Mujeres en la biblia

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6 FEMENiNO PLURAL: LAS MUJERES DEL ÉXODO i (Capítulo tercero) En los dos primeros capítulos del libro fundacional de la identidad del Israel, el Éxodo, hay una serie de mujeres en las que se apoya esa identidad. Ellas están en el fondo de la vida de Moisés y en el fondo de la vida del futuro Israel. Son mujeres diversas, de diferentes etnias, de diferente status social y económico, con diferentes roles: las parteras egipcias, la madre y la hermana de Moisés, la princesa egipcia que salva a Moisés de las aguas del Nilo y las hijas de Reuel, madianitas, con una de las cuales se casa Moisés. Son mujeres importantes que merecen ser destacadas. Dios actúa por mediación de ellas, antes aún de servirse de la mediación de Moisés y tanto éste como el pueblo les debe mucho. Pero no sólo en los dos primeros capítulos, sino que hay una inclusión interesante de personajes y de acción en la primera gran sección del libro, Ex 1-15, que unida a otros datos, señalan esta gran unidad narrativa del libro y que tiene que ver con el mundo femenino. Son las mujeres las que inician el movimiento de liberación del Éxodo, como indica su protagonismo en los primeros capítulos (1-2) y son las mujeres las que lo culminan en el rito que encabeza Miriam, en el que se canta esa liberación (Ex 15,20-21). Este cántico aparece en el texto como antífona y sirve para reforzar la voz de agradecimiento del pueblo entero. Por eso no se puede entender como un simple coro. La alusión a la danza de mujeres e instrumentos, sugiere que se trata de un ritual más complejo en el que el paso del Mar Rojo es reactualizado dramáticamente, de forma que el cántico de Ex 15,1-21 es sólo una parte de la liturgia completa. Por otra parte en esta inclusión, en ambos extremos, se advierte la vinculación de Moisés con una de las mujeres de su familia y, en general, con las mujeres. Si la identidad de pueblo está fundada de modo estructural en la actuación concreta de las mujeres, tanto en lo que se refiere al líder, como en lo que se refiere al mismo pueblo, es que ellas no sólo son pueblo desde una vertiente generativa, sino que entran de lleno en la identidad sociopolítica y religiosa del mismo. Otra cuestión será por qué se las relega en la historia futura que ellas mismas fundan.

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FEMENiNO PLURAL: LAS MUJERES DEL

ÉXODOi

(Capítulo tercero)En los dos primeros capítulos del libro fundacional de la identidad del Israel, el Éxodo, hay una serie de mujeres en las que se apoya esa identidad. Ellas están en el fondo de la vida de Moisés y en el fondo de la vida del futuro Israel. Son mujeres diversas, de diferentes etnias, de diferente

status social y económico, con diferentes roles: las parteras egipcias, la madre y la hermana de Moisés, la princesa egipcia que salva a Moisés de las aguas del Nilo y las hijas de Reuel, madianitas, con una de las cuales se casa Moisés. Son mujeres importantes que merecen ser destacadas. Dios actúa por mediación de ellas, antes aún de servirse de la mediación de Moisés y tanto éste como el pueblo les debe mucho.Pero no sólo en los dos primeros capítulos, sino que hay una inclusión interesante de personajes y de acción en la primera gran sección del libro, Ex 1-15, que unida a otros datos, señalan esta gran unidad narrativa del libro y que tiene que ver con el mundo femenino. Son las mujeres las que inician el movimiento de liberación del Éxodo, como indica su protagonismo en los primeros capítulos (1-2) y son las mujeres las que lo culminan en el rito que encabeza Miriam, en el que se canta esa liberación (Ex 15,20-21). Este cántico aparece en el texto como antífona y sirve para reforzar la voz de agradecimiento del pueblo entero. Por eso no se puede entender como un simple coro. La alusión a la danza de mujeres e instrumentos, sugiere que se trata de un ritual más complejo en el que el paso del Mar Rojo es reactualizado dramáticamente, de forma que el cántico de Ex 15,1-21 es sólo una parte de la liturgia completa.Por otra parte en esta inclusión, en ambos extremos, se advierte la vinculación de Moisés con una de las mujeres de su familia y, en general, con las mujeres. Si la identidad de pueblo está fundada de modo estructural en la actuación concreta de las mujeres, tanto en lo que se refiere al líder, como en lo que se refiere al mismo pueblo, es que ellas no sólo son pueblo desde una vertiente generativa, sino que entran de lleno en la identidad sociopolítica y religiosa del mismo. Otra cuestión será por qué se las relega en la historia futura que ellas mismas fundan.Pero además de esta inclusión, la composición misma de la introducción del Éxodo, (Ex 1,8-2,22) y ciertas transformaciones que se realizan, tiene mucho que ver con las mujeres. Se trata de transformaciones referidas al mundo relacional que en esquema viene a ser así:

- Ex 1,8-22: relaciones de poder – hombres/mujeres- Ex 2,1-10: mundo de las mujeres- Ex 2,11-14: mundo de los varones- Ex 2,15-22: relaciones de ayuda y de amor (matrimonio de Moisés)

hombres/mujeresLa transformación que se advierte en las relaciones hombres/mujeres, pasa por un tiempo de actividad femenina enormemente fecunda.

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LAS PARTERAS EGIPCIASEn Ex 1,8-22 se cuenta la situación de los hebreos esclavos en Egipto. El faraón tiene miedo de que un día se conviertan en los dueños del país y le usurpen el trono y eso le lleva a promulgar unas medidas de represión contra ellos. Serán unas mujeres las que ofrezcan una salida a la tragedia que asola al pueblo.En el comienzo del libro hay un sumario muy significativo (Ex 1,1-7) que constata la fuerza impulsora, creadora de vida. En el v. 7 se acumula el vocabulario de multiplicación, fecundidad, aumento, reproducción, que trae el recuerdo de la promesa de Dios a los patriarcas de que sería un pueblo numeroso. La promesa a la que se refiere, es una Palabra fundante que Dios ha dicho a los antepasados y que remite a la experiencia vocacional de Abraham (ver Gn 12,2-3). Esta explosión de vida que parte de Dios es percibida como una amenaza por el faraón, cuyo temor queda verbalizado en el discurso directo del rey (Ex 1,8) que se dirige primero a los egipcios (el pueblo) y luego a las matronas (Ex 1,16) y de nuevo, en ámbito más amplio, otra vez a todo el pueblo (Ex 1,22). El único que percibe peligro en un pueblo esclavo es el faraón. Su temor es también su debilidad y, paradójicamente expresa su debilidad. Esta percepción del miedo es la que desencadena la violencia opresiva que sigue. Pero ya está presente en este texto la ironía que caracteriza a todo el relato de los orígenes puesto que el faraón compara y en seguida oprime y reprime porque valora la fuerza de vida que tiene el pueblo. Por tanto, sus amenazas y las acciones de muerte posteriores tienen su origen en la debilidad y el miedo. Será una de las claves del relato de los 15 primeros capítulos, la debilidad de los tiranos y los comportamientos que genera. Esta perspectiva ofrece al lector de Ex una importante y profunda panorámica de la libertad y la opresión, a base de contrastes.Es entonces cuando aparecen unas mujeres insignificantes (simples matronas) que contrastan con el faraón (¡el rey!). Si él reprime la vida, ellas la fomentan. Si él quiere destruirla, ellas la van a salvar. La debilidad radical del faraón se vuelve a mostrar en la actuación de las parteras egipcias y en el diálogo que sostienen con el faraón, para defenderse de la acusación que él les hace. El faraón les pregunta por qué han dejado vivir a los niños y ellas le responden con una insolencia: las mujeres hebreas son muy rápidas pariendo. El deseo de vida primordial, original, fundante, cuya mediación pasa por la actuación y la palabra de estas mujeres en favor de la vida, indica una forma distinta de pensar y ver la realidad. Estas mujeres no comparten el punto de vista de su rey y no secundan sus planes. De nuevo aparece la ironía dramática de la percepción del contraste entre las palabras del faraón a los egipcios: ea, actuemos sagazmente (raíz hkm) no sea que se multiplique (Ex 1,10) y la actuación sagaz y palabras sagaces de estas mujeres a favor de la multiplicación de la vida, como profesionales de la misma que son. La reacción del pueblo oprimido, por su parte, es justamente la fuerza vital por encima de cualquier opresión. Esta reacción es, irónicamente, cumplimiento de la voluntad de vida y de la promesa, por parte de Dios, y se sitúa así en los orígenes del pueblo como motivo de confianza básica. El pueblo estará para siempre marcado por la

i NAVARRO, M./BERNABÉ, C., Distintas y distinguidas, mujeres en la Biblia y en la Historia. Publicaciones claretianas, Madrid 1995, pp 31-40

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efectividad de la promesa de vida. Los conflictos, el temor, el riesgo y la muerte podrán ser integrados en su futura andadura de pueblo. El Dios del fututo será siempre el Dios del comienzo. La experiencia del Dios vital y fiel, marca para siempre su futuro. Israel siempre podrá encontrar esperanza y futuro y podrá renovar este paradigma porque tiene marcado su proyecto de realización de una forma indeleble por la vida. La libertad añadirá una determinación a la calidad de esta vida.

LA MADRE Y LA HERMANA DE MOISÉSUno de los niños condenados a muerte es Moisés. Ex 2,1-10 narra cómo es salvado de esa condena. El episodio muestra una sorprendente solidaridad de mujeres en esta tarea salvadora. La madre y la hermana de Moisés trazan un plan para salvar al niño. Este plan se advierte en varios indicios: el narrador dedica mucho tiempo narrativo a la preparación de la cesta en un episodio avaro en detalles; el silencio sobre los sentimientos de los personajes hasta que llega el único sentimiento que se registra: la compasión de la princesa; la madre de Moisés no duda en ponerlo en la cesta y llevarlo al río; la hermana espera y observa desde lejos tal vez porque hay alguna esperanza de que el niño viva o porque sabe que algo puede suceder; cuando lo toma la princesa la hermana llega en seguida a ofrecer a su madre como nodriza. Y aunque la princesa es la que parece llevar la iniciativa quienes en verdad la llevan son las dos mujeres, madre e hija.La madre de Moisés en su apreciación del niño establece una continuidad con el libro del Génesis cuando dice vio que era hermoso utilizando la misma expresión que registra el narrador cada vez que en Génesis 1 Dios crea algo: vio que era bueno porque el término tôb se puede traducir por bueno o por hermoso. La apreciación que hace la madre sobre su hijo debe tener el mismo destino que tiene toda la realidad salida de las manos de Dios. Algo que Él ha creado y que es bueno o bello no puede estar destinado a la muerte, sino a la vida. Así la madre de Moisés es memoria de la creación divina y su destino.

El plan de las dos mujeres no desplaza la providencia de Dios. Son su vehículo. Es verdad que el episodio no nombra a Dios para nada. Su ausencia explícita indica la forma implícita en que Dios se muestra. Él está en el trasfondo de toda la historia de salvación. Su instrumento salvador es en primer término las dos mujeres, madre y hermana de Moisés que elaboran un plan para salvarlo y luego quedan esperando que Dios mismo intervenga en las

circunstancias, las personas y los acontecimientos. Esa persona será, precisamente una princesa de Egipto. Si la madre y la hermana esperaban que la princesa fuera a bañarse y pudiera salvar al niño eso quiere decir que ellas no eran enemigas, sino que unas confiaban básicamente en la otra. LA PRINCESA DE EGIPTOLa escena de la princesa es rica en matices humanos y teológicos. Esta mujer salva al niño por razones internas, de bondad interior. Primero es su vista la que percibe al niño y en seguida es su palabra la que pone en marcha el mecanismo salvador mandando a su

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doncella que se lo acerque. Pero es, sobre todo, su sentimiento de misericordia el que decide el destino del niño hebreo que llora en la cesta.Este personaje es de una gran importancia en el libro del Éxodo porque recuerda, como ningún otro en estos capítulos, los atributos de Dios.En Éx 2,5-8 la princesa es prolepsis o anticipación de la acción de Dios para con el mismo Moisés y con el pueblo, como muestra la similitud de las acciones de una y otro, así como la semejanza de la secuencia en la percepción del estado en que se encuentra Moisés, en un caso y el pueblo, en el otro. El narrador dice que la princesa baja al río, ocasión para luego ver la cesta con el niño y oír su llanto (2,5), utilizando el verbo con que luego se dice de Dios en Ex 3,8 que baja ante la opresión de su pueblo voy a bajar…

La hija del faraón ve la cesta, percibe que ocurre algo y esa percepción no la deja indiferente (2,5.7) y en el episodio de la vocación de Moisés es Dios quien dice de sí mismo que ve (3,7) la aflicción de su pueblo y esa percepción no le deja indiferente, sino todo lo contrario, desencadena en Él un plan de acción salvadora.La princesa escucha el llanto del niño (con una elipsis del verbo en 2,6) y Dios por su parte escuchará la aflicción de su pueblo (el verbo está explícito en 3,7). El llanto del niño es también una anticipación del llanto desesperado del pueblo que clama. Del mismo modo que la princesa tiene los oídos atentos al clamor del inocente en peligro, Dios también tiene agudizado su oído para escuchar el lamento de su inocente pueblo.La princesa siente compasión del niño y es ese sentimiento el que, como decía, decide el futuro del niños, su salvación y su vida (2,6b). La compasión la mueve por dentro en favor del niño, al que libra del peligro de muerte que son las aguas. La princesa permite que Moisés nazca de nuevo. Dios tiene compasión de su pueblo y por eso lo salva y lo lleva a la libertad, que es la verdadera vida del pueblo. También Él lo salva de las aguas mortales cuando lo saca del Mar Rojo en pos de la libertad que le espera en la otra orilla.La princesa, en efecto, saca al niño del agua (2,7-9) y provee a sus necesidades aceptando la oferta de la nodriza, que viene a ser su propia madre y luego provee a su educación en su propia casa. Dios saca de las aguas al pueblo y provee en el desierto a sus necesidades (agua, pan, afecto, seguridad, compañía, futuro) educándolo y ayudándole a madurar en la libertad.Lo que la hija del faraón da a Moisés con su nombre y su educación (una de las ironías de este episodio) será lo que Moisés dé al pueblo por petición de Dios.La hija del faraón utiliza una mediación, la nodriza, para la crianza del niño (su propia madre 2,7-9) y Dios utiliza una mediación-nodriza en la educación del pueblo, que es el mismo Moisés (ver Números 11,12-13).Por todos estos indicios podemos decir que la hija del faraón, princesa de Egipto, es un personaje que anticipa rasgos que luego se van a atribuir a Dios como aquel cuya iniciativa hace nacer a Israel como hijo primogénito y libre.

LAS HIJAS DE REUEL

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En Ex 2,11-15ª Moisés sale del palacio egipcio en el que se había educado y se encuentra con sus hermanos de raza. Las dos salidas muestran al personaje en su dificultad para conocer su verdadera identidad y darla a conocer. Su forma de hacerse hebreo con los hebreos no es precisamente la más adecuada. Utilizando la violencia pone en peligro lo que será el plan de Dios sobre él. Moisés no será nunca un guerrero. La violencia no le servirá en el tipo de liderazgo que Dios quiere de él. Pero Dios va escribiendo esos planes en su historia. Moisés tiene que huir cuando ya se ha puesto definitivamente en contra de Egipto y a favor de los hebreos, a pesar de que no es reconocido en su gesta por sus propios hermanos. Aquel a quien le amonesta le hace una pregunta ¿quién te ha constituido juez y jefe entre nosotros? Esta pregunta sólo será respondida en la escena de la vocación. Sólo Dios le puede encargar el liderazgo del pueblo. Pero, mientras, Moisés seguirá siendo preparado por las circunstancias en cuyos pliegues Dios va diciendo su palabra. Y, de nuevo, serán unas mujeres las que salven a Moisés en un episodio en el que, precisamente, él comienza salvándolas.

Moisés llega al pozo y tiene lugar una escena que, en la convención literaria de la escena típica, tiene todos los ingredientes de una escena de compromiso matrimonial. La primera parte de la escena se desarrolla junto al pozo. Moisés libra a las siete hijas de Reuel de los pastores que las molestan. Pero la segunda parte se desarrolla en el interior de la casa de Reuel y es la más larga, más desarrollada y más importante. El padre de las mujeres queda impresionado por el relato de sus hijas acerca de la figura de Moisés. Es la palabra de las jóvenes

la que filtra la imagen de Moisés y hace que Reuel reaccione positivamente y que el encuentro derive en matrimonio. Las salidas de Moisés y sus intentos de heroicidad a través de la violencia no han tenido un final positivo. El mundo externo, que es un mundo de varones, no ayuda a Moisés en esta fase de preparación a su misión. Es el mundo privado, el mundo tradicionalmente de mujeres el que ofrece las claves de su misión a Moisés: el palacio egipcio le ayudará en su papel mediador ante el faraón cuando tenga que buscar la forma de sacar al pueblo de la esclavitud y la casa de Reuel, el lugar donde se habla, donde se dialoga y se narra le preparará en el instrumento del que se valdrá para su tarea mediadora, la palabra. Los rasgos que definen a Moisés como héroe no son los de los héroes guerreros, ni su valentía se fundamenta en la exposición violenta a peligros y violencias. Su carácter de héroe y líder no es convencional, se expresa en rasgos que muestran la marca, la huella que le han dejado las mujeres desde su nacimiento y que él, a su vez, dejará en la identidad de Israel.LA HUELLA DE CINCO MUJERESLa elección que Dios hace de las 5 mujeres que aparecen en Ex 1-2 muestra prolépticamente rasgos del Dios que se revela a Moisés y al pueblo a lo largo de esta primera parte del libro. Algunos de esos rasgos son, por ejemplo, su vulnerabilidad condicionada a la hora de actuar; los aminos paradójicos del poder en el no-poder que él mismo encarna con rasgos de anti-héroe: la libertad de fondo que hay en todo el entramado de la historia a pesar de los controles y las amenazas de un imperio como el de Egipto; la parcialidad de sus acciones y de sus preferencias, que se inclina del lado del más débil. ¿Acaso no ha sido él mismo el mejor representante de la debilidad amenazada de muerte de su propio pueblo, cuando en su infancia sufrió la exposición a la muerte en el agua del Nilo?La vulnerabilidad, de modo especial, está presente en Moisés como una marca o una huella y sus mismas objeciones en el episodio de la vocación (Ex 3-4) la ponen de relieve.

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Moisés tiene un problema de identidad que lo sitúa allí donde le han educado las mujeres (entre dos culturas y dos pueblos), por eso le lleva a una especial capacidad empática que le permite ver con los ojos de Dios lo que Dios ve y como Dios lo ve como muestra la estrategia narrativa de la prospectiva en Ex 3,1-7.

En la historia de Moisés, lo mismo que en la historia del pueblo, la mirada, el sentido de la vista juega un papel de gran importancia, sobre todo en los inicios y en la vocación de Moisés y del pueblo (también en la misión) de forma prolética o anticipatoria. La secuencia comienza por la mirada de las mujeres (madre y hermana de Moisés, hija del faraón), continúa en la mirada de Moisés a los hebreos esclavizados (2,11b), al hebreo maltratado por el egipcio (2,11c) y culmina en la mirada de Dios que conecta con el juicio divino sobre la creación y la vida en Génesis 1.Es la mirada de una mujer, madre de Moisés, la que alienta y pone en marcha la salvación y la continuidad de la vida (vio que era hermoso, 2,2) y es la mirada vigilante de su hermana la que aparece para garantizar la continuidad de dicha vida en los momentos de exposición al peligro (2,4 sin explicitación del verbo ver).Es la mirada de una mujer no israelita (2,5b) la que desencadena la posterior compasión que salva la vida de Moisés, representante de la parte más amenazada y vulnerable del pueblo oprimid. Será la mirada de Moisés, la que le conduzca al encuentro con Dios en la zarza (3,2ss). Y la mirada de Dios la que pondrá en marcha el dinamismo liberador y redentor (2,25; 3,7).Las mujeres, salvando a Moisés están abogando por Israel. Hay una progresión en el relato que lo indica: salvación de todos los hijos de Israel (1,7-14) / todos los hijos de Israel machos (1,15-22) [parteras / un hijo en especial, Moisés (2,1-10): madre, hermana, princesa, que le preparan para repetir en nombre de Dios estos actos salvadores al hijo primogénito que es Israel (4,22-23).Sin embargo, a pesar de esta huella indeleble y su manifestación masiva, la historia del Éxodo y de la andadura del pueblo por el desierto, no ha sido contada a niños y niñas, a mujeres y hombres destacando el papel de las mujeres y su importancia en el fundamento de la identidad del pueblo. Se ha dado por supuesta y, como en tantas otras ocasiones, ha quedado bajo la invisibilidad y el silencio.