PASTORAL JUVENIL SALESIANA Y FAMILIA: Herencia y líneas …
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PASTORAL JUVENIL
SALESIANA Y FAMILIA:
Herencia y líneas de fUTURO
FORMACIÓN
SALESIANA
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1. INTRODUCCIÓN
*Por la extensión del tema cada grupo lo puede
adaptar a sus necesidades. Puede darlo en una, dos
o tres reuniones.
El matrimonio responsable de preparar el tema hace
una breve introducción del tema y el por qué lo han
elegido.
2. ORACIÓN
Comenzamos invocando al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envía tu Espíritu y todo será creado.
R./ Y repuebla la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que has iluminado los corazones de
tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a
sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar
de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Señor, gracias por la familia que me diste,
por el amor que nos une.
Hoy te pido que seas bendiciendo a cada uno, que
abras caminos de paz,
que nos des salida a los problemas que se presentan
confiando en tu poder para juntos vencer.
Señor, ayúdanos a estar unidos que crezcamos en
amor y comprensión
unos con otros, en consideración y aprecio, en
cuidado y respeto.
Quita de nosotros toda raíz de amargura, que el
perdón llene nuestro corazón, bendícenos con tu paz
y tu bondad.
Señor, hay momentos tan difíciles que no sabemos
cómo afrontarlos, son situaciones que se escapan
de lo que podemos hacer humanamente, ten piedad
de nosotros y obra en nuestro favor,
cuida de los indefensos y protégelos, que sean
guardados de todo mal
te lo pedimos con todas las fuerzas en el nombre de
Jesús, amén.
Leer texto bíblico.
3. IDEARIO
Lectura de un párrafo del Ideario.
Hacemos un breve comentario para su
compresión y asimilación.
En cada reunión se leerá un párrafo elegido de
forma consecutiva con el objeto de ir conformando
paulatinamente el conocimiento del mismo.
“No se ama lo que no se conoce”
4. PASTORAL JUVENIL SALESIANA Y FAMILIA
El tema que se me asignó – Pastoral Juvenil Salesiana
y Familia– constituye para nosotros, miembros de la Familia
Salesiana, una fuerte llamada que en estos momentos de
la historia aparece sobre todo como un gran reto y una
gran oportunidad. Es un tema que nos exige afrontarlo con
una mentalidad pastoral muy precisa, animado por la
dimensión profética fundada en la fe en Cristo, una
mentalidad pastoral llena de esperanza e impulsada y
alimentada por la caridad. Somos conscientes, o al menos
deberíamos serlo, que podemos ser víctimas de la
mentalidad de las quejas, que terminan por condenar más
la oscuridad, que comprometerse en encender una vela.
Nuestros tiempos son tiempos de una misionariedad
alegre y optimista.
En cuanto Familia Salesiana, en el seno de la
experiencia de la Iglesia, hacemos nuestra la invitación del
Papa a sentir "la necesidad de decir una palabra de verdad
y de esperanza. (Creemos que) los grandes valores del
matrimonio y la familia cristiana corresponden a la
búsqueda que recorre la existencia humana" (AL, 57).
Creemos que hoy, más que nunca, como Familia Salesiana,
tenemos una palabra que compartir, un proyecto que
proponer, una experiencia pastoral que ofrecer. En esta
perspectiva se explica la segunda parte del título:
“herencia y líneas de futuro”.
Para ello, partimos de una pregunta simple pero
central: ¿desde dónde empezamos nosotros, miembros de
la Familia Salesiana? ¿Qué llevamos en las mochilas de
nuestra historia?
Seguramente no partimos de cero. Tenemos una
historia, somos por tanto herederos de un camino: somos
protagonistas de una experiencia pastoral que ahora se
extiende por todo el mundo con sus diferentes
presencias, con variadas propuestas sirviendo a los jóvenes,
especialmente a los más pobres. Reconocemos también
que en los últimos años hemos hecho una reflexión
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pastoral muy rica y la hemos compartido con toda la
Iglesia.
Por este motivo, indicamos de manera sintética
algunos puntos que condensan el marco de nuestro
patrimonio y de nuestra propuesta, porque a partir de
nuestro pasado, con sus ricas dimensiones - humanas,
cristianas, carismáticas - nos sentimos animados a proseguir
el camino en este nuevo territorio social y cultural, con
estos jóvenes, con las familias, protagonistas todos juntos
de la historia.
Identidad
Podemos decir que la Familia Salesiana es depositaria
de una llamada con una precisa identidad: evangelizar y
educar según un plan de promoción integral. Siendo la
evangelización una obra compleja y multiforme1, la
entendemos como una experiencia animada por una
preocupación de integralidad dentro de los procesos
educativos. A través del compromiso y la atención en
estos procesos ayudamos y acompañamos a los jóvenes
hacia un crecimiento integral.
Para la Familia Salesiana la educación es el lugar
humano donde el Evangelio se hace presente y donde
adquiere una fisonomía típica. Tenemos espacios de acción
que nos ponen en la feliz situación marcada, por un lado,
por un humanismo sano e integral y, por otro, por la
dimensión trascendente.
La identidad salesiana tiene un destino: cada joven es
acompañado/a hacia la construcción de su personalidad,
que tiene a Cristo como referencia fundamental. Nuestro
presente es verdadero y bello en la medida en que
nuestra identidad - evangelizar educando, educar
evangelizando – sigue reforzándose y se alimenta de esta
profunda e inseparable relación de la acción educativa con
la acción evangelizadora.2
Carisma
Nuestra identidad no se desenvuelve a través de
palabras y frases usadas, no conoce la improvisación
suspendida en el aire. Nuestra identidad es una
identidad carismática. Educamos y evangelizamos a
través de una vida inspirada por el Sistema
Preventivo. Don Bosco nos ha dejado un legado que
se llama Sistema Preventivo. Es un proyecto
educativo de promoción integral - razón, religión y
bondad - que pone de relieve, al mismo tiempo, la
riqueza humanística, el corazón esencialmente
religioso del sistema, dentro de un ambiente que
respira caridad - ágape - evangélica. El Sistema
Preventivo es para nosotros, hijos e hijas de Don
Bosco, un método para la acción, que se caracteriza
por la centralidad de la razón, la razonabilidad de las
exigencias y reglas, flexibilidad y capacidad de
persuasión de las propuestas; de la centralidad de la
religión entendida como el desarrollo del sentido de
Dios inserto en cada persona y el esfuerzo por
llevar la belleza de las buena nueva; de la
centralidad de la amabilidad, amor educativo que
hace crecer y crea correspondencia.
San Juan Pablo II, en 1988, centenario de la
muerte de nuestro padre y maestro, en la carta
Iuvenum Patris capta la esencia del carisma
recordándonos que es un don para toda la Iglesia. La
nuestra no es una responsabilidad para una custodia
privatizada, sino eclesial, universal. Así escribe:
Para San Juan Bosco, fundador de una gran
familia espiritual, se puede decir que el rasgo peculiar
de su "genio" está ligado al método educativo que él
mismo denominó "sistema preventivo". Esto
representa, en cierto modo, la quintaesencia de su
sabiduría pedagógica y constituye el mensaje
profético que ha dejado a los suyos y a toda la Iglesia,
recibiendo atención y reconocimiento de numerosos
educadores y estudiosos de pedagogía.3
Comunidad
Otra cuestión clave, y yo diría también fundacional de
nuestra herencia educativa y pastoral, es la comunidad.
Don Bosco no es un aventurero pastoral solitario. Desde el
principio ha buscado y logrado construir a su alrededor una
comunidad de educadores y pastores. Este es un tema que
estará presente en diversas formas y en distintos
momentos durante esta reflexión. Su importancia la
resume muy claramente Don Juan Edmundo Vecchi:
Cuando pensamos en el origen de nuestra
Congregación y Familia, desde donde se inició la expansión
salesiana, encontramos ante todo una comunidad, no sólo
visible, sino también singular, atípica, casi como una luz en
la noche: Valdocco, hogar de la comunidad de origen y
espacio pastoral conocido, extendido, abierto. Llegaban,
por interés o curiosidad, personajes del mundo civil y
político, fervientes cristianos y eclesiásticos que veían en
ella un despertar religioso, obispos del mundo.
En esta comunidad, se elaboraba una nueva cultura,
no en el sentido académico, sino en la dirección de las
nuevas relaciones internas entre los jóvenes y educadores,
entre los laicos y sacerdotes, entre los artesanos y
estudiantes, una relación que fluía en el contexto del barrio
y la ciudad. Y, según lo que leemos, esta cultura planteaba
interrogantes que llegaron a cuestionar la salud mental de
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Don Bosco.4
Comunidad, hogar, cultura - son palabras que todavía
hoy constituyen para nosotros un tesoro, un legado, pero
también un desafío, a saber, las líneas de futuro. Son
palabras que nos ayudan a traducir nuestra identidad y
carisma en las experiencias concretas en las que los jóvenes
que encontramos en la calle, tirados y abandonados, sin
presente, sin futuro y, en consecuencia, sin que puedan
encontrar aceptación, apoyo, sentido de orientación. Son
palabras que hoy nos sirven para proponer espacios y
ambientes para padres y familias que se sienten perdidos y
sin capacidad de comunicarse con sus propios hijos. Este es
nuestro camino a Jericó. ¡Y no se nos permite mirar hacia
otro lado y seguir adelante!
Propuesta
El cuarto elemento que completa nuestra herencia es
precisamente el de la propuesta. Allí donde el Señor nos
envía, allí donde nos encontramos con nuestras presencias,
allí donde llegamos a crear comunidad y ambientes
acogedores, estamos porque tenemos una palabra que
decir, una experiencia que proponer. La nuestra es una
propuesta que supone los tres elementos anteriores -
identidad, carisma, comunidad - y las traduce en un
camino de crecimiento integral. Hacemos todo lo posible
para que los jóvenes que encontramos, personalmente y
como grupo, descubran la belleza de creer, la alegría de
mirar hacia arriba con la creencia de que la vida es un
don, un espacio divino.
Estamos llamados a ayudar a los jóvenes a que
hagan crecer su potencial educativo, la capacidad de la
mente y de las manos. Ofrecemos a ellos y a sus familias
un lugar donde no sólo nadie se sienta solo, sino más aún
en que todas las personas, jóvenes y adultos, descubran
que son el protagonista de las diversas experiencias de
grupo con otras asociaciones. Por último, hoy buscamos
conducir a todos los jóvenes hasta el punto de la
hermosa pero difícil pregunta: ¿cuál es mi proyecto de
vida? ¿Cuál es mi llamada en la vida, mi vocación?
Encerrada en estas cuatro dimensiones - identidad,
carisma, comunidad, propuesta - encontramos nuestro
patrimonio en sus grandes líneas. También encontramos la
base para descubrir cómo en el camino de la Iglesia
tenemos un don que custodiar que es también un regalo
para profundizar en diálogo con los desafíos y
oportunidades que llaman a nuestra puerta. Por esta razón,
la llamada de la Iglesia sobre la familia constituye para
nosotros hoy día algo muy serio y de profunda importancia.
No se trata de hacer operaciones de estética, algún ajuste a
nuestros horarios, un par de conferencias a cualquier grupo
nuevo o viejo. Aquí estamos todos llamados a poner toda
nuestra capacidad de soñar, todas nuestras energías
pastorales para que nuestros jóvenes y la familia en su
conjunto se sientan acogidos acompañados y protagonistas.
1- EL CAMINO PASTORAL DE LA IGLESIA Y LA
FAMILIA
Tras esta ruta sintética en lo que es nuestro tesoro
con todas las perspectivas que se nos presentan, llegamos
a reflexionar sobre el tema de la familia a partir del camino
de la Iglesia. Es importante aclarar de inmediato que el
tema de la familia no es un spot publicitario. Este no es un
tema que últimamente se ha puesto de moda. Por esta
razón, permítanme hacer un viaje corto de cómo la Iglesia,
dentro de la reflexión del Concilio Vaticano II, ha tomado
enserio el tema de la familia.
No podemos perder la conexión con el camino de la
Iglesia para entender cómo el desarrollo de la historia es
el escenario mayor en el que el Señor nos está llamando.
De lo contrario se corre el riesgo de que, después de
tantas buenas palabras como decimos y diremos acerca de
la familia, todo acabe siendo como el famoso proverbio
italiano, ¡mucho humo, pero poco asado!
Gaudium et Spes
En el esquema de la Constitución Gaudium et Spes
(GS) vemos cómo las dos partes del documento tratan, en
primer lugar, La Iglesia y la vocación de la persona humana
(parte I), y luego Algunos problemas urgentes (parte II). Es
importante señalar que el primer tema tratado en la parte
II tiene el siguiente título: Dignidad del matrimonio y de la
familia y su valorización.
Sin entrar en los diversos puntos con los que
desarrolla el tema, observamos cómo el primer reto, la
primera preocupación que los Padres del Concilio Vaticano
II han identificado, es la del matrimonio y la familia.
Y aquí es importante mencionar cómo en la GS la familia
es un sujeto activo, que tiene una misión que cumplir y que
debe ser ayudada por todos los miembros de la sociedad.
GS no habla de la familia como si fuera un problema, o
como un paciente que necesita cuidados. ¡Este aspecto no
lo debemos olvidar nunca!
En su diálogo con el mundo, que es el eje de la GS, el
matrimonio y la familia son el primer desafío. Sólo después
se tratan los temas de la promoción de la cultura, la vida
económica y social, la vida de la comunidad política y la
promoción de la paz y de la comunidad de naciones.
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Camino sinodal
Si nos fijamos en los acontecimientos que han
ocurrido en los años que siguieron al Concilio Vaticano II,
hay una creciente atención de la Iglesia sobre el tema de la
familia. Basta tener en cuenta cómo después de los dos
sínodos de los años 70, uno sobre la evangelización, con la
exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, y el siguiente
sobre la catequesis, de la que surgió la exhortación
apostólica Catechesi Tradendae, nos encontramos con
que inmediatamente siguió el sínodo sobre la familia, con
exhortación apostólica Familiaris consortio.
Este desarrollo del camino de la Iglesia es un
testimonio del hecho de que desde el momento en que la
Iglesia se reconoce como portadora de una buena noticia,
mira inmediatamente a la comunidad conyugal y familiar,
ya que con ella "el bien de la persona y de la sociedad
humana y cristiana está estrechamente conectada "(GS, n.
47). La Iglesia ve a la familia como el lugar privilegiado
donde "las distintas generaciones se encuentran y se
ayudan mutuamente a alcanzar una mayor sabiduría
humana y a armonizar los derechos de la persona con las
demás exigencias de la vida social, es en realidad el
fundamento de la sociedad" (GS n. 52).
En los últimos años, vemos una vez más un camino
pastoral similar, dentro del cual se repite como prioritaria la
atención a la familia. Tras el Sínodo de La Nueva
Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, 2012,
recibimos la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium,
como programa pastoral para la Iglesia, que abre el camino
a dos sínodos sobre el tema de la familia: Los desafíos
pastorales de la familia enel contexto de la evangelización
(octubre de 2014), y La vocación y misión de la familia en la
Iglesia y en el mundo contemporáneo (octubre de 2015). La
exhortación apostólica Amoris Laetitia es el mapa que nos
ayuda a trazar las líneas pastorales en los próximos años.
Dos breves notas sobre esta trayectoria
experimentada por la Iglesia en los últimos 50 años: la
primera es que la familia se presenta siempre como el
primer desafío pastoral de la Iglesia. Este retorno repetido
de la familia es una indicación clara para nosotros que tal
desafío pastoral no es un tema que pasa, no es una moda.
Nos encontramos ante una llamada permanente que,
como miembros de la Familia Salesiana nos interroga
profundamente. La segunda nota: el camino post-
Vaticano II se caracteriza por un proceso de
enriquecimiento pastoral gradual: la familia como
protagonista, la familia como una experiencia de
acompañamiento. En este desenvolvimiento del tiempo y
de la historia, la Iglesia se hace cada vez más presente con la
humildad del peregrino.
La línea del Concilio Vaticano II y de cómo ésta ha
madurado en el recorrido de los diversos sínodos debe
servir como luz y como paradigma. De hecho, es
precisamente la familia lo que el Papa Francisco nos pidió
considerar cómo "necesidad ineludible" en su carta al
Rector Mayor en el bicentenario del nacimiento de Don
Bosco:
Hoy más que nunca, frente a lo que el Papa
Benedicto XVI ha indicado en varias ocasiones como
"emergencia educativa" (cf. Carta a la diócesis y la ciudad
de Roma sobre la tarea urgente de la educación, 21 de
enero de 2008), invito a la Familia Salesiana a favorecer
una efectiva alianza educativa entre los diferentes
organismos religiosos y laicales para caminar con la
diversidad de los carismas en favor de la juventud en los
diversos continentes. En particular reclamo la ineludible
necesidad de implicar a las familias de los jóvenes. No
puede haber una eficaz pastoral juvenil sin una válida
pastoral familiar.5
2.- VALDOCCO – FAMILIA COMO PARADIGMA
PASTORAL
Revisando los primeros años de experiencia pastoral
de Don Bosco en Valdocco, observamos que la familia no
puede considerarse como un sujeto pastoral verdadero y
propio tal como la conocemos hoy en día. La vemos, más
bien, en la comprensión más amplia de lo que ahora
llamamos "la imaginería pastoral colectiva". Y es esta
forma de entender la familia la que subyace en la
propuesta educativa-pastoral de Don Bosco. La
experiencia de Valdocco tenía a la familia como
paradigma pastoral.
Al comentar las primeras opciones de Don Bosco
sobre la educación de los jóvenes Pietro Braido dice que la
propuesta formativa estaba estrechamente relacionada con
el impacto educativo que un tipo de ambiente particular
podía ofrecer. El oratorio era este ambiente. El oratorio de
Valdocco hacía desencadenar procesos de educación
integral que tenían sus raíces en el paradigma "familia".
En su comunidad de inspiración cristiana y sin familia
encontraban la dulzura de un hogar, la seguridad de la
paternidad y de la hermandad en la persona del director y
de los educadores, la alegría de la amistad, las perspectivas
de una inserción significativa en la sociedad con una cultura
y una capacidad de trabajo digno y rentable; junto con un
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estilo general de alegría garantizada por un sinfín de
manifestaciones que el genio educativo sabía inventar:
juego, teatro, excursiones, música, canto. Por eso Don
Bosco especificaba el "programa de vida" en alegría,
estudio, piedad.6
A partir de estos orígenes, será muy esclarecedor
hacer la conexión necesaria entre tal propuesta carismática
y la que fue la experiencia de Don Bosco en su familia de
origen en I Becchi7.
Braido se esfuerza en señalar que la familia, “escuela
del seno materno”, es la primera matriz de la personalidad
de Don Bosco". La suya fue una vida familiar "influenciada
por la precoz "ausencia" del padre, muerto cuando su hijo
no tenía todavía dos años, por la presencia de un
hermanastro mayor de siete años y la abuela paterna”. En
el centro de todo se encuentra una presencia
"determinante, una madre de gran solidez humana y
espiritual, la verdadera "madre paterna”.8
Si hablamos de elementos pedagógicos, la figura
de Mamá Margarita resulta esencial en el crecimiento
de su hijo:
Margarita Occhiena es la primera educadora y
maestra de "pedagogía". Después de casi 60 años le
escribe, que "su mayor atención fue la de instruir a sus
hijos en la religión, tenerlos obedientes y ocupados en las
cosas adecuadas a su edad.9 " En la familia, aprendió, en
primer lugar, el hábito de la oración, el deber, el sacrificio;
en su momento, dirigido por la madre, la práctica del
sacramento de la confesión a la edad de la razón. A esto se
sumaron poco a poco un modesto inicio a la lectura y la
escritura10.
En la misma línea se expresa Don Egidio Viganó en
una de sus cartas, en el tema de la familia cuando escribe
sobre la relación entre el crecimiento del carisma de Don
Bosco en Valdocco y la experiencia de la propia familia de
origen:
Este estilo simpáticamente "familiar” tiene su origen
en la vida misma del Fundador, en la experiencia de su
familia guiada por mamá Margarita. Su heroico traslado a
Valdocco sirvió para impregnar el ambiente de aquellos
pobres muchachos del mismo estilo de familia, de la que
ha surgido la sustancia del sistema preventivo, y de muchos
métodos tradicionales afines a ella. Don Bosco había
experimentado que la formación de su personalidad estuvo
vitalmente enraizada en el extraordinario clima de la
dedicación y la bondad ("donde sí") de su familia en I
Becchi, y quiso reproducir las cualidades más significativas
en el Oratorio de Valdocco entre los jóvenes pobres y
abandonados11
Es útil recordar aquí una reflexión de Aldo Giraudo en
un artículo con el título: El modelo de familia en la visión y
la experiencia de Don Bosco12, porque comenta
ulteriormente esta relación entre la experiencia de
Valdocco y su familia de origen. Escribe:
Se desprende claramente la relación entre la obra de
Don Bosco y la familia, entre la misión específica de esta y
la de los Salesianos, en dos niveles. En primer lugar, las
Memorias del Oratorio nos dan a entender que la
experiencia educativa y relacional experimentada por Juan
Bosco se ha convertido en un recurso e inspiración para la
obra del Oratorio, por su método y su estilo de relación: la
positiva figura de la madre, pero también la traumática
pérdida del padre, que se resolvió en Don Bosco en una
conciencia más aguda de la importancia y el papel de la
figura del padre; y la singularidad de las relaciones
familiares, el ambiente acogedor y de intimidad confidente,
el espíritu de adaptación y de pertenencia que caracterizan
a una familia humana se convierten en un recurso e
inspiración para la familia educativa del Oratorio (modelo
inspirador de toda obra salesiana). En segundo lugar, la
obra de Don Bosco nace en un contexto histórico
específico y en relación con un tipo de familia
históricamente connotado para compensar la ausencia de
una familia o para apoyar y complementar el papel de la
familia en el cuidado de las necesidades básicas de los
jóvenes, en su necesidad de afecto, formación humana y
cultural, la educación religiosa y moral y espiritual con el fin
de ayudarles a alcanzar su vocación personal y prepararlos
para la vida y para participar en la sociedad y en la iglesia
como miembros activos y útiles. Este lazo es no sólo un
dato de hecho, sino que parece constitutiva e importante
para la identidad, la fecundidad de la presencia salesiana y
su misión en la historia.
Este apunte a la comprensión de la familia en la vida,
en la mente y corazón de Don Bosco, nos da un punto de
partida para descubrir las inspiraciones que nos iluminan
hoy para vivir los nuevos retos en estas nuevas zonas
pastorales.
3.- PARTIENDO DE LA EVANGELII GAUDIUM
No podemos dejarnos conducir por la Amoris Laetitia
si no se parte de la Evangelii Gaudium. Ofreciéndonos el
Papa Francisco la Evangelii Gaudium nos ha pedido un
esfuerzo y empeño claros, hacia ese objetivo que él llama
la "pastoral en conversión":
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Soy consciente de que hoy en día los documentos no
despiertan el mismo interés que en otras épocas, y se
olvidan rápidamente. No obstante, destaco que lo que
quiero expresar aquí tiene un significado programático y
consecuencias importantes. Espero que todas las
comunidades tengan el propósito de aplicar los medios
necesarios para avanzar en el camino de una conversión
pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como
están. Ahora no necesitamos una "simple administración."
Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un
"estado permanente de misión" (EG, n. 25).
A partir de esta invitación, nos preguntamos: ¿cuáles
son las opciones que tenemos que tener en cuenta para
que nos sostengan en el camino pastoral?
¿Por dónde empezar para que nuestra respuesta no
sea una fotocopia pobre y débil de una acción que no dice
nada nuevo en nuestros días? En resumen, podemos
destacar dos aspectos que acompañan a este viaje: la
historia como reto, y el modelo de nuestra respuesta
pastoral.
La historia como reto
El Señor nos envía a vivir su amor y dar testimonio de
la buena noticia del Evangelio “hoy”, “aquí” y "ahora". La
historia que estamos llamados a conocer y abrazar es esta,
no otra. La nuestra es una época en la que todo lo que es
institución o institucional está pasando por cambios
importantes y rápidos nunca antes vistos anteriormente,
“la familia está pasando por una profunda crisis cultural,
como todas las comunidades y las relaciones
sociales"(EG, n. 66). En este momento vivir la conversión
pastoral significa actuar para hacer posible a tantas
personas que encontramos de disfrutar de "una comunión
que cure, promueva y fortalezca los vínculos
interpersonales... Nosotros, los cristianos insistimos en la
propuesta de reconocer al otro, sanar las heridas, construir
puentes, formar relaciones, y ayudarnos a “llevar los unos
las cargas de los otros" (Gal 6,2) "(E G, n. 67).
En estos dos puntos, el cambio que hace época y la
invitación a convertirse pastoralmente, tenemos un
resumen del reto que aceptamos con realismo, pero
también con determinación e inteligencia.
No es el momento de las quejas sino del valor pastoral.
La trampa de "lamentos autodefensivos" siempre está ahí,
pero hay que evitarla con la dignidad y la nobleza de los
que creen que el presente es el tiempo de Dios, que
aquello de lo que somos portadores y portadoras es una
propuesta resultado de una creatividad misionera,
respuesta a la llamada de Dios (cf. AL 57).
Una respuesta pastoral
Esta es la pregunta que seguramente llevamos en
nuestro corazón: ¿cómo hacer frente a este desafío?
¿Cómo vivir esta llamada en una sociedad cambiante, una
sociedad fluida?
En el capítulo IV de la Evangelii Gaudium el Papa
Francisco ofrece una amplia reflexión sobre la dimensión
social de la evangelización. Es un capítulo muy
interesante de cómo no sólo no se nos permite
hacer caso omiso los acontecimientos históricos
que el tiempo y la historia contienen, sino todo lo
contrario: es precisamente en el interior de los
acontecimientos humanos, donde se encuentren las líneas
de fractura entre el pasado y el futuro, entre lo viejo y lo
nuevo, entre lo conocido y lo desconocido, es aquí donde
estamos llamados a estar presentes con la palabra
liberadora del Evangelio. Nosotros, miembros de la Familia
Salesiana, estamos presentes en esta fase histórica con una
propuesta educativa integral.
EG, n. 236, nos ofrece el modelo del poliedro a
través del cual miramos e interpretamos los
acontecimientos históricos con el fin de ofrecer propuestas
validas, que dan luz y ofrecen futuro:
El modelo es el poliedro:
i. Refleja la confluencia de todas las parcialidades
que en él conservan su originalidad.
ii. Tanto la acción pastoral como la acción política
buscan recoger en este poliedro lo mejor de cada uno.
iii. Allí se insertan los pobres, con su cultura, sus
proyectos y su propio potencial.
iv. Incluso la gente que puede ser criticada por sus
errores, tienen algo que aportar que no debe perderse (EG,
n. 236).
En cuatro breves puntos tenemos el vocabulario que
nos ayuda y nos acompaña para la lectura de Amoris
Laetitia: confluencia, sinergia, pobres, excluidos. Estas son
palabras que nos obligan a salir de nuestras zonas cómodas
- zonas de confort - donde "siempre lo hemos hecho así":
I Las personas que encontramos en la búsqueda de
convergencias con sus historias y heridas, sino también
con sus pequeñas o grandes riquezas;
II Las sinergias que logramos facilitar entre los
diversos actores que están comprometidos en el territorio
en beneficio de los jóvenes y la familia, donde cada uno/a
aporta lo mejor de sí;
III La pronta acogida del que es pobre, del que se
siente solo y abandonado, pero que no quiere decir
que no tenga sueños y proyectos futuros;
IV Junto a la capacidad de ver el bien escondido en el
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corazón de cada mujer y cada hombre, niña y niño, incluso
las personas más difíciles, la gente que puede parecer fuera
de los patrones sociales, culturales y religiosos.
Son éstas las líneas, no uniformes, no del todo
precisas, que en su conjunto conforman el poliedro
pastoral.
Si nos fijamos bien en la propuesta de Don Bosco en
Valdocco, notamos una configuración pastoral muy similar.
Hacia 1862, escribiendo sobre la juventud del oratorio, la
ve, como él dice, "en tres clases": traviesos, disipados, y
buenos. Lo que nos interesa hoy es ver cómo ante los casos
difíciles, los "díscolos", que hoy llamaríamos "los
rechazables” de la sociedad, Don Bosco es capaz de lanzar
una mirada de compasión, ofrece un espacio de inclusión y
proporciona una oportunidad de futuro. Todo lo hace
favoreciendo un ambiente en el que el corazón del buen
pastor, el corazón sin prejuicios y con la mente abierta,
hace verter el bien escondido en el corazón de cada ser
humano.13
4.- AMORIS LAETITIA
Con las claves de lectura de la Evangelii Gaudium
intento leer la Amoris Laetitia a través del filtro del carisma
salesiano. Los tres apartados que siguen pueden orientar
nuestros caminos pastorales en la plena consideración del
hecho que somos hoy varios los grupos de la Familia
Salesiana en situaciones sociales y culturales diversas, con
accesos y métodos pastorales típicos de cada grupo.
Estos tres puntos son como tres indicaciones que
tienen como finalidad: primero examinar los puntos de
partida, es decir nuestras actitudes pastorales; segundo
pedirnos examinar cuáles son los criterios y objetivos que
sostienen nuestra visión pastoral; tercero, estudiar bien
cuáles son las opciones que actualizamos para que
nuestras justas actitudes pastorales junto a los criterios
Y objetivos que nos prefijemos alcancen la meta
deseada: el bien de los jóvenes y de la familia.
Actitudes pastorales
Ante los desafíos pastorales que todos nosotros
quisiéramos encontrar, es fundamental empezar con
la pregunta:
¿cómo estamos leyendo los desafíos?
¿Cuál es nuestra actitud de fondo en este
escenario: cercanía o distancia, escucha o juicio,
empatía o rechazo, compasión o sentido de
superioridad, ¿prontitud al servicio o prontitud a
servirnos?
En Amoris Laetitia, cap. 2, el Papa Francisco nos
indica algunos desafíos sobre nuestro camino. Pero lo que
nos impresiona más es cómo el Papa ofrece estos desafíos.
Su intento es el de ayudar a ver los desafíos como ventanas
hacia las oportunidades que nos aguardan.
A. Ante todo, debemos estar dispuestos a leer el
escenario que se nos presenta con los “cambios
antropológicos-culturales, en razón de los cuales los
individuos son menos apoyados que en el pasado por las
estructuras sociales en su vida afectiva y familiar” (n 32)
junto al “creciente peligro representado por un
individualismo exasperado que desnaturaliza los lazos
familiares” (n. 33). Aquí hay un primer irrenunciable
compromiso de cada persona llamada a asumir la tarea
pastoral. Leer la historia de donde son enviados. Escuchar
el pulso del territorio es un signo de cercanía y de interés
de nuestra parte que queremos ser peregrinos con los
jóvenes y las familias. La falta de lectura del escenario
donde el Señor nos envía es ya una primera señal
preocupante. Por el contrario, tal vez será la señal que
daremos a través de nuestra actitud de escucha, de
apertura y disponibilidad.
B. Como pastores y educadores de los jóvenes, hay
que evitar una lectura pastoral superficial que corre el
riesgo de llevarnos a un callejón sin salida, de pesimismo.
Un elemento importante de nuestra educación salesiana
es la capacidad de facilitar "una personalización que pone
el acento en la autenticidad en lugar de reproducir
comportamientos preestablecidos." Nosotros llevamos y
vivimos la gran propuesta que lleva a los jóvenes a metas
altas, una disciplina personal que les permite madurar lo
mejor de sí: "la libertad de elegir les permite proyectar sus
vidas y cultivar lo mejor de sí mismos, pero, si no tiene
objetivos nobles y disciplina personal, degenera en una
incapacidad de entregarse generosamente" (n 33) … Una
lectura pastoral superficial hace perder esta perspectiva
de la plenitud humana.
C. Junto a esta actitud pastoral que promueve una
lectura saludable de la situación, el Papa sugiere el valor
del testimonio y la palabra. Se nos exhorta a no ser
renunciadores. Los desafíos son como las llamadas, que
deben ser tomadas con inteligencia y administradas con
creatividad pastoral: "como cristianos no podemos
renunciar a proponer el matrimonio a fin de no contradecir
la sensibilidad actual, estar a la moda, o por sentimientos
de inferioridad frente a la degradación moral y humana.
Estaríamos privando al mundo de valores que podemos y
debemos ofrecer"(n.35). Encontrar el equilibrio no significa
hacer concesiones, sino trazar caminos en los corazones de
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la gente, un corazón que está buscando testigos auténticos
que viven lo que creen.
D. En relación con el valor del testimonio y la
palabra, el Papa no habla ni de actitud militante, ni menos
de cruzadas. Si bien es justa la denuncia, para nosotros, el
camino a seguir no es el de la lógica de la "imposición de
reglas con el poder de la autoridad" (35). En este momento
histórico "se nos pide un esfuerzo más responsable y
generoso, que consiste en presentar las razones y motivos
para optar a favor del matrimonio y la familia, de modo
que la gente esté más dispuesta a responder a la gracia que
Dios les ofrece" (n. 35). Y esto es un trabajo exigente que
requiere mucha reflexión.
E. El párrafo n. 40 nos pide refinar la capacidad de
encontrar el lenguaje adecuado para los jóvenes. Nos
atrevemos a llamar al párrafo nº. 40 “párrafo salesiano”, ya
que nos obliga a reconocer la "necesidad de encontrar
las palabras, las razones y evidencias para ayudarnos a tocar
las fibras más íntimas de los jóvenes, donde son más
capaces de la generosidad, compromiso, amor e incluso
de heroísmo, invitándoles a aceptar con entusiasmo y
coraje el desafío del matrimonio" (n. 40).
Y esto no es sólo una cuestión de palabras, sino más
bien de hacer madurar una visión pastoral con los procesos
que "hablan de los jóvenes" y “hablan a los jóvenes." Aquí
el vocabulario no lo vamos a buscar nosotros para ellos.
Aquí el vocabulario ya está inscrito en el modo con el que
afrontamos el reto, cómo lo leemos, cómo lo respondemos.
Aquí el vocabulario lo tenemos que aprender desde el
interior de nuestra autenticidad, y también desde el interior
de nuestra humildad para ponernos en su propia
longitud de onda. Si estamos "físicamente" lejos de
los jóvenes, estamos no sólo somos "efectivamente"
lejanos, sino probablemente también "afectivamente”
distantes. Aquí la discusión sobre el lenguaje de los jóvenes
toca toda la esfera de la asistencia salesiana que sigue
siendo uno de los secretos más geniales y más actuales de
Don Bosco.
F. He aquí, pues el último desafío que el Papa
Francisco comenta varias veces en diferentes partes de la
exhortación: el reto para una creatividad misionera, no de
quejas, sino de esperanza y profecía:
Las realidades que nos interesan son los desafíos. No
caigamos en la trampa de agotarnos en gemidos
autodefensivos, en vez de despertar una creatividad
misionera. En todas las situaciones, la Iglesia siente la
necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza.
[...] Los grandes valores del matrimonio y la familia cristiana
se corresponden con la búsqueda que atraviesa la
existencia humana (n. 57).
Con este sano optimismo radicado en la llamada, las
dificultades que constatamos son "una invitación a liberar
en nosotros las energías de la esperanza traduciéndolas en
sueños proféticos, acciones transformadoras e
imaginaciones de la caridad" (n. 57).
Para todos nosotros como grupos de la Familia
Salesiana, antes de cualquier paso hacia una propuesta que
se formula, es urgente y esencial encontrar el espacio de
reflexión y oración para purificar, probar y fortalecer
nuestras actitudes pastorales. Con estas opciones básicas,
estas actitudes pastorales, vivimos y nos enfrentamos a
nuestro llamamiento a "la luz de la parábola del sembrador
(Mt 13.3 a 9), (siendo) nuestra tarea (la) de cooperar en la
siembra: el resto es obra de Dios "(n. 200).
Sólo con esta lógica, como Iglesia, lograremos
“familias con humilde comprensión, (con) el deseo de
acompañar a todas y cada una de las familias para que
puedan descubrir la mejor manera de superar las
dificultades que encuentren en su camino" (n. 200).
Oración y reflexión para saber insertar en la lógica de Dios,
pero también en la historia de las personas. Reflexionar
para responder de una manera que supere una común y
peligrosa superficialidad pastoral, ya que "no basta insertar
una genérica preocupación por la familia en los grandes
proyectos pastorales" (n. 200). Sobre esto, sin embargo,
volveremos más adelante.
Criterios pastorales
Tales actitudes conducen a una serie de criterios que
a su vez dan lugar a propuestas pastorales. En esta parte
ofrecemos algunos criterios pastorales tomados de los
capítulos 5, 6, 7 y 8 de Amoris Laetitia. Como sugiere el
Papa al inicio de la Exhortación Apostólica, se espera que
este documento será considerado como un instrumento
para el estudio y la reflexión, ya que no es un manual de
respuestas, sino más bien una invitación a escuchar y
ponernos al servicio.
La fecundidad del amor que genera
Un primer criterio pastoral es partir de la comprensión
del amor en la lógica de la fertilidad en el sentido más
amplio posible. El amor genera, el amor hace fecundo
donde quiera que se acepte vivirlo. Nos preguntamos: en
los procesos educativos-pastorales ¿qué significa para
nosotros interpretar nuestra acción y testimonio en la
lógica del amor que da la vida? ¿Qué significa para
nosotros, agentes de pastoral, hacer nuestro propio desafío
de "descubrir la dimensión más gratuita del amor, que
nunca deja de sorprendernos" (n. 166)? ¿Cómo reflejamos
en nuestros planes pastorales “la primacía del amor de
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Dios, que siempre toma la iniciativa, porque los niños son
amados antes que hayan hecho nada para merecerlo"? (N.
166) ¿Qué tipo de imaginación pastoral debe madurar
para venir al encuentro de "muchos niños que desde el
principio son rechazados, abandonados, despojados de su
infancia y su futuro" y que crecen con la sensación de que
"fue un error hacerlos venir al mundo"? (N. 166).
Estas son preguntas que deberán tenerse en cuenta
dentro de los diferentes procesos educativos y pastorales y
ante los cuales debemos al menos reaccionar. Nuestros
criterios pastorales necesitan nutrirse de ideas y
convicciones fuertes, pero también dejarse desafiar por
preguntas incómodas. Si no corremos el riesgo de hacer
muchas cosas, sin saber el "por qué", ni el "dónde" ¡ni
siquiera el hacia dónde! La lógica de la fecundidad, la
comprensión del amor que es generativo, dan sentido y
dirección a las opciones pastorales, tanto a corto como a
largo plazo.
En respuesta a la ausencia de paternidad y
maternidad
Un segundo criterio que debe iluminar nuestra
reflexión pastoral es el siguiente: "captar y responder a la
ausencia de paternidad y maternidad". Y aquí nos dejamos
interpelar por el reto de la falta de modelos para los que,
por un lado, nuestros jóvenes y muchachos están tratando
de superar sus orfandades, mientras que por el otro, nos
encontramos con la desorientación de muchos padres que
se encuentran sin un vocabulario con el que conectarse
con el mundo de sus hijos.
¿Qué significa para nosotros hoy en día encontrarnos
en estas líneas de falla, en esta tierra de terremoto y
desintegración?
¿Cuáles son las respuestas que podemos ofrecer a
través de procesos y propuestas educativo-pastorales?
Aquí viene la necesidad de un análisis exhaustivo, que,
mientras encuentra e interpreta esta sensación de vacío y
de búsqueda, también será una reflexión que propone
caminos y decisiones pastorales.
La familia es sujeto pastoral
Yendo más al centro de nuestra experiencia pastoral,
y a la luz de cuanto hemos compartido hasta ahora, nos es
de ayuda profundizar el capítulo 6 de la Amoris Laetitia, de
la que comento el tercer criterio que creo de suma
importancia: las familias son los principales sujetos de la
pastoral familiar:
Los Padres sinodales han insistido en que las familias
cristianas, por la gracia del sacramento del matrimonio,
son el tema principal de la pastoral de las familias,
especialmente proporcionando el testimonio alegre de las
parejas casadas y las familias, las iglesias domésticas. Por lo
que han hecho hincapié en que se trata de experimentar
que el Evangelio de la familia es la alegría que llena el
corazón y toda la vida, porque en Cristo somos liberados
del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento
(n. 200).
Esta llamada es un criterio pastoral de primera
importancia, si realmente queremos que nuestra
consecuente propuesta pastoral sea veraz, actualizada y
significativa. En la medida en que nos imaginamos a la
familia como el personaje principal, a continuación,
podemos superar la superficialidad pastoral ya mencionada,
con el fin de ir más lejos, llegando en realidad a ser
constructores y testigos de los procesos pastorales.
Con razón, pues, Francisco nos advierte que "no es
sólo entrar en una preocupación general por la familia en
los grandes proyectos pastorales. Porque las familias
pueden ser sujetos cada vez más activos de la pastoral
familiar, se requiere un esfuerzo de evangelización y
catequesis dirigida hacia dentro de la familia "(n. 200).
Y aquí la exhortación apostólica, n. 201, nos llama
a que "la conversión misionera” en los que entendemos
que "no se debe parar en un anuncio puramente teórico y
alejado de los problemas reales de la gente." Aquí hay tres
pautas muy claras de las que dos pueden servir como
examen de conciencia personal y comunitaria, así como
para una evaluación tranquila pero sincera de nuestras
propuestas pastorales:
I La pastoral familiar debe ayudar a otros a
experimentar que el Evangelio de la familia es la respuesta
a las expectativas más profundas de la persona humana: su
dignidad y al cumplimiento completo en la reciprocidad, en
la comunión y la fecundidad;
II Vale la pena destacar la necesidad de una
evangelización que debe denunciar con franqueza los
condicionamientos, culturales, sociales, políticos y
económicos;
III Se debe desarrollar el diálogo y la cooperación con
las estructuras sociales, y debe ser impulsado y apoyado
por los laicos que están comprometidos como cristianos en
el ámbito cultural y sociopolítico (n. 201).
Estas tres directrices - Evangelio, denuncia y sinergia -
en un criterio pastoral claro que ven a la familia como
protagonista, no se han agotado en exhortaciones piadosas,
ni menos aún en las circunstancias específicas. Aquí se trata
de un proceso que debe ser pensado, que se refleja y se
comparte entre todos los que forman parte de la presencia
o la experiencia pastoral: jóvenes, animadores, catequistas,
maestros, padres y todos los involucrados en el proyecto
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educativo y pastoral. Vamos a hacer más comentarios
sobre las implicaciones que ello conlleva.
La gradualidad pastoral
Por último, el cuarto criterio, la naturaleza gradual de
la pastoral, (N. 293) lo encontramos comentado en el
capítulo 8 a través del trinomio "acompañar", "discernir" e
"integrar". El capítulo se inicia mediante la presentación de
esta política pastoral con las siguientes palabras: " aquellos
que son parte de la Iglesia necesitan atención pastoral
misericordiosa y animadora"(n. 293). La pregunta que nos
hacemos es la siguiente: dentro de nuestras propuestas
pastorales ¿cómo nos ilumina este criterio pastoral? ¿Qué
significa y cómo se traduce el trío "acompañar", "discernir"
e "integrar"?
Y aquí estamos llamados a reflexionar
cuidadosamente sobre cómo nuestras propuestas y
nuestras estructuras dan realmente signos de cercanía
especialmente a aquellas familias que se encuentran en la
periferia no sólo religiosa y eclesial, sino también social,
cultural y económica. El desafío para nosotros es traducir el
trío "acompañar", "discernir" e "integrar" en un vocabulario
educativo pastoral que pueda adoptar la forma siguiente:
“acoger", "involucrar" y "formar". acoger (acompañar):
proporcionar espacios de escucha donde las personas,
jóvenes y adultos se den cuenta de que la obra y la
presencia es una "casa" donde todos los agentes pastorales
son hermanos y hermanas listos para compartir el camino,
sin perjuicio ni exclusión; involucrar (discernir): proponer
oportunidades y procesos en los que los jóvenes y los
padres son animados a ser miembros activos,
protagonistas, cada uno/a de acuerdo con sus capacidades
y posibilidades. En otras palabras, que la presencia con
su propuesta educativo-pastoral es una experiencia donde
las fronteras de la participación se amplían según el
potencial de las personas. En la lógica de los círculos
concéntricos, no hay límites impuestos por el placer, el
prejuicio o el arbitrario auto-referencial de los que son
llamados/as a ser criado/a; formar (integrar): comunicar
una visión pastoral que no se limite solo a ofrecer un
producto a nuestros jóvenes y nuestras familias, sino que
va más allá. Una visión que permita, forme, logre testigos y
multiplicadores a aquellas mismas personas que, siendo
acogidos e involucrados, en su momento lleguen no sólo a
convertirse en sus propios discípulos, sino también
apóstoles.
Decisiones operativas
Llegamos a la última parte de esta reflexión: las
opciones operativas. Y aquí conectamos con la primera
parte - identidad, carisma, comunidad -, es decir partimos
de nuestras raíces para mirar el futuro con esperanza,
alegría y optimismo.
Comunidad
La Familia Salesiana está en la memoria de los inicios
de Valdocco, el corazón pastoral de Don Bosco. El signo de
una propuesta pastoral más convincente, especialmente en
relación con los grandes potenciales que la familia ahora
nos da, estamos llamados a reflejar cómo el estilo y el
paradigma comunitario de vivir el carisma salesiano es la
forma salesiana de animación cada realidad educativa.
Como ya hemos comentado antes, contemplando el
origen del carisma salesiano, nos encontramos con un Don
Bosco que constituye a su alrededor una comunidad-
familia, donde a los mismos jóvenes se les comunicaba una
experiencia de sano y valioso protagonismo. El Oratorio
sigue siendo hoy para nosotros un punto de referencia para
una propuesta con objetivos claros, vivir en la convergencia
de roles pensados en función de los jóvenes. El carisma de
Don Bosco encuentra su humus en este tipo de
experiencia educativa y pastoral. A partir de esta
comunidad familiar nacieron la Congregación y la Familia
Salesiana. A partir de esta misma fuente seguimos
alimentándonos nosotros hoy en día.
A la luz de las oportunidades pastorales que surgen,
viven y realizan la misión de Don Bosco hoy nos pide el
esfuerzo no tanto de crear nuevas estructuras, que se
añaden a los otros organismos de gestión y participación
existentes en las diferentes obras o ambientes pastorales,
sino más bien una renovada mentalidad hacia una
mayor comunión viva los diferentes dones y carismas como
realidades complementarias, en mutua reciprocidad, al
servicio de una misma misión.
Si la evangelización es el resultado de una trayectoria
coral, una misión entre consagrados y laicos, que están
uniendo sus fuerzas en la cooperación en el intercambio
de dones, a pesar de las diferencias en la formación,
tareas, carismas y grados de participación en esta misión,
entonces hoy la Familia Salesiana debe trabajar para
asegurar que nuestra acción pastoral pase de una acción
de los operadores individuales a una mayor coordinación
de las diversas intervenciones, una búsqueda de la
comprensión y la complementariedad entre todos, una
búsqueda de colaboraciones, un esfuerzo de organicidad
y diseño.
Nuestra presencia, nuestras propuestas han de ser
una continuación de lo que nuestro Padre y Maestro vivía
en los orígenes: una comunidad de personas, orientada a la
educación de los jóvenes, que pueda llegar a ser para ellos
una experiencia de Iglesia, y les abra al encuentro personal
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con Jesucristo.
Proyecto
Una comunidad de educadores/as orientada a la
educación de los jóvenes ofrece un proyecto educativo-
pastoral. La improvisación logra solo que surjan
confusiones. Un primer reto que ya hemos recogido, y que
el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium, así como en
Amoris Laetitia, nos invita a tomar en serio, es el de una
conversión pastoral: una reconstrucción de un maduro
sentido de pertenencia y también de una renovación de
mentalidad, de nuestro modo de pensar, de evaluar y
actuar, de colocarse frente a los problemas y el estilo de
relaciones: con los jóvenes, entre los educadores, los
agentes de pastoral y las familias.
Debemos hacer nuestra la profunda convicción de
que las iniciativas y las propuestas pastorales más
importantes se articulan como una red. Todos los
protagonistas, los maestros / educadores, jóvenes, familias,
colaboran a diferentes niveles en la elaboración de
propuestas y programas pastorales. La experiencia de una
comunidad o grupo que ofrecen es el centro de
convergencia donde se vuelven reales:
a) la comunión de criterios (mentalidad);
b) la convergencia de intenciones (objetivos) y, c) la
organicidad de intervenciones (corresponsabilidad,
comparación, investigación, verificación).
Esta mentalidad proyectual es y será para toda la
Familia Salesiana el gran reto, pero también el gran don.
Porque dentro de esta mentalidad de planificación se
acumularán las dos caras del corazón de Don Bosco: la
"caridad pastoral" y la "inteligencia pedagógica". Los
jóvenes nos piden un renovado compromiso vivido en la
constancia, con continuidad y la naturaleza concertada de
los diferentes agentes educativos y entre sí. Es preciso que
todos reconozcan y se comprometan en torno a una
propuesta unitaria. El individualismo pastoral y una
propuesta pastoral fragmentada no tienen futuro porque
son un anti- testimonio en el presente.
Por lo tanto, es necesario un proyecto capaz de
continuar con la "tradición" y, al mismo tiempo, de
amalgamar lo "nuevo". Ya no es aceptable que
continuamente se vuelva a empezar desde cero con cada
rotación de los responsables o cualquier renovación delos
equipos.
Proyectar es una actitud de la mente y el corazón,
que se convierte luego en una obra concreta. Proyectar es
un proceso más que un resultado, proyectar es un aspecto
de la pastoral más que uno de sus actos pasajeros,
proyectar es un camino de compromiso y de unificación de
las fuerzas.
Y aquí es donde se encuentra el corazón y al mismo
tiempo la prueba de la respuesta que nosotros, como la
Familia Salesiana vamos a dar a la Iglesia y al mundo en
relación con la familia. Si nos involucramos en torno a la
creación de una comunidad que se hace presente con los
jóvenes y para los jóvenes con el corazón del Buen Pastor,
si nosotros como comunidad, juntos, llevamos a cabo un
proyecto educativo y pastoral creíble para y con la familia.
Dentro del proyecto se reconoce a la familia, la
primera y esencial comunidad educativa, la reconocemos
en su verdad, en su potencial: la célula dela sociedad y de
la Iglesia, sujeto primero, no sólo en la transmisión de la
vida, sino más aún en la misión educativa, sujeto
insustituible e inalienable.
Acompañamiento
Una comunidad que vive y propone un proyecto
siente la necesidad no sólo de acompañar, sino también de
ser acompañada. La comunidad que vive un proyecto es
un organismo vivo, que existe en la medida en que crece y
se desarrolla. Por esto no sólo se debe cuidar su
organización, sino, más importante aún, desarrollar su vida.
Podemos identificar tres niveles en relación con las cuales
tenemos que cuidar este acompañamiento:
I Acompañamiento del ambiente
El entorno en el que se vive la experiencia educativa y
pastoral salesiana va acompañado. En cuanto es una
realidad viva, cada ambiente se construye. Es en ella
donde los jóvenes se sientan en casa en un ambiente de
apoyo, de circulación de ideas y afectos. Y si hablamos de
los jóvenes, lo mismo debemos decir de todos los que
asumen la educación de los hijos, sobre todo los padres.
El ambiente debe ser entendido y percibido en su
potencial donde jóvenes y adultos se sientan acogidos e
involucrados. En esta óptica, el ambiente ofrece a los
jóvenes y a las familias espacios, procesos y personas con las
que se pueden identificar. Un ambiente cuidado y
acompañado da a luz procesos de formación permanente
de calidad y a diferentes niveles: humano, espiritual,
cristiano y salesiano.
II Acompañamiento de grupo
A cuantos entran en contacto con una propuesta de
vida y de espiritualidad salesiana tenemos que pensar
ofrecer la experiencia de un itinerario. Marcadas por el
respeto, la gradualidad y la diferenciación, tales itinerarios
reconocen y responden a dos grandes dimensiones: la
dimensión de la pertenencia y la de la identidad. Por un
lado, la experiencia del grupo viene al encuentro del deseo
de la búsqueda, de ser protagonistas, de sentirse en camino
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con otros. En relación con esta dimensión, el grupo da
identidad, hace que surjan iniciativas y procesos, da lugar
a signos de vitalidad que permitan a los jóvenes y las
familias entrar en contacto con propuestas de valores
humanos y de fe de que al final son asimilados de manera
vital.
¡Cuántos jóvenes y cuántas familias hemos
encontrado que han redescubierto su fe, o incluso la han
descubierto, al experimentar en una de nuestras
presencias, participando en algún grupo o experiencia
llevada a cabo en nuestras presencias! Los grupos en
estos ambientes, cada uno con su experiencia particular, y
todos los grupos en comunión deben dejarse atraer por
este clima de pertenencia compartida, de apoyo mutuo. En
este camino la familia salesiana logra ser promotora de una
experiencia real de comunidad, es decir, de Iglesia.
III Acompañamiento personal
Una tercera tarea se nos presenta: el
acompañamiento personal. Es el más exigente, y en
consecuencia, es de una importancia crucial.
Los que tienen una responsabilidad pastoral dentro de
los grupos de la Familia Salesiana, nunca deben olvidar que
"si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo"
(Mateo 15:14). Crecer hacia la madurez humana y cristiana
que luego pueda iluminar y guiar a los demás, no es un
lujo, ¡es una urgencia! Un clima auténticamente salesiano
trata de proponer caminos donde se le da a la persona la
oportunidad de ser alcanzada en su individualidad, "cara a
cara".
La acción salesiana quiere despertar en los jóvenes, y
también en las familias, una colaboración activa y crítica,
según la medida de su propia posibilidad. Los tiempos que
se pueden presentar por estas experiencias de crecimiento
personal no son los mismos en todos y ni siquiera son
iguales las situaciones y decisiones ante las que estos
jóvenes y familias se encuentran. Aquí creatividad pastoral
junto a la prudencia y el respeto por las personas tienen un
carácter decisivo.
Entre ellas, se encuentra la dirección espiritual,
durante la cual se consolida la fe como vida en Cristo y
como un sentido radical de la existencia. Ayuda a discernir
la vocación personal de cada uno en la Iglesia y en el
mundo, y a crecer de manera constante en la vida spiritual
hasta la santidad.
Es evidente que aquí entramos en una esfera que está
bien pensada, reflexionada y planificada. Si, por un lado,
todos estamos convencidos de que se siente cada vez más
urgente la necesidad de personas dispuestas a escuchar y
aceptar las confidencias con respeto, por otro lado,
también somos conscientes de que necesitamos personas
que tengan el don de escuchar y aceptar la responsabilidad
educativa de ayudar a los jóvenes y familias en sus
esfuerzos de crecimiento.
CONCLUSIÓN
Concluyo con una cita escrita hace veintidós años, en
1994. En ese año, dedicado a la familia, Don Egidio Viganò
escribió una carta14 que a la luz de lo que estamos viviendo
hoy en día tiene un fuerte carácter profético:
El tema "familia" es demasiado importante para
dejarlo caer a finales de este año. Debemos considerar el
'94 como una ventana abierta en un vasto horizonte que
toca la actualidad de nuestro carisma y ofrece muchas
cuestiones urgentes y nuevas en nuestra misión de nueva
evangelización.
Es conveniente, por tanto, que nos entretengamos
seriamente sobre cómo el tema de la familia invierte en
profundidad nuestro proceso de renovación. Servirá para
sentirse más en el corazón de la Iglesia y más insertos de
forma integral en el mundo y en su historia. El Espíritu del
Señor nos ha suscitado en el Pueblo de Dios con una
específica tarea de "pastoral juvenil". Sabemos, y lo hemos
repetido varias veces, que no se puede realizar una pastoral
juvenil auténtica sin una relación concreta y armoniosa con
“la pastoral familiar."
Preguntémonos: ¿puede formar un educador hoy la
persona de sus jóvenes, sin profundizar, clarificar y revivir
los valores familiares? ¿Se puede en la Iglesia hacer nueva
evangelización sin recuperaren profunda y con novedad los
temas de la sexualidad, el matrimonio y la vida
matrimonial?
A esta pregunta que nos despierta a una visión
pastoral viva, empuja Don Viganò el discurso en el lado
práctico de las propuestas pastorales:
Creo sinceramente que todos estamos convencidos de
esta relación evangélica con las familias. El problema está
hoy en las exigencias de la nueva evangelización, que
colocan en el primer lugar de su cuidado pastoral
precisamente a la familia. Debemos revisar con especial
atención esta área de empeño que toca vitalmente
nuestras actividades educativas, la atención a los laicos de
nuestras asociaciones y la colaboración con las prioridades
pastorales de la Iglesia local.
Llegando al final de esta reflexión, auguro y ruego
que, si dentro de 22 años, se tuviese que proponer de
nuevo el tema de la Familia en las Jornadas de
Espiritualidad Salesiana, se pueda decir que hemos
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recorrido un hermoso camino. Gracias.
FABIO ATTARD, SDB. CONSEJERO PARA LA PASTORAL JUVENIL DE LOS SDB
JORNADAS DE ESPIRITUALIDAD DE LA FASA 2017
1 “Ninguna definición parcial y fragmentaria puede dar razón de una realidad rica, compleja y dinámica como la de la evangelización, sin correr el riesgo de empobrecerla y hasta de mutilarla. Es imposible entenderla, si no se procura abarcar con la mirada todos los elementos esenciales,” in Evangelii Nuntiandi n. 17; ver también Redemptoris Missio nn. 41-60.
2 DON EGIDIO VIGANÒ, Nuova Educazione, Carta publicada en ACG n. 337, 1991.
3 SAN JUAN PABLO II, Carta Iuvenum Patris, 31 enero 1988, n. 8
4 DON JUAN EDMUNDO VECCHI, Ecco il tempo favorevole, Carta publicada en ACG 373, 2000
5 PAPA FRANCISCO, Como Don Bosco, con los jóvenes y para los jóvenes, Carta del Santo Padre Francisco al Reverendo Don Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos en el Bicentenario del Nacimiento di San Juan Bosco, 24 de junio 2015
6 P. BRAIDO, Don Bosco prete dei giovani nel secolo delle libertà, vol. I, Roma, LAS 2003, p. 233. (En adelante Don Bosco sacerdote de los jóvenes).
7 P. BRAIDO, Prevenire non reprimere, Roma, LAS 1999, pp. 138-139. (En adelante Prevenire non reprimere).
8 Id, p. 138. “Memorias del Oratorio di san Francisco de Sales del 1815 al 1855”, en Fonti Salesiane, Roma, LAS 2014, p. 1175.
9 P. BRAIDO, Prevenire non reprimere, p. 139. Ve también P. Braido, Don Bosco prete dei giovani, vol. I, p. 321, especialmente nota 75: P. Cavaglià – M. Borsi, Solidale nell’educazione. La presenza e l’immagine della donna in don Bosco. Roma, LAS 1992, pp. 91-103, Realtà e simbolo di una madre. Margherita Occhiena nelle Memorie dell’Oratorio.
10 DON EGIDIO VIGANÒ, Nell’Anno della Famiglia, Carta publicada in ACG n. 349, 1994; hay que recordar también la reflexión ofrecida por DON PASCUAL CHÁVEZ en la Carta publicada en ACG 394, 2006, che trae el comentario del AGUINALDO del 2006: Asegurar una especial atención a la familia, que es la cuna de la vida y del amor y lugar primero de humanización.
11 A. GIRAUDO, Il modello famigliare nella visione e nell’esperienza di don Bosco, in http://www.donboscoland.it/articoli/articolo.php?id=2140
13 “Los buenos se conservan y progresan en el bien de modo maravilloso. Los disipados, los ya habituados a divagar, a trabajar poco, logran también un buen resultado con el arte, con la asistencia, con la instrucción y con la ocupación. Los díscolos dan mucho trabajo; si se les puede hacer que tomen un poco de gusto por el trabajo, generalmente se les puede salvar. Con los medios indicados se podrán obtener algunos resultados que se pueden expresar así: 1º que no se vuelvan peores; 2º muchos se vuelven sensatos y por tanto dispuestos a ganarse el pan honestamente; 3º aquellos mismos que bajo vigilancia parecían insensibles, con el tiempo se vuelven, sino en todo, al menos en parte, más manejables. Se deja al tiempo que vuelva aprovechables los buenos principios que pudieron conocer cómo se deban practicar,” in “Cenni storici intorno all’Oratorio di San Francesco di Sales”, in Fonti Salesiane, Roma, LAS 2014, p. 40
14 DON EGIDIO VIGANÒ, Nell’Anno della Famiglia, Carta publicada en ACG n. 349, 1994
5. PUESTA EN COMÚN Y DIÁLOGO
El texto es tan rico y sugerente que basta caer en la cuenta en lo que nos ha llamado la atención, recordar ejemplos propios y llegar a compromisos que nos ayuden a vivir el verdadero amor cristiano.
Notas:
6. FINALIZAMOS LA REUNIÓN
1. Oración a Mª Auxiliadora
Ave María.
María Auxiliadora de los Cristianos. Ruega por
nosotros.
7. FECHA PROXÍMA REUNIÓN Y LUGAR DE CELEBRACIÓN
Notas: