LA GUERRA CIVIL EN ESPAÑA/ REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN, FELIX MORROW, 1937.
Pequeño Aporte De La Contrarrevolución De Guatemala
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Universidad de San Carlos de Guatemala
Facultad de Ciencias Económicas
Área Común
Historia Económica de Guatemala
Licda.
“Contrarrevolución”
Integrantes:
Gabriela Rodríguez 201317361
0
Índice
Índice……………………………………………………………………………………1
Introducción…………………………………………………………………………….2
Contenido……………………………………………………………………………….3
Conclusión…………………………………………………………………………….14
Bibliografía…………………………………………………………………………....16
1
Introducción
Para derrocar la dictadura de Jorge Ubico, en 1944 se iniciaron movilizaciones
populares con la participación de maestros, estudiantes universitarios, obreros
y sectores progresistas de la burguesía, desafiando por primera vez al gobierno
fascista de Ubico. Este movimiento obligó al dictador a renunciar en junio de
1944, pero dejó en su lugar al General Federico Ponce Vaides quien intentó
continuar con el régimen ubiquista.
El 20 de octubre un nuevo movimiento encabezado por el mayor Francisco
Arana, Jorge Toriello, y el capitán Jacobo Arbenz Guzmán derrocan a Ponce
Vaides, integran una junta provisional y convocan a elecciones democráticas,
saliendo electo por mayoría popular, Juan José Arévalo; durante este gobierno
se experimentaron cambios políticos y económicos nunca vistos, sin embargo
la democracia y el desarrollo era vista por las transnacionales norteamericanas
como comunismo. Al mismo tiempo que la revolución producía avances en la
población, también ganaba enemigos poderosos: La oligarquía terrateniente y
comercial, la iglesia católica y el imperialismo norteamericano. Se estima que
Arévalo tuvo más de 30 intentos de golpe de estado.
En 1950 gana la presidencia Jacobo Arbenz Guzmán, "el soldado del pueblo",
continúa con la política de desarrollo nacionalista, un sistema de capitalismo
moderno, capaz de mejorar la calidad de vida de los más pobres y afectados
por los sistemas dictatoriales. Arbenz abrió un proceso de organización
popular, tanto obrera como campesina, inició la reforma agraria y legalizó el
partido comunista. Estas medidas fueron traumáticas para la oposición y para
Estados Unidos, por la amenaza del comunismo que caracterizaba la Guerra
Fría.
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La Contrarrevolución
El período de la Contrarrevolución marca en la historia de Guatemala un
cambio entre las acciones de progresistas o la ideología comunista que se
enfocaba en el desarrollo del país partiendo del área rural y las políticas
conservadoras que beneficiaron principalmente a los sectores privados,
terratenientes nacionales y empresarios extranjeros. En dicho período, pese a
ser una etapa represiva y de transición, se reorientan la mayoría de las
acciones revolucionarias para darle continuidad a proyectos que beneficiaban
el crecimiento económico, industrial y comercial de nuestro país. Así mismo,
se evidencia el inicio de la ideología que predomina en la actualidad, ya que es
en esta época que surgen las Asociaciones, Instituciones, Leyes y Medios de
Comunicación que se encargan de informar o manipular la información que
recibe la población.
La contrarrevolución se inicia el 19 de marzo de 1952 con la "Rebelión de
Salamá", en la que participo el Comité de Estudiantes Universitarios
Anticomunistas con el apoyo de las autoridades del gobierno estadounidense,
Presidente, Secretario de Estado, Director de la Agencia Central de Inteligencia
-CIA- y su embajador ante Guatemala. Posteriormente se concretan las
acciones en el año 1953, cuando se organiza a nivel internacional la Operación
Éxito, que se encargaría del derrocamiento del presidente revolucionario de
Guatemala, Jacobo Árbenz Guzmán.
Así mismo, empresas estadounidenses como la exportadora de bananos
United Fruit Company - UFCO-, la ferrocarrilera -IRCA- y la Empresa Eléctrica,
promueven que a nivel internacional los gobiernos de Nicaragua, República
Dominicana, El Salvador, República Dominicana, Venezuela y Honduras,
apoyen el derrocamiento de Árbenz. Es por ello que el 23 de diciembre de
1953, se da a conocer en Honduras el Movimiento de Liberación Nacional, que
lanza el "Plan Tegucigalpa” que se oponía a los gobiernos revolucionarios-
comunistas y desestabilizaría el país.
En 1954 se evidencia en Guatemala, que se dividen las acciones y
principalmente los sectores de la población; por una parte el presidente Jacobo
Árbenz Guzmán es apoyado por el Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT-,
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los sindicatos, campesinos, Comités de Defensa de la Revolución y miembros
del Ejército de Guatemala, mientras que en su contraparte, era atacado por el
arzobispo Mariano Rosell Arellano, máximo jerarca de la Iglesia Católica, los
terratenientes representados por la Asociación Guatemalteca de Agricultores -
AGA- y militares disidentes, que se manifestaban en contra del comunismo y la
reforma agraria.
La Operación Éxito, se encargo de la campaña política y de desprestigio en
contra del gobierno, por medio del grupo llamado Ejército de la Liberación,
que era liderado por el teniente coronel Carlos Castillo Armas. Ante la crisis el
gobierno revolucionario, suspende las garantías constitucionales, persigue y
encarcela a los opositores, alinea a los medios de comunicación escrita, como
el diario La Hora, fundado por Clemente Marroquín Rojas en 1920, con un
pensamiento de izquierda progresista y democrática, que aún conserva bajo el
lema de "Tribuna no mostrador".
Finalmente, Árbenz informa por medio de la radio su renuncia, la noche del 27
de junio de 1954 y entrega el mando al coronel Carlos Enrique Díaz, Jefe de
las Fuerzas Armadas, quien posteriormente sería expulsado y substituido por el
coronel José Ángel Sánchez, quien transmite el mando a los coroneles Élfego
H. Monzón (jefe), Mauricio Dubois y José Luis Cruz Salazar.
El 10 de agosto de 1954 en El Salvador se integra La Junta Militar o triunvirato,
presidido por el teniente coronel Carlos Castillos Armas, coronel Jose Luis Cruz
Salazar, coronel Mauricio Dubois, coronel Elfego Monzón y mayor Trinidad
Oliva, quienes como primera acción emiten el Decreto No. 48, que disuelve al
Frente Comunista y sus integrantes, anulando los partidos políticos,
agrupaciones y asociaciones revolucionarias.
El 1 de septiembre de 1954, únicamente Carlos Castillo Armas asume el poder
ejecutivo en Guatemala, excluyendo a los otros miembros del triunvirato;
siendo confirmada dicha acción el 21 de septiembre del mismo año. Sus
principales objetivos eran erradicar el comunismo y modernizar el país por
medio de un régimen político influenciado por el sector empresarial. Pese a
que la Asamblea Constituyente decidiera por medio del Decreto 2 que su
período presidencial debía terminar el 15 de marzo de 1960, culmina su
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mandato repentinamente, la noche del 26 de julio de 1957, cuando
trágicamente es asesinado en el interior de la Casa Presidencial, en
condiciones que aun no han sido esclarecidas. Hecho que permitió comprobar
que el Proceso de Contrarrevolución y movimiento conservador que llevó a
cabo en su mandato, no logró estabilizar el país.
En el período de julio a diciembre de 1954 se emiten quince decretos que
prohíben y castigan las acciones comunistas, como el Decreto 59 “Ley
Preventiva Penal contra el Comunismo”, que castigaba y limitaba los derechos
a los enlistados como miembros de izquierda, impidiéndoles ser empleados del
estado y el Decreto 187 que forma en agosto de 1954 el “Comité de Defensa
Nacional contra el Comunismo” que instala su oficina en la 8va calle 3-73 zona
1, encargándose de prevenir, combatir y erradicar el comunismo, poniendo al
servicio de la población una línea telefónica para denuncias y lanzando
volantes anticomunistas desde avionetas.
También se derogan las disposiciones del gobierno revolucionario,
destacándose la anulación del Decreto 900 de Reforma Agraria, el 26 de julio
de 1955, el cual ya no entra en vigencia, por atentar contra los intereses
norteamericanos y de los terratenientes o empresarios del sector privado,
siendo evidenciado principalmente en la represión a los pueblos indígenas del
área rural. Por medio del Decreto 31, que anulaba los derechos de los
campesinos y trabajadores agrícolas y restituía las tierras expropiadas a los
antiguos propietarios terratenientes, quienes debían devolver los bonos (pagos
e intereses) para hacer efectivo el traspaso, según Decreto 424, procedimiento
que se realizó hasta ser derogado por el Decreto 559 “Estatuto Agrario” el 25
de febrero de 1956, que creó las zonas de Desarrollo Agrario, terrenos
parcelados que serían entregados a campesinos sin tierra y contarían con los
servicios básicos necesarios, el cual nunca se llevó cabo por carecer el Estado
de recursos económicos para su implementación.
Los medios de comunicación continúan en el periodo de la contrarrevolución
con un papel protagónico, el periódico Prensa Libre surge en oposición al
comunismo. La SIP -Sociedad Interamericana de Prensa- es organizada por la
CIA y el gobierno estadounidense, para intervenir y censurar la información,
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ante la justificación de ser la defensora de la libertad de expresión y mantener
una postura mediática. Actualmente aún podemos observar que estos medios
de comunicación independientes, a través de sus opiniones apoyan los
gobiernos de derecha y atacan a gobernantes de izquierda o comunistas,
censurando información.
Entre los aspectos positivos de la contrarrevolución se puede mencionar, que
se conservaron instituciones creadas en el período revolucionario, el Banco de
Guatemala, Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, el Instituto de
Fomento de la Producción, se continuo la construcción de la Carretera al
Atlántico, al Pacífico e Interamericana, uniendo el territorio nacional y como
medio para mejorar la economía y expandir la agricultura y ganadería, el
Puerto de Santo Tomas, la Hidroeléctrica Jurún Marinalá, que se encargaría de
la electrificación del país para continuar con el proceso de industrialización,
también se respetaron y aplicaron las legislaciones como la Ley de Fomento
Industrial, que exoneraba de impuestos a las maquilas.
El gobierno estadounidense y el Banco Mundial realizaron donaciones
financieras extraordinarias al gobierno guatemalteco, como recompensa por
abandonar el sistema comunista y alinearse a los pensamientos
conservadores. Esto fue aprovechado por Castillo Armas para estimular la
economía y emitir el Código de Petróleo que perseguía desarrollar la industria,
reformar el Código de Trabajo para el desarrollo social, con una visión de
cooperación entre el capital-trabajo y equidad entre obrero-patrón y el Estatuto
Agrario fundamentado en el respeto a la propiedad privada.
En la organización del país se destaca que la Iglesia Católica por apoyar el
derrocamiento del comunismo, recibe de parte del gobierno el reconocimiento
de su personalidad jurídica, permitiéndoles adquirir bienes. El ejercito quién es
uno de los órganos mayor inestabilidad en el período de transición, cierra filas y
se reorganiza. Los empresarios y terratenientes escuchan las opciones de
estructuración que Castillo Armas les plantea, pero en 1957 deciden crear el
Comité de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras -
CACIF- eligiendo sus propias acciones y tipo de relación con el gobierno. Es
importante destacar que el período de la Contrarrevolución de Guatemala, no
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solo marca la historia de nuestro país, ya que es el detonante para que muchos
líderes, opositores y gobiernos inicien sus acciones a favor del comunismo y se
formen los ejércitos o grupos guerrilleros de izquierda de Latinoamérica.
El líder de la Contrarrevolución Carlos Castillo Armas, por medio de sus
propuestas buscaba la estabilidad del país, pero al ser manipulado por
gobiernos extranjeros y el sector empresarial, perdió objetividad y
adicionándole que fuer asesinado antes de culminar su mandato no logró
cumplir sus metas.
Objetivos
La verdadera razón por la cual buscaron la salida de Árbenz era para preservar
sus intereses económicos en el país tanto los Estados Unidos, la United Fruit
Company y algunos terratenientes guatemaltecos.
El objetivo principal del gobierno de Castillo Armas que se dio en el periodo de
1,954-1,957, fue la creación de la contrarrevolución. El significado histórico
fundamental de ésta puede explicarse con los resultados contrapuestos que
tuvo, siendo el comienzo del segundo.
Erradicar todos los factores (partidos políticos, organizaciones sociales e
instituciones que es la base de sustentación de una modernización de
Guatemala impulsada por un régimen político ampliamente participativo e
incluyente. Dicha modernización presuponía que el desarrollo capitalista del
país se opera en el marco de un sistema equilibrado de relaciones sociales,
para lo cual era indispensable desplazar de su posición dominante a la clase
más poderosa y conservadora.
Instaurar un régimen político que continuara la modernización del país de
Guatemala en el alineamiento de relaciones sociales que privilegiaría
únicamente al sector de los empresarios. Para lo cual era indispensable regular
la actividad y la organización de las clases subordinadas de una manera no
creando conflictos con dichos intereses.
Castillo Armas no tuvo mayor problema para dejar bien claro su deseo de
entrar a Guatemala para obtener amplios poderes personalizados, conformado
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por abogados, empresarios y militares quienes firmaron un pacto que puede
resumirse de la forma siguiente: se reconocía claramente el liderazgo de
Castillo Armas al reestructurar la junta de Gobierno. Por otro lado, se acordó
combatir el comunismo, y el ejército tomó el control de las instituciones públicas
y del orden jurídico legal.
Con la llegada de Castillo Armas al poder, se proyectaron periodos de
profundos cambios de orientación política del gobierno de Guatemala, cambios
que podrían calificarse como revolución conservadora.
Con la intervención de la contrarrevolución en la historia de Guatemala,
empezó la crisis institucional que todavía nos alcanza. Junto a lo mencionado
intereses de la clase alta, la posición de los militares se hizo más fuerte.
Objetivo de especial atención, el mensaje enviado por Castillo Armas al
Congreso de la República, al abrirse el periodo de sesiones de 1956,
comenzaba a esbozar la política económica del Gobierno. En su discurso, el
mandatario manifestó que se había dedicado atención preferente a los
instrumentos legales que definieran el contenido de la política a seguir por
parte del gobierno. Luego agregaba la definición se estructuraba en las tres
leyes: Código de Petróleo, reformas al Código de Trabajo y Estatuto Agrario.
Las primeras leyes según explicaba el mandatario, se perseguía el objetivo de
desarrollar la economía industrial a través de la explotación de recursos
petrolíferos; la segunda se consideraba el exponente de nuestra política de
desarrollo económico social a base de cooperación entre capital y trabajo; de
equidad en las relaciones obrero patronales y de garantía en el ejercicio de los
derechos laborales. Y la tercera define claramente la actitud del Ejecutivo tras
el desenvolvimiento de nuestra economía agrícola, rural y campesina, fundada
en el respeto a la propiedad privada, en una mejor distribución de la tierra y en
el principal de que lo propio es el mejor distribución de la tierra y en el principio
de que lo propio es el mejor estimulante para la actividad productiva.
Al igual informaba de una decisión muy importante al indicar que a fines de
1954 se había acordado tener un órgano técnico de orientación, proyección y
coordinación del desarrollo económico del país. Para tal efecto, se le había
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encomendado la formulación de un plan de cinco años al cual deberían ceñirse
las obras que el Estado habría presentado como el programa del futuro. Cabe
mencionar que iniciativas de esta naturaleza, así como otras ideas que el
gobierno plasmó en obras concretas más adelante como los centros de
mecanización agrícola, por ejemplo, estaban contempladas en el informe
Britnell del banco mundial. Las carreteras tenían como objetivo abrir a la
agricultura y la ganadería las regiones con mayor aptitud para su
aprovechamiento económico. El desarrollo de estas dos actividades se
reservaba ala empresa privada, a la cual debía estimular el Estado. Asimismo,
el programa de inversión se contemplaba continuar la construcción de
importantes tramos viales, entre ellos, la Carretera al Atlántico, la Carretera del
Pacífico se contó con recursos aportados por agencias de Estados Unidos y el
Banco mundial. En su informe al Congreso de la República, en 1957, Castillo
Armas dio cuenta de dos pasos que podría ser calificados como buenas
intenciones del Consejo de la iniciativa Privada y el Centro Guatemalteco para
el desarrollo industrial.
No le interesaron a los empresarios en ese mismo año crearon los empresario
el comité de asociación agrícolas, comerciales, industriales y financieras
(Cacif). Desde entonces nadie volvió a hablar de las creaciones de Castillo
armas. Por el cual se alcanza al máximo la mayoría de los intereses de todos
los grupos que ocasionaron la contra revolución, la caída de Árbenz y el
seguimiento del inicio del comunismo en Guatemala.
Acontecimientos
La primera confrontación seria con Estados Unidos se dio en el marco de la X Conferencia Interamericana, realizada en Caracas durante marzo de 1954. En esta actividad diplomática, a pesar del valiente discurso del canciller de la República de Guatemala -Ministro de Relaciones Exteriores-, Guillermo Toriello, se adoptó una resolución en contra de Guatemala, condenándola, y de hecho aislándola internacionalmente. Ya en esos momentos Estados Unidos trabajaba en la organización de la Operación Éxito, que no era más que la planificación del derrocamiento del segundo y último gobierno de la Revolución de 1944. La Operación Éxito tuvo la característica de ser predominantemente política y propagandística. Con sus auspicios se organiza al Ejército de la
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Liberación, bajo la jefatura del teniente coronel Carlos Castillo Armas, que finalmente llegaría a romper con la revolución y lo dejaría en el poder tras la renuncia de Árbenz.
Es así como su conjunción de guatemaltecos desafectos al régimen, un grupo de agentes de la CIA, y grupos de aventureros pagado por el gobierno del presidente hondureño, Anastasio Somoza conspiraron en tierras catrachas para preparar la invasión de Guatemala, precedida por insistentes ataques aéreos. Contrariamente a lo que pueda pensarse, este grupo no sobrepasó los mil hombres.
El 7 de junio de 1954, el Ejército de Guatemala presentó al presidente Arbenz un pliego de veinte preguntas que evidenciaban, en primer lugar, la inquietud de la institución sobre las posiciones políticas y el liderazgo gubernamental de los integrantes del Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT- y, sobre todo, el nivel de influencia ideológica comunista ejercida en el mandatario.
El segundo tema del cuestionamiento era la posibilidad de dar armas a las milicias populares creadas para defender a la Revolución de 1944. Desde principios de año, cuando el régimen, sintiéndose amenazado, quiso comprar armas previniendo un ataque militar, se encontró con la negativa de varios gobiernos. Ello lo forzaría a adquirir algún armamento checoslovaco, lo cual provocó temores en el Ejército ante la posibilidad de que estos fueran distribuidos entre la población y quedaran fuera de su control.
Árbenz afirmó que la influencia del PGT no era crucial para su gobierno y negó que tuviese intención de formar milicias populares. El Presidente cometió, no obstante, el error de no apreciar el significado político que tenía el cuestionamiento del Ejército, que también había sido sometido a una intensa campaña ideológica sobre los peligros del comunismo. A pesar de las respuestas del Presidente, la duda y el temor quedaron sembrados entre los miembros de la institución armada.
Durante el mes de junio de 1954 se vivía en Guatemala un clima de confrontación irremediable. En el campo, las invasiones de tierra sucedían una tras otra, en tanto que, los mítines y las manifestaciones de apoyo al régimen iban siendo cada vez menos. Los sermones y advertencias de la Iglesia arreciaban. No tardaron en surgir las transmisiones de Radio Liberación, una emisora establecida por los opositores de Árbenz, que divulgaban los
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pormenores de una invasión inminente, por parte de un ejército con mucho armamento y un contingente de soldados superior al de las fuerzas armadas nacionales.
Algunos aviones volaron el cielo de la ciudad capital, ametrallando objetivos militares y dejando caer propaganda contra el régimen, así como amenazas de muerte sobre sus colaboradores. Se produjo una campaña de rumores de la más diversa índole, entre ellos una supuesta marcha de campesinos para saquear la ciudad.
El gobierno denunció el complot internacional, incluso en las Naciones Unidas -ONU- y en la Organización de los Estados Americanos -OEA-, pero solo recibió como respuesta la retórica del discurso ambiguo. Se decretó, en este contexto, la suspensión de las garantías constitucionales, y se persiguió a los opositores del gobierno, logrando encarcelar a algunos de ellos. Se llevaron a cabo cortes de energía eléctrica en toda la República para prevenir los ataques aéreos, pero con el consiguiente efecto sicológico negativo en la población, que nunca antes había sufrido esta clase de acciones. A todo esto se sumaban tanto las noticias de la prensa mundial como las declaraciones del gobierno norteamericano sobre los efectos del comunismo en el continente.
Los efectos psicológicos de la operación estaban plenamente logrados cuando Radio Liberación anunció el inicio de la invasión en el norte y el oriente del país. Nunca antes la sociedad guatemalteca se había visto confrontada tan radicalmente en su seno entre dos posiciones opuestas: el supuesto comunismo y el anticomunismo, pugna que definía y llegaría a justificar cualquier actitud que se tomara, por violenta que esta fuera.
Una vez iniciada la invasión, el Gobierno dio la orden de rechazarla. El Ejército nacional estaba en la posibilidad material de hacerlo, pero, fuera de una escaramuza en Gualán, el enfrentamiento entre las tropas no se dio, ya que los oficiales negociaron para detener el ataque a Chiquimula.
Las presiones y las amenazas del embajador estadounidense John Peurifoy eran diarias y se dirigían contra el Gobierno y el ejército. Árbenz se encontró ante la evidencia de que no era obedecido y de que a su gobierno lo defenderían los sectores populares que le pedían armas, pero ya era demasiado tarde para proporcionárselas, además de que no contaba con suficiente armamento. De haberse efectuado la distribución de armamento, se
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hubiese desencadenado una verdadera guerra civil, pero las pocas armas que se tenían nunca fueron repartidas. Arbenz confiaba en el Ejército de Guatemala. La operación llegó a su desenlace cuando Árbenz decidió renunciar, la noche del 27 de junio de 1954 y transmitió esa decisión al pueblo por radio. El Presidente entregó el mando al coronel Carlos Enrique Díaz, Jefe de las Fuerzas Armadas, esperanzado en que la institución armada sabría negociar un digno final de las hostilidades, sin que los guatemaltecos sufrieran las consecuencias, rompiendo de esta manera el orden constitucional. El efecto fue verdaderamente desmoralizante. La Revolución de 1944 había quedado interrumpida.
Rota la Constitución, no fue difícil echar por tierra el pacto de transición de mando acordado entre Arbenz y Díaz. Primero por el caos y la incertidumbre social que caracterizaban el plano político: era evidente la presencia nula de los partidos políticos y del Congreso de la República, órgano que se transformó en mero espectador, al perder la capacidad de actuación independiente.
Segundo, la ausencia de comunicación no solo entre los cuadros revolucionarios, sino entre la Junta de Gobierno y los numerosos campesinos que en Retalhuleu, Suchitepéquez y Escuintla pedían armas y una estrategia a seguir para iniciar la resistencia. No hubo, como queda claro, capacidad de acción ni de respuesta política a la embestida contrarrevolucionaria, encabezada por el embajador Peurifoy, impecable en cuanto a cumplir el interés supremo de su país: derrocar al comunismo a como diera lugar, aparentemente sus intereses eran más económicos que políticos.
Expulsado Díaz, tomó, fugaz e ilegítimamente, la presidencia el coronel José Ángel Sánchez, quien tuvo que entregar el mando a los coroneles Élfego H. Monzón, Mauricio Dubois y José Luis Cruz Salazar. La Jefatura de esta nueva Junta quedaba en manos del coronel Monzón.
En El Salvador, Carlos Castillo Armas esperaba poder entrar triunfalmente al país. El problema de la entrada triunfal del Ejército de la Liberación a la ciudad de Guatemala representaba el punto de quiebre entre la nueva Junta de Gobierno y el caudillo liberacionista. O más específicamente: entre Castillo Armas y el coronel Monzón, quien aún con ser ferviente anticomunista y militar experimentado en el campo político, guardaba cierta fidelidad a la institución armada. Esta situación permitió que Castillo Armas tomase ventaja sobre el coronel Monzón, quien por presiones de Peurifoy viajó a San Salvador a
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reunirse con el líder rebelde, Castillo Armas. Durante el encuentro, Castillo Armas no tuvo mayor problema para dejar en claro su deseo de entrar a Guatemala investido con amplios poderes personalizados. Castillo Armas recibió a Monzón con una especie de gabinete de gobierno, conformado por abogados, empresarios y militares, quienes firmaron un pacto que puede resumirse de la forma siguiente: se reconocía implícitamente el liderazgo de Castillo Armas al reestructurar la Junta de Gobierno, permitiendo su incorporación, lo mismo que la del mayor Enrique Trinidad Oliva. Por otro lado, se acordó combatir el comunismo, y el ejército tomó el control de las instituciones públicas y del orden jurídico legal. La Junta Militar quedó integrada de la siguiente manera: Teniente Coronel Carlos Castillos Armas, coronel Jose Luis Cruz Salazar, coronel Mauricio Dubois, coronel Elfego Monzón y mayor Trinidad Oliva.
De esa manera, Castillo Armas salía victorioso, y el 3 de julio de 1954 era recibido en la ciudad capital con los honores que había exigido para sí, al frente del Ejército liberacionista.
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Conclusión
La Contrarrevolución de 1954 derrocó del poder al presidente Jacobo Árbenz, elegido en elecciones generales el 15 de marzo de 1951.
En 1953, las posiciones en Guatemala estaban definidas en una alineación de fuerzas contrarias al gobierno de Árbenz. Estas estaban compuestas, en primer lugar, por el gobierno estadounidense del presidente Dwight Eisenhower y, en especial, su Secretario de Estado, John Foster Dulles, así como el hermano de este, Allen Dulles, director de la Agencia Central de Inteligencia -CIA- del país norteamericano.
En segundo lugar, siempre en contra del gobierno guatemalteco de turno, se encontraba la United Fruit Company, propietaria principal de tierras en el país y entre cuyos accionistas se encontraban los hermanos Dulles.
A la vez, le acompañaban la alta jerarquía de la Iglesia Católica, encabezada por el arzobispo Mariano Rosell Arellano, quien había suscrito y divulgado la Carta Pastoral Contra los Peligros del Comunismo en Guatemala y había impulsado el Congreso Eucarístico Nacional en 1950, como una demostración de fuerza. El Arzobispo Mariano Rosell Arellano había puesto en marcha una cruzada de peregrinación del Cristo de Esquipulas para rogarle que terminara con el comunismo en Guatemala.
También se encontraban en contra de Árbenz la mayor parte de los terratenientes del país, algunos de ellos agrupados en la Asociación Guatemalteca de Agricultores -AGA-, quienes veían el proceso de reforma agraria como una amenaza contra sus intereses. Por último, ciertos regímenes extranjeros, tales como el gobierno de Nicaragua, de la República Dominicana y Honduras, fuertemente comprometidos con los intereses de la compañía bananera, no se encontraban a gusto con el mandatario guatemalteco.
A favor de Árbenz se encontraban varios partidos políticos de distinta ideología -algunos de ellos con cierta reticencia y diferencia de opinión-. Entre los que apoyaban al gobierno guatemalteco decididamente se encontraba el Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT-. También lo respaldaban los sindicatos, ligas campesinas y comités de reforma agraria que, juntos, conformaban los Comités de Defensa de la Revolución. A su vez se encontraba implícito el apoyo del Ejército de Guatemala.
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Por último, en apariencia, Árbenz y Guatemala contaban con el apoyo político formal de algunos gobiernos de América Latina y de Europa Oriental. Estos, sin embargo y como se verá durante el transcurso de los acontecimientos, no eran reales y terminaron siendo factores en contra del propio gobierno de Árbenz.
Esta confrontación se daba en el marco de la Guerra Fría, que se hacía cada vez más áspera, en cuanto al nivel ideológico. Era, asimismo, el momento de la Guerra de Corea, y dentro de los Estados Unidos se daba el fenómeno del macartismo como persecución contra intelectuales y artistas acusados de comunistas.
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Bibliografía
http://wikiguate.com.gt/contrarrevolucion-de-1954/ http://pazenguatemala.blogspot.com/2011/12/revolucion-de-octubre-
y.html
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