periodico san juan de avila

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SUMARIO 4 8 11 ¿Qué es ser un Doctor de la Iglesia? Lugares avilistas 11 Obras completas de san Juan de Ávila 7 de octubre de 2012 www.sanjuandeavila.conferenciaepiscopal.es Doctor para la nueva evangelización Messor eram (fui segador). El epita- fio que aparece en su sepulcro nos permite intuir quién fue san Juan de Ávila: porque la mies es abundante y los obreros pocos, dice el Evangelio (Lc 10, 1-20). A este Santo Maestro, Benedicto XVI lo proclamará Doctor de la Iglesia Universal el próximo 7 de octubre. Espigamos aquí los rasgos fundamentales de su vida, su obra y su doctrina, en unas páginas sugeren- tes que invitan a seguir conociendo al Maestro Ávila: un doctor para la nue- va evangelización; un hombre del siglo XVI que tiene mucho que decirnos a quienes peregrinamos en el siglo XXI, porque pasan los tiempos pero los verdaderos creyentes como él son siempre contemporáneos.

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SUMARIO

4 8 11¿Qué es ser un Doctor de la Iglesia? Lugares avilistas

11 Obras completas de san Juan de Ávila

7 de octubre de 2012

www.sanjuandeavila.conferenciaepiscopal.es

Doctor para la nueva evangelizaciónMessor eram (fui segador). El epita-fio que aparece en su sepulcro nos permite intuir quién fue san Juan de Ávila: porque la mies es abundante y los obreros pocos, dice el Evangelio (Lc 10, 1-20). A este Santo Maestro, Benedicto XVI lo proclamará Doctor de la Iglesia Universal el próximo 7 de octubre. Espigamos aquí los rasgos fundamentales de su vida, su obra y su doctrina, en unas páginas sugeren-tes que invitan a seguir conociendo al Maestro Ávila: un doctor para la nue-va evangelización; un hombre del siglo XVI que tiene mucho que decirnos a quienes peregrinamos en el siglo XXI, porque pasan los tiempos pero los verdaderos creyentes como él son siempre contemporáneos.

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DirecciónIsidro CatelaMª Encarnación González RedacciónInmaculada FloridoÁlvaro de JuanaCristina del OlmoSara de la Torre Diseño y maquetaciónManuel Requero EdiciónEDICE (Editorial de la Conferencia Episcopal Española)Añastro, 1, 28033 MadridTel.: [email protected]

En noviembre de 2010, el Papa Benedicto XVI, en el avión que le traía a Santiago de Compostela, nos recordó que “España ha sido siempre un país«originario» de la fe; pensemos que el renacimiento del catolicismo en la época moderna ocurrió sobre todo gracias a España y a figuras como la de San Juan de Ávila”. Ahora, coincidiendo con el Sínodo sobre nueva

evangelización, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y en el pórtico del Año de la Fe, la declaración del santo Maestro como Doctor Universal de la Iglesia es una ocasión privilegiada para conocer a fondo a este gran predicador que siempre ponía en el centro de su mensaje a Cristo crucificado y que buscaba con sus palabras, sencillas y profun-das, tocar el corazón y mover a la conversión a quien estaba escuchan-do. San Juan de Ávila supo “y sabe” suscitar el entusiasmo por el Evange-lio y la búsqueda de la vida santa. Lo que en su día fue auténtico y sirvió fecundamente para una época con-creta, se hace patrimonio común que sobrepasa los tiempos y fronteras. En nuestros días, y sumidos en una crisis de hondas raíces morales, su fi-gura irrumpe serena y ardiente, de la misma manera y con la misma fuerza con la que lo hizo en su tiempo: pro-clamando el evangelio de Jesús, Dios humanado. Si la nueva evangelización pretende reanimar la vida cristiana de creyen-tes y alejados de la fe, y difundir a todas las gentes la Buena Noticia, Juan de Ávila no fue ajeno, en su tiempo, a este mismo propósito. En un con-texto tan complejo y plural como el suyo, de no siempre fácil convivencia entre religiones y culturas y de extensas áreas descristianizadas después de siglos de dominación musulmana, contó también, de algún modo, con su “atrio de los gentiles”. Vivamos hoy, en medio de la alegría por su docto-rado, volviendo la mirada hacia él y dando testimonio para que, como él mismo decía, “sepan todos que nuestro Dios es amor”.

Sepan todos que nuestro Dios es amor

Es una ocasión privile-giada para conocer a fondo a este gran pre-dicador que siempre ponía en el centro de su mensaje a Cristo

San Juan de Ávila supo “y sabe” suscitar el en-tusiasmo por el Evan-gelio y la búsqueda de la vida santa

Editorial Una vida apasionante

Nace en Almodóvar del CampoEl 6 de enero, no se sabe con exactitud si fue en 1499 o en 1500. Vino al mundo en una fa-milia cristiana de buena posición económica. Fue hijo único.

Universitario En 1513 se traslada a Salamanca para estudiar Leyes en la univer-sidad hasta que en 1517 abando-na los estudios para regresar a casa de sus padres, donde hace vida retirada y de oración duran-te tres años. Pasado este tiempo, se establece en Alcalá, en cuya Universidad estudia Artes y Teo-logía, esto último con el fin de recibir la ordenación sacerdotal. En este tiempo mueren sus pa-dres.

SacerdoteEn 1526 recibe la ordenación sa-cerdotal y lo celebra invitando a comer a doce pobres. Vende sus bienes y los distribuye entre los más necesitados.

PredicadorSu primer sermón lo predicó en Sevilla, en la colegiata El Salva-dor ante el arzobispo D. Alonso Manrique y varias autoridades locales. El arzobispo, entusias-mado por su actividad evangeli-zadora le propone que ejerza su ministerio en Andalucía. Com-pleta sus estudios de Teología en el Colegio Santo Tomás, donde posiblemente recibió el título de “Maestro”.

Encarcelado y absueltoFue denunciado a la Inquisición de Sevilla en 1931 con la falsa acusación de haber sustentado proposiciones sospechosas en sus predicaciones. Como conse-

cuencia, fue recluido en la cárcel donde se dedicó a orar y a escri-bir la primera versión de su im-portante obra Audi, filia. Final-mente, en 1533, los inquisidores emiten su voto con sentencia ab-solutoria y predica ante ellos en la Colegiata.

Amigo de tantosEntre sus mejores amigos, se encuentran Santa Teresa de Je-sús, San Ignacio de Loyola, Fray Luis de Granada y Juan Ciudad (San Juan de Dios), vendedor de libros y aventurero portugués, al que convierte. San Francisco de Borja (Marqués de Lombay) también obtiene ayuda de San Juan de Ávila durante su con-versión.

FundadorFunda varios colegios menores y mayores para la formación de niños y jóvenes, en especial los que se preparaban para el sacerdocio. Funda también un colegio en Baeza que llegaría a convertirse en una floreciente universidad. Su gran obra inte-lectual, los Estudios de Baeza, son aprobados por la Santa Sede. La Teología ocupará el más alto

lugar atrayendo el mayor núme-ro de alumnos.

Influyente en el concilioNo puede acudir al Concilio de Trento como acompañante del Arzobispo de Granada a causa de sus enfermedades, pero escri-be dos importantes Memoriales que influyen en los documentos conciliares.

Autor Además del Audi, Filia son fa-mosos, entre otros, los Memo-riales para el Concilio de Trento, el Tratado del amor de Dios, sus Sermones, Pláticas, y un rico y variado Epistolario.

Fama de santidad Muere en Montilla, con gran fama de santidad, sosteniendo entre sus manos un Crucifijo. El día anterior recibió el Viático y la Extremaun-ción. Fue beatificado por el Papa León XIII en 1984. Pío XII, en 1946, le declara Patrono del Clero Secular de España. En 1970, Pablo VI lo canoniza y en agosto de 2011 Benedicto XVI anuncia que será declarado Doctor de la Iglesia.

Muchos desean acercarse más a San Juan de Ávila, uno de los santos más prolíficos. Presentamos aquí un recorrido por su biografía, con diez paradas en el camino para conocer más y mejor su apasionante vida.

FrasesMás fruto se

saca de exami-nar cada uno su conciencia, que

de querer re-mediar la ajena.

El sacerdocio es el amor del Co-

razón de Jesús

Vuélvete como un pedazo de arcilla y dile al Señor: “Yo soy

el barro, y tú, Señor, el alfare-

ro. Haz de mí lo que quieras

Saca tu corazón del mundo antes

de que Dios se lleve tu cuerpo.

Más quisiera estar sin pellejo

que sin devo-ción a la Virgen.

Tu vida consiste en acercarte cada

vez más a Dios. Para esto debes

de tratar de des-prenderte de las

cosas visibles, por-que recuerda que en corto tiempo

se te quitarán

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¿Qué significa ser Doctor de la Iglesia?

El punto decisivo para que un santo sea proclamado Doctor de la Iglesia es que su doctrina haya sido declarada eminente, que haya gozado de un particular ca-risma de sabiduría, dado por el Espíritu Santo para el bien de la Iglesia, comprobado y ratifica-do por la influencia benéfica en el pueblo de Dios. Un Maestro, un Doctor de la Iglesia es, pues, quien ha estudiado y contem-plado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y es capaz de exponerlos a los fieles de modo que les sirvan de guía en su formación y en su vida espiritual.

En san Juan de Ávila se dan de forma preclara estas característi-cas. En sus discípulos dejó una profunda huella por su amor al sacerdocio y su entrega total y desinteresada al servicio de la Iglesia. Centrado en lo que él llamaba “el beneficio de Cris-to”, podemos calificarlo como el Doctor del amor de Dios a los hombre en Cristo Jesús; el maes-tro y el místico del beneficio de la redención.

Fue Maestro y testigo de vida cristiana, contemporáneo de un buen número de santos que en-contraron en él amistad, consejo y acompañamiento espiritual, como, por ejemplo, san Ignacio de Loyola, san Juan de Dios, san Francisco de Borja, san Juan de Ribera, san Juan de la Cruz, san Pedro de Alcántara, santo Tomás de Villanueva o la misma santa Teresa de Jesús.

Conscientes de la calidad de su enseñanza y del vigor de su testi-monio, a partir de 1970, fecha en la que fue canonizado, comenzó a plantearse la posibilidad del doctorado, que la Conferencia Episcopal solicitó formalmente en 1990. A esta primera súplica

siguieron las de 1995 y 1999, ya en el entorno del V centenario de su nacimiento.

Actualizados mientras tanto los criterios para afirmar la eminens doctrina que se requiere a los candidatos al título de Doctor y estudiadas sus obras, en 2002 fueron reconocidos esos méri-tos al Maestro Ávila. Concluidos después los demás trabajos re-queridos, el 12 de marzo 2010 se presentó al papa Benedicto XVI la definitiva súplica del doctora-do y el 10 de abril quedó entre-gada en la Congregación de las Causas de los Santos la corres-pondiente Ponencia (Positio). El 18 de diciembre del mismo año 2010 fue estudiada esta Po-nencia por el Congreso Peculiar de los Consultores Teólogos de dicha Congregación, emitiendo un voto unánimemente afirma-tivo a favor del doctorado. Con-firmaron este voto, también de modo unánime, los cardenales y obispos miembros de la Con-gregación reunidos en Sesión Plenaria el

3 de mayo de 2011. Benedicto XVI anunció su doctorado en la Catedral de la Almudena, de Madrid, al finalizar la Eucaristía con los seminaristas, en el con-texto de la Jornada Mundial de la Juventud 2011.

San Juan de Ávila será el cuarto doctor de la Iglesia español. Ya lo son: san Isidoro de Sevilla, san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. El 7 de octubre, junto al Maestro Ávila, Benedicto XVI, proclamará Doctora de la Iglesia universal a la monja benedicti-na, de origen alemán, Hildegar-da de Bingen. Con ellos dos, el número total de doctores de la

Iglesia será de 35.

Doctor de la Iglesia Universal es el título que el Papa otorga oficialmente a algunos santos para proponerlos a los fieles de todos los tiempos como eminentes maestros de la fe.

San Isidoro de Sevilla San Juan de la Cruz Santa Teresa de Jesús

Santa Hildegarda, proclamada doctora junto a San Juan de Ávila

Nació en Cartagena (Murcia) en el año 560. Llegó a ser uno de los hombres mas sabios de su época, al mismo tiempo era un hom-bre de profunda humildad y caridad. Fue un escritor muy leído y fecundo. La principal contribución de San Isidoro a la cultura fue-ron sus Etimologías u Orígenes. Entre sus primeras obras se encuentra un diccionario de sinónimos, un tratado de as-tronomía y geografía, un resumen de la his-toria desde la creación, biografías de hom-bres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos, eclesiásticos e históricos. Entre sus discípulos está San Ildefonso de Tole-do.

Su episcopado duró treinta y siete años, bajo seis reyes, completó la obra comenza-da por San Leandro, que fue de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo. San Isidoro completó el misal y el breviario mozárabes que San Leandro había empeza-do a adaptar de la antigua liturgia española. Su principal preocupación como obispo fue su dedicación al clero español. Fundó un colegio eclesiástico, prototipo de los futuros seminarios, dedicándose personalmente a la instrucción de los candidatos al sacerdocio.San Isidoro presidió el segundo Concilio de Sevilla en 619, y el cuarto Concilio de To-ledo, en 633. Muchos de los decretos del Concilio fueron obra de San Isidoro, espe-cialmente el decreto por el que se establecía un seminario en todas las diócesis. Murió en el año 636. El año 1063 fue tras-ladado su cuerpo a León donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre. La Santa Sede lo declaró Doctor de la Iglesia en 1722.

Juan de Yepes nació en Fontiveros (Avila) en 1542. De orígenes muy humildes. Es Hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez. Después de la muerte de su padre, la familia se traslada a Medina del Campo (Valladolid) y allí reside du-rante 13 años, donde realizó su profesión religio-sa el 1564 en Medina del Campo.

Desde 1564 realiza sus estudios filosófico-teo-lógicos en Salamanca. En 1567 es ordenado sa-cerdote y se traslada a Medina del Campo. Allí se encuentra con Santa Teresa que tenía entonces 52 años y ya había fundado conventos.

Desde entonces los dos grandes autores místi-cos de la Cristiandad caminan juntos en la histo-ria del Carmelo y de la espirituali-dad cristiana. Juan de la Cruz comienza en noviembre de 1568 el nuevo ideal del Carmelo. Así, organiza el noviciado de Pastrana, es Rector de Alcalá de Hena-res, el primer colegio de la Re-forma; el 1572 va de confesor a Ávila al monaste-rio de la Encarnación, llamado expresamente por Santa Teresa.

Tuvo cargos de gobierno en las casas y en la Pro-vincia religiosa. Estuvo prisionero cerca de nue-ve meses en la cárcel conventual de Toledo. El 2 de diciembre de 1577 llega secuestrado a Toledo y, finalmente el 17 de agosto de 1578, huye de la cárcel; se traslada a Andalucía, donde ocupa di-versos cargos. Murió en Übeda en diciembre de 1591. Tenía 49 años. En 1593 trasladan su cuerpo a Segovia, donde hoy se encuentra.

En 1618 sale a la luz la Primera edición de sus escritos en Alcalá de Henares. Entre sus escritos principales se encuentran: La Subida del Monte Carmelo y la Noche oscura, Cántico Espiritual o la Llama de amor viva.

El 25 de enero de 1675 fue beatificado por Cle-mente X y el 27 de diciembre de 1726 era canoni-zado por Benedicto XIII. Pío XI le declaró doctor de la Iglesia universal el 24 de agosto de 1926.

Nace en Ávila el 28 de Marzo de 1515, en la casa señorial de Don Alonso Sánchez de Cepeda y Doña Beatriz Dávila de Ahumada. Desde muy pe-queña manifestó interés por las vidas de los santos. Ingresó en el convento de la Encarnación (Ávila) en 1535.

En 1554, cuando tenía 39 años y llevaba 19 como religiosa, su oración se llena de visiones y experien-cias místicas, aunque nunca su oración la aparta del mundo terrenal.

Inicia la reforma del Carmelo y funda el monas-terio de San José de Ávila, el primero, en 1562. Con este, llegó a fundar en total 17 conventos: Me-dina del Campo (1567), Malagón (1568), Vallado-lid (1568), Toledo (1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571), Sego-via (1574), Beas de Segura (1575), Sevilla (1575), Cara-vaca de la Cruz (1576), Villa-nueva de la Jara (1580), Palen-cia (1580), Soria (1581), Granada (1582) y Burgos (1582), en el año de su muerte.

La fundación de Granada la hizo Ana de Jesús, aunque en vida de la Santa, por lo que no siempre aparece en las enumeraciones. A estos conventos hay que sumar el primero del Carmelo masculi-no que funda con San Juan de la Cruz en Duruelo (1567). Santa Teresa conoció a San Juan de la Cruz en Medina del Campo contando ella 52 años y él 24, y le convenció para unirse a la reforma, olvidan-do sus planes de retirarse a la cartuja de El Paular.

Santa Teresa muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber logrado fundar en Madrid (a pesar de su deseo y con dudas sobre si sus mo-nasterios se podrían mantener con el espíritu que ella infundió.

Fue beatificada por Pablo V en 1614, canoniza-da por Gregorio XV en 1622, y nombrada docto-ra de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. La primera mujer de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras son Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita del Niño Jesús.

Nació en 1098 en Bermesheim, en Renania (Alemania). Enviada por sus padres a la vida religiosa desde que tenía ocho años, se hizo benedictina en el monasterio de san Disibodo. Fue priora de la comunidad femenina y, dado el número siempre creciente de aspirantes que llamaban a las puertas de su convento, decidió separarse del complejo monástico masculino tras-ladando su comunidad de Religiosas a Bingen, donde transcurrió el resto de su vida.

Desde joven había recibido visiones místicas. Pidió consejo a su confesor san Bernardo de Claraval. En 1147 obtuvo la aprobación del Papa Eu-genio III que, mientras presidía un sínodo en Tréveris, leyó un texto de Hildegarda. El Pontífice la autorizó a escribir sus visiones y a hablar en público. Su fama de santidad se di-fundió pronto.

En su obra Scivias (“Conoce los ca-minos”) resume en treinta y cinco vi-siones los eventos de la historia de la salvación, desde la creación del mun-do hasta el fin de los tiempos.

La historia de Hildegarda atestigua la vivacidad cultural de los monaste-

rios femeninos de la época. Era mon-ja, teóloga, cosmóloga, botánica, mú-sica: es considerada la primera mujer compositora de la historia cristiana. Es también patrona de los estudio-sos del esperanto, en cuanto autora de una de las primeras lenguas arti-ficiales, la lengua ignota, un idioma secreto que utilizaba para fines místi-cos y estaba compuesta por 23 letras. Murió en 1179 a los 81 años.

Aunque los Papas habían permiti-do su culto en Alemania -el último en expresarse en este sentido fue Pío XII- no había sido canonizada. Aho-ra lo será y también entrará a formar parte de los Doctores de la Iglesia.

Doctor de la Iglesia es quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios de la fe

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San Juan de Ávila en imágenes

Detalle mural. Obra de López de Villaseñor.1960.Diputación Provincial de Ciudad Real.

Logo Doctorado

Tondo. Obra de Ramiro Megías. galeria de la anti-gua Univ de Baeza.2009.

Relicario. Montilla.Escultura de Joaquín García Donaire. Ciudad Real.

San Juan de Ávila Exterior catedral de la Almudena. Madrid.

Palmero. Salón de Plenos del Ayto Almodovar del Campo.

Paraninfo de la Universidad de Baeza. 1732.

Sacristía parroquia de Villarrubia CR .

San Juan de ávila, Maestro de espirituali-dad. Tapiz cordobán de la canonización. Lapayese e hijos. 1970.Mutual del clero.

Juan de Ávila Apostol y Maestro. IV centenario muerte. Juan Antonio Mortales, 1961.

Tondo San Juan de Avila Doctor. Almodovar. Carlos

Guerra del Moral, 2012.Grabado de Juan Antonio Salvador Carmona sobre un dibujo de José Maea, 1792.Muñoz Barberán, 1959. Semin Murcia.

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1520-1526. Alcalá. Alumno destacado de la Universidad Com-plutense, donde estudia Artes y Teología con el propósito de ser sacerdote.

Écija, Sevilla. Predica en las iglesias y en las plazas públicas. Alcanza gran popularidad. Se le une buen número de clérigos a los que comien-za a formar.

Córdoba. En torno al año 1535, se incardi-na en la diócesis.Conoce a fray Luis de Granada, OP, e inician una profunda y duradera amistad.En 1553, funda el Estudio General de Córdoba.

Nace en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, el 6 de enero de 1499 ó 1500. Es el hijo único de Alonso de Ávila y Catalina Gijón.En 1526, festeja su Or-denación de presbítero dando de comer a doce pobres y sirviéndoles él mismo la mesa.

Llega a Sevilla en 1526 con intención de embarcarse hacia México. Mientras, realiza una intensa actividad evangelizadora. El arzobispo, le propone que ejerza su ministerio en Andalu-cía; reconoce ahí la voluntad de Dios, y se queda.1531-1533. Denunciado a la Inquisición y encarcelado hasta que se emite sentencia abso-lutoria. Comienza la redacción del Audi, filia.

1513 -1517. Universitario en Salamanca. Durante cuatro años estudia Leyes.Experimenta una particu-lar llamada de Dios que le hace dejar todo y dedicar-se a la oración.

Zafra, Badajoz. Se dedica a la pre-dicación en Cuaresma y Adviento, enseñanza de la doctrina y dirección espiritual. Importante labor de formación de reli-giosas, entre ellas las del monasterio de Santa Catalina (Lecciones de 1ª Juan).

Baeza, Jaén. Se ocupa de asegurar una sólida formación humana, espiritual, inte-lectual y pastoral para el clero. Organiza un Colegio Menor y, posteriormente, un Colegio Mayor con facultad de confe-rir grados en las Facultades de Artes y Sagrada Teología. Los primeros grados de la Universidad de Baeza se conceden en 1549.

Granada. En 1537, Juan Ciudad –san Juan de Dios-; en 1539, el Marqués de Lombay –san Francisco de Borja-, entre otros, cambian radicalmente de vida tras escuchar la predicación del Maestro Ávila.

El arzobispo, quiere llevarlo como teólogo al concilio de Trento. Por falta de salud no le acompaña pero escribe para él dos Memoriales de reforma (1551 y 1561) muy considerados en el Concilio.

Montilla, Córdoba. Quebrantada su salud se retira y vive austeramente. Dedicado a la oración, el estudio, la predicación y el acompañamiento espiritual, mantiene abundante correspondencia epistolar, no descuida los Colegios, los Estudios Generales ni la Universidad, y escribe.Muere al amanecer del 10 de mayo de 1569. Sus restos mortales se conservan en la Basílica San Juan de Ávila.

Almodóvar

Salamanca

Zafra

Ecija

Sevilla

Córdoba

Montilla

Granada

Baeza

Alcalá de henares

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Audi, filiaAUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 384PRECIO: 16,83€ (sin IVA)

Edición prepa-rada por Teodoro H. Martín y Francisco Martín Hernández.

Es una de las obras más conocidas de San Juan de Ávila. Comenzó a escribirla en Sevilla, durante los dos años que estuvo recluído en las cárceles inquisitoriales, falsamente acusado de sostener doctrinas sospechosas. Una vez absuelto y dedicado a la predicación, continuó perfilando esta obra, cuya edición definitivo vio la luz después de su muerte.

I: Audi, filia. Pláticas. Trata-dos AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 1.088PRECIO: 31,25€ (sin IVA)

Este primer volumen comprende: intro-ducciones, fuentes y bibliografía general; biografía de San Juan de Ávila; intro-ducción y texto de las dos versiones de Audi filia, Pláticas espirituales, el Tratado sobre el sacerdocio y el Tratado del Amor de Dios. Todos los escritors van precedidos de sus correspondientes in-troducciones. La “Bibliografía avilista” y la “Vida” del Maestro han sido actualizadas.

San Juan de Ávila, Obras completas, nueva edición crítica, BAC 2000-2003. Introducciones, edición y notas de Francisco Martín Hernández y Luis Sala Balust.

San Juan de Ávila en su epistolario. Selección de textos AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 320PRECIO: 20,19€ (sin IVA)

La obra epistolar es, junto con el Audi, filia, el texto más conocido de San Juan de Ávila, uno de los máximos maestros de la espiritualidad en el siglo XVI. Este libro ofrece una cuidada selección de sus cartas, ordenada temáticamente, lo que lo convierte en una excelente colección de pensamientos del Maestro Ávila.

III: Sermones AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 1.152PRECIO: 33,65€ (sin IVA)

Este tercer volumen recoge su largo y extenso «Ser-monario», que comprende un total de ochenta y dos sermones. Precede una Introducción, donde se da cuenta de las ediciones que de él se habían hecho anteriormente, así como de los manuscritos utilizados para la presente edición. Dividimos los sermones entre los pertenecientes al ciclo temporal y al ciclo santoral.

II: Comentarios bíblicos. Tratados de reforma. Tratados menores. Escritos menores

AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 1.096PRECIO: 29,81€ (sin IVA)

En este segundo volumen se recogen los tratados o comentarios bíblicos a Gálatas y I Juan; los llamados “Tratados de reforma” y otros tratados menores. Se continúa con los conocidos como “Escritos menores”, que bajo el título general de “Reglas de espíritu” comprenden una serie de reglas, avisos, documentos y consideraciones. En “Miscelánea breve” se recogen otros pequeños escritos, orginales también del santo. Se incluye la traducción castellana completa de “Imitación de Cristo”. El volumen concluye con un “Apéndice” formado por siete escritos que algún autor ha atribuido a San Juan de Ávila.

IV: Epistolario AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 880PRECIO: 28,85€ (sin IVA)

Con este volumen culmina la nueva edición de las obras completas de San Juan de Ávila, cuyo contenido com-prende toda la extensa producción de cartas hasta ahora conocidas. En nuestro caso, se han recogido 263 cartas. La obra epistolar es, junto con el Audi, filia, el texto más conocido del santo, tanto en España como en el extranjero, a juzgar por sus múltiples y constantes reimpresiones.

Escritos sacerdotales

AUTOR: San Juan de ÁvilaPÁGINAS: 480PRECIO: 19,23 € (sin IVA)

Edición preparada por Juan Esquer-da Bifet. Presentación de Jorge Juan Fernández Sangrador.

San Juan de Ávila (1499-1569) fue sacerdote del posconcilio. Su influencia se dejó sentir en grandes personajes, como Juan de Dios, Francisco de Borja, Pedro de Alcántara, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de Ribera, Tomás de Villanueva, Carlos Borromeo y Luis de Granada. Patrono del clero secular español, este sacerdote ejemplar, a quien Teresa de Jesús calificó como «columna de la Iglesia», continúa siendo en la actualidad modelo de atención y dedicación editorial. Prueba de ello es este selecto volumen, que ofrece un compendio de su doctrina sobre el ejercicio del ministerio sacerdotal.

Proceso de beatificación del Maestro Juan de Ávila AUTOR: Martínez Gil, José LuisPÁGINAS: 984PRECIO: 31,73€ (sin IVA)

Edición preparada por José Luis Martínez Gil. Estudio introductorio de Manuel Gómez Ríos.

Al conjunto de las Obras com-pletas de San Juan de Ávila, se une la publicación del primer proceso de beatifación de este gran pastor y maestro de espiritualidad. Su elaboración fue muy compleja y prolongada en el tiempo; sin embargo, siempre existió el convencimiento de su auténtica santidad y fue reconocido como Maestro. Sus contemporáneos vincularon siem-pre su santidad y su magisterio. El Proceso que presentamos es la demostración convincente.

San Ignacio de LoyolaEl epistolario entre Ignacio de Lo-yola y san Juan de Ávila refleja una gran veneración mutua. San Igna-cio deseaba que el Maestro hubie-ra entrado en la compañía e Jesús: “Quisiera el santo maestro Ávila venirse con nosotros, que a hom-bros le trujéramos, como el Arca del Testamento, por ser el Archivo de la Sagrada Escritura que si esta se perdiere, él solo la restituiría a la Iglesia”.

Santa Teresa de Jesús Tuvieron también un intercam-bio epistolar de suma importan-cia para la mística española. A la muerte del Maestro, exclamó la santa: “ Lo que me da pena es que pierde la Iglesia de Dios una gran columna y muchas almas un gran-de amparo, que tenían en él , que la mía, aún con estar tan lejos, le tenía por esta causa obligación”.

San Antonio María Claret,Le consideraba un modelo de celo apostólico: “Juan de Ávila ni de día ni de noche pensaba en otra cosa que en extender la gloria de dios con la reformación de las costumbes y la conversión de los pecadores”..

El siervo de Dios Ángel Herrera Oria, Fundador de la Asociación Cató-lica de Propagandistas, en su alo-cución de entrada como Obispo de Málaga, citó la doctrina y el ejem-plo del Beato Ávila, elogiándolo como “hombre singular”…”el pri-mero de los grandes reformado-res, cuyas normas son hoy de viva actualidad y merecen estudiarse y aplicarse”.

León XIII:“El Venerable Siervo de Dios Juan de Ávila agotado por sus trabajos apostólicos y por una larga enfer-medad, se durmió en el Señor en Montilla el 10 de mayo de 1959, con una muerte placidísima, pro-nunciando los suavísimos nombres

de maría y Jesús . Pero con la muer-te no pereció la memoria del Vene-rable Siervo de Dios, sino mientras que su cuerpo reposaba en el se-pulcro, las generaciones posteriores siguieron recibiendo la memoria de sus virtudes. En efecto, la fama de santidad que ya había sido preclara mientras vivía, fue mayor después de sus muerte y se acrecentó de día en día probada con innumerables portentos que mostraban el patro-cinio del santo como grato y acepto a Dios”.

Pío XII :“…Nos expuso reverentemente que tanto el clero como los fieles de España honraban con encendida veneración al beato Juan de Ávi-la, y que en el Concilio provincial

celebrado en la ciudad de Grana-da en el año 1944 los Obispos de dicha provincia Eclesiástica, como asimismo todos los demás convo-cados, impelidos por un extraordi-nario deseo de promover con una mayor eficacia la santidad y la cultura sacerdotal, habían consti-tuido con unánime parecer al bea-to Juan de Ávila , ilustre dechado de todos los clérigos, para que fo-mentara su culto, aprendieran sus enseñanzas y caminaran sobre sus huellas”.

Juan XXIII:Con él se inició el proceso de cano-nización de Juan de Ávila “conozco perfectamente la figura de Juan de Ávila y he leído sus obras”, afirmó cuando se le planteó la posibilidad

de canonización. Al morir Juan XXIII en 1963, Pablo VI continuó el proceso ya iniciado que culminó con la canonización en 1970.

Pablo VI El Papa Pablo VI, en la Bula, ade-más de en diversas alocuciones, de canonización del Beato Juan de Ávila, el 31 de mayo de 1970, entre los amplios elogios a la figura del nuevo Santo señalaba la influencia de su tiempo y a lo largo de los si-glos, hasta la actualidad.

“Juan fue el amigo y padre en Cristo de muchos hombres de toda condición, nobles y humildes, sacer-dotes y seglares: ellos fueron el con-suelo de sus trabajos, obras y penas. Al mismo tiempo le unía estrechísi-ma amistad con los santos: Juan de Dios, Francisco de Borja, Pedro de Alcántara, Ignacio de Loyola, Juan de Ribera, Tomás de Villanueva, Teresa de Jesús. Entre ellos gozó de gran estima, en especial Teresa de Jesús, que lloró muchísimo su muer-te”.

Juan Pablo II :En una homilía de ordenación de 37 nuevos sacerdotes Juan Pablo II les exhortó con estas palabras: “¿cómo no ha de sentirse todo sa-cerdote llamado a la intimidad con el Señor en la oración? En efecto, la oración es un elemento esencial en la vida y en la actividad pastoral del presbítero. Así exponía la necesidad de orar, en el ministro sagrado, un sacerdote de esta tierra y patrono del clero secular español, San Juan de Ávila: “Oh, qué gran negocio es incensar y ofrecer este sacrifico, y andar estas cosas juntas. Porque para hacerse bien y ser valerosas no se ha de apartar una de otro! El incensar es orar y aquel ha de tener por oficio el orar que tiene por ofi-cio el sacrificar, pues es medianero ente Dios y los hombres, para pe-dirle misericordia; y no a secas, sino ofreciéndole el don que amansa la ira, que es Cristo nuestro Señor (Pláticas espirituales, 2)” .

Maestro de maestrosLa influencia del “Maestro” Ávila ha traspasado con fuerza los límites de su entorno y de su tiempo. Este es un recorrido sugerente, que nos invi-ta a conocerlo como “Maestro de Maestros”, por lo que otros han dicho de él a lo largo del tiempo.

Más información en:

San Juan de Ávi-la. Maestro de espiritualidad

AUTOR: Andrés Mar-tín, MelquiadesPÁGINAS: 192PRECIO: 7,21€ (sin IVA)

Esta obra nos inicia en el conocimiento de la persona y la espi-ritualidad de San Juan de Ávila, patrono y maestro del clero secular español y un hombre de gran influencia en la Iglesia española del siglo XVI. Su acción apostóli-ca es muy amplia, y la ejerció en sectores muy distintos de la sociedad de la época, rural y urbana. Fue director espiritual de gentes sencillas, religiosos, sacerdotes, obispos y nobles. Se distinguió por su penetración en el misterio de Cristo.

El maestro Juan de Ávila AUTOR: Jiménez Du-que, BaldomeroPÁGINAS: 224PRECIO: 7,50€ (sin IVA)

Juan de Ávila es un hom-bre representativo de la coyuntura espiritual de la España del sigo XVI. Contribuyó como pocos a centrar toda aquella energía que pujaba por abrirse cauces y renovar la espiritualidad y la pastoral de la Iglesia siempre viva. Juan de Ávila fue una figura excepcional, reconocido por todos los espirituales de la España de entonces. El vive todo el proceso evolutivo y conflictivo de sus tiempos, recoge lasmejores intuiciones latentes o patentes en el mismo, las depura y ofrece soluciones eficaces y sere-nas a sus interrogantes y a sus urgencias.

Entre todos, Juan de Ávila AUTOR: Mª Encar-nación González (ed.)PÁGINAS: 272PRECIO: 17,31€ (sin IVA)

Este libro, subti-tulado “Elogio al Santo Maestro en el entrono de su proclamación como Doctor de la Iglesia Universal”, es una obra de colaboración nacida del reconocimiento, el afecto, la admiración e incluso el seguimiento a San Juan de Ávila. Recoge medio centenar de bre-ves ar tículos escritos por investigadores y profesores universitarios, y algunos obispos, que reflejan el conocimiento y la influencia en ellos del nuevo Doctor.

Introducción a la doctrina de San Juan de Ávila AUTOR: Esquerda Bifet, JuanPÁGINAS: 590PRECIO: 25,43€ (sin IVA)

No es esta una introducción sólo en el sentido de que encuadra las obras de San Juan de Ávila en sus circunstancias históricas, sociológicas y culturales, sino que además ahonda en lo que sigue siendo de mayor actualidad. Aunque En el presente estudio se indican algunas pistas para profundizar en la doctrina del Santo Maestro, al tiempo que se deja constancia de la bibliografía y de la doc-trina conciliar y postconciliar actual.

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PRINCIPALES OBRAS DE SAN JUAN DE ÁVILA EN LA BAC

Page 7: periodico san juan de avila

12 7 de octubre de 2012

ACTOS EN ROMA

6 octubre

7 octubre

8 octubre

18:00 h. Vigilia preparatoi-ra en la Basílica de Santa María la Mayor

9:30 h. Declaración del doctorado en San Pedro del Vaticano

10:00 h. Misa de Acción de Gracias en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano

Sigue a San Juan de Ávila en @sjuandeavila_d