Modernidad en la poesía

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argumentos literarios sobre modernidad

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El trmino poesa urbana comienza a usarse ligado a la llamada contracultura de los 60 (Caas 1994: 20-21) y establece desde el inicio una relacin entre dos condiciones pre-discursivas: el espacio material y la mirada subjetiva. Un recorrido interdisciplinario por la serie histrica nos lleva desde las metforas biologistas de la Ilustracin, que concibieron la ciudad como un organismo, a las miradas urbansticas que la redujeron a su funcionamiento pblico de motor del desarrollo industrial. Los estudios funcionalistas despus tendieron a deshistorizarla, aunque nuevos paradigmas sociolgicos, desde la precoz reflexin de Georg Simmel, advirtieron en su economa monetaria y su carcter de alienacin social la emergencia de las nuevas estructuras de la modernidad. Lecturas semiolgicas, en la senda abierta por Walter Benjamin, la propusieron como texto cultural y enfocaron sus mecanismos de interaccin y represin (Williams, Foucault). Los anlisis antropolgicos y sociolgicos resultan hoy indispensables para entender el discurso urbano como manifestacin de una cultura material, a partir del estudio de las prcticas del habitar y las estrategias de apropiacin de sus espacios (De Certeau, Sennett, Aug, Bauman). La proliferacin de teoras post oscilan entre una versin optimista en clave tecnolgica (la hiper-ciudad de los servicios, la ciudad conectada, la ciudad de todos) y versiones apocalpticas basadas en su inviabilidad social y ecolgica (como bien lo analizan Garca Canclini, Martn-Barbero, Gorelik, Sarlo o Renato Ortiz en Amrica Latina). En las poticas espaolas del nuevo milenio verificamos un decidido afn por indagar el vnculo decisivo entre sujeto y ciudad, para reformular la identidad privada y pblica de los actores sociales. El amplio abanico de los diversos y plurales hiperrealismos emergentes constatan la centralidad de esta experiencia urbana tanto en el cuestionado realismo sucio (Roger Wolfe, David Gonzlez), en el llamado realismo de indagacin o poesa del desconsuelo (Jorge Riechmann), en la denominada poesa de la conciencia (Antonio Orihuela), la poetextos de cultura, ms all de sus aciertos estticos-, es posible verificar un realineamiento respecto de las tradiciones urbanas del gnero en Espaa, desde Lorca a los poetas sociales. Anudarn esta visin de la ciudad translocal con renovados planteos sobre el compromiso esttico, que manifiestan una atenta relectura y claras filiaciones con esa tradicin: el rol del sujeto ante la historia en los convulsionados escenarios neoliberales, los alcances de las cada vez menos ingenuas utopas de liberacin poltica, las proclamas de grupos colectivos en asociaciones no gubernamentales, los intentos de formulacin de una tica pblica, etc. La revisin de los postulados de las poticas sociales del medio siglo en Espaa, con sus claras denuncias antitotalitarias y de filiaciones marxistas (Alberti, Hernndez, Otero, Celaya, Hierro), que aspiraban a ser una directa intervencin discursiva en el opresivo silencio franquista, emergen resignificadas en estas nuevas voces neosociales, que rubrican la vigencia de un compromiso, no atado ya a la utopa idealista de la posguerra, pero an sujeto al inconformismo y la resistencia. Cmo reescriben esa frtil tradicin urbana del compromiso? Leamos un par de poemas que inocultablemente exhiben tal filiacin.

La poesa fue otra faceta artstica que logr en Amrica Latina ponerse al corriente de las tendencias vanguardistas y al mismo tiempo dirigirse al pueblo, integrando en su forma las caractersticas no europeas de las diversas culturas regionales as como los ideales de mayor equidad social. El peruanoCsar Vallejo(1892-1938) produca, desde los aos 1920, poemas cuyo lenguaje y actitud estaban ntimamente conectados con la cosmovisin y la experiencia indgena de los Andes. A partir de la dcada de 1930, la poesa negrista realiz un trabajo similar utilizando la tradicin afrocaribea.Nicols Guilln(1902-1989) incorpor el ritmo y los temas del son cubano y promovi una "poesa para el pueblo" que tuvo un papel instrumental en los procesos de consolidacin de la revolucin cubana en los aos 60. Sin duda, el poeta ms ledo y celebrado por esa poca fue el chileno Pablo Neruda (1904-1973), que atrajo multitudes con una poesa al mismo tiempo experimental y sencilla, poltica e ntima, histrica e inmediata, para "regar los campos y dar pan al hambriento", escuchar al "hombre sencillo" y sostener la transformacin social. Con este mismo espritu, pero en un estilo ms coloquial y cotidiano,Ernesto Cardenal(1925- ) anim una comunidad cristiana de campesinos en la isla de Solentiname durante varias dcadas, y luego extendi su democratizacin de la poesa para alfabetiizar al pueblo nicaragense desde el ministerio de cultura del nuevo gobierno revolucionario sandinista durante los aos 1980. Incluso el poeta mexicanoOctavio Paz(1914-1998), cuyas ideas polticas no eran izquierdistas y que adems conceba la poesa como un ritual de trascendencia y no de accin poltica, integr en su obra elementos formales relacionados con la cosmovisin nhuatl, y desarroll una polmica reflexin sobre el carcter mexicano enEl laberinto de la soledad(1950).Las generaciones han sido la principal herramienta de estudio de la poesa colombiana en el siglo XX. Como lo seal Jos Ortega y Gasset, siempre habr generaciones, sin embargo, esto no significa que un mismo propsito esttico les d cohesin. En la historia de nuestra poesa se puede ver cmo varios autores han sido clasificados en grupos por disposiciones cronolgicas, ms que por filiacin o relaciones estticas; lo que, por lo general, convierte a algunos de ellos en poetas inclasificables, en exponentes de un cambio ineludible. Se hace necesario entonces un anlisis de los poetas que, a manera de casos aislados, pueden servir para relacionar tendencias marcadas en la poesa colombiana, pues, tal como lo plantea Robert Rehder, en vez de forzarla y adaptarla, la unidad de la literatura debe ser hallada en las obras y autores particulares y no en los periodos ni en los movimientos literarios (Rehder, 45). El truncamiento de los procesos y la falta de concordancia con influencias externas hicieron que la produccin potica desembocara irremediablemente en el desencanto. El estancamiento8 generado por el nadasmo tras la renovacin que logr el grupo Mito allan un terreno baldo en el que solo quedaron los fragmentos de una unidad reiteradamente escindida.