Pone Nci a Brice No Luis Alfredo

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La espectacularización: una mirada a la colonialidad del cuerpo en Venezuela.

Luis Alfredo Briceño

[email protected] Universidad Central de Venezuela.

Palabras claves: Colonialidad, Espectacularización, Cirugía Estética, Venezuela Introducción

Vivimos en una sociedad al borde de un desastre social y ecológico, mientras que los distintos sectores sociales hegemónicos celebran la globalización de tecnologías de comunicación y mercancías, soslayando así la globalización de los problemas sociales, políticos y ecológicos. Estos problemas sólo adquieren carácter de realidad en el espectador occidental -de manera momentánea- mediante la exposición de imágenes en la pantalla o cualquier medio impreso; una vez desaparecidas estas, los problemas y retos también desaparecen con él. Esta lógica impone los límites del performance del mundo real, y también pone coto a las posibilidades de existir desde la diferencia y para la resistencia.

El ascenso y boom de la cirugía estética a partir de la década de los 80’ en los Estados

Unidos, ha supuesto en Venezuela desde comienzos de los 90’, una importante movilización de discursos y recursos materiales ingentes en la industria de la belleza y la publicidad. Las magnitudes que han tomado las operaciones, procedimientos quirúrgicos y tratamientos estéticos en Venezuela han sido tan importantes en los últimos veinte años, que ni siquiera la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica, Reconstructiva, Estética y Maxilofacial (Svcprem) ha podido dar cuenta de cifras exactas en este período (Álvarez y Serrano, 2002: 273), alegando entre otras cosas, que muchas de éstas son realizadas por cirujanos y no-cirujanos que no pertenecen a esa institución.

Ante tal situación los medios de comunicación de masas se han limitado a alabar el

trabajo de los cirujanos plásticos venezolanos, sus solidarios honorarios y su fama internacional. La clase política, la tradicional y la que no lo es, ha guardado un silencio que a nadie extraña, pues ¿Quién se atrevería a cuestionar algo tan propio, tan íntimo?

Pero para la antropología, la cirugía estética como objeto empírico, tiene implicaciones porque es un fenómeno que compromete al cuerpo y a la identidad como constructos sociales, al individuo como vínculo social encarnado, y a la sociedad capitalista y a la cultura como marcos donde ambas categorías se reinventan y se arriesgan.

El objetivo de nuestra investigación fue explorar la identificación de la representación del cuerpo a través de prácticas sociales, corporales y cosméticas, con la finalidad de conocer cómo estás prácticas encausan e imponen las representaciones del cuerpo hegemónicas justificadas en la sujeción al patrón occidental de belleza, como discurso cultural que identifica la “minusvalía estética” como un símbolo de barbarie y fracaso social.

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Más allá de una respuesta única, el boom de la cirugía estética en Venezuela esta enmarcado a su constitución de país colonial, y principalmente a la posición geopolítica que ocupa en el sistema mundo moderno colonial capitalista. También está profundamente relacionado con los tres rasgos identitarios fundamentales de la nacionalidad, que han sido aislados por las elites políticas y mediáticas venezolanas; estos tres rasgos son: la “belleza” de sus mujeres, la habilidad para jugar al béisbol de los hombres, y las reservas petroleras de su subsuelo. Estos tres rasgos definen, a grandes trazos, al país como una comunidad cosmopolita y democrática en camino al progreso durante el siglo XX. Esos tres fenómenos, en diferentes grados de banalidad, simbolizan nuestra sujeción a la sociedad estadounidense. Por donde los veamos, exponen la necesidad de una mirada tendida desde nuestro ser colonizado, hasta las formas más expresivas y artefácticas de esta relación.

Los tres rasgos que mencionamos, han sido hilvanados y cosidos al tejido social desde:

columnas de chismes de los periódicos, noticieros deportivos, discursos políticos, conversaciones cotidianas; y -a fuerza de esos manoseos que da el tiempo- ha llegado a calar profundamente en el imaginario que supone a la nación. Estos rasgos identitarios, poseen una profunda eficacia para la movilización de prácticas y discursos corporales de la venezolanidad, por esto, la cirugía estética -que intenta modificar el cuerpo en búsqueda de uno de ellos-, nos permite estudiar de qué manera práctica se concretiza la colonialidad.

Para realizar este trabajo, se seleccionó un consultorio de cirugía estética en una

clínica caraqueña donde se recolectaron datos en los espacios semi-públicos mediante la observación flotante. Luego realizamos entrevistas cualitativas al cirujano y a sus pacientes. En total realizamos 2 entrevista a cada uno de los 10 pacientes seleccionados, además de 3 al cirujano. Los resultados de las entrevistas se ubicaron en cuatro cuadros, el primero presenta la imagen del cuerpo (Cuadro nº 1) como descripción en forma y contenido de los discursos corporales en pacientes; el segundo cuadro (Cuadro nº 2) corresponde a las disciplinas. La construcción de estos dos cuadros presentan el relato biográfico individual de las pacientes marcado por el hito de la operación (o las operaciones o tratamientos), es decir, entre el antes de la operación y el después, este antes se divide entre la representación del cuerpo “alterizado” y la situación “pre-liminal preoperatoria” y el después, que comprende a la “situación liminal postoperatoria” y al cuerpo “nuevo”1.

El tercer cuadro (Cuadro nº 3) describe el cambio en las rutinas corporales después de la operación, por último, el cuarto cuadro (Cuadro nº 4) expone los cambios de regímenes corporales después de la operación y sus efectos en las pacientes entrevistadas2:

1 Para las consideraciones de las situaciones pre-liminal y liminal tomamos los comentarios de Manuel Delgado sobre los trabajos de Arnold Van Gennep y Victor Turner. Ver: Delgado Manuel. (1999). Los monstruos del umbral. En: El animal público. Barcelona. Editorial Anagrama. Cap. III.4, Pp. 105-117. 2 De esta consideración se obvian las rutinas y regímenes pre-operatorios porque esta investigación se apega a los efectos de la operación, sus causas son tomadas del discurso cultural anteriormente mostrado a través de las concepciones de la imagen del cuerpo.

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PACIENTE IMAGEN DEL CUERPO (FORMA DEL CUERPO) ANTES3 DESPUÈS4 A “La nariz la tenía ancha, pero el

resto de mi cuerpo siempre me ha parecido bien”.

“Mi nariz es perfilada, pero no tanto…”

B “[los senos] Los tenía pequeños y muy separados”.

“Ahora mis senos están más juntos y de un tamaño aceptable”.

C “La nariz era muy pequeña, yo quería una perfilada…agradable”.

“(la nariz) Es perfilada”.

D “Tenía una nariz con un ‘bultito’ por un cartílago y yo la quería normal (perfilada) y los senos caídos y pequeños (parecían unas ‘cholitas’).

“La nariz me quedó más perfilada como quería y los senos más grandes y firmes…”

E “Las dos partes (La nariz y los senos) tenían una forma que no me gustaba, una era porque era muy grande y fea (la nariz) y otra era muy pequeña -aunque así no eran feos- (los senos)”.

“Ahora mi nariz es más pequeña y elegante, mis senos están más grandes y altos”.

F “Tenía la nariz muy abultada por el cartílago y los senos eran pequeños como unas ‘naranjas’ y yo los quería más abultados”

“La nariz quedó perfecta: pequeñita…preciosa y distribuida, los senos se ven abultados y en proporción…”

G “Tengo ‘arrugitas’ que quiero disimular. Los senos los tenía caídos y flojos, yo los quería más duros”.

“los senos están duros y altos, firmes…mientras dura la dosis (de botox) la cara está lisa, sin una arruga”

H “Los senos y la nariz eran achatados. Las caderas, nalgas y cinturas estaban gordas y también me las tuve que hacer”.

“Los senos quedaron grandes y no tan anchos como antes, así es como los quería, más bonitos”. “La nariz es más perfilada y un poco levantada”. “Con la ‘lipo’ todas las partes que me traté quedaron contorneadas y se ven más duras y provocativas”

I “Parecía un ‘marimacho’, porque soy alta y no tenía senos era como una tabla”

“Quedaron bonitos, hermosos ahora son grandes y más juntos…”

J “La lipo me la hice porque quería moldear la cintura después del aumento. Los senos me los puse porque antes eran pequeños y yo los quería…me gustan grandes”.

“Ambas quedaron bien, ‘las lolas’ quedaron bellas y con un tamaño ideal para mí, también debe ser por la ‘lipo’.

3 Estas respuestas son producto de la Pregunta: Tomando en cuenta su operación y la (s) parte (s) del cuerpo que usted quería cambiar ¿Cómo era la forma que tenía (n) esa (s) parte (s) de su cuerpo? 4 Estas respuestas son producto de la Pregunta: Una vez realizada la operación ¿cómo describiría (o cual es la imagen) la parte del cuerpo que fue operada?

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CONTENIDO ANTES5 DESPUÈS6 A “No me sentía bien con ella…a

veces trataba de no pensar en eso (la nariz)”

“Ahora siento me siento con mi cuerpo, completa, como realizada con mi cuerpo, con mi cara […] después de pasada la inflamación tu cara es distinta y a veces cuesta acostumbrarse en el espejo”

B “Me veía a mi misma rara, porque me sentía incompleta por la falta de senos”.

“Bello, con los senos mi cuerpo es más parejo, todo con un tamaño normal y soy feliz, los senos parecen que siempre fueron así”

C “La nariz no iba con el resto de mi cara, yo quería que fuera más proporcionada”

“Mi rostro con la nariz perfilada es más agradable”

D “La nariz la sentía abultada y los senos flojos, además de que no iban con mis caderas”.

“Con las operaciones mi cuerpo quedó bien y se siente bien, lo siento como quería tenerlo antes de operarme y estoy muy contenta”. “Los implantes se adaptaron bastante bien y no tengo ningún problema”

E “La partes del cuerpo deben ser de tamaños normales y naturales, por eso no me gustaban (la nariz y los senos) y me operé”

“Luego de operarse una queda contenta, tu cuerpo se ve bien y tu te sientes bien…” “Cuesta acostumbrarse un poco, todavía me cuesta un poco”

F “La armonía es algo importante para el cuerpo y la cara, las cosas…las partes deben ser proporcionadas entre ellas”.

“La nariz después de la recuperación me quedó como la quería (preciosa y distribuida) y estoy contenta con ella. Los senos también y se adaptaron bien a mi” “Me subió el autoestima”

G “Importa mucho a esta edad la dureza, sentirse firme”

“Lo senos se sienten como si siempre los hubiera tenido así”

H “No me sentía bien con como me veía al espejo” “Tenía tres partes muy importantes que no sentía a veces como mías”

“A lo que más cuesta adaptarse es a los senos, la nariz un poco también, pero es por la presión del peso, al principio te son extraños, pero después con los masajes y eso te acostumbras”

I “La relación entre tu y tus senos es de falta, es como si hubiese poco y tu sabes…se pudiera tener un poco más, por lo menos”

“En la primeras semanas es complicado, sobre todo si te las haces muy grandes, pero después es como si hubieses nacido con ellas”.

J “Son partes que tienes tiempo sin que te gusten y quizás buscas ocultarlas o en mi caso buscar formas de que se viera

“Cambia la forma de ver y sentir tu cuerpo, principalmente las partes que te hiciste […], te vuelves una persona más positiva y comunicativa”

5 Estas respuestas son producto de la Pregunta: Tomando en cuenta las partes del cuerpo que quería operarse ¿Cómo sentía la relación entre esas partes y el resto del cuerpo? 6 Estas respuestas son producto de la Pregunta: ¿Cuál es la sensación que tiene de su cuerpo (o de la parte operada) luego de la operación?

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mejor” “Me he ido acostumbrando bien a las prótesis, con la ‘lipo’ fue normal después del reposo”

Cuadro nº 1. Imagen del Cuerpo de las pacientes entrevistados, antes y después de la operación

Tanto en el antes como en el después, las situaciones se presentan específicas. El antes

y la situación pre-liminal preoperatoria, no parecen estar separadas más allá del inicio del proceso de escogencia de la cirugía, es decir, la realización de variados exámenes médicos y de laboratorio, es el momento de la expectación y la cuenta regresiva para la generación del “cuerpo nuevo”. La expectación se define -en la mayoría de los casos- como el temor por el procedimiento quirúrgico normal. El caso del botox -por ser un procedimiento no invasivo- supone un caso particular de cambio momentáneo. Al deber ser renovado, produce una sensación de urgencia espaciada, sobre todo al acercarse el fin de los efectos de las dosis.

Cuadro nº 2. Disciplinas relevantes antes y después de la cirugía.

En el después, la relación con la situación liminal postoperatoria, es distinta y está definida por la recuperación, la sanación, la pérdida del dolor y la inflamación. Esta etapa es de expectación por la vuelta a la “normalidad” distinta del cuerpo “nuevo” al que hay que adaptarse y en el que hay que reconocerse (de) nuevo. Desde esta perspectiva, presentamos a la cirugía estética como una práctica social disciplinadora del cuerpo, compuesta por rutinas y regímenes que la acompañan y que definen a la identidad social e individual mediante los símbolos del cambio corporal.

SUJETO DISCIPLINAS DISCIPLINAS ANTES DESPUÉS (EL AHORA) A Exámenes y consulta

preoperatorios. Rinoplastia.

B Exámenes y consulta preoperatorios.

Aumento mamario.

C Exámenes y consulta preoperatorios.

Rinoplastia.

D Exámenes y consulta preoperatorios.

Aumento mamario y rinoplastia.

E Exámenes y consulta preoperatorios.

Aumento mamario y rinoplastia.

F Exámenes, consulta preoperatorios, bajar de peso.

Aumento mamario y rinoplastia.

G Exámenes y consulta preoperatorios.

Aumento mamario y botox.

H Exámenes y consulta preoperatorios, bajar de peso.

Aumento mamario, rinoplastia, lipoescultura.

I Exámenes y consulta preoperatorios, dejar de fumar.

Aumento mamario.

J Exámenes y consulta preoperatorios.

Aumento mamario y rinoplastia y lipoescultura.

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Después (El Ahora) De La Operación: SUJETO CAMBIO EN LAS RUTINAS 7 A “No cambié realmente nada, quizás el maquillaje” B “La forma de vestir, más escotes, y el cambio de talla” C “Realmente ningún cambio” D “Con el aumento por supuesto aumenta la talla, y se pueden usar más escotes y

ropa más bonita […] para verse linda.” E “Se compra una, ropas de otra talla y hay que caminar de una forma distinta,

por el nuevo peso” F “La forma de caminar y de poner la espalda tiene que cambiar, al principio

cuesta si son muy grandes, a medida que se baja la inflamación te vas enderezando, también cambió mi forma de vestir”

G “Tengo que venir cada cierto tiempo por las inyecciones […], con lo de los senos no me sentí incomoda y sólo cambió la talla de las blusas, los sostenes, eso…”

H “Cambié casi todo el guardarropas, una talla menos del pantalón en la cintura de 34 a 30 hizo que regalara casi todo, igual pasó con las blusas y sostenes, también cambié la base al maquillarme…”

I “Perdí casi todas las blusas y los sostenes esos si no me los pude poner porque ya me apretaban, al caminar –al principio- me cansaba, ahora ya no”.

J “Por la ‘lipo’ me quedaban algunas ropas demasiado flojas, por eso cambié hasta la forma de vestir, por supuesto que al hacerme los senos dejé de usar muchas cosas y las regalé y me compré otras más acordes con mi nueva figura”.

Cuadro nº 3. Cambios en las rutinas corporales después de la operación. SUJETO CAMBIO EN LOS

REGÍMENES EFECTO

A (Maquillaje y rinoplastia). Rostro ‘más bonito’ muestra lo que siento.

B (Forma de vestir y aumento mamario)

Los senos (aumentados) hicieron el cuerpo más parejo, normal, lo que genera felicidad.

C X D (Forma de vestir y aumento

mamario) El cuerpo está bien y se siente bien, lo que genera el ‘estar contento’ y el uso de ropa bonita con lo que se obtiene una imagen ‘linda’

E (Forma de vestir, forma de caminar y aumento mamario)

Verse bien, sentirse bien y contenta que produce el ‘estar más atractiva’

F (Forma de vestir, forma de caminar y aumento mamario). Aumento

Senos y nariz preciosos y distribuidos hacen ver más atractiva y sin complejos.

G (Forma de vestir, visitas graduales al cirujano y aumento mamario)

Dureza, firmeza y lozanía produce el ‘estar bella y joven’.

H (Forma de vestir, maquillaje y Aumento de los senos generan belleza

7 Estas respuestas son producto de la Pregunta: ¿Qué cambió en su apariencia corporal, en cuanto a forma de vestir, de maquillarse?

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aumento mamario) Con la lipoescultura, se obtiene dureza que hace a las partes donde se realizó ‘provocativas’

I (Forma de vestir, forma de caminar –al principio- y aumento mamario)

Senos grandes y juntos son hermosos y bellos, lo que produce ‘usar escotes para ser atractiva y segura’

J (Forma de vestir, lipoescultura y aumento mamario)

Cambio en la figura en la forma de verse y de sentirse el cuerpo, con lo que te vuelves una persona más positiva y comunicativa”.

Cuadro nº 4. Cambios en los regímenes corporales de las pacientes y efectos después de la operación.

Estos resultados fueron triangulados con los datos derivados de la observación flotante, para presentar situaciones vinculadas a la expresión de una conciencia discursiva y práctica en las pacientes del Consultorio. En estas situaciones se observó:

- Una actualización constante de las estructuraciones significativa, que se hacían extensas no sólo a las pacientes, sino también a los transeúntes contiguos a los espacios de los consultorios.

- Que la cirugía estética está atravesada por la dicotomía natural/artificial, fundando una tensión entre lo artificialmente evidente y lo artificialmente natural.

- Que ciertas cirugías producen un efecto-signo de femineidad mediante la proyección y visibilidad de zonas cosificadas, haciendo que el género quede subordinado al artificio y a la cirugía estética.

- Que como valor la belleza es la capacidad de proyectar zonas del cuerpo en cuanto a su magnitud, calidad, textura y forma.

- Que se puede lograr mediante cirugía estética la exposición del ser, éste definido como interior al cuerpo. Por esto, permite el reflejo exterior de las cualidades intrínsecas.

- Durante el postoperatorio, la valoración de los otros es fundamental en el relato del “nuevo” cuerpo sentido.

- La idea discursiva central de la relación cirujano-cirugía-paciente es la de la moldeabilidad del cuerpo, mediante la manipulación material de las zonas defectuosas del cuerpo.

- Los que se amparan en la cirugía estética, buscan restituir en sí mismos una naturaleza (la belleza) que es esquiva.

- El cirujano busca equilibrar el exterior y el interior del paciente, éste se concibe en dependencia del exterior para reflejar –hacia adentro- la belleza o la aceptación individual o colectiva. Aunque esta tarea está puesta en entredicho por el cirujano, es percibido por las pacientes como el agente de este equilibrio.

- El cirujano y las pacientes -al ser enjuiciados como banales- se preocupan por justificar socialmente sus acciones y elecciones. Dicho juicio es desestimado mediante la invocación de la propiedad del cuerpo.

- El resultado de la cirugía pasa por el reconocimiento de la transformación corporal; este se evidencia en el cambio del vestir, mediante el cual se sustituyen las expresiones del antiguo cuerpo convirtiéndolo en el Otro invertido y radical del sí mismo, debido a que el cuerpo “nuevo” ha permitido la homologación entre lo sentido y lo visto. En efecto, cambian las maneras de representar lo sentido y eso repercute en la manera en que se es visto por los otros.

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- Algunos casos quirúrgicos presentan una concepción egocéntrica del tiempo, la cual consiste en frenarlo mediante la cirugía y la sustracción del cuerpo del continuo temporal.

El Cuerpo espectacular de la cirugía estética y el patrón de belleza. La belleza es relatada por los medios de comunicación de masas a partir del siglo XX al centrar las prácticas publicitarias en el cuerpo. Esto ha producido, que como dato antropológico, este relato se convierta en la belleza de la piel -como significante del cuerpo- y este fenómeno, ha conjurado las críticas a los mecanismos que producen las imágenes hegemónicas de los cuerpos. La centralidad de la belleza como discurso, ha producido la invisibilización de estos mecanismos y sus productores, a través del emplazamiento de la belleza como naturaleza. Estos mecanismos, cuando se homologan con el cuerpo imaginario anhelado o deseado por las pacientes, constituyen al cuerpo espectacular de la cirugía estética, éste se caracteriza por:

- Permitir realizar modelos armables con partes compatibles, que son distribuidas de

acuerdo a sus magnitudes, en una construcción permanente supeditada a la mirada del cirujano. De esta forma, este cuerpo “espectacular” es una presentación hegemónica deudora del cuerpo anatomizado, normal y disciplinado de los marcos culturales eurocéntricos que se han ido construyendo desde la conquista del mundo no-europeo, basado en la imposición violenta del patrón racial, articulada y justificada por la epistemología ascética del individualismo y su visión médico-economicista de hombres y mujeres.

- Ser el cuerpo bello amparado en su representación encarnizada de lo naturalmente

bello, por ende, sus modificaciones quirúrgicas son significadas como “lo bello”; estas definen al cuerpo como espectacular, noción que también traduce el sentir “espectacular” de las pacientes. Por lo tanto, en los relatos de las pacientes entrevistadas, siempre están presentes nociones como: felicidad, libertad, seguridad, apertura, abandono de los complejos, atractivo; estas expresan nuevos materiales, nuevos lugares desde donde se construye la identidad individual y colectiva. En ambas construcciones, el ser expone los símbolos valorizados como “bellos” por los medios de comunicación, lo que garantiza éxito y ventaja en las relaciones sociales, laborales y de pareja. De esta forma los individuos que se someten a la cirugía estética, obtienen formas de reconocimiento dispuestas como naturalmente correctas, así, los senos prominentes y fijos, la nariz perfilada, los labios gruesos y firmes, los abdómenes planos y los rostros tersos, se constituyen en el deber ser, en los símbolos cosificados del éxito y la valorización. Esto produce una doble jerarquización, la primera, entre el cuerpo propio rechazado y el cuerpo producido por la cirugía plástica, y la segunda, entre este cuerpo y los otros cuerpos que no “deben ser”.

Esta doble jerarquización acepta y defiende la relatividad de la belleza, produciendo

sus propios tipos de belleza “alternativos” con fórmulas estandarizadas. El cuerpo espectacular está definido por hacer de esta relatividad un discurso hegemónico; por un lado, la producción de cuerpos está normalizada, de esta forma el cuerpo encuentra su inteligibilidad en la estandarización de las disciplinas, rutinas e imágenes provenientes de la sociedad industrial; por otro lado, opuesto a esta normalización, estaría la belleza relativizada,

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personalizada y escogida en los procedimientos estéticos modernos. Esto afianza en las pacientes la capacidad de disponer del cuerpo y de su imagen, posibilitando modificar lo que parecía fijo para siempre. Otros estudios sobre la belleza en Venezuela, han destacado la sujeción al patrón de belleza europeo como explicación al auge de cirugía estética8, sin embargo, seguir este tipo de análisis nos lleva a convertir estos patrones a materializar estas representaciones y a ser objeto de sus propias imposiciones, de esos estereotipos que imponen subjetividades expuestas y cosificadoras de lo cultural. Entonces debemos analizar cómo es que la belleza del cuerpo de la cirugía estética se ha vuelto un parámetro de la realidad de la vida cotidiana, cuando no es más que el artificio de un cuerpo asistido por prótesis, injertos y extracciones de materiales del cuerpo. Es esta belleza autoreferida y autorepresentada la que se vuelve un signo, ya no tanto de características agrupables en un patrón único, sino de la perfectibilidad del cuerpo; esta belleza es la del cuerpo perfecto: el que no se cansa, el que no excreta, el que no envejece, el que no menstrua. La perfectibilidad del cuerpo es también la prueba máxima de la productividad y eficiencia de la tecnología médica, que no sólo salva vidas, sino que también hace a las personas bellas y atractivas socialmente curando las “heridas del alma”. La cirugía estética nos permite evaluar la capacidad que tiene la medicina de trascender a sus propias críticas como disciplina; tanto es así, que está posibilitada desde lo estético a tratar a cada uno como distinto. Esta medicina se puede impartir sin estar sitiado el paciente por los símbolos de la muerte, perdiendo así su dedicación específica a la enfermedad y a los trastornos del cuerpo como manifestación del cuerpo “anormal”, ocupándose ahora de hacer las veces de mago.

El dolor es aceptado por el paciente como condición necesaria del renacimiento; el momento del cese de la anestesia acompaña el descubrimiento de lo “nuevo” que surge de la “buena mano” del cirujano, él es quien juzga e impone los límites, la configuración de los contornos del nuevo cuerpo. El cirujano y su paciente también se unen para cogestionar la desaparición y el renacimiento ficcionado de uno mismo, de los “nuevos” senos, de la “nueva” nariz y de la piel “joven” (estirada); este renacimiento es social, porque depende de la presentación al grupo y al público de estas “nuevas” características corporales y no de sus cualidades intrínsecas. En resumen, el papel del cirujano plástico es ambiguo, pues asegura solo operar la parte física, aunque su trabajo lo conduzca a “extirpar” el ser del paciente que busca complacer. Además, su profesión aséptica le permite el acopio de procedimientos distintos de acuerdo a cada paciente; estos buscan mantener y contener a la fealdad, a la vejez, a lo escoriado y a lo desproporcionado. La Colonialidad del Cuerpo en Venezuela.

En las distintas sociedades occidentales donde existe hegemonía cultural y militar por parte de una minoría social (que apoya su poder en la burocracia cosmética y mediática, y en el hombre y mujer común apolitizados), los controles sociales se basan en una representación del cuerpo desvalorizado racialmente y estéticamente; disciplinado y rutinizado en su

8 Ver: Sociología de la belleza en Venezuela. En: Álvarez, M y Carlos Serrano (2002): Escapando hacia el cuerpo: cirugía estética y belleza en la actualidad venezolana. Trabajo final para optar al título de sociólogo. Caracas. Universidad Central de Venezuela. Cap. 7.

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movimiento, concebido como un apéndice de la economía y la medicina; y coaccionado por el poder para la reproducción del sistema y la desvalorización de las representaciones alternativas del cuerpo. En estas sociedades totalitaristas de la imagen, estas alternativas se encuentran entrampadas entre estilos y formas de vida; que serializados y naturalizados, son impuestos hegemónicamente.

Los procesos de construcción socio-cultural de lo corporal como instancia de lo vivido y lo vivible; y su relación con las representaciones de lo individual y lo colectivo, están en permanentemente actualización con respecto a la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza. Esta clasificación, que es uno de los pilares que sostiene el patrón de poder/saber del sistema moderno/colonial desde sus albores (Quijano, 2000: 281), ha permitido la concreción ideológica de otros patrones como el de la belleza o el de la salubridad. A su vez, en las márgenes del sistema mundo, han “prosperado” representaciones opuestas a estos patrones en una relación desigual9.

En los marcos analíticos del poder y su representación que moviliza la cirugía, se

materializan las luchas por las representaciones corporales no sólo como hechos simbólicos, sino también como sensualidades. Los objetivos que se buscan en la cirugía estética son la “felicidad” y la resolución de los problemas; en estas prácticas estéticas, estos anhelos personales, se encuentran estrechamente determinados por concepciones de clase.

Los discursos corporales y su encadenamiento con otros discursos, son consecuencias sociales de la lucha –material, violenta y simbólica- entre representaciones y materializaciones de un cuerpo y una identidad que los particulariza, sin embargo, asumimos que el cuerpo de la cirugía estética es una imposición de una práctica social amparada, generada y negociada en los discursos que recorren el tejido social de forma total, produciendo nuevos imaginarios y prácticas concretas, que son representación distorsionada de las prácticas y discursos corporales de la clase dominante de la sociedad de masas: conformada por artistas, periodistas y todos los sacerdotes de la ética cosmética.

Las dos suposiciones discursivas que concretizan la colonialidad del cuerpo en la cirugía estética en Venezuela, y que afirman su recorrido como práctica por el tejido social: a) la de que la elección particular de los procedimientos quirúrgicos es opuesta a la imposición de modas estéticas, b) y la de que la es posible la “desaparición” del cuerpo de la “naturaleza” apegándolo al patrón de belleza publicitario.

Pero ¿cómo se imponen estas prácticas y a quién son impuestas? El análisis de los

medios de comunicación, de los cirujanos y las y los paciente nos dice que no hay imposición posible, que la decisión final de someterse a una cirugía estética es de la persona capacitada para elegir sobre su cuerpo, el espacio fenomenológico de mayor control por parte del yo.

La imposición de la práctica de la cirugía estética dista de ser sutil, su presencia es

insinuante y violenta en los mass media, y la ética cosmética que ésta representa, es el símbolo de éxito y atractivo sexual del grupo social presentado en ellos. Con esto simboliza también, el cambio, la reconstrucción, el ascenso social. La imposición pasa por la desaparición de lo que algunos llaman el cuerpo “real” o “natural”, por un cuerpo ajustable e inflable. Concretamente, la imposición se refiere a la imposibilidad de los procedimientos estético-quirúrgicos de transgredir el agrandamiento o amoldamiento de una parte del cuerpo

9 Dicha relación racial no se refiere solamente al color de la piel o a marcas fenotípicas, sino también a la estigmatización de las costumbres y los movimientos corporales.

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determinada, a un tamaño preescrito por una visibilidad y sensualidad particular que en nada es decidida y democrática, por ejemplo, una mujer de más 25 años le dice a otra: “mi esposo tenía tiempo diciéndome… y ahora fue que decidí hacérmelos”10; así se va reproduciendo y reafirmando cotidianamente no el patrón de belleza europeo, sino el de la belleza autoreferida de la cirugía estética.

La elección de realizarse una cirugía estética no es un símbolo o demostración de la

libertad, escogencia o propiedad del cuerpo; mantiene una posición dualista con respecto a este y una visión economicista de su propiedad, el sistema de acción que supone lo cosmético, está coactado y definido por la desvalorización del cuerpo propio, identificado con lo feo o disfuncional, sin embargo, proponer que existe un cuerpo “natural” o medidas “naturales/deseables”, es un equívoco que desconoce la capacidad de las culturas y sociedades de innovar y reinventar representaciones y maneras de ser alternativas. Y de esta forma la cirugía estética en esta sociedad, se encarga de resignificar al cuerpo mediante la negación de la propia historia, el diferimiento del sentir, la violencia contra el cuerpo, convirtiéndonos en sus enemigos. El cuerpo “normal” no atractivo es opacado por el cuerpo espectacular; esta desaparición consiste en burlar al tiempo y al cuerpo con un maquillaje encarnado. El papel de la medicina es obviamente fundamental, su aparato de justificaciones “objetivas” y “reales” está sosteniendo en gran parte el discurso de la belleza, entonces nos preguntamos ¿hay propiedad del cuerpo efectiva?, ¿actualmente la belleza puede ser relatada sin determinación médica?

La posibilidad y enunciación de la modificación como forma de obtener el cuerpo

deseado, mediante el borramiento del otro cuerpo deslucido, sólo se presenta en estos contextos tecnológicos, es decir, que algunas personas pueden pensar en tal recurso está amparado en la tecnología estética de la medicina y en un aparato publicitario omnipresente y todo poderoso. Por lo tanto estas condiciones de modificación solo fueron posibles, hasta que ciertos “avances” tecnológicos se emparentaron, por un lado, con el saber instituido, respetable y naturalmente objetivo de la medicina y por otro, con la maquinaria publicitaria que dispone a la belleza de la piel como máximo trámite de ciudadanía deseable. El discurso de este cuerpo vaciado de historia personal, recorre el tejido social en todas direcciones. La masificación de este recorrido, corresponde al punto máximo de la imposición del cuerpo como un dato plano en las sociedades occidentales.

La masificación se apoya en esbozo del “otro” deslucido del cuerpo espectacular por

parte de la cirugía estética; constituyéndolo en el anverso de la espectacularidad. Esta es la cualidad específica que trata de la presentación, valorización, invisibilización y consecuente naturalización de los productos de la medicina estética; produciendo la imposición del cuerpo de la cirugía estética. Este cuerpo es rutinario y previsible, apegado a los esquemas de su propia creación; es la espectacularidad el locus que determina cómo el cuerpo se vuelve punto de cruce entre los órdenes macrosociológicos (relaciones de dominación, colonialidad, hegemonía capitalista, etc.) y lo específico (relación personal con el dolor, procedimientos estéticos específicos, etc.)

La modernidad como presentación ideológica e impuesta de una racionalidad

eurocéntrica ha configurado –uniéndolos y jerarquizándolos- los caminos históricos de todos los pueblos del mundo, teniendo como faz inseparable a la colonialidad, estado deslucido, opaco, “oscurecido” de la modernidad, pero constitutivo de ésta y de la identidad de los seres

10 Conversación registrada el 14/03/06

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“modernos”; por eso hablamos del cuerpo deslucido y del cuerpo espectacular. La construcción de la identidad individual y colectiva de las personas entrevistadas, está anclada en esta subsunción y negación de lo otro; en estos casos de lo propio que se alteriza, del cuerpo que no gusta y es borrado mediante la cirugía estética. El cuerpo espectacular no es moderno o hegemónico por el hecho de que copie rasgos de los “colonizadores”, lo es porque opera desde los mecanismos del modelo civilizatorio impuesto y que nos autoimponemos. Por esto, en los modelos de construcción de identidad no solamente se reconocen la relatividad y posicionalidad de este proceso, sino la opacidad colonial de nociones que son constitutivas de la propia materialidad del sí mismo.

La identidad del sujeto que ha modificado su cuerpo no es más que una identidad

amparada en el cuerpo espectacular, y como tal depende de las disposiciones de las tecnologías estéticas. La identidad pasa a depender no solamente de la relación entre el sí mismo, el grupo social o los transeúntes; sino que también se alinea con los dictámenes unidimensionales y planos de la cirugía y sus modificaciones en cuanto a técnicas y “avances”. En estas identidades ya no es solamente la posicionalidad la que determina los movimientos y relatos significativos de la persona, sino la cirugía estética y sus efectos, hablamos entonces de la desaparición de un cuerpo que existía en tanto acompañaba a la persona -y en cierta forma era ésta- desde su nacimiento. Ahora ese cuerpo es rechazado y borrado de la historia. Sin embargo, esa identidad y ese cuerpo no han dejado de existir totalmente, solamente han pasado a ser la contraparte, la “otra cara” del cuerpo bello y espectacular.

La imagen espectacular como prueba de la existencia, ha terminado por atrapar al

mundo como dato plano; subsumiendo los sentidos a la visión potenciada tecnológicamente. El desamparo de esta situación se perpetúa en construcciones colectivas y estereotipadas, devenidas de la lógica panóptica de los sistemas de conocimiento moderno. Las relaciones de violencia y colonización aparejadas a está lógica convierte a los cuerpos humanos en imágenes que pueden ser editables y dispuestas en collages. Este es un régimen que sustenta la propensión y ansiedad a exponer el ser que tiene las pacientes, “aflorándolo” por medio de la cirugía estética.

Lo que posibilita que en los accesibles consultorios de cirugía estética de un país como Venezuela, se produzcan desestructuraciones corporales que se objetiven como “belleza”, está mediado no sólo por la capacidad diferencial entre grupos sociales de relatar e imponer su propia corporalidad, sino también las sustancias móviles, relacionales e históricas de la colonialidad. Estas sustancias están movilizadas por intereses individuales y de clase, que generan diferencias en la atribución de valor social al cuerpo, a su belleza y estructuración. Estas diferencias no remiten a la corporalidad como transculturalidad, sino que afirman la desigualdad; naturalizando el carácter colonial del cuerpo, justificando la dicotomía naturaleza/cultura. De esta forma la belleza cosificada por estos métodos quirúrgicos, resalta la imposibilidad de impensar el Boom de la cirugía estética en Venezuela sin asumir los mecanismos de corporalidad totalitarios relacionados con las formas de control social que definen la posición subalterna del país; estas formas están presentes en todos los procesos de masificación mediática que generan beneficios económicos11 en: la publicidad, los concursos

11 “La especialidad de cirugía plástica es como cualquier otra especialidad, lo que pasa es que como tiene que ver en parte con la belleza femenina o con la belleza masculina, entonces las casas comerciales que tienen que ver con la estética le sacan provecho” (Doctor Casares, entrevista nº 2). La elección a hacerse una cirugía estética, no es símbolo de independencia

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de belleza, las transnacionales que fabrican implantes, los bancos que ofrecen paquetes para operarse, las formas “alternativas” de financiamiento individual, etc. El poder de estas formas está plenamente expresado en la sociedad globalizada, donde encontramos al cuerpo colonizado por las disciplinas, esquemas de movimiento y sensualidades programadas; donde la modernidad ha sido prolija en la creación e imposición de subjetividades, y formas económico-sociales totalitarias no negociadas de la corporalidad. Una de estas formas es el patrón de belleza, constituido por unas cuantas características que se imponen a una inagotable infinidad de cuerpos del presente y del pasado; y que expresan la relación corporal de explotación y subalternidad de la mayoría de los habitantes del planeta.

Esto imposibilita formas de ser y conocer el cuerpo como una entidad de resistencia material y simbólica, definida por una relación no opositiva con los otros, con el sí mismo o con los materiales del mundo. Los modos alternativos de ser, de pensar y de sentir el cuerpo de las personas que representan la externalidad del sujeto moderno poseen un potencial desestabilizador más allá del espectáculo de su diferencia. La resistencia como medición de fuerzas es fundamental para deslastrarnos de las posiciones conservadoras que desacreditan el conflicto social como generador de propuestas alternativas a la modernidad, que tiene en la cirugía estética una prueba de la imposición de modelos hegemónicos de corporalidad.

máxima y auto-control corporal, sino más bien, la expresión cristalizada del poder que tienen el proceso de perfección técnico-acumulativo de la medicina (representada por los cirujanos plásticos), los agentes cosmetológicos y los mass medias, para recrear un tipo de cuerpo deseable, creable y mejorable.

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