Narrativa pueblo bello 2

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ENAIDA GUTIÉRREZ MACHADO Los abuelos, una historia viva Mi casa es la casa de todos, así lo afirma Enaida Gutiérrez Machado, una mujer aguerrida y emprendedora, que desde muy joven empezó a valerse por sí misma y a sacar sus tres hijos adelante, después de quedar viuda a los 20 años de edad. Ella es oriunda del corregimiento Pueblo Bello, perteneciente al municipio de Turbo Antioquia, nació el 22 de octubre del año 1965, fue criada por sus padres, unos humildes campesinos, que le enseñaron el amor por el prójimo. Enaida con orgullo agrega, “mi padre Buenaventura Gutiérrez fue quien le puso el nombre a Pueblo Bello” anteriormente era un cruce obligatorio para las personas que viajan de Montería

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ENAIDA GUTIÉRREZ MACHADO

Los abuelos, una historia viva

Mi casa es la casa de todos, así lo afirma Enaida Gutiérrez Machado, una mujer aguerrida y emprendedora, que desde muy joven empezó a valerse por sí misma y a sacar sus tres hijos adelante, después de quedar viuda a los 20 años de edad. Ella es oriunda del corregimiento Pueblo Bello, perteneciente al municipio de Turbo Antioquia, nació el 22 de octubre del año 1965, fue criada por sus padres, unos humildes campesinos, que le enseñaron el amor por el prójimo.

Enaida con orgullo agrega, “mi padre Buenaventura Gutiérrez fue quien le puso el nombre a Pueblo Bello” anteriormente era un cruce obligatorio para las personas que viajan de Montería a Medellín, ahí, hacían la parada y pasaban mujeres bellas, por eso el padre de Enaida le dio el nombre de Pueblo Bello a ese corregimiento, Buenaventura fue el primer presidente de acción comunal del sector, de ahí se puede ver el empuje y la herencia de ayudar al prójimo que recibió Enaida Gutiérrez.

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Desde hace siete años, empezó a ejecutar la idea de ayudar y velar por los abuelos desamparados que hay en Pueblo Bello y en las veredas aledañas, Mono Macho, Galilea, la Unión, Sinaí, La Ilusión, El Caucho y el Lucio, para brindarles una mejor calidad de vida; tocando puertas de casa en casa y en entidades públicas se la pasa doña Enaida Gutiérrez, una mujer de color trigueño, de contextura gruesa y una sonrisa radiante en su rostro.

Ella fue víctima de la violencia, perdió a casi toda su familia, y a su hermano Álvaro Gutiérrez Machado, quién era su apoyo incondicional, desde ahí su mundo se partió en dos, con sus ojos aguados y el rostro afligido, empieza a derramar lágrimas, hace un pausa, respira profundo y pronuncia “recordar lo que he tenido que pasar, es muy duro para mi” se tranquiliza y sigue hablando de la transformación de Pueblo Bello y de la calma que los rodea hoy en día.

La principal motivación que la llevó a empezar a velar por las personas de la tercera edad, fue ver el abandono de los abuelos por parte de sus hijos y familiares en Pueblo Bello, esos ancianos que la vieron crecer, que fueron los amigos de toda la vida de sus padres, y hoy están desamparados. Muchos de ellos no tienen donde vivir y menos quien les regale una sonrisa y palabras alentadoras.

Enaida empezó a velar por ellos y logró a través de la alcaldía de Turbo que les dieran los subsidios a las personas de la tercera edad del sector, ella y Virginia Galarcio, acompañan a cobrar a los abuelos cada dos meses y son las encargadas de hacerlos sentir amados y protegidos.

Ella inicio con 40 abuelos y en la actualidad hay 200, 120 son de las veredas y 80 del corregimiento de Pueblo Bello. Cuando ellos ven a Eneida, la abrazan y le demuestran su agradecimiento de forma afectiva y cariñosa.

Los abuelos son la historia viviente de Pueblo Bello, los maestros de la nueva generación, los pioneros y fundadores del corregimiento. Por eso Enaida una mujer de gran corazón, le apuesta a luchar por los ancianos y lograr una inclusión social en el municipio de Turbo para ellos.

Ella indica que todos vamos para viejos, y que nadie tiene una vejez digna asegurada, por eso quiere trabajar y seguir luchando para sacar adelante el programa del adulto mayor y poder extenderlo, para llegar a todos los rincones, regalando sonrisas y esperanza.

Enaida tiene una pequeña parcela donde está empezando a cultivar cacao y plátano, no tiene un trabajo formal, y sus ingresos económicos son muy pocos, en varias ocasiones cuando reúne los abuelos, es con plata de su propio bolsillo, o de las ayudas que recibe de sus vecinos y personas de buen corazón, logrando recolectar lo suficiente para hacerles una pequeña atención y un almuerzo. Ella no recibe dinero alguno por velar por la calidad de vida de los abuelos, pero trabaja

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por ellos porque le nace y el mayor regalo que ella puede recibir es ver la alegría de los abuelos reflejado en sus rostros.

Enaida espera que las entidades públicas y privadas le brinden más atención para continuar ayudando a muchos abuelos que lo necesitan y son abandonados, ellos son la historia viva de Pueblo Bello, fueron quien contribuyeron al desarrollo del corregimiento, dedicaron su vida entera por sacar adelante sus familias y ahora son ignorados y olvidados.

El deseo de esta humilde mujer es poder conseguir un sitio donde refugiar a los abuelos, para que les brinden atención alimenticia y cuidado médico oportuno, para que pasen sus últimos años tranquilos y felices. Ella ha logrado tocar puertas, y lograr que les hagan visitas médicas y psicológicas eventualmente, atendiendo a los abuelos y velando por la salud de ellos. Pero no es suficiente, ella quiere que puedan recibir esa atención todos los días, las 24 horas.