Pastoralia 36 - Adviento 2011 · Cada cristiano y la comunidad de los creyentes en su conjunto...

Edita: Vicaría de Pastoral(Diócesis de Ourense) • Dep. Legal: OU 13-07

V i c a r í a d e P a s t o r a lD I Ó C E S I S D E O U R E N S E

Adviento 2012

“El Santuario de Fátima en el 50 aniversario”La diócesis se prepara para celebrarlo

Presentación. .............................................................................................................................................................................................................. 3

Sumario.................................................................................................................................................................................................................................. 5

Palabra de Dios y nueva evangelización. ..................................................................................................... 7D. José Antonio Gil Sousa.

“La Palabra del Señor”: Camino de Dios al hombre ydel hombre a Dios. .................................................................................................................................................................................... 11

D. José Gómez López.

El Santuario de Nuestra Señora de los Milagros yla Nueva Evangelización. .................................................................................................................................................................. 15

José Manuel Villar Suárez.

Sacerdotes para la nueva evangelización. ..................................................................................................... 18D. José Ángel Feijóo Mirón.

Dez anos dos Grupos de Lectura Crente da Bibliana diocese auriense. ................................................................................................................................................................................... 21

D. Félix Álvarez Rodríguez.

La Familia y la Iniciación Cristiana.............................................................................................................................. 23D. José Pérez Domínguez.

A iniciación Cristiá de adultos. ......................................................................................................................................... 26D. Francisco Manuel Enríquez Pérez.

A necesidade dun centro diocesano paraa Iniciación Cristiá de Adultos. ........................................................................................................................................... 29

D. César González Fernández.

De la Eucaristía a la caridad (Eucaristía-comunión-servicio). ..................................... 33D. Ramiro González Cougil.

La Eucaristía, culmen de la caridad............................................................................................................................ 35D. Francisco José Prieto Fernández.

Dimensión social de la Eucaristía. ................................................................................................................................ 38D. José Ramón Estévez Gómez.

A Coordinación: un estilo de vida en Caritas. ................................................................................ 42D. Francisco Pernas de Dios.

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PRESENTACIÓN - PASTORALIA Nº 36 -

Equipo de la Vicaría de Pastoral

�� A los diez años de los Grupos Bíblicos en nuestra diócesis deOurense, además de la Semana de Teología dedicada a la“Verbum domini”, una llamada de atención a consolidar losgrupos ya existentes y a crear otros nuevos que nos permi-tan avanzar con nuestras comunidades parroquiales hacia unapastoral de marcado acento evangelizador.

�� Tomar conciencia, una vez más, de la importancia de la inicia-ción cristiana, tanto catequética como sacramental, en estostiempos que tienen necesidad de argumentos sólidos para pro-poner y exponer la fe con capacidad de enganche vivencial. Noolvidarnos de la Iniciación cristiana de adultos, que llaman a laspuertas de nuestras parroquias: personas no bautizadas, o que nohan hecho la primera comunión, o que no se han confirmado, oque han abandonado su fe y desean volver a la Iglesia. Necesidadde crear un organismo o centro que nos permita dar respuestasa la nueva problemática creada en el ámbito pastoral.

�� Caer en la cuenta del papel fundamental de las familias enla iniciación cristiana, tanto de niños como de adultos. Paraello, siguiendo las enseñanzas de Benedcito XVI en el V Encuen -

La revista PPAASSTTOORRAALLIIAA del adviento quiere marcar unas

inflexiones que no debemos olvidar en la programación

diocesana de pastoral para el presente curso,

tanto en la ciudad como en las villas y pueblos de

nuestra geografía orensana.


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tro Mundial de las Familias en Valencia, ayudar y defender elmatrimonio como “realidad indisoluble entre un hombre yuna mujer, que es, además, el origen de la familia” y que es labase de “la verdadera libertad del ser humano, al haber sidocreado a imagen y semejanza de Dios”.

�� Vivir e impulsar la vivencia de la Caridad, como frutologrado de la Eucaristía, imprescindible en toda comunidadcristiana y resultado de la generosidad de los creyentes enCristo, Resucitado, Señor y dador de vida. Vivimos tiemposde profunda crisis, también económica. Pero los coletazosfuertes de esta pandemia todavía non han llegado a muchosde los sectores de nuestra sociedad. Por desgracia, llegarán.Hemos de estar preparados, sabiendo que los hermanosnecesitados encuentran apoyo en sus hermanos, en sus veci-nos, en sus compañeros de viaje. Banco de alimentos, bancode ropas, banco de medicinas; de todo necesitaremos. “¿Porqué vas a los pobres?”, le preguntan a Teresa de Calcuta. Ellales responde:- “Por que vengo de la Eucaristía”.

¡Que el amor y la ilusión no decaigan!

Seguimos rezando para que el Señor se

digne bendecirnos con el mejor de sus rega-

los: un Obispo para Ourense.


EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA

DE LOS MILAGROS Y LA NUEVA

EVANGELIZACIÓN.José ManuelVillar Suárez.Merece la pena comenzar recordando lo que

dice el Código de Derecho Canónico sobre losSantuarios: Con el nombre de santuario se designauna iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivoparticular de piedad acuden en peregrinación nume-rosos fieles, con la aprobación del Ordinario del lugar(can. 1230). Y enseguida establece cuales son losservicios pastorales que debe ofrecer. En los san-tuarios se debe proporcionar a los fieles de maneramás abundante los medios de salvación, predicandocon diligencia la Palabra de Dios y fomentando conesmero la vida litúrgica, principalmente mediante lacelebración de la Eucaristía y la Penitencia, y practi-cando también, otras formas aprobadas de piedadpopular (can. 1234.1).

SACERDOTES PARA LA NUEVA

EVANGELIZACIÓN.José Ángel Feijóo Mirón.El tema de la Nueva Evangelización es, junto a

su santidad personal, uno de los grandes legadosdel pontificado de Juan Pablo II. Su sucesor, el PapaBenedicto XVI nos lo ha confirmado con sus ense-ñanzas y la reciente creación del Consejo Pontificiopara la Nueva Evangelización. En el discurso a losobispos del Celam, en Haití 1983, Juan Pablo II uti-liza esta expresión de Nueva Evangelización dicien-do que debe de ser “nueva en su ardor, en susmétodos y en sus expresiones”. ¿Cómo concretarese programa en la preparación al sacerdocio?

DEZ ANOS DOS GRUPOS DE LECTURA

CRENTE DA BIBLIA NA DIOCESE AURIENSE.Félix Álvarez Rodríguez.Nos últimos anos é tradición iniciar o curso

pastoral cunha xuntanza no Seminario Maior deOurense. É o primeiro dos dous cursos que alíofrece aVicaría de Pastoral e sempre ten a finalida-de de presentar o material que guiará os Gruposde Lectura Crente da Biblia da nosa diocese.

PALABRA DE DIOS Y NUEVA

EVANGELIZACIÓN.

José Antonio Gil Sousa.El Señor Jesús, antes de ascender a

los cielos, envió a sus discípulos a procla-mar el Evangelio al mundo entero (cfr.Mt.28,19-20). Los discípulos, transforma-dos por el don del Espíritu, se dispersa-ron por el mundo entonces conocido,difundiendo el “Evangelio de Jesucristo,Hijo de Dios” (Mc.1,1). Desde entonces yhasta el final de la historia, la Iglesia ha deanunciar la Buena Nueva que el Señor leha confiado. En las últimas décadas, den-tro del amplio contexto de la evangeliza-ción, se está insistiendo en la urgencia dela nueva evangelización (=NE.) dirigida aaquellos que se han alejado de la Iglesia,sobre todo en los países de antigua cris-tiandad. Para llevar a cabo esta tarea, esimprescindible el anuncio de la Palabra deDios. El Evangelio ha de ser transmitido alhombre contemporáneo con renovadoentusiasmo.

“LA PALABRA DEL SEÑOR”:CAMINO DE DIOS AL HOMBRE Y

DEL HOMBRE A DIOS.José Gómez López.En septiembre del 2010, Benedicto

XVI dio a conocer su segunda exhorta-ción apostólica que trata de la Palabradel Señor:“Verbum Domini”. Recoge lostrabajos de la Asamblea del Sínodo delos Obispos que se celebró en Octubredel 2008 y que precisamente tuvo comotema: “La Palabra de Dios en la vida ymisión de la Iglesia”.

En esta reflexión tratamos de expo-ner por qué y cómo la palabra bíblica es“Camino de Dios al hombre y del hom-bre a Dios”.

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SUMARIO (Visión panorámica de la revista)


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LA FAMILIA Y LA INICIACIÓN CRISTIANA.José Pérez Domínguez.El objetivo segundo de la programación dioce-

sana pide a los agentes de pastoral que potencien“la vida de las familias, para que acompañen a sushijos en el proceso de la vida sacramental, espe-cialmente en el proceso de iniciación cristiana”. ElPapa, Benedicto XVI, en Valencia, en el encuentrocon las familias, hacía una preciosa homilía, queviene a compendiar todos los mejores deseospara nuestras familias diocesanas y nos invita alcompromiso en una de las tareas fundamentalesde la Iglesia: los hogares cristianos.

A INICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS.Francisco Manuel Enríquez Pérez.O noso traballo limítase a recoller de forma

sintética o que di sobre o tema o documento daConferencia Episcopal Española: “La IniciaciónCristiana. Reflexiones y Orientaciones”.Aprobadona LXX Asemblea Plenaria da Conferencia Epis-copal o 27 de Novembro do 1998.

A NECESIDADE DUN CENTRO DIOCESANO

PARA A INICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS.César González Fernández.Aqueles que andamos a cotío ó pé de obra na

tarefa parroquial da nova evanxelización que nospropón o próximo Sínodo, caemos na conta deque a sociedade que hoxe temos está cam-biando a pasos de xigante no que atingue a viven-cia da fe. Baste recordar que en moitas familias xanon se inicia a fe, nin se inscriben ós nenos nacatequese e incluso esmorece en moitos o senti-do cristián do domingo.

DE LA EUCARISTÍA A LA CARIDAD

(EUCARISTÍA-COMUNIÓN-SERVICIO).Ramiro González Cougil.Para hablar de la Eucaristía en relación con la

caridad es preciso comenzar diciendo que el Dioscristiano es agapè (caridad, amor, 1Jn 4,8). Se tratade un amor desinteresado, generoso, lleno de soli-citud y atenciones. Dios es agapè de este modo. LaEucaristía existe porque el Dios uno y trino sale anuestro encuentro con una ternura indescriptiblepara unirnos en su amor. Ganados por esta convo-catoria graciosa, nos esforzamos por reafirmar loslazos de amor con él y entre nosotros. La Eucaristíatiene la finalidad de realizar y celebrar el magníficoplan de Dios de transformar la creación e introdu-

cir a la humanidad entera, desde ahora, en elmundo de la resurrección, prefigurada por laritualidad eucarística. Gracias a la celebracióneucarística, Dios y la humanidad no podrán estarya separados: “El que come mi carne y bebe misangre, permanece en mi y yo en él” (Jn 6, 56). Elbanquete celeste consumará esta unión.

LA EUCARISTÍA, CULMEN DE LA CARIDAD.Francisco José Prieto Fdez.En los inicios del siglo I, camino de su marti-

rio en Roma, el obispo San Ignacio deAntioquíaescribe una carta a la iglesia de Esmirna (laactual Izmir turca) en la que emplea por prime-ra vez el término eucaristía para referirse a lacelebración sacramental de la cena y sacrificiodel Señor. (A Esmirna 7,1; 8,2; también A Filadelfia4,1; A Éfeso 13,1). Este nombre se ha impuestocomo el más común para designar este sacra-mento, “fuente y culmen de la vida cristiana”(LG 11), porque es acción de gracias al Padre enla que ofrecemos “el sacrificio vivo santo”(Plegaria Eucarística III) con los mismos dones queÉl nos ha dado, “pan de vida eterna y cáliz deeterna salvación” (Plegaria Eucarística I).

DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EUCARISTÍA.José Ramón Estévez Gómez.Aunque no lo parezca es este un tema muy

amplio, que daría para un libro.De hecho los hay.(Puede consultarse la bibliografía selecta, perosuficiente, que trae el manual La Eucaristía, de J.Aldazábal, CPL, Barcelona 1999, pág. 367).Quizáslo más cómodo sea ver dos artículos de la revis-ta Phase, del año 1991 (pp. 203-216) y 1993 (pp.7-26). El primero es de Dionisio Borobio (Lo socialen la Eucaristía), y el segundo, de J. M. Guix(Proyección social de la Eucaristía). Por nuestraparte, ni siquiera haremos un resumen, sólo unasconsideraciones de tipo metodológico que pue-den ayudar para una mejor aproximación.

A COORDINACIÓN:UN ESTILO DE VIDA EN CARITAS.

Francisco Pernas de Dios.“Acudían diariamente ó templo, con perse-

veranza e cun mesmo espírito, partían o pan nascasas e tomaban o alimento con ledicia e sinxe-leza de corazón, loando a Deus e gozando dasimpatía de todo o pobo. Polo demais, o Señoragregaba ó grupo ós que cada día íanse salvan-do” (Hch.2,42-47).


Por la senda de unaverdadera conversión

Con dolor asistimos a una disminuciónalarmante de la práctica religiosa. Consta -tamos, además, un creciente distancia-miento de la vida de la Iglesia por partede numerosos bautizados. Ante estehecho, surge la pregunta, ¿Qué debehacer la Iglesia? ¿Cuál debe ser el caminoa seguir por los cristianos? La NE. exige,por un lado, una verdadera conversióndentro de la Iglesia y, por otro, un anun-cio decidido del Evangelio a todos aque-llas personas bautizadas que están vivien-do al margen de la fe cristiana.

Cada cristiano y la comunidad de loscreyentes en su conjunto están llamadosa una conversión continua. La Iglesia, fun-dada por Cristo, “siendo al mismo tiemposanta y necesitada de purificación, avanzacontinuamente por la senda de la peniten-cia y de la renovación” (LG.n.8). En estalínea de conversión el Pueblo de Dios hade verificar constantemente su fidelidadal mandato de su Señor de anunciar elEvangelio a todos los pueblos. En la Pala-bra de Dios aparecen destacados tresaspectos del envío a la misión: Ésta sebasa ante todo en una experiencia per-sonal: “Vosotros sois testigos” (Lc.24,48); seexpresa en relaciones: “Haced discípulosde todos los pueblos” (Mt.28,19); transmiteun mensaje universal: “Proclamad el Evan-gelio a toda la creación” (Mc.16,15). Nosiempre se viven en profundidad estostres aspectos. A causa de las pretensio-nes y de los condicionamientos delmundo, este testimonio no brilla en todosu esplendor; las relaciones aparecenalienadas y el mensaje relativizado.

José Antonio Gil Sousa

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PALABRA DE DIOS Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

El Señor Jesús, antes de ascender a loscielos, envió a sus discípulos a proclamarel Evangelio al mundo entero (cfr. Mt.28,19-20). Los discípulos, transformados por eldon del Espíritu, se dispersaron por elmundo entonces conocido, difundiendoel “Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”(Mc.1,1). Desde entonces y hasta el final dela historia, la Iglesia ha de anunciar laBuena Nueva que el Señor le ha confiado.En las últimas décadas, dentro del ampliocontexto de la evangelización, se estáinsistiendo en la urgencia de lanueva evangelización (=NE.) dirigi-da a aquellos que se han alejado dela Iglesia, sobre todo en los países deantigua cristiandad. Para llevar a cabo estatarea, es imprescindible el anunciode la Palabra de Dios. El Evangelio hade ser transmitido al hombre contempo-ráneo con renovado entusiasmo.


La Iglesia es, ante todo, servidora delamor de Dios. Un amor que no quiere que-darse aislado en sí mismo, sino que por sunaturaleza desea difundirse. Por la Palabrade Dios sabemos que en la Encarnación y enel sacrificio del Hijo de Dios este amor haalcanzado a la humanidad de modo particu-lar. La Palabra se hizo carne y habitó entrenosotros (cfr. Jn.1,14). El Hijo de Dios asumióla naturaleza humana no sólo para abajarse ycaminar con nosotros, sino para transfor-marnos en profundidad. La misión de laIglesia consiste en ser sacramento de sal-vación, en dejarse impregnar por la Pala-bra de Dios y en introducir al mundo en launión de amor con Dios. La Iglesia, comofiel discípula del único Maestro, ha de seguirla huella del Redentor que dio su vida enrescate por todos. Siguiendo esta senda, estásiempre en actitud de servicio a la misiónrecibida del Señor.

Sin embargo, en el desarrollo histórico dela Iglesia, aparece, a veces, una tendenciacontraria. Es decir, la de una Iglesia satisfechade sí misma, autosuficiente y bastante aco-modada a los criterios de este mundo. Así,no resulta extraño que dé más importanciaa la organización y a la institucionalizaciónque a su llamada de estar abierta al amor aDios y a los hombres. La Iglesia necesitaconvertirse; apoyada en la gracia de Dios, hade desprenderse de esta secularización suya.Ha de escuchar estas palabras de la oraciónde Jesús al Padre por sus discípulos: “No sondel mundo, como tampoco yo soy del mundo”(Jn.17,16). Jesús se preocupó por los proble-mas de los hombres, pero no los afrontócon los criterios del mundo. De este modose entregó hasta el extremo a favor de la sal-vación integral de todos los hombres.

Diferentes ejemplos históricos ponen demanifiesto que el testimonio misionero de laIglesia desprendida del mundo resulta másclaro. Liberada de fardos y privilegios mate-riales y políticos, la Iglesia está en una dispo-sición mejor para llevar a cabo la tarea de laNE. Una Iglesia aligerada de los elementosmundanos se siente más capacitada paraservir adecuadamente a todo el hombre y atodos los hombres. Sólo la profunda rela-ción con Dios hace posible una verdaderaatención al hombre, del mismo modo quesin una atención al hombre se empobrecela relación con Dios. Es evidente que sinuna actitud permanente de conversión, laIglesia no podrá empeñarse con sentido enla tarea de la NE.

Anunciar con audacia el EvangelioEl mandato misionero que los discípulos

han recibido del Señor contiene una explíci-ta referencia a la proclamación y a la ense-ñanza del Evangelio (cfr. Mc.16,15; Mt.28,20). Elapóstol, Pablo, se presenta como “apóstol…destinado a proclamar el Evangelio que Dioshabía prometido por medio de los profetas enlas Escrituras santas” (Rom. 1,1-2). La misión delPueblo de Dios consiste en realizar el anun-cio y la transmisión del Evangelio que es

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“fuerza de Dios para la salvación de todo el quecree” (Rom. 1,16) y que en última instancia seidentifica con Jesucristo (cfr. ICor. 1,24). Desdeesta perspectiva, al hablar del Evangelio nonos referimos sólo a un libro o a una doctri-na; el Evangelio es una Palabra viva y eficazque realiza lo que dice.

Una señal de fe madura es, precisamen-te, la naturalidad con la que transmitimos lafe a los demás. Jesús “llamó a los que Élquiso… para que estuvieran con Él y paraenviarlos a predicar” (Mc.3,13-14). Para anun-ciar con sentido el Evangelio es imprescin-dible ‘estar’ con Jesús, vivir en el Espíritu deJesús la experiencia del Padre. La experien-cia de ‘estar’ con Jesús impulsa al anuncio, ala proclamación, a compartir lo que se havivido, habiéndolo experimentado comobueno, positivo y bello (cfr. IJn.1,1-4). En efec-to, “el predicador tiene que ser el primero endejarse interpelar por la Palabra de Dios queanuncia, porque como dice san Agustín: Pierdetiempo predicando exteriormente la Palabra deDios quien no es oyente de ella en su interior”(VD. n.59).

Para transmitir el Evangelio, es nece-sario concebir la evangelización como elproceso a través del cual la Iglesia, movidapor el Espíritu, anuncia y difunde la BuenaNoticia, siguiendo la lógica que el Magisteriode la Iglesia ha sintetizado así:

“Impulsada por la caridad, impregna ytransforma todo el orden temporal, asu-miendo y renovando las culturas; da testi-monio entre los pueblos de la nuevamanera de ser y de vivir que caracterizaa los cristianos; y proclama explícitamen-te el Evangelio, mediante el ‘primer anun-cio’, llamando a la conversión; inicia en lafe y vida cristiana, mediante la ‘cateque-sis’ y los ‘sacramentos de iniciación’ a losque convierten a Jesucristo, o los quereemprenden el camino de su seguimien-to, incorporando a unos y reconduciendoa otros a la comunidad cristiana; alimen-ta constantemente el don de la comuniónen los fieles mediante la educación per-manente de la fe (homilía, otras formasde ministerio de la Palabra), los sacra-mentos y el ejercicio de la caridad; y sus-cita continuamente la misión, al enviar atodos los discípulos de Cristo a anunciarel Evangelio, con palabras y obras, portodo el mundo” (Congregación para elClero, “Directorio general para la Catequesis”(1997) n.48).

La Iglesia es consciente de que la transmi-sión de la fe, entendida como encuentro conCristo, se realiza mediante la Sagrada Escri-tura y la Tradición viva de la Iglesia, bajo laguía del Espíritu Santo (cfr. DV.nn.7-9). En estascircunstancias de tanta indiferencia religiosa,urge que el Pueblo de Dios profundice en elpapel de la Palabra de Dios, de su fuerzareveladora y manifesta dora de la intenciónde Dios hacia los hombres, de su designio desalvación. La Palabra ha de ser luz y alma detoda tarea evangelizadora. Desde esta pers-pectiva, conviene cuidar con esmero la “ani-mación bíblica de toda la pastoral” (VD. n.73).Para ello es imprescindible que florezca “unanueva etapa de mayor amor a la Sagrada Escri-

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tura por parte de todos losmiembros del Pueblo deDios, de manera que,mediante la lectura orantey fiel a lo largo del tiempo,se profundice la relacióncon la persona misma deJesús” (Ibid. n.72).

Hoy es necesariorenovar el compromisode llevar a todos el anun-cio del Evangelio. He aquíel servicio más valiosoque la Iglesia puede pres-tar a la humanidad y atoda persona que buscalas razones profundaspara vivir en plenitud suexistencia. En consecuen-cia, “no podemos guardar para nosotros laspalabras de vida eterna que hemos recibido enel encuentro con Jesucristo: son para todos, paracada hombre” (VD. n.91). No hay que olvidar alrespecto, que en nuestro ambiente cultural,tan refractario a la apertura a la fe cristiana,es cada vez mayor la multitud de aque-llos que, aun habiendo recibido el anun-cio del Evangelio, lo han olvidado y aban-donado y no se reconocen ya en la Igle-sia. Ha de ser la misma Palabra la que nosacerque a todo hombre; esta Palabra ilumi-na, purifica y convierte.

El Evangelio no es un bien

exclusivo de quien lo ha

recibido; es un don que se

debe compartir, una Buena

Noticia que es preciso

comunicar.

En este sentido, NE. no significa un ‘nuevoEvangelio’, porque “Jesucristo es el mismo,ayer, hoy, y por los siglos” (Heb.13,8). NE. signi-fica una respuesta adecuada a los signosde los tiempos, a las necesidades de loshombres y de los pueblos de hoy, a losnuevos escenarios que diseñan la cultura

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a través de la cualcontamos nuestrasidentidades y busca-mos el sentido denuestras existencias.Se trata, por tanto, depromover una culturamás profundamenteenra izada en el Evange-lio que nos ayude adescubrir al hombrenuevo según el modeloque encontramos enCristo (cfr.GS. n.22; RMi.n.2). La Iglesia está pro-fundamente convencidade que “la Palabra deDios es la verdad salva-dora que todo hombre

necesita en cualquier época” (VD. n.95). Por eso,“se siente obligada con todos a anunciar laPalabra que salva (cfr. Rom.1,14)” (Ibid.). Al anun-ciar el Evangelio, la Iglesia se toma en serio lavida humana en sentido pleno. No es aceptableque en la evangelización se descuide los temasrelacionados con la promoción humana, la jus-ticia, la liberación de toda forma de opresión.Desinteresarse de los problemas temporalesde la humanidad no estaría de acuerdo con elcomportamiento del Señor Jesús.

En conclusión, podemos afirmarque en el momento actual los cristianosestamos llamados a una nueva escuchade la Palabra de Dios, para continuaravanzando con decisión por el caminode la NE. En efecto, “redescubrir el puestocentral de la Palabra divina en la vida cris-tiana nos hace reencontrar de nuevo así elsentido profundo de lo que el papa JuanPablo II ha pedido con vigor: continuar la‘missio ad gentes’ y emprender con todaslas fuerzas la NE., sobre todo en aquellasnaciones donde el Evangelio se ha olvidadoo padece la indiferencia de cierta mayoríaa causa de una difundida secularización”(VD.n.122).


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José Gómez López

“LA PALABRA DEL SEÑOR”: CAMINO DE DIOS ALHOMBRE Y DEL HOMBRE A DIOS

En septiembre del 2010, Benedicto XVI dio a conocer su segundaexhortación apostólica que trata de la Palabra del Señor: “VerbumDomini”. Recoge los trabajos de la Asamblea del Sínodo de losObispos que se celebró en Octubre del 2008 y que precisamente tuvocomo tema: “La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia”.

El objetivo de la exhortación es, según el Papa, señalar algunaslíneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina, en la vida de laIglesia, fuente de constante renovación, proponiendo al mismo tiempoque ella sea, cada vez más, el corazón de toda actividad eclesial y de la“nueva evangelización”.

La estructura de la Exhortación es sencilla: consta de una introducción, tres partes y una conclusión.

En esta reflexión nos limitamos a examinar someramente laprimera parte, tratando de exponer, por qué y cómo la palabrabíblica es “Camino de Dios al hombre y del hombre a Dios”.


II..11) El Dios que habla. II..11..AA) La Palabra Eterna,entra en el tiempo.

“La palabra del Señor permanece parasiempre y esa palabra es el Evangelio que osanunciamos” (1Pe. 1, 25; cf Is. 40.8). Esta palabraque permanece para siempre, ha entrado enel tiempo. Dios ha pronunciado su palabraeterna de un modo humano, su Verbo sehizo carne (Jn 1, 14). Este es el anuncio, esta esla buena noticia, que a través de los siglosllega hasta nosotros.II..11..BB) Sinfonía de la palabra de Dios.

Se ha hablado justamente de una sinfoníade la Palabra, de una única palabra que seexpresa de diversos modos «un canto avarias voces». Si bien es cierto que en el cen-tro de la revelación divina está elevento de Cristo, hay quereconocer también, quela misma creación el“liber naturae” formaparte esencial de esasinfonía a variasvoces en las que seexpresa el únicoVerbo.

De modo seme -jante, confesamosque Dios ha comu-nicado su palabra, enla historia de la salva-ción, ha dejado oír su vozcon la potencia de suEspíritu: “habló por los profetas”.La Palabra divina, por tanto, se expresa a lolargo de la historia de la salvación y llega a suplenitud en el misterio de la encarnación,muerte y resurrección del Hijo de Dios.Además, la palabra predicada por los apósto-les obedeciendo al mandato de Jesús resuci-tado “id al mundo entero y proclamad elEvangelio a toda la creación” (Mc. 16, 15) es

Palabra de Dios. Por lo tanto la Palabra deDios se transmite en la Tradición viva de laIglesia.

Dentro de esta sinfonía se encuentra, encierto momento, lo que en el lenguaje musi-cal se designa como “solo”. Se trata del temaencomendado a un solo instrumento, a unasola voz y es tan importante que de éldepende el significado de toda la ópera. Este“solo” en esta sinfonía pertenece o es lapersona de Jesús.II..11..CC) La persona de Cristo,

Palabra definitiva.La palabra eterna, que se expresa en la

creación y se comunica en la historia de lasalvación, en Cristo se ha convertido en unhombre “nacido de mujer” (Ga1.4.4). La

Palabra aquí no se expresa principalmentemediante un discurso con conceptos

o normas. Aquí nos encontramosante la persona misma de Jesús.

La palabra divina se expresaverdaderamente con palabrashumanas. La tradición patrís-tica y medieval, al contem-plar esta “Cristología de laPalabra” ha utilizado unaexpresión sugestiva: “El Ver -bo se ha abreviado”.

Ahora, la Palabra, no solose puede oír, no solo tiene voz,

sino un rostro que podemos ver:Jesús de Nazaret (no 36), cuya

misión se cumple finalmente en elMisterio Pascual. Aquí nos encontramos

ante el “Mensaje de la Cruz” (1 Cor. 1, 18). ElVerbo enmudece, se hace silencio mortal,porque se ha dicho hasta quedar sin pala-bras, al haber hablado todo lo que tenía quecomunicar, sin quedarse nada para sí.

Esta experiencia de Jesús, es indicativa dela situación del hombre que después dehaber escuchado y reconocido la Palabra de

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II..-- La palabra bíblica, camino de Dios al hombre


Dios, ha de enfrentarse también con susilencio. Muchos santos y místicos, han vivi-do esta experiencia, que también se presen-ta hoy en el camino de muchos creyentes.No obstante el silencio de Dios prolongasus palabras precedentes, porque es expre-sión de su palabra suprema: el amor hasta elfin. Además este silencio de la Palabra semanifiesta en su más auténtico sentido en elmisterio de la resurrección; Cristo, palabrade Dios, encarnada, crucificada y resucitadaes Señor de las cosas, Él es el Vencedor elPantocrátor y ha recapitulado en sí todas lascosas (Ef. 1.10). II..11..DD) Riqueza de significados de la

Palabra de Dios.Conscientes del significado fundamental

de la Palabra de Dios que acabamos de des-cribir, la revelación bíblica nos lleva a reco-nocer otros significados complementariosde los que se derivan actitudes concretaspara el desarrollo humano y cristiano. Entreellos debemos señalar:

� La palabra, fundamento de toda reali-dad. El prologo de San Juan afirma conrelación al Logos divino, que por mediode la Palabra, se hizo todo y sin ella no sehizo nada de lo que se ha hecho (Jn, 1.3).

� La palabra de Dios es Razón. La creaciónentera nace del Logos y lleva la marcaimborrable de la Razón creadora queordena y guía. Toda la realidad expresaeste misterio. “El cielo proclama la gloriade Dios, el firmamento pregona la obrade sus manos” (Sal. 19,2).

� La realidad, criatura de la Palabra. Larealidad por tanto, nace de la Palabra,como criatura Verbi y todo está llamado aconformarse y a seguir la Palabra. Loescrito en el corazón del hombre. La con-templación del Cosmos, desde la pers-pectiva de la historia de la Salvación, noslleva a descubrir la posición única y singu-lar que ocupa al hombre en la creación. Y

la escucha de la Palabra de Dios nos llevasobre todo a valorar las exigencias devivir de acuerdo con la Ley escrita en elcorazón del hombre.

� Verdadero realismo. La Palabra de Diosnos impulsa a cambiar nuestro conceptode realismo, realista es quien reconoce enel Verbo de Dios el fundamento de todo.

II..22) La Palabra de Dios yel Espíritu Santo.

Es necesario, referirse ahora a la misióndel E. Santo en relación con la Palabra divina.En verdad no se comprende auténticamentela revelación cristiana sin tener en cuenta laacción del Paráclito. En efecto, el mismoEspíritu que habló por los profetas, sostienee inspira la Iglesia en la tarea de anunciar laPalabra de Dios y en la predicación de losApóstoles; es el mismo Espíritu finalmentequien inspira a los autores de las SagradasEscrituras. Conscientes de este horizontepneumatológico, los Padres Sinodales1hanquerido señalar la importancia del EspírituSanto en la vida de la Iglesia y en el corazónde los creyentes en su relación con laSagrada Escritura. Sin la acción eficaz del“Espíritu de Verdad” (Jn 14.16) no se puedencomprender las palabras del Señor. Ricardode S. Víctor recuerda que se necesitan “ojosde paloma” iluminados e ilustrados por elEspíritu para comprender el texto sagrado(R. de S. Víctor: Explicatio in Cantica Canticorum).

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Si la palabra bíblica escamino de Dios al hombre,se trata de un camino quesigue abierto para que através de él, el hombrepueda encontrar a Dios.

En Verbum Domini, elPapa muestra cómo encon -trar y recorrer ese caminoen el capítulo titulado: Lares puesta del hombre alDios que habla y más enconcreto, en el dedicado a la“Herme néutica de la SagradaEscri tura en la Iglesia”. Enellos se da respuesta al porqué y al cómo.

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IIII..-- La palabra del Señor, camino del hombre a Dios.

IIII..11) Por qué razón es caminodel hombre a Dios.

El hombre solo se entiende plenamente a la luz dela Palabra. En efecto la persona humana ha sido cre-ada en la Palabra y vive en ella y no se entiende a símisma si no se abre al diálogo que Dios ha queridoestablecer con ella. La Palabra de Dios revela la natu-raleza filial y relacional de nuestra vida.

Dios escucha al hombre y responde a sus interro-gantes. En este diálogo con Dios nos comprendemosa nosotros mismos y encontramos, mediante laPalabra, respuestas a las cuestiones más profundasque anidan en nuestro corazón.

Dios no amenaza la libertad del hombre, sino que ladefiende. En nuestra época se ha difundido lamentable-mente, sobre todo en Occidente, la idea de que Dioses extraño a la vida y a los problemas del hombre y, másaún, que su presencia pude ser incluso una amenazapara su autonomía. En realidad toda la economía de lasalvación nos muestra que Dios habla e interviene en lahistoria a favor del hombre y de su salvación integral.De lo expuesto se deduce, desde el punto de vista pas-toral, que es decisivo mostrar la capacidad que tiene laPalabra de Dios para dialogar sobre los problemas queel hombre debe afrontar en la vida cotidiana.

IIII..22) La Palabra cómo ycuándo es camino delhombre a Dios.

Cuando se lee en la fe deIglesia. La palabra bíblica es caminoque lleva a Dios cuando se lee enla fe de la Iglesia o dicho con pala-bras de la Exhortación cuando setiene a la Iglesia como lugar origi-nario de la interpretación de laBiblia (V.D. 29). Cuando se tiene encuenta la unidad de la Escritura(Cfr. nn. 39 – 41).IIII..33) La acción del Espíritu.

Para que la palabra bíblica seacamino hacia Dios es necesariotrascender la letra y leerla en elEspíritu. A ello dedica el Papa elnúmero 88 de la Exhortaciónmostrando que se trata de un pro-ceso que no solo es intelectual,sino también vital, que reclama unatotal implicación en la vida eclesial,en cuanto vida según el Espíritu(Ga. 5, 16).


José Manuel Villar Suárez

Merece la pena comenzar recordandolo que dice el Código de Derecho Canó -nico sobre los Santuarios: Con el nombrede santuario se designa una iglesia u otrolugar sagrado al que, por un motivo particu-lar de piedad acuden en peregrinaciónnumerosos fieles, con la aprobación delOrdinario del lugar (can. 1230). Y enseguidaestablece cuales son los servicios pasto-rales que debe ofrecer. En los santua-rios se debe proporcionar a los fielesde manera más abundante los mediosde salvación, predicando con diligen-cia la Palabra de Dios y fomentandocon esmero la vida litúrgica, principal-mente mediante la celebración de laEucaristía y la Penitencia, y practi-cando también, otras formas aproba-das de piedad popular ((ccaann.. 11223344..11)).

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EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LOSMILAGROS Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Nos congratulamos de que estos requisi-tos se están dando en este lugar de graciaque es el Santuario de Nuestra Señora delos Milagros del Monte Medo. No se tratade un ejercicio de autocomplacencia sinodel reconocimiento de que Dios sigueobrando maravillas por medio de la Madrede su Hijo (cfr. Lc 2) y de la constatación deun trabajo pastoral de comunión singularentre: Paúles, Clero diocesano, Seminaristasmayores y menores, Hijas de la Caridad yfieles laicos. Es sobre todo durante la Nove-na donde esta comunión se hace patente enel trabajo, codo con codo, desde el amane-cer hasta bien entrada la noche y se esceni-fica cuando todos nos sentamos para com-partir la mesa y para presentar el intensoprograma pastoral del día siguiente.

A veces, cuando hablamos de nuevaevangelización, parece que partiéramossiempre de una mala situación pastoral,corriendo el riesgo de someter a juicioy condena todo lo que se estuvierahaciendo. Esto resulta injusto en lamayoría de los casos. Es cierto que todolo que hacemos, también en el ámbitode la pastoral, es susceptible de mejora,pero también es necesario valorar conobjetividad lo que se está realizando,para, como dice el Apóstol, examinándo-lo todo y quedarnos con lo bueno. Todoslos implicados en la tarea pastoral delsantuario saben que esta casa de Maríano tiene otro fin que el anuncio y lavivencia del Evangelio, evangalizare pau-peribus.


Entendemos que las caracte-rísticas de un santuario posibilitany limitan muchas cosas, pero quees claro su objetivo: La Iglesia sepone al servicio de Dios paraque en ese lugar de gracia loshombres y mujeres que lle-guen se sientan acogidos comohermanos y puedan encontrar-se con el Señor, con María San-tísima y con sus Santos a tra-vés de su Palabra, de los sacra-mentos y de la caridad frater-na. Procurando hacer como elpadre de familia del evangelio quesaca del baúl de lo antiguo y de lonuevo. Así, atentos a las orienta-ciones generales de la Iglesia yparticulares de la Diócesis, losdinamismos propuestos por ladenominada nueva evangelizaciónintentan administrar el rico patri-monio de gracia depositado en elSantuario en fidelidad al EspírituSanto que continuamente recreala Tradición.

Es verdad que respecto a otrasrealidades eclesiales, en las queparece que tengamos que salir alas encrucijadas de los caminospara invitar a la fe o para quevuelvan a la comunidad, aquí lle-gan continuamente hombres ymujeres de todas las edades yen situaciones vitales y de femuy diversas. Aquí estamos lla-mados a ofrecerles, la protecciónde María, el Pan de la Palabra, elconsuelo de la Reconciliación y elAlimento de la Eucaristía, procu-rando personalizar lo más posibleel encuentro. No interesa elnúmero, sino los rostros, las mira-das, las lágrimas, las sonrisas, elfervor, la devoción, los sufrimien-tos y las esperanzas de los pere-grinos.

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Con humildad revisamos lo que hacemos, bajo laatenta mirada de la Madre de Dios y del Obispo, padrey pastor de la grey de Cristo. No nos conformamos ycon humildad suplicamos luz para remar mar adentro,donde el Señor nos invite a echar las redes. La Predica-ción de la Palabra es esencial, de forma especialmen-te intensa durante “las Novenas”, mediante la elabo-ración de un subsidio con todos los textos de la Pala-bra de la Escritura, la entera liturgia y las sugerenciaspara la homilía, en consonancia con la programación dela diócesis, preparado por el predicador de cada año yel rector del santuario y entregado a todos los sacerdo-tes y diáconos que prediquen en cada eucaristía.

� A diario, y desde el amanecer, en la capilla penitencial, seofrece la Reconciliación sacramental, intentando queen todo momento haya un número mínimo de diezconfesores. Al entrar en la capilla presidida por unaespléndida talla del Crucificado los fieles disponen deun subsidio litúrgico para que puedan orar y examinar-se antes de acercarse hasta los modernos confesona-rios situados a derecha e izquierda de la nave y recibirallí el perdón y el consuelo de Dios.

� A diario, por la cantidad innumerable de peregrinos,algunos, incluso, caminando durante toda la noche, laSanta Misa comienza a celebrarse desde las siete dela mañana, así sucesivamente hasta a las ocho y mediade la noche. La celebración del Santo Sacrificio es el cen-tro de toda la acción pastoral y en la que se pone el máxi-mo esmero. Atendiendo desde la limpieza del temploque rebosa de flores que llegan por miles para honrara la Santísima Virgen, al cuidado de los ornamentos paralos sacerdotes que concelebran en gran número cadaeucaristía y también para los acólitos. Gracias al servi-cio de los organistas, cantores, lectores y acólitos quesirven el altar y ayudan a los sacerdotes a distribuir,dentro y fuera del Santuario, la Sagrada Comunión, cadaeucaristía se celebra con el máximo de piedad, procu-rando así una fructuosa participación de los fieles queles permita experimentar que “Dios está aquí”.

� El rezo del Rosario como contemplación mariana delos Misterios de la Salvación y suplica a la Virgen Maríallega a su cenit en la noche de la Víspera de la Nativi-dad de Nuestra Señora, en el llamado Rosario deAntorchas en el que participan miles de fieles quesuben la montaña para iluminar con sus velas la oscu-ridad de la noche y para aclamar y felicitar en su “cum-pleaños” a nosa Naiciña do Monte Medo.


Aunque noshemos detenidoen el intensotiempo de laNovena de Sep-tiembre, el fluircontinuo defieles es cons-tante, hasta elpunto que en losúltimos años,son muchos losdiocesanos queacuden al San-tuario a celebrarlos Santos Misterios de nuestra fe, en Navidad,Semana Santa o Pentecostés así como cadaDomingo, porque esta Casa de la Virgen es unacasa con las puertas abiertas con el deseo, comoreza una oración eucarística de que “todos encuen-tre un motivo para seguir esperando” (cfr. PE V).

� Otra realidad de la que nos sentimosespecialmente orgullosos y agradeci-dos a Dios es la Vigilia de Adoracióny súplica por las vocaciones, quetiene lugar el día más oportuno de laNovena. Gracias al servicio, sobretodo de jóvenes sacerdotes paúles ydiocesanos y de los seminaristas, secelebra una fervorosa y participadaliturgia, en la que se reza el Oficio delecturas en su forma de Vigilia, para pro-seguir con la procesión con el Santí-simo Sacramento que ilumina lanoche de este Monte Medo, entrecantos y sonar de campanas, entreluces y nubes de incienso y así con-cluir, de nuevo en el interior del tem-plo con la Bendición Solemne en laque postrados delante del Salvadordel Mundo, junto a la Madre le adora-mos y pedimos la gracia de que noscuente siempre entres los suyos yllame a otros a su santo servicio.

� La veneración de la imagen deNuestra Señora es continua, despuésde cada misa, en filas interminables defervorosos fieles que besan su meda-lla y quieren tocar su manto. Graciasal servicio de los hermanos paúles yde los seminaristas, que ayudan inclu-so a subir las gradas a las personascon dificultades todo discurre conorden y recogimiento, mientras seentonan cantos marianos y se rezareiteradamente el Santo Rosario. Demodo que el beso a la milagrosa ima-gen no deje de ir acompañado de laplegaria. Así mismo y atendida porpersonal del santuario existe en elcostado derecho del santuario unacapilla destinada a recibir las velas de losfieles. Velas multicolores que, sobretodo en la noche, permanecen comotestigos mudos de las plegarias y la fede los que las han traído para que seconsuman ante la imagen de la Madrede Dios.

Recomendaciones:

Ya para concluir, y porque el espacio no da paramás, me atrevo a hacer algunas consideracionesque permitan intensificar pastoralmente el trabajoen nuestros santuarios.

� Ser conscientes de que “si el Señor no construyela casa en vano se cansan los albañiles”. Hacerlopreceder todo de una profunda vida de oracióny de comunión eclesial. Es decir dejar que Dioshaga, proveer que Dios haga y buscar su gloria.Procurar ser amables, humildes y con sentidodel humor. Ser lo suficientemente fuertes parasuperar cualquier tentación de protagonismo, ala vez que para aguantar cualquier crítica u opo-sición cuando lo que nos mueva sea Cristo ysolo Cristo

� Hacer bien lo que corresponda hacer. El sacer-dote no es el actor principal ni el protagonistainsustituible de la acción litúrgica. Es precisorecuperar el “misterio” donde se palpe a Dios ysu acción entre nosotros. Con esmero, con pie-dad, conforme lo que establece la Iglesia. Sobretodo la liturgia, evitando cualquier arbitrariedady protagonismo, diciendo con el Bautista: “Con-viene que él crezca y yo disminuya”.

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A partir de aquí podemos hacer algunasconsideraciones sobre los elementos basila-res del sacerdocio para la Nueva Evange -lización.

Una primera consideración se refierea la formación; Benedicto XVI ha utilizadola expresión de “emergencia educativa” parareferirse a este gran reto de transmitir a lasnuevas generaciones los valores fundamen-tales de la existencia. Reto en el que estáninvolucradas la familia, la escuela, las institu-ciones eclesiales y la entera sociedad. Unaprimera tarea que debemos afrontar es la decomprender el proceso de cambio que se

está realizando, para entrar en la mentalidady la cultura de los jóvenes, que llevan incons-cientemente los signos de la crisis culturaldentro de sí. Deberíamos superar la frag-mentariedad que caracteriza el momentocultural presente para recuperar una visiónunitaria no solo del saber sino de la personaque es el verdadero sujeto de la formación.En este momento de la historia son llama-dos a involucrarse no sólo los padres, loscatequistas, los docentes…sino la enteraIglesia y la diócesis. Ninguno puede quedar almargen como si la cosa no le incumbiera ono fuera de su propia competencia.

SACERDOTES PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

José Ángel Feijóo Mirón

El tema de la NuevaEvange lización es, junto asu santidad personal, unode los grandes legadosdel pontificado de JuanPablo II. Su sucesor, elPapa Benedicto XVI noslo ha confirmado con susenseñanzas y la recientecreación del Con se joPontificio para la NuevaEvangelización.

En el discurso a los obispos del Celam,en Haití 1983, Juan Pablo II utiliza estaexpresión de Nueva Evangelización dicien-do que debe de ser “nueva en su ardor, ensus métodos y en sus expresiones”.¿Cómo concretar ese programa en la pre-paración al sacerdocio? Una respuestaclara la dio Benedicto XVI el pasado 20 deAgosto en su homilía a los seminaristascongregados con motivo de la JMJ:“¿Cómo vivir estos años de preparación?.Ante todo, deben ser años de silencio

interior, de permanente oración, de cons-tante estudio y de inserción paulatina enlas acciones y estructuras pastorales de laIglesia…Meditad bien este misterio de laIglesia, viviendo los años de vuestra forma-ción con profunda alegría, en actitud dedocilidad, de lucidez y de radical fidelidadevangélica, así como en amorosa relacióncon el tiempo y las personas en medio delas que vivís. Cada época tiene sus proble-mas, pero Dios da en cada tiempo la gra-cia oportuna para asumirlos y superarloscon amor y realismo”.

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Una segunda consideración se refiereal testimonio. Mantiene toda su vigencia laconocida expresión de Pablo VI: “El hombrecontemporáneo escucha más a gusto a losque dan testimonio que a los que enseñan, osi escuchan a los que enseñan, es porque dantestimonio” (EN 41). Hoy como ayer elmundo juvenil experimenta fascinacióncuando se encuentra con propuestas con-cretas, radicales y comprometidas; para queesto suceda es importante que sean presen-tadas por personas creíbles, que viven cohe-rentemente lo que proponen. La verdad delo que proponemos se confirma con elactuar coherente que involucra y compro-mete. Jesús nunca hubiera influido en la vidade sus discípulos ni de cuantos han hecho delas Bienaventuranzas un estilo de vida hastael martirio, si no hubieran visto que él, enprimera persona, era pobre, manso, humilde,obediente…La verdad comunicada es consi-derada creíble cuando es ofrecida por unapersona que arriesga toda su vida en el tes-timonio. En una palabra, la formación se con-juga con el testimonio que ofrece el conoci-miento más adecuado en la comunicación delos contenidos axiológicos.

Uno de los elementos centrales de estaformación testimonial se refiere al granvalor de la vida sacramental. El sacerdociono es una conquista humana o un derechoindividual, como muchos piensan, sino undon que Dios otorga a cuantos ha decididollamar para que estén con él en el servicio asu Iglesia. Considerar esta dimensión permi-te relacionar al sacerdote en primer lugarcon la realidad que lo ubica en su ser: laEucaristía. En las palabras del Papa a losseminaristas en Madrid se refleja como paracomprender el sacerdocio es inexcusable sureferencia a la Eucaristía. La Eucaristía per-manece como un don inextinguible entrega-do a la Iglesia y a cada uno de nosotros, porello le debemos respeto y devoción, sin pre-tender manipular el misterio del que somossiervos como si fuésemos dueños. Vivir el

misterio eucarístico lleva a enfrentar otrodesafío, que contrasta con el profundo indi-vidualismo del mundo contemporáneo, yque es el de la conmunio que estamos llama-do a vivir. Formar el unum presbyterium entorno al Obispo. Fijar la mirada en laEucaristía equivale para el presbítero aencontrar el fundamento de toda su existen-cia; aquello que le permite dar un sentido asu ministerio y a su vocación.

Otro contenido central en la NuevaEvangelización es el del sacramentode la Penitencia porque en él se experi-menta el amor y la verdad sobre la propiaexistencia. En un contexto cultural que haolvidado el tema del perdón y que vive cadavez más de la violencia y el rencor, celebrarel signo del amor que perdona es una con-tribución significativa para el progreso de lasociedad. Dedicar tiempo al encuentrointerpersonal en la confesión y la direcciónespiritual es una de las acciones más impor-tantes del sacerdote; dispone a la escucha, aldiscernimiento, al conocimiento de la propiaexistencia, y permite tocar directamente lamisericordia y el amor de Dios.

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Otro aspecto importante es el delvalor de la catequesis. En los deceniossiguientes al Vaticano II la catequesis siguiócasi exclusivamente el método experiencial.Se prefirió modelar la catequesis sobre laexperiencia personal más que sobre los con-tenidos de la fe. Prevaleció el “yo creo”sobre los contenidos irrenunciablesde la fe transmitidos por la tradi-ción y la vida de la Iglesia.Tendremos que pensar comoretomar la catequesis comomomento permanente de lavida del cristiano, que no ter-mina con la preparación sacra-mental para la iniciación cristia-na, sino como un acompañamientode toda la existencia creyente. En estesentido juega un papel muy importante lahomilía. No tener la pasión por la predica-ción y no estar preparados para la homilía esuna ofensa, en primer lugar contra la Palabrade Dios y en consecuencia, una ofensa a losfieles que han sido confiados y que tienenderecho a comprender el sentido de laPalabra en su vida cotidiana.

Un elemento decisivo para superarla crisis del momento actual es eltema de la verdad. En el actual momento,que sufre la plaga del relativismo es impor-tante educar en el sentido y la búsqueda dela verdad, y del valor que ella tiene para asu-mir la propia responsabilidad. Las preguntasfundamentales sobre el sentido de la vida,del amor, del dolor, del sufrimiento, de lamuerte… todos estos temas son la necesa-ria armadura del sacerdote y su ministerio.Recordemos la característica insistencia deBenedicto XVI en repensar las relacionesmutuas entre una razón humana realmenteabierta y la fe cristiana.

Educar en la verdad para descubrir el amorlleva a vivir en la libertad. No se trata de unaforma de autonomía para vivir según los pro-pios derechos, como piensan muchos hoy, sinoun empeño para confrontarse con la verdad y

llegar a ser responsables del otro. Verdad ylibertad se conjugan juntas, porque provienendel mismo intento de encontrar el sentido dela vida y de la vocación más allá de lo enigmá-tico de la existencia.

Por todos estos motivos estamos llama-dos a presentar, con toda su verdad, la per-sona de Jesucristo; el hombre nuevo que tellama a seguirlo; el hombre nuevo que traeconsigo la clave para interpretar el misteriode la propia vida. Jesús no es un mito, ni suvida una novela, no es una pieza de museo niuno de tantos líderes que se han sucedido alo largo de la historia. Es el Hijo de Dioshecho hombre por amor.

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Para resumir estas

consideraciones podemos

recordar las palabras de

Banedicto XVI en Chipre:

“la Iglesia ha tomado

conciencia nuevamente de la

necesidad de sacerdotes

buenos, santos y bien

preparados… completamente

comprometidos con Cristo y

con la propagación del Reino

de Dios”.


O esquema asumido nestes últimos anos é o mesmo: � un rato inicial de oración e entronización da Biblia, palabras de

saúdo de parte do Vicario de Pastoral e � dúas charlas cun rato de descanso intermedio.

• Xeralmente, unha das charlas ocúpase das cuestións históri-cas e contextuais (autoría do libro, localización xeográfica,destinatarios, ideas clave,...)

• e outra das teolóxicas. � Esa mañá repártense os folios onde están os textos propostos

para o seu estudio, reflexión e oración. Rodeando o texto ato-pamos un esquema posible de acercamento a el, con preguntassobre a nosa situación vital, sobre o noso mundo e Igrexa, ade-mais dun epílogo informativo. A idea é non deixar no pasado oque lemos, non acercarnos á Palabra de Deus como se só foseliteratura de tempos antigos senón como Palabra viva e actual,dirixida a nós en orde a alimentarnos e animarnos á misión.

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Félix Álvarez Rodríguez.

DEZ ANOS DOS GRUPOS DE LECTURA CRENTE DABIBLIA NA DIOCESE AURIENSE

Nos últimos anos é tradición iniciar o curso pastoral cunha xuntanza noSeminario Maior de Ourense. É o primeiro dos dous cursos que alí ofrecea Vicaría de Pastoral e sempre ten a finalidade de presentar o materialque guiará os Grupos de Lectura Crente da Biblia da nosa diocese.


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Tal dinámica de acercamento á Palabraleva dez anos viva en Ourense. As formasvan cambiando e adaptándose pero manten-se ese espíritu de achega á Biblia que tomoucorpo en forma de encontros e de prepara-ción por parte dun Equipo da Editorial VerboDivino e das primeiras parroquias nas que seasumíu, hai xa unha década. Non foi algoxurdido da nada senón que había algún pre-cedente pero dende inicios de século (emilenio) afiánzanse na nosa diocese estesgrupos. Actualmente queda por facer recon-to de cantos sobreviven ou se van formandoxa que de cando en cando temos noticiadeles e da súa dinámica nas parroquias.

Non vivamos de rentas e reactivemosesta axuda, este encontro persoal e comu-nitario ca Palabra. Hai tres convocatoriasque nos poden axudar:

� A primeira é a antedita reunión de iniciode curso no Seminario Maior.

� Unha segunda sería a presentación naszonas. Esta danos a oportunidade decoñecernos e unir forzas entre xente eparroquias cercanas.

� A terceira é o remate de curso nosMilagres, cunha convivencia na que sereza, aprende e comparte. Xunto á pri-meira discípula da Palabra, baixo a súaadvocación dos Milagres ou Nosa Señorado Monte Medo, levamos catro anosfalando sobre a Biblia, rezando a partirdela, compartindo mesa e oración entrediversos Grupos diocesanos de LecturaCrente. Sabemos que a data faise difícil(último domingo de maio) porque moitasparroquias están entre primeiras Comu -ñóns e Confirmacións pero non deixa deser unha xornada magnífica para coñecer-nos e darnos a ver. Nunha sociedade tan-tas veces chea de palabras que pasan reu-nións coma esta promoven un espacioprecioso para acoller a que sempre é pre-sente.

A recente publicación da ExhortaciónPostsinodal Verbum Domini e a importanciada Palabra reflexada na ProgramaciónDiocesana de Pastoral para este curso sondous alicientes máis. Pero é que, a maiores,vemos iniciativas concretas que nos ani-man e ás que non se pode facer oídosxordos:

� a Delegación de Liturxia reflexionará nasúa Escola deste ano sobre a Exhortacióncitada,

� a Escola Diocesana de Teoloxía inicioucurso con tres sesións sobre o NovoTestamento,

� a Delegación de Xuventude infórmanosdo inicio dun Grupo de Lectura Crentede mozos,…

� e os Grupos diocesanos teñen o materialnas súas mans.

Este ano acercarémonos a san

Marcos e o seu evanxeo, tanto

nas reunións coma no Ciclo

Litúrxico das lecturas

evanxélicas.

Moitas confluencias como para

non facer caso, ¿non si?.


1 Pastoralia nº 35, Programación Diocesana de Pastoral,Curso 2011 – 2012. Diócesis de Ourense.

2 Homilía que pronunció Benedicto XVI durante la misade clausura del V Encuentro Mundial de las Familias quepresidió en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias deValencia. Domingo, julio 09, 2006.

LA FAMILIA Y LA INICIACIÓN CRISTIANA

José Pérez Domínguez

Introducción:El objetivo segundo de la programa-ción diocesana pide a los agentes depastoral que potencien “la vida de lasfamilias, para que acompañen a sushijos en el proceso de la vida sacra-mental, especialmente en el procesode iniciación cristiana”1. El Papa,Benedicto XVI, en Valencia, en elencuentro con las familias2, hacía unapreciosa homilía, que viene a com-pendiar todos los mejores deseospara nuestras familias diocesanas ynos invita al compromiso en una delas tareas fundamentales de la Iglesia:los hogares cristianos.

1.- La transmisión de la fe en la familia:Aquel día, el Papa, siguiendo el ritmo de

las lecturas de la celebración eucarística,puso como ejemplos de trasmisión de felas familias de Ester y de Timoteo. Esternarra cómo, gracias a su padre, encuentrael camino de la fe: “Mi padre me ha conta-do que tú, Señor, escogiste a Israel entrelas naciones” (Ester, 14,5). Pablo, alabando lafe sincera de Timoteo, le recuerda el papelfundamental que tuvieron su madre y suabuela en la transmisión de la misma: “esafe que tuvieron tu abuela Loida y tu madreEunice, y que estoy seguro que tienes tam-bién tú” (2ª Tm 1,5).

2. Los abuelos y la transmisión de la fe:El Papa, hombre observador y

luminoso en sus discernimientos,aprovecha el testimonio bíblicopara llamar la atención, de losabuelos y de las abuelas a la horade transmitir la fe en los hogares.La familia comprende no sólo apadres e hijos, sino también a losabuelos y antepasados. “La familiase nos muestra así como unacomunidad de generaciones ygarante de un patrimonio de tradi-ciones...”. Por otro lado, nuestraexperiencia cotidiana nos dice quegracias a los abuelos muchos niñosaprenden a rezar y se preparanpara la primera confesión, primeracomunión y, también , para el sacra-mento de la confirmación.

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mados a dar un testimonio creíble desu fe y esperanza cristiana. “Han de pro-curar que la llamada de Dios y la BuenaNueva de Cristo lleguen a sus hijos conla mayor claridad y autenticidad”. Y lafe, este don de Dios que los padres hancontribuido a poner ante los ojos delos pequeños, pasados los años, “necesi-tará también ser cultivada con sabiduríay dulzura, haciendo crecer en ellos lacapacidad de discernimiento”.

5. Vivir en el hogar lacelebración de lossacramentos de lainiciación cristiana:El Papa añade en su reflexión cauces

importantes para la transmisión de la feen el hogar: la familia cristiana transmi-te la fe cuando los padres enseñan a sushijos a rezar y rezan con ellos3; cuandolos acercan a los sacramentos y los vanintroduciendo en la vida de la Iglesia;cuando todos se reúnen para leer laBiblia, iluminando la vida familiar a la luzde la fe y alabando a Dios como Padre.

Ante la objeción de algunos padresque quieren que sus hijos sean libres

el día de mañana para elegirpor ellos mismos y, para

ello, eliminan en su edu-cación toda referenciaa la Iglesia y evitantodo ambiente reli-gioso familiar, el Papales recuerda que “laverdadera libertad

del ser humano pro-viene de haber sido

creado a imagen y seme-janza de Dios. Por ello, la

educación cristiana es educa-ción de la libertad y para la libertad”.

3. Cuidar especialmente el gransacramento de la IniciaciónCristiana:Un problema pastoral y humano de nuestros

días es la escasa incidencia de los ambientesfamiliares en la iniciación de los hijos tanto a lavida social como a la vida cristiana. El Papa, aeste respecto, recuerda a los padres sus dere-chos y obligaciones inalienables: “educar a loshijos, iniciarlos en la vida social, en el ejercicioresponsable de su libertad moral y de su capaci-dad de amar y, sobre todo, en el encuentro conDios”. El niño que nace, recibe un patrimonio deexperiencia vivida y amada. “Los hijos crecen ymaduran humanamente en la medida en queacogen con confianza ese patrimonio y esa edu-cación que van asumiendo progresivamente”.

4. Potenciar la vida de las familias ensus diversas dimensiones:Hay en la vida matrimonial y familiar una

dimensión sobrenatural, que es preciso tener encuenta. Dios está presente en el origen de todapaternidad y maternidad humana: “En el origende todo hombre y, por tanto, en toda paternidady maternidad humana está presente DiosCreador”. Por eso los esposos deben acoger alniño que les nace como hijo nosólo suyo, sino también deDios. Y, consecuente-mente, los padrestienen el derechoy el deber deiniciarlo en lascosas de Dios,así como en lascosas de loshombres. Lospadres debensaber muy bienque la fe no es unamera herencia cultural,sino una acción continua de lagracia de Dios. Aunque nadie responde porotro, sin embargo los padres cristianos están lla-

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3 Cf. Juan Pab lo II, Familiaris Consortio, 60.


6. La experiencia de seracogidos y amados:Benedicto XVI les decía a las familias

en Valencia: “La experiencia de ser aco-gidos y amados por Dios y por nuestrospadres es la base firme que favorecesiempre el crecimiento y desarrolloauténtico del hombre”. Crecer en elamor y en la fe de los padres es expe-riencia para toda la vida. Es lo que nosenseña el adagio popular: “Lo que semama de pequeños, nunca más se olvi-da”. Y esta experiencia se vive en lafamilia cristiana de modo único e irre-petible. A veces, por aquello de lo polí-ticamente correcto, no somos claros ydecimos las verdades a medias. EL Papalo afirma con toda rotundidad: “paraavanzar en ese camino de madurezhumana, la Iglesia nos enseña a respetary promover la maravillosa realidad del matrimonio indi-soluble entre un hombre y una mujer, que es, además,el origen de la familia”. ¡Cuántos problemas escolares,religiosos y familiares aparecen en los niños de nues-tros días! No siempre, pero casi siempre tienen su ori-gen en familias desestructuradas de una u otra forma.

7. La institución familiar tienenecesidad de ayuda:Defender la institución familiar, acompañarla y ayu-

darla es el mejor de los servicios que podemos pres-tar tanto a la sociedad como a la Iglesia. El Papa lo dicede la siguiente manera: “reconocer y ayudar a esta ins-titución es uno de los mayores servicios que se pue-den prestar hoy día al bien común y al verdadero desa-rrollo de los hombres y de las sociedades, así como lamejor garantía para asegurar la dignidad, la igualdad yla verdadera libertad de la persona humana”.Benedicto XVI reclama la atención sobre la “importan-cia y el papel positivo que a favor del matrimonio y dela familia realizan las distintas asociaciones familiareseclesiales”4.

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4 Cfr. Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 86.5 Del compositor Cesáreo Gabaraín.

Conclusión: María es el

mejor ejemplo para las

madres de familia. María es la

imagen ejemplar de todas las

madres, de su gran misión

como guardianas de la vida,

de su misión de enseñar el

arte de vivir, el arte de amar.

¡Que bien resume esta ense-

ñanza aquella canción infan-

til!: “Tengo en casa a mi

mamá; pero mis mamás son

dos; en el cielo está la Virgen,

que es también mamá de

Dios. Las dos me quieren a mí,

las dos me entregan su amor. A

las dos las busco y las llamo, a

las dos las quiero yo. Cuando

llamo a mi mamá, ella viene

sin tardar. Mi Mamá del Cielo

viene si me acuerdo de

rezar”5.


ITINERARIO SIMPLIFICADO

ITINERARIO NORMAL

1.- Acollida

Establécese un diálogoclarificador con quen pideo Bautismo e asígnase ungarante.

2.- Rito de admisión ácatequese

Sinala o comezo dassesións catequéticas, queconstitúen o tempo docatecumenado, no quedebe ser instruído na fe emadurar nas actitudescristiás.

1.- Anuncio Misioneiro e precatecumenado

Trátase dun tempo de “busca e verificación”, noque se experimenta unha chamada á conver-sión. É preciso cultivar esa chamada; é comaunha “fe inicial”, que debe ir madurando ataacoller a Deus na vida e deixarse transformarpor Él. Recoñecemos que hai unha acción degraza de Deus, que a Igrexa debe valorar, apoiare secundar. Por iso é moi importante o encon-tro cordial coa comunidade, o clima de amiza-de e diálogo, a atención personalizada, acomunica ción en profundidade para axudar afacer un discernimento e tomar decisións decara a unha conversión e toma de postura anteal fe cristiá.

3.- Preparación para os Sacramentos

Significa o tempo da chamada “Purificaciónou Iluminación”, na que se realizan os “Ritosde elección e preparación para osSacramentos”. É momento de oración, departicipación na liturxia penitencial dacomunidade. Non deberían faltar osescrutinios e as celebracións de entrega do“Símbolo da Fe” e da “Oración Dominical”.

4.- Celebración dos Sacramentos

Na Vixilia Pascual ou nun domingo, recibiríanos catecúmenos os tres Sacramentos eseguiría, en canto sexa posible, un tempo deMistagoxía, para afondar no don recibido nosSacramentos.

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Francisco Manuel Enríquez Pérez.

A INICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS

O noso traballo limítase a recoller de forma sintética o que di sobre o tema odocumento da Conferencia Episcopal Española: “La Iniciación Cristiana. Reflexiones yOrientaciones”. Aprobado na LXX Asemblea Plenaria da Conferencia Episcopal o 27 deNovembro do 1998.

INICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS NON BAUTIZADOS


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Non hai un tempo determinado nin unprograma de contidos precisos, senónun seguimento persoal do precatecú-meno, no que debe clarificar a súa posi-ción e coñecer de xeito moi global onuclear da Mensaxe cristiá. Neste pro-ceso xoga un papel decisivo o chamado“fiador”, que o presenta á comunidade,o acompaña no seu proceso, é testemu-ña ante el da fe da Igrexa. Esta etapadeberá desembocar na petición deentrar no catecumenado, cando o deci-da o candidato e a comunidade o consi-dere maduro para comezar esa novaandaina.

2.- Catecumenado

Comprende esta etapa catro “camiños”o grandes liñas de acción:

+ Catequese básica, integral, sistemáticaque lle permita coñecer e vivenciar oMisterio de Salvación na súa novi -dade, riqueza e profundidade.

+ Exercicio de vida cristiá, que produzaun cambio progresivo de actitudes ecomportamentos.

+ Participación regular na liturxia daIgrexa: Liturxia da Palabra naEucaristía Dominical, Celebraciónscomunitarias da Penitencia ...

+ Cooperación nas actividades daIgrexa, tanto a nivel misioneiro comocaritativo, asistencial, promocional:Caritas, grupos xuvenís, accións comundo da pobreza e marxinación ...

3.- Tempo da purificación eiluminación

É o momento de preparación inten -siva para recibir os Sacramentos; tenlugar no tempo da Coresma. Comezaco Rito da elección, polo que remata oCatecumenado e declárase ó cate -cúmeno como idóneo para ser admiti-do ós Sacramentos da Inicia ción Cris -tiá. A devandita preparación será detipo espiritual: purificación interiordos aspectos negativos e afianzamentonas actitudes cristianas fundamentais,disposición do corazón e da mentepara acoller a graza sacramental.Durante este período coresmal teránlugar os escrutinios e as entregas doCredo e do Noso Pai, que son expre-sión do fortalecemento da identidadecristiá do candidato ós Sacramentos.

4.- Celebración dos Sacramentos

Ordinariamente esta celebración terálugar na Vixilia Pascual, na Catedral,presidida polo Bispo ou un Delegadoseu. Os candidatos reciben os tresSacramentos da Iniciación Cristiápolos que incorporados ó misteriopascual de Cristo, reciben a plenitudedo Espírito Santo e son constituídosmembros da Igrexa.

5.- Mystagogia

Durante os domingos seguintes dotempo pascual, os neófitos, que acabande recibir os Sacramentos, tratan deafondar na transformación que nelesse operou por obra da graza sacra -mental. Será de gran axuda as lecturasbíblicas do ciclo A para este traballode análise que degusta e saborea oDon recibido nos Sacra mentos, queintenta sacar consecuen cias opera -tivas que deles se derivan para a vidacotiá. Remata na solemni dade dePentecostes.


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Pertencen a este grupo aqueles adultos bautizadosde párvulos, que non recibiron os Sacramentos daConfirmación nin da Eucaristía e viven lonxe da fe e dacomunidade cristiá. Tamén poden considerarse comointegrados neste grupo, aquelas persoas que recibironos tres Sacramentos da Iniciación Cristiá na infancia ena adolescencia, pero perderon todo vínculo coa Igrexae precisan dun proceso de “Reiniciación cristiá”, que endefinitiva será un “itinerario de neocatecumenado”.

Son moitas as iniciativas que xurdiron en Españapara concretar e dar forma a Iniciación cristiá de carác-ter catecumenal. A mesma Comisión Espiscopal deEnsino e Catequese publicou no ano 1991 unhas orien-tacións pastorais tituladas “Catequesis de adultos”, queofrece unhas liñas de acción que sirvan de guía paraelaborar programas catequéticos de corte catecumenaldirixidos a adultos.

Algunhas dimensións catequéticas de fondo:

Teologal: vinculación da persoa con Deus.Eclesial: a fe da Igrexa que recibe o catecúmeno.Pascual: a vida nova en Cristo Xesús.Antropolóxica: A transformación da persoa.

Etapas para o desenvolvemento:

1.- Anuncio Misioneiro enova evanxelización

Sinala o momento enque o bautizado que semantiña lonxe, percibea novidade do Evanxeoe decide volver ó seoda Igrexa. A celebracióndo Sacramento damisericordia será ointre mais importantedesta etapa, paraacoller en comunidadeo perdón xeneroso egratuíto de Deus.Tamén aquí éimportante a figura doamigo e fiador, quetestemuña a novidadeda fe cristiá.

2.- Catequese

A comunidade cristiáofrece un período deformación orgánica esistemática, que permita ó“bautizado noncatequizado” coñecer,celebrar, vivir, orar a fe daIgrexa na súa pureza eintegridade e tamén nasúa novidade e capacidadede plenificar á persoahumana. Os ritostipicamente catecumenais,pero tamén ascelebracións da Palabra, daPenitencia e sobre todo aEucaristía Dominical seránmomentos claves paramedrar e madurar na fe.

3.- Celebración dosSacramentos eMystagoxia

A profesión de fe e arenovación doscompromisos bautismaisno seo da Vixilia Pascualserá un óptimo rematedeste proceso. Operíodo de purificación eiluminación podeagregarse e formarunidade coa Mystagoxia;significaría o momentode recapitular e gustartodo o vivido nacatequese e asumir oscompromisos dosSacramentos daIniciación Cristiá.

INICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS XA BAUTIZADOS


Aqueles que andamos a cotío ó pé deobra na tarefa parroquial da nova evanxeli-zación que nos propón o próximo Sínodo,caemos na conta de que a sociedade quehoxe temos está cambiando a pasos dexigante no que atingue a vivencia da fe.Baste recordar que en moitas familias xanon se inicia a fe, nin se inscriben ós nenosna catequese e incluso esmorece en moi-tos o sentido cristián do domingo.

Novas situacións van aparecendona tarefa pastoral ás que temos que res-ponder con lucidez e rapidez. Recordemosalgunhas delas: moitos dos que “pidensacramentos” non están iniciados na fe nassúas familias; hai novios que se van a casare queren antes confirmarse; rapaces que osveñen a anotar para a 1ª comunión e nonestán bautizados; mamás que xa que a fillafai a 1ª comunión tamén, para ser coheren-tes, queren facela elas a vez; padriños debautismo sin confirmar que precisan o cer-tificado de este sacramento para acompa-

ñar ós afillados; adultos que solicitan o bau-tismo; adultos que abandoaron pero quevolven ó seno da igrexa e necesitan iniciar-se na fe, coñecer máis a Xesús, etc…

Decían os Pais da Igrexa que un “nonnace cristián, faise cristián”. A IniciaciónCristiana, sendo un don de Deus e unhaacción da Igrexa, é unha renovada propos-ta de sempre a que nos tomemos en serioeso de “cómo se fai un cristiano”. É un iti-nerario a ofrecer si queremos que o crece-mento cristiano teña un bó fundamento.Afecta a forma de convocar, proponer eacompañar ós que deciden iniciarse na fecristiana para comenzar un proceso noque se poñen os cementos da fe e un vaiseincorporando progresivamente á comuni-dade cristiana para alimentar a sua fe e dartestimonio dela no medio do mundo. Estaopción misioneira é a que fará que o evan-xelio sea anunciado, escoitado, celebrado evivido por aquelas persoas que se acer-quen a Igrexa.

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César González Fernández

A NECESIDADE DUN CENTRO DIOCESANO PARA AINICIACIÓN CRISTIÁ DE ADULTOS

“A Igrexa ha deelaborar un proceso decatequese para adultos,

ofrecido a aquelescristiáns que necesitenfundamentar a súa fe,

realizando oucompletando a inciacióncristiana inaugurada ou

a inaugurar polobautismo” (DGC 274)

I N I C I A C I Ó N C R I S T I Á

NOVAS SITUACIÓNS NA CATEQUESE


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NOVAS RESPOSTAS NA CATEQUESE

Nas dióceses estase tentandodar resposta a estassituación novas enorden a ir facén-dose pouco apoco cristiáns.Algunhas delasxa foron crean-do un Directo -rio diocesán decatequese a parti-res dos documentosda Igrexa universal: “Cate -cismo da Igrexa Católica” (CCE) de1992; “Ritual de inicación cristianade Adultos” (RICA) de 1972; e taméndos documentos da ConferenciaEpiscopal Española: “DirectorioXeral para a catequese” (DGC)de1997, “Orientacions pastoralesCatequese de Adultos” de 1990(CA); “Iniciación cristiana, reflexiónse orientacións” (ICRO) de 1998; e“Orientacións pastorales para ainciación cristiana de nenos non bau-tizados na súa infancia” (ICNNI) de2004.

Na diócese de Ourense os párro-cos da cidade, animados e respalda-dos pola Vicaría de Pastoral, propu-xemos no 2010 uns “Criteriospara a pastoral da iniciciacióncristiana”, todo un logro, pero faltaa aprobación do Sr. Bispo (suponseque chegará algún día) e o máisimportante, que o asuma todo oclero con xenerosidade pastoral eespíritu de comunión. Para o pre-sente curso, a programación pasto-ral pretende a nivel diocesano “se -guir avanzando na organizacióndo catecumenado prebautismalde adultos e de nenos en idadeescolar”.

Os documentos da Igrexa e a experiencia deoutras dióceses que xa están a por en marcha

os seus directorios diocesanos de cateque-se, indícannos algunhas claves para irpoñendo en marcha un centro dio-cesano para a Iniciación Cristiá deAdultos e dar resposta acertada eeficaz as novas situcións que se nospresentan, tendo presente dous prin-

cipios: a necesaria comunión e aurxente implantación da catequese de

Inciación cristiá.

1.- Iniciación para o bautismo de adultos. Realízase a través do catecumenado de adultos

tal como o presenta o RICA. O ICRO (116-117)recomenda a forma simplificada (ver RICA cap. II).Os destinatarios: dende os 18 anos. Itinerario: a- diálogo co que pide o bautismo e rito de admi-

sión á catequese. b- tempo de purificación e iluminación: despois dun

tempo de catequese, realizanse os ritos de elec-ción e preparación para os sacramentos.Pódense añadir ademáis reunións de oración,participación nas celebraciones penitencialescomunitarias e os ritos de iluminación (escruti-nios, entregas do “Símbolo da fe” y da “oracióndominical”).

c- Celebración dos sacramentos na vixilia pascualou en domingo: o adulto, se é posible recibeconxuntamente os sacramentos do bautismo,confirmación e eucaristía.

Tamén se podería seguir o itinerario en formaamplia (ICRO 118-123 e RICA cap. I). Háse de comuni-car ó bispo o deseo de bautizarse e a él se lle debereservar a administración deste sacramento se oconsidera convinte (CIG 863). O padriño deberáacompañar ó catecúmeno para que por este proce-so vaia introducíndose na vida da Igrexa. O tempode duración: un ano. Despois do bautismo debehaber unha etapa mistagóxica (na pascoa), na quecontinúe formándose. O bautizo anotarase no librode Bautismos da parroquia. Deberíase ir creandonas parroquias un libro dos que piden o bautismo.


2. Iniciación cristiana deadultos xa bautizados nasua primeira infancia peroque non recibiron adebida catequese, ninforon confirmados, ninrecibiron a eucaristía.Equipáranse a estes tamén

aqueles bautizados que recibirona eucaristía pero viven nunhasituación de alonxamento da fe.Según o RICA (cap. IV) e ICRO(124-133), débese levar a cabo unitinerario amplio e por etapas deiniciación cristiá de adultos bau-tizados, ó que responden as“Orientacións pastorales Cate-quese de Adultos”, intentandovivir as riquezas do bautismo xarecibido. Haberá que seguir omodelo de itinerario amplio(dous anos) por etapas e grados:anuncio misionero; catequesesobre a confirmación e eucaristía(pódese facer a presentación ácomunidade, as entregas “Símbo-lo da fe” e “Oración dominical”,e os “Evanxelios”, adaptados a sucondición de bautizados). Encoresma celebran a Penitencia ena Vixilia a Confirmación e mailaEucaristía (RICA 303-304).

3. Iniciación cristiá de nenos e adolescentesnon bautizados na súa infancia.Destinatarios: nenos de 6 a 16 anos. Quedan tra-

tados no RICA cap. V, en ICRO 134-138 e sobre todoICNNB (44-59). A iniciación de estes nenos e adoles-centes faise por etapas salpicadas de diversos ritos(IC 136). En ningún caso deberá conferirse o sacra-mento do bautismo de maneira rápida ou oculta cofin de seguir co proceso normal de bautizados (RICA344), nin deberá utilizarse o Ritual de Bautismo deNenos (pois xa poden responder por eles mesmos),e deben ter o permiso dos pais para comenzar apreparación (RICA 308). Parece que o mellor é queesta iniciación se realice apoyándose no grupo dosnenos bautizados da súa idade (RICA 306-313), e osritos se celebren ó mesmo tempo que se desenrolao itinerario dos seus compañeiros, como despoispresentaremos. O ICNNB descríbenos o itinerario:a- rito de entrada no catecumenado trás un tempo dedi-

cado ó primeiro anuncio da fe; b- tempo de catecumenado; c- celebración dos ritos penitenciales coincidindo coa

coresma e a celebración dos sacramentos da iniciación; d- celebración conxunta dos sacramentos do bautismo

(cando os seus compañeiros sean admitidos á PrimeiraComunión)-confirmación e eucaristía ou primeiracomunión;

e- tempo de mistagoxía.

• Cando se preparan cos da primeira comu-nión: no 1º ano realizarán o rito de entrada ó cate-cumenado; no 2º ano os ritos penitenciales (cando osbautizados vayan a celebrar a primeira confesión nacoresma) e o Bautismo na Vixilia Pascoal.

• Cando os adolescentes nonbautizados se preparan cos deconfirmación: no 1º ano recibiráno primeiro anuncio na fe e realiza-rán o rito de entrada ó catecume-nado; no 2º ano continuarán nocatecumenado e na coresma recibi-rán os ritos penitenciales e escruti-nios; logo celebrarán bautismo econfirmación na Vixilia Pasucal ouen domingo, ou conxuntamente coscompañeiros o día da confirmacióndo grupo.

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De todo isto parece desprenderse anecesidade de por en marcha na nosa dióce-se de un centro diocesano unificado deiniciación de adultos, xa que son poucosos adultos que se acercan as nosas parro-quias pedindo os sacramentos de iniciacióne tantas veces non sabemos ou non é doadodarlle resposta dende cada parroquia. Deeste xeito, garantizaríase un catecumenadode certa calidade, cun itinerario por etapasou grados e incluso se podería ofertar atodos aqueles que pasan da mayoría deidade e por diferentes motivos non se con-firmaron. Claro que os catequistas han deestar ben formados, con capacidade paratransmitir o evanxelio ós que desexanseguir a Xesucristo e identificarse con él, dexeito que sexan á vez mestres, educadores etestigos e saiban tamén vivir a ledicia de serseguidores de Xesús, crentes insertadosnunha comunidad parroquial. Os destinata-rios serían tanto os non bautizados (aparta-do 1) como os bautizados (apartado 2),ainda que tendo en contao propio de cada un.Sabemos que as delega-cións de Catequese deGalicia está preparandomateriales para una pro-posta de calidade, e asparroquias de As Caldas, S.Pío X e Fátima elabora-mos conxuntamente deforma modesta algúnstemas que se están expe-rimentando.

Trátase logo de, entretodos, darlle un xiro ápastoral, pasando da pas-toral de sacramentos(repetindo o de sempre ecoma sempre), a trazarcamiños novos, apostando

por unha pastoral na que se suscite a fe, sindala por suposto. Pero haberá que trazarben o itinerario a seguir, os destinatarios, osnúcleos da mensaxe, os materiais a seguirpartindo dos seus centros de interés, o per-fil do catequista, os ritos, a convocatoria,etc… Teremos que ir establecendo a perio-cidade das sesións, cómo i-los integrando nacomunidade parroquial, cómo fomentar ogusto pola oración, pola eucaristía dominicale polo testimonio de vida. Cremos taménque os materiales deberían seguir o métodover-xulgar-actuar… Pero non nos asuste-mos, trátase de ir dando pequenos pasos,abrindo sendeiros, experimentando peque-ñas líneas de acción, a modiño pero con fir-meza.

Todo un ambicioso reto para esteano pastoral: ir poñendo en marcha uncentro diocesano unificado de iniciación deadultos ainda que de momento de formaelemental. Os que se acercan as nosas par-roquias pedindo os sacramentos da inicia-ción cristiana están no seu dereito e paranós é unha obriga. O Concilio, fai xa 50

anos, afirmaba: “restáurese o catecumenadode adultos, dividido en distintas etapas e

grados” (SC 64); e tamén suliñabacomo a Igrexa exerce a súa fun-

ción maternal cos catecúme-nos que piden ser incorpo-

rados a ela: “a éstes a naiIgrexa abrázaos xa

con amor collén-doos ó seucargo” (LG 14).

CONCLUSIÓN:UN CENTRO DIOCESANO UNIFICADO DE INICIACIÓN DEADULTOS

Xogámonosmoitofuturo.¿Seremoscapaces?


Iluminada por la Eucaristía, la vida de la Iglesiaes una entrada progresiva en el misterio de gra-tuidad de Dios, un camino de comunión, de resu-rrección, un tiempo largo de fiesta a la espera dela fiesta definitiva (cielo), en la que con plenojúbilo, nos contemplaremos (Dios y los herma-nos) con un amor eterno.

Para hablar de la Eucaristía-caridad es preci-so tener en cuenta tres conceptos que se impli-can y requieren:

a.- la Palabra, b.- la celebración eucarística y c.- la vida ética o de compromiso.

Lo que la Palabra de Dios anuncia y descubre, lacelebración lo hace actual y eficaz en el aquí yahora, para concretarlo además en el resto de lavida, marcada por la caridad. De este modo, elagapè anunciado en la Palabra, se hace actual enla celebración y se concreta en el resto del vivircristiano.

1.- La Eucaristía, llamada constantea la caridad.Toda la liturgia de la Palabra es una espera silen-

ciosa de la Palabra que Dios profiere y una acogidallena de fe al Amor de Dios, por parte de la comu-nidad cristiana. Este diálogo celebrativo, propio de laliturgia de la Palabra, lleva a un mayor conocimien-to del Dios que es Amor. La liturgia nos invita cons-tantemente y con eficacia nos reclama amar a Dios.La Liturgia de la Palabra nos descubre que Dios esAmor y que el discípulo de Cristo está llamado avivir en el Amor. Entendemos así que, el Amorcomunicado es auténtico si se comparte y, sólo si escompartido, puede ser comprendido por los fieles.Complementariamente la celebración orienta alamor al prójimo. El Amor eficaz en la celebracióneucarística mueve al cristiano a vivirlo en concreto.No sólo se nos pide amar a los hermanos, sinoamar a Cristo en los hermanos, con las mismas acti-

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DE LA EUCARISTÍA A LA CARIDAD

Ramiro González Cougil

(EUCARISTÍA-COMUNIÓN-SERVICIO)

Para hablar de la Eucaristía enrelación con la caridad es precisocomenzar diciendo que el Dioscristiano es agapè (caridad, amor,1Jn 4,8). Se trata de un amor desin-teresado, generoso, lleno de solici-tud y atenciones. Dios es agapè deeste modo. La Eucaristía existeporque el Dios uno y trino sale anuestro encuentro con una ternu-ra indescriptible para unirnos ensu amor. Ganados por esta convo-catoria graciosa, nos esforzamospor reafirmar los lazos de amorcon él y entre nosotros. LaEucaristía tiene la finalidad de rea-lizar y celebrar el magnífico plande Dios de transformar la creacióne introducir a la humanidad entera,desde ahora, en el mundo de laresurrección, prefigurada por laritualidad eucarística. Gracias a lacelebración eucarística, Dios y lahumanidad no podrán estar yaseparados: “El que come mi carney bebe mi sangre, permanece en miy yo en él” (Jn 6, 56). El banqueteceleste consumará esta unión.


tudes con que Cristo amó a su Iglesia. A travésde la acción litúrgica, la fe renovada al escucharla Palabra genera caridad universal al estilo delmismo amor de Jesús. Por el lenguaje de lasdiversas intenciones en la celebración, la Iglesiainvita a los que participan a orientar su amorhacia los hermanos del mundo entero. LaEucaristía es un camino continuo hacia la cari-dad y en la caridad. En ella va madurando elcristiano en todos los aspectos, no sólo indivi-duales sino que sitúa al fiel en relación con laeclesialidad, el altruismo, la abnegación, el sacri-ficio de uno mismo en beneficio de los demás.De este modo, la celebración eucarística apa-rece como la fuente del actuar moral del cris-tiano. La Iglesia en la Eucaristía descubre en suSeñor y en la actual comunidad fraterna el sig-nificado de vivir en el amor. En Cristo y encomunión con los hermanos, el cristiano des-cubre en sí mismo todo el misterio de la cari-dad y, si se deja empapar en ella, puede ver aCristo en la celebración, contemplar el poderde la cruz y de la hora del Padre y se experi-menta atraído a entrar en el mismo misterio.Cada celebración es espacio de examen deconciencia y estímulo para acoger, vivir y darcaridad.

2.- La Eucaristía, celebración de lallamada al servicioLos lenguajes de la Eucaristía generan una

fuerte exigencia de fraternidad. Cristo, prota-gonista y centro de la asamblea celebrante, esel Amor entregado por nosotros y en su soli-daridad redentora (desde la encarnación a lacruz) es el Maestro , mediante la celebración,de la proyección de su caridad pascual. Laasamblea litúrgica representa el centro de laexpansión de la Pascua del Señor y de la reci-procidad entre los hermanos. Los fieles seexperimentan reunidos en el amor de laTrinidad y caen en la cuenta de que su sercomunidad en la Palabra y en la acción de gra-cias nace de la Caridad, vive de la Caridad y estestimonio de la Caridad. La Eucaristía es ellugar privilegiado en el que se enciende y rea-viva el amor cristiano, pues en ella la Caridades proclamada y vivida por los que celebran.

La fuerza de la caridad se dilata al final dela celebración como consecuencia lógica delgran acontecimiento en el cual el amor divinose ha comunicado a la humanidad. Hay unaconciencia clara de la Iglesia sobre la universa-lidad del Amor que se celebra de modo sacra-mental y pedagógico, orientado a educar a losfieles a una apertura universal del don salvífico.En la presentación de los dones en el altar, laIglesia agradece a Dios la fecundidad de losdones recibidos y destaca la llamada de los fie-les a progresar en la fraternidad. En las plega-rias eucarísticas la dimensión vertical y horizon-tal se funden. La Caridad que desciende seentrelaza con la de los hombres, hijos delPadre, hermanos en Cristo y llamados a fundir-se en caridad con todos los hombres. Un ejem-plo precioso es el de la Plegaria V/c del Sínodosuizo: “Jesús modelo de caridad”. No podemoscomentarla.

La presentación de los dones y la Plegariaeucarística nos esclarecen que, el clima para unauténtico crecimiento del hombre se alimentaen la ofrenda participada en el misterio pascualde Cristo, misterio de fraternidad hacia todohombre. La celebración eucarística, sacramen-to del sacrificio pascual de Cristo, educa a losfieles a revivir los sentimientos de Cristo, queha llevado a cabo la comunión entre los hom-bres. El Señor se ha hecho solidario con loshombres, los ha librado de todas las esclavitu-des que les impedían vivir la fraternidad a imi-tación de la Trinidad. La libertad en Cristo esfruto de un Amor sin límites e invita a él.

La vida diaria de la Iglesia ha de ser, conse-cuentemente, un incesante dilatarse del Amora fin de crear un pueblo que se alegra al vivirla unidad divina en la comunión fraterna. LaEucaristía es escuela de caridad y solidaridad.Quien se alimenta con el Pan de la vida nopuede pasar indiferente ante quien carece delpan de cada día. La Iglesia no sólo reza pidien-do el pan de cada día, sino que debe compro-meterse de todas formas a multiplicar loscinco panes y dos peces, como Jesús. Así brilla-rá la Caridad de Dios y se fundirá con la de loshombres.

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El día del Señor, día de losnecesitados

A mediados del siglo II, un filósofo cris-tiano de Roma, san Justino, ya afirma expre-samente que “este alimento entre noso-tros se llama Eucaristía” (I Apología 66).Celebrar esta Acción de gracias es comulgarla “sangre y carne de Jesús” (Idem), es agra-decer el don que Cristo hizo de su propiavida en la cruz, es hacerse, como el mismoJesús, pan partido para la vida del mundo(Cf. Jn 6,51), testigos de la compasión deDios por los hombres nuestros hermanos.Y así lo entendieron aquellas primerascomunidades cristianas.

El mismo san Justino, en el primer rela-to que conocemos sobre la celebración dela eucaristía dominical, detalla cómo aque-llos cristianos socorrían a sus hermanos decomunidad tras celebrar la Eucaristía: “Eldía llamado del sol se celebra una reuniónde todos los que viven en las ciudades o enel campo... Los que tienen y quieren, cada

uno según su libre determinación, da loque bien le parece, y lo recogido se entre-ga al presidente y él socorre con ello a loshuérfanos y viudas, a los que por enferme-dad o por otra causa están necesitados, alos que están en las cárceles, a los foraste-ros de paso, y, en una palabra, él se consti-tuye en provisor de cuantos se hallan ennecesidad” (I Apología 67, 6-7).

Las ofrendas presentadas en la Euca-ristía eran destinadas a realizar la exigenciadel amor fraterno que nacía de la mismacelebración. Con el paso del tiempo aquelejercicio de caridad con los hermanos másnecesitados que brotaba de la celebracióneucarística comunitaria se fue desvirtuan-do hasta perderse.

Esta lamentable pérdida llevó a que unode los más destacados Padres de la Iglesia,el brillante orador Juan Crisóstomo, em-please las expresiones más claras y contun-

Francisco José Prieto Fernández

LA EUCARISTÍA, CULMEN DE LA CARIDAD

En los inicios del siglo I, camino de su martirio en Roma, el obispo San Ignacio deAntioquía escribe una carta a la iglesia de Esmirna (la actual Izmir turca) en la queemplea por primera vez el término eucaris-tía para referirse a la celebración sacramen-tal de la cena y sacrificio del Señor. (AEsmirna 7,1; 8,2; también A Filadelfia 4,1; AÉfeso 13,1). Este nombre se ha impuestocomo el más común para designar estesacramento,“fuente y culmen de la vida cris-tiana” (LG 11), porque es acción de gracias alPadre en la que ofrecemos “el sacrificio vivosanto” (Plegaria Eucarística III) con los mismosdones que Él nos ha dado,“pan de vida eter-na y cáliz de eterna salvación” (PlegariaEucarística I).

SSaann IIggnnaacciioo ddee AAnnttiiooqquuííaa


dentes de la época patrísticasobre la dimensión socio-caritativa de la Eucaristía. ElCrisóstomo (“Boca de oro”),presbítero en Antioquía y,posteriormente, obispo deConstantinopla en los iniciosdel siglo V, no sólo impresio-nó con su oratoria los oídosde los fieles de aquella opu-lenta y gran ciudad, sino quedebió remover sus concien-cias. El precio para el santoObispo fueron los sucesivosdestierros que acabaron con su vida en laslejanas costas del este del Mar Negro. Suspalabras siguen teniendo hoy una fuerza yuna actualidad que no deben pasarnos desa-percibidas.

La mesa común de la EucaristíaJuan Crisóstomo recuerda la costumbre

de los primeros cristianos de tener unamesa común (de ricos y de pobres) despuésde celebrar la Eucaristía. Y lamenta su desa-parición, pues era “fundamento de la cari-dad, consuelo de la pobreza, moderación delas riquezas, ocasión de la más elevada sabi-duría y escuela de humildad” (Homilías PrimeraCorintios 27,1).

La ausencia de este gesto fraterno conlos más pobres cuestiona la coherencia per-sonal y comunitaria: “Si todos participamosdel mismo pan [cuerpo de Cristo] y todossomos hacemos una misma cosa, ¿por qué,pues, no manifestamos la misma caridad ycon ello nos convertimos en una mismacosa?” (Homilías Primera Corintios 24, 2). Dichocon palabras más duras: “Has participado dela mesa [de la Eucaristía], y debiendo ser elmás apacible de todos, e igual a los ángeles,te has hecho el más cruel de todos; gustastela sangre del Señor, y a pesar de ello noreconoces a tu hermano” (Homilías PrimeraCorintios 27, 5).

Culmen de la caridadTodos los cristianos estamos unidos en el

mismo amor del Padre, que prepara para sushijos una misma mesa en la que “queriendollevarnos al amor mutuo, estableció quetodos bebiésemos del mismo cáliz, lo cual esel culmen de la caridad” (Homilías SanMateo 32,7). Por eso, “si hemos participado dela mesa espiritual, seamos también partícipesde la caridad espiritual” (Homilías San Mateo32,7). Porque si nos hemos alimentado en lamesa eucarística del mismo Cristo, “démos-le de comer y vistámoslo (Mt 25,35) porqueestas son las cosas dignas de aquella mesa”(Homilías Primera Corintios 27,5).

Del cenáculo a los pobresLa exigencia con la que Juan Crisóstomo

entiende la vivencia de la caridad eucarísti-ca es tal, que no duda en prohibir que asis-ta “ningún Judas y ningún avaro a la sagradamesa, que es la misma en la que el Señorcelebró la Pascua”, y, a continuación, invitar,como hizo Cristo con los discípulos, a que“salgamos también nosotros en dirección alas manos de los pobres porque ellosson el monte de los Olivos” (Homilías SanMateo 82,5).

Celebrar el memorial del Señor actualizala entrega que hizo de sí mismo por noso-tros, y por tanto “si te acercas a la Eucaris-

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tía, no hagas nada indigno de ella, ni aver-güences a tu hermano, ni desprecies al quetiene hambre... Te acercas a dar gracias porlo que has recibido; por tanto, da tú tambiénalgo a cambio, y no te apartes del próji-mo”. Esta invitación del Crisóstomo con-cluye interrogando con dureza la conciencia:“¿no te espantas de hacer la conmemora-ción de Cristo y despreciar a los pobres?”(Homilías Primera Corintios 27,4).

Una fiesta espiritual paraalmas de oro

Como un pregón que anuncia la trans-formación en vida de lo que la Eucaristíasignifica en la celebración, el Crisóstomoproclama que “ningún pobre esté triste porsu pobreza, porque esta fiesta [la Eucaristía]es espiritual; ningún rico se engría por suriqueza, pues nada puede contribuir con sudinero para la alegría de esta solemnidad...Los dones del Señor; no se reparten segúnlas dignidades y honor, sino según el fervordel espíritu” (Homilía sobre la resurrección deCristo 3).

Con palabras provocadoras, el Crisósto-mo también nos interpela a los creyentes deeste distante, que no tan distinto, siglo XXI.Es un texto que, dicho simplemente, debedarnos que pensar... y que actuar:

“¿Deseas honrar el Cuerpo de Cristo?No lo desprecies, pues, cuando lo contem-ples desnudo en los pobres; ni lo honresaquí, en el templo, con lienzos de seda, si alsalir lo abandonas en su frío y desnudez... Eltemplo no necesita vestidos y lienzos, sinopureza de alma; los pobres, en cambio, nece-sitan que con sumo cuidado nos preocupe-mos de ellos. El cuerpo sagrado no necesitaaquí de vestido, sino de un alma pura; encambio allá fuera necesita de muchos cuida-dos... No necesita Dios de vasos de oro,sino de almas de oro... Y no digo esto paraprohibir que semejantes dones se ofrezcan,sino rogándoos que juntamente con ellos y

aun antes que ellos, se haga limosna. Cristoacepta esos dones, pero mucho más lalimosna... ¿Qué utilidad se sigue de que lamesa de Cristo esté cargada de vasos deoro, mientras El perece de hambre? Antesque nada sacia tú al hambriento, y luego, delo sobrante, adorna a Cristo en su mesa.¿Fabricas un cáliz de oro y no das un vaso deagua? ¿Qué necesidad hay de ornamentar lamesa con telas tejidas de oro y en cambiono dar a Cristo ni siquiera lo necesario parael indispensable vestido? ¿Qué utilidad sesaca de eso?” (Homilía San Mateo 50, 3-4).

O en las breves palabras de san Máximoel Confesor (s. VII) “la prueba clara de estagracia [participar en el misterio eucarísti-co] es la espontánea disposición de buenavoluntad hacia el prójimo; que cualquierhombre que necesita de nuestra ayuda nosresulte familiar como Dios mismo” (Mista-gogía 24).

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II. Distinciones clarificadoras.1. ¿Caridad o justicia?

Lo primero sería distinguir bien (con-cepto, relaciones y diferencia) entre justiciay caridad, tal como hace Benedicto XVI enla segunda parte de su encíclica Deus caritasest. Allí precisa muy bien lo que por “cari-dad” se debe entender y cómo ésta no esexcluida, ni mucho menos, por la justiciasocial, como pretendería la mentalidad mar-xista y cierta línea de pensamiento, desde elsiglo XIX. La acción caritativa llevada a cabopor la Iglesia era desprestigiada al ser iden-tificada exclusivamente con una laborpaternalista, asistencial e individual, y aun“escapista”, diríamos nosotros: querer“tapar” con limosnas lo que por obligaciónse debía, tranquilizando así la conciencia.Desde esta visión estaríamos ante unalabor que, lejos de promover a la persona ydenunciar las injusticias, generaba un estadode dependencia y servilismo. De este modose llegó a oponer caridad y justicia.

Sin excluir la parte de verdad que histó-ricamente encierra ese planteamiento, elPapa afirma que poco a poco se fue desa-

DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EUCARISTÍA

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José Ramón Estévez Gómez

AmbientaciónAunque no lo parezca es este un tema

muy amplio, que daría para un libro. Dehecho los hay. (Puede consultarse la biblio-grafía selecta, pero suficiente, que trae elmanual La Eucaristía, de J. Aldazábal,CPL, Barcelona 1999, pág. 367).

Quizás lo más cómodo sea ver dosartículos de la revista Phase, del año1991 (pp. 203-216) y 1993 (pp.7-26). El pri-mero es de Dionisio Borobio (Lo social en laEucaristía), y el segundo, de J. M. Guix(Proyección social de la Eucaristía).

Por nuestra parte, ni siquiera haremos unresumen, sólo unas consideraciones de tipometodológico que pueden ayudar para unamejor aproximación.

Así pues, en este primer apartado deambientación, creemos que tiene cabida, paranuestro propósito, la orientación terminológi-ca (compromiso, solidaridad, justicia social,caridad...) que pueden suministrarnos algunosde los títulos de la bibliografía arriba aludida:

- J.M.R. Tillard, L’Eucharistie et la fraternité; Varios,Eucaristia i compromís;

- J. Alfaro, Eucaristía y compromiso en la construccióndel mundo;

- J.M. Castillo, Donde no hay justicia no hay eucaristía; - V. Codina, Analogía sacramental: de la Eucaristía a lasolidaridad;

- E. Dussel, El pan de la celebración, signo comunita-rio de justicia;

- J.A. Pagola, La Eucaristía, experiencia de amor y dejusticia;

- Varios, Liturgia e carità;- M.A. Conin, Eucharist: Bread and Justice;- B. Cansi, La dimensión socio-política de la liturgia; - F. Moloney, La Eucaristía como presencia de Jesúspara los otros;

- J. Ratzinger, La Eucaristía como génesis de la misión.


rrollando la Doctrina Social correcta de laIglesia sobre este punto. “Cotejando situacio-nes y problemas nuevos cada vez, se fue desa-rrollando una doctrina social católica, que en2004 fue presentada de modo orgánico en elCompendio de la Doctrina Social de la Iglesia,redactado por el Consejo Pontificio Iustitia etPax“. (Deus Caritas est, n. 27).

En primer lugar, esta doctrina estableceque el orden justo de la sociedad y del Estadoes una tarea principal de la política, no de laIglesia. Pero para llevar a cabo bien esta tareaes de agradecer la iluminación del argumentoracional y de las fuerzas espirituales, e inclusose torna imprescindible recurrir a la DoctrinaSocial de la Iglesia.

Luego, hay que mantener que el amor -lacaridad- siempre será necesario, incluso en lasociedad más justa. No hay orden estatal, porjusto que sea, que haga superfluo el serviciodel amor. La afirmación según la cual las estruc-turas justas harían innecesarias las obras de lacaridad esconde una concepción materialistadel hombre, el prejuicio de que el hombre vive“solo de pan”.

La Iglesia nunca puede sentirse dispensadadel ejercicio de la caridad como actividad orga-nizada de los creyentes y, por otro lado, nuncahabrá situaciones en las que no haga falta lacaridad de todo cristiano individualmente, por-que el hombre, más allá de la justicia, tiene ytendrá siempre necesidad de amor (DCE 29).

2. ¿Amor o caridad? Permítaseme, como intermezzo, una peque-

ña divagación terminológica. Actualmente hatomado la prevalencia la palabra amor sobre elanterior término de caridad. Personalmentesentimos que sea así. ¿Nostalgia, conservadu-rismo?... No lo sé. Hemos de admitir la evolu-ción semántica y el devenir del léxico a impul-so de las circunstancias cambiantes. Pero nosduele la desaparición de la palabra (y de su ver-dadero contenido) caris (gracia, favor), sustitui-da por la de amor.

En primer lugar, eso nos lleva a modificarnuestros enunciados y memorizaciones religio-sas pluriseculares y nuestras querencias litúrgi-co-musicales. Según “lo nuevo” deberíamos

decir que las virtudes teologales son “fe, espe-ranza y amor”. Deberíamos declamar en “clavede amor” -y ya se dice en las biblias y textoslitúrgicos- el conocido y entusiasmado cantode San Pablo a la “caridad” en el capítulo XIIIde Primera Corintios. ¿Y cómo cantar el “Ubicaritas”? O el “Caridad y comprensión”,“Donde hay caridad y amor” ¿O cómo cele-brar el Corpus como el Día de la Caridad?

El desplazamiento terminológico de queestamos hablando obedece principalmente -nos parece- a dos razones: la primera es por eldesgaste normal de la palabra caridad en suuso frecuente y hasta por su descrédito al seridentificada exclusivamente con limosna (“unacaridad”...) o actitud conmiserativa (Las Damasde la Caridad, Las Conferencias de San Vicente,Los festivales, rifas, espectáculos, celebracio-nes... para entregar fondos a obras benéficas).

En segundo lugar está el auge, uso y abusodel término amor (y mejor si es love en inglés)que se constata en los Medios, en el ambienteo en las Revistas “del corazón” y en el lengua-je de la calle que “hace el amor” a todas horas,aunque no lo haya, y entendido de bien distin-ta manera.IIII. Citas sugestivas

Así, pues, ahora nos tocaría ahondar en eltema propuesto y “probarlo”, como decíamosen nuestras tesis los estudiantes de antes, valgala consonancia.

Más que sistemáticamente, prefiero hacer-lo por simple sugerimiento, valiéndome dealgunas citas. Lo hago para no alargar estadisertación y también porque se supone queuno escribe para “convencidos”. Lo hacemosde manera sumaria, no exhaustiva, con mayoro menor coherencia, y abundando más en lascitas más recientes.

El Evangelio:

• En la multiplicación de los panes: “Dadlesvosotros de comer” (Mt 14, 16). Se me diráque la cita está traída por los pelos, perocomo esa escena es prefiguración de laEucaristía, me place el empleo de la misma,aunque sea en “sentido acomodaticio”.

• Las palabras de la Consagración: “Tomad y

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comed, esto es mi cuerpo”... (Lc 22, 19-20).Dice Juan Pablo II, y dice bien (!): “Este aspec-to de caridad universal del Sacramento euca-rístico se funda en las palabras mismas delSalvador. Al instituirlo no se limitó a decir‘Esto es mi cuerpo’, ‘Esta es la Nueva Alianzaen mi sangre’, sino que añadió ‘Entregado porvosotros... derramada por vosotros’. (Ecclesiade Eucharistia, 12).

• El lavatorio de los pies (Jn 13, 5). Juan no narrala institución de la Eucaristía pero amplía en suredacción este pasaje en el que Jesús se hacemaestro de comunión y servicio, finalidad dela misma eucaristía. Juan Pablo II anota que eseste un punto de contacto (hablando de lacaridad pastoral) entre católicos y protestan-tes, porque aunque éstos no admitan la pre-sencia real, sí celebran con devoción la SantaCena y se atienen a lo que en el fondo de lamisma late: el servicio del amor. (EDE 30).

• Los discípulos de Emaús reconocieron alSeñor al partir (compartir) el pan (Lc 24, 31).No se trataría de una eucaristía, pero casi loparece. Apelo de nuevo al sentido traslaticio.

Los primeros tiempos:

• El compromiso de caridad que brota de lacelebración eucarística está presente desdeel comienzo de la Iglesia. Recuérdese laactuación de S. Pablo recabando ayuda paralos necesitados y sus palabras a este respec-to en Primera Corintios, justo en las sinaxiseucarísticas (16,2), lo mismo que las delApóstol Santiago criticando la acepción depersonas entre el rico y el pobre (2, 2-4), o laspalabras bonitas que se le digan al necesitado,pero sin socorrerlo (2, 15-16).

• La Eucaristía es sacramento de comunión,pues cuantos comemos del mismo pan for-mamos un solo cuerpo. (Cf. 1Cor 10,14-22). Y porque formamos unsolo cuerpo en el Señor, todosestamos llamados a contri-buir al bien común desdenuestras capacidades y res-ponsabilidades, compartien-do también los bienes, paraque ningún hermano pase nece-sidad. (Cf. 1Cor 11, 18-22).

Los Santos Padres:

• San Justino, describiendo la celebración euca-rística, afirma: “Los que viven en la abundan-cia y quieren dar, dan libremente cada uno loque quiere, y lo que se recoge se da al quepreside y él asiste a los huérfanos, las viudas,los enfermos, los prisioneros, los huéspedesextranjeros, en una palabra, socorre a todoslos que tienen necesidad”. (Apología I, 67, 6).Aparece aquí la actividad caritativa de laIglesia unida con la Eucaristía misma.

• San Ambrosio: “¿Escuchas, rico, qué dice elSeñor? Y tú vienes a la Iglesia no para dar algoa quien es pobre, sino para quitarle”. (DeNabuthae, 10, 45).

• San Juan Crisóstomo: “¿Deseas honrar elcuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues,cuando lo encuentres desnudo en lospobres... Porque el mismo que dijo “Esto esmi cuerpo”, afirmó también “Tuve hambre yno me disteis de comer”. (In Mt, hom. 50, 3-4).

• Liturgia mozárabe: “Por medio del cuerpo yla sangre del Señor queda unida toda frater-nidad”. (Oración, citada por LG 26).

El concilio Vaticano II:

• “La Eucaristía comunica y alimenta el amor aDios y a los hombres” (LG 33).

• “La Eucaristía no sólo no aleja del servicio dela caridad, sino que compromete más a losfieles en toda clase de obras de caridad, pie-dad y apostolado, mediante las cuales semanifieste que los cristianos, aunque no sonde este mundo, sin embargo son luz delmundo y glorifican al Padre ante los hom-bres”. (SC 9).

• “La Eucaristía enciende y arrastra a los fielesa la caridad de Cristo”. (SC 10).

• “La celebración eucarística, paraser sincera y plena debe condu-

cir a las varias obras de cari-dad y a la ayuda mutua”.(PO 6).

• “La caridad que es comoel alma de todo apostola-

do, se comunica y mantienecon los sacramentos, sobre

todo el de la Eucaristía”. (AA, 3).

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El catecismo:

• “La Eucaristía entraña un compromiso enfavor de los pobres. Para recibir en la verdadel cuerpo y la sangre de Cristo, entregadospor nosotros, debemos reconocer a Cristoen los más pobres, sus hermanos” (n. 1397).

• “Los cristianos que disponen de tiempo dedescanso deben acordarse de sus hermanosque tienen las mismas necesidades y los mis-mos derechos y no pueden descansar a causade la pobreza y la miseria. El domingo estátradicionalmente consagrado por la piedadcristiana a obras buenas y a servicios humil-des para con los enfermos, débiles y ancia-nos” (n. 2186).

Beato Juan Pablo II:

• “La Eucaristía, celebrada como fuente deamor inagotable, de amor fraterno, se con-vierte en ‘una escuela de caridad, de justicia yde paz’“ (Dies Domini 73).

• “La comunión nos permite adquirir plenaconciencia de nuestra identidad y de nuestrainterdependencia, y nos enseña a ‘dar espa-cio’ al hermano, llevando mutuamente lacarga de los otros y rechazando las tentacio-nes egoístas que engendran competividad,desconfianza y envidia. (Tertio millennio adve-niente, n. 43).

• “Verdaderamente en la Eucaristía Jesús nosmuestra un amor que llega hasta el extremo,un amor que no conoce medida, que noscompromete a la correspondencia personalcon él y los demás. (Carta apost. DominicaeCenae, n.9).

Benedicto XVI:

• La mística de este sacramento (la Eucaristía)tiene un carácter social porque en la comu-nión sacramental yo quedo unido al Señorcomo todos los demás que comulgan (...); launión con Cristo es al mismo tiempo unióncon todos los demás a los que él se entrega.(Deus caritas est, n.14; Sacramentum caritatis, n. 88).

• “En torno al misterio de la Eucaristía fuenaciendo el servicio de la caridad con el pró-jimo... El misterio eucarístico impulsa al cre-yente a convertirse en ‘pan partido’ y a tra-bajar por un mundo más justo y fraterno”

(Sacramentum caritatis, n. 88). “El pan que yodaré es mi carne para la vida del mundo”(Jn 6,51).

Comisión Episcopal de Pastoral Social:

• “Hay una relación esencial entre Eucaristía ycaridad. La celebración de la eucaristía tieneimplicaciones sociales. Cada celebracióneucarística actualiza sacramentalmente eldon de la propia vida que Jesús ha hecho enla Cruz por nosotros y por el mundo entero.Al mismo tiempo, Jesús en la Eucaristía noshace testigos de la compasión de Dios porcada hermano. Nace así en torno al misterioeucarístico el servicio de la caridad para conel prójimo y damos testimonio de la caridadcon los más necesitados, como misión esen-cial de la Iglesia”. (Mensaje para el Corpus, 14junio 2009).

• Dejarse interpelar por la comunión conllevadespertar de la indiferencia, salir del propiocírculo de intereses e involucrarse personal-mente en lograr una mayor justicia en la dis-tribución de bienes y un mayor respeto a ladignidad y derechos de las personas máspobres y excluidas”. (Campaña institucional2008-2010 de Cáritas española, n. 5).

Una Pastoral:

• En 2006 escribió el obispo de Orense, D. LuisQuinteiro Fiuza una carta pastoral intitulada“La Eucaristía, fuente de vida eclesial”. Al final(números 81-87) trata amplia y bellamentenuestra cuestión. No podemos transcribirsus reflexiones (un buen consejo es leerlas),pero no nos resistimos a copiar el últimopárrafo:

“La Eucaristía es el momento

más intenso de la vida de la

Iglesia. Cada celebración

eucarística ha de ser el signo

más claro de la reconciliación

en un mundo tan dividido, y

manifestación concreta del

amor de Dios hacia los más

necesitados”.

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UN ESTILO DE VIDACOMUNITARIO

A programación pastoral diocesana con-vídanos a iniciar tódolos nosos encontroscun texto da Palabra de Deus1 de modo queesta vaia sendo, cada día máis, “luz para avida e alma da nova evanxelización”2. Sercristián é un estilo de vida que nos leva apracticar a fraternidade como esixenciada Eucaristía, fonte e cume da vida dodiscípulo do Señor, e así medrar encomuñón. Un estilo de vida que debe estarmarcado pola ledicia contaxiosa do queencontrou un tesouro que enche de sentidoa súa vida e se sente envíado a “edificarcomunidades humanizadas e humanizadorasque compartan os bens cos máis necesita-dos”3. Non podemos negar que Caritas é amellor carta de presentación da Igrexa4.

Cando os homes non queren

escoitar unha palabra sobre

Deus, a linguaxe dos feitos, do

amor fraterno, é a millor forma

de falar de Deus.

Pero para iso, as nosas comunidades cris-tiás e a institución de Caritas teñen quemanifestar, no seu xeito de actuar, un estilode vida que apunte ó obxectivo marcadopola Palabra de Deus nos sumarios do librodos Feitos dos Apóstolos5.

Hoxe, cando se fai urxente a chamada aunha nova evanxelización de tantos quesendo cristiáns viven como pagáns, resoancon forza aquela palabras de J.A. Pagola “anosa acción pastoral será evanxelizadora seaxuda ás comunidades cristiás a achegarseaos marxinados da sociedade para compar-tir os seus problemas e os seus sufrimentos,vivir na súa defensa e ó seu servizo e anun-ciarles a Boa Noticia de fe desde unha acti-tude máis pobre”6.

Francisco Pernas de Dios

“Acudían diariamente ó

templo, con perseveranza e cun

mesmo espírito, partían o pan

nas casas e tomaban o alimento

con ledicia e sinxeleza de

corazón, loando a Deus e

gozando da simpatía de todo o

pobo. Polo demais, o Señor

agregaba ó grupo ós que cada

día íanse salvando”

(Hch.2,42-47)

A COORDINACIÓN: UN ESTILO DE VIDA EN CARITAS

42

1 Vigairía de Pastoral, Programación diocesana 2011-2012,obxectivo específico primeiro acción cuarta do nivelparroquial.

2 Ibid. Obxectivo específico primeiro.3 Ibid. Obxectivo específico terceiro.4 Xa Juliano o Apóstata dicía que “o único aspecto que o

impresionaba do cristianismo era a actividade caritativada Igrexa”. Deus caritas est 24.

5 Feit 2,42-47; 4,32-35…6 PAGOLA J.A. Acción pastoral para una nueva evangeliza-

ción. Sal Terrae (Santander-1991) px. 67-68


A NECESIDADE DACOORDINACIÓN

Curiosamente, nun mundo onde o indivi-dualismo reina como estilo de vida vénserecoñecendo a necesidade dun traballo enrede para facer fronte á desestruturaciónsocial e xerar estilos de vida comunitariosque axuden a paliar as consecuencias dacrise e as pobrezas diversas que xera. A esi-xencia dunha mínima eficacia e o testemuñarunha vida comunitaria esixen promover acoordinación.

Por coordinación entendemos “o intentode aproximación, un proceso de harmoniza-ción entre as diversas persoas e instituciónsque inciden nun campo ou actividade oununha mesma problemática”7.

ALGUNHAS IMPLICACIÓNS DACOORDINACIÓN

1. Coñecemento e radicación noterritorio.Caritas estrutúrase en diferentes niveis:

Internacional, nacional, diocesano, arciprestale parroquial. Esta estructuración fai que nasúa acción se poida aplicar o principio desubsidiaridade pastoral: Que as decisións setomen no lugar máis próximo ás persoas,que é onde se coñecen realmente os proble-mas e o seu alcance e, á vez, que as entida-des de rango superior, que son as que adoi-tan ter os recursos, axuden ás de rangoinferior a lograr os seus obxectivos. Destemodo Caritas irase radicando no territoriotecendo unha rede de acción que chegue atódolos currunchos mediante a labor dascomunidades cristiás e os seus voluntarios.Eles, que viven entre os seus irmáns e sofrene gozan as súas mesmas situacións, fan que aactitude samaritana da comunidade sexavisible. E cando os seus recursos ou capaci-tación non chegan, saben que contan conoutros niveis, Arciprestal ou Diocesano,onde encontrar apoio. Isto implica superarpersonalismos e a atomización para teste-muñar a fraternidade nacida do encontro coSeñor na mesa do Pan e a Palabra.

2. Coidar unha dobre dimensión:ad intra e ad extra.Esa coordinación en Caritas ten un dobre

ámbito:

a. Ad intra da comunidade: Caritas é unhaacción pastoral da comunidade e comotal débese coordinar coas demais acciónspastorais. O equipo de Caritas non é ungrupo máis que actúa ó seu aire, o sumocun lixeiro apoio económico da Dioceseou a parroquia; un equipo que non parti-cipa na liturxia da comunidade e conescasa relación co Bispo, ou o seuDelegado episcopal, ou o párroco. Caritassomos todos e toda a comunidade tenque coñecer as súas accións, os seus cri-terios de acción e os seus voluntariosvivir integrados na comunidade e traballaren coordinación coas demais accións pas-torais, xerando así sensibilidade e com-promiso pola xustiza. Toda a acción pasto-ral da Parroquia ten que ir na mesmadirección.

b. Pero tamén Ad extra da comunidade8:Abertos e colaborando con cantos nasociedade, desde posicións distintas,intentan responder ás necesidades dosmáis desfavorecidos e contribuíndo así aque o Reino se faga presente no mediodo mundo e a favor dos máis desfavoreci-dos, facendo que a voz dos sen voz resoenos foros sociais e as súas xustas reivin-dicacións teñan eco. Isto implica saír óencontro de tódalas institucións radica-das no territorio de acción de Caritas epromover espazos de diálogo e colabora-ción de modo que os recursos, sempreescasos, redunden a favor dos pobres e asúa promoción e integración social9. AsíCaritas pode ser xeradora dun “patio dosxentís” onde o encontro entre crentes enon crentes permita que a voz de Deuschegue a moitos afastados e non crentes.

7 CARITAS, 9 temas claves nas Caritas parroquiais. Caritasespañola (Madrid-2009) px. 47.

8 Deus caritas est, 34.9 Deus caritas est, 30b.

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De pouco serve falar se non damossinais perceptibles de coordinación comoesixencia da comuñón. Neste campohai moitos camiños e signos, algúnspoden ser:

�� Sentirnos Igrexa: Caritas é o orga-nismo oficial da Igrexa para acoller,acompañar e promover ós pobres.Dentro da Igrexa, plural e diversa, porriba dos personalismos, debe reinar acomuñón e camiñar xuntos creandoespazos de encontro, asemblearios,onde busquemos unidos canles deacción. E o mesmo respecto a institu-cións civís, sen diluir nunca a nosaidentidade10.

�� Comunicación fluída e criterioscomúns e flexibles de acción: Desgra -cia da mente a pobreza agudiza o enxeño ea miúdo xorde “a picardía” que debemosevitar cunha comunicación fluída entre asdiversas institucións de Caritas de modoque se optimice o uso e destino dosrecursos e cheguemos ós máis posibles.

�� Sensibilización da sociedade e dacomunidade cristiá:Acoller as grandescampañas de Caritas e facelas propias dexeito que o seu servizo á sociedade

desde o Evanxeo sexa coñecido e todoscontribuamos, segundo as posibilidades, aque o mundo sexa máis un fogar cálido ehabitable para todos.

�� Valorar ó outro e os pequenos pa -sos: Son tan importantes os grandes pro-gramas e proxectos dunha Caritas dioce-sana ou Arciprestal, como as pequenasaccións dun roupeiro, un dispensario ouun grupo de voluntarios que acompañena unhas persoas solas, dediquen horas áacollida e a escoita ou á sensibilizacióndun grupo de pais ou rapaces.

4410 Deus caritas est, 31.

SINAIS PARA MEDRAR EN COORDINACIÓN

A MODO DE CONCLUSIÓNCaritas somos todos

e debemos traballar unidos

desde a nosa identidade

e abertos a outros

amosando así a comuñón

que brota da Eucaristía.

Xuntos na Misa e na misión.

E non o esquezas:

Se te sumas ti, xa estamos todos


Pastoralia 36 - Adviento 2011 · Cada cristiano y la comunidad de los creyentes en su conjunto...

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