modernidad en blumenberg

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La autoafirmaicón de la humanidad en Blumenberg

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La modernidad como autoafirmación de la humanidad en H. Blumenberg.

La Modernidad como secularización de los contenidos teológico cristiano-medievales o

como auto-afirmación y giro copernicano.

Löwith y Schmitt entienden la modernidad como secularización de contenidos

premodernos, cristianos. Pero esta posición niega la legitimidad de la Modernidad que solo

es legítima en tanto que no es ella sino meramente la Edad Media disfrazada. Esta tesis

supone un substancialismo histórico ya que afirma la permanencia de la substancia

cristiana-medieval bajo la apariencia de la mundanidad moderna. En especial, afirma la

permanencia de la escatología judeo-cristiana en el seno de la idea moderna de progreso.

Lo que obvia la teoría de la secularización es que el futuro que aparece en la idea de

progreso no es el resultado de una intervención trascendente de Dios que a través de su

providencia sería el auténtico sujeto de la historia, sino más bien el producto de un

desarrollo inmanente de la historia que es producto exclusivo de las acciones de los

individuos humanos, únicos sujetos de la historia. Por otra parte dicha tesis tampoco tiene

en cuenta que la idea moderna de progreso tiene su origen en la superación del

aristotelismo por la ciencia moderna entendida como un tipo de conocimiento cooperativo

y dirigido por un método, y además supone el rechazo de la idea de que los modelos

antiguos son insuperables.

Más que el producto de una secularización la modernidad es el resultado de una

reocupación de posiciones que anteriormente ocupaban conceptos religiosos,

trascendentes, por ideas mundanas, inmanentes. De manera que la continuidad que

subyace al cambio de época se refiere más a la continuidad de los problemas que a la

continuidad de las soluciones, al mantenimiento de las preguntas con respuestas diferentes.

La Modernidad ha ocupado posiciones dejadas libres por los teologemas cristianos debido

a la premura y a la necesidad de responder cuestiones acerca de la totalidad de la historia y

el sentido de la vida que dejaban de tener sentido en el nuevo paradigma, el cual suponía

precisamente que la historia no se dejaba totalizar y tampoco admitía un sentido unívoco

derivado de su fin último, escatológico. La constancia del lenguaje a ambos lados del

cambio de época que supone la Modernidad es la expresión más de una función constante

para la conciencia humana que de una identidad de los contenidos que cumplían dichas

funciones.

La idea de progreso es básica y esencialmente moderna por su contenido pero se

encuentra aún muy afectada de ideas cristianas debido a la función que siguen teniendo de

explicar la forma y la estructura de la historia como un todo dotado de sentido. La

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necesidad de rellenar esta función de sentido y de totalidad es lo que produce la

reocupación de zonas que no son propiamente modernas sino residuos premodernos.

La teoría de la secularización se basa en una mera analogía arbitraria y no es capaz de

establecer una auténtica homología estructural entre el cristianismo y la modernidad. Se

limita a hacer visible algunas semejanzas aparentes pero no es capaz de derivar la

estructura de la modernidad de la estructura del cristianismo o ambas de un fondo común.

¿Cómo surge la Modernidad de la época tardo-medieval? Precisamente como respuesta

al absolutismo teológico de la misma que había creado una noción de un Dios voluntarista,

escondido, incomprensible para el hombre y con el cual no se podría tratar porque sus

deseos eran imprevisibles. La salvación no depende de las obras sino de la fe que es una

gracia que no todos pueden estar seguros de tener. Durante cierto tiempo sólo quedaron

dos posibles actitudes ante este Dios caprichoso e imprevisible: la resignación confiada o

desesperada, o bien la búsqueda frenética del éxito mundano a través del trabajo, que

pudiera servir no de causa de la salvación sino de signo de que uno ya estaba salvado. Pero

esta situación era insostenible, y la Modernidad surge precisamente cuando el hombre

comienza a actuar en el mundo 'como si dios no existiera'; actúa en la inmanencia sin

atacar por ahora la trascendencia pero ignorándola en la vida cotidiana. Poco a poco la

ciencia y la cultura moderna van explicando el mundo y la acción humana sin necesidad de

la hipótesis divina, lo que conlleva que el papel de Dios va quedando relegado; primero en

el deísmo a la función de creador y organizador inicial del mundo pero no de conservador

del mismo, y, posteriormente en el ateísmo se rechaza la idea misma de Dios como

incompatible con la auto-afirmación humana.