Presentación del Guión homilético 2015-2016

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1 Presentación del Guión homilético 2015-2016 Lema: “misericordiosos como el Padre” (Lc 6,36) La frase ―misericordiosos como el Padre‖, tomado del Evangelio de San Lucas, nos recuerda una de las notas fundamentales de Dios, el cual es ―clemente y compasivo, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado…‖ (Ex 34,6-7; cf. Dt 4,31; Jl 2,13; Jon 4,2). El Santo Padre, el Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia (del 8 de Diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, al 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey). Para ese fin, promulgó una ―Bula‖ con el título MisericordiaeVultus (―Rostro de misericordia‖), recordándonos que ―Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre‖ (cf. MV 1) y que ―siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia‖ (cf. MV 2). El 8 de diciembre del presente año el Santo Padre ―abrirá la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario del Concilio Ecuménico Vaticano II‖…porque ―la Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo período de su historia‖ (cf. MV 4). Fieles al principio sentiré cum Ecclesia, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) estableció como lema para el año litúrgico: ―misericordiosos como el Padre‖ (Lc 6,36) porque Dios, nuestro Creador, es el principio y fundamento de la Misericordia. Para dar forma a lo establecido, el Consejo Episcopal Pastoral de la CEP solicitó al Instituto Superior de Teología la organización de la novena de la Virgen de Caacupé que servirá de base de todos los novenarios que se realizarán en la Provincia Eclesiástica del Paraguay. Para cada día se propone, además de los textos bíblicos que hacen referencia al tema, una o dos obras de misericordia, que son acciones caritativas por medio de las cuales los cristianos ponen en práctica la Palabra de Dios. El esquema del Guión homilético es sencillo: Se parte del enunciado del ―día‖ del novenario; luego, en algunos casos, se especifica una ―peregrinación‖ especialmente programada; a continuación se detalla la lista de los dos predicadores del día; se enuncia el tema y la obra de misericordia correspondiente; sigue la presentación de los textos bíblicos, la exposición de las ideas centrales y algunos textos del Magisterio que se proponen para la reflexión. Al final, se ofrece un breve texto sobre la Virgen María. El material presentado es una pequeña ayuda para el predicador, el cual tiene la misión de animar e iluminar a la comunidad eclesial, y a cada bautizado, para que comprendiendo la Palabra de Dios proclamada y celebrada, y viviendo intensamente la Eucaristía, pueda adherirse cada vez más a Jesucristo, el ―revelador definitivo de la misericordia de Dios‖ (cf. MV 1)y responda a su vocación de ser ―discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros Pueblos en Él tengan vida‖ (Aparecida). Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP)

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Presentación del Guión homilético 2015-2016

Lema: “misericordiosos como el Padre” (Lc 6,36)

La frase ―misericordiosos como el Padre‖, tomado del Evangelio de San Lucas, nos

recuerda una de las notas fundamentales de Dios, el cual es ―clemente y compasivo, tardo a la

cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones y perdona la

iniquidad, la rebeldía y el pecado…‖ (Ex 34,6-7; cf. Dt 4,31; Jl 2,13; Jon 4,2).

El Santo Padre, el Papa Francisco ha convocado un Jubileo Extraordinario de la

Misericordia (del 8 de Diciembre de 2015, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, al 20

de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey). Para ese fin, promulgó una ―Bula‖ con el

título MisericordiaeVultus (―Rostro de misericordia‖), recordándonos que ―Jesucristo es el

rostro de la misericordia del Padre‖ (cf. MV 1) y que ―siempre tenemos necesidad de

contemplar el misterio de la misericordia‖ (cf. MV 2).

El 8 de diciembre del presente año el Santo Padre ―abrirá la Puerta Santa en el

quincuagésimo aniversario del Concilio Ecuménico Vaticano II‖…porque ―la Iglesia siente la

necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo período de su historia‖

(cf. MV 4).

Fieles al principio sentiré cum Ecclesia, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP)

estableció como lema para el año litúrgico: ―misericordiosos como el Padre‖ (Lc 6,36) porque

Dios, nuestro Creador, es el principio y fundamento de la Misericordia.

Para dar forma a lo establecido, el Consejo Episcopal Pastoral de la CEP solicitó al

Instituto Superior de Teología la organización de la novena de la Virgen de Caacupé que

servirá de base de todos los novenarios que se realizarán en la Provincia Eclesiástica del

Paraguay.

Para cada día se propone, además de los textos bíblicos que hacen referencia al tema,

una o dos obras de misericordia, que son acciones caritativas por medio de las cuales los

cristianos ponen en práctica la Palabra de Dios.

El esquema del Guión homilético es sencillo: Se parte del enunciado del ―día‖ del

novenario; luego, en algunos casos, se especifica una ―peregrinación‖ especialmente

programada; a continuación se detalla la lista de los dos predicadores del día; se enuncia el

tema y la obra de misericordia correspondiente; sigue la presentación de los textos bíblicos, la

exposición de las ideas centrales y algunos textos del Magisterio que se proponen para la

reflexión. Al final, se ofrece un breve texto sobre la Virgen María.

El material presentado es una pequeña ayuda para el predicador, el cual tiene la misión

de animar e iluminar a la comunidad eclesial, y a cada bautizado, para que comprendiendo la

Palabra de Dios proclamada y celebrada, y viviendo intensamente la Eucaristía, pueda

adherirse cada vez más a Jesucristo, el ―revelador definitivo de la misericordia de Dios‖ (cf.

MV 1)y responda a su vocación de ser ―discípulos y misioneros de Jesucristo, para que

nuestros Pueblos en Él tengan vida‖ (Aparecida).

Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP)

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PRIMER DÍA: sábado 28 de noviembre de 2015

Peregrinación nacional de la juventud

Predicadores:

07:00 hs. Mons. Gabriel Escobar, Obispo del Vicariato Apostólico del Chaco – Alto

Paraguay.

19:00 hs. Mons. Ricardo Valenzuela, Obispo de Villarrica del Espíritu Santo.

Tema: La juventud, alegría y expresión de la misericordia de Dios

Obra de misericordia:Instruir o enseñar a quien no sabe

Quien no sabe es un pobre. Una pobreza física o económica es comprensible, y atendible,

pero ―instruirse o capacitarse‖ para superar la pobreza de salud, en techo y alimentación,

requiere de gente misericordiosa. Del joven, anciano, varón o mujer que ayuden.

La pobreza cultural es más costosa; se requiere de gente que enseñe, instruya para ocasiones

de falta de oportunidades y de formación. El pobre de costumbre no interpreta el pasado y no

puede soñar un futuro mejor.

Recibir la instrucción, en la Biblia, todavía es más necesaria, porque ayuda a vencer la

pobreza relacional, caracterizada por la soledad, la dispersión familiar y la disgregación

social. La pobreza espiritualse supera con la instrucción en la fe, la cual capacita a la persona

anímica y espiritualmente.

Esta instrucción será capaz de promover la participación, la solidaridad, para socorrer los

casos extremos del vacío de Dios, perversión cultural y corrupción moral. La obra de caridad

que instruye no fracasa, siempre queda algo y mucho que agradecer y convertirse en un

eslabón voluntario a favor de quienes son más pobres.

Los jóvenes tienen mucho que aprender y también mucho que enseñar desde ya.

Lecturas: 1 Sam 16,1-13;

Sal 51 (50);

Lc 15,11-32

Ideas centrales delos textos bíblicos

1 Sam 16,1-13

El cuadro final describe a Samuel ungiendo a David, el más ―pequeño‖ o ―joven‖ de todos los

hermanos. Es el cumplimiento de lo que ya había sido anticipado (13,14; 15,28). Como

ocurrió con la unción de Saúl, David es directamente ordenado por Dios. La unción es secreta.

Se le oculta a Saúl; aunque los ancianos de Belén son invitados, no se menciona su presencia.

La unción recae sobre el hijo más joven de Jesé. En la Biblia siempre se privilegia al más

joven: Por ejemplo: Abel en relación a Caín; Jacob en relación a Esaú; aquí David en relación

a sus hermanos mayores, etc. En hebreo, el mismo vocablo para decir ―joven‖ (bajar) se

emplea para decir ―elegido‖ (bajur).

Se subraya el poder profético: ―El Señor no ve como ven los mortales‖ (16,7). Una vez

ungido, ―el espíritu del Señor se apoderó con fuerza de David desde aquel día‖ (16,13).

Samuel vuelve a Ramá. Su tarea ha terminado. En escena queda el nominado para rey. Ahora

queda por desenvolverse los acontecimientos.

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Salmo 51 (50)Miserere

Este Salmo se denomina el ―Miserere‖. El salmista reconoce su culpa, admite que ha pecado y

merece el castigo. No se culpa a nadie; se trata más bien de una ―confesión‖ por la cual el

orante asiente que es proclive al pecado desde el día de su nacimiento.

Es particularmente digno de mención que este salmista no sólo pide perdón sino también

transformación. Una cosa es pedir que Dios ―borre‖ o lave completamente los resultados de

pecados anteriores (51,3.4.9.11) y otra muy distinta pedir la transformación del propio

corazón y el espíritu (51,12). Este salmista penitente pide que lo libren no sólo de las

consecuencias del pecado sino también de toda futura inclinación a pecar. Esto es lo que se

sugiere con las palabras o expresiones como ―espíritu contrito‖ y ―corazón contrito y

humillado‖ (51,19). El sacrificio que Dios quiere es la voluntad de transformarse, de aceptar

una nueva personalidad sin inclinación al pecado.

Evangelio:Lc 15,11-32

En la nomenclatura tradicional se la conoce como la ―parábola del hijo pródigo‖. Se la ha

llegado a considerar como ―la obra maestra de todas las parábolas de Jesús‖. La parábola

combina actitudes como la libertad y responsabilidad, enajenación y despersonalización de la

existencia, nostalgia y retorno, gracia, angustia y reconciliación, rasgos universales de la vida

humana y necesidades básicas de la persona. Se la conoce también como parábola dela

misericordia, del amor o de la alegría del Padre. El Padre, en realidad, es el verdadero

protagonista de la narración (―un padre tenía dos hijos‖: v. 11).

Parece lógico suponer que, en labios de Jesús, el acento recaería esencialmente sobre el amor

del padre; un amor incondicional e ilimitado que no solo acoge con la mayor solicitud al hijo

que retorna de sus extravíos, sino que, además, no consiente que la frialdad del hijo fiel, del

observante, obstaculice la manifestación de ese amor hacia el hijo que ―estaba muerto y ha

vuelto a la vida‖ (v. 32).

Dos aspectos caben destacar: Primero, la parábola refleja una estructura según el esquema

perdido – encontrado (vv. 24. 32) lo mismo que las parábolas anteriores. El final se

caracteriza por la alegría de haber hallado lo perdido. Aquí toma forma de banquete festivo.

Segundo, dentro del contexto de todo el capítulo, es decir incluyendo la introducción (vv. 1-

3), el objeto de la parábola es dar respuesta a las observaciones críticas de los fariseos y de los

doctores de la ley. La actitud del hijo mayor caracteriza indudablemente la postura de esos

personajes, y así quedan alegorizados ciertos detalles, como ―sin desobedecer nunca una

orden tuya‖ (v. 29) o ―tantos años que te sirvo‖ (v. 29).

No hay la más mínima indicación sobre las características del hermano menor, su estado civil,

soltero o casado. Quizá se trata de un muchacho en la etapa de la adolescencia; es el menor, el

más joven.

El hijo menor emigró a un país lejano, derrochó su fortuna y vivió desenfrenadamente. En el

v. 30 se afirma que ese desenfreno se trata de un convivio con prostitutas.

Cuando lo gastó todo, en el marco de un hambre terrible, empezó a pasar necesidad. Entonces

se puso al servicio de un pagano (cuidar cerdos). El cerdo se considera un animal impuro en el

judaísmo. Este detalle es un indicio de la degradación moral a la que se ve sometido del

muchacho. El joven desearía acallar su hambre con la comida de los cerdos, pero sentía una

repugnancia insuperable. Una presentación tan grotesca subraya el extremo de necesidad al

que había llegado el chico.

Obsérvese el proceso: El joven entra en sí (conciencia de su situación y remordimiento por su

conducta errática). Son los primeros pasos de su proceso de conversión. Se dijo: ... Me

levantaré e iré... Diré: He pecado contra el cielo y ante ti (adquiere una conciencia tal que le

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afecta psicológicamente hasta el punto de reconocer que no merece la consideración del hijo

de tal padre); Cuando todavía está lejos, el padre le vio y se le partió el corazón. Acto

seguido sale a su encuentro (es la manifestación del cariño y de la ternura del padre). Luego

sobrevendrá una ―explosión‖ de amor y de alegría: abrazo, besos, se le hecho al

cuello…(manifestación efusiva del perdón paterno). El hijo confiesa sus pecados así como se

había propuesto, pero antes de hacer su petición, el padre le interrumpe y empieza a dar

órdenes y disposiciones a sus criados: la mejor o primera túnica, anillos, sandalias todas

nuevas, lo mejor. El ternero cebado es signo de la satisfacción del padre por haber recuperado

sano y salvo a su hijo. Y se realiza el banquete.

Entra en escena el hijo mayor, el cumplidor, el trabajador. Se indigna por la fiesta; se niega a

entrar aunque lo pida el padre. Reclama y saca a relucir su servicio y fidelidad de tantos años.

Estas actitudes reflejan a los críticos intransigentes de Jesús. El hijo mayor deja entrever su

amargura porque piensa que se premia el vicio y no se reconoce la virtud. No reconoce a su

hermano (―ese hijo tuyo‖); lo acusa; enumera sus pecados. El padre le hace notar que todo lo

suyo le pertenece, que está cerca del padre; es el mayor, el primogénito, depositario de las

bendiciones.

El padre procura que el mayor reconozca al menor: ―ese hermano tuyo‖, le corrige, con

suavidad. En definitiva, el padre conduce la situación con paciencia, con misericordia hacia

los dos hijos. El padre es el verdadero protagonista.

En consecuencia, la parábola presenta al padre como símbolo del amor del propio Dios; un

amor, una misericordia incondicional, abierta, ilimitada, que no sólo se vuelca sobre el

pecador arrepentido –el hijo menor–, sino también sobre el crítico intransigente –el hijo

mayor–, que se obstina en su incomprensión. La parábola es, al mismo tiempo, una espléndida

caracterización del mensaje salvífico de Jesús, el gran predicador del Reino.

La parábola insiste en la misericordia del padre; que por encima de todo, incluso del pecado

más grave, está el amor y la comprensión del padre. Y Si Jesús acoge a los ―recaudadores y

pecadores‖, y hasta ―come con ellos‖, es porque Dios mismo los acepta y los quiere. Dios ama

al pecador aún en su situación de pecado, es decir, incluso antes de que se convierta; es más,

en cierto modo, lo que realmente hace posible la conversión es ese amor misericordioso del

Padre.

EvangeliiGaudium

→ Sobre la alegría, cf. del 2 al 8:

El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una

tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de

placeres superficiales, de la conciencia aislada…Con todo, nadie podrá quitarnos la dignidad

que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. El nos permite levantar la cabeza y volver

a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la

alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que

pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante.

Los libros del Antiguo Testamento habían preanunciado la alegría de la salvación, que se

volvería desbordante en los tiempos mesiánicos. Así, por ejemplo, el profeta Isaías se dirige al

Mesías esperado saludándolo con regocijo. ―Tú multiplicaste la alegría, acrecentaste el gozo‖

(9,2). Y anima a los habitantes de Sión a recibirlo con cantos. ―Dad gritos de gozo y de

júbilo‖ (12,6).

El evangelio, donde deslumbra gloriosa la cruz de Cristo, invita intensamente a la alegría.

Bastan algunos ejemplos: ―Alégrate‖ es el saludo del ángel a María (Lc 1,28). La visita de

María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su madre (cf. Lc 1,41.

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Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin pascua. Pero reconozco que la

alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces

muy duras….

Aparecida

→ Sobre los jóvenes:

443: Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América

Latina y del Caribe. Representan un enorme potencial para el presente y el futuro de la Iglesia

y de nuestros pueblos, como discípulos y misioneros del Señor Jesús. Los jóvenes son

sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser

centinelas del mañana, comprometiéndose en la renovación del mundo a la luz del plan de

Dios. No temen el sacrificio ni la entrega de la propia vida, pero sí una vida sin sentido. Por

su generosidad, están llamados a servir a sus hermanos, especialmente a los más necesitados

con todo su tiempo y vida. Tienen la capacidad para oponerse a falsas ilusiones de felicidad y

a los paraísos engañosos de la droga, el placer, el alcohol y todas formas de violencia. En su

búsqueda del sentido de la vida son capaces y sensibles para descubrir el llamado particular

que el Señor Jesús les hace. Como discípulos misioneros, las nuevas generaciones están

llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción alguna, la corriente de vida que

viene de Cristo y a compartirla en comunidad construyendo la Iglesia y la sociedad.

→Los jóvenes y la pastoral vocacional (discurso del Papa Benedicto XVI).

En América Latina, la mayoría de la población está formada por jóvenes. A este respecto,

debemos recordarles que su vocación consiste en ser amigos de Cristo, sus discípulos,

centinelas de la mañana, como solía decir mi predecesor Juan Pablo II. Los jóvenes no tienen

miedo al sacrificio, sino de una vida sin sentido. Son sensibles a la llamada de Cristo que les

invita a seguirle. Pueden responder a esa llamada como sacerdotes, como consagrados y

consagradas, o como padres y madres de familia, dedicados totalmente a servir a sus

hermanos con todo su tiempo y capacidad de entrega, con su vida entera. Los jóvenes afrontan

la vida como un descubrimiento continuo, sin dejarse llevar por las modas o las mentalidades

en boga, sino procediendo con una profunda curiosidad sobre el sentido de la vida y sobre el

misterio de Dios, Padre creador, y de Dios Hijo, nuestro redentor dentro de la familia humana.

Deben comprometerse también en una continua renovación del mundo a la luz de Dios. Más

aún, deben oponerse a los fáciles espejismos de la felicidad inmediata y de los paraísos

engañosos de la droga, del placer, del alcohol, así como a todo tipo de violencia.

Laudato si

→ Sobre el futuro que depara a los jóvenes o futuras generaciones, podría considerarse los

números: 159 al 162.

159: La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis

económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado

el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes vienen

detrás de nosotros. Ya no se puede hablar de desarrollo sostenible sin una solidaridad

intergeneracional. Cuando pensamos en la situación en que se deja el planeta a las

generaciones futuras, entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y

comunicamos…

160: ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos suceden, a los niños (a los jóvenes)

que están creciendo? Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se

puede plantear la cuestión de modo fragmentario. Cuando nos interrogamos por el mundo que

queremos dejar, entendemos sobre todo su orientación general, su sentido, sus valores…

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161: Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las

próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El

ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las

posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo

puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas

regiones…

162: La dificultad para tomar en serio este desafío tiene que ver con un deterioro ético y

cultural, que acompaña al deterioro ecológico. El hombre y la mujer del mundo postmoderno

corren el riesgo permanente de volverse profundamente individualistas, y muchos problemas

sociales se relacionan con el inmediatismo egoísta actual, con la crisis de los lazos familiares

y sociales, con las dificultades para el reconocimiento del otro. Muchas veces hay un

consumo inmediatista y excesivo de los padres que afecta a los propios hijos, quienes tienen

cada vez más dificultades para adquirir una casa propia y fundar una familia. Además, nuestra

incapacidad para pensar seriamente en las futuras generaciones está ligada a nuestra

incapacidad para ampliar los intereses actuales y pensar en quienes quedan excluidos del

desarrollo. No imaginemos solamente a los pobres del futuro, basta que recordemos a los

pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando. Por

eso, ―además de la leal solidaridad intergeneracional, se ha de reiterar la urgente moral de una

renovada solidaridad intrageneracional‖.

MisericordiaeVultus

9: En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de

un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el

rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la

de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cf. Lc 15,1-32).

Es estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona.

En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se

muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el

perdón.

Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el

criterio para saber quiénes son realmente sus verdaderos hijos. Así, entonces, estamos

llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado

misericordia… ¡Cómo e difícil perdonar muchas veces! Y, sin embargo, el perdón es el

instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar

caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir

felices…‖Dichosos los misericordiosos, porque ellos encontrarán misericordia‖ (Mt 5,7) es la

bienaventuranza en la que hay que inspirarse durante este Año Santo….

Virgen María

―Alégrate, has sido llenada de gracia, el Señor está Contigo‖ es el saludo del ángel Gabriel a

la Virgen María (Lc 1,28), preservada por Dios para ser la Madre de su Hijo. La misericordia

de Dios se encarna en el seno de una joven muchacha de Nazaret.

María representa no solo la alegría de Dios por aceptar la voluntad divina sino también la

alegría de la humanidad porque con su ―Sí‖ coopera para que la Misericordia nos visite.

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SEGUNDO DÍA: domingo 29 de noviembre de 2015

Peregrinación de los indígenas

Predicadores:

07:00 hs. Mons. Lucio Alfert, Obispo-Vicario Apostólico del Pilcomayo.

19:00 hs. Pbro. Dr. Cristino Bohnert, Rector del Seminario Mayor Nacional del Paraguay.

Tema: La misericordia llena la tierra

Obra de misericordia:Dar techo a quien no lo tiene

Al parecer la hospitalidad es la virtud que promueve ―posadas para los peregrinos‖ o ―techos

para quienes no lo tienen‖. Los hospedajes nacieron como una obra de caridad a los

peregrinos y viajeros.

Las experiencias de una vida itinerante hacen más conscientes del valor de la hospitalidad. Se

aprende de niños por el ejemplo de los padres, al jugar construyendo unas casitas y al

compartir los campamentos. El movimiento de la Acción católica, tenía la costumbre de

ayudarse para ampliar la casa o dar techo al hermano; y hasta hoy día las cooperativas y

fundaciones ayudan a tener un techo propio.

La meta de ser misericordiosos ayudando a dar cobijo a la familia y a las personas son una

bella inspiración y una gracia de Dios misericordioso.

Lecturas:

a) Textos bíblicos del domingo 29 de noviembre

Jer 33,14-16

Sal 24, 4-14

1 Tes 3,12—4,2

Lc 21, 25-28. 34-36.

b) Textos bíblicos que sean de cualquier día que no sea domingo

Gen 2, 4-9, 15-17 o Eclo 17, 1-13

Sal 33 o Sal 8,1-9.

Mc 4,26-32.

Ideas centrales de los textos bíblicos

―La misericordia de Yahvéhllena la tierra‖, reza el salmista (Sal 33,5). Podemos entender

que esta oración indica que la misericordia es infinita, que no tiene límites ni fronteras. Que

hermoso es comprender que la misericordia de Dios puede llegar a todos los hombres, que

hermoso es sentir que la misericordia podemos experimentar en nuestra existencia humana y

en nuestra vida como cristianos. Esta tierra es obra maravillosa de la creación de Dios para el

uso adecuado de los hombres. La naturaleza creada es una manifestación amorosa de Dios, la

misericordia de Dios se hace presente por medio de las cosas creadas y confiadas a los

hombres para su cuidado y protección.

Misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro.

Misericordia es la Ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con

ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia es la vía que une

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Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amado para siempre no

obstante el límite de nuestro pecado.

Destinatarios del amor de Dios son los hombres que viven en una determinada región, en

un planeta llamada ―tierra‖, que se va deteriorando, lamentablemente, en forma acelerada.

Dios ha confiado al hombre el cuidado y la ―administración‖ de este planeta porque es el

hombre el que puede hacerla habitable; pero, al mismo tiempo, tiene el poder de destruirla. La

misericordia del Señor llenará la tierra cuando el hombre tenga el deseo de sentir el amor de

Dios y al mismo tiempo cuando se hace responsable del uso adecuado de la tierra.

La misericordia de Dios llenará la tierra cuando el hombre responda a la llamada Dios,

cuando acepte la invitación amorosa de Dios. ―Dios que quiere que todos los hombres se

salven y lleguen al conocimiento de la verdad‖, pero el hombre debe ―querer‖ también y

aceptar libremente a participar de la vida eterna y gloriosa por medio de la fe. La fe es la

puerta de la salvación.

El Papa Francisco invita a todos a acogerse a la misericordia de Dios: ―La palabra del perdón

y la llamada e experimentar la misericordia no deje a ninguno indiferente. Mi invitación a la

conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la

gracia de Dios debido a su conducta de vida. Pienso en modo particular a los hombres y

mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que este sea. Por vuestro bien os

pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el

pecado nunca rechaza a ningún pecador‖.

EvangeliiGaudium

218. La paz social no puede entenderse como un irenismo o como una mera ausencia de

violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz

aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o

tranquilice a los más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios

puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden.

Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión

social de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de

construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de

la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no

quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una

voz profética.

229. Este criterio evangélico nos recuerda que Cristo ha unificado todo en sí: cielo y tierra,

Dios y hombre, tiempo y eternidad, carne y espíritu, persona y sociedad. La señal de esta

unidad y reconciliación de todo en sí es la paz. Cristo «es nuestra paz» (Ef 2,14). El anuncio

evangélico comienza siempre con el saludo de paz, y la paz corona y cohesiona en cada

momento las relaciones entre los discípulos. La paz es posible porque el Señor ha vencido al

mundo y a su conflictividad permanente «haciendo la paz mediante la sangre de su cruz» (Col

1,20). Pero si vamos al fondo de estos textos bíblicos, tenemos que llegar a descubrir que el

primer ámbito donde estamos llamados a lograr esta pacificación en las diferencias es la

propia interioridad, la propia vida siempre amenazada por la dispersión dialéctica. Con

corazones rotos en miles de fragmentos será difícil construir una auténtica paz social.

234. Entre la globalización y la localización también se produce una tensión. Hace falta

prestar atención a lo global para no caer en una mezquindad cotidiana. Al mismo tiempo, no

conviene perder de vista lo local, que nos hace caminar con los pies sobre la tierra. Las dos

cosas unidas impiden caer en alguno de estos dos extremos: uno, que los ciudadanos vivan en

un universalismo abstracto y globalizante, miméticos pasajeros del furgón de cola, admirando

los fuegos artificiales del mundo, que es de otros, con la boca abierta y aplausos programados;

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otro, que se conviertan en un museo folklórico de ermitaños localistas, condenados a repetir

siempre lo mismo, incapaces de dejarse interpelar por el diferente y de valorar la belleza que

Dios derrama fuera de sus límites.

Aparecida

6. Por eso, ante todo, damos gracias a Dios y lo alabamos por todo lo que nos ha sido

regalado. Acogemos la realidad entera del Continente como don: belleza y fecundidad de sus

tierras, la riqueza de humanidad que se expresa en las personas, familias, pueblos y cultura del

continente. Sobre todo, nos ha sido dado Jesucristo, la plenitud de la Revelación de Dios, un

tesoro incalculable, la ―perla preciosa‖(cf. Mt 13,45), el Verbo de Dios hecho carne, Camino,

Verdad y Vida de los hombres y mujeres, a quienes abre un destino de plena justicia y

felicidad. Él es el único Salvador que, con su muerte y resurrección, rompió las cadenas

opresivas del pecado y la muerte, que revela al amor misericordioso del Padre y la vocación,

dignidad y destino de la persona humana.

84. En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones

tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo

agredida. La tierra fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fuera una

mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien

disputado por las grandes potencias. Un ejemplo importante en esta situación es la amazonia.

Laudato Si

V. Inequidad planetaria

48. El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar

adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver

con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad

afectan de un modo especial a los más débiles del planeta: «Tanto la experiencia común de la

vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de

todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre». Por ejemplo, el agotamiento

de las reservas ictícolas perjudica especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no

tienen cómo reemplazarla, la contaminación del agua afecta particularmente a los más pobres

que no tienen posibilidad de comprar agua envasada, y la elevación del nivel del mar afecta

principalmente a las poblaciones costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse. El

impacto de los desajustes actuales se manifiesta también en la muerte prematura de muchos

pobres, en los conflictos generados por falta de recursos y en tantos otros problemas que no

tienen espacio suficiente en las agendas del mundo.

139. Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que

existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza

como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en

ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se

contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su

comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya

no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema.

Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas

naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y

otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución

requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los

excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.

227. Una expresión de esta actitud es detenerse a dar gracias a Dios antes y después de las

comidas. Propongo a los creyentes que retomen este valioso hábito y lo vivan con

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10

profundidad. Ese momento de la bendición, aunque sea muy breve, nos recuerda nuestra

dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro sentido de gratitud por los dones de la

creación, reconoce a aquellos que con su trabajo proporcionan estos bienes y refuerza la

solidaridad con los más necesitados.

MisericordiaeVultus

6. «Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su

omnipotencia». Las palabras de santo Tomás de Aquino muestran cuánto la misericordia

divina no sea en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia

de Dios. Es por esto que la liturgia, en una de las colectas más antiguas, invita a orar diciendo:

«Oh Dios que revelas tu omnipotencia sobre todo en la misericordia y el perdón». Dios será

siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y

misericordioso.

Virgen María

Dios ha cumplido en la Virgen María grandes cosas que ella aceptó. Virginidad significa

ausencia de hombre y presencia de Dios. No es una fuga de lo humano inducida por el

pesimismo o autosuficiencia, sino absoluta confianza en Dios. La Iglesia invita a la Virgen

María no tanto para proclamar sus propias palabras ―no conozco varón‖, sino para testimoniar

una afectiva y confiada dependencia de Dios solo. Ella será modelo de amor, de la alabanza,

de la complementación de la Trinidad, ella que es santa como es santa la Iglesia a la que

pertenece.

La misericordia de Dios llena la tierra por que la Virgen María se ocupa y se preocupa de

todos sus hijos que vivan en dignidad respetando y cuidando la naturaleza que es fruto de la

misericordia divina. El amor de Dios es el mismo amor de la Virgen María hacia los hombres

que están llamados a la salvación eterna, a una vida plena y alegre.

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11

TERCER DÍA: lunes 30 de noviembre de 2015

Peregrinación del Clero Nacional

Predicadores:

07:00 hs. Mons. Joaquín Robledo, Obispo de San Lorenzo.

19:00 hs. Pbro. Dr. Mariosvaldo Florentino, Custodio de los Padres Capuchinos del Paraguay.

Tema: Dios nuestro Padre es misericordioso

Obra de misericordia: Perdonar las injurias al ofensor

El perdón es un don recibido de Dios para perdonar a ―los que nos ofenden‖, como rezamos

en el Padrenuestro y está atestiguada en la Sagrada Escritura. San Mateo (6,9) escribió: ―Si

perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo los perdonará‖.

La voluntad y la confesión para perdonar son necesarias y suficientes para obtener el perdón

de Dios y acercarse a la comunión sacramental. Pero los recuerdos, las heridas y las penas

remanentes después del sacramento, no son faltas de la misericordia de Dios. Harán falta el

tiempo, la indulgencia y la orientación espiritual para crecer en el amor y la misericordia para

con los demás y consigo mismo.

Mucho se ha escrito al respecto y las ofensas, deudas o injurias lo confiamos para otro espacio

de la sabiduría y misericordia de Dios.

Lecturas: 1 Pe 1,13-21

Sal 145 (144)

Mt 5,38-48

Ideas centrales de los textos bíblicos

1 Pe 1,13-21

La esperanza es el tema en torno al cual gira el mensaje. Se habla de la llamada a la santidad y

a una conducta religiosamente respetuosa. La memoria creyente del acontecimiento liberador

llevado a cabo gracias a la sangre de Cristo es la razón profunda del cambio de conducta de

los cristianos, del paso de una vida sin sentido a una vida en la esperanza, y de la ignorancia a

la santidad.

La vida de santidad es una vida testimoniada mediante los valores del evangelio. Consiste

en la adhesión a Cristo, a su persona, a su modo de ser, de pensar, de obrar, de relacionarse

con los demás. Y la clave de estos valores es la misericordia.

La razón última de la santidad es la santidad de Dios: ―Seréis santos, porque santo soy yo‖

(1 Pe 1,16) y Dios es santo porque es fiel y misericordioso.

Dios nuestro Padre nos ha rescatado, Él, mediante Jesucristo nos ha procurado la

salvación, por eso debemos vivir en el santo temor de Dios, es decir, en la búsqueda de Dios y

en la asimilación a Jesucristo. En él ciframos nuestras esperanzas.

Sal 145 (144)

El salmista canta una oración de alabanza celebrando la suprema realeza de Dios. La

soberanía de Dios comprende creación y providencia, se difunde sobre todo el ser; carece de

principio y fin (v. 13), es eterna y se manifiesta en la majestad (vv. 3-5), es justicia y bondad

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(vv. 6-7), clemencia y amor (vv. 8-9), fidelidad y protección (vv. 13-14), liberalidad (vv. 15-

16) y ternura paterna (vv. 17-20).

Pero el rostro real de Yhwh dibujado en el Salmo se parece mucho más al de un padre

amoroso, misericordioso y lleno de ternura que a la figura de un emperador. Ciertamente Dios

es un soberano trascendente, pero está también atento al hambre de sus criaturas (vv. 15-16).

Evangelio: Mt 5,43-48

Mientras el amor al prójimo se halla en el Código de Santidad (Lv 19,18), el mandamiento del

odio hacia los enemigos, así como se plantea en nuestro texto, no aparece en el Antiguo

Testamento. Con el término ―prójimo‖ se indica al que pertenece al pueblo de Dios, mientras

los enemigos son paganos que, idólatras, constituyen una amenaza para la fe de Israel. Por

tanto, si bien no existe en el Antiguo Testamento un mandamiento explícito de odiar a los

propios enemigos, se puede concluir que en la tradición bíblica el adversario de Dios es el

mismo que el del pueblo (Sal 139,21-22).

En la tradición judía, junto a los textos que invitan a contraponerse al enemigo, existen otros

que en cambio exhortan a la misericordia. Por tanto Jesús parece colocarse sobre esta línea

que dilata y extiende el amor en manera universal, también de frente al adversario.

El amor o la misericordia, que no se reduce a un sentimiento psicológico, sino se realiza en

los gestos concretos de ayuda y de socorro, halla el mejor ámbito de verificación en la oración

que, hecha ante Dios, hace emerger la verdad en las relaciones. Es precisamente en la oración

donde el amor hacia los enemigos no es fruto de conveniencia, de demagogia, de buena

educación, sino es únicamente moldeado / modelado por la relación con Dios.

La misericordia o el amor, por tanto, no corresponde a una ideología o a una acción

política, sino tiene su modelo en Jesús mismo, el cual ha sido rechazado o crucificado por su

pueblo.

Ser misericordiosos y amar al enemigo constituye al hombre ―hijo del Padre celestial‖.

Esta identidad no es estática, sino corresponde a un proceso dinámico: se ya es hijo, pero se

llega a la plenitud de la filiación cuando se reproduce la misma lógica del Padre, el cual

extiende en manera universal su amor y su misericordia. De hecho, precisamente con esta

actitud, de por sí no requerida en la tradicional ética de la época, que los hombres revelan en

modo más evidente la peculiaridad de Dios: la paternidad. Solamente dos veces el primer

evangelio recurre a la expresión ―hijos de Dios‖ en referencia a los hombres (cf. 5, 9). En los

dos textos, la filiación indica a quien crea relaciones de paz y de amor. Estas dos actitudes

propias de los hijos en el modo más preciso y adecuado revelan el rostro paterno de Dios, el

fundamento de este amor sin barreras se tiene en la misma imagen de Dios, el cual no solo es

Padre, sino también dador de los bienes de la creación destinados en manera indiscriminada a

todos los hombres.

El estilo del ―padre‖ se indica mediante breves ejemplos. El amor que solo es de intercambio,

porque se da en el marco de una relación corporativa y elitista, no puede ser distintivo del

discípulo; recuerda más bien el comportamiento de los ―publicanos‖ que, excluidos del pueblo

santo, buscaban una recompensa humana. Del mismo modo, el saludo dirigido

exclusivamente al propio compatriota o correligionario no corresponde a la dinámica de la

―justicia sobreabundante‖ (Mt 5,20) que distingue y connota al creyente, pero hace pensar en

el comportamiento de los ―paganos‖. El saludo, de hecho, que en el ambiente del tiempo

corresponde a un augurio sincero de la paz no puede limitarse exclusivamente al propio

―hermano‖, indicando con este término la pertenencia a la comunidad creyente, sino debe ser

dado sin exclusiones o diferencias.

Esta apertura, que no crea separaciones, puede ser comprendida también a la luz de la

eclesiología de Mateo. Su comunidad está compuesta, de hecho, de justos e injustos que, en

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13

el tiempo histórico están llamados a convivir juntos, porque solo al final de la historia serán

definitivamente separados (13, 24-30.36-43.47-50).

La frase final, inspirada en el principio de la imitatio Dei, no concluye solamente este texto

sino recapitula y procura la clave de interpretación de todo el texto (vv. 21-48). La perfección

no es aquella propuesta por el mundo griego, sino tiene su modelo en Dios, según la

revelación bíblica. Si bien la expresión no tiene paralelo en el Antiguo Testamento, el

estribillo que se halla en el Código de Santidad: ―Sed santos como yo soy santo‖ (Lv 19,2; 20,

26; 21, 8), parece proponer la misma lógica en la invitación a la santidad que está fundada

sobre aquella misma de Dios. Dios es perfecto porque es misericordioso.

El término ―perfecto‖ (griego: teleios) aparece de nuevo en el requerimiento planteado al

joven rico de seguir a Jesús (19, 21). La perfección, que no se realiza en la observancia de los

mandamientos sino en dar a los pobres los propios bienes y en ponerse en seguimiento de

Jesús, se pone en movimiento, por eso, en el amor pleno hacia él. Este amor misericordioso

indiviso no es solamente sinónimo de perfección, sino también de ―justicia sobreabundante‖

(5,20), indicada como el cumplimiento de la ―ley‖ y de los ―profetas‖ (5,17).

EvangeliiGaudium

3:―Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su

misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar ´setenta veces siete‘ (Mt 18,22) nos da ejemplo:

Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie

podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite

levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que

siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos

declaremos muertos, pase lo que pase‖.

Aparecida

17: ―El amor del Padre nos ha sido revelado en Cristo que nos ha invitado a entrar en su reino.

Él nos ha enseñado a orar diciendo ´Abba, Padre‘ (Rm 8,15; cf. Mt 6,9)‖.

23: ―Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase

de bendiciones en la persona de Cristo (cf. Ef, 1,3). El Dios de la Alianza, rico en

misericordia, nos ha amado primero; inmerecidamente, nos ha amado a cada uno de nosotros;

por eso, lo bendecimos, animados por el Espíritu Santo, Espíritu vivificador, alma y vida de la

Iglesia. Él, que ha sido derramado en nuestros corazones, gime e intercede por nosotros y nos

fortalece con sus dones en nuestro camino de discípulos y misioneros‖.

MisericordiaeVultus

9: ―En las parábolas dedicadas a la misericordia (cf. Lc 15,1-32), Jesús revela la naturaleza de

Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado

y superado el rechazo con la compasión y la misericordia… En estas parábolas, Dios es

presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el

núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que

todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón‖.

12: ―En nuestras parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin,

dondequiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar un oasis de

misericordia‖.

Laudato Si

65: ―El Creador puede decir a cada uno de nosotros: ´Antes que te formaras en el seno de tu

madre, yo te conocía‘ (Jr 1,5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios, y por eso ´cada uno

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14

de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno

es amado, cada uno es necesario‘‖.

Virgen María

―El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su mirada nos

acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de

Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre.

Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del

Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó

íntimamente en el misterio de su amor‖ (Misericordiaevultus 24).

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CUARTO DÍA: martes 1 de diciembre de 2015

Predicadores:

07:00 hs. Mons. Adalberto Martínez Flores, Obispode las FF.AA y la Policía Nacional.

19:00 hs.Mons. Mario Melanio Medina, Obispo de San Juan Bautista de las Misiones.

Tema: Jesucristo, “el buen samaritano”

Obra de misericordia: Visitar a los enfermos

El amor y la misericordia tienen su lugar ante todo en las relaciones humanas de proximidad.

Pero a partir de la cultura de la misericordia, condición fundamental de convivencia en la

familia y en los pueblos.

Los indigentes más que los familiares y amigos siempre están presentes con el paciente.

Los legionarios, las cofradías y los ministros de la comunión realizan una hermosa obra de

misericordia. En otros lugares, los enfermos no permanecen en los hospitales y pueden recibir

ayuda hospitalaria a domicilio.

La visita al enfermo, como obra y cultura de misericordia, es sobre todo una exigencia de la

caridad cristiana. Cristo nos da la salud desde la cruz, nos redime con el perdón de los

pecados y, en ese sentido, somos deudores de Cristo. Visitar al enfermo es un deber y un

derecho, y un poderoso antídoto de caridad para el enfermo, que debilitado no debe dudar del

amor de Dios. Más aún, ofrecerá sus oraciones y sufrimientos como oblación por sus seres

queridos y por las personas.

Lecturas: Dt 30,9-14

Sal 68,14. 17. 30-31. 36-37

Lc 10,25-37

Ideas centrales de los textos bíblicos:

Deuteronomio (30,9-14)

La palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques. Este texto

es como el ―evangelio‖ del Deuteronomio. Los israelitas estarán llenos de su palabra porque

se restaurará el gobierno de la Palabra del Señor. El precepto no es superior a nuestras fuerzas

ni está fuera de nuestro alcance (v. 11).

Ya ha sido pronunciada la Palabra del Señor y está en nuestra boca y en nuestro corazón.

Si nos llenamos de su palabra, se realizará su voluntad (v. 14). Y la voluntad del Señor

consiste en estar cerca y amar a nuestro prójimo, brindarle nuestra ayuda y nuestro auxilio

oportuno, mostrar un gesto de amor y misericordia.

Salmo 69 (68)

El sufriente suplica al Señor por una respuesta. Su situación es desesperada, de peligro. Este

peligro amenaza con bajar al orante hasta el abismo de la muerte.

Ante la amenaza y el peligro inminentes, el salmista reza, suplica, grita a Dios. Al final, se

muestra confiado en que el Señor escucha sus clamores.

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Evangelio: Lucas 10,25-37

Jesús nos invita a ser prójimos (próximos) de los demás.Jesús le da la vuelta a la pregunta del

doctor de la Ley antigua: le indica como él mismo puede y debe ser el prójimo de los demás.

No quiere responder cuál es el prójimo en pasivo, sino que quiere descubrir quién es el

prójimo en activo. Cristo traslada el centro de interés. El doctor de la ley se pone a sí mismo

en el pedestal; y a los demás los pone a su alrededor. Pero el centro no es el yo, sino todo el

que se encuentra en mi camino y tiene necesidad de ayuda, de comprensión, de amor.

El problema fundamental del cristiano no es el de saber quién es su prójimo. Su problema

esencial consiste en hacerse prójimo, desplazando el centro de interés del yo a los demás. El

samaritano ha sabido colocarse en la perspectiva exacta, es decir, en la parte del otro, del

necesitado.

Además, Jesús rechaza las diferentes categorías de prójimos, como las indicaba la ley.

Anuncia un mensaje nuevo y original: todos los hombres son nuestros prójimos. No sólo hay

que amar a los hermanos de raza o de religión. Hay que amar también a los extranjeros, e

incluso a los enemigos, a cada uno de los seres humanos. Sólo así somos sujetos portadores de

la misericordia de Dios para los hombres. La Iglesia está llamada a comportarse como el buen

samaritano delante del mundo.

MisericordiaeVultus

4. He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la

Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del

Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento.

Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían

percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios

a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por

mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el

tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de

siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor

entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser en el mundo

signo vivo del amor del Padre.

Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la

apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: « En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo

prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad … La

Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad

católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y

de bondad para con los hijos separados de ella ». En el mismo horizonte se colocaba también

el beato Pablo VI quien, en la Conclusión del Concilio, se expresaba de esta manera: «

Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la

caridad … La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio

… Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno.

Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para

las personas, sólo invitación, respeto y amor. El Concilio ha enviado al mundo

contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de

funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores no sólo han sido respetados sino

honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas…

Otra cosa debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección:

servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus

necesidades ».

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Con estos sentimientos de agradecimiento por cuanto la Iglesia ha recibido y de

responsabilidad por la tarea que nos espera, atravesaremos la Puerta Santa, en la plena

confianza de sabernos acompañados por la fuerza del Señor Resucitado que continua

sosteniendo nuestra peregrinación. El Espíritu Santo que conduce los pasos de los creyentes

para que cooperen en la obra de salvación realizada por Cristo, sea guía y apoyo del Pueblo de

Dios para ayudarlo a contemplar el rostro de la misericordia.

Aparecida

417: La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Esta nos proyecta necesariamente hacia las

periferias más hondas de la existencia: el nacer y el morir, el niño y el anciano, el sano y el

enfermo. San Ireneo nos dice que ―la gloria de Dios es el hombre viviente‖, aun el débil, el

recién concebido, el gastado por los años y el enfermo. Cristo envió a sus apóstoles a predicar

el Reino de Dios y a curar a los enfermos, verdaderas catedrales del encuentro con el Señor

Jesús.

418. Desde el inicio de la evangelización, se ha cumplido este doble mandato. El combate a la

enfermedad tiene como finalidad lograr la armonía física, psíquica, social y espiritual para el

cumplimiento de la misión recibida. La Pastoral de la Salud es la respuesta a los grandes

interrogantes de la vida, como son el sufrimiento y la muerte, a la luz de la muerte y

resurrección del Señor.

419. La salud es un tema que mueve grandes intereses en el mundo, pero que no proporcionan

una finalidad que la trascienda. En la cultura actual no cabe la muerte y, ante su realidad, se

trata de ocultarla. Abriéndola a su dimensión espiritual y trascendente, la Pastoral de la Salud

se transforma en el anuncio de la muerte y resurrección del Señor, única verdadera salud. Ella

aúna, en la economía sacramental del amor de Cristo, el amor de muchos ―buenos

samaritanos‖, presbíteros, diáconos, religiosas, laicos y profesionales de la salud. Las

instituciones católicas dedicadas a la Pastoral de la Salud en América Latina representan un

recurso para la evangelización que se debe aprovechar.

420. En las visitas a los enfermos en los centros de salud, en la compañía silenciosa al

enfermo, en el cariñoso trato, en la delicada atención a los requerimientos de la enfermedad,

se manifiesta, a través de los profesionales y voluntarios discípulos del Señor, la maternidad

de la Iglesia que arropa con su ternura, fortalece el corazón y, en el caso del moribundo, lo

acompaña en el tránsito definitivo. El enfermo recibe con amor la Palabra, el perdón, el

Sacramento de la Unción y los gestos de caridad de los hermanos. El sufrimiento humano es

una experiencia especial de la cruz y de la resurrección del Señor.

421. Se debe, por tanto, alentar en las Iglesias particulares la Pastoral de la Salud que incluya

distintos campos de atención. Consideramos de gran prioridad fomentar una pastoral con

personas que viven con el VIH Sida, en su amplio contexto y en sus significaciones

pastorales: que promueva el acompañamiento comprensivo, misericordioso y la defensa de los

derechos de las personas infectadas; que implemente la información, promueva la educación y

la prevención, con criterios éticos, principalmente entre las nuevas generaciones, para que

despierte la conciencia de todos a contener esta pandemia. Desde esta V Conferencia,

pedimos a los gobiernos el acceso gratuito y universal de los medicamentos para el Sida y las

dosis oportunas.

Deus CharitasEst(Benedicto XVI)

25. Llegados a este punto, tomamos de nuestras reflexiones dos datos esenciales:

a) La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de

Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad

(diakonia). Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra. Para la

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Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría

dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia

esencia.

b) La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra

por falta de lo necesario. Pero, al mismo tiempo, la caritas-agápe supera los confines de la

Iglesia; la parábola del buen Samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento y muestra la

universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado encontrado «casualmente» (cf. Lc 10,

31), quienquiera que sea. No obstante, quedando a salvo la universalidad del amor, también se

da la exigencia específicamente eclesial de que, precisamente en la Iglesia misma, como

familia, ninguno de sus miembros sufra por encontrarse en necesidad. En este sentido, siguen

teniendo valor las palabras de la Carta a los Gálatas: «Mientras tengamos oportunidad,

hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe» (6, 10).

Virgen María

La madre de nuestro Señor Jesucristo ha vivido en su vida cotidiana esta atención de ser el

prójimo (próximo) de los demás, como se ve en su visitación a su pariente Isabel que estaba

esperando un hijo en su vejez. Ella se hizo prójima, se aproximó a su pariente para ayudarla

en un momento difícil de su vida. Su amor a Dios, su docilidad al Espíritu, la hizo a ella

sujeto misionero de la misericordia de Dios: «su misericordia llega a sus fieles de generación

en generación» (Lc 2,50.54).

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QUINTO DÍA: miércoles 2 de diciembre de 2015

Predicador:

07:00 hs. Mons. Francisco Javier Pistilli, Obispo de la Santísima Encarnación.

19:00 hs.Mons. Francisco Javier Pistilli, Obispo de la Santísima Encarnación.

Tema: La mujer, destinataria de la misericordia divina

Obra de misericordia: Aconsejar y dar de comer al hambriento

Quién no recuerda o valora los consejos de las madres o abuelas; y quién olvida la casa o la

comida a cargo de la mujer. El hogar donde se aprende la actitud y la obra de misericordia

desde el seno materno. La casa donde llama el hambriento y el pobre en la mayoría de los

casos es regido por la mujer.

Los consejos son funciones de los sabios, ancianos, profesionales (…) y de la mujer, cuando

se la reconoce, dignifica y promueve. Ella realiza por sí y por nosotros las obras de

misericordia, que en caso contrario reinarían en las familias y en la sociedad personas

inmisericordes, expuestas a graves males.

Las mujeres, en nuestra nación y en otros pueblos, son un don privilegiado de misericordia

para cada persona y para la Iglesia. Sólo faltaría que a falta del reconocimiento se tolere y

consienta todo aquello que deje que las cosas sigan de la misma manera, sería un dejar hacer,

una falsa misericordia, por razones éticas de colegialidad o de amistad.

Lecturas: 1 Re 17,17-24

Sal 116

Lc 7,36-50

Ideas centrales de los textos bíblicos:

1 Reyes 17,17-24

Se trata del caso de la viuda de Sarepta en Sidón, una mujer extranjera que fue destinataria de

la misericordia y de la acción milagrosa de Yhwh por mediación del profeta Elías. Este es un

hecho significativo, teniendo presente que la intervención de Dios se realiza en el país de

Jezabel, la reina pagana, esposa del rey Ajab, cuyo dios es el ídolo Ba‘al.

Cuando Elías resucita al hijo de la viuda, esa mujer extranjera exclama: ―Ahora reconozco

que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor que tu pronuncias se cumple‖ (v. 24).

Esta acción profética que pone en movimiento la acción misericordiosa y prodigiosa de

Dios, indica que para el Señor no hay fronteras para la misericordia; no hace acepción de

personas; al contrario, derrama su favor sobre los pobres, extranjeros, sobre las mujeres

desamparadas como la viuda de Sarepta.

Sal 116

Es un himno de acción de gracias unido a una súplica y a expresiones de confianza. Se narra

la historia de una grave dolencia, una auténtica trampa mortal. Pero Dios ha intervenido y el

orante, en un soliloquio, evoca la liberación con gran intensidad de sentimientos y de

imágenes.

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20

Además, el orante reconoce que Dios no es indiferente a la muerte de sus fieles, que el justo

es miembro de la familia de Dios y que el Señor rompe las cadenas de la muerte.

Se trata, pues, de un canto de enorme confianza en el poder de Dios, que prevalece sobre la

muerte física y sobre el mal.

Evangelio: Lc 7,36-50

En este pasaje se centra sobre el tema del amor, del perdón y de la misericordia.El principio

que emerge es el siguiente: A mucho amor corresponde mucho perdón.

El contexto se desarrolla en un banquete en casa de un fariseo. Y nos pone en contraposición

entre los dones (ofrendas) del fariseo y los de la mujer. El fariseo le invita a una comida

material. El fariseo se atreve a sancionar la actitud del maestro. Tiene su verdad hecha,

conoce ya a Dios y no necesita que nadie le enseñe la nueva profundidad del reino y de la

vida. Sin embargo, la pecadora pública, no está invitada pero viene. Sabe que Jesús busca la

salvación, lucha por los demás, la mujer viene a ofrecerle lo que tiene, el perfume que usa en

su propio ―trabajo‖, sus propias lágrimas y sus besos. El fariseo juzga a la mujer por su

conducta alejada de los mandatos de Dios y, además, también juzga a Jesús por recibir a una

mujer pecadora, dejar que lo toque y que lo bese, dejándose contaminar por una mujer siendo

pecadora pública.

Jesús, sin embargo, interpreta la actitud de la mujer como consecuencia de su amor hacia ella,

es una expresión de agradecimiento por ser amada, comprendida y perdonada.

Jesús ilumina la situación con una parábola, la de los dos deudores insolventes: Amará más

aquel deudor que tenía mayor deuda. Jesús ofrece el perdón de Dios a las personas insolventes

de la tierra, lo que nos indica que nunca se merecerá recibir el perdón, sino que siempre será

un regalo.

El fariseo no está preocupado en aceptar el perdón, porque no se siente aludido a lo que Jesús

dice, cree que paga siempre la deuda con sus méritos, cumpliendo estrictamente lo que Dios

manda, él ya merece recibir el perdón, por lo tanto, no le afecta lo que Jesús está diciendo.

La mujer se siente pecadora ante Dios y ante los hombres, se confiesa insolvente, pues nunca

podrá pagar toda la deuda de sus pecados. Antes se sentía condenada, porque no podría pagar

todos sus pecados, y ahora que llega Jesús, se siente acogida, comprendida y amada

profundamente.

El amor de la mujer es una respuesta al Amor de Dios porque Dios siempre toma la iniciativa,

ya que ―Él nos amó primero‖ (1 Jn 4,10), aun sabiendo que sería traicionado, regala todo su

amor a través de su Hijo. Además, luego del encuentro y el gesto de gratitud, tendría que

venir, las ganas de seguirlo, convirtiéndose en su discípula.

Jesús no sólo recibe a esta mujer pecadora, sino que deja que ella lo toque, y lo bese. Y

porque se reconoce pecadora con todos los gestos que hace con Él, entonces la pone como

ejemplo de humildad ante los que están ahí en la casa. Y finalmente, le dice que sus pecados

le son perdonados.

―Cada hombre vale, lo que puede valer su amor. El amor no tiene precio lo hemos escuchado

tantas veces, por eso si alguien quisiese comprar el amor con sus riquezas, se hace el más

despreciable entre los hombres.

El amor es algo inapreciable y vale más que todas las riquezas del mundo, por eso vale más la

persona capaz de amar. ¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes, mira si te

aman y si amas; como la pecadora del Evangelio que amaba a Cristo y Cristo lo amaba porque

sabía que le daba no sólo un valioso perfume, sino un valioso amor que vale más que todas las

riquezas del fariseo.

Page 21: Presentación del Guión homilético 2015-2016

21

El fariseo dejaba de lado a todos aquellos que él consideraba pecadores pero no sabía que en

el corazón de Jesús no hay apartados. Él ama a todos los hombres y espera ser correspondido

por cada uno de nosotros. De igual forma el Señor nos invita: a amarnos los unos a los otros,

sin mirar condiciones sociales u otras diferencias o defectos. El amor cubre una multitud de

pecados, por eso ella escucha de labios de Jesús, ¡vete en paz!

Benedicto XVI

―El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las puertas‖ (7 de marzo de 2008).

EvangeliiGaudium

24. ―La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se

involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. ‗Primerear‖: sepan disculpar este

neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha

primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin

miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar

a los excluidos. Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber

experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva‖.

Aparecida

451. ―La antropología cristiana resalta la igual dignidad entre varón y mujer, en razón de ser

creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita a vivir una

comunidad de iguales en la diferencia. En una época de marcado machismo, la práctica de

Jesús fue decisiva para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible: habló con

ellas (cf. Jn 4,27), tuvo singular misericordia con las pecadoras (cf. Lc 7,36-50; Jn 8,11), las

eligió como primeras testigos de su resurrección (cf. Mt 28,9-10), e incorporó mujeres al

grupo de personas que le eran más cercanas (cf. Lc 8,13). La figura de María, discípula por

excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de

su valor en la Iglesia. El canto del Magnificat muestra a María como mujer capaz de

comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella‖.

453. ―…su urgente dignificación y participación (de la mujer) pretende ser distorsionada por

corrientes ideológicas, marcadas por la impronta cultural de las sociedades del consumo y el

espectáculo, que son capaces de someter a las mujeres a nuevas esclavitudes‖.

MisericordiaeVultus

9. ―La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es

decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos…Como ama

el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser

misericordiosos los unos con los otros‖.

14. ―¡Cuánto mal hacen las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y

envidia! Hablar mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a

comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. No juzgar y no condenar

significa, en positivo, saber percibir lo que de bueno hay en cada persona y no permitir que

deba sufrir por nuestro juicio parcial y por nuestra presunción de saberlo todo. Sin embargo,

esto no es todavía suficiente para manifestar la misericordia. Jesús pide también perdonar y

dar. Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de

Dios‖.

Page 22: Presentación del Guión homilético 2015-2016

22

Virgen María

MisericordiaeVultus 24. ―El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La

dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la

alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio

de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia

hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia

divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor‖.

Page 23: Presentación del Guión homilético 2015-2016

23

SEXTO DÍA: jueves 3 de diciembre de 2015

Predicador/es:

07:00 hs. Mons. Miguel Ángel Cabello, Obispo de la Santísima Concepción.

19:00 hs.Mons. Guillermo Steckling, Obispo de Ciudad del Este.

Tema: El sacramento de la reconciliación, lugar de la misericordia de Dios

Obras de misericordia:Consolar y confortar

La acción de consolar se orienta a cubrir de misericordia a la persona sola, abatida y

sobrecargada. Es un don de Dios ofrecido sobretodo en el sacramento de la reconciliación. El

sacerdote en el ejercicio del ministerio y el perdón ofrecido y recibido entre los cónyuges son

los lugares privilegiados. También toma la forma de visitar al encarcelado o redimir al

cautivo.

Pero siempre se necesita de una compañía, unos gestos o palabras, como lo sugiere San Pablo:

―reír con el que ríe, llorar con el que llora‖, o como se valora en esta época el ―compartir‖.

Confortar, en cambio, se traduce por ―corregir al pecador‖ o hacer fuerte al débil según el

apoyo que precise. El conocimiento de la persona, las disculpas de los defectos y las palabras

o ejemplos oportunos pueden confortar o ayudar la misericordia de Dios, bajo las formas del

perdón, el consuelo y el fortalecimiento.

A propósito, el fortalecimiento es un uso actual en las instituciones, personas y programas que

requieren de una acción oportuna de apoyo: es una forma secular de la obra de misericordia.

Lecturas: Is 40,1-8

Sal 51(50) Miserere

Lc 5,17-26

Ideas centrales de los textos bíblicos:

Isaías 40,1-8

Isaías declara que Dios quiere el consuelo para su pueblo porque ya se ha cumplido su

condena. La voz declara: ―Hablad al corazón de Jerusalén‖, anunciando de esta forma una

palabra que, en lenguaje bíblico, debe afectar no sólo a los sentimientos, sino a la inteligenica

y a la voluntad del que la recibe. Una voz (anónima) confía a un grupo la misión de bajar las

monstañas (cf. las montañas de la arrogancia del I Isaías), con objeto de abrir el camino de la

humildad que Yhwh exige para venir a su pueblo.

Se trata de un texto muy misterioso puesto que, a raíz de lo que precede, se ha constatado que

para hacer renunciar al orgullo se necesita una mediación sobrenatural, que supera, con

mucho, las posibilidades de la buena voluntad del hombre. ¿Quién será el encargado de llevar

a cabo esta obra? En el v. 6 la voz se dirige al profeta, que tendrá que recordar al pueblo la

solidez de la palabra de Dios (v. 8) que viene. Esta venida se refiere a la del Todopoderoso

que es presentado como el pastor que colma de ternura y atenciones a su rebaño (cf. v. 11).

Salmo 51 (50) Miserere

Page 24: Presentación del Guión homilético 2015-2016

24

* Sobre este salmo, cf. la explicación presentada para el ―Primer día del novenario‖, en la

página 3.

Evangelio: Lc 5,17-22

La escena descrita en este relato está llena de dramatismo. A media mañana una multitud

estaba apiñada en una casa, ansiosa por escuchar a Jesús. También está presente un grupo de

expertos religiosos que han oído hablar de los hechos de Jesús. Se muestran llenos de

suspicacia porque han oído qué clase de cosas hace. Pero son ciegos al poder de Dios y no lo

reconocen en Jesús.

Encima, en la terraza, unos hombres han subido allí a un enfermo y han quitado las tejas

para poder bajar la camilla directamente frente a Jesús. Hubo protestas por esa acción; pero a

Jesús le agradó: ―hombre, tus pecados quedan perdonados‖. Las autoridades religiosas quedan

consternadas al oír lo que consideran una blasfemia. Aquellos fariseos estaban convencidos de

que sólo el Dios de Israel podía perdonar los pecados, después de los sacrificios y actos

penitenciales apropiados.

Jesús les pregunta: ¿Qué es más fácil, decir: ―Tus pecados quedan perdonados‖ o decir

―levántate y anda‖? Por supuesto, ninguna de esas cosas es ―más fácil!‖; las dos requieren

poder divino.

Pero los expertos religiosos estaban tan ciegos que no podían ver que el poder de Jesús

para curar y su poder para perdonar procedían del mismo Dios.

La muchedumbre volvió a sus casas atónita, lo cual significa que en realidad no habían

comprendido lo que acababa de suceder.

Por lo menos tienen que suceder tres cosas para que los fieles redescubran la belleza y el

poder del Sacramento de la Reconciliación. En primer lugar, es necesario recuperar la

conciencia del poder destructivo del pecado. En segundo lugar, es necesario recuperar una

saludable conciencia de nuestra tendencia pecaminosa. En tercer lugar, es necesario lograr

una visión clara de los beneficios tangibles que provienen de sentir la curación y el

fortalecimiento del poder de la misericordia de Dios en este Sacramento.

En la primera lectura se presenta por eso a Dios que quiere consolar a su pueblo atribulado

por sus propios pecados y lo llama a la conversión. El Salmo, que es el pedido de perdón por

excelencia, es la súplica de quien se reconoce pecador, requisito esencial para recibir el

sacramento de la reconciliación. La Iglesia pide que si no existe una contrición perfecta, por

lo menos una contrición imperfecta, que es aquella en la que la persona humana reconoce

necesitar de la misericordia de Dios, es necesaria para recibir con fruto el sacramento del

perdón de los pecados.

Dios mismo en Jesucristo a través de su Iglesia sigue perdonando los pecados de las personas

humanas, lo cual tiene consecuencias en la vida integral de la persona. El sacramento de la

reconciliación es un sacramento de curación de las consecuencias funestas del pecado en la

vida de los seres humanos.

El Dios de misericordia sigue esperando a todos sus hijos con los brazos abiertos para

ofrecerles su abrazo, su perdón, su amor infinito que pide no ser desdeñado.

MisericordiaeVultus

17.La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte

para celebrar y experimentar la misericordia de Dios. ¡Cuántas páginas de la Sagrada

Escritura pueden ser meditadas en las semanas de Cuaresma para redescubrir el rostro

misericordioso del Padre! Con las palabras del profeta Miqueas también nosotros podemos

repetir: Tú, oh Señor, eres un Dios que cancelas la iniquidad y perdonas el pecado, que no

Page 25: Presentación del Guión homilético 2015-2016

25

mantienes para siempre tu cólera, pues amas la misericordia. Tú, Señor, volverás a

compadecerte de nosotros y a tener piedad de tu pueblo. Destruirás nuestras culpas y arrojarás

en el fondo del mar todos nuestros pecados (cf. 7,18-19).

Las páginas del profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de

oración, ayuno y caridad: « Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar

los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu

pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no

abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará

rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces

llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: ―¡Aquí estoy!‖. Si eliminas de ti

todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento

y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al

mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará

tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas

aguas nunca se agotan » (58,6-11).

La iniciativa ―24 horas para el Señor‖, a celebrarse durante el viernes y sábado que anteceden

el IV domingo de Cuaresma, se incremente en las Diócesis. Muchas personas están volviendo

a acercarse al sacramento de la Reconciliación y entre ellas muchos jóvenes, quienes en una

experiencia semejante suelen reencontrar el camino para volver al Señor, para vivir un

momento de intensa oración y redescubrir el sentido de la propia vida. De nuevo ponemos

convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite

experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. Será para cada penitente fuente

de verdadera paz interior.

Nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia

del Padre. Ser confesores no se improvisa. Se llega a serlo cuando, ante todo, nos hacemos

nosotros penitentes en busca de perdón. Nunca olvidemos que ser confesores significa

participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor

divino que perdona y que salva. Cada uno de nosotros ha recibido el don del Espíritu Santo

para el perdón de los pecados, de esto somos responsables. Ninguno de nosotros es dueño del

Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios. Cada confesor deberá acoger a los fieles

como el padre en la parábola del hijo pródigo: un padre que corre al encuentro del hijo no

obstante hubiese dilapidado sus bienes. Los confesores están llamados a abrazar ese hijo

arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado. No se cansarán

de salir al encuentro también del otro hijo que se quedó afuera, incapaz de alegrarse, para

explicarle que su juicio severo es injusto y no tiene ningún sentido ante la misericordia del

Padre que no conoce confines. No harán preguntas impertinentes, sino como el padre de la

parábola interrumpirán el discurso preparado por el hijo pródigo, porque serán capaces de

percibir en el corazón de cada penitente la invocación de ayuda y la súplica de perdón. En fin,

los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada situación y a pesar de

todo, el signo del primado de la misericordia.

Carta del Papa Francisco a Mons. RinoFisichella, ante la cercanía del año de la

Misericordia (01 de setiembre)

La carta está dirigida al Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva

Evangelización y contiene indicaciones específicas sobre el perdón de pecados graves como

el aborto, las indulgencias plenarias y otros temas de interés para todos los católicos.

Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación

con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida

sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del

aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta

Page 26: Presentación del Guión homilético 2015-2016

26

un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una

derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Pienso, de forma especial, en todas las

mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron

a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que

llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es

profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede

consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya

arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión

para obtener la reconciliación con el Padre. También por este motivo he decidido conceder a

todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad

de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden

por ello perdón. Los sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar

palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e

indicar un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso

perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia.

Virgen María

La Virgen María, la Inmaculada Concepción, Madre de la Iglesia, Madre de todos los

cristianos es ejemplo de la postura necesaria para acceder a la reconciliación con el Señor: es

la humildad: «He aquí a la sierva del Señor, se cumpla en mí según tu palabra», «Ha mirado

la humillación de su esclava», «[el Señor] enaltece a los humildes».

SEPTIMO DÍA: viernes 4 de diciembre de 2015

Page 27: Presentación del Guión homilético 2015-2016

27

Predicador:

07:00 hs. Mons. Juan Bautista Gavilán, Obispo de Coronel Oviedo.

19:00 hs.Mons. Juan Bautista Gavilán, Obispo de Coronel Oviedo.

Tema: Justicia y misericordia, plenitud del amor:

Obras de misericordia:redimir al cautivo

Cautivo es el que está sometido a un régimen de privación de la libertad en razón de una

causa justa o injusta. Es el ―cautivo‖, el ―encarcelado‖, el ―recluso‖, el ―confinado‖, el que

vive en cautiverio forzoso. Y por tanto, vive en una situación de ―límite‖ por el cual no puede

desplazarse o irse donde quisiera.

Es verdad que muchos presos y encarcelados van a las penitenciarías por causas justas,

pero también es cierto que muchos están en las cárceles injustamente, sin haber cometido

delito alguno fueron llevados por error, por falsa acusación o por otro motivo. Jesús fue

puesto en prisión injustamente; también Pedro y Pablo, los apóstoles y tantos cristianos que

dieron testimonio de Jesús.

Jesús mismo se identifica con el ―preso‖: ―(estuve) en la cárcel y acudisteis a mí‖ (Mt

25,36). Mucho bien se puede hacer visitando a los presos, llevándoles palabras de aliento, de

esperanza, interesándose por su causa, promoviendo sentencias justas o luchando por su

liberación si son inocentes.

Lecturas: Sir 28,1-7

Sal 34 (33)

Mt 5,1-8

Ideas centrales de los textos bíblicos

Sirácide (Eclesiático) 28,1-7

Dos de los atributos básicos de Dios en la Biblia son la justicia y la misericordia. Los que

tratan de vengarse de los demás tendrán que hacer frente a la justicia de Dios. Sobre esta

misma dinámica se comprende la parábola del siervo injusto de Mt 18,23-35.

Los que van tras la misericordia de Dios deben estar dispuestos a ser misericordiosos con los

demás (28,2-5). Como ulterior motivación para el perdón, el sabio es invitado a ―recordar‖ la

muerte y los mandamientos dela alianza de Dios (28,6-7). Solo quienes son misericordiosos

con los demás pueden esperar misericordia de Dios. De otro modo, habrá que estar preparado

para la estricta justicia de Dios.

Salmo 34 (33)

El salmista bendice a Yahvéh en el que se gloría su ser y clama para que ―lo oigan los

humildes y se alegren‖ (v. 2). Yahvé libra al orante de sus temores (v. 5) y escucha el grito del

pobre y lo salva de todas sus angustias (v. 7). El cantor antiguo invita a buscar a Yahvéh

porque quien lo posee de nada carece (v. 11). Insiste en el ―temor de Dios‖ que es principio de

toda sabiduría.

El Salmista recomienda, en su oración, la prudencia, ―guardar del mal la lengua‖, evitar la

mentira, huir del mal y obrar el bien, buscar constantemente la paz. Dios protege al justo, oye

sus gritos y lo libra de sus angustias, da muerte al malvado. Se advierte que Dios hará pagar al

que odia al justo.

Page 28: Presentación del Guión homilético 2015-2016

28

Evangelio: Mateo 5,1-8

El texto se refiere a las bienaventuranzas, inicio del sermón del monte: Discurso programático

de Jesús al inicio de su ministerio en Galilea.

En los motivos de bienaventuranza, justicia y misericordia guardan estrecha relación. De

hecho, justicia y misericordia no se oponen; son dos bienaventuranzas anunciadas por Jesús

como signo de la pertenencia al Reino; no se oponen sino se complementan porque el Dios de

la Biblia al tiempo de ser misericordioso es también un Dios justo.

Actuar con misericordia, por tanto, no implica actuar injustamente; al contrario, quien es

misericordioso no desconoce la justicia; la asume y la dimensiona en un espíritu

misericordioso y compasivo; la justicia es el contenido fundamental de las Bienaventuranzas;

se repite 2 veces, resume las bienaventuranzas; es el contenido fundamental del programa de

Jesús que vino para que se cumpla toda justicia.

En el centro del anuncio se halla, precisamente, las bienaventuranzas que hacen relación a la

justicia y a la misericordia:

Sobre la justicia: Se declara bienaventurados a los que tienen hambre y sed de la justicia.

Hambre y sed son necesidades espontáneas y elementales. Se trata de un deseo que requiere

satisfacción inmediata. Sin esa satisfacción, en un lapso breve de tiempo, la vida del hombre

se expone a la muerte. Se trata de una necesidad fuerte y natural.

La justicia de la que habla Mateo no es ni legislativa ni distributiva. Se trata del proyecto

de Dios, de su voluntad que actúa a través del hombre mediante el ejercicio del amor (25,37).

Hambrientos y sedientos de la justicia son aquellos que han hecho del cumplimiento de la

voluntad de Dios la máxima aspiración y realización de la propia vida, hasta tal punto que su

búsqueda resulta vital para ellos, para su sobrevivencia, como el comer y el beber. La

recompensa consiste en la saciedad, en la comunión plena y definitiva con Dios y con los

hermanos.

Sobre la misericordia: se declara felices a los misericordiosos. La misericordia es una de las

actitudes que en el Antiguo Testamento Dios ejerce con más frecuencia en relación con su

pueblo: perdonándoles los pecados, socorriendo a los necesitados. Mateo presenta a Jesús

como misericordioso, apelando al dicho de Os 6, 6: misericordia quiero y no sacrificios (Mt

9, 13). Se trata de una actitud que se opone, básicamente, al puritanismo (cf. 12, 7). De hecho,

la religiosidad de Jesús no estaba centrada ni preocupada por una pureza cúltica sino en el

amor solidario o en el amor manifestado en la solidaridad con los más necesitados. Por eso,

cura a enfermos, dan pan al hambriento, socorre al necesitado. En este sentido, un ejemplo de

anti-misericordia se plantea en el relato que describe al siervo despiadado que fue incapaz de

actuar con misericordia con su colega, al contrario del rey que tuvo misericordia de él (cf. Mt

18, 21-35).

De hecho, el perdón fraterno es la única condición (según el v. 35) para poder obtener

también el perdón de Dios. Esto mismo plantea la oración del Padre Nuestro: ...Perdona

nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores...

La misericordia, amor solidario con relación al prójimo, es el criterio para recibir la

misericordia de Dios.

Finalmente, la última bienaventuranza de nuevo plantea el tema de la justicia. Se refiere a los

perseguidos por causa de la justicia.No cualquier persecución hace del perseguido un

bienaventurado. Solo por causa de la justicia; justicia realizada por aquel que actúa en

conformidad con la voluntad de Dios.

Page 29: Presentación del Guión homilético 2015-2016

29

Los discípulos sufren persecución a causa de Jesús porque su actuación contraviene la lógica

del mundo. Por eso, hay un paralelismo entre las dos expresiones ―a causa de la justicia‖ y

―por causa mía‖. El cumplimiento de la justicia está en estrecha relación con Jesús, el

revelador definitivo. La persecución puede tomar varias formas: insulto, maledicencia,

difamación.

Los perseguidos por causa de la justicia se asocian a todos los mártires, desde Abel

hasta Zacarías (cf. Mt 23, 34-35); se asocian al destino del crucificado. Por eso, a ellos les

corresponde el Reino, la misma promesa de la primera bienaventuranza (los pobres en el

espíritu).

EvangeliiGaudium

No a la inequidad que genera violencia

45. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la

exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible

erradicar la violencia. Se acusa de violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin

igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo

de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional

o mundial – abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni

recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad.

Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos

del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien

tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia

dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más

sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras

de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado

en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos

lejos del llamado ―fin de la historia‖, ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en

paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas.

→ Puede verse también, los números 182 al 185: La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones

sociales; y los números 202 al 208: Economía y distribución del ingreso.

Aparecida

384:Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida,

nos lleva a asumir evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que

contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con los demás

ciudadanos e instituciones en bien del ser humano. El amor de misericordia para con todos los

que ven vulneradas su vida en cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el Señor

en todos sus gestos de misericordia, requiere que socorramos las necesidades urgentes, al

mismo tiempo que colaboremos con otros organismos o instituciones para organizar

estructuras más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que

consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya

posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una

auténtica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo

constructivo para los necesarios consensos sociales.

385: La misericordia siempre será necesaria, pero no debe contribuir a crear círculos viciosos

que sean funcionales a un sistema económico inicuo. Se requiere que las obras de

misericordia estén acompañadas por la búsqueda de una verdadera justicia social, que vaya

elevando el nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su propio

desarrollo. Benedicto XVI afirma que ―el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea

principal de la política‖ y no de la Iglesia. Pero la Iglesia ―no puede ni debe quedarse al

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margen en la lucha por la justicia. Ella colabora purificando la razón de todos aquellos

elementos que la ofuscan e impiden la realización de una liberación integral. También es tarea

de la Iglesia ayudar con la predicación, la catequesis, la denuncia, y el testimonio del amor y

de justicia, para que se despierten en la sociedad las fuerzas espirituales necesarias y se

desarrollen los valores sociales. Sólo así las estructuras serán realmente más justas, podrán ser

eficaces y sostenerse en el tiempo. Sin valores no hay futuro, y no habrá estructuras

salvadoras, ya que en ellas siempre subyace la fragilidad humana.

→ Puede verse también: 386 al 430.

Laudato si

93: …La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la

propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San

Juan Pablo II recordó con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que ―Dios ha dado la tierra a

todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni

privilegiar a ninguno‖. Son palabras densas y fuertes. Remarcó que ―no sería verdaderamente

digno del hombre un tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos,

personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las naciones y de los

pueblos‖. Con toda claridad explicó que ―la Iglesia defiende, sí, el legítimo derecho a la

propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que sobre toda propiedad privada grava

siempre una hipoteca social, para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les

ha dado‖. Por tanto, afirmó que ―no es conforme con el designio de Dios usar este don de

modo tal que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos‖. Esto cuestiona seriamente los

hábitos injustos de una parte de la humanidad. Cf. la continuación en el No 94.

→ Puede verse también del 159 al 162 (―justicia entre las generaciones‖).

MisericordiaeVultus

20: No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia.

No son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que

se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor…

21: La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios

hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer…

Virgen María

La justicia de Dios no consiste en una justicia forense, como la de los Tribunales; es una

justicia ―causativa‖, sobreabundante que ―justifica‖ y ―redime‖; por eso, Dios es justo cuando

nos salva y nosotros somos justos cuando nos dejamos salvar, cuando decimos ―sí‖ al plan de

Dios.

María, Madre de nuestro Redentor fue la primera entre todos quien dio su ―Sí‖ generoso al

enviado de Dios. Ella permitió que la ―Justicia de Dios‖ se haga realidad colaborando con el

plan de salvación, aceptando humildemente que el Dios Todopoderoso derrame su gracia y su

misericordia sobre la humanidad.

OCTAVO DÍA: sábado 5 de diciembre de 2015

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Predicador/es:

07:00 hs. Mons. Ignacio Gogorza Izaguirre, ObispoEmérito de la Santísima Encarnación.

19:00 hs.Mons. Ignacio Gogorza Izaguirre, Obispo Emérito de la Santísima Encarnación.

Tema: “misericordia quiero y no sacrificios”

Obras de misericordia:vestir al desnudo y enterrar a los muertos

La desnudez es una expresión de la disminución de la dignidad, al que pueden acompañar los

sentimientos de vergüenza u ofensa. Es próxima a la mendicidad y requieren de mucho

respeto, cercanía y apoyo discreto.

Para que sea una auténtica obra de caridad, el desnudo no debería quedar dependiente, deudor

o humillado por su situación, para que reconozca la misericordia de Dios. Al contrario, la baja

autoestima, el crecimiento espiritual y la promoción humana quedarían al margen; o se

cambiaría por una nueva dependencia de quienes los ayudan. En esto vale el refrán: ―que la

mano izquierda no sepa lo que hace la derecha‖.

El sepelio de los muertos, en cambio, es también una obra de misericordia que expresa la

piedad. Está presente en todas las religiones y culturas ancestrales. No acompañar y expresar

las condolencias sería como un acto irreverente o de ateísmo. Pero tal vez, es uno de los pocos

deberes que no han perdido del sentido real y profundo de la misericordia, aún en las

sociedades secularistas.

Sin embargo, en esta época corre el riesgo de ocultar el sentido familiar y social, cuando no se

cuidan los camposantos o cementerios y pierden la conexión con la vida de la ciudad. La

memoria de los difuntos, el respeto y acompañamiento a los familiares y el cuidado de los

cementerios se suman a las obras de misericordia.

Lecturas: Os 6,1-6

Sal 103 (102)

Mt 9,9-13

Ideas centrales de los textos bíblicos

Oseas 6,1-6

El texto no es una exhortación del profeta a la conversión, ni una auténtica declaración de

los deseos e intenciones de Efraím y Judá, sino un presunto discurso del pueblo pronunciado

por el profeta en nombre de Yhwh, que pone al descubierto la engañosa conversión de su

pueblo.

En los vv. 1-3 el pueblo se aplica a sí mismo de modo positivo las amenazas del anterior

discurso de Yhwh (5,13-15ª): Yhwh se aleja, vayamos pues detrás de él; Yhwh desgarra, pero

cura; Yhwh espera hasta que el pueblo busque su rostro, el pueblo está dispuesto a vivir en su

presencia (―ante su rostro‖); Yhwh espera que lo busquen, y el pueblo supone que su

manifestación será segura como la aurora. Pero Yhwh retoma a su vez (vv. 4-6) la respuesta

del pueblo para denunciar esta ilusoria conversión. Su voluntad se manifestará seguramente,

como la aurora; él no vendrá como la lluvia de invierno o primavera porque la fidelidad de

Israel es como la nube matutina, que promete lluvia, y luego se disipa.

El conocimiento de Yhwh no irrigará la tierra porque la fidelidad de Israel es tenue como

el rocío, que desaparece ante el sol de la mañana. La contraposición se resume en 6,6: ―Quiero

misericordia y no sacrificio‖.

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Salmo 103 (102)

Este himno de alabanza y de acción de gracias se desarrolla en dos movimientos: En el

primero (vv. 2-10) se exaltan el amor y el perdón de Dios. Dios es el que perdona, sana,

redime, corona, sacia. Dios pone en acción su misericordia divina que perdona.

En el segundo movimiento (vv. 11-19) se comparan el amor eterno de Dios y la fragilidad

humana. Las dimensiones vertical y horizontal del espacio y la psicología de la profundidad

del amor paterno son aplicadas a la ―ternura‖ divina.

Evangelio: Mt 9,9-13

La vocación de Mateo se describe de manera muy escueta. Jesús, pasando por el lugar, da

origen a un movimiento en el que el llamado es solicitado a responder con el seguimiento.

Mientras en el primer evangelio el destinatario de la quinta llamada es Mateo, aquel que

inmediatamente entrará a formar parte del grupo de los ―doce apóstoles‖ (10,3), en los otros

dos sinópticos es en cambio Leví (Mc 2,14; Lc 5,27), que para Marcos es el hijo de Alfeo.

Jesús llama a Mateo mientras él, encontrándose en el banco de los impuestos, ejercita su

profesión de cobrador de impuestos (recaudador). Con mucha posibilidad en Cafarnaúm –

lugar donde Jesús se encuentra– donde hay una aduana sobre la ruta comercial y militar que

lleva a Damasco. Mateo recogía las tasas que iban a parar en la casa del tetrarca. En el

ambiente judío la profesión del recaudador era considerada impura porque la ganancia era

fruto de estafas y de tráficos ilícitos. Por esta razón, los publicanos eran tenidos por

―pecadores‖ (v. 11; cf. Mt 11, 19). Equiparados a los ladrones, delincuentes, jugadores de azar

o al ―pueblo de la tierra‖ que no conocía ni practicaba la ley, los publicanos eran evitados por

los judíos observantes que no querían tener ningún contacto con ellos.

El relato de la vocación de Mateo no es una repetición de la llamada de los primeros cuatro

pescadores (Mt 4,18-22), sino pone a la luz un nuevo aspecto del seguimiento: Jesús, al llamar

a sus discípulos, no mira su pasado, a su condición social o intelectual, ni mucho menos a su

estatuto religioso. Discriminante, en cambio, para entrar a formar parte de los discípulos de

Jesús es la respuesta a su invitación (―sígueme‖) que debe ser inmediata: ―Y él levantándose

lo siguió‖. ―Seguir‖ supone compartir el mismo destino del que llama y abandonar todo

aquello que constituía su realidad precedente (En este caso su actividad profesional).

La tradición sinóptica es concorde respecto al episodio que sigue: Jesús en la mesa con los

publicanos y los pecadores. Para un judío, compartir la mesa era signo de comunión, del

compartir. Jesús, comiendo con ellos, desencadena inmediatamente la reacción de los fariseos

para quienes la separación de los pecadores, y consecuentemente la abstención del pecado,

eran los signos de una auténtica religiosidad.

Los fariseos, con la pregunta dirigida a los discípulos de Jesús: ―¿Porqué vuestro maestro

come con los publicanos y pecadores?‖, evidencian su extrañeza en relación al ―maestro‖. El

apelativo es puesto siempre en los labios de personas extrañas que, al contrario de los

discípulos, no lo reconocen como ―Señor‖. Pero, por el otro lado, el título pone en luz la

misión que Jesús tiene de enseñar y prepara al lector a la sentencia sobre la misericordia que

constituye uno de los aspectos más específicos de su misión.

Vértice de todo el relato es la respuesta de Jesús. Con una sentencia de estilo proverbial él,

recurriendo a la figura del médico que recurre en socorro de los enfermos, funda su misión

hacia los pecadores, que son los verdaderos enfermos. La atención que presta Jesús por los

pecadores, que culmina en su llamada, es equiparable a su acción terapéutica: el pecador es un

enfermo que se cura, entrando a formar parte del grupo de los discípulos.

Page 33: Presentación del Guión homilético 2015-2016

33

La segunda sentencia, introducida por una invitación al aprendizaje (―¡aprended!‖), aparece

solamente en Mateo y se compone de una citación bíblica tomada de Oseas (6,6), el cual

critica una fe basada exclusivamente en la práctica cultual a la que no se puede participar si se

está contaminado por el contacto con los pecadores. Contra una religiosidad de tipo formal y

ritualístico el texto profético reclama la misericordia, actitud cardinal de Dios, el

misericordioso por excelencia (Ex 34,6) en virtud de su alianza con el pueblo de Israel. El

amor, síntesis de la voluntad de Dios (Mt 23,23), es el modo de vivir las relaciones humanas y

la ―carta de presentación‖ de toda experiencia de fe‖.

El slogan ―misericordia quiero y no sacrificio‖, que se halla exclusivamente en Mateo, se

vuelve a mencionar en el episodio en el que los discípulos de Jesús recogen las espigas en el

día del Shabat (12,7). Esta frase se convierte en el programa no solo de la misión de Jesús

(―no he venido‖ [cf. Mt 5,17; 10,34] sino funda también el estilo de las relaciones humanas

del creyente.

Precisamente por ser tales, los pecadores, son conscientes de no ser justos y, al contrario de

los fariseos, de no poder salvarse con sus acciones; por esto ellos se adhieren a la llamada

salvífica de Jesús, el cual desde el inicio tiene la misión de liberar al pueblo de sus pecados

(Mt 1,21) y, dirigiéndose a los jefes judíos, afirma: ―Los publicanos y las prostitutas os

precederán [lit.: pasarán delante de ustedes] en el reino de los cielos‖ (Mt 21,31-32). La

misión de Jesús es particularmente dirigida a aquellos que son expulsados, apartados o

separados del sistema religioso judío, que a su vez, expulsa a Jesús de su entorno

calificándolo de ―amigo de los publicanos y pecadores‖ (Mt 11,19).

MisericordiaeVultus

10. La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción

pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su

anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de

la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia ―vive un

deseo inagotable de brindar misericordia‖. Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de

indicar y de andar por la vía de la misericordia….

Papa Francisco

―Un Dios que se hace cercano por amor, camina con su pueblo y este caminar llega a un punto

que es inimaginable (…) El Señor nos ama con ternura. El Señor conoce aquella bella ciencia

de las caricias, aquella ternura de Dios. No ama con palabras. Él se acerca y nos da aquel

amor con ternura. ¡Cercanía y ternura!‖ (7/junio/2013).

Virgen María

María, a través del ángel, se encuentra con la Misericordia. Todo su ser queda impregnado

del amor misericordioso de Dios que se fijó en ella, en una humilde criatura. El ―sí‖ de Dios

suscita un ―sí‖ de correspondencia, el ―sí‖ de María. Ella descubre la maravilla de Dios en el

acto más misericordioso realizado por el Creador por la humanidad: El plan de la redención

que la involucrará para su realización.

NOVENO DÍA: domingo 6 de diciembre de 2015

Predicador/es:

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34

07:00 hs. Mons. Edmundo Valenzuela, Arzobispo de la Santísima Asunción.

19:00 hs.Pbro. Dr. Narciso Velázquez, Rector de la Universidad Católica ―Nuestra Señora de

la Asunción‖.

Tema: La Virgen María, testigo de la misericordia de Dios

Obras de misericordia: sufrir (la injusticia) con paciencia

Tal vez, el ejemplo más cercano de esta obra de misericordia lo encontramos en la Virgen

María, testigo de la misericordia. Después de Jesús, quien sufrió y murió con paciencia por

nosotros, la más cercana a la humanidad es Ella.

Algunos agregan a esta obra, el sufrir la injusticia, mientras otros lo omiten.Las injusticias o

los defectos de los demás, que sufrimos por misericordia, atentan contra la común libertad, el

deseo de plenitud y las leyes del derecho, pero por un bien superior: el de la caridad y de la

misma justicia.

La caridad de Cristo y el deber de la justicia son una herencia que nos responsabiliza ante los

demás y ante el futuro del cual somos responsables. Aquí vale también la expresión: ―vivir el

pasado con gratitud, el presente con pasión, y el futuro con esperanza‖, por misericordia hacia

el prójimo y los demás.

Finalmente debemos afirmar que todos tenemos defectos y tenemos que ser indulgentes con

los demás y más autocríticos, y no al revés.

Lecturas: Judit 15,8-10

Sal 56 (55)

Lc 1,46-56.

Ideas centrales de los textos bíblicos

Judit 15,8-10

Israel pudo vencer al enemigo gracias a la intervención de Dios que actuó a través de Judit

(15,8). Joaquím, el Sumo Sacerdote y el Consejo (cf. 4,6.8) vinieron a Betulia para aclamar a

Dios por las hazañas que había realizado por la mano de Judit, la salvadora de Israel.

Judit es encomiada como ―la gloria de Israel‖ y el ―honor de nuestra raza‖. Este elogio

puede considerarse como un antecedente de la alabanza en favor de María en el Nuevo

Testamento. De hecho, puede aplicarse a ella (Judit 15,9-10):

Al llegar a ella, todos a una la bendijeron diciendo: “Tú eres la exaltación de

Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza. Al hacer

todo esto por tu mano has procurado la dicha de Israel y Dios se ha complacido en

todo lo que has hecho. Bendita seas del Señor Omnipotente por los siglos infinitos‖.

Tras la victoria, los israelitas celebraron su victoria, las mujeres con coronas de hojas de

olivo y bailando (cf. Ex 15,20), y los hombres llevando coronas y cantando. Judit se une a

ellos en su celebración.

Sal 56 (55)

Page 35: Presentación del Guión homilético 2015-2016

35

El salmista, en su oración, nos deja el mensaje que el ―fiel no sucumbirá‖. El orante inicia

su plegaria clamando ―misericordia‖: ―Misericordia, oh Dios, que me pisan, me atacan y me

oprimen todo el día. Todo el día me pisan mis enemigos, son muchos los que me atacan desde

la altura‖ (Sal 56,2-3).

La confianza depositada en Dios ahuyenta el miedo. El hecho de confiar en el ―Altísimo‖ nos

recuerda que un adversario humano no es más que una frágil caña (―un mortal‖) en contraste

con el poder y la permanencia de Dios (cf. Rom 8,31).

El salmista confía en que Dios sigue la pista del sufrimiento y el dolor humanos (56,9) y

hace que los enemigos de los fieles retrocedan cuando los fieles piden ayuda (56,10). El tono

del salmista cambia en 56,13 de súplica a acción de gracias. El salmista da las gracias a Dios

por haber sido rescatado de la situación descrita anteriormente y que amenazaba su vida.

Dios, con su gran misericordia, auxilia al que es fil, al que acude a su protección y busca su

amparo.

Evangelio: Lc 1,46-56

Apenas oyó la noticia de su embarazo, María fue deprisa a visitar a su prima Isabel. Se

preguntaba por qué el Señor la había visitado milagrosamente, con qué propósito. Cuando

Isabel oyó el saludo de María en la puerta, el niño Juan saltó de alegría en su seno y el

Espíritu Santo entró en Isabel. Inspirada, exclamó las famosas palabras: ―Bendita tú entre las

mujeres y bendito el fruto de tu vientre‖. Fue una experiencia profunda para las dos mujeres,

que habían concebido, cada una de ellas, un niño singular.

María respondió con un cántico de alabanza, conocido como el ―Magníficat‖. Sus palabras

se hacen eco del hermoso y conmovedor cántico de Ana en el Antiguo Testamento cuando el

Señor le concedió dar a luz al profeta Samuel (1 Sam 2).

El cántico de María expresa bellamente cómo el Señor se acuerda de los pobres y de los

oprimidos para salvarlos. Contrasta la bendición de los temerosos de Dios con la miseria de

los incrédulos, los orgullosos y los rebeldes. La promesa de Dios al patriarca Abraham

encontrará finalmente su ―sí‖ en Jesús, hijo de María.

EvangeliiGaudium

286. (María) es madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de

parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para

acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una

verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la

cercanía del amor de Dios. A través de las distintas advocaciones marianas, ligadas

generalmente a los santuarios, comparte las historias de cada pueblo que ha recibido el

Evangelio, y entra a formar parte de su identidad histórica.

Aparecida

141. Imagen espléndida de configuración al proyecto trinitario, que se cumple en Cristo, es la

Virgen María. Desde su Concepción Inmaculada hasta su Asunción, nos recuerda que la

belleza del ser humano está toda en el vínculo de amor con la Trinidad, y que la plenitud de

nuestra libertad está en la respuesta positiva que le damos.

272. …María ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de

gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo. Indica, además, cuál es la

pedagogía para que los pobres, en cada comunidad cristiana, ―se sientan como en su casa‖.

Crea comunión y educa a un estilo de vida compartida y solidaria, en fraternidad, en atención

y acogida del otro, especialmente si es pobre o necesitado. En nuestras comunidades, su fuerte

presencia ha enriquecido y seguirá enriqueciendo la dimensión materna de la Iglesia y su

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36

actitud acogedora, que la convierte en ―casa y escuela de la comunión‖ y en espacio espiritual

que prepara para la misión.

MisericordiaeVultus

24. El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su mirada nos

acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de

Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre.

Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del

Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó

íntimamente en el misterio de su amor.

Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre por el

amor del Padre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su corazón

la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús. Su canto de alabanza, en el

umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia que se extiende ―de generación

en generación‖ (Lc 1,50). También nosotros estábamos presentes en aquellas palabras

proféticas de la Virgen María. Esto nos servirá de consolación y de apoyo mientras

atravesaremos la Puerta Santa para experimentar los frutos de la misericordia divina.

Virgen María

Todos los textos del Magisterio, arriba citados, se refieren a la Virgen María.

VÍSPERAS SOLEMNES: lunes 7 de diciembre de 2015

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Predicador/es:

07:00 hs. Pbro. Dr. César Nery Villagra Cantero, Director del Instituto Superior de Teología

(Universidad Católica).

19:00 hs.Mons. Eliseo Antonio Ariotti, Nuncio Apostólico de Su Santidad en Paraguay.

Tema:Los sacerdotes, administradores de los misterios de Dios

Obras de misericordia:Aconsejar / dar de beber al sediento

―Aconsejar‖ consiste en persuadir, sugerir, y proponer, al que no sabe, ―caminos‖ de verdad,

de rectitud, de fidelidad y de misericordia. Es función de sabios y maestros, de aquellos que

han hecho de su vida una experiencia de Dios, experiencia que comunica y comparte con

aquel que necesita de instrucción y orientación.

―Dar de beber al sediento‖ es una obra de misericordia que no quedará sin recompensa (cf. Mt

25, 34.35.37.46). Con todo, la ―sed‖, en el lenguaje bíblico no se reduce a la necesidad de

satisfacer las ganas de ingerir el líquido vital. Adquiere, además, un fuerte significado

simbólico: ―sed de Dios‖, ―sed de su Palabra‖, ―sed del amor y de la misericordia de Dios‖,

―sed de justicia‖, ―sed de una cultura de la paz‖, de una ―civilización del amor‖.

―saciar al peregrino‖ y ofrecer un vaso de agua son acciones concretas de misericordia y, al

mismo tiempo, son signos de la misericordia de Dios para tantos hermanos nuestros cuyos

anhelos y quebrantos esperan respuesta.

De modo particular los sacerdotes, al frente de la familia de Dios, la Iglesia, madre y maestra

de humanidad, han de tener ―olor a ovejas‖ con el fin de guiar, aconsejar y testimoniar la

misericordia de Dios que se comunica mediante la misión de la Iglesia en el mundo.

Lecturas: 1 Cor 4,1-5

Sal 22,1-6

Mt 10,5-15

Ideas centrales de los textos bíblicos

1 Corintios 4,1-5

Probablemente, Pablo se está defendiendo de las críticas de los corintios. En última

instancia, lo que cuenta — según el Apóstol — es la fidelidad. Pablo, como ―ministro de

Cristo y administrador de los misterios de Dios‖, será juzgado, no por los hombres antes de

tiempo, sino por Cristo en su segunda venida (―parusía‖). Deja entrever que recibirá el elogio

de Dios.

Sal 23 (33),1-6

El Salmo comienza y termina con el nombre propio de Dios (vv. 1.6b). Haciendo honor a su

nombre, Yahwéh se muestra como pastor y anfitrión del piadoso, de la comunidad de los que

temen a Dios y que se entienden a sí mismos como los pobres.

La atención de Dios hacia el orante se expresa según la metáfora del pastor que conduce a

su grey hacia verdes praderas y hacia aguas de remanso, es decir, se preocupa de la comida y

de la bebida (v. 2); como anfitrión prepara una mesa y llena la copa (v. 5). Como pastor,

Yahwéh consuela con su vara y su cayado pastoral (v. 4); como anfitrión, concede

graciosamente bondad y clemencia (v. 6). El pastora acompaña con su protección al rebaño

transhumante; el anfitrión concede la feliz estancia y permanencia

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Evangelio: Mt 10,5-15

Jesús envía a los Doce con el encargo de anunciar la buena noticia del reino, sobre todo

para restaurar la comunión de Israel con Dios. Los Doce han de ser como su maestro y pasar

por las ciudades y aldeas de Israel como heraldos, anunciando y poniendo de manifiesto el

programa del Evangelio.

La gratuidad de la redención está en la base del desprendimiento de los ministros de Dios,

de los misioneros.

Hay en la proclamación un sentimiento de urgencia, por lo que simplemente deben ir sin

preocuparse de dinero y provisiones. Dios se encargará de que nada les falte. Jesús prohíbe

todo uso ―comercial‖ de la autoridad que confiere a los Doce.

No será necesario llevar alforjas ni túnicas ni ropas para remuda, ni sandalias ni un cayado

ni siquiera lo básico para un equipo de viaje. Estas prohibiciones subrayan el carácter

inmediato y espontáneo de la misión, y significa que, al llevar a cabo dicha misión, los

discípulos se ponen totalmente en las manos de Dios para que éste provea a sus necesidades.

Los misioneros deben saludar y anunciar la paz y el bienestar de quienes los reciben y

hospedan. Los Doce son transmisores de la paz mesiánica que restablece la relación con Dios.

Si la gente del lugar rechaza el mensaje del reino, entonces dicha paz se ha de retirar. No hay

paz para el malvado (Is 48,22; 57,21). Los discípulos no han de quedarse ni discutir con

quienes no acepten la proclamación (v. 14) sino que han de marcharse a otro lugar.

EvangeliiGaudium

44. Por otra parte, tanto los Pastores como todos los fieles que acompañen a sus hermanos en

la fe o en un camino de apertura a Dios, no pueden olvidar lo que con tanta claridad enseña el

Catecismo de la Iglesia católica: «La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden

quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la

violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o

sociales». Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con

misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van

construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una

sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien

posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a

Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes

dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que

obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas.

141. Uno se admira de los recursos que tenía el Señor para dialogar con su pueblo, para

revelar su misterio a todos, para cautivar a gente común con enseñanzas tan elevadas y de

tanta exigencia. Creo que el secreto se esconde en esa mirada de Jesús hacia el pueblo, más

allá de sus debilidades y caídas: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha

parecido bien daros el Reino» (Lc 12,32); Jesús predica con ese espíritu. Bendice lleno de

gozo en el Espíritu al Padre que le atrae a los pequeños: «Yo te bendigo, Padre, Señor del

cielo y de la tierra, porque habiendo ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, se las has

revelado a pequeños» (Lc 10,21). El Señor se complace de verdad en dialogar con su pueblo y

al predicador le toca hacerle sentir este gusto del Señor a su gente.

154. El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los

fieles necesitan escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un

contemplativo del pueblo. De esa manera, descubre «las aspiraciones, las riquezas y los

límites, las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el mundo, que distinguen a tal o

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39

cual conjunto humano», prestando atención «al pueblo concreto con sus signos y símbolos, y

respondiendo a las cuestiones que plantea». Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico

con una situación humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz

de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista o diplomática, sino

que es profundamente religiosa y pastoral. En el fondo es una «sensibilidad espiritual para

leer en los acontecimientos el mensaje de Dios», y esto es mucho más que encontrar algo

interesante para decir. Lo que se procura descubrir es «lo que el Señor desea decir en una

determinada circunstancia». Entonces, la preparación de la predicación se convierte en un

ejercicio de discernimiento evangélico, donde se intenta reconocer –a la luz del Espíritu–

«una llamada que Dios hace oír en una situación histórica determinada; en ella y por medio de

ella Dios llama al creyente».

Aparecida

192. Una mirada a nuestro momento actual nos muestra situaciones que afectan y desafían la

vida y el ministerio de nuestros presbíteros. Entre otras, la identidad teológica del ministerio

presbiteral, su inserción en la cultura actual y situaciones que inciden en su existencia.

193. El primer desafío dice relación con la identidad teológica del ministerio presbiteral. El

Concilio Vaticano II establece el sacerdocio ministerial al servicio del sacerdocio común de

los fieles, y cada uno, aunque de manera cualitativamente distinta, participa del único

sacerdocio de Cristo…El sacerdote no puede caer en la tentación de considerarse solamente

un mero delegado o sólo un representante de la comunidad, sino un don para ella por la

unción del Espíritu y por su especial unión con Cristo cabeza.

194. El segundo desafío se refiere al ministerio del presbítero inserto en la cultura actual. El

presbítero está llamado a conocerla para sembrar en ella la semilla del Evangelio, es decir,

para que el mensaje de Jesús llegue a ser una interpelación válida, comprensible,

esperanzadora y relevante para la vida del hombre y de la mujer de hoy, especialmente para

los más jóvenes…

195. El tercer desafío se refiere a los aspectos vitales y afectivos, al celibato y a una vida

espiritual intensa fundada en la caridad pastoral, que se nutre en la experiencia personal con

Dios y en la comunión con los hermanos….

MisericordiaeVultus

10. La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción

pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su

anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de

la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia « vive un

deseo inagotable de brindar misericordia ».[8] Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado

de indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una parte, la tentación de pretender

siempre y solamente la justicia ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e

indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y

más significativa. Por otra parte, es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra

cultura se desvanece cada vez más. Incluso la palabra misma en algunos momentos parece

evaporarse. Sin el testimonio del perdón, sin embargo, queda solo una vida infecunda y

estéril, como si se viviese en un desierto desolado. Ha llegado de nuevo para la Iglesia el

tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial

para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una

fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza.

Virgen María

Page 40: Presentación del Guión homilético 2015-2016

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María es la madre de Cristo, Dios hecho hombres, por obra del Espíritu Santo. Es madre y

modelo de la Iglesia madre. Una cualidad del amor materno de la Iglesia que intenta imitar tal

modelo es la misericordia la cual es paciente, generosa solicita y solidaria. La Iglesia madre

permanece fiel al modelo mariano proclamando tangiblemente la misericordia del Señor.

Para el oriente cristiano María es santa, santísima, porque está llena de gracia, colmada del

Espíritu Santo. En ella actúa el Espíritu como santificador, iluminador, purificador,

vivificador. En la maternidad divina se tiene el mejor ejemplo de la sinergia o colaboración

del Espíritu Santo para todos los sacerdotes, religiosos, religiosas. Bajo su impulso María se

hace contemplativa, cuyo grado supremo es la contemplación de la Trinidad.

Finalmente el Espíritu vivificante comunica a María la vida eterna (Asunción) y la fecundidad

para ser también ella dadora de vida.

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DÍA PROPIO: martes 8 de diciembre de 2015

Predicador: Mons. Claudio Giménez, Obispo de Caacupé

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