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primeros profesores en impartir clases en el hoy
Campus Metropolitano Víctor Levi Sasso, sobre
un tabique de madera, un tablero improvisado y
una silla. Se pedía asistencia a los estudiantes
que quisieran llegar hasta allí, soportando calor,
humedad y los mosquitos. “Pero queríamos que la
Universidad tomara posesión de los terrenos… En
ese momento me sentí parte de la historia”.
La Ing. Myriam González Boutet, actual vice-
rrectora administrativa, ha recordado con cariño y
admiración al Dr. Víctor Levi Sasso, así como las
conversaciones y reuniones para la creación de la
Universidad Tecnológica de Panamá. Aunque no
ocupaba cargo directivo en aquella época, ella y
otros eran instructores dentro del campo docente
y asistían permanentemente a la Asamblea.
“Cómo olvidar aquellas luchas por el campus, la
lucha por las 60 hectáreas, por la construcción de la
infraestructura, no sólo en la Sede Central, sino tam-
bién a nivel regional: eso es lo que hace que esta
Universidad sea distinta, cada uno de nosotros vivió
y luchó por su creación y por los recursos que te-
nemos actualmente”.
Cuando se creó la Universidad Tecnológica de
Panamá, el Prof. Carlos Silgado trabajaba en el
departamento de Topografía como responsable
del equipo (cuidado, reparación y distribución) y
dictando clases. A él le asignaron la labor, junto
con los asistentes de Topografía, de medir todas
las propuestas de posibles terrenos para la UTP.
Se plantearon sitios tan diversos como Tocumen y
Arraiján. Recuerda que siempre que había una
propuesta él y su equipo corrían a medir el te-
rreno con la esperanza de que fuera el terreno
bueno. Cuando los enviaron a realizar la mensura
en el actual Campus, aún la carretera no estaba
construida.
Cuenta Silgado que junto con los ingenieros Luis
Muñoz y Everardo Meza, estuvieron calculando
toda una noche y, al día siguiente, cuando se
entregó el plano, le dijeron que había un error de
300 metros. Tuvieron entonces que volver a cal-
cular moviendo los linderos del terreno hacia la
Tumba Muerto. Era un asunto crítico, porque lo
querían para el día siguiente y de eso dependía
que aprobaran el lote para la Universidad
Tecnológica. Con candidez y orgullo, Silgado con-
fiesa que los topógrafos trabajaron sin descanso.
Tenían miedo de que el gobierno se arrepintiera
de ceder las hectáreas a la UTP.
Felizmente, no hubo arrepentimiento. Todo lo
contrario. En 1986 el Presidente de la República
de Panamá, Eric Arturo Del Valle, le asignó las 60
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“No es de extrañar que el Estado, considere a la Universidad Tecnológicacomo asesor técnico en proyectos de ingeniería y desarrollo de Panamá;somos el laboratorio oficial que ha puesto en marcha la mayoría de lostrabajos de infraestructura en el país”.
Ing. Luis Barahona