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Nº 368-18-IX-2003 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL CONGRESO DE TEOLOGÍA MORAL EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA SAN ANTONIO, DE MURCIA Nº 380/11-XII-2003 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL EL HOMBRE Y LA VERDAD

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Nº 368-18-IX-2003 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL

CONGRESO DE TEOLOGÍA MORAL EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA

SAN ANTONIO, DE MURCIA

Nº 380/11-XII-2003 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL

EL HOMBRE Y LA VERDAD

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SUMARIO

Etapa II - Número 380Edición Nacional

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...y además

8 La foto

9 Criterios

10 Cartas

11 Ver, oír y contarlo

Aquí y ahora

12 Apología de un nombre

para una calle.

13 Bolivia: La paz, fruto del perdón

Iglesia en Madrid

12 Apología de un nombre

para una calle.

13 La voz del cardenal arzobispo

14 Testimonio

15 El Día del Señor

16-17 Raíces

La «Madonna», signo de identidad de Siena

18 España

Aumenta el número

de centros católicos concertados

20-21 Mundo

Congreso Internacional

de Teología Moral, en Roma:

El puesto de la ética

en la sociedad y en la Iglesia

22-23 La vida

Desde la fe

26 220 diáconos permanentes

en España.

27 El cine ha creado una nueva

iconografía de Cristo.

28 Teatro: Celos del aire.

Gran Circo Mundial.

29 Libros.

30 Televisión.

Con ojos de mujer.

31 No es verdad.

32 Contraportada

Congreso de Teología Moral en la Universidad Católica San Antonio, de Murcia:El camino de la vida.La vida moral: seguir a Cristo.El esplendor del martirio

Concluye la peregrinación de las reliquias de santa Teresa de Lisieux :

Santa entre las santas.A vueltas con Teresa, Teresita y el Carmelo

3-7

19

24-25

Balance económico de las instituciones y organismos de la Conferencia Episcopal:

Las cuentas de la Iglesia

Portada: Lady in a green jacket, de August Macke

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El Congreso había profundizado en untexto clave del magisterio de Juan PabloII, la encíclica Veritatis splendor, de la

que, el pasado 6 de agosto, se cumplía el dé-cimo aniversario. Un texto histórico en sumás auténtico sentido. Para el arzobispo deMadrid y Presidente de la Conferencia Epis-copal Española, cardenal Antonio MaríaRouco, un texto que «supone un hito clari-ficador en la doctrina y vida pastoral de losfieles. Clarificador en una materia decisivapara lo cristiano y para la vida de los cris-tianos: la expresión de los principios mora-les de la doctrina cristiana».

La encíclica Veritatis splendor –según elcardenal Rouco Varela– asienta las basespara la superación de «un contexto de cri-sis de la fe, crisis interna de la moral cris-tiana como elemento característico de la cri-sis de fe de aquellos años. La Veritaris splen-dor es una respuesta del magisterio pontifi-cio de la Iglesia en orden a superar el retode la secularización radical que se ha intro-ducido en los entresijos de la vida cristianay de la vida pastoral. En la actualidad se ma-nifiesta un proceso de radicalización de losatentados contra la vida humana, con legiti-maciones sociales y jurídicas; un nuevo pro-ceso de vaciamiento de la dignidad de lapersona humana; un vaciamiento jurídico yético del matrimonio y de la familia».

Juan y Carlos leían y comentaban las pá-ginas de los periódicos. «¿Existe hoy unaética, o un conjunto de éticas que dominan enla sociedad?», se preguntaban. Los titularesdel día hablaban de la experimentación conlos embriones; del sentimiento, de la emoti-vidad como fuente de las acciones de laspersonas; del hambre en el mundo y de lasenfermedades incurables; de un joven queafirmaba que todo era relativo, menos susformas de vestir y de relacionarse con losdemás; o de quien pensaba que, en la de-mocracia, las verdades absolutas y los prin-cipios absolutos eran incompatibles con elsistema político que hacía todo relativo ydependiente del consenso; de la responsa-bilidad ante las catástrofes ecológicas; de lacultura del cuerpo y del placer. «No vaya aocurrirnos a nosotros –pensaban nuestrosinterlocutores– que no nos pongamos deacuerdo ni siquiera acerca de la naturaleza denuestros desacuerdos».

Juan y Carlos pensaron que lo mejor pa-ra explicar lo que habían escuchado duran-te el Congreso de la UCAM era elaborar unpequeño glosario de las principales corrien-tes de ética que circulaban hoy por las ca-lles de nuestros pueblos y de nuestras ciu-dades, y descubrirlas en los titulares de laprensa. Por ejemplo, cuando alguien diceque lo bueno y lo malo dependen de la per-sona que lo dice y de sus deseos e intereses,y no de una realidad objetiva, está defen-diendo una especie de subjetivismo emoti-vista, que es tan antiguo como la filosofíade Hobbes, quien afirmó que lo bueno y lomalo «son términos que sirven para signi-ficar nuestros apetitos y aversiones, los cua-

Congreso de Teología Moral en la Universidad Católica San Antonio , de Murcia

El camino de la vida

Con cuatro horas de tren por delante, Juan y Carlos –Cayo y Ticio, que dirían losescolásticos– tenían tiempo de sobra para aclarar las ideas después de haberparticipado, durante intensos días, en el Congreso Internacional de TeologíaMoral, organizado por la Universidad Católica San Antonio, de Murcia. La lecturade los periódicos, acompasada por el creciente movimiento del tren, era, sinduda, el mejor contraste para las muchas buenas ideas oídas en el académicoCongreso. Ideas convertidas en preguntas; traducidas en respuestas. ¿De quéhablamos cuando hablamos de moral? ¿Hay una sola moral o varias? ¿Es la moralcristiana una rémora para la felicidad del hombre? ¿Es la moral sólo del individuo,o del grupo, la sociedad, la especie? ¿Qué importan más: los hechos, las actitudeso las sensaciones y sentimientos? ¿Qué aporta Cristo a la moral?

Dos momentos del Congreso, en la Universidad Católica San Antonio, de Murcia

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les varían según los diferentes tempera-mentos, costumbres y doctrinas de los hom-bres». Juan le recordó a Carlos que el pro-fesor Enrique Bonete había dicho, en su po-nencia del Congreso, aquello de que, ade-más de Hobbes, el filósofo escocés denombre Hume había dado un paso más, afir-mando que «el bien y el mal no son crite-rios emanados de la razón, ni correspondena realidad alguna ante nuestros ojos. Se ha debuscar la base de los juicios morales que ela-boramos ante actos y personas en el senti-miento de rechazo o aprobación que suscitaen nuestro pecho (no en nuestra razón) lacontemplación de determinados comporta-mientos». Con lo que ya sabemos que quienafirma que esto es bueno porque me sale delpecho es un subjetivo emotivista.

Un emotivismo del que dijo el profesorLlano, citando a la filósofa Elizabeth Ans-combe, que no es criterio suficiente para laevaluación moral, puesto que, «según habíaindicado ya Platón en el libro VI de la Re-pública, a diferencia de lo que acontece conlo bello, para asegurar la presencia del bienmoral es necesaria la realidad de aquello quecabe considerar como bueno. En este terre-no, las apariencias no bastan. Y sucede quesólo está capacitada para discernir el biendel mal la persona dotada de virtudes, cu-ya adquisición exige, a su vez, elrespeto a los principios ynormas morales».

Dios, fundamento de la moral

Juan recordó entonces que unfilósofo, de nombre I. Kant,había señalado que lomejor era que la re-ligión no fuera elfundamento de lamoral, sino al con-trario: es el hechode preguntarnospor el porquéde nuestrasaccionesprácticas, ypor la ra-zón o ra-zones denuestraactua-ción, loqueiba ahacer ne-cesaria laexistencia deun Dios yde la reli-

gión. Se podría decirque Dios no es elfundamento de la

moral, sino que es lamoral la que nos exige la

existencia de Dios como pos-tulado. A este tipo de personas

las denominaríamos autonomis-tas, en la medida en que obranbien, no porque Dios –o su ley del

amor en nuestra conciencia– leshaya dicho que obren bien, sinoporque el obrar bien demuestrala existencia de Dios. Segúncontó el profesor Bonete, «es elámbito de la moralidad aquelen el que cabe hablar con sen-tido de Dios, pero sólo comopostulado de la razón práctica(no demostrable racional-mente), como supuesto juezde las acciones de los hom-

bres, en Quien necesita-mos creer para que el

mundo moral ad-quiera sentido ple-no, para que el es-fuerzo por cum-

plir con el debernos conduzcade algún mo-do a la feli-cidad, si no

en nuestra vi-da cotidiana, almenos en laotra vida, talcomo se derivadel postulado

de la inmortali-dad del alma».A todo esto, cuan-

do ya Juan y Carlosestaban cerca de laprimera estación

en la que el tren hacía una

parada, Carlos leía en voz alta el número demuertos en el mundo a causa del sida. En-tonces se acordó de lo que algún autor de-nominó la muerte de Dios, y sus consecuen-cias para la moral. Era inevitable, por tanto,hablar de F. Nietzsche y de sus peculiaresideas, con las que sostenía que, como el hom-bre necesitaba creer en algo duradero, sólido,eterno, fijo, se había inventado a Dios. Enel momento en que el hombre no necesitó aDios, rechazó a Dios y a la moral, que erauna forma de esclavizar al hombre libre. Portanto, no hay fundamentos morales, no haynada, sólo la voluntad de poder, de domi-nio, de superación: hemos llegado al nihi-lismo. Aunque, como le pasaba a AlasdairMacIntyre, no olvidemos que Nietzsche es-cribió, en Ocaso de los ídolos: «Me temoque no nos vamos a desembarazar de Dios,porque aún creemos en la gramática».

Por cierto, Juan recordó que, hablandode libertad, el profesor Alejandro Llano ha-bía aclarado, en el Congreso de TeologíaMoral de la UCAM, que «todo intento deconcebir la libertad humana como una ca-pacidad de elegir que es anterior e indepen-diente de los preceptos de la ley natural, nosólo está teóricamente equivocado, sino queserá prácticamente inviable. Porque la li-bertad no se puede constituir plenamente sino se sabe que las normas no la constriñen,sino que la posibilitan. La libertad no se pue-de desplegar a espaldas de la verdad. Es utó-pico considerar que la verdad moral podríaresultar de un diálogo libre de dominio, co-mo propugna la pragmática trascendental deApel y Habermas, por la fundamental razónde que tal tipo de conversación civil no exis-te. En la actual sociedad fragmentada y com-pleja, la marginación no es marginal, mien-tras que el acceso a los medios de comuni-cación colectiva está reducido a grupos muydeterminados que controlan y –casi siem-pre– manipulan a la opinión pública. De suer-te que la mayor parte de la pobación quedaexcluida de un diálogo que, en rigor, es fic-

Ilustración deJean DenyPhilippe, en Le NouvelObservateur

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ticio. La consideración de la democracia de-liberativa como fuente y crisol de una éticacivil, de carácter puramente procedimental ycarente de contenidos sustantivos, es unaficción que resulta inhabitable. El velo dela ignorancia, del que según John Rawlshay que partir, no consagra una neutralidadtan inalcanzable como indeseable, sino quesignifica una ocultación sistemática de losoprimidos y olvidados en una sociedad don-de muy pocos lo tienen casi todo y el resto seagrega al contingente anónimo de una ma-yoría desposeída».

La tiranía del consenso

El revisor pasó por el pasillo del vagón yse quedó escuchando la animada conversa-ción de Juan y Carlos, justo en el momentoen el que Juan le decía a Carlos: «Mira loque dice este político inglés: Yo soy fiel amis principios por encima de todo. ¿No se-rá antidemocrático decir eso?» Carlos en-tonces recordó que el profesor Bonete se ha-bía preguntado si los políticos han de decirsiempre la verdad, o es el interés el que mar-ca la conveniencia o no de seguir una norma;y si la verdad depende de la opinión de lamayoría. Lo que parecía claro es que, aunquealgunos autores sostengan que la base de lademocracia radica en la aceptación de que noexiste ninguna verdad absoluta que el hom-bre pueda conocer racionalmente, y, ade-más, que no existen valores morales uni-versales (como el emotivismo o el existen-cialismo han resaltado de forma reiterada),hay que afirmar que «la democracia no essólo un procedimiento para resolver con-flictos en la vida pública, sino que, comosistema de gobierno, presupone valores mo-rales que no son nada relativos. Y así se ase-vera con claridad en la encíclica Veritatissplendor, al reivindicar la defensa de los de-rechos humanos y de la dignidad de la per-sona como principios éticos racionales yuniversales, modernos e ilustrados. La basede la democracia no es el nihilismo moral,aunque indirectamente ha contribuido a ladifusión de un cierto relativismo en el que vi-ve inmersa gran parte de la cultura domi-nante. Además hay que tener en cuenta que

la democracia, al tener que resolver, porejemplo, conflictos de carácter ético a tra-vés de resoluciones legislativas emanadasde acuerdos parlamentarios, ha difundido lamentalidad de que lo legal es moral, lo per-mitido por las leyes es bueno; luego lo bue-no es el resultado del acuerdo entre los hom-bres». Claro que Juan se acordó de aquelloque escribió J. Maritain en el prólogo a laprimera edición francesa de la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos: «Todosestábamos de acuerdo con la Declaraciónde los Derechos mientras no se nos pregun-tara por el origen y fundamento de esos de-rechos».

Después de varias horas en esta discu-sión, Juan y Carlos se dieron cuenta de quehabía otro problema con la ética de las ac-ciones: el de quienes consideran que una ac-ción es buena según la ponderación de bie-nes y la razón proporcionada de esa acción.Es decir, quienes sostienen, como explicóel profesor Ángel Rodríguez Luño, «que nobasta saber que una persona ha cometidoconsciente y libremente un aborto, o ha men-tido, o ha tenido relaciones sexuales fuera

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La vida moral: seguir a Cristo

El cardenal Georges Cottier, Teólogo de la Casa Pontificia, participó en el Congreso de TeologíaMoral con su conferencia Jesucristo, norma universal concreta, consumación y superación de la

ley natural y del Decálogo. Recientemente nombrado cardenal por Juan Pablo II, monseñorGeorges Cottier desarrolló su intervención en torno al significado de la ley moral, la Ley Antigua yla Ley Nueva, tomando como referencia la Carta encíclica Veritatis splendor. En su ponencia, elcardenal profundizó en el significado de la sequela Christi, el seguimiento de la llamada de Cristo,y afirmó que «la condición de todo creyente es seguir a Cristo; por ello, seguir a Cristo es elfundamento esencial de la moral cristiana. De esta forma, el camino hacia el amor perfectoconsiste en el seguimiento de Jesús. Por otra parte, la ley moral proviene de Dios, pues la razónnatural deriva de la sabiduría divina; así, la ley moral constituye la ley propia del hombre.

El doctor Tremblay, profesor de Teología Moral en la Academia Alfonsiana, en Roma, yconsultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó que «Cristo es el criteriofundamental de verdad, porque Él es la Verdad. No olvidemos que Cristo dijo esto en un momentocentral de su vida, en el corazón de la realización del misterio pascual, trámite por el cual el Padredará al hombre su amor que es el Espíritu Santo.

Cristo, siendo el Señor de la Iglesia –y la Iglesia ofreciendo esta verdad que es Cristo–, permiteal hombre adherirse a esta verdad, en la cual se realiza en plenitud la libertad, siendo ésta un sí alamor de Dios. Así, la Iglesia es la instancia por excelencia de la verdadera libertad. Este Congresoha hecho posible una gran divulgación de una verdad fundamental: la moral es algo maravillosoque se descubre viendo a Cristo, el hombre más perfecto, el hombre que seduce y que atrae».

El sueño humanode la libertad

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del matrimonio, o ha matado deliberada-mente a un inocente, para pronunciar un jui-cio moral sobre la acción y sobre la deci-sión de esa persona. No existirían tipos deacciones como abortar voluntariamente, omentir, o fornicar, o matar, que sean siemprey para todos malas, así como tampoco lospreceptos que las prohíben serían válidossiempre y para todos». En este caso, nos en-frentaríamos a quienes dicen que, aunquementir sea una acción mala, no siempre quese mienta se ha hecho mal, hay que anali-zar las intenciones, circunstancias y conse-cuencias para determinar el grado de mora-lidad de la acción. En este sentido, no po-demos olvidar que hay acciones que tienenuna moralidad intrínseca absoluta, que soninmorales en virtud del objeto moral que lasconstituye como acciones de una determi-nada especie. Y las normas morales que pro-híben tales acciones son verdaderas y válidassiempre y para todos. Lo que determina lamoralidad de la acción es la conformidad ono con la intencionalidad intrínseca de laacción, del propósito deliberado que la cons-tituye como tal acción, con los principiosnaturales de la recta razón y con las virtu-des morales.

El fin no justifica los medios

Como aclaró el profesor Leo Elders, «enuna época en que el subjetivismo prevale-ce, muchos opinan que la intención con laque se hace algo cuenta más de lo que sehace. Otros, al contrario, siguen una líneamás bien práctica, y razonan que el valormoral depende de las consecuencias del ac-to. Una acción sería mejor en la medidaque produzca más efectos útiles para elagente, y/o para el mayor número de per-sonas. Ahora bien, sin negar la importancia

de la intención del agente, es decir del finque persigue, y de una consideración de lasconsecuencias, la encíclica afirma que elprimer factor que determina fundamental-mente la moralidad de nuestros actos es elobjeto, es decir, lo que se hace. No se tratadel objeto material –llevarse el bolso deuna mujer anciana–, sino del objeto formal–privar a esta mujer de sus documentos, desu dinero, apropiándoselos–. El fin que unopuede perseguir con este acto puede serbueno –distribuir el dinero robado a los ni-ños pobres–, pero esto no cambia la natu-raleza perversa de la acción. En la vida detodos los días, en particular en el campode la justicia, este hecho simple es acepta-do, y es la base del orden jurídico y del de-recho penal. Pero en la vida privada, sobretodo en lo que toca a la sexualidad, la in-tención y el efecto conseguido son paramuchos la base de la licitud del acto. En-tonces, el bien es lo que yo quiero o lo queresulta conveniente».

El viaje llegaba a su fin. Otros muchostemas de discusión habían llenado las horasde nuestros viajeros: la ley natural, la op-ción fundamental del cristiano, las relacionesentre martirio y moral cristiana, o la espiri-tualidad como fuente de moralidad en la vi-da de los cristianos. Quedaba para las con-clusiones del Congreso la pregunta sobrequé aporta Cristo a la moral. Una preguntasimilar a la de qué aporta la fe a la vida; lagracia, a la naturaleza; la Iglesia, a la socie-dad. En resumen: la perfección. Pero sobretodo, al final del diálogo, Juan y Carlos ha-bían llegado a una conclusión que, en su día,oyeron al profesor Elders: «El panoramaque hemos descrito no parece muy prome-tedor para la renovación de la vida moral.Sin embargo, la disolución de las costum-bres en las sociedades del mundo occidentaly los problemas conexos como el egocen-trismo, la desintegración de las familias, ladisminución de la natalidad, la criminalidadcreciente van a provocar una reacción en el

sentido de la búsqueda de la verdad en elcampo de la vida moral. Igualmente, la plu-ralidad desconcertante de opiniones sobrecosas de importancia vital pueden conducir,a los que viven en esta situación, a apreciarmás la necesidad de una autoridad que sepronuncia sobre ciertas cuestiones y nos dacerteza. Por fin, la conducta irreprochable einspiradora de los cristianos no dejará dedespertar en otros un deseo de conocer losverdaderos bienes del hombre y de dirigirsu vida hacia ellos».

José Francisco Serrano

Veritatis splendor, regalodel Papa a la Iglesia

El profesor Mauricio-Pietro Faggioni destacó laimportancia del Papa como única voz

verdaderamente autorizada y profética en este mundo,especialmente respecto al problema de la paz. ElMinistro Provincial de los franciscanos de Florencia yconsultor de la Congregación para la Doctrina de la Feafirmó que «la aportación más importante que hahecho Juan Pablo II a la Humanidad es el anuncio deque el hombre es el camino principal de la Iglesia,porque el hombre es conocido y presentado enrelación al misterio de Cristo, y, de este modo, puedefundar el valor de la dignidad humana y de la libertada la luz de Cristo. El Papa ha demostrado que no sepuede trabajar si no se cree verdaderamente en Dios.En efecto, el Papa es la única voz realmente autorizaday profética en este mundo respecto a los problemasque tenemos de la paz, de la política y del respeto.Sólo podemos servir verdaderamente al hombre siponemos nuestra mirada en Cristo, el hombre perfecto.Se debe decir que la encíclica, escrita por el SantoPadre y dirigida a toda la Iglesia, nos ofrece laoportunidad de reflexionar sobre los fundamentos dela vida cristiana como respuesta a los desafíos ypreguntas de este tiempo en el que vivimos».

El presidente dela Universidad

Católica SanAntonio, de

Murcia, don JoséLuis Mendoza,

acompañado porel cardenal

Nicolás de JesúsLópez

Rodríguez, y elcardenal

Antonio MaríaRouco Varela

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El Congreso, realizado en homenaje a SuSantidad el Papa Juan Pablo II, con mo-tivo de la celebración del décimo ani-

versario de la publicación de la Carta encí-clica Veritatis splendor, ha puesto de relieveaquello que la misma encíclica afirma enprimer lugar: «El esplendor de la verdad bri-lla en todas las obras del Creador y, de mo-do particular, en el hombre, creado a ima-gen y semejanza de Dios». A través de unareflexión profundamente eclesial, centrada enlos grandes núcleos temáticos del docu-mento, hemos podido concluir, como tam-bién concluye la encíclica, que sólo la Cruzy la gloria de Cristo resucitado pueden darpaz a la conciencia del hombre y salvación asu vida.

El hombre, como sujeto de la expe-riencia moral, aparece como ser que desea lafelicidad y está abierto al bien, pero a la vezcomo sujeto que no tiene originariamente elconocimiento de la ciencia del bien y delmal, aunque participa de él mediante la luzde la razón natural y de la revelación divina.En este sentido, las expresiones autonomía oheteronomía moral alcanzan su clarificaciónen el concepto de teonomía participada (VS41): así, la ley es considerada como expre-sión de la sabiduría divina. Acogiéndola, lalibertad vive la verdad de la creación. Deeste modo, llegamos a reconocer, en la li-bertad de la persona humana, la imagen ycercanía de Dios, que está presente en to-dos.

Analizando la sociedad actual, com-probamos un hundimiento de la moral ob-jetiva y algunos intentos, no siempre acer-tados, de superar esta crisis: en ocasiones seha negado el fundamento de la verdad prác-tica, o simplemente se ha negado ésta. Fren-te a posturas que abogan o proponen direc-tamente un relativismo ético –y más allá delo moderno o postmoderno–, recuperar unsano realismo filosófico parece algo funda-mental en estos momentos. Esta reflexióndebe partir de la respuesta que ya Dios hadado al hombre mediante la ley inscrita en sucorazón: la ley natural. Afirmar ésta y en-tender correctamente el concepto de con-ciencia moral se torna especialmente nece-sario para evitar contraposiciones y dicoto-mías, como las que erróneamente se plante-an entre libertad y verdad, libertad y moral,o entre fe y moral (VS 88).

Además de las condiciones generalesde la moralidad –por ejemplo, la libertad–, elCongreso ha reflexionado sobre las fuentesde la moralidad y, consecuentemente, sobrela calificación moral del obrar libre del hom-bre. A este respecto debemos subrayar la im-posibilidad de una fundamentación pura-mente teleológica de la ética (como preten-den el consecuencialismo o el proporciona-lismo), y afirmar la afirmación de que hay

acciones malas en sí mismas. Efectivamen-te, la encíclica Veritatis splendor afirma quepertenece a la doctrina de la Iglesia la tesis deque existen algunos tipos o especies de ac-ciones morales que no pueden ser elegidasdeliberadamente sin cometer con ello unaculpa moral. En este sentido, el Congresotambién ha puesto de manifiesto la insufi-ciencia y la negatividad de algunos elemen-

tos de la teoría de la opción fundamentalque son contrarios a la estructura moral delhombre, pero también ha aportado unas cla-ves hermenéuticas que permiten el desarro-llo positivo de ésta.

La moral cristina no se entiende sin Je-sucristo; seguir a Cristo es el fundamento

de la moral cristiana. «Seguir a Cristo no esuna imitación exterior, porque afecta al hom-bre en su interioridad más profunda. Ser dis-cípulo de Jesús significa hacerse conforme aÉl, que se hizo servidor de todos hasta eldon de sí mismo en la cruz» (VE 21). «Lacaridad, según las exigencias del radicalismoevangélico, puede llevar al creyente al tes-timonio supremo del martirio. Siguiendo elejemplo de Jesús que muere en cruz, escribePablo a los cristianos de Éfeso: Sed, pues,imitadores de Dios, como hijos queridos, yvivid en el amor como Cristo nos amó y seentregó por nosotros como oblación y vícti-ma de suave aroma» (VE 89). El martiriose halla en el núcleo de toda fe cristológi-ca. A través de él se da testimonio de la ver-dad, ya sea en circunstancias ordinarias oextraordinarias. El martirio constituye la ba-se para una moral del maximum, de la en-trega siempre inédita.

Este congreso, en definitiva, nos invitaa «caminar como hijos de la luz». Luz quehan de ver los demás en nosotros por losfrutos de la vida cristiana: bondad, justicia yverdad, sin desdoblamiento ni ruptura entreel ser y el actuar, entre la fe y la vida. En es-te congreso «todos hemos aprendido mu-cho. Lo que resta ahora es compartir conotros lo aprendido y, a pesar de las dificul-tades que encontramos en todas partes, in-sistir en que urge la renovación de las per-sonas, de las sociedades y del mundo polí-tico, en base a normas universales e inmu-tables de la moral». Así, seremos auténticoshijos e hijas de la luz.

Dado en Murcia, a 29 de noviembre de 2003

Conclusiones del Congreso Internacional de Teología Moral

El esplendor del martirioOfrecemos a nuestros lectores el texto íntegro de las Conclusiones del Congreso Internacional de Teología Moral

convocado por la la Universidad Católica San Antonio, de Murcia, entre el 27 y el 29 de noviembre, bajo la presidencia del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, arzobispo de Santo Domingo,

Presidente de la Federación de Universidades Católicas

Frente a posturas queabogan o proponendirectamente unrelativismo ético,recuperar un sanorealismo filosófico parece algo fundamentalen estos momentos. Debe partir de larespuesta que ya Dios ha dado al hombremediante la ley inscritaen su corazón: la ley natural

Jesucristo resu-citado con susapóstoles,Duccio diBuonisegna,Museo de laÓpera delDuomo, en Siena

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n estos tiempos marcados por mu-chas incertidumbres y temoresnos dirigimos a Ti, Reina de lapaz: ruega por nosotros»: así rezóel Papa Juan Pablo II en la ora-ción ante el monumento a MaríaInmaculada en la romana Plazade España. Ni el frío ni el can-

sancio le impidieron cumplir, un año más, con esta bellísi-ma tradición; este año, en vísperas del 150 aniversario de laproclamación, por el Beato Pío IX, del dogma de la Inma-culada Concepción de María. Con numerosas pausas para re-cobrar el aliento, el Papa pidió a la Virgen la paz para loshombres y las mujeres del tercer milenio: paz en los cora-zones y en las familias, en las comunidades y entre los pue-blos; paz, sobre todo, para aquellas naciones en las que ca-da día se sigue combatiendo y muriendo.En toda España e Hispanoamérica, miles de cristianos sereunieron en la Vigilia de la Inmaculada para rezar juntos; enMadrid, lo hicieron en la catedral de la Almudena, en la ba-sílica de la Merced (como se ve en la foto), y en la basílica deJesús de Medinaceli. Fue leído un mensaje de apoyo y debendición del Papa Juan Pablo II

«EReina de la paz

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«Qué tendrá la virtud, que hasta los que no la practi-can no pueden por menos que aparentarla», solíadecir un profesor de moral. Hoy, cuando no pocosalardean, sin el menor rubor, de lo que no admitealarde alguno, podría pensarse que ese dicho ya notiene sentido. Y, sin embargo, basta un simple en-cuentro con la realidad del dolor y de la muerte, in-cluso con una pequeña contrariedad, pero queafecta a lo más verdadero del propio corazón, pa-ra que el bien y la virtud retornen al horizonte delos deseos de cualquier hombre o mujer, de hoycomo de ayer. Esos deseos, más exactamente, esedeseo de bien, de verdad y de belleza, es decir, eldeseo de felicidad, está en lo más hondo del co-razón y es, por eso, insobornable, pero no basta.Son innumerables las cosas que pretenden satis-facerlo; ahora bien, si falta lo único necesario, elser humano va de tumboen tumbo, de frustraciónen frustración, hasta la ne-gación absoluta de la re-alidad, el escepticismo to-tal, se llame agnosticismo–término tan de moda co-mo vacío–, o se llamenihilismo, la nada del sin-sentido de la vida que lle-va a la destrucción del yo–ahí están las drogas detodo tipo– y de los demás–ahí están los nuevos es-cenarios de la violenciaque recordábamos la se-mana pasada–.

Una cultura que tratade sustentarse en la totalinconsistencia del agnos-ticismo y del nihilismo,evidentemente, no puedesubsistir, por mucho quepretenda hacerlo acumu-lando toda clase de rique-zas materiales, inútiles sinlo único necesario. Se di-ce que ya es Navidad enlos centros comerciales,las luces inundan nuestrascalles, y se dice tambiénque es la hora de los rega-los y de los gastos hastala exageración. Y ¿qué secelebra? ¿Lo sabe, y lo vi-ve, esa inmensa mayoríacon el único horizonte delconsumir y más consu-mir? De ese modo –seanuncia– «te convertirásen el centro de todas las miradas». ¿O el centro esotro? ¡He aquí la clave que distingue la verdadde la mentira, el bien del mal, la belleza del ma-quillaje!

Se acaba de celebrar en la Universidad Católi-ca de Murcia un Congreso sobre moral, al que de-dicamos nuestras páginas de portada, es decir,nuestra mirada, pues a él sí merece la pena diri-girla. Mejor dicho, a Él, con mayúscula. Resultafuertemente llamativo que los más acerbos ene-migos de Jesús, como testimonian los evangelios,fuesen precisamente los más estrictos cumplido-res de la Ley, los fariseos, es decir, los separa-dos, que eso significa el término hebreo; en de-finitiva, los que pretendían ser el centro de todas

las miradas. Y no puede decirse, ciertamente, queJesús no esté llamando con toda claridad y fuerzaa cumplir, no ya los más altos preceptos, sino has-ta el más pequeño y mínimo de todos. La expli-cación está en la dirección de la mirada.

Una mujer samaritana llega al pozo de Jacob enbusca de agua y se encuentra con Jesús, que le pi-de de beber. No era precisamente un dechado devirtudes, pero miró a Jesús… y descubrió que Élla había mirado primero y le hablaba al centromismo del corazón: «Si supieras quién es el que tepide de beber…, tú le pedirías a Él, y te daría unagua que salta hasta la vida eterna». Había en-contrado el centro de toda mirada verdadera. La vi-da de aquella mujer, a partir de ese momento, eraya otra. Y también la de cuantos se dejaron lle-var por ella hasta Jesús.

No es el esfuerzo titánico por cumplir los mil yun preceptos de la Ley de los fariseos de ayer, opor conquistar unos valores, morales y cívicospara unos o crasamente materiales para otros, deunos u otros fariseos de hoy, lo que llena y cum-ple la vida, sino el único que ha podido decir converdad «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».Cumplir no es la palabra clave de la moral, sino se-guir. Por eso, precisamente, los fariseos rechaza-ban a Jesús, sin darse cuenta de que era a ellosmismos a quienes estaban rechazando. No bastacumplir. A la larga –y cada vez más a la corta–eso agota y seca el corazón. Es preciso lo único ne-cesario, encontrar esa mirada que, por el contrario,llena de plenitud y de gozo verdaderos.

CRITERIOS 11-XII-2003 ΩΩ9 AA

Laicismo y libertadreligiosa

Estado laico no significa ellaicismo programado por el

Estado contra la realidadreligiosa de la sociedad. ElEstado debe tener en cuenta elcarácter de las Iglesias comoentidades de interés público quedebe tutelar. Dentro de losderechos más fundamentales, elde la libertad religiosa está enese núcleo constitutivo de ladignidad humana, que el Estadodebe defender.

Cualquiera, libre deprejuicios ideológicos, puedever que algunas de lasconsecuencias que algunospretenden hoy extraer delderecho a la libertad religiosa dela Constitución de 1978 tienenpoco fundamento, como es elcaso de la oposición a que sea laIglesia la que determine laenseñanza de la Religión yMoral católica en la escuela, lapresencia del crucifijo, etc.

Por esta razón, la Iglesia estáen su derecho y tiene el deber deexigir de los políticos católicos,militen en el partido que militen,que no secunden las apelacionesde quienes, desde el poderpolítico, socavan la mentalidadcristiana. Mucho más, la Iglesiaestá en el deber de exigir de lospolíticos católicos coherencia consu conciencia religiosa a la horade secundar leyes contrarias a ladignidad humana y a los valoresdel Evangelio. No pretende laconfesionalización del Estado,sino orientar la presencia de loscatólicos en la vida pública,porque no pueden poner entreparéntesis su conciencia cristianaen la vida pública.

La Iglesia ha de poderexpresar con libertad no sólo suconvicción sobre la capacidadnatural de la conciencia moralpara objetivar el bien y el mal,sino también qué aporta larevelación evangélica a esteconocimiento de la verdad y delbien. Una sociedad que notolera la declaración de laverdad como objetivamentedada a la conciencia,declarando que todo descansasobre el consenso de losciudadanos, es una sociedadcamino de su propio suicidiomoral. El consenso no basta porsí mismo para generar razonespara vivir y morir.

Adolfo González MontesObispo de Almería

La mirada necesaria

Cristo, de la Escuela de Duccio di Buoninsegna

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CARTASΩΩ10

11-XII-2003AA

Lo que es la Navidad

Quiero con esta carta animar a los más jóvenes, y a quie-nes lo hayan olvidado, lo que es la Navidad y ani-

marles para que la vivan de otra forma.La Navidad para los cristianos es (o debería ser) una gran

fiesta en la que celebramos que nació en Belén un niñomuy especial, que cambiaría el mundo; un niño que trajo laluz a nuestros corazones y que por nosotros trabajó, pade-ció, y vivió… para enseñarnos cómo deberíamos pasar porla vida. Por eso estamos contentos, hay ese aire de fiesta; ha-cemos regalos porque celebramos el cumpleaños de Jesús,el gran regalo que nos hizo Dios. Los regalos no tienen queser excesivos; sí, detalles que sirvan, no sólo para recordarun cumpleaños, sino también para celebrar su Nacimientoy comunicar a las personas que los reciben que los quere-mos, no sólo en estos días, sino todo el año.

Estoy de acuerdo en que estas fechas parecen un inven-to de los grandes almacenes; todo se reduce a gastos exce-sivos y a celebraciones copiosas, ya nadie parece recordarel anuncio del ángel: «Gloria a Dios en el cielo y paz a loshombres de buena voluntad». Un mensaje de paz y alegría;por eso es tiempo oportuno para pedir la paz en nuestrocorazón, la paz sobre la tierra y, sobre todo, paz para estemundo tan lleno de conflictos e insatisfacciones. Pasemos detanta publicidad, tanto gasto y tanto cuento, e intentemos vi-vir la Navidad de otra forma, más cristiana.

Carmen Poyatos GonzálezMadrid

Morir antes de nacer

Me remuerde la conciencia vivir en el país donde cadavez se realizan más abortos, y nos acercamos al lide-

rato en la lista de la lucha contra la vida. Si no me creen,examinen los datos publicados este verano por el Institutode Política Familiar. España se ha convertido, en pocosaños, en el paraíso del aborto libre y sin limitación de nin-gún tipo. En España se ejecuta un aborto cada 7,5 minutos.No es de extañar que la total impunidad con la que se pue-de practicar un aborto en nuestro país, no sólo en los tres su-puestos que figuran en la ley, esté atrayendo a numerosas eu-ropeas que ven la facilidad con que se incumple la ley ennuestro país. Desde la aprobación del aborto en España,se ha acabado con la vida de 700.000 niños. Estamos con-siguiendo el liderato de la muerte, no por casualidad, sinodebido a una política muy concreta: el apoyo real que sepresta a las futuras madres en este país es extremadamen-te ridículo comparado con el del resto de países europeos;la irresponsable educación sexual que se da a la juventud,cada vez más parecida a la educación innata de los monos;y, por último, campañas como Póntelo-pónselo, la legali-zación de la píldora abortiva y otras burradas más, que loúnico que han conseguido, y ya no hablo de teorías, esque el número de embarazos no deseados se esté incre-mentando cada año.

Juan Boronat RodaValencia

El juicio del rico

En Madrid tuvimos a una pareja de amigos de mi mismanacionalidad chilena, que al pasar por dificultades eco-

nómicas acudieron a un grupo parroquial en busca de ayu-da. Un día pasamos a visi-tarlos (mi marido y yo); ha-cía tiempo que no nos ve-íamos, ya estábamos enAndalucía. Para celebrar-lo, esta familia compró cer-vezas, pan y aguacates, ehizo bocadillos. Al pocorato tocaron el timbre. Erauna vecina del grupo pa-rroquial en cuestión, queal ver la mesa puesta y elánimo contento, no se cor-tó en decir: «¡Vaya, vaya!,parece que no estamos tanmal, así aprovechan lasayudas, ¿eh?»

Al instante recordé algoque había oído no hacíamucho: la áspera crítica deuna persona a un mendi-go –a quien había ayuda-do con unas moneditas–,al verlo tomar un refrescojunto a otra persona en unrestaurante.

Por supuesto que nadie quiere ser engañado, ni que seabuse de su buena fe, pero ciertas actitudes rayan en lamezquindad y en la dureza del corazón; yo me pregunto: ¿esque no podemos aceptar que la víctima de nuestra ayuda es-té contenta o se dé un gusto?; ¿es que sólo nos sentimos sa-tisfechos y generosos cuando el otro nos inspira lástima y lovemos pasar miserias y problemas sin fin?

Katty Reyes De la JaraRute (Córdoba)

Instante de amor

Recuerdo la fotografía que ocupaba la portada de Alfa yOmega en la que aparecía, con una ternura estremece-

dora, un guardia civil atendiendo a un inmigrante, en ges-to sólo atribuible a una madre acurrucando a su hijo en-fermo o maltrecho por alguna desgracia acaecida. Tendidoen tierra el posible náufrago, y arropado con una manta,la mano izquierda del protector abarcaba la frente de lavíctima y con la derecha y antebrazo le aproximaba contrael pecho en ademán de darle no sólo protección y cobijo,sino también calor y amor. No sé cómo se otorgarán lospremios de fotografía, pero esta foto se merece un galar-dón porque recoge cómo un hombre, saltándose las barre-ras del racismo de las incomprensiones practica la virtud te-ologal de la caridad en un alarde de entrega y compasión.

José María L. FerreraMadrid

En este mismo sentido, nos esccribe don PabloGonzález Herranz de Madrid

Las cartas dirigidas a esta sección deberán ir firmadas y con DNI, y tener una extensión máxima de 20 líneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de resumir su contenido

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Alvin Toffler, gurú de la sociedad delfuturo, ha escrito, el pasado jueves,un artículo, en el diario El Mundo,

titulado Una generación en el poder sin me-moria histórica, en el que leemos: «El con-cepto de amnesia generacional es impor-tante para comprender las visiones conflic-tivas del mundo y los insólitos derroterospolíticos que están adoptando algunos inte-grantes de estas nuevas generaciones que,en estos momentos, están alcanzando posi-ciones de poder. La nueva generación nocomparte la advertencia del filósofo GeorgeSantayana de que aquellos que no recuer-dan el pasado están condenados a repetirlo.Aunque quizá puedan estar de acuerdo conSantayana quienes viven en sociedades deevolución lenta, es posible que, para quienesestán inmersos en el vértigo de cambios queen la actualidad barre de un extremo a otrobuena parte del mundo, las cosas sean muydiferentes. De hecho, podrán aducir que allídonde el cambio es rápido, el pasado se re-pite muy poco. Incluso en el caso de que pa-rezca que se reproduce un hecho concreto,habrá cambiado el contexto que lo rodea, loque le confiere un significado nuevo y di-ferente. Están en lo cierto. Los cambios cam-bian la manera en que pensamos acerca delos cambios.

Tampoco es que la falta de interés de lanueva generación en el pasado se haya vis-to reemplazada por su interés en el futuro.Son tantas las cosas que están sucediendosimultáneamente y a tal velocidad, que mu-cha gente ha abandonado la esperanza decomprender, y aun menos de prever, el acon-tecimiento que vendrá después. Si tanto elpasado como el futuro están excluidos delconocimiento, lo que queda es el presente».

Ecclesia

La amnesia de la memoria constitucio-nal llega hasta la contribución de la Iglesia ala transición política y al diseño constitu-cional. Sólo quienes quieren dar un pasomás en el vacío de su laicismo han escrito yreescrito sobre la necesidad de reformar laConstitución en los artículos que se refie-ren a la Iglesia y, sobre todo, a los Acuer-dos Iglesia-Estado hoy vigentes.

El profesor Juan María Laboa ha es-crito un artículo, en el último número de larevista de la Conferencia Episcopal Espa-ñola, Ecclesia, sobre Iglesia y comunidadcreyente, en el que afirma: «En efecto, enesta conmemoración agradecida de una con-vivencia mayoritariamente serena y enri-quecedora, en la que casi todos hemos cre-cido y madurado, podríamos, al menos, ha-cer las siguientes reflexiones:

Se ha manifestado con intensidad y acri-tud creciente un anticlericalismo hosco –y, amenudo, anacrónico– que, admitiendo elchador, los derechos de todos los inmigran-tes y las inclinaciones morales más subjeti-vas e individuales, parecen negar el pan yla sal a los católicos, tanto individual comocolectivamente.

Existe una indiferencia atroz a cuantosignifica religión, devociones, creencias e

instituciones religiosas.A menudo pienso que,para muchos, Cristo y laIglesia tienen la mismaactualidad que Buda ylos templos egipcios. Sonpuras expresiones cultu-rales de un tiempo ya pa-sado que no han vividoy no les afecta. Eviden-temente, no podemosachacar a la Constituciónesta situación.

En una democracia,son los ciudadanos quie-nes influyen, alteran,modifican las priorida-des y las grandes líneas.Si esa mayoría de católi-cos –que son tambiénciudadanos con todos susderechos– no sigue lasnormas y consejos de lajerarquía ni se esfuerzapor conseguir que sus va-lores tengan más rele-vancia, habrá que pre-guntarse qué clase de va-lores tienen, o si son tanrazonables y evangélicostodos los valores que lesexigimos, si tenemos lanecesaria capacidad dediálogo con los miem-bros de la comunidad, siexplicamos con realidady transparencia la situación eclesial. LaConstitución no puede ni debe suplir nuestrascarencias y debilidades. No sólo esto; el ar-tículo 16, tal como está redactado, presupo-ne una mayoría, al menos sociológica, decatólicos. Si ésta se pierde, se pierde el fun-damento de la argumentación».

ABC

El teólogo y académico Olegario Gon-zález de Cardedal publicó una esclarece-dora Tercera de ABC, el jueves día 4 de di-ciembre, bajo el encabezameinto de El ré-gimen de los príncipes, en la que afirmaba:«El matrimonio del Príncipe ha suscitadomuchos comentarios en la prensa del cora-zón. No sé si tantos en las revistas de la razónanalítica. Existe también el problema ético.A la monarquía no le basta apelar a la histo-ria pasada o a la mera legalidad jurídica, si-no tiene que ganarse su perduración por ladiaria ejemplaridad, la diaria eficacia, la dia-ria significación. Ésa es la gloria y la con-quista de Doña Sofía y Don Juan Carlos.Ellos han sabido que no basta la potestad ju-rídica, sino que es necesaria la autoridad mo-ral. Y es autor quien acrece, precede en eldeber cumplido, dignifica, alienta y sostiene.No puede ejercer real autoridad quien care-ce de la ejemplaridad necesaria para suscitaradhesión. Quien nos preside, con su vida nosdignifica o indignifica a todos. Nosotros po-demos ser malos y pecadores, pero necesi-tamos que el bien siga siendo bien; la verdad,verdad; y la justicia, justicia. Hacer eso real

es la regia tarea de los Reyes. Junto al problema político y al ético, sur-

ge el problema religioso, ya que su prome-tida había vivido previamente en matrimo-nio, civilmente contraído, y divorciada des-pués. Al mismo tiempo, la Casa Real mani-festaba su intención de que fuera unmatrimonio católico. Esto es una decisiónde su libertad, que ya no viene exigida por lacondición real ni por la Constitución, sinopor su voluntad personal. La monarquía es yserá católica no por tradición y herencia só-lo, sino sobre todo por voluntad. Situadosen la perspectiva religiosa hay tres proble-mas: el canónico, el intelectual y el moral. Enlas discusiones públicas casi sólo ha apare-cido la dimensión canónica. ¿Se puede casarel Príncipe con una mujer divorciada? ¿Esposible hacerlo en la Iglesia? La respuestaverdadera tiene que ser más compleja. Parala Iglesia, un matrimonio entre cristianos de-be realizarse en la forma prevista en el Có-digo de Derecho Canónico; es comprendi-do como sacramento y, por ser expresión delamor definitivo e irrompible de Dios a loshombres, pecadores o santos, tal como él seha manifestado en Cristo, tiene las caracte-rísticas de unidad, fidelidad e indisolubili-dad. Al matrimonio no realizado como sa-cramento, no le reconoce el carácter de in-disolubilidad. Por eso es canónicamente po-sible el nuevo matrimonio sacramental deLetizia».

José Francisco [email protected]

VER, OÍR Y CONTARLO 11-XII-2003 ΩΩ11 AA

La amnesia de la memoria

Misa de Espíritu Santo

con motivo de la coronación

del Rey don Juan Carlos

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Cuando, el 31 de octubre de 1982, JuanPablo II llegó a Madrid en su prime-ra visita apostólica a España, después

del saludo del Rey en Barajas recibió, enuna de sus plazas, la acogida del alcalde dela capital –en latín, por cierto– y allí firmó enel Libro de la Villa. Después, desde la Nun-ciatura de la avenida de Pío XII, se dirigió ala Conferencia Episcopal de la cercana calleAñastro para encontrarse con los obispos y,en esa ocasión, bendijo e inauguró la llama-da Casa de la Iglesia.

Algunos vecinos de esta calle se habíanmovilizado antes para recoger las firmas delresto de los inquilinos de aquellas casas, enorden a solicitar del alcalde un cambio denombre: de Añastro por Juan Pablo II. Lasolicitud no prosperó, porque se dijo que eramás fácil dar nombre a una calle nueva quesustituir un nombre antiguo, y ya acuñado,por otro.

Hay que saber que Añastro es un pue-blo del condado de Treviño, actualmente

de la provincia de Burgos, pero de la dió-cesis de Vitoria. A pesar de que su poblaciónno llega al centenar de habitantes, pusie-ron su nombre a esa calle porque, en la ur-banización del Bosque, tocaba poner nom-bres de pueblos de la redonda de Soria ode Burgos.

Monseñor Larrea, a la sazón obispo deBilbao y Presidente de la Comisión episco-pal de Seminarios y Universidades, ya dijoentonces que la calle Añastro estaba rela-cionada con otro Papa, Adriano de Utrecht.Cuando éste era obispo de Tortosa y carde-nal –pues había venido a España con Car-los I, de quien había sido preceptor, y luegolo haría virrey–, precisamente en Añastro,le alcanzó la noticia de que había sido ele-gido Papa el 9 de enero de 1522, en un cón-clave de 39 cardenales; sería coronado enRoma el 31 de agosto de ese mismo año, ymurió el 14 de septiembre de 1523. Así,pues, para quien sabe esta historia, la calleAñastro contiene implícitamente su Papa,

Adriano VI; el último no italiano hasta quefue elegido Juan Pablo II. Sirva este excur-sus, desde el pueblo de Añastro hasta la ca-lle Añastro de Madrid, o viceversa, de basey de memoria en orden a continuar la apo-logía del nombre de Juan Pablo II para unacalle nueva, tanto de Madrid como, al me-nos, de todas las ciudades en las que ha es-tado el Santo Padre, justamente cuando cum-ple XXV años cabales de pontificado, concinco Visitas apostólicas a España.

Distintas ciudades ya han espabilado másque otras, no sólo para honrar a Juan PabloII, sino para sentirse honradas por el nombrede este Papa. Respectivamente: Ávila y Za-ragoza le han dedicado una Avenida; Huel-va y Valencia, una Plaza; y Toledo, un Pa-seo. ¿Y las demás? Por ejemplo –y por lomenos– Barcelona, Granada, Salamanca,Santiago de Compostela, Segovia, Sevilla…,donde el Santo Padre ha recorrido en unaocasión, y en algunas de ellas dos, sus ca-lles o plazas. Aún más llamativo es el caso deMadrid, adonde el Papa ha venido en tresvisitas, la última todavía reciente y toda con-centrada en la capital de España.

Si este Papa, y por innumerables moti-vos, bien se merece el nombre de una calle,como Pío XII y Juan XXIII ya la tienen enMadrid (y todavía no Pablo VI, por si a los25 años de su muerte también se pudiera re-cuperar), los madrileños bien se merecenser honrados con el nombre de Juan Pablo II,y como se suele decir: Ad perpetuam rei me-moriam.

Es obvio que estas carencias cantan nues-tra deuda con él y, mientras tanto, nos esta-mos perdiendo, además, esa gracia, que gra-cia es sinónimo de nombre.

Deuda y gracia que no debería costar tan-to, en espacio y tiempo, saldar y recibir.

Joaquín Martín Abad

AQUÍ Y AHORAΩΩ12

11-XII-2003AA

De Añastro, a Añastro

Apología de un nombre para una calle

Homenaje al Papa

20 de diciembre, sábado, a la 17horas, en el Palacio de Congresosde Madrid (Castellana, 99)

Intervendrán: Cardenal Antonio María Rouco

Varela, arzobispo de Madrid yPresidente de la ConferenciaEpiscopal Española.

Padre Raniero Cantalamessa,OFM. Cap., Predicador de la CasaPontificia.

Orquesta Santa Cecilia y CoroSan Jorge, dirigidos por IgnacioYepes.

Estatua del Papa JuanPablo II en bronce, de Juan de Ávalos, en el atrio de la catedral de la Almudena, de Madrid

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AQUÍ Y AHORA 11-XII-2003 ΩΩ13 AA

sobre todo, la solidaridad y honestidad. Hallegado el momento de cambiar nuestra ma-nera de vivir la democracia, tanto en el as-pecto político-social como en el económico,recuperando los valores éticos y realmenteparticipativos que deben fundamentarla.Frente a la pasividad, que suele darse en lo

cotidiano y a las violencias y excesos de al-gunos momentos, es preciso ir construyendola democracia desde los niveles básicos dela sociedad, a través de movimientos y or-ganizaciones sociales, entendidos como am-plios espacios de participación. El Estadodebe tener actitud de apertura en beneficiode la pluralidad de los diversos factores pre-sentes en la sociedad, aunados en un interéscomún. La actual crisis de los partidos polí-ticos plantea a éstos la necesidad de redes-cubrir su vocación de servicio al bien co-mún».

No hay justicia sin perdón

El 40% de la población boliviana está enparo y el 80% de los campesinos viven pordebajo del umbral de pobreza. Ante esta si-tuación, el comunicado de los obispos afir-ma que «es tarea urgente conseguir una eco-nomía social. En los últimos decenios, he-mos visto cómo la riqueza se ha ido injusta-mente acumulando en muy pocas manos y,a causa de la corrupción, creando ampliosespacios de pobreza y exclusión extremas.En nuestra patria debemos crear más rique-za y compartirla. Hay que extremar los me-dios para desterrar ahora la pobreza; así, to-dos los ciudadanos gozarán efectivamentede sus derechos sociales y económicos: tra-bajo con un salario digno, salud, educación,vivienda, seguridad ciudadana y serviciosbásicos».

«Para ello –continúa el comunicado–, espreciso que todos cambiemos de actitud yde vida; nos apartemos de nuestros maloscaminos; desterremos de nuestra sociedadla violencia, el odio, el resentimiento y lased de venganza. La conversión pide, en pri-mer lugar, la reconciliación con Dios. Ca-da uno de nosotros debe hacerse conscientede que, por sus faltas de pensamiento, pa-labra, obra y omisión, traiciona el plan deDios en su creación y en su obra redentora.Tampoco puede haber verdadera conversiónsi no hay reconciliación con el hermano. Asícomo Dios nos perdona, hemos de saber per-donar».

El documento de la Conferencia EpiscopalBoliviana incide de manera especial enla recuperación de una democracia asen-

tada en la participación ciudadana y en losvalores éticos que nacen del Evangelio: «Des-pués de los dolorosos acontecimientos de oc-tubre, y ante la cercanía del Adviento, dese-amos compartir con todo el pueblo de Dios ypersonas de buena voluntad la firme espe-ranza que despierta en nosotros el apremian-te llamado de Jesús al cambio de vida. Estemensaje de Jesús –de conversión, de espe-ranza y de fe en su Reino– es muy apropiadopara los momentos críticos de cambio queestamos viviendo en nuestro país. Acepte-mos, por tanto, la invitación de Jesús a creeren el Evangelio, en la Buena Noticia de quevale la pena tener esperanza, fuerza que im-pulsa a construir, con realismo, el camino ha-cia una Bolivia renovada. Los hechos de vio-lencia, que se han vivido, nos cuestionan pro-fundamente, pues muestran una larga histo-ria de injusticia social, de un hondo racismo,de exclusión de la vida del país de muchoshermanos y, especialmente, de los pueblosoriginarios. Estamos frente a estructuras in-justas y excluyentes, que han barrido los va-lores propios de la convivencia humana y,

Documento de los obispos bolivianos

La paz, fruto del perdónBolivia está viviendo unos meses difíciles. Las recientes revueltas, en protestapor la privatización en manos de empresas extranjeras del gas natural, unode los mayores recursos naturales del país, ha provocado una profunda crisispolítica y la dimisión del Presidente del Gobierno, Gonzalo Sánchez de Lozada.El coste ha sido muy alto: más de 80 muertos y cerca de 200 heridos, ademásde un clima social violento y unas convicciones democraticas profundamentedebilitadas. En medio de esta situación, la Iglesia no ha dejado de clamarpor el cese de los disturbios y por la construcción de la paz; recientemente,los obispos bolivianos, reunidos en Asamblea Plenaria, han hecho públicoel documento Ya llega el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio

Mensaje de los obispos cubanos

La respuesta de Cristo: entregar su vida en la cruz

Jesucristo no fue indiferente al sufrimiento humano: al dolor, a la enfermedad, a la muerte, ni a lassituaciones injustas que laceran la dignidad del hombre, como son: el hambre, la falta de libertad,

el abuso de poder y otras condiciones económicas o políticas. Su respuesta ante estas situaciones fueel amor hasta el extremo de entregar su vida en la cruz. A este servicio en el amor está llamadatambién la Iglesia; éste es el bien que ella puede y debe aportar. Una actitud responsable es más quenecesaria en nuestro país, cuando los problemas son tantos y tan grandes que no sabemos qué hacer.La opción que se presenta entonces con más fuerza es la de escapar, sea hacia el extranjero, sea hacialas evasiones que enajenan la responsabilidad, como el alcohol, las drogas y hasta el suicidio, o haciauna situación acomodaticia a los requerimientos impuestos por las circunstancias. Sólo mediante laoración, la meditación de la Palabra de Dios, la aplicación de la doctrina social de la Iglesia y unaserena reflexión compartida, podrá ser ejercida la verdadera libertad de los hijos de Dios.

Conferencia de Obispos Católicos de CubaDel documento La presencia social de la Iglesia

Tres pequeñosbolivianos

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IGLESIA EN MADRIDΩΩ12

11-XII-2003AA

Cuando, el 31 de octubre de 1982, JuanPablo II llegó a Madrid en su prime-ra visita apostólica a España, después

del saludo del Rey en Barajas recibió, enuna de sus plazas, la acogida del alcalde dela capital –en latín, por cierto– y allí firmó enel Libro de la Villa. Después, desde la Nun-ciatura de la avenida de Pío XII, se dirigió ala Conferencia Episcopal de la cercana calleAñastro para encontrarse con los obispos y,en esa ocasión, bendijo e inauguró la llama-da Casa de la Iglesia.

Algunos vecinos de esta calle se habíanmovilizado antes para recoger las firmas delresto de los inquilinos de aquellas casas, enorden a solicitar del alcalde un cambio denombre: de Añastro por Juan Pablo II. Lasolicitud no prosperó, porque se dijo que eramás fácil dar nombre a una calle nueva quesustituir un nombre antiguo, y ya acuñado,por otro.

Hay que saber que Añastro es un pue-blo del condado de Treviño, actualmente

de la provincia de Burgos, pero de la dió-cesis de Vitoria. A pesar de que su poblaciónno llega al centenar de habitantes, pusie-ron su nombre a esa calle porque, en la ur-banización del Bosque, tocaba poner nom-bres de pueblos de la redonda de Soria ode Burgos.

Monseñor Larrea, a la sazón obispo deBilbao y Presidente de la Comisión episco-pal de Seminarios y Universidades, ya dijoentonces que la calle Añastro estaba rela-cionada con otro Papa, Adriano de Utrecht.Cuando éste era obispo de Tortosa y carde-nal –pues había venido a España con Car-los I, de quien había sido preceptor, y luegolo haría virrey–, precisamente en Añastro,le alcanzó la noticia de que había sido ele-gido Papa el 9 de enero de 1522, en un cón-clave de 39 cardenales; sería coronado enRoma el 31 de agosto de ese mismo año, ymurió el 14 de septiembre de 1523. Así,pues, para quien sabe esta historia, la calleAñastro contiene implícitamente su Papa,

Adriano VI; el último no italiano hasta quefue elegido Juan Pablo II. Sirva este excur-sus, desde el pueblo de Añastro hasta la ca-lle Añastro de Madrid, o viceversa, de basey de memoria en orden a continuar la apo-logía del nombre de Juan Pablo II para unacalle nueva, tanto de Madrid como, al me-nos, de todas las ciudades en las que ha es-tado el Santo Padre, justamente cuando cum-ple XXV años cabales de pontificado, concinco Visitas apostólicas a España.

Distintas ciudades ya han espabilado másque otras, no sólo para honrar a Juan PabloII, sino para sentirse honradas por el nombrede este Papa. Respectivamente: Ávila y Za-ragoza le han dedicado una Avenida; Huel-va y Valencia, una Plaza; y Toledo, un Pa-seo. ¿Y las demás? Por ejemplo –y por lomenos– Barcelona, Granada, Salamanca,Santiago de Compostela, Segovia, Sevilla…,donde el Santo Padre ha recorrido en unaocasión, y en algunas de ellas dos, sus ca-lles o plazas. Aún más llamativo es el caso deMadrid, adonde el Papa ha venido en tresvisitas, la última todavía reciente y toda con-centrada en la capital de España.

Si este Papa, y por innumerables moti-vos, bien se merece el nombre de una calle,como Pío XII y Juan XXIII ya la tienen enMadrid (y todavía no Pablo VI, por si a los25 años de su muerte también se pudiera re-cuperar), los madrileños bien se merecenser honrados con el nombre de Juan Pablo II,y como se suele decir: Ad perpetuam rei me-moriam.

Es obvio que estas carencias cantan nues-tra deuda con él y, mientras tanto, nos esta-mos perdiendo, además, esa gracia, que gra-cia es sinónimo de nombre.

Deuda y gracia que no debería costar tan-to, en espacio y tiempo, saldar y recibir.

Joaquín Martín Abad

De Añastro, a Añastro

Apología de un nombre para una calle

Homenaje al Papa

20 de diciembre, sábado, a la 17horas, en el Palacio de Congresosde Madrid (Castellana, 99)

Intervendrán: Cardenal Antonio María Rouco

Varela, arzobispo de Madrid yPresidente de la ConferenciaEpiscopal Española.

Padre Raniero Cantalamessa,OFM. Cap., Predicador de la CasaPontificia.

Orquesta Santa Cecilia y CoroSan Jorge, dirigidos por IgnacioYepes.

Estatua del Papa JuanPablo II en bronce, de Juan de Ávalos, en el atrio de la catedral de la Almudena, de Madrid

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IGLESIA EN MADRID 11-XII-2003 ΩΩ13 AA

damentales, desde el seno materno. Se tratade apuestas por la victoria de una cultura dela muerte que, quizá sin que se sea plena-mente consciente de sus tremendas conse-cuencias para el futuro del hombre, oscurecenla esperanza. No menos que los intentos deadulterar en su misma esencia la naturalezadel matrimonio y de la familia como comu-nidad indisoluble de amor y de vida.

Retos de la esperanza

Oscurecimiento y retos de la esperanzaa las que el Papa nos invitaba a responderen su última e inolvidable Visita apostólicaa nuestra patria, en Madrid, los días 3 y 4de mayo. Juan Pablo II, en la Vigilia de Cua-tro Vientos, decía a los jóvenes de toda Es-paña: «Hoy quiero comprometeros a ser ope-radores y artífices de paz. Responded a laviolencia ciega y al odio inhumano con elpoder fascinante del amor. Venced la ene-mistad con la fuerza del perdón. Mantenéoslejos de toda forma de nacionalismo exas-perado, de racismo y de intolerancia». Y, enla homilía de las canonizaciones de la Plazade Colón, al domingo siguiente, nos conmi-naba con palabras vibrantes y apremiantes:«¡No rompáis con vuestras raíces cristianas!Sólo así seréis capaces de aportar al mundoy a Europa la riqueza cultural de vuestra his-toria!»

Se trata de que el hombre contemporá-neo se abra por la fe a la presencia y a la ac-ción de Dios en su vida; y no de cualquiermanera, sino precisamente en forma de Gra-cia. Naturalmente, si se huye de Dios en lavida personal y colectiva, como tan fre-cuentemente ocurre en la sociedad actual,si nos instalamos en el ateísmo teórico opráctico, al que se refería con tanta clarivi-dencia el Santo Padre en su Discurso euro-

peísta de Santiago de Compostela, o en unaconcepción radicalmente secularizada de lavida, tan de moda en la Europa actual, ¿có-mo va a ser posible abrir el alma a los de-signios amorosos de Dios, que «nos ha des-tinado en la Persona de Cristo, por pura ini-ciativa suya, a ser sus hijos»? Las dificulta-des se agrandan cuando sabemos que esasecularización radical en Europa sucede aun período de largo abandono del Evangelio,al que la Exhortación postsinodal Iglesia enEuropa no vacila en calificar de apostasía si-lenciosa.

¡Qué fuerza histórica la de las palabrasde Juan Pablo II en Cuatro Vientos cuandoinvitaba a los jóvenes «a formar parte de laEscuela de la Virgen María»! Porque, ver-daderamente, como él mismo denunciabacon vigor, «el drama de la cultura actual esla falta de interioridad, la ausencia de con-templación». A partir de la experiencia in-terior de la gracia es posible instaurar enmedio de la sociedad y en el corazón delhombre, de nuevo, el primado de la Ley deDios como la clave de arco de toda la exis-tencia humana, la personal y la social. ¡Sí, sepuede cumplir ya la Ley del amor a Dios y alprójimo en su plenitud evangélica! El testi-monio de su cumplimiento en la vida de loscristianos y de la Iglesia se convertirá en elmejor instrumento de la nueva evangeliza-ción de España y de Europa: de sus ciuda-danos y de sus pueblos. La tentación y «elriesgo de la alianza entre democracia y re-lativismo ético» que podrían estar dando piea una sinuosa, pero eficaz, negación de losderechos fundamentales de la persona hu-mana, de su libertad y dignidad, quedarían deese modo eficazmente neutralizados y su-perados.

+ Antonio Mª Rouco Varela

Cuando el Papa Beato Pío IX procla-maba el dogma de la InmaculadaConcepción de la Bienaventurada Vir-

gen María, el 8 de diciembre de 1854, en unacto supremo de magisterio, ejerciendo suoficio de pastor de la Iglesia universal con unestilo de valiente y lúcida profecía, presen-taba a los hombres de los nuevos tiempos–los que se autocalificaban como los de laera del progreso por antonomasia– la figuray la historia de una humilde doncella de Na-zareth en la que se abre, de par en par, el ca-mino de la victoria del hombre sobre el pe-cado y sobre la muerte, indicándoles con-creta y existencialmente por dónde teníanque ir las vías de su realización plena y de suverdadero progreso. La luz de la Inmacula-da brilla en el interior de la Iglesia, desdeese día, cada vez más nítida y esclarecedo-ramente.

¡Cuánto está costando al mundo abrirse aformas de cooperación internacional que ase-guren y garanticen el bien común de toda laHumanidad sobre la base de la verdad, lajusticia, la libertad y el amor que el BeatoJuan XXIII, hace cuarenta años, auspiciabacomo fundamentos de una paz duradera, jus-ta y solidaria en momentos de una extraor-dinaria tensión internacional ensombrecidospor la amenaza de una posible y aniquilado-ra guerra nuclear!

¡Y cuánto nos cuesta también en Españaestimar, tutelar y cuidar «el bien común deuna sociedad pluricentenaria», tal como lorecordábamos los obispos españoles en nues-tra Instrucción pastoral del pasado año sobrela Valoración moral del terrorismo, de suscausas y de sus consecuencias! No olvide-mos tampoco lo que afirmábamos igualmenteen ese mismo documento: «La Constituciónde 1978 no es perfecta, como toda obra hu-mana, pero la vemos como el fruto maduro deuna voluntad sincera de entendimiento y co-mo instrumento y primicia de un futuro deconvivencia armónica entre todos». Querercerrar los ojos a la fascinación que ejerce elrecurso a la violencia –a la violencia terro-rista y a la violencia común–, en la juventudactual constituiría una gran prueba de ce-guera histórica, espiritual y social. Comotampoco se puede pasar de largo, con un ma-yor o menor grado de indiferencia, ante eseproceso de relativización del derecho, pro-pio e inalienable, de todo ser humano a la vi-da desde el mismo momento de su concep-ción, hasta su muerte natural, impulsado porgrandes intereses económicos y por una con-cepción amoral de la metodología de la in-vestigación científica, que avanza, a primeravista, imparablemente; lo cual sucede a cos-ta de un ingente número de vidas humanas, enel estadio de su mayor indefensión, que sonsacrificadas sin escrúpulos a objetivos, en elfondo, de refinado egoísmo social, dispuestoa saltarse cuando convenga el respeto in-cuestionable que se le debe a la dignidad detoda persona humana y de sus derechos fun-

La voz del cardenal arzobispo

Urge cuidar el bien comúnEn su homilía en la catedral de la Almudena, en la Vigilia de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción

de Santa María Virgen, nuestro cardenal arzobispo dijo:

Celebración de la Vigilia de la Inmaculada en la Catedral de la Almudena

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TESTIMONIOΩΩ14

11-XII-2003AA

He acudido a este Congreso para hacervisible con mi modesta presencia lanecesaria e íntima relación entre la

contemplación y la evangelización, entre lavida en clausura y la actividad misionera,como dos realidades inseparables en el que-hacer de la Iglesia católica.

Quiero agradecer de todo corazón a us-tedes, y a todos los españoles, por haber-nos hecho posible recibir el don de la feenviando a tantos misioneros y misionerasal Japón. Hoy estoy aquí como una japo-nesa católica y como carmelita descalza.Y con mucha alegría quiero presumir di-ciendo: «Quien me ve a mí, ve el fruto de lasemilla que sembró san Francisco Javier».Cuando él llegó a Japón en 1549, y antes desu llegada, ningún japonés conocía a Dios,no había ningún católico. Él fue el co-mienzo de la historia de la Iglesia católicaen Japón.

En mi familia no había ningún cristiano,sin embargo, mis padres desearon enviar asus cuatro hijos a las escuelas de los misio-neros católicos. Mi hermana mayor se bau-tizó con 9 años, mientras estudiaba en la es-cuela de las mercedarias. Así entró la reli-gión católica en mi familia. Mi segunda her-mana fue bautizada cuatro años más tarde, ymi hermano con 18, en el colegio de los je-suitas.

En 1967 mi hermana mayor entró en elconvento de las carmelitas descalzas de To-kio. Yo tenía 16 años, y aún no era católica,al igual que mis padres. La acompañamostoda la familia el día de su entrada. Fue laprimera vez que visité un convento de clau-sura. Muros de cemento, rejas, cortinas,bombillas desnudas..., ningún adorno, allídominaba un silencio absoluto. La MadrePriora abrió la cortina y me quedé sorpren-dida, estaba vestida exactamente igual a san-ta Teresita, junto a ella otras dos hermanasmuy sonrientes; hablaba pausadamente, y ami oido llegaban palabras como «vida deoración». Nos contó cosas muy graciosas,¡qué simpática y qué amable!

A la salida me llamó la atención una tabladonde, con una preciosa caligrafía japonesa,decía: «Esta casa es un cielo, si le puede ha-ber en la tierra» (santa Teresa de Jesús). Esedía llegamos a casa tristes por la separaciónde nuestra hermana, y muchos interrogan-tes se abrieron: ¿por qué viven dentro de unmuro tan alto, y qué hacen allí escondidas?¿Para qué sirve aquella vida? ¿De dónde na-cen aquella paz, alegría y sonrisa?

Al terminar seis años de estudios en lasEsclavas del Sagrado Corazón, seguí estu-diando en la universidad. En 1971, con 20años, deseé ser bautizada, y recibir la Pri-mera Comunión; como mi hermana no podía

salir del convento, fuimos nosotros, y nosacompañó toda la comunidad. Me pusieronel nombre católico de María Teresa, por san-ta Teresita de Lisieux. Como recuerdo deese día, la Madre Priora me regaló un librosobre la doctrina de santa Teresita. Lo leí ylo releí; encontraba en él alegría, luz, con-suelo y ánimo; me daban ganas de amar aJesús más y más.

Después del Bautismo, conocí a muchosfieles y misioneros de varios países; se ibaabriendo delante de mí un mundo nuevo e in-ternacional. Pasaron los años y, en 1976, hi-ce los Ejercicios espirituales, con un padremisionero español, y vi que mi vocación eraser carmelita descalza. No sabía cómo agra-decer a todos los misioneros que me habíanguiado hasta el Bautismo y hasta encontrarmi vocación. Me dije a mí misma: «Cuandoyo sea carmelita, ofreceré mi vida especial-mente por ellos, y pediré mucho por ellos ytrabajaré con ellos, recorriendo el mundoentero, a través de la oración, para que todoslos hombres conozcan y amen al Señor, yencuentren una verdadera felicidad, comoyo la he encontrado».

En 1980 entré en el convento de Yama-guchi, que acababan de fundar las Madresde Tokio. Entre las fundadoras, estaba mihermana, vivimos juntas 18 años.

En Japón vi a muchos misioneros olvi-dándose totalmente de sí mismos, haciendoun esfuerzo muy grande por inculturarse.La cosecha era muy poca. Ante tal panoramame dolió tanto el corazón, que me surgió laidea de hacer un intercambio. Ellos se dangenerosamente en Japón, entonces yo medaré toda a los españoles en España, aman-do y sirviendo a las Hermanas en el con-vento. Pedí el traslado, y en 1998 llegué aSevilla, y estoy muy feliz, muy unida en laoración con los misioneros de todo el mun-do, de una manera muy especial.

Las carmelitas nos dedicamos a la ora-ción continua. En nuestra clausura entra laHumanidad entera y estamos siempre uni-das a todos los hombres, nos quedamos jun-to a ellos, a través de la oración. Casi nuncavemos los frutos de lo que pedimos. ¡Pero noimporta! Algunas veces Dios nos da la ale-gría de ver algunos frutos. En concreto a mí,me hizo muy feliz cuando el 21 de mayo de1983, víspera de la solemnidad de Pente-costés, mi madre dijo que quería creer en elmismo Dios que sus hijas y fue bautizada. Encuanto a mi padre, se bautizó hace 8 años,con 80 años, en la misa de Bodas de Plata demi hermana carmelita.

Sé que soy muy débil, pobre, y muy li-mitada. Encima soy una extranjera en Es-paña y hay muchas cosas que no entiendo, nisé hacer. Pero no me desanimo, porque Te-resita está siempre conmigo y me anima di-ciendo: «Hermanita, no te preocupes, lo quele agrada a Jesús es verte, amar tu pequeñezy tu pobreza, es la esperanza ciega que tienesen su misericordia…; es la confianza, y na-da más que la confianza, que debe condu-cirnos al Amor; y recuerda siempre que elmás pequeño movimiento de puro amor, esmás útil a la Iglesia que todas las demásobras juntas».

Mitsue Takahara

«Yo seré el Amor»En el Congreso Nacional de Misiones, celebrado en Burgos el pasado mesde setiembre, la Hermana Mitsue Takahara, carmelita descalza en Sevilla,nos dejó su testimonio de fe:

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EL DÍA DEL SEÑOR 11-XII-2003 ΩΩ15 AA

Quienes se acercaban a Juan en el desierto para re-cibir el bautismo de conversión le preguntabanqué tenían que hacer. Él les respondía de manera

concreta y con radicalidad: «El que tenga dos túnicas,que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga co-mida, haga lo mismo». Ésta y las otras respuestas delBautista son muy actuales y preanunciaban de algúnmodo la moral evangélica del Sermón de laMontaña.

Todo cristiano, si bus-ca realmente la coheren-cia entre la fe y la vida,se hace con frecuenciala misma pregunta. Lamoral cristiana le ayu-da a encontrar las res-puestas que contribuyena que la persona pueda re-alizarse en plenitud comotal, y como llamada porDios a la filiación divina ya la fraternidad universal.

La moral que es-tá enraizada enla Revelación yen la tradiciónviva de la Igle-sia, pide siem-pre un segui-miento de la per-sona de Jesucris-to. Se observa queno todos los cris-tianos han tenidouna experiencia vi-va de Cristo y, enconsecuencia, no hanhecho una opción personal por Él. Poner la mirada en elrostro de Cristo comporta una renovación en la fe, y es-ta fe viva impulsa a un gozoso seguimiento del Señor ya un compromiso evangelizador. Urs von Balthasar haafirmado que una Iglesia que no ponga fuertemente elacento en Jesucristo «no interesa al mundo, ni tiene cre-dibilidad», porque Jesucristo es «el acontecimiento úni-co» en la historia de la Humanidad.

No es acertado proponer un moralismo exclusiva-mente humanista, pensando que así hacemos más fácilel conocimiento y seguimiento de Jesucristo. Es nece-sario que la moral se cimente en la auténtica revelacióndivina y que esté enraizada en el amor a Dios y a loshermanos. La moral cristiana supone para la conductahumana una novedad radical, que proviene de la adhe-sión personal a Jesucristo, propiciada por una auténticainiciación cristiana.

El testimonio de vida de los cristianos no siempretrasluce la coherencia con la fe que se profesa. Quienes consciente de la gracia del Bautismo recibido vaaprendiendo, día tras día, a poner su confianza en el

Señor más que en sus propias fuerzas. Amedida que uno vaconfiando más enDios, se percatamás de Quién esDios para él, conqué amor le ha ama-do y cuál es el amorque habita en él.El fragmento delevangelio acaba conestas palabras: «Juan

exhortaba al pue-blo y le anun-ciaba la Bue-na Noticia».Vivir una vi-da de amor,de justicia yde paz no essólo unacuestión pri-vada, sinoque incide di-

rectamente en bien de la Humanidad. La moral cristia-na es una buena noticia porque abre el corazón del hom-bre y de la mujer para acoger el don de Dios que es la fe,la esperanza y la caridad, y para vivir en coherencia coneste don.

+ Lluís Martínez Sistacharzobispo de Tarragona

El divino Maestro y Modelo de toda perfección, el Señor Jesús, predicó a todos y cada uno de sus discípulos, cualquiera que fuese su condición, lasantidad de vida, de la que Él es iniciador y consumador: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». Envió a todos el

Espíritu Santo para que los mueva interiormente a amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas, y aamarse mutuamente como Cristo les amó. Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y graciadivinos, y justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el Bautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partícipes de la divinanaturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida lasantificación que recibieron. El Apóstol les amonesta a vivir «como conviene a los santos», y que, como «elegidos de Dios, santos y amados, serevistan de entrañas de misericordia, benignidad, humildad, modestia, paciencia, y produzcan los frutos del Espíritu para la santificación». Pero comotodos caemos en muchas faltas, continuamente necesitamos la misericordia de Dios y todos los días debemos orar: «Perdónanos nuestras deudas».

Es, pues, completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a laperfección de la caridad, incluso en la sociedad terrena. En el logro de esta perfección empeñen los fieles las fuerzas recibidas según la medida de ladonación de Cristo, a fin de que, siguiendo sus huellas y hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del Padre, se entreguencon toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Así, la santidad del pueblo de Dios producirá abundantes frutos, como brillantemente lodemuestra la historia de la Iglesia con la vida de tantos santos.

Constitución Lumen gentium, 40

Esto ha dicho el Concilio

Tercer Domingo de Adviento

Coherencia entre fe y vidaEvangelio

En aquel tiempo, la gentepreguntaba a Juan:

«Entonces, ¿qué hacemos?»Él contestó: «El que tenga dos

túnicas, que se las reparta con el queno tiene; y el que tenga comida,haga lo mismo».

Vinieron también a bautizarseunos publicanos; y le preguntaron:«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»

Él les contestó: «No hagáisextorsión a nadie, ni os aprovechéiscon denuncias, sino contentaos conla paga».

El pueblo estaba en expectación ytodos se preguntaban si no sería Juanel Mesías; él tomó la palabra y dijo atodos:

«Yo os bautizo con agua; peroviene el que puede más que yo, y nomerezco desatarle la correa de sussandalias. Él os bautizará conEspíritu Santo y fuego: tiene en lamano la horca para aventar su parvay reunir su trigo en el granero, yquemar la paja en una hoguera queno se apaga».

Añadiendo otras muchas cosas,exhortaba al pueblo y le anunciabala Buena Noticia.

Lucas 3, 10-18

Ilustración de Le Nouvel Observateur

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l 4 de septiembre de 1260, en una procesiónhacia la Plaza del Duomo, los ciudadanosde Siena, con el rey Manfredi a la cabeza,pedían a la Virgen diciendo: «Virgen Ma-ría, danos lo que te pedimos, líbranos de losmalvados que, como leones y dragones, nosquieren devorar», para que les protegiera yles diera fuerzas para vencer a los guerre-ros de Florencia. La famosa batalla de Mon-taperti entre Florencia y Siena, que recuerdaDante en el Canto X del Infierno, de la Di-vina Comedia, fue un signo para los ciuda-danos de Siena de la particular atención de laVirgen hacia ellos, que, siendo inferiores ennúmero y fuerza, vencieron a los asaltantes.El 9 de junio de 1311 la procesión se repite,esta vez en acción de gracias por la victo-ria; a la cabeza va la obra más grande deDuccio, la Maestá, que después de tres años

de trabajo se va a convertir en el orgullo dela ciudad. Los ciudadanos de Siena ofrecie-ron entonces las llaves de la ciudad a la Vir-gen María, en una ceremonia simbólica quese repite desde entonces cada 15 de agosto,el día de la Asunción de la Virgen.

Ahora, la ciudad de Siena dedica una ex-posición a Duccio, uno de los mayores ar-tistas del siglo XIII, cuya pintura influyó enautores como Segna di Bonaventura, Vigo-roso da Siena, Guido di Graziano, Rinaldo daSiena, Ugolino di Nerio, Simone Martín yPietro Lorenzetti, de los cuales se recogen al-gunas de sus obras. De entre las pinturas deDuccio, cabe destacar la Madonna con Bam-bino, también conocida como Madonna diCrevole; Duccio recoge de su maestro Ci-mabúe el fondo dorado, de influencia bi-zantina, y las líneas del manto de la Virgen.

RAÍCESΩΩ16

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Duccio di Buoninsegna

La Madonna, signo de identidad de Siena

Anunciación, pluma y acuarela sobre pergamino, de Vigoroso da Siena. Galería de los Uffizi, Florencia

Adoración de los Magos, oro y témpera sobre tabla, de Guido da Siena. Lindenau-Museum, Altenburg

Se le ha denominado uno de los grandes innovadores del arte medieval. Siena yel arte italiano no serían lo que son sin él; y él y su arte no habrían sido nada sinSiena y sin la fuerte devoción a la Virgen que tiene esta ciudad, que se define así misma como Civitas Virginis. Duccio de Buoninsegna es un signo de identi-dad para la ciudad sienesa, que ahora reconoce, con la exposición Duccio: losorígenes de la pintura sienesa, al pintor que convirtió a la Virgen en orgullo de

la ciudad y a los pintores influidos por él

E

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RAÍCES 11-XII-2003 ΩΩ17 AA

Pero Duccio hace hablar a sus figuras en undiálogo del que hace partícipe también alobservador. La Virgen muestra, al tocarseel corazón, su dolor ante la futura muerte desu Hijo, mientras éste, lleno de afecto y adi-vinando su pensamiento, sonríe mientras laconsuela acariciando su rostro. Aquí es don-de da un salto con respecto a los pintoresanteriores; ya no se trata del Niño simbólico,

sino que la proporción de sus miembros, elrostro infantil y la piel sonrosada muestranla encarnación misma de Dios.

Otra de las obras que merece destacar esla Croce dipinta: un crucifijo de tamaño na-tural con un Cristo triunfante sobre el peca-do y la muerte, reflejando asimismo unaemoción real en su rostro, del que emanadolor. El pintor se cuida de mostrar cada

parte del cuerpo de Cristo, dándolo tonosrosados para dotarlo de relieve. Muchos delos artistas sieneses modernos reconocen ensus obras el legado de Duccio, un pintor quellegó a escribir: «Madre Santa de Dios, fuis-te origen de paz para Siena y vida para Duc-cio, que de tal manera te ha pintado».

Carmen María Imbert

Historia de san Pedro (detalle), oro y témpera sobre tabla, de Guido di Graziano. Pinacoteca Nacional de Siena

Cruz pintada, oro y témpera sobre tabla, de Duccio di Buoninsegna. Colección Salini, Siena

María y Cristo en el trono, oro y témpera sobre tabla, de Rinaldo da Siena.Convento de las clarisas de Siena

Virgen con el Niño, oro y témpera sobre tabla, Duccio di Buoninsegna.Museo de la Ópera del Duomo, Siena

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ble aumento en el número de centros católi-cos concertados: 2.357 frente a 2.274, estoes, un 3,65% más.

A nivel nacional, un 88% de los centroscatólicos están subvencionados. En Anda-lucía, la comunidad donde la enseñanza con-fesional católica está más extendida en tér-minos absolutos, el porcentaje es del 89%; enCataluña, están concertados el 90% de loscentros, igual que en Castilla-León; y, en elPaís Vasco, lo están el 96%. Por el contrario,en Madrid, la tercera Comunidad Autóno-ma en número de centros católicos (despuésde Andalucía y Cataluña), sólo están con-certados el 82% de los centros católicos.

Uno de cada cinco alumnos en ense-ñanzas no universitarias están ma-triculados en centros católicos. En

el período obligatorio (Primaria y E.S.O.)el porcentaje asciende al 21,7%, mientrasque en el post-obligatorio (Bachillerato, ci-clos formativos de grado medio y superior yprogramas de garantía social) es del 13,8%(en estos ciclos, hay menos subvencionespúblicas a la enseñanza privada). Con res-pecto al curso 2001-02, el resultado global de19,8% supone un ligero incremento, de unadécima, y se constata un suave, pero cons-tante, aumento a lo largo de los últimos años.

El informe aporta otro dato de interés: latasa de escolarización sigue aumentando enEspaña en los niveles pre y post-obligato-rios. Es del 82,5% entre los jóvenes de 16 y17 años (hace 10 años, era del 72,9%); del60% entre los de 18 y 20 años (48,5%, enel curso 1992-93); y del 32% entre los de21 y 24 años (un 7,3% más que hace una dé-cada).

El número de centros católicos ha des-cendido (23 menos que los 2.698 del cursoanterior), debido, entre otras cosas, al des-censo en la tasa de natalidad. No obstante, elcurso pasado se produjo un nada desprecia-

ESPAÑAΩΩ18

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La Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (F.E.R.E.) ha presentado el informe La Enseñanza en los centros edu-cativos católicos, con datos estadísticos del curso 2002-03. Entre las principales conclusiones de este estudio, resaltaque, pese al ligero descenso en el número de alumnos y de centros de enseñanza católicos, aumentó en un 3,65% el nú-mero de centros católicos concertados. Además, en términos de calidad de la enseñanza, los centros católicos siguen pre-parando mejor a sus alumnos para las pruebas de Selectividad. Por primera vez, se han recogido los datos de todos los cen-tros católicos en España, gracias a una aplicación construida en Internet. Las cifras referidas al conjunto del sistema edu-cativo provienen del Ministerio de Educación y son datos avance, susceptibles de futuras correcciones

Alumnos en España, según niveles de enseñanza y titularidad del centro

Ed. Infantil 826.129 427.067 1.253.196 235.582 220.099 18,8 17,6Ed. Primaria 1.638.896 822.163 2.461.059 521.274 513.602 21,2 20,9Ed. Especial 13.458 14.117 27.575 3.382 3.193 12,3 11,6E.S.O. 1.232.874 649.276 1.882.150 422.040 415.964 22,4 22,1Bachillerato 491.602 169.813 661.415 104.136 100.956 15,7 15,3Ciclos Formativos Grado Medio 157.895 64.155 222.050 29.205 29.137 13,2 13,1Ciclos Formativos Grado Superior 169.902 57.812 227.714 20.278 19.813 8,9 8,7Programas de Garantía Social 32.586 15.652 48.238 6.759 6.605 14 13,7TOTAL 4.563.342 2.220.055 6.783.397 1.342.656 1.309.369 19,8 19,3

Los centros católicos preparan mejor para la Selectividad

Alumnos aprobados en Selectividad, según la titularidad del centro

1997 1998 1999 2000 2001 2002Total España% aprobados 77,9 78,6 77,1 78,4 78 78,9Centros católicos% aprobados 89,5 90 88,9 89,3 91,1 87,7

Centrospúblicos

Centrosprivados

TOTAL Privados/ católicos

Privados/católicos/

concertados

% Alumnos encentros catól.sobre el total

% Alumnos encentros catól.concertadossobre el total

Los centros católicos de enseñanza, en el sistema educativo español

Aumenta el número decentros católicos concertados

Los alumnos de los centros católicos siguen teniendo un porcentaje de éxito en las prue-bas de Selectividad muy por encima de la media. De los que se presentaron en junio de

2002, aprobaron un 92,7%, mientras que en las pruebas de septiembre aprobaron un 65,6%.El porcentaje de aprobados fue ligeramente superior en los centros concertados que en losno concertados: aprobaron el 87,8% de los alumnos de la enseñanza católica concertada.

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ESPAÑA 11–XII–2003 ΩΩ19 AA

Año 2004 Año 2003 Diferencia % valorTotal gastos 3.028.945 2.919.825 109.120 3,74Total ingresos 3.028.945 2.919.825 109.120 3,74RESULTADO 0 0 0

Año 2004 Año 2003 Diferencia % valorI. Comisiones y organismos 204.880 203.505 1.375 0,68II. Gastos comunes 2.387.350 2.323.600 63.750 2,74III. Asambleas y reuniones 144.500 131.400 13.100 9,97IV. Otras secciones 292.215 261.320 30.895 11,82 TOTAL GASTOS 3.028.945 2.919.825 109.120 3,74

Año 2004 Año 2003 Diferencia % valorI. Servicios (editoriales, etc.) 416.550 416.450 100 0,02II. Rentas del patrimonio 869.410 863.910 5.500 0,64III. Ingresos comunidad eclesial 1.694.985 1.589.215 105.770 6,66

Fondo común interdiocesano 1.350.000 1.323.200 26.800 2,03

Otros (colectas, etc.) 344.985 266.015 78.970 29,69

IV. Ingresos de fieles y otros 48.000 50.250 -2.250 -4,48TOTAL INGRESOS 3.028.945 2.919.825 109.120 3,74

Constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano 2004

CONSTITUCIÓN F.C.I.I. Dotación estatal 138.695.761II. Aportación de las diócesis 12.057.357III. Reintegro cuotas Seguridad Social capellanes 350.000IV. Donativo 6.000V. Remanente ejercicio anteriores 52.471TOTAL 151.161.589

DISTRIBUCIÓN F.C.I.A) Pagos a realizar por la gerencia de la Conferencia Episcopal Española 22.515.6381.-EN CONCEPTO DE PERSONAL 14.249.414Remuneración de los sres. obispos 1.484.400Seguridad Social del clero diocesano 12.765.014

2.-VARIOS 5.785.056Santa Sede 125.059Fondo Intermonacal 202.739Ayuda C.E. del tercer mundo 100.250Confers 828.796Conferencia Episcopal Española 1.349.664Universidad de Salamanca 1.016.475Insularidad

- apartado A) 168.878- apartado B) 81.061

Instituciones en el extranjero 101.774Mutualidad nacional del clero 7.324Actividades nacionales: congresos, asambleas y reuniones 1.202.024Fondo ayuda a proyectos evangelización 601.012

3.- FACULTADES ECLESIÁSTICAS 2.481.168

B) Cantidad a distribuir entre las diócesis 128.645.951B.1. Gastos generales y de personal 112.746.996B.2. Actividades pastorales 14.151.055B.3. Seminarios Mayores y Menores 1.747.900

TOTAL 151.161.589

*NOTA: Todos los datos ofrecidos están calculados en euros

Las cuentas de la IglesiaLa LXXXI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, reunida hace dos semanas en Madrid, aprobó

los balances económicos de sus organismos e instituciones correspondientes al año 2002, y los Presupuestos previstos para el año 2004. También se aprobaron los criterios de constitución y distribución del Fondo Común

Interdiocesano para el próximo año. Ofrecemos a continuación un resumen de dichos datos económicos:

El Secretario General de la Conferencia Episcopal, padre Juan AntonioMartínez Camino (en el centro), junto a monseñor Bernardo Herráez (a laizquierda), Secretario del Consejo de Economía, y a don Jesús de las Heras,Director de la Oficina de Información

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MUNDOΩΩ20

11-XII-2003AA

La cualificación de los ponentes del Con-greso no dejaba atrás a la de los asis-tentes, como se reflejaba en los colo-

quios posteriores a las conferencias. El Con-greso lo abrió monseñor Rino Fisichella,Presidente del Instituto Juan Pablo II y Rec-tor de la Universidad Lateranense, al que si-guió la lectura de una carta de congratulacióndel Secretario de Estado del Vaticano, car-denal Angelo Sodano.

Para comenzar los estudios, en la prime-ra sesión –el Congreso constó de seis sesio-nes más una extraordinaria– se abordó laCuestión moral y cuestión antropológica.

Algunas de las primeras luces las aportó elPatriarca de Venecia, cardenal Angelo Sco-la, que ofreció la perspectiva teológica dela encíclica, en lo que denominó un con-centrado de intuiciones: «La encíclica –di-jo el cardenal Scola– introduce un elemen-to de gran importancia para la teología mo-ral: la teología de la experiencia». Para ex-plicarlo, desarrolló la idea de la libertad enrelación con la ley, la conciencia y la ver-dad. «La ley debe servir para la vida, peropuede causar la muerte si se la ve como al-go congelado que rompe el dinamismo dela libertad. Puede convertirse en un ídolo».

Destacó en el Congreso la intervencióndel profesor Stanislaw Grygiel, del Institu-to Juan Pablo II, que explicó cómo La ver-dad resplandece en la transparencia del ser.En su exposición marcó los extremos entreracionalismo y moralismo, asemejándolosal comunismo (razón sin moral) y al puri-tanismo (moral sin razón). De su relacióndestacaron la esperanzadora afirmación: «Labelleza salvará al mundo rompiendo el ra-cionalismo y el moralismo corrupto»; y lavaliente constatación de que, «en una so-ciedad donde falta el heroísmo, falta la ver-dad».

La segunda sesión, centrada en la moraly en la gracia, la presentó Karl Josef Romer,Secretario General del Consejo Pontificiopara la Familia, institución que definió comoun reto y un misterio, ya que la misma gra-cia de Dios y el propio Cristo suponen unmisterio. El cardenal Francis George, arzo-bispo de Chicago, habló sobre la cultura dela fe y la formación de los discípulos. Des-pués de un rápido análisis sobre la cultura,siempre vinculada a la ley natural, afirmóque «la fe genera cultura, y un sistema mo-derno que reconoce las normas morales ha-ce que se desarrolle el individuo y la cultu-ra misma».

Congreso Internacional de Teología Moral en Roma Caminar en la luz

El puesto de la ética en la sociedad y en la Iglesia

Entusiasmo, novedad y esperanza: éste era elclima, al finalizar el Congreso Internacionalsobre Teología Moral, con el lema Caminar enla luz, organizado por el Instituto PontificioJuan Pablo II, de la Universidad Lateranense,de Roma, recientemente, y al que se estimaque han asistido más de trescientas personasal día. En el marco de la celebración de losXXV años del pontificado de Juan Pablo II, ydiez años después de la publicación de laencíclica Veritatis splendor, se constatan losavances y la cercanía a la realidad de laIglesia respecto a la moral.El profesor Livio Melina, director del Área deinvestigación del Instituto Juan Pablo II ymáximo organizador del Congreso, afirmó:«Junto a la demanda de reglas en el ámbitosecular –bioética, ética de lascomunicaciones, justicia internacional–, seda, al mismo tiempo, una gran permisividadmoral sobre la vida. Hoy, cuando a laenseñanza moral de la Iglesia se le contestacon un pluralismo ético, con unaemancipación de la conciencia moralcristiana, se necesitaba un congreso querepensase el puesto de la ética en la sociedady en la Iglesia»

Don Juan J. Pérez-Soba, de la Facultad de Teología San Dámaso

«La Iglesia hace crecer a las personas»

Usted ha dicho que una moral basada sólo en el respeto niega la gracia; ¿quépuede decir acerca de lo que se ha denominado políticamente correcto?

Lo políticamente correcto no se mueve ni siquiera en un nivel de respeto, sinoen una concordancia común acerca de aquello que es aceptable. Corre un peligromuy grande, que es cambiar lo que es moralmente bueno por lo que essimplemente plausible a nivel social. En el fondo, es un nuevo fariseísmo. Si unapersona dirige su vida sólo hacia aquello que los demás piensan que es correcto,desde luego su vida tendrá grandes carencias morales.

¿Por qué la Iglesia tiene autoridad para decir cómo se deben regir las personasen el campo de la moral?

La autoridad no es algo que te conceden, es algo que se es. La Iglesia tieneautoridad porque hace crecer a las personas, es la autoridad que tenía Jesucristo.La autoridad de la Iglesia llama la atención porque está diciendo aquello que unodesea vivir, y por eso es un camino de vida.

Un momento del Congreso

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11-XII-2003 ΩΩAAMUNDO

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Habla el Papa

MaríaInmaculada

(Palabras en la Plaza de España, enRoma, en la solemnidad de la Inma-culada Concepción de María)

He venido aquí, esta noche, pararendirte el homenaje de mi devo-

ción sincera. Es un gesto en el que seunen a mí, en esta Plaza, innumera-bles romanos, cuyo afecto me ha acom-pañado siempre en todos los años demi servicio a la Sede de Pedro. Estoyaquí con ellos para iniciar el caminohacia el 150 aniversario del dogma quehoy celebramos con alegría filial.

¡Reina de la paz, ruega por noso-tros! A Ti se dirige nuestra mirada conmás fuerte ansiedad, a Ti recurrimoscon más insistente confianza en estostiempos marcados por muchas incer-tidumbres y temores por el destinopresente y futuro de nuestro planeta. ATi, primicia de la Humanidad redimi-da por Cristo, finalmente liberada de laesclavitud del mal y del pecado, ele-vamos juntos una súplica sentida yconfiada: escucha el grito de dolor delas víctimas de las guerras y de tantasformas de violencia, que ensangrien-tan la Tierra. Despeja las tinieblas dela tristeza y de la soledad, del odio yde la venganza.

¡Abre la mente y el corazón de to-dos a la confianza y al perdón! Ma-dre de misericordia y de esperanza,alcanza para los hombres y las muje-res del tercer milenio el don preciosode la paz: en los corazones y en lasfamilias, en las comunidades y entrelos pueblos; paz, sobre todo, paraaquellas naciones en las que cada díase sigue combatiendo y muriendo.Haz que todos los seres humanos, detodas las razas y culturas, se encuen-tren con Jesús y le acojan a Él, que vi-no a la tierra en el misterio de la Na-vidad para darnos su paz.

María, Reina de la paz, ¡danos aCristo, auténtica paz del mundo!

(8-XII-2003)

El dinamismo de la razón práctica fue eltema de la tercera sesión. De gran valor filo-sófico fue la ponencia del profesor MartinRhonheimer, de la Universidad Pontificia de laSanta Cruz, de Roma. Explicó, desde la pers-pectiva tomista, lo que es el acto de la volun-tad que permite tomar las decisiones. Hablóde la objetividad y de la carga de valor de la in-tencionalidad de los actos: «Los actos en síno dictan la moralidad; debe ser la razón delhombre la que defina la moralidad del acto».

La cuarta sesión, dedicada a la virtud y ala moral, tuvo también una fuerte dosis filo-sófica de la mano del profesor Eberhard Schoc-kenhoff, de la Universidad de Friburgo. Pri-mero analizó cómo la virtud no puede estarseparada de la idea de bien. En un segundopunto, vinculó la virtud a la disposición de se-guir el deber, no como una ética de normassegún la ética moderna, sino integrándola conla afectividad.

La sesión más concurrida fue aquella en laparticiparon el cardenal Ratzinger y monse-ñor Antonio Cañizares, arzobispo de Tole-do. Éste desarrolló varios puntos: la relaciónentre el hombre y Dios como una teologíadel don, la presencia de la gracia, la estruc-

tura cristológica de la libertad, para termi-nar concluyendo que la amistad con Dios esel principio clave de la teología moral. Elcardenal Ratzinger desarrolló su conferen-cia explicando cómo surgió esta encíclica ycuál fue la intención del Papa al escribirla:«El Papa quiso recuperar y volver a proponerel sentido moral del Concilio Vaticano II».Relacionó la razón con la moral como unpunto clave al que acudir, porque, «para la te-ología moral, el racionalismo tiene muchaimportancia», al tiempo que resaltó la pre-sencia de la gracia: «Sin Dios no se puedeconstruir una moral».

De las últimas intervenciones, cabe desta-car la de monseñor Juan Antonio Reig, obispode Segorbe-Castellón, quien propuso variospuntos en los que incidir para una educación enla moral; los más contundentes, cuando se re-firió a ser testigos de la moral «cambiando lapregunta ¿Qué debo hacer? por la de ¿Quiénquiero llegar a ser?», y vivir la verdad ennuestras acciones reconociendo en la Iglesiaesa casa donde encontrar el humus o ámbitoprropicio para la virtud.

Carmen María Imbert. Roma

Intervencióndel cardenal

Ratzinger;a su lado,

el cardenalRuini, Presidente

de laConferencia

EpiscopalItaliana, y mon-

señor Cañizares,arzobispo de

Toledo y Primado de España

Monseñor Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo

«Los mártires expresan la verdad del hombre»

¿Es necesario hablar de teología moral, hoy?No solamente es necesario, es urgente. La moral es el actuar del hombre nuevo, del hombre en

verdad, del hombre conforme a la dignidad con la que Dios le ha creado y redimido en Jesucristo.Solamente desde la moral habrá un mundo nuevo. Por eso es urgente y apremiante, sobre todo en unmundo tan deshumanizado donde el hombre vive de espaldas a Dios, como si Dios no existiera.

¿Cómo puede la Iglesia ser luz para el mundo en el campo de la moral, después de haber padecidotantos casos de error moral en su seno?

El que haya pecado en los hombres que formamos la Iglesia no quita para nada el testimonio de losmártires. Sólo en el siglo XX hemos tenido 36 millones de mártires. Son los que expresan el grado másalto de la humanidad y la verdad del hombre, que es sencillamente decir que Dios es el que llena elcorazón del hombre. Más allá de los escándalos, está ese testimonio martirial, hombres y mujeres queviven desde Jesucristo el amor de Dios.

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Iglesia en Iberoamérica

Ésta es la portada del libro que la Pontificia Comisión paraAmérica Latina acaba de editar en la Librería Editrice Vaticana.

Contiene las Actas –discursos, relaciones, ponencias yrecomendaciones– de la reunión Plenaria de la PontificiaComisión celebrada en el Vaticano la pasada primavera, en la quese abordaron los problemas más candentes de la nuevaevangelización en el continente iberoamericano.

DVD sobre el fundador del Opus Dei

Josemaría Escrivá: enamorado de Dios, apasionado por lavida es el título de un DVD sobre la vida y enseñanzas del

Fundador del Opus Dei. El documento, de más de tres horasde duración, recoge imágenes del santo y sus propiasexplicaciones sobre las más diversas cuestiones de la vidacristiana. Estas grabaciones están entre las primeras que laIglesia puede ofrecer sobre una persona que ya ha declaradosanta.

El DVD recoge una semblanza de la vida de sanJosemaría; un resumen de su canonización en Roma; susencuentros con cientos de personas en diversos países delmundo entre 1960 y 1975; los testimonios de quienes loconocieron; y el relato de los milagros que se probaron parala beatificación y la canonización, contados por susprotagonistas. También recoge más de un centenar defotografías e imágenes relacionadas con su vida y con elimpacto que tiene en todo el mundo. Ya se han vendido5.000 copias en librerías y grandes centros comerciales.Una de las secciones que ofrece el DVD se titula SanJosemaría habla de... En ella, se han agrupado, en seistemas, las diversas cuestiones que le plantearon alsacerdote en auditorios distintos. Así, se habla dejuventud, familia, vida cristiana, enfermedad, trabajo y

vocación.

Cursos del Instituto de Humanidades

El Instituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU ha organizado dos seminarios: uno de filosofíateórica: Opúsculos de santo Tomás, y otro de filosofía práctica: Teoría de la acción en santo

Tomás. Participarán en estos seminarios, cuyo objetivo esencial es la investigación y difusión delpensamiento filosófico y teológico de santo Tomás de Aquino, destacados profesores einvestigadores. Más información: Tel. 91 514 04 43. E-mail: [email protected]. Asimismo, elInstituto inicia su 2° Curso de Experto Universitario en Doctrina Social de la Iglesia. Este curso, enel marco de la cátedra Ángel Herrera Oria, tiene como objetivo principal el estudio y laenseñanza rigurosa del magisterio de la Iglesia católica acerca de las cuestiones sociales. Másinformación: E-mail: [email protected]

Monseñor Antonio Cañizares, en San Dámaso

LA VIDAΩΩ22

11-XII-2003AA

NombresEl Papa Juan Pablo II ha concedido la Encomienda de

la Orden de San Gregorio Magno al periodista donJosé María Cruz Román, y al jurista don IgnacioCarrau Leonarte, Presidente de la Cofradía delSanto Cáliz, informa la agencia AVAN. Estas dis-tinciones, concedidas a petición del arzobispo deValencia, monseñor García Gasco, les fueron en-tregadas por el propio arzobispo.

El cardenal Roberto Tucci, S.J., ha alertado sobre «ladictadura de las minorías» en Occidente, que ter-mina amparándose en el principio de laicidad.«Aunque todos tienen derecho a ser respetados–dijo–, por ejemplo, en la libertad religiosa, bastaque haya una minoría no contenta con algo que co-rresponde a los sentimientos y a la cultura de lamayoría, para que, en nombre de la laicidad, sequiera cerrar la boca a los más y se quieran elimi-nar símbolos importantes, no sólo para la fe, sinotambién para la cultura de la mayoría. Se cree quepara respetar a las minorías se puede ofender a lamayoría, y eso me parece que no es democracia. Elrespeto a los derechos individuales no debe hacerolvidar el respeto a los derechos de las familias y delas comunidades de creyentes».

En la iglesia de San Francisco (jesuitas), de El Puerto deSanta María, donde descansan sus restos, ha teni-do lugar la clausura del proceso diocesano de laCausa de beatificación del Siervo de Dios padrePedro Guerrero González, S.J.

El costarriceño Hermano Álvaro Rodríguez, SuperiorGeneral de los Hermanos de las Escuelas Cristianas(Lasalle), ha sido reelegido Presidente de la Uniónde Superiores Generales para un segundo manda-to trienal. Como Secretario General, sigue el ma-rianista español padre José María Arnáiz.

El arzobispo de Barcelona, cardenal Carles, ha presi-dido la solemne sesión de apertura de la Causa debeatificación de José María Armengol Sierra y deun numeroso grupo de jóvenes catalanes, miem-bros de la antigua Federación de Jóvenes Cristianosde Cataluña, que fueron martirizados durante lapersecución religiosa de 1936 a 1939.

Cristina López Schlichting pronunciará el pregón deNavidad en el Foro Juan Pablo II, en la parroquiamadrileña de Nuestra Señora de la Concepción(calle Goya 26), el próximo 18 de diciembre, a las21 horas, seguido de un concierto navideño.

Monseñor Renato Boccardo, hasta ahora Jefe del Pro-tocolo con encargos especiales en la Secretaría deEstado del Vaticano, y encargado de los viajes pas-torales del Papa, ha sido nombrado por Juan PabloII Secretario del Consejo Pontificio para las Co-municaciones Sociales; al mismo tiempo, ha sidoelevado a la dignidad episcopal. Sustituye en elcargo a monseñor Pierfranco Pastore, quien, pormotivos de edad, presentó al Papa su renuncia.

El Arzobispado de Madrid, la Acción Católica y Pere-grinos de la Iglesia, como ya informamos en nues-tras páginas, han recordado a su primer sacerdotediocesano camino de los altares, el Siervo de DiosManuel Aparici, con un congreso con ocasión delprimer centenario de su nacimiento. Participaronel cardenal Rouco Varela, el Nuncio Apostólico,monseñor Monteiro, y los obispos monseñor Ati-lano Rodríguez, obispo de Ciudad Rodrigo y Con-siliario General de la Acción Católica, y monse-ñor Cerviño, obispo emérito de Tuy-Vigo

El próximo domingo 14, a las 13 horas, tendrá lugar enel templo de la Sociedad de San Vicente de Paúl, enMadrid (calle Verónica 11), la renovación de laPromesa Vincentina, durante la Eucaristía que pre-sidirá el padre Joaquín González Hernando, pro-vincial de los padres paúles.

El pasado miércoles 26 de noviembre, el arzobispo de Toledo, y Primado de España, monseñorAntonio Cañizares, pronunció una conferencia, en la Facultad de Teología San Dámaso, de

Madrid, sobre Los desafíos actuales de la catequesis en España, con motivo del primer encuentrode antiguos alumnos del bienio de Catequética.

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LA VIDA 11-XII-2003 ΩΩ23 AA

Libros

La Biblioteca de Autores Cristianos ha con-solidado, por obra y gracia de su director,

una buena costumbreanual en torno a la cele-bración de la Navidad: laedición de un libro querecoge valiosos testimo-nios vitales de algunos delos más selectos autoresque forman parte de sucatálogo. En años ante-riores, gracias a esta acer-tada iniciativa, la BACnos dejó entre las manosuna verdadera, y muy

preciosa, trilogía teológica, tan vivencial comoentrañable: tres libros –en realidad los her-manos mayores de este que ahora acaba deaparecer– titulados Felicidades, Jesucristo;¡Bienaventurada!; y Y la Iglesia también. Fue-ron tres libros dedicados a Cristo, a María ya la Iglesia. Ahora, la BAC se ha preguntado sino era llegado el momento de pasar, discretay suavemente, de la teología a la antropología.Y ha pasado. El resultado son estas 372 pági-nas de reflexiones testimoniales acerca de la fi-losofía y teología del vivir: Sobre el apreciode la vida. La lista de testigos es nutrida y muycualificada: de don Marcelo y monseñor Se-bastián, al padre Pozo, monseñor Gil Hellín,José Tomás Raga y el propio Joaquín Luis Or-tega, hábil muñidor de la iniciativa. Resulta,bien trenzado, un buen cesto de valiosos mim-bres sobre el gozo, el misterio, la rutina, el es-pectáculo, el arte, el compromiso, el riesgo yla gloria de vivir. ¡Magnífico regalo de Navi-dad!

El cardenal Marcelo González Martín, ar-zobispo emérito de Toledo, lleva ya algunos

años descansando mere-cidamente –es un decir–de su impresionante ta-rea apostólica, ministe-rial, al frente de la dióce-sis primada de Toledo,tras una vida de entregaadmirable a la Iglesia; pe-ro su descansar no le haimpedido, naturalmente,el desarrollo impagablede su servicio ministerial;por ejemplo, predicando

a las carmelitas descalzas, con admirable fi-delidad año tras año. Hace unos días, donMarcelo sufrió un infarto cerebral del que,gracias a Dios, se repone lentamente. Las car-melitas descalzas del monasterio de la Encar-nación, de Ávila, han tenido el acierto y laoportunidad de recoger en estas páginas, es-pléndidamente editadas por Edibesa, en sucolección Grandes Firmas, con el título Vé-ante mis ojos. Santa Teresa, para los cristia-nos de hoy, la palabra límpida y alta de laspredicaciones del cardenal. El actual arzo-bispo de Toledo, monseñor Cañizares, le da lasgracias a don Marcelo en unas entrañablespáginas de presentación. Cualquier fiel cató-lico puede aprender mucho de doctrina y deamor apasionado a la Iglesia en estas pági-nas.

M.A.V.WWWW WWWW WWWWEl Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz ha publicado en Internet los principales textos del

magisterio de la Iglesia sobre doctrina social. Con el título Agenda social: una colección de tex-tos magisteriales, ofrece una selección de documentos clave sobre la Iglesia como Madre yMaestra, la dignidad de la persona humana, la familia, el orden social, el papel del Estado, la eco-nomía, el medio ambiente, el trabajo...

http://www.thesocialagenda.com

La dirección de la semana

El chiste de la semanaGiannelli, en Corriere della Sera

Calendario navideño de Juan Pablo II

El pasado día 8, el Santo Padrerealizó la tradicional visita del Papa

a la Plaza de España, de Roma, pararendir homenaje a la Virgen, en lasolemnidad de la InmaculadaConcepción. Y ya en las fechasnavideñas, el Papa Juan Pablo IIpresidirá, Dios mediante, lasprincipales celebraciones litúrgicas dela Natividad del Señor, en la basílicade San Pedro, del Vaticano. Presidirála misa del Gallo, el 24 de diciembre,a las 12 de la noche; el día 25, amediodía, dirigirá su Mensaje deNavidad desde el balcón central de lafachada de la basílica. El 31 dediciembre presidirá, en la basílicavaticana, a las 18 horas, la

celebración de las Vísperas, y el Te Deum, de acción de gracias por los dones recibidos durante el año2003. El 1 de enero de 2004, Jornada Mundial de la Paz, dedicada a El derecho internacional, uncamino para la paz, presidirá, en la basílica de San Pedro, la celebración eucarística, en la solemnidadde Santa María, Madre de Dios. No está prevista, como en años anteriores, la ordenación de obispos, eldía de la Epifanía del Señor.

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DESDE LA FEΩΩ24

11-XII-2003AA

Un misterio insondable acompaña aesta santa contemplativa del Car-melo de Lisieux, cuyas sagradas re-

liquias llevan más de dos meses recorriendopueblos y ciudades de España en olor demultitud, y así seguirán, en medio de un fer-vor sin precedente, hasta las vísperas de Na-vidad. Son las únicas que han recorrido loscinco continentes –las peticiones de visitahacen cola–, despertando la veneración deingentes multitudes de católicos, pero tam-bién de ortodoxos, coptos musulmanes, in-cluso de increyentes. Pío XI, el Papa que lacanonizó, no dudó en señalar que santa Te-resa era «la gran santa de los tiempos mo-dernos, maestra de las cosas del espíritu»,a la que Dios descubrió y enseñó aquelloque ordinariamente oculta a los sabios y en-tendidos, y revela a los sencillos. El gran teólogo Hans Urs von Baltasar, en su mag-nífico libro Teresa de Lisieux. Historia deuna misión, se ha atrevido a señalar, con suindiscutible autoridad: «Teresa, juntamen-te con el Cura de Ars, representa el únicoejemplo absolutamente evidente de una mi-sión teológica, en el amplio sentido, dentrodel siglo XIX…, y que ella, hasta hoy, hasido también la última». Recuerda el ilus-tre maestro algunos santos contemporáne-os que no alcanzaron, como santa Teresa,«el volumen de una primaria misión teoló-gica». Entre ellos, menciona el caso de Don

Bosco, por el que yo personalmente sientouna veneración muy especial. Podríamosdecir que ese profetismo exclusivo de la san-ta carmelita descalza lo comparte en nuestrosdías con la Beata Madre Teresa de Calcuta,cuyo nombre y ejemplo tomó precisamentede la santa de Lisieux. Ambas son modelosconsumados de caridad. De Madre Teresano es preciso recordar lo que todo el mundosabe. De Teresita, rememoremos lo que de-jó escrito en su bellísima obra Historia deun alma: «Comprendí que el amor encerra-ba en sí todas las vocaciones, que el amorlo era todo… Entonces, al borde de mi ale-gría, exclamé: ¡Jesús, amor mío…, al fin heencontrado mi vocación! ¡Mi vocación esel amor!» Dos evangelios vivientes quecuestionan duramente los valores hedonistasimperantes en la sociedades de Occidente.

Santa Teresita no acudió a la universidad,ni estudió Teología o Sagrada Escritura. «Al-go sorprendente –dijo Juan Pablo II en suhomilía al proclamarla Doctora de la Igle-sia–. Murió joven, y, sin embargo, desde hoyserá honrada como Doctora de la Iglesia,cualificado reconocimiento que la eleva en laconsideración de toda la comunidad cristia-na mucho más allá de lo que pueda hacerloun título académico». ¿Para qué necesitabatales estudios? Nos dice casi al comienzo delManuscrito B: «Jesús me instruye en secre-to; no lo hace sirviéndose de libros, pues no

entiendo lo que leo. Pero a veces viene a con-solarme una frase, como la que he encontra-do al final de la oración…» En otro lugar desu Manuscrito A vuelve a insistir sobre lasenseñanzas de teología profunda que recibede su único Maestro: «Jesús no tiene necesi-dad de libros ni de doctores para instruir alas almas. Yo nunca le he oído hablar, perosiento que está dentro de mí, y que me guíamomento a momento y me inspira lo que de-bo decir o hacer». Su sabiduría de las cosas deDios le ha venido de los místicos del Car-melo –santa Teresa y san Juan de la Cruz–, dela Imitación de Cristo y de la Sagrada Escri-tura, sobre todo. Su libro de teología fue elEvangelio, lo que la sustenta por encima detodo: «En él encuentro todo lo que necesitami pobre alma. En él descubro de continuonuevas luces, y sentidos ocultos y misterio-sos». La Iglesia la ha proclamado Doctora,haciendo realidad su deseo: «A pesar de mipequeñez, quisiera iluminar las almas comolos profetas y Doctores». Ya figura en su lis-ta, al lado de san Agustín, santo Tomás deAquino, santa Teresa, san Juan de la Cruz…,junto a los grandes maestros de la Iglesia.

El Espíritu Santo le enseñó el caminitomístico de la infancia espiritual, de la con-fianza ilimitada en Dios, como un niño enbrazos de su madre. Confiesa que, desde ni-ña, sólo ha conocido al Dios misericordioso.El infierno, recuerda von Baltasar, no ocupólugar alguno en el mundo existencial de Te-resa. «¡Qué dulce alegría pensar que Dioses justo!; es decir, que tiene en cuenta nues-tras debilidades, que conoce perfectamentela debilidad de nuestra naturaleza. Siendoasí, ¿de qué voy a tener miedo? Soy dema-siado pequeña para condenarme. Los niñospequeños no se condenan». Como Job, tam-bién ella dirá: «Aun cuando Dios me mata-ra, yo esperaría en Él».

Los católicos españoles y cuantos se sien-tan atraídos por la sencillez evangélica deesta santa excepcional harían bien en vene-rar las reliquias de santa Teresita, pocas yhumildes, como era ella, polvo enamoradode Jesús y de los hombres. Ella predijo quesólo sería feliz en el cielo haciendo el biensobre la tierra. «Nuestro Señor no me daríaeste deseo de hacer el bien sobre la tierradespués de mi muerte, si no me lo quisieracumplir». Desde el día de su muerte, Teresitaha comenzado una misión única, un mila-gro continuado, que es pasar su cielo derra-mando gracias sobre la tierra, hasta que to-dos sus hermanos, como era su ardiente de-seo, hayan entrado en la alegría y el des-canso del Paraíso.

Mariano Alonso

Teresa de Lisieux, santa entre las santas

El recorrido de las reliquias de santa Teresa de Lisieux por nuestras tierras, que tantos deseos de santidad ha suscitado entre los fieles españoles, está llegando ya a su fin. Hoy llega a la archidiócesis de Tarragona, y en los próximos días lo hará, hasta el día 22 de este mes, a las diócesis de Barcelona, Palma de Mallorca,

Vich y Lérida. Ofrecemos uno de los testimonios que ha dejado su paso entre nosotros

Llegada de las reliquiasde santa Teresadel Niño Jesús

a la catedral de Valladolid

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El destino, que a algunos nos parece unaversión secularizada de la Providencia,produce caprichosos encuentros y de-

sencuentros entre las personas y las cosas;aproximaciones y alejamientos que a me-nudo marcan el rumbo de nuestra vida. Esuna reflexión que me ha asaltado con insis-tencia a lo largo del ir y venir de las reli-quias de santa Teresita del Niño Jesús porlos caminos de España. Andariega la hija,después de muerta, como lo fue la madre,la gran Teresa, mientras vivía.

A la una y a la otra las descubrí en la ado-lescencia, por no decir en la infancia. Mimadre había nacido en 1897, el mismo añoen que murió Teresita en su Carmelo de Li-sieux. Pero la coincidencia no se acababaahí. Las dos, una en francés y la otra en cas-tellano, se llamaban Teresa Martín. Un em-parejamiento curioso (y para mi madre vin-culante), del que nos hablaba con frecuencia.Bastaba con eso para que Teresita nos ca-yera la mar de bien a todos los hermanos.Pero mi madre era, además, lectora asidua deTeresa de Jesús. A mí, todavía tierno semi-narista, me regaló una edición popular desus obras completas, y Teresa me asombró yme sedujo desde el primer momento. Sufrescura de alma, su desparpajo estilístico, suapasionada experiencia de Dios me fasci-naban.

En aquellos años de maduración sicoló-gica, noté que Teresita se me quedaba unpoco corta. Creo que tendría que culpar deello a su iconografía, un tanto rosácea y blan-dengue. Su mismo nombre en diminutivo y

la especialidad que se le atribuía, la infanciaespiritual, no cuadraban, por lo visto, conmi creciente virilidad juvenil. Tendrían quepasar largos años para que me reconciliaracon la carmelita de Lisieux.

Ocurrió el reencuentro durante la etapade mis estudios en Roma. Había centrado mitesina para la licenciatura en Teología en ladoctrina espiritual de sor Isabel de la Trini-dad, marcada por su deslumbrante vivenciatrinitaria. En las lecturas obligadas para mitrabajo encontraba frecuentes alusiones y se-mejanzas entre la carmelita de Dijón y la deLisieux. En vista de lo cual me decidí a em-prender un viaje con doble parada y fonda:ambos Carmelos franceses. Lógicamente, elmejor preámbulo para semejante peregrina-ción era la lectura intensa de sus obras. Y ahíes donde saltó el reencuentro con Teresita,al hilo de su Historia de un alma.

Supe enseguida que su nombre comple-to, en religión, había sido Teresa del NiñoJesús y de la Santa Faz. Eso era ya otra co-sa. De hecho, fue para mí la primera clavepara atisbar la hondura mística de Teresita,su identificación con Jesucristo doliente, laofrenda sacrificial de su vida, su apasionadavocación de ser, en el corazón de la Iglesia,el amor. Cuando llegué a Lisieux, en aquelverano de 1957, era ya un convencido (porno decir un converso) de la grandeza de lapequeña Teresita. Ya había entendido quesu dichosa infancia espiritual es pura desti-lación de las mejores esencias del Evangelio.

Con todo, he de decir que esta crecidaintensa de la estimación de Teresita no su-

puso merma alguna en mi arraigado apre-cio por la gran Teresa. El descubrimiento,por aquellos años también, de la figura y losescritos de Edith Stein añadió varios enterosmás a mi admiración teresiana. ¿Cuál era elpoderío espiritual de aquella mujer para quela lectura de su vida, escrita por Teresa a fi-nales del siglo XVI, decidiera, en una no-che, el rumbo de la existencia de una judíaconversa, filósofa especializada en axiología,como era Edith Stein?

En realidad mi arrimo a Teresa de Jesúsha permanecido siempre vivo, y ocasionesnunca me han faltado para depurarlo e in-tensificarlo. Amén de frecuentes y felicesandanzas por lugares y conventos teresia-nos, el apego continuado a la lectura de susobras, la colaboración periodística y litera-ria en su IV Centenario (1982), la presen-cia en aquella estancia inolvidable de JuanPablo II en la Encarnación, de Ávila (no-viembre de 1982), la participación en el ro-daje de la serie, de feliz recordación, de TVE,Teresa de Jesús. Sin olvidar el cuidado actualde las ediciones de obras de Teresa, Juan dela Cruz, Teresita, Isabel de la Trinidad yEdith Stein que honran el catálogo de laBAC.

Pero es el caso que toda esa trayectoria–al fin y al cabo otra historia de otra alma–se ha enriquecido últimamente con motivodel viaje a España de las reliquias de Tere-sita. La conmoción espiritual que ha desen-cadenado, el fruto pastoral que ha ido pro-duciendo su paso, me han hecho entenderque aquello de la lluvia de rosas sobre elmundo distaba mucho de ser una cursilería.

Por si fuera poco, este tránsito de Teresi-ta me ha proporcionado algún que otro des-cubrimiento. El más señalado tiene relacióncon el Congreso misional que se celebró enBurgos, en coincidencia con la estancia delas reliquias en la ciudad castellana. Para talCongreso, el ahora cardenal de Sevilla, res-ponsable de su organización, solicitó la pre-sencia de una religiosa japonesa: la Herma-na Teresa María, dicho a la nipona MitsueTakaharo. Se me hizo la honrosa encomien-da de que pastoreara la estancia, fuera dela clausura, de la Hermana Mitsue, firme yalegre seguidora tanto de Teresa cuanto deTeresita. Fue para mí un don, una gracia,mucho más que una encomienda.

La presencia de la Hermana Teresa Ma-ría esparció en el Congreso de Burgos lasmejores esencias del Carmelo. Su testimo-nio personal, escuchado por los asistentescon lágrimas de gozosa emoción, revelóque su clausura en el convento de Sevilla(también fundado por santa Teresa, con laayuda de san Juan de la Cruz) responde asu decisión personal de agradecer así al Se-ñor la primera evangelización de Japón porlos españoles, desde los primeros jesuitasa los misioneros y misioneras actuales, yaque a ellos se ha debido su conversión y lade toda su familia al cristianismo. Se trata deun lance de notable enjundia teresiana y mi-sionera en la mejor línea del axioma quedice que la misión es cosa de todos. Todasestas idas y venidas, encuentros y coinci-dencias, a vueltas con Teresa, Teresita y elCarmelo, demuestran sobradamente que elllamado destino es sólo un nombre más dela misteriosa y multiforme Providencia deDios.

Joaquín L. Ortega

DESDE LA FE 11-XII-2003 ΩΩ25 AA

A vueltas con Teresa,Teresita y el Carmelo

Foto de Teresa de Lisieux, en el

papel de Juanade Arco.

A la izquierda,estatua de santaTeresa de Jesús,en el convento

de laEncarnación,

en Ávila

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Don Ricardo Rovira es un diácono casa-do y padre de familia, que, desde su pueblode Castellón, La Vall d’Uxó, lleva a cabo,junto con su trabajo como maestro en un co-legio, su labor como diácono en una parro-quia. Así nos explica su vocación y su mi-nisterio:

¿Cómo nació su vocación al diaconado? Ya desde pequeñito fui monaguillo, y des-

de siempre he servido a la Iglesia, pero desdelos 13, 14 años me sentí llamado al diacona-do, y desde que oí que en el Vaticano II seimplantaría el diaconado permanente para laspersonas casadas, ya empecé a decir que seríadiácono permanente. La verdad es que mi pa-dre, los párrocos de la Iglesia, siempre mepreguntaban si no querría ser presbítero, peroyo veía claro lo de ser diácono permanente.

¿Cuáles fueron los pasos que tuvo queseguir para ser diácono?

A partir de 1986 empecé los estudios, yestuve estudiando hasta 1990. Fui ordena-do diácono el 24 de junio de 1990, junto condos compañeros más de Castellón. Después,continué los estudios en el instituto interna-cional de Teología a Distancia. De ahí surgiómi vocación: siempre de un servicio a la Igle-sia. En las parroquias en las que he estado, in-cluso antes de ser diácono, siempre he tra-bajado desde las catequesis, los coros, ayu-

da a los sacerdotes. He fundado tres gruposde scouts católicos…

¿Cómo lo vivió su familia, y las perso-nas cercanas?

La gente, al principio, se extrañaba denuestra tarea, pero ya llevamos 13 años deservicio en esta diócesis y las cosas se hannormalizado. Además, el hecho de estar ca-sado hace que la gente te sienta muchas ve-ces más cercano, más en medio del pueblo;te ven con un trato muy directo con la gen-te, y compartiendo muchas inquietudes ymuchos problemas con las mismas familias.Estamos muy cerca del pueblo, y te pregun-tan, se te acercan para pedirte favores… Elpárroco siempre tendrá un grado más en lossacramentos, y la gente no puede evitar ver-le como «un grado más», a nosotros nos vecomo muy cerca de ellos, y nos sentimosmuy queridos.

A. Llamas Palacios

Hace ya 25 años que se establecía enEspaña el diaconado permanente,instaurado por el Concilio Vaticano

II. Después de unos años de reflexión y deestudio, en el año 1978, el arzobispo deBarcelona ordenaba al primer diácono per-manente de España. Un diácono perma-nente es un hombre que puede estar casa-do, puede pertenecer a una Orden religio-sa o al clero secular, y cuya acción pasto-ral se centra: en Cáritas, donde pueden serencargados parroquiales, o delegados dio-cesanos; en la Liturgia, donde puede asis-tir al presbítero o al obispo en la misa, pro-clamar el Evangelio, dar la comunión y elviático a los enfermos, presidir las exe-quias, asistir como delegado del párrocoal sacramento del Matrimonio, adminis-trar el Bautismo, presidir la Liturgia de lasHoras; y en otros muchos servicios de laIglesia.

«25 años sirviendo a la Iglesia. El dia-conado en España 1978-2003» es el lemadel Encuentro que se acaba de celebrar enAlcalá de Henares y que ha reunido a mu-chos de los 220 diáconos permanentes quehay en España, para reflexionar sobre la his-toria y la labor de estos hombres: profesores,empleados de banca, trabajadores en la in-dustria, etc…, que comparten, junto con lospresbíteros y los obispos, el sacramento delOrden.

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11–XII–2003AA

Son maestros, empleados de Banca, industriales, mecánicos…

220 diáconos permanentes

Los diáconos, en cifras

25 años después de haber sido instaurado enEspaña, actualmente son 36 las diócesis que ya

han establecido el Diaconado Permanente, lo quesignifica el 57,1% de las diócesis españolas.

En España hay 220 diáconos permanentes, más65 aspirantes al diaconado. Del total, 10 pertenecena Congregaciones religiosas. En las diócesis deBilbao, Pamplona y Túy-Vigo no hay en laactualidad ningún diácono permanente, pero hay 5,2 y 6 aspirantes respectivamente. Además, lasdiócesis de Oviedo, Calahorra, Teruel, Solsona,Zamora y Lugo han instaurado el diaconado,aunque no hay ningún aspirante ni ordenado.

Las diócesis con más diáconos de España sonBarcelona, con 52 y 12 aspirantes, y Sevilla, con 38y 11 aspirantes.

Los diáconos permanentes en España tienen unpromedio de 55 años, y desarrollan su trabajo endiferentes campos. La mayoría de ellos sonprofesores; algunos de ellos, catedráticos; perotambién hay diáconos permanentes en el sector dela Banca y de la industria, en talleres y en fábricas.

Requisitos necesarios

Pueden ser candidatos al diaconado permanentehombres casados, mayores de 35 años, con

cinco años, al menos, de matrimonio estable, quehan dado testimonio cristiano en la educación delos hijos y en la vida familiar. También pueden serlomiembros de Institutos seculares o religiosos,mayores de 25 años, viviendo el celibato.

Su formación se desarrolla en tres etapas:comienzan con una etapa introductoria, paradiscernir y reflexionar sobre el significado de lavocación diaconal; después, tres años depreparación teológica, pastoral, espiritual ycomunitaria; y, finalmente, una tercera etapa deinserción pastoral, recibiendo los ministerioslaicales de lector y acólito.

Ricardo Roviraproclamando elEvangelio en unacelebración

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Urbaniana, fue Cristo en el Cine. Un canoncinematográfico. Directores de cine, críti-cos cinematográficos y teólogos, muchosde ellos profesores en las UniversidadesPontificias, analizaron aspectos específicosde esa relación que dura ya desde hace másde cien años. La iniciativa buscaba ser, segúnexplicaron sus organizadores, «un espaciode diálogo entre el cine y la fe».

Monseñor Enrique Planas, Director de laFilmoteca Vaticana, confirmó con sus pala-bras el trabajo que viene realizando, desdehace décadas, en la promoción del fecundodiálogo que puede darse entre Cristo y lagran pantalla: «Las películas sobre Jesu-cristo las quiero todas, porque nos muestranel reflejo de Jesucristo, perfecto comunica-dor», confesó. «Prefiero las películas quepresentan la familiaridad de Dios en la coti-dianidad, su ternura y su inmediatez: estoyagradecido a los autores que saben mostrar-nos estos rasgos en la figura de Jesucristo»,reconoció monseñor Planas.

El arzobispo John P. Foley, Presidentedel Consejo Pontificio para las Comunica-ciones Sociales, clausuró el encuentro ase-gurando que «la expresión cinematográficapuede suscitar una profunda experiencia deencuentro con Dios». La fe y el cine, expli-có el prelado estadounidense, son «dos rea-

lidades creadoras de cultura: dos lenguajesde representación simbólica», que «esta-blecen vínculos entre las personas y afec-tan a los puntos más vitales del hombre»,como el «anhelo de una sociedad mejor», o«la lucha entre el bien y el mal».

«La expresión cinematográfica, aunqueno tenga por objetivo directo la búsquedaespiritual, sin embargo se encuentra cons-tantemente con ella y puede suscitar unaprofunda experiencia de encuentro con Dios,sobre todo cuando se convierte en auténticacreación artística», aseguró. Por último,constató cómo la imagen que ofrece el cinede Cristo tiene una influencia decisiva en lapercepción del público, de manera que hoyconstituye «una nueva forma de iconografíasumamente válida en nuestro tiempo». Elrostro de Cristo, que ha sido representadopor las diferentes formas artísticas, en el ci-ne «refleja los aspectos personales que re-fleja cada autor», motivo por el cual el hom-bre del Papa para la atención pastoral de losmedios de comunicación pidió «respeto porel Misterio».

Los participantes en el encuentro no pu-dieron ver la última representación cinema-tográfica de Cristo, La Pasión de Cristo,que está terminando de producir el directory actor estadounidense-australiano Mel Gib-son. La organización había previsto esta po-sibilidad pero, a última hora, la sociedadproductora, Icon Entertainment, envió unmensaje para posponer la proyección, pues«la película todavía no está terminada».

«Mel Gibson está trabajando para que lapelícula esté lista para su presentación conmotivo de Año Nuevo. Hasta ese momen-to, preferimos esperar y presentar una pelí-cula completa, dado que está a pocas sema-nas de ser terminada», explicó uno de losrepresentantes de la productora en un men-saje electrónico enviado a la organizaciónde la proyección.

El Ente del Espectáculo, institución definanciación pública italiana, que organiza enestos días en Roma el Festival Tertio Mi-llennio», de cine espiritual –paralelo y com-plementario al Congreso Cine e Iglesia– diola noticia con un tono polémico, con el quedespués fue retomada por algunos periódi-cos: «Mel Gibson dice no al Vaticano». Enrealidad, como la organización aclaraba enel comunicado, el ganador de Premios Oscarno ha podido llevar la cinta a Roma, puesestá revisando todavía algunas escenas. Loscardenales, obispos y teólogos de Roma quequieren ver la película, centrada en las últi-mas doce horas de la vida terrena de Cristo,tendrán que esperar, por tanto, unas semanaspara ver la proyección terminada. La obraen Estados Unidos llegará a las salas cine-matográficas el 25 de febrero de 2004.

J.C. Roma

Desde los hermanos Lumière –en1898– hasta La Pasión, de Mel Gib-son –que saldrá a la gran pantalla el

próximo Miércoles de Ceniza–, la historiadel cine ha mantenido un interés particularpor Cristo, que, como es obvio, ha creadoincluso una auténtica iconografía. Ésta esuna de las conclusiones más claras del VIICongreso sobre Cine e Iglesia, que se cele-bró en Roma, el 2 de diciembre pasado, poriniciativa del Consejo Pontificio de la Cul-tura y del Consejo Pontificio para las Co-municaciones Sociales.

Repasando la historia que se ha entrete-jido entre Jesús y el séptimo arte, el cardenalPaul Poupard, Presidente del Consejo Pon-tificio de la Cultura, al inaugurar el Con-greso, reconoció que «el cine es un vehícu-lo irrenunciable para hacer cultura, y en laIglesia, para evangelizar».

«Espero –añadió– que el cine sepa cons-truir una cultura auténtica de la vida y de ladignidad de la persona», así como «una ci-vilización del respeto mutuo y de la convi-vencia entre culturas. Tengo una confianzaplena en que los que operan en el mundo delcine sabrán responder a esta petición de unsuplemento de esperanza».

El tema específico de la edición de esteaño, celebrada en la Universidad Pontificia

Directores de cine, críticos cinematográficos, teólogos... analizaron la relaciónentre Cristo y el cine y, sobre todo, las implicaciones que ha tenido para la cultura,en un Congreso celebrado en Roma por iniciativa de los Consejos Pontificios de la Cultura y de las Comunicaciones Sociales

Cristo y el cine, una historia que dura desde hace más de cien años

El cine ha creado una nuevaiconografía de Cristo

Un momentodel rodaje de laPasión de Cristo,de Mel Gibson

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«Cuando uno se va, es de buenaeducación despedirse». Lo de-cía, hace unos días, al hacerlo,

Gustavo Pérez Puig, poco antes de alzarse eltelón, en el madrileño Teatro Español queha regido, con mano maestra, durante nadamenos que los últimos catorce años. Y habíaen su voz, al decirlo, un inevitable tristeale-gre tinte de nostalgia, por hablar solamentede lo obvio. Recordaba, al dar las gracias atantos amigos, cómo lo mejorcito de nuestraescena ha pasado por las tablas del Español–¡cuánto talento, fantasía, imaginación, po-esía, realidad!–, e ironizaba que no se va a laguerra, porque vuelve a su casa, que es Te-levisión Española. La verdad es que no sabeuno muy bien, a estas alturas de la repre-sentación, si eso es una guerra o no...

Recientemente galardonado con el Pre-mio Nacional de Teatro, se va Pérez Puigdel Español rindiendo un justo y merecidotributo de admiración a uno de los más cla-ros y señeros hombres del teatro español delsiglo XX, José López Rubio, de cuyo naci-miento se cumplen cien años, precisamente,el próximo 13 de diciembre, y programando–con insuperable brillantez, por no perderla costumbre– la más acabada de sus come-dias: Celos del aire. Con el estreno de estadivertidísima comedia, de diálogos tan ful-gurantes como los del Hollywood de en-tonces, que fue el bueno, y en el que LópezRubio se movió como pez en el agua, diá-logos finos y certeros sobre el amor huma-no y sus derivados y compuestos –de la men-tira a la ternura, y de los celos a la fideli-dad–, en un mundo en el que «decidimos novernos ni oírnos unos a otros», obtuvo, ha-ce más de medio siglo, un éxito arrollador,en este mismo Teatro. De este autor las nue-vas generaciones apenas si han oído hablarsiquiera, y ya es desgracia, a pesar de haber

formado parte de la otra, e irrepetible, ge-neración del 27 (Jardiel, Mihura, Neville,Tono), de haber logrado el Premio Fasten-rath, y de haberse sentado, por derecho pro-pio, en el más español de los sillones de laEspañola, el de la letra eñe.

«Desde que hay cine, al teatro no vanmás que las personas inteligentes»; «la ver-dad es un arma peligrosa y no se puede de-jar en cualquier mano»; «tiene demasiadaimaginación para fijarse en lo que tiene de-lante»: son sólo tres elocuentes botones demuestra de lo que escucha el espectadoratento a lo que se cuece en el escenario, conun decorado que es una belleza, marca dela casa Alfonso Barajas. Bajo la dirección

artística de Mara Recatero, todo el reparto(Ana María Vidal, Jesús Guzmán –¡qué so-berana lección de cómo hay que escucharen un escenario!–, Abigail Tomey, Paula Se-bastián, Mario Martín, Juan Ribó, AndoniFerreño) actúa con exigente profesionali-dad.

Al despedir del Español a Gustavo Pé-rez Puig, es obligado dar las gracias. Comodice uno de los personajes, al final de estaobra, que alguien «suba una botella de esechampagne que decimos que ya no nos que-da»... Cada vez, ¡vaya por Dios!, nos vanquedando menos cosas...

Miguel Ángel Velasco

Teatro

Lo que nos va quedando...

Material para soñar

El Gran CircoMundial se en-cuentra en Ma-drid, hasta el pró-ximo 21 de di-ciembre, y en Va-lencia desde el 6de diciembre has-ta el 7 de enero.25 atracciones de artistas llegadosdesde diferentespuntos del planeta

«Parece que vuelvo un poco triste», me de-cía, al salir, un amigo que había venido

conmigo. Yo me acordé de aquel libro que ha-bía leído de pequeña: El hombre del acorde-ón, de Angelina Gatell. Recuerdo que reflejaba,con melancolía, pinceladas de vida de artistasde circo: el payaso que había perdido su sonrisa,el romance entre la bailarina y el domador defieras… Eran retratos llenos de magia y de re-alidad, que un hombre que se ganaba la vidatocando un acordeón, sentado en un bar, lecontaba a un chiquillo que le escuchaba sinpestañear. Hay historias que llegan tanto alcorazón que, en vez de alegría, nudos en el es-tómago, algo extrañamente necesario con fre-cuencia. Por eso acudí al circo con curiosi-dad, con el recuerdo de mi infancia metidoen el bolsillo y con los personajes de Angeli-na Gatell perfilados en mi memoria, como es-perando compararlos y desilusionarme conla realidad.

Entonces la función comenzó. La música in-vadió el pequeño recinto, y dos jóvenes ata-viados con kilos de brillantina comenzaron acantar. Poco a poco, todos los artistas fueron

saliendo al escenario y, con una coreografíaque cada uno parecía interpretar a su manera,nos contaron con música que «el circo era su vi-da y los aplausos del público su recompensa».Desde la segunda fila pude comprobar que, ensu mayoría, eran jóvenes de cuerpo fibroso,sonrientes en sus luminosos vestidos, de mo-vimientos circenses… (¿existe el movimientocircense?: aquel movimiento ágil, elegante, quese entrega al público, que se alegra y se enva-lentona con los aplausos…). Tras la presenta-ción, vino el espectáculo: tres horas de magia,camellos, cocodrilos espeluznantemente cer-ca del público, elefantes, caballos, tigres, asom-brosas acrobacias, saltos, equilibrios, payasos…

Al terminar el espectáculo, volví a los per-sonajes de El hombre del acordeón. Y penséque a lo mejor no eran tan distintos de los queacababa de ver. ¿Merece la pena estar tan loco?Yo creo que sí… Vuelvan al circo: resulta muyrecomendable para el corazón un poco de ejer-cicio de nostalgia, se viaja a través de la me-moria, y se proporciona material para soñar.

A. LL. P.

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Punto de vista

¡¡No matarás!!

No sólo es un precepto de moralcristiana, sino de moral universal que

cualquier ser humano, con las luces solasde su razón, puede descubrir grabado en elfondo de su conciencia. Ha servido, a lolargo de la Historia, para que todos losCódigos penales del mundo protejanpenalmente, sin excepción, la vidahumana. Pero Juan Pablo II, en su olvidadaencíclica Evangelium vitae, ha alertadosobre la amplitud y complejidad del ¡Nomatarás!, que puede servir de fundamentolo mismo a las campañasanticontaminación y en defensa del medioambiente, como las dirigidas contra la penade muerte, el aborto o la eutanasia.

Como no podía ser de otra manera, elart. 15 de la Constitución de 1978proclama que todos tienen derecho a lavida, pero desde 1985 dicha norma hasufrido una injustificada quiebra, al excluirde su manto protector a los niños quetodavía no han nacido. Según lasestadísticas oficiales, llevamos camino deigualar en su conjunto el total de víctimasde nuestra guerra civil, pues cada año crecede modo constante el número de abortos,los que vienen a suponer, periódicamente,el aniquilamiento de la población actual deciudades tales como Huesca o Zamora, ysuperior a la suma de las de Soria o Teruel.

Esto parece no conmover a nuestrasociedad, que se dice tolerante con lasituación de las madres angustiadas,permisiva con el negocio de las clínicasabortistas, e indiferente ante la violaciónflagrante del fundamental derecho a la vidade varios miles de seres humanos cada año.

Tampoco los políticos dan muestras deinquietarse. Sabemos de algunos partidosque, en cuanto logren mayoría suficiente,abrirán más las puertas legales para llegar alaborto libre, prácticamente facilitado ya porla legalización de la píldora del díasiguiente. Otros ponen su esfuerzo en quese aplique correctamente la leydespenalizadora, pero tuercen el gestocuando se les habla de trabajar por suderogación. La conclusión es desoladora:¿Tienen todavía futuro los movimientos pro-vida?

La respuesta ha de ser rotundamenteafirmativa, y se basa en el bíblico Clama necesses. Alguien tiene que recordar a ladormida o complaciente sociedad españolaque, además de oponerse con todas susfuerzas a la guerra del Iraq y al goteotrágico de las pateras, tome conciencia deque se producen más bajas todavía en laguerra contra el nasciturus; que losderechos humanos son indivisibles y que, side la vigencia de muchos de ellos podemosenorgullecernos, en este terreno padecemosun gravísimo déficit que puedenreprocharnos otros países de inferior nivelal nuestro.

Gabriel García Cantero

L I B R O S

El objetivo de las palabras es «ocuparse en cosas diferentes de las pa-labras». Aunque pueda parecer el principio de un acertijo, la cita es deBertrand Russell en su crítica a ciertas corrientes y a ciertos pensa-

dores neopositivistas. Ocurría como en la Historia. Un día le preguntó a unhombre cuál era el camino más corto para llegar a Winchester: «–¿El señordesea saber cuál es el camino más corto para llegar a Winchester? –Sí. –¿Elcamino más corto? –Sí. –No lo sé». Y añade Russell: «Aquel hombre queríaconocer con claridad la naturaleza de la pregunta, pero no tenía el más mínimointerés en responder. Eso es exactamente lo que hace la filosofía moderna con

aquellos que buscan apasionadamente la verdad». No es fácil, por tan-to, encontrar autores y obras de esos autores que nos catapulten hacia laverdad y los problemas de su búsqueda. Y mucho menos es fácil en-contrarnos con libros de ética que no contemporicen con los discursosdominantes que suelen regir las propuestas de comportamientos en el or-den del bien y del mal a impulsos de programas televisivos.

José Ramón Ayllón es un filósofo y profesor de filosofía nada comúnen estos predios y por estos años. Tiene la capacidad de presentar las pre-guntas fundamentales que todos nos hacemos, tarde o temprano, y deofrecer las respuestas desde la solidez de un pensamiento que no frilteacon lo políticamente correcto, aunque sea el más correcto para la natu-raleza del hombre y sus ansias de felicidad, y con el lenguaje que hablael joven medio. No en vano sus años dedicados a enseñar filosofía en losinstitutos no han pasado en vano. Ahora nos entrega dos libros biendistintos, pero nada distantes. El primero es una especie de guía de re-

cursos éticos, en forma de aforismos que, sin duda, servirán, y mucho, para la no fácil tarea de laeducación ética –no se alarmen, que no utilizaré, de momento, la expresión moral– de las nuevasgeneraciones. La segunda parte de su Ética y buena vida es un magnífico, entre otras cuestiones porsu brevedad, repaso de la historia de la Ética, en apretada, clarificadora y comprensible síntesis depensadores y de pensamientos. Y como José Ramón Ayllón, si es algo, es un educador en toda re-gla, a la par que polivalente, ha sido capaz de llevar sus presupuestos filosóficos, y de vida, a unanovela. Una novela histórica, por supuesto, dado que es uno de los géneros de más tirón editorialdel presente. Querido Bruto nos conduce al tiempo en el que Julio César escribe una serie de car-tas que componen su testamento ideológico, al término de la guerra civil. Son las cartas trasunto dela condición humana, de sus virtudes y de sus pasiones, del amor y de la muerte, de las ambicionesy de los fracasos, de la vida vivida, proyectada y no cumplida. Son cartas sobre los grandes temasdel hombre y de lo humano, que se leen con el gusto y solaz de un delicado regalo navideño.

José Francisco Serrano

La educación ética de las nuevas generacionesTítulo: Ética y buena vida /Querido BrutoAutor: José Ramón AyllónEditorial: Cálamo/Belacqua

Cuenta Miguel Ángel Velasco, en este libro ya clásico sobre Juan Pablo II, es-crito en 1988 y reeditado ahora, a la sombra del XXV aniversario del pon-

tificado de Juan Pablo II, en cuidada edición de bolsillo, lo que la prestigiosarevista Time decía del Santo Padre, en un titular de portada: «Sus ideas son muydiversas de la mayoría de los mortales. Son más grandes». Mucho se ha dicho yse ha escrito de estos veinticinco años de pontificado. La aportación específicade este libro, y de este autor que respira el aire de la vida, del pensamiento, de laobra de Juan Pablo II en el día a día de su trabajo, es la vertiente humana de unPapa, gigante de nuestro tiempo y de nuestra Historia; una vertiente humanaque confirma, ratifica y acredita su palabra, el eco del Evangelio en su vida. Sonestas doscientas páginas un buen testimonio del valor de la fe, de la esperanza yde la caridad en la vida de un Gigante de nuestro tiempo que, por serlo, lo escercano de todos nosotros.

J. F. S.

Un gigante de nuestro tiempoTítulo: Juan Pablo II, ese desconocido. Anécdotas humanas de un Papa fascinanteAutor: Miguel Ángel VelascoEditorial: Booket/Planeta

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Gentes

Televisión Con ojos de mujer

Juan Pablo II, humanizador mediático

Es tan densa en investigación como rica en propuestas útiles sobre el oficioperiodístico. Me refiero a la Tesis de Manuel Bru, sobre la Ética en las

comunicaciones sociales. Más que el dinero, la carrera o el éxito, los comu-nicacadores debemos amar a la gente, al público al que nos dirigimos. Lodice Juan Pablo II, y constituye una reflexión necesaria para los periodistas ca-tólicos.

La investigación evalúa la ética de la estructura comunicativa, y en la des-cripción advierte cómo el avasallamiento, la selección tendenciosa, la obje-tividad instrumental o la manipulación del lenguaje se han convertido –¡quéironía!– en grandes conquistas de la información. La visión, sin embargo, esmás realista que catastrófica. Juan Pablo II propone al comunicador social no-bleza y creatividad, una vocación exigente y apasionada. Una vocación conDios en su plan de salvación.

Lo dicho, una reflexión necesaria en este panorama mediático, donde el sen-sacionalismo y la vacuidad se sitúan en prime time.

Elsa González

Carmen Alvear, ex-Presidenta de la Confederación católica de Padres de alumnos (CONCAPA)

María Galiana, actriz

María Vallejo-Nágera, pedagoga y escritora

Machos

Me esperaba otra cosa. Como no hacían más que castigarnos con la pro-moción de la serie después de cada bloque de anuncios y, además, venía

precedida de notables éxitos internacionales, pensaba que Machos iba a seruna especie de novedad absoluta en la narración de una saga familiar de sietehermanos con padre mandarín y madre con corazón de manteca. Expectativafrustrada. Absolutamente. Bueno, he de confesar que tenía cierto despiste ala hora de la definición del producto. Creía que la serie iba para la noche de loslunes, que iba a ser semanal, que era española, una especie de Los Serrano enplan serio y sin chistes castizotes que apuntalan cualquier escena. Sin embar-go, Machos es un culebrón de 150 capítulos para la sobremesa de cada día, queha comprado TVE para, cuando menos, igualar el bombazo de audiencia que hasupuesto en Chile, su país de origen.

Dicen que cuando terminó el último capítulo del novelón por entregas, el pa-ís quedó colapsado y en los bares comenzaron a languidecer los temas de con-versación. Lamento creerme bien poco esta campaña de marketing, tan mag-níficamente orquestada, para que la telenovela entre en nuestro país por lapuerta grande del enganche. Ya desde el primer momento comenzaron a aflo-rar esos condimentos pirotécnicos de todo fuego de artificio que, por principio,tiene que hacer sonar toda la tralla concebible en muy poco tiempo. Y así fue:gritos, situaciones de tensión, melodramas forzados, malos más que malos,chulos más que chulos, y así. El hijo ligón; el hijo pródigo que vuelve a casa yle acoge el llanto de una madre desconsolada; la chica de servir que, además deponer los platos en la mesa, pone también las cartas del tarot para hurgar en lamagia y vaticinar un futuro demoledor para la familia; el descubrimiento ho-mosexual de uno de los hijos; el padre machista hasta la náusea o, digamos, has-ta la risa del no poder creerte lo que ves. Y ya en el primer capítulo nos sirvenla separación de padre y madre, los primeros apuntes de infidelidades, besos,bofetadas y frases del tipo: «¡O me sueltas, o grito!» ¡Y todo esto, en menos de15 minutos! Los culebrones siempre me han parecido que fagocitan las neu-ronas, o las prensan, o qué sé yo, pero seguro que las dejan inhábiles para en-tender a Tólstoi o a Shakespeare, porque el ciclo-culebrón obliga a acostum-brarse a lo fácil, a la tragedia de recuelo y cordel, al gesto chocante e impre-visible, y no soporta ver a los personajes al contraluz de su verdadero destino.¡Y antes de Machos se programa otro culebrón y le sucede otro! Apagué eltelevisor y me fui directo a mi biblioteca; para espabilarme, tuve que cogeruno de los poemas amorosos más bellos de Rilke que dice: «Oh sonrisa, primerasonrisa, sonrisa nuestra./ Qué único fue aquello: respirar el aroma/ de los tilosy oír el silencio del parque...,/ y de pronto mirarse, y sonreír de asombro».Esa escena de amor incipiente, tan sutil, me cuenta más que los 150 desco-yuntamientos amorosos de los muy Machos.

Javier Alonso Sandoica

Mirando atrás, recuerdo perfectamente el pro-yecto de escuela con un solo modelo educativoque estaba en la alternativa de –por qué no de-cirlo– la izquierda política; un proyecto exclu-yente que, en principio, no contaba con la par-ticipación de los padres. Gracias a la oposiciónque mantuvimos numerosos padres, se logródar a luz un documento en el que se defendíauna educación para una sociedad justa, libre ydemocrática.

Las famosas y denostadas virtudes burguesas de-berían volver: el sentido del honor, el sentido de laobligación, el amor al trabajo. En cuanto a la tele-visión, si los programas son buenos, la gente tam-bién los sigue; no hay que venderse a las audien-cias.

Todo ser humano puede cambiar. La bondad esposible hasta en los hombres más alejados deDios.

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DESDE LA FE 11-XII-2003 ΩΩ31 AA

No es verdad

Ahora que, como todo parece indicar, losresponsables de la cosa pública enCataluña –la pela es la pela, y habrá que irpensando en Agencias Tributarias en cadaComunidad Autónoma– han optado por lopeor para España, y, por tanto, para todoslos ciudadanos que viven en Cataluña, damucha pena tener que constatar la falta defiabilidad que, lógicamente, invade elánimo de la mayoría de los españoles enlos políticos que, mientras se llenan laboca de elogios a la Constitución,demuestran con los hechos lo contrario delo que dicen sus palabras. No es verdadque se respeta la Constitución, quegarantiza el bien común, si se apoya aquienes quieren romper la unidad nacional,tan laboriosamente lograda. No se puedeuno fiar, para el resto, de quien dice unacosa en Madrid, y hace otra en Barcelona oen San Sebastián. Y tampoco parece derecibo la frivolidad con que altosrepresentantes de la cosa pública aseguranque «la unidad de la nación española nocorre peligro». Probablemente, lo quequieren decir es que no corre peligro ladefensa de la unidad nacional que ellosestán dispuestos a hacer, pero negar, aestas alturas de la película, que la unidadnacional corre peligro, es negar loevidente. Hace muchos años que no corríatanto peligro y no es, ciertamente, conpalabras falsamente tranquilizadoras comomejor se puede ayudar a que lo peor nosuceda. Desde este rincón mínimo, una yotra vez, machaconamente, a tiempo y adestiempo, se ha pedido que«tempestivamente se ponga remedio, antesde que sea tarde». No me importa volver adecirlo una vez más.

Ha habido medios de comunicación quehan aprovechado la natural celebraciónde los 25 años de la Constitución

española de 1978 para resucitarirresponsablemente viejos fantasmas, ypara volver a arrimar, una vez más, elascua a su particular y escuálida sardina,que muy poco tiene que ver con el biencomún. Obsesionados con sus miopesesquemas beligerantemente laicistas, nopocos siguen sin querer enterarse de queno es lo mismo un Estado aconfesionalque un Estado laico; de que laConstitución española hablaexplícitamente de la Iglesia católica,porque da la casualidad, miren ustedespor dónde, de que, a pesar de todas lassecularizaciones reales o provocadas yprogramadas, noventa de cada cienpadres españoles siguen queriendo parasus hijos, en la España de hoy, unaeducación en la fe católica. Y nadie meva a hacer creer que los padres españolesno quieren lo mejor para sus hijos; comohay algunos otros –curiosamente siemprelos mismos- que no quieren respetar unosAcuerdos internacionales firmados entrela Iglesia y el Estado.

No resulta fácil entender a quien, como elseñor Zapatero, asegura: «No puedoentender a quien se asusta de las ideasnuevas; a mí lo que me asusta son las ideasviejas». Verá usted: no es cuestión de si lasideas son viejas o nuevas, sino de si sonbuenas o malas, sean viejas o nuevas; y,sobre todo, es cuestión de que se trate deideas, no de ocurrencias, como las dequienes confunden la familia con cualquiercosa, o las de quienes creen haberdescubierto el Mediterráneo proponiendo,en lugar del matrimonio, elsemimatrimonio, en una freudianaconfusión de la realidad con sus propiosdeseos.

Gonzalo de Berceo

Punto de vista

El semáforo

¿Estamos de acuerdo? El que las personas sepongan de acuerdo para alguna cosa es

algo natural y conveniente, sobre todo si en elloles va su futuro. Sin embargo, se oye decir porahí que hoy esto no es posible, porque «cadauno ve las cosas de distinta manera»… y «todasson respetables». Veamos qué clase de respeto.

¿Estamos de acuerdo en aceptar y convivircon el caos, es decir, con la confusión y eldesorden?; ¿con el divorcio, las separaciones, elaborto, la eutanasia, el terrorismo, el bandidaje,la basura televisiva e internáutica, el deteriorosangrante de la naturaleza por la especulación?¿Estamos de acuerdo en convivir con todo eso,y más? Se tiene la impresión de haber llegado alpunto en el que incluso estas cosas también«cada uno las ve de distinta manera…, y todasson respetables». Dan ganas, ¿verdad?, de salircorriendo y escaparnos a la escuela de la madrenaturaleza, la poca que todavía queda.Miremos con nuestros ojos cómo se nospresenta: es una maravilla de unidad, armonía,belleza, tonalidades y matices inigualables.Todo en función de todo: la piedra, el árbol, latierra, el agua…, todo al servicio de todo, comoun don de amor de unos a otros. Nada sobra nifalta. Se trata de una demostración práctica dela verdadera definición del respeto: cada cosaestima y aprecia la excelencias de las demás, ycorresponde siendo lo que es y como es, alservicio de la plenitud armónica del conjunto.¿Creemos que existe ese amor, pleno,desinteresado, ese estar en función del otro, yque es posible también entre las personas?

Sumido en estas ideas, de pronto el vehículoque me traslada se detiene en un semáforo, ymi pensamiento se desplaza, sin poder evitarlo,hacia el semáforo. Cuando se presente en lavida, y bruscamente, el rojo de esa enfermedad,de ese problema, de esa situación…, ¿quésucede entonces? ¿No habíamos quedado enque todo es amor? Por tanto, también esto.Amaré esta situación, la abrazaré quizá conlágrimas, le daré mi sí. Igual que la naturalezacontinúa amando y dando todo de sí despuésde algún cambio ecológico. Amaré el semáfororojo, cuando dice: espera, reflexiona, tómate unrespiro y ama. A continación amaré también elámbar... ¿Seguimos estando de acuerdo en quelo que importa es el amor? Entonces te quieroasí, tal como eres, con tus virtudes y tusdefectos, con lo que sucede y con las cosascomo se presentan y no como a nosotros nosgustaría que fueran. De pronto, se pone elsemáforo en verde. Sin embargo…, espera quepiense: cada uno ve las cosas de distintamanera. ¿Y si yo lo estoy viendo verde y resultaque es rojo?; por otro lado, soy muy libre deverlo rojo, porque a ver… Un solemnebocinazo bom, bom, desde atrás, me traslada ala más pura realidad, reclamando urgentementela marcha. Caminar, salir hacia delante,avanzar al unísono. Dicho de otra manera, unno al caos y al todo vale, y un sí al orden, a laarmonía, al amor recíproco, al semáforo quetodos llevamos dentro. ¿Estamos de acuerdo?

Antonio Espinosa

El Roto, en El País

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«E1uropa, sé tú misma: este desafiante y, almismo tiempo, propositivo y esperanza-dor grito lanzado al viejo continente porJuan Pablo II en Santiago de Compostela,da título a este segundo volumen de la co-lección Libros Alfa y Omega, que recogebuena parte de todo lo publicado en nues-tro semanario sobre Europa; no todo, cier-tamente, pero sí los textos más importan-tes y decisivos. Tres partes bien definidascomponen estas páginas: bajo el epígrafede Criterios, los textos editoriales que ex-presan el pensamiento propio de Alfa yOmega; bajo el de Firmas, la selección delos artículos más significativos sobre eltema, así como declaraciones de destaca-das personalidades con re-

lación a Europa; y el libro se completa conuna tercera parte documental, referida ala segunda Asamblea especial para Euro-pa del Sínodo de los Obispos, con el tex-to del Mensaje final de dicha Asamblea y,como broche de oro, la Exhortación apos-tólica postsinodal Ecclesia in Europa, queel Santo Padre Juan Pablo II firmó en «Ro-ma, en San Pedro, a 28 de junio de 2003,Vigilia de la solemnidad de San Pedro ySan Pablo, vigésimo quinto de pontifica-do».

Así reanudamos nuestro encuentro edi-torial con nuestros lectores, después de lapublicación del primero de los Libros Al-fa y Omega,

realizada con ocasión de la quinta Visitaapostólica del Papa Juan Pablo II a Espa-ña, los días 3 y 4 del pasado mes de mayo,en el que recogíamos la quintaesencia delas enseñanzas del Santo Padre durante sulargo y fecundo pontificado sobre todaslas realidades que importan en la vida. Es-te segundo volumen va dedicado a Euro-pa, a esa nueva Europa de los quince quemuy pronto será de los veinticinco, y queno es otra que el Viejo Continente queahonda sus raíces, de veinte siglos ya cum-plidos, en el hecho cristiano: una de lasmás sentidas preocupaciones de Juan Pa-

blo II.Esas raíces, portadoras de vida, yvida en plenitud, son justamentela razón de ser de la mirada quedescubre la verdadera importan-cia de esas realidades que traspa-san y tejen la existencia humana.Con esa mirada, que lo abraza to-do, han sido, y siguen siendo es-critas, semana tras semana, laspáginas de Alfa y Omega. El pro-pósito de la colección cuyo se-gundo libro presentamos no esotro que la atención apasiona-da a cada una de esas realida-des que entretejen nuestra vi-da, reuniendo en cada volu-men, de modo monográfico, lomás esencial de lo publicadoen nuestro semanario.

Este volumen II de la co-lección Libros Alfa y Omega,para el que hemos contadocon el apoyo de la FundaciónHernando de Larramendi yla Fundación Apóstol San-tiago, lo podrán adquirirnuestros lectores y todos losinteresados en su kiosko, elpróximo jueves 18 de di-ciembre, al precio de 7,50euros. También podrán ad-quirir el volumen I, ¡Notengáis miedo! –su prime-ra edición se publicó conocasión de la visita delSanto Padre a España elpasado mes de mayo–, alprecio de 5,85 euros. Bien pueden ser estos li-bros un bello, y cierta-mente fecundo, regalo de

Navidad y Reyes.

Alfa y Omega

ΩΩAA

Alfa y Omega agradece la especial colaboración de:

El próximo jueves 18 de diciembre, en su kiosko: volumen II de Libros Alfa y Omega

Una atenta mirada

Portada del libro«Europa, sétú misma»