Palma Eterno (El Dominical, 23/10/11)

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Suplemento El Dominical del diario El Comercio de Lima dedicado a Ricardo Palma, escritor peruano del siglo XIX.

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Ao 58 N 30 Lima, 23 de octubre del 2011

PALMAHistoriaEl lado afroperuano del tradicionistaPgs. 10-11

ETERNOLiteraturaLas cartas de Juana Manuela GorritiPgs. 12-13

EL DOMINICAL

D 2 El Dominical Lima, 23 de octubre del 2011

De la editoraLas Tradiciones peruanas han sido y son el balcn desde donde diversas generaciones de jvenes se asomaron, como lo siguen haciendo, para echarle un vistazo a nuestra historia, poblada por el carcter y personalidad de sus protagonistas. El gnero creado por don Ricardo Palma, alianza de la historia y la literatura deca el maestro Luis Jaime Cisneros, es un viaje imaginativo y pcaro al Per de todos los ayeres: desde el Incario hasta la Repblica, pasando por el Virreinato. En sus Tradiciones, se revela como un ser solidario con los marginados y desposedos; burln de las costumbres de la Lima pacata, frvola y huachafa; un pensador consciente del rol de las mujeres como artfices del cambio social; un hombre crtico, satrico y audaz. Palma nos lleva hasta las alcobas para iluminar de modo impertinente los rincones oscuros del alma, escribi Cisneros. Y es que don Ricardo da una visin integral e integradora del Per, de lo que fuimos y de lo que podramos ser de no arrancar de raz ciertos vicios nacionales.MMMQ

As lo dijo...Siglos y siglos hace que a la pobre Eva le estamos echando en cara la curiosidad de haberle pegado un mordisco a la consabida manzana, como si no hubiera estado en manos de Adn, que era a la postre un pobrete educado muy a la pata la llana, devolver el recurso por improcedente, y eso que, en Dios y en mi nima, declaro que la golosina era tentadora para quien siente rebullirse una alma en su almario [...]. En nuestros das la disculpa no lo salvaba de ir a presidio [...]. Aceptemos tambin los hombres nuestra parte de responsabilidad [....], y no hagamos cargar con todo el mochuelo al bello sexo.Ricardo Palma (1833-1919). Autor, acadmico, bibliotecario y poltico, creador del gnero literario tradicin, en Don Dimas de la Tijereta.

Las cifras...

453TRADICIONES FUERON PUBLICADAS por el escritor Ricardo Palma Soriano.

20 MILVOLMENES FUERON RECOLECTADOS por Palma (entre libros, folletos y manuscritos) para la nueva Biblioteca Nacional del Per despus del saqueo y ocupacin chilena.

130ESPECIES VEGETALES de la flora peruana se mencionan en sus tradiciones.

1872FUE EL AO de publicacin de la primera serie de las Tradiciones peruanas.

339TRADICIONES ESTN AMBIENTADAS en el Virreinato, 43 en la Emancipacin, 6 en el Incanato y 49 durante la Repblica.

El Dominical Ao 58, N 30 domingo 23 de octubre del 2011

Editora: Martha Meier M.Q. Subeditor: Jorge Paredes Laos. Redactora: Diana Gonzales Obando. Editor de Diseo: ngel Hermoza. Diseo: Christian Espinoza. Correccin: Isabel Wong. Colaboran en esta edicin: Antonio Muoz Monge, Ricardo Gonzlez Vigil, Csar Coloma Porcari, Maruja Muoz Ochoa, Winston Orrillo y Jorge Eslava. Impresin y distribucin: Empresa Editora El Comercio S.A. Depsito legal 99-2609. Se distribuye gratuitamente con El Comercio. Los contenidos pueden ser reproducidos total y parcialmente siempre y cuando se cite la fuente y el autor.

Redaccin: Jr. Mir Quesada 300. Lima 1. Telf.: 311 6310 (anexos 5761 - 5762). mmeier@comercio. com.pe Publicidad: Augusto Townsend. Telf.: 311 6500 Anexo: 3400. [email protected]

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BIBLIOTECAedicada a la ilustracin universal, ms poderosa que nuestros ejrcitos para sostener la independencia, dijo el libertador don Jos de San Martn tras firmar el decreto de creacin de la Biblioteca Nacional del Per ubicada, ubicada entonces en lo que hoy es la avenida Abancay. de la antigua biblioteca de los jesuitas y de donaciones particulares. El ejrcito chileno durante la Guerra del Pacfico saque la biblioteca, pero una imagen romntica se forj de aquella tragedia: Ricardo Palma, el Bibliotecario Mendigo, logr reconstruirla con pedidos de libros a sus amigos intelectuales. Forj una nueva coleccin

La resistencia de la

Clsico

Creada por don Jos de San Martn hace 190 aos, la Biblioteca Nacional del Per sufri incendios, saqueos y ocupaciones.

Entre los aos 1823 y 1824, las tropas realistas ocuparon su sede, y ocasionaron la prdida y destruccin de gran parte de sus 11 mil 256 volmenes .1. Biblioteca Nacional del Per. Imagen de poca de la fachada del recinto ubicado en la actual avenida Abancay.

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Desde su creacin, en 1821, la biblioteca ha sido vctima de diferentes ataques. Entre los aos 1823 y 1824, las tropas realistas ocuparon su sede, y ocasionaron la prdida y destruccin de gran parte de los 11 mil 256 volmenes que procedan

con 20 mil volmenes, que fue creciendo durante los 29 aos que estuvo dirigindola. Pero, las tragedias no terminan: un nuevo incendio en 1943 destruye nuevamente una valiosa cantidad de archivos. Hoy su sede se encuentra en San Borja.

2. Todo pblico. La biblioteca recibe a diario desde investigadores hasta escolares, adems de vidos lectores.

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El canon... Diez tradiciones imperdibles1. El Demonio de los AndesUna de las tradiciones ms elaboradas de Palma. La vida, milagros y muerte del maestre de campo Francisco de Carbajal, conocido como Demonio de los Andes.

3. Los siete pelos del diablo

Los siete pecados en clave picaresca. El protagonista no es otro que el propio Luzbel y su afn por lucir un vanidoso bigote.

5. Los ratones de fray Martn

Conocida tradicin sobre el santo moreno que haca comer en un mismo plato a perro, pericote y gato.

7. Con das y ollas venceremos

2. Los mosquitos de San- La venganza de los indios por tre un religioso y una don- 8. Los tres etcteras ta Rosa la muerte de Tpac Amaru II cella, la cual dio origen a un del Libertador

El amor imposible entre Pachactec y una joven iquea Una tradicin dedicada a la en una tradicin dedicada yarav aterrador que, segn Las conocidas andanzas deriv en una obra hidrusanta limea y sus dotes para a los primeros arrestos in- reza la tradicin, en el Cusco amorosas de Simn Bolvar, lica que, segn la tradicin, comunicarse con todos los dependentistas, en el siglo y pueblos aledaos nadie se que le salvaron la vida en reg el desierto costero del seres que pueblan la tierra. XVIII. ms de una oportunidad. sur. atreve a cantar.

6. El manchay-puito 4. El corregidor de Tinta Trgica historia de amor en-

En los tiempos de la emancipacin, un santo y sea que unido al tpico pregn de Lima sirve para consolidar el ingreso a la capital de las tropas de San Martn.

9. Los tres motivos del oidor

Simples pero contundentes. Los motivos del oidor ante la amenaza de Francisco de Carbajal, el temido Demonio de los Andes.

10. La achirana del inca

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Los funerales de don

RICARDO PALMAEl 6 de octubre de 1919 falleci el tradicionista y sus restos fueron acompaados por un enorme gento. As inform El Comercio*.a sociedad de Lima, representada por sus ms connotados elementos, ha rendido, desde que se tuvo la noticia del fallecimiento hasta la maana de ayer en que se celebraron los funerales, el debido homenaje de admiracin y de sentimiento por la desaparicin del eminente literato, don Ricardo Palma, deplorando as, el hondo vaco que su falta representa para las letras nacionales. En la noche del martes, conforme al ceremonial que oportunamente publicamos, se traslad el cadver de la casa mortuoria, en el balneario de Miraflores, a la iglesia de La Merced, donde deban celebrarse, en la maana de ayer, los funerales con honores correspondientes a ministro de Estado, que el gobierno haba decretado. A las 10 de la maana, se dio principio a la ceremonia religiosa por la comunidad mercedaria, presidida por su superior, el padre Guilln. El cadver haba sido colocado en un severo y sencillo catafalco, el cual se encontraba rodeado de una innumerable cantidad de aparatos florales; hacan guardia soldados de la seccin de infantera de la Escuela Militar. Se cant una solemne misa fnebre, con una orquesta compuesta de ms de cincuenta profesores y dirigida por el seor Mafezzoli []. Presida el duelo, el doctor Clemente Palma, hijo del ilustre tradicionista y director del diario La Crnica []. Terminados los oficios religiosos, fue sacado el atad para colocarlo de la carroza fnebre, acompaado hasta la puerta del templo por la comunidad mercedaria. Una numerosa concurrencia se hallaba estacionada delante del templo para ver el desfile de esta imponente manifestacin de duelo. A las inmediaciones de la iglesia, se hallaban formadas las tropas de la guarnicin de Lima. Mandaba la lnea el comandante Anderson, subjefe del estado mayor general del Ejrcito. Una vez colocado el atad en la carroza, se puso en movimiento el cortejo con direccin al Cementerio General. Cuatro batidores abran la marcha. Segua la banda de msicos de la Escuela Militar, y el carro fnebre al pie del cual marchaba la guardia de honor con el pabelln nacional enlutado. Un carrito especial, lleno de aparatos florales, iba en seguida. A continuacin marchaba el coche de Gobierno, en el que iba el jefe de los edecanes, comandante Csar Landzuri, y los hijos del ilustre extinto, doctores, Clemente Palma y Ricardo Palma, quienes arrastraban el duelo. Segua el coche en el que iban el presidente de la Asamblea Nacional y el presidente de la Cmara de Diputados []. El doctor Javier Prado, senador por Lima, a nombre de la asamblea dijo: Seores: La ms alta personalidad de las letras nacionales se ha desprendido de sus terrenas

La ms alta personalidad de las letras nacionales se ha desprendido de sus terrenas vestiduras para entrar en el reino de la inmortalidad.

vestiduras para entrar en el reino de la inmortalidad, e irradiar eternamente sobre su patria, gloria imperecedera. El Per entero, con intenso recogimiento, se inclina conmovido, ante la majestad de esa gloria []. El seor Luis Fernn Cisneros, a nombre de los escritores nacionales dijo lo siguiente: Pens venir aqu, al pie de este atad, sin ms representacin que la de mi propia insignificancia, confundido mi silencio en el silencio emocionado del cortejo, uno ms en el homenaje que los annimos rinden a la gloria,

uno ms en la tristeza, en el decaimiento y en la resignacin ante lo irreparable. []. Acudimos todos no a una presentacin social, ni siquiera a una convocatoria de literatos, artistas o profesionales: acudimos los peruanos a un llamamiento del espritu []. Sentimos gran dolor al pronunciar este adis irreparable al maestro anciano, pero nos asiste la conviccin de que percibimos, al despedirlo, el ruido de alegra con que se abren las puertas inmortales. Aqu estamos los peruanos con la congoja de saber que se pier-

de a lo lejos la vida de don Ricardo Palma, pero aqu estamos tambin con el orgullo de pregonar que el muerto, as tocado desde el atad por la gloria, es nuestro y solo nuestro ante la humanidad. [].

Homenajes. Su muerte conmovi a la intelectualidad limea. El tradicionista recibi mltiples homenajes.

*El Comercio (Prensa Unida, diario eventual publicado por las empresas editoras de El Comercio, La Prensa, La Crnica, El Tiempo y La Tradicin), 9 de octubre de 1919.

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El viajero de la PLUMANo hay en el Per pueblo, villorio o distrito que no haya sido visitado por la prosa de Palma para testimoniar el carcter, el color, la ancdota y la leyenda.

D AntonioMonge* MuozPalma abri los ojos en el corazn de Lima virreinal. Los muros de su casa tocaban con los de las crceles de la Inquisicin, cuya historia ser el primero en escribir. A media cuadra de su hogar, hoy plaza Bolvar, funcionaba el mercado o plaza de abastos y el desplante dicharachero de las mulatas vendedoras de pescado. Pocos pasos ms all, en el sitio que ocupa el Congreso, estaba el edificio de la Universidad Mayor de San Marcos. En un ngulo de la manzana en que viva Palma, estaba la casa en cuya entrada la tradicin popular asegura que haba fallecido el virrey Conde de

Nos dice socarrn: Esquive vivir en Quives, refirindose al pueblo de Santa Rosa, donde por una profeca de Santo Toribio no podan vivir ms de tres familias.

Nieva al descender de un balcn. El otro ngulo daba frente al Monasterio de la Concepcin. Cuadra debajo estaba el Colegio del Prncipe dedicado a la Biblioteca Nacional. Son casi todos los lugares entre los que haba de transcurrir la vida del tradicionista, escribi el notable historiador Ral Porras Barrenechea.

LAS REGIONES

Ricardo Palma quizs el ms limeo de nuestros

escritores fue un viajero y conocedor del Per. En sus Tradiciones, narra hechos que aluden a distintas regiones del pas. Nos cuenta del carbunclo, del diablo que en las noches de Viernes Santo brillaba sobre la huaca Pucllana de Miraflores. Nos dice socarrn: Esquive vivir en Quives, refirindose al pueblo de Santa Rosa, donde por una profeca de Santo Toribio no podan vivir ms de tres familias. Menciona las papas lucha de Puruchuco

y las changa de Huamantanga; los panecillos milagrosos de San Nicols, preparados por las monjitas del Monasterio del Prado. Cuenta la historia del Nio Llorn de Huamanga y la mala fama del pepino, segn Palma por culpa del duque de La Palata, a quien los limeos llamaban virrey de los pepinos. El sobrenombre alude a un bando de la autoridad colonial, que prohibi comer en la costa tan poco saludable fruta, conocida como mataserranos.

descubrimos una tradicin en cada patio y una historia en cada ventana con el fondo de una pcara msica de los rincones ms diversos del pas.(*) Periodista costumbrista.

MIRADAS

Que repiquen en Yauli!, escribi con irona: era un absurdo, pues el pueblo de Yauli (en La Oroya) no tena campana y menos campanero. Estas son migas de la oppara mesa de don Ricardo Palma y, con la miel en los labios,

Papas de Huamantanga. En sus viajes por la sierra de Lima, Palma halaga las papas cultivadas en este lugar.

De Ica a HuamangaReferencias de los lugares que testimoni la pluma palmiana: La achirana del inca (Ica), Pallahuarcuna (Acostambo, Huancavelica), Orgullo de cacique (Acar, Caravel, Arequipa), Las orejas del alcalde (Potos), El alcalde de Paucarcolla (Puno), Carta canta (Barranca, Lima), La monja alfrez (Huamanga, Ayacucho).

Laguna. En sus visitas a Yauli, en La Oroya, Palma debi haber admirado la hermosa laguna de Marcapomacocha.

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Las tradiciones peruanas

LA MEMORIA NACIONAL

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Ricardo Palma cre una forma narrativa original: la tradicin. Sus escritos han ayudado a las generaciones a imaginar cmo fue nuestro pasado.

D Ricardo Vigil* Gonzlesicardo Palma fue consciente de la peculiaridad inclasificable de la forma narrativa que cre: la tradicin, porque esta tiene rasgos en comn con el cuento, la leyenda, la crnica y, en sus muestras ms desarrolladas, la novela corta. Admite variaciones considerables, desde textos brevsimos y en clave fantstica hasta piezas que subrayando la documentacin histrica despliegan una compleja factura. Luis Leal, en su autorizada Historia del cuento hispanoamericano, al conceptuar que la tradicin tiene ms de cuento que de otros gneros, unge a Ricardo Palma como el mejor cuentista hispanoamericano del siglo XIX. Sin embargo, ms exacto sera afirmar que es el narrador hispanoamericano ms admirable del relato corto en el siglo XIX, porque, en sentido estricto, el cuento peruano cuaj despus de l con los autores modernistas.

tos, leyendas, ancdotas y chistes transmitidos a travs de las lenguas indgenas y luego del espaol) y la literatura escrita. Palma se inspir, al mismo tiempo, de la oralidad del pueblo y de toda clase de libros y papeles, simbolizando el trnsito hacia el predominio de lo escrito en la narrativa peruana. Encarna, tambin, el paso de la narrativa de no ficcin (crnicas, libros de viajes, memorias y biografas) a la ficcin cuentstica y aun novelesca, que recin amaneca en las letras peruanas del siglo XIX. Para el propio Palma, la tradicin era novela en miniatura, novela homeoptica.

loga personal, Lima, FCE, 1994). Ribeyro ensalza las Tradiciones peruanas por su funcin fundadora de una memoria nacional y de una conciencia ancestral comn. Sin las Tradiciones, nos sera difcil, por no decir imposible, imaginar nuestro pasado desde la Conquista hasta la Emancipacin [...]las Tradiciones son la nica prueba accesible, artstica y entretenida que tenemos de ese pasado. Ninguna otra anterior o de su poca se le puede comparar (salvo Garcilaso para el Incario y primeros aos de la Conquista) []Visin que no ha sido reemplazada

lista de Palma, por Sebastin Salazar Bondy en Lima, la horrible, 1964. El balance de Ribeyro favorece a Palma: Narradores, por su parte, han ensayado construir una nueva imagen de Lima [] Pero se trata tambin de esfuerzos puntuales, circunscritos a lugares, perodos, clases sociales, instituciones y que no poseen la variedad ni el poder iconogrfico de la obra palmiana.

Ricardo Palma. Uno de los ltimos retratos de nuestro gran tradicionista, tomado en 1918, un ao antes de su muerte.

ACTUALIDAD DE DON RICARDO

Yo no puedo leer al Palma que escribi ayer sin pensar en el presente angustioso de mi pas: la crisis moral que hoy padece ese territorio de desconcertadas gentes

ELOGIO DE RIBEYRO

FUNDADOR DE LA NARRATIVA

El escritor Washington Delgado erige a Palma, acertadamente, como el fundador en el Per de la narrativa de ficcin, el primero de una literatura peruana de alto valor esttico y con caracteres propios (Historia de la literatura republicana, 1980). Recordemos que, en la narrativa no ficcional, el fundador es el cronista Inca Garcilaso, conforme lo establecieron Jos de la Riva-Agero, Aurelio Mir Quesada Sosa, Ral Porras Barrenechea y Jos Durand. El carcter fundador al que alude Delgado se vincula con la capacidad de Ricardo Palma para servir de gozne entre la narrativa oral (mi-

El factor crucial del rol fundador de Palma lo enfatiz nuestro mximo cuentista Julio Ramn Ribeyro en su artculo Gracias, viejo socarrn (Debate, noviembre, 1981; recogido en su Anto-

por otra igualmente vasta, convincente y lograda, capaz de relegar la suya a la galera de las antiguallas. Si la imagen palmiana de Lima subsiste, es porque nadie ha sido capaz de desembarazarnos de ella.

OTRA LIMA

Ribeyro perteneci a la generacin del 50, que se propuso retratar la Lima contempornea y romper con el imaginario palmiano atacado, sin reparar en la ptica liberal y no tradicionaLibro. La Lima colonial y republicana de las tradiciones expresada tambin por Rugendas (pgina izquierda) en sus leos.

Alfredo Bryce Echenique percibi un nivel soslayado en el imaginario palmiano, tal como suele asumirlo nuestra colectividad, que invita a constatar la vigencia sociocultural de las Tradiciones peruanas: Yo no puedo leer al Palma que escribi ayer sin pensar en el presente angustioso de mi pas. La crisis moral que hoy padece ese territorio de desconcertadas gentes se incuba en las limesimas pginas de las Tradiciones, presagindonos que pronto, muy pronto, Lima ser el Per, porque ah, entre carruajes, tapadas, chismes y lances de lujoso y frvolo amor, aparecen el negro, el zambo, el mulato, el chino, el cholo, el allegado que jams llega y el resentido que espera y mira de reojo []. Hasta la llegada de Ricardo Palma a las letras peruanas, nuestros escritores no parecen tener otra conciencia de lo nacional que lo pintoresco. Para Palma, por el contrario, todo est reflejado en las calles de la ciudad que empieza a gritar su egosmo nacional, sus terribles prejuicios de clase, su hipocresa y su racismo.

Un gnero originalOswaldo Holgun ha definido la tradicin palmista como un relato ms bien breve, de fondo histrico, que refiere algn suceso, ancdota, hecho misterioso y legendario, ocurrencia, etctera, que casi siempre tuvo lugar durante la Conquista y el Virreinato del Per, contado usualmente con humor criollo y un dominio del lenguaje excepcional, a travs de un estilo muy singular, en el que la oralidad tiene un papel fundamental (Tradiciones peruanas; Quito, Libresa, 2003). Y Estuardo Nez nos revela la dimensin internacional de la tradicin. Nuestro historiador seleccion 59 escritores de 19 pases en Tradiciones hispanoamericanas (Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1979) y detect que adelantan rasgos del novomundismo (la posterior celebracin del Nuevo Mundo, durante el modernismo), el realismo maravilloso en el inters por milagros y sucesos portentosos, y el gusto de la nueva narrativa por asumir el habla y la ptica del pueblo.

(*) Miembro de la Academia Peruana de la Lengua

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La flora en lasChirimoya. Tradicional fruta nativa. Su nombre en quechua significa semilla fra, pues germina en elevadas altitudes.

En su obra, Palma presta especial atencin a la flora peruana y a la que haba llegado con los espaoles. En sus Tradiciones menciona ciento treinta especies vegetales. Aqu una rpida mirada.

TRADICIONES PERUANASD Csar Porcari* ColomaEn cuanto al frisol o frejol, lo tenamos en casa, as como otras variadas producciones y frutas por las que los espaoles se chupaban los dedos de gusto.

on Ricardo Palma recuerda que cuando los conquistadores se apoderaron del Per no eran en l conocidos el trigo, el arroz, la cebada, la caa de azcar, lechuga, rbanos, coles, esprragos, ajos, cebollas, berenjenas, hierbabuena, garbanzos, lentejas, habas, mostaza, ans, alhucema, comino, organo, ajonjol ni otros productos de la tierra que sera largo enumerar.

VISTOSAS FLORES

Entre las flores nativas del Per que ms apreciaba, menciona la arirumba (Chlidanthus fragans Herb.), as como el floripondio encarnado (Datura sanguinea R. & P.), al contarnos que un sacerdote envenen a unos enemigos suyos al echar en su comida un manojo de floripondios encarnados. Habla tambin del orbo (Passiflora sp.), bella flor de una pasionaria.

En cuanto a las tradas por los conquistadores, dice que La flor de lujo era el clavel en toda su variedad de especies y Las jvenes solteras se diferenciaban de las casadas en la colocacin de las flores que se ponan en el peinado. Era sabido que rosas y claveles al lado izquierdo significaban que la propietaria se hallaba en disponibilidad para admitir huspedes en el corazn. Y un da, Santa Rosa se encontr con que espontneamente haba brotado un rosal en su jardinillo; y rosal fue, que sus retoos se proveyeron las familias para embellecer corredores y las limeas para adornar sus rizas, negras y profusas cabelleras. Habla tambin de la rosa pitimin, que es la trepadora que da muchas flores pequeas, y del clavel disciplinado, como se conoca antes al clavel jaspeado.

queo coco de Chile (Juba spectabilis Humboldt & Kunth), y dice que el chupe se prepara con papas amarillas. Menciona adems frutas del Viejo Mundo, como la naranja agria: un sevichito de pescado chilcano con naranja agria y un bocadito de seviche en zumo de naranja agria. Se refiere asimismo al aj (Hibiscus esculentus L.), con el que se elaboraba el sanguito de aj. Nosotros descubrimos el significado de este olvidado vocablo peruano (El Comercio, Lima, 18 de febrero de 2000, p. A-23).

Entre las frutas nativas, menciona el capul (Physalis peruviana L.), que creca en los rincones de los jardines espontneamente (y al que se ha bautizado como aguaymanto).

COMO EN BOTICA

DELICIOSOS FRUTOSCampos de color. La quinua es otro de los cereales oriundos valorado por nuestro gran tradicionista.Carmen Barrantes

Entre las frutas nativas, menciona al capul (Physalis peruviana L.), que creca en los rincones de los jardines espontneamente (y al que la cursilera actual ha bautizado como aguaymanto), a la naranjita de Quito (Solanum quitoense Lam.) y al palillo (Campomanesia lineatifolia R. & P.), del cual dice que es una frutita muy perfumada y sabrosa. Se refiere tambin a la chirimoya, palta, quinua y rocoto, y al pe-

Entre las plantas medicinales, habla de la hierbaluisa y de la hierba santa, al contar que un Papa fue curado con esta hierba peruana y hasta la hora de su muerte, que acaeci aos ms tarde, no volvi a dolerle muela ni diente. La informacin proporcionada por el genial tradicionista ser muy til en la lucha por la defensa de nuestro medio ambiente, tan amenazado hoy en da.(*) Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo. Resumen del texto que publicar la URP en Aula Palma, como parte del XI Encuentro Internacional Re-Visin de las Tradiciones de Ricardo Palma.

Cuenta que un Papa fue curado con esta hierba peruana la hierba santa y hasta la hora de su muerte, que acaeci aos ms tarde, no volvi a dolerle muela ni diente.

Smbolo. Rosas y claveles al lado izquierdo significaban que la propietaria se hallaba en disponibilidad para admitir huspedes en el corazn.

Floripondio encarnado. Palma refiere, en una tradicin, que un sacerdote envenen a sus enemigos con esta planta.

Passiflora. Hermosa flor de una pasionaria.

Claveles. Bellas flores, conocidas tambin por su nombre cientfico: Dianthus caryophyllus.

Bulbos. La arirumba, una de las plantas nativas mencionadas por el tradicionista en su obra.

Capul. Creca espontneamente y su fruto era muy apreciado. Se le conoce ahora como aguaymanto.

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Entre ingas y MANDINGASLa interculturalidad est patente en la obra del tradicionista Ricardo Palma, lo cual no es extrao ya que fue hijo de Dominga Soriano, una guapa mulata caetana.

La familia Palma. El tradicionista, su esposa Cristina Romn Olivier y sus hijos. A su lado se encuentra Anglica, su hija predilecta.

D Maruja Ochoa* Muozn la Lima segregacionista del siglo XIX, vio la luz el escritor peruano ms importante de todos los tiempos, creador de un gnero literario que revolucion la prosa sudamericana: Ma-

nuel Ricardo Palma Soriano. Su madre fue Dominga Soriano Carrillo, guapa mulata nacida en Caete, y su padre Pedro Ramn Palma Castaeda, un exitoso comerciante andino con aspiraciones de ascenso social.

PLUMA AFRO

En sus Tradiciones peruanas, Palma retrata a la sociedad multitnica de su tiempo

otorgndole roles protagnicos a mulatos, zambos y negros, como actores de hechos osados. Tal es el caso de Un negro en el silln presidencial, que narra la hazaa de Len Escobar, capitn de una cuadrilla de treinta bandidos que aprovechando el caos poltico toma Palacio de Gobierno y se sienta en el silln presidencial para retirarse solo cuando recibe una

importante suma de dinero. Pasan los aos y uno de los que negoci con el bandolero le asegura a Palma que el retinto negro se haba comportado con igual o mayor cultura que los presidentes de piel blanca. En El Rey del Monte, describe el colorido cuadro de las cofradas de negros de Lima en el siglo XVIII: los angolas, caravels, mozambi-

ques, congos, chalas y terranovas. Cuenta cmo la reina de los terranovas en 1799, mama Salom, compr su libertad e hizo fortuna con una mazamorrera, pero calumniada de bruja cay en manos de la Inquisicin y muri de melancola. Con el tiempo, el hijo de Salom hombre libre se convirti en el Rey del Monte, jefe de bandoleros que asaltaban

en Lima y las afueras. Sus vctimas eran solamente los ricos y, parte del botn, lo reparta entre los pobres. en cuanto a su valor y hazaas, referanse de l tantas historias que a la postre el pueblo empez a mirarle como a personaje de leyenda.

PARTO COMPLICADO?

Dominga tena 16 aos cuando dio a luz a Manuel

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La casa. A este solar, ubicado en el distrito de Miraflores, se traslad Ricardo Palma en 1913.

Tapadas. Imagen de Pancho Fierro. El nombre y la fecha fueron escritos de puo y letra de Ricardo Palma.

Ricardo y cuando finalmente se cas con Pedro Ramn, el pequeo tena ya cuatro aos. No fue inscrito y, en su partida de bautismo, figura su abuela Guillerma Carrillo como progenitora: el Presbtero D. Manuel Almiron, exorciz, puso leo y Crisma a Manuel, de cinco das, hijo natural de Pedro Palma, y de Guillerma Carrillo. Quiz la suplantacin se debi a que la joven madre y el nio sufrieron durante el parto (algo frecuente en las afrodescendientes). As, se entiende que en el bautizo se aplicara al recin nacido los santos leos junto con la sal bautismal. No figura la firma del padre: es posible que doa Guillerma, temiendo por la vida del beb, lo llevara a la pila bautismal y el prroco, al verla, pensara que era la madre; por ello, escribi su nombre (y apunt pardo, eufemismo para negro). El racismo se exhibe, tambin, en el certificado de matrimonio de sus padres, del 6 de abril de 1837, en el que se consigna que Pedro Palma, mestizo de 35 aos y natural de Cajabamba, Huamachu-

co, conforme a derecho ante Vuestra Seora comparezco y digo: Que tengo tratado contraer matrimonio segn orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con Dominga Soriano de veinte aos de edad, cuarterona libre (esto es hija de mulata y mestizo en la clasificacin racista colonial). Ese docu-

nales y culturales. Dominga tena edad para ser hija de su marido, era costea con races africanas, mientras l era blanco con sangre andina

VIVIR CON EL PADRE

Roto el compromiso de sus padres, el pequeo Ricardo se qued a vivir con su padre. Tena 9 aos.

Firma. En la partida de bautismo del tradicionista, figura como pardo, el eufemismo que se usaba en la poca para indicar que era afrodescendiente.

Dominga tena 16 aos cuando dio a luz a Ricardo y, cuando se cas con Pedro Ramn, el pequeo tena 4 aos. En su partida de bautismo, figura su abuela como su progenitora.

mento consigna un curioso error: dice que Dominga es hija natural de Toms Soriano, difunto, y de Guillerma Santa Mara, Santa Mara en vez de Carrillo. El matrimonio Palma Soriano fracas prontamente segn el historiador Oswaldo Holgun Callo por las diferencias raciales, generacio-

Al quedarse al lado de su progenitor, la atemperada influencia negra que de su madre y abuela materna reciba Palma seguramente pas a un segundo plano. Si a ello se suma la sospecha de que Pedro Palma quiso mantenerlo alejado de ese ascendiente por prejuicio o como reaccin frente a la actitud

de su ex compaera, habra un distanciamiento entre la madre y el hijo, dice Holgun. Sin embargo tambin segn Holgun, el joven Ricardo se identific con la penosa suerte de los esclavos, no neg su ancestro africano y lo hizo pblico: reconocer una ascendencia tan desvalorizada poda malinterpretarse como un desafo a la sociedad. En la racista Lima postcolonial, eran habituales los vituperios contra lo africano. Ser o parecer negro era un estigma que privaba a las personas de acceder a los crculos de la cultura acadmica.

BIBLIOTECARIO MENDIGO

Palma fue un liberal y particip en una fallida conjura

contra el presidente Ramn Castilla. Estuvo desterrado en Chile y, a su regreso, fue elegido senador de la Repblica. Destac como prolfico columnista del siglo XX inclusive en El Comercio y se gan enemigos como el escritor y poeta Pedro Paz Soldn y Unanue, conocido como Juan de Arona, quien lo motej el tamalero, aludiendo a su etnia materna. Similar estrategia us contra l Manuel Gonzlez Prada. En 1866, Palma particip en el Combate del 2 de Mayo, contra la escuadra espaola que bombarde el Callao. Durante la Guerra del Pacfico, fue corresponsal de varios peridicos extranjeros y combati en la Batalla de Miraflores. Los chilenos incendiaron su casa y su

biblioteca personal. Tras la Guerra del Pacfico, el presidente Miguel Iglesias lo nombr director de la destruida Biblioteca Nacional, cargo que le vali el apelativo de Bibliotecario Mendigo, pues para emprender su reconstruccin y equipamiento puso en prctica un plan que consista en pedir donaciones puerta por puerta. Ral Porras Barrenechea afirm que la educadora criolla del tradicionista fue doa Guillerma con su visible pertenencia a los sectores ms sencillos de la sociedad, por su donairosa personalidad de clara ascendencia africana [].(*) Investigadora de la cultura afroperuana.

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Cartas a un AMIGOEntre 1882 y 1891, Ricardo Palma y la escritora argentina Juana Manuela Gorriti compartieron una ntima correspondencia en la que se evidencia una valiosa amistad.

D Diana Obando Gonzalesurante casi una dcada, la amistad de dos grandes escr itores creci a pesar de la distancia. De Buenos Aires a Lima y de Lima a Buenos Aires, Ricardo Palma y Juana Manuela Gorriti, iniciadora de las veladas literarias en Lima, intercambiaron pesares, alegras y novedades por medio de cartas que viajaron de capital a capital a fines del siglo XIX. Sin embargo, la amistad binacional se remonta a 1851, cuando Ricardo Pal-

ma todava era un escolar del Convictorio de San Carlos y Juana Manuela comenzaba en Lima su carrera literaria en el diario El Comercio, con la publicacin de La quena, su primer folletn, segn la investigacin de Csar Salas en En el ala del tiempo. El artculo de Salas, como otras investigaciones acerca de las cartas de Gorriti, est publicado en la valiosa recopilacin de la argentina Graciela Batticuore estudiosa del siglo XIX Cincuenta y tres cartas inditas a Ricardo Palma. Este libro contiene, adems de un valor sentimental, un panorama de la historia sudamericana y de la literatura decimonnica.

VIAJE DE LETRAS

Las inigualables misivas de Gorriti dirigidas al autor de las Tradiciones peruanas nos permiten, a pesar de la fragilidad del tiempo, disfrutar del inmenso cario compartido entre ambos intelectuales amigos. Es importante tener en cuenta que en la poca en que fueron escritas las cartas ambos beban ya del reconocimiento en terriorios sudamericanos y europeos: Juana Manuela Gorriti goza del privilegio de ser probablemente la mujer de letras ms importante de la poca en el continente, y su estela de animadora cultural se extiende tanto en Lima como

Juana Manuela Gorriti (1818-1892). Naci en Salta, Argentina. Fue promotora de las veladas literarias limeas.

Mercedes Cabello de Carbonera (18431909). Naci en Moquegua. Es autora de Sacrificio y recompensa (1886).

Clorinda Matto de Turner (1852-1909). Naci en el Cusco. Public en 1884 Tradiciones cusqueas.

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Es importante tener en cuenta que en la poca en que fueron escritas las cartas ambos beban ya del reconocimiento en territorios sudamericanos y europeos.

En la carta del 23 de mayo de 1883, una gran tachadura de veintitrs lneas impide conocer las circunstancias de alguna pena que acongojaba a Gorriti [...].

en Buenos Aires, cita el artculo Palma y Gorriti: La intertextualidad en la creacin de la estudiosa Cecilia Moreano. Y, tal como figura en las misivas, la fama de Ricardo Palma en Buenos Aires era increble, incluso, para el mismo Palma. Por ello, aparece constantemente la demanda de Gorriti por ms ejemplares de las nuevas publicaciones del peruansimo.

BORRONES DE JULIO

Algunas caractersticas son resaltantes en las cartas es-

critas por Juana Manuela, como, por ejemplo, toparse con frecuentes borrones hechos adrede por uno de sus hijos, Julio Sandoval, quien frecuentaba a don Ricardo Palma. De l se sabe que naci en Lima, pero se desconoce el nombre de su progenitor. En la carta del 23 de mayo de 1883, una gran tachadura de veintitrs lneas impide conocer las circunstancias de alguna pena que acongojaba a Gorriti y que quiso compartir con su entraable amigo peruano. Sin embargo, se

puede abstraer, tras leer las lneas que continan, la gravedad de su tristeza: Todo esto para nosotros dos, viejos amigos habituados a decrnoslo todo sin sombra de reserva. Mucho agradezco a U. la iniciativa en estas confidencias. Tena el corazn quebrantado; y nadie a quien decir mi pena. Este fragmento es una pequea evidencia de la complicidad de ambos personajes. Las cartas de Gorriti a Palma hacen entrever tambin la amistad entre las escritoras del siglo XIX con la argentina, por las constantes menciones de nombres de mujeres intelectuales entre las que destacan Clorinda Matto y Mercedes Cabello. Un fuerte cario de madre se manifiesta hacia ellas: Acabo de recibir en este momento la novela premiada de Mercedes Carbonera, y comienzo a leerla. Muy contenta estoy que ella y Clorinda estn, ahora, muy unidas. Deseo que a mi regreso a Lima, que creo ser pronto, encontrarme entre estas dos tan queridas amigas! Tanto que a una de ellas la llamo hija, esa dulce concordancia que harn [sic] de nosotras un tro de amor.

Lamentablemente, el precario estado de salud de la escritora saltea, sus constantes enfermedades y, finalmente, la pulmona que acab con su vida, impidieron el anhelado regreso al Per, una frustracin que tambin comunic al tradicionista.

FichaCincuenta y tres cartas inditas a Ricardo Palma Investigacin y compilacin de Graciela Batticuore Editorial Universidad San Martn de Porres Lima, 2004

PALMERITAS

Juana Manuela Gorriti mantuvo una ntima relacin con la esposa e hijos de Ricardo Palma, a los que llamaba palmeritas. Clemente, autor de los Cuentos malvolos y Anglica, la hija mimada de Palma, promotora de su obra y tambin escritora, son mencionados con mucho cario por Gorriti. Los llamaba Cervantes y Madame de Stal, en alusin al autor del Don Quijote de la Mancha y a la escritora francesa difusora de los salones literarios. Por otro lado, Ricardo Palma comparti con Gorriti los entretelones de sus publicaciones a travs de sus cartas, como es el caso de Dos tradiciones sobre Santa Rosa de Lima, por el aniversario de la santa, obra por la que recibi las felicitaciones de la argentina. Los datos que consignan las cartas de Juana Manuela

pueden hacerlas funcionar como importantes documentos de la poca (las descripciones de Lima y Buenos Aires dan muestra del contexto blico vivido en el Per durante la Guerra con Chile, y de la miseria vivida en la capital Argentina); aunque tambin son muestras de intimidad (como la mencin al incendio de la casa de la familia Palma), o de alegras (el nacimiento de Augusta, la cuarta hija del matrimonio Palma Romn); pero, sobre todo de las certezas de una gran amistad.

ltima cartaSeor DN. Ricardo Palma Buenos Aires, 29 de agosto de 1891 Querido amigo: Pues que estoy an con vida escribo a U. por ms que sepa lo difcil que ha de serle descifrar estos garabatos. Mi enfermedad acrece y dentro de muy poco dar cuenta de m. Lo anhelo como una felicidad, porque es mucho lo que sufro. Con la esperanza de un prlogo de U. dejo en edicin las Veladas Literarias, as como Lo ntimo y Perfiles Contemporneos: tres hurfanos que U. adoptar en memoria de su amiga Juana Manuela. Qu pena llevo conmigo de no volver a ver Lima, esa tierra para m tan querida, donde habra querido dormir el eterno sueo al lado de mis hijos. Los chilenos, como fieras que son, estn destrozndose entre ellos. Sus enemigos regocijan de esta carnicera. Yo no, que miro con pena esos destrozos que no [ilegible] de venganza a los horrores antes cometidos por esos malvados. Tengo la pluma en la mano pero sin alientos [sic] seguir escribiendo: tal es mi postracin. Amigo querido en esta vida y en otra mejor siempre ser de U. el cario de su amiga Juana Manuela

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Entre la tradicin y LA CRNICACon autores como Ricardo Palma siempre hay nuevas vetas, incluso sobre temas ya estudiados como su lado periodstico. Veamos algunos vericuetos de su trabajo en la comunicacin social.

D Winston Orrillo*n Palma identificamos una superacin de los gneros periodsticos, un trasvase de los compartimentos-estancos que hacan un divortiumacurumentrecrnica, artculo de costumbres, y el hoy llamado periodismo de investigacin. Tomemos en cuenta que Palma incursionaba permanentemente en numerosas fuentes histricas, entre las que se hallan los Anales de la Inquisicin, que public con ese nombre y que, seguramente, le proporcionarontemasparasustradiciones.

NUEVO PERIODISMO

Vemos cmo es posible imbricar el legado del autor de las Tradiciones peruanas con el ya no tan reciente nuevo periodismo, que se sirve de casos reales para darles una forma que implica a la literatura y que enriquece a esta y a aquel. Vienen los nombres de Tom Wolfe, Truman Capote, Rodolfo Walsh, Toms Eloy Martnez y Garca Mrquez, entre varios otros. La voluntad de Palma de apellidar crnicas a muchas de sus tradiciones, nos hace recordar que, como en

en el olvido. Est perfectamente establecido, hoy en da, que la crnica es el ms literario de los gneros periodsticos, en el que se conjugan y convergen todas las sumas del estilo. Ya que el estilo de la crnica es el del cronista que, para llamarse tal, debe poseerse una capacidad creativa singular. Recordemos, en este

IDIOMA Y LA ACADEMIA

EL NARRADOR

La tradicin, llamada por el crtico Ricardo Gonzlez Vigil hbrido intergenrico y calificada por el poeta y crtico Manuel Pantigoso como amulatada y ancilar, establece un inabarcable horizonte en la obra palmiana. Ya el estudioso Ivn Rodrguez aclar que Palma es un narrador y no un ensayista y narracin es creacin, as se encuentra cmodamente instalado en el ejercicio periodstico que implica, necesariamente, una capacidad narrativa que hace ms enjundiosa lo que, en otro caso, sera una mera prosa mostrenca y adocenada.

Es posible imbricar el legado del autor de las Tradiciones peruanas con el ya no tan reciente nuevo periodismo, que se sirve de casos reales para sus historias.

estas, siempre hay un elemento de verdad sumido en el mbito de lo creativo, de lo esttico.

OJO DE CRONISTA

La belleza de la literatura transporta, allende el tiempo, lo que podra ser un mero relato de un hecho acaecido que narrado por un gacetillero hubiera permanecido

aspecto, a los cronistas del modernismo: Rubn Daro, el inabarcable Jos Mart; Enrique Carrillo, Julio Camba, Ventura Garca Caldern, Csar Vallejo, Jos Carlos Maritegui y, ms cercanos a nosotros, Garca Mrquez (y su Crnica de una muerte anunciada), a Vargas Llosa, Eduardo Galeano o Rodolfo Walsh, entre otros.

Un aspecto importante en la vertiente periodstica de Palma, es su condicin de batallador por la fundacin de la Academia Peruana de la Lengua. Esto nos lleva a un aspecto insoslayable: el carcter para nosotros esencialmente pedaggico de la actividad comunicativa, de lo periodstico, en otras palabras. Y es que el idioma, como sustento de la comunicacin social, debe ser manejado magistralmente por el periodista, un manejo profesional del instrumento lingstico, ya que es su herramienta fundamental. Es posible y dable que el periodista, en una crnica, en un artculo de costumbres o en un reportaje, vaya ms all de lo correcto, acadmico o purista. Pero, sostenemos que solo puede, y debe superar lo establecido, quien conoce las normas. Tal fue el caso de Daro, quien enunciaba que no le serva lo establecido por la literatura espaola postromntica, por lo que recurri a los neologismos particularmente provenien-

tes de la lengua francesa. Esto supone, obviamente, que primero revis exhaustivamente la literatura y al percatarse de que no le serva, procedi a la innovacin.

PERUANISMOS

Similar es el caso de un periodista que transgrede normas: es menester conocerlas para rebasarlas. O puede darse el caso de que necesite incorporar, como Palma haca a menudo, el ubrrimo venero de la oralidad, que enriquece lo normativo. Caso tan conocido el de nuestro tradicionista que pugna en la Real Academia Espaola por incorporar vocablos que eran creacin de nuestros hablantes: nos referimos a los peruanismos, que en un principio fueron ninguneados.

(*) Resumen de ponencia Algo ms sobre Palma periodista, presentada en XI Encuentro Internacional Re-Visin de las Tradiciones de Ricardo Palma (19 y 21 de octubre 2011).

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Libros del capitn

Jorge Eslava

El ejemplo de PALMAena poco tiempo como profesor de colegio cuando, en una biblioteca escolar, descubr un pequeo ejemplar de Tradiciones peruanas. Fue un valioso hallazgo: se trataba de una seleccin para escolares, realizada y prologada por Luis Jaime Cisneros, publicada si no recuerdo mal por editorial Universo en los aos setenta. Saqu separatas para mis estudiantes y dedicamos varias semanas a leer estas historias. Aprovechamos no solo el contenido sabroso de las tradiciones, sino que nos servimos de su impecable composicin literaria. Conviene subrayar que cada texto de Palma es un fragmento relampagueante y luminoso de nuestra historia, socarrn y dicharachero, es verdad, pero que adems exhibe un fino tramado costumbrista que no desestima un pice de verdad ni arte. De qu nos sirvi este descubrimiento a los alumnos y al joven profesor que era yo: muy fcil, nos propusimos escribir breves relatos a partir de situaciones pintorescas de nuestra historia reciente. Al final ordenamos los trabajos y colocamos el ttulo que habamos

Destaca sus mritos y nos recuerda su nimo desafiante al frente de la Academia Peruana de la Lengua, su labor de investigador escrupuloso, su esplndida imaginacin.

Tradiciones peruanas. Una antologa de la emancipacin Seleccin, prlogo y notas: Ricardo Gonzlez Vigil Ediciones SM Lima, 2010

elegido para la coleccin: Lengua, su labor de invesTradiciones peruanas Flor Snchez Ziga tigador escrupuloso, su Traiciones perrunas. esplndida imaginacin e Seleccin, estudio y notas: EN LA ESCUELA inigualable estilo. Ral Burneo Barreto De las ediciones que circuEl otro volumen, Tradilan, hay dos que debemos ciones peruanas, al cuidaEditorial Santillana tener al alcance de nuestros do de Ral Burneo Barreto, Lima, 2000 estudiantes de colegio. En presenta cuarenta textos Tradiciones peruanas. Una organizados cronolgicaantologa de la emancipa- mente desde 1532 hasta mecin tenemos ms de trein- diados del siglo XIX. Escribe ta relatos seleccionados y Burneo en la presentacin: titud de pasajes de sus tradi- tudio que cierra la edicin, prologados magistralmente Se ha afirmado que Palma ciones, que no son otra cosa en el que se despliega un por Ricardo Gonzlez Vigil. es el ms ilustre precursor de que cuentos. Mmm este vivo paisaje social de aqueEs adems muy oportu- la narrativa breve, del cuen- capitn duda de dicha decla- lla poca, con la descollante no el criterio utilizado, to hispanoamericano. Lo racin; sin embargo, queda personalidad de don Ricardo de cara al bicentenario demuestran con creces mul- admirado del puntilloso es- y su travieso lenguaje. de la Independencia. Las seis secciones del volumen nos permiten transitar por el terreno histrico y la humanidad de sus protagonistas. Son los casos del Demonio de los Andes o de Tpac Amaru En los rincones de la historia que de una feroz lucha cuerpo a cuerpo, II, o de los libertadores San indag Palma, no podan faltar los el buen Palomeque de Aluendn, Martn y Bolvar. Gonzlez fantsticos personajes de parche en uno de nuestros oficiales, no hizo Vigil nos advierte el carcter el ojo. En nuestro periodo colonial, ms que retroceder y casi por azar tradicionista, no tradicionase top con un tambor los temblores y la banlista, de nuestro entraable que dorma en la popa. dera negra en el horiautor. Destaca sus enormes Entonces, encomendnzonte eran sinnimos mritos y nos recuerda su dose a la Virgen del Rode calamidad. En la nimo desafiansario, arrojse al mar, tradicin titulada El te al frente de haciendo de la caja de tamborcito del pirala Academia guerra un salvavidas. ta, que refiere un suPer uana El pobre, ms muerto ceso de principios del de la que vivo, fue encontrasiglo XVII, se narra el

Cosas de piratas

enfrentamiento de los vecinos de Lima contra el pirata holands Jorge Spilberg, quien con cuatro galeones y dos pataches bien artillados pasebase en el Pacfico, como Pedro por su casa, acompaado por ochocientos lobeznos, de esos que no temen a Dios ni al diablo. Luego

do al da siguiente en una playa del Callao y con las manos aferradas a las cuerdas del milagroso timbal. Repuesto del espanto, Palomeque trajo a Lima su botn de guerra y una gratitud eterna a la Virgen del Rosario, a quien dedic una fiesta fastuosa por su salvacin.

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Recuerdos de infanciaRelatos de aparecidosLa primera infancia de Ricardo Palma transcurri en su casa natal de la calle Puno, en el corazn de la Lima virreinal. Los buenos habitantes se

DeciresLos sucesos, como el agua, deben beberse en la fuente.(En Los polvos de la condesa)

Ricardo Palma*

encerraban en casita a las diez de la noche, despus de apagar el farol de la puerta, y la poblacin quedaba sumergida en plena tiniebla, con gran contentamiento de gatos y lechuzas, de los devotos de la hacienda ajena y de la gente dada a amorosas empresas, cuenta en Lucas el sacrlego. Luego, en consejas tradicionales, narra sus aos mozos: Recuerdo que cuando yo tena mameluco y calzn con rodilleras asista a la tertulia nocturna de una seora ms vieja que el escupir, con ms arrugas que alma de escribano y ms fea que el pecado gordo, la cual congregaba alrededor de su silln a toda la lechigada del barrio. La buena anciana, con sus gafas relucientes y su gatazo negro sobre la falda de anafaya, tena la magia de embelesarnos, refirindonos consejas de brujas, duendes, milagros y aparecidos, hacalo con tanto donaire, que a los granujas o mataperros que la oamos sin pestaear ni perder slaba nos corran letanas por el cuerpo, y, al dormir, nos acometan pesadillas y malos sueos.

...todo buen peruano haca ascos a la cerveza, que para amarguras bastbanle las propias.(En Aceituna, una)

Mucho alcanza un adulador, sobre todo cuando sabe exagerar la lisonja.(En A nadar, peces!)

...por entonces, los sucesos no envejecan, como hoy, a las veinticuatro horas.(En El mejor amigo... un perro)

Pregones a toda horaA las seis de la maana pasaba la lechera. A las siete en punto la tisanera y la chichera de terranova. A las ocho, ni un minuto ms, ni un minuto menos, el bizcochero y la vendedora de leche-vinagre, que gritaba: A la cuajadita! A las nueve, hora de cannigos, la vendedora de zanguito de anj y choncholes. A las diez la tamalera. A las once pasaban la melonera y la mulata de convento vendiendo ranfaote, cocada, bocado de rey, chancaquitas de cancha y de man y frejoles colados. A las doce aparecan el frutero de canasta llena y el proveedor de empanaditas de picadillo.

(Fragmento de la tradicin Con das y ollas venceremos de Ricardo Palma)