Objeto Estudio Bibliotecologia Documentacion Ciencia Informacion

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Ciencias de la Información

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  • El objeto de estudio de la bibliotecologa/ documentacin/ciencia de la informacin.

    Propuestas, discusin, anlisis y elementos comunes

  • Investigacin realizada gracias al Programa unam-dgapa-papiit in 401311

    coleccin

    EpistEmologa dE la BiBliotEcologa y Estudios dE la informacinInstituto de Investigaciones Bibliotecolgicas y de la Informacin

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa/ documentacin/ciencia de la informacin.

    Propuestas, discusin, anlisis y elementos comunes

    Miguel ngel Rendn RojasCoordinador

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico2013

  • Z669.7O24

    2013

    El objeto de estudio de la bibliotecologa/docu-mentacin/ciencia de la informacin : propuestas, discusin, anlisis y elementos comunes / coordina-dor, Miguel ngel Rendn Rojas. Mxico : UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliotecolgicas y de la Informacin, 2013.

    xxiii, 295 p.

    Proyecto PAPIIT IN 401311ISBN: 978-607-02-4330-1

    1. Investigacin Bibliotecolgica. 2. Bibliotecolo-ga Epistemologa. I Rendn Rojas, Miguel ngel, coordinador.

    Diseo de portada: Mercedes Torres Serratos

    Primera Edicin 2013DR universidad nacional autnoma de mxicoCiudad Universitaria, 04510, Mxico D.F.Impreso y hecho en MxicoISBN: 978-607-02-4330-1

    Obra financiada con recursos del Programa unam-dgapa-papiit in 401311

  • Tabla de contenido

    IntroduccIn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . viiMiguel ngel Rendn Rojas

    Parte I aProxImacIn comunIcatIva

    una teora comunIcatIva de la BIBlIoteconoma/ documentacIn/cIencIa de la InformacIn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

    Jos Lpez Yepes

    los procesos de medIacIn del conocImIento como elementos Integradores-unIfIcadores del dIscurso epIstemolgIco de las cIencIas de la InformacIn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

    Francys Delgado y Johann Pirela Morillo

    a cIncIa da Informao e a transIo paradIgmtIca . . . . . . . . . . 85Armando Malheiro da Silva

    Parte II aProxImacIn sIstmIca

    estudIos de InformacIn-documental, epIstemologa relacIonal y HermenutIca analgIca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

    Eduardo Mancipe Flechas

    oBjeto de estudIo de la BIBlIotecologa y estudIos de la InformacIn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

    Agustn Gutirrez Chias

  • Parte III aProxImacIn desde la organIzacIn

    cIncIa da Informao: do oBjetIvo ao oBjeto . . . . . . . . . . . . . . . 151Cristina Dotta Ortega

    dIscIplInas de la InformacIn documental: ncleo comn y oBjeto de estudIo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

    Nathalia Quintero Castro

    Parte Iv dIscIPlInas documentales esPecIalIzadas

    concepto de arcHIvstIca, arcHIvo y gestIn de documentos: defInIcIn y anlIsIs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205

    Agustn Vivas Moreno

    Integrao entre arquIvologIa, BIBlIoteconomIa e museologIa como marco IdentItrIo para a cIncIa da Informao . . . . . . . . 235

    Carlos Alberto vila Arajo

    Paradigmi alla prova . Il dibattito sulla Bibliografia in Italia . . . . . . 265Andrea Capaccioni

    reflexIones fInales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275Miguel ngel Rendn Rojas

  • vii

    Introduccin

    La invencin de un sistema de smbolos sonoros articulados para transmitir ideas, pensamientos, sentimientos, emocio-nes y todo un mundo interior naciente, dio como resultado una revolucin inconmensurable para el ser humano; dejaba el mundo natural de los animales, las plantas y seres inanimados, para crear e insertarse en el mundo cultural, el de la conciencia, el de la creacin, en fin, el de lo que es propiamente humano. El lenguaje, las manifestaciones del arte, las creencias religiosas, los conocimientos rudimentarios, las reglas de conducta, las histo-rias, entre otras creaciones, formaron parte de ese nuevo mundo que empez a ser la cultura. Sin embargo, tuvieron que pasar milenios para que se diera otra gran innovacin, consistente en inventar signos grficos (icnicos pictogramas, jeroglficos, sm-bolos alfabetos fonticos) que se plasmaran en soportes ms o menos duraderos y representaran esa comunicacin que inicial-mente era oral, con lo cual se permiti conservar la memoria de esa cultura. Dicho invento signific otro gran salto en el devenir del ser en el tiempo de la humanidad.

    Siempre, las sociedades han sido conscientes de que su iden-tidad recae en ese mundo cultural especfico creado por ellas y que, al mismo tiempo, las nutre. Es por ello que algunas socie-

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

    viii

    dades que no conocan la escritura se esforzaban para que no se perdiera el patrimonio cultural particular que les daba ser e identidad. De esta manera, para evitar esa prdida, se recurra a medios mnemotcnicos, como poemas, cantos, leyendas y re-latos, que hablaban de su cultura y que se transmitan de gene-racin en generacin en forma oral. Pero la escritura resolvi esa preocupacin; ya no era necesario memorizar todo cues-tin que, por cierto, a Platn le pareci nociva, pues slo bas-taba plasmar por escrito todo ese patrimonio colectivo. As, la escritura permita conservar y desarrollar el ser como identidad colectiva, por lo que lleg a ser considerada de origen sagrado: la divinidad dio el ser y posteriormente otra divinidad (Nab sumerio; Thot egipcio; Hermes griego) otorg el regalo que permita conservar ese ser: la escritura. Tambin es por ello que algunos conquistadores como Tlacalel, la Inquisicin o Stalin, que deseaban someter totalmente a otros pueblos e imponerles su propia cultura y visin, tuvieron cuidado de destruir los docu-mentos que guardaban la cultura de los pueblos dominados. Sa-ban que si se destrua el patrimonio cultural de stos, sera ms fcil subyugarlos, porque sencillamente perderan su identidad.1

    Ahora bien, como consecuencia de la aparicin de esos do-cumentos y su respectiva acumulacin, almacenamiento, con-servacin organizacin y uso, surgieron las instituciones y los encargados de realizar dichas tareas. As pues, aparece como ac-tividad prctica desde inicios de la historia y en las primeras grandes civilizaciones: la antigua Mesopotamia, el antiguo Egip-to, la Grecia clsica y en el Helenismo lo que hemos denomina-do el mundo informativo documental.

    Los avatares de ese fenmeno informativo documental conti-nuaron a lo largo de los siglos: en la Edad Media, con la institu-cin creada por Casiodoro, a partir de las reglas monsticas por l inventadas de que los monjes en su monasterio se dedicaran a la lectura y copia de textos para servir a Dios, lo cual result

    1 Miguel ngel, Rendn Rojas. Algunas peculiaridades de la ciencia bibliote-colgica (1996), Investigacin bibliotecolgica: archivonoma, bibliotecolo-ga e informacin, vol. 10, nm. 21 (jul.-dic.), unam/cuiB, pp. 22-26.

  • Introduccin

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    en todo un programa que dio origen a una de las instituciones medievales ms importantes: las bibliotecas monacales con sus copistas y el scriptorium. Posteriormente, en la Edad Moderna, con el ideal de la Ilustracin y su fe en la razn, el conocimiento se trat de difundir a todo el pueblo, por lo que empezaron tam-bin a tomar auge las bibliotecas.

    As, constatamos que, como praxis, el fenmeno informativo documental posee siglos de historia. Sin embargo, no fue hasta hace un par de siglos, aproximadamente, cuando se empez a perfilar como campo de conocimiento especfico, al que se de-nomin Biblioteconoma, Bibliotecologa, Librarianship, Library Science. En ese campo, el documento impreso, esencialmente el libro con el formato cannico de codex, la biblioteca tradicional con sus colecciones organizadas y el servicio pblico con sus usuarios eran los elementos fundamentales.

    Sin embargo, en el siglo pasado debido a factores tecnolgi-cos (v. gr. el libro electrnico, la biblioteca digital), cientficos (por ejemplo el acelerado crecimiento de informacin y documentos en la comunicacin cientfica), econmicos (como la transforma-cin de la informacin en mercanca y la consecuente irrupcin de la mercadotecnia en el mundo informativo documental), po-lticos (la Guerra Fra), sociales (por ejemplo, la sociedad de la informacin), aparecieron otras disciplinas, como la Documen-tacin y la Ciencia de la Informacin, que son las que perduran hasta este momento, tambin con la intencin de analizar ese campo de estudio. Otras disciplinas no lograron sobrevivir, como la Informtika de Mijilov, la Informatologa, la Ingeniera de la Informacin, entre otras.

    De este modo, nos encontramos con un fenmeno al que he-mos denominado informativo documental, que incluye elementos como informacin, documentos, unidades de informacin, usua-rios, profesionales de la informacin, organizacin y servicios de informacin, as como todo lo que ello conlleva: adquisicin, con-servacin, descripcin, anlisis, diseminacin de la informacin. Y al mismo tiempo, con una serie de disciplinas (Bibliotecologa, Documentacin, Ciencia de la Informacin, como ciencias gene-

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    rales; y Archivstica, Bibliografa, Museologa, como disciplinas especficas) que estudian ese fenmeno informativo documental; reas de conocimiento que ya estn institucionalizadas. Existen tambin institutos, escuelas, facultades, programas de graduacin y posgraduacin donde se realizan investigaciones y docencia en esa rea del conocimiento. Y tambin encontramos una am-plia publicacin en esa temtica, revistas especializadas, eventos acadmicos y asociaciones profesionales reconocidas jurdica-mente. Al mismo tiempo, el Estado de cada pas, a travs de los organismos que dirigen la poltica cientfica nacional dentro de sus Ministerios o Secretaras de Estado de Ciencia y Tecnologa (cnpq-Brasil, Conacyt-Mxico, Colciencias-Colombia, etctera), ofrece a estudiantes y cientficos de Bibliotecologa, Documenta-cin, Ciencia de la Informacin, a la par que de otras ramas del saber, financiamientos, becas, reconocimiento y premios.

    Sin embargo, no existe una conciencia clara sobre las seme-janzas y diferencias entre esas disciplinas generales (Biblioteco-loga, Documentacin, Ciencia de la Informacin) que estudian el fenmeno informativo documental. Aunque los especialistas se reconocen como miembros de una misma comunidad cientfica, existen discusiones sobre la naturaleza de la ciencia que estudia el fenmeno informativo documental, sus fenmenos, conceptos y terminologa.

    Ante tal situacin, la comunidad cientfica de este campo del conocimiento ha mostrado inters en superar dicha diversidad a travs de la realizacin de proyectos de investigacin sobre epis-temologa, metateora y fundamentos de la disciplina. Entre los autores de estas reflexiones podemos citar a Rafael Capurro,2 Ma-

    2 Rafael Capurro (2007), Epistemologa y Ciencia de la Informacin, Enl@ace: Revista Venezolana de Informacin, Tecnologa y Conocimiento, Ao 4: nm. 1, pp. 11-29.

  • Introduccin

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    ra Nlida Gonzlez de Gmez,3 Salvador Gorbea Portal,4 Agustn Gutirrez Chias,5 Birger Hjrland,6 Jos Lpez Yepes,7 Valentino Morales Lpez,8 Nathalia Quintero Castro (2008, 2009),9 Miguel

    3 M. N. Gonzlez de Gmez, (1999a), O objeto de estudo da Cincia da Infor-mao: paradoxos e desafios, Cincia da Informao, vol. 19, nm. 2, pp. 117-22, Brasla, Brasil; (1999b) Poltica e gesto da informao: novos ru-mos, Cincia da Informao, vol. 19, nm. 2, p. 3-5, Brasilia, Brasil; (2000a) A metodologia da pesquisa no campo da Cincia da Informao, Data-gramazero; Revista Cincia da Informao, vol. 1, nm. 6. pp. 1-5, Rio de Janeiro, Brasil; (2000b) O carter seletivo das aes de informao, Revista Informare, vol. 5, nm. 2. pp. 7-31, Rio de Janeiro.

    4 S. Gorbea Portal y E. Setin Quesada (1994), De la Bibliotecologa al Sistema de Conocimientos cientficos Bibliotecolgico-Informativo, Investigacin bi-bliotecolgica: archivonoma, bibliotecologa e informacin, vol. 8. nm. 16, pp. 21-25, Mxico: unam, cuiB.

    5 Agustn Gutirrez Chinas (2009), Incompatibilidad curricular de la Licen-ciatura en Bibliotecologa e Informacin en Mxico, San Luis Potos, Uni-versidad Autnoma de San Luis Potos; (2010), Diversidad terminolgica y conceptual en Bibliotecologa: el caso de Mxico, en Documentacin de las Ciencias de la Informacin, 33 (en prensa).

    6 Birger Hjrland (2005a), Core concepts in Library and Information Science, disponible en: http://www.db.dk/bh/Core%20Concepts%20in%20LIS/home.htm, [consultado en julio de 2008]; (2005b) Epistemological Lifeboat, dispo-nible en: http://www.db.dk/jni/lifeboat/home.htm, [consultado en julio de 2008].

    7 J. Lpez Yepes (2009), Algunos problemas terminolgicos en el dominio de la Bibliotecologa y Documentacin: Una babel terminolgico-conceptual, en Naumis Pea, Catalina (Coor.), Organizacin del conocimiento: Biblio-tecologa y Terminologa. Mxico, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecolgicas, unam, pp. 435-465; (1995) La Documentacin como disci-plina. Teora e historia, 2a ed. Pamplona, Eunsa; (1a. ed. Teora de la Docu-mentacin, 1978).

    8 Valentino Morales Lpez (2008), La bibliotecologa y estudios de informa-cin, Mxico, El Colegio de Mxico.

    9 Nathalia Quintero Castro et al. (2003), Objeto de estudio para una biblio-tecologa orientada al contexto sociocultural colombiano: Propuesta abierta al debate, Revista Interamericana de Bibliotecologa, Universidad de Antio-quia, Escuela Interamericana de Bibliotecologa, Medelln, Colombia, vol. 26. nm. 2, Separata.

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    Angel Rendn Rojas (2000; 2005, 2007, 2008),10 Sequeira Ortiz11y Emilio Setin.12

    En ese contexto durante el vii Seminario Hispano-Mexicano de Bibliotecologa y Documentacin, celebrado en Mxico D. F. en el mes de abril de 2010 y organizado por el entonces Cen-tro Universitario de Investigaciones Bibliotecolgicas de la unam (Mxico) y el Departamento de Biblioteconoma y Documenta-cin de la Universidad Complutense de Madrid, surgi la ini-ciativa de organizar un proyecto a nivel de Iberoamrica para enfrentar ese problema. En dicho proyecto participaran profeso-res e investigadores de varios pases que han trabajado este tema, entre los cuales se encontraran Brasil, Colombia, Costa Rica, Es-paa, Italia, Mxico, Portugal, Uruguay y Venezuela.

    Se tena contemplado que ese proyecto sera un espacio de reflexin e investigacin sobre aspectos conceptuales de las dis-ciplinas informativo-documentales mencionadas (Bibliotecologa, Documentacin, Ciencia de la Informacin, Archivstica, Biblio-grafa), y que por la va del dilogo se buscara obtener con-

    10 Miguel ngel Rendn Rojas (2000), La ciencia bibliotecolgica y de la infor-macin tradicin o innovacin en su paradigma cientfico?, Investigacin bibliotecolgica: archivonoma, bibliotecologa e informacin, vol. 14, nm. 28. (ene.-jun.), unam-cuiB, pp. 34-52; (2005) Bases Tericas y filosficas de la bibliotecologa, 2da Ed., Mxico: unam-cuiB; (2007), Fundamentos de la ciencia bibliotecolgica y de la informacin. Identidad y consolidacin de la disciplina, en Filiberto Felipe Martnez Arellano y Juan Jos Calva Gonzlez (comp.), Tpicos de investigacin en bibliotecologa y sobre la informacin, Edicin conmemorativa de los xxv aos del Centro Universitario de Inves-tigaciones Bibliotecolgicas, vol. II, Mxico: unam/cuiB, pp. 443-462; (2008) Ciencia bibliotecolgica y de la informacin en el contexto de las ciencias sociales y humanas. Epistemologa, metodologa e interdisciplina, Investiga-cin bibliotecolgica: archivonoma, bibliotecologa e informacin, vol. 22, nm. 44, (enero-abril), unam/cuiB, pp. 65-76.

    11 D. Sequeira Ortiz y Sequiera, Ortiz Z. (1988), La Bibliotecologa como cien-cia, San Jos, Costa Rica: Publitex, 218 p.

    12 Emilio Setin (1992), Problema Ramal Bibliotecas y Promocin informativo cultural 1991-1995, Bibliotecas, Revista del Sistema de Bibliotecas Pblicas, nm. , ao 30, ene.-dic., pp. 33-76.

  • Introduccin

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    sensos cientficos en los grandes conceptos de la disciplina y su naturaleza, as como en los trminos que podran ser utilizados.

    De esta manera naci el proyecto de investigacin: Un an-lisis terico-epistemolgico de la Bibliotecologa y estudios de la informacin. Unidad en la diversidad: Bibliotecologa, Docu-mentacin y Ciencia de la Informacin, cuya pregunta inicial, de la que se desprenda toda la investigacin, era: es posible encontrar un consenso dentro de la comunidad cientfica de la Bibliotecologa en cuanto al objeto de estudio y el aparato con-ceptual de la misma?

    De su respuesta afirmativa surgan las otras preguntas de in-vestigacin: cules eran las razones, elementos y factores que justificaban la posibilidad de ese consenso? Cul es el objeto de estudio de la disciplina considerado por las diferentes escuelas y cul es el comn denominador que las une? Dentro del aparato conceptual de la Bibliotecologa cules conceptos representan las categoras ms importantes y cul es su contenido? Cules son las causas que originan la diversidad terminolgica y conceptual en la Bibliotecologa?

    La importancia de una investigacin semejante parece obvia; adems de la aportacin terica ya que se contribuira a la fun-damentacin de la disciplina, al anlisis de su naturaleza, la cla-rificacin y precisin de su aparato terico, se coadyuvara a mejorar los planes y programas de estudio para formar profesio-nales capaces de ofrecer un trabajo eficaz y eficiente dentro de la sociedad contempornea. Al mismo tiempo, el consenso en la co-munidad cientfica facilitara la movilidad estudiantil y de investi-gadores, y se posibilitara el reconocimiento social, muchas veces obnubilado por estereotipos, prejuicios o el desconocimiento del ser y hacer de la Bibliotecologa y los Estudios de la Informacin, y de esta manera se creara una imagen social ms clara y acorde con la realidad.

    Se program el trabajo del proyecto en varias etapas. La pri-mera consistira, a travs del establecimiento de un seminario de investigacin, en analizar el objeto de estudio de las disciplinas, y en encontrar las causas de las divergencias y un posible comn

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    denominador que permitiera establecer las convergencias y simi-litudes. Una segunda etapa se propondra analizar los principales conceptos y categoras de esta rea del conocimiento; y en una tercera etapa se pretendera clarificar el campo profesional espe-cfico de los especialistas en informacin documental.

    El presente libro, que ahora ponemos a consideracin del lec-tor, es el resultado de la primera etapa de nuestra investigacin sobre la naturaleza y objeto de estudio de la Bibliotecologa/Ciencia de la Informacin/Documentacin. En nuestra reunin de seminario de investigacin analizamos dicho tema, y para la publicacin, hice una divisin arbitraria de los trabajos presenta-dos, aunque, como se ver en el transcurso de la lectura y se era uno de los objetivos que perseguamos, existe una interrela-cin entre todos los autores.

    As pues, en la primera parte se agruparon trabajos que ana-lizan, en primera instancia, el aspecto comunicativo y mediador de la disciplina. De este modo, el doctor Jos Lpez Yepes, de la Universidad Complutense de Madrid, en su trabajo Una teora comunicativa de la Biblioteconoma/Documentacin/Ciencia de la Informacin, inicialmente expone las problemticas que pro-vocan un estudio de naturaleza epistemolgica: la permanente preocupacin sobre la naturaleza de la disciplina y del papel de sus profesionales y estudiosos; la bsqueda de lo que l llama, siguiendo a Kuhn, el paradigma cientfico de la Bibliotecologa/Documentacin; el conflicto terminolgico-conceptual; y la cri-sis producida por los posibles perjuicios sociales y acadmicos producidos por la presunta falta de identidad y visibilidad de nuestra disciplina. Finalmente, este autor afirma que la Bibliote-cologa o Documentacin tiene como caracterstica esencial que, adems de ser una ciencia social, es informativo-comunicativa, y que tiene como objeto de estudio un proceso informativo que genera informacin documental. Dicho proceso incluye la reten-cin, recuperacin y transformacin de mensajes producidos en procesos informativos anteriores, los cuales se comunican trans-formados como fuentes de informacin.

  • Introduccin

    xv

    Por su parte, los doctores Francys Delgado y Johann Pirela, de la Universidad de Zulia, proponen, como el ttulo de su texto indica, Los procesos de mediacin del conocimiento como ele-mentos integradores-unificadores del discurso epistemolgico de las ciencias de la informacin, que son precisamente esos proce-sos de mediacin del conocimiento los elementos centrales que les proporcionan unidad y permiten comprender la teora y prc-tica a las ciencias de la informacin. El papel fundamental que se les asigna a esos procesos se debe a que stos constituyen los componentes medulares de la accin de las bibliotecas, archivos, centros de informacin y documentacin, en cuyos espacios se definen y planifican estrategias para acercar el mundo informa-tivo documental a quienes lo requieren, para usarlo ya sea en la vida acadmico-profesional, o en la personal-social. Ese acerca-miento supone complejos procesos mediadores orientados hacia la interiorizacin-reconstruccin de significados y generacin de mensajes. Se concluye que las perspectivas revisadas aluden a un matiz comunicativo-mediacional, por lo que se propone incor-porar los procesos de mediacin a la discusin sobre la posible unificacin del discurso epistemolgico en el rea.

    El doctor Armando Malheiro da Silva, de la Universidad de Porto, Portugal, en su texto A Cincia da Informao e a Tran-sio Paradigmtica (La Ciencia de la Informacin y la transi-cin paradigmtica), despus de exponer la existencia de lo que l llama dos paradigmas en el desarrollo de la Ciencia de la In-formacin (el custodial-historicista-tecnicista y el post-custodial-informacional-cientfico), define a la Ciencia de la Informacin como una ciencia social que investiga los problemas, los temas y los casos relacionados con el fenmeno info-comunicacional perceptible y cognoscible a travs de la confirmacin o no de las propiedades inherentes a la gnesis del flujo, organizacin y comportamiento informacionales (produccin, recoleccin, orga-nizacin, almacenamiento, recuperacin, interpretacin, transmi-sin, transformacin y uso de la informacin.

    En la segunda parte del libro, presentamos trabajos con una perspectiva sistmica. El maestro Eduardo Mancipe Flechas, de

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    la Universidad de La Salle de Bogot, Colombia, nos ofrece el trabajo Estudios de Informacin-Documental, Epistemologa Re-lacional y Hermenutica Analgica. En el texto se analizan las relaciones existentes entre los elementos constitutivos de los ob-jetos y objetivos de estudio de la Bibliotecologa, la Documen-tacin, la Archivstica, y la Ciencia de la Informacin, que como disciplinas confluyen en un campo de conocimiento denominado Estudios de Informacin-Documental. El modelo interpretativo desde el cual se aborda el tema es el hermenutico-analgico, que permite fundamentar el campo de conocimiento de carcter inter-transdisciplinar en el cual existen relaciones entre el fen-meno de la informacin-documento; las necesidades informati-vo-documentales de los individuos, de las comunidades y de la sociedad as como su identificacin; la solucin de dichas nece-sidades desde las Instituciones Informativo Documentales; y el carcter de los procesos, estructuras y funciones de las diferentes disciplinas informativo-documentales. El trabajo consta de cuatro partes: la primera expone la hermenutica analgica como mode-lo de interpretacin/comprensin; la segunda explica la interdis-ciplinariedad; la tercera realiza una sntesis de las concepciones de las disciplinas informativo-documentales y propone como de-nominacin del campo de convergencia los Estudios Informativo-Documentales; finalmente, la cuarta parte plantea como el objeto de ese campo la red relacional informativo-documental, el cual se aborda desde el punto de vista de las necesidades informativo-documentales que hay que identificar, comprender y solventar a travs de las Instituciones Informativo Documentales (Bibliote-cas, Archivos, Centro de Documentacin, etctera).

    Por su parte, el doctor Agustn Gutirrez Chias, de la Univer-sidad Autnoma de San Luis Potos, presenta el trabajo Objeto de estudio de la bibliotecologa y estudios de la informacin. En l, despus de presentar una definicin etimolgica y operativa de los trminos de mayor uso en el servicio de informacin do-cumental (Biblioteca, Bibliotecologa, Informacin Documental, usuario y profesin), explica a grandes rasgos el origen del desa-rrollo de los servicios de informacin documental tomando como

  • Introduccin

    xvii

    punto de partida el documento llamado libro. Seala como obje-to de estudio de la Bibliotecologa y Estudios de la Informacin a la informacin documental como un producto terminado. Y finalmente, como conclusin, enlista los elementos centrales del campo fenomnico de la Bibliotecologa.

    En la tercera parte del libro incluimos los trabajos que parten de una perspectiva que podramos denominar como ms opera-cional, teniendo a la vista la organizacin de la informacin para su recuperacin; aunque no por ello el aspecto mediacional que-de fuera. En realidad tuvimos ciertas dudas al realizar la divisin del capitulado de la presente obra al realizar esa distincin. Sin embargo, finalmente optamos por incluirla al considerar que si bien es cierto que se concibe a la mediacin como objeto de es-tudio, sta se alcanza gracias a la intervencin operacional de los documentos.

    La doctora Cristina Ortega, de la Universidad Federal de Minas Gerais, expone en su trabajo Cincia da Informao: do objetivo ao objeto (Ciencia de la Informacin: del objetivo al objeto) que una ciencia social aplicada, como lo es para la autora la Ciencia de la Informacin, se comprende desde la perspectiva de problemas que aquejan a personas en contextos sociales y acti-vidades totalmente concretos. Desde ese enfoque, afirma que la bsqueda del objeto de estudio de la Ciencia de la Informacin debe pasar por la identificacin del objetivo o finalidad de esa disciplina. De ese modo investiga el objeto de la Ciencia de la Informacin a partir de conceptos bsicos elaborados segn el objetivo de la disciplina, el acopio de aspectos contingentes y esenciales, y la discriminacin entre ellos. De esta manera, par-te de las necesidades de informacin como fenmeno propulsor del rea, y la apropiacin de la informacin por parte del sujeto para satisfacerlas, se convierte en el objetivo final del rea. Por lo tanto, concluye que la mediacin de la informacin entre do-cumentos y usuarios es el objeto de la disciplina. Adems, afirma que los objetos empricos que se constituyen al tratar de explicar la apropiacin de la informacin se conciben como documentos y usuarios en determinados contextos institucionales concretos.

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    Teniendo como punto de partida esos documentos y usuarios y con el uso de tecnologas de cada tiempo, de estrategias ge-renciales para la racionalizacin y optimizacin de recursos, de la organizacin de la informacin, y del almacenamiento y pre-servacin de documentos se construyen sistemas documentales cuyo uso es potencializado por servicios de informacin, exposi-ciones y acciones educativas y culturales. Posteriormente analiza la configuracin del rea en cuanto los posibles acercamientos documentarios que la componen: Biblioteconoma, Archivologa y Museologa, as como lo que se refiere a movimientos conside-rados relevantes en su constitucin histrica: Biblioteconoma, Documentacin y Ciencia de la Informacin.

    La maestra Nathalia Quintero Castro, de la Universidad de An-tioquia, presenta su trabajo Disciplinas de la informacin docu-mental: ncleo comn y objeto de estudio; en l, afirma que la Bibliotecologa, la Archivstica, la Documentacin y la Ciencia de la Informacin son afines y desprendidas de un tronco comn, pero con cuerpos disciplinares independientes y autnomos. La intencin de Quintero es: profundizar sobre las peculiaridades de estas disciplinas para reconocer el fenmeno, objeto o parte de la realidad que estudian; identificar un posible ncleo epis-temolgico que las agrupe y las conecte; y deducir un conjunto de conceptos y categoras propias para llegar, en lo posible, a unos mnimos acuerdos entre la comunidad cientfica de estos campos de conocimiento. As, en un primer apartado, se presen-tan las reas de la informacin documental como disciplinas del campo de las ciencias sociales y humanas; en el segundo, aborda las diferencias de las reas de la informacin documental y las relaciones con la ciencia de la informacin; y posteriormente, contina con la discusin sobre el objeto de estudio de sas reas y la exposicin de la organizacin documental como el ncleo co-hesionador de estas disciplinas. Finalmente, la autora afirma que el objeto de estudio de las reas de la informacin documental estriba en la relacin social entre la informacin documental orga-nizada y los sujetos e instituciones, donde el ncleo cohesionador de esas reas es la organizacin documental y la comunicacin.

  • Introduccin

    xix

    La cuarta parte del libro est dedicada al anlisis de las pro-blemticas propias de disciplinas documentales, como la Archi-vstica y la Bibliografa, y la armonizacin entre la Archivstica, la Biblioteconoma y la Museologa.

    El doctor Agustn Vivas, de la Universidad de Extremadura, en su trabajo Concepto de archivstica, archivo y gestin de documentos: definicin y anlisis, explora metodolgicamente los conceptos de Archivstica y Gestin Documental con la fi-nalidad de esclarecerlos. Afirma que la Archivstica es la cien-cia documental que tiene por objeto el estudio de los archivos como Sistemas de Informacin, fundamentada en la generacin, tratamiento, y difusin de la documentacin a partir del respeto al que la misma recibi en la entidad donde se origin como principio universalmente vlido e inalterable, y cuyo fin es hacer recuperable la informacin documental, con el objetivo de ser-vir de base en la toma de decisiones, otorgar garanta y generar conocimientos. Por su parte, en concordancia con el Consejo Internacional de Archivos (cia), Vivas asegura que la gestin de documentos es el rea de gestin administrativa general relativa a conseguir economa y eficacia en la creacin, mantenimiento, uso y disposicin de los documentos. Asimismo, proporciona el concepto de archivo y de documento de archivo, y menciona los principios y mtodos archivsticos como medida de acercamiento al quehacer profesional para tener una visin ms clara de la Ar-chivstica dentro de las Ciencias de la Documentacin.

    A su vez, el doctor Carlos Alberto Araujo, de la Universidad de Minas Gerais, presenta su texto Integrao entre Arquivolo-gia, Biblioteconomia e Museologia como marco identitrio para a Cincia da Informao (La integracin entre la Archivologa, la Biblioteconoma y Museologa como marco identitario para la ciencia de la Informacin). El doctor Araujo presenta una dis-cusin sobre las oportunidades que aparecen en el dilogo que mantienen la Archivologa, la Biblioteconoma y la Museologa con la Ciencia de la Informacin.

    En primer lugar argumenta, con base en la evolucin hist-rica de las tres reas, cmo, a lo largo del siglo xx, diferentes

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

    xx

    teoras y conceptos se han desarrollado de manera transversal entre ellas, lo que representa un campo frtil para la problema-tizacin cientfica. Asimismo, presenta el desarrollo de la Ciencia de la Informacin a lo largo de las ltimas dcadas, y subraya el progresivo alargamiento que ha tenido el concepto de informa-cin en dicha ciencia, lo que la acerca ms hacia las disciplinas informativas documentales. Debido a esa proximidad, aunada al cruzamiento de diferentes sub-reas en esas disciplinas, defiende la idea de construir una visin informacional acerca de los fen-menos archivsticos, biblioteconmicos y museolgicos.

    Finalmente, el doctor Andrea Capaccioni, de la Universidad de Perugia, Italia, en su trabajo Paradigmas a prueba. El debate so-bre Bibliografa en Italia trata de una problemtica que nos pa-rece muy novedosa (al menos en publicaciones en nuestra regin iberoamricana): la Bibliografa como disciplina informativo do-cumental. En una primera parte de su trabajo, Capaccioni exami-na la disciplina de la Bibliografa y su reciente evolucin; en una segunda, ofrece algunas ideas sobre dos aspectos principales de esta disciplina a partir del debate cientfico que se ha generado en Italia en la ltima dcada: la relacin entre Biblioteconoma y Bibliografa, y la establecida entre catlogo y repertorio. Indica que la Bibliografa y la Biblioteconoma se pueden considerar desde sus objetivos comunes: la mediacin entre el usuario y el documento, por lo que desde esa visin aparecen no tan lejanas (aunque las diferencias permanecen). La Bibliografa, as, elabo-ra principalmente colecciones ideales de libros y documentos, e intenta describir la copia ideal para garantizar una correc-ta individualizacin de los recursos documentales; en cambio, la Biblioteconoma tiene como referente de accin una coleccin concreta de objetos y dispone de instrumentos para el anlisis de ejemplares que se albergan fsicamente en las colecciones de una biblioteca determinada. Ambos campos disciplinarios pueden ser considerados como aspectos de una sola actividad: la bsqueda de documentos. La Bibliografa se caracteriza por ser la disciplina que profundiza todas las fases de individualizacin del documen-to, mientras que la Biblioteconoma se ocupa de su localizacin

  • Introduccin

    xxi

    y gestin. As, nos enfrentamos a una distincin no tanto con-ceptual o tcnica, sino a una de finalidad. A su vez, la diferencia entre el catlogo y el reperterio bibliogrfico (y por lo tanto en-tre las dos disciplinas) se mantiene; pero gracias, sobre todo, a las nuevas tecnologas se han introducido nuevas potencialidades y posibilidades de interoperabilidad entre estos dos fenmenos, situacin que el mundo biblioteca, de acuerdo con la cuarta ley de Ranganathan que invita a ahorrar tiempo al lector tiene la obligacin de explotar.

    Este libro es el primer resultado de nuestro proyecto de inves-tigacin, programado a largo plazo. Esperamos que le sigan otros, tal como est previsto en la agenda de trabajo, y tambin que el equipo de colaboradores tan rico que se ha integrado contine trabajando y fortalecindose para, de esta manera, ir construyen-do una escuela iberoamericana de pensamiento epistemolgico en Bibliotecologa-Ciencia de la Informacin-Documentacin. Por el momento, presentamos nuestras reflexiones sobre el objeto de estudio de ese campo de conocimiento informativo documental.

    Quiz a primera vista, hojeando la tabla de contenido y leyen-do esta introduccin, un lector impaciente e inquisidor se pre-gunte qu de nuevo le ofrece este libro, cuando todo parece igual a lo que se ha venido haciendo en el campo epistemolgico de la Bibliotecologa y Estudios de la Informacin; se presenta una serie de diversas opiniones (doxas) de diferentes autores, en las cuales cada uno expone su verdad y, como en una pasarela de modas, aparecen en escena, caminan por el pasillo mostrando su punto de vista, terminan y salen del campo visual, para finalmen-te separarse sin llegar a un consenso, a una conclusin comn. Despus, cada cual se marcha a sus respectivos lugares de origen y contina, como todos los das, realizando sus actividades aisla-damente por su lado y pensando que su propuesta es la mejor.

    A semejantes lectores inquisidores, que son lo que realmente espero, les pido que, si han llegado hasta este punto, prosigan leyendo hasta el final. No olvidemos el subttulo de nuestro pro-yecto de investigacin: unidad en la diversidad.

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

    xxii

    Nada ms lejos de nuestra intencin que agregar a la larga lista de interpretaciones y propuestas de objeto de estudio una ms. Esperamos en nuestra conclusin mostrar ese comn deno-minador que en nuestras hiptesis iniciales est presente. Quiz alguien demasiado ansioso pase a leer las conclusiones. Es otro mtodo de lectura. Esta obra no es una novela, por lo que ente-rarse del final no la priva de todo el inters. Es un trabajo expo-sitivo, analtico, argumentativo, por lo que se puede conocer la conclusin y despus ver el anlisis y los argumentos; o tomar el camino opuesto, e ir de los argumentos a la conclusin.

    Recordemos que nuestro discurso no slo es analtico-de-ductivo sino tambin hermenutico y dialctico, por lo que las relaciones partes-todo, precomprensin-comprensin, diversi-dad-unidad, se encuentran en todo el texto. En efecto, como ya Schleiermacher ha dicho, el llamado crculo hermenutico nos alerta advirtiendo que, para comprender el todo, debemos cono-cer las partes, pero tambin que, para comprender las partes, es indispensable tener presente el todo. Asimismo, Gadamer indica que, para que haya comprensin, es necesario tener primero una precomprensin del texto (quien no posea una idea de lo qu es Epistemologa, Bibliotecologa, Documentacin, Ciencia de la Informacin, difcilmente llegar a la comprensin de nuestro li-bro). Finalmente, a lo largo de esta introduccin, hemos resaltado la diversidad de visiones, pero al leer cada una de ellas y en las conclusiones, se ir perfilando y construyendo la unidad.

    Aprovechamos la oportunidad para agradecer el apoyo que otorg nuestra Universidad Nacional Autnoma de Mxico, a travs del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigacin e Innovacin Tecnolgica papiit, al proyecto Un anlisis terico-epistemolgico de la Bibliotecologa y estudios de la informacin. Unidad en la diversidad: Bibliotecologa, Documentacin y Cien-cia de la Informacin, con clave in 401311.

    Igualmente no puedo dejar de mencionar el excelente grupo de investigacin de colegas iberoamericanos que se ha formado para inquirir sobre esta temtica, y con cuyo entusiasmo y cono-cimientos en el dilogo y debate hemos ido avanzando en este

  • Introduccin

    xxiii

    escabroso y fascinante camino de la investigacin epistemolgica de la Bibliotecologa y Estudios de la informacin.

    El anlisis epistemolgico de toda ciencia permite un mayor conocimiento sobre ella, sobre su identidad y su autonoma. Ese ejercicio de reflexin epistemolgica sobre la Bibliotecologa-Ciencia de la Informacin-Documentacin es lo que hemos esta-do realizando, con la finalidad de lograr una mayor comprensin del campo de conocimiento sobre el mundo informativo docu-mental, para saber qu es y quines somos los que actuamos en l; cules son nuestras tareas, qu podemos y debemos ofrecerle a la sociedad, y cules son nuestros lmites, desafos y posibilida-des de interrelacin con otras disciplinas. Tarea muy importante, ms en nuestros das, con el auge de las tecnologas que recla-man como suyo todo territorio que tocan (y el campo informativo documental no es la excepcin); con el cambio axiolgico en que el valor econmico, consumista y de poder irrumpen frente a los tradicionales valores de servicio y humanismo; con la in-terdisciplina, multidisciplina o transdisciplina que ayudan pero confunden.

    As pues, invitamos al lector a que se adentre en el mundo de la informacin que este libro le abre, esperando que se convierta en un mundo del conocimiento. Pero ste slo ser posible si la lectura se realiza con una mente abierta, crtica, inquisitiva, guia-da por la frrea lgica deductiva, la plstica y elstica dialctica, junto con la muy humana hermenutica. Nuestro libro lograr su objetivo, siguiendo a Ranganathan, si encuentra un lector que dialogue con l, lo cuestione, critique, disienta, convenga. Y final-mente construya su interpretacin diferente a la que tena cuando lo empez a leer no importa si cambia, se ampla o permanece, pero ahora ms fundamentada, y se integra como diferente a nuestra comununidad.

    Miguel ngel Rendn Rojas

  • parte i aproximacin comunicativa

  • 3

    Una teora comunicativa de la Biblioteconoma/ Documentacin/Ciencia de la informacin

    jos lpez yepesUniversidad Complutense de Madrid, Espaa

    introduccin

    En el presente trabajo, postulamos una reflexin sobre cinco aspectos que consideramos de valor para poder obtener una conclusin final que sea de cierta utilidad. Nos refe-rimos a los siguientes: 1) la permanente preocupacin sobre la fijacin de la naturaleza de la disciplina que cultivamos y, en con-secuencia, del papel que juegan sus profesionales y estudiosos; 2) la bsqueda del paradigma cientfico de la Bibliotecologa/Documentacin; 3) el conflicto terminolgico-conceptual; 4) la crisis producida por los posibles perjuicios sociales y acadmicos que est comportando la presunta falta de identidad y visibilidad de nuestra disciplina, y 5) la propuesta de concepto y definicin de Bibliotecologa/Documentacin/Ciencia de la Informacin en el mbito de la Comunicacin.

    un tema preocupante

    Como apuntbamos en el Simposio sobre Organizacin del Co-nocimiento (Lpez Yepes, 2009: 435-465), resulta enormemente

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    significativo que los profesionales y estudiosos de las disciplinas relacionadas con el documento, con las fuentes de informacin y con la transformacin de las mismas a fin de remediar nece-sidades informativas, nos preguntemos continuamente frente a otros saberes y a otros profesionales por la naturaleza del saber que estudiamos y profesamos, y cmo debemos denominar los trminos ms esenciales. A modo de ejemplo, el Congreso de la Asociacin Portuguesa de Bibliotecarios de 2004 tena como objetivo:

    La definicin del campo cientfico, de las relaciones interdisciplina-res, del objeto de estudio, de la fundamentacin terica de la Ciencia de la Informacin y la clarificacin de las prcticas y actividades profesionales en conformidad con esos presupuestos es hoy una cuestin crucial para la valoracin de un rea que hasta ahora se ha afirmado sobre todo por el componente tecnolgico. Urge pues un debate y un estudio amplio (www.apbd.pt).

    Y ms recientemente, el tema del estatuto cientfico de la Bi-bliotecologa/Documentacin tambin ha encontrado un buen hueco en los Encuentros Ibricos de la ediBcic celebrados en Coimbra (Manuel Borges y Sanz Casado, 2009). Cabe pensar, a tenor de lo dicho, que estamos ante un tema preocupante que afecta a nuestra credibilidad como estudiosos y como profesio-nales en el mbito acadmico y social, respectivamente. En este sentido, justo es reconocer los incesantes trabajos que sobre el tema se han producido en el rea iberoamericana, especialmente en el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecolgicas (unam, Mxico)1 y en algunos centros universitarios y de inves-tigacin de Venezuela, Colombia, Brasil y Espaa. Precisamen-te, estudiosos de estos pases se han integrado al proyecto Un anlisis terico-epistemolgico de la Bibliotecologa y estudios de la informacin. Unidad en la diversidad: Bibliotecologa, Do-cumentacin y Ciencia de la Informacin (2011-2013), del iiBi

    1 A partir de 2012, Instituto de Investigaciones Bibliotecolgicas y de la Infor-macin, iiBi.

  • Una teora comunicativa de la biblioteconoma

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    (unam), con el propsito de solucionar y de arrojar nuevas luces sobre la cuestin epistemolgica.

    Hacia la Bsqueda del paradigma cientfico

    La frase con que encabezo las lneas que siguen amenaza con convertirse ya en un tpico. Muchos son los que se afanan en la bsqueda del paradigma, como si se tratara del oro ambicio-nado por los buscadores de Alaska, o por los antiguos descubri-dores espaoles y portugueses. Resulta paradjico pensar que si hasta mediados del siglo xix la comunidad cientfica pareca tener claros los conceptos esenciales en torno a las disciplinas del documento, aunque aparecieran separadas, la eclosin de la ciencia moderna, con el incesante aumento de la bibliografa y las crecientes necesidades de informacin y la revolucin tecno-lgica, determinaron nuevas concepciones a partir de las teoras gestadas en Norteamrica y en Europa (Morales Lpez, 2008). De modo sumario, podramos clasificar a los numerosos autores de trabajo en relacin con el tema del siguiente modo: a) los que no se preocupan por fijar los conceptos y los trminos de la discipli-na porque lo consideran poco prctico y, an ms, porque ello contribuye a aumentar la confusin; b) los que repiten defini-ciones recicladas o tradas de cualquier terico sin una reflexin y convencimiento previos; c) los que presentan la problemtica desde enfoques plenos de inters, pero que no aportan propues-tas de concepto y consiguientes definiciones; y finalmente d) los que abordan el problema y tratan de resolverlo, aunque en su resolucin suelen provocar nuevas dudas derivadas del distinto origen disciplinar de los mismos y desde perspectivas metodol-gicas diversas. Todo ello repercute incluso en los distintos plan-teamientos formativos por parte de los centros universitarios, as como en la definicin de los profesionales de la informacin, y da lugar al tercer aspecto que expongo a continuacin.

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    el conflicto terminolgico-conceptual

    En el aludido simposio, ya presentbamos la cuestin de modo tal vez apocalptico, sugiriendo una cierta Babel en nuestros estudios, a partir del hecho de que, en ltimo trmino, todos los saberes constituyen un conjunto de conceptos, de relaciones en-tre stos y de los correspondientes trminos. Los trminos sirven para nombrar las realidades conceptuales, y ellos mismos ayudan a conocer la naturaleza de dichas realidades. En nuestro trabajo, observbamos distintas denominaciones en las carreras, los cen-tros y las asignaturas, tanto en Espaa como en Iberoamrica y en el resto del mundo. De esta situacin, se derivaban afirmacio-nes como: a) falta de unanimidad en los trminos, y b) falta de unanimidad en la definicin de los conceptos, lo que, entre otras consecuencias, ocasionaba diversos objetivos docentes y distintas configuraciones del profesional de la informacin.

    En otro lugar ya he expuesto las causas del conflicto termino-lgico y conceptual; pasamos a describirlas.

    a) La primera, las ms remota, radica en la gestacin de la disciplina a finales del siglo xix en el rea norteamerica-na, debida a una derivacin y conversin de la biblioteca general en biblioteca especializada, por un lado; y por el otro, en el rea europea, el nacimiento del movimien-to documental iniciado por Otlet, fundador del Instituto Internacional de Bibliografa, cuya doctrina aparece siste-matizada en su conocido y magno Tratado de Documen-tacin, publicado en Bruselas en 1934.

    b) La segunda causa, mucho ms prxima, arranca del cam-bio social tan intenso que ha producido la eclosin y ex-tensin de ese fenmeno tan presente en nuestras vidas y en nuestras instituciones. Me refiero al gran fenmeno de la informacin que ha dado lugar al hecho singular de procrear una nueva sociedad con este nombre por la in-fluencia, entre otros factores, del agente tecnolgico como motor del cambio y de las crecientes necesidades sociales de informacin.

  • Una teora comunicativa de la biblioteconoma

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    c) La tercera causa se deriva directamente de lo que acaba-mos de esbozar. Efectivamente, ha surgido una nueva ter-minologa, de gran impacto, casi a nivel escatolgico dira yo, y de fecundidad extraordinaria, vinculada a nociones como lo electrnico, lo digital, lo virtual, lo emergente Pero sin duda la nueva terminologa es tambin expresin palpable de que los principios cientficos y tcnicos de la documentacin estn experimentando un notable cambio que afecta a todos los elementos del proceso de infor-macin documental. En efecto, sujetos emisores, mensaje documentario, sujetos receptores y medios de transmisin pueden experimentar un cambio documentario que hace posible hablar tambin de sociedad de la documentacin. Recordemos que cualquier dato, informacin o conoci-miento, son fuentes potenciales de nueva informacin tan slo cuando se transmiten y se aprovechan en forma de documento, esto es, sobre un soporte fsico.

    d) La cuarta causa obedece al hecho de que el fenmeno de la informacin nacido sobre la base de la estructura del proceso vigente desde Aristteles emisor, mensaje, medio y receptor es patrimonio de todas las disciplinas y de sus aplicaciones en la sociedad, y provoca una gran convergencia de estudiosos y profesiones que observan el fenmeno desde su particular punto de vista y, claro est, desde una terminologa propia. Finalmente, a ello deben aadirse como quinta causa las perturbaciones provocadas por el traslado a otras lenguas de trminos procedentes del rea angloamericana, seguidos por mu-chos de nosotros de modo a veces acrtico y no siempre claramente asimilados a nuestro lxico.

    e) La influencia de la poltica acadmica de los pases, uni-versidades y centros en cada caso, el diverso origen dis-ciplinar todava de los autores de los planes de estudio, la influencia de los centros o departamentos donde se imparten estas enseanza, etctera.

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    f) Las posibles disparidades mostradas por tesauros y dic-cionarios terminolgicos plurilinges o la no utilizacin de stos.

    g) Las posibles malas prcticas en los procesos de creacin del lenguaje cientfico de la Biblioteconoma y Documen-tacin, bien por rendir excesivo tributo a los neologismos, bien por no tener en cuenta determinadas directrices en la formacin de trminos.

    Consecuencias de estos hechos:

    1. Positivas: el sabor de la aventura, de seguir investigando en la naturaleza de nuestro campo del saber.

    2. Negativas: ambigedad en el objeto de nuestra investiga-cin, objetivos docentes dispersos a falta de una sntesis razonable, dificultad para establecer modelos formativos de cierta armona, falta de concrecin del papel del profe-sional en la sociedad, interferencias de otras profesiones, sensacin de falta de madurez por parte de nuestras dis-ciplinas en el sistema de las ciencias, interferencias y so-lapamientos de asignaturas, etctera (Lpez Yepes, 2009; Gutirrez Chias, 2009 y 2010).

    repercusiones del conflicto. estamos en crisis?

    Bajo este epgrafe comprendemos el cuarto fenmeno observa-do, esto es, los posibles perjuicios que se ocasionan en nuestro campo y, especficamente, en el mbito de la docencia, la inves-tigacin, el mercado de trabajo y la identificacin y la visibilidad de nuestro quehacer, en suma. Sobre ello cabe establecer, a nues-tro juicio, un diagnstico y una aproximacin a sus causas:

    1) Un comentario de H. M. Gladney aparecido en la revista Digital Document Quarterly: Corta vida para la Ciencia

  • Una teora comunicativa de la biblioteconoma

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    de la Informacin. Los departamentos universitarios de Ciencia de la Informacin tienden a desaparecer. La pre-diccin es que el campo de la Ciencia de la Informacin no se identifica por una base terica nica (2008).

    2) Crisis disciplinar. Imagen dispar y no consolidada. Riesgo de ocupacin de nuestro terreno. Cambios de nombre. Establecimiento de fronteras claras. El mundo de la infor-macin documental dice Garca Marco no se visualiza como un campo disciplinar slido e integrado (2008b).

    3) El descenso evidente en el nmero de alumnos en las Fa-cultades espaolas de Biblioteconoma y Documentacin, incluso en el nuevo Grado de Documentacin, consecuen-cia del Espacio Europeo de Educacin Superior (Delgado Lpez-Czar, 2008).

    4) Eco del problema en la bibliografa del sector: Cronin (2005), Garca Marco (2008 a y b), Delgado Lpez-Czar (2008) y Moreiro (2008).

    5) Aparentes contradicciones en el mercado de trabajo con un mosaico de situaciones: a) lo acadmico y lo profesio-nal, b) empleo precario y empleo de calidad, c) formacin especfica y formacin general.

    6) Tendencias todava relativamente conservadoras y tradi-cionales en la formacin de los profesionales y desequili-brio entre las necesidades del mercado y los currcula.

    7) Falta de competitividad entre los centros docentes y esca-so poder acadmico ante otros estudios de mayor raigam-bre y tradicin.

    Qu hacer desde nuestra reflexin personal? Como premisa, debemos distinguir los escenarios geogrficos, econmicos y cul-turales donde se producen los factores de crisis.

    El primer problema estriba, a nuestro juicio, en la identificacin de la disciplina y sus funciones, lo que comporta la resolucin del conflicto terminolgico-conceptual y las propuestas de definicio-nes consensuadas a partir de la toma de conciencia de que nues-

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    tra disciplina, al ser centinela del conocimiento, es influyente en la formacin de la terminologa de otros saberes cientficos.

    El segundo problema a resolver consiste en establecer una lista clara de las funciones que competen a nuestro campo de estudio.

    El tercer problema tiene que ver con el desarrollo a nuestro favor de los mercados de trabajo. Hasta ahora, se ha tratado de evitar la brecha entre las tareas de formacin y los mercados de trabajo mediante la modificacin de los planes de estudio. Ha-bitualmente, se parte de la idea de que, conociendo la demanda de profesionales en el mercado, sta se puede modificar, aunque con ello, en mi opinin, tan slo conseguimos un diagnstico de la situacin a la que tratamos de adaptarnos. En nuestra opinin, los resultados no han sido excesivamente operativos, por lo que deberamos saber no slo en qu nichos del mercado servimos a la sociedad sino en cules podramos servir. Ello implica lo siguiente:

    Identificar la disciplina y sus funciones actuales y potencia-les mediante la realizacin de estudios ad hoc con ayuda de todos los implicados (profesores, profesionales y egre-sados).

    Averiguar en qu podemos servir al mercado futuro y col-mar nuevas necesidades sociales de informacin

    Actualizar y adaptar los currcula docentes. Ocupar los nichos transversales o B/d/ciencia de la Infor-

    macin aplicada a medios de comunicacin, medicina, dere-cho, ciencia y tecnologa, humanidades, archivos, etctera.

    Proporcionar formacin especializada y en conexin con temas punteros presentes en el mercado.

    Vincular/integrar los campos de la comunicacin/computa-cin y dobles titulaciones ante la invasin de otros campos del saber.

  • Una teora comunicativa de la biblioteconoma

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    un diagnstico de urgencia

    Como hemos indicado en lneas precedentes, el tema de la na-turaleza de la B/d/ciencia de la Informacin y la configuracin formativa y profesional de sus profesionales han sido objeto re-cienten de, al menos, dos manifestaciones en nuestra rea geo-grfica: el vi Seminario Hispano-Mexicano de Bibliotecologa y Documentacin (Cceres, Sigenza y Madrid, abril de 2009) y los ya citados Encuentros Ibricos de ediBcic (Coimbra, noviembre de 2009). Ello culmina, de momento, con la celebracin del Semi-nario Especializado en Epistemologa de la Biblioteconoma y Es-tudios de Informacin (Mxico, D. F., 24-25 de octubre de 2011).

    En el primer evento, sobresalen en el tema que nos ocupa las aportaciones de Ros, Alfaro y Rendn. Ros advierte de la necesidad de realizar estudios acerca de la historia intelectual de nuestra ciencia y su evolucin conceptual a lo largo de las apor-taciones de las distintas corrientes de organizacin y acceso a los registros del conocimiento: Bibliografa, Biblioteconoma, Biblio-tecologa, Documentacin y Ciencia de la Informacin. Aunque postula que las investigaciones se han centrado en la resolucin de problemas prcticos, es preciso construir el dilogo entre las diferentes tradiciones de investigacin que representamos. Tra-za tambin una aproximacin al concepto al afirmar que la bi-bliotecologa es una ciencia social y sus problemas se inscriben en universos sociales concretos, acotados por espacio y tiempo y llama la atencin acerca de la responsabilidad contrada por cuanto los conceptos y las teoras constituyen la clave de la inte-ligibilidad de los estudiantes sobre los fenmenos que abarca la disciplina en cuestin (2009: 27).

    Alfaro, por su parte, insiste en un tema ya tratado en estu-dios anteriores, como es si el saber bibliotecolgico es tcnica o ciencia, la constancia del gran dficit conceptual apegado a la disciplina desde su origen y el hecho de que las dos corrientes se reflejan, de algn modo, en la terminologa: Biblioteconoma o tcnica y Bibliotecologa o ciencia. Sin duda, para Alfaro, la bi-

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    bliotecologa est destinada a convertirse en una ciencia susten-tada cientficamente. Pero eso no se logra por decreto (2009: 38).

    Rendn va ms all y esboza una caracterizacin epistemo-lgica de la disciplina enraizada en el contexto de las ciencias comunicativas, a la que nos referiremos ms adelante.

    Las actas del citado Encuentro Ibrico (que incluye a Brasil y Portugal) con el objeto de indagar sobre las relaciones de la Ciencia de la Informacin y otras reas de conocimiento: el papel de la Ciencia de la Informacin a nivel universitario presentan una serie de trabajos en torno al llamado estatuto epistemolgico de la Ciencia de la Informacin, en nmero de diecisiete, de los cuales la mayor parte corresponden a ponentes brasileos, en nmero de catorce; una, compartida por portugus y brasileo; y tres, correspondientes a sendos autores espaoles, mexicanos y colombianos. Desde la constancia del inters manifestado por el problema en la comunidad cientfica brasilea, procede comentar las propuestas de algunos de los trabajos.

    Marcondes, de la Universidad Federal Fluminense, basa la identificacin de la disciplina en el concepto enriquecedor de do-cumento, y en funcin de ello define el objeto de la Ciencia de la Informacin en los procesos de transferencia de conocimiento mediado por documentos de modo que permita su apropiacin social en amplia escala como es requerido por la sociedad actual (2009: 51).

    Moreira Arruda, de la Universidad Federal de Par, se hace eco de los cambios sociales que afectan sin duda al mundo de las bibliotecas, y predica de nuestra disciplina la resolucin de pro-blemas relativos a la eficaz comunicacin del conocimiento y de sus registros entre los seres humanos en el contexto social, ins-titucional o individual del uso y de las necesidades de informa-cin (2009: 31-39).

    Dotta Ortega, de la Universidad de So Paulo, establece los orgenes y evolucin histrica de la disciplina, y marca las lneas sucesivas representadas por Biblioteconoma, Documentacin y Ciencia de la Informacin (2009: 53-68).

  • Una teora comunicativa de la biblioteconoma

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    Para Freitas y Malheiro da Silva, de la Universidad Federal de Paraiba y de la de Oporto, respectivamente, representa un problema considerar si la Ciencia de la Informacin posee un pa-radigma propio y cmo son sus relaciones con otras disciplinas autnomas, como Biblioteconoma, Documentacin, Archivolo-ga, etctera; y para conocer la situacin, analiza la presencia de la disciplina en las materias conceptuales propias en los cursos de posgrado y en sus lneas de investigacin. De una metodolo-ga similar se sirven Rodrigo Fernndez y Valadares Cendn, de la Universidad de Minas Gerais, buscando la presencia de los te-mas propios de la Ciencia de la Informacin en las revistas cien-tficas del reas y obteniendo, a mayor abundamiento, diversas relaciones interdisciplinares con disciplinas como Informtica, Educacin, Administracin de Empresas, Comunicacin, Ingenie-ras, Lengua y Literatura, Ciencias de la Salud y Sociologa (2009: 113-127).

    Duarte de Souza y Wense Dias, de la Universidad Federal de Alagoas y de la de Minas Gerais, respectivamente, ponen el ori-gen de la disciplina en el desarrollo de las informaciones en todos los mbitos, siguiendo a Le Coadic; y citando a Saracevic, ponen de relieve la naturaleza interdisciplinar de nuestra disciplina y sus fundamentos en la tecnologa de la informacin y en su papel activo dentro de la sociedad de la informacin (2009: 129-142).

    Santiago Bufrem y otros, de la Universidad Federal de Paran, confirman la convergencia de autores procedentes de la Ciencia de la Informacin, de la Sociologa y de la Filosofa de la Ciencia, advirtiendo un intenso pluralismo en el campo terico y abo-gando, finalmente, por la teora de los sistemas de informacin y documentacin como base de la disciplina (2009: 177-190).

    En suma, como corolario de las aportaciones mencionadas, cabe predicar las siguientes notas.

    1) Exceso de riqueza disciplinar. 2) Bsqueda de una clave didctica para clarificacin de los

    estudiantes sobre su objeto de estudio. 3) La disciplina documental: ciencia o tcnica?

  • El objeto de estudio de la bibliotecologa

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    4) El sistema informativo-documental como base de la disci-plina.

    5) La disciplina, posee un paradigma propio? 6) Convergencia de autores procedentes de los campos de la

    B/Documentacin/Ciencia de la Informacin, Filosofa de la Ciencia y Sociologa.

    7) Vinculacin de nuestra disciplina con las ciencias sociales. 8) Pocas definiciones ofrecidas de B/d/Ciencia de la Infor-

    macin.

    tendencias de la investigacin en B/d/cien-cia de la informacin

    La investigacin es actividad latente siempre en nuestra vida per-sonal y profesional. En lo personal, a causa del papel innato que desempeamos como buscadores de conocimiento.

    Los conocimientos fundamentales leemos en la Encclica Fi-des et Ratio de Juan Pablo II derivan del asombro suscitado en l [hombre] por la contemplacin de la creacin: el ser humano se sorprende al descubrirse inmerso en el mundo en relacin con sus semejantes con los cuales comparte el destino. De aqu arran-ca el camino que lo llevar al descubrimiento de horizontes de conocimientos siempre nuevos. Sin el asombro el hombre caera en la repetitividad y, poco a poco, sera incapaz de vivir una exis-tencia verdaderamente personal.

    En lo profesional, muchos de nosotros trabajamos en esa f-brica de ideas y de personas que llamamos Universidad, fbrica donde se resuelven numerosos problemas de todas las ramas del saber y cuyas soluciones se comunican mediante la enseanza. Se ensea mejor donde se investiga. Ambas vas, investigacin y docencia, se conjugan como medio idneo para la formacin permanente en el oficio del pensamiento, formacin que debe alcanzar tanto a docentes como a discentes a lo largo de un ejer-cicio de vocacin.

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    Pues bien, se trata ahora de reflexionar, aunque brevemente, sobre aquellos aspectos, objeto de indagacin, que preocupan de modo ms hondo a los que dedicamos nuestro afn a esa parte del quehacer intelectual que conocemos con los nombres de Biblioteconoma, Documentacin o Ciencia de la Informacin. Y son varios los principios o caractersticas que subyacen a toda reflexin que desee hacerse en este sentido. En primer lugar, en el mbito de la ciencia y de su investigacin, nuestra disciplina desempea cuatro funciones aplicables sin discusin a todos los saberes:

    a) Una funcin de apoyo al crecimiento de los conocimien-tos cientficos, en cuanto proveedora de las fuentes de informacin en las que se basa todo investigador para culminar su tarea.

    b) Una funcin de apoyo a la difusin de los hallazgos cien-tficos cuando las tcnicas documentarias desarrollan ins-trumentos que permiten dar a conocer del modo ms r-pido y eficaz las informaciones cientficas.

    c) Una funcin de evaluacin de la ciencia, de los cientficos y de los resultados de las investigaciones merced a la apli-cacin de diversos mtodos, entre los que sobresalen los de carcter bibliomtrico.

    d) Una funcin de apoyo a la metodologa del trabajo cient-fico que permite dotar al investigador de capacidad como usuario de la informacin en la bsqueda y recopilacin de las fuentes y en la elaboracin del repertorio bibliogr-fico final.

    En segundo lugar, nuestro campo del saber investiga, desde luego, los problemas que le son propios y, con base en el ra-zonamiento anterior, no parece exagerado afirmar que nuestra investigacin acaba repercutiendo en la investigacin del resto de los saberes.

    En tercer lugar, es forzoso reconocer que la investigacin do-cumental presenta un obstculo no habitual en otros dominios,

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    y es su carcter mutante y con frecuencia disperso en cuanto a lneas de investigacin. Nos referimos a cuestiones tales como: a) el llamado cambio documental que incide en el objeto de la disciplina derivado de las cambiantes necesidades sociales de in-formacin y de la permanente revolucin de las tecnologas que inciden, entre otras cosas, en la indeterminacin fronteriza de profesionales y usuarios; b) la influencia del mundo del docu-mento digital y su encuentro con el mundo del documento tra-dicional; c) la dispersin o configuracin de los llamados temas emergentes como repercusin natural del cambio, pero surgidos desde una dispersin de enfoques y perspectiva de escuelas, a ve-ces simples desarrollo de temas tradicionales, dictados de ciertas modas y, en ocasiones, como fruto de cierta colonizacin; vase, a este respecto, el caso de la alfabetizacin informacional como nueva panacea; ello alimenta tambin: d) el aludido conflicto de carcter terminolgico y documental que constituye una rmo-ra para el avance de la investigacin, que facilita solapamientos temticos y que dificulta nuestra visibilidad en el mbito de las universidades y de las polticas cientficas. Tambin contribuye al exceso de publicaciones y, sobre todo, a la presunta calidad y utilidad de las mismas si no se insertan en el trinomio i+d+i.

    En nuestros das, la formacin de lneas de investigacin viene originada por causas algo distintas a las tradicionales. En nues-tro caso, y dada la relativa juventud de los saberes que cultiva-mos como cuerpo integrado de doctrina, todava mantenemos interrogantes que ya no lo son en la mayora de los campos de conocimiento, como preguntarnos por los objetivos de nuestra ciencia, qu pretendemos formar en las escuelas, cul es el fu-turo de los profesionales, e incluso, la configuracin presente y futura de la clula matriz que explica nuestros orgenes; a saber, el documento, el libro en suma. Responder a estas sempiternas cuestiones, recurrentes en los eventos cientficos de nuestro en-torno, es la base de ulteriores indagaciones; de ah la importancia de alcanzar una solucin. Junto a los conceptos libro/documento, restan otros dos de gran calado como son el espacio biblioteco-lgico-documental y la figura del profesional de la informacin.

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    Reflexionar a continuacin sobre estos tres elementos que, sin duda, conforman los frentes o lneas de investigacin que ms atencin merecen y que constituyen los pilares de la disciplina Bibliotecologa/Documentacin/Ciencia de la Informacin.

    pilares iluminadores del concepto de B/d/ciencia de la informacin: documento, espacio BiBliotecolgico-documental y profesional del documento

    El documento y el documento digital

    El primero de ellos, el que representa la esencia de nuestro que-hacer, la materia prima, el foco de toda accin bibliotecolgico-documental, es el documento. Documento es un concepto que encierra, como sabemos, gran abundancia de formas, de las cua-les el libro es la ms emblemtica y tradicional por antonomasia. Concepto, en fin, plenamente inherente a la naturaleza de nues-tra disciplina y tambin a su denominacin en muchas partes del mundo. Documento ha experimentado cierta evolucin semntica desde su etimolgica acepcin de enseanza (Lpez Yepes, 1995: 37-39). El doctor Diego de Torres Villarroel (1693-1770), catedr-tico de matemticas en la Universidad de Salamanca, autor del texto que narra su propia vida (por cierto, considerada una no-vela picaresca), escriba a finales del siglo xviii: Yo disculpo en la Universidad el poco amor con que me ha tratado; lo primero, porque yo soy en sus escuelas un hijo pegadizo, bronco y ama-mantado sin la leche de sus documentos (Torres Villarroel: 192).

    Por lo dems, la reflexin sobre la naturaleza del documento debe ser la base y el punto de partida en el estudio de la natu-raleza de la disciplina que cultivamos, llmese Biblioteconoma, Documentacin o Ciencia de la Informacin. El documento es el mensaje documentario que se transmite transformado a partir de un mensaje producido con anterioridad hacia el dominio del

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    usuario para colmar una necesidad de informacin. Y ello en el mbito de un proceso de carcter comunicativo y, en consecuen-cia, mediante la vinculacin con las metodologas propias de las ciencias de la comunicacin social.

    El formato electrnico o documento en soporte electrnico es el instrumento que, debido a la tendencia innata en el ser huma-no de inventar artefactos que le permitan reflejar y conservar los datos de la realidad interna y externa, se ha constituido en el fun-damento de la era digital, de este peculiar ambiente en el que nos movemos. Definimos de nuevo el documento como la objetiva-cin en un soporte fsico de un mensaje transmisible en el espa-cio y en el tiempo con la finalidad de convertirse en fuente para la obtencin de nueva informacin o para la toma de decisiones. Asimismo, le hemos atribuido diversas funciones, como la de ser instrumento de cultura, de conocimiento y fijacin de la realidad, de comunicacin del mensaje en el proceso informativo-docu-mental, como fuente de nuevo conocimiento cientfico y como instrumento de mediacin entre el profesional de la informacin y el ciudadano. La informacin documental es decir, las referen-cias bibliogrficas, los datos cuantitativos, los datos puntuales, las bases de datos iconogrficas y de sonido, etctera puede ser di-gitalizada, potenciada y modificada, sobre todo, con todo tipo de contenidos y multiplicidad de formas (multimedia), y todo ello de modo simultneo y a gran velocidad. Cualquier tema podr ser documentado desde nuestro propio ordenador, con acceso a multiplicidad de fuentes y en todos sus niveles de profundidad. Desde este enfoque, es claro que el receptor disear a medida la solucin de sus necesidades de informacin documental y ser ste, juntamente con el emisor, quien determinen la forma y el momento de recibir tal informacin (Lpez Yepes, 2011).

    La virtualidad, nocin que da nombre al espacio virtual, es lo que existe sin existir realmente. En la virtualidad asevera Villa-nueva Mansilla el medio se convierte en el lugar y, a travs de las computadoras y sus redes, llegamos a lugares e interactuamos con ellos. Todo ello constituye el espacio digital en que los docu-mentos adquieren diversas formas, consultables por diversos me-

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    dios y susceptibles de multiusos. Aspectos que comportan ciertas rupturas con la biblioteca tradicional, una de las ms relevantes es que el usuario puede consultar los documentos sin necesidad de hacerlo en la biblioteca; documentos virtuales que adquieren naturaleza marcadamente distinta a los tradicionales. La aparen-te ventaja de la actualizacin permanente comporta problemas como la falta de garanta en su catalogacin y preservacin y posible desaparicin, lo cual afecta a los fundamentos mismos de la investigacin cientfica. En suma, existen dificultades para su adecuada recuperacin y, como afirma Villanueva Mansilla, entre el momento de crear documentos y de usarlos seguir habiendo un espacio de intermediacin que, a diferencia de la biblioteca tradicional, no est en el proceso de seleccin y compra, sino en el proceso de facilitacin, es decir, en el hacer pginas o ndices sobre las pginas. Esta zona de control solo puede ser tomada por los bibliotecarios (1997).

    Pues bien, este nuevo modo de informar deviene de los nuevos medios de informar y convierte a la biblioteca en un potencial de informacin propia y ajena, capaz de dirigirse especficamente a una comunidad de usuarios necesitados de informacin concreta. Con ello se rompe, a nuestro juicio, la innovacin propuesta por Otlet, en cuyo origen se encuentra la nocin de centro de docu-mentacin, considerado protagonista y verdadero foco de informa-cin que ahora la biblioteca digital, a nuestro entender, cumple con creces logrando deshacer de una vez por todas la pugna biblioteca/centro de documentacin. El cambio documentario lo ha hecho posible.

    Las tendencias de la investigacin sobre el documento en so-porte digital abarcan aspectos interrelacionados, como el mundo digital, la gestin digital, el libro electrnico y los contenidos digitales. El mundo digital es un inmenso patio de textos y con-versaciones del que es difcil escapar Un tercio de las conversa-ciones sobre nosotros en el mundo digital es lo que uno dice de s mismo y dos tercios lo que dicen de nosotros (Celaya, cit. por Prez-Salmern, 2011: 11). La gestin digital comprende el con-junto de operaciones recreacin recoleccin, tratamiento y difu-

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    sin de contenidos digitales. En este mbito se investiga sobre el mercado, sobre el papel de las empresas del medio y sobre el pa-pel de las bibliotecas como canalizadoras de los contenidos digi-tales ( Jurez, 2011: 67), entre los cuales se encuentra el e-book, determinante de almacenamiento universal, de nuevos hbitos de lectura (Cordon, 2011: 132-133) y el gran tema del futuro de este nuevo documento en el ciberespacio.

    Tambin el aludido cambio documentario ha hecho posible en Internet el fenmeno inserto en el mbito de las redes socia-les denominado lectura social vinculado al hecho del libro di-gital. En efecto, en la web 2.0 se encuentra hoy da la lectura y la edicin. La lectura social en Internet progresa continuamente. Sus antecedentes son los gabinetes de lectura del siglo xix y las lecturas en grupo como en la poca del Quijote. Pues bien, en las redes sociales de lectura, los participantes comentan, valoran, recomiendan e intercambian opiniones acerca de determinados libros. Como resultado, se crean comunidades de lectores y fide-lizacin de los mismos hacia determinadas lecturas o editoriales. La lectura social o electrnica supone un cambio de plataforma en el que:

    a) se replantea la forma de los contenidos, la tradicional lec-tura lineal, y

    b) se replantea la forma de lectura: lectura radial con vncu-los a otras informaciones.

    En definitiva, se trata de compartir el mismo texto con varias personas que, de algn modo, contribuyen a modificarlo. As, el libro va enriquecindose. En suma, las recomendaciones y opi-niones de los lectores suponen beneficios para lectores, editores, libreros y educadores. A los educadores, por la posibilidad de in-sertar comentarios y notas al libro destinados a los alumnos. A los lectores, por la posibilidad de registrar las recomendaciones y los prrafos que hemos ledo. A los editores, porque les permite conocer los tipos de lector, gnero, edad, etctera, y si los libros se han ledo o no. Se vislumbra, pues, una nueva perspectiva

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    para la tradicional sociologa de la lectura, ya que ahora es po-sible conocer con mayor exactitud las lecturas ms influyentes en cada perodo histrico y en cada segmento de la poblacin. Sin perjuicio de lo expuesto, procede sealar posibles obstculos generados por la lectura social, como pueden ser los atentados contra la privacidad, la cuestin de la propiedad intelectual y la posible disminucin de la compresin del usuario de la lectura radial al ampliarse con diversos enlaces.

    El espacio bibliotecolgico-documental

    El segundo elemento al que me debo referir es la realidad en el espacio bibliotecolgico-documental. La concibo como el conjun-to de tareas, actividades, etctera, que realizan las instituciones documentales en el mbito de la sociedad de la informacin. To-dos nosotros laboramos, vivimos y flotamos en esa realidad, y contribuimos a mejorarla mediante su transformacin y mediante la resolucin de los problemas que surgen da a da. La mejora-mos cuando formamos estudiosos y profesionales, y la mejora-mos cuando investigamos sobre la misma. Para el conocimiento de las transformaciones e innovaciones que se operan en esta realidad disponemos de recursos como tesis doctorales, congre-sos, artculos, monografas, visitas a unidades de informacin, ob-servatorios y listas de distribucin de noticias, etctera.

    Todas estas manifestaciones, ciertamente abundantes, mani-fiestan una realidad cambiante, compatible con la sensacin de que en el espacio bibliotecolgico-documental nada se crea ni se destruye, slo se transforma.

    La realidad bibliotecolgico-documental es cada vez ms rica aunque sometida, es claro, a los vaivenes doctrinales y tecnolgi-cos que nos brinda la sociedad de la informacin y sus aplicacio-nes, y a la creacin incesante de nuevos medios de comunicacin, como por ejemplo las redes sociales. A tenor de las informacio-nes que nos proporcionan las listas de distribucin de noticias, como edicit y de otros medios, estamos rodeados de cuestiones, algunas de ellas ya resueltas, otras de problemtica repetitiva; en

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    algunos casos insustanciales o poco tiles pero que, en suma, nos llevan al que probablemente sea nuestro principal problema, y no slo nuestro sino de la sociedad entera: el exceso de informa-cin, la intoxicacin, la creciente posibilidad de crear, almacenar y recibir mensajes de no clara utilidad y eficacia. Los ms viejos del lugar podemos recordar aquellos tiempos en que la informa-cin para nuestras investigaciones, por ejemplo, no slo no era abundante sino que, adems, haba muchas dificultades para la localizacin de la existente. Con frecuencia me reconforta recor-dar el siguiente testimonio de Azorn: Hay a lo largo de la huma-nidad un reguero de unos pocos espritus que han visto lo que es la naturaleza humana, que han resumido en claras pginas toda la psicologa humana lucha y egosmo y leyendo a los cuales poco a poco, de rato en rato, se sabe todo. (1959: 74)

    El panorama, en la actualidad, es muy distinto. La realidad que ahora nos ocupa ofrece, lamentablemente: 1) exceso de conteni-dos sin capacidad de distinguir la cantidad de la calidad; 2) sed insaciable de creacin de nueva informacin, a menudo redun-dante o plena de incertidumbre; 3) disminucin de la informa-cin de calidad, cientfica u objetiva por el avasallador imperio de las opiniones (lase redes sociales), 4) uso de herramientas de evaluacin de forma mecnica y calidad no contrastada, 5) ex-ceso de invencin de nuevos trminos, y 6) frentes o lneas de investigacin paralelos en algunos temas y sin aprovechamiento recproco de sus avances.

    Bajo estas premisas, sealamos algunas de las lneas de inves-tigacin que en este mbito consideramos que gozan de mayor atencin en la actualidad y que a veces son considerados como temas emergentes. Nos referimos a aspectos insertos en el espa-cio de Internet, como la mencionada gestin digital, el estudio de los contenidos, la problemtica de la web social, los productos y servicios multidisciplinares generados en la red, la generacin y evaluacin de la informacin y publicaciones cientficas, la trans-ferencia de conocimientos a las empresas y el desplazamiento de las tradicionales unidades de informacin por la adopcin de nuevos dispositivos.

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    Las contribuciones cientficas en materia de Documentacin son estudiadas desde diversos puntos de vista: a) su visibilidad en los rankings de congresos y revistas de mximo impacto y su insercin en el Master Journal List, as como la proliferacin de ndices cuantitativos de citas destinadas al mundo hispnico (Aguillo, 2011:182); b) la bsqueda de razones por las cuales si-gue siendo escaso el peso de las publicaciones en lengua espao-la (Rodrguez Yunta, 2011 : 187), y c) la valoracin progresiva de las monografas en el mbito de la investigacin en humanidades y ciencias sociales, cristalizada en un prximo Book Citation In-dex (Elea y Torres-Salinas, 2011:203).

    La Red es, sin duda, el amplio escenario, la inmensa cpula que cobija a los generadores de nuevos productos y servicios ac-cesibles en repositorios, bases de datos, redes sociales, etctera. Son numerosos los canales para acceder a la informacin cientfi-ca (Abadal y Codina, 2011: 128-131) que presentan un completo cuadro de dichos productos con contenidos, resultados y ejem-plos. Las pginas de resultados de estos productos pueden ser de tres tipos: a) registros bibliogrficos + acceso al documento original (portales de revista, repositorios, recolectores); b) regis-tros bibliogrficos + acceso a un sistema de resolucin de enlaces (bases de datos bibliogrficas), y c) lista de enlaces (motores aca-dmicos, metabuscadores).

    El fenmeno de las redes sociales es de una importancia ex-traordinaria, y no por su facilidad de comunicacin sino sobre todo por la red de datos de usuarios a los que se puede tener acceso (Tramullas, 2011: 118). En suma, las redes sociales influ-yen en nuestro dominio, en los servicios bibliotecarios, al menos, en los siguientes aspectos: 1) abundancia de informacin que requiere ser depurada; 2) prioridad de acceso al almacenamien-to. Los cambios de hbito de consumo de la informacin y ocio (desplazando ya a la tv) potenciarn ms la nube (cloud compu-ting); los servicios mviles facilitados por el avance de la banda ancha y la aparicin de nuevos dispositivos sern clave en el pro-ceso. ( Jurez, 2011: 147)

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    La realidad bibliotecolgico-documental muestra, en mi opi-nin, no slo exceso posible de literatura sino dispersiones y am-bigedades que, al fin y a la postre, se reflejan en esa carencia de unificacin terminolgica y conceptual que tantas veces hemos denunciado y que, de un lado, supone un freno a nuestra visibi-lidad acadmica y social, y del otro, permite la invasin de otras profesiones en nuestro campo. No basta la excusa de que somos profesiones mutantes en una actividad mutante. Un Congreso anunciado para el prximo ao plantea como temtica conceptos ciertamente redundantes: soberana tecnolgica e informacin; la cultura informacional en la sociedad del conocimiento; las pol-ticas de informacin; la gestin estratgica de la informacin; la toma de decisiones; la gestin del conocimiento en bibliotecas, archivos y otras organizaciones de informacin, y nuevas miradas a la organizacin y representacin del conocimiento. Y no poda faltar el tema de los retos del profesional de la informacin para satisfacer las demandas de la sociedad del conocimiento.

    Vemos, pues, temticas repetitivas, lo que da lugar a publica-ciones repetitivas que hacen lgicamente pequeo el porcentaje de trabajos que realmente representan contribuciones originales que ayudan a avanzar el conocimiento en nuestro campo. Tres ideas se me ocurren: a) detectar los autnticos problemas que nos embargan y situarlos como objeto de investigacin en los diferen-tes medios a ello dedicados, como congresos, revistas, etctera, b) detectar los contenidos autnticamente serios que tratan de resolver dichos problemas, y c) tener presente siempre que toda investigacin en nuestro campo repercute en las investigaciones del resto de los saberes por nuestro papel ya sabido de disciplina instrumental al servicio del proceso de creacin y comunicacin de la ciencia. Pienso que alcanzar concrecin, claridad y simplifi-cacin por medio de estos postulados debern ayudarnos, entre otras cosas, a fijar la naturaleza de nuestro campo y, en conse-cuencia, la funcin del profesional de la informacin; en suma, plantear la resolucin de problemas de potencial utilidad, es de-cir, que puedan encuadrarse en el trinomio investigacin+desa-rrollo+innovacin (Lpez Yepes, 2011: 70-73).

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    Sin duda, todos tenemos presente, debido a nuestra especiali-zacin, una serie de problemas objeto de estudio, pero corremos el riesgo de olvidar la interrelacin que guarden entre s y, ms an, de olvidar el objeto general de nuestro quehacer y el peligro de trabajar en compartimentos estancos. Por supuesto que todo ello sin perjuicio de avizorar cambios lgicos de rumbo en nues-tra profesin, como ha ocurrido al reconocer los avances de los usuarios en materia de bsqueda de informacin en Internet, por ejemplo.

    Desde luego, todos somos conscientes de que nos hallamos en una autntica encrucijada en que se conjugan la documenta-cin tradicional en soporte papel con las novedosas vas de la informacin digital o, de otro modo, con el uso imprescindible del ordenador como herramienta de acumulacin o depsito in-acabable de informacin, de vehculo de recuperacin de sta y de tentculo de acceso a otros depsitos o bases de datos de modo rpido y potente (autopistas de la informacin). En nuestra sociedad no en vano llamada de la informacin los mensajes se multiplican por doquier con los consiguientes riesgos de no aprovecharlos todos debidamente, o de no utilizar los ms con-venientes. La informacin, pues, se desborda y riega las tierras indiscriminadamente, cuando no nos ahoga. La documentacin, como informacin embalsada y contenida para un uso controlado y eficaz, le permite al ciudadano hacerse con un medio potente de aprovechar mejor e interpretar con mayor rigor los mensajes de que dispone con objeto de utilizarlos como fuente potencial de ob-tencin de nuevo conocimiento o de acertada toma de decisiones.

    Tan slo han variado las herramientas el avance de las nue-vas tecnologas y el cambio de lo convencional a lo electrnico y digital. Creo que debemos tener en cuenta una reflexin que parece esencial y que tal vez forme parte del futuro de lo que deben ser los saberes documentales y su finalidad. Del mismo modo que la educacin ya no se perfila como una mera transmi-sin de conocimientos, sino que ve convertirse al maestro pro-gresivamente en gua de aprendizaje, la documentacin sirve al inters del ciudadano en cuanto el documentalista le facilita las

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    fuentes de informacin de modo cada vez ms personalizado (L-pez Yepes, 2010).

    El oficio del biblioteclogo o profesional de la informacin

    El tercer elemento sobre el que he de divagar es el de nuestro oficio. En esta fbrica del saber que es el medio acadmico o pro-fesional cada uno de nosotros se afana en un determinado que-hacer a partir de una determinada inquietud y especializacin. Pero yo me pregunto si no deberamos hacer un esfuerzo por alcanzar una definicin vlida para el espacio bibliotecolgico-documental que englobe todas las variedades a las que he hecho mencin y otras que he dejado en el aire, pero que estn en la mente de todos.

    En fin, he expuesto algunos de los problemas que nos afectan esta especie de tsunami informativo, pero que tenemos la obli-gacin de resolver por mor de nuestro oficio para el resto de los saberes, precisamente porque nosotros debemos ser los expertos en el vehculo de la informacin registrada.

    Pienso que nos enfrentamos a la necesidad de configurar ac-tual y potencialmente el oficio del biblioteclogo, del documen-talista, del profesional de la informacin o del documento, oficio trascendental? Escuchen esta pequea narracin de uno de nues-tros escritores:

    En la pequea y vieja ciudad escribe Azorn hay dos, tres o cuatro hornos; la hornera tiene un marido o un hermano; este marido o este hermano es el anacalo. Se levanta el anacalo por la maana, se desayuna, y entre l y su mujer comienzan a llenar el horno de lea y de hierbajos secos; luego lo encienden; un humillo azul surte por la chimenea y asciende ligeramente por el aire. El aire se llena de un grato olor de romero y de sabina quemados [] cuando el horno est ya encendido, sale el anacalo de casa [