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N-20090621 El Cardenal Mendoza (1 ) En 1428, Pedro González de Mendoza nace el 3 de mayo en la villa de Guadalajara. Es el quinto hijo del Marqués de Santillana, don Iñigo López de Mendoza y de Catalina Suárez de Figueroa. Su niñez y adolescencia transcurre en Guadalajara. En 1442, con 16 años de edad, marcha a Toledo, donde su tío Gutierre Álvarez de Toledo es el Arzobispo Primado de dicha ciudad. Sus estudios versarán en latín, Historia y Retórica. En 1445, tras la muerte de su tío, regresa a Guadalajara. En 1446, se traslada al centro del saber en la España de éste momento: la Universidad de Salamanca, doctorándose en Derecho Civil y Derecho Eclesiástico. En 1452, con 24 años, la influencia de su poderosa familia consigue que entre en la corte de Juan II , donde se le "quería y amaba con grande extremo a don Pedro González de Mendoza, y este, al soberano, e comenzó a seguir en la capilla real". En 1453, muere degollado en Valladolid, el anterior favorito del rey, don Álvaro de Luna, quien no era precisamente santo de las devociones de su familia. En 1454 en mayo, el monarca solicita al Papa para el de Mendoza, los Obispados de Calahorra y de Santo Domingo de la Calzada. Poco después, el rey muere. Los Mendoza se EL Marqués de Santillana, Don Iñigo López de Mendoza, por Jorge Inglés (1455) 1

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El Cardenal Mendoza (1 ) En 1428, Pedro González de Mendoza nace el 3 de mayo en la villa de Guadalajara. Es el quinto hijo del Marqués de Santillana, don Iñigo López de Mendoza y de Catalina Suárez de Figueroa. Su niñez y adolescencia transcurre en Guadalajara. En 1442, con 16 años de edad, marcha a Toledo, donde su tío Gutierre Álvarez de Toledo es el Arzobispo Primado de dicha ciudad. Sus estudios versarán en latín, Historia y Retórica.

En 1445, tras la muerte de su tío, regresa a Guadalajara. En 1446, se traslada al centro del saber en la España de éste momento: la Universidad de Salamanca, doctorándose en Derecho Civil y Derecho Eclesiástico. En 1452, con 24 años, la influencia de su poderosa familia consigue que entre en la corte de Juan II , donde se le "quería y amaba con grande extremo a don Pedro González de Mendoza, y este, al soberano, e comenzó a seguir en la capilla real". En 1453, muere degollado en Valladolid, el anterior favorito del rey, don Álvaro de Luna, quien no era precisamente santo de las devociones de su familia.

En 1454 en mayo, el monarca solicita al Papa para el de Mendoza, los Obispados de Calahorra y de Santo Domingo de la Calzada. Poco después, el rey muere. Los Mendoza se traslada a Segovia para ofrecer su lealtad al nuevo monarca, Enrique IV. Estando en Segovia, llega la Bula Papal concediendo a Pedro González de Mendoza el Obispado solicitado por Juan II. A dicha consagración asiste el nuevo soberano. El nuevo prelado se convierte en inseparable del rey, a lo largo de sus recorridos por toda Castilla. En 1456, el obispo Mendoza se traslada hasta Palencia para acompañar a Enrique IV, concertando el matrimonio de don

EL Marqués de Santillana, Don Iñigo López de Mendoza, por

Jorge Inglés (1455)

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Beltrán de la Cueva (1) con su sobrina Beatriz de Ribera. El matrimonio no llega a fructificar debido a la negativa de la hermana del Obispo, María de Mendoza.

En 1457, llega la Bula de la Cruzada, otorgada por el papa Calixto III, que había sido defendida por don Pedro. El cardenal Pedro González suele pasar frecuentes temporadas con su padre, al que admira. En 1458, el 25 de marzo, muere su padre, el Marqués de Santillana, pasando título y mayorazgo a favor de su hermano mayor, Diego Hurtado de Mendoza. Pero Enrique IV no soporta a Diego Hurtado de Mendoza.

En 1459, acusa a la familia Mendoza de conspiración y, por sorpresa, se apodera de la ciudad de Guadalajara y su alcázar. La familia mendocina en pleno, incluido el cardenal Pedro González debe trasladarse a Hita. En 1460, quizás para aplacar la furia real, la familia consiente en casar a María de Mendoza, hija de Diego Hurtado, con don Beltrán de la Cueva, favorito del rey. Se celebran grandes fastos en Guadalajara, que pasa de ser considerada de villa a ciudad, por los buenos oficios ante el rey del Obispo de Calahorra. Las tensiones vuelven con la otorgación por parte del rey del titulo de Maestre de Santiago a don Beltrán de la Cueva. El cardenal Pedro González es un hombre de 32 años, gozando de "gentil persona y de buen rostro y de gracioso donaire y muy buen compuesto y ataviado en ella".

En la Corte, conoce a doña Mencia de Lemos, mujer "hermosísima y de gentil persona, y graciosa y avisada de gran brío", dama de honor de la reina Isabel de Portugal. El flechazo es inmediato. Dos años después nace en Guadalajara el primer fruto de ese amor: don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, el futuro primer Marqués de Ceñete y Conde del Cid. En 1462, en febrero, nace en Madrid la princesa Juana (la Beltraneja). En marzo se celebra el bautizo en Madrid. Los Mendoza se convierten en el más sólido pilar del rey, incluso

acompañándole en dicho evento. Se entra en un período de grandes conspiraciones en Castilla por parte de los nobles contra la autoridad real. En 1467, recibe del rey las "tercias" de Guadalajara.

Don Pedro González de MendozaGran Cardenal de España

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Se celebra la Batalla de Olmedo. Las tropas mendocinas junto a las del bando real derrotan a las del Marqués de Villena. Ese mismo año recibe el Obispado de Sigüenza, diócesis mucho más rica que la de Calahorra. Recibe además la Abadía de la Iglesia Colegial de Valladolid, que vacó por muerte del dominico Fray Juan de Torquemada. Doña Mencia de Lemos, que vive en el Castillo de Manzanares, da a luz a su segundo hijo, Diego Hurtado de Mendoza, futuro Conde de Melito.

En 1469, obtiene el Castillo de Jadraque por permuta con Alonso Carrillo de Acuña a cambio de su villa y Castillo de Maqueda. El cardenal Pedro González de Mendoza acompaña a Enrique IV a

Andalucía para someter a la revuelta. Por indicaciones reales, sus fortificaciones fronterizas con el Reino de Aragón son puestas en guardia. El objetivo es impedir la entrada en Castilla del príncipe Fernando. Pero éste, disfrazado de mulero, burla la vigilancia, entra en Castilla, y el 19 de octubre, contrae matrimonio con la infanta Isabel en Valladolid. Su firme lealtad al monarca es recompensada con la Abadía de

San Zoilo (Carrión de los Condes) por gracia del pontífice Paulo II.

En 1471, muere el Papa Paulo II. El Papa Sixto IV, su sucesor, envía al cardenal don Rodrigo de Borja. El objetivo es para "sosegar las diferencias" entre el monarca y su hermana Isabel. El Obispo de Sigüenza le recibe en su Palacio de Guadalajara, ejerciendo de anfitrión y recorriendo con él las extensas llanuras castellanas. En 1473, la gran amistad que une a los dos hombres, hace que Rodrigo de Borja le hable tan bien al Papa de don Pedro, que éste, el 7 de marzo le nombra Cardenal, con el título de "Santa María in Dominica", al que luego añadirá el de "San Jorge", y posteriormente el de "La Santa Cruz". A finales de marzo, el bonete de Cardenal llega a Guadalajara.

Enrique IV ordena "que se intitulase" Cardenal de España, título que se convirtió en "Gran Cardenal de España", como se le conocerá en adelante a don Pedro González de Mendoza. Este mismo año, y a instancias de Enrique IV ante el Papa Sixto IV, se

Castillo de Manzanares. Residencia de

doña Mencia de Lemos, donde compartía catre con el Cardenal don

Pedro González de Mendoza.

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produce su nombramiento como Arzobispo de Sevilla. Los Mendoza siempre habían sido partidarios y guardianes de los derechos sucesorios de la princesa Juana (la Beltraneja), pero a partir del año 1473, se posicionarán en el bando de la futura reina Isabel (la Católica), siendo piezas clave en la ascensión al trono de ésta.

En 1474, Enrique IV fallece, abandonado de todos, y posiblemente envenenado, en la villa de Madrid. Nombra al Cardenal Pedro González albacea testamentario y disponiendo que "se hiciese de doña Juana (la Beltraneja), lo que él ordenase". Gracias al afecto y la lealtad de Los Mendoza encabezados como grupo familiar por don Pedro González, el rey Enrique IV encuentra un lecho para morir, un

entierro digno y un mausoleo en el Monasterio de Guadalupe donde una lápida al menos cubriera sus restos y explicara brevemente su vida. Inmediatamente se desplaza a Segovia, encontrándose en ella el día de la proclamación de Isabel como Reina de Castilla. En 1475, el día 2 de enero es jurado Fernando de Aragón como rey, en presencia de su esposa Isabel, y del Cardenal Mendoza, iniciándose un período de estrecha colaboración desde entonces con los Reyes Católicos.

En 1476, cambia el bonete por la coraza y comanda el ejército que el 1 de marzo pone sitio a la ciudad de Toro, en lucha contra las huestes de Juana la Beltraneja. El 15 de junio de 1476, Isabel la Católica legitimiza a sus dos hijos (los dos hijos que tuvo el Cardenal con doña Mencia de Lemos (Don Diego Hurtado de Mendoza y don Rodrigo de Vivar y Mendoza). La Reina de Castilla los denominará cariñosamente como "los bellos pecados del Cardenal".

En 1477, es nombrado Abad de Fecamp en Normandía. En 1478, recibe el Obispado de Osma, y además la Abadía de Santa María de Moreruela. El Papa Sixto IV le autoriza para que pueda testar en favor de sus dos hijos. Una de sus facetas quizás menos conocidas, sea la de la creación y puesta en marcha del Santo Oficio de la Inquisición, por encargo especial de los Reyes Católicos. Estando en su archidiócesis de Sevilla con motivo de

Los Reyes Católicos: Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla.

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celebrar el Sexto Concilio Hispalense, se produce, el 30 de junio de 1478, el nacimiento del infante Juan, siendo bautizado por el Gran Cardenal con gran pompa y boato.

En 1482, el 1 de julio muere el Arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo de Acuña. Era habitual entonces que el titular de una diócesis eligiera a su sucesor antes de morir o de trasladarse de sede, siempre con la aprobación de los reyes. La reina Isabel hace llamar al Gran Cardenal, sentándose en una silla que está dispuesta siempre al efecto y que es conocida como "La Silla del Cardenal". La reina, según todos los cronistas le espeta: "Cardenal, el arzobispo don Alonso Carrillo de Acuña os ha legado la silla de Toledo; paréceme que debéis sentaros en ella, que tan vuestra es como ésta", señalando aquella en la que está sentado. Finalmente, Pedro González alcanza el Arzobispado de Toledo, renunciando a todas las diócesis que ya posee, excepto la de Sigüenza.

En 1482, el Cardenal Mendoza hace su entrada en Toledo, acompañado de la reina para tomar posesión de su arzobispado. En1486, recibe la verdadera legitimación de sus hijos de manos del pontífice Inocencio III. En 1487, la reina Isabel lo confirma el 3 y 12 de mayo. Los Reyes Católicos otorgan al Gran Cardenal la competencia de instituir Mayorazgos en favor de sus hijos. En el documento se cita a un tercer hijo del Cardenal, don Juan de Mendoza, hijo de la vallisoletana Inés de Tovar, nacido años después.

En 1490, recibe el Señorío de La Calahorra de manos de Isabel y Fernando, en pago a sus servicios prestados en el desarrollo de la conquista del reino nazarí. Inmediatamente lo dona en la persona de su hijo, Rodrigo de Vivar y Mendoza, quien se convierte de esta forma en el primer Marqués de Zenete. Alonso de Quintanilla facilita que Cristóbal Colón y el Gran Cardenal se conozcan, y éste a su vez se encarga de que Colón plantee su proyecto a los Reyes Católicos. En1493, al regreso del primer viaje de Colón, el Gran Cardenal, Pedro González, introduce a Cristóbal Colón en la nobleza.

En 1494, la salud del Cardenal Mendoza se debilita. Comienza a sentir fuertes dolores en la zona lumbar, que se traduce en un progresivo enflaquecimiento, falta de fuerzas y de apetito (síntomas de cáncer renal), que terminará postrándole en el lecho. En1495, el fatal desenlace se produce el 11 de enero en su Palacio de

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Guadalajara. Su cadáver es trasladado en angarillas hasta la Catedral de Toledo, donde aún se conservan sus cenizas. --------------------ooo0ooo-----------------.

Don Francisco Layna Serrano le retrata así en su "Historia de Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI":

"Fue Pedro González de Mendoza de estatura mediana, más bien delgado pero de fuerte complexión, pues harto mostró su resistencia corporal en la ajetreada vida que llevara años y más años cabalgando continuadamente de una a otra parte del reino; proporcionada disposición de los miembros, gentil presencia y airoso talle... era su rostro de muy buenas formas, gracioso, apacible y muy bien puesto; pelo castaño tirando a negro, suave y no muy abundoso que pronto dejó yerma la mayor parte del cráneo, haciendo así más espaciosa la ya ancha y bien curvada frente limitada por noble entrecejo cobijador de ojos grandes y expresivos cuya mirada afectuosa y acogedora solía tornarse altiva e hiriente cuando la cólera podía más que el freno de la voluntad; la nariz de fino diseño, algo aguileña; a la boca pequeña, bien delineada, con labios carnosos y sensuales, dábala extraordinaria expresión la sonrisa leve, casi imperceptible pero constante, sonrisa amable casi siempre mas en ocasiones enigmática o burlona concertándose con la mirada y la palabra cuya suave modulación daba singular encanto a la charla del cardenal"

Divulgación --------------------------ooo0ooo---------------------------.

(1) Beltrán de la Cueva, presunto padre de Juana “La Beltraneja”

Observación:

El Cardenal Mendoza, siempre estuvo presto, y presto siempre a cumplir el mandato divino:

“crecer y multiplicaros”.

Trazas de la Historia de España // Oviedo, 21 de junio de 2009 Víctor M. Cortijo Rubín de Celis

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