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A VUELTAS CON LA PLURALIDAD DE NORMAS
DEL ESPAOL Y EL MODELO LINGSTICO
PARA LA ENSEANZA DE SU PRONUNCIACIN
CarmenSARALEGUI
Universidad de Navarra
BIBLID [0213-2370 1998) 14.2; 367-386]
Este articulo revisa
las
discrepancias fonticas
ms
significativas
que
se
producen entre las diversas normas cultas
del
espaol,
con el
objetivo
de
ofrecerunaspautasamododemodelolingstico para laenseanzadela
pronunciacin del espaol a estudiantes extranjeros.
Thispaper analysesthephonetic differencesofthediverse learned rulesin
Spanish, inordertoproposemodels jbr pronuntiationteachingto foreing
students.
Introduccin
En un artculo reciente, E Moreno Fernndez 1997) se refiere a
modelos lingsticos en la enseanza del espaol como lengua
extranjera y comienza con las siguientes palabras:
Todo profesor de lengua espaola -primera, segunda lengua o lengua extran
jera- se ha formulado alguna vez preguntas comostas:qu espaol se debe ense
ar?,
qu modelo lingstico hay que seguir? 7)
Prosigue F. Moreno:
El simple hecho de que alguien se plantee tales cuestiones revela, por un lado,
multiplicidad de opciones, a menudo no exentas de dificultades, y evidencia, por
otra parte, que la informacin de que se dispone sobre este asunto no suele ser ni
suficiente ni adecuada. 7)
Precisamente a dilucidar estas cuestiones se dirigen, con acierto,
las pginas que Moreno ofrece a continuacin. En ellas se refiere a
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la necesidad de contar con un modelo lingstico, y ofrece datos que
permitan elegir un modelo fiable; entra tambin en la discusin
acerca de la preeminencia de
la
lengua hablada
o de la
lengua escrita
com o m odelos lingsticos en la enseanza de espaol a extranjeros;
y establece que
los usos que estn en m ejores condiciones de elevarse a la categora de modelo son
los usos hablados de las personas de mayor prestigio, las variedades mejor consi
deradas en las comunidades hispanohablantes; esto es, los usos correspondientes a
lanormaculta. (10)
Con base en estos preliminares se pregunta Moreno Fernndez
qu espaol hay que ensear, para responder a esa pregunta con una
serie de consideraciones.
Seala en primer lugar que, dado el policentrismo de la norma
culta en espaol, cabe preguntarse cuntas y cules son las normas
cultas de nuestra lengua, y da noticias acerca de tal diversidad
1
;
indica, asimismo, q ue
cualquiera de esas normas cultas, por ser cultas y estar apoyadas en los criterios de
correccin de las academias, podra servir de modelo a la enseanza del espaol a
extranjeros. (13)
Y se refiere, po r fin, m uy b revemente, a algunos fenmenos pre
cisos com o el seseo, el yesmo y el voseo, y al m od o com o entien de
que deben ser tratados en la enseanza del espaol.
El presente artculo se dirige a presentar y discutir a lgunos datos
concretos de divergencia de normas dentro del espaol (en con
creto,
por ahora, a divergencias de pronunciacin entre hispa
nohablantes); y a considerar su repercusin en la enseanza de la
lengua a extranjeros. Si me permito ponerlas aqu de relieve con
cierto porm enor es porq ue el propioF.M oreno recalca en el trabajo
del que estoy dando noticia:
Otra limitacin importante es la falta de informacin -incluso de formacin-
lingstica: muchos profesores no saben qu es comn y general en tod o el mun do
hispnico o no conocen bien las normas cultas distintas de la suya; aqu, como en
el campo de la enseanza del espaol como primera lengua, la falta de una gua
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369
clara obliga a m uchos profesores a buscar sus propias respuestas; la falta de orien
taciones generales y el desconocimiento de la realidad lingstica del espaol ha
cen que esas respuestas no sean siempre las ms acertadas. (13)
Mi objetivo es, pues, colaborar del modo ms sencillo posible a
que los profesores de espaol como lengua extranjera (bastantes de
los cuales no proceden, desde luego, de la Licenciatura en Filologa
Hispnica) no carezcan de esta informacin imprescindible.
1. Modelosalmargende la norma culta
No quisiera, sin embargo, centrarme en la discrepancia de nor
mas cultas dentro de la lengua espaola, y en el tratamiento que de
ellas deba hacerse en la enseanza del espaol, sin hacer previa
mente una mencin a determinados problemas que, si no estoy
equivocada, son hoy -c o n matices, en cada ca so - panhispnicos. Se
trata de la existencia de m odelos de diccin que aparecen al margen
de las normas cultas y que, dado el canal por el que se transmiten
la radio y la televisin- pueden tener una influencia extraordina
ria, como ya seal hace tiempo R. Lapesa
2
y, ms recientemente,
M. Seco
3
.
Me refiero en concreto a cuestiones como la siguiente: puede
com probarse con reiteracin que bu ena pa rte de los materiales audi
tivos que se utilizan para estudio sin descartar, en este punto, los
que constituyen la prueba auditiva de determinados exmenes ofi
ciales presentan, indu dab lem ente en el afn cultista de q uien pr o
duce los textos, autnticas desviaciones de la norma culta hispnica
general. Algunos ejemplos que cito enseguida aclararn lo que
quiero decir.
1.1. Enlaces de vocales. Pensemos, en primer lugar, en los enla
ces fonotcticos de vocales homologas. Como sealan Navarro
Toms (152) y Quilis (375), y como puede observarse en toda la
pronunciacin culta del espaol, la sucesin de dos vocales inacen-
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tuadas del mismo timbre produce un timbre nico tono: ldiumna
{la
alumna),
ojoscuro{ojo
oscuro),
padrenvejecido {padre
envejecido).
En cambio, en lo que algunos entienden como buena diccin
encontramos
1^- lumna
ojo-oscuro, padr^-mvejecido. Obsrvese,
de todos m odos, que esta supuesta buena diccin n unca se produce
en el lenguaje propiamente oral, sino en la pronunciacin que,
teniendo delante el texto escrito, se deja influir negativamente, en
este punto- por la escritura. Con esta articulacin vendra a resul
tar, desde luego
y
as convendr hacerlo notar a los estudiantes,
siempre que sea necesario-, que algunos versos que recoge para
ponerlos como ejemplos el
M anuales
Navarro Toms tendran una
slaba de m s:
Del saln en el ngulo-oscuro (Bcquer)
Truques^-ai risa mi dolor profundo (Espronceda)
Un tiempo-bollaba por alfombras rosas (Gmez de Avellaneda).
De este fenmeno como caracterstica de los medios de comu
nicacin audiovisuales -y de la obligada sinalefa en la pronuncia
cin correcta en casos com o la prim avera la sangrazAera se hizo
eco M. Seco Reymundo, quien sealaba:
Tal vez el error de esos locutores
4
provenga de los perniciosos preceptos de un
Manual
de
estilo
para informadores de radioquesepublic en 1980, que, ignorando
la fontica de nuestro idioma, consideraba inadmisible la sinalefa en estos casos.
(152)
1.2.
Concurrencia de dos consonantes homologas
De modo
semejante a lo que sucede en las agrupaciones d e vocales, cuando las
que aparecen en contacto son dos consonantes homologas, se pro
nuncian y deben pronunciarse como una sola (ver Navarro 175-
176;Qu ilis 375 -376 ): eda>rada
{edaddorada),
eM>o
{ellobo),
lo.se-
ores
{los seores),
diegarros
{diez cigarros),
uwovio
{un novio),
amonomnt ico
{amor
romntico),
etc. Hasta tal punto esto es as
que la correcta pronunciacin espaola pide que fonticamente se
confundan entre hispanohablantes:
son hombres-sonnombres, aquel
oro -
aquel loro,
etc.
5
En efecto, como ha sealado Quilis a prop-
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http://localhost/var/www/apps/conversion/tmp/scratch_4/lo.se-http://localhost/var/www/apps/conversion/tmp/scratch_4/lo.se- -
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SARALEGUI.
LA
PLURALIDAD DE NORMAS DEL ESPAOL yj \
sito de la posible prolongacin cuantitativa del sonido resultante de
la pronunciacin de dos homlogos en contacto:
Aunque en ciertas posiciones, y en un nivel cuidado del registro de habla, existe
una diferencia cuantitativa, realmente, la cantidad no es pertinente en espaol, ya
que la solucin normal es un solo sonido, y el contexto desambigua siempre. (377)
1.3. Pronunciacin de la ortografa x. Se refiere tambin M.
Seco a la pronu nciacin de la ortografa x.
La misma esclavitud de la escritura se observa continuamente en la pronun
ciacin ultracorrecta de la letra
x...
Los fonetistas, desde Navarro Toms hasta Qui-
lis, han sealado que, cuando x precede a una consonante su pronunciacin se
reduce a/s/ :extrao/estro/,explotacin/esplotacin/. Los locutores, yalparecer
sus manuales de estilo, ignoran esta sencilla norma fontica y, segn comentaba
Antonio Tovar, dicen excepto, extensin, extorsin, exclusinde manera tan exage
rada que parece que el hablante va aexpectorar
6
.
En efecto, ya opona Navarro Toms la pronunciacin de # cuando
es intervoclica a su situacin ante consonante(s), diciendo: en la
conversacin corriente, laxante consonante se pronuncia como una
simple
s
de modo que son correctas pronunciaciones tales como
estremo (extrem), y que entre vocales se pronun cia como gscon
una g dbil y relajada (140; ver tambin Quilis 251-252), y aun
aade: la pronunciacin correcta admite, generalmente, la spor x
intervoclica en exacto... auxilio... auxiliar (141). En cambio, como
dice
Seco,
es curioso que lafidelidada laxlleva a algunos a esmerarse
en pronunciarMxico/mcsico/, y /marksa/ para el gallegoM arttxa
y /mirnksu/ para el vascoMirentxuy /moiks/ para el cataln Moix,
simplemente por el hecho de que se escriben con
x
n
(152)
7
.
1.4. Pronunciacin de
s+r.
Otro tanto podra sealarse de dife
rentes fenmenos; entre otros, por ejemplo, la pronunc iacin d e*
seguida derm ltiple, como enIsrael, losreyes, ruinas romanas, etc.:
cualquiera puede comprobar que determinados locutores se empe
an en producir una pausa ficticia, naturalmente entre y rcomo
nica forma de que las dos consonantes queden, a su parecer,
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correctamente pronunciadas. En cambio, ya seal Navarro Toms
que en pronunc iacin relativamen te fuerte, la
s
sepierde por com
pleto,
aumentndose a manera de compensacin, las vibraciones de
la rsiguiente (109 ). Por su parte, Quilis seala: El fonema /s /
suele perderse cuando precede a
il
en el habla ... En una pronun
ciacin m uy cuidada, la articulacin resultante del contacto de estos
dos sonidos es un a fricativa sonora asibilada (25 1).
1.5.Acento intensivoy entonacin Pausas. El acento intensivo
sufre los efectos de una pretendida expresividad que resuelve poner
indebidamente acento tnico en palabras que, por ser tonas, no lo
tienen (artculo, preposiciones...), o bien en una slaba inadecuada
dentro de la palabra:
l
misin que nos incumbe no consiste en
proporcionar /form acin... (Lapesa 1996: 42 4) . Este fenmeno es
hoy panhispnico
8
.
En cuanto a la entonacin, se produce lo que Seco califica de
entonacin amanerada (150; ver Lapesa 1996: 425-4 26), que
consiste en una elevacin de la slaba final de la frase para luego des
cender levemente en la slaba final, sustituyendo la cadencia o semi-
cadencia caracterstica de la entonacin enunciativa en espaol por
un final circunflejo.
De la misma manera, pueden orse acentos de frase, esto es: se
produce la eliminacin de los acentos particulares de las palabras
para destacar uno solo en cada grupo fnico, generalmente el final:
es que no lo ha sido
nunca',
en lugar de
s
que
n
lo
h
s o
nunca
(Lapesa 1996: 425).
Por ltimo, el tipo de pronunciacin enftica al que me refiero
en este apartado puede quitar su valor significativo a las pausas, al
cambiarles el lugar que les es adecuado , en lecturas del tipo los
resultados de la copa/ del Rey de ftbol (Seco 150).
Quiero insistir en la permanencia y, hasta cierto punto, en el
prestigio- de estas anomalas porque, como resaltaba Manuel Seco,
los medios de comunicacin son la gran escuela del pas, y los periodistas son en
ella maestros de todo, empezando por el lenguaje. Ya s que ellos no pretenden
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serlo, pero la estructura actual de la sociedad les impone ese papel, del que no pue
den escapar y que deb en esforzarse en dese mp ear con dign idad . (155)
En el caso concreto que nos concierne como profesores de es
paol, debemos seguir denunciando estos fenmenos como an
malos; debemos ensear a nuestros alumnos a pron unc iar conforme
a la norma culta, que evita estos excesos; y debemos reclamar el
derecho ms bien, obligacin a disponer de materiales auditivos
que no presenten defectos de semejante calado.
2.
Discrepancia entre normas cultas
Consideremos ahora las principales discrepancias concretas de
normas cultas dentro de la lengua espaola, en lo que se refiere a
pronunciacin.
2.1.
Seseo/ distincin
s-0.
Pronunciacin de
s.
La
s
implosiva.
La discrepancia m s notable, en lo que se refiere a la pron unc iacin
del espaol, es la que admite como cultas tanto la norma mayorita-
ria seseante (que igualacasa
ycaza)
9
como la distinguidora, que p re
senta en
caza
articulacin interdental. A su vez, hay tambin en la
comunidad culta hispanohablante distintos timbres correctos de s
con lugares de articulacin (apical, predorsal, coronal, etc.) diferen
tes. Cabe mencionar aqu que la norm a culta colombiana tiende a
sonorizar la
I si
en cualquier posicin: [kza] #.$#, [azunzjin]
Asun
cin
(Vaquero 37).
Relevante es tambin la discrepancia de normas en espaol en lo
que se refiere a la pronunciacin de la-s implosiva, ms importante
an cua ndo es final de palabra. A prop sito de este fenmeno seala
Lapesa:
Desde la yotizacin del latn vulgar, tal vez no haya fenmeno fontico cuya
capacidad revolucionaria se pueda comparar con la aspiracin o prdida de la -$
implosiva, que repercute en los sistemas de vocales y consonantes, en la morfolo
ga y hasta en la sintaxis (esto ltimo, por ejemplo, en la concordancia de nmero
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LA
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en el espaol dominicano). Pero es proceso o serie de procesos limitados al medio
da espaol, Canarias, Antillas y tierras llanas o costeras de Amrica, mientras la
-s
implosiva se mantiene con firmeza en los restantes dominios hispanfonos. La
aspiracin de la-sparece ms capaz de ahondar diferencias que de servir a la uni
dad. (1996:428)
Es de notar, a propsito de -simplosiva y final, com o ya han
sealado diversos autores, que, dentro del dom inio geogrfico de su
aspiracin y prdida , sta puede tener justificacin sociolingstica;
as,
por ejemplo, la
-s
final de palabra a la que sigue un a vocal
(mis
amigos)se mantien e en Buenos Aires en los registros ms formales,
y en las clases socioeconmicas superiores. La aspiracin o elisin de
Is lprevoclica est estigmatizada en Buenos Aires, aunque esta rea
lizacin sea el resultado lgico del debilitamiento de Isl y siga el
mismo camino de mucho s otros dialectos del espaol (Lipski 190).
En opinin de Lapesa, la aspiracin o eliminacin de la-sfinalde
slaba o de palabra, y el yesmo, que enseguida vamos a considerar,
son manifestaciones de un a tendencia ms amplia del espaol: el aflo
jamiento en la articulacin de las consonantes. Locutores de radio y
televisin seala Lapesa acuciados por la prisa de transmitir sus
mensajes en tiempo contado, suelen hacerlos poco inteligibles por la
imprecisin de las consonantes relajadas o elididas (1996: 428).
2.2.
Yesmo/ llesmo . Del mism o m od o, se tienen por correctos,
dentro del espaol, tanto el yesmo esto es: la igualacin fontica
entre, por ejemplo, halla y haya- como la distincin en dos fone
mas de 11 y y.
A primera vista el progreso del yesmo podra parecer unificador... La elimina
cin de la //lateral
es,
por lo tan to, previsible en Amrica y en Espaa; pero no ase
gura resultado uniforme, pues el yesmo se fracciona en soluciones dispares
l0
.
(Lapesa 1996: 427-428)
En efecto, el sonido resultante de la igualacin puede aparecer
como /y/, / i / , i/, Isl y otras africaciones rehiladas, y no todos esos
resultados tienen la misma consideracin desde el punto de vista
sociolingstico; as, por ejemplo, sealaba Alvar para los rasgos sevi-
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llanos que dentro del yesmo general, el rehilamiento -co no cid o
tambin en todos los niveles tena su mayor intensidad en una
mujer inculta (19 90: 38); de otra manera, en los pases zestas,
Argentina y Uruguay, se est produciendo el ensordecimiento (s) de
la consonante resultante de la igualacin, pero este fenmeno fun
ciona como marcador sociolingstico, ya que se muestra com o pro
pio de la generacin joven en Buenos Aires, mientras que en otros
dialectos argentinos es propio del habla coloquial y en Montevideo
aparece ms en las mujeres que en los hom bres (Zam ora-G uitart 93 ).
Esta expansin del yesmo, que hace que en Espaa / /se bata en reti
rada frente al asalto yesta (Lapesa 1996: 42 7) , ha ocasionado u na
situacin que ser preciso tener en cuenta al ensear la lengua.
En concreto, como enseguida he de hacer notar, la norma culta
panhispnica tiende a preferir la correspondencia sonido-grafema
para la correcta diccin. Sin embargo, en el caso que ahora nos
ocupa , como ha resaltado Lipski, el llesmo, o conservacin de la
distincin /ll/-/y/, rara vez se considera prestigioso o digno de imi
tacin, pese al hech o de que anta o esta distincin formara p arte de
todos los dialectos castellanos (Lipski 158). Seala Lipski a co nt i
nuacin que en los pases hispnicos en los que se conserva /ll/, el
yesmo ha avanzado vertiginosamente en este ltim o siglo, de m odo
que la conservacin de /ll/ suele quedar restringida a mbitos rura
les,que la hacen poco o nada prestigiosa. En concreto, en los Esta
dos Un idos, la equiparacin tradicional del buen espaol con el
castellano ha co ntr ibu ido a crear un a preferencia artificial por /l l/
por parte de muchos profesores de espaol. Conforme crece en
nmero e importancia la poblacin hispana de los Estados Unidos
y la enseanza de l espaol se desplaza hacia normas panam ericanas,
est desapareciendo de los hbitos educativos ese castellano m ito
lgico (158). C om o ha resaltado F. M oreno , no parece tener
mucho sentido obligar a distinguir y y ll a un estudiante que
encuentra en ello grandes dificultades, que va a desarrollar sus acti
vidades laborales en una comunidad hispnica yesta, cuando el
profesor es yesta (19 97 : 14).
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2.3. Mantenimiento del hiato/diptongacin En la Historia de
lalengua espaolade Lapesa puede leerse, dentro del captulo dedi
cado al habla vulgar y rstica, con carcter generalizador, pero con
punto de mira en la realidad espaola propiamente dicha :
Las vocales en hiato pasan a formar diptongo con ms regularidad que en la
pronunciacin correcta, or iginndose cambios como acorden >acordin, real >
rial, cae > cai, toalla > m alla. (466)
En cambio, obsrvese, en relacin con el mismo fenmeno, la
siguiente anotacin de J.M. Lope Blanch para el espaol d e Mxico:
Raras son las ocasiones en que el espaol de Mxico se aparta de esa norma
hispnica ideal. En el terreno fontico, un solo caso relativamente comn, y algu
nos ms de carcter espordico. Frecuente, en efecto, es en el habla mexicana,
inclusive en su nivel culto, la diptongacin de los hiatos /ea/, leol, /oa / , /oe / , en
formas como / t jtro/ , /pjr / , / twya/ o /pwta/ , que en otras normas hispnicas se
rechazan co m o vulgares. (82)
2.4. Prdida/ conservacin de consonantes fricativas intervo-
clicas Otras discrepancias Cuando Lapesa se refiere a la prdida
de las consonantes fricativas intervoclicas, se ve obligado a afinar
en sus consideraciones respecto al vulgarismo. En efecto, tras iniciar
la exposicin del fenm eno del siguiente mo do : La relajacin de
las consonantes /d /, /g / yI ti afecta, en mayor o menor grado, al len
guaje corriente, pero est m uy incrementada en el vulgar (1980:
467),
considera necesario aclarar que la prdida de la l-d-l inter
voclica ... ocurre, ante to do , en la terminac in
-ado,
do nd e el habla
familiar de gentes espaolas mediasy aun cultas [subrayado mo]
admite
-ao,
frente a la reaccin que en algunos pases am ericanos
favorece el restablecimiento de -ado (467)
n
.
Vase, en efecto, lo que seala Lope Blanch para Mxico:
Co ntra lo q ue sucede en otras hablas hispnicas, la mexicana cu lta posee un con
sonantismo firme, que se manifiesta en la sistemtica conservacin de las sonoras
intervoclicas /b , d, g/ y en la plen a articulacin d e los fonemas integran tes de los lla
mad os grupos cultos. As, el espaol de Mxico m antien e la dental de la terminac in
-ado,
as como todos los fonemas consonanticos de las secuencias /kst/ (extraordina-
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rio,
texto), /ksk/ (exquisito), /nst/ (construir), /bst/ (abstracto), /ks/ (examen, satisfac
cin),
/kt/ (acto), /ti/ (atlas), etc., y rechaza, como vulgares, las realizaciones de tipo
cansao , estrem o, escusar, costruir, testo, satisfacin, adas [olas], (oto), et c.'
3
(82)
Se refiere explcitamente Lapesa a discrepancias de este tipo
cuando afirma:
la norm a culta americana rechaza vulgarismos q ue en E spaa gozan de indulgencia o
no se sienten como tales: la pronunciacin -ao por -ado es demasiado plebeya en
Mjico y la Argen tina, don de el uso norm al evita om itir lal--l y an la refuerza con
especial ten sin (desgraciaddo); en Argentina, para no suprimir descuidadamente la /-
d/ final enpar, bond,se llega a dec irparet, b ondat.La acentuacin peninsular grave
de
amoniaco, policiaco, cardiaco,
austraco
es inaceptable para odos cultos argentinos,
acostumb rados a los esdrjulos amonaco, policaco, cardaco, austraco
1
*. (1980: 598)
Pero obsrvese que en las anotaciones de Lope Blanch para
Mxico se recoge tambin la pronunciacin de los llamados grupos
cultos
{satisfacin,
seala, en efecto, dicho autor como pr o
nunciacin rechazada, por vulgar, en el habla culta de Mxico). En
lo que se refiere a Espaa, Lapesa ha resaltado la pronunciacin sim
plificada de los grupos cultos como caracterstica general, no slo
vulgar, de los hablan tes de Galicia y Asturias, que se resisten a ar ti
cular los grupos consonanticos extraos a su fonologa de trad icin
oral (199 6: 42 9). A propsito de tales grupos contin a Lapesa:
Hoy se advierte en Espaa un aflojamiento de la tensin culta: estudiantes uni
versitarios dicen sin reparo -y a veces escriben- esamen, esigir, tasi, lecin, produ
can, que hace cuarenta aos denunciaban escasa cultura o extraccin muy popu
la r
1 5
. (429-430)
No har falta decir que la norma culta de todo el mundo his
pnicoseem pea en p ronunciar correctamente, sin alterarlas, adems
de [k], otras consonantes implosivas: anirar, ignorar,
a/:itud
etc.
16
.
2.5. Id asibilada y
r
vibrante
En zonas espaolas (puntos de
Navarra y Rio a) y americanas (Chile) se produce una asibilacin de
ren los grupos /tr/ y /dr/ en posicin prenuclear
{cuatro, cuadro).
Adems, en Chile se produce la asibilacin de
lil
mltiple en posi-
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cin intervoclica
{perro}-,
pues bien: la asibilacin de
I ti
en /tr/ , /dr/
prenucleares no pertenece a la norma culta en Navarra y Rioja
17
; en
lo que se refiere a Chile, en esta misma posicin la variabilidad de
asibilada y vibrante acta como 'marcador' sociolingstico. En el
habla cuidada de la gente culta predom ina la vibrante, mientras q ue
entre hablantes incultos predomina la asibilada en todos los esti
los
(Zam ora-G uitart 98); por el contrario, en posicin intervoclica
en el chileno [...] predomina la realizacin asibilada en todos los
estilos salvo en el habla ms influida p or la escritura (99 ).
2.6. Discrepancias en la pronunciacin de la ortografa
g {ge,
gi), j .
La consonante que representa la ortografa
g {ge, gi), j
es lin-
guovelar fricativa sorda /x/ en m bitos sep tentrionales espaoles. En
determ inados m bitos americanos podra describirse fonticamente
de la mism a manera si se aad e que su articulacin no es tan atra
sada com o la descrita por Navarro Tom s y nunc a se hace vibrante
ni estridente (Zam ora-G uitart 104).
Existe adems en tierras americanas, como es sabido, para esta
ortografa, un a pronu nciacin fricativa larngea o farngea, o simple
aspiracin / h / . Esta realizacin aspirada es la ms extendida en
Hispanoam rica [...] En E spaa, se da en la Ribera (Salamanca), en
Mrida, como larngea, en Canarias, donde aparecen las dos varian
tes,
farngea y larngea, y en Andaluca, en Huelva, Sevilla, Cr
doba, Cdiz y Mlaga (Quilis 255 ).
Es decir, la /x / vibrante y estridente se produc e slo en la
norma culta de un pequeo dominio peninsular, lo que obliga a
tener en consideracin, con vistas a la enseanza, las dems reali
zaciones cultas de esta consonante.
3. Pautas para laenseanzade la pronunciacin
Hechas las consideraciones anteriores, en las que se analizan las
discrepancias de la pronunciacin culta en espaol, parece op ortu no
term inar con una indicacin, siquiera breve, sobre cada una de ellas.
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3.1.
Dos vocales tonas homologas que pertenecen a distintas
palabras y concurren se pronuncian como una sola: ldlumna (y no
[a-alumna)
; ver 1 . 1 .
Del mismo modo, debe hacerse sinalefa entre dos vocales en
contacto de distinto timbre que pertenecen a palabras diferentes: la
sangrgaitera ( y no la sangre-altera); ver 1.1.
3.2. Dos consonantes homologas en contacto, que pertenecen a
palabras diferentes, se pronuncian como una sola: cloro (y no e/-
loro);
ver 1.2.
3.3.
La grafa
x
debe pronunciarse como consonante doble (ks,
gs) cuando es intervoclica:
examen
(examen). En cambio, no es
necesaria la pronunciacin forzada de esta grafa como doble conso
nante cuando precede a consonante(s); en esta posicin puede pro
nunciarse como simple
s:
jcepto, exclusin (y no ecscepto, ec$clu-
sin; pinsese que en esta ltima palabra, la pronunciacin de
x
como consonante doble produce el contacto, m uy raro en la fonolo
ga de la lengua espaola, de cuatro consonantes seguidas); ver 1.3.
No obstante, en los lugares (algunos de Hispanoamrica y, en
concreto, el nivel culto de Mxico; ver 2.4) o hablantes en los que
no resulte forzada tal pronunciacin doble (y esto se produce con
frecuencia en estudiantes extranjeros acostumbrados a acumu
laciones consonanticas en sus lenguas propias) no debe corregirse.
3.4. En el encu entro e ntresy r, resulta perfectamente correcta la
casi total supresin de
s
ante
r
mltiple: lam iinanom anas
(las rui
nas
romanas) ,
ver 1.4.
3.5.
El acento de intensidad debe cumplir la funcin propia que
tiene en espaol, esto es, el realce de la slaba en la que se encue ntra.
Esto quiere decir que ni deben acentuarse tnicamente elementos
tonos de la lengua (artculo, clticos, determinantes posesivos, pre
posiciones...) ni deben acentuarse, dentro de la palabra, slabas
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indebidas. No se puede olvidar que slo por el acento tnico se dis
tinguen en espaol
mhe-limke-limit
y, del mismo modo,
dep-
sito-depoMo-deposio,
amo-am,
carite-cant,
etc.; ver 1.5.
Tam poco es propio de la lengua espaola -precisamen te porq ue
el acento tnico, dentro de la palabra que lo tiene, es un elemento
diferenciador de primer orden- el acento nico de frase y, por con
siguiente, habr que evitarlo; ver 1.5.
Asimismo, hay que procurar que los esquemas de entonacin no
sufran influencias extranjerizantes, sino que se ajusten a lo que
-dentro de la variedad que ya existe diatpicamente- es propio del
espaol; ver 1.5.
Evidentemente, ningn tipo de nfasis justifica la alteracin del
lugar de las pausas hasta el punto de quitarles su valor significativo;
ver 1 .5 .
3.6. A propsito d e la
s
y sus alteraciones, y de la distincin entre
s/o, conviene hacer notar, como pautas, las siguientes:
3.6.1.
Que es vlida cualquiera de las pronunciaciones (apical,
predorsal, coronal) de r, ver 2.1; en este punto, cabra recordar a
los profesores de espaol que proceden del norte peninsular que su
timbre apical no es, desde luego, el ms frecuente en el conjunto de
la lengua espaola.
3.6.2. Que la pluralidad de normas cultas del espaol admite
tanto la distincin s/o como la igualacin seseante; tambin aqu
debera recordarse a los profesores distingudores qu e es m uch o ms
general, den tro de la lengua espaola, el seseo que la distincin s/0;
ver
2.1;
y que, en todo caso, parece poco p rude nte tratar de intro
ducir en la distincin a estudiantes que, por haber tenido un profe
sor anterior seseante, practican el seseo. Viceversa,
si el alum no extranjero distingue con naturalidads y z,se va a desenvolver en una
comunidad que habitualmente distingue estos sonidos y el profesor distingue en
su fontica, tampoco tiene sentido hacer tod o lo posible para convertirlo en sese
ante. (Moreno 1997: 14
18
)
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3.6.3.
Que, siendo amplias las zonas y sujetos hispanohablantes
que aspiran o pierden lasimplosiva y final, las diversas norm as cul
tas muestran un esfuerzo -que funciona, al menos, como marcador
sociolingstico- en conservarla en los registros ms formales y en
la lectura; ver
2.1;
esto, unido a la importancia de
-s
final en espa
ol com o indicacin m orfemtica, debe implicar la enseanza de su
pronunciacin cuando es postnuclear.
3.6.4. Dentro del conjunto hispnico general, parece poco re
levante -y, por tanto, no habr que tenerla en cuenta la sonori
zacin colombiana culta de las;ver 2.1.
3.7. Tanto el yesmo (y zesmo) com o la distincin 11/yseconsi
deran correctos den tro de la lengua espaola; por ello, la pretensin
de ensear la pronunciacin distinguidora de // no debe llevar a
extremos imprudentes; ver 2.2.
3.8. De acuerdo con la norma culta hispnica ms general, los
hiatos (acorden,
red, teatro, peor)
deben conservarse, aunque su
paso a diptongo est presente en algunos niveles cultos hispa
noamericanos; ver 2.3 .
3.9. Tambin de acuerdo con la norma culta hispnica ms ge
neral, debe ensearse la conservacin de las consonantes fricativas
intervoclicas, incluida la
-d-
de -afo; ver 2.4.
3.10 . Asimism o, la norm a culta hispnica ms general pronuncia
correctamente los dos elementos consonanticos de los llamados g ru
pos cultos de consonantes (diccin, acto, tcwica, igrcorar,
apto,
etc.)
y, en general, toda consonante implosiva (admirar) sin alterarla ni
perderla; ver 2.4; esta es, en efecto, la pronunciacin que debe
ensearse.
3.11.Dentro delasrealizaciones der,la ms general en los hablan
tes cultos hispnicos es la vibrante; parece op ortun o, pues, aplicarla a
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la enseanza general, si se tiene en cuenta que hasta en Chile, donde
la asibilacin de
-rr-
intervoclica es general en todos los estilos, en el
ms influido por la escritura se hace tambin vibrante; ver 2.5.
3.12. En cuanto a la pronunciacin de la ortografa
g {ge,
gi), j
habr de tenerse en cuenta la correccin de las variantes aspirada,
fricativa larngea o farngea y linguovelar, y en sta, tanto la
vibrante y estridente del norte peninsular como la americana que
no lo es; ver 2.6. En
este
pu nto , com o se ha sealado arriba para
otros, los profesores que procedan del norte peninsular no debern
olvidar que su pronunciacin propia resulta, en el panorama gene
ral del espaol, absolutamente minoritaria.
4. Final
Como ha podido apreciarse en la anterior exposicin, resulta
extraordinariamente difcil pensar en la unificacin de la pronun
ciacin espaola. Es ms, como ha sealado Lipski,
los rasgos caractersticamente castellanos
-I0I
fricativa interdental, /x/ muy gutu
ral, /s/ apicoalveolar, uso de vosotros, etc.- no aparecen en Hispanoamrica, y no
son aceptadas sociolingsticamente a no ser que las empleen nativos de Espaa.
(169)
Sin embargo, en no pocos autores se menciona una norma his
pnica ideal , un ideal de lengua que los hablantes cultos de cual
quier regin hispnica tratan de practicar (Lope Blanch 82). Pese a
las dificultades de definir tal norma hispnica ideal, en lo que se
refiere a la pronunciacin, una idea central, antigua, recobra actua
lidad: la adecuacin entre fontica y ortografa; dicho con otras
palabras: la correspondencia sonido-grafema. Como ha sealado
Lipski, que se refiere tambin a los otros aspectos lingsticos y a la
situacin, respecto de ellos, del espaol en Am rica,
esta norma adopta como principio la correspondencia estricta sonido-grafema,
evita los elementos morfolgicos y gramaticales no estndar, y posee un vocabula-
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rio con un mnimo de regionalismos. Aunque esta norma cultasea la variedad
materna de muy pocos hispanoamericanos, es real desde el punto de vista socio-
lingstico, pues forma el teln de fondo contra el cual se definen los estndares
regionales de prestigio. (168)
Q u i z s s e a p r e c i s a m e n t e el t e r r e n o f o n t i c o d e l e s p a o l , p r e c i
s a m e n t e p o r l a d i v e r s i d a d q u e a q u h e m o s c o n s i d e r a d o , a q u l e n e l
q u e s e a n t o j e n m s l e j a n o s l o s d e s e o s q u e e x p r e s a b a a s e n 1 9 9 2
G r e g o r i o S a l v a d o r :
Urge, me parece, la creacin de un organismo supranacional hispnico que se
ocupe de la lengua de todos precisamente como la lengua de todos y, por descon
tado,como idioma de proyeccin universal. (46)
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NOTAS
1. En concreto, seala para Espaa la existencia de una norma castellana, otra se
villana y otra canaria. En lo que se refiere a Amrica, se arriesga -as lo dice l
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m is m o - a dist inguir : una no rm a mexicana y centroame ricana (que incluye la de la
ciudad de Mxico); una norma caribea (que incluye la de San Juan de Puerto
Rico);
una norma andina (que incluye la de Bogot o la de Lima), una norma chi
lena ( que incluye la de Santiago) y una norma rioplatense (que incluye la de Bue
nos Aires o la de Montevid eo); ver More no 199 7: 13.
2 . Aunque es de sobra conocido, valga notar aqu que el trabajo que aparece en la
Bibliografa final de este artculo como Lapesa 1996 se public por primera vez en
1976 ,en el volum en Comunicacin y lenguaje.
3 . Ver Seco. Enseguida ofrezco dato s concreto s de su apo rtacin y de la de R. Lapesa.
Tales datos aparecen, asimismo, recogidos en Romero 28-30 y Casado 155-156.
4 . Si no estoy equivocada, son precisa me nte locutores de radio los encargad os de gra
bar ejercicios y pruebas auditivas.
5.
Co nv en dr n otar qu e en esta caracterstica fontica del espaol se basan, co m o es
bien sabido, no pocos chistes y juegos de palabras, sin olvidar algunos con valores
estilsticos diversos; pinsese, por un momento, por ejemplo, en la archiconocida
Pobre barquilla ma.. . entre las olas sola .
6. Ver, en cambio, lo que se seala en 2.4 para el espaol culto de Mxico.
7 .
Valga sealar que en el caso de Maruxa, Mirentxu, Moix se plantea una cuestin
diferente, a saber: si los locutores debe n conocer so meram ente la correspo ndencia
entre fontica y ortografa de las dems lenguas espaolas.
8. Si bien mino ri tar io y l imitado a determ inadas si tuaciones (Lapesa 1996: 42 4).
9. El seseo est legitimado, junto a la pronunciacin distinguidora de s/0, desde el
Segundo
Congreso
de Academias de la Lengua Espaola,de 1 956, ver Guitar te 1 04-10 5.
10.
Ver, adems, en 2.1, la opinin de Lapesa acerca del aflojamiento general de las
consonantes en espaol, del que seran ejemplos tanto el yesmo como la aspira
cin y prdida de la -simplosiva.
11 .
No slo por el captulo del libro en el que se encuentra, sino adems porque en el
que Lapesa dedica al espaol de Amrica hay de nuevo un epgrafe -esta vez, evi
den tem ente, con pu nto de mira am erican o -que l leva por t tulo Vulgarismo y
norma culta.
12. Tngase en cuenta que ya el Manual de pronunciacin
espaola
de Navarro Toms
se refera al hec ho de qu e, segn l, la conservacin sistemtica de la d de -ado,
con articulacin plena, en la conversacin corriente, resultara, sin duda, afectada
y pedante; pero, por otra parte, su omisin defini t iva y completa en todo
momento u ocasin, ser a causa de que en muchos casos la pronunciacin resul
tase dem asiado ordinaria y vulgar . Por eso pro po ne una frmula prctica q ue
puede recomendarse a los extranjeros. . . pronunciar en la terminacin -ado u n a d
reducida y dbi l (Navarro 101).
13. Obsrvese, de nuevo, aqu la discrepancia entre la norma culta mexicana y la espa
ola -sealada en 1.3 en lo que se refiere a la pronunciacin de
x
seguida de
consonante .
14. Ntese que DRAEde 1992 recoge ambas variantes; en concreto, en austracose d ice
( y austraco), en tanto que en en cardacose aad e (y cardiaco), dando prelacin
en un caso a la acentuacin llana y en otro a la esdrjula.
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15.
Precisamente seala Lapesa en nota: Este descuido no deja de sorprender a los
visitantes hispanoamericanos (429 ).
16.
Cuando la implosiva es s, las circunstancias son particulares en espaol, ver 2.1.
17.
El principal estudioso de este fenmeno, Amado Alonso, describi una variante
semiculta y otra rstica.
18. Por muy extendido que est el debilitamiento y la prdida de-sen grandes zonas
del mundo hispnico no parece razonable privar a un extranjero de su uso ya que
ello podra suponerle dificultades incluso de comprensin , (Moreno 1997: 14).
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