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  • Especial bola

  • NDICE

    1. MoleQla Celular

    1.1 Familias de virus hemorrgicos.

    1.2 Mecanismos moleculares de la infeccin del Ebolavirus.

    1.3 bola: tratamiento actual y futuro.

    2. MoleQla Deporte

    2.1 Anlisis de accidentes y lesiones en la Educacin fsica escolar

    2.2 Deporte e inclusin social. Aplicacin del programa de responsabilidad personal y

    social en 3000 viviendas (Sevilla)

    2.3 Influencia de la angulacin de la rodilla en el entrenamiento RPA de squat sobre

    la capacidad acelerativa

    3. MoleQla Mdica

    3.1 Factores de riesgo cardiovascular

    4. MoleQla Forense

    4.1 El Cctel Moltov

    4.2 Si bebes no conduzcas! Por qu no?

    4.3 Luminol: la cara ms brillante de la Criminalstica. Avances en investigaciones

    forenses

    5. MoleQla Instituto

    5.1 Modificacin de un espectrofotmetro de absorcin para el anlisis por

    fluorescencia de la quinina en una disolucin de tnica comercial.

  • 6. MoleQla Ambiental

    6.1 Uso del Carbaril y su impacto en la biodiversidad.

    6.2 Environmental and economical analysis of the implementation of 2-phase systems

    in the olive oil production process.

    6.3 Insecticidas organoclorados y organofosforados en el Medio Ambiente.

    7. MoleQla Gestin

    7.1 EL PAPEL DEL ARTISTA HOY Qu significa ser artista en el siglo XXI?

    8. MoleQla Patrimonio

    8.1 Aplicacin de la espectrometra Raman en el estudio de manuscritos y tintas

    metaloglicas

    8.2 Diagnstico mediante TC: Aplicacin al estudio de una escultura gtica

    valenciana

    9. MoleQla Cristalina

    9.1 Ests t tan en forma como la cristalografa en su ao internacional?

    10. MoleQla Nutricin

    10.1 Efectos fsico-qumicos y nutricionales del horneado en los alimentos

    11. MoleQla Qumica

    11.1 Hidrocarburos Aromticos Policclicos

    11.2 Protenas carboniladas? No, gracias.

  • 12. MoleQla Nanotecnologa

    12.1 Uso de la nanotecnologa en el tratamiento del VIH.

    12.2 Nanotecnologa en el cerebro.

    12.3 Nanotransportadores magnticos pH-sensitivos en el tratamiento del cncer

    13. MoleQla Entrevista

    13.1 Marco Marcia: from PhD to Post-doc to Principal Investigator

  • Editorial MoleQla Celular MoleQla Celular se ocupa en este nmero de un tema de actualidad, el virus del bola y la fiebre

    hemorrgica que provoca. Convencidos que un mayor conocimiento del mundo que nos rodea y de los

    organismos que compiten con el ser humano nos ayuda a defendernos contra ellos y a prevenir las en-

    fermedades que provocan, presentamos en este nmero especial tres artculos sobre el virus del bola,

    su mecanismo de infeccin y los tratamientos contra la enfermedad que causa.

    La llegada de la infeccin por virus del bola a zonas urbanas ha provocado una crisis sin preceden-

    tes que amenaza con diseminarse fcilmente en un mundo en el que las comunicaciones son ms fci-

    les. El difcil control de la poblacin en zonas muy pobladas hace indispensable afrontar su tratamiento

    con conocimiento del organismo al que nos enfrentamos y su forma de actuar de manera que podamos

    desarrollar procedimientos para defendernos de l. Comenzamos as con la familia de los virus hemo-

    rrgicos que, adems del virus del bola, tambin contiene a los virus que provocan el dengue, la fiebre

    amarilla o la fiebre mediterrnea familiar. Conocer la estructura de estos organismos nos permite poder

    desarrollar estrategias para defendernos de ellos. Seguimos con los mecanismos moleculares que utiliza

    el virus del bola para infectar las clulas. Conocer estos mecanismos nos permite disear estrategias

    para prevenir la infeccin. Y terminamos con los tratamientos actuales y futuros contra el virus. Trata-

    mientos basados en el uso de los mecanismos inmunolgicos que el propio organismo desarrolla contra

    la infeccin del virus. Afortunadamente, los supervivientes a la infeccin desarrollan anticuerpos contra

    el virus lo que indica que hay posibilidad de crear vacunas que, en un futuro no muy lejano, permitirn

    desarrollas programas de prevencin.

    Guillermo Lpez Lluch

    Editor de la Seccin MoleQla Celular

  • Familias de virus hemorrgicos Alejandra Estepa Fernndez, Cristina Mara Osuna Cruz, Ana Ruiz Padilla

    Resumen Las fiebres hemorrgicas son enfermedades virales que muestran actualmente una gran repercusin meditica

    debido principalmente al reciente brote de bola. En este artculo, repasamos las familias de estos virus, centrndonos en sus

    caractersticas comunes y destacando el caso del bola.

    Palabras Claves Arenaviridae, ARN, Bunyviridae, Filoviridae, Flaviviridae.

    1. INTRODUCCIN

    as fiebres hemorrgicas virales (FHV) estn causa-das por virus de ARN (cido RiboNucleico) que

    pertenecen a las familias Filoviridae, Flaviviridae, Arenavi-ridae y Bunyviridae. Dichas familias causan enfermedades como el bola, el dengue, la fiebre amarilla o la fiebre me-diterrnea familiar.

    Los sntomas comunes de las fiebres hemorrgicas son fiebres, riesgos de sangrado o hemorragias, daos micro-vasculares o cambios en la permeabilidad vascular que pueden acabar causando un fallo multiorgnico. Algunos de los sntomas que aparecen en sus estados primarios son fiebres altas, fuertes dolores ceflicos, musculares y articulares.

    Las FHV se caracterizan por presentar altas tasas de mortalidad en los seres humanos infectados, un genoma de ARN (cido Ribonucleico), estar englobados en una membrana lipdica y encontrarse geogrficamente res-tringidos a las regiones en las que residen sus hospedado-res.

    La mayora de ellos son considerados como virus de nivel de bioseguridad 4, es decir, al ms alto en seguridad y riesgo, normalmente asociado a patgenos que no tie-nen tratamiento o medidas preventivas contra el mismo. La excepcin la constituyen el virus del dengue y de la fiebre amarilla, que son del nivel 3. Estos niveles tan ele-vados generan dificultades para trabajar en el laboratorio con los mismos. [1]

    A continuacin, procederemos a describir con mayor detalle cada una de las familias, destacando el virus del bola por su actual repercusin.

    2. FAMILIA FILOVIRIDAE

    La familia Filoviridae (Filo del latn hilo) recibe su nombre por su forma filamentosa. As, estos virus se pre-sentan como largos filamentos, cortos, con forma de 6 o de U, y circulares [2]. El reservorio de los mismos, es de-cir, el organismo que los transmite a los humanos, ha sido desconocido durante mucho tiempo. Sin embargo, avan-ces recientes han determinado que estos son los murcila-gos, ya que a pesar de que se infecten y los virus se repli-quen en su interior, estos mamferos son capaces de so-brevivir y presentan anticuerpos especficos contra este tipo de virus. Otras fuentes sealan que los primates

    podran considerarse un reservorio, pero su alta tasa de mortalidad en perodos de infeccin no permitira que los virus continuaran en las poblaciones largo tiempo. [3]

    Dentro de la familia Filoviridae, podemos encontrar los gneros Marburgvirus y Ebolavirus. Los virus del Ebola, se pueden dividir, a su vez, en 5 subtipos: Zaire, Sudan, Res-ton, Ivory Coasty, Bundibugyo, que reciben estos nom-bres en referencia al lugar en el que aparecieron sus bro-tes [4]. Ambos tipos se diferencian entre s en sus efectos serolgicos, es decir, en los anticuerpos presentes en la sangre de los infectados. [5]

    Los Marburgvirus aparecieron por primera vez en 1967 en Alemania, tras el contacto de personal de laboratorio con monos verdes africanos. Por otro lado, los Ebolavirus fueron identificados en 1979 en Sudan. Tras estos brotes, se han sucedido otros en diferentes lugares de Africa y Rusia, y ms recientemente, han aparecido algunos casos aislados en Estados Unidos, Francia o Espaa.

    Atendiendo a su genoma, estos virus contienen una molcula de cadena simple no segmentada y de sentido negativo de aproximadamente 19000 pares de bases. En otras palabras, solo contiene una copia de ARN y necesita una conversin a ARN positivo, por medio de la enzima ARN polimerasa, para que se pueda traducir a protenas.

    Comparten su organizacin genmica con otros virus del mismo tipo de ARN, en la que los genes que codifican para las protenas del ncleo (N, P y sus anlogos) se encuentran en el extremo 3; los genes para la polimerasa (L), en el extremo 5; y el resto de genes, que codifican para las protenas de la envuelta principalmente, en el medio. Aunque, tambin presentan caractersticas propias tales como secuencias de seales transcripcionales 3UAAUU 5, regiones 3 y 5 ms largas de los virus que presentan ARN negativo y secuencias de genes para la transripcin conservadas entre el virus del Ebola y de Marburg.

    Este ARN se encuentra en una estructura denominada nucleocpsida helicoidal y una envuelta.La nucleocpsi-da, que contiene adems 4 protenas estructurales inclu-yendo la polimerasa del virus, consiste en una asociacin de protenas que forman los capsmeros. El conjunto de todos estos dar lugar a la estructura de forma helicoidal, de aproximadamente 80 nm de dimetro que retendr en su interior el ARN.

    L

  • Fig. 1. Estructura del virus del bola. Se destacan las siguientes partes: ARN, nucleocpsida, membrana y glicoprotenas transmem-

    brana [4].

    En segundo lugar, la envuelta consiste en una mem-brana plasmtica procedente de clulas husped (plasm-ticas) con glicoprotenas virales en su superficie. Estos dos componentes sern los que medien la entrada a las clulas para que ocurra la endocitosis, es decir, la invagi-nacin de la membrana de la clula husped para que pueda introducirse el virus de fuera a dentro de la clula. [4] En esta envuelta, se encuentran las glicoprotenas, que son, pptidos con una parte glucosdica. Este tipo de protenas, adems, tendrn una funcin fundamental pa-ra la sealizacin.

    Finalmente, otras protenas muy relevantes para su estructura sern las nucleoprotenas, unas fosfoprotenas (pptidos que contienen residuos de fsforo en su secuen-cia de aminocidos) que constituyen el componente prin-cipal del complejo ribonucleoproteco; las protenas VP35 y VP30 del complejo RNP y, VP40 y VP24 que se encuentran asociadas a la membrana. [6]

    Dentro de los filovirus, los ebolavirus causan la en-fermedad del bola; mientras que los virus de Marburgo dan lugar a la FHM (Fiebre Hemorrgica de Marburgo). En este artculo, nos centraremos en el bola dada su reaparicin en los ltimos meses.

    De hecho, esta enfermedad ha atacado a los pases africanos de Liberia, Mali, Nigeria y Senegal; y ha traspa-sado las fronteras de este continente para producir, en menor medida, algunos contagios en Espaa y Estados Unidos. El miedo que genera este tipo de virus, se debe a su alta tasa de mortalidad con valores que ascienden del 30 a 90%. Adems, el nmero de infectados aumenta da a da, alcanzando los 14098 infectados y 5160 fallecidos a consecuencia de la misma a fecha de Noviembre de 2014. [7]

    A pesar de la magnitud de esta cifra, este virus se transmite exclusivamente por fluidos, es decir, por sangre o saliva, entre otros. Es por ello, que el riesgo de contagio es bajo, a excepcin de los profesionales que tratan direc-tamente a los infectados, que deben llevar puesto un traje especial de aislamiento nivel 4, que les confiera la mayor proteccin posible.

    En cuanto a la enfermedad, sta presenta un tiempo de incubacin de 2 a 21 das. Durante este tiempo, el virus se replica, es decir, se reproduce y crea ms copias de s mismo en el hgado, bazo, ndulos linfticos y pulmones. Su infeccin, causa una fiebre hemorrgica en la que se

    produce sangrado en la piel, las membranas mucosas, las vsceras, el lmen del testmago y el intestino. Tambin, se produce hinchazn del bazo, los ndulos lnfticos, los riones y el cerebro, as como dolor muscular, fatiga, dia-rrea y vmitos entre otros sntomas. En definitiva, nos encontramos ante un microorganismo capaz de generar daos severos al ser humano en un corto espacio de tiem-po y sin presencia de un tratamiento testado. De hecho, las nicas soluciones para los enfermos hasta ahora han sido el suero experimental Z-Mapp, que contiene 3 anti-cuerpos monoclonales (protenas que son capaces de unirse a sustancias extraas o ajenas al cuerpo con el fin de inactivarlas), Favipiravir (un inhibidor de la ARN po-limerasa del virus) y suero procedente de personas que hayan superado la enfermedad y contengan, en el mismo, anticuerpos especficos para la enfermedad. [8]

    Adems, uno de los problemas de este virus consiste en que no existe una vacuna que permita al ser humano inmunizarse frente al virus. Actualmente, tras los brotes africanos, europeos y estadounidenses, algunos laborato-rios ya han comenzado a realizar investigaciones con el fin de poder tener disponible la vacuna aproximadamente en Enero de 2015.

    La alta mortalidad que supone esta enfermedad es la razn fundamental de prevenirse frente al contagio de la misma. Es por ello que si se viaja a un rea afectada por la misma, ser necesaria una higiene cuidadosa y un in-tento por evitar contacto con murcilagos, primates, o carne cruda de estos animales, adems, de un periodo de seguimiento mdico a la vuelta del viaje.

    3. FAMILIA FLAVIVIRIDAE

    La familia Flaviviridae (Flavus del latn amarillo) recibe su nombre de una de las enfermedades ms conocidas causadas por estos virus, la fiebre amarilla. Estos virus son transmitidos principalmente a partir de vectores ar-trpodos (como insectos o garrapatas), y pueden dividirse a su vez en varios gneros, entre los que destacan Hepa-civirus (virus de la hepatitis C), Pestivirus (virus de la diarrea bovina y de la peste porcina) y Flavivirus (virus de la fiebre amarilla y del dengue). Centraremos nuestra atencin en este ltimo gnero por ser los principales pa-tgenos humanos que han causado mayor mortalidad [9].

    El genoma que contienen los virus del gnero Flavivi-rus es de ARN monocatenario de cadena positiva. Esto quiere decir que, poseen ARN mensajero que puede ser traducido directamente por la clula husped en su cito-plasma sin necesidad de acceder al ncleo de la misma, facilitando bastante su mecanismo de infeccin [10,11].

    En el extremo 5 de estos ARN mensajeros virales, en-contramos la tpica estructura de caperuza (un nucletido de guanina modificado), la cual es fundamental para mantener la estabilidad de estos ARN mensajeros y per-mitir el reconocimiento y el acceso adecuado del riboso-ma celular para la traduccin de los mismos. Sin embar-go, a diferencia de los ARN mensajeros de la clula hus-ped, los de estos virus carecen de poli-A en su extremo 3 (poliadenilacin, fragmento con sucesivos nucletidos de adenina AAA), estando as menos protegidos y con ello

  • ms vulnerables y susceptibles a la degradacin por en-zimas citoplasmticas del husped [12].

    Otro aspecto interesante del genoma de estos virus es que solo poseen un marco abierto de lectura (ORF), es decir, siempre se traduce la misma poliprotena. As mis-mo, el genoma de estos virus se encuentra organizado de una forma concreta y diferente a la de la familia Filovi-ridae, tal que, las protenas estructurales se codifican a partir del extremo 5 mientras que, las protenas no es-tructurales lo hacen a partir del extremo 3, lo cual le permite maximizar la produccin de protenas estructura-les frente a la de no estructurales ya que el ensamblaje viral requiere una gran cantidad de las primeras.

    Estas protenas estructurales pueden dividirse de ma-nera muy general, en protenas C, que son las destinadas a la formacin de la cpsida, en protenas M, que son las protenas de la matriz, y en protenas E, que son las pro-tenas de la envoltura y glicoprotenas. Las protenas no estructurales por su parte, conforman un grupo de hasta siete protenas (NS1, NS2A, NS2B, NS3, NS4A, NS4B y NS5) cuyas funciones no son del todo conocidas, pero se han relacionado con funciones proteasa, helicasa, replica-sa y de maduracin del virin. (Figura 2) [13].

    Fig. 2. Organizacin del genoma de Flavivirus. Se observa como las protenas estructurales se codifican en el extremo 5 mientras que

    las no estructurales lo hacen en el 3 [14].

    La estructura de estos virus, tal y como ya se ha ade-lantado en la organizacin genmica, se caracteriza por la presencia de una cpsida de aproximadamente 40-50 na-nmetros de dimetro, cuya forma es icosadrica y est compuesta por un solo tipo de protena, la C ya comenta-da. Adems de la cpsida, poseen una envuelta que la protege, la cual procede del retculo endoplasmtico de las clulas infectadas y glicoprotenas especficas[13].

    Debido al cambio climtico global, y al parecer inelu-dible, que se est experimentando en las ltimas dcadas, empieza a ser cada vez ms preocupante la diseminacin de enfermedades como la fiebre amarilla o el dengue, pudindose expandir algunos de sus vectores ms usua-les, como el mosquito tigre. Es por ello que, a pesar de afectar tradicionalmente a reas tropicales y subtropica-les, se hace necesario la creacin de una conciencia euro-pea sobre la prevencin, sintomaloga y tratamientos con-tra estas enfermedades. El periodo de incubacin del vi-rus de la fiebre amarilla es de 3 a 6 das, mientras que, el periodo de incubacin del virus del dengue puede alcan-zar hasta los 10 das. En ambos casos por tanto, nuestro sistema inmunitario tarda en darse cuenta de la presencia

    de estos patgenos, presentando la sintomatologa descri-ta en la introduccin.

    Aunque an no existe ningn tratamiento especfico para ninguna de las dos enfermedades, en el caso del vi-rus del dengue existe ya en la actualidad una vacuna para prevenir dicha enfermedad. Uno de los retos de la medi-cina actual ser conseguir una vacuna tambin efectiva para el virus de la fiebre amarilla aunque, la mejor pre-vencin para no contraer ninguna de estas dos enferme-dades siempre ser evitar el contacto con su vector, es decir, con la picadura de los mosquitos. [15,16]

    4. FAMILIA ARENAVIRIDIAE

    Los Arenavirus normalmente producen infecciones crnicas en sus huspedes naturales, los roedores. Se piensa que la infeccin en los seres humanos se produce principalmente a travs de la exposicin a aerosoles que contienen el virus o por contacto directo con piel daada con materiales infecciosos y puede causar morbilidad grave (nmeros de enfermos) y mortalidad en los seres humanos. [17]

    Las partculas vricas son esfricas y tienen un dime-tro de entre 60-300 nm. [18] Estn recubiertas de una membrana lipdica. Vistos en un corte, muestran partcu-las granulosas que son los ribosomas adquiridos de las clulas que los hospedan. Por esa caracterstica microsc-pica llevan el nombre derivado del latn "arena".

    Dentro de la cpsida contienen su genoma circular, que est compuesto por dos fragmentos de ARN negati-vo: un segmento largo (L) y un segmento corto (S). Como se ha mencionado anteriormente, la presencia de RNA negativo implica que el virus no sea por s mismo infec-cioso pues para poder replicarse necesita ser transcrito a RNA positivo mediante una RNA polimerasa que es codi-ficada por el propio virus (dentro del fragmento L). Dicho genoma, codifica para cuatro protenas virales, entre las que destacan: dos glicoprotenas de superficie (GP1 y GP2), que se encuentran inmersas en la envuelta lipdica; y una protena multifuncional conocida como Z, que in-teracciona con las protenas GP1 y GP2, siendo necesaria para la liberacin de los viriones (partculas vricas) por gemacin tras su replicacin.(Figura 3) [18,19]

    Fig. 3. Estructura de los virus de la familia Arenaviridiae. Se sealan

    los distintos componentes en los virus de esta familia [27].

  • Los arenavirus pueden ser clasificados (segn su an-tigenicidad, filogenia y distribucin geogrfica) en dos serogrupos: virus del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo. Dentro de los primeros, destacan virus como el Lassa, causante de la unas de las principales enfermedades de frica occidental: la fiebre mediterrnea familiar o el vi-rus coriomeningitis linfoctico, que provoca enfermeda-des del sistema nervioso central e inmunosupresin (in-hibicin de la actividad del sistema inmune) en huma-nos. Por otro lado, dentro de los virus del Nuevo Mundo se encuentra el complejo Tacaribe. Estos patgenos son los agentes causantes de muchas de las fiebres hemorr-gicas en Sudamrica: fiebre hemorrgica argentina (virus Junin), boliviana (virus Machupo), venezolana (virus Guanarito) y brasilea (virus Chapare). Todas estas en-fermedades presentan los sntomas citados anteriormente [17].

    Actualmente no hay vacunas efectivas para este tipo de virus, con la excepcin de la vacuna Candid para el virus Junin en Argentina. Sin embargo, se sabe que el plasma sanguneo de pacientes que han superado la en-fermedad es efectivo en el tratamiento de estos virus por sueroterapia.

    5. FAMILIA BUNYAVIRIDAE

    Los Bunyavirus se encuentran generalmente en artr-podos o roedores, aunque algunos de ellos pueden infec-tar humanos. Es una gran familia, pues contiene ms de 350 virus, incluidos en los gneros: Hantavirus, Nairovi-rus, Orthobunyavirus, Phlebovirus y Tospovirus. [20] Todos ellos son transmitidos mediante vectores de artr-podos (mosquitos, garrapatas, etc), aunque los Hantavi-rus tambin pueden transmitirse por el contacto con flui-dos de roedores infectados. Es por ello, que los brotes de estas enfermedades son ms comunes en verano cuando estos artrpodos abundan. [21]

    Todos los miembros la familia Bunyaviridae presentan caractersticas comunes que incluyen una envuelta lipo-protica y partculas vricas esfricas de dimetro entre 80-120nm.

    Fig. 4. Estructura del virus de Bunyaviridae. Se sealan los distintos componentes de los virus de esta familia [28].

    Su genoma est constitudo por tres fragmentos de RNA de cadena negativa que codifican para cuatro pro-tenas estructurales. Dos de ellas son glicoprotenas de superficie (Gn y Gc), que estn inmersas en la bicapa lip-dica de la membrana del virus y actan favoreciendo la entrada del virus en la clula. El fragmento pequeo del genoma codifica para la protena N, encargada de la for-macin de la nucleocpsida. (Figura 4) [22, 23]

    Los Nairovirus son los causantes de una de las enfer-medades con mayores niveles de morbilidad y mortali-dad de la familia Bunyaviridae, la fiebre hemorrgica de Crimea-Congo, que tiene una mortalidad del 40% [23,24]. Sin embargo, otros gneros no se quedan atrs, los Han-tavirus son los responsables de las Fiebres Hemorrgicas con Sndrome Renal y con Sndrome Pulmonar [25]. Los Phlebovirus causan enfermedades como la Fiebre Severa con Sndrome Trombocitopnico, una enfermedad infec-ciosa emergente, que ha sido recientemente descrita en el noroeste y centro de China y que presenta una mortali-dad de entre el 12-30% [26], o la fiebre del Valle del Rift.

    Pese a la gran variedad de enfermedades causadas por los Bunyavirus, actualmente no existen vacunas aproba-das para su uso en humanos, aunque s vacunas en ani-males. Estas, an siendo insuficientes, son necesarias para parar la progresin de estos virus que en algunos casos causan enfermedades endmicas. 6. CONCLUSIONES

    Sin querer aumentar la alarma que la enfermedad del bola ha causado, podemos concluir que las enfermeda-des producidas por los virus de las familias que provocan fiebres hemorrgicas constituyen un grave peligro para la poblacin mundial. Esto es debido, en gran parte, al des-conocimiento que se tiene sobre las mismas, lo que hace ms difcil su prevencin y tratamiento, teniendo como consecuencia una alta mortalidad en pases en vas de desarrollo. Es en estos pases donde han surgido la mayo-ra de estos virus, no hay recursos, ni medidas de aisla-miento o control para evitar su propagacin. Es por ello, que se hace necesaria una concienciacin internacional para la investigacin de las mismas y bsqueda de solu-ciones ante los brotes recientes y futuros.

    AGRADECIMIENTOS

    Las autoras desean agradecer a Guillermo Lpez Lluch la oportunidad de realizar este artculo.

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    ml

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    Alejandra Estepa Fernndez, Ana Ruiz Padilla y Cristina Mara Osuna Cruz. Estudiantes de cuarto curso del grado en Biotecnolo-ga en la universidad Pablo de Olavide Sevilla

  • Mecanismos moleculares de la infeccin del Ebolavirus

    Laura Castro Morales, Cristina Ojeda Gonzlez, Sergio Snchez Rivas

    Resumen El virus del bola se transmite por contacto directo con animales o personas infectadas. Una vez en el organismo,

    el virus penetra en las clulas mediante dos mecanismos principales, endocitosis mediada por Clatrina o por macropinocitosis.

    Adems, necesita glicoprotenas presentes en la membrana de la clula husped para ser reconocidas por la protena viral

    VP24. En esta revisin se indican los diferentes mecanismos moleculares implicados en la infeccin por el virus del bola.

    Palabras Claves Contagio, bola, Evasin, Sistema inmune, VP24.

    1. INTRODUCCIN

    l virus responsable del bola, enfermedad antes co-nocida como fiebre hemorrgica del bola, fue detec-tado por primera vez en 1976 en dos brotes simult-

    neos que tuvieron lugar en Sudn y Repblica Democr-tica del Congo, encontrndose en esta ltima el ro bola que le da nombre. Puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90% y se transmite a humanos por anima-les salvajes -sus huspedes naturales son los murcilagos frugvoros de la familia Pteropodidae, pudiendo propagar-se despus persona a persona. La transmisin a humanos se da por contacto directo con rganos, sangre, secrecio-nes y otros lquidos corporales de animales infectados, como murcilagos, gorilas, chimpancs o antlopes. Entre humanos se transmite por contacto directo con secrecio-nes corporales, sangre u rganos de personas infectadas o materiales contaminados por fluidos infectados [1]. Los brotes de bola se dan principalmente en aldeas remotas de frica central y occidental cercanas a la selva tropical. La reciente preocupacin en torno al virus est relaciona-da con el brote aparecido en marzo de este mismo ao en el este de frica. El nmero de casos y defunciones regis-trados hasta Octubre de 2014 en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona es de 8,396 y 4,032 respectivamente. Ade-ms el pasado 30 de Septiembre los Centros de Control y Prevencin de Enfermedades de Atlanta (CDC) confirma-ron el primer caso importado de bola en Estados Uni-dos, fallecido el pasado 8 de Octubre, al cual se le han sumado otros 4. As mismo en Espaa, adems del primer caso correspondiente a un mdico repatriado y poste-riormente fallecido, se inform de un segundo caso que afect a un miembro del personal sanitario cuya situacin est recibiendo un seguimiento exhaustivo. En total hasta la fecha se han registrado un total de 14,098 afectados y 5,160 muertos correspondientes al ltimo brote [2].

    El bola se caracteriza por la aparicin sbita de fiebre, debilidad intensa, dolores musculares, de cabeza y gar-ganta, seguidos de vmitos, diarrea, erupciones cutneas, disfuncin renal y heptica y, en algunos casos, hemorra-gias internas y externas. A nivel fisiolgico produce una disminucin de los leucocitos y plaquetas a la vez que eleva las enzimas hepticas. El perodo de incubacin del mismo oscila entre 2 y 21 das y su infeccin solo puede determinarse mediante distintas pruebas de laboratorio, como test inmunoenzimticos, deteccin de antgenos, PCR o aislamiento por cultivo celular [1].

    En lo que a la clasificacin y anatoma viral se refiere, el gnero bolavirus pertenece a la familia Filoviridae, de ARN de cadena negativa1, cuyas partculas virales son pleomrficas (tienen distintas formas) siendo su estructu-ra bsica larga y filamentosa, con una longitud de unos 14,000nm y un dimetro de unos 80nm (Fig. 1 A). En la nucleocpsida, rodeada por una cpsida helicoidal con estras cruzadas, hay un canal axial y el virus completo est rodeado de una unidad lipoproteica derivada de la clula husped. Adems, tiene una serie de espinas de unos 7nm que se encuentran a 10nm de la superficie del virin. La cadena de ARN negativa sin poliA que compo-ne el genoma viral no es infecciosa por s misma, sino que necesita de una polimerasa que el propio virus codifica y que se encuentra en la nucleocpsida [3]. El genoma viral tambin codifica una nucleoprotena, una estructura viral proteica y distintas protenas virales (VP) (Fig. 1B) que ensamblan el virus [4].

    2. MECANISMO DE INFECCIN

    El primer paso de la infeccin viral consiste en la en-trada de las partculas del virus en la clula husped eu-cariota. El anlisis y comprensin de los mecanismos y

    1 ARN de cadena negativa: ARN complementario al ARNm que se traduce a cadena polipeptdica. Necesita ser transcrito a ARN positivo mediante la participacin de una ARN polimerasa dependiente de ARN. Este tipo de cidos nucleicos se encuentra en virus del Grupo V como el ebolavirus, que son los que aportan la polimerasa dependiente de ARN.

    Laura Castro, Cristina Ojeda, Sergio Snchez.Grado en Biotecnologa, Univer-sidad Pablo de Olavide.

    E

  • procesos implicados en esta etapa son de vital importan-cia para el desarrollo de terapias contra la infeccin por el virus. Sin embargo, no estan completamente dilucidados. Son dos las vas consideradas en el modo de acceso del agente infeccioso al interior de la clula: endocitosis me-diada por receptor (dirigida por Clarina) y macropinoci-tosis [5].

    Fig. 1. a) Micrografa electrnica de una partcula viral de la familia filovirus [4]. b) Representacin esquemtica de la estructura del

    bola [4]. El ARN est en una nucleocpsida que contiene las pro-tenas NP, VP35, VP30 y L. VP40 y VP24 son las protenas de la

    matriz. Los trmeros GP estn insertados en la membrana del virus. GP: glicoprotena; L: arn polimerasa dependiente de ARN; NP: nu-

    cleoprotena; VP: protena viral.

    2.1. Factores implicados en el acceso a la clula husped

    Uno de los componentes requeridos para acceder a la clula son glicoprotenas de la envuelta (nica protena expresada por EBOV en su superficie) del virus, que in-teraccionan con los receptores de superficie de la clula hospedadora permitiendo la fijacin del mismo.

    2.2. Endocitosis mediada por receptor

    La Clatrina es una protena citoslica cuya funcin principal es recubrir vesculas durante el transporte de material extracelular al interior de la clula o a partir del la cara trans del aparato de Golgi o dictiosoma para for-mar vesculas de secrecin. Para ello, las unidades de Cla-trina se unen entre s en la zona interna de la membrana celular, generando una invaginacin de la misma. Una vez el virus del bola se une a sus receptores de superfi-cie, se genera una vescula que lo envuelve e introduce en la clula husped (Fig. 2).

    La reduccin en los niveles de Clatrina inducidos por alteracin gentica o aplicacin de frmacos resulta en una disminucin del nmero de infecciones por bola (aprox. 25%). Esto sugiere que la endocitosis mediada por Clatrina tiene un papel relevante en su absorcin. Sin em-bargo, no es el principal medio por el cual el virus accede a las clulas del husped [6].

    Fig. 2. Anclaje de Ebolavirus a la superficie celular mediante interac-ciones del dominio GP1 (tipo mucina) con receptores de membrana

    (lectinas tipo C) [6].

    2.3. Macropinocitosis

    Este sistema consiste en la remodelacin de la mem-brana plasmtica mediante modificaciones temporales del citoesqueleto de actina. Se generan prolongaciones de la membrana (macropinosomas) de manera espontanea que envuelven al virus, junto con otras molculas y fluidos extracelulares, llevando a cabo su internalizacin en la clula mediante la formacin de vesculas (ciertos recep-tores de tirosina quinasa pueden desencadenar el proceso de macropinocitosis) [7]. Ya en el interior celular, el transportador de colesterol NPC1, que es una protena transmembrana multipaso esencial para el movimiento de colesterol entre compartimentos celulares, media la fusin del virus con los endosomas y lisosomas, permi-tiendo que este abandone la vescula y comience su pro-ceso de replicacin [8].

    Los resultados obtenidos apoyan como mtodo de in-ternalizacin primaria del bola a la macropinocitosis, siendo dos protenas asociadas a los filamentos de actina implicadas en su ensamblaje las posibles inductoras de la remodelacin de la actina que permite la formacin de los macropinosomas [7]; Arp2: involucrada en la regulacin de la disposicion de actina en el citoesqueleto y VASP: Fosfoprotena estimulada por vasodilatadores (regulado-ras del riego sanguneo).

    Existen varios frmacos que inhiben la macropinocito-sis y, en consecuencia, los niveles de infeccin. Un ejem-plo es la Latrunculina A, una toxina que se une a la actina impidiendo su polimerizacin [7].

    3. EVASIN DEL SISTEMA INMUNE

    Una de las razones por las que el bola es letal se debe a que posee numerosas maneras de interferir o evitar nuestro sistema inmune.

    Las principales clulas diana del bola son los macr-fagos y las clulas dendrticas. Debido a que estas clulas son las iniciadoras del proceso de inflamacin, su infec-cin permite a este virus evadir el sistema inmune. Ade-ms, los macrfagos infectados comienzan a liberar cito-

  • quinas proinflamatorias que destruyen el endotelio vas-cular al aumentar su permeabilidad, al tiempo que activa la coagulacin, lo cual provoca, a su vez, que los vasos sanguneos del husped se llenen de cogulos que redu-cen el suministro de sangre a los rganos, dandolos gravemente [6].

    Los macrfagos infectados tambin liberan xido ntri-co (NO), una hormona gaseosa que participa en las co-municaciones intercelulares pero que a altas concentra-ciones afecta a la actividad de las mitocondrias, condu-ciendo a la apoptosis de las clulas asesinas del sistema inmune, tambin conocidas como natural killers (NK).

    Otro factor importante en la accin del virus afecta a la sealizacin por interfern, el cual es una protena encar-gada de impedir la entrada del virus al interior de la clu-la. Cuando hay una infeccin, el interfern (IFN) se activa y se une a sus receptores en la membrana plasmtica de las clulas. Tras su unin y activacin de los receptores, el interfern comunica el exterior de las clulas dendrticas con su nucleo a travs de la fosforilacin de una tirosina en un intermediario llamado STAT1, de forma que se ac-tiva. Adems, para que el mensaje entre al ncleo de la clula es necesaria la presencia de un transportador: una protena llamada KPNA, la cual se une a STAT1 para permitir su acceso al ncleo y activar la expresin de los genes necesarios para la respuesta antiviral. Sin embargo, cuando el bola infecta a las clulas dendrticas, la pro-tena viral VP24 se une al transportador KPNA en el mismo lugar donde lo hara STAT1, compitiendo con ella (Fig.3). As pues, VP24 ingresa al ncleo de la clula y detiene la respuesta inmune, promoviendo en su lugar la replicacin viral evitando as la proteccin por interfern [9].

    Fig. 3. Esquema de la actuacin de la protena VP24 en el interior de una clula infectada [5].

    4. CONCLUSIONES

    Dada la creciente preocupacin en torno al reciente brote de bola, la obtencin de una cura o terapia eficaz para detener su avance ha pasado a ser uno de los princi-pales objetivos de la comunidad mdico-cientfica.

    Mltiples investigaciones han demostrado que, a pesar de los diferentes mecanismos de infeccin celular por parte del bola, la macropinocitosis es el sistema ms re-presentativo de este proceso. Esto puede ser utilizado en investigacin para la elaboracin de terapias que interfie-ran con el virus en las primeras etapas de infeccin, me-diante la interaccin con receptores de la superficie celu-lar, as como la inactivacin del sistema de polimerizacin de actina, teniendo en cuenta en este ltimo caso la rele-vancia del proceso durante el ciclo de vida celular.

    Por ltimo, otra posible va de investigacin para futu-ros tratamientos contra esta enfermedad podra ser la inactivacin de la protena vrica VP24, o el bloqueo de los receptores de dicha protena presentes en la membra-na celular de las clulas dendrticas.

    REFERENCIAS

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    Sergio Snchez Rivas, Cristina Ojeda Gonzlez y Laura Castro Morales. Estudiantes de 4 ao del Grado de Biotecno-loga en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) desde 2011 hasta la actualidad.

  • bola: tratamiento actual y futuro Isabel Guerrero Montero, Jorge Martnez Cano, Jos Manuel Marn Morales

    ResumenLa actual crisis del bola ha forzado a los gobiernos a invertir masivamente en nuevos tratamientos que puedan

    hacer frente a la enfermedad y reducir la alta tasa de mortalidad, ya que las estrategias de inmunizacin pasiva utilizadas hasta

    ahora, aunque efectivas, presentan limitaciones a la hora de aplicarse a las poblaciones potencialmente afectadas. En este

    artculo se revisan las tcnicas utilizadas en la actualidad y se hace un repaso por algunos de los tratamientos ms

    prometedores basados en la utilizacin de frmacos antivirales y ccteles de anticuerpos anti-bola.

    Palabras Claves Sueroterapia, anticuerpo, determinante antignico, inmunizacin pasiva, antiviral.

    1. INTRODUCCIN

    l encrudecimiento de la crisis del bola en el oeste de frica -principalmente en Mali, Guinea, Sierra Leona y Nigeria, se ha traducido en una sensacin de in-

    tranquilidad a nivel global ante la amenaza que supone el nuevo brote del virus, que ha surgido este mismo ao, para la totalidad de la poblacin mundial. Segn los datos proporcionados por el Centro de Control y Prevencin de Enfermedades estadounidense (Center of Disease Control and Prevention, CDC), se han confirmado ms de 17.500 casos de infeccin por el virus este ao y alrededor de 6,200 vctimas causadas por la epidemia a fecha de di-ciembre de 2014 de acuerdo con los datos publicados por el CDC (Centers for Disease Control and Prevention) [1].

    Los primeros contagios en Espaa y Estados Unidos han provocado un revuelo social ante el miedo a una pandemia en los pases de frica afectados por el virus, lo que aumentara las posibilidades de contagios en pases occidentales en los que la enfermedad nunca ha supuesto un riesgo tangible. Esta delicada situacin ha forzado un aumento de los esfuerzos y recursos dirigidos hacia la generacin de vacunas y tratamientos capaces de revertir la enfermedad en caso de contagio.

    Desde el momento en que una persona se infecta por el virus del bola, existe un perodo entre 2 y 21 das en los cuales los sntomas de la enfermedad se hacen visibles en el paciente. La virulencia es alta, de forma que en apro-ximadamente dos semanas se produce el fallecimiento de hasta el 90% de los infectados por el virus, lo que limita cualquier posibilidad de que el sistema inmune de los pacientes, mermado adems por la invasin vrica, genere una respuesta efectiva contra la infeccin del virus. Es por ello que en la actualidad se est trabajando en distintas estrategias que consisten, en trminos generales, en su-plementar al sistema inmunolgico de los infectados con distintas molculas capaces de sealizar el virus y las clu-las que lo contienen de una forma especfica y eficaz en fases de la enfermedad previas a la generacin endgena de anticuerpos especficos, situacin que suele llegar de-masiado tarde en la incesante lucha entre el virus y el sistema inmune.

    En el presente artculo discutiremos las principales es-trategias con las que se trabaja hoy en da para lograr este objetivo, as como alternativas que podran ser de utilidad

    en caso de no concluir con un tratamiento slido que ga-rantice nuestra seguridad ante la amenaza del virus del bola.

    2. ESTRATEGIAS ACTUALES PARA COMBATIR EL BOLA

    2.1. Sueroterapia

    Hasta ahora, la estrategia utilizada en los casos de su-pervivientes occidentales ha sido la inmunizacin pasiva por medio de la utilizacin de anticuerpos obtenidos de los supervivientes a la infeccin del virus. Esta estrategia suele denominarse como sueroterapia.

    La sueroterapia se ha eregido como la principal estra-tegia promulgada por la Organizacin Mundial de la Sa-lud (OMS) para combatir la infeccin de bola [2]. El pa-nel de la OMS consider que esta estrategia, ya testada en ocho pacientes en 1995 [3] ante el brote de la variedad Kikwit del virus el bola, presenta la suficiente eficacia potential para comenzar a ser llevada a cabo para tratar a los enfermos de la infeccin del virus.

    El suero es el componente de la sangre que resulta de la coagulacin de la misma y la eliminacin posterior de los componentes coagulados. Es decir, se podra decir que se trata de un equivalente del plasma sanguneo pero sin las protenas implicadas en la coagulacin, que por lo general suele ser la protena conocida como fibringeno, que se vuelve insoluble en el plasma y forma entramados moleculares con otras molculas, sales o incluso clulas sanguneas, provocando su agregacin y su precipitacin consequente.

    El suero procedente de pacientes que han sobrevivido a la infeccin del bola contiene anticuerpos que podran neutrializar la infeccin cuando son transferidos a otros pacientes. Dado que el tamao de este nuevo brote es muy notable, el aumento de supervivientes (aunque stos solo supongan una pequea proporcin del total de infec-tados) aumenta tambin la capacidad potencial de la sue-roterapia como tratamiento post-infeccin.

    Sin embargo, aunque la tcnica es efectiva, presenta al-gunas limitaciones como recurso para las poblaciones afectadas, dado que la produccin de suero es insuficiente

    E

  • si el objetivo es cubrir las necesidades de la poblacin mundial afectada. Adems, diversos estudios aseguran que utilizar el suero procedente de pacientes de bola puede causar un incremento de clulas infectadas de has-ta cinco veces ms comparado con las condiciones pato-lgicas normales, en un fenmeno conocido como Au-mento de la Infeccin Viral Dependiente de Anticuerpos conocido en el caso del Dengue. Este fenmeno ocurre cuando los anticuerpos no neutralizan al virus pero s se unen a l y ste aprovecha los receptores contra la parte constante del anticuerpo (Receptor Fc) para entrar en las clulas e infectarlas [4]. Es por ello que se trabaja en estra-tegias diferentes, tanto basadas en la inmunizacin pasiva como en frmacos ms convencionales.

    2.2. ZMapp, el suero anti-bola.

    Una de estas estrategias alternativas a la sueroterapia consiste en el empleo de un suero experimental, com-puesto fundamentalmente por anticuerpos. Se conoce como anticuerpos a aquellas protenas de gran tamao, tambin denominadas inmunoglobulinas, que tienen la capacidad de reconocer ciertas molculas y unirse a ellas de forma especfica, siendo ste uno de los mecanismos que utiliza el sistema inmune para defenderse de virus y otros patgenos como bacterias.

    El suero se encuentra en fase de aplicacin, mostrando resultados satisfactorios y cierta efectividad en la cura del bola en primates no humanos [5]. Este suero anti-bola consiste en un cctel de tres anticuerpos, el 12C6, el 13F6 y el 6D8, que son producidos en ratones y estn formados por secuencias de anticuerpos tanto humanas como de roedores.

    El biofrmaco, denominado comercialmente ZMapp, est compuesto por tres anti-cuerpos con alta eficacia y es-pecificidad, que son dirigidos nicamente hacia la parte pro-teica de la glicoprotena que recubre la superficie del virus. Esto tiene efectos positivos en la limitacin del aumento de la carga viral en infectados, ya que no slo sealiza la existen-cia del virus a las clulas del sistema inmune, sino que tam-bin impide que la glicoprote-na, protena fundamental en el anclaje del virus, interaccione con las clulas, lo que provoca-ra la infeccin de stas. El pa-pel de esta glicoprotena es fundamental, ya que es la ni-ca protena vrica que se en-cuentra en la cubierta del vi-

    rin y en las clulas infectadas, y es responsable del ancla-je del virus en las clulas sanas.

    El hecho de utilizar un cctel de anticuerpos en lugar de utilizarlos de forma individual disminuye las posibili-dades de que el virus genere variantes por mutaciones en su contenido gentico en los lugares donde se produce la

    unin de los anticuerpos. Ahora son tres los sitios recono-cidos simultneamente, y slo basta el reconocimiento de uno de estos tres sitios para mejorar el proceso de seali-zacin del virus del bola al sistema inmunolgico.

    Los ensayos realizados con ZMapp han sido llevados a cabo con una variante del virus del bola, conocida como Kikwit.[5] No se trata de la misma variante presente en el brote que ha generado la crisis actual, pero se ha demos-trado mediante un anlisis comparativo de secuencias que ambas variantes presentan la misma zona de unin a anticuerpos o determinante antignico- por lo que se espera que los tratamientos sean igualmente efectivos ante la infeccin de cualquiera de las variantes. Adems, dado que la estrategia est siendo testada en primates, obtenindose notables resultados, es de esperar que la aplicacin del suero experimental sea igualmente eficaz en humanos.

    Sin embargo, y al igual que la sueroterapia, la estrate-gia presenta una serie de limitaciones. En primer lugar, los ensayos clnicos an no han sido llevados a cabo, por lo que deben realizarse de una forma abrupta si se pre-tende utilizarlos como una alternativa al suero de pacien-tes supervivientes al bola. De la misma forma, el escala-do de los anticuerpos -o el aumento del nivel de produc-cin para satisfacer la demanda mundial de los anticuer-pos, supone un reto maysculo para las compaas far-macuticas. Se ha adoptado actualmente un modelo de produccin basado en la planta de tabaco Nicotiana bent-hamiana [6]. Se cultivan en invernaderos hasta que alcan-zan un tamao lo suficientemente grande como para ser infectada por una bacteria del gnero Agrobacterium, si-guiendo un protocolo novedoso y riguroso de transfor-macin de plantas utilizando las bacterias de susodicho gnero. Las bacterias posibilitarn la transformacin de la planta con los genes que codifican para los anticuerpos del cctel de ZMapp, posibilitando la produccin de anti-cuerpos a partir de la planta que actuar como una biofac-tora de stos. Finalmente, se requerir un proceso de pu-rificacin de los anticuerpos, siendo varias las posibilida-des en este punto, antes de que el biofrmaco pueda ser aplicado a enfermos.

    2.3. Favipiravir.

    Un medicamento alternativo tanto al biofrmaco ZMapp y a la sueroterapia es el favipiravir. El favipiravir o T-705 es una droga antiviral que se encuentra actual-

    Fig 1. Glicoprotena del virus de bola. En rojo se

    muestran las zonas de interaccin de los anti-cuerpos que componen

    ZMapp. [10]

    Fig 2. Cuadro resumen del proceso de produccin de anticuerpos anti-bola en Nicotiana benthamiana [9].

  • mente en fases avanzadas de desarrollo clnico. Consiste en un derivado de la pirizinamida que tiene gran activi-dad contra diversas familias de virus, entre las que desta-camos su accin contra la familia de los flavivirus (como el virus de la fiebre amarilla y el virus del Nilo Occiden-tal) y contra los mononegavirales, a los que pertenece el virus del bola. [7]

    Su mecanismo de accin consiste en inducir la incorpo-racin errnea de nucletidos durante la accin de la RNA replicasa, dando lugar a mutaciones letales en el virus. Como la replicacin del RNA no es un mecanismo propio de clulas de mamferos, sino el mtodo de repli-cacin del genoma vrico, este frmaco no causa ningn dao a las clulas del husped. [7]

    Para comprobar esto primero se utilizaron cultivos de clulas animales. Con ellos se queran determinar dos cosas: que el T-705 no era perjudicial para la viabilidad de las clulas y que aquellas infectadas y tratadas con el fr-maco eran capaces de suprimir la replicacin del virus respecto a un cultivo control. Una vez demostrada la no toxicidad del favipiravir en cultivos celulares se realiza-ron diversos estudios en ratones. Aquellos tratados mos-traron una disminucin en la capacidad del virus para entrar en el torrente sanguneo (viremia). Los ratones mostraban tambin una disminucin de los sntomas de la enfermedad y permiti la supervivencia de todos los animales estudiados [7] con respecto al control como po-demos ver en la figura B.

    Fig 3. Porcentaje de supervivencia de ratones sin y con tratamiento de favipiravir en distintos intervalos de tiempo [8].

    Desafortunadamente este medicamento todava no ha

    sido testado en modelos animales de mayor tamao ni ha pasado las pruebas clnicas necesarias para su uso.

    2.4. Vacunas contra el bola?

    Los tratamientos que han sido descritos en los aparta-dos anteriores no presentan capacidad para contener la expansin del virus del bola geogrficamente, sino que tienen como objetivo facilitar y dotar de mayor garanta de xito los tratamientos contra la infeccin y aumentar as las posibilidades de supervivencia de un infectado. Es por ello que se persigue una forma de prevenir la infec-cin del virus, ya que es as cmo se lograra establecer una defensa frrea contra el virus, disminuyendo como consecuencia el nmero de infectados y, por lo tanto, de vctimas.

    La prevencin sanitaria se ha conseguido habitualmen-te mediante el empleo de vacunas. A este respecto, exis-ten dos vacunas en fase uno del ensayo clnico; es decir, el

    primer paso en la investigacin hacia una vacuna que consiga reforzar nuestras defensas contra el virus. Esta fase est caracterizada fundamentalmente por estudios en farmacocintica -o procesos a los que es sometida la vacuna en su paso por el organismo, y farmacodinmica -estudios de los efectos bioqumicos y fisiolgicos de la vacuna, donde se porporciona informacin sobre el efecto y la seguridad de la vacuna. Los resultados hasta ahora son muy prometedores, ya que ambas vacunas, cAd3-EBOV y VSV-EBOV, han demostrado un 100% de eficacia en pri-mates no-humanoides [11].

    La cAd3-EBOV es una vacuna derivada del adenovirus tipo III en chimpancs modificado mediante ingeniera gentica para expresar la nica glicoprotena de membra-na del virus del bola. El ensayo clnico comenz en sep-tiembre de este mismo ao, llevado a cabo en Oxford (In-glaterra) y Maryland (EEUU), desde donde se ampliaron hasta Mali en octubre. Al encontrarse en fase uno del en-sayo clnico, se evaluaron sus caractersticas en cuanto a seguridad y falta de efectos adversos en los primates, cu-yos resultados fueron excelentes [11]. Esto ha permitido adems determinar el rango de dosis a utilizar en la si-guiente fase de los ensayos clnicos o fase dos, cuando se determinar la eficacia de la vacuna en una poblacin humana amplia. En el caso de confirmarse la seguridad de la vacuna, stas comenzarn a ser administradas en el oeste africano para poder probar su eficacia [11].

    Existen as mismo alternativas en desarrollo que tam-bin han recibido la aprobacin de la FDA para iniciar los ensayos clnicos, como la vacuna VSV-EBOV, la cual se-gur el mismo camino que la anteriormente mencionada tras determinarse la existencia o no de efectos adversos y el rango de dosis que permita una administracin segura [11].

    3. CONCLUSIONES.

    Debido al repentino brote de la enfermedad la OMS ha tomado medidas extremas para agilizar los ensayos clni-cos de los frmacos ms prometedores. Sin embargo la produccin masiva, as como su utilizacin a gran escala de manera experimental supone serios problemas puesto que no se saben qu consecuencias ni efectos secundarios podra tener el uso de estos tratamientos en humanos. A pesar de ello la OMS ha dado va libre para su utilizacin como tratamiento experimental en casos de pacientes con-tagiados y que se encuentran en peligro mortal.

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    [3] http://www.medicalnewstoday.com/articles/280598.php

    [4] http://www.forbes.com/sites/davidkroll/2014/09/05/who-

  • ebola-drug-panel-use-survivor-serum-to-treat-ebola-victims/

    [5] Qiu X, Wong G, Audet J, Bello A, Fernando L, Alimonti JB,

    Fausther-Bovendo H, Wei H, Aviles J, Hiatt E, Johnson A, Mor-

    ton J, Swope K, Bohorov O, Bohorova N, Goodman C, Kim D,

    Pauly MH, Velasco J, Pettitt J, Olinger GG, Whaley K, Xu B,

    Strong JE, Zeitlin L, Kobinger GP. Reversion of advanced Ebola

    virus disease in nonhuman primates with ZMapp.

    [6] YunFang Zhang, DaPeng Li, Xia Jin, Zhong Huang. Fighting

    Ebola with ZMapp: spotlight on plant-made antibody.

    [7] Armando Arias, Lucy Thorne, Ian Goodfellow Favipiravir

    elicits antiviral mutagenesis during replication in vivo Pub-

    lished October 21, 2014.

    [8] Lisa Oestereich, Anja Ldtke, Stephanie Wurr, Toni Rieger,

    Csar Muoz-Fontela, Stephan Gnther Successful treatment

    of advanced Ebola virus infection with T-705 (favipiravir) in

    small animal model. Published February 26, 2014.

    [9] Imagen modificada de: Lisa Oestereich, Anja Ldtke, Stephanie

    Wurr, Toni Rieger, Csar Muoz-Fontela, Stephan Gnther

    Successful treatment of advanced Ebola virus infection with T-

    705 (favipiravir) in small animal model. Published February

    26, 2014.

    [10] http://www.wired.com/2014/11/ebola-drug-science-zmab-

    zmapp/

    [11] Ebola Vaccine - An urgent international priority. Rupa Ka-

    napathipillai, M.D., Ana Maria Henao Restrepo, M.D., Patricia

    Fast, M.D. The New England Journal of Medicine, October

    2014.

    Isabel Guerrero Montero, Jos Manuel Marn Morales y Jorge Martnez Cano son tres estudiantes del ltimo ao del grado en Biotecnologa en la Universidad Pablo de Olavide.

  • Revista MoleQla ISSN: 2173-0903 nm. 16, diciembre 2014 Disponible en: www.upo.es/moleqla/

    EDITORIAL MoleQla Deporte Apreciados lectores/as, La voluntad integradora y multidisciplinar de nuestra revista, dentro del mbito de las ciencias que confluyen en el campus de la Universidad Pablo de Olavide, es conocida por todos/as. Este proceso de apertura ha derivado en la creacin de nuevas secciones, entre ellas MoleQla Deporte, la cual tengo el gusto y responsabilidad de presentar. Nuestra seccin nace con un amplio scope, es de nuestro inters publicar trabajos de divulgacin cientfica en el mbito del ejercicio fsico aplicado a la educacin, el rendimiento deportivo, la salud y la recreacin. De esta manera, siguiendo la filosofa de MoleQla y la naturaleza multidisciplinar de nuestra rea de conocimiento, pretendemos dar cabida a todas las Ciencias de la Actividad Fsica y del Deporte. Las Ciencias de la Actividad Fsica y del Deporte conforman una de las reas del saber que posiblemente ms se haya desarrollado en los ltimos aos, como puede observarse en diferentes indicadores: egresados universitarios, nmero de facultades que imparten sus grados y postgrados, produccin y calidad cientfica, presencia en reuniones de relevancia cientfica... Precisamente en una reunin de divulgacin cientfica, la 12 Edicin de la Feria de la Ciencia, se termin de

    fraguar la incorporacin de la seccin Deporte a la revista MoleQla. A este respecto, desde la Facultad del Deporte de la Universidad Pablo de Olavide queremos dar las gracias al Equipo Editorial de MoleQla, por entender que debamos de estar presente en este barco. Barco que zarp en el nm. 15 (septiembre 2014), y que ahora presenta su segundo ejemplar. En estos nmeros podemos disfrutar desde estudios cuasi-experimentales, donde se analizaron los efectos de programas de ejercicio fsico sobre la salud de nuestros mayores o el rendimiento fsico de jvenes deportistas, hasta trabajos de diversa naturaleza centrados en la seguridad e integracin de las personas durante su prctica fsico-deportiva. Adelantndonos al prximo nmero, podremos encontrar varios trabajos que abordan, desde una base cientfica, la promocin de hbitos de vida activos en escolares. Cuya importancia radica en la evidencia de que la actividad fsica regular es esencial para la buena salud y el ptimo desarrollo de nios/as y adolescentes. Sin embargo, un alto porcentaje de estos/as continan sin cumplir las recomendaciones mnimas de actividad fsica para su edad. En este contexto, bienvenidos sean los trabajos empricos o tericos que ayuden a conseguir una sociedad ms activa. Afectuosamente,

    Alberto Grao Cruces Editor de la seccin MoleQla Deporte

  • Anlisis de accidentes y lesiones en la Educacin Fsica escolar

    Jess Manuel Snchez Sabido

    ResumenLa eleccin de este trabajo es nuestra inquietud y deseo de sensibilizacin sobre la problemtica de la seguridad en las prcticas fsico-deportivas escolares y la transmisin de propuestas innovadoras, creativas y didcticas mediante las cuales ofrezcamos posibles soluciones al colectivo docente de Educacin Fsica (EF) para minimizar el riesgo de accidentes y lesiones deportivas en clases de EF en los centros educativos.

    Palabras Claves Percepcin, Prevencin, Seguridad, Sensibilizacin, Sealizacin.

    1. INTRODUCCINurante el desarrollo de las sesiones de Educacin Fsica (EF), la mayora de los accidentes ocurren por la bsqueda de sensaciones y la percepcin del ries-

    go distorsionada que tiene el alumnado en la actividad fsica-deportiva que est realizando. Las escuelas deben ser espacios seguros y saludables tanto para los trabaja-dores que desarrollan su actividad en estas instituciones, como tambin, para los destinatarios del servicio educati-vo, es decir, los nios y jvenes [1].

    Esto nos proporciona la idea principal por la que des-arrollaremos este trabajo, con la finalidad de concienciar al alumnado de los peligros y situaciones de riesgo que se pueden desencadenar en cualquier sesin de EF en el en-torno escolar, as como aumentar la percepcin del riesgo de nuestro alumnado durante el desarrollo de las sesiones de EF, que se ve afectada por factores como el sexo, las experiencias previas del alumnado, la edad, la competen-cia percibida y la personalidad. La gestin de la seguri-dad en el mbito de la prctica fsico-deportiva debe tener respuesta a diferentes aspectos [2].

    El profesorado de EF debe ser capaz de anticiparse a los problemas tomando las decisiones que precisen para minimizar los riesgos de accidentes y lesiones durante las sesiones de EF. Para ello debe ser competente en su traba-jo verificando el estado de los propios materiales, los equipamientos deportivos y la instalacin donde se reali-za la prctica deportiva comprobando que cumplen con la normativa vigente.

    La seguridad es muy importante a la hora de impartir clases docentes, as como observar acciones irresponsa-bles en base a una percepcin del riesgo distorsionada, son componentes esenciales para garantizar una excelente actividad deportiva escolar y la prevencin de lesiones [3].

    Por tal motivo, el estudio de la percepcin del riesgo en el contexto de las actividades deportivas escolares es esencial para organizar adecuadamente los recursos di-dcticos y ldicos en base a la seguridad [4].

    2. CUERPO DEL PROYECTO 2.1. Objeto del trabajo

    La propuesta en este proyecto es la de promover, a travs de diferentes estrategias, la educacin para la segu-ridad en el alumnado, para que sean capaces de identifi-car los diferentes riesgos de accidentes asociados a la prctica fsico-deportiva durante el desarrollo de las cla-ses de EF, adquiriendo una percepcin ajustada del nivel del riesgo.

    La educacin para la seguridad en el deporte debe as-pirar a que los nios sepan identificar las fuentes de ries-go, que adquieran una percepcin ajustada del nivel de riesgo asociado a ste y que desarrollen estrategias para evitar y minimizar dichos riesgos, con el objetivo de con-cienciar al alumnado de su importancia para la preven-cin de lesiones [5].

    El objetivo principal es conseguir sensibilizar al alum-nado del CDP Salesianos San Pedro en general, localizado en el distrito de Triana y al departamento de EF en parti-cular, en los posibles riesgos de accidentes y lesiones que pueden tener lugar en este centro educativo durante la prctica de EF, y fomentando as un mayor control de contingencias.

    2.2. Metodologa El protocolo que hemos seguido para la medicin de

    datos en primer lugar ha sido un cuestionario donde el alumnado deba identificar posibles riesgos de accidentes valorando las diferentes fotografas de instalaciones y equipamientos facilitadas, algunas de las imgenes fueron de los propios equipamientos deportivos del centro do-cente donde se realizaba el estudio. A la hora de realizar el proyecto de investigacin selec-cionamos en primer lugar a un grupo experimental de un 3 E.S.O. que recibi una informacin previa sensibiliza-dora antes de contestar a unas preguntas sobre la identifi-cacin de posibles riesgos a travs de diferentes fotograf-as, mientras que los dems grupos no se le proporciona-ron dicha informacin sensibilizadora y contestaron a las mismas preguntas, pasando a ser grupos control.

    Jess Manuel Snchez Sabido. Ciencias de la actividad fsica y del deporte, Universidad Pablo de Olavide. [email protected]

    D

  • Una vez realizado el cuestionario, pasamos a la segun-da fase del proyecto donde repartimos diversas pegatinas sobre la prevencin de riesgos y accidentes al alumnado, que tuvieron que identificar durante la hora de clase de EF y colocar el adhesivo identificativo que creyeron con-veniente en el lugar que estimaron oportuno.

    A lo largo de este proceso de observacin y colocacin de pegatinas realizbamos un reportaje fotogrfico.

    Una vez finalizada la recopilacin de datos iniciamos el anlisis de los resultados obtenidos, en el cual compro-bamos a travs de diferentes grficos si la sensibilizacin del alumnado en la prevencin de accidentes realizada durante el estudio se vea comprometida significativa-mente, ya que parte de las imgenes que expusimos en los cuestionarios son equipamientos deportivos del mis-mo centro escolar.

    3. RESULTADOS Y CONCLUSIONES A travs de este estudio obtenemos las siguientes con-

    clusiones: Hemos logrado sensibilizar al alumnado y al de-

    partamento de EF en los posibles riesgos de acci-dentes y lesiones que pueden tener lugar en este centro educativo, fomentando un mayor control de contingencias.

    El grupo experimental present un mejor recono-cimiento de los posibles peligros que sugeran al-gunas de las imgenes ofrecidas en el cuestionario as como una mejor colocacin de las pegatinas a posteriori, seleccionando e identificando las posi-bles amenazas que vislumbraron en el centro.

    El alumnado situaba las pegatinas en las posibles amenazas que identificaban, lo hacan disfrutando y vivenciando de forma concienciada, conociendo el motivo por el cual deban estar en ese lugar si-tuadas para tener un mayor cuidado, con lo cual, se podran evitar abundantes accidentes si las co-locamos en los centros escolares.

    Podemos lograr que las clases docentes de EF sean lo ms segura posibles con la colaboracin de to-

    dos, aprendiendo de la forma ms prctica y di-vertida.

    Prevenir que el alumnado realice actividades que aumenten el riesgo de lesionarse.

    Disminuir el porcentaje de accidentes y lesiones es posible, intentando soslayar las posibles amena-zas, aunque sabemos la imposibilidad de que los centros sean totalmente seguros.

    Despus de unos meses, el centro docente se ha concienciado con el proyecto, adoptando medidas de prevencin en relacin al equipamiento depor-tivo.

    4. PROSPECTIVAS Tras la lectura de diversos artculos relacionados con la

    prevencin de riesgos y accidentes en las clases de EF, percibimos que podemos hacer algo al respecto para mi-nimizar los riesgos de las posibles lesiones mediante el empleo y utilizacin de diferentes recursos como el pro-grama ESAFE, [6].

    A continuacin, exponemos una serie de proposicio-nes; Propuesta de pegatinas sensibilizadoras. Propuesta de realizar un estudio de avalancha de

    informacin. Realizando un estudio similar a la hora de colocar las pegatinas, seleccionamos tres grupos, al grupo experimental se le proporcionar adhesivos seleccionados, a uno de los grupos con-trol le damos avalancha de informacin, muchas pegatinas de diferentes imgenes (esto puede oca-sionar desensibilizacin ante tal cantidad de in-formacin), y al tercer grupo control nada.

    Propuesta de utilizar el programa de sensibiliza-cin ESAFE [6].

    Propuesta de formato bicolor de las porteras de ftbol negro y amarillo, son colores utilizados para llamar la atencin.

    Propuesta de realizar el estudio con equipamien-tos e instalaciones diferentes.

    Fig. 1. Colocacin de los adhesivos por el centro educativo.

    Fig. 2. Propuesta de pegatinas sensibilizadoras

  • AGRADECIMIENTOS El autor desea que estas lneas sirvieran para expre-

    sar el ms profundo y sincero agradecimiento a todas aquellas personas que con su ayuda han colaborado en la realizacin del presente trabajo, en especial al Dr. D. Julio A. Herrador Snchez, Director de esta investiga-cin, por la orientacin, las sugerencias, el seguimiento y la supervisin contina de la misma, pero sobre todo por la motivacin y el apoyo recibido a lo largo de todo el proyecto.

    Quisiera hacer extensiva mi gratitud a D. Francisco Jos Prez Camacho, Director del C.D.P. Salesianos de San Pedro, por su colaboracin para la realizacin de la parte experimental de esta investigacin.

    Un agradecimiento muy especial merece la com-prensin, paciencia y el nimo recibidos de mi familia y amigos.

    A todos ellos, muchas gracias.

    REFERENCIAS [1] A. Guzmn La seguridad en los centros de enseanza obligato-

    ria de Espaa. Instituto de Prevencin, Salud y Medio Am-biente. Universitat Autnoma de Barcelona en Madrid: MAPFRE, 2012.

    [2] J.L Gil, J.L Felipe, P. Burillo, M. Garca-Tascn, y L. Gallar-do. Detection of needs in sport installation in High Scholl: Case of province of vila (Spain). Journal of Sport and Health Research, 2(3):287-304, 2010.

    [3] J.A. Herrador. Riesgos laborales en educacin fsica: prevencin de accidentes y lesiones. Editorial Zumaque, S.L, 2013.

    [4] P..L. Romn, y A.P. Vallejo. Diseo y validacin de una escala de percepcin del riesgo en actividades fsico-deportivas escolares. Retos. Nuevas tendencias en Educacin Fsica, Deporte y Recreacin, (21), 25-29, 2012.

    [5] J. A. Herrador & P. A. Latorre. Anlisis de los espacios y equipamiento deportivo escolar desde el punto de vista de la seguridad. Revista Iberoamericana de Educacin. (Revista digital): 34.www.campus-oei.org/revista, 2004.

    [6] P..L. Romn, J.C.C. Prez, y A.P. Vallejo. Efectos de un programa de educacin para la seguridad en el deporte en escolares de secundaria. Retos. Nuevas tendencias en Educa-cin Fsica, Deporte y Recreacin, (25), 5-8, 2014.

    Jess Manuel Snchez Sabido finaliz sus estudios de Grado en Ciencias de la Actividad Fsica y del Deporte en la Universi-dad Pablo de Olavide de Sevilla 2014.

  • DEPORTE E INCLUSIN SOCIAL. APLICACIN DEL PROGRAMA DE

    RESPONSABILIDAD PERSONAL Y SOCIAL EN 3.000 VIVIENDAS (SEVILLA)

    Ivn Guirola Gmez

    Resumen El trabajo recoge el anlisis de las posibles metodologas de intervencin en poblaciones en situaciones de vulne-rabilidad y riesgo de exclusin social, concretamente en la asociacin Anima Vitae, en Sevilla. El objetivo principal de este pro-yecto es aplicar en dicha asociacin el Programa de Responsabilidad Personal y Social a travs de la Educacin fsica y el Deporte (PRPS) propuesto por Hellison. Este modelo de intervencin propone ensear a travs del deporte comportamientos y valores que mejoren la vida de los nios y nias en sus diferentes situaciones o entornos de actuacin. Numerosas publicacio-nes avalan el papel que juega el deporte en la formacin personal del individuo.

    Palabras Claves Autoeficacia, Conducta prosocial, Jvenes en situacin de riesgo, Responsabilidad personal, Responsabilidad social.

    Abstract This project involves the analysis of potential intervention methodologies in populations within a situation of vulner-ability or under risk of social exclusion, specifically the Association Anima Vitae, in Seville. On the other hand, the main goal of this project is to carry out Hellisons Model for teaching Personal and Social Responsibility by means of the Physical Education in this Association. This intervention model proposes to teach behavior and values which improve the lives of children in differ-ent situations or intervention environments by means of sport. Several publications support the role which sport plays on the in-dividuals personal development.

    Key words: self-sufficiency, pro-social behavior, young people under risk situations, personal responsibility, social responsibility

    1. INTRODUCCINumerosos estudios avalan el papel del deporte en la formacin del individuo [1], pero cul es el papel de la educacin fsica en la interven-cin sobre conductas anmicas en nuestra so-

    ciedad? A lo largo de la historia contempornea, el depor-te y la educacin fsica han sido empleados con fines pe-daggicos, educativos. Por ejemplo, Rousseau (1712-1778) ya se refera a esto en su obra El Emilio; Spencer (1820-1903) aluda a l para referirse a la educacin; y Max Scheler (1874-1928), entre otros, se sintieron cautiva-dos por las funciones socializadoras del deporte [2]. Por lo tanto, esta cuestin aparentemente ha sido resuelta, aunque lo cierto es que han existido pocos programas sistemticos que trataran de intervenir y, al mismo tiem-po, probar su influencia. Este trabajo supone un intento por comprobar ese supuesto abstracto, a travs de una experiencia concreta, a saber: la aplicacin de un progra-ma de intervencin social a travs del deporte en jvenes en riesgo de exclusin social, donde comportamientos y valores como el respeto hacia a los dems, la empata, una conducta prosocial, la agresividad, la autoeficacia, la res-ponsabilidad social y personal, entre otros, cobran mayor

    importancia. Reconducir estas capacidades y observar la relacin que guardan durante la niez, se convierte en un objetivo a perseguir por socilogos, psiclogos y educa-dores [3].

    Partiendo de que una gran parte del tiempo en la vida infantil y juvenil trascurre en los colegios, institutos, en sus propios hogares, en sus barrios, en el equipo con los amigos, se hace fundamental incidir en la educacin esco-lar. Con este objetivo surgi inicialmente el Programa de Responsabilidad Personal y Social a travs de la Educa-cin fsica y el Deporte (PRPS) [4].

    El PRPS radica sus ideas esenciales en las relaciones in-terpersonales, en el respeto mutuo docente-alumnado, en la comprensin de la responsabilidad, para que asuman la misma consiguiendo su propio bienestar y el de su entor-no. La intencin es lograr que los valores aprendidos durante las sesiones se apliquen a otras situaciones.

    Por qu a travs de la educacin fsica y el deporte? Se podra decir que la educacin fsica es un rea transversal dentro del plan de estudios en la enseanza reglada, es decir, es donde se producen mayores interacciones socio-afectivas, inmersas tambin en las actividades motoras, comparado con otras reas [5]. Por lo tanto, se convierte en uno de los mejores marcos de intervencin para la consecucin de estos objetivos.

    Ivn Guirola Gmez. Universidad Pablo de Olavide. [email protected]

    N

  • 2. ANTECEDENTES TERICOS Existe ya una tradicin investigadora sobre los benefi-

    cios de los programas de intervencin social entre jvenes en situacin de riesgo de exclusin, mediante la actividad fsica y el deporte, y a travs de una educacin en valores [6], [7].

    Donald Hellison, creador del PRPS a travs de la edu-cacin fsica y el deporte, profesor de la Universidad de Illinois (Chicago), ha estado realizando trabajos desde los aos 70 en internados, crceles, reformatorios, escuelas alternativas, barrios marginales con jvenes en situacin de riesgo [6]. El PRPS parte de un hecho demostrado por los profesionales del mbito de las ciencias sociales: el deporte contribuye a educar en valores, a transformar positivamente ciertas actitudes y comportamientos en los individuos ms jvenes [8].

    Otros autores como Moscoso [2] han puesto de mani-fiesto en algunos trabajos que la participacin en una actividad fsica est relacionada con el desarrollo psicol-gico y social de los nios, establecindose una conexin frecuente entre la participacin en juegos y deportes y el desarrollo de relaciones sociales y mejora de la autoesti-ma.

    El eje central de estos programas ha consistido en que los nios y nias participen, con el autocontrol por ban-dera, siendo responsables de s mismos y de los miem-bros de su entorno. Esto ha sido alcanzado mediante obje-tivos sencillos, delimitados, y superndose de manera gradual. Segn Escart [8], algunos de estos programas han demostrado su efectividad reduciendo en casi un 40% las conductas de riesgo, aumentando las habilidades sociales y la integracin social de nios y adolescentes. Sin embargo, los programas deportivos planificados con este objetivo siguen estando poco presentes.

    Una revisin realizada por Hellison y Walsh [9] sobre los resultados obtenidos por los participantes en veinti-sis programas que han aplicado el modelo de PRPS, han encontrado mejoras en el autocontrol de los participantes en relacin al respeto por el material, hacia los compae-ros, las instalaciones, la autoridad y las normas, en la participacin y el esfuerzo, a la hora de trabajar de forma independiente, y ha aumentado el trabajo en equipo y la cooperacin.

    El ncleo central del PRPS ha pretendido dotar a los estudiantes de los instrumentos necesarios para que sean individuos eficientes en su entorno social y les permitan ejercer el control de sus vidas, donde para ello han tenido que aprender a ser responsables de s mismos y de los dems.

    La estructura del PRPS ha permitido el desarrollo de responsabilidad, gracias a la autorreflexin y la observa-cin del propio comportamiento y el de los dems. Las actividades clave donde se han fomentado este aprendi-zaje han sido en la reflexin grupal, en la evaluacin y autoevaluacin.

    Para llevar a cabo este propsito, ha establecido en su modelo cinco niveles de responsabilidad, partiendo de que el nivel 0 se denomina irresponsabilidad. El alum-nado ha ido aprendiendo por esos niveles comportamien-

    tos y actitudes que les han guiado a ser personas respon-sables.

    El nivel uno. Respetar los derechos y sentimientos de los dems. Han implicado significados tales como: acep-tar a todos y a todas para participar en las sesiones, escu-char al profesorado y resto del alumnado, resolver los conflictos de manera pacfica, saber escuchar, autorregu-lacin.

    El segundo nivel. Participacin y esfuerzo. Han en-vuelto ideas como persistir en la tarea, aunque tengan dificultad para su aprendizaje, no abandonar la actividad sin haberla acabado completamente, respetar los turnos, automotivacin, superacin de retos y perseverancia. Hemos estructurado las sesiones con tareas fundamen-talmente cooperativas. Varias investigaciones han demos-trado que los climas cooperativos promueven en los estu-diantes mayor esfuerzo, satisfaccin y empata que los climas competitivos [8].

    El tercer nivel. Autogestin. Se ha pretendido realizar actividades donde el alumnado sea ms independiente, asuman responsabilidad y gestionen su tiempo. Ponerse metas a corto y largo plazo y establecer sus propios pla-nes personales de progresin.

    El cuarto nivel. Ayuda. Se ha tratado de ensear-aprender a cuidar a otros y otras, cuidar el material, tener empata y ser solidario hacia uno mismo y los dems.

    El quinto nivel. Fuera del gimnasio. Se ha precisado fundamentalmente en dar la posibilidad de aplicar las conductas aprendidas en otros contextos como en casa, en otras reas educativas, en la calle. Alcanzar y consolidar este nivel ha sido importante ya que se est fusionando el papel de alumnado y ciudadano, es decir, de sesiones de educacin fsica y la vida cotidiana.

    FIG. 1. NIVELES DE RESPONSABILIDAD [10]

    Se puede observar en la figura 1 que los niveles II y III

    han guardado relacin con la responsabilidad personal, mientras que los niveles I y IV han desarrollado la res-ponsabilidad social. Todo esto transferido a otros contex-tos es lo que llamamos el nivel V.

    3. CONTEXTO DEL PROYECTO Como hemos citado, nuestra labor ha sido realizada en la asociacin Anima Vitae, Sevilla. El grueso de la documen-tacin para este apartado ha emanado de entrevistas per-sonales con la trabajadora social y tesorera de la asocia-cin Anima Vitae esencialmente.

  • La naturaleza de dicha Asociacin es sin nimo de lu-cro. Se fund en diciembre del ao 2000 para dar respues-ta a una serie de demandas no satisfechas en la ciudada-na, especialmente en el colectivo de las personas en ries-go de exclusin social.

    Su principal herramienta ha sido el deporte, es decir, trabajar la reeducacin y valores a travs de la prctica deportiva, para as conseguir una efectiva integracin social. Concretamente, desde el ao 2006 ha realizado diversas actividades de carcter socioeducativo a las que han asistido menores en riesgo de exclusin social.

    Su objetivo prioritario ha sido la integracin de estos colectivos, puesto que han concurrido menores del asen-tamiento chabolista de San Jernimo (El Vacie), barrios de la zona Macarena y Macarena Norte, Tres Barrios y Bella-vista.

    Dichas actividades han sido realizadas en todo mo-mento para promover la interaccin de los menores con menores de otras zonas de la ciudad, no necesariamente residentes en zonas de transformacin social, as como el uso de recursos de ocio y educacin de carcter comuni-tario, con la intencin de promover un uso normalizado de los mismos por parte de la poblacin a la que se han destinado las actividades. Concretamente, en el programa donde he realizado las sesiones, han participado cuarenta menores.

    4. OBJETIVOS En este proyecto de investigacin se ha propuesto dos objetivos principales del que emanan los dems.

    Objetivo general 1: Establecer en qu grado el progra-ma de responsabilidad personal y social a travs de la educacin fsica y el deporte ha repercutido en la mejora de determinadas actitudes entre los nios y nias de la asociacin de Anima Vitae.

    Objetivo general 2: Definir si los beneficios producidos por el programa de responsabilidad personal y social a travs de la educacin fsica y el deporte han sido refleja-dos en la vida cotidiana en los nios y nias de la asocia-cin Anima Vitae.

    5. METODOLOGA El programa de intervencin que he aplicado se ha basa-do en el modelo de Responsabilidad Personal y Social de Hellison [11], siendo uno de los ms consistentes. A lo largo de ms de 30 aos, Hellison ha ido demostrando su utilidad en el mbito aplicado. A travs del PRPS, los adolescentes han aprendido a desarrollar su responsabili-dad social individual y grupal de manera gradual.

    Algunos autores han reconocido el PRPS como un ins-trumento ejemplar para introducirlo en el diseo de las clases de educacin fsica y de otras materias educativas. Otros autores han destacado su utilidad para ayudar a jvenes en situacin de riesgo [8].

    5.1. Poblacin diana La poblacin intervenida en este proyecto ha comprendi-do a nios y a nias entre los 6 y 12 aos de edad. La

    trabajadora social nos ha proporcionado algunos datos sobre las caractersticas de la poblacin que hemos tenido.

    El diagnstico de trastornos, problemas, ha sido lgi-camente descrito por especialistas en su caso.

    - Cuatro personas con hiperactividad. - Una persona con trastorno de conducta. - Una persona con bipolaridad. - Dos personas con retraso madurativo. - Una persona con problemas del lenguaje. - Una persona con sordera. - Una persona maltratada. - Una persona abandonada. - Seis personas sin figura paterna. - Tres personas donde existe en el seno familiar se-

    paracin por maltrato por parte del padre hacia la

    madre.

    5.2. Formato de la aplicacin del PRPS Las unidades didcticas y, por consiguiente, de las sesio-nes que se han realizado en la Asociacin, se han ajustado en funcin a la disponibilidad, recursos y acuerdos con la misma. La estructura del Programa ha constado de cuatro partes:

    - Primera parte: Durante los primeros minutos, hemos familiarizado al alumnado con el material

    disponible y con el profesorado, pudiendo hacer

    las primeras interacciones a nivel individual o

    grupal.

    - Segunda parte: Nos hemos sentado en crculo para tener un contacto con lo que nos proponemos. A

    travs de preguntas y respuestas, de forma interac-

    tiva, se ha ido tomando conciencia sobre los obje-

    tivos del programa, en qu han consistido, cmo

    han podido ayudar en sus vidas.

    - Tercera parte: Se ha desarrollado la sesin inte-grando los niveles de responsabilidad con los con-

    tenidos propios de la asignatura.

    - Cuarta parte: Se ha realizado una reunin en grupo con dos partes diferenciadas.

    Reflexin grupal. El alumnado ha expresado cmo se ha sentido durante la sesin, qu le ha parecido, han hecho comentarios sobre lo que han deseado, han evalua-do la sesin, al grupo y al monitor o monitora.

    Reflexin individual. Autoevaluacin de cada alumno y alumna. Han comentado cmo se han comportado en relacin con los objetivos, qu han conseguido, qu ha faltado por conseguir. Para indicar su grado positivo, regular o mal, han utilizado su dedo pulgar hacia arriba, hacia un lado o hacia abajo respectivamente.

    5.3. Entrevistas La evaluacin del propio PRPS, as como de los cambios actitudinales y conductuales que se han producido en esta poblacin, se ha realizado mediante observacin participante y entrevistas, antes (pretest) y despus (post-est), de la aplicacin del Programa.

  • Se han entrevistado a dos alumnos y a una alumna al final del mismo. A la coordinadora de las actividades de la asociacin Anima Vitae y dos tcnicos-observadores externos, al inicio y al final del mismo.

    - La entrevista a la coordinadora de la Asociacin ha tenido como objetivo conocer las razones por las que

    usa un modelo u otro, si le ha parecido acertado el

    PRPS, qu conocimientos y expectativas ha tenido so-

    bre el programa. Al finalizar la intervencin, qu efec-