erre.Organo de su Venerable

Orden Tercera y Cofradías.

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ANO VI

24 JULIO 1923 NÚM. 60

ST_TM A_RIC)CENTENARIO GLORIOSO. --SOR ISABEL JUANA CATALÁN, por el P. Maestro

Fr. Gabriel Téllez (Tirso de Molina). — PÁGINA MISIONAL. - POR LOS MU-

'SEOS DE EUROPA. ¡D. ANDRAS MANJóN HA MUERTO! — HEROISMO CONMOVE-

DOR• — PEREGRINACIÓN A MONSERRAT. —TOMN , por Fr. Miguel Eseánez.NOTAS RELIGIOSAS. CRÓNICA MENSUAL. — NOTICIAS, NECROLOGÍA E INDUL-

GENCIAS.

El día 1. 0 de Julio hizo su entrada en Madrid el nuevo Sr. Obispodoctor don Leopoldo Eijo Garay. Precedido de la fama justamentemerecida de su pontificado fecundo en las diócesis de Tuy y Vitoria,el pueblo madrileño le recibió triunfalmente, que de triunfal puede

calificarse la entrada del Sr. Eijo Garay.

LA MERCED, al saludar respetuosamente al nuevo Preladoinatritense y darle la más cordial y sincera bienvenida,hace votos por que el Señor le conceda un largo y ven-turoso pontificado, y le ofrece incondicional obediencia y

adhesión a su persona y enseñanzas.

Datos biográficos.—Nació en Vigo en 11 de Abril de 1878;fueron sus padres D. Leopoldo Eijo y D. Jenara Garay.

Dió pruebas de su extraordinario talento y aplicación enel Seminario de Sevilla, y después en Roma, en donde, pen-sionado por la Archidiócesis hispalense, cursó las facultadesde Teología y DereCho canónico.

Cuando sólo contaba 20 arios llamó tanto la atención conuna disertación, que se le concediópremio especial ad exem-Plum. En el doctorado de Filosofía obtuvo los doce votosdel Tribunal; en el de Teología, y dos arios más tarde en elde Derecho canónico, obtuvo las supremas calificaciones.

Vuelto a España fué catedrático de.Hebreo; en 1904 canó-nigo Magistral de faén; en 1907 alcanzó éxito resonante enlas oposiciones a la Magistralía de Santiago; al poco tiempofue- nombrado Lectoral de dicha Iglesia.

Fue consagrado Obispo de Tuy el 8 de Noviembre de1914 en la Basílica compostelana; hizo su entrada en Tuy el15 del mismo mes; fué trasladado a Vitoria en 1917.

Posee varios idiomas, entre ellos el francés, el inglés, elitaliano, el alemán, el griego y el hebreo.

Es un pensador 'profundo, gran estilista y-orador elocuen-te. A estas excelentes cualidades une bellas prendas de ca-rácter, que concilian el amor de sus diocesanos.

El nuevo Sr. Obispo de Madrid-Alcalá saliendo de la Almudena en su solemneentrada en la capital de la diócesis.

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Centenario glorioso.¿Quines más deben celebrarlo?

(CONTINUACIÓN)

El excelentísimo señor don Diego de Toledo, hijo delos Marqueses de Ardales, Gran Prior de Castilla, fué muya ficionado a la Beata Mariana, a quien tuvo por maestra desu espíritu, tratando con ella muy frecuentemente las cosasde su alma.

Un viernes, en los que acostumbraba a visitar la iglesiade Santa Bárbara, poco después de muerta la Beata, leaquejó un corrimiento a un carrillo, y entrando en la sacris-tía, un religioso le dió una venda, con que se había ligadouna sangría de la Beata Mariana, salpicada de su sangre,y aplicándosela al carrillo dolorido, al mismo instante l'Irénuestro Señor servido que se templase el dolor, y pudooir misa; vuelto a su casa renovósele el dolor con másfuerza y aplicando de nuevo la venda e invocando a la Sier-va de Dios al mismo punto se le quitó el dolor sin quevolviese a molestarle más.

,Para perpetuo agradecimiento de este favor, que atribu-yó a la Beata Mariana, instituyó una memoria para quetodos los años el 17 de Abril, aniversario de la muerte dela Beata, se cantase una misa a todos los santos hasta quela Iglesia, elevando a Mariana de Jesús a los honores de losaltares, permitiese este acto de culto público—(1) pág. 324y (2) pág. 447.

liallóse presente el año 1627 a la inspección judicial delincorrupto cuerpo de la Beata, y con los Condes de Lemus,el de Benavente y otros Señores, después de venerarloIlevólo en hombros al nicho—(2) págs. 462 y 464.

La excelentísima señora doña Maria de Villena, Marque-sa de Laguna, comunicó familiarmente a la Beata Marianapor espacio de quince años, y en su deposición atestiguaque «nunca vió su Excelencia • en esta sierva de Dios cosaque echar a mal de cuanto en ella notó, sino que alabar y

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que codiciar por su grande perfección; que esta estimaciónde su Excelencia fue tan grande que llegaba a hablarla conencogimiento nacido de la reverenda que tenia a su virtud»—(1), pág. 245.

Profetizöle la Beata Mariana la muerte de un su tío aquien tiernamente amaba, excitándole a la conformidad conla voluntad de Dios.

Malográronsele a esta señora Marquesa dos hijos ytemiendo sucediese lo mismo al tercero, para el que eligiepor madrina a la Beata Mariana, rehusaba verle para quecon el conocimiento no se le aumentara el amor y la penaconsiguiente en el caso que temía de perderle. Reprendiölela Beata esta falta de resignación en la voluntad de Dios ehizo que lo tomase en sus brazos y con toda humildad loofreciese a Dios.

Después del bautismo, cuando la Marquesa lo hablaentregado a una criada para que lo llevase al arria, detúvo-la la Beata y dirigiéndose a la Marquesa, le dijo: Ahora,ángel mío, falla lo mejor. Vuesira excelencia ha de tomaren sus brazos el niño, y con toda resignación le ha deconsagrar a Dios, pidiendo se cumpla en todo su santisi-ma voluntad y disponga de él como más grato a sus divi-nos ojos sea--(3), págs. 157 y 158.

Este debió ser el bautismo de que habla el P. Juan de laPresentación—(1), pág. 50—en el que fue padrino Feli-pe III.

Sintió mucho la señora doña Catalina Leiva y Gamboa,Marquesa de la Laguna, mujer del Marqués de la Labrada,que le hubiese sido preferida la Beata Mariana, y más, talvez, por la circunstancia honrosisima de ser padrino el Rey.Para desagraviada rnanifestáronle las excelentes prendasde virtud que adornaban a la Beata Mariana y con esososegöse la Marquesa.

En esta ocasión entabló esta señora amistad con laBeata Mariana y con, ella aprovechó su espíritu—(1), pá-gina 50.

En el proceso depone «que a esta Sierva de Dios la tuvo

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siempre por muy adornada de dones sobrenaturales...; ytiene por cierto, según los consejos que la dió siempre, quetuvo don de Dios para ello»; que la curó de una enferme-dad y que estando separada de su marido, en lo que per-severó quince años y juzgándose imposible la unión, por-que para avenidos había intervenido en vano el Rey, - susministros y privados, la Beata Mariana cuando más imposi-ble parecía la reconciliación la anunció, como en efecto serealizó con admiración de la Corte—(2), pág. 358 y (3), pá-gina 167.

Trató también a la Beata Mariana la excelentísima seño-ra doña Lorenza de Sotomayor, Marquesa 'de Villaher-

Pretendía ser religiosa y visitó frecuentemente a la sier-va de Dios pidiéndole oraciones y consejo para el aciertoen la determinación. Disuadióla del intento la Beata . y anun-cióle que había de dar muchas esposas al Rey del cielo,Pronóstico que se cumplió a la letra, porque, por recaer enella los vínculos y mayorazgos y el título de la casa porhaber faltado dos de sus hermanos que le eran preferidos,Pudo dotar para el estado religioso a muchas doncellas.

Prevínola la santa para las penosas tribulaciones y pro-lijos trabajos que le habían de sobrevenir, animándola a elloCon su propio ejemplo, porque «si a mi (decía ella), que soyuna hormiga y la misma bajeza, el Esposo celestial tantosfavores ha hecho, y dió paciencia en los grandes trabajos,Persecuciones y fatigas, que tantos años padecí, ¡,cómo avuestra señoría ha de desamparar? Muchas ocasiones deentrar en monasterios se me frustraron y tuve el logro demi ardentísimo deseo, cuando el Señor fue servido de lla-marme después del prolijo martirio de muchos años. Estemismo Señor llamará eficazmente a vuestra señoría, cuan-do conviniere, al estado que fuere servido».

Nunca debió convenirle ningún estado, porque sin habertomado alguno, fue llamada, a lo que piadosamente se cree,al inmutable del cielo.

Esta señora depuso también en los procesos de la Beata

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Mariana y entre otras cosas que «así que se acercó al vene-rable cuerpo, sintió una fragancia y un olor tan suave ytan grato que le pareció desde luego no era olor de los dela tierra, sino del cielo --(1), págs. 261 y 366 y (2), páginas377 y 426.

Los Marqueses de Cañete, ya que no la tratasen, cons-ta encomendaron la salud de un hijo suyo a las oracionesde la Beata Mariana, que respondió moriría sin remedio.Verificóse la profecía con gran sentimiento de los padres yaprecio grande de la esposa , de Jesucristo—(1), pág. 249.

Doña Ana del Castillo fui muy amiga de la Beata Ma-riana de Jesús, su confidente y compañera en los ejerciciosde devoción, de una misma edad ambas.

Fué esta señora de gran virtud e ilustre nacimiento, hijade don Juan Alonso del Castillo, Contador del Rey, y primadel Marqués de la Floresta.

Habiendo heredado más de dieciocho mil ducados, losrenunció y perseveró doncella con el hábito de San Fran-.cisco, de cuya tercera Orden era profesa, viviendo de limos-na. Era dada a la oración y ejercicios de virtud y en sus úl-timos años comulgaba cada tres días.

Esta señora depone un hecho prodigioso acaecido a laBeata Mariana en uno de los días que la, acompañó a larecepción de los sacramentos. Habían convenido un díasaiir a la mañana siguiente de madrugada al convento deSan Bernardino situado en las afueras de Madrid y distanteun cuarto de legua para confesarse con el padre fray Anto-nio del Espíritu Santo con quien la Beata tenía comunica-dos sus ejercicios y penitencias. Este fué el confesor que,por no entender su espíritu, dicen dejó después por nuestropadre el Venerable fray Juan Bautista del Santísimo Sacra-mento. Las cosas se arreglaron tan mal, que cuando pudie-ron volver era cerca del mediodía y aun lo dilataron porqueno se les permitió irse sin comer anies y «como .a Padreespiritual de ambas (dice doña Ana) le hubieron de obede-cer.» A las diez de la mañana dijo Mariana a su compañera:«¡Ay, amiga, qué lindos palos me esperan, porque había de

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amasar, y no hay pan en mi casa, ni se halla en el lugar, yhe hecho falta!» Después de comer salieron del convento, al a una a pesar del calor, que era verano y (continúa) al lle-gar a la casa de Mariana, llegó al mismo punto con ellasuna mujer de buen talle y parecer que traía en la cabeza unacesta de pan, tan lindo y oloroso, que consolaba y alenta-ba, y se entró juntamente con ambas hasta donde estaba lamadrastra, la cual, así que vió la cesta del pan, dijo (ha-blando con Mariana): ¡Dios le dé salud, hija mía, y quélindo pan me has traído! A lo que Mariana calló, y la mujerque trajo el pan desapareció de suerte que no se advirtió enella más. Mariana y doña Ana callando se miraban una aotra; y doña Ana dice que estaba admirando las misericor-dias que Dios- había obrado con aquella su sierva entan patente milagro; que tomó un pan de aquellos, esti-mándolo como reliquia y cosa celestial y que así despuésentre las dos hablaron de este suceso»---(1), págs. 23 y 24(2), págs. 35, 36 y 37.

Los Marqueses de Guevara, don Manrique de Silva ydoña María de Alencastre hicieron gran caudal de la virtudde /a Beata Mariana de Jesús, a quien indablemente cono-cieron y trataron, pues el año 1626, dos después de muertala Beata, la eligieron por madrina de su hijo don Juan deSilva, prometiéndose de tal madrina protección especial delCielo para su hijo. Elevöle de la pila bautismal Catalina deCristo criada y compañera de la Beata desde que ésta seretiró de casa de sus padres a hacer vida retirada.

No se resfrió con el tiempo la devoción de la Marquesaa la Beata Mariana, pues en el año 1672 mandó a su hijo,que vivía en Madrid como embajador de Portugal en laCorte de España, afligido de graves achaques, se enco-mendase, en cuanto la Iglesia lo permitid, a la Beata Ma-riana su madrina y le hiciese una novena. Cumpliólo (diceel P. Juan de la Presentación su contemporáneo) el genero-so Príncipe, y por espacio de nueve días visitó su capilla ycon privado culto veneró de rodillas su incorrupto cuerpo yefigie venerable, manifestando en exteriores afectos la cor-

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dial devoción que su corazón noble inflamaba»—(1), pági-nas 158 y 559.

A este ahijado de la Beata Mariana de jesús Marqués deGouvea y Conde de Portalegre y Embajador de Portugalen España dedicó el P. Juan de la Presentación la vida dela Beata: La Corona de Madrid—(1), prólogo.

Conoció y trató la Beata al Marqués de Monterroso, donBaltasar de Zúñiga, a quien en varias ocasiones alcanzódel Señor salud. Llamada en ocasión de una enfermedad acasa del Marqués, con palabras encendidas consoló al en-fermo y lo animó a conformarse con la voluntad de Diosconociendo ser de muerte aquelia enfermedad, pues a losreligiosos que le preguntaron por el enfermo contestó: «Sersu muerte muy cierta, porque cuando quería pedir a Dios susalud se le borraba de la memoria, y a doña María delZureo: «Paréceme que de esta vez morirá don Baltasar, yno será como en otras ocasiones» (I), pág. 211 y si-guiente.

La Marquesa de la Rosa conoció a la Beata Mai lana yfué curada por ella de una penosísima enfermedad, tenidapor incurable. Esta señora depone en los procesos--(1),pág. 366 y (3), pág. 200.

La Condesa de Nieva, doña Mariana de Zútiiga y Ve-lasco, viuda del Marqués de Valderrábano, conoció y tratóa la Beata Mariana de Jesús.

En el Proceso informativo depone que la Beata la curórepentinamente con una simple bendición de una . enferme-dad muy molesta y enfadosa y que dando en algunas oca-siones a la Beata gracias por el favor recibido, le respondíamuy prontamente la santa: «Eso a Dios, a Dios es a quienlas ha de dar V. S.»—(2), pág. 394.

Mucho aprecio hizo de la virtud de la Beata Mariana deJesús, pues pidió para si como reliquia la sangre que enuna de las sangrías que en la última enfermedad dieron a laBeata--(2), pág. 440.

Fué muy aficionado y devoto de la Beata Mariana donFernando de Castro y Andrade, Conde de Lemus. En los ne-

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godos arduos acudía a la Beata, que sin estudios ni prácti-ca en los negocios, en materias para ella extrañas, dabaacertadisimos consejos—(2), pág. 272.

Asistió a la inspección judicial del cuerpo de la Beata,verificada en el día 31 de Agosto, martes, de 1627, el exce-lentísimo señor don Francisco de Castro, Conde de Lemus,Marqués de Sarria y Duque de Taurissano con don Antoniode Pimentel de Quiñones Duque Conde de Benavente yLuna y el Gran Prior de Castilla de la orden de San Juandon Diego de Toledo y Guzmán, de quien ya se hizo men-ción—(2), pág. 272 y siguientes y Arch. U. N. Ms. 7337 endonde, entre otros escritos referentes la mayor parte a lacanonización de Franciscanos se hallan dos referentes a laBeata Mariana, uno de ellos el acta de la «Visita del sepul-cro y cuerpo de la Beata Mariana de Jesús...» impresa.

A cinco de Abril de 1731, hizose segunda inspecciónj udicial del venerable cuerpo de la Beata Mariana, hallán-dole, como se esperaba, maravillosamente incorrupto, loque dió gran peso a las diligencias de la beatificación, cuyacausa, pasados los cincuenta años de su muerte, había sidoreasumida en virtud de decreto de Inocencio XII.

Fueron invitados a este acto y halläronse en él la Du-quesa de Arión, el Duque de Fernandina, los de MedinaSidonia y los de Osuna; el Marqués de Ariza, el de Soleray los de Villafranca; los Condes de Aguilar y la Condesa deSantisteban (2), págs. 482, 483 y 492.

El 15 de Septiembre de 1783, poco después de las ochode la noche, llegó al convento de Santa Bárbara el Arzobis-Po de Toledo Cardenal Lorenzana y «a las nueve dadas»,Procedió a la exhumación y exposición a la pública venera-ción del incorrupto cuerpo de la Beata Mariana de Jesús.«Por el cuerpo de la Iglesia, dice el P. Arquis, había unmajestuoso circo de sillas para los llamados por su Exce-lencia para esta función...» Entre ellos hubo «algunos Gran-des de España y cinco Grandezas que fueron: la excelentí-sima señora Duquesa de Alba, su madre la excelentísimaseñora doña Mariana de Silva, viuda entonces del Duque

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de Arcos, la madre del Duque de Alba, Marquesa de Villa-franca, y las dos hijas de ésta, Condesa de Altamira yMarquesa de Bilgida, con otras muchas pérsonas y dig-nidades (1)».

Finalmente, el ano 1802, a quince de Febrero hízosenueva información del estado del cuerpo de la Beata Maria-na, asistiendo a este acto, entre otras personas notables,«el excelentísimo señor Marqués de Villafranca, patronogeneral de la misma Orden de Descalzos y el Conde deGausa comisionado por el Rey (2)».

Otros títulos, tal vez numerosos, habrá relacionados conla Beata Mariana de Jesús, que por ausencia de Madridcuando se formaron los procesos de su vida y virtudes, opor la muerte, no figuran entre los antecedentes. Consta,por lo menos, que no se han mencionado todos, pues laBeata en su autobiografía habla sin nombrarla de doñaBeatriz Ramírez de Mendoza, Condesa del Castellar, dán-dole el nombre de amiga, y como ésta habrá varias perso-nas más.

Con la cooperación de la Real familia y de la Grandezay Nobleza resultarían esplendorosas las fiestas centenariasde la muerte de la Beata Mariana de Jesús. Haciéndolo asícontinuarán la tradicción de sus ilustres Casas y asimismose honrarán honrando a la que lo fué por el cielo con gran-des virtudes y múltiples y notorios milagros.

(Conlinuará).

•111•MeMOMIECIMIMInWAMgerYteenme

(I) P. Agustín de Arqués Jover, Pe/ación verídica del reconoci-miento y traslación del cuerpo de la Beata Mariana de Jesús, insertacomo adición en la Biblioteca Scriptorum del Maestro Harda, fol. 247vuelto y siguientes.

(2) Arch. 1-1. N. Leg. 455.

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Sol.' Isabel Juana Catan ilillalha "'

Resplandeció en Valencia este sexenio (1609-1615), fer-tilísimo de santos, la venerable sor Isabel Catalán y Vi-llalba, cuyos padres fueron los ilustres monsen Baltasarde Catalán y D.' Beatriz de Villalba, de la más antigua ynoble sangre que luce desde su conquista en aquel reino,Pues fueron descendientes del rey católico Fernando elQuinto.

Criöse entre otros sus hermanos con el regalo y respetoque en semejantes casos se acostumbra, siempre dandoPremisas su compostura, honestidad y modestia virtuosa delo que en ella el cielo atesoraba. Fué inclinada a galas , ycuriosidades algo en demasía, con alguna excusa respectode venirle de casta y apetecerlas tanto la juventud y la her-mosura, hasta que un día, atenta al sermón que predicaba undocto religioso carmelita, con quien acostumbraba a confe-sarse, y oyendo en él la repugnancia que hacen los adornossuperfluos, profanas joyas e inútiles aliños a los incorrupti-bles y eternos del espíritu, al paso que el devoto predicadoriba ponderando estas verdades con delicados lugares yagudezas, se iba D. Isabel desprendiendo los joyeles y sor-tijas depositándolas en un lenzuelo tan esmaltadas de suslágrimas que las acrecentaron harto más preciosas perlasque las con que se guarnecían, de suerte que fenecer el ser-món y quedar, aunque oculta en el manto, totalmente des-pojada de ellas fué todo una cosa. Antes, pues, que saliesede la iglesia, se vinculó al desposorio virgen del Corderocon perpetuo voto de pureza.

Y tan puntual en el cumplimiento de esta palabra he-roica, que no fueron bastantes ruegos, amenazas, regalos,castigos de sus padres, hermanos y parientes; no solicitu-des, finezas, visitas, persuasiones y dädivas preciosas dede un generoso joven que la pretendía para el tálamo, a quemudase de propósito.

Confirió los suyos con el Padre carmelita referido (y eraeste venerable religioso fray Gracián, alumno, padre e hijoen la reformación de la gran doctora de nuestra EspañaSanta Teresa de Jesús). Con este consejero saludable des-ahogó congojas nuestra perseguida y manifestó sus resolu-

(1) Los subtítulos son del mismo Tirso que los pone corno notasMarginales.

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clones castas; pero el varón prudente, receloso de la facili-dad con que una juventud bizarra, en natural tan ocasio-nado, está sujeta a la mudanza, Li previno con los inconve-nientes a que se exponía, lo trabajoso del estado quebuscaba, lo arduo de la perseverancia religiosa, la flaquezade su sexo y lo lícito del Sacramento conyugal, pues dis-pensándose en el simple voto que había hecho, le asegurabadescansada vida, propagación de su nobleza y el serviciode Dios que con su presencia soberana autorizó las bodas,cumpliendo juntamente con la obediencia y respeto de suspadres y satisfacción honesta de sus deudos.

Con pólvora intentaban estas amonestaciones apagarlos incendios amorosos de nuestra D. Isabel perdida, siasí puede decirse, no de mortales prendas, sino de las queen su eterno Dueño siempre están floridas y nunca se enve-jecen. Prometióle a su confesor, empero, hacer ensayos dereligiosa entre los domésticos que la servían y examinarsus fuerzas, dándole palabra de que, si dentro de un términoaplazado no se sentía suficiente, abrazaría sus avisos dán-dose por vencida.

Púsolo así por obra. Dió la obediencia; a puros ruegos,lágrimas y persuasiones suyas, a una de sus dueñas y aexcusas de sus padres se ejercitaba en los oficios más mor-tificativos de su casa, macerábase con ayunos, disciplinas,desvelos y oraciones en el ínterin que el padre Graciánhacía por ella diligencias semejantes, suplicando a Diosencaminase a aquella corderilla a la senda más segora paraconseguir su gracia.

Hace voto solemne de virginidad.Pero la firmeza de esta constante virgen y el conoci-

miento de este espiritual maestro conviniendo los dos en unmismo propósito se determinaron en que el voto que habíahecho, hasta ahora simple, se perfeccionase haciéndolesolemne con autoridad que alcanzó para ésto del Patriarcay Arzobispo santo D. Juan de Ribera. Concedióselo gustosoy no poco edificado.

Cumpliösele a esta devota virgen su deseo, atóse alyugo del amor suave, desposóse solemnemente con la Her-mosura eterna: coyundas de los dos la pureza cándida;ministro de este tálamo incorruptible el venerable Carmelita,en cuyas manos entregó la voluntad a su consorte; madrinanuestra soberana Redentora; las galas de este eterno des-posorio, el amito nevado que nos dió por símbolo la que

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bajó del cielo a nuestro virgen Patriarca de su cándidaPureza; padrino nuestro milagroso San Pedro Nolasco:todo virgen, todo limpio, todo puro los desposados, losPadrinos y la color y forma de los adornos de estas bodas.

Hace elección de nuestro habitopor peregrino modo.

El motivo que tuvo para elegir nuestro hábito cuandoParece la había de tirar más el carmelita, cuyo religioso lahizo repudiar el siglo, también tiene mucho de maravilloso.Pué por extremo inclinada a la Orden de su confesor y jun-tamente a la del seráfico Francisco, tenia devoción igual al o del Africano milagroso, y la del gran Patriarca Domingol a llevaba los más de sus afectos; quisiera todos los hábitosy no sabía de cuál echase mano sin perjuicio de los otros.Adurmiáse un día en medio el golfo de estos pensamientosY no del todo enajenada, vió a una Señora, cuyo semblantebellísimo y majestuoso, entre risueño y grave le decía: Hija,escoge la Orden en cuyo color de hábito juzgares que másresplandece mi pureza.

Despertóle este gozoso sobresalto, reconocida a favortan soberano, y sin volver a descuidar los ojos salió la luzdel alba, ocupado lo restante de su desvelo en reconoci-mientos gratos a su Patrona y nuestra Virgen y Madre deDios hombre.

Díjoselo a su madre, que ya por disposición del cieloella y su consorte estaban reducidos, pero callóles la reve-l ación divina persuadiéndoles a que frisaba más con susafectos el instituto de esta Orden santa. Otorgaron con susdeseos sus generosos padres.

Recibe nuestro habito.

Comunicáronlo con el venerable maestro fray Andrésde Tourra, comendador de nuestro real convento de Valen-cia. Túvose por muchas veces venturoso. Señaláse el plazoapetecido, digamos, de las vistas con su desposado, y fuéel de los cuatro de Septiembre año mil quinientos noventaY nueve.

Pasado el año de la aprobación se celebraron las bodasvirginales, presente lo más considerable de aquella CiudadÍ nclita, en la iglesia de nuestro monasterio, profesando lostres votos esenciales en manos del Prelado referido, noempero la clausura, porque no lo permitieron sus progeni-

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tores que llevaban agriamente apartar de si a una niña, quelo era de sus ojos, ni nuestra Religión solicita monasteriosde mujeres, porque no se siente tan desembarazada comootras para cuidar de más que de los rescates de los cautivosfieles.

Habemos tenido santísimas Beatas que, honrando nues-tro hábito, han sido admiración de España: Santa MaríaSocors, Santa Escolástica y todas las demás con que ador-nan nuestras historias en sus dos tomos, como le constaraa quien desde sus principios las leyere. Una, pues, de lasde esta jerarquía fué esta virgen consagrada y no menosperfecta que sus antecesoras.

Admite por su particular patrón aSan Nicolás de Tolentino.

Oyendo, ya profesa, un día de San Nicolás de Tolentinola aspereza de vida y extrañas penitencias de este santo a ungran predicador de su familia, llamado el maestro Satorres,catedrático de la Universidad de Valencia y grande reli-gioso, sus ayunos, disciplinas, silicios y cadenas a raíz delcuerpo, la templanza en sus manjares, pues no gustó carneni otro licor s i no agua simple desde que tomó el hábitoaugustino, propuso esta gran sierva de Dios, en cuanto lefuera posible, el imitarle, y cumplió totalmente por seis añosenteros, valor digno de matrona valenciana, que midió susfuerzas con los gigantes de las religiones. Resistíanla suspadres en estas penitencias temerosos de que se la arreba-sen de los ojos; pero no pudieron conseguir que las remi-tiese, sino es cuando enferma, por orden de los médicos,interviniendo la obediencia que dispensaba estos rigores.Su común habitación, mientras vivió en Casa de sus padres,fué una retirada aldea que tiene por nombre Musarroches...

(Continuará).

PAGINA MISIONALDe «juventud Misionera Mercedaria de Ber .riz», co-

piamos: «Hay en los escritos de Santa Teresa, en su litiSIT1dvida, capítulo XL, un pasaje que me ha hecho siempre soñardeliciosamente. Dice la Santa: «Estando una vez rezandocerca del Santísimo Sacramento, apareciörne un Santo cuyaOrden había estado algo caída; tenía en las manos un libro

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grande, abriöle, y dfjome que leyese unas letras que erangrandes y muy legibles y decían así: «En los tiempos veni-deros florecerá esta Orden; habrá muchos mártires.» Otravez, estando en maitines en el coro, se me presentaron yPusieron delante, seis o siete me parece sería, desta mesmaOrden, con espadas en las manos. Pienso que se da enesto a entender han de defender la fe; porque otra vez es-tando en oración se arrebató mi espíritu, parecióme estaren un gran campo a donde se combatían muchos y éstosde esta Orden peleaban con gran fervor. Tenían los rostroshermosos y muy encendidos y echaban muchos en el suelovencidos, otros mataban, pareciéndome esta batalla contral os herejes.

¿Os figuráis a dónde voy a parar con esta cita de mipredilecta Santa?

Mi sueño es que esta Orden será la nuestra y no nietildéis de interesada ya que la misma Santa me da licenciaY aun me anima a pensar así, cuando añade: «No señalol as Ordenes, si el Señor es servido se sepa las declararáPorque no se agravien otras: mas cada Orden había deProcurar, o cada una della por si, que por sus medios hicie-se el Señor tan dichosa su orden que en tan gran necesidadComo ahora tiene su Iglesia, le sirviesen. ¡Dichosas vidasl as que en esto se acabaren!»* Mirad qué bien contesta la Santa a mi pregunta anterior:«lo que Dios Nuestro Señor pretende al infundirnos esteespíritu misionero, lo que se propone al hacer nacer envuestros corazones el ideal apostólico es que aventajándo-nos en él, enamorándonos de la causa sublime de la salva-ción de las almas, merezcamos ser valientes campeones delejército de Cristo, soldados animosos de sus huestes ague-rridas y sólo en esto pongamos nuestras miras sin rebajar-l as jamás a pequeñeces humanas, indignas de un pechomisionero. ¡Dichosas vidas— diré con Santa Teresa--, lasque en esto se acabaren! ¡Dichosas fuerzas las que en estalabor se consumieren!»

Ya empiezan nuestros Padres su ruda tarea en las exten-sas regiones del Piauhy. La sangre con que tantos mártiresmercedarios regaron siglos atrás la América del Sur, noPodía quedar infecunda. Merced a ella abrieron aquellosi nfelices indios sus ojos a la luz del Evangelio, y ahora, de-generados de su carácter de cristianos, desprovistos desacerdotes que alimenten su alma, vuelven los ojos a susPrimitivos evangelizadores para recuperar la fe perdida.

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arredren los padecimientos, antes al contrario, llenos deamor a las almas, quieran padecer por ellas y morir porsalvarlas.»

No olvidéis que esta es nuestra oración, la misma queaquí hacíais ante el Santísimo Sacramento y que debéisrenovar diariamente con encendido fervor.

Rogad por todos los misioneros, rogad por la incipientemisión del Piauhy, para que nuestra Madre bendita proteja,Ilumine y guíe a los rnercedarios sus hijos, para que deaquella tierra, estéril ahora en frutos de gracia, logren miesabundante de cristianos fervorosos que honren a nuestroDios y a la Reina de las Mercedes. 3 , M. M.

Por los museos de Eur Pa.IMPRESIONES

Entre las impresiones Más agradables que durante miviaje por Europa hicieron latir mi corazón, cediendo másque a la impresión estética, a la satisfacción del amor fra-terno, debo anotar las que 'experimenté visitando los mu-seos de Arte de las grandes ciudades, en los cuales, al ladode las grandes telas de primorosas .figuras, y -firmadas porgrandes maestros, veía 'asomar, de Cuando en cuando, lanota blanca del hábito mercedario, llevado, ya por la Santí-sima Virgen que lo trajo del cielo, ya por alguno de • sushijos, desde San Pedro Nolasco hasta nuestros días. Com-prenderán mis lectores cuál sería mi regocijo y satisfacción,Por ejemplo en Florencia, en la gran ciudad del arte italiano,,cuando al penetrar en uno de los grandes salones del PalacioPitti, en el cual se celebraba una grandiosa exposición de lapintura italiana en los siglos XVII y XVIII, acierto a mirardos hermosas telas de gran tamaño, en que la mancha blancade mi hábito, hacía oscurecer todos los otros cuadros quehabía en derredor. La una representaba a mi glorioso pa-triarca san Pedro Nolasco, transportado al cielo por doshermosos ángeles que extendían sus alas en actitud de volar;la otra a san Ramón Nonato, que, en compañia de un her-

Nl , ños del colegio de San Pedro que hicieron la primera comunión, conel R. P. Rector Fr. Valentin R. Colón.

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Allä van con su blanco hábito los heroicos redentores; allávan a consumir fuerzas, a agotar energías, a renovar lassublimes escenas de abnegación sin límites que en las maz-morras africanas tuvieron &ti origen.

El 28 de Junio del año pasado arribaron los primerosmisioneros a la ciudad de San Ramón Nonato, después decuatro meses de viaje penosísimo en todos sentidos. Laprimera carta del M. R. P. Fr. Pedro Pascual Miguel, estoda una revelación de los trabajos, privaciones y amargu-ras que allá le esperan. Pobreza rayana en miseria, climainäalubre, distancias inmensas, sin otro medio de locomo-ción que un mal caballo: aislamiento, soledad... Y paracompletar tan negro cuadro el espectáculo de miles y milesde almas, olvidadas completamente de sus deberes religio-sos y a las que tienen que atender ¡tan sólo tres sacerdotes!

Considerando esto se oprime el corazón y vienen ganasde clamar incesantemente: «Señor, enviad obreros a vues-tro campo porque la mies es mucha y los operarios pocos»;«Enviad muchos abnegados misioneros a los campos de lainfidelidad y de la indiferencia religiosa, suscitad vocacio-nes religiosas misioneras y dad a vuestros apóstoles unespíritu gigante que no desmaye ante los obstáculos ni le

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mano suyo, mercedario también, predicaba la religión cris-tiana a un grupo de sarracenos que lo escuchaban asombra-dos. Después de contemplar largo rato ambas telas, concierta fruición de mal disimulado orgullo, me acerco a verla firma, y con nueva Satisfacción leo en la primera el nom-bre de Ora.zio Gentileschi, y en la segunda el de Carlos Sa-raceni, ambos famosos pintores del siglo XVIII que pintaronsus lienzos para el Convento de San Adrián de Roma, y queen esos días servían de ornamento a uno de los salones de laExposición más importante que se ha celebrado en Florenciaen el presente siglo.

II

En el gran Museo de Louvre, en París, cuando mi cabeza,cansada ya de admirar tanta maravilla artística, diseminadaen los incontables salones del fastuoso palacio, acierto afijar mi vista en la tela signada con el núm, 1738, mi corazónse estremece otra vez de júbilo, y por breves instantes meolvido de mi cansancio. Me encuentro al frente del grancuadro de Zurbarán, en que nuestro glorioso patriarca sanPedro Nolasco da cuenta a san Raymundo de Periafortla visión celeste de María, que le ordena la fundación de laOrden de la Merced para la redención de los cautivos cris-tianos en poder de los moros. Es un cuadro de gran facturay abundancia de personajes artísticamente distribuidos, peroentre los cuales sobresalen las dos principales figuras queestán en el primer plano, san Pedro Nolasco y san Raymun-do. La actitud de nuestro padre es modesta pero noble, y surostro se ve lleno de animación y de alegría. Con su manoderecha explica la visión en tanto que su cuerpo se adelantaa recibir de san Ray-mundo la aprobación de su Instituto.Es un hermoso cuadro que refresca en nuestra mente la glo-riosa gesta de nuestra rosada aurora, y deja een el corazónmercedario el sentimiento de los mejores días de la Orden.

III

En el Museo del Prado de Madrid, que al mismo tiempoque contiene la . historia de la pintura española, contienetambién la historia de sus grandes acontecimientos, no podíamenos de ostentar entre sus grandes cuadros, algunos quese relacionaran con nuestra Orden, ya que ella es netamente

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española; y en efecto, la Merced está allí honrosamente re-presentada en dos magníficas telas, debidas al pincel delMaestro Francisco Zurbarán, natural de un pueblo de Bada-joz, que a principios del siglo XVII fué llamado a Sevillapor los PP. de la Merced y hospedado en su convento, con-vertido hoy en Museo. Allí ejecutó el maestro sus más pre-ciadas obras, entre las cuales descuellan las dos a que hemosaludido, y que son las únicas que de Zurbarán se encuentranen el Museo del Prado; son la «Visión de San Pedro Nolasco»y la «Aparición del Apóstol San Pedro» al mismo gloriosoPatriarca. Ambas telas son un un realismo magnifico, y elartista ha tenido que sorprender a su héroe en un estadoanormal, en mística contemplación, lo que da al rostro delPatriarca cierto dejo de celestial impresión. En ambas estáel Santo Patriarca de rodillas, lo ,, que da lugar para que elartista haga un verdadero lujo de pliegues en el hábitoblanco que cubre por completo la figura. Acompañan alSanto en la primera un ángel de pie, con vaporosos trajes,y la mano derecha levantada en actitud de mostrarle la ce-lestial Jerusalén; en la segunda el apóstol San Pedro, cruci-ficado boca abajo, lo que a primera vista hace un poco an-tiestética la totalidad del conjunto; pero luego la reflecciónpone las cosas en su lugar, y la vista se recrea con la bellezade la figura principal, primorosamente dibujada.

Sin salir de Madrid, en el Salón de honor de la Real Aca-demia de San Fernando, el turista mercedario recrea su vistacon una media docena de primorosos retratos de merceda-rios ilustres, debidos al pincel del mismo maestro Zurbarán:tales son el retrato del Maestro Fray Pedro Machado, delMaestro Fray Francisco Zumel, del Maestro Fray jerónimoPérez, del Maestro Fray Hernando de Santiago, de otromercedario anónimo y de San Carmelo, Obispo mercedariode la Diócesis de Teruel; todos de gran tamaño y de facturainsuperable, que revelan a las claras el gran aprecio delartista por los frailes de la Merced.

IV

En el museo regional de Valencia, ciudad donde nuestrospadres tuvieron un fióreciente convento, se conservan en unlugar preferente varios cuadros de asunto mercedario, entre

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los cuales recuerdo una preciosa imagen de Nuestra Santí-sima Madre de la Merced, debida al pincel de Vicente López,que en nada tiene que envidiar ã las Concepciones de Mti-rillo. También se admira un éxtasis de Nuestro gloriosoPatriarca San Pedro Nolasco, suspendido en los aires yrodeado de Angeles, teniendo a sus pies un hijo suyo que lo.contempla anonadado. Este cuadro se debe a la inspiración-de José Vergara, hábil pintor que ocupa un puesto de honorentre los artistas regionales de Valencia. Otro de los cua-dros donde el hábito blanco de la Merced se ostenta triun-fador, es en el cuadro de porte natural que representa elmartirio de san Pedro Pascual -, obispo mercedario de Jaén,el cual sostiene en sus manos un libro y una pluma, con lacual .escribe sus refutaciones .contra el Corán; atraviesa sucuello el puñal homicida, y un ángel a corta distancia leofrece la corona y la palma que simbolizan su martirio porla fe de Cristo. No tiene el nombre del autor; pero denunciaun pincel avezado en el manejo del dibujo y una valentíapgra vencer los obstáculos del colorido del blanco, de suyomás difícil que todos los otros colores.

Otros cuadros mercedarios hay en el Museo de Valencia,pero mi memoria me falta, y me deja con el sentimiento deno poder dar a mis lectores la descripción de otros. cuyoasunto histórico es al mismo tiempo interesante y artístico.

Mi decidida afición al arte de Apeles me llevó a Sevilla,donde me esperaban otras impresiones trists y alegres quejamás podré olvidar mientras Dios me conserve la existen-cia. Al día siguiente de llegar a la pintoresca e históricaciudad, me dirigí a su museo de Bellas Artes, nuestro antiguoconvento de la Merced,- situado en el corazón. de la ciudad, acorta distancia del hotel donde me hospedaba. Entrar en ély comenzar a ver vestigios mercedarios, fué todo uno; desdela puerta, el pasadizo, el primer patio, - su escala regia,sus grandes claustros, todo, todo - denuncia un florecienteconvento mercedario, del cual fuimos ignominiosamentearrojados por la voracidad de impíos gobernantes.- -Y- suiglesia, ¡ah!, Su iglesia convertida hoy en el salón de honordel museo: menos 'mal, porque de templo de Dios ha pasado

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a ser el templo de Murillo, de Ribera y Zurbarán. Aquí,después de las tristezas del primer momento, mi espíritu sereconcentró para entregarse a los trasportes del más entu-siasta júbilo, al contemplar el original de la famosísimalma-gen de Nuestra Santísima Madre de la Merced, entregandoel escapulario blanco de su hábito a nuestro Santo Patriarca,admirable tela del gran . Murillo. Oh qué bello, qué magní-fico, qué celestial todo ese conjunto. El cuadro está en latestera principal del Salón, al lado derecho de un gran cua-dro de la Inmaculada del mismo Murillo, y la vista se entretie-ne en admirar casi simultáneamente los pliegues del mantoazul y vaporoso del cuadro del centro y ld's nítidos albores delmanto y escapulario del cuadro de la Merced. Hay tal inten-sidad de vida en esta escena mística entre la Santísima Vir-gen y su siervo Nolasco, que el espectador se olvida de ad-mirar los bellísimos ángeles alados que decoran las dos figu-ras principales. Y eso que el ángel que vuela entre los dosPersonajes es de una belleza y naturalidad verdaderamenteseductoras. Con la arrebatadora belleza de esta tela incom-parable, casi me olvidé que me encontraba en un sitio en quehabía puesto sus manos la iniquidad, y me entretuve en ale-gres pláticas que nacían de mi entusiasmo por la obra dearte que me tenía completamente aprisionado el cuerpo y elespíritu. Allí estuve cerca de una hora sin dar lugar a ningúnotro pensamiento que no fuera el de la admiración más ren-dida. Cuando salía acerté a mirar otros cuadros de asuntosmercedarios, entre los cuales llamaron mi atención uno fir-mado por Pacheco, y que representa a Nuestro Padre SanPedro Nolasco en los momentos de embarcarse para dirigirseal Africa a rescatar cautivos cristianos; otro de Valdés Lealque representa una redención de cautivos en Argel, y en lacual figuran dos religiosos de blanco hábito, etc. No recuer-do otros de asunto de sumo interés también, pero que mimemoria no ha sabido retener.

Basten estos ligeros apuntes para saciar la curiosidad deMis lectores, amigos de la Merced, a los cuales he queridodedicar estas primicias de un viaje de estudio que Dios guiócon su providencia paternal,- y que permitió no tuviera elmás mínimo contratiempo para demostrar una vez más suinfinita misericordia con quien menos digno se muestra de

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ella. Gracias infinitas sean dadas a Él y a mi bendita Madrede Mercedes.

FR. DIEGO ALBERTO ROTAS

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¡Don Andrés Manjön ha muerto!El maestro cristiano, el educador de niños, el alecciona-

dor de hombres, el que derramaba sobre las tiernas inteli-gencias la semilla de las cristianas enseñanzas, empapadasen rocío de cielo y luces de aurora; el padre de los humildesv de los pobres, ha ,muerto.

El inventor de ese maravilloso método para la enseñanzade los niños, el fundador de las Escuelas del Ave María, esllorado por millares de madres, y por su eterno descanso seelevan oraciones de los labios de sus innumerables peque-ños discípulos.

Nació D. Andrés Manjön y Manjön el 30 de Noviembrede 1846, en Sargentes (Burgos), de familia humilde. Protegi-do por un tío suyo, sacerdote, estudió en el Seminario de SanJosé Filosofía y Teología, obteniendo las mejores notas. Eramuy piadoso, y tan humilde que, a puntó de ser ordenadosacerdote, renunció a ello, y en Valladolid estudió el bachi-llerato y la carrera de Derecho; después vino a Madrid parahacer el doctorado y oposiciones. Por la escasez de recursos,daba lecciones en el Colegio de San Isidoro.

Después fué nombrado auxiliar en la Universidad de Sa-lamanca, donde permaneció un ario, hasta ganar, por oposi-ción, la cátedra de Derecho canónico en la Universidad deSantiago, de donde pasó a Granada.

Ganó, por oposición, una Canonjía en el Sacro Monte,cuando contaba cuarenta arios; ordenöse de sacerdote y con-tinuó explicando la cátedra de Derecho.

Consagróse a la instrucción y educación de los niños gi-tanos, fundando las célebres escuelas del Ave María, cuyométodo pedagógico genial es conocido y admirado en todoel mundo.

Renunció muchos cargos honrosos, para los que habíasido propuesto, como Obispo, Abad . del Sacro-Monte, Deca-no de la Facultad de Derecho y Auditor de la Rota.

Publicó excelentes obras pedagógicas y de Derecho.Su entierro fué una imponente manifestación de duelo,

con aclamaciones de santo. Concediéronse a su cadáver, cosainusitada, honores de Capitán general.

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HEPOISMO CONMOVEDOU

En la mañana del día 9 de U.ril de este año el vaporcorreo E. M. L. salió de Belice, capital y puerto el más im-portante de Honduras Británica.

Llevaba a bordo 69 personas, entre las cuales iba Mon-señor Federico Hopkins, de la Compañía de Jesús, ancianovenerable de setenta y nueve años, obispo titular de AtribiY vicario apostólico de Honduras Británica. Iban asimismoen aquel barco tres religiosas palotinas: la general sor Ce-cilia, de nacionalidad alemana; sor Francisca, superioraProvincial, y sor Verónica, superiora elegida de una nuevacasa de Orange Walk.

A las dos y tres cuartos de la noche siguiente, hallándo-se el vapor a tres millas y media del puerto Corozal, sufrióuna avería; el agua invade el departamento de las máquinasY el barco empezó a zozobrar. Fueron sólo quince minutosde tristísima agonía. Las religiosas y muchos pasajerosarrodilláronse ante el señor obispo que les diö la absoluciónentre los gritos de terror y llanto de la tripulación.

En tanto que los marineros trabajaban febrilmente enechar al agua los botes de salvamento, acercöse uno aMonseñor Hopkins, para ponerle a salvo; más éste, tran-quilo, respondió: Procurad salvar primero a las mujeres y al os niños.

Mientras la nave se hundía, reparó en que un joven me-xicano no tenia ayuda alguna, cedióle lo único que queda-ba, su salvavidas, y le dijo: «Toma, yo estoy pronto parael juicio de Dios; salva tu cuerpo y tu alma».

Igual conducta observaron las hermanas sor FranciscaY sor Verónica, viendo algunos jóvenes próximos a ser se-pultados en el mar, a la muerte, les dijeron: ¿Estáis casa-dos?—Sí.--4Tendis hijos?-5f.—De nosotras nadie de-Pende—repusieron las hermanas—tomad nuestros salva-vidas... El barco, en tanto, se habría... hundiéndose Casidel todo... Monseñor Hopkins, con el agua hasta el pecho,estaba sereno extendiendo por última vez su mano parabendecir a los náufragos que luchaban con las ondas; unmomento después viösele elevar los ojos al cielo, levantarambas manos en ademán suplicante, y al punto desapa-reció entre las encrespadas olas.

Su cadáver, arrojado a la playa, fué sepultado con gran-de pompa y llanto; también fueron identificados los cadäve-

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res de las dos religiosas; una de ellas tenía apretado fuerte-mente contra su pecho el cadáver de un niño.

Además del obispo y las dos hermanas, perecieron unasquince personas, en su mayoría muchachas y niños depecho.

Monseñor Hopkins había nacido en Birmingham el 25 deMarzo de 1844, de noble familia que profesaba la religióncatólica. Después Je doctorarse en Medicina, hízose sacer-dote, y poco después entró en la Compañía de jesús. En1888 fué destinado a Honduras en donde se distinguió tantopor su celo, que fué nombrado, en 1899, vicario Apostólicoy obispo titular de Atribi (1). Llevó desde entonces una vidamás edificante aún, consagrada del todo a la oración y mi-nisterios sacerdotales. Dormía poquísimo; visitaba con mu-cha frecuencia a los pobres, enfermos y encarcelados; su-frido como un San Francisco de Sales, soportaba largasesperas en las antecámaras y oficinas, con tal de poderobtener socorros para los pobres, él que vestía tan pobre-mente que solía llevar rotos los zapatos y raída y zurcidala sotana.

Durante las epidemias y en IdS calarnidades públicas,fué un hombre verdaderamente apostólico, todo para todos,que sólo se olvidaba de sí mismo. El pueblo le llamaba elobispo santo, y la veneración y amor a su prelado mani-festóse muy especialmente en 1918 cuando celebró las bodasde oro de su profesión religiosa. Aun aquellos mismos queno eran católicos tomaron gran parte en los festejos y públi-co homenaje de respeto al venerable religioso.

Monseñor Hopkins no deja más escritos, que algunosartículos en varias publicaciones, lleno b de sana doctrina;fundó muchas escuelas y catecismos y convirtió muchasalmas.

Por la sucinta reseña de sus virtudes fácil será compren-der cuánto sentimiento causaría la pérdida de un hombre,que murió por salvar, como buen pastor, a sus ovejas.

La venerable figura de Monseñor Hopkins parece flotaraún sobre las bullentes ondas del mar en aquel mismo sitiodesde donde dirigió al cielo su última mirada, y su heroicamuerte unida a su vida heroica producirá seguramente losfrutos de los que mueren por jesucristo.

(De L'Osservalore Pomano).(1) KÖm-Atrib.

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Esclavitud de ia Merced. de Barcelona.Peregrinación a Montserrat.

El día 7 de junio, a las siete y media de la tarde, hemosregresado de la santa Montaña, y aún el ánimo está embar-gado por la emoción.

La «Esclavitud » aún no había ido en corporación a Mont-serrat y debía ir

' porque la Virgen Morena es patrona del

Principado, y la Virgen Blanca lo es de su primera capital.El pendón Mercedario ondeó majestuoso entre aquellos

riscos, llevado por aristócratas de Barcelona, que ostenta-ban en su pecho el escapulario de la Merced como. su máspreciado timbre de gloria.

La «Esclavitud » tiene más de tres mil socios, y sin em-bargo fué labot iosa la organización y el reunir un númeroque decorosamente pudiera representarla.

En los programas que sé imprimieron 'se advertía que elcarácter principal de la peregrinación sería de penitenciaPara alcanzar la pacificación social de Barcelona.

Almas decididas y nobles dieron sus nombres con granentusiasmo, y el día 5, por la estación de Magoria, salía enel tren ordinario de las 8,34 un centenar de romeros animososy esperanzados, presididos por el Rdo. P. Provincial de laMerced, Director de la «Esclavitud » , acompañado por el quesuscribe, subdirector de la misma, y el P. Manuel Sancho,maestro de Capilla de la iglesia del Buen Suceso y definidorProvincial.

El viaje se hizo sin incidentes. Todos iban alegres. Flota-ba, sí, la nerviosidad causada por la última tragedia delactual terrorismo. Aun estaba caliente el cadáver del Car-denal de Zaragoza. Se temía el castigo de Dios por un cri-men tan terrible de España. Conveníamos todos en que -lamuerte de ese Purpurado constituía una página negrísimade su historia. •

Llegamás a Montserrat a las once, y se desplegó el bellí-'simo pendón de la «Esclavitud » , que empuñó el fervientecatólico, cultísimo abogado y caballero del Santo SepulcroD. José Peray, llevando los cordones. D. José María Aznar yGelpi, también abogado distinguido - y fervoroso católico, yel Sr. Piñol, ex cautivo de Axdir, al cual costeó el viaje la« Esclavitud » , que tanto se preocupó del bienestar y libertadde los cautivos.

. El suntuoso templo estaba hecho una ascua de luz. ElPadre Provincial dijo la Misa, mientras el gran órgano de laBasílica dejaba oir armonías llenas de unción religiosa. Alfinal dirigió unas palabras a los peregrinos, entrecurtadaspor la emoción. Recordó el terrible atentado de que había

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sido víctima un Purpurado el día anterior, exhortando a laoración fervorosa para qtr , Dios se apiade de España. Se-guidamente los peregrinos cantaron la Salve y salieron enbusca de sus albergues.

No quiero cansar a los lectores con largas descripcionesde los demás actos de la peregrinación por demasiado sabi-dos.

Al día siguiente hubo Misa de Comunión solemnísima, enla que el P. Provincial dijo una plática fervorosa que emo-cionó a los presentes. Por la tarde fuimos a la Cueva, rezan-do el clásico Rosario de quince misterios. Era impresionanteel fervor con que damas y caballeros de las más linajudanobleza rezaban y seguían aquella vía abrupta y trabajosa.

En la santa Cueva tuvimos el honor de dirigirnos . a losperegrinos y decirles toda la emoción y gratitud que sentíanuestro corazón hacia todos por el acto y actos que se esta-ban celebrando en la fervorosa romería. De vuelta asistirrik. sa las solemnes Vísperas de la Octava del Corpus, que cantóla Comunidad de Benedictin.os: Rosario y Salve solemnísi-mas, que costeaba la peregrinación.

El día 7 se celebró una Misa en el camarín en sufragio delos difuntos de la «Esclavitud».

A las nu yve y cuarto asistimos al solemnísirno Oficio dela Ocava del Corpus, y seguidamente a la solemne proce-sión con el Santísimo. En ella llevó nuestro hermosísimopendón el Sr. Marqués de Alós, y los cordones el ex Dipu-tado a Cortes D. Carlos Fortuny y el acaudalado propietarioD. Marcelino Soler. Detrás del palio hacían vistosas filastodas las señoras con el escapulario de la «Esclavitud».

A las cuatro de la tarde fuimos al camarín a cantar a laVirgen una Salve de despedida. El P. Provincial dió graciasmuy expresivas por el fervor edificante con que todos losperegrinos se habían portado, afirmando que la más acen-drada piedad y corrección habían sido las notas distintivasde nuestra romería. Terminó bendiciéndoles todos los obje-tos religiosos.. A la salida se hizo un grupo fotográfico pararecuerdo.

Salió el tren a las 17. La vuelta fue animadísima. Todoscomentaban entusiasmados el feliz resultado de nuestraprimera qxcursión a Montserrat. En el tren de Magoria, quetraía tres coches de segunda reservados para la peregrina-ción, nos complacimos viSitando todos los departamentos yrecogiendo impresiones que nos eran por demás halagüeñas.La venerable tesorera de la « Esclavitud», benemérita insignede la Asociación, D." Dolores Puig, viuda de Sunyer, veníaradiante. Nadie diría que es setentona. Había trabajadomucho en la organización, y el Señor premiará con crecessus esfuerzos.• Con sentimiento no había podido asistir la señora presi-

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denta Excma. Marquesa de Barbará, por tener q ae ir a laCorte por estos días, pero tuvo dignísima sustituta en lavicepresidenta Excma. Sra. Marquesa de Alós.

No terminaré sin hacer constar que todos los peregrinos,que en su mayoría ostentan títulos nobiliarios o de rancioabolengo, y juntamente la piedad ,más acendrada, edificaroncon su fervor y corrección a la numerosa colonia de Mont-serrat.

Gracias, damas cristianas y nobles, que os preciáis, pri-mero que de nada, de creyentes. Gracias, caballeros valien-tes, que ostentáis en vuestro pecho el escudo de la Merced,símbolo de vuestra fe, en estos tiempos de claudicacionesapostasías. La Virgen Santísima de la Merced oiga vuestrasoraciones y nos alcance la paz ansiada a esta desgraciadaciudad de Barcelona, digna de mejor suerte:

FR. S. CONZÄLEZ GALLEGO

El sueño de ToffinCUENJTQ

¡Qué triste estaba Toriín, el menor de cuatro monisiinoschiquillos, hijos de un matrimonio que, al decir de muchos,era tenido por feliz o poco menos!

Hasta siete arios tendría nuestro héroe, y pudiérase afir-mar de él que no había enfermedad o alifafe de los que a losniños suelen afligir, que no hubiese dejado triste huella de supaso por aquel enfermizo y delicado sei-.•

Siendo comó era de rostro agraciado y de ojos negros yun tanto soñadores, venía no • obstante a prestar tal tristezaal conjunto aquella palidez melancólica de su carita, lo mus-tio de sus -labios y la blancura de sus tiernos y juvenilesmiembros, que a toda la familia, y aun a sus amiguitos, ins-piraba la más tierna compasión.

Día de fiesta había sido aquel día.El sol comenzaba a declinar tras las montañas. Sentado

Toñín a la vera de un pequeño estanque o alberca que habíaen su huerto, revolvía en su pensamiento cuánto se habríanentretenido aquella tarde sus hermanitos cogiendo nidos,birlando la fruta temprana del propio cercado y del ajeno, yhaciendo correr en la pedrea a los chiquillos del arrabalcontrario.

—Por qué él se decía —había de estar de ordinario tantriste y sus hermanitos tan 'saltarines y alegres?

¿Poi- qué siempre que intentaba hacer una pirueta, tirar

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una piedra o restallar una honda causaba a sus amiguitosaquella entre compasiva y burlona sonrisa que tan a lo hon-do le llegaba siempre? ¿Por qué aquel antipático señor de lasgafas ahumadas, a quien llamaban doctor, había de tenercon tanta constancia la suya sobre el hito para que no lo pu-diesen sacar nunca del enojoso régimen de las papillas deharina y leche y los bizcochos mojados en jerez?

'Esto rumiaba en su mente nuestro Toffin, apoyando devez en cuando el codo sobre la bland.a yerbezuela que orlabaenrededor la alberca, y --observando pensativo cómo cruza-ban veloces por el cristal de las ondas mil pececillos de colo-res, a la manera como suelen cruzar también por nuestrafantasía, dejando tal vez tras de sí fugaz y luminosa estela,los pensamientos y las imágenes... Unos patos habladoresnadaban a sus anchas allí y corrían en apretada fila a bañary refrescar sus anchos picos y albas cabecitas en el chorrodel canalillo que por aquella parte desaguaba.

Un rato estuvo observándolos, al cabo del cual dirigióinstintivamente los ojos al cielo, con esa mirada amorosa yresignada con que miran las almas angustiadas e inocentes,.y sólo pudo ver, a través de los claros que entre sí dejabanlas pámpanas de la añosa vid que cubría el estanque, untrozo de firmamento, ya de un azul aterciopelado, y en cuyocentro irradiaba, con luminosa intermitencia, el lucero de latarde.

Contemplándola estuvo unos instantes, fijos en ella susojuelos, y húmedos con las lágrimas que la nostalgia hicieraasomar a ellos.

.Qué le decía? ,:De qué le hablaba aquella estrella que asíhacia quedar a nuestro Torifn absorto en su contemplación?¡Ah! ¡Sin duda con su radioso y consolador aleteo hablaba alniño por primera vez de esa virtud que hasta entonces lleva-ba en,su pecho como dormida palomica, y que no despierta.sino cuando el ángel del dolor vierte en él una gota amargaal menos del cáliz de la tribulación!...

De esa virtud, hilo sutil y luminoso tejido con luz de lunay con luz de aurora, que en medio de la tiniebla que por do-quier nos circuye, alienta nuestro pecho y presta a nuestroespíritu alas para volar y romper los lazos que lo sujetan yapegan a esta frágil arcilla de nuestro cuerpo y que se llamaesperanza...

Y pensando estas cosas sin duda, vino nuestro Toñín aquedarse dormido sobre el mullido césped, y al rumor miste-rioso del agua del atanor, que pasaba... pasaba juguetona yreidora corno pasa nuestro juventud, y luego entraba silen.-ciosa en el remanso, como también entran nuestras almas enel infinito...

Todo era silencio y reposo en aquel huerto. Había la no-che cerrado enteramente, y comenzaba la brisa, empapada

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en el perfume agreste de mil florecillas y arbustos olorosos,a besar y agitar mansamente las frondas de los árboles y lashojas de la parra, que extendía sus ramas sobre el estanque.Por entre las matas que orillaban los senderos veíanse relu-cir como ascuas lcs (gusanillos de luz , ; turbaban este silen-cio augusto el canto incesante de un grillo, el monótonocroar de las ranas de una charca vecina, y, de vez encuando, el apesarado quejido del mochuelo, que trae a nues-tra mente la .idea de alguien a quien atormentan.

Toriito seguía durmiendo y soñaba... soñaba, no- secasaún las lagrimitas que brotaran de sus ojuelos negros...

Súbitamente sintiéronse agitadas las aguas del estanque,y un momento después pudo observarse, al incierto clarorlas estrellas, cómo de su cristalino seno surgían dos gracio-sas náyades de lindo rostro y blonda cabellera.

Empuñaba la una un laúd, mientras que la otra, agitandoen el aire una antorcha que despedía vivísimos destellos deluz rosada, invitó a su compañera a seguirla hasta un opacobosquecillo de bambúes, que se hacía como a unos cien pa-sos de aquel sitio.

Unos instantes habrían transcurrido cuando dejöse oir, enmedio del silencio rumoroso de la noche, el sonido,d.ulcísimode una canción que, acompañada por un laúd, parecía arran-carse de entre el follaje del bosquecillo, vehemente como u.nsuspiro y alada y leve como una oración.

El eco de aquella celestial melodía hubo de resonar entoda la extensión del valle, haciendo-suspender su canto auna las mismas nocturnas alimañas.

De improviso, y como si. aquel. canto hubiese tenido lafuerza de un conjuro, apareció, bajando por la falda de unode los montezuelos que circundaban el valle, una lucida yfantástica comitiva de aladas ninfas y misteriosas hadas que,guiada por graciosos pajecillos vestidos de dalmáticas deseda y oro, dirigíase paso a paso hacia el lugar donde yacíanuestro Tofiln.

Precedían, como hemos dicho, estos donceles o pajes,mientras sobre sus cabezas revolaban mil amorcillos, espar-ciendo torrentes de luz con antorchas y luminarias y delicio-so aroma de estoraque, incienso y mil otras materias olo-rosas.

Venían después las ninfas .en traje de cazadoras, con pri-morosa veste de Púrpura hasta la rodilla, calzado el áureocoturno, carcáj de marfil pendiente del hombro, y linda guir-nalda de flores ciñendo cabello y sienes.

. Hadas de luengas y blancas tocas, pulsando laúdes, .arpasy mandolinas, seguían en pos de las ninfas, y a continuación,y como cerrando aquel peregrino cortejo, marchaba, arras-trada por ocho bridones blancos con vistosos penachos azu-les, una magnífica y resplandeciente carroza de cristal.

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Bandada innú.tnera de pajarillos de plumaje Vario y en-jambre infinito de mariposillas de doradas alas, agitábanseen torno de ella, cantando y revoloteando continuamente. .

Dibujábase en el interior la noble silueta de una dama,vestida con sencillo brial de lino, y de quien, por su modes-tia, empaque señoril y apacible semblante, pucliérase afirmarera una reina o gran princesa de Oriente.

Un tenue resplandor nimbaba su bello rostro y le presta-ba tan particular encanto, que quien la miraba sentíase sinfuerzas para apartar de ella su vista y quedaba como apri-sionado por el influjo magnético de aquellos ojos verdes,trasparentes y misteriosos.

Acompariábanla cuatro ingenuas doncellas, y era de vercómo resplandecían sus rostros agraciados, con el mismofulgor que el de la dama, cada vez que ésta posaba caricio-samente sobre la frente de ellas su mano blanca, con blancorde luna, o las besaba amorosa en sus mejillas.

Las dos náyades del estanque uniüron.se también a la pro-cesión, y así, pulsando todas con primor los instrumentos ehinchendo el aire con el rumor de sus cantos, llegaron porfin al lugar donde nuestro Toffin dormía.

A una serial convenida hízose un alto silencio, y, rodeadoque lo hubieron, entonaron una plegaria dulce y conmove-dora, que hacía asomar el llanto a los ojos y ponía en elalma deseos de volar hacia la región del inmortal seguro.

Tornaron a callar, y al punto bajó la dama de su carroza,seguida de aquellas cuatro doncellas, al parecer sus hijas;adelantóse unos pasos, hincóse de rodillas al lado de Toriín,y, después de contemplar unos instantes con amor y lástimaaquella carita paliducha y bella, cuyas mejillas hallába:nseaún guarnecidas por dos cristalinas lagrimitas, apartó losricillos de oro que caían sobre su frente y estampó en ella unbeso purísimo...

Y Toriín dormía.., y soñaba y sonreía, anegada su almaen inefable y espiritual deleite; entre suetios, llevado de in-fantil curiosidad, hubo de preguntar a la dama quién era ycómo se llamaba, y ésta, mirándole con sonrisa complacien-te, le contestó:

—Llámome y soy la Inspiración, y mi mayor placer loconstituye la amistad con los corazones de los niños que su-fren y que padecen, de los niños que se ven cLspreciados.

Y al instante posó su mano sobre la frente de una deaquellas cuatro doncellas, que había por nombre Pintura, yvió cómo se tornaba resplandeciente su rostro, y que, hacién-dole ésta también a él una respetuosa venia, en serial de ho-menaje y amistad, se retiraban al punto,.y tras ellas todo elcrecido cortejo que las acompañaba, entre rumoroso batir dealas, acordes armoniosos de instrum.entos y grato sonar devoces cristalinas...

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Momentos después, la vieja campana del reloj de la parro-quia daba, hacia las diez de la noche, el solemne toque deanimas, y cuando Toriín se despertó viö a su madre, que, conel rosario en la mano, paseaba en la estancia donde él y sushermanitos dormían, dictándoles con voz solícita y cariñosa,y en tanto que ellos iban respondiendo entre sueños, aque-llo de

Cuatro pies tiene mi cam;cuatro ángeles la acompañan...

Y Toriín creció, y con él sus dolores y sufrimientos, ytambién su alma ensoñadora y triste...

Y pintaba, mejor dicho, vertía en el lienzo, bañadas en ladivina gama de colores que él sabía arrancar de su paletamágica, en 1 gar de imágenes, fibras, por así decirlo, vivasy palpitantes de su corazón, pedazos de su propia alma...

Y un día requirió los pinceles, que dijerase le eran pres-tados por los propios ángeles, y pintó en un cuadro soberbiola Inspiración, bajo la forma de aquella hermosa y honestadama, de ojos verdes y misteriosos, que él contemplara undía retratada en su mente..., y el cuadro causó la admiraciónde los maestros del arte; y días más tarde, consumido porsus propios padecimientos, bajaba el artista, en la flor de suedad, a la sepultura; y cuando todos lloraban la pérdida detan preciosa vida v se apresuraban a cubrir su tumba de flo-res, todavía el dómine pedante que le enseriara las primerasletras, decía de él en tono despectivo que no había podidoconseguir de aquél que llegase a comprender la teoría de los'números rim.os!!!. ¡Cuán poco significa para algunas almas vulgares el quela inspiración haya estampado su beso amoroso y puro en lafrente de un artista!

FR. MIGUEL ESCANEZ y MINGORANCE.

Ferrol.

NOTAS RELIGIOSASCruzamiento del Obispo de Ciudad Real.—Ante escogida

Y numerosa concurrencia se ha celebrado en la iglesia de lasComendadoras de Santiago, de esta Corte, el cruzamientode caballero de la expresada Orden, del Sr. D. Narciso deEstenaga y Echevarría, Obispo titular de Dora, Prior de lasOrdenes Militares.

Bendijo el hábito el Sr. Arzobispo de Valencia, doctorMelo y Alcalde; presidió el Capítulo el Duque del Infantado;

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apadrinó al nuevo caballero el Vizconde de Bellver, y lecalzaron las espuelas el Conde de Cedillo y el Sr. Montalvo.

Asistieron a la ceremonia su Alteza Real el Infante donFernando y el Nuncio de Su .Santidad Monseñor Tedeschini.

El Sr. Estenaga ha recibido • muchas felicitaciones, a .lasque unirnos la nuestra muy sincera.

Brillante recibimiento del Sr. Melo y Alcalde en Valencia.El día 8 de este mes hizo su .entrada oficial en Valencia elnuevo Arzobispo Sr. Melo, que tantas muestras de simpatíasdejó en esta diócesis de Madrid. Valencia recibió con mues-tras de entusiasmo a su nuevo Pastor. . .

El P. Zacarias en Vitoria.—Este mismo día fue la entradasolemne del nuevo Obispo de Vitoria, el Ilmo. P. ZacaríasMartínez Núñez, de la Orden de San Agustín, El recibimien-to ha sido muy entusiasta; el pueblo aclamaba sin cesar alnuevo Prelado.

El P. Colörn en 1-luesca. Ha sido objeto de una cariñosaacogida por parte del pueblo orcense el nuevo Prelado deaquella Sede, Ilmo. P. Colón, Agustino, que tomó posesióny entró oficialmente en el obispado de Huesca. El pueblovitoreó y aplaudió caluros Imente a su nuevo Prelado.

Nuevo Arcipreste de la S. 1. C. B. de Lugo.--.Ha sido non],.brado Arcipreste de la Catedral de Lugo, el insigne orador,y virtuoso Canónigo Magistral de la misma iglesia, D. CésarAbellás, nuestro particular amigo, a quien enviamos núestraenhorabuena tan sincera como entusiasta.

Traslado del Sr. Mímica a Pamplona.—Ha sido • firmado eltraslado del Sr. Múgica, Obispo de Osma, para la Sede dePamplona.

D. Mateo Múgica Urrestarazu, nació en Icliazábal (Gui-púzcoa) el 21 de Septiembre de 1870. •.

Terminó la carrera eclesiástica a los diecinueve arios, y •obteniendo de Su Santidad la correspondiente dispensa, fuéconsagrado sacerdote a los veintitrés.

A los veinticinco se doctoró en la Universidad Pontificiade Salamanca en Sagrada Teología.

Ha sido Catedrático de' Latín y Humanidades, de Metafí-sica y Sagrada Escritura; Canónigo Lectoral, por oposición,de Vitoria; Protonotario apostólico de Su Santidad, Directordel « Boletín Eclesiástico de aquel Episcopado, Director dela Adoración Nocturna y del Apostolado de la Oración.

También desempeñó la Secretaría de Cámara en aquelladiócesis mientras la regentó el Excmo. e Ilmo. Sr. D. .Pru-clencio Melo y Alcalde.

Su acendrada piedad le llevó a presidir ,en distintas oca-siones, como director espiritual, cinco peregrinaciones aTierra Santa y nueve a Roma.

El 20 de Mayo de 1918 fué consagrado Obispo de Osma enla Catedral de Vitoria, oficiando de consagrante el Nuncio

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de -Su Santidad, Monseñor Ragonesi, asistido por los señores.Melo e Eijo, Obispos, entonces, de Madrid -Alcalá, ahoraArzobispo de Valencia, y de Vitoria, ahora de Madrid-Alcalá,respectivamente,

El nuevo Vicario Apostólico de las Misiones del Perú.—Ha sido nombrado Vicario Apostólico de las Misiones delPerú, el Rvdmo. P. Sabas Sarasola, Superict de la residen-cia de Padres Dominicos de Pamplona.

. El nuevo Vicario Apostólico nació en Arizaleta, pueble-cito del Valle de Yerri, el día 12 de Abril de 1881.

Empezó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Con-ciliar de Pamplona.. Al terminar la Filosofía ingresó en laOrden de Santo Domingo, el año 1898. Dentro de la Ordenc ontintiú sus estudios en los Colegios de Padrón (Coruña)Codas (Asturias) y Salamanca, hasta el año 1906 en que seOrdenó de presbítero.

Después de terminar su carrera se doctoró en Filosofía .yTeología en el Colegio-Universidad que los Padres Domini-cos tienen en Salamanca.

• Desde el ario 1908 hasta el . 1912, el P. Sarasola explicóciencias en. el Colegio de Oviedo, y los tres año s_siguientesocupó el cargo de Rector .de la casa matriz que la OrdenPosee en Cofias.

El 1915 fue nombrado Superior de la Comunidad de Va-l ladolid y en 1.917 fue trasladado con igual carácter a la resi-dencia de Pamplona, que ha venido gobernando con generaladmiración hasta que ha sido elevado a su nueva dignidad.

El Rvdmo. P. Sabas Sarasola recibirá en breve su consa-gración episcopal.

Monseñor De Andrea, Arzobispo de Buenos Aires.—ElGobierno de la República Argentina ha propuesto para ocu-Par la Sede Arzobispal de Buenos Aires a Monseñor DeAndrea. Serán muchos en España los que se congratulen.íntimamente cuando conozcan esta noticia, porque fueronmuchos los admiradores y amigos que conc uistá entre nos-otros el ilustre Prelado durante su estancia, no lejana toda-vía, en nuestra tierra.

Hombre de talento privilegiado, de palabra elocuentísi-ma, de exquisito porte diplomático y de amenísimo trato,l lano y afable, ocupa un puesto de honor entre los apóstoles(le la acción católica, conquistado noblemente con tan rele-vantes méritos. Es además un Prelado consagrado sincera-mente a las cuestiones sociales, amigo de los humildes,humilde él mismo y honrado con la gloria de su modestoorigen.

Sobre todos estos títulos descuella uno por el que se hacees peci almen te acreedor a nuestro cariño y reconocimiento_Monseñor De Andi ea, es un decidido y sincero amigo de Es-paña, y este afecto eón que nos distingue será, para nosotros

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particular y transcendentalmente valioso cuando el ilustrePrelado sea elevado • a la Sede para la que lo propone el Go-bierno de su nación. Las Embajadas intelectuales y socialesque indudablemente habrán de partir de España en estospróximos arios venideros hacia las repúblicas hispanoameri-canas, si los mutuos afectos, cada vez más intensos, entretodos los pueblos de la raza han de fructificar prácticamente,hallarán en el futuro Arzobispo de Buenos Aires el apoyoel interés propios de un verdadero compatriota, inteligentey comprensivo.

Consagración de Plasencia al Corazón de Jesús. El 17 deJunio se verificó en esta ciudad con gran solemnidad el actode la Consagración del Ayuntamiento al Corazón de Jesús.

Antes había tenido lugar en la Catedral un triduo prepa-ratorio, en el que predicaron los Padres de la Compañía deJesús, flerrera y Payan, asistiendo numerosisimos fieles.

El domingo por la mañana se celebró una Misa de Comu-nión, administrando ésta el Prelado de la diócesis, y por latarde, a las siete, se organizó una procesión que, saliendo dela Catedral, se dirigió al Ayuntamiento. La presidía el señorObispo, Dr. Regueras, de pontifical; el Ayuntamiento enpleno, autoridades judiciales y militares. Formaban en lamisma los niños de las escuelas públicas, Asociaciones reli-.giosas, Centro Católico obrero, Gofradías, Clero parroquialy el Cabildo catedral. También asistieron setenta Párrocosde . 1a diócesis.

La veneranda imagen fué llevada por turnos de personasde todas las clases sociales.

Las calles del tránsito aparecían primorosamente enga-lanadas con artísticos arcos de llores y bombillas de. colores.

Al llegar la comitiva a la Plaza Mayor y dar frente alAyuntamiento, estalló una ovación ensordecedora, entre-mezclándose los vivas al Deifico. Corazón, a Plasencia y alPrelado.

• Desde los balcones de la Casa Consistorial pronunció unavibrante y elocuente alocución el Sr. 'Obispo, siendo muyaplaudido.

Seguidamente se verificó el acto de entronizar el SagradoCorazón en el sajón de sesiones del Ayuntamiento, dondeentró la sagrada imagen a los acordes de la Marcha Real.Leyó el acto de consagración. el Alcalde. Al terminar laceremonia cantóse una Salve solemne a la Patrona de laciudad, la Virgen del Puerto.

(in templo internacional al Sagrado Corazón en Roma. —El Comité para la construcción del templo votivo internacio-nal al Corazón de Jesús, presidido por el Cardenal Pompill,ha publicado, redactado en todos los idiomas, un manifiestoa los „católicos del mundo.

. Empieza dieiendo que la-idea inspiradora de la construic-

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ción.del templo es la fraternidad cristiana frente a las luchasde los hombres: En el templo se construirá una capilla delSacramento, donde la LIniöli Femenina Católica Italiana ylas Sociedades semejantes del mundo entero darán adoraciónno interrumpida; habrá otra capilla en sufragio de los muer:tos de la guerra de todas las naciones. El llamamiento ter-mina pidiendo el óbolo para la construcción,. que, según lasPalabras del Pontífice, ningún católico podrá. negar.

El templo será de estilo romano de fines del siglo XVIII.,Y lo ha planeado el arquitecto Placentini.

El Sumo Pontífice ha enviado una carta al Cardenal Vi-cario que empieza elogiando la iniciativa de levantar untemplo votivo al Divino Corazón después del azote de laguerra, como para recoger amorosa y sinceramente lasvoces de los hombres, todas sus lágrimas y todas sus aspira-('iones hacia un porvenir' más sereno de paz, de dulzura y defraternidad universal. El nuevo templo, surgiendo en latierra privilegiada de los mártires y de los apóstoles, seráun ofrecimiento de expiación y de propiciación del mundoentero.

El Pontífice manifiesta luego su satisfacción por haberse. i naugurado una cripta, ya frecuentada por los fieles, y por elPropósito de . 1a Unión Católica Italiana de mantener unaadoración cotidiana, y termina aplaudiendo la obra y losPropósitos de los promotores, e invitando a los católicos adar su óbolo en favor de la obra.

CRÓNICA MENSUALDesaparecidas las dificultades que se suponían existentes

en el seno del Gobierno por la actitud' del nuevo ministro dela Guerra respecto del pacto con el Raisuni, empezó a sertema de las conversaciones el resultado de las eleccionesProvinciales en Barcelona, donde triunfó el sector extre-mista, produciendo una excisión en la Liga Regionalista.1-'21 Sr. Cambó, jefe político de este poderoso organismo, pre-sentó su dimisión, seguida por la retirada del Sr. Durán yVentosa y por la de otros miembros de dicha agrupación..Además el Sr. Cambó renunció el acta de diputado. Esto, laI ncomprensión del problema catalán o falta de resolución enel Gobierno, hicieron augurar próximos y .desagradablessucesos en el Principado -de Cataluña.

Aprobado en. el Senado el Mensaje de contestación aldiscurso de la Corona, comenzó la discusión, del suplicatorio..Para procesar al general Berenguer. Caldeados los ánimosY divididas las opiniones, creyóse que el asunto había de

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.traer como consecuencia, no sólo la exciSión del partidoconservador por fa actitud de los Sres. Bergamín y BurgosMazo favorable al suplicatorio, sino la división en las mis-mas filas del Gobierno por la especial situación de los seño-res marqués de Cortina y Francos Rodríguez. Quien conozca.ho el resultado de la votación, no dejará de admirarse si nosabe que el taumaturgo fué el habilísimo conde de Romano-nes. El Sr. Marqués de Cortina, contrario a la concesión delsuplicatorio, pronunció un discurso que pareció atraer losánimos de la mayoría de los senadores a su opinión; pero laintervención del Sr. Bergamín neutralizó por lo menos losefectos del discurso de aquél. Con ansiedad se esperaba lahora de la votación; todos temían la gran batalla y nadiesabía lo que iba ä suceder. Mientras tanto el conde de Roma-nones, decidido a evitar la votación por bolas, se propuso im-pedir también la nominal, para lo cual llamó a los jefes deminorías, a quienes hizo ver la inutilidad de la lucha, todavez que el Gobierno contaba con sobrados elementos para lavictoria. Estas gestiones tuvieron un éxito completo, apro-bándose por unanimidad en votación ordinaria a peticióndel mismo Berenguer por medio del Sr. Sánchez de Toca, laconcesión. del suplicatorio. Sincera o fingidamente algunossenadores protestaron, gritaron, armaron un formidable'barullo contra lo que ellos llamaban pucherazo.

Derivación lamentable del suplicatorio fué la cuestiónSánchez de Toca-Aguilera, pues creyendo este general, pre-sidente del Supremo de Guerra y Marina, hallar injuriascontra este Tribunal en el discurso pronunciado por el ilus-tre ex presidente del Senado, le dirigió una carta de tonosviolentísimos y provocativos. Sin sospechar el Sr. Sánchezde Toca, y aunque lo sospechara, repugnándolo su concien-cia de cristiano, que se trataba de llevarle al terreno delhonor, juzgó pertinente someter el caso al juicio del Senado,leyendo en él la carta del general. Grande fué la impresióny desastroso el efecto que causó n la Cámara su .lectura.Desde este momento juzgóse al general incapacitado paracontinuar presidiendo el Tribunal Supremo de Guerra y Ma-rina y creyóse que, puesta la causa en manos del fiscal delTribunal Supremo, no tardaría en pedir el suplicatorio parainstruir el correspondiente proceso, suplicatorio que se dabapor seguro, sentado el precedente inmediato del general Be-renguer. Creyéndose el general Aguilera asistido por la_razón, por la opinión, y tal vez, más que todo « por la fuerza,en la sesión del 6 pidió la palabra para justificar su actitud vmantener en tonos arrogantes y amenazadores el contenidode su carta, resultando inútiles todos los esfuerzos del presi-dente del Senado para zanjar la cuestión. Esta *sesión puedeconsiderarse como una de las más escandalosas de la AltaCámara. Ya antes de empezar se agredieron mutuamente en

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el antedespacho del presidente el Sr. Sánchez Guerra y elgeneral Aguilera. En plena sesión, el diputado Sr. Mirat,hirió en la cabeza, de un fuerte bastonazo, al Sr. MartínVeloz, y el presidente del Consejo y el Sr. Sánchez Guerrafueron rabiosamente aplaudidos por senadores y diputadoscon vivas' al poder civil, mientras en la calle se formaba unamanifestación en pro del general Aguilera. En .esta tensiónde ánimos todos esperaban algo gordo. Ahora, apaciguadasYa las pasiones, las cosas han vuelto a su cauce natural.

Después de largas e inútiles discusiones sobre el tema delas responsabilidades en el Congreso, prevaleció el criteriodel Gobierno .nombrando una Comisión de veintiún diputa-dos: siete de las mayorías, siete de las diversas ramas con-servadoras y siete de los demás grupos de oposición. DifícilParecía el acuerdo sobre el funcionamiento de dicha Comi-sión, pues mientras . los socialistas exigían un plazo de 'Veintedías y que continuara abierto el Parlamento, los conserva-dores pedían tiempo indefinido, tratándose . de asunto detanta • importancia. Por fin, -el -Sr. Marqués de Alhucemashalló la fórmula de avenencia, dando de plazo a la Comisiónhasta el 1. 0 de Octubre, para cuya fecha prometió formal-mente abrir las Cortes, después de las imperiosas vacacio-nes, que comenzarán el 20 del actual.

El problema social de Barcelona continúa, poco másmenos, en el mismo estado, sucediéndose, con no interrum-pida- frecuencia, la serie de atentados y de atracos. Apuradose vió el Gobierno para hallar sustituto al Sr. Barber, pues.ninguno de los muchos a quienes se ofreció sé creyó confuerzas para desempeñar el cargo de gobernador de Barce-lona. Sólo el Sr. Portela -asumió dicho mando con el optimis-mo con que fueron sus antecesores, pero quién sabe si parafracasar también como fracasaron ellos. Sin embargo, hacorrido la noticia de que los obreros han acordado volver alt rabajo, aceptando las bases que los patronos les presentaronen el pasado mes de Junio.

FR, L. SANTAMARÍA

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NOTICIASMADRID

Para Sarria los PP. José Miquélez y José Cereijo.Para Herencia el Hermano Fray Ramón Padín..

FERROL

Predicaron en la inauguración del cementerio de PiheiroY en la capilla del Pilar en la Cabana el P. Luis Barros.

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Reciban la entusiasta felicitación de un católico, entu-siasta admirador de esta obra. -•

Herencia 18-6-1923.SAN RAMON (Lérida)

Llegada del M. R. P. Provincial y Postulantes. ------ El 9 de estemes llegaron en automóvil desde Cervera, en donde se ha-bían reunido, procedentes de Barcelona, el M. R. P. AlbertoBarros, Provincial de Aragón, acompañado del R. P. SerapiòGonzález, y de Lérida el R. P. Bienvenido Lahoz, Rector deaquel Convento y el R. P. Eugenio Vázquez, MaestroPostulantes con diez de éstos.

Entraron por la iglesia, y ante el sepulcro del gran tau-maturgo y cardenal mercedario san. Ramón, dirigió a losjóvenes, que pronto tomarán el santo hábito—muchos deellos el día 10 del pi-óximo mes—una hermosa plática el muyreverencio padre Provincial, excitándolos a trabajar confervor en la obra de la santificación, en aquel lugar en quesan Ramón oyó el llamamiento de la Santísima Virgen paraque se hiciese religioso, y en el que, milagrosamente, vinoa descansar su cuerpo.

Entre los postulantes hay un sacerdote joven, que hizo elPoStulantado en Barcelona, y está animado de los mejóreSdeseos de ser un verdadero mercedario. Que Dios le dé eldon de la perseverancia.

Ordenes. — Recibieron las del subdiaconado los jóveneseori las fray Pedro Monzón y fray Juan Massanet, y las tres.p rimeras menores el corista fray Enrique Morante, a quien,Procedente de Larache, en donde hizo el servicio militar,tuvimos el gusto de conocer el ario pasado.

is mal WIZI I I It

NECPOLOGÍAEn Fer-rol, a donde había ido coh su esposo e hija para

pasar una temporada al lado de su hijo D. Manuel, alumno deIngenieros navales, falleció la excelentísima señora doñaAntonia Caamario de García y Sánchez Cantalejo, terciariade la Merced, confortada con los Santos Sacramentos y laabsolución .de la Orden. -

--En la misma ciudad entregó su alma al Señor la Her-mana profesora de la V. O. T. de la Merced, D. a Clotilde Ce.-b reiro, viuda de Cubeiro.

R. 1. P.

IIMMIMIUM111~11111111.1.111.11.111111.1111.11,11111.

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--En Nagalofes y Camouco, durante las solemnes fiestasque en estas parroquias se celebraron en honor del SagradoCorazón de Jesús, el R. P. Tomas Escánez.

—En Villafranca del Bierzo, Ares, Logo y Quiroga, dU-rante las mismas festividades, el R. P. Gaite, Rector deeste Colegio.

—En Sarria dirigió los ejercicios espirituales . a las alum-nas del Colegio de Madres Merced.arias, el R. P. Ildefonso.

Terminóse en esta capilla el mes que se venía celebrandoen obsequio del- Sagrado Corazón de Jesús con solemnísirnanovena predicada por los RR. PP. Luis, Ildefonso,. •GaiteTomás que pronunció el panegírico.

Este último R. P. salió para nuestro convento de Poyo,adonde va destinado. •

—Háse comenzado por un famoso orfebre de Santiago laconstrucción de una valiosísima custodia para nuestra ea--pilla.

HERENCIA

Procesión del Catecistno.—La Comunión general de la Ca-tequesis, del día 14 de Junio, en que recibieron el Pan de l'osAngeles más de quinientos niños y niñas, fué coronada conuna solemne procesión que el domingo siguiente salió de laiglesia del Convento y por la calle Grande se dirigió a laparroquial, en la que hubo plática y renovación de las pro-mesas del Bautismo, salió a la Plaza, marchó por la callede la Zanja, la Labradora, Vereda Toledillo, entró denuevo en la calle Grande para recogerse en la iglesia delConvento en medio de entusiastas y estruendosos vivas aNuestro Señor Jesucristo, a Nuestra Santísima. Madre, alCatecismo, al Papa y al P. Director, en que espontáneamen-te prorrumpió la gente menuda.

. Durante el trayecto cantaron- los , niños el himno del Ca-tecismo, del maestro Goicoechea; el himno oficial. del Con-greso Catequístico de Valladolid, del t). Otario, y «Oh SantaVirgen María», de nuestro P. Fr. Manuel Sancho. ¿Cuántospadres en secreto habrán derramado lágrimas de ternuraal ver a sus pequeñuelos poseídos del amor a jesucristo?

Prueba esto una vez más que el pueblo de Herencia esterreno propicio para que fructifique la palabra de Dios ycon la formación cuidadosa de los niños, derretida la capasuperficial de . indiferencia, porque en el fondo son cristianos,de algunos, y desterrado el qué dirán que aterra a otros', se-ría este uno de los pueblos más profundamente cristianos dela Mancha.

Sigan el R. P. Armengol y Catequistas por la senda em-prendida, no desmayen en su empresa, seguros de que hande ver coronados sus .estuerzos por el éxito más completo.

indul gencias de la orden en el mes N Agosto.10. San Lorenzo.-Aniversario de la ,Ittadación de la

Orden.-ABSOLUCIÓN GENERAL.

15. La Asunción de Nuestra Señora.-INDULGENCIA PLE-

NARIA.

25. Cuarto sábado. ----- INDULGENCIA PLENARIA a los queasistan a la misa de Nuestra Santísima Madre.

31. San Ramón NOrlat0.-INDULGENCIA PLENARIA Y ABSO-

LUCIÓN GENERAL.

Correspondencia administrativa.Cuando se efectúa el pago por medio del Corresponsal

en los conventos se da el recibo correspondiente, y no apare-cerán, por tanto, en estas notas administrativas más que lossuscriptores que envíen la suscripción directamente a estaAdministración.

C. A. -Lugo, XII-23.V. V.-Coruña, V111-23.F. P.-Coruña, VIII-24.M. VIII-23.Pärroco de Esmelle.-Coruha, VIII-23.L. T.-Coruña, V111-23.F. S.-Coruña. VIII-23.M. M.-Lérida, VIII-23.Cura de Lier.-VIII-23.M. M. de S. G.-Barcelona, VIII-24.R. F.-Corufia, V111-23.M. M. del 0. -Teruel, VIII-23.F. P.-Cabeza del Buey, XII-23.M. M.-Martorell, V111-23.E. F.-Puentedeurne, V111-23.E. C.- Habana, VI-24.M. C. S.-Habana, VI-2 4.M. M.--Habana, VI-24.C. 0.-Barcelona, V111-23,E. B.-Conzadoiro, VIII-24.(Servidos los encargos).

M. M. de la C.- Mondragón, 1-24,R. R.-Puebla de los Angeles, V1-24.M. A.-Idem, VI-24.J. Z.--Idem, VI-24.D. y 13. S.-1dem, VI-24.M. 0.-Idem, V1-24.C. B.-Idem, VI-24.C. T.-Idem, VI-24.0. A.-Idern, V1-24.J. B.-1dem, VI-24.M. 13.-Idem, VI-24.S. R.-Idem, VI-24,J. M.-Idern, V1-24.A. P. de M.-Idem, VI-24.J. E.-Idem, VI-24.R. M -1dem, V1-24.G. M.-Idem, Vi-24.M. N.-Idem, V124.J. C.-Idern, VI-24.E. M.-Idem, VIII -24.A. R.-Idem, VIII-24.

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, telf. 211.-Toledo.