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ESTUDIOS SOBRE LA POBREZA Y LAS DESIGUALDADES DOCUMENTOS DE TRABAJO CLACSO #6 2016 Modos de vida, una categoría esencial en Geografía y Salud Patricia Elizabeth Polo Almeida

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CLACSO#6

2016

modos de vida, una categoría esencial en geografía y salud

Patricia Elizabeth Polo Almeida

Polo Almeida, Patricia Elizabeth Modos de vida, una categoría esencial en geografía y salud / Patricia Elizabeth Polo Almeida. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO, 2016. Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-722-167-1

1. Estilo de Vida. 2. Geografía Social. 3. Ecología. I. Título. CDD 301

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Coordinador Editorial lucas sablich Coordinador de Arte marcelo giardino

Este documento es una revisión bibliográfica del avance y desarrollo de la categoría modos de vida, la cual es central a la tesis que estoy realizando para obtener el grado de doctora en salud, ambiente y sociedad, uasb, Quito Ecuador, esta revisión se concentra en dos cuerpos teóricos de interés al tema: Ecología política y salud co-lectiva, integrando una visión de genero a estas teorías. Este documento es apoyado por la Escuela internacional de posgrado; políticas para la igualdad: Encrucijadas sociales y discusiones sobre futuros, clacso-uEH, 2014.

Las opiniones vertidas en este documento son exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente expresan la posición de CLACSO.

© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

Estudios sobre la pobreza y las desigualdadesISBN 978-987-722-167-1

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Resumen

Este documento es una revisión bibliográfica de modos de vida. De la literatura revisada dentro de las áreas de Ecología Política y Salud Colectiva Latino-americana, se observa que modos de vida ha sido tratado como un concepto, principio metodológico y espacio/territorio de intervención o de posibilidades de construcción. Se resalta diferencias sustanciales en cuanto al desarrollo de modos de vida al contrastar las propuestas latinoamericanas y anglosajonas, estas divergencias incluso existen al interior de cada una de estas dos propu-estas teóricas. Se concluye la importancia de explicitar categorías de análisis y operativización, para construir inclusivamente teoría y relaciones sociales desde el encuentro.

Palabras Clave: modos de vida, espacio, territorio, salud, enfermedad, género.

Abstract

This paper is a literature review of lifestyles . The revised within the areas of Political Ecology and Public Health Latin American literature , it appears that lifestyles has been treated as a concept, methodological principle and space / area of intervention or construction possibilities. substantial differences in the development of livelihoods in contrasting Latin American and Anglo proposals highlights these differences exist even within each of these two theoretical pro-posals. explain the importance of analytical categories and operationalization to build inclusively theory and social relations since the meeting is concluded.

Modos de vida1 propuestos en Ecología Política (Geografía Social)

Existe una gran variedad de acepciones sobre modos de vida, cada una de ellas se relacionan con los intereses y concepciones base desde las cuales

Patricia Elizabeth Polo Almeida: Master en Geografía, Universidad Carolina del Norte, Chapel Hill, EU; Consultora independiente en el campo de Geografía y Salud; [email protected].

1 livelihoods es el término propuesto en inglés. Y esta acepción anglosajona se diferencia de sus versiones traducidas al español a veces como modos de vida, estilos de vida, condiciones de vida; además, estos conceptos son revisados adelante en este documento, los cuales están presentes en propuestas latinoamericanas. En este texto livelihoods lo traduzco como modos de vida.

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son planteadas2. Voy a realizar un breve recuento de cuando, quienes y en qué contexto se empieza a utilizar este término. Para luego profundizar los varios trabajos en torno al tema desde la Ecología Política3, que trabaja esta categoría.

Estudios en ingles señalan su primera definición en el reporte de Naciones Unidas, “Our Common Future”4 liderado por Harlem Brundtland (WCED, 1987). Sin embargo, como concepto este empezó a desarrollarse entre las décadas de 1960 y 1970; y, por supuesto este concepto ha continuado evolucionando conforme los avances de teorías, métodos y metodologías de las ciencias so-ciales y desde las prácticas de las agencias para el “desarrollo”5.

Henri Lefebvre en su libro La Crítica a la Vida Cotidiana, Volumen II, 1961, propone que el individuo de la sociedad moderna esta alienado, ha sido se-parado de sí mismo y del mundo por la industrialización y la acumulación, y esto genera un individuo moderno pobre y un mundo moderno de escasez. Y, propone que para cambiar esta alienación económica, social y política la sociedad debe realizar la revolución, es decir tomar el control de sus vidas en las practicas o “auto-gestión” de sus vidas cotidianas; a esta revolución aportan las revoluciones de cada individuo en su día a día, pero la revolución debe ser total de toda la sociedad (Lefebvre, 1991; Goonowardena, 2011). De la propuesta de Lefebvre se han desarrollado varios estudios alrededor de las prácticas de la vida cotidiana como el cocinar, el caminar, el leer, el conversar, entre otras actividades del día a día con el objetivo de conocer como individuos y grupos sociales responden y cambian esta colonización del día a día. Foucault (1977), de Certau (1984) proponen la anti-disciplina como una actividad de rebelión que los individuos (podemos) ejercemos. De Certau (1984) argumenta que a través de las actividades cotidianas el individuo desde del consumo genera una nueva producción que atiende a sus necesidades cotidianas y a la vez irrumpe y cambia el orden socio-económico y político pre-establecido inicialmente en el producto a consumirse.

Estas propuestas del estudio de la vida cotidiana se expresan en un contexto académico en contra de la teoría de la modernidad, y en un ambiente político de disconformidad casi global en torno al modelo de desarrollo occi-dental y el modelo económico clásico, interviniendo a través de proyectos de “desarrollo” en la vida de personas, grupos y sociedades en las décadas de 1960 y 1970 (Laurell, 1978; Breilh, 1979; Blaikie, 1998). En este ambiente de intervención, la vida de las personas del área rural era tema de los economis-tas agrícolas, quienes asumieron que los hogares vivían de diferentes fuentes de ingresos –recursos, trabajo y habilidades- optando siempre por aquellas opciones que redituaban más (Bagchi, et al., 1998). En la década de 1970, se realizaron variedad de investigaciones, muchas de ellas apoyadas en la teoría de la dependencia, en países en “vías de desarrollo”6para estudiar a través de

2 Realizo una pequeña argumentación en el punto 3 de este documento, sobre el posic-ionamiento político de investigadores al momento de producir teoría, de realizar trabajo en campo y/o de realizar acompañamientos de proyectos con grupos sociales. 3 Me interesa concentrarme en la propuesta que realiza la Ecología Política sobre modos de vida, porque es una teoría comprehensiva que analiza la relación sociedad-naturaleza, y su articulación entre lo local y global –y escalas intermedias, resaltando la interacción de aspectos económicos, políticos, culturales y ambientales de poblaciones. Esta propuesta se inscribe en el campo de la Geografía Social y su producción académica. 4 Nuestro Futuro Común, su traducción al español. 5 Este “desarrollo” propuesto por los países “desarrollados” implica una noción de evo-lución económica para tener una calidad de vida mejor (WCED, 1987; y, otros documentos de agencias como Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, entre otros); cuando la palabra refiera esta noción será citada en este texto siempre entre comillas. En este documento utilizo desarrollo como “Acrecentar, dar incremento a algo de orden físico, intelectual o moral” (Diccionario Real Academia de la Lengua Española, versión digital, 2014).6 Esta forma de denominación “países en vías de desarrollo” como muchas otras –del tercer y cuarto mundo es utilizada en el documento entre comillas, para resaltar textualmente lo que los/las autores expresan. Decido no utilizar estos términos porque tiene varios tipos de

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la cotidianidad de los hogares los resultados de las intervenciones estatales pro “desarrollo” (Blaikie, 1980; Bebbington, 1999). Estos estudios analizaron rela-ciones en el hogar y en las comunidades, concentrándose en el uso y acceso a recursos, esencialmente de la tierra; y, concluyeron que la dinámica de estas relaciones locales estaba relacionada a dinámicas económicas y políticas más amplias, como el mercado y el estado.

En la década de 1980, en el contexto mundial económico emergía el modelo neoliberal, de cuya lógica se derivan muchos proyectos de “desa-rrollo”. Este modelo busco un estado mínimo, apelando a la idea de que los individuos ejercían su autonomía y que basados en sus intereses individuales escogían racionalmente aquellas opciones, ofrecidas por el mercado, que les permitían maximizar sus ganancias. Esta lógica, de maximización de ingresos, genero otro tipo de proyectos desde el estado mínimo, la provisión de “las necesidades básicas”, en tanto que las ONG’s internacionales llegaban a los países en “vías de desarrollo” para acompañar las decisiones de optimización de ganancias a través de mini-proyectos económicos (Bagchi, et al., 1998; Bebbington, 1999; North et al., 2008).En esta década aparecen estudios sobre la vida cotidiana de poblaciones rurales y su relación con los recursos ecológicos, como respuesta al argumento de una sobre-explotación del uso y acceso a estos recursos por estas poblaciones del campo (Blaikie, 1980; Blaikie et al., 1987; Chambers et al., 1992; Bebbington, 1999). De los trabajos académicos y proyectos implementados por ONG’s se argumento la capaci-dad de individuos y grupos sociales de modificar sus relaciones sociales para responder en periodos de crisis y adversidad, como la degradación del suelo entre otros riesgos y vulnerabilidades.

Un trabajo esencial en esta línea de estudios geográficos críticos so-bre la degradación del suelo, es el realizado por Blaikie y Brookfield (1987), quienes proponen desde la Ecología Política que la degradación del suelo se articula en la interacción compleja entre la naturaleza y la sociedad, por ende no es unicausal y no existe una única solución, y que para entender el problema de manera mas profunda se debe analizar a quien usa y administra la tierra diariamente, al conjunto de situaciones económicas, políticas y so-ciales en las cuales esta persona toma decisiones, y al ambiente ecológico en constante modificación. Articulan en su análisis las actividades cotidianas de las poblaciones rurales (acceso a recursos naturales, a trabajo y capital; conocimientos y habilidades, objetivo de la producción (venta, auto-consumo, intercambio, otras); propiedades del suelo y la vegetación, y erosividad del ambiente; y, relaciones con estructuras institucionales locales, nacionales e internacionales, como gobiernos y mercado. Este conjunto de estudios en-contraron que no solo en el sistema capitalista se produce degradación de la tierra (Blaikie et al., 1987).

implicaciones dominantes, resalto dos: 1) esta idea de desarrollo a seguir es propia del sistema capitalista y denota esencialmente un desarrollo económico (como anote anteriormente) y todo lo que deviene con este; y, además este “desarrollo” es concebido como único porque todos los países en la cola de este “desarrollo” debemos seguir y hacer lo que ya los países “desarrollados han hecho, y es hegemónico, porque es propuesto, evaluado e impuesto a través de varios me-canismos por los mismos países “desarrollados” a los países en vías de “desarrollarse”; por tanto todas otras formas de vivir diferentes al capitalismo son borradas de la historia del planeta tierra porque no aportan al “desarrollo” (estas ideas las tomo de Massey, 2005). Y, 2) además también es un término cargado de hegemonía patriarcal, porque esta forma de relación ha visibilizado y propulsado únicamente el rol de los varones –mejor dicho de cierta clase de varón- que habitan en los países “desarrollados”; mientras que mujeres, hombres (población en general) de otras etnias y posición económica han sido aceptados solo si funcionales a su sistema capitalista; olvi-dando los aportes de las mujeres a través del tiempo al vivir de las sociedades del planeta pero esencialmente sometiendo a las mujeres a cumplir los roles femeninos impuestos por varones (y a veces también por mujeres) de estos países “desarrollados”. Por ello de aquí en adelante, utilizare nombres de los países, o de las regiones geográficas a los cuales me refiero, evitando calificar a las poblaciones de los países del mundo con términos colonialistas, patriarcales y capitalistas.

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Al final de la década de 1980, apareció la definición de modos de vida pro-puesto por Naciones Unidas, en el reporte Brundtland, “contar con adecuados bienes y flujos de comida y de dinero para satisfacer necesidades básicas….” (WCED, 1987: 2-5; Chambers, et al., 1992). Al cual se lo adjetivo como “modos de vida sustentable”, justamente por el creciente interés de conservar y acce-der de manera equitativa a los recursos naturales del planeta para acompañar el desarrollo del modelo de producción capitalista. Este reporte fue esencial para el trabajo desplegado por ONG’s internacionales en países en “vías de desarrollo” durante la década de 1990 con el propósito de aliviar la pobreza al mismo tiempo que reducían los servicios del estado en bienestar social, orientación esencial de la agenda neoliberal (Bagchi, et al., 1998; Bebbington, 1999; Ahmed, et al., 1997).

En la década de 1990 la academia anglosajona genera nuevas definicio-nes de modos de vida, tomando como base el concepto del reporte Brundt-land. Los principios metodológicos reciben más atención y reciben variedad de aportes y variaciones. Chambers y Conway proponen que modos de vida “son las capacidades, activos que incluyen recursos materiales y sociales, y actividades requeridas como medios para vivir” (Chambers et al., 1992: 6). Entendiendo a las capacidades7 como “la capacidad de un individuo de realizar y ser”, tomado de la propuesta de Sen (1984). Los activos8 son considerados como aquellas inversiones, bienes de reserva y demandas; los cuales pueden ser tangibles e intangibles, los primeros refieren a recursos y bienes, y los segundos a demandas y accesos. Las actividades son lo que las personas hacen. Esta propuesta sugiere que modos de vida deben ser analizados tanto en periodos de crisis y de no crisis, o de vida “normal”. Estos elementos se transforman en recursos capitales conforme la propuesta de Ahmed y Lipton (1997) del instituto de estudios del desarrollo, estos son, capital físico9, ca-pital humano10 e ingresos económicos. Scoones (1998) sobre la propuesta metodológica de Lipton articula cuatro tipos de capital: natural11, financiero/económico, humano y social12. Scoones trae desde la economía la idea de capital, y argumenta que “Estos recursos en modos de vida pueden ser vistos como “capital” porque conforman un conjunto de recursos productivos cons-truidos o utilizados por la acción humana al invertir en ellos trabajo e ingresos, y además representan futuros beneficios o materia prima”13 (Scoones, 1998: 17) (las negritas son mi énfasis). Desde la propuesta de Scoones (1998), la escala14 de análisis también se considera importante para el estudio de modos de vida, la cual puede ser a nivel de individuo, hogar, comunidad, región, país y sociedad planetaria.

Para fines de la década de 1990, Bebbington propone una versión ac-tualizada de modos de vida y pobreza dentro de estudios de Ecología Política; “diversas formas a través de las cuales las personas se ganan la vida y cons-truyen sus mundos” (Bebbington, 1999: 2021). Basado en la propuesta de Scoones (1998) sugiere que modos de vida se puede articular en cinco recursos

7 Este término en la propuesta original en inglés es, capabilities. 8 Se utiliza activos como la traducción del inglés de assets. 9 Lipton integra en capital físico: servicios básicos y recursos naturales (agua, uso de tierra, biodiversidad y suelo).10 Para Lipton son educación y salud el capital humano.11 Capital natural para Lipton son los productos y servicios que utilizan los individuos de los recursos naturales existentes en sus lugares en que habitan. 12 El capital social son los recursos sociales como redes, reclamos, relaciones, afiliaciones, asociaciones que permiten a las personas articularse en la consecución de estrategias diferentes de modos de vida que demanda acciones coordinadas. 13 El texto es mi traducción del inglés14 En estudios de Geografía se habla de escala, en tanto que Scoones, quien trabaja en el área de “desarrollo” propone unidad de análisis.

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o activos capitales: natural, producido, humano15, cultural16 y social; y se debe analizar las relaciones de como los individuos: combinan y transforman los re-cursos capitales para construir sus modos de vida y satisfacer sus necesidades materiales y experienciales; expanden sus activos a través de relaciones con actores como el estado, el mercado y la sociedad en general; implementan y mejoran sus capacidades para generar mas significado a sus vidas y cambian las reglas hegemónicas a su favor para acceder, utilizar, controlar y transformar los activos capitales. Esta propuesta ha influenciado profundamente estudios en ecología política que trabajan con modos de vida.

Desde el 2000 no se encuentran nuevas definiciones sobre modos de vida, los varios estudios que utilizan esta categoría van adecuando los recursos capitales conforme sus necesidades; sin embargo, un debate interesante es la visión de genero en modos de vida, la cual la reviso mas adelante. Bury (2008) hace una actualización de los tipos de recursos que se han desarrollado desde la propuesta de Bebbington. Los recursos naturales refiere a los recursos reno-vables (servicios del ecosistema y ciclo de nutrientes) y no renovables (minerales, suelos y bosques). Los recursos capitales producidos refieren a infraestructura, transportación, servicios eléctricos, ahorros y activos líquidos convertibles, y flujos de dinero regular como ingresos, pensiones, transferencias del estado y envíos dinero del exterior. Aunque otros estudios separan a los recursos capi-tales producidos en capitales financieros y capitales físicos; estos últimos son todos aquellos construidos por las sociedades. El capital humano es descrito como habilidades, educación, entrenamiento, conocimiento, habilidad para trabajar y salud. También hay variaciones en como entender y trabajar el capital, esta la propuesta de Bebbington que explica que capital social integra confianza mutua, valores en común y conexiones entre personas y proveen recursos para solucionar problemas y habilita actividades económicas y políticas (2002). En tanto otros autores trabajan al capital social como estructuras relacionales que habilitan la acción y fomentan desarrollo económico (Harris y De Renzio, 1998; Bury, 2008). Y, el capital cultural es entendido como las practicas sociales que traen significado por tanto identidad, habilitan y empoderan a los individuos en sus diversas relaciones (Bebbington, 1999).

Un aspecto importante a tomar en cuenta en la categoría modos de vida, es que estos se viven de diferente manera si se diferencia el acceso y uso de los varios tipos de recursos por género, etnia, edad y nacionalidad. Massey (1994) expresa que del modo de producción que rige en las sociedades se derivan tipos de relaciones que producen y reproducen espacios y lugares en los cuales por el hecho de ser mujer se recibe menos salario, se asume mas responsabi-lidades dentro del hogar y además se espera la invisibilización de los deseos, ideas y propuestas en esferas políticas. Rochelau et al. (1996) explican, a través de una serie de estudios desde la Ecología Política, que existen diferencias de genero en cuanto a experiencias, responsabilidades, interés por la naturaleza y ambientes saludables; las cuales se generan desde las interpretaciones y construcciones científicas y sociales sobre el ser mujer, el ser femenino y sus varios roles que varían entre culturas, clases, razas, etnias y lugares. Además, un elemento esencial dentro de los argumentos desde el feminismo de Ecología Política, y otros no necesariamente desde esta corriente, argumentan que es en las prácticas de la vida cotidiana, las cuales siempre están cambiando, mismas que se producen entre lo local y global, que se generan diferentes formas de

15 Bebbington se basa en una propuesta mas desarrollada de Sen (1997) sobre capital humano, estos son los medios para producir mas y de manera mas eficiente, y además la capa-cidad para vivir de manera mas fructífera y significativa en el mundo y la capacidad de cambiar el mundo (1999, pág: 2022). 16 capital cultural es aquellas practicas sociales que son significativas, habilitantes y empoderantes que generan identidad y relaciones particulares en un lugar determinado.

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acción socio-política ya sea en el área urbana (Pink, 2012; Rochelau et al, 1996; Massey, 1994) o en el área rural (Rochelau et al., 1996; Massey, 1994; Bagchi, et al., 1998; Scoones, 1998; Bebbington 2010).

Modos de vida propuestos en Salud Colectiva

De manera similar que se ha utilizado modos de vida en Geografía, también se lo ha caracterizado en el área de Salud Publica como un concepto, principio metodológico y un espacio de intervención o de construcción. Me concentro en los estudios latinoamericanos que han emergido alrededor del tema Salud Colectiva, Medicina Social, Epidemiología Crítica17, que son propuestas com-prehensivas sobre el tema de salud humana.

Como tal modos de vida aparece en el documento que presenta Menén-dez en 1990, sobre los aportes de la Antropología a la Salud Colectiva, pero no desarrolla una acepción para la misma y trabaja condiciones de vida; Almeida Filho, en el 2000, dedica un capitulo a modos de vida epidemiológicos. Al igual que en Geografía, modos de vida en el área de salud, tiene un contexto de desarrollo previo. Aparece como estilos de vida18 en el informe de Lalonde19, en el que se expresa que la salud esta determinada por cuatro elementos, la biología humana, el ambiente, los estilos de vida y la servicios de salud. Para Lalonde estilos de vida es una categoría que “conjunto de decisiones de indivi-duos las cuales afectan su salud y sobre las cuales estos tienen más o menos control”20 (Lalonde, 1974: 32). Esta acepción aparece, un poco tardíamente, en un contexto socio-político de descontento que inicio al final de la década de 1960; específicamente en el campo de la salud se reclamaba por la ineficien-cia del modelo de salud de occidente así como de los estados para atender a poblaciones económicamente deprimidas y sus derivados problemas sociales (Breilh, 1989; Agudelo y Romero, 2010). Estas protestas sociales alrededor del globo posibilito el trabajo conjunto de personal de salud y comunidades en países africanos, de América Latina y de Asia para desarrollar programas comunitarios de salud articulando la participación de las poblaciones desaten-didas y de bajos recursos económicos; y, se reconoció la efectividad de estas iniciativas OMS (Comission on Social Determinants of Health de la Organización Mundial de la Salud, 2005).

Sin embargo el modelo biomédico de atención a la enfermedad, que escindía al sujeto enfermo de su contexto socio-ecológico, predominaba en los países occidentales desarrollados económicamente; además este modelo era exportado hacia los países “en vías de desarrollo” y operativizado por estos estados o directamente por ONG’s internacionales de los países “desarrollados”. Esto ocurría en la década del 70, justamente cuando se cambiaba del estado ampliado y controlador al estado mínimo, como resultado de la transformación de los mecanismos de funcionamiento del capitalismo de modernidad a neoli-beralismo. En esta década aparecen propuestas desde América Latina sobre una manera diferente de entender la salud y la enfermedad; argumentando que la salud está relacionada con procesos biológicos propios del individuo y también con procesos sociales organizados por el modo de producción en los cuales el individuo realiza su vivir; y es en este escenario en que modos de vida comienza a adquirir trayectoria como uno de los componentes esenciales

17 De la bibliografía citada los autores trabajan a la epidemiologia o epidemiologia critica como el área a través de la cual la salud colectiva (o Salud Pública o Medicina Social) integra el análisis de la enfermedad y salud de personas en los territorios que habitan. 18 Estilos de vida es la traducción del inglés de lifestyle.19 Este documento en su versión original en inglés se titula, “A new perspectiva of the Health of Canadians”.20 La traducción del inglés al español es mía.

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de la salud/enfermedad/atención de individuos y colectivos. Laurell (1976, págs. 136, 142-154) habla de condiciones de vida en su

estudio sobre “enfermedad y desarrollo” en México; y esta categoría la ope-rativiza en su análisis de como comunidades rurales realizaban sus vidas en torno a: acceso y uso de la tierra, escolaridad, estructura familiar y división del trabajo, acceso a salud y seguridad social, tipo de trabajo y relaciones laborales, relación técnica de trabajo y ecosistemas, varias fuentes de ingreso (salario, crédito) y su relación con el mercado, relación ingreso-posición socio económica y patrones de consumo, expresiones de división del trabajo y la relación migración-ecología-trabajo. La autora no conceptualiza condiciones de vida, la trabaja como categoría de análisis a nivel del hogar. Laurell propone a la salud-enfermedad como un proceso bio-psico-social el cual tiene dos dimen-siones, una social y otra individual psíquica-biológica, siendo predominante la primera sobre la segunda, sus aportes se inscriben en el campo de Medicina Social y Salud Colectiva.

En esta misma década Breilh (1979) también propone estudiar las condi-ciones de vida de poblaciones para entender en estas la expresión de proceso salud/enfermedad. El concepto como tal no se halla explícitamente definido, pero el autor explica que las condiciones de vida se configuran entre el modo de producción que impera en una sociedad; los perfiles de reproducción social de grupos e individuos. El autor propone en su trabajo algunos elementos a tomar en cuenta para un análisis de las condiciones de vida de la clase obrera en su jornada productiva y reproductiva. En la productiva incluye, condiciones en que se realiza el trabajo (estructura del espacio, microclima, contaminantes, condiciones de seguridad, formas de desgaste no compensando, jornadas suplementarias, ritmos y aspectos psíquicos del trabajo, entre otros); y en la jornada reproductiva sugiere, formas de consumo alimentaria, vivienda, ocio, educación, acceso a servicios de salud y uso de fármacos, producción y consumo domésticos, relación con el ecosistema y otros; resalta la capacidad política de individuos y grupos para moldear sus condiciones de vida, al des-pertar la conciencia para si (Breilh, 1989, págs. 229-231). El aporte de Breilh a la salud Publica lo construye desde su propuesta de Epidemiología Crítica, desde la cual la salud y la enfermedad son un proceso y es determinado desde los modos de producción que articula una sociedad y las relaciones económicas políticas que este genera.

Menéndez, 1990, menciona a la categoría modos de vida en su texto Antropología Médica. La utiliza para entender la dinámica de la salud/enfer-medad/atención. Menéndez argumenta que para entender la enfermedad hay que estudiar las condiciones y modos de vida desde la etnografía, sin embar-go trabaja estilos de vida en sus varias publicaciones. Define estilo de vida como “el concepto que permite articular condiciones materiales e ideológicas presentes en la enfermedad y es un nexo entre grupo macro (estrato social) y grupos intermedios (como étnicos, ocupacionales, familiares, etc.)” (Menéndez, 1998: 84). Además, resalta la capacidad de cohesión social para modificar sus condiciones de enfermedad, lo que repercute en acciones para vivir mejores condiciones. El autor aporta al campo de Epidemiología sociocultural y rescata la riqueza de profundizar los estudios en salud tomando en cuenta género, etnia, raza, edad y otros elementos desde la propuesta antropológica.

Castellanos (1998) en su texto sobre Los modelos explicativos del proceso salud enfermedad, también trabaja teóricamente a modos de vida. Explica que este es “la expresión de las características del medio natural donde se asienta, el grado de desarrollo de sus fuerzas productivas, de su organización económica y política, de su forma de relacionarse con el medio ambiente, de su cultura, de su historia y de otros procesos generales que conforman su identidad como formación social” (Castellanos, 1998: 84). El autor diferencia y articula a modos

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de vida, condiciones de vida y estilos de vida como “dimensiones de las formas de la vida cotidiana” (Castellanos, 1998: 86). A modos de vida lo trabaja como el proceso que abarca la sociedad planetaria, al cual lo llama dimensión gen-eral. Condiciones de vida es la dimensión particular, la misma que media entre modos de vida (general) y estilos de vida (singular), esta categoría es valida para entender a grupos específicos de la sociedad. En tanto que estilos de vida es la dimensión singular y permite analizar a los individuos en su reproducción social, quienes son parte de grupos y también de la sociedad ampliada. Los aportes de Castellanos se insertan en el campo de Salud Publica, quien argumenta que la salud es un fenómeno determinado biológica y socialmente ocurriendo en la reproducción social de la sociedad, de grupos e individuos. Y, que la expresión de la enfermedad difiere si se analiza condición de raza, genero y clase, porque deviene de exposiciones especificas a riesgos, articuladas estas a condiciones particulares de vida y trabajo.

En su trabajo de Epidemiología Crítica Breilh conceptualiza a los modos de vida como “la praxis que una sociedad realiza, con sus elementos, su mov-imiento productivo y reproductivo, sus relaciones organizativas, su movimientos cultural y sus relaciones ecológicas” (Breilh, 2003: 99). Y, distingue modos de vida de estilos de vida, argumentando que el primero permite entender el dominio espacial de lo particular en donde se realiza la vida a nivel colectivo; y, estilos de vida es el dominio espacial del quehacer individual (Breilh, 2003). Añade el autor que las expresiones de los modos de vida observando genero, etnia y edad aportan información mas profunda para entender las diferentes patologías o condiciones saludables en que viven estos grupos (Breilh, 1996). En su texto sobre salud y espacio urbano (2010) utiliza los términos buen vivir y modos de vida saludables de manera intercambiable.

Almeida-Filho, otro autor latinoamericano, en 2000, define a modos de vida en su libro La Ciencia Tímida. Dedica un capítulo de este libro a hablar sobre la Epidemiología del modo de vida y la conceptualiza como una categoría teórica esencial que “no implica meramente las conductas individuales ante la salud sino que va mas allá, incluyendo las dimensiones socio-históricas, englobando la dinámica de las clases sociales y las relaciones sociales de producción, siempre considerando los aspectos de la vida cotidiana en la sociedad” (Almeida-Filho, 2000, pág: 174). Añade que, Modos de vida además abarca y es constituido por dos categorías estilos de vida y condiciones de vida, esta distinción la toma de la propuesta de Cristina Possas (1989). Possas explica que condiciones de vida son las condiciones materiales y ambientales, siendo las materiales aquellas que per-miten la subsistencia, nutrición, vivienda, saneamiento; estilos de vida refiere a las determinaciones sociales y culturales expresadas como conductas de practica de deportes, dietas, hábitos, consumos de sustancias psicotrópicas (Almeida-Filho, pág: 165). El autor propone la triada saluda/enfermedad/atención para estudiar a la salud humana como diferentes fenómenos que tienen su expresión en la realidad fisiológica-genética, de percepciones y de comportamientos (Almeida-Filho, 2001). Además, integra edad, género y lugar como elementos necesarios para analizar la esencia social de la Epidemiología y de la Salud colectiva.

Sin embargo, condiciones de vida ya aparece en los estudios del ma-terialismo histórico de Marx y Engels, Breilh lo cita (1989, pág: 169) cuando hace referencia al documento, Prologo a la contribución Crítica de la economía política, escrito por Marx en 1844. Breilh (2010) interpretando a Marx explica que la sociedad puede ser leída si se estudia la economía política para lo cual se analiza las condiciones de vida a la par con las relaciones super-estructurales (pág: 148). Tanto Laurell como Breilh basan su trabajo teórico-práctico en la propuesta marxista, por ello la integración de este término en sus trabajos.

El desarrollo de la propuesta de modos de vida, los autores menciona-dos, las movilizan entre transiciones clave del sistema capitalista; en la década

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de 1970 el estado intervenía en todas las esferas de la vida civil y el modelo económico de las transacciones era el neoclásico; en la misma década emp-iezan a asentarse las ideas y base del estado mínimo y el modelo económico neoliberal. En América Latina y en Ecuador las reformas neoliberales llegan con fuerte presencia en la década de 1980 a través de agencias como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el FMI (Fondo Monetario Internacional) y de ONG’s internacionales con varios proyectos interventores para el “desarrollo”; y, estas reformas continúan hasta el presente. La década de 1990 se caracteriza por las fuertes protestas sociales en esta parte del continente, y esencialmente en Ecuador alcanza gran repercusión los levantamientos indígenas en contra de la firma de los TLC propuestos por Estados Unidos, y de manera general la sociedad protestaba por el deterioro de las condiciones de vida al cual condujo el modelo neoliberal y el estado mínimo (Breilh, 2010; Breilh, Tillería 2009; Beb-bington, 1999, 2010; Dávalos, 2011; North et al., 2008). Para la primera década del siglo XXI, 2000, se continúan con procesos de descentralización estatal y se refuerza procesos de desarrollo territorial con gobiernos locales, valoración de recursos naturales y su integración en el mercado mundial, y se bloquea la protesta social (Dávalos, 2011).

Análisis: encuentros y distanciamientos entre las propuestas de Ecología Política y Salud Colectiva

De la revisión realizada, al interior de las teorías de Ecología Política y Salud Co-lectiva, hallo que Modos de Vida ha sido propuesto y trabajado como concepto, como principio mitológico21 para realizar recolección de datos y como un espacio y/o territorio de intervención22 o de construcción. Además, estas tres formas de modos de vida están articuladas entre sí, porque han sido construidas en un contexto socio-cultural determinado (académico y profesional), político (de decisión y acción: personal y social) y económico (relaciones de producción y consumo compatibles a los modos de producción); por tanto existen varias trayectorias de construcción y desarrollo de modos de vida, articulado en sus tres formas. Debo mencionar que he resaltado aquellas autoras y autores cuyos trabajos sobre el tema han influenciado ampliamente el desarrollo de trabajos posteriores, ya que existe una vasta producción académica en estas dos áreas del conocimiento sobre el tema; y, además en otras áreas del saber. Por ahora voy a resaltar la importancia del contexto.

El debate sobre realizar ciencia asumiendo una posición política ha sido extenso y se lo ha realizado por varias décadas. No es mi interés continuar en este debate al contrario aclaro mi posición, no se puede hacer ciencia (o de manera general vivir en este mundo) sin involucrarse, este involucramiento puede ser consciente o no. A través de las relaciones los seres humanos nos transformamos, el proceso de investigación genera relaciones con nosotros mismos y con los demás, por tanto vivir en este mundo haciendo ciencia (o cualquier otra actividad) implica asumir la responsabilidad de lo que hacemos, pensamos y decimos en el con-vivir con nosotros y con los demás aquellos cercanos y lejanos (contexto político)23. Por otro lado, existen ciertos patrones

21 Principio metodológico son aquellos conceptos que permiten articular el concepto cen-tral y la recolección de que información. En el caso de modos de vida, los principios metodológicos refiere al estudio de los recursos. 22 Intervención en el texto lo trabajo como: Examinar y censurar las cuenta [actividades] con autoridad suficiente para ello (DRAE, versión digital, 2014). La palabra actividades la integro para los fines del texto. 23 Esta idea de relaciones la trabajo desde la invitación de Doreen Massey (2007), quien propone que las relaciones a construir, son el tipo de espacio a construir y vivir en, y ensambla la construcción del espacio como el desafío, el placer y la responsabilidad política y social de la existencia personal y de los otros.

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generales que adquirimos los seres humanos al insertarnos en las socieda-des y grupos sociales (contexto socio-cultural), y estos moldean hasta cierto punto, nuestras creencias y comportamientos; estos patrones siempre están modificándose, al modificarse el tipo de relaciones que establecemos con nosotros mismos y con el mundo. Hoy en día, co-existen diferentes estructuras societales en el planeta, de ellas la que prevalece de manera hegemónica es el capitalismo, del cual se desprenden el contenido y las características de las relaciones (contexto económico). Pues la construcción de ciencia en el mundo, actualmente, esta configurada en estos contextos descritos, es por ello que existen diversas acepciones sobre modos de vida, así como maneras de articularla y de trabajarla en el día a día. Y, esto es lo que voy a analizar en esta sección.

Modos de vida tiene una trayectoria de desarrollo interesante, si se com-paran los aportes que se han dado en Ecología Política y en Salud Colectiva. Había argumentado anteriormente que el concepto, la metodología y la práctica alrededor de modos de vida que he revisado están articuladas alrededor del contexto en el cual este se ha desarrollado. En Ecología Política/Geografía24 este concepto parece tener su inicio con la propuesta de Lefebvre, en 1961, con las maneras revolucionarias de vivir la cotidianidad, como caminar, cocinar, conver-sar entre muchas otras actividades. Este concepto, Lefebvre, lo articula con una metodología estilo etnografía para entender las prácticas diarias de las personas, y concluye que a través de la práctica cotidiana la sociedad puede cambiar la “colonización” que le imprime la Modernidad de Occidente. Recordemos que Lefebvre escribió su propuesta en un ambiente social de descontento genera-lizado sentido y expresado por varias sociedades del planeta, argumentando que el modelo económico propuesto por occidente, el capitalismo, no daba respuesta al prometido “desarrollo” de las personas y pueblos, al contrario sus condiciones de vida se deterioraban en continuas intervenciones por el estado y otros organismos de apoyo al “desarrollo”.

Para la década de 1970, desde la Geografía (Blaikie, 1980) se estudia estilos de vida, como metodología los investigadores integran técnicas cuali-tativas y cuantitativas para analizar la cotidianidad en que vivían individuos en sus hogares y comunidades, observando la relación de aspectos económicos y de clase en lo local, con las relaciones económicas y políticas a nivel país. El argumento central era demostrar la penetración fallida política-económica del estado en el día a día de las comunidades. Pero, este como otros estudios de esta generación académica deja de lado la capacidad política de los individuos y grupos sociales para generar sus propias dinámicas de modos de vida.

En esta misma década Lalonde (1974) propone estilo de vida como uno de los cuatro elementos a tomar en cuenta en Salud Publica en Cana-dá; pero su propuesta se inscribe aun en el modelo biomédico. A través de estilos de vida lo que se hizo es imputar la responsabilidad de los hábitos de vivir –y por tanto la enfermedad- al individuo y grupos sociales y no se visibilizo como las relaciones estructurales configuran, y son configuradas por, estas practicas diarias, como lo observa Menéndez (1998). Esta tarea de estudiar los modos de vida como una categoría que se articula entre las relaciones sociales-ambientales locales y generales lo hacen Laurell (1976) y Breilh (1979), para explicar que la salud y la enfermedad son configuradas esencialmente en la formación histórica, socio-económica, y en menor proporción intervienen las características biológicas individuales. El trabajo de Breilh resalta la capacidad política del individuo y grupo para modificar estas relaciones.

24 Resalto que el marco teórico de Ecología Política aparece en la década de 1970, Rob-bins (2004) indica que quien utilizo esta descripción fue Wolf en 1972 (Robbins, 2004: 5). Por tanto para esta década, 1960, sería preciso hablar de Geografía más que de Ecología Política.

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Existe un punto de encuentro entre los escritos analizados hasta aquí sobre la trayectoria de modos de vida, desarrollados en la década de 1970 por los investigadores e investigadoras mencionadas de Norte América y Eu-ropeos (esencialmente) y de América Latina25, este es: todos ellos han utilizado la propuesta de Karl Marx para trabajar sus propuestas. Y, el segundo punto común es que estos autores denuncian que el modelo económico neoclásico capitalista organizando los estado-nación en ese tiempo era un fracaso pero que además generaba condiciones de pobreza económica, desigualdad social (Blaikie, Laurell, Breilh) y detrimento en la salud de los individuos (Laurell, Breilh).

Recordemos que al final de esta década, 1980, aparece como tal el concepto de Modos de vida en el reporte Brundtland (WCED, 1987). La pro-ducción de conceptos, metodologías y territorios intervenidos o territorios en construcción, desarrollados en la década de 1980, desde el norte tiene variantes. Investigadores esencialmente anglosajones desarrollaron estudios en el área de Ecología Política para explicar la degradación del suelo; integra-ron aspectos biológicos y físico de la tierra con características económicas, culturales y políticas de poblaciones locales y nacionales. Lo interesante de estos estudios es que evidenciaron que tanto en el capitalismo como en otros sistemas socio-políticos como el Socialismo, el Feudalismo o el Colonialismo había procesos de degradación de la tierra (Blaikie et al., 1987). Por otro lado estaban las agencias de “desarrollo” como NU, BM, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y muchas mas las cuales también generaron metodologías y practicas para aterrizar sus propuestas de modos de vida a través de proyec-tos de asistencia para el “desarrollo”. Estos proyectos convierte a modos de vida en un territorio de intervención, profesionales de agencias de “desarrollo” llegan a los países en “vías de desarrollarse” para decirnos como debemos de vivir para alinearlos al “desarrollo” articulado dentro de la lógica del sistema capitalista y del modelo económico neoliberal. Un elemento interesante que resaltan tanto investigadores como profesionales de las oficinas de “desarrollo”, es la capacidad de respuesta de los individuos y grupos sociales de países en “vías de desarrollo” para modificar las condiciones de vida a su favor (Bagchi et al.,1998). En tanto que en Latinoamérica la producción académica en torno a condiciones de vida continuaba prolíficamente, los autores citados y otros trabajaban condiciones de vida, articulando sus principios metodológicos; pero no se produjeron definiciones sobre modos de vida.

Desde la década de 1990 en adelante, se observa un distanciamiento en los trabajos académicos realizados en torno a modos de vida entre los acadé-micos que producen desde el Norte y los-las académicos que producen desde el Sur; e incluso entre investigadores/investigadoras en estas regiones. En esta década aparecen los trabajos de Menéndez y Castellanos desde Latinoamérica sobre modos de vida. Sus propuestas tienen dos puntos de encuentro, que es observar como la salud y enfermedad se inscriben en los modos de vida, y estos son configurados en las relaciones estructurales político-económica que tiene determinada sociedad; y el segundo punto en común, es que el in-dividuo y grupos sociales pueden generar y desplegar conciencia y conducta política (realmente este es un punto de concordancia entre todos los autores latinoamericanos revisados en este texto). Se distancian en cuanto Menéndez propone la etnografía como metodología para estudiar los modos de vida porque interesa entender las practicas cotidianas y los significados de estas practicas para los individuos; en tanto Castellanos no explicita una metodología, y los principios metodológicos que sugiere quedan a nivel teórico de la articulación de modos de vida y las condiciones estructurales de determinada sociedad,

25 Recordemos que la producción de Norte América y Europa refiere al área de Geografía (inicialmente, década de 1960) y desde 1970 a Ecología Política (dentro de Geografía Social Critica), y la producción Latinoamericana refiere al área de Salud Colectiva.

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con condiciones de vida y las características de conglomerados sociales, y con estilos de vida y patrones individuales.

En esta década, la academia anglosajona propone conceptualizaciones de modos de vida, pero no muy distantes del concepto del reporte Brundtland. Los principios metodológicos también adquieren más elementos, resalto la propuesta de los recursos capitales para operativizar el estudio de modos de vida, generados por agencias del desarrollo. Estos estudios producidos desde la lógica científica del norte de occidente se centran en medir si estos modos de vida son sustentables26 conforme el marco de ajustes estructurales del neo-liberalismo (Lipton, 1997) o del modelo de “desarrollo” capitalista (Bebbington, 1999); pero ningún autor reflexiona o argumenta que tal vez estas poblaciones intervenidas no desean estos modelos importados desde los países “desarro-llados” económicamente y/o que no son viables cultural-política-económica-mente. Bebbington es el único que argumenta sobre la potencialidad política inherente del ser humano de transformar sus modos de vida para vivir, para mantener o añadir significado y bienestar a sus vidas; sin embargo no se aleja del modelo de “desarrollo” neoliberal, porque mide como el comportamiento de individuos, específicamente del área rural, a través de sus modos de vida sustentables se integran a este.

Por otro lado, argumento que los recursos en modos de vida no los de-bemos adjetivar, ni como “capitales” u otra forma por dos motivos, 1) porque se asume que el capital genera cohesión, participación, cooperación social y mas relaciones colaborativas sociales; pero resulta al contrario, que tanto el capital como el sistema en que esta inscrito -el capitalismo, generan individualismo, deterioro de los modos de vida, ruptura de las redes sociales y finalmente miedo de vivir; y, 2) porque como académicos nos debemos a la responsabilidad de crear, aquí resalto el llamado que hace Massey (2007) sobre las teorías que viajan (Ramírez, 2010), sugiere que una determinada teoría, concepto que ha sido construido se sigue utilizando una y otra vez sin reflexionarlo, por tanto generamos escritos retóricos utilizando conceptos que no tienen cabida en cuanto a su significación en los diferentes lugares, y nos invita que cuando lleguemos a un lugar, lo analicemos responsablemente como nunca antes visto e inventemos.

Para la década del 2000 desde Latinoamérica tenemos mas aportes sobre modos de vida, Naomar-Almeida (2000) y Breilh (2003)27. Estos dos autores reflexionan sobre modos de vida como una categoría teórica, que permite estu-diar a los individuos y grupos sociales en sus dinámicas económicas, políticas, culturales y de relación con la naturaleza, construidas a través del tiempo. Y, argumentan, como lo hacen los otros autores de Latinoamérica que aquí he revisado, que modos de vida se inscribe en el contexto amplio de modos de producir y las relaciones alrededor de este. En tanto que la literatura de Ecología Política no produce nuevos conceptos de modos de vida; se observa nume-rosos estudios utilizando aquellas concepciones elaboradas en las décadas anteriores (las cuales son bastante similares), utilizando los recursos capitales (no todos ellos en conjunto) conforme las necesidades del/la investigadora. Además, de manera interesante esta propuesta latinoamericana a pesar de ser muy progresista en cuanto a sus conceptos y metodologías, pues no ha logrado tener injerencia masiva desde estructuras políticas para trabajar en beneficio de modos de vida y de la salud de poblaciones en el continente, excepto el

26 Un modo de vida sustentable tiene la capacidad de recuperarse de eventos como estrés y disturbios, de mantener o aumentar sus capacidades y bienes, y propician oportunidades de modos de vida para futuras generaciones (Chambers, 1991, pág. 6). 27 Recordemos que Breilh en 1979 ya introdujo condiciones de vida en sus propuestas teóricas de epidemiologia crítica, pero en este ano no halle definición de la misma. Para 2003, en su libro de epidemiologia critica, articula definición y metodología de modos de vida. En las varias Publicaciones entre estas dos fechas, Breilh operativizo modos de vida en sus investigaciones.

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trabajo realizado por Asa Cristina Laurell desde la Secretaria de Salud de Mé-xico, D.F, el trabajo de Pedro Castellanos como asesor de Salud en República Dominicana, y uno de los estudios de Breilh y otros que aporto al pare de las aspersiones de glifosato sobre población ecuatoriana en la frontera de la selva ecuatoriana-colombiana. Por supuesto otro tema de análisis seria observar los resultados de estas intervenciones políticas y sus distancias y acercamientos con sus propuestas teórico-metodológicas. Pero se observa una relación de estas propuestas entre sus aspectos-teóricos y de construcción de territorios, así como de salud.

Un elemento a resaltar por si mismo es genero, voy a analizar como las/los autores mencionados sugieren trabajarlo en sus propuestas de modos de vida. Parto de la posición de que los roles femeninos y masculinos son una construcción social a través del tiempo, estos varían entre territorios y espacios, así como en salud, enfermedad; y, se ha privilegiado lo masculino sobre lo feme-nino, la etnia y clase social (estas dos ultimas pueden incluir hombres, mujeres y niños); aclarando que entre los subordinados también se generan hegemonías prevaleciendo importante y central el masculino. Desde la Salud Colectiva tanto Breilh, Menéndez, Castellanos y Almeida-Filho conceptualmente proponen que genero es un eje esencial que se construye y configura tanto en el día a día de modos de vida, como en las relaciones estructurales económicas-políticas; esta articulación se observa en los estudios de campo de Menéndez, Breilh, Almeida-Filho. Laurell, no integra género ni en sus argumentos conceptuales ni en sus trabajos de campo, integra el indicador sexo en estos últimos. Sin embargo, como explica Massey en su texto Sexo Flexible (1994), no se puede generar alianzas entre opresores y oprimidas, como argumentan algunos de los autores latinoamericanos, mientras no se resuelven primero este tipo de relaciones opresivas y explotadoras de la mujer y su feminidad.

De los estudios revisados en Ecología Política, de manera interesante la gran mayoría de producción académica integra género en los análisis de modos de vida. Pero hay sutiles-profundas diferencias, mientras los estudios feministas de Ecología Política señalan que tanto el mundo académico como la sociedad planetaria tal cual hoy constituida es patriarcal por ende somete a la mujer y con ella a lo femenino a patrones diseñados y articulados desde el varón (Rochelau et al., 1996). Los estudios de Ecología Política no debaten esta situación estructural de sometimiento de lo femenino al orden masculino, y explican de manera superficial que las vivencias de genero en modos de vida son diferentes entre hombres y mujeres (Bebbington 2010; Bagchi et al., 1998; Scoones, 1998).Y, en los estudios de “desarrollo” (de donde se genera el concepto y se articula la metodología sobre modos de vida para el mundo anglosajón), genero, sexo o mujer son variables intercambiables; excepto en el estudio que realiza Carney (2003) quien argumenta por el análisis de la re-lación género y poder presentes en los modos de vida de poblaciones, pero no deja de salir de la lógica de un solo “desarrollo” y además “sustentable”28 para “aliviar”29 la “pobreza”30 de individuos y grupos sociales. En resumen, se

28 Anote anteriormente que sustentable, en el argot de estudios de “desarrollo” implica que el modo de vida sugerido desde la lógica de las relaciones capitalistas se lo debe mantener estable. La primera pregunta que nos hacemos es que tal si no queremos este modo de vida propuesto por occidente-norte, que de hecho se expresa en franca decadencia de las relaciones sociales y las relaciones sociedad-naturaleza. Es mas la prolífica actividad académica y denuncias de los movimientos sociales desde países del sur del mundo evidencia que no queremos este tipo de “desarrollo sustentable” de modos de vida impuestos por los países “desarrollados”, ex-isten así propuestas desde América del sur sobre el buen vivir, aun en proceso de construcción académica, pero existentes en modos de vida diferentes pero relacionados al capitalismo. 29 En los estudios también de “desarrollo” inicialmente se hablaban de eliminar las brechas de pobreza, luego se hablo de aliviar la pobreza, pero económica. REVISAR XXX30 Se debe aclarar que la pobreza de la cual hablan estos estudios y proyectos de “desar-rollo” es de la privación económica de no poder tener recursos tales para consumir, y ser parte del

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observa que en los estudios y proyectos de “desarrollo” de la década del 90, y con mas fuerza desde el 2000 en adelante (con los objetivos de desarrollo del milenio de ONU) se trata a la mujer como un espacio biológico-social a modificar y/o ensenar como debe vivir ella y su familia; y, además se le imputa la responsabilidad de “aliviar” la pobreza en que vive ella y su familia; por ende justifican sus intervenciones en los modos de vida de poblaciones, a través y configurando a las mujeres y sus roles femeninos.

Conclusiones

He repasado como la constitución de una categoría, en este caso modos de vida, se inscribe en contextos culturales, políticos y económicos; por tanto es esencial para la producción académica, explicitar cuales son las acepciones de sus categorías centrales, con las cuales se inicia un análisis y verificar su dinamismo al concluirlo. Con un compromiso académico de más transparencia podríamos evitar que las teorías viajen, y dejar de asumir que toda teoría calza en todos y en cualquier lugar; y, comprometernos a crear o inventar en cada nuevo trabajo de investigación, en cada nuevo encuentro con los otros, por tanto conmigo misma, conceptos, teorías y relaciones que pueden aportar a transformar las relaciones sociales más amplias que ahora están polarizadas entre dominados/das y dominantes.

Se observa una diferencia esencial en la producción latinoamericana y anglosajona sobre modos de vida, desde la Salud Colectiva y la Ecología Política, respectivamente. La y los autores latinoamericanos analizados mantienen la argumentación teórica de que modos de vida se inscribe en el modo de produc-ción que organiza las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales de una sociedad; y que en modos de vida se expresa la salud y la enfermedad, que también tiene su componente psico-biológico. El concepto de modos de vida entre los autores que lo proponen coinciden de manera amplia (porque existen diferencias importantes en sus conceptualizaciones) que este se construye entre las relaciones locales y estructurales que atraviesan las dimensiones cultural, política, económica y ambiental. Todos los autores lati-noamericanos explicitan a género, clase, etnia y nacionalidad como categorías esenciales a integrar en los análisis de modos de vida. Y, todos los autores y la autora argumentan la potencialidad política de asociación entre individuos de grupos o clases sociales para modificar las condiciones impuestas a través de varios tipos de relaciones sociales a su favor, es decir mejores condiciones de modos de vida y más disfrute de la salud. Finalmente, algunos de los autores analizados han abierto la posibilidad de integrar sus propuestas teóricas en la construcción de mejores modos de vida mejores y mejor salud.

Por otro lado están las propuestas desde la Ecología Política que varían entre sí, esencialmente en los principios metodológicos en cuanto a integrar o no ciertos elementos o recursos capitales; pero mantienen la esencia de la definición del reporte Brundtland, modos de vida son las maneras (recursos, actividades y capacidades) en que los individuos realizan sus vidas. Es im-portante anotar la influencia que tuvieron tanto los estudios sobre “desarrollo” como los proyectos de “desarrollo” en la conceptualización y operativización de modos de vida en Ecología Política. Y, resaltar que los varios proyectos de “desarrollo” se avalaron en el concepto de “modos de vida sustentables” y “alivio de la pobreza” económica para examinar, censurar e imponer patrones y

flujo de acumulación capitalista de producción, distribución y consumo. En este texto especifico si el autor/autora habla de esta “pobreza” lo cito entre comillas y añado que es económica. Dado que existen hoy en día (como existieron a través de toda la historia humana) otras formas de intercambio, como el truque, en que los recursos pueden ser adquiridos con cualquier otro tipo de recursos, y este intercambio se produce en diferentes espacios sociales.

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actividades en territorios, tanto en poblaciones como en cuerpos de mujeres. Y este es el argumento central de la propuesta Feminista que trabaja con Ecología Política, atravesar los estudios con genero para evidenciar las relaciones de poder que afectan el pleno desarrollo de nuestras vidas como mujeres, con el objetivo de reconocerlas y transformarlas. No todos los trabajos de Ecología Política rescatan la capacidad individual y de grupos sociales de desplegar sus potencialidades políticas para construir buen vivir en su cotidianidad.

Las bases conceptuales de las cuales parten las dos propuestas anali-zadas, Salud Colectiva y Ecología Política, es el Marxismo. Por ello los traba-jos estudian la interacción de economía, política, cultura y ambiente entre lo local y global. Sin embargo, investigadores en el campo de Ecología Política adicionalmente han incorporado a sus propuestas conceptuales y principios metodológicos las propuestas de “desarrollo”, a las cuales los investigadores de Latinoamérica, en Salud Colectiva y no solamente de esta área, critican profun-damente. Esta crítica enraizada y furiosa, desde las personas que habitamos en el Sur y que se extiende más allá de la academia, al modelo de “desarrollo” impuesto por el norte occidental y que lo hemos vivido en nuestro día a día, es una forma de expresar: que no queremos más este “desarrollo”, si queremos crear otros modos de vida.

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