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Suplemento sabatino de arte, literatura y sociedad SÁBADO 22 DE JULIO DE 2012. AÑO III. ¡NO NOS JODERÁN! Una generación cargada de futuro 171 Ricardo Garibay Bien detenida la mirada en la vida y en la obra de Ricardo Garibay, se divisa en un instante, “la fiera infancia” que de al- guna forma es “la senda del perdedor”, y al mismo tiempo es la admiración del mexicano por la mujer, se nota su coqueteo con el cine, del que luego se burla, es la crónica del lujo y el hambre en el México que recrea, es su entrada tardía al camino de la literatura, siendo ésta, su liberación del infierno de la in- fecundidad. Denostado por su personalidad y su comportamiento irreverente y pen- denciero, murió haciendo lo único que siempre quiso: “Cualquier idea, grande, chica, elemen- tal o muy elaborada es veneno para la literatura. La literatura se hace con emo- ciones, con intuiciones, con dolores, con felicidades o alegrías es muy difícil lograrla. La literatura es el pantano, es el vicio”. Así pensaba y así vivió Ricardo Garibay, hijo predilecto de Tulancingo, Hidalgo, su ciudad natal, a la que regresó muchos años después, nada más porque le iban a poner su nombre a un callejón lodoso, a espaldas de un cine. Desde luego, re- chazó el gesto y le indicó al gobernador que por lo menos se merecía una calle de cien metros “con un camelloncito”. ¿Por qué escribo?, se preguntaba Ricar- do Garibay y se contestaba así mismo: “Es un hondo placer escribir. El que haya logrado el adjetivo imprescindible, la imagen exacta, la idea claramente ex- presada me creerá. También me creerá el que haya languidecido tras el poema o el que haya anhelado el mundo de la calle, despreocupado, placentero, mien- tras maldice su vocación y pelea consi- go mismo”. En una larga entrevista que sostuvo Ri- cardo Garibay con Javier Sicilia y Patricia Gutiérrez-Otero para la revista Ixtus en 1997, en la que el punto de partida fue la espiritualidad, ocurrió algo insólito al hablar sobre la nostalgia que sentía por no haber cumplido con el dogma- tismo cristiano. El hombre de recio ca- rácter lloró ante sus entrevistadores, se derrumbó el intelecto y la jactancia del gran escritor. En la literatura de Garibay es casi impen- sable hablar de las mujeres sin un nexo con la divinidad, “es el lado secreto de la luna”, aseguraba. Creyente sin credo, su estilo de vida le costó una tremenda car- ga de culpas.Falleció, hace ocho años, el 3 de mayo de 1999, a los setenta y seis años, vencido por el cáncer, pero ha- ciendo hasta el último momento lo que siempre quiso: leer y escribir. Pág. 6 Pág. 3 Puro cuento

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Suplemento sabatino de arte, literatura y sociedad

SÁBADO 22 DE JULIO DE 2012. AÑO III.

¡NO NOS JODERÁN!Una generación cargada de futuro

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Ricardo GaribayBien detenida la mirada en la vida y en la obra de Ricardo Garibay, se divisa en un instante, “la fiera infancia” que de al-guna forma es “la senda del perdedor”, y al mismo tiempo es la admiración del mexicano por la mujer, se nota su coqueteo con el cine, del que luego se burla, es la crónica del lujo y el hambre en el México que recrea, es su entrada tardía al camino de la literatura, siendo ésta, su liberación del infierno de la in-fecundidad.Denostado por su personalidad y su comportamiento irreverente y pen-denciero, murió haciendo lo único que siempre quiso:

“Cualquier idea, grande, chica, elemen-tal o muy elaborada es veneno para la literatura. La literatura se hace con emo-ciones, con intuiciones, con dolores, con felicidades o alegrías es muy difícil lograrla. La literatura es el pantano, es el vicio”.Así pensaba y así vivió Ricardo Garibay, hijo predilecto de Tulancingo, Hidalgo, su ciudad natal, a la que regresó muchos años después, nada más porque le iban a poner su nombre a un callejón lodoso, a espaldas de un cine. Desde luego, re-chazó el gesto y le indicó al gobernador que por lo menos se merecía una calle de cien metros “con un camelloncito”.

¿Por qué escribo?, se preguntaba Ricar-do Garibay y se contestaba así mismo: “Es un hondo placer escribir. El que haya logrado el adjetivo imprescindible, la imagen exacta, la idea claramente ex-presada me creerá. También me creerá el que haya languidecido tras el poema o el que haya anhelado el mundo de la calle, despreocupado, placentero, mien-tras maldice su vocación y pelea consi-go mismo”.En una larga entrevista que sostuvo Ri-cardo Garibay con Javier Sicilia y Patricia Gutiérrez-Otero para la revista Ixtus en 1997, en la que el punto de partida fue la espiritualidad, ocurrió algo insólito

al hablar sobre la nostalgia que sentía por no haber cumplido con el dogma-tismo cristiano. El hombre de recio ca-rácter lloró ante sus entrevistadores, se derrumbó el intelecto y la jactancia del gran escritor.En la literatura de Garibay es casi impen-sable hablar de las mujeres sin un nexo con la divinidad, “es el lado secreto de la luna”, aseguraba. Creyente sin credo, su estilo de vida le costó una tremenda car-ga de culpas.Falleció, hace ocho años, el 3 de mayo de 1999, a los setenta y seis años, vencido por el cáncer, pero ha-ciendo hasta el último momento lo que siempre quiso: leer y escribir.

Pág. 6

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Puro cuento

D. VERDÚ / R. GARCÍA

Lo de que la cultura no es un lujo, lema para la convocatoria de la manifestación de esta tarde frente al Ministerio de Cultura, va camino de dejar de ser una realidad en España. La recién

aprobada subida del IVA (a partir de septiembre) del 8% al 21% en todo tipo de espectáculos culturales ha reunido hoy, día de manifestaciones antirrecortes en todo el país, a miles de personas en la madrileña pla-za del Rey. La protesta: ese dineral deberá repercutirse en el consumidor o en el empresario, que carecía ya de margen suficiente últimamente para incluso llegar a fin de mes. Adiós a tener un cartel potente en los festivales musicales en España (uno de las pocas propuestas em-presariales que funcionan en este país), o a tener salas de cine llenas, o actores y músicos bien pagados. La subida se comerá a los artistas de la clase media. Esquilmará la escena artística española. O al menos su modo de vida. Lo peor: todos lo convocados opinaban que no se recau-dará más. Como decía uno de los primeros asistentes a la manifestación, el 21% de cero es cero.

Barcelona y Madrid han convocado concentracio-nes en la Plaza de Urquinaona y en la Plaza del Rey (frente al Ministerio de Cultura) para gritar contra la

subida que se ha aprobado poco antes en el Congreso. La manifestación de Madrid llevaba gestándose varios días. Esta vez no tanto a través de redes sociales como de cadenas de correos electrónicos y boca oreja. Desde galerías de arte como la de Juana Aizpuru, muy acti-va en la protesta, a técnicos de sonido e iluminación de

teatros (como los del Teatro Real) y salas de conciertos. El Gobierno de Rajoy, como ya hizo el de Aznar, ha lo-grado unir y sacar a la calle de nuevo a la cultura espa-ñola. El sector del cine fue de los primeros en llegar. El director José Luis García Sánchez opinaba lo siguiente de la subida: “Lo más rentable para este país sería que el dinero que se dedica a los bancos se dedicase a la cultu-ra, porque crea riqueza y mano de obra”.

Primero han sido tímidas pancartas que recordaban que el gravamen para el fútbol es del 10%. Luego algún

pitido que ha terminado en bocinazo. Pero 20 minutos después de la hora de la convocatoria, la plaza estaba hasta arriba. El actor Javier Bardem, acompañado de su hermano Carlos Bardem y de Juan Diego Botto, llegó puntual a la cita: “Estoy aquí porque es una injusticia qui-tar responsabilidad al sector financiero y machacar a los parados, enfermos y a la clase más baja. Se están cargan-do el futuro de una generación. El aumento del IVA en la cultura es la puntilla para acabar con el sector”. Su colega Boto fue un poco más allá en el análisis de la situación. “La subida del IVA es una manera de expulsar a la gente del cine y del teatro. Es una medida injusta e inútil. No se va a conseguir recaudar lo que pretenden. Es mentira que aquí en España haya habido un déficit público, lo que ha habido es una deuda privada provocada por empresas inmobiliarias y bancos y ahora socializan esa deuda”. La galerista Oliva Arauna, los actores Carlos Iglesias, Pilar Bardem, Loles León y Dafne Fernández también se deja-ron ver en la concentración.

Según una encuesta que maneja el sector (realiza-da sobre una muestra de 1.000 personas), el 87% de la gente cree que reducirá o modificará su asistencia a eventos culturales a partir de septiembre. La cultura se ha agrupado sectorialmente y ha lanzado manifiestos de todo tipo. Incluso la prensa especializada se ha unido en algunos casos (como las revistas de música) y ha fir-mado su propio comunicado. La subida sitúa a España a la cabeza de países europeos en gravar la cultura. Un dato que provocará, entre otras cosas, que no se pueda competir al mismo nivel con instituciones, festivales o galerías europeas. Al sablazo del IVA hay que añadir el 10% que pagan ya por derechos de autor a la SGAE, lo que sitúa el peaje por montar un espectáculo cultural en 31% de la recaudación.

Una generación cargada de futuro

Rayuela3Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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Rostros conocidos del mundo de la cultura y profesionales anónimos de la industria claman en las calles de España contra la subida del IVA.

El Gobierno de Rajoy, como ya hizo el de Aznar, ha logrado unir y sacar a la calle de nuevo a la cultura española

*D. Verdú / R. García son colaboradores del diario español El País.

Rayuela4 Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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LABIOS

Poesía

SAL

HADOS

A Maki, presagio de mi desastre

A Maki, manzana del pecado.

A Maki, detrás de la ventana.

La luna se desnuda de tu cuerpo, de tu gesto, de mi deseo en las playas de la noche.Las palmeras observan como caballos.

Destejen estos labios relámpagos,palabras como flechas de un carcaj madrugal.

Llueve tan repentino. El corazón se calla.Caen al mar abierto los rayos como pájarosque mueren al nacer.

A las voces de la primavera,entonen manos y pájaros ciegos.En la plegaria de tu cuerpo refresca tu propia sangre.En el esplendor de las tardes basálticas, escápate, vueladel mundo con alondras que contemplan las cosas mudas.Aquí empieza el día con sus campanas de oro.Aquí el tiempo y su llovizna de julio.

Tu nombre es hoja de árbol.Navío por los labios del anochecer.Sal húmeda de pasos. Bromelias. Dos ojos como lunas en la niebla.

Tu corazón es una sombraque canta junto al pecho.

Juan Carlos Recinos (Pichucalco, Chiapas, 1984).Escritor, poeta y ensayista. Autor del poemario Cantos peregrinos (Linajes Editores, México,D.F, 2008, Toro de trapo, Lima, Perú, 2011), el cual obtuvo la mención honorífica en los Juegos Florales de Zapotlán el Grande, Jalisco, en el 2007. Ha sido antologado en Panorama de la poesía mexicana (Gobierno del estado de Queréta-ro, 2009) de Romina Cazón y Rubén Falconi, en la Antología Poemas al padre y a la madre (Gobierno del estado de Jalisco y Universidad de Guadalajara, 2011) y en el libro de memorias El festival de la palabra (Gobierno del estado de Sonora, 2011).

Actualmente forma parte del consejo editorial de la Revista Morbo, editada en Campeche, por el poeta José Landa, es becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Colima, en el área de poesía.

Decepción: Batman vuela bajo

CARLOS BOYERO

El caballero oscuro: La leyenda renace

Dirección: Christopher Nolan.

Intérpretes: Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Gary Oldman.

Género: drama. EE UU, 2012.

Duración: 164 minutos.

No puede ser casual que Tim Burton y Christopher Nolan, dos de los directores con ma-yor personalidad visual del

cine moderno y creadores de atmósferas turbias y personajes marginales, hicieran suyo el universo del justiciero Batman y de la siempre convulsa y amenazada ciu-dad de Gotham. No sé si fue iniciativa suya o se limitaron a aceptar un encargo jugoso, pero resulta transparente que se sintieron en su salsa retratando las ven-turas y las desventuras del atormentado, complejo y millonario Bruce Wayne.

Si el inicio de Nolan en la saga con Batman begins, describiendo los trágicos sucesos en la infancia de Wayne, su apren-dizaje en el Himalaya con el maestro Ra’s Al Ghul, la precoz amargura del héroe y su decisión de convertirse en el protector enmascarado de la ciudad, fue más que prometedor, en El caballero oscuro alcan-zó una fuerza expresiva, un desasosiego y una profundidad excepcionales. Esperan-do con ansia La leyenda renace, he vuelto a disfrutar con su antecesora y a constatar que todo en ella funciona magistralmente, desde la tenebrosa creación del difunto Heath Ledger interpretando al Joker, ese diabólico ejecutor del caos, a la credibili-dad y el atractivo que desprenden situacio-nes y personajes, tanto los protagonistas como los secundarios.

Se supone que Christopher Nolan dispone de absoluta libertad creativa en La leyenda renace. Ha vuelto a escribir el guion con su hermano Jonathan, dispone de idéntico y esplendoroso equipo técnico y artístico que en las anteriores historias de la serie y añade con éxito a una renovada Catwoman (interpretada con sensualidad,

cinismo y estilo por Anne Hathaway, actriz blandita hacia la que nunca sentí la menor simpatía) y la presencia siempre estimulan-te de Marion Cotillard.

Y después de un arranque que recuerda los de la serie de James Bond, Nolan nos presenta a un Wayne deso-lado, misántropo, arruinado, traumado perdurablemente por la muerte de la mujer que quería y que ha jubilado para siempre a Batman. El nuevo enemigo de Gotham, el depredador que se ha propuesto instalar la dictadura, se llama Bane. Y presientes que tiene jefe.

Christian Bale estrena moto en 'El caballero oscuro: la leyenda renace'.

Sabes que el metraje de esta pelícu-la roza las tres horas, pero debido a la calidad de sus antecesoras no es algo que me abrume. Sin embargo, a la hora de proyección ya he mirado alguna vez el reloj con la sensación de estar perdiendo el tiempo. Y cuando finaliza creo haber pasado una semana en la sala. Todo me resulta rutinario, un derroche de ruido sin que aparezcan las nueces, una colec-ción de clichés y de frases forzadas, el inconfundible aroma del cine aparatoso y mediocre. Actores fijos de la saga y tan potentes y magnéticos como Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman se mueven por la pantalla con inequívoca desgana, es raro el plano o la secuencia en los que no atrone la música de Hans Zimmer. Y como en aquel pretencioso aunque ininteligible espanto titulado Ori-gen, que también perpetró Christopher Nolan, solo deseo que llegue el final. Me da igual que Batman sea destruido o que encuentre la felicidad, pero que ocurra cuanto antes.

CÉSAR TRUJILLO

¿Qué diablos de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?

José Saramago

uien busque entender de forma literal, o apegado a tratados socialistas a José Saramago, se equivoca. El recién fa-llecido Premio Nobel de Literatura no busca subterfurgios cuando aborda los

temas que durante miles de años, en diversas cultu-ras y religiones, se tienen como divinos o intocables por su supuesto carácter de sagrados.

En esto encaja “Caín”, uno de los últimos libros de Saramago donde los preceptos que el hombre tiene de este personaje bíblico se transforman para erigirse de un modo diferente, con otra fe absoluta donde el todo se justifica por sí mismo, a través de la negación subjetiva del yo histórico (que esta vez no es otro -je est un autre-, como el de Rimbaud).

El “Caín” de Saramago no pretende ser un en-sayo, ni busca debatir lo que estipulan los li-bros sagrados y que han enarbolado por siglos, mucho menos es un tra-tado de teología. “Caín” es un libro de ficción donde la capacidad des-criptiva del autor de “La Caverna” crea angustia al lector, lo apuñala, lo saca de su letargo y lo arroja al mundo de la fantasía que trastoca fibras y despeña dudas.

Caín el fratricida, el asesino, el que no supo ve-nerar a dios, el que con una quijada de burro gol-peó al que hoy está sentado a la diestra del padre, es mostrado de un modo más humano y menos déspota que como lo exhibe la religión; Saramago lo redime del asesinato de Abel, el noble, el que enseña a los hombres, de acuerdo a lo que la religión requiere, la forma de cómo rendir tributo verdadero al creador.

Escrito en menos de cuatro meses, la novela cum-plió todas las expectativas que vaticinó el mismo Sa-ramago: desde la complejidad de discernir las ense-ñanzas arraigadas en el ser humano hasta las críticas engendradas de las altas y medianas esferas de los cultos religiosos, mismas que veinte años atrás lo habían atacado severamente tras la publicación de “El evangelio según Jesucristo”, libro con que fue

vetado por el Gobierno portugués para competir por el Premio Europeo de Literatura.

La novela de Saramago es un retorno obligado a los primeros libros de la Biblia. Caín recorre ciu-dades decadentes, campos de batallas, establos, pa-

lacios donde reina la tiranía y el amor se compra; “Caín” obliga a quien lo lee a ser vidente de una guerra secular, no sé si involuntaria, pero ardua entre su creador y el personaje. A través de su narrativa Saramago toca los problemas más acuciantes que brotan en dudas en muchos de los hombres y juega con ellos hasta descobijarlos.

“Caín” es un itinerario heterodoxo que exhibe, con una maestría prominente, los modos en que la historia ha trastocado los temas bíblicos o los ha he-cho a un lado por miedo al pecado o castigo divino o como se le llame. Cierto es lo que el mismo Sarama-go asegura en “El último cuaderno” (libro que es una despedida donde se marca que el problema en la vida no es la justicia, sino los jueces o quienes ostentan dirigir) donde al referirse al compromiso del escritor asegura que éste debe decir quién es y qué piensa…

Rayuela5Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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El Caín de Saramago

Q

“CAÍN” es un libro de ficción donde la capa-cidad descriptiva del autor de “La Caverna” crea angustia al lector, lo apuñala, lo saca de su letargo y lo arroja al mundo de la fantasía que trastoca fibras y despeña dudas. [ [

“No hay amor ni justicia en el universo físico. Tampoco hay crueldad. Ningún poder preside los 400.000 millones de galaxias y los 400.000 millones de estre-llas que existen en cada una. Na-die hace nacer el Sol cada día y la Luna cada noche, incluso cuando no es visible en el cielo. Puestos aquí sin saber por qué ni para qué, hemos tenido que inventar-lo todo. También inventamos a Dios, pero Dios no salió de nues-tras cabezas, permaneció dentro, como factor de vida algunas ve-ces, como instrumento de muerte casi siempre.”

Fragmento de Dios como proble-ma, texto publicado en El País el 1 de agosto del 2005.

Puro cuentoRayuela6 Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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RICARDO GARIBAY

Si no se está escribiendo, no se está viviendo, no se está respirando

Bien detenida la mirada en la vida y en la obra de Ricardo Garibay, se divisa en un instante, “la fiera infancia” que de alguna forma es “la senda del perdedor”, y al mismo tiempo

es la admiración del mexicano por la mujer, se nota su coqueteo con el cine, del que luego se burla, es la crónica del lujo y el hambre en el México que recrea, es su entrada tardía al camino de la literatura, siendo ésta, su liberación del infierno de la infecundidad.

Denostado por su personalidad y su comporta-miento irreverente y pendenciero, murió haciendo lo único que siempre quiso:

“Cualquier idea, grande, chica, elemental o muy elaborada es veneno para la literatura. La literatura se hace con emociones, con intuiciones, con dolores, con felicidades o alegrías es muy difícil lograrla. La literatura es el pantano, es el vicio”.

Así pensaba y así vivió Ricardo Garibay, hijo predilecto de Tulancingo, Hidalgo, su ciudad natal, a la que regresó muchos años después, nada más por-que le iban a poner su nombre a un callejón lodoso, a espaldas de un cine. Desde luego, rechazó el gesto y le indicó al gobernador que por lo menos se merecía una calle de cien metros “con un camelloncito”.

¿Por qué escribo?, se preguntaba Ricardo Gari-bay y se contestaba así mismo: “Es un hondo placer escribir. El que haya logrado el adjetivo imprescindi-ble, la imagen exacta, la idea claramente expresada me creerá. También me creerá el que haya languide-cido tras el poema o el que haya anhelado el mundo de la calle, despreocupado, placentero, mientras maldice su vocación y pelea consigo mismo”.

En una larga entrevista que sostuvo Ricardo Garibay con Javier Sicilia y Patricia Gutiérrez-Otero para la revista Ixtus en 1997, en la que el punto de partida fue la espiritualidad, ocurrió algo insólito al hablar sobre la nostalgia que sentía por no haber cumplido con el dogmatismo cristiano. El hombre de recio carácter lloró ante sus entrevistadores, se derrumbó el intelecto y la jactancia del gran escritor.

En la literatura de Garibay es casi impensable hablar de las mujeres sin un nexo con la divinidad, “es el lado secreto de la luna”, aseguraba. Creyente sin credo, su estilo de vida le costó una tremenda carga de culpas.Falleció, hace ocho años, el 3 de mayo de 1999, a los setenta y seis años, vencido por el cáncer, pero haciendo hasta el último momento lo que siempre quiso: leer y escribir.

Y aunque un poco tarde, se han venido sucedien-do poco a poco las cosas que se le negaron en vida: los homenajes, los reconocimientos, los estudios académicos, las antologías y las recopilaciones.

“Un hombre ama a una mujer. La mujer lo despide. El hombre se queda sin la más bella razón de existir, que era esa mujer. Nada podrá devolverle el sentido de la vida. Eso es desesperación”.Rubén Bonifaz Nuño, amigo y compañero de Ricardo Ga-ribay en la preparatoria, señaló que era necesario “el reconocimiento público a Garibay, como escritor” yo lo oí después de su muerte, cuando un funcionario de La Secretaría de Educación lo puso al mismo nivel de Octavio Paz y Jaime Sabines.

Ricardo Garibay era con mucho, más sabio y

opulento que Jaime Sabines como escritor, y sin embargo, durante mucho tiempo trataron de conside-rarlo como si no fuera nadie.

¿Por qué? Por su manera de ser, por sus ganas de estar continuamente en violencia contra el mundo. Simplemente, si podían premiar a otro en vez de él, lo premiaban.

Era una manera de no hacerle caso. No había nada expreso contra él, más que el silencio”. Pero Ricardo Garibay contestó así cuando se le preguntó al respecto: “A mí no me ningunean, yo soy el que los ninguneo a ellos.” Sin embargo, todo eso y el recuerdo de sus desplantes y su soberbia, con el tiempo, darán paso a la permanencia de su obra.

Polígrafo consumado, se abismó en todos los géneros (quizá sólo le faltó incursionar a fondo en la poesía) y todos dominó: novela, cuento, crónica, ensayo, memorias, artículo periodístico, semblanza, comentario, viñeta, retrato, reportaje, guión cinema-tográfico, teatro…

“Nada es tan fascinante como contar lo que hace un ser humano en la vida, en cualquier día. Si hay lucidez literaria, ahí estará todo, todos los secretos de la existencia estarán ahí”.

Manuel Gutiérrez Oropeza afirmó: “Por la rotun-dez con que aborda el género, porque sabe convertir lo cotidiano en extraordinario, los cuentos de Ricar-do Garibay deberán ocupar un sitio de memoria en una sociedad con mejores lectores.”

El Hidalguense publicó casi sesenta libros y lamentablemente, como bien lo apuntó Emmanuel Carballo, lo eclipsó la gloria de sus condiscípulos en el Centro Mexicano de Escritores en 1952-53, Juan José Arreola y Juan Rulfo, autores “más bien estreñidos”, en sus palabras.

Al principio los tres subían como la espuma, uno tras otro, se sucedían cuentos de cada uno de ellos, a cuál más valioso. Así fue hasta que en 1955 Garibay se detiene.

La obra de Ricardo Garibay es paradójica, con-trovertida y desigual, como su propia personalidad.

En el largo estante que ocupan sus libros, al lado de obras eminentemente alimenticias, como algunas recopilaciones de sus artículos periodísticos y reportajes hechos por encargo de algún funcionario, se encuentran novelas y cuentos fundamentales de la literatura mexicana: Beber un Cáliz, La casa que arde de noche, Triste domingo, Fiera infancia y otros años, Par de Reyes…

En los 10 volúmenes que conforman las Obras Reunidas de Ricardo Garibay, el autor comparte sus propias visiones y sentires acerca de la literatura y la vocación del escritor, experiencias a las que asistió no como quien tiene una revelación sino a través de una poderosa necesidad, acaso una necedad, que él mismo expresaba de la siguiente manera:

“El oficio hay que practicarlo una vez y otra vez, y otra vez, y todos los días, y no tener más afán que esa necesidad de seguir escribiendo”.

Nunca, nadie, en la historia de la literatura mexi-cana, escribió tanto y tan bien como él, y a pesar de ello nunca una obra fue tan ninguneada por la cultura oficial, los suplementos culturales, las revistas litera-rias y los estudios académicos como la suya.

A los jóvenes escritores recomendaba: “Ser sumamente humildes frente a su oficio y sumamente soberbios frente a los demás, no arrodillarse jamás ante nadie, ser verdaderamente un lépero ante la au-toridad y un perro con la cola entre las piernas ante el propio afán de escribir; nada más.”

Dice Vicente Leñero: “El de Tulancingo Hidalgo nunca llegó a ser lo que quería y debió ser por dere-cho propio: un escritor reconocido arrolladoramente, premiado y aplaudido por un público unánime, en punta de los que conforman su generación y de los que vinieron después y no alcanzaron a forjar un estilo tan propio, una prosa de cadencias tan bravas, un amor tan perfecto al oleaje feliz de las palabras.”

Al citar un pasaje de una novela de Bukowski, Ricardo Garibay le concede el reconocimiento de “una abismación literaria que es erotismo de limpia especie.

*Ricardo Garibay (Tulancingo, Hidalgo, 18 de enero de 1923 - Cuernavaca, Morelos, 3 de mayo de 1999) fue un escritor y periodista mexicano. Estudió la licenciatura en derecho en la UNAM, donde además fue profesor de literatura. Jefe de prensa de la SEP. Entre tantas cosas, fue conductor del programa de televisión «Calidoscopio: Temas de Garibay»

en Canal 13, Imevisión (México). Fue presidente del Colegio de Ciencias y Artes de Hidalgo, en Pachuca.

EL ROSTRO de un maestro

ORNÁN GÓMEZ

Vine a Comitán porque Rita, mi espo-sa, lo decidió. Quizá el frío te inspire para escribir, dijo. Lo cierto es que a Eduardo, nuestro bebé, le agradó el cli-

ma. No llora y duerme como un oso en invierno. A Rita también le favoreció el frío. Al fin luce sus dos suéteres de estambre y duerme la mayor parte del día. En cambio Tuxtla era un infierno, en palabras de Rita. Es como una olla hirviente donde la gente se calcina al calor del sol. Todo es agitado. Las calles, atestadas de coches y personas, son como venas hinchadas a punto de reventar mientras que el centro, asfixiado como un corazón con triglicéridos, estalla entre cláxo-nes y gritos. Aquí por lo menos nos saludamos entre vecinos y se vive en calma.

Vivo en el fraccionamiento Monte verde, en una casita rectangular con dos recamaras y una sala comedor. Me gusta porque a las casas los divide una barda de 30 centímetros de altura. De esa forma sabemos cómo somos y qué hacemos los habitantes. Frente a mi casa viven cuatro mujeres. Una es chaparrita con el pelo pintado de rojo y las raíces negras. La otra es alta, gorda y con una nariz ganchuda. La terce-

ra es delgada con las piernas firmes y esbeltas. Tiene la piel blanca y la cara bonita. La última es una vieja arrugada y amarilla como una hoja seca. Se emborrachan todos los días y escuchan a los Temerarios. Una tarde, cuando lavaba los pañales de Eduardo, oí que dijeron están resentidas con los hombres. Dicen que somos unos hijos de la chingada, putos, pocoshom-bres y cobardes. Que sólo las buscamos para el “acostón” y luego las botamos como a un objeto. Mientras decían esto yo me iba sintien-do más mandilón, pues no es fácil mantener la frente en alto ante la mirada acusadora de cuatro mujeres resentidas y uno en chinga con los pañales del hijo y las blusas y los pantalo-nes de la esposa. Para cuando dijeron que los hombres éramos unos pendejos que pensamos con la entrepierna, entre una cucaracha y yo no había mucha diferencia. ¿Y porqué pienso eso?, me dije para recuperar la confianza, si yo, Ornán, el hombre que barre, trapea la casa, lava los trastos y la ropa de su mujer, que escucha música clásica y lee y escribe por las noches, bien podría ser parte de una galería titulada: Hombres en extinción. Pensar esto me inspiró confianza y al instante exalté el pecho y levanté la cabeza como un caballo amaestrado, y en el

momento que empezaba a sonreír de oreja a oreja, Rita, cigarro en los labios, pelo revuelto, playera raída, y ojerosa, salió y me gritó:

“¡Qué!, ¿aún no terminas con la ropa? Mis vecinas, en especial la de piernas

largas, me observaron como si presenciaran la masacre de un sapo y rieron en silencio. Rita las vio retadora y yo balbuceé:

“Ya casi”.Mi esposa dio una fumada larga y entró por-

que Eduardo lloraba. A prisa enjuagué la ropa y la seguí como perro con la cola entre las patas. Del otro lado de la barda escuché:

“Pobre pendejo”.

Rayuela7Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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Hombres en extinción

LITERATURA INFANTIL

El libro apestosoLos olores de la basura, la col, el pescado, los cerdos, los camellos, los ratones, los calcetines y los calzones son algunos de los pro-tagonistas de este libro que, pese a todo, huele muy bien.

Aquí los personajes principa-les son los olores de la basura, la col y la coliflor, el pescado, el queso caduco, el humor del came-llo, el cerdo y el jabalí; la defensa del zorrillo, los hurones y ratones que, por supuesto, no usan des-odorante; la fascinación de las moscas por el mal olor... Están también los calcetines, los calzo-nes y ¡las personas!, que, sin im-portar que sean grandes o chiqui-tas, a veces son apestosillas. No es un verso sin esfuerzo: resulta que

el libro está escrito así, con rimas y toda la cosa de principio a fin.

A LEER SE HA DICHO

Aunque parezca que por la te-mática este libro te provocará sen-tidos ¡fuchis y guácalas!, te pro-metemos que si lo lees además de divertirte recordarás olores que, después de todo, no te parecerán tan desagradables. De hecho, al día siguiente, Mariano lo llevó a la escuela y se lo leyó a todo el grupo.

*Babette Cole: El libro apestosoFondo de Cultura Económica, México.

La Máquina Hamlet

“No creo en una historia que tenga pies y cabeza”.Máquinahamlet

Heiner Müller

POR MARCELINO CHAMPO

uizás el destino se ha convertido en una falacia, en una cons-trucción amurallada de fantasías y sober-bias columnas de

humo. Tal vez la creencia de sortile-gios ocultos en el mañana, ha visto su final en los archivos de la memoria. Ahora que lo inmediato es prioridad y las certezas parecen adueñarse de la razón, cualquier mito puede volverse obsoleto.

Un hombre desciende en medio de la oscuridad, su respiración es agitada. Cada vez que dan un paso sobre la escalera, el pulso de su co-razón aumenta. Más allá de las tinieblas está el tiempo, perceptible en extrañas for-mas. La sensación del espacio es complicado, el peso de sus miembros se agudiza, después de innumerables escalones toca el piso. La superficie es lodo-sa, irregular, succiona sus pies a medida que estos se asientan. No hay nada, solo sombras sobre las sombras. Es ahí donde tratara de encontrar el camino, la penumbra lo guiara hacia los últimos rincones de su destino.

Haruki Murakami (Kioto, 1949) es un tejedor de histo-rias, una mano que se extiende en la frontera de lo imposible. Corredor incansable y amante del jazz, Murakmi despliega su

narrativa en múltiples posibili-dades que van desde el surrea-lismo hasta el posmodernismo, pasando por la ficción, el thri-ller y la literatura fantástica. El destino, la encarnación de los sueños, los gatos, la oscuri-dad, la comida, las tempestades y el beisbol, son algunos de los temas recurrentes en sus nove-las y narraciones, que al igual que el autor, se convierten en algo entrañable e indispensable para los lectores.

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Kafka en la orilla, la exitosa Tokyo Blues, Sauce ciego mujer dormida y la reciente 1Q84 son títulos que le han dado la fama a este

autor japonés quien ya cuenta con una nominación al nobel y con diversos premios tanto en América como en Europa.

Admirador de Raymond Carver, F. Scott Fitzgerald y John Irving, (a los que conside-ra sus maestros) Haruki desata en sus personajes la ineludi-ble e implacable soledad, una condicionante que los acom-paña en todo el trayecto de sus historias, pasando por inconta-bles sucesos de coincidencias lúdicas. Es esta soledad la que el autor explota en todas sus vertientes y posibilidades, llevando consigo un discurso que implica todo el universo de su obra.

Experimento una vez más la importancia que tiene para el ser humano la luz del sol. La violenta sensación de soledad y de impotencia que me provocó la visión de aquel incontable número de estrellas ya se ha borrado de mi corazón.

Haruki Murakami.

Murakami La historia oculta en las historias

Rayuela8 Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

pendulodechiapas.com.mx

Q

(...) El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo. Con tanta nitidez que tengo la impresión de que si alargara la mano, podría ubicarlos, uno tras otro, con la punta del dedo. Pero este paisaje está desierto. No hay nadie. No está Naoko.

Tokyo blues.

DIRECTORIONoé Farrera MoralesDIRECTOR GENERAL

PÉNDULO DE CHIAPAS

Noé Juan Farrera GarzónDIRECTOR EDITORIALPÉNDULO DE CHIAPAS

Ángel Yuing SánchezCOORDINADOR Y EDITOR

RAYUELA

Misael Palma, César Trujillo, Ornán Gómez, Marcelino Champo, Pascual Yuing, Chary Gumeta,

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Enrique Ríos Aguilar-Ulyses Nafate DISEÑO EDITORIAL

Javier Ríos JonapáPRODUCCIÓN E IMPRESIÓN

LEGALESRayuela, suplemento de arte, literatura y sociedad del periódico Péndulo de Chiapas, No. 171. Año III, sába-do 21 de julio de 2012. Impreso en 13 Poniente Norte Núm. 639, colonia Magueyito. Código Postal 29000, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Teléfono (961) 61 24529. Se prohíbe la reproducción total o parcial de los contenidos sin el consentimiento expreso de sus autores. La redacción no responde por originales no solicitados. Los contenidos, así como parte de los títulos y subtí-tulos son responsabilidad exclusiva de quien los firma y no representan necesariamente el punto de vista del periódico Péndulo de Chiapas.Correspondencia: [email protected]

Rayuela2 Péndulo de Chiapas | Sábado 21.07.2012

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The Reader – El lector

Cantos de

Selva

El adolescente Michael Berg (David Kross) ini-cia un idilio con una mujer mucho mayor que él, Hanna Schmitz (Kate Winslet), en la Ale-mania posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Pero ella desaparece de repente, y él no se la vuelve a encontrar hasta ocho años más tarde, cuando, ató-nito, la descubre como acusada de crímenes contra la Humanidad en un juicio contra los nazis. Este hecho marca al Michael adulto (Ralph Fiennes).

“Intenté hablar del problema con mis amigos. Imagínate que alguien se dirige a sabiendas hacia su perdición y tú puedes salvarlo ¿lo salvarías? Imagí-nate una operación con un paciente que toma dro-gas que son incompatibles con la anestesia, pero se avergüenza de ser drogadicto y no quiere decírselo

al anestesista. ¿Hablarías con el anestesista? Imagí-nate que en un juicio se ha demostrado que el crimi-nal era diestro, pero el acusado no se atreve a reve-lar que es zurdo porque le da vergüenza, y lo van a condenar ¿Se lo contarías al juez? O imagínate que un crimen sólo pudo cometerlo, con toda certeza, un heterosexual, y el acusado es homosexual, pero se avergüenza de serlo y se calla. No te pregunto si tiene sentido avergonzarse de zurdo u homosexual. Sólo te pido que te imagines que el acusado no se atreve a confesarlo por vergüenza."

En 2008 el director Stephen Daldry dirigió la ver-sión cinematográfica del libro, que fue nominada a cinco premios de la Academia, y Kate Winslet ganó por su interpretación de Hanna Schmitz.

Ana Iris Cruz

Por Ornán Gómez

Cantos de selva, libro más reciente del poeta y docente, Sergio Peña Gutie-rrez, fue presentado la mañana del martes 19 de julio de 2012, en las ins-

talaciones de la sala de seminario de la Normal Superior de Chiapas en compañía del escritor y pintor Arbey Ribera y el profesor Raúl Leopol-do Martínez, catedrático de esa casa de estudios, teniendo como público a una buena cantidad de maestros del curso semiescolarizado quienes vieron con buenos ojos que un docente trate de mostrar las cosas, a través de la poesía, lo que sucede en algunas partes de Chiapas.

El libro consta de 15 cantos donde, en cada verso, el poeta busca mostrar el amor y la pre-ocupación que lo invade al constatar que, cier-tamente, la selva está siendo exterminada por los talamontes y nadie hace nada al respecto. Sergio Peña, como artista que es, recurre a la poesía para expresar las emociones exasperan-tes que le despierta ver que el verdor de aque-lla selva donde habitan monos, guacamayas, jagüares, tapires, y ocelotes, entre otros anima-les, se extingue porque cada árbol representa un producto que genera riqueza económica. Si muchos sectores de la sociedad se manifiestan a favor del medio ambiente con movilizacio-nes, Sergio Peña lo hace con versos que finos como agujas que tienen el objetivo de alcanzar las conciencias y emociones de sus lectores para mostrarle una selva en peligro que recuer-da el suave perfume de la savia de los arboles y el silencio ligeramente molestado por el canto

de las chicharras y animales silvestres.Cantos de selva irrumpe en la geografía

poética del estado de Chiapas, con la espe-ranza de involucrar a más artistas, sean vi-suales o literatos, a defender de la forma que gusten y puedan los recursos naturales de Chiapas, pues ello, según el autor de Cantos de selva, son los que dan vida y esperanza a la misma vida. Ojalá, simpatizando con la idea, la lectura del libro logre esos efectos.