Es con la grandeza o pequeñez del alma con la cual juzgamos o agradecemos todas las cosas.Porque todo pensamiento creado, es una fuerza extraordinaria que obra para el bien o para el mal según la índole o naturaleza del pensamiento generado. Ser conscientes de lo que creamos con nuestro pensamiento es perfección, pues todo pensamiento y emoción lo entregamos al universo. La conciencia es alguien, no algo en realidad, es el sitio donde el hombre es iluminado por una luz que no viene a él de su razonamiento creado y siempre falible, sino de la Sabiduría misma del Universo que le envuelve y compenetra y del cual es una parte indivisible.

Por eso, la verdadera renovación del hombre y del mundo se realiza siempre mediante la renovación de las conciencias. De una conciencia iluminada, siempre saldrá una fuerza de amor y belleza, la cual, engrandecida por el Cosmos, volverá con mayor luz aun, tanta, que será una verdadera fuente de agua fresca, llena de Paz y unidad, con la cual, se renovaran todas y cada una de las almas que beban de ella.

¿Te has unido hoy al temor colectivo, a la especulación o siguiendo el latido de tu alma en paz, te esfuerzas por dar al mundo la esperanza, la tranquilidad y la grandeza de la fe…?-¿Has dejado en las manos de la sabiduría universal lo que algunos vaticinan? Si ves en tu alma, eres más que cualquier vaticinio imperfecto, pues eres (si quieres serlo) un compañero del mundo y del universo que a ambos, cobija y mueve el amor.

J.C.