Noviembre 2014

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Noviembre

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Especial Ayotzinapa.

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emb

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Para la revista de noviembre nos solidarizamos con los

alumnos de la escuela normal de Ayotzinapa Guerrero, pues

estamos hartos de vivir en de esta manera.

A los patrocinadores, les agradecemos el entendimiento de no

aparecer en esta revista, creemos que sería una ofensa generar

ingresos con un tema tan doloroso.

A los lectores, les parecerá un poco extraño pues nunca se había

realizado algo parecido, pero esperamos comprendan que esta

editorial trabaja con alumnos de distintas universidades y si no

actuamos todos, mañana podrían ser nuestros colaboradores.

El pasado 26 de Septiembre México vivió un terrible

episodio, 43 estudiantes de la escuela Normal de

Ayotzinapa fueron detenidos y desaparecidos por po-

licías municipales de Iguala en el estado de Guerrero.

Los hechos durante y después del atroz acontecimien-

to son ya muy conocidos, a lo largo de las semanas

hemos escuchado versiones oficiales y extraoficiales,

también ha sonado por todos lados que el estado me-

xicano se encuentra debilitado, que se encuentra in-

filtrado por el crimen organizado y que los partidos

políticos ya no funcionan.

Primero que nada hay que entender qué es el Estado

Mexicano, francamente al oír las palabras en la radio,

televisión o en las conversaciones, el concepto es tan

ambiguo como “la fuerza” que ayuda o corrompe a

un joven jedi en una galaxia muy, muy, lejana.

Nadie sabe bien cómo funciona, pero nos dicen que se

encuentra relacionado con nuestras actividades y, en

cierto sentido, define nuestro presente, pasado y futu-

ro.

No me jactó de ser politólogo,

filósofo, historiador o abogado,

simplemente soy un mexicano

que quiere entender qué pasa

en el país, si las definiciones o

explicaciones que daré son muy

sencillas, le pido al politólogo,

filósofo, historiador y al aboga-

do que me perdonen, así es

como lo entiendo.

El querer entender se relaciona

con la esperanza de que una

solución se abra paso en el

caos.

Si es que existe una forma de

salir de esta situación en la que

estamos.

NI PERDÓN

NI OLVIDO

Para definir al Estado, usaremos

la mismísima explicación que da

el senado de la república;

“El Estado es la forma en la que

se organiza la sociedad para

poder funcionar mejor. Es la

unión de la población, el territo-

rio, la cultura y las instituciones

públicas.”

Por supuesto que hay varias for-

mas de organización y en nuestro

caso vivimos en una República

Federal, Democrática y Represen-

tativa.

A la definición le agregaría un ele-

mento fundamental, un sentido,

todos los elementos anteriores, en

especial las instituciones públicas

(el gobierno), no tienen razón de

ser sin sentido.

Madison, Jay y Hamilton escribie-

ron lo siguiente;

“Un buen gobierno implica dos

cosas: primero, fidelidad a su

objeto, que es la FELICIDAD

DEL PUEBLO; segundo, un co-

nocimiento de los medios que

permitan alcanzar mejor ese ob-

jeto.”

La felicidad es un concepto muy

difícil de tratar y por supuesto que

no lo haremos, simplemente aña-

diremos que, por ejemplo, Fernan-

do Savater nos ha dicho que hay

requerimientos básicos para bus-

carla, entre ellos, salud, trabajo,

familia, crecimiento mental, liber-

tad, seguridad física y de vivienda

.

Así que, si el objeto de un go-

bierno es la felicidad de su pueblo,

este requiere buscar que todos

cuenten con los elementos bási-

cos para lograrlo.

En la organización dijimos que,

por definición, México es una Re-

pública Federal, Democrática y

Representativa.

El concepto de Federal se entien-

de pues se cuenta con un país,

conformado por estados, que a su

vez son el resultado de la unión

de municipios.

Democracia y Representativa son conceptos

un poco más complicados, para mí al menos.

La democracia es el voto de los ciudadanos,

es más antigua que la república pues esta

nació con la intención, entre otras, de conte-

ner las decisiones directas de una democra-

cia capaz de obligar a Sócrates, por ejemplo,

a tomar la cicuta (veneno), simplemente por

decisión de la mayoría.

Aunque no por eso piensen mal de esos ciu-

dadanos que básicamente inventaron la de-

mocracia después de vivir varias tiranías (los

atenienses), también crearon grandes cosas

y de hecho, fueron de las primeras democra-

cias que otorgaron el voto a cualquier ciuda-

dano sin importar sus riquezas, pues decía

uno de sus fervientes defensores, Pericles;-

-“El ciudadano ha de desempeñar su papel,

no deseo que nadie por ninguna razón, como

no fuese la cobardía o la traición, quede cívi-

camente incapacitado. El ser pobre no en-

traña ninguna desgracia y nada hay de ad-

mirable en ser rico. La única desgracia con-

siste en no realizar ningún esfuerzo para huir

de la pobreza, o en emplear de manera poco

digna las riquezas”

“En la democracia, como en todas las co-

sas, hay algunos fallos. Sus procedimientos

pueden ser lentos y engorrosos, pueden to-

marse decisiones equivocadas bajo la in-

fluencia de alguna súbita tormenta emocio-

nal, en la que no se presta oído a los mejo-

res. Éstas son deficiencias inherentes a la

naturaleza de la democracia; pero son mu-

cho menos serias que los peligros que en-

traña el conferir poderes sin restricción a

una minoría o a una persona.”

A fin de cuentas la humanidad entendió que era

necesaria la representatividad y la división de

poderes, bajo una constitución que define los

derechos fundamentales de todos, para lograr

mitigar aún más los errores inherentes a la mis-

ma humanidad.

Creo que este punto es importante, pues nos

vamos dando cuenta que la ciudadanía no se li-

mita a la democracia y que el estado no es solo

la policía.

Todo suena muy bonito, entonces, dónde falla-

mos, si llevamos miles de años en esto de en-

contrar un gobierno que busque la felicidad del

pueblo, si se supone que somos una república

federal, democrática y representativa.

Habrá que preguntarnos, cuándo adquirimos

una organización así?

El México de la actualidad surgió de un perso-

naje muy famoso, Aniv. De La Rev., o de la

revolución.

México se encontraba cansado, al igual que

el procurador Karam, destruido, quebrado

económica y sicológicamente, entonces se tu-

vo la oportunidad de crear una verdadera re-

pública, pero hubiera requerido librar la incer-

tidumbre y quebrantamiento político de la

época.

Fue así como se creó un sistema de patriar-

cado en donde una minoría controlaba todo,

recuerdan a Pericles y su defensa de la de-

mocracia, le llamaron El Partido (terminó lla-

mándose Partido Revolucionario Institucional)

por supuesto que siempre se hablaba de una

república democrática.

El sistema logró apaciguar las aguas, y en años

posteriores, hasta tuvo momentos en el que el dic-

tador no era malo y contaba con buenas intencio-

nes.

Recordemos a Lázaro Cárdenas que logró la expro-

piación petrolera, antes celebrada, en un país que

era el segundo exportador de petróleo en el mun-

do.

Pero como ya los buenos atenienses lo sabían, los

males que puede traer una minoría en el poder

son grandes.

Uno de los peores fue que cientos de años des-

pués de la independencia, la gran mayoría de la

población no tenía idea del concepto de estado,

república, democracia y representatividad.

Descontento social

Supongo que me dirán, pe-

ro ya contamos con demo-

cracia, ya hasta gobernó

un partido diferente duran-

te doce años, es verdad, el

Partido Acción Nacional,

tuvo la gran oportunidad

de crear o de moldear las

instituciones de tal manera

que el concepto por fin pu-

diera hacerse realidad, a

partir de uno de sus pun-

tos, la democracia.

Desgraciadamente el pri-

mer presidente panista se

sentó sobre una bonanza

petrolera que lo llevó a

pensar, como otros en su

lugar, que era suficiente el

administrar la riqueza y

perdió la oportunidad

histórica y dando la estoca-

da aun PEMEX mal herido.

El segundo presidente pa-

nista llegó con muchas du-

das respecto a la legitimi-

dad de la elección y de

nuevo tuvo dos opciones,

lograr su estabilidad con

una lucha por la democra-

cia, el final de la corrupción

dentro de los aparatos del

gobierno y el comienzo de

la edificación y educación

de ciudadanos que pudie-

ran forjar el México del si-

glo 21, desgraciadamente

optó por la segunda y muy

trillada opción, de sacar

las tropas a las calles ba-

jo el primer lema que se

encuentre.

El coctel de situaciones

nos dejó como resultado

un país que no sabe lo que

es, que vivió bajo un siste-

ma que ya no existe, que

no incorporó los elementos

necesarios para su evolu-

ción y que cuenta con un

estado (población, cultura,

instituciones y territorio)

debilitados, desde su raíz

histórica y de sentido.

Condiciones ideales para

el genocidio, la impuni-

dad, el crimen organiza-

do y el descontento

social.

Dentro de todos los elementos que forman al estado, me atrevo a decir, que el más impor-

tante es la población.

Pues es el único que se encuentra en todos los demás, es lo verdaderamente necesario

para la existencia de un estado, sin ello, un territorio es un baldío, una institución es un

conjunto de edificios y papeles, es el contenedor y creador de la cultura y es para lo cual

se crea un gobierno.

Entendámonos de esa manera, recordemos nuestra responsabilidad en la construcción de

una república, representativa y demócrata, entendamos que es el tiempo de ser ciudada-

nos.

No caigamos en los mismos errores de esperar un salvador, un dictador o una minoría que

busque el bienestar de todos, pues esos casos son muy raros.

Usemos las instituciones que nos quedan para lograr los cambios que deseamos, incluyen-

do a los partidos políticos que se encuentran desesperados por legitimidad.

La respuesta se asoma en nuestro devenir como ciudadanos, comenzando con la exi-

gencia, por la vía del mismo estado, de la presentación ante la justicia de los responsa-

bles, materiales, intelectuales y por omisión, de la desaparición de los normalistas y

después, de los 60,000 mexicanos (muchos en tumbas clandestinas iguales a las encon-

tradas durante la investigación) que esperan en el limbo de las estadísticas.

Sin olvidar el punto fundamental de la presentación inmediata de los 43 normalistas, o

de la comprobación inequívoca de su muerte, con la correspondiente identificación acepta-

da por expertos nacionales e internaciones, y por supuesto, de sus familiares.

Ciudadanos en la creación de un impulso nacional de verdadero cambio de paradig-

ma ,que nunca aceptamos y que nos fue impuesto por las circunstancias y no por una ca-

racterística nacional.

Un cambio que comience en nuestro actuar con nosotros mismos, con nuestra co-

munidad y medio ambiente, familiares, amigos, las instituciones públicas y por su-

puesto, con la nación.

Podemos exigir un cambio genuino en las reglas del juego, comenzando con la imple-

mentación de un organismo autónomo y ciudadano que ataque con todo el peso de

“El Estado Mexicano” la corrupción e impunidad que guía las acciones de las institucio-

nes públicas y que sería el elemento básico para purgar una alcantarilla llena de cientos

de años de injusticias.

“El Instituto Federal Autónomo Anti Corrupción, 43”

Servirá también para perpetuar este acto en nuestra memoria colectiva y nunca dejar

que se traspase a una fecha histórica, como otros hechos, una memoria que se quede vi-

va en un México que busca logar el ideal de una República Federal, Democrática y Re-

presentativa que tiene como objeto principal la felicidad de su pueblo.

Los grandes cambios que realizó México se hicieron sin la comunicación con la que

hoy en día contamos, usemos estos medios poderosos con los que contamos para ha-

cer sentir el elemento de la población.

A los 60,043 desaparecidos.

Ing Alejandro Tulio Bárcena Paniagua.

No son un número, son personas

que merecen justicia,

a continuación presentamos a los

estudiantes y exigimos su

presentación con vida.