MONOGRAFÍA Grupo 5

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ESCUELA NACIONAL DE ADMINISTRACION PÚBLICA PRIMER PROGRAMA DE FORMACION BREVE CURSO: SALUD PÚBLICA Y SALUD GLOBAL PROFESOR: Mg. RUBÉN ESPINOZA CARRILLO MONOGRAFÍA: EL FUTURO DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN SALUD EN AMERÍCA LATINA. Grupo de Trabajo: Segundo Henry Aliaga Pinedo Jorge Omar Farfán Ochoa Miguel Gonzales Saavedra Enrique Omar Pérez Unzueta Mayo 2013 0

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ESCUELA NACIONAL DE ADMINISTRACION PÚBLICA

PRIMER PROGRAMA DE FORMACION BREVE

CURSO: SALUD PÚBLICA Y SALUD GLOBAL

PROFESOR: Mg. RUBÉN ESPINOZA CARRILLO

MONOGRAFÍA: EL FUTURO DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN SALUD EN AMERÍCA LATINA.

Grupo de Trabajo:

Segundo Henry Aliaga PinedoJorge Omar Farfán OchoaMiguel Gonzales SaavedraEnrique Omar Pérez Unzueta

Mayo 2013

Lima – Perú

INDICE GENERAL

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Resumen Ejecutivo. 1Palabras Clave. 1Glosario de Términos. 1Introducción. 2Metodología. 3Marco Conceptual. 3Principales Resultados. 6Conclusiones y Recomendaciones. 7Bibliografía 8Anexos. 9

Resumen Ejecutivo:

El Futuro de la Seguridad Social en Salud en América Latina es un tema vital y actual en las políticas públicas de salud, especialmente teniendo en cuenta el proceso de reforma en salud que vive actualmente la región.

El objetivo es presentar la situación de la seguridad social en salud en América Latina y su relación con las políticas públicas en salud, la función rectora del Estado y el desarrollo económico.

De igual forma, uno de los aspectos centrales que se presentan está relacionado con la elaboración de las políticas públicas para superar la exclusión y reducir las inequidades sanitarias. Se agrega la falta de formalización del empleo y los aspectos de la contribución y cotización de empleadores y trabajadores en el financiamiento de la seguridad social en salud.

Se concluye que el futuro de la Seguridad Social en América Latina va a depender del crecimiento económico, que debe estar relacionado con la formalización del empleo y universalización de la seguridad en salud (pública y privada), con normas que garanticen la libre elección del usuario y control de los prestadores para que brinden una atención oportuna y de calidad.

Palabras clave: Protección social, seguridad social, reforma en salud, financiamiento, América Latina.

Glosario:

BID: Banco Interamericano de DesarrolloCEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.EPSS: Extensión de la protección social en salud.OIT: Organización Internacional del Trabajo.OPS: Organización Panamericana de la Salud.

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I. Introducción

La seguridad social como tal nace en Alemania como producto del proceso de industrialización, las fuertes luchas de los trabajadores, la presión de las iglesias, de algunos grupos políticos y sectores académicos de la época. El 25 de mayo de 1883 se estableció en Alemania por primera vez en el mundo a nivel estatal un sistema nacional de seguridad social, iniciativa del primer ministro del emperador Guillermo I, el príncipe de Ottón von Bismarck, quien buscó paliar los problemas sociales que provendrían de la industrialización acelerada en que iba a embarcar a su país.

Impulsadas por el Canciller Alemán Otto Van Bismarck (el canciller de Hierro) son refrendadas tres leyes sociales, que representan hasta hoy, la base del Sistema de Seguridad Social Universal:

Seguro contra Enfermada 1883 Seguro contra Accidentes de trabajo 1884 Seguro contra la invalidez y la vejez 1889

Los resultados de la aplicación de este Modelo fueron tan eficaces que muy pronto es extendido a Europa y un poco más tarde a otras partes del mundo. En 1889, en Paris se creó la "Asociación Internacional de Seguro Sociales" Sus postulados a ser temas relevantes en congresos especiales; en Berna en 1891; en Bruselas en 1897; en Paris en 1990; en Dusseldorf en 1902; en Viena en 1905 y en Roma 1908.(1)

En 1944, la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo congregada en Filadelfia presenta la declaración de los fines y objetivos de la OIT y de los principios que deberían inspirar la política de sus miembros, en su título III, establece: ..."La conferencia reconoce la obligación solemne de la Organización Internacional del Trabajo de fomentar, entre todas las naciones del mundo programas que permitan: "extender medidas de seguridad social para garantizar ingresos básicos a quienes los necesiten y prestar asistencia medica completa". (2)

La Protección Social (PS) se renovó en el marco de la seguridad social, después del replanteamiento de los conceptos clásicos de los Seguros Sociales. Este cambio obedeció a las ideas de Beveridge a finales de 1942, posterior a la II Guerra Mundial. Así, la seguridad social, inspirada en principios universales de solidaridad, equidad y justicia social, rescata la responsabilidad estatal y de la sociedad en la PS y se erige como derecho fundamental.

La PS debe entenderse de manera amplia e integral, no sólo limitada al enfoque de riesgo y aseguramiento como actualmente ocurre para ajustarse al rezago económico de los países. Debe incluir todas aquellas variables de orden económico, político y social que garanticen la salvaguardia en eventos adversos que pudieran causar detrimento a la salud, al empleo, al bienestar y a la calidad de vida de las personas, y basarse en criterios de equidad y justicia social.

Así, la OPS y la OIT propusieron la estrategia de la Extensión de la PS para las Américas (EPSS) como una "poderosa herramienta destinada a combatir la exclusión en salud", la cual, aunque se supone, ha ocupado espacios en el carácter prioritario en la política social .(3)

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II. Metodología

El presente trabajo tiene como objetivo hacer conocer los aspectos iniciales de la seguridad social en salud en el mundo y en América Latina, así como la situación actual y perspectivas futuras. La discusión se realizará analizando los aspectos más importantes del sistema de seguridad social en salud, tales como la equidad del sistema, la solidaridad, la libertad de elección, la participación del sector privado y la separación de funciones entre provisión y financiamiento. La discusión se complementará con algunas estadísticas de América Latina y el Caribe.

III. Marco conceptual

a. La Seguridad Social en Salud en América Latina (4)

Desde fines del siglo XX y hasta comienzos del presente, se han promovido e implementado múltiples procesos de cambio en los sistemas de salud de los países de América Latina y el Caribe, denominados en la literatura especializada como “reforma del sector salud”, en el contexto de la revisión de las políticas sociales y de los planteamientos alentados principalmente por la banca multilateral, que han tenido un marcado impacto sobre las orientaciones regionales en materia del derecho a la salud y la protección social.

Si bien el ritmo y la profundidad de esas reformas han dependido del contexto histórico de cada país y tenido grandes variaciones, casi todas se han centrado en la revisión de las funciones del Estado como prestador de servicios públicos y como articulador y regulador de las políticas sociales, el cual ha sido cuestionado en sus capacidades y funciones rectoras. No obstante, los tiempos presentes marcan una mayor diversidad de decisiones sobre lo social, muchas de las cuales han tomado notorias distancias con respecto a las políticas hegemónicas que fueron instaladas en la mayor parte de los países en las décadas anteriores. En la actualidad, se destacan esfuerzos significativos orientados al rescate del papel rector del Estado en las políticas públicas de salud y en la promoción de nuevos espacios de ciudadanía en salud. El debate sobre los sistemas de protección social en la región ha estado fuertemente influido por estos procesos, lo que ha determinado distintos abordajes teóricos, políticos y prácticos, en particular, en el campo de la protección social en salud.

Un aspecto crítico de las “reformas sectoriales” ha sido su escasa sustentación en el conocimiento científico. Si bien se ha reconocido a la investigación en políticas y sistemas de salud como un campo prioritario en las agendas de investigación nacional de muchos países, este presenta aún notorias debilidades, y existe acuerdo sobre la necesidad de fortalecerla (Almeida, Bazzani y Pittman, 2001). La Organización Panamericana de la Salud (OPS) desde el año 2000, formuló en el 2003, la iniciativa tendiente a la extensión de la protección social en salud en América Latina y el Caribe, que buscaba el fortalecimiento de “las bases científicas y la inteligencia sanitaria para la construcción de una visión renovadora de las políticas de salud que asigne una importancia central a la superación de las condiciones predominantes de exclusión e inequidad en el acceso y uso de los servicios de salud” (Bazzani, et al. 2006, p. S109). El punto de partida fue el reconocimiento de la necesidad de replantear la protección social para enfrentar los bajos resultados en acceso universal, atención equitativa, salud pública y participación social de los sistemas de salud, consecuencia del enfoque predominantemente económico de las reformas emprendidas desde la década de los años noventa y de su énfasis en aspectos de eficiencia en detrimento de la equidad y la calidad.

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b. Enfoques sobre salud y protección social (5)

Una forma de responder de forma integral desde las políticas públicas a los retos de los pobres y excluidos han sido los sistemas de protección social propios de los Estados de Bienestar (Lautier, 2006). De acuerdo con d’Avila Viana y Levcovitz (2005), se conocen tres modalidades básicas de acción de la protección social que pueden ser puras o mixtas en cada sociedad de acuerdo con el mayor o menor grado de intervención pública, de a quién se protege, cuánta protección y cómo se ofrece: la asistencia social, el seguro social y la seguridad social. La asistencia social de prestaciones básicas y financiamiento fiscal, tiene cobertura marginal con bienes y servicios dirigidos a capas específicas de la población mediante acciones focalizadas, residuales y selectivas; el seguro social tiene cobertura ocupacional y financiamiento contributivo; y la seguridad social cobertura universal de servicios, beneficios y acciones y financiamiento fiscal.

Esta última protección social de vocación integral y universalista, predominante en la experiencia de los Estados de Bienestar, aunque tuvo un escaso desarrollo en América Latina, desde comienzos del siglo XXI, ha sido puesta de nuevo en el debate y transformada como consecuencia de los resultados que sobre la pobreza tuvieron las políticas de ajuste, el incremento de la volatilidad en la economía internacional, el cambio en las políticas macroeconómicas y de flexibilización laboral y las mutaciones en el discurso teórico (Hernández, et al. 2008). Hoy es posible distinguir dos enfoques generales: uno con mayor énfasis en el mercado, la focalización de subsidios y el manejo de riesgos individuales, y otro orientado a garantizar derechos sociales universales que descansa en una mayor intervención estatal. En el debate entre estas tendencias, descansan muchos de los planteamientos sobre protección social con mayor eco en la región.

La CEPAL reconoce que lograr mejoras sustanciales en la salud de la población implica intervenciones de política que superan al sector salud, incluidas las de vivienda, seguridad alimentaria, infraestructura, agua potable y saneamiento, entre otras; pero que también se requiere de transformaciones en la organización, financiamiento y prestación de los servicios de salud, para las que sugiere un conjunto de medidas que incluyen la integración del financiamiento público y de la seguridad social, la separación de funciones entre financiamiento y prestación, la universalización de un conjunto de prestaciones prioritarias, de ampliación progresiva en función de las posibilidades de recursos en cada país y la expansión de modelos de atención que, como la atención primaria, posibiliten el acceso y la expansión de la cobertura.

También hacen parte de este debate las propuestas centrales para la generación de empleo y de trabajo decente, seguro y en condiciones de igualdad de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que propone la extensión de la protección social con base en la mejor utilización de los mecanismos de financiación existentes, la clara definición de un paquete de prestaciones sanitarias y económicas y un sistema de gobernanza que apoye el papel del Estado y garantice la participación de los distintos actores sociales (incluidos proveedores, aseguradores y usuarios) en el funcionamiento del sistema.

El fin último es “lograr la cobertura universal de la protección social en salud definida como el acceso efectivo a una asistencia médica accesible de calidad adecuada y la protección financiera en caso de enfermedad” (OIT, 2007, p. 15). La agenda en materia de financiamiento se basa en cuatro fórmulas aplicables en forma pura o combinada según las circunstancias nacionales y las posibilidades de financiamiento: extensión de la seguridad social obligatoria, sistemas universales financiados con recursos fiscales, microseguros y prestaciones contributivas solidarias y financiadas por el Estado. A diferencia de los enfoques que ven la protección social como una estrategia de asistencia a los pobres que les permita superar los riesgos económicos que impiden su participación en el mercado, o de aquellos que la entienden solo como un aporte al capital humano que produce beneficios

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económicos, el enfoque de la OIT para la protección social de la salud se fundamenta en los derechos humanos a la salud y a la seguridad social y su relación con los derechos al trabajo.

La OPS ha sido pionera en impulsar una propuesta que se apoya también en la extensión de la protección social en salud combinada con el desarrollo de políticas públicas saludables como base para superar la exclusión y reducir o eliminar las inequidades sanitarias y desarrollar la acción intersectorial por la salud. La extensión de la protección social en salud busca garantizar protección social universal en salud (OIT-OPS, 1999), entendiendo la PSS como “la garantía que la sociedad otorga, por conducto de los poderes públicos, para que un individuo o grupo de individuos, pueda satisfacer sus necesidades y demandas de salud al obtener acceso adecuado a los servicios del sistema o de alguno de los subsistemas de salud existentes en el país, sin que la capacidad de pago constituya un factor restrictivo” (OPS, 2003, p. XIII).

Así definida, la PSS no es una función asistencial sino un derecho exigible por los ciudadanos y de obligatoria garantía por parte del Estado, la cual debe cumplir tres condiciones: i) garantizar el acceso a los servicios eliminando las barreras económicas, sociales, geográficas, culturales y de la estructura del sistema de salud y las relacionadas con la clase social, género y etnia; ii) garantizar la solidaridad en el financiamiento y la seguridad financiera de los hogares y iii) asegurar la atención con dignidad y el respeto por la diversidad, calidad y calidez.

c. Desafíos y oportunidades en salud y protección social (6)

De manera general, las experiencias de los estudios de caso muestran que la exclusión está fuertemente ligada con la pobreza y la marginalidad y se profundiza en intersección con otras formas de exclusión cultural, social y política como ser migrante forzoso, desempleado, pertenecer a un grupo étnico minoritario, ser residente de una región geográfica en desventaja o pertenecer a un grupo particularmente vulnerable a la falta de acceso a servicios de salud y otros servicios sociales como los ancianos, las mujeres y los niños.

Los resultados sugieren que las políticas orientadas a combatir la exclusión social y la inequidad en salud requieren un enfoque multi e intersectorial y que las estrategias del sector salud deben sumar distintas modalidades de intervención para aportar a la garantía del derecho a la salud, en las que orientaciones sobre el territorio y el enfoque diferencial, son centrales a la definición de políticas.

d. Reflexiones sobre el financiamiento de la protección social en salud en América Latina y su impacto sobre la equidad (7)

Existe una elevada fragmentación de los sistemas de salud de la región, y la consecuente falta de equidad y eficiencia, se hallan estrechamente relacionadas con la modalidad de su financiamiento.

Una de las principales preocupaciones del debate sobre el financiamiento de los países más desarrollados se relaciona con las ventajas o desventajas de los sistemas públicos de salud financiados con impuestos, en comparación con los seguros sociales de salud financiados con las contribuciones de los trabajadores. En América Latina ha predominado el desarrollo de sistemas híbridos que, por lo general, han tenido grandes dificultades en alcanzar cobertura universal de servicios de salud de cierta calidad. En estos países, la provisión de servicios de atención de la salud está a cargo de una variada gama de instituciones y mecanismos para el financiamiento, regulación y provisión, en el que conviven un subsector público (esencialmente financiado con impuestos generales), la seguridad social (financiada con contribuciones sobre la nómina salarial) y el privado (organizado a partir de seguros

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privados o pagos directo de bolsillo). La forma en que se coordinan y articulan (o dejan de hacerlo) estos tres subsectores da origen a distintas modalidades de funcionamiento de los sistemas de salud. En consecuencia, y siendo cuidadoso en el uso de los términos, no se podría hablar de un “sistema de salud” dada la ausencia de coordinación entre las partes que conforman su organización. Más allá de la precisión semántica, es claro que la falta de coordinación y articulación atenta contra el uso eficiente de recursos y el logro de niveles aceptables de equidad.

De hecho, la única cobertura para la población sin capacidad de contribución suele correr por cuenta del Estado. La seguridad social cubre a los trabajadores formales (y, a menudo, a sus dependientes de acuerdo con la organización de cada sistema en particular) y cuenta con su propia red de hospitales y prestadores.

Finalmente, el sector privado cubre generalmente a la población de más altos ingresos y cuenta con una estructura de proveedores propios. No obstante, en muchas oportunidades, los sectores de más bajos recursos, sin seguro y con dificultades para acceder a la oferta pública de servicios, deben afrontar sus necesidades más urgentes mediante pagos de bolsillo en el sector privado. La manera en que los países han intentado reestructurar las interrelaciones entre estos tres sectores caracteriza las distintas reformas que se han llevado a cabo en la región.

Mientras más importante sea el subsistema público, mayor será la redistribución implícita en el funcionamiento del sistema de salud y más homogénea será la cobertura. Por el contrario, el mayor peso del financiamiento de bolsillo estará acompañado de una menor redistribución y una mayor inequidad. En cambio, cuanto más desarrollada esté la seguridad social en la provisión y financiamiento de la salud, en principio, mayor sería la brecha de cobertura entre los trabajadores formales y el resto de la población que sólo tenga acceso al subsector público. No obstante, esto será cierto dependiendo del grado de articulación entre la seguridad social y la provisión pública, y del nivel de financiamiento del subsector público.

En América Latina la protección social por la vía contributiva (seguridad social) cubre apenas al 40% de la población ocupada, siendo el problema de baja cobertura particularmente complejo en los sectores rurales y entre los ocupados en el sector informal de la economía. Ni siquiera los trabajadores insertos en empleos urbanos formales y en sectores de alta productividad cuentan necesariamente con una protección asegurada por la vía contributiva. Es así que la desigualdad de ingreso se traslada al mundo de la seguridad social como desigualdad de cobertura contributiva, que se ha visto acentuada desde los años noventa (CEPAL, 2006).

IV. Principales resultados

Con el proceso de Reforma en Salud en América Latina, se cuestionan las capacidades y funciones rectoras del Estado como prestador de servicios públicos y como articulador y regulador de las políticas sociales.

Las agencias internacionales como OPS, CEPAL, BID, etc proponen la extensión de la protección social en salud y el desarrollo de políticas públicas saludables para superar la exclusión y reducir o eliminar las inequidades sanitarias.

Uno de los puntos centrales en América Latina es la falta de formalización del empleo y la asimetría que hay en el financiamiento de la Seguridad Social en Salud, con diversidad de cotizaciones, de financiadores y de porcentajes variados en los diversos países.

Se proponen medidas que incluyen la integración del financiamiento público y de la seguridad social, la separación de funciones entre financiamiento y prestación, la

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universalización de un conjunto de prestaciones prioritarias, y la expansión de modelos de atención que, como la atención primaria, posibiliten el acceso y la expansión de la cobertura.

Una de las principales preocupaciones del debate sobre el financiamiento de los países más desarrollados se relaciona con las ventajas o desventajas de los sistemas públicos de salud financiados con impuestos, en comparación con los seguros sociales de salud en América Latina financiados con las contribuciones de los trabajadores.

V. Conclusiones y sugerencias.

1. En síntesis, los países latinoamericanos deberán enfrentar el desafío de incrementar el financiamiento tributario destinado al sector público, reduciendo la dependencia del gasto privado y las cargas sobre la nómina salarial que, en mayor o menor medida, atentan contra el objetivo de lograr sistemas equitativos e integrados que aseguren una mayor cobertura de mejor calidad..

2. Es necesario trabajar de manera balanceada en dos sentidos, la expansión de los sistemas de aseguramiento y el fortalecimiento de la salud pública tradicional. En la medida que los eventos en salud son aleatorios y estadísticamente independientes, los esquemas de aseguramiento parecen ser una forma eficiente de organización del financiamiento.

3. Es necesario mejorar las asimetrías de información propias del sector salud, las dificultades en la medición de los riesgos en salud, junto con la necesidad de incorporar mecanismos de solidaridad, hacen que la introducción de esquemas de seguros de riesgo sea más compleja que en otros sectores de la economía.

4. De las pruebas científicas aportadas, se resume que es necesario replantear la forma de intervención del Estado en el área social y que se requiere renovar las relaciones entre Estado, economía y sociedad. El escenario actual, caracterizado por importantes transformaciones políticas de la región, constituye, sin duda, una oportunidad ineludible en la búsqueda de sistemas de protección social universales, ciudadanos y democráticos.

5. El futuro de la Seguridad Social en América Latina va a depender del crecimiento económico, que debe estar relacionado con la formalización del empleo y universalización de la seguridad en salud (pública y privada), con normas que garanticen la libre elección del usuario y control de los prestadores para que brinden una atención oportuna y de calidad.

VI. Bibliografía:

1. Historia de la seguridad social: http://maestrofinanciero.com/hitos históricos para el concepto de seguridad social/

2. O.I.T.: Seguridad Social: Un nuevo consenso. Capítulo IV igualdad de género, informe de la comisión de la Seguridad Social, Conferencia Internacional del Trabajo, 89 ava reunión. 2001.

3. Mejía-Ortega Luz M, Franco-Giraldo Álvaro. Protección Social y Modelos de Desarrollo en América Latina. Rev. Salud Pública [serial on the Internet]. 2007 July [cited 2013 May 08]; 9(3): 471-483. Available from: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S012400642007000300016&lng=en.

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4. Bazzini Roberto, Levcovitz Eduardo. Protección Social en América Latina y el Caribe: Investigación y Políticas. Primera edición, Bogotá, D.C. marzo de 2011 (citado 2013 mayo 08) htp://www.books.google.com.pe/books.

5. Cetrángolo, Oscar (2009) “La seguridad social en América Latina y el Caribe. Una propuesta metodológica para su medición y aplicación a los casos de Argentina, Chile y Colombia” Proyecto sobre Medición del Gasto Social en Desarrollo, División de Desarrollo Social CEPAL, Santiago de Chile, mayo 2009. www. eclac. cl/publicaciones/Desarrollo Social/

6. Suárez Jiménez Julio Manuel. Desafíos para alcanzar universalidad con equidad en salud en América Latina en el siglo XXI*. Rev Cubana Salud Pública [revista en la Internet]. 2010 Sep [citado 2013 Mayo 08]; 36(3): 248-254. Disponible en:http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086434662010000300009&ln.s

7. Ibidem

8. Financiamiento de la protección y del seguro de salud. http://actrav.itcilo.org/courses/manuales09/modulosssos/Salud/Unidad2/02_capitulo02.pdf.

9. Ibidem

10. Panorama Social en América Latina – CEPAL http://www.eclac.org/publicaciones/xml/5/48455/PanoramaSocial2012DocI Rev.pdf.

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VIII. ANEXOS

GRÁFICO N° 01

La OPS estima que en América Latina y el Caribe alrededor de 230 millones de personas (46 %) no cuenta con seguro de salud. Según la CEPAL, la tasa de informalidad laboral en la Región de Las Américas es de 52 % a pesar de los avances en este sentido en años anteriores hoy amenazados por las crisis económicas. Es decir, más de la mitad de los trabajadores de la Región no tiene empleo formal y por tanto carece de protección de la Seguridad Social, quedando automáticamente excluidos de la protección en salud por esta vía. El gasto mínimo necesario por persona y por año para prever servicios "básicos" de salud es de 35 a 50 dólares de los Estados Unidos según la OMS, pero 64 países no alcanzaban esta cifra en el 2004, uno de ellos es Haití.5 Cuatro países de América Latina: Bolivia, Honduras, Nicaragua y Paraguay tenían en 2005 un gasto percápita anual en salud menor a 100 USD.(8)

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GRÁFICO N° 2

Fuente: División de Desarrollo Social CEPAL, mayo 2009. (9)

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GRÁFICO N° 03América Latina: Indicadores sobre el gasto en salud (8)

Fuente: Anexos estadísticos del Informe de la salud en el mundo 2004 OMS

Cotizaciones: porcentajes y topes salariales en América Latina (10)

ArgentinaLos empleadores cotizan en promedio el 7.2% de la remuneración de sus trabajadores, sujeta a un tope mensual equivalente a 60 veces el valor del aporte medio provisional obligatorio del Módulo Provisional (MOPRE).Los trabajadores por cuenta ajena cotizan el 6% de sus remuneraciones, con un tope igual al aplicado a los empleadores.

BoliviaLos empleadores cotizan el 10%, calculado sobre la totalidad de las remuneraciones percibidas por el trabajador, sin límite alguno.Los pensionados cotizan el 5%, calculado sobre la renta básica.

ChileEl porcentaje de cotizaciones es del 7% del ingreso mensual imponible.

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En el caso de las ISAPRES, se puede pactar una mayor cotización.El ingreso máximo para fines de cotización es de 60 UF. Además de la cotización, los afiliados deben efectuar, en el momento de requerir la prestación, un «copago» directo.

ColombiaCotización del 12% del ingreso base del trabajador, con un tope salarial de 25 salarios mínimos legales mensuales. (En 11/2003, US$ 2.964). 2/3 a cargo del empleador y 1/3 a cargo del trabajador. Los trabajadores independientes tienen a su cargo la cotización total.

Costa RicaLas contribuciones para los trabajadores por cuenta ajena se desglosan de la siguiente manera: 5.5% trabajador, 9.25% empleador y 0.25% Estado. No existe un tope de cotización, aunque si una cuantía mínima de contribución.Para los trabajadores por cuenta propia o independientes aplica un 13.75% sobre los ingresos como cuota global, cuyo porcentaje es cubierto en parte por el trabajador, según una escala contributiva definida con base en cinco categorías ocupacionales, y el resto por el Estado. Éste también aporta subsidiariamente un 0.25% sobre los ingresos de referencia.Pensionados: 5% pensionado, 8.75% el Régimen que otorga la pensión y 0.25% el Estado.Asegurados por Cuenta del Estado: 13.75% de una cuantía fijada.

Perú:Cotización del 9 % del salario, por parte de los empleadores.Sector privado (EPS) 2.25 % atención de capa simple y 6.75% a ESSALUD, siempre por el empleador.

Cuba: No existe una cotización específica.

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