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OIRECCIO GENERAL DE AGRICULTURA

·'Crédito agrícola personal

y prendario

Jesús Rub io Coloma

- - ---::10 DE PUBLICACIONES AGRICOLAS

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DIRECCION GENERAL DE AGRICULTURA..

Crédito agrícola personaly prendario

J

SERVICIO DE PUBLICACIONES A<3RICOLAS

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CREDITO AGRICOLA

Definicionell y divisiones

Cambio de un objeto por una esperanza.

AZCÁRATE.

Crédito viene de credere, creer, es decir, confianza en que la per­

sona que se obliga a una prestación futura la cumplirá. Mas no es este

elemento esencial el único que integra el complejo del crédito. De aquí

las diversas definiciones con que se le ha descrito, dando más o menos

importancia en cada una de ellas a un matiz diferente.

Piernas y Hurtado dijo que crédito es "reconocimiento de valor a

una promesa de pago". Gustavo Sechmoller dice que consiste "en el

conjunto de hipótesis psicológicas y comerciales y de disposiciones eco­

nómicas fundadas en la costumbre y en el derecho que conducen a

transmisiones de bienes bajo forma de préstamos remunerados, estando

el préstamo y el reembolso separados por un cierto período de tiem­

po". Asegura Carlos Gide que el crédito es, en suma, "el cambio de

una riqueza presente por una futura". Wagner escribió que existe el cré­

dito en "toda operación de cambio en que transcurre un intervalo de

tiempo entre la prestación y la contraprestación". Lampertico eñseña

que el crédito es "la relación económica que se perfecciona mediante

la correspondencia de un bien futuro con uno presente".

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PI"rez de Ayala, en su l'¡l.'ayo lim-idia " inridcncia afirma que "es e!

concepto de la riqueza como illtcligl'ncia trabajo, la ie en la riqueza

potenr.ial de la inttligencia , e-l trabajo".

Múh iples ddlniciones, IjUl' sc ddll'n a la diversidad en la visron pers­

pectiva dc la realidad, por 1" cual deben ser todas consideradas y me­

didas,

Cuando lo que va dicho se refiere a la agricultura, surge el crédito

agrícola, que Gúmez Morin describe diciendo que es el destinado a fa­

cilitar la mejor organización de la producción agrícola directa o indi­

recta,

Escribe a estl' respcct o \r. \'ygodzinski: "La .lecadencia de la eco­

nomia dOlllt'stica por hahcrsc transformado la antigua producción de

aquella economía ccr rarla en producción pa ra el mercado, el incremento

de las ciudades y agTupacionl's urbanas uu-norcs, el intluj« estimulante

de la competencia ultramarina, la invasión del espíritu capitalista que ha

impregnado todas las ramas de la economía son hechos que han des­

truiclo el ideal aldeano de propia suficiencia."

Hay una evolución histórica de la economía que nos conduce desde

lo primitivo al crédito, que es flor de perfección. Se comienza cambian­

do productos por productos, se sigue trocando productos por dinero y

se llega a dar productos por confianza: el crédito.

El crédito agrícola, como todos los demás, integrase con elementos

subjetivos y objetivos; los primeros existen así en el acreedor como en

el deudor; los segundos, en este último, Los subjetivos enraizan en dos

campos, el moral y el intelectual; cuenta el primero con la honradez, el

afán de trabajo, la formal dad y el sentimiento de! deber; pertenecen al

segundo el conocimiento de la industria agrícola en que se ocupa el deu­

dor y su habilidad e ingenio para sacar provecho de su ocupación. En

el acreedor han de apreciarse otros elementos subjetivos, como son:

el conocimiento del deudor y de su solvencia moral y material y el co­

nocimiento de los negocios agrícolas en general, así como los peculia-

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res del crédit«. Los elementos objetivos hállanse constituidos por los

bienes que sirven para pag-ar al acreedor.

Se han ideado múltiples divisiones y subdivisiones del crédito agrí­

cola para hacer resaltar las características variadísimas que en el mismo

concurren.

Así atendiendo a los fines del préstamo le dividieron en territorial

y propiamente agrícola; en el primero, aunque la garantía es la finca

rústica, la finalidad no es el cultivo, sino otra cualquiera de las muchas

que puede necesitar cubrir el dueño de la tierra; en el seg-undo la g-a­

rantía (personal, prendaria, hipotecaria) tiene caracteres francamente

agrícolas, pero además el destino del crédito es el cultivo de la tierra,

o lo que le antecede y sucede en un orden técnico comercia! o fahril.

No responde a esta división la característica de que sea hipotecario ()

de otra índole, pues en algunos casos estos últimos se emplearan en

menesteres ajenos al laboreo de la tierra, mientras que aquél puede

destinarse al cultivo. Crédito de ex plotacián (Betriebe Krcdit) dicen en

una subdivisión los alemanes, que es el que, unido al capital circulante.

sirve a las necesidades de la marcha del negocio (compra de abonos, si­

miente, máquinas, ganados, l,ago de jornales, etc.); y crédito de propie­

dad (Besitz K redit), que se suele emplear en compra de terrenos, o su

mejora y construcción de edificios.

Siendo 'así que el préstamo territorial no nos interesa, dejaremos de

ocuparnos de él, y diremos que el agrícola ha de reunir condiciones

peculiares como las de largo plazo, bajo interés, localización obligada,

características propias en cuanto a garantía, y, en fin, especial organi­

zación. El largo plazo se dice en relación con los plazos del crédito mer­

cantil y tiene su fundamento en la rotación de cosechas, que exigen nu­

merosos meses, y cuando se trata ele otras modalidades (mejora de tie­

rras, obras de riego, de electrificación, de transportes, etc.) ha de amorti­

zarsc lentamente lo invertido, porque lentamente da sus frutos. El

bajo interés obedece a la pobreza de la producción agrícola, que rinde

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mucho menos utilidad que utros negocios y exige mucho mayor iicrn­

po. lo cual se traduce en mayor gasto. La localización viene de la ne­

cesidad absoluta de conocer las garantías por menudo. y de que a su

vez el labrador tenga suma facilidad para llegar al crédito. Tienen las

garantías del crédito agrícola modos diferentes de los demás créditos,

si son raíces, por sus singularidades revalorizado ras, si son muebles, se­

movientes, fungibles, porque en cada artículo u objeto hay formas y

se exigen procedímientos divcrsisimos ; de aquí la manera única del

crédito agrícola que demanda preceptos )' prácticas de exclusiva con­

textura. Por todo esto, lo otro que decíamos, "la especial organización".

Pretender efectuar este crédito con instrumentos)' normas del crédito

mercantil o industrial vs ir al fracaso,

El crédito agrícola Se clasifica también, atendiendo a la garantia.

en personal, prendario o hipot ccario, cuyas palabras describen los ca­

racteres diferenciales tic los tres que han tic ocupar amplio espacio en

este trabajo.

Otra especie del crédito demandará de nosotros larga atención: el

crédito corporatiuo, llamado así por la condición del sujeto que en él

interviene como prestamista o prestatario, cuando se trata de una aso­

ciación agrícola.

Califícanse otras operaciones con el nombre de crédito de préstawio,

del cual existen en nuestra legislación tres categorías: el de uso o Como­

dato, el de consumo o préstamo simple, y el préstamo con interés. El

crédito de préstamo es en realidad el más extendido, haciéndose otra

subdivisión del mismo según que haya sido solicitado por quien lo reci­

be, o bien ofrecido y propuesto, como ocurre con los depósitos banca­

rios, en los cuales se da dinero a un Banco no sólo para su custodia, sino

para su manipulación, bien a interés, bien gratuito.

Hay quien incluye en la categoría de crédito la llamada deuda de

renta y las rentas vitaliáas.

Entre los préstamos distínguense los consuntiuos de los productivos.

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En los primeros destinase el dinero a cubrir una necesidad no repro­

ductiva; a esta clase fueron asimilados en principio (Babilonia y (;recia

antig-ua) los préstamos labriegos; por eso Aristóteles condenaba que

se cobrase interés CIl tales operaciones, porque suponía que el dinero

no producía g-anancia. Las deudas productivas comenzaron siendo de

fines comerciales. Hoy incluso se consideran de esta condición a los em­

préstitos, a pesar de su carencia de rendimiento monetario en muchos

casos (empréstitos de cultura, etc.). Carácter especial revestían y re­

visten las llamadas antes operaciones de crédito lombardo, por las cua­

les no se iba en busca de interés, sino del aumento de precio durante la

duración del préstamo en la garantía pignoraticia que se entregaba al

prestamista.

Hay en los hechos circulatorios una serie de características que son

iguales a las que anidan en el crédito; los fenómenos de crédito son fe­

nómenos de circulación; en ellos se traspasa un bien económico de una

persona a otra, si el traspaso se hace dejando a la vez una cosa en poder

de cada persona, la circulación eS al contado; en otro caso es a plazo, o

sea circulación a crédito. Por eso se estima en el crédito la existencia

de un elemento "cronológico", y si éste obedece a la confianza que ali­

menta el otorgante podemos creer en otro elemento básico "fiduciario".

Cuando ha de haber con el tiempo contraprestación, se crea el crédito;

cuando no ha de haberla, tendremos la donación. De aquí arranca la di­

visión del crédito en crédito de circulccion y crédito de colocacion ; en

éste la persona que dedica su capital a una aplicación, espera ingresos o

ganancias íuturas : en aquél se busca no más que facilitar la circulación

del dinero.

Hay asimismo crédito institucional y crédito no institucional, según

le realicen institutos a tal fin creados, o bien personas o entidades que

tienen distinta ocupación.

Se dice que hay crédito denunciable o no denunciable, según que el

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acreedor pueda (1 no pedir su vencimiento antes de la fecha lijada

para él.

Los norteamericanos al tt atar de crédito agrícola acostumbran a se­

parar el dinámico del no dinámico. El dinámico es el que se efectúa

ya con la cuenta corriente de crédito; en ésta el deudor no pagará inte­

reses más que por las cantidades que haya tenido en su poder, y por el

tiempo que ello durase, en lugar de pagar intereses por toda la cantidad

y todo el tiempo que se fijó ¡Jara la deuda, aunque no haya dispuesto de

su totalidad o no la haya usado durante todo el tiempo,

Por último hay una división importantísima del crédito en corto,

medio y largo a tal punto interesante. que muchos la prefieren para me­

todizar así la teoría como la práctica bancarias, en lugar de tomar COI11U

directrices del método las garantías. En agricultura esta determinante

del tiempo cambia radicalmente comparada con las demás industrias;

por tanto las tres divisiones antedichas no habrán de parecerse a la que

delineó el comercio, o tiene establecidas el trabajo fabril. Hay otra par­

ticularidad en este mismo asunto, y es que en agricultura los límites de

las tres divisiones están confundidos y borrosos, siendo difícil y en

ocasiones imposible trazar las líneas divisorias. Desde luego el cultivo

del campo exige plazos mucho más largos para el desenvolvimiento de

sus operaciones.

La dificultad antes marcada para deslindar el corto, medio y largo

se ha solido resolver con estas tres cifras de tiempo: corto, dieciocho

meses, o sea una rotación completa de secano; medio, diez años, que se

conceptúa plazo conveniente para que los trabajos y labores puestos al

servicio de una perfección agrícola de gran importancia rindan el fruto

esperado, y largo, treinta años, para las obras de alta envergadura, así

de riego como de electrificación y otros parecidos.

Nuestra ley hipotecaria marca un tiempo: el de tres años, renovable;

y las cuentas corrientes del crédito ábrense por tres años en los países

que las tienen establecidas, Parece arbitraria esta determinación, pero en

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ella como en todas las demás ha de contarse con <¡Ul' las prúrrogas vo­

luntarias o ¡urzosas sirven para amoldar las reglas generales a la l·SIH.:­

cialidad de los casos concretos.

Para fijar más claramente algunas características del crédito antes

referidas, debemos decir que en él no figura la prestación de servicios,

sino la entrega de una cosa. Un empico, un trabajo, constituyen una

operación de débito especialmente regulada, mas no una operación de

crédito que exige la entrega de cosas. Y ha de añadirse que éstas deben

pasar a poder del que las recibe, por lo que alquiler ~' arrendamiento

son figuras distintas. En la compraventa tampoco hay operación de cré­

dito, pues aunque el precio haya .le pagarse después de un lapso fijado,

en realidad hay en ello dos operaciones distintas: la de compraventa, y

luego y separada de la primera, la de préstamo.

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Fun~ión del crédito

El crédito es una de las maneras <le proceder por los productores y

para organizar la producción. 110)", en la democratización de las deu­

das, cuando se enlazan por instrumentos juri dices, como las obligacio­

nes y las acciones, capitales de la más variada procedencia y calidad

(ahorro del pueblo, caudales heredados, riqueza lograda en gran volu­

men, fondos estatales), formando entre todos el gran depósito de nu­

merario destinado al riego fecundantc .lc la economía por conducto

del crédito, se puede pretender alcanzar en la producción insospechados

crecimientos y perfecciones adonde no llega nunca el individuo con

sus solos medios, por trabajador e inteligente que sea.

Hay quienes estiman el crédito como capital auxiliar. Mac Leod

cree que capital y crédito son una misma cosa; que el préstamo en es­

pecie no aumenta el capital, si el capital es mirado desde un punto de

vista económico privado, como poder de compra y de circulación, pues

capital es todo aquello con lo que puede hacerse un negocio, o todo lo

que se puede cambiar para obtener una ganancia.

El crédito en relación con la producción reporta un señalado ser­

vicio a ésta y a toda la economía, y ha de considerársele como uno de

los elementos productores más importantes que impulsa al conj unto de

partes integrantes de una producción; y en esto hallamos su verdadero

sentido: en su fuerza de ayuda y coordinación de otras fuerzas; porque

el crédito por sí mismo 110 aumenta los bienes; es un cambio de cosas;

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~i l'~ dinCJ"o. ya cxist ia : SI es maquinaria. ya existía; pero enlazados a

una oq~allizaeiúll productora logra que ésta dé nuevos frutos.

Don Francisco Ilcrnis dice sobre este tema: "Dar bienes a crédito ('S

traspasar los existentes de unos a otros; también es traspasar los de

unas a otras aplicaciones. Al hacer estos traspasos O la contraprestación

superará a la prestación, o será inferior, o serán iguales. En el primer

caso hay un plus prometido a quien otorgó el crédito que ésta espera

recibir. es el interés; en el segundo hay un minus que llamamos descuen­

to; en el tercero tenemos una igualdad no a fcctada por el transcu rso

del tiempo. ¿ Por qué aquel plus y este minus? Son seguramente los

resultados de una apreciación hecha por las partes entre la situación

inicial y la final; son las probabilidades de la producción organizada

con el crédito, traducidas por anticipado a términos de reparto entre

las partes interesadas. Al aumentar el crédito aumentan la producción

y la riqueza. Al encogerse, ¿ se reduce ésta? Los bienes existentes no

aumentan; además la función que natural y jurídicamente cumplen los

bienes recibidos a préstamo-sobre tojo el dinero-y aquellos por los

cuales ese dinero ha de ser cambiado, impone límites a la fantasía; si

esto no obstante el crédito se desarrolla y con su desarrollo se aumenta

el bienestar general, habrá de buscarse la explicación por otro lado, y

ese lado es el de las consideraciones acerca de la producción probable

y el papel que en ella juegan los consumidores." Esta teoría de la circu­

lación sostenida por importantes economistas da al crédito una fisono­

mía especial más compleja, que puede concretarse en el siguiente resu­

men del mencionado profesor; "El crédito no aumenta los bienes obje­

tivos existentes materiales e inmateriales en que consiste el capital so­

cial; ese crédito se desarrolla entre límites máximos y mínimos, en los

cuales influye la estimación de la futura producción y el futuro consu­

mo; los mismos medios de crédito no pueden darse si no existieran,

aunque los hay de muy diverso grado de elasticidad; en los límites del

crédito y en los movimientos del crédito no es un simple fenómeno el

"

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que actúa; no UI1 solo bien t undamental, smo nna tot ali.lad de muchas

relaciones: el capital objetivo existente, la producción Iutura, el consumo

futuro."

Así pues, atenidos a esta manera de ver el crédito podemos decir

que su función económico-social es una función circulatoria, y que esa

función no consiste en aumentar los capitales objetivos, sino más bien

distribuirlos mejor y reducir el coste de su circulación perfeccionándola.

* * *

Hay un criterio económico privado en la moderna econornía : el

mejor nuevo empleo del capital es el que proporciona mayores ganan­

cias a los sujetos económicos. Hay también un criterio económico social;

el mejor empleo del capital es el que causa al conjunto del pueblo el

máximo posible ele beneficios.

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Capital agrícola

El crédito agrícola estará condicionado en su velocidad y cuantía

!Jo' el capital que necesite una explotación de esta índole. Es cierto

que tales necesidades aumentan de continuo; el uso de abonos y ma­

quinaria extiéndese hasta las pequeñas labores, crece el límite de los

jornales y toda la vida rural sube hacia una carestía cada vez mayor.

El suelo ha experimentado una formidable valoración, a veces por cau­

sas pertenecientes a toda la economía, a veces por mejoras transcen­

dentes, pero encarecedoras, como construcción de caminos, edificacio­

nes de vivienda y explotación; obras de riego y electrificación; trabajos

de mejoramiento, plantaciones, etc. Por ello, el comprador y el here­

dero encuentra la tierra cada vez más cara. Además, suele ocurrir que

al labrantío vuelve mucho de lo que el labrantío da. enriqueciéndole y

cncareciéndole, excepción hecha de aquellos caudales que emigran a

la ciudad, donde se consumen o entran en distinta circulación.

Es capital agrícola lo que gasta la familia para su manutención, la

tierra que labra, las mejoras que va realizando en roturaciones y en labo­

res ordinarias o extraordinarias; lo son los útiles de trabajo, desde el

azadón al tren de desfonde; el ganado de vientre, de engorde y de

labor; las primeras materias que se emplean: abonos, semillas y cose­

chas en plena vegetación; las existencias en almacén disponibles para

venta o consumo; los seguros que paga el agricultor contra daños ma­

teriales; la amortización qu- ha de consignar en sus cuentas para el

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de,.;gastl: natural (It: todo cuanto tiene; los iondos con que paga Jor­

nales o seguros sociales; el ahorro para ponerse a cubierto de necesi­

dades no corrientes, y los recursos .lisponibles para las necesidades co­

rrientes.

Divídese el capital agrícola en capital fijo y capital circulante. Ca­

pital fijo es el valor de la tierra para hacerla cultivable y las mejoras

sujetas a desgaste, que implican deterioro y, por ende, exigen conser­

vación; Se llaman valores fijos porque no pueden removerse o se re­

mueven con gran dificultad. El capital circulante compónese de cosas

fácilmente separables del fondo, y son las que de ordinario aporta y

en su día separa el arrendatario para la ejecución de su empresa agrí­

cola. De todas suertes, el capital es UIIO y su concepto resume todos

los medios de producción por tal manera entrelazados y compenetrados

que SI es fácil contraponer el carácter lijo de una tierra tan poco mo­

vible que sólo desaparece por un terremoto o arrastrada por una inun­

dación, es dificil-v-tan suaves son los matices-distinguir la línea divi­

soria entre cada miembro de la clasiticación y su vecino inmediato. Hasta

tal punto cabe establecer la trabazón entre todas las manifestaciones

del capital, que podemos anudar los cabos de la serie y hacer constar

de qué manera el valor de la moneda, esencialmente volátil, se inmo­

viliza cuando se trueca en tierra por virtud de un contrato de compra­

venta, y el valor permanente de la tierra se moviliza en dinero a favor

de una hipoteca.

Cuando más robusto sea el capital fijo, tanto más rápido será el

girar del capital móvil. En proporción de la actividad del capital móvil

se consolidará el fijo. No vive el uno sin el otro; en la ponderación de

ambos se encierra el secrete de la economía.

Interesa a los efectos del crédito agrícola saber con exactitud 10

que vale y cuesta el capital agrícola, puesto que no lo tenemos de balde,

)' saber asimismo qué uso podernos hacer de dicho capital como ele-

)

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mento bancario e instrumento de crédito, puesto que no hay otro medio

de proporcionarlo a los que de él carecen.

Por de pronto, hemos de tener presente el siguiente principio : en

agricultura no es cuerdo emplear capital sino en los casos en que ten­

dría cuenta tomarlo prestado, y, naturalmente, no debe tomarse a prés­

tamo sino en los casos en que esté asegurado por su misma inversión

en plazo más o menos largo el pago de intereses y la amortización del

capital.

El capital movible es el llamado capital de rotación; es, en suma,

el capital reintegrable o amortizable. Si estudiamos el caso del arren­

damiento rústico, del aparcero o enfiteuta, veremos que éste es un em­

presario que busca llegar al fin del cielo cultor a recoger una cosecha

que le reembolse de cuanto invirtió para proporcionárselo y, además.

• le deje un beneficio con el que poder vivir por lo menos. Por eso cuan­

do la, explotación no dé para recuperar los gastos es un negucio que

debe abandonarse. De ahí también que es antieconómico e inmoral lo­

grar la reintegración antedicha, con mayor o menor abundancia, a costa

de la fertilidad de la tierra. Por contra, reputamos torpeza dar a ésta

beneficios que duren más que el tiempo por el que la usa el beneficiador,

a no ser, y esto va impregnado de justicia, que le sea abonado este

valor por quien le suceda en aquel uso. En resumen, el primer efecto

útil que cabe atribuir al capital circulante es la producción de la co­

secha.

-La normalidad de esta producción de cosechas es la que da a la

tierra su valor, puesto que se capitaliza según la renta, y una tierra

que no produzca no tiene valor ninguno; pero siendo punto menos que

imposible mantener el equilibrio entre el valor de los adelantos hechos

a la tierra y de las cosechas obtenidas, con tal de que no se peque de

parquedad en los adelantos y se trabaje con todo el capital que se

repute necesario, puede darse por cierto que seguirán acumulando en

la tierra reservas y elementos de fertilidad, en cuya virtud acrecerá el

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valor intrínseco de la misma, ya quc será mayor Stl iucrza de pro:lucci"'IJ.

Cuando se confunden eu un mismo sujeto el propietario y el agri­

cultor y el cultivo sigue una tendencia mcjoradora y no esquilmante y

se efectúan mejoras más o menos permanentes, amortizables en plazos

más o menos remotos, el ámbito de la rotación anual se ensancha, of re­

ciéndonos nuevas perspectivas de capital que se va incorporando a la

tierra, la cual atesora riqueza que consolida su valor de inmueble.

Tiene la tierra cultura para el credito agricola características espe­

ciales de dañina condición que le hacen sumamente difícil; una es la

ialta de encadenamiento de los millares de pequeñas economías terrínas

contenidas en toda la nacion para compcnsar momentos de calma en

unas con la actividad de las otras; las iorzadas intermitencias quc sufre

la aplicación del capital en determinad.. zona o, mejor aún, en determi­

nados cultivos durante ciertos IlICSl'S. Por ello cs preciso el instrumento

de crédíto que atienda a co rrelacionar este movimiento de caudales, que

mientras no son necesitados en un campo son necesitados en otro.

Para comprender la importancia de esto cuando lo consideramos

desde un punto de vista nacional, bastará con fijarnos en la que reviste

incluso en los límites pequeños de una explotación.

Tenemos, por ejemplo, un campo de trigo sembrado en otoño, de

cuyos gastos no podremos reintegrarnos hasta la realización de la co­

secha al cabo de un año; pero entre tanto, en uno de los campos veci­

nos hemos sembrado y vendido a los cinco meses su cosecha de pa­

tatas, y en otro hemos cortado forraje, que nos ha permitido recriar en

un trimestre una partida de ganado; en el del lado, sobre el rastrojo

del trigo anterior, hemos podido sembrar judías o maíz, que se han

vendído a los cuatro meses. Para cubrir los adelantos hechos al trigo

en píe no hemos de esperar su venta. Por una parte, nos han pagado

las patatas, que le precedieron en la rotación, por el doble concepto

de que la venta de las patatas permíte un ingreso líquido en la cuenta

corriente por una cantidad que ha de compensar con creces el coste .le

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su producción, y, además, porque este coste de producción implica

labor profunda, fuerte estercoladura y abono para la siembra, bina y

escarda para mantener mullido y limpio el terreno y remoción extra­

ordinaria del suelo al arrancar el tubérculo, operaciones todas que pre­

paran admirablemente y de balde la sementera del trigo, sustituyendo

con grandes ventajas materiales y económicas, donde ello es posible, el

clásico barbecho; por otra parte, ingresamos a su tiempo el producto

de las cosechas intermedias cohetáneas, patatas, judías y del engorde

del ganado. De modo que, prácticamente, cuando la suficiencia de me­

dios no consiente una rotación completa, engranan los ingresos de unas

cosechas con los gastos de las otras, permitiendo una rapidez en el

giro del capital circulante.

Importa que ello no induzca a confusión, lo que sucedería de per­

derse ele vista el hecho de vivir, dentro de una explotación, cada co­

secha del crédito que otras cosechas le conceden en forma de labores,

reservas nutritivas acumuladas y de metálico para adelantos; crédito

que en ulteriores trabajos se emplean; no empece que cada una deje de

pagar a su tiempo lo que deba a las otras con sus recursos propios, lo

que es decir que caja una ha de poder realizarse con beneficio.

Hay que medir escrupulosamente los ~astos del capital. Para hacer­

lo bien téngase en cuenta q11e si el labrador invierte su capital en va­

lores del Estado, disfrutará un interés neto del 3,80, por ejemplo; este

es el premio del dinero y constituye el primer yasto del capital, pues

la agricultura ha ~¡e compensar este interés si no quiere que se vaya

su dinero a inversiones que se lo dan. Otro gasto es el seguro o gasto

<le defensa para cubrir el riesgo de daños materiales (incendios, sequía,

pedriscos, helada, mortalidad del ganado, robo, etc.). El tercer gasto

le consumen las reparaciones para conservar enseres y edificios. El cuar­

to, el tanto por ciento dedicado a amortización de los hienes suscepti­

bles de desgaste. El quinto, los gastos generales de explotación. Caen

sobre él también los tributos del Estado; todos los años, pues, ha de

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eubrirse el importe total de cstos gastos si se quiere evitar la pérdida del

capital. Y. naturalmente, el crédito agrícola tiene presente esta nece­

sidad y cuenta con ella como canti.lad conocida : más a la misma añade

un cálculo sobre las dcscoru-cidas, que arrancan de la naturaleza de la

industria agrícola y de las condiciones personales de cada labrador,

Para terminar esta materia, habla remos del dinero, que tiene dos

realidades, la adquisición de capital y su representación numérica, y dos

cotizaciones, una como mercancía y otra COl1l0 instrumento de cambio.

El interés que devenga es el cómputo o valuación de la resultante de

los gastos del capital y productos agrícolas para cubrir aquéllos.

,"

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Crédito personal

"Tanto como dar importa darbien; que si en dar hay scñorio.en <lar bien hay santidad."

SA~ FHANCISCO DE SAU:S.

Interésanos el crédito agrícola, más que en ninguna de las divisio­

nes que acabamos de exponer, en aquélla que fundamentan las diver­

sas clases de garantías, toda vez que las garantías son la columna ver­

tebral del crédito.

Atentos a ellas, dividámosle en crédito personal prendario e hipo­

tecario. Comencemos por el personal.

El crédito personal es el de más levantada categoría, el de más noble

estirpe; se halla presente y ocupa la primera línea en todos los prés­

tamos, en los prendarios, en los hipotecarios, en los de corto y largo

vencimiento, en los de explotación y en los de propiedad: cuantos prés­

tamos de diversa condición ie satisfacieron voluntariamente por el deu­

dor a su debido tiempo fué porque el hombre, la aptitud y la honradez

del hombre, no habían desertado de su vanguardia ele obligaciones.

y no se crea' por 10 que el nombre transparenta, que ese crédito es

cosa menuda y de volumen desmedrado; las deudas de los Estados mo­

dernos son casos de crédito personal. Por eso el crédito fué, ante todo,

personal en el tiempo y en la importancia. Y es y será el más útil para

toda economía agrícola, y singularmente la española, y más aún de ahora

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en adelante. siguiendo el ritmo de las transformaciones que la riqueza

ha de sufrir en las manos de la Reforma agraria.

Estudiada la garantía personal en su fondo. aparece apoyándose

principalmente en algunas de estas tres riquezas: la material. que posee

el sujeto de crédito (dinero, fincas. muebles, labor terreña, etc.); la ca­

pacidad de aptitud y de trabajo, tanto individual como familiar, para

la empresa cultera a la que ha de asistirse con capital y crédito, y, en

fin, la honradez y buena voluntad reconocida en el labriego prestatario

de pagar sus deudas, aun a costa ele un mayor esfuerzo ele trabajo )'

una más dura vida de ahorro.

El primer ramal de este t rifulcado le aprecian en toda su extensión

y calidad los convecinos del senarcro: porque en los poblarlos rurales

sabe cada terrígeno hasta los pormenores más menudos de la vida de

todos sus coterráneos.

El segundo ramal es también exclusivo del conocimiento de este

vecindario a que pertenece el hombre que aspira a un préstamo. Co­

nocen en la aldea la resistencia física del labratín para el trabajo te­

rrino: saben cuantos hijos le ayudan y cuantas mujeres cooperan por

mil modos en su casa a la obra prolija y tenaz del terrazguero; tienen

cabal idea de su pericia labradora y hasta de su facultad de asimilación

para aprender y llevar nuevos cultivos; están enterados de sus medios

auxiliares, de sus yuntas, de sus aperos, de sus máquinas, de su vi­

vienda terrícola, con anejos útiles, tales como cuadras, corrales, trojes,

establos, muladares, etc.: han aprendido con detalles la calidad del la­

brantío que posee en propiedad o en arrendamiento y el producto de

sus árboles y arbustos y el rendimiento de sus ganados de renta.

El tercer ramal es imponderable; se escapa a todo afán de peso v

medida. Un punto ele apoyo para juzgar de él pueden ofrecer la his­

toria del prestatario, sus buenas cuentas. su vida modesta, austera qui­

zá; la condición ahorrativa de sus familiares. Pero, en realidad. el fondo

de cada alma y, por tanto, el juicio de cada conducta futura en con..

)

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trastc ,'011 los vuriadisimos acontecimientos de la vida, es algo ext ra­

ordinariamente difícil ele graduar. Por eso mismo nadie como quienes

conviven meses y años con tal sujeto po.lrán aventurar acerca de esto

UI1 juicio menos dado a error,

Débese, además, añadir a lo dicho la COl1VC11ICnCla de saber el em­

pleo que el prestatario habrá de dar al dinero del préstamo, porquc hay

que ir derechos al crédito productivo huyendo, como del diablo, del

crédito consuntivo.

Lo que no produce es más difícil de devolver, y cuanto más caro

salga, peor. Si el labrador emplea el dinero que cog-e a préstamo en

gastos de cultivo, hay mucho adelantado para que paguc al vencimien­

to de su obligación; pero si utiliza ese numerario en lujos, en bodas,

en vicios, en enfermedades, en lo que no da cosechas, el riesgo para el

prestamista crece descomedidamente.

Es punto principal en esta clase de crédito la determinación de per­

sonas o entidades más aptas para el aprecio de la g-arantía personal, y

a tenor de ella la concesión de los préstamos de esta índole; mas no

ofrece dificultad porque emana de los párrafos anteriores.

Son las g-entes de la localidad del prestatario quienes pueden osten­

tar mejores títulos para ello.

Prestar con dicha garantía desde Madrid o de cualquier población

distinta de la que habite el prestatario es dado a tropiezos lamentables

y fallidos y pérdidas. Algún ejemplo hay de que, aun prestando desde

Madrid a crédito personal en lugares distanciados, no se llegó a un

fracaso demasiado grande. Pero eso no destruye la argumentación he­

cha. Sucedió así porque el labrador es de sana contextura espiritual,

honrado hasta llegar al drama de la miseria, y, además, porque se

prestó poco dinero y pudo escogerse bien.

Hay que ir, pues, a las células crediticias locales para utilizarlas en

el desarrollo de este crédito, y no se crea que ello supone entre nos­

otros obra de gigantes, porque ya existe mucho, casi todo, 10 que Se

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necesita para dicha actuación, Hoy tenemos 5.000 pósitos estratégica­

mente desparramados por el campo labrantío, y según documento oficial

de la Dirección general de Agricultura. existen en España en 1925 hasta

7.3J7 instituciones particulares de crédito agrícola, de ellas 5-442 Sin­

dicatos y 449 Cajas rurales, entre todas las cuales realizan operaciones

de préstamo por 42 millones de pesetas. Se calculan en 11.000 las or­

ganizaciones dedicadas en nuestra nación al crédito agrícola. contando

los oficiales, los bancarios y los particulares.

En la labrada francesa trabajan el crédito rural 6.000 Cajas locales

afiliadas, más 700 rif feisenianas y más de 1.000 sistema Durant y 100

regionales y muchas otras de la Unión de Cajas de Nantes y otras

centrales y otras comarcales, etc., etc. Ciertamente, el haza francesa

es mayor y más rica que la española; por eso resulta que no estamos

peor situados que ellas en lo que a núcleos de crédito local respecta.

Atinentes al mejoramiento del crédito personal, reforzando su ga­

rantía, hay varios procederes en uso y otros que deben ser adoptados

con rapidez.

En uso está la unión de garantías personales, la firma mancomu­

nada JI.' varios deudores respondiendo de las deudas de todos o de

gentes no deudoras a favor de prestatarios parientes o amigos. En uso

está la responsabilidad solidaria limitada o ilimitada de los socios que

integran una Asociación .igricola, procedimiento implantado en Alema­

nia por el famoso burgomaestre rural Guillermo Raiffeisen en 1860, y

modificado por Schulz, entrambas maneras dentro de 'Ios rígidos prin­

cipios de la mutualidad.

No es la unión de bienes y valores materiales la que procura de

modo principal el robustecimiento de la garantía, sino la mutua res­

ponsabilidad, que convierte a todos y cada uno en vigilantes de los

demás compañeros; porque si entre ellos hay quien huye del trabajo,

D se entrega a dispendios desproporcionados, o adquiere vicios peli­

grosos para su economía, y de este modo se pone en trance de insol-

)

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venera, endosando sus obligaciones de pago a los .lemás. éstus l\Ue lu

ven y lo temen, procuran enderezarle. a tuerto o a derecho, y en los

repartos de materias que suponen crédito (semillas, abonos, etc.j, cer­

cenan su parte o se la niegan. y, en fin, anticípanse, con o sin el acreedor,

a tomar las medidas conducentes a la evitación de una insolvencia total.

y así cada deudor vive bajo la mirada diligente de una inspección, más

bien bajo la tutela imprecisa, impalpable, pero eficiente, que salva las

difíciles situaciones.

Intentemos valorar el crédito personal y el tanto por ciento del eré­

.lito dicho que se puede prestar a un labriego, Claro es que reducir a

valores concretos, a números, condiciones imponderables y ot ras que

escapan a cotización, es difícil. Además, de región a región, de pueblo

a pueblo, varía la importancia y el peso de cada característica por la

clase de cultivos, por los accidentes climatológicos. por los mercados y

los trabajadores, y la cultura de los pelantrincs, y el hábito o la falta

del uso crediticio en los propietarios. No ha de olvidarse que el crédito

se parece en sus efectos al vino: el abstemio que bebe una botella, un

vaso nada más, se emborracha y no sabe lo que hace.

A pesar de estas dificultades, intentaremos reducir a fórmulas arit­

méticas el crédito personal agrícola. No será una pauta infalible, pero

podrá servir de punto de referencia. Se habla por doquier de la regula­

ción científica del crédito-quizá en el personal sea un poco temeraria

intentarla-; sin embargo, 'bastantes peros la hemos puesto ya para

que nadie se arroje a tornarla como artículo de fe.

Empecemos por discriminar las clases de labradores a quienes se

han de efectuar de una manera preferente préstamos COI1 garantía per­

sonal, tanto por carecer de otras garantías como porque las prendarias

que posean no resulten suficientes, y empecemos por el tipo más lluevo,

nos referimos a los asentados por la Reforma agraria en tierras ex­

propiadas sin indemnización, y, en segundo lugar, a los que habrán de

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repartir"e: las parcdas 11>- Lihrantios cuyu valor v renta ha de ser pa

gado a sus propietarios.

Dejamos sin ~'ol\signar otra pornon dc divisiones nacidas de la na­

turaleza de cultivos, terr':1l0S, situación d~· éstos, ctc., porque sólo tra­

tamos de lograr un ejullplo básico. cuyos términos puedan variarse con

las características dc cadl caso concreto para obtener la solución que

le corresponda.

Hemos escogido cste ejcmplo lit- la Hdol'lna agrafia precisamente

por sus caracteres ag-udos de nuevas fornlas y su ampli., extensión en

la economia que se a vecina.

Ser;'l cnorme vl número de hect úreas que sumen los terrenos cxpro­

piahles sin indc-mnizacióu. porquc entre ellos figuran los "bienes .le se­

ñorío" que describen el p;'¡rrafo primero de la hase segunda y el apar­

tado sexto de la base 'Iuttlta de la ley de Hciorl1la ag-nlJ ia, y además

los "bienes de la extinguida grandeza de España". de que hablan 1:t

base quinta en su número '3 y la octava en el apartado a) de la citada

Ley.

Ha de Ser mucho mayor aún el terreno cxpropiablc con las indem­

nizaciones que el predicho Cuerpo legal establece.

A las parcelas de entrambas condiciones irán los obreros agrícolas

y ganaderos propiamente dichos. las Sociedades obreras de campesinos.

los propietarios que satisfagan menos de 50 pesetas de contribución

anual por bienes cultivados directamente o de 25 pesetas por tierras

en arriendo, y. en fin. los arrendatarios o aparceros que exploten me­

nos de diez hectáreas de secano o una de rega.lio.

He aquí los sujetos más numerosos del futuro crédito personal agrí­

cola. Tasemos su garantía,

Para ello hay que sentar varias premisas. Primera: Hoy viven en

España va rios millones ele familias con el producto de fincas rústicas

trabajadas por ellas en arrendamiento. En esta forma se cultiva el 80

por 100 del haza nacional. Podemos reforzar este hecho con otro mu)'

)

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corriente: las rentas que pagan son mayores de las que rUrreS!H1n.1en

al valor de la propiedad. Las rentas han llevado una marcha progre

siva en alza realmente abrumadora des.le principios de siglo a hoy.

Segunda: El valor de todos los productos de un labrantío se divide

en las fracciones siguientes: primera, gastos directos de cultivo; se­

gunda, renta de la tierra; tercera, interés del capital de explotacion ;

cuarta, beneficio del agricultor. y quinta, contribuciones. Así, pues, po­

demos aceptar como expresión de lo dicho la siguiente fórmula:

o sea, productos igual a gastos, renta, interés. beneficio y contribu­

ción. Todo esto sacan hoy los arrendatarios de fincas rústicas de los

productos de su industria. y algo más, porque es hábito inveterado que

el rentero pague la contribución que compete al tcrratt-nientc. que es

igual a la que compete a quien cultiva, o sea el T6,2·l del líquido

imponible. Paga hoy, pues, el 32,48 por TOO y un buen recargo mu­

nicipal,

Ahora bien, los asentados de la primera categoría antes dicha no

necesitan pagar ni renta ni la mitad de la contribución que ahora cohran

al arrendatario. Volviendo con esto a nuestra fórmula diremos:

e e- + G + T + TI = P - (R + --)2 2

R+CYa tenemos expresado numéricamente una suma de garantía

A esto puede añadirse un sumando más, el beneficio, y resultará :

e e- + G + T = P - en + J~ -L ---)2 2

Es decir, que como vive hoy el arrendatario de un predio puede

vivir uno de los asentados de referencia, disponiendo p;.ra atender a

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amortizaciones del capital qlle ~e le prest« ~~-s(')lo amortización, porque el

interés ya est;¡ contado en la I ~-e1 valor de la renta, más la mitad de

la contribución, más el beneficio industrial como labriego. Y hemos de

decir que vivirá mejor que el actual arrendatario, porque labrará con

más afán. con más tenacidad, COII más ilusión, ya que aquella senara

por suya la tendrá. pues de su dominio útil dispone como dueño, y así

habrá de dar más cosechas la tierra y meJor acomodadas a las necesi­

dades del mercado.

1)elnl11il1ado esto. ~ C,"1110 aplicar la fórmula a cada caso concreto?

J k una manera muy sencilla.

La renta (fe la tierra)' sus cclificios. árboles. riegos y vías se de­

termina restando de los productos (J') los gastos de cultivo (G), el in­

tcrés del capital .le explotación (11, el beneficio del labrador (B) y la

cont ribución ~C).

P Y G Se cifran mediante la cuenta de productos y gastos. ] y B por

el 5 por 100 y el 8 por roo, respectivamente, sobre el capital de explo­

etación, y, en fin, -, o sea la 'mitad de la contribución, es, con recargos,

2

el 25 por 100 de] líquido unponible : esto se halla sumando la renta.

más el interés del capital (j,. explotación. más el beneficio.

Una vez hallada la expresión o cifra definitiva de disponibilidades

del asentado a tenor de 10 que hemos .licho, para dedicarlas a la amor­

tización de préstamos, hasta con capitalizarla a base de préstamos a

largo plazo, diez años. veinte años, treinta años, y de la cantidad que

resulte rebajar del 30 al So por I<X), y habremos llegado a obtener la

suma de pesetas que se le pueden dar a crédito. Variarán, según varíen

los componentes de la fórmula prefijada, que serán distintos en el se­

cano y en el regadío, en el Norte y en el Sur, en la vega y en el pá­

ramo, o bien entre asentados y arrendatarios. entre pequeños propieta­

rios o medieros, etc.

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Los asentados en fincas indemnizables pag-arán una renta dismi­

nuida, y si el Estado les cohra amortización del capital, pagarán 10 co­

rrespondiente a ésta. Pero la renta será mucho menor que la actual a

través de las disposiciones de la ley de Reforma Agraria, que por di­

ferentes sistemas trata de rebajar a su justo valor unos bienes que

habían tenido inusitado encarecimiento.

En todo caso, para hacer la cuenta de estos asentados, bastará con

aumentar los pagos que se consignan, pero' dándoles un precio en armo­

nía con las vigentes disposiciones.

y he aquí que, aparte los "imponderables" de honradez y las contin­

gencias fortuitas de desgracias trascendentes, tenemos ya un módulo

para determinar la garantía personal y el préstamo) que puede hacerse a

un labrador sin bienes raíces ni bienes muebles.

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Crédito prenJario

El contrato de prenda que ocupa un lugar colocad•• entre el personal

y el hipotecario tiene distintas modalidades y. singularmente, dos muy

destacadas, según que la prenda haya de estar fuera del poder del presta­

tario o en poder y uso de éste. Veamos sus diversa.s clases y la contextura

de cada una de ellas.

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El «WARRANT»

l'¿eal¡dad jurídica

..Inter pignus el hipothecurn n01111­

nis tanlum diffcrt."

MARCIANU.

Designamos con el nombre de uiarron: la figura de contrato de prenda

cuyas más comunes características son of recer como garantía de un prés­

tamo bienes agrícolas, muebles o fungibles. que se guardan las más de las

veces en poder de persona o entidad ajenas al deudor y al acreedor. El

depositario de referencia da un documento resguardo que transfiere de­

terminados derechos sobre la prenda y se llama nuorront.

Hay legislaciones que establecen el otorgamiento de dos resguardos

por una misma prenda; uno de ellos representa el derecho de dominío;

su poseedor obtiene con tal documento derechos de propietario sobre la

prenda gravada; el otro resguardo adjudica.el derecho de prenda a su

poseedor, o sea el conjunto de derechos propios del acreedor pignorati­

cio. Cuando se juntan en una mano entrambos documentos, quien los

posea puede retirar la prenda. Y es de advertir que, según la legislación

correspondiente acepte el sistema de que la cosa mueble puede Ser hipo­

tecada o solamente empeñada, así el tenedor del resguardo de garantía

será acreedor hipotecario o solamente pignoraticio. En ambos casos no

empece la tenencia de los bienes en poder de un tercero, pues éste los

tiene a nombre del dueño de la mercancía.

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Francia se ha distinguido llevando a su legislación, antes que las demás

naciones. preceptos que regulan el préstamo sobre toarrant. 1\1 r. Meline

encargó en octubre de 1&)7 al Consejo Superior de Agricultura un pro­

yecto de ley sobre el warrant; dicho alto Cuerpo hizo un plan que se

componía de 14 artículos. el cual fué aprobado en julio de 1R98. Poste­

riormente, en 30 de abril de 1906. se corrigieron defectos del anterior.

promulgándose una ley definitiva que fija las características del warrant

muy mejoradas.

Establecía la ley de referencia que lo mismo el labrador que las coope­

rativas agrícolas podrían utilizar el ioarrant como instrumento de crédito

y daba al tenedor del documento así llamado derecho sobre la prenda

contra depositarios y arrendadores. y además preferencia para hacer

efectivo el seguro de la prenda si lo hubiere.

Creó el endoso del soarrant con la garantía solidaria de quienes fir­

maran como endosantes. No permitió dar certificación de los tuarront ins­

critos sin que el prestatario lo autorizase; y tales certificaciones duraban

con vida legal máxima cinco años. Severas penas del Código penal casti­

garon a quienes cometieran falsedades en las declaraciones del uiarront

o-presentasen como libres prendas ya sujetas a otra responsabilidad. Los

warrant se cancelaban por el pago, o a los cinco años de constituídos si

no hubieren sido renovados.

En Italia establecióse el derecho a "pactar y abrir créditos y cuentas

corrientes sobre prendas fácilmente realizables, consistentes en cédulas

hipotecarias o productos agrícolas depositados en almacenes generales,

o en poder de personas notoriamente solventes o responsables". Ordenó

esto la ley de 21 de junio de IR69. que fué reformada en 23 de enero

de 1877 y 26 de junio de 1888.

En el plan de préstamo con garantía de toarrant que se adoptó, el de­

positario no podía exigir al poseedor del ioarront cantidad alguna por el

concepto de gastos de conservación o deterioro de la prenda.

El colono que deseaba contraer un préstamo por medio del soarron:

I

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tenía que notificar al propietario el importe de la operación y de la can­

tidad de frutos que afectaba a su pago, pudiendo el dueño oponerse a

que se efectuara el contrato. Cuando el prestamista se conformaba con

que los frutos ofrecidos en garantía quedasen en edificio o tierras del

propietario de la finca, no era menester comunicar a éste lo que se iba a

hacer, pero entonces la prioridad de cobros correspondía al dueño y no

al tenedor del 'lCJar'rant. Era autoridad competente el juez municipal para

extender el toorront, debiendo hacer constar en dicho documento la can­

tidad y ca~idad de la prenda. El warrant se debía copiar en el correspon­

.diente libro de registros. Si se efectuaba en un tercero el depósito, tenía

que figurar este detalle en el toorront: Los privilegios y derechos del se­

guro de la prenda, si existiesen, seguían al -toarrant. El juez daba los cer­

tificados previo permiso del deudor.

Según la legislación que vamos extractando, la vida del warrant ter­

minaba por pago o a los cinco años. El deudor podía vender sin el consen­

so del tenedor del warrant, pero no entregar la prenda objeto del mismo.

Podía también pagar antes del vencimiento. Los ioorronts eran descon­

tables en los establecimientos de crédito, y endosables con responsabilidad

de los endosantes y obligación para éstos de avisar al juez municipal que

expidió el documento.

El poseedor del tuorron», si a su vencimiento no le pagaban, podia

pedir en un plazo de cinco días, por conducto del juez, al deudor y a los

endosantes el reintegro de la deuda, y si en los ocho dias subsiguientes

no le saldaban, el juez procedía a la venta ele la prenda sin más forma­

lidad que avisar de ello a los interesados.

En Inglaterra existe una modalidad especialísima desde 1889. Hay

tres tiguras de préstamo prendario: elmortgage, en el cual la propiedad

de la prenda es del acreedor y la posesión del primitivo propietario; el

pleqc, en el que la posesión es del acreedor y la propiedad del deudor, y

el lien, seg-ún el cual la posesión corresponde al acreedor y la propiedad

al deudor, pero el acreedor no tiene el derecho de vender la prenda.

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En Suiza, el artículo <1-)2 de la ley ordenadora de los Registros esta­

bleció la garantía de resguardos de depósitos creando el certificado 'wa­

rroni , que representa a las mercancías.

Alemania admitió el uiarront hasta sobre créditos y demás derechos

enajenables, títulos al portador, acciones y obligaciones sociales.

La Argentina tiene el 'WMYallt desde 187X en las Aduanas, donde el

depositante de una mercancía obtiene dicho resguardo para poder nego­

ciar sobre aquel depósito.

Ya en nuestro Código de Comercio se estableció por la sec.ción X del

libro 11, título 1, en el articulo 294 y siguientes, el contrato de prenda a

que venimos refiriéndonos. pues al crear las Compañías de Almacenes

generales de Depósitos se regulan las características de los depósitos de

mercancías y la emisión de los correspondientes resguardos nominativos

') al portador, señalando derechos y obligaciones vinculados en dichos do­

cumentos. Esto es, por tanto, de fecha 1885. Pero no nos interesa directa­

mente, porque sólo para comerciantes y actos mercantiles tiene aplicación.

El texto ordenador de este sistema promulgado para el Crédito agrí­

cola arranca de la ley de 2 de marzo de 19'7, concediendo al Gobierno

diversas autorizaciones, y, entre ellas, para poner en vigor como ley el

establecimiento del crédito mobiliario agrícola sobre la prenda, mediante

la creación del correspondiente warrarnt o resguardo, en la forma que

señala el dictamen de la Comisión del Congreso de los 1)iputados de 23

de noviembre de 1916.

Sobre la citada disposición se articuló el Decreto-ley de 22 de sep­

tiembre de 1917, que en su título 11, y a partir de! artículo 15, se ocupa

de la materia que ahora nos interesa.

Procura, en primer término, dicha ordenación capacitar a numerosas

entidades-Sindicatos agrícolas e industriales y sus Federaciones, Cajas

rurales, Juntas de obras del puerto y otras similares- para que puedan

ejercitar las funciones crediticias atribuídas por la sección 10 del título 1,

libro II del Código de Comercio solamente a las Compañías de Almacc-

JJ

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nes generaks de Depósito. extendiendo así por todo el haza nacional los

núcleos adonde el labriego podría ir con sus cosechas o enseres.

Las Asociaciones antedichas emitirán resguardos negociables y trans­

rnitibles por endoso u otro cualquier titulo traslativo de dominio que acre­

ditasen los depósitos efectuados. Tales documentos se compondrán de dos

partes: una la matriz, que quedará en poder de la entidad depositaria;

otra el resguardo que acredite el depósito, cuya cesión implicará la tras­

lación de dominio de los productos depositados; y otra el resguardo de

garantía o ioarront, con el que podrá realizarse la pignoración de los mis­

mos. Siguese, pues, el sistema de doble resguardo.

La cesión del resguardo de depósito no da derecho más que a dispo­

ner de los productos depositados, con las limitaciones que consten en el

contrato que este último garantice. La entrega del warrant no transmite

el dominio de los productos depositados, sino los derechos pignoraticios.

La cesión de ambos documentos constituye la traslación absoluta de do­

minio de dichos productos.

Hay algo muy interesante en este Decreto-ley, que vamos a copiar a la

letra: "Se entenderá que los depósitos quedan constituidos en poder de

las entidades depositarias siempre que aquéllas organicen la existencia

y pormenores de los mismos, aunque materialmente continúen en poder

del depositante, o sea un tercero, encargado de su custodia y conserva­

ción, pormenores éstos que en su caso deberán hacerse constar en los do­

cumentos a que se refiere el artículo siguiente". Son ellos, el urarrant y

el otro certificado. La disposición citada lleva grandes riesgos en su apli­

cación, y aunque- facilite operaciones, puede ensombrecer todo el sistema,

haciendo recaer sobre los casos de buen fin el descrédito de fallidos, que

así serán mucho más fáciles y numerosos. Sin embargo, hay Que regular­

la y llevarla a cabo.

Prohibe el Decreto-ley que puedan ser objeto de depósito, a los efec­

tos de la emisión del ioarront, los frutos o mercaderías que, por la acción

del tiempo por el cual el depósito se constitt1~'e, se mermen o destruyan

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<:11 cierto grado, y, de todos modos, de dichas depreciaciones responderá

el depositario, .Y si son mermas naturales el depositante habrá de repo­

nerlas en especie o metálico.

Determina con detalles el contenido que habrán de llevar los docu­

mentos de constitución de los depósitos, y ordena que no podrá hacerse

ninguno cuya valoración no llegue a 500 pesetas. Asimismo exige que

sean asegurados tales artículos, bien por su dueño o por la entidad depo­

sitaria. Prohibe la aceptación de depósitos sujetos a otro gravamen hipo­

tecario o pignoraticio.

Los tcorronts serán endosables. La ley que comentamos señala minu­

ciosamente las características de los endosos, sus efectos y forma de ex­

presión.

El poseedor del ioommt, vencida la obligación garantizada, tendrá

derecho de exigir de la entidad depositaria la venta del depósito, y a que

se le entregue su importe, hecha deducción de los gastos de almacenaje y

conservación. La venta se regirá por lo dispuesto en el artículo 1.917 del

Código de Comercio. No se suspenderá la venta por quiebra, incapacidad

o muerte del deudor, ni por ninguna otra causa, a no ser por mandamiento

judicial de suspensión, que no podrá decretarse sin el previo depósito de

la cantidad adeudada y de los intereses y gastos que presupuesten. En

caso de suspensión, el warmnt sirve para que a su poseedor se le entre­

gue, previa dación al Juzgado de dicho documento, el importe de su cré­

dito e intereses. Para ello habrá de garantizar la devolución que pudiera

acordarse.

Si el warrant se endosa, su poseedor podrá hacer efectivo el crédito

. una vez llegado el vencimiento, dirigiendo la acción contra los bienes de­

positados.

Cualquier cndosante podrá hacer efectivo el importe del crédito, re­

cogiendo el toarront y subrogándose en los derechos del acreedor respecto

del deudor y de los endosantes anteriores. Si el importe de la venta no

cubre el importe del crédito, el poseedor del uiarront tendrá acción per-

¡

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- 39-

sonal solidaria por la parte no reintegrada contra el depositante y los en­

dosantes anteriores. En cualquier momento, quien tenga el resg-uardo

podrá exigir la entrega de los bienes depositados. previo el pago de inte­

reses y comisión correspondiente.

El poseedor del resguardo del depósito, cuando hayan sido pignorados

los bienes que en él figuren, podrá pagar el importe de la cantidad presta­

da antes del vencimiento del préstamo. En tal caso, la entidad guardadora

entregará los bienes al poseedor del resguardo de depósito, y el dinero

quedará a disposición del tenedor del uiarrant, Pueden, si se unen para

pedirlo quienes tengan el warrant y el otro certificado, solicitar la divi­

sión de la prenda en lotes y la emisión de otros tantos resguardos.

Autorizase a los depositarios a limpiar, preparar, clasificar, distribuir

y empaquetar los efectos. A establecer lonjas de contratación y publicar

cotizaciones. A juntar en sus recipientes, silos, mercancías de distintos

depositantes, pero de idéntica clase comercial, con determinadas obli­

gaciones.

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Realidad práctica

FRANCIA

Creado el ioarron; agrícola por ley de 1898, pasó inadvertido en

los primeros años, y logró .nás tarde el más absoluto desdén, asi de las

clases labradoras, como de las comerciales de tipo terrazguero.

Mr. Fontgallaud aseguraba que dicha ley no era útil más que para

los grandes propietarios. Tipaldo Bassia decía que del fracaso tenían la

culpa los procedimientos larguísimos, que aburrían al pequeño cultiva­

dor, por lo cual la gran masa de agricultores medios huía de utilizar este

sistema de crédito.

y ocurrió, además, qt'C la Banca privada, siempre celosa de sus pri­

vilegios, declaró una guerra implacable al procedimiento del uorront,

sin que a este afán destructor correspondiesen los labriegos con una de­

fensa ardida de lo que tanto bien podia reportarles; lejos de esto, no

quisieron habituarse ni 'lun a manejar los requisitos y fórmulas precisos

para la obtención del resguardo con garantía.

Si a eso se añade que los gastos que ocasionaba el zoorront eran de

tal modo elevados que llegaban a 17.40 francos por cada 1.000. toma­

dos por tres meses. se comprenderá 10 que sucedió.

Tenaz el Ministerio de Agricultura en el deseo de que arraigara tal

sistema, a partir de la nueva 'ley de 30 de abril de 19Gb. que corrigió

muchos defectos anteriores, realizó esfuerzos de propaganda por cam­

pos y lugares que fueron dando el fruto apetecido.

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-·F-

Tenemos a la vista tres encuestas sobre los efectos de la citada ley

y su divulgación: una abarca el periodo de 1906 a Igl:2· otra recoge el

lapso de 1913 a 1918. )' la últ-rna nos describe el tiempo uue medió entre

el 1919 Y el 19:2~. He afluí el resultado:

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PR ESTAMOS EFECTUADOS CO N WARRANTS AGRICOLAS POR DISTI NTAS EN T IDADES FRfo\NCESAS DURANTE LOS A~OS

1913 A Ig18 . EXPRESA DO EN FRANCOS ~ : .:..

CEREALES GANADOS FORRAJES VINOS VARIOS

N4mero deValor de 101l

Sum••wllrranlll produclOll prestadll. Valor de los Velor de 101l I Vlllor ae 101l Valor.e1e loa Valor de loa

en ll'aranlfa depóllito• Pr~lltamosdepósitos

Pr~slamos depósito.Présfllmoll

dep~lI08Priafalllo.

d,.póaIlO.Pl'Úlamos

. ._- - ---- - - - - --- -- - -- - - - - - _._.- _._._..•.__.-_._------ -- -~----~ -

16.1>17 153.397.127 47.86:>.014 4.017 .3bl 1.M5.lm 15.279.450 6.30<3 .21)9 i44 .t "t 228.119 t3Q.2M.6M 38.107.028 21.419.542 1.691.231---_.'- .. _ _ o ..... _.. ' _....._- . - - ___o

PRESTAMOS EFECTUADOS CON WARRANTS AGRICOLAS POR DI STINTAS ENTIDADES FRANCESAS DURANTE LOS A~OS1919 A 1924. EXPRESADO EN FRANCOS

1

. o o ' 0 - ..CEREALES GANADOS FORRAJES VINOS VARIOS

N6mero de Valor de losSuma. o

Velor de 10-:-jp é ',-= ~'..

wa"anlll prcductos prcaladall Valord. los Valor de los Valor de 1011 Velor de loa Ien llarllnlfad.pÓlllloll

P~lllamoll depóllltos r 8 amoll depósitosP réstllmos dep6e ltos Prf.l.mos d.pósllOll PréB'amoll

- -- -_._.__._.- - I

23.424 469.137.674 174. 16f.626 36 .713 .818 14.822.61~ 139.920.576 57 .775 .447 7. 757.M2 2 .414.242 257 . 180 . 9~ 83.978.238 27 . 564 . 953}~. 1 7 1 . 083- ..

PRESTAMOS EFECTUADOS PO R LAS CAJ AS REG IONALES FRANCESAS DURAN TE LOS A~OS 1919 A 1924. POR EL SISTEMADE WARRANT S.

Prés tamos

I .M5.500

VARIOS

Vlllorde losd,,,ósllos

VINOSGANADOSCEREALES I FORRAJES=== = ="T'=== = = I= === =¡==== = =:== = = ==¡=====I~=======¡=====I=='====r====

~p::am_o_s_l v:::;::::'J_'_~~ré_s_'a_mO_s_ I .._V_:~_~_~:_I~_~~_S_\ Préstamos 1 1. _

24.624.998 18' .400 184.000 '::'" .0,, 148.''''.,..,..6-040an

18.164

Número dewar ranls

Valor de losproductos S umlls j -

preslllda8 Valor de los Valo r de 105en 1I11ra l\1l11 devó , ltos Pr éslamos dtpósll os

- --- - - 1-·---··_ - - -----.. - - - -- --- - - - - - 0 _

._. 164._747 .500 76. 874 .5~7 9~8 .650 446. 700 l.52 . 807 . 5_~5

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De mojo que durante Ios años 11)13 a J924 e ícctuáronse en Francia

préstamos agrícolas por el sistema de usarnmt, que alcanzaron estas

cifras en junto:

El número de uiorronts fué de 41.478. El valor de los productos

dejados en garantía llegó a ú33.885.174 francos. Las sumas prestadas

sobre esto fueron 25 r.03fl.2l.? francos.

Depositáronse cereales por valor de .37.652-468 francos, que obtuvie­

ron préstamos de 15.269.315 francos.

Los ganados en garantía valían 192.728.1 I 1 francos )' sobre ellos

se dieron en prestación 8.qOO.445 francos.

En forrajes depositáronse 7.944.762 francos, sobre k.s que hubieron

de prestarse 2.498.242 francos.

Ofreciéronse en garantía vinos por valor de 36V)o8.cqo francos,

recibiendo en préstamo 13.>.¡08.602 francos.

Otros varios frutos de la tierra fueron depositados por un total de

30.651.793 francos, sobre los que se otorgaron en prestación 16-706.583

francos.

A 10 que va dicho contribuyeron notablemente las cajas mutuales de

crédito, que lograron distender este sistema de crédito y habituar al la­

brador y aficionarte a llevar sus cosechas al almacén y recoger el war­

ront y utilizarle como título apto para el préstamo.

Las cajas dichas sólo consiguieron durante el primer período de

1906 a 1912 operaciones de zoorron: por un 28 por 100 del total de

ellos en toda la nación, que alcanzaron la cifra de 25.931.151 francos;

pero en el período de 1919 a 1924 llegaron al 44 por 100, es decir, a

76.874.587 francos, frente al total nacional de 174.161.625 francos.

Es magnífico este volumen de operaciones; es envidiable un pueblo

agrícola que de tal suerte sabe aprovechar las ventajas de las buenas

fórmulas crediticias y presta alientos e incita a la emulación, logrando

un crédíto tan bien montado para el agro, como el que nos muestra en

la etapa que acabamos de reseñar.

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-·u-

:\ORTEA~IÉRIC\

Conviene destacar la actuación de los Estados Unidos en orden a la

materia que nos ocupa, porque es verdaderamente asombroso 10 hecho

por un solo organismo, no más que en dos años de trabajo. Nos rderi­

mos al Consejo Federal Agrícola, dotado con 500 millones de dólares

por el Gobierno yanqui, con objeto de promover la creación y coordi­

nación de entidades cooperativas agrícolas, para una vez en posesión de

tan eficaz instrumento. balancear las ventas y expandir las prestaciones

en cosas del agro.

El mencionado Consejo comenzó por crear la Cooperación Nacional

de Productores de Granos, con una central en Chicago y 4.000 coopera­

tivas locales que reúnen 250.000 labradores. Creó la Asociación Coope­

rativa de Algodón Americano, con un capital de 30 millones de dóla­

res, once asociaciones reg-ionales y numerosísimas locales, a las que se

afiliarán 150.000 labradores, habiendo manejado en el año 1930 tres mi­

llones de balas de algodón. Creó la Asociación Nacional de Venta de

Ganados, con 28 cooperativas y 350.000 ganaderos. efectuando ventas

durante el año antedicho por 200 millones de dólares. Creó la Corpo­

ración Nacional de Venta de Lana, a la cual se adhirieron 40.000 ga­

naderos, realizando ventas, en 1930, de II6 millones de libras de pelo de

cabra, más el 35 por 100 de la lana producida en la nación. Creó la

Asociación Nacional de Ventas de Pecanas, con 19 cooperativas. Creó

la Asociación Nacional de Venta de Habas. Creó la de Cultivadores de

Remolacha, que movilizan unos ocho millones de toneladas de fruto,

cuyo valor se cifra en más de 60 millones de dólares. Creó cooperativas

de manteca, que trabajan 200 millones de litros al año, y cooperativas

queseras, que hacen So millones de libras de quesos anualmente; y

Cooperativas de venta de leche natural, que venden el 70 por 100 de la

producción norteamericana. Reunió a 16.000 viticultores, CU)'O fruto

/

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- 45-

vende; y ha formado el Pool I'asero de California. Asoció a 5.()(X) cul­

tivadores de tabaco, que elaboran 17 millones de libras al año. Y dió

normas de cooperación a los Criadores de Pasas del Noroeste y a las

cooperativas de Cerezos Agrios y Asociación de cultivadores de patatas

del Estado de Kansas, y Unión de Productores de Manzanas en Vir­

ginia; y, en fin, ayudó eficazmente la venta de agrios de la Florida.

Para el estudio que estamos realizando lo interesante de tojo esto

es que su base, su cimiento magnífico íué el préstamo sobre frutos de

la tierra depositados en los Almacenes de Asociaciones Cooperativas lo­

cales, o pools, por los labriegos asociados, utilizando el sistema de wa­

rronts con distintas modalidades. La cadena de las citadas actuaciones

enlázase de la siguiente manera: Id labrador se hace socio de una enti­

dad local (cerealista, lanera, vinícola, etc.), que exista en su poblado,

tenga forma de pool u otro diferente tipo de cooperación. Estas asocia­

ciones locales son miembros y socios de cooperativas de venta regiona­

les, que a su vez están dentro de la nacional que las corresponde, según

el fruto que producen y manipulan. El labrador entrega a la entidad

local su cosecha, y recibe a cuenta una pequeña cantidad con la garan­

tía del referido depósito, Cuando le parece oportuno al dueño de éste

ordena que sea vendida tal o cual porción del mismo, recibiendo su

importe.

Existe otra fórmula, consistente en que el labrador (la sus frutos

al pool o asociación de su lugar, y cuando éste vende (no por sí mismo,

sino por conducto de la regional y nacional suyas) parte de sus existen­

cias, donde están mezcladas y reunidas las aportaciones de todos los

socios, reparte entre sus depositarios la cantidad que se obtuvo a pro­

rrata de la que cada uno tiene entregada.

Pero entretanto, y mientras el año agrícola corre y estas operaciones

se efectúan, el cultivador va obteniendo préstamos, si los solicita, sobre

su depósito de mercancías. Es el préstamo en enorme, en fabulosa es-

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cala, que con toda modestia y meticulosidad se realiza en Europa, bajo

el nombre que encabeza este estudio.

ESPAÑA

Crédito y "docks' de Barcelona

Hay en España una absoluta carencia de operaciones de préstamo con

depósito de la prenda en Almacenes generales y emisión del certificado,

uiorront, correspondiente. )Ji Valencia ni Barcelona ofrecían casos de

estos procedimientos de crédito tan interesantes, que en otras naciones

han obtenido un magnítico desarrollo. Únicamente dedicábase a la ejer­

citación de estas actuaciones la empresa Crédito y Docks, de Barcelona;

Almacenes Generales de Depósito, y Agencia de Aldea Amposta,

En lfecto, la misión de esta Compañía es la custodia de mercan­

cías y la concesión de préstamos a los propietarios de las mismas, faci­

litándoles así la posibilidad de poder vender en el momento más oportu­

no los frutos depositados.

Para cubrir estos fines posee, muy cercanos a la estación de Amposta­

Aldea, y enlazados con ella por vía férrea que penetra en su interior,

unos almacenes generales especialmente construidos para el depósito

de productos agrícolas, principalmente arroces, algarrobas y aceites.

He aquí las condiciones en que opera la entidad de que nos ocupa­

mos cuando efectúa préstamos sobre zoorronts.

Para poder emitir un uiarrant es imprescindible que concurran, como

mínimo, diez días, a partir de la fecha del ingreso de la mercancía en

los almacenes.

Una vez ingresada ésta se extrae la correspondiente muestra para

su peritación. Cuando se determina su valor actual, se efectúa la ope­

ración de crédito por un porcentaje que oscila entre un 50 a un 72 por

roo del valor peritado.

I

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- 47-

Los tuarrants se extienden con un vencimiento máximo de noven­

ta días y mínimo de treinta. Estos documentos son prorrogables a vo­

luntad de "Crédito y Docks".

El warrant tiene un valor de documento al portador cuya sola po­

sesión acredita ser el dueño de la mercancía por dicho documento am­

parada.

El poseedor del tuarront puede extraer la mercancía parcialmente

si así le conviene. En el dorso del documento se estampan las entregas

de efectivo y el número de bultos salidos.

Intereses, 6 por 100 anual a diario, sobre los saldos deudores.

Comisión, 1/2 por 100 trimestral, sobre la cantidad pre~tada.

Derechos zuorront, 1,5 por 1.000 trimestral, sobre el valor asegu-

rado.

Seguro de mercancías, 1/2 céntimo de peseta por quincena y por cada

20 pesetas.

Es de destacar que tienen establecida la cuenta corriente con interés

recíproco, toda vez que sólo devengan interés contra el prestatario los

saldos deudores.

Los gastos que estas operaciones orrgrnan correspondiente a A1­

macenajes y manipulaciones, son los siguientes:

Para salvados, granos, cereales y similares:

Por recepción y estiba '" .Por desestiba y entrega '" '"Por peso y entrega , '" .Almacenaje quincenal '" ..

0,15 pesetas saco0,20

0,25

o.oj

Más un recargo del 20 por 100 sobre dichas partidas.

En los almacenes del puerto de Barceloneta las tarifas son:

Entrada y estiba..; ... ...Desestiba y entreg-a... .Desestiba, peso y entrega .Almacenaje '" '" '" .

0,25 por 100 kilogramos0,25

0,3°0,06 por quincena

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Más el 20 pur HX) de recargo.

Les está permitido a los depositantes hacer las manipulaciones de

entrada y salida por su cuenta, asi como los interiores, previo acuerdo

con el jefe de los Almacenes.

Asimismo se les facilita el aseguramiento de las mercancías al tipo

de medio céntimo de peseta por quincena de cada 20 pesetas de valor

asegurado. No se les cobra por esto ni timbres ni impuestos o derechos,

y así las pequeñas partidas sobre todo salen beneficiadas.

Los trujales que poseen para aceite, de 30.()(X) litros .le cabida, se

alquilan a 2S pesetas mensuales. También alquilan almacenes, cobrando

de renta por un año 1.500 pesetas; por medio, ~)O, y por tres meses,

5()(), verificando los cobros por trimestres adelantados.

"Crédito y Docks" han efectuado desde l." de julio de 1931 al 30 de

junio de 1932 las sig-uientes operaciones sobre productos agrícolas na­

cionales:

Kilos

6.000

6<).262

14·474262.200952.R'¡9

Mercancías

Lentejas .Garbanzos .Alubias .Arroz en cáscara ..Aceite de oliva .

Valor efectivo

5·40074.96212·6847K6ótl

2.036.263

2.207·977 1.579.700

Millón y medio de pesetas invertidas en préstamos sobre mercan­

cías agrícolas durante un año, por entidad comercial tan bien montada

como ésta, es muy poca cosa. Indudablemente algo hay que obstaculiza

la propagación de este procedimiento de crédito. Puede ser o la falta

de hábito y comprensión de nuestros labriegos, o la carestía de la ope­

ración, que sube más de lo conveniente por acumular tanta pequeña

partida de gastos al interés del préstamo, siendo de advertir que es

preciso añadir a eso lo que cueste el desestivado en la panera del dueño

de los granos y la carga y el transporte hasta los almacenes, y esto mis­

mo al retirar los frutos de allí.

/J

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> ""..,. ••••- 49-

Asimismo débese hacer constar nuestra creencia de que la mayor

parte de estas operaciones no son agrícolas, sino mercantiles, porque los

prestatarios no son cultivadores, sino almacenistas, mayoristas o expor­

tadores .

..............

El Sindicato Agrícola de Ceruera y su CO»larw

El Sindicato Agricola de Cervera posee una fábrica de harinas capaz

para molturar so.<XlO kilos de trigo diarios, con unos silos de cemento

armado de una capacidad-de 2.<XlO toneladas; el coste de esta obra as­

ciende a cerca de dos millones de pesetas. y fue construida con la única

aportación de los asociados.

En esta comarca la propiedad está muy repartida, puesto que no

existe ningún propietario que tenga IS0 hectáreas de terreno, y muchos

de los que poseen S0 Ó 60 los reúnen cn varias fincas diseminadas que

se ha acumulado con el tiempo en un solo dueño por compra o cesión

de sus antecesores. También es .le notar que apenas hay un solo labra­

dor que no tenga terreno de su propiedad, pudiendo asegurar, por tanto,

que el obrero agrícola propiamente dicho no existe allí; ellos prefieren

trabajar por su cuenta a cobrar un salario.

Los contratos para el cultivo de tierras se hacen, o bien en aparcería,

que, según costumbre, de cada cuatro partes del fruto tres son para el

que trabaja la tierra y la cuarta parte el dueño, O bien a medias con el

propietario, en cuyo caso éste facilita casa, corral, huerto, leña, la tota­

lidad de la simiente y la mitad de los abonos fertilizantes; los trabajos

de siembra, recolección y limpieza de malas hierbas son de cuenta del

aparcero, y todas las mejoras de las fincas son de cuenta del propietario.

Puede afirmarse, no obstante, que un 75 por 100 de los labradores

sólo cultivan terrenos de su propiedad.

El Sindicato de Cervera, amoldándose forzosamente a las circuns­

tancias, tiene establecidas dos formas de aportación de trigos, cono-

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cidas por aportación .le trigo a "Precio del día" y otra a "Precio sin­

dicado".

La primera de las formas consiste en admitir y pagar el grano al

precio que se establece cada dia, según el cálculo del precio que se ob­

tiene de la venta de harinas y despojos, deduciendo un tanto por ciento

por las fluctuaciones posibles del mercado; el trigo asi aportado se cobra

en el acto y sin posibles alteraciones posteriores.

La aportación a "Precio sindicado" se hace a base de fijación de cla­

ses, para determinar su calidad, quedando a disposición del Sindicato

para que sea molturado en la época que lo crea más conveniente, y se

liquida al final de la campaña, o sea en 30 de junio. Este trigo se aplica

a la molturación en diferentes épocas del año, las que crean más con­

venientes, que generalmente coinciden con aquellas que el labrador ven­

de menos. El precio del trigo así aportado se obtiene tina vez deducidos

los gastos de fabricación y la parte de los gastos generales que le co­

rresponde, de donde resulta un precio medio según clase. En tilla pala­

bra, esta forma de aportación debería ser la ideal y única en todo Sin­

dicato.

Para la entrega de trigo a "Precio sindicado" tienen establecido un

sistema de "anticipos o pignoración de los frutos hasta un tanto por

ciento del valor aproximado" ; de no ser asi, este sistema de aportación

sólo podría ser utilizado por los que dispusieran de fuertes capitales, ya

que no se valora el grano hasta final de campaña. Al documento pig­

noraticio o uiorront le han dado el nombre de Borrot, catalanizándole,

y le constituyen unas cartulinas impresas con unas rayas al fondo o

barras.

Esta clase de cartulinas, llamadas barrats, son de dos colores; las

de color rojo para partidas de 1.000 kilos de trigo y otras azules para

las fracciones. La forma de operar es la siguiente: cuando un asociado

ha aportado el trigo, recibe un talón de entrega en los silos; van con

dicho talón-recibo a las oficinas para que se le extienda el barrea, entre-

"

I

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-51 -

gándoscle tantas cartulinas de 1.000 corno toneladas ha depositado de

una misma clase, y una cartulina azul para la fracción, hasta el total

del trigo aportado. La pignoración o cantidad anticipada que puede en­

tregarse es de 35 pesetas por cada lOO kilos, cantidad que creen no pue­

de ser inferior al precio resultante; el impreso roj0.n0 presenta varia­

ción alguna; solamente en el azul hay que inutilizar los cupones o

partes que no pueden ser pignoradas en relación a la aportación; ejem­

plo: para un borrat de 450 kilos se inutilizan los cuatro cupones últimos.

Contra la presentación de cada cupón que no ha sido utilizado, la

Caja abona al portador 50 pesetas, deduciéndose en el acto la cantidad

de interés correspondiente por dicho anticipo, que es calculado a razón

del 1/2 por 100 mensual, y a contar desde el primero del próximo mes

al que se realiza la operación, hasta el 30 de junio próximo, en que

se procede a la liquidación de los barrots, según el precio resultante,

pagando al asociado la diferencia entre 10 que importa el trigo calculado

al precio definitivo y los anticipos recibidos. Los toarrants son al por­

tador, 10 que puede tener algún inconveniente en caso de extravío; pero

si se avisa oportunamente se evita el peligro, y en cambio así se huye

de otros males. Siendo numerados, se lleva un registro de los mismos,

muy útil en todo momento.

Todas estas operaciones se realizan sólo con los socios, y al efecto

de tener siempre a la vista el movimiento ele cada uno, se les entrega

una libreta cooperativa, que además sirve de carnet de identidad para

todo cuanto se relaciones con el Sindicato.

Los préstamos sobre borrats que efectúa el Sindicato andan alre­

dedor de un millón de pesetas cada año. Escasa cifra, si bien de impor­

tancia relativa, habida cuenta de que la economía triguera de secano es

siempre pobre. No puede afirmarse a vista de esta cantidad que el wa­

rrant se haya afirmado en España, si bien hemos:lc repetir que el sis­

tema seguido por este Sindicato es magnífico.

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La hanca privada,T

, .

Algunos Bancos españoles han hecho ensayos para observar si este

sistema de prestación arraigaba entre nosotros. pero los resultados cons­

tituyeron un fracaso.

Así ocurrió con los almacenes de depósito que abrió el Hanen Espa­

ñol de Crédito para cereales r aceite en Valladolid y Sevilla.

La tarifa que tenía en vigor era ésta:

Recibir, entregar y estibar, por saco ... ,,' O.2S pl"cta,;Desestibar y entregar. por saco... O.lS

Almacenaje quincenal. por saco ... '" 0,06

Derechos de apartadero, por vag('lI ". 6,00

Seguros de incendios por cada 1.000 pesetas cada quin-

ce días .. , ... ... ... ... ... 0,1 S

Además numerosas partidas pequeñas más por timbres, impuestos,

derechos, etc.

Mínimo de almacenaje y seguro. un mes.

El pago de entrada que han ele abonar los depositantes sirve para el

tiempo comprendido entre el u.? de agosto y el 31 de julio del año si­

guiente.

En los traspasos de mercancías de un cliente a otro dentro ele los

almacenes cobraba el Banco 0,125 pesetas por saco.

Para pesadas especiales, uniformado de pesos en los sacos y otras

maniobras tenían establecidos precios especiales.

¿Por qué no tuvo éxito este procedimiento crediticio? Por caro y

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molesto. dos causas de gran eficacia sobre el campesino que es pobre

que trabaja en una industria de escasos rendimientos y, en fin, que se

halla tan bien avenido con la oscuridad de su vida tranquila y rutinaria

que todo le molesta y de lo molesto huye, si no t:s cosa de su senara o de

sus plantíos. ¿Cómo lograr aquí el arraigamiento del waN'antt

En primer lugar, acercando al labrador el mecanismo de esas pres­

taciones, que le tenga a la mano, enfrente de su casa labriega, y ade­

más que no le cause gastos excesivos, ni aleje mucho su mercancía.

Ocurre con los almacenes de depósito hasta hoy en funciones que el

f ruto conducido a ellos causa un coste alto de transporte, a veces Jable;

es decir, desde la panera que en su pueblo tiene el labrador a la capital

donde está el depósito, y luego, cuando se vende, tal vez retornando por

la misma vía de ida. desde el depósito al lugar donde vive el comprador.

Acercamiento y abaratamiento, he aquí lo preciso.

Sírvenos de enseñanza el sistema que sigue la Caja de Crédito Agrí­

cola de Bretaña, tal como le describe el presidente de la Oficina Central

de las Asociaciones Agrícolas de Finisterre. Viénese aplicando desde el

año 1929 por la Caja antedicha en Sanderman, a consecuencia de una

petición de intervención formulada por la unión de Sindicatos Agrícolas

de Finisterre y del Norte, a la cual pertenecen más de 40.000 familias

de ambos departamentos. El procedimiento es el siguiente:

Primero. Para evitar los gastos de transporte, e} trigo se queda

en las trojes de sus dueños.

Segundo. Para no encontrarse en cualquier tiempo acuciados por

la necesidad de un préstamo individual independiente, debe autorizarse

el préstamo global al Sindicato Comunal de que formen parte los posee­

dores del trigo. Así, pues, sólo se expedirá un zuorront para todos los

Sindicatos del mismo municipio.

Tercero. Para que el organismo prestamista conserve la seguridad

y vigilancia efectiva de la prenda, a pesar de las defectuosas disposicio-

I

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nes de la ley de 1906. todos los productores del Sindicato Municipal que

participen en la operación deberán prestar caución solidaria.

Con tal sistema hállanse contentos allí los labradores y su prestamis­

ta, la Caja Regional de Bretaña del Crédito Agrícola Mutuo.

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