Orar Con Teresita, por Fr. Miguel Márquez

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Orar con Teresa de Lisieux 1 ORAR CON TERESA DE LISIEUX 1. ACLARACIONES - Santidad - Vida entera - Método de oración 2. ORIGINALIDAD 3. DEFINICION / PRAXIS 4. AL ENCUENTRO DE DIOS (pedagogía de comunión y misión): (La infancia; El Carmelo; La Noche) - Mirada: Amor primero de Dios - Fidelidad: Pequeñez, aceptación... confianza Silencio, simplicidad, sinceridad, indiferencia - Ausencia / Silencio de Dios: Abandono activo 5. CONSEJOS PRACTICOS

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Orar con Teresa de Lisieux 1

ORAR CON TERESA DE LISIEUX

1. ACLARACIONES - Santidad - Vida entera - Método de oración 2. ORIGINALIDAD 3. DEFINICION / PRAXIS 4. AL ENCUENTRO DE DIOS (pedagogía de comunión y misión): (La infancia; El Carmelo; La Noche) - Mirada: Amor primero de Dios - Fidelidad: Pequeñez, aceptación... confianza Silencio, simplicidad, sinceridad, indiferencia - Ausencia / Silencio de Dios: Abandono activo 5. CONSEJOS PRACTICOS

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¿De qué hablamos cuando hablamos de la ORACION en T.L.? ¿De métodos, de oraciones vocales, de lo que hacía en las dos horas de silencio, de sus jaculatorias y elevaciones, de sus deseos grandes, de su amor a Dios...? En los místicos siempre se habla de vida y de amor, cuando se habla de oración, de encuentro y de relación consigo mismo, con Dios, con los otros, con el mundo. Santa Teresita no es respuesta clara a la pregunta por la oración. Nada de recetas, no minimiza. En nuestro afán de tener palabras escuetas y claras que disparar contra problemas sin resolver despachamos la vida y las cuestiones demasiado pronto, en una reducción de la vida a consulta-respuesta. La vida es vida que necesita ser vivida en paciencia y gestación. T.L. es confirmación de que no hay libro, no hay maestro, no hay escuela, no hay imitación... en sentido último, hondo. Dios rompe la brújula cuando creemos estar ya en el camino. En un momento de la vida de Teresa la brújula se hace migas. ¿Qué queda entonces? El abandono, la confianza. Nuestra manera de enseñar a orar ¿no es frecuentemente dar brújulas y ceremonias seguras a nuestros alumnos, pacientes discípulos, hablándoles, en el mejor de los casos, de nuestros propios logros y decepciones... en lugar de atender al orante personal y su momento (escuchar su voz interior), descubrir el soplo de Dios (siempre original y sorprendente) en él? Cuando escuchamos a alguien consultándonos sobre oración, a veces, encerramos, sin querer, su problema en nuestro aprendido elenco de problemas-recetas o le ubicamos en nuestra escala de niveles. Descubro en T.L. (en su experiencia) una invitación a liberarnos de muletas y relativizar también a los grandes maestros y libros. La madurez consistirá en esta capacidad para volar a solas y en fraternidad (descubrir la propia soledad, individualidad en referencia y diálogo con otros, pero sin anular mi soledad, originalidad). Aunque, ¿no cayó también ella en el error de tener respuesta para todo? Esto, siendo válido para uno, ¿lo es para los demás? ¿Todos los problemas tienen respuesta desde la fe? La noche de Teresa ¿no será crisol también de la sabiduría entendida como respuesta? Es adentrada por Dios en la ausencia de respuestas, en el puro dejarse, aun sin fuerzas. Contra toda esperanza (Abrahan) Existe una "alegre" lectura de la oración de T.L. que no hace honor a su denuncia, a su provocación, a su sospecha de nuestras falsedades y atajos no legítimos y a la enorme osadía (ardua y difícil) de su camino (un 'caminito' que se prolonga en precipicio, obligándonos al vuelo). Orar es una aventura peligrosa que puede destrozar y recomponer la vida, que supone irnos disponiendo a lo desconocido, desconcertante y amargo-gozoso de Dios en nosotros. Al hablar de la oración estamos hablando de verdadera, progresiva autoinmolación, con una sola motivación: el amor. Libertad y confianza, tan añoradas como difíciles, se oponen a nuestras esclavitudes y desconfianzas.

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1. ACLARACIONES SANTIDAD: No perfección. "Integración de lo negativo" (Cf. L. Boff, San Francisco de Asís.Ternura y Vigor, el capítulo 5: San Francisco: La integración de lo negativo de la vida -el santo: ¿un hombre perfecto o un hombre integrado?-, Santander, Sal Terrae 1982, pp. 185-215). No cumplimiento de sí. El santo es original y libre para hacer un camino nuevo. No imitación de modelos. No angustia de superación de una imagen predeterminada. Santidad como fidelidad cotidiana en las pequeñas cosas, en la entrega invisible y ante la sola mirada de Dios. El foco de los místicos no se detiene en lo extraordinario, ni se dirige a sí mismos, ni se queda en su perfección, se rehace en amor constantemente, eso es morir a sí para dejarse nacer. La misión de Teresa empieza en el interior de ella misma. Y ella misma se pone como ejemplo (cf. U. von Balthasar, Teresa de Lisieux. Historia de una misión, Barcelona, Ed. Herder 1989, pp. 56-57). VIDA ENTERA: La oración de T.L. es toda su vida, es diálogo, alianza, vínculo globalizante. (Cf. J. Lafrance, Teresa de Lisieux. Guía de almas, Madrid, EDE 1985, pp. 18-32). Toda la personalidad espiritual de T.L. se fragua en el diálogo con Dios. Y, a su vez, la complejidad y originalidad de la oración discurre al son de la persona. En el silencio confluye todo lo que somos. La oración de cada uno es como él es. Se podría decir que a tal personalidad tal oración. Al igual que a tal Dios tal oración, y a tales circunstancias tal oración. La oración, si es apertura sincera a Dios, va dinamizando la vida entera, y reclamando una entrega no esporádica, sino vital. Orar es vivir como enamorados, descubriendo al Amado en todo lo que se vive, haciendo de la vida un diálogo con El. Toda la vida es alianza de bodas (aunque necesite de momentos de especial intensidad). METODO: Todos los autores destacan la libertad de T.L. en cuestión de método. No utiliza unas técnicas o métodos predeterminados (aunque sí tiene truquillos...). Se remonta a la mejor tradición del Carmelo: unión con Dios por el afecto. El Carmelo ha cultivado siempre la libertad interior como clima propicio para que se de el encuentro de personas. Todo proceso místico en las principales religiones culmina en un movimiento simple, despojamiento y dejarse troquelar. El Carmelo ha previsto siempre dos horas de oración, pero como riego de toda una existencia abierta dialogalmente a Dios en todo. La libertad frente a Dios, el dejarse a sí (no estar obsesionado por sí mismo –yo-yo–) y un clima de confianza-ambiente familia. Estas libertades no dependen de que Dios me haga especiales mercedes, ni de que yo esté curado, ni de que mi familia o mi comunidad está en calma, y no haya heridas o grietas. Influjo de fr. Luis de Granada en nuestros primeros tratados de oración (que nos han acompañado hasta nuestros días...). Influjo eclesial de San Ignacio, San Francisco de Sales, etc. (Cf. H. PETITOT, Vida integral de Santa Teresita de Lisieux. Un renacimiento espiritual, Barcelona, Ed. Balmes 1953. El capítulo segundo -dedicado a la oración de T.L.- aporta datos recopilando los métodos de oración de San Ignacio y San Francisco de Sales, pp. 55-61).

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"Sabemos por Sor Genoveva de la Santa Faz que ni la madre María de Gonzaga, ni la misma Teresa enseñaban a sus novicias un método de oración. No vemos tampoco que sor María de los Angeles, encargada del noviciado en el tiempo de Teresa, le inculcase una manera especial de hacer oración" (J. LAFRANCE, ib., p.48). En el libro "Tesoro del Carmelo", que tenía especial autoridad en el Carmelo de Lisieux, centrado en la ascesis, reparación, ofrenda como víctima a la justicia divina... apenas se trataba el tema de la oración, solo en clave de consejos. Hoy recuperación de la contemplación como actitud vital, como movimiento simple del corazón. Desinterés actual por las escuelas espirituales. Rechazo de lenguajes sistemáticos para expresar el camino de la oración. Sin embargo estamos necesitados de itinerarios, de acompañamiento, de procesos de crecimiento, de cauces de desengaño, para evitar espejismos y engaños. No podemos, por tanto, pretender diseccionar la vida de oración de T.L. en estados, vías, etapas, moradas... ¿o sí? Su gran aportación personal ha sido recordarnos lo esencial del mensaje cristiano y de la oración (cf. el excelente escrito de los dos generales carmelitas: Volver al Evangelio. El mensaje de Teresa de Lisieux, Roma 1996 "Su misión ha sido la de recordarnos lo esencial del mensaje cristiano: que Dios es amor y que se entrega gratuitamente a los evangélicamente pobres; que la santidad no es fruto de nuestros esfuerzos, sino de la acción divina, que sólo nos pide un abandono amoroso a su gracia salvadora", p. 3). Teresa, por su osadía nos ha descubierto algo muy viejo y nuevo de Dios. La oración es la punta de lanza de su búsqueda. Oración que se expande en toda su existencia y que no depende al final ni del sentimiento, ni de la visión... (adentramiento en una inseguridad confiada), sino de un amor que un día le quemó y transfiguró hasta dejarla marcada de vida y de muerte. 2. ORIGINALIDAD DE T.L. Dios hace eficaz y oportuno su mensaje. Dios desvela a un ser escondido haciéndole oportuno mensajero de algo que se necesita con urgencia. Dios pronuncia una palabra en silencio y convierte esa palabra en profecía, no porque sea nueva, original... (siempre lo es en cada encarnación), sino porque Dios hace que sea oportuna para un tiempo, para nosotros, porque tenemos sed de ella. Pero la canonización del mensajero puede no hacer honor a su condición de canal. Guardarnos del peligro de idolatría. Mitificar la persona es amordazar en parte su mensaje. "Se ha señalado que mucho de su doctrina se halla en la tradición de la escuela mística francesa, que Margarita de Beaume, carmelita del siglo XVII, se le anticipó en la devoción al niño Jesús y hasta en la expresión de "caminito" y de "almas pequeñas", que Bérulle y Condren hablaron profundamente sobre el "espíritu de infancia", que San Francisco de Sales, cuya Orden ha reconocido como "suyas" las ideas de Teresa, fue su gran precursor. Pero a renglón seguido hay que notar como complemento que de todo eso no tenía Teresa la más leve sospecha, que "ella se siente inequívocamente como portadora de algo absolutamente nuevo" (U. Von Balthasar, o.c., p. 52). Esto no niega la verdadera originalidad, su personal descubrimiento: "Sólo Jesús me ha enseñado. Ningún libro, ninguna teología me ha instruido y, sin embargo, yo sé en el fondo de mi corazón que estoy en la verdad" (citado en Von Balthasar, p. 52).

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La originalidad de T.L. es incuestionable desde el punto de vista de su ausencia de medios que pudieran ayudarla a descubrir un camino tan diferente al que imperaba en la espiritualidad y en el Carmelo de Lisieux. Su oración discurre sin vacilaciones por la senda de la espontaneidad y la sencillez, va viviendo la oración que cuadra con su ser más íntimo y personal. Punto al que todo orante ha de aproximarse dejando referencias prestadas que seguirán valiendo sólo en cierta medida. Invitación a 'inventar' nuestra propia oración. Teresa ha sido toda su vida una mujer despierta, atenta a su voz interior, sobre todo a la voz de Dios en su interior, más allá de todo interés personal, del que Dios se va a ir encargando de despojarla. 3. DEFINICION / PRAXIS

Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús. Ms C 25r-v No habla mucho de la oración como ejercicio, apenas quince veces en los Manuscritos, de lo que sí habla es de la realidad de la oración, y sobre todo, como Santa Teresa, ora espontáneamente de manera sencilla. Superproducción de oraciones en su época. Le dan dolor de cabeza tantas. Reconoce que son muy bellas algunas. "¡Qué grande es, pues, el poder de la oración!" Ms C 25rº Poder en cuanto a realizar nuestro deseo, bien orientado, incluso, en el caso de T.L., algún capricho, al mejor estilo de los enamorados apasionados. Ese poder se orienta cada vez más hacia el milagro de la obra de Dios en ella, progresivamente va cediendo su deseo al abandono en manos de Dios. No poder como consecución de favores o milagritos que ponen tiritas a heridas abiertas. 4. AL ENCUENTRO DE DIOS (Pedagogía de comunión y misión)

Movimiento de madurez: . Dejarse amar, mirar, abrigar... "Tú eres mi hijo amado" . Descubrir ese lugar dentro de nosotros en el que nos sentimos amados al encontrar un amor incondicional, un abrazo entrañable ). . Echar a volar / salir (sufrimiento, desapego, separación...) --> dimensión misionera de T.L. a partir del dinamismo del encuentro con Dios. - MIRADA QUE DESPIERTA Y PLENIFICA (Abba) Teresa vive inmersa en un ámbito de afecto, de mirada cálida, de acogida: su madre, su padre, sus hermanas, por un lado, le disponen para acoger y entender la gratuidad y limpieza de la mirada de Dios. Otra mirada clave es la de María: la 'milagrosa' curación por la sonrisa de María, que la dispone para una etapa nueva. Lo hemos dicho tantas veces… hacen falta sacramentos humanos de

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encuentro y sanación, limpios encuentros en gratuidad y afecto desinteresado, gestos fraternos de amor sin precio, sin posesión. "Dios se ha complacido en rodearme siempre de amor. Mis primeros recuerdos guardan la huella de las más tiernas sonrisas y caricias... Pero si el Señor puso mucho amor en torno a mi vida, se dignó también conceder a mi pequeño corazón un natural amoroso y sensible" (Ms A 4) Teresa lee toda su existencia a la luz de la iniciativa amorosa de Dios, de la misericordia, de su AMOR PRIMERO. Se trata del tema clave del N.T. la gratuidad del amor de Dios. Teresa es profecía del verdadero rostro de Dios, a la vez que maestra de la sospecha de las falsas imágenes canonizadas en su tiempo. Pone en su altar al Dios padre-madre, entrañable y cercano y retira al Dios de la justicia divina, del miedo y de la reparación. Es una revolución en marcha. La oración depende del Dios al que oramos. Así como sea nuestro Dios así será la oración. Antes que conocerse a sí mismo y aceptar la propia limitación, es, para Teresa, conocer el amor de Dios. Convierte su vida en una profecía de la ternura de Dios que invita a respirar hondo en la vida superando la angustia. En el amor de Dios con el que ha sido marcada a fuego, va incluida la misión. Es un amor que pone en camino, dinamiza hacia los otros, aun viviendo escondida. - FIDELIDAD PERSONAL . (Conocerme): Pequeñez, aceptación... confianza Aceptación: saber vivir en el presente, estar presente, aquí y ahora (cf. Libro de H.J.M. Nouwen con este título). Respiración relajante, autorreconocedora. Este paso supone la base de toda oración y el segundo momento en la pregunta por la oración: el sujeto que ora ha de aprender a quererse a sí mismo en la mirada de Dios, y ahí ir aceptando la circunstancia de su limitación. Desenmascarar mi falso yo. La oración como espejo de autoconocimiento y sanación. Sanación de mi afán de seguridad en mis obras y en Dios. El reconocimiento de la propia debilidad (¿podría señalarse como una constante de la espiritualidad del Carmelo?) es camino de libertad, una de las características de la oración de T.L. En su debilidad experimentará T.L. la fuerza de la gracia. Confiar es también morir. Si muero acepto no solo mi limitación, sino el paso de Dios por mi vida. El descubrimiento del rostro de Dios y la aceptación de mi precariedad me disponen para confiar. La confianza es la base de la relación entre Dios y Teresa. Como si hubiera leído a T.L. Hermann Hesse lo expresaba así: "La piedad no es otra cosa que confianza. Tiene confianza la persona sencilla, sana, inofensiva, el niño, el salvaje. A mí, que no era sencillo ni inofensivo, la confianza tuvo que llegarme después de muchos rodeos. El principio es confianza en sí mismo. La fe no se alcanza con cálculos, culpa y escrúpulos de conciencia, ni con mortificación y sacrificios. Todos estos esfuerzos van dirigidos a dioses que habitan fuera de nosotros. El Dios en quien debemos creer está en nuestro interior.

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Quien se niega a sí mismo, no puede aceptar a Dios" (Hermann HESSE, El Caminante, Barcelona, Ed. Bruguera 1984, p.71-72). La confianza adquiere el tono de abandono en un sentido más radical: "Se trata de ir a Dios, con las manos vacías, en acción de gracias, para reconocer lo que está realizando en nosotros. Se puede definir como una puesta de todo el ser en la corriente del E.S.(...) Es un abandono activo a la acción del E.S. en nosotros. Y este movimiento se sitúa sobre el plano de una perfecta disponibilidad de un ser a la acción de Dios. Se trata de volver a Dios aunque sólo sea unos instantes, para desplegar ante él nuestras preocupaciones y nuestros proyectos para que él sea el dueño de ellos" (Jean LAFRANCE, Mi vocación es el amor, Madrid, EDE 1992, p. 126). . Actitudes de T.L. - Silencio: Fundamentalmente la Palabra de Dios (los Evangelios) guían su vida. El silencio como ausencia de dominio, de poder. La ineficacia como terreno donde Dios siembra. El silencio ámbito del misterio que nos sobrepasa. - Simplicidad: se deja hacer por Dios como el niño. La perfección no consiste en sumar virtudes o méritos, sino en decrecer, hacerse transparentes a la gracia. - Sinceridad: no dejarse engañar de las emociones. Oración desnuda y abierta. "Digo sencillamente a Dios lo que quiero decirle...". - Indiferencia: conformidad con el querer de Dios. Capacidad de relativizar y dejar a Dios ser Dios. - AUSENCIA / SILENCIO DE DIOS: abandono "Seréis libres de verdad cuando vuestros días no transcurran sin preocupaciones, cuando vuestras noches no estén vacías de necesidad ni de pena. Lo seréis cuando esas cosas acosen por todas partes vuestra vida y desnudos y sin ataduras consigáis sobreponeros a ellas" G. JALIL GIBRAN, El profeta, (De la libertad). Dios pronuncia una palabra en la vida de Teresa. Esa palabra bautismal es lo noche. La sequedad y la purificación ya le acompañan desde hace años. Dios le ha enseñado a descubrir lo nutritivo de dicha oración. En una oración desnuda de éxtasis Teresa acepta la invitación a buscar a Dios solo. Todo sentimiento sensible queda sumergido. Teresa se hace maestra en saborear de frente la amargura y el dolor. Entregarse a Dios en la purificación del corazón es fuente de libertad profunda y de verdadera alegría. (Cuando miramos sin miedo el dolor lo desnudamos de ansiedad y angustia). Más arriba dijimos con Boff, que T.L. obedece a una santidad como integración de lo negativo, más que como perfección moral. A partir de la Pascua del 96 la noche cae sobre Teresa. El silencio de Dios, su ausencia (?) sensible... dibujan un despojamiento radical, al que T.L. responde con la actitud del abandono. Pasividad activa, abandono activo al Espíritu Santo. La actitud más difícil y de más quilates espiritualmente hablando.

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La noche se convierte en prueba, crisol último. En medio de las tinieblas define la felicidad que puede existir en la noche; pone el ejemplo del pajarillo. "Nada podrá asustarlo, ni el viento ni la lluvia. Y si oscuras nubes llegaran a ocultarle el Astro del amor, el pajarito no cambiará de lugar: sabe que más allá de las nubes su Sol sigue brillando y que su resplandor no puede eclipsarse ni un instante. Es cierto que, a veces, el corazón del pajarito se ve embestido por la tormenta, y no le parece que pueda existir otra cosa que las nubes que lo rodean. Esa es la hora de la alegría perfecta para ese pobre y débil ser. ¡Qué dicha para él seguir allí, a pesar de todo, mirando fijamente a la luz invisible que se oculta a su fe...!! Ms B 5r. A continuación dice que aunque el pajarillo se distraiga y se aleje a beber o jugar o hacer travesuras, el "Astro adorado" sigue amándole y mirándole con igual cariño. Toda la experiencia de oscuridad de T.L. la hace solidaria de los hombres que caminan a tientas, sin ver claro. La noche hace a Teresa no estar a salvo. Ahora está más cerca que nunca de sus hermanos, en su mismo terreno. Teresa vive su identificación con la Faz del Señor como no lo había imaginado, vive en escondido la prueba de la soledad, y del no sentir a Dios: "Tu faz es mi sola patria... en ella escondida siempre a ti me pareceré..." (PN 20, 3.5) 5. CONSEJOS PRACTICOS

- Mirar de frente el dolor - desconcierto, sin huir. Respirarlo, encararlo, para ser libres. Situarnos en el interior de nuestras dificultades y descubrirles la perla y el crecimiento que nos aportan. - Distracciones: caer en la cuenta de ellas. Presentarle a Dios el objeto de distracción y volver a centrar la mirada. - Aprender a reírse de sí misma. No dramatizar; relativizar. - En la sequedad que le impide formar un solo pensamiento para unirse a Dios: "Rezo muy despacio un padrenuestro y luego la salutación angélica"

NUESTRA ORACIÓN HOY

Decrecer y aceptar que Dios viene a salvarnos y nos ama sin condiciones

Confiar, contra toda esperanza

En la noche, dejarse hacer

Atraer a mi oración la oscuridad y la ceguera de todos los hombres

Dejar que Dios entre hasta lo más profundo de mi pobreza y quedarme allí con él

Salir de mí, con alegría, cuando más pequeño me sienta

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SANTA TERESITA TEXTOS EN TORNO A LA ORACION Ms A 14r Todas las tardes me iba a dar un paseíto con papá. Hacíamos juntos una visita al Santísimo Sacramento, visitando cada día una iglesia distinta. Ms A 14v ¡Qué hermosos eran para mí los días en que mi rey querido me llevaba con él a pescar! ¡Me gustaban tanto el campo, las flores y los pájaros! A veces intentaba pescar con mi cañita. Pero prefería ir a sentarme sola en la hierba florida. Entonces mis pensamientos se hacían muy profundos, y sin saber lo que era meditar, mi alma se abismaba en una verdadera oración... escuchaba los ruidos lejanos... El murmullo del viento y hasta la música difusa de los soldados, cuyo sonido llegaba hasta mí, me llenaban de dulce melancolía el corazón... La tierra me parecía un lugar de destierro y soñaba con el cielo... Ms A 15v Amaba mucho a Dios y le ofrecía con frecuencia mi corazón, sirviéndome de la breve fórmula que mamá me había enseñado. ("Dios mío te ofrezco mi corazón, tómale si quieres, para que ninguna criatura pueda adueñarse de él, sino sólo tú, mi buen Jesús") Ms A 21v Tenía yo seis o siete años cuando papá nos llevó a Trouville. Nunca olvidaré la impresión que me causó el mar. No me cansaba de mirarlo. Su majestad, el rugido de las olas, todo le hablaba a mi alma de la grandeza y del poder de Dios (...) Estuve contemplando durante mucho tiempo aquel surco luminoso, imagen de la gracia que ilumina el camino que debe recorrer la barquilla de airosa vela blanca... Allí, al lado de Paulina, hice el propósito de no alejar nunca mi alma de la mirada de Jesús, para que pueda navegar en paz hacia la patria del cielo... Ms A 33r (Preparación Primera Comunión) Todos los días hacía un gran número de prácticas, que eran otras tantas flores. Decía también un número mayor de jaculatorias, que tú me habías escrito para cada día en el librito, y esos actos de amor eran los capullos de las flores... Ms A 33v Hasta entonces, nadie me había enseñado todavía la forma de hacer oración, a pesar de que tenía muchas ganas. Pero María pensaba que era ya bastante piadosa, y no me dejaba hacer más que mis oraciones habituales. Un día una de las profesoras de la Abadía me preguntó qué hacía los días libres cuando estaba sola. Yo le contesté que me metía en un espacio vacío que había detrás de mi cama y que podía cerrar fácilmente con la cortina, y que allí "pensaba". -¿Y en qué piensas?, me dijo. -Pienso en Dios, en la vida..., en la ETERNIDAD, bueno, pienso... La religiosa se rió mucho de mí. Más tarde, le gustaba recordarme aquel tiempo en que yo pensaba, y me preguntaba si todavía seguía pensando... Ahora comprendo que, sin saberlo, hacía oración y que ya Dios me instruía en lo secreto. Ms A 40v-41r Nadie se fijaba en mí. Por eso, subía a la tribuna de la capilla y me estaba allí delante del Santísimo hasta que papá venía a buscarme.

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Este era mi único consuelo. ¿No era, acaso, Jesús mi único amigo...? No sabía hablar con nadie más que con él. Las conversaciones con las criaturas, incluso las conversaciones piadosas, me cansaban el alma... Sentía que vale más hablar con Dios que hablar de Dios, ¡pues se suele mezclar tanto amor propio en las conversaciones espirituales...! Ms A 46r En el fondo de mi corazón yo tenía la plena seguridad de que nuestros deseos serían escuchados. Pero para animarme a seguir rezando por los pecadores, le dije a Dios que estaba completamente segura de que perdonaría al pobre infeliz de Pranzini, y que lo creería aunque no se confesase ni diese muestra alguna de arrepentimiento, tanta confianza tenía en la misericordia infinita de Jesús; pero que, simplemente para mi consuelo, le pedía tan solo "una señal" de arrepentimiento... Mi oración fue escuchada al pie de la letra. Ms A 51r Mi único consuelo era la oración. Suplicaba a Jesús que hiciese el milagro que exigía mi tío, ya que sólo a ese precio podría yo responder a su llamada. Ms A 75v-76r En vez de alegrarme de mi sequedad, debería atribuirla a mi falta de fervor y de fidelidad. Debería entristecerme por dormirme (¡después de siete años!) en la oración y durante la acción de gracias. Pues bien, no me entristezco... Pienso que los niños agradan tanto a sus padres mientras duermen como cuando están despiertos; pienso que los médicos, para hacer las operaciones, duermen a los enfermos. En una palabra, pienso que "el Señor conoce nuestra masa, se acuerda de que no somos más que polvo". Mis ejercicios para la profesión fueron, pues, como todos los que vinieron después, unos ejercicios de gran aridez. Sin embargo, Dios me mostró claramente, sin que yo me diera cuenta, la forma de agradarle y de practicar las más sublimes virtudes. He observado muchas veces que Jesús no quiere que haga provisiones. Me alimenta momento a momento con un alimento totalmente nuevo, que encuentro en mí sin saber de dónde viene... Creo simplemente que Jesús mismo, escondido en el fondo de mi pobre corazón, es quien me concede la gracia de actuar en mí y quien me hace descubrir lo que él quiere que haga en cada momento. Manuscrito B: "Mi vocación es el amor". Es todo él una preciosa oración, excepto cuando se dirige a su hermana María (a la que dedica el manuscrito). Ms C 25r-v ¡Qué grande es, pues, el poder de la oración! Se diría que es como una reina que en todo momento tiene acceso libre al rey y que puede alcanzar todo lo que pide. Para ser escuchadas, no hace falta leer en un libro una hermosa fórmula compuesta para esa ocasión. Si fuese así..., ¡qué digna de lástima sería yo...! Fuera del Oficio divino, que tan indigna soy de recitar, no me siento con fuerzas para sujetarme a buscar en los libros hermosas oraciones; me produce dolor de cabeza, ¡hay tantas..., y a cual más hermosa...! No podría rezarlas todas, y, al no saber cuál escoger, hago como los niños que no saben leer: le digo a Dios simplemente lo que quiero decirle, sin componer frases hermosas, y él siempre me entiende... Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.

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No quisiera, sin embargo, Madre querida, que pensara que rezo sin devoción las oraciones comunitarias en el coro o en las ermitas. Al contrario, soy muy amiga de las oraciones comunitarias, pues Jesús nos prometió estar en medio de los que se reúnen en su nombre; siento entonces que el fervor de mis hermanas suple el mío. Pero rezar yo sola el rosario (me da vergüenza decirlo) me cuesta más que ponerme un instrumento de penitencia... ¡Sé que lo rezo tan mal! Por más que me esfuerzo por meditar los misterios del rosario, no consigo fijar la atención... Durante mucho tiempo viví desconsolada por esta falta de atención, que me extrañaba, pues amo tanto a la Santísima Virgen que debería resultarme fácil rezar en su honor unas oraciones que tanto le agradan. Ahora me entristezco ya menos, pues pienso que, como la Reina de los cielos es mi Madre, ve mi buena voluntad y se conforma con ella. A veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible sacar un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un "Padrenuestro", y luego la salutación angélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mi alma mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces... Ms C 36r-v ¿Qué quiere decir, entonces, pedir ser atraídos, sino unirnos de una manera íntima al objeto que nos cautiva el corazón? Si el fuego y el hierro tuvieran inteligencia, y éste último dijera al otro "Atráeme", ¿no estaría demostrando que quiere identificarse con el fuego de tal manera que éste lo penetre y lo empape de su ardiente sustancia hasta parecer una sola cosa con él? Madre querida, ésa es mi oración. Yo pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan íntimamente a él que sea él quien viva y quien actúe en mí. Siento que cuanto más abrase mi corazón el fuego del amor, con mayor fuerza diré "Atráeme"; y que cuanto más se acerquen las almas a mí (pobre trocito de hierro, si me alejase de la hoguera divina), más ligeras correrán tras los perfumes de su Amado. Porque un alma abrasada de amor no puede estarse inactiva. Es cierto que, como santa María Magdalena, permanece a los pies de Jesús, escuchando sus palabras dulces e inflamadas. Parece que no da nada, pero da mucho más que Marta, que anda inquieta y nerviosa con muchas cosas y quisiera que su hermana la imitase. Lo que Jesús censura no son los trabajos de Marta. A trabajos como ésos se sometió humildemente su divina Madre durante toda su vida, pues tenía que preparar la comida de la Sagrada Familia. Lo único que Jesús quisiera corregir es la inquietud de su ardiente anfitriona. Así lo entendieron todos los santos, y más especialmente los que han llenado el universo con la luz de la doctrina evangélica. ¿No fue en la oración donde san Pablo, san Agustín, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Aquino, san francisco, santo Domingo y tantos otros amigos ilustres de Dios bebieron aquella ciencia divina que cautivaba a los más grandes genios? Un sabio decía: "Dadme una palanca, un punto de apoyo, y levantaré el mundo". Lo que Arquímedes no pudo lograr, porque su petición no se dirigía a Dios y porque la hacía desde un punto de vista material, los santos lo lograron en toda su plenitud. El Todopoderoso les dio un punto de apoyo: El mismo, El solo. Y una palanca: la oración, que abrasa con fuego de amor. Y así levantaron el mundo. Y así lo siguen levantando los santos que aún militan en la tierra. Y así lo seguirán levantando hasta el fin del mundo los santos que vendrán.