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Nuestra Señora de Atocha Nuestra Señora de Atocha Crónica de un rescate Crónica de un rescate En 1616 el capitán Alonso Ferrara recibió el encargo de construir en el astillero de La Habana 4 galeones de 500 toneladas cada uno, debían estar listos para julio de 1619. Ferrara cumplió con la entrega de 3 galeones en agosto de 1619, y un año después terminó el último, Nuestra Señora de Atocha, una réplica de la imagen de la virgen coronaba la popa. El Atocha tenía una eslora de 33 metros, 9,90 de manga y un calado de 3,60 metros, con velas cuadradas en el palo del trinquete y en el palo mayor, y tenía una mesana latina. Portaba 20 cañones. La parte posterior estaba coronada con un castillo de popa de torre. Cada embarcación contaba con una lancha, 5 grandes anclas y una pequeña. ARTÍCULO Texto y Fotos: Israel Wilfredo Díaz Gómez “Wildy” Texto y Fotos: Israel Wilfredo Díaz Gómez “Wildy”

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Nuestra Señora de Atocha Nuestra Señora de Atocha Crónica deun rescateCrónica deun rescate

En 1616 el capitánAlonso Ferrara recibió elencargo de construir en elastillero de La Habana 4galeones de 500toneladas cada uno,debían estar listospara julio de 1619.Ferrara cumplió con laentrega de 3 galeones enagosto de 1619, y un añodespués terminó el último, NuestraSeñora de Atocha, una réplica de laimagen de la virgen coronaba la popa.El Atocha tenía una eslora de 33metros, 9,90 de manga y un calado de3,60 metros, con velas cuadradas en elpalo del trinquete y en el palo mayor, ytenía una mesana latina. Portaba 20cañones. La parte posterior estabacoronada con un castillo de popa detorre. Cada embarcacióncontaba con una lancha, 5 grandes anclas y una pequeña.

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Texto y Fotos: Israel Wilfredo Díaz Gómez “Wildy”Texto y Fotos: Israel Wilfredo Díaz Gómez “Wildy”

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para dedicarse al buceo y ala venta de equipos a estefin. Incluso, Deo su esposa,se convirtió también en supareja de buceo, filmaronpelículas submarinas y ex-ploraron las costas del Cari-be y de América del Sur, ylos hijos que vinieron crecie-ron muy ligados al mar.

Aunque inicialmente, Melno comenzó la búsqueda deoro en el océano, sino en rí-os, como podíamos suponer.Desde el siglo XIX el estadode California fue conocidopor la fiebre del oro. Aprove-chando ese interés Mel deci-dió hablar sobre las ventajasdel uso de equipos de buceopara acceder a los bancos delos ríos buscando el preciosometal, con lo cual creció supopularidad y también laventa de sus equipos, partici-pando él mismo y su esposaen esa práctica. Así llegaronal punto de bucear entre losrestos de embarcacioneshundidas y descubrieron unnuevo placer. La búsquedade tesoros sumergidos.

¡BUSCAR TESOROS TODO EL TIEMPO!A mediados de los años 60los Fisher decidieron mudar-se para la Florida y hacer re-alidad su sueño de ¡buscartesoros todo el tiempo! Lle-varon de California un equi-po de buzos e ingenieros conexperiencia, todos compartí-an la fascinación por la bús-queda de restos de naufra-gios. El grupo estaba integra-do por Mel y Deo, RupertGates, Demosthenes "Mo"

Molinar, Dick Williams, WaltHolzworth, Arnold McLean yFay Field y se denominabaninicialmente Universal Sal-vors (más adelante lo cam-biaron por Treasure Salvors).

Todos ellos formaban unequipo solo imaginable enlas películas de aventuras,cada uno aportando lo suyoal proyecto, como Fay Field,ingeniero, años antes habíacreado su propio magnetó-metro útil para localizar nau-fragios, y pronto se convirtióen el principal inventor delgrupo creando nuevos apa-ratos para hurgar en el fondomarino, “Mo” Molinar, mecá-nico de embarcaciones y ca-pitán, Arnold Malean, solda-dor que ayudó a desarrollarnuevos detectores, Rupe Ga-tes, excelente organizador,en fin, tremendo grupo.

Después de pequeños ygrandes descubrimientos enlos naufragios de la flota de1715, entre los cuales habíamuchos días, semanas y me-ses sin encontrar nada, losFisher y su equipo estabanpensando en alternativasmás interesantes como losmás ricos galeones de la flotahundida en 1622 en aguasde los cayos de la Florida.

Pero los buscadores de te-soros enfrentaban proble-mas legales, como le ocurrióa Tom Gurr a quien el esta-do le confiscó sus hallazgos.Mel tuvo la idea de ofrecerleuna fiesta para animarlo.Fue allí donde alguien sacóuna copia del libro The Trea-sure Diver's Guide de Potter,(pudiera traducirse como

Guía de Tesoros para Buzos)en el cual se describía aNuestra Señora de Atochacomo uno de los naufragiosmás ricos que jamás hubieraexistido. No necesitaba másincentivo para fijar esa metacomo el objetivo más impor-tante de su vida. Además,estaba en algún lugar por losCayos de la Florida ya ellos

vivían en Islamorada, donderesidían otros buscadores detesoros, y a pesar que no seprecisaba el lugar exacto, losautores españoles contem-poráneos describían la ubi-cación como la punta de loscayos Matecumbe.

INICIO DE LA BÚSQUEDAY comenzó la búsqueda. Elequipo de Mel halló variasembarcaciones naufragadasen 1733, encontrando

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Corría el verano de1622 y la actividadera particularmenteintensa en el puerto

de la Habana. Se preparabauna Flota integrada por másde 20 embarcaciones pron-tas a partir rumbo a España.

A bordo del galeón Nues-tra Señora de Atocha, losoficiales y la tripulación esta-ban ocupados con miles dedetalles para hacerse a lamar. El navío había sido ar-mado para hacerles frente alos enemigos de la coronaespañola. El maestro artille-ro del rey había inventariadosus 20 cañones, cajas y ba-rriles de mosquetes, picas,pólvoras y las balas habíansido almacenadas en el en-tarimado de armería, en laparte baja. Para defender laembarcación debían contarcon una fuerza de abordaje,el Atocha llevaría una com-

pañía de infantería; los hom-bres aún no estaban en elbarco, pero su comandante,el capitán Bartolomé Garcíade Nodal, estaba supervi-sando la carga de armas.

Pero lo más importante noeran las armas y los hom-bres, el Atocha cargaba unestimado de 7175 onzas debarras y discos de oro, 1038barras de plata y miles demonedas de este metal pro-cedentes de Lima, México,Santa Fé de Bogotá y San-tiago de Chile; también pie-dras preciosas, cientos defardos de índigo y de tabaco,unas 15 toneladas de cobrecubano procedentes de San-tiago de Cuba necesariospara fundir cañones.

Tan pronto cada barra deoro y plata registrada iba abordo, era cuidadosamenteenlistada en el manifiesto delbarco. El número de serie, el

nombre del propietario, sumarca y el peso de la barraeran registrados. Todo metalprecioso legitimado era mar-cado con el sello real, el sellodel impuesto, indicando queel quinto real había sido pa-gado.

En resumen, el Atocha car-gaba unas 47 toneladas deplata que en buena medidasustituía el lastre. Alrededorde 400 millones de dólaresactuales pudiera ser el esti-mado de toda su fortuna.Otra nave como el SantaMargarita llevaba la mitad delvalor de la carga del Atocha.

Finalmente la flota partióde la Habana el 4 de sep-tiembre, pero un huracán dealta intensidad se interpusoen su camino antes de sobre-pasar el Estrecho de la Flori-da; la flota se dispersó y va-rias naves encallaron. Ochoembarcaciones, incluyendoel Atocha y el Santa Margari-ta atrapados por los fuertesvientos del huracán, perdie-ron sus velas, fueron desar-boladas y finalmente lanza-das en medio de la lluvia y lamar embravecida a los arre-cifes y aguas poco profundasde los cayos de la Florida,donde zozobraron. El Atochaencallo en un arrecife bajo ysólo 5 de las 265 personas abordo sobrevivieron al de-sastre. Del Santa Margarita120 personas perdieron susvidas, mientras 68 tripulan-tes sobrevivieron. Ningúnpasajero sobrevivió en nin-guna de las dos embarcacio-nes. Perdidos junto con ellosestaba el inmenso tesoro de

fortunas personales e ingre-sos reales.

El lugar del hundimientodel Atocha fue marcado conboyas por la embarcaciónque rescato a los pocos so-brevivientes, pero antes quelas operaciones de salva-mento pudieran comenzar,otro huracán golpeó los ca-yos, dispersando los restosde ambos naufragios en elfondo del mar.

Ello ocurrió cuatro añosantes de que Francisco Me-lián, un rescatador de LaHabana, pudiera localizar elSanta Margarita. Melián tra-bajó en el Santa Margaritadurante cuatro años, sacan-do muchas barras de plata yaproximadamente la mitadde las monedas de plata, pe-ro no pudo localizar el oro.

La ubicación del Atochacon su magnifico tesoro nofue hallada nunca más y conel tiempo el naufragio de1622 quedo sumergido en elolvido durante más de 300años.

MEL FISHER Y SUSSUEÑOS DE AVENTURASCuando aún Mel Fisher eraun niño quedó fascinadopor el libro La Isla del Tesoroy ese espíritu de aventura es-tuvo por siempre impregna-do en su vida. Nacido en1922 en Hobart, Indiana, depequeño tuvo inclinaciónpor el buceo.

Mel estudió ingeniería, fuegranjero en California, peropronto dejó la cría de pollos

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D. Juan Carlos Zuloagaautor del modelo.

El atocha en elMuseo San Salvadorde la Punta.

El atocha en elMuseo San Salvadorde la Punta.

Las riquezas quealbergaba en su bodegaera un codiciado botin.

Las riquezas quealbergaba en su bodegaera un codiciado botin.

Momento de laconstrucción del modelo.

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En 1982, Mel Fisher yahabía comprendido que sushallazgos eran demasiadoimportantes para ser solopatrimonio personal. Por esofundó la Mel Fisher MaritimeHeritage Society. Antes ha-bía creado y operado un pe-queño museo, pero esta erauna manera de proteger,preservar y divulgar los ha-llazgos y sus historias aúndespués de su muerte.

FINALMENTE, EL FILÓN PRINCIPAL

Era julio del año de 1985,cuando uno de los equiposde Mel encontró una reservade 13 barras de oro, 4 joyascon engastes de esmeraldas,una cadena de oro y nume-rosas monedas. ¿Era partedel tesoro del Atocha o eraotro hallazgo del otro galeón?

El día 20 del mismo mes elmagnetómetro indicaba quehabía hecho contacto conalgo importante en el fondodel mar. Dos buzos del equi-

principal, el tesoro tan bus-cado seguía sin aparecer.

Era necesario carisma, en-canto personal y poder deconvencimiento además dedinero para mantener alta lamoral del equipo ante la in-terminable búsqueda que seya duraba más de 15 años,pero Mel Fisher poseía esascualidades, encabezando laexploración, contando histo-rias sobre los galeones espa-ñoles y todo lo encontrado,sin perder la esperanza de ha-llar el filón principal manteníaanimados a los inversionistas.

MÁS PROBLEMASPor otra parte estaban losasuntos legales. En los años1970 en el estado de la Flo-rida, los buscadores de teso-ros debían obtener un con-trato de búsqueda y un per-miso de salvamento en cadasitio, además de estar obliga-dos a pagar una fianza. Seestablecía que un agente es-tatal debía estar presente encada embarcación, pero só-lo asignaba uno por contra-

to, y estaba limitado a nomás de 40 horas de trabajoa la semana. Finalmente MelFisher asumió el pago de sa-lario, equipo, entrenamientode buceo y alimentación de6 agente etc. ¡No había otraforma para mantener todaslas embarcaciones activaspara encontrar el Atocha!

Y por si fuera poco, el esta-do cambio algunas reglas delos contratos, variaron la defi-nición de las aguas estatales,para afirmar en 1975 que elAtocha era propiedad del es-tado de la Florida, ademásde confiscar muchos hallaz-gos de Mel. Después de 7años de apelaciones, una ba-talla legal con más de 140audiencias, su abogado Da-vid Paul Horan obtuvo la vic-toria ante la Corte Supremade los Estados Unidos, pueslogro probar que los peciosNuestra Señora de Atocha, elSanta Margarita y el Henriet-ta Marie un barco negrerotambién explorado se encon-traban fuera de las aguas dela Florida.

po de Mel bajaron a explo-rar, pero solo vieron algo co-mo un arrecife rocoso. Am-bos subieron en busca de undetector de metales y se su-mergieron nuevamente. Eldetector enloqueció ¡Bajo laapariencia de rocas estabanlas barras de plata apiladascomo leña!

Fueron Andy Matroci yGreg Wareham los buzosque lograron la primicia. ¡Esel filón principal!, ¡Estamossobre barras de plata! –gritoAndy a sus compañeros dela embarcación de rescate alsubir a la superficie. Mel Fis-her andaba por Key Westcomprando equipo de bu-ceo cuando recibió la noticiade gente que lo felicitaba,pues en cuanto se supo, elhallazgo fue anunciado porla radio local. La perseve-rancia de Mel y su equipohabía logrado la ansiada re-compensa. Encontraron másde mil barras de plata y cajascon 3,000 monedas en

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monedas, armas y candela-bros de plata, pero nada delAtocha.

Un día en que Mel y Deoasistieron a la iglesia meto-dista local conocieron al in-vestigador Eugene Lyon,quien sabía hablar español,y también podía leer losinescrutables trazos escritosen gran parte de los antiguosarchivos españoles. Eugenetambién se encontraba ca-mino a Sevilla para concluiruna investigación para su te-sis doctoral. Mel ofreció aEugene $10.000 dólares yuna porción del tesoro deNuestra Señora de Atocha siencontraba algo útil sobre él.

Revisando los archivos,Eugene encontró que los"Matecumbes" de aquellostiempos se referían a todoslos cayos de la Florida, ade-más, había un relato de in-tentos de salvamento espa-ñoles de la flota de 1622 cer-ca de los Cayos del Mar-qués, las actuales Cayos

Marquesas; ¡Mel y su equipoTreasure Salvors estaban amás de 150 kilómetros delprobable lugar de hundi-miento del Atocha!

De inmediato rectificaronel sitio donde continuar lainvestigación contando aho-ra con varias embarcacionesde rescate, y se mudaron pa-ra Key West a fin de estarmás cerca de los Cayos Mar-quesas, mientras que losgastos superaban muchasveces los $1.000 dólares dia-rios. Por esa fecha, disponí-an de la réplica de un galeónespañol, especie de museoflotante usado como oficinay atracción turística, dondetambién exhibían piezas ha-lladas. En 1971 habían bus-cado por todas las Marque-sas y el Atocha seguía sinaparecer. Sorpresivamenteencontraron una enormeancla española y pedazos debotijas de aceitunas, indiciode que alguna embarcaciónhundida podía estar cerca.

También un nuevo miembrodel equipo un fotógrafo sub-marino hallo una cadena deoro de 8 pies y medio.

Pero tardaron dos añosmás para encontrar un nuevoy valioso indicio. Kane, unode los hijos de Mel, halló unabarra de plata cargada en elbarco, pues tenía los núme-ros de inscripción correspon-diente al manifiesto españolde Nuestra Señora de Ato-cha. En los dos años siguien-tes hubo más descubrimien-

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tos, de mayor o menor im-portancia, pero la carga prin-cipal hundida 300 años antesseguía sin aparecer.

Al equipo de Mel se sumóel arqueólogo Duncan Mat-hewson, un hecho impor-tante que lo distinguiría deotros busca tesoros. Melcomprendió la importanciade contar con un arqueólo-go en la dirección de la exca-vación. También se diocuenta de la utilidad de susconocimientos sobre lugareshistóricos, y lo que esto sig-nificaba para ayudarlo a en-contrar el Atocha. Desde en-tonces no faltaría un arqueó-logo en su equipo.

HALLAZGOS Y PÉRDIDASPara julio de 1975 ocurrióotro hallazgo importante,cuando Dirk, el hijo mayorde Mel, encontró 5 cañonesde bronce del Atocha. Todoscreyeron que el final de labúsqueda estaba cerca, peroa los pocos días la alegría seconvirtió en tragedia cuandouna noche la embarcación

de Dirk zozobró, él, su espo-sa, y dos miembros del equi-po perdieron la vida en tandeafortunado accidente. Fueun duro golpe para todos,pero los trabajos no cesaron,como el mismo Dirk hubieradeseado.

En los diez años siguien-tes, hubo más hallazgos, enlos que puede contarse milesde monedas de oro, joyasesplendidas y una gran sec-ción de la popa del SantaMargarita, pero la carga

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El Atocha obra deD. Carlos Zuloaga.El Atocha obra deD. Carlos Zuloaga.

Las piedras del lastre erande la misma procedenciade los originales.

Las piedras del lastre erande la misma procedenciade los originales.

Detalle de la popacon al imagen deNtra. Sra. De Atocha.

La cabulleria fueteñida para dar unaspecto envejecido.

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El lastre que usé para elmodelo son piedras origina-les del río Almendares, ca-racterística de los galeones,tuve que buscar los tamañosadecuados que fueron pro-porcionales.

Las barras que eran enforma de lingotes preferímoldearlas en barro para lo-grar los lingotes y monedas,luego pintarlas en los coloresapropiados a los metalesque representaban oro, platay cobre.

Otro reto fue simular losherrajes de las portas de loscañones. Utilicé cobre lami-nado que tenía un tono con-veniente, y con cabezas dealfiler simule la clavazón delherraje a la porta, y apliquécolor negro a las cabezas delos alfileres para hacer resal-tar con un tono más oscuro,el color del herraje.

La pintura se basó en lailustración del grabad publi-cado en el National Geo-graphic, mezclando tantostono como fueron necesa-rios posteriormente imper-meabilizando con una basede clear transparente ligadocon tintes oscuros para darun tono envejecido al pintar,puesto que la madera queuse para hacer el modelo fuecedro viejo, posiblementecon 20 ó 30 años, recupera-da de la estructura de los ga-veteros de un escaparate.Con ese tratamiento des-pués de barnizada lograbaque el tono de la pintura y

de la madera obtuviera laapariencia de antigüedadque yo deseaba.

Para obtener un buen aca-bado en las jarcias y velas, lajarcia firme se hizo usando un

tinte preparado con dos pin-turas de agua, en color negroy verde, dando como resulta-do el envejecimiento por laacción del mar. Los obenquesy las vigotas también se tiñe-ron en tonos oscuro, la vigotaen negro para lograr que elconjunto de obenques, aco-lladores, flechastes y burdasde calibres diferentes obtuvie-ran sus respectivos tonos, noasí con la jarcia móvil para lacual se utilizó una solución decafé para lograr un color car-melita claro. Para terminar,con una esponja mojada enclear se pasó a todas las cuer-das, para eliminar las pelusasy lograr finalmente un acaba-do más real.

Para hacer un modelo deeste tipo, del cual no haymuchas referencias ni pla-nos, y solo tenemos una ilus-tración, es muy importanteinvolucrarnos en la historia,en mi caso personal yo mesentía como si estuviera enel siglo XVII y fuera un ma-estre constructor de galeo-nes, y trataba de hurgarcualquier información queme facilitara encontrar todoslos detalles de la construc-ción para llevarlo al modelo,8 largos meses fueron nece-sarios para construir del mo-delo lo que me permitió viviresta fantasía día a día, parafinalmente tener mi propiaversión del Atocha".

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cada una. La prensa mun-dial tenía una primicia quemuchos pensaron nunca lle-garía.

Dos semanas más tarde, amedida que seguían buscan-do en el lugar, el equipo deMel encontró 65 libras deoro en 77 lingotes, 7 discos y7 cadenas. Continuaron yencontraron numerosos ar-tefactos de oro y plata, ade-más de casi 3,000 esmeral-das colombianas.

Sacar la plata del mar erasólo parte de la tarea que elfilón principal involucraba.Duncan y su equipo arqueo-lógico comenzaron la impor-tante tarea de registrar la evi-dencia de la información ob-tenida del fondo del mar pa-ra completar los detalles fal-tantes de la historia de lapérdida del Atocha, pues siel tesoro por su valor mate-rial es importante, la infor-mación arqueológica obteni-da a partir de los restos de lanave y los objetos encontra-dos constituye una fuente deinapreciable valor por signi-ficado histórico y cultural Si-guiendo el espíritu de MelFisher, los arqueólogos de lasociedad continúan actual-mente buscando restos deotras embarcaciones naufra-gadas.

LA CONSTRUCCIÓN DEL MODELO DEL ATOCHAEl Museo de San Salvadorde la Punta, ubicado en unantiguo castillo colonial a laentrada de la bahía de la Ha-bana, recibió en marzo de2003 la visita del Dr. AlanCraig portador de la dona-ción del Dr. Eugene Lyon:una barra de cobre originalde Santiago de Cuba quetransportaba el Atocha, ungesto amistoso del equipodel famoso norteamericano.También se conoce que uncañón había sido regalado ala reina Sofía de España. Lapieza donada, que pasaría aformar parte la colección deesta institución, era unaplancha o barra de 10 kilos,con una pureza de 93,64%de cobre, y otros elementoscomo hierro 0,89%, azufre0,56%, calcio 0,43%, alumi-nio 0,12%. Después de va-rios siglos una pequeña partede la carga del legendariogaleón regresaba a su puertode origen. El director del Mu-seo le comentó al modelistanaval Juan Carlos Zuloaga lahistoria y así surgió la idea deconstruir una maqueta delbarco para exhibirla junto auna pieza tan especial.

A pesar que el Atocha fueconstruido en la Habana, la

documentación grafica eraescasa. Juan Carlos comen-zó la indagación por el Ar-chivo y la Biblioteca Nacio-nal, sin hallar informaciónútil para su trabajo.

Hace 300, el maestreconstructor de navío se in-ternaba en los tupidos bos-ques que rodeaban la Haba-na buscando los árboles conla talla y la veta apropiada,pero hoy la tarea para repro-ducir el modelo resultabamás complicada.

La primera ayuda la reci-bió de Odin, un amigo mo-delista quien le facilitó el pla-no de un galeón español; es-te le serviría como base parainiciar el trabajo dando losprimeros pasos. Gracias auna publicación escrita porel propio Eugene Lyon supo

más del origen del navío yobtuvo nuevos datos que leayudaron en su propósito,pero la guía fundamental re-sultó una excelente ilustra-ción de Noel Sickles publica-da en la revista norteameri-cana National GeographicMagazine (“The Troublewith Treasure” vol. 149,num.6 junio 1976) donde seaprecia una vista lateral delAtocha recibiendo carga enel puerto de la Habana. Perotambién pudo detallar que ladistribución de los puentesera diferente al plano que leservía de guía, de tal maneraque de la cubierta principalhacia arriba tuvo que haceruna modificación y buscarsoluciones constructivas pa-ra elevar los puentes, al igualque en otros detalles.

Pero mejor conocer las pa-labras del propio Juan Carlos.

"El sistema que elegí parahacer el modelo fue el demamparos, pero como no medaba la posibilidad de mos-trar como iba distribuida sucarga, más tarde decidí haceradicional al modelo un cortecon el sistema de cuadernas,para poder mostrar el tesoroy una vista del interior de lazona de la bodega. La dificul-tad estuvo primero en encon-trar, y luego cortar las cuader-nas de cedro viejo, porque elcedro viejo es muy blando,los cortes con esa forma irre-gular es difícil, hay que darlelija con mucho cuidado parano partirlas. Y después forrar.

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Detalle delcastillo de proa.

Nuestra Señorade Atocha listopara zarpar.

Nuestra Señorade Atocha listopara zarpar.

El museo de San Salvadorde la Punta es una antiguafortificación española.

Junto al modelo completose realizó una sección delmismo buque.