Paseando Por El Bosque de Valsaín

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AutoresÁrea de Educación y Cooperación CENEAM

CoordinaciónEsther Bueno

IlustracionesMercedes RubioBernardo Lara

FotografíasFototeca CENEAM - O.A. Parques Nacionales

Antonio Moreno

José Luis Perea

Javier Ara Cajal

FON-3

Antonio Camoyán

Vicente García Canseco

Miguel A. Cruz Alemán

Francisco Heras

Carlos de Miguel

Diseño y MaquetaciónAgenda Comunicación S.L.

EditaMinisterio de Medio AmbienteOrganismo Autónomo de Parques Nacionales

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El CENEAM (Centro Nacional de EducaciónAmbiental), del que parte este itinerario,pertenece al Ministerio de Medio Ambiente.Se encuentra situado en los Montes de Val-saín (Segovia), en la vertiente norte de laSierra de Guadarrama. El objetivo principaldel Centro es informar, educar y concienciara los ciudadanos y ciudadanas en su rela-ción con el Medio Ambiente, utilizandocomo herramienta la Educación Ambiental.

Además:Facilita a las personas interesadas un amplioservicio de documentación ambiental.

Elabora materiales para la educación y ladivulgación.

Cuenta con un Centro de Interpretación conexposiciones permanentes y temporales.

Ofrece Sendas e Itinerarios en los que dis-frutar de nuestro patrimonio. Éste que aho-ra iniciamos es uno de ellos.

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Un paseo porel bosque deValsaín

Un pequeño paseo por los alrededores delCENEAM nos mostrará la gran riqueza y bellezaque nos ofrece el bosque de Valsaín.

Olores, imágenes, colores... nos evocarán multi-tud de sensaciones. Sólo debemos tener todosnuestros sentidos bien dispuestos.

Nos encontramos a 1.200 m de altitud. El climanos puede jugar una mala pasada. Según la esta-ción del año: equípese con botas, abrigo, gorro...

No olvide:

Respetar las actividades de los habitantes de lazona.

Dejar todo tal y como se encuentra: puertas,plantas...

Llevarse la basura que produzca.

Ayudarnos a conservar este patrimonio, que essuyo y de todos.

Intentar que su paso no se note.

Olvídese de las prisas y disfrute del paseo

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ItinerarioEl robledal

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El espinar: alimentos y refugio

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Un rodal de estepas

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Un monte productivo

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Aforamientos rocosos

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El pinar de Valsaín

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El rascacielos del pico picapinos8

En el arroyo Peñalara

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Señales para descifrar

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Muérdago y zorzales

La vieja carbonera, recuerdodel pasado

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Una mirada hacia Valsaín

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Planodelrecorrido

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Quercus pyrennaica

Entre la faunaasociada a esteárbol destaca elestridente arrenda-jo, ávido de susbellotas. Las escon-de y entierra en susdespensas para elinvierno, pero algu-nas quedarán olvi-dadas y germina-rán. Así, el arrendajose convierte en uno

de los principales repobladores de este bos-que.

Si los jabalíes encuentran estos almacenes,removerán la tierra con su hocico dejandohuellas y surcos inconfundibles. Comeránmuchas, pero otras germinarán en el terreno.

El insecto deposita sus huevos en los bro-tes tiernos del roble, que reaccionan gene-rando estos abultamientos. En su interior seva desarrollando la larva hasta transformarseen adulto. Cuando ya es capaz de volar,hace un agujero en la agalla y abandona suencierro.

Si encontramos alguna en el suelo, obser-varemos si tiene un pequeño agujero. Si esasí, esto indicará que la avispa ha salido ya,pudiendo encontrar en el interior algún otro"insecto okupa" que la aprovechará comonuevo hogar.

N Hoja

Fruto

Flor

Corteza

Lobulada, aterciope-

lada

Amargo

Colgantes, amarillas

Rugosa, agrietada

El robledal

Nos acercamos a este bosque para contemplar a uno de sus habi-tantes: el roble. Si nos fijamos en su distribución, observaremos quecrecen formando "grupos familiares". ¿A qué puede deberse? Esteárbol posee una prodigiosa capacidad de producir brotes a partir desu propia raíz, formando rodales de numerosos retoños.

No todos llegarán a ser grandes robles: el ganado, la competenciaentre ellos… se encargarán de dibujar este paisaje.

A la altitud a la que nos hayamos (1.200m), el roble melojo se encuentra en

su ambiente perfecto.

Los ejemplares jóvenes o bienresguardados conservan sushojas secas incluso en invierno.Aunque estén marchitas, per-manecerán en el árbol vistién-dolo y protegiéndolo hastaque nazcan los brotes de lasnuevas hojas.

La leña del roble se ha aprovechado tradicionalmente para ali-mentar las chimeneas serranas o para producir carbón vegetal, encarboneras como la que describiremos más adelante.

Las agallas fueron muy usadas por los niños para jugar a las cani-cas, o por las mujeres, para empezar a hacer un ovillo de lana.

Y, por supuesto, las bellotas fueron utilizadas como excelenteforraje para el ganado.

Esta bola de textura acartonada, con una característica corona de7-8 espinas, que podemos ver en el árbol o caída en el suelo, no esel fruto del roble, es una agalla. Se trata de una especie de tumorque forma el árbol como defensa ante el ataque de una pequeñaavispa. Quercus pyrenaica

Usos de antes

Tenemos agallas

El pájaro que plantabaárboles

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L Identificación a través delos frutosEl otoño es el momen-

to ideal para recono-

cer las distintas espe-

cies que componen los

espinares de Valsaín.

Zarzamora

El espinar:alimentos y refugio

Algunas especies vegetalesescasean en el bosque de Val-saín debido a la acción delganado doméstico y los herbí-voros silvestres, por lo que unadefensa espinosa les ofreceespacios donde vivir.

Refugio frente alos herbívoros

El entramado espinoso proporcionarefugio y lugar para la nidificación aaves, como el diminuto chochín (Tro-glodites).

Viviendas protegidas

Las moras, los escaramujos,las endrinas, que maduran afinales del verano, constituyenuna atractiva fuente de alimen-to para mirlos, zorzales y curru-cas, que consumen estos frutosen cantidades ingentes a lo lar-go del otoño.

Aves y frutos

Las zarzas, los espinos, los rosales silvestres y los endrinos nuncahan gozado de una excesiva simpatía entre los excursionistas, sinduda debido a que forman densos entramados espinosos que difi-cultan el paso y producen indeseables pinchazos y enganchones enla ropa. Pero los espinares cumplen un importante papel comofuente de alimento y refugio para la vida silvestre que no debemosdesdeñar.

Rosal silvestre

Majuelo

Endrino

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PAR AD A

A principios de la primavera, comienza aescucharse en los jarales el canto armónicode un bonito pájaro, el petirrojo.

En estas zonas soleadas, con un poco desuerte, podemos atisbar a los lagartos verdi-negros, paseando entre la hojarasca ytomando los primeros soles.

Los animales que se alimentan de los fru-tos tiernos son los encargados de dispersardespués millones de semillas en sus excre-mentos.

E Hoja

Fruto

Flor

Corteza

Perenne

Blanca. Florece en

mayo-junio

Estrellado, marrón

Corteza rojiza que se

desprende fácil-

mente en tiras

Un rodal de estepas

Esta jara, que puede formar matorrales densos de casi dos metrosde altura, acompañando al roble, es conocida aquí como estepa.Aunque se parecen, no es la jara pringosa, de climas más cálidos ycompañera de la encina.

Al contrario, ella prefiere vivir en zonas más altas y frías, entre los600 - 1.700 m de altitud, ocupando claros soleados en montesmás o menos desarbolados. De hecho, si el bosque se cierra, nopuede vivir bien a la sombra, languidece y acaba por morir.

Es una especie que arde muy bien. Su corteza, desprendida entiras, y sus ramas, impregnadas en esencias, se encargan de ello.

Después de un incendio, sus semillas germinan rápida-mente y con profusión, incluso en los suelos que-

mados y con cenizas, ayudando a formar conel tiempo un nuevo jaral.

La resina que produce, el ládano, pare-ce inhibir el crecimiento de otras plan-tas, lo que le permite competir conventaja frente a otras especies, con éxi-to casi garantizado.

Su apellido, laurifolius, hace referen-cia a la forma de sus hojas, muy pareci-

das a las del laurel y con los bordes unpoco rizados. Aunque no se usa para ello,

el rico aroma que desprende invitaría a utili-zarla también como condimento. Al principio de

nuestro paseo, podemos disfrutar de su olor.

Antiguamente, el ládano se usaba paracurar hernias y se recolectaba con un méto-do muy curioso. Se empleaban rebaños decabras a las que se hacía pasar por el densojaral, peinándoles luego la pelambrera paraobtener el producto, imaginamos con un nomuy agradable olor cabruno. Ahora sólo seusa como fijador en perfumería, supone-mos que utilizando otros métodos de reco-lección.

En esta zona, la jara estepa se emplea aúncomo combustible y su leña es muy apre-ciada en los hornos de pan.

El ládano

El pequeño cantor

El jaral puede servirnos de "hombre deltiempo". Se dice que, cuando la estepablanquea o azulea, nos está anunciando elbuen tiempo. Sus hojas pilosas se secan,dando esa tonalidad al jaral.

"El hombre del tie mpo"

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Cistus laurifolius

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.Tocones de pinos

.Tocones de robles

.Zonas con arbolado

de edad muy homo-

génea

.Árboles marcados

.Huellas de animales

domésticos

.Vías de saca de la

madera

.Caceras

.Huellas de antiguas

extracciones de pie-

dra

.Otras:

Para facilitar la gestión de los Montes deValsaín, su superficie está dividida en diferen-tes zonas o cuarteles, cada uno de los cualestiene definidas prioridades y limitaciones enlo que toca a su explotación. Así, hay cuarte-les dedicados preferentemente al aprovecha-miento de los pastos, a la producción demaderas o al recreo y las actividades cinegé-ticas.

D Huellas de los usos pro-ductivos descubiertas a lolargo del paseo por lasenda:

Un monte productivo

Durante siglos, los pinos de Valsaín han sido tumbados por loshacheros para obtener maderas de calidad; las leñas de las matas deroble han alimentado las carboneras o han sido recogidas por losgabarreros para abastecer hornos y chimeneas; la fauna salvaje hasido cazada por reyes y furtivos; los pastos han alimentado a losrebaños trashumantes durante el verano; las aguas de los arroyoshan sido llevadas a través de caceras para regar los prados y loshuertos serranos y, más recientemente, para abastecer las famosasfuentes de los Jardines de La Granja. Éste es, por tanto, un monteproductivo, en el que no dejaremos de descubrir numerosas huellasde las actividades humanas. Quizá su valor más sobresaliente es,precisamente, que ha sido aprovechado al tiempo que se conserva-ban sus recursos naturales.

Los vecinos de la Comunidad de Villa y Tie-rra de Segovia poseen históricamente losderechos a los pastos de los Montes de Val-saín. Vacas, caballos y ovejas aprovechanestos pastos, aunque son las primeras lasmás abundantes.

La mayoría del ganado se encuentra en elMonte en régimen extensivo. La valla dealambre y la cancela situadas en el recorridode la senda sirven precisamente para impe-dir que los animales bajen al pueblo de Val-saín o a la carretera.

En el pinar, las cortas se realizan por acla-reo. Mediante esta técnica, se van abriendohuecos en la masa de arbolado maduro.Estos huecos permiten que la luz penetreen el sotobosque, favoreciendo la germina-ción de los piñones, lo que permite la rege-neración del pinar.

Pastos, vallas ycancelas

La explotación forestal

Cuarteles sin soldados

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Sobre las rocas, conviviendo con el liquen, encontramos un nuevohabitante, el musgo. Se trata de una planta que necesita poco suelopara enraizar, aunque sí es muy exigente con la humedad. Por eso,siempre se sitúa en la cara más umbría de la roca, la que está orien-tada hacia el norte.

Afloramientos rocosos

Nuestro bosque, y todos sus habitantes, necesitan un soporte físi-co, el suelo y las rocas. Nos encontramos ante unos imponentesbolos de granito, la roca que, junto con el gneis, dan forma a la Sie-rra de Guadarrama.

Si nos acercamos, podemos distinguir los diferentes colores de losminerales que los integran: el cuarzo, el feldespato y la mica. Si sedisponen formando estratos o bandas, estamos ante un gneis; sipor el contrario observamos puntitos, se trata del granito.

Aunque son rocas muy duras, algunas están fracturadas. Esto sedebe a la acción del agua acumulada en las grietas, que durante lasnoches muy frías se congela, aumentando de volumen y rompiendola roca.

En primavera, con los primeros calores, aparecen tímidamente,entre las grietas de las rocas, las lagartijas roqueras y los lagartosverdinegros. Dos reptiles que disfrutan tomando el sol después desu largo reposo invernal.

Ambos son muy huidizos y, si se ven amenazados, pueden inclu-so llegar a desprenderse de su cola para no ser apresados, rege-nerándola posteriormente.

Ese abrigo escamoso yoscuro que recubre al granito,está formado por líquenes. Setrata de una unión entre dosorganismos, un hongo y unalga, que viven en una estre-cha asociación beneficiosapara ambos.

Su presencia en el bosqueindica que la calidad del airees buena. Podemos respirartranquilos y recargar los pul-mones, aquí no hay contami-nación.

Granito y gneis

Lagartijas y lagartos

Buenos aires

Una brújula en el bosque

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PAR AD A

A Hoja

Fruto

Flor

Corteza

Perenne, en forma de

agujas

Con alas, piñón

Masculina y feme-

nina

Anaranjada

El pinar de Valsaín

Aquí tenemos al otro gigante de este bosque: el pino silvestre o deValsaín, bautizado así por formar en esta zona un espectacular con-junto.

Es fácil reconocerlo: alto, recto, con hojas durante todo el año. Lasuperficie dura de las hojas y su forma de aguja, le permiten sobre-vivir tanto en condiciones de bajas temperaturas, viento y nieve,

como de sequía estival.

También el tono anaranjado de la partealta del tronco es muy característico de estaespecie. En el suelo podemos encontrarláminas de corteza apergaminada, que sevan desprendiendo como escamas, dándo-le ese aspecto de árbol pelado. Si nos fija-mos en las ramas, sólo se observan en lazona superior. Abajo, pequeños "muñones"indican donde se situaban las inferioresantes de autopodarse. Estas ramas bajasreciben cada vez más sombra de las quecrecen después por encima y se van debili-tando hasta que acaban rompiéndose porel viento o el peso de la nieve.

El pino de Valsaín es un recurso muy valioso, del que tradicional-mente se ha aprovechado todo. Muchos oficios relacionados con elpino, algunos ya desaparecidos, ofrecían trabajo a la población local.Todavía es posible encontrar algún gabarrero, con sus caballerías,por esta senda. Su labor consistía enrecoger las "leñas muertas", ramassecas y restos de los árboles taladosque servían para alimentar hor-nos y chimeneas. Además debeneficios económicos, estaactividad mantenía el bosquelimpio, con lo que se evitaban lasplagas y se reducía el riesgo deincendios. Actualmente, esas lim-piezas del pinar las realizan cua-drillas profesionales contratadascon ese fin.

En el bosque encontramos una nuevaespecie asociada al pino, el enebro rastrero.De hecho, ambas especies, tienen pareci-das adaptaciones. Sus hojas verdes sonaplanadas y muy punzantes. Florece en pri-mavera y los frutos, pequeñas bolitas,maduran en otoño. Se usa para darle a laginebra su característico aroma.

Un oficio a extinguir

Del campo a la botella

En febrero, empieza a escucharse un nue-vo sonido en el pinar. Es el tamborileo delpico picapinos, un pájaro carpintero, que secomunica con este sistema y, además, pre-para su nido para cuando nazcan sus pollos.A finales del mes siguiente, se suman alconcierto los primeros cucos con su incon-fundible "cu-cu".

Concierto en directo

En la época de la polinización (mayo,junio), se pueden ver verdaderas nubes depolen amarillo, que el aire mueve por elpinar, conocidas con el nombre de “lluvia deazufre”. Por suerte, no se considera alergéni-co. Es posible que en el suelo, en algúncharco, podamos distinguirlo formando cer-cos amarillos.

Lluvia de azufre

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Pinus sylvestris

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del carpintero es de lo más suculento:

- Un solo pájaro puede comer las semillas de 40 piñas diarias. Esfácil encontrarlas en el suelo o encajadas en las hendiduras de la cor-teza.

- Puede dejar limpio de insectos un árbol en sólo 15 minutos. Peroen otoño e invierno su dieta es casi exclusivamente vegetariana.

EEl rascacielos del

pico picapinos

Estamos situados delante de un viejo pino horadado por numero-sos nidos de pájaro carpintero. ¿Por qué esa insistencia en taladrareste pino? ¿Estarán habitados los agujeros? ¿Los ocupan distintasparejas? Esas pueden ser tres de las muchas preguntas que nos sur-jan al observar este ejemplar agujereado como una flauta.

El robusto pico y fuerte musculatu-ra del picapinos le sirve, entre otrascosas, para hacer su nido, excavadototalmente en el interior de los tron-cos y abierto al exterior por unpequeño agujero, a cubierto de susposibles depredadores. La construc-ción es un trabajo más que conside-rable, así que, generalmente, un mis-mo nido es empleado en variosaños sucesivos y, desde luego, ellugar escogido suele ser, como eneste caso, un árbol debilitado. ¿Lehabrá caído un rayo?

Si hubiera elegido un roble comohogar, podría tardar casi un mes enterminar su trabajo. En un pino daña-do, la tarea está acabada en menosde una semana, eso sí, de trabajointensivo.

Generalmente son poco sociablesy llevan una vida bastante solitaria,así que no es probable que variasparejas ocupen los nidos a la vez.

Mientras que la mayoría de las aves atrae a las hembras y señalasu territorio mediante el canto, los picos tienen su equivalente en el"tamborileo". Golpean repetidamente un tronco hueco, que funcio-na como caja de resonancia y hace llegar a cada rincón del bosquesu sonoro martilleo. Es capaz de realizar hasta 14 golpes en menosde un segundo, repitiendo la secuencia varias veces por minuto. Afinales del invierno y a principios de la primavera, es fácil escucharsu característico picoteo durante nuestro paseo.

El "Tamborilero"

Soluciones para todo

Para poder vivir en los troncos de los árboles y alimentarse de losinsectos escondidos en sus cortezas, el picapinos tiene sus recur-sos. Su fuerte pico, sus patas y uñas como tenazas y la cola, con

plumas endurecidas para ofrecer-le otro punto de apoyo, le hanpermitido adaptarse a lassuperficies verticales de losárboles que habita.

Su cerebro podría resen-tirse de tanto picotear con-tra el tronco pero, ya sesabe, la naturaleza essabia. Unas almohadillasesponjosas en el cráneole protegen de los fuertesimpactos. Y una vez per-forado… ¿Cómo saca laslarvas, escondidas a varioscentímetros de la super-ficie? Para esto tambiéntiene solución: una len-gua muy larga y extensi-

ble, terminada en peque-ños ganchitos, es introdu-cida en los agujerillos has-

ta llegar a su alimento. Yun problema más:¿dónde guarda una

lengua dos veces máslarga que su cabeza? Pues la enrolla y esconde dentro de unaespecie de estuche óseo. Así no se convierte en algo incómodo ymolesto para su propietario, cuando éste no requiere sus servicios.

El "libro Guinness"...

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En las orillas del arroyo, lavegetación es más densa ymuchos animales que se acer-can a beber pueden dejar enesta tierra reblandecida sushuellas. Si nos fijamos, es posi-ble que descubramos alguna.

EEn el arroyo Peñalara

Es un buen momento para hacer un alto en el camino y sentarnostranquilamente a escuchar y disfrutar del sonido del agua. Hemosllegado al arroyo Peñalara. En un derroche de imaginación, podemosadivinar de dónde procede su fresca agua. Pues sí, del macizo dePeñalara, el más alto de la Sierra de Guadarrama (2.428 m). Es, portanto, un arroyo de montaña que, al recorrer una superficie en pen-diente, forma pequeños pero sonoros saltos de agua que discurre auna velocidad suficiente como para arrastrar piedras de gran tama-ño que, poco a poco, se van redondeando por el golpeteo. Estoscantos, de granito y gneis fundamentalmente, pueden acumularseen algunas zonas, formando pequeñas islas que, con el tiempo, sevan cubriendo de vegetación. En este tramo del arroyo encontramosalgún ejemplo de ello.

En las zonas donde el agua está más reposada, y sobre todocuando el sol incide sobre el cauce del arroyo, observamos deste-llos brillantes en la arena, como si entre sus granitos hubiera oro. Esel “oro de los tontos” y, con él, ¡nadie se ha hecho rico todavía!Según el granito va rodando, los minerales que lo forman se vandesprendiendo. Uno de ellos, la mica, es la responsable de eseaspecto de brillantina que presenta la arena del fondo del arroyo.

Justo en este punto, el arroyo se bifurca formando dos brazos deagua. Uno de ellos es el cauce natural y el otro es una cacera. Setrata de un canal artificial utilizado para conducir el agua del arro-yo Peñalara hasta “Máquina Vieja”, un antiguo aserradero queaprovechaba la fuerza del agua para mover sus sierras. Sólo fun-cionó de 1829 a 1834 y se cerró por falta de rentabilidad.

Podemos llegar a él siguiendo un desvío que sale a la izquierdade nuestro camino. Un cartel lo señaliza.

El oro de los "tontos"

Usos del agua

Sigue el rastro

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El pino que tenemos delantetiene el tronco ligeramente ahue-cado. Si nos fijamos bien, vere-mos, en la parte inferior del tron-co, muescas dejadas por unapequeña herramienta utilizadapara extraer teas del árbol.

Se trata de trozos de maderaimpregnados de resina, que seutilizaban a modo de antorchaspara alumbrar esta zona del arro-yo, donde los pescadores furtivospescaban aprovechando la oscuri-dad de la noche. Los peces, atraí-dos por la luz, acudían al cebo yeran atrapados.

Señales para descifrar

Nuestro recorrido continúa marcado por las estacas de colorespero, si miramos al frente, veremos un camino que nos tienta a cru-zar el arroyo Peñalara y seguirlo para adentrarnos en el pinar. Se tra-ta de un arrastradero, un camino abierto por la erosión que produ-cen los troncos que se extraen del pinar, una vez cortados para suposterior tratamiento y venta.

Un cartel nos indica que estamos en un tramo “vedado de pesca”,es decir, no está permitido pescar en todo el arroyo Peñalara. Se tra-ta de una medida de protección para conseguir que las truchaspuedan conservar sus poblaciones.

El agua cristalina, fría y oxigenada del arroyoes el hábitat ideal para esta especie. Estospeces, que viven en las zonas altasde los ríos, son buenos nadadoresy saltadores, pudiendo salvar obs-táculos de considerable altura. Noes difícil verlas río abajo, en algúnremanso o en pozas más profun-das.

Los montoncitos de arena que se observan en esta zona sonindicios de la presencia de unos pequeños roedores, los topos.Habitan en lugares como éste, con humedad suficiente en la tie-rra como para permitirles escarbar fácilmente sus galerías. Enverano, el grado de humedad se altera, y es en esta época, sobretodo, cuando se ven obligados a acercarse más al arroyo.

Las entradas a sus galerías suelen aparecer taponadas con mon-tones de tierra, que les sirven para defenderse de visitas indesea-das y para protegerse de la climatología adversa. Les ayuda a con-servar la humedad durante las fuertes sequías estivales y protegela madriguera frente a lluvias torrenciales esporádicas.

Vedado de pescaMadrigueras

Arrastradero

Teas

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Una de las aves que abundan en el Mon-te de Valsaín en invierno es el zorzal charlo,que recorre en bandos el pinar emitiendoun característico "Chrrrrrr" (de ahí, su nom-bre común). Su nombre científico, viscivo-rus, significa "comedor de Viscum", es decir,"comedor de muérdago".

Y es que, justo enpleno enero, cuan-do los invertebra-dos de los que sealimentan son másescasos y las bayasque maduraron enotoño se han ago-tado, los frutos delmuérdago propor-cionan una provi-dencial fuente dealimento para loszorzales charlos. Las matas femeninas demuérdago producen frutos que recuerdan apequeñas uvas blancas, y que los zorzalesengullen en grandes cantidades. Las semi-llas de estos frutos pasan a formar parte delas defecaciones del ave y, si caen sobre unarama de pino, quedarán bien pegadas sobreella, gracias a una capa pegajosa -la musci-na- que las envuelve, dispuestas para germi-nar con la llegada de la primavera.

Sin embargo, no todas lassemillas que caen sobre lasramas lograrán germinar;Pájaros como los herreri-llos comunes, picotearány devorarán buena parte.

El muérdago figura entre lasgrandes plantas mágicas de la

antigüedad. Se consideró sagradoentre los celtas, que lo recolectaban solem-nemente en sus ceremonias. Su poción secreía buen remedio contra los venenos y unasolución eficaz para los animales estériles.

Bien pensado, una planta que crece y flore-ce sin tener raíces en el suelo ¿no podríatener algo de sobrenatural…?

S Hoja

Fruto

Flor

Corteza

Gruesa, verde o ama-

rilla, lanceolada

Viscoso, redondea-

do, carnoso y blan-

quecino

Muérdago y zorzales

Si observamos las copas de los pinos, es muy probable que divi-semos una extraña mata de forma redondeada y color verde ama-rillento. No es una parte del pino, es un huésped que se ha instala-do allí. Busquemos algunas ramas y hojas caídas al pie del árbol parapoder observarlas detenidamente.

¿Cómo habrá llegado hasta allí?

El muérdago es una planta parásita, que crece en el pino a partirde una semilla traida por algún animal del bosque. Se pega en surama y allí mismo germina. Clava su raíz en la corteza y profundizaen ella hasta atravesarla, alimentándose de la savia del pino. Vivemuchos años, pudiendo llegar a formar arbustos ramosos de hastaun metro de diámetro. En condiciones normales, el desarrollo delmuérdago apenas afecta a la vitalidad del pino pero, cuando éste seencuentra débil, puede llegar a convertirse en plaga. La rama afecta-da está muy impregnada en resina, que el pino fabrica para afrontarla infección.

Hay muérdagos machos y hembras. Sólo éstos últimos dan frutos,que maduran en invierno y germinarán sólo si pasan a través delaparato digestivo de las aves que se alimentan de ellos.

Con el fruto viscoso delmuérdago, se fabricaba la ligaque usaban los cazadores paraatrapar pajarillos.

Las ramas eran también muyapreciadas en algunas zonascomo forraje de invierno. Setiraba con pértigas y se recolec-taba en sacos para alimento decabras y ovejas.

Actualmente, el muérdago esobjeto de investigaciones far-macológicas por sus aparentesvirtudes antitumorales.

Usos de antes

Menudo Pájaro10

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Viscum album

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ELa vieja carbonera,recuerdo del pasado

Entre los oficios relacionados con el monte (hacheros, gabarreros,carreteros, guardas...) destaca, por su importancia pasada, el de loscarboneros. En la vertiente segoviana de la Sierra recibían el nombrede fabriqueros o montaraces. El oficio ha desaparecido pero aúnpodemos encontrar, en este bosque, vestigios de las antiguas explo-taciones.

La madera reacciona de dos maneras distintas al fuego: si se que-ma con suficiente aire, arde con llama viva y se consume rápida-mente; pero, en ausencia de aire, experimenta un proceso de car-bonización, produciendo carbón de leña o vegetal.

Ante nosotros, observamos una superficie, en forma de repisa,desprovista de vegetación leñosa, que indica el emplazamiento deuna antigua carbonera. Estos rellanos se abrían en el bosquemediante desbroce y nivelado con azadón.

Para obtener el carbón de roble se construía una pila u hornera,apilando trozos de leña de medio metro, los chapodos, en variospisos, hasta formar un casquete esférico alrededor de un tuero oestaca vertical. Ésta se retiraba después, dejando un orificio a modode chimenea central. Las horneras, que podían medir hasta 25 mde diámetro de base, se recubrían con chasca, una capa de ramillasy musgos y otra, externa, de tierra.

Así se llamaba el agujero circular, de poco más de un metro, quese utilizaba para hacer carbón de pino. En el fondo de la hoya, secolocaban ramillas delgadas y secas y, encima, los cándalos, ramasde metro y medio apiladas en forma de cono. El carbón del pinosilvestre era mucho menos rentable que el del roble, por lo que sedejó de fabricar mucho antes.

La Hornera

La Hoya

El aire necesario para la combustión entraba por agujeroshechos en la base de la carbonera. El carbonero vigilaba conti-nuamente el color del humo que salía por la chimenea, que indi-caba la marcha de la combustión. El proceso completo podíasuponer un mes de trabajo, con turnos de día y noche. Al final, elvolumen de leña quedaba reducido a un tercio del inicial y el pesoa un quintal.

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Grabado siglo S. XVIIITala de árboles para el carboneo. H. L. Duhamel deMonceau. “ Tratado del cuidado y aprovechamiento delos montes y bosques”. 1773.

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Una mirada hacia Valsaín

Estamos en la última paradade nuestro paseo. Dejamosatrás el pinar y nos situamos enel centro de una pradera desdedonde dominamos una ampliapanorámica de Valsaín y suentorno. Este pueblo es un cla-ro ejemplo de un pequeñonúcleo rural que, en los últimosaños, ha ido transformando sufisonomía y creciendo con laconstrucción de nuevas vivien-das y naves para el ganado.

En otoño e invierno, cuandolos árboles pierden sus hojas,podemos distinguir una curiosaruina entre las casas. Es la torreque queda como único testigode lo que fue el palacio de Val-saín.

Tenemos la posibilidad decomprobar el pasado esplendorde este palacio en una maque-ta en el interior del CENEAM.

Pueblo

Para conocer una ampliavariedad de árboles y arbustosque, aunque no son de estazona, sí son representativos dela gran biodiversidad de nues-tros bosques, nos podemosacercar al pequeño “Bosque delas Autonomías”, enfrente de lafachada principal del CENEAM.

Un bonito olmo nos recibe. Esuna de las pocas posibilidadesde encontrar un ejemplar sano.La grafiosis, una enfermedaddel olmo trasmitida por unpequeño escarabajo, ha acaba-do con los majestuosos indivi-duos que presidían la mayoríade las plazas de nuestros pue-blos. El que ahora vemos esresultado de un programa deinvestigación para la conserva-ción y mejora genética de estaespecie.

Bosque de lasAutonomías

A nuestra derecha, segúnmiramos hacia Valsaín, divisa-mos una zona de pinos muydensa. Todos de la misma altu-ra, plantados en hileras ¿no esdemasiado homogénea paraser un bosque natural? Efectiva-mente, se trata de un bosquede pinos repoblado, que ocupaun espacio que antaño fue delos robles.

La Pinochera

Detrás de Valsaín, se alza, conuna altura de 1.485 m, el CerroMatabueyes, con su caseta paracontrolar los incendios desde lacima.

No es difícil encontrar, sobretodo en invierno, buitres plane-ando en círculos sobre nuestrascabezas. Aprovechan las co-rrientes ascendentes de airecaliente (térmicas), y así pue-den alcanzar hasta 600 m dealtura, planeando apenas y aho-rrando la energía que otrospájaros invierten en el aleteo.

Su inconfundible silueta y sutamaño nos permitirán recono-cerlos, pero además, si nos fija-mos en su peculiar vuelo, notendremos ninguna duda.

Merodear por un cerro llama-do Matabueyes, puede conver-tirse, desde luego, es un autén-tico “buitreo”, si pensamos queprecisamente una vaca muertaes, para estos carroñeros, unexquisito manjar.

Matabueyes

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Nuestra senda termina aquí,pero esperamos que no aca-be con ella lo que pretendía-mos conseguir, que se conoz-can mejor nuestros bosquespara aprender a respetarlos yquererlos y colaborar así ensu conservación.

Una senda es un camino ypodemos hacer tantos comoqueramos, en un parque, unpueblo, un valle, una ciudad...¡ánimo y a seguir observan-do y caminando!

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1Juego Juego2

El sonido aporta casi siempre informa-ción muy valiosa sobre el paisaje, aun-que a menudo no nos detengamos aescuchar. Durante la senda os invita-mos a unos momentos de relajación yproponemos una “parada sonora” enel lugar elegido del paseo. Se trata deintentar captar, con los ojos cerrados ylo más cómodamente posible, hastadiez sonidos diferentes. Según la esta-ción del año, el momento del día o ellugar donde nos situemos, escuchare-mos un concierto distinto.

Una oreja educadaAunque parezca incómodo, no es tandifícil. Intentar dibujar un paisaje sólocon la información que recibimos através del oído es un buen reto. Pode-mos ayudarnos con los demás sentidos,excluyendo la vista.

Dibuja con las orejas

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3Juego

Esta lista de encargos no será muy difí-cil de cumplir si agudizamos nuestroingenio.

BUSCA ALGO . . .

Lista de encargos s

hermo so

extraño

sinuoso

horroroso

suave

divertido

rojo

comestible

que no debe estar aquí

I n f o r m a c i ó n

Int1.Ceneam
s
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Centro Nacional de Educación AmbientalPaseo José María Ruiz-Dana, s/n40109 Valsaín-San Ildefonso (Segovia)Tfonos: 921 471 711 y 921 471 744Fax: 921 471 746http://www.mma.es/ceneame-mail: [email protected]

La entrada al Centro es gratuita y la visita autoguiada.Los grupos deberán concertar la visita previamente.

Patronato Provincial de Turismo de SegoviaPlaza del Azoguejo, 140001 SegoviaTfnos: 921 462 906 / 462 914

Centro de Iniciativas TurísticasAyuntamiento de San Ildefonso (Segovia)Plaza de los Dolores, s/n40100 San Ildefonso (Segovia)Tfnos: 921 470 018 y 921 471 621

Patrimonio NacionalPalacios de La Granja y RiofríoPlaza de España, s/n40100 San Ildefonso (Segovia)Tfnos: 921 470 019 y 921 470 020

Fundación Centro Nacional del VidrioPaseo del Pocillo, s/n40100 San Ildefonso (Segovia)Tfnos: 921 471 712 y 921 471 736

Centro de Interpretación Valle de la FuenfríaAlbergue Peñalara-Fuenfría28470 Cercedilla (Madrid)Tfno: 91 852 01 75

Centro de Interpretación Parque Natural Hoces del Río Duratón

Iglesia de SantiagoC/ Conde Sepúlveda, 3040300 Sepúlveda (Segovia)Tfno: 921 540 586

Puerto de Navacerrada (Deporte y Montaña)Tfno: 91 852 10 86

Centro de Montes de ValsaínC/ Primera, s/n40109 Valsaín-San Ildefonso(Segovia)Tfno: 921 470 037 / 470 181

Fábrica de Maderas ValsaínC/ Primera, 1140109 Valsaín-San Ildefonso (Segovia)Tfno: 921 472 275

Centro de Interpretación Boca del AsnoCtra. Pto. Navacerrada PK 128

Direcciones de Interés

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