólo había mar. Había mar en todas partes y no salió nada de tierra. No había gente, ni animales, ni matas. Pero arriba, en las nubes, en el cielo estaba Eluitsáma, la Madre. Ella bajó un día y cuando

vio al mar se bebió la mitad del agua. Así había mitad agua, mitad tierra”.

Entonces la tierra era como ceniza blanca y no sirvió. Entonces la cambió otra vez y entonces la tierra era buena. Entonces Eluitsáma estaba contesta. Subió al cielo y trajo semillas y sembró en la tierra ñame, yuca, batata.

Fríjol y malanga. Pero entonces había sólo matas de sembrado y no había árboles. No había guayacán, ni guayabo, ni aguacate macho, ni manzanillo, ni alumero, ni quina, ni marambú, ni bejuco. No había palo para

hacer arco y flecha. Así Eluitsáma subió al cielo y trajo semillas de macana y de caña. Pero no había caña para carrizo. Así subió otra vez y trajo la semilla. Entonces dijo: “¿qué más falta? Ya no falta nada”.

Antes del amanecer, la Madre mandó a todos, a gentes y a animales a hacer su casa. Algunos las hicieron bien, otras mal. Cuando amaneció, todo se paró y se quedó como estaba entonces. Entonces la pava Sáldula-hábue (o

Núba-hábue), que era una Hija de la Madre gritó: “Ya amaneció”.

Entonces el marido de Eluitsáma se llamaba Seráira y éste mandó bajar a la tierra a su hijo Eluihuíku. Como Eluitsáma ya estaba cansada y vieja, ella dijo al hijo: “Ahora tú toma la herencia”. Así el hijo se fue a tumbar

monte y a sembrar. Cogió mucha cosecha. Él sembró cada mata en su lugar. Entonces dijo Eluitsáma: “Vamos otra vez al cielo”. Así dijo a toda su familia. Entonces su hijo que se llamaba Hirvuíxa, dijo: “Yo me quedo aquí”. Entonces no había enfermedades en la tierra por que todas las enfermedades estaban en las plantas, en el cielo.

Hirvuíxa se quedó y se enfermó y así había enfermedades en la tierra. Eluitsáma se fue al cielo con los otros hijos y allá esta todavía. También Seráira está allá.

“Los primeros indios vinieron así: el primer indio era hijo de Eluitsáma y entonces se llamaba Kakahuíku. Entonces vino Sintána que enseñó a la gente a hacer telas y vestidos y ollas. Entonces vino Duginávi y

Nyíueldue y Noána-sé y Kashindúkua y Ambuámbu y Námaku. Los dos últimos se quedaron también en la tierra y repartieron la tierra entre indios. A cada uno dieron su tierra: a los Cogí, a los Guajiro, a los Chimila y a los

civilizados. Pero no había animales en el mundo. Así Eluitsáma hizo primero un tigre grande y luego uno chiquito y otro más chiquito y así. Entonces hizo las culebras y la primera era muy grande y comía gente. El

primer tigre se llamaba Dikuíjiname, el más chiquito era Gaxtiáu, luego Tsingulú, luego Dipanti, luego Kárldabe, luego Neb-táshi, luego Neb-futo, luego Neb-tséshi y luego Neb-sésh y luego Kuinoáldyi y Nebbi-abuldo. La

primera culebra era Nunkálda-takbi, luego Sái, luego Kamaualdyi, luego Saua-núkua, luego Tákbi-atáshi, luego Mulduxa, luego Nyi-géldanlunsu, luego Gyé-takbi, luego Nyí-takbi, luego Húlda-takbi, luego Ka-kaldua-gauxa y luego Hi-jin-sé. Todo eso pasó en Takína. Entonces no había mujeres en la tierra. Las mujeres había solo en el cielo y todos los hombre tuvieron que subir al cielo para conseguir mujer. Allá están Eluitsáma y Seráira. Ellos

no comen nunca pero viven siempre [20]”.

VERSIÓN B

“Primero era el mar y de allá vienen los Antiguos. Todos los hombres vienen del mar, indios, negros y blancos”.

“En el mar hay una casa muy pequeña que se llama Arhuíneses y allá viven todavía las lombrices. Allá vive también Aréxina [21]. En el mar la gente no tiene cara, ni ojo, ni pie. Entonces un día se formó un pie y una rodilla y luego el muslo y el pecho y las manos. Entonces todavía no tenían vida. Entonces se formó la otra mano y luego la cabeza. Pero todavía no hablaba. Por último se formó la lengua. Entonces había vida. Era el

primer hombre. Se llamaba Sei-hukúkui”.

“Entonces no había tierra sino mar por todas partes. Sei-hukú-kui voló como un gallinazo y vio el mar y entonces pidió a Eluitsáma, la Madre que hiciera la tierra. Entonces Eluitsáma trajo del cielo dos personas. El

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hombre se llamaba Mahuí y su mujer se llamaba Nuasusakáuxa. Ellos tenían dos hijos: Aldundokuá y Aldundukué y todos los indios vienen de ellos. Se casaron y cogieron otros nombres y de ellos vienen nuestras

familias”.

“La tierra se repartió así: San Miguel para Kakahuíku, Durginávi, Nyíueldue y Noána-sé; Hukuméiji para Kashindúkua, Ambuámbu, Námaku y Hirvuíxa”.

VERSIÓN C

“En el principio la gente nació como lombrices. Sin huesos. La Madre se masturbó con el talón de su propio pie y parió entonces lombrices. Luego había unos negros muy malos. Eran sólo hombres. No tenían mujeres. Tenían

un santo de oro. Ellos cortaron palos y los llevaron a su santo y éste los volvía gente. Cuando vinieron los negros, los indios se corrieron pero les dejaron siempre unas hamacas u otras cosas. El Máma hizo entonces un

maleficio a los negros. Todos se murieron de disentería. Enterró al santo de oro en otra parte. Quedaron solo dos negros y de éstos vienen los Palenqueros [22]. Antes los hombres eran distintos. Antes embarazaban las

mueres en alúna”.

2. HABA KASUMMA

“Primero, primero antes de existir este mundo, ella era como un hombre, con poporo y mochila. A Kasúmma no le lucía eso. Hijos suyos después de eso eran: Múlkua-sé [23] y después existió Sintána, después Seihunkúkui y

después Seyánkua y después Hánkua y después Kimáku. Esos todos eran hombres. Kasúmma estaba como hombre con barba y bigote y quería ordenar todo a sus hijos. Los tuvo como espíritu, no como ahora. Ella quería

mandar, como los hombres mandaban a las mujeres, a coger agua y hayu [24]. Se paró en la puerta, con el poporo, a preguntar si ya habían cocinado y traído leña y agua. Mandó buscar agua a los hijos. Mandó lavar

ropa. Pero no le luce. Que el hombre no debe cocinar [25]. Ella cogió poporo, terció mochila y no la respetaron sino se chanceaban de que mandara y se metiera en la cansamaría. Sintána se reía. La Madre se rebuscó:

“¿Cómo será?” llegó a la puerta de la cansamaría. Dejó el poporo y lo entregó a Mulkuéxe [26] y luego a Sintána, a los hijos todos que eran hombres. Se salió ella de la cansamaría y entró donde estaban los hijos y se puso a cocinar, a lavar ropa, fue por agua y todo eso le lucía. Cuando hablaba, la respetaban. Hasta se arrancó barba y

bigote y las entregó a los hijos. Los hijos no tenían mujer. Las mujeres de hijo eran una olla de barro y luego una piedra de moler [27]. Pero ellos no hacían nada con ellas. No sabían hacer como ahora hace hombre con mujer.

Molían tierra y pensaban que eso era mujer [28]. Yo pienso, ¿Cómo harían esos Antiguos? [29]. El marido de Kasúmma era un bastón de palo. Ella en alúna, con el bastón, se hizo los hijos. Ella no sabía cómo hacer con hombres. Después fue que comenzaron para hacer con una mujer. Kasúmma inventó la cosa. Por eso, entre

indígenas, hay algunos que hacen con ella como si fuera particular [30]”. Hay madres que se enamoran del hijo y padres de la hija. Por que así hacían los Antiguos. Una madre que se enamora de su hijo tiene que confesar y

pagar donde Máma. Un padre que se enamora de hija tiene que confesar donde Máma. Ellos hacían entonces de lejos, de frente, y no como ahora.

“Entonces, primero antes de nacer los hombres, viene Kasúmma y luego Gaulchováng. Entonces no había quien diera consejo. Después, para hacer una hija [31], ellos inventaron. Kasúmma convidó a Sintána y Sintána puso

su kággaba-kuítsi en su barriga y los entró con el palito del poporo. Kasúmma preñada pariendo hijos sin huesos. Pariendo lombrices y culebras. Hay culebra y hay lombriz sin huesos, para que digan que es mentira.

Luego pariendo más hijos. Luego existió la mitad sin hueso, sin dedo, sin ojo. Rebuscó y rebuscó para ver como resultaba. ¿Qué vamos a hacer? Sintánale dijo una cosa y cada hijo otra cosa. Mulkuéxe le dijo a la Madre:

“Hágase eso así”. Entonces ella se quitó una uña [32]. Luego se quitó un pelo del maukuí [33] y cogió sangre de su mes y un cabellito de la mitad de su cabeza. Sintána cogió poporo y palo y piedra. Puso kággaba-kuítsi en el

ombligo, y sangre y uña y lo empujó. Haciendo así, no más, ya estuvo preñada. Así resultó Madre preñada y tuvo a los nueve meses una hija mujer. Tuvo nueve hijas. Con esta piedra kággaba-kuítsi nació: Nabobá, Séi-nake (la Tierra Negra), Hul-dáke (la Tierra Amarilla), Shivaldungáxe, Nunkályi, Nábia, Lumíntia, Hélbyel-dáke y Kábexa. Así Gaulchováng [34] tuvo nueve hijas. Ella es dueña de la tierra. Kasúmma dio a Seyánkua y Hánkua la tierra.

Kasúmma dio carta [35] a los hijos y fueron a pedirle hijas a Gaulchováng. Seyánkua, Kímaku y Hánkua fueron a pedir hijas y se las dio como tierra, pero no nació cultivo. Luego les dio tierra blanca pero no nació cultivo.

Luego tierra amarilla pero tampoco. Otra arenosa y no nació. Pero Seyánkua sabía que lo mejor que ella tenía no lo entregaba. Entonces Seyánkua y Kímaku y Hánkua y Sintána inventaron una música linda y entonces sí.

Madre Gaulchováng tenía siete cuatros atrás y se paró en la puerta para que no saliera la Tierra Negra buena, pero sí salió y ella es Sei-nake. Kímaku, Hánkua y Seyánkua se la llevaron huyendo y Gaulchováng los demandó

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y los persiguió. Hánkua, Kimáku y Seiyánkua caminaron por todas partes con Seináke y donde pisó ella, hay tierra negra. Cuando caminaron así por todo el mundo, quedó en todas partes un poquito de tierra negra y

Hánkua, Seiyánkua y Kimáku la soplaron y se volvió entonces india. Esa es la raza Seináke. Entonces soplaron las otras tierras que la Madre había entregado y soplaron tierra amarilla, arenosa, blanca, azul y todas las tierras y así resultó la raza de Huldáke, Hélbyel-dáke, Nugei-nake, Séijal-dáke, Naníba-huldáke, y Nyimulda-Hulda. Estas

son las clases de tierra. Sintána y seihunkúkui las soplaron y se volvieron raza de mujer [36]”.

3. HABA NABOBA

“antes del amanecer existió la Madre Kasúmma. Su hermano era Námaku. Cuando casi amaneció existió la Madre Nabobá. Era hija del Hátei Amku. Nabobá era mala. Ella hizo la mujer de Sintána, Seihunkúkui y después Nabobá diciendo que marido malo la pegaba mucho [37]. Buscó otro marido. Buscó a Sankaldaména [38], Due Núgi [39], Sáungelda [40], Gamíshkui [41], Doksokuá, Ubatáshi [42]. Todos estos eran maridos de ella. Llegó

dando Kaguaxalda, toda llena de males. Due Núgi tenía se [43]como burro y así hizo con ella. Ella hacía con él y dejó la muestra en piedra en Séijua. Allá hay la cosa de ella en la piedra, y la mochila [44]. Hay que saber para

ver [45]”.

“Primero Sintána y Seihunkúkui vivían con ella. No hacían hijos. Toda clase de pájaros de la Sierra son hijos de Nabobá. De último, al amanecer, pájaro rojo y verde nació. Cuando uno va encontrar una mujer que le gusta a

uno, este pájaro avisa. Lo mismo que una querida se va reír de él [46]. Pájaro se llama kalye-lunyi. Primero Nabobá pariendo lagunas y después pájaros. Cuando Nabobá pariendo así amaneció. Entonces gritó pava: ho-ho-ho, lo mismo como ahora. Después cuando vino día, vino kalye-lunyi. Entonces ya existían los Negros. Eran malos hijos de Due Núgi. Como hijo de burro. Eran malos y los echaron afuera. Después Nabobá se enamoró de un negro y por eso hay indios enamorados de civilizado. Por eso hay que ir a confesar bien y hay que mandar carta a Nabobá con Máma [47]. Después Nabobá parió indios, sólo niños. Y después Sintána le hizo para hacer hijo. No como hacen ahora, sino con el palo de poporo, en el ombligo. Entonces, cuando Nabobá estaba gorda,

dijo que le dolía mucho la barriga. Entonces ya parió ella y ella se comió bosa [48]. Comió los niños y bosa y también la sangre y todo. Sintána se fijo y le hizo dar sueño y ella boto otro niño y Sintána lo metió en cajón de

paja y lo enterró. Despertó Madre Nabobá sin saber. Sintána le quito así nueve hijos. Entonces no había mujer ni hombres sino padres. Nabobá parió un hijo y una hija y las hijas eran sobrinas de Seiyánkua. Eren nietas de Kasúmma. Los nueve hijos que cogió Sintána se enamoraron de las sobrinas. Así era entonces los tíos se

enamoraban de sus sobrinas [49]. Entonces así hicieron como ahora[50][50]. Entones ya existió Macháka [51], Shiméja [52], Motilón, Kuahíju, Español y Colombiano. Entonces existió ya sol y luna. Entonces ”

PIE DE PAGINAS

 

[1] Sobre el nombre de la primera Madre difieren los informadores. El nombre más usado es el de Gaulchováng pero también se menciona frecuentemente el nombre de Kasúmma. Una versión dice: “La primera madre se llamaba Se-

yubáng o Hába Se (Madre Pene). Su marido era Nimatái-yubáng. Tenían dos hijas: Té-yubáng y Malká-yubang. Nabobá vino después, cuando ya habían llegado los civilizados; después del amanecer. Su hija era Uldugihué. Hába Nabobá (o Nabubá) es la madre de la Madre de la Vagina”. “Ella enseñó a los hombres a cohabitar”. Otro nombre de la Madre es

Seibaxedeguaká.

[2] La palabra “estante” la emplean los Cogí en un sentido de “fase” dentro de una suc esión.

[3] Cf. Alúna.

[4] Pelo púbico

[5] también llamada Arhuínese

[6] Masturbación

[7] Embarazada

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[8] Cf. Infra, Jantána

[9] Mastubación

[10] Nació de siete meses

[11] Hánkua-kúkui

[12] Masturbación

[13] Vagina

[14] Placenta

[15] La palabra rendir la emplean para expresar alta fertilidad

[16] Menstruación

[17] Recibir el poporo significa la iniciación

[18] Cf. Infra. Los nombres de estos Mámas figuran en varios de los mitos

[19] Testículo

[20] Esta versión fue dictada por un miembro del Naníba-Túxe es decir, por un hombre de origen sanká. Acerca de las culebras, dicen que muchas de ellas viven ahora en las lagunas. Algunas tienen cabezas humanas, otras cachos

grandes o escamas que forman en la espalda una cresta larga.

[21] Esta es una palabra del idioma guajiro (arexúna) que significa: forastero, enemigo. Esta versión fue dictada por miembro del Doana-Túxe, quines se dicen ser oriuendos del litoral.

[22] De Palenque, población en el Departamento de Bolívar, donde vive un grupo de negros que conservan aún rasgos culturales africanos.

[23] Sinónimo de Búnkua-sé

[24] Coca

[25] Reflexión del informador

[26] Sinónimo de Búnkua-sé

[27] Hágulda

[28] Masturbación

[29] Reflexión del informador. “Los primeros cuatro padres del mundo, Séihunkúkui, Seyánkua y Búnalyue no tenían penes. Procreaban niños usando su saliva que escupieron en la vagina de sus mujeres. Más tarde, sus descendientes,

pidieron a la Madre que les diera penes. La Madre se arrancó un pelo púbico, lo plantó en la tierra y lo regó de su saliva. Luego se hizo una herida en la mano y cuando la sangre coaguló, formó entre los dedos dos bolitas, los testículos. Del pelo creció un pene. De allí en adelante todos los hombres tuvieron penes. El primer hombre que tuvo pene fue Hátei

Auijúnyi”. Cf. Genealogía de los Kurcha.

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[30] El informador aquí hace alusión al incesto entre madre e hijo, cosa bastante común entre los Kogi.

[31] La primera mujer

[32] uña-Katsúma. Así se explica el nombre de Madre

[33] maukuí-vagina

[34] Aparentemente se confunden las dos Madres

[35] Autorización

[36] Cf. Parte I. Organización social; Los Túxe y Dáke

[37] Esta frase no es clara. El tema sin embargo ocurre también en el mito de Kashindúkua, Ambuámbu y Nábia. Cf. Éstos.

[38] Los “Arranca-cabezas”. Cf. Tradicionales etno-históricas. Parte I.

[39] “Hermano Loco”. Cf. Parte I. Organización social, Genealogías.

[40] Cf. Mito de Saungelda.

[41] La Vagina.

[42] Los “Ojiazules”. Cf. Parte I. Tradiciones etno-históricas.

[43] Pene.

[44] Probablemente se refiere a un petroglifo.

[45] Cf. Parte I. El Mundo Cogí (los dos modos de ver las cosas).

[46] Si uno vé este pájaro, dicen que una mujer se burlará de uno.

[47] Hay que hacerle una ofrenda.

[48] Placenta.

[49] Cf. Parte I. Organización social.

[50] Cohabitaron.

[51] Ijka

[52] Chimila

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Tomado de: http://www.unimag.edu.co/antropologia/mi tos_kogi.htm

 

MITO UITOTO DE LA GRAN SERPIENTE

 

Posible representación de serpiente con cabeza humana. Río Caquetá. Foto: Fernando Urbina.

 

El Padre Buineizeni (1) fue paralizado por el sol como castigo por haber creado el árbol morena (2). Cierta vez, su hermano, donde aquél vivía, trajo una raíz de yuca que su mujer pelaba. El enfermo preguntaba

constantemente a su cuñada por el nombre de la raíz, razón por la cual la mujer lo regañó, haciéndole llorar. Entonces él le pidió a su hermano que lo llevara a un lugar solitario y allí permaneció en una choza que su

hermano mismo le construyó.

Cuando el hermano quiso visitarlo de nuevo, la choza estaba vacía y nadie respondió a su llamado. Entretanto, Buineizeni, que se había embriagado con ambil (3), se sumergió en el agua y se transformó en una serpiente. De esta manera nadó hasta el bañadero de su hermano, donde las hijas de éste trataron de atrapar al lindo animal. Pero sólo lo atraparon después que su padre les tejió un cernidor de malla muy fina. Colocaron la serpiente en una olla pequeña. Rechazaba el casabe y la piña, pero, en cambio, tragaba almidón de yuca, alimento que había sido sugerido al padre mediante un sueño. Por ello, alcanzó primero el grosor de un hilo y luego el de la punta de un dedo, por lo que debió ser puesto en una olla más grande. Luego en otra olla aún más grande cuando su tamaño era igual al de un brazo. Después fue colocado en un lago pequeño, donde comía enormes cantidades

de almidón de yuca.

El animal estaba tan hambriento que en su boca cabía primero la mano de la muchacha que le daba de comer, luego su brazo y después su hombro. En un lago profundo era tan grande como un muslo, luego como un pilón de coca y finalmente se asemejaba a un tronco flotando en el agua. Más tarde salía a la orilla y devoraba ciervos y otros animales de caza, pero regresaba a los llamados de las niñas para devorar su comida. Más tarde vivía en una cueva, bajo los pueblos de los hombres, y comenzaba a devorar a los primeros antepasados que llegaron a

la tierra. Cuando se lo llamó una vez más, devoró todo el recipiente con la yuca y, además, a la muchacha que se lo ofrecía.

Su padre encontró en el sueño el medio para dar muerte a la serpiente. La llamó y saltó a su interior cuando ella abrió la boca para tragar la yuca. A partir de ese momento, todas las tribus que la serpiente devoraba, se

descomponían a su lado. Pero él, en cambio, se conservaba gracias al ambil que consumía. Cortaba paulatinamente el vientre de la serpiente con una concha que había traído consigo. Pero sólo rajaba un poco,

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como se lo habían dicho sus espíritus protectores. Entretanto, la serpiente devoraba a los habitantes de tribus de todos los ríos, desde el Amazonas hasta el Putumayo. Eran devorados en forma tal que nadie se arriesgaba a

salir más de las chozas. Todos sufrían la falta de alimento.

Mientras esto ocurría, los espíritus protectores le repetían al padre: "Deeijoma (4), éste aún no es tu bañadero. ¡Sé cuidadoso con el corte!". Pero cuando llegó a su casa, le ordenaron que cortara con fuerza. Abrió

completamente el vientre, saltó hacia afuera por la abertura y saludó a sus hijas. Su cabeza estaba pelada, no tenía cabello. La serpiente se revolcaba en el suelo.

Mucho tiempo después, hizo que sus hijas le ataran hojas que le sirvieran de alas, y al moverlas se convirtió en águila. Se colocó un hacha de piedra a manera de pico y tiznó el interior de sus ojos. Ahora devoraba micos cuyas cabezas, destinadas a sus hijas, dejaba rodar desde el techo de la choza. Pero cuando les ofreció de

comer cabezas humanas, ellas no las querían recibir, y al no traerles nada de comida, consumieron los huevos que el padre había puesto en el nido y en su lugar hicieron huevos de almidón de yuca. Por tal razón él quería devorar a sus hijas, pero ellas trancaron la puerta y pidieron auxilio a los demás habitantes del pueblo. Luego

armaron una trampa en la que él cayó. Allí su otro Yo se transformó en gaviota.

 

PIE DE PAGINAS

(1) El Buineima que se arrastra

(2) De él se obtiene una substancia mágica pegajosa

(3) Extracto de jarabe o jalea que se chupa

(4) El que corta

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Tomado de: Preuss, Th. Konrad ((1994). Religión y Mitología de los Uitotos. Bogotá: Editorial Universidad Nacional. pp. 97-99.

Foto:http://www.rupestreweb.info/exporupestre.html.

 

ANÁLISIS

"TRANSICIÓN AL PATRIARCADO EN LOS MITOS COSMOGONICOS CHIBCHAS"

María Claudia Munévar

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María Claudia Munévar es miembro y Secretaria General de ADEPAC, Psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia, con Especialización en Ética y Derechos Humanos. Tiene experiencia en talleres de Desarrollo Personal y es terapeuta clínica privada. Este documento recoge la ponencia presentada por la autora durante el Primer Encuentro de Mitos y Cuentos Colombianos, organizado por ADEPAC en Medellín el 21 de abril de 2007. Su e-mail es: [email protected]

 

"Bachué" del maestro Luis Alberto Acuña

 

Los arquetipos... son fuerzas psíquicas que exigen que las tomemos en serio, y que tienen un modo extraño de asegurarse su efecto. Dispensaron siempre protección y salvación, pero su profanación desencadena “los

peligros del alma” que conocemos por la Psicología de los primitivos. Son, además, las causas infalibles de trastornos neuróticos e incluso psicóticos, comportándose exactamente como órganos menospreciados o

maltratados o sistemas orgánicos funcionales.

C.G. JUNG, Ensayos sobre la ciencia de la mitología. Obras completas, vol IX

 

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OBJETIVO GENERAL

Tener la oportunidad de estudiar sobre la mentalidad mítica, presente a lo largo de todos los tiempos, y visualizar su vigencia en nuestra época actual, contribuye a esta tarea que muchos de nosotros nos hemos propuesto de adentrarnos en la comprensión de lo humano.

Así como la mente primitiva dio forma corpórea, visible y viviente, a través de sus deidades, para explicarse el origen de las cosas y de los hombres, quizás nosotros podamos conectarnos a través de estos relatos con símbolos renovadores que nos permitan transformar y transformarnos, generando nuevas y más integradoras formas de vivir nuestras vidas y entender lo que nos está pasando.

Es curioso que a partir de nuestro interés general por la Psicología analítica, decidamos ahora construir, a través de la mitología, un espacio que nos convoque y nos una desde nuestras raíces, recordándonos que necesitamos ritos que reactualicen permanentemente nuestro mito.

Dice Javier Ocampo ..aún los mismos hombres pueden ser mitificados, en cuanto revelan una fuerza o el espíritu que los anima. Tal vez aquí estamos alimentando al espíritu de Adepac, que partiendo de intereses profesionales, ha adquirido vida a partir de cada nuevo encuentro. Antes solo eran individuos, que con su dedicación hicieron que Adepac no fuera sólo una ilusión, sino una entidad que nos convoca nutriéndonos con cada encuentro, que es lo que lo mantiene y anima, revelándose su fuerza y espíritu. Somos parte y todo a la vez.

Jung comenzó como un individuo aislado, hasta que poco a poco, a partir de la propia fuerza que lo animaba, muchos se fueron uniendo a él, fundando no solo una teoría, sino un modo de vida. Por eso, muchos nos preguntamos si nosotros llegamos a Jung, o si su espíritu se ingenio la forma de encontrarnos.

Así comienza nuestra tarea de comprender qué liga nuestros mitos. No sabemos si el mito se va a comunicar a través de nosotros o nosotros a través del mito. Como tampoco a dónde llegaremos. Sólo hacia dónde estamos caminando.

 

MITOS COSMOGÓNICOS CHIBCHAS

Al principio todo era oscuridad. Al momento de la creación, la luz, que estaba «metida» en Chiminigagua comenzó a salir para iluminar el universo. Chiminigagua era «una cosa grande, esencia creadora», que infundía su luz resplandeciente a las cosas. La única luz que existía era la suya, una divinidad bondadosa y universal. Creó el universo con sus estrellas y el mundo con sus tierras y aguas. Era la oscuridad del espacio, en la noche del infinito. Cuando el dios creador quiso difundir la luz por todo el universo, creó dos grandes aves negras y las lanzo al espacio. Cuando estas aves echaban aliento o aire por los picos, esparcían una luz incandescente, con la cual todo el cosmos quedó iluminado. Así se hizo la luz y se crearon todas las cosas del mundo. En el proceso de creación de todo lo existente en el universo, Creó a Súa (el sol) y a Chía (la luna), que eran esposos. El sol era masculino y la luna femenina.

El era el benefactor de los hombres y dispensador de la fecundidad de la tierra. Ella, la representación de la hermosura de la mujer y de la luz en el firmamento en las horas de la noche. Se veneraba a través de las aguas y de las lagunas.

Luego la diosa Bachué, nimbada en una luz que hizo resplandecer la tierra, emergió de la laguna de Iguaque sacando consigo de la mano a su hijo Iguaque de tres años, con quien bajo a la serranía, en donde posteriormente surgió el pueblo de Iguaque. Allí construyó una choza, la cual se convirtió en la primera vivienda de los muiscas. Cuando el niño creció en su desarrollo natural, Bachué se casó con él realizándose el primer matrimonio chibcha. Esta unión fue tan importante y la mujer tan prolifera y fecunda, que en cada parto tenía entre cuatro y seis hijos, con lo cual muy pronto se llenó de gente la tierra. Viajaban por todas partes, dejando hijos en todas ellas. Mientras estuvo en esta tierra fue su tarea exhortar las gentes a «la paz y conservación entre sí, la guarda de los preceptos y leyes... en especial, en orden al culto de los dioses», para lo cual después se les apareció muchas veces.

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Sin embargo, el poder de Bachué se debilitó cuando apareció Bochica, el enviado de Chiminigagua, un hombre «no conocido de nadie», de avanzada edad, largos cabellos y blancas barbas, descalzo, que se ayudaba con un bordón de oro y vestía una túnica recubierta por una almalafa. En Bogotá y en Sogamoso impartió sus enseñanzas sobre oficios, cultivos, normas y cultos. Era un maestro, en especial de los tejidos. Tenía control del tiempo, el cual gobernaba a su antojo: podía hacer llover, enviar heladas, escarchas, fríos, y calores. También podía producir enfermedades, pero también curarlas.

Ante la nueva situación que dio un mayor poder al hombre, apareció la diosa Huitaca, «hermosísima y de grandes resplandores» quien llegó para persuadir a las gentes que llevaran una «vida ancha, placeres, juegos y entretenimientos de borracheras». Predicó y difundió cosas «con novedad y malicia», que por lo contrarias a las de Bochica, «atraía con la facilidad que refieren la muchedumbre». Logró confundir la doctrina y las buenas acciones del predicador, y les instó a la embriaguez con el zumo de una planta, a mascar tabaco, a consultar los oráculos y equivocar los diseños de sus mantas.

El dios Chibchacum, el protector de los dominios del Zipa, agraviado por las murmuraciones y ofensas estimuladas por la diosa Huitaca, decidió castigar a la gente y provocó un espantoso diluvio, juntando las aguas de dos ríos que, salidos de madre, anegaron las tierras y cultivos provocando las hambrunas

Los chibchas pidieron a Bochica su protección ante la maldición de Chibchacum, por lo que una tarde apareció resplandeciente Bochica, «reverberando el sol en el aire húmedo contra esta sierra de Bogotá», quien ante un inmenso arco iris, convocó a los principales y, condolido de su suerte, arrojó contra las peñas que rodeaban el inmenso lago represado su vara de oro que separó la sierra y desaguó la sabana por el Salto de Tequendama. Así, el agua brotó, precipitando el agua represada en una catarata estruendosa, desinundando las tierras, y posibilitando de nuevo la siembra.

Indignado Bochica por el proceder de Chibchacum, este fue castigado a cargar eternamente el globo terráqueo, que hasta ese momento había estado reposando en cuatro grandes guayacanes que sustentaban la tierra. Cuando, cansado, Chibchacum cambiaba el mundo de un hombro a otro, se producían los temblores en la tierra. Pero también Bochica castigó a Huitaca por sus malas enseñanzas a la gente, «le dio plumas y transformó sus miembros en lechuza», «e hizo que no anduviera sino de noche, como ella anda».

Las gentes quedaron obligadas a adorar y hacer sacrificios a Bochica luego del poder demostrado al des-hanegar la sabana. Tiempo después, él desapareció en Iza, un pueblo cercano a Sogamoso, dejando estampada la huella de su pie en una piedra de cuya raspadura bebían las mujeres preñadas para tener buen parto y que por su carácter sagrado, era visitada en peregrinación por los chibchas.

En cuanto a Bachué e Iguaque cuando ya estaban viejos llamaron a sus descendientes y fueron acompañados hasta la laguna de Iguaque, su lugar de origen. Allí Bachué hizo una plática final, exhortándolos a la paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna. (1)

 

LA CULTURA CHIBCHA

La cultura chibcha o muisca se ubicó en el altiplano cundiboyacense, en el interior del país. Constituyeron uno de los pueblos más avanzados en la zona nor-oriental de Sudamérica y desaparecieron con la conquista española en el siglo XVI.

Tenían un tipo de estratificación social en la cual los caciques formaban un estamento superior privilegiado; también influían los sacerdotes o jeques y los guechas o guerreros. En las decisiones importantes, los caciques estaban asistidos por un consejo de caciques de alta jerarquía. Después, seguía el pueblo, jerarquizado de acuerdo con el trabajo que realizaban. Por último, en la escala social estaban los esclavos, que generalmente eran los prisioneros de guerra.

La base de su sociedad era la familia. Varias familias formaban los clanes y varios clanes formaban la tribu. Pagaban los tributos a los caciques, con oro, alimentos, mantas y trabajo.

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Alcanzaron notables avances en las técnicas de la agricultura, la exploración de la sal y de esmeraldas. Planificaban la agricultura con base en el calendario y en observaciones metereológicas y climatológicas. Su vivienda era el “bohío”, una choza cubierta de paja, de planta circular y con techo en forma cónica acampada.

Una de sus actividades importantes fue la alfarería y la orfebrería. Explotaban las minas de sal de Zipaquirá y en poblados como Sogamoso usaban el carbón mineral. También desarrollaron una industria de tejidos con una gran variedad de fibras vegetales, principalmente el algodón y el fique. También fue importante la industria plumaria y la de las pieles de los animales que cazaban.

Tenían una religión organizada alrededor de un conjunto de dioses, templos y un grupo sacerdotal encargado del culto. Sus principales deidades estaban alrededor del sol, la luna y el agua. Respetaban profundamente las lagunas, las montañas y las rocas, y consideraban que los espíritus están vinculados a los fenómenos físicos, los ríos, las montañas y las lagunas. Los sacerdotes llamados jeques, se educaban durante doce años.

Destacaron los mitos de los dioses creadores, aquellos que enseñan a los hombres los orígenes del mundo y de la vida, los mitos de los dioses civilizadores, aquellos que enseñan a los hombres los fundamentos de la vida cultural, tanto espiritual como material.

Es importante recordar que en el mundo neolítico, las sociedades se tornan matriarcales y lo femenino lleva las riendas sociales. Al igual que otras culturas prehispánicas, en Colombia existió una cultura femenina extendida. Roberto Restrepo dice que los chibchas se regían por el derecho materno y la descendencia matrilineal, y los mitos cosmogónicos de la creación del mundo y del hombre descansan sobre el papel protagónico de la Diosa Madre. Posteriormente la sociedad se reorganizó y el culto patriarcal apareció a finales del neolítico y comienzo de la edad de los metales, desplazando la organización matriarcal. Pero los mitos femeninos de Chía y Bachué, evidencian la importancia inicial que tuvo lo femenino. Adicionalmente estos mitos estaban en relación con la fertilidad de los campos, las cosechas y la influencia de la mujer, tan importantes para la supervivencia de la especie humana.

 

INTERPRETACIÓN JUNGUIANA DE LOS MITOS (3)

Marie-Louise von Franz ofrece algunas orientaciones metodológicas para interpretar los mitos. Propone básicamente las mismas normas que para la interpretación de sueños.

La primera etapa consiste en dar un orden al material mítico, a fin de facilitar la labor. Para ello, se trata al material como una historia o drama, separando el relato en cinco partes. La primera es la Introducción, en la que se deben definir el tiempo y el lugar de la acción. La segunda, la Dramatis personae, que corresponde al número y tipo de actores a lo largo del drama. La tercera es la Exposición del problema, en que se describen las dificultades del relato, las cuales permiten delimitar el conflicto psicológico e identificar su naturaleza. La cuarta es la Peripateia, que son las peripecias y altibajos de la historia. Finalmente, la última es la Lysis o desenlace, momento de máxima tensión en el que se resuelve todo el drama del relato.

Una vez dividido el mito en sus componentes, una segunda etapa es estudiar los símbolos en el orden en que éstos van apareciendo. Es preciso conocer el contexto típico y frecuente en que suelen aparecer cada uno de estos elementos simbólicos en la mitología universal, mediante asociaciones y amplificaciones arquetípicas. Para ello, es preciso buscar temas míticos paralelos que amplíen y enriquezcan las temáticas míticas, recogiendo versiones análogas; se realiza lo que von Franz denomina la “anatomía comparada” del material simbólico.

En la tercera etapa, la anterior amplificación típica se complementa con una “anatomía específica”, mediante la contextualización de las imágenes y elementos simbólicos especiales del relato, que se comporten de manera atípica y diferente a la habitual en mitos semejantes.

La etapa final en el estudio del mito consiste en llevar a cabo la “interpretación” propiamente dicha, relacionando todos los hallazgos anteriores desde una perspectiva psicológica que ofrezca un significado totalizador del conflicto implícito en el mito.

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Introducción (definición del tiempo y del lugar de la acción)

Al principio todo era oscuridad. Al momento de la creación, la luz, que estaba «metida» en Chiminigagua comenzó a salir para iluminar el universo. Chiminigagua era «una cosa grande, esencia creadora», que infundía su luz resplandeciente a las cosas. La única luz que existía era la suya, una divinidad bondadosa y universal. Creó el universo con sus estrellas y el mundo con sus tierras y aguas. Era la oscuridad del espacio, en la noche del infinito. Cuando el dios creador quiso difundir la luz por todo el universo, creó dos grandes aves negras y las lanzó al espacio. Cuando estas aves echaban aliento o aire por los picos, esparcían una luz incandescente, con la cual todo el cosmos quedó iluminado. Así se hizo la luz y se crearon todas las cosas del mundo. En el proceso de creación de todo lo existente en el universo.

Como se observa aquí, no aparecen un tiempo ni un espacio definidos, lo cual es característico de los mitos cosmogónicos, donde lo que se cuenta ocurre en un tiempo primordial, en el de los comienzos.

Una pequeña descripción de cada uno de los personajes míticos contenidos en este relato y su comparación con otras mitologías, nos facilita comprender el significado tanto estructural como dinámico de cada uno de los símbolos contenidos allí, para poder proceder a plantear algunas hipótesis sobre el posible sentido del papel ha tenido la transición entre consciente-inconsciente, matriarcado-patriarcado, y femenino-masculino en nuestra sociedad contemporánea.

Chiminigagua era el ser supremo creador de todas las cosas del mundo, quien con el aliento de sus aves negras dio la iluminación al cosmos. No se le rendía culto directamente a él, sino a través de sus creaciones de Sue (el sol) y Chia (la luna). Chiminigagua nos recuerda al Caos de la mitología griega, dios totalizador del que surgieron otros dioses cósmicos, que poco tenían que ver con los humanos. Tanto Caos como Chiminigagua surgen de un gran vacío oscuro, y generan principios arquetípicos que al ascender hacia la conciencia, se van constelando en personajes que serán quienes pueblen la tierra.

 

Dramatis personae (número y tipo de actores a lo largo del drama)

Chiminigagua creó a Súa (el sol) y a Chía (la luna), que eran esposos. El sol era masculino y la luna femenina. El era el benefactor de los hombres y dispensador de la fecundidad de la tierra. Ella, la representación de la hermosura de la mujer y de la luz en el firmamento en las horas de la noche. Se veneraba a través de las aguas y de las lagunas.

Luego la diosa Bachué, nimbada en una luz que hizo resplandecer la tierra, emergió de la laguna de Iguaque sacando consigo de la mano a su hijo Iguaque de tres años, con quien bajo a la serranía, en donde posteriormente surgió el pueblo de Iguaque. Allí construyó una choza, la cual se convirtió en la primera vivienda de los muiscas en Boyacá. Cuando el niño creció en su desarrollo natural, Bachué se casó con él realizándose el primer matrimonio chibcha. Esta unión fue tan importante y la mujer tan prolifera y fecunda, que en cada parto tenía entre cuatro y seis hijos, con lo cual muy pronto se llenó de gente la tierra. Viajaban por todas partes, dejando hijos en todas ellas. Mientras estuvo en esta tierra fue su tarea exhortar las gentes a «la paz y conservación entre sí, la guarda de los preceptos y leyes... en especial, en orden al culto de los dioses», para lo cual después se les apareció muchas veces.

Sin embargo, el poder de Bachué se debilitó cuando apareció Bochica, el enviado de Chiminigagua, un hombre «no conocido de nadie», de avanzada edad, largos cabellos y blancas barbas, descalzo, que se ayudaba con un bordón de oro y vestía una túnica recubierta por una almalafa. En Bogotá y en Sogamoso impartió sus enseñanzas sobre oficios, cultivos, normas y cultos. Era un maestro, en especial de los tejidos. Tenía control del tiempo, el cual gobernaba a su antojo: podía hacer llover, enviar heladas, escarchas, fríos, y calores. También podía producir enfermedades, pero también curarlas.

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Ante la nueva situación que dio un mayor poder al hombre, apareció la diosa Huitaca, «hermosísima y de grandes resplandores» quien llegó para persuadir a las gentes que llevaran una «vida ancha, placeres, juegos y entretenimientos de borracheras». Predicó y difundió cosas «con novedad y malicia», que por lo contrarias a las de Bochica, «atraía con la facilidad que refieren la muchedumbre». Logró confundir la doctrina y las buenas acciones del predicador, y les instó a la embriaguez con el zumo de una planta, a mascar tabaco, a consultar los oráculos y equivocar los diseños de sus mantas.

Dice Fray Pedro Simón en sus Noticias Historiales que el dios Chibchacum, el protector de los dominios del Zipa, agraviado por las murmuraciones y ofensas estimuladas por la diosa Huitaca, decidió castigar a la gente y provocó un espantoso diluvio, «para lo cual crió o trajo de otras partes los dos ríos, que crecieron tanto las aguas del valle, que no dándose a menos, como dicen, la tierra del valle a contenerlas, se venía a anegar gran parte de ella creciendo», juntando las aguas de dos ríos que, salidos de madre, anegaron las tierras y cultivos, provocando las hambrunas.

Como vemos, la relación entre estos personajes va generando una dinámica de opuestos que se va haciendo más visible en cuanto más se van objetivizando sus características, al alejarse de su carácter divino. Son ocho personificaciones, una que contiene en si mismo lo femenino y lo masculino, tres representaciones de lo femenino y cuatro de lo masculino.

Así como de Chiminigagua surgen Sué (el sol) y Chía (la luna), de Caos surgirán Nix (la noche) y de la unión de ésta con Erebo nació Hémera, que era la luz del día. El sol era el benefactor del pueblo chibcha y el dispensador de la fecundidad de la tierra (el dios fecundador). Todos los días en las horas de la madrugada, los indígenas, sus caciques y sacerdotes, se reunían para adorar al sol y esperar su salida por el oriente. Sentían terror y pánico ante la oscuridad y alegría cuando el sol seguía cumpliendo su deber de iluminar el mundo. Oraban, cantaban, danzaban y en algunas oportunidades hacían sacrificios de niños, a quienes se les sacaba el corazón como una ofrenda sagrada al sol.

Chía era la representación de la hermosura de la mujer y de la luz de la noche. Estaba relacionada con la fertilidad sexual y la fecundidad de la tierra. A Chía se la veneraba en las aguas de las lagunas y en los baños sagrados de los caciques. Su mito está ligado con el matriarcado entre los chibchas y con el poder e influencia de la mujer en la familia.

Tanto Bachué como Chía están también relacionadas con la fecundidad animal y vegetal. Entre los griegos, la diosa de la fertilidad y de la agricultura era Ceres, o Deméter, cuyos templos se encontraban en el interior de los bosques. El mito de Bachué está universalmente relacionado, asimismo, con los mitos de las aguas, las lagunas y los ríos. Igualmente en la mitología americana, el culto a la Luna, está relacionado con la fecundidad de la tierra y la fertilidad sexual.

Bachué es la progenitora del linaje humano, su diosa madre. Iguaque fecunda a Bachué para dar vida a toda la gente del mundo. Es frecuente encontrar este incesto sagrado en el que el recién nacido ego deja el estado de perfección del que gozaba dentro del mar del inconsciente, crece luego y se convierte en el amante de la Diosa para generar el resto de la humanidad. También en la mitología griega se encuentra este motivo arquetípico en el caso de Gea y Urano. Es por eso que Bachué será adorada posteriormente como la madre de todos los hombres y mujeres del mundo.El conflicto se inicia después de la aparición de Bochica, que representa el emerger de la conciencia, un anciano de cabellos y barba blanca, que llevaba un bordón de macana en la mano y adornos de una cruz. Les enseño distintas artes. Tales como hilar, tejer mantas, pintar telas y elaborar la cerámica, y predicó así mismo los preceptos morales, sociales y políticos. Se convirtió en el gran predicador enviado por el dios creador Chiminigagua. Bochica fue el Dios civilizador.

Bochica nos recuerda al Apolo griego quien fue considerado un dios solar, quien se encarga de lograr el equilibrio y la armonía entre los deseos, no por suprimir las pulsiones humanas, sino por orientarlas hacia una espiritualización progresiva, gracias al desarrollo de la conciencia. Inspira profetas, poetas y artistas.

Volviendo al mito chibcha, ante la nueva situación que dio un mayor poder al hombre, apareció la diosa Huitaca. Dice el relato que predicaba la necesidad de una vida ancha, alegre, llena de juegos, placeres y borracheras, precisamente contra todas las predicaciones de Bochica. Este mito representa la lucha entre el matriarcado y el patriarcado. Aquí podemos observar el comienzo de una compensación arquetípica, resultante del emerger

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desequilibrado de una polaridad. Esta lateralidad genera a su vez la aparición del dios Chibchacum quien, considerando que la gente había aceptado las malas enseñanzas de Huitaca, resolvió castigar a los pobladores con un espantoso diluvio que inundó la sabana de Bacata, dañando todos los cultivos.

Es inevitable relacionar a Huitaca con el dios griego Dionisio, quien presidía los desenfrenos que produce la embriaguez, que apresa a las gentes arrebatadas por la música y la danza, opuesta al prudente aspecto de Apolo. Sin embargo, sus fuerzas están representando la forma en que la regresión hacia las formas primordiales de la vida, son fundamentales para el desarrollo psíquico. Por su parte, Chibchacum, que etimológicamente significa “Báculo de los Chibchas”, era el protector de los dominios del Zipa. Era el dios de los comerciantes, labradores y en general de los sectores populares del cacicazgo. Ella, como representante de lo femenino, reivindicaba este aspecto desde los niveles más profundos de la naturaleza humana. Él, representante de lo masculino y de la protección del emerger de la conciencia, respondía utilizando su poder destructivo.

Como vemos, estos personajes se relacionan unos con otros, aunque los contenidos van variando, representando valores arcaicos y ancestrales que tienen un valor inapreciable en la historia de la humanidad. Como afirma Mircea Eliade, en su libro “Mitos, Sueños y Misterios”, los mitos revelan las estructuras de la realidad y los múltiples modos de ser en el mundo. Por ello son el modelo ejemplar de los comportamientos humanos: revelan historias verdaderas, hacen referencia a las realidades...todos los mitos participan de alguna manera del tipo del mito cosmogonico ya que toda la historia de lo que ha pasado en el tiempo no es más que una variante de la historia arquetípica acerca de cómo ha llegado a existir el mundo.

Exposición (descripción de las dificultades del relato, delimitando el conflicto psicológico y su naturaleza)

Los chibchas pidieron a Bochica su protección ante la maldición de Chibchacum, por lo que una tarde apareció resplandeciente Bochica, «reverberando el sol en el aire húmedo contra esta sierra de Bogotá», quien ante un inmenso arco iris, convocó a los principales y, condolido de su suerte, arrojó contra las peñas que rodeaban el inmenso lago represado su vara de oro que separó la sierra y desaguó la sabana por el Salto de Tequendama. Así, el agua brotó, precipitando el agua represada en una catarata estruendosa, des-inundando las tierras, y posibilitando de nuevo la siembra.

Lysis (momento de máxima tensión en el que se resuelve todo el drama de la historia)

Indignado Bochica por el proceder de Chibchacum, este fue castigado a cargar eternamente el globo terráqueo, que hasta ese momento había estado reposando en cuatro grandes guayacanes que sustentaban la tierra. Cuando, cansado, Chibchacum cambiaba el mundo de un hombro a otro, se producían los temblores en la tierra. Pero también Bochica castigó a Huitaca por sus malas enseñanzas a la gente, «le dio plumas y transformó sus miembros en lechuza», «e hizo que no anduviera sino de noche, como ella anda».

Las gentes quedaron obligadas a adorar y hacer sacrificios a Bochica luego del poder demostrado al des-anegar la sabana. Tiempo después, él desapareció en Iza, un pueblo cercano a Sogamoso, dejando estampada la huella de su pié en una piedra de cuya raspadura bebían las mujeres preñadas para tener buen parto y que por su carácter sagrada, era visitada en peregrinación por los chibchas. Siendo elegida Sogamoso, como la ciudad religiosa del pueblo Chibcha por haber sido escogida por Bochica, y donde se instauró el gobierno de los sumos sacerdotes.

En cuanto a Bachué e Iguaque, cuando ya estaban viejos llamaron a sus descendientes y fueron acompañados hasta la laguna de Iguaque, su lugar de origen. Allí Bachué hizo una plática final, exhortándolos a la paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna.

Mientras Bachué e Iguaque se dedicaban a poblar la tierra exhortando a la paz y conservación entre sí, la guarda de los preceptos y leyes... en especial, en orden al culto de los dioses», Bochica trataba de poner orden a los movimientos compensatorios producidos a raíz de su aparición, ayudando a los hombres y castigando a Huitaca y Chibchacum por sus manifestaciones.

Indignado por el proceder de Chibchacum, Bochica lo condenó eternamente a cargar el globo terráqueo sobre sus hombros, que hasta ese momento había estado reposando en cuatro guayacanes. El mito de Chibchacum se

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asemeja al mito griego de Atlas, el gigante hijo de Cimene y Japeto, quien tomo parte en la guerra de los gigantes contra los dioses. Los gigantes fueron vencidos, recibiendo por ello los castigos de Zeus, quien condenó al gigante Atlas a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Por ello, al dios protector de Bacatá, también se le llama “El Atlas Chibcha”. Pero también Bochica castigó a Huitaca por sus malas enseñanzas a la gente, y la transformó en una lechuza, e hizo que sólo saliera a los campos como ave nocturna. Su culto pertenece al ritual lunar.

Después de esto Bochica desapareció en Iza, los muiscas visitabán en peregrinación el lugar y hacían anualmente una gran fiesta religiosa para conmemorar su regreso. Bachué e Iguaque, cuando ya estaban viejos, llamaron a sus descendientes y fueron acompañados hasta la laguna de Iguaque, su lugar de origen. Allí Bachué hizo una plática final, exhortándolos a la paz, después de la cual se despidieron y se convirtieron en dos grandes serpientes que se sumergieron en la laguna. Así se resuelve el drama del relato.

 

INTERPRETACIÓN GENERAL DEL MITO

En este mito encontramos elementos que nos permiten comprender cómo a partir del caos de lo inconsciente, emerge la conciencia, a partir de su propio poder autogenerador y de la necesidad de una relación entre los principios femenino y masculino. También nos muestra la forma en que la conciencia emergente, representada en lo masculino, dejó de lado el poder creativo de lo femenino. En esencia, el relato representa el paso de una sociedad matriarcal a una sociedad patriarcal, en la que el predominio de lo masculino perdió contacto con el principio femenino, en aspectos que fueron asumidos como sombríos. La consecuencia es que este proceso de cambio apartará al ser humano de sus aspectos más instintivos.

El temor del ego a la dimensión transformadora de lo femenino escindió lo femenino, reduciéndolo a lo bondadoso, conectivo y procreador. En palabras de Whitmont, el propósito de reprimir lo femenino es que “el poder abismal de lo femenino no disolviese la voluntad firme del varón y le entregase desvalido al gran torrente de la transformación”

La pregunta es ¿cómo adaptarnos conscientemente a los principios femeninos y masculinos en todos sus aspectos, sin que se perciban como amenazantes sino como compensatorios y cooperadores, integrando sus aspectos inconscientes, redimiendo el dominio de lo femenino?

Esto parece hacerse evidente y necesario en nuestra sociedad Occidental, donde una nueva comprensión de estos principios contrarreste la parcialidad masculina predominante, contactando de nuevo con las fuerzas del Eros, que ignorémoslo o no, continua ejerciendo control desde sus profundidades, quedando enfrentados, ante la desintegración, al enorme poder destructivo de los arquetipos, cuando estos se sienten saboteados.

Esto hace pensar en la sacralidad del matrimonio de Bachué con su hijo, el ego naciente que ella necesita para salir de su estado inconsciente primigenio, como una relación con su propio poder creativo, con su capacidad de procrear, gracias a la cual todo lo demás surgirá, pues es a partir de esta unión que la tierra se puebla. Si bien es cierto que la función de Bochica de ordenar, enseñar y restablecer el equilibrio era fundamental para todo lo naciente, ¿qué pasa si nos divorciamos de nuestro propio ser, que desde lo femenino está relacionado con los orígenes de la vida?

Según Whitmont, el precio que pagamos por esto es doble, ya que por una parte, perdemos contacto con la continuidad vida-muerte de la existencia, y por otra, el yo se enfrenta a un mundo extraño y absurdo en el que la amenaza de la autodestrucción colectiva es inminente.

Por fortuna, ser conscientes del problema podría conjurar la amenaza, asimilando las fuerzas inconscientes y trasformándolas en nuevas formas de cultura, de conciencia y de control de lo agresivo.

Esto lleva también a reflexionar en el desenlace de nuestro mito, en que, Bachué y Bochica, que objetivizan la presencia de lo femenino y lo masculino, de lo inconsciente y consciente, de lo matriarcal y lo patriarcal,

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desaparecen volviendo a sus orígenes. ¿Qué sentido podría tener esta desaparición en este movimiento dialéctico, que nos impulsa a buscar nuevas formas de autovaloración y de relación con nuestros impulsos instintivos y emotivos, pero partiendo de formas arcaicas reprimidas y desechadas, que necesitan ser redimidas y reconocidas por la conciencia?

Varias ideas se me ocurren: que debemos volver al caos, al estado primordial, para renacer renovados y regenerados, como una forma de vivificarnos, integrar la dualidad relacionada con las fuerzas naturales y darle paso al espíritu. Whitmont dice que “La nueva conciencia, comparada con la del pasado, estará dotada de una claridad, una libertad y un conocimiento de sí misma mucho mayores, y de una capacidad de amor distinta y nueva”.

Lo anterior nos estaría mostrando el camino de la individuación, en el que después del reconocimiento, aceptación e integración de los opuestos, retornamos al arquetipo del Sí-mismo, el retorno a la totalidad consciente e inconsciente, pero habiendo pasado por un camino de adaptación consciente.

DESCRIPCIÓN DE LOS SÍMBOLOS (3)

Pero es aquí que me gustaría abrir paso a una reflexión, que nos ayude a darle vida al mito, relacionando lo ya analizado con la descripción universal de los símbolos contenidos en el relato, para a partir de allí elaborar unas conclusiones.

• LA LUNA, como símbolo femenino. A través de los tiempos ha sido relacionada con la Gran Madre, pero también con la anciana mujer. Y su simbolismo siempre se manifiesta en correlación con el sol. Se asimila a las aguas primordiales de las que procede la manifestación. La luna dirige la renovación periódica tanto sobre el plano cósmico como sobre el terrestre vegetal, animal y humano. Concierne a la divinidad de la mujer y a la potencia fecundante de la vida. La zona lunar de la personalidad es esta zona nocturna, inconsciente, crepuscular de nuestros tropismos, de nuestras pulsiones instintivas.

• EL SOL: es descrito como la manifestación de la divinidad, sino como la fuente de la luz, del calor y de la vida. Sus rayos representan las influencias celestes o espirituales recibidas por la tierra.

• EL AGUA: es el símbolo de las energías inconscientes, de las potencias informes del alma, de las motivaciones secretas y desconocidas. Las significaciones simbólicas del agua pueden reducirse a tres temas dominantes: fuente de vida, medio de purificación y centro de regeneración. Contiene todas las promesas del desarrollo, pero también todas las amenazas de reabsorción.

• LA LECHUZA: es Ave nocturna, en relación con la luna, que no puede soportar la luz del sol. Esta asociada con las fuerzas ctónicas, como un avatar de la noche, la lluvia y las tempestades. Se asocia a la vez con la muerte y las fuerzas de lo luni-terreno, que gobiernan las aguas, la vegetación y el crecimiento en general

• EL BÁCULO: Su forma de gancho, semicírculo, o círculo abierto, significa el poder celeste abierto sobre la tierra, la comunicación de los bienes divinos, el poder de crear y recrear los seres...es un símbolo de autoridad, de una autoridad de origen celeste. Es comparable al palo del pastor.

• EL DILUVIO: el símbolo de la germinación y de la regeneración. Un diluvio no destruye sino porque las formas están usadas y agotadas, pero lo sucede siempre una nueva humanidad y un nueva historia. Está ligado también a menudo a las faltas de la humanidad, sean morales o rituales, pecados y faltas a las leyes y a las reglas. Entonces purifica y regenera, es un inmenso bautismo colectivo, decidido, no por una conciencia humana, sino por una conciencia superior y soberana. Si las formas no fuesen regeneradas por su reabsorción periódica en las aguas, se desmoronarían, agotarían sus posibilidades creadoras, y se extinguirían definitivamente.

• LA SERPIENTE: expresión de lo primordial indiferenciado. Aparece como la gran regeneradora e iniciadora, dueña del vientre del mundo. La ciencia de la serpiente extiende igualmente su poder sobre el reino de la sombra y sobre el de la luz, concilia el alma y el espíritu, las dos zonas de la conciencia, la sagrada izquierda y la sagrada derecha. Reconoce la anterioridad de lo increado primordial, de lo que él mismo ha salido, y en donde hay que volver para sumergirse para regenerarse y fructificar. Relacionada con lo lunar y lo femenino por su por su capacidad de renovarse. El carácter, siempre cambiante, siempre renovador de ambas, la luna y la serpiente,

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ha hecho aparecer las creencias que atribuyen el poder de la inmortalidad a veces a la luna y a veces a la serpiente. También la serpiente se asocia con la luna porque viven en agujeros oscuros y bajan por las hendiduras de la tierra y de las rocas, Viven en una región subterránea que para los antiguos era el infierno. Su movimiento es secreto y misterioso, son de sangre fría e inaccesibles para el sentimiento humano. Se relacionan con las sombras de la muerte igual que la luna en su fase oscura. Finalmente también juega un papel como representación del falo.

Hasta aquí tenemos ya un mapa de los elementos contenidos en el mito y lo que estos nos pueden representar desde una mirada actual. Me gustaría ahora anotar algunas conclusiones respecto de lo descrito y analizado.

CONCLUSIONES

• Tenemos un mito, un relato, unas relaciones, unos símbolos, unas conjeturas que han permitido establecer una conexión con nuestros antepasados, permitiendo aventurar un sentido permanente y actual.

  CHIMINIGAGUA(Representante del caos, lo primigenio, lo indiferenciado)  

SUE (EL SOL)(Lo consciente, lo masculino)

 

CHIA (LA LUNA)

(Lo inconsciente, lo femenino)

BOCHICA(El gran padre, lo patriarcal)

 

 

BACHUE(La gran madre, lo

matriarcal)CHIBCHACUM(Lo masculino

constelado)  

HUITACA(Lo femenino

escindido)

 

• Una historia que contar, donde a partir del caos, de lo primigenio, de lo indiferenciado surge la necesidad de diferenciar, apareciendo el sol y la luna como estructuras arquetípicas que al objetivarse dan vida a la inevitable aparición de los opuestos que surgen de la disolución, como única forma de salir de un estado de simbiosis, para generar progreso, desarrollo y evolución.

• Sin embargo el conflicto se polariza, mientras lo inconsciente-femenino da paso a lo masculino-consciente porque lo necesita como única posibilidad de desarrollo, dando vida a un ego, ordenador y generador de progreso, éste se empodera con una mirada patriarcal que pretendiendo protegerse y mantener el equilibrio para no regresar a un caos inconsciente e indiferenciado, niega una parte de si mismo, la relacionada con su propio origen.

• Pero él mismo lanza un diluvio que amenaza con destruir lo construido pero que también purifica. Por tanto, pasado un tiempo, las aguas son de nuevo reencauzadas para continuar generando vida. Sin embargo lo femenino y lo masculino ya se han hecho conscientes de su separación. Y han asumido un lugar que en la distancia parece invitarlos a encontrar una nueva forma de relacionarse.

• Entonces los arquetipos desaparecen, ya no se nos hacen visibles, vuelven a su origen, pero dejándonos la sensación de que siempre van a retornar. Así uno desaparece en la nada, en lo etéreo, en el espíritu. Mientras ella con su masculino ya diferenciado de sí, regresan a lo subterráneo, lo profundo, lo acuoso, a la infinidad de lo posible en forma de dos serpientes, que representan lo dualidad de lo regenerador y lo destructivo, de lo

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fecundador y de lo fecundado, de lo que es capaz de hundirse en lo más profundo y volver a salir, una y otra ves renovado.

• Quizás sea este el mismo camino que seguimos en nuestro proceso de individuación, primero diferenciarnos, permitir el desarrollo del ego, poblar nuestro mundo externo, volver la mirada hacia adentro, reconocer las fuerzas actuantes dentro de nosotros, observar la tensión producto del conflicto, equilibrar asumiendo las polaridades, asumir lo que nos es claro y lo que nos es oscuro, potenciar el conflicto, integrar, para finalmente de nuevo posesionando de nuestra dualidad, arrastrarnos de nuevo hasta las profundidades, donde lo individual, lo colectivo, lo creativo, lo vivificador, lo instintivo, lo espiritual, están presentes, para salir renovados y avanzar en espiral hacia mayores grados de conciencia, que sin alejarnos de nosotros mismos nos permita establecer una relación equilibrada como parte y todo de lo que somos y lo que nos rodea.

 

PIE DE PAGINA

(1) Compilación de mitos realizada por Juan Carlos Alonso para este escrito, tratando de mantener en lo posible los terminos utilizados por los autores clásicos consultados, en especial Restrepo, Correa y Ocampo.

(2) Basado en Juan Carlos Alonso, "El Mito Kogi de la Creación desde la Psicología Analítica", En Revista Universitas Psychologica, Facultad de Psicología, Pontificia Universidad Javeriana, En Prensa.

(3) Basado en el Diccionario de Símbolos, de Chevalier y Gheerbrant .

BIBLIOGRAFÍA

• Chevalier, J y , A. Diccionario de Símbolos. Herder, 2003.

• Restrepo, Roberto. Consejería Presidencial para la Política Social, Las mujeres en la historia de Colombia.

• Harding, Esther. Los Misterios de la Mujer. Ediciones Obelisco,1995

• Newmann, Erich. Orígenes e Historia de la Conciencia.

• Ocampo L., Javier. Mitos y leyendas Bogotanas. Plaza y Janes, 2001

• _______. Mitos colombianos. Ancora editores, 1988.

• Whitmont, Edward. El retorno de la diosa. Es aspecto femenino de la personalidad. Piados, 1998.

" PROMETEOS INDÍGENAS: COMENTARIOS PSICOANALÍTICOS A UN MITO "

Eduardo Gómez Escallón

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Eduardo Gómez es Médico psicoanalista, Miembro de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis, Miembro Didacta y Miembro Titular de la Asociación Colombiana de Psicoanálisis. Docente en el Instituto Colombiano de Psicoanálisis. Ha trabajado en varios temas psicoanalíticos (teoría y clínica) y en especial ha manejado los tópicos de Psicoanálisis y Mitología, y adolescencia, de los cuales exsisten varios trabajos.

 

Monte Cáucaso

"Tiresias: ¡Ay, Ay, cuan atroz es saber, cuando no trae provecho ni siquiera

al que sabe!"

Sófocles, Edipo Rey

En trabajos anteriores (Gómez, E. 1998a., 1998b, 2000, 200I ) me he ocupado de diferentes aspectos de las relaciones que existen entre el psicoanálisis y la mitología. En esta oportunidad quiero dar a conocer los textos de tres mitos indígenas colombianos, cuyos contenidos tienen en común una temática claramente afín a la del Prometeo griego.

No son muchos los escritos que los psicoanalistas colombianos hemos dedicado a nuestros propios mitos. Entre ellos quiero destacar los aportes de De Zubiría, R. (1958), Sánchez M. G. (2004), Gómez C, F. (I986) y Alvarez, B. y Gutiérrez, J .A. (1987).

De los varios enfoques interpretativos que se pueden considerar en relación con la mitología y con los temas mitológicos, los más importantes resultan ser, sin duda, el antropológico-estructuralista, cuyo principal representante es Lévi-Straúss, y el psicoanalítico.

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En la estructura del mito, descubierta y descrita por Lévi-Strauss (1958) encontramos, además del eje horizontal que se extiende en la dimensión de lo diacrónico y del vertical, del orden de lo sincrónico, un eje en la dirección antero posterior, que incluye las diferentes variaciones sobre el mismo tema. Esta triple estructura vectorial le otorga características tridimensionales. A pesar de que los distintos relatos de nuestros Prometeos indígenas muestran diferencias considerables, es posible determinar elementos básicos y esenciales, al hacer un estudio comparativo entre ellos y con la clásica versión griega. El siguiente paso, en el desarrollo de este trabajo, incluye algunos comentarios psicoanalíticos sobre este mito, basado, desde luego, en los aportes hechos por Freud y por otros psicoanalistas que se han ocupado del tema. La interpretación psicoanalítica de ninguna manera agota su comprensión, ni puede pretender abarcarlo todo; se trata sólo de una dimensión que, desde luego, enriquece las narrativas mitológicas, al introducir en su estudio la valiosa herramienta de los mecanismos propios del funcionamiento del sistema inconsciente, descubiertos por el psicoanálisis. Es evidente que, ni el sentido de la obra de un poeta trágico, ni la de un mito, pueden reducirse a una interpretación psicoanalítica.

El mito de Prometeo pertenece a aquellos que muestran una tendencia universal, afirmación que se ve respaldada por los hallazgos de las tres versiones indígenas que voy a exponer.

Pero no son solamente estos ejemplos los que nos testimonian de la universalidad de este tema mitológico: Lévi-Strauss (1964), en su libro Le cru et le cuit, se refiere a una serie de relatos míticos de las tribus del grupo lingüistico llamado Gé, vecinas de los Bororo, de la parte central del Brasil; aparece, en todos ellos, el tema de los orígenes del fuego, en seis variaciones, a las que, en un lenguaje musical, llama "seis aires seguidos de un recitativo". Encuentro que estas narrativas tienen notorias semejanzas con las nuestras, pero entrar en detalles sobre ellas excede los límites de este trabajo. (1)

Finalmente, quiero dejar planteadas algunas hipótesis o preguntas sobre los que considero como los aspectos más importantes del mito, desde el punto de vista psicoanalítico, en cuanto estructurantes de la mente y en relación con su utilidad clínica.

Me parece más importante el estudio comparativo de las distintas versiones del Prometeo y los comentarios psicoanalíticos pertinentes, así como las funciones generales y usos de estas temáticas y contenidos, que lo que estrictamente se considera como análisis aplicado, en el sentido de dirigirlo en forma exhaustiva a todos los detalles de un texto; este terreno puede resultar riesgoso, como quiera que sus interpretaciones no están sustentadas, como sucede con el psicoanálisis clínico, por las asociaciones libres dei analizado.

Es preciso, entonces, ser muy cautelosos al transitar por estos caminos. Sin embargo, "La cuestión de saber si un texto puede recibir una interpretación psicoanalítica y bajo qué condiciones, ha sido planteada muchas veces." (Potamianou, 1979) (2). Las relaciones entre la mitología y el psicoanálisis son de doble vía, y las influencias que !a estructura mitológica en general y los relatos mitológicos en particular han tenido para el psicoanálisis no han sido, en mi opinión, suficientemente estudiadas.

 

1. LOS MITOS INDIGENAS

1. 1. La historia del fuego

En un cuadernillo publicado por la Asociación Instituto Lingüístico de Verano (1993) aparece la narración de un mito Guahibo titulado La historia del fuego, el que quiero transcribir textualmente:

"En un lugar llamado Awia, actualmente Santa Rita en el Vichada, Cuwai (un héroe mitológico) solía calentarse en su hamaca cerca del fuego.

En aquel entonces la gente no conocía el fuego y por eso asoleaban el pescado y la carne que iban a comer; pero la gente se cansó de esto. Sin embargo Cuwai continuaba calentándose, aunque la gente no sabía que era el fuego.

Un día, por fin, el perico cachete amarillo (Pionopsitta barrandi) preguntó a su abuelo Cuwai:

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- Abuelo, ¿qué es lo que tienes debajo de tu hamaca?

Cuwai le contestó: Nieto, es fuego.

-¿Para qué sirve el fuego? Insistió el perico.

-Sirve para asar pescado- contestó el viejo

Pero Cuwai mezquinaba el fuego. Entonces el perico pensó: "mi abuelo mezquina el fuego, pero yo se lo voy a quitar". Y así lo hizo. Cuando el perico huyó con el fuego, Cuwai le siguió por detrás para matarlo, pero el perico se metió en un árbol ahuecado. Cuwai tumbó el árbol en el cual se había metido el perico y cuando éste cayó al suelo, Cuwai empezó a abrirle huecos, y es por eso que el árbol "cabo de hacha" tiene la superficie del tronco ondulada. Sin embargo, el perico salió huyendo por el extremo de una rama ahuecada y a su paso regaba partículas de carbón encendidas, y es por esto que el perico tiene el doblez del ala de color rojo encendido. Después de todo esto y una vez a salvo, el perico enseñó a la gente cómo utilizar el fuego".

 

1.2. Namón, el hombre que robó al fuego el sol

Fabio Silva (1999), en su libro Mitos y Leyendas Colombianos, trae el relato de este otro mito colombiano, esta vez Cuibo, perteneciente a la zona de los llanos orientale sy de la amazonía.

"Al principio de la civilización, los indígenas no conocían el fuego; comían sus alimentos crudos y no podían evitar el frío en el calor de una hoguera. Muchas veces habían visto como se prendían los árboles con los rayos de las grandes tempestades pero, temerosos del castigo de los dioses, nunca se acercaron a ese fuego.

Un día un joven llamado Namón decidió ir hasta el sol y robarle un poco de su luz.

- Para que puedas cumplir con tu misión, debes estar alerta de las trampas que pone el sol- le dijo el pájaro carpintero.

- ¡Antes que nada, debes llevar dos palitos de Matapán y traerlos encendidos! exclamó el morrocoy.

Una noche, Namón partió a cumplir con su dificil misión. Se despidió de toda la tribu, preparó su arco y sus flechas, empacó sus alimentos y por último guardó muy bien los dos palitos de matapán en una de sus bolsas ... El enmarañado bosque era cada vez más dificil de cruzar y Namón solamente se guiaba por el sonido del río. De pronto, en medio de la selva, escuchó una tenebrosa risa.

- Ja, ja, ja, hasta aquí ha llegado Namón. No permitiré que lleves el fuego a tu tribu.

Namón miró para todas partes y no supo de donde provenía la voz que escuchaba. Pero, fuera lo que fuera, no permitiría que lo detuvieran en su camino. De repente los árboles se fueron uniendo y sus ramas y hojas formaron una inmensa red que lo cercaba lentamente.

Namón se acordó de las palabras del pájaro carpintero, sacó su flecha más gruesa y amarrándole un lazo que tejió rápidamente con finas hojas y fuertes raíces, la disparó hacia el árbol mas alto, subió por la cuerda con una habilidad de tigre y justo cuando llegó a la copa del árbol, la red se cerró fuertemente. Entonces Namón sacó los dos palitos de matapán y bajó lentamente del árbol, porque los palos de matapán le sirvieron de alas. Namón, sorprendido de lo que había hecho, no se dió cuenta de que había caído en territorio de las grandes boas.

Las boas,. sin darle tiempo de reaccionar, lo atraparon. Una de ellas lo agarró por el cuello, tratando de estrangularlo. Namón alcanzó a sacar su afilado cuchillo de piedra y lo clavó en el cuello de la gigantesca boa que se retorció de dolor. AI ver a su compañera muerta, las otras culebras nuevamente se abalanzaron sobre él.

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Rápidamente sacó sus flechas y las disparó contra un gigantesco árbol, formando una serie de escalones por los que trepó velozmente.

Cuando Namón miró hacia el horizonte, una hermosa llanura dejaba ver el esplendoroso sol, que salía como del fondo de la tierra. Entonces sacó los dos palos de matapán, los expuso a la luz, esperó un buen rato y de pronto una Ilamita apareció súbitamente en uno de los dos palos; Namón sopló y frotó el palito y otra vez apareció la llama. Había logrado robarle un poco de fuego al sol.

De regreso a su aldea, corrió tan rápidamente que ni las boas, ni el bosque enmarañado lo pudieron atrapar. Cuando llegó a su tribu, mostró a todos lo que había conseguido. Desde este día, el frío fue dominado gracias alfuego de Namón".

1. 3. El secreto del fuego

El mismo autor, Fabio Silva (1999), nos trae en su libro el texto de otro mito, perteneciente a la zona pacífica. Se tratade El Secreto del Fuego, mito Catío, cuyo contenido es el siguiente:

AI principio, la única que tenía el secreto del fuego era la iguana Himo pero ella no lo compartía con nadie. Los indios cocían y calentaban sus comidas al sol, pero éstas no quedaban bien preparadas, y por la noche dormían atemorizados y sentían mucho frío, pues no tenían con que calentarse.

Un día Karabayí, un astuto guerrero, salió a pescar y se encontró con Himo, que estaba asando un rico pescado. Himo invitó a Karabayí y éste quedó fascinado con el sabor de la comida. Pero cuando terminaron, Himo apagó el fuego y partió rápidamente. Karabayí volvió al poblado y contó lo sucedido a sus compañeros:

- ¡Hay que capturar a la iguana Himo para que nos muestre el secreto del fuego! - exclamó Karabayí a todo el poblado.

Himo no volvió a aparecer por ningún lado. Pero un día Karabayí, que todos los días salía a buscarla, olió el sabroso aroma del pescado asado y, guiándose por él, logró llegar a la cueva de la iguana; la entrada era muy pequeña. Entonces Karabayí, que podía transformarse en lo que quisiera, se convirtió en iguana y se metió en la cueva. Aunque la entrada era pequeñita, el interior era gigantesco. Karabayí quedó sorprendido al ver miles y miles de palitos prendidos y repartidos a lo largo de la cueva. "Con razón nunca se le acaba el fuego a Himo" pensó Karabayí. Al ver a su hermano, Himo le invitó a comer pescado asado. Karabayí comió y cuando estuvo satisfecho, le dijo a Himo que le obsequiara un palito para llevar a su propia cueva. Himo, que no sospechaba nada, le entregó varios y Karabayí partió rápidamente para su tribu.

Desde ese día, los hombres tienen fuego y la iguana sigue creyendo que sólo ella puede comer pescado asado.

 

2 - EL MITO GRIEGO

Tal vez el texto más antiguo que hace referencia al mito de Prometeo se encuentra en la Teogonía de Hesíodo, posterior a Homero. Por lo tanto alguna información, ya sea de referencia o de estilo, fue tomada de las grandes obras homéricas. En la Teogonía se describe toda la intrincada genealogía de los dioses del Olimpo, comenzando con Urano y Gea, y con el triunfo final de Zeus, después de una larga lucha, sobre todos los demás dioses.

La Enciclopedia Espasa-Calpe nos señala que el nombre de Prometeo viene del griego promezeus=Promezés, de pro y maz, raíz del verbo manzano, aprender. Agrega que, según Diodoro, este mito significa que Prometeo fue el inventor de las pyreia, "instrumentos que en los tiempos primitivos servían para encender el fuego". Nos relata también que "Fulgencio y Petronio creen ver en el suplicio de Prometeo una alegoría de la envidia que roe las entrañas de la humanidad". La misma enciclopedia refiere que una "exégesis histórica de la leyenda de Prometeo" se encuentra en Herodoto, según la cual Prometeo fue un rey de Escitia. Como consecuencia del

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desbordamiento del río llamado Aetos (del griego aetós, águila) y de los desbordamientos que provocó en todo el territorio, los escitas culpan a su rey del desastre y lo cargan de cadenas.

En el orden de las generaciones, Prometeo pertenece a la misma de Zeus, según el texto de Hesíodo, y por lo tanto es nieto de la pareja primordial y hermano de Cronos. Esquilo, en su Prometeo Encadenado, lo coloca en una generación anterior, como hijo de Urano y Gea, y por lo tanto perteneciente a la misma de los Titanes. ¿Cual es el significado de este cambio generacional? Una explicación posible, estaría en la necesidad de alejar los peligros de las implicaciones edípicas. Después de Hesíodo, el texto griego más importante sobre Prometeo se encuentra en Esquilo, en su famosa trilogía prometeíca, de la que sólo se conserva la primera parte; el Prometeo Encadenado, y algo de la segunda, fragmentos del Prometeo Liberado. Nada se conoce de la tercera Parte (3).

Como considero que el contenido de este mito es ampliamente conocido, voy a limitarme a exponer un resumen de la versión que trae la Enciclopedia Cívita de mitología (1973):

Prometeo.- Hijo del Titán Japeto y de Climene... Enviado a la tierra con la misión de crear un ser díferente de los animales, decidió vengarse del padre de los dioses, que destruyera a su estirpe. Tomó barro del suelo, lo mojó con agua y esculpió la masa hasta obtener rayos iguales a los de un dios... Estaba creada la especie humana. En un banquete en que una res iba a ser dívidida entre los Olímpicos y los hombres, Prometeo se encargó de hacer el reparto. De un lado puso las entrañas y la carne del animal, del otro sólo los huesos, disimulados con la grasa blanca. Júpiter eligió la segunda parte. Al darse cuenta de haber caído en una trampa, se encolerizó contra Prometeo y los mortales. Para castigarlos les escondió el fuego, último elemento que les faltaba para desarrollar una civilización. Prometeo voló hasta el cielo, encendió una rama en las brasas del carro solar y entregó la llama al hombre... (Júpiter) encadenó a Prometeo en la cima del monte Caúcaso y le envió un águila que le devoraba el hígado, reconstituído torlas las mañanas. A pesar de su sufniniento, el titán mantuvo su actitud de rebelión... Pasados treinta años, o treinta siglos, según algunos, Júpiter permitió que Hércules liberara a Prometeo. Tras haber hecho todo eso, Prometeo quedó libre pero se tornó mortal. Sólo recuperaría la inmortalidad sí un inmortal aceptaba trocar su destino con él. El centauro Quirón; herido por una flecha de Hércules, aceptó morir en su lugar. El títán pudo ser así admitido nuevamente entre los dioses.

Antes de abstraer los elementos comunes, no sobra señalar la importancia de las diferencias. El Prometeo griego se estructura, en esta versión, también como un mito de la creación del hombre, con notorias semejanzas con el relato del Génesis. Aparece clara la fantasía de la inmortalidad del hombre, como algo que, además, se puede adquirir o perder.

 

3 - ELEMENTOS COMUNES

Estos elementos, que quiero abstraer como comunes a todas las narrativas referidas, tienen que ver solamente con los contenidos manifiestos.

3.1. En todas las versiones se alude a una época en que "la gente no conocía el fuego", lo cual plantea, de entrada, un problema del conocimiento. En este sentido tanto el fuego como la luz deben ser considerados como símbolos del conocimiento; Francisco Rodríguez Marín, en el prólogo a su edición comentada del Quijote, y citando a Menéndez y Pelayo, exclama : "Luz, más luz, es la que esos libros inmortales requieren". Por lo demás, la metáfora de la luz, como alusión al conocimiento, es tan amplia y difundida en el lenguaje común que no requiere aclaración. Desde luego que tiene otros significados, entre ellos unos claramente sexuales y otros agresivos.

3.2. Para robar el fuego se necesita una gran astucia, con el fin de lograr engañar a un ser superior, que puede ser otro hombre de mayor dignidad y poder, o un dios o, inclusive, un animal al que se le atribuyen poderes especiales. En Prometeo, el engañado doblemente es Zeus y, por supuesto, todos los dioses del Olimpo. En el primero de los mitos relatados, éste es robado al abuelo Cuwai. Namón tiene que hacerlo nada menos que al sol y, finalmente Karabayí engaña a la iguana Himo, animal revestido, en este relato, con características míticas.

3.3. Quien hurta el fuego lo hace con intenciones altruistas, para beneficiar a su pueblo, a los suyos y, de paso, convertirse en héroe, llámese Prometeo, Namón, Pionopsitta barrandi o Karabayí. ,

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3.4. El robo trae como consecuencia muchos sentimientos persecutorios, y, en el mito griego, un castigo atroz. Llama la atención que, en los mitos indígenas, por supuesto más sencillos e ingenuos, el castigo se queda sólo en el campo de la amenaza, y nunca tiene las terribles consecuencias que nos muestra la versión griega.

3.5. El instrumento utilizado para transportarlo es una caña, o "dos palitos de Matapán"; "una rama ahuecada", o "un palito" que se multiplica en "miles y miles", en el caso del mito Catío; de todas maneras, claros símbolos fálicos.

3.6. El héroe tiene que pasar por muchas dificultades y enfrentar serios peligros para lograr sus fines, lo cual imprime a las narrativas un carácter siempre persecutorio. El mito de Prometeo tiene muchos puntos de contacto con el del Héroe, en el sentido en que fué propuesto por O. Rank, y citado por M. Abadi (1970).

3.7. La instancia (o instancias) que lo poseen, son mezquinas (envidíosas), no quieren ceder su privilegio, y por eso es preciso robar y acudir al engaño.

3.8. El final de la narrativa siempre es el mismo: el héroe logra su cometido en todos los casos, que es el de entregarlo a los hombres.

 

4 - ALGUNAS CONSIDERACIONES ANTROPOLÓGICAS:

Antes de los comentarios psicoanalíticos en relación con el mito de Prometeo, me parece interesante presentar algunas consideraciones que pertenecen al terreno de la antropología.

Una de las funciones del mito es la de tratar de dar una explicación a los orígenes y características de los fenómenos de la naturaleza; fenómenos que aterrorizaron con seguridad al hombre primitivo: inquietudes, preguntas sobre la presencia de movimientos telúricos, terremotos, inundaciones y lluvias torrenciales, o la trayectoria del arco iris, la existencia de las estrellas y sus movimientos.

Lo referente a la pregunta sobre el cuándo tuvo lugar la adquisición y la domesticación del fuego, es cuestión de importante controversia. Algunos autores la ubican en una época muy remota, hace aprox. 2,5 millones de años, en la era de los Australopithecus (4), primer género de homínidos. Ya menos polémica resulta su utilización por parte de los Neandertales, es decir hace cerca de cien mil años. La importancia de esta adquisición tiene que ver, ante todo, con el progreso cultural que implicó, no solamente en relación con la preparación de los alimentos y su mejor utilización para la nutrición, y con la protección contra las inclemencias del tiempo, sino también en el aprendizaje del manejo de los metales y de la arcilla, como primeras etapas en el desarrollo de la tecnología.

Rudgley (1999), citando al historiador de las religiones Mircea Eliade señala como "en todo el mundo se ha calificado a los chamanes, alfareros, herreros y alquimistas "maestros del fuego". El poder del fuego para transformar la arcilla, en el caso del alfarero, y los metales, en el del herrero, se veía no sólo como un logro tecnológico, sino como una actividad impregnada de magia".

Cosa distinta a su adquisición y dominio, y a la capacidad de producirlo y de mantenerlo, resulta el hecho más temprano de aprovechar aquel que se producía espontáneamente, ya sea a través de un incendio forestal o por los rayos de las tormentas eléctricas (RudgIey,R, 1999).

El relato de Prometeo incluye dos aspectos diferentes: por un lado está todo aquello que tiene que ver con lo heroico, con el héroe que desafía a los dioses para llevarles la civilización, cuyo desarrollo se encontraba estancado. Por otro lado, y en especial en relación con el texto de la tragedia griega, aparece en el protagonista, una clara faceta depresiva y melancólica, expresada en sus permanentes lamentos y quejas.

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5- INTERPRETACIONES PSICOANALÍTICAS

5.1. Interpretación freudiana:

Según Freud (1931), y aunque no señala a cuáles se refiere, existen varias leyendas y mitos ígneos. Enseguida se centra en el estudio psicoanalítico del mito de Prometeo, haciendo una profunda e ingeniosa interpretación. Lo esencial, en su comprensión, es el. énfasis que pone en los mecanismos descubiertos en relación con la interpretación de los sueños, y en especial en los que se han descrito como "transformación en lo contrario" y "expresión simbólica". Para su interpretación parte de un antiguo rito, practicado por algunos pueblos primitivos, que consistía en apagar el fuego orinando, lo cual implicaba, para él, un erotismo de tipo claramente uretral, así como fuertes impulsos homosexuales. Prometeo roba el fuego a los dioses, para entregárselo a los hombres, elemento éste que les faltaba para terminar su proceso de adquisición de la cultura. Pero resulta que lo transporta en una caña hueca, claro símbolo fálico, lo que indica que no era propiamente el fuego lo que Prometeo traía sino todo lo contrario, el instrumento para apagarlo.

En síntesis, Freud concluye que el contenido latente del mito significa una renuncia instintiva, en este caso concreto, a los impulsos uretrales y homosexuales, como base indispensable para lograr la civilización. Esta idea de la renuncia instintiva para los logros culturales, se encuentra también en otras obras de Freud, en especial en El Malestar en la Cultura (1930) y en El Porvenir de una llusión (1927).

5.2. Otras interpretaciones psicoanalíticas

5.2.1. El acto de Prometeo es un robo, un fraude, lo que constituye otra figuración simbólica. Los dioses griegos representan, según Anzieu (1970), no al superyó, sino, antes bien, a las pulsiones y agrega que el castigo de Prometeo implica también una transformación en lo contrario. Para los antiguos el hígado era la sede de los deseos, de las emociones, de la cólera, del dolor, del miedo y de las pasiones. Un ave le roe él hígado, el que es diariamente reconstruído. Dice Anzieu (op.cit.) (5)

"En el discurso manifiesto del mito, Prometeo es castigado por haberse dejado llevar por sus deseos. En el pensamiento latente es lo contrario: Prometeo da el ejemplo de la renuncia a un deseo, por el bien de la civilización; toda exigencia de renuncia suscita una respuesta agresiva; Prometeo es castigado puesto que exige una renuncia desagradable. Un pájaro le devora el hígado ...los dioses del Olimpo, repetirá Freud, poseen toda la licencia para obtener la satisfacción de sus deseos, a los cuales los hombres tienen que renunciar. Los dioses griegos personifican el inconsciente y luego agrega que `la lección moral contenida en la tragedia, <nada es más peligroso para el hombre que querer igualarse a los dioses> no es más que el disfraz de una verdad psicológica, la realización imaginaria de los deseos prohibidos, fuente de los sentimientos de culpa".

5.2.2 Anna Potamianou

En su trabajo Réflexions Psychanalytiques sur la Prometeia d' Esquile (l979) hace un profundo estudio que se puede sintetizar de la siguiente manera:

El Prometeo de Esquilo forma parte de una trilogía de la que, como hemos visto, sólo se conserva la primera parte, y fragmentos de la segunda. Llama la atención que los psicoanalistas se han ocupado mucho más de la otra trilogía de Esquilo, la Orestíada. Baste recordar el estudio que a esta última le dedicó M. Mein (1963). Considera que la Orestíada está más centrada en la problemática edipica que la Prometeia, en cuya temática predominan las referencias a lo pregenital.

Un primer aspecto psicoanalítico que plantea la autora, es la dificultad de Prometeo para someterse a la Ley del Padre, a pesar de la necesidad paradójica de hacerlo. Por otra parte afirma que Esquilo pone en escena un mito que le permite desarrollar la fantasía de la omnipotencia en defensa contra la ansiedad de castración.

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Potamianou ve muy claro el hecho de que Esquilo quiere su Prometeo omnipotente y bondadoso, que se opone a Zeus, padre agresor y castrante.

En el primer plano de la tragedia Zeus amenaza al sujeto así como a toda la humanidad y sus amenazas no son vanas, son las de aquel que detenta la autoridad absoluta. Prometeo se rebela, pero esta rebelión, más que edípica, se ubica en la necesidad de anular la separación irreversible que implica la inserción, entre Zeus y él, de un nuevo orden de cosas. En sus comienzos, la relación mítica entre Zeus y Prometeo, fue una relación gratificante para ambos, una especie de simbiosis: Zeus ve su fuerza confirmada a través de Prometeo y éste, a su vez, sirve a manera de Yo auxiliar a Zeus. Detrás está la figura de la madre nutricia, también ambivalente y devoradora, de la cual tampoco se quiere separar.

En todo caso Prometeo fue para Zeus un aliado de fuerza y este último fue para Prometeo un objeto de amor, lo que podría hacer pensar en un amor homosexual; pero en realidad Prometeo le ama, según la autora, en tanto objeto revestido de libido narcisista. El aspecto homosexual de la relación sirve para ocultar el objeto narcisista, nacido de la relación arcaica con la madre.

Prometeo desplaza su amor hacia los hombres y, a través de una transformación en lo contrario, sólo el odio parece subsistir en su relación persecutoria con Zeus. El amor se reencontrará en su reconciliación final.

Cuando el trazado mitológico haya sobrepasado el tiempo crucial de la relación narcisista, nos dice Potamianou, ésta desemboca en una relación sádica, oral y anal con el rival, donde la relación paterna encubre la de la madre, devoradora y destructiva.

5.2.3. Para Pasche, F (1979), la esencia del sentido del mito de Prometeo se encuentra en los avatares de un contra (6) - edipo paterno, en todas sus formas posibles. Lo mismo que Potamaniou (op.cit.), pone énfasis en los elementos depresivos y melancólicos del héroe, que entre lamentos y quejas, provoca o tiende a provocar en todo el curso de la tragedia, la atención y la compasión de los espectadores.

5.2.4. Sánchez M.,G. (2004) se refiere, en sus comentarios al Prometeo Encadenado de Esquilo, entre otros aspectos, a la arrogancia y soberbia de Prometeo. Lo describe, refiriéndose al contenido latente, como "una configuración de fantasías de destrucción del padre-pene idealizado", basada en ataques envidiosos, lo que lo convierte en un objeto muy persecutorio. También destaca la presencia de fantasías y angustias homosexuales, que llevan a que Prometeo prefiera continuar en su rebeldía, antes que verse sometida homosexualmente al padre.

6.0 CONSIDERACIONES PSICOANALÍTICAS, A MANERA DE CONCLUSIÓN

Teniendo en cuenta las narrativas de las distintas versiones y las interpretaciones psicoanalíticas de los autores citados, podemos llegar a las siguientes conclusiones.

6.1. Nos encontramos ante un enfrentamiento con el padre, por parte del protagonista héroe. En este sentido el mito prometéico tiene que ver directamente con aspectos de un Edipo positivo, el que, según algunos autores, oculta una conflictiva más de tipo pregenital. Sin embargo, muchos de los detalles de las narrativas apuntan a facetas de un edipo (o contra-edipo) negativo. (Pasche, 1979 y Sánchez M. 2004).

6.2. Existe, claramente, una lucha generacional, la cual, en unas versiones, se da directamente de padre a hijo, y, en otras, aparece distanciada, de manera defensiva, por una generación intermedia.

6.3. El contenido del mito de Prometeo está siempre ligado con el del héroe, en el que está implícito el desarrollo de la omnipotencia, como defensa frente a las ansiedades de castración.

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6.4. Para el hombre se ha establecido una prohibición para lograr la plenitud de la civilización y del conocimiento, a manera de un sistema moral, en donde todos los elementos deben estar ligados en un orden lógico, del cual no es posible descontextualizar ninguno. Esta prohibición es muy clara en el mito de Prometeo.

6.5. Como lo ha señalado Bion (1963), los mitos generalmente remiten a la curiosidad, al conocimiento, con las angustias, las prohibiciones y los castigos correspondientes. En un trabajo anterior (2000) me he referido a la alusión repetida que hace a otros mitos que involucran la misma problemática. Se refiere al Edpo, al del Edén o paraíso perdido, a la Torre de Babel y al Enigma de la Esfinge. La curiosidad y arrogancia de Edipo, en su intento por llegar hasta las últimas consecuencias en su indagación, es la causa misma de su perdición; el castigo que recibe es el exilio y la ceguera.

En la Torre de Babel el hombre quiere llegar hasta el cielo, hasta dios, apoderándose de sus cualidades omnipotentes. En este caso el castigo es la confusión de las lenguas que dios impone a los hombres, es decir la incomunicación, como consecuencia de la destrucción de la capacidad para el pensamiento verbal.

El joven Narciso que observa su belleza reflejada en el agua, es castigado por investigar sobre él mismo, por el autoconocimiento.

Según Bion (op.cit.) existe, en los contenidos míticos, la presencia de un dios omnipotente y omnipresente, hostil al conocimiento.

En el caso de Prometeo el pecado es también el de la arrogancia y la soberbia, el de la Hybris o desmesura de los griegos.

6.6. Es preciso destacar los elementos melancólicos que se encuentran incluidos en el mito. Pienso que detrás de ellos se esconde, como lo pudo ver Petronio, y a través de la figuración del águila devorando el hígado, una alegoría de la envidia ancestral del hombre.

Veamos el tono melancólico del protagonista de la tragedia (al fin y al cabo tragedia):

Prometeo.- ¡Oh divino éter y alígeras auras, y fuentes de los ríos, y perpetua risa de las marinas ondas; y tierra, madre común, y tú, ojo del sol omnividente: yo os invoco! Vedme cual padezco, dios como soy, por obra de los dioses. Contemplad cargado de qué oprobios lucharé por espacio de años infiníto. Tan infame cadena tuvo para mi el rey de los felices: !Ay! !Que lamento el mal presente y también e/ futuro! ¿Cuándo asomará el término de mis penas? (prólogo, Commós)

Y el coro, como siempre, hace eco al talante melancólico:

Coro.- Viéndote estoy, Prometeo, y una nube de temerosas lágrimas cubre mis ojos al contemplar tu cuerpo consumido en esas rocas entre afrentosos y diamantinos hierros. Nuevos timonelis rigen el Olimpo; Zeus manda a su gusto con desaforadas leyes; lo que ayer era grande, desaparecido es hoy ante nuestra vísta. (Prometeo Encadenado, Episodio I, Antistrofa I).

6.7. Considero de importancia, en el caso del Prometeo, como lo hiciera Son para el Edipo, desplazar el énfasis desde los elementos sexuales hacia un problema del conocimiento.

7. PREGUNTAS E HIPÓTESIS:

Quiero plantear ahora algunas hipótesis y preguntas en relación con la función y la utilidad psicoanalitica y clínica del mito.

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7.1. Los mitos representan un sistema moral a nivel colectivo, que corresponde o se asemeja a los mecanismos del conflicto individual y a sus intentos de solución: deseos e impulsos, la tendencia a su realización, la prohibición que pone en marcha la represión (la defensa) y, por último, la "transacción" que implica una realización disfrazada de deseos reprimidos, como en el caso de los sueños.

En este sentido corresponderían a un sueño colectivo, en especial aquellos que tienen una tendencia a ser universales. En el Prometeo existe esta lucha instintiva, pero, en mi opinión, prima la lucha contra el instinto epistemofílico, que constituye la base de su problemática.

7.2. Utilidad clínica: Se puede pensar en que la principal utilidad clínica de los mitos estaría en el hecho de representar unos modelos paradigmáticos o prototípicos para la preparación (cocina) del proceso interpretativo. En este caso se trataría de unos modelos, útiles en la clínica, a manera de formulaciones de nivel intermedio, que no corresponden ni a las teorías de alto nivel de abstracción, ni a la realización que les corresponde; se ubicarían entre los dos extremos. Bion (no fechado) recomienda al psicoanalista escoger una serie de mitos que sean de su predilección, ejercitarse en ellos a través de asociaciones escritas, como una manera de mantenerse en buena forma para el ejercicio de su actividad en relación con la atención libre flotante. Si al estar intentando estas asociaciones aparece el nombre de algún paciente, este signo puede ser de ayuda en la comprensión de este caso particular.

7.3. El punto anterior implica un procedimiento que ocurre en sentido contrario a como hemos procedido siempre. En lugar de partir de un contenido manifiesto y por lo tanto consciente, para llegar a lo inconsciente, lo hacemos desde un contenido inicialmente inconsciente, y cuyo sentido ya ha sido develado a través de una amplia elaboración previa, en este caso el de un mito, para llegar a la comprensión del paciente en sus aspectos ocultos.

7.4. Finalmente, algunas inquietudes y preguntas:

¿podría afirmarse que los mitos remiten siempre a un problema del conocimiento, que busca solución y esclarecimiento? ¿A qué modelo clínico corresponde nuestro paciente-prometeo? ¿Sería posible categorizar y sistematizar una especie de "complejo de Prometeo", con los mismos títulos del Edipo o del Narcisismo, teniendo en cuenta la universalidad e importancia del mito?

Pienso que estas últimas consideraciones merecen desarrollos posteriores.

 

NOTAS DE PIE DE PÁGINA

 

(1) Estas variaciones corresponden a las siguientes tribus del grupo linguístico llamado Gé del centro amazónico del Brasil: 1ª Variación Kayapo-Gorotiré, 2ª. Kayapo-kubenk. ranken, 3ª. Apinayé 4ª. Tlmbará oriental; 5ª. Timbará oriental (Grupo Kraho) y 6ª. Sherenté. La localización de estas tribus no dista mucho de las de nuestra cuenca amazónica. Para Lévi-Strauss, el énfasis de la temática de estos mitos que se ocupan todos de los orígenes del fuego, está puesto, de manera importante, en los aspectos relacionados con la cocina, con la preparación de los alimentos

(2) Trad. del autor

(3).Es interesante anotar que según la Enciclopedia Espasa, no se trata de una Trilogía, sino de una Tetralogía, de la cual Prometeo Encadenado constituiría la tercera parte, y el Prometeo Liberado la cuarta (solo fragmentos ). No se conserva nada de las dos primeras.

(4). A propósito, una rama de ellos fue llamada por un anatomista australiano australopitecus prometeus, cit. Por Rudgley

(5). Trad. del autor

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(6).El "contra" se refiere a lo que corresponde al analista, en el caso del psicoanálisis o a la figura paterna, que es el sentido que le da Pasche en su trabajo.

 

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