Narrativa de posguerra

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NARRATIVA DE POSGUERRA

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NARRATIVA DE POSGUERRA

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AÑOS 40

• NOV. NACIONALISTA: triunfadores, realismo.• NOV. EXISTENCIAL: Nada  de Carmen Laforet, La familia 

de Pascual Duarte de Camilo José Cela.

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LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE

Nota del transcriptor

Me parece que ha llegado la ocasión de dar a la imprenta las memorias de Pascual Duarte. Haberlas dado antes hubiera sido quizás un poco precipitado; no quise acelerarme en su preparación, porque todas las cosas quieren su tiempo, incluso la corrección de la errada ortografía de un manuscrito, y porque a nada bueno ha de concluir una labor trazada, como quien dice, a uña de caballo. Haberlas dado después, no hubiera tenido, para mí, ninguna justificación; las cosas deben ser mostradas una vez acabadas.

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya. Nací hace ya muchos años -lo menos cincuenta y cinco- en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan, lisa y larga como los días -de una lisura y una largura como usted para su bien, no puede ni figurarse- de un condenado a muerte.

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LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTEEn los primeros años de su vida ya a todos nosotros nos fue dado el conocer que el infeliz, que tonto había nacido, tonto había de morir; tardó año y medio en echar el primer hueso de la boca y cuando lo hizo, tan fuera de su sitio le fine a nacer, que la señora Engracia, que tantas veces fuera nuestra providencia, hubo de tirárselo con un cordel para ver de que no se clavara en la lengua. Hacia los mismos días, y vaya usted a saber si como resultas de la mucha sangre que tragó por lo del diente, la salió un sarampión o sarpullido por el trasero (con perdón) que llegó a ponerle las nalguitas como desolladas y en la carne viva por habérsele mezclado la orina con la pus de las bubas; cuando hubo que curarle lo dolido con vinagre y con sal, la criatura tales lloros se dejaba arrancar que hasta al más duro de corazón hubiera enternecido. Pasó algún tiempo que otro de cierto sosiego, jugando con una botella, que era lo que más le llamaba la atención, o echadito al sol, para que reviviese, en el corral o en la puerta de la calle, y así fue tirando el inocente, unas veces mejor y otras peor, pero ya más tranquilo, hasta que un día -teniendo la criatura cuatro años- la suerte se volvió tan de su contra que, sin haberlo buscado ni deseado, sin a nadie haber molestado y sin haber tentado a Dios, un guarro (con perdón) le comió las dos orejas. Don Raimundo, el boticario, le puso unos polvos amarillitos, de seroformo, y tanta dolor daba el verlo amarillado y sin orejas que todas las vecinas, por llevarle consuelo, le llevaban, las más, un tejeringo los domingos; otras, unas almendras; otras, unas aceitunas en aceite o un poco de chorizo... ¡Pobre Mario, y cómo agradecía, con sus ojos negrillos; los consuelos!

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AÑOS 50

NOVELA SOCIAL: protagonista colectivo. Características

La mirada cambia y se produce un distanciamiento, como si se contemplara la acción con el objetivo de una cámara cinematográfica.

El diálogo ocupa un papel esencial dentro de la narración, ya que la voz del narrador prácticamente desaparece en el intento de eliminar lo subjetivo y los análisis psicológicos de los personajes.

La estructura del relato es el de una narración lineal y busca la simplicidad; hay muy poco uso de la descripción, que va sobre todo dirigida a la introducción de los ambientes en los que se desarrollan las novelas.

La colmena  de Cela, El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, El camino de Miguel Delibes..

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LA COLMENA

Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su enorme trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao (1). Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata (2) por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa (3), cuando está a solas, y bebe ojén (4), buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos, mejor: todo alimenta. Entonces le gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de Andalucía (5).

1 Nos ha merengao: madrileñismo por “nos ha fastidiado”.2 Moneda de plata, con valor de cinco pesetas, acuñada en 1871 con la efigie de Don

Amadeo de Saboya, rey de España entre 1870 y 1873.3 Cajetilla de tabaco de picadura que valía noventa céntimos.4 Ojén: pueblo de la provincia de Málaga que da nombre a un aguardiente dulce.5 Se alude, sin precisión exacta, a crímenes famosos, como el cometido en el tren correo de

Andalucía, en 1924.

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LA COLMENA

Don Leonardo Meléndez debe seis mil duros a Segundo Segura, el limpia. El limpia, que es un grullo, que es igual que un grullo raquítico y entumecido, estuvo ahorrando durante un montón de años para después prestárselo todo a don Leonardo. Le está bien empleado lo que le pasa. Don Leonardo es un punto que vive del sable y de planear negocios que después nunca salen. No es que salgan mal, no; es que, simplemente, no salen, ni bien ni mal. Don Leonardo lleva unas corbatas muy lucidas y se da fijador en el pelo, un fijador muy perfumado que huele desde lejos. Tiene aires de gran señor y un aplomo inmenso, un aplomo de hombre muy corrido. A mí no me parece que la haya corrido demasiado, pero la verdad es que sus ademanes son los de un hombre a quien nunca faltaron cinco duros en la cartera. A los acreedores los trata a patadas y los acreedores le sonríen y le miran con aprecio, por lo menos por fuera. No faltó quien pensara en meterlo en el juzgado y empapelarlo, pero el caso es que hasta ahora nadie había roto el fuego. A don Leonardo, lo que más le gusta decir son dos cosas: palabritas del francés, como por ejemplo, madame, rue y cravate, y también, nosotros los Meléndez. Don Leonardo es un hombre culto, un hombre que denota saber muchas cosas. Juega siempre un par de partiditas de damas y no bebe nunca más que café con leche. A los de las mesas próximas que ve fumando tabaco rubio les dice, muy fino: ¿me da usted un papel de fumar? Quisiera liar un pitillo de picadura, pero me encuentro sin papel. Entonces el otro se confía: no, no gasto. Si quiere usted un pitillo hecho... Don Leonardo pone un gesto ambiguo y tarda unos segundos en responder: bueno, fumaremos rubio por variar. A mí la hebra no me gusta mucho, créame usted. A veces el de al lado le dice no más que: no, papel no tengo, siento no poder complacerle..., y entonces don Leonardo se queda sin fumar.

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LA COLMENA

Estaba enfermo y sin un real, pero se suicidó porque olía a cebolla.-Huele a cebolla que apesta, huele un horror a cebolla.-Cállate, hombre, yo no huelo nada, ¿quieres que abra la ventana?-No, me es igual. El olor no se iría, son las paredes las que huelen a cebolla, las manos me huelen a cebolla.La mujer era la imagen de la paciencia.-¿Quieres lavarte las manos?-No, no quiero, el corazón también me huele a cebolla.-Tranquilízate.-No puedo, huelo a cebolla.-Anda, procura dormir un poco.-No podría, todo me huele a cebolla.-¿Quieres un vaso de leche?-No quiero un vaso de leche. Quisiera morirme. Nada más que morirme, morirme muy deprisa, cada vez huele más a cebolla.-No digas tonterías.-¡Digo lo que me da la gana! ¡Huele a cebolla!El hombre se echó a llorar.-¡Huele a cebolla!-Bueno, hombre, bueno, huele a cebolla.-¡Claro que huele a cebolla! ¡Una peste!La mujer abrió la ventana. El hombre, con los ojos llenos de lágrimas, empezó a gritar.-¡Cierra la ventana! ¡No quiero que se vaya el olor a cebolla!-Como quieras.La mujer cerró la ventana.-Quiero agua en una taza; en un vaso, no.La mujer fue a la cocina, a prepararle una taza de agua a su marido.La mujer estaba lavando la taza cuando se oyó un berrido infernal, como si a un hombre se le hubieran roto los dos pulmones de repente.El golpe del cuerpo contra las losetas del patio, la mujer no lo oyó. En vez sintió un dolor en las sienes, un dolor frío y agudo como el de un pinchazo con una aguja muy larga.-¡Ay!El grito de la mujer salió por la ventana abierta; nadie le contestó, la cama estaba vacía.Algunos vecinos se asomaron a las ventanas del patio.-¿Qué pasa?La mujer no podía hablar. De haber podido hacerlo, hubiera respondido:-Nada, que olía un poco a cebolla.

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AÑOS 60

NOV. EXPERIMENTAL: Características generales

Mayor importancia de la forma de contar que del contenido. Por lo que el argumento pierde importancia (acción mínima)

El protagonista es un ser borroso e inconcreto  El espacio en el que todo sucede es reducido El tiempo es reducido (como se observa en "Cinco horas con

Mario"), no es un relato lineal, hay saltos en el tiempo (tanto retrospecciones como anticipaciones) y da una sensación de caos temporal

Hay reflexiones sobre la novela en la misma narración

Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, Cinco horas con Mario y Los santos inocentes de Miguel Delibes.

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TIEMPO DE SILENCIO

Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui.No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.

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CINCO HORAS CON MARIO

[...] Pero ¿qué sabes tú de caridad? Prefiero no acordarme de tu conferencia, Mario, y todavía, venga, "eso son pataletas lógicas, no te preocupes, ya se la pasará", ¿Habráse visto egoísmo? ¡Cínico, más que cínico¡, perdona, Mario, cariño, que no sé lo que me digo, que me pongo como loca cada vez que pienso en el traje que tenía pensado, con el talle un poco alto, de corte princesa, que hubiese dado el golpe, seguro, fíjate, que los hombres no tenéis ni idea de lo que eso significa para una mujer. Pero es igual, tú tieso en tus trece, que a buena hora si me lo dices al hacernos novios, da gracias a que después de la pedida yo no podía dar la campanada, que si no [...]

En teniendo con qué alimentarnos y con qué cubrirnos,estemos con eso contentos.Los que quieren enriquecerse caen en tentaciones,en lazos y en muchas codicias locas y perniciosas que hunden a los hombres en la perdición y en la ruina,porque la raiz de todos los males es la avaricia,y por eso mismo me será muy dificil perdonarte, cariño,por muchos años que viva,el que me quitaste el capricho de un coche.Comprendo que a poco de casarnos eso era un lujo,pero hoy un seiscientos lo tiene todo el mundo,Mario,hasta las porteras si me apuras,que a la vista está.Nunca lo entenderás,pero a una mujer,no se como decirte,le humilla que todas sus amigas vayan en coche y ella a patita,que,te digo la verdad,pero cada vez que Esther o Valentina o el mismo Crescente,el ultramarinero,me hablaban de su excursión del domingo me enfermaba,palabra.

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LOS SANTOS INOCENTES

¿y qué me dices de tu cuñado, Paco, ese retrasado, el de la granja? Tú me dijiste una vez que con el palomo podía dar juego, y Paco, el Bajo, ladeó la cabeza,el Azarías es inocente, pero pruebe, mire, por probar nada se pierde,volvió los ojos hacia la fila de casitas molineras, todas gemelas, con el emparrado sobre cada una de las puertas, y voceó,¡Azarías!y, al cabo de un rato, se personó el Azarías, el pantalón por las corvas, la sonrisa babeante, masticando la nada,…

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A PARTIR DE LOS AÑOS 70: CARACTERÍSTICAS (I)

Metanovela. Simbiosis entre la narración de la historia (creación) y el proceso seguido para la construcción de la misma (crítica). Literatura dentro de la literatura. Juan José Millás (El desorden de tu nombre).

Lirismo. La novela lírica o poemática centra su interés en un mundo más sugerente que concreto, con personaje-símbolo y una mayor tendencia al lenguaje poético. Es la modalidad preferida por Francisco Umbral (Mortal y rosa) y la característica esencial de la narrativa de Julio Llamazares (La lluvia amarilla).

La novela histórica. Novelas ambientadas en el pasado, desde el más lejano (El maestro de esgrima, de Pérez Reverte) al más próximo: la Guerra Civil (Octubre, octubre, de José Luis Sampedro), los años de la dictadura franquista, la transición política…

La novela de intriga. Mezcla esquemas policíacos con aspectos políticos e históricos. La serie de novelas sobre el detective Carvalho o Galíndez (1990) convierten a Manuel Vázquez Montalbán en el escritor más representativo; aunque no es el único.

Enfoque realista. Tras el furor del experimentalismo, algunos autores han vuelto a recuperar para la novela el arte de narrar. Eso sí, desde una perspectiva mucho más amplia y abierta, que abarca también el mundo onírico, irracional o absurdo… Luis Mateo Díez (La fuente de la edad) o Luis Landero (Juegos de la edad tardía).

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A PARTIR DE LOS AÑOS 70: CARACTERÍSTICAS (II)

Novela culturalista. En los últimos años han aparecido una serie de autores jóvenes que hacen una novela que se ocupa de analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental desde unas posturas bastante eruditas. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con Las máscaras del héroe o La tempestad. 

Muchos de los autores más jóvenes hacen una novela que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas).

En suma, dos son los aspectos más significativos de la novela española en los últimos treinta años:a) El carácter aglutinador. Acoge prácticamente todas las tendencias, modalidades, discursos, temas, experiencias y preocupaciones personales.b) La individualidad. Cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para encontrar un estilo propio con el que expresar su mundo personal y su particular visión de la realidad.No debemos olvidar que la mujer adquiere cada vez más importancia en el terreno de la narrativa; aunque pertenecientes a distintas generaciones, podemos destacar nombres como Ana María Matute, Rosa Montero, Josefina Aldecoa, Almudena Grandes, Dulce Chacón, Maruja Torres, Soledad Puértolas, etc.

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LA MARCA DEL MERIDIANO. LORENZO SILVA

No era el momento ni el lugar, pero vio la ocasión y eso es algo que una mujer no desaprovecha nunca. Tan pronto como el guardia Arnau enfiló hacia los aseos de la gasolinera, la sargento Chamorro se dio la vuelta y, mirándome como si quisiera fulminarme, me espetó:

-Tú te estás guardando algo.

Cuando una mujer le arroja esa sospecha a un hombre, se trata de algo más que él y ella (Chamorro y yo, en este caso) retándose a cuenta de algo que el varón debería haber revelado y ha preferido ocultar. Es la oscura ciencia acumulada por millones de mujeres desde el principio de los tiempos, frente a la culpa no menos sombría alimentada por millones de hombres desde más allá de lo que se guarda memoria. Porque un hombre siempre oculta algo, siempre lleva a cuestas algo que preferiría no haber hecho o dicho o sido, y una mujer siempre tiene un sexto sentido que le permite olérselo, y el descaro o la temeridad o lo que quiera que haga falta para exigirle que lo confiese. Porque los actos de los hombres son a veces como la espuma, que sube y baja con la misma facilidad, y sin demasiado motivo, mientras que los actos de las mujeres, que no por eso son menos perniciosos cuando toca, tienen que ver con algo que llevan agarrado al vientre y de lo que no abdican jamás, así las fusilen o las quemen en la hoguera.