Parcial Competencia

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Facultad de Ciencias Jurídicas Derecho de la Competencia Examen parcial Presentado a: Carlos Andrés Uribe Piedrahita. Presentado por: Fabio Barrera. Ana María Uricoechea. Ventas con métodos no tradicionales 1. Naturaleza de las ventas por métodos no tradicionales y a distancia 1.1. Naturaleza de las ventas por métodos no tradicionales Las ventas por métodos no tradicionales tienen actualmente una gran importancia en el desarrollo de las nuevas formas de desenvolvimiento del mercado y las relaciones económicas en general; lo anterior, debido a que facilitan la relación entre oferentes y consumidores, brindando a aquellos mayores posibilidades de acercarse a potenciales demandantes de un bien o servicio. Sin embargo, si bien este tipo de contratación produce ciertas ventajas para el consumidor, como por ejemplo el permitir que se le reduzca el tiempo que implica la movilización hasta el establecimiento de comercio, en general toda la industria publicitaria que rodea las relaciones de consumo se han encargado de generar la necesidad en los consumidores de adquirir bienes o

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Facultad de Ciencias Jurídicas

Derecho de la Competencia

Examen parcial

Presentado a: Carlos Andrés Uribe Piedrahita.

Presentado por: Fabio Barrera. Ana María Uricoechea.

Ventas con métodos no tradicionales

1. Naturaleza de las ventas por métodos no tradicionales y a distancia

1.1. Naturaleza de las ventas por métodos no tradicionales

Las ventas por métodos no tradicionales tienen actualmente una gran importancia en el

desarrollo de las nuevas formas de desenvolvimiento del mercado y las relaciones económicas en

general; lo anterior, debido a que facilitan la relación entre oferentes y consumidores, brindando a

aquellos mayores posibilidades de acercarse a potenciales demandantes de un bien o servicio. Sin

embargo, si bien este tipo de contratación produce ciertas ventajas para el consumidor, como por

ejemplo el permitir que se le reduzca el tiempo que implica la movilización hasta el

establecimiento de comercio, en general toda la industria publicitaria que rodea las relaciones de

consumo se han encargado de generar la necesidad en los consumidores de adquirir bienes o

servicios que estos en realidad no desean o no necesitan1. Es por ello que es necesario que se

regule de forma especial aquellas relaciones de consumo que versan sobre esta modalidad no

tradicional de contratación en el mercado, en vía a la posibilidad de velar por la dignidad y los

intereses económicos del consumidor.

La naturaleza de las ventas no tradicionales está precisamente relacionada con su carácter de

no tradicional, en cuanto se diferencia del plano de lo normal en lo concerniente al

desenvolvimiento de la relación entre oferentes y consumidores en el mercado. El carácter que las

define como no tradicional hace referencia entonces a, tal como las define la Ley 1480 del 2011

1 Bernal-Fandiño, Mariana, Ventas a distancia y su tratamiento en el nuevo estatuto del consumidor, 124 Universitas, 43-61 (2012)

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en su artículo quinto, numeral quince, “aquellas que se celebran sin que el consumidor las haya

buscado, tales como las que se hacen en el lugar del residencia del consumidor o por fuera del

establecimiento de comercio”. En aquella norma de igual forma se señala que el vendedor al

entrar en contacto con el consumidor, debe informarle de forma expresa e inequívoca que se trata

de una oferta de carácter comercial.

Siguiendo con lo anterior, de acuerdo con lo señalado en aquella Ley a la cual se ha hecho

alusión, las ventas no tradicionales también hacen referencia a aquellas en las que el consumidor

es abordado por quien ofrece los productos de forma intempestiva por fuera del establecimiento

de comercio y cuando es llevado a escenarios dispuestos especialmente para aminorar su

capacidad de discernimiento. A continuación se procederá a definir cada una de estas

modalidades de venta.

1.1.1. Ventas no tradicionales por abordaje intempestivo: nos encontramos

frente a ventas de esta índole en el momento en el cual, tal como lo define el Decreto

1499 del 2014, sin haber sido propiciado por el consumidor, el primer contacto entre éste

y el vendedor se da por fuera del establecimiento de comercio, aun cuando la operación

tenga una conclusión en el establecimiento de comercio del vendedor o en instalación

provisional o temporal acondicionada para tal efecto. La norma a la cual se ha hecho

alusión señala de igual forma ciertas situaciones específicas que ilustran los momentos en

los que nos encontramos ante este tipo de ventas, como por ejemplo

Aquellas en las que el consumidor es abordado en espacios públicos abiertos o en

corredores o lugares de desplazamiento público de instalaciones comerciales o

institucionales.

Las que usualmente ocurren para la venta de colecciones de libros o enciclopedias,

revistas, suscripciones, cursos o materias para el aprendizaje de idiomas, tiempos

compartidos, planes vacacionales o de turismo, seguros, afiliaciones de diversa índole,

entre otros que la norma no señala.

1.1.2. Ventas no tradicionales en las que el consumidor es llevado a

escenarios dispuestos especialmente para aminorar su capacidad de discernimiento:

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el Decreto 1499 del año 2014 señala dos situaciones en las cuales nos podemos encontrar

frente a este tipo específico de ventas no tradicionales señaladas a continuación:

En las ventas en las que se utilicen técnicas de venta con sistemas de

escalonamiento de vendedores para oponerse o desvirtuar las negativas del consumidor y

dilatar o dificultar el rechazo de la oferta. Podemos considerar como ejemplo algunos

casos de venta de planes turísticos o tiempos compartidos en donde el consumidor es

sometido a escuchar ofertas de diversa índole por parte de distintos vendedores, diseñados

especialmente para imposibilitar la posibilidad de escoger de acuerdo con sus reales

intereses y forzar así la adquisición del servicio.

Ventas en donde se lleven a cabo el uso de expresiones o actos que ridiculicen o

discriminen al consumidor para oponerse o desvirtuar su negativa y dilatar o dificultar el

rechazo de la oferta, entre otras. Podemos considerar como ejemplo ilustrativo de este

caso, las ventas no tradicionales en donde se alude a la capacidad económica del

consumidor para la adquisición de determinado bien o servicio y de esta forma

persuadirlo para que tome la decisión de adquirirlo.

1.2. Naturaleza de las ventas a distancia

De acuerdo con el numeral 16 del artículo 5 de la Ley 1480 del 2011, las ventas de esta índole

son las que se llevan a cabo sin que el consumidor tenga contacto directo con el producto que

adquiere, a través de correo electrónico, teléfono, catálogo, comercio electrónico o con la

utilización de cualquier otra técnica de comunicación a distancia.

Al igual que las ventas por métodos no tradicionales, ya analizadas en su naturaleza de forma

precedente, las ventas a distancia están cumpliendo un rol central en las relaciones económicas,

de mercado y consumo actuales. Ofrecen la ventaja para el consumidor de evitar acarrear

diversos costos que implica el moverse de su hogar para movilizarse hasta el establecimiento de

comercio; de igual forma estas ventas han facilitado por ejemplo el desarrollo de transacciones y

pagos con tarjetas de crédito y las ventas a partir de pedidos telefónicos a cualquier hora del día.

Sin embargo, este tipo de ventas acarrea una problemática relacionada directamente con la forma

de la contratación, debido a que estamos ante el ofrecimiento de bienes o servicios mediante el

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uso exclusivo de técnicas de comunicación a distancia de tal forma que impide la presencia física

de las partes como en las ventas tradicionales2.

De la forma, tal como señala la académica española especialista en Derecho comercial Alicia

Arroyo Aparicio en su ensayo “Los consumidores ante los contratos de distancia”, nos

encontramos frente a una problemática con respecto al modo de contratación, en donde el

empresario ha desarrollado un marco de un sistema organizado para ofrecer bienes o servicio

mediante el uso de diversas técnicas de comunicación. Estamos ante un compromiso que

podríamos denominar “a ciegas” que el consumidor contrae, en donde se pueden presentar

diversos problemas básicos en donde podemos encontrar: que éste no tiene posibilidad de

identificar la otra parte con la cual contrata; que no puede comprobar directa y personalmente las

características del bien o servicio que adquiere; que no queda determinad de una forma clara el

momento en el cual surgen las obligaciones para las partes3 y que existe una percepción de

inseguridad frente a los mecanismos de pago y posibles fraudes4. Es por ello que es de suma

importancia la regulación especial sobre este tipo de relaciones en el mercado que permita

efectividad al momento de proteger los derechos del consumidor.

2. Protección otorgada por el estatuto del consumidor

Si bien el estatuto del consumidor se refiere específicamente en un solo capítulo a los deberes

de los productores y proveedores en las ventas que utilizan métodos no tradicionales y a

distancia, es necesario hacer alusión en un primer momento a otras normas de ese mismo estatuto

que cobijan o pueden cobijar al consumidor en este tipo de contratación.

En primera medida, el estatuto en el capítulo único del Título V hace referencia al tema de la

Información que los productores y proveedores deben suministrar a los consumidores. Allí se

establece, en el artículo 23 que aquellos tienen el deber de suministrar a los consumidores una

información que sea clara, veraz, suficiente, oportuna, verificable, comprensible e idónea sobre

2 Ibídem3 Arroyo Aparicio, Alicia. Los consumidores ante los contratos a distancia, 6 UNED. Revista de Derecho. (2010)4 Bernal-Fandiño, Mariana, Ventas a distancia y su tratamiento en el nuevo estatuto del consumidor, 124 Universitas, 43-61 (2012)

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los productos que ofrezcan y sin perjuicio de lo que aquella norma señala específicamente para

los productos defectuosos, podrán ser responsables de todo daño que sea consecuencia de la

inadecuada o insuficiente información. Esta información se establece en el estatuto como un

deber, que podríamos percibir como una necesidad en la transacción para evitar que el

consumidor pueda ser inducido por algún error. De igual forma, en el mismo capítulo en el

artículo 24, aquella norma señala el contenido específico que debe contener la información del

bien o servicio ofrecido, entre las cuales encontramos:

Las características esenciales del producto, como pueden ser la cantidad, peso o

volumen en el evento que fuesen aplicables.

El precio del bien o servicio, atendiendo a las disposiciones especiales que el

estatuto señala en su artículo 26.

La verificación de la existencia del producto ofrecido al momento de ponerlo en

circulación en el mercado.

El capítulo VI del estatuto del consumidor regula todo lo concerniente a la protección de los

derechos del consumidor en las relaciones que surgen a partir del comercio electrónico, normas

que pueden ser aplicadas desde tal estatuto específicamente a las ventas a distancia en donde se

use esta técnica de comunicación. Posterior a haber definido qué se debe entender por comercio

electrónico5, se establecen (sin perjuicio de los demás deberes que establece el estatuto de forma

general) ciertos deberes específicos para proveedores y expendedores que ofrezcan productos

utilizando medios electrónicos a nivel nacional. De esta forma, la norma indica que aquellos

deberán:

Informar siempre de forma suficiente, clara, accesible y actualizada su identidad

especificando su nombre o razón social, número de identificación tributaria (NIT),

dirección de notificación judicial, teléfono, correo electrónico y demás datos para

contactarlo.

5 Artículo 49. Sin perjuicio de lo establecido en el artículo 1°, inciso b) de la Ley 527 de 1999, se entenderá por comercio electrónico la realización de actos, negocios u operaciones mercantiles concertados a través del intercambio de mensajes de datos telemáticamente cursados entre proveedores y los consumidores para la comercialización de productos y servicios.

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Suministrar siempre información de forma cierta, fidedigna, suficiente, clara,

accesible y actualizada respecto de los productos ofrecidos. Se refiere en especial a

características y distintas propiedades tales como el peso, el tamaño, la medida, el

material del que está fabricado, su modo de fabricación, entre otros factores pertinentes,

de tal forma que el consumidor pueda hacerse una representación lo más aproximada a la

realidad del producto.

Indicar el plazo de validez de la oferta y la disponibilidad del producto.

Informar los medios de que disponen para llevar a cabo los pagos, el tiempo de

entrega del bien o la prestación del servicio y cualquier otra información relevante para

que el consumidor pueda adoptar una decisión de compra libremente y sin ser inducido al

error.

Informar precio del producto junto con impuestos, costos y gastos que deba pagar

el consumidor para adquirirlo, indicando de tal forma cuando se requiera y de forma

separada, los gastos de envío.

Publicar siempre, así no se haya expresado la intención de contratar, las

condiciones generales de sus contratos de tal forma que sean accesibles y disponibles para

su consulta. De igual forma, deberán presentar un resumen al final de la transacción de

todos los bienes que se pretende adquirir con su descripción completa y los costos y

gastos de adquisición y de ser el caso, de envío y la sumatoria total que el consumidor

deba cancelar, con el fin de que este pueda verificar que la operación refleje su intención

de adquisición de los productos o servicios ofrecidos y demás condiciones.

El consumidor debe tener derecho de cancelar la transacción antes de concluirla.

Se le impide de forma expresa el establecer cualquier disposición contractual en la

que se presuma la voluntad del consumidor o que su silencio se considere como como

consentimiento en donde se deriven obligaciones a su cargo.

Mediante mecanismos de soporte duradero, deberá mantener prueba de la relación

comercial, de forma tal que se garantice la integridad y autenticidad de la información y

que sea verificable por la autoridad competente, por el mismo tiempo que se deben

guardar los documentos de comercio.

Adoptar mecanismos de seguridad apropiados y confiables que garanticen la

protección de la información personal del consumidor y de la transacción de la misma,

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siendo responsable el proveedor por las fallas en la seguridad de las transacciones

llevadas a cabo por los medios dispuestos por él.

Disponer de mecanismos para que el consumidor pueda radicar sus peticiones,

quejas o reclamos, de forma tal que le quede constancia de la fecha y hora de la

radicación.

Entregar el pedido a más tardar en el plazo de 30 días calendario a partir del día

siguiente a aquel en que el consumidor haya comunicado su pedido, salvo pacto en

contrario. Si se incumple lo anterior o en caso de que el producto no esté disponible, el

consumidor podrá resolver o terminar el contrato de forma unilateral y obtener la

devolución de todas las sumas que haya pagado sin lugar a retención o descuento alguno.

La devolución deberá efectuarse en un plazo máximo de 30 días calendario.

El artículo 35 del estatuto del consumidor señala también que en el momento en el que el

consumidor no haya aceptado expresamente el ofrecimiento de un producto, se prohíbe el

establecer o renovar dicho ofrecimiento, en caso de que este le genere un costo al consumidor. De

igual forma expresa el artículo que si con el ofrecimiento se incluye el envío del producto, el

consumidor no podrá estar obligado ni a la conservación, ni a gestionar, ni a pagar la devolución

de lo que se recibió.

Por otro lado, el artículo 51 de la norma analizada señala lo concerniente a la posibilidad y el

derecho a la reversión del pago. Tal artículo señala que en la situación en la que las ventas de

bienes se realicen mediante mecanismos de comercio electrónico, tales como internet, PSE y/o

call center y/o cualquier otro mecanismo de tienda virtual y de esta forma se haya utilizado para

para efectuar el pago una tarjeta de crédito, débito o cualquier otro instrumento de pago

electrónico, los participantes del proceso de pago deberán reversar los pagos que solicite el

consumidor en caso de ser objeto de fraude, o corresponda a una operación no solicitada, o el

producto adquirido no sea recibido o el producto entregado no corresponda a lo solicitado, es

decir, estar ante la presencia de un producto defectuoso.

Por último, el estatuto del consumidor establece en su capítulo VI unas normas específicas

concernientes a la regulación de las relaciones que surgen a partir de las ventas que utilizan

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métodos no tradicionales o a distancia. Señala así, en su artículo 46, unos deberes especiales que

debe cumplir el proveedor y productor, que consisten en:

Cerciorarse de que la entrega del bien o servicio se realice efectivamente en la

dirección indicada por el consumidor y que este ha sido plenamente identificado.

Permitir que el consumidor haga reclamaciones y devoluciones en los mismos

términos y por los mismos medios de la transacción original.

Mantener los registros necesarios y poner en conocimiento del consumidor el

asiento de su transacción y la identidad del proveedor y del productor del bien.

Informar de forma la norma establece que el deber de informar al consumidor

acerca de la disponibilidad del producto, del derecho de retracto (tratado por la norma en

el artículo 47 el cual va a ser objeto de análisis a continuación) y el término para poder

ejercerlo así como la duración de las condiciones comerciales y el tiempo que tome la

entrega, debiéndose ello informarse previamente a la adquisición del producto.

El parágrafo del artículo 46 del estatuto del consumidor señala que dentro de los 6 meses

siguientes a la expedición de tal Ley, el Gobierno se debe encargar de reglamentar las ventas a

distancia. Si bien el Gobierno no cumplió con el tiempo establecido al cual se ha hecho

referencia, en la actualidad existe el Decreto 1499 del 2014 expedido por el Gobierno Nacional y

publicado en el diario oficial el 12 de agosto de aquel año. Este Decreto (el cual será objeto de

análisis con respecto a su contenido más adelante) reglamenta lo concerniente específicamente a

las relaciones que surgen sobre las ventas no tradicionales a distancia y entra en vigencia en el

mes de octubre del 2014. Allí se logra superar la ausencia de normas especiales con respecto a los

derechos de los consumidores y la protección a los mismos que utilizan este tipo de contratación,

que en el estatuto se reducía a un capítulo con 3 artículos únicamente, independiente del

tratamiento normativo especial que se pudiera aplicar a casos específicos de tipos de contratación

bajo esta modalidad, como por ejemplo las ventas que se llevan a cabo bajo la técnica del

comercio electrónico.

3. Contenido del Decreto 1499 del 2014

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Como se ha venido estableciendo con antelación, el decreto objeto de análisis reglamenta las

ventas en donde se usan métodos no tradicionales y de igual forma, las ventas a distancias.

A partir de tal reglamentación, el decreto busca  garantizar la protección y el libre ejercicio de

los derechos de los consumidores que entablan relaciones de consumo a través de ventas a

distancia o de aquellas que utilizan métodos no tradicionales, de acuerdo con los mandatos

legales (específicamente la Ley 1480 del 2011 y constitucionales relacionados con tal temática.

 Plantea su ámbito de aplicación, en donde se especifica (además de su ámbito de aplicación

en cuanto a las relaciones de consumo a las cuales ya se ha hecho referencia) que no se aplicará a

las relaciones de consumo respecto de las cuales exista regulación especial en materias de ventas

a distancia o no tradicionales. De igual forma, establece cada una de las modalidades de ventas

que utilizan métodos no tradicionales, a las cuales ya se ha hecho referencia anteriormente. La

norma señala también lo que se debe entender desde la normatividad por cada una de ellas. A su

vez hay una remisión a la Ley 1480 del 2011 para conceptualizar las conocidas como ventas a

distancia.

Mediante una remisión a los artículos 10, 11 y 46 de la Ley 1480 del 2011 establece los

momentos en los que se entiende que el vendedor directo, el productor y el vendedor son

responsables.   

El decreto también regula la información previa que el vendedor debe suministrar al

consumidor antes de las transacciones, y el contenido mínimo de los contratos respectivos. Sobre

este último punto, determina que se deben incorporar, como mínimo, la información concerniente

a la identidad del vendedor y su información de contacto, las características esenciales del

producto, precio, gastos de entrega y transporte cuando corresponda, formas de pago que se

pueden utilizar, modalidades de entrega del bien o prestación del servicio, fecha de entrega o de

inicio de la prestación del servicio cuando corresponda, información suficiente sobre las

condiciones y modalidades de ejercicio de los derechos de retracto y reversión del pago,

identificación e información de contacto del prestador de los servicios posventa, así como la

forma de acceder a ellos y las condiciones de terminación, cuando se trate de contratos de

duración indeterminada o superiores a un año. 

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Con respecto a los registros sobre la transacción y la entrega de bienes o servicios ofrecidos

por medio de las modalidades que trata el decreto analizado, se indica que en la situación en la

que el consumidor requiera copia de las condiciones bajo las cuales se celebró el contrato, el

vendedor tiene el deber de entregar tal dentro de los 3 días siguientes a la solicitud.

El Decreto 1499 de 2014 remite de igual forma a la Ley 1480 de 2011 (artículos 61 y 62) para

la aplicación de las sanciones pertinentes en caso de que haya un incumplimiento de lo

establecido en aquella norma. Por último, señala que la vigencia del decreto comenzará dos

meses después de la fecha de su publicación, derogando las disposiciones que le sean contrarias.

4. Regulación del derecho de retracto.

En la normatividad colombiana, específicamente en el estatuto del consumidor, Ley 1480 de

2011 regula en su artículo 47 lo concerniente a este derecho otorgado al consumidor para la

protección de sus intereses. En aquel artículo se establece que en los contratos para la venta de

bienes y prestación de servicios mediante sistemas de financiación otorgados por el productor o

proveedor o ventas que llevan a cabo el uso de métodos no tradicionales o a distancia (en

cualquiera de sus modalidades ya señaladas anteriormente) cuya naturaleza implique el hecho de

no consumirse o no hayan empezado a ejecutarse antes de 5 días, se entiende pactado el derecho

de retractarse de la compra o adquisición por parte del consumidor. Se entiende así, debido a que

podemos estar frente a quizás el principal derecho atribuido al consumidor, por lo menos en

cuento a las ventas en modalidades no tradicionales y a distancia.

En el mismo artículo al cual ya nos hemos referido, se señala que en la situación bajo la cual el

consumidor haga uso de aquella facultad de retracto otorgada por la Ley, se resolverá el contrato

y de igual forma, deberá reintegrar el dinero que el consumidor hubiese pagado. La norma

establece también como deber por parte del consumidor, el devolver el producto objeto del

contrato al productor o proveedor, de acuerdo al caso, por los mismos medios y en las mismas

condiciones en que aquel fue recibido. De igual forma, se establece el deber para el consumidor

de asumir los costos de transporte y demás que conlleve la devolución del bien. De acuerdo con

ello, el derecho de retracto es un derecho gratuito, a pesar de que el consumidor deba acarrear con

aquellos gastos, puesto que el proveedor debe devolverle en dinero al consumidor todas las sumas

Page 11: Parcial Competencia

pagadas sin que haya lugar para algún tipo de descuentos o retención6. En todo caso, señala la

norma que la devolución del dinero al consumidor no podrá exceder de 30 días calendario desde

el momento en el que se ejerce el derecho.

El estatuto establece un terminó máximo para poder ejercer el derecho de retracto, que

corresponde a 5 días hábiles contados a partir de la entrega del bien o de la celebración del

contrato, en caso de que estemos ante una prestación de un servicio.

En la regulación del derecho de retracto se indican las situaciones en las que se exceptúa el

derecho de retracto. Hacemos referencia a las siguientes:

Los contratos de prestación de servicio cuya prestación haya comenzado con el acuerdo

del consumidor.

Los contratos de suministro de bienes o servicios en el que su precio esté sujeto a

fluctuaciones de coeficientes del mercado financiero que el productor no pueda controlar.

Los contratos de suministro de bienes confeccionados conforme a las especificaciones del

consumidor o personalizados de forma clara.

Contratos de suministro de bienes que, por su naturaleza, no puedan ser devueltos o

puedan deteriorarse o caducar con rapidez.

Contratos de servicios de apuestas y loterías

Contratos de adquisición de bienes perecederos

Contratos de adquisición de bienes de uso personal.

En el capítulo VI del estatuto del consumidor en el cual se desarrolla lo concerniente a las

relaciones de comercio electrónico, se establece que los proveedores y expendedores que

ofrezcan productos haciendo uso de esta modalidad y técnica, deben informar en el medio

electrónico utilizado, el derecho de retracto que le asiste al consumidor, al igual que el

6 Bernal-Fandiño, Mariana, Ventas a distancia y su tratamiento en el nuevo estatuto del consumidor, 124 Universitas, 43-61 (2012)

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procedimiento para ejercerlo. También se establece en el artículo 46 de aquella norma el deber

especial por parte del productor y proveedor que realice ventas que use métodos no tradicionales

o a distancia, de informar al consumidor del derecho de retracto y así mismo del término que

tiene para ejercerlo.

5. Derecho comparado

Desde la óptica del derecho comparado, procederemos a analizar en un primer momento la

regulación comunitaria7 llevada a cabo a partir de la Directiva 97/7CE del Parlamento europeo y

del consejo de 20 de mayo de 1997, relativa a la protección de consumidores en materia de

contratos a distancia. En su artículo 2, numeral 1, dicha norma define este tipo de contratos como

aquellos que un proveedor y un consumidor de bienes y servicios celebren en el marco de un

sistema de ventas o de prestación de servicios a distancia organizado por el proveedor que para

tal contrato, utiliza exclusivamente una o más técnicas de comunicación a distancia hasta la

celebración del contrato, incluida la celebración del propio contrato. De igual forma, tal directiva

define de forma precisa el concepto de técnica de comunicación a distancia, entendiendo por ésta

todo medio que permita la celebración del contrato entre consumidor y un proveedor sin

presencia física simultánea de aquellos. Señala también en uno de sus anexos algunas técnicas de

comunicación, entre las que se encuentran la carta normalizada, la publicidad en prensa con

cupón pedido, el teléfono con intervención humana, las llamadas automáticas y de adiotexto, los

catálogos, la radio, etc. Vemos que, si bien existen una regulación específica en cuanto a ciertas

actividades que se llevan a cabo en el mercado europeo y las relaciones de comercio que allí se

entablan (como por ejemplo el caso de la publicidad en prensa con cupón pedido) y a pesar de

que es una norma expedida hace 17 años, en cuanto a la definición de las ventas a distancia es

muy similar a la definición que actualmente tiene vigencia en nuestro ordenamiento, y a la cual

ya se ha hecho alusión.

En cuanto a la protección específica que aquella norma otorga a los derechos de los

consumidores, el artículo 4 hace referencia a la información previa que el proveedor está en el

deber de entregar al consumidor. En esta norma existe una gran similitud en cuanto a la

7 Arroyo Aparicio, Alicia. Los consumidores ante los contratos a distancia, 6 UNED. Revista de Derecho. (2010)

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información exigida por nuestra normatividad en lo que se refiere a este tipo de ventas. Se señala

que con antelación, el consumidor debe disponer de: la identidad del proveedor y, en caso de que

requieran pagos por adelantado, su dirección; características esenciales del bien o del servicio;

precio del bien o del servicio incluidos los impuestos; gastos de entrega de acuerdo con el caso;

existencia de un derecho de resolución; plazo de validez de la oferta o del precio, entre otras. En

este punto, nuestro ordenamiento tiene gran similitud con la directiva del Parlamento europeo y

del consejo, en cuanto a la protección que le brinda al consumidor.

Por otro lado, en España, la Ley 3 del 2014 que a su vez modifica el Real Decreto legislativo 1

del 2007, establece un ámbito específico de aplicación de los contratos celebrados a distancia y

por fuera del establecimiento mercantil (en nuestra legislación, ventas no tradicionales). Señala la

norma sujeta a análisis que se rigen bajo lo dispuesto en el título alusivo a aquel tipo de contratos,

los contratos celebrados a distancia con los consumidores y usuarios en el marco de un sistema

organizado de venta o de prestación de servicios a distancia, en donde no haya una presencia

simultánea del empresario y del consumidor y usuario y en el que se hayan utilizado

exclusivamente una o más técnicas de comunicación a distancia hasta el momento de la

celebración del contrato y en la propia celebración del mismo. Se señala de igual forma algunas

técnicas que se entienden como técnicas de comunicación a distancia, como por ejemplo el correo

postal, internet, el teléfono o el fax. De igual forma, tal como diversas formas de ventas no

tradicionales reguladas en nuestro ordenamiento, en aquella norma se establece que se entienden

incluidos en el título en donde se trata aquel tipo de contratos, los contratos celebrados con la

presencia física simultánea del empresario y del consumidor y usuario, en un lugar distinto al

establecimiento mercantil del empresario. A su vez, los contratos celebrados durante una

excursión organizada por el empresario con el fin de promocionar o vender productos al

consumidor y usuario se entenderán acogidos por aquel título. En los dos casos anteriores nos

podemos encontrar frente a los modos de contratación y venta equivalentes a las ventas no

tradicionales por abordaje intempestivo tratadas en nuestro ordenamiento y que anteriormente

han sido sujetas a análisis.

Siguiendo con el análisis de la anterior norma española, en cuanto a la protección específica

del consumidor, se establece un deber de información en cabeza del empresario que debe brindar

al consumidor y usuario vinculado por cualquier contrato a distancia o celebrado fuera del

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establecimiento. En este punto, al igual que la norma del Parlamento europeo que ha sido sujeta a

análisis, encontramos muchas similitudes en cuanto a la regulación en nuestro ordenamiento con

respecto a la información que el proveedor o productor debe brindar al consumidor. En esta

norma nos encontramos, entre otros, con los siguientes deberes de información: las características

principales de los bienes o servicios, en la medida adecuada al soporte utilizado y a los bienes o

servicio; la identidad del empresario, incluido su nombre comercial; el precio total de los bienes o

servicios, incluidos los impuestos o tasas; el coste de utilización de la técnica de comunicación a

distancia para la celebración del contrato, en caso de que dicho coste se calcule sobre una base

diferente a la tarifa básica; los procedimientos de pago, entrega y ejecución, la fecha en que el

empresario se compromete a entregar los bienes o a ejecutar la prestación de servicios; cuando

exista un derecho de desistimiento, las condiciones, el plazo y los procedimientos para ejercer

este derecho, así como el modelo de formulario de desistimiento.

El derecho de retracto ha sido contemplado en algunos ordenamientos jurídicos como una

prerrogativa que se le da al consumidor en ciertos contratos de consumo de terminar el contrato,

de desistir en la celebración del mismo con posterioridad a su celebración, durante un término

establecido de forma distinta en las diferentes legislaciones8. Por un lado, en la legislación

argentina, tal derecho está contemplado en el artículo 34 de la Ley 24.240 en donde se trata el

tema de la venta por correspondencia y la venta domiciliaria y donde a su vez, se concede al

consumidor un plazo de diez días a partir de la recepción del bien para revocar la aceptación del

contrato. Podemos percibir, entonces, que esta legislación otorga 5 días más que nuestra

legislación interna en cuanto a la posibilidad de ejercicio por parte del consumidor del derecho de

retracto.

Por último, en la legislación francesa, el artículo L 121-20 del código de consumo, en materia

de ventas de bienes o prestación de servicios a distancia, le concede un plazo que sigue siendo

mayor en comparación con el brindado por nuestro ordenamiento a los consumidores, que es de 7

días para la posibilidad de ejercer el derecho al retracto y que se cuentan de igual forma, a partir

de la recepción del bien en caso de ventas o de la aceptación de oferta en caso de prestación de

servicios. En materia de servicios financieros este plazo para ejercer el derecho de retracto se

amplía a 14 días en algunos casos. En materia de ventas a domicilio el mismo código francés

8 Villalba Cuellar, Juan C. Los contratos de consumo en el derecho colombiano y el derecho comparado, 19 Revista Facultad de ciencias económicas: investigación y reflexión.

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contempla un término de reflexión de siete días para que el consumidor pueda rescindir el

contrato sin penalidad alguna.

Bibliografía.

Arroyo Aparicio, Alicia. Los consumidores ante los contratos a distancia, 6 UNED. Revista de

Derecho. (2010)

Bernal-Fandiño, Mariana, Ventas a distancia y su tratamiento en el nuevo estatuto del

consumidor, 124 Universitas, 43-61 (2012)

Villalba Cuellar, Juan C. Los contratos de consumo en el derecho colombiano y el derecho

comparado, 19 Revista Facultad de ciencias económicas: investigación y reflexión.