Pintura neoclásica, Goya y romanticismo

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Historia del Arte. 2º bachillerato Del Neoclasicismo al Romanticismo 1.- Introducción 2.- Pintura neoclásica: Jacques Louis David 3.- Goya 4.- Pintura romántica: Delacroix 1.- Introducción Entre 1750 y el último tercio del siglo XIX Europa sufre un proceso de transformaciones radicales que sentarán las bases de la sociedad contemporánea. Con la Revolución francesa se abre un período complejo, lleno de convulsiones, en el que la burguesía, la clase emergente, lucha por participar del poder político frente al absolutismo y a una nobleza en decadencia. La consolidación del Estado liberal burgués decimonónico se alcanzará tras sucesivas oleadas revolucionarias. Es también el tiempo del nacionalismo, tanto en su vertiente unificadora (Alemania e Italia) como independentista (Grecia). Además, la revolución industrial se extiende lentamente desde Inglaterra, y con ella el aumento de la población y nuevos y graves problemas sociales. Las ciudades se industrializan, el número de sus habitantes crece rápidamente, se desarrollan los medios de transporte y comunicación y surge una nueva clase social, el proletariado. Por último, y muy en relación con la industrialización, los países europeos inician una frenética lucha por el control de los territorios y recursos de otros continentes: es el período de formación de los grandes imperios coloniales. El arte no fue ajeno a estos cambios. La Ilustración, con su gran interés por todas las ramas del saber, favoreció el desarrollo de aspectos teóricos como la crítica y la estética. En 1764 Winckelmann publica su Historia del arte de la Antigüedad e inicia así la moderna historia del arte. En su obra analiza las causas de la variedad artística, e introduce interesantes reflexiones sobre la esencia del arte y el con- cepto de belleza. Centra su atención, fundamentalmente, en el arte griego. La estética, como rama de la filosofía dedicada al estudio de la belleza y su percepción, nace también en este momento, y tendrá un gran desarrollo posterior. Es también la época en la que surgen instituciones que tendrán una relevancia fundamental para el arte: los museos y las Reales Academias de Bellas Artes, que también eran escuelas y organizan los salones o exposiciones públicas en las que se fijan los criterios artísticos oficiales. Los salones y los museos acercan el arte al público y favorecen el desarrollo de la crítica. Se desarrolla así el mercado del arte, en el que el artista es independiente, su obra es valorada por la crítica y comprada por un público en el que la burguesía tiene un peso creciente. También son grandes clientes el Estado y las instituciones: ayuntamientos, diputaciones, ministerios, etc. 2.- La pintura neoclásica 1

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Historia del Arte. 2º bachillerato

Del Neoclasicismo al Romanticismo1.- Introducción2.- Pintura neoclásica: Jacques Louis David3.- Goya4.- Pintura romántica: Delacroix

1.- Introducción

Entre 1750 y el último tercio del siglo XIX Europa sufre un proceso de transformaciones radicales que sentarán las bases de la sociedad contemporánea. Con la Revolución francesa se abre un período complejo, lleno de convulsiones, en el que la burguesía, la clase emergente, lucha por participar del poder político frente al absolutismo y a una nobleza en decadencia. La consolidación del Estado liberal burgués decimonónico se alcanzará tras sucesivas oleadas revolucionarias. Es también el tiempo del nacionalismo, tanto en su vertiente unificadora (Alemania e Italia) como independentista (Grecia). Además, la revolución industrial se extiende lentamente desde Inglaterra, y con ella el aumento de la población y nuevos y graves problemas sociales. Las ciudades se industrializan, el número de sus habitantes crece rápidamente, se desarrollan los medios de transporte y comunicación y surge una nueva clase social, el proletariado. Por último, y muy en relación con la industrialización, los países europeos inician una frenética lucha por el control de los territorios y recursos de otros continentes: es el período de formación de los grandes imperios coloniales.El arte no fue ajeno a estos cambios. La Ilustración, con su gran interés por todas las ramas del saber, favoreció el desarrollo de aspectos teóricos como la crítica y la estética. En 1764 Winckelmann publica su Historia del arte de la Antigüedad e inicia así la moderna historia del arte. En su obra analiza las causas de la variedad artística, e introduce interesantes reflexiones sobre la esencia del arte y el concepto de belleza. Centra su atención, fundamentalmente, en el arte griego. La estética, como rama de la filosofía dedicada al estudio de la belleza y su percepción, nace también en este momento, y tendrá un gran desarrollo posterior.Es también la época en la que surgen instituciones que tendrán una relevancia fundamental para el arte: los museos y las Reales Academias de Bellas Artes, que también eran escuelas y organizan los salones o exposiciones públicas en las que se fijan los criterios artísticos oficiales. Los salones y los museos acercan el arte al público y favorecen el desarrollo de la crítica. Se desarrolla así el mercado del arte, en el que el artista es independiente, su obra es valorada por la crítica y comprada por un público en el que la burguesía tiene un peso creciente. También son grandes clientes el Estado y las instituciones: ayuntamientos, diputaciones, ministerios, etc.

2.- La pintura neoclásica

2.1- La estética neoclásica.La teoría neoclásica se desarrolla en torno a 1750. En su creación y difusión tuvieron importancia varios factores. A los trabajos arqueológicos en Pompeya y Herculano y el estudio de la arquitectura griega, que aumentaron el conocimiento y el interés por la Antigüedad, se sumaron los escritos de Winckelmann (1717-1768). En sus obras propone una vuelta al arte griego, considerado paradigma de la belleza y la perfección, y propugna el desarrollo del "verdadero estilo", que debe aspirar a la "noble sencillez y serena grandeza".Los neoclásicos no buscan sólo imitar el arte clásico, sino tomarlo como modelo para crear obras perfectas, universales y eternas. En su planteamiento hay reflexiones estéticas y morales: aspiran a la renovación de la sociedad y a lograr la perfección artística y social que hallan en la Grecia clásica, considerado un mundo idílico y paradisíaco, regido por la belleza y la rectitud moral.El neoclasicismo es un estilo con un fuerte componente intelectual, que comparte con el pensamiento ilustrado el carácter racional, las aspiraciones morales, la búsqueda de valores universales y eternos, comunes a todos los hombres, y el

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rechazo explícito del rococó, al que consideran decadente y propio de nobles ociosos.Fue el estilo de la Revolución francesa, que le dio un claro contenido ideológico. Sin embargo, también fue asimilado y apoyado por la nobleza, por el imperio napoleónico, que lo utilizó con fines propagandísticos, y, por último, por la sociedad burguesa del siglo XIX. Es un estilo sin adscripción ideológica propia, disponible para distintas demandas sociales.

2.2 La pintura

La pintura neoclásica surgió como una rebelión artística y cívica contra el Antiguo Régimen, ya decadente, y contra su arte: el barroco y el rococó. La pintura neoclásica, en su búsqueda de un arte universal y eterno, rechaza el espíritu hedonista del rococó y tiene un carácter moralizante, que se refleja en los temas elegidos: mitológicos, se buscan en la Antigüedad héroes que encarnen virtudes como el patriotismo, la abnegación o la dignidad. El lenguaje formal que se considera adecuado es sobrio, con predominio de la línea y el dibujo sobre el color y desconfianza hacia las texturas y los efectos de luz. Los colores son suaves, con débiles contrastes. Las figuras se modelan con el claroscuro tradicional Se debe buscar composiciones claras, y concentrar la atención en lo esencial, eliminando escorzos, decoraciones y grandes perspectivas; así las composiciones resultan estáticas y de naturaleza idealizada, inspiradas en el lenguaje compositivo clásico o renacentista. El objetivo es conmover al espectador y despertar en él sentimientos virtuosos y moralmente elevados. Sin embargo, este ambicioso programa tuvo una expresión artística más bien endeble, con la importantísima excepción del francés Jacques-Louis David (1748-1824).David es una de las figuras clave en el paso del siglo XVIII al XIX para conocer no sólo la evolución de la pintura, sino también la posición del artista en la sociedad de su tiempo. Tras un período de formación viajó a Roma y su pintura evolucionó hacia un estilo clasicista en el que trabajó durante varios años. En 1785 pinta El juramento de los Horacios, un tema de la historia de Roma que muestra el momento en que los hermanos Horacios, en presencia de su padre, juran entregar su vida en defensa de la patria. Las figuras, colocadas sobre un fondo sencillo, destacan con nitidez, enmarcadas y a la vez separadas por los arcos. El carácter heroico de los hombres contrasta con el dolor del grupo femenino: drama y heroísmo se unen así para convencer y a la vez conmover al espectador en una apasionada llamada al patriotismo y la virtud cívica. Con un estilo nuevo y depurado consigue una perfecta síntesis entre forma y contenido y una imagen llena de fuerza visual que causó un gran impacto en su época.David encarna la figura del artista políticamente comprometido: participó activamente en la Revolución francesa, y durante el período jacobino fue miembro de la Convención y asumió importantes cargos públicos, desde los que desarrolló un completo plan para organizar las artes en Francia. Concibió el arte como un elemento transformador de la realidad, capaz de cohesionar a la nueva sociedad revolucionaria y de transmitir sus valores. Una de sus obras clave durante este período es Marat muerto (1798), en la que la absoluta sencillez y la sabia composición, dominada por un gran vacío en la parte superior, subrayan la

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David. El juramento de los Horacios.

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grandeza moral y la dignidad del revolucionario asesinado.Durante el período napoleónico, David se convierte en pintor oficial y forma en su taller a una importante generación de pintores. Continúa pintando escenas históricas, cargadas de significado en relación con la situación política, como en Las Sabinas , una llamada a la reconciliación nacional, escenas áulicas, como La coronación de Napoleón y también retratos, como Napoleón en su gabinete, de acabado preciso y gran verosimilitud.Tras la Restauración borbónica, David se exilia a Bruselas. Sigue trabajando pero sus obras no logran la intensidad anterior. Su lenguaje formal estaba unido a los mensajes políticos y éticos, y

su estilo se fue apagando al alejarse del centro de los acontecimientos políticos y perder su influencia moral.

Coronación de Napoleón

3.- Francisco de Goya (1746-1828)

El aragonés (nacido en Fuendetodos) Francisco de Goya domina el panorama del arte español en el paso del siglo XVIII al XIX. Vivió en Zaragoza sus años de formación, donde luchó por abrirse camino y viajó a Italia como hacían la mayor parte de artistas. Su matrimonio con Josefa Bayeu, hija y hermana de pintores, le facilita la llegada a la Corte, donde trabaja como pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara y se da a conocer como retratista. En Madrid se desarrolla su carrera artística donde es nombrado pintor del rey y miembro de la Academia de San Fernando. En 1792 sufre una grave enfermedad que le deja sordo y cambia su visión del mundo. Vivió el paso del Antiguo Régimen al mundo contemporáneo. Nació durante el reinado de Fernando VI; vivió la España ilustrada de Carlos III y el profundo impacto de la Revolución Francesa, revolución liberal por antonomasia. Es testigo de primera fila de la vida cortesana y las vicisitudes políticas durante el reinado de Carlos IV, así como las intrigas de Godoy y la reina Mª Luisa. Vivió la invasión napoleónica y la guerra de independencia con su secuela

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David. Marat muerto.

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de sucesos trágicos que marcaron fuertemente su paleta. Es el momento de confrontación entre el absolutismo dominante (Antiguo Régimen: absolutismo y sociedad estamental y agraria) y el liberalismo en ascenso (Liberalismo, sociedad de clases y capitalismo) Liberal convencido, fue acusado de afrancesado. Ya viejo, su desengaño de la política española era total, sobre todo después del fracasado intervalo del Trienio Constitucional, durante el reinado de Fernando VII. Al final de sus días se autoexilió en Francia, en Burdeos, donde muere en 1828. Así, Goya fue un testigo único de aquella época, que quedó reflejada de forma directa, original y expresiva a través de su pintura. Francisco de Goya y Lucientes constituye uno de los fenómenos más sorprendentes de la pintura pues su obra no se circunscribe a los movimientos artísticos contemporáneos (rococó, neoclasicismo y romanticismo), y aunque se reconozcan en su actividad artística elementos de esas corrientes, es muy difícil encasillarlo en alguna de ellas. Se suele expresar con lenguajes originales y diversos, llenos de imaginación, libertad y saber hacer y está considerado como el padre de la pintura contemporánea: impresionismo, expresionismo y surrealismo principalmente.Su pintura posee una riqueza formal, estilística, técnica e intelectual tan enorme que en sí misma constituye todo un recorrido por lo mejor de este arte. Su formación se realizó en los talleres de Luzán y Bayeu (su cuñado), pero recibió un gran influjo de la obra de Velázquez y Rembrandt por los que sentía una gran admiración.Goya puso las bases de buena parte de la pintura de los siglos XIX y XX; es el verdadero iniciador del romanticismo; los impresionistas compartieron con él el sentido de la luz y los surrealistas quedaron fascinados con sus imágenes.Frente a esta influencia posterior, Goya no fue un pintor bien encajado en su tiempo. Más que un hombre de su época fue un hombre contra época. Sólo en las primeras fases de su carrera, en Zaragoza o los inicios de su estancia en Madrid, se adapta a la estética dominante, y su obra le permitió acceder a la Corte y su triunfo social.Goya cultivó multitud de temas: populares, infantiles, religiosos, taurinos, retratos, etc; y de técnicas: cartones, óleo, mural al fresco, grabados, litografías.Es un pintor esencialmente colorista y se aleja del neoclasicismo dominante en el último tercio del siglo XVIII, prefiriendo los recursos de la luz y el color a la línea.Es un pintor de una intensa vida interior y de una imaginación extraordinaria, deformando la naturaleza en aras de la expresión.Fue, además un gran cronista de su época : fiestas populares, drama de la guerra, etc

Evolución de su obra:

3.1.- Primera época: Cartones para tapices y primeros retratos.A partir de su llegada a Madrid en 1775 y hasta 1792, Goya trabajó para la Real Fábrica de Tapices realizando los cartones que luego seguirían los tejedores para realizar el dibujo. Fue, posiblemente, su cuñado, Francisco Bayeu, pintor de cámara, quien lo introdujo en la Real Manufactura.La función de la Real fábrica de Tapices era decorar los palacios de los Reales Sitios. Mediante aquellos encargos oficiales, de temática basada en aspectos de la vida cotidiana y popular de la época, verbenas, romerías, siempre desde una perspectiva amable, Goya pudo hacer toda clase de ensayos en el arte de la composición y el colorido. Características:

Emplea composiciones neoclásicas: ordenaciones geométricas regulares.

Gran riqueza lumínica y cromática, con abundantes influencias rococó.

Implantó el modelo de personaje nacional: “ los majos goyescos”. Las imágenes iban ataviadas con una indumentaria castiza nacional.

Destaca el tratamiento que da a la naturaleza.

Sus escenas están trazadas con mucha soltura pictórica, con aire de boceto.

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El Quitasol (1777). Posiblemente sea esta obra uno de los cartones para tapiz más llamativos de los pintados por Goya. En él hace un bello canto a la juventud, centrando su atención en la sonrisa de la muchacha y en su gesto seductor, mirando abiertamente al espectador para hacernos partícipes del galanteo; tras ella, un joven le quita el sol con una sombrilla de color verde, en el mandil blanco de la joven se acurruca un perrillo negro con una cinta roja. El interés por la luz que demostró Goya en su obra vuelve a aparecer en esta escena. Aquí es la sombrilla la que sirve precisamente para sombrear diferentes zonas, haciendo la luz solar que se resalten los colores en los que incide. Los tonos cálidos empleados (amarillos) otorgan una enorme alegría a la composición, alegría reforzada por las expresiones de las dos figuras. La pincelada utilizada es bastante suelta. El Quitasol formaba parte de los cartones destinados a servir como modelos para los tapices que decorarían el comedor de los Príncipes de Asturias

La pradera de San Isidro (1788). Se trata de un cuadro (no es un cartón) realizado al óleo sobre lienzo con las mismas premisas que los cartones. Es una obra costumbrista, que refleja el ambiente amable del s. XVIII. Divertida, bulliciosa y alegre. Así representa Goya a la sociedad madrileña en una de sus obras más hermosas. La pincelada es ágil y suelta, el color vibra, la luz resulta prodigiosa y la atmósfera es, a la vez nítida y vaporosa. Goya se sitúa a medio camino entre “La Villa Médicis” de Velázquez y la obra de Monet.

La boda (1791-92). Se trata de una cartón para uno de los tapices destinados a la decoración del despacho real del Escorial. Es pues, uno de sus últimos tapices, realizados antes de caer enfermo; enfermedad que le produjo la sordera. Aunque mantiene las mismas características de los anteriores en éste destaca especialmente el aire caricaturesco. No se trata de una simple escena cotidiana, es al mismo tiempo un análisis crítico y psicológico de una curiosa escena. El matrimonio de una bella joven con un individuo bastante feo. Goya representa a la joven altiva despreciando al público que presencia la escena.

La boda

Otros cartones: La gallina ciega, El pelele, La vendimia (El otoño), El invierno, etc.

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Francisco de Goya. El Quitasol.

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La actividad como retratista dura toda su vida y se convertirá en el retratista de moda de la sociedad madrileña; el prestigio le llega con el retrato del Conde de Floridablanca, ministro de su majestad, en 1783. 3.2.- Época de plenitud. En torno a 1800 realiza los grabados de Los Caprichos, los frescos de San Antonio de la Florida y sus mejores retratos.Enteramente sordo, su actitud ante la vida cambia y la captación de gestos y actitudes se vuelve más aguda. Se relaciona con la duquesa de Alba, protectora y amiga, con la que realiza un viaje a Andalucía, donde realiza una serie de notas y dibujos (Cuaderno de Sanlúcar) que sirven de base a su serie de grabados Los Caprichos (1793-1796).En sus grabados se observa una clara influencia de Durero y Rembrandt, los dos grandes maestros del grabado. Fueron realizados con las técnicas del aguafuerte y aguatinta.Cada grabado lleva una leyenda que explica irónicamente el contenido. Se trata de una reflexión sobre el mundo que le rodea, muy despiadada e irónica, con frecuencia caricaturesca en la que pone de manifiesto su visión crítica de la sociedad, especialmente del mundo de la brujería, la vida eclesiástica (La Inquisición), la vida social (coquetería de la mujer, los petimetres,..), la ignorancia,... El sueño de la razón produce monstruos (1797-1799) pertenece a Los caprichos, serie de grabados en la que Francisco de Goya hace una sátira de la sociedad y de la Iglesia y da rienda suelta a su fantasía. Se cree que la figura dormida es un autorretrato de Goya. Con esta imagen querría indicarnos cómo la razón libera sus fantasmas durante el sueño, a través del subconsciente, por lo que se supone un anticipo del Surrealismo. También podría aludir al deseo del artista por desenmascarar todos los monstruos de la sociedad a través de sus estampas, destacando así el poder de la razón sobre las tinieblas de la ignorancia, filosofía característica del pensamiento ilustrado.

Su dominio de la pintura al fresco queda de manifiesto en los frescos de la iglesia de San Antonio de la Florida. En 1798 se le encargó a Goya la decoración de su interior que comprendería: la cúpula y las cuatro pechinas, el ábside, los arcos que cubren los brazos de la cruz y las superficies de las ventanas. En la cúpula, el pintor debía representar un fresco con uno de los milagros de San Antonio: la resurrección de un asesinado para que diera testimonio de la inocencia del padre del santo, acusado del homicidio. Goya trasladó al aire libre el episodio, que presumiblemente tuvo lugar en el interior de la sala de los tribunales. Con bastante genialidad el pintor representó la escena tras una balaustrada pintada en el borde de la cúpula; de ese modo la

muchedumbre asiste a la escena como si la presenciara desde un balcón. Esta obra está muy alejada de las imágenes devotas tradicionales, y lo profano y lo castizo invaden la escena. Goya logra envolver al observador transformándolo en protagonista junto a los personajes de la escena. Además de la concepción, sorprende la seguridad de la técnica con la que Goya pintó, en sólo cuatro meses, todos los frescos del interior. El fresco está realizado mediante pinceladas amplias y vigorosas, que dota a las figuras y a la naturaleza de movimiento y espontaneidad.

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Goya. Fresco de San Antonio de la Florida.

Goya. El sueño de la razón produce monstruos.

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Goya continúa realizando retratos, concentran la atención en los propios personajes prescindiendo de lo accesorio. Goya muestra una gran capacidad para profundizar en la psicología de los personajes. Su pincelada fluida reproduce con gran maestría las calidades táctiles: las trasparencias de las telas, encajes, etc.En 1798 pinta el retrato de Jovellanos; sitúa la figura en las dependencias de palacio con mobiliario, alfombras, cortinas; sobre la mesa se amontona el trabajo y una imagen de la diosa Minerva, diosa de la Sabiduría, las Artes y la Industria. La figura está doblada sobre el brazo izquierdo y denota desilusión e impotencia. Las tonalidades verdosas y grises son velazqueñas. Jovellanos Condesa de Chinchón

Magistral y de deliciosa sencillez resulta el retrato de Mª Teresa de Borbón, condesa de Chinchón, sin duda uno de los más hermosos del arte contemporáneo. Era prima de Carlos IV, y la reina Mª Luisa decide su matrimonio con Godoy para que el favorito entrara en la familia real y justificar así su vida en la Corte. En el retrato aparece como resignada esposa. Su figura destaca sobre un fondo neutro, sin ningún otro elemento figurativo.Por encima de la extraordinaria pincelada, suelta y vaporosa, o de la gama plateada del vestido, la belleza del cuadro radica en la incomparable sensación de ternura que transmite. Goya consigue hacernos partícipes del afecto que siente hacia la condesa.

La familia de Carlos IV , pintado hacia 1.800, es una inspirada parodia de las Meninas de Velázquez. Unos treinta miembros de la familia real aparecen en friso. El Rey y la Reina fueron sin duda pintados tal como eran, el primero con su cara roja y el pecho lleno de condecoraciones, y la Reina fea y de naturaleza enfermiza. La reina aparece en el centro con sus hijos en triángulo destacando a la izquierda Fernando y detrás Carlos Mª Isidro; a la derecha el rey Carlos IV y su familia. Detrás la figura de Goya surge en la penumbra, ocupando un lugar similar al de Velázquez en Las Meninas. El cuadro delata la escasa simpatía que Goya sentía hacia esta familia. Sólo algunos niños (no todos) escapan a esta condena. El resultado es un deslumbrante despliegue de color, de luz, vestidos y decorados. Los colores cálidos son dominantes, dorados y rojos. La pincelada es vigorosa y los contornos se desdibujan.

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Goya. La familia de Carlos IV.

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La maja desnuda (1800). Es probable que la duquesa de Alba, propietaria entonces de la Venus de Velázquez, solicitara a Goya un cuadro de Venus, aunque no fue ella la modelo como se ha dicho. En todo caso “la Venus” de Goya, la Maja desnuda, no es la imagen de una diosa, sino la de una mujer sensual, provocativa e incitante. Junto a la Venus de Velázquez y la Olimpia de Manet, es uno de los desnudos más fascinantes de la historia del arte, que

adquiere una mayor seducción por la presencia de una obra gemela, completamente vestida: la Maja vestida . Si las colocamos una junto a la otra, ambas imágenes aparecen como una única maja. Se dice que el primer ministro Godoy, favorito de la reina, propietario de ambos cuadros, no los tenía en casa uno junto al otro, sino que el de la muchacha vestida cubría al otro, como si se tratara de una pantalla, y se levantaba mediante unos resortes.

3.3.- Los cuadros de la guerra y la serie de grabados Los DesastresLa guerra de Independencia marca nuevos cambios en su obra. Durante los sucesos de 1808 permaneció en Madrid y presenció el Dos de Mayo. Vive dramáticamente la contradicción entre sus convicciones liberales (y por tanto filofrancesas) y la realidad feroz de la invasión francesa. Representa su visión de la guerra: muerte, hambre, mutilaciones, salvajismo.Goya ejecutó durante este tiempo algunos de sus cuadros más emblemáticos como es El Coloso, realizado durante la guerra, aunque su concepción anuncia las pinturas negras.A finales de 1807, los ejércitos franceses de Napoleón atravesaron España, bien acogidos inicialmente por la población. Pero cuando el pueblo comprendió las intenciones de Napoleón se rebeló y comenzaba para España uno de los episodios más salvajes, dolorosos y más complejos de su historia: la Guerra de la Independencia. Precisamente es este drama lo que Goya ha querido resumir en esta tela. La gigantesca figura que se yergue desnuda y amenazadora contra el cielo representa quizá la guerra, o el dios de la guerra, o el terror de la muchedumbre que huye del peligro que se cierne sobre ella. Se trata de una pintura obsesionante que simboliza el pánico, el caos y los terribles presentimientos de España cuando se inicia el conflicto.

El Coloso

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Goya. La maja desnuda.

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Goya seguiría expresando su turbación y su indignación ante los trágicos acontecimientos de su tiempo en Los Desastres de la guerra, serie de grabados.Compuesta por una serie de estampas que hacen referencia a la guerra y sus consecuencias, y otras de crítica sobre el absolutismo y anticlericales. Se trata de acontecimientos descritos con una nítida expresión de violencia y crueldad. Narra en ellos los sufrimientos y excesos producidos por la Guerra de la Independencia, en los mismos el artista se siente obligado a dar testimonio de la tragedia colectiva y representa, no sólo su versión heroica, sino su incidencia sobre el pueblo, agobiado por el hambre, el terror y la muerte.

Desastres: Peor imposible. 1812-15 Carga de los mamelucos o 2 de mayo

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Los fusilamientos de la Montaña Príncipe Pío o 3 de mayo (1814 ) es una obra monumental donde Goya pone de manifiesto sus experiencias vividas durante la guerra de la Independencia. En 1808, Goya asistió sorprendido a los más diversos horrores que la guerra puede producir: violaciones, fusilamientos, robos, sacrilegios, etc., que le impresionaron tan profundamente que los plasmó en varias obras.Goya es posiblemente el primer “pintor civil” de la historia, y lo es, sobre todo, con dos grandes telas: “El dos de mayo” o “La carga de los mamelucos en la Puerta del sol” y ésta; “los fusilamientos en la Moncloa”. Con ellas se preludian nuevas formas de entender la pintura: fuerte y evidente carga política; y con un dramatismo propio del romanticismo.Una vez más, la extraordinaria maestría pictórica de Goya queda patente en el encuadre, en la perspectiva, en la composición, en la luz y en los colores. Y logra envolver y trasladar al espectador dentro de la escena. La luz cegadora permite descubrir los detalles dramáticos de la sangre coagulada, las bocas abiertas de los rebeldes dando al cuadro una dimensión universal. Los personajes del prisionero que abre los brazos dispuesto a morir y el que se cubre el rostro con las manos son reflejo del dolor y víctimas de la violencia de cualquier parte del mundo y de cualquier época. Por ese motivo este tema fue repetido por otros insignes artistas como Manet y Picasso, utilizando en ambos casos el mismo esquema compositivo y el mismo impacto estructural.En 1815, que siempre se había sentido atraído por el mundo y la fiesta del toro, realizó su serie de grabados Tauromaquia. El tema de los toros, le permitió a Goya realizar estudios de movimiento y fuerza conseguidos con la intensidad dinámica de las líneas. Estas estampas han pasado como un documento histórico de gran valor, puesto que describen con fidelidad toda clase de suertes, algunas ya desaparecidas. Esta colección, además influyó en otros pintores, como Picasso quien también realizó uno grabados sobre el mismo tema.Entre 1817 y 1820, realiza otra serie de grabados Los Disparates, de carácter onírico y difíciles de interpretar.

Tauromaquia: La osadía de Juanito Apiñan Disparate: ¡No es el remedio!

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Goya. Los fusilamientos de la Montaña Príncipe Pío

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3.4.- Las pinturas negras de la Quinta del Sordo y el exilioCansado y decepcionado del ambiente asfixiante del reinado de Fernando VII y en un intento por huir de la sociedad que desprecia, se refugió en la Quinta del Sordo. En esa villa, Goya pintó sobre sus paredes Las pinturas negras. En 1819 Goya adquirió en Madrid la llamada Quinta del Sordo que decoraría con una serie de pinturas murales realizadas con óleo sobre yeso. Éstas fueron realizadas entre 1820 y 1823. El programa iconográfico de estas pinturas íntimas ha merecido diversas interpretaciones, aunque de forma general se puede afirmar que son referencias a la situación del país y a las actitudes supersticiosas del pueblo. Libre de cualquier condicionante, para sí mismo, Goya da rienda suelta a sus monstruos. Son pinturas de crítica social, en las que predomina el color negro y donde Goya plasma un mundo alucinante de monstruos, brujas, machos cabríos, aquelarres nocturnos, y un mundo poblado por la superstición y el miedo. Destacar en su serie de “pinturas negras” obras tales como Duelo a garrotazos, Aquelarre, Dos viejos comiendo sopa y Saturno devorando a uno de sus hijos. Esta última obra, una de sus raras alusiones a la mitología clásica, ilustra lo más trágico de los mitos griegos. La feroz y fanática deidad agarra con sus colosales manos el cuerpo desvalido de su hijo, engullendo la cabeza y el brazo derecho, todo expuesto con pinceladas que consiguen una inimaginable ferocidad.En estas obras de la Quinta del Sordo destaca especialmente el carácter plástico de las imágenes cuyas principales características son:

Cromatismo tenebroso con negros y ocres de fuerte contraste que acentúa el dramatismo.

Técnica fluida de pincelada impetuosa.

Feroz expresionismo: rostros deformes, miradas enloquecidas, etc. Lo expresivo triunfa sobre la belleza de las formas.

Viejos comiendo sopa

Duelo a garrotazos

En 1826 se autoexilia en Burdeos y en 1827 pinta La lechera de Burdeos, obra de mayor serenidad y de toques casi impresionistas.

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Goya. Saturno devorando a uno de

sus hijos.

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La lechera de Burdeos

Al final de su vida, sigue abierto a innovaciones técnicas y no duda en utilizar la litografía (grabado sobre piedra) en Los toros de Burdeos. Muere en 1828.

Trascendencia pictórica del arte de Goya.La pintura de Goya implica la ruptura con la tradición, aunque la asuma, en el sentido de que abandona el respeto a las leyes ópticas, de pintar lo que se ve, aunque se represente de manera diferente o subjetiva, para asumir la responsabilidad de crear un mundo propio, en el que la fantasía y la crítica juegan un papel más importante que la realidad visual. Se pueden encontrar antecedentes a su fantasía y monstruos en El Bosco, a sus visiones apocalípticas en Valdés Leal, pero en ningún caso con la conciencia y la grandeza que en Goya.Rechaza del Neoclasicismo, su consideración dibujística académica, acromática y estática y saltando sobre él, enlaza con los grandes maestros del Barroco para postular una pintura en la que el dibujo pierde su imperio y se ensalza el color, la inspiración y el movimiento, la influencia de Velázquez es patente en su obra. Enlaza también con el Romanticismo: narración emotiva de la historia, composiciones dinámicas, tratamiento de la luz y el color.Todos los movimientos pictóricos posteriores beben en su obra, de ahí que no sea exagerado llamarle “el primer pintor moderno”. No le comprendieron muchos intelectuales de la revolución, todavía medio siglo después de su muerte. Pero los pintores realistas franceses, de manera más o menos consciente, siguieron los caminos goyescos, en la técnica y en las concepciones.Más clara es la deuda del Impresionismo; la técnica de pinceladas sueltas que rompen los contornos del dibujo y las variaciones de las luces sobre los colores coincide, y Manet, pionero de la primera generación de impresionistas, vino a España a estudiar la obra de Velázquez y Goya, a la que rinde directamente homenaje en varias de sus obras.Goya se anticipa a los movimientos pictóricos del siglo XIX pero también abre las puertas del siglo XX. En el siglo XX, durante la crisis de conciencia de la I Guerra Mundial, el movimiento expresionista intentará captar el dolor y el miedo. Sus sentimientos son los que hemos encontrado en Goya, y cuando los surrealistas se afanan en expresar el mundo de los sueños, siguiendo conquistas del psicoanálisis, no inauguran una posibilidad del arte sino que enlazan con la que el Bosco y Goya habían desvelado.La pintura entera de los siglos XIX y XX, con todas sus múltiples escuelas o tendencias, sin lugar a dudas tiene en Goya su fuente de inspiración y de técnicas.

4.- La pintura romántica

El romanticismo no es sólo un estilo pictórico, sino un movimiento cultural en el que participan la literatura, la música y las artes plásticas. Se inicia en el siglo XVIII y

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alcanza su plenitud en la primera mitad del siglo XIX, conviviendo con las tendencias neoclásicas.La sensibilidad romántica subraya lo individual y lo subjetivo, valora la emoción, los sentimientos, las pasiones y la capacidad expresiva, y rechaza el sometimiento a las normas. Los románticos crean el mito del artista como un genio solitario, frecuentemente incomprendido y fracasado, creador de obras que sólo algunos pueden entender. Abundan temas como la locura, el suicidio, el amor, la muerte y los sueños.El triunfo del romanticismo es paralelo al asentamiento de la sociedad burguesa y al auge de los nacionalismos; se exaltan los sentimientos de rebeldía, de libertad artística y política y se siguen con pasión procesos como la lucha de Grecia por su independencia. Frente al ideal universal del neoclasicismo se prefiere ahora lo distinto, lo pintoresco: así se desarrollan el orientalismo, el costumbrismo, el interés por la Edad Media, los paisajes pintorescos, etc.Los pintores románticos prefieren los temas de historia medieval, de la historia del momento con preferencia por la exaltación de las libertades, las revoluciones, temas orientales cargados de exotismo o paisajes subjetivos.Otorgan gran importancia al color, prefiriendo los fuertes y oscuros. El modelado de las figuras se hace a base de luz y color, con fuertes contrastes entre luces y sombras.Las composiciones se inspiran en el lenguaje barroco y están llenas de un movimiento exaltado, imaginación y desequilibrio.

4.1.- El Romanticismo francés.

La dictadura estética impuesta por David es el ambiente en el que se forman los dos pintores claves del período romántico en Francia: Théodore Géricault y Eugéne Delacroix. Ambos maestros serán el iniciador y máximo representante, respectivamente, del Romanticismo pictórico.

Las figuras de Géricault y Delacroix están indisolublemente unidas, pese a la diferencia de edad, en el Romanticismo pictórico. Ambos tuvieron maestros comu-nes, fueron ideológicamente afines y defendieron una plástica similar. Con todo, el salto generacional, unido a la temprana muerte de Géricault, provoca que sus trayectorias presenten claras diferencias. Así, mientras Géricault es el iniciador del movimiento, Delacroix lo culminará. Además, la producción de Delacroix es más amplia y variada, aportando una visión más compleja del Romanticismo.

Théodore Géricault (1791-1824) tuvo una vida corta y trágica, que corresponde al prototipo de artista romántico. En La balsa de la Medusa (1820) representa a los supervivientes del naufragio de una fragata oficial. Es un asunto contemporáneo, con elementos de denuncia política y gran

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Gericault. La balsa de la Medusa.

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exaltación emocional. Con una composición basada en las líneas diagonales y un cromatismo muy contenido, combina energía y dramatismo con un interés por la realidad que reaparece en otras obras, como las litografías sobre la vida en Londres y los retratos de locos. Sentía pasión por los caballos, asunto que representó repetidas veces intentando captar su dinamismo y su fuerza.

Eugéne Delacroix (1793-1863) realizó una obra extensa, con temas característicos del romanticismo, tomados de la literatura (Barca de Dante), la lucha por la libertad (Matanza de Quíos y La libertad guiando al pueblo) y escenas orientales (Mujeres de Argel). En sus composiciones elige los momentos de máxima tensión y refuerza la expresión con un gran dominio del color, pero nunca abandonó su carácter narrativo.

Su primera gran obra, La barca de Dante, expuesta en el Salón de 1822, provocó reacciones exaltadas, desde el rechazo absoluto de los academicistas más conserva-dores, hasta la ardiente defensa de Baudelaire o Gros. La fuerza con la que se asumían en el cuadro los nuevos planteamientos románticos lo convirtió en una de las banderas del movimiento.

Aunque vivió hasta 1863, la pintura de Delacroix tuvo su momento de máxima expresión en la década de 1824 a 1834. En estos años, además de La matanza de Quios, pintó La muerte de Sardanápalo, una de sus obras más barrocas y coloristas. Pero, sin duda, la obra más importante de Delacroix es La libertad guiando al pueblo, para algunos el primer cuadro político de la Historia y que narra los hechos del 28 de julio de 1830 en París, cuando los revolucionarios liberales franceses derrocaban al rey Carlos X y provocaban la coronación de Luis Felipe de Orleans, el llamado Rey burgués. La mujer que representa a la Libertad aparece con el torso desnudo, porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la izquierda un rifle. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales - un obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa portando una escopeta, un adolescente con dos pistolas, etc. - para manifestar que en el proceso revolucionario ha existido amplia participación. A los pies de la Libertad, un moribundo la mira fijamente para señalar que ha merecido la pena luchar. Con esta obra, Delacroix pone de manifiesto su ideología y su faceta de pintor de su tiempo. La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres que han caído en la lucha contra la tiranía, cadáveres iluminados para acentuar su importancia. La vorágine de la batalla se manifiesta en la polvareda que difumina los contornos e impide contemplar con claridad el grupo de figuras que se sitúa tras la Libertad.

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Delacroix. La Libertad guiando al pueblo.

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La barca de Dante La matanza de Quíos

La muerte de Sardanápalo

Mujeres de Argel

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