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PERFIL DE COMPETENCIAS DEL DOCENTE UNIVERSITARIO
UN CAMINO HACIA UNA MEJOR CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
AYDA LUCY ZAMBRANO PASOS. 1096419
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN CONTEXTOS DE
DOCENCIA UNIVERSITARIA
SANTIAGO DE CALI
JUNIO DE 2010
PERFIL DE COMPETENCIAS DEL DOCENTE UNIVERSITARIO
UN CAMINO HACIA UNA MEJOR CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
AYDA LUCY ZAMBRANO PASOS
Ensayo para optar al título de Especialista en Investigación Educativa en
Contextos de Docencia Universitaria
Asesores
Maydé Pérez Manzano
Claudia María Rodríguez
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN CONTEXTOS DE
DOCENCIA UNIVERSITARIA
SANTIAGO DE CALI
JUNIO DE 2010
CONTENIDO
Pág. INTRODUCCIÓN 5 ROL Y RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EDUCACIÓN EN UN MUNDO GLOBALIZADO 6 PROBLEMÁTICAS DE LA PRÁCTICA DOCENTE UNIVERSITARIA 11 PERFIL DEL DOCENTE UNIVERSITARIO. COMPETENCIAS BÁSICAS. 14
PERFIL DE COMPETENCIAS DEL DOCENTE UNIVERSITARIO
UN CAMINO HACIA UNA MEJOR CALIDAD DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
"Who dares to teach, must never cease to learn."
Si te atreves a enseñar, no dejes de aprender.
John Cotton Dana
Resumen La docencia universitaria y el concepto de competencia están ocupando un amplio espacio de la reflexión en el sistema educativo nacional e internacional en los últimos años. La insistencia de la formación por competencias a los estudiantes se ha expandido a los docentes, buscando que éstos realicen su labor de manera pertinente y asumiendo la gran responsabilidad que esto trae consigo. Este documento pretende plantear un perfil de competencias básicas para el docente universitario y aportar elementos pedagógicos que permitan dirigir la acción docente en la universidad de una manera más eficaz, a través de un acercamiento al contexto educativo actual, de un planteamiento de problemáticas en la labor docente dentro del campus universitario y finalmente, estableciendo una lista de competencias y planteamientos necesarios para que el docente sea un docente competente. Palabras clave: competencia, docencia universitaria, formación pedagógica y didáctica, educación superior, práctica docente. Abstract University teaching and the concept of competence are taking up a wide space of the reflection in the national and international educational system in the last few years. The insistence of the competence training to students has been spread to the teachers, waiting for these to do their work in a suitable way and assuming the big responsibility that this work involves. This document tries to raise a profile of basic competences for a university teacher and give some pedagogical elements that allow leading the teaching action in the university in a more efficient way through an approach to the present educational context, an exposition of some problems in the teaching work inside the campus and finally, establishing a list of competences and ideas needed for the teacher to become competent. Key words: competence, university teaching, pedagogical and didactic training, higher education, teaching practicum.
Introducción
El papel de la educación superior en el mundo actual es complejo y de gran
importancia. Están surgiendo para ella grandes retos y posibilidades que abarcan
los diferentes contextos de la sociedad y retos aún más significativos relacionados
con la forma de ver y entender el conocimiento, retos que influyen directamente en
el rol y la responsabilidad social de la universidad y los agentes que actúan en
ella.
Las problemáticas y los retos que presenta la universidad hoy en día son temas
que se deben abordar a profundidad, porque no solo se quedan en el marco de la
enseñanza sino que afectan directamente el entorno social. Por esto, la reflexión y
el análisis deben ser asumidas como acciones continuas para mejorar el sistema
educativo universitario, particularmente el colombiano. Este camino de reflexión,
análisis y cambio se inicia en los actores mismos que interactúan en el diario vivir
en el aula, estudiantes y docentes, siendo éstos últimos los encargados de abrir
las puertas y mostrar escenarios de transformación. De ahí la importancia que se
le da a su ejercicio profesional en los diferentes ambientes de aprendizaje y a la
búsqueda de mejorar su desempeño mediante las actualizaciones y el desarrollo
de competencias.
Hasta ahora la producción teórica sobre las competencias de un docente
universitario y las prácticas de enseñanza universitaria son escasas en
comparación con otros ítems que abordan las instituciones de educación superior,
esto tanto a nivel nacional como internacional; sin embargo varios autores han
empezando a trabajar al respecto y están estableciendo unas características
específicas del docente universitario. Frente a esta situación se hace importante
despejar ciertas dudas que han surgido durante la experiencia universitaria e
igualmente, aportar elementos que permitan establecer nuevas perspectivas frente
al rol del docente, reconstruir las prácticas profesionales y establecer algunas
bases para la formación de un docente que ejerce su rol pertinentemente. Este
proceso de formación es un proceso continuo que requiere ser evaluado
constantemente y que debe apuntar hacia el desarrollo de ciertas capacidades
personales y profesionales de los docentes, por medio de estrategias y una
movilización de conocimientos variados que contribuyan a un mejor desarrollo
profesional en el arte de la enseñanza. La formación de docentes universitarios
necesita responder a problemas, expectativas y necesidades, no solo de la
universidad como aparato, sino también, y más específicamente, de la sociedad
actual.
En este sentido, se pretende establecer las competencias básicas que necesita
desarrollar un docente universitario que le permitan llevar a cabo su labor de una
manera más eficaz y acorde con la realidad, primero, describiendo el rol y la
responsabilidad social actual de la educación superior; y segundo, estableciendo
algunos elementos pedagógicos y didácticos que permitan dirigir la práctica
docente en la universidad de una manera más eficaz.
Rol y responsabilidad social de la Educación en un mundo globalizado
Es importante iniciar este documento estableciendo que la educación es un
derecho humano y que las instituciones encargadas de brindarla tiene una
inmensa responsabilidad tanto con los estudiantes como con la sociedad, y su
objetivo primordial es formar de manera integral al ser humano.
Según el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “la
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales…” Vista desde esta perspectiva y asumida como un derecho
humano, la educación es parte ineludible de toda concepción de desarrollo e
incide decisivamente en las oportunidades y la calidad de vida de las personas, las
familias y las colectividades.
Es claro que, actualmente hay serios debates sobre la noción de desarrollo. Este
concepto ha sido relacionada por muchos con el crecimiento económico; sin
embargo, con el tiempo, el desarrollo humano ha adquirido significados más
complejos. Para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el
desarrollo humano significa “mucho más que el aumento o la caída de las rentas
nacionales. Significa crear un entorno en el que las personas puedan desarrollar
todo su potencial y llevar vidas productivas y creativas según sus necesidades e
intereses.”1. Se asume entonces que las personas son la parte constitutiva más
importante en la riqueza de las naciones. Por lo tanto, el desarrollo significa
brindar oportunidades y aumentar las opciones para que los seres humanos
tengan la vida que ellos valoran y esto implica fomentar sus capacidades y
brindarles una educación pertinente con la realidad social. Esa es la misión más
importante de las instituciones de educación superior.
Las universidades, en su Proyecto Educativo y en sus prácticas, orientan procesos
formativos, investigativos y de proyección social hacia la reflexión por la
humanidad con miras a la indagación, reflexión y generación de propuestas para
el desarrollo en el campo educativo y social. Como parte de esos procesos de
investigación en educación y desarrollo humano se encuentra el mejoramiento de
las prácticas docentes universitarias, pues son los docentes los que brindan las
herramientas en relación al contexto en que ejercerán los nuevos profesionales.
Los docentes universitarios necesitan apoyar los procesos de desarrollo humano y
de cambio social desde nuevas perspectivas y rompiendo los paradigmas
tradicionales en la educación.
1 PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO – COLOMBIA. Desarrollo
humano. ¿Qué es el desarrollo humano? [En línea] Disponible en <http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=aAa020081--&a&e=A>
Ahora bien, el bien llamado fenómeno de la globalización pretende describir la
realidad inmediata como una sociedad planetaria, que intenta crear un mundo
generalizado, en el que la mayor parte de las cosas sean iguales o signifiquen lo
mismo. Actualmente se muestra con un poder oculto que agita al mundo, que
determina toda nuestra vida y que nos domina cada vez más. La globalización es
un hecho del cual nadie se puede sustraer, es un fenómeno que atañe a todos los
países, que ocurre en diferentes niveles e involucra a todos los elementos que
hacen parte de la sociedad, incluyendo por supuesto, la educación.
La globalización de la educación, y más en la educación superior, es un boom. La
competitividad que se ha impuesto en nuestra sociedad, plantea grandes retos a la
Educación Superior, retos relacionados con la construcción del conocimiento, de
la sociedad y del sujeto mismo, retos que buscan una respuesta en común a los
nuevos interrogantes que impone la modernidad.
El creciente desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación y su acelerada inmersión en todos los ámbitos del entorno social,
han contribuido a que se lleven a cabo las transformaciones que se necesitan en
una nueva sociedad de conocimiento en estado de cambio permanente, con
nuevas necesidades y valores. Ésta nueva sociedad de conocimiento ha entrado
a ser parte indispensable del sistema educativo y ha llevado a que la enseñanza
se relacione más con la vida real.
Además de éstas implicaciones de orden tecnológico y comunicativo, la
educación, particularmente la superior, se ha visto seriamente influenciada por el
fenómeno de la globalización, aspecto que ha llevado a que las universidades
asuman un nuevo rol frente a la sociedad, incluyendo nuevas funciones para los
docentes, cambios en las teorías y las prácticas didácticas y más diversidad en las
clases, en términos étnicos, lingüísticos y culturales.
Contrariamente a la idea que se tiene de las universidades como reservorios de la
tradición, y sin olvidar las transformaciones que ha hecho a través de la historia,
las instituciones universitarias actualmente tienen que asumir los cambios de una
manera más rápida y efectiva, lo que las compromete a asumir una nueva misión
congruente con las grandes innovaciones de nuestro tiempo. Esta corriente
general de acontecimientos y cambios están llevando a la educación superior cada
vez más cerca a los postulados neoliberalistas que asumen la educación como un
servicio cuyo valor fundamental es económico, puesto que en la era del
conocimiento las universidades están formando personal, es decir, trabajadores
que produzcan, más no trabajadores del conocimiento.
Tradicionalmente la educación superior ha formado profesionales calificados para
la sociedad, pretendiendo hacerlo de manera integral sin olvidar los demás
aspectos de la vida del ser humano. Actualmente, se forman profesionales
conforme a los criterios que demanda el consumidor, es decir, las empresas e
instituciones2 que controlan los mercados en la sociedad, porque es a través de
estos mercados y los datos estadísticos que arrojan, que se generan los
programas a desarrollar en los diferentes centros de educación superior. Como
consecuencia, la universidad ha empezado a estandarizar el sistema educativo y a
dirigirlo hacia la competitividad exigida por el mundo globalizado. Así pues, los
valores tradicionales de la universidad se han sustituido por la eficacia, la
movilidad, la dependencia, la competitividad, el crecimiento económico; de esta
manera, la universidad forma para adquirir competencias relacionadas con los
cambios y las necesidades del mercado, dejando a un lado la formación integral
de la persona.
2 CORRALES, Salvador. La misión de la universidad en el siglo XXI. En: Razón y Palabra. Primera
Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación. Número 57. Junio-Julio 2007. [En línea] Disponible en <http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n57/scorrales.html>
El ámbito universitario se constituyó desde sus orígenes como un ambiente de
elaboración, creación y transmisión cultural y educativa de nivel superior3, un lugar
dedicado a la enseñanza y a la investigación. La universidad es el lugar propicio
para practicar hábitos éticos que permiten saber estar a la altura de los tiempos,
tanto en la profesión como en la vida personal. Su misión principal es el pleno
desarrollo de los alumnos y su formación académica y profesional; y si bien es
cierto que una de sus funciones es formar profesionales, también debe tenerse en
cuenta que se ha convertido en una empresa que no solo debe cumplir con un rol
comercial, en este caso educar, sino que también tiene que formar profesionales
socialmente responsables y ser ella misma socialmente responsable generando
los profesionales que la realidad social requiera y que el mercado imponga.
No cabe duda de que la universidad debe continuar afrontando nuevas
transformaciones y con la profundización del proceso de globalización, “está
llamada a desempeñar un papel más activo en la formación de profesionales con
visión universal, pero con capacidad de respuesta frente a la problemática
nacional, regional y local”4. Lo que la universidad tiene que ofrecer, además de los
conocimientos propios de cada disciplina, es una formación integral que le permita
al profesional contribuir en la transformación del entorno; e igualmente, necesita
buscar soluciones a los problemas del contexto social en que transcurre su
accionar, y esto lo logra interactuando con la realidad y actualizándose en las
tendencias de la ciencia y la tecnología.
Son todas estas nuevas exigencias las que están planteando problemas serios a
la docencia universitaria. Los profesores necesitan afrontar los continuos cambios
3 FERREYRO, Juana y CANALI, Lidia. Estrategias metodológicas para la acción docente
universitaria. La universidad por un nuevo humanismo. Jubileo de los Docentes Universitarios. En: Ponencia para el II Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos. Comisión 104. [En línea] Disponible en <www.enduc.org.ar/comisfin/ponencia/104-04.doc> 4 ROMERO, Alberto. Universidad y Globalización. En: Contribuciones a la Economía. [En línea]
Disponible en <http://www.eumed.net/cursecon/colaboraciones/A_Romero-universidad-y-globalizacion.htm>
que se dan en la sociedad emergente, tanto en el contenido de lo que enseñan
como en la forma de enseñar, puesto que se está dando lugar a nuevas
metodologías y nuevos roles que exigen una transformación y renovación de la
labor docente en la educación superior.
Problemáticas de la práctica docente universitaria
La actividad docente es muy compleja, incorpora elementos personales,
pedagógicos y de cada disciplina. La tarea principal de un docente universitario es
compartir y producir saberes y esto exige un amplio conocimiento disciplinar y un
amplio conocimiento pedagógico para poder encontrar diferentes maneras de
enseñar esos conocimientos, habilidades, destrezas y valores que necesitan los
nuevos profesionales.
La educación superior en la actualidad tiene como misión esencial la formación de
profesionales altamente calificados que actúen como ciudadanos responsables,
competentes y comprometidos con el desarrollo social5. ¿Qué significa esto?
Significa cambiar el paradigma de que un buen profesional es aquel que tiene
muchos conocimientos y habilidades relacionados con su profesión y remplazarlo
por una concepción más amplia en la cual el profesional es un “sujeto que orienta
su actuación con independencia y creatividad sobre la base de una sólida
motivación profesional que le permite perseverar en la búsqueda de soluciones a
los problemas profesionales auxiliado por sus conocimientos y habilidades en una
óptica ética y creativa”6
Tradicionalmente, un maestro a lo largo de su proceso de formación aprende los
contenidos que debe enseñar y adquiere destrezas metodológicas que le permiten
5 GONZALEZ, Viviana. La profesionalidad del docente universitario desde una perspectiva
humanista de la educación. En: I Congreso Iberoamericano de Formación de Profesores, Universidad Federal de Santa María, Río Grande del Sur, Brasil, del 17 al 19 de abril del 2000. 6 Ibíd.
transmitir esos conocimientos de una manera adecuada; en cambio, el docente
universitario ha sido concebido como un especialista con un alto nivel de
conocimientos teóricos y/o prácticos propios de la profesión, miembro de una
comunidad académica y con una escasa formación de cómo hacer llegar de
manera significativa esos conocimientos a los estudiantes. Por eso, hoy se hace
necesario que el profesor domine estrategias pedagógicas que faciliten su acción
didáctica y habilidades comunicativas acordes con los retos que propone la
educación del nuevo siglo; es decir, tiene que aprender a enseñar en el contexto
real de los estudiantes, resolviendo casos y vivencias cotidianas.
Con base en lo anterior y haciendo un breve análisis sobre la práctica docente en
la universidad, es posible plantear la ausencia de una reflexión pedagógica, de
una real toma de conciencia de lo que se hace como profesor, pues se hace
énfasis en la resolución de situaciones prácticas cotidianas, dejando a un lado el
por qué, para qué, cómo y cuáles son los resultados que se obtienen de esas
prácticas. Es necesario entonces considerar los estilos pedagógicos de los
profesores, entendiendo éstos como las maneras propias y particulares de pensar,
asumir y poner en práctica la enseñanza para contribuir al desarrollo integral de
los estudiantes. Cada docente tiene sus propios estilos pedagógicos y éstos
responden a su compromiso particular, a sus experiencias y a su formación
profesional y personal.
Sumado a lo anterior, se encuentra el hecho de que solo hasta hace pocos años
las universidades empezaron a ofertar programas enfocados hacia la docencia
universitaria de profesionales distintos a los licenciados. ¿Por qué? Porque las
transformaciones sufridas en el último siglo demandaron cambios en todos los
ámbitos de la sociedad, especialmente en el sector económico y el sector
educativo, y específicamente en los actores de éste último.
Para entender estos cambios es necesario hacer una diferenciación entre lo que
exigía la pedagogía tradicional y lo que exige la pedagogía contemporánea, tanto
de los estudiantes como de los docentes.
Para la Pedagogía Tradicional, los contenidos de la enseñanza son los
conocimientos y valores acumulados históricamente por la humanidad y
transmitidos por el maestro como verdades absolutas desligadas del contexto
social e histórico en que vive el estudiante. El método de enseñanza es expositivo,
la evaluación es reproductiva, focalizada en la nota, la relación profesor-alumno es
autoritaria y vertical, y el alumno es un mero receptor de información y es el objeto
de conocimiento. Surge entonces una pregunta, ¿este tipo de escuela tradicional
puede favorecer la formación y desarrollo del hombre que la sociedad exige hoy?
La respuesta es no, pero se sigue asumiendo por algunos docentes y algunas
instituciones.
Contrario a la pedagogía tradicional, existen otras posturas que han llegado
tardíamente a las Instituciones de Educación Superior, como son la Escuela
Nueva, la pedagogía operativa de Piaget, la Pedagogía no directiva de Rogers, la
Pedagogía Liberadora de Freire, el enfoque Histórico-cultural de Vigotsky, entre
otras, que centran su atención en el estudiante, sus necesidades de aprendizaje,
su reconocimiento como sujeto activo que aprende y como sujeto participativo y
comprometido con su formación y desarrollo en la vida social.
Es debido a estos cambios en los esquemas del pensamiento, de modelos y
enfoques pedagógicos, que los docentes, en este caso particular universitarios,
necesitan asumir nuevas posturas frente a la educación y a su práctica
profesional, rompiendo esquemas y paradigmas del pasado que no les permiten
abrir su campo de opciones y desempeñarse de manera eficaz en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Teniendo en cuenta estos planteamientos, además de las carencias y errores
cometidos durante la práctica docente universitaria, las exigencias propias de cada
institución de educación superior y las demandas que hace el medio, se está
buscando caracterizar un nuevo perfil y un nuevo rol del docente universitario que
le permitan llevar a cabo su labor de manera eficaz y significativa. A continuación
se plantean estas características del docente universitario basándose en
competencias básicas que le ayudarán a transformar e innovar la labor docente y
el sistema educativo.
Perfil del docente universitario. Competencias básicas.
En Colombia, en el 2002, las competencias asumen un papel protagónico cuando
el Ministerio de Educación Nacional trata de caracterizar la calidad de la
educación, y es a partir de aquí que formula unos referentes comunes que
garanticen una educación de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes del
país, independientemente de la región o naturaleza de la oferta educativa.
En este sentido, surge un modelo en el que “el educador cumple el rol de
mediador en el proceso de formación que busca hacer del educando un líder
agente de transformación competitivo en la sociedad”7. Sin embargo, para
competir es necesario actuar y conocer el contexto en el que se compite, por eso
el proceso de formación busca transformar la sociedad a través de la solución de
problemas por parte de alguien que sí la conoce, y es debido a esto que el
estudiante ha ganado un mayor protagonismo en su proceso formativo. “Por ello
el hecho de pretender que el estudiante conozca el medio, se conozca a sí mismo,
conozca los conocimientos y la manera más adecuada para llegar a ellos; implica
7 SALAS, Walter. Formación por competencias en Educación Superior. Una aproximación
conceptual a propósito del caso colombiano. En: Revista Iberoamericana de Educación. No. 36/9. Septiembre de 2005. [En línea] Disponible en <http://www.rieoei.org/1036salas.htm>
todo un proceso de aprendizaje autónomo en el que él aprenda a aprender, siendo
éste un requisito para la formación por competencias”8.
Debido a que estas reflexiones y transformaciones se han enfocado en el
estudiante y en cómo el profesor hace que el estudiante desarrolle competencias,
se hace necesario plantear la reflexión y el análisis de las competencias
docentes partiendo de los roles y responsabilidades que necesita asumir la
universidad y teniendo en cuenta las dificultades cotidianas que se presentan en
las prácticas docentes universitarias. Es importante tener una base sobre la cual
se empiecen a generar rupturas en los paradigmas tradicionales, mejores
procesos de formación profesional y mejores resultados en la práctica profesional,
tanto de docentes como de estudiantes.
Ahora bien, para empezar a plantear el perfil de competencias del docente
universitario, primero es indispensable definir qué es una competencia. En el
campo educativo, las competencias no son nuevas y es bien sabido que autores
como Chomsky, Piaget, Hymes y Vigotsky han hablado de las competencias
desde diferentes ángulos. Igualmente, el Instituto Colombiano para el Fomento de
la Educación Superior –ICFES- tiene su propia definición de competencias9. Para
los propósitos de este ensayo, las competencias se asumirán como las
capacidades que tiene el ser humano de integrar y movilizar sistemas de
conocimientos, habilidades, hábitos, actitudes y valores, que buscan la
satisfacción de las necesidades propias y de la sociedad en general; y como la
construcción, deconstrucción y reconstrucción del conocimiento aplicado dentro de
la lógica de la realidad social10.
8 Ibíd.
9 Para el ICFES, las competencias son “un conjunto de acciones que el sujeto realiza cuando
interactúa significativamente en un contexto determinado, definición que se resume en un saber hacer en contexto”. ICFES. Nuevo Examen de Estado, Propuesta General. Santafé de Bogotá: ICFES, 1999. 10
PARRA, Edgar et al. Formación en competencias: un desafío para la educación superior. En: PADILLA, José Eduardo. Globalización y Educación Superior: un reto en la formación del docente
Teniendo en cuenta esto, se hace mención a algunos autores que han trabajado
sobre el tipo de competencias que integran el perfil del docente universitario en la
actualidad. Ellos son Edgar Parra, Nestor Penagos y Ruth Zambrano, quienes
basándose en los cuatro pilares de la educación propuestos por la Unesco11,
clasifican las competencias docentes en cuanto al saber-ser, saber-aprender,
saber-hacer docencia y saber-convivir. Además, plantean unas competencias
académicas, unas competencias éticas ciudadanas y finalmente unas
competencias docentes, clasificando estas últimas en competencias pedagógicas,
didácticas, investigativas, y tecnológicas12.
Por otro lado, está Miguel Ángel Zabalza, quien propone nueve competencias que
sirven como elementos de identificación del profesor universitario y que sirven
también de ayuda en la formación de estos docentes. Estas competencias son:
capacidad de planificar el proceso de enseñanza y el de aprendizaje, seleccionar y
presentar los contenidos disciplinares, ofrecer informaciones y explicaciones
comprensibles, alfabetizarse tecnológicamente y el manejo didáctico de las TIC,
gestionar las metodologías de trabajo didáctico y las tareas de aprendizaje,
relacionarse constructivamente con los alumnos, dar tutorías y acompañar a los
estudiantes, reflexionar e investigar sobre la enseñanza, y finalmente, implicarse
institucionalmente.
Partiendo de estas competencias y de acuerdo a las experiencias vividas durante
el periodo universitario y los conocimientos construidos durante esta etapa, me
atrevo a sugerir algunas competencias que podrían caracterizar el perfil del
docente universitario dentro del contexto colombiano. Competencias que buscan
universitario. Serie Itinerario Educativo No. 4. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, 2008. p. 129-181. 11
La Unesco plantea que la educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. DELORS, Jacques. La Educación encierra un tesoro. Informe de la Unesco de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. 12
Ibíd.
mejorar la formación del docente, obtener mejores resultados en los procesos de
formación de los estudiantes en las diferentes profesiones y asumir una mayor
responsabilidad en la calidad de la educación. Estas competencias se clasifican
en tres grandes grupos:
- Personales, sociales e instrumentales
- Cognitivas y metacognitivas
- Pedagógicas y didácticas
Competencias personales, sociales e instrumentales
Estas competencias están directamente relacionadas con la parte psicosocial del
docente, pues se refieren a todas aquellas actitudes y valores individuales que
puede desarrollar el ser humano en el proceso de interacción con el otro y que le
sirven para diseñar, transformar y mejorar su accionar en el medio educativo.
Entre ellas están:
- Autoconocimiento, auto reflexión y autogestión. El profesor necesita
constantemente estar analizándose, conociéndose, preguntándose,
desafiándose a cambiar, a mantener una actitud de aprendizaje, a integrar
experiencias que le permitan favorecer su formación como persona y como
profesional dentro de los distintos contextos en que se desarrolla el proceso
educativo y en todos aquellos de los que él hace parte en la sociedad. Se
trata además de asumir un compromiso permanente con el crecimiento, el
cambio, el desarrollo y el perfeccionamiento de su ser y de su hacer.
- Reconocimiento a la diferencia. El docente necesita asumir y convivir con la
diversidad de los estudiantes universitarios partiendo de una cultura de la
pluralidad y asumiendo la diversidad como un punto de partida y a su vez
como un punto de llegada. Igualmente, precisa reconocer y asumir la
multiculturalidad como un componente diario de trabajo y como un
dispositivo básico para el diseño de los ambientes de aprendizaje.
- Agente de oportunidades y valores. Referida a la capacidad para identificar
crisis y situaciones problemas, para resolverlas y evaluar los resultados con
entusiasmo y positivismo, mirándolas no como obstáculos sino como
alternativas de un nuevo aprendizaje y llevándolas a feliz término por medio
de acciones responsables y éticas.
- Comunicador eficaz y pertinente. Capacidad de hacer un buen uso del
lenguaje, de interrogar en lugar de recitar, de conversar y discutir, de
expresar e intercambiar ideas con claridad y fuerza con las personas que
interactúa en los diferentes ambientes de aprendizaje, de tal manera que
todas y cada una de esas personas comprenda de manera significativa el
mensaje que se comparte.
- Capacidad de trabajo en equipo y creación de redes. El docente necesita
establecer relaciones de compromiso y colaboración y redes de apoyo e
influencia, tanto con sus estudiantes, como con sus colegas. Igualmente, es
necesario que haga uso de la negociación como herramienta de resolución
de conflictos y situaciones difíciles de enfrentar, y como base para la
creación de objetivos comunes y asignaciones en el equipo de trabajo con
sus estudiantes y en el equipo de trabajo interdisciplinar del que haga parte.
- Tutor y acompañante. Esto significa dejar a un lado la función tradicional de
instructor y convertirse en un asesor y orientador de procesos. El profesor
tutor busca continuamente las estrategias, los modelos y los instrumentos
para favorecer el aprendizaje significativo de los estudiantes, partiendo de
sus conocimientos previos, sus necesidades, inquietudes y expectativas, y
convirtiendo a su vez la tutoría, no en una actividad complementaria, sino
en una herramienta de apoyo fundamental y de retroalimentación durante
todo el proceso académico y formativo.
- Líder y con sentido de pertenencia. Referida a la capacidad de tener y
comunicar una visión estratégica, inspirando y motivando a otros a actuar y
a alinearse en una misma dirección13, detectando y solucionando
problemas en la escuela o facultad, participando en los procesos de mejora
continua de la universidad, elaborando proyectos de transformación y
renovación, y asumiendo la docencia como algo propio e intrínseco en su
vida.
Competencias cognitivas y metacognitivas
Estas competencias hacen referencia a todas las habilidades que puede
desarrollar el docente en su proceso de formación académica y en su quehacer
cotidiano, y están relacionadas directamente con los conocimientos propios de la
profesión y con sus procesos de aprendizaje. Éstas son:
- Conocimiento de su materia. El docente debe tener conocimientos sólidos
del saber disciplinar propio de la profesión, tener un buen bagaje previo,
permanecer actualizado, tanto en la materia, como en las innovaciones que
se dan en la sociedad y se relacionan directamente con su área de trabajo;
además debe tener experiencia y reflexionar sobre ella y sobre los procesos
y métodos que le permiten construir nuevos saberes. Al mismo tiempo, es
de vital importancia que sepa seleccionar y presentar los contenidos
disciplinares, es decir, que sepan escoger los contenidos esenciales,
necesarios y recomendables para la clase y para el grupo.
- Autorregulación de su propio aprendizaje. Es importante que el docente
tome conciencia de su propia manera de aprender, que reconozca los
objetivos de sus procesos cognitivos, que planifique estrategias para
utilizarlas en diferentes situaciones, que las aplique, que controle el proceso
13
PARRA, Edgar et al. Formación en competencias: un desafío para la educación superior. En: PADILLA, José Eduardo. Globalización y Educación Superior: un reto en la formación del docente universitario. Serie Itinerario Educativo No. 4. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, 2008. p. 129-181.
y lo evalúe para detectar posibles fallas. Solo en la medida en que el
docente asuma su papel autorregulador en su propio proceso, podrá
comprender el proceso de formación de sus alumnos y llevarlos hacia la
toma de conciencia de sus diversas maneras de aprender.
- Creatividad, crítica y análisis. El docente debe buscar el conocimiento y
sistematizar los saberes, asumir posiciones criticas frente al mundo y frente
al mismo conocimiento, analizar los problemas de manera integral, buscar
estrategias para mejorar su proceso de aprendizaje y asumir una visión
universal que le permita proyectarse en las relaciones con el otro y con la
sociedad.
- Conocimiento de una lengua extranjera. Dominar una lengua extranjera le
permite desarrollar una competencia, no solo para expresarse y
comunicarse, sino también para el contacto con otras culturas, para la
apertura a la diversidad, para el conocimiento de otras realidades y para
forjar su propia identidad.
Competencias pedagógicas y didácticas
Son aquellas relacionadas con los saberes necesarios para el ejercicio de la
docencia, con los conocimientos que le permitan interactuar, social y culturalmente
en las comunidades educativas y científicas, enseñando, aprendiendo e
investigando. Estas competencias son las que llevan al docente a aprender a
enseñar y a aprender a aprender. Un maestro tiene que desarrollar destrezas
metodológicas que le permitan compartir sus conocimientos de manera eficaz y
pertinente, y para esto necesita comprender la forma en que los estudiantes van a
acceder y a aprehender el conocimiento. Para lograr este objetivo, el maestro
debe ser:
- Planificador del proceso de enseñanza y aprendizaje. El docente necesita
conocer cómo diseñar sus programas, qué temas elegir, cómo identificar las
expectativas de los alumnos y a partir de ellas organizar el programa de un
determinado curso buscando que sea efectivo para los estudiantes.
- Innovador. Se refiere a la motivación hacia nuevas alternativas de mejora,
tanto en su saber disciplinar, como en lo pedagógico, para así identificar
problemáticas en la docencia y hacer que ésta evolucione y se transforme.
- Creador de situaciones y ambientes de aprendizaje. El docente puede y
tiene que hacer que los estudiantes, en el proceso de formación, enfrenten
situaciones problema, situaciones que los confronten con su saber
disciplinar y con sus actitudes y valores, para que así aprendan a tomar
conciencia de sus necesidades y logren construir saberes a partir de esas
situaciones. Es necesario que el docente conecte el proceso de formación
disciplinar con la realidad que envuelve a los aprendices, al ambiente de
aprendizaje y al contexto social en que se encuentren.
- Estratega metodológico. Esta competencia hace referencia a la creación
consciente de diversos caminos para alcanzar un objetivo en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Todo docente universitario debe saber manejar
diversos caminos o estrategias didácticas que le permitan enseñar con
eficacia y le posibiliten al alumno el aprendizaje del saber disciplinar con
una mejor disposición, asegurando así mayores y mejores resultados.
Igualmente, el docente necesita estrategias de selección de los recursos y
materiales, no solo debe buscar maneras de enseñar sino también con qué
enseñar.
- Conocedor de los enfoques pedagógicos. Es de vital importancia para el
docente tener conocimientos básicos de las teorías y los enfoques
pedagógicos, tanto de los históricos, como de aquellos que son
contemporáneos, interactivos y multidireccionales, puesto que estos le
permitirán reconocer y asumir ciertas características en el proceso de
formación, características tales como la racionalidad, la flexibilidad, la
pertinencia, la integralidad, el diálogo y la autorregulación14. Estos
conocimientos pedagógicos y las características mencionadas, le ayudarán
al docente a organizar y desarrollar mejor su práctica en los diferentes
ambientes de aprendizaje. Es importante recordar que son una base, no
una camisa de fuerza para la enseñanza y el aprendizaje.
- Aprendiz continuo y crítico. Es importante que el docente universitario, al
asumir su formación pedagógica, asuma también la importancia de estar
actualizado, de renovarse, puesto que los tiempos cambian junto con las
culturas, con las tecnologías y con los alumnos. Además, el docente
universitario necesita asumir una postura crítica y comprometida con el
debate sobre la educación, a nivel local y nacional, una postura que aporte
al desarrollo y mejoramiento de los currículos, de la gestión del sistema
educativo y del lugar que ocupan las personas que acceden a él.
Aún es posible plantear otras competencias docentes, pero se hace necesario
delimitarlas para poder empezar a crear el perfil adecuado y pertinente para cada
sociedad, porque cada sociedad vive y experimenta realidades distintas. Es
cierto que se está tomando como base un modelo europeo de docente, pero
también es cierto que estas bases son necesarias para empezar a generar
cambios en la universidad como institución y en los docentes y estudiantes,
teniendo en cuenta la sociedad emergente y globalizante en la que estamos
inmersos. Además, no se trata de copiar modelos, sino de tomar aquello que sea
pertinente para nuestra sociedad y a partir de allí, establecer el perfil adecuado
para nuestras universidades y para que lo que nuestra realidad exige.
La Ley 30 de la Educación Superior en Colombia, en su capítulo II, compromete a
las instituciones de educación superior no sólo con la creación y transmisión del
conocimiento en todas sus formas y campos, sino también con la prestación de un
14
FLÓREZ, Rafael. Factores asociados a la calidad de la docencia universitaria. Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior ICFES, Serie Calidad de la Educación Superior No. 6. Bogotá, Colombia: 2002.
servicio de docencia con calidad. Es cierto que hablar de calidad docente es
hablar de un asunto muy complejo, pero también es cierto que es necesario
reflexionar al respecto y por esto se plantearon las competencias, para mostrar
que un docente competente es un docente con calidad.
Para empezar a desarrollar estas competencias es necesario que se venzan
muchos obstáculos, tanto en los profesores como en las instituciones y en la
misma sociedad colombiana, obstáculos como la falta de una cultura de formación
y mejora de la docencia, la poca valoración que se le da a la función docente -no
solo a la universitaria, la escasa formación que ofrecen las universidades a los
profesionales que no son docentes y ejercen como tal, e incluso la inexistencia de
servicios de ayuda y asesoramiento pedagógico. Es necesario entonces crear un
marco que regule la labor docente universitaria, en donde la formación
psicopedagógica del profesorado tenga un posición relevante, y en el que se
propicie un cambio actitudinal del docente, que lo lleve a sentir la necesidad de
una continua mejora de la labor en su desarrollo profesional.
Así como se forma por competencias a los estudiantes, también es necesario
formar por competencias a los profesores, creando a la vez sensibilidad ante la
calidad de la enseñanza, llevando a las instituciones de educación superior a la
continua formación pedagógica de sus profesionales y a favorecer la docencia de
la misma manera que se favorece la investigación.
Al final, la pregunta que surge es ¿cuál es la formación requerida para los
docentes universitarios? Y esta una pregunta reguladora porque en torno a ella
gira la necesidad de replantear el concepto de la función docente y cómo debería
ser la formación del profesor universitario de calidad. Si bien es cierto que la
elaboración de un perfil de competencias contribuye a la mejora de la
profesionalización docente, también es cierto que no es el único camino. Una
reflexión profunda y sistematizada sobre la labor docente universitaria es la base
de todo proceso de ajuste, renovación ó transformación del sistema educativo y de
los procesos de formación profesional. Y es indispensable que esta reflexión se
lleve a cabo por los docentes en ejercicio para que sean ellos mismos quienes
identifiquen sus necesidades y propongan un programa de formación que cumpla
con una característica propia de toda acción formativa, como es la pertinencia, ya
que un programa es pertinente si responde a las necesidades y realidades
existentes.
Solo en la medida en que se tengan en cuenta las necesidades de los profesores
se puede mejorar la calidad de la educación universitaria y, a la vez, diseñar una
formación didáctica del docente universitario. Y finalmente, solo en la medida en
que los docentes asuman la premisa de que si se atreven a enseñar deben
aprender a hacerlo, se podrá hacer de la docencia universitaria una labor
comprometida y responsable con el ser humano y con la sociedad.
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