Palabra de Vida y festividades de octubre de 2013

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PALABRA DE VIDA Hoja Nº 82 - Octubre - 2013 Proponemos el siguiente comentario a un pasaje de las Escrituras, tomado de la liturgia de este mes, para que impregne nuestra vida cotidiana. Proponemos el siguiente comentario a un pasaje de las Escrituras, tomado de la liturgia de este mes, para que impregne nuestra vida cotidiana. «A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley» (Rm 13, 8). En los versículos anteriores (Rm 13, 1-7), san Pablo había hablado de la deuda que tenemos para con la autoridad civil (obediencia, respeto, pago de impuestos, etc.), y subrayaba que in-cluso la satisfacción de esta deuda debe estar movida por el amor. En cualquier caso, se trata de una deuda fácilmente comprensible, pues en caso de incumplimiento sufriríamos las sanciones previstas por la ley. Partiendo de aquí, pasa a hablar de otra deuda más difícil de entender: la que, según la consigna que nos dio Jesús, tenemos ante cualquier prójimo nuestro: el amor mutuo en sus distintas expresiones: generosidad, premura, confianza, aprecio recíproco, sinceri- dad, etc. (cf. Rm 12, 9-12). «A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley». Esta Palabra de vida nos subraya dos cosas. Ante todo, se nos presenta el amor como una deuda, es decir, como algo ante lo cual no podemos quedarnos indiferentes, que no podemos posponer; como algo que nos empuja, nos apremia, que no nos deja tranquilos mientras no la paguemos. Es como decir que el amor mutuo no es un plus, fruto de nuestra generosidad, del que, en rigor, podríamos dispensarnos sin sufrir las sanciones de la ley positiva; esta palabra nos apremia a ponerlo en práctica so pena de traicionar nuestra dignidad de cristianos, llamados por Jesús a ser instrumentos de su amor en el mundo. En segundo lugar nos dice que el amor mutuo es el motor, el alma y el fin al que tienden todos los mandamientos. De ahí que, si queremos cumplir bien la voluntad de Dios, no nos podamos contentar con una observancia fría y jurídica de sus mandamientos, sino que habrá que tener siempre presente el fin que Dios nos propone a través de ellos. Por ejemplo, para vivir bien el séptimo mandamiento no podremos limitarnos a no robar, sino que nos tendremos que comprometer seriamente en eliminar las injusticias sociales. Sólo así demostraremos que amamos a nuestro semejante. «A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley». Entonces, ¿cómo vivir la Palabra de este mes? El tema del amor al prójimo que nos propone tiene infinidad de matices. Aquí nos fijaremos sobre todo en uno que nos parece sugerido de modo especial por las palabras del texto. Si, como dice san Pablo, el amor mutuo es una deuda, habrá que tener un amor que sea el primero en amar, como hizo Jesús con nosotros. Es decir, será un amor que toma la iniciativa, que no espera, que no da largas. Actuemos así durante este mes. Tratemos de ser los primeros en amar a cada persona que nos encontramos, a la que llamamos o escribimos o con la cual vivimos. Y que nuestro amor sea concreto, que sepa entender, prevenir, que sea paciente, confiado, perseve- rante y generoso. Nos daremos cuenta de que nuestra vida espiritual dará un salto de calidad, ¡por no hablar de la alegría que nos llenará el corazón! Chiara Lubich

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PALABRA DE VIDAHoja Nº 82 - Octubre - 2013

Proponemos el siguiente comentario a un pasaje de las Escrituras, tomado de

la liturgia de este mes, para que impregne nuestra vida cotidiana.

Proponemos el siguiente

comentario a un pasaje de las

Escrituras, tomado de la liturgia de

este mes, para que impregne

nuestra vida cotidiana.

«A nadie le debáis nada, más que

el amor mutuo; porque el que ama ha

cumplido el resto de la ley» (Rm 13, 8).

En los versículos anteriores (Rm 13,

1-7), san Pablo había hablado de

la deuda que tenemos para con la

autoridad civil (obediencia, respeto,

pago de impuestos, etc.), y subrayaba

que in-cluso la satisfacción de esta

deuda debe estar movida por el amor.

En cualquier caso, se trata de una

deuda fácilmente comprensible, pues

en caso de incumplimiento sufriríamos

las sanciones previstas por la ley.

Partiendo de aquí, pasa a hablar de

otra deuda más difícil de entender: la

que, según la consigna que nos dio

Jesús, tenemos ante cualquier prójimo

nuestro: el amor mutuo en sus distintas

expresiones: generosidad, premura,

confianza, aprecio recíproco, sinceri-

dad, etc. (cf. Rm 12, 9-12).

«A nadie le debáis nada, más que

el amor mutuo; porque el que ama ha

cumplido el resto de la ley».

Esta Palabra de vida nos subraya

dos cosas.

Ante todo, se nos presenta el amor

como una deuda, es decir, como algo

ante lo cual no podemos quedarnos

indiferentes, que no podemos posponer;

como algo que nos empuja, nos

apremia, que no nos deja tranquilos

mientras no la paguemos.

Es como decir que el amor mutuo

no es un plus, fruto de nuestra

generosidad, del que, en rigor,

podríamos dispensarnos sin sufrir las

sanciones de la ley positiva; esta

palabra nos apremia a ponerlo en

práctica so pena de traicionar nuestra

dignidad de cristianos, llamados por

Jesús a ser instrumentos de su amor

en el mundo.

En segundo lugar nos dice que el

amor mutuo es el motor, el alma y el fin

al que tienden todos los mandamientos.

De ahí que, si queremos cumplir

bien la voluntad de Dios, no nos

podamos contentar con una observancia

fría y jurídica de sus mandamientos,

sino que habrá que tener siempre

presente el fin que Dios nos propone a

través de ellos. Por ejemplo, para vivir

bien el séptimo mandamiento no

podremos limitarnos a no robar, sino

que nos tendremos que comprometer

seriamente en eliminar las injusticias

sociales. Sólo así demostraremos que

amamos a nuestro semejante.

«A nadie le debáis nada, más que

el amor mutuo; porque el que ama ha

cumplido el resto de la ley».

Entonces, ¿cómo vivir la Palabra de

este mes?

El tema del amor al prójimo que nos

propone tiene infinidad de matices.

Aquí nos fijaremos sobre todo en uno

que nos parece sugerido de modo

especial por las palabras del texto.

Si, como dice san Pablo, el amor

mutuo es una deuda, habrá que tener

un amor que sea el primero en amar,

como hizo Jesús con nosotros. Es decir,

será un amor que toma la iniciativa, que

no espera, que no da largas.

Actuemos así durante este mes.

Tratemos de ser los primeros en amar a

cada persona que nos encontramos,

a la que llamamos o escribimos o con

la cual vivimos. Y que nuestro amor sea

concreto, que sepa entender, prevenir,

que sea paciente, confiado, perseve-

rante y generoso.

Nos daremos cuenta de que nuestra

vida espiritual dará un salto de calidad,

¡por no hablar de la alegría que nos

llenará el corazón!

Chiara Lubich

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Octubre 2013L M M J V S D

MISAL DOMINICAL Y FESTIVO06 octubre 2013

VIGESIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL T. O.¡SI TUVIÉRAIS FE!

El profeta Habacuc, a pesar de

las violencias y desgracias,

pruebas y luchas, afirma que el justo

vivirá por su fe (1ºlect.). Después de

haber hecho lo que teníamos que

hacer, somos siervos inútiles e

imploramos la fe (Ev.). Pablo recomienda tener

siempre presente los puntos más importantes de la

fe y del testimonio (2ª lect.).

13 octubre 2013

VIGESIMOCTAVO DOMINGO DEL T. O.LOS EXTRANJEROS AGRADECEN

Naamán encuentra que es cura-

do en las aguas del Jordán y

reconoce públicamente al Dios del

profeta (1ª lect.). Entre los diez

leprosos curados por Cristo, uno

solo vuelve para agradecer la

curación (Ev.). Los signos de la liturgia de hoy hablan

por sí solos y revelan la intervención salvífica de Dios

en la historia humana. El sirio y el samaritano

vuelven para agradecer el don de la curación. Dios

ha intervenido en la historia resucitando a Cristo de

entre los muertos. Los que perseveran reinarán

con Él (2ª lect.).

20 octubre 2013

VIGESIMONOVENO DOMINGO DEL T. O.LA ORACIÓN PERSEVERANTE

La figura de Moisés con las manos

alzadas es signo gráfico del orante.

Su oración hace posible la vitoria

del Pueblo de Dios (1ª lect.). La

tenacidad de la viuda consigue que

el juez inicuo le haga justicia (Ev.). y

la constancia en proclamar con fe la palabra de Dios

conduce a la salvación (2ª lect.).

27 octubre 2013

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL T. O.DOS ESTILOS DE REZAR

Dios escucha la súplica humilde y

sincera del pobre (1ª lect.)

y rechaza al que se vanagloria y

desprecia a los demás (Ev.). Pablo,

antes de su muerte, hace un balance

de su vida y observa que el Señor

le ha protegido y espera el premio del Reino del

Cielo (2ª lect.)

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