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PONENCIA ANTE LA COMISIÓN DE LO JUR~DICO CIVIL
SENADO DE PUERTO RICO MARTES, 9 DE JUNIO DE 2009 PROYECTO DEL SENADO 63
El Proyecto del Senado 63 propone crear la Ley Especial que se conocerá
como "Ley Protectora de los Derechos de los Menores en el Proceso de
Adjudicación de Custodia", con el propósito de proteger y procurar el mejor
bienestar de los niños que son progenie de una pareja divorciada o de una
relación consensual; garantizar la mejor salud mental posible en nuestros
niños; establecer como política pública la custodia compartida y
corresponsabilidad en los casos de disolución de un matrimonio o de una
relación consensual donde hayan menores involucrados y establecer una
presunción "juris tantum" a estos efectos; establecer criterios a considerarse
en la adjudicación de custodia para que los tribunales tomen la determinación
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correspondiente utilizando el enfoque jurídico terapéutico; requerir que las
partes se sometan a una evaluación efectuada por la Oficina de Servicios
Sociales de la Administración de los Tribunales, cuando se identifican graves
problemas de comunicación que interfieran con los arreglos de custodia y
requerir la asistencia compulsoria a los talleres Padres y Madres para
Siempre y Manejo de Emociones; establecer el procedimiento de mediación
cuando uno o ambos de los progenitores no estén de acuerdo en compartir la
custodia; enmendar el Artículo 98 del Código Civil para que aun en el
procedimiento expedito para establecer la custodia provisional se presuma la
custodia compartida como corresponsabilidad de ambos; establecer
situaciones en que será improcedente conceder la custodia compartida; y para
otros fines.
Nuevamente debemos presentar objeciones a la aprobación de la
propuesta contenida en esta medida legislativa.
Garantizar la sana convivencia del grupo familiar, independientemente
de su estructura u organización, promover en el desarrollo de las vidas de
nuestros niñas y niños la participación sana, coherente, organizada de sus
progenitores, recibir de éstos el cuidado adecuado, atención y afecto y
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fomentar el concepto de padres y madres para siempre son sin duda
consideraciones de la más alta prioridad para los pueblos y sus gobiernos.
De ello depende en buena medida una mejor calidad de vida, así como el
desarrollo de seres humanos con adecuados balances emocionales y buena
salud mental, lo que a su vez redunda en sociedades más sanas y menos
violentas, con alta capacidad de producción y rendimiento y con calidad en la
toma de decisiones. El componente del cuido de nuestros niños y niñas, en
etapas cruciales de desarrollo, crecimiento y formación y la toma de
decisiones en asuntos fundamentales para éstos relativos a su salud,
educación y vivienda son imperativos de la más alta importancia.
Cómo se debe regular la relación y la presencia de los progenitores en
estas etapas en el contexto de la disolución de un vínculo matrimonial,
consensual o afectivo, cuando son precisamente éstos quienes tienen serios
conflictos que deben ser dilucidados ante una tercera persona imparcial cuya
determinación indudablemente afectará las relaciones entre los padres,
madres, niños y niñas, es una de las consideraciones aquí en discusión. En
nuestro análisis, partimos de la premisa de que el orden natural debe
contemplar la presencia del padre y la madre en la vida de los niños y niñas.
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El Tribunal Supremo de Puerto Rico, según establecido en su
jurisprudencia, ha señalado que considera que la custodia compartida debe
constituir una de las opciones a disposición del tribunal al momento de
efectuar una adjudicación de custodia. En muchas ocasiones, sin lugar a
dudas, ésta puede ser la alternativa de mayor beneficio para los hijos e hijas
de parejas divorciadas o que hayan optado por terminar una relación
consensual, con sujeción a que concurran las circunstancias apropiadas para
ello. Sin embargo, somos del criterio de que dicha determinación debe ser el
resultado de un análisis ponderado, caso a caso, por parte de nuestros
tribunales y no de una norma general que presuma la idoneidad a priori de
dicho régimen.
Los casos de relaciones de familia presentan situaciones particulares
casi imposibles de anticipar mediante el establecimiento de una norma
legislada. En previsión de tales casos, resulta aconsejable asegurar que
nuestros jueces y juezas de Relaciones de Familia cuenten con un amplio
margen de discreción que les permita hacer una adjudicación que asegure el
mejor interés y bienestar de los(as) menores. El establecimiento de normas
inflexibles que requieran un curso de acción determinado con abstracción de
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las circunstancias que rodean un caso en particular, tiene el potencial real de
menoscabar de manera contraproducente la discreción de nuestros tribunales
y, en casos de custodia, su habilidad para hacer adjudicaciones que
garanticen el bienestar de los(as) menores.
De conformidad con el Artículo 107 del Código Civil, cuando los
progenitores rompen el vínculo matrimonial o su relación consensual,
corresponderá al tribunal determinar, en el ejercicio de su discreción y en
atención al bienestar y a los mejores intereses del menor, a quién conferir la
patria potestad y su custodia. Centeno Alicea v. Ortiz, 105 D.P.R. 523
(1 977); Marrero Reyes v. García Ramírez, 105 D.P.R. 90 (1 976).
Por su parte, el Tribunal Supremo de Puerto Rico ha puntualizado que
la determinación de cuáles son los mejores intereses del menor está
enmarcada en su derecho a una correcta formación física, moral y espiritual.
Nudelman v. Ferrer Bolívar, 107 D.P.R. 495 (1978). Asimismo, al citar con
aprobación lo expresado en Marrero Reyes v. García Ramírez, antes citado,
nuestro foro judicial de última instancia consigna que para determinar que un
dictamen judicial redundara en el mayor bienestar del menor, es preciso
examinar una lista no taxativa de criterios que incluye la preferencia del
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menor, su sexo, edad y la salud mental y física; el cariño que puede
brindársele por las partes en controversia; la habilidad de las partes para
satisfacer debidamente las necesidades afectivas, morales y económicas del
menor; el grado de ajuste del menor al hogar, a la escuela y a la comunidad
en que vive; la interrelación del menor con las partes, sus hermanos y otros
miembros de la familia y la salud psíquica de todas las partes. El Tribunal
Supremo ha destacado que ningún factor es de por sí decisivo y que es
preciso sopesarlos todos para juzgar de cuál lado se inclina la balanza y, al
menos, aproximarse al logro de la solución más justa en un asunto de tan
extrema dificultad. Nudelman v. Ferrer Bolívar, supra; Sánchez Cruz v.
Torres Figueroa, 123 D.P.R. 41 8 (1989).
En el contexto de la política estatal de protección a los mejores
intereses y el bienestar de los(as) menores, reiterada en Ortiz García v.
Meléndez Lugo, 164 D.P.R. 16 (2005), el Tribunal Supremo de Puerto Rico
afirma que la decisión de un tribunal en tomo a la custodia de un menor es
una a la que se debe llegar luego de realizar un análisis objetivo, sereno y
cuidadoso de todas las circunstancias presentes en el caso ante su
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consideración, teniendo como único y principal objetivo el bienestar de los
menores. Santana Medrano v. Acevedo Osorio, 1 16 D.P.R. 298 (1 985).
Específicamente, en Ortiz García v. Meléndez Lugo, supra, el Tribunal
Supremo de Puerto Rico destaca que el poder para adjudicar la custodia a
que se refiere el citado Artículo 107 del Código Civil tiene su génesis en el
ejercicio por los tribunales del poder de parens patriae. Este poder del
Estado de proteger a los incapaces, limita los derechos de otras partes a fin
de salvaguardar el bienestar de quien no puede abogar por los suyos. Es la
función social y legal que el Estado asume y ejerce en cumplimiento de su
deber de brindar protección a los sectores más débiles de la sociedad. Por
ello, cualquier conflicto que un tribunal perciba entre intereses ajenos y el
mejor interés de un(a) menor deberá resolverse a favor del(de la) menor.
Al presente, la custodia compartida es una de las opciones con que
cuenta el tribunal para establecer un decreto de custodia. En Torres. Ex Parte,
11 8 D.P.R. 469 (1987), nuestro foro judicial de última instancia intimó que
la custodia compartida no constituye una norma de excepción, sino que
"[dlebe estimarse como una alternativa más". Torres, Ex Parte, supra.
Además, en la opinión judicial se establecieron varios requisitos que deben
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satisfacerse a fin de colocar al juzgador en posición de ponderar si procede la
concesión de una custodia compartida. Los requisitos establecidos por
Torres, Ex Parte, supra, son los siguientes: 1) que exista un acuerdo previo
de que la patria potestad y la custodia sobre los menores será compartida y;
2) presentar una estipulación al tribunal en que así se solicite. El referido
documento debe incluir los verdaderos motivos por los que se hace la
solicitud; una descripción de la ocupación de las partes y si ésta puede ser un
factor que impida que el acuerdo funcione; una descripción específica del
tiempo que el menor pasará con cada uno de sus padres; si los ingresos de
cada parte admiten los costos adicionales que pueda generar el acuerdo;
ubicación y distancia de ambos hogares, a fin de determinar si ese factor
afecta la educación del menor; cuidado diurno y otros aspectos relacionados
con la crianza.
Sin embargo, cabe destacar que a pesar de que nuestros jueces y juezas
de relaciones de familia tienen plena consciencia de la existencia de la norma
jurisprudencia1 antes citada, lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones
no concurren las condiciones necesarias para el otorgamiento de una custodia
compartida, ya sea porque las partes no presentan una solicitud conforme a la
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norma establecida en Torres. Ex Parte, supra, o debido a que, presentada una
solicitud, en el ejercicio de su poder de parens patriae, el tribunal determina
que la custodia compartida no resulta cónsona con el principio rector del
mejor interés y bienestar del(de la) menor en el caso ante su consideración.
A manera de ejemplo, en preparación para la redacción de estos
comentarios, recopilamos la información relativa a los casos de divorcio por
consentimiento mutuo en 12 de las 13 Regiones Judiciales, con miras a
identificar en cuántos de ellos se solicitó custodia compartida mediante la
presentación de una estipulación al efecto. La selección de los casos de
divorcio por consentimiento mutuo obedeció al hecho de que en éstos las
partes tienen que llegar a estipulaciones como parte del procedimiento,
contrario a lo que sucede en los casos de divorcio tramitados a base de
causales contenciosas, donde la experiencia nos demuestra que las partes
rehúsan a llegar a acuerdos por tratarse de procesos altamente adversativos.
Aunque la tabla que incluimos a continuación refleja datos relativos a
un periodo relativamente corto, la misma ofrece una idea de las solicitudes
de custodia compartida vis a vis el número de acciones de divorcio por
consentimiento mutuo tramitadas para el mismo periodo:
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 10
INFORME SOBRE PETICIONES DE DIVORCIO POR CONSENTIMIENTO MUTUO Y CUSTODIA COMPARTIDA
PERIODO DEL 3 DE FEBRERO AL 13 DE MARZO DE 2009
AGUADILLA
AIBONITO
ARECIBO
CAGUAS *
CAROLINA
FAJARDO
GUAYAMA
HUMACAO
PONCE
SAN JUAN
55 CASOS
19 CASOS
42 CASOS
223 CASOS
1 13 CASOS
46 CASOS
28 CASOS + 1 CASO CAMBIÓ CAUSAL
34 CASOS + 2 CASOS CAMBIÓ CAUSAL
45 CASOS + 1 CASO CAMBIÓ CAUSAL
74 CASOS
155 CASOS
1 UTUADO 1 15 CASOS * Pendiente de enviar información.
1 CASO
NINGUNO
2 CASOS
11 CASOS
3 CASOS ESTIPULADOS
NINGUNO
1 CASO (el que se cambió causal)
1 CASO
1 CASO
4 CASOS ESTIPULADOS
2 CASOS
NINGUNO
I CASO SE CONCEDI~ 1 1 CASO PEND.
1 4 CASOS / 7 CASOS PEND.
3 CASOS SE CONCEDI~ / 1 CASO PENDIENTE
1 CASO / 1 PEND. VISTA
Hon. Itzamar Peña Rarnírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 11
Como puede apreciarse, la cantidad de casos en los que las partes
sometieron estipulaciones sobre custodia compartida resulta exigua si se le
compara con el total de casos de divorcio por consentimiento mutuo
tramitados para el mismo intervalo de tiempo: 26 solicitudes de un total de
775 casos, excluyendo los que cambiaron de causal.
Conforme expresa el título del Articulo 4 del proyecto de ley, éste
propone el establecimiento de una presunción controvertible de la "Custodia
y10 Patria Potes[t]ad Compartida como Beneficiosa y Favorable para los
Mejores Intereses de los [Mlenores de [Eldad". Como cuestión de umbral,
los conceptos "Custodia y10 Patria Potestad", según se incorporan en el
Artículo 4, no deben mezclarse y tampoco utilizar la expresión "ylo", la que
genera ambigüedad. Aun cuando existe una estrecha relación entre ambos
términos, éstos tienen significados distintos. La patria potestad constituye el
conjunto de deberes y derechos que el Estado exige y reconoce a los
progenitores en relación con los hijos. Ésta incluye las obligaciones de
proveer alimentos y educación, entre otros, así como los derechos
fundamentales que se sustentan en los supremos principios de la moral
familiar y la razón social de Estado. Torres, Ex parte, supra. Por su parte, la
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custodia, que constituye uno de los componentes de la patria potestad,
significa la tenencia o control físico que tiene un progenitor sobre sus hijos.
Torres, Ex parte, antes citado.
La propuesta en el sentido de establecer que la custodia compartida se
presumirá beneficiosa a los mejores intereses del menor, estrictamente como
una declaración de principios, nos parece loable. Ahora bien, el establecer
una presunción controvertible a favor de que la custodia compartida sirve a
los mejores intereses del menor, con todos los efectos legales y procesales
que ello tendría, limita peligrosamente la discreción judicial y afecta la
determinación que corresponda ser adoptada en un caso particular por
imperativo del bien jurídico que los jueces y las juezas están llamados(as) a
tutelar. Consideramos que una presunción juris tantum en estos términos
menoscabaría los principios contenidos en el Artículo 107 del Código Civil y
su jurisprudencia interpretativa.
En lo que respecta al alcance y efecto de las presunciones, la Regla 14
de las Reglas de Evidencia de 1979, según enmendadas, expresa lo siguiente:
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 13
"En una acción civil, una presunción impone a la parte contra la
cual se establece la presunción el peso de la prueba para demostrar
la inexistencia del hecho presumido. Si la parte contra la cual se
establece la presunción no ofrece evidencia para demostrar la no
existencia del hecho presumido, el juzgador debe aceptar la
existencia de tal hecho. Si se presenta evidencia en apoyo de la
determinación de la no existencia de tal hecho, la parte que interesa
rebatir la presunción debe persuadir al juzgador de que es más
probable la no existencia que la existencia del hecho presumido."
(Énfasis nuestro)
De conformidad con lo dispuesto en la referida norma evidenciaria, en
el contexto de casos civiles, en Puerto Rico las presunciones son mandatorias
y fuertes, por lo que su efecto no se limita a transferir la carga de presentar
evidencia, sino que afecta la obligación de persuadir. Ernesto Luis Chiesa
Aponte, Tratado de Derecho Probatorio, Publicaciones J.T.S., 1998, Tomo 11,
página 1097. En vista del carácter mandatorio y fuerte de las presunciones
en casos civiles, en aquellas ocasiones en que ninguna de las partes presente
prueba en contrario, o, presentada la misma, no sea suficiente para persuadir
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 14
al(a la) juzgador(a), la norma propuesta obligaría al tribunal a inferir que el
mejor interés de los(as) menores involucrados(as) lo constituye la custodia
compartida. Ello seria así, aunque identifique elementos que le indiquen lo
contrario al precisar posteriormente los contornos de dicho régimen, como
puede ser la existencia de una manifiesta tensión y animosidad entre las
partes o la ausencia de comunicación, por citar dos ejemplos. Ello supone un
claro menoscabo al ejercicio adecuado por el tribunal de su poder de parens
patriae y la abdicación de la autoridad que le asiste para procurar del
bienestar de los menores.
En términos prácticos, una determinación de custodia basada en la
presunción propuesta tiene el potencial real de vulnerar el mejor bienestar
del(de la) menor, puesto que simplemente impone al(a la) juzgador(a) una
conclusión, con abstracción de las circunstancias presentes en cada caso
particular. En atención a la diversidad de condiciones que pueden estar
presentes en cada caso que requiera la adjudicación de custodia, la
determinación de los mejores intereses de los(as) menores necesariamente
requiere de un examen individualizado de cada situación particular.
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 15
El proyecto de ley exacerba el efecto detrimental de la presunción
propuesta sobre los mejores intereses de los(as) menores, al establecer que la
misma operará "..aun contra la voluntad de alguno de los progenitores que
interesa se le otorgue la custodia monoparental". Un arreglo de custodia
compartida requiere de la constante capacidad de los progenitores para llegar
a acuerdos en cuanto a múltiples asuntos cotidianos relacionados con el
cuidado de los(as) menores producto de su relación previa. Ello supone
superar desavenencias personales de manera que se pueda concretar una
adecuada comunicación para adoptar conjuntamente aquellas decisiones que
redunden en beneficio y en el mejor interés de los(as) menores. Torres, Ex
parte, supra. La determinación judicial de custodia compartida en contra de
la voluntad de alguno de los progenitores que rechaza dicho arreglo conlleva
el potencial real, si no la inminencia ab initio, de menoscabar el bienestar de
los(as) menores y requerir la constante intervención del tribunal. Los
sentimientos humanos no son susceptibles de ser legislados, ni pueden
emanar de decretos judiciales. El potencial de conflicto bajo tales
circunstancias resulta tan palmario que el propio proyecto de ley parece
reconocerlo, al incluir la manifestación de uno de los progenitores en cuanto
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a que no le interesa la custodia compartida como una de las situaciones en
que será improcedente concederla. Articulo 9, página 13, líneas 10 y 1 1 del
Proyecto del Senado 63. Obviamente, esta última disposición resulta
contradictoria cuando se le confronta con lo dispuesto en el Articulo 4 de la
medida bajo estudio.
El Articulo 5, inciso 4 del proyecto de ley, dispone lo siguiente:
"Si las partes están de acuerdo con que la custodia
compartida sea la forma en que ambos progenitores desean
establecer sus relaciones y corresponsabilidad con sus hijos(as)
menores de edad envueltos [sic], se referirá a las partes al
programa de mediación del Tribunal o a un Mediadorla certificado,
de la práctica privada, con conocimientos de la conducta humana,
para que ayuden a la pareja a preparar el convenio sobre custodia
compartida, corresponsabilidad y patria potestad. En el caso de
que ambos progenitores del menor estén de acuerdo con la custodia
compartida, el juez/a deberá seguir los procedimientos judiciales
posteriores en base [sic] a dicho acuerdo. No obstante, si una de las
partes no está de acuerdo o desea la custodia monoparental del
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menor, el juezla deberá continuar los procedimientos en base [sic]
al lo establecido en los Artículos 6, 7, 8, 9 y 10 de esta ley."
El texto citado obligaría al tribunal a referir al programa de mediación
todo caso en que las partes estén de acuerdo con el arreglo de custodia
compartida. Consideramos que, en lugar de constituir un curso de acción
obligatorio, ello debe quedar a discreción del tribunal, de manera que sólo se
refieran a mediación aquellos casos en que tal mecanismo resulte necesario o
conveniente. El referido de casos en que no haya controversia en cuanto al
arreglo de custodia a mediación se aparta de los contornos de la figura del
mediador y de conceptos y principios de mediación establecidos en el
Reglamento de Métodos Alternos para la Solución de Conflictos, de 4 de
marzo de 2005, según enmendado, aprobado por el Tribunal Supremo de
Puerto Rico. La mediación es una alternativa no adversativa para el manejo
de conflictos. Es un proceso más rápido e informal que el procedimiento
judicial que permite a las partes, con la intervención de un facilitador o una
facilitadora imparcial, nominado(a) mediador(a), explorar todas las opciones
posibles para lograr un acuerdo que les sea mutuamente aceptable y que
finalice el conflicto. La mediación tiene como propósitos promover la
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participación de las personas en la solución de sus conflictos y que las partes
involucradas asuman responsabilidad en el cumplimiento de los acuerdos.
Las partes tienen la potestad de decidir si se someten o no a este proceso y
mantener o no la confidencialidad de los acuerdos a los que lleguen.
Por definición, un caso en que las partes estén de acuerdo en el arreglo
de custodia que regirá la relación con sus hijos e hijas carece del elemento de
conflicto que estaría llamado a ayudar a resolver el mediador o mediadora.
Consideramos que en muchas ocasiones el trámite propuesto retrasaría
innecesariamente los procedimientos judiciales y recargaría de manera
significativa los Centros de Mediación de Conflictos. Debe tenerse presente
que las respectivas representaciones legales de las partes, a quienes con toda
probabilidad les obliga un contrato de honorarios de abogados, muy bien
pueden asistirles en la preparación del correspondiente acuerdo de custodia
compartida para someterlo al tribunal.
Asimismo, nos parece que resulta ambiguo el requisito de que el(1a)
mediador(a) certificado(a) de la práctica privada ostente "conocimientos de
la conducta humana". Consideramos que la medida debe aclarar el alcance
de dicho requisito. Como cuestión de hecho, al presente, los requisitos de
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 19
preparación académica para ocupar un puesto como mediador(a) en la Rama
Judicial incluyen haber obtenido un grado de maestría general,
complementado con cursos en métodos altemos para la solución de
conflictos. El referido grado de maestría no tiene que ser en el campo de la
conducta humana. En el caso de mediadores de la práctica privada
certificados por el Negociado de Métodos Alternos para la Solución de
Conflictos, tampoco existe un requisito de preparación académica en el
campo de la conducta humana.
Además, en su Artículo 5 , nuevamente, el proyecto de ley atenta con el
efectivo ejercicio del poder de parens patriae por parte del tribunal, al
obligar a los jueces y a las juezas de Relaciones de Familia a continuar los
procedimientos judiciales a base de un acuerdo de custodia compartida, si las
partes lo han convenido. Reiteramos que para los jueces y las juezas que
atienden este tipo de controversias, resulta esencial contar con la discreción
para apartarse de un acuerdo de custodia compartida que hayan convenido
las partes, cuando, a pesar de ello, esté convencido(a) de que dicho arreglo
no representa el mejor bienestar del(de la) menor o de los(as) menores en el
caso ante su consideración.
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 20
Conforme expresa el título del Articulo 6 del proyecto bajo estudio,
éste dispone un procedimiento de mediación para la adjudicación de
custodia. Según el texto del referido apartado, todo pleito que involucre una
controversia relativa a la custodia de hijos(as) que sean producto de una
pareja separada o divorciada, se referirá a la Unidad Social del tribunal "o
servicios externos similares" para que el(1a) Trabajador(a) Social evalúe la
controversia, " . . . ejerciendo sus roles [sic] de evaluador, mediador y
facilitador". La referida disposición plantea una profunda confusión entre las
funciones del(de la) Trabajador(a) Social y las del(de la) Mediador(a).
La Oficina de Servicios Sociales de la Oficina de Administración de los
Tribunales, a través de las Unidades Sociales ubicadas en los Centros
Judiciales, asesora a los jueces y las juezas del Tribunal de Primera Instancia
en los asuntos de relaciones de familia y de menores. Las Unidades Sociales
atienden referidos de casos de patria potestad, custodia, relaciones filiales y
menores intervenidos bajo la Ley Núm. 88 de 9 de julio de 1986.
Al presente, la Rama Judicial cuenta con alrededor de 190 Trabajadores
y Trabajadoras Sociales con grado de maestría, quienes tienen la función de
realizar evaluaciones sociales forenses para preparar los informes periciales
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necesarios para asistir al tribunal en el ejercicio de su delicada labor. El(1a)
Trabajador(a) Social utiliza un protocolo de evaluación uniforme con un
enfoque biopsicosocial, partiendo de un modelo ecosistémico. Al amparo de
este modelo, se evalúa la personalidad del individuo en su interacción con su
entorno social, familiar y psicológico. Ello conlleva realizar entrevistas a las
partes y a los(as) menores involucrados(as) en el caso, llevar a cabo
observaciones de la dinámica familiar, visitas a los hogares, comunidades,
escuelas y a otro(as) profesionales que intervengan en el caso y el uso de
instrumentos proyectivos tales como dibujos, fotoanálisis, oraciones
incompletas y otros.
El(1a) Trabajador(a) Social, en el tiempo establecido por ley, por la
Unidad Social o en el que los(as) jueces y juezas requieran, prepara un
informe social forense con una descripción de la situación de la familia y sus
recomendaciones de cuál arreglo sirve mejor a los intereses de los(as)
menores involucrados en el caso. En el ejercicio de sus funciones, el(1a)
Trabajador(a) Social promueve el bienestar de los(as) menores durante los
litigios, coordina servicios y referidos a las agencias o profesionales
pertinentes y comparece ante el foro judicial en calidad de perito. Estos
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 22
funcionarios y funcionarias, mediante la utilización de la metodología
científica plasmada en el protocolo para la investigación y evaluación
forense, se convierten en los ojos de los jueces y juezas del sistema en lo que
respecta a la dinámica familiar de las partes y de sus hijos e hijas menores de
edad.
Al contrario de lo que se dispone en el primer párrafo del Artículo 6 de
la medida legislativa, las responsabilidades que el proyecto de ley bajo
estudio pretende adscribir a los(as) Trabajadores(as) Sociales, para que
éstos(as) funjan como mediadores(as) para el logro de acuerdos de custodia
compartida, resultan totalmente ajenas a las funciones que corresponden a
dichos(as) profesionales. Los(as) Trabajadores(as) Sociales llevan a cabo
dicha evaluación con total objetividad, utilizando un acercamiento científico,
sin ideas pre-concebidas en cuanto a cuál arreglo debe prevalecer,
guiados(as) únicamente por el criterio rector de procurar el mejor bienestar
de los(as) menores. Las tareas de servir como mediadores(as) entre las
partes, para que éstas logren un acuerdo de custodia compartida, escapan a
las funciones que ejercen a los(as) Trabajadores(as1 Sociales, confligen
seriamente con sus deberes y resta utilidad al informe social como
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 23
instrumento para que el tribunal ejerza su responsabilidad de manera
adecuada. Por otra parte, la evaluación del(de la) Trabajador(a) Social, desde
el comienzo de su intervención hasta que rinde su informe al tribunal, de
ordinario, toma un mínimo de sesenta (60) días, sin contar con la necesidad
de gestionar referidos a profesionales del área de la psicología o la
psiquiatría, lo que contrasta con los treinta (30) días que dispone el proyecto
de ley para ello.
Observamos que el Artículo 6, página 12, líneas 1 a la 3 del proyecto de
ley, dispone que "[sle enmienda el Artículo 98 del Código Civil para
establecer la corresponsabilidad compartida de custodia y patria potestad en
la etapa de custodia provisional". No se incluye, sin embargo, la enmienda
específica al texto vigente del Artículo 98 del Código Civil, ni cómo éste
quedaría redactado de aprobarse el proyecto de ley que nos ocupa. Desde el
punto de vista de una correcta técnica legislativa, cualquier enmienda al
Artículo 98 del Código Civil debe estar contenida en un artículo separado de
la medida legislativa bajo análisis y debe reflejar el texto vigente de la citada
disposición, así como la enmienda propuesta. Por otra parte, aunque el
defecto descrito nos impide conocer el alcance específico de la enmienda
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anunciada al referido Artículo 98, objetaríamos la modificación si la
intención legislativa fuera disponer que en toda adjudicación provisional de
custodia el tribunal estará obligado a establecer que la misma será
compartida. De nuevo, una disposición legal en ese sentido privaría al
tribunal del ejercicio efectivo de su poder de parens patriae y de su habilidad
para asegurar el mejor bienestar de(de los) menores mediante un arreglo de
custodia distinto, siempre que las circunstancias del caso así lo aconsejen.
Conforme expresa su titulo, el Artículo 7 del proyecto de ley establece
los "Criterios a Considerarse en la Adjudicación de Custodia". Según el
texto del referido artículo, el(1a) Trabajador(a) Social y el tribunal tomarán
en consideración los 7 criterios enumerados en la disposición propuesta, al
evaluar una solicitud de custodia en la que surja controversia entre los
progenitores. El texto propuesto parece adscribir al(a la) Trabajador(a)
Social, conjuntamente con el tribunal, la autoridad para "adjudicar", lo cual
no es correcto. En el ejercicio de su importante labor, luego de completar el
estudio social correspondiente, el(1a) Trabajador(a) Social únicamente hace
recomendaciones al tribunal, las cuales éste puede rechazar o acoger total o
parcialmente, es decir, se trata de una función de apoyo a la labor del(de la)
Hon. Itzarnar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 25
juzgador(a) en sentido estricto, y no una de índole codecisional en la que
comparta la tarea de adjudicación con éste.
Por otra parte, si bien la lista establecida en el referido Artículo 7 de la
medida no es taxativa y, en consecuencia, mantiene abierta la posibilidad
para que se tome en consideración "[c]ualquier otro criterio válido que pueda
considerarse para garantizar el bienestar del menor", notamos que el texto
omite muchos de los aspectos reconocidos por la doctrina establecida por el
Tribunal Supremo de Puerto Rico en casos que involucran controversias
sobre la adjudicación de custodia de hijos e hijas menores de edad.
Consideramos que aquellos criterios establecidos por la jurisprudencia deben
formar parte del texto de cualquier iniciativa legislativa dirigida a regular los
procedimientos de adjudicación de custodia, siempre manteniendo un
enfoque de numerus apertus.
En su Artículo 8, el Proyecto del Senado 63 vuelve a confundir las
tareas del(de la) Trabajador(a) Social y las del(de la) Mediador(a), al
referirse a éstos(as) indistintamente, y les atribuye la facultad de hacer una
determinación sobre custodia, además de aquella a la que llegue el tribunal.
Discrepamos del contenido del Artículo 8 de la medida, según redactado. Ya
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 26
consignamos en otra parte de este escrito la función que ejerce el(1a)
Trabajador(a) Social, quien en última instancia, tiene la facultad para hacer
un informe al tribunal con sus hallazgos y recomendaciones. Por su parte, el
mediador o la mediadora es un facilitador o facilitadora que en la mediación,
como proceso de intervención no adjudicativo, ayuda a las personas en
conflicto a lograr un acuerdo que les resulte mutuamente aceptable.
Ninguno(a) de éstos(as) profesionales está facultado(a) para hacer una
determinación de custodia. En nuestro ordenamiento, compete a los
tribunales de justicia -y sólo a éstos- la solución de casos y controversias en
el ámbito judicial. Vélez Ruiz v. E.L.A., 1 1 1 D.P.R. 752 (1 98 1).
El Artículo 9 de la medida legislativa establece varias situaciones en
que será improcedente conceder la custodia compartida. Reiteramos que el
contenido del inciso (1) de dicho artículo, que establece que no procederá la
custodia compartida cuando una de las partes manifieste que no le interesa
dicho arreglo de custodia, resulta incompatible con el texto del Artículo 4 del
proyecto de ley, en el sentido de que la presunción de custodia compartida
operará aun en contra de la voluntad de uno de los progenitores que interese
la custodia monoparental. Asimismo, consideramos que deben incluirse
Hon. Itzamar Peña Ramírez P. del S. 63 Comisión de lo Jurídico Civil Página 27
como parte de las situaciones en que será improcedente el establecimiento de
un arreglo de custodia compartida la lista de criterios para la privación de la
patria potestad contenida en el Artículo 166A del Código Civil de Puerto
Rico, según enmendado, y la existencia de un historial previo de violencia
doméstica o de maltrato de menores.
Observamos que en el Artículo 10 del proyecto de ley se dispone que la
determinación de un tribunal sobre custodia de menores no constituirá cosa
juzgada, disposición que se ajusta a lo resuelto por vía de la jurisprudencia.
Figueroa Hernández v. Rosario Cervoni, 147 D.P.R. 121 (1998). Sin
embargo, debe tenerse presente que el Tribunal Supremo de Puerto Rico en
el caso Marrero Reyes v. García Ramírez, supra, ha dictaminado que para
que ocurra una modificación vital en la relación de custodia debe haber
ocurrido un cambio en la calidad del cuido que el(1a) menor haya estado
recibiendo o la existencia de otro riesgo análogo para el(1a) menor que
justifique la intervención del tribunal. Asimismo, nuestro foro judicial de
última instancia ha resuelto que, aun cuando un decreto emitido en un pleito
de divorcio en que se concede la patria potestad y custodia de un(a) menor al
padre o a la madre no constituye cosa juzgada, una vez el tribunal ejercita su
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discreción y otorga la patria potestad y custodia de los(as) hijos(as) a una de
las partes, tal decisión crea un estado de derecho que no debe ser alterado
sumariamente, salvo circunstancias extraordinarias. Santana Medrano v.
Acevedo Osorio, supra.
Finalmente, reiteramos que cualquier modificación a las normas
vigentes en materia de adjudicación de custodia debe salvaguardar al
máximo la discreción judicial, de manera que nuestros jueces y juezas de
Relaciones de Familia estén en posición de velar por los mejores intereses y
el bienestar de los(as) menores. El establecimiento de la presunción
propuesta milita en contra de ello.
En atención a lo consignado, reiteramos nuestra objeción a la
aprobación del Proyecto del Senado 63.
En San Juan, Puerto Rico, a 9 de junio de 2009.