Pensar Con El Cuerpo

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Pensar con el cuerpo

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Desaldabar lapielpara pensar con elcuerpo(I)

Andrs Torres GuerreroSi vivir es escribir con todo el cuerpo, por qu continuar aprisionando la escritura vital entre barrotes disciplinares que conforman la lgica del vigilar y castigar. Es indispensable abrir las puertas del escenario educativo para que en l se posibilite la existencia de una comunidad creadora

I. Habr un material ms sagrado que el cuerpo humano?(1)

El vals y el foxtrot, clsico uno y mucho ms moderno el otro, son bailes de sociedad distinguidos. El boogie-woogie y dems sucedneos negroides, no lo sern jams(2). Esta cita tomada de unlibrode buenos modales, me hacen pensar en todas esas polticas culturalesque terminan por domesticar y encarcelar al cuerpo.Occidente es un cdigo cultural que ha concebido alcuerpo como un engranaje del llamado progreso, slo que como lo expresara Nazarn, frente a la preguntaY qu piensa usted (...) de los problemas pendientes, del estado actual de la sociedad? El padre responde:-Yo no s nada de eso (...). No s ms sino que a medida que avanza lo que ustedes entienden porcultura, y cunde el llamado progreso, y se aumenta la maquinaria, y se acumulan riquezas, es mayor el nmero depobres y la pobrezaes ms negra, ms triste, ms displicente(3).

Pensemos en alguien como la modelo alemana Claudia Schiffer, quien gana, gracias a sucuerpo, diez millones y medio de dlares al ao. Pero, al mismo tiempo, no perdamos de vista a aquelloshombres y mujeresque usan sucuerpo-como-bombas para realizaratentados terroristas. Hoy los programas de televentas estn invadidos de actrices que tienen la frmula efectiva para bajar de peso. En el telenoticiero, he visto la imagende un hombre desesperado que se baa en gasolina y se prendefuego. Al cierre de la emisin, cuerpos voluptuosos escriben el eplogo perfecto, donde la silicona se solaza con la banalidad y la indiferencia.Muchas personas buscan paranoicamente uniformar sucuerpo al paradigma debellezaque desde lomassmediticose impone. En las arenas apolneas de la playa Belmont, es imposible encontrar a uncuerpoque no est calcado de la fisonoma de la Barbie y de su apuesto compaero Kent. Elcuerpoes un territorio poltico, y dentro de las mltiples polticas que lo atraviesan, la de tener un abdomen plano se constituye en un ideal de vida(en estos tiempos de asepsia).Hace algn tiempo, cuando releaSecuestrada, eldiariode cautiverio de Leszli Kalli, me sorprendi la angustia que esta mujersenta frente a su cuerpo. En uno de los apartes del mismo,escribe:5:40 p.m. El tiempo transcurre lento, muy despacio... cada minuto se hace eterno. Jugu parqus, me ba, com y vomit, pues Fer y Diego me dicen que estoy muy gorda(4).En las calles del centro y norte de Bogot, no es extrao recibir pequeas tarjetas de invitacin donde se exhorta a ir al "colegio". Pero no a cualquier tipo de colegio. Se trata de "centros educativos" que rene acolegialas uniformadas y carnetizadas, que aparte de serpcarasadolescentes, son LolitasSabelotodo. Sus cuerpos estn en promocin: 2 x $ 30.000. Se desterr la poesa del cuerpo.Los negocios sonla guerra(5).II. Laculturaha creadocuerpos correccionales.Laeducacincomo institucin mediadora, reguladora, administradora de laculturase ha erigido en unaparato de captura; en este contexto, la figura del profe se confunde y se afilia peligrosamente con la del guardin. Pero, tambin el estudiante, necesita de esta figura de poder, y si no la encuentra, la reclama. En este entramado, elcuerpo(no importa si el del profesor o del estudiante)inicia un lento aprendizaje de emparedamiento donde las potencias de lacarnese adormecen y con ellas las posibilidades de ms y mejor vida.Para parafrasear aArtaud, invocado porDeleuze, podemos abrir los siguientes interrogantes: Cmo construir uncuerpo sin rganosque lleve en s mismo unafilosofaporttil?(6)A qu porvenir podemos aspirar y esperar teniendo en cuenta laeducacinque soamos en y con elotro?(7)Qu nexos se deben establecer entre corporeidad y conocimiento que fundamenten una transubstanciacin de lacultura?(8)

Sivivir esescribircon todo elcuerpo, por qu continuar aprisionando laescrituravital entre barrotes disciplinares que conforman la lgica delvigilar y castigar. Es indispensable abrir las puertas del escenario educativo para que en l se posibilite la existencia de unacomunidad creadoradonde el ejercicio de la investigacin sea inmanente a la aventura del vivir, y desde all, exaltar o proclamar un cuerpo que sea un laboratorio de experimentacin que combata lasfuerzas nihilistasde la negacin y lamuerte.Es aqu donde elarte(9)en general, puede servir comomotorque agencie reflexiones, interrogantes, respuestas que inventen un mejor porvenir. En este sentido, pensamos que las disciplinas, las teoras, son importantes pero no para quedarse en ellas y resguardar los postulados o conceptos que de ellas se desprenden, sino casi alcontrario, nos parecen importantes en la medida en que prestan unfundamentodesde el cual nos lancemos haca aquello que, hasta esemomentono ofreca ningn piso.Imaginemos, los textos(todos los textos)como un trampoln desde el cual saltamos hacia elvacopara, en la cada, experimentar con un saber emanado a partir del riesgo y la incertidumbre. Esta sera una operacin que ira de lo conocido haca lo desconocido, para descubrir y/o inventar en lo desconocido aquello que abra una fisura por donde se filtre un aire renovador.Al involucrar el cuerpo con sus pasiones, susafectos, secreciones, pulsiones, seguramente la educacin instaurada en el aula adquirir una dimensin humana donde el conocimiento sea un periplo en que estudiante y profesor se reconozcan como intercesores(10)queran(una condicin delsuperhombre), mientras atraviesanla montaa de los signos. Se tratara, entonces decaminar soandodesde unaescuela, una universidad, unaeducacin, una pedagoga que hospedara al mundo, haciendodetonarlaculturaresguardada en losmuseos(11).Un tiempo suficientemente largo...-repiti Wolf-. Qu calvario!- Diecisis aos con elculopegado a un banco duro... Diecisis aos de chanchullos y honestidad alternados. Diecisis aos de aburrimiento: Qu queda de ellos?. Imgenes aisladas, nfimas... elolorde loslibrosnuevos el primero de octubre, las hojas que dibujbamos, el vientre asqueroso de la rana disecada en clase de prcticas, con su peste a formol y los ltimos das de curso, cuando nos dbamos cuenta de que los profesores son personas porque tambin ellos se van de vacaciones, y haba menos alumnos en clase. Y esemiedoatroz, del que ya no recuerdo la causa, las vsperas de exmenes...Costumbres regulares... Todo se reduca a esto... pero sabe usted seor Brul, que es uncrimenimponer a losniosun horario que dura diecisis aos? El tiempo es un engao, seor Brul. El tiempo real no es mecnico, no est dividido en horas iguales..., el tiempo de verdad es subjetivo... se lleva adentro... Levntese a las siete todas las maanas... Almuerce a medio da, acustese a las nueve y no tendr nunca una noche suya... No sabr nunca que hay un momento en que, al igual que la marea deja de bajar y se queda un instante inmvil antes de volver a subir, el da y la noche se mezclan y se funden y forman una barra de fiebre semejante a la que forman los ros cuando desaguan en el ocano. Me robaron diecisis aos de noche, seor Brul. Me hicieron creer, en primero de Bachillerato, que mi nico progreso deba consistir en pasar a segundo... En sexto, tuve que hacer la revlida... y luego, un ttulo... S, pens que tena un objetivo en lavida, Brul... y no tena nada... Avanzaba por un pasillo sin principio ni fin a remolque de unosimbciles, precediendo a otros imbciles. Envolvemos la vida con diplomas del mismo modo como te envuelven los polvos amargos con cpsulas, para que te los tragues sin darte cuenta... Pero ve usted, seor Brul, ahora ya s que me habra gustado el verdadero sabor de la vida(12).Una pedagoga de la experimentacin, al igual que una caricia, debe arriesgarse a lo desconocido.Experimentarcon elpensamientoimplica ir ms all de los lmites de un corral epistemolgico, cualquiera que este sea, y adentrarse a ese bosque donde nada est dicho, donde se puede generar el acontecimiento. Sin riesgo no hay caricia y sin sta tampoco existe la posibilidad de viajar con unapielsenti-pensante.(sigue)

Notas:(1) Alejandro Jodorowsky.La trampa sagrada. Conversaciones con Gilles Farcet. Traduccin de Luis Enrique Jara. Santiago, HACHETE. Coleccin ARTE Y LITERATURA. Ediciones Pedaggicas Chilenas S.A., 1991. p. 27. Ttulo original: La tricherie sacre. Dervy-Livres, 1989.

(2) G. Oheim. DISTRACCIONES PARA GRANDES Y CHICOS. El baile. En, TU VIDA SOCIAL. Traduccin y adaptacin de Carlos M. Barbeito y Ernesto Mascar. Madrid-Barcelona, Ediciones DAIMON, Biblioteca Prctica del Hogar. Tercera edicin: mayo 1960 [PRIMERA EDICIN: NOVIEMBRE 1956]. pp. 271-286. Pgina citada 273. Ttulo original de la obra: EINMALEINS DES GUTEN TONS. C. Bertelsmann, Gtersloh (Alemania).

(3) Benito Prez Galds.Nazarn. Bogot, Editorial La Oveja Negra Ltda. 1982. p. 26.

(4) Leszli Kalli.Secuestrada. Bogot, Planeta Colombiana Editorial, S.A. 2000. p 74.(5) Nuevo proverbio japons. Citado por: Bart Kosko.Pensamiento borroso. La nueva ciencia de la lgica borrosa. Traduccin castellana de Juan Pedro Campos. Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1995. P. 155.

(6) Gilles Deleuze y Flix Guattari.28 de noviembre 1947 cmo hacerse un cuerpo sin rganos?. En,Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Traduccin de Jos Vzquez Prez con la colaboracin de Umbelina Larraceleta. Valencia , Pre-Textos, 1997. Pp. 155-171.

(7) Jacques Derrida.Qu hacer de la pregunta "qu hacer?"?. Traduccin de Bruno Mazzoldi. En,El tiempo de una tesis. Deconstruccin e implicaciones conceptuales. Barcelona, Anthropos. Segunda edicin: 1997. Pp. 29-38. Texto publicado en:Le Nouveau Monde(Pars), 92 (1994), pp. 91-110.

(8) Edgar Garavito.Serres yNietzsche: la transubstanciacin de la cultura. En, Escritos Escogidos. Medelln, Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas y Econmicas, 199. Pp. 245-267.

(9) Creo en este sentido con Deleuze que,el problema delarte, el problema relativo a la creacin,es el de la percepcin y no el de la memoria (...). Una percepcin ampliada, tal es la finalidad delarte(o de lafilosofa, segn Bergson). Ahora bien, tal manera no puede ser alcanzada ms que si la percepcin rompe con laidentidaden la que la memoria la fija.Gilles Deleuze.Boulez, Proust y el tiempo: ocupar sin contar. En,Archipilago. Cuadernos de Crtica de la Cultura. N 32. Madrid, Editorial Archipilago. 1998. Pp. 18-23. Pgina citada 21.Elartees aquello que resiste: resiste a lamuerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergenza. Gilles Deleuze entrevistado por Toni Negri.Control y devenir. Traduccin de Edgar Garavito. En, Magazn Dominical de El Espectador N 511- 7 de febrero de 1993. Pp. 14-18. Pgina citada 17.

(10) Gilles Deleuze. LOS INTERCESORES. Captulo IV "Filosofa". En, Conversaciones. 1972-1990. Versin castellana de Jos Luis Pardo Toro. Valencia, Pre-Textos, 1995. Pp. 193-214. Lutre Journal, N 8, octubre de 1985, entrevista con Antoine Dulaure y Claire Parnet.

(11)(...) Como la vida, ella cambia si no cambiara estara muerta, y, desde luego, para algunos de nosotros, a veces est muerta, pero en cualquier momento cambia y est viva de nuevo. Hablamos uninstantede la leche contempornea: a temperatura ambiental est cambiando, se pica, etc., y entonces una nueva botella, etc., a no ser que, separndola de sumutacinconvirtindola en polvo o refrigerndola (una manera de retardar su vitalidad) (es decir, que los museos y las academias son formas de conservar) temporalmente separamos las cosas de la vida (del cambio)pero en cualquier momento la destruccin puede venir repentinamentey entonces lo que ocurre es ms fresco.John Cage.Ese momento est cambiando siempre. Traduccin de Wade Matthews. En,Revista de Occidente.Lamsicaen nuestros das. Diciembre de 1993. N 151. Madrid, Edita Fundacin Jos Ortega y Gasset. Pp. 9-11. Pginas citadas 9, 10, 11. DeComposition as Process. Aparecido originalmente enSilence, Wesleyan Uiniversity Press of New England. 1961.

(12) Boris Vian.La hierba roja. Traduccin de Giordi Marti. Barcelona, Editorial Bruguera, S.A, 1980, P. 121-122.

Desaldabar lapielpara pensar con el cuerpo (II)

Andrs Torres GuerreroNecesitamos amistarnos con el cuerpo, reconciliarnos con l para experimentar y crear. No podemos continuar reduciendo al cuerpo a un instrumento, porque corremos el riesgo de instrumentalizar el conocimiento, la educacin y la vida. Permitir que el cuerpo ingrese a la escena educativa es acceder a que se desaldabe la piel para posibilitar un conocimiento que sea un viaje de los sentidos

La transformacin del panaderoLo que me interesa son las relaciones entre las artes, lacienciay lafilosofa. No hay privilegio alguno de una de estas disciplinas sobre otra de ellas. Todas son creadoras. El autntico objeto de lacienciaes crear funciones, el verdadero objeto delartecrear agregados sensibles, y el objeto de lafilosofaes crear conceptos. A partir de ah, tomando estos grandes rtulos(funcin, agregado, concepto), aunque sean muy esquemticos, puede plantearse la cuestin de los ecos y las resonancias que se dan entre esas actividades(13).Fortalecer al ser humano implicara fortalecer los reenvos entre arte, ciencia y filosofa. El pensamiento fortalecido desde estas instancias puede devenir en una herramienta de transformacin de la realidad, en tanto laeducacinsea el contexto solidario para que el estudiante y el profesor se relacionen con la funcin, el agregado, el concepto, desde una postura creadora y no repetitiva-obligatoria. Si no se incentivan estos hilos que entrelazaran disciplinas y afectos convocados e involucrados en el cuerpo de los actores de laeducacin, continuaremos reproduciendo un tipo de trabajo acadmico y cultural(14)que desconoce y niega alcuerpo.

DeEstados Unidosa China, de Francia a Japn, los escolares se sublevan y les gritan a la cara a los profesores: "Qu podis darnos vosotros?! Qu?!" (...) Losniosson la nica esperanza de salvacin, de escapar a la fatalidad de estesistemamortfero. Slo ellos pueden traer la liberacin a los adultos. A losniosno habra que inculcarles "respeto" y "obediencia", ni habra que tenerlesmiedo; hay que decirles y mostrarles lo maravillosos, lo hermosos y lo capaces que son. Hay que darles, en lugar de quitarles!Imaginemos: en laescuela, una de esas (...) frustradas a las que llaman maestras les dice a losniosel primer da de clase: "se acabo la poca de los sueos (!), y empieza la poca de la responsabilidad y la conciencia social...". Qu es lo que se acab? La poca de fantasa fantstica? El mundo fabuloso del alma? Y por qu se acab? A cambio de qu? A cambio de la atrofiada diarrea mental de unos cerebros esclerticos ("adultos")? En lugar de los sueos? De las visiones? De la inagotablefuerza creadoraque slo los niosposeen?! Todos deberamos fijarnos en losniospara aprender a soar!!(15).Tibor Fischer escribi unanovela(muy divertida cargada de irreverencia y humor inteligente), llamadaThe Thought Gang(16)(1994), traducida comoFilosofa a mano armada; ese texto inspira a pensar en una pedagoga amano armadapara una poca en la que se necesitan posturas ldicas e intensas que corten con el ectoplasma anquilosado de una pedagoga de reos para reos. El protagonista de estanovela, Eddy Fretro es un excatedrtico defilosofade la universidad de Cambridge que se radica en Pars, donde por un golpe del azar se conoce con Hubert, un vulgar atracador. De esa interseccin entrefilosofaymarginalidad, nace un margen de la filosofa donde el pensamiento danza guerreramente, horadando a su paso instituciones comobancos, universidades, jefaturas de polica.Tibor Fischer no se ha ocupado de desarrollar una teorizacin alrededor de laeducacin, pero su postura potica hace pensar en una nueva relacin con el conocimiento, no slo para adquirir una profesin o pelear en la estratificacin de la pirmide socioeconmica, sino para utilizar los conocimientos en pos de la aventura, es decir, hacer del conocimiento una ruta de exploracin que nos lleve a experimentar con todo el cuerpo.Es clave conjugar una posturasalvaje(17)entrminos acadmicos, pero atada a una posicin poltica que no pierda de vista la responsabilidad para con los otros. Estos lineamientos tericos apuntan a sealar la necesidad de crear en el profesor y en el estudiante la suficiente confianza para crear y no slo repetir, pero tambin en fortalecer un pensamiento que hospede al otro. Estas dos instancias se precisan como elementos para reelaborar unalecturadel mundo. Frente a esto se hace indispensable el ejercicio de reescribir los textos, es decir, aprovechar los elementos que hay en el contexto educativo, para ponerlos a devenir en otras direcciones que apunten hacia un pensamiento alephiano(18), porque slo puede nacer la bondad en una postura poltico-cultural que afirme y acepte el pluralismo.El pluralismo se cumple en la bondad que va de m alotro, en donde el otro, como absolutamenteotro, solamente puede producirse sin que una pretendida vista lateral sobre este movimiento tenga algn derecho para apresar en ella una verdad superior a aquella que se produce en la bondad misma (...) la unidad de la pluralidad es la paz y no la coherencia de elementos que constituyen la totalidad(19).Se necesita pensar el porvenir para cuestionar los valores vigentes, y desde all, imaginar unaeducacinque privilegie laideade un hombre deconocimiento(20), que a su vez privilegie la dignidad humana.Construir pensamiento significa iniciar a inventar a partir delvaco, pero para esto se necesitan hombres con la capacidad de soar y de volar y de creer en el vuelo. Se necesitan hombres con espritu leve; como lo afirmabaNietzscheenAs habl Zarathustra:Mas quien quiera hacerse ligero y transformarse en pjaro, deber amarse a s mismo(21).III. Poleas metafsicas del progreso

En este sentido, las poleas metafsicas del progreso han opuesto de maneracriminaluna serie de potencias que infortunadamente no se han podido reconciliar o dar cita en el escenario educativo. As, letra/sangre, sema/soma, investigacin/experimentacin, mente/cuerpo, son una serie de antpodas que han excluido las pulsiones infratericas delcuerpo, para no daar la pretendida y anhelada objetividad, orientando la llamadaproduccin de conocimientoa cierta racionalidad que slo privilegia un cierto saber, en tanto no est contaminado por aquello subjetivo emanado o secretado por elcuerpo(22).El privilegio que se le ha otorgado alcerebrocomo nico rgano vlido para producir conocimiento objetivo y racional, ha conllevado a una valoracin negativa del resto del cuerpo, es decir, a una negacin del mismo. Por otra parte, uno de los prejuicios de la ciencia clsica era la de exigir a sus hombres la desmantelacin de todas sus pasiones humanas para que estas no interfieran en el proceso de investigacin; sin percatarse que ese requisito, era un prejuicio del espritu cientfico. En este punto es importante recordar queNietzsche, fue un crtico de este tipo de posturas cientistas; justamente en el aforismo 344(En qu medida somos piadosos nosotros tambin)deLa Gaya Ciencia, se preguntabade dnde podra entonces la ciencia tomar su fe incondicional, la conviccin en que se apoya de que la verdad es ms importante que ninguna otra cosa, y aun que toda otra conviccin?(23)A finales de los aos setentas,Julio Cortzar, asiste alTheatre de Plaisancepara presenciar un acto ritual realizado por Rita Renoir, una exbailarina de strip-tease. A partir de ese encuentro,Cortzarescribe un texto titulado: "Homenaje a una joven bruja", que aparece en su libroTerritorios, publicado en 1978.Cortzarescribe:Rita Renoir no propone su cuerpo crucificado y empalado como escapismo cultural hacia un edn de buen salvaje o de comunidad escandinava en ruptura con laciudad; si algo nos dice es que despus de asumir el emblema, la cruz de ese cuerpo martirizado por lamiradadel hombre viejo, infinitamente ms diablica que el falo del demonio que la posee y la desgarra, lo nico que queda por hacer si hemos comprendido, si algo de ese hombre viejo ha sido aniquilado, es volver a vestir ese cuerpo que es nuestro cuerpo y todos los cuerpos, y aprender a amarlo de nuevo desde otro inicio, desde otra libido, desde otro sistema de la sangre y los valores...(24)La cuestin sera cmo repensar al cuerpo desde otro sistema de la sangre y los valores, pero al interior mismo del cdigo cultural en el que estemos inscritos.Creemos que lo incorporal no est determinado tan slo por las nuevas teletecnologas, que ya se han constituido en prtesis del cuerpo, sino, por sobre todo la relacin que se ha establecido entre las estrategias epistemolgicas de occidente y el cuerpo. Esto circunscribe por supuesto a la educacin, que tiene el gran reto dereflexionarsobre una tica no para ser implantada en el cuerpo, sino ms bien en un saber-tico desde el cuerpo..., una tica vitalista, que no reprima laspotencias de la carne, sino que las active para gestar saberes que agencien posiciones afirmativas de vida.Laeducacinno puede olvidar el cuerpo de sus actores, como hasta ahora lo ha hecho. An hoy cuando llegado el momento de poner a prueba los saberes que se amarraron a lo largo del recorrido del pre o posgrado en la elaboracin de la monografa, las polticas institucionales delsaber acadmicoreprimen esos otros saberes demasiados apegados al cuerpo; mxime si ese cuerpo no est respaldado por el peso o la autoridad de un renombre acadmico-editorial. No se puede recurrir a lapiel, a la carne como elementos de conocimiento, porque estos elementos no entran en la galera certificada que maneja laacademia. Uno de los argumentos con que se esgrime la imposibilidad de aceptar este tipo de investigaciones donde se entrecruza el cuerpo y laescritura, lo biogrfico y lo bibliogrfico, la experimentacin y la investigacin, lo anecdtico cotidiano ylo riguroso acadmico, es queun texto de esos no se puede evaluar, porque con qu criterios se puede calificar un trabajo deficcin, argumentan.Lo que demuestra o evidencia, que se tiene una concepcin sumamente restringida de evaluacin..., pareciera ser entonces que la evaluacin sigue siendo el ejercicio vigilante donde el maestro pueda reconocer los contenidos que l y su materia inocul en el cuerpo del estudiante, dando a entender que si esos saberes no aparecen y/o aparecen otros que el maestro no ha colocado, ese estudiante no puede pro-moverse en el camino ascendente del conocimiento. Esto lleva a inferir, por otra parte, que este tipo de educacin no tiene la menor confianzaen la imaginacin y en la capacidad cognoscitiva de lo ficticio(25), y que ese tipo de concepcin no favoreceuna actitud de permanente vigilancia contra la tentacin de la certeza(26), sino por el contrario que intenta formar desde la certeza, por eso esta educacin y sus educadores le tienen tanta alergia a la diferencia y a la incertidumbre.Las instituciones educativas no pueden convertirse en una fbrica de capital cultural, ni pueden caer en laseduccinde acabar de transformar al hombre en un engranaje de esametforallamadaprogreso. De algo debe servirnos tantas advertencias que se han escrito con dolor y sangre por parte depoetas, pensadores, novelistas y filsofos que entrevieron el desplome de una racionalidad occidental demasiado ciega a sus certezas de objetivar al mundo tras la consecucin de la idea de bienestar; bienestar que ha costado un alto precio en el hombre: su transmutacin dehomo ludensa la dehomo marketing. Obviamente este trgico precio que se ha tenido que pagar, slo se puede evidenciar si se valora el juego como lo hizo Dostoievski en elDiario de ultratumba, alescribir:el juego es la primera experiencia de libertad en el mundo fsico(27).En la actualidad donde tanto se pregona sobre la necesidad de investigar y hacer investigacin en las universidades como soportes acadmicos que acrediten internacionalmente las instituciones, no hay que perder de vista que la investigacin no es la constatacin de saberes que ya se han creado, ni tampoco se trata de aplicar rigurosa y respetuosamente conocimientos adquiridos en textos para trasladarlos a diferentes contextos; la investigacin es ante todo la creacin de saberes y conocimientos que amplen y modifiquen lalecturaque se tena sobre cierta parcela de la realidad. Pero esa creacin de conocimientos debe nacer de una actitud de creencia en esos saberes locales y corporales que cada quien tiene por haber nacido en un cuerpo y en un lugar. Quienes han desarrollado investigacin es porque indagaron desde s mismos y eso implica que el conocimiento pasa por el cuerpo. Recordemos en este punto unas palabras de Oswald Spengler:un pensador es un hombre cuyo destino consiste en representar simblicamente su tiempo por medio de sus intuiciones y conceptos personales(28).Necesitamos amistarnos con el cuerpo, reconciliarnos con l para experimentar y crear. No podemos continuar reduciendo al cuerpo a un instrumento, porque corremos el riesgo de instrumentalizar el conocimiento, la educacin y la vida. Permitir que el cuerpo ingrese a la escena educativa es acceder a que se desaldabe lapielpara posibilitar un conocimiento que sea un viaje de los sentidos.El cuerpo humano es una pila elctricaen la que se han castrado y reprimido las descargas...(...) haced que la anatoma humana baile por fin...(...) al cuerpo humano se le ha obligado a comer,se le ha obligado a beber,para evitarhacerle bailar(29).El conocimiento podra ser una danza, slo si se le permitiera al cuerpo ingresar con toda sufuerzahacia aquellos lugares que lo acadmico ha clausurado.IV. Saber del cuerpo e investigacin

Asistimos al surgimiento de una ciencia que ya no se limita a situaciones simplificadas, idealizadas, mas nos instala frente a la complejidad del mundo real, una ciencia que permite que la creatividad humana se vivencie como expresin singular de un rasgo fundamental comn en todos los niveles de la naturaleza(30).Estamos acostumbrados a aprender desde el orden y las rdenes. La lgica de las escuelas, colegios y an de las universidades est demarcado por la instruccin. Esas estructuras de poder se han mantenido durante muchos aos, por lo que no es fcil intentar ablandar los barrotes epistmicos con los que se han construido las instituciones educativas. En este contexto no se aprende desde la libertad, sino desde la coaccin e instruccin. Estas prcticas pedaggicas estn tan aprendidas que de manera atvica se reproducen en los diferentes escenarios educativos.En este sentido, la investigacin no se encierra al interior de un lecho metodolgico, recubierto por las sbanas de las llamadas tcnicas. Probablemente la "mejor"tcnicaen cuanto a lo investigativo, sea la de olvidar las tcnicas, o que existen tcnicas, y a partir de eseolvidocrear. La relacin que establecemos con nuestro cuerpo, inspira la relacin que entablamos con el conocimiento.El cuerpo anclado en el puerto de lo normativo, slo puede ofrecer un conocimiento del mundo reducido a las coordenadas inscritas sobre los renglones de lo determinado. Se tratara quiz de inventar la "tcnica" desde un conocimiento potico, es decir unsaberquerenunciaal saber aferrado al poste iluminista logocntrico, y se aventura a navegar por las aguas que estn ms all del puerto y del faro.Notas:(13) Gilles Deleuze.Los Intercesores. Captulo IV (FILOSOFA). Numeral 12. (Entrevistado por Antoine Dulaure y Claire Parnet. PublicadaLAutre Journal, N 8, octubre de 1985). En,Conversaciones. 1972-1990. Traduccin de Jos Luis Pardo Toro. Valencia, Pretextos, primera edicin: febrero 1995. Pp. 191-261. Pgina citada 197.

(14) Es indispensable sacudir los cimientos de la educacin, no a punta de estatutos sino desde un compromiso solidario y sincero con el hombre y la contemporaneidad. Al respecto, las preguntas que atravesaran este compromiso son: qu podemos pensar, qu podemos hacer, y qu nos es digno esperar como resultado de nuestra capacidad de soar, pensar y actuar. Una sociedad que no tiene la capacidad de soar, est condenada a pedalear sobre la bicicleta esttica de lo mismo. Estas preguntas son inspiradas por Kant, en su obraLgica deImmanuel Kant-Un manual para sus lecciones sobre la materia, publicada en Knisberg en 1800 por la casa editorial de Friedrich Nicolovius. Las preguntas formuladas por el filsofo son: 1) Qu puedo saber? 2) Qu debo hacer? 3) Qu me es permitido esperar? 4) Qu es el hombre?. Para ampliar sobre estas preguntas se recomienda consultar a: Danilo Cruz Vlez.Las cuatro preguntas de Kant. En,Tabula rasa. Bogot, Planeta Colombiana Editorial S.A., 2 edicin: abril de 1993. Captulo XI. Pp. 144-168.

(15) Klaus Kinski.Yo necesito amor. Traduccin de Joan Parra Contreras. Barcelona, Tusquets Editores, S.A., 1992. Pp. 407-408.

(16) Tibor Fischer.Filosofa a mano armada. Traduccin de Cecilia Absatz. Barcelona, TusQuets editores, S.A., 1997.

(17) Pienso el trminosalvajedesde lo que le dice el Robinson Crusoe (de Cortzar) a la mujer del subjefe de polica de Juan Fernndez, a propsito de Viernes :NORA: -A m me gust sobre todo la parte en que usted le salva la vida a Viernes, y poco a poco lo hace ascender de su innoble condicin decanbala la de un ser humano.ROBINSON: -A m tambin me gustaba mucho esa parte, Nora. Hasta hace una semana.NORA: (Sorprendida): -Por qu ha cambiado de opinin?ROBINSON: -Porque aqu estoy viendo que las cosas resultaron diferentes. Cuando usted dice que elev a Viernes de la condicin de canbal a la de un ser humano, es decir, cristiano, es decir, civilizado, yo pienso que desde hace una semana lo que ms aprecio en Viernes es el resto de canbal que queda en l... Oh, no se asuste, digamos de canbal mental, de salvaje interior.Julio Cortzar.Adis, Robinson (Guin Radiofnico). En,Adis, Robinson y otras piezas breves. Madrid, Alfaguara, 1995. Pp. 147-170. Pgina citada 164.

(18) Recordemos que:el Aleph es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos(623).Esel lugar donde estn, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ngulos(623).El dimetro del Aleph sera de dos o tres centmetros, pero el espacio csmico estaba ah, sin disminucin de tamao(625).Jorge Luis Borges.El Aleph. En,Obras Completas. Buenos Aires, Emec Editores, 9 impresin en offset, junio de 1978. Pp. 617-628.

(19) Emmanuel Levinas.Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad. Traduccin de Daniel Guillot. Salamanca, Ediciones Sgueme, 1977, P.310.

(20)El guerrero no agacha la cabeza ante nadie, pero, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie agache la cabeza ante l. En cambio, el pordiosero a la menor provocacin pide piedad de rodillas y se echa al suelo a que lo pise cualquiera a quien considera ms encumbrado; pero al mismo tiempo, exige que alguien ms bajo que l le haga lo mismo.Carlos Castaneda.Relatos de poder. Traduccin de Juan Tovar. Bogot, Fondo de Cultura Econmica, segunda reimpresin: 1992. Pp. 32-33.

(21) Friedrich Nietzsche.Del espritu de la pesantez. En,As habl Zarathustra. Traduccin de Juan Carlos Garca Borrn. Barcelona, Editorial Planeta-De Agostini, S.A., 1992. Pp. 216-220. Pgina citada 217.

(22) Esta concepcin ya estaba insertada incluso desde la formacin de las primeras gramticas que iniciaron a regimentar el uso de la lengua en las recin fundadas naciones latinoamericanas. A propsito de esto, Julio Ramos, en su textoEl Don de la lengua, analiza acerca de cmo la gramtica, en este caso la de Andrs Bello, se erige como un dispositivo de control frente al cuerpo de aquellos que escapan a la normatividad del bien decir, haciendo uso del habla popular:La autoridad que se erige sobre la palabra maldita delpueblono es simplemente normativa en un sentido lingstico, la retrica de este discurso, el peso sentencioso de susmetforas, apunta hacia la normatividad tica que la gramtica contribuye a instituir. Esto porque el maldecir implicaba, para Bello, un uso de la lengua demasiado pegado al cuerpo, a la oralidad y a las pasiones identificadas con la oralidad y el cuerpo que deban ser supeditadas, redirigidas (en el afecto patrio) por la racionalidad estatal.

(23) Friedrich Nietzsche.El Gay Saber o Gaya Ciencia. Traduccin de Luis Jimnez Moreno. Madrid, Espasa Calpe, S.A., segunda edicin: 1-IV-2000. Pp. 287-289. Pgina citada 288.

(24)Julio Cortzar.Homenaje a una joven bruja. En,Territorios. Mxico, Siglo Veintiuno Editores S.A., segunda edicin 1979. Pp. 15-26. Pgina citada 26.

(25) Carlos Rincn.La no simultaneidad de lo simultaneo. Bogot, EUN, 1995. P. 21.

(26) Humberto Maturana y Francisco Varela.El rbol del conocimiento. Madrid, Debate, 1990. P. 208.

(27) Cita tomada del exergo con que se abre la novela de:Cristina Peri Rossi.La ltima noche de Dostoievski. Madrid, Mondadori, 1992. P. 7.

(28) Oswald Spengler.La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfologa de la historia universal. Traducido del alemn por Manuel G. Morente. Madrid, Editorial Espasa-Calpe. Decimotercera edicin. 1983. P.18.

(29)Antonin Artaud.El teatro de la crueldad. Madrid, Fundamentos. 1977. Pp. 104-105.

(30) Ilya Prigogine.Una nueva racionalidad?(Prlogo). En,El fin de las certidumbres. Traduccin de Pierre Jacomet. Santiago de Chile, Editorial Andrs Bello, 1996. Pp. 9-16. Pgina citada 15.