Niveles de posecion

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Niveles de Posesión

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Niveles de Posesión

Si recordamos el pasaje donde se habla de las diez vírgenes que esperaban al esposo (Mt 25:1-13), vemos que 5 de ellas tenían un par de problemas, se durmieron y ya no tenían aceite, el cual es figura de la unción del Señor; por lo cual tampoco tenían vasija para el aceite.

La palabra griega que se utiliza para vasija en

este pasaje, significa receptáculo, lo cual nos

hace pensar que debemos tener una vasija

para poder recibir la abundancia que el Señor

tiene para nosotros.

En el pasaje de Lv 11:33 LBLA la Palabra nos dice que si un animal inmundo caía dentro de una vasija, el contenido de ésta quedaba inmundo y por lo tanto la vasija debía quebrarse. Esto significa que las vasijas se pueden contaminar. Si nosotros somos la vasija, entonces podemos quedar contaminados con un espíritu inmundo, por lo que se debe quebrar la vasija.

Debemos tener cuidado de no tener que quebrar nuestra vasija, es decir, no debemos contaminarnos, pues como cristianos estamos expuestos a situaciones espirituales en las cuales puede llegar el enemigo, tomar terreno y contaminar nuestra vasija. Ahora bien, en referencia al tiempo que estamos viviendo, lo importante es tener un receptor o vasija para poderrecibir la abundancia que el Señor nos quiere dar.

En Lc 1:68-69 LBLA se nos dice que la visitación del Señor nos puede dar salvación, perdón de pecados y liberación.

Ahora bien, en 1Jn 3:8 RV60 también se nos permite ver que el Señor vino para poder deshacer las obras del diablo, pues en algún momento todos nosotros practicamos el pecado, pero el Señor vino para deshacer estas obras y proclamar que ya no somos practicantes del pecado, sino que somos hijos de Dios, dispuestos a recibir toda la abundancia que nos quiera dar.

1Jn 3:8   Pero el que siempre hace lo malo es amigo del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el día en que Dios creó el mundo. Por esta razón vino el Hijo de Dios al mundo: para destruir todo lo que hace el diablo.

En el versículo de Is 58:6 RV60 se señala cuál es el verdadero ayuno que el Señor quiere. Y se nos revela que el mismo consiste en cuatro cosas: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper todo yugo. Las ligaduras son todo aquello que nos ata al pecado; como un lazo que envuelve para no permitir la libertad Este es el inicio de la posesión. Por ejemplo, la mujer astuta puede ligar el alma de un hombre joven.

Por ello debemos tener cuidado de las amistades que tenemos y a dónde nos llevan. Un hombre no puede servir y alabar al Señor si tiene una carga de opresión, es como llevar un peso sobre los hombros, por ello, necesitamos participar del ayuno del Señor que es soltar cargas de opresión.

Un corazón quebrantado, puede ser el inicio deuna depresión o un yugo.

Sabemos que los yugos inician con una herida, luego la persona lastimada busca el consuelo en cosas que lo conducen a la adicción; por tanto, queda cautiva de lo que en su momento le servía como un medio de olvido a su dolor. Para quebrar los yugos de opresión y romper con toda ligadura, necesitamos la unción del Espíritu Santo, conforme se nos muestra en

Is 10:27 RV60. Cuando se llega a las cargas de opresión, podemos ver que en la persona afectada ya existe una posesión. En esta etapa la persona ya no se puede mover por su propia voluntad. Finalmente viene la cárcel de cautiverio, en donde ya se puede notar a simple vista la posesión.

El Seños nos ha llamado para que abramos los ojos de los ciegos, para que saquemos de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas, tal como se expone en Is 42:7 RV60. Por tanto, es necesario que las personas sean ministradas para que sean liberadas de todo aquello que les este afectando, y una de las formas de ministración es participando de la Santa Cena.

Ahora bien, cuando nos acercamos a la mesa debemos hacerlo de forma digna para que recibamos los beneficios que la misma nos ofrece. También debemos examinar nuestro interior y pedirle al Señor que nos perdone por las faltas cometidas. Recordemos que hemos sido llamados a santidad, porque nuestro Dios es santo. Acerquémonos confiadamente a la Su mesa y permitamos que la unción del Espíritu Santo pudra todo yugo de esclavitud que nos pueda estar estorbando. Roguemos al Señor el que haga Su obra en nosotros y nos ayude a dar la medida que Él espera de nosotros.