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Polanyi en América formalismo vs sustantivismo.
Problemas
Orientación substantivista: definición formal y substantiva de Economía. La economía como proceso institucionalizado. Las formas de integración económicas. La noción de incrustación y las relaciones economía-sociedad antes de la existencia de la Economía de mercado
Orientación formalista: definición de economía. El homo economicus. Marginalismo, escasez y maximización. Aplicación de la orientación marginalista a las sociedades sin mercado.
La polémica: textos fundamentales
La polémica entre formalistas y sustantivistas
Ante la pregunta ¿hasta qué punto la teoría económica, tal y como la presentan los economistas , es capaz de informar sobre el funcionamiento de cualquier sistema económico concreto?, los antropólogos se enfrentaron en varias tesis respecto a la definición de lo económico. Principal fue la controversia entre formalistas y substantivistas que se desarrolla en dos etapas: en los años 40 con las discusiones de Herskovits y Firth frente a Thurnwald y Malinowski, y en los años 60 con Leclair, Scheneider y Burling, frente a Polanyi, Dalton y Sahlins.
El precedente del debate estaba en Weber que distingue dos enfoque del hecho económico. En el fondo del debate se halla en realidad una discrepancia acerca de la visión de la ciencia: una deductiva y formal (formalismo) y otra empírica e inductiva (sustantivismo).
El significado substantivo deriva de que el hombre depende, para su subsistencia de la naturaleza y de sus semejantes. Se refiere al intercambio con el medio ambiente natural y social, en la medida en que este intercambio tiene como resultado proporcionarle medios para su necesaria satisfacción material.
El significado formal deriva del carácter lógico de la relación medios-fines, tal y como aparece en la palabra económico (barato) o economizar (ahorrar). Se refiere a la concreta situación de elegir y especialmente a la elección entre los distintos usos de los medios, cuando estos son insuficientes.
El formal implica un conjunto de reglas relativas a la elección entre los usos alternativos de los medios insuficientes. El substantivo no implica ni elección ni insuficiencia de los medios.
Pero el concepto habitual de económico fundía los significados de subsistencia y escasez de lo económico. Esta combinación de términos se produjo por circunstancias del azar. Los dos últimos siglos produjeron en Europa occidental y Norteamérica una organización de la subsistencia humana para el que las reglas de la elección resultaban singularmente apropiadas. Esta forma de sistema económico consistía en un sistema de mercados
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formadores de precios. Implicaba que los participantes tuvieran que hacer elecciones provocadas por la insuficiencia de los medios. En la práctica el significado formal y substantivo coincidían y se aceptó que el término económico era un concepto compuesto de ambos significados.
Pero el antropólogo se enfrentaba con una gran variedad de instituciones que no eran mercado, en las que estaba incrustada la subsistencia humana. Sus problemas no podían ser afrontados con la ayuda de un método analítico, diseñado para una forma especial de sistema económico, basado en la presencia de elementos específicos del mercado.
Para los formalistas la teoría económica podía ser aplicada a todas las sociedades, tiene validez universal. Para los sustantivistas, las instituciones económicas tenían que ser estudiadas en cada caso: la teoría económica no era de aplicación general sino particular, sustantiva, es decir, propia únicamente de la sociedad occidental. Consideraban que la economía formal fue diseñada para explicar la economía de mercado, y no puede aplicarse a las economías sin mercado.
Los textos básicos de la polémica están recogidos en tres libros:
Godelier: Economía y Antropología, en el que se hecha de menos el artículo de Cook sobre “La mentalidad obsoleta antimercado”, principalmente por las respuestas de Kaplan que es una de las mejores aportaciones desde el punto de vista metodológico
Le Clair, Schneider: Economic Anthropology: Reading in Theory and Análisis, donde se encuentran los artículos de Cook y Cancian
Firth: Temas de Antropología económica. Es una recopilación de textos de Polanyi, Cook, LeClair, Dalton...
Los sustantivistas
El origen del concepto substantivo es empírico. Es el proceso instituido de interacción entre el hombre y su medio ambiente, que tiene como consecuencia un continuo abastecimiento de los medios materiales para satisfacer las necesidades. La satisfacción de necesidades es material si implica la utilización de medios materiales para cumplir sus fines. El sistema económico es pues un proceso institucionalizado.
Es universal la teoría económica?
Los seguidores de la escuela substantivista son unánimes en su juicio de que la teoría económica es inaplicable al estudio de las economías sin mercado o primitivas. Afirman que para estudiar lo económico es necesario desarrollar un nuevo enfoque, de orientación substantiva e inductiva, que nos aporte una metodología válida transculturalemente a partir de la cual elaboraríamos con el tiempo una teoría económica general. Estas posiciones proceden de una ideología anti-mercado que considera la teoría económica formal como fruto de la economía de mercado del siglo XIX. Las creencias substantivistas se basan en una simplificación de la historia del pensamiento económico occidental y de la naturaleza y
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contenido del análisis económico contemporáneo.
El rechazo total de la teoría económica en las investigaciones antropológicas es una postura cuya única justificación es ideológica y dependiente d euna serie arbitraria de afirmaciones doctrinarias. La utilización selectiva de modelos y conceptos tomados de la teoría económica para el análisis de las economías sin mercado no presupone necesariamente una asunción apriorística de que la estructura de mercado exista universalmente.
La antropología económica sólo surgirá a partir de una disciplina híbrida que represente la fusión de dos tendencias: el estudio de la teoría económica por parte de los antropólogos, y el desarrollo de una perspectiva antropológica por parte de los economistas.
El surgimiento posible de una teoría general de los sistemas económicos comparados depende de lo bien que se antropogicen los economistas.
Cualquier teoría general de economía comparada deberá proceder de que la compleja habilidad para construir modelos de los economistas se aplique a los datos recopilados por los etnógrafos sistemáticos que conocerán las categorías relevantes y las herramientas conceptuales del análisis económico. Una concepción de la economía, como la que tienen los substantivistas, es decir, las de una actividad de subsistencia más la satisfacción de las necesidades materiales y a la que sólo se llega inductivamente, excluye la formulación de una ciencia viable de los sistemas económicos comparados.
Podemos presumir que el mundo de los primitivos que durante tanto tiempo ha dominado la imaginación de los antropólogos va a desaparecer inevitablemente y que será desplazado por un mundo de campesinos y proletariados. En palabras de Dalton, “los economistas se ocupan de causar un incremento en la producción real, los antropólogos de reducir la aniquilación social que conlleva el rápido alejamiento institucional de las formas de vida social que conlleva el rápido alejamiento institucional de las formas de vida indígenas... hay que empezar por el análisis etnoeconómico que nos permita escoger las vías de transformación hacia la industrialización que acarreen sólo los costes sociales inevitables.”
La Antropología Económica en el futuro deberá hacer un análisis de los temas de tal modo que la ciencia de la economía comparada pueda con el tiempo surgir como una estructura cuyos cimientos sea tan sólidos en sus postulados antropológicos como en los económicos.
La economía como proceso institucionalizado
El concepto substantivo de economía es, pués, el sistema económico empírico y puede resumirse, según Polanyi, como el proceso institucionalizado de interacción entre el hombre y su medio ambiente, que tiene como consecuencia un continuo abastecimiento de los medios materiales para satisfacer las necesidades.
Si es un proceso institucionalizado, debemos analizar los dos conceptos que sobrelasen:
El del proceso: sugiere un análisis en términos de movimiento. Los movimientos se
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refieren a cambios de localización o a cambios de apropiación o bien a ambos: es decir, los bienes materiales pueden cambiar de posición o de manos.
Los movimientos de localización: incluyen la producción, junto con el transporte, para la que el traslado espacial del objeto es igualmente esencial. Este tipo de movimiento de los elementos representa algo esencial del sistema económico en el sentido substantivo del término, a saber, la producción.
El movimiento de apropiación. Determina tanto la circulación de los bienes (transacción) como su administración (disposición). La transacción es un movimiento que ocurre entre “manos”, entendidas estas como los cargos u organismos públicos, así como las personas o firmas privadas
Las actividades sociales, en la medida en que forman parte del proceso, pueden denominarse económicas; las instituciones se denominan así en la medida en que contienen una concentración de tales actividades; todos los componentes que forman parte del proceso pueden considerarse elementos económicos. Estos elementos pueden agruparse convenientemente en ecológicos, tecnológicos o sociales, según pertenezcan fundamentalmente al medio ambiente natural, al equipamiento mecánico o al marco humano.
Pero este proceso económico no alcanzaría toda su plena realidad si se presenta reducido a una interacción mecánica, biológica o psicológica de elementos. Sólo sería el esqueleto de los procesos de producción y transporte, así como de los adecuados cambios. En ausencia de cualquier indicación de las condiciones sociales de donde nacen los motivos de los individuos, sería poca cosa para sostener la interdependencia de los movimientos y su recurrencia de las que dependen la unidad y estabilidad de los procesos. De ahí la trascendental importancia del aspecto institucional de la economía.
El de su institucionalización: la institucionalización del proceso económico dota al proceso de unidad y estabilidad: crea una estructura con una función determinada en la sociedad; traslada el lugar del proceso en la sociedad, añadiendo de este modo significación a su historia; centra el interés en los valores, los motivos y la política. Unidad y estabilidad, estructura y función, historia y política deletrean de forma operacional el contenido de nuestra afirmación de que el sistema económico es un proceso institucionalizado.
Desde este punto de vista institucional todo lo que genera e integra la producción no es más que unidades semánticas de un gran contexto social. Distintas formas de comprender esos aspectos de la producción económica confieren una u otra sociedad.
Las formas de integración
El estudio de cómo están instituidas las economías empíricas debe comenzar por la manera en que la economía adquiere unidad y estabilidad, es decir, por la interdependencia y recurrencia de sus partes. Esto se logra mediante una combinación de muy pocos modelos, que pueden denominarse formas de integración. Es decir, Polanyi nos propone una tipología general de los sistemas económicos. Se distinguen las siguientes:
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Reciprocidad: denota movimientos entre puntos correlativos de agrupamientos simétricos. Es más propia de las bandas, tribus y ciudades-estados. La reciprocidad, como forma de integración, gana fuerza en gran medida gracias a su capacidad de utilizar tanto la redistribución como el intercambio a manera de métodos subordinados. La reciprocidad puede conseguirse compartiendo una carga de trabajo de acuerdo a determinadas formas de redistribución, como cuando se hacen las cosas por turnos. De esta manera similar, la reciprocidad se consigue a veces mediante el intercambio de determinadas equivalencias en beneficio del asociado que está escaso de bienes de primera necesidad. En las economías sin mercado esta forma de integración, junto con la redistribución, suelen de hecho presentarse juntas. Hay tres tipos de reciprocidad:
Generalizada; alguien da a otra persona y no espera nada en concreto o inmediato a cambio. Estos intercambios son, más bien, expresiones de las relaciones personales
Equilibrada: se aplica a los intercambios entre personas que están relacionadas o emparentadas más distantemente que los miembros de una banda o grupo doméstico. El donante espera algo a cambio y la relación social se hará tensa si no hay reciprocidad.
Negativa: se aplica a las personas situadas en los márgenes de sus sistemas sociales. El intercambio es una manera de establecer relaciones con los extraños y se intenta obtener el mejor retorno inmediato. Implica obtener algo a cambio de lo menos posible.
Redistribución: designa los movimientos de apropiación hacia un centro y luego hacia el exterior. Se presenta por muchas razones, en todos los niveles de civilización, desde la tribu cazadora primitiva hasta los grandes sistemas de almacenamiento de Egipto, Sumeria, Babilonia y Perú. Supone la existencia de un centro (jefaturas) y la necesidad de un almacenamiento básico. Podemos encontrar dos tipos de redistribución:
Igualitaria Estratificada
Intercambio: hace referencia a movimientos de ida y vuelta en un sentido y al contrario que tiene lugar entre “manos” en el sistema de mercado. Es más propia de los Estados. Para producir integración, el intercambio necesita de un sistema de mercados que formen los precios. Por ello deben distinguirse tres clases de intercambios:
Intercambio operacional: es el movimiento meramente físico de cambio de lugar entre manos
Intercambio basado en un acuerdo previo: son los movimientos apropiativos de intercambio con una equivalencia fija.
Intercambio integrador: los que tienen lugar con una equivalencia negociada o contractual.
Las formas de integración no representan “etapas de desarrollo” no implican
ningún orden temporal. Pueden presentarse distintas formas subordinadas al
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mismo tiempo que la forma dominante, y está sufrir un eclipse temporal y luego
reaparecer. Cada forma de integración requiere para su funcionamiento de unas
estructuras institucionales y de unos principios de comportamiento marcados.
los principios de comportamiento no adquieren sentido si no es dentro de cada
estructura institucional específica.
La redistribución, el método dominante en la sociedad tribal y arcaica, junto a
la cual el intercambio sólo juega un papel menor, llegó a tener una gran
importancia en el imperio romano tardío, y actualmente está ganando terreno en
algunos Estados industriales modernos. La Unión Soviética era un ejemplo
extremo.
Polanyi considera necesario para comprender la lógica de un sistema
económico seguir el principio metodológico de analizar la producción y no la
circulación de los bienes, a la vez de seguir un segundo principio basado en no
confundir el estudio de un sistemas con la mera observación de sus aspectos
sensibles de los agentes económicos propios de un sistema.
La incrustación
Para Polanyi la economía de mercado es un sistema económico regido, regulado
y orientado únicamente por los mercados, en el que la tarea de asegurar el orden
en la producción y la distribución es confiada a un mecanismo regulador. Ese
orden es asegurado de un modo distinto en las otras dos formas de integración:
la redistribución y reciprocidad. En ellas el orden de producción y distribución
de los bienes se halla integrado, “incrustado” (embedded) en el orden social. Su
lógica económica es dependiente de su lógica social. No quiere decir esto que
no exista una actividad económica, ya que toda sociedad requiere de la
producción de medios de subsistencia y de su distribución para su
aprovisionamiento y sustento. Pero lo que no se da es una actividad económica
con sentido de leyes y reglas propiamente económicas. En ninguna de ellas
puede observarse un “homo oeconomicus”, ni una actividad económica
autónoma.
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La economía humana esta, pués, incrustada y enredada en instituciones
económicas y no económicas. La inclusión de lo no económico es vital, ya que
la religión o el gobierno pueden ser tan importantes para la estructura y el
funcionamiento de la económica como las instituciones monetarias o la
disponibilidad de herramientas y máquinas que aligeren el trabajo de la mano
de obra.
Mercado y economía de mercado
La economía de mercado está estrechamente vinculada con el capitalismo
donde las relaciones de intercambio se organizan a través del mercado. Nadie
duda hoy en día que el mercado es una institución importante en la vida
económica. Pero la regulación de la sociedad a través del mercado significa que
los objetos, la esencia de la vida y los hombres mismos deben convertirse en
mercancías para poder ser objeto de cambio
Para Polanyi, el capitalismo o economía de mercado conlleva un sistema de
mercado autorregulado; una economía dirigida por los precios del mercado. El
mecanismo que lo controla es ajeno a la voluntad humana, se regula por las
leyes de la oferta y de la demanda y para que funcione, deben formar parte del
mercado todos los factores de producción. Tierra y trabajo se consideran, así
mercancías, con lo cual el trabajo, la actividad de los hombres, que es la esencia
de la sociedad, lleva a la subordinación de la sociedad a la economía de
mercado.
La regulación es la forma como el Estado contribuye a la estabilización de la
economía capitalista. El Estado regula con prioridad a través de leyes,
reglamentos, impuestos y subvenciones. La regulación puede llegar a
describirse, como mecánica social, con la imagen del termostato. El termostato
es un regulador que permite controlar la temperatura cuando alcanza
determinados niveles. Allí tenemos la imagen de una regulación mecánica.
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Cuando la sociedad es una máquina, los hombres como técnicos sociales
adoptan el rol del regulador.
Los formalistas: el homo economicus
La economía es el estudio de la asignación de los medios escasos a objetivos
múltiples, o la ciencia que estudia el comportamiento humano como una
relacion entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos. Así, la
elección, asignación y economización constituyen el núcleo del
comportamiento económico.
Sus argumentos son que no existen medios ni fines específicamente económicos
sino que sólo es económico el proceso de asignación de recursos escasos a fines
alternativos. Lo económico es sólo la relación entre fines y medios, la manera
en que el individuo manipula sus recursos técnicos para conseguir sus
objetivos.
Todas las sociedades se enfrentan al reto de conseguir recursos necesarios para
satisfacer unas necesidades, esto es, un sistema económico.
La antropología económica debe dar cuenta en sus explicaciones de la
organización social global sin olvidarse, sin embargo, las necesidades y
conductas individuales. La conducta económica se da en todas las sociedades.
Lo que ocurre es que en las sociedades primitivas la escasez es tal que las
posibilidades de elección se hallan extremadamente limitadas. No es que no
tengan una conducta económica, sino que se hallan en un extremo de
continuum que llega hasta nuestra sociedad. Pero la necesidad de opción existe.
La conducta racional de nuestra sociedad consiste en diferir la satisfacción de
las necesidades y acumular los recursos para producir más bienes y multiplicar
los servicios. Pero existen muchas culturas en que esa actitud de diferir la
satisfacción de las necesidades se considera desventajosa, donde el buen juicio
es el que indica que los recursos deben gastarse y donde no existe la tradición
de incrementar la producción y multiplicar los servicios.
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La economía formalista es producida por la lógica de la acción racional y luego
da lugar al análisis económico. La acción racional se define como la elección de
los medios en relación con los fines. Los medios son cualquier cosa que sea
adecuada para servir a un fin. Cualquiera que sea el fin, lo racional es escoger
medios en concordancia con él. La lógica de la acción racional se aplica, pues, a
todos los medios y fines que abarcaba la casi infinita variedad de los intereses
humanos. De manera similar, en el campo de la economía, los fines y los
medios son infinitos. La economía formal, se refiere a una situación de elección
que se plantea a partir de la insuficiencia de medios. Este es el postulado
llamado escasez. Requiere, en primer lugar, insuficiencia de medios; en
segundo lugar que la elección sea inducida por la insuficiencia. La insuficiencia
de los medios en relación con los fines se determina con ayuda de una sencilla
operación de comprobación, que demuestra si hay o no hay bastante para todos.
Para que la insuficiencia induzca la elección debe existir más de un uso de los
medios, así como fines jerarquizados. Ambas condiciones, según Polanyi, son
fácticas.
Resulta fácil ver como se da elección de medios sin que tengan que ser
insuficientes y como hay insuficiencia de medios sin elección. La abundancia
de medios, en vez de disminuir las dificultades de la elección, más bien las
aumenta.
La economía formal está aplicada a un sistema económico concreto, el sistema
de mercado. Todos los bienes y servicios, incluyendo la utilización del trabajo,
tierra y capital, están a la venta, tienen un precio. De ello se deduce que tanto
las condiciones de elección como sus consecuencias son cuantificables en
forma de precios. La utilización del sistema formal denota que el sistema
económico es una secuencia de actos dirigidos al ahorro, es decir, de elecciones
inducidas por situaciones de escasez. Puesto que las reglas que determinan tales
actos son universales, el que estas normas puedan aplicarse a un concreto
sistema económico depende de si tal sistema económico consiste, en una
secuencia de tales actos. Es decir, los movimientos de asignación y apropiación,
de que consta el proceso económico, deben presentarse como funciones de las
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acciones sociales con respecto a los medios insuficientes y orientadas por los
precios resultantes. Tal situación sólo se da en un sistema de mercado. Fuera
del sistema de mercados formadores de precio, al análisis económico pierde la
mayor parte de su relevancia como metodología de investigación
En la Antropología del liberalismo económico hay un concepto fundamental
que se ha acabado convirtiendo en una especie de fetiche a la hora de hablar
sobre economía y política: «HOMO ECONOMICUS». Mediante esa expresión
se designa una abstracción conceptual o, mejor, un modelo y una previsión que
hace la ciencia económica sobre el modelo de comportamiento humano
perfectamente racional, que es definido por tres características básicas: el
«homo economicus» se presenta como “maximizador” de sus opciones, racional
en sus decisiones y egoísta en su comportamiento. La racionalidad de la teoría
económica descansa sobre la existencia y las “virtudes” calculadoras de ese
individuo, que actua en forma hiper-racional a la hora de escoger entre las
diversas posibilidades. El origen conceptual de este «homo economicus» puede
situarse en el libro II de LA RIQUEZA DE LAS NACIONES de Adam Smith
(1776).
El «homo economicus» constituye un modelo teórico que pretende explicar
cómo actuaría en condiciones ideales el sujeto “perfectamente racional”. Un
individuo tal sería exclusivo, excluyente e insaciable o, si se prefiere, sería
“maximizador” de sus preferencias: actuaría siempre de manera que consiguiera
“más” por “menos”; el modelo da por supuesto que todo lo que hacen los
hombres tiene sentido en y para el mercado.
La opción de Adam Smith por la maximización y por el crecimiento como
criterio tenían una indudable base moral: se trataba de enaltecer el trabajo
productivo, el ahorro y la inversión por encima del consumo (en eso se alejaba
de Mandeville, por ejemplo). Distinguir entre “riqueza” (que a Smith no le
interesaba excesivamente en sí misma, sino como instrumento para hacer cosas)
y “crecimiento” (que para él constituía un elemento necesario para evitar la
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pobreza) era en lo básico una innovación conceptual útil para la economía pero
desde su óptica resultaba inseparable de una opción moral, porque sin
crecimiento económico no hay oportunidad para los pobres.
En la sociedad industrial el crecimiento económico, que es el objetivo que
justifica la actuación del individuo maximizador y racional, constituía la única
manera de evitar que los pobres fuesen cada vez más miserables y que los
salarios disminuyesen en su poder de compra. “Crecer” es como la varita
mágica de la economía;
Marginalismos, escasez y maximización
MARGINALISMO: Teoría económica originada a mediados del siglo XIX y
fundada en la idea de que el valor de intercambio de un bien se halla en función
de la utilidad de la última unidad disponible de dicho bien, denominada utilidad
marginal.
A comienzos de los años 1870, y más exactamente entre 1871 y 1874, tres
autores, de diferentes formaciones intelectuales, y trabajando de manera
independiente, publicaron trabajos cuyos contenidos son sorprendentemente
próximos. Ellos son Stanley Jevons en Inglaterra, Carl Menger en Austria y
Leon Walras en Suiza, y se les reconoce como los fundadores del
marginalismo.
Esta nueva perspectiva se caracteriza, en primer lugar por su tema inicial: las
reflexiones sobre la utilidad marginal decreciente de los bienes de consumo.
Pero los autores descubren inmediatamente que los principios de este domino
particular son fácilmente generalizables. De ahí el tema principal: el
marginalismo aplicará procedimientos de maximización a las diferentes
variables económicas razonando en el margen, es decir sobre la última unidad
del bien consumido, producido, intercambiado o retenido. Si se tratase de
resumir el razonamiento marginalista en una frase, diríamos que la utilización
óptima de un recurso dado se obtiene cuando no hay ya ninguna ganancia neta a
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obtener del desplazamiento de una unidad de tal recurso de un empleo a otro. El
óptimo nace así de la igualación en el margen de las utilidades de los recursos
en los distintos usos posibles. Este es un principio universal, a partir del cual se
construye una teoría del comportamiento de los agentes individuales de la
economía, basado en la racionalidad de las decisiones económicas.
En resumen, las tres características esenciales del marginalismo son: la
maximización como referencia del comportamiento, el cálculo en el margen
como principio de racionalidad y las matemáticas como técnica de análisis. El
marginalismo tiene entonces la ambición al mismo tiempo del rigor y la
generalidad.
Hemos visto que la teoría clásica, construída a partir de la oposición entre el
trabajo y la avaricia de la naturaleza en un contexto de competencia pone el
acento en los problemas del desarrollo económico y de la distribución y era por
ello en fundamentalmente macroeconómica y dinámica. El pensamiento
marginalista, por su parte, dedicada a la búsqueda de la mejor utilización
posible de los recursos dados, tendrá como tendencia el considerar como fijo lo
que los clásicos consideraron como variable y a hacer de la economía algo
esencialmente microeconómico y estático.
Aplicación de los modelos marginalistas a sociedades sin
mercado
Determinadas características de los mercados reguladores de precios pueden
fácilmente observarse incluso en sociedades muy distintas de la nuestra y con
distintos marcos institucionales: las dotes, el precio de la novia. Parece
razonable sugerir que determinadas características de nuestro sistema de
mercado que se conocen con el nombre de la ley de la oferta y la demanda son
aplicables a contextos mucho más amplios que nuestros propios mercados. Esta
posibilidad se oscurece si limitamos el significado de economía a la
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consideración de los bienes materiales, como sugiere Polanyi.
Uno de los problemas de nuestra comprensión de la economía de los pueblos
primitivos ha sido, seguramente, que hemos confundido las distintas
definiciones posibles de economía y nos hemos convencido de que la
asignación de los recursos era más característico del comportamiento que se
ocupa de los bienes materiales que del otro comportamiento, o bien que el uso
de la moneda coincide con el uso de los bienes materiales o que sólo utilizando
dinero se podía economizar racionalmente. Sin embargo, está claro que el
cálculo economizador, los bienes materiales y los artículos que se intercambian
mediante mercados formadores de precios se refieren a cosas claramente
distintas.
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