Niño Rey o Tirano

9
Niño rey o tirano El niño tirano es aquel que se muestra caprichoso, que tiene una baja tolerancia a la frustración, que amedrenta a sus padres mediante pataletas en público y amenazas cuando no consigue lo que desea (sea o no conveniente para él), sus demandas son constantes, su desobediencia absoluta, y no para de retarnos para saber hasta dónde estamos dispuestos a ceder. Desde luego, lo mejor es atajar cuanto antes esta indeseable conducta y, en ningún caso dejarnos llevar por una permisividad excesiva con nuestros hijos. Está claro que para ofrecer una buena educación a nuestros hijos, alguien tiene que capitanear el barco de nuestra familia y este alguien somos los padres. No debemos confundir autoridad con autoritarismo. Ejercer sabiamente la autoridad con nuestro hijo es fundamental, ya que la autoridad no es algo irreflexivo, ni impulsivo, ni de poder desmedido, no se trata del padre en un pedestal de omnipotencia, ni el ejercicio de un poder desmedido o de represión hacia nuestros hijos, la autoridad supone para los padres una tarea ardua y penosa, es madurez y responsabilidad (sin descanso ni fines de semana de vacaciones), para hacer de nuestro hijo un individuo lo mejor posible, sin abandonar por ello, nuestros afectos, cercanía y confianza con él.

description

sindrome del niño tirano

Transcript of Niño Rey o Tirano

Page 1: Niño Rey o Tirano

Niño rey o tirano

El niño tirano es aquel que se muestra caprichoso, que tiene una baja tolerancia a la

frustración, que amedrenta a sus padres mediante pataletas en público y amenazas

cuando no consigue lo que desea (sea o no conveniente para él), sus demandas son

constantes, su desobediencia absoluta, y no para de retarnos para saber hasta dónde

estamos dispuestos a ceder.

Desde luego, lo mejor es atajar cuanto antes esta indeseable conducta y, en ningún caso

dejarnos llevar por una permisividad excesiva con nuestros hijos. Está claro que para

ofrecer una buena educación a nuestros hijos, alguien tiene que capitanear el barco de

nuestra familia y este alguien somos los padres. No debemos confundir autoridad con

autoritarismo.

Ejercer sabiamente la autoridad con nuestro hijo es fundamental, ya que la autoridad no

es algo irreflexivo, ni impulsivo, ni de poder desmedido, no se trata del padre en un

pedestal de omnipotencia, ni el ejercicio de un poder desmedido o de represión hacia

nuestros hijos, la autoridad supone para los padres una tarea ardua y penosa, es madurez

y responsabilidad (sin descanso ni fines de semana de vacaciones), para hacer de nuestro

hijo un individuo lo mejor posible, sin abandonar por ello, nuestros afectos, cercanía y

confianza con él.

El ejercicio de la autoridad natural del padre hacia los hijos no está reñido con el amor y el

cariño, con la comunicación con ellos y con nuestro disfrute de la paternidad. Mi suegra

me dijo en una ocasión: "yo nunca me he considerado amiga de mis hijos, siempre he sido

su madre".

Con ello, no quería decirme que nos les haya demostrado su amor, si no que precisamente

porque amaba a sus hijos, ha ejercido su papel de educadora y no el de "un igual" o

amigo. Parece claro que sin unos límites claros y unas normas que cumplir la sociedad iría

de cabeza y los pequeños tiranos saldrían de debajo de las baldosas.

Page 2: Niño Rey o Tirano

Los primeros brotes de las flores del mal de la tiranía aparecen y son claramente

observables ya desde la infancia, aproximadamente hacia los 6 años. Se presentan con

suficiente intensidad en la etapa de la preadolescencia en torno a los 10 años y se

desarrollan plenamente con todo su virulento repertorio de actitudes y comportamientos

agresivos alrededor de los 15 años, coincidiendo con la etapa de la adolescencia media.

Cuando un adolescente se comporta con sus padres de modo desafiante o les profiere

insultos y les humilla con la clara intención de herirles emocionalmente y a veces incluso

con sed de venganza hacia ellos utilizando frases amenazantes como “¡Me las pagarás!”,

todo esto sin sentirse culpable, entonces podemos decir con seguridad que el

adolescente muestra comportamientos y actitudes tiránicas.

Es habitual que puedan llegar a agredir a sus padres no sólo verbalmente, sino también

físicamente. Esto ocurre porque el adolescente tirano es incapaz de percibir el

sufrimiento y la amargura que causa a sus padres. Otro rasgo que los caracteriza es que

se muestran insensibles a cualquier castigo que sus padres impongan. Debido a su gran

egocentrismo nada les frena para conseguir lo que quieren.

Hay niños que nacen con una predisposición genética a manifestar un temperamento

difícilmente manejable. Si no se emplea la acción educativa con determinación, firmeza y

mucho tesón para frenar comportamientos agresivos, pueden llegar a desarrollar la

tiranía en toda su intensidad. Podemos decir, por tanto, que los padres no son los únicos

responsables de que estos niños muestren comportamientos tiránicos. Es muy difícil

encontrar “padres perfectos” que sean capaces de afrontar una situación tan compleja

por ellos mismos sin requerir ayuda profesional cualificada, por el gran desgaste y la

frustración que conlleva.

Pero lo más importante de todo es que aquellos padres que actúen con permisividad

ante estos niños y adolescentes de difícil temperamento acabarán siendo dominados

por sus propios hijos y terminarán por acatar la “dictadura del menor”. Efectivamente,

estos menores tratan a sus padres como un domador del circo a sus leones.

Page 3: Niño Rey o Tirano

La forma de afrontar este desafío es clara:

Hay que poner límites a sus virulentas acciones

Potenciar en ellos la sensibilidad ante el dolor ajeno y la culpa como forma de

frenarlas.

Es importante hacerles sentirse importantes ante acciones que fomenten el interés

social y la cooperación, y desechar aquellas que fomenten el poder generado por el

sometimiento de los demás.

Quiero aclarar que conductas tiránicas como insultar, manipular o amenazar pueden

presentarse en cualquier niño de forma aislada. Por ello, dependiendo de cómo

reaccionen los padres ante esas malas conductas de su hijo, el resultado será muy

diferente. Si los padres no son firmes, si no actúan con determinación para extinguir este

tipo de conductas, probablemente esto generaría lo que muchos llamarían “niño

caprichoso y malcriado”, lo que a su vez podría ser un antecedente de la tiranía. De este

modo, si no se pone freno a tiempo, existe la posibilidad de que el niño se convierta en un

tirano.

Los comportamientos se mueven en un continuo y por ello no tiene sentido hacer una

clasificación radical de lo que se considera tiranía. Pero lo que está muy claro es que

cuando un niño ejerce la violencia con sus padres, sus hermanos o en el colegio como una

forma normal y estable de comportarse, de relacionarse y de adaptarse al entrono, y

cuando, además, presenta otras dos cualidades características como son la falta de

empatía y un escaso sentimiento de culpa, entonces ya no estaremos hablando de “niños

malcriados”, sino de niños tiranos que insultan, amenazan y agreden a sus padres sin

ningún remordimiento de consciencia. En realidad, pueden presentar los rasgos

característicos de un psicópata: insensibilidad y frialdad ante el dolor ajeno.

Principales características son:

Page 4: Niño Rey o Tirano

. Apenas tienen sentimiento de culpabilidad ni remordimientos cuando actúan con

agresividad o con actitud desafiante.

No muestran miedo cuando los padres emplean el castigo como forma de regular

el mal.

Demuestran una gran ansia por conseguir todo lo que quieren o lo que se

proponen.

Suelen ser impulsivos y muestran rechazo hacia las normas y a la autoridad.

Insensibilidad emocional o falta de empatía

Escasos sentimientos de culpa o remordimientos

Egocentrismo

Actitud amenazante, manipuladora y agresiva (verbal o física)

Incapacidad de pedir perdón

Uso de la mentira

Sin miedo al castigo

Impulsivos y con escaso autocontrol sobre su conducta

Poca tolerancia a la frustración

Soluciones para los niños tiránicos

Cuando el problema es grave lo mejor es acudir a un profesional, pero cuando es leve

basta con conocer cómo funcionan los mecanismos que rigen la conducta para utilizarlos a

nuestro favor.

Lo más básico es comprender que los niños tienden a repetir aquello que les da buen

resultado y a abandonar lo que no sirve a sus fines. Por tanto, si queremos que una

determinada conducta se repita es importante reforzarla dándole una respuesta positiva

(una sonrisa, un halago…). Y si queremos que desaparezca, hay que dar una respuesta

negativa. Lo primero es no hacerle caso mientras realiza esa conducta (regañarle también

Page 5: Niño Rey o Tirano

es una forma de darle atención). Si su comportamiento persiste o es destructivo, debemos

aplicar un castigo (retirada de algún privilegio, un tiempo sentado pensando, etc.). Por

último, además de demostrarle que su actitud no nos gusta, debemos explicarle cuál es la

actitud correcta.

Más vale prevenir

En todo caso, lo mejor es no tener que llegar a este punto. Y la forma de prevenirlo es con

un estilo educativo “democrático”, que huya tanto del autoritarismo como de la

permisividad. Para ello es esencial que la comunicación sea muy fluida, que charlemos

con el niño a diario y razonemos nuestros motivos para exigirle algo. Si son temas

complicados para él, podemos llegar a acuerdos o elaborar planes que le motiven, pero

teniendo siempre claro quién manda y estableciendo límites. Si al pequeño le cuesta

asimilar estos conceptos le ayudará verlos por escrito (o dibujados, si aún no sabe leer) en

una cartulina.

Por último, es esencial valorar su esfuerzo y fomentar la responsabilidad y la

cooperación. Para ello podemos elaborar un cuadro con las obligaciones diarias del niño y

darle una pegatina por cada tarea realizada. Se trata, en definitiva, de favorecer la

autonomía y madurez de los hijos para que se sientan valorados y puedan ser ellos

mismos sin olvidarse de los demás.

Dos conceptos esenciales

Para tener éxito a la hora de prevenir o de corregir las conductas de nuestros hijos

conviene tener presentes estos conceptos:

Coherencia: Es fundamental que nos pongamos de acuerdo con nuestra pareja en

cómo vamos a actuar con el niño. La falta de coherencia siempre juega en contra:

al principio el pequeño no sabe a qué atenerse y después termina usando en su

favor las diferencias de criterio de sus padres.

Page 6: Niño Rey o Tirano

Constancia: El niño no aprende en un día cuál es la conducta adecuada. Y lo mismo

ocurre cuando se trata de cambiar un comportamiento negativo. Si en una ocasión

nos enfadamos ante su actitud y en otra la dejamos pasar, no lograremos nada.

Debemos actuar del mismo modo siempre que aparezca la conducta que

queremos cambiar. Al principio el niño no querrá abandonar lo que hasta ahora le

funcionaba y reaccionará con más virulencia, pero cambiará cuando perciba que ya

no le sirve.

El niño tirano, ¿nace o se hace?

Aunque no existe ningún cuadro clínico con esa denominación, se usa la expresión

Síndrome del emperador para referirse a niños que presentan determinadas

características como insensibilidad emocional, poca responsabilidad ante el castigo,

dificultades para desarrollar sentimientos de culpa y ausencia de apego hacia los

progenitores y otros adultos.

En general, se tiende a culpar en primer lugar a los padres de este tipo de conductas por

ser demasiado permisivos y protectores con sus hijos; aunque también influye el ambiente

porque los niños de hoy en día viven en una sociedad consumista, individualista y que

prima el éxito fácil y rápido por encima de todo. Además, puede existir una predisposición

genética de carácter que explicaría por qué dentro de la misma familia, y en las mismas

condiciones, sólo se ve afectado un miembro.

Además, no existe un patrón. Unas veces es el hermano pequeño; otras, el mayor; otras,

hijo único o adoptado, otra hijos de padres mayores, de familia monoparental, etcétera.

Eso sí, parece que se da más entre clases altas y medias y entre niños que niñas, aunque

las niñas están ganando terreno.