Nuestros cuentos de diciembre de 2012
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LOS PATINES VOLADORES
Había una vez un chico llamado Rodrigo. Una vez pasó por una tienda, vio unos patines, le
gustaron y quería que su madre se las comprara. Al final se los compró su padre.
Pasaron unos días, se cansó de ellos y los dejó en el sótano. Los patines se pusieron tristes
y decidieron hacer algo, los patines salieron.
Pasaron horas y no encontraban nada, pero de repente vieron a un genio del mundo mágico y
le dijeron:
_ ¿Nos puedes ayudar?
_ ¿A qué?
_ Algo para que nos haga caso nuestro amo, como ponernos alas.
_ Vale.
Cuando se las puso se fueron corriendo a Rodrigo para que se los pusiera y así fue, nada
más que los vio se los puso corriendo y se fue a patinar, y mientras patinaba los patines
estaban muy contentos.
Juan Aparicio Cañada
UNA TARDE DE PESCA
Había una vez un niño llamado Juan que todas las tardes, después de hacer los deberes, se
iba a pescar. Nunca traía truchas, que era lo que él quería, pero siempre pescaba siluros y
los tiraba de vuelta al río.
El niño, cansado de no pescar truchas, decidió no ir, a pescar, en una temporada. En ese
tiempo fue a jugar con sus amigos, pero él se aburría, entonces volvió a ir a pescar y le dijo
a su padre que si se podría ir con él, pero su padre tenía que trabajar y le dijo que llamase a
unos cuantos amigos. Entonces Juan empezó a llamar a todos sus amigos para ver si se
querían ir con él. Primero llamó a Dani, su mejor amigo, después llamó a Andrés y por
último a Pablo, a todos les pereció una buena idea y pidieron permiso a sus padres para ir a
pescar con Juan, todos iban a ir pero había un problema, no tenían caña, pero Juan, que
tenía unas cuantas, les dijo que no pasaba nada que él les llevaría una a cada uno. Al llegar al
río pescaron muchas truchas, lo que quería Juan, y como sus amigos sabían que a Juan le
encantaban las truchas decidieron regalárselas. Todos se lo pasaron genial, y decidieron ir
a pescar todas las tardes.
Borja Cano Lucas
EL TESORO DEL MAR
Una maravillosa mañana de verano una joven llamada Alicia, estaba tomando el sol en la
playa. De repente se oyó una voz que decía:
-Tienes que meterte en lo más profundo del mar, allí te encontrarás con numerosos
problemas y acertijos. Buena suerte.
Alicia se puso en marcha y… empezó su camino en busca del tesoro.
Más tarde se encontró con una pequeña sirena del mar y le dijo:
-Yo soy tu primer problema y… tendrás que resolver este acertijo: En el fondo del mar se
encuentra una pequeño ser rojo, 8 tentáculos… ¿Qué es?
-Mmm que difícil ¡Ah ya se! Es… ¡El pulpo!
-Correcto sigue buscando aún queda mucho vas por buen camino.
Alicia, muy contenta siguió buscando a unos pasos de allí vio que había algo: una espada, un
escudo ¿Para qué podrá ser?
Tras unos pasos adelante se encontró un gran barco abandonado pero… dentro había…UN
PULPO.
-Madre mía ¿tengo que luchar contra este pulpo?
El pulpo dijo:
-Ja ja pues claro que tienes que luchar conmigo con todo ese material. ¡Que empiece el
combate!
-No me puedes ganar.
-Aggggg.
Alicia le ganó al pulpo y tras unos cuantos pasos una señal decía 500 metros hasta el tesoro.
-¿Qué será el tesoro? se preguntó Alicia. Después de 15 minutos llegó al tesoro pero
necesitaba una llave. Buscando y buscando encontró la llave abrió el cofre y…. había un
montón de joyas preciosas.
Alicia salió del mar pero ya era muy tarde y recogió sus cosas y se fue a su casa.
Cecilia Cantero Carretero
EL PAYASO
Había una vez un payaso que era el rey de las risas aunque hacia ya mucho tiempo que no lo
llamaba nadie.
Se preocupaba mucho porque él nunca tuvo tiempo de descansar y ahora se pasaba el día
durmiendo. Tras tantos días de sueño se puso a pensar en que nadie le llamaría para hacer
reír a la gente, por eso se fue al castillo del terror. Se puso en las escaleras y esperó a que
pasara alguien y ¡¡¡zas!!! susto, pero en lugar de irse corriendo de miedo las personas se iban
riendo.
Los dueños del castillo se dieron cuenta de que algo estaba saliendo mal. Revisaron todo y
pillaron al payaso echó una bola durmiendo. Después de pillarle durmiendo hicieron un trato.
El payaso se quedaba pero con una condición en lugar de que el payaso de risa, tenía que
ser el payaso del terror. Y así cada vez que la gente fuera al castillo se lo pasaran de
miedo.
Andrea Cuesta Rovira
LA CIUDAD SUMERGIDA
Hace mucho tiempo en un pequeño pueblo cerca del mar, dos niños estaban jugando con la
pelota cerca de la desembocadura del río, hasta que Juan tiró la pelota al río. Al cogerla vio
reflejada en el agua una ciudad, él se tiro de cabeza y nadó hasta llegar a ella. ¡Era
increíble había de todo: comida, oficinas, aire, colegios, etc!
Hasta que la policía vio a Juan y lo metieron a la cárcel, entonces Juan dijo que era
inocente que se había metido por equivocación en su planeta pero el carcelero respondió:
-Ya se lo que eres, tú eres un invasor y lo que quieres es destrozar nuestro país igual que
hicisteis con nuestro país natal en la superficie. Como sabéis que no disponemos de arsenal
de guerra nos queréis destruir.
-No, yo solo me metí en vuestro país por equivocación .Se lo ruego déjeme salir, dijo Juan
llorando.
-Vale, me has convencido, llamaré al presidente para ver que hacemos contigo.
-El presidente me ha dicho que te llevara ante él.
-Juan, hemos pensado que te dejaremos marchar pero te llevarás este cofre mágico. Si le
haces algo o le dices lo que has visto en este lugar a cualquier persona terrestre te
convertirás en un anciano para siempre, dijo el presidente.
Cuando Juan regresó a la superficie fue a contárselo a su amigo Paco. En cuanto se lo contó
Juan se hizo muy viejo, en ese instante Juan se despertó sobresaltado y dijo:
Vaya sueño más raro he tenido, nadie se lo va a creer.
Andrés Domenech Moya
EL SECUESTRO
Había una vez un hombre muy malo que vivía a la entrada del pueblo, le gustaba matar gatos
y secuestrar a los niños del pueblo. Ya había secuestrado a doce niños mientras vivía en
aquel enorme pueblo.
El veinticuatro de diciembre se sentía muy solo y vio a unos niños jugando con la nieve. El
hombre que se llamaba Koke se le ocurrió una idea muy mala. Decidió subir al parque y
secuestrar seis niños que había allí, ellos se llamaban Roberto, Adrián, Dani, Juan, Rubén y
el más equeño Enrique.
Sus madres estaban preocupadas y fueron a la casa de Koke tras discutirlo se llevaron a los
seis niños. Muy enfadados lo publicaron por todo el pueblo. Al verlo todas las personas se
dieron cuenta que ese hombre era muy malo y había que vengarse de alguna manera posible.
En el centro social hicieron una reunión y decidieron secuestrar al hombre durante todas
las navidades. A la semana siguiente secuestraron a Koke y lo metieron en un sitio oscuro y
que hacía mucho frío. El hombre estuvo hasta el cuatro de Enero y se dio cuenta que daba
mucho miedo estar secuestrado, también se arrepintió mucho por haber secuestrado
tantos niños. Los padres lo perdonaron y el día de Reyes cenaron con él. Koke a los niños les
hizo un regalo chulísimo, empezó a llorar por lo que había hecho en el pueblo.
La gente ya no le tenía miedo, se juntaba con todo el mundo y hasta tenía amigos con los
que hacía huertos juntos, se iban al bar a jugar a las cartas y tomar cafés todos los días y
se lo pasaban muy bien.
Pablo Huélamo Guijarro
LAS GALLINAS DE DOÑA FILO
Hace muchos años, en un pequeño pueblo de la sierra, vivía una señora mayor. Los vecinos la
llamaban doña Filo. La señora era muy pobre, tan pobre que tenía unas cuantas gallinas para
que le pusieran huevos y así no los comprase para no gastarse dinero.
Una mañana que fue a dar de comer a sus gallinas vio que estaban todas muertas,
seguramente porque vino por la noche un zorro y mató a las gallinas de la señora.
Pasó el tiempo y doña Filo no podía comer huevos porque no tenía a sus gallinas. Un día
estando en su casa, escuchó un camión que vendía gallinas. La señora fue a coger muy
contenta sus ahorros y se fue a comprar media decena de gallinas. Cuando llegó el camión a
su casa le preguntó al vendedor:
-¿Cuánto cuesta cada gallina?
-Tres euros. Le respondió.
-¿Y seis?
-Dieciocho euros.
-¡Uy, yo no tengo tanto dinero!. Solo dispongo de 1.800 céntimos. Si me las vendes por ese
precio me las llevo si no no. Le digo doña Filo.
-¡Muy bien lléveselas por ese precio!
Finalmente doña Filo compro las seis gallinas muy contenta porque ella pensaba que había
engañado al vendedor.
Alba Marco Checa
EL DUENDE CON LAS MANOS AZULES
Javier era un duende que tenía las manos azules. Un día iba por la calle y se dio cuenta de
que todo el mundo le estaba mirando. Javier, ya un poco angustiado, le preguntó a una chica
que se estaba riendo él:
-¿Por qué me miráis todos?
-No te has dado cuenta, ¡tienes las manos azules! le contestó:
-Pero tampoco tenéis derecho a reíros de mi, ¿no?
-No se, pero todo el mundo tiene las manos verdes y en cambio tú las tienes azules. Le dijo
aquella chica.
-Bueno yo voy a hacer algo para que dejéis de reíros de mí. Le dijo enfadado a aquella chica.
La semana siguiente eran las elecciones para votar a un nuevo alcalde, en la ciudad de los
duendes.
Había muchos candidatos, pero uno de ellos era Javier. La gente se creía que no le iba a
votar nadie pero él seguía sonriendo como siempre. Cuando llegó el día de decidir quién era
el nuevo alcalde todos los candidatos estaban muy nerviosos, sobre todo Javier.
El alcalde del año pasado no se presentó pero le tocó decir quién era el nuevo alcalde:
-Y el nuevo alcalde es Javier.
Javier, contento como nunca, propuso una nueva ley:
-La ley que voy a poner es “no reírse de nadie porque sea diferente”
Esa era la venganza de Javier.
Andrea Molina Puerta
UN BUEN CASO PARA SCOTLAND YARD
Hace mucho tiempo, en una ciudad muy poblada de Inglaterra, llamada Londres, nació un
nuevo grupo: el grupo “los fantasmas”. Eran cinco críos alocados, sin control, sin
conocimientos de lo que hacían, con catorce y quince años. Eran Tom, John, James, Charles
y Cristina. Se vestían de negro y en una milésima de segundo aproximadamente, conseguían
robar a la gente como fantasmas. Tom robaba carteras, John bolsos, James collares y
Charles y Cristina pulseras, relojes y anillos. Todos los días se reunían en un cuarto oscuro
a planear.
-Mirad, este sábado iremos al Big Ben a robarle joyas a la gente que pase por allí. Dijo
Cristina que era la que mandaba.
-No estoy seguro de eso, Scotland Yard ya nos está buscando. Dijo Tom.
-¡Que gallina eres Tom!, cualquiera hace algo contigo. Exclamó John. Déjate de tonterías.
-¡Vamos a por todas!, pero me refiero a todas las joyas. Gritó James.
Cuando llegó el sábado, Tom se quedó en su casa. Charles cogió una piedra y se la tiró a la
ventana.
-¡Tom, baja ahora mismo!. Gritó Charles.
-Hoy, no voy .No tengo ganas de estar de robos. Razonó Tom.
Después de discutirlo con él, Tom bajó. Cuando Cristina y Charles cogieron el primer reloj,
la persona a la que se lo robaron se dio la vuelta, ¡iba vestido de agente de Scotland Yard!,
pero antes de darse la vuelta iba vestida de abuelita. Al mismo tiempo, las seis personas
restantes también se dieron la vuelta. Tom, Cristina, James, John y Charles intentaron
salir corriendo, pero los agentes se lo impidieron.
-¡Alto ahí muchachitos!. Gritó uno de los agentes. -¡Os hemos pillado!
-¡Qué bien, tenemos a “los fantasmas”!. Exclamó otro.
Inmediatamente se los llevaron a comisaría. Después de varias horas con ellos haciéndoles
preguntas, decidieron llevar a todos menos a Tom a un reformatorio.
-¡Os dije que no teníamos que ir! -Exclamó Tom en tono de burla.
Desde aquel día “los fantasmas” se hicieron famosos en todo el mundo, gracias a las buenas
ideas de Scotland Yard.
EL CÁLIZ MÁGICO
Había una vez un hombre que era obrero pero a él siempre le había gustado arqueología.
Un día haciendo un agujero en la tierra encontró un mapa algo roto y se lo escondió en la
mochila del trabajo.
A las 8:00 se fue a su casa, arregló el mapa e hizo una copia que guardó en su zapato. En el
reverso del mapa vio que había pintado un cáliz azul con una inscripción: “ISLA DE
PASCUA”
Al principio le parecía que esas islas no existían pero buscó en diferentes mapas y las
encontró al suroeste de América Central.
Estuvo pensando durante media hora hasta que recordó que tenía un primo dueño de un
barco y lo llamó. Su primo le dijo que le llevaría encantado a cambio de que le dejase ir con
él. Aceptó a regañadientes y los dos se embarcaron en un viaje fascinante.
Navegaron durante 3 días y 2 noches. Cuando por fin llegaron a las islas, el obrero sacó de
su zapato el mapa y buscó el punto donde se encontraban, caminaron hasta la X que
marcaba el mapa y buscaron alrededor de un gigantesco moai. Dos horas más tarde estaban
muy cansados y pensaban dejarlo, cuando de repente el primo se apoyó en una roca y se
abrió un mecanismo que los llevó hasta una pequeña sala donde vieron brillar algo azul con
mucha intensidad. Entonces el primo salió corriendo pero de pronto vio como una flecha iba
hacia él y afortunadamente la esquivó.
El obrero le dijo que sería mejor tirar piedras hasta que se desactivasen todas las trampas
y así lo hicieron.
Pasaron tranquilamente las trampas cogieron el cáliz y empezó a decir: “tú eres mi dueño,
te dejaré pedir un deseo, el que quieras, y te lo concederé”. El obrero estuvo pensando y
dijo...”Deseo poder pedir un deseo cada día”.
El cáliz se lo concedió.
Regresaron felices a casa. Como estaban muy cansados en cuanto llegaron se metieron en
la cama y se durmieron.
A la mañana siguiente el obrero se levantó renovado y miró el cáliz de los deseos que le
convirtieron en el hombre más feliz del mundo.
EL TESORO PERDIDO
Hace mucho tiempo los piratas viajaban en busca del tesoro perdido de la reina Maya.
Primero los piratas tenían que enfrentarse al pulpo Sauro que tenía el mapa para encontrar
el tesoro. El jefe de los piratas le dijo al pulpo:
Dame el mapa pulpo. Ríndete o te mataremos, dijo el capitán.
Lo mismo digo, entréganos el mapa o te comeremos, te arrancaremos los ojos..., dijo
un pirata.
El pulpo no se rindió pero un pirata le rompió un tentáculo y se le escapó el mapa en las
manos de los piratas. Al día siguiente los piratas que ya tenían el mapa fueron a por el
tesoro. Primero tuvieron que pasar por el territorio de los tiburones, donde el capitán
perdió su pierna. Luego pasaron por los icebergs donde casi se chocó el barco con uno y por
último por una cueva llena de esqueletos, donde había un caracol gigante abrazando el
tesoro. Los piratas tuvieron que luchar y …
quita de ahí caracol gigante, dijo el más joven de ellos.
El caracol fue a atacarles pero uno de ellos que era muy listo se puso detrás del caracol y le
clavó una espada. Al fin los piratas consiguieron el tesoro y se fueron a vivir a una isla con
el gran botín de dinero que había dentro del tesoro perdido de la reina Maya.
Laura Segovia Herranz
EL GATO MÁGICO
Había una vez un gato gris, que estaba en la tienda de animales. Se encontraba en una jaula
con dos candados. El gato tenía un collar en el que destacaba el nombre de “Máximus” y un
libro que tenía una luna en la carátula. Todo estaba muy tranquilo y los animales casi
dormidos pero, en ese momento, apareció un niño que venía con su madre y su padre. A ese
niño le daba igual comprar un perro, un canario... Tampoco pedía un animal de muchas
monedas. Entonces, el libro de Máximus se abrió por una de sus páginas en las que había un
dibujo de un niño. El niño se acercó a ver lo que había en ese libró y… ¡se vio retratado!
Ese niño no necesitó más señales para decidir llevarse a ese gato pero, se fue a casa con
una gran duda: ¿ese libro que hacía en la jaula del gato?. Nunca lo supo pero si lo hubiera
sabido, creedme, nunca lo habría cogido.
Victoria Jiménez Zarzuela
EL TORNEO DE TENIS
Miguel es un niño de 10 años que va a quinto curso y al que le gusta mucho el tenis. Su mayor
deseo era ver un campeonato de tenis en una pista de tenis, no por la tele. Un día Miguel
estaba en su casa solo porque sus padres se habían ido de compras. De pronto, oyó una voz
que pedía ayuda.
- ¿Quién pide ayuda?
Escuchó atentamente una voz y supo que la voz era de su vecina Rosa, una mujer muy
mayor que vivía sola. Miguel fue a la casa de su vecina y llamó a la puerta. Le dijo a Rosa que
era Miguel, que estaba solo en casa y que si le ocurría algo. Rosa le dijo que se había caído y
no se podía mover y que pidiera ayuda.
-¿Cómo pido ayuda? , le preguntó Miguel a Rosa. Le dijo que llamara por teléfono al 112.
Miguel fue corriendo a su casa para llamar por teléfono. En ese momento llegaron sus
padres y les contó lo que estaba pasando. Los padres llamaron por teléfono y en cinco
minutos vino la ayuda necesaria para Rosa. Se la llevaron al hospital y estuvo ingresada allí
una semana. Al volver a su casa, Rosa visitó a Miguel para darle las gracias por su ayuda. Le
dijo que si quería algo y Miguel le dijo cuál era su deseo.
A los quince días le llegó a Miguel una carta que contenía un bono para ver el torneo de
tenis de su ciudad. Le dio mucha alegría y sus padres lo felicitaron por su merecido premio
al ayudar a una persona que lo necesitaba.
Adrián Perdomo Real
LA COMPETICIÓN DE MATEMÁTICAS
Erase una vez una niña llamada Candela que tenía diez años, era rubia, medía uno treinta y
ocho, sus colores favoritos eran el verde y el amarillo, vivía en un pueblo de Cuenca con su
familia pero iba a un colegio de Cuenca que era Santa Teresa, donde se encontraban sus
mejores amigas que eran Sofía y Claudia .
En su colegio hicieron una competición, se podía apuntar quien quisiera, la competición era
de matemáticas para 5ºA y de 5ºB, competían contra los de su curso. La competición era:
sumar, restar, dividir y multiplicar. Lo tenían que hacer sin calculadora ni nada, solo con la
cabeza. Para cada cuenta de lo que fuera le daban tiempo: diez segundos. En el recreo había
un cartel y Candela lo vio y dijo a sus amigas:
-Me voy a apuntar al concurso de matemáticas.
-Tú estás loca -dijeron sus amigas a coro-
-No, no lo estoy, me voy a apuntar al concurso queráis o no. Bueno me voy a apuntar, voy a
hablar con Emilio a ver qué me dice.
-Vale -dijeron sus amigas-
Candela fue a hablar con el director:
-Hola -dijo Candela al director-
-Hola jovencita, pasa ¿qué quieres?
-Apuntarme al concurso señor director, ¿puedo?
-Si, por qué no. Tienes que estar mañana a las diez y media en el salón de actos, puedes
traer a dos amigas si quieres.
Al día siguiente Candela a las diez y media bajó al polideportivo sólo con una amiga, Claudia.
Con Sofía se había enfadado porque le dijo que iba a perder. A Candela le hicieron 10
preguntas, falló en una división que era 29 entre 11, se desconcentró un poco ahí pero por lo
demás todo fue bien. Quedó la segunda, ganó un chico de la otra clase llamado Carlos.
Cuando Candela volvió a clase Sofía le dio la enhorabuena y se hicieron amigas otra vez, a
Candela no paraban de hacerle preguntas de mate y ya estaba harta de las preguntas.
Marta Cano Sánchez