PARTIC CIUDADANA

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Espacios Públicos ISSN: 1665-8140 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México Sánchez Ramos, Miguel Ángel La participación ciudadana en la esfera de lo público Espacios Públicos, vol. 12, núm. 25, 2009, pp. 85-102 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67611350006 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Espacios Públicos

ISSN: 1665-8140

[email protected]

Universidad Autónoma del Estado de México

México

Sánchez Ramos, Miguel Ángel

La participación ciudadana en la esfera de lo público

Espacios Públicos, vol. 12, núm. 25, 2009, pp. 85-102

Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67611350006

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Paula Mussetta

Fecha de recepción: 16 de febrero de 2009Fecha de aprobación: 18 de marzo de 2009

Miguel Ángel Sánchez Ramos**

RESUMEN

Lo que se propone demostrar es que la participación ciudadana institu-cionalizada en el Estado mexicano está supeditada al esquema corporativoahora representado por los partidos políticos, y por lo tanto, esa participaciónciudadana no es suficiente como instrumento que permita a los ciudadanosintervenir en las actividades públicas para hacer valer sus derechos.

PALABRAS CLAVE: ciudadanía, participación ciudadana, público, demo-cratización, institucionalización.

ABSTRACT

This paper intends to demonstrate that the civic participation institutionalizedin the Mexican State is subordinated now to the corporate outline repre-sented by the political parties, and therefore, that civic participation is notenough as instrument that allows the citizens to intervene in the public ac-tivities to make be worth its rights.

La participación ciudadana en laesfera de lo público*

* Este artículo es parte del proyecto “Capital Social y desarrollo democrático en los municipios del Estadode México: 2000-2009”, auspiciado por la UAEM. Se agradece la colaboración para este artículo a ArturoGonzález Torices y a Cintya López Anzurez.

** Maestro en Gobierno y Asuntos Públicos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor detiempo completo en la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública del Centro UniversitarioUAEM Amecameca.

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KEY WORDS: citizenship, civic participation,public, democratization, institutionalization.

PROEMIO

La participación ciudadana es de grantrascendencia no sólo para la academia sinoaún más para el ejercicio del poder, parauna vida estatal que permita canalizar coneficiencia las demandas de sus miembros yatender de manera oportuna la voluntadgeneral que es el sustento del Estado y quehace factible la democratización.

El tema de la participación ciudadana estábastante ligado con la democratización comoproceso de apertura de estructura e institu-ciones para acercar y organizar unarelación entre gobierno y gobernados másdirecta y funcional. Más aún que en unproceso democratizador, la participaciónciudadana es indispensable en la recupera-ción de los derechos ciudadanos y en elposicionamiento de éstos, los ciudadanos,frente al Estado.

El presente artículo tiene como propósitoreflexionar sobre la conceptualización de laparticipación ciudadana y describir laparticipación ciudadana institucionalizada enel Estado mexicano.

Lo que se propone demostrar es que laparticipación ciudadana institucionalizada enel Estado mexicano está supeditada alesquema corporativo ahora representadopor los partidos políticos, y por lo tanto, esaparticipación ciudadana no es suficiente

como instrumento que permita a los ciuda-danos intervenir en las actividades públicaspara hacer valer sus derechos.

Para lograr demostrarlo es preciso distribuirlos argumentos en las siguientes partes queintegran el presente artículo: primero, iniciarcon la exposición que ayude a concebir elsignificado de participación; para un segundomomento, trabajar sobre el término ciuda-danía, enfatizando en los elementos quecomponen este concepto. En tercer lugar,trabajar la participación ciudadana estable-ciendo la diferencia con la participaciónpolítica, social y comunitaria. Por último, sepresenta una descripción de los medios departicipación ciudadana institucionalizada enel Estado mexicano.

PARTICIPACIÓN

La participación ciudadana es un conceptointegrado por dos términos, el primero, esel de participación, esto conduce a estudiareste concepto y posteriormente comprenderel significado de la participación ciudadana.

Para la Real Academia Española, participar,en su carácter de verbo intransitivo, significatomar uno parte en una cosa, recibir una partede algo, o compartir, tener algo en comúncon otro u otros; y como verbo transitivo,significa dar parte, informar, comunicar. Porlo tanto, el significado de participar, paralos fines del concepto que deseamos comen-tar, debe ser entendido en su primer carácter,donde el sujeto tiene una intervención en loque le es común.

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Así, el término participación, que derivadel verbo participar, se entiende en refe-rencia a la intervención de los miembros deun grupo en la gestión de este mismo o elpoder decisorio.

Participar, por lo tanto, hace alusión a laintervención de alguien en algo que lepertenece, o que en cierto momento le escomún porque ahí tiene un interés latenteo manifiesto. Esta es la sustancia de la parti-cipación ciudadana, en la cual se identificala intervención del ciudadano en los inte-reses públicos, donde el ciudadano tienemotivos que le son comunes porque lopúblico es del interés de todos, de ahí sucarácter de publicidad.

Por su parte, Dieter Nohlen define laparticipación como el acto de tomar parteen donde subyace una concepción instru-mental y una normativa (Nohlen, 2006:1001).

La participación contiene en sí el motivosuficiente para congregar a los que por sucontenido encuentran convergencia en lamateria ciudadana o pública. Así, tenemosque por asuntos de interés comunitario oasistencial puede darse una intervención delos individuos o integrantes de la comunidad.Aun más cuando el sujeto tiene interés en elpoder político, surge entonces la parti-cipación política, la cual se expresa a travésde la vida y actividades partidistas y en larepresentación gubernamental. Sin em-bargo, la participación ciudadana estáincluida en estos ejemplos pero tiene suesfera definida de acción, aspecto que secomentará más adelante.

Mauricio Merino (1997) considera que elparticipar, “tomar parte”, es la pertenenciaa una organización que reúne a más de unapersona, por lo tanto tiene un carácter so-cial. Con esta idea se da a entender lanecesidad de la organización para que existala posibilidad de la participación. Es decir,el participar presupone la existencia de laorganización, del medio o grupo social quepermite la agrupación de los que tienen algoque compartir, siendo ésta la condiciónnecesaria para la participación.

Desde esta perspectiva, la participaciónciudadana concibe la organización de losciudadanos que guardan motivos comunesy que se organizan para facilitar la conse-cución de sus objetivos o exigir el respetode sus derechos.

Sin embargo, aunque la participación implicacompartir lo común, también contempla ellado no bondadoso del ser humano: elegoísmo. “De modo que a pesar de lasbuenas credenciales del término, la parti-cipación tampoco está a salvo de los defectoshumanos: del egoísmo, del cinismo, de laenajenación de los individuos. De aquí elprimer dilema que plantea el término: notodos quieren participar aunque puedan, yno todos pueden hacerlo aunque quieran”(Merino, 1997: 11).

El fin de la participación no siempre es eldeseable, en ocasiones se torna en interven-ciones que obstaculizan el logro de objetivos.En consecuencia, hablar de participaciónimplica el tratar tanto la convergencia demotivos e intereses como la inclusividad dela organización social o grupal y sus efectos

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colaterales. Por ello, es necesario detallarla característica del otro término departicipación ciudadana, para precisar aquién corresponde participar y quién debelimitarse porque no es su competencia.

CIUDADANÍA

La Real Academia Española refiere que elsignificado de ciudadanía es “cualidad yderecho de ciudadano y conjunto de losciudadanos de un pueblo o nación”. Este sig-nificado conduce al de ciudadano, el que es“natural o vecino de una ciudad y el que estáen posesión de los derechos que le permitentomar parte en el gobierno de un país”.

El término ciudadanía está integrado por doselementos: a) cualidad y derecho de ciuda-dano y, b) la identidad de pertenencia a un pue-blo. Estos mismos elementos se encuentranen la palabra citizenship que remite a: a) elestatus de ser ciudadano, y b) a la voz querefiere a la membresía de una comunidad,según Juan Enrique Opazo (2000: 58).

Estos elementos son utilizados por variosteóricos que desean argumentar acerca dela formación y comprensión del términociudadanía, por ejemplo, T. H. Marshallconcibe “La ciudadanía es aquel estatus quese concede a los miembros de pleno derechode una comunidad” (Marshall, 1998: 37).Marshall introduce un elemento que es tras-cendente en su concepción, el pleno derecho.

T. H. Marshall, al brindar su apreciaciónsobre el término de ciudadanía, se apoyaen la concepción que Alfred Marshall señala:

para concebirla como una construcciónhistórica que se logra cuando se estructurauna vida civilizada que le permite al artesanocualificado ser aceptado por la culturacivilizada. Además, T. H Marshall (1998:21) menciona que esta apreciación tiene unreconocimiento en obligaciones y no enderechos que para él es lo más importante.Esto es lo más trascendental porqueconsidera que la ciudadanía se ha construidocomo resultado de un largo proceso que seha dado en el tiempo.

T. H. Marshall (1998: 22) explica que laciudadanía, como proceso histórico, seestructura a partir de tres elementos: civil,político y social. El primero, está compuestopor el conjunto de elementos que le sonnecesarios para su libertad de individuo, depropiedad, de expresión, de justicia, y ubicaa los tribunales como institución quedirectamente se relaciona con este elementoy sobre todo con la justicia. El mismo autorseñala que el triunfo de la consecución delreconocimiento de estos derechos es ante-rior al siglo XIX.

En lo político, se manifiestan el proceso dela aceptación de los derechos que lepermitan al individuo su participación en lapolítica ya sea como gobernante o como elec-tor; es decir, se extienden en el ejerciciodel poder para ser votado o para votar. Elmismo autor ubica que esto se expresa enel siglo XIX. La institución, que segúnMarshall, está más directamente vinculadaa este tipo de derechos, es el parlamento.

El elemento social, el más polémico, segúnnuestro autor, es el que distingue la

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construcción de la ciudadanía porque en estaesfera se comparten la dicotomía entreciudadano y clase social. En el elementosocial se identifican los derechos queproporcionan bienestar económico y social.Las instituciones más vinculadas a esteelemento son las educativas y las de salud oservicios sociales. Los derechos sociales dela ciudadanía se logran en el siglo XX.

Es por todo eso que Marshall habla de plenosderechos, lo que significa que los elementoscivil, político y social están integrados paraotorgar el reconocimiento de la calidad deciudadano, por lo tanto es un conjunto dederechos que se manifiestan y se expresanen la vida del individuo y que le dan a éstela categoría de ciudadano.

Es oportuno señalar que esta apreciación deMarshall se deriva de una realidad que locontextualiza cuando él escribe un artículopara una conferencia en la Universidad deCambridge por el año 1949, y que despuésse publica con el nombre de Ciudadanía yclase social. En consecuencia, el contextode referencia que es el determinante de supensamiento, es el de Inglaterra. Estoimplica que lo visto por Marshall nonecesariamente haya sucedido así en todoel mundo.

Por ejemplo, en el caso mexicano, elcarácter de ciudadano fue otorgado no enla misma dinámica que en Inglaterra. Elproceso es muy similar, primero se trabajasobre el reconocimiento de derechosciviles, donde por cierto, hasta muyavanzado el siglo XIX, se otorgó la libertadde credo, por citar un ejemplo.

Los debates de la Junta Constituyente entrela Independencia (1821) y la publicación dela primera Constitución Federal (1824) pres-taron poca atención a la noción de ciudada-nía. Las definiciones legales sobre quién eraun nacional mexicano y un ciudadano mexi-cano eran vagamente inclusivas, prestandoatención sólo a la cuestión de la inclusión/exclusión patriótica y muy poco a las cuali-dades y características de la ciudadanía. Laúnica causa de exclusión fundamental en estaConstitución, como en todas las otras ante-riores a la de 1857, se relaciona con la reli-gión: “La Religión Católica será la única yno habrá tolerancia para ninguna otra”(Lomnitz, 2000: 132).

Esto demuestra que no hubo una basefilosófica y sociológica en el constituyentede las épocas tempranas del México Inde-pendiente. Pero esta ausencia aún se nota yse refleja en la estructura que finca larelación entre el poder y los ciudadanos.

En cuanto a lo político, los derechos quereconocieran en el individuo su participaciónen la política, no eran tan abiertos ni gene-rales, porque sólo se permitía el ejercicio aun grupo de individuos que cumplieran condeterminadas características de tipo, sobretodo, económicas o de ingreso.

En suma, las primeras constitucionesmexicanas contenían un impulso doble: porun lado, eliminaban los criterios de casta yesclavitud a fin de crear una nacionalidad debase amplia que incluyera a todos los naci-dos en México y a los que residieran en elpaís, fueran católicos y estuvieran dispuestosa obedecer las leyes del país; y por otro lado,sólo permitían el acceso a los puestos públi-cos a los hombres propietarios independien-

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tes que pudieran leer y escribir. (Lomnitz,2000: 134).

Es más, el caso del voto activo y pasivofemenino en México, es un triunfo del sigloXX, y en específico de la segunda mitad deéste. Asimismo sucede con la variable de laedad, la cual se ha ido modificando para elreconocimiento de la categoría de ciudadano.

Al respecto de la edad, se puede confrontarel artículo 34 original de la ConstituciónPolítica de los Estados Unidos Mexicanos,que decía:

Son ciudadanos de la República todos losque, teniendo la calidad de mexicanos,reúnan, además los siguientes requisitos:

“I. Haber cumplido dieciocho años, siendocasados, o veintiuno si no lo son, y

II. Tener un modo honesto de vivir”. (Insti-tuto Nacional de Estudios Históricos delas Revoluciones de México) (INEHRM,1990: 62)

Este artículo constitucional fue reformadocon motivo de que se concedió a la mujer lacalidad de ciudadana y en consecuencia suderecho al voto, esto sucedió con una refor-ma constitucional publicada en el DiarioOficial de la Federación del 17 de octubrede 1953 (INEHRM, 1990: 62), y la segundareforma se publicó en el mismo periódicooficial el 22 de diciembre de 1969, queconsistió en otorgar la ciudadanía a los mexi-canos que cumplieran los 18 años de edad.

En lo social, México fue uno de los primerospaíses que a principios del siglo XX trabajó

y logró grandes conquistas sociales, sin em-bargo, la permeabilidad social ha sido lentaen contra del individuo. Como muestra deesto es el adelantado artículo 123 consti-tucional, empero su aplicación y control hasido de largas luchas y movilizaciones de lostrabajadores, quienes por mucho tiempo hanestado sujetos al Estado. “Como resultado,la ciudadanía en la era postrevolucionaria(hasta mediados o fines de los años ochenta)puede ser descrita en parte como masificaday sectorial, pues los obreros y los campesinosdel llamado sector informal pudieron recibirbeneficios a causa de su ciudadanía perocarecieron de independencia respecto delEstado” (Lomnitz, 2000: 132).

Regresando al tema que nos ocupa, laparticipación ciudadana, y después de haberargumentado algunas ideas sobre lostérminos que lo componen, creo oportunoreflexionar sobre este concepto. Es precisoconstruir el referente que delimite la com-prensión de la manifestación de ciudadanofrente al Estado o al lado de éste, pero enbúsqueda del respeto de sus derechos comoforma o medio para hacer posible lasatisfacción de necesidades y la validez delmejoramiento de la calidad de vida.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

La participación ciudadana es la intervenciónde los ciudadanos en los asuntos que le son desu interés o en donde pueden decidir. Pero debeabordarse con mayor detalle este conceptoy poderlo diferenciar de otro tipo departicipación en donde los mismos individuosintervienen pero con un sentido diferente.

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Alicia Ziccardi ofrece un par de conceptos,como muestra de otros más, sobre lacaracterística de la participación ciudadana.En el primer caso, se subraya la importanciaque tiene el ciudadano como ese miembrode la ciudad interesado en los asuntos decarácter público en donde su intervencióntiene como misión representar los interesesque le son particulares al conjunto dehabitantes o de ciudadanos que comulganen un determinado interés también de índolepúblico. “La participación ciudadana, adiferencia de otras formas de participación,refiere específicamente a que los habitantesde las ciudades intervengan en las activida-des públicas representando intereses particu-lares (no individuales)” (Ziccardi, 1998: 32).

Debe diferenciarse el interés particular delprivado o individual, el primero se refiere alasunto del conjunto que asocia a loshabitantes, mientras que el privado resaltaaquello que no rebasa la colindancia de lapersona, no trasciende en lo público nisocial, sólo se queda en la esfera personal.

En el segundo concepto, Ziccardi enfatizaen la trascendencia que tiene la participaciónciudadana en la formación de la gober-nabilidad y de la democracia, porque en esteconcepto se considera a la participaciónciudadana como la organización e influenciade los intereses particulares de los ciudada-nos en la toma de decisiones. “La partici-pación ciudadana es un componente funda-mental de la gobernabilidad democráticapuesto que, a diferencia de otras formas departicipación –social, política y comunitaria,a las cuales no reemplaza–, se refiereespecíficamente a la forma como los inte-

reses particulares de los ciudadanos seincluyen en los procesos decisorios” (Ziccar-di, 2000: 47).

Así, la participación ciudadana logra unlugar específico en la construcción de lademocracia, dado que a través de ésa sepuede dar lugar a la inclusión de lasdiferentes aspiraciones, posibilidades yrealidades frente a quien toma la decisióno, en otras palabras, gobierna. Se trata, pues,que la participación ciudadana sea el medioidóneo para expresar los intereses de losciudadanos frente a la autoridad, quien debetener la capacidad para canalizar y atenderadecuadamente las demandas ciudadanas,ya que su sustento de gobierno estriba en lademocracia como poder del pueblo y parael pueblo. Pero puede surgir la pregunta¿toda intervención del ciudadano o delhabitante de una comunidad constituyeparticipación ciudadana? Responder estacuestión requiere de precisar el campo deacción de la participación ciudadana.

Para ir avanzando en este sentido, veamosuna definición de participación ciudadanaque da Mario Constantino:

Por participación ciudadana se entiendeaquel proceso por el cual los sujetos, a títu-lo individual o colectivo, desarrollan unaacción tendiente a vincular una expectativao una opinión con los ámbitos público opolítico. En el caso de que la acción se orien-te al espacio público, la participación ad-quiere modalidades de movimiento social ode organización de interés; mientras que sila orientación se refiere al espacio político,puede adquirir el carácter de militancia enun partido o de participación en los proce-

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sos electorales a través del ejercicio del de-recho a votar y ser votados (Constantino,2000: 509).

Aunque es limitada la percepción que nosofrece, se rescata que la participaciónciudadana puede ser guiada a diferentesáreas en cuanto proviene de un mismosujeto: el ciudadano. Empero, por su criteriode sustento, es en donde se encontrará unadiferencia más profunda. Es decir,Constantino ve a la participación ciudadanalimitada a la expresión, por un lado, de ungrupo de interés o de presión; por otro lado,como el ejercicio de un derecho político: elelectoral. Pero eso no es todo lo que significala participación ciudadana o mejor dicho,en lo que el ciudadano puede intervenir.

En consecuencia, debe entenderse que laparticipación ciudadana implica más. NuriaCunill contempla dos elementos comple-mentarios:

De una parte, en una estrategia que buscaque lo público no se agote en lo estatal, laparticipación ciudadana puede ser asumidacomo un medio de fortalecimiento de lasociedad civil, implicando incluso la transfe-rencia a ésta de funciones o decisiones quehabían permanecido tradicionalmente enmanos del Estado o de la AdministraciónPública. La participación ciudadana asíentendida es que ella pasa por un esfuerzode redefinición de las fronteras entre lo pú-blico y lo privado que, a diferencia del senti-do usual que el discurso neoliberal le asignaal proceso de privatización, tiene como fina-lidad lograr una redistribución del poder afavor de los sujetos sociales tradicionalmenteexcluidos de su ejercicio (Cunill, 1991: 38).

En este primer elemento se resalta unadiferencia entre lo público y lo estatal,tomando como elemento de identificaciónpara la participación ciudadana lo que espúblico. Además, con este carácter se quiereevidenciar que el Estado no ha cumplido consu carácter de representante genuino de losintereses generales, por lo que el ciudadanose ve impulsado a reclamar y hacer valersus derechos. Lo primero es ser respetadoen su decisión y aspiración, situación mismaque le permitió, en un principio, ceder suvoluntad para que junto con otros seconstituyera el Estado.

Es la participación ciudadana así vista, laintermediaria entre lo estatal y lo privado,es la que facilita la democratización enbúsqueda de ampliación de la sociedad civil.Esta mediación y aportación en el procesodemocratizador se concretiza en prácticasde autogestión, cooperación, socialización yde autonomía en las decisiones y en laformulación de éstas. Por supuesto que estoimplica el reconocimiento de este derechopor parte del Estado.

El segundo componente de la participaciónciudadana, siguiendo a Cunill, es:

El segundo abordaje coloca a la participa-ción ciudadana en relación con el Estadomismo, entendiéndola como un medio desocialización de la política que en tanto talsupone generar nuevos espacios y mecanis-mos de articulación del Estado con los suje-tos sociales. En esta perspectiva, la soluciónde la crisis también implica plantearse cómose transforma lo estatal en público; o sea, cómova a ser posible que la decisión del gobierno yde la burocracia sean decisiones transparen-

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tes y que sufran la presión de sus públicosrespectivos, asumiendo que es necesario otrotipo de vinculación social que evite lacorporativización, y evite que la sociedad ci-vil, al organizarse, también reste fuerza a suorganización por el particularismo de losintereses que se sedimentan en la sociedadde masas modernas (Cunill, 1991: 39).

Con este elemento o abordaje, como losdenomina Cunill, se forma un complementode la perspectiva sobre participación ciuda-dana, ambas, la propiciada por la ciudadaníay la promovida por el Estado, tienden ademocratizar el ejercicio del poder, a hacerlocada vez más cercano al ciudadano en quienreside en todo momento la originaria volun-tad de constituirse en tal o cual forma degobierno. Entonces, la participación ciuda-dana es un medio de socialización de lapolítica pero a la vez es la ampliación de lopúblico hacia la sociedad civil.

La participación ciudadana trae consigo laconformación de nuevas formas derelacionarse, vincularse, entenderse y llegara acuerdos entre el ciudadano individual ocolectivo con el gobierno, con el Estado ysus instituciones.

Esto facilitará la comprensión de la dife-renciación de la participación ciudadana, esdecir, la explicación de cada elementoofrecerá las guías necesarias para enfatizarla propiedad de este tipo de intervención.

Primero, como la participación ciudadanaestá refiriéndose a lo público, entonces losocial, la participación social no puede serconcebida como participación ciudadanadado que esa supone la pertenencia a un

grupo o asociación cuyos integrantes tienenintereses comunes pero no de todos los quecomponen o integran al Estado y susintereses son sociales o de la asociación. Estetipo de participación puede considerarseciudadana si su presencia contempla elimpacto en lo público.

La participación comunitaria consideradacomo de tipo asistencial no está dentro delo que se desea entender como participaciónciudadana. Ésta no tiene por finalidad elestimular la participación, que es propia dela comunitaria, para que el individuoresuelva sus propios pendientes inmediatos.Lo público no es asistencia a acciones de lacomunidad.

En segundo lugar, cuando se refiere a laparticipación ciudadana como intervenciónde los individuos en actividades públicas, nohace alusión a aquella en donde el ciuda-dano presta su servicio a la administraciónpor su conocimiento, aquí está la diferencia,un servidor público es eso y no una parti-cipación ciudadana que es de interés públicoy no personal o resultado de capacidadesprofesionales o de experiencia.

La participación política debe ser consi-derada como un apartado circunscrito de laparticipación del ciudadano, cuando éste vota,es votado o tiene la acción activa de militan-cia en un partido político o en la estructuradel poder ya sea en el Congreso o en undepartamento o dependencia política. Esmuy cierto que con la participación electoralinicia la ciudadanía pero ésta no concluyeahí, por el contrario, empieza su compromisoy debe hacerse valer para exigir el respeto

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y cumplimiento de sus derechos comociudadano de un país, estado o localidad.

Alicia Ziccardi precisa la diferenciación en-tre la política y la ciudadana cuando señala:

la participación ciudadana no reemplaza laparticipación política sino que tiene objeti-vos y acciones diferentes que otorgan un sen-tido pleno al concepto de ciudadanía, es de-cir, que más allá del derecho de voto, loshabitantes serán ciudadanos en tanto tenganacceso a bienes y servicios básicos, algunosreconocidos como derechos constitucionalescomo es el caso de los derechos urbanos bá-sicos en México (Ziccardi, 1998: 29).

Considerando todo esto, la participaciónciudadana alude a la actividad manifiesta delciudadano en su carácter de miembro con dere-chos reconocidos por el Estado y, por lo tanto,en la estructura de éste puede participarpara definir la decisión que tendrá impactoen su vida cotidiana, en los asuntos públicos.Entendiéndose así la participación ciuda-dana, ésta se hace necesaria en un proceso deapertura democrática, en donde los actorestienen la oportunidad de colaborar paraconstruir las instituciones y, además, para estarpresente y ponderar la toma de decisiones.

La forma en cómo puede participar el ciuda-dano es diferenciada y atiende a mecanis-mos que incluso el propio Estado puedecrear con la finalidad de legitimarse yprovocar el equilibrio y permanencia delstatu quo. Pero también podemos encontrarformas en las que el propio individuo, ensingular o plural, abre espacios y se mani-fiesta para conquistarlos y hacerlos valerfrente a una situación autoritaria.

Ziccardi define el término participaciónciudadana y subraya el reconocimiento deque ésta tiene mayores oportunidades de serefectiva en el ámbito local.

Considera cinco tipos de participación queno son excluyentes:

1. Participación institucionalizada: es aque-lla participación que está reglamentadapara que la ciudadanía participe en losprocesos decisorios del gobierno local.

2. Participación no institucionalizada: esaquella participación informal o formalpero que no está reglamentada.

3. Participación autónoma: es aquella en laque la ciudadanía participa a través dealgún tipo de asociación no gubernamen-tal que, aunque participe en instancias degobierno, no depende ni es controladapor éste.

4. Participación clientelística: es aquella enla que a la autoridad y los individuos ogrupos se relacionan a través de un in-tercambio de favores o cosas.

5. Participación incluyente o equitativa: esaquella en la que se promueve la partici-pación de toda la ciudadanía, indepen-dientemente de la pertenencia o identi-dad partidaria, religiosa o de clase social(Ziccardi, 1998: 36).

Con esta tipología que sirve para el análisisde la participación ciudadana, podremosconocer la clasificación con la que cuenta elEstado mexicano. Teniendo en cuenta esta

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taxonomía tenemos que la participación insti-tucionalizada y la clientelística pertenecena las formas en que el gobierno trata de abrirlos espacios para que la sociedad intervengay le otorgue legitimidad en su actuar. O enotras palabras, la intervención ciudadana secanaliza dentro de los cauces institucionalesy legales.

Mientras que la participación no instituciona-lizada, la autónoma y la incluyente son formasde la tipología que contempla la presenciadel individuo, representando los interesesparticulares y buscando la influencia en elproceso de la toma de decisiones.

Los mecanismos de participación ciudadanaencuentran diferentes modalidades queatienden a diferentes criterios, pero que enla mayoría de los casos son de tipo institu-cionalizados y que no han podido tener unaaplicación plena y que recupere el sentidode la participación y su finalidad.

En México existen formas institucionalizadasde participación ciudadana desde que se cons-truye el Estado Posrevolucionario y las mis-mas están reconocidas en las legislacioneslocales. Sin embargo, su eficacia ha sido muylimitada puesto que ha prevalecido una for-ma de gobierno burocrática y autoritaria queen los hechos excluyó o subordinó la partici-pación de la ciudadanía en los asuntos públi-cos. Así es posible identificar distintos ins-trumentos: audiencias públicas, referéndum,plebiscito, iniciativa popular, algunos de loscuales jamás han sido activados aun cuandoexista en los respectivos cuerpos legislativos(leyes orgánicas e inclusive leyes de partici-pación ciudadana, como ocurre en el Distri-to Federal) (Ziccardi, 1998: 31).

Participación ciudadana en elEstado mexicano

Con el antecedente de la clase que se esta-blece de participación ciudadana, serealiza una breve revista a los tipos de partici-pación institucionalizada en el Estadomexicano, concretamente en su ConstituciónPolítica, posteriormente comentar paraejemplificar el caso del Estado de México,considerando su Constitución Política y suLey Orgánica Municipal.

La Constitución Política de los EstadosUnidos Mexicanos que se promulga el 5 defebrero de 1917 y que ha sufrido más de400 reformas constitucionales a pesar de quees considerada como una constitución rígida,no ha dado lugar digno al ciudadano. Auncuando las reformas que inician en 1977con un sentido de reforma política, no danun lugar serio y de confianza al ciudadano.

El mecanismo de participación se hacorporativizado aún después del sistema departido hegemónico, pasando por lasreformas constitucionales de 1977, 1990,1993 y 1996, entre otras.

Por ejemplo, en 1996 por primera vez seincluye en el artículo 41 constitucional eltérmino ciudadano, pero se hace como unelemento secundario. Es decir, este artículoconsidera que los partidos políticos sonanteriores al ciudadano y que por lo tantoson responsables como entidades de interéspúblico impulsar la participación de losciudadanos. Esta lógica es aberrante, porqueson los ciudadanos los que crean a los

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partidos políticos y los que le dan vida, losque buscan acceder al ejercicio del poder.No se trata de que se cree una organizacióny después ésta desconoce a quien la crea,por el contrario, se trata de que esta organi-zación sirva a los propósitos originales dequien la crea. En otras palabras, son lospartidos políticos los que deben estar bus-cando representar al ciudadano, incluyén-dolo en la formación de las decisiones.

Para precisar el comentario, este artículo 41constitucional declara que la soberanía delpueblo se ejercerá a través de los Poderesde la Unión, y para tal efecto establece lainstitución de los procesos electoralesbasados en la organización de los partidospolíticos como los medios para acceder alpoder. Entonces, se manifiesta que losciudadanos pueden afiliarse a los partidospolíticos, si éstos están hechos por aquéllosno para sustituirlos sino para organizarse ydefenderlos para hacer posible el dominiopor la vía institucional, consumándose elprincipio de lucha al ejercer el poder.

Es un olvido, no pequeño, que tuvo elconstituyente tanto originario como el perma-nente. Pero esto se ve aumentado cuandoel ahora artículo 105, reformado en 1996,otorga la facultad a los partidos políticos parainiciar la solicitud de declaratoria ante laSuprema Corte de Justicia sobre lainconstitucionalidad de una ley. A lo largodel texto constitucional no se observa ningúnofrecimiento de instrumentos que de maneraformal o institucionalizada permitan alciudadano manifestarse a favor o en contrade una decisión pública. Se encuentran losderechos individuales y la garantía de éstos

que es el juicio de amparo, pero esto es enel sentido de atender sólo a un elemento dela ciudadanía, en lo que Marshall denominóel elemento civil. Pero ¿dónde se contemplael referéndum, la iniciativa popular u otromecanismo de consulta? No los contemplala Constitución, por el contrario, vemos quesubordina al integrante indispensable delEstado, el ciudadano, a otras institucionesque fueron creadas por él para cumplir elelemento político, mas no para que estasorganizaciones absorbieran la vida públicadel ciudadano.

Si todavía se agrega a esta limitación lacultura política del mexicano, que se haestructurado a partir de un ejercicio decorporativismo y paternalismo, entonces, lacoyuntura es entendida porque el Estadomismo ha creado a un ciudadano pasivo,conforme y que se manifiesta poco a poco.El mexicano está acostumbrado a valer supetición por medio de intermediarios, porlo tanto, busca las organizaciones que lesirvan para tal fin. En ocasiones esos entesno son de tipo plural, pero eso no importa,si cumple con el fin de intermediación essuficiente. Entonces, lo que se ha promovidoes una participación clientelar, de nego-ciación, de oportunismo y no de defensalegítima de derechos.

Por supuesto que se ha avanzado en mate-ria electoral, esto es innegable, pero dondeno se ha avanzado de forma seria y pro-funda es la asignatura de participaciónciudadana. Por ambos sentidos, el guber-namental y el ciudadano ha sido lento elavance, esto trae como consecuencia queen los gobiernos locales se reglamente la

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cuestión, como es el caso del Distrito Fe-deral, que por cierto tampoco ha tenido éxitoporque no está basada la participacióninstitucionalizada a través de su ley de parti-cipación ciudadana, como resultado de undiagnóstico real de la organización ciuda-dana que la ciudad de México tiene y halogrado por su mismo carácter de ciudadcapital (para ampliar al respecto consúltesea Ziccardi, 1998: 2000).

Un ejemplo de la institucionalización que sereglamenta en los gobiernos locales, es elcaso del Estado de México.

La Constitución Política del Estado Libre ySoberano de México, reformada de maneraintegral en 1995, por primera vez coronaformas de participación ciudadana como elreferéndum. Este instrumento está contem-plado en el artículo 14 de la ConstituciónPolítica del Estado:

Artículo 14.- El Gobernador del Estado po-drá someter a referéndum total o parcial lasreformas y adiciones a la presente Constitu-ción y las leyes que expida la Legislatura,excepto las de carácter tributario o fiscal.

Los ciudadanos de la entidad podrán solici-tar al gobernador que sean sometidos a refe-réndum total o parcial esos ordenamientos,siempre y cuando lo hagan al menos el 20%de los inscritos en las listas nominales deelectores, debidamente identificados ydentro de los 30 días naturales siguientes asu publicación en el Diario Oficial del Estado.

La ley reglamentaria correspondiente deter-minará las normas, términos y procedi-

mientos a que se sujetarán el referéndumConstitucional y el Legislativo.

Como puede verse, el referéndum en elEstado de México está contemplado comouna forma de participación que tiene la ciu-dadanía en la toma de decisiones. Empero,su disposición la hace casi imposible, enprimer lugar, señala que las leyes en mate-ria fiscal no pueden ser sujetas a estemedio. Esto implica que el ciudadano notiene competencia institucional para trataresta materia.

En cuanto a los demás asuntos, es elciudadano el que puede iniciar la solicitudde referéndum, claro, después de haberjuntado 1 938,541 firmas de apoyo queequivalen al 20% de los 9 692,703 queintegran la lista nominal del Estado deMéxico con corte al 30 de diciembre de2008 (IEEM, 2009). Esta operaciónprocedimental implica que las firmas debenser inscritas en una hoja que equivaldría autilizar aproximadamente 41 mil 245 hojassi se incluyen cuarenta y siete personas enuna hoja, pero como se trata de que la firmay el nombre sean legibles, entoncespensemos que un listado oportuno sería de25 personas lo que nos llevaría a tener 77mil 541 hojas igual a más de 15 cajas dehojas de papel bond. Esto nos hace pensaren un procedimiento que por su exigenciase convierte en muy probable de no cumplir,porque además esto debe hacerse en unlapso menor a los 30 días naturales despuésde publicado lo que se desea someter aconsulta. Por lo tanto, no es factible elejercicio de este instrumento por su rigidezen sus requisitos de procedimiento inicial.

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La participación ciudadana en laesfera de lo público

En el artículo 15 de la misma Constitución,se prevé que los ciudadanos puedenparticipar en la formulación de propuestas,identificación y precisión de demandas parael desarrollo municipal, pero que esto loregulará una ley reglamentaria.

La misma Constitución, cuando trata el casodel derecho para iniciar leyes y decretos,reconoce ese derecho a los ciudadanos delEstado, para iniciarlas en ramos de laadministración (art. 51, frac. V). La iniciativatambién está institucionalizada, pero no seaplica porque no hay conocimiento pleno deeste derecho y porque el ciudadano comúnno tiene los conocimientos básicos necesariosde técnica legislativa, situación que aseguraque sea inmediatamente rechazada por lasComisiones Legislativas respectivas. Además,en nuestro país la función y cultura legislativaestán iniciando su desarrollo, porque pormucho tiempo fue una función quedesempeñaba el Ejecutivo Federal y quesometía sólo para su aprobación al Legislativo.

La Constitución local prevé como facultad yobligación del gobernador el “fomentar laorganización de instituciones para difundiro inculcar entre los habitantes del Estado,hábitos, costumbres o actividades que lespermitan mejorar su nivel de vida” (art. 77,frac XXIV). Esta facultad es tan imprecisacomo la forma en como se puede justificarsu ejercicio. Disposición similar se localizaen la Ley Orgánica Municipal (LOMEM) ensu artículo 31, fracción XXXV, donde sereconoce como atribución del Ayuntamiento:“Organizar y promover la instrucción cívicaque mantenga a los ciudadanos enconocimiento del ejercicio de sus derechos”.

Por supuesto que esto es necesario pero nosuficiente para contar con una participaciónciudadana con las característicascomentadas. Pero el mayor problema es queel Ayuntamiento no organiza ni promuevela difusión de derechos, menos aun lainstrucción cívica. No se distinguen ni seencuentran mensajes enfocados a ese finen los municipios (Gobierno del Estado deMéxico, 2000b).

En el capítulo quinto del título III, de laLOMEM que se refiere a las Comisiones,Consejos de participación ciudadana yorganizaciones sociales, se reglamenta loreferente a la institucionalización de laintervención ciudadana en los asuntos delmunicipio. Como formas específicas departicipación ciudadana habla de consejosde participación ciudadana como auxiliarespara el buen desempeño de las funcionesdel Ayuntamiento. En el mismo sentido seconcibe que deben integrarse algunascomisiones del Ayuntamiento que auxilienen la vigilancia de los acuerdos que esteórgano colegiado determina en la admi-nistración pública municipal.

Un ejemplo de esto es la Comisión de Pla-neación para el Desarrollo Municipal que sedebe integrar por ciudadanos distinguidosdel municipio, representativos de los sectorespúblico, social y privado, así como organiza-ciones sociales del municipio. Este es el prin-cipio legal, pero la realidad es que no haypluralidad, la integración queda sujeta atodo el poder discrecional del presidentemunicipal. Se reduce la participación ciuda-dana institucionalizada a una forma cliente-lística, porque se busca que los integrantes

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de estas comisiones sean simpatizantes delpartido o del presidente para facilitar losacuerdos. Este no es el principio de consensoy mucho menos de pluralidad que exige lademocratización. Ésta, la democratización,exige la negociación pero entendida comola forma de debate y camino para encontrarel consenso o acuerdo sobre la materia.

Una facultad de esta Comisión es la departicipar en la elaboración del Plan deDesarrollo Municipal, situación que en lamayoría de los municipios mexiquenses secumplió a través de avalar a la empresa deconsultores que se contrata para que elaboredicho documento rector de las actividadesde la administración municipal. Los foros deconsulta son legitimadores y no canalesauténticos de demandas. Los foros deconsulta cuentan con muy poca participaciónde asistentes y nulas las aportaciones.

Un ejemplo más de la participación ciuda-dana institucionalizada en el Estado deMéxico es el caso que se prevé en la norma-tividad para aplicar los recursos que integranlas aportaciones del ramo 33. Esas sonconsejo de participación ciudadana, elconsejo de desarrollo municipal, el comitécomunitario y, entre otros, el comité ciuda-dano de control y vigilancia, todos elloscompartiendo las mismas dolencias que losantes mencionados.

Todo esto es un claro ejercicio de la falta deactividad y de intervención ciudadanaautónoma. Además de que la participaciónciudadana que está institucionalizada, estácontrolada por el gobierno no con el fin deofrecer una apertura a la ciudadanía, no con

el fin de acercar el centro de decisión a losciudadanos, sino con el fin de legitimar sufunción y de demostrar su nivel de estrategiapolítica para controlar los medios departicipación. Por supuesto que existen lasexcepciones, pero estas confirman la regla.

Toda esta problemática que se refleja con lodescrito en el caso del Estado de México tieneun marco que es la cultura política que sedefine en la manifestación de lo social y lopolítico que hacen los ciudadanos. La culturapolítica de los ciudadanos mexiquenses, ensu mayoría, permite que la participaciónciudadana se configure como se describe ypueda la autoridad valerse de estos mediospara legitimar sus acciones y no para abrirespacios de verdaderos debates públicos.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

La participación ciudadana es un mecanismoque el ciudadano, aquel que tiene derechosciviles, políticos y sociales, utiliza para influiren las decisiones, para debatir los temas endonde él tiene interés.

El ciudadano interviene de forma individualo colectiva con el propósito de incluir en ladecisión su punto de vista, y no por el solohecho de hacerlo sino porque representaintereses particulares que le beneficiarán enla calidad de vida.

La participación ciudadana no tiene unmismo nivel de impacto en todos lados, estodepende del contexto social, político yeconómico en el que se desarrolle. En granmedida el tipo de cultura política sugiere laparticipación ciudadana.

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La participación ciudadana en laesfera de lo público

La participación ciudadana puede ser esta-blecida desde la misma autoridad o promo-vida por el ciudadano. La mejor y más ricaes la segunda, porque expresa sin formalismoslas necesidades, aspiraciones y compromisosoriginales de la ciudadanía. La que promueveel Estado puede confundirse, en tiempos decrisis, con la búsqueda de un instrumentoque legitime al Estado, con esto se pruebael equilibrio y le permite permanecer.

La participación ciudadana es el medioideal para el debate público, la discusiónde los asuntos que competen a los ciuda-danos, la participación que se exige en todoproceso democratizador. En México se hanlogrado avances significativos en materiaelectoral, es decir, en esta área hemosdemocratizado y establecido esquemas,organizaciones e instituciones democráticas,pero en el ejercicio del gobierno como tal,aún tenemos asignaturas pendientes, y unaforma de atender esta materia, es con laparticipación ciudadana.

El proceso democratizador se verá favore-cido si se buscan e idean formas que motivenla participación ciudadana autónoma yespontánea pero permanente, que se consti-tuya en una forma de vida, porque nos debeinteresar más lo público y que podamostrascender hacia el mejoramiento de lacalidad de vida, después de haber acordadocuál es la vía que debemos tomar, comoresultado de un amplio espacio de debateque sea inclusivo, plural y general.

Inclusivo, porque se requiere que los quetienen estudios y los que no, estén en el de-bate, que estén los que viven en localidades

urbanas y los de las rurales; que estén losindígenas y los no indígenas; que estén lasdiferentes posiciones políticas; los actorespolíticos deben estar; todos, sin excepcióntener la oportunidad de expresar nuestropunto de vista, y no sólo eso, sino tambiénla forma en cómo debemos decidir.

Plural, porque es necesario que los antagó-nicos estén representados. Que la izquierday derecha como cosmovisiones ideológicas,si es que las hay, se permitan un espacio deconstrucción de consensos. La pluralidadestá referida al respeto al contrario, latolerancia al que no piensa igual, pero queestá aportando desde otra arista.

General, porque no debe haber tema queno se incluya, todo lo que tenga que ver conlo público debe estar sometido a discusión,pero también es el momento para decir quelo que es estatal debe resolverlo el Estado.Con esto quiero decir que lo debatible es lopúblico, lo que es de interés de losciudadanos, pero lo que está inmerso en loestatal debe ser atendido sin consulta porparte del Estado, porque para eso fuecreado, no para someter todo a consulta,sino para garantizar la convivencia socialpacífica y el bien público temporal.

En México, entonces, debemos darnos elespacio para reflexionar en la importanciaque tiene el ciudadano como centro delactuar político, no es un ente más, por elcontrario, es el primordial, es el centro deatención, porque es el ciudadano el que leda vida a las instituciones públicas. Debe-mos, en términos de la democratización,repensar la facultad y dimensiones que

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deben tener los partidos políticos y hastadónde éstos representan los intereses de losciudadanos y hasta dónde los ciudadanosse pueden valer de los partidos políticos.

La participación institucionalizada ha sidola opción por la que han recurrido la mayoríade los gobernantes, incluidos los del Estadode México, pero este tipo de participaciónno es suficiente porque, en algunos casos,no hace factible la participación, por elcontrario, con la regulación jurídica se leinhibe. Además, lejos de incentivar laintervención ciudadana, la desilusiona yprovoca una apatía, y todo esto es peligrosopara el mismo sistema democrático.

Debemos reflexionar sobre las formas decómo desarrollar una cultura políticaparticipativa o cívica en los municipios ysobre todo en aquellos que tienen mayorescarencias, dado que si se abandonan y nose pone atención, sus problemas crecerán yla solución cada vez será más difícil de lograry hacer tangible.

El trabajo está pendiente pero no es asuntodel gobierno, por el contrario, es asignaturadel mismo ciudadano que debe darse a latarea de rescatar el reconocimiento de susderechos civiles, políticos y sociales, inter-viniendo en lo que le compete y que impactaen su calidad de vida.

La gestión gubernamental sin la partici-pación ciudadana se convierte en autoritariay alejada de las necesidades sentidas de laciudadanía. La gobernabilidad está garan-tizada cuando el ciudadano se hace presentey con su participación pondera la arena

política. La participación del ciudadanoobliga a que la autoridad sea responsable yofrezca la rendición de cuentas tan necesariapara la transparencia de una gestión, de unbuen gobierno, lo que permitirá impulsar loque está en cuestión: la calidad de vida.

Reforcemos el sentido de lo que significaparticipar, que es intervenir en lo que escomún. Los asuntos públicos por supuestoque nos son común, por lo tanto, debemosparticipar para que con nosotros y no a pesarde nosotros construyamos un Estado mexi-cano deseado y pensado en términos de unarealidad que conocemos y que vivimos. Lademocratización es un proceso en el quedeben participar los ciudadanos como puebloporque esa es la esencia de la democracia.

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