Mitos y Leyendas Prehispánicas y Coloniales

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Mitos y Leyendas Prehispnicas y Coloniales Nombre: Grado y grupo: 1 A. Numero de lista: 8. Seccin: Secundaria. Colegio: Fray Luis De Len. Fecha de entrega: 17 Junio 2002. ndice Pginas ndice...............................................................................................................2 Justificacin.................................................................................................3 poca Prehispnica Los Primeros Dioses (Mito).....................................................................6 Huaxtecapan (Mito)...................................................................................7 Dioses de la Muerte (Mito)......................................................................9 La rueda de los Katnes (Mito).............................................................10 El Sol y la Luna Opuesto y Complementario (Mito)..........................11 Coatlicue (Leyenda)....................................................................................14 El Edificio de los Danzantes (Leyenda)................................................15 Por qu los Conejos Tienen las Orejas tan Largas? (Leyenda)...17 El Caballero guila y El Caballero Tigre (Leyenda)............................18 Kapsis [estrella de mar] (Leyenda).......................................................23 poca Colonial El Milagroso Seor de Villaseca (Mito).................................................28 Ataque a un Apostolado (Mito)..............................................................31

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La Capa del Mendigo (Mito)......................................................................33 Los Gatos (Mito).........................................................................................35 Las Momias de Guanajuato (Mito)........................................................36 Primero Muerto que Esclavo (Leyenda)................................................39 La Calle del Nio Perdido (Leyenda).......................................................41 El Hechizo del Pando (Leyenda)...............................................................43 La Increble Riqueza de Don Ramn Alczar (Leyenda)....................46 Justificacin El motivo por el cual hago este trabajo de Mitos y Leyendas Prehispnicas y Coloniales es para aprender sobre las creencias de diferentes culturas, as como ficticias o reales. Nos va a servir aprenderlas para conocer mas a fondo sus mitos y leyendas. poca Prehispnica Mitos Los Primeros Dioses Los mas antiguos mexicanos crean en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl. El mayor naci todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui. El segundo naci negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcatl. El mas pequeo naci sin carne, con los puros huesos, y as permaneci durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron su dios principal por ser el dios de la guerra. Segn nuestros antepasados, despus de seiscientos aos de su nacimiento, estos cuatro dioses se reunieron para determinar lo que deban hacer. Acordaron crear el fuego y medio sol, pero como estaba incompleto no relumbraba mucho. Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella tambin le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maz para que con ellos pudiera adivinar y curar. De este hombre y esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora del pueblo. Los dioses tambin hicieron los das y los repartieron en dieciocho meses de veinte das cada uno. De ese modo el ao tena trescientos sesenta das. Despus de los das formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimn y de l hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las lluvias buenas y malas.

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Y as fue como dicen que los dioses hicieron la vida. Mitologa Azteca. Huaxtecapan Garra de Jaguar se reuni con sus compaeros del Calmcac a esperar las noticias de una prxima expedicin blica, cuyo propsito era reprimir a los incontrolables pueblo en la regin costea, la Huaxtecapan, que haban aprovechado la muerte del tlatoani Ahuzotl para tratar de liberarse del dominio de MxicoTenochtitlan. El joven, que haba nacido bajo la trecena de los grandes guerreros, esperaba con ansiedad las fiestas de entronizacin de Moctezuma Xocoyotzin, que ocurriran en ese ao 10 Conejo. Su padre y su abuelo, de noble linaje, emparentados con la casa gobernante desde los tiempos del primer seor Acamapichtli, por su arrojo y su valor haban sido investidos con las insignias de los guerrerosjaguar; todos recordaban sus atrevidas actuaciones durante diversas batallas, cuando sin temor a la muerte haban desarmado en plena lucha a varios enemigos para conducirlos ms tarde hasta la capital de Huitzilopochtli, donde se destinaran a la gran festividad de esa deidad. Llegaba la hora en que el aprendizaje del joven rendira frutos; aquellas largas caminatas para endurecer los msculos, el hbil manejo de la espalda con filos de obsidiana, de la lanza y el escudo, le ayudaran ahora a triunfar en la futura expedicin que se deca caera por sorpresa en varios pueblos del mundo huasteco. Llegado el tiempo de secas, cuando los sacerdotes encontraron en la ruta de los astros los signos propicios, se emprendi la marcha. Garra de Jaguar formaba parte del grupo de los jvenes guerreros del Calmcac, algunos de los cuales ya haban capturado un prisionero y por ello lucan orgullosos su cabello cortado, el que ataban con una cinta de color rojo. Adelante, caminaban los guerreros ms experimentaos, quienes se encargaran de dirigir la empresa, indicando las tcticas y los movimientos de ataque. Al llegar a las tierras del seor Texcoco se les unieron considerables contingentes de guerreros acolhuas, as como muchos otros aliados que participaran en la expedicin. La ruta se haba marcado con anterioridad, y sera la misma que en tiempos de paz recorran los pochtecas o comerciantes, conocedores de todos los vericuetos de aquel camino que debera cruzar la cadena de altas montaas para despus bajar hacia la llanura costera, donde el calor y la temperatura eran sofocantes. Algunos de los guerreros ms viejos recordaban los tiempos del legendario tlatoani Moctezuma Ilhuicamina; pues haba sido en su poca cuando los mexicas y sus aliados, los acolhuas de Texcoco y los tepanecas de Tacuba, emprendieron por vez primera, a mediados del siglo XV, la conquista del mundo costeo; fue entonces cuando conquistaron Tzicuhac, obligando a los poblados huastecos a pagar tributo y permitir el comercio con la gente del Altiplano. Aquellos pueblos y sus vecinos, los totonacos, aprendieron la dura leccin que las armas mexicas impusieron en sus tierras. Ms tarde, Axaycatl, el nieto del gran Moctezuma, para celebrar su elevacin al trono de Tenochtitlan, llev el triunfo de las armas mexicas por toda la Huasteca; sus ejrcitos conquistaron Tzapotitlan, Micquetlan, Tampatel, Tamomox y, especialmente Tochpan; impuso fuertes tributos e inici la construccin de sitios fortificados a lo largo de las rutas de comunicacin, para prevenir futuros levantamientos contra el dominio mexica, como lo fueron Cuauhtochco y Teayo. Con la muerte de Axaycatl se inici el reinado de Tzoc, durante el cual se llevaron a cabo nuevas expediciones para reconquistar algunos pueblos y dominar por primera vez otras localidades; as se sometieron a Meztitlan, aliado de los hustecos, y Tamapachco, en el ao 7 Conejo.

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El padre de Garra de Jaguar alardeaba siempre de haber sido unos de los generales ms destacados cuando Ahuzotl, antecesor de Moctezuma Xocoyotzin, emprendi nuevamente la conquista de las tierras huastecas. Se captur gente de Tziuhcuac, Mollanco y Zapotln, siendo entonces cuando la orgullosa Huejutla se rindi ante la ferocidad de sus conquistadores. Estos recuerdos encendan el nimo del joven, ya que sus hazaas serian recordadas por sus descendientes, quienes le cantaran en las celebraciones de conquista. Despus de la dura marcha, el momento esperado se acercaba, los corazones de aquellos jvenes latan aceleradamente. Despus todos vieron con admiracin como Garra de Jaguar se enfrentaba cuerpo a cuerpo con un guerrero huasteco que se distingua por su curiosa deformacin craneana y que lucia amenazadoramente aros colgantes en la nariz. Ambos contendientes saban que su destino estaba ah, en el campo de batalla, slo uno saldra victorioso. Dioses de la Muerte El reino de los muertos o inframundo, conocido comnmente como Mictlan, era gobernado por el Seor del Inframundo, Mictlantecuhtli, y por la esposa de este, Mictecacihuatl, los Infiernos, el Chignauhmictlan. Pero aparte de estas deidades, existan otros dioses y diosas que poblaban las regiones del Mictlan y que casi siempre encontramos por parejas. Una de ellas es Ixpuzteque, El que tiene el pie rotoy su esposa Micapetlacalli, Caja de muerto. Por ltimo conocemos el nombre de Tzontemoc, El que cayo de cabeza, y su esposa es Chalmecacihuatl, La sacrificadora . Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl eran la pareja ms importante de las regiones del inframundo y habitan la ms profunda de ellas, a donde llegan los hombres a descansar, no sin antes entregar a las deidades presentes valiosos. Mictlantecuhtli aparece con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un crneo a manera de mascara, con los cabellos negros, encrespados y decorados con ojos estelares, puesto que habita en la regin de la oscuridad completa. Adornan su cabeza una rosetas de papel de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en la nuca. Sus animales asociados son el murcilago, la araa y el bho (tecolotl). Origen Mexica La Rueda de los Katnes El once Ahau se asienta el Katn en Ichcaansih. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes del cielo. Suenan las msicas, suenan las sonajas de los nueve pes. En un da en que habr faisanes azules, en un da en que habr peces a la vista, en el da de ChakanPutm, se comern los rboles, se comern piedras; se habr perdido el ausento dentro del Once Ahau Katn. Con siete templo de abundancia se asienta el Katn, el cuarto Ahau Katn, en chichn. Siete tiempos de abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua. Tapado est su rostro y serrados sus ojos bajo sus lluvias, sobre su maz abundante derramado. Llenos de hartura estn su estera y su trono. Y se derrama su carga. Habr un da en que este blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el chorro del pan de Katn. Llegarn plumajes, llegarn pjaros verdes, llegarn fardos, llegarn faisanes, llegarn tapires; se cubrirn de tributo Chichn. No Zaqu, sino Mayapn es el asiento del Katn, del Dos Ahau Katn. Cuando se haya asentado el Katn, bajarn cuerdas, bajar las ponzoosa de la peste. Tres cerros de calaveras harn una rueda blanca a su cuerpo cuando venga con su carga atada. Ahogndose coger en su lecho un soplo de viento. Tres veces dejar caer su pan. Mediana hambre, medio pan. Esta es la carga de Dos Ahau Katn. Kinchil Coba es el asiento del Katn, del Trece Ahau Katn. El dios mayor Itzam, dar su rostro a su reinado. 4

Se le sentir tres veces en tres aos, y cuando se cierre la dcima generacin. Semejantes a las de palmera sern sus hojas. Semejante al de la palmera ser su olor. Su cielo estar cargado de rayos. Sin lluvias chorrear el pan Katn, del Trece Ahau Katn. Multitud de lunares son la carga del Katn. Se perdern los hombres y se perdern los dioses. Cinco das ser mordido el Sol, y ser visto. Esta es la carga de Trece Ahau Katn. Origen Maya. Sol y Luna, opuesto y complementario El Sol era el cuerpo celeste por excelencia y en Mesoamrica se le identifica con el tiempo mismo. A travs de manuscritos, como el Cdice Matritense del Real Palacio, podemos abrir una ventana hacia mitos cosmognicos fundamentales para el pueblo mexica. En ellos vemos fielmente reflejada la creencia de que el Sol, como ser vivo, puede nacer y morir. Hubo cuatro soles antes del actual. Cada uno marc eras distintas, entre las cuales se detuvo el tiempo y se hizo la profunda oscuridad. Para que naciera el Quinto Sol, los mismos dioses debieron sacrificarse, morir, purificarse en el fuego, elemento producido por el ms viejo de todos lo dioses. A pesar de que ya haba nacido el Sol y poco despus la Luna, cuerpos celestes fundamentales para elaborar el calendario, an no estaban dotados de movimiento. La esencia del tiempo era, aparte de la luz, el movimiento. Ambos astros permanecan estticos hacia el oriente. Para echar a andar la precisa maquinaria del tiempo deba intervenir el dios del viento, que no slo impuls al Sol y la Luna para que avanzaran en sus caminos celestiales, sino que los coloc en los sitios del espacio que les corresponda para desempear su tarea. La conceptualizacin del tiempo se une de esta manera a la del espacio para conformar uno de los principales elementos que caracterizan a las culturas autctonas de Mesoamrica. Algunos cdices prehispnicos sobrevivieron para mostrarnos sencillos esquemas que representan esta compleja relacin. Tal es el caso de la pgina 1 del Cdice Fjrvary Meyer, en el que en los rumbos cardinales estn no slo los dioses, sino los signos calendricos, las aves y los rboles csmicos. Leyendo de derecha a izquierda, podemos ir de un da a otro hasta completar un tonalpohualli o calendario sagrado, dando a cada da su connotacin positiva, negativa o indiferente. Estos libros, ledos slo por los especialistas denominados tonalpohuques, eran considerados sagrados y secretos, hablaban de un mundo lejano al hombre comn, del mbito de los seres que dominan el tiempo cclico que rige el destino de todo cuanto vive, donde todo regresa cuando se repite el smbolo y el numeral del da y el ao. Su cargador (bacab en maya e i mamal en nhuatl) los lleva sobre su espalda, cual pesado fardo, hasta el final del da, cuando dejaba su mecapal (bulto) para que un nuevo mecapalero iniciara su camino. Ellos representan a los astros en la ruta que parte del oriente hacia el poniente, como el Sol, que asuma un aspecto masculino y dominaba la poca seca del ao, como la Luna, de aspecto femenino, que dominaba la poca hmeda del ao. Opuestos y complementarios, ambos son indispensables para el florecimiento de la tierra. Leyendas Coatlicue Es la madre de todos los dioses del panten azteca, una de las principales deidades que trajo ese pueblo al inmigrar al Valle de Mxico. Es una forma de la diosa de la tierra, madre de Huitzilopochtli el dios del sol y de la guerra. Las representaciones de Coatlicue muestran la parte mortfera de esa diosa porque la tierra, 5

aparte de madre bondadosa de cuyo seno nace todo lo vegetal, es el monstruo insaciable que devora todo lo que vive, eso sin contar con que tambin los cuerpos celestes desaparecen tras ella. Sin embargo, la imagen colosal de Coatlicue, originaria de La Casa Negra (su templo en Tenochtitlan) no la representa solamente en su calidad de diosa de la muerte, sino como una figura sin cabeza, con lo que se expresa que la diosa de la tierra era al mismo tiempo diosa de la luna; en muchos mitos se cuenta que sta entabla una lucha a muerte con el sol. Tambin en la leyenda el dios Huitzilopochtli decapita a su hermana enemiga que representa la luna. Coatlicue, en nhuatl La de la Falda de Serpientes, tuvo un hijo ms aguerrido en lo que se representa como un amanecer. Cuenta la leyenda que era una viuda piadosa que un da que barra el templo y que bola de brillantes plumas que cada del cielo la fecund. Sus hijos e hijas, decidieron matarla en atroz arrebato de ira, pero Huitzilopochtli, dios de la guerra, que naci en el momento preciso y completamente armado lo primero que hizo fue matar a sus hermanos y hermanas, hoy la luna y las estrellas. La representacin ms importante de la Coatlicue es la que se observa en el Museo Nacional de Antropologa de Mxico: tiene pies y manos en forma de garras, una falda de serpientes entrelazadas y el pecho cubierto por crneos, manos y corazones humanos. La cabeza de la diosa est sustituida por dos cabezas de serpientes encontradas, que simulan dos chorros de sangre que brotan de su cuello cortado. El Edificio de los Danzantes Varios guerreros ya han sido sacrificados y su sangre se ha convertido en volutas floridas a lo largo deI abdomen; en sus rostros, junto a los cuales estn sus nombres respectivos, se refleja Ia angustia deI sacrificio. Quinientos aos antes de Ia era cristiana esto era comn entre los pueblos, especialmente en un pueblo guerrero como Monte Albn, pues haba que mostrar a los que Ilegaban su fuerza y su sabidura. Los ancianos explicaban a los jvenes que el gran muro era una composicin de figuras humanas colocadas en sentido vertical y horizontal, dispuestas as con Ia intencin de que el muro pudiera leerse a medida que uno caminaba frente a l. Los personajes que se encontraban en sentido vertical eran los principales y por ello se representaban con todo y sus nombres y lugares de origen. Los otros, los que iban en sentido horizontal, eran los acompaantes de los seores principales. Era importante que los cautivos Ilevasen consigo algunos acompaantes, no slo para su viaje eterno, sino para mostrarse resguardado ante los ojos extraos, es decir que los sacrificios secundarios se hacan exclusivamente para mostrar que los guerreros no estaban solos. No slo por el hecho de ser guerreros estos personajes fueron especialmente representados, eran tambin seres humanos con ciertas caractersticas; algunos eran enanos, otros jorobados o con otros defectos fsicos; eran guerreros muy especiales porque provenan de linajes ya en extincin y eso les daba doble valor en Ia guerra. Su apariencia fsica les recordaba a ciertos hombres de una raza antigua, de bocas y narices anchas, ojos oblicuos y cuerpos muy robustos, que haban sido sus ancestros y que aparecan en todas Ias leyendas de los pueblos deI Valle de Oaxaca. Mientras en la ciudad se viva de manera ordenada y en paz, era muy importante recordar a aquellos que haban muerto en sacrificio, por eso los ancianos tenan que hacer entender a los jvenes el valor de ser guerrero y zapoteco. As, llegado el momento, los nuevos guerreros sabran manejar los valores, como no tenerle miedo a ser cautivo, y menos a ser sacrificado para los dioses y en beneficio de la supremaca de Monte Albn sobre otros pueblos y otras regiones. Durante los siguientes siglos el edificio se cubri con otras construcciones, pero Ios ms de 300 cautivos 6

fueron muy bien protegidos para ser enterrados entre Ios muros, pues haba que cuidar que no se daaran o se perdieran. AI contrario, algunos fueron separados deI muro para ser colocados en edificios ms visibles, trascendiendo as eI tiempo en que fueron concebidos, para conservar su carcter sagrado en Ia posteridad. Estos verdaderos monumentos, como explicaban Ios ancianos, fueron Ios primeros que plasmaron eI gran poder zapoteco en el Valle de Oaxaca, que sigue siendo en los nuevos siglos una raza invencible. Por qu los Conejos Tienen las Orejas Tan Largas? Voy a contarles alo que sucedi hace ya mucho, mucho tiempo, cuando las orejas de los conejos no eran tan largas como las que ahora tienen. Una tarde, un conejo coma granos en un campo de trigo. Iba distrado, sin ocuparse de otra cosa que no fuera masticar y masticar lo ms rpidamente posible, cuando oy que dos ratas platicaban en voz baja. Una deca: Qu buena suerte tengo! He encontrado una cueva llena de trigo, de un trigo grande, dorado, como si lo hubieran escogido para que yo lo encontrara. Pues s que es buena suerte, porque los conejos escogen lo mejor del trigo para comrselo y para llevarlo a sus bodegas. comentaba la otra rata. El conejo oy parte de la conversacin, y especialmente lo que decan de los conejos, y como era muy curioso y quera enterarse de todo, fue acercndose al lugar donde estaban las ratas y se escondi detrs de una cerca. Lo que no quiero es que los conejos sepan que he encontrado esa cueva tan bien abastecida, porque en un momento cargan con el trigo y me dejan sin qu comer en el invierno. No es por curiosidad, comadrita, pero dnde est la cueva? No tenga desconfianza; si se lo pregunto es slo para ayudarle a cuidar el tesoro. La otra rata empezaba ya a decirle a la comadre dnde estaba la cueva, cuando el conejo, para or mejor, estir la cabeza por encima de la cerca y las orejas empezaron a crecerle tan rpidamente, que por ms que se las detena, iban crece y crece para arriba; le crecieron tanto que las ratas, cuando se dieron cuenta de aquellas orejas tan grandes, se echaron a correr, asustadsimas, dejando la platica para otra ocasin. Y desde entonces los conejos tienen las orejas tan largas, tan largas como las de aquel conejo curioso. El Caballero guila y el Caballero Tigre La luna llena placidamente las inmensas y obscuras rocas del monte... Los bosques a lo lejos se esfuman con sus largas sombras. Canta el cenzontle; negras aves aleteando lentamente pasan ocultando a veces con fugitiva marcha el rostro redondo y blanco del astro nocturno. Y all en el fondo del valle silencioso y plido, brillan los grandes lagos en cuya superficie de plata bruida mirase la sombra silueta de la Gran Tenochtitlan. De pronto unese al murmullo de la noche, vago y enorme, un canto tristsimo, doloroso, que vibraba en las soledades como un gemido de muerte. Sbitamente se apag. 7

Por entre los matorrales una sombra gigantesca que avanzaba monstruosa al ras del suelo, se detuvo en el instante en que la voz doliente que cantaba se extingua. De quin era aqul acento melanclico? De quin era la sombra gigantesca? Oh! Virgen de blanco huipilli, por qu tan sola?... Tu eres maravillosamente bella cmo es posible que vagues en estos desiertos montes sola, sin temor a las fieras ni a los vagabundos espas enemigos de nuestro Gran Tecutli, el poderoso mexica? Tu traje albo, tu belleza gentil y tu adorable juventud, me demuestran claramente que perteneces a las jvenes doncellas de noble estirpe, que se educan para bien de la patria, en el sagrado Czlmecac, donde los sacerdotes del sol preparan el porvenir de la valiente raza Tenochca. Di encantadora doncella, qu dios maligno te arrebato del sacro donde en este momento tus compaeras nubiles, hunden sus gallardas formas en el Czapan, la primorosa alberca de cristalinas aguas?... Alto mancebo de noble porte, llevando el Cahuipilli gris sin mangas y cuyos brazos teidos de negro de obsidiana, eran fuertes y hermosos, era el que haca proyectar sobre malezas del monte la sombra larga y fantstica, y era el tambin que con ceremoniosas palabras y frases delicadamente escogidas, habiase dirigido a una mujer airosa y joven, vestida de primoroso huipilli blanco. Desdichado mancebo!, tres veces sea maldita la hora en que recibi el bao del bautismo: el sacerdote orculo me asegur que el hombre que encontrara en noche azul y blanca como esta, tendra que ser mi esposo... y no sabes quien soy, infeliz yaoquisque, de humilde raza! Pobre guerrero sin nobles padres, no gloriosas hazaas, que an te ensean el arte de los combates en el Teocalli, el colegio de los jvenes plebeyos!... Yo soy la hija mayor de Moctezuma, pero tan infausta fue la suerte que para mi predijo el Augursacerdote en las solemnidades de mi nacimiento, que soy la nica doncella de sacro Calmecac que vaga sola por los bosque en las noches de luna para encontrar el esposo que me puede dar la felicidad...Pero, hay de mi y de ti!, no siendo tu educado con los principales mancebos de la casa sacerdotal, ni hijo de Teeuhtli, ni de seor noble laguno, tenemos que sucumbir en el sacrificio de la fiesta del sol, dentro de cuatro lunas... aterrado escuch el joven yaoquisque guerrero humilde an las palabras de la misericordiosa doncella vagabunda, sujeta por el augur de su destino a abandonar el sagrado recinto del Calmecac insigne, para vagar por los montes, las noches en que pura y radiante y en su plena gloria de esplendor, la luna iluminase los campos, leguas y leguas fuera de Tenochtitlan. Comprende el mancebo que su humilde origen no le permita desposar libremente a la hija del Teculli con su regio Cacli de oro, el nico que beba el Octli blanco de los festines, en jcaras incrustadas de palos y perlas. Y, sin embargo, oh terrible voluntad de los dioses!. Tenia que cumplirse su destino, desposndose con ella, aunque no pudiera nadie asistir al banquete familiar, ni dar con su propia mano en la boca de su esposo, el primer bocado que marcaban los divinos rituales de su regin! Por el contrario, abominada ella por el pueblo, por las doncellas del Calmecac, en que se haba educado con tanto esmero; el befado, lapidado por sus compaeros los mancebos que se adiestraban para la guerra de los dioses y la patria, en el fuerte de Tepuchcalli, ira al templo de Quetzalcatl una sola doncella...que afrenta! Muchos instantes permanecieron absortos los infelices jvenes, bajo el peso del cruel augurio de su destino, anonadados, sin intentar revelarse, mirando en sus imaginaciones torturadas por el dolor, el da fatal de su muerte sin gloria, ni provecho para la patria... Desventurados! Al fin el joven yaoquisque levant su cabeza, tan solo adornada por una pluma de guila, y sacudiendo los 8

brazos pintados de negro exclam: Tloque Nahuaque, el alma universal que ve todo lo que pasa en el mundo, sabe bien, oh! Desdichada hija del rey, que no tuve intencin de verte en estos montes, aunque ya comprendo porque desde el da de nuestro nacimiento se unieron nuestros destinos: porque te amo! no puedo resistir! El nico medio que hay para que puedas ser mi esposo sera que vencieras en un combate al primer caballero guila que hallases en este mismo campo... Pero para eso necesitas ser caballero tigre, todo un gran ocelotl... Pues bien, ir a la guerra del sur, combatir con los feroces habitantes de las montaas ,har prisioneros y llegar a ser pronto un gran ocelotl... Y combatir con el cuahuitl con el caballero guila. Cmo te llamas? Tlotzin, y tu? Atotolzin. Toma las pas de maguey del sacrificio; no olvides que si te matan en la guerra yo al mismo tiempo morir, prensa de horribles dolores... Que tu destino y el mo, ya son uno... El cuahuitl es el mal genio que nos persigue y que t debes matar, adistrate en derramar sangre; has muchos cautivos para ofrecer sus corazones al dios Huitzilopochtli... Piensa en mi... Rpidamente desapareci la doncella... Su huipilli blanco dej tras de s una estela de luz de nieve tan blanca como la del penacho del Popocatepetl, inmvil y erguido all en oriente... Y el joven yaoquisque, hundindoselas puntas del maguey, sangradas, bendecidas en el Teocalli para la penitencia ba su rostro de bronce en la sangre que brotaba de sus heridas. Y al ofrendar su vida al porvenir de noble educada escapada por orden del Augur de su destino, del Colmecac, escuch el tristsimo canto que vibraba tan melanclicamente en el monte solitario, a la luz de la luna. Oh! Qu soberbios llegan los ejrcitos victoriosos que vuelven del sur, despus de haber dominado a los bravos y audaces guerreros de las sierras mixtecas. Hay un frenes indescriptible en las hordas populares al mirar que el convoy de prisioneros se prolonga en masa compacta por las calzadas y fuertes hacia la ciudad de Tlacopan... Esta vez si que el sol, el Gran Tanatiuh esplendoroso, har que el dios Penteotl, el buen dios del maz, sea ms propicio que en las pocas anteriores en que el hambre asol al pueblo... Ahora con tantos millares de victimas, el cielo har llover la felicidad... El mismo Moctezuma mostrar su jbilo paseando en los puentes sagrados delante de las multitudes. Dijo alegremente un viejo mercader a un joven yaoquisque, que no haba ido a la campaa. Y sabis, seor, que el que ms prisioneros hizo fue un compaero mo que vuelve convertido en Ocelotecutli, si seor, todo un caballero tigre que llega con ms despojos y prisioneros que sus jefes... Entran los noble vencedores a los patios del Calmecac de las vrgenes para que estas contemplen a los que les destinan los sacerdotes por esposos; sus esclavos y mancebos cargan tesoros y ofrendas, trofeos de caza y guerra. Y las vrgenes vestidas con los blancos huipillis les contemplan, arrobadas ante la gallarda de los caballeros guilas, ms nobles que los ocelotl. 9

Slo un ocelotl de Techpulcati, de origen plebeyo, permaneci en una vasta sala al lado de sus trofeos y botn de guerra... Su humilde origen no le permita pasar a los patios de los sacerdotes... Meditaba cuando vio llegar a l a la virgen de su destino y sus amores. Sin decir una palabra se contemplaron. l orgulloso, le mostr sus presas blicas... ella le respondi: Ve a vencer al guila, antes que te desposes con la paloma. Tlotzin sali; pero ya no deba volver nunca... Cuentan los ancianos que la hija de Moctezuma oraba en el palacio de las guilas, cuando sbitamente call muerta. En aquel triste monte se encontr el cadver de Tlotzin, el caballero Tigre... Una paloma blanca cantaba todos las noches de luna llena, una cancin fnebre tristsima... Kapsis (Estrella del Mar) Kapsis, la hija mimada del jefe Haas (mezquite), acostumbraba todos los das, despus de terminar sus labores cotidianos, acurrucarse junto a alguna roca cerca del mar y mirar y mirar el vaivn de las olas. Por horas y horas la sorprenda la tribu, inmvil, silenciosa: Aun cuando las sombras manchaban de negro el agua y la playa. Kapsis segua all como si esperara ver salir del fondo del mar a la diosa Xtamosbin (tortuga marina). Cada vez que la tribu llagaba de la baha de Quino a tierras de Isla de Tiburn, Kapsis, despus de hurgar en las rocas de la playa en busca de las prdigas especies del ocano que las aguas dejaban olvidadas. Corra a refugiarse en su lugar predilecto de la playa para contemplar, sin cansarse, cielo y mar. Su padre el gran jefe Haas, intilmente haba perdido al hacocama (hechicero) destruyera el embrujo que se haba apoderado de su hija; porque el gran jefe y los miembros de la tribu no se explicaban porqu Kapsis hua del trato de sus semejantes, y a pesar de ser joven y bonita rehusaba trazar los pasos de la pazcola, ni batir palmas en el baile y menos acompaar el fragor de los cantos. Para Kapsis no haba ms deleite que refugiarse en la playa desolada, y contemplar el paisaje triste del mar bravo que desataba a veces tormentas espantosas. Pero es que nadie sabia el secreto de Kapsis: Kapsis estaba enamorada de una vastlk (estrella) que a ella se le antojaba, era flor de la tierra de los dioses. Una noche lleg hasta ella el hacocama a quien pidiera el gran jefe curara a su hija, pues toda la tribu aseguraba que un antipotkis (tiburn) la haba embrujado. El hacocama antes de buscar a la joven haba ido hasta la Cueva Especial de la montaa, pintando en ella la seal del espritu que viva dentro, el cual indic su voluntad de adentrarse en el cuerpo del hechicero. Ya en posesin de las virtudes mgicas coloc sus manos en forma de crculo sobre su frente, para luego acercar su boca y decir con gran misterio y entonacin sacerdotal Choo, choo. Kapsis, sin moverse le mir sin sorpresa, pero despus, silenciosa, se alej de su lado.

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Esa misma noche volvi al mar, y con ansiedad mir el cielo en busca de la bella vastlk. Al descubrirla esplendente en medio del azul eterno dese fervientemente que nunca terminara la noche para embelesarse por horas y horas con su belleza. De pronto, como si su deseo fuera mgico, absorta contempl cmo su estrella favorita se desprenda del cielo. Atravesando el azul oscuro con la misma velocidad que los dardos con punta de pedernal de los guerreros Kun kaak eran disparados sobre los coyotes o venados, as la estrella atravesaba el espacio. Los ojos negros y vivaces de Kapsis siguieron el rastro luminoso hasta descubrir que caa en el mar. Asustada la joven por tal acontecimiento corri en busca de la canoa ms cercana; remando enrgicamente lleg hasta el lugar donde haba visto caer la estrella, y sin mucho pensarlo se arroj al agua para rescatarla. Kapsis baj a las profundidades en busca de la estrella hasta llegar al fondo del mar; pero en su rpido descenso cay sobre una traicionera roca que le produjo la muerte. Sobre el lecho ptreo Kapsis qued inmvil, los brazos abiertos en cruz, las hermosas piernas extendidas. Xtamosbin, la sagrada tortuga marina, diosa de los seris, al contemplarla tan plida y quieta se conmovi. Qu hermosa era! Y all estaba inmvil en lo profundo del mar; todo porque haba querido salvar a una estrella que se ahogaba. La diosa fue a su lado y pos sus manos sobre el cuerpo inerte de la joven Kun kaak convirtindola al instante en una bella estrella de mar. Kapsis desde ese instante sera feliz. All en el mundo sin voz, contemplara las luchas y las tragedias mudas del mundo verde de esmeraldas lquidas. Adems no estara sola, ya que los peces de aletas de plata y cuerpos pintados de vivos colores la acompaaran. Y como si todo eso fuera poco, desde los bosques de sombras oscuras moteadas de luz vivir feliz espiando el cielo a travs del agua espumosa teida por el sol. As Kapsis todas la noches mirara a la bella vastlk a quien ella tanto amaba. poca Colonial Mitos El Milagroso Seor de Villaseca Don Alonso de Villaseca fue un noble de raras virtudes que de Espaa vino a estas tierras all por mediados del siglo XVI. Caballero a carta cabal que goz de la estimacin general por su desprendimiento y libertad, otorgando beneficios a mucha gente necesitada. A lo dicho hay que agregar que Don Alonso tena sentimientos religiosos muy bien fincados, que tradujo tambin en nobles acciones: de Espaa mand traer tres Cristos, con su propio preculio, uno que don al pueblo de Ixmiquilpan porque all haba hecho su fortuna, otro a las famosas minas de Zacatecas y un tercero 11

al Mineral de Cata, a orillas de esta poblacin. Este Cristo es al que nos vamos a referir, contando aqu dos de los mltiples milagros que se le atribuyen. Dcese que cuando an no haba ni la ms remota idea de reglamentar el trabajo de nuestros braceros en el vecino pas del Norte, un grupo de campesinos de estos alrededores, necesitados en ganarse la vida en mejores condiciones, creyeron ingenuamente en la promesa que les hiciera un vvales y, dejando su casa y familia, corrieron la aventura de la que despus tuvieron que arrepentirse muchas veces. Hallndose en una hacienda algodonera cercana a la frontera, se les design un galern para que pasarn la noche, advirtindoles que para mayor seguridad iban a cerrar la puerta. Tambin se les ofreci que una persona les llevara la cena un poco ms tarde, pero como ese momento no lleg nuestros pobladores rancheros se disponan a dormir sin ms alimento en su estmago que unos sorbos de agua, cuando uno de ellos que andaba cerca del fondo escuch un ruido raro que llam su atencin, algo as como una gotera; ms como no era tiempo de lluvias, no era posible pensar eso. Con mucha precaucin abrieron la puerta, encontrndose en un patio semioscuro. En la habitacin de la derecha, tambin mal alumbrada, se hallaban colgando del techo varios cuerpos que parecan humanos. No parecen dijo otro de ellos son hombres semidesnudos y sin cabezaafirm profundamente sorprendido. Hay que imaginar cual fue su asombro al comprobar que en efecto los que colgaban del techo eran cuerpos humanos decapitados, puestos en esa actitud para que la sangre chorreara sobre sendos recipientes. Lo primero que pensaron los aspirantes a trabajadores fue que para hacer de ellos otro tanto se les haba llevado all. Verdadero pnico se apoder de su nimo y, en el paroxismo de su angustia, se encomendaron al Seor de Villaseca, rogndole que les permitiera salir de all con bien. Lo consiguieron, no sin antes pasar por varios peligros, regresando en peores condiciones a su tierra, pero con su vida. El retablo en que patentizaron este milagro se encuentra en el muro izquierdo del templo de Cate, dedicado al Milagroso Seor de Villaseca. Despus supieron que la sangre de aquellos quien sabe cuantos desdichados ms, era empleada para hacer colorantes que en el mercado se vendan muy caros. El segundo caso se refiere a Mara, una guapa galerea que reuna en su persona todos los atributos para ser lo que se dice una hermosa muchacha. Muy joven la casaron sus padres con un viejo minero adinerado, por quien Mara profesaba la ms profunda repugnancia. Sin embargo, obediente y de buenos principios, permaneci sumisa al lado de aquel hombre, no obstante que la segua cortejando Juan Manuel, apuesto galn que no poda resignarse a perder su amor y por medio de una viejecita del barrio del Terremoto, constantemente haca saber su honda pasin a la duea de sus desvelos. Por su parte, Mara no solo senta admiracin y afecto por su admirador, sino que sostena la ms intensa lucha por liberarse de aquella tentacin. 12

Muchas veces, arrodillada ante el Cristo milagroso, le rogaba que le diera fuerzas para seguir siendo fiel a su esposo. T sabes, Padre mo, que yo jams he querido a Don Martn ste era el nombre del celoso y feroz marido y que me casaron sin mi voluntad. Un da que Don Martn, por razn de sus negocios tuvo que ausentarse por dos das, Mara no pudo resistir el deseo de llevar a Juan Manuel un buen almuerzo, pues tena el turno de madrugada. Feliz y risuea como nunca, iba la muchacha por el camino de Cata, cuando de repente se apareci su marido. En el acto reconoci la canasta, y cegado por los celos increp con violencia a Mara, imaginando que el almuerzo era para su adversario. Con la hija de su pual levant la servilleta que cubra la canasta, al tiempo que deca: Qu llevas ah? La infeliz muchacha turbada por la pena y el dolor, se encomend al Cristo de su devocin y, aparentemente sin inmutarse, con voz firme contest: Llevo flores al Seor de Villaseca. Efectivamente al levantar la servilleta, aparecieron a la vista de Don Martn las ms frescas y hermosas rosas que l hubiera imaginado. Ataque a un Apostolado Fueron tantos los episodios ocurridos en el memorable sitio de 1867, que ellos solos bastaran a formar una tercera serie de leyendas; pero como en la variedad est el gusto, nos hemos propuesto a ir mezclando entre leyendas histricas, revestidas del carcter serio de la historia, algunas que a la vez perpeten hechos que sucedieron, tenga su parte ms o menos anecdtica. En el nmero de stas se cuenta la que nos ocupa y que, sin embargo de pertenecer a dicho gnero, relata un hecho rigurosamente histrico. Sabido es que el mismo da que se abri el Sitio y que no fue otro que el da 14 de marzo, a las diez de la maana, pidieron los imperialistas sus posesiones de La Otra Banda, apoderndose los republicanos de Antilln de la Iglesia de San Sebastin, de huerta y dems pertenencias, replegando a los sitiados hasta la ribera del ro, sirviendo ste de lnea divisoria entre ambos contendientes. Exista de tiempo inmemorial en esa antigua parroquia, como en todas las de su clase, un apostolado de mezquite y tamao natural que anualmente, el Jueves Santo, serva para representar la ltima cena de Nuestro Seor Jesucristo, o sea la institucin del Santsimo Sacramento. En mala hora, las tropas liberales se propusieron hacer una mala pasada a los imperialistas, y en la misma noche de la toma colocaron convenientemente en un parapeto (formado por la barda de una casa cercana a la ribera, la cual an existe), a los Apstoles, asomando medio cuerpo, en forma de tiradores y con su chac republicano. A la madrugada, los republicanos hicieron una descarga a los imperialistas que custodiaban la ribera opuesta 13

del ro desde las casas y huertas, haciendo la descarga y ocultndose en seguida, cubriendo la vanguardia San Pedro y sus compaeros. Al ser provocados, los imperialistas comenzaron a cazar a sus contrarios, que como de mezquite, necesario fue a hacerles varias descargas para degollarlos quedando, sin embargo, algunos en pie. La traicin no refiere si el traidor de aquel grupo fue de los muertos o de los supervivientes; pues slo reza que al esclarecer el da, notaron los imperialistas que los que aun seguan de pie no se movan y tenan luenga barba, lo cual dej en claro la mala pasada de los enemigos, poniendo de punta a los bravos defensores, tanto por aquella profanacin, como por la prdida del panque. Desde entonces, es conocida esa casa entre los vecinos del contorno con el nombre de Casa del Apostolado. La Capa del Mendigo El suceso que nos ocupa acaeci en la villa de Santa Mara del Pueblito, por los aos de 1850 a 1852, poca en que estaba de cura propio de aquella parroquia el Pbro. D. Luis Luna y Prez, en cuyo empleo permaneci muchos aos hasta su muerte. Entre los muchos pordioseros que llegaban al curato a implorar socorro, haba un viejecito que peridicamente vena a recibir su bolo, pernoctando en la cuadra sobre blando colchn de paja. Este jams quiso decir su origen, ni an revelar el nombre de su patria; ms esto no impeda que el buen cura (como generalidad de los de su clase), le socorriera con largueza. Todo su haber se reduca a un tosco bordn, un sombrero de petate formado de tres distintos tejidos, un morral colgado al hombro y una colcha formada de mil y tantos parches y remiendos de distintos paos y colores; y por ende muy pesada. Tantas veces haba pernoctado ya en aquella casa de vuelta de sus correras por las aldeas en busca de sustento, que ya era bastante conocido de aquella gente. Despus de algunos aos de estos viajes y vueltas, lleg una noche al curato, y despus de internarse a su aposento, pidi al mozo un poco de agua porque se mora de sed. El mozo, al ser preguntado por el Sr. Cura sobre si haban llevado su cena al viejecito, dijo que no haba tomado alimento, slo un poco de agua, lo cual llam la atencin de Sr. Cura, quien fue a verlo, encontrndolo abrazado en calentura. En vista de esto, dispuso se medicinara y preparara para confesarse, lo cul hizo el mendigo sin dilacin. Despus de los auxilios necesarios, el viejecito aquel muri, corriendo todos los gastos por cuenta del Sr. Cura. Al levantarlo de su lecho un hermano del citado Sr. Cura y un mozo, notaron que la colcha de los mil y tantos remiendos pesaba ms, sabiendo el origen del mendigo ni su patria, se le hicieran sus funerales en la misa parroquial del Pueblito, repartiendo los sobrantes a varios sacerdotes para que se aplicasen misas; lo cual fue verificado exactamente. Esta suceso me lo refiri el hermano ya citado del Sr. Cura quien todava vive, aunque ya tocando el ocaso de la vida.

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Un ments ms a la decantada codicia de los curas, con que liberalismo se empea en desprestigiarlos; siendo el pan cotidiano de la presa impa. Los Gatos En casa de una familia haba muerto un gato Romano. Nadie quera darle sepultura y los integrantes de la familia decidieron echarlo al techo. Pero en la noche, cuando todos dorman, escucharon una orquesta en el techo. Impulsados por la curiosidad se levantaron a esa hora y salieron a ver lo que ocurra y vieron que en el techo haba muchos gatos que tocaban sus instrumentos alrededor del gato muerto. ste empez a revivir, moviendo primero la cola, luego alz la cabeza y por ltimo se levant y se fue siguiendo el son de la msica. Y todos los vecinos de esa casa dicen que esos gatos eran diablos. Las Momias de Guanajuato Guanajuato es una ciudad con muchos atractivos para el viajero, por su fisonoma que es nica, por su historia que es maravillosa, por su abolengo cultural que la coloca en un sitio de privilegio en el pas y ms all de sus fronteras; por sus manifestaciones artsticas a travs de su teatro universitario, su Orquesta Sinfnica y su Estudiantina. S, as es en efecto pero las cosas raras siempre sern motivo de singular atraccin. La gran mayora de turistas, los que por primera vez vienen a Guanajuato, han recibido de los anteriores, de manera especial, dos recomendaciones: el Callejn del Beso y que vean las Momias. La momificacin se debe, sin que sea esta una opinin cientfica, a la ventilacin especial, es decir, a la altura ms bien que al terreno pues lo mismo ocurre en las gavetas que en el suelo. Con toda seguridad que el fenmeno tiene lugar desde que fueron exhumados del Panten Municipal, al termino del tiempo reglamentario, los primeros cadveres. Ese termino es de cinco aos, pero la momificacin debe consumarse antes. El dato de mayor importancia para nuestra poblacin es la circunstancia de la gran mortandad que hubo y porque varios de los cuerpos, por temor a que se propagara ms la peste eran inhumados casi en seguida de que se declaraban muertos. As suceda que en algunos casos se les sepultaba cuando en realidad todava no expiraban, de modo que al volver de aquel estado catalptico, ya en la tumba, moran finalmente por desesperacin, por angustia o por asfixia. De ah esa mueca de dolor que hay en algunas momias. Esto fue cuando la peste del clera morbus que registr en nuestra poblacin all por 1833. Aun no exista l panten actual (1861), que es donde se verific la momificacin. Tal era la cantidad de muertos, que fue necesario abrir panteones complementarios en las de la Compaa San Francisco, San Diego, Santa Beln, San Roque, San Sebastin. Esta es una de las ms antiguas. A partir de 1861, fecha en que se inaugur el Panten Municipal siendo Gobernador del Estado del General 15

Francisco Pacheco, datan las primeras momificaciones. El primer cadver momificado que se exhibi correspondi al doctor francs Remigio Leroy, en 1965, que an existe. Desde hace muchos aos las momias se exhiben al publico en una cripta que se halla justamente debajo del lugar donde se registra este hecho curioso. En una galera que hay al fondo se ofrece el macabro espectculo, formando las momias una doble fila como 15 metros de fondo y acertadamente detrs de una vidriera. Por todo lo anteriormente expuesto en forma tan llana, el publico debe desechar, por inciertas, todas esas leyendas baratas que cuenta la gente. Leyendas Primero Muerto que esclavo Existe en la delegacin de la villa de Bernal un cerro al que por su figura se le dio el ttulo de La media Luna. De regular altura y grandes y elevados acantilados; no presenta su capa exterior grandes bosques ni adornos naturales, pero como todo nuestro suelo, tiene hermosas leyendas tradicionales que se descienden de padres a hijos, hasta encontrar a alguien que se ocupe de trasladarlas al papel. En el archivo donde constan los ttulos y fundacin del pueblo, se ve un hermoso rasgo de valor y patriotismo de una familia chichimeca, que debe perpetuarse para estimulo de las generaciones venideras. Se acercaban los conquistadores procedentes de este pueblo de Quertaro, en donde en donde estaba de asiento el caudillo Conin con su ejrcito conquistador. Un jefe de familia chichimeca oy decir a sus congneres que los conquistadores venan sometiendo a todos los de su rasa a la corona de Castilla de grado o por fuerza; y antes de perder su libertad y atar su consorte y su pequeo hijo a la cadena de la esclavitud, opt por perder la vida. As, pues, oyendo el estruendo de los conquistadores que se acercaban, tom a su compaera y a su hijo, fuese al teocalli y frente a sus dioses de pie, ofrend a su mujer y a su hijo justamente con unas palanganas de mastranto coronadas de cempaschiles, a tiempo que la compaera de rodillas exhala tristes alaridos, ofrendando oloroso incienso y haciendo signos con el sahumador en direccin a sus dioses. Se acercaban los hombres barbudos acaudillados por Conin y el indio hroe de mi leyenda, haciendo una reverencia de cuerpo ante aquellas deidades de tosco granito, dice a su compaera, tomando de la mano a su hijo: Bah, bah; nxti, nxti vamonos, vamonos, corre, presto. Y con el semblante descompuesto por la tribulacin de su espritu, su larga cabellera descompuesta, la macana en su diestra y su hijo a la siniestra, se dirige al ms alto acantilado del cerro cercano de La Media Luna, no sin dirigir a los conquistadores que le seguan, una mirada terrible y desafiadora. Lleg al bordo del pinculo, seguido de cerca por sus perseguidores y levantando en alto los brazos ofrece a sus dioses aquel sacrificio, toma la compaera de la cintura y arrojndola al espacio exclama: Bah dada Anda con dios, incontinrnti toma a su hijo de igual manera y lo arroja al espacio, no sin derramar dos gruesas lgrimas que van tambin a confundirse en el espacio. Aun no se oye el estruendo de la primera vctima al caer al fondo del barranco, cuando se ve ya en el espacio el pequeo cuerpo del hijo que le sigue. Unos cuantos metros distancian a los conquistadores de nuestro hroe cuando ste, dando una ltima mirada 16

de lejos al jacal que abrig su primer amor y otra de rabia hacia los que pretendan privarlo de su libertad, se arroj al espacio al tiempo que dos fuertes choques macabros, seguido uno dl otro, dejronse escuchar, repetidos por el eco de los elevados acantilados... eran producidos por el choque de su esposa y su hijo que haban llevado ala vanguardia el sacrificio... al llegar los conquistadores le seguan, al borde del precipicio, dejse or el ltimo y ms acentuado estruendo en el fondo del barranco, producido por el cuerpo de nuestro hroe al chocar con una grande y escarpada pea. Por un buen espacio de tiempo permanecieron los conquistadores contemplando aquel cuadro desolador que dej en su mente para siempre grabada esta sentencia filosficapatriota: Primero Muerto que Esclavo. La Calle del Nio Perdido Enrique de Verona logr gran prestigio y fortuna como escultor por las obras de arte realizadas en la catedral de Toledo, en Espaa. Como era mucha su fama fue contratado por el virrey Don Francisco Hernndez de la Cueva para realizar el altar de reyes en la catedral de Mxico. Tambin en la nueva Espaa gan honra y dinero; Verona que en su tierra haba dejado esperando a una guapa gaditana, quien todos los das iba a ver que barcos llegaban. Se dispona a volver a Espaa para enlazar su vida con la mujer que amaba, cuando he aqu que a la vspera de su viaje, a dar vuelta a una esquina tropez con una dama a quien se le cay el pauelo. El joven Verona por su natural, cortesa se acerc a levantarlo y se lo entreg a la doncella, la cual se puso encendida como una amapola, fij sus ojos castaos en los de Verona y con una voz que a ste le son como msica le dijo con tono suave: Gracias caballero. Fueron solo dos palabras, pero esas dos palabras, aquella mirada y la belleza de la dama, produjeron en Verona ms efecto del que pudo de pronto comprender. Se qued parado en la esquina viendo alejarse a la doncella y aquel gracias caballero se lo repeta l mismo una y otra vez. Hasta entonces se acord el olvidadizo artista de todas las cosas que le faltaban arreglar para su viaje del da siguiente. De pronto le pareci una falta imperdonable no despedirse de un amigo al que nunca le haba hecho el menor caso; el no dejar recomendado a un gatito que tena, para que no le hiciera falta comida. Lo que Verona quera era disculparse y con mil pretextos, el cambio que acabara de experimentar en su corazn; quera a toda costa demorarse y dejar esperando a la gaditana. Pronto se conocieron Verona y Estela Fuensalida, que tal era el nombre de la doncella que tambin tuvo que dejar plantado a su prometido, un viejo platero llamado Don Tristn de Valladeres. La gaditana se qued espera y espera, pero Valladeres, lleno de rabia, de celos y de despecho, jur vengarse en la primera oportunidad. Pas un ao, Estela tena un hermoso nio y todo pareca estar en paz, hasta que una noche fra del mes de Diciembre de 1665 lleg Tristn de Valladeres sigilosamente a la casa de Estela y entr por la barda de atrs y prendi fuego a un pajar. Al momento se lanzaron llamaradas y cuando Estela y su esposo despertados aturdidos, se encontraron en medio de humo y llamas. 17

Todo fue confusin en la casa, los criados corran de un lado a otro, despavoridos tratando de salvar sus vidas. Estela cay desmayada en la habitacin y los vecinos que haban acudido, apagaban todos el fuego y salvaron a Estela. Cuando esta se repuso y ya en la calle libre de las llamas, reflexion que se hallaba sin su esposo y sin su hijo, los dos seres ms amados de su corazn, una angustia indescriptible se apoder de ella y arrodillada en el suelo gritaba llamando a su marido. Al momento lleg el esposo, pero sin el pequeo, entonces el dolor de ambos no tuvo lmite, Estela se arroj entre las llamas para entrar por su hijo a la casa y Verona se lo iba a impedir cuando se escuch el llanto de un nio y vieron a un hombre que trataba de esconderlo, entonces Verona y otros se precipitaron sobre l quitndole el nio que llevaba en brazos. El nio era el hijo de Estela y el hombre vengativo Tristn. La gente que haba visto llorar a Estela por su hijo desde entonces se llam la calle El Nio Perdido. El Hechizo del Pando Hilario senta que su enfermedad se agravaba cada vez ms. Desde haca ya mucho tiempo que padeca, y haban sido vanos todos los esfuerzos que haba hecho por curarse. Bien es verdad que, como sucede siempre con los enfermos que sufren por largo tiempo, no haba sido constante en curacin; nunca haba sido atendido por un mdico siquiera por el espacio de un mes. El se deca para sus adentros: Para qu curarme un mdico? Los mdicos no curan el hechizo. No pueden curarlo ni creen en l. Y sin embargo, por algo dicen que cuando el tecolote canta, el indio muere...yo no tengo remedio! Hilario estaba enhechizado por una mala mujer a quien desgraciadamente haba l querido con todo el corazn; pero, al fin, se haban separado por no haberse podido comprender una a otro. Ella tena mal carcter, y ahora se vengaba del pobre hombre causndole un mal incurable. Todo el barrio, de Manrique lo saba, y aun haba personas que aseguraban que Teofila, la amada perversa, tena en un lugar secreto de su casa, un mueco que era el vivo retrato de Hilario, con una espina clavada en la espalda... Aquel infeliz se mora a pausas, sufriendo atroces dolores, La espina? La espina que tena el mueco clavada en a espalda le causaba terribles dolencias que los mdicos no saben curar, porque dicen que son los riones. Los riones!... El hechizo! El hechizo era lo que haca padecer a Hilario. Margarita, su hermana, le haca cuanto remedio le aconsejaban los vecinos del barrio, y sobre todo los boticarios, que en Colima presentaba a los mdicos una gran ayuda en el ejercicio de la profesin, pues ellos curan la bilis, sin cobrar ms que la medicina; curan piadosamente y con toda generosidad, el mal del amor, principalmente a los rancheros decepcionados que acuden a ellos en busca de consuelo, y les venden unos polvitos blancos y dulces, como si fuera de azcar molida, dicindoles que es el polvo de enamorar, mucho ms eficaz que elixir del doctor Dulcamara; ellos venden unciones de manteca de elefante y aceite de cocodrilo legtimo para las riumas, y preparan polvos de vbora inmejorables para las enfermedades de la sangre... Pero el hechizo... el hechizo no lo curan ni los boticarios de Colima! Un da, ya al atardecer ya con la esperanza perdida, la atribulada Margarita pens hablarle a un mdico que fuera a hacerle una visita a su hermano, no para que lo curara, sino para que lo viera y en trance fatal de la muerte que ya esperaba, le diera el certificado de defuncin, sin el cual no poda enterrar el cadver. Tiene una ocurrencias el gobierno! Qu necesidad hay que sea un mdico el que asegure que est muerta una persona, cuando la presencia del cadver es prueba mejor que cualquier papel escrito?, pero as son las cosas.

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El mdico lleg ya casi entrada la noche. La pieza estaba apenas alumbrada por una vela de grasa de buey que difunda una tenue luz amarillenta y vacilante, dando a la estancia un aspecto fantstico y lgubre, desde la mesa en que estaba colocada, hasta otra mesa corriente llena de botellas y trastos de cocina. El enfermo, con una respiracin fatigada y angustiosa, yaca en un catre de madera. En el semblante expresaba la cercana del ltimo momento. El mdico lo examin; escuch silencioso y atento algunas palabras entrecortadas por la angustia de la respiracin, sac del bolsillo algunas hojitas de papel, y recet. Qu recet? Letra ininteligible, como la de todos los mdicos! Letra que solo saben entender los boticarios, porque ellos todo lo saben. Antes de retirarse, el mdico dio al enfermo lo nico que poda darle: la esperanza. (Le prometi que se aliviara, aunque fuera un poco tarde). Pero llam aparte a Margarita para explicarle como deba darle la medicina al enfermo, y advertirle que ya era extemporneo el esfuerzo por la curacin, esfuerzo que haca en cumplimiento de un deber profesional, porque un buen mdico, como el buen soldado, tiene la obligacin de luchar, aunque sea inevitable la derrota, hacindose la ilusin de conseguir la victoria. En aquel momento recetaba por deber, pero sin esperanza. El mdico no se equivocaba, an vena de la botica con la medicina, cuando el enfermo expir. Bien claro lo deca el canto lgubre del tecolote que desde al obscurecer se escuchaba entre el ramaje espeso del aguacate del corral, infundiendo en el barrio cierto misterioso terror. Qu haba de poder la ciencia mdica contra l hechizo! Este solo pueden curarlo los hechiceros. Tales creencias vinieron a confirmarse poco despus de expirar el enfermo, que cuando tena su cadver en el suelo con una teja para que ganara las indulgencias, se levant de medio cuerpo atemorizando a los presentes y arroj algo por la boca. Ya lo ven! exclamaron todos La postema! No cabe duda, estaba enhechizado por aquella mala mujer! Sepultaron el cadver de Hilario, que vulgarmente era conocido en el barrio de Manrique, por el apodo de El Pando, y por varios das, al oscurecer, confirmando la opinin popular, sigui el tecolote cantando lgubremente entre el ramaje espeso del aguacate del corral. La Increble Riqueza de Don Ramn Alczar Una de las familias verdaderamente adineradas que sobrevivieron a la poca bonancible de Guanajuato fue la de Don Ramn Alczar, cuyas proezas de bolsillo se prolongan hasta poco despus da la Revolucin, de modo que todava hay personas a quienes consta como vivi el minero, el comerciante y el banquero. ste ltimo lleg a reunir fabulosas fortunas, cuando nuestra moneda estaba casi a la par con el dlar. Se dice que nuestro acaudalado banquero naci en la hacienda de Cotija, Michoacn, pero su lapida asienta que era originario de esta ciudad. Lo cierto es que aqu fue donde hizo el cuantioso capital que comentamos en este relato. Su esposa, Luisa de Ibargengoita, tambin perteneca a familia acomodada. De ese matrimonio hubo tres hijos. Luisa que se cas con el rico espaol Don Benigno Elola, dueo de varias fincas, entre ellas la que fue estimable Lic. Don Pedro P. Arizmendi y ahora de su yerno el Lic. Jess Cardona. Tambin des varones, Carlos y Ramn, por cierto que uno de ellos, parece el segundo, fue enviado a los mejores colegios de los Estados Unidos, pero, lejos de aprovechar el estudio, dilapido lo que entonces era una gran fortuna algo as como un cuarto de milln de pesos. En esta familia se cumpli la sentencia que sirvi tema a una obra teatral del escritor Don Carlos Daz Duffo: Padre mercader, hijo caballero y nieto pordiosero

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La casa que fue escenario de esta riqueza es la que se encuentra en la Plaza de la Paz, marcada con el nmero 20. En esta casa Don Ramn tuvo un museo de arte prehispnico y colonial, considerado por entonces como el ms valioso de Latinoamrica, por las ricas colecciones que posea. Se cuenta, que cuando haba una ceremonia de tipo religiosa en la familia, sale a relucir una alfombra importada, que tena entretejidos hilos de oro y de plata. Esa alfombra se extenda de la casa a la Parroquia, llamando como es de suponer, la atencin general. Era este un acontecimiento del Marques de San Juan de Rayas, de quien se dice que en lugar de tapetes, tenda a manera de pasillo varias hileras de barras de plata. Esta casa (el dato es rigurosamente cierto) fue construida por el Ingeniero francs Camila Saint Germain, igual que la casa Kloster, la del Truco No. 5 la que ocupa el Antioch College, en Sopea 18, y la de la familia del Lic. Eduardo Trueba. Don Ramn como banquero tuvo su propia institucin de crdito en la misma casa donde vivi con la firma StafordAlczar, letrero que todava se conserva sobre el marco de la primera puerta a la entrada, a la derecha, y contribuy a la construccin del ferrocarril de Veracruz a Mxico por lo cual una calle de la metrpoli lleva su nombre. El Len del Seor San Jernimo Se cuenta que el Seor San Jernimo, santo patrn de este lugar, tena un len a su lado; pero la ciudadana de aquel entonces, empez a preguntarse el por qu; ya que esto no era correcto en su papel de patrono de pueblo. Unos afirmaban que deba tenerlo, otros que no, en fin, se pusieron de acuerdo y se lo quitaron. No se sabe si fue la fe, la supersticin o el temor por habrselo quitado, pero se dice que despus de algunos das empez a escucharse el rugido de un len por las noches, y al amanecer se encontraban los restos de animales como perros, borregos, becerros y hasta burros, como indicio de que dicho animal los mataba y se los coma. Ya la gente no sala cuando empezaba a obscurecer, todo mundo atrancaba las puertas por temor a que el animal entrara a sus casas. Cuenta un sacristn, que estuvo durante 60 aos en este oficio, que l dorma en una pieza que est junto al curato de la Parroquia y que hasta all oa rugidos del len todas las noches. Otras personas dicen que era un monstruo que sala de los tneles que se cree tiene el subsuelo de la cabecera municipal, pero sea como fuese, el caso es que a diario apareca un animal muerto. Los que le quitaron el len a San Jernimo, se reunieron y acordaron colocarlo otra vez en el lugar que lo tena, pues teman que fuera un castigo por habrselo quitado. Desde que pusieron al len en el lugar donde estaba, no se volvi a aparecer por las noches a causar destrozos, por lo cual el santo volvi a ser venerado como antes. 2

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