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nota de tapa

Hacia políticas públicasque eviten el daño social

del cerebro infantila problemática del desarrollo depolíticas públicas dirigidas al te-

ma del desarrollo cognitivo infantil encondiciones de riesgo por pobreza tie-ne varios aspectos.

Mencionaré dos de ellos. Uno, que im-plica considerar premisas de orden bio-lógico evolutivo para una autocrítica dela especie humana, expuesta hoy a lapresión de políticas que propician undespiadado proceso de exclusión o mar-ginación social –económica y cultural–.

El otro aspecto es más específico, diríade estrategia operativa, y está vincula-do con las condiciones particulares delcontexto en que se da el problema decrianza, y el desarrollo de estrategiaseficaces para incidir sobre el desarro-llo mental.

Ambos aspectos están íntimamente vin-culados en lo que hace a la construcciónde un marco cultural del problema.

En cada uno de los chicos –en cadauno de nosotros- está resumido millo-nes de años de evolución, de ensayo yde error.

Hoy tan solo el volumen de nuestracorteza cerebral es equivalente al delcerebro completo de un “experimento”natural previo: los Australopithecus-que nos precedieron hace unos dos otres millones de años.

¿Cómo fue posible semejante creci-miento cerebral? ¿Con qué riesgos?

En el reino natural la probabilidad desupervivencia de un individuo depen-de de su bagaje genético y sus caracte-rísticas fenotípicas, pero además de sucontención social. Particularmente es-to es cierto en la especie humana, has-ta completar la adolescencia. Es posibleafirmar que la emergencia del Homosapiens no hubiera ocurrido sin unamuy prolongada contención e instruc-ción en esa comunidad y de una ade-cuada y constante provisión de alimen-tos ricos en nutrientes y calorías capazde satisfacer la sostenida demanda desu cerebro en desarrollo. Un nivel deexigencia característico del género Ho-mo. De no haber desarrollado meca-nismos grupales para asegurarlo, hoyno estaríamos aquí. El futuro de la es-pecie y obviamente también de nues-

tra comunidad nacional sigue depen-diendo de esas condiciones. Nada hacambiado al respecto. Sólo que en lasprofundas desigualdades en la crianzade los chicos está el germen de una so-ciedad de castas. De una sociedad consegmentos sin posibilidades de movili-dad social.

Esas exigencias derivadas de nuestrarealidad biológica debemos asumirlasa pleno, recordando que somos miem-bros de una especie que posee un ce-rebro comparativamente desmesuradoy particularmente exigente en sus re-querimientos metabólicos, y tambiénde una gran capacidad de aprendizaje,con un extendido período postnatalde invalidez -primero absoluta y luegorelativa- que obliga a tales cuidados.Para una especie que suele engendrarun solo producto por embarazo y deprolongada inutilidad para su autosu-ficiencia, los riesgos que plantean suindefensión son muy altos. Pero en eseextendido periodo de inmadurez cere-bral postnatal está nuestra ventaja com-parativa, ya que con él sobreviene tam-bién una fase prolongada de desarro-llo cerebral orgánico postnatal y de

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Escribejorge colombo Investigador Principal (CONICET) Unidad de Neurobiología Aplicada (CEMIC) Fundación Conectar

“moldeado” social de la mente. Sinembargo, no obstante aquellos princi-pios fundamentales para la superviven-cia –es decir, los que hacen al cuidadoinfantil-, comunidades modernas sobre-viven hoy en día en condiciones quecontradicen cada una de tales exigen-cias básicas, al condenar a sus pobla-ciones infantiles a condiciones insufi-cientes e inadecuadas desde el puntode vista alimentario, sanitario y decontención social. Ello configura enpotencia un daño social del cerebroinfantil, que será función de la pro-fundidad de dicha condición, de supersistencia en el tiempo y de la edaddel receptor.

Aún considerando que el tratamientoprofundo del problema de la pobrezay la exclusión social depende de deci-siones de naturaleza política, conside-ro que –si no por razones de una éticade la solidaridad, al menos por razo-nes de autoestima y supervivencia-nuestra comunidad tiene la obligaciónde optimizar las condiciones que per-mitan rescatar la mayor cantidad posi-ble de ciudadanos aptos y funcional-mente útiles. Es decir, ciudadanos concapacidad de análisis y de plantear al-ternativas a las futuras oportunidadesde cambio en sus respectivos entornossociales. La contribución de la Unidadde Neurobiología Aplicada (CEMIC)y Fundación Conectar, a este comple-jo problema del impacto de la pobrezay la exclusión social sobre el desarro-llo infantil, está contemplada desde laneurociencia. Debo hacer menciónaquí del Dr. Sebastián Lipina y del nu-meroso grupo de colaboradores de laU.N.A. que han participado en estosaños en su formulación y desarrollo.Nuestra propuesta -por ahora limitadaa contextos urbanos- es puntual, con-creta y sometida a evaluación. En tér-

minos generales se basa en que los com-portamientos “inteligentes” se apoyanen procesos ejecutivos fundamentales:memoria de trabajo (flexibilidad cog-nitiva), planificación (logro de objeti-vos), control atencional e inhibiciónde respuestas impulsivas. El sustratoneurobiológico involucrado en talesprocesos incluye regiones de la corte-za prefrontal y otras relacionadas conaferencias sensoriales y ejecución mo-tora. La corteza prefrontal formaríaparte del procesador central encarga-do de acoplar y ajustar la salida moto-ra a las señales sensoriales del medioambiente y la intencionalidad del indi-viduo. Estos procesos se caracterizanpor depender de un sustrato neurobio-lógico con gran capacidad para refor-mular sus relaciones, para reconfigu-rar circuitos, sustrato cuyo desarrolloy maduración no parece completarsesino hasta finalizada la adolescencia.

Dos dimensiones fundamentales deriesgo temprano en el desarrollo cere-bral y mental infantil son la carenciade micronutrientes -como el hierro- yla riqueza del entorno físico y emocio-nal. Los diagnósticos que realizamosdesde 1996 en chicos de edad prees-

colar de la Ciudad y del Gran BuenosAires en condiciones de riesgo por po-breza (población NBI) (INDEC), su-gieren una diferencia madurativa en eldesempeño promedio en pruebas cog-nitivas, comparado con poblacionescarentes de dicho riesgo (poblaciónNBS) (Figura 1).

En dichos estudios no se incluyeronchicos con patologías del desarrollo,anemia o enfermedades infecciosas re-cientes. Basados en tal diagnóstico, sediseñó una intervención en chicos de3 a 5 años consistente en la exposiciónsemanal a una batería de pruebas cog-nitivas de complejidad creciente y lasuplementación con hierro y ácido fó-lico, con los correspondientes contro-les, sea durante uno o dos semestres.Todas las pruebas de la batería ejecuti-va permiten la modulación de los ni-veles de dificultad y el planteo de ejer-cicios novedosos de acuerdo a los re-querimientos de las fases de diagnósti-co, estimulación y evaluación final. Alcabo de dicha intervención se observóun incremento promedio significativoen el desempeño cognitivo de los chi-cos NBI estimulados durante dos se-mestres (EST2), que superaron no só-

FIGURA 1. Fase Diagnóstica. Representación esquemática del porcentaje relativo del grupoNBI (zona más oscura del gráfico) en función del NBS (zona más clara del gráfico), según dimensiónejecutiva (estudio diagnóstico previo al Programa de Intervención Escolar, PIE).

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lo a sus propios controles (controlessin estimulación durante uno o dos se-mestres: CON1, CON2), o al grupoestimulado durante un solo semestre(EST1), sino también al desempeño dechicos NBS sin estimulación. Veamosalgunas comparaciones generales delos grupos analizados durante la fase

de intervención (Figuras 2,3).

Los resultados demuestran la posibili-dad de una rápida reversibilidad deldesempeño afectado y la eficiencia deeste tipo de intervenciones, cuya ope-ratividad las pone al alcance de serconsideradas para su implementación

en políticas públicas. Futuras investi-gaciones permitirán establecer las po-sibilidades y procedimientos de admi-nistración de contenidos curricularesque incorporan oportunidades sistema-tizables para el ejercicio de las funcio-nes básicas. Tanto los resultados de lafase diagnóstica como de intervenciónsugieren la necesidad de poner énfasisno sólo sobre el aprendizaje de la lec-toescritura, sino también sobre el ejer-cicio sistematizado de procesos cogni-tivos básicos a partir de edades tempra-nas. Sus fórmulas de aplicación posiblevan desde el juego hasta –como se men-ciona antes- contenidos curriculares.

Bibliografía sugerida

- Colombo, J.A. Pobreza y Desarrollo Infan-til. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2007.- Lipina, S. Martelli, M.I., Vuelta, B.L., In-joque Ricle, I., Colombo J.A. Pobreza ydesempeño ejecutivo en alumnos preescola-res de la ciudad de Buenos Aires (RepúblicaArgentina). Interdisciplinaria, 21(2):153-193, 2004.- Colombo, J.A., Lipina, S.J. Hacia un pro-grama público de estimulación cognitiva in-fantil. Fundamentos, métodos y resultadosde una experiencia de intervención preesco-lar controlada. Editorial Paidós, Buenos Ai-res, 2005.

FIGURA 2. Fase de Intervención. Representación esquemática del desempeño comparado delgrupo estimulado (EST 2) (zona más clara del gráfico) y su control (CON 2) (zona más oscura delgráfico) durante dos períodos del P.I.E.

FIGURA 3. Desempeño combinado de todas las pruebas administradas. Comparación entre losdistintos grupos analizados en la Fase de Intervención, considerando el desempeño alcanzado porel grupo NBI “EST 2” como el 100%. La diferencia entre los grupos EST 1 y 2 consistió en la duracióndel periodo de estimulación (uno vs. dos cuatrimestres).

Jorge A. ColomboDe profesión científico, es médico, doctor en medici-na e Investigador Principal del CONICET.

Es director de la Unidad de Neurobiología Aplicada(CEMIC - CONICET), y presidente y director científicode Fundación Conectar (para el desarrollo de la neu-rociencia).

Ha escrito numerosos trabajos científicos publicadosen revistas nacionales y extranjeras.

En las artes plásticas obtuvo premios y realizó expo-siciones individuales y colectivas. Sus obras han sidoincluidas en varios libros de arte.

En el género literario de ficción ha obtenido variospremios y menciones.

Contacto: drjacolombo@yahoo.com