NUESTRO MUNDO - elsiglodetorreon.com.mx · Fragmento de El zoo humano de Desmond Morris Entre las...

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Fidencio Treviño / / / / Correo-e: [email protected] NUESTRO MUNDO Los consorcios lecheros, criadores de ganado para engorda y la siembra de pastura o forrajes, como el caballo de Atila, a su paso, despojan y dejan un reguero de tierra yerma Los hombres cazadores aún eran intuitivamente competitivos autoafirmativos, cierto, como sus antepa- sados simios... Fragmento de El zoo humano de Desmond Morris E ntre las avalanchas, que como aludes de lodo nos caen encima, a estas alturas de la nación están los males que al ciudadano común le asechan en la selva de hermanos, en la cual Caín no se cansa de apalearnos. Toda la caterva de vivales, día a día se encargan de devastar las costumbres y usos de ética y rasgos humanos que la sociedad quiere para vivir en armonía. Aprovechándose del pueblo y su nulo co- nocimiento en todas las materias, sobre todo en lo referen- te a los ejidatarios, comuneros y campesinos; en cuanto a artículos, enmiendas, decretos, edictos, reformas y leyes que la clase gobernante se saca de la manga (decir del cere- bro es aplaudir a estos personajes) para adjudicarse aguas, tierras, sean estos selvas o desiertos. Los acaparadores se han apoderado de miles de hectáreas en los diferentes pue- blos, ciudades y eriazos para convertirlos de la noche a la mañana en fraccionamientos y tierras laborables. Ejemplos hay de sobra en este catálogo de la ignomi- nia y en La Laguna, otrora “tierra de grandes esfuerzos”, “los que vencieron al desierto” y otras frases gloriosas en- dosada a los depredadores y hoy dueños del agua rodada y subterránea y de lo que queda de aquel reparto agrario de 1936. A estas fechas, tanto la tierra como el agua, en- tre coyotes, la corrupción de la Secretaría de la Reforma Agraria, la ignorancia y miseria de los campesinos, auna- do a la compra de lidercillos y la misma Confederación Nacional Campesina (CNC), ayudados por cientos de depredadores, que son los últimos y amos de esta larga cadena de corrupción; tanto tierras como aguas regresa- ron a sus dueños de nueva cuenta. Cuando el articulo 27 de nuestra Carta Magna fue modificado, por el entonces presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari, los líderes de la CNC no fueron capaces de tan siquiera le- vantar el puño en defensa de sus agremiados, al contra- rio, ayudaron a los lobos dejando solas las ovejas. Pasan ls años y Zapata sigue firme en canciones y co- rridos, pero su fusil está descargado, la tierra ya no es de quien la trabaja, sino de quien pueda comprarla. Ahí se quedaron Leyva, en Sinaloa, con el arado fuera del sur- co; Rubén Jaramillo, muerto con toda su familia y que a falta de agua regó con sangre la tierra de su parcela; y el Tata Lázaro Cárdenas, rojo de vergüenza o coraje ante la traición de los líderes campesinos y funcionarios que en aras del poder, poco o nada les importó el hermano campesino. Y ahora muchos lloran como mujeres, lo que como hombres no supieron defender. Los consorcios lecheros, criadores de ganado para engorda y la siembra de pastura o forrajes, como el ca- ballo de Atila, a su paso, despojan y dejan un reguero de tierra yerma, de tierra, como dice Rulfo, “hecha talco”, y son estos monopolios auspiciados por los mismas depen- dencias, quienes por citar un ejemplo, en el Valle de las Calaveras y el Valle del Hundido, en el semidesierto de Coahuila, con cientos de poderosas bombas sacan millo- nes de millones de litros o metros cúbicos de agua para cubrir sus ansias, engullen todos los mantos freáticos disponibles a cientos de metros bajo tierra, sea agua sa- lada o dulce y de paso dejan secos los otrora manantiales que como apacibles lagos, en fotos y televisión, recorrían el mundo como una maravilla natural; ahora sólo lechos secos y salados quedan de esos paisajes tan protegidos por la Semarnat y otras dependencias. Si todo sigue así, al menos en Cuatrociengas, Coahuila, los encargados de cuidar las pozas protegidas se van a quedar sin trabajo, ya que estos depredadores en nada envidian al famoso y legendario tigre o león dientes de sable. Y no falta mucho en los llamados “cinco manantiales” (Nava, Allende, Mo- relos, Zaragoza, Villa Unión, todos en Coahuila), en don- de un consorcio cervecero se dará cuenta del agua tan dulce y apacible que brota y recorre cientos de acequias en forma natural. Extraer más de 12 millones de litros diarios no los aguanta cualquiera. Paradoja en Morelos, Coahuila, sobra cerveza en los expendios y falta agua en las llaves. ¡Ojo! Depredadores al asecho. Depredadores 58 SIGLO NUEVO

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Fidencio Treviño ///// / / Correo-e: [email protected]

NUESTRO MUNDO

Los consorcios lecheros, criadores de ganado para engorda y la siembra de pastura o forrajes, como el caballo de Atila, a su paso, despojan y dejan un reguero de tierra yerma

Los hombres cazadores aún eran intuitivamente competitivos autoafi rmativos, cierto, como sus antepa-

sados simios...Fragmento de El zoo humano de Desmond Morris

Entre las avalanchas, que como aludes de lodo nos caen encima, a estas alturas de la nación están los males que

al ciudadano común le asechan en la selva de hermanos, en la cual Caín no se cansa de apalearnos. Toda la caterva de vivales, día a día se encargan de devastar las costumbres y usos de ética y rasgos humanos que la sociedad quiere para vivir en armonía. Aprovechándose del pueblo y su nulo co-nocimiento en todas las materias, sobre todo en lo referen-te a los ejidatarios, comuneros y campesinos; en cuanto a artículos, enmiendas, decretos, edictos, reformas y leyes que la clase gobernante se saca de la manga (decir del cere-bro es aplaudir a estos personajes) para adjudicarse aguas, tierras, sean estos selvas o desiertos. Los acaparadores se han apoderado de miles de hectáreas en los diferentes pue-blos, ciudades y eriazos para convertirlos de la noche a la mañana en fraccionamientos y tierras laborables.

Ejemplos hay de sobra en este catálogo de la ignomi-nia y en La Laguna, otrora “tierra de grandes esfuerzos”,

“los que vencieron al desierto” y otras frases gloriosas en-dosada a los depredadores y hoy dueños del agua rodada y subterránea y de lo que queda de aquel reparto agrario de 1936. A estas fechas, tanto la tierra como el agua, en-tre coyotes, la corrupción de la Secretaría de la Reforma Agraria, la ignorancia y miseria de los campesinos, auna-do a la compra de lidercillos y la misma Confederación Nacional Campesina (CNC), ayudados por cientos de depredadores, que son los últimos y amos de esta larga cadena de corrupción; tanto tierras como aguas regresa-ron a sus dueños de nueva cuenta. Cuando el articulo 27 de nuestra Carta Magna fue modifi cado, por el entonces presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari, los líderes de la CNC no fueron capaces de tan siquiera le-vantar el puño en defensa de sus agremiados, al contra-rio, ayudaron a los lobos dejando solas las ovejas.

Pasan ls años y Zapata sigue fi rme en canciones y co-rridos, pero su fusil está descargado, la tierra ya no es de quien la trabaja, sino de quien pueda comprarla. Ahí se quedaron Leyva, en Sinaloa, con el arado fuera del sur-co; Rubén Jaramillo, muerto con toda su familia y que a falta de agua regó con sangre la tierra de su parcela; y el Tata Lázaro Cárdenas, rojo de vergüenza o coraje ante la traición de los líderes campesinos y funcionarios que en aras del poder, poco o nada les importó el hermano campesino. Y ahora muchos lloran como mujeres, lo que como hombres no supieron defender.

Los consorcios lecheros, criadores de ganado para engorda y la siembra de pastura o forrajes, como el ca-ballo de Atila, a su paso, despojan y dejan un reguero de tierra yerma, de tierra, como dice Rulfo, “hecha talco”, y son estos monopolios auspiciados por los mismas depen-dencias, quienes por citar un ejemplo, en el Valle de las Calaveras y el Valle del Hundido, en el semidesierto de Coahuila, con cientos de poderosas bombas sacan millo-nes de millones de litros o metros cúbicos de agua para cubrir sus ansias, engullen todos los mantos freáticos disponibles a cientos de metros bajo tierra, sea agua sa-lada o dulce y de paso dejan secos los otrora manantiales que como apacibles lagos, en fotos y televisión, recorrían el mundo como una maravilla natural; ahora sólo lechos secos y salados quedan de esos paisajes tan protegidos por la Semarnat y otras dependencias. Si todo sigue así, al menos en Cuatrociengas, Coahuila, los encargados de cuidar las pozas protegidas se van a quedar sin trabajo, ya que estos depredadores en nada envidian al famoso y legendario tigre o león dientes de sable. Y no falta mucho en los llamados “cinco manantiales” (Nava, Allende, Mo-relos, Zaragoza, Villa Unión, todos en Coahuila), en don-de un consorcio cervecero se dará cuenta del agua tan dulce y apacible que brota y recorre cientos de acequias en forma natural. Extraer más de 12 millones de litros diarios no los aguanta cualquiera. Paradoja en Morelos, Coahuila, sobra cerveza en los expendios y falta agua en las llaves. ¡Ojo! Depredadores al asecho.

Depredadores

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