MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

12
inauguración del Museo. Y lo hace también impulsado por el ánimo inno- vador de la familia pamplonesa de los Huarte, que impulsó aquellos Encuentros del 72 y que ha vuelto a estimular la creación de un museo de Arte contemporáneo en nuestra Comunidad Foral. Este suplemento está dedicado a todos ellos, con agradecimiento por su incansable trabajo en apoyo de la civilización y la cultura. El Museo Universidad de Navarra vuelve su mirada hacia aquel acontecimiento decisivo, tratando de dar continuidad a su espíritu. Y lo hace, en primer lugar, de la mano de los medios y profesionales del periodismo navarros, que supieron comprender la importancia capital de aquel evento; y que lo han mantenido vivo a través de sus reportajes y crónicas, como las de este Suplemento del Dia- rio de Noticias que nos han cedido para su reproducción, con ocasión de la Los Encuentros de Pamplona de 1972 fueron una cita con la modernidad cultural que la ciudad acogió en un clima que oscilaba entre la sorpresa, el entusiasmo y la crispación REIMPRESIÓN ÍNTEGRA DE LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS POR DIARIO DE NOTICIAS EN 1997 CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO DE LOS ENCUENTROS DE PAMPLONA (RE)ENCUENTROS CON LA VANGUARIA EN EL

Transcript of MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

Page 1: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

inauguración del Museo. Y lo hace también impulsado por el ánimo inno-vador de la familia pamplonesa de los Huarte, que impulsó aquellos

Encuentros del 72 y que ha vuelto a estimular la creación de un museo deArte contemporáneo en nuestra Comunidad Foral. Este suplemento estádedicado a todos ellos, con agradecimiento por su incansable trabajo enapoyo de la civilización y la cultura.

El Museo Universidad de Navarra vuelve su mirada hacia aquel acontecimientodecisivo, tratando de dar continuidad a su espíritu. Y lo hace, en primer lugar,de la mano de los medios y profesionales del periodismo navarros, que supieroncomprender la importancia capital de aquel evento; y que lo han mantenidovivo a través de sus reportajes y crónicas, como las de este Suplemento del Dia-rio de Noticias que nos han cedido para su reproducción, con ocasión de la

Los Encuentros dePamplona de 1972

fueron una cita conla modernidadcultural que la

ciudad acogió enun clima que

oscilaba entre lasorpresa, el

entusiasmo y lacrispación

REIMPRESIÓN ÍNTEGRA DE LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS POR DIARIO DE NOTICIAS EN 1997 CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO DE LOS ENCUENTROS DE PAMPLONA

(RE)ENCUENTROS CON LA VANGUARIAEN EL

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 1

Page 2: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

2 — REENCUENTROS Diario de Noticias — Sábado, 22 de diciembre de 2012

E l 26 de junio de 1972, a las cuatrode la tarde, se inauguraban en unacto multitudinario celebrado en

el frontón Labrit y presidido por el enton-ces alcalde de Pamplona, Javier Rouzautlos Encuentros del 72, una cita con las van-guardias artísticas que convirtió a Pam-plona, durante ocho días, en la capital dela cultura y que supuso, para muchos, elacceso a la modernidad en un país que des-de el franquismo soñaba con la democra-cia. Los Encuentros se celebraron entre el26 de junio y el 3 de julio de 1972, organi-zados por el grupo de música Alea, con elcompositor Luis de Pablo al frente, y patro-cinados por la familia Huarte. El Ayunta-miento de Pamplona cedió los escenariosy así la ciudad entera se vio envuelta en untorbellino de música, cine, poesía y arte,sorprendente para la mayoría de los pam-ploneses, inexplicable para muchos y deci-sivo para gran parte de los artistas que acu-dieron. La Sala de la CAN,situada ahora enla Calle Castillo de Maya (en 1972, Márti-res de la Patria), que fue uno de los esce-narios protagonistas de los Encuentros,mostrará desde mañana y hasta el 29 dejunio* una exposición retrospectiva sobreeste evento cultural. Ahora, 25 años des-pués, el tiempo ha dado la razon a quienesse aventuraron en su organización y hademostrado que fueron, pese al injusto olvi-do y la dureza con que fueron criticados,una apuesta firme por el arte vivo y quesupusieron la apertura de España a losmovimientos que lideraban las vanguar-dias europeas, un reto sin precedentes delque Pamplona no sólo fue testigo, sino pro-tagonista.

ARTE VIVO. El arte vivo se miraba enlos años 70 como un elemento alta-mente subversivo y eran las manifes-taciones artísticas más activas, van-guardistas y revolucionarias las queinteresaba traer a Pamplona y las quede hecho se trajeron. John Cage, LucFerrari o Zaj en música; el cine de Ara-kawa, Georges Mèlies o Buñuel; y el artedel Equipo Crónica con sus siniestrosespectadores, los teléfonos de Lugan ola muestra de arte vasco, son algunosde los espectáculosque se vieron enton-ces y que más han dado que hablar, jun-to a la cúpula neumática multicolordiseñada por el arquitecto Javier de Pra-da e instalada en el solar situado fren-te al Gobierno Militar, una imagen queha perdurado en el recuerdo como elsímbolo de los Encuentros, a pesar delos múltiples avatares a los que tuvoque hacer frente.

El inevitable enfrentamiento entretradición ymodernidad, el difícil momen-to político que se vivía en España, la nece-sidad de libertad de expresión de los inte-lectuales, frente al miedo por las represaliasdel régimen, la lógica agitación de la gentejoven, que por unos días podía intercam-biar impresiones con una cierta libertad,hacían prever un acontecimiento culturalpolémico y discutido, como realmente fue.

BOMBAS Y PROTESTAS . De hecho hubo boi-cots, sabotajes, amenazas desde la extre-ma derecha y acciones duras desde la extre-

ma izquierda. Un artefacto explosionabala noche de la inauguración de los Encuen-tros en el monumento a Sanjurjo y otrabomba estalló en el transcurso de los mis-mos frente al Gobierno Civil.

Muchos de los actos tuvieron que tras-ladarse de local por avisos de bombas. Lagente intentaba aprovechar los coloquios enlos que se concentraban docenas de per-sonas para lanzar sus consignas subversi-vas y reivindicativas. Algunos artistas des-colgaban sus obras de la muestra de ArteVasco en protesta por la retirada, por par-te de la organización, de un cuadro de con-tenido político. El partido comunista noquería que se celebraran los Encuentros yhabía lanzado la consigna de cargárselos,argumentanto que “en la dictadura no pue-de haber cultura”, por lo que secretamen-te trataba de sabotearlos; ETA lanzaba octa-villas al aire llamando al pueblo aboicotearlos “en nombre de la clase obre-ra” y la extrema derecha amenazaba e insul-taba a los organizadores.

Incluso, los propios artistas que habíansido invitados por la organización firma-ban manifiestos contrarios a los Encuen-tros denunciando la situación del arte eEspaña. El Gobierno Civil vigilaba de cer-ca cualquier intento de movilización polí-tica... Y en medio de todo aquello, los res-ponsables intentaban controlar la situaciónllegando incluso a dispersar alguno de losactos e intentando que nada ni nadie con-siguiera acabar con ese proyecto culturalúnico, que finalmente se desarrolló con unenorme éxito de público y una desigual aco-gida de la crítica, especialmente dura des-de los medios de comunicación de laizquierda, que acusaron a Alea de querermostrar una imagen permisiva de unaEspaña dictatorial.

EL ORIGEN. La celebración de los Encuen-tros de Pamplona en 1972 tuvo su origenun año antes. En 1971 fallecía Félix Huartey sus hijos encargaron al grupo de músicacontemporánea Alea, patrocinado por lafamilia navarra, que organizara un ciclo deconciertos en homenaje a su padre. Mien-tras trabajaban en esas partituras, Luis dePablo y José Luis Alexanco, integrantes deAlea, reflexionaron sobre la posibilidad deorganizar un festival de arte de vanguardiaen España, ya que ellos tenían experienciaen la programación de ciclos de música delsiglo XX. Se lo propusieron a la familiaHuarte y Jesús, uno de los hijos, decidió queorganizar esa cita en la capital navarrapodía ser una buena manera de agradecera la ciudad de Pamplona los gestos quehabía tenido con su padre, al convertirla ensede de un festival cultural.

En el otoño de 1971 se daba luz verde alproyecto. En un primer momento el pro-grama iba estar patrocinado a tres bandaspor el Ayuntamiento de Pamplona, la Dipu-tación de Navarra y la familia Huarte, perofinalmente la Diputación, de la que Ama-deo Marco era Vicepresidente, se desen-tendió de todo. El Ayuntamiento no apor-tó dinero, pero se volcó en el desarrollo delos Encuentros, ya que consideraba que laciudad como tal podía salir muy benefi-ciada, y cedió todos sus locales y espaciospúblicos así como la infraestructura y, final-

CITA HISTÓRICA

CON LAVANGUAR-

DIA

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO REVISTA , EL DOMINGO 25.06.1997

2 Un reportaje de Alicia Ezker f Fotografías de Mena y cedidas

Del 26 de junio al 3 de julio de 1972 se celebraron en Pamplona los Encuentros,un acontecimiento organizado por el grupo

Alea y patrocinado por la familia Huarte que impactó a la ciudad

Crónica general

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 2

Page 3: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

mente, fueron los Huarte losque cubrieron los gastos.

El objetivo de los responsa-bles estaba claro. Los Encuen-tros debían facilitar el inter-cambio de información, crearun clima de encuentro entreel artista y el espectador y acer-car hasta Pamplona todo tipode manifestaciones creativas de distintasculturas, tanto de Occidente como de Orien-te. El acceso a determinadas propuestasplásticas y musicales era impensable en laEspaña de 1972, por lo que los Encuentrosiban a contar con un público activo y deseo-so de conocimiento que tendría que convi-vir durante ocho días con los habitantes deuna ciudad, culturalmente ocupada, queseguramente no serían tan receptivos a loque ocurría ensuentorno. Y así fue. LosEncuentros tuvieron dos públicos bien defi-nidos. Por un lado “los jóvenes melenudos”como los describía la prensa de la época,que se sentaban en el suelo, aplaudían todoy abarrotaban todos los actos provocandollenos absolutos y la gente demás edad Pam-plona, que, exceptuado los interesados porel arte, el cine y la música, pasearon conuna mirada, entre sorprendida y crítica, porunas manifestaciones culturales que nientendían ni aprobaban.

NUEVOS LENGUAJES. Pero polémicas, recha-zos y aceptaciones al margen, ciertamentelos Encuentros trajeron hasta Pamplona aunos 350 artistas y cerca de un centenar depropuestas formuladas con un lenguajenuevo, comprometido, innovador y atrevi-do. El objetivo era convertir esta ciudad enun lugar donde todos los estilos confrater-nizaran, donde los artistas pudieran cono-cerse e intercambiar opiniones. Este aspec-to era importante en un momento históricoen el que la información era un lujo al alcan-ce de unos pocos, ya que la gente no teníamuchas vías para conocer lo que ocurríaen el exterior. Por eso fue en Pamplona don-de muchos decidieron romper con su tra-yectoria creativa para lanzarse a ese len-guaje de vanguardia hasta entoncesdesconocido.

La Ciudadela, el Frontón Labrit, el Museode Navarra, el Hotel tres Reyes, la Sala dela Caja de Ahorros deNavarra, la sala de laCaja de Ahorros Municipal de Pamplona,el Paseo de Sarasate, el cine Avenida, el cinePríncipe de Viana, el Carlos III, lasmura-llas del Redín, el Teatro Gayarre, el Anai-tasuna, la Iglesia de Santo Domingo y lacúpula neumática fueron los distintos esce-narios por los que se repartieron losEncuentros.

OCUPAR LA CALLE . Alea trasladó el arte ala calle, con esculturas, cabinas de teléfo-nos, atletas que corrían sin parar, cami-nantes, muñecos con aspecto de policíasecreta, tubos entrecruzados, cubos sobrelos que pintaba la gente... Se trataba de sor-prender y Pamplona entera se vio sor-prendida.

“La aventura del arte actual es una aven-tura colectiva que, a pesardelo que a vecesse diga, concierne a todos, incluso y másque a nadie a los que se dicen sus enemi-gos. Esta esunadelas razones de los Encuen-

tros. Otras podrí-an ser la informa-ción mutua y loscontactos perso-nales entre losasistentes, por-que el públicodebe interveniren el hecho artís-

tico ”. Así se presentaban los Encuentrosen el extenso catálogo editado para darcuenta de todo lo programado. Y, efectiva-mente, ese objetivo se cumplió con creces.

La gente caminaba observando atónitalas instalaciones artísticas y asistía a losdistintos espectáculos que se sucedían sinsaber siquiera quién iba a participar, quétipo de música iba a escuchar o qué cineexperimental contemplaría. Los especta-dores participaban en los happenings, des-colgaban los teléfonos que Luis Lugán ins-taló en el paseo de Sarasate, vapuleabanlos muñecos del Equipo Crónica, se los lle-vaban a sus casas o los montaban en suscoches.

Pamploneses y visitantes desfilaban bajola lonas de la carpa, a pesar de que no pudoinaugurarse en la fecha prevista y tuvo quedesinflarse antes de la cuenta, y participa-ban en los coloquios. Los recintos cerradosregistraban llenos absolutos y la gente res-pondía por igual aunconcierto de JohnCage, un recital de txalaparta o una actua-ción del Orfeón.

Pamplona fue realmente un punto deencuentro con la modernidad, un espacioen el que durante ocho días se podía tomarcontacto con el arte y con los propios artis-tas. Las continuas amenazas que tratabande cargarse los Encuentros eran aceptadoscasi como parte del evento como la res-puesta activa y violenta de un sector de lasociedad.

Pese a todo, Pamplona en ese junio de1972 parecía otro lugar, una ciudad nuevatolerante, permisiva y progresista que pare-cía ser el escenario ideal para consolidaren el futuro el proyecto del grupo Alea. Perono fue así.

LA CIUDAD IDEAL. Aunquela elección dePamplona como escenario para los Encuen-tros se debió al patrocinio de la FamiliaHuarte, lo cierto es que la capital navarra,en vísperas de San Fermín, era una ciudadreceptiva, abierta a los visitantes y acos-tumbrada a la mezcla de culturas.

“Pamplona —escribían los organizado-res— es una ciudad de una larga tradicióncívica, una de las raras en España en lasque el pueblo es protagonista de sus fies-tas y no sólo espectador; el tamaño de laciudad es idóneo; la gran cantidad de acti-vidades se desarrollarán en el centro de laciudad”.

Sin embargo, también en ese texto Aleareconocía, tal vez intuyendo lo que luegoiba a ocurrir, que “una manifestación comola presente es, sin duda, polémica. Hay quesaberlo y aceptarlo. Sólo no se puede dis-cutir lo que está muerto. Y se tiene la pre-tensión de que estos encuentros estén vivos.Por ello, estamos seguros de que pese a lainevitable polvareda que levantarán, subalance final ha de ser tarde o tempranopositivo”.

Diario de Noticias — Sábado, 22 de diciembre de 2012 ENCUENTROS DEL 72 REENCUENTROS — 3

EN LA MEMORIA

LA CARPAMULTICOLOR●●● Uno de los símbolosde los Encuentros del 72que perdura en lamemo-ria de todos los que losvivieron son los globosque conformaban la grancúpula neumática instala-da en el solar frente alGobierno Militar. El crea-dor de ese gran escenariofue el arquitecto JoséMiguel Prada. La estructu-ra estaba formada por 11cúpulas unidas entre sípor túneles cilíndricos,realizadas enPVCde trescolores: blanco, amarillo ynaranja. La dimensión decada una de ellas era 12,5metros de alto por 25 dediámetro y la superficietotal, a la que se accedía através de 10 puertas, erade 12.000 m2. El inflado,que se iba a hacer con 12ventiladores, estaba pre-visto para el día 26 dejunio. Y así se hizo. Sinembargo, cuando lascúpulas estaban ya levan-tadas, unas fisuras en elplástico obligaron a desin-flarla de nuevo.Suapertu-ra sedemoró tres díasdebido al cambio deemplazamiento, ya que enel programa inicial de losEncuentros la cúpula iba aestar en la Plaza delCasti-llo, envolviendo así elcorazón de la ciudad. Perola alegría de ver esa granestructura flotando durópoco, ya que antesde queconcluyeran los encuen-tros, la cúpula estaba porlos suelos.

EXPLOSIONES●●● Desde el comienzo delos Encuentros se habíansucedido las amenazas ylos intentos de boicothacia algunos actos por loque el miedo a algo peorflotaba en el ambientecomo realmente ocurrió.La noche de la inaugura-ción, el 27 de junio de 1972a las 4.00 de la madrugada,una bomba hacia explo-sión en el monumento aSanjurjo en la Taconera,próximo a un hotel en elque se alojaban la mayorparte de los invitados a losEncuentros. Dos días mástarde otro artefacto estallóen la acera del GobiernoCivil, causando algún heri-do leve y numerososdaños. Hubo otras amena-zas, pero sin explosiones.

ARTE VASCO●●● La muestra de ArteVasco, comisariada porSantiago Amón (fallecidohace unos años enunacci-dentedehelicóptero), fueuna de las que más quebra-deros de cabeza dio a losorganizadores. El escultorEduardo Chillida decidió aúltima hora retirar suobra por considerar que lapieza expuesta por RamónCarrera era demasiadosimilar a la suya. Peroincluso antes de que seabriera la exposición ya sehabían vivido momentosde tensión cuando el orga-nizador Juan Huarte sepersonó en el Museo parainformar al pintor Dioni-sio Blanco de la retirada deuna de sus obras.

ESPECTADORES●●● Una inesperada llu-via provocó que el espec-táculo músico audiovisualse tuviera que trasladarde las murallas del Redíndonde se iba a celebrar enun principio al frontónLabrit. El Equipo Crónicaaprovechó el cambio deescenario para colocar enlas sillas del frontón a sus

250 espectadores de car-tón piedra. Al concluir elespectáculo, estos muñe-cos aparecieron en loslugares más insospecha-dos. Hoy se conservanalgunos de ellos en colec-ciones privadas.

ACCIONESSUBVERSIVAS●●● La cúpula neumáticaera el escenario para losdebates más comprometi-dos y polémicos, pero sóloen un ocasión se censuró.Ocurrió el 1 de julio cuan-do unas 250 personas sepersonaron en la cúpulapara participar en el colo-quio sobre Arte y socie-dad, que no estaba permi-tido. El artista Carlos Cas-tilla del Pino se encargóde desviar el tema y lapolicía secreta informó alGobernador sobre la cele-bración de un mitin con-tra Franco, por lo que éstese puso en contacto conJuan Huarte, quien se per-sonó en el lugar de loshechos y suspendió elcoloquio, en uno de los-momentosmás tensos.

PRESUPUESTO●●● Los Encuentros cos-taron unos 12 millones depesetas, más o menos eltriple del presupuesto deSan Fermín.

SUPUSIERON LA APERTURA DE ESPAÑA A LOS MOVIMIENTOSARTÍSTICOS QUELIDERABAN LAS VANGUARDIASEUROPEAS

SIN CONTINUIDAD . Ciertamente, cuando el3 de julio se puso punto final a los Encuen-tros Alea no ocultaba su satisfacción. Yaentonces, un día después, en un anuncioinsertado en un periódico local, Alea decía:“Los Encuentros han terminado. Es pron-to para hacer ahora un balance, pero hayalgo evidente: la ciudad los ha seguido conentusiasmo, plenitud y entrega. Los próxi-mos Encuentros, en régimen bienal, corre-girán los defectos de esta primera expe-riencia, puliendo detalles y perfeccionandoel programa”.

El futuro de los Encuentros de Pamplo-na parecía ya asegurado, porque tambiénJuan Huarte había expresado públicamente

su deseo de que la cita se repitiera, pero larealidad fue muy distinta. Unos meses des-pués, la situación económica del grupoHuarte empeoró y uno de los hermanosHuarte fue secuestrado por ETA. La fami-lia decidió suspender sus actividades demecenazgo en Navarra y continuó con pro-yectos de carácter más privado. Alea tuvoque disolverse y Luis de Pablo se fue a Esta-dos Unidos.

Aquellos Encuentros del 72 quedarongrabados en la memoria de una generacióncomo un hecho cultural y social trascen-dente e irrepetible.

Hoy, quienes entonces los defendieron yquienes los atacaron así lo reconocen.

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 3

Page 4: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

El hecho de que Alea, grupo organiza-dor de los Encuentros, fuera un tallerde música experimental y sus compo-

nentes fueran buenos conocedores de la músi-ca más vanguardista justifica el importantepapel que la música tuvoenlos Encuentros dePamplona. De hecho, todas las jornadas seclausuraban con un concierto.La programación musical que llegó a Pam-plona en esos ocho días estuvo marcada porla diversidad de estilos y la mezcla de cultu-ras, sin perder nunca de vista que el objetivoera dar a conocer cosas nuevas y abrir puer-tas a la creación, lo que exigía una apuesta deriesgo.

Un concierto de Txalaparta a cargo de loshermanos Arce, con música tradicional vas-ca; la actuación de Luc Ferrari y Jean SergeBreton Allo ici la terre, en el que un grupo inter-pretaba música en vivo con imágenes pro-yectadas desde catorce monitores; el grupoZaj, con los compositores Juan Hidalgo, Wal-ter Marchetti y Esther Ferrer; Hoseyn Malek,con una muestra de música tradicional iraní;el grupo Kathakaly de Kerala, con su espec-táculo de teatro, música y danza tradicionaldel sur de la India; Gonzalo Suárez, con unaoriginal obra plástico sonora; Eduardo Polo-nio y Horacio Vaggione, con su número demúsica electrónica libre; los soni-dos de calle creados porAguindez Gerrero; el OrfeónPamplonés cantando obrasde Tomás Luis de Victoria;Steve Reich y Laura Deancon un montaje de música

4 — REENCUENTROS DEL 2015 Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

SACAR el arte a la calle y acercarlo a losespectadores haciendo que éstos toma-ran parte activa en las propuestas artís-

ticas era uno de los objetivos de los Encuen-tros. Las manifestaciones plásticas sedividieron así en dos grandes bloques, por unlado las propuestas más libres y sorprenden-tes que ocupaban la calle y con las que el espec-tador se encontraba sin quererlo,en lugarespúblicos de la ciudad, y por otra las muestrastemáticas que se organizaron en distintassalas, como la Muestra de arte vasco, la expo-sición de arte por ordenador Generación auto-mática de formas plástica y sonoras y la mues-tra Algunos aportes a la crítica del arte en losúltimos años.

Cada una tuvo su papel y todas dejaron cons-tancia de su paso por Pamplona. En el Paseode Sarasate los transeuntes se encontrabande pronto con una sucesión de cabinas de telé-fonos desde las que podía recibir informaciónsobre los encuentros y escuchar distintos soni-dos. Eran los Teléfonos Aleatorios de la mues-tra Comunicación humana de Lugan, una rei-vindicación, a través del arte, de la necesidadde superar barreras y acceder a la informa-ción. Junto a esos aparatos telefónicosVal-carcel instaló sus estructuras, tubos entre-

cruzados y cubos en los quela gente podía pintar y escri-

bir lo que quisiera. Elemen-tos plásticos todos que transfor-

maban el paisaje habitual y tranquilo delcentro de la ciudad. Como los tres corredoressolitarios de Limos, que surgían de la nada encualquier lugar o celebración y que simboli-zaban, de alguna manera, la velocidad a la quetodo se sucedía en Pamplona.

ARTISTAS NAVARROS. Asímientras unos artis-tas tomaban literalmente la calle otros con-vertían una de las exposiciones en uno de losactos más polémicos de los Encuentros: Lamuestra de Arte Vasco. El comisario de laexposición Santiago Amón se propuso reunira los artistas de la llamada tercera y cuartageneración, atendiendo al estricto significa-do de la palabra actual. Arri, Balerdi, Baste-rrechea, Dionisio Blanco, Bonifacio, Chillida,Ibarrola, M. P. Jimenez, Larrea, Mendiburu,Mirantes Mieg, Ortiz de Elguea, Ramón Carre-ra, Sistiaga y Zumeta, además de los pintoresnavarros Xabier Morrás, Isabel Baquedano yPedro Osés fueron los artistas invitados a expo-ner. Pero la polémica saltó el día antes de quese inaugurara y el motivo que la provocó fuela obra de Dionisio Blanco. El cuadro era unretrato de Franco con el rostro difuminado,en el que el caudillo hablaba ante una mesade micrófonos y, debajo suya, la Policía ata-caba a un grupo de obreros. Cuando JuanHuarte se personó en el Museo, y al ver la obra,decidió que como organizador no estaba dis-puesto a que se colgara, ya que de hacerlo suautor sería detenido y el Gobernador man-daría clausurar la exposición y se cargaría losEncuentros. Otros artistas le increparon perofinalmente la obra no se expuso. Morrás tam-bién vio cómo una de sus obras era parcial-mente tapada, y, sin previo aviso Chillida reti-ró su escultura por un supuesto plagio.

MUÑECOS POR LOS AIRES. La audición de LucFerrari y Jean SergeBretón fue aprovechada

y danza; los sonidos de John Cage y DavidTudor; las innovaciones electrónicas de Luisde Pablo y J. L. Alexanco; el flamenco deDie-go del Castor; Silvano Bussotti, con su músi-ca experimental y la música vietnamita deTran Van Khe desfilaron por los distintos esce-narios.

LA ESTRELLA. Pero la estrella de los Encuen-tros era John Cage. El compositor, nacido enLos Ángeles, considerado como el padre dela música electrónica libre, ofreció en Pam-plona una actuación inolvidable para todoslos que la presenciaron, que llenaron la Salade Armas, aunque también es verdad quemuchos se fueron antes de que pasaran lasdos horas que duró su intervención.

Sobre una plataforma, Cage instaló ochomicrófonos desde los que iba lanzando dis-tintos sonidos vocales, frases fonéticas que semezclaban con el fondo de música electróni-ca procedente de los aparatos manipuladospor Tudor. La actuación despertó todo tipo decomentarios, desde los descalificativos de algu-nos críticos, como Fillare, que en El Pensa-miento Navarro escribía: “hágase el lector laidea de que tiene bajo su casa hasta veinte per-foradoras funcionando todas a la vez. Cage seadelanta a los ocho micrófonos buscando laestereofonía y da unos gritos semejantes alrugido de un león”. Hasta los elogios que Igna-cio Amestoy escribía en Arriba España, don-de calificaba a Cage de sacerdote de los senti-dos.

MEZCLA DE ESTILOS. No fue sin embargo éstala única actuación musical inolvidable ycomentada. La intervención del grupo ZAJ,considerado como uno de los principalesexponentes de la nueva música española de laposguerra, no alcanzó el éxito esperado y elpúblico se mantuvo distante en un espectá-culo en el que debía intervenir. La gente esta-ba desconcertada y no era para menos.Ver enmenos de una semana una actuación del gru-po Kathakaly de Kerala, con su vistoso y espec-

tacular montaje de danza y música de laIndia; un concierto del Orfeón Pamplonéso un recital de flamenco puro era razón sufi-ciente para mostrar incredulidad. Sin embar-go, muchos descubrieron en Pamplona ununiverso musical nuevo, marcado por la elec-trónica, al que más tarde se apuntarían.

LA TRADICIÓN VASCA CONVIVIÓ CON LOS SONIDOS ELECTRÓNICOS

TELÉFONOS, TUBOS ESPECTADORES,Y ARTE VASCOCON POLÉMICA

Músicas John Cage y Zaj: el compositor americano y el grupo contemporáneo español eran lasestrellas del programa | Participación: El arte salió a la calle y la gente pintó los cubos instaladosen el Paseo de Sarasate. En ellos alguno escribió: ‘No a los Encuentros’

Nuevos sonidos En Pamplona convivierontodo tipo de estilos musi-cales.

PolémicaEl cuadro de Xabier Morrás quefue tapado en la Muestra.

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO REVISTA , EL DOMINGO 25.06.1997

Programa

MÚSICA

ARTE

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 4

Page 5: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

Monory, Nyst, Ruiz-Balerdi,Sistiaga, Stampfli, Suárez, Ver-toff, Vostell, Cazes, Flori,Lacombe, Patris, Pommereu-lle y Valcarcel, trajeron susexperimentos cinematográfi-cos a Pamplona.

Era un cine diferente al que entonces seveía en España, hecho con una mirada ajenaal régimen, que controlaba todo lo que seexhibía.Todavía hoy hay mucha gente que sepregunta cómo aquellas películas se pudie-ron proyectar en la España de Franco; segu-ramente porque nadie hasta el momento desu proyección supo de su existencia.

En Pamplona muchos descubrieron en losEncuentros al creador del cine francés, Geor-ges Melies, a través de siete películas reali-zadas en los primeros compases del siglo XX,cintas muy cortas, de unos tres minutos, enlas que ya apuntaba su concepción del cinecomo un nuevo arte. El director japonés Ara-kawa vino a Pamplona para presentar su peli-cula For example y no dudó en decir que “laciudad en sí no vale mucho”. Las obras deMartial Raysse y Mauricio Kagel completa-ron la cartelera.

Diario de Noticias — Jueves, 22 de enero de 2015 REENCUENTROS DEL 2015 — 5

La cúpula neumática de Prada Poole seconvertía durante las mañanas de lossiete días que siguieron a la jornada

inaugural de los Encentros en uncine multi-color y de aspecto flotante, en el que la gentepodía ver varios proyectos audiovisuales a lavez. Esto era en la teoría, porque en la prácti-ca los problemas técnicos que sufrió este esce-nario provocaron que muchas de las proyec-ciones se tuvieran que trasladar a distintoshoteles de la ciudad. Sin embargo, lo que sí escierto, es que las mañanas estaban progra-madas para los cinéfilos más exigentes yentendidos, porque el cine que vio en Pam-plona estaba muy lejos de cintas como Elpadrino o Cabaret, que ese mismo año triun-faban en los Óscars. La gente hizo cola en loscines (la entrada era gratuita), aguantó durasy largas sesiones de cine experimental y seacercó a otrosmundos insospechados a tra-vés de la gran pantalla.

Boltanski, Buñuel, Fassbinder, Garrel,Geñabert, Godart, Ionesco, Leger, Man Ray,

Si algo quedó patente en losEncuentros fue el poder de lapalabra. Todos los días a prime-

ra hora de la tarde se celebraban distintoscoloquios sobre actividades que habían teni-do lugar horas antes. La gente tenía ganas dedebatir e intercambiar opiniones; los partici-pantes sentían que tenían por unos días liber-tad de expresión en el marco de la cultura ylo aprovechaban muchas veces para lanzar

consignas políticas que provocaron más deun altercado en el desarrollo de esta cita cul-tural. Pero no sólo los coloquios y debatestenían la palabra como protagonista; tam-bién la poesía,en su vertiente más vanguar-dista y rompedora tomo parte activa en el

programa ocupando literalmente la calle.La escritora Lily Greenham daba un reci-

tal de poesía fonética, una modalidad que casinadie entendía pero que era practicada pormás de una veintena de poetas bajo las lonasde la cúpula, al mismo tiempo que Luis Murocolocaba allí sus objetos no identificables connotas explicativas. Ignacio Gómez de Liañopedía en una acción poética que la gente envia-ra una letra mayúscula en un sobre a la RealAcademia de la Lengua.

Otros organizaron carreras y procesionesy montaron paseos poético aéreos en formade globos que volaban sobre el cielo de la ciu-dad y que acabaron pinchados o derribados.

Luc Alonso Martínez pintaba un cartel enel que ponía Se vende, sin que nadie supieraque era lo que se podía comprar y Luis dePa-blo, el organizador, tuvo que censurar un actoen el que varios poetas pretendían pasearsepor las calles en un carro tirado por bueyes yarrojar desde él mierda sobre los transeun-tes, para luego llevar a cabo un asesinato realde uno de los animales. El objetivo de esta poé-tica obra era denunciar la situación que sevivía en España.

Contra todo pronóstico, los actos pensadoscomo más intimistas y minoritarios, ya

que la poesía no era un género conmuchos seguidores, fueron los quemás problemas causaron a la organi-zación.

por el Equipo Crónica, integrado por Valdesy Solves, para realizar un poema público quetuvo un final totalmente inesperado. El Equi-po Crónica, siguiendo en su línea de críticasocial, había realizado para los Encuentrosunos 250 ninots, llamados Espectadores, quecon un apecto siniestro recordaban dema-siado a la Policía secreta y que aparecían encualquier lugar observándolo todo. El día dela audición los instalaron en las sillas del Fron-tón Labrit y amedida que la música fuesubiendo de tono, los muñecos comenzarona volar por encima de las cabezas de los asis-tentes.

LA GENTE HACÍA COLAS PARA VERCINE EXPERIMENTAL

LA NECESIDAD DEDEBATE O EL PAPELDE LA PALABRA

Directores: Boltanski, Buñuel, Fassbinder, Garrel, Geñabert, Godard,Ionesco, Leger, ManRay, Méliès o Arakawa desfilaron por las pantallasProtesta: Varios poetas pretendían subirse a un carro, arrojar desde élexcrementos sobre los transeúntes y después matar a uno de los bueyes

MANIFIESTO ANTIENCUENTROS●●● Algunos de los artistas quehabían sido invitados por la organi-zación a participar en los actosescribieron, tras una reunión cele-brada en un hotel de Pamplona, unmanifiesto muy radical en contrade los Encuentros, en el que protes-taban por la situación del arte enEspaña en esos años y se desvincu-laban de una cultura a la que acusa-ban de burguesa y que era la que,en su opinión, se respiraba enton-ces en Pamplona. Ningún periódicolocal se hizo eco de manifiesto,pero sí varios medios de ámbitonacional.

REGALOS DELAYUNTAMIENTO●●● El Ayuntamiento de Pamplo-na, que en un principio iba a parti-cipar de forma activa en losEncuentros cubriendo incluso unaparte de los gastos, alegó a últimahora problemas presupuestariosy sólo cedió los escenarios. Sinembargo, decidió obsequiar a losasistentes con dos partidos de pelo-ta uno de mano y otro de pala corta.

PROYECCIÓN DE CINE●●● Durante la proyección de lapelícula pintada de Sistiaga, unaparte del público, mareado y atur-dido por la avalancha de coloresque aparecían en pantalla durantelasmás de tres horas que duró laactuación, se levantó de los asientosy se lanzó sobre el responsable dela proyección con la intención delincharle, por lo que éste tuvo querefugiarse en la cabina.

¡BUÑUEL, BUÑUEL!●●● Un problema de informaciónpor parte de los responsables de losEncuentros y los continuos cam-bios hizo que mucha gente se per-diera la proyección de una de la cin-tas más esperadas, El perro anda-luz, del cineasta LuisBuñuel, por-que se pasó en un día y una horadistintos a los anunciados. Eso pro-vocó que el público pidiera a gritos¡Buñuel, Buñuel! en varios de lospases de otros cineastas.

CONSIGNASCOMUNISTAS●●● Los coloquios que seguían alas actuaciones se desarrollabanenvueltos en polémica. La sala de laCaja de Ahorros de Navarra, dirigi-da entonces por Xabier Morrás, erauno de los espacios más frecuenta-dos, y en más de una ocasión setuvo que colgar en la puerta el car-telde completo. Tras una audiciónmusical una parte de los asistentesincrepó a la organización y comen-zó a gritar las siglas del PartidoComunista y lanzó su consigna deque en la dictadura no puede habercultura.

EN LA MEMORIA

Nuevas imágenes

El lenguaje como medio

CINE

POESÍA

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 5

Page 6: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

“Entre incidentes y encuentros discurrióel segundo día de estos sucesos queestán alterando la paz de nuestra Pam-plona. Incidentes de variada índole des-de primeras horas de la mañana. Sustoen el Príncipe de Viana; más que pala-bras en la sala de Cultura de la Provin-cial; pitos y más sustos en el Carlos III ydivertimentos extraartísticos en elLabrit al filo de la medianoche. Asítranscurrió la jornada, entre un mayordesconcierto del que ya existía ante-riormente”.

JAVIER GIRONELLAArriba España

“Si la intelectualidad del MercadoComún no sabe otro arte que esos

montones de tubos colocados enel Paseo de Sarasate, que sólo

ayudan a que las viejecitas se crismeny a que nuestros retoños no puedanjugar tranquilamente, y por añadidurala mayoría de los que pululan en torno

a esta manifestación son unos cuantosbarbudos, con aires de desarrapados, sitodo esto, insisto, es la intelectualidad,me quedo con la filosofía de aldeano yla limpieza del ánimo del pamplonéscastizo”.

EDITORIALArriba España

“El público de los Encuentros, elpúblico pamplonés, se encuentraenajenado en los mismos. No se le haservido la información suficiente des-de donde se le tenía que haber servi-do. Todavía no hemos presenciado unacontecimiento de los muchos queestán teniendo lugar que fuera ofreci-do con una iniciación, lo cual haceque la gente se sienta defraudada enmuchos casos y burlada en otros,cuando no incapaz”.

IGNACIO AMESTOYArriba España

“Un timo, una tomadura de pelo; aquítiene que haber algo más que lo quevemos, pero ¿cómo es posible que elAyuntamiento . . . frases semejantesson dichas en diversos tonos que vandesde el estupor a la indignación,pasando por la burla mordaz, seescuchan por doquier entre los asis-tentes”.

GUELNERArriba España

“Pamplona, la ciudad, se puede decirque no ha penetrado en los Encuen-tros. Probablemente sin el menoracuerdo, todos los habitantes de laVieja Iruña se han inhibido de lo quepasaba. Ha sido una completa indi-ferencia, un no interesarse, un pasarde lado sin dirigir la mirada a lo quese ofrecía a todas horas. LosEncuentros han traído su público.Jóvenes melenudos, despreocupa-dos por todo, indolentes, con sus

La gente respondía de manera masiva a la mayor parte de losactos programados. Se registraban llenos por igual en un con-cierto de txalaparta en el Museo de Navarra, que recoge laimagen, que en un recital de John Cage.

El acto inaugural de los Encuentros se celebró en el FrontónLabrit. Unas horas antes se recibía una amenaza de bombaque pretendía boicotear el programa antes de que comenzara.Por suerte, no ocurrió nada.

Los corredores de Llimos sepresentaban de maneraimprevista portodos los actos de los Encuentros.Eran parte de lapoesía social deeste artista.

En los actos se daban cita dos tipos de público: por un lado,los pamploneses que miraban atónitos todo lo que sucedía asu alrededor, y por otro, la gente que vino de fuera dispuesta atomar contacto con la vanguardia.

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO REVISTA , EL DOMINGO 25.06.1997

Las imágenesy la prensa

ARRIBA ESPAÑAEDITORIAL

“SI TODO ESO ES LAINTELECTUALIDAD, ME QUEDO CON LA FILOSOFÍA DE ALDEANO Y CON LA LIMPIEZA DE ÁNIMO DEL PAMPLONÉS CASTIZO”

6 — REENCUENTROS DEL 2015 Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 6

Page 7: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

Las estructuras de Valcárcel sirvieron para que muchosexpresaran su postura sobre los Encuentros.

Los teléfonos de Lugan convirtieron el Paseo de Sarasate enuna sucesión de cabinas y aparatos. La gente podía llamardesde ellos para recibir información sobre los distintos actosprogramados.

Los espectadores creados por el Equipo Crónica se convirtieronen una de las imágenes másvivas. Como se ve en la ima-gen, ocupaban todo tipo deespacios.

La cúpula neumáticade Prada fue uno de los

proyectos fracasados,ya que, por problemas

técnicos, apenas semantuvo inflada

durante la mitad de losEncuentros.

“Hierros paralelos, rejas, teléfonos entodas las farolas, tablas cuadradasencaladas, cubos blancos algo meno-res que los de Don Tancredo, colcho-netas de toamex son los elementosque utilizaron muchos de los transeun-tes buscando la relación humana”.

FILAREEl Pensamiento Navarro“El concierto del Orfeón resultó aburri-

do. Escuchar en estemomento responso-

rios es como pedir que las Peñas inter-pretasen a Mozart o a Vivaldi. Es ciertoque el arte no tiene tiempos definidos,pero yo creo que si las cosas las saca-mos de las tesituras para las que seescribieron, pierden mucho”.

JAVIER DE AGUIRREEl Pensamiento Navarro

compañeras del mismo jaez hanasistido a todo y aplaudido todo. Apesar de todo, el organizador puedefrotarse las manos. Los melenudos ysus compañeras han aplaudido sinregatear entusiasmos. Lo mismopolifónico de hace cuatro siglos quelos barbarismos de un californiano”.

FILAREEl Pensamiento Navarro

“La gentemayor, en gene-ral, o se indignao no toma enserio lo que ve.El enorme éxitode los Encuen-tros ha sidotraer a Pamplo-na una inquie-tud universal,una parcela del arte que sigue unadeterminada dirección: la más nuevade todas. Y el pamplonés que ha via-jado poco y tampoco ha leído dema-siado se encuentra de pronto en supropia casa un panorama insólito yvanguardista que le aturde, le indignao le encandila. Yo pienso que esto esbueno . . . Estamos muy contentoscon nuestros Encuentros porque noshan abierto una ventana en nuestracasa”

OLARRADiario de Navarra

“La fantásticacúpula neumática del

arquitecto Prada deberíahaberse experimentado en plenosSanfermines para recogimiento detodo forastero sin hogar ni cobijo, queestropea bancos, flores y jardines; omás piamente en Sangu�esa la nochede la marcha a Javier, sustituyendocines, iglesias, bares y pajares”.

OLARRADiario de Navarra

DIARIO DE NAVARRAOLARRA

DIARIO DE NAVARRAOLARRA

EL PENSAMIENTO NAVARROFILARE

“PAMPLONA, LA CIUDAD, SE PUEDE DECIR QUENO HA PENETRADO EN LOS ENCUENTROS

“LA FANTÁSTICA CÚPULA DEL ARQUITECTO PRADA DEBERÍA HABERSE EXPERIMENTADO EN PLENOS SANFERMINES”

“Y EL PAMPLONÉS QUE HA VIAJADO POCO Y TAMPOCO HALEÍDO DEMASIADO SE ENCUENTRA DE PRONTO EN SU PROPIA CASA UN PANORAMA INSÓLITOY VANGUARDISTA QUE LE ATURDE, LE INDIGNA O LE ENCANDILA. YO PIENSOQUE ESTO ES BUENO...”

Diario de Noticias — Jueves, 22 de enero de 2015 REENCUENTROS DEL 2015 — 7

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 7

Page 8: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

El compositor Luis de Pablo(Bilbao, 1930) fue el orga-nizador de los Encuentrosde Pamplona junto a José

Luis Alexanco, con quien había for-mado años antes el grupo musicalAlea. Pionero de la música de van-guardia en España ha alternado lar-gas temporadas en Berlín y Nueva-York con su residencia madrileña.Su amistad con la familia Huarte, ala que debe el nacimiento de Alea,grupo al que los Huarte apoyaroneconómicamente, le llevó en 1972 aorganizar los Encuentros en Pam-plona, una experiencia transcen-dental para su vida y de la que aho-ra, 25 años después, reconoce noguardar recuerdos gratos, sino todolo contrario.

¿Qué era Alea en 1972, quién lointegraba y cuáles eran sus obje-tivos? – Alea empezó a funcionar en 1964.No como un centro de conciertossino como el primer laboratorio demúsica electroacústica que se fundóen España, financiado por lafamilia Huarte. A partir de 1965se amplió su actividad a la orga-nización de una temporada deconciertos en Madrid. La orien-tación era siempre la misma:dar a conocer la música delpasado poco conocida junto ala de nuestros días.En el año 1971 recibieron elencargo de componer unapartitura para Félix Huarte,pieza que sería el origen delos Encuentros de Pamplona.– Sí, en 1971 compuse una par-titura en homenaje a DonFélix. En ese año, Jesús

dente y probablemente tambiéninfluyó el ambiente de fiesta que sevivía en esa semana presanfermine-ra. Siempre se pensaba que Pam-plona era la ciudad adecuada, por elrespeto del público que había acu-dido por las buenas, no del públicoque tenía una ideología contraria.Fue una acogida abrumadoramentepositiva. No es normal que se lleneel Anaitasuna para ver una actua-ción de música minimalista. Losmúsicos no estaban acostumbradosa esa afluencia masiva de gente que,además, dicho sea de paso, no sabíalo que se iba a encontrar, iba por puracuriosidad.¿Cómo confeccionaron un pro-grama tan ambicioso? – En realidad los criterios que segui-mos entonces fueron los mismos quesiempre seguía Alea: mostrar el artedel presente y ofrecer además unavisión certera sobre el arte del pasa-do más inmediato, lo más descono-cido, incluyendo actividades delmayor número de culturas posibles.El festival ofrecía diapositivas e imá-

genes de las vanguardias artísti-cas más significativas y al mismotiempo se podía escuchar la músi-ca de esos años, lo mismo que enel cine. La gente se portó de unamanera muy generosa y nos cediómaterial muy valioso con la únicacondición de que lleváramos téc-nicos que lo montasen y lo cuida-sen. Se pretendía echar una vistahacia el pasado en lo que podíatener de origen de nuestro pre-sente. En Pamplona se mostró arterealizado por ordenador y se vio elprimer conceptual. Obvio decirque mi tarea no fue la de solidari-dad estética sino la de honradezinformativa, mostrar lo que pare-cía que en aquel momento empe-zaba a sonar con una cierta vero-similitud.Cuando se dio luz verde al pro-

yecto ¿se puso algun tipo de cor-tapisa o se dejó plena confianza?– Se dejó confianza en lo que se refie-re a lo artístico. En lo que se refierea la ayuda económica del asuntohubo deserciones muy graves, peroprefiero no hablar de ello. Lo que sisé es que al margen de que el Ayun-tamiento nos cediese salas, materia-les y personal especializado, el restode los gastos económicos corrió casiúnicamente a cuenta de los Huarte.Pienso que esa falta de apoyo no sedebió a una imprevisión económica,sino a que determinada gente, quepensó que Los Encuentros iban a seruna cosa y se encontró con otra, sedesenganchó del proyecto, pero ésees un capítulo muy triste en el queno quiero entrar. Yo me tengo poruna persona agradecida y a la fami-lia Huarte nunca podré agradecer-les todo lo que ha hecho por nosotros,pero también tengo buena memoriapara las ofensas y hay cosas que noolvido aunque no las mencione.

Huarte tuvo la idea de hacer unaespecie de regalo a la ciudad de Pam-plona en memoria de Don Félix,recientemente fallecido. Así, en octu-bre del 71, varias fuerzas vivas de laciudad se reunieron en la residenciafamiliar de los Huarte, en Villa Adria-na, dieron luz verde a los Encuentrosy se aprobó un presupuesto de blo-que. Yo me tuve que sacar de la man-ga en esos siete meses un programa.En realidad los Encuentros erancomo un regalo de una serie de fuer-zas vivas a la ciudad, un regalo decaracterísticas especiales centradoen el arte actual.¿Era Pamplona en vísperas de SanFermín la ciudad adecuada paraabrir las puertas de las vanguar-dias?– En cuanto a tamaño, Pamplona erala ideal, porque se trataba de hacermuchas actividades en la calle y enmedios inhabituales, algo que enMadrid o Barcelona hubiese pasadodesapercibido en Pamplona tuvo ungran protagonismo. El programafuncionó de una manera contun-

Ocupar culturalmente una ciudad tendría riesgos.– No hay que exagerar por-que realmente la ciudadtampoco estaba ocupada.Había autoridades que esta-ban muy nerviosas con los ries-gos que al parecer se corrían.Nosotros teníamos que ir todoslos días a la hora de comer a dar-le la novedad al representantedel Ministerio de Informacióny Turismo de Pamplona paraque él juzgase si lo que iba apasar estaba dentro de las nor-mas o no. Si no recuerdo mal,creo que sólo se prohibió una delas actividades, aunque otras sesabotearon. ¿Qué sectores se oponían alos Encuentros?– No voy a hablar de ello. Habíagente que tenía consignas queseguir. Cuando yo organicé losEncuentros pequé de ingenuo,pero nunca pensé en la reaccióntan pasional que desataron y nise me ocurrió prever que iba aver un enfrentamiento crudo,algo que para mí subraya la gran

capacidad dereacción que

puede tener elarte vivo.

¿Cuál fue la reac-ción de la crítica de

entonces?–Si yo recuerdo bien, la crí-tica se dividió, en líneasgenerales, en dos grandes

apartados, uno mucho mayorque el otro. La crítica menor fuede absoluto desconcierto, de nosaber qué estaba pasando ni aqué correspondía nada, perorespetuosa, no condenaba. Perola gran mayoría lo politizó todoy la crítica más izquierdista lodemolió. Éramos los lacayos delcapital. Mundo obrero decíaque estábamos intentando pre-sentar una imagen permisivade una España dictatorial; otrosdecían que los Huarte, que tení-an tantos problemas en susempresas, por qué dedicabansu dinero a estas estupidecesdel arte en lugar de atender asu responsabilidad social, etc...Gente que saludase aquellocomo lo que luego dicen que hasido no recuerdo a nadie. Perolos que firmaron algunas deesas críticas o intervinieron endeterminadas acciones hoy endía ocupan puestos importan-tes y eso da mucha risa.

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO REVISTA , EL DOMINGO 25.06.1997

Entrevistas

“FUE UNA EXPERIENCIA MUY DURA DE LA QUE NO CONSERVOMUY BUENOS RECUERDOS”

¿Qué supusieron los Encuentrosdesde el punto de vista cultural,realmente abrieron nuevas puer-tas a la creación en España?– Lo que sí se abrió fue la puerta dela información y se ofreció la posi-bilidad de conocer una serie de cosasmuy variadas que supusieron ungran choque para la gente joven quetodavía no había tenido acceso aellas. La hipersensibilidad de esemomento en nuestro país, la sensa-ción de que algo tenía que pasar por-que no se podía seguir así hizo quelos Encuentros cayeran en una socie-dad muy abierta a cualquier fórmu-la de novedad. Yo lo que hice fueordenar lo que conocíamos de sobray ponerlo al alcance de mucha gen-te. Los Encuentros impactaron porla dimensión y la concentración deactos, porque lo mismo que se vio enPamplona se podía encontar en esosaños en París.A nivel personal ¿qué recuerdo lequeda de aquella intensa expe-riencia?– Es un recuerdo muy duro. Es unaexperiencia que no repetiría por nada.Ya estaba decidido a no repetirla a lavista de cómo se torció todo cuandoconcluyeron los Encuentros, que sesaldaron con el espanto que fue elsecuestro de Felipe Huarte. Fue unaexperiencia muy dura de la que yo

salí bastante rebotado, por lo que notengo muy buenos recuerdos de aque-llo. Esto sonará fuerte pero de ante-mano pido disculpas. Todos fuimosmuy generosos, los Huarte pusieronlos medios y nosotros lo que sabía-mos y pensábamos que era mejor. Larespuesta positiva ha venido hacemenos de diez años. Durante esosaños intermedios o no se habló de losEncuentros o lo que se dijo fue uncúmulo de insultos y de malos tratos.¿Tan duros han sido los ataques?– Una vez concluidos vino lo peorpara todos los que nos habiamosimplicado. Quedó clara esa verdadde que el arte es un reflejo de nues-tra realidad y que ataca la seguridadde una serie de personas que prefie-ren refugiarse en el pasado y reac-cionan de manera violenta no con-tra el arte sino contra quien loorganiza se hizo cierta. Después delos Encuentros yo me quedé con eldía y la noche. Al poco tiempo se pro-dujo el secuestro de Felipe Huarte yla familia decidió suspender las acti-vidades de Alea y yo tuve que mar-charme a Estados Unidos de profe-sor. Se había hablado ya de lospróximos encuentros con carácterbianual. En realidad con el tiempoha sido positivo porque mi marchade España me permitió conocercosas nuevas.

LUIS DE PABLOORGANIZADOR

“SE NOS ACUSÓ DE PRESENTARUNA IMAGEN PERMISIVA DE UNA ESPAÑA DICTATORIAL”

8 — REENCUENTROS DEL 2015 Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 8

Page 9: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

Javier Rouzaut era en aqueljunio de 1972 el alcalde acci-dental de Pamplona, por lo

que le tocó vivir los Encuentros des-de una situación de privilegio, conun ojo puesto en los espectáculosque se sucedían por la ciudad y otrosiempre alerta por lo que podríapasar. Ahora, 25 años después dis-fruta hablando de lo que acontecióen su ciudad en aquellos días y creeque fue una oportunidad única paraPamplona, un acontecimiento mag-no e inédito que dio a la capital nava-rra un fuerte impulso de cara al exte-

rior. También recuerda lasamenazas de bomba, lasexplosiones y los sabotajes,con la tranquilidad que dael paso del tiempo y elhecho de que realmentefueron gestos aislados queno consiguieron cumplirsu objetivo. Por su activi-dad municipal no pudo vermuchos espectáculos peroguarda de aquellos díasgrandes amigos con los quetuvo que tratar gestionan-do todo aquello.

¿Cómo acogió el Ayunta-miento de Pamplona lacelebración de losEncuentros?– En aquel año yo presidía laComisión de Cultura con

Joaquín Sáenz y Auxilio Goñi. ElAyuntamiento no podía colaborareconómicamente con aquel proyec-to, pero veía que tenía que poner susmedios para que se celebrara, por suimportancia cultural y social. Asícedimos todos los locales y dejamosuna sala a disposición de losorganizadores en el propioAyuntamiento. Aquello eraun acontecimiento de unamagnitud insospechada,fresco y abierto que sor-prendería a todos en un añomarcado por las censuraspolíticas. Era la posibilidadde Pamplona para abrirse ala modernidad porque iba aser testigo de todo lo mássignificativo de las van-guardias.

– Lo que me asombra es el impactoque han tenido en Pamplona. Paramucha gente fueron decisivos a lahora de orientar sus carreras, por-que los Encuentros transformaronmucho el ambiente artístico y musi-cal de Pamplona y de todo el país.Pero la crítica fue dura.– Ahora la gente se ha dado cuentaque eso fue una machada única quenadie ha sido capaz de repetir. Nos-otros no sabíamos que iba a pasar ynos lanzamos. A mí no me afectó lacrítica pero Luis de Pablo incluso hatenido amenazas de muerte en estosaños.Por que no se repitieron?– Nuestra idea era hacer una bien-al,pero no podíamos asumir el costeen solitario por más tiempo. Tuvimosun golpe económiconegativo.¿La política no tuvo quever en esa decisión?–La política lo estropeótodo. Yo pienso que esfundamental separar elarte de la política. LosEncuentros no lo supie-ron separar y ése fue suprincipal fallo. Se hapolitizado todo. Enaquellos años se ligabatodo a la dictadura y sedecía que con la dicta-dura no era posible lacultura, algo ilógico, por-que en esos años habíagrandes artistas.

Se ha dicho que al politizarse tan-to todo el evento, el Ayuntamien-to decidió no financiarlo, ¿fue ésala razón?– Yo no recuerdo que hubiéramoshablado de pagar algo o al menos nohabía ningún documento, por lo queno sé si realmente nos volvimos atrás.Hay que pensar que en aquel enton-ces los Encuentros costaban unos 12millones, el triple que todo el pro-grama completo de San Fermín, ynosotros, como ciudad, no teníamospresupuesto.– Hubo explosiones y amenazas,¿el alcalde recibió alguna ordende acabar con todo?– Recuerdo que el día de la inaugu-ración me avisaron a casa cuandoestaba comiendo para decirme quehabía una bomba en el Labrit y quehabía que aplazar o suspender elacto. Yo me negué. Mandé que revi-saran la zona sin comunicar nada yque desalojaran a la gente sin albo-rotar demasiado. Efectivamente nohubo bomba, más vale, porque erami responsabilidad, y todo comen-zó. El resto de las explosiones, apesar de que nos desagradaronmucho a todos, no causaron malesmayores, por suerte. Yo sentí muchoque unos Encuentros, que podíanhaber convertido a Pamplona en unacita fija con la cultura contemporá-nea, porque ése era el objetivo de losorganizadores, se vinieran abajo porla política. Yo hice todo lo que pudepara que los Encuentros se celebra-ran porque los veíamos como unaventana abierta a la modernidad, eraver a través del arte y la música lalibertad con la que soñábamos.

“AQUELLO FUE UNAMACHADA ÚNICA QUENADIE HA SIDO CAPAZDE REPETIR. NOSOTROSNO SABÍAMOS QUÉ IBAA PASAR Y NOSLANZAMOS”

“FUERON UNA VENTANAABIERTA A LA MODERNIDAD”

L a familia Huarte cubriótodos los gastos de losEncuentros del 72. Elabandono inesperado de

la Diputación y del Ayuntamiento,que se habían comprometido pre-viamente a cubrir el presupuesto atres bandas, les convirtió en el sus-tento de un proyecto cultural quehizo historia. Juan Huarte, uno delos responsables de los Encuentros,los recuerda hoy con un sabor agri-dulce. Amargo por la politización ydulce por el gran impacto que cau-saron en el mundo cultural españolde los años 70.

¿Por qué se decidió la familiaHuarte a financiar en solitario losEncuentros?– En realidad los Encuentros fueronel final de una larga trayectoria comomecenas. Entonces, en los años 60 y70, nosotros teníamos un grupo deempresas, que era muy potente, y,con plena libertad, cada empresa des-tinaba una parte de sus beneficios ala creación del Fondo de RelacionesPúblicas e Integración Social, desdeel que se ofrecían una serie de apo-yos benéficos y culturales. Desde losaños 60 nosotros apoyábamos eco-nómicamente al grupo Alea, de Luisde Pablo, que cogió una gran rele-vancia a nivel de música electrónicaen España. Fue mi hermano el queun día le propuso a Luis hacer algoespecial para Pamplona, porque has-ta ese momento habíamos patroci-nado todo en Madrid y casi nada enNavarra,que era nuestra tierra. Asíse le ocurrió montar los Encuentros,que armaron un follón del demonio.¿Pensaron alguna vez en que cau-sarían tanta polémica?– Cuando Luis hizo el programa losometimos al dictamen del Ayunta-miento y la Diputación, pero final-mente se retiraron, creo que porquese politizaron y por los intentos desabotearlos, que llegaron desde laextrema derecha pero, sobre todo,desde el partido comunista que diola consigna completamente dispa-ratada de que con la dictadura nopodía haber cultura. Yo tuve una dis-cusión a gritos con Castilla del Pino

en la que yo le decía a ver por qué elpueblo de Pamplona no podía teneracceso a información. Se organizótambién la trampa del cuadro de Dio-nisio Blanco, que retiré del Museoporque aquello era una canallada. Elhabía retratado una imagen de Fran-co con los grises cargando contra losobreros. Me llamó el Gobernador yme dijo que se habían autorizado losEncuentros pero que nosotros éra-mos los que respondíamos del orden.Por eso teníamos que ir antes de cadaacto a ver si todo estaba en orden. Enel caso de Dionisio me parecía inno-ble y una canallada que un hombrefuera a la cárcel por un gesto seme-jante. La Policía realizaba los con-troles lógicos, pero los responsablesde mantener el orden público éra-mos nosotros.Hubo momentos tensos.– Había venido gente de todas par-tes y Pamplona no estaba prepara-da para recibirla. A Pamplona, queno se había preparado nada, le cogióun poco con asombro. Recuerdo unode los actos más multitudinarios enel Labrit con Luc Ferrari y el EquipoCrónica. Yo pensaba que la gente nose iba a controlar y que iba a veralgún follón, pero al final no pasónada. En la carpa también se vivieronescenas tensas porque era un lugaren el que, si ocurría algo cuandohabía miles de personas dentro,podría suceder cualquier catástrofe.¿Cree que fueron trascendentalespara la cultura?

JUAN HUARTEPATROCINADOR

JAVIER ROUZAUTALCALDE

Diario de Noticias — Jueves, 22 de enero de 2015 REENCUENTROS DEL 2015 — 9

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 9

Page 10: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

verdad es que recuerdo más todo lospolítico y social que lo rodeó”.

En lo que se refiere al arte vasco,Osés asegura que “el arte vasco erauna muestra de lo que se estabahaciendo, algo que en Pamplona seacercaba bastante a lo que es el pop,diferente de la abstracción que seestaba dando en otros sitios. En defi-nitiva, estábamos haciendo algo quepara mí eramás vivo”. Sin embargo,Osés diferencia entre los pintoresvascos y los de Pamplona. “Los vas-cos estaban mucho más organiza-dos. Los de Pamplona éramosmucho más jóvenes, acabábamosde llegar a este mundillo”. Además,Pedro Osés puntualiza que “enton-ces había cosas más atrevidas,mucha más gente se movía en el pla-no de la experimentación”. En cual-quier caso, “la reacción de la gentefuede sorpresa total -afirma-. Pam-plona estaba invadida por el arte. Alos conservadores les parecía inso-portable porque era, según ellos, unmontaje de la izquierda revolucio-naria. A los que éramos más jóve-

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO REVISTA , EL DOMINGO 25.06.1997

Testimonios

UN RECUERDOMARCADOPOR LOS

INCIDENTESXabier Morrás fue uno de los

tres artistas navarros esco-gidos para formar parte de

los Encuentros del 72 desde un pri-mer momento, junto a Pedro Osés eIsabel Baquedano. Morrás todavíarecuerda que “un día se dejaron caerpor Pamplona Luis de Pablo y JoséLuis Alexanco y dijeron que se ibana celebrar unos encuentros de artecontemporáneo, dentro de los cua-les habría una parte dedicada al artevasco, financiados por la familiaHuarte, el Ayuntamiento de Pam-plona y Diputación”. Aparte de todaslas innovaciones y tendencias cultu-rales que durante los encuentros sepudieron observar, a Morrás le mar-có especialmente el descubrimientode la Ciudadela. “Cuando los organi-zadores llegaron a Pamplona, nodudaron en convertirla en uno de losescenarios para los encuentros. Sequedaron asombrados y los que lahabíamos tenido ahí siempre, lamiramos como si la viéramos porprimera vez”. En cualquier caso,paraMorrás fue definitivo que los encuen-tros fueran diseñados por unos artis-tas.

“Eso se notó durante los ocho días.Fue extraordinario comprobar cómose combinaba la cultura de elite conotros actos populares y el resultadoera fantástico”. Sin embargo, Morráspuntualiza que “fue una pena que losencuentros llegaran a Pamplona tanelaborados. No se pidió para nadanuestra opinión, y eso que no dejóde ser agradable el hecho de que yacontaran con nosotros sin ni tansiquiera habérnoslo consultado. Loque ocurrió es que los organizado-res estaban tan excitados con suspropias ideas, que no veían nadamás”. Además, la censura existentepor aquel entonces, obligó a que Dio-nisio Blanco descolgara una de susobras. “Era un cuadro en el que seadivinaba el rostro silueteado deFranco, la Policía cargando y algu-nos presos en la cárcel. Esto hizo queenseguida hubiera una asamblea deartistas vascos. La verdad es que fuealgo que crispó mucho los nervios.Por otro lado, a mí no me dijerondirectamente que tenía que retirarmi obra, pero me lo insinuaron. Poreso, decidí sustituirla por otra, ya queyo entendía que la temática era unpoco terrible, algo así como un sím-bolo de la procesión”.

Otro de los grandes descubri-mientos de Morrás durante la cele-bración de los encuentros fue “vercómo el arte vivo transformaba ladinámica de la ciudad -asegura-. Dehecho, el horizonte cultural de Pam-plona podría haber cambiado, yaque, para muchos artistas fue un alu-vión de posibilidades. A mí me

Francisco Zubiaur era un cha-val inquieto en 1972, intere-sado principalmente por el

cine. Al recordar aquellos encuen-tros, Zubiaur no duda en calificarloscomo “un revulsivo muy grande queplasmó experiencias vanguardistasen las calles de una ciudad conser-vadora”. Sin embargo, a este técnicodel Museo de Navarra le parece que“era algo que ya venía preparándoseen la ciudad. De hecho, las salas dela CAMP y de la CAN ofrecían alpúblico pamplonés una gran varie-dad de exposiciones. Todo esto pro-pició un clima favorable para la cele-bración de los Encuentros del 72”.

Por otro lado, Zubiaur destaca que“por una vez, se pusieron de acuerdolas instituciones públicas (Diputacióny Ayuntamiento) y una entidad pri-vada (la familia Huarte). Esto hoy nosería posible ya que no hay una cul-

tura de la colaboración”. De aquellosocho días en los que la cultura inva-dió las calles, Francisco Javier Zubiaurasegura que “me llamaron la aten-ción el cine experimental de Sistiaga,las películas japonesas tipo a lo que seconoce como cine ojo y también todolo que se pudo contemplar sobre cinevanguardista y abstracto. Además,también fue muy interesante un con-cierto de txalaparta que se ofreció enel museo, donde se encontraba laexposición de arte vasco. Era algo muynuestro pero a la vez un gran desco-nocido”. Además, “sorprendió muchoel arte en la calle -asegura Zubiaur- yel ver cómo una cúpula se hinchabacomo si fuera un circo”.

Al echar la vista atrás, Zubiaurreconoce que “aquellos encuentroscuestionaron muchos aspectos de lacultura. De hecho,yo creo que lainquietud existente entre 1960 y 1972no se ha vuelto a repetir. Ahora hayuna mayor oferta, pero la curiosidady el hambre cultural es menor”. Ade-más, el trasfondo social y político dela época se encargó de aderezar losEncuentros con el día a día de la Espa-

encantó, pero no me sorprendió tan-to, ya que yo había vivido en Londresy en Nueva York. Sin embargo, resul-tó algo efímero que se encontró elcamino cortado”. En cualquier caso,a Morrás no le importaría repetiraquella experiencia. “Aquello fue unreto para todas las ciudades peque-ñas, ya que, cuando intentan orga-nizar algo de tal envergadura, se caeen la ramplonería, y aquella vez nofue así -puntualiza Morrás-. Seríainteresante repetirlo, pero que lo vol-vieran a organizar De Pablo y Ale-xanco. Sería genial”.

2 Un reportaje de Natalia García

Los encuentros del 72 provocaron a intelectuales,artistas y a la gente de a pie. Unos disfrutaron de ellos,

otros quisieron hundirlos y muchos no entendieronnada de nada. Estas son algunas de las impresiones

que recuerdan quienes los vivieron

LOS MUÑECOS DELEQUIPO CRÓNICA GOZARON DE LA ACEPTACIÓN DE CASI TODOS, YA QUE ALUDÍAN, DE FORMA ORIGINAL, A LA FUERTE PRESENCIA POLICIAL EN EL DÍA A DÍA DURANTE LA DICTADURA

Xabier MorrásPINTOR

Pedro OsésPINTOR

F. Javier ZubiaurTÉCNICO DEL MUSEO DE NAVARRA

“De los Encuentros del 72hay que distinguir dosaspectos: la parte artís-

tica, por un lado, y el trasfondo polí-tico, por otro, aunque en aquella épo-ca eran cosas inseparables -asegurael pintor Pedro Osés-. Por eso, todoaquello mezclado acabó en unauténtico desmadre que derivó enla suspensión de los actos, comocabía esperar”. Osés confiesa que“me parecieron interesantes, perono tanto. Además, yo creo que se ledio unamayor relevancia a la músi-ca. Por otro lado, se pudieron ver fil-maciones que en aquel entonceseran el sumun. En realidad, fue unaluvión de información tan grandeque no dabas a basto”. En cualquiercaso, “el ambiente de ebullición, laépoca de cambio que estábamosviviendo favoreció los encuentros.Yo tengo aquello muy olvidado, la

nes nos parecía que se encontrabadentro de un cambio más global. Laverdad es que durante todos losEncuentros se respiró un ciertoambiente de miedo por lo que pudie-ra pasar”. De todas formas, paraPedro Osés resulta evidente que“había gente empeñada en hundir-lo y otros, en utilizarlo. A mí merebasaba lo que esta ocurriendo.Una cosa era que participaras delmovimiento político y social y otraque tu obra fuera por ahí. Aquellofue fuerte. A mí me marcó de algu-na manera, pero no a mi obra”.

Xabier Morrás

Pedro Osés F. Javier Zubiaur

10 — REENCUENTROS DEL 2015 Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 10

Page 11: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

ña de comienzos de los setenta. “Losconflictos políticos, los dos atenta-dos que cometió ETA, las numerosasy polémicas octavillas que se distri-buyeron aquellos días e incluso losconflictos entre los artistas fueronuna nota más en aquella cita cultu-ral”, asegura Zubiaur.

En cualquier caso, este técnico delMuseo de Navarra no duda al afirmarque “los Encuentros confirmaronunas trayectorias. Para los artistas fuepositivo ver los derroteros de las artes.Además, de esta forma se alimentó lainquietud que la gente llevaba dentroy sirvió de llamada de atención parael resto de ciudades españolas. Es unapena que no hayamos sabido conti-nuar con aquel desafío del 72”.

LA IMAGEN DE UNA CIUDAD CONTROLADAPOLICIALMENTEPRIMA EN EL RECUERDO POR ENCIMA DEL IMPACTOQUE PROVOCARON EN LOS ARTISTAS YCREADORES MUCHOSDE LOS ACTOS PROGRAMADOS

Fancis Bartolozzi reconoce que“por aquel entonces yo mededicaba a otras cosas junto

a mi marido. Sin embargo, recuerdolos Encuentros del 72 como un autén-tico mazazo. Y es que, Pamplona eraun pueblo. A mí misma, aquello medejó desorientada”. De todas formas,esta pintora asegura que “quienes loorganizaron y participaron en ello selo pasaron muy bien, pero tambiénhubo quien aseguró que aquello fueuna indecencia, una tomadura depelo que costaba mucho dinero”. Sinembargo, a Francis el evento en sí, lepareció “muy bien. Todo sucedió enun momento en que la pintura esta-ba empezando a chillar. Mi marido yyo teníamos bastante mundo pornuestro trabajo, pero hubo cosas queno llegamos a comprender. En cier-to modo, todos despertamos con losEncuentros; trajeron aire fresco a laciudad”. De aquellos días, Francis Bar-tolozzi recuerda especialmente unaobra de teatro. “Me impresionó. Fuicon mi hija. El Gayarre estaba reple-to de gente joven que gritaba, que que-ría explayarse. Fue muy bonito. Sinembargo,no había ningún decorado.De repente, sólo veíamos a un grupode chicos en el escenario que no hacíanada. Por un lado, me resultó gra-cioso, pero por otro me cabreaba

comprobar que no había movimien-to ni acción. Cuando acabó, mi hijalo defendía, pero la verdad es que amí me había dejado helada”.

Esta pintora confirma que “algu-nos fueron a destruir los encuentrosporque no los entendían. Sin embar-go, yo, desde las páginas de ArribaEspaña, escribí sobre los mismos enclave de humor”. En cualquier caso,Francis constata que “se rompieronfronteras y permitieron que pasaranideas. Se adelantaron a un época ydejaron una simiente”.

Francis BartolozziPINTORA

Pedro Manterola era por aquelentonces crítico de Diario deNavarra. Manterola se había

comprometido con el diario en escri-bir un artículo cada día. Sin embar-go, sólo lo hizo una vez porque sesolidarizó con el devenir de los acon-tecimientos y decidió dejar de escri-bir. “El periódico no dijo nada por-que entonces me pagaban unamiseria”, asegura. Para él no cabeninguna duda: “La exposición de artevasco estaba fuera de contexto. Ade-más, las vanguardias del arte vascono tenían nada que ver con aquello.Fue una incongruencia, pero había

que incluirlo ya que la familia Huar-te siempre había estado vinculada alarte vasco”. De hecho, Manterola ase-gura que “los vascos se sentían mar-ginados. Estuvieron espectadores delresto”. Por otro lado, este pintor seña-la que “la sociedad estaba estupe-facta. Pamplona era tan conserva-dora...”. Además, Manterola tienemuy claro que “no se ha repetido por-que aquello fue terrible. Todo eracontradictorio. Juan Huarte estuvovenga pelear y se le debieron quitarlas ganas de volver a organizar algosemejante. Además, fue algo que cos-tó mucho dinero”.

Con el transcurso de estos 25 años,Manterola asegura que “lo único quequeda de aquello es lo que estaba enla exposición de arte vasco: bombas,manifiestos, censura... Además, JuanHuarte atribuía a los artistas vascosseguir consignas del PC e incluso lesacusaba de querer echarlo todo aba-jo”. Manterola también echa en fal-ta que “no se hubiera celebrado undebate entre los dos conceptos demodernidad que allí se vieron: lasvanguardias y el arte vasco. Eran dosposiciones antagónicas. Me habríagustado discutirlo”. En cualquiercaso, Manterola asegura que “losacontecimientos fueron un granbeneficio para los Encuentros. Lesdieron una mayor intensidad y encar-naron con los problemas cotidianosde la época. La censura hizo ver queel enemigo estaba ahí y el atentadole confirió un dramatismo que vinomuy bien”.

Pedro ManterolaPINTOR

Por aquel entonces ArantzaZozaya era delegada de la fil-moteca nacional en Pamplo-

na, crítica de cine, presidenta del cineclub Lux y estaba elaborando unaenciclopedia de cine para la editorialSalvat. “Aquellos encuentros eran tanimportantes para nosotros,que la edi-torial nos liberó de trabajar parapoder disfrutar de los mismos”.Arantza reconoce que “los encuen-tros fueron un auténtico terremotoen Pamplona. Su éxito se debió a tresfactores: la avalancha creativa quevino de fuera; la tensión sociopolíti-ca y expectante del momento; y elsentido subterráneo de transgresióny curiosidad permanente existenteen Pamplona. Este último factor fueel catalizador que produjo la autén-tica explosión”.

En lo que se refiere al cine, Zoza-ya puntualiza que “los encuentrossirvieron para acercar un cine delenguaje vanguardista, realizado porno profesionales. Entre sus autoresdestacaron Balerdi, Sistiaga, JavierAguirre...”.

Durante los días de los encuen-tros, hubo tres focos de difusión: elcine Avenida, el Príncipe de Viana yel Carlos III. “En el cine Avenida -recuerda Arantza-, se expuso unaletanía de diapositivas de plástica

de los últimos años. El Príncipe deViana sirvió para proyecciones orde-nadas, con una cierta temporaliza-ción, entre las que se encontrabanobras de Javier Aguirre, Valcarcel oSistiaga. De este último me impre-sionó especialmente una película,cuyo nombre respondía a un soni-quete de la mutildantza, y que esta-ba pintada directamente sobre elceluloide. Por otro lado, Valcarcelhizo una transcripción visual de lanovela La Celosía. Sólo nos queda-mos hasta el final unas seis perso-nas, que acabamos con conjuntivitispor el esfuerzo que requería leercada página en la pantalla. Por últi-mo, en Carlos III se ofreció el cinemás vanguardista”. De esta for-ma,Zozaya concluye que el cine fueun intento de “rasgar la pantalla delcine convencional y presentar quépodía ser el cine. Los encuentrosplantearon utopías realizables”.

Arantza ZozayaFILMOTECA NACIONAL

Para Alberto Zozaya, miem-bro de Saide, los Encuentrosdel 72 fueron “el ridículo más

espantoso y el dinero peor gastadodel Ayuntamiento de Pamplona”. Poreso, Zozaya puntualiza que “me pare-ció ridículo. Todavía recuerdo cómome pusieron los cines aquellos tipa-rracos con letreros que, en lugar deponer Gora ETA, decían Estoy seña-lizando Pamplona. Anda que no noscostó nada limpiarlos...”. Por todoello, Zozaya asegura que “no recuer-do los incidentes sociopolíticos delmomento. Creo que hubo un atenta-do contra el monumento de Sanjur-jo, pero es que al pobrecillo nos lohan machacado cada dos por tres”.

Alberto ZozayaDE SAIDE

La participación de Pedro Sala-berri no estaba prevista enun primer momento, pero a

Xabier Morrás le pareció que larepresentación de artistas navarrosera escasa y sugirió su participación.Salaberri confiesa que “yo estabasuperado por todo lo que rodeabalos encuentros. No tenía la forma-ción política adecuada. La verdad esque estaba más preocupado por pin-tar y me abrumaba que en los

encuentros hubiera gente empeña-da en retirar obras”. Sin embargoeste pintor asegura que “lo que setrajo rompía con la Pamplona eincluso con la España de entonces.Nuestra ciudad iba despertando enmateria de artes y los artistas ape-nas habíamos visto nada. Estábamosabrumados. Había tantas cosas queno las podías abarcar y muchas queno llegabas a entender, como ocu-rría con la poesía visual y el arte con-ceptual”. En cualquier caso, paraPedro Salaberri lo más impactantefueron los muñecos del equipo Cró-nica. “Se convertían en policíassecretas. Fue una forma muy inge-niosa de cuestionar la dictadura,pero sólo utilizando el ejercicio dela libertad”. Salaberri confirma que“en aquella época éramos más recep-tivos pero no estábamos más pre-parados. La verdad es que ahora escuando puedo explicar aquellosencuentros y comprenderlos.

De hecho, algunas de las cosas queen aquella ocasión me superaron,como ocurrió con un tipo de danza,ahorame fascinan”. Una de las con-clusiones que Salaberri extrae deaquel encuentro cultural es que “fueinteresante pero no supimos asimi-larlo bien. Fue un momento históri-co en el que las fuerzas sociales apos-taban por la apertura y el artetambién lo hacía. Era un signo vivode que las artes querían expresarse.En realidad, entonces se dieron cuen-ta de que el arte podía ser peligrosopara el régimen. El caso es que al finallos encuentros fueron utilizados pormucha gente para conseguir finesconcretos”. “Uno de los hechos porlos que no se ha vuelto a repetir fueel secuestro de Felipe Huarte por par-te de ETA. Fue uno de sus miserablesfavores. Los Huarte eran una fami-lia que apoyaba al arte vasco y elloshicieron que se marcharan”.

Pedro SalaberriPINTOR

PARA MUCHOS ARTISTAS, ÉSTA FUE UNA EXCELENTE OPORTUNIDAD PARAVER LOS DERROTEROSPOR LOS QUE DISCU-RRÍA EL ARTE EN OTROS LUGARES.EL ARTE VANGUARDIS-TA SE HIZO CON LAS CALLES DE UNA CIU-DAD CONSERVADORA

Francis Bartolozzi

Pedro Manterola

Pedro Salaberri

Arantza Zozaya

Diario de Noticias — Jueves, 22 de enero de 2015 REENCUENTROS DEL 2015 — 11

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 11

Page 12: MUN NOTICIAS.qxp DNOTICIAS2013

Un “hito histórico que tuvo un ecomuy interesante para los nava-rros”. Así califica el pintor JoséAntonio Sistiaga (San Sebastián,

1932) los Encuentros del 72, de los que fil-mó parte del ambiente. Una película inaca-bada que se proyectó ayer por 1ª vez públi-camente en los cines Carlos III El pintorJosé Antonio Sistiaga, ayer en el casco vie-jo de Pamplona.

Después de treinta y tantos años en suslatas de 16 mm, se ven aquellas imáge-nes que captó en los Encuentros de 1972.¿Qué sensación le produce que se vean yademás en Pamplona?– Habría que preguntarles a los pamplo-neses qué les parece... Algunos se verán,otros quizá se queden decepcionados o sesorprendan y digan pero si aquello fue másgrande... Claro, yo iba con mi cámara y almismo tiempo estaban sucediendo en doso tres lugares diferentes otras cosas que nopude grabar porque no estaba allí. Es unafilmación muy libre, en la que se ven cier-tas actividades culturales y al público. Esun recordar de amigos, de conocidos.¿Quiénes aparecen en la grabación?– El escultor Remigio Mendiburu, al que sele ve unos instantes; el pintor Rafael RuizBalerdi, el fallecido Santiago Amón, losmúsicos Steve Reich y John Cage, ErnestCunningham, bailarinas, el grupo artísticoKathakali de Kerala, arquitectos de Navarray San Sebastián... Aquello era como unpaseo muy grande que duró una semana,en el cual la gente iba yendo y viniendo poruna gran avenida que era el paseo de Sara-sate.¿Qué ambiente se respiraba?– El ambiente era en unos casos de efusiónde alegría, de sorpresa, en otros se percibíaa gente molesta por lo que veía o por la reac-ción de algunos.Por ejemplo, cuando se pro-yectó mi película pintada, totalmente muda,igual alguien hablaba y otro le replicaba:cállate que molestas, y se enzarzaban... Perosin gamberradas, era un ambiente de jol-gorio, de folclore. En aquellos Encuentrossucedieron muchas cosas que para muchosfueron un descubrimiento enorme. Fueronun hito y tuvieron un eco muy interesantepara los navarros. No es que todo fuese posi-tivo o todo negativo, es que hubo personasque por su sensibilidad, captaron allí algoque les hizo dirigir su vida hacia un cami-no que no habían intuido antes. Por ejem-plo, el crítico Javier Maderuelo escribe enel catálogo por los 25 años de los Encuen-tros que gracias a aquel evento que acogióPamplona en el 72 él pudo dedicarse a lamúsica. Es suficiente que una personaencuentre una motivación para que todoaquello que se hizo en aquel momento ten-ga un sentido.En medio de aquel ambiente, ¿cómo sedecidió a filmar?– La poetisa Blanca Calparsoro me prestóuna cámara de 16 milímetros de cuerda queno captaba ni el sonido, recuerdo que medijo: mira, te la puedes quedar. Decidí cap-

tar todo lo que podía, era lo que me intere-saba. Hacer una filmación de lo que fueaquello que quedase para mí y que luegopudiese servir a los demás.Tengo más material filmado, lo que grabées el doble de lo que se exhibe ahora enPamplona.¿Y tiene intención de juntarlo?– Posiblemente se haga un nuevo montaje;ahora, con el tiempo, veo que hay interéspor que se vean otras imágenes. En la pelí-cula inacabada se muestran también imá-genes del encierro de San Fermín, ¿por quélas incluyó? Entre los Encuentros y el encie-rro hubo una semana de vacío, y los uníporque las consideraba dos expresionesculturales diferentes en un mismo lugar.Me vine todas las mañanas de San Fermína filmar el encierro, cada día desde un lugardistinto. Grabé un momento de tensión enuna de las carre-ras: había tantagente acumula-da a la entradade la plaza detoros que losanimales nopodían pasar,así que tuvie-ron que hacer-les retroceder yla gente quevenía paraentrar en laplaza detrás delos toros se losencontraba denuevo de fren-te por sopre-sa...Como su pelí-cula, tam-bién el sueñoque perse-guían losEncuentrosde convertira Pamplonaen referentec u l t u r a linternacio-nal es unsueño inconcluso...– Bueno, lo que está claro es que si alguienquiere hacer una referencia de lo quesucedía entonces culturalmente, elhecho más importante que se diodurante muchísimos años fueron losEncuentros de Pamplona.Sí, pero hoy Pamplona no es unreferente cultural.– Eso depende de los pamploneses. Pue-den sucederse declaraciones artísticasque sean un equivalente a los EncuentrosdePamplona, pero si esperamos a que noslas traigan... muchas veces hay que buscar-las. Moverse, salir. En los 60 y 70 nosotroshacíamos tertulias culturales a las que vení-an incluso médicos y abogados, había uninterés que se generaba de abajo arriba. Aho-ra la cultura se le deja a los gobiernos, y losgobiernos son funcionarios que cambiancada equis años. Además, dudo de que lospolíticos sean gente que sepan decir no don-de hay que decir no, y sí donde hay que decirsí.

Pero entre la gente parece haber muer-to la sed de conocimiento, la sed altruis-ta de cultura. Hoy el arte es negocio, yparece difícil que alguien arriesgue tan-to como lo hizo en su momento la fami-lia Huarte.– Aquello se explica porque la pasión por lacultura que tenía la familia Huarte, y hablode Juan, Maria Josefa y sus hermanos, erauna pasión real. La ayuda a Jorge Oteiza ,aMendiburu, Balerdi, Chillida... Los Huarteeran gente muy intuitiva e inteligente a lahora de ver el arte. Pero lo más importan-te es que apoyaban obras no de artistas enese momento conocidos, sino de artistasque empezaban a surgir. Y eso es lo másdifícil. La familia Huarte ha hecho por lacultura muchísimo más que todo el gobier-no franquista. Hoy, gente con medios eco-nómicos como ellos hay muchísima, perogente con cabeza para el arte, poquísima.

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA SECCIÓN MIRARTEEL JUEVES 19.02.2009

“Que Pamplona sea hoy o no

referente cultural depende de lospamploneses”

“LOS ENCUENTROSDESCUBRIERON AMUCHOS UN CAMINO, EL DEL ARTE, QUE ANTES NI INTUÍAN ”

“HOY HAY MUCHA GENTE CON EL DINERO DE LOS HUARTE, PERO

POQUÍSIMA CON CABEZA PARA EL ARTE”

José Antonio SistiagaAUTOR DEL DOCUMENTAL ‘ENCUENTROS 1972, PAMPLONA’

2 Paula Echeverría f Iban Aguinaga

12 — REENCUENTROS DEL 2015 Diario de Noticias —Domingo, 25 de junio de 1997

MUN_NOTICIAS.qxp_DNOTICIAS2013 20/01/15 10:56 Página 12