El uso de aplicaciones para smartphones se ha extendido al ámbito de la salud y ha generado un

aumento de recursos clínicos disponibles para el personal sanitario, proporcionando herramientas de

toma de decisiones basada en la evidencia.

Realizando una búsqueda básica en PubMed hallamos tres estudios de la revista BioMedical Central,

dos publicados en 2012 y otro pendiente de publicación pero de acceso libre online.

En el primero de ellos se analilzó la aceptación de los smartphones y los tipo de aplicaciones médicas que utilizaban los estudiantes de medicina y médicos residentes dentro de una región del Sistema de Salud de Reino Unido.

Se realizó una encuesta online a la que respondieron 257 estudiantes de medicina y 131 médicos residentes. El 79.0% de los estudiantes y 75% de los residentes poseían un smartphone, de los cuales el 57% de los estudiantes y 68% de los residentes poseían un iPhone.

Ambas grupos mostraron una tendencia similar en el uso de las aplicaciones a lo largo de día, registrando un uso de hasta 30 minutos entre los estudiantes y hasta 20 minutos en residentes. Siendo las aplicaciones sobre fármacos y diagnóstico para el manejo de las enfermedades las más utilizadas por los estudiantes, y las aplicaciones para puntuar valores clínicos las que utilizaban los residentes.

Este estudio encontró que ambos grupos están de acuerdo con el desarrollo de más aplicaciones para apoyar la educación y la práctica clínica, ya que se da un alto nivel de utilización de smartphones entre los estudiantes de medicina y los médicos residentes.

Pero claro, ante la cascada de aplicaciones a las que podemos acceder habrá que aplicar criterios que separen el grano de la paja.

Al respecto encontramos el siguiente estudio, el cual afirma que los ciudadanos y los profesionales médicos están actualmente siendo sobrecargados con aplicaciones de salud. De modo que tendrán dificultad para encontrar la aplicación adecuada, y es que la información y características útiles están fragmentadas en muchas aplicaciones, limitando su utilidad.

Se propone que los proveedores de aplicaciones necesitan seguir tres premisas.

1. Que se disfrute de acceso libre al software y que estas apps puedan servir como acceso a otras apps o a diferentes fuentes de información sanitaria.

2. Estandarizar el contenido para que la información pueda ser lo más comprensible. 3. Contenido debe ser personalizarse hacia las características y el contexto de un individuo. Es

decir, que se pueda editar dentro de la misma aplicación.

Resumiendo, para destacar dentro de la sobrecarga de aplicaciones, los proveedores de apps sanitarias deben unirse al movimiento OPEN SOURCE haciendo uso de formatos de información estandarizados, con el fin de permitir a terceros crear valor de sus aplicaciones generando calidad asistencial.

Por último presentamos una revisión sistemática de aplicaciones sanitarias.

El propósito de este estudio fue clasificar las aplicaciones sanitarias según sus

funcionalidades y descripción en la literatura académica.

Se revisaron un total de 55 artículos sobre 83 aplicaciones seleccionados ente casi 3000

(2.894) artículos obtenidos de la base de datos MEDLINE.

De las 83 aplicaciones documentadas:

57 aplicaciones estaban enfocadas para profesionales de la salud centrándose en:

El diagnóstico de la enfermedad (21)

Referencia de fármacos (6)

Anotación de valores clínicos (8)

Aplicaciones generales de la salud (7)

Búsqueda bibliográfica (6) y otras.

11 aplicaciones para médicos o estudiantes centradas en la educación.

15 aplicaciones para los pacientes centradas en la gestión de la enfermedad crónica.

Las aplicaciones más útiles para la práctica de basada en la evidencia fueron las dedicadas al

diagnóstico de enfermedades, a referenciar fármacos y a la anotación de valores clínicos

según informaron profesionales y estudiantes de ciencias de la salud. Por último se concluye

que las apps sanitarias pueden desempeñar un papel muy importante en la educación del

paciente en la autogestión de la enfermedad.

De este mismo trabajo extraemos las siguientes gráficas. Observando la gráfica de la izquierda

se pueden apreciar que la mayoría de las aplicaciones desarrolladas entre 2009 y 2011 son

para dispositivos con sistema operativo IOS, es decir Apple. La gráfica de la derecha muestra

las previsiones para 2015, observando que el sistema operativo más empleado será Android,

que pertenece a Google.