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PRAGMÁTICA Desarrollos teóricos y debates

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Barry Smith; Isao Higahismori &Deirdre Wilson; Kent Bach

PRAGMÁTICA

Desarrollos teóricos y debates

TraducciónJorge Gómez

EdicionesAbya-Yala

2002

Barry Smith; Isao Higahismori &Deirdre Wilson; Kent Bach

PRAGMÁTICA

Desarrollos teóricos y debates

TraducciónJorge Gómez

EdicionesAbya-Yala

2002

Barry Smith; Isao Higahismori &Deirdre Wilson; Kent Bach

PRAGMÁTICA

Desarrollos teóricos y debates

TraducciónJorge Gómez

EdicionesAbya-Yala

2002

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PRAGMÁTICADesarrollos teóricos y debates

1era. edición: Ediciones Abya–Yala. Av. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2562-633 Fax: (593-2) 2506-255e-mail: [email protected]

[email protected]

Diagramación: Ediciones Abya–Yala

Diseño de Portada: Raúl Yépez

ISBN: 9978-22-238-3

Impresión: Sistema DocuTechQuito-Ecuador

Impreso en Quito-Ecuador, 2002

PRAGMÁTICADesarrollos teóricos y debates

1era. edición: Ediciones Abya–Yala. Av. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2562-633 Fax: (593-2) 2506-255e-mail: [email protected]

[email protected]

Diagramación: Ediciones Abya–Yala

Diseño de Portada: Raúl Yépez

ISBN: 9978-22-238-3

Impresión: Sistema DocuTechQuito-Ecuador

Impreso en Quito-Ecuador, 2002

PRAGMÁTICADesarrollos teóricos y debates

1era. edición: Ediciones Abya–Yala. Av. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2562-633 Fax: (593-2) 2506-255e-mail: [email protected]

[email protected]

Diagramación: Ediciones Abya–Yala

Diseño de Portada: Raúl Yépez

ISBN: 9978-22-238-3

Impresión: Sistema DocuTechQuito-Ecuador

Impreso en Quito-Ecuador, 2002

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Índice

Presentación ................................................ 7

1. Una breve historia de la teoría de losactos de hablaBarry Smith .............................................. 13

2. En torno a la Teoría de la relevanciaIsao Higahismori & Deirdre Wilson....... 83

3. Pragmática y semántica:distinción e importanciaKent Bach................................................. 109

Índice

Presentación ................................................ 7

1. Una breve historia de la teoría de losactos de hablaBarry Smith .............................................. 13

2. En torno a la Teoría de la relevanciaIsao Higahismori & Deirdre Wilson....... 83

3. Pragmática y semántica:distinción e importanciaKent Bach................................................. 109

Índice

Presentación ................................................ 7

1. Una breve historia de la teoría de losactos de hablaBarry Smith .............................................. 13

2. En torno a la Teoría de la relevanciaIsao Higahismori & Deirdre Wilson....... 83

3. Pragmática y semántica:distinción e importanciaKent Bach................................................. 109

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Presentación

En este volumen, que pretende ser secuen-cia y complemento del anterior, Pragmática:conceptos claves [2000], donde recogimos algu-nos de los desarrollos generales de la teoría, he-mos querido explorar algunos temas que consi-deramos relevantes para tener una compren-sión global de la pragmática en su estado másreciente de investigación. Obedeciendo a estepropósito, ponemos a consideración del lectortres artículos, uno de carácter general, y dos es-pecializados en áreas fundamentales de la prag-mática como la teoría de lo actos de habla y lareciente teoría de la relevancia.

El artículo de Barry Smith releva la impor-tancia de conocer los orígenes de la teoría de losactos de habla para entender no sólo su contex-tualización específica en la historia del pensa-miento filosófico occidental - muy ligado, porejemplo, a la fenomenología - sino también sucarácter innovador - en contra del análisis se-mántico del lenguaje basado en condiciones deverdad - rasgos que la han convertido en uno delos desarrollos más importantes de la teoríapragmática. Con un lenguaje claro que no aho-rra tecnicismos necesarios para la adecuadacomprensión del tema, Smith nos conduce através de los primeros intentos por desafiar la

Presentación

En este volumen, que pretende ser secuen-cia y complemento del anterior, Pragmática:conceptos claves [2000], donde recogimos algu-nos de los desarrollos generales de la teoría, he-mos querido explorar algunos temas que consi-deramos relevantes para tener una compren-sión global de la pragmática en su estado másreciente de investigación. Obedeciendo a estepropósito, ponemos a consideración del lectortres artículos, uno de carácter general, y dos es-pecializados en áreas fundamentales de la prag-mática como la teoría de lo actos de habla y lareciente teoría de la relevancia.

El artículo de Barry Smith releva la impor-tancia de conocer los orígenes de la teoría de losactos de habla para entender no sólo su contex-tualización específica en la historia del pensa-miento filosófico occidental - muy ligado, porejemplo, a la fenomenología - sino también sucarácter innovador - en contra del análisis se-mántico del lenguaje basado en condiciones deverdad - rasgos que la han convertido en uno delos desarrollos más importantes de la teoríapragmática. Con un lenguaje claro que no aho-rra tecnicismos necesarios para la adecuadacomprensión del tema, Smith nos conduce através de los primeros intentos por desafiar la

Presentación

En este volumen, que pretende ser secuen-cia y complemento del anterior, Pragmática:conceptos claves [2000], donde recogimos algu-nos de los desarrollos generales de la teoría, he-mos querido explorar algunos temas que consi-deramos relevantes para tener una compren-sión global de la pragmática en su estado másreciente de investigación. Obedeciendo a estepropósito, ponemos a consideración del lectortres artículos, uno de carácter general, y dos es-pecializados en áreas fundamentales de la prag-mática como la teoría de lo actos de habla y lareciente teoría de la relevancia.

El artículo de Barry Smith releva la impor-tancia de conocer los orígenes de la teoría de losactos de habla para entender no sólo su contex-tualización específica en la historia del pensa-miento filosófico occidental - muy ligado, porejemplo, a la fenomenología - sino también sucarácter innovador - en contra del análisis se-mántico del lenguaje basado en condiciones deverdad - rasgos que la han convertido en uno delos desarrollos más importantes de la teoríapragmática. Con un lenguaje claro que no aho-rra tecnicismos necesarios para la adecuadacomprensión del tema, Smith nos conduce através de los primeros intentos por desafiar la

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inveterada tradición aristotélica de concebir lasoraciones desde su sola alternativa entre verdady falsedad, olvidando que ciertos enunciados seconstituyen como actos por derecho propiomás allá de sus condiciones veritativas. Con estepropósito, el autor describe las primeras pro-puestas, de carácter filosófico todas ellas, sus-tentadas por Thomas Reid, Franz Brentano yAnton Marty, autores que contribuyeron cadauno a consolidar la propuesta fenomenológicade Husserl y Daubert en torno a los actos obje-tivantes y la intencionalidad, fundamentos, a suvez, de la teoría de los actos de habla que cono-cemos hoy en día. De especial importancia re-sultan la teoría de los actos sociales de AdolphReinach y la teoría de John Searle sobre la insti-tucionalidad y las reglas constitutivas como re-quisitos previos para la operatividad de los actosde habla. El artículo de Smith permite contex-tualizar filosóficamente esta teoría a fin de estaren mejor condición de ponderar su valor no só-lo para la pragmática sino también para la filo-sofía del lenguaje y la comunicación humana.

El artículo conjunto de Higashimori yWilson atiende a una de las esferas de mayordesarrollo durante los últimos años dentro de lapragmática: nos referimos a la teoría de la rele-vancia de Sperber y Wilson (1986). De excep-cional importancia para las ciencias del lengua-je, la teoría de la relevancia pretende ser unateoría de la comunicación humana y, por estamisma razón, aborda distintos aspectos que vandesde los efectos contextuales a los efectos esti-

inveterada tradición aristotélica de concebir lasoraciones desde su sola alternativa entre verdady falsedad, olvidando que ciertos enunciados seconstituyen como actos por derecho propiomás allá de sus condiciones veritativas. Con estepropósito, el autor describe las primeras pro-puestas, de carácter filosófico todas ellas, sus-tentadas por Thomas Reid, Franz Brentano yAnton Marty, autores que contribuyeron cadauno a consolidar la propuesta fenomenológicade Husserl y Daubert en torno a los actos obje-tivantes y la intencionalidad, fundamentos, a suvez, de la teoría de los actos de habla que cono-cemos hoy en día. De especial importancia re-sultan la teoría de los actos sociales de AdolphReinach y la teoría de John Searle sobre la insti-tucionalidad y las reglas constitutivas como re-quisitos previos para la operatividad de los actosde habla. El artículo de Smith permite contex-tualizar filosóficamente esta teoría a fin de estaren mejor condición de ponderar su valor no só-lo para la pragmática sino también para la filo-sofía del lenguaje y la comunicación humana.

El artículo conjunto de Higashimori yWilson atiende a una de las esferas de mayordesarrollo durante los últimos años dentro de lapragmática: nos referimos a la teoría de la rele-vancia de Sperber y Wilson (1986). De excep-cional importancia para las ciencias del lengua-je, la teoría de la relevancia pretende ser unateoría de la comunicación humana y, por estamisma razón, aborda distintos aspectos que vandesde los efectos contextuales a los efectos esti-

inveterada tradición aristotélica de concebir lasoraciones desde su sola alternativa entre verdady falsedad, olvidando que ciertos enunciados seconstituyen como actos por derecho propiomás allá de sus condiciones veritativas. Con estepropósito, el autor describe las primeras pro-puestas, de carácter filosófico todas ellas, sus-tentadas por Thomas Reid, Franz Brentano yAnton Marty, autores que contribuyeron cadauno a consolidar la propuesta fenomenológicade Husserl y Daubert en torno a los actos obje-tivantes y la intencionalidad, fundamentos, a suvez, de la teoría de los actos de habla que cono-cemos hoy en día. De especial importancia re-sultan la teoría de los actos sociales de AdolphReinach y la teoría de John Searle sobre la insti-tucionalidad y las reglas constitutivas como re-quisitos previos para la operatividad de los actosde habla. El artículo de Smith permite contex-tualizar filosóficamente esta teoría a fin de estaren mejor condición de ponderar su valor no só-lo para la pragmática sino también para la filo-sofía del lenguaje y la comunicación humana.

El artículo conjunto de Higashimori yWilson atiende a una de las esferas de mayordesarrollo durante los últimos años dentro de lapragmática: nos referimos a la teoría de la rele-vancia de Sperber y Wilson (1986). De excep-cional importancia para las ciencias del lengua-je, la teoría de la relevancia pretende ser unateoría de la comunicación humana y, por estamisma razón, aborda distintos aspectos que vandesde los efectos contextuales a los efectos esti-

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lísticos, pasando por las explicaturas e implica-turas y los procesos cognitivos. En un artículoanterior [Pragmática: conceptos claves, 2000],Leech y Thomas ofrecen una mirada de conjun-to de la teoría de la relevancia, pero lo hacen apartir de la primera edición de Relevance (1986).El propósito de este artículo es puntualizar algu-nos avances de la segunda edición con respectoa la primera y esclarecer algunos conceptos pen-dientes. Con este fin, abordan, entre otras cosas,la nueva distinción entre relevancia máxima(propia de la cognición) y relevancia óptima(propia de la comunicación); la relación entre lateoría pragmática propuesta por la teoría de larelevancia como sistema cognitivo central quepuede ser concebido a manera de modulo; eltratamiento que hace la teoría de Sperber y Wil-son de la formación de nuevas categorías, la ad-quisición de conceptos y el análisis de conceptoscomplejos como “agua dulce” para referirse alagua no salina; la idea de los conceptos forma-dos por componentes léxicos, lógicos y enciclo-pédicos; la explicación de efectos estilísticos co-mo la repetición mediante planificación cons-ciente y un procesamiento inferencial; o bien, elanálisis de los objetivos de la comunicación y lacomprensión de acuerdo con su éxito o fracasoen el marco de una explicación comunicativa.

Finalmente, el artículo de Kent Bach,Pragmática y semántica: distinción e importan-cia, aborda aquella separación fundacional quebusca delimitar los respectivos campos de estu-dio de ambas disciplinas, a menudo con relativo

lísticos, pasando por las explicaturas e implica-turas y los procesos cognitivos. En un artículoanterior [Pragmática: conceptos claves, 2000],Leech y Thomas ofrecen una mirada de conjun-to de la teoría de la relevancia, pero lo hacen apartir de la primera edición de Relevance (1986).El propósito de este artículo es puntualizar algu-nos avances de la segunda edición con respectoa la primera y esclarecer algunos conceptos pen-dientes. Con este fin, abordan, entre otras cosas,la nueva distinción entre relevancia máxima(propia de la cognición) y relevancia óptima(propia de la comunicación); la relación entre lateoría pragmática propuesta por la teoría de larelevancia como sistema cognitivo central quepuede ser concebido a manera de modulo; eltratamiento que hace la teoría de Sperber y Wil-son de la formación de nuevas categorías, la ad-quisición de conceptos y el análisis de conceptoscomplejos como “agua dulce” para referirse alagua no salina; la idea de los conceptos forma-dos por componentes léxicos, lógicos y enciclo-pédicos; la explicación de efectos estilísticos co-mo la repetición mediante planificación cons-ciente y un procesamiento inferencial; o bien, elanálisis de los objetivos de la comunicación y lacomprensión de acuerdo con su éxito o fracasoen el marco de una explicación comunicativa.

Finalmente, el artículo de Kent Bach,Pragmática y semántica: distinción e importan-cia, aborda aquella separación fundacional quebusca delimitar los respectivos campos de estu-dio de ambas disciplinas, a menudo con relativo

lísticos, pasando por las explicaturas e implica-turas y los procesos cognitivos. En un artículoanterior [Pragmática: conceptos claves, 2000],Leech y Thomas ofrecen una mirada de conjun-to de la teoría de la relevancia, pero lo hacen apartir de la primera edición de Relevance (1986).El propósito de este artículo es puntualizar algu-nos avances de la segunda edición con respectoa la primera y esclarecer algunos conceptos pen-dientes. Con este fin, abordan, entre otras cosas,la nueva distinción entre relevancia máxima(propia de la cognición) y relevancia óptima(propia de la comunicación); la relación entre lateoría pragmática propuesta por la teoría de larelevancia como sistema cognitivo central quepuede ser concebido a manera de modulo; eltratamiento que hace la teoría de Sperber y Wil-son de la formación de nuevas categorías, la ad-quisición de conceptos y el análisis de conceptoscomplejos como “agua dulce” para referirse alagua no salina; la idea de los conceptos forma-dos por componentes léxicos, lógicos y enciclo-pédicos; la explicación de efectos estilísticos co-mo la repetición mediante planificación cons-ciente y un procesamiento inferencial; o bien, elanálisis de los objetivos de la comunicación y lacomprensión de acuerdo con su éxito o fracasoen el marco de una explicación comunicativa.

Finalmente, el artículo de Kent Bach,Pragmática y semántica: distinción e importan-cia, aborda aquella separación fundacional quebusca delimitar los respectivos campos de estu-dio de ambas disciplinas, a menudo con relativo

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éxito y siempre de carácter provisional, a juzgarpor los repetidos intentos de trazar una líneadivisoria definitiva. Como lo señala el mismoautor, la división a menudo es más fácil de apli-car que de explicar, y quizá a esta razón se debael sesgo inductivo que aplica en el proceso dedefinición. Luego de exponer las razones quehacen necesaria la distinción entre pragmática ysemántica, el autor hace una breve revisión delos antecedentes filosóficos y lingüísticos de ladistinción, para continuar con los tipos básicosde definiciones que giran en torno a tres paresconceptuales: significado vs. uso; condicionesveritativas vs. condiciones no veritativas; y de-pendencia e independencia contextual. Peroademás, el articulo merece nuestra atención pordos razones: la primera es que nos ofrece unadistinción que, sin ser novedosa, está debida-mente fundamentada sobre la teoría de la co-municación de Grice, según la cual en la codifi-cación y decodificación de los contenidos parti-cipan factores lingüísticos (estudiados por la se-mántica) y extralingüísticos (referentes a lapragmática); la segunda es que incluye, a mane-ra de apéndice, una revisión, breve pero no me-nos interesante, en orden cronológico, de lasdefiniciones de semántica y pragmática con susrespectivas diferencias.

Con este nuevo conjunto de artículos, he-mos querido ofrecer una visión general de lapragmática, pero también dar a conocer algu-nos avances importantes en la teoría, que nopueden pasar desapercibidos para un estudio

éxito y siempre de carácter provisional, a juzgarpor los repetidos intentos de trazar una líneadivisoria definitiva. Como lo señala el mismoautor, la división a menudo es más fácil de apli-car que de explicar, y quizá a esta razón se debael sesgo inductivo que aplica en el proceso dedefinición. Luego de exponer las razones quehacen necesaria la distinción entre pragmática ysemántica, el autor hace una breve revisión delos antecedentes filosóficos y lingüísticos de ladistinción, para continuar con los tipos básicosde definiciones que giran en torno a tres paresconceptuales: significado vs. uso; condicionesveritativas vs. condiciones no veritativas; y de-pendencia e independencia contextual. Peroademás, el articulo merece nuestra atención pordos razones: la primera es que nos ofrece unadistinción que, sin ser novedosa, está debida-mente fundamentada sobre la teoría de la co-municación de Grice, según la cual en la codifi-cación y decodificación de los contenidos parti-cipan factores lingüísticos (estudiados por la se-mántica) y extralingüísticos (referentes a lapragmática); la segunda es que incluye, a mane-ra de apéndice, una revisión, breve pero no me-nos interesante, en orden cronológico, de lasdefiniciones de semántica y pragmática con susrespectivas diferencias.

Con este nuevo conjunto de artículos, he-mos querido ofrecer una visión general de lapragmática, pero también dar a conocer algu-nos avances importantes en la teoría, que nopueden pasar desapercibidos para un estudio

éxito y siempre de carácter provisional, a juzgarpor los repetidos intentos de trazar una líneadivisoria definitiva. Como lo señala el mismoautor, la división a menudo es más fácil de apli-car que de explicar, y quizá a esta razón se debael sesgo inductivo que aplica en el proceso dedefinición. Luego de exponer las razones quehacen necesaria la distinción entre pragmática ysemántica, el autor hace una breve revisión delos antecedentes filosóficos y lingüísticos de ladistinción, para continuar con los tipos básicosde definiciones que giran en torno a tres paresconceptuales: significado vs. uso; condicionesveritativas vs. condiciones no veritativas; y de-pendencia e independencia contextual. Peroademás, el articulo merece nuestra atención pordos razones: la primera es que nos ofrece unadistinción que, sin ser novedosa, está debida-mente fundamentada sobre la teoría de la co-municación de Grice, según la cual en la codifi-cación y decodificación de los contenidos parti-cipan factores lingüísticos (estudiados por la se-mántica) y extralingüísticos (referentes a lapragmática); la segunda es que incluye, a mane-ra de apéndice, una revisión, breve pero no me-nos interesante, en orden cronológico, de lasdefiniciones de semántica y pragmática con susrespectivas diferencias.

Con este nuevo conjunto de artículos, he-mos querido ofrecer una visión general de lapragmática, pero también dar a conocer algu-nos avances importantes en la teoría, que nopueden pasar desapercibidos para un estudio

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coherente y actualizado de esta rama de la cien-cias del lenguaje y la comunicación.

Jorge Gómez RendónMayo 2002

coherente y actualizado de esta rama de la cien-cias del lenguaje y la comunicación.

Jorge Gómez RendónMayo 2002

coherente y actualizado de esta rama de la cien-cias del lenguaje y la comunicación.

Jorge Gómez RendónMayo 2002

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1Una breve historia de la teoría

de los actos de habla

Barry Smith

1. Introducción

El hecho de que los uso del lenguaje no só-lo pueden sino que normalmente tienen el ca-rácter de acciones fue algo en buena parte des-conocido por los involucrados en el estudio dela lengua antes del presente siglo, al menos en lamedida en que no se había hecho un intentopor estudiar sistemáticamente las peculiarida-des teórico-prácticas del uso lingüístico. Cuan-do se reconocía que los fenómenos lingüísticostenían el carácter de acciones, normalmente seconsideraba un asunto periférico que tenía quever con aspectos inusuales o derivados del len-guaje que podían ser ignorados.

Las razones para esta posición son históri-cas en gran parte. En el primer capítulo de suDe interpretationes, Aristóteles escribía:

Cada oración es significante […] pero no todaoración hace una declaración, sino sólo aque-llas donde hay verdad o falsedad. No hay niverdad ni falsedad en todas las oraciones: unaplegaria es una oración pero no es ni verdade-ra ni falsa. La actual indagación trata de lasoraciones que hacen declaraciones; las otras

1Una breve historia de la teoría

de los actos de habla

Barry Smith

1. Introducción

El hecho de que los uso del lenguaje no só-lo pueden sino que normalmente tienen el ca-rácter de acciones fue algo en buena parte des-conocido por los involucrados en el estudio dela lengua antes del presente siglo, al menos en lamedida en que no se había hecho un intentopor estudiar sistemáticamente las peculiarida-des teórico-prácticas del uso lingüístico. Cuan-do se reconocía que los fenómenos lingüísticostenían el carácter de acciones, normalmente seconsideraba un asunto periférico que tenía quever con aspectos inusuales o derivados del len-guaje que podían ser ignorados.

Las razones para esta posición son históri-cas en gran parte. En el primer capítulo de suDe interpretationes, Aristóteles escribía:

Cada oración es significante […] pero no todaoración hace una declaración, sino sólo aque-llas donde hay verdad o falsedad. No hay niverdad ni falsedad en todas las oraciones: unaplegaria es una oración pero no es ni verdade-ra ni falsa. La actual indagación trata de lasoraciones que hacen declaraciones; las otras

1Una breve historia de la teoría

de los actos de habla

Barry Smith

1. Introducción

El hecho de que los uso del lenguaje no só-lo pueden sino que normalmente tienen el ca-rácter de acciones fue algo en buena parte des-conocido por los involucrados en el estudio dela lengua antes del presente siglo, al menos en lamedida en que no se había hecho un intentopor estudiar sistemáticamente las peculiarida-des teórico-prácticas del uso lingüístico. Cuan-do se reconocía que los fenómenos lingüísticostenían el carácter de acciones, normalmente seconsideraba un asunto periférico que tenía quever con aspectos inusuales o derivados del len-guaje que podían ser ignorados.

Las razones para esta posición son históri-cas en gran parte. En el primer capítulo de suDe interpretationes, Aristóteles escribía:

Cada oración es significante […] pero no todaoración hace una declaración, sino sólo aque-llas donde hay verdad o falsedad. No hay niverdad ni falsedad en todas las oraciones: unaplegaria es una oración pero no es ni verdade-ra ni falsa. La actual indagación trata de lasoraciones que hacen declaraciones; las otras

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las podemos dejar de lado porque pertenecenmás bien al estudio de la retórico o la poética(17 a 1-5 traducción de Edgill).

La posición de Aristóteles predominó has-ta finales del siglo diecinueve. Existen, cierto es,algunos escritos medievales sobre los usos sa-cramentales, rituales y cuasi-legales del lengua-je, como por ejemplo en relación con el asuntode qué involucra una bautismo o un matrimo-nio válidos. Sin embargo, estos escritos contie-nen en el mejor de los casos pasajes aislados ca-paces de ser interpretados con visión retrospec-tiva como si pertenecieran a una teoría de losactos de habla. Por lo demás, no han ejercidouna influencia teórica propia y no han logradocerrar la brecha abierta por Aristóteles entre losaspectos lógicos y los demás aspectos (“poéti-cos”) del uso del lenguaje.

El primer filósofo que luchó consciente yabiertamente contra la concepción aristotélicaal parecer fue Thomas Reid2. Este filósofo vioque además de juicios, existían otros tipos deoración que permitían un tratamiento teórico.Los principios del arte de la lengua, según Reid,se han de encontrar en un justo análisis de lasdiferentes especies de oraciones. Aristóteles ylos lógicos han analizado una sola de ellas - laproposición. Enumerar y analizar la demás es-pecies ha de ser, en mi opinión, el fundamentode un justa teoría del lenguaje (1894: 72).

El término técnico de Reid para las prome-sas, las advertencias, los perdones, etc. es el de

las podemos dejar de lado porque pertenecenmás bien al estudio de la retórico o la poética(17 a 1-5 traducción de Edgill).

La posición de Aristóteles predominó has-ta finales del siglo diecinueve. Existen, cierto es,algunos escritos medievales sobre los usos sa-cramentales, rituales y cuasi-legales del lengua-je, como por ejemplo en relación con el asuntode qué involucra una bautismo o un matrimo-nio válidos. Sin embargo, estos escritos contie-nen en el mejor de los casos pasajes aislados ca-paces de ser interpretados con visión retrospec-tiva como si pertenecieran a una teoría de losactos de habla. Por lo demás, no han ejercidouna influencia teórica propia y no han logradocerrar la brecha abierta por Aristóteles entre losaspectos lógicos y los demás aspectos (“poéti-cos”) del uso del lenguaje.

El primer filósofo que luchó consciente yabiertamente contra la concepción aristotélicaal parecer fue Thomas Reid2. Este filósofo vioque además de juicios, existían otros tipos deoración que permitían un tratamiento teórico.Los principios del arte de la lengua, según Reid,se han de encontrar en un justo análisis de lasdiferentes especies de oraciones. Aristóteles ylos lógicos han analizado una sola de ellas - laproposición. Enumerar y analizar la demás es-pecies ha de ser, en mi opinión, el fundamentode un justa teoría del lenguaje (1894: 72).

El término técnico de Reid para las prome-sas, las advertencias, los perdones, etc. es el de

las podemos dejar de lado porque pertenecenmás bien al estudio de la retórico o la poética(17 a 1-5 traducción de Edgill).

La posición de Aristóteles predominó has-ta finales del siglo diecinueve. Existen, cierto es,algunos escritos medievales sobre los usos sa-cramentales, rituales y cuasi-legales del lengua-je, como por ejemplo en relación con el asuntode qué involucra una bautismo o un matrimo-nio válidos. Sin embargo, estos escritos contie-nen en el mejor de los casos pasajes aislados ca-paces de ser interpretados con visión retrospec-tiva como si pertenecieran a una teoría de losactos de habla. Por lo demás, no han ejercidouna influencia teórica propia y no han logradocerrar la brecha abierta por Aristóteles entre losaspectos lógicos y los demás aspectos (“poéti-cos”) del uso del lenguaje.

El primer filósofo que luchó consciente yabiertamente contra la concepción aristotélicaal parecer fue Thomas Reid2. Este filósofo vioque además de juicios, existían otros tipos deoración que permitían un tratamiento teórico.Los principios del arte de la lengua, según Reid,se han de encontrar en un justo análisis de lasdiferentes especies de oraciones. Aristóteles ylos lógicos han analizado una sola de ellas - laproposición. Enumerar y analizar la demás es-pecies ha de ser, en mi opinión, el fundamentode un justa teoría del lenguaje (1894: 72).

El término técnico de Reid para las prome-sas, las advertencias, los perdones, etc. es el de

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“operaciones sociales”. En ocasiones los llama“actos sociales”, opuestos a “actos solitarios” ta-les como los juicios, las intenciones, las delibe-raciones y los deseos, que se caracterizan por elhecho de que no es esencial para ello el ser ex-presados y porque su realización no presuponeningún “ser inteligente en el universo” apartede la persona que los realiza (1969: 71; 1969ª:437).

Los actos sociales, como los entiende Reid,no son ni modificaciones ni combinaciones deactos solitarios. Forman un campo de investiga-ción separado, sobre todo porque la expresiónpertenece a la esencia misma del acto social, yesta expresión es radicalmente diferente de esetipo de expresión accidental que en ocasionesencontramos en los actos solitarios. Una ordenno es “un deseo expresado por el lenguaje”(1969ª: 61). Una promesa no es “cierto tipo devoluntad, consentimiento o intención, que pue-de ser expresado o no expresado” (op. cit.: 453).Los actos sociales son tales que tienen una di-rectividad necesaria hacia otra persona deter-minada y la expresión lingüística relevante tienesentido sólo cuando se logra este tipo de direc-tividad. En una promesa, por ejemplo, “la pres-tación prometida debe ser entendida por ambaspartes” (op. cit.: 446). Por ende, los actos socia-les constituyen una “sociedad civil” en miniatu-ra, un tipo especial de todo estructurado, queabarca tanto a quien los inicia como a quienvan dirigidos. Los últimos “actúan una parte en

“operaciones sociales”. En ocasiones los llama“actos sociales”, opuestos a “actos solitarios” ta-les como los juicios, las intenciones, las delibe-raciones y los deseos, que se caracterizan por elhecho de que no es esencial para ello el ser ex-presados y porque su realización no presuponeningún “ser inteligente en el universo” apartede la persona que los realiza (1969: 71; 1969ª:437).

Los actos sociales, como los entiende Reid,no son ni modificaciones ni combinaciones deactos solitarios. Forman un campo de investiga-ción separado, sobre todo porque la expresiónpertenece a la esencia misma del acto social, yesta expresión es radicalmente diferente de esetipo de expresión accidental que en ocasionesencontramos en los actos solitarios. Una ordenno es “un deseo expresado por el lenguaje”(1969ª: 61). Una promesa no es “cierto tipo devoluntad, consentimiento o intención, que pue-de ser expresado o no expresado” (op. cit.: 453).Los actos sociales son tales que tienen una di-rectividad necesaria hacia otra persona deter-minada y la expresión lingüística relevante tienesentido sólo cuando se logra este tipo de direc-tividad. En una promesa, por ejemplo, “la pres-tación prometida debe ser entendida por ambaspartes” (op. cit.: 446). Por ende, los actos socia-les constituyen una “sociedad civil” en miniatu-ra, un tipo especial de todo estructurado, queabarca tanto a quien los inicia como a quienvan dirigidos. Los últimos “actúan una parte en

“operaciones sociales”. En ocasiones los llama“actos sociales”, opuestos a “actos solitarios” ta-les como los juicios, las intenciones, las delibe-raciones y los deseos, que se caracterizan por elhecho de que no es esencial para ello el ser ex-presados y porque su realización no presuponeningún “ser inteligente en el universo” apartede la persona que los realiza (1969: 71; 1969ª:437).

Los actos sociales, como los entiende Reid,no son ni modificaciones ni combinaciones deactos solitarios. Forman un campo de investiga-ción separado, sobre todo porque la expresiónpertenece a la esencia misma del acto social, yesta expresión es radicalmente diferente de esetipo de expresión accidental que en ocasionesencontramos en los actos solitarios. Una ordenno es “un deseo expresado por el lenguaje”(1969ª: 61). Una promesa no es “cierto tipo devoluntad, consentimiento o intención, que pue-de ser expresado o no expresado” (op. cit.: 453).Los actos sociales son tales que tienen una di-rectividad necesaria hacia otra persona deter-minada y la expresión lingüística relevante tienesentido sólo cuando se logra este tipo de direc-tividad. En una promesa, por ejemplo, “la pres-tación prometida debe ser entendida por ambaspartes” (op. cit.: 446). Por ende, los actos socia-les constituyen una “sociedad civil” en miniatu-ra, un tipo especial de todo estructurado, queabarca tanto a quien los inicia como a quienvan dirigidos. Los últimos “actúan una parte en

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ellos” (op. cit.: 438) y esta parte es indispensablepara la existencia del todo.

De esta forma Reid captó muchos de loselementos principales de la teoría moderna.Desafortunadamente, su ontología (dualista)cartesiana implicaba que era incapaz de haceruna declaración clara y consistente sobre la re-lación entre enunciado observable e intenciónimplícita o acto de la voluntad.3 Además, la ex-plicación de Reid es incompleta por cuanto seocupa solamente de las estructuras que po-dríamos llamar operaciones sociales intactas[impaired] Reid no presta atención a los casosde posible “infortunio” [infelicity]. Sin embar-go, no es menos importante que su obra sobrelos actos sociales no tuviera influencia algunaen la comunidad filosófica, de manera que nofue sino hasta finales del siglo XX que la idea deacción lingüística empezó a levantar cabeza unavez más. Una vez más con ayuda de una visiónretrospectiva, se pueden obtener observacionespertinentes de los escritos de Peirce, aunqueaquí también buscaremos en vano una teoríadesarrollada de la forma en que los usos del len-guaje pueden efectuar “un modo general deocurrencia real”.4 Es más bien en el trabajo delfilósofo de Munich, Adolf Reinach (1883-1917)que se puede encontrar la primera teoría siste-mática de fenómenos lingüísticos como la pro-mesa, el cuestionamiento, el pedido, la orden, laacusación, etc., fenómenos que Reinach, aligual que Reid (aunque independientemente,5

ellos” (op. cit.: 438) y esta parte es indispensablepara la existencia del todo.

De esta forma Reid captó muchos de loselementos principales de la teoría moderna.Desafortunadamente, su ontología (dualista)cartesiana implicaba que era incapaz de haceruna declaración clara y consistente sobre la re-lación entre enunciado observable e intenciónimplícita o acto de la voluntad.3 Además, la ex-plicación de Reid es incompleta por cuanto seocupa solamente de las estructuras que po-dríamos llamar operaciones sociales intactas[impaired] Reid no presta atención a los casosde posible “infortunio” [infelicity]. Sin embar-go, no es menos importante que su obra sobrelos actos sociales no tuviera influencia algunaen la comunidad filosófica, de manera que nofue sino hasta finales del siglo XX que la idea deacción lingüística empezó a levantar cabeza unavez más. Una vez más con ayuda de una visiónretrospectiva, se pueden obtener observacionespertinentes de los escritos de Peirce, aunqueaquí también buscaremos en vano una teoríadesarrollada de la forma en que los usos del len-guaje pueden efectuar “un modo general deocurrencia real”.4 Es más bien en el trabajo delfilósofo de Munich, Adolf Reinach (1883-1917)que se puede encontrar la primera teoría siste-mática de fenómenos lingüísticos como la pro-mesa, el cuestionamiento, el pedido, la orden, laacusación, etc., fenómenos que Reinach, aligual que Reid (aunque independientemente,5

ellos” (op. cit.: 438) y esta parte es indispensablepara la existencia del todo.

De esta forma Reid captó muchos de loselementos principales de la teoría moderna.Desafortunadamente, su ontología (dualista)cartesiana implicaba que era incapaz de haceruna declaración clara y consistente sobre la re-lación entre enunciado observable e intenciónimplícita o acto de la voluntad.3 Además, la ex-plicación de Reid es incompleta por cuanto seocupa solamente de las estructuras que po-dríamos llamar operaciones sociales intactas[impaired] Reid no presta atención a los casosde posible “infortunio” [infelicity]. Sin embar-go, no es menos importante que su obra sobrelos actos sociales no tuviera influencia algunaen la comunidad filosófica, de manera que nofue sino hasta finales del siglo XX que la idea deacción lingüística empezó a levantar cabeza unavez más. Una vez más con ayuda de una visiónretrospectiva, se pueden obtener observacionespertinentes de los escritos de Peirce, aunqueaquí también buscaremos en vano una teoríadesarrollada de la forma en que los usos del len-guaje pueden efectuar “un modo general deocurrencia real”.4 Es más bien en el trabajo delfilósofo de Munich, Adolf Reinach (1883-1917)que se puede encontrar la primera teoría siste-mática de fenómenos lingüísticos como la pro-mesa, el cuestionamiento, el pedido, la orden, laacusación, etc., fenómenos que Reinach, aligual que Reid (aunque independientemente,5

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con toda seguridad) recoge bajo la categoría de“actos sociales”.

La obra de Reinach ofrece una rica taxono-mía de los diferentes tipos de acción por mediodel habla y de sus posibles modificaciones.6

Abarca un tratamiento del estatus cuasi-legal delas acciones realizadas por medio del habla y delas relaciones entre las obligaciones legales y ét-nicas. Contiene además una discusión sobre unrasgo de estas acciones que apenas fue tratadopor los filósofos anglosajones - el rasgo por elcual estas acciones del habla pueden ser realiza-das por otras, como cuando una acción de pro-mesa, mandato o invitación la realiza una per-sona en nombre de otra7.

No obstante, la obra de Reinach no surgede la nada, y estaremos en posición de entenderla naturaleza de su contribución sólo cuandohayamos dedicado cierto tiempo a un examende los aportes de Brentano y Husserl de los cua-les parte su obra.

2. Juicios y proposiciones: algunas distincionesnecesarias

Para una teoría de los actos de habla eranecesario que filósofos y lingüistas forjaranellos mismos una clara concepción del juicio,sobre todo de la diferencia entre juicio, por unlado, y concepto, idea o presentación, por otro.En este punto, otra vez la mezcla de los dos fe-nómenos8 ejerció por mucho tiempo una in-fluencia casi imperecedera, y fue sólo en los

con toda seguridad) recoge bajo la categoría de“actos sociales”.

La obra de Reinach ofrece una rica taxono-mía de los diferentes tipos de acción por mediodel habla y de sus posibles modificaciones.6

Abarca un tratamiento del estatus cuasi-legal delas acciones realizadas por medio del habla y delas relaciones entre las obligaciones legales y ét-nicas. Contiene además una discusión sobre unrasgo de estas acciones que apenas fue tratadopor los filósofos anglosajones - el rasgo por elcual estas acciones del habla pueden ser realiza-das por otras, como cuando una acción de pro-mesa, mandato o invitación la realiza una per-sona en nombre de otra7.

No obstante, la obra de Reinach no surgede la nada, y estaremos en posición de entenderla naturaleza de su contribución sólo cuandohayamos dedicado cierto tiempo a un examende los aportes de Brentano y Husserl de los cua-les parte su obra.

2. Juicios y proposiciones: algunas distincionesnecesarias

Para una teoría de los actos de habla eranecesario que filósofos y lingüistas forjaranellos mismos una clara concepción del juicio,sobre todo de la diferencia entre juicio, por unlado, y concepto, idea o presentación, por otro.En este punto, otra vez la mezcla de los dos fe-nómenos8 ejerció por mucho tiempo una in-fluencia casi imperecedera, y fue sólo en los

con toda seguridad) recoge bajo la categoría de“actos sociales”.

La obra de Reinach ofrece una rica taxono-mía de los diferentes tipos de acción por mediodel habla y de sus posibles modificaciones.6

Abarca un tratamiento del estatus cuasi-legal delas acciones realizadas por medio del habla y delas relaciones entre las obligaciones legales y ét-nicas. Contiene además una discusión sobre unrasgo de estas acciones que apenas fue tratadopor los filósofos anglosajones - el rasgo por elcual estas acciones del habla pueden ser realiza-das por otras, como cuando una acción de pro-mesa, mandato o invitación la realiza una per-sona en nombre de otra7.

No obstante, la obra de Reinach no surgede la nada, y estaremos en posición de entenderla naturaleza de su contribución sólo cuandohayamos dedicado cierto tiempo a un examende los aportes de Brentano y Husserl de los cua-les parte su obra.

2. Juicios y proposiciones: algunas distincionesnecesarias

Para una teoría de los actos de habla eranecesario que filósofos y lingüistas forjaranellos mismos una clara concepción del juicio,sobre todo de la diferencia entre juicio, por unlado, y concepto, idea o presentación, por otro.En este punto, otra vez la mezcla de los dos fe-nómenos8 ejerció por mucho tiempo una in-fluencia casi imperecedera, y fue sólo en los

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tiempos modernos, sobretodo con la obra deBolzano, Brentano, Frege y Husserl, que filóso-fos y lingüistas finalmente partieron de unaconcepción del juicio como un asunto de aso-ciación de ideas o conceptos a una visión deljuicio como acto sui generis con sus propios“contenidos proposicionales”.9 Eran pues nece-sarias dos cosas: que juicio y concepto se distin-gan no sólo desde la perspectiva de la lógica si-no también de la psicología. Sólo entonces po-día la separación e interdependencia concomi-tante del contenido (semántico) y la fuerza(pragmática) se reconocidas explícitamente, ysólo entonces podría esta última - la fuerzapragmática convertirse en un objeto de estudiode pleno derecho (donde los lingüistas habíanlimitado su tratamiento del asunto a observa-ciones más bien superficiales sobre la melodía yla entonación en la oración).

La distinción lógica entre juicio y conceptohabía sido conocida, cierto es, para algunos fi-lósofos de la Edad Media, pero se perdió en lasépocas posteriores. Bolzano y su doctrina de laforma canónica de la proposiciones en sí mis-mas10 hizo mucho para reinstaurar la distin-ción. Pero la explicación que ofrecía Bolzano dela psicología subyacente estaba lejos de ser acla-ratoria.11 E incluso el Begriffsschrift (1879) deFrege conservaba elementos de la concepcióntradicional del juicio como una “combinaciónde ideas”.12 Por su parte, Brentano fue psicoló-gicamente más sofisticado y junto con sus discí-pulos Marty y Stumpf trazaron una distinción

tiempos modernos, sobretodo con la obra deBolzano, Brentano, Frege y Husserl, que filóso-fos y lingüistas finalmente partieron de unaconcepción del juicio como un asunto de aso-ciación de ideas o conceptos a una visión deljuicio como acto sui generis con sus propios“contenidos proposicionales”.9 Eran pues nece-sarias dos cosas: que juicio y concepto se distin-gan no sólo desde la perspectiva de la lógica si-no también de la psicología. Sólo entonces po-día la separación e interdependencia concomi-tante del contenido (semántico) y la fuerza(pragmática) se reconocidas explícitamente, ysólo entonces podría esta última - la fuerzapragmática convertirse en un objeto de estudiode pleno derecho (donde los lingüistas habíanlimitado su tratamiento del asunto a observa-ciones más bien superficiales sobre la melodía yla entonación en la oración).

La distinción lógica entre juicio y conceptohabía sido conocida, cierto es, para algunos fi-lósofos de la Edad Media, pero se perdió en lasépocas posteriores. Bolzano y su doctrina de laforma canónica de la proposiciones en sí mis-mas10 hizo mucho para reinstaurar la distin-ción. Pero la explicación que ofrecía Bolzano dela psicología subyacente estaba lejos de ser acla-ratoria.11 E incluso el Begriffsschrift (1879) deFrege conservaba elementos de la concepcióntradicional del juicio como una “combinaciónde ideas”.12 Por su parte, Brentano fue psicoló-gicamente más sofisticado y junto con sus discí-pulos Marty y Stumpf trazaron una distinción

tiempos modernos, sobretodo con la obra deBolzano, Brentano, Frege y Husserl, que filóso-fos y lingüistas finalmente partieron de unaconcepción del juicio como un asunto de aso-ciación de ideas o conceptos a una visión deljuicio como acto sui generis con sus propios“contenidos proposicionales”.9 Eran pues nece-sarias dos cosas: que juicio y concepto se distin-gan no sólo desde la perspectiva de la lógica si-no también de la psicología. Sólo entonces po-día la separación e interdependencia concomi-tante del contenido (semántico) y la fuerza(pragmática) se reconocidas explícitamente, ysólo entonces podría esta última - la fuerzapragmática convertirse en un objeto de estudiode pleno derecho (donde los lingüistas habíanlimitado su tratamiento del asunto a observa-ciones más bien superficiales sobre la melodía yla entonación en la oración).

La distinción lógica entre juicio y conceptohabía sido conocida, cierto es, para algunos fi-lósofos de la Edad Media, pero se perdió en lasépocas posteriores. Bolzano y su doctrina de laforma canónica de la proposiciones en sí mis-mas10 hizo mucho para reinstaurar la distin-ción. Pero la explicación que ofrecía Bolzano dela psicología subyacente estaba lejos de ser acla-ratoria.11 E incluso el Begriffsschrift (1879) deFrege conservaba elementos de la concepcióntradicional del juicio como una “combinaciónde ideas”.12 Por su parte, Brentano fue psicoló-gicamente más sofisticado y junto con sus discí-pulos Marty y Stumpf trazaron una distinción

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psicológica no sólo entre juicio e idea como ac-tos sino también entre los contenidos respecti-vos de cada una en la mente de los sujetos quehacían juicios. No sólo se ha de distinguir el jui-cio y la idea de cualquier combinación de con-ceptos; también lo que se juzga o cree se debedistinguir del resultado de cualquier combina-ción de este tipo. Los contenidos de los juiciosson entendido por los brentanistas más ortodo-xos de una manera psicológica demasiado res-tringida que impidió mayores sofisticaciones enla lógica.

En efecto, fue Husserl quien se percató deque era posible utilizar los descubrimientos psi-cológicos de los Brentanistas en un marco lógi-co apropiado (éste último inspirado en partepor Bolzano). Para ello se requería sin embargouna nueva distinción entre el contenido inma-nente de un acto, por un lado, y su contenidoideal (o su especie contenido), por otro lado,los dos tipos de contenido que están siendo aso-ciados, más o menos como el triángulo en laarena está relacionado con el triángulo ideal oabstracto del geómetra. Bolzano y Frege, apar-tándose de cuestiones psicológicas, se hallabanen una posición en la que no podían hacer jus-ticia a las relaciones entre los contenidos idealesque conforman la materia de la lógica y nues-tros actos de pensamiento (incluyendo aquellosactos cognitivos asociados con actos lingüísti-cos). La aplicabilidad de la lógica a ideas empí-ricas e inferencias resulta inexplicable en suobra, como en la de muchos sucesores contem-

psicológica no sólo entre juicio e idea como ac-tos sino también entre los contenidos respecti-vos de cada una en la mente de los sujetos quehacían juicios. No sólo se ha de distinguir el jui-cio y la idea de cualquier combinación de con-ceptos; también lo que se juzga o cree se debedistinguir del resultado de cualquier combina-ción de este tipo. Los contenidos de los juiciosson entendido por los brentanistas más ortodo-xos de una manera psicológica demasiado res-tringida que impidió mayores sofisticaciones enla lógica.

En efecto, fue Husserl quien se percató deque era posible utilizar los descubrimientos psi-cológicos de los Brentanistas en un marco lógi-co apropiado (éste último inspirado en partepor Bolzano). Para ello se requería sin embargouna nueva distinción entre el contenido inma-nente de un acto, por un lado, y su contenidoideal (o su especie contenido), por otro lado,los dos tipos de contenido que están siendo aso-ciados, más o menos como el triángulo en laarena está relacionado con el triángulo ideal oabstracto del geómetra. Bolzano y Frege, apar-tándose de cuestiones psicológicas, se hallabanen una posición en la que no podían hacer jus-ticia a las relaciones entre los contenidos idealesque conforman la materia de la lógica y nues-tros actos de pensamiento (incluyendo aquellosactos cognitivos asociados con actos lingüísti-cos). La aplicabilidad de la lógica a ideas empí-ricas e inferencias resulta inexplicable en suobra, como en la de muchos sucesores contem-

psicológica no sólo entre juicio e idea como ac-tos sino también entre los contenidos respecti-vos de cada una en la mente de los sujetos quehacían juicios. No sólo se ha de distinguir el jui-cio y la idea de cualquier combinación de con-ceptos; también lo que se juzga o cree se debedistinguir del resultado de cualquier combina-ción de este tipo. Los contenidos de los juiciosson entendido por los brentanistas más ortodo-xos de una manera psicológica demasiado res-tringida que impidió mayores sofisticaciones enla lógica.

En efecto, fue Husserl quien se percató deque era posible utilizar los descubrimientos psi-cológicos de los Brentanistas en un marco lógi-co apropiado (éste último inspirado en partepor Bolzano). Para ello se requería sin embargouna nueva distinción entre el contenido inma-nente de un acto, por un lado, y su contenidoideal (o su especie contenido), por otro lado,los dos tipos de contenido que están siendo aso-ciados, más o menos como el triángulo en laarena está relacionado con el triángulo ideal oabstracto del geómetra. Bolzano y Frege, apar-tándose de cuestiones psicológicas, se hallabanen una posición en la que no podían hacer jus-ticia a las relaciones entre los contenidos idealesque conforman la materia de la lógica y nues-tros actos de pensamiento (incluyendo aquellosactos cognitivos asociados con actos lingüísti-cos). La aplicabilidad de la lógica a ideas empí-ricas e inferencias resulta inexplicable en suobra, como en la de muchos sucesores contem-

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poráneos suyos. Husserl, al contrario, al ponerénfasis en el vínculo entre contenido inmanentey contenido ideal, pudo explicar esta aplicabili-dad sin retroceder al mismo tiempo a un psico-logismo del tipo que abrazaban los Brentanistas.

Un contenido ideal es para Husserl el con-tenido inmanente de un acto tomado in specie.El contenido ideal de un acto de representaciónse podría llamar un concepto; el contenidoideal de un acto de juicio podría llamarse unaproposición.

Está clara. la importancia de llegar a unconcepto de proposición como entidad ideal oabstracta, sea en el sentido de Husserl, de Bol-zano o de Frege. Sobre todo, hizo posible unaconcebir las proposiciones como entidades ca-paces de manipular de formas diferentes en lasteorías formales. Pero además hizo posible unaconcepción de los contenido proposicionalescomo partes que pueden ser reemplazadas, ca-paces de combinarse en diferentes contextoscon complementos de diferentes tipos. Pode-mos juzgar y creer que una posición determina-da es verdadera; pero también podemos arre-pentirnos de que lo sea, como podemos desear,ordenar o pedir que sea verdadera, etc.13 Comoseñaló el Alexander Pfänder en su Logik (1921),obra inspirada por Husserl, existe una verdade-ra plétora de estas “formaciones de pensamien-to” o Gedankengebilde - Pfänder menciona laspreguntas, las aseveraciones, los informes, losagradecimientos, las recomendaciones, los pe-didos, las advertencias, los permisos, las prome-

poráneos suyos. Husserl, al contrario, al ponerénfasis en el vínculo entre contenido inmanentey contenido ideal, pudo explicar esta aplicabili-dad sin retroceder al mismo tiempo a un psico-logismo del tipo que abrazaban los Brentanistas.

Un contenido ideal es para Husserl el con-tenido inmanente de un acto tomado in specie.El contenido ideal de un acto de representaciónse podría llamar un concepto; el contenidoideal de un acto de juicio podría llamarse unaproposición.

Está clara. la importancia de llegar a unconcepto de proposición como entidad ideal oabstracta, sea en el sentido de Husserl, de Bol-zano o de Frege. Sobre todo, hizo posible unaconcebir las proposiciones como entidades ca-paces de manipular de formas diferentes en lasteorías formales. Pero además hizo posible unaconcepción de los contenido proposicionalescomo partes que pueden ser reemplazadas, ca-paces de combinarse en diferentes contextoscon complementos de diferentes tipos. Pode-mos juzgar y creer que una posición determina-da es verdadera; pero también podemos arre-pentirnos de que lo sea, como podemos desear,ordenar o pedir que sea verdadera, etc.13 Comoseñaló el Alexander Pfänder en su Logik (1921),obra inspirada por Husserl, existe una verdade-ra plétora de estas “formaciones de pensamien-to” o Gedankengebilde - Pfänder menciona laspreguntas, las aseveraciones, los informes, losagradecimientos, las recomendaciones, los pe-didos, las advertencias, los permisos, las prome-

poráneos suyos. Husserl, al contrario, al ponerénfasis en el vínculo entre contenido inmanentey contenido ideal, pudo explicar esta aplicabili-dad sin retroceder al mismo tiempo a un psico-logismo del tipo que abrazaban los Brentanistas.

Un contenido ideal es para Husserl el con-tenido inmanente de un acto tomado in specie.El contenido ideal de un acto de representaciónse podría llamar un concepto; el contenidoideal de un acto de juicio podría llamarse unaproposición.

Está clara. la importancia de llegar a unconcepto de proposición como entidad ideal oabstracta, sea en el sentido de Husserl, de Bol-zano o de Frege. Sobre todo, hizo posible unaconcebir las proposiciones como entidades ca-paces de manipular de formas diferentes en lasteorías formales. Pero además hizo posible unaconcepción de los contenido proposicionalescomo partes que pueden ser reemplazadas, ca-paces de combinarse en diferentes contextoscon complementos de diferentes tipos. Pode-mos juzgar y creer que una posición determina-da es verdadera; pero también podemos arre-pentirnos de que lo sea, como podemos desear,ordenar o pedir que sea verdadera, etc.13 Comoseñaló el Alexander Pfänder en su Logik (1921),obra inspirada por Husserl, existe una verdade-ra plétora de estas “formaciones de pensamien-to” o Gedankengebilde - Pfänder menciona laspreguntas, las aseveraciones, los informes, losagradecimientos, las recomendaciones, los pe-didos, las advertencias, los permisos, las prome-

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sas, las invitaciones, las invocaciones, los incita-ciones, las prescripciones, las órdenes, los de-cretos, las prohibiciones, las órdenes, las leyes(cf. op. cit.: 149) - que comparten con los jui-cios aquellos “contenidos proposicionales” queconstituyen la materia de la lógica.

3. Husserl y la Teoría de los Actos objetivantes

Como es bien conocido, Brentano defen-día la tesis de que todos los actos mentales sonintencionales, e decir, (en una de la variedad deformulaciones posibles) están dadas a un sujetocomo si estuvieran dirigidas a un objeto (aun-que no siempre requieren que exista el objetohacia el cual están dirigidas). Otra forma deplantearlo es que todo acto mental es la “repre-sentación” de un objeto o está basado en dicharepresentación.14 Husserl utilizó esta tesis envarias formas a lo largo de sus InvestigacionesLógicas, sobre todo en el principio: toda expe-riencia intencional es un acto objetivante o tie-ne dicho acto como fundamento.15 Un acto ob-jetivante es aquél que está dado como si estu-viera fijado o dirigido hacia un objeto. Ahorabien, aquí se entiende por “objeto” mucho másde lo que entendía Brentano. La variedad de ac-tos objetivantes incluye, según Husserl lo si-guientes:

1. actos dirigidos hacia cosas individuales,eventos, proceso, etc., y hacia las partes ymomentos de los mismos;

sas, las invitaciones, las invocaciones, los incita-ciones, las prescripciones, las órdenes, los de-cretos, las prohibiciones, las órdenes, las leyes(cf. op. cit.: 149) - que comparten con los jui-cios aquellos “contenidos proposicionales” queconstituyen la materia de la lógica.

3. Husserl y la Teoría de los Actos objetivantes

Como es bien conocido, Brentano defen-día la tesis de que todos los actos mentales sonintencionales, e decir, (en una de la variedad deformulaciones posibles) están dadas a un sujetocomo si estuvieran dirigidas a un objeto (aun-que no siempre requieren que exista el objetohacia el cual están dirigidas). Otra forma deplantearlo es que todo acto mental es la “repre-sentación” de un objeto o está basado en dicharepresentación.14 Husserl utilizó esta tesis envarias formas a lo largo de sus InvestigacionesLógicas, sobre todo en el principio: toda expe-riencia intencional es un acto objetivante o tie-ne dicho acto como fundamento.15 Un acto ob-jetivante es aquél que está dado como si estu-viera fijado o dirigido hacia un objeto. Ahorabien, aquí se entiende por “objeto” mucho másde lo que entendía Brentano. La variedad de ac-tos objetivantes incluye, según Husserl lo si-guientes:

1. actos dirigidos hacia cosas individuales,eventos, proceso, etc., y hacia las partes ymomentos de los mismos;

sas, las invitaciones, las invocaciones, los incita-ciones, las prescripciones, las órdenes, los de-cretos, las prohibiciones, las órdenes, las leyes(cf. op. cit.: 149) - que comparten con los jui-cios aquellos “contenidos proposicionales” queconstituyen la materia de la lógica.

3. Husserl y la Teoría de los Actos objetivantes

Como es bien conocido, Brentano defen-día la tesis de que todos los actos mentales sonintencionales, e decir, (en una de la variedad deformulaciones posibles) están dadas a un sujetocomo si estuvieran dirigidas a un objeto (aun-que no siempre requieren que exista el objetohacia el cual están dirigidas). Otra forma deplantearlo es que todo acto mental es la “repre-sentación” de un objeto o está basado en dicharepresentación.14 Husserl utilizó esta tesis envarias formas a lo largo de sus InvestigacionesLógicas, sobre todo en el principio: toda expe-riencia intencional es un acto objetivante o tie-ne dicho acto como fundamento.15 Un acto ob-jetivante es aquél que está dado como si estu-viera fijado o dirigido hacia un objeto. Ahorabien, aquí se entiende por “objeto” mucho másde lo que entendía Brentano. La variedad de ac-tos objetivantes incluye, según Husserl lo si-guientes:

1. actos dirigidos hacia cosas individuales,eventos, proceso, etc., y hacia las partes ymomentos de los mismos;

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2. actos dirigidos hacia especies o esencias; yhacia objetos ideales como los números;

3. actos, sobre todo actos de juicio, dirigidoshacia el estado de las cosas o Sachverhalte.

No es nuestra tarea aquí ofrecer una defini-ción más precisa de esta “directividad” de los ac-tos objetivantes, por lo que invitamos al lector aescoger su teoría favorita de la intencionalidad ya interpretar el texto de acuerdo con sus postu-lados. Lo importante es simplemente que los ac-tos objetivantes se diferencian de loas actosemocionales (sentimiento de amor, odio, miedo,actos de la voluntad, etc.) en cuanto los segun-dos están todos fundados en actos objetivantessuplementarios que les proveen de objetos.

Todo acto objetivante tiene una cierta es-tructura interna. Sobre todo, manifiesta los dosmomentos mutuamente dependientes de lacualidad y el contenido inmanente.16 La cualidadde un acto objetivante tiene que ver con la ma-nera en que el acto en sí mismo está dirigido in-tencionalmente hacia su objeto: racionalmenteo intuitivamente, en la percepción o en la fanta-sía. El contenido inmanente de este acto tieneque ver con la manera en que el objeto se repre-senta en el acto: como una urna o un vaso, co-mo un pájaro o un colimbo de cresta, como 2 +3 o la raíz cúbica de 125. Así, si primero conje-turo y luego juzgo y luego dudo de que Juan es-tá feliz, entonces que Juan está feliz expresa elcontenido inmanente común de todos mis ac-

2. actos dirigidos hacia especies o esencias; yhacia objetos ideales como los números;

3. actos, sobre todo actos de juicio, dirigidoshacia el estado de las cosas o Sachverhalte.

No es nuestra tarea aquí ofrecer una defini-ción más precisa de esta “directividad” de los ac-tos objetivantes, por lo que invitamos al lector aescoger su teoría favorita de la intencionalidad ya interpretar el texto de acuerdo con sus postu-lados. Lo importante es simplemente que los ac-tos objetivantes se diferencian de loas actosemocionales (sentimiento de amor, odio, miedo,actos de la voluntad, etc.) en cuanto los segun-dos están todos fundados en actos objetivantessuplementarios que les proveen de objetos.

Todo acto objetivante tiene una cierta es-tructura interna. Sobre todo, manifiesta los dosmomentos mutuamente dependientes de lacualidad y el contenido inmanente.16 La cualidadde un acto objetivante tiene que ver con la ma-nera en que el acto en sí mismo está dirigido in-tencionalmente hacia su objeto: racionalmenteo intuitivamente, en la percepción o en la fanta-sía. El contenido inmanente de este acto tieneque ver con la manera en que el objeto se repre-senta en el acto: como una urna o un vaso, co-mo un pájaro o un colimbo de cresta, como 2 +3 o la raíz cúbica de 125. Así, si primero conje-turo y luego juzgo y luego dudo de que Juan es-tá feliz, entonces que Juan está feliz expresa elcontenido inmanente común de todos mis ac-

2. actos dirigidos hacia especies o esencias; yhacia objetos ideales como los números;

3. actos, sobre todo actos de juicio, dirigidoshacia el estado de las cosas o Sachverhalte.

No es nuestra tarea aquí ofrecer una defini-ción más precisa de esta “directividad” de los ac-tos objetivantes, por lo que invitamos al lector aescoger su teoría favorita de la intencionalidad ya interpretar el texto de acuerdo con sus postu-lados. Lo importante es simplemente que los ac-tos objetivantes se diferencian de loas actosemocionales (sentimiento de amor, odio, miedo,actos de la voluntad, etc.) en cuanto los segun-dos están todos fundados en actos objetivantessuplementarios que les proveen de objetos.

Todo acto objetivante tiene una cierta es-tructura interna. Sobre todo, manifiesta los dosmomentos mutuamente dependientes de lacualidad y el contenido inmanente.16 La cualidadde un acto objetivante tiene que ver con la ma-nera en que el acto en sí mismo está dirigido in-tencionalmente hacia su objeto: racionalmenteo intuitivamente, en la percepción o en la fanta-sía. El contenido inmanente de este acto tieneque ver con la manera en que el objeto se repre-senta en el acto: como una urna o un vaso, co-mo un pájaro o un colimbo de cresta, como 2 +3 o la raíz cúbica de 125. Así, si primero conje-turo y luego juzgo y luego dudo de que Juan es-tá feliz, entonces que Juan está feliz expresa elcontenido inmanente común de todos mis ac-

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tos, los cuales difieren solo con respecto a sucualidad.

La teoría del lenguaje y el significado lin-güístico de Husserl se basa en esta teoría de losactos objetivantes. En primer lugar, se conside-ra como que el lenguaje tiene significado sóloen la medida en que hay actos donde el signifi-cado se otorga a expresiones específicas en tiposespecíficos de experiencias intencionales.17 Losactos que son capaces de dar significado a nues-tros usos lingüísticos debe ser siempre, segúnHusserl, actos objetivantes: los actos cuyas espe-cies son significados lingüísticos siempre sonactos de “representación” u “objetivización”.Podemos decirlo en una terminología más fa-miliar y decir que para Husserl todos los usos dellenguaje se aproximan a los usos referenciales.Más exactamente: todas las expresiones estánasociadas con actos nominales - que están dirigi-dos hacia objetos en el sentido más estricto dela palabra - o con actos de juicio - que están di-rigidos hacia estados de cosas.

Esta tesis tiene dos aspectos, de los cualesel primero necesita una pequeña aclaración:Husserl insiste - en una forma que nos recuerdalas ideas contemporáneas de Frege, Russell yMeinong - que aun expresiones sincategoremá-ticas como y, o, si, o bajo son referenciales ensus usos normales, en cuanto ellas también tie-nen sus propios correlatos objetivos. Corres-ponden a ciertos momentos formales o abstrac-tos de estructuras complejas de varios tipos. Porejemplo, la expresión bajo está asociada con

tos, los cuales difieren solo con respecto a sucualidad.

La teoría del lenguaje y el significado lin-güístico de Husserl se basa en esta teoría de losactos objetivantes. En primer lugar, se conside-ra como que el lenguaje tiene significado sóloen la medida en que hay actos donde el signifi-cado se otorga a expresiones específicas en tiposespecíficos de experiencias intencionales.17 Losactos que son capaces de dar significado a nues-tros usos lingüísticos debe ser siempre, segúnHusserl, actos objetivantes: los actos cuyas espe-cies son significados lingüísticos siempre sonactos de “representación” u “objetivización”.Podemos decirlo en una terminología más fa-miliar y decir que para Husserl todos los usos dellenguaje se aproximan a los usos referenciales.Más exactamente: todas las expresiones estánasociadas con actos nominales - que están dirigi-dos hacia objetos en el sentido más estricto dela palabra - o con actos de juicio - que están di-rigidos hacia estados de cosas.

Esta tesis tiene dos aspectos, de los cualesel primero necesita una pequeña aclaración:Husserl insiste - en una forma que nos recuerdalas ideas contemporáneas de Frege, Russell yMeinong - que aun expresiones sincategoremá-ticas como y, o, si, o bajo son referenciales ensus usos normales, en cuanto ellas también tie-nen sus propios correlatos objetivos. Corres-ponden a ciertos momentos formales o abstrac-tos de estructuras complejas de varios tipos. Porejemplo, la expresión bajo está asociada con

tos, los cuales difieren solo con respecto a sucualidad.

La teoría del lenguaje y el significado lin-güístico de Husserl se basa en esta teoría de losactos objetivantes. En primer lugar, se conside-ra como que el lenguaje tiene significado sóloen la medida en que hay actos donde el signifi-cado se otorga a expresiones específicas en tiposespecíficos de experiencias intencionales.17 Losactos que son capaces de dar significado a nues-tros usos lingüísticos debe ser siempre, segúnHusserl, actos objetivantes: los actos cuyas espe-cies son significados lingüísticos siempre sonactos de “representación” u “objetivización”.Podemos decirlo en una terminología más fa-miliar y decir que para Husserl todos los usos dellenguaje se aproximan a los usos referenciales.Más exactamente: todas las expresiones estánasociadas con actos nominales - que están dirigi-dos hacia objetos en el sentido más estricto dela palabra - o con actos de juicio - que están di-rigidos hacia estados de cosas.

Esta tesis tiene dos aspectos, de los cualesel primero necesita una pequeña aclaración:Husserl insiste - en una forma que nos recuerdalas ideas contemporáneas de Frege, Russell yMeinong - que aun expresiones sincategoremá-ticas como y, o, si, o bajo son referenciales ensus usos normales, en cuanto ellas también tie-nen sus propios correlatos objetivos. Corres-ponden a ciertos momentos formales o abstrac-tos de estructuras complejas de varios tipos. Porejemplo, la expresión bajo está asociada con

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una determinada relación espacial, y está aso-ciada con un momento formal de combinación(cf. 1900/01: 297s., 305ss.).

El segundo aspecto, que para nuestros fi-nes es el más importante, de la tesis de Husserltiene que ver con los usos del lenguaje en elplanteamiento de preguntas, la expresión deamonestaciones, pedidos, etc., y en general conaquellos aspectos del uso lingüístico - insinua-ción, incitación, persuasión - que al parecerquedarían fuera del alcance de una teoría estric-tamente representacional. ¿Si los usos del len-guaje siempre deben obtener su significado deactos de representación, cómo habérnoslas conlos significados que transmiten los usos no-re-presentacionales del lenguaje?

Consideremos, en primer lugar, el siguien-te pasaje tomado del primer volumen de la Wis-senschaftslehre de Bolzano:

Una pregunta […] obviamente no dice nadaacerca de aquello de lo que interroga; pero aunentonces dice algo: sobre nuestro pedido de re-cibir información acerca del objeto por el quepreguntamos. Y así una pregunta puede serverdadera y falsa al mismo tiempo. Es falsacuando realiza incorrectamente el pedido(1837: 22)

Bolzano propone así un modelo de laspreguntas como declaraciones disfrazadas acer-ca de ciertos actos mentales o experiencia departe del usuario del lenguaje. La posición deHusserl puede ser vista como una generaliza-

una determinada relación espacial, y está aso-ciada con un momento formal de combinación(cf. 1900/01: 297s., 305ss.).

El segundo aspecto, que para nuestros fi-nes es el más importante, de la tesis de Husserltiene que ver con los usos del lenguaje en elplanteamiento de preguntas, la expresión deamonestaciones, pedidos, etc., y en general conaquellos aspectos del uso lingüístico - insinua-ción, incitación, persuasión - que al parecerquedarían fuera del alcance de una teoría estric-tamente representacional. ¿Si los usos del len-guaje siempre deben obtener su significado deactos de representación, cómo habérnoslas conlos significados que transmiten los usos no-re-presentacionales del lenguaje?

Consideremos, en primer lugar, el siguien-te pasaje tomado del primer volumen de la Wis-senschaftslehre de Bolzano:

Una pregunta […] obviamente no dice nadaacerca de aquello de lo que interroga; pero aunentonces dice algo: sobre nuestro pedido de re-cibir información acerca del objeto por el quepreguntamos. Y así una pregunta puede serverdadera y falsa al mismo tiempo. Es falsacuando realiza incorrectamente el pedido(1837: 22)

Bolzano propone así un modelo de laspreguntas como declaraciones disfrazadas acer-ca de ciertos actos mentales o experiencia departe del usuario del lenguaje. La posición deHusserl puede ser vista como una generaliza-

una determinada relación espacial, y está aso-ciada con un momento formal de combinación(cf. 1900/01: 297s., 305ss.).

El segundo aspecto, que para nuestros fi-nes es el más importante, de la tesis de Husserltiene que ver con los usos del lenguaje en elplanteamiento de preguntas, la expresión deamonestaciones, pedidos, etc., y en general conaquellos aspectos del uso lingüístico - insinua-ción, incitación, persuasión - que al parecerquedarían fuera del alcance de una teoría estric-tamente representacional. ¿Si los usos del len-guaje siempre deben obtener su significado deactos de representación, cómo habérnoslas conlos significados que transmiten los usos no-re-presentacionales del lenguaje?

Consideremos, en primer lugar, el siguien-te pasaje tomado del primer volumen de la Wis-senschaftslehre de Bolzano:

Una pregunta […] obviamente no dice nadaacerca de aquello de lo que interroga; pero aunentonces dice algo: sobre nuestro pedido de re-cibir información acerca del objeto por el quepreguntamos. Y así una pregunta puede serverdadera y falsa al mismo tiempo. Es falsacuando realiza incorrectamente el pedido(1837: 22)

Bolzano propone así un modelo de laspreguntas como declaraciones disfrazadas acer-ca de ciertos actos mentales o experiencia departe del usuario del lenguaje. La posición deHusserl puede ser vista como una generaliza-

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ción de esta propuesta.18 La pregunta lingüísti-ca ¿Está sentándose Juan? ha de ser entendidacomo una declaración abreviada acerca de unaacto no lingüístico subyacente de interrogación,una declaración que debe ser leída in extenso enlos siguientes términos: ‘estoy preguntando siJuan están sentándose’ o ‘mi pregunta ahora essi Juan está sentándose’.

Aplicada a las oraciones utilizadas en laemisión de órdenes y la expresión de deseos, es-ta teoría afirma que en cada caso existe un actoo estado no lingüístico correspondiente de de-sear, querer, ordenar, etc., que va paralelo al ac-to del uso oracional y normalmente le sobrevi-ve en el tiempo.19 El acto objetivante dirigidohacia esta acto o estado no lingüístico propor-cionaría entonces el significado a una oracióndeterminada. Una orden como ¡siéntate en lasilla! podría reformularse como ‘que tú te sien-tes en la silla es mi pedido en este momento’.

Podríamos plantear objeciones a esta teo-ría en el sentido de que un juicio ordinario de-be servir igualmente como una abreviación de“En este momento estoy juzgando que…”, locual no llevaría a una incómoda regresión. Sinembargo, esto sería ignorar el hecho de que sibien S es p y Yo juzgo que S es p tienen diferentescondiciones veritativas, no existe un obstáculológico semejante para que asumamos que ¿S esp? y Estoy preguntando si S es p o no tienen sig-nificados equivalentes. Como diría el mismoHusserl, la sinceridad de una pregunta (o deuna expresión de deseo, etc.) coincide con la

ción de esta propuesta.18 La pregunta lingüísti-ca ¿Está sentándose Juan? ha de ser entendidacomo una declaración abreviada acerca de unaacto no lingüístico subyacente de interrogación,una declaración que debe ser leída in extenso enlos siguientes términos: ‘estoy preguntando siJuan están sentándose’ o ‘mi pregunta ahora essi Juan está sentándose’.

Aplicada a las oraciones utilizadas en laemisión de órdenes y la expresión de deseos, es-ta teoría afirma que en cada caso existe un actoo estado no lingüístico correspondiente de de-sear, querer, ordenar, etc., que va paralelo al ac-to del uso oracional y normalmente le sobrevi-ve en el tiempo.19 El acto objetivante dirigidohacia esta acto o estado no lingüístico propor-cionaría entonces el significado a una oracióndeterminada. Una orden como ¡siéntate en lasilla! podría reformularse como ‘que tú te sien-tes en la silla es mi pedido en este momento’.

Podríamos plantear objeciones a esta teo-ría en el sentido de que un juicio ordinario de-be servir igualmente como una abreviación de“En este momento estoy juzgando que…”, locual no llevaría a una incómoda regresión. Sinembargo, esto sería ignorar el hecho de que sibien S es p y Yo juzgo que S es p tienen diferentescondiciones veritativas, no existe un obstáculológico semejante para que asumamos que ¿S esp? y Estoy preguntando si S es p o no tienen sig-nificados equivalentes. Como diría el mismoHusserl, la sinceridad de una pregunta (o deuna expresión de deseo, etc.) coincide con la

ción de esta propuesta.18 La pregunta lingüísti-ca ¿Está sentándose Juan? ha de ser entendidacomo una declaración abreviada acerca de unaacto no lingüístico subyacente de interrogación,una declaración que debe ser leída in extenso enlos siguientes términos: ‘estoy preguntando siJuan están sentándose’ o ‘mi pregunta ahora essi Juan está sentándose’.

Aplicada a las oraciones utilizadas en laemisión de órdenes y la expresión de deseos, es-ta teoría afirma que en cada caso existe un actoo estado no lingüístico correspondiente de de-sear, querer, ordenar, etc., que va paralelo al ac-to del uso oracional y normalmente le sobrevi-ve en el tiempo.19 El acto objetivante dirigidohacia esta acto o estado no lingüístico propor-cionaría entonces el significado a una oracióndeterminada. Una orden como ¡siéntate en lasilla! podría reformularse como ‘que tú te sien-tes en la silla es mi pedido en este momento’.

Podríamos plantear objeciones a esta teo-ría en el sentido de que un juicio ordinario de-be servir igualmente como una abreviación de“En este momento estoy juzgando que…”, locual no llevaría a una incómoda regresión. Sinembargo, esto sería ignorar el hecho de que sibien S es p y Yo juzgo que S es p tienen diferentescondiciones veritativas, no existe un obstáculológico semejante para que asumamos que ¿S esp? y Estoy preguntando si S es p o no tienen sig-nificados equivalentes. Como diría el mismoHusserl, la sinceridad de una pregunta (o deuna expresión de deseo, etc.) coincide con la

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verdad de la declaración correspondiente(1900/01: 693). Aunque también podría haberadvertido el hecho de que si Juan pregunta aMaría si S es P o no, y María no capta lo queJuan quiere decir, entonces una explicaciónapropiada por parte de Juan tendría precisa-mente la forma de “Estoy preguntando si S es po no” como quiere Husserl.

4. Daubert contra Husserl

Un tercer miembro de la escuela de feno-menología de Munich, junto con Reinach yPfänder, fue Johannes Daubert, en muchos sen-tido el más influyente de los primeros seguido-res de las Investigaciones lógicas de Husserl.Daubert nos proporcionó en especial un trata-miento detallado de las visión de Husserl sobreel significado lingüístico, que aparece en unacarta dirigida a uno de los fenomenoligstas deMunich y colega suyo.20 La carta es interesantepor la importancia intrínseca de los asuntos delos que trata, como también porque muestra yaen 1904 que existía en Munich la tradición dediscutir problemas asociados con las preguntas,los deseos, las órdenes y otras formas de hacercosas con palabras. El mismo Daubert, segúnrevelan sus manuscritos, jugó un papel impor-tante en el desarrollo de esta tradición, y suobra puede ser vista como si estuviera en el me-dio de la teoría estrictamente representacionalde Husserl y la teoría de los performativos y sus

verdad de la declaración correspondiente(1900/01: 693). Aunque también podría haberadvertido el hecho de que si Juan pregunta aMaría si S es P o no, y María no capta lo queJuan quiere decir, entonces una explicaciónapropiada por parte de Juan tendría precisa-mente la forma de “Estoy preguntando si S es po no” como quiere Husserl.

4. Daubert contra Husserl

Un tercer miembro de la escuela de feno-menología de Munich, junto con Reinach yPfänder, fue Johannes Daubert, en muchos sen-tido el más influyente de los primeros seguido-res de las Investigaciones lógicas de Husserl.Daubert nos proporcionó en especial un trata-miento detallado de las visión de Husserl sobreel significado lingüístico, que aparece en unacarta dirigida a uno de los fenomenoligstas deMunich y colega suyo.20 La carta es interesantepor la importancia intrínseca de los asuntos delos que trata, como también porque muestra yaen 1904 que existía en Munich la tradición dediscutir problemas asociados con las preguntas,los deseos, las órdenes y otras formas de hacercosas con palabras. El mismo Daubert, segúnrevelan sus manuscritos, jugó un papel impor-tante en el desarrollo de esta tradición, y suobra puede ser vista como si estuviera en el me-dio de la teoría estrictamente representacionalde Husserl y la teoría de los performativos y sus

verdad de la declaración correspondiente(1900/01: 693). Aunque también podría haberadvertido el hecho de que si Juan pregunta aMaría si S es P o no, y María no capta lo queJuan quiere decir, entonces una explicaciónapropiada por parte de Juan tendría precisa-mente la forma de “Estoy preguntando si S es po no” como quiere Husserl.

4. Daubert contra Husserl

Un tercer miembro de la escuela de feno-menología de Munich, junto con Reinach yPfänder, fue Johannes Daubert, en muchos sen-tido el más influyente de los primeros seguido-res de las Investigaciones lógicas de Husserl.Daubert nos proporcionó en especial un trata-miento detallado de las visión de Husserl sobreel significado lingüístico, que aparece en unacarta dirigida a uno de los fenomenoligstas deMunich y colega suyo.20 La carta es interesantepor la importancia intrínseca de los asuntos delos que trata, como también porque muestra yaen 1904 que existía en Munich la tradición dediscutir problemas asociados con las preguntas,los deseos, las órdenes y otras formas de hacercosas con palabras. El mismo Daubert, segúnrevelan sus manuscritos, jugó un papel impor-tante en el desarrollo de esta tradición, y suobra puede ser vista como si estuviera en el me-dio de la teoría estrictamente representacionalde Husserl y la teoría de los performativos y sus

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modificaciones propuestas por Reinach, discí-pulo de Daubert, en su obra de 1913.

Como hemos visto, Husserl parte de unaoposición entre (1) un deseo, una orden o unapregunta experimentados realmente, y (2) el ac-to de afirmar una oración correspondiente, seaen el habla comunicativa o en el pensamientosilente. (1) y (2) no pueden ser idénticos, por-que (2) es un acto lingüístico ligado intrínseca-mente a un determinado enunciado y determi-nado por la oración relevante. Por el contrario,el deseo carece de esta estructura oracional fija(es, de alguna forma, psicológicamente más ori-ginal, se desenvuelve de diferente manera en eltiempo, y no está confiando al contexto de unenunciado determinado). ¿Cómo entonces serelacionan ambos actos? O en palabras de Dau-bert, ¿cómo “los actos de desear, preguntar, etc.,que en sí mismo no son objetivos, entran en launidad de significado de las respectivas oracio-nes desiderativas e interrogativas”? La respuestamás obvia sería considerar que el deseo o la in-terrogación en sí mismos encuentran expresióninmediata en una oración desiderativa o inte-rrogativa, de suerte que la oración desiderativaobtiene su significado del deseo en la mismaforma en que la oración predicativa obtiene susignificado del juicio. Esta explicación tiene laventaja de que permite trasladar directamenteal acto lingüístico el carácter desiderativo o in-terrogativo de la experiencia. Porque la interro-gación, el deseo y el registro son, en opinión deDaubert, actos esencialmente distintos, y estas

modificaciones propuestas por Reinach, discí-pulo de Daubert, en su obra de 1913.

Como hemos visto, Husserl parte de unaoposición entre (1) un deseo, una orden o unapregunta experimentados realmente, y (2) el ac-to de afirmar una oración correspondiente, seaen el habla comunicativa o en el pensamientosilente. (1) y (2) no pueden ser idénticos, por-que (2) es un acto lingüístico ligado intrínseca-mente a un determinado enunciado y determi-nado por la oración relevante. Por el contrario,el deseo carece de esta estructura oracional fija(es, de alguna forma, psicológicamente más ori-ginal, se desenvuelve de diferente manera en eltiempo, y no está confiando al contexto de unenunciado determinado). ¿Cómo entonces serelacionan ambos actos? O en palabras de Dau-bert, ¿cómo “los actos de desear, preguntar, etc.,que en sí mismo no son objetivos, entran en launidad de significado de las respectivas oracio-nes desiderativas e interrogativas”? La respuestamás obvia sería considerar que el deseo o la in-terrogación en sí mismos encuentran expresióninmediata en una oración desiderativa o inte-rrogativa, de suerte que la oración desiderativaobtiene su significado del deseo en la mismaforma en que la oración predicativa obtiene susignificado del juicio. Esta explicación tiene laventaja de que permite trasladar directamenteal acto lingüístico el carácter desiderativo o in-terrogativo de la experiencia. Porque la interro-gación, el deseo y el registro son, en opinión deDaubert, actos esencialmente distintos, y estas

modificaciones propuestas por Reinach, discí-pulo de Daubert, en su obra de 1913.

Como hemos visto, Husserl parte de unaoposición entre (1) un deseo, una orden o unapregunta experimentados realmente, y (2) el ac-to de afirmar una oración correspondiente, seaen el habla comunicativa o en el pensamientosilente. (1) y (2) no pueden ser idénticos, por-que (2) es un acto lingüístico ligado intrínseca-mente a un determinado enunciado y determi-nado por la oración relevante. Por el contrario,el deseo carece de esta estructura oracional fija(es, de alguna forma, psicológicamente más ori-ginal, se desenvuelve de diferente manera en eltiempo, y no está confiando al contexto de unenunciado determinado). ¿Cómo entonces serelacionan ambos actos? O en palabras de Dau-bert, ¿cómo “los actos de desear, preguntar, etc.,que en sí mismo no son objetivos, entran en launidad de significado de las respectivas oracio-nes desiderativas e interrogativas”? La respuestamás obvia sería considerar que el deseo o la in-terrogación en sí mismos encuentran expresióninmediata en una oración desiderativa o inte-rrogativa, de suerte que la oración desiderativaobtiene su significado del deseo en la mismaforma en que la oración predicativa obtiene susignificado del juicio. Esta explicación tiene laventaja de que permite trasladar directamenteal acto lingüístico el carácter desiderativo o in-terrogativo de la experiencia. Porque la interro-gación, el deseo y el registro son, en opinión deDaubert, actos esencialmente distintos, y estas

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distinciones deben reflejarse propiamente en lasformas en que las oraciones respectivas obtie-nen su significado.21

Una explicación que siga estas línea traza-das por Daubert no es posible para Husserlporque conllevaría la consecuencia para él ina-ceptable de que en un caso serían los actos ob-jetivantes los que funcionarían como transmi-sores de significado, y en otro serían otros actosde diferente cuño - y esto, en su opinión, abriríauna diferencia de estructura demasiado radicalen las formas en que los dos tipos de oraciónobtienen sus significados. Sin embargo, Dau-bert se pregunta entonces por qué

debemos vernos obligados a elegir entre actossolamente objetivantes y actos de cualquier ín-dole que funcionen como actos transmisoresde significado. Ciertamente, cuando digo algo,entonces tengo algún tipo de conciencia deaquello que supuestamente dicen mis palabras.Pero dudo si esta conciencia tenga un acto ob-jetivante en el sentido propuesto [por Husserl]en la página 566. ¿Sería posible que para unacierta clase de experiencias perteneciera un tipoespecífico de conciencia, y por ende también ti-pos específicos de actos-especies, análogos perosin embargo diferentes a los actos objetivantes?Me parece en realidad que nuestra concienciade los sentimientos (deseos, actos de voluntad,estados emocionales, etc.) tiene este carácter.

Cuando deseo algo, según Husserl, sóloentonces los objetos deseados son los únicos de

distinciones deben reflejarse propiamente en lasformas en que las oraciones respectivas obtie-nen su significado.21

Una explicación que siga estas línea traza-das por Daubert no es posible para Husserlporque conllevaría la consecuencia para él ina-ceptable de que en un caso serían los actos ob-jetivantes los que funcionarían como transmi-sores de significado, y en otro serían otros actosde diferente cuño - y esto, en su opinión, abriríauna diferencia de estructura demasiado radicalen las formas en que los dos tipos de oraciónobtienen sus significados. Sin embargo, Dau-bert se pregunta entonces por qué

debemos vernos obligados a elegir entre actossolamente objetivantes y actos de cualquier ín-dole que funcionen como actos transmisoresde significado. Ciertamente, cuando digo algo,entonces tengo algún tipo de conciencia deaquello que supuestamente dicen mis palabras.Pero dudo si esta conciencia tenga un acto ob-jetivante en el sentido propuesto [por Husserl]en la página 566. ¿Sería posible que para unacierta clase de experiencias perteneciera un tipoespecífico de conciencia, y por ende también ti-pos específicos de actos-especies, análogos perosin embargo diferentes a los actos objetivantes?Me parece en realidad que nuestra concienciade los sentimientos (deseos, actos de voluntad,estados emocionales, etc.) tiene este carácter.

Cuando deseo algo, según Husserl, sóloentonces los objetos deseados son los únicos de

distinciones deben reflejarse propiamente en lasformas en que las oraciones respectivas obtie-nen su significado.21

Una explicación que siga estas línea traza-das por Daubert no es posible para Husserlporque conllevaría la consecuencia para él ina-ceptable de que en un caso serían los actos ob-jetivantes los que funcionarían como transmi-sores de significado, y en otro serían otros actosde diferente cuño - y esto, en su opinión, abriríauna diferencia de estructura demasiado radicalen las formas en que los dos tipos de oraciónobtienen sus significados. Sin embargo, Dau-bert se pregunta entonces por qué

debemos vernos obligados a elegir entre actossolamente objetivantes y actos de cualquier ín-dole que funcionen como actos transmisoresde significado. Ciertamente, cuando digo algo,entonces tengo algún tipo de conciencia deaquello que supuestamente dicen mis palabras.Pero dudo si esta conciencia tenga un acto ob-jetivante en el sentido propuesto [por Husserl]en la página 566. ¿Sería posible que para unacierta clase de experiencias perteneciera un tipoespecífico de conciencia, y por ende también ti-pos específicos de actos-especies, análogos perosin embargo diferentes a los actos objetivantes?Me parece en realidad que nuestra concienciade los sentimientos (deseos, actos de voluntad,estados emocionales, etc.) tiene este carácter.

Cuando deseo algo, según Husserl, sóloentonces los objetos deseados son los únicos de

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los que soy consciente dentro de la experienciamisma del deseo. Adquiero conciencia del ca-rácter desiderativo de mi experiencia sólo cuan-do reflexiono sobre ella y esta conciencia refle-xiva es la que da significado al enunciado de undeseo. Pero seguramente puede, por ejemplo,preguntar si S es pe o no sin que necesariamentedeba reflexionar sobre mis experiencias. Cierta-mente no siempre parece que soy explícitamen-te consciente de un proceso interno cuandoparticipo en acto interrogativos. Esta objeciónse discute en el acápite 69 de la sexta Investiga-ción, donde Husserl otorga que evidentementeno es lo mismo que yo dirija una pregunta a al-guien más y registre mi experiencia interrogati-va en la reflexión. Sin embargo, Husserl insisteen que en la interrogación existe una experien-cia interrogativa de la cual somos conscientesen cuanto está registrada inmediatamente en lapercepción interna. Husserl insiste además quees este registro el acto objetivante que halla ex-presión en las respectivas palabras.

Sin embargo, Husserl debe evitar la conse-cuencia contra intuitiva de que, en su explica-ción, las experiencias relevantes parecen des-componerse en muchas partes separadas (refle-xivas y no reflexivas). Por lo tanto, habla de laexperiencia reflexiva en términos algo culina-rios, como algo que “se añade […] a la expe-riencia para formar un nuevo complejo] Cuan-do la expresión forma una unidad con la expe-riencia interna intuida en la forma de cogni-ción, surge un complejo que tiene el carácter de

los que soy consciente dentro de la experienciamisma del deseo. Adquiero conciencia del ca-rácter desiderativo de mi experiencia sólo cuan-do reflexiono sobre ella y esta conciencia refle-xiva es la que da significado al enunciado de undeseo. Pero seguramente puede, por ejemplo,preguntar si S es pe o no sin que necesariamentedeba reflexionar sobre mis experiencias. Cierta-mente no siempre parece que soy explícitamen-te consciente de un proceso interno cuandoparticipo en acto interrogativos. Esta objeciónse discute en el acápite 69 de la sexta Investiga-ción, donde Husserl otorga que evidentementeno es lo mismo que yo dirija una pregunta a al-guien más y registre mi experiencia interrogati-va en la reflexión. Sin embargo, Husserl insisteen que en la interrogación existe una experien-cia interrogativa de la cual somos conscientesen cuanto está registrada inmediatamente en lapercepción interna. Husserl insiste además quees este registro el acto objetivante que halla ex-presión en las respectivas palabras.

Sin embargo, Husserl debe evitar la conse-cuencia contra intuitiva de que, en su explica-ción, las experiencias relevantes parecen des-componerse en muchas partes separadas (refle-xivas y no reflexivas). Por lo tanto, habla de laexperiencia reflexiva en términos algo culina-rios, como algo que “se añade […] a la expe-riencia para formar un nuevo complejo] Cuan-do la expresión forma una unidad con la expe-riencia interna intuida en la forma de cogni-ción, surge un complejo que tiene el carácter de

los que soy consciente dentro de la experienciamisma del deseo. Adquiero conciencia del ca-rácter desiderativo de mi experiencia sólo cuan-do reflexiono sobre ella y esta conciencia refle-xiva es la que da significado al enunciado de undeseo. Pero seguramente puede, por ejemplo,preguntar si S es pe o no sin que necesariamentedeba reflexionar sobre mis experiencias. Cierta-mente no siempre parece que soy explícitamen-te consciente de un proceso interno cuandoparticipo en acto interrogativos. Esta objeciónse discute en el acápite 69 de la sexta Investiga-ción, donde Husserl otorga que evidentementeno es lo mismo que yo dirija una pregunta a al-guien más y registre mi experiencia interrogati-va en la reflexión. Sin embargo, Husserl insisteen que en la interrogación existe una experien-cia interrogativa de la cual somos conscientesen cuanto está registrada inmediatamente en lapercepción interna. Husserl insiste además quees este registro el acto objetivante que halla ex-presión en las respectivas palabras.

Sin embargo, Husserl debe evitar la conse-cuencia contra intuitiva de que, en su explica-ción, las experiencias relevantes parecen des-componerse en muchas partes separadas (refle-xivas y no reflexivas). Por lo tanto, habla de laexperiencia reflexiva en términos algo culina-rios, como algo que “se añade […] a la expe-riencia para formar un nuevo complejo] Cuan-do la expresión forma una unidad con la expe-riencia interna intuida en la forma de cogni-ción, surge un complejo que tiene el carácter de

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un fenómeno autocontenido” (1900/01: 690).Pero como señala Daubert:

Esto no altera en nada el hecho de que el carác-ter consciente de todo el complejo debe seguirsiendo el de una reflexión sobre las experien-cias. Tengo la impresión de que detrás de estecomplejo que acaba de “surgir” […] se escondealgo como una fusión. Pero entonces esto signi-fica admitir una especie fenomenológicamenteparticular de conciencia o “conocimiento acer-ca de” [Wissens-um], es decir, una nueva espe-cie de actos significantes junto a actos objeti-vantes. (Cf. Smith 1988: 133).

El término “fusión” significa continuidadcualitativa, ausencia de fronteras internas per-ceptibles22, y a lo que Daubert se refiere aquí esa que, si la experiencia reflexiva verdaderamen-te se “fusiona” con la experiencia pre-reflexiva,como al parecer exige Husserl so pena so penade defender una teoría contra intuitiva, enton-ces se sigue que es el todo fusionado resultantelo que es capaz de ser experimentado: se niegael acceso, fenomenológicamente, alas partes fu-sionadas dentro de él. Esto significa, sin embar-go, que la idea misma de que existan estas par-tes implica una desviación del campo dado enla experiencia.

Al contrario, la visión de Daubert es quepodamos rescatar la teoría de Husserl sin dejarla esfera de la fenomenología, admitiendo comoactos significantes no sólo los actos objetivantessino también los actos derivados del dominio

un fenómeno autocontenido” (1900/01: 690).Pero como señala Daubert:

Esto no altera en nada el hecho de que el carác-ter consciente de todo el complejo debe seguirsiendo el de una reflexión sobre las experien-cias. Tengo la impresión de que detrás de estecomplejo que acaba de “surgir” […] se escondealgo como una fusión. Pero entonces esto signi-fica admitir una especie fenomenológicamenteparticular de conciencia o “conocimiento acer-ca de” [Wissens-um], es decir, una nueva espe-cie de actos significantes junto a actos objeti-vantes. (Cf. Smith 1988: 133).

El término “fusión” significa continuidadcualitativa, ausencia de fronteras internas per-ceptibles22, y a lo que Daubert se refiere aquí esa que, si la experiencia reflexiva verdaderamen-te se “fusiona” con la experiencia pre-reflexiva,como al parecer exige Husserl so pena so penade defender una teoría contra intuitiva, enton-ces se sigue que es el todo fusionado resultantelo que es capaz de ser experimentado: se niegael acceso, fenomenológicamente, alas partes fu-sionadas dentro de él. Esto significa, sin embar-go, que la idea misma de que existan estas par-tes implica una desviación del campo dado enla experiencia.

Al contrario, la visión de Daubert es quepodamos rescatar la teoría de Husserl sin dejarla esfera de la fenomenología, admitiendo comoactos significantes no sólo los actos objetivantessino también los actos derivados del dominio

un fenómeno autocontenido” (1900/01: 690).Pero como señala Daubert:

Esto no altera en nada el hecho de que el carác-ter consciente de todo el complejo debe seguirsiendo el de una reflexión sobre las experien-cias. Tengo la impresión de que detrás de estecomplejo que acaba de “surgir” […] se escondealgo como una fusión. Pero entonces esto signi-fica admitir una especie fenomenológicamenteparticular de conciencia o “conocimiento acer-ca de” [Wissens-um], es decir, una nueva espe-cie de actos significantes junto a actos objeti-vantes. (Cf. Smith 1988: 133).

El término “fusión” significa continuidadcualitativa, ausencia de fronteras internas per-ceptibles22, y a lo que Daubert se refiere aquí esa que, si la experiencia reflexiva verdaderamen-te se “fusiona” con la experiencia pre-reflexiva,como al parecer exige Husserl so pena so penade defender una teoría contra intuitiva, enton-ces se sigue que es el todo fusionado resultantelo que es capaz de ser experimentado: se niegael acceso, fenomenológicamente, alas partes fu-sionadas dentro de él. Esto significa, sin embar-go, que la idea misma de que existan estas par-tes implica una desviación del campo dado enla experiencia.

Al contrario, la visión de Daubert es quepodamos rescatar la teoría de Husserl sin dejarla esfera de la fenomenología, admitiendo comoactos significantes no sólo los actos objetivantessino también los actos derivados del dominio

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de la conciencia pre-reflexiva o el “sentimiento”en el sentido de Brentano. De este modo Dau-bert procuraba además ir más allá del intelec-tualismo de las Investigaciones Lógicas de Hus-serl, que ven al lenguaje como que estuvieraconstruido exclusivamente de actos sacados dela esfera de la cognición. En este punto, sin em-bargo, Daubert no fue más allá de la teoría hus-serliana basada en los actos para ofrecer una ex-plicación propia de las preguntas, las órdenes,los deseos, etc., que podría haber tomado encuenta tanto los actos-momento de estos fenó-menos como su carácter de acciones23.

5. Anton Marty: insinuación e incitación

En todas las objeciones de Daubert, Hus-serl no capta con claridad el hecho de que nues-tros usos lingüísticos pueden ir más allá de lasimple representación. Cuando uso una oraciónpara hacer una pregunta o emitir una orden,entonces, desde la perspectiva de Husserl, elcomplejo de actos asociados con mi enunciadoestá, de cualquier forma, completo en sí mismoen cuanto tiene que ver con el significado. Elacto que da significado a mi enunciado es unacto objetivante especial que tiene como refe-rente o correlato objetivo mi acto no lingüísticosubyacente de interrogación, deseo, etc. Sin em-bargo, en otro aspecto, Husserl no está dispues-to a admitir que mi enunciado no es autosufi-ciente, ya que está dirigido a algún sujeto extra-ño y tiene, en ese sentido, una función adicio-

de la conciencia pre-reflexiva o el “sentimiento”en el sentido de Brentano. De este modo Dau-bert procuraba además ir más allá del intelec-tualismo de las Investigaciones Lógicas de Hus-serl, que ven al lenguaje como que estuvieraconstruido exclusivamente de actos sacados dela esfera de la cognición. En este punto, sin em-bargo, Daubert no fue más allá de la teoría hus-serliana basada en los actos para ofrecer una ex-plicación propia de las preguntas, las órdenes,los deseos, etc., que podría haber tomado encuenta tanto los actos-momento de estos fenó-menos como su carácter de acciones23.

5. Anton Marty: insinuación e incitación

En todas las objeciones de Daubert, Hus-serl no capta con claridad el hecho de que nues-tros usos lingüísticos pueden ir más allá de lasimple representación. Cuando uso una oraciónpara hacer una pregunta o emitir una orden,entonces, desde la perspectiva de Husserl, elcomplejo de actos asociados con mi enunciadoestá, de cualquier forma, completo en sí mismoen cuanto tiene que ver con el significado. Elacto que da significado a mi enunciado es unacto objetivante especial que tiene como refe-rente o correlato objetivo mi acto no lingüísticosubyacente de interrogación, deseo, etc. Sin em-bargo, en otro aspecto, Husserl no está dispues-to a admitir que mi enunciado no es autosufi-ciente, ya que está dirigido a algún sujeto extra-ño y tiene, en ese sentido, una función adicio-

de la conciencia pre-reflexiva o el “sentimiento”en el sentido de Brentano. De este modo Dau-bert procuraba además ir más allá del intelec-tualismo de las Investigaciones Lógicas de Hus-serl, que ven al lenguaje como que estuvieraconstruido exclusivamente de actos sacados dela esfera de la cognición. En este punto, sin em-bargo, Daubert no fue más allá de la teoría hus-serliana basada en los actos para ofrecer una ex-plicación propia de las preguntas, las órdenes,los deseos, etc., que podría haber tomado encuenta tanto los actos-momento de estos fenó-menos como su carácter de acciones23.

5. Anton Marty: insinuación e incitación

En todas las objeciones de Daubert, Hus-serl no capta con claridad el hecho de que nues-tros usos lingüísticos pueden ir más allá de lasimple representación. Cuando uso una oraciónpara hacer una pregunta o emitir una orden,entonces, desde la perspectiva de Husserl, elcomplejo de actos asociados con mi enunciadoestá, de cualquier forma, completo en sí mismoen cuanto tiene que ver con el significado. Elacto que da significado a mi enunciado es unacto objetivante especial que tiene como refe-rente o correlato objetivo mi acto no lingüísticosubyacente de interrogación, deseo, etc. Sin em-bargo, en otro aspecto, Husserl no está dispues-to a admitir que mi enunciado no es autosufi-ciente, ya que está dirigido a algún sujeto extra-ño y tiene, en ese sentido, una función adicio-

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nal, la de insinuar al oyente precisamente quelos actos no lingüísticos de cierto tipo estánocurriendo ahora:

Las órdenes, como muchas otras expresionesconsideradas aquí, tienen en el contexto de lacomunicación la función de decir al oyente - enla forma de expresiones esencialmente ocasio-nales - que el hablante está ejecutando actos in-sinuantes (de solicitud, congratulación simpa-tía, etc.) en relación intencional con él(1900/01: 689).

Estas expresiones son peculiares e impor-tante no porque tengan algún tipo especial designificado “no objetivante” sino más bien por-que tienen una importancia “práctica y comu-nicativa”: de otra forma sería simplemente ca-sos accidentales especiales de declaraciones uotras expresiones de actos objetivantes”(1900/01: 692). En primer lugar, son especialesporque el sujeto psíquico es parte del contenidode la declaración (“yo pido”, etc.). Pero son es-peciales también porque involucran elementosesencialmente indéxicos que tienen que ver conlos actos de este sujeto. Así, en un doble sentidotienen las mismas características que poseen,por ejemplo, los pronombres, los tiempos ver-bales, los adverbios deícticos como aquí y aho-ra, en cuanto su significado y referencia depen-den del contexto de uso.24

Husserl considera que esta insinuación in-déxica es, en cierto sentido, incidental a las fun-ciones del lenguaje. Algunos empero sostienen

nal, la de insinuar al oyente precisamente quelos actos no lingüísticos de cierto tipo estánocurriendo ahora:

Las órdenes, como muchas otras expresionesconsideradas aquí, tienen en el contexto de lacomunicación la función de decir al oyente - enla forma de expresiones esencialmente ocasio-nales - que el hablante está ejecutando actos in-sinuantes (de solicitud, congratulación simpa-tía, etc.) en relación intencional con él(1900/01: 689).

Estas expresiones son peculiares e impor-tante no porque tengan algún tipo especial designificado “no objetivante” sino más bien por-que tienen una importancia “práctica y comu-nicativa”: de otra forma sería simplemente ca-sos accidentales especiales de declaraciones uotras expresiones de actos objetivantes”(1900/01: 692). En primer lugar, son especialesporque el sujeto psíquico es parte del contenidode la declaración (“yo pido”, etc.). Pero son es-peciales también porque involucran elementosesencialmente indéxicos que tienen que ver conlos actos de este sujeto. Así, en un doble sentidotienen las mismas características que poseen,por ejemplo, los pronombres, los tiempos ver-bales, los adverbios deícticos como aquí y aho-ra, en cuanto su significado y referencia depen-den del contexto de uso.24

Husserl considera que esta insinuación in-déxica es, en cierto sentido, incidental a las fun-ciones del lenguaje. Algunos empero sostienen

nal, la de insinuar al oyente precisamente quelos actos no lingüísticos de cierto tipo estánocurriendo ahora:

Las órdenes, como muchas otras expresionesconsideradas aquí, tienen en el contexto de lacomunicación la función de decir al oyente - enla forma de expresiones esencialmente ocasio-nales - que el hablante está ejecutando actos in-sinuantes (de solicitud, congratulación simpa-tía, etc.) en relación intencional con él(1900/01: 689).

Estas expresiones son peculiares e impor-tante no porque tengan algún tipo especial designificado “no objetivante” sino más bien por-que tienen una importancia “práctica y comu-nicativa”: de otra forma sería simplemente ca-sos accidentales especiales de declaraciones uotras expresiones de actos objetivantes”(1900/01: 692). En primer lugar, son especialesporque el sujeto psíquico es parte del contenidode la declaración (“yo pido”, etc.). Pero son es-peciales también porque involucran elementosesencialmente indéxicos que tienen que ver conlos actos de este sujeto. Así, en un doble sentidotienen las mismas características que poseen,por ejemplo, los pronombres, los tiempos ver-bales, los adverbios deícticos como aquí y aho-ra, en cuanto su significado y referencia depen-den del contexto de uso.24

Husserl considera que esta insinuación in-déxica es, en cierto sentido, incidental a las fun-ciones del lenguaje. Algunos empero sostienen

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que su explicación debía extenderse mediante laidea de insinuación deliberada y el reconoci-miento de una función del lenguaje específica-mente comunicativa. De este modo, en su artí-culo de 1980 “The Different Functions of theWord” [Las diferentes funciones de la palabra],Hermann Schwarz defiende una versión modi-ficada de la teoría husserliana en las siguienteslíneas:

La palabra [u oración] nombra un estado decosas, una objetividad. Expresa un contenidomental, es decir, la objetividad dada en la con-cepción del hablante. Insinúa todo tipo de ocu-rrencias internas en el hablante, de las cualesnormalmente no está consciente, por ejemplo,su proceso cognitivo de concebir todo tipos deafectos. Además, al insinuar deliberadamente,comunicar lo que el hablante quiere externali-zar de sus propios procesos mentales. En resu-men: la palabra es un verdadero espejo tantodel mundo de las objetividades (lógicas) comode la vida mental, principalmente a través de sufunción de nombrar las cosas, pero también desus funciones restantes. Como algo que expre-sa, pertenece exclusivamente a la esfera del pen-samiento; como algo que comunica, perteneceexclusivamente a la esfera de la voluntad; y ensu función de insinuación , está llena, entreotras cosas, de elementos de la vida de los senti-mientos. (190: 163).

El mismo Husserl no habría aceptado deninguna manera una visión según la cual lafunción comunicativa es esencial al lenguaje.

que su explicación debía extenderse mediante laidea de insinuación deliberada y el reconoci-miento de una función del lenguaje específica-mente comunicativa. De este modo, en su artí-culo de 1980 “The Different Functions of theWord” [Las diferentes funciones de la palabra],Hermann Schwarz defiende una versión modi-ficada de la teoría husserliana en las siguienteslíneas:

La palabra [u oración] nombra un estado decosas, una objetividad. Expresa un contenidomental, es decir, la objetividad dada en la con-cepción del hablante. Insinúa todo tipo de ocu-rrencias internas en el hablante, de las cualesnormalmente no está consciente, por ejemplo,su proceso cognitivo de concebir todo tipos deafectos. Además, al insinuar deliberadamente,comunicar lo que el hablante quiere externali-zar de sus propios procesos mentales. En resu-men: la palabra es un verdadero espejo tantodel mundo de las objetividades (lógicas) comode la vida mental, principalmente a través de sufunción de nombrar las cosas, pero también desus funciones restantes. Como algo que expre-sa, pertenece exclusivamente a la esfera del pen-samiento; como algo que comunica, perteneceexclusivamente a la esfera de la voluntad; y ensu función de insinuación , está llena, entreotras cosas, de elementos de la vida de los senti-mientos. (190: 163).

El mismo Husserl no habría aceptado deninguna manera una visión según la cual lafunción comunicativa es esencial al lenguaje.

que su explicación debía extenderse mediante laidea de insinuación deliberada y el reconoci-miento de una función del lenguaje específica-mente comunicativa. De este modo, en su artí-culo de 1980 “The Different Functions of theWord” [Las diferentes funciones de la palabra],Hermann Schwarz defiende una versión modi-ficada de la teoría husserliana en las siguienteslíneas:

La palabra [u oración] nombra un estado decosas, una objetividad. Expresa un contenidomental, es decir, la objetividad dada en la con-cepción del hablante. Insinúa todo tipo de ocu-rrencias internas en el hablante, de las cualesnormalmente no está consciente, por ejemplo,su proceso cognitivo de concebir todo tipos deafectos. Además, al insinuar deliberadamente,comunicar lo que el hablante quiere externali-zar de sus propios procesos mentales. En resu-men: la palabra es un verdadero espejo tantodel mundo de las objetividades (lógicas) comode la vida mental, principalmente a través de sufunción de nombrar las cosas, pero también desus funciones restantes. Como algo que expre-sa, pertenece exclusivamente a la esfera del pen-samiento; como algo que comunica, perteneceexclusivamente a la esfera de la voluntad; y ensu función de insinuación , está llena, entreotras cosas, de elementos de la vida de los senti-mientos. (190: 163).

El mismo Husserl no habría aceptado deninguna manera una visión según la cual lafunción comunicativa es esencial al lenguaje.

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Porque el lenguaje, insiste Husserl, está comple-ta e inalteradamente presente en el habla silente- “en la vida solitaria del espíritu” (1900/01:690) - donde no hay la menor traza de funcióncomunicativa. En realidad es esta tesis la queobliga a Husserl a aferrarse a la idea de que es lafunción representativa de los actos intenciona-les la que puede por sí sola otorgar significadolingüístico a los signos asociados: el ronroneode una gato puede comunicar o insinuar todotipo de hecho acerca del estado mental o emo-cional del felino, y en este sentido puede decirseque tiene significado; pero no tiene significadolingüístico, y esto, diría Husserl, sólo puede serporque no está acompañado de actos objetivan-tes de representación.

Quizá se pueda poner cierto orden ennuestra discusión si explotamos la terminologíasugerida por Karl Bühler en su Sprachtheorie de1934, obra que contiene lo que casi con todacerteza es la primera aparición del término“teoría de los actos de habla”. Todos y cada unode los usos del lenguaje, según Bühler, mani-fiesta una o más de las tres funciones de

nn representación [Darstellung]nn insinuación o expresión [Kundgabe]nn incitación o apelación [Auslösung]

En estos términos, la posición de Husserlllega a postular que la función de representa-ción es esencial al lenguaje y define su fun-ción.25 La posición de Schwarz afirma que la

Porque el lenguaje, insiste Husserl, está comple-ta e inalteradamente presente en el habla silente- “en la vida solitaria del espíritu” (1900/01:690) - donde no hay la menor traza de funcióncomunicativa. En realidad es esta tesis la queobliga a Husserl a aferrarse a la idea de que es lafunción representativa de los actos intenciona-les la que puede por sí sola otorgar significadolingüístico a los signos asociados: el ronroneode una gato puede comunicar o insinuar todotipo de hecho acerca del estado mental o emo-cional del felino, y en este sentido puede decirseque tiene significado; pero no tiene significadolingüístico, y esto, diría Husserl, sólo puede serporque no está acompañado de actos objetivan-tes de representación.

Quizá se pueda poner cierto orden ennuestra discusión si explotamos la terminologíasugerida por Karl Bühler en su Sprachtheorie de1934, obra que contiene lo que casi con todacerteza es la primera aparición del término“teoría de los actos de habla”. Todos y cada unode los usos del lenguaje, según Bühler, mani-fiesta una o más de las tres funciones de

nn representación [Darstellung]nn insinuación o expresión [Kundgabe]nn incitación o apelación [Auslösung]

En estos términos, la posición de Husserlllega a postular que la función de representa-ción es esencial al lenguaje y define su fun-ción.25 La posición de Schwarz afirma que la

Porque el lenguaje, insiste Husserl, está comple-ta e inalteradamente presente en el habla silente- “en la vida solitaria del espíritu” (1900/01:690) - donde no hay la menor traza de funcióncomunicativa. En realidad es esta tesis la queobliga a Husserl a aferrarse a la idea de que es lafunción representativa de los actos intenciona-les la que puede por sí sola otorgar significadolingüístico a los signos asociados: el ronroneode una gato puede comunicar o insinuar todotipo de hecho acerca del estado mental o emo-cional del felino, y en este sentido puede decirseque tiene significado; pero no tiene significadolingüístico, y esto, diría Husserl, sólo puede serporque no está acompañado de actos objetivan-tes de representación.

Quizá se pueda poner cierto orden ennuestra discusión si explotamos la terminologíasugerida por Karl Bühler en su Sprachtheorie de1934, obra que contiene lo que casi con todacerteza es la primera aparición del término“teoría de los actos de habla”. Todos y cada unode los usos del lenguaje, según Bühler, mani-fiesta una o más de las tres funciones de

nn representación [Darstellung]nn insinuación o expresión [Kundgabe]nn incitación o apelación [Auslösung]

En estos términos, la posición de Husserlllega a postular que la función de representa-ción es esencial al lenguaje y define su fun-ción.25 La posición de Schwarz afirma que la

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función de insinuación deliberada también de-be ser reconocida. La posición complementaria,que afirma que son precisamente las funcionescomunicativas de la insinuación y la incitaciónlos elementos esenciales del lenguaje, fue pro-puesta por Anton Marty.26 Marty ejerció tam-bién una importante influencia en Reinach y ensus colegas de la escuela fenomenológica deMunich, y las ideas originales y desafiantes queMarty propuso en su filosofía del lenguaje anti-ciparon elementos importantes de las actualesinvestigaciones sobre los universales cognitivosy lingüísticos. Para entender el pensamiento deMarty, sin embargo, es preciso decir algunas pa-labras sobre la “psicología descriptiva” de sumaestro Brentano.

Como se sabe, Brentano dividía todos losfenómenos mentales en tres categoría, (re)pre-sentaciones, juicios y fenómenos de amor yodio (la última categoría - que Marty llama lacategoría de “fenómenos de interés” - incluyeno sólo los sentimientos sino también los actosde la voluntad). Al igual que Husserl, Martypropone una teoría del significado lingüísticobasada en los actos, pero es una teoría que reto-ma directamente la división tripartita de Bren-tano de los actos mentales. Marty divide así to-das las formas lingüísticas (categoremáticas) enuna u otra de las tres clases de nombres, decla-raciones y lo que Marty llama “emotivos” o “ex-presiones que suscitan un interés”.27 Pero Martyhacía algo más que seguir los pasos de Brenta-

función de insinuación deliberada también de-be ser reconocida. La posición complementaria,que afirma que son precisamente las funcionescomunicativas de la insinuación y la incitaciónlos elementos esenciales del lenguaje, fue pro-puesta por Anton Marty.26 Marty ejerció tam-bién una importante influencia en Reinach y ensus colegas de la escuela fenomenológica deMunich, y las ideas originales y desafiantes queMarty propuso en su filosofía del lenguaje anti-ciparon elementos importantes de las actualesinvestigaciones sobre los universales cognitivosy lingüísticos. Para entender el pensamiento deMarty, sin embargo, es preciso decir algunas pa-labras sobre la “psicología descriptiva” de sumaestro Brentano.

Como se sabe, Brentano dividía todos losfenómenos mentales en tres categoría, (re)pre-sentaciones, juicios y fenómenos de amor yodio (la última categoría - que Marty llama lacategoría de “fenómenos de interés” - incluyeno sólo los sentimientos sino también los actosde la voluntad). Al igual que Husserl, Martypropone una teoría del significado lingüísticobasada en los actos, pero es una teoría que reto-ma directamente la división tripartita de Bren-tano de los actos mentales. Marty divide así to-das las formas lingüísticas (categoremáticas) enuna u otra de las tres clases de nombres, decla-raciones y lo que Marty llama “emotivos” o “ex-presiones que suscitan un interés”.27 Pero Martyhacía algo más que seguir los pasos de Brenta-

función de insinuación deliberada también de-be ser reconocida. La posición complementaria,que afirma que son precisamente las funcionescomunicativas de la insinuación y la incitaciónlos elementos esenciales del lenguaje, fue pro-puesta por Anton Marty.26 Marty ejerció tam-bién una importante influencia en Reinach y ensus colegas de la escuela fenomenológica deMunich, y las ideas originales y desafiantes queMarty propuso en su filosofía del lenguaje anti-ciparon elementos importantes de las actualesinvestigaciones sobre los universales cognitivosy lingüísticos. Para entender el pensamiento deMarty, sin embargo, es preciso decir algunas pa-labras sobre la “psicología descriptiva” de sumaestro Brentano.

Como se sabe, Brentano dividía todos losfenómenos mentales en tres categoría, (re)pre-sentaciones, juicios y fenómenos de amor yodio (la última categoría - que Marty llama lacategoría de “fenómenos de interés” - incluyeno sólo los sentimientos sino también los actosde la voluntad). Al igual que Husserl, Martypropone una teoría del significado lingüísticobasada en los actos, pero es una teoría que reto-ma directamente la división tripartita de Bren-tano de los actos mentales. Marty divide así to-das las formas lingüísticas (categoremáticas) enuna u otra de las tres clases de nombres, decla-raciones y lo que Marty llama “emotivos” o “ex-presiones que suscitan un interés”.27 Pero Martyhacía algo más que seguir los pasos de Brenta-

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no, que ya en 1885 en sus notas a las lecturassobre lógica había escrito lo siguiente:

A menudo hablar entra en oposición a actuar.Pero hablar es de suyo actuar. Una actividadmediante la cual se suscitan ciertos fenómenospsíquicos. En el pedido y en la orden la volun-tad de hacer algo. Los actos de preguntar y diri-girse a alguien o algo también entran aquí: losunos buscan determinar la voluntad de comu-nicar algo, los otros llaman la atención a algoque debe ser escuchado. (Interés) En el grito,un sentimiento, sea de dolor, de regocijo o deasombro. En la declaración queremos suscitarun juicio, etc.28

El mismo Marty en su obra de 1884 sobrelas oraciones sin sujeto llamó la atención a lafunción complementaria de la insinuación, esdecir, al hecho de que las palabras y las oracio-nes de una lengua pueden insinuar procesospsíquicos en el hablante (cf. esp.: 333ss). En suescrito de 1908, sin embargo, Marty retoma lavisión de Brentano:

Anunciar la vida psíquica de uno no es la únicani la primera cosa que se busca en el habla deli-berada. Lo primero que se busca es más bienuna cierta influencia o control de la vida psíqui-ca del oyente. El habla deliberada es un tipo es-pecial de acto, cuyo objetivo propio es suscitarciertos fenómenos psíquicos en otros seres. Conrespecto a esta intención, el anuncio de procesosdentro del hablante parece solamente un efecto

no, que ya en 1885 en sus notas a las lecturassobre lógica había escrito lo siguiente:

A menudo hablar entra en oposición a actuar.Pero hablar es de suyo actuar. Una actividadmediante la cual se suscitan ciertos fenómenospsíquicos. En el pedido y en la orden la volun-tad de hacer algo. Los actos de preguntar y diri-girse a alguien o algo también entran aquí: losunos buscan determinar la voluntad de comu-nicar algo, los otros llaman la atención a algoque debe ser escuchado. (Interés) En el grito,un sentimiento, sea de dolor, de regocijo o deasombro. En la declaración queremos suscitarun juicio, etc.28

El mismo Marty en su obra de 1884 sobrelas oraciones sin sujeto llamó la atención a lafunción complementaria de la insinuación, esdecir, al hecho de que las palabras y las oracio-nes de una lengua pueden insinuar procesospsíquicos en el hablante (cf. esp.: 333ss). En suescrito de 1908, sin embargo, Marty retoma lavisión de Brentano:

Anunciar la vida psíquica de uno no es la únicani la primera cosa que se busca en el habla deli-berada. Lo primero que se busca es más bienuna cierta influencia o control de la vida psíqui-ca del oyente. El habla deliberada es un tipo es-pecial de acto, cuyo objetivo propio es suscitarciertos fenómenos psíquicos en otros seres. Conrespecto a esta intención, el anuncio de procesosdentro del hablante parece solamente un efecto

no, que ya en 1885 en sus notas a las lecturassobre lógica había escrito lo siguiente:

A menudo hablar entra en oposición a actuar.Pero hablar es de suyo actuar. Una actividadmediante la cual se suscitan ciertos fenómenospsíquicos. En el pedido y en la orden la volun-tad de hacer algo. Los actos de preguntar y diri-girse a alguien o algo también entran aquí: losunos buscan determinar la voluntad de comu-nicar algo, los otros llaman la atención a algoque debe ser escuchado. (Interés) En el grito,un sentimiento, sea de dolor, de regocijo o deasombro. En la declaración queremos suscitarun juicio, etc.28

El mismo Marty en su obra de 1884 sobrelas oraciones sin sujeto llamó la atención a lafunción complementaria de la insinuación, esdecir, al hecho de que las palabras y las oracio-nes de una lengua pueden insinuar procesospsíquicos en el hablante (cf. esp.: 333ss). En suescrito de 1908, sin embargo, Marty retoma lavisión de Brentano:

Anunciar la vida psíquica de uno no es la únicani la primera cosa que se busca en el habla deli-berada. Lo primero que se busca es más bienuna cierta influencia o control de la vida psíqui-ca del oyente. El habla deliberada es un tipo es-pecial de acto, cuyo objetivo propio es suscitarciertos fenómenos psíquicos en otros seres. Conrespecto a esta intención, el anuncio de procesosdentro del hablante parece solamente un efecto

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colateral [párergon] (1908: 284, el énfasis esmío).

Si ahora definimos el significado de unaexpresión lingüística como “lo que se busca pri-meramente en su uso”, se sigue que una decla-ración, para Marty, “tiene el significado de des-pertar (insinuar, suscitar por sugerencia) en eloyente un juicio de cierto tipo”. “La declaraciónsignifica que el oyente debe emitir un juicio encierta forma” (op. .cit.: 286, 288).

Pero además, esta intención debe ser cum-plida no causalmente (por medios naturales) si-no lingüísticamente. La primera intención delhablante radica en generar en el oyente un jui-cio análogo a lo que se expresa como regla en ladeclaración.29 La advertencia “como regla” sirvepara restringir evocaciones relevantes de aque-llas que reflejan la estructura gramatical de lalengua utilizada. Pero sirve también para per-mitir que la realización de esta intención pri-maria no presupone necesariamente la com-prensión de la declaración. Es suficiente que eloyente tenga una representación del contenidocuyo juicio real suele ser generado por la decla-ración. De esta forma, puedo entender una de-claración aun si veo en ella una mentira, y pue-de hablar de entender una oración aun si no sési se trata del enunciado real de una persona de-terminada. Todo lo que se necesita es la cons-ciencia de que el enunciado normalmente sus-cita un juicio de un tipo determinado (o, en el

colateral [párergon] (1908: 284, el énfasis esmío).

Si ahora definimos el significado de unaexpresión lingüística como “lo que se busca pri-meramente en su uso”, se sigue que una decla-ración, para Marty, “tiene el significado de des-pertar (insinuar, suscitar por sugerencia) en eloyente un juicio de cierto tipo”. “La declaraciónsignifica que el oyente debe emitir un juicio encierta forma” (op. .cit.: 286, 288).

Pero además, esta intención debe ser cum-plida no causalmente (por medios naturales) si-no lingüísticamente. La primera intención delhablante radica en generar en el oyente un jui-cio análogo a lo que se expresa como regla en ladeclaración.29 La advertencia “como regla” sirvepara restringir evocaciones relevantes de aque-llas que reflejan la estructura gramatical de lalengua utilizada. Pero sirve también para per-mitir que la realización de esta intención pri-maria no presupone necesariamente la com-prensión de la declaración. Es suficiente que eloyente tenga una representación del contenidocuyo juicio real suele ser generado por la decla-ración. De esta forma, puedo entender una de-claración aun si veo en ella una mentira, y pue-de hablar de entender una oración aun si no sési se trata del enunciado real de una persona de-terminada. Todo lo que se necesita es la cons-ciencia de que el enunciado normalmente sus-cita un juicio de un tipo determinado (o, en el

colateral [párergon] (1908: 284, el énfasis esmío).

Si ahora definimos el significado de unaexpresión lingüística como “lo que se busca pri-meramente en su uso”, se sigue que una decla-ración, para Marty, “tiene el significado de des-pertar (insinuar, suscitar por sugerencia) en eloyente un juicio de cierto tipo”. “La declaraciónsignifica que el oyente debe emitir un juicio encierta forma” (op. .cit.: 286, 288).

Pero además, esta intención debe ser cum-plida no causalmente (por medios naturales) si-no lingüísticamente. La primera intención delhablante radica en generar en el oyente un jui-cio análogo a lo que se expresa como regla en ladeclaración.29 La advertencia “como regla” sirvepara restringir evocaciones relevantes de aque-llas que reflejan la estructura gramatical de lalengua utilizada. Pero sirve también para per-mitir que la realización de esta intención pri-maria no presupone necesariamente la com-prensión de la declaración. Es suficiente que eloyente tenga una representación del contenidocuyo juicio real suele ser generado por la decla-ración. De esta forma, puedo entender una de-claración aun si veo en ella una mentira, y pue-de hablar de entender una oración aun si no sési se trata del enunciado real de una persona de-terminada. Todo lo que se necesita es la cons-ciencia de que el enunciado normalmente sus-cita un juicio de un tipo determinado (o, en el

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caso de un enunciado que suscita un interés,una emoción o un acto de la voluntad).30

En defensa de su teoría Marty critica la ob-jetivización de los pedidos, las preguntas, lasórdenes, tal como lo propone Husserl en sus In-vestigaciones Lógicas. En particular llama laatención al hecho de que las órdenes, los pedi-dos, etc., adquieren en la teoría de Husserl elcarácter de expresiones ocasionales:

Para Husserl, una orden, un pedido, sería unadeclaración […] que para ser interpretada re-queriría el apoyo de su contexto similar al quenecesitan, por ejemplo, los pronombres. Perso-nales y demostrativos […] en cada caso seríapreciso decidir a partir de las circunstancias dequién emite una orden y para quién va dirigida.El orden sin embargo sería una declaración, deque la orden está ocurriendo. (1980: 369).31

Esto, sin embargo, tiene como consecuen-cia que, para entender el significado de una or-den, se necesitan hechos pertinentes a las expe-riencias mentales específicas del sujeto que or-dena, hecho s que seguramente no siempre sonrelevantes para el asunto en cuestión.

El alcance del trabajo de Marty es impre-sionante. Estudia los usos del lenguaje en laspreguntas, las quejas, los sermones, los pedidos,las órdenes, las recomendaciones, las amenazas,las alabanzas, etc. (1908: 364s). Reconoce ade-más la dimensión étnica de sus “emotivos”, perode tal manera que todo lo que tiene que decir serefiere siempre al nivel de la psicología. De esta

caso de un enunciado que suscita un interés,una emoción o un acto de la voluntad).30

En defensa de su teoría Marty critica la ob-jetivización de los pedidos, las preguntas, lasórdenes, tal como lo propone Husserl en sus In-vestigaciones Lógicas. En particular llama laatención al hecho de que las órdenes, los pedi-dos, etc., adquieren en la teoría de Husserl elcarácter de expresiones ocasionales:

Para Husserl, una orden, un pedido, sería unadeclaración […] que para ser interpretada re-queriría el apoyo de su contexto similar al quenecesitan, por ejemplo, los pronombres. Perso-nales y demostrativos […] en cada caso seríapreciso decidir a partir de las circunstancias dequién emite una orden y para quién va dirigida.El orden sin embargo sería una declaración, deque la orden está ocurriendo. (1980: 369).31

Esto, sin embargo, tiene como consecuen-cia que, para entender el significado de una or-den, se necesitan hechos pertinentes a las expe-riencias mentales específicas del sujeto que or-dena, hecho s que seguramente no siempre sonrelevantes para el asunto en cuestión.

El alcance del trabajo de Marty es impre-sionante. Estudia los usos del lenguaje en laspreguntas, las quejas, los sermones, los pedidos,las órdenes, las recomendaciones, las amenazas,las alabanzas, etc. (1908: 364s). Reconoce ade-más la dimensión étnica de sus “emotivos”, perode tal manera que todo lo que tiene que decir serefiere siempre al nivel de la psicología. De esta

caso de un enunciado que suscita un interés,una emoción o un acto de la voluntad).30

En defensa de su teoría Marty critica la ob-jetivización de los pedidos, las preguntas, lasórdenes, tal como lo propone Husserl en sus In-vestigaciones Lógicas. En particular llama laatención al hecho de que las órdenes, los pedi-dos, etc., adquieren en la teoría de Husserl elcarácter de expresiones ocasionales:

Para Husserl, una orden, un pedido, sería unadeclaración […] que para ser interpretada re-queriría el apoyo de su contexto similar al quenecesitan, por ejemplo, los pronombres. Perso-nales y demostrativos […] en cada caso seríapreciso decidir a partir de las circunstancias dequién emite una orden y para quién va dirigida.El orden sin embargo sería una declaración, deque la orden está ocurriendo. (1980: 369).31

Esto, sin embargo, tiene como consecuen-cia que, para entender el significado de una or-den, se necesitan hechos pertinentes a las expe-riencias mentales específicas del sujeto que or-dena, hecho s que seguramente no siempre sonrelevantes para el asunto en cuestión.

El alcance del trabajo de Marty es impre-sionante. Estudia los usos del lenguaje en laspreguntas, las quejas, los sermones, los pedidos,las órdenes, las recomendaciones, las amenazas,las alabanzas, etc. (1908: 364s). Reconoce ade-más la dimensión étnica de sus “emotivos”, perode tal manera que todo lo que tiene que decir serefiere siempre al nivel de la psicología. De esta

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forma, distingue los casos donde un uso de tudebe tiene la intención de despertar en el oyenteun acto de la voluntad, de los casos en que tienela intención de hacer que sienta que algo esbueno o mal en el sentido ético (op. cit.: 376).No logra comprender el aspecto legal o cuasi-legal que involucran los usos del lenguaje y notiene distingue entre lo que más tarde se llama-rían actos ‘ilocucionarios’ y ‘perlocuciona-rios’.32 Marty al parecer no reconoce la asocia-ción de (ciertos) enunciados lingüísticos conformas tales como los reclamos y las obligacio-nes. Y por lo tanto, su obra no discute en nin-gún momento fenómenos como la promesa.Con respecto a las órdenes, de igual manera,deja de lado el papel crucial que juega el factorextralingüístico y extrasicológico de la autori-dad.33 En fin, no hace justicia a los fenómenosde la acción lingüística en todos sus aspectos.34

Y sus contribuciones a nuestra comprensión dedichos fenómenos se limitan a ideas parcialesque no se conjugan en una teoría unificada co-mo la que encontramos en la obra de Reinach,Austin o Searle.

En su revisión de 1909 de las Untersuchun-gen de Marty, Bühler señala otras falencias de suobra. Esta revisión fue transcrita toda por Hus-serl en un manuscrito de 1910.35

Bühler retoma la propuesta de que una di-mensión de Darstellung es indispensable si que-remos explicar aquellos usos no insignificantesdel lenguaje que tienen lugar “en la vida solita-ria del espíritu”:

forma, distingue los casos donde un uso de tudebe tiene la intención de despertar en el oyenteun acto de la voluntad, de los casos en que tienela intención de hacer que sienta que algo esbueno o mal en el sentido ético (op. cit.: 376).No logra comprender el aspecto legal o cuasi-legal que involucran los usos del lenguaje y notiene distingue entre lo que más tarde se llama-rían actos ‘ilocucionarios’ y ‘perlocuciona-rios’.32 Marty al parecer no reconoce la asocia-ción de (ciertos) enunciados lingüísticos conformas tales como los reclamos y las obligacio-nes. Y por lo tanto, su obra no discute en nin-gún momento fenómenos como la promesa.Con respecto a las órdenes, de igual manera,deja de lado el papel crucial que juega el factorextralingüístico y extrasicológico de la autori-dad.33 En fin, no hace justicia a los fenómenosde la acción lingüística en todos sus aspectos.34

Y sus contribuciones a nuestra comprensión dedichos fenómenos se limitan a ideas parcialesque no se conjugan en una teoría unificada co-mo la que encontramos en la obra de Reinach,Austin o Searle.

En su revisión de 1909 de las Untersuchun-gen de Marty, Bühler señala otras falencias de suobra. Esta revisión fue transcrita toda por Hus-serl en un manuscrito de 1910.35

Bühler retoma la propuesta de que una di-mensión de Darstellung es indispensable si que-remos explicar aquellos usos no insignificantesdel lenguaje que tienen lugar “en la vida solita-ria del espíritu”:

forma, distingue los casos donde un uso de tudebe tiene la intención de despertar en el oyenteun acto de la voluntad, de los casos en que tienela intención de hacer que sienta que algo esbueno o mal en el sentido ético (op. cit.: 376).No logra comprender el aspecto legal o cuasi-legal que involucran los usos del lenguaje y notiene distingue entre lo que más tarde se llama-rían actos ‘ilocucionarios’ y ‘perlocuciona-rios’.32 Marty al parecer no reconoce la asocia-ción de (ciertos) enunciados lingüísticos conformas tales como los reclamos y las obligacio-nes. Y por lo tanto, su obra no discute en nin-gún momento fenómenos como la promesa.Con respecto a las órdenes, de igual manera,deja de lado el papel crucial que juega el factorextralingüístico y extrasicológico de la autori-dad.33 En fin, no hace justicia a los fenómenosde la acción lingüística en todos sus aspectos.34

Y sus contribuciones a nuestra comprensión dedichos fenómenos se limitan a ideas parcialesque no se conjugan en una teoría unificada co-mo la que encontramos en la obra de Reinach,Austin o Searle.

En su revisión de 1909 de las Untersuchun-gen de Marty, Bühler señala otras falencias de suobra. Esta revisión fue transcrita toda por Hus-serl en un manuscrito de 1910.35

Bühler retoma la propuesta de que una di-mensión de Darstellung es indispensable si que-remos explicar aquellos usos no insignificantesdel lenguaje que tienen lugar “en la vida solita-ria del espíritu”:

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A la pregunta de qué significado tiene una uni-dad lingüística, [Marty] responde así: tiene tal ocual intención de influir […]. Sin embargo, sesigue como consecuencia de que se debe acep-tar la tesis de que en todos los casos donde laprimera intención del hablante no es ni influirni expresar algo, entonces debe haber otra fun-ción nueva del lenguaje (Bühler 1909: 964s).

Bühler está listo para aceptar lo que seconvierte en una enmienda de la teoría husser-liana a efecto de que ciertas palabras - sin em-bargo, aunque y otras semejantes - no tienenuna función representativa de Darstellung, sinoque pueden ser entendidas sólo en términos deinsinuación [Kundgebung] (op. cit.: 967). Sinembargo, parece que Husserl podría responderseñalando que dichas palabras también tienenuna función en la “vida solitaria del espíritu”,donde no puede haber insinuación.

A pesar del papel esencial que juega en suteoría la idea de Darstellung o representación,Bühler concuerda con Marty en su crítica a lateoría representacional de Husserl en torno alsignificado lingüístico. Como hemos visto,Husserl ha dicho que si bien p y Yo juzgo que ptienen diferentes condiciones veritativas, no escierto que p? y Yo pregunto si p. Marty objetaque la razón por la que p? y Yo pregunto si p nopueden tener condiciones veritativas diferenteses porque la primera no tienen ninguna condi-ción veritativa (cf. 1908: 380). Marty, como he-mos visto, concluye que las oraciones expresan

A la pregunta de qué significado tiene una uni-dad lingüística, [Marty] responde así: tiene tal ocual intención de influir […]. Sin embargo, sesigue como consecuencia de que se debe acep-tar la tesis de que en todos los casos donde laprimera intención del hablante no es ni influirni expresar algo, entonces debe haber otra fun-ción nueva del lenguaje (Bühler 1909: 964s).

Bühler está listo para aceptar lo que seconvierte en una enmienda de la teoría husser-liana a efecto de que ciertas palabras - sin em-bargo, aunque y otras semejantes - no tienenuna función representativa de Darstellung, sinoque pueden ser entendidas sólo en términos deinsinuación [Kundgebung] (op. cit.: 967). Sinembargo, parece que Husserl podría responderseñalando que dichas palabras también tienenuna función en la “vida solitaria del espíritu”,donde no puede haber insinuación.

A pesar del papel esencial que juega en suteoría la idea de Darstellung o representación,Bühler concuerda con Marty en su crítica a lateoría representacional de Husserl en torno alsignificado lingüístico. Como hemos visto,Husserl ha dicho que si bien p y Yo juzgo que ptienen diferentes condiciones veritativas, no escierto que p? y Yo pregunto si p. Marty objetaque la razón por la que p? y Yo pregunto si p nopueden tener condiciones veritativas diferenteses porque la primera no tienen ninguna condi-ción veritativa (cf. 1908: 380). Marty, como he-mos visto, concluye que las oraciones expresan

A la pregunta de qué significado tiene una uni-dad lingüística, [Marty] responde así: tiene tal ocual intención de influir […]. Sin embargo, sesigue como consecuencia de que se debe acep-tar la tesis de que en todos los casos donde laprimera intención del hablante no es ni influirni expresar algo, entonces debe haber otra fun-ción nueva del lenguaje (Bühler 1909: 964s).

Bühler está listo para aceptar lo que seconvierte en una enmienda de la teoría husser-liana a efecto de que ciertas palabras - sin em-bargo, aunque y otras semejantes - no tienenuna función representativa de Darstellung, sinoque pueden ser entendidas sólo en términos deinsinuación [Kundgebung] (op. cit.: 967). Sinembargo, parece que Husserl podría responderseñalando que dichas palabras también tienenuna función en la “vida solitaria del espíritu”,donde no puede haber insinuación.

A pesar del papel esencial que juega en suteoría la idea de Darstellung o representación,Bühler concuerda con Marty en su crítica a lateoría representacional de Husserl en torno alsignificado lingüístico. Como hemos visto,Husserl ha dicho que si bien p y Yo juzgo que ptienen diferentes condiciones veritativas, no escierto que p? y Yo pregunto si p. Marty objetaque la razón por la que p? y Yo pregunto si p nopueden tener condiciones veritativas diferenteses porque la primera no tienen ninguna condi-ción veritativa (cf. 1908: 380). Marty, como he-mos visto, concluye que las oraciones expresan

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cuestiones, deseos, órdenes, etc., no representansino que más bien insinúan actos del hablante yejercen una influencia determinada en el oyen-te. Bühler está listo ahora para admitir que “es-ta explicación finalmente resuelve todas las difi-cultades”:

¿por qué no debe haber oraciones que no ten-gan una función representacional? Si ya hemosaceptado que hay palabras de las cuales esto escierto, entonces también es posible que ocurralo mismo con las oraciones (1909: 973).

Bühler todavía considera necesario, sinembargo, interpelar la base psicológica del en-foque de Marty. Por lo tanto, señala que a me-nudo comprendemos los objetos o los estadosde cosas representados por un hablante directa-mente, es decir, sin pasar por el desvío de refle-xionar sobre su vida mental (op. cit.: 966). Ade-más, se expresa en contra de la presuposición dela teoría de Marty en el sentido de que los emo-tivos siempre se relacionan directamente conciertos procesos mentales, ciertos “fenómenosde interés” en el oyente, y sólo indirectamentecon acciones que puede realizar (objeción quede muchas maneras es complementaria con laobjeción del mismo Marty a la teoría “ocasio-nal” antes mencionada). En palabras de Bühler:

El mismo Marty sostiene la objeción deque el propósito de ciertas órdenes claramentese basa en ciertas experiencias del oyente sinomás bien en efectos que va más allá del oyente.

cuestiones, deseos, órdenes, etc., no representansino que más bien insinúan actos del hablante yejercen una influencia determinada en el oyen-te. Bühler está listo ahora para admitir que “es-ta explicación finalmente resuelve todas las difi-cultades”:

¿por qué no debe haber oraciones que no ten-gan una función representacional? Si ya hemosaceptado que hay palabras de las cuales esto escierto, entonces también es posible que ocurralo mismo con las oraciones (1909: 973).

Bühler todavía considera necesario, sinembargo, interpelar la base psicológica del en-foque de Marty. Por lo tanto, señala que a me-nudo comprendemos los objetos o los estadosde cosas representados por un hablante directa-mente, es decir, sin pasar por el desvío de refle-xionar sobre su vida mental (op. cit.: 966). Ade-más, se expresa en contra de la presuposición dela teoría de Marty en el sentido de que los emo-tivos siempre se relacionan directamente conciertos procesos mentales, ciertos “fenómenosde interés” en el oyente, y sólo indirectamentecon acciones que puede realizar (objeción quede muchas maneras es complementaria con laobjeción del mismo Marty a la teoría “ocasio-nal” antes mencionada). En palabras de Bühler:

El mismo Marty sostiene la objeción deque el propósito de ciertas órdenes claramentese basa en ciertas experiencias del oyente sinomás bien en efectos que va más allá del oyente.

cuestiones, deseos, órdenes, etc., no representansino que más bien insinúan actos del hablante yejercen una influencia determinada en el oyen-te. Bühler está listo ahora para admitir que “es-ta explicación finalmente resuelve todas las difi-cultades”:

¿por qué no debe haber oraciones que no ten-gan una función representacional? Si ya hemosaceptado que hay palabras de las cuales esto escierto, entonces también es posible que ocurralo mismo con las oraciones (1909: 973).

Bühler todavía considera necesario, sinembargo, interpelar la base psicológica del en-foque de Marty. Por lo tanto, señala que a me-nudo comprendemos los objetos o los estadosde cosas representados por un hablante directa-mente, es decir, sin pasar por el desvío de refle-xionar sobre su vida mental (op. cit.: 966). Ade-más, se expresa en contra de la presuposición dela teoría de Marty en el sentido de que los emo-tivos siempre se relacionan directamente conciertos procesos mentales, ciertos “fenómenosde interés” en el oyente, y sólo indirectamentecon acciones que puede realizar (objeción quede muchas maneras es complementaria con laobjeción del mismo Marty a la teoría “ocasio-nal” antes mencionada). En palabras de Bühler:

El mismo Marty sostiene la objeción deque el propósito de ciertas órdenes claramentese basa en ciertas experiencias del oyente sinomás bien en efectos que va más allá del oyente.

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“Quien quiera que emita una orden como ‘¡ha-bla más alto!’ no está preocupado de que la per-sona a quien se dirige tenga la inclinación y lavoluntad de hablar más alto. Basta que lo haga.(Marty: 365)” Pero Marty no aceptará esta ob-jeción: acude a la explicación de que lo que unohace generalmente es lo que uno quiere hacer(op. cit.: 970).

6. Adolf Reinach: La teoría de los actos sociales

La teoría de Reinach de los actos socialesse desarrolló a través de una combinación deuna lógica, ontología, psicología y teoría dellenguaje tomadas en Husserl, con algunas ideasextraídas de Marty y Daubert y sus colegas deMunich. Sin embargo, jugó también un papelimportante - especialmente con relación al tra-tamiento que hace Reinach del carácter de ac-ción que tiene el lenguaje y de las modificacio-nes o instancias derivativas o no estándares delos actos sociales - el hecho de que Reinach ha-bía estudiado Derecho.36 Me concentraré aquíen la explicación que ofrece Reinach del acto deprometer, ya que es con respecto a dicho actoque se vuelven más evidentes las inadecuacio-nes de las antiguas teorías del significado lin-güístico basadas en los actos.

En las explicaciones tradicionales (porejemplo, de Hume), el acto de prometer es vistocomo la expresión de un acto de la voluntad ocomo la declaración de una intención de actuaren beneficio de la parte en cuyo favor se hace la

“Quien quiera que emita una orden como ‘¡ha-bla más alto!’ no está preocupado de que la per-sona a quien se dirige tenga la inclinación y lavoluntad de hablar más alto. Basta que lo haga.(Marty: 365)” Pero Marty no aceptará esta ob-jeción: acude a la explicación de que lo que unohace generalmente es lo que uno quiere hacer(op. cit.: 970).

6. Adolf Reinach: La teoría de los actos sociales

La teoría de Reinach de los actos socialesse desarrolló a través de una combinación deuna lógica, ontología, psicología y teoría dellenguaje tomadas en Husserl, con algunas ideasextraídas de Marty y Daubert y sus colegas deMunich. Sin embargo, jugó también un papelimportante - especialmente con relación al tra-tamiento que hace Reinach del carácter de ac-ción que tiene el lenguaje y de las modificacio-nes o instancias derivativas o no estándares delos actos sociales - el hecho de que Reinach ha-bía estudiado Derecho.36 Me concentraré aquíen la explicación que ofrece Reinach del acto deprometer, ya que es con respecto a dicho actoque se vuelven más evidentes las inadecuacio-nes de las antiguas teorías del significado lin-güístico basadas en los actos.

En las explicaciones tradicionales (porejemplo, de Hume), el acto de prometer es vistocomo la expresión de un acto de la voluntad ocomo la declaración de una intención de actuaren beneficio de la parte en cuyo favor se hace la

“Quien quiera que emita una orden como ‘¡ha-bla más alto!’ no está preocupado de que la per-sona a quien se dirige tenga la inclinación y lavoluntad de hablar más alto. Basta que lo haga.(Marty: 365)” Pero Marty no aceptará esta ob-jeción: acude a la explicación de que lo que unohace generalmente es lo que uno quiere hacer(op. cit.: 970).

6. Adolf Reinach: La teoría de los actos sociales

La teoría de Reinach de los actos socialesse desarrolló a través de una combinación deuna lógica, ontología, psicología y teoría dellenguaje tomadas en Husserl, con algunas ideasextraídas de Marty y Daubert y sus colegas deMunich. Sin embargo, jugó también un papelimportante - especialmente con relación al tra-tamiento que hace Reinach del carácter de ac-ción que tiene el lenguaje y de las modificacio-nes o instancias derivativas o no estándares delos actos sociales - el hecho de que Reinach ha-bía estudiado Derecho.36 Me concentraré aquíen la explicación que ofrece Reinach del acto deprometer, ya que es con respecto a dicho actoque se vuelven más evidentes las inadecuacio-nes de las antiguas teorías del significado lin-güístico basadas en los actos.

En las explicaciones tradicionales (porejemplo, de Hume), el acto de prometer es vistocomo la expresión de un acto de la voluntad ocomo la declaración de una intención de actuaren beneficio de la parte en cuyo favor se hace la

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declaración. La inadecuación más obvia de estaexplicación es que no explica el problema de có-mo un enunciado de este tipo puede dar origena una obligación y un reclamo mutuamente re-lacionados de parte del que promete y el benefi-ciario de la promesa. La pura intención de haceralgo tiene, después de todo, ninguna consecuen-cia cuasi-legal de este tipo, y es difícil ver porqué las cosas deban ser distintas cuando pensa-mos que esta intención se expresa en la lengua.

Tanto prometer como comunicar la inten-ción de hacer algo, según Reinach, pertenecen ala categoría de lo que llama actos “espontá-neos”, es decir, actos que implica que un sujetoproduce algo dentro de su propia esfera psíqui-ca, a diferencia de las experiencias pasivas de,digamos, sentir un dolor o escuchar una explo-sión (1913: 706). Ciertos tipos específicos deacto espontaneo son tales que requieren necesa-riamente un enunciado lingüístico o algunaotra realización no natural (gobernada por re-glas). Esto no es válido para los actos de juzgary decidir, ni siquiera para el acto de perdonar,pero sí para los actos de disculparse, ordenar,acusar. Por lo tanto, podemos dividir los actosespontáneos en os clases, que podríamos llamarinterna y externa, según si la expresión mani-fiesta del acto es un momento separable o inse-parable de una totalidad compleja y relevante37.

Los actos se dividen además en auto-diri-gibles y no auto-dirigibles (más tarde Reinachlos llamaría dirigidos por otros o “fremdperso-nal”). Los actos auto-dirigibles son tales que el

declaración. La inadecuación más obvia de estaexplicación es que no explica el problema de có-mo un enunciado de este tipo puede dar origena una obligación y un reclamo mutuamente re-lacionados de parte del que promete y el benefi-ciario de la promesa. La pura intención de haceralgo tiene, después de todo, ninguna consecuen-cia cuasi-legal de este tipo, y es difícil ver porqué las cosas deban ser distintas cuando pensa-mos que esta intención se expresa en la lengua.

Tanto prometer como comunicar la inten-ción de hacer algo, según Reinach, pertenecen ala categoría de lo que llama actos “espontá-neos”, es decir, actos que implica que un sujetoproduce algo dentro de su propia esfera psíqui-ca, a diferencia de las experiencias pasivas de,digamos, sentir un dolor o escuchar una explo-sión (1913: 706). Ciertos tipos específicos deacto espontaneo son tales que requieren necesa-riamente un enunciado lingüístico o algunaotra realización no natural (gobernada por re-glas). Esto no es válido para los actos de juzgary decidir, ni siquiera para el acto de perdonar,pero sí para los actos de disculparse, ordenar,acusar. Por lo tanto, podemos dividir los actosespontáneos en os clases, que podríamos llamarinterna y externa, según si la expresión mani-fiesta del acto es un momento separable o inse-parable de una totalidad compleja y relevante37.

Los actos se dividen además en auto-diri-gibles y no auto-dirigibles (más tarde Reinachlos llamaría dirigidos por otros o “fremdperso-nal”). Los actos auto-dirigibles son tales que el

declaración. La inadecuación más obvia de estaexplicación es que no explica el problema de có-mo un enunciado de este tipo puede dar origena una obligación y un reclamo mutuamente re-lacionados de parte del que promete y el benefi-ciario de la promesa. La pura intención de haceralgo tiene, después de todo, ninguna consecuen-cia cuasi-legal de este tipo, y es difícil ver porqué las cosas deban ser distintas cuando pensa-mos que esta intención se expresa en la lengua.

Tanto prometer como comunicar la inten-ción de hacer algo, según Reinach, pertenecen ala categoría de lo que llama actos “espontá-neos”, es decir, actos que implica que un sujetoproduce algo dentro de su propia esfera psíqui-ca, a diferencia de las experiencias pasivas de,digamos, sentir un dolor o escuchar una explo-sión (1913: 706). Ciertos tipos específicos deacto espontaneo son tales que requieren necesa-riamente un enunciado lingüístico o algunaotra realización no natural (gobernada por re-glas). Esto no es válido para los actos de juzgary decidir, ni siquiera para el acto de perdonar,pero sí para los actos de disculparse, ordenar,acusar. Por lo tanto, podemos dividir los actosespontáneos en os clases, que podríamos llamarinterna y externa, según si la expresión mani-fiesta del acto es un momento separable o inse-parable de una totalidad compleja y relevante37.

Los actos se dividen además en auto-diri-gibles y no auto-dirigibles (más tarde Reinachlos llamaría dirigidos por otros o “fremdperso-nal”). Los actos auto-dirigibles son tales que el

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sujeto hacia quienes están dirigidos puede seridéntico al sujeto del acto (como en los casos deauto compasión, odio a sí mismo, etc.). Porotro lado, los segundos exigen un sujeto extra-ño, un sujeto distinto al que actúa, hacia quienestán dirigidos (ya sea interna o externamente).

Una peculiaridad de ciertos actos que ma-nifiestan las propiedades de ser externos y noauto-dirigibles es que dichos actos son tales queel enunciado relevante necesariamente no sólodebe estar dirigido hacia sino también registra-do o comprendido por el sujeto en cuestión:una orden debe ser recibida y entendida poraquellos a quienes está dirigida (algo que no seaplica, por ejemplo, a un acto como la bendi-ción, el perdón o la maldición). Es decir queuna orden.

Es una acción del sujeto para la cual es esencialno sólo su espontaneidad y su intencionalidadsino también el hecho de estar dirigida haciaotros sujetos y la necesidad de ser comprendidapor dichos sujetos. Lo que hemos dicho de lasórdenes es válido también para los pedidos, lasamonestaciones, las preguntas, las informacio-nes, las respuestas y muchos otros actos. Todosson actos sociales que, en su ejecución, son en-viados por aquel que los ejecuta hacia otro suje-to para que puedan penetrar en su mente [ei-nem anderen zugeworfen, um sich in seine See-le einzuhaken]38 (1913: 707).

Lo importante de una acción de este tipoes que no está dividida en la ejecución autosufi-

sujeto hacia quienes están dirigidos puede seridéntico al sujeto del acto (como en los casos deauto compasión, odio a sí mismo, etc.). Porotro lado, los segundos exigen un sujeto extra-ño, un sujeto distinto al que actúa, hacia quienestán dirigidos (ya sea interna o externamente).

Una peculiaridad de ciertos actos que ma-nifiestan las propiedades de ser externos y noauto-dirigibles es que dichos actos son tales queel enunciado relevante necesariamente no sólodebe estar dirigido hacia sino también registra-do o comprendido por el sujeto en cuestión:una orden debe ser recibida y entendida poraquellos a quienes está dirigida (algo que no seaplica, por ejemplo, a un acto como la bendi-ción, el perdón o la maldición). Es decir queuna orden.

Es una acción del sujeto para la cual es esencialno sólo su espontaneidad y su intencionalidadsino también el hecho de estar dirigida haciaotros sujetos y la necesidad de ser comprendidapor dichos sujetos. Lo que hemos dicho de lasórdenes es válido también para los pedidos, lasamonestaciones, las preguntas, las informacio-nes, las respuestas y muchos otros actos. Todosson actos sociales que, en su ejecución, son en-viados por aquel que los ejecuta hacia otro suje-to para que puedan penetrar en su mente [ei-nem anderen zugeworfen, um sich in seine See-le einzuhaken]38 (1913: 707).

Lo importante de una acción de este tipoes que no está dividida en la ejecución autosufi-

sujeto hacia quienes están dirigidos puede seridéntico al sujeto del acto (como en los casos deauto compasión, odio a sí mismo, etc.). Porotro lado, los segundos exigen un sujeto extra-ño, un sujeto distinto al que actúa, hacia quienestán dirigidos (ya sea interna o externamente).

Una peculiaridad de ciertos actos que ma-nifiestan las propiedades de ser externos y noauto-dirigibles es que dichos actos son tales queel enunciado relevante necesariamente no sólodebe estar dirigido hacia sino también registra-do o comprendido por el sujeto en cuestión:una orden debe ser recibida y entendida poraquellos a quienes está dirigida (algo que no seaplica, por ejemplo, a un acto como la bendi-ción, el perdón o la maldición). Es decir queuna orden.

Es una acción del sujeto para la cual es esencialno sólo su espontaneidad y su intencionalidadsino también el hecho de estar dirigida haciaotros sujetos y la necesidad de ser comprendidapor dichos sujetos. Lo que hemos dicho de lasórdenes es válido también para los pedidos, lasamonestaciones, las preguntas, las informacio-nes, las respuestas y muchos otros actos. Todosson actos sociales que, en su ejecución, son en-viados por aquel que los ejecuta hacia otro suje-to para que puedan penetrar en su mente [ei-nem anderen zugeworfen, um sich in seine See-le einzuhaken]38 (1913: 707).

Lo importante de una acción de este tipoes que no está dividida en la ejecución autosufi-

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ciente de un acto y una declaración accidental[Konstatierung]; sino más bien constituye unaunidad interna de ejecución y enunciación deli-berada. La experiencia aquí es imposible por laausencia del enunciado. Y por su parte el enun-ciado no es algo añadido como un extra inci-dental sino que está al servicio del acto social yes necesario para que cumpla su función anun-ciativa [kundgebende Funktion]. Ciertamenteexisten declaraciones incidentales que tienenque ver con actos sociales: “Acabé de dar la or-den”. Pero estas declaraciones se relacionan en-tonces con todo el acto social, con su aspectoexterno (op. cit.: 708).

Entonces, los actos sociales, tanto paraReinach como para Reid, involucran.

actividades de la mente que no sólo encuentranen las palabras su expresión accidental y suple-mentaria, pero que logran expresarse en el mis-mo acto del habla, del cual es característico quese anuncien a otros por medio de esta o algunaapariencia externa similar (op. cit:. 728).

La cercanía con Austin y otros teóricosposteriores de los actos de habla es inequívoca.Una promesa no puede ser la expresión o insi-nuación de un acto de la voluntad o de una in-tención, porque los actos que están detrás deuna promesa son tales que simplemente nopueden existir fuera de una totalidad de este ti-po. E igualmente, no hay ninguna experienciamental independiente y autocontenida que se

ciente de un acto y una declaración accidental[Konstatierung]; sino más bien constituye unaunidad interna de ejecución y enunciación deli-berada. La experiencia aquí es imposible por laausencia del enunciado. Y por su parte el enun-ciado no es algo añadido como un extra inci-dental sino que está al servicio del acto social yes necesario para que cumpla su función anun-ciativa [kundgebende Funktion]. Ciertamenteexisten declaraciones incidentales que tienenque ver con actos sociales: “Acabé de dar la or-den”. Pero estas declaraciones se relacionan en-tonces con todo el acto social, con su aspectoexterno (op. cit.: 708).

Entonces, los actos sociales, tanto paraReinach como para Reid, involucran.

actividades de la mente que no sólo encuentranen las palabras su expresión accidental y suple-mentaria, pero que logran expresarse en el mis-mo acto del habla, del cual es característico quese anuncien a otros por medio de esta o algunaapariencia externa similar (op. cit:. 728).

La cercanía con Austin y otros teóricosposteriores de los actos de habla es inequívoca.Una promesa no puede ser la expresión o insi-nuación de un acto de la voluntad o de una in-tención, porque los actos que están detrás deuna promesa son tales que simplemente nopueden existir fuera de una totalidad de este ti-po. E igualmente, no hay ninguna experienciamental independiente y autocontenida que se

ciente de un acto y una declaración accidental[Konstatierung]; sino más bien constituye unaunidad interna de ejecución y enunciación deli-berada. La experiencia aquí es imposible por laausencia del enunciado. Y por su parte el enun-ciado no es algo añadido como un extra inci-dental sino que está al servicio del acto social yes necesario para que cumpla su función anun-ciativa [kundgebende Funktion]. Ciertamenteexisten declaraciones incidentales que tienenque ver con actos sociales: “Acabé de dar la or-den”. Pero estas declaraciones se relacionan en-tonces con todo el acto social, con su aspectoexterno (op. cit.: 708).

Entonces, los actos sociales, tanto paraReinach como para Reid, involucran.

actividades de la mente que no sólo encuentranen las palabras su expresión accidental y suple-mentaria, pero que logran expresarse en el mis-mo acto del habla, del cual es característico quese anuncien a otros por medio de esta o algunaapariencia externa similar (op. cit:. 728).

La cercanía con Austin y otros teóricosposteriores de los actos de habla es inequívoca.Una promesa no puede ser la expresión o insi-nuación de un acto de la voluntad o de una in-tención, porque los actos que están detrás deuna promesa son tales que simplemente nopueden existir fuera de una totalidad de este ti-po. E igualmente, no hay ninguna experienciamental independiente y autocontenida que se

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expresa de alguna forma al dar una orden. (Porende, a fortiori, un acto social no puede ser unsimple informe sobre dicha experiencia). Noobstante es cierto que los actos de prometer yordenar poseen no sólo una dimensión externade enunciación y ejecución sino también unadimensión interna: están asociados al campo delos actos mentales. Los fenómenos dados sontales que presuponen o se basan en estadosmentales apropiados, y también en estado deotros tipos39 - por ejemplo de autoridad.

Queda mucho por decir acerca de los dis-tintos aspectos de la teoría de los actos socialesde Reinach. Así por ejemplo, podríamos haberconsiderado su tratamiento de los actos condi-cionales,40 de actos vergonzosos, defectivos eincompletos, de actos realizados conjuntamente,y de ese tipo de actos sociales impersonales queencontramos en el caso de normas legalmenteemitidas. Como ya dijimos, la teoría de Reinachestá inserta dentro de una teoría mayor de lasformaciones legales (y éticas)41 en general y delas formas en que las esencias legales pueden lle-gar a modificarse en sus insinuaciones como re-sultado de las emisiones contingentes y pragmá-ticamente motivadas de la ley positiva. Sin em-bargo, no es nuestro propósito aquí entrar enestos aspectos del pensamiento de Reinach.

7. Estructuras a priori

Si el trabajo de Reinach ejerció una in-fluencia directa o indirecta en el desarrollo de la

expresa de alguna forma al dar una orden. (Porende, a fortiori, un acto social no puede ser unsimple informe sobre dicha experiencia). Noobstante es cierto que los actos de prometer yordenar poseen no sólo una dimensión externade enunciación y ejecución sino también unadimensión interna: están asociados al campo delos actos mentales. Los fenómenos dados sontales que presuponen o se basan en estadosmentales apropiados, y también en estado deotros tipos39 - por ejemplo de autoridad.

Queda mucho por decir acerca de los dis-tintos aspectos de la teoría de los actos socialesde Reinach. Así por ejemplo, podríamos haberconsiderado su tratamiento de los actos condi-cionales,40 de actos vergonzosos, defectivos eincompletos, de actos realizados conjuntamente,y de ese tipo de actos sociales impersonales queencontramos en el caso de normas legalmenteemitidas. Como ya dijimos, la teoría de Reinachestá inserta dentro de una teoría mayor de lasformaciones legales (y éticas)41 en general y delas formas en que las esencias legales pueden lle-gar a modificarse en sus insinuaciones como re-sultado de las emisiones contingentes y pragmá-ticamente motivadas de la ley positiva. Sin em-bargo, no es nuestro propósito aquí entrar enestos aspectos del pensamiento de Reinach.

7. Estructuras a priori

Si el trabajo de Reinach ejerció una in-fluencia directa o indirecta en el desarrollo de la

expresa de alguna forma al dar una orden. (Porende, a fortiori, un acto social no puede ser unsimple informe sobre dicha experiencia). Noobstante es cierto que los actos de prometer yordenar poseen no sólo una dimensión externade enunciación y ejecución sino también unadimensión interna: están asociados al campo delos actos mentales. Los fenómenos dados sontales que presuponen o se basan en estadosmentales apropiados, y también en estado deotros tipos39 - por ejemplo de autoridad.

Queda mucho por decir acerca de los dis-tintos aspectos de la teoría de los actos socialesde Reinach. Así por ejemplo, podríamos haberconsiderado su tratamiento de los actos condi-cionales,40 de actos vergonzosos, defectivos eincompletos, de actos realizados conjuntamente,y de ese tipo de actos sociales impersonales queencontramos en el caso de normas legalmenteemitidas. Como ya dijimos, la teoría de Reinachestá inserta dentro de una teoría mayor de lasformaciones legales (y éticas)41 en general y delas formas en que las esencias legales pueden lle-gar a modificarse en sus insinuaciones como re-sultado de las emisiones contingentes y pragmá-ticamente motivadas de la ley positiva. Sin em-bargo, no es nuestro propósito aquí entrar enestos aspectos del pensamiento de Reinach.

7. Estructuras a priori

Si el trabajo de Reinach ejerció una in-fluencia directa o indirecta en el desarrollo de la

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teoría de los actos de habla en Oxford es unasunto que no se ha zanjado aún.42 Lo más im-portante para nosotros es preguntarnos sobre laimportancia teórica de la teoría de Reinach. Alrespecto me gustaría sugerir que Reinach ha de-mostrado que existe una alternativa al supuestocomún de que el tratamiento filosófico de losactos de habla debe pertenecer exclusivamente ala esfera de la lógica y la filosofía del lenguaje.La obra de Reinach muestra que los actos dehabla y fenómenos relacionados con ellos pue-den ser tratados ontológicamente, de forma quepueden producir una teoría general de las es-tructuras dadas, una teoría que abarque en unsolo marco no sólo sus aspectos lingüísticos ylógicos sino también los momentos psicológi-cos, legales y teórico prácticos de los fenómenosen cuestión. Las promesas, las afirmaciones, lasobligaciones, etc., son, desde esta perspectiva,entidades especiales; forman parte de la materiadel mundo, y a diferencia de lo que muchos fi-lósofos analíticos habrían querido asumir, noson simples reflexiones de nuestras formas dehablar acerca de otras entidades más cotidianas.Desde la perspectiva de Reinach, la teoría de losactos de habla es una ciencia descriptiva de losfenómenos en cuestión.

Como afirma Brettler en su comparacióndel trabajo de Reinach y Austin:

Hay numerosos […] punto en los que la obrade Austin confirma al final las conclusiones deReinach, pero al contrario el aporte del primero

teoría de los actos de habla en Oxford es unasunto que no se ha zanjado aún.42 Lo más im-portante para nosotros es preguntarnos sobre laimportancia teórica de la teoría de Reinach. Alrespecto me gustaría sugerir que Reinach ha de-mostrado que existe una alternativa al supuestocomún de que el tratamiento filosófico de losactos de habla debe pertenecer exclusivamente ala esfera de la lógica y la filosofía del lenguaje.La obra de Reinach muestra que los actos dehabla y fenómenos relacionados con ellos pue-den ser tratados ontológicamente, de forma quepueden producir una teoría general de las es-tructuras dadas, una teoría que abarque en unsolo marco no sólo sus aspectos lingüísticos ylógicos sino también los momentos psicológi-cos, legales y teórico prácticos de los fenómenosen cuestión. Las promesas, las afirmaciones, lasobligaciones, etc., son, desde esta perspectiva,entidades especiales; forman parte de la materiadel mundo, y a diferencia de lo que muchos fi-lósofos analíticos habrían querido asumir, noson simples reflexiones de nuestras formas dehablar acerca de otras entidades más cotidianas.Desde la perspectiva de Reinach, la teoría de losactos de habla es una ciencia descriptiva de losfenómenos en cuestión.

Como afirma Brettler en su comparacióndel trabajo de Reinach y Austin:

Hay numerosos […] punto en los que la obrade Austin confirma al final las conclusiones deReinach, pero al contrario el aporte del primero

teoría de los actos de habla en Oxford es unasunto que no se ha zanjado aún.42 Lo más im-portante para nosotros es preguntarnos sobre laimportancia teórica de la teoría de Reinach. Alrespecto me gustaría sugerir que Reinach ha de-mostrado que existe una alternativa al supuestocomún de que el tratamiento filosófico de losactos de habla debe pertenecer exclusivamente ala esfera de la lógica y la filosofía del lenguaje.La obra de Reinach muestra que los actos dehabla y fenómenos relacionados con ellos pue-den ser tratados ontológicamente, de forma quepueden producir una teoría general de las es-tructuras dadas, una teoría que abarque en unsolo marco no sólo sus aspectos lingüísticos ylógicos sino también los momentos psicológi-cos, legales y teórico prácticos de los fenómenosen cuestión. Las promesas, las afirmaciones, lasobligaciones, etc., son, desde esta perspectiva,entidades especiales; forman parte de la materiadel mundo, y a diferencia de lo que muchos fi-lósofos analíticos habrían querido asumir, noson simples reflexiones de nuestras formas dehablar acerca de otras entidades más cotidianas.Desde la perspectiva de Reinach, la teoría de losactos de habla es una ciencia descriptiva de losfenómenos en cuestión.

Como afirma Brettler en su comparacióndel trabajo de Reinach y Austin:

Hay numerosos […] punto en los que la obrade Austin confirma al final las conclusiones deReinach, pero al contrario el aporte del primero

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se muestra fragmentario, falto de un enfoque losuficientemente global de los actos de habla.Las etapas de análisis que encontramos en Howto do things with Words [Cómo hacer cosascon palabras] al parecer se separan de un puntode vista fenomenológico en la etapa del análisisde conceptos y palabras previa al análisis de lasesencias mismas (1973: 190).

¿Pero cómo hemos de entender esta men-ción más bien confusa de un “análisis de lasesencias mismas”? ¿No estamos acaso coque-teando con las llamas del esencialismo platóni-co luego de haber evitado las chispas de unaorientación exclusiva alrededor del acto de larepresentación? Ciertamente el mismo Reinachinsistiría en que sus deliberaciones tienen quever con fenómenos de un tipo perfectamentefamiliar y casero, no con entidades ultramun-danas a lo Platón. Pero para ver esto debemosentender adecuadamente lo que quiere decirReinach con “esencias” y “leyes a priori”. ¿Có-mo, sobre todo, Reinach explota estas nocionesal dar cuenta de la forma en que una promesaorigina un reclamo y una obligación mutua-mente relacionados.

Desde la perspectiva de Reinach, como he-mos dicho, el mundo contiene promesas, obli-gaciones, aseveraciones, órdenes y relaciones deautoridad, como contiene también casos de es-pecies biológicas y lógicas como león y tigre ojuicio e inferencia. Como lo vio Husserl en sutercera Investigación;43 las especies que habitan

se muestra fragmentario, falto de un enfoque losuficientemente global de los actos de habla.Las etapas de análisis que encontramos en Howto do things with Words [Cómo hacer cosascon palabras] al parecer se separan de un puntode vista fenomenológico en la etapa del análisisde conceptos y palabras previa al análisis de lasesencias mismas (1973: 190).

¿Pero cómo hemos de entender esta men-ción más bien confusa de un “análisis de lasesencias mismas”? ¿No estamos acaso coque-teando con las llamas del esencialismo platóni-co luego de haber evitado las chispas de unaorientación exclusiva alrededor del acto de larepresentación? Ciertamente el mismo Reinachinsistiría en que sus deliberaciones tienen quever con fenómenos de un tipo perfectamentefamiliar y casero, no con entidades ultramun-danas a lo Platón. Pero para ver esto debemosentender adecuadamente lo que quiere decirReinach con “esencias” y “leyes a priori”. ¿Có-mo, sobre todo, Reinach explota estas nocionesal dar cuenta de la forma en que una promesaorigina un reclamo y una obligación mutua-mente relacionados.

Desde la perspectiva de Reinach, como he-mos dicho, el mundo contiene promesas, obli-gaciones, aseveraciones, órdenes y relaciones deautoridad, como contiene también casos de es-pecies biológicas y lógicas como león y tigre ojuicio e inferencia. Como lo vio Husserl en sutercera Investigación;43 las especies que habitan

se muestra fragmentario, falto de un enfoque losuficientemente global de los actos de habla.Las etapas de análisis que encontramos en Howto do things with Words [Cómo hacer cosascon palabras] al parecer se separan de un puntode vista fenomenológico en la etapa del análisisde conceptos y palabras previa al análisis de lasesencias mismas (1973: 190).

¿Pero cómo hemos de entender esta men-ción más bien confusa de un “análisis de lasesencias mismas”? ¿No estamos acaso coque-teando con las llamas del esencialismo platóni-co luego de haber evitado las chispas de unaorientación exclusiva alrededor del acto de larepresentación? Ciertamente el mismo Reinachinsistiría en que sus deliberaciones tienen quever con fenómenos de un tipo perfectamentefamiliar y casero, no con entidades ultramun-danas a lo Platón. Pero para ver esto debemosentender adecuadamente lo que quiere decirReinach con “esencias” y “leyes a priori”. ¿Có-mo, sobre todo, Reinach explota estas nocionesal dar cuenta de la forma en que una promesaorigina un reclamo y una obligación mutua-mente relacionados.

Desde la perspectiva de Reinach, como he-mos dicho, el mundo contiene promesas, obli-gaciones, aseveraciones, órdenes y relaciones deautoridad, como contiene también casos de es-pecies biológicas y lógicas como león y tigre ojuicio e inferencia. Como lo vio Husserl en sutercera Investigación;43 las especies que habitan

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el mundo pueden dividirse en dos tipos. Por unlado están las especies independientes que nonecesitan de otras especies específicas para exis-tir. León puede ser un ejemplo de especie inde-pendiente en este sentido.44 Por otro lado estánlas especies dependientes que no existen en símismas y por sí mismas sino sólo en asociacióncon otras especies complementarias de ciertostipos. En palabras de Husserl:

No es una peculiaridad de ciertas partes que só-lo deban ser partes en general, al tiempo que si-gue siendo indiferente qué cosa se combina conellas y en qué tipo de contextos encajan. Másbien tienen relaciones de necesidad estricta-mente determinadas […] leyes determinadasque varían con las especies de contenidos de-pendientes y prescriben un tipo de terminacióna una de ellas, y otros tipos de terminación aotras (1900/01: 244s).

El juicio es un ejemplo de especie inde-pendiente en el sentido de Husserl: un juicioexiste sólo como el juicio de un sujeto específi-co (como una sonrisa existe sólo en un rostrohumano). La promesa también es un ejemplode especie dependiente. Sin embargo, vemosque la dependencia es múltiple: una promesaexige que al menos existan las especies asevera-ción, obligación, enunciado y acto de registro,recogidas por usuarios lingüísticos dentro delmarco de un todo específico.45 Además, los ac-tos mentales que están detrás de una promesason tales que no pueden existir fuera de ese to-

el mundo pueden dividirse en dos tipos. Por unlado están las especies independientes que nonecesitan de otras especies específicas para exis-tir. León puede ser un ejemplo de especie inde-pendiente en este sentido.44 Por otro lado estánlas especies dependientes que no existen en símismas y por sí mismas sino sólo en asociacióncon otras especies complementarias de ciertostipos. En palabras de Husserl:

No es una peculiaridad de ciertas partes que só-lo deban ser partes en general, al tiempo que si-gue siendo indiferente qué cosa se combina conellas y en qué tipo de contextos encajan. Másbien tienen relaciones de necesidad estricta-mente determinadas […] leyes determinadasque varían con las especies de contenidos de-pendientes y prescriben un tipo de terminacióna una de ellas, y otros tipos de terminación aotras (1900/01: 244s).

El juicio es un ejemplo de especie inde-pendiente en el sentido de Husserl: un juicioexiste sólo como el juicio de un sujeto específi-co (como una sonrisa existe sólo en un rostrohumano). La promesa también es un ejemplode especie dependiente. Sin embargo, vemosque la dependencia es múltiple: una promesaexige que al menos existan las especies asevera-ción, obligación, enunciado y acto de registro,recogidas por usuarios lingüísticos dentro delmarco de un todo específico.45 Además, los ac-tos mentales que están detrás de una promesason tales que no pueden existir fuera de ese to-

el mundo pueden dividirse en dos tipos. Por unlado están las especies independientes que nonecesitan de otras especies específicas para exis-tir. León puede ser un ejemplo de especie inde-pendiente en este sentido.44 Por otro lado estánlas especies dependientes que no existen en símismas y por sí mismas sino sólo en asociacióncon otras especies complementarias de ciertostipos. En palabras de Husserl:

No es una peculiaridad de ciertas partes que só-lo deban ser partes en general, al tiempo que si-gue siendo indiferente qué cosa se combina conellas y en qué tipo de contextos encajan. Másbien tienen relaciones de necesidad estricta-mente determinadas […] leyes determinadasque varían con las especies de contenidos de-pendientes y prescriben un tipo de terminacióna una de ellas, y otros tipos de terminación aotras (1900/01: 244s).

El juicio es un ejemplo de especie inde-pendiente en el sentido de Husserl: un juicioexiste sólo como el juicio de un sujeto específi-co (como una sonrisa existe sólo en un rostrohumano). La promesa también es un ejemplode especie dependiente. Sin embargo, vemosque la dependencia es múltiple: una promesaexige que al menos existan las especies asevera-ción, obligación, enunciado y acto de registro,recogidas por usuarios lingüísticos dentro delmarco de un todo específico.45 Además, los ac-tos mentales que están detrás de una promesason tales que no pueden existir fuera de ese to-

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do. Por lo tanto tenemos que tratar aquí conuna relación de doble dependencia: la promesacomo asunto de necesidad que no puede existirexcepto asociada con un acto intencional, peroeste acto es de suyo especial y sólo puede existiren el marco de un todo determinado. Sólo en lasuperficie es similar a un acto intencional quepuede existir fuera del contexto de una promesa.

La promesa entonces implica cierto tipo deestructura en la realidad y cada estructura con-sistirá en casos de especies determinadas que secombinan de maneras específicas. Estas estruc-turas pueden ser entendidas en dos niveles dis-tintos. Por un lado son estructuras entre las es-pecies correspondientes, especies que puedenmaterializarse, en principio, en cualquier tiem-po y espacio. Al respecto, las estructuras dadastambién tienen el carácter de universales. Ade-más, las relaciones de dependencia que asocianlas estructuras tienen el carácter no de asocia-ciones contingentes sino de leyes necesarias. Lasmismas estructuras, por otra parte, existen sóloin re, es decir, en la medida en que sus especiesconstituyentes se particularizan aquí y ahora enalguna región de la realidad empírica.46

Por lo tanto, las estructuras en cuestiónson necesarias e universales. Como se sabe,Kant especificó “la necesidad y la estricta uni-versalidad” como “signos seguros y ciertos” dela priori que “se pertenecen mutuamente”.47 Lasobservaciones de Kant al respecto están formu-ladas dentro del contexto más amplio de su teo-ría epistemológica del a priori. Sin embargo,

do. Por lo tanto tenemos que tratar aquí conuna relación de doble dependencia: la promesacomo asunto de necesidad que no puede existirexcepto asociada con un acto intencional, peroeste acto es de suyo especial y sólo puede existiren el marco de un todo determinado. Sólo en lasuperficie es similar a un acto intencional quepuede existir fuera del contexto de una promesa.

La promesa entonces implica cierto tipo deestructura en la realidad y cada estructura con-sistirá en casos de especies determinadas que secombinan de maneras específicas. Estas estruc-turas pueden ser entendidas en dos niveles dis-tintos. Por un lado son estructuras entre las es-pecies correspondientes, especies que puedenmaterializarse, en principio, en cualquier tiem-po y espacio. Al respecto, las estructuras dadastambién tienen el carácter de universales. Ade-más, las relaciones de dependencia que asocianlas estructuras tienen el carácter no de asocia-ciones contingentes sino de leyes necesarias. Lasmismas estructuras, por otra parte, existen sóloin re, es decir, en la medida en que sus especiesconstituyentes se particularizan aquí y ahora enalguna región de la realidad empírica.46

Por lo tanto, las estructuras en cuestiónson necesarias e universales. Como se sabe,Kant especificó “la necesidad y la estricta uni-versalidad” como “signos seguros y ciertos” dela priori que “se pertenecen mutuamente”.47 Lasobservaciones de Kant al respecto están formu-ladas dentro del contexto más amplio de su teo-ría epistemológica del a priori. Sin embargo,

do. Por lo tanto tenemos que tratar aquí conuna relación de doble dependencia: la promesacomo asunto de necesidad que no puede existirexcepto asociada con un acto intencional, peroeste acto es de suyo especial y sólo puede existiren el marco de un todo determinado. Sólo en lasuperficie es similar a un acto intencional quepuede existir fuera del contexto de una promesa.

La promesa entonces implica cierto tipo deestructura en la realidad y cada estructura con-sistirá en casos de especies determinadas que secombinan de maneras específicas. Estas estruc-turas pueden ser entendidas en dos niveles dis-tintos. Por un lado son estructuras entre las es-pecies correspondientes, especies que puedenmaterializarse, en principio, en cualquier tiem-po y espacio. Al respecto, las estructuras dadastambién tienen el carácter de universales. Ade-más, las relaciones de dependencia que asocianlas estructuras tienen el carácter no de asocia-ciones contingentes sino de leyes necesarias. Lasmismas estructuras, por otra parte, existen sóloin re, es decir, en la medida en que sus especiesconstituyentes se particularizan aquí y ahora enalguna región de la realidad empírica.46

Por lo tanto, las estructuras en cuestiónson necesarias e universales. Como se sabe,Kant especificó “la necesidad y la estricta uni-versalidad” como “signos seguros y ciertos” dela priori que “se pertenecen mutuamente”.47 Lasobservaciones de Kant al respecto están formu-ladas dentro del contexto más amplio de su teo-ría epistemológica del a priori. Sin embargo,

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Reinach coge la ventaja a Kant y explota los ras-gos de necesidad y universalidad estricta comola base de una teoría ontológica de lo que llama“estructuras a priori” [apriorische Gebilde]. Es-tas estructuras pueden tener ciertas peculiarida-des epistemológicas. Sin embargo, Reinachquiere que se las considere como una mercaconsecuencia de su necesidad y universalidadontológicamente concebidas.

De este modo Reinach está listo a otorgarque al parecer sí tenemos un tipo especial de ac-ceso cognitivo a (muchas) estructuras de estaclase.48 El que una promesa no pueda existir ex-cepto asociada con aseveraciones y obligacionesmutuamente relacionadas parece que es algoque sabemos no sólo por experimento e induc-ción (“a posterior”, en el sentido epistemológicousual del término). Este hecho es más bien algoque parece poseer una inteligibilidad intrínsecapropia: puede ser comprendido inmediatamen-te de la forma como comprendemos, por ejem-plo, que el azul no es una figura o que nada pue-de ser azul y verde simultáneamente. Pero estainteligibilidad fluye, según Reinach, de la uni-versalidad y la necesidad de las estructuras encuestión, que trascienden toda realización fácti-ca (algo que se aplica también a las inteligibili-dades que asociamos, por ejemplo, con estruc-turas geométricas básicas como el triángulo y elcuadrado). Para Reinach (como también paraHusserl) estas estructura inteligibles puedencrear disciplinas científicas enteras, incluyendolo que Husserl y sus seguidores de Munich lla-

Reinach coge la ventaja a Kant y explota los ras-gos de necesidad y universalidad estricta comola base de una teoría ontológica de lo que llama“estructuras a priori” [apriorische Gebilde]. Es-tas estructuras pueden tener ciertas peculiarida-des epistemológicas. Sin embargo, Reinachquiere que se las considere como una mercaconsecuencia de su necesidad y universalidadontológicamente concebidas.

De este modo Reinach está listo a otorgarque al parecer sí tenemos un tipo especial de ac-ceso cognitivo a (muchas) estructuras de estaclase.48 El que una promesa no pueda existir ex-cepto asociada con aseveraciones y obligacionesmutuamente relacionadas parece que es algoque sabemos no sólo por experimento e induc-ción (“a posterior”, en el sentido epistemológicousual del término). Este hecho es más bien algoque parece poseer una inteligibilidad intrínsecapropia: puede ser comprendido inmediatamen-te de la forma como comprendemos, por ejem-plo, que el azul no es una figura o que nada pue-de ser azul y verde simultáneamente. Pero estainteligibilidad fluye, según Reinach, de la uni-versalidad y la necesidad de las estructuras encuestión, que trascienden toda realización fácti-ca (algo que se aplica también a las inteligibili-dades que asociamos, por ejemplo, con estruc-turas geométricas básicas como el triángulo y elcuadrado). Para Reinach (como también paraHusserl) estas estructura inteligibles puedencrear disciplinas científicas enteras, incluyendolo que Husserl y sus seguidores de Munich lla-

Reinach coge la ventaja a Kant y explota los ras-gos de necesidad y universalidad estricta comola base de una teoría ontológica de lo que llama“estructuras a priori” [apriorische Gebilde]. Es-tas estructuras pueden tener ciertas peculiarida-des epistemológicas. Sin embargo, Reinachquiere que se las considere como una mercaconsecuencia de su necesidad y universalidadontológicamente concebidas.

De este modo Reinach está listo a otorgarque al parecer sí tenemos un tipo especial de ac-ceso cognitivo a (muchas) estructuras de estaclase.48 El que una promesa no pueda existir ex-cepto asociada con aseveraciones y obligacionesmutuamente relacionadas parece que es algoque sabemos no sólo por experimento e induc-ción (“a posterior”, en el sentido epistemológicousual del término). Este hecho es más bien algoque parece poseer una inteligibilidad intrínsecapropia: puede ser comprendido inmediatamen-te de la forma como comprendemos, por ejem-plo, que el azul no es una figura o que nada pue-de ser azul y verde simultáneamente. Pero estainteligibilidad fluye, según Reinach, de la uni-versalidad y la necesidad de las estructuras encuestión, que trascienden toda realización fácti-ca (algo que se aplica también a las inteligibili-dades que asociamos, por ejemplo, con estruc-turas geométricas básicas como el triángulo y elcuadrado). Para Reinach (como también paraHusserl) estas estructura inteligibles puedencrear disciplinas científicas enteras, incluyendolo que Husserl y sus seguidores de Munich lla-

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maban “fenomenología”, así como también lateoría apriorística del derecho de Reinach.

La fenomenología husserliana busca des-cribir estructuras del tipo que se encuentrandentro de la esfera de las relaciones acto-objeto.Reinach vio que las estructuras dadas puedenextenderse más allá de este dominio para abar-car entidades de otras esferas, incluyendo accio-nes físicas, entidades de tipo lingüístico, aseve-raciones, obligaciones y otras expresiones lega-les o cuasi-legales. Es interesante que en este ca-so se trata de entidades que existen de formasdiferentes en el tiempo.49 Obligaciones, aseve-raciones y lazos maritales, en la concepción deReinach, son estados (relacionales y no relacio-nales) y su dependencia consiste en que no pue-den persistir a menos que existan sus portado-res respectivos. Por otro lado, los actos y las ac-ciones son eventos o procesos: su dependenciaconsiste en que no puede ocurrir a menos queexistan sus portadores. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan mediante un hablanteautorizado en tales y cuales condiciones, es unanecesidad que empiecen a existir ciertas aseve-raciones y obligaciones. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan a cargo de tal o cual per-sona autorizada en tales o cuales condiciones,es una necesidad que A y B lleguen a unirse co-mo pareja.

Tenemos aquí en cada caso una variedadde lo que podría llamarse leyes de necesidad,como por ejemplo:

maban “fenomenología”, así como también lateoría apriorística del derecho de Reinach.

La fenomenología husserliana busca des-cribir estructuras del tipo que se encuentrandentro de la esfera de las relaciones acto-objeto.Reinach vio que las estructuras dadas puedenextenderse más allá de este dominio para abar-car entidades de otras esferas, incluyendo accio-nes físicas, entidades de tipo lingüístico, aseve-raciones, obligaciones y otras expresiones lega-les o cuasi-legales. Es interesante que en este ca-so se trata de entidades que existen de formasdiferentes en el tiempo.49 Obligaciones, aseve-raciones y lazos maritales, en la concepción deReinach, son estados (relacionales y no relacio-nales) y su dependencia consiste en que no pue-den persistir a menos que existan sus portado-res respectivos. Por otro lado, los actos y las ac-ciones son eventos o procesos: su dependenciaconsiste en que no puede ocurrir a menos queexistan sus portadores. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan mediante un hablanteautorizado en tales y cuales condiciones, es unanecesidad que empiecen a existir ciertas aseve-raciones y obligaciones. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan a cargo de tal o cual per-sona autorizada en tales o cuales condiciones,es una necesidad que A y B lleguen a unirse co-mo pareja.

Tenemos aquí en cada caso una variedadde lo que podría llamarse leyes de necesidad,como por ejemplo:

maban “fenomenología”, así como también lateoría apriorística del derecho de Reinach.

La fenomenología husserliana busca des-cribir estructuras del tipo que se encuentrandentro de la esfera de las relaciones acto-objeto.Reinach vio que las estructuras dadas puedenextenderse más allá de este dominio para abar-car entidades de otras esferas, incluyendo accio-nes físicas, entidades de tipo lingüístico, aseve-raciones, obligaciones y otras expresiones lega-les o cuasi-legales. Es interesante que en este ca-so se trata de entidades que existen de formasdiferentes en el tiempo.49 Obligaciones, aseve-raciones y lazos maritales, en la concepción deReinach, son estados (relacionales y no relacio-nales) y su dependencia consiste en que no pue-den persistir a menos que existan sus portado-res respectivos. Por otro lado, los actos y las ac-ciones son eventos o procesos: su dependenciaconsiste en que no puede ocurrir a menos queexistan sus portadores. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan mediante un hablanteautorizado en tales y cuales condiciones, es unanecesidad que empiecen a existir ciertas aseve-raciones y obligaciones. Si es un hecho que cier-tas acciones se realizan a cargo de tal o cual per-sona autorizada en tales o cuales condiciones,es una necesidad que A y B lleguen a unirse co-mo pareja.

Tenemos aquí en cada caso una variedadde lo que podría llamarse leyes de necesidad,como por ejemplo:

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si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, entonces éste es un asunto de ne-cesidad sólo en el contexto de un todo mayordonde se particularizan las especies B1, B2,etc.50

Esta definición deja en claro que las estruc-turas de necesidad son, en cierto sentido, empí-ricas: es un asunto de contingencia si las espe-cies necesitadas o los universales relevantes, dehecho, están representados en casos concretos.No obstante, si lo están, entonces las relacionesrelevantes de dependencia son un asunto de ne-cesidad. La necesidad es, en este aspecto, unanecesidad hipotética, algo que los lingüistas handado en llamar “universales implicacionales”.51

Ahora bien, si determinadas especies sonnecesarias, puede ser que la concreción de otrasespecies quede excluida como necesidad. Diga-mos que los casos concretos de especies reuni-dos en el marco de un todo único son “co-mate-rializados” [co-instantiated]. Podemos formularentonces leyes de exclusión, como por ejemplo:

si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, se excluye necesariamente quelas especies B1, B2, etc., deban ocurrir concre-tamente con él.52

Así, existe una ley a priori de exclusión quenos dice que preguntar si p excluye el conoci-miento simultáneo de p parte del sujeto interro-gante.53 De igual manera, ordenar que p excluyesimultáneamente pedir que p; ver que p excluye

si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, entonces éste es un asunto de ne-cesidad sólo en el contexto de un todo mayordonde se particularizan las especies B1, B2,etc.50

Esta definición deja en claro que las estruc-turas de necesidad son, en cierto sentido, empí-ricas: es un asunto de contingencia si las espe-cies necesitadas o los universales relevantes, dehecho, están representados en casos concretos.No obstante, si lo están, entonces las relacionesrelevantes de dependencia son un asunto de ne-cesidad. La necesidad es, en este aspecto, unanecesidad hipotética, algo que los lingüistas handado en llamar “universales implicacionales”.51

Ahora bien, si determinadas especies sonnecesarias, puede ser que la concreción de otrasespecies quede excluida como necesidad. Diga-mos que los casos concretos de especies reuni-dos en el marco de un todo único son “co-mate-rializados” [co-instantiated]. Podemos formularentonces leyes de exclusión, como por ejemplo:

si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, se excluye necesariamente quelas especies B1, B2, etc., deban ocurrir concre-tamente con él.52

Así, existe una ley a priori de exclusión quenos dice que preguntar si p excluye el conoci-miento simultáneo de p parte del sujeto interro-gante.53 De igual manera, ordenar que p excluyesimultáneamente pedir que p; ver que p excluye

si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, entonces éste es un asunto de ne-cesidad sólo en el contexto de un todo mayordonde se particularizan las especies B1, B2,etc.50

Esta definición deja en claro que las estruc-turas de necesidad son, en cierto sentido, empí-ricas: es un asunto de contingencia si las espe-cies necesitadas o los universales relevantes, dehecho, están representados en casos concretos.No obstante, si lo están, entonces las relacionesrelevantes de dependencia son un asunto de ne-cesidad. La necesidad es, en este aspecto, unanecesidad hipotética, algo que los lingüistas handado en llamar “universales implicacionales”.51

Ahora bien, si determinadas especies sonnecesarias, puede ser que la concreción de otrasespecies quede excluida como necesidad. Diga-mos que los casos concretos de especies reuni-dos en el marco de un todo único son “co-mate-rializados” [co-instantiated]. Podemos formularentonces leyes de exclusión, como por ejemplo:

si existe un caso concreto de especie como he-cho empírico, se excluye necesariamente quelas especies B1, B2, etc., deban ocurrir concre-tamente con él.52

Así, existe una ley a priori de exclusión quenos dice que preguntar si p excluye el conoci-miento simultáneo de p parte del sujeto interro-gante.53 De igual manera, ordenar que p excluyesimultáneamente pedir que p; ver que p excluye

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simultáneamente imaginar que p,54 aseverar quep excluye simultáneamente creer que no p, etc.

Las estructuras de dependencia dan origentambién a lo que podríamos llamar leyes decompatibilidad o posibilidad:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces es necesario que las especiesB1, B2, etc. Sean capaces de ocurrir juntas conla primera.

La obtención de un reclamo, por ejemplo,conlleva la posibilidad de rechazar el reclamo:un acto de perdón conlleva la posibilidad deque este acto se exprese; un desacuerdo conllevala posibilidad del acuerdo, etc.

Es interesante que, como se trata aquí deestructuras que se desarrollan de distintas ma-neras en el tiempo, también podemos tener loque se podrían llamar leyes de una tendencia apriori,55 donde la necesidad se extiende de algu-na forma hacia el futuro. Estas leyes puede ex-presarse como sigue:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces existe una tendencia necesariaa que las especies B1, B2, etc. Ocurran conjun-tamente con la primera.

De esta forma, un acto de volición, ordeno promesa, dan origen a la tendencia de que elcontenido del acto sea realizado; el proceso derealización de un deseo da origen a la tendencia

simultáneamente imaginar que p,54 aseverar quep excluye simultáneamente creer que no p, etc.

Las estructuras de dependencia dan origentambién a lo que podríamos llamar leyes decompatibilidad o posibilidad:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces es necesario que las especiesB1, B2, etc. Sean capaces de ocurrir juntas conla primera.

La obtención de un reclamo, por ejemplo,conlleva la posibilidad de rechazar el reclamo:un acto de perdón conlleva la posibilidad deque este acto se exprese; un desacuerdo conllevala posibilidad del acuerdo, etc.

Es interesante que, como se trata aquí deestructuras que se desarrollan de distintas ma-neras en el tiempo, también podemos tener loque se podrían llamar leyes de una tendencia apriori,55 donde la necesidad se extiende de algu-na forma hacia el futuro. Estas leyes puede ex-presarse como sigue:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces existe una tendencia necesariaa que las especies B1, B2, etc. Ocurran conjun-tamente con la primera.

De esta forma, un acto de volición, ordeno promesa, dan origen a la tendencia de que elcontenido del acto sea realizado; el proceso derealización de un deseo da origen a la tendencia

simultáneamente imaginar que p,54 aseverar quep excluye simultáneamente creer que no p, etc.

Las estructuras de dependencia dan origentambién a lo que podríamos llamar leyes decompatibilidad o posibilidad:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces es necesario que las especiesB1, B2, etc. Sean capaces de ocurrir juntas conla primera.

La obtención de un reclamo, por ejemplo,conlleva la posibilidad de rechazar el reclamo:un acto de perdón conlleva la posibilidad deque este acto se exprese; un desacuerdo conllevala posibilidad del acuerdo, etc.

Es interesante que, como se trata aquí deestructuras que se desarrollan de distintas ma-neras en el tiempo, también podemos tener loque se podrían llamar leyes de una tendencia apriori,55 donde la necesidad se extiende de algu-na forma hacia el futuro. Estas leyes puede ex-presarse como sigue:

Si existe una especie concreta como hecho em-pírico, entonces existe una tendencia necesariaa que las especies B1, B2, etc. Ocurran conjun-tamente con la primera.

De esta forma, un acto de volición, ordeno promesa, dan origen a la tendencia de que elcontenido del acto sea realizado; el proceso derealización de un deseo da origen a la tendencia

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de que se produzca placer; el proceso de asentira las premisas de un argumento válido da ori-gen a la tendencia de que uno deba asentir tam-bién a la conclusión. ¿Pero cómo es que Rei-nach puede afirmar que estas relaciones son “apriori” en su sentido ontológico? Ciertamentetienen la misma universalidad que los ejemplosantes mencionados (no están restringidos en suvalidez a un lugar, tiempo o cultura específicos)Sin embargo, su necesidad es simplemente unanecesidad ceteris paribus, en el sentido de que(según la formulación anterior): B1, B2, etc.Necesariamente existirán si no hay más factoresque aquellos que determinan su existencia. Unaversión modificada de este tipo, sin embargo, esnecesaria si queremos hacer justicia por ejem-plo, al hecho de que una promesa produce latendencia de parte del que promete a actuar detal manera que se dé cuenta del contenido de lapromesa; que una promesa puede ser aceptada ono aceptada; que un acto de prometer algo tien-de a establecer una obligación moral (y de he-cho lo hará en ausencia de otros factores moral-mente relevantes); que un acto de prometer algotiene a ser irrevocable (y de hecho lo será en au-sencia de cualquier facultamiento especial porparte del receptor de la promesa), etc. – todoslos aspectos de la promesa que han sido descui-dados en otros tratamientos más estándares.

de que se produzca placer; el proceso de asentira las premisas de un argumento válido da ori-gen a la tendencia de que uno deba asentir tam-bién a la conclusión. ¿Pero cómo es que Rei-nach puede afirmar que estas relaciones son “apriori” en su sentido ontológico? Ciertamentetienen la misma universalidad que los ejemplosantes mencionados (no están restringidos en suvalidez a un lugar, tiempo o cultura específicos)Sin embargo, su necesidad es simplemente unanecesidad ceteris paribus, en el sentido de que(según la formulación anterior): B1, B2, etc.Necesariamente existirán si no hay más factoresque aquellos que determinan su existencia. Unaversión modificada de este tipo, sin embargo, esnecesaria si queremos hacer justicia por ejem-plo, al hecho de que una promesa produce latendencia de parte del que promete a actuar detal manera que se dé cuenta del contenido de lapromesa; que una promesa puede ser aceptada ono aceptada; que un acto de prometer algo tien-de a establecer una obligación moral (y de he-cho lo hará en ausencia de otros factores moral-mente relevantes); que un acto de prometer algotiene a ser irrevocable (y de hecho lo será en au-sencia de cualquier facultamiento especial porparte del receptor de la promesa), etc. – todoslos aspectos de la promesa que han sido descui-dados en otros tratamientos más estándares.

de que se produzca placer; el proceso de asentira las premisas de un argumento válido da ori-gen a la tendencia de que uno deba asentir tam-bién a la conclusión. ¿Pero cómo es que Rei-nach puede afirmar que estas relaciones son “apriori” en su sentido ontológico? Ciertamentetienen la misma universalidad que los ejemplosantes mencionados (no están restringidos en suvalidez a un lugar, tiempo o cultura específicos)Sin embargo, su necesidad es simplemente unanecesidad ceteris paribus, en el sentido de que(según la formulación anterior): B1, B2, etc.Necesariamente existirán si no hay más factoresque aquellos que determinan su existencia. Unaversión modificada de este tipo, sin embargo, esnecesaria si queremos hacer justicia por ejem-plo, al hecho de que una promesa produce latendencia de parte del que promete a actuar detal manera que se dé cuenta del contenido de lapromesa; que una promesa puede ser aceptada ono aceptada; que un acto de prometer algo tien-de a establecer una obligación moral (y de he-cho lo hará en ausencia de otros factores moral-mente relevantes); que un acto de prometer algotiene a ser irrevocable (y de hecho lo será en au-sencia de cualquier facultamiento especial porparte del receptor de la promesa), etc. – todoslos aspectos de la promesa que han sido descui-dados en otros tratamientos más estándares.

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8. John Searle: conceptos institucionales y reglas constitutivas

La teoría ontológica de Reinach del a prio-ri no es fácil de digerir, claro está, para todos losfilósofos, y existe una tentación muy arraigada asuponer que las leyes o estructuras dadas tienenestas propiedades epistemológicas especiales yse deben llamar “a priori” no por razones onto-lógicas sino simplemente en virtud de ciertasrelaciones lógicas entre los conceptos corres-pondientes. De hecho, desde Kant a Searle hahabido entre los filósofos en general una ten-dencia a ver el a priori como algo lógico o epis-temológico a toda costa. En cuanto a Reinach,estas tentaciones deben ser vencidas decisiva-mente, porque no estamos proponiendo, nosdice este autor,

Ninguna teoría de la promesa. Sólo estamosproponiendo la tesis simple y llana de que elprometer como tal produce una aseveración yuna obligación al mismo tiempo. Podemos tra-tar, y de hecho intentado, generar la inteligibili-dad de esta tesis mediante análisis explicativos.Pero tratar de explicarlo sería como tratar deexplicar la proposición 1 x 1 = 1.

Existe, asegura Reinach

un miedo a lo dado [Angst vor der Gegeben-heit], un extraño rechazo o incapacidad de verlo que es al fin y al cabo intuitivo y compren-derlo como tal, y esto ha llevado a las filosofías

8. John Searle: conceptos institucionales y reglas constitutivas

La teoría ontológica de Reinach del a prio-ri no es fácil de digerir, claro está, para todos losfilósofos, y existe una tentación muy arraigada asuponer que las leyes o estructuras dadas tienenestas propiedades epistemológicas especiales yse deben llamar “a priori” no por razones onto-lógicas sino simplemente en virtud de ciertasrelaciones lógicas entre los conceptos corres-pondientes. De hecho, desde Kant a Searle hahabido entre los filósofos en general una ten-dencia a ver el a priori como algo lógico o epis-temológico a toda costa. En cuanto a Reinach,estas tentaciones deben ser vencidas decisiva-mente, porque no estamos proponiendo, nosdice este autor,

Ninguna teoría de la promesa. Sólo estamosproponiendo la tesis simple y llana de que elprometer como tal produce una aseveración yuna obligación al mismo tiempo. Podemos tra-tar, y de hecho intentado, generar la inteligibili-dad de esta tesis mediante análisis explicativos.Pero tratar de explicarlo sería como tratar deexplicar la proposición 1 x 1 = 1.

Existe, asegura Reinach

un miedo a lo dado [Angst vor der Gegeben-heit], un extraño rechazo o incapacidad de verlo que es al fin y al cabo intuitivo y compren-derlo como tal, y esto ha llevado a las filosofías

8. John Searle: conceptos institucionales y reglas constitutivas

La teoría ontológica de Reinach del a prio-ri no es fácil de digerir, claro está, para todos losfilósofos, y existe una tentación muy arraigada asuponer que las leyes o estructuras dadas tienenestas propiedades epistemológicas especiales yse deben llamar “a priori” no por razones onto-lógicas sino simplemente en virtud de ciertasrelaciones lógicas entre los conceptos corres-pondientes. De hecho, desde Kant a Searle hahabido entre los filósofos en general una ten-dencia a ver el a priori como algo lógico o epis-temológico a toda costa. En cuanto a Reinach,estas tentaciones deben ser vencidas decisiva-mente, porque no estamos proponiendo, nosdice este autor,

Ninguna teoría de la promesa. Sólo estamosproponiendo la tesis simple y llana de que elprometer como tal produce una aseveración yuna obligación al mismo tiempo. Podemos tra-tar, y de hecho intentado, generar la inteligibili-dad de esta tesis mediante análisis explicativos.Pero tratar de explicarlo sería como tratar deexplicar la proposición 1 x 1 = 1.

Existe, asegura Reinach

un miedo a lo dado [Angst vor der Gegeben-heit], un extraño rechazo o incapacidad de verlo que es al fin y al cabo intuitivo y compren-derlo como tal, y esto ha llevado a las filosofías

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no fenomenológicas, con respecto a este y mu-chos otros problemas fundamentales, a elaborarconstrucciones insostenibles e incluso extrava-gantes (1913: 741).

Por su parte, Searle busca precisamente ex-plicar la relación entre la promesa y la obliga-ción mediante una teoría de lo que él llama “re-glas constitutivas”. Estas reglas son materia deconvención ordinaria, al menos en la medida enque no son “esencias” especiales o “estructurasuniversales y necesarias” que las restringirían dealguna manera o que podrían servir para hacer-las inteligible. La ilusión de que existen estas es-tructuras es el resultado de poder adscribir“conceptos institucionales” a ciertas partes co-munes de la realidad que han sido modeladas yafectadas por reglas de tipo constitutivo.

Consideremos, por ejemplo, el fenómenoque llamamos señalización para girar a la iz-quierda. Su importancia especial se debe no auna esencia o estructura especial sino a que lassociedades de conductores de vehículos motori-zados empíricamente constituidas han adoptadoreglas más o menos arbitrarias, reglas que hacenque ciertos eventos empíricos comunes (encen-dido de luces, giro al carril izquierdo del cami-no, frenado, etc.) cuenten como señales para gi-rar a la izquierda y lleguen a estar asociadas conestas u aquellas consecuencias empíricas.

Así, las reglas constitutivas pueden afectarla conducta de tal manera que dicha conductapuede interpretarse en términos de conceptos

no fenomenológicas, con respecto a este y mu-chos otros problemas fundamentales, a elaborarconstrucciones insostenibles e incluso extrava-gantes (1913: 741).

Por su parte, Searle busca precisamente ex-plicar la relación entre la promesa y la obliga-ción mediante una teoría de lo que él llama “re-glas constitutivas”. Estas reglas son materia deconvención ordinaria, al menos en la medida enque no son “esencias” especiales o “estructurasuniversales y necesarias” que las restringirían dealguna manera o que podrían servir para hacer-las inteligible. La ilusión de que existen estas es-tructuras es el resultado de poder adscribir“conceptos institucionales” a ciertas partes co-munes de la realidad que han sido modeladas yafectadas por reglas de tipo constitutivo.

Consideremos, por ejemplo, el fenómenoque llamamos señalización para girar a la iz-quierda. Su importancia especial se debe no auna esencia o estructura especial sino a que lassociedades de conductores de vehículos motori-zados empíricamente constituidas han adoptadoreglas más o menos arbitrarias, reglas que hacenque ciertos eventos empíricos comunes (encen-dido de luces, giro al carril izquierdo del cami-no, frenado, etc.) cuenten como señales para gi-rar a la izquierda y lleguen a estar asociadas conestas u aquellas consecuencias empíricas.

Así, las reglas constitutivas pueden afectarla conducta de tal manera que dicha conductapuede interpretarse en términos de conceptos

no fenomenológicas, con respecto a este y mu-chos otros problemas fundamentales, a elaborarconstrucciones insostenibles e incluso extrava-gantes (1913: 741).

Por su parte, Searle busca precisamente ex-plicar la relación entre la promesa y la obliga-ción mediante una teoría de lo que él llama “re-glas constitutivas”. Estas reglas son materia deconvención ordinaria, al menos en la medida enque no son “esencias” especiales o “estructurasuniversales y necesarias” que las restringirían dealguna manera o que podrían servir para hacer-las inteligible. La ilusión de que existen estas es-tructuras es el resultado de poder adscribir“conceptos institucionales” a ciertas partes co-munes de la realidad que han sido modeladas yafectadas por reglas de tipo constitutivo.

Consideremos, por ejemplo, el fenómenoque llamamos señalización para girar a la iz-quierda. Su importancia especial se debe no auna esencia o estructura especial sino a que lassociedades de conductores de vehículos motori-zados empíricamente constituidas han adoptadoreglas más o menos arbitrarias, reglas que hacenque ciertos eventos empíricos comunes (encen-dido de luces, giro al carril izquierdo del cami-no, frenado, etc.) cuenten como señales para gi-rar a la izquierda y lleguen a estar asociadas conestas u aquellas consecuencias empíricas.

Así, las reglas constitutivas pueden afectarla conducta de tal manera que dicha conductapuede interpretarse en términos de conceptos

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institucionales. Pero no existen objetos especia-les y supernumerarios a los cuales correspon-dan estos conceptos. Las promesas, por ejem-plo, son simplemente expresiones que se danpor descontadas en una forma especial (así co-mo para Hume la relación causal simplementees el resultado de una forma especial de com-prender lo que está dado en la sensación).

Podríamos resumir las diferencias entre elenfoque de Searle y el de Reinach con respecto ala estructura apriórica de la promesa y la obli-gación de la siguiente manera:

institucionales. Pero no existen objetos especia-les y supernumerarios a los cuales correspon-dan estos conceptos. Las promesas, por ejem-plo, son simplemente expresiones que se danpor descontadas en una forma especial (así co-mo para Hume la relación causal simplementees el resultado de una forma especial de com-prender lo que está dado en la sensación).

Podríamos resumir las diferencias entre elenfoque de Searle y el de Reinach con respecto ala estructura apriórica de la promesa y la obli-gación de la siguiente manera:

institucionales. Pero no existen objetos especia-les y supernumerarios a los cuales correspon-dan estos conceptos. Las promesas, por ejem-plo, son simplemente expresiones que se danpor descontadas en una forma especial (así co-mo para Hume la relación causal simplementees el resultado de una forma especial de com-prender lo que está dado en la sensación).

Podríamos resumir las diferencias entre elenfoque de Searle y el de Reinach con respecto ala estructura apriórica de la promesa y la obli-gación de la siguiente manera:

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Searle

La obligación y lapromesa no son entidadesseparadas. Como resultadodel hecho de haber adopta-do ciertas reglas constituti-vas en nuestras palabras ynuestros actos, ciertas face-tas de estas palabras y estosactos cuentan como obliga-ciones y promesas.

La suposición de quela obligación y la promesaexisten como entidades se-paradas nace simplementeal reflexionar sobre el hechode que seguimos ciertas re-glas y que podemos emplearconceptos concomitantespara comprender la realidadempírica.

Nuestro conocimien-to de la verdad apriórica deque una promesa da origena una obligación es un co-nocimiento adquirido me-diante el análisis del con-cepto de promesa (se siguelógicamente de proposicio-nes relacionadas con ciertasreglas constitutivas).

Nuestro conocimien-to de las relaciones entrepromesa y obligación e, encierto sentido, simplementeuna definición que dependede ciertos hechos institucio-nales.

Reinach

La obligación y lapromesa existen como ele-mentos del mundo (aunqueno como elementos inde-pendientes). Son casos con-cretos de especies o esenciascorrespondientes que soncapaces de ser investigadasen sí mismas y por sí mis-mas.

Entre la obligación yla promesa existen ciertasrelaciones universales y ne-cesarias: los conceptos rele-vantes e incluso las reglasque seguimos al hablar y alactuar han surgido en granparte de la reflexión en tor-no a estas relaciones.

Nuestro conocimien-to de estas verdades es unconocimiento de ciertas es-tructuras ontológicas delmundo, estructuras tienenun aspecto universal e indi-vidual al mismo tiempo (yque pueden además gozarde un tipo especial de inteli-gibilidad).

Nuestro conocimien-to de estas relaciones se leefuera del mundo [read offthe world]. Estas relacionespueden involucrar (v.g.) ele-mentos lingüísticos, pero noestán constituidas por ellenguaje.

Searle

La obligación y lapromesa no son entidadesseparadas. Como resultadodel hecho de haber adopta-do ciertas reglas constituti-vas en nuestras palabras ynuestros actos, ciertas face-tas de estas palabras y estosactos cuentan como obliga-ciones y promesas.

La suposición de quela obligación y la promesaexisten como entidades se-paradas nace simplementeal reflexionar sobre el hechode que seguimos ciertas re-glas y que podemos emplearconceptos concomitantespara comprender la realidadempírica.

Nuestro conocimien-to de la verdad apriórica deque una promesa da origena una obligación es un co-nocimiento adquirido me-diante el análisis del con-cepto de promesa (se siguelógicamente de proposicio-nes relacionadas con ciertasreglas constitutivas).

Nuestro conocimien-to de las relaciones entrepromesa y obligación e, encierto sentido, simplementeuna definición que dependede ciertos hechos institucio-nales.

Reinach

La obligación y lapromesa existen como ele-mentos del mundo (aunqueno como elementos inde-pendientes). Son casos con-cretos de especies o esenciascorrespondientes que soncapaces de ser investigadasen sí mismas y por sí mis-mas.

Entre la obligación yla promesa existen ciertasrelaciones universales y ne-cesarias: los conceptos rele-vantes e incluso las reglasque seguimos al hablar y alactuar han surgido en granparte de la reflexión en tor-no a estas relaciones.

Nuestro conocimien-to de estas verdades es unconocimiento de ciertas es-tructuras ontológicas delmundo, estructuras tienenun aspecto universal e indi-vidual al mismo tiempo (yque pueden además gozarde un tipo especial de inteli-gibilidad).

Nuestro conocimien-to de estas relaciones se leefuera del mundo [read offthe world]. Estas relacionespueden involucrar (v.g.) ele-mentos lingüísticos, pero noestán constituidas por ellenguaje.

Searle

La obligación y lapromesa no son entidadesseparadas. Como resultadodel hecho de haber adopta-do ciertas reglas constituti-vas en nuestras palabras ynuestros actos, ciertas face-tas de estas palabras y estosactos cuentan como obliga-ciones y promesas.

La suposición de quela obligación y la promesaexisten como entidades se-paradas nace simplementeal reflexionar sobre el hechode que seguimos ciertas re-glas y que podemos emplearconceptos concomitantespara comprender la realidadempírica.

Nuestro conocimien-to de la verdad apriórica deque una promesa da origena una obligación es un co-nocimiento adquirido me-diante el análisis del con-cepto de promesa (se siguelógicamente de proposicio-nes relacionadas con ciertasreglas constitutivas).

Nuestro conocimien-to de las relaciones entrepromesa y obligación e, encierto sentido, simplementeuna definición que dependede ciertos hechos institucio-nales.

Reinach

La obligación y lapromesa existen como ele-mentos del mundo (aunqueno como elementos inde-pendientes). Son casos con-cretos de especies o esenciascorrespondientes que soncapaces de ser investigadasen sí mismas y por sí mis-mas.

Entre la obligación yla promesa existen ciertasrelaciones universales y ne-cesarias: los conceptos rele-vantes e incluso las reglasque seguimos al hablar y alactuar han surgido en granparte de la reflexión en tor-no a estas relaciones.

Nuestro conocimien-to de estas verdades es unconocimiento de ciertas es-tructuras ontológicas delmundo, estructuras tienenun aspecto universal e indi-vidual al mismo tiempo (yque pueden además gozarde un tipo especial de inteli-gibilidad).

Nuestro conocimien-to de estas relaciones se leefuera del mundo [read offthe world]. Estas relacionespueden involucrar (v.g.) ele-mentos lingüísticos, pero noestán constituidas por ellenguaje.

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Ambas doctrinas parecen incompatiblesen la superficie. Como veremos, sin embargo, elconflicto entre la concepción de Reinach y la deSearle no es tan radical como parece a primeravista.

Consideremos, por un momento, los uni-versales lingüísticos. En efecto, la investigaciónde los universales ha demostrado que no cual-quier regla constitutiva puede llegar a atrinche-rarse en nuestras formas de hablar. Incluso to-mando en cuenta la convención generalizada entodo lenguaje humano, existen estructuras en larealidad lingüística que son universales, estruc-turas que sirve, de alguna forma, como restric-ciones a las convenciones lingüísticas que pue-den llegar a establecerse. Ahora bien, parece ra-zonable suponer que existen universales detrásde las acciones y los pensamientos humanos, yque dichos universales restringirán de igual ma-nera las posibilidades de desarrollo entre unavariedad de instituciones humanas. Como en laesfera lingüísticas, estos universales serán capa-ces de formularse como reglas de necesidad, ex-clusión, etc., en las líneas propuestas más arri-ba. La teoría de Reinach puede ser concebida eneste caso como un tipo de gramáticas universal(o mejor dicho, como una ontología universal)de la esfera legal o de las instituciones humanasen general.

Reinach acepta que ciertas convenienciasinstitucionales, que son de carácter puramenteconvencional, pueden llegar a adscribirse, en eltranscurso de la historia, a estructuras determi-

Ambas doctrinas parecen incompatiblesen la superficie. Como veremos, sin embargo, elconflicto entre la concepción de Reinach y la deSearle no es tan radical como parece a primeravista.

Consideremos, por un momento, los uni-versales lingüísticos. En efecto, la investigaciónde los universales ha demostrado que no cual-quier regla constitutiva puede llegar a atrinche-rarse en nuestras formas de hablar. Incluso to-mando en cuenta la convención generalizada entodo lenguaje humano, existen estructuras en larealidad lingüística que son universales, estruc-turas que sirve, de alguna forma, como restric-ciones a las convenciones lingüísticas que pue-den llegar a establecerse. Ahora bien, parece ra-zonable suponer que existen universales detrásde las acciones y los pensamientos humanos, yque dichos universales restringirán de igual ma-nera las posibilidades de desarrollo entre unavariedad de instituciones humanas. Como en laesfera lingüísticas, estos universales serán capa-ces de formularse como reglas de necesidad, ex-clusión, etc., en las líneas propuestas más arri-ba. La teoría de Reinach puede ser concebida eneste caso como un tipo de gramáticas universal(o mejor dicho, como una ontología universal)de la esfera legal o de las instituciones humanasen general.

Reinach acepta que ciertas convenienciasinstitucionales, que son de carácter puramenteconvencional, pueden llegar a adscribirse, en eltranscurso de la historia, a estructuras determi-

Ambas doctrinas parecen incompatiblesen la superficie. Como veremos, sin embargo, elconflicto entre la concepción de Reinach y la deSearle no es tan radical como parece a primeravista.

Consideremos, por un momento, los uni-versales lingüísticos. En efecto, la investigaciónde los universales ha demostrado que no cual-quier regla constitutiva puede llegar a atrinche-rarse en nuestras formas de hablar. Incluso to-mando en cuenta la convención generalizada entodo lenguaje humano, existen estructuras en larealidad lingüística que son universales, estruc-turas que sirve, de alguna forma, como restric-ciones a las convenciones lingüísticas que pue-den llegar a establecerse. Ahora bien, parece ra-zonable suponer que existen universales detrásde las acciones y los pensamientos humanos, yque dichos universales restringirán de igual ma-nera las posibilidades de desarrollo entre unavariedad de instituciones humanas. Como en laesfera lingüísticas, estos universales serán capa-ces de formularse como reglas de necesidad, ex-clusión, etc., en las líneas propuestas más arri-ba. La teoría de Reinach puede ser concebida eneste caso como un tipo de gramáticas universal(o mejor dicho, como una ontología universal)de la esfera legal o de las instituciones humanasen general.

Reinach acepta que ciertas convenienciasinstitucionales, que son de carácter puramenteconvencional, pueden llegar a adscribirse, en eltranscurso de la historia, a estructuras determi-

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nadas como la promesa, la orden, la obligación,etc., tal como se concretan en las sociedades hu-manas. De esta forma, Reinach acepta que aunun mundo que manifiesta diferentes tipos deestructuras a priori puede tener espacio todavíapara convenciones que reflejen reglas constitu-tivas de tipo propuesto por Searle.56 Es fácil en-contrar casos evidentes de conceptos que son“puramente convencionales” en este sentido: laanulación del matrimonio, el derecho a transfe-rencia de pensión, la hipoteca avalada por dote,etc. Estos conceptos (podemos suponerlo contoda razón) no corresponden a ninguna estruc-tura o esencia especial, pero se leen en el mun-do exactamente de la misma manera descritapor Searle. El criterio de puro convencionalis-mo - criterio que también podría aceptar fácil-mente Reinach - es la posibilidad de que defina-mos estos conceptos de formas no circulares, esdecir, según conceptos básico menos problemá-ticos. Sin embargo, aun entonces parece claroque debemos finalmente llegar a conceptos ins-titucionales básicos, conceptos que no puedanser definidos ya en el plano institucional. Lapropiedad es, podríamos sugerirlo, un conceptode este tipo; otros podrían ser los conceptos deobligación, beneficio, regalo, intercambio,enunciado, preferencia, sinceridad, etc. Quizá elmismo concepto de institución podría pertene-cer a esta lista.

Debemos resistir la tentación de cree queestos conceptos institucionales básicos puedenser definidos en formas no circulares, de acuer-

nadas como la promesa, la orden, la obligación,etc., tal como se concretan en las sociedades hu-manas. De esta forma, Reinach acepta que aunun mundo que manifiesta diferentes tipos deestructuras a priori puede tener espacio todavíapara convenciones que reflejen reglas constitu-tivas de tipo propuesto por Searle.56 Es fácil en-contrar casos evidentes de conceptos que son“puramente convencionales” en este sentido: laanulación del matrimonio, el derecho a transfe-rencia de pensión, la hipoteca avalada por dote,etc. Estos conceptos (podemos suponerlo contoda razón) no corresponden a ninguna estruc-tura o esencia especial, pero se leen en el mun-do exactamente de la misma manera descritapor Searle. El criterio de puro convencionalis-mo - criterio que también podría aceptar fácil-mente Reinach - es la posibilidad de que defina-mos estos conceptos de formas no circulares, esdecir, según conceptos básico menos problemá-ticos. Sin embargo, aun entonces parece claroque debemos finalmente llegar a conceptos ins-titucionales básicos, conceptos que no puedanser definidos ya en el plano institucional. Lapropiedad es, podríamos sugerirlo, un conceptode este tipo; otros podrían ser los conceptos deobligación, beneficio, regalo, intercambio,enunciado, preferencia, sinceridad, etc. Quizá elmismo concepto de institución podría pertene-cer a esta lista.

Debemos resistir la tentación de cree queestos conceptos institucionales básicos puedenser definidos en formas no circulares, de acuer-

nadas como la promesa, la orden, la obligación,etc., tal como se concretan en las sociedades hu-manas. De esta forma, Reinach acepta que aunun mundo que manifiesta diferentes tipos deestructuras a priori puede tener espacio todavíapara convenciones que reflejen reglas constitu-tivas de tipo propuesto por Searle.56 Es fácil en-contrar casos evidentes de conceptos que son“puramente convencionales” en este sentido: laanulación del matrimonio, el derecho a transfe-rencia de pensión, la hipoteca avalada por dote,etc. Estos conceptos (podemos suponerlo contoda razón) no corresponden a ninguna estruc-tura o esencia especial, pero se leen en el mun-do exactamente de la misma manera descritapor Searle. El criterio de puro convencionalis-mo - criterio que también podría aceptar fácil-mente Reinach - es la posibilidad de que defina-mos estos conceptos de formas no circulares, esdecir, según conceptos básico menos problemá-ticos. Sin embargo, aun entonces parece claroque debemos finalmente llegar a conceptos ins-titucionales básicos, conceptos que no puedanser definidos ya en el plano institucional. Lapropiedad es, podríamos sugerirlo, un conceptode este tipo; otros podrían ser los conceptos deobligación, beneficio, regalo, intercambio,enunciado, preferencia, sinceridad, etc. Quizá elmismo concepto de institución podría pertene-cer a esta lista.

Debemos resistir la tentación de cree queestos conceptos institucionales básicos puedenser definidos en formas no circulares, de acuer-

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do con conceptos institucionales; porque en-tonces todos los conceptos institucionales resul-tarían definibles de esta forma, consecuenciaque Searle descartaría tajantemente.57 Este resi-duo de conceptos institucionales básicos esbozael contenido de la teoría apriórica de la ley deReinach. Por lo tanto, ya podemos ver aquí porqué la noción de Searle de las reglas constituti-vas puede exigir cierto fundamento ontológicoa priori del tipo propuesto por Reinach. Porquesi las reglas constitutivas de Searle están involu-cradas realmente en el habla y en la praxis, en-tonces sabemos al menos que la realidad mismadebe ser de tal forma que pueda llevar dichasreglas y los fundamentos de las propiedadesdispositivas relevantes constituirían entoncesun a priori in re en el sentido de Reinach.58

La noción de concepto institucional pare-ce, en todo caso, una noción que tanto Reinachcomo Searle podrían estar dispuestos a otorgarvalidez. En donde están en desacuerdo es en lu-gar en que ha de trazarse la línea entre lo quehemos llamado conceptos puramente conven-cionales (conceptos que pueden ser considera-dos con razón como si han sido introducidospor definición) y conceptos institucionales bá-sicos (conceptos para los cuales se descartan de-finiciones no circulares). La promesa en parti-cular es considerada por Searle un concepto pu-ramente convencional, mientras que Reinachinsistir que se trata de un concepto básico. Y eneste punto con toda seguridad hemos de seguira Searle, porque ¿no ha ofrecido acaso este au-

do con conceptos institucionales; porque en-tonces todos los conceptos institucionales resul-tarían definibles de esta forma, consecuenciaque Searle descartaría tajantemente.57 Este resi-duo de conceptos institucionales básicos esbozael contenido de la teoría apriórica de la ley deReinach. Por lo tanto, ya podemos ver aquí porqué la noción de Searle de las reglas constituti-vas puede exigir cierto fundamento ontológicoa priori del tipo propuesto por Reinach. Porquesi las reglas constitutivas de Searle están involu-cradas realmente en el habla y en la praxis, en-tonces sabemos al menos que la realidad mismadebe ser de tal forma que pueda llevar dichasreglas y los fundamentos de las propiedadesdispositivas relevantes constituirían entoncesun a priori in re en el sentido de Reinach.58

La noción de concepto institucional pare-ce, en todo caso, una noción que tanto Reinachcomo Searle podrían estar dispuestos a otorgarvalidez. En donde están en desacuerdo es en lu-gar en que ha de trazarse la línea entre lo quehemos llamado conceptos puramente conven-cionales (conceptos que pueden ser considera-dos con razón como si han sido introducidospor definición) y conceptos institucionales bá-sicos (conceptos para los cuales se descartan de-finiciones no circulares). La promesa en parti-cular es considerada por Searle un concepto pu-ramente convencional, mientras que Reinachinsistir que se trata de un concepto básico. Y eneste punto con toda seguridad hemos de seguira Searle, porque ¿no ha ofrecido acaso este au-

do con conceptos institucionales; porque en-tonces todos los conceptos institucionales resul-tarían definibles de esta forma, consecuenciaque Searle descartaría tajantemente.57 Este resi-duo de conceptos institucionales básicos esbozael contenido de la teoría apriórica de la ley deReinach. Por lo tanto, ya podemos ver aquí porqué la noción de Searle de las reglas constituti-vas puede exigir cierto fundamento ontológicoa priori del tipo propuesto por Reinach. Porquesi las reglas constitutivas de Searle están involu-cradas realmente en el habla y en la praxis, en-tonces sabemos al menos que la realidad mismadebe ser de tal forma que pueda llevar dichasreglas y los fundamentos de las propiedadesdispositivas relevantes constituirían entoncesun a priori in re en el sentido de Reinach.58

La noción de concepto institucional pare-ce, en todo caso, una noción que tanto Reinachcomo Searle podrían estar dispuestos a otorgarvalidez. En donde están en desacuerdo es en lu-gar en que ha de trazarse la línea entre lo quehemos llamado conceptos puramente conven-cionales (conceptos que pueden ser considera-dos con razón como si han sido introducidospor definición) y conceptos institucionales bá-sicos (conceptos para los cuales se descartan de-finiciones no circulares). La promesa en parti-cular es considerada por Searle un concepto pu-ramente convencional, mientras que Reinachinsistir que se trata de un concepto básico. Y eneste punto con toda seguridad hemos de seguira Searle, porque ¿no ha ofrecido acaso este au-

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tor una definición de “promesa” en base a otrosconceptos más básicos? La definición es la si-guiente:

Si un hablante S enuncia una oración T enpresencia de un oyente H, entonces, en el enun-ciado literal de T, S promete a H, sincera y co-rrectamente, que p si y solo si:

1. Se cumplen las condiciones normales de en-trada y salida (v.g. que el oyente y el hablan-te saben ambos cómo hablar la misma len-gua y que ambos son conscientes de lo queestán haciendo)

2. S expresa la proposición que p en la enun-ciación de T

3. Al expresar que p, S predica un acto futuroA de S

4. H preferiría que S cumpla A a que no lo ha-ga, y S cree que H preferiría que haga A aque no lo haga.

5. No es obvio ni para S ni para H que S hará Aen el transcurso normal de los aconteci-mientos (el acto debe tener un punto).

6. S tiene intención de hacer A. 7. S tiene la intención de que la enunciación de

T le ponga en obligación de hacer A.8. S tiene la intención de (i) producir en H el

conocimiento K de que la enunciación de Tcuente como si pusiera a S en la obligaciónde hacer A. S tiene la intención de producirK por medio del reconocimiento de i, y tienela intención de que i sea reconocido en vir-

tor una definición de “promesa” en base a otrosconceptos más básicos? La definición es la si-guiente:

Si un hablante S enuncia una oración T enpresencia de un oyente H, entonces, en el enun-ciado literal de T, S promete a H, sincera y co-rrectamente, que p si y solo si:

1. Se cumplen las condiciones normales de en-trada y salida (v.g. que el oyente y el hablan-te saben ambos cómo hablar la misma len-gua y que ambos son conscientes de lo queestán haciendo)

2. S expresa la proposición que p en la enun-ciación de T

3. Al expresar que p, S predica un acto futuroA de S

4. H preferiría que S cumpla A a que no lo ha-ga, y S cree que H preferiría que haga A aque no lo haga.

5. No es obvio ni para S ni para H que S hará Aen el transcurso normal de los aconteci-mientos (el acto debe tener un punto).

6. S tiene intención de hacer A. 7. S tiene la intención de que la enunciación de

T le ponga en obligación de hacer A.8. S tiene la intención de (i) producir en H el

conocimiento K de que la enunciación de Tcuente como si pusiera a S en la obligaciónde hacer A. S tiene la intención de producirK por medio del reconocimiento de i, y tienela intención de que i sea reconocido en vir-

tor una definición de “promesa” en base a otrosconceptos más básicos? La definición es la si-guiente:

Si un hablante S enuncia una oración T enpresencia de un oyente H, entonces, en el enun-ciado literal de T, S promete a H, sincera y co-rrectamente, que p si y solo si:

1. Se cumplen las condiciones normales de en-trada y salida (v.g. que el oyente y el hablan-te saben ambos cómo hablar la misma len-gua y que ambos son conscientes de lo queestán haciendo)

2. S expresa la proposición que p en la enun-ciación de T

3. Al expresar que p, S predica un acto futuroA de S

4. H preferiría que S cumpla A a que no lo ha-ga, y S cree que H preferiría que haga A aque no lo haga.

5. No es obvio ni para S ni para H que S hará Aen el transcurso normal de los aconteci-mientos (el acto debe tener un punto).

6. S tiene intención de hacer A. 7. S tiene la intención de que la enunciación de

T le ponga en obligación de hacer A.8. S tiene la intención de (i) producir en H el

conocimiento K de que la enunciación de Tcuente como si pusiera a S en la obligaciónde hacer A. S tiene la intención de producirK por medio del reconocimiento de i, y tienela intención de que i sea reconocido en vir-

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tud de (mediante) el conocimiento del signi-ficado de T por parte de H.

9. Las reglas semánticas del dialecto habladopor S y H son tales que T es enunciada co-rrecta y sinceramente si y sólo si se cumplenlas condiciones 1-8.59

Sin embargo, la cuestión es si realmente te-nemos aquí una definición no circular.60

Consideremos primero la terminología de“contar como” que utiliza Searle v.g. en la locu-ción “contar como un salud”.61 Supongamosque, de acuerdo con las prácticas de una ciertacasa de subastas, alzar el dedo cuenta como unapromesa. ¿Significa esto que en tales circuns-tancia levantar el dedo es hacer una promesa?Evidentemente que no, aunque la persona quelevanta el dedo sin saberlo puede encontrar queestá obligado tanto como si hubiera hecho deverdad una promesa. (Supongamos además queen cierta casa de subastas levantar el párpadocuenta como levantar un dedo; ¿significaría queal levantar el párpado, yo estaría en realidad ha-ciendo una promesa?). Lo que nos muestran es-tos ejemplos es que la frase “contar como” nor-malmente sirve para llamar la atención al hechode que ciertos actos pueden contar como haceruna promesa aun cuando no logren cumplirselas condiciones necesarias. Claro está, podría-mos excluir esta connotación diciendo más bienlo que “cuenta correctamente como una pro-mesa”, pero esto, al parecer, no podría significarotra cosa que “es una promesa”, y es precisa-

tud de (mediante) el conocimiento del signi-ficado de T por parte de H.

9. Las reglas semánticas del dialecto habladopor S y H son tales que T es enunciada co-rrecta y sinceramente si y sólo si se cumplenlas condiciones 1-8.59

Sin embargo, la cuestión es si realmente te-nemos aquí una definición no circular.60

Consideremos primero la terminología de“contar como” que utiliza Searle v.g. en la locu-ción “contar como un salud”.61 Supongamosque, de acuerdo con las prácticas de una ciertacasa de subastas, alzar el dedo cuenta como unapromesa. ¿Significa esto que en tales circuns-tancia levantar el dedo es hacer una promesa?Evidentemente que no, aunque la persona quelevanta el dedo sin saberlo puede encontrar queestá obligado tanto como si hubiera hecho deverdad una promesa. (Supongamos además queen cierta casa de subastas levantar el párpadocuenta como levantar un dedo; ¿significaría queal levantar el párpado, yo estaría en realidad ha-ciendo una promesa?). Lo que nos muestran es-tos ejemplos es que la frase “contar como” nor-malmente sirve para llamar la atención al hechode que ciertos actos pueden contar como haceruna promesa aun cuando no logren cumplirselas condiciones necesarias. Claro está, podría-mos excluir esta connotación diciendo más bienlo que “cuenta correctamente como una pro-mesa”, pero esto, al parecer, no podría significarotra cosa que “es una promesa”, y es precisa-

tud de (mediante) el conocimiento del signi-ficado de T por parte de H.

9. Las reglas semánticas del dialecto habladopor S y H son tales que T es enunciada co-rrecta y sinceramente si y sólo si se cumplenlas condiciones 1-8.59

Sin embargo, la cuestión es si realmente te-nemos aquí una definición no circular.60

Consideremos primero la terminología de“contar como” que utiliza Searle v.g. en la locu-ción “contar como un salud”.61 Supongamosque, de acuerdo con las prácticas de una ciertacasa de subastas, alzar el dedo cuenta como unapromesa. ¿Significa esto que en tales circuns-tancia levantar el dedo es hacer una promesa?Evidentemente que no, aunque la persona quelevanta el dedo sin saberlo puede encontrar queestá obligado tanto como si hubiera hecho deverdad una promesa. (Supongamos además queen cierta casa de subastas levantar el párpadocuenta como levantar un dedo; ¿significaría queal levantar el párpado, yo estaría en realidad ha-ciendo una promesa?). Lo que nos muestran es-tos ejemplos es que la frase “contar como” nor-malmente sirve para llamar la atención al hechode que ciertos actos pueden contar como haceruna promesa aun cuando no logren cumplirselas condiciones necesarias. Claro está, podría-mos excluir esta connotación diciendo más bienlo que “cuenta correctamente como una pro-mesa”, pero esto, al parecer, no podría significarotra cosa que “es una promesa”, y es precisa-

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mente esta locución la que Searle pretende defi-nir. ¿Cómo entonces damos significado a unafrase como “cuenta como una promesa” o“cuenta como un salud” de manera que cum-plamos con los requisitos de Searle? ¿Cómo po-demos entender aquello de “contar como X” enausencia de una comprensión previa de lo quepuede ser X en realidad? ¿Cómo puedo llegar asaber que tal o cual cosa cuenta como una pro-mesa, a menos que estuviera familiarizado in-dependientemente con la promesa misma? ¿Yqué de bueno tendría saberlo, en el caso de quepudiera lograrse? Porque si se que algo cuentacomo X y sin embargo no se lo que ‘X’ significa,entonces con seguridad no se nada en absoluto.Supongamos, por ejemplo, que algún marcianoque visita la Tierra haya emprendido la tarea deentender el conjunto de condiciones de Searle(1-9) sin estar familiarizado antes con la insti-tución humana de la promesa. ¿Lograría en rea-lidad prometer, simplemente como resultado dehaber cumplido de alguna forma las condicio-nes que describe Searle?

Pero ahora echemos un vistazo a lo queocurre si examinamos la condición 1 de Searle ala luz de lo que acabamos de exponer. Comonos dice este autor (op. cit.: 61), tal condicióndebe ser entendida en un sentido suficiente-mente amplio que, junto con las demás condi-ciones, garantice que H entiende el enunciado.¿Pero esto no significa que H entienda el enun-ciado precisamente como una promesa? ¿Lacondición de que el hablante y el oyente están

mente esta locución la que Searle pretende defi-nir. ¿Cómo entonces damos significado a unafrase como “cuenta como una promesa” o“cuenta como un salud” de manera que cum-plamos con los requisitos de Searle? ¿Cómo po-demos entender aquello de “contar como X” enausencia de una comprensión previa de lo quepuede ser X en realidad? ¿Cómo puedo llegar asaber que tal o cual cosa cuenta como una pro-mesa, a menos que estuviera familiarizado in-dependientemente con la promesa misma? ¿Yqué de bueno tendría saberlo, en el caso de quepudiera lograrse? Porque si se que algo cuentacomo X y sin embargo no se lo que ‘X’ significa,entonces con seguridad no se nada en absoluto.Supongamos, por ejemplo, que algún marcianoque visita la Tierra haya emprendido la tarea deentender el conjunto de condiciones de Searle(1-9) sin estar familiarizado antes con la insti-tución humana de la promesa. ¿Lograría en rea-lidad prometer, simplemente como resultado dehaber cumplido de alguna forma las condicio-nes que describe Searle?

Pero ahora echemos un vistazo a lo queocurre si examinamos la condición 1 de Searle ala luz de lo que acabamos de exponer. Comonos dice este autor (op. cit.: 61), tal condicióndebe ser entendida en un sentido suficiente-mente amplio que, junto con las demás condi-ciones, garantice que H entiende el enunciado.¿Pero esto no significa que H entienda el enun-ciado precisamente como una promesa? ¿Lacondición de que el hablante y el oyente están

mente esta locución la que Searle pretende defi-nir. ¿Cómo entonces damos significado a unafrase como “cuenta como una promesa” o“cuenta como un salud” de manera que cum-plamos con los requisitos de Searle? ¿Cómo po-demos entender aquello de “contar como X” enausencia de una comprensión previa de lo quepuede ser X en realidad? ¿Cómo puedo llegar asaber que tal o cual cosa cuenta como una pro-mesa, a menos que estuviera familiarizado in-dependientemente con la promesa misma? ¿Yqué de bueno tendría saberlo, en el caso de quepudiera lograrse? Porque si se que algo cuentacomo X y sin embargo no se lo que ‘X’ significa,entonces con seguridad no se nada en absoluto.Supongamos, por ejemplo, que algún marcianoque visita la Tierra haya emprendido la tarea deentender el conjunto de condiciones de Searle(1-9) sin estar familiarizado antes con la insti-tución humana de la promesa. ¿Lograría en rea-lidad prometer, simplemente como resultado dehaber cumplido de alguna forma las condicio-nes que describe Searle?

Pero ahora echemos un vistazo a lo queocurre si examinamos la condición 1 de Searle ala luz de lo que acabamos de exponer. Comonos dice este autor (op. cit.: 61), tal condicióndebe ser entendida en un sentido suficiente-mente amplio que, junto con las demás condi-ciones, garantice que H entiende el enunciado.¿Pero esto no significa que H entienda el enun-ciado precisamente como una promesa? ¿Lacondición de que el hablante y el oyente están

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ambos “conscientes de lo que están haciendo”no supone acaso su conocimiento de que es unapromesa en lo que participan? Searle responde-rá seguramente con un sí a estas preguntas. Pe-ro entonces su definición es circular.

Sin embargo, Searle podría responder queestamos imputándole un propósito demasiadosuperior a la definición suya. Esta definición notenía la intención de arrojar luz sobre ninguna“estructura” especial de la promesa, no más quepretendía describir las reglas constitutivas queestaban involucradas históricamente en el géne-sis de las instituciones respectivas. Más bien,Searle quería ofrecernos un simple análisis es-clarecedor de las cosas que decimos acerca deuna faceta de la conducta que no está absoluta-mente demarcada62. Si su análisis ha de tenervalor, sin embargo, no debe descuidar aspectoscentrales de la conducta en cuestión, y uno deestos aspectos al parecer consiste en que la pro-mesa requiere que uno se adapte naturalmentea un todo estructurado del tipo relevante. Co-mo subraya Crosby en su artículo, la promesano es un compuesto de otros actos sino un actoen sí mismo, Searle se acerca hacia el cumpli-miento de este requisito en su tesis de que lainstitución de la promesa, como otras institu-ciones, es un “sistema de reglas constitutivas”(op. cit.: 51). Sin embargo, su problema es queno puede especificar de qué “sistema” se tratasin estrellarse una vez más contra la barrera deuna estructura especial del tipo propuesto porReinach.

ambos “conscientes de lo que están haciendo”no supone acaso su conocimiento de que es unapromesa en lo que participan? Searle responde-rá seguramente con un sí a estas preguntas. Pe-ro entonces su definición es circular.

Sin embargo, Searle podría responder queestamos imputándole un propósito demasiadosuperior a la definición suya. Esta definición notenía la intención de arrojar luz sobre ninguna“estructura” especial de la promesa, no más quepretendía describir las reglas constitutivas queestaban involucradas históricamente en el géne-sis de las instituciones respectivas. Más bien,Searle quería ofrecernos un simple análisis es-clarecedor de las cosas que decimos acerca deuna faceta de la conducta que no está absoluta-mente demarcada62. Si su análisis ha de tenervalor, sin embargo, no debe descuidar aspectoscentrales de la conducta en cuestión, y uno deestos aspectos al parecer consiste en que la pro-mesa requiere que uno se adapte naturalmentea un todo estructurado del tipo relevante. Co-mo subraya Crosby en su artículo, la promesano es un compuesto de otros actos sino un actoen sí mismo, Searle se acerca hacia el cumpli-miento de este requisito en su tesis de que lainstitución de la promesa, como otras institu-ciones, es un “sistema de reglas constitutivas”(op. cit.: 51). Sin embargo, su problema es queno puede especificar de qué “sistema” se tratasin estrellarse una vez más contra la barrera deuna estructura especial del tipo propuesto porReinach.

ambos “conscientes de lo que están haciendo”no supone acaso su conocimiento de que es unapromesa en lo que participan? Searle responde-rá seguramente con un sí a estas preguntas. Pe-ro entonces su definición es circular.

Sin embargo, Searle podría responder queestamos imputándole un propósito demasiadosuperior a la definición suya. Esta definición notenía la intención de arrojar luz sobre ninguna“estructura” especial de la promesa, no más quepretendía describir las reglas constitutivas queestaban involucradas históricamente en el géne-sis de las instituciones respectivas. Más bien,Searle quería ofrecernos un simple análisis es-clarecedor de las cosas que decimos acerca deuna faceta de la conducta que no está absoluta-mente demarcada62. Si su análisis ha de tenervalor, sin embargo, no debe descuidar aspectoscentrales de la conducta en cuestión, y uno deestos aspectos al parecer consiste en que la pro-mesa requiere que uno se adapte naturalmentea un todo estructurado del tipo relevante. Co-mo subraya Crosby en su artículo, la promesano es un compuesto de otros actos sino un actoen sí mismo, Searle se acerca hacia el cumpli-miento de este requisito en su tesis de que lainstitución de la promesa, como otras institu-ciones, es un “sistema de reglas constitutivas”(op. cit.: 51). Sin embargo, su problema es queno puede especificar de qué “sistema” se tratasin estrellarse una vez más contra la barrera deuna estructura especial del tipo propuesto porReinach.

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Tal vez podríamos evitar este problemadescribiendo la institución de la promesa segúnla noción ya mencionada de fusión. Quizá Sear-le podría sostener que la fusión es un simpleproducto secundario del proceso de atrinchera-miento de instituciones, algo que se producecomo un hábito simple y llano al estilo de Hu-me. En este caso, lo que le hace falta al marcia-no es simplemente una cierta facilidad en elcumplimiento simultáneo de todas las reglasconstitutivas relevantes. Sin embargo, esto pare-ce inconsistente con la conciencia, de parte delque promete y el que recibe la promesa, de lainteligibilidad especial (o naturalidad) de la ins-titución de la promesa, inteligibilidad que fluye,según Reinach, a partir de la universalidad y lanecesidad de las estructuras correspondientes.La visión de Hume es además inconsistente conel hecho de que las intenciones a las que se re-fieren las condiciones 6 y 7 están unas con res-pecto a otras y con respecto al enunciado enuna relación de dependencia mutua necesario,de suerte que, como Reid y Reinach dirían, te-nemos aquí un tipo muy especial de intención(sincategoremática) - precisamente con ese tipode intencionalidad que puede ocurrir sólo den-tro del contexto de una promesa debidamenteconstituida.

Quizá entonces Searle podría afirmar quela fusión necesaria, naturalidad o espontanei-dad de realización de la promesa está garantiza-da “semánticamente” por la condición 9. Sinembargo, esto sería dar excesiva e injustificada

Tal vez podríamos evitar este problemadescribiendo la institución de la promesa segúnla noción ya mencionada de fusión. Quizá Sear-le podría sostener que la fusión es un simpleproducto secundario del proceso de atrinchera-miento de instituciones, algo que se producecomo un hábito simple y llano al estilo de Hu-me. En este caso, lo que le hace falta al marcia-no es simplemente una cierta facilidad en elcumplimiento simultáneo de todas las reglasconstitutivas relevantes. Sin embargo, esto pare-ce inconsistente con la conciencia, de parte delque promete y el que recibe la promesa, de lainteligibilidad especial (o naturalidad) de la ins-titución de la promesa, inteligibilidad que fluye,según Reinach, a partir de la universalidad y lanecesidad de las estructuras correspondientes.La visión de Hume es además inconsistente conel hecho de que las intenciones a las que se re-fieren las condiciones 6 y 7 están unas con res-pecto a otras y con respecto al enunciado enuna relación de dependencia mutua necesario,de suerte que, como Reid y Reinach dirían, te-nemos aquí un tipo muy especial de intención(sincategoremática) - precisamente con ese tipode intencionalidad que puede ocurrir sólo den-tro del contexto de una promesa debidamenteconstituida.

Quizá entonces Searle podría afirmar quela fusión necesaria, naturalidad o espontanei-dad de realización de la promesa está garantiza-da “semánticamente” por la condición 9. Sinembargo, esto sería dar excesiva e injustificada

Tal vez podríamos evitar este problemadescribiendo la institución de la promesa segúnla noción ya mencionada de fusión. Quizá Sear-le podría sostener que la fusión es un simpleproducto secundario del proceso de atrinchera-miento de instituciones, algo que se producecomo un hábito simple y llano al estilo de Hu-me. En este caso, lo que le hace falta al marcia-no es simplemente una cierta facilidad en elcumplimiento simultáneo de todas las reglasconstitutivas relevantes. Sin embargo, esto pare-ce inconsistente con la conciencia, de parte delque promete y el que recibe la promesa, de lainteligibilidad especial (o naturalidad) de la ins-titución de la promesa, inteligibilidad que fluye,según Reinach, a partir de la universalidad y lanecesidad de las estructuras correspondientes.La visión de Hume es además inconsistente conel hecho de que las intenciones a las que se re-fieren las condiciones 6 y 7 están unas con res-pecto a otras y con respecto al enunciado enuna relación de dependencia mutua necesario,de suerte que, como Reid y Reinach dirían, te-nemos aquí un tipo muy especial de intención(sincategoremática) - precisamente con ese tipode intencionalidad que puede ocurrir sólo den-tro del contexto de una promesa debidamenteconstituida.

Quizá entonces Searle podría afirmar quela fusión necesaria, naturalidad o espontanei-dad de realización de la promesa está garantiza-da “semánticamente” por la condición 9. Sinembargo, esto sería dar excesiva e injustificada

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importancia al aspecto semántico de los sujetosparlantes y actuantes en cuya conducta se reali-za un dialecto dado. Todo ello posiblemente de-ja la opción de que Searle añada a su lista unacondición adicional para que las otras condi-ciones se satisfagan de forma natural. ¿Pero aca-so esto no significa que las actividades en cues-tión se llevan a cabo de acuerdo con una estruc-tura a priori de la promesa a la que se refiereReinach?

Notas

1 Este ensayo constituye una versión ampliada y revisa-da de “Materials Towards a History of Speech ActTheory” que apareció en Karl Bühler’s Theory of Lan-guage (Amsterdam 1988), editados por Achim Esch-bach. Agradezco al Profesor Eschbach por su permisopara reproducir parte de este material. Agradezcotambién a la Alexander von Humboldt Stiftung bajocuyos auspicios se llevó a cabo la investigación origi-nal, y a Graham Bird, Johannes Brandl, John Crosby,Kevin Mulligan and Karl Schuhmann por su útiles co-mentarios.

2 Cf. Schulthess 1983: 304; Mulligan 1987: 33s; Schuh-mann/Smith 1990.

3 Ver Schuhmann y Smith 1990, §§ 5-64 Cf. Peirce MS 517: 36-38, citado en Brock 1981: 322.

Brock sin embargo parece exagerar la magnitud enque se puede afirmar que Peirce se haya anticipado alos teóricos de los actos de habla.

5 Cf. Schuhmann/Smith 1990, § 1.6 Ver el volumen Speech Act and Sachverhalt, editado

por K. Mulligan (1987) y en especial su propia contri-bución de Mulligan para este volumen.

importancia al aspecto semántico de los sujetosparlantes y actuantes en cuya conducta se reali-za un dialecto dado. Todo ello posiblemente de-ja la opción de que Searle añada a su lista unacondición adicional para que las otras condi-ciones se satisfagan de forma natural. ¿Pero aca-so esto no significa que las actividades en cues-tión se llevan a cabo de acuerdo con una estruc-tura a priori de la promesa a la que se refiereReinach?

Notas

1 Este ensayo constituye una versión ampliada y revisa-da de “Materials Towards a History of Speech ActTheory” que apareció en Karl Bühler’s Theory of Lan-guage (Amsterdam 1988), editados por Achim Esch-bach. Agradezco al Profesor Eschbach por su permisopara reproducir parte de este material. Agradezcotambién a la Alexander von Humboldt Stiftung bajocuyos auspicios se llevó a cabo la investigación origi-nal, y a Graham Bird, Johannes Brandl, John Crosby,Kevin Mulligan and Karl Schuhmann por su útiles co-mentarios.

2 Cf. Schulthess 1983: 304; Mulligan 1987: 33s; Schuh-mann/Smith 1990.

3 Ver Schuhmann y Smith 1990, §§ 5-64 Cf. Peirce MS 517: 36-38, citado en Brock 1981: 322.

Brock sin embargo parece exagerar la magnitud enque se puede afirmar que Peirce se haya anticipado alos teóricos de los actos de habla.

5 Cf. Schuhmann/Smith 1990, § 1.6 Ver el volumen Speech Act and Sachverhalt, editado

por K. Mulligan (1987) y en especial su propia contri-bución de Mulligan para este volumen.

importancia al aspecto semántico de los sujetosparlantes y actuantes en cuya conducta se reali-za un dialecto dado. Todo ello posiblemente de-ja la opción de que Searle añada a su lista unacondición adicional para que las otras condi-ciones se satisfagan de forma natural. ¿Pero aca-so esto no significa que las actividades en cues-tión se llevan a cabo de acuerdo con una estruc-tura a priori de la promesa a la que se refiereReinach?

Notas

1 Este ensayo constituye una versión ampliada y revisa-da de “Materials Towards a History of Speech ActTheory” que apareció en Karl Bühler’s Theory of Lan-guage (Amsterdam 1988), editados por Achim Esch-bach. Agradezco al Profesor Eschbach por su permisopara reproducir parte de este material. Agradezcotambién a la Alexander von Humboldt Stiftung bajocuyos auspicios se llevó a cabo la investigación origi-nal, y a Graham Bird, Johannes Brandl, John Crosby,Kevin Mulligan and Karl Schuhmann por su útiles co-mentarios.

2 Cf. Schulthess 1983: 304; Mulligan 1987: 33s; Schuh-mann/Smith 1990.

3 Ver Schuhmann y Smith 1990, §§ 5-64 Cf. Peirce MS 517: 36-38, citado en Brock 1981: 322.

Brock sin embargo parece exagerar la magnitud enque se puede afirmar que Peirce se haya anticipado alos teóricos de los actos de habla.

5 Cf. Schuhmann/Smith 1990, § 1.6 Ver el volumen Speech Act and Sachverhalt, editado

por K. Mulligan (1987) y en especial su propia contri-bución de Mulligan para este volumen.

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7 Véase par. 7 de Reinach 1913; Burkhardt 1986 (pp.20ss); Brown 1987.

8 Véase, v.g., De anima 430 a 27, De interpretatione 16 a12, Metaphysics 1051 b 3.

9 Esta concepción la mantienen todavía, por ejemplo,algunos lingüistas notables como Hermann Paul, quedefine una oración como “la expresión lingüística […]del hecho de que la conexión de varias representacio-nes o grupos de representaciones ha ocurrido en lamente del hablante y el medio de producir dichas re-presentaciones en la mente del oyente” (1909: 121). Lamisma visión se encuentra en el trabajo de Lipps,Wundt y Sigwart.

10 1837, §. 23.11 En § 19 del Wissenschafstlehre, Bolzano identifica sin

más ni más lo que llama una “proposición aseverada”con la “idea de una proposición”, y en la misma sec-ción llega casi a identificar el juicio con una “presenta-ción acompañada por una verificación”.

12 Así en § 2 Frege describe el “contenido de un juicio”como una “blosse Vorstellungsverbindung”

13 Al respecto véase Abelard (1919), pp. 369s. Véase tam-bién Reinach 1913: 806s., y nótense los paralelos conla explicación de Searle (1982).

14 Brentano 81924/25, vol. I: 112ss). Sobre la idea defundamento y las nociones de dependencia, momen-to, complejo, unidad, etc., en las siguientes páginas,véase los artículos y la bibliografía en Smith (ed.)(1982).

15 Cf. 1900/01, Investigation V, §§ 37 y 41; InvestigationVI, § 13.

16 Ignoremos por ahora el momento adicional del “lle-nado intuitivo” (cf. Husserl 1900/01, v.g.: 566; y la dis-cusión en Willard 1984: 218-32).

17 En realidad Husserl identifica significados lingüísticosen el sentido más común - por ejemplo, tal como seconserva en la traducción - con los contenidos idealeso especies de contenido de los actos. Los significadoslingüísticos son los contenidos de los actos de uso lin-

7 Véase par. 7 de Reinach 1913; Burkhardt 1986 (pp.20ss); Brown 1987.

8 Véase, v.g., De anima 430 a 27, De interpretatione 16 a12, Metaphysics 1051 b 3.

9 Esta concepción la mantienen todavía, por ejemplo,algunos lingüistas notables como Hermann Paul, quedefine una oración como “la expresión lingüística […]del hecho de que la conexión de varias representacio-nes o grupos de representaciones ha ocurrido en lamente del hablante y el medio de producir dichas re-presentaciones en la mente del oyente” (1909: 121). Lamisma visión se encuentra en el trabajo de Lipps,Wundt y Sigwart.

10 1837, §. 23.11 En § 19 del Wissenschafstlehre, Bolzano identifica sin

más ni más lo que llama una “proposición aseverada”con la “idea de una proposición”, y en la misma sec-ción llega casi a identificar el juicio con una “presenta-ción acompañada por una verificación”.

12 Así en § 2 Frege describe el “contenido de un juicio”como una “blosse Vorstellungsverbindung”

13 Al respecto véase Abelard (1919), pp. 369s. Véase tam-bién Reinach 1913: 806s., y nótense los paralelos conla explicación de Searle (1982).

14 Brentano 81924/25, vol. I: 112ss). Sobre la idea defundamento y las nociones de dependencia, momen-to, complejo, unidad, etc., en las siguientes páginas,véase los artículos y la bibliografía en Smith (ed.)(1982).

15 Cf. 1900/01, Investigation V, §§ 37 y 41; InvestigationVI, § 13.

16 Ignoremos por ahora el momento adicional del “lle-nado intuitivo” (cf. Husserl 1900/01, v.g.: 566; y la dis-cusión en Willard 1984: 218-32).

17 En realidad Husserl identifica significados lingüísticosen el sentido más común - por ejemplo, tal como seconserva en la traducción - con los contenidos idealeso especies de contenido de los actos. Los significadoslingüísticos son los contenidos de los actos de uso lin-

7 Véase par. 7 de Reinach 1913; Burkhardt 1986 (pp.20ss); Brown 1987.

8 Véase, v.g., De anima 430 a 27, De interpretatione 16 a12, Metaphysics 1051 b 3.

9 Esta concepción la mantienen todavía, por ejemplo,algunos lingüistas notables como Hermann Paul, quedefine una oración como “la expresión lingüística […]del hecho de que la conexión de varias representacio-nes o grupos de representaciones ha ocurrido en lamente del hablante y el medio de producir dichas re-presentaciones en la mente del oyente” (1909: 121). Lamisma visión se encuentra en el trabajo de Lipps,Wundt y Sigwart.

10 1837, §. 23.11 En § 19 del Wissenschafstlehre, Bolzano identifica sin

más ni más lo que llama una “proposición aseverada”con la “idea de una proposición”, y en la misma sec-ción llega casi a identificar el juicio con una “presenta-ción acompañada por una verificación”.

12 Así en § 2 Frege describe el “contenido de un juicio”como una “blosse Vorstellungsverbindung”

13 Al respecto véase Abelard (1919), pp. 369s. Véase tam-bién Reinach 1913: 806s., y nótense los paralelos conla explicación de Searle (1982).

14 Brentano 81924/25, vol. I: 112ss). Sobre la idea defundamento y las nociones de dependencia, momen-to, complejo, unidad, etc., en las siguientes páginas,véase los artículos y la bibliografía en Smith (ed.)(1982).

15 Cf. 1900/01, Investigation V, §§ 37 y 41; InvestigationVI, § 13.

16 Ignoremos por ahora el momento adicional del “lle-nado intuitivo” (cf. Husserl 1900/01, v.g.: 566; y la dis-cusión en Willard 1984: 218-32).

17 En realidad Husserl identifica significados lingüísticosen el sentido más común - por ejemplo, tal como seconserva en la traducción - con los contenidos idealeso especies de contenido de los actos. Los significadoslingüísticos son los contenidos de los actos de uso lin-

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güísticos tomados in specie (Cf. Willard 1984, y Smith1987 y 1988ª.). Como el mismo Husserl reconocía, es-ta explicación del significado lingüístico se vuelve pro-blemática cuando tenemos que tratar con usos lin-güísticos que involucran componentes “ocasionales” o“indéxicos” 8cf. Mullinga/Smith 1985).

18 Cf. 1900/01: 679.19 Acto, aquí, se refiere a los eventos mentales de ver, juz-

gar, deliberar, etc. Acción se refiere a los acontecimien-tos físicos o corporales de matar, caminar, etc., y tam-bién aquellos eventos del habla (promesas, adverten-cias, disculpas9 que de otra forma serían conocidosnormalmente como actos de habla. (Cf. Brentano1924/25, vol. II: 110s). La terminología de acto y estado, por otro lado, se re-fiere a un tipo de oposición diferente entre lo episódi-co (por ejemplo los actos de juzgar o decidir) y lo quepermanece (por ejemplo los estados de convicción ocreencia). (cf. Mulligan/Smith 1986). Brentano no viola necesidad de trazar esta última distinción, por loque el “juicio”, según este autor, abarca indiscrimina-damente aseveraciones episódicas y actitudes durade-ras de creencia o incredulidad. Al parecer, Reinach(1911) fue el primero en lograr cierta claridad sobreestos aspectos.

20 La carta, que se encuentra en el Nachlass de Dauberten la biblioteca Estatal Bávara de Munich, trata acercadel capítulo 9 de la Sexta investigación Lógica de Hus-serl. Comprende el doble folio 83 del archivo A I 5 deDaubert, titulado “Husserl/Meinong” (Cf. Smith1988, para una traducción de los pasajes más impor-tantes). Fue escrita el 28 de diciembre de 1904 y dirigi-da a Fritz Weinmann que fue, junto con otros feno-menologistas de Munich, estudiante de TheodorLipps.

21 Como afirma Daubert en su manuscrito A I 2 sobre elasunto de las preguntas, Husserl opina que lo que dasignificado a las preguntas es un acto de registro, locual no puede ser correcto porque n acto de este tipo

güísticos tomados in specie (Cf. Willard 1984, y Smith1987 y 1988ª.). Como el mismo Husserl reconocía, es-ta explicación del significado lingüístico se vuelve pro-blemática cuando tenemos que tratar con usos lin-güísticos que involucran componentes “ocasionales” o“indéxicos” 8cf. Mullinga/Smith 1985).

18 Cf. 1900/01: 679.19 Acto, aquí, se refiere a los eventos mentales de ver, juz-

gar, deliberar, etc. Acción se refiere a los acontecimien-tos físicos o corporales de matar, caminar, etc., y tam-bién aquellos eventos del habla (promesas, adverten-cias, disculpas9 que de otra forma serían conocidosnormalmente como actos de habla. (Cf. Brentano1924/25, vol. II: 110s). La terminología de acto y estado, por otro lado, se re-fiere a un tipo de oposición diferente entre lo episódi-co (por ejemplo los actos de juzgar o decidir) y lo quepermanece (por ejemplo los estados de convicción ocreencia). (cf. Mulligan/Smith 1986). Brentano no viola necesidad de trazar esta última distinción, por loque el “juicio”, según este autor, abarca indiscrimina-damente aseveraciones episódicas y actitudes durade-ras de creencia o incredulidad. Al parecer, Reinach(1911) fue el primero en lograr cierta claridad sobreestos aspectos.

20 La carta, que se encuentra en el Nachlass de Dauberten la biblioteca Estatal Bávara de Munich, trata acercadel capítulo 9 de la Sexta investigación Lógica de Hus-serl. Comprende el doble folio 83 del archivo A I 5 deDaubert, titulado “Husserl/Meinong” (Cf. Smith1988, para una traducción de los pasajes más impor-tantes). Fue escrita el 28 de diciembre de 1904 y dirigi-da a Fritz Weinmann que fue, junto con otros feno-menologistas de Munich, estudiante de TheodorLipps.

21 Como afirma Daubert en su manuscrito A I 2 sobre elasunto de las preguntas, Husserl opina que lo que dasignificado a las preguntas es un acto de registro, locual no puede ser correcto porque n acto de este tipo

güísticos tomados in specie (Cf. Willard 1984, y Smith1987 y 1988ª.). Como el mismo Husserl reconocía, es-ta explicación del significado lingüístico se vuelve pro-blemática cuando tenemos que tratar con usos lin-güísticos que involucran componentes “ocasionales” o“indéxicos” 8cf. Mullinga/Smith 1985).

18 Cf. 1900/01: 679.19 Acto, aquí, se refiere a los eventos mentales de ver, juz-

gar, deliberar, etc. Acción se refiere a los acontecimien-tos físicos o corporales de matar, caminar, etc., y tam-bién aquellos eventos del habla (promesas, adverten-cias, disculpas9 que de otra forma serían conocidosnormalmente como actos de habla. (Cf. Brentano1924/25, vol. II: 110s). La terminología de acto y estado, por otro lado, se re-fiere a un tipo de oposición diferente entre lo episódi-co (por ejemplo los actos de juzgar o decidir) y lo quepermanece (por ejemplo los estados de convicción ocreencia). (cf. Mulligan/Smith 1986). Brentano no viola necesidad de trazar esta última distinción, por loque el “juicio”, según este autor, abarca indiscrimina-damente aseveraciones episódicas y actitudes durade-ras de creencia o incredulidad. Al parecer, Reinach(1911) fue el primero en lograr cierta claridad sobreestos aspectos.

20 La carta, que se encuentra en el Nachlass de Dauberten la biblioteca Estatal Bávara de Munich, trata acercadel capítulo 9 de la Sexta investigación Lógica de Hus-serl. Comprende el doble folio 83 del archivo A I 5 deDaubert, titulado “Husserl/Meinong” (Cf. Smith1988, para una traducción de los pasajes más impor-tantes). Fue escrita el 28 de diciembre de 1904 y dirigi-da a Fritz Weinmann que fue, junto con otros feno-menologistas de Munich, estudiante de TheodorLipps.

21 Como afirma Daubert en su manuscrito A I 2 sobre elasunto de las preguntas, Husserl opina que lo que dasignificado a las preguntas es un acto de registro, locual no puede ser correcto porque n acto de este tipo

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sería un acto objetivante, y esto precisamente contra-dice la esencia de la pregunta. Es una contradicciónpreguntar y registrar al mismo tiempo. La oración queregistra siempre tendría un sentido muy distinto de lapregunta, sentido que no llegaría aquí a expresar di-rectamente (p. 14v). Al respecto véase la discusión detallada de este manus-crito en Schuhmann/Smith (1985).

22 La noción de fusión o Verschmelzung, que fue utiliza-da por Stumpf en su Tonpsychologie, recuerda ideas delos llamados “psicólogos químicos” en Gran Bretañaen los siglos dieciocho y diecinueve. Véase, por ejem-plo, la discusión de Brentano 81925/25, vol. 1: 126)del trabajo de William Hamilton

23 Cf. Schuhmann/Smith 1985 y Smith 1988 para un re-lato del posterior desarrollo del pensamiento de Dau-bert en esta materia.

24 Cf. otra vez Mulligan/Smith (1985) para una explica-ción de las ideas de ocasionalidad e indexicalidad deHusserl.

25 Como señala Hellmuth Dempe en su disertación so-bre la filosofía del lenguaje de Bühler:

o la insinuación [Kundgabe] corresponde al lenguaje, yentonces lo que se insinúa es primeramente representa-do, significado intencionalmente en el signo; o la insi-nuación es una función causal y entonces es un signo enel mismo sentido que el estado del termómetro es un sig-no de la temperatura actual (1928: 86).

Por lo tanto, Dempe sostiene en defensa de la teoríaunifuncional de Husserl, debemos distinguir la insi-nuación intencional que es efectivamente representa-ción, de la insinuación causal libre de representación;y entonces “incluso la insinuación causal es […] parala conciencia que observa la insinuación, un signo delo que se insinúa, es decir, una representación suya”(op. cit.: 87). Cf también Dempe 1935 y la réplica deBühler (1936).

sería un acto objetivante, y esto precisamente contra-dice la esencia de la pregunta. Es una contradicciónpreguntar y registrar al mismo tiempo. La oración queregistra siempre tendría un sentido muy distinto de lapregunta, sentido que no llegaría aquí a expresar di-rectamente (p. 14v). Al respecto véase la discusión detallada de este manus-crito en Schuhmann/Smith (1985).

22 La noción de fusión o Verschmelzung, que fue utiliza-da por Stumpf en su Tonpsychologie, recuerda ideas delos llamados “psicólogos químicos” en Gran Bretañaen los siglos dieciocho y diecinueve. Véase, por ejem-plo, la discusión de Brentano 81925/25, vol. 1: 126)del trabajo de William Hamilton

23 Cf. Schuhmann/Smith 1985 y Smith 1988 para un re-lato del posterior desarrollo del pensamiento de Dau-bert en esta materia.

24 Cf. otra vez Mulligan/Smith (1985) para una explica-ción de las ideas de ocasionalidad e indexicalidad deHusserl.

25 Como señala Hellmuth Dempe en su disertación so-bre la filosofía del lenguaje de Bühler:

o la insinuación [Kundgabe] corresponde al lenguaje, yentonces lo que se insinúa es primeramente representa-do, significado intencionalmente en el signo; o la insi-nuación es una función causal y entonces es un signo enel mismo sentido que el estado del termómetro es un sig-no de la temperatura actual (1928: 86).

Por lo tanto, Dempe sostiene en defensa de la teoríaunifuncional de Husserl, debemos distinguir la insi-nuación intencional que es efectivamente representa-ción, de la insinuación causal libre de representación;y entonces “incluso la insinuación causal es […] parala conciencia que observa la insinuación, un signo delo que se insinúa, es decir, una representación suya”(op. cit.: 87). Cf también Dempe 1935 y la réplica deBühler (1936).

sería un acto objetivante, y esto precisamente contra-dice la esencia de la pregunta. Es una contradicciónpreguntar y registrar al mismo tiempo. La oración queregistra siempre tendría un sentido muy distinto de lapregunta, sentido que no llegaría aquí a expresar di-rectamente (p. 14v). Al respecto véase la discusión detallada de este manus-crito en Schuhmann/Smith (1985).

22 La noción de fusión o Verschmelzung, que fue utiliza-da por Stumpf en su Tonpsychologie, recuerda ideas delos llamados “psicólogos químicos” en Gran Bretañaen los siglos dieciocho y diecinueve. Véase, por ejem-plo, la discusión de Brentano 81925/25, vol. 1: 126)del trabajo de William Hamilton

23 Cf. Schuhmann/Smith 1985 y Smith 1988 para un re-lato del posterior desarrollo del pensamiento de Dau-bert en esta materia.

24 Cf. otra vez Mulligan/Smith (1985) para una explica-ción de las ideas de ocasionalidad e indexicalidad deHusserl.

25 Como señala Hellmuth Dempe en su disertación so-bre la filosofía del lenguaje de Bühler:

o la insinuación [Kundgabe] corresponde al lenguaje, yentonces lo que se insinúa es primeramente representa-do, significado intencionalmente en el signo; o la insi-nuación es una función causal y entonces es un signo enel mismo sentido que el estado del termómetro es un sig-no de la temperatura actual (1928: 86).

Por lo tanto, Dempe sostiene en defensa de la teoríaunifuncional de Husserl, debemos distinguir la insi-nuación intencional que es efectivamente representa-ción, de la insinuación causal libre de representación;y entonces “incluso la insinuación causal es […] parala conciencia que observa la insinuación, un signo delo que se insinúa, es decir, una representación suya”(op. cit.: 87). Cf también Dempe 1935 y la réplica deBühler (1936).

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26 El mismo Bühler llega a decir que Marty simplementeno reconocía la función representacional, tesis que esdesmentida por ejemplo por Marty 1908: 291s., 374,376. Cf. también Funke 1927: 137.

27 Para la explicación que ofrece Marty de los emotivos,véase el capítulo 5 de su obra de 1908. Sería demasia-do largo tratar en este punto la explicación que ofreceMarty de los significados de expresiones sincategore-máticas.

28 Logikmanuscript B2: 118, el énfasis es mío; cf. Brandl1987 sobre el contenido de los primeros manuscritosde lógica de Brentano

29 “Una unidad lingüística tiene tal o cual significado[…] significa para nosotros: es como una regla aplica-da a (y dentro de ciertos límites también capaz de) su-gerir o insinuar un [fenómeno psíquico] de cierto tipoen el oyente”.

30 Cf. 198: 36231 Cf. Gardies 1965. 32 Cf. Austin 1962: 99ss., y sección 2 del artículo de

Crosby.33 Este factor fue reconocido explícitamente por Pfänder

en su “doctrina de los imperativos” (1909: 313, 316s). 34 Por lo tanto considera las amenazas como una subcla-

se de órdenes (op. cit.: 365n), y las preguntas comouna subclase de expresiones de deseos y una subclasede órdenes (op. cit.: 366, 368), errores que Reinachnunca habría cometido.

35 Cf. Schuhmann 1977: 13836 Cf. Schuhmann/Smith 1987: 10-1337 Cf. 1913: 707s.38 La influencia de la teoría de Marty es evidente aquí.

Consideremos, por ejemplo, la aseveración e Marty deque nuestra intención al usar un signo está dirigida“hacia ejercer cierta influencia en o dominar la vida dela mente ajena del oyente” (Marty 1908: 284).

39 Esta visión es reconocida por Searle en su obra de1982, al menos en el sentido que caracteriza las

26 El mismo Bühler llega a decir que Marty simplementeno reconocía la función representacional, tesis que esdesmentida por ejemplo por Marty 1908: 291s., 374,376. Cf. también Funke 1927: 137.

27 Para la explicación que ofrece Marty de los emotivos,véase el capítulo 5 de su obra de 1908. Sería demasia-do largo tratar en este punto la explicación que ofreceMarty de los significados de expresiones sincategore-máticas.

28 Logikmanuscript B2: 118, el énfasis es mío; cf. Brandl1987 sobre el contenido de los primeros manuscritosde lógica de Brentano

29 “Una unidad lingüística tiene tal o cual significado[…] significa para nosotros: es como una regla aplica-da a (y dentro de ciertos límites también capaz de) su-gerir o insinuar un [fenómeno psíquico] de cierto tipoen el oyente”.

30 Cf. 198: 36231 Cf. Gardies 1965. 32 Cf. Austin 1962: 99ss., y sección 2 del artículo de

Crosby.33 Este factor fue reconocido explícitamente por Pfänder

en su “doctrina de los imperativos” (1909: 313, 316s). 34 Por lo tanto considera las amenazas como una subcla-

se de órdenes (op. cit.: 365n), y las preguntas comouna subclase de expresiones de deseos y una subclasede órdenes (op. cit.: 366, 368), errores que Reinachnunca habría cometido.

35 Cf. Schuhmann 1977: 13836 Cf. Schuhmann/Smith 1987: 10-1337 Cf. 1913: 707s.38 La influencia de la teoría de Marty es evidente aquí.

Consideremos, por ejemplo, la aseveración e Marty deque nuestra intención al usar un signo está dirigida“hacia ejercer cierta influencia en o dominar la vida dela mente ajena del oyente” (Marty 1908: 284).

39 Esta visión es reconocida por Searle en su obra de1982, al menos en el sentido que caracteriza las

26 El mismo Bühler llega a decir que Marty simplementeno reconocía la función representacional, tesis que esdesmentida por ejemplo por Marty 1908: 291s., 374,376. Cf. también Funke 1927: 137.

27 Para la explicación que ofrece Marty de los emotivos,véase el capítulo 5 de su obra de 1908. Sería demasia-do largo tratar en este punto la explicación que ofreceMarty de los significados de expresiones sincategore-máticas.

28 Logikmanuscript B2: 118, el énfasis es mío; cf. Brandl1987 sobre el contenido de los primeros manuscritosde lógica de Brentano

29 “Una unidad lingüística tiene tal o cual significado[…] significa para nosotros: es como una regla aplica-da a (y dentro de ciertos límites también capaz de) su-gerir o insinuar un [fenómeno psíquico] de cierto tipoen el oyente”.

30 Cf. 198: 36231 Cf. Gardies 1965. 32 Cf. Austin 1962: 99ss., y sección 2 del artículo de

Crosby.33 Este factor fue reconocido explícitamente por Pfänder

en su “doctrina de los imperativos” (1909: 313, 316s). 34 Por lo tanto considera las amenazas como una subcla-

se de órdenes (op. cit.: 365n), y las preguntas comouna subclase de expresiones de deseos y una subclasede órdenes (op. cit.: 366, 368), errores que Reinachnunca habría cometido.

35 Cf. Schuhmann 1977: 13836 Cf. Schuhmann/Smith 1987: 10-1337 Cf. 1913: 707s.38 La influencia de la teoría de Marty es evidente aquí.

Consideremos, por ejemplo, la aseveración e Marty deque nuestra intención al usar un signo está dirigida“hacia ejercer cierta influencia en o dominar la vida dela mente ajena del oyente” (Marty 1908: 284).

39 Esta visión es reconocida por Searle en su obra de1982, al menos en el sentido que caracteriza las

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“creencias” y los “deseos” como componentes semán-ticos de los actos de habla.

40 CF. Mulligan 1987: 78ss.41 Véase Burkhardt 198742 Sin embargo, no sabemos que el interés de Austin en

la filosofía alemana y(y austríaca) en los años treinta ycuarenta no estuviera limitado a su traducción de Fre-ge. Además, es conocido que una copia de los Gesam-melte Schriften de Reinach era de propiedad de GilbertRyle y sus herederos, con anotaciones, en la bibliotecade Linacre College en Oxford (Cf. Smith 1987: 205,212).

43 Es esta obra la que forma la presuposición indispensa-ble de toda la obra de Reinach sobre estructuras apriori en el campo de la ley civil. Véanse los artículosreunidos en Smith (ed.) 1982, y también en Mulligan1987.

44 Un león es, a lo sumo, genéricamente dependiente de,por ejemplo, casos de especies como el oxígeno, elagua, etc. Deberíamos resistir la tentación de asumir que la “de-pendencia” y la “independencia” pueden ser entendi-das aquí como un simple asunto de relaciones de prio-ridad entre conceptos correspondientes (o en térmi-nos puramente epistemológicos; cf. v.g. Strawson1959: 17ss., 59ss). Ciertamente existen dichas relacio-nes. Pero también existen relaciones de dependenciaentre los objetos que están dentro de conceptos deter-minados y los dos conjuntos de relaciones al parecerno siempre coinciden. Además, no está claro del todoque Strawson (por ejemplo) tuviera razón en su su-puesto (kantiano) de que las relaciones de prioridadconceptual deben siempre tener prioridad sobre lasrelaciones objetivas correspondientes.

45 Como reconocía Austin, todo acto e habla depende desus circunstancias (1962: 52). Cf. los diagramas estruc-turales de la página 142 en Smith 1988 y en las pp.60ss de Mulligan 1987. Ideas similares se encuentrantambién entre los psicólogos de la Gestalt (cf. Smith

“creencias” y los “deseos” como componentes semán-ticos de los actos de habla.

40 CF. Mulligan 1987: 78ss.41 Véase Burkhardt 198742 Sin embargo, no sabemos que el interés de Austin en

la filosofía alemana y(y austríaca) en los años treinta ycuarenta no estuviera limitado a su traducción de Fre-ge. Además, es conocido que una copia de los Gesam-melte Schriften de Reinach era de propiedad de GilbertRyle y sus herederos, con anotaciones, en la bibliotecade Linacre College en Oxford (Cf. Smith 1987: 205,212).

43 Es esta obra la que forma la presuposición indispensa-ble de toda la obra de Reinach sobre estructuras apriori en el campo de la ley civil. Véanse los artículosreunidos en Smith (ed.) 1982, y también en Mulligan1987.

44 Un león es, a lo sumo, genéricamente dependiente de,por ejemplo, casos de especies como el oxígeno, elagua, etc. Deberíamos resistir la tentación de asumir que la “de-pendencia” y la “independencia” pueden ser entendi-das aquí como un simple asunto de relaciones de prio-ridad entre conceptos correspondientes (o en térmi-nos puramente epistemológicos; cf. v.g. Strawson1959: 17ss., 59ss). Ciertamente existen dichas relacio-nes. Pero también existen relaciones de dependenciaentre los objetos que están dentro de conceptos deter-minados y los dos conjuntos de relaciones al parecerno siempre coinciden. Además, no está claro del todoque Strawson (por ejemplo) tuviera razón en su su-puesto (kantiano) de que las relaciones de prioridadconceptual deben siempre tener prioridad sobre lasrelaciones objetivas correspondientes.

45 Como reconocía Austin, todo acto e habla depende desus circunstancias (1962: 52). Cf. los diagramas estruc-turales de la página 142 en Smith 1988 y en las pp.60ss de Mulligan 1987. Ideas similares se encuentrantambién entre los psicólogos de la Gestalt (cf. Smith

“creencias” y los “deseos” como componentes semán-ticos de los actos de habla.

40 CF. Mulligan 1987: 78ss.41 Véase Burkhardt 198742 Sin embargo, no sabemos que el interés de Austin en

la filosofía alemana y(y austríaca) en los años treinta ycuarenta no estuviera limitado a su traducción de Fre-ge. Además, es conocido que una copia de los Gesam-melte Schriften de Reinach era de propiedad de GilbertRyle y sus herederos, con anotaciones, en la bibliotecade Linacre College en Oxford (Cf. Smith 1987: 205,212).

43 Es esta obra la que forma la presuposición indispensa-ble de toda la obra de Reinach sobre estructuras apriori en el campo de la ley civil. Véanse los artículosreunidos en Smith (ed.) 1982, y también en Mulligan1987.

44 Un león es, a lo sumo, genéricamente dependiente de,por ejemplo, casos de especies como el oxígeno, elagua, etc. Deberíamos resistir la tentación de asumir que la “de-pendencia” y la “independencia” pueden ser entendi-das aquí como un simple asunto de relaciones de prio-ridad entre conceptos correspondientes (o en térmi-nos puramente epistemológicos; cf. v.g. Strawson1959: 17ss., 59ss). Ciertamente existen dichas relacio-nes. Pero también existen relaciones de dependenciaentre los objetos que están dentro de conceptos deter-minados y los dos conjuntos de relaciones al parecerno siempre coinciden. Además, no está claro del todoque Strawson (por ejemplo) tuviera razón en su su-puesto (kantiano) de que las relaciones de prioridadconceptual deben siempre tener prioridad sobre lasrelaciones objetivas correspondientes.

45 Como reconocía Austin, todo acto e habla depende desus circunstancias (1962: 52). Cf. los diagramas estruc-turales de la página 142 en Smith 1988 y en las pp.60ss de Mulligan 1987. Ideas similares se encuentrantambién entre los psicólogos de la Gestalt (cf. Smith

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(ed.) 1988), y lo interesante es que fueron anticipadaspor Tomas Reid (cf. Robinson 1976, v.g.: 46).

46 Como veremos, esta instanciación puede ser más omenos perfecta o feliz y más o menos sujeta a diferen-tes tipos de influencias ajenas.

47 Cf. p. B4 de la introducción a la segunda edición de laprimera Crítica.

48 Cf. su obra de 1913, § 1 y 1921ª. 49 Estas formas diferentes de existir en el tiempo están

marcadas lingüísticamente en las diferencias del as-pecto verbal. Cf. Mulligan/Smith 1986: 115ss., y Mu-lligan 1987: 62ss. Compárese también el tratamientode los “objetos anergéticos” en Smith 1988b.

50 Cf. Reinach 1913: 814. 51 Véase v.g. Holenstein 198552 Cf. Reinach 1913: 814.53 En este caso estamos tratando de esencias relevantes

estándares. Cf. Searle 1969: 54ss., Smith 1987: 189ss.,Mulligan 198: 76ss y las referencias a Reinach.

54 Cf. Wittgenstein 1980, II § 63.55 Cf. Reinach 1913: 815. Me llamó la atención la idea de

Crosby (1979) que a su vez la tomó de Spiegelberg1969: 195-205. Compárese también los pasajes sobrela probabilidad a priori en Findlay 1961.

56 Cf. las distinción de Reinach entre estructuras a prioriy las normas legalmente emitidas o “Bestimungen”que por fines prácticos y de otro tipo pueden inclusosobreregular lo legal a priori. (Cf. Seifert 1983, Paul-son 1987, y también Reinach 1913: 801s, donde losparalelos entre la noción de Reinach y la idea de reglasconstitutivas de Searle quedan especialmente claros).El mismo Reinach llega casi a formular una oposiciónsaussuriana entre lengua y habla, de suerte que puedeexplicar, por ejemplo, las relaciones entre la promesa yla obligación de una forma que involucra ver más alláde lo que es válido para un solo acto realizado: cf.Burkhardt 1986: 54.

57 1969: 56. Tampoco se puede tratar este residuo de he-chos institucionales como el producto de una simple

(ed.) 1988), y lo interesante es que fueron anticipadaspor Tomas Reid (cf. Robinson 1976, v.g.: 46).

46 Como veremos, esta instanciación puede ser más omenos perfecta o feliz y más o menos sujeta a diferen-tes tipos de influencias ajenas.

47 Cf. p. B4 de la introducción a la segunda edición de laprimera Crítica.

48 Cf. su obra de 1913, § 1 y 1921ª. 49 Estas formas diferentes de existir en el tiempo están

marcadas lingüísticamente en las diferencias del as-pecto verbal. Cf. Mulligan/Smith 1986: 115ss., y Mu-lligan 1987: 62ss. Compárese también el tratamientode los “objetos anergéticos” en Smith 1988b.

50 Cf. Reinach 1913: 814. 51 Véase v.g. Holenstein 198552 Cf. Reinach 1913: 814.53 En este caso estamos tratando de esencias relevantes

estándares. Cf. Searle 1969: 54ss., Smith 1987: 189ss.,Mulligan 198: 76ss y las referencias a Reinach.

54 Cf. Wittgenstein 1980, II § 63.55 Cf. Reinach 1913: 815. Me llamó la atención la idea de

Crosby (1979) que a su vez la tomó de Spiegelberg1969: 195-205. Compárese también los pasajes sobrela probabilidad a priori en Findlay 1961.

56 Cf. las distinción de Reinach entre estructuras a prioriy las normas legalmente emitidas o “Bestimungen”que por fines prácticos y de otro tipo pueden inclusosobreregular lo legal a priori. (Cf. Seifert 1983, Paul-son 1987, y también Reinach 1913: 801s, donde losparalelos entre la noción de Reinach y la idea de reglasconstitutivas de Searle quedan especialmente claros).El mismo Reinach llega casi a formular una oposiciónsaussuriana entre lengua y habla, de suerte que puedeexplicar, por ejemplo, las relaciones entre la promesa yla obligación de una forma que involucra ver más alláde lo que es válido para un solo acto realizado: cf.Burkhardt 1986: 54.

57 1969: 56. Tampoco se puede tratar este residuo de he-chos institucionales como el producto de una simple

(ed.) 1988), y lo interesante es que fueron anticipadaspor Tomas Reid (cf. Robinson 1976, v.g.: 46).

46 Como veremos, esta instanciación puede ser más omenos perfecta o feliz y más o menos sujeta a diferen-tes tipos de influencias ajenas.

47 Cf. p. B4 de la introducción a la segunda edición de laprimera Crítica.

48 Cf. su obra de 1913, § 1 y 1921ª. 49 Estas formas diferentes de existir en el tiempo están

marcadas lingüísticamente en las diferencias del as-pecto verbal. Cf. Mulligan/Smith 1986: 115ss., y Mu-lligan 1987: 62ss. Compárese también el tratamientode los “objetos anergéticos” en Smith 1988b.

50 Cf. Reinach 1913: 814. 51 Véase v.g. Holenstein 198552 Cf. Reinach 1913: 814.53 En este caso estamos tratando de esencias relevantes

estándares. Cf. Searle 1969: 54ss., Smith 1987: 189ss.,Mulligan 198: 76ss y las referencias a Reinach.

54 Cf. Wittgenstein 1980, II § 63.55 Cf. Reinach 1913: 815. Me llamó la atención la idea de

Crosby (1979) que a su vez la tomó de Spiegelberg1969: 195-205. Compárese también los pasajes sobrela probabilidad a priori en Findlay 1961.

56 Cf. las distinción de Reinach entre estructuras a prioriy las normas legalmente emitidas o “Bestimungen”que por fines prácticos y de otro tipo pueden inclusosobreregular lo legal a priori. (Cf. Seifert 1983, Paul-son 1987, y también Reinach 1913: 801s, donde losparalelos entre la noción de Reinach y la idea de reglasconstitutivas de Searle quedan especialmente claros).El mismo Reinach llega casi a formular una oposiciónsaussuriana entre lengua y habla, de suerte que puedeexplicar, por ejemplo, las relaciones entre la promesa yla obligación de una forma que involucra ver más alláde lo que es válido para un solo acto realizado: cf.Burkhardt 1986: 54.

57 1969: 56. Tampoco se puede tratar este residuo de he-chos institucionales como el producto de una simple

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indispensabilidad práctica. Porque entonces la tesis deque tal y cual estrato institucional es prácticamente in-dispensable requeriría un fundamento en la realidad yéste también tendría su propio residuo institucionalno eliminable.

58 Puede ser que esto forme parte de la propuesta deSearle cuando afirma (op. cit.: 186) que no podríamosarrojar fuera de la borda a todas las instituciones y“seguir participando en aquellas formas de conductaque consideramos característicamente humanas”.

59 Tomado de Searle 1969: 57ss.60 Como señala Searle (1969: 56), solo se trata aquí de

ciertas formas de no circularidad. Sin embargo, pareceque Searle sostiene que la promesa puede reducirse nocircularmente a conceptos institucionales básicos co-mo, la obligación, la enunciación, etc.

61 1969: 49; cf. también Hoffman 1987: 97ss; Crosby1983: 158s.

62 Cf. op. cit. pp. 54ss.

Bibliografía

Abelard, P.1919 Logica Ingredientibus, Geyer (ed.), Müns-

ter. Austin, J. L.

1962 How to do Things with Words. Oxford. Bolzano, B.

1837 Wissenschaftslehre. Versuch einer ausführli-chen und größtentheils neuen Darstellungder Logik mit steter Rücksicht auf deren bis-herige Bearbeiter. Sulzbach. Partial Eng.trans. by R. George, Theory of Science. Ox-ford (1972).

Brandl, J. 1987 Brentanos Urteilslehre. Eine Studie über die

logische Form von Akt und Inhalt. Fors-

indispensabilidad práctica. Porque entonces la tesis deque tal y cual estrato institucional es prácticamente in-dispensable requeriría un fundamento en la realidad yéste también tendría su propio residuo institucionalno eliminable.

58 Puede ser que esto forme parte de la propuesta deSearle cuando afirma (op. cit.: 186) que no podríamosarrojar fuera de la borda a todas las instituciones y“seguir participando en aquellas formas de conductaque consideramos característicamente humanas”.

59 Tomado de Searle 1969: 57ss.60 Como señala Searle (1969: 56), solo se trata aquí de

ciertas formas de no circularidad. Sin embargo, pareceque Searle sostiene que la promesa puede reducirse nocircularmente a conceptos institucionales básicos co-mo, la obligación, la enunciación, etc.

61 1969: 49; cf. también Hoffman 1987: 97ss; Crosby1983: 158s.

62 Cf. op. cit. pp. 54ss.

Bibliografía

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Brandl, J. 1987 Brentanos Urteilslehre. Eine Studie über die

logische Form von Akt und Inhalt. Fors-

indispensabilidad práctica. Porque entonces la tesis deque tal y cual estrato institucional es prácticamente in-dispensable requeriría un fundamento en la realidad yéste también tendría su propio residuo institucionalno eliminable.

58 Puede ser que esto forme parte de la propuesta deSearle cuando afirma (op. cit.: 186) que no podríamosarrojar fuera de la borda a todas las instituciones y“seguir participando en aquellas formas de conductaque consideramos característicamente humanas”.

59 Tomado de Searle 1969: 57ss.60 Como señala Searle (1969: 56), solo se trata aquí de

ciertas formas de no circularidad. Sin embargo, pareceque Searle sostiene que la promesa puede reducirse nocircularmente a conceptos institucionales básicos co-mo, la obligación, la enunciación, etc.

61 1969: 49; cf. también Hoffman 1987: 97ss; Crosby1983: 158s.

62 Cf. op. cit. pp. 54ss.

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logische Form von Akt und Inhalt. Fors-

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chungsstelle und Dokumentationszentrumfür österreichische Philosophie, Graz.

Brentano, F. 1924/25 Psychologie vom empirischen Standpunkt, 2

vols., with introduction and notes by O.Kraus, 2nd ed. Leipzig. Eng. trans. (1973)Psychology from an Empirical Standpoint.London. Brettler, L. V. (1973), The Pheno-menology of Adolf Reinach: Chapters in theTheory of Knowledge and Legal Philosophy.Dissertation, McGill University. Brock, J.E. (1981), “An Introduction to Peirce’sTheory of Speech Acts”. In: Transactions ofthe Charles S. Peirce Society, 17, 319-26.

Brown, J. 1987 “Reinach on Representative Acts”. In Mu-

lligan, K. (ed.), Speech Act and Sachverhalt,119-32.

Bühler, K. 1909 Rezension von Marty 1908, Göttingische

gelehrte Anzeigen, 171, 947-79. 1934 Sprachtheorie. Die Darstellungsfunktion der

Sprache. Jena (2nd ed. 1965). 1936 “Das Strukturmodell der Sprache”. In:

Travaux du cercle linguistique de Prague, 6,3-12.

Burkhardt, A. 1986 Soziale Akte, Sprechakte und Textillokutio-

nen. A. Reinachs Rechtsphilosophie und diemoderne Linguistik. Tübingen.

Burkhardt, A. 1987 “Verpflichtung und Verbindlichkeit. Ethis-

che Aspekte in der RechtsphilosophieAdolf Reinachs”, in K. Mulligan (ed.),Speech Act and Sachverhalt, 155-74.

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In: Aletheia, 3, 143-94. Dempe, H.

1928 Über die sogenannten Funktionen der Spra-che. Ein Beitrag zur Sprachphilosophie imAnschluß an die Sprachtheorie Karl Bühlers,Dissertation, Jena, repr. as Was ist Sprache?Eine sprachphilosophische Untersuchung imAnschluß an die Sprachtheorie Karl Bühlers.Weimar 1930.

Dempe, H. 1935 “Die Darstellungsfunktion der Sprache”.

In: Indogermanische Forschung, 53, 245-66. Findlay, J. N.

1961 Values and Intentions. London. Frege, G.

1879 Begriffsschrift, eine der arithmetischen nach-gebildete Formelsprache des reinen Denkens.Halle.

Funke, O. 1927 Studien zur Geschichte der Sprachphilosop-

hie. Bern. Gardies, J.-L.

1965 “La philosophie du droit d’Adolf Rei-nach”. In: Archives de Philosophie du Droit,14, 17-32.

Hoffmann, K. 1987 “Reinach and Searle on Promising - A

Comparison”. In: Mulligan, ed., Speech Actand Sachverhalt, 91-106.

Holenstein, E. 1985 Sprachliche Universalien. Bochum.

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Husserl, E. 1910 Besprechung von Marty 1908. In: Deutsche

Literaturzeitung, 31, Sp. 1106-10, repr. in:Husserliana vol. XXII, 261-65.

Marty, A. 1884 “Über subjektlose Sätze und das Verhält-

nis der Grammatik zur Logik und Psycho-logie. III: Von gewissen Unterschieden dersprachlichen Ausdrücke und speziell derAussagen, die nicht den durch sie bezeich-neten Gedanken betreffen (“innereSprachform” und deren Wirkungen)”. In:Vierteljahrsschrift für wissenschaftliche Phi-losophie, 8, 292-340, repr. in: Marty, Ge-sammelte Schriften, II.1, Schriften zur des-kriptiven Psychologie und Sprachphilosop-hie, Halle 1918, 62-101.

Marty, A. 1908 Untersuchungen zur Grundlegung der allge-

meinen Grammatik und Sprachphilosophie,vol. 1. Halle.

Mulligan, K. 1987 “Promisings and Other Social Acts: Their

Constituents and Structure”. In: Mulligan(ed.), Speech Act and Sachverhalt, 29-90.

Mulligan, K. (ed.) 1987 Speech Act and Sachverhalt. Reinach and

the Foundations of Realist Phenomenology.The Hague.

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1909 Prinzipien der Sprachgeschichte. Halle.. Paulson, S. L.

1987 “Demystifying Reinach’s Legal Theory”.In; Mulligan (ed.), Speech Act and Sachver-halt, 133-54.

Pfänder, A. 1909 “Imperativenlehre”. In: H. Spiegelberg

und E. Avé-Lallemant (eds.), Pfänder-Stu-dien. The Hague, 295-324.

1921 “Logik”. In: Jahrbuch für Philosophie undphänomenologische Forschung, 4, 139-494,and as Separatum, Halle 1921.

Pfänder, A. (ed.) 1911 Münchener Philosophische Abhandlungen

(Festschrift for Theodor Lipps). Leipzig. Reid, T.

1894 The Works of Thomas Reid. Edinburgh andLondon

1969 Essays on the Intellectual Powers of Man.Cambridge, Mass. and London.

1969a Essays on the Active Powers of the HumanMind. Cambridge, Mass. and London.

Reinach, A. 1911 “Zur Theorie des negativen Urteils”. In:

Pfänder, A. (ed.), 196-254, repr. in: Rei-nach 1921, 56-102. Eng. trans. as “On theTheory of the Negative Judgment”. In:Smith, B. (ed.), Parts and Moments, 1982,315-77.

1913 “Die apriorischen Grundlagen des bürger-lichen Rechts”, Jahrbuch für Philosophieund phänomenologische Forschung, I/2,685-847, and as Separatum, (1913), and

Grazer Philosophische Studien, 28, 133-63. 1986 “A Relational Theory of the Act”. In: To-

poi, 5, 115-30. Paul, H.

1909 Prinzipien der Sprachgeschichte. Halle.. Paulson, S. L.

1987 “Demystifying Reinach’s Legal Theory”.In; Mulligan (ed.), Speech Act and Sachver-halt, 133-54.

Pfänder, A. 1909 “Imperativenlehre”. In: H. Spiegelberg

und E. Avé-Lallemant (eds.), Pfänder-Stu-dien. The Hague, 295-324.

1921 “Logik”. In: Jahrbuch für Philosophie undphänomenologische Forschung, 4, 139-494,and as Separatum, Halle 1921.

Pfänder, A. (ed.) 1911 Münchener Philosophische Abhandlungen

(Festschrift for Theodor Lipps). Leipzig. Reid, T.

1894 The Works of Thomas Reid. Edinburgh andLondon

1969 Essays on the Intellectual Powers of Man.Cambridge, Mass. and London.

1969a Essays on the Active Powers of the HumanMind. Cambridge, Mass. and London.

Reinach, A. 1911 “Zur Theorie des negativen Urteils”. In:

Pfänder, A. (ed.), 196-254, repr. in: Rei-nach 1921, 56-102. Eng. trans. as “On theTheory of the Negative Judgment”. In:Smith, B. (ed.), Parts and Moments, 1982,315-77.

1913 “Die apriorischen Grundlagen des bürger-lichen Rechts”, Jahrbuch für Philosophieund phänomenologische Forschung, I/2,685-847, and as Separatum, (1913), and

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(1922),; repr. in Reinach Gesammelte Sch-riften (1921), 166-350. Eng. trans. as “TheApriori Foundations of the Civil Law”, byJ. F. Crosby. In: Aletheia, 3 (1983), 1-142.

Reinach, A. 1921 Gesammelte Schriften, herausgegeben von

seinen Schülern, with an Introduction byH. Conrad-Martius. Halle.

1921a “Vortrag über Phänomenologie”, firstpubl. in: Reinach Gesammelte Schriften(1921), 379-405. Eng. trans. as “Concer-ning Phenomenology” by D. Willard, in:The Personalist, 50, (1969), 194-211.

1988 Sämtliche Werke. Kritische Ausgabe mitKommentar, 2 vols., K. Schuhmann/B.Smith (eds.). Munich and Vienna (in pre-paration).

Robinson, D. N. 1976 “Thomas Reid’s Gestalt Psychology”. In:

Thomas Reid. Critical Interpretations, ed.by S. F. Barker and Tom L. Beauchamp.Philadelphia. 44-54.

Schuhmann, K. 1977 Husserl-Chronik. Denk- und Lebensweg Ed-

mund Husserls. The Hague. 1987 “Johannes Dauberts Kritik der ‘Theorie

des negativen Urteils’ von Adolf Reinach”in Mulligan, K. (ed.), Speech Act and Sach-verhalt, 227-238.

Schuhmann, K./Smith, B. 1985 “Questions: An Essay in Daubertian Phe-

nomenology”. In: Philosophy and Pheno-menological Research, 39, 763-93.

1987 “Adolf Reinach (1883-1917)”. In: Mulli-gan, K. (ed.), Speech Act and Sachverhalt,1-27.

1990 “Elements of Speech Act Theory in the

(1922),; repr. in Reinach Gesammelte Sch-riften (1921), 166-350. Eng. trans. as “TheApriori Foundations of the Civil Law”, byJ. F. Crosby. In: Aletheia, 3 (1983), 1-142.

Reinach, A. 1921 Gesammelte Schriften, herausgegeben von

seinen Schülern, with an Introduction byH. Conrad-Martius. Halle.

1921a “Vortrag über Phänomenologie”, firstpubl. in: Reinach Gesammelte Schriften(1921), 379-405. Eng. trans. as “Concer-ning Phenomenology” by D. Willard, in:The Personalist, 50, (1969), 194-211.

1988 Sämtliche Werke. Kritische Ausgabe mitKommentar, 2 vols., K. Schuhmann/B.Smith (eds.). Munich and Vienna (in pre-paration).

Robinson, D. N. 1976 “Thomas Reid’s Gestalt Psychology”. In:

Thomas Reid. Critical Interpretations, ed.by S. F. Barker and Tom L. Beauchamp.Philadelphia. 44-54.

Schuhmann, K. 1977 Husserl-Chronik. Denk- und Lebensweg Ed-

mund Husserls. The Hague. 1987 “Johannes Dauberts Kritik der ‘Theorie

des negativen Urteils’ von Adolf Reinach”in Mulligan, K. (ed.), Speech Act and Sach-verhalt, 227-238.

Schuhmann, K./Smith, B. 1985 “Questions: An Essay in Daubertian Phe-

nomenology”. In: Philosophy and Pheno-menological Research, 39, 763-93.

1987 “Adolf Reinach (1883-1917)”. In: Mulli-gan, K. (ed.), Speech Act and Sachverhalt,1-27.

1990 “Elements of Speech Act Theory in the

(1922),; repr. in Reinach Gesammelte Sch-riften (1921), 166-350. Eng. trans. as “TheApriori Foundations of the Civil Law”, byJ. F. Crosby. In: Aletheia, 3 (1983), 1-142.

Reinach, A. 1921 Gesammelte Schriften, herausgegeben von

seinen Schülern, with an Introduction byH. Conrad-Martius. Halle.

1921a “Vortrag über Phänomenologie”, firstpubl. in: Reinach Gesammelte Schriften(1921), 379-405. Eng. trans. as “Concer-ning Phenomenology” by D. Willard, in:The Personalist, 50, (1969), 194-211.

1988 Sämtliche Werke. Kritische Ausgabe mitKommentar, 2 vols., K. Schuhmann/B.Smith (eds.). Munich and Vienna (in pre-paration).

Robinson, D. N. 1976 “Thomas Reid’s Gestalt Psychology”. In:

Thomas Reid. Critical Interpretations, ed.by S. F. Barker and Tom L. Beauchamp.Philadelphia. 44-54.

Schuhmann, K. 1977 Husserl-Chronik. Denk- und Lebensweg Ed-

mund Husserls. The Hague. 1987 “Johannes Dauberts Kritik der ‘Theorie

des negativen Urteils’ von Adolf Reinach”in Mulligan, K. (ed.), Speech Act and Sach-verhalt, 227-238.

Schuhmann, K./Smith, B. 1985 “Questions: An Essay in Daubertian Phe-

nomenology”. In: Philosophy and Pheno-menological Research, 39, 763-93.

1987 “Adolf Reinach (1883-1917)”. In: Mulli-gan, K. (ed.), Speech Act and Sachverhalt,1-27.

1990 “Elements of Speech Act Theory in the

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81 81 81

Work of Thomas Reid”. History of Philo-sophy Quarterly, 7, 47-66.

Schulthess, D. 1983 Philosophie et sens commun chez Thomas

Reid (1710-1796). Berne. Schwarz, H.

1908 “Die verschiedenen Funktionen desWorts”. In: Zeitschrift für Philosophie undphilosophische Kritik, 132, 152-63.

Searle, J. R. 1969 Speech Acts. An Essay in the Philosophy of

Language. Cambridge. 1982 Intentionality. An Essay in the Philosophy of

Mind. Cambridge. SSeifert, J.

1983 “Is Reinach’s ‘apriorische Rechtslehre’ moreimportant for Positive Law than Reinachhimself thinks?”. In: Aletheia, 3, 197-230.

Smith, B. 1987 “Husserl, Language, and the Ontology of

the Act”, in Buzzetti D. and Ferriani, M.(eds.), Speculative Grammar, UniversalGrammar, and Philosophical Analysis ofLanguage. Amsterdam, 205-27.

1988 “Materials Towards a History of SpeechAct Theory”, in Eschbach, A. (ed.), KarlBühler’s Theory of Language. Amsterdam,125-52.

1988a “Logic and Formal Ontology”. In: Mo-hanty J. N. and McKenna, W. (eds.), Hus-serl: A Textbook. Lanham, 31-68.

1988b “Brentano and Marty: An Inquiry intoBeing and Truth”. In: Mulligan, K. (ed.),Mind, Meaning and Metaphysics. The Phi-losophy and Theory of Language of AntonMarty. Dordrecht/Boston/Lancaster(forthcoming).

Work of Thomas Reid”. History of Philo-sophy Quarterly, 7, 47-66.

Schulthess, D. 1983 Philosophie et sens commun chez Thomas

Reid (1710-1796). Berne. Schwarz, H.

1908 “Die verschiedenen Funktionen desWorts”. In: Zeitschrift für Philosophie undphilosophische Kritik, 132, 152-63.

Searle, J. R. 1969 Speech Acts. An Essay in the Philosophy of

Language. Cambridge. 1982 Intentionality. An Essay in the Philosophy of

Mind. Cambridge. SSeifert, J.

1983 “Is Reinach’s ‘apriorische Rechtslehre’ moreimportant for Positive Law than Reinachhimself thinks?”. In: Aletheia, 3, 197-230.

Smith, B. 1987 “Husserl, Language, and the Ontology of

the Act”, in Buzzetti D. and Ferriani, M.(eds.), Speculative Grammar, UniversalGrammar, and Philosophical Analysis ofLanguage. Amsterdam, 205-27.

1988 “Materials Towards a History of SpeechAct Theory”, in Eschbach, A. (ed.), KarlBühler’s Theory of Language. Amsterdam,125-52.

1988a “Logic and Formal Ontology”. In: Mo-hanty J. N. and McKenna, W. (eds.), Hus-serl: A Textbook. Lanham, 31-68.

1988b “Brentano and Marty: An Inquiry intoBeing and Truth”. In: Mulligan, K. (ed.),Mind, Meaning and Metaphysics. The Phi-losophy and Theory of Language of AntonMarty. Dordrecht/Boston/Lancaster(forthcoming).

Work of Thomas Reid”. History of Philo-sophy Quarterly, 7, 47-66.

Schulthess, D. 1983 Philosophie et sens commun chez Thomas

Reid (1710-1796). Berne. Schwarz, H.

1908 “Die verschiedenen Funktionen desWorts”. In: Zeitschrift für Philosophie undphilosophische Kritik, 132, 152-63.

Searle, J. R. 1969 Speech Acts. An Essay in the Philosophy of

Language. Cambridge. 1982 Intentionality. An Essay in the Philosophy of

Mind. Cambridge. SSeifert, J.

1983 “Is Reinach’s ‘apriorische Rechtslehre’ moreimportant for Positive Law than Reinachhimself thinks?”. In: Aletheia, 3, 197-230.

Smith, B. 1987 “Husserl, Language, and the Ontology of

the Act”, in Buzzetti D. and Ferriani, M.(eds.), Speculative Grammar, UniversalGrammar, and Philosophical Analysis ofLanguage. Amsterdam, 205-27.

1988 “Materials Towards a History of SpeechAct Theory”, in Eschbach, A. (ed.), KarlBühler’s Theory of Language. Amsterdam,125-52.

1988a “Logic and Formal Ontology”. In: Mo-hanty J. N. and McKenna, W. (eds.), Hus-serl: A Textbook. Lanham, 31-68.

1988b “Brentano and Marty: An Inquiry intoBeing and Truth”. In: Mulligan, K. (ed.),Mind, Meaning and Metaphysics. The Phi-losophy and Theory of Language of AntonMarty. Dordrecht/Boston/Lancaster(forthcoming).

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Smith, B. (ed.)1982 Parts and Moments. Studies in Logic and

Formal Ontology. Munich. 1988 Foundations of Gestalt Theory. Munich and

Vienna. Spiegelberg, H.

1960 The Phenomenological Movement. A Histo-rical Introduction, 2 vols. The Hague.

Strawson, P. F. 1959 Individuals. An Essay in Descriptive Me-

taphysics. London. Stumpf, C. 1883/90 Tonpsychologie, 2 vols. Leipzig.

Willard, D. 1984 Logic and the Objectivity of Knowledge. At-

hens, Ohio. Wittgenstein, L.

1980 Remarks on the Philosophy of Psychology.Oxford.

Smith, B. (ed.)1982 Parts and Moments. Studies in Logic and

Formal Ontology. Munich. 1988 Foundations of Gestalt Theory. Munich and

Vienna. Spiegelberg, H.

1960 The Phenomenological Movement. A Histo-rical Introduction, 2 vols. The Hague.

Strawson, P. F. 1959 Individuals. An Essay in Descriptive Me-

taphysics. London. Stumpf, C. 1883/90 Tonpsychologie, 2 vols. Leipzig.

Willard, D. 1984 Logic and the Objectivity of Knowledge. At-

hens, Ohio. Wittgenstein, L.

1980 Remarks on the Philosophy of Psychology.Oxford.

Smith, B. (ed.)1982 Parts and Moments. Studies in Logic and

Formal Ontology. Munich. 1988 Foundations of Gestalt Theory. Munich and

Vienna. Spiegelberg, H.

1960 The Phenomenological Movement. A Histo-rical Introduction, 2 vols. The Hague.

Strawson, P. F. 1959 Individuals. An Essay in Descriptive Me-

taphysics. London. Stumpf, C. 1883/90 Tonpsychologie, 2 vols. Leipzig.

Willard, D. 1984 Logic and the Objectivity of Knowledge. At-

hens, Ohio. Wittgenstein, L.

1980 Remarks on the Philosophy of Psychology.Oxford.

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2En torno a la

Teoría de la Relevancia

Isao Higahismori & Deirdre Wilson

Abstract

Este artículo consiste en una serie de pre-guntas formuladas por Isao Higashimori aDeirdre Wilson, que sirvieron de introduccióngeneral sobre la teoría de la relevancia, con oca-sión de un taller dedicado al tema y organizadopor Yuji Nishiyama e Isao Higashimori en laUniversidad de Keio el mes de marzo de 1996.Queremos agradecer a Yuji Nishiyama y a losdemás organizadores de la conferencia sobre laInterfaz entre Gramática y Cognición, de la cualforma parte este Taller. Muchas preguntas tie-nen que ver con los cambios propuestos en elEpílogo a la segunda edición de Relevancia(Sperber & Wilson 1995). Otras están relacio-nadas con temas más generales que actualmenteestán en discusión. Consideramos que su circu-lación contribuirá al desarrollo del debate.

1. La Segunda edición de Relevance

La segunda edición de Relevance mantieneel texto original pero incluye un epílogo quesondea los desarrollos recientes en la teoría y

2En torno a la

Teoría de la Relevancia

Isao Higahismori & Deirdre Wilson

Abstract

Este artículo consiste en una serie de pre-guntas formuladas por Isao Higashimori aDeirdre Wilson, que sirvieron de introduccióngeneral sobre la teoría de la relevancia, con oca-sión de un taller dedicado al tema y organizadopor Yuji Nishiyama e Isao Higashimori en laUniversidad de Keio el mes de marzo de 1996.Queremos agradecer a Yuji Nishiyama y a losdemás organizadores de la conferencia sobre laInterfaz entre Gramática y Cognición, de la cualforma parte este Taller. Muchas preguntas tie-nen que ver con los cambios propuestos en elEpílogo a la segunda edición de Relevancia(Sperber & Wilson 1995). Otras están relacio-nadas con temas más generales que actualmenteestán en discusión. Consideramos que su circu-lación contribuirá al desarrollo del debate.

1. La Segunda edición de Relevance

La segunda edición de Relevance mantieneel texto original pero incluye un epílogo quesondea los desarrollos recientes en la teoría y

2En torno a la

Teoría de la Relevancia

Isao Higahismori & Deirdre Wilson

Abstract

Este artículo consiste en una serie de pre-guntas formuladas por Isao Higashimori aDeirdre Wilson, que sirvieron de introduccióngeneral sobre la teoría de la relevancia, con oca-sión de un taller dedicado al tema y organizadopor Yuji Nishiyama e Isao Higashimori en laUniversidad de Keio el mes de marzo de 1996.Queremos agradecer a Yuji Nishiyama y a losdemás organizadores de la conferencia sobre laInterfaz entre Gramática y Cognición, de la cualforma parte este Taller. Muchas preguntas tie-nen que ver con los cambios propuestos en elEpílogo a la segunda edición de Relevancia(Sperber & Wilson 1995). Otras están relacio-nadas con temas más generales que actualmenteestán en discusión. Consideramos que su circu-lación contribuirá al desarrollo del debate.

1. La Segunda edición de Relevance

La segunda edición de Relevance mantieneel texto original pero incluye un epílogo quesondea los desarrollos recientes en la teoría y

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propone varios cambios substanciales o termi-nológicos. Las siguientes preguntas hacen rela-ción al Epílogo o las Notas Explicativas de la se-gunda edición, los mismos que comentan alre-dedor del texto original.

1.1. ¿Uno o dos principios de relevancia?

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance había solamente un Principio de Relevan-cia (Sperber & Wilson 1995: 155-63). En la se-gunda edición se le da un nombre nuevo, el deSegundo Principio de Relevancia - o PrincipioComunicativo - y se añade un Primer Principio- o Principio Cognitivo (260-66):

El Primer Principio (Cognitivo) de Relevan-cia: La cognición humana tiende a lograr el má-ximo de relevancia.

El Segundo Principio (Comunicativo) deRelevancia. Todo acto de comunicación ostensi-va comunica un supuesto de su propia relevan-cia óptima

¿Por qué es necesario proponer ‘no uno si-no dos principios de relevancia’? En otras pala-bras, ¿cuál es la diferencia entre ‘máxima rele-vancia’ y ‘relevancia óptima’?

Respuesta: el paso de uno a dos Principiosde Relevancia fue puramente terminológico ytuvo como fin llamar la atención a la diferenciaentre relevancia máxima y relevancia óptima,que no quedaba del todo clara en nuestra pri-mera formulación.

propone varios cambios substanciales o termi-nológicos. Las siguientes preguntas hacen rela-ción al Epílogo o las Notas Explicativas de la se-gunda edición, los mismos que comentan alre-dedor del texto original.

1.1. ¿Uno o dos principios de relevancia?

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance había solamente un Principio de Relevan-cia (Sperber & Wilson 1995: 155-63). En la se-gunda edición se le da un nombre nuevo, el deSegundo Principio de Relevancia - o PrincipioComunicativo - y se añade un Primer Principio- o Principio Cognitivo (260-66):

El Primer Principio (Cognitivo) de Relevan-cia: La cognición humana tiende a lograr el má-ximo de relevancia.

El Segundo Principio (Comunicativo) deRelevancia. Todo acto de comunicación ostensi-va comunica un supuesto de su propia relevan-cia óptima

¿Por qué es necesario proponer ‘no uno si-no dos principios de relevancia’? En otras pala-bras, ¿cuál es la diferencia entre ‘máxima rele-vancia’ y ‘relevancia óptima’?

Respuesta: el paso de uno a dos Principiosde Relevancia fue puramente terminológico ytuvo como fin llamar la atención a la diferenciaentre relevancia máxima y relevancia óptima,que no quedaba del todo clara en nuestra pri-mera formulación.

propone varios cambios substanciales o termi-nológicos. Las siguientes preguntas hacen rela-ción al Epílogo o las Notas Explicativas de la se-gunda edición, los mismos que comentan alre-dedor del texto original.

1.1. ¿Uno o dos principios de relevancia?

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance había solamente un Principio de Relevan-cia (Sperber & Wilson 1995: 155-63). En la se-gunda edición se le da un nombre nuevo, el deSegundo Principio de Relevancia - o PrincipioComunicativo - y se añade un Primer Principio- o Principio Cognitivo (260-66):

El Primer Principio (Cognitivo) de Relevan-cia: La cognición humana tiende a lograr el má-ximo de relevancia.

El Segundo Principio (Comunicativo) deRelevancia. Todo acto de comunicación ostensi-va comunica un supuesto de su propia relevan-cia óptima

¿Por qué es necesario proponer ‘no uno si-no dos principios de relevancia’? En otras pala-bras, ¿cuál es la diferencia entre ‘máxima rele-vancia’ y ‘relevancia óptima’?

Respuesta: el paso de uno a dos Principiosde Relevancia fue puramente terminológico ytuvo como fin llamar la atención a la diferenciaentre relevancia máxima y relevancia óptima,que no quedaba del todo clara en nuestra pri-mera formulación.

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En la primera edición, distinguíamos entrerelevancia máxima (los mayores efectos posi-bles con el menor esfuerzo posible) y relevanciaóptima (los efectos adecuados con ningún es-fuerzo injustificable) y proponíamos que mien-tras la cognición tiende a la maximización de larelevancia, la comunicación simplemente creauna expectativa de relevancia óptima. Se hacíanentonces dos generalizaciones, pero se seleccio-naba sólo la segunda y se la elevaba a calidad dePrincipio de Relevancia, generando así no po-cos malentendidos. Había la tendencia entre loscríticos de la teoría a pasar por alto la distinciónentre relevancia máxima y relevancia óptima ycreer que nuestra propuesta contenía sólo unprincipio de relevancia máxima que regía la co-municación y la cognición. Al distinguiendodos Principios de Relevancia, esperamos evitaresta confusión.

La primera edición ofrece varias razonespara distinguir entre relevancia máxima y rele-vancia óptima. El Epílogo ofrece otras tantas.Del lado cognitivo, citamos argumentos evolu-cionistas en favor del principio de que la cogni-ción tiende a lograr el máximo de relevancia(Epílogo, secciones 3.1 - 3.2.). Del lado comu-nicativo, nuestra preocupación ha sido mostrarcómo la expectativa de relevancia por parte deloyente es justificable dado el Principio Cogniti-vo de Relevancia: en el Epílogo modificamosnuestra primera definición de relevancia ópti-ma para abarcar una serie de casos que no ha-bíamos incorporado anteriormente.

En la primera edición, distinguíamos entrerelevancia máxima (los mayores efectos posi-bles con el menor esfuerzo posible) y relevanciaóptima (los efectos adecuados con ningún es-fuerzo injustificable) y proponíamos que mien-tras la cognición tiende a la maximización de larelevancia, la comunicación simplemente creauna expectativa de relevancia óptima. Se hacíanentonces dos generalizaciones, pero se seleccio-naba sólo la segunda y se la elevaba a calidad dePrincipio de Relevancia, generando así no po-cos malentendidos. Había la tendencia entre loscríticos de la teoría a pasar por alto la distinciónentre relevancia máxima y relevancia óptima ycreer que nuestra propuesta contenía sólo unprincipio de relevancia máxima que regía la co-municación y la cognición. Al distinguiendodos Principios de Relevancia, esperamos evitaresta confusión.

La primera edición ofrece varias razonespara distinguir entre relevancia máxima y rele-vancia óptima. El Epílogo ofrece otras tantas.Del lado cognitivo, citamos argumentos evolu-cionistas en favor del principio de que la cogni-ción tiende a lograr el máximo de relevancia(Epílogo, secciones 3.1 - 3.2.). Del lado comu-nicativo, nuestra preocupación ha sido mostrarcómo la expectativa de relevancia por parte deloyente es justificable dado el Principio Cogniti-vo de Relevancia: en el Epílogo modificamosnuestra primera definición de relevancia ópti-ma para abarcar una serie de casos que no ha-bíamos incorporado anteriormente.

En la primera edición, distinguíamos entrerelevancia máxima (los mayores efectos posi-bles con el menor esfuerzo posible) y relevanciaóptima (los efectos adecuados con ningún es-fuerzo injustificable) y proponíamos que mien-tras la cognición tiende a la maximización de larelevancia, la comunicación simplemente creauna expectativa de relevancia óptima. Se hacíanentonces dos generalizaciones, pero se seleccio-naba sólo la segunda y se la elevaba a calidad dePrincipio de Relevancia, generando así no po-cos malentendidos. Había la tendencia entre loscríticos de la teoría a pasar por alto la distinciónentre relevancia máxima y relevancia óptima ycreer que nuestra propuesta contenía sólo unprincipio de relevancia máxima que regía la co-municación y la cognición. Al distinguiendodos Principios de Relevancia, esperamos evitaresta confusión.

La primera edición ofrece varias razonespara distinguir entre relevancia máxima y rele-vancia óptima. El Epílogo ofrece otras tantas.Del lado cognitivo, citamos argumentos evolu-cionistas en favor del principio de que la cogni-ción tiende a lograr el máximo de relevancia(Epílogo, secciones 3.1 - 3.2.). Del lado comu-nicativo, nuestra preocupación ha sido mostrarcómo la expectativa de relevancia por parte deloyente es justificable dado el Principio Cogniti-vo de Relevancia: en el Epílogo modificamosnuestra primera definición de relevancia ópti-ma para abarcar una serie de casos que no ha-bíamos incorporado anteriormente.

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Es fácil mostrar que, a pesar de lo que po-dría querer el destinatario, no siempre es de es-perar que el emisor produzca el enunciado másrelevante posible: puede que no quiera o nopueda dar la información más relevante o pre-sentarla de la forma más apropiada. La nociónde relevancia óptima pretende explicar lo que eldestinatario tiene derecho a esperar en térmi-nos de esfuerzos y efectos. Por las razones pre-sentadas en el Epílogo (sección 3:3: 270), pro-ponemos la siguiente revisión del concepto:

Presunción de relevancia óptima

(a) El estímulo ostensivo es lo suficientemen-te relevante para que valga la pena su pro-cesamiento por parte del destinatario.

(b) El estímulo ostensivo es el más relevante ycompatible con las capacidades y prefe-rencias del emisor

1.2 Efectos cognitivos positivos

Pregunta: En la definición revisada de rele-vancia para un individuo (Epílogo: 265), ¿porqué se introduce e concepto de ‘efecto cognitivopositivo’? ¿Cómo se relaciona este concepto conla distinción entre efectos ‘cognitivos’ que losindividuos simplemente consideran ‘verdade-ros’ y ‘efectos cognitivos que son realmente ver-daderos’ (Wilson 1996ª), pero también cómo serelaciona con el comentario de que ‘la informa-ción relevante es información valiosa, en tanto

Es fácil mostrar que, a pesar de lo que po-dría querer el destinatario, no siempre es de es-perar que el emisor produzca el enunciado másrelevante posible: puede que no quiera o nopueda dar la información más relevante o pre-sentarla de la forma más apropiada. La nociónde relevancia óptima pretende explicar lo que eldestinatario tiene derecho a esperar en térmi-nos de esfuerzos y efectos. Por las razones pre-sentadas en el Epílogo (sección 3:3: 270), pro-ponemos la siguiente revisión del concepto:

Presunción de relevancia óptima

(a) El estímulo ostensivo es lo suficientemen-te relevante para que valga la pena su pro-cesamiento por parte del destinatario.

(b) El estímulo ostensivo es el más relevante ycompatible con las capacidades y prefe-rencias del emisor

1.2 Efectos cognitivos positivos

Pregunta: En la definición revisada de rele-vancia para un individuo (Epílogo: 265), ¿porqué se introduce e concepto de ‘efecto cognitivopositivo’? ¿Cómo se relaciona este concepto conla distinción entre efectos ‘cognitivos’ que losindividuos simplemente consideran ‘verdade-ros’ y ‘efectos cognitivos que son realmente ver-daderos’ (Wilson 1996ª), pero también cómo serelaciona con el comentario de que ‘la informa-ción relevante es información valiosa, en tanto

Es fácil mostrar que, a pesar de lo que po-dría querer el destinatario, no siempre es de es-perar que el emisor produzca el enunciado másrelevante posible: puede que no quiera o nopueda dar la información más relevante o pre-sentarla de la forma más apropiada. La nociónde relevancia óptima pretende explicar lo que eldestinatario tiene derecho a esperar en térmi-nos de esfuerzos y efectos. Por las razones pre-sentadas en el Epílogo (sección 3:3: 270), pro-ponemos la siguiente revisión del concepto:

Presunción de relevancia óptima

(a) El estímulo ostensivo es lo suficientemen-te relevante para que valga la pena su pro-cesamiento por parte del destinatario.

(b) El estímulo ostensivo es el más relevante ycompatible con las capacidades y prefe-rencias del emisor

1.2 Efectos cognitivos positivos

Pregunta: En la definición revisada de rele-vancia para un individuo (Epílogo: 265), ¿porqué se introduce e concepto de ‘efecto cognitivopositivo’? ¿Cómo se relaciona este concepto conla distinción entre efectos ‘cognitivos’ que losindividuos simplemente consideran ‘verdade-ros’ y ‘efectos cognitivos que son realmente ver-daderos’ (Wilson 1996ª), pero también cómo serelaciona con el comentario de que ‘la informa-ción relevante es información valiosa, en tanto

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que la información falsa no suele serlo porquese aparta de la eficiencia cognitiva’ (Sperber &Wilson 1995: 264)?

Respuesta: nuestro propósito original eracaptar una conexión intuitiva entre relevancia yeficiencia cognitiva. En la primera edición, es-perábamos lograrlo definiendo la informaciónrelevante como información que puede ser pro-cesada productivamente. De acuerdo con estaexplicación, la relevancia depende de efectoscontextuales (cognitivos) y de un procesamien-to: mientras mayores son los efectos contextua-les y menor el procesamiento necesario para al-canzar la relevancia, mayor es ésta. La informa-ción relevante (sea verdadera o falsa) es infor-mación que puede ser procesada productiva-mente, con efectos contextuales que podrían serverdaderos o falsos.

En el Epílogo (sección 3.2.1) planteamosla siguiente interrogante. Supongamos que ob-tengo una idea falsa que puede ser procesada deforma productiva para que genere muchas otrasideas falsas: ¿contribuye esto en realidad a la efi-ciencia cognitiva y, por ende, a la relevancia, osimplemente es que la información parece rele-vante?

Nuestra respuesta fue la siguiente: la in-formación que conducía sólo a ideas falsas nodebía ser tratada como relevante, por muchoque pudiera parecerlo al individuo que la pro-cesa. Propusimos captar esta intuición distin-guiendo dos tipos de efectos cognitivos: efectoscognitivos positivos (v.g. ideas verdaderas), que

que la información falsa no suele serlo porquese aparta de la eficiencia cognitiva’ (Sperber &Wilson 1995: 264)?

Respuesta: nuestro propósito original eracaptar una conexión intuitiva entre relevancia yeficiencia cognitiva. En la primera edición, es-perábamos lograrlo definiendo la informaciónrelevante como información que puede ser pro-cesada productivamente. De acuerdo con estaexplicación, la relevancia depende de efectoscontextuales (cognitivos) y de un procesamien-to: mientras mayores son los efectos contextua-les y menor el procesamiento necesario para al-canzar la relevancia, mayor es ésta. La informa-ción relevante (sea verdadera o falsa) es infor-mación que puede ser procesada productiva-mente, con efectos contextuales que podrían serverdaderos o falsos.

En el Epílogo (sección 3.2.1) planteamosla siguiente interrogante. Supongamos que ob-tengo una idea falsa que puede ser procesada deforma productiva para que genere muchas otrasideas falsas: ¿contribuye esto en realidad a la efi-ciencia cognitiva y, por ende, a la relevancia, osimplemente es que la información parece rele-vante?

Nuestra respuesta fue la siguiente: la in-formación que conducía sólo a ideas falsas nodebía ser tratada como relevante, por muchoque pudiera parecerlo al individuo que la pro-cesa. Propusimos captar esta intuición distin-guiendo dos tipos de efectos cognitivos: efectoscognitivos positivos (v.g. ideas verdaderas), que

que la información falsa no suele serlo porquese aparta de la eficiencia cognitiva’ (Sperber &Wilson 1995: 264)?

Respuesta: nuestro propósito original eracaptar una conexión intuitiva entre relevancia yeficiencia cognitiva. En la primera edición, es-perábamos lograrlo definiendo la informaciónrelevante como información que puede ser pro-cesada productivamente. De acuerdo con estaexplicación, la relevancia depende de efectoscontextuales (cognitivos) y de un procesamien-to: mientras mayores son los efectos contextua-les y menor el procesamiento necesario para al-canzar la relevancia, mayor es ésta. La informa-ción relevante (sea verdadera o falsa) es infor-mación que puede ser procesada productiva-mente, con efectos contextuales que podrían serverdaderos o falsos.

En el Epílogo (sección 3.2.1) planteamosla siguiente interrogante. Supongamos que ob-tengo una idea falsa que puede ser procesada deforma productiva para que genere muchas otrasideas falsas: ¿contribuye esto en realidad a la efi-ciencia cognitiva y, por ende, a la relevancia, osimplemente es que la información parece rele-vante?

Nuestra respuesta fue la siguiente: la in-formación que conducía sólo a ideas falsas nodebía ser tratada como relevante, por muchoque pudiera parecerlo al individuo que la pro-cesa. Propusimos captar esta intuición distin-guiendo dos tipos de efectos cognitivos: efectoscognitivos positivos (v.g. ideas verdaderas), que

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contribuyen a la eficiencia cognitiva y la rele-vancia, y otros efectos (v.g. ideas falsas), quecarecen de valor y son irrelevantes. En la se-gunda edición, definíamos la relevancia paraun individuo de acuerdo con los efectos positi-vos y el procesamiento: a mayores efectos cog-nitivos positivos y menores esfuerzos para al-canzarlos, mayor relevancia. Se separaba de es-ta forma la eficiencia cognitiva y el procesa-miento productivo.

Nótese que en base a esta explicación, lainformación falsa aun puede ser relevantemientras tenga efectos cognitivos positivos. Lashistorias, las bromas y las hipótesis puede con-tribuir a la eficiencia cognitiva. La verdad de lainformación de ingreso [input] no es condiciónnecesaria ni suficiente para la relevancia; lo quecuenta es la verdad de la información de salida[output].

1.3. Efectos contextuales y debilitación de lossupuestos

Pregunta: en la primera edición (107-17),la relevancia se define según los tres tipos deefectos contextuales: la implicación contextual,el fortalecimiento de las asunciones existentes yla contradicción y eliminación de las mismas.En las Notas a la segunda edición (2D: 294), seconsidera ‘un cuarto tipo de efecto contextualque debilita las asunciones’. ¿Existen razonespara añadir este cuarto efecto?

contribuyen a la eficiencia cognitiva y la rele-vancia, y otros efectos (v.g. ideas falsas), quecarecen de valor y son irrelevantes. En la se-gunda edición, definíamos la relevancia paraun individuo de acuerdo con los efectos positi-vos y el procesamiento: a mayores efectos cog-nitivos positivos y menores esfuerzos para al-canzarlos, mayor relevancia. Se separaba de es-ta forma la eficiencia cognitiva y el procesa-miento productivo.

Nótese que en base a esta explicación, lainformación falsa aun puede ser relevantemientras tenga efectos cognitivos positivos. Lashistorias, las bromas y las hipótesis puede con-tribuir a la eficiencia cognitiva. La verdad de lainformación de ingreso [input] no es condiciónnecesaria ni suficiente para la relevancia; lo quecuenta es la verdad de la información de salida[output].

1.3. Efectos contextuales y debilitación de lossupuestos

Pregunta: en la primera edición (107-17),la relevancia se define según los tres tipos deefectos contextuales: la implicación contextual,el fortalecimiento de las asunciones existentes yla contradicción y eliminación de las mismas.En las Notas a la segunda edición (2D: 294), seconsidera ‘un cuarto tipo de efecto contextualque debilita las asunciones’. ¿Existen razonespara añadir este cuarto efecto?

contribuyen a la eficiencia cognitiva y la rele-vancia, y otros efectos (v.g. ideas falsas), quecarecen de valor y son irrelevantes. En la se-gunda edición, definíamos la relevancia paraun individuo de acuerdo con los efectos positi-vos y el procesamiento: a mayores efectos cog-nitivos positivos y menores esfuerzos para al-canzarlos, mayor relevancia. Se separaba de es-ta forma la eficiencia cognitiva y el procesa-miento productivo.

Nótese que en base a esta explicación, lainformación falsa aun puede ser relevantemientras tenga efectos cognitivos positivos. Lashistorias, las bromas y las hipótesis puede con-tribuir a la eficiencia cognitiva. La verdad de lainformación de ingreso [input] no es condiciónnecesaria ni suficiente para la relevancia; lo quecuenta es la verdad de la información de salida[output].

1.3. Efectos contextuales y debilitación de lossupuestos

Pregunta: en la primera edición (107-17),la relevancia se define según los tres tipos deefectos contextuales: la implicación contextual,el fortalecimiento de las asunciones existentes yla contradicción y eliminación de las mismas.En las Notas a la segunda edición (2D: 294), seconsidera ‘un cuarto tipo de efecto contextualque debilita las asunciones’. ¿Existen razonespara añadir este cuarto efecto?

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Respuesta: se ha dicho varias veces que sise puede lograr relevancia fortaleciendo lasasunciones existentes, se debería lograrlo tam-bién debilitando dichas asunciones. Se planteaentonces la pregunta: ¿qué lugar ocupa en nues-tra teoría la debilitación de las asunciones?

La respuesta tiene dos partes. La primeraes si la debilitación contribuye a la relevancia.Siempre hemos asumido que efectivamenteocurre así, y que cualquier alteración en la fuer-za de las asunciones existentes contribuye a larelevancia. Esto se explica con nuestra defini-ción formal de las condiciones en que una con-textualización tiene efectos contextuales (nota26: 286). La segunda es si la debilitación de lasasunciones existentes debe ser tratada como untipo distinto de efecto contextual, a la par de laimplicación contextual, el fortalecimiento, lacontradicción y eliminación de asunciones exis-tentes. Consideramos que no debería darse di-cho tratamiento a la debilitación de asunciones,pues creemos que la debilitación de asuncionesnunca se logra directamente sino sólo comoproducto secundario de algún efecto contextualbásico: por ejemplo, la contradicción y elimina-ción de una asunción existente debilita todas lasimplicaciones contextuales que se sustentan enella. Por lo tanto, no tomamos la debilitación deasunciones como un tipo distinto de efectocontextual porque contribuye sólo indirecta-mente a la relevancia.

Respuesta: se ha dicho varias veces que sise puede lograr relevancia fortaleciendo lasasunciones existentes, se debería lograrlo tam-bién debilitando dichas asunciones. Se planteaentonces la pregunta: ¿qué lugar ocupa en nues-tra teoría la debilitación de las asunciones?

La respuesta tiene dos partes. La primeraes si la debilitación contribuye a la relevancia.Siempre hemos asumido que efectivamenteocurre así, y que cualquier alteración en la fuer-za de las asunciones existentes contribuye a larelevancia. Esto se explica con nuestra defini-ción formal de las condiciones en que una con-textualización tiene efectos contextuales (nota26: 286). La segunda es si la debilitación de lasasunciones existentes debe ser tratada como untipo distinto de efecto contextual, a la par de laimplicación contextual, el fortalecimiento, lacontradicción y eliminación de asunciones exis-tentes. Consideramos que no debería darse di-cho tratamiento a la debilitación de asunciones,pues creemos que la debilitación de asuncionesnunca se logra directamente sino sólo comoproducto secundario de algún efecto contextualbásico: por ejemplo, la contradicción y elimina-ción de una asunción existente debilita todas lasimplicaciones contextuales que se sustentan enella. Por lo tanto, no tomamos la debilitación deasunciones como un tipo distinto de efectocontextual porque contribuye sólo indirecta-mente a la relevancia.

Respuesta: se ha dicho varias veces que sise puede lograr relevancia fortaleciendo lasasunciones existentes, se debería lograrlo tam-bién debilitando dichas asunciones. Se planteaentonces la pregunta: ¿qué lugar ocupa en nues-tra teoría la debilitación de las asunciones?

La respuesta tiene dos partes. La primeraes si la debilitación contribuye a la relevancia.Siempre hemos asumido que efectivamenteocurre así, y que cualquier alteración en la fuer-za de las asunciones existentes contribuye a larelevancia. Esto se explica con nuestra defini-ción formal de las condiciones en que una con-textualización tiene efectos contextuales (nota26: 286). La segunda es si la debilitación de lasasunciones existentes debe ser tratada como untipo distinto de efecto contextual, a la par de laimplicación contextual, el fortalecimiento, lacontradicción y eliminación de asunciones exis-tentes. Consideramos que no debería darse di-cho tratamiento a la debilitación de asunciones,pues creemos que la debilitación de asuncionesnunca se logra directamente sino sólo comoproducto secundario de algún efecto contextualbásico: por ejemplo, la contradicción y elimina-ción de una asunción existente debilita todas lasimplicaciones contextuales que se sustentan enella. Por lo tanto, no tomamos la debilitación deasunciones como un tipo distinto de efectocontextual porque contribuye sólo indirecta-mente a la relevancia.

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1.4. Pragmática y modularidad

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance (capítulo 2), se trata la pragmática comoun sistema inferencial que involucra procesoscognitivos centrales no especializados. En la se-gunda edición se modifica esta idea con el si-guiente comentario:

En los últimos diez años ha aumentado la evi-dencia de que los así llamados sistemas centra-les deben ser analizados como módulos.

Esta idea se repite en Wilson (1996b).¿Cuáles son sus implicaciones, sobre todo parala localización específica [domain-specificity] delos procesos cognitivos centrales?

Respuesta: en The Modularity of Mind(1983), Fodor distingue los sistemas modularesde los sistemas centrales y propone una ‘Prime-ra Ley de Inexistencia de la Ciencia Cognitiva’,que en esencia afirma que los procesos cogniti-vos centrales son demasiado complejos para serentendidos. Según Fodor, la pragmática es unsistema central y como tal está más allá del al-cance de la ciencia cognitiva. En Relevance, DanSperber y yo tratamos de mostrar que aun si lapragmática es un sistema central, se puedencrear teorías pragmáticas interesantes.

En los años recientes se ha recogido másevidencia en contra de una división tajante en-tre los sistemas centrales y modulares y a favorde una visión modular de la mente (véase v.g.

1.4. Pragmática y modularidad

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance (capítulo 2), se trata la pragmática comoun sistema inferencial que involucra procesoscognitivos centrales no especializados. En la se-gunda edición se modifica esta idea con el si-guiente comentario:

En los últimos diez años ha aumentado la evi-dencia de que los así llamados sistemas centra-les deben ser analizados como módulos.

Esta idea se repite en Wilson (1996b).¿Cuáles son sus implicaciones, sobre todo parala localización específica [domain-specificity] delos procesos cognitivos centrales?

Respuesta: en The Modularity of Mind(1983), Fodor distingue los sistemas modularesde los sistemas centrales y propone una ‘Prime-ra Ley de Inexistencia de la Ciencia Cognitiva’,que en esencia afirma que los procesos cogniti-vos centrales son demasiado complejos para serentendidos. Según Fodor, la pragmática es unsistema central y como tal está más allá del al-cance de la ciencia cognitiva. En Relevance, DanSperber y yo tratamos de mostrar que aun si lapragmática es un sistema central, se puedencrear teorías pragmáticas interesantes.

En los años recientes se ha recogido másevidencia en contra de una división tajante en-tre los sistemas centrales y modulares y a favorde una visión modular de la mente (véase v.g.

1.4. Pragmática y modularidad

Pregunta: en la primera edición de Rele-vance (capítulo 2), se trata la pragmática comoun sistema inferencial que involucra procesoscognitivos centrales no especializados. En la se-gunda edición se modifica esta idea con el si-guiente comentario:

En los últimos diez años ha aumentado la evi-dencia de que los así llamados sistemas centra-les deben ser analizados como módulos.

Esta idea se repite en Wilson (1996b).¿Cuáles son sus implicaciones, sobre todo parala localización específica [domain-specificity] delos procesos cognitivos centrales?

Respuesta: en The Modularity of Mind(1983), Fodor distingue los sistemas modularesde los sistemas centrales y propone una ‘Prime-ra Ley de Inexistencia de la Ciencia Cognitiva’,que en esencia afirma que los procesos cogniti-vos centrales son demasiado complejos para serentendidos. Según Fodor, la pragmática es unsistema central y como tal está más allá del al-cance de la ciencia cognitiva. En Relevance, DanSperber y yo tratamos de mostrar que aun si lapragmática es un sistema central, se puedencrear teorías pragmáticas interesantes.

En los años recientes se ha recogido másevidencia en contra de una división tajante en-tre los sistemas centrales y modulares y a favorde una visión modular de la mente (véase v.g.

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Hirschfeld & Gelman 1994, Sperber 1996).Sperber (1996) aborda directamente el tema ypropone un cuadro alternativo totalmente mo-dular. Hay espacio para el debate en torno al ni-vel adecuado de generalidad para una pragmá-tica modular: por ejemplo, ¿debería tratar estapragmática sobre la comunicación ostensiva engeneral, o solamente sobre la comunicaciónverbal? Sea cual fuera la respuesta, sería un sis-tema de inferencias y no de codificaciones, locual deja todavía en pie nuestros argumentos encontra de la pragmática modular vista comouna extensión del modulo del lenguaje.

2. Relevancia y conceptos

2.1. Conceptos ad hoc

Pregunta: de acuerdo con la visión clásicade los conceptos, éstos forman categorías dis-cretas. La visión clásica a menudo se mezcla conun enfoque componencial del significado de laspalabras, rechazado por muchos teóricos de lateoría de la relevancia en favor de un enfoquemás fodoriano (cf. Carston 1985: 30; Sperber &Wilson 1995: 91).

Sperber & Wilson (1995, capítulo 2) tra-tan los conceptos como si estuvieran compues-tos de entradas léxicas, lógicas y enciclopédicas.No accesamos a toda la información enciclopé-dica disponible cuando interpretamos un enun-ciado en una ocasión dada. El Principio Comu-nicativo de Relevancia es una buena herramien-

Hirschfeld & Gelman 1994, Sperber 1996).Sperber (1996) aborda directamente el tema ypropone un cuadro alternativo totalmente mo-dular. Hay espacio para el debate en torno al ni-vel adecuado de generalidad para una pragmá-tica modular: por ejemplo, ¿debería tratar estapragmática sobre la comunicación ostensiva engeneral, o solamente sobre la comunicaciónverbal? Sea cual fuera la respuesta, sería un sis-tema de inferencias y no de codificaciones, locual deja todavía en pie nuestros argumentos encontra de la pragmática modular vista comouna extensión del modulo del lenguaje.

2. Relevancia y conceptos

2.1. Conceptos ad hoc

Pregunta: de acuerdo con la visión clásicade los conceptos, éstos forman categorías dis-cretas. La visión clásica a menudo se mezcla conun enfoque componencial del significado de laspalabras, rechazado por muchos teóricos de lateoría de la relevancia en favor de un enfoquemás fodoriano (cf. Carston 1985: 30; Sperber &Wilson 1995: 91).

Sperber & Wilson (1995, capítulo 2) tra-tan los conceptos como si estuvieran compues-tos de entradas léxicas, lógicas y enciclopédicas.No accesamos a toda la información enciclopé-dica disponible cuando interpretamos un enun-ciado en una ocasión dada. El Principio Comu-nicativo de Relevancia es una buena herramien-

Hirschfeld & Gelman 1994, Sperber 1996).Sperber (1996) aborda directamente el tema ypropone un cuadro alternativo totalmente mo-dular. Hay espacio para el debate en torno al ni-vel adecuado de generalidad para una pragmá-tica modular: por ejemplo, ¿debería tratar estapragmática sobre la comunicación ostensiva engeneral, o solamente sobre la comunicaciónverbal? Sea cual fuera la respuesta, sería un sis-tema de inferencias y no de codificaciones, locual deja todavía en pie nuestros argumentos encontra de la pragmática modular vista comouna extensión del modulo del lenguaje.

2. Relevancia y conceptos

2.1. Conceptos ad hoc

Pregunta: de acuerdo con la visión clásicade los conceptos, éstos forman categorías dis-cretas. La visión clásica a menudo se mezcla conun enfoque componencial del significado de laspalabras, rechazado por muchos teóricos de lateoría de la relevancia en favor de un enfoquemás fodoriano (cf. Carston 1985: 30; Sperber &Wilson 1995: 91).

Sperber & Wilson (1995, capítulo 2) tra-tan los conceptos como si estuvieran compues-tos de entradas léxicas, lógicas y enciclopédicas.No accesamos a toda la información enciclopé-dica disponible cuando interpretamos un enun-ciado en una ocasión dada. El Principio Comu-nicativo de Relevancia es una buena herramien-

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ta para determinar qué conjunto de asuncionesse recogen para un concepto determinado enuna ocasión específica.

Sin embargo, no se puede explicar, conprototipos memorizados o esquemas enciclopé-dicos hechos, categorías novedosas (o creativas)como aquella que agrupa las ‘cosas que podríancaerle a uno en la cabeza’. ¿Cómo aborda la Teo-ría de la Relevancia estas nuevas categorías, laadquisición de conceptos, y los conceptos com-plejos como AGUA DULCE, que se refiera al‘agua fresca y pura, libre de contaminación’ yno al ‘agua con sabor dulce’.

(1) Jorge: ¿estiró la pata el viejo?Eduardo: No, apenas la movió

Respuesta: la Teoría de la Relevancia ofrecevarios medios para ampliar el repertorio con-ceptual del individuo. El papel de la restricciónconceptual, el uso libre y atributivo en la adqui-sición de la lengua, y el cambio lingüístico, sediscutió todos en un borrador de Relevance(Sperber & Wilson 1983) y se desarrollaron enun trabajo más reciente (v.g. Sperber 1996,Sperber & Wilson, en prensa). Por ejemplo, alescuchar una palabra nueva como gerbilo enuna situación que deja claro que gerbilo es untipo de mascota, el niño podría construir unconcepto atributivo para representar aquello alo que se refieren los demás cuando usan esapalabra, cuyas entradas léxicas, lógicas y enci-clopédicas se irán llenando con el tiempo. Ex-

ta para determinar qué conjunto de asuncionesse recogen para un concepto determinado enuna ocasión específica.

Sin embargo, no se puede explicar, conprototipos memorizados o esquemas enciclopé-dicos hechos, categorías novedosas (o creativas)como aquella que agrupa las ‘cosas que podríancaerle a uno en la cabeza’. ¿Cómo aborda la Teo-ría de la Relevancia estas nuevas categorías, laadquisición de conceptos, y los conceptos com-plejos como AGUA DULCE, que se refiera al‘agua fresca y pura, libre de contaminación’ yno al ‘agua con sabor dulce’.

(1) Jorge: ¿estiró la pata el viejo?Eduardo: No, apenas la movió

Respuesta: la Teoría de la Relevancia ofrecevarios medios para ampliar el repertorio con-ceptual del individuo. El papel de la restricciónconceptual, el uso libre y atributivo en la adqui-sición de la lengua, y el cambio lingüístico, sediscutió todos en un borrador de Relevance(Sperber & Wilson 1983) y se desarrollaron enun trabajo más reciente (v.g. Sperber 1996,Sperber & Wilson, en prensa). Por ejemplo, alescuchar una palabra nueva como gerbilo enuna situación que deja claro que gerbilo es untipo de mascota, el niño podría construir unconcepto atributivo para representar aquello alo que se refieren los demás cuando usan esapalabra, cuyas entradas léxicas, lógicas y enci-clopédicas se irán llenando con el tiempo. Ex-

ta para determinar qué conjunto de asuncionesse recogen para un concepto determinado enuna ocasión específica.

Sin embargo, no se puede explicar, conprototipos memorizados o esquemas enciclopé-dicos hechos, categorías novedosas (o creativas)como aquella que agrupa las ‘cosas que podríancaerle a uno en la cabeza’. ¿Cómo aborda la Teo-ría de la Relevancia estas nuevas categorías, laadquisición de conceptos, y los conceptos com-plejos como AGUA DULCE, que se refiera al‘agua fresca y pura, libre de contaminación’ yno al ‘agua con sabor dulce’.

(1) Jorge: ¿estiró la pata el viejo?Eduardo: No, apenas la movió

Respuesta: la Teoría de la Relevancia ofrecevarios medios para ampliar el repertorio con-ceptual del individuo. El papel de la restricciónconceptual, el uso libre y atributivo en la adqui-sición de la lengua, y el cambio lingüístico, sediscutió todos en un borrador de Relevance(Sperber & Wilson 1983) y se desarrollaron enun trabajo más reciente (v.g. Sperber 1996,Sperber & Wilson, en prensa). Por ejemplo, alescuchar una palabra nueva como gerbilo enuna situación que deja claro que gerbilo es untipo de mascota, el niño podría construir unconcepto atributivo para representar aquello alo que se refieren los demás cuando usan esapalabra, cuyas entradas léxicas, lógicas y enci-clopédicas se irán llenando con el tiempo. Ex-

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plicaciones similares, basadas en el uso libre oatributivo, abarcarían el préstamo de vocablosde otras lenguas y el cambio de significadopragmáticamente condicionado (v.g. ratón, de‘roedor pequeño’ a ‘dispositivo de puntero y di-bujo en las computadoras’)

2.2. Restricción o ampliación conceptual

Pregunta: en el Epílogo de la segunda edi-ción, se subraya la importancia de la restriccióny la ampliación conceptual. ¿Cómo se aplicanestas ideas a los siguientes casos?

En (2), se puede entender el concepto co-dificado MANZANA como que se refiere no só-lo a toda la manzana sino también a la parte co-mestible, excluyendo el corazón y la piel (en Ja-pón normalmente no comemos la piel de lamanzana). (cf. Higashimori 1996).

(2) Comí manzana

En (3), se puede entender que el conceptocodificado FLORES se refiere a toda la planta(i.e. raíz, tallo, brotes, hojas) y no sólo al brote:

(3) Planté algunas flores en el jardín

Respuesta: ni (2) ni (3) parecen un caso tí-pico de ampliación o enriquecimiento concep-tual donde se escoge sólo un subconjunto de laextensión original. En (2) la pregunta no escuántas manzanas o qué tipo de manzanas, sino

plicaciones similares, basadas en el uso libre oatributivo, abarcarían el préstamo de vocablosde otras lenguas y el cambio de significadopragmáticamente condicionado (v.g. ratón, de‘roedor pequeño’ a ‘dispositivo de puntero y di-bujo en las computadoras’)

2.2. Restricción o ampliación conceptual

Pregunta: en el Epílogo de la segunda edi-ción, se subraya la importancia de la restriccióny la ampliación conceptual. ¿Cómo se aplicanestas ideas a los siguientes casos?

En (2), se puede entender el concepto co-dificado MANZANA como que se refiere no só-lo a toda la manzana sino también a la parte co-mestible, excluyendo el corazón y la piel (en Ja-pón normalmente no comemos la piel de lamanzana). (cf. Higashimori 1996).

(2) Comí manzana

En (3), se puede entender que el conceptocodificado FLORES se refiere a toda la planta(i.e. raíz, tallo, brotes, hojas) y no sólo al brote:

(3) Planté algunas flores en el jardín

Respuesta: ni (2) ni (3) parecen un caso tí-pico de ampliación o enriquecimiento concep-tual donde se escoge sólo un subconjunto de laextensión original. En (2) la pregunta no escuántas manzanas o qué tipo de manzanas, sino

plicaciones similares, basadas en el uso libre oatributivo, abarcarían el préstamo de vocablosde otras lenguas y el cambio de significadopragmáticamente condicionado (v.g. ratón, de‘roedor pequeño’ a ‘dispositivo de puntero y di-bujo en las computadoras’)

2.2. Restricción o ampliación conceptual

Pregunta: en el Epílogo de la segunda edi-ción, se subraya la importancia de la restriccióny la ampliación conceptual. ¿Cómo se aplicanestas ideas a los siguientes casos?

En (2), se puede entender el concepto co-dificado MANZANA como que se refiere no só-lo a toda la manzana sino también a la parte co-mestible, excluyendo el corazón y la piel (en Ja-pón normalmente no comemos la piel de lamanzana). (cf. Higashimori 1996).

(2) Comí manzana

En (3), se puede entender que el conceptocodificado FLORES se refiere a toda la planta(i.e. raíz, tallo, brotes, hojas) y no sólo al brote:

(3) Planté algunas flores en el jardín

Respuesta: ni (2) ni (3) parecen un caso tí-pico de ampliación o enriquecimiento concep-tual donde se escoge sólo un subconjunto de laextensión original. En (2) la pregunta no escuántas manzanas o qué tipo de manzanas, sino

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más bien qué partes de la manzana son comes-tibles; (3) se parece más a un caso de polisemiao uso libre de conceptos que a un caso de am-pliación de conceptos.

Ambos ejemplos plantean temas intere-santes. En el borrador de Relevance (capítuloIV, ‘Importación implícita e implicaturas’), de-cíamos que un enunciado como ‘he leído el ar-tículo’ o ‘la estampilla era azul’ se entendía co-mo que simplemente afirmaba que se había leí-do una parte considerable del artículo (o queuna buena parte de la estampa era azul) paraque valiera la pena mencionarlo. Es fácil ver có-mo se podría extraer esta interpretación de ladiscusión sobre relevancia, combinada quizácon la idea del uso libre del concepto. En (3), esposible que el concepto ‘flores’ se defina en tér-minos estrictos pero que sea utilizado con ma-yor libertad; a su vez, (3) podría ser analizadocomo un caso de polisemia (para una discusiónmás extensa, véase Carston 1996; Papafragou1995, en prensa; Sperber 1996; Sperber & Wil-son, en prensa).

2.3. Conceptos y conexión (bridging)

Pregunta: las asunciones de conexión sedefinen como aquellas ‘asunciones que no semencionan directamente en el enunciado ante-rior, pero que se construyen mediante una seriede inferencias en base a lo que sabe o cree saberel oyente’ (Blakemore 1992: 25). ¿Cómo pode-mos tratar el siguiente caso de conexión donde

más bien qué partes de la manzana son comes-tibles; (3) se parece más a un caso de polisemiao uso libre de conceptos que a un caso de am-pliación de conceptos.

Ambos ejemplos plantean temas intere-santes. En el borrador de Relevance (capítuloIV, ‘Importación implícita e implicaturas’), de-cíamos que un enunciado como ‘he leído el ar-tículo’ o ‘la estampilla era azul’ se entendía co-mo que simplemente afirmaba que se había leí-do una parte considerable del artículo (o queuna buena parte de la estampa era azul) paraque valiera la pena mencionarlo. Es fácil ver có-mo se podría extraer esta interpretación de ladiscusión sobre relevancia, combinada quizácon la idea del uso libre del concepto. En (3), esposible que el concepto ‘flores’ se defina en tér-minos estrictos pero que sea utilizado con ma-yor libertad; a su vez, (3) podría ser analizadocomo un caso de polisemia (para una discusiónmás extensa, véase Carston 1996; Papafragou1995, en prensa; Sperber 1996; Sperber & Wil-son, en prensa).

2.3. Conceptos y conexión (bridging)

Pregunta: las asunciones de conexión sedefinen como aquellas ‘asunciones que no semencionan directamente en el enunciado ante-rior, pero que se construyen mediante una seriede inferencias en base a lo que sabe o cree saberel oyente’ (Blakemore 1992: 25). ¿Cómo pode-mos tratar el siguiente caso de conexión donde

más bien qué partes de la manzana son comes-tibles; (3) se parece más a un caso de polisemiao uso libre de conceptos que a un caso de am-pliación de conceptos.

Ambos ejemplos plantean temas intere-santes. En el borrador de Relevance (capítuloIV, ‘Importación implícita e implicaturas’), de-cíamos que un enunciado como ‘he leído el ar-tículo’ o ‘la estampilla era azul’ se entendía co-mo que simplemente afirmaba que se había leí-do una parte considerable del artículo (o queuna buena parte de la estampa era azul) paraque valiera la pena mencionarlo. Es fácil ver có-mo se podría extraer esta interpretación de ladiscusión sobre relevancia, combinada quizácon la idea del uso libre del concepto. En (3), esposible que el concepto ‘flores’ se defina en tér-minos estrictos pero que sea utilizado con ma-yor libertad; a su vez, (3) podría ser analizadocomo un caso de polisemia (para una discusiónmás extensa, véase Carston 1996; Papafragou1995, en prensa; Sperber 1996; Sperber & Wil-son, en prensa).

2.3. Conceptos y conexión (bridging)

Pregunta: las asunciones de conexión sedefinen como aquellas ‘asunciones que no semencionan directamente en el enunciado ante-rior, pero que se construyen mediante una seriede inferencias en base a lo que sabe o cree saberel oyente’ (Blakemore 1992: 25). ¿Cómo pode-mos tratar el siguiente caso de conexión donde

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los enunciados están considerablemente separa-dos?

(4) “Alguna vez tuve una hermana”, digo.“Ella murió cuando tenía cuatro años, decierta enfermedad del corazón. Yo era unabebé entonces, no la conocí. Todavía to-maba biberón mientras mis padres veíancómo su primogénita se quedaba inváliday no podía caminar ni correr. Después deque murió, dejaron su habitación exacta-mente como estaba. No guardaron los ju-guetes (= los juguetes de mi hermana) nivaciaron los cajones (= los cajones de lahabitación de mi hermana), ni siquiera in-gresaron a la habitación por tres años ymedio. Cuando fui a un internado, final-mente la convirtieron en lavandería”.

(M. Leimbach; Dying Young, p. 129).

Respuesta: En realidad no creo que sea uncaso de conexión a larga distancia. Al parecer, elantecedente de ‘juguetes’ y ‘cajones’ en (4) es laFN su habitación en el enunciado anterior [frasenominal lo suficientemente relevante para serpronominalizada mediante el adverbio allí y elpronominal de objeto directo la].

Sin embargo, (4) plantea una pregunta in-teresante acerca de cómo se representa mental-mente la FN los juguetes. Una posibilidad es tra-tarla como un caso de restricción conceptual,de suerte que los juguetes se restrinjan a los ju-

los enunciados están considerablemente separa-dos?

(4) “Alguna vez tuve una hermana”, digo.“Ella murió cuando tenía cuatro años, decierta enfermedad del corazón. Yo era unabebé entonces, no la conocí. Todavía to-maba biberón mientras mis padres veíancómo su primogénita se quedaba inváliday no podía caminar ni correr. Después deque murió, dejaron su habitación exacta-mente como estaba. No guardaron los ju-guetes (= los juguetes de mi hermana) nivaciaron los cajones (= los cajones de lahabitación de mi hermana), ni siquiera in-gresaron a la habitación por tres años ymedio. Cuando fui a un internado, final-mente la convirtieron en lavandería”.

(M. Leimbach; Dying Young, p. 129).

Respuesta: En realidad no creo que sea uncaso de conexión a larga distancia. Al parecer, elantecedente de ‘juguetes’ y ‘cajones’ en (4) es laFN su habitación en el enunciado anterior [frasenominal lo suficientemente relevante para serpronominalizada mediante el adverbio allí y elpronominal de objeto directo la].

Sin embargo, (4) plantea una pregunta in-teresante acerca de cómo se representa mental-mente la FN los juguetes. Una posibilidad es tra-tarla como un caso de restricción conceptual,de suerte que los juguetes se restrinjan a los ju-

los enunciados están considerablemente separa-dos?

(4) “Alguna vez tuve una hermana”, digo.“Ella murió cuando tenía cuatro años, decierta enfermedad del corazón. Yo era unabebé entonces, no la conocí. Todavía to-maba biberón mientras mis padres veíancómo su primogénita se quedaba inváliday no podía caminar ni correr. Después deque murió, dejaron su habitación exacta-mente como estaba. No guardaron los ju-guetes (= los juguetes de mi hermana) nivaciaron los cajones (= los cajones de lahabitación de mi hermana), ni siquiera in-gresaron a la habitación por tres años ymedio. Cuando fui a un internado, final-mente la convirtieron en lavandería”.

(M. Leimbach; Dying Young, p. 129).

Respuesta: En realidad no creo que sea uncaso de conexión a larga distancia. Al parecer, elantecedente de ‘juguetes’ y ‘cajones’ en (4) es laFN su habitación en el enunciado anterior [frasenominal lo suficientemente relevante para serpronominalizada mediante el adverbio allí y elpronominal de objeto directo la].

Sin embargo, (4) plantea una pregunta in-teresante acerca de cómo se representa mental-mente la FN los juguetes. Una posibilidad es tra-tarla como un caso de restricción conceptual,de suerte que los juguetes se restrinjan a los ju-

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guetes que estaban en la habitación de la her-mana. Otra alternativa es tratarla como una FNcuantificada que abarca un dominio discursivopragmáticamente restringido y comprende sólolos objetos que se encuentran en la habitaciónde la hermana. Ambos tipos de restricción pa-recen necesarios en diferentes circunstancias(véase Larson & Segal 1995, capítulo 9; Rou-chota 1994ª, 1994b. On bridging within the rele-vance-theroetic framework, véase Matsui 1995).

3. Estilística y efectos poéticos

3.1. Metonimia

Pregunta: Papafragou (1995: 157) aseguraque ‘en la metonimia, la forma preposicionaldel enunciado es una interpretación literal de laidea que se quiere expresar. Esta idea, sin em-bargo, es compleja en la medida que contieneun concepto atributivo [echoic concept]’. Porejemplo, en (5) la expresión un escorpión puedereferirse a una persona que nació bajo el signode Escorpión en el horóscopo occidental; deigual manera, en (6) la expresión el cerebro pue-de referirse a alguien cuyo sobrenombre sea talpor sus cualidades o aspavientos de erudición einteligencia.

(5) No debe casarse una con un escorpión porningún motivo

guetes que estaban en la habitación de la her-mana. Otra alternativa es tratarla como una FNcuantificada que abarca un dominio discursivopragmáticamente restringido y comprende sólolos objetos que se encuentran en la habitaciónde la hermana. Ambos tipos de restricción pa-recen necesarios en diferentes circunstancias(véase Larson & Segal 1995, capítulo 9; Rou-chota 1994ª, 1994b. On bridging within the rele-vance-theroetic framework, véase Matsui 1995).

3. Estilística y efectos poéticos

3.1. Metonimia

Pregunta: Papafragou (1995: 157) aseguraque ‘en la metonimia, la forma preposicionaldel enunciado es una interpretación literal de laidea que se quiere expresar. Esta idea, sin em-bargo, es compleja en la medida que contieneun concepto atributivo [echoic concept]’. Porejemplo, en (5) la expresión un escorpión puedereferirse a una persona que nació bajo el signode Escorpión en el horóscopo occidental; deigual manera, en (6) la expresión el cerebro pue-de referirse a alguien cuyo sobrenombre sea talpor sus cualidades o aspavientos de erudición einteligencia.

(5) No debe casarse una con un escorpión porningún motivo

guetes que estaban en la habitación de la her-mana. Otra alternativa es tratarla como una FNcuantificada que abarca un dominio discursivopragmáticamente restringido y comprende sólolos objetos que se encuentran en la habitaciónde la hermana. Ambos tipos de restricción pa-recen necesarios en diferentes circunstancias(véase Larson & Segal 1995, capítulo 9; Rou-chota 1994ª, 1994b. On bridging within the rele-vance-theroetic framework, véase Matsui 1995).

3. Estilística y efectos poéticos

3.1. Metonimia

Pregunta: Papafragou (1995: 157) aseguraque ‘en la metonimia, la forma preposicionaldel enunciado es una interpretación literal de laidea que se quiere expresar. Esta idea, sin em-bargo, es compleja en la medida que contieneun concepto atributivo [echoic concept]’. Porejemplo, en (5) la expresión un escorpión puedereferirse a una persona que nació bajo el signode Escorpión en el horóscopo occidental; deigual manera, en (6) la expresión el cerebro pue-de referirse a alguien cuyo sobrenombre sea talpor sus cualidades o aspavientos de erudición einteligencia.

(5) No debe casarse una con un escorpión porningún motivo

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(6) ¿Dónde está el cerebro ahora que lo nece-sitamos?

¿Todas las expresiones metonímicas soncasos de uso atributivo o implican una restric-ción o extensión del concepto como también seha dicho?

Respuesta: en mi opinión la sugerencia dePapafragou es valiosa en el sentido de que algu-nos casos de metonimia son variedades analiza-bles de uso atributivo mientras que otros pue-den ser clasificados, junto con la metáfora, co-mo variedades de uso libre.

3.2. Repetición

Pregunta: según el análisis propuesto enRelevance (1995: 219), repeticiones como los ca-sos de (7) requieren un procesamiento extra queha de ser compensado por efectos adicionales:

(7) a. Aquí hay una media roja, aquí está unamedia roja

b. Fuimos a dar un largo, largo paseoc. Había casas, casas por todo ladod. Jamás jamás volveré a fumare. Hay un zorro, un zorro en el jardínf. Mis días de la niñez se han ido, se han

ido.

Blass (1986, 1990) propone una explica-ción de las repeticiones (8) basada en la rele-vancia y no en la coherencia

(6) ¿Dónde está el cerebro ahora que lo nece-sitamos?

¿Todas las expresiones metonímicas soncasos de uso atributivo o implican una restric-ción o extensión del concepto como también seha dicho?

Respuesta: en mi opinión la sugerencia dePapafragou es valiosa en el sentido de que algu-nos casos de metonimia son variedades analiza-bles de uso atributivo mientras que otros pue-den ser clasificados, junto con la metáfora, co-mo variedades de uso libre.

3.2. Repetición

Pregunta: según el análisis propuesto enRelevance (1995: 219), repeticiones como los ca-sos de (7) requieren un procesamiento extra queha de ser compensado por efectos adicionales:

(7) a. Aquí hay una media roja, aquí está unamedia roja

b. Fuimos a dar un largo, largo paseoc. Había casas, casas por todo ladod. Jamás jamás volveré a fumare. Hay un zorro, un zorro en el jardínf. Mis días de la niñez se han ido, se han

ido.

Blass (1986, 1990) propone una explica-ción de las repeticiones (8) basada en la rele-vancia y no en la coherencia

(6) ¿Dónde está el cerebro ahora que lo nece-sitamos?

¿Todas las expresiones metonímicas soncasos de uso atributivo o implican una restric-ción o extensión del concepto como también seha dicho?

Respuesta: en mi opinión la sugerencia dePapafragou es valiosa en el sentido de que algu-nos casos de metonimia son variedades analiza-bles de uso atributivo mientras que otros pue-den ser clasificados, junto con la metáfora, co-mo variedades de uso libre.

3.2. Repetición

Pregunta: según el análisis propuesto enRelevance (1995: 219), repeticiones como los ca-sos de (7) requieren un procesamiento extra queha de ser compensado por efectos adicionales:

(7) a. Aquí hay una media roja, aquí está unamedia roja

b. Fuimos a dar un largo, largo paseoc. Había casas, casas por todo ladod. Jamás jamás volveré a fumare. Hay un zorro, un zorro en el jardínf. Mis días de la niñez se han ido, se han

ido.

Blass (1986, 1990) propone una explica-ción de las repeticiones (8) basada en la rele-vancia y no en la coherencia

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(8) a. Ayuda. Ayudab. Baje por la avenida Washington, siga la

avenida Washington tres cuadras hastala calle Adams

c. ?Una caja de cereales, por favor. Unacaja de cereales, por favor. Una caja decereales, por favor.

d. ?Quisiera una caja de cereales. Quisierauna caja con cereales dentro. Sólo tomecereal del mostrador y me lo trae, porfavor.

¿Es posible explicar todos los efectos esti-lísticos de la repetición en base a un único fac-tor como el procesamiento?

Respuesta: todavía me parece acertadonuestro análisis de los ejemplos en (7), que ilus-tran la variedad de efectos que se puede obtenermediante repeticiones planificadas. El análisisha sido ampliado por Furlong (1996), quien haconsiderado una amplia gama de ejemplos lite-rarios y ha comparado la explicación de la teo-ría de la relevancia con las explicaciones de ca-rácter estilístico basadas en la idea de resalto[foregrounding]. Los argumentos de Blass encontra de la explicación basada en la coherenciatambién me parecen bastante correctos. Aun siuna explicación de este tipo pudiera dar cuentade las repeticiones de dos cláusulas en (8), noexplicaría las repeticiones en (7b-f), careciendopor lo tanto de un nivel de generalización.

(8) a. Ayuda. Ayudab. Baje por la avenida Washington, siga la

avenida Washington tres cuadras hastala calle Adams

c. ?Una caja de cereales, por favor. Unacaja de cereales, por favor. Una caja decereales, por favor.

d. ?Quisiera una caja de cereales. Quisierauna caja con cereales dentro. Sólo tomecereal del mostrador y me lo trae, porfavor.

¿Es posible explicar todos los efectos esti-lísticos de la repetición en base a un único fac-tor como el procesamiento?

Respuesta: todavía me parece acertadonuestro análisis de los ejemplos en (7), que ilus-tran la variedad de efectos que se puede obtenermediante repeticiones planificadas. El análisisha sido ampliado por Furlong (1996), quien haconsiderado una amplia gama de ejemplos lite-rarios y ha comparado la explicación de la teo-ría de la relevancia con las explicaciones de ca-rácter estilístico basadas en la idea de resalto[foregrounding]. Los argumentos de Blass encontra de la explicación basada en la coherenciatambién me parecen bastante correctos. Aun siuna explicación de este tipo pudiera dar cuentade las repeticiones de dos cláusulas en (8), noexplicaría las repeticiones en (7b-f), careciendopor lo tanto de un nivel de generalización.

(8) a. Ayuda. Ayudab. Baje por la avenida Washington, siga la

avenida Washington tres cuadras hastala calle Adams

c. ?Una caja de cereales, por favor. Unacaja de cereales, por favor. Una caja decereales, por favor.

d. ?Quisiera una caja de cereales. Quisierauna caja con cereales dentro. Sólo tomecereal del mostrador y me lo trae, porfavor.

¿Es posible explicar todos los efectos esti-lísticos de la repetición en base a un único fac-tor como el procesamiento?

Respuesta: todavía me parece acertadonuestro análisis de los ejemplos en (7), que ilus-tran la variedad de efectos que se puede obtenermediante repeticiones planificadas. El análisisha sido ampliado por Furlong (1996), quien haconsiderado una amplia gama de ejemplos lite-rarios y ha comparado la explicación de la teo-ría de la relevancia con las explicaciones de ca-rácter estilístico basadas en la idea de resalto[foregrounding]. Los argumentos de Blass encontra de la explicación basada en la coherenciatambién me parecen bastante correctos. Aun siuna explicación de este tipo pudiera dar cuentade las repeticiones de dos cláusulas en (8), noexplicaría las repeticiones en (7b-f), careciendopor lo tanto de un nivel de generalización.

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3.3. Tautología

Pregunta: ¿cuál es la principal diferenciaentre REPETICIÓN (7 & 8) y TAUTOLOGÍA(9), donde, en una misma oración, se repite elmismo concepto codificado?

(9) a. Hombres son hombresb. Una media roja es una media rojaRespuesta: repeticiones estilísticas como en

(7) y (8) son sintácticamente superfluas y elprocesamiento necesario es gratuito a menosque sea compensado por efectos adicionales. Alcontrario, las frases repetidas en (9) ocurren endiferentes posiciones sintácticas, con funcionesdiferentes, y no pueden ser eliminadas sin pro-ducir errores gramaticales. Grice trata las tauto-logías de (9) como violaciones deliberadas delas máximas de cantidad, con implicaturas re-sultantes. En el marco teórico de la relevancia,donde no hay máximas y, por ende, ningunaviolación de ellas, es necesaria una explicaciónalternativa. Una posibilidad sería tratar estoscasos como recordatorios, con la implicación deque se ha pasado por alto una verdad obvia.

4. Codificación de conceptos y procedimientos

4.1. Implicaturas convencionales y significadoprocesal

3.3. Tautología

Pregunta: ¿cuál es la principal diferenciaentre REPETICIÓN (7 & 8) y TAUTOLOGÍA(9), donde, en una misma oración, se repite elmismo concepto codificado?

(9) a. Hombres son hombresb. Una media roja es una media rojaRespuesta: repeticiones estilísticas como en

(7) y (8) son sintácticamente superfluas y elprocesamiento necesario es gratuito a menosque sea compensado por efectos adicionales. Alcontrario, las frases repetidas en (9) ocurren endiferentes posiciones sintácticas, con funcionesdiferentes, y no pueden ser eliminadas sin pro-ducir errores gramaticales. Grice trata las tauto-logías de (9) como violaciones deliberadas delas máximas de cantidad, con implicaturas re-sultantes. En el marco teórico de la relevancia,donde no hay máximas y, por ende, ningunaviolación de ellas, es necesaria una explicaciónalternativa. Una posibilidad sería tratar estoscasos como recordatorios, con la implicación deque se ha pasado por alto una verdad obvia.

4. Codificación de conceptos y procedimientos

4.1. Implicaturas convencionales y significadoprocesal

3.3. Tautología

Pregunta: ¿cuál es la principal diferenciaentre REPETICIÓN (7 & 8) y TAUTOLOGÍA(9), donde, en una misma oración, se repite elmismo concepto codificado?

(9) a. Hombres son hombresb. Una media roja es una media rojaRespuesta: repeticiones estilísticas como en

(7) y (8) son sintácticamente superfluas y elprocesamiento necesario es gratuito a menosque sea compensado por efectos adicionales. Alcontrario, las frases repetidas en (9) ocurren endiferentes posiciones sintácticas, con funcionesdiferentes, y no pueden ser eliminadas sin pro-ducir errores gramaticales. Grice trata las tauto-logías de (9) como violaciones deliberadas delas máximas de cantidad, con implicaturas re-sultantes. En el marco teórico de la relevancia,donde no hay máximas y, por ende, ningunaviolación de ellas, es necesaria una explicaciónalternativa. Una posibilidad sería tratar estoscasos como recordatorios, con la implicación deque se ha pasado por alto una verdad obvia.

4. Codificación de conceptos y procedimientos

4.1. Implicaturas convencionales y significadoprocesal

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Pregunta: en el Epílogo (1995, sección2.2), se subraya la importancia de la distinciónentre codificación conceptual y codificaciónprocesal. ¿Existe una diferencia significativa en-tre la idea de Grice de implicatura convencionaly su idea de significado procesal en lo que tieneque ver con el análisis de expresiones como enrealidad, eh, bien/bueno, incluso, y pero? (com-párese los análisis griceanos de estas expresio-nes a cargo de Grundy 1995: 47, y los análisis deHigashimori en el marco de la teoría de la rele-vancia).

Respuesta: como Grice deja en claro en suRetrospective Epilogue (Grice 1989), su idea deimplicatura convencional es muy limitada. Seaplica a ‘conectivos del discurso’ que siguencondiciones de verdad, tales como así, además,pero, por otra parte; e involucra el comentario -en cuanto acto de habla secundario - de un actode habla primario. Por ejemplo, el conectivo asíestá asociado con el acto de explicar; por otraparte, con el acto de contrastar; además, con elacto de añadir, etcétera. No está clara la formaen que conectivos como en realidad, eh, inclusoo bien/bueno se acomodan a este modelo, comotampoco está claro qué acto de habla secunda-rio podrían realizar.

La teoría de la relevancia ofrece una varia-da gama de posibilidades. Por ejemplo, podríatratarse de un caso de codificación conceptualmás que procesal, siguiendo a Ifantidou (1993,1994). Si eh forma parte de la lengua, puede serentendido como la codificación de un vínculo

Pregunta: en el Epílogo (1995, sección2.2), se subraya la importancia de la distinciónentre codificación conceptual y codificaciónprocesal. ¿Existe una diferencia significativa en-tre la idea de Grice de implicatura convencionaly su idea de significado procesal en lo que tieneque ver con el análisis de expresiones como enrealidad, eh, bien/bueno, incluso, y pero? (com-párese los análisis griceanos de estas expresio-nes a cargo de Grundy 1995: 47, y los análisis deHigashimori en el marco de la teoría de la rele-vancia).

Respuesta: como Grice deja en claro en suRetrospective Epilogue (Grice 1989), su idea deimplicatura convencional es muy limitada. Seaplica a ‘conectivos del discurso’ que siguencondiciones de verdad, tales como así, además,pero, por otra parte; e involucra el comentario -en cuanto acto de habla secundario - de un actode habla primario. Por ejemplo, el conectivo asíestá asociado con el acto de explicar; por otraparte, con el acto de contrastar; además, con elacto de añadir, etcétera. No está clara la formaen que conectivos como en realidad, eh, inclusoo bien/bueno se acomodan a este modelo, comotampoco está claro qué acto de habla secunda-rio podrían realizar.

La teoría de la relevancia ofrece una varia-da gama de posibilidades. Por ejemplo, podríatratarse de un caso de codificación conceptualmás que procesal, siguiendo a Ifantidou (1993,1994). Si eh forma parte de la lengua, puede serentendido como la codificación de un vínculo

Pregunta: en el Epílogo (1995, sección2.2), se subraya la importancia de la distinciónentre codificación conceptual y codificaciónprocesal. ¿Existe una diferencia significativa en-tre la idea de Grice de implicatura convencionaly su idea de significado procesal en lo que tieneque ver con el análisis de expresiones como enrealidad, eh, bien/bueno, incluso, y pero? (com-párese los análisis griceanos de estas expresio-nes a cargo de Grundy 1995: 47, y los análisis deHigashimori en el marco de la teoría de la rele-vancia).

Respuesta: como Grice deja en claro en suRetrospective Epilogue (Grice 1989), su idea deimplicatura convencional es muy limitada. Seaplica a ‘conectivos del discurso’ que siguencondiciones de verdad, tales como así, además,pero, por otra parte; e involucra el comentario -en cuanto acto de habla secundario - de un actode habla primario. Por ejemplo, el conectivo asíestá asociado con el acto de explicar; por otraparte, con el acto de contrastar; además, con elacto de añadir, etcétera. No está clara la formaen que conectivos como en realidad, eh, inclusoo bien/bueno se acomodan a este modelo, comotampoco está claro qué acto de habla secunda-rio podrían realizar.

La teoría de la relevancia ofrece una varia-da gama de posibilidades. Por ejemplo, podríatratarse de un caso de codificación conceptualmás que procesal, siguiendo a Ifantidou (1993,1994). Si eh forma parte de la lengua, puede serentendido como la codificación de un vínculo

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procesal para explicaturas secundarias, comosugieren Wilson & Sperber 1993, y Higashimori(1995). Por otro lado, Jucker (1993) ha analiza-do bien como un conectivo procesal para impli-caturas; asimismo, Breheny (1996) discute laconducta de partículas focales como incluso osolamente. En general, la idea de que todo signi-ficado o incluso el significado que no obedece acondiciones de verdad debe seguir un modeloúnico no forma parte del marco teórico de larelevancia y no hay razones para considerar quedicha idea es correcta (véase Sperber & Wilson1995: 90-93; Sperber 1996).

4.2. Combinación de significados procesales

Pregunta: ¿cómo calculamos el efecto decombinar dos conectivos de discurso, o un co-nectivo de discurso y otro procesal, como en(10) y (11)?

(10) Michiko: El clima en realidad suele serbueno en octubreJoe: Bueno, trataré que sea en octubre en-tonces

(11) No sé por qué me quedé a vivir en Ab e r -deen, pero lo hice de todos modos.

Respuesta: el marco de la teoría de la rele-vancia, que permite diferencias sutiles entre lostipos de codificación procesal, debe arrojar al-guna luz sobre estos y otros casos (v.g. pero eh,eh pero, bueno después de todo, de manera que,

procesal para explicaturas secundarias, comosugieren Wilson & Sperber 1993, y Higashimori(1995). Por otro lado, Jucker (1993) ha analiza-do bien como un conectivo procesal para impli-caturas; asimismo, Breheny (1996) discute laconducta de partículas focales como incluso osolamente. En general, la idea de que todo signi-ficado o incluso el significado que no obedece acondiciones de verdad debe seguir un modeloúnico no forma parte del marco teórico de larelevancia y no hay razones para considerar quedicha idea es correcta (véase Sperber & Wilson1995: 90-93; Sperber 1996).

4.2. Combinación de significados procesales

Pregunta: ¿cómo calculamos el efecto decombinar dos conectivos de discurso, o un co-nectivo de discurso y otro procesal, como en(10) y (11)?

(10) Michiko: El clima en realidad suele serbueno en octubreJoe: Bueno, trataré que sea en octubre en-tonces

(11) No sé por qué me quedé a vivir en Ab e r -deen, pero lo hice de todos modos.

Respuesta: el marco de la teoría de la rele-vancia, que permite diferencias sutiles entre lostipos de codificación procesal, debe arrojar al-guna luz sobre estos y otros casos (v.g. pero eh,eh pero, bueno después de todo, de manera que,

procesal para explicaturas secundarias, comosugieren Wilson & Sperber 1993, y Higashimori(1995). Por otro lado, Jucker (1993) ha analiza-do bien como un conectivo procesal para impli-caturas; asimismo, Breheny (1996) discute laconducta de partículas focales como incluso osolamente. En general, la idea de que todo signi-ficado o incluso el significado que no obedece acondiciones de verdad debe seguir un modeloúnico no forma parte del marco teórico de larelevancia y no hay razones para considerar quedicha idea es correcta (véase Sperber & Wilson1995: 90-93; Sperber 1996).

4.2. Combinación de significados procesales

Pregunta: ¿cómo calculamos el efecto decombinar dos conectivos de discurso, o un co-nectivo de discurso y otro procesal, como en(10) y (11)?

(10) Michiko: El clima en realidad suele serbueno en octubreJoe: Bueno, trataré que sea en octubre en-tonces

(11) No sé por qué me quedé a vivir en Ab e r -deen, pero lo hice de todos modos.

Respuesta: el marco de la teoría de la rele-vancia, que permite diferencias sutiles entre lostipos de codificación procesal, debe arrojar al-guna luz sobre estos y otros casos (v.g. pero eh,eh pero, bueno después de todo, de manera que,

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entonces). Como observan Wilson & Sperber(1993), los elementos procesales al parecer nose combinan para formar unidades más com-plejas: por ejemplo, bueno y entonces no funcio-nan como una unidad semántica en (10). Sinembargo, sería interesante ver en qué medidalos elementos procesales pueden interactuar: siuno de ellos puede abarcar al otro, o si suelenoperar independientemente. La interacción en-tre los elementos procesales y la entonación esun tema de investigación que promete mucho.

5. Explicaturas e implicaturas

Pregunta: ¿cuál es la relación entre la dis-tinción de Grice de decir e implicar y la distin-ción de Sperber y Wilson de explícito e implíci-to?

Respuesta: la distinción de Grice no es ex-haustiva. No se aplica al tipo de información en(13) - ejemplos que contienen una proposición,una actitud y un acto de habla -, informaciónque podría comunicarse a través del enunciadoque hace María en (12):

(12) María (visiblemente entristecida): Su-sana se ha ido

(13) a. María dice que Susana se ha idob. María cree que Susana se ha idoc. María está triste de que Susana se haya

ido.

entonces). Como observan Wilson & Sperber(1993), los elementos procesales al parecer nose combinan para formar unidades más com-plejas: por ejemplo, bueno y entonces no funcio-nan como una unidad semántica en (10). Sinembargo, sería interesante ver en qué medidalos elementos procesales pueden interactuar: siuno de ellos puede abarcar al otro, o si suelenoperar independientemente. La interacción en-tre los elementos procesales y la entonación esun tema de investigación que promete mucho.

5. Explicaturas e implicaturas

Pregunta: ¿cuál es la relación entre la dis-tinción de Grice de decir e implicar y la distin-ción de Sperber y Wilson de explícito e implíci-to?

Respuesta: la distinción de Grice no es ex-haustiva. No se aplica al tipo de información en(13) - ejemplos que contienen una proposición,una actitud y un acto de habla -, informaciónque podría comunicarse a través del enunciadoque hace María en (12):

(12) María (visiblemente entristecida): Su-sana se ha ido

(13) a. María dice que Susana se ha idob. María cree que Susana se ha idoc. María está triste de que Susana se haya

ido.

entonces). Como observan Wilson & Sperber(1993), los elementos procesales al parecer nose combinan para formar unidades más com-plejas: por ejemplo, bueno y entonces no funcio-nan como una unidad semántica en (10). Sinembargo, sería interesante ver en qué medidalos elementos procesales pueden interactuar: siuno de ellos puede abarcar al otro, o si suelenoperar independientemente. La interacción en-tre los elementos procesales y la entonación esun tema de investigación que promete mucho.

5. Explicaturas e implicaturas

Pregunta: ¿cuál es la relación entre la dis-tinción de Grice de decir e implicar y la distin-ción de Sperber y Wilson de explícito e implíci-to?

Respuesta: la distinción de Grice no es ex-haustiva. No se aplica al tipo de información en(13) - ejemplos que contienen una proposición,una actitud y un acto de habla -, informaciónque podría comunicarse a través del enunciadoque hace María en (12):

(12) María (visiblemente entristecida): Su-sana se ha ido

(13) a. María dice que Susana se ha idob. María cree que Susana se ha idoc. María está triste de que Susana se haya

ido.

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Tampoco está claro si la idea griceana de‘decir’ corresponde simplemente a expresar unaproposición o a comunicarla, es decir, a com-prometerse con la verdad de dicha proposición(véase Wilson 1995).

Nuestra idea de explicatura (como la ideade Grice de implicatura) se aplica solamente alas proposiciones comunicadas; no sólo a lasproposiciones expresadas por un enunciado(cuando este es comunicado) sino también altipo de información relacionada con actos dehabla, proposiciones y actitudes que encontra-mos en (13), siendo por lo tanto más abarcado-ra que la noción de Grice.

Nuestra idea de implicatura se basa enbuena medida en la de Grice, aunque en varioscasos diríamos que lo que este autor analizó co-mo implicatura se considera más bien parte deuna explicatura (véase Carston 1988). Pero hayotra diferencia adicional. Para Grice, los entra-ñamientos [entailments] y las implicaturas seexcluían entre sí. Nosotros dejamos abierta laposibilidad de que los entrañamientos y las im-plicaturas coincidan, como en el siguienteejemplo:

(14) a. Pedro: ¿Te gustaría escuchar mi disco delos Rolling Stones?

b. María: No, prefiero escuchar algo demúsica.

En este caso, el enunciado de María sugie-re que el disco de los Rolling Stones de Pedro

Tampoco está claro si la idea griceana de‘decir’ corresponde simplemente a expresar unaproposición o a comunicarla, es decir, a com-prometerse con la verdad de dicha proposición(véase Wilson 1995).

Nuestra idea de explicatura (como la ideade Grice de implicatura) se aplica solamente alas proposiciones comunicadas; no sólo a lasproposiciones expresadas por un enunciado(cuando este es comunicado) sino también altipo de información relacionada con actos dehabla, proposiciones y actitudes que encontra-mos en (13), siendo por lo tanto más abarcado-ra que la noción de Grice.

Nuestra idea de implicatura se basa enbuena medida en la de Grice, aunque en varioscasos diríamos que lo que este autor analizó co-mo implicatura se considera más bien parte deuna explicatura (véase Carston 1988). Pero hayotra diferencia adicional. Para Grice, los entra-ñamientos [entailments] y las implicaturas seexcluían entre sí. Nosotros dejamos abierta laposibilidad de que los entrañamientos y las im-plicaturas coincidan, como en el siguienteejemplo:

(14) a. Pedro: ¿Te gustaría escuchar mi disco delos Rolling Stones?

b. María: No, prefiero escuchar algo demúsica.

En este caso, el enunciado de María sugie-re que el disco de los Rolling Stones de Pedro

Tampoco está claro si la idea griceana de‘decir’ corresponde simplemente a expresar unaproposición o a comunicarla, es decir, a com-prometerse con la verdad de dicha proposición(véase Wilson 1995).

Nuestra idea de explicatura (como la ideade Grice de implicatura) se aplica solamente alas proposiciones comunicadas; no sólo a lasproposiciones expresadas por un enunciado(cuando este es comunicado) sino también altipo de información relacionada con actos dehabla, proposiciones y actitudes que encontra-mos en (13), siendo por lo tanto más abarcado-ra que la noción de Grice.

Nuestra idea de implicatura se basa enbuena medida en la de Grice, aunque en varioscasos diríamos que lo que este autor analizó co-mo implicatura se considera más bien parte deuna explicatura (véase Carston 1988). Pero hayotra diferencia adicional. Para Grice, los entra-ñamientos [entailments] y las implicaturas seexcluían entre sí. Nosotros dejamos abierta laposibilidad de que los entrañamientos y las im-plicaturas coincidan, como en el siguienteejemplo:

(14) a. Pedro: ¿Te gustaría escuchar mi disco delos Rolling Stones?

b. María: No, prefiero escuchar algo demúsica.

En este caso, el enunciado de María sugie-re que el disco de los Rolling Stones de Pedro

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no es música, lo cual tiene todos los rasgos deuna implicatura griceana. Sin embargo, tam-bién es un entrañamiento: la respuesta de Maríade que preferiría escuchar algo de música en lu-gar de escuchar el disco de los Rolling Stones dePedro entraña que este disco no es música. Porlo tanto, lo que se recupera como una implica-tura puede ser también un entrañamiento ynuestra definición de implicatura no lo excluye.

6. Comunicación y comprensión

Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de la comu-nicación y la comprensión? ¿Cómo se puedeanalizar el éxito y el fracaso de la comunicacióna la luz de los siguientes comentarios?

(a) La comunicación altera el ambiente cogni-tivo mutuo del comunicador y la audien-cia, Lo que es manifiesto para ambos pue-de ser de poca importancia cognitiva, peroes de crucial importancia social (Sperber& Wilson 1995: 61).

(b) El propósito de la comunicación no es‘duplicar ideas’ sino ‘extender los ambien-tes cognitivos mutuos’ (Sperber & Wilson1995: 193).

(c) (El conocimiento mutuo) surge como re-sultado de la comprensión y no es unacondición previa de ella (Garman 1990:366).

(d) El Principio Comunicativo de Relevanciaen general no garantiza la selección de

no es música, lo cual tiene todos los rasgos deuna implicatura griceana. Sin embargo, tam-bién es un entrañamiento: la respuesta de Maríade que preferiría escuchar algo de música en lu-gar de escuchar el disco de los Rolling Stones dePedro entraña que este disco no es música. Porlo tanto, lo que se recupera como una implica-tura puede ser también un entrañamiento ynuestra definición de implicatura no lo excluye.

6. Comunicación y comprensión

Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de la comu-nicación y la comprensión? ¿Cómo se puedeanalizar el éxito y el fracaso de la comunicacióna la luz de los siguientes comentarios?

(a) La comunicación altera el ambiente cogni-tivo mutuo del comunicador y la audien-cia, Lo que es manifiesto para ambos pue-de ser de poca importancia cognitiva, peroes de crucial importancia social (Sperber& Wilson 1995: 61).

(b) El propósito de la comunicación no es‘duplicar ideas’ sino ‘extender los ambien-tes cognitivos mutuos’ (Sperber & Wilson1995: 193).

(c) (El conocimiento mutuo) surge como re-sultado de la comprensión y no es unacondición previa de ella (Garman 1990:366).

(d) El Principio Comunicativo de Relevanciaen general no garantiza la selección de

no es música, lo cual tiene todos los rasgos deuna implicatura griceana. Sin embargo, tam-bién es un entrañamiento: la respuesta de Maríade que preferiría escuchar algo de música en lu-gar de escuchar el disco de los Rolling Stones dePedro entraña que este disco no es música. Porlo tanto, lo que se recupera como una implica-tura puede ser también un entrañamiento ynuestra definición de implicatura no lo excluye.

6. Comunicación y comprensión

Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de la comu-nicación y la comprensión? ¿Cómo se puedeanalizar el éxito y el fracaso de la comunicacióna la luz de los siguientes comentarios?

(a) La comunicación altera el ambiente cogni-tivo mutuo del comunicador y la audien-cia, Lo que es manifiesto para ambos pue-de ser de poca importancia cognitiva, peroes de crucial importancia social (Sperber& Wilson 1995: 61).

(b) El propósito de la comunicación no es‘duplicar ideas’ sino ‘extender los ambien-tes cognitivos mutuos’ (Sperber & Wilson1995: 193).

(c) (El conocimiento mutuo) surge como re-sultado de la comprensión y no es unacondición previa de ella (Garman 1990:366).

(d) El Principio Comunicativo de Relevanciaen general no garantiza la selección de

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más de una interpretación para un únicoestímulo ostensivo (Sperber & Wilson1995: 167).

(e) El Principio Comunicativo de Relevanciaes una generalización sin excepcionesacerca de la interpretación de los enuncia-dos (Sperber & Wilson 1995).

Respuesta: un tema importante que susci-tan estos comentarios y la explicación comuni-cativa por parte de la teoría de la relevancia es siel uptake [información asimilada] es elementoesencial para una comunicación exitosa. Estas yotras preguntas están siendo investigadas ac-tualmente por Gary Holden en su tesis doctoralsobre Fracaso Comunicativo en la Universidadde Londres.

Bibliografía

Blakemore, D. 1988 The organization of discourse. In F.J. New-

meyer (ed.) Linguistics: The Cambridge sur-vey, Vol. IV. Cambridge, CUP: 229-250.

1992 Understanding utterances: An introduction topragmatics. Oxford, Blackwell.

1994 Echo question: A pragmatic account. Lingua94: 197-211.

Blass, R.1986 Cohesion, coherence and relevance. Notes on

Linguistics 34: 41-64. Isao Higashimori &Deirdre Wilson 14

1990 Relevance relations in discourse: A study withspecial reference to Sissala. Cambridge, CUP.

más de una interpretación para un únicoestímulo ostensivo (Sperber & Wilson1995: 167).

(e) El Principio Comunicativo de Relevanciaes una generalización sin excepcionesacerca de la interpretación de los enuncia-dos (Sperber & Wilson 1995).

Respuesta: un tema importante que susci-tan estos comentarios y la explicación comuni-cativa por parte de la teoría de la relevancia es siel uptake [información asimilada] es elementoesencial para una comunicación exitosa. Estas yotras preguntas están siendo investigadas ac-tualmente por Gary Holden en su tesis doctoralsobre Fracaso Comunicativo en la Universidadde Londres.

Bibliografía

Blakemore, D. 1988 The organization of discourse. In F.J. New-

meyer (ed.) Linguistics: The Cambridge sur-vey, Vol. IV. Cambridge, CUP: 229-250.

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1994 Echo question: A pragmatic account. Lingua94: 197-211.

Blass, R.1986 Cohesion, coherence and relevance. Notes on

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1990 Relevance relations in discourse: A study withspecial reference to Sissala. Cambridge, CUP.

más de una interpretación para un únicoestímulo ostensivo (Sperber & Wilson1995: 167).

(e) El Principio Comunicativo de Relevanciaes una generalización sin excepcionesacerca de la interpretación de los enuncia-dos (Sperber & Wilson 1995).

Respuesta: un tema importante que susci-tan estos comentarios y la explicación comuni-cativa por parte de la teoría de la relevancia es siel uptake [información asimilada] es elementoesencial para una comunicación exitosa. Estas yotras preguntas están siendo investigadas ac-tualmente por Gary Holden en su tesis doctoralsobre Fracaso Comunicativo en la Universidadde Londres.

Bibliografía

Blakemore, D. 1988 The organization of discourse. In F.J. New-

meyer (ed.) Linguistics: The Cambridge sur-vey, Vol. IV. Cambridge, CUP: 229-250.

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1990 Relevance relations in discourse: A study withspecial reference to Sissala. Cambridge, CUP.

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Breheny, R. 1996 Pro-active focus. This volume.Carston, R.

(1985) Lexical concepts. In G. Hoppenbrou-wers et al. (eds) Meaning and the lexicon.Dordrecht, Foris: 29-38.

Carston, R. 1988 Implicature, explicature and truth-theoretic

semantics. In R. Kempson (ed.) Menta repre-sentations. Cambridge, CUP: 155-81.

1996 The proposition expressed by an utterance.Paper delivered to the IPRA conference, Me-xico City. See also this volume.

Fodor, J. 1983 The modularity of mind. Cambridge MA:

MIT Press.Furlong, A.

1996 Relevance theory and literary interpretation.University of London PhD thesis.

Garman, M. 1990 Psycholinguistics. Cambridge, CUP.

Grice, H.P. S/F Studies in the way of words. Cambridge MA,

Harvard UPGrundy, P.

1995 Doing pragmatics. London, Edward Arnold.Higashimori, I.

1995 Correlation of discourse connectives: A rele-vance-theoretic account. The English Litera-ture Review 39: 48-88. Kyoto Women’s Uni-versity, Kyoto.

1996 Metonymy understanding and relevance the-ory. Annual Bulletin of Research Institute forSocial Science 26: 61-86. Ryukoku University,Kyoto.

s/f (to appear) EVEN, SAE/SURA/MO as cons-traints on contextual assumptions.

Hirschfeld, L. & Gelman, S. 1994 Mapping the mind: Domain specificity in cog-

nition and culture.Cambridge, CUP.

Breheny, R. 1996 Pro-active focus. This volume.Carston, R.

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s/f (to appear) EVEN, SAE/SURA/MO as cons-traints on contextual assumptions.

Hirschfeld, L. & Gelman, S. 1994 Mapping the mind: Domain specificity in cog-

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107 107 107

Holden, Gary. s/f (in preparation) Communication failure.

Universit of London PhD thesis.Ifantidou, E.

1993 Sentential adverbs and relevance. Lingua 90:65-90.

Ifantidou, E. 1994 Evidentials and relevance. University of Lon-

don PhD thesis.Jucker, A.H.

1993 The discourse marker well: a relevance-theo-retic account. Journal of Pragmatics 19: 435-452.

Larson, R. & Segal, G. 1995 Knowledge of meaning. Cambridge MA, MIT

Press.Matsui, T.

1995 Bridging and relevance. University of LondonPhD thesis.

Papafragou, A. 1995 Metonymy and relevance. UCLWPL 7: 141-

175.s/f (in preparation) Polysemy. University of

London PhD thesis.Rouchota, V.

1994a The semantics and pragmatics of the subjuncti-ve in Modern Greek - a relevance-theoretic ap-proach. University of London PhD thesis.

1994b On indefinite descriptions. Journal of Lin-guistics 30: 441-75.

Sperber, D. 1996 Explaining culture: a naturalistic approach.

Blackwell, Oxford.Sperber, D. & Wilson, D.

1983 Draft of Relevance. UCL ms.1995 Relevance: communication and cognition (Se-

cond Edition). Oxford, Blackwell.Sperber, D. & Wilson, D.

s/f (forthcoming) Relevance and meaning. Ox-ford, Blackwell.

Holden, Gary. s/f (in preparation) Communication failure.

Universit of London PhD thesis.Ifantidou, E.

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1994a The semantics and pragmatics of the subjuncti-ve in Modern Greek - a relevance-theoretic ap-proach. University of London PhD thesis.

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Sperber, D. 1996 Explaining culture: a naturalistic approach.

Blackwell, Oxford.Sperber, D. & Wilson, D.

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cond Edition). Oxford, Blackwell.Sperber, D. & Wilson, D.

s/f (forthcoming) Relevance and meaning. Ox-ford, Blackwell.

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Wilson, D. 1995 Is there a maxim of truthfulness? UCLWPL 7:

197-212.1996a Truth and relevance in communication and

cognition. Paper delivered at Keio Interna-tional Conference on the Interface betweenGrammar and Cognition.

1996b Grammar, pragmatics and knowledge. Paperdelivered at Keio International Conferenceon the Interface between Grammar and Cog-nition.

Wilson, D. & Sperber, D. 1993 Linguistic form and relevance. Lingua 90: 1-

25.

Wilson, D. 1995 Is there a maxim of truthfulness? UCLWPL 7:

197-212.1996a Truth and relevance in communication and

cognition. Paper delivered at Keio Interna-tional Conference on the Interface betweenGrammar and Cognition.

1996b Grammar, pragmatics and knowledge. Paperdelivered at Keio International Conferenceon the Interface between Grammar and Cog-nition.

Wilson, D. & Sperber, D. 1993 Linguistic form and relevance. Lingua 90: 1-

25.

Wilson, D. 1995 Is there a maxim of truthfulness? UCLWPL 7:

197-212.1996a Truth and relevance in communication and

cognition. Paper delivered at Keio Interna-tional Conference on the Interface betweenGrammar and Cognition.

1996b Grammar, pragmatics and knowledge. Paperdelivered at Keio International Conferenceon the Interface between Grammar and Cog-nition.

Wilson, D. & Sperber, D. 1993 Linguistic form and relevance. Lingua 90: 1-

25.

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3Pragmática y semántica:distinción e importancia

Kent Bach

La distinción entre semántica y pragmáticaes más fácil de aplicar que de explicar. Toda ex-plicación resulta complicada por el hecho dehaberse propuesto, en los últimos sesenta años,muchas formulaciones contradictorias. Estopodría sugerir que no hay una forma correctade distinguir entre semántica y pragmática yque se trata simplemente de una cuestión ter-minológica, un asunto de determinación arbi-traria. En mi opinión, sin embargo, estas diver-sas formulaciones, con todo y sus conflictos,arrojan luz sobre la distinción tal como se apli-ca comúnmente en lingüística y filosofía. Aun-que en general sabemos a qué se refiere la gentecuando aplica la distinción a fenómenos lin-güísticos específicos, no queda del todo claro,en algunos casos, si un fenómeno determinadoes semántico o pragmático, o ambos. Afortuna-damente existen otros fenómenos que son in-dudablemente semánticos, o, según el caso, in-dudablemente pragmáticos. Un ejemplo nosayudará a tener una idea clara de la distinciónentre semántica y pragmática.

3Pragmática y semántica:distinción e importancia

Kent Bach

La distinción entre semántica y pragmáticaes más fácil de aplicar que de explicar. Toda ex-plicación resulta complicada por el hecho dehaberse propuesto, en los últimos sesenta años,muchas formulaciones contradictorias. Estopodría sugerir que no hay una forma correctade distinguir entre semántica y pragmática yque se trata simplemente de una cuestión ter-minológica, un asunto de determinación arbi-traria. En mi opinión, sin embargo, estas diver-sas formulaciones, con todo y sus conflictos,arrojan luz sobre la distinción tal como se apli-ca comúnmente en lingüística y filosofía. Aun-que en general sabemos a qué se refiere la gentecuando aplica la distinción a fenómenos lin-güísticos específicos, no queda del todo claro,en algunos casos, si un fenómeno determinadoes semántico o pragmático, o ambos. Afortuna-damente existen otros fenómenos que son in-dudablemente semánticos, o, según el caso, in-dudablemente pragmáticos. Un ejemplo nosayudará a tener una idea clara de la distinciónentre semántica y pragmática.

3Pragmática y semántica:distinción e importancia

Kent Bach

La distinción entre semántica y pragmáticaes más fácil de aplicar que de explicar. Toda ex-plicación resulta complicada por el hecho dehaberse propuesto, en los últimos sesenta años,muchas formulaciones contradictorias. Estopodría sugerir que no hay una forma correctade distinguir entre semántica y pragmática yque se trata simplemente de una cuestión ter-minológica, un asunto de determinación arbi-traria. En mi opinión, sin embargo, estas diver-sas formulaciones, con todo y sus conflictos,arrojan luz sobre la distinción tal como se apli-ca comúnmente en lingüística y filosofía. Aun-que en general sabemos a qué se refiere la gentecuando aplica la distinción a fenómenos lin-güísticos específicos, no queda del todo claro,en algunos casos, si un fenómeno determinadoes semántico o pragmático, o ambos. Afortuna-damente existen otros fenómenos que son in-dudablemente semánticos, o, según el caso, in-dudablemente pragmáticos. Un ejemplo nosayudará a tener una idea clara de la distinciónentre semántica y pragmática.

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La razón fundamental de la distinción semántica-pragmática

Quizá la principal razón para introducir unadistinción entre semántica y pragmática sea pro-porciona un marco para explicar la variedad deformas en que un hablante transmite puede noestar determinado completamente por el signifi-cado lingüístico (convencional) de la oración:

indexicalidadambigüedadvaguedad (y apertura textual)subdeterminación semánticacarácter implícitoimplicaturano literalidadcontenido no sujeto a condiciones de verdadfuerza ilocucionaria

La hipótesis inicial es que siempre existe unaexplicación pragmática para la forma como elsignificado oracional puede subdeterminar loque quiere decir el hablante. Por ejemplo, la hi-pótesis inicial sobre afirmaciones controverti-das de ambigüedad (sobre varias pruebas deambigüedad, véase Atlas 1989, cap. 2) es que losdiferentes usos de una expresión se explicanmejor, no mediante datos lingüísticos (variossignificados convencionales), sino mediante da-tos informativos combinados con informaciónextralingüística. Como ha dicho Green,

La razón fundamental de la distinción semántica-pragmática

Quizá la principal razón para introducir unadistinción entre semántica y pragmática sea pro-porciona un marco para explicar la variedad deformas en que un hablante transmite puede noestar determinado completamente por el signifi-cado lingüístico (convencional) de la oración:

indexicalidadambigüedadvaguedad (y apertura textual)subdeterminación semánticacarácter implícitoimplicaturano literalidadcontenido no sujeto a condiciones de verdadfuerza ilocucionaria

La hipótesis inicial es que siempre existe unaexplicación pragmática para la forma como elsignificado oracional puede subdeterminar loque quiere decir el hablante. Por ejemplo, la hi-pótesis inicial sobre afirmaciones controverti-das de ambigüedad (sobre varias pruebas deambigüedad, véase Atlas 1989, cap. 2) es que losdiferentes usos de una expresión se explicanmejor, no mediante datos lingüísticos (variossignificados convencionales), sino mediante da-tos informativos combinados con informaciónextralingüística. Como ha dicho Green,

La razón fundamental de la distinción semántica-pragmática

Quizá la principal razón para introducir unadistinción entre semántica y pragmática sea pro-porciona un marco para explicar la variedad deformas en que un hablante transmite puede noestar determinado completamente por el signifi-cado lingüístico (convencional) de la oración:

indexicalidadambigüedadvaguedad (y apertura textual)subdeterminación semánticacarácter implícitoimplicaturano literalidadcontenido no sujeto a condiciones de verdadfuerza ilocucionaria

La hipótesis inicial es que siempre existe unaexplicación pragmática para la forma como elsignificado oracional puede subdeterminar loque quiere decir el hablante. Por ejemplo, la hi-pótesis inicial sobre afirmaciones controverti-das de ambigüedad (sobre varias pruebas deambigüedad, véase Atlas 1989, cap. 2) es que losdiferentes usos de una expresión se explicanmejor, no mediante datos lingüísticos (variossignificados convencionales), sino mediante da-tos informativos combinados con informaciónextralingüística. Como ha dicho Green,

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La posibilidad de dar cuenta de las propiedadesdel significado y las distribuciones sintácticas delos usos de expresiones lingüísticas según infe-rencias conversacionales en lugar de entraña-mientos semánticos o malformación gramatical,fue acogida por muchos lingüistas como unaforma de evitar análisis redundantes, por un la-do, y análisis que postulan una ambigüedad ge-neralizada, por otro (Green 1989: 106).

Sin embargo, simplemente se trata de la hi-pótesis inicial de que un fenómeno lingüísticodeterminado tiene una explicación pragmática.Fenómenos particulares y construcciones espe-cíficas obviamente tienen que ser evaluados ca-so por caso.

Otra razón para invocar la distinción entresemántica y pragmática es arrojar luz sobreotras distinciones pertinentes:

oración vs. enunciadosignificado vs. usosignificado invariable al contexto vs. significado sen-sible al contextosignificado lingüístico vs. significado intencionaluso literal vs. uso no literaldecir vs. implicarcontenido vs. fuerza

A diferencia de muchas formulaciones quehan aparecido desde la propuesta inicial de Mo-rris en 1938 (véase Apéndice), la distinción se-mántica-pragmática no coincide con ningunade estas distinciones. Aun así, es preciso tener-

La posibilidad de dar cuenta de las propiedadesdel significado y las distribuciones sintácticas delos usos de expresiones lingüísticas según infe-rencias conversacionales en lugar de entraña-mientos semánticos o malformación gramatical,fue acogida por muchos lingüistas como unaforma de evitar análisis redundantes, por un la-do, y análisis que postulan una ambigüedad ge-neralizada, por otro (Green 1989: 106).

Sin embargo, simplemente se trata de la hi-pótesis inicial de que un fenómeno lingüísticodeterminado tiene una explicación pragmática.Fenómenos particulares y construcciones espe-cíficas obviamente tienen que ser evaluados ca-so por caso.

Otra razón para invocar la distinción entresemántica y pragmática es arrojar luz sobreotras distinciones pertinentes:

oración vs. enunciadosignificado vs. usosignificado invariable al contexto vs. significado sen-sible al contextosignificado lingüístico vs. significado intencionaluso literal vs. uso no literaldecir vs. implicarcontenido vs. fuerza

A diferencia de muchas formulaciones quehan aparecido desde la propuesta inicial de Mo-rris en 1938 (véase Apéndice), la distinción se-mántica-pragmática no coincide con ningunade estas distinciones. Aun así, es preciso tener-

La posibilidad de dar cuenta de las propiedadesdel significado y las distribuciones sintácticas delos usos de expresiones lingüísticas según infe-rencias conversacionales en lugar de entraña-mientos semánticos o malformación gramatical,fue acogida por muchos lingüistas como unaforma de evitar análisis redundantes, por un la-do, y análisis que postulan una ambigüedad ge-neralizada, por otro (Green 1989: 106).

Sin embargo, simplemente se trata de la hi-pótesis inicial de que un fenómeno lingüísticodeterminado tiene una explicación pragmática.Fenómenos particulares y construcciones espe-cíficas obviamente tienen que ser evaluados ca-so por caso.

Otra razón para invocar la distinción entresemántica y pragmática es arrojar luz sobreotras distinciones pertinentes:

oración vs. enunciadosignificado vs. usosignificado invariable al contexto vs. significado sen-sible al contextosignificado lingüístico vs. significado intencionaluso literal vs. uso no literaldecir vs. implicarcontenido vs. fuerza

A diferencia de muchas formulaciones quehan aparecido desde la propuesta inicial de Mo-rris en 1938 (véase Apéndice), la distinción se-mántica-pragmática no coincide con ningunade estas distinciones. Aun así, es preciso tener-

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las en cuenta. Debidamente formulada, la dis-tinción semántica-pragmática debería tomar encuenta la gran variedad de elementos que hansido descritos como de naturaleza semántica,pragmática o de ambas:

• fenómenos: ambigüedades, implicaciones, pre-suposiciones

• anomalías: paradojas, contradicciones, falta desentido

• significados: contenidos, interpretaciones• conocimiento: información, intuiciones, proce-

sos reglas y principios

Explicaciones

Se necesitaría un análisis lexicográfico deta-llado de los términos “semántico” y “pragmáti-co” para hacer justicia a todas sus variadas apli-caciones. Sin embargo, es preciso tenerlas encuenta en la siguiente discusión, donde se pon-drá énfasis en la distinción semántica-pragmá-tica en tanto refleja la diferencia entre informa-ción lingüística y extralingüistica disponible alos usuarios de la lengua.

Tres observaciones antes de proseguir: (1)no utilizo aquí el término “pragmática” en unsentido tan amplio que se aplica a toda la varie-dad de fenómenos que entran dentro de la cate-goría del uso lingüístico. Ello implicaría ir de-masiado lejos y adentrarnos en áreas como lapsicología social, la sociolingüística, la antropo-logía cultural y la retórica. Limitaré la discusión

las en cuenta. Debidamente formulada, la dis-tinción semántica-pragmática debería tomar encuenta la gran variedad de elementos que hansido descritos como de naturaleza semántica,pragmática o de ambas:

• fenómenos: ambigüedades, implicaciones, pre-suposiciones

• anomalías: paradojas, contradicciones, falta desentido

• significados: contenidos, interpretaciones• conocimiento: información, intuiciones, proce-

sos reglas y principios

Explicaciones

Se necesitaría un análisis lexicográfico deta-llado de los términos “semántico” y “pragmáti-co” para hacer justicia a todas sus variadas apli-caciones. Sin embargo, es preciso tenerlas encuenta en la siguiente discusión, donde se pon-drá énfasis en la distinción semántica-pragmá-tica en tanto refleja la diferencia entre informa-ción lingüística y extralingüistica disponible alos usuarios de la lengua.

Tres observaciones antes de proseguir: (1)no utilizo aquí el término “pragmática” en unsentido tan amplio que se aplica a toda la varie-dad de fenómenos que entran dentro de la cate-goría del uso lingüístico. Ello implicaría ir de-masiado lejos y adentrarnos en áreas como lapsicología social, la sociolingüística, la antropo-logía cultural y la retórica. Limitaré la discusión

las en cuenta. Debidamente formulada, la dis-tinción semántica-pragmática debería tomar encuenta la gran variedad de elementos que hansido descritos como de naturaleza semántica,pragmática o de ambas:

• fenómenos: ambigüedades, implicaciones, pre-suposiciones

• anomalías: paradojas, contradicciones, falta desentido

• significados: contenidos, interpretaciones• conocimiento: información, intuiciones, proce-

sos reglas y principios

Explicaciones

Se necesitaría un análisis lexicográfico deta-llado de los términos “semántico” y “pragmáti-co” para hacer justicia a todas sus variadas apli-caciones. Sin embargo, es preciso tenerlas encuenta en la siguiente discusión, donde se pon-drá énfasis en la distinción semántica-pragmá-tica en tanto refleja la diferencia entre informa-ción lingüística y extralingüistica disponible alos usuarios de la lengua.

Tres observaciones antes de proseguir: (1)no utilizo aquí el término “pragmática” en unsentido tan amplio que se aplica a toda la varie-dad de fenómenos que entran dentro de la cate-goría del uso lingüístico. Ello implicaría ir de-masiado lejos y adentrarnos en áreas como lapsicología social, la sociolingüística, la antropo-logía cultural y la retórica. Limitaré la discusión

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a aquellos aspectos del uso que están directa-mente relacionados con los actos de comunica-ción, sin incluir los actos perlocucionarios y losactos de habla colaterales (Bach y Harnish 1979:81-103). Porque es en el contexto de la comuni-cación donde surge la interrogante sobre el lu-gar donde debe pasar la línea divisoria entre se-mántica y pragmática. (2) A menos que se indi-que otra cosa, las oraciones son consideradascomo unidades lingüísticas primarias con res-pecto a las cuales se aplica la distinción semán-tica-pragmática. Esto no hace justicia al hechode que las frases pueden servir como enuncia-dos completos, como tampoco al supuesto deque existen ciertos fenómenos semánticos entreoraciones (para algunos ejemplos, véase Prince1988). (3) No asumo ningún marco teóricoparticular para la semántica, sea de carácter for-mal o no. Asumo sí, que el significado de unaoración depende por completo de los significa-dos de sus constituyentes y su estructura sintác-tica, pero no asumo ninguna posición con res-pecto a la posibilidad de que la semántica ora-cional se base en la noción de condiciones veri-tativas como quiera que se las entienda). No es-tableceré diferencias entre la condición aléticade una oración, su contenido de verdad y laproposición que expresa dicha oración.

Antecedentes filosóficos

La distinción semántica-pragmática ha teni-do por mucho tiempo importancia metodoló-

a aquellos aspectos del uso que están directa-mente relacionados con los actos de comunica-ción, sin incluir los actos perlocucionarios y losactos de habla colaterales (Bach y Harnish 1979:81-103). Porque es en el contexto de la comuni-cación donde surge la interrogante sobre el lu-gar donde debe pasar la línea divisoria entre se-mántica y pragmática. (2) A menos que se indi-que otra cosa, las oraciones son consideradascomo unidades lingüísticas primarias con res-pecto a las cuales se aplica la distinción semán-tica-pragmática. Esto no hace justicia al hechode que las frases pueden servir como enuncia-dos completos, como tampoco al supuesto deque existen ciertos fenómenos semánticos entreoraciones (para algunos ejemplos, véase Prince1988). (3) No asumo ningún marco teóricoparticular para la semántica, sea de carácter for-mal o no. Asumo sí, que el significado de unaoración depende por completo de los significa-dos de sus constituyentes y su estructura sintác-tica, pero no asumo ninguna posición con res-pecto a la posibilidad de que la semántica ora-cional se base en la noción de condiciones veri-tativas como quiera que se las entienda). No es-tableceré diferencias entre la condición aléticade una oración, su contenido de verdad y laproposición que expresa dicha oración.

Antecedentes filosóficos

La distinción semántica-pragmática ha teni-do por mucho tiempo importancia metodoló-

a aquellos aspectos del uso que están directa-mente relacionados con los actos de comunica-ción, sin incluir los actos perlocucionarios y losactos de habla colaterales (Bach y Harnish 1979:81-103). Porque es en el contexto de la comuni-cación donde surge la interrogante sobre el lu-gar donde debe pasar la línea divisoria entre se-mántica y pragmática. (2) A menos que se indi-que otra cosa, las oraciones son consideradascomo unidades lingüísticas primarias con res-pecto a las cuales se aplica la distinción semán-tica-pragmática. Esto no hace justicia al hechode que las frases pueden servir como enuncia-dos completos, como tampoco al supuesto deque existen ciertos fenómenos semánticos entreoraciones (para algunos ejemplos, véase Prince1988). (3) No asumo ningún marco teóricoparticular para la semántica, sea de carácter for-mal o no. Asumo sí, que el significado de unaoración depende por completo de los significa-dos de sus constituyentes y su estructura sintác-tica, pero no asumo ninguna posición con res-pecto a la posibilidad de que la semántica ora-cional se base en la noción de condiciones veri-tativas como quiera que se las entienda). No es-tableceré diferencias entre la condición aléticade una oración, su contenido de verdad y laproposición que expresa dicha oración.

Antecedentes filosóficos

La distinción semántica-pragmática ha teni-do por mucho tiempo importancia metodoló-

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gica tanto en la lingüística como en la filosofía.En el campo filosófico, se hallaba implícita hacemedio siglo en las discusiones sobre las parado-jas pragmáticas y la implicación contextual (pa-ra un resumen del debate, véase Hungerland1960), precursora de la noción griceana de im-plicatura conversacional. A menudo se ha invo-cado la distinción con fines correctivos. Straw-son (1950) la utiliza, implícitamente, cuandoafirma que Russell en su teoría de las descrip-ciones ha confundido el significado (lingüísti-co) con la referencia. La referencia, sostieneStrawson, es algo que hacen los hablantes, nolas palabras. En este punto Strawson anticipabala distinción entre significado lingüístico y sig-nificado intencional, que, junto con la distin-ción asociada entre lo que se dice y lo que seimplica, se volvió muy influyente como resulta-do del trabajo de Grice (en Grice 1989). Iróni-camente, fue también Strawson (1952) el quepropuso una explicación semántica de la presu-posición. Se pensaba que la presuposición re-presentaba un problema adicional para Russelhasta que se llegó a considerarla como fenóme-no pragmático (Stalnaker 1974, Grice1981/1989, cap. 17). Su tratamiento semánticocondujo a los lingüistas por mucho años a uncallejón sin salida, buscando una solución parael “problema de proyección”, problema que noexistía cuando la presuposición era vista desdela pragmática. En los años sesenta, invocando ladistinción semántica-pragmática, los filósofosfrenaron los excesos de la filosofía del lenguaje

gica tanto en la lingüística como en la filosofía.En el campo filosófico, se hallaba implícita hacemedio siglo en las discusiones sobre las parado-jas pragmáticas y la implicación contextual (pa-ra un resumen del debate, véase Hungerland1960), precursora de la noción griceana de im-plicatura conversacional. A menudo se ha invo-cado la distinción con fines correctivos. Straw-son (1950) la utiliza, implícitamente, cuandoafirma que Russell en su teoría de las descrip-ciones ha confundido el significado (lingüísti-co) con la referencia. La referencia, sostieneStrawson, es algo que hacen los hablantes, nolas palabras. En este punto Strawson anticipabala distinción entre significado lingüístico y sig-nificado intencional, que, junto con la distin-ción asociada entre lo que se dice y lo que seimplica, se volvió muy influyente como resulta-do del trabajo de Grice (en Grice 1989). Iróni-camente, fue también Strawson (1952) el quepropuso una explicación semántica de la presu-posición. Se pensaba que la presuposición re-presentaba un problema adicional para Russelhasta que se llegó a considerarla como fenóme-no pragmático (Stalnaker 1974, Grice1981/1989, cap. 17). Su tratamiento semánticocondujo a los lingüistas por mucho años a uncallejón sin salida, buscando una solución parael “problema de proyección”, problema que noexistía cuando la presuposición era vista desdela pragmática. En los años sesenta, invocando ladistinción semántica-pragmática, los filósofosfrenaron los excesos de la filosofía del lenguaje

gica tanto en la lingüística como en la filosofía.En el campo filosófico, se hallaba implícita hacemedio siglo en las discusiones sobre las parado-jas pragmáticas y la implicación contextual (pa-ra un resumen del debate, véase Hungerland1960), precursora de la noción griceana de im-plicatura conversacional. A menudo se ha invo-cado la distinción con fines correctivos. Straw-son (1950) la utiliza, implícitamente, cuandoafirma que Russell en su teoría de las descrip-ciones ha confundido el significado (lingüísti-co) con la referencia. La referencia, sostieneStrawson, es algo que hacen los hablantes, nolas palabras. En este punto Strawson anticipabala distinción entre significado lingüístico y sig-nificado intencional, que, junto con la distin-ción asociada entre lo que se dice y lo que seimplica, se volvió muy influyente como resulta-do del trabajo de Grice (en Grice 1989). Iróni-camente, fue también Strawson (1952) el quepropuso una explicación semántica de la presu-posición. Se pensaba que la presuposición re-presentaba un problema adicional para Russelhasta que se llegó a considerarla como fenóme-no pragmático (Stalnaker 1974, Grice1981/1989, cap. 17). Su tratamiento semánticocondujo a los lingüistas por mucho años a uncallejón sin salida, buscando una solución parael “problema de proyección”, problema que noexistía cuando la presuposición era vista desdela pragmática. En los años sesenta, invocando ladistinción semántica-pragmática, los filósofosfrenaron los excesos de la filosofía del lenguaje

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cotidiano practicada por Austin y sus seguido-res. Su “botanización lingüística” era exagera-damente ambiciosa en un intento por sacar re-sultados filosóficos de las sutilezas del uso ordi-nario. Más tarde Austin reconoció implícita-mente la distinción semántica-pragmática con-trastando los actos locucionarios e ilocuciona-rios (1960: 93-101). Grice (1961/1989, cap. 15;y 1967/1989, cap. 2), aplicando la idea de impli-catura conversacional y manejando su versiónmodificada de la Navaja de Occam, y Searle(1969, cap. 6), exponiendo las falacias de la“aserción” y los “actos de habla”, desafiaron ca-da uno los análisis de varios términos episte-mológicos, lógicos y étnicos, como “parecer”,“saber”, “o” y “bueno”. Las reivindicaciones ex-travagantes de los filósofos con respecto a laambigüedad semántica fueron descritas mástarde por Kripke como “el enfoque ocioso de lafilosofía” (Kripke 1977: 268). Kripke mostrabacómo evitarlo acudiendo a la distinción entrereferencia semántica y referencia intencionalpara mostrar que la diferencia entre los usos re-ferenciales y atributivos de las descripciones de-finidas, que se suponía menoscababan la teoríade las descripciones de Russel, era simplementepragmática (véase también Bach 1987, cap.5&6, y Neale 1990). Desde entonces los filóso-fos han aplicado estrategias semejantes en otrostemas importantes como:

• explicaciones contrastivas• condicionales contrafácticos

cotidiano practicada por Austin y sus seguido-res. Su “botanización lingüística” era exagera-damente ambiciosa en un intento por sacar re-sultados filosóficos de las sutilezas del uso ordi-nario. Más tarde Austin reconoció implícita-mente la distinción semántica-pragmática con-trastando los actos locucionarios e ilocuciona-rios (1960: 93-101). Grice (1961/1989, cap. 15;y 1967/1989, cap. 2), aplicando la idea de impli-catura conversacional y manejando su versiónmodificada de la Navaja de Occam, y Searle(1969, cap. 6), exponiendo las falacias de la“aserción” y los “actos de habla”, desafiaron ca-da uno los análisis de varios términos episte-mológicos, lógicos y étnicos, como “parecer”,“saber”, “o” y “bueno”. Las reivindicaciones ex-travagantes de los filósofos con respecto a laambigüedad semántica fueron descritas mástarde por Kripke como “el enfoque ocioso de lafilosofía” (Kripke 1977: 268). Kripke mostrabacómo evitarlo acudiendo a la distinción entrereferencia semántica y referencia intencionalpara mostrar que la diferencia entre los usos re-ferenciales y atributivos de las descripciones de-finidas, que se suponía menoscababan la teoríade las descripciones de Russel, era simplementepragmática (véase también Bach 1987, cap.5&6, y Neale 1990). Desde entonces los filóso-fos han aplicado estrategias semejantes en otrostemas importantes como:

• explicaciones contrastivas• condicionales contrafácticos

cotidiano practicada por Austin y sus seguido-res. Su “botanización lingüística” era exagera-damente ambiciosa en un intento por sacar re-sultados filosóficos de las sutilezas del uso ordi-nario. Más tarde Austin reconoció implícita-mente la distinción semántica-pragmática con-trastando los actos locucionarios e ilocuciona-rios (1960: 93-101). Grice (1961/1989, cap. 15;y 1967/1989, cap. 2), aplicando la idea de impli-catura conversacional y manejando su versiónmodificada de la Navaja de Occam, y Searle(1969, cap. 6), exponiendo las falacias de la“aserción” y los “actos de habla”, desafiaron ca-da uno los análisis de varios términos episte-mológicos, lógicos y étnicos, como “parecer”,“saber”, “o” y “bueno”. Las reivindicaciones ex-travagantes de los filósofos con respecto a laambigüedad semántica fueron descritas mástarde por Kripke como “el enfoque ocioso de lafilosofía” (Kripke 1977: 268). Kripke mostrabacómo evitarlo acudiendo a la distinción entrereferencia semántica y referencia intencionalpara mostrar que la diferencia entre los usos re-ferenciales y atributivos de las descripciones de-finidas, que se suponía menoscababan la teoríade las descripciones de Russel, era simplementepragmática (véase también Bach 1987, cap.5&6, y Neale 1990). Desde entonces los filóso-fos han aplicado estrategias semejantes en otrostemas importantes como:

• explicaciones contrastivas• condicionales contrafácticos

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• dominios discursivos• estandarización ilocucionaria• implicatura• descripciones indefinidas• forma lógica• presuposición• adscripciones proposicionales de actitud• términos relativos• modificadores de actos de habla

Antecedentes lingüísticos

En la lingüística, la categoría ‘pragmática’ haservido sobre todo como un recipiente para de-sechar fenómenos que de otra forma seríanasunto de la semántica (como parte de la gra-mática). Relegando dichos fenómenos a lapragmática, se liberaba a la teoría lingüística, yade suyo cada día más compleja, de numerosascomplicaciones adicionales. Una notable excep-ción a esta estrategia fue el intento sistemáticopor parte de los semánticos generativos, en sucampaña por menoscabar la autonomía de lasintaxis, de “vaciar la papelera de la pragmáti-ca”, en palabras de Bar-Hillel, que sabiamenteadvertía a los lingüistas “poner primero ciertoorden en los contenidos de su papelera” (1971 :401). Muchos rechazaron la propuesta de Bar-Hillel y arrojaron a esta papelera todo lo que noentraba en la semántica. La hipótesis performa-tiva fue el ejemplo más notorio (para una brevehistoria, véase Sadock 1988). Históricamente lasemántica generativa se recuerda mejor por ha-

• dominios discursivos• estandarización ilocucionaria• implicatura• descripciones indefinidas• forma lógica• presuposición• adscripciones proposicionales de actitud• términos relativos• modificadores de actos de habla

Antecedentes lingüísticos

En la lingüística, la categoría ‘pragmática’ haservido sobre todo como un recipiente para de-sechar fenómenos que de otra forma seríanasunto de la semántica (como parte de la gra-mática). Relegando dichos fenómenos a lapragmática, se liberaba a la teoría lingüística, yade suyo cada día más compleja, de numerosascomplicaciones adicionales. Una notable excep-ción a esta estrategia fue el intento sistemáticopor parte de los semánticos generativos, en sucampaña por menoscabar la autonomía de lasintaxis, de “vaciar la papelera de la pragmáti-ca”, en palabras de Bar-Hillel, que sabiamenteadvertía a los lingüistas “poner primero ciertoorden en los contenidos de su papelera” (1971 :401). Muchos rechazaron la propuesta de Bar-Hillel y arrojaron a esta papelera todo lo que noentraba en la semántica. La hipótesis performa-tiva fue el ejemplo más notorio (para una brevehistoria, véase Sadock 1988). Históricamente lasemántica generativa se recuerda mejor por ha-

• dominios discursivos• estandarización ilocucionaria• implicatura• descripciones indefinidas• forma lógica• presuposición• adscripciones proposicionales de actitud• términos relativos• modificadores de actos de habla

Antecedentes lingüísticos

En la lingüística, la categoría ‘pragmática’ haservido sobre todo como un recipiente para de-sechar fenómenos que de otra forma seríanasunto de la semántica (como parte de la gra-mática). Relegando dichos fenómenos a lapragmática, se liberaba a la teoría lingüística, yade suyo cada día más compleja, de numerosascomplicaciones adicionales. Una notable excep-ción a esta estrategia fue el intento sistemáticopor parte de los semánticos generativos, en sucampaña por menoscabar la autonomía de lasintaxis, de “vaciar la papelera de la pragmáti-ca”, en palabras de Bar-Hillel, que sabiamenteadvertía a los lingüistas “poner primero ciertoorden en los contenidos de su papelera” (1971 :401). Muchos rechazaron la propuesta de Bar-Hillel y arrojaron a esta papelera todo lo que noentraba en la semántica. La hipótesis performa-tiva fue el ejemplo más notorio (para una brevehistoria, véase Sadock 1988). Históricamente lasemántica generativa se recuerda mejor por ha-

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ber causado la “guerras lingüísticas” que apare-cen en la crónica de Harris (1993).

En una línea más positiva, la distinción en-tre semántica y pragmática ha servido para se-parar estrictamente los hechos lingüísticos so-bre los enunciados, de aquellos que involucranlas acciones, las intenciones, y las inferencias delos usuarios de la lengua (hablantes-oyentes).Sin embargo, hay ciertos fenómenos lingüísti-cos que parecen estar a ambos lados de la fron-tera entre semántica y pragmática:

• modificación adjetival• ambigüedad vs. polisemia• anáfora• palabras compuestas y pares de sustantivos• nominalizaciones

Además, existen muchos fenómenos lingüís-ticos que podrían parecer a primera vista prag-máticos pero que, por su base sintáctica, pue-den ser considerados de naturaleza semántica.Por razones de espacio no discutiremos aquí es-tos fenómenos, siendo suficiente mencionar al-gunos de ellos:

• restricciones a la referencia anafórica (violacio-nes del comando-c)

• categorías vacías• argumentos implícitos• cuantificación implícita sobre eventos• roles temáticos y alternaciones léxicas de com-

plementación

ber causado la “guerras lingüísticas” que apare-cen en la crónica de Harris (1993).

En una línea más positiva, la distinción en-tre semántica y pragmática ha servido para se-parar estrictamente los hechos lingüísticos so-bre los enunciados, de aquellos que involucranlas acciones, las intenciones, y las inferencias delos usuarios de la lengua (hablantes-oyentes).Sin embargo, hay ciertos fenómenos lingüísti-cos que parecen estar a ambos lados de la fron-tera entre semántica y pragmática:

• modificación adjetival• ambigüedad vs. polisemia• anáfora• palabras compuestas y pares de sustantivos• nominalizaciones

Además, existen muchos fenómenos lingüís-ticos que podrían parecer a primera vista prag-máticos pero que, por su base sintáctica, pue-den ser considerados de naturaleza semántica.Por razones de espacio no discutiremos aquí es-tos fenómenos, siendo suficiente mencionar al-gunos de ellos:

• restricciones a la referencia anafórica (violacio-nes del comando-c)

• categorías vacías• argumentos implícitos• cuantificación implícita sobre eventos• roles temáticos y alternaciones léxicas de com-

plementación

ber causado la “guerras lingüísticas” que apare-cen en la crónica de Harris (1993).

En una línea más positiva, la distinción en-tre semántica y pragmática ha servido para se-parar estrictamente los hechos lingüísticos so-bre los enunciados, de aquellos que involucranlas acciones, las intenciones, y las inferencias delos usuarios de la lengua (hablantes-oyentes).Sin embargo, hay ciertos fenómenos lingüísti-cos que parecen estar a ambos lados de la fron-tera entre semántica y pragmática:

• modificación adjetival• ambigüedad vs. polisemia• anáfora• palabras compuestas y pares de sustantivos• nominalizaciones

Además, existen muchos fenómenos lingüís-ticos que podrían parecer a primera vista prag-máticos pero que, por su base sintáctica, pue-den ser considerados de naturaleza semántica.Por razones de espacio no discutiremos aquí es-tos fenómenos, siendo suficiente mencionar al-gunos de ellos:

• restricciones a la referencia anafórica (violacio-nes del comando-c)

• categorías vacías• argumentos implícitos• cuantificación implícita sobre eventos• roles temáticos y alternaciones léxicas de com-

plementación

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• verbos factivos• elementos de polaridad negativa• connotaciones• inversión, topicalización, preposicionamiento y

otros• mecanismos de empaquetamiento de la infor-

mación• modificadores del discurso y actos de habla ad-

verbiales

La mayoría de estos casos son fenómenossintáctico-semánticos que al parecer explicancierta co-ocurrencia e irregularidad en la inter-pretación. Por ejemplo, la cuantificación implí-cita sobre eventos ayuda a explicar la semánticade los verbos, el tiempo y el aspecto, así comolos roles de los adverbios (para una discusióndetallada al respecto, véase Parsons 1990). Losúltimos tres casos involucran propiedades se-mánticas que tienen que ver con el uso y no concondiciones de verdad. Estas propiedades noson pragmáticas, simplemente porque pertene-cen al uso y están lingüísticamente marcadas.

Definiciones

La distinción semántica-pragmática ha sidoformulada de varias maneras, casi siempre sinreconocer que las distintas versiones no coinci-den entre sí. Históricamente, las formulacioneshan sido de tres tipos, según si otras distincio-nes coincidían con la distinción entre semánticay pragmática:

• verbos factivos• elementos de polaridad negativa• connotaciones• inversión, topicalización, preposicionamiento y

otros• mecanismos de empaquetamiento de la infor-

mación• modificadores del discurso y actos de habla ad-

verbiales

La mayoría de estos casos son fenómenossintáctico-semánticos que al parecer explicancierta co-ocurrencia e irregularidad en la inter-pretación. Por ejemplo, la cuantificación implí-cita sobre eventos ayuda a explicar la semánticade los verbos, el tiempo y el aspecto, así comolos roles de los adverbios (para una discusióndetallada al respecto, véase Parsons 1990). Losúltimos tres casos involucran propiedades se-mánticas que tienen que ver con el uso y no concondiciones de verdad. Estas propiedades noson pragmáticas, simplemente porque pertene-cen al uso y están lingüísticamente marcadas.

Definiciones

La distinción semántica-pragmática ha sidoformulada de varias maneras, casi siempre sinreconocer que las distintas versiones no coinci-den entre sí. Históricamente, las formulacioneshan sido de tres tipos, según si otras distincio-nes coincidían con la distinción entre semánticay pragmática:

• verbos factivos• elementos de polaridad negativa• connotaciones• inversión, topicalización, preposicionamiento y

otros• mecanismos de empaquetamiento de la infor-

mación• modificadores del discurso y actos de habla ad-

verbiales

La mayoría de estos casos son fenómenossintáctico-semánticos que al parecer explicancierta co-ocurrencia e irregularidad en la inter-pretación. Por ejemplo, la cuantificación implí-cita sobre eventos ayuda a explicar la semánticade los verbos, el tiempo y el aspecto, así comolos roles de los adverbios (para una discusióndetallada al respecto, véase Parsons 1990). Losúltimos tres casos involucran propiedades se-mánticas que tienen que ver con el uso y no concondiciones de verdad. Estas propiedades noson pragmáticas, simplemente porque pertene-cen al uso y están lingüísticamente marcadas.

Definiciones

La distinción semántica-pragmática ha sidoformulada de varias maneras, casi siempre sinreconocer que las distintas versiones no coinci-den entre sí. Históricamente, las formulacioneshan sido de tres tipos, según si otras distincio-nes coincidían con la distinción entre semánticay pragmática:

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• significado lingüístico (convencional) vs. uso• significado de condición veritativa vs. significa-

dos sin condición veritativa• independencia contextual y dependencia con-

textual

El Apéndice recoge una variedad de defini-ciones que se basan en una u otra de estas dis-tinciones. Aquí revisaremos brevemente los trestipos e identificaremos sus falencias.

A la hora de aclarar la distinción semántica-pragmática, distinguir ente significado (lingüís-tico) y uso es, en el mejor de los casos, confuso.Esta distinción olvida aquellas expresiones cuyosignificado literal está relacionado con el uso.Aparte de que es posible codificar lingüística-mente los rasgos de fuerza ilocucionaria, exis-ten expresiones que sirven para actos de hablade segundo orden o, como los llama Grice(1989: 122), actos de habla “no centrales”. Estosson actos que comentan sobre la fuerza, la in-tención y el papel de un enunciado en el discur-so. Aunque los ejemplos de Grice se limitan aadverbios como “sin embargo” y “además”, lalista se puede ampliar para incluir actos de ha-bla adverbiales tales como:

después de todo, de todos modos, de cualquiermanera, sea como sea, por cierto, en primer lu-gar, finalmente, francamente, además, si quieresmi opinión, en conclusión, en efecto, en otras pa-labras, ahora que lo mencionas, por otra parte, deotra forma, en cuanto a mí, en estricto sentido,para empezar, en resumen, en palabras sencillas

• significado lingüístico (convencional) vs. uso• significado de condición veritativa vs. significa-

dos sin condición veritativa• independencia contextual y dependencia con-

textual

El Apéndice recoge una variedad de defini-ciones que se basan en una u otra de estas dis-tinciones. Aquí revisaremos brevemente los trestipos e identificaremos sus falencias.

A la hora de aclarar la distinción semántica-pragmática, distinguir ente significado (lingüís-tico) y uso es, en el mejor de los casos, confuso.Esta distinción olvida aquellas expresiones cuyosignificado literal está relacionado con el uso.Aparte de que es posible codificar lingüística-mente los rasgos de fuerza ilocucionaria, exis-ten expresiones que sirven para actos de hablade segundo orden o, como los llama Grice(1989: 122), actos de habla “no centrales”. Estosson actos que comentan sobre la fuerza, la in-tención y el papel de un enunciado en el discur-so. Aunque los ejemplos de Grice se limitan aadverbios como “sin embargo” y “además”, lalista se puede ampliar para incluir actos de ha-bla adverbiales tales como:

después de todo, de todos modos, de cualquiermanera, sea como sea, por cierto, en primer lu-gar, finalmente, francamente, además, si quieresmi opinión, en conclusión, en efecto, en otras pa-labras, ahora que lo mencionas, por otra parte, deotra forma, en cuanto a mí, en estricto sentido,para empezar, en resumen, en palabras sencillas

• significado lingüístico (convencional) vs. uso• significado de condición veritativa vs. significa-

dos sin condición veritativa• independencia contextual y dependencia con-

textual

El Apéndice recoge una variedad de defini-ciones que se basan en una u otra de estas dis-tinciones. Aquí revisaremos brevemente los trestipos e identificaremos sus falencias.

A la hora de aclarar la distinción semántica-pragmática, distinguir ente significado (lingüís-tico) y uso es, en el mejor de los casos, confuso.Esta distinción olvida aquellas expresiones cuyosignificado literal está relacionado con el uso.Aparte de que es posible codificar lingüística-mente los rasgos de fuerza ilocucionaria, exis-ten expresiones que sirven para actos de hablade segundo orden o, como los llama Grice(1989: 122), actos de habla “no centrales”. Estosson actos que comentan sobre la fuerza, la in-tención y el papel de un enunciado en el discur-so. Aunque los ejemplos de Grice se limitan aadverbios como “sin embargo” y “además”, lalista se puede ampliar para incluir actos de ha-bla adverbiales tales como:

después de todo, de todos modos, de cualquiermanera, sea como sea, por cierto, en primer lu-gar, finalmente, francamente, además, si quieresmi opinión, en conclusión, en efecto, en otras pa-labras, ahora que lo mencionas, por otra parte, deotra forma, en cuanto a mí, en estricto sentido,para empezar, en resumen, en palabras sencillas

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Con estas formas adverbiales parece que laúnica manera de especificar su contribución se-mántica (cuando ocurren al inicio o son resal-tados de otra manera) es especificar cómo se losdebe usar (véase Bach 1994ª: 148-149). Nóteseque los performativos no entran en esta catego-ría (Bach y Harnish 1979, cap. 10, y 1992).

Los actos de habla adverbiales muestrantambién que la semántica de una expresiónpuede constar de significado de condiciones ve-ritativas. La presuposición semántica ilustraríaeste caso si hubiera tal cosa, pero Stalkner(1974) y Grice (1981/1989, cap. 17) han ofreci-do ejemplos en que no ocurre así. Aun enton-ces, se puede conceder que mecanismos lingüís-ticos como las escisiones con pronominales (it-clefts) y las escisiones con pronombres interro-gación (wh clefts), que se ha creído codifican lapresuposición semántica, poseen indudable-mente cierta función no basada en condicionesveritativas. Al igual que otros mecanismos co-mo el preposicionamiento, la inversión y la to-picalización, sirven para organizar la presenta-ción de información y reorientar el foco.

Otro ejemplo de significado no basado encondiciones veritativas nos ofrecen expresionesdirectamente referenciales como los indéxicos ylos demostrativos. Como ha señalado Kaplan(1989), si digo “tú estás aquí”, no es parte de lacondición veritativa de lo que se dice el hechode que estoy hablando con cierta persona encierto lugar. El contenido de esta oración, conrespecto al contexto, es que el destinatario está

Con estas formas adverbiales parece que laúnica manera de especificar su contribución se-mántica (cuando ocurren al inicio o son resal-tados de otra manera) es especificar cómo se losdebe usar (véase Bach 1994ª: 148-149). Nóteseque los performativos no entran en esta catego-ría (Bach y Harnish 1979, cap. 10, y 1992).

Los actos de habla adverbiales muestrantambién que la semántica de una expresiónpuede constar de significado de condiciones ve-ritativas. La presuposición semántica ilustraríaeste caso si hubiera tal cosa, pero Stalkner(1974) y Grice (1981/1989, cap. 17) han ofreci-do ejemplos en que no ocurre así. Aun enton-ces, se puede conceder que mecanismos lingüís-ticos como las escisiones con pronominales (it-clefts) y las escisiones con pronombres interro-gación (wh clefts), que se ha creído codifican lapresuposición semántica, poseen indudable-mente cierta función no basada en condicionesveritativas. Al igual que otros mecanismos co-mo el preposicionamiento, la inversión y la to-picalización, sirven para organizar la presenta-ción de información y reorientar el foco.

Otro ejemplo de significado no basado encondiciones veritativas nos ofrecen expresionesdirectamente referenciales como los indéxicos ylos demostrativos. Como ha señalado Kaplan(1989), si digo “tú estás aquí”, no es parte de lacondición veritativa de lo que se dice el hechode que estoy hablando con cierta persona encierto lugar. El contenido de esta oración, conrespecto al contexto, es que el destinatario está

Con estas formas adverbiales parece que laúnica manera de especificar su contribución se-mántica (cuando ocurren al inicio o son resal-tados de otra manera) es especificar cómo se losdebe usar (véase Bach 1994ª: 148-149). Nóteseque los performativos no entran en esta catego-ría (Bach y Harnish 1979, cap. 10, y 1992).

Los actos de habla adverbiales muestrantambién que la semántica de una expresiónpuede constar de significado de condiciones ve-ritativas. La presuposición semántica ilustraríaeste caso si hubiera tal cosa, pero Stalkner(1974) y Grice (1981/1989, cap. 17) han ofreci-do ejemplos en que no ocurre así. Aun enton-ces, se puede conceder que mecanismos lingüís-ticos como las escisiones con pronominales (it-clefts) y las escisiones con pronombres interro-gación (wh clefts), que se ha creído codifican lapresuposición semántica, poseen indudable-mente cierta función no basada en condicionesveritativas. Al igual que otros mecanismos co-mo el preposicionamiento, la inversión y la to-picalización, sirven para organizar la presenta-ción de información y reorientar el foco.

Otro ejemplo de significado no basado encondiciones veritativas nos ofrecen expresionesdirectamente referenciales como los indéxicos ylos demostrativos. Como ha señalado Kaplan(1989), si digo “tú estás aquí”, no es parte de lacondición veritativa de lo que se dice el hechode que estoy hablando con cierta persona encierto lugar. El contenido de esta oración, conrespecto al contexto, es que el destinatario está

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donde está el hablante, pero se trata de una pro-posición singular que involucra a tal persona ental lugar. Lo que Kaplan llama el “carácter” delos términos “tú” y “aquí” determina la contri-bución de éstos al contenido (con respecto alcontexto) de la oración que está siendo enuncia-da, pero el carácter no es parte del contenido.

Actualmente se utiliza la noción de contextopara explicar cómo la pragmática complementala semántica. Es lugar común que el significadolingüístico de una oración en general no deter-mina lo que se dice en su enunciación y que labrecha entre significado lingüístico y lo que sedice se cubre con algo llamado “contexto”. Laintuición detrás de esta idea es que existen dife-rentes cosas que un hablante puede significar,aun cuando utilice sus palabras de manera ab-solutamente literal (incluso el hecho de que ha-ble literalmente es un asunto de contexto – nohay tal cosa como el ‘contexto cero’ de Katz(1977: 14) sino solo contexto con informaciónempobrecida). Lo que se dice al enunciar laspalabras puede variar, de suerte que lo que de-termina lo dicho no sólo son los hechos acercade las palabras sino también los hechos acercade las circunstancias en donde se utilizan; estoshechos conforman el ‘contexto de enunciación’.

Sin embargo, resulta que el contexto cumpleun papel en la semántica tanto como en lapragmática. Como vimos ya con los indéxicos ylos demostrativos (pero también con el tiempogramatical), en estos casos es del lado de la se-mántica donde el contenido varía según el con-

donde está el hablante, pero se trata de una pro-posición singular que involucra a tal persona ental lugar. Lo que Kaplan llama el “carácter” delos términos “tú” y “aquí” determina la contri-bución de éstos al contenido (con respecto alcontexto) de la oración que está siendo enuncia-da, pero el carácter no es parte del contenido.

Actualmente se utiliza la noción de contextopara explicar cómo la pragmática complementala semántica. Es lugar común que el significadolingüístico de una oración en general no deter-mina lo que se dice en su enunciación y que labrecha entre significado lingüístico y lo que sedice se cubre con algo llamado “contexto”. Laintuición detrás de esta idea es que existen dife-rentes cosas que un hablante puede significar,aun cuando utilice sus palabras de manera ab-solutamente literal (incluso el hecho de que ha-ble literalmente es un asunto de contexto – nohay tal cosa como el ‘contexto cero’ de Katz(1977: 14) sino solo contexto con informaciónempobrecida). Lo que se dice al enunciar laspalabras puede variar, de suerte que lo que de-termina lo dicho no sólo son los hechos acercade las palabras sino también los hechos acercade las circunstancias en donde se utilizan; estoshechos conforman el ‘contexto de enunciación’.

Sin embargo, resulta que el contexto cumpleun papel en la semántica tanto como en lapragmática. Como vimos ya con los indéxicos ylos demostrativos (pero también con el tiempogramatical), en estos casos es del lado de la se-mántica donde el contenido varía según el con-

donde está el hablante, pero se trata de una pro-posición singular que involucra a tal persona ental lugar. Lo que Kaplan llama el “carácter” delos términos “tú” y “aquí” determina la contri-bución de éstos al contenido (con respecto alcontexto) de la oración que está siendo enuncia-da, pero el carácter no es parte del contenido.

Actualmente se utiliza la noción de contextopara explicar cómo la pragmática complementala semántica. Es lugar común que el significadolingüístico de una oración en general no deter-mina lo que se dice en su enunciación y que labrecha entre significado lingüístico y lo que sedice se cubre con algo llamado “contexto”. Laintuición detrás de esta idea es que existen dife-rentes cosas que un hablante puede significar,aun cuando utilice sus palabras de manera ab-solutamente literal (incluso el hecho de que ha-ble literalmente es un asunto de contexto – nohay tal cosa como el ‘contexto cero’ de Katz(1977: 14) sino solo contexto con informaciónempobrecida). Lo que se dice al enunciar laspalabras puede variar, de suerte que lo que de-termina lo dicho no sólo son los hechos acercade las palabras sino también los hechos acercade las circunstancias en donde se utilizan; estoshechos conforman el ‘contexto de enunciación’.

Sin embargo, resulta que el contexto cumpleun papel en la semántica tanto como en lapragmática. Como vimos ya con los indéxicos ylos demostrativos (pero también con el tiempogramatical), en estos casos es del lado de la se-mántica donde el contenido varía según el con-

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texto. Por lo tanto, la distinción entre no varia-ción contextual y dependencia del contexto noconstituye una base para trazar la distinción en-tre semántica y pragmática. La confusión sobreeste punto, al menos antes de Kaplan, puedehaber sido el resultado del uso que dan al tér-mino ‘pragmática’ filósofos como Bar-Hiller(1954) y Montague (1974) refiriéndose a la se-mántica de los indéxicos. Asimismo, se hanconfundido más las cosas porque la noción li-mitada de contexto referencialmente relevantepara términos como ‘tú’ y ‘aquí’ casi nunca sedistingue de la noción misma de contexto prag-máticamente relevante. En este punto se hacenecesaria una explicación.

Hay dos tipos de información contextual,una de alcance más restringido y de función li-mitada. La información que sólo cumple el pa-pel de combinarse con la información lingüísti-ca para determinar (fijar) el contenido se res-tringe a una pequeña lista de variables tales co-mo la identidad del hablante y el oyente y eltiempo y espacio de un enunciado. La informa-ción contextual en sentido lato es algo que elhablante tomará en cuenta para determinar(asegurar) la intención comunicativa del ha-blante. A menudo se ha dicho que lo que diceun hablante “depende del contexto”, “está deter-minado por el contexto” o “es un asunto decontexto”, pero no se trata de un contexto res-tringido en el sentido semánticamente relevanteque acabamos de discutir. Cuando se dice “elcontexto aclara que...”, lo que se quiere decir es

texto. Por lo tanto, la distinción entre no varia-ción contextual y dependencia del contexto noconstituye una base para trazar la distinción en-tre semántica y pragmática. La confusión sobreeste punto, al menos antes de Kaplan, puedehaber sido el resultado del uso que dan al tér-mino ‘pragmática’ filósofos como Bar-Hiller(1954) y Montague (1974) refiriéndose a la se-mántica de los indéxicos. Asimismo, se hanconfundido más las cosas porque la noción li-mitada de contexto referencialmente relevantepara términos como ‘tú’ y ‘aquí’ casi nunca sedistingue de la noción misma de contexto prag-máticamente relevante. En este punto se hacenecesaria una explicación.

Hay dos tipos de información contextual,una de alcance más restringido y de función li-mitada. La información que sólo cumple el pa-pel de combinarse con la información lingüísti-ca para determinar (fijar) el contenido se res-tringe a una pequeña lista de variables tales co-mo la identidad del hablante y el oyente y eltiempo y espacio de un enunciado. La informa-ción contextual en sentido lato es algo que elhablante tomará en cuenta para determinar(asegurar) la intención comunicativa del ha-blante. A menudo se ha dicho que lo que diceun hablante “depende del contexto”, “está deter-minado por el contexto” o “es un asunto decontexto”, pero no se trata de un contexto res-tringido en el sentido semánticamente relevanteque acabamos de discutir. Cuando se dice “elcontexto aclara que...”, lo que se quiere decir es

texto. Por lo tanto, la distinción entre no varia-ción contextual y dependencia del contexto noconstituye una base para trazar la distinción en-tre semántica y pragmática. La confusión sobreeste punto, al menos antes de Kaplan, puedehaber sido el resultado del uso que dan al tér-mino ‘pragmática’ filósofos como Bar-Hiller(1954) y Montague (1974) refiriéndose a la se-mántica de los indéxicos. Asimismo, se hanconfundido más las cosas porque la noción li-mitada de contexto referencialmente relevantepara términos como ‘tú’ y ‘aquí’ casi nunca sedistingue de la noción misma de contexto prag-máticamente relevante. En este punto se hacenecesaria una explicación.

Hay dos tipos de información contextual,una de alcance más restringido y de función li-mitada. La información que sólo cumple el pa-pel de combinarse con la información lingüísti-ca para determinar (fijar) el contenido se res-tringe a una pequeña lista de variables tales co-mo la identidad del hablante y el oyente y eltiempo y espacio de un enunciado. La informa-ción contextual en sentido lato es algo que elhablante tomará en cuenta para determinar(asegurar) la intención comunicativa del ha-blante. A menudo se ha dicho que lo que diceun hablante “depende del contexto”, “está deter-minado por el contexto” o “es un asunto decontexto”, pero no se trata de un contexto res-tringido en el sentido semánticamente relevanteque acabamos de discutir. Cuando se dice “elcontexto aclara que...”, lo que se quiere decir es

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que hay datos que el oyente puede suponer ra-zonablemente que el hablante ha querido quetome en cuenta para determinar lo que quieredecir. En este sentido pragmático amplio - quetambién es pertinente para saber si el acto dehabla está siendo realizado con éxito o no - elcontexto no determina literalmente el conteni-do. De manera que no cualquier tipo de varia-bilidad contextual es semántica por naturaleza.La variabilidad debe ser explicada por el signifi-cado léxico y la gramática de la oración.

En este punto las cosas se complican porquehay muchas oraciones (indicativas) que no ex-presan proposiciones completas, aún con rela-ción al contexto. Aunque sintácticamente com-pletas, son semánticamente incompletas (Bach1994ª, 1994b). Aquí tenemos algunos ejemplos(formados a partir parea mínimos):

Fred terminó/*completó ayerSam comió/*devoró tempranoJack intentó más tarde/*procuró más tarde

En cada caso, aun cuando el verbo carece delcomplemento que exige un verbo de este tipo,la oración es sintácticamente completa. Pero laoración no es semánticamente completa y eloyente debe inferir algún elemento que la com-plete (v.g. ‘el trabajo’, ‘el almuerzo’ y ‘llamar aJill’) para entender lo que quiere decir el ha-blante. Es necesario un proceso pragmático decomplementación para llegar a una proposicióncompleta, a algo que tenga una condición veri-

que hay datos que el oyente puede suponer ra-zonablemente que el hablante ha querido quetome en cuenta para determinar lo que quieredecir. En este sentido pragmático amplio - quetambién es pertinente para saber si el acto dehabla está siendo realizado con éxito o no - elcontexto no determina literalmente el conteni-do. De manera que no cualquier tipo de varia-bilidad contextual es semántica por naturaleza.La variabilidad debe ser explicada por el signifi-cado léxico y la gramática de la oración.

En este punto las cosas se complican porquehay muchas oraciones (indicativas) que no ex-presan proposiciones completas, aún con rela-ción al contexto. Aunque sintácticamente com-pletas, son semánticamente incompletas (Bach1994ª, 1994b). Aquí tenemos algunos ejemplos(formados a partir parea mínimos):

Fred terminó/*completó ayerSam comió/*devoró tempranoJack intentó más tarde/*procuró más tarde

En cada caso, aun cuando el verbo carece delcomplemento que exige un verbo de este tipo,la oración es sintácticamente completa. Pero laoración no es semánticamente completa y eloyente debe inferir algún elemento que la com-plete (v.g. ‘el trabajo’, ‘el almuerzo’ y ‘llamar aJill’) para entender lo que quiere decir el ha-blante. Es necesario un proceso pragmático decomplementación para llegar a una proposicióncompleta, a algo que tenga una condición veri-

que hay datos que el oyente puede suponer ra-zonablemente que el hablante ha querido quetome en cuenta para determinar lo que quieredecir. En este sentido pragmático amplio - quetambién es pertinente para saber si el acto dehabla está siendo realizado con éxito o no - elcontexto no determina literalmente el conteni-do. De manera que no cualquier tipo de varia-bilidad contextual es semántica por naturaleza.La variabilidad debe ser explicada por el signifi-cado léxico y la gramática de la oración.

En este punto las cosas se complican porquehay muchas oraciones (indicativas) que no ex-presan proposiciones completas, aún con rela-ción al contexto. Aunque sintácticamente com-pletas, son semánticamente incompletas (Bach1994ª, 1994b). Aquí tenemos algunos ejemplos(formados a partir parea mínimos):

Fred terminó/*completó ayerSam comió/*devoró tempranoJack intentó más tarde/*procuró más tarde

En cada caso, aun cuando el verbo carece delcomplemento que exige un verbo de este tipo,la oración es sintácticamente completa. Pero laoración no es semánticamente completa y eloyente debe inferir algún elemento que la com-plete (v.g. ‘el trabajo’, ‘el almuerzo’ y ‘llamar aJill’) para entender lo que quiere decir el ha-blante. Es necesario un proceso pragmático decomplementación para llegar a una proposicióncompleta, a algo que tenga una condición veri-

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tativa determinada. Estos casos también sonejemplos contrarios de una concepción de la se-mántica basada en condiciones veritativas. Nohay base teórica para negar que están semánti-camente incompletas inventando ranuras [slots]sintácticas escondidas que deben llenarse paraque expresar una proposición completa. Másbien, debemos reconocer que algunas oracionesson semánticamente incompletas (y no sólo envalores semánticos, como los indéxicos) y quela comprensión de su enunciación exige com-plementos pragmáticos.

Tenemos, por ejemplo, el caso de oracionesque, en estricto sentido literal, expresan unaproposición no restringida pero sirven paratransmitir algo más específico:

1. No he tomado una ducha [hoy]2. Nadie [importante] va allá porque hay de-

masiada gente3. Abraham no tuvo relaciones y [por eso] se

infectó; primero se infectó y [luego] tuvo re-laciones

A veces se dice que, al ser estas oracionesutilizadas normalmente sin los elementos so-breentendidos, forman parte de lo que dice elenunciado en el contenido explícito (Sperber yWilson 1986, Recanati 1989). Sin embargo, es-tos elementos no son enunciados y no corres-ponden a ningún otro elemento en la estructu-ra sintáctica de la oración enunciada (tampocoa una categoría vacía en el sentido de la Teoría

tativa determinada. Estos casos también sonejemplos contrarios de una concepción de la se-mántica basada en condiciones veritativas. Nohay base teórica para negar que están semánti-camente incompletas inventando ranuras [slots]sintácticas escondidas que deben llenarse paraque expresar una proposición completa. Másbien, debemos reconocer que algunas oracionesson semánticamente incompletas (y no sólo envalores semánticos, como los indéxicos) y quela comprensión de su enunciación exige com-plementos pragmáticos.

Tenemos, por ejemplo, el caso de oracionesque, en estricto sentido literal, expresan unaproposición no restringida pero sirven paratransmitir algo más específico:

1. No he tomado una ducha [hoy]2. Nadie [importante] va allá porque hay de-

masiada gente3. Abraham no tuvo relaciones y [por eso] se

infectó; primero se infectó y [luego] tuvo re-laciones

A veces se dice que, al ser estas oracionesutilizadas normalmente sin los elementos so-breentendidos, forman parte de lo que dice elenunciado en el contenido explícito (Sperber yWilson 1986, Recanati 1989). Sin embargo, es-tos elementos no son enunciados y no corres-ponden a ningún otro elemento en la estructu-ra sintáctica de la oración enunciada (tampocoa una categoría vacía en el sentido de la Teoría

tativa determinada. Estos casos también sonejemplos contrarios de una concepción de la se-mántica basada en condiciones veritativas. Nohay base teórica para negar que están semánti-camente incompletas inventando ranuras [slots]sintácticas escondidas que deben llenarse paraque expresar una proposición completa. Másbien, debemos reconocer que algunas oracionesson semánticamente incompletas (y no sólo envalores semánticos, como los indéxicos) y quela comprensión de su enunciación exige com-plementos pragmáticos.

Tenemos, por ejemplo, el caso de oracionesque, en estricto sentido literal, expresan unaproposición no restringida pero sirven paratransmitir algo más específico:

1. No he tomado una ducha [hoy]2. Nadie [importante] va allá porque hay de-

masiada gente3. Abraham no tuvo relaciones y [por eso] se

infectó; primero se infectó y [luego] tuvo re-laciones

A veces se dice que, al ser estas oracionesutilizadas normalmente sin los elementos so-breentendidos, forman parte de lo que dice elenunciado en el contenido explícito (Sperber yWilson 1986, Recanati 1989). Sin embargo, es-tos elementos no son enunciados y no corres-ponden a ningún otro elemento en la estructu-ra sintáctica de la oración enunciada (tampocoa una categoría vacía en el sentido de la Teoría

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de Rección y Ligamiento). Por lo tanto, se tratade elementos no explícitos. Aunque no estánimplícitos en lo que se dice, tampoco están ex-plícitos. Estos enunciados se entienden median-te un proceso pragmático de expansión. La ex-pansión, al igual que la cumplimiento [comple-tion], son un proceso necesario para reconocerlas llamadas “implicituras conversacionales”,opuestas a las implicaturas (Bach 1994, 1994).

Hemos visto que las formas tradicionales dedistinguir entre semántica y pragmática biendejan fuera algo o bien trazan la línea en el lu-gar equivocado. A una conclusión similar llegóLevinson (1983: 3-35) luego de pasar revista alas posibles definiciones de pragmática, aunqueacabó optando por la concepción de semánticabasada en condiciones veritativas (lo hizo sóloprovisionalmente y por razones más históricasque teóricas). Necesitamos una mejor defini-ción. De otra forma adoptaremos lo que Horn(1988, p. 114) llama la “actitud disyuntiva”, su-poniendo, al menos en principio, que cualquierfenómeno “demasiado voluble y variable paraser tratado coherentemente dentro del compo-nente sintáctico...[sin] ser lo suficientementearbitrario para el léxico o lo suficientemente fo-nológico para la fonología... debe ser, entonces,pragmático”.

Una mejor definición

Lo que necesitamos es una definición de lafrontera entre semántica y pragmática que tome

de Rección y Ligamiento). Por lo tanto, se tratade elementos no explícitos. Aunque no estánimplícitos en lo que se dice, tampoco están ex-plícitos. Estos enunciados se entienden median-te un proceso pragmático de expansión. La ex-pansión, al igual que la cumplimiento [comple-tion], son un proceso necesario para reconocerlas llamadas “implicituras conversacionales”,opuestas a las implicaturas (Bach 1994, 1994).

Hemos visto que las formas tradicionales dedistinguir entre semántica y pragmática biendejan fuera algo o bien trazan la línea en el lu-gar equivocado. A una conclusión similar llegóLevinson (1983: 3-35) luego de pasar revista alas posibles definiciones de pragmática, aunqueacabó optando por la concepción de semánticabasada en condiciones veritativas (lo hizo sóloprovisionalmente y por razones más históricasque teóricas). Necesitamos una mejor defini-ción. De otra forma adoptaremos lo que Horn(1988, p. 114) llama la “actitud disyuntiva”, su-poniendo, al menos en principio, que cualquierfenómeno “demasiado voluble y variable paraser tratado coherentemente dentro del compo-nente sintáctico...[sin] ser lo suficientementearbitrario para el léxico o lo suficientemente fo-nológico para la fonología... debe ser, entonces,pragmático”.

Una mejor definición

Lo que necesitamos es una definición de lafrontera entre semántica y pragmática que tome

de Rección y Ligamiento). Por lo tanto, se tratade elementos no explícitos. Aunque no estánimplícitos en lo que se dice, tampoco están ex-plícitos. Estos enunciados se entienden median-te un proceso pragmático de expansión. La ex-pansión, al igual que la cumplimiento [comple-tion], son un proceso necesario para reconocerlas llamadas “implicituras conversacionales”,opuestas a las implicaturas (Bach 1994, 1994).

Hemos visto que las formas tradicionales dedistinguir entre semántica y pragmática biendejan fuera algo o bien trazan la línea en el lu-gar equivocado. A una conclusión similar llegóLevinson (1983: 3-35) luego de pasar revista alas posibles definiciones de pragmática, aunqueacabó optando por la concepción de semánticabasada en condiciones veritativas (lo hizo sóloprovisionalmente y por razones más históricasque teóricas). Necesitamos una mejor defini-ción. De otra forma adoptaremos lo que Horn(1988, p. 114) llama la “actitud disyuntiva”, su-poniendo, al menos en principio, que cualquierfenómeno “demasiado voluble y variable paraser tratado coherentemente dentro del compo-nente sintáctico...[sin] ser lo suficientementearbitrario para el léxico o lo suficientemente fo-nológico para la fonología... debe ser, entonces,pragmático”.

Una mejor definición

Lo que necesitamos es una definición de lafrontera entre semántica y pragmática que tome

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en cuenta las distinciones que acabamos de ha-cer pero que no dependa exclusivamente deellas. Tal definición deberá incluir los siguienteshechos, a saber:

1. que sólo los contenidos literales son semán-ticamente relevantes

2. que algunas expresiones representan un pro-blema de significado al ser contextualmentesensibles

3. que el contexto restringido es relevante parala semántica

4. que ningún tipo de información que depen-da del uso y las condiciones veritativas pue-de ser codificada lingüísticamente

5. que las reglas para el uso de expresiones nodeterminan su uso real

6. que una oración se enuncia en realidad co-mo un hecho pragmático

Estos hechos pueden resolverse suponiendoque la información semántica pertenece a ex-presiones lingüísticas, mientras que la informa-ción pragmática pertenece a enunciados y he-chos relativos a dichos enunciados. La informa-ción semántica sobre las oraciones pertenece ala gramática oracional e incluye informaciónsobre expresiones cuyos significados son rele-vantes a la forma en que se relaciona el enun-ciado actual con el anterior, con el tema de laoración actual, o con lo que está haciendo elhablante. El hecho de que existen estos tipos deinformación lingüísticamente codificada de-

en cuenta las distinciones que acabamos de ha-cer pero que no dependa exclusivamente deellas. Tal definición deberá incluir los siguienteshechos, a saber:

1. que sólo los contenidos literales son semán-ticamente relevantes

2. que algunas expresiones representan un pro-blema de significado al ser contextualmentesensibles

3. que el contexto restringido es relevante parala semántica

4. que ningún tipo de información que depen-da del uso y las condiciones veritativas pue-de ser codificada lingüísticamente

5. que las reglas para el uso de expresiones nodeterminan su uso real

6. que una oración se enuncia en realidad co-mo un hecho pragmático

Estos hechos pueden resolverse suponiendoque la información semántica pertenece a ex-presiones lingüísticas, mientras que la informa-ción pragmática pertenece a enunciados y he-chos relativos a dichos enunciados. La informa-ción semántica sobre las oraciones pertenece ala gramática oracional e incluye informaciónsobre expresiones cuyos significados son rele-vantes a la forma en que se relaciona el enun-ciado actual con el anterior, con el tema de laoración actual, o con lo que está haciendo elhablante. El hecho de que existen estos tipos deinformación lingüísticamente codificada de-

en cuenta las distinciones que acabamos de ha-cer pero que no dependa exclusivamente deellas. Tal definición deberá incluir los siguienteshechos, a saber:

1. que sólo los contenidos literales son semán-ticamente relevantes

2. que algunas expresiones representan un pro-blema de significado al ser contextualmentesensibles

3. que el contexto restringido es relevante parala semántica

4. que ningún tipo de información que depen-da del uso y las condiciones veritativas pue-de ser codificada lingüísticamente

5. que las reglas para el uso de expresiones nodeterminan su uso real

6. que una oración se enuncia en realidad co-mo un hecho pragmático

Estos hechos pueden resolverse suponiendoque la información semántica pertenece a ex-presiones lingüísticas, mientras que la informa-ción pragmática pertenece a enunciados y he-chos relativos a dichos enunciados. La informa-ción semántica sobre las oraciones pertenece ala gramática oracional e incluye informaciónsobre expresiones cuyos significados son rele-vantes a la forma en que se relaciona el enun-ciado actual con el anterior, con el tema de laoración actual, o con lo que está haciendo elhablante. El hecho de que existen estos tipos deinformación lingüísticamente codificada de-

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muestra que la semántica de la oración no debelimitarse a la proposición que ésta expresa. Lasoraciones pueden hacer más que expresar pro-posiciones. Asimismo, como hemos visto, hayoraciones que hacen menos que expresar pro-posiciones porque son semánticamente incom-pletas.

La información pragmática tiene que vercon hechos relevantes para entender la enuncia-ción de una oración (u otra expresión). Eloyente busca identificar así la intención del ha-blante cuando hace una enunciación. Y en efec-to, el oyente procura explicar el hecho de que elhablante dijo lo que dijo de la forma cómo lohizo. Como la intención es comunicativa, la ta-rea del oyente es identificarla, para lo cual seguía en parte por el supuesto que el hablantequiere que el oyente identifique su intención. Elhablante logra comunicarse si el oyente identifi-ca su intención de esta manera, porque las in-tenciones comunicativas son intenciones cuyo“cumplimiento consiste en ser reconocidas”(Bach y Harnish 1979: 15). La pragmática tieneque ver con cualquier información relevantepara la comprensión de la oración, aun más alláde las propiedades lingüísticas oracionales.

Consideremos algunos ejemplos que involu-cran a los pronombres. No hay ninguna basesemántica para interpretar los pronombre demanera específica en la siguiente oración:

Ana le dijo a Betty que quería pedirle prestado su ve-hículo

muestra que la semántica de la oración no debelimitarse a la proposición que ésta expresa. Lasoraciones pueden hacer más que expresar pro-posiciones. Asimismo, como hemos visto, hayoraciones que hacen menos que expresar pro-posiciones porque son semánticamente incom-pletas.

La información pragmática tiene que vercon hechos relevantes para entender la enuncia-ción de una oración (u otra expresión). Eloyente busca identificar así la intención del ha-blante cuando hace una enunciación. Y en efec-to, el oyente procura explicar el hecho de que elhablante dijo lo que dijo de la forma cómo lohizo. Como la intención es comunicativa, la ta-rea del oyente es identificarla, para lo cual seguía en parte por el supuesto que el hablantequiere que el oyente identifique su intención. Elhablante logra comunicarse si el oyente identifi-ca su intención de esta manera, porque las in-tenciones comunicativas son intenciones cuyo“cumplimiento consiste en ser reconocidas”(Bach y Harnish 1979: 15). La pragmática tieneque ver con cualquier información relevantepara la comprensión de la oración, aun más alláde las propiedades lingüísticas oracionales.

Consideremos algunos ejemplos que involu-cran a los pronombres. No hay ninguna basesemántica para interpretar los pronombre demanera específica en la siguiente oración:

Ana le dijo a Betty que quería pedirle prestado su ve-hículo

muestra que la semántica de la oración no debelimitarse a la proposición que ésta expresa. Lasoraciones pueden hacer más que expresar pro-posiciones. Asimismo, como hemos visto, hayoraciones que hacen menos que expresar pro-posiciones porque son semánticamente incom-pletas.

La información pragmática tiene que vercon hechos relevantes para entender la enuncia-ción de una oración (u otra expresión). Eloyente busca identificar así la intención del ha-blante cuando hace una enunciación. Y en efec-to, el oyente procura explicar el hecho de que elhablante dijo lo que dijo de la forma cómo lohizo. Como la intención es comunicativa, la ta-rea del oyente es identificarla, para lo cual seguía en parte por el supuesto que el hablantequiere que el oyente identifique su intención. Elhablante logra comunicarse si el oyente identifi-ca su intención de esta manera, porque las in-tenciones comunicativas son intenciones cuyo“cumplimiento consiste en ser reconocidas”(Bach y Harnish 1979: 15). La pragmática tieneque ver con cualquier información relevantepara la comprensión de la oración, aun más alláde las propiedades lingüísticas oracionales.

Consideremos algunos ejemplos que involu-cran a los pronombres. No hay ninguna basesemántica para interpretar los pronombre demanera específica en la siguiente oración:

Ana le dijo a Betty que quería pedirle prestado su ve-hículo

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o de una manera opuesta a la primera en estaotra oración:

Ana le dijo a Betty que no podía pedirle prestado suvehículo.

El oyente se basa en información extralin-güística para interpretar un enunciado de unaforma u otra. El llamado pronombre de “tipoE” en:

La mayoría de filósofos que han escrito un librocreen que es brillante.

se interpreta como si su referente fuera “el libroque él escribió”, y el “pronombre de pereza”.

John llevó su equipaje pero todos los demás más lohabían registrado

también se interpreta descriptivamente, comosi ‘lo’ no se refiriese al equipaje de Juan (véasetambién Bach 1987ª: 258-261, y Neale 1990:180-191). En ninguno de estos casos existe elrequisito semántico de que el pronombre se in-terprete de cierta manera. La interpretaciónpreferida se explica por razones pragmáticas.

Como parte de la lingüística y la filosofía dellenguaje, la pragmática no ofrece explicacionesdetalladas de cómo funciona la interpretaciónen la realidad. Es un problema para la psicolo-gía cognitiva y la psicología social. Por esta ra-zón parece inútil que los lingüistas busquen una

o de una manera opuesta a la primera en estaotra oración:

Ana le dijo a Betty que no podía pedirle prestado suvehículo.

El oyente se basa en información extralin-güística para interpretar un enunciado de unaforma u otra. El llamado pronombre de “tipoE” en:

La mayoría de filósofos que han escrito un librocreen que es brillante.

se interpreta como si su referente fuera “el libroque él escribió”, y el “pronombre de pereza”.

John llevó su equipaje pero todos los demás más lohabían registrado

también se interpreta descriptivamente, comosi ‘lo’ no se refiriese al equipaje de Juan (véasetambién Bach 1987ª: 258-261, y Neale 1990:180-191). En ninguno de estos casos existe elrequisito semántico de que el pronombre se in-terprete de cierta manera. La interpretaciónpreferida se explica por razones pragmáticas.

Como parte de la lingüística y la filosofía dellenguaje, la pragmática no ofrece explicacionesdetalladas de cómo funciona la interpretaciónen la realidad. Es un problema para la psicolo-gía cognitiva y la psicología social. Por esta ra-zón parece inútil que los lingüistas busquen una

o de una manera opuesta a la primera en estaotra oración:

Ana le dijo a Betty que no podía pedirle prestado suvehículo.

El oyente se basa en información extralin-güística para interpretar un enunciado de unaforma u otra. El llamado pronombre de “tipoE” en:

La mayoría de filósofos que han escrito un librocreen que es brillante.

se interpreta como si su referente fuera “el libroque él escribió”, y el “pronombre de pereza”.

John llevó su equipaje pero todos los demás más lohabían registrado

también se interpreta descriptivamente, comosi ‘lo’ no se refiriese al equipaje de Juan (véasetambién Bach 1987ª: 258-261, y Neale 1990:180-191). En ninguno de estos casos existe elrequisito semántico de que el pronombre se in-terprete de cierta manera. La interpretaciónpreferida se explica por razones pragmáticas.

Como parte de la lingüística y la filosofía dellenguaje, la pragmática no ofrece explicacionesdetalladas de cómo funciona la interpretaciónen la realidad. Es un problema para la psicolo-gía cognitiva y la psicología social. Por esta ra-zón parece inútil que los lingüistas busquen una

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pragmática formal. La tarea de explicar cómolos enunciados cambian el contexto, por ejem-plo, o cómo explotan el mismo, no es tarea dela teoría lingüística. La tarea es imposible sinintroducir consideraciones generales acerca delrazonamiento humano y la comunicación ra-cional De igual manera, no es razonable el re-clamo de que teorías como la explicación gri-ceana de la implicatura conversacional noofrezcan un algoritmo para la inferencia con-versacional, de suerte que, cuando se aplican acasos particulares, simplemente sacan las impli-caturas de la nada (véase Sperber y Wilson1986, Kempson 1988, Davies 1996). Este no esun problema para la teoría de Grice.

En cualquier caso, mientras la informaciónsemántica está gramaticalmente asociada con elmaterial lingüístico enunciado, la informaciónpragmática surge sólo con respecto al acto deenunciar dicho material. (De hecho, el silencioabsoluto puede transmitir información prag-mática y comunicar significado). Mientras lainformación semántica está codificada en loque se enuncia, la información pragmática estágenerada por el acto de la enunciación. Ningu-na oración codifica el hecho de que está siendoenunciada. Incluso una oración como “estoyhablando” no es analítica. El acto de producir elenunciado explota la información codificadapero a través de su función crea informaciónnueva. Esta información, combinada con la in-formación codificada, ofrece la base para laidentificación que hace el oyente de la intención

pragmática formal. La tarea de explicar cómolos enunciados cambian el contexto, por ejem-plo, o cómo explotan el mismo, no es tarea dela teoría lingüística. La tarea es imposible sinintroducir consideraciones generales acerca delrazonamiento humano y la comunicación ra-cional De igual manera, no es razonable el re-clamo de que teorías como la explicación gri-ceana de la implicatura conversacional noofrezcan un algoritmo para la inferencia con-versacional, de suerte que, cuando se aplican acasos particulares, simplemente sacan las impli-caturas de la nada (véase Sperber y Wilson1986, Kempson 1988, Davies 1996). Este no esun problema para la teoría de Grice.

En cualquier caso, mientras la informaciónsemántica está gramaticalmente asociada con elmaterial lingüístico enunciado, la informaciónpragmática surge sólo con respecto al acto deenunciar dicho material. (De hecho, el silencioabsoluto puede transmitir información prag-mática y comunicar significado). Mientras lainformación semántica está codificada en loque se enuncia, la información pragmática estágenerada por el acto de la enunciación. Ningu-na oración codifica el hecho de que está siendoenunciada. Incluso una oración como “estoyhablando” no es analítica. El acto de producir elenunciado explota la información codificadapero a través de su función crea informaciónnueva. Esta información, combinada con la in-formación codificada, ofrece la base para laidentificación que hace el oyente de la intención

pragmática formal. La tarea de explicar cómolos enunciados cambian el contexto, por ejem-plo, o cómo explotan el mismo, no es tarea dela teoría lingüística. La tarea es imposible sinintroducir consideraciones generales acerca delrazonamiento humano y la comunicación ra-cional De igual manera, no es razonable el re-clamo de que teorías como la explicación gri-ceana de la implicatura conversacional noofrezcan un algoritmo para la inferencia con-versacional, de suerte que, cuando se aplican acasos particulares, simplemente sacan las impli-caturas de la nada (véase Sperber y Wilson1986, Kempson 1988, Davies 1996). Este no esun problema para la teoría de Grice.

En cualquier caso, mientras la informaciónsemántica está gramaticalmente asociada con elmaterial lingüístico enunciado, la informaciónpragmática surge sólo con respecto al acto deenunciar dicho material. (De hecho, el silencioabsoluto puede transmitir información prag-mática y comunicar significado). Mientras lainformación semántica está codificada en loque se enuncia, la información pragmática estágenerada por el acto de la enunciación. Ningu-na oración codifica el hecho de que está siendoenunciada. Incluso una oración como “estoyhablando” no es analítica. El acto de producir elenunciado explota la información codificadapero a través de su función crea informaciónnueva. Esta información, combinada con la in-formación codificada, ofrece la base para laidentificación que hace el oyente de la intención

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comunicativa del hablante. La informacióncontextual es relevante para la inferencia deloyente en la medida que puede ser tomada co-mo si su intención fuera precisamente la de serconsiderada, y ello supone que el hablante pro-duce el enunciado con la intención de que seatomado en cuenta. Al contrario, la informacióncodificada constituye la información de entrada[input] para la inferencia del oyente en cual-quier contexto.

Desafíos

En mi opinión existen tres grandes objecio-nes a la distinción entre semántica y pragmáti-ca, al menos en los términos aquí discutidos. Sepodría objetar que nuestra definición se basa enuna asunción falsa de que: (1) la semántica esautónoma de la pragmática, (2) el significadoliteral es una noción viable, y (3) la comunica-ción involucra las intenciones reflexivas de lasque hablaba Grice. En respuesta, diría que cadaobjeción identifica ciertas complicaciones em-píricas para la aplicación de la distinción se-mántica-pragmática pero no menoscaba la dis-tinción propiamente dicha. Por esta razón, de-fender estas asunciones frente a las objecionesplanteadas ayuda a aclarar la distinción.

comunicativa del hablante. La informacióncontextual es relevante para la inferencia deloyente en la medida que puede ser tomada co-mo si su intención fuera precisamente la de serconsiderada, y ello supone que el hablante pro-duce el enunciado con la intención de que seatomado en cuenta. Al contrario, la informacióncodificada constituye la información de entrada[input] para la inferencia del oyente en cual-quier contexto.

Desafíos

En mi opinión existen tres grandes objecio-nes a la distinción entre semántica y pragmáti-ca, al menos en los términos aquí discutidos. Sepodría objetar que nuestra definición se basa enuna asunción falsa de que: (1) la semántica esautónoma de la pragmática, (2) el significadoliteral es una noción viable, y (3) la comunica-ción involucra las intenciones reflexivas de lasque hablaba Grice. En respuesta, diría que cadaobjeción identifica ciertas complicaciones em-píricas para la aplicación de la distinción se-mántica-pragmática pero no menoscaba la dis-tinción propiamente dicha. Por esta razón, de-fender estas asunciones frente a las objecionesplanteadas ayuda a aclarar la distinción.

comunicativa del hablante. La informacióncontextual es relevante para la inferencia deloyente en la medida que puede ser tomada co-mo si su intención fuera precisamente la de serconsiderada, y ello supone que el hablante pro-duce el enunciado con la intención de que seatomado en cuenta. Al contrario, la informacióncodificada constituye la información de entrada[input] para la inferencia del oyente en cual-quier contexto.

Desafíos

En mi opinión existen tres grandes objecio-nes a la distinción entre semántica y pragmáti-ca, al menos en los términos aquí discutidos. Sepodría objetar que nuestra definición se basa enuna asunción falsa de que: (1) la semántica esautónoma de la pragmática, (2) el significadoliteral es una noción viable, y (3) la comunica-ción involucra las intenciones reflexivas de lasque hablaba Grice. En respuesta, diría que cadaobjeción identifica ciertas complicaciones em-píricas para la aplicación de la distinción se-mántica-pragmática pero no menoscaba la dis-tinción propiamente dicha. Por esta razón, de-fender estas asunciones frente a las objecionesplanteadas ayuda a aclarar la distinción.

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1. Contra la autonomía semántica

En ocasiones se dice que la pragmática de al-guna manera choca con la semántica la semán-tica. Consideremos, por ejemplo, que a menu-do las palabras se utilizan en formas creativasque se apartan de cualquiera de sus significadosconvencionales, v.g. utilizando los nombres co-mo verbos (Clark 1992, caps. 10 y 11) o casosde metonimia o referencia diferida. Enunciadosde oraciones como:

Chicago siempre vota por los demócratasJuan tuvo tanta sed que se bebió tres jarrosse apartan de sus significados literales, aunquela gente normalmente no piensa que estos usossean literales. En estos casos, la oración no po-see significado aparte de sus significados con-vencionales - simplemente no está siendo utili-zada de acuerdo con su(s) significado(s).

Mientras la diferencia entre:

José tocó su violín favorito ayeryJosé tocó su concierto favorito ayer

al parecer tiene una base claramente semántica(según los roles semánticos distintos de ‘con-cierto’ y ‘violín’), la autonomía de la semánticacon relación a la pragmática podría ser debatidacon los siguientes ejemplos:

1. Contra la autonomía semántica

En ocasiones se dice que la pragmática de al-guna manera choca con la semántica la semán-tica. Consideremos, por ejemplo, que a menu-do las palabras se utilizan en formas creativasque se apartan de cualquiera de sus significadosconvencionales, v.g. utilizando los nombres co-mo verbos (Clark 1992, caps. 10 y 11) o casosde metonimia o referencia diferida. Enunciadosde oraciones como:

Chicago siempre vota por los demócratasJuan tuvo tanta sed que se bebió tres jarrosse apartan de sus significados literales, aunquela gente normalmente no piensa que estos usossean literales. En estos casos, la oración no po-see significado aparte de sus significados con-vencionales - simplemente no está siendo utili-zada de acuerdo con su(s) significado(s).

Mientras la diferencia entre:

José tocó su violín favorito ayeryJosé tocó su concierto favorito ayer

al parecer tiene una base claramente semántica(según los roles semánticos distintos de ‘con-cierto’ y ‘violín’), la autonomía de la semánticacon relación a la pragmática podría ser debatidacon los siguientes ejemplos:

1. Contra la autonomía semántica

En ocasiones se dice que la pragmática de al-guna manera choca con la semántica la semán-tica. Consideremos, por ejemplo, que a menu-do las palabras se utilizan en formas creativasque se apartan de cualquiera de sus significadosconvencionales, v.g. utilizando los nombres co-mo verbos (Clark 1992, caps. 10 y 11) o casosde metonimia o referencia diferida. Enunciadosde oraciones como:

Chicago siempre vota por los demócratasJuan tuvo tanta sed que se bebió tres jarrosse apartan de sus significados literales, aunquela gente normalmente no piensa que estos usossean literales. En estos casos, la oración no po-see significado aparte de sus significados con-vencionales - simplemente no está siendo utili-zada de acuerdo con su(s) significado(s).

Mientras la diferencia entre:

José tocó su violín favorito ayeryJosé tocó su concierto favorito ayer

al parecer tiene una base claramente semántica(según los roles semánticos distintos de ‘con-cierto’ y ‘violín’), la autonomía de la semánticacon relación a la pragmática podría ser debatidacon los siguientes ejemplos:

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Juan terminó el periódico/la carta/la comidaJaime disfrutó la comida/la película/el díaJosé quiere una soda/una ensalada/un tenedor/ unauto

Lo que de ordinario se entiende por termi-nar un periódico, una carta o una comida varíade un caso a otro. Lo común es terminar de leerun periódico, terminar de leer o escribir unacarta, y terminar de cocinar o comer. Al parecerhay una razón semántica para que verbos como‘empezar’ y ‘terminar’ se interpreten como situvieran una perífrasis verbal (‘empezar a’, ‘ter-minar de’) en su complemento, pero es unasunto pragmático de qué verbo se trata. La si-tuación es similar con otros verbos como ‘dis-frutar’ y ‘querer’ en los ejemplos anteriores. To-madas aisladamente, estas oraciones están se-mánticamente incompletas en la forma descri-ta. Esto no significa, sin embargo, que los pro-cesos pragmáticos necesarios para entender losenunciados de estas oraciones choquen de algu-na forma con la semántica. Pero como aseguraRecanati (1989, 1995), el hecho de que se logre“plenitud de significado” [completion] antes deque se procese toda la oración tampoco de-muestra que los procesos pragmáticos choquencon los semánticos. La distinción semántica-pragmática tiene que ver con la informacióndisponible al oyente, no con su procesamientoen tiempo real, que está lejos de ser secuencial.

Juan terminó el periódico/la carta/la comidaJaime disfrutó la comida/la película/el díaJosé quiere una soda/una ensalada/un tenedor/ unauto

Lo que de ordinario se entiende por termi-nar un periódico, una carta o una comida varíade un caso a otro. Lo común es terminar de leerun periódico, terminar de leer o escribir unacarta, y terminar de cocinar o comer. Al parecerhay una razón semántica para que verbos como‘empezar’ y ‘terminar’ se interpreten como situvieran una perífrasis verbal (‘empezar a’, ‘ter-minar de’) en su complemento, pero es unasunto pragmático de qué verbo se trata. La si-tuación es similar con otros verbos como ‘dis-frutar’ y ‘querer’ en los ejemplos anteriores. To-madas aisladamente, estas oraciones están se-mánticamente incompletas en la forma descri-ta. Esto no significa, sin embargo, que los pro-cesos pragmáticos necesarios para entender losenunciados de estas oraciones choquen de algu-na forma con la semántica. Pero como aseguraRecanati (1989, 1995), el hecho de que se logre“plenitud de significado” [completion] antes deque se procese toda la oración tampoco de-muestra que los procesos pragmáticos choquencon los semánticos. La distinción semántica-pragmática tiene que ver con la informacióndisponible al oyente, no con su procesamientoen tiempo real, que está lejos de ser secuencial.

Juan terminó el periódico/la carta/la comidaJaime disfrutó la comida/la película/el díaJosé quiere una soda/una ensalada/un tenedor/ unauto

Lo que de ordinario se entiende por termi-nar un periódico, una carta o una comida varíade un caso a otro. Lo común es terminar de leerun periódico, terminar de leer o escribir unacarta, y terminar de cocinar o comer. Al parecerhay una razón semántica para que verbos como‘empezar’ y ‘terminar’ se interpreten como situvieran una perífrasis verbal (‘empezar a’, ‘ter-minar de’) en su complemento, pero es unasunto pragmático de qué verbo se trata. La si-tuación es similar con otros verbos como ‘dis-frutar’ y ‘querer’ en los ejemplos anteriores. To-madas aisladamente, estas oraciones están se-mánticamente incompletas en la forma descri-ta. Esto no significa, sin embargo, que los pro-cesos pragmáticos necesarios para entender losenunciados de estas oraciones choquen de algu-na forma con la semántica. Pero como aseguraRecanati (1989, 1995), el hecho de que se logre“plenitud de significado” [completion] antes deque se procese toda la oración tampoco de-muestra que los procesos pragmáticos choquencon los semánticos. La distinción semántica-pragmática tiene que ver con la informacióndisponible al oyente, no con su procesamientoen tiempo real, que está lejos de ser secuencial.

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Gazdar (1979: 164-8) está en contra de laautonomía de la semántica y lo ilustra conejemplos de otro tipo. Uno de estos ejemplos es:

Tener un hijo y casarse es peor que casarse y tenerun hijo

Como aquí las alternativas son semántica-mente equivalentes, dada la conjunción lógicade ‘y’, ¿cómo explicar la fuerza del enunciado deesta oración? Gazdar cree que la explicaciónpragmática correcta tiene un componente se-mántica. Sin embargo, como vimos antes conun ejemplo similar, la explicación propiamentepragmática apela al proceso de expansión, queno tiene ninguna repercusión semántica. Sim-plemente requiere el supuesto de que la oraciónno está siendo utilizada con su significado con-vencional estricto. En la teoría de la expansión,esto se sigue del hecho de que su enunciadonormalmente se entendería como si incluyerados casos implícitos de la palabra ‘luego

Gazdar también afirma que el significado deeste permiso,

Los inquilinos pueden fumar o beber

es más fuerte que el significado combinado dela disyunción en permisos como

Los inquilinos pueden fumar o los inquilinos pue-den beber

Gazdar (1979: 164-8) está en contra de laautonomía de la semántica y lo ilustra conejemplos de otro tipo. Uno de estos ejemplos es:

Tener un hijo y casarse es peor que casarse y tenerun hijo

Como aquí las alternativas son semántica-mente equivalentes, dada la conjunción lógicade ‘y’, ¿cómo explicar la fuerza del enunciado deesta oración? Gazdar cree que la explicaciónpragmática correcta tiene un componente se-mántica. Sin embargo, como vimos antes conun ejemplo similar, la explicación propiamentepragmática apela al proceso de expansión, queno tiene ninguna repercusión semántica. Sim-plemente requiere el supuesto de que la oraciónno está siendo utilizada con su significado con-vencional estricto. En la teoría de la expansión,esto se sigue del hecho de que su enunciadonormalmente se entendería como si incluyerados casos implícitos de la palabra ‘luego

Gazdar también afirma que el significado deeste permiso,

Los inquilinos pueden fumar o beber

es más fuerte que el significado combinado dela disyunción en permisos como

Los inquilinos pueden fumar o los inquilinos pue-den beber

Gazdar (1979: 164-8) está en contra de laautonomía de la semántica y lo ilustra conejemplos de otro tipo. Uno de estos ejemplos es:

Tener un hijo y casarse es peor que casarse y tenerun hijo

Como aquí las alternativas son semántica-mente equivalentes, dada la conjunción lógicade ‘y’, ¿cómo explicar la fuerza del enunciado deesta oración? Gazdar cree que la explicaciónpragmática correcta tiene un componente se-mántica. Sin embargo, como vimos antes conun ejemplo similar, la explicación propiamentepragmática apela al proceso de expansión, queno tiene ninguna repercusión semántica. Sim-plemente requiere el supuesto de que la oraciónno está siendo utilizada con su significado con-vencional estricto. En la teoría de la expansión,esto se sigue del hecho de que su enunciadonormalmente se entendería como si incluyerados casos implícitos de la palabra ‘luego

Gazdar también afirma que el significado deeste permiso,

Los inquilinos pueden fumar o beber

es más fuerte que el significado combinado dela disyunción en permisos como

Los inquilinos pueden fumar o los inquilinos pue-den beber

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y ofrece una explicación de sus rasgos semánti-cos que involucra consideraciones pragmáticas.Sin embargo, este ejemplo puede ser discutidosiguiendo a Grice. Porque si el enunciado ‘losinquilinos pueden fumar o beber’ es un permi-so, se supone que es un permiso que puede sercumplido. Sólo se puede esperar que los inqui-linos lo interpreten de manera que puedan de-terminar lo que les está permitido hacer. Si susignificado fuera bien el permiso de fumar obien el permiso de beber, sin especificar cuál,no habría forma de que un inquilino supieracómo cumplir con el permiso.

2. Contra el significado literal

Al formular la distinción entre semántica ypragmática, no he querido caracterizar las fun-ciones de la semántica. Como hemos visto, haymás cosas que entran en la teoría semántica deuna lengua que dar una explicación “composi-cional” de las condiciones veritativas o de laproposición expresada por cada oración, comouna función de su estructura analítica y los va-lores semánticos de sus constituyentes. Al con-trario, parece que la distinción semántica-prag-mática supone un nivel bien definido de se-mántica léxica y una distinción viable entre sig-nificado literal y no literal. Hay varias razonespara dudar de que exista este nivel.

No me refiero aquí al escepticismo generali-zado acerca del significado basado en el con-ductismo del uso lingüístico. Tampoco me re-

y ofrece una explicación de sus rasgos semánti-cos que involucra consideraciones pragmáticas.Sin embargo, este ejemplo puede ser discutidosiguiendo a Grice. Porque si el enunciado ‘losinquilinos pueden fumar o beber’ es un permi-so, se supone que es un permiso que puede sercumplido. Sólo se puede esperar que los inqui-linos lo interpreten de manera que puedan de-terminar lo que les está permitido hacer. Si susignificado fuera bien el permiso de fumar obien el permiso de beber, sin especificar cuál,no habría forma de que un inquilino supieracómo cumplir con el permiso.

2. Contra el significado literal

Al formular la distinción entre semántica ypragmática, no he querido caracterizar las fun-ciones de la semántica. Como hemos visto, haymás cosas que entran en la teoría semántica deuna lengua que dar una explicación “composi-cional” de las condiciones veritativas o de laproposición expresada por cada oración, comouna función de su estructura analítica y los va-lores semánticos de sus constituyentes. Al con-trario, parece que la distinción semántica-prag-mática supone un nivel bien definido de se-mántica léxica y una distinción viable entre sig-nificado literal y no literal. Hay varias razonespara dudar de que exista este nivel.

No me refiero aquí al escepticismo generali-zado acerca del significado basado en el con-ductismo del uso lingüístico. Tampoco me re-

y ofrece una explicación de sus rasgos semánti-cos que involucra consideraciones pragmáticas.Sin embargo, este ejemplo puede ser discutidosiguiendo a Grice. Porque si el enunciado ‘losinquilinos pueden fumar o beber’ es un permi-so, se supone que es un permiso que puede sercumplido. Sólo se puede esperar que los inqui-linos lo interpreten de manera que puedan de-terminar lo que les está permitido hacer. Si susignificado fuera bien el permiso de fumar obien el permiso de beber, sin especificar cuál,no habría forma de que un inquilino supieracómo cumplir con el permiso.

2. Contra el significado literal

Al formular la distinción entre semántica ypragmática, no he querido caracterizar las fun-ciones de la semántica. Como hemos visto, haymás cosas que entran en la teoría semántica deuna lengua que dar una explicación “composi-cional” de las condiciones veritativas o de laproposición expresada por cada oración, comouna función de su estructura analítica y los va-lores semánticos de sus constituyentes. Al con-trario, parece que la distinción semántica-prag-mática supone un nivel bien definido de se-mántica léxica y una distinción viable entre sig-nificado literal y no literal. Hay varias razonespara dudar de que exista este nivel.

No me refiero aquí al escepticismo generali-zado acerca del significado basado en el con-ductismo del uso lingüístico. Tampoco me re-

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fiero a las dudas sobre el significado en base a laobservación de que es imposible definir la ma-yoría de palabras, al menos según condicionesde aplicación individualmente necesarias y co-lectivamente suficientes, siendo éstas más biendifusas o abiertas. Estas ideas no demuestranque Wittgenstein y Quine tuvieran razón sobreel significado lingüístico sino que éste no era loque los filósofos creían que era. Los dos argu-mentos que quiero considerar aquí afirman quela noción de significado literal exigido por ladistinción semántica-pragmática no puede ex-plicar la dependencia contextual de la lengua.

Un argumento de estos se basa en la polise-mia, ilustrada con los adjetivos ‘triste’, ‘largo’, y‘peligroso’ en las siguientes frases

persona triste/cara triste/música tristepalo largo/vídeo largo/libro largodroga peligrosa/juego peligroso/camino peligroso

El significado de estos adjetivos varía segúnel nombre al que modifican, pero parece que nose trata de casos de ambigüedad o coincidencialingüística (de otra forma no tendrían equiva-lentes similares en otras lenguas). El argumentoes que como esta variación de significado no sedebe a la ambigüedad, debe tener una explica-ción pragmática. Sin embargo, existe la posibili-dad de que la polisemia involucre lo que Puste-jovsky (1995) llama “composicionalidad con-junta”: lo que varía según el caso no son laspropiedades semánticas de un término sino có-

fiero a las dudas sobre el significado en base a laobservación de que es imposible definir la ma-yoría de palabras, al menos según condicionesde aplicación individualmente necesarias y co-lectivamente suficientes, siendo éstas más biendifusas o abiertas. Estas ideas no demuestranque Wittgenstein y Quine tuvieran razón sobreel significado lingüístico sino que éste no era loque los filósofos creían que era. Los dos argu-mentos que quiero considerar aquí afirman quela noción de significado literal exigido por ladistinción semántica-pragmática no puede ex-plicar la dependencia contextual de la lengua.

Un argumento de estos se basa en la polise-mia, ilustrada con los adjetivos ‘triste’, ‘largo’, y‘peligroso’ en las siguientes frases

persona triste/cara triste/música tristepalo largo/vídeo largo/libro largodroga peligrosa/juego peligroso/camino peligroso

El significado de estos adjetivos varía segúnel nombre al que modifican, pero parece que nose trata de casos de ambigüedad o coincidencialingüística (de otra forma no tendrían equiva-lentes similares en otras lenguas). El argumentoes que como esta variación de significado no sedebe a la ambigüedad, debe tener una explica-ción pragmática. Sin embargo, existe la posibili-dad de que la polisemia involucre lo que Puste-jovsky (1995) llama “composicionalidad con-junta”: lo que varía según el caso no son laspropiedades semánticas de un término sino có-

fiero a las dudas sobre el significado en base a laobservación de que es imposible definir la ma-yoría de palabras, al menos según condicionesde aplicación individualmente necesarias y co-lectivamente suficientes, siendo éstas más biendifusas o abiertas. Estas ideas no demuestranque Wittgenstein y Quine tuvieran razón sobreel significado lingüístico sino que éste no era loque los filósofos creían que era. Los dos argu-mentos que quiero considerar aquí afirman quela noción de significado literal exigido por ladistinción semántica-pragmática no puede ex-plicar la dependencia contextual de la lengua.

Un argumento de estos se basa en la polise-mia, ilustrada con los adjetivos ‘triste’, ‘largo’, y‘peligroso’ en las siguientes frases

persona triste/cara triste/música tristepalo largo/vídeo largo/libro largodroga peligrosa/juego peligroso/camino peligroso

El significado de estos adjetivos varía segúnel nombre al que modifican, pero parece que nose trata de casos de ambigüedad o coincidencialingüística (de otra forma no tendrían equiva-lentes similares en otras lenguas). El argumentoes que como esta variación de significado no sedebe a la ambigüedad, debe tener una explica-ción pragmática. Sin embargo, existe la posibili-dad de que la polisemia involucre lo que Puste-jovsky (1995) llama “composicionalidad con-junta”: lo que varía según el caso no son laspropiedades semánticas de un término sino có-

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mo interactúan estas propiedades con las pro-piedades del término con el cual se construyen.No apoyo la ambiciosa teoría de Pustejovsky,pero ciertamente ofrece un avance en los llama-dos “léxicos de enumeración de sentido” (1995:29). Lo relevante aquí es que el fenómeno pare-ce demasiado sistemático para quedar relegadoal campo de la pragmática y no justifica la afir-mación de que la pragmática invade el campode la semántica.

El otro argumento se basa en la observaciónde que el lenguaje natural es absolutamentesensible al contexto. A diferencia de la explica-ción griceana, entender un enunciado no es só-lo saber el significado convencional de lo que seenuncia y, según sea necesario, resolver ambi-güedades, determinar referencias y distinguir loque está implícito en lo dicho. De ello se coligeque, incluso dejando a un lado la desambigüa-ción y la determinación referencial, a menudoexiste un elemento pragmático en lo que se di-ce, que no está determinado por la semánticadel enunciado. La dependencia contextual delas ‘interpretaciones’ de enunciados supuesta-mente demuestra que lo que se dice no es unasunto puramente semántico (Kempson 1988,Recanati 1989, 1996).

El problema con estos argumentos es queencuentran demasiadas dificultades en formu-lar un conjunto de distinciones claras. Al igno-rar la distinción de Austin entre actos locucio-narios e ilocucionarios (1969, pp. 92-101), nologran distinguir lo que se dice de lo que se

mo interactúan estas propiedades con las pro-piedades del término con el cual se construyen.No apoyo la ambiciosa teoría de Pustejovsky,pero ciertamente ofrece un avance en los llama-dos “léxicos de enumeración de sentido” (1995:29). Lo relevante aquí es que el fenómeno pare-ce demasiado sistemático para quedar relegadoal campo de la pragmática y no justifica la afir-mación de que la pragmática invade el campode la semántica.

El otro argumento se basa en la observaciónde que el lenguaje natural es absolutamentesensible al contexto. A diferencia de la explica-ción griceana, entender un enunciado no es só-lo saber el significado convencional de lo que seenuncia y, según sea necesario, resolver ambi-güedades, determinar referencias y distinguir loque está implícito en lo dicho. De ello se coligeque, incluso dejando a un lado la desambigüa-ción y la determinación referencial, a menudoexiste un elemento pragmático en lo que se di-ce, que no está determinado por la semánticadel enunciado. La dependencia contextual delas ‘interpretaciones’ de enunciados supuesta-mente demuestra que lo que se dice no es unasunto puramente semántico (Kempson 1988,Recanati 1989, 1996).

El problema con estos argumentos es queencuentran demasiadas dificultades en formu-lar un conjunto de distinciones claras. Al igno-rar la distinción de Austin entre actos locucio-narios e ilocucionarios (1969, pp. 92-101), nologran distinguir lo que se dice de lo que se

mo interactúan estas propiedades con las pro-piedades del término con el cual se construyen.No apoyo la ambiciosa teoría de Pustejovsky,pero ciertamente ofrece un avance en los llama-dos “léxicos de enumeración de sentido” (1995:29). Lo relevante aquí es que el fenómeno pare-ce demasiado sistemático para quedar relegadoal campo de la pragmática y no justifica la afir-mación de que la pragmática invade el campode la semántica.

El otro argumento se basa en la observaciónde que el lenguaje natural es absolutamentesensible al contexto. A diferencia de la explica-ción griceana, entender un enunciado no es só-lo saber el significado convencional de lo que seenuncia y, según sea necesario, resolver ambi-güedades, determinar referencias y distinguir loque está implícito en lo dicho. De ello se coligeque, incluso dejando a un lado la desambigüa-ción y la determinación referencial, a menudoexiste un elemento pragmático en lo que se di-ce, que no está determinado por la semánticadel enunciado. La dependencia contextual delas ‘interpretaciones’ de enunciados supuesta-mente demuestra que lo que se dice no es unasunto puramente semántico (Kempson 1988,Recanati 1989, 1996).

El problema con estos argumentos es queencuentran demasiadas dificultades en formu-lar un conjunto de distinciones claras. Al igno-rar la distinción de Austin entre actos locucio-narios e ilocucionarios (1969, pp. 92-101), nologran distinguir lo que se dice de lo que se

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enuncia. No logran distinguir lo que se dice - enel sentido estricto y literal asociado con la formasintáctica de la oración - de lo que se comunicadirectamente al enunciar la oración, incluyendoelementos que no están asociados con ningúnotro elemento de la oración. No logran distin-guir el contexto en el sentido estricto antes men-cionado - relevante para la interpretación de laoración - del contexto en el sentido amplio de lapalabra - relevante para la interpretación de suenunciado, es decir, para la identificación de laintención comunicativa del hablante.

Es una perogrullada afirmar que en el senti-do amplio de la palabra ‘contexto’, todo enun-ciado es sensible al mismo. Después de todo,nunca forma parte del significado de una ora-ción que sirve para comunicar en una ocasiónespecífica. Es algo que el oyente asume a partirde la enunciación por parte del hablante. Esta“asunción comunicativa”, como la han llamadoBach y Harnish (1979, p. 7), entra en juego aunsi lo que quiere decir el hablante no va más alláo se aparta del significado de la oración queenuncia. La razón es que la intención de ser uti-lizada literalmente nunca forma parte de lo quesignifica una oración - el oyente debe inferir(aunque sea únicamente por defecto) que estásiendo utilizada con ese propósito. El enuncia-do no lleva su literalidad bajo la manga, y aun-que podría contener la palabra ‘literalmente’,ésta podría incluso ser utilizada en sentido noliteral.

enuncia. No logran distinguir lo que se dice - enel sentido estricto y literal asociado con la formasintáctica de la oración - de lo que se comunicadirectamente al enunciar la oración, incluyendoelementos que no están asociados con ningúnotro elemento de la oración. No logran distin-guir el contexto en el sentido estricto antes men-cionado - relevante para la interpretación de laoración - del contexto en el sentido amplio de lapalabra - relevante para la interpretación de suenunciado, es decir, para la identificación de laintención comunicativa del hablante.

Es una perogrullada afirmar que en el senti-do amplio de la palabra ‘contexto’, todo enun-ciado es sensible al mismo. Después de todo,nunca forma parte del significado de una ora-ción que sirve para comunicar en una ocasiónespecífica. Es algo que el oyente asume a partirde la enunciación por parte del hablante. Esta“asunción comunicativa”, como la han llamadoBach y Harnish (1979, p. 7), entra en juego aunsi lo que quiere decir el hablante no va más alláo se aparta del significado de la oración queenuncia. La razón es que la intención de ser uti-lizada literalmente nunca forma parte de lo quesignifica una oración - el oyente debe inferir(aunque sea únicamente por defecto) que estásiendo utilizada con ese propósito. El enuncia-do no lleva su literalidad bajo la manga, y aun-que podría contener la palabra ‘literalmente’,ésta podría incluso ser utilizada en sentido noliteral.

enuncia. No logran distinguir lo que se dice - enel sentido estricto y literal asociado con la formasintáctica de la oración - de lo que se comunicadirectamente al enunciar la oración, incluyendoelementos que no están asociados con ningúnotro elemento de la oración. No logran distin-guir el contexto en el sentido estricto antes men-cionado - relevante para la interpretación de laoración - del contexto en el sentido amplio de lapalabra - relevante para la interpretación de suenunciado, es decir, para la identificación de laintención comunicativa del hablante.

Es una perogrullada afirmar que en el senti-do amplio de la palabra ‘contexto’, todo enun-ciado es sensible al mismo. Después de todo,nunca forma parte del significado de una ora-ción que sirve para comunicar en una ocasiónespecífica. Es algo que el oyente asume a partirde la enunciación por parte del hablante. Esta“asunción comunicativa”, como la han llamadoBach y Harnish (1979, p. 7), entra en juego aunsi lo que quiere decir el hablante no va más alláo se aparta del significado de la oración queenuncia. La razón es que la intención de ser uti-lizada literalmente nunca forma parte de lo quesignifica una oración - el oyente debe inferir(aunque sea únicamente por defecto) que estásiendo utilizada con ese propósito. El enuncia-do no lleva su literalidad bajo la manga, y aun-que podría contener la palabra ‘literalmente’,ésta podría incluso ser utilizada en sentido noliteral.

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3. Contra las intenciones de Grice

Nuestra definición de la distinción semánti-ca-pragmática se basa fundamentalmente enuna concepción griceana de las intenciones co-municativas, porque toma como clave de lapragmática la idea de que en cualquier situacióncomunicativa entra en juego información extra-lingüística, y sólo porque el dicha informacióntiene como objeto ser tomada en cuenta o que eloyente crea que tiene tal cosa como objeto. Demanera que otra forma de interpelar nuestradistinción semántica-pragmática sería cuestio-nar la visión griceana de la comunicación.

Este cuestionamiento ha sido realizado porSperber y Wilson (1986) con su llamada teoríade la relevancia (en esta teoría ‘relevancia’ nosignifica ‘relevancia). El “principio de relevan-cia” afirma que, como un hecho cognitivo, lagente busca maximizar los efectos contextualescon un mínimo de procesamiento. Aparte de noexplicar cómo medir los efectos contextuales y elcosto de este procesamiento, cómo hacerlosconmensurables entre sí, y por qué siempreexiste una sola forma que satisface el principio(Bach y Harnish 1987), la teoría de la relevanciaignora el hecho fundamental de que el oyentedebe reconocer la intención del hablante, enparte, basado en el supuesto de que así lo quiereéste último. En cambio, la teoría de la relevanciaparece asumir que en el contexto de la comuni-cación todos son teóricos aplicados de la rele-vancia. Es decir, que supuestamente la gente

3. Contra las intenciones de Grice

Nuestra definición de la distinción semánti-ca-pragmática se basa fundamentalmente enuna concepción griceana de las intenciones co-municativas, porque toma como clave de lapragmática la idea de que en cualquier situacióncomunicativa entra en juego información extra-lingüística, y sólo porque el dicha informacióntiene como objeto ser tomada en cuenta o que eloyente crea que tiene tal cosa como objeto. Demanera que otra forma de interpelar nuestradistinción semántica-pragmática sería cuestio-nar la visión griceana de la comunicación.

Este cuestionamiento ha sido realizado porSperber y Wilson (1986) con su llamada teoríade la relevancia (en esta teoría ‘relevancia’ nosignifica ‘relevancia). El “principio de relevan-cia” afirma que, como un hecho cognitivo, lagente busca maximizar los efectos contextualescon un mínimo de procesamiento. Aparte de noexplicar cómo medir los efectos contextuales y elcosto de este procesamiento, cómo hacerlosconmensurables entre sí, y por qué siempreexiste una sola forma que satisface el principio(Bach y Harnish 1987), la teoría de la relevanciaignora el hecho fundamental de que el oyentedebe reconocer la intención del hablante, enparte, basado en el supuesto de que así lo quiereéste último. En cambio, la teoría de la relevanciaparece asumir que en el contexto de la comuni-cación todos son teóricos aplicados de la rele-vancia. Es decir, que supuestamente la gente

3. Contra las intenciones de Grice

Nuestra definición de la distinción semánti-ca-pragmática se basa fundamentalmente enuna concepción griceana de las intenciones co-municativas, porque toma como clave de lapragmática la idea de que en cualquier situacióncomunicativa entra en juego información extra-lingüística, y sólo porque el dicha informacióntiene como objeto ser tomada en cuenta o que eloyente crea que tiene tal cosa como objeto. Demanera que otra forma de interpelar nuestradistinción semántica-pragmática sería cuestio-nar la visión griceana de la comunicación.

Este cuestionamiento ha sido realizado porSperber y Wilson (1986) con su llamada teoríade la relevancia (en esta teoría ‘relevancia’ nosignifica ‘relevancia). El “principio de relevan-cia” afirma que, como un hecho cognitivo, lagente busca maximizar los efectos contextualescon un mínimo de procesamiento. Aparte de noexplicar cómo medir los efectos contextuales y elcosto de este procesamiento, cómo hacerlosconmensurables entre sí, y por qué siempreexiste una sola forma que satisface el principio(Bach y Harnish 1987), la teoría de la relevanciaignora el hecho fundamental de que el oyentedebe reconocer la intención del hablante, enparte, basado en el supuesto de que así lo quiereéste último. En cambio, la teoría de la relevanciaparece asumir que en el contexto de la comuni-cación todos son teóricos aplicados de la rele-vancia. Es decir, que supuestamente la gente

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modela sus enunciados según la propensión in-herente de sus oyentes a maximizar los efectoscontextuales con un mínimo de procesamiento.

A diferencia de Sperber y Wilson, que afir-man que la explicación de Grice exige que eloyente conozca la intención del hablante parapoder identificarla (1986: 28-31, y 256-7), nohay nada paradójico en la reflexividad de las in-tenciones comunicativas (Bach 1987b). Por to-do lo que implica esta reflexividad, el oyentedebe tomar en cuenta el hecho de que es su ta-rea identificar la intención del hablante, cual-quiera que ésta sea. Esto significa que el oyentepuede asumir que la intención del hablante esidentificable bajo las circunstancias. Esto dejaabierto, claro está, la cuestión de cómo el oyen-te, incluso con esa asunción, logra figurarsecuál es la intención del hablante. La principaldesventaja de la teoría de la relevancia es que noda lugar a esta asunción. Reemplaza el rasgodistintivo de la comunicación racional con unageneralización a priori acerca de los procesoscognitivos humanos.

La teoría de la relevancia no hace justicia alhecho de que mientras la información semánti-ca está asociada con la oración enunciada, la in-formación pragmática está asociada con el he-cho de que el hablante la enuncia. Cualquier in-formación contextual, sea sobre la situación in-mediata (incluyendo lo que se ha dicho previa-mente), la relación de los interlocutores, o suconocimiento compartido del mundo, es rele-vante (en el sentido ordinario del adjetivo ‘rele-

modela sus enunciados según la propensión in-herente de sus oyentes a maximizar los efectoscontextuales con un mínimo de procesamiento.

A diferencia de Sperber y Wilson, que afir-man que la explicación de Grice exige que eloyente conozca la intención del hablante parapoder identificarla (1986: 28-31, y 256-7), nohay nada paradójico en la reflexividad de las in-tenciones comunicativas (Bach 1987b). Por to-do lo que implica esta reflexividad, el oyentedebe tomar en cuenta el hecho de que es su ta-rea identificar la intención del hablante, cual-quiera que ésta sea. Esto significa que el oyentepuede asumir que la intención del hablante esidentificable bajo las circunstancias. Esto dejaabierto, claro está, la cuestión de cómo el oyen-te, incluso con esa asunción, logra figurarsecuál es la intención del hablante. La principaldesventaja de la teoría de la relevancia es que noda lugar a esta asunción. Reemplaza el rasgodistintivo de la comunicación racional con unageneralización a priori acerca de los procesoscognitivos humanos.

La teoría de la relevancia no hace justicia alhecho de que mientras la información semánti-ca está asociada con la oración enunciada, la in-formación pragmática está asociada con el he-cho de que el hablante la enuncia. Cualquier in-formación contextual, sea sobre la situación in-mediata (incluyendo lo que se ha dicho previa-mente), la relación de los interlocutores, o suconocimiento compartido del mundo, es rele-vante (en el sentido ordinario del adjetivo ‘rele-

modela sus enunciados según la propensión in-herente de sus oyentes a maximizar los efectoscontextuales con un mínimo de procesamiento.

A diferencia de Sperber y Wilson, que afir-man que la explicación de Grice exige que eloyente conozca la intención del hablante parapoder identificarla (1986: 28-31, y 256-7), nohay nada paradójico en la reflexividad de las in-tenciones comunicativas (Bach 1987b). Por to-do lo que implica esta reflexividad, el oyentedebe tomar en cuenta el hecho de que es su ta-rea identificar la intención del hablante, cual-quiera que ésta sea. Esto significa que el oyentepuede asumir que la intención del hablante esidentificable bajo las circunstancias. Esto dejaabierto, claro está, la cuestión de cómo el oyen-te, incluso con esa asunción, logra figurarsecuál es la intención del hablante. La principaldesventaja de la teoría de la relevancia es que noda lugar a esta asunción. Reemplaza el rasgodistintivo de la comunicación racional con unageneralización a priori acerca de los procesoscognitivos humanos.

La teoría de la relevancia no hace justicia alhecho de que mientras la información semánti-ca está asociada con la oración enunciada, la in-formación pragmática está asociada con el he-cho de que el hablante la enuncia. Cualquier in-formación contextual, sea sobre la situación in-mediata (incluyendo lo que se ha dicho previa-mente), la relación de los interlocutores, o suconocimiento compartido del mundo, es rele-vante (en el sentido ordinario del adjetivo ‘rele-

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vante’) para la interpretación del enunciado só-lo porque tiene la intención de ser tomado encuenta, o hay buenas razones para creer que asíes. Es por esto que, por ejemplo, las paradojaspragmáticas que los filósofos discutieron hacemedio siglo surgen solo porque el hablante enrealidad enuncia una oración aparentementeparadójica como:

Está lloviendo pero no lo creoNo estoy hablandoEstoy mintiendo

Este hecho también era esencial para la ideade implicación contextual anterior a la idea gri-ceana de implicatura conversacional. Es básicapara entender por qué la presuposición es unfenómeno pragmático, algo hecho por los ha-blantes y no por sus palabras, y por qué las im-plicaturas “se transmiten no en lo que se dicesino al decir lo que se dice, o al ‘decirlo de esamanera’ (Grice 1967/1989: 39).

4. Conclusión: beneficios

No hay nada nuevo en nuestra distinciónentre semántica y pragmática. Se basa en distin-ciones comunes entre oraciones y enunciados yentre información lingüística (gramatical) y ex-tralingüística. Lo nuevo, si lo hay, es la forma enque incluye otras distinciones sin intentar redu-

vante’) para la interpretación del enunciado só-lo porque tiene la intención de ser tomado encuenta, o hay buenas razones para creer que asíes. Es por esto que, por ejemplo, las paradojaspragmáticas que los filósofos discutieron hacemedio siglo surgen solo porque el hablante enrealidad enuncia una oración aparentementeparadójica como:

Está lloviendo pero no lo creoNo estoy hablandoEstoy mintiendo

Este hecho también era esencial para la ideade implicación contextual anterior a la idea gri-ceana de implicatura conversacional. Es básicapara entender por qué la presuposición es unfenómeno pragmático, algo hecho por los ha-blantes y no por sus palabras, y por qué las im-plicaturas “se transmiten no en lo que se dicesino al decir lo que se dice, o al ‘decirlo de esamanera’ (Grice 1967/1989: 39).

4. Conclusión: beneficios

No hay nada nuevo en nuestra distinciónentre semántica y pragmática. Se basa en distin-ciones comunes entre oraciones y enunciados yentre información lingüística (gramatical) y ex-tralingüística. Lo nuevo, si lo hay, es la forma enque incluye otras distinciones sin intentar redu-

vante’) para la interpretación del enunciado só-lo porque tiene la intención de ser tomado encuenta, o hay buenas razones para creer que asíes. Es por esto que, por ejemplo, las paradojaspragmáticas que los filósofos discutieron hacemedio siglo surgen solo porque el hablante enrealidad enuncia una oración aparentementeparadójica como:

Está lloviendo pero no lo creoNo estoy hablandoEstoy mintiendo

Este hecho también era esencial para la ideade implicación contextual anterior a la idea gri-ceana de implicatura conversacional. Es básicapara entender por qué la presuposición es unfenómeno pragmático, algo hecho por los ha-blantes y no por sus palabras, y por qué las im-plicaturas “se transmiten no en lo que se dicesino al decir lo que se dice, o al ‘decirlo de esamanera’ (Grice 1967/1989: 39).

4. Conclusión: beneficios

No hay nada nuevo en nuestra distinciónentre semántica y pragmática. Se basa en distin-ciones comunes entre oraciones y enunciados yentre información lingüística (gramatical) y ex-tralingüística. Lo nuevo, si lo hay, es la forma enque incluye otras distinciones sin intentar redu-

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cir la distinción semántica-pragmática a ningu-na de ellas. Nuestra distinción ha procurado así:

1. simplificar la tarea de la teoría semánticaidentificando una razón fundamentada que,en lo aplicable, justifica el no tratamiento ealgunos fenómenos que de otra forma po-drían parecer parte de la semántica.

2. mantener abierta la posibilidad de que cier-tos fenómenos aparentemente pragmáticospuedan estar correlacionados con - o condi-cionados por - rasgos sintácticos de tal suer-te que merecen ser clasificados como semán-ticos.

3. evitar atribuir a la semántica el falso supues-to de que toda oración (indicativa) expresauna proposición (incluso con respecto alcontexto) y no hace ninguna otra cosa.

4. incorporar el hecho de que los parámetroscontextuales y la información de los actos dehabla pueden ser codificados lingüística-mente, pero sin equiparar el contexto - en elamplio sentido de la palabra - relevante parala comunicación con el contexto - en el es-tricto sentido de la palabra - relevante paradeterminar los valores de los parámetroscontextuales que determinan o al menosconstriñen la referencia de los indéxicos.

5. respetar las intuiciones sobre lo que es y noes semántico sin aceptarlas siempre por loque parecen (a veces las intuiciones se expli-can mejor no aclarándolas sino excluyéndo-las), y

cir la distinción semántica-pragmática a ningu-na de ellas. Nuestra distinción ha procurado así:

1. simplificar la tarea de la teoría semánticaidentificando una razón fundamentada que,en lo aplicable, justifica el no tratamiento ealgunos fenómenos que de otra forma po-drían parecer parte de la semántica.

2. mantener abierta la posibilidad de que cier-tos fenómenos aparentemente pragmáticospuedan estar correlacionados con - o condi-cionados por - rasgos sintácticos de tal suer-te que merecen ser clasificados como semán-ticos.

3. evitar atribuir a la semántica el falso supues-to de que toda oración (indicativa) expresauna proposición (incluso con respecto alcontexto) y no hace ninguna otra cosa.

4. incorporar el hecho de que los parámetroscontextuales y la información de los actos dehabla pueden ser codificados lingüística-mente, pero sin equiparar el contexto - en elamplio sentido de la palabra - relevante parala comunicación con el contexto - en el es-tricto sentido de la palabra - relevante paradeterminar los valores de los parámetroscontextuales que determinan o al menosconstriñen la referencia de los indéxicos.

5. respetar las intuiciones sobre lo que es y noes semántico sin aceptarlas siempre por loque parecen (a veces las intuiciones se expli-can mejor no aclarándolas sino excluyéndo-las), y

cir la distinción semántica-pragmática a ningu-na de ellas. Nuestra distinción ha procurado así:

1. simplificar la tarea de la teoría semánticaidentificando una razón fundamentada que,en lo aplicable, justifica el no tratamiento ealgunos fenómenos que de otra forma po-drían parecer parte de la semántica.

2. mantener abierta la posibilidad de que cier-tos fenómenos aparentemente pragmáticospuedan estar correlacionados con - o condi-cionados por - rasgos sintácticos de tal suer-te que merecen ser clasificados como semán-ticos.

3. evitar atribuir a la semántica el falso supues-to de que toda oración (indicativa) expresauna proposición (incluso con respecto alcontexto) y no hace ninguna otra cosa.

4. incorporar el hecho de que los parámetroscontextuales y la información de los actos dehabla pueden ser codificados lingüística-mente, pero sin equiparar el contexto - en elamplio sentido de la palabra - relevante parala comunicación con el contexto - en el es-tricto sentido de la palabra - relevante paradeterminar los valores de los parámetroscontextuales que determinan o al menosconstriñen la referencia de los indéxicos.

5. respetar las intuiciones sobre lo que es y noes semántico sin aceptarlas siempre por loque parecen (a veces las intuiciones se expli-can mejor no aclarándolas sino excluyéndo-las), y

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6. justificar y preservar la distinción entre lainterpretación de una oración y la interpre-tación de un enunciado y por ende la distin-ción entre competencia lingüística limitaday racionalidad comunicativa general.

Estos elementos generales de nuestra expli-cación no determinan de qué lado de la fronte-ra entre semántica y pragmática están tales ocuales fenómenos lingüísticos. Sea que un fenó-meno determinado tenga una explicación se-mántica o pragmática o, como ocurre a menu-do, una combinación de ambas, la solución de-be darse caso por caso. obviamente una cosa esformular la distinción semántica-pragmática yotra distinta es aplicarla.

6. justificar y preservar la distinción entre lainterpretación de una oración y la interpre-tación de un enunciado y por ende la distin-ción entre competencia lingüística limitaday racionalidad comunicativa general.

Estos elementos generales de nuestra expli-cación no determinan de qué lado de la fronte-ra entre semántica y pragmática están tales ocuales fenómenos lingüísticos. Sea que un fenó-meno determinado tenga una explicación se-mántica o pragmática o, como ocurre a menu-do, una combinación de ambas, la solución de-be darse caso por caso. obviamente una cosa esformular la distinción semántica-pragmática yotra distinta es aplicarla.

6. justificar y preservar la distinción entre lainterpretación de una oración y la interpre-tación de un enunciado y por ende la distin-ción entre competencia lingüística limitaday racionalidad comunicativa general.

Estos elementos generales de nuestra expli-cación no determinan de qué lado de la fronte-ra entre semántica y pragmática están tales ocuales fenómenos lingüísticos. Sea que un fenó-meno determinado tenga una explicación se-mántica o pragmática o, como ocurre a menu-do, una combinación de ambas, la solución de-be darse caso por caso. obviamente una cosa esformular la distinción semántica-pragmática yotra distinta es aplicarla.

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Apéndice

Una cronología de definiciones

Morris (1938):

La semántica trata de la relación de los sig-nos con… los objetos que pueden denotar o enefecto denotan. La pragmática tiene que ver conla relación de los signos con sus intérpretes(1938/1971: 35, 43).

Stalkner (1972):

La sintaxis estudia las oraciones, la semánti-ca estudia las proposiciones. La pragmática es elestudio de los actos lingüísticos y los contextosen que se realizan. Existen dos tipos principalesde problemas por resolver dentro de la pragmá-tica: el primero es definir tipos interesantes deactos de habla y productos de habla; el segundoes caracterizar los rasgos del contexto de hablaque ayuden a determinar qué proposición seexpresa con una oración determinada…Es unproblema semántico especificar las reglas paracombinar las oraciones de una lengua naturalcon las proposiciones que expresan. En la ma-yoría de casos, sin embargo, las reglas no unendirectamente oraciones con proposiciones, sinooraciones con proposiciones relativas a los ras-gos del contexto en donde se utliiza la oración.Estos rasgos contextuales son parte de la prag-mática (p. 383).

Apéndice

Una cronología de definiciones

Morris (1938):

La semántica trata de la relación de los sig-nos con… los objetos que pueden denotar o enefecto denotan. La pragmática tiene que ver conla relación de los signos con sus intérpretes(1938/1971: 35, 43).

Stalkner (1972):

La sintaxis estudia las oraciones, la semánti-ca estudia las proposiciones. La pragmática es elestudio de los actos lingüísticos y los contextosen que se realizan. Existen dos tipos principalesde problemas por resolver dentro de la pragmá-tica: el primero es definir tipos interesantes deactos de habla y productos de habla; el segundoes caracterizar los rasgos del contexto de hablaque ayuden a determinar qué proposición seexpresa con una oración determinada…Es unproblema semántico especificar las reglas paracombinar las oraciones de una lengua naturalcon las proposiciones que expresan. En la ma-yoría de casos, sin embargo, las reglas no unendirectamente oraciones con proposiciones, sinooraciones con proposiciones relativas a los ras-gos del contexto en donde se utliiza la oración.Estos rasgos contextuales son parte de la prag-mática (p. 383).

Apéndice

Una cronología de definiciones

Morris (1938):

La semántica trata de la relación de los sig-nos con… los objetos que pueden denotar o enefecto denotan. La pragmática tiene que ver conla relación de los signos con sus intérpretes(1938/1971: 35, 43).

Stalkner (1972):

La sintaxis estudia las oraciones, la semánti-ca estudia las proposiciones. La pragmática es elestudio de los actos lingüísticos y los contextosen que se realizan. Existen dos tipos principalesde problemas por resolver dentro de la pragmá-tica: el primero es definir tipos interesantes deactos de habla y productos de habla; el segundoes caracterizar los rasgos del contexto de hablaque ayuden a determinar qué proposición seexpresa con una oración determinada…Es unproblema semántico especificar las reglas paracombinar las oraciones de una lengua naturalcon las proposiciones que expresan. En la ma-yoría de casos, sin embargo, las reglas no unendirectamente oraciones con proposiciones, sinooraciones con proposiciones relativas a los ras-gos del contexto en donde se utliiza la oración.Estos rasgos contextuales son parte de la prag-mática (p. 383).

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Katz (1977): Para trazar la línea teórica entre la interpre-

tación semántica y la interpretación pragmática,asumo que el componente semántico representapropiamente sólo aquellos aspectos del signifi-cado de las oraciones que conocería un hablan-te-oyente ideal en el caso de una carta anónima-…[donde no existe] pista alguna sobre el moti-vo, las circunstancias de transmisión o cualquierotro factor relevante para entender la oración enbase a su contexto de enunciación (p. 14).

Gazdar (1979:

PRAGMÁTICA = SIGNIFICADO - CONDICIONES VERITATI-

VAS (p. 2)

Lo que necesitamos además es cierta fun-ción que nos diga acerca del significado de losenunciados…

El dominio de esta función pragmática es elconjunto de enunciados que forman parte deoraciones y contextos, de manera que para cadaenunciado, nuestra función volverá como unvalor en un nuevo contexto - el contexto altera-do por la enunciación de la oración…Y pode-mos tratar el significado del enunciado como ladiferencia entre el contexto original y el contex-to al que se llega mediante la enunciación de laoración [Esto se aplica solamente] a un subcon-junto restringido de aspecto pragmáticos designificado (pp. 4-5).

Katz (1977): Para trazar la línea teórica entre la interpre-

tación semántica y la interpretación pragmática,asumo que el componente semántico representapropiamente sólo aquellos aspectos del signifi-cado de las oraciones que conocería un hablan-te-oyente ideal en el caso de una carta anónima-…[donde no existe] pista alguna sobre el moti-vo, las circunstancias de transmisión o cualquierotro factor relevante para entender la oración enbase a su contexto de enunciación (p. 14).

Gazdar (1979:

PRAGMÁTICA = SIGNIFICADO - CONDICIONES VERITATI-

VAS (p. 2)

Lo que necesitamos además es cierta fun-ción que nos diga acerca del significado de losenunciados…

El dominio de esta función pragmática es elconjunto de enunciados que forman parte deoraciones y contextos, de manera que para cadaenunciado, nuestra función volverá como unvalor en un nuevo contexto - el contexto altera-do por la enunciación de la oración…Y pode-mos tratar el significado del enunciado como ladiferencia entre el contexto original y el contex-to al que se llega mediante la enunciación de laoración [Esto se aplica solamente] a un subcon-junto restringido de aspecto pragmáticos designificado (pp. 4-5).

Katz (1977): Para trazar la línea teórica entre la interpre-

tación semántica y la interpretación pragmática,asumo que el componente semántico representapropiamente sólo aquellos aspectos del signifi-cado de las oraciones que conocería un hablan-te-oyente ideal en el caso de una carta anónima-…[donde no existe] pista alguna sobre el moti-vo, las circunstancias de transmisión o cualquierotro factor relevante para entender la oración enbase a su contexto de enunciación (p. 14).

Gazdar (1979:

PRAGMÁTICA = SIGNIFICADO - CONDICIONES VERITATI-

VAS (p. 2)

Lo que necesitamos además es cierta fun-ción que nos diga acerca del significado de losenunciados…

El dominio de esta función pragmática es elconjunto de enunciados que forman parte deoraciones y contextos, de manera que para cadaenunciado, nuestra función volverá como unvalor en un nuevo contexto - el contexto altera-do por la enunciación de la oración…Y pode-mos tratar el significado del enunciado como ladiferencia entre el contexto original y el contex-to al que se llega mediante la enunciación de laoración [Esto se aplica solamente] a un subcon-junto restringido de aspecto pragmáticos designificado (pp. 4-5).

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Kempson (1988):

La semántica ofrece una explicación com-pleta del significado oracional de una lengua alespecificando reiteradamente las condicionesveritativas de las oraciones de dicha lengua…Lapragmática da cuenta de cómo las oracionessirven en los enunciados para transmitir infor-mación en contexto (p. 139).

The Oxford Companion to Philosophy (Fotton1995):

La pragmática es el estudio del lenguaje quepone atención en los usuarios y el contexto deluso lingüístico más que en la referencia, la ver-dad o la gramática (p. 709).

The Cambridge Dictionary of Philosophy (Lycan1995):

La pragmática estudia el uso de la lengua encontexto y la dependencia contextual de variosaspectos de la interpretación lingüística…[susramas incluyen la teoría de cómo] una y la mis-ma oración pueden expresar diferentes signifi-cados o proposiciones según el contexto, debi-do a la ambigüedad o indexicalidad o a ambas-…la teoría de los actos de habla y la teoría de laimplicatura conversacional (p. 588).

Kempson (1988):

La semántica ofrece una explicación com-pleta del significado oracional de una lengua alespecificando reiteradamente las condicionesveritativas de las oraciones de dicha lengua…Lapragmática da cuenta de cómo las oracionessirven en los enunciados para transmitir infor-mación en contexto (p. 139).

The Oxford Companion to Philosophy (Fotton1995):

La pragmática es el estudio del lenguaje quepone atención en los usuarios y el contexto deluso lingüístico más que en la referencia, la ver-dad o la gramática (p. 709).

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La pragmática estudia el uso de la lengua encontexto y la dependencia contextual de variosaspectos de la interpretación lingüística…[susramas incluyen la teoría de cómo] una y la mis-ma oración pueden expresar diferentes signifi-cados o proposiciones según el contexto, debi-do a la ambigüedad o indexicalidad o a ambas-…la teoría de los actos de habla y la teoría de laimplicatura conversacional (p. 588).

Kempson (1988):

La semántica ofrece una explicación com-pleta del significado oracional de una lengua alespecificando reiteradamente las condicionesveritativas de las oraciones de dicha lengua…Lapragmática da cuenta de cómo las oracionessirven en los enunciados para transmitir infor-mación en contexto (p. 139).

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La pragmática es el estudio del lenguaje quepone atención en los usuarios y el contexto deluso lingüístico más que en la referencia, la ver-dad o la gramática (p. 709).

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La pragmática estudia el uso de la lengua encontexto y la dependencia contextual de variosaspectos de la interpretación lingüística…[susramas incluyen la teoría de cómo] una y la mis-ma oración pueden expresar diferentes signifi-cados o proposiciones según el contexto, debi-do a la ambigüedad o indexicalidad o a ambas-…la teoría de los actos de habla y la teoría de laimplicatura conversacional (p. 588).

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The Blackwell Companion to Philosophy (Da-vies 1996):

La distinción entre semántica y pragmáticaequivale aproximadamente a la distinción entreel significado convencional o literalmente ads-crito a las palabras y por ende a las oraciones, yel significado que puede ser elaborado, deacuerdo con principios más generales, utilizan-do información contextual (p. 124).

Bibliografía

Atlas, J. 1989 Philosophy Without Ambiguity. Oxford: Ox-

ford University Press.Austin, J.

1960 How To Do Things With Words. Oxford:Oxford University Press.

Bach, K. 1987a Thought and Reference. Oxford: Oxford

University Press.1987b On communicative intentions. Mind & Lan-

guage, 2, 141-1541994a Conversational impliciture. Mind & Langua-

ge, 9, 124-162.1994b Semantic slack. In S. Tsohadzidis (ed.):

Foundations of Speech Act Theory. London:Routledge, pp. 267-291.

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