Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

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Fuentes históricas

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©Marqués de Mondéjar, 3228028 MADRID

Impreso en Villena, A. G.ISBN: 978-84-7221-493-4Depósito legal: M-46742-2010

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La Salle Ediciones

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San Juan Bautista de La Salle,fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

(Pierre Léger, 1734)

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LAS CUATRO PRIMERAS

BIOGRAFÍAS

DE SAN JUAN BAUTISTA

DE LA SALLE

TOMO I

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Presentaciones, traducción de las cuatro biografías

y edición de los cuatro volúmenes

realizadas y preparadas por

José María Valladolid, fsc.

Madrid, 2006-2010

Créditos

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PRESENTACIÓN GENERAL

DE LA OBRA

El autor, José María Valladolid, Hermano de La Salle, que ha traducido ypreparado la edición de esta obra, que se nos ofrece a todos los lectores de hablahispana, me pidió que hiciera la presentación del trabajo. Acogí su ofrecimiento conel ánimo de quien se siente privilegiado por poder decir algunas palabras a todos losque se adentren en los vericuetos de la biografía de un Santo Fundador.

Cada vez que abrimos un libro para disfrutar de su lectura entramos en unmisterioso camino de sorpresas. Y, cuando ese libro no es uno, sino que son cuatrovolúmenes, puede brotar desde el hondón de nuestras expectativas una buena dosis deasombro y hasta de fascinación.

Nos encontramos con un trabajo bien hecho y gustosamente presentado, elaboradocon mimo y con un cariño inmenso para todos los lasalianos y para aquellos que,conociendo menos a Juan Bautista de La Salle, desean recorrer los recovecos de suvida y los avatares de su fecunda obra.

* * *

Hace ocho años el Hno. José María Valladolid tradujo y publicó también las Obras

Completas del Santo Fundador en tres volúmenes, que han ayudado a muchos aconocer mejor a Juan Bautista de La Salle a través de sus escritos. Pero ese trabajoestaría incompleto, en el valor que tiene como fuente de conocimiento y estudio delSanto, sin el que ahora tenemos entre manos, que recoge, en español, las cuatroprimeras biografías sobre nuestro Santo. No cabe duda de que el esfuerzo que se hahecho en este campo ha sido notable y meritorio.

Para los menos conocedores de la historia de los comienzos del Instituto, en lapersona de su Fundador, hay que decir que tuvo la suerte de contar con tres biógrafos,prácticamente contemporáneos suyos, que escribieron cuatro biografías. Entre lascuatro recogen de manera admirable los diferentes aspectos de una vida plena,entregada a la causa de la educación humana y cristiana Adentrarse a través de lo quenos cuentan esas cuatro primeras biografías en los diferentes aspectos de la vida,resulta una labor que entraña cierto halo de misterio pues estamos pisando “terrenosagrado”: el de una persona ilusionada por la educación humana y cristiana yconvencida de que son necesarios buenos educadores para “ofertar la salvación” aniños y jóvenes.

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Todo ello se refleja de forma diferente en las cuatro biografías. Y era necesariohacerlas cercanas al público de habla hispana para poder adentrarnos en lo quesignifica la persona de Juan Bautista de La Salle, personaje preclaro de la Francia delos siglos XVII-XVIII, que ha tenido extraordinaria trascendencia para la historiaeducativa de Europa, y en consecuencia de todo el mundo, en los años posteriores.Por eso, es conveniente conocer de primera mano las biografías de Juan Bautista deLa Salle y hacerlas muy cercanas. De las cuatro, sólo las de Bernard y Maillefer IIse habían traducido y editado, pero eran difíciles de localizar y de utilizar. Maillefer Inunca se publicó en español. En cuanto a la biografía escrita por Blain, que seconsideró como la oficial del Instituto, sólo se editó en español el llamado Espíritu y

Virtudes de San Juan Bautista de La Salle, que es la parte 4.ª de la obra. Así pues, loque nos ha llegado de Blain, y lo único que los lectores de lengua española conocen,es una adaptación hecha en francés por el abate Carión, en la que se han eliminadocasi 300 páginas.

* * *

¿Qué contienen estos cuatro volúmenes?

En el primero se recogen las biografías escritas por Bernard y por Maillefer, (I yII) y los índices correspondientes.

En el segundo, las tres primeras partes de Blain, que es toda la biografía completadel Santo, la que él escribió, sin retoques, traducida por primera vez.

En el tercero, la cuarta parte del libro de Blain, es decir, lo que conocemosgeneralmente en lengua española por Espíritu y Virtudes de San Juan Bautista de La

Salle. En el mismo volumen se han añadido, también, todos los complementos quenunca se publicaron en español.

En fin, en el cuarto volumen se recogen los índices de los nombres de personas, delugares, de materias y de cronología de toda la obra de Blain.

El Hno. José María ha dedicado muchas horas a investigar todo lo que se relacionacon La Salle: su obra, sus orígenes, su vida, sus proyectos y realizaciones, etc. Se hasentido tocado por la magia del Fundador y ha querido con este trabajo devolvermucho de lo que ha recibido a lo largo de su dilatada vida lasaliana. Desde su ampliaestancia en Roma, en la Casa Generalicia, trabajando codo con codo con otroslasalianos y ofreciendo a educadores y Hermanos muchos elementos de reflexión ydiálogo, pasando por las ya mencionadas Obras completas (en tres tomos), hasta estagran última obra, ha sabido hacer de su esfuerzo personal una gran aventura lasaliana,para servicio de todos los lasalianos y de todos los que se dedican a la educación.

Acometer una obra de este calibre, para los lectores en lengua española, hasupuesto muchas horas de trabajo, de esfuerzo ingente por comprobar datos, paraencontrar la traducción atinada de los términos y del pensamiento, teniendo siempreen la mente, no el francés actual, sino el del siglo XVIII. Ha requerido, en efecto, un

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empeño tenaz, y, sin duda, todos estaremos en deuda con el autor de este trabajo, quenos acercará un poco más a la figura, la personalidad, el talento y la creatividad deSan Juan Bautista de La Salle.

Nos alegramos de poder comenzar esta andadura teniendo como compañera decamino esta extensa obra de Las cuatro primeras biografías de San Juan Bautista de

La Salle. Difícilmente podríamos construir el futuro si no dejáramos que la historiapasada, la mejor historia y la más rica, nos enseñe. Juan Bautista de La Salle siguesiendo inspirador de muchos proyectos, de muchas ilusiones, de muchas iniciativasde Hermanos y Seglares que, en este comienzo del siglo XXI quieren hacerse realidad.¡Y qué mejor forma de hacerlo que aleccionados constantemente por la vida de LaSalle, a través de lo que nos ofrecen sus biógrafos!

Así podemos decir que se hermanan los comienzos y la historia reciente, losorígenes y el futuro que vamos a vivir; la persona de Juan Bautista de La Salle ynuestras propias personas actuales, tocadas, como él, por el mismo Dios y lanzadas,como él, por el mismo Espíritu, para llevar lo más rico del encuentro educativo atodos aquellos que se sienten, como se sentía Juan Bautista de La Salle, “heridos porla situación de abandono de los niños y jóvenes…”.

* * *

Son numerosas las biografías que nos han ido llegando hasta hoy sobre la personadel Santo Fundador. Muchos los autores que se han adentrado en el conocimiento yen la divulgación del rico patrimonio que su figura tiene para todos los que nossentimos concernidos y fascinados por su genialidad educadora. Son muchos los quenos han ofrecido perspectivas diferentes de la persona de Juan Bautista de La Salleque permiten vislumbrar una riqueza y una diversidad de acercamientos a su vida y asu obra que, en cierto modo, nos deja perplejos y nos enorgullece. Con toda seguridadvan a ser muchos más los que, en el futuro, sigan adentrándose en esos caminos, queaunque parezcan ya trillados, son siempre nuevos, porque descubren aspectos hastaahora insospechados. ¡Es la riqueza de los santos, que nunca deja de sorprendernos!

Pero no cabe ninguna duda de que, cuanto más cercanos estemos a la realidadconcreta del Fundador, cuanto más cerca estemos de su tiempo y de su vida, yreleamos lo que sobre su carisma fundacional nos dicen los más allegados a supersona, estaremos en mejores condiciones para captar toda la riqueza y profundidadde lo que significó el Santo para la Francia del siglo XVII; y, por supuesto, paranosotros hoy y para el futuro que tenemos que construir.

Acaso nos sorprenda el lenguaje de los primeros biógrafos porque estamos pocoacostumbrados a bucear en sus formas concretas de expresión. Acaso alguno, deellos, llevado por su inmenso cariño hacia la persona del Fundador, exagere ciertosrasgos positivos y oculte otros que pueden resultar menos favorables. Incluso, tal vez,alguno llevado por el deseo de que se conozca su persona, tergiverse la historia real y

Tomo I - Presentación general de la Obra 9

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nos ofrezca elementos no muy contrastados. ¿Importa eso ahora, cuando lo quepretendemos no es juzgar las cosas con ojos de historia crítica, sino acercarnos a unapersona, a su vida, a las relaciones con sus Hermanos, a su carisma de Fundador, yescudriñar todo lo que su vida y sus enseñanzas encierran de cara al precioso futuroque Dios nos pone por delante?

Es verdad que la historia no debe engañar a quienes la interpretan o la escriben parasus lectores. Pero no es menos cierto que, cada uno, cuando escribe sobre otro, se dejallevar por ese pequeño regusto de contar las cosas a su estilo, a su manera, sintergiversar el fondo de lo que quiere decir; a pesar de que, siempre, se escape ciertodeje de complicidad con lo que uno quiere contar, para no convertirse en puro“escribiente” de datos que dejan sin vida a lo que se cuenta y a lo contado.

En nuestro caso, tanto Bernard como Maillefer o Blain han aportado su granitode arena al conocimiento y aprecio de Juan Bautista de La Salle. Y se lo agradecemos.Y no hace falta perdonar sus excesos o su modo particular de ver las cosas, porque nohay tal. Y estamos contentos porque la presente traducción y edición de sus escritos,de hace casi tres siglos, nos hagan al Santo y al Fundador mucho más cercano anosotros. Así, podemos conocerle mejor y hasta nos permite enamorarnos un pocomás, si cabe, de este queridísimo padre, que transformó la escuela, la pedagogía y lavida religiosa laical.

* * *

Esta obra ve la luz, precisamente, en un momento clave para la historia lasaliana enEspaña y Portugal. Se ha concluido el proceso de reestructuración y está en marcha laaventura comenzada del nuevo Distrito ARLEP (comenzará a funcionar plenamenteel 1 de septiembre de 2010). Ha sido un proceso largo y fecundo, de muchos años y demuchas personas colaborando con sus ideas, sugerencias, reflexiones y aportaciones.Al final de ese proceso, se marca un comienzo (y no es ningún juego de palabras),pues hemos llegado hasta aquí pensando en que debíamos ofrecer lo mejor denosotros mismos, como Instituto de los Hermanos de La Salle, en España y Portugal,de cara a seguir enriqueciendo el carisma de La Salle.

La edición de esta obra por el nuevo Distrito de la ARLEP puede parecer unacoincidencia, pero ¡bendita casualidad! la que nos permite comenzar una historia, ladel nuevo Distrito, recreándonos con otra historia, la de nuestro Santo Fundador.Ahora, ambas historias se entrecruzan y se asientan, pues de la vieja historia hemosaprendido el respeto y la admiración, la creatividad y el impulso a lo nuevo, lacreación de una “...comunidad…, que se denomina de ordinario Comunidad de lasEscuelas Cristianas…” (Memorial sobre el hábito, 0,0,2); y de la nueva historia, lamás reciente, aprendemos a sortear y dar respuesta a los problemas actuales de unInstituto extendido por más de 80 países y donde “… los miembros de este Instituto sellamarán Hermanos…” (Regla, 9).

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Como afirma el Hno. Luke Salm, “...Desde que el Concilio Vaticano II urgió a los

Institutos religiosos a emprender un programa de renovación basado en el

evangelio, el carisma de su Fundador y los signos de los tiempos, ha habido un

creciente interés entre los Hermanos de todos los niveles por recuperar la visión y

definir la espiritualidad característica de Juan Bautista de La Salle…” (“Señor, es tuobra”, pág. 17).

Ahora, nos llega esta obra traducida y preparada por el Hno. José María Valladolid.Sin duda contribuirá a la divulgación, conocimiento y aprecio de la figura de JuanBautista de La Salle; y en cuanto a nuestras personas, a imbuirnos de sus enseñanzasen todo lo que se refiere a nuestro ministerio apostólico.

Por eso, al acercarnos a su vida desde la visión de sus tres primeros biógrafos,podremos seguir haciendo realidad lo que el Fundador nos dice en una de susmeditaciones: “Debéis mirar a los niños de quienes estáis encargados de instruir

como huérfanos pobres y abandonados. En efecto, aunque la mayoría tengan padre

en la tierra, en realidad es como si no lo tuvieran y viven abandonados a sí mismos en

lo referente a la salvación del alma. Por esta razón los pone Dios, en cierto modo,

bajo vuestra tutela” (Med 37, 3.1.).

¡Razón de más, pues, para seguir creciendo al lado de La Salle, en este caminoprecioso de educar!

¡Enhorabuena, Hno. José María, y gracias por esta valiosa aportación!

Hno. Jesús Miguel Zamora, Visitador

Madrid, 13 de mayo de 2010

Tomo I - Presentación general de la Obra 11

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INTRODUCCIÓN

A LA PRESENTE EDICIÓN

DE LAS CUATRO PRIMERAS

BIOGRAFÍAS DE

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

¿Tiene sentido publicar, a estas alturas, en el siglo XXI, las biografías de san JuanBautista de La Salle escritas por los tres primeros biógrafos, en el siglo XVIII? ¿Ytiene sentido que estas biografías sean traducciones de los originales franceses?

Pues, sí, tiene sentido. Estamos convencidos de que esta publicación puede ofrecerun gran servicio a quienes en el futuro, en España, pretendan realizar trabajos sobre elsanto fundador, dentro del marco de los estudios lasalianos que se realicen enel Instituto, especialmente en lengua española. Las razones que nos han movido aemprender la traducción de esas biografías y publicarlas han sido las siguientes:

1. Las vidas del fundador escritas por los tres primeros biógrafos —Bernard,Maillefer y Blain— son, indiscutiblemente, las fuentes fundamentales para cualquierestudio relativo a san Juan Bautista de La Salle.

2. Cuando, con más o menos dominio, la generalidad de los Hermanos conocía elfrancés, la lectura de estas biografías les resultaba relativamente posible, aunque lasde Bernard y de Maillefer no fueran fáciles de encontrar.

3. Cuando el estudio de la lengua francesa ha desaparecido, prácticamente de formageneral, de la formación de los Hermanos, si esas biografías no se traducen a lasdiversas lenguas de uso común, será imposible conocer las fuentes que permitanabordar cualquier estudio serio sobre el fundador.

4. La necesidad de disponer de esas cuatro biografías, aunque sea en traducciones—siempre que sean fieles—, es más urgente si se piensa que, en el futuro, serán loslasalianos laicos quienes más van a necesitar acercarse a la persona de La Salle yconocer su obra y sus enseñanzas.

5. Además, estas biografías, sea en francés o en español, van a ser imprescindiblespara quienes pretendan investigar o estudiar algún tema relacionado con el fundador.

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Para quienes sólo deseen conocer a grandes rasgos la vida del santo, bastará que seinformen en alguna de las numerosas biografías de divulgación que ya existen.

* * *

Durante mucho tiempo, los estudios sobre el santo fundador, en el Instituto, engeneral, y salvo pocas excepciones, fueron más bien escasos y, en ocasiones,encomendados a personas ajenas a la Congregación.

El gran impulso para estudiar a san Juan Bautista de La Salle surgió en torno alCapítulo general de 1956, gracias a algunos Hermanos cuya formación e interés porla figura del santo hicieron que los capitulares comprendiesen la necesidad deconocer la persona, las realizaciones y los escritos de nuestro fundador.

De ese impulso nacieron los Cahiers Lasalliens, bajo la dirección del HermanoMaurice-Auguste, hombre enamorado del santo y dotado de una clara visión de latarea que debería hacerse. El primer trabajo que emprendió fue reproducir las cuatrobiografías escritas, una por BERNARD, dos por MAILLEFER y una por BLAIN. Teníael propósito de confeccionar también unos cuadros, tablas o índices comparativos,donde el investigador pudiera encontrar de inmediato los temas tratados por cadaautor. Su trabajo se completaría con la publicación de todas las obras escritas por LaSalle. Las reproducciones se hicieron mediante sistema anastático de los manuscritos,de las ediciones príncipe o, a falta de ellas, de la más antigua conservada.

La intención del Hermano Maurice-Auguste era también publicar en la mismacolección diversos estudios sobre el santo, sobre su familia, su época, sus creaciones,sus escritos, etc. Su esfuerzo, continuado por los Hermanos que trabajaron en losCahiers Lasalliens, nos ofrece hoy un inestimable tesoro de sesenta y dos números(hasta mayo de 2007).

Este trabajo ingente ha facilitado el conocimiento y el manejo, por un lado, de lasbiografías del santo, de las cuales se han derivado otras que podemos llamarcientíficas, de las cuales la más representativa es la Biografía de San Juan Bautista de

La Salle, escrita en español por Saturnino Gallego (BAC, 1986); y por otro, de susescritos. Estos últimos pudieron ser publicados en francés en 1993, en un solovolumen, con el nombre de Oeuvres Complètes de saint Jean-Baptiste de La Salle.

Todas ellas se han traducido al español y se han publicado en tres tomos en 2001, porEdiciones San Pío X, de Madrid.

Los Cahiers Lasalliens han recogido además, como era el deseo del HermanoMaurice-Auguste, diversas investigaciones sobre la persona y la familia del santo, yestudios sobre sus escritos. Algunos de ellos, pocos, han sido traducidos y publicadosen español; de cara a los estudios lasalianos que se hagan en español, sería deseable

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que al menos algunos de los que no han sido traducidos ni publicados, también lofueran en un futuro próximo.

Pues bien, esta edición de las biografías del santo por BERNARD, MAILLEFER yBLAIN, se sitúa en ese enorme esfuerzo de los Estudios Lasalianos, mirandoespecialmente al mundo lasaliano de lengua española. Nos hemos decidido a incluirtodo lo que gira en torno a lo escrito por estos tres biógrafos, a saber: de Bernard, latraducción de su manuscrito (reproducido en el CL n.o 4); de Maillefer, las dosbiografías que escribió, la de 1723 (llamada Carbon, del nombre del copista) y la de1740 (llamada de Reims, por el lugar donde se conserva), publicadas ambas en el CL

n.o 6; de Blain, toda la biografía, que comprende dos tomos, reproducidos en los CL

n.os 7 y 8, y que recoge un extenso prólogo de 115 páginas sobre las instituciones demaestros y maestras cristianas; la vida de La Salle en tres libros; un cuarto libro, quecorresponde al conocido Espíritu y virtudes de san Juan Bautista de La Salle; uncomplemento con las biografías, muy breves, de algunos de los primeros Hermanos;el relato de diversos sucesos que no se pusieron en la biografía; la crónica del trasladode los restos del señor de La Salle a San Yon, y una carta de Blain al Superior Generaldel Instituto a propósito de su biografía.

Las cuatro biografías han sido traducidas al español expresamente para estaedición, con el criterio de mantener, de la manera más exacta posible, la fidelidad altexto francés. Se ha contado, sin embargo, con la ayuda de las traducciones yaexistentes de dichas obras, a saber:— Para la biografía de Bernard, la traducción del Hno. José María González Ruana,

Costa Rica, en 1989.

— Para la biografía de Maillefer (Re, de 1840), la traducción publicada por laRELAL en Bogotá (sin fecha).

— Para la biografía de Blain, las traducciones realizadas para la RELAL, en2004-2007, por un equipo de Hermanos, bajo la dirección del Hno. BernardoMontes, y amablemente cedidas para ayudar a nuestro trabajo.

A todos ellos expresamos nuestra más sentida gratitud.

Hemos completado las dos biografías de Maillefer con los índices o tablas delugares, personas y materias de ambas; y para Blain, incluimos otros índices aún máscompletos, pues se añade uno cronológico —que van en el volumen IV—, lo quecorresponde a los CL n.os 9 y 10.

Para poder utilizar estas biografías, el texto va separado por la numeración de laspáginas del texto original francés, enmarcadas entre dos ángulos:<...>. Ésas sonlas páginas a las que se remite en las tablas que siguen a cada biografía y en elvolumen IV.

La presente obra consta de cuatro volúmenes. En el primero se ofrecen la biografíaescrita por BERNARD, con sus índices, y las dos escritas por MAILLEFER, seguidas,a su vez, por los índices correspondientes.

Tomo I - Introducción a las cuatro primeras biografías de S. J. B. de La Salle 15

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El segundo volumen corresponde al primer tomo de BLAIN (libros I y II, Cahier

Lasallien n.o 7; y libro III, primera parte del Cahier Lasallien n.o 8).

El tercer volumen corresponde al segundo tomo de BLAIN (libro IV, segunda partedel Cahier Lasallien n.o 8, o Espíritu y virtudes) y biografías de algunos Hermanos.

El cuarto volumen recoge las tablas e índices conjuntos de la obra de Blain:nombres de lugares, de personas, de temas y cronología; y, finalmente, la Relación dedichos y escritos atribuidos a Juan Bautista de La Salle (Cahier Lasallien n.o 10, pp.73 a 213).

H. José María Valladolid

16 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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PREÁMBULO

EL ESTUDIO DE LOS TRES PRIMEROS BIÓGRAFOS

DE SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

Para el conocimiento de san Juan Bautista de La Salle son imprescindibles lasprimeras biografías escritas poco después de su muerte por quienes fueron susprimeros biógrafos: el Hermano BERNARD, Francisco-Elías MAILLEFER y JuanBautista BLAIN.

El interés por estas biografías siempre existió en el Instituto, pero el acceso a ellasestaba muy limitado ya que hasta fechas recientes sólo existían en francés. A mitaddel siglo XX su interés se ha despertado de nuevo, enmarcado en los EstudiosLasalianos promovidos por el Capítulo General de 1956.

Quien mejor ha reflejado el nacimiento de este impulso a los estudios lasalianosfue el Hno. Maurice-Auguste en la introducción que escribió para el Cahier Lasallien

n.o 4, que recoge la biografía escrita por Frère Bernard. Creemos que es una excelentedescripción de lo ocurrido, y que puede enmarcar de manera inmejorable estapublicación que edita la traducción de las cuatro primeras biografías escritas por lostres primeros biógrafos. Traducimos íntegramente dicha introducción.

Hacia una biografía crítica

de san Juan Bautista de La Salle

Hace ya casi diez años, el padre André Rayez redactaba para la Revue d’Ascétique

et Mystique, un artículo que sigue siendo la mejor guía de cualquiera que deseeabordar los textos lasalianos1. El autor, al tiempo que consideraba como iniciativafeliz y notable logro la Histoire générale de l’Institut des Frères des Écoles

chrétiennes2, en aquel momento a punto de terminarse, y reconocía los méritos de

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 17

1 André RAYEZ, Études lasalliennes, en la Revue d’Ascétique et Mystique, n.o 109(enero-marzo 1952), pp. 18-63. Ese artículo está fechado en diciembre de 1951, y el HermanoMaurice-Auguste Hermans, autor del presente estudio, escribe en febrero de 1952, y añade:«Más que otros, nosotros debemos profunda gratitud a estas excelentes páginas. Suponemosque el lector conoce, al menos, las que tratan de las fuentes biográficas. Op. cit. pp. 28-36».

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diversos estudios dedicados al pensamiento lasaliano, expresaba su deseo de poder«hojear los Monumenta lasalliana y estudiar en documentos críticos la vida y laespiritualidad de san Juan Bautista de La Salle»3.

El más reciente de los capítulos generales del Instituto de los Hermanos (el de1956) también ha formulado este deseo, y ha pedido que se emprendaninvestigaciones, estudios y publicaciones que hagan posibles la presentación de unabiografía crítica del santo, y una edición completa y rigurosa de sus diversos escritos4.Sobre esta decisión capitular han trazado su programa los Cahiers Lasalliens5. Laslíneas que siguen pretenden introducir más particularmente en los problemas deorden biográfico, y señalar las realizaciones en curso y varios proyectos en estudio.

San Juan Bautista de La Salle murió en Ruán el 7 de abril de 1719. Menos dequince años después, en 1733, aparecía, en dos volúmenes in-quarto, en la imprentade Juan Bautista Machuel, librero de la ciudad, La Vida del Señor Juan Bautista de La

Salle, fundador de los Hermanos de las Escuelas cristianas. La existencia del santose relataba a lo largo de las tres primeras partes de la obra, y seguía «una cuarta parte,que contiene sus virtudes»6.

Ni en la portada ni en la fórmula del privilegio se designaba al autor. Pero sieteaños más tarde, y también en Ruán, se publica un Éloge historique de Monsieur

Jean-Baptiste de La Salle, Instituteur des Frères des Écoles chrétiennes, que se

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2 Georges RIGAULT, Histoire générale de l’Institut des Frères des Écoles chrétiennes,

París, 1937.1953, 9 vol. in-8º.3 André RAYEZ, op. cit., p. 28.4 «Que se prosigan los estudios críticos de todos los escritos de nuestro santo Fundador yque se continúen las publicaciones y los escritos que tiendan a profundizar y a divulgar suespiritualidad». Institut des Frères des Écoles chrétiennes, Circulaires instructives et

administratives, n. 354, 16 de julio de 1956, Résultats du chapitre général, votos de la novenacomisión, p. 99. En otro sitio, el mismo informe subrayaba la siguiente sugerencia: «Lacontinuidad de los trabajos de investigación sobre la vida y los escritos de san Juan Bautista deLa Salle, por medio de los estudios críticos cuyo conjunto constituya los Monumenta

lasalliana, punto de partida de una futura biografía crítica y de un estudio profundo de laespiritualidad del santo». Op. cit., p. 52.5

Cahiers lasalliens, 1, Carta del Hermano Nicet-Joseph, superior general, Roma, 30 deabril de 1959.6 El padre RAYEZ enumera los principales subtítulos de la obra: Op. cit. pp. 29-30. UnaAdvertencia al lector (Avis au lecteur), colocada al comienzo de la cuarta parte de la Historiade la vida del señor de La Salle, que señalaba en ella, «muchas repeticiones». Se compruebanfácilmente. Pero desde el simple punto de vista histórico, hay que lamentar que, desde hace 80años, se hayan separado esas 300 páginas de las reediciones de la «Vida» para hacer con ellasuna obra totalmente distinta: Espíritu y virtudes del Venerable Juan Bautista de La Salle, porel canónigo Blain, París, Procuraduría de los Hermanos y Poussielgue; Tours, Mame, 1882,XXXIX-768 pp.

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presenta como «compendio de una obra muy difundida, publicada en dos volúmenesin-quarto, en 1733, por el sacerdote señor BLAIN, doctor de la Sorbona»7. En 1760, elpadre Jean-Claude GARREAU publicaba en la imprenta de Laurent Dumesnil,también de Ruán, La Vie de Monsieur de La Salle, Prêtre, Docteur en Théologie,

ancien chanoine de l’église métropolitaine de Reims et Instituteur des Frères des

Écoles chrétiennes8. Dos aprobaciones recomendaban la obra; ambas se habíanconcedido en 1753; la más antigua, del 16 de abril de dicho año9. El nuevo biógrafojustificaba su obra en el prefacio, de esta manera:

«Tenemos una vida del señor de La Salle, impresa en Ruán en 1733. Pero elautor que la compuso, muy respetable, quiso decir absolutamente todo lo que serelacionaba con su tema, e hizo dos grandes volúmenes in-4º, que pocas personashan podido adquirir. Por lo cual, la vida del señor de La Salle apenas ha sidoconocida, como si no se hubiera escrito; además, en ella, los hechos no se hanpuesto exactamente en su lugar natural. Así pues, ha sido necesario reducir laobra del señor Bellin, canónigo de Ruán y fundador de las Escuelas gratuitas delas Hijas de Ernemont, y poner cierto orden, que él descuidó bastante. Esto es loque yo he hecho con todo el cuidado que debía»10.

En 1768, al reeditar la Bibliothèque historique de la France, FEVRET DE

FONTETTE señalaba, bajo la acotación 11435 de este primer volumen: La Vie de

Jean-Baptiste de La Salle (Docteur en théologie), Instituteur des Frères des Écoles

chrétiennes, por el señor M*** (BLAIN), Ruán, 1733, in-4º, 2 vol. Y el autorprecisaba: «antes canónigo de Noyon, fue a Ruán con el señor d’Aubigné, que fuetrasladado del obispado de Noyon al arzobispado de Ruán...»11. Las indicacionescomplementarias, puestas entre paréntesis, hablan de las cualidades del editor y de suinformación.

Años antes, el 4 de septiembre de 1742, el comprador de un ejemplar de La Vie,

escribía en las dos páginas del título que había pagado 12 libras por los dos tomos. Yla misma pluma, y al parecer también en la misma fecha, completaba el título del

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 19

7Elogio histórico del señor Juan Bautista de La Salle, fundador de los Hermanos de las

Escuelas Cristianas. El original francés en París, Bibliothèque de la Chambre des Députés,ms. 1242, 180 p. Advertencia. Se ha hecho una edición en París, Procuraduría general, 1934,179 pp.8 La vida del señor de La Salle, doctor en teología, antiguo canónigo de la iglesiametropolitana de Reims y fundador de los Hermanos de las Escuelas cristianas. La ed.francesa, en Ruán, Laurent Dumesnil, 1760, in-12, 2 tomos en 1 vol. LX-611 pp.9

Op. cit., p. 607.10

Op. cit., pp. XLV-XLVI, VI.11 París, Hérissant, 1768, in-fol.; el quinto y último volumen de la obra sólo aparecería en1778. La primera edición de la Bibliothèque historique debida a Jacques LELONG era de 1719; no

había sido reeditada desde entonces.

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tomo II con el nombre BLAIN, puesto a continuación de los asteriscos que dicen: «parMonsieur ***»12.

Hay otras indicaciones que corroboran estos elementos de prueba13. La tradiciónconstante que reconoce a Juan Bautista Blain, canónigo de Noyon, y después deRuán, la paternidad de la obra tiene toda la garantía de veracidad.

El personaje, con todo, sigue estando poco y mal conocido14. Pero su título desuperior eclesiástico de los Hermanos le pudo abrir, sin duda, más que a ningún otro,las puertas de la casa generalicia de los últimos años de la existencia terrena de suhéroe15. Mucho más tarde, en 1745, con ocasión de una encuesta hecha por elOrdinario, más de un Hermano de Ruán evocaría aún el testimonio del señor Blaincomo de una persona excepcionalmente informada de los asuntos de laCongregación16.

20 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

12 Ejemplar conservado en la Casa generalicia. El nombre del comprador, J. Audet, la fechay el precio de la obra figuran en los dos volúmenes, con la misma tinta y de la misma mano. Lapalabra BLAIN añadida en el segundo tomo se ha escrito con la misma pluma y, al parecer, enel mismo momento que las otras indicaciones.13 «Eclesiástico de Ruán» (Maillefer, manuscrito de Reims, p. IV), el autor elogia a lossuperiores externos nombrados durante la ausencia del señor de La Salle, con términos quehacen pensar que él tenía algo que ver en ello (Blain, II, p. 115). Por otro lado, es difícil noreconocerle en aquel «canónigo amigo del señor de La Salle» (id. p. 169), «amigo delInstituto» (id. p. 183) que interviene más de una vez en la Vida. Un relato impreso del trasladode los restos de nuestro santo el 16 de julio de 1734 (pieza en formato 4º, 4 pp., a menudounido al volumen II de Blain) señala: «Otros cuatro [eclesiásticos] tuvieron el honor de llevarlos cuatro ángulos del paño mortuorio: el señor Térisse, Vicario Mayor, arcediano ycanónigo, y el señor Dossemont, también arcediano y canónigo de la iglesia metropolitana,llevaban los de atrás; otros dos canónigos de la misma iglesia que conocían de modo particularal señor de La Salle, llevaban los de delante». Varias actas de la ceremonia se conocen porotras vías. Una de ellas, la del Registro de San Severo, cita precisamente los nombres de estosportadores: Térisse y Desmont, canónigos y arcedianos, Blain y Deschamps, canónigos de lacatedral de Ruán (Copia comprobada por Dujarier-Bresnard; Archivos de la Casa generalicia,BCe, dossier: inhumación y exhumación del señor de La Salle). Otro relato, el del vicariogeneral Bridelle, lleva la firma de los cuatro testigos, entre ellas la de J.-B. Blain (copia porLUCARD, Archivos de la Casa generalicia, íd.).14 Se hallará el conjunto de informaciones recogidas en: F. Émile LETT, Les premiers

biographes de saint Jean-Baptiste de La Salle, Ligel, París, 1956, pp. 285-343; cfr. también:André FOURÉ, Jean-Baptiste Blain, chanoine de Rouen, Bulletin des Frères des Écoles

chrétiennes, n.o 161 (abril de 1961), pp. 68-79.15 El 4 de diciembre de 1716, J.-B. Blain, «superior de los Hermanos de las Escuelascristianas de Ruán, nombrado por el arzobispo», visaba el acta de delegación del HermanoBartolomé, encargado de visitar las casas del Instituto (ACG, SBb).

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El canónigo biógrafo fue representante del Instituto en el arzobispado, y fue,además, confidente del santo. Con extrañeza para los mismos Hermanos, él podríaestar al corriente de algunos hechos conocidos por él solo y de su santo amigo17.

Con todo, estos títulos excepcionales no suplen, por desgracia, las carencias delescritor. Desordenado y prolijo, nuestro autor ha irritado, sin duda, y en todo caso,desanimado, a generaciones de lectores de buena voluntad. Ha desconcertado, y siguehaciéndolo, a numerosos biógrafos que han intentado, desde hace dos siglos,limpiarlos de sus larguísimas disquisiciones y de sus lugares comunes. El HermanoLUCARD18 y Jean GUIBERT19 le han leído demasiado aprisa; le siguen de manerabastante libre, y luego le dejan de lado, o incluso le contradicen en ciertos puntos sinrazones convincentes. Otros divulgadores han sido aún más rápidos, y tal vez nisiquiera se han tomado la molestia de leerle por entero20. Aunque ha sido máspaciente que otros, Georges RIGAULT también está lejos de haber prestado a laspáginas de su predecesor toda la atención que merecen y todo el valor que contienen.En conjunto, nuestro historiador ha reconocido y ha expresado con raro tino losméritos de este «libro de buena fe» pero «de estilo descuidado»:

«Al no saber limitarse, el canónigo tampoco sabe, casi, escribir. Es unpredicador mucho más que un historiador. A fuerza de extenderse y de darexplicaciones, cansa e irrita. La constante amplificación de la forma le lleva a la

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 21

16 En una Memoria que contiene varios abusos y desórdenes que se han introducido en el

Instituto de los Hermanos de las Escuelas cristianas, el Hermano Polycarpe exponía que losvotos emitidos desde hacía dieciocho años en la comunidad no eran válidos; deseaba que «elseñor arzobispo (de Ruán) se digne hacer examinar seriamente este artículo, y consultarlo conel señor Blain, que es conocedor de este abuso» (Ruán, Archivos departamentales de SenaMarítimo, D. 538, f. 49). Un documento anónimo titulado Des Reponses aux plaintes du Frère

Polycarpe (Respuestas a las quejas del Hermano Policarpo) comenzaba así: «A través delseñor Blain se ha sabido que el Hermano Policarpo ha escrito al señor arzobispo de Ruán paraquejarse del proceder del Hermano Superior de San Yon» (íd. f. 74). En otra parte, el mismodossier hace intervenir al autor o al editor de la Vie de Monsieur de La Salle: al enfrentarsecontra la autoridad de la Regla del Hermano Director, el Hermano Policarpo insinúa que en1717 esta regla «había sido aniquilada desde hacía más de diecisiete años, como lo declara elautor de la Vie de Monsieur de La Salle» (íd. f. 42). El guión de un interrogatorio dirigido porel Ordinario, lleva, entre las respuestas del Hermano Zacarías: «Nota que el editor de la Vie de

M. de La Salle ha observado que la regla de no comer huevos ha sido abrogada desde hacemucho tiempo» (íd. ff. 142-143). La Memoria no lleva fecha: pero cartas que la acompañanpermiten concluir que fue presentada en junio o julio de 1745. El interrogatorio tuvo lugar el 2de agosto del mismo año (íd. ff. 14, 41, et passim). En el dossier no se encuentra el textoinvocado —o supuesto— por el Hermano Émile LETT, que sería decisivo, incluso ahora, paraatribuir a J.-B. Blain los dos títulos de superior eclesiástico de los Hermanos y de editor de laVie de M. de La Salle (Les premiers biographes, p. 294).17 «Hay, incluso, algunos hechos relatados aquí, de los que ningún Hermano teníaconocimiento o tenía sólo una idea confusa; pero el mismo que ha escrito esta historia, que fuetestigo de ellos, ha creído que no debía omitirlos» (BLAIN, I, p. 115).

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exageración en algunos episodios. Él mismo reconoce que no es muy riguroso enlas fechas. Pero, aun teniendo en cuenta estas observaciones, es preciso decir quesu obra consigue la finalidad que el autor se proponía, pues pone perfectamentede relieve la grandeza y la santidad de Juan Bautista de La Salle. Además,consigna sobre los orígenes y los primeros años del Instituto, y sobre el carácterde las luchas a las que el Fundador se vio sometido, numerosos datos que seríadifícil o imposible encontrar en otra parte»21.

Con más brevedad, el padre RAYEZ también subraya los defectos de esta obrairreemplazable:

«Biógrafo a la antigua usanza, panegirista difuso muy a menudo, apologistadesacertado a veces, el buen canónigo borda sus recuerdos, embellece los deotros, sofoca las dificultades y taja con maestría a los adversarios de su héroe, yafueran sulpicianos, obispos o cardenales, y con más razón aún, si eran jansenistaso quietistas. ¡Que el buen hombre me perdone! Sin embargo, esta vida, tancercana de la muerte del santo, escrita por un contemporáneo y un testigo, que,además, ha interrogado a familiares, queda, pese a todo ello, preciosa y con valorde fuente»22.

Guardémonos de añadir nada a tales testimonios, que señalan, con todo, el nudoprincipal del problema. Apenas es legible para los más animosos, a causa de lodesacertado de su forma. Con todo, el libro del canónigo BLAIN sigue siendoindispensable, por los muchos datos biográficos que aporta sobre el santo. Es unaobra apologética más que histórica, y tiene que pasar por la criba de una sana crítica;

22 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

18Vie du vénérable J.-B. de La Salle, fondateur de l’Institut des Frères des Écoles

chrétiennes, suivie de l’histoire de cet Institut jusqu’en 1734, par un Frère des Écoles

chrétiennes. Rouen, Fleury, 1874, XLIV-507 p. — Vie du vénérable J.-B. de La Salle,

fondateur de l’Institut des Frères des Écoles chrétiennes, par un membre de cet Institut, 2tomos. París, Poussielgue, 1876. — El mismo título y el mismo editor, pero en un solo tomo,en 1884. — Voluminoso proyecto de una cuarta edición profundamente revisada (ACG,HAb).19

Histoire de saint Jean-Baptiste de La Salle, ancien chanoine de l’église métropolitaine de

Reims, fondateur de l’Institut des Frères des Écoles chrétiennes, por J. GUIBERT, sacerdote deSan Sulpicio, Superior del seminario del Instituto católico de París, París, Poussielgue, 1900,XLVII-725 pp. La segunda edición, 1901, es la más difundida, y es la que citaremos.20 Para una bibliografía de las biografías lasalianas, cfr. Rivista Lasalliana, Torino, vol. II(1935), pp. 35-44; vol. XXXII (1958), pp. 6-15. Sin exagerar la brevedad, se puede considerarcomo cierta la perspectiva del padre RAYEZ: «J. GUIBERT se distancia de todos suspredecesores; éstos habían saqueado a Blain, a cual mejor, excepto LUCARD que habíainvestigado en los archivos; en adelante se saqueará a GUIBERT» (op. cit. p. 29, n. 26).21 G. RIGAULT, Histoire générale de l’Institut des Frères des Écoles chrétiennes, I, p. VI.22 A. RAYEZ, op. cit., pp. 29-31.

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pero como ha salido de la pluma de un testigo particularmente autorizado, encierra ensí misma presunciones muy válidas aunque no siempre ofrezcan sólida garantía.

Estas primeras observaciones bastarían por sí mismas para justificar el programaque nos hemos trazado: reimpresión íntegra y perfectamente fiel de la obra delbiógrafo de Ruán, elaboración de unos índices que la hagan plenamente utilizable,publicación de todas las demás fuentes biográficas que permitan controlarlo, y si esnecesario, completarlo.

I. REIMPRESIÓN DE BLAIN 1733

Contamos con algunos ejemplares de la edición príncipe23. Hay una reediciónretocada, con poca discreción, por Auguste CARION24, ¿hay que decir de ella que yano satisface, desde hace tiempo, a los lectores menos complicados?

Aunque habla con complacencia del valor histórico y literario de la obra publicadaen Ruán25, el editor de 1887 confiesa que ha tenido que actualizar expresiones,

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 23

23 La Casa generalicia posee 9 ejemplares completos y 5 volúmenes sin su pareja. Hay otrosejemplares en las principales casas, notablemente de Francia, de Bélgica y de Italia. Ya en1887 el abate CARION señalaba: «La primera Vida del Venerable de La Salle, que sin duda esla mejor y la más completa, publicada en Ruán en 1733, nunca ha sido reimpresa; ha llegado aser tan rara, que incluso para la mayoría de las casas de los Hermanos es como si no existiera»(La Vie du vénérable serviteur de Dieu, Jean-Baptiste de La Salle, Instituteur des Frères del

Écoles chrétiennes, París, Procuraduría general, 1887, LXVI-876 pp; p. VII).24 La edición de 1887 (cfr. nota precedente) «por estar agotada desde hace tiempo, hacemosque sea reimpresa ahora, con la introducción que la precedía». La Vie du Bienheureux

serviteur de Dieu, Jean-Baptiste de La Salle, Instituteur des Frères des Écoles chrétiennes,

por el sacerdote Jean-Baptiste BLAIN, canónigo de la iglesia metropolitana de Ruán, superiorde la comunidad de Hermanas de Ernemont, publicada por primera vez en 1733, reeditada deacuerdo con el voto del capítulo general de 1884, tercera edición, París, Procuraduría general,1889, LIV-775 pp. La introducción que acabamos de citar estaba firmada por AugustoCARION (p. XXXVI).25 «Convencido del alto valor histórico de la obra del señor BLAIN, hemos considerado undeber reproducir el texto con la fidelidad requerida para la transcripción de las palabras de untestigo serio y digno de fe. No hemos añadido nada, ni modificado nada en el sentido delpensamiento; nuestro trabajo se ha limitado a hacer más fácil la lectura, reemplazando por unequivalente las expresiones anticuadas, y modificando las formas de las frases que podríanestorbar o chocar a quienes no están familiarizados con las lengua del siglo XVII, que estabaaún en uso a comienzos del XVIII». (Op. cit. ed. 1887, p. XXXIII; ed. 1889, p. XXVII. «Oradordistinguido, en una época en que uno no se atrevía a hablar o a escribir sino después de habersepreparado con serios estudios, el señor BLAIN no carece, ciertamente de estilo; tiene precisiónen la expresión, la longitud de la frase, metáforas adecuadas, y la reminiscencia de la Escrituray de los clásicos, tan llenas de encanto para todos los que han estudiado estos tipos perfectosde la verdadera belleza literaria». (Op. cit. ed. 1887, pp. XXXV-XXXVI; ed. 1889, p. XXIX).

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modificar giros, corregir algunas inexactitudes teológicas y rectificar errores26.Actualmente uno se siente inclinado a lamentarlo, y se aceptará menos aún este modode justificarlo:

«No hemos considerado necesario advertir al lector, cada vez, de estasrectificaciones; éstos no son cambios, sino más bien correcciones de autor en unasegunda edición revisada con cuidado»27.

Las líneas que siguen anunciaban otras ejecuciones todavía más sumarias:

«Hemos suprimido algunas disertaciones en las que no hay nada de especialque se pueda aplicar al Venerable»28.

Así, de golpe, desaparecerían, por ejemplo, las 111 páginas del Discours sur

l’institution des maîtres et des maîtresses d’écoles chrétiennes29, que es laintroducción, toda ella plagada de detalles variados sobre la época y el medio, talvez el trozo más precioso para estudiar la cultura del autor, el rigor de sus citas, susentido de la Historia y su probidad literaria. Es la única parte de su libro, en efecto,del que todas las fuentes nos son accesibles, el único sitio en que se pueden separar,casi sin dificultad, las copias, generalmente explícitas, y las glosas apologéticas omoralizadoras del biógrafo30.

Ahora nos damos cuenta de lo poco prudentes que fueron los cortes y lasmodificaciones del padre CARION. ¿No había previsto él mismo que nosescandalizaríamos por esta especie de vandalismo literario31? Por ello, pensaremos

24 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

26 «Cuando hemos tenido que actualizar una expresión o modificar un giro, nos hemoslimitado a escoger el sinónimo más cercano o equivalente más exacto, de modo que no sealterase el sentido, y a conservar incluso el matiz del pensamiento... En los pocos pasajes enque, por inadvertencia, la redacción del texto ofrecía un sentido teológico poco exacto, nohemos dudado en modificarla, convencidos de que eso no era alterar el verdadero pensamientodel autor, sino restituirlo, pues el conjunto de la obra atestigua la solidez y la ortodoxia de sudoctrina». Ciertos errores también han sido rectificados» (Op. cit., ed. 1887, p. XXXIV; ed.1889, pp. XXVII-XXVIII).27

Op. cit., ed. 1887, p. XXXIV; ed. 1889, p. XXVIII.28

íd. íbid.29

Discurso sobre la institución de los maestros y maestras de escuelas cristianas. El editorconservaría, por el contrario, la «Épitre dédicatoire au Très Saint Enfant Jésus et le Dessein decet ouvrage», es decir, las tres primeras hojas no numeradas y las páginas 112-115 de laedición príncipe.30 Esperamos estudiar en uno de los Cahiers el modo como BLAIN manejaba sus fuentes.31 «Sabemos muy bien que los delicados se escandalizarán por esta especie de vandalismoliterario, tan contraria al gusto de la época que se indigna ante una palabra o un giroactualizados, como a la vista de un bronce antiguo despojado de su preciosa pátina por unamano poco inteligente. Pero no trabajamos para los delicados; la inmensa mayoría de loslectores a los que se destina este libro, sólo buscará en él santas inspiraciones y ejemplos

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que es tanto más necesario volver cuanto antes al texto mismo de la edición príncipe.Desde hace poco hemos pensado reproducir, por un procedimiento fotomecánico, losdos in-quarto de 1733. Un volumen excepcional, los fascículos 7 y 8 de nuestrosCahiers, ofrecerán íntegra e idénticamente las 1100 páginas de la edición deMachuel32.

Algunos, pensando en la manejabilidad de los dos volúmenes, han sugeridopresentarlos en tres o en cuatro tomos. Pero ha parecido más seguro guardar lasdivisiones primitivas, aunque solo fuera para evitar inútiles complicaciones, y hastaconfusiones peligrosas, en la forma de remitir al texto de la obra. Los índices, encurso de realización, por ejemplo, se encontrarán en él útilmente simplificados.

II. ÍNDICES Y TABLAS

A esta nueva publicación le van a acompañar los índices de los nombres depersonas y de los nombres de lugares, y unas tablas pormenorizadas de los temastratados por el autor. Serán indispensables para guiar al lector en este laberinto, parapermitirle reagrupar fácilmente informaciones dispersas, y facilitarle un primerexamen crítico de los datos que se le ofrecen33.

Estos índices reducirán a poco los numerosos y mediocres trozos de elocuencia delcanónigo; pondrán de relieve y sacarán a la luz la documentación excepcionalmenterica de su larga historia. BLAIN no es más que un mal predicador; si bien es prolijo ydesordenado, no está probado, ni mucho menos, que sea infiel a sus fuentes. Élmismo se previene contra ello cuando lamenta la desaparición prematura de losdirectores espirituales del señor de La Salle, y cuando deplora la falta casi completade escritos autobiográficos de este último34, y cuando afirma que sólo ha ecsritodando fe de las memorias o de los recuerdos personales35.

Los Hermanos, de manera especial, hicieron el elogio de su Padre:

«Estos testigos fieles han informado de lo que ellos vieron y de lo quecontemplaron con sus ojos. Si su testimonio pudiera ser sospechoso, entoncesnadie merecería crédito en adelante. Si esta historia de la vida del señor de LaSalle, compuesta partiendo de sus recuerdos, recogidos con cuidado por el difuntoHermano Bartolomé, en cuanto murió el santo personaje, y puestos en ordeninmediatamente por uno de los Hermanos; si semejante historia, digo, encuentra

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 25

edificantes. Aquí, pues, el mérito consiste en evitar todo lo que podría detener al lector, odistraerle de las piadosas reflexiones, de los generosos movimientos que la exposición de losactos y de los pensamientos de un santo debe hacer nacer en los corazones sencillos y bienpreparados». A. CARION, La Vie du Vénérable..., ed. 1887, pp. XXXIII-XXXIV; ed. 1889, p.XXVII).32 Varias razones nos han llevado a anticipar la publicación de estos dos Cahiers.33 Estos Índices y Tablas constituirán los Cahiers 9 y 10.

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lectores incrédulos, o que desconfían de los hechos que se relatan, ¿quién será,entonces, el historiador que merezca autoridad, y de quien no se pueda sospecharque falta a la buena fe o a la exactitud?»36.

Si nuestro biógrafo se repite a sabiendas en algunos lugares de su amplia obra, ¿noserá, sobre todo, por el deseo de reproducir de forma sucesiva diversas memorias queabarcan los mismos periodos de la vida de nuestro héroe? Falta de método, que hayque lamentar; pero también garantía de veracidad, que tiene su precio. Si secontradice en más de una ocasión, aunque de ordinario son cuestiones de detalle, seríatambién, así lo pensamos, por el deseo de fidelidad a los textos que tenía a la vista.Los Hermanos que le daban la información no tenían sus datos necesariamente de lamisma fuente. Si eran testigos oculares, tal vez no habían visto las cosas con losmismos ojos; y sobre todo, no se habían fijado por igual en las circunstancias, nitampoco evocarían las mismas impresiones, ni los mismos recuerdos. Nuestro autorles seguiría, al parecer, en sus discrepancias más o menos importantes,restituyéndonos de ese modo sus testimonios y a veces sus errores37.

En otros lugares, el biógrafo se apoya en textos más autorizados aún: contratos oactas de fundación, copias de actas diversas o memorias justificativas del señor de LaSalle. Se puede lamentar que no haya enmarcado siempre los textos que copia;también se le puede reprochar de haber acortado citas que para nosotros resultanmucho más preciosas que su palabrería... Pero no se le podrá acusar, por las buenas,de faltar al rigor o de creerse con el derecho a modificar el texto. Se puede no admitira ciegas todo lo que se dice de la señora Maillefer, por ejemplo, pero ¿se podríanencontrar testigos más cualificados que los que él tuvo la suerte de interrogar?

«Lo que hemos escrito lo debemos —precisaba Blain— a la virtuosa señora deMonville, tía del señor de Monville, Presidente de obras, de 85 años de edad, que

26 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

34 En el cuerpo de su obra, el biógrafo cita dos de estos textos, señalados por el padre RAYEZ

a nuestra particular atención (op. cit. pp. 28-29): una Mémoire pour apprendre aux Frères par

quelles voies la divine Providence avait donné naissance à leur Institut (BLAIN, I, p. 169) y delas Règles que je me suis imposées (BLAIN, II, pp. 318-319).35 «Estos dos directores, los que mejor le conocieron, y en quienes tenía él una plenaconfianza, al haber muerto antes que él, enterraron con ellos todo lo que habrían podidorevelar del interior de este hombre de gracia, si le hubieran sobrevivido. Ningún escrito de sumano nos ha hecho más conocedores de esta materia... No se sabe que haya hecho a otros lamás mínima confidencia... Ha sido sobre los recuerdos exactos de estos testigos fieles (los quele conocían, sus discípulos principalmente) como se ha compuesto esta vida» (BLAIN, I, pp.112-113). — «El autor sólo ha trabajado sobre los recuerdos que usted [el superior general] ylos principales Hermanos le han proporcionado, de los cuales lo que se ha tomado se halla enlos términos exactos o equivalentes» (Lettre de l’auteur de la Vie de Monsieur de La Salle au

Frère supérieur de l’Institut des Frères des Écoles chrétiennes, pieza in-4º, [1734]).36 BLAIN, I, p. 113.37 Estudios posteriores justificarán con más exactitud estas observaciones sumarias.

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conoció muy bien a la señora Maillefer, ya que tenían el mismo director; y a laHermana María Ana de Darnétal, nombrada por ella maestra de escuela en estelugar, donde está aún; y, en fin, a algunas personas que la vieron y conocieron»38.

La formulación de simples hipótesis de trabajo inducían recientemente a algunos asolicitar un texto de nuestro autor relativo al asunto Clément39. No deja de ser unatemeridad, tanto menos excusable cuanto que el mismo BLAIN decía que debía lospormenores de su relato a un documento de autoridad indiscutible:

«Tenemos en nuestras manos —escribía— la memoria justificativa que elseñor de La Salle hizo sobre este asunto antes de marcharse (al sur). Basta conhacer el extracto del mismo; no podemos tener mejor garante de la verdad. Sihubiera sido utilizado en justicia, como lo esperaba el señor de La Salle de lacaridad de aquellos en cuyas manos lo dejó antes de su partida, no habría salidodel tribunal donde se estudió el caso una sentencia tan ignominiosa para sumemoria»40.

Sería inútil insistir, más que nada, porque cansa rápidamente; y la obra delcanónigo ruanés requiere una lectura paciente, un examen minucioso. Por otro lado,si se lee un poco de prisa, casi nunca se llegará a tener la idea exacta de lasinformaciones que da sobre un tema determinado. A veces, estas informaciones hayque espigarlas en tres o cuatro lugares distintos de su obra, y casi siempre soncomplementarias, y no contradictorias. Sólo un examen de conjunto de todos losdatos recopilados permitirá establecer los elementos ciertos, o al menos, seriamenteprobables. La mayoría de sus seguidores se han contentado con recoger, a veces concierta dejadez, su cronología, que es muy poco rigurosa. Y aún se han preocupadomenos de sus digresiones y de sus repeticiones, y por ello han descuidado, condemasiada facilidad, las numerosas aportaciones que se hallan en la última parte de suobra. Aunque sólo sea desde el punto de vista histórico, su trabajo ha perdido valor...

Nuestros índices deberían permitir que no ocurran tales pérdidas. Desde luego, porsí solas no serán suficientes; quedarán abiertos delicados problemas de concordancia.Nuestras tablas, al menos, lo habrán hecho en términos precisos, y eso ya está muybien. Estudios posteriores más avanzados tendrán que tratar de resolver esasdificultades, sirviéndose de datos proporcionados en otros lugares.

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 27

38 BLAIN, I, p. 159.39 Tan sólo desde 1956, seis proyectos de publicaciones deformaban una u otra de lasafirmaciones que daba el biógrafo en la exposición de este asunto.40 BLAIN, II, p. 72.

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III. OTRAS FUENTES BIOGRÁFICAS

El mismo BLAIN hacía alusión a ello en un pasaje que queda citado: desde el díasiguiente de la muerte del señor de La Salle, el Hermano Bartolomé, que sólo iba asobrevivirle catorce meses, tuvo cuidado de recoger diversas memorias redactadaspor los Hermanos; uno de ellos las puso en orden; más tarde se le daría comunicaciónde ello al canónigo biógrafo.

Un cuaderno manuscrito, conservado en los archivos de la Casa Generalicia, datestimonio de que desde 1721 hubo un proyecto de vida titulado Conduite admirable

de la divine Prtovidence en la personne du vénérable serviteur de Dieu Jean-Baptiste

de La Salle..., y que ya estaba en vías de realización41. Otros dos documentospermiten afirmar que el autor era el Hermano BERNARD, y que el 4 de mayo de 1723todo el manuscrito, completo, podía ser sometido a la censura del canónigo Juan Luisde La Salle, uno de los hermanos de nuestro santo42. Las 86 páginas que nos quedande la redacción del Hermano BERNARD presentan cierto número de correcciones:algunas añadiduras denotan la pluma de Luis de La Salle. Si BLAIN no utilizó estetexto, al menos conoció las memorias que habían permitido elaborarlo43.

Antes de él, Dom FRANÇOIS ÉLIE MAILLEFER, precisamente sobrino del santo,había hecho lo mismo. Terminado desde 1723, su primer manuscrito sería puesto enmanos de los Hermanos de San Yon44. BLAIN lo habría tenido, se nos dice, sinhaberlo declarado nunca45. Diecisiete años más tarde, en 1740, el benedictino colocóen la biblioteca del monasterio de San Remigio una nueva redacción de La Vie de

Monsieur Jean-Baptiste de La Salle, Prêtre, Docteur, ancien chanoine de la

cathédrale de Reims et Instituteur des Frères des Écoles chrétiennes46. Estudiaremos

28 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

41Proceder admirable de la divina Providencia en la perona del venerable siervo de Dios,

Juan Bautista de La Salle... ACGm SCa.42 Son, de un lado, las Remarques sur la Vie de Monsieur de La Salle (Observaciones sobre

la Vida del señor de La Salle) documento autógrafo, firmado por el Hermano BERNARD, y deotro, una carta, autógrafa también, del Hermano JUAN, al señor (Juan Luis) de La Salle,canónigo de la iglesia metropolitana de Nuestra Señor de Reims. AMG, SBb.43 Sobre estas cuestiones, ver F. Émile LETT, Les premiers biographes, p. 305, ss.44 «Desde el año 1723... se tenía la intención de imprimirlo... Pero el año 1724, losHermanos de las Escuelas Cristianas descubrieron que yo era el autor de la vida de sufundador. Ellos se las arreglaron para tener comunicación sobre ello. Me enviaron a uno de lossuyos, el Hermano Tomás, que hizo tanto con sus ruegos y con sus insistencias, que le dejé mimanuscrito...». MAILLEFER, ms. Reims, Prefacio, p. IV.45 «Aunque él no haya tenido escrúpulo alguno de copiarme, palabra por palabra, en algunossitios, no ha creído que fuera necesario decirlo», íd., p. V.46

La vida del señor Juan Bautista de La Salle, sacerdote, doctor, antiguo canónigo de la

catedral de Reims y fundador de los Hermanos de las Escuelas cristianas. Reims, Bibliotecade la ciudad, ms. 1426.

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en otra parte, con la atención que conviene, cada uno de estos tres manuscritos: el delHermano BERNARD, y los dos de Dom MAILLEFER47. Baste aquí, por el momento,despertar el interés particular que podría ofrecer su próxima aparición.

En efecto, la simple lectura, como acabamos de decir, denota que los tres primerosbiógrafos de nuestro santo no se contentaron con interrogar a los mismos testigos: deforma evidente, MAILLEFER y BLAIN siguen con más o menos docilidad un mismotexto, ya compuesto, el del Hermano BERNARD, o, pudiera ser, algún borradoranterior. MAILLEFER acusa a BLAIN de haberlo plagiado, pero él mismo se olvidadecir que su segunda redacción debe al canónigo más de una oportuna rectificación.Pero en el estado actual de las cosas, casi no se podrían delimitar esas interferencias nidesenmarañar esas pequeñas controversias. Los mejores de nuestros historiadoreshan exigido demasiado poco a los textos de BERNARD y de MAILLEFER; sus pocascitas, además, nos sirven de poco, ya que los originales y las copias manuscritas sonpoco accesibles o son de dudosa identificación48. Lo primero de todo, sería oportunopublicar los textos que conservamos: el presente Cahier reproducirá íntegramente laúnica copia de BERNARD conocida actualmente; otro número próximo ofrecerá, enedición confrontada, las dos composiciones de MAILLEFER49.

Unos índices, más bien reducidos, irán unidos a cada biografía, y luego sepublicarán unas tablas más amplias. Estas tablas remitirán a la vez a las cuatropublicaciones: a los índices de los dos volúmenes de BLAIN de los que se hablóanteriormente se unirán, con todos los pormenores deseables, las referencias al textode BERNARD y a las dos redacciones de MAILLEFER. Estos índices acumuladosservirán para orientar al lector; y constituirán una primera edición comparada de loscuatro relatos más autorizados de la vida de san Juan Bautista de La Salle. En todocaso, permitirán controlar sin dificultad las afirmaciones de BLAIN y contrastarlascon los otros tres relatos.

Aunque sean indispensables, este primer control no puede ser suficiente. Diversosdocumentos depositados en nuestros archivos o encontrados recientementeconfirman oportunamente la unanimidad de esos primeros testimonios; otras veces,es preciso decirlo, documentos de este tipo permiten decidir entre las divergencias uoposiciones de los diversos relatos. Las Cartas de nuestro santo también pueden

Tomo I - Preámbulo: los tres primeros biógrafos 29

47 El texto de 1723 se ha conservado, según parece, por dos copias antiguas conservadas ennuestros archivos (ACG, SCa).48 Algunos autores citan una u otra de las copias depositadas en los archivos de la casageneralicia, pero sin molestarse en precisar el manuscrito de referencia. Otros citan elmanuscrito de la biblioteca de Reims. GUIBERT cita una copia elaborada por su cuenta, ydepositada luego en la Biblioteca nacional. G. RIGAULT utiliza muy poco a MAILLEFER; niuna sola vez remite a él de manera precisa.49

Cahiers lasalliens 4 y 6. (Téngase en cuenta que cuando el H. Maurice-Auguste escribíaeste artículo de presentación, el acceso a las biografías del fundador resultaba muy difícil, y alas de BERNARD y MAILLEFER, casi imposible). [Nota del traductor].

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ofrecer buena información a los futuros biógrafos, como lo ha mostrado en lloradoHermano FÉLIX-PAUL50. A los escasos documentos conocidos hasta ahora, lasinvestigaciones sistemáticas podrían añadir, sin duda, más de una pieza de granvalor51. Nuestros Cahiers Lasalliens irán publicando todo ello. Y también otrosestudios, menos ligados inmediatamente a la persona del santo, pero que iluminaránel contexto de su existencia, ofrecerán documentación de fácil utilización ysistemáticamente puesta al día.

Después de todo esto, vendrá la publicación de una cronología basada al mismotiempo en los datos proporcionados por los biógrafos y las informaciones recogidasen los documentos de los archivos. La publicación de esa cronología exigiríaprobablemente dos de nuestros Cahiers: y ese sería el mejor prefacio a esta biografíacrítica que en ese momento ya podríamos esperar con mayor confianza.

Roma, a 25 de febrero de 1961.

H. MAURICE-AUGUSTE

* * *

No cabe duda que los estudiosos de La Salle sabrán apreciar la riqueza informativade las palabras del Hno. Maurice-Auguste, citadas en toda su extensión, para laintroducción del Cahier Lasallien n.o 4. En ellas se sugieren las diversas fuentes quese utilizaron hasta llegar a la biografía de Blain. Vale la pena sintetizarlas paracompletar este preámbulo a las cuatro biografías, traducidas al español.

30 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

50 Instituto de los Hermanos de las Escuelas cristianas, Les Lettres de saint Jean-Baptiste de

La Salle, édition critique (Las Cartas de San Juan Bautista de La Salle, edición crítica), por elHermano FÉLIX-PAUL, fsc., París, Procuraduría general, 1954, 415 pp. — Fallecidoprematuramente, el autor no pudo controlar por sí mismo la edición de su manuscrito, quetiene una presentación demasiado escolar, con la bibliografía incompleta, los índices sinrematar, y casi ilusorios, por lo incómodo que resulta utilizarlos. Si hubiera tenido tiempo dereleer su trabajo, sin duda habría corregido algunos ligeros descuidos en las notas críticas oexplicativas. Pero, incluso así, ha sido el mejor de los trabajos realizados desde el inventarioelaborado por el padre RAYEZ.51 Los Hermanos LUCARD, CASIMIR-VINCENT, DONAT-CHARLES, MAXIME, Émile LETT, ytambién otros; el señor GUIBERT, y sobre todo, tal vez, sus colaboradores, ya habían intentadoalgunas investigaciones. Desde hace poco tiempo se han emprendido búsquedas mássistemáticas; si no prometen necesariamente descubrimientos sensacionales, añadirán,ciertamente, muchas precisiones útiles a aquello de lo que ya disponemos. De todas formas,permitirán establecer inventarios menos incompletos de las fuentes accesibles en estemomento.

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ITINERARIO E INTERRELACIÓN

DE LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS

DE SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

1. Juan Bautista de La Salle falleció el 7 de abril de 1719. Poco después delfallecimiento, el Hno. Bartolomé, Superior General, mandó recoger todos losobjetos pertenecientes al fundador, y todos los escritos personales, y losMemoriales que existían. BLAIN dice: «...esta historia de la Vida del señor de LaSalle, compuesta con ayuda de las Memorias (de los Hermanos) recogidascuidadosamente por el difunto Hermano Bartolomé, en cuanto falleció el santovarón, y luego fue puesto en orden por uno de los Hermanos (BLAIN, Vie, I, p.113).

2. En 1720, el Hno. Timoteo encomienda al Hno. BERNARD «ordenar la Vida del

señor de La Salle». Le entregan el material recopilado y él pide más testimonios.

3. En 1721, el Hno. BERNARD había terminado 86 páginas, con las dos primeraspartes, de las cuatro previstas. Abarca hasta 1688. Juzga que debe dárselas a leer aLuis de La Salle, canónigo de Reims, hermano de Juan Bautista. Le lleva unacopia de lo hecho, cuyo autor fue el Hno. Romain.

4. Luis de La Salle retiene el escrito y no lo devuelve. Corrige y tacha algunas cosas.Cuando se lo reclaman, dice que prefiere esperar a tener el escrito completo. En eltiempo transcurrido, el Hno. BERNARD repasa y corrige el original y completa loque falta. Lo tiene terminado en 1723.

5. El Hno. BERNARD es destinado a Reims y los superiores le indican que lleve conél el manuscrito, y que lo presente al señor Luis de La Salle. Así lo hace. Perotampoco le es devuelto.

6. Juan Luis de La Salle, insatisfecho de la biografía del Hno. BERNARD, se la pasa asu sobrino, François-Élie MAILLEFER, benedictino de San Mauro, y le encargaque escriba él mismo una biografía del tío. Probablemente no lo dijeron a lossuperiores del Instituto.

7. MAILLEFER utiliza el manuscrito de BERNARD y recoge más testimonios deotras personas. En 1723 había terminado la biografía. La muerte de Juan Luis deLa Salle, ocurrida el 26 de septiembre de 1724, obliga a dejar de lado lapublicación de la biografía escrita por MAILLEFER.

8. Los superiores del Instituto tienen conocimiento de la biografía escrita porMAILLEFER y, con los buenos oficios del Hno. Tomás, lograron que el monje les

Tomo I - Interrelación de las cuatro primeras biografías 31

Page 32: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

prestara el manuscrito, con el compromiso de no cambiar nada, si decidíanpublicarlo.

9. El Hno. Timoteo, después del Capítulo General de 1725, encomienda a BLAINque escriba la Vida del señor de La Salle, y pone en sus manos los materialesutilizados por el Hno. BERNARD y su manuscrito, el manuscrito de MAILLEFERy otros documentos y testimonios recogidos mientras tanto.

10. BLAIN realiza la biografía encomendada por el Instituto; son dos tomos, más otrocomplementario. El Instituto la publica, en dos volúmenes, en 1733, como labiografía «oficial» del fundador, con el título de La vie de monsieur Jean-Baptiste

de La Salle, instituteur des Écoles chrétiennes. Incluía numerosos datos que niBERNARD ni MAILLEFER conocieron.

11. Los Superiores del Instituto enviaron un ejemplar de la biografía escrita porBLAIN a MAILLEFER, que quedó muy disgustado, porque comprobó que el autorhabía copiado buena parte de la escrita por él. Sin embargo, ni siquiera le citaba.Así, pues, aprovechó la obra de BLAIN para revisar su trabajo de 1723, y compusouna nueva biografía, que terminó en 1740, y como era difícil editarla, la depositóen la biblioteca de su convento, San Remigio, de Reims, de donde a la sazón erabibliotecario.

* * *

Así pues, el manuscrito de BERNARD (1721) sirvió de fuente a la primera biografíaescrita por MAILLEFER; y ambas obras ayudaron también a BLAIN para escribir labiografía oficial. Finalmente, las tres obras fueron utilizadas por MAILLEFER para lasegunda biografía que escribió, y que terminó en 1740.

Hno. José María Valladolid

32 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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El párroco de San Sulpicio,señor de la Chétardie,

visita la escuela de la Calle de la Princesa,atendida por Juan Bautsta de La Salle y sus Hermanos

(Cuadro de Giovanni Gagliardi, 1901)

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I

VIDA DE

SAN JUAN BAUTISTA

DE LA SALLE

POR EL

Hermano BERNARD

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Introducción

al manuscrito del Hermano Bernard

Poco tiempo después de la muerte del Fundador, el Hermano BERNARD1 fueencargado por sus superiores de «poner en orden la Vida del señor de La Salle»2. Parafacilitarle la tarea se le entregaron «numerosos testimonios» y en particular un«manuscrito bastante largo, escrito de propia mano por el señor de La Salle».Considerando que estos documentos eran «insuficientes», trató de completar suinformación y se dirigió a «su señor hermano y al señor Juan Francisco, su primo»3, ytambién «a la comunidad de las hermanas de los huérfanos» y al «superior delseminario de San Sulpicio». Una vez terminada una parte de su trabajo, la envió aLuis de La Salle con la mira de que la corrigiera. Como el canónigo tardaba endevolverle su manuscrito, el Hermano BERNARD, impacientado, determinó«comenzar de nuevo esta obra»4. Este último trabajo no nos ha llegado5.

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 37

1 El Hermano Bernard, llamado en el siglo Jean D’AUGE (o DAUGE), nació en Friburgo(Suiza), el 24 de junio de 1697. Entró en la Sociedad en marzo de 1713 (Catálogo de losHermanos de las Escuelas cristianas, BN, ms. fr. n. a. 11.122; Cahiers lasalliens, 3, p. 55). El21 de enero de 1717 firmó en Grenoble el acta de visita del Hermano Bartolomé (ACG, SBg);el 16 de junio de 1726 transcribió y firmó la fórmula de sus votos perpetuos (ACG, HAm, EE.p. 38). El Catálogo le señala como salido, sin más precisión. Al dorso de una carta dirigida porsan Juan Bautista de La Salle al Hermano José se lee, escrito por este último: «Respecto delHermano Bernard, sólo actúa por capricho; no tengo ningún poder sobre su talante, ycualquier cosa que le pueda decir no le produce ningún efecto. Sale solo cuando le parece,hace todo lo que quiere y actúa mucho más libre que un Hermano Director. Se dice que piensair otra vez a París de inmediato. Juzgue usted, carísimo Hermano, cómo pueden funcionar lasclases durante esas ausencias. Nunca he visto en nuestros Hermanos lo que veo en esteHermano. Nuestros Hermanos han observado siempre la regla, y la observaban de maneramuy distinta hasta que el Hermano Bernard desordena todo con su cabeza» (Cartas, edicióncrítica, p. 227). Según sus Observaciones sobre la Vida del señor de La Salle, el HermanoBERNARD estaba en París en 1721-1723; fue trasladado a Reims en el curso de ese mismo año1723 (cfr. Anexos, pp. 226).2 Nótese la semejanza de esta confidencia del Hermano BERNARD con estas líneas deBLAIN, al hablar de su propia obra: «esta historia de la Vida del señor de La Salle, compuestapartiendo de sus Memorias (las de los Hermanos), recogidas cuidadosamente por el difuntoHermano Bartolomé, inmediatamente después de la muerte del santo varón, y ordenadasluego por uno de los Hermanos...» (BLAIN, Vie, I, p. 113).3 En vez de primo tenía que decir «sobrino», pues Juan Francisco era hijo de María de LaSalle, hermana de nuestro santo.

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El manuscrito de 1721

De toda la obra biográfica del Hermano BERNARD, apenas queda, efectivamente,un breve manuscrito de ochenta y seis páginas, que apenas cubre el período de 1651 a1688 de la vida del Fundador6. En su «prefacio» el Hermano BERNARD anunciabaque su obra estaría dividida en cuatro partes. No conocemos nada de las dos últimas.

La primera parte comprende seis capítulos (pp. 9 a 13), y la segunda, sin terminar7,tiene nueve (pp. 32 a 86). Entre el Prefacio y el relato propiamente dicho se intercalaun Aviso al lector y una Declaración de sumisión a la Santa Sede. La fechaMDCCXXI se ha colocado en la parte baja de la página del título.

Tal como se presenta a la vista, el manuscrito no constituye un texto definitivo,sino más bien un texto corregido, que será necesario retomar para perfeccionarlo. Nose trata del original del Hermano BERNARD, sino de una copia. La escritura, bastantebien cuidada, e idéntica a las de otros documentos firmados por el HermanoROMAIN, nos da la pista sobre la identidad del copista8. La letra es una especie debastardilla que el copista mantiene durante las cincuenta primeras páginas delcuaderno. Después, progresivamente, sea por la prisa o por la fatiga, se pasa a unaescritura rápida, en todo el sentido del término. Hay algunos momentos pasajeros enque vuelve a la primera, pero a partir de la página ochenta es una escritura claramente

38 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

4 H. BERNARD, Remarques sur la Vie de Monsieur de La Salle, documento manuscritoautógrafo conservado en los ACG. Se incluye en este libro, en los Anexos.5 Al comparar las Remarques sur la Vie de M. de La Salle y la Carta del 4 de mayo de 1723dirigida por el Hermano Juan a Luis de La Salle, se deduce que ésta fue escrita para acompañarla segunda obra del Hermano BERNARD. En cuanto al biógrafo, se ve que redactó susRemarques para justificar el haber recomenzado su primer proyecto. Véase también en losAnexos.6 ACG, Sca. Registro, 28,5 x 19 cm, con encuadernación en cuero negro, reforzado con hojadoble de guarda, de papel kraft y algunas hojas blancas. La encuadernación actual parece másbien reciente. Ha ocasionado una ligera reducción de las medidas de las hojas. La partesuperior de la p. 13 ha sido doblada y reforzada; lleva una nota firmada por J [ean] G [uibert]SS [Sant-Sulpice] El manuscrito está hecho sobre papel vergé un poco amarillento. La p. 8 haquedado en blanco. En diversos sitios se notan puntos y manchas de color rojo. Una mojaduramarginal ha afectado a bastantes páginas. Hay mojaduras en el texto, en las pp. 68 y siguientes.Estos diversos accidentes dejan el texto completamente legible.7 «Desarrollé mi proyecto de la primera parte y de algunos capítulos de la segunda, que fueenviada al señor de La Salle» (F. BERNARD, Remarques).8 Además de la copia del único cuaderno conocido de la Conduite admirable..., los ACGconservan: Las Méditations pour les Frères maîtres des écoles charitables, transcripciónadaptada de las Méditations del padre Giry (ACG, ABp), una copia de la Carta enviada aRoma al padre Vivant, sobre las bulas de 1725 (ACG, HAq. 16: dossier Dijon). En el Registrode Votos de San Yon, el Hermano ROMAIN ha transcrito, completa, antes de firmarla, lafórmula de sus compromisos perpetuos, y luego transcribía, para el Hermano Pacôme, lafórmula de votos de un Hermano Sirviente (ACG, HAm, Registro EE, pp. 86-87). Cfr.Cahiers lasalliens, 11, p. 118, n. 4, 119, n. 2. El Hermano ROMAIN, en el siglo CarlosPlansson, había nacido en Charly, diócesis de Soissons, el 28 de octubre de 1671. Ingresó en laSociedad el 9 de octubre de 1719, y falleció en San Yon el 29 de enero de 1738 (Catalogue desFrères, Cahiers lasalliens, 2, p. 63).

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corrida9. De forma paralela a este descuido del copista, se advierte fácilmente ladisminución de todos los retoques —signos marginales, tachaduras oadiciones—. Éstas son particularmente abundantes en la primera parte del manuscrito: secuentan 112 en las cuarenta y tres primeras páginas del cuaderno, y no se encuentranmás que 17 en las cuarenta y tres páginas siguientes; y entre ellas, las últimas veinteno tienen casi ninguna.

Correcciones de Luis de La Salle

La mayoría de los retoques visibles en el texto provienen del canónigo Luis de LASALLE. No hay nada extraño en ello, ya que el manuscrito se le había enviado con esefin. «Desarrollé mi proyecto de la primera parte y de algunos capítulos de la segunda,—escribe el Hermano BERNARD en sus Remarques— que fue enviada al señor de LaSalle, para que viera si en ella había algo que pudiera molestar a su familia...». Siendohermano de Juan Bautista, era normal, en efecto, que el trabajo biográfico sesometiera a su examen.

Además, es fácil comprobar la semejanza de la escritura de las correcciones, firme,apretada y cuadrada, con la letra de la carta que Luis de LA SALLE dirigió a suhermano Juan Bautista el 3 de enero de 171910. Un examen atento del manuscritodemuestra la intervención de otros correctores. Volveremos más tarde sobre esteasunto.

La interpretación de todos los signos marginales, tanto los del canónigo Luis de LA

SALLE como los demás, se manifiesta particularmente difícil, y hay que renunciar apretender agruparlos según diversos significados. En el texto, están colocados deforma indiferente tanto en el margen izquierdo como en el derecho. A 11 de estossignos, debidos a la pluma de Luis de LA SALLE, corresponden correcciones enforma de tachaduras, para eliminar de esa forma una palabra o el miembro de unafrase consideradas inútiles, o añadiduras que aportan alguna precisión detallada11. Enla parte superior de la p. 25 se puede leer la anotación «abreviar», y se halla de nuevoen las pp. 28 y 29, pero el texto no se modifica. Sin duda, hay que interpretar de esta

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 39

9 Por ejemplo, en la p. 61.10 Carta del 3.1.1719, ACG, SBb, 34.11 Tachaduras: p. 13, 1. 14-15: tarugos de madera; p. 14, l. 22-23: paréntesis que encuadra unelogio del seminario de San Sulpicio; p. 19, líneas 10-28: aspa y supresión de un párrafo enterode consideraciones parecen, sin duda, poco útiles; p. 24, l. 14: aspa y supresión de la palabrahuérfanas; p. 29, l. 30: aspa y tachadura de un pasaje que habla de un fondo de 10.000 libras; p.53, l. 13: aspa a la altura de la supresión de y su director.— Añadiduras-precisiones: p. 12, línea 14: concerniente a la edad de la recepción de lacanonjía; p. 16, l. 12-13: triángulo a la altura de una corrección que precisa que Juan Bautistareanudó los estudios de teología en Reims con miras al doctorado.— Rectificaciones: p. 17, l. 20: aspa delante de la corrección de huérfanas por huérfanos; p.23, l. 6-7: aspa a la altura de una rectificación: Nyel es natural no de la ciudad, sino de ladiócesis de Laon; p. 49, l. 2: aspa y rectificación de Messière en Mezière.

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forma todos los trazos marginales verticales que acompañan a ciertos párrafosexcesivamente largos o sembrados de consideraciones que resultan agobiantes parael lector12. Pero en la mayoría de los casos —una cuarentena— el signo no conllevaninguna corrección. ¿Los colocó allí Luis de LA SALLE durante una primera lecturacon intención de volver sobre ellos y retomar el texto marcado y corregirlo? Es inútilmultiplicar las hipótesis. Todo lo más, se puede suponer que el canónigo deseabamodificar tal pasaje que tenía un realismo más bien indelicado o exagerado13,verificar algunas alusiones relativas al señor de La Salle14 o de personas de suentorno15, llamar la atención sobre la falta de sentido de alguna expresión16, eliminarotras consideraciones piadosas, además de las señaladas con un trazo marginal17,indicar las repeticiones más cansinas18, y, en fin, atenuar ciertos detalles demasiadopersonales o demasiado molestos relativos a Juan Bautista o su familia19.

Más significativas son las correcciones que aparecen, si no espontáneas, al menosfirmes e irrevocables, y que, además, permiten descubrir algo de la personalidad delcanónigo Luis de LA SALLE. Pues es curioso notar que estas correcciones se refierenmenos a Juan Bautista que a su mismo hermano. En la Declaración, por ejemplo, el

40 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

12 Líneas marginales: p. 14-15: largo pasaje dedicado al señor Boin (=Baühin); p. 17, l.24-30: piadosas consideraciones; p. 19, l. 10-28: pormenores sobre los vestidos y la pobrezadel santo; p. 20, l. 23-29: exclamación hacia Dios y exhortación al lector; p. 26, l. 1-7:amplitud inútil; p. 30, l. 19-26: condición tosca de los primeros maestros.13 Página 21, l. 4: «pues el camino por donde pasaba estaba demasiado marcado por losvómitos».14 Página 13, l. 1-2: aspa a la altura de la mención del viaje de Juan Bautista a Cambrai dondetenía que recibir las órdenes menores; p. 15, l. 28: aspa a la altura de «fue allí (en Cambrai)donde recibió el diaconado»; p. 16, l. 15: aspa a la altura de «allí se preparó (al sacerdocio)retirándose al seminario de Reims»; p. 35, l. 15: aspa a la altura de «alquilando una casa detrásde San Sinforiano»; p. 37, l. 3: aspa al final del párrafo que indica la tristeza que le causaba aJuan Bautista el tosco proceder de los maestros; p. 51, l. 13: aspa a la altura de «todas las vecesque nuestro siervo de Dios iba a París se alojaba en el seminario de San Sulpicio».15 P. 18, l. 1: aspa a la altura de la actitud del Parlamento de Champaña y de la ciudad deReims hacia la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús; p. 23, l. 17: aspa con raya: Elseñor Maillefer es calificado como «tesorero del Parlamento de la misma ciudad» (Ruán); p.30, l. 19-26: aspa con raya y trazo marginal que llama la atención sobre un pasaje que describela tosca condición de los primeros maestros.16 P. 64, l. 19: aspa a la altura del cántico de un Hermano en agonía: hermosa eternidad que éldecía que no tenía permanencia, «amor, amor, amor».17 P. 17, l. 24-30: línea marginal delante de consideraciones que parecen inútiles; vertambién, p. 82, l. 5: aspa al comienzo de un párrafo que habla de la acción del demonio.18 P. 50, l. 1: aspa a la altura de «exigía de él que fuera muy asiduo», sin duda para señalar larepetición de esta última palabra ya escrita en la parte baja de la página anterior, en la mismafrase; p. 50, l. 18: aspa que quiere señalar probablemente la segunda mención de las escuelasde niñas del padre Barré.19 P. 20, l. 2: aspa a la altura de «a menudo había que despertarle varias veces, pero en vano,porque se dormía de nuevo contra su voluntad»; p. 42, l. 22: aspa frente al pasaje que se refiereal testimonio de una tía del santo sobre la paciencia de este último frente a los reproches que ledirigía su familia; p. 42, l. 27: aspa frente a la mención de las comidas familiares y lasdiscusiones que conllevaban.

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Hermano BERNARD reconocía a la Santa Sede la autoridad para «decidirinfaliblemente la santidad de una persona». La pluma del canónigo ha tachado eladverbio20. Además, en dos ocasiones, el canónigo se impacienta por los elogiosdirigidos al Seminario de San Sulpicio21. Más adelante, en el curso del mismo relato,el lector se sorprende al comprobar cómo Luis de LA SALLE reduce en dos tercios unpárrafo que habla de su actividad al servicio de las escuelas. El Hermano BERNARD, sinembargo, parecía bastante preciso. Da indicaciones de tiempo, personas y lugares:Luis de La Salle habría interrumpido sus propios estudios para ir con el señor Nyel aejercer su celo con los niños de la escuela de Guisa22. ¿Significa que todo esto seríainexacto, o esta supresión se debe a la humildad del hermano de Juan Bautista, quepensaba que no merecía tal elogio? Ya en el segundo párrafo de la p. 43 se habíahecho un corte sustancial. Aquí, además, el Hermano BERNARD se habíacomplacido en señalar la docilidad de Luis para seguir el reglamento de los maestros,su afecto hacia su hermano mayor y su determinación de no abandonarlo a pesar delas presiones de su familia, que llevaron al alejamiento de sus dos hermanos máspequeños23. ¿Pretendió eliminar detalles demasiado personales, o evitar que sedesvelase la oposición familiar respecto de aquel que invitaba a los maestros a comera su mesa, o cubrir un reproche implícito relativo a sus dos hermanos, disgustados porlas formas toscas de aquellos nuevos invitados? ¿Acaso hay que interpretar de formaparecida la supresión de una expresión, más bien desacertada y poco complaciente:«Fue en esta casa, liberado ya de cuanto podía serle una carga y sobre todo de sus

hermanos»24.

Estos ejemplos bastan para señalar el tipo de correcciones del canónigo Luis de LASALLE y pueden ayudar al lector a continuar, por su cuenta, el trabajo deinterpretación25...

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 41

20 Declaración, p. 7.21 P. 14, l. 22-23: frase enmarcada que califica al Seminario de San Sulpicio: «casa que conjusticia se la puede llamar semillero de buenos eclesiásticos, a causa de la piedad...»; p. 15, l.8: también a propósito de San Sulpicio: tachadura de la palabra incomparable seminario.22 P. 67, l. 10-16: tachadura de todo el pasaje relativo a Luis.23 p. 43, l. 3-17: «Y lo que más aumentaba la tristeza de sus parientes era que sólo había unamesa, es decir, que él y sus hermanos comían en el mismo comedor con los maestros. El mayorde los tres seguía de buena gana las reglas que observaban los maestros de escuela; y esto, en lamedida que lo podían permitir sus estudios; y no quiso separarse del señor de La Salle, hacia elcual sentía gran afecto, aunque se le empujara a abandonarlo, a ejemplo de dos de sushermanos. que le dejaron; el primero de ellos fue a vivir a casa de su cuñado seis mesesdespués de todo lo que se acaba de señalar, por el malestar que se le había ocasionado respectodel señor de La Salle; y algún tiempo después, el más pequeño le fue retirado para llevarlecomo interno en Senlis, con los canónigos regulares; de ese modo, sólo le quedó el mayor delos tres, que no quiso abandonarlo, como se ha dicho más arriba».24 P. 62, l. 13-15.25 P. 25, l. 1-3: supresión de la alusión a las dificultades planteadas por la ciudad de Reims alestablecimiento de las escuelas de niñas; p. 26, l. 23-25: lo mismo respecto de las escuelas deniños; p. 11, l. 4: «20 de abril de 1651», corregido por «30 de abril de 1651».

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Otros retoques que provienen de la misma mano afectan más bien a la forma, yconsisten esencialmente en suprimir palabras o miembros de frases inútiles ocorrecciones ortográficas26.

Otros correctores

Veintiún signos —aspas, trazos, paréntesis— y tres palabras27 colocadas en elmargen, no son, ciertamente, de la mano de Luis de La Salle. Además, la mayor partede estos signos están puestos con lápiz negro, azul o rojo y, en general, son muy finos,apenas visibles. ¿De quién son? ¿Del Hermano BERNARD, o del HermanoROMAIN? Pudieran ser también de algún lector mucho más reciente, que hubieramarcado con mucha delicadeza uno u otro pasaje que le llamó la atención. Sería inútiltratar de identificar a los autores, sobre todo porque estas marcas no conllevan nuncacorrecciones, excepto en dos casos28.

Por el contrario, la escritura del Hermano BERNARD, más fina, más estrecha ybastante difícil de leer, se reconoce29 sin duda ninguna en unos cincuenta lugares.Releyendo la copia del Hermano ROMAIN, se trata sobre todo de faltas de ortografíao de estilo que le han chocado30; a veces añade algunas precisiones o atenúa ciertas

42 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

26 Supresiones: p. 13, l. 14-15, supresión del pleonasmo en la expresión «bûches de bois»(tarugo de madera); p. 18, l. 11: tachadura del comienzo de la frase, que es, por lo menos,enfática e inútil: «prepárate, querido lector, a oír cosas...»; p. 23, l. 6: supresión de la mencióninútil de la edad del señor de La Salle: «habiendo alcanzado entonces la edad de 28 años».Correcciones ortográficas: Ce se corrige a se: p. 2, l. 10; p. 3, l. 21; p. 21, l. 25; p. 44, l. 24. Si secorrige en s’y: p. 49, l. 11; p. 51, l. 23. Otras correcciones: p. 4, l. 3: donde pone montre(muestra) se corrige por monstre, monstruo (de iniquidad); p. 39, l. 22: «pu» se corrige en«put», en la frase «tout ce qu’il put»; p. 49, l. 2: la palabra «Messiere» se corrige a «Meziere».En la p. 51, l. 21: «il ne pu» se corrige a «il ne put». En la p. 52, l. 3: se precisa «uno de los»superiores del seminario de Reims; p. 58, l. 15-16: se corrige «ce qu’on» (lo que se) por «cequ’ont» (lo que han), y «employé» se cambia a «employez».27 Estas tres palabras son: En la p. 72, hacia arriba: civilité; en la p. 73, a la altura de la l. 22,voeu; en la p. 74, a la altura de la l. 9: sup.28 En la p. 34, a la altura de la l. 14 hay un punto rojo (que no se aprecia en la reproducciónfotostáfica), indicando la supresión de la palabra «principales» (ciudades de Francia). En la p.67, l. 14, se marca un paréntesis azul indicando palabras que forman repetición.29 Para convencerse, basta compararla con la escritura de las Remarques, que el HermanoBERNARD tuvo buen cuidado de firmar.30 Faltas de ortografía corregidas: p. 49, l. 23: «surmontent» se corrige al singular:«surmonte»; p. 71, l. 29: en la palabra «genereusement» se ha introducido la u, que faltaba; p.49, l. 26-27: en «exercices qu’il avait établi», esta última palabra tiene que ser «établis»; peroal corregirlo incurre en una nueva falta, pues ha puesto «établies».

La mejora de estilo se ve en: p. 19, l. 2: la frase «que merecían ser censurados» se cambia en«que merecían serlo»; p. 20, l. 12: «de le rendre» se reemplaza por «le rendait»; p. 32, l. 19:para evitar el pleonasmo la frase «bonheur de cet heureux choix de travailler» la cambia en«bonheur d’être choisi pour travailler»; p. 34, l. 19: cambia la frase «comme il a été dit» por«comme il est dit».

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expresiones31. También ocurre que ciertos relatos evocan pasajes bíblicos, y en esoscasos se indica la referencia en el margen32.

En fin, el Hermano ROMAIN se ha corregido a sí mismo. Pero son correcciones sinimportancia que sólo consisten, muy a menudo, en el cambio de una palabra por otra33

o en una rectificación ortográfica34...

Análisis literario

Si hay que felicitar al Hermano BERNARD por algo en concreto, lo tenemos quehacer por el título que puso a su obra: Proceder admirable de la divina Providencia

en la persona del siervo de Dios Juan Bautista de La Salle. Es realmente un rayo deluz que permite entender todo el proceso de la vida del Fundador. Las Escuelascristianas han surgido de la voluntad de Dios y Juan Bautista se dejó prender en elengranaje de esa voluntad. Él mismo lo confesó, además, bien claro: «Dios, quegobierna todas las cosas con sabiduría y suavidad, y que no acostumbra a forzar lainclinación de los hombres, queriendo comprometerme a que tomara por entero elcuidado de las escuelas, lo hizo de manera totalmente imperceptible y en muchotiempo; de modo que un compromiso me llevaba a otro, sin haberlo previsto en loscomienzos»35. Así el Hermano BERNARD supo separar el carácter esencial, originalde la respuesta de Juan Bautista a la llamada imperceptible de Dios: el abandono totala la Providencia. Dios actúa a través de los acontecimientos y Juan Bautista se sometea la acción divina, convirtiéndose de ese modo en el instrumento providencial de lainstitución de los Hermanos de las Escuelas cristianas. Este título reúne, pues, enpocas palabras, la obra del Fundador y, en el pensamiento del Hermano BERNARD,quiere servir de hilo conductor de toda la obra. Por desgracia, el autor decepciona,pues en su texto no brilla suficientemente la fuerza de la acción divina. Desde luego,

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 43

31 Precisiones: En la p. 13, l. 10-11 hay precisiones añadidas en el margen relativas al señorRoland, «canónigo y teologal de la catedral»; en la p. 72, l. 32: los Hermanos comenzaron unretiro el día de Pentecostés «del año 1687». Ver también la p. 74, l. 8.Expresiones: p. 5, l. 14: los términos «oposiciones que encontró en su empresa», atenúan lasescritas al comienzo: «persecuciones que le han suscitado»; p. 21, l. 17: BERNARD reemplaza«grossière» (grosera) por «commune» (corriente) para calificar la comida de los maestros; p.30, l. 23: se atenúa la expresión que habla de la angustia causada al santo por la vida en comúncon los primeros maestros: «il en aurait reçu» se cambia a «ce lui aurait été», que expresa quela angustia sentida no se debía a la mala intención de los maestros, sino al bajo nivel social quetenían.32 Referencias bíblicas: p. 22, Jeremías, 4,4; Isaías 6,8. P. 46: Mateo 22,14. P. 48, Lucas 9,58. Véanse también las páginas 1, 2, 3, 4, 6, 7, 9, 12, 14, 15, 19, 20, etc.33 P. 46, l. 30: «n’avai» se cambia a «n’avaient». P. 50, l. 15, «un certain nombre de frères».34 P. 1, l. 27: se tacha la palabra «miséricorde» y se sustituye por «mémoire»; p. 18, l. 18: setacha «degré» y se reemplaza por «état»; p. 24, l. 16-17: se tacha «et l’autre»; p. 42, l. 29: setacha «place» y se reemplaza por «rang»; en la p. 76, l. 22: «se tacha «choses» y se reemplazapor «exemption»; p. 82, l. 7: se tacha «faisait» y se sustituye por «avait».35 Página 33.

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abundan las expresiones «divina Providencia», «abandono a Dios», «proceder deDios»36, pero esta pesada insistencia, esta necesidad de utilizar con demasiadafrecuencia tales expresiones, denota algo artificial y fastidioso. Todo esto, endefinitiva, carece de espontaneidad y demuestra la dificultad del autor para borrarse,para desprenderse de su relato. Poco experto en el arte de sugerir, de dejar traslucir elmisterio de la Providencia actuando en la historia humana, el Hermano BERNARDsólo con mucha dificultad llega al objetivo que se había fijado.

El desarrollo titubeante del relato aumenta más esta impresión de malestar, y llevaa pensar que el primer biógrafo no domina totalmente su tema. De ahí, sus frecuentesalusiones a lo que ya se ha escrito37, y de numerosas alusiones a lo que se dirá mástarde —«como se verá en la tercera parte de este libro» (p. 14, l. 19-20); el santoagradece a Dios el haber asistido a su Comunidad durante «los dos años de carestía»(p. 60, l. 1-3), de la que sólo se hablará más tarde en el relato; «nos reservamos parahacerles ver en otro momento» (p. 79, l. 1); «es lo que se puede notar en lo que vamosa decir» (p. 84, l. 13-14)—.

Todo el texto va salpicado de transiciones pesadas38 y digresiones inútiles ymolestas39.

44 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

36 El canónigo BLAIN refiere que «un canónigo» (de la catedral de Laón) afirmaba que elprincipio básico de religión del señor de La Salle era abandonarse a la Providencia» (Vie, II, p.263). Es un hecho y BERNARD lo ha comprendido muy bien. Pero hay una diferencia entresugerir una disposición interior o una intervención providencial y afirmarlo llanamente, encada instante, con frases como éstas: «Así es como la divina Providencia le preparaba, desdesu juventud, para las aflicciones y adversidades que no le faltaron en el resto de su vida, tal ycomo se verá en la tercera parte de este libro»; p. 22, l. 5-6: «Dios le facilitó una ocasión quedebía ayudarle a la ejecución de lo que Él había previsto desde toda la eternidad»; y en la p. 44,l. 11-13: «Fue, sin duda, efecto del proceder de la divina Providencia que el Señor de La Sallese viera como forzado a confesar y a dirigir las conciencias de los maestros». ¡Realmente,parece querer clavar la punta remachando con un buen martillo! A estas expresiones,demasiado exageradas, se pueden preferir otras más discretas y traídas con más habilidad, quesubrayan la acción divina con motivo de un hecho verdaderamente excepcional, como, porejemplo, el encuentro del señor de La Salle con el señor Nyel, que iba a condicionar lafundación del Instituto. «Llegó, por efecto de la divina Providencia [y no por casualidad],cuando el señor Nyel estaba a punto de entrar en la casa de las Hermanas [huérfanas], el señorde La Salle y entró al mismo tiempo que él, sin que ni uno ni otro se conocieran» (p. 24, l.12-16). Igualmente, el párrafo que termina la primera parte, a pesar del tono, algo enfático,muestra, con suficiente exactitud, el proceder de Dios respecto de Juan Bautista. «¿No te dascuenta de qué manera lo atrajo Dios a sí, sin que él lo percibiera?... notarás cómo Dios ledispone, sin que él lo piense siquiera, para hacer lo que tanto le repugna. Pues [en un día] hoyda un paso, al día siguiente, da otro; de manera que sin darse cuenta, [se encuentra que sale yabandona su indiferencia, y] se halla felizmente atrapado en las redes de Dios».37 Recursos al pasado: «Como ya hemos dicho»; esta expresión, tal cual o de forma parecida,vuelve más de doce veces. A veces está tachada por Luis de La Salle (p. 44, l. 31). A veces vaunida a «anteriormente», totalmente inútil: «como hemos dicho ya anteriormente» (p. 48,línea 1). Con todo, las dos últimas palabras han sido tachadas. El comienzo del capítulo IIIretoma inútilmente el capítulo II que él mismo había anunciado: «es lo que se verá en elcapítulo siguiente» (página 41, líneas 4-5); «se ha mostrado en el capítulo anterior» (p. 41, l.18-19). «Monseñor Le Tellier que ocupaba a la sazón la sede arzobispal de Reims...» (p. 83, l.17-18); información dada ya en la p. 16, l. 21-22.

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Hay que admitir que el Prólogo es un trozo más elaborado, lo que es normal.Manifiesta cierta voluntad de agradar al lector y predisponerle a favor del héroe de labiografía; pero aun así, la construcción está embarullada, es pesada y de pobrevocabulario.

Si se hace una lectura de este Prólogo, con preferencia en voz alta, se advierte lamultiplicidad de conjunciones y pronombres. Pero eso es también propio de losautores de la época. En el escrito de BERNARD se advierten numerosas repeticionesde la idea (alabar, alabanza...; decir, digo, dicho...; perfume, perfumar...), de la mismapalabra (hombre), de los relativos (que, cuyo..., semejante).

Quienes han analizado a fondo la redacción del manuscrito de BERNARDconsideran que es muy floja y descuidada, con repeticiones inútiles, frases vacías yvocabulario pobre40. Y sintetizan sus opiniones en estas frases: «... ¡Hay que admitirque nuestro biógrafo no muestra ser escritor de talento! ¿Cuál es su nivel de cultura yde instrucción? Sin duda, no muy elevado. Y no compensa esta deficiencia concualidades excepcionales. Que haya pasado, con relación a los otros Hermanos de suépoca, como una buena pluma... no le daba ninguna competencia especial paraemprender un trabajo de biógrafo, historiador y hagiógrafo. Pero como sólo setrataba, según el deseo de sus superiores, de reunir y ordenar un conjunto detestimonios más autorizados y mejor informados sobre la vida del Fundador, se puedesuponer que la competencia no creó ningún problema especial»41.

La aportación del primer biógrafo

El interés de nuestro manuscrito no es, pues, de orden literario. Lo que le da valores más bien su condición de primer testigo. Escrito casi inmediatamente a partir de lamuerte del Fundador, conserva para nosotros, incluso en sus equivocaciones, unasinceridad y una frescura emocional que no encontraremos en otro lugar.

Sin duda, muchos de los hechos referidos por BERNARD serán recogidos porMAILLEFER, y más numerosos aún serán los pasajes de BLAIN que recogerán losrelatados por BERNARD. MAILLEFER los poda a menudo; pero BLAIN los amplía

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 45

38 Como las siguientes: «pero sin alejarnos más de nuestro tema, es preciso volver cuantoantes» (p. 33, l. 32-33); «pero volvamos a nuestra asamblea» (p. 27, l. 31); «prepárate, lector, aescuchar cosas todavía más maravillosas en la continuación de este libro» (p. 18, l. 11-12); «elespíritu de Dios que le guiaba, haría que los terminase felizmente, como vamos a ver» (p. 17, l.29-30).39 «¿Qué dices, querido lector, de la sabiduría y de la prudencia de este hombre de Dios?» (p.27, l,23); una parte de ese párrafo fue tachado por Luis de LA SALLE. Hay digresiones al hablarde los intentos de Juan Bautista para liberarse del cargo de superior (p. 51: l. 13-16).40 Cfr. Cahier Lasallien n.o 4, pp. XVIII-XXI.41 Íd., p. XXI.

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por encima de lo conveniente; y con su técnica y su práctica, hace que desaparezca laespontaneidad de los testimonios recogidos desde 1721.

Sobre la familia de La Salle, BERNARD nos informa casi hasta la indiscreción.Una de las tías de nuestro santo le contó aquellos consejos de familia en los cuales, sindecir palabra y con los brazos cruzados, modestamente, Juan Bautista sufría losreproches y las censuras42; un cuñado se enfrenta a él, y termina por llevarse a uno delos hermanos pequeños del canónigo, para sustraerle a su influencia43. El mismosanto no queda bien parado a veces: hay que reprocharle, se nos dice, excesivaelegancia en el vestir44; le sucedía que llegaba tarde a los Maitines, porque leresultaba muy costoso levantarse pronto45; incluso cuando ya vivía con los maestros,guardó durante algún tiempo un régimen de comidas más cuidado46. Es cierto queestos rasgos de sombra sirven para subrayar especialmente muchos ejemplos devirtud. Por ejemplo: el señor de La Salle venció de tal forma el sueño, que dedicómuchas noches a la oración o a la composición de sus obras47; se impuso los esfuerzosmás generosos, y a veces hasta imprudentes, para someterse a la mesa común48. Sobreeste último punto, hubiéramos preferido no conocer algunos detalles, pero el biógrafoha considerado que no nos los debía ocultar; y con todo, es más discreto, yprobablemente más seguro que el canónigo BLAIN49.

Sobre la topografía remense, BERNARD multiplica las precisiones. Conoce laciudad y está capacitado para evaluar las distancias y para situar exactamente losdiversos alojamiento de Nyel y de los maestros. «La casa del párroco de San Mauricioestaba muy lejos de la del señor de La Salle»50. Así pues, «alquiló una casa detrás deSan Sinforiano, próxima a la muralla», mientras que «la casa del señor de La Salle,que era la de su padre, estaba cerca de Santa Margarita; por tanto, no quedaba lejos dela casa de los maestros»51. «Poco después el santo les mandó que acudieran a su casauna vez acabada la Misa, en vez de volver a su vivienda, ya que para ir a la iglesia nohabía más distancia desde una casa que de la otra»52. En fin, en 1682 «alquiló otra, en

46 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

42 Conduite admirable..., pp. 42-43.43 Íd., p. 43.44 Íd., p. 19.45 Íd., p. 20.46 Íd., p. 71.47 Íd., p. 20.48 Íd., pp. 21, 72.49 Se pueden comparar dos relatos. BERNARD nos dice (p. 71-72): «para vencer más y másesta repugnancia, llegó incluso a tragarse alguna vez lo que su corazón [estómago] no podíaadmitir, y que estaba a punto de arrojar por tierra». Y BLAIN (I, p. 227): «Los vómitos,comenzados a la vista y al olor del potaje, llegan a ser tan violentos cuando come, que arrojacasi hasta sangre...; para lograr una victoria completa sobre sí mismo, se toma lo que haechado, y a medida que lo come y que lo arroja, continúa tomando lo que ha arrojado».50 Conduite admirable..., p. 34.51 Íd., p. 35.52 Íd., p. 39.

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frente de Santa Clara, que es la misma en la que viven todavía hoy, y fue compradaposteriormente, gracias a las liberalidades de amigos del siervo de Dios»53. Esta casa,convertida en el lugar de las mortificaciones más severas, conserva, nos asegura,«disciplinas de hierro... en número de cinco o seis, que sólo con verlas, causan miedo,pues entre ellas hay una con bolas de hierro en los extremos, y también hay cinturonesde hierro y cilicios, con los que atormentaba su delicada carne, para domarla»54.

Los acontecimientos de los primeros años de comunidad se presentan, también, deforma sencilla y franca, a veces ingenua, que parece no dar lugar a ningún retoque. Loque aquí se nos dice es el testimonio en estado bruto, el relato de primera mano de unactor, o al menos, de un tercero, implicado muy de cerca, en aquel momento, en elsuceso. La comparación de ciertos pasajes paralelos es ilustrativa a este respecto.Baste remitir a las páginas de BERNARD y de BLAIN que hablan de Adrián Nyel y desus primeros compañeros55, de los eclesiásticos consultados por el señor de LaSalle56, de la generosa fundadora de la escuela de Santiago57, de un Hermano quedaba clase en la misma escuela58, de los confesores de la comunidad59, del HermanoBourlette60, de cierta persona bondadosa61, o incluso del señor duque de Mazarino62.En todo el conjunto la comparación nos parece decisiva: BLAIN es más elaborado,menos próximo de las fuentes, incluso materialmente parece menos fiel.

Más de una vez, a lo largo del relato, aparece algún detalle, felizmenteabandonado, que nos lleva a un sencillo descubrimiento. Por una Memoria autógrafadel Fundador, sabemos que relataba los comienzos del Instituto «hasta el añodecimocuarto de su fundación»; «mantenido oculto durante más de veinte años», fue«felizmente descubierto durante el viaje de su autor a Provenza»63. A propósito de losmaestros agrupados en torno a Nyel nos da dos indicaciones bien reveladoras: erancaprichosos para la hora de acostarse64, y se tomaban mayor libertad aún parapermitirse salir a cualquier hora65.

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscrito 47

53 Conduite admirable..., p. 6254 Íd., 62.55 Íd., pp. 24-25; BLAIN, I, pp. 161-163.56 Conduite admirable..., p. 27; BLAIN, I, pp. 163-165.57 Conduite admirable..., pp. 29-30; BLAIN, I, pp. 166-167.58 Conduite admirable..., p. 43; BLAIN, I, pp. 177-178.59 Conduite admirable..., pp. 66-67; comparar con BLAIN, II, p. 101.60 Conduite admirable..., p. 63; BLAIN, I, pp. 252-255.61 Conduite admirable..., p. 81; comparar con BLAIN, II, p. 409.62 Conduite admirable..., p. 80; BLAIN, I, p. 181.63 Conduite admirable..., p. 22. Luis de La Salle, cierto, ha suprimido el último rasgo. ¿Peropor qué? ¿Consideró que el biógrafo era inexacto o simplemente indiscreto?64 Conduite admirable..., p. 35.65 Conduite admirable..., p. 36.

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Cuando quiere caracterizar la obediencia del santo durante el breve tiempo en queel gobierno de la comunidad estuvo en manos del Hermano L’Heureux, BERNARD

apunta este rasgo: «Se veía que este santo personaje se sometía a no hacer nada sinodespués de haber obtenido el permiso del Hermano superior; y ni siquiera se hubierapermitido salir para ir a celebrar la misa, sin haber obtenido el permiso expreso»66.Cada una de las últimas palabras es particularmente evocadora. El señor de La Salleno tuvo, en Reims, el privilegio de la capilla doméstica. Por tanto debía salir para ir acelebrar. Y para esta salida, solicitaba autorización, cada vez, con un permisoexplícito.

Algunas páginas más adelante, al hablar de la apertura del noviciado, BERNARD

dice expresamente: «Un jovencito de quince años se presentó para que le aceptaran...Y algún tiempo después se presentaron otros tres para lo mismo. El siervo de Diosreconoció en la llegada de aquellos jóvenes que Dios le proporcionaba aquellaocasión para bien de su Instituto, y tomo la decisión de formar una pequeñacomunidad, con ellos y con los que más tarde pudieran presentarse. Y Dios bendijoesta empresa de tal manera, que a los dos meses aquella pequeña comunidad estabaformada por doce jóvenes...»67. ¿Era posible hacernos seguir más de cerca loscomienzos de esta obra? ¿Y qué biógrafo contaría por su cuenta precisiones tanminuciosas?

No se puede citar todo lo que merecería serlo. Hay otros muchos rasgos querevelan la proximidad de las fuentes y el vigor de los testimonios recogidos. Unaliento vivo recorre el conjunto del relato; el mismo que debió de animar, en torno alseñor de La Salle, la vida sencilla, animosa y fervorosa de sus primeros discípulos.

¿Perdonaremos al biógrafo su cronología titubeante, caprichosa e incluso, enocasiones, claramente equivocada? Es un mal guía, por ejemplo, cuando nos lleva aCambrai o a París para las ordenaciones del señor de La Salle, cuando sitúa en eltiempo la estancia en San Sulpicio, la recepción del diaconado, cuando habla de lasede vacante de Reims, a propósito del diaconado68. Al editar el texto de BERNARDno asumimos esas afirmaciones. Estas inexactitudes se han deslizado bajo la plumade un aprendiz de biógrafo, demasiado dispuesto a transcribir algunas Memorias

demasiado poco rigurosas. Afectan, particularmente, a sucesos extraños a lafundación del Instituto. A lo largo de la biografía se van encontrando algunas queotras. Una crítica exhaustiva no será posible sino después de la publicación de losmanuscritos de MAILLEFER y otros documentos de los archivos69.

48 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

66 Conduite admirable..., p. 75.67 Íd., p. 84.68 Íd., pp. 13-15.69 Este estudio crítico fue uno de los propósitos del Hermano Maurice-Auguste.Desgraciadamente él no pudo realizar ese trabajo, y ha quedado sin hacer. Pero sigue siendotan necesario como entonces (Nota del traductor).

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La presente edición

Se trata de la edición del manuscrito de BERNARD, reproducido fotostáticamentey transcrito línea por línea, en el Cahier Lasallien n.o 4, en 1964. Respetamos el textofrancés tal como se compuso para la presentación de dicha edición.

Lo que se ha dicho de los errores y deficiencias del manuscrito de BERNARD, bastapara justificar los temores de los posibles editores, que podrían ser los Superiores delInstituto, que habían confiado en las capacidades del Hermano biógrafo70.

El manuscrito entero, entregado también a la familia de La Salle en 172371, ¿fuedevuelto al Instituto en la época en que BLAIN elaboraba sus dos volúmenes in 4.º? Esmuy probable, pero no nos ha llegado, como ocurrió con la inmensa documentaciónproporcionada al canónigo ruanés. El manuscrito completo de BERNARD podríahaber seguido la misma suerte que todas las demás Memorias utilizadas por BLAIN.Al haber sido éste designado como biógrafo oficial del fundador, el manuscrito deBERNARD se convertía en pieza de poco interés.

Hoy, y desde mediado el siglo XIX, pensamos de forma muy distinta. DesdeLUCARD72, ningún biógrafo serio de Juan Bautista de La Salle ha podido prescindirde las 86 páginas del Hermano BERNARD. Pero no hubo ningún intento de editarlo.Tal vez la esperanza de encontrar un día el texto entero desaconsejaba publicar esteprimer opúsculo. ¡El modesto cuaderno del Hermano biógrafo ha tenido que esperarcasi 250 años!

Las numerosas enmiendas, el significado particular de las correcciones hechas porLuis de LA SALLE, nos han decidido a poner ante la vista del lector la escritura íntegradel manuscrito. Sólo algunas indicaciones hechas a lápiz no se han podidoreproducir; son poco numerosas, relativamente recientes, al parecer, y no inútilespara la comprensión del texto.

En las páginas de la izquierda se han reproducido las del manuscrito, una por una, yen frente,la traducción española. Las palabras y frases tachadas en el original se hanrestablecido, entre corchetes, en itálica o cursiva; cuando el sentido de la frase loexige, se propone también, pero en letre redonda, alguna adición o modificación, muybreves, con el único fin de permitir una lectura más fácil. Algunas notas llaman la

Tomo I - BERNARD - Introducción al manuscritoo 49

70 En marzo de 1725, fue presentada una Vie de M. Jean-Baptiste de La Salle, Instituteur desÉcoles chrétiennes para la obtención de un privilegio general [de publicación], y remitida alseñor Regery (Bibliothèque nationale, ms. fr. 21.995, fº 55’, n.o 693). Estos datos,lamentablemente muy incompletos, podrían ser la prueba de que se intentó publicar elmanuscrito de MAILLEFER. Pero no sirven para el manuscrito de BERNARD, cuyo título estotalmente distinto.71 Cfr. Carta del Hermano Juan a Luis de La Salle.72 Una nota manuscrita del Hermano LUCARD, actualmente inserta entre las guardas de laConduite admirable, hace notar que sólo fue en 1869 cuando el manuscrito del HermanoBERNARD atrajo la atención de los promotores de la causa de beatificación de Juan Bautista deLa Salle.

Page 50: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

atención sobre alguna particularidad del manuscrito. Estas notas se han reducido a loindispensable, ya que nuestro objetivo no es ofrecer una edición crítica, sino que noslimitamos a presentar un texto que sea al mismo tiempo estrictamente fiel al texto dela página reproducida del manuscrito y que se pueda leer de forma directa.

Esta Introducción fue elaborada, para el Cahier Lasallien n.o 4 en colaboración porlos Hermanos Clément-Marcel, Armand-Xavier, Maurice-Auguste y Olivier Noël,fsc.

Roma, 25 de febrero de 1961 - 7 de julio de 1964.

* * *

Para la edición española de Las cuatro primeras biografías de san Juan Bautista de

La Salle, hemos querido mantener la precedente introducción, ya que difícilmente sepuede hacer otra con la misma riqueza de datos.

Nuestro trabajo se ha limitado a realizar la traducción, lo más fiel posible, tanto delas páginas precedentes como de todo el manuscrito del Hermano BERNARD,respetando también la forma de reproducir las palabras tachadas y las aclaracionesañadidas en la edición del Cahier Lasallien n.o 4.

Hno. José María Valladolid

Madrid, 8 de junio de 2007

50 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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TRADUCCIÓN

DEL MANUSCRITO DEL

HERMANO BERNARD

Page 52: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

NOTAS

* En el texto se mantienen las frases o palabras que en el Cahier Lasallien n.o 4 vanentre corchetes [ ]; señalan las correcciones que aparecen en el manuscrito, hechaspor el mismo BERNARD, o anulaciones y enmiendas hechas, supuestamente, por elcanónigo Luis de La Salle.

* Se ponen entre paréntesis ( ) las expresiones que dan una explicación a latraducción.* Las cifras entre ángulos < > indican el número de paginación en el manuscrito. Esla misma paginación que se utiliza en los índices.

Page 53: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

VIDA DE

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

ESCRITA POR EL HERMANO BERNARD

PROCEDER ADMIRABLE

DE LA DIVINA PROVIDENCIA

EN LA PERSONA

DEL VENERABLE SIERVO DE DIOS

JUAN BAUTISTA DE LA SALLE,

SACERDOTE,

DOCTOR EN TEOLOGÍA,

ANTIGUO CANÓNIGO DE

LA IGLESIA CATEDRAL DE REIMS

Y FUNDADOR DE LOS HERMANOS

DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS,

DIVIDIDA EN CUATRO PARTES

Aquel que guarde y enseñe a los otros a guardar los mandamientos será

grande en el Reino de los cielos.

en S. Mateo, cap. 5, v. 19.

MDCC XXI

Page 54: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

54 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 55: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Procederadmirable de la divina Providencia

en la persona del venerable siervo de

Dios Juan Bautista de La Salle, sacerdote,

doctor en teología, antiguo canónigo de

la iglesia catedral de Reims

y fundador de los Hermanos de las Escuelas

cristianas, dividida en cuatro partes.

Aquel que guarde y enseñe a los otros aguardar los mandamientos será grande en elReino de los cielos. S. Mateo, cap. 5, v. 19.

MDCCXXI

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Proceder admirable... 55

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56 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 57: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

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Prefacio

Si únicamente aquellos a quien Dios alaba son dignos de alabanza (2 Cor 10, 18)1,podemos decir con toda verdad que el venerable siervo de Dios Juan Bautista de LaSalle es digno de que se le alabe, puesto que sin duda él es del número de aquellos dequienes el Espíritu hace el elogio por boca del hijo de Sirac. «Alabemos —dice— aestos hombres llenos de gloria, que son nuestros padres, y de los que nosotros somosestirpe; estos hombres que han sido grandes en virtud, y adornados de prudencia;estos hombres llenos de caridad y misericordia: las obras de su piedad subsistirán porsiempre» (Eclo 44, 1 y ss)2. Es así como estos grandes hombres han atraído lasalabanzas de Dios mismo sobre su santa vida. Alabanza que conviene muy bien aaquel cuya vida escribimos, porque ha sobresalido en todo aquello que se atribuye aestos grandes hombres, tanto en lo que mira a la gloria de Dios de la que estaba lleno,como en el nombre de padre, que no le conviene menos que a ellos, pues ha dejadouna dichosa posteridad detrás de sí; posteridad espiritual que le es mil veces másgloriosa que la temporal que pudiera haber tenido, por numerosa que ésta hubiesesido.

Aquello que se dice de estos personajes, que han sido grandes en virtud yadornados con la prudencia, que han estado llenos de caridad y misericordia, y porello sus obras serán siempre bendecidas (Eclo 44, 11), podemos decirlo, asimismo,de nuestro siervo de Dios, pues el número de sus virtudes es incalculable, su caridadno ha tenido límites y su misericordia ha sido sobreabundante. Así pues, decimos deél, al igual que de otros, que su [misericordia] memoria es digna de ser honrada. Pero¡qué digo!, ella es parecida a la del santo rey Josías, y se puede decir de él, al igual quede este gran príncipe, que su memoria es parecida a una mezcla de perfumes hechapor un hábil perfumista, pues el recuerdo de las virtudes que practicó hizo el mismo

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1 Esta referencia bíblica aparece añadida en el margen derecho del manuscrito.2 También esta referencia aparece añadida en el margen derecho.

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efecto que un excelente perfume produce sobre el cuerpo.

No nos será muy difícil confirmar lo que decimos de este gran hombre, y bastarácon leer su vida para decir que no adelantamos nada que no sea conforme a la verdad.No pretendemos, sin embargo, describir en este libro a un gran conquistador que, porla fuerza de sus armas, haya sometido reinos enteros; sino a un gran conquistador dealmas y a un obrero evangélico que no se ha limitado a dominar un reino, sino adestruirlo. Es el reino de Satán, que comienza a formarse en las almas desde lajuventud y que se fortifica de día en día por la ignorancia y el pecado. Se propuso,digo, destruir este reino infernal por medio del instrumento que tomó para instruir a lajuventud en su religión, que fue [instituir]3 una sociedad que no tiene otro fin queenseñar a los niños sus deberes hacia Dios y el prójimo. De modo que estos4 mismosniños no tengan ya necesidad de gritar y pedir pan (Jr 9, 4)5, pues este hombre de Diosse lo ha procurado en abundancia.

No es fácil ponderar el bien que aporta a la Iglesia una tal institución, si no es por laestima que Jesucristo y otros grandes santos han manifestado. Por lo que se refiere aNuestro Señor Jesucristo, tuvo tan a pechos que le llevasen los niños, que cuando vioun día que sus discípulos les impedían que se aproximaran a Él, se molestó, hizo quese los acercaran, los abrazó tiernamente y los bendijo (Mt 19, 14)6. San Cirilo deJerusalén y San Agustín testimoniaron su celo en este asunto por los catecismos quecompusieron, que hacían enseñar y que ellos mismos también enseñaron. ¿Qué dirédel gran san Jerónimo y del [devoto] sabio7 Gersón, que se consideraban másdichosos de instruir a un niño que debe pertenecer a Jesucristo, que de instruir aemperadores? Y en los últimos tiempos, [el gran]8 san Ignacio consideraba unagloria explicar con sus discípulos e1 catecismo a los párvulos. Pero sin detenerme aver el celo de tan grandes personajes para instruir a la juventud, me detendré

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3 En el original dice “instruir” (instruire, en vez de instituer).4 En francés, “ces”; este pronombre está repetido, al final de la línea y al principio de la siguiente..5 Referencia bíblica escrita al margen.6 Referencia bíblica escrita al margen.7 “Dévot”, devoto, tachado; y encima está escrito “savant”, sabio.8 “El gran”, tachado; encima lo sustituye “en estos últimos tiempos”.

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solamente en hacer ver, en pocas palabras lo que hizo san Carlos Borromeo, elreverendo padre Fourier, el venerable P. Barré y otros9 en este asunto.

Por lo que se refiere al primero, estableció en su diócesis gran número de escuelaspara instruir a los niños, lo que produjo un fruto maravilloso. Por todo ello parece queeste gran santo estaba bien persuadido del bien que producía en la Iglesia una obracomo ésta. En cuanto al segundo, el mismo celo que le llevó a corregir los desórdenesde su parroquia y de su orden, lo llevó también a fundar una comunidad femeninapara instruir a las niñas. Pero este santo personaje no se paró ahí, pues el celo de lagloria de Dios que le devoraba le hizo emprender la fundación de los Hermanos paraenseñar a los muchachos. Pero no tuvo la dicha de acertar en ello. Lo mismo lesucedió al muy reverendo P. Barré, de la orden de los mínimos. Pues, habiendoreunido jóvenes para este mismo objeto, como ya había reunido muchachas, no tuvo,igual que su predecesor, la suerte de acertar en lo que se refiere a los jóvenes, aunquesí acertó perfectamente por lo que respecta a las chicas.

Digamos, pues, para gloria de nuestro siervo de Dios, que la dicha de acertar leestaba reservada, y que era él quien estaba destinado por Dios, desde el seno materno,para procurar tan inmenso bien a la Iglesia.

De suerte que podemos decir de él lo que la Escritura dice de otro: «mirad, mirad alque ha elegido el Señor, y que no hay nadie en todo el pueblo que se le asemeje 175»(I Re 10)10.

Pero ¿qué necesidad11 hay de hacer ver la importancia y la exigencia de una cosaque lleva en sí misma su alabanza y su aprobación? Jesucristo la aprueba al ordenarque dejen que los niños se le acerquen. San Pablo exhorta, al parecer, a emprenderlacuando dice que «sin la fe es imposible agradar a Dios» (Heb 11, 6)12, dando aentender que se debe instruir a los niños en algo que, de ignorarlo, les impediría ser

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9 “Y otros” (et autres), añadido entre líneas.10 La referencia bíblica está escrita en el manuscrito en el margen.11 El texto francés dice “Mais qu’est il besoin...”. Y se ha tachado “il”.12 También esta referencia bíblica aparece escrita al margen.

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agradables a Dios. Y, en fin, lo que más lleva a estimar esta obra, es el perjuicio quecausa al demonio; pues este monstruo de iniquidad nunca ha dejado ver mejor elhorror que tiene a una cosa tan santa como por el detestable edicto que inspirópublicar a Juliano el Apóstata, por el cual mandaba que nadie se dedicara a enseñar ala juventud. Este pérfido no podía, al parecer, encontrar un medio más apropiado queéste para extinguir el cristianismo.

Se puede juzgar, por todo lo que venimos diciendo, cuán digno de elogio sea elartífice de una obra tan agradable a Dios, aprobada por los santos y contraria aldemonio.

También por este motivo emprendemos la tarea de escribir su vida: vida tan santa yadmirable, y en la que la divina Providencia aparece de manera tan particular, que nosha llevado a dar a este libro el título de “Conducta admirable de la DivinaProvidencia”. Pues se puede señalar en ella que este santo personaje estuvo siempretotalmente abandonado a Dios en todos los acontecimientos de su vida, la cual se vioatravesada (de dificultades) tanto como puede estarlo la vida de un hombre. Pero,lejos de dejarse abatir por tantas contradicciones, tomó generosamente las armas en lamano y no se dejó [molestar] derrotar13 como un flojo [y un cobarde]14, sindefenderse. ¿Pero de qué armas se sirvió? ¡Ah!, fueron las armas más fuertes que hanexistido (Ef 6, 13)15; en una palabra, son las armas de Dios, con las que sostuvovigorosamente el combate contra el demonio. Se mantuvo firme y llevó sobre suslomos el cinturón de la verdad, y se revistió con la coraza de la justicia. En todos loscombates que tuvo que sostener (íbid.)16 tomó el escudo de la fe, con el cual extinguiótodos los dardos encendidos del demonio (íbid.)17. La esperanza de la salvación lesirvió siempre de casco, y la palabra de Dios, como espada del espíritu (Ef 6, 13 y ss).Así es como combatió este valiente soldado de Jesucristo. Realmente, con estasarmas no conquistó plazas fuertes; pero obligó a

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13 La palabra “molester” está tachada, y sobre ella está escrita “battre”.14 En el manuscrito, “et un poltron” está tachado.15 La referencia bíblica aparece añadida en el margen izquierdo.16 Añadido en el margen izquierdo del manuscrito.17 Añadido en el margen izquierdo del manuscrito.

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su carne a someterse al espíritu.

Tal ha sido, mi querido lector, la vida de Juan Bautista De La Salle, que no secontentó con proporcionar a los otros ayudas espirituales, sino que fue el primero enservirse de ellas. Exhortó a los otros a practicar la virtud, y él mismo les dio ejemplode ello; y con tanta habilidad, que supo unir muchas virtudes. Así, juntó a la piedad elcelo; al celo, la paciencia; y, a la paciencia, la humildad; son cuatro virtudes quefueron los elementos de su vida y que serán también la riqueza de este libro, el cual,por esta razón, se divide en cuatro partes. En la primera se trata de lo que mira a suinfancia y la promoción a las sagradas órdenes; en la segunda se expone elestablecimiento de su instituto; la tercera contiene las [persecuciones que se le han

suscitado]18 oposiciones que encontró en su empresa, y los viajes que hizo para lapropagación del mismo instituto; y en fin, se hace ver en la cuarta cuáles fueron lasprincipales virtudes y su espiritu. He ahí, en pocas palabras, lo que va a contener estaobra. Es de esperar que sea de gran provecho espiritual a quienes la lean sin prejuiciosy busquen, no tanto lo que halaga al espíritu, sino lo que aprovecha al alma. Pues alescribirla, no hemos pretendido más que edificar a las almas, subrayar la gloria dequien hizo de ello el objeto de su vida, y agradar solamente a Dios, el único a quienpertenece el honor y la gloria por los sig!os de los siglos. Amén.

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18 En el texto esta frase aparece tachada, y sobre ella, entre líneas, se ha escrito: “oppositions qu’il arencontrés dan son entreprise”.

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Aviso al lector

Mi querido lector, estamos en una época tan corrompida, y la piedad se halla tanfría, que la mayor parte (de la gente) se contenta con leer las acciones de los santos,sin molestarse por imitarlos. Y la mayor ocupación por parte de muchos lectores esaprobar o desaprobar lo que no pueden saborear en sus lecturas. Si se hace ver demanera viva las heroicas virtudes que los santos han practicado, dicen que para hacerotro tanto, habría que ser santos; y, pensando que así encuentran el modo de cubrir surelajación, se acusan ellos mismos de no trabajar en algo a lo que todos estánllamados, que es la santidad, “sin la cual nadie verá a Dios” (Heb 12, 14)19. Y si lascosas que se tratan no son muy importantes y brillantes, dicen que uno se detiene acontar minucias que hubiera sido mejor dejar en eterno olvido; sin pensar que, conesta queja, se acusan también del poco celo que tienen por su salvación. Pues noquisieran que se les hablase de cosas fáciles de hacer, y que los santos han hecho,porque al no tener deseo de imitarlos, sienten vergüenza de que se les pongan ante losojos cosas que ellos pueden fácilmente hacer, pero que no tienen deseo de realizar.Todas estas consideraciones, querido lector, me han impulsado a tomar la resoluciónde hacer lo que dijo Jesucnisto, «que no se deben arrojar las perlas a los puercos» (Mt15, 26)20. Por lo cual, he omitido hablar de algunas pequeñas cosas poco importantesa los ojos de los hombres que, sin embargo, no dejan de ser grandes delante de Dios. Ypor lo demás, he seguido fielmente las memorias que me entregaron buen número depersonas, la mayoría de ellas, testigos oculares de cuanto relatan, y además, tansinceros en todo lo que [avanzan] dicen21, que estoy seguro de que no manifiestannada que no sea verdad; pues su piedad, su mérito y su ciencia las ponen por encimade cualquier engaño. He ahí, querido lector, lo que he creído necesario indicar para tusatisfacción y la mía, y declaro que, por mi parte, no he añadido nada, sino lopuramente necesario para unir los distintos asuntos.

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19 Referencia bíblica añadida en el margen izquierdo del manuscrito.20 Esta referencia no aparece en el texto del manuscrito.21 En el texto se ha tachado “avancent”, y encima, entre líneas, está escrito “dissent”.

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Declaración

Si Nuestro Señor Jesucristo llama bienaventurados a quienes practican susconsejos, a los que son pobres de espíritu y sufren persecución por la justicia,etcétera, parece que nosotros podemos atribuir el mismo apelativo a aquel cuya vidaescribimos, puesto que marchó con tanta exactitud sobre las huellas de su DivinoMaestro. Pero, como la decisión sobre este asunto está reservada a la Santa Sede, laúnica a quien corresponde decidir [infaliblemente]22 sobre la santidad de unapersona, declaro, para obedecer a esta misma Santa Sede, que si en el transcurso deesta obra doy el apelativo de «santo» o «bienaventurado» a aquel que es objeto de lamisma, no es más que en el sentido en que Cristo lo da a los que viven aún sobre latierra, o como san Pablo, que llama santos a aquellos a quienes escribe.

[La página 8 aparece en blanco]

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22 Esta palabra está tachada en el manuscrito.

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Proceder admirable de la Divina Providenciaen la persona del venerable siervo de Dios

Juan Bautista De La Salle,sacerdote, doctor en teología,

antiguo canónigo de la iglesia catedral de Reims en Champañay fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I

Su nacimiento, su educación, sus primeros estudiosy su promoción a la dignidad de canónigo.

Si al [decir]23 del apóstol san Pablo «los justos son el buen olor de Jesucristo» (2Cor 2, 15), podemos decir sin halagos que el venerable siervo de Dios Juan BautistaDe La Salle es uno de estos justos, puesto que el buen olor de sus virtudes se haesparcido como un bálsamo precioso durante su vida, y esparce aún más suave aromadespués de su bienaventurada muerte, por lo que aumenta cada día la estima que laspersonas piadosas habían concebido hacia él. Y lo que debería borrar su memoria delespíritu de los vivos parece reafirmarla más aún. Y es justo, pues como durante suvida huyó del honor y se escondió

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23 En el manuscrito dice “Si au desire de l’apôtre”. Parece un error de quien escribe, pues tendría queser “Si au dire de l’apôtre...”; “desire” está escrito sin acento.

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a los ojos de los hombres para no apegarse sino a lo que parece lo más bajo ydespreciable en el mundo, es justo, digo, sacarle de esa oscuridad en la que ha queridopermanecer oculto toda su vida, para ponerle sobre el candelero, a fin de que elejemplo de las virtudes que practicó puedan servir como luminaria a los que lean tansantas acciones como contiene este libro.

Comenzaremos a hacer el cuadro de sus virtudes por su nacimiento, pero, con todo,muy brevemente, y sin enredarnos en buscar el origen de su honorable familia en unaaburrida genealogía. Pienso que es suficiente decir que nació en una de las másimportantes familias de la ciudad de Reims, en Champaña. Su padre, que desempeñaba con[una]24 gran honradez [esclarecida]25 el cargo de Consejero en la Audiencia de lamisma ciudad. Su señora esposa, llamada Nicole Moët, hija del señor Moët,gentilhombre distinguido por su piedad26. [era hombre de gran piedad y traía su

origen de una familia muy honorable; y queriendo conservar toda su vida el tesoro

de la piedad que había adquirido, buscó el medio de conservarlo incluso en los

compromisos del mundo; y el medio que le pareció más propio fue elegir una esposa

cuya piedad y buenas cualidades estuviesen en conformidad con las suyas; por lo

cual fijó sus ojos en una virtuosa joven de la noble familia de los Brouillet, llamada

Nicole Moët: nadie tan recomendable por su piedad como por su nobleza, y no se

diferenciaba en nada de su marido en las hermosas cualidades que él poseía].

[Este matrimonio fue feliz, tanto por la piedad de quienes lo formaban, lo cual les

atrajo las bendiciones del cielo, como por su dichosa fecundidad], pues nacieron deeste matrimonio siete hijos, cinco varones y dos mujeres, aquel de quien escribimos

la vida era el primogénito27 [que siguieron las huellas de su padre y de su madre, es

decir, que todos fueron muy piadosos. Tres varones fueron sacerdotes, dos de ellos

canónigos de Nuestra Señora de Reims, y el otro fue prior de los28 /canónigo regular/

religiosos de Santa Genoveva; otros dos fueron destinados al matrimonio, así como

una de las hijas, y la otra fue religiosa en Saint Étienne-les-Dames. Tal fue la feliz

posteridad del padre y de la madre de nuestro hombre]29

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24 La palabra “une” está tachada y sustituida encima, entre líneas, por “beaucoup de”.25 La palabra “éclairé” está tachada en el manuscrito.26 Desde “Su señora esposa..”: frase añadida entre líneas, y sustituye a todo el párrafo que sigue, que

ocupa once líneas, todas tachadas. En la transcripción del CL 4 se omitió esta frase en el texto , perose puso en nota a pie de página.

27 Esta frase está escrita entre líneas, encima de la que sigue, que está tachada, “que siguieron... Tresvarones”.

28 Las palabras “fut prieur des” están tachadas, y encima se escribió “chanoine regulier”.29 Todo el párrafo señalado con itálica está tachado en el manuscrito, hasta donde termina la página 10.

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de Dios30, el cual fue la primicia de su matrimonio y el primero ofrecido a Dios paraque fuera fervoroso ministro de su Iglesia, y obrero evangélico para trabajar en suviña.

Nació en la ciudad de Reims el 3031 de abril del año 1651 y en seguida fueregenerado con las aguas del bautismo en la iglesia parroquial de San Hilario, donderecibió el nombre de Juan Bautista, por un feliz presagio de que él imitaría muy decerca a este santo precursor de Jesucristo, tanto por su penitencia como por su celopor la gloria de Dios y la salvación de las almas. Habiendo sido limpiado de lamancha original por el santo bautismo, sus padres pusieron especial cuidado paraeducarlo en la piedad y en el temor de Dios; y a medida que crecía en edad, tambiéncrecía en sabiduría ante Dios y ante los hombres (Lc 3, 52)32, y se notaba, de día endía, que este amable niño sentía especial inclinación hacia el estado eclesiástico. Puesen cuanto supo servirse de sus manecitas, las empleó para construir pequeñosoratorios ante los cuales cantaba e imitaba, a su modo, las augustas ceremonias de laIglesia. Y ésa era su principal ocupación, y la que le llevaba a disgustarse por tomarselos recreos que deseaban que disfrutara. Parecía como si tuviera ya uso de razón, ycomo si la infancia o la niñez la hubiese dejado ya a la edad de cuatro o cinco años,por las preguntas y respuestas que hacía. Así parece, entre otras cosas, por lo que dijoen cierta ocasión en que sus padres tomaban juntos un recreo; como esto no le gustabaa él, se fue donde estaba su abuela, y le pidió que le leyera la vida de los santos. Era,sin duda, un feliz presagio de que imitaría sus santas acciones. Así comenzaba a amarlo que ha constituido el placer de los santos, es decir, la oración y la frecuentación delas iglesias, y no tenía mayor placer que cuando su padre le llevaba al oficio divino, alque era muy fiel. Y era allí donde hacía ver su piedad, aplicándose a ayudar a misa yanhelando, por decirlo así, desempeñar las funciones de acólito. Pero, ¡con cuántofervor y modestia acompañaba sus mínimos movimientos! Atraía la mirada de todoslos asistentes e inspiraba devoción a cuantos le miraban. Así

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30 Al haber tachado en el manuscrito los dos párrafos precedentes, y haber quedado una frase sintachar, y además completada con una añadidura, la unión con la parte siguiente del texto queda sinsentido y repetida la idea.

31 El 3 corrige un 2. Esta corrección es, sin duda alguna, de Luis De La Salle.32 Esta referencia bíblica no aparece en el texto manuscrito.

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crecía de día en día, como planta preciosa que debería llevar mucho fruto. Le pusieron aestudiar a la edad de ocho o nueve años, [estudios] en los cuales hizo en poco tiempomaravillosos progresos. La cordura y la dulzura que mostró en ese tiempo le hicieronapreciado a sus maestros y respetado por sus compañeros, que encontraban en él unmodelo para vivir cristianamente y practicar la devoción en una ocupación que parecedesterrarla en aquellos que no tienen ningún celo por su salvación. Pero lo que lehacía mucho más apreciable, era que en la práctica de sus pequeñas devociones nodejaba ver nada que pareciera afectación. Pues era alegre sin ser disipado, devoto sinmala cara, y daba ya señales de lo que habría de ser un día.

Dios, que veía cómo esta tierna planta empezaba a fructificar, quiso transplantarla aljardín de su Iglesia y permitió, para ello, que fuese favorecido con un canonicato [y el

canónigo que se lo pasó le decía a menudo: mi joven primo, (la vida de)33 un

canónigo debe vivir como un cartujo y tan retirado como un cartujo, pasando la vida

en el retiro y en la soledad]34, lo que aumentó sobremanera su fervor y su piedad. Alverse la feliz necesidad de poder decir con el Profeta que «Dios era su parte y suherencia» (Ps 15, 5)35, fue fiel en cumplir sus obligaciones de canónigo, la principalde las cuales es recitar el oficio divino; él no dejó de rezarlo ningún día. Pero ¿quédigo? No esperó a estar provisto con un beneficio para recitarlo. Pues su abuelo,hombre muy piadoso, que se había impuesto la obligación de rezarlo, le habíaenseñado la manera de hacerlo, aún antes de que recibiera la tonsura; él lo recitabamuy bien, incluso desde joven. Y fue tan exacto, durante el resto de su vida, encumplir esta obligación que fue muy difícil [para] impedirle que lo rezara durante lasdolorosas enfermedades que sufrió, durante las cuales se [le] le vio recitarlo con unapiedad capaz de hacer saltar las lágrimas de aquellos que lo presenciaban.

CAPÍTULO II

Va a Cambrai para recibir las órdenes menores; elige un director;accidente que le ocurrió [en camino]; va a San Sulpicio para

hacer allí su seminario; es ordenado subdiácono

Nuestro nuevo canónigo, después de prepararse a recibir

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33 Tachado en el texto escrito en el margen izquierdo del manuscrito.34 Todo lo que va en cursiva en este párrafo está escrito en el margen izquierdo del manuscrito, con una

señal que lo incluye en el lugar en que se copia, aunque tine más sentido si se añade al final de “sufervor y su piedad”.

35 La referencia de esta cita está escrita en el margen izquierdo.

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las cuatro órdenes menores, se vio obligado a ir de Reims a Cambrai36, donde debíarecibirlas porque la sede arzobispal de Reims estaba entonces vacante. Fueacompañado en este viaje por varios jóvenes eclesiásticos que iban con el mismo fin.Cuando estuvo de regreso, se entregó con gran fervor a la práctica de la virtud. Y noqueriendo extraviarse en este camino tan santo, eligió un director que le sirviera deguía. Pero, ¿qué director elegir? Fue una de las personas más santas y celosas quehabía entonces en Reims, y bajo la dirección de este gran37 canónigo y teologal de lacatedral, comenzó a poner los cimientos de su gran piedad. Y aunque en aquelmomento era todavía muy joven, comenzó desde entonces a practicar grandespenitencias. Así lo ha testimoniado un sacerdote de mérito, que manifestó que esteferviente acólito, para mortificarse, se acostaba sobre tarugos [de madera]38; lo cualno es difícil de creer vista la gran mortificación que practicó en este terreno el resto desu santa vida. Pues muy a menudo se acostaba en camas más adecuadas para impedirel sueño que para procurar descanso. Y cuando en su comunidad había algunoenfermo, ante todo le cedía su cama, si era mejor que la suya, y él se acostaba sobre unsimple jergón o sobre algunas sillas.

Fue bajo la guía de este mismo director cuando comenzó a tener gran celo por lasalvación de las almas. Pues como el señor Roland [éste es el nombre de su

director]39 era muy celoso en ese asunto, procuraba inculcar el mismo celo, tantocomo podía, en el alma de su ferviente discípulo. Y al morir, le recomendó coninsistencia, el establecimiento de escuelas para los niños, como él mismo habíaestablecido las de las niñas; y este santo director tenía tanta confianza en él y estabatan persuadido de que no actuaba sino por el espíritu de Dios, que le nombró ejecutorde su testamento. Lleno, pues, de este divino Espíritu, avanzaba de día en día por elcamino de la virtud. Y Dios que, en palabras del hijo del Sirac, «vela conti-

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36 Un aspa en el margen derecho, a la altura de la primera línea, remite a unas líneas escritas en la partesuperior, que dicen: «Las cartas de ordenación dicen formalmente que recibió las órdenes menoresen la capilla arzobispal de Reims, de manos de Mons. Bourbon, obispo de Soissons, encargado porel Arzobispo Barberini de hacer la ordenación». Estas frases aparecen en el espacio de la cabecera dela página 13, añadidas por Jean Guibert, sulpiciano, que firma al final de la nota: (JG. ss)

37 Bernard puso aquí un aspa, que remite a otra en el margen derecho, bajo la cual dice: “el señorRoland, canónigo y teologal de la catedral”.

38 Las dos palabras están tachadas en el texto,39 Frase tachada en el manuscrito.

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nuamente sobre aquellos que le temen y hacen su voluntad» (Eclo 34, 16)40, velaba demanera especial sobre él. Realmente, en los comienzos, Él le probó con pequeñasaflicciones; pero era para acostumbrarle a sufrir otras mayores a lo largo de su vida, ypara hacerle modelo de paciencia que todos podrían imitar. Comenzaba, digo, a darlea conocer que, al haberle contado entre el número de sus hijos, debía disponerse asentir sus azotes, y se lo hizo sentir de esta manera.

Un día nuestro joven canónigo fue al campo, y cuando ya estaba en el camino deregreso a Reims y le faltaba muy poco trecho por recorrer, no se sabe si (fue) la nieveque caía entonces con abundancia (lo que) le impidió ver el camino; se sabe, tan sólo,que cayó en un foso que el viento había llenado de nieve, y pensó que iba a perecer enél, pues quedó allí casi toda la noche; pudo salir después de grandes esfuerzos que lecausaron una lesión que le molestó el resto de su vida.

Así es como la divina Providencia le preparaba, desde su juventud, para lasaflicciones y adversidades que no le faltaron en el resto de su vida, tal y como se veráen la tercera parte de este libro.

Fue enviado luego a París para hacer su seminario en San Sulpicio, (casa que se lepuede llamar con razón «arsenal de buenos eclesiásticos»)41, a causa de la piedad yregularidad en [las cuales]42 se educa allí a los jóvenes eclesiásticos. Digo que fue aeste lugar donde se envió a nuestro siervo de Dios para formarse en la piedad y paraaprender allí las ceremonias de la Iglesia. Tuvo como director espiritual al señor[Baühin]43, hombre de piedad poco común, que después de haber practicado todaclase de virtudes, murió en olor de santidad, el 19 de marzo, día en que la Iglesiacelebra la fiesta del gran san José, lo que sucedió hacia el final del último siglo. Estesanto sacerdote tuvo especial cuidado de lo espiritual de nuestro nuevo seminarista, yal ver cuán inclinado estaba a la piedad, mantuvo con él amistad indefectible, y se la

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40 La referencia bíblica de este pasaje aparece en el margen izquierdo del texto.41 La frase puesta entre paréntesis va rodeada por una línea, tal vez trazada por Luis de La Salle, como

indicando que se quitasen palabras tan elogiosas.42 En el manuscrito pone “laquelle”, la cual, en singular; lo correcto es el plural, “lesquelles”, las

cuales.43 El autor escribe Boin, cuando el apellido es Baühin.

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demostró, sobre todo, cuando vino a establecerse en París con los Hermanos de sucomunidad. Pues gastado por la vejez, como estaba, a menudo se molestaba en ir a visitara su ferviente discípulo, y mientras aguardaba, cuando no podía hablarle de inmediato, searrodillaba en cualquier lugar del huerto o en otra parte, esperando a aquel con quienno formaba más que «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4, 32)44.

Permaneció cerca de dos años en este [incomparable]45 seminario, en el queingresó el 18 de octubre de 1670 y del que salió el 29 de abril del año 1672 [a causa dela muerte de su padre]46, después de haberse ganado, por su edificante conducta, laestima y el afecto de todos los de esta casa. En este santo lugar fue donde puso elcimiento de todas las virtudes que practicó a lo largo de toda su vida con tanto corajecomo perseverancia. En este lugar, digo, fue donde se sintió abrasado por el amor aJesús y a María. Y en fin, fue en esta casa de Dios donde se consagró a Él de maneraparticular. [por el orden del subdiaconado que recibió allí y que luego ejerció con

mucha piedad y exactitud]47.

CAPÍTULO III

Su regreso a Reims, de donde sale por segunda vez hacia Cambrai,para recibir el diaconado, y algún tiempo después, es ordenadosacerdote de manos de su obispo; es encargado de los asuntos de sufamilia y de la casa de huérfanas que logró que fuera aprobada

Nuestro fervoroso subdiácono, una vez regresado a Reims, tuvo que salir poco despuéspara ir por segunda vez a Cambrai, donde fueron enviados los ordenandos porque lasede arzobispal de Reims continuaba vacante. Fue allí donde recibió el diaconado48,después de haberse preparado y haber tratado de adquirir las buenas cualidades que sanPablo exige al diácono, cuando dice (I Tim 3, 8-10)49 que “los diáconos deben ser castos,no tener doble palabra, no estar sujetos al vino ni a las ganancias sórdidas; sino

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44 Esta referencia no aparece en el texto del manuscrito.45 Tachado en el manuscrito.46 Añadido entre líneas con letra más pequeña, que no es de Bernard.47 Lo que va entre corchetes está tachado, y es inexacto.48 Estos datos son erróneos. Bernard no tenía suficiente información sobre esta época de Juan Bautista.49 Esta referencia viene indicada en el margen derecho del manuscrito.

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que deben conservar el misterio de la fe con pureza de conciencia”; y es preciso,añade, que «antes de servir sean probados y reconocidos exentos de toda maldad».Pues bien, nuestro nuevo diácono poseía todas estas cualidades: era casto y veraz ensus palabras, sobrio en el beber y en el comer, y desprendido de las cosas de la tierra,conservando gran pureza de conciencia y gran sencillez para creer todos los misteriosde la fe. Por lo tanto, se le podía confiar el ejercicio de este ministerio con todaseguridad, sin otra prueba que la de examinar la pureza de su vida.

Después de haber recibido este orden sagrado, volvió a Reims donde se dedicó alestudio de la Sagrada Teología, [en la que realizó gran progreso]50, (y volvió a losbancos para obtener el doctorado), y hallándose en edad de recibir el sacerdocio,provisto de la ciencia necesaria, se preparó para ello retirándose al seminario deReims. Allí fue donde, pensando en la grandeza del [ministerio]51 sacramento que ibaa recibir, derramó su corazón ante Dios para rogarle que le concediera las graciasnecesarias para ejercerlo de manera que fuese agradable a su Divina Majestad.Habiéndose dispuesto así a recibir este gran sacramento, [lo recibió y]52 fue ordenadosacerdote por [el Ilustrísimo Señor]53 M. Le Tellier, arzobispo de Reims, y dijo suprimera misa en la iglesia catedral de la misma ciudad.

No nos detendremos aquí a describir cuál fue la amplitud de su piedad tras larecepción de este gran sacramento. Nada diremos de su asiduidad a los oficios delcoro. Tampoco nos detendremos a considerar [el buen orden que impuso en su

casa]54, y sólo consideraremos de paso el celo que testimonió poseer después dehaber sido hecho sacerdote del Señor. Pues considerando desde entonces que todo loque se refería a Dios también le afectaba a él, como ministro suyo, creyó que no debía

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50 La frase entre cochetes está tachada, y va sustituida por la frase que sigue, entre paréntesis, escrita enel manuscrito entre líneas, encima de la frase tachada.

51 Palabra tachada en el texto, sustituida por sacramento, escrita encima.52 Tachado en el manuscrito.53 Tachado en el manuscrito, y sustituido por M., puesto encima, entre líneas.54 Frase tachada en el manuscrito, sin nada que la sustituya.

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tolerar nada que pudiera deshonrar la casa de su divino Maestro. Por ello, al ver queun sacerdote se alejaba del deber que debía a Dios y a la Iglesia, le afrontó con tantocoraje y celo que le forzó a salir de la ciudad.

Nuestro hombre de Dios, después de haber sido consagrado por la unción santa delSeñor, se aplicó cuanto pudo a continuar el estudio de la sagrada teología, en la querealizó tan gran progreso, que pronto fue capaz de recibir el bonete de doctor. Y enefecto, [lo recibió con el aplauso de cuantos componían entonces la célebre

universidad de Reims]55. Mas su dedicación a los estudios no le impidió entregarse asus ejercicios de piedad, ni tampoco a los asuntos de que estaba encargado [que no

eran pocos]56. Pues fue responsable de todos los asuntos de su familia a la muerte desu padre y de su madre, por ser el primogénito de [todos]57 sus hermanos y de sushermanas; y tenía tan gran clarividencia para llevar todos los asuntos quesobrevenían, que se hubiera dicho que nunca había desempeñado otro oficio.Igualmente, siempre se ha reconocido que estaba al tanto de todo, y que penetrabahasta el fondo [de una cosa]58 cuando los demás habían captado sólo la superficie. Nosolamente estaba encargado de los asuntos familiares, sino también de la casa de loshuérfanos59, establecida en Reims por el señor Roland, canónigo y teologal de lamisma ciudad, que le había nombrado ejecutor de su testamento y encargado deconseguir la aprobación de dicha comunidad.

¿Cómo actuaría este celoso siervo de Dios con tan numerosos asuntos? ¿Podríarealizarlos todos? ¿O acaso los abandonaría, pensando que no podría lograrlo? No,no. Al contrario, demostraría que quienes le encargaron de ellos no estabanequivocados en la elección que habían hecho de su persona para llegar hasta el final.Y el espíritu de Dios que le guiaba, haría que los terminase felizmente, como vamos aver.

La primera cosa que atendió nuestro devoto canónigo, fue dedicarse con todas susfuerzas a conseguir la aprobación del establecimiento de las [huérfanas]60. Y graciasa los cuidados y atenciones que tuvo, logró terminar este asunto felizmente; ya que elSeñor cooperaba con su siervo, el cual no trabajaba más que para su mayor

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55 Frase tachada en el manuscrito.56 También esta frase está tachada.57 Está tachado y sustituido por “mesires”, que no lo traducimos, ya que no se usa en español la

expresión francesa.58 En el manuscrito se añade esta expresión entre líneas, y se coloca al final de la frase.59 En el texto manuscrito pone “huérfanas”, y se ha corregido poniendo el masculino.60 La palabra está tachada, y no se pone ninguna otra.

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gloria, pues esta comunidad fue [reconocida por el Rey, el]61 Parlamento, y por todala ciudad de Reims. Se necesitaba una persona de virtud y de buena conducta, tal[como es el Señor de La Salle]62 para llevar hasta el final asunto tan difícil. [¿Pero

qué digo difícil?]63. Nada se le hacía difícil cuando se trataba de la gloria de Dios, porpenoso que pareciera y poco fácil de conseguir. En tales ocasiones, ponía suconfianza en Dios y decía: «Si es su obra, se solucionará»; y luego, realizaba todo lonecesario para contribuir con todas sus fuerzas al éxito de sus empresas. Tal era laconducta de este santo sacerdote en estos comienzos. Pero si tan edificante es ahora,[prepárate, lector, a escuchar cosas]64 todavía más maravillosas en la continuaciónde este libro. Leed, pues, con atención todo lo que sigue y haced que surja en vosotrosel deseo de imitar en algo a este siervo de Dios.

CAPÍTULO IV

De algunas acciones notables que hizo este siervo de Dios

Los santos no han llegado de golpe a este alto [grado]65 estado de perfección en elque los encontró la muerte. Han llegado a ello, más bien, poco a poco y han subido,por decirlo así, de peldaño en peldaño para llegar a la meta que se proponían. Y Dios,por quien trabajaban, les proporcionó numerosas ocasiones para perfeccionarse,tanto con las tentaciones en las que permitió que permaneciesen durante muchotiempo, como con las dificultades que el mundo les puso: algunas veces por pequeñosdisgustos, otras por ciertas reprensiones que les han hecho, o en fin, por el pocoaprecio que el mundo hizo de ellos y de sus acciones. Todas estas cosas, digo, les hanservido de acicate para avanzar rápidamente por el camino de la virtud.

Tal fue la conducta que Dios siguió con nuestro virtuoso canónigo. Permitió quetuviera contradicciones, que sufriera pequeñas dificultades por parte de quienes

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61 Tachado en el manuscrito.62 Frase tachada en el texto, pero encima, entre líneas, se añadió “qu’il étoit”, como era.63 Frase tachada en el manuscrito.64 Frase tachada en el manuscrito.65 Palabra tachada en el manuscrito.

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tenía más cerca, y, en fin, que fuera censurado por personas que ellas mismasmerecían [ser censuradas]66 serlo. Todo esto le sirvió mucho; pues como Dios leeligió desde el vientre de su madre para establecer un estado en el cual debería viviren pobreza y abyección, comenzó a probarlo con cosas en las que, al parecer, no haríafalta detenerse, ya que parecen de poca monta a los ojos de quienes sólo aman lo quebrilla; pero hemos creído necesario detenernos en ello porque la divina Providenciase manifiesta en ellas de manera particular.

Como Dios le había escogido, lo acabamos de decir, para vivir en la pobreza,suscitó algunas personas que encontraron algo que reprochar a su excesiva pulcritud;y una de ellas llegó a decirle que en el mundo se le tenía como persona que se excedíaen sus vestidos, y que parecía un presumido. [¿Qué dices tú de esto, gran siervo de

Dios?]67. La indiscreción de estas personas, ¿no os causan pena? ¿Pero qué digo?Vuestra virtud os ponía por encima de todo esto, y experimentabais en vuestrapersona lo que dice san Pablo de los amigos de Dios: “todo contribuye —dice— albien de los que aman a Dios” (Rom. 8,20)68. Nuestro virtuoso canónigo, en efecto,aprovechó tan bien esta pequeña censura, que desde entonces comenzó a descuidar suexterior, sin mostrar, en absoluto, nada que pareciera desaseado. En lo sucesivodemostró cuán poco apegado estaba a la belleza y al excesivo cuidado de sus vestidos,pues se le ha visto llevarlos parecidos a los de los Hermanos de su Instituto, y zapatostoscos como los de los campesinos y personas de barriada. De este modo comenzóeste santo sacerdote a abrazar la pobreza, sin otro fin que no ser piedra de escándalo alos que encontraban motivos de censura en su conducta, pues no pensó nunca hacer loque después hizo.

¿Pero qué diremos de lo que hizo para vencer el sueño, del que confesó él mismoque era su mayor enemigo,

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66 Palabras tachadas en el texto, reemplazadas, entre líneas, por “l’être”, serlo.67 Esta frase está tachada en el manuscrito.68 La referencia de esta cita bíblica está escrita en el margen derecho.

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pues era la causa de que no se encontrase a tiempo a maitines, ya que a menudo eranecesario despertarle, pero en vano, pues se volvía a dormir contra su voluntad, lo quele producía disgusto. Se vio obligado hasta la muerte a combatir este enemigo que, sinembargo, es tan necesario a la naturaleza para reparar las fuerzas que ha perdidodurante el día. Y el cuidado que puso para combatirlo no fue inútil, puesposteriormente pasó muchas veces noches enteras entregado a los asuntos de suInstituto o a componer libros. Y cuando no quería dormirse durante sus oraciones,ponía una piedra en el reclinatorio en que se arrodillaba, colocada de tal forma que, sise dormía, dejaba caer la barbilla sobre la piedra, lo que le causaba mucho dolor y[era buen medio de hacerle]69 le hacía victorioso sobre su enemigo.

Qué diremos de su caridad para asistir a los pobres, darles limosna y visitarlos, ycumplir así la palabra de Jesucristo, que dice que considera hecho a sí mismo lo que sehace al más pequeño de los suyos (Mt 10, 40)70. Penetrado como estaba de estaspalabras, no perdía ninguna ocasión de hacer el bien a los miembros de este amableSalvador, sin rechazar nunca las incomodidades que podía encontrar71 en ello; esto sevio particularmente cuando fue a ver a un enfermo, que le arrojó el caldo sobre lasotana, lo cual no le causó disgusto alguno, y volvió a su casa en ese estado.

¡Oh Dios, qué no conseguís que haga la gracia cuando toca un corazón! Hace quese abrace generosamente lo que el mundo mira con desprecio, y logra que se pisoteetodo lo que él estima. Lo ves, mi querido lector, en la persona del Señor de La Salle, elcual encuentra gozo72 en lo que otros muchos consideran horror, y no mira nada comoalgo bajo o despreciable ante Dios, sino el pecado.

Qué diremos, en fin, de su mortifìcación, que fue tan grande en los comienzos, quese esforzó varias veces para no comer nada desde el Jueves Santo hasta el Domingode Pascua, contentándose sólo con un caldo al día; y no comenzaba a tomar la comidasino en la tarde del domingo. Pero esta clase de penitencia le debilitó de tal forma elestómago

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69 Frase tachada, sustituida por “le rendait”, le hacía.70 Referencia bíblica escrita en el margen izquierdo del manuscrito.71 En el texto ponía “rencontraire”, y está corregido por “rencontrer.72 En el texto decía “se faisait un plaisir” (encontraba gozo), y se corrigió a “se fait un plaisir”

(encuentra gozo).

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que no podía retener nada y se veía forzado a arrojar los alimentos tal como los habíatomado; de manera que quien hubiera querido seguirle en las calles, cuando iba a laiglesia, no hubiera tenido mucha dificultad, pues el camino por donde él pasabaestaba señalado por sus continuos vómitos. Quiso practicar una penitencia parecidacuando vivía con los Hermanos, y pasó toda la Semana Santa en oración, en uno delos lugares más apartados de la casa, sin tomar ningún alimento; pero le sobrevinieronlas mismas molestias y se vio obligado a moderar su fervor y a no afligir tandespiadadamente al cuerpo, que era incapaz de soportar tan grandes rigores, ya quehabía sido educado y alimentado muy delicadamente; y todas estas mortificaciones lecausaban grandes incomodidades. Pero se acostumbró de tal manera, a lo largo de suvida, que practicó severas mortificaciones, sobre todo en el comer, como se podrá veren esta obra. Y como sentía gran dificultad en comer la comida de los Hermanos, quees muy [tosca]73 común, se esforzó con tanto ánimo a vencerse en este asunto, que seacostumbró a comer las cosas más bastas: el pan más moreno; las verduras peorpreparadas y, algunas veces, medio cocidas, las cuales constituían sus platos másdeliciosos. Y he aquí lo que dijo una persona bondadosa que le conocióparticularmente. Esta persona, dirigiéndose a un Hermano del Instituto de nuestrobienaventurado, le dijo: “tenéis un padre que es un santo, pues al ver con la delicadezacon que fue alimentado en la casa paterna, y ver cómo se trata, después de la vidainocente que ha llevado, es sorprendente. Será preciso que, a la hora de la muerte,pida perdón a su cuerpo, como san Francisco, por haberlo maltratado tanto”.

CAPÍTULO V

Cómo la divina Providencia dispuso al señor de La Sallepara el establecimiento de las Escuelas cristianas

en el lugar de su nacimiento; la caridad y la gran prudenciaque manifestó en este74 encuentro

El tiempo que la divina Providencia había destinado para calmar a

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73 La palabra “grossière” está tachada, y encima, entre líneas, se lee “commune”.74 En el manuscrito hay una falta evidente de concordancia en el título francés. Dice “ce rencontre” y

debe ser “cette rencontre”.

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los niños que no cesaban de pedir pan, había llegado, y el hombre de Dios cuyasvirtudes describimos estaba preparado, como otro Isaías, para ir donde la Providenciaquisiera enviarlo, aunque, por otro lado, no tuviera la idea de hacer lo que hizo. Diosle facilitó una ocasión que debía ayudarle a la ejecución de lo que Él había previstodesde toda la eternidad. Y cuando reconoció que la voluntad de Dios era aquélla, seentregó a ella con tal celo que nada fue capaz de hacerle abandonar su empresa:trabajos, obstáculos, persecuciones..., todo esto no pudo apartarle de realizar la obrade Dios; al contrario, parece que todas estas cosas eran aceite que servía para reavivarsu celo. ¡Feliz eres, gran siervo de Dios, por tener este parecido con los santos que teprecedieron! La obra que has establecido es demasiado opuesta al imperio deldemonio; el mundo no puede aprobarla, porque combate sus sentimientos; y la carneno quiere someterse a ella, porque esta obra misma enseña a dominarla. He ahí porqué estos tres enemigos del hombre te han presentado tantos asaltos [que combatir]75.

Pero, al parecer, esto era necesario para que la virtud de nuestro celoso canónigo seviese probada, para que su Instituto, como los árboles jóvenes, adquiriese raíces másfuertes ante los grandes vientos de las persecuciones. He ahí, pues, la manera comonació el instituto de los Hermanos de las Escuelas cristianas. Nuestro siervo de Dioslo ha relatado él mismo, en resumen, en un manuscrito que se encontró, escrito de supropia mano, y que tuvo escondido durante más de veinte años, y que felizmente sedescubrió [durante su viaje a Provenza]76; pues siempre se ha reconocido en él granreserva en hablar de lo que le afectaba; y fue probablemente la obediencia la que lellevó a escribirlo; y sin duda su confesor no pudo mandarle algo tan opuesto a suhumildad. De este manuscrito sacaremos todo lo que vamos a decir hasta el añocatorce de su institución,

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75 Las palabras “à combattre” están tachadas en el manuscrito.76 Esta frase está tachada en el manuscrito.

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pues este escrito no va más allá. Añadiremos solamente lo que su humildad le forzó adejar en silencio.

En el año 1679, el señor de La Salle era ejecutor del testamento del señor Roland,canónigo teologal de la iglesia catedral de Reims, que falleció el 28 de abril de 1678.Cuando el señor de La Salle [había alcanzado ya la edad de 28 años]77, llegó a Reimsun hombre de unos 55 años, natural [de la ciudad]78 de la diócesis de Laon, quienvenía de Ruán, donde había iniciado las escuelas gratuitas para muchachos, y habíaservido mucho en su establecimiento. Iba a la citada ciudad de Reims, [con un joven

de 14 años]79, enviado por la señora Maillefer, para tratar de establecer escuelasgratuitas similares. Pero, para entender mejor el asunto, es preciso remontarse másatrás y decir algo de la señora que les enviaba a Reims.

La señora Maillefer era natural de Reims y estaba establecida en Ruán, donde vivíahabitualmente con el señor Maillefer, su marido, que era tesorero del Parlamento dela misma ciudad. Esta virtuosa señora sobresalió en la práctica de las virtudes y sobretodo por el celo que tuvo por la instrucción de la juventud. Por eso fundó escuelaspara las niñas en Darnetal, cerca de Ruán. Quiso extender su caridad al lugar de sunacimiento, y procuró el establecimiento de escuelas para los muchachos, comoveremos en seguida. En fin, después de haber practicado las virtudes cristianas, murióy fue a recibir en el cielo la recompensa de su caridad y su celo. Su memoria está, aún,en olor de santidad en la ciudad de Ruán, donde ella está enterrada en el cementerio deSan Nicasio; y Dios, para manifestar su santidad, ha obrado varios milagros.

Esta virtuosa señora, que deseaba ofrecer el establecimiento de una escuela paraniños en la ciudad de Reims, creyó haber encontrado la ocasión de efectuar suvoluntad con la llegada del señor Roland a Ruán, que fue a predicar la cuaresma.

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77 Frase tachada en el manuscrito.78 Frase tachada.79 Tachado en el manuscrito.

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Adoptó con él los medios necesarios para triunfar en su empresa, y acordaronfinalmente enviar a Reims al señor Nyel, que es la persona de la cual hemos habladoanteriormente. Esta señora le entregó un escrito por el cual prometía donar por él ypor su compañero cien escudos de pensión anuales. El señor Nyel, llegado a Reimscomo ya hemos dicho, se dirigió en primer lugar a la superiora de la comunidad de lashuérfanas, a quien había conocido personalmente en Ruán, donde había sidosuperiora de las escuelas de niñas del reverendo padre Barré, y que el señor Rolandhabía obtenido de dicho padre para iniciar su comunidad de Reims. Así pues,habiéndose dirigido a esta superiora para hablarle del motivo de su venida a estaciudad, llegó, por efecto de la divina Providencia [y no por casualidad]80, cuando elseñor Nyel estaba a punto de entrar en la casa de las Hermanas [huérfanas]81, el señorde La Salle y entró al mismo tiempo que él, sin que ni uno ni otro se conocieran. Por locual, sin hablarse, fueron el uno [y el otro]82 al locutorio, y el otro a [l interior de] lacasa donde tenía que hacer. Así el señor Nyel, que había quedado en el locutorio,expuso a la superiora el motivo de su viaje, y después de haber conversado durantealgún tiempo, rogó a nuestro santo sacerdote que entrase en la sala donde ellosestaban, después de la petición que le hizo el señor Nyel, y de que ella le hubieseinformado de su prudencia, de su gran don de consejo y de su probidad. Este honestohombre se llenó de alegría al encontrar a una persona como nuestro siervo de Dios,para ser aconsejado en su empresa. El señor de La Salle entró, pues, donde estaban; lasuperiora expuso, ante todo, el proyecto del señor Nyel y le dijo que debía alojarse enla casa del hermano de la señora que le enviaba. El siervo de Dios intuyó de inmediatoque el asunto fracasaría si se tomaba esta medida, y explicó al señor Nyel elinconveniente, y que esto sólo podría impedir el éxito de su designio, pues al alojarseen aquella casa, era imposible que al poco tiempo no se supiera en la ciudad el motivode su venida; y que, como

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80 Frase tachada en el manuscrito.81 Palabra tachada en el manuscrito.82 Tachado en el manuscrito.

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[los Señores de la ciudad habían puesto muchos obstáculos al establecimiento de las

niñas, y que ellas no se habrían abierto a no ser por la autoridad de Monseñor el

arzobispo, en cuanto]83 vieran de nuevo promover escuelas de niños por personasdesconocidas, ellos se informarían de todos sus propósitos y podrían echarlos fuera,por el temor de que se hiciera algún otro establecimiento contra su parecer. Y uniendola hospitalidad al consejo, aseguró al señor Nyel que podía ir a alojarse a su casa84, yque estaría allí más seguro, porque esto no extrañaría; pues, como iban allí, a menudo,eclesiásticos o curas del campo, creerían fácilmente que era uno de ellos, visto quellevaba cuello (rabat), cabellos cortos y hábito negro; y que, por otro lado, no leimportaba lo que pudiera decirse; añadió que estaría tranquilo y pasaría desconocidode todos, y que podía pasar unos ocho días; durante ese tiempo se tomarían medidaspara hacer triunfar su proyecto; después iría a Nuestra Señora de Liesse, donde decíaque tenía que ir; y, en fin, a su regreso podría comenzar las escuelas.

En vano podríamos esforzarnos en expresar cuál fue la alegría de este buen hombreante tan ventajosas ofertas; y parece que baste decir que aceptó de inmediato todo loque propuso el señor de La Salle; y esto con tanta mayor alegría cuanto mayordesconcierto tenía sobre la forma de actuar. Pero dejemos al buen señor Nyel rebosarde alegría, y admiremos la bondad y la caridad de nuestro santo sacerdote, que, sinestar obligado, recibe y aconseja tan caritativamente a un extraño a quien no conocíade nada, y esto para procurar la gloria de Dios y la salvación de las almas. Secompromete sin pensar en llegar a ser el sostén de este nuevo establecimiento. Pero¿en qué piensas, hombre de Dios, al comprometerte tan fácilmente en favorecer estaempresa? ¿no prevés que tanta

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83 Todo el párrafo tachado en el manuscrito (cuatro líneas).84 En el margen derecho se indica: “abreviar”.

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bondad te atraerá muchas penas e incluso persecuciones? Dejemos, dejemos, queridolector, a este siervo de Dios ejercer la caridad. La mano de Dios está con él y no puedehacer sino el bien. Y si es hombre de Dios, debemos creer que no actúa sino por sudivino Espíritu, y que este mismo Espíritu es quien le lleva a declararse protector deuna obra tan santa, de la cual le veremos bien pronto como su cabeza.

CAPÍTULO VI

Establecimiento de la primera escuela en Reims para niños,y algún tiempo después una segunda;

caridad con que el señor de La Salle conduce este asunto

Durante los ocho días que el señor Nyel permaneció en casa del señor de La Salle,éste puso mucho cuidado para lograr sin obstáculos el establecimiento de lasescuelas. Para ello consultó con varias personas de piedad este asunto, y entre otras,con el reverendo padre [de]85 Bretagne, benedictino, prior, a la sazón, de la Abadía de[Nirs]86 San Remigio de Reims y después de Saint Germain-des-Prés, en París, aquien nuestro siervo de Dios conocía personalmente. Trató esto con este buen Padre yalgunos piadosos eclesiásticos para tomar las medidas que asegurasen el éxito; cadauno expuso su pensamiento sobre lo que creían que se debía hacer, y opuso lasdificultades que pensaba que podían sobrevenir al estableci[miento de una cosa tan

opuesta a la voluntad de los Señores de la ciudad]87. Pero nuestro siervo de Dios,esclarecido por las luces del cielo, solucionó todos los obstáculos, con la propuestaque hizo. “Me parece, —dijo— que no hay mejor medio para comenzar conseguridad estas escuelas, que poner a los maestros que las deben comenzar bajo laprotección de un párroco que quiera encargarse, y manifestar que él es quien losemplea en la instrucción

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85 Tachado en el manuscrito.86 Tachado en el manuscrito.87 Texto tachado en el manuscrito.

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de sus parroquianos; y [no habrá nadie que pueda poner obstáculos]88. El tiempodemostró la verdad de lo que él había adelantado, por el feliz éxito que se siguió; y, alcontrario, si se hubiera procedido de otro modo, la cosa no hubiera resultado bien,según todas las apariencias. Así su propuesta fue recibida por todos los de la asambleacon extrema satisfacción. Después, examinaron bajo la autoridad de qué párroco sepodría emplear a los maestros. [Se propusieron cuatro, que nuestro hombre de Dios,

cuyos puntos de vista eran admirables]89, examinó uno después [de otro; y dijo del

primero que no era estimado de sus superiores; respecto del segundo, que no se

debía pensar en él, porque no tenía suficiente celo; y del tercero, que era sobrino del

señor oficial, a quien debía cuanto era, y bastaría, sin duda, que su tío le dijera que

despidiese a los maestros para no poderle contradecir; aunque el reverendo padre

Bretagne se inclinaba a su favor, el resto de la asamblea convino fácilmente con todo

lo que había dicho el señor de La Salle, tanto del tercero como de los otros dos. Ellos

creyeron90 que no debían poner]91 los ojos sobre ningún otro distinto del señorpárroco de San Mauricio, en quien no se encontraba ningún inconveniente, y queademás poseía suficiente piedad, celo y firmeza para sostener lo que hubieraemprendido. ¿Qué dices, querido lector, de la sabiduría y de la prudencia de estehombre de Dios? ¿No parece [que no se ha dedicado a otra cosa durante toda su

vida? ¿No parece que penetra los espíritus y sabe de qué son capaces?]92. Esto estambién algo que siempre se ha notado en él: el discernimiento de espíritus. Una vezse le escapó decir que le bastaba con oír seis palabras de una persona para conocer suforma de ser. Pero volvamos a nuestra asamblea, que había puesto los ojos sobre elseñor Dorigny, párroco de San

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88 Texto tachado en el manuscrito.89 Texto tachado en el manuscrito.90 En el manuscrito hay una falta de escritura. Pone “ils current” en vez de “ils crurent”.91 Todo este texto está tachado en el manuscrito.92 Texto tachado en el manuscrito.

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108 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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Mauricio, para poner la nueva escuela en su parroquia y bajo su protección. Lehicieron la propuesta. El señor párroco se sintió muy a gusto con tal proposición ydijo que en aquel momento tenía el propósito de poner una escuela gratuita en suparroquia llevada por un eclesiástico93 que él quería comprometer a residir con él. Seavino, asimismo, a alojar a estos maestros de escuela en su casa, lo cual hacía elproyecto aún más seguro. Se creyó que se contentaría con los cien escudos de pensiónque la señora Maillefer proporcionaría anualmente a los dos maestros que atenderíanesta escuela, que fue felizmente puesta en marcha gracias a los cuidados del hombrede Dios.

El señor Nyel, una vez que hubo comenzado esta escuela, iba de vez en cuando avisitar a su caritativo bienhechor, que no se enfriaba en su trato, y procuraba prestarletoda la ayuda que podía, sin más obligación que la que su caridad le sugería. Y estehombre honesto, por su parte, procuraba manifestarle el testimonio de su gratitud, porla confianza que manifestaba tener en él. Era también un hombre de bien, que poseíagran celo por la gloria de Dios, y que buscaba por todos los medios posibles, comovamos a verlo.

Apenas iniciada la escuela de San Mauricio, este hombre honesto, que era muyinsinuante, supo que una señora viuda, de la parroquia de Santiago, muy rica y sinhijos, tenía el deseo de fundar una escuela en su parroquia; se tomó la libertad de ir avisitarla, y le dijo en qué se ocupaba, lo que había hecho en Ruán y lo que habíavenido a hacer en Reims; le dijo que había conocido que ella tenía el deseo deestablecer una escuela y le propuso que, si ella quería, él podía realizarlo. Y comotemía que su petición fuese rechazada, añadió que tenía el honor de ser conocido delseñor

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93 En el margen izquierdo se indica “abreviar”.

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de La Salle, canónigo de Nuestra Señora, quien podría ayudarle a realizar lo que elladeseaba. Y acertó muy bien, pues esta señora, que no ignoraba quién era el señor deLa Salle y estaba bien informada de sus méritos y probidad, mostró gran deseo dehablarle, y aseguró al señor Nyel que era cierto que deseaba fundar una nuevaescuela.

Este hombre bondadoso, inundado de alegría, se fue inmediatamente a encontrar alhombre de Dios, y le94 refirió todo lo que había pasado entre él y la señora l’Évêque,llamada también des Croyères95, y para terminar le dijo que ella deseaba hablarle96.Nuestro virtuoso canónigo quedó un poco sorprendido por esta petición. Sinembargo, viendo que se trataba de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, fuea encontrar a dicha señora, quien, encantada de verle, le propuso el proyecto quetenía, y la satisfacción que sentía por haber encontrado la ocasión de ejecutarlodurante su vida. Ella le rogó con insistencia que comenzase lo antes posible estanueva escuela, prometiéndole que para la próxima [para entonces]97 Pascua le daríala suma de 500 libras, para la pensión de los dos maestros por año, y que luegosuministraría la suma de 10.000 libras, en un fondo que produciría una suma similarde 500 libras de renta, o bien seguiría dando dicha suma de 500 libras [actualmente]98

por año; que le bastaba elegir una de las tres propuestas. Nuestro celoso canónigo,admirado por la bondad de esta virtuosa dama, se rindió a su deseo, y ella no falló enenviarle, en la Pascua siguiente, las 500 libras que había prometido. Ella murió seissemanas después, por lo cual [ella no ejecutó]99 nada de lo que había prometido pudoefectuarlo durante su vida; pero las 10.000 libras han quedado siempre [desde

entonces en manos del ejecutor de su testamento, que no ha dejado nunca de entregar

todos los años dicha suma de 500 libras a los Hermanos que han sucedido a los

maestros de escuela; hasta que al fin, los fondos se pusieron en renta en el

Ayuntamiento de la ciudad de París; y este fondo fue reembolsado el año 1720 en

billetes moneda100, que por entonces

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Proceder admirable... 111

94 En el manuscrito está repetido “et lui” (y le). Una de las veces, está tachado.95 En el texto aparecía Coyers; se tachó y se puso encima Croyères.96 Indicación en el margen derecho: “abreviar”.97 Tachado en el texto.98 Tachado en el texto.99 Tachado en el texto.100 Entre líneas se ha añadido “de banco”.

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eran de curso legal “por entonces”101 por falta de dinero. Pero Dios, que tiene

cuidado de todo y sobre todo “cuidado”102 de sus fieles siervos, ha provisto, por otra

parte, con los cuidados de su divina Providencia, a las necesidades de estos buenos

Hermanos, y ha inspirado a gentes de bien de la ciudad de Reims que derramasen y

extendieran sobre ellos sus caridades y liberalidades para suplir a esta falta]103.

Así fue como Dios se sirvió de estas dos personas, a saber, el señor Nyel y la señoral’Évêque, para llevar al señor de La Salle a encargarse de estas escuelas, en lo cual nohabía pensado nunca, como ya lo hemos señalado anteriormente, y como él mismo lotestifica en su manuscrito. Es cierto, sin embargo, que varias personas que él conocíay que habían estado vinculadas al señor Roland, le habían sugerido algunas veces quedebía establecer las escuelas para los niños, como el señor Roland las habíaestablecido para las niñas. Pero esta propuesta no había entrado jamás en su mente, ynunca tuvo la más mínima idea de ejecutarla, sobre todo porque se veía provisto de lacanonjía, encargado de la comunidad de las Hermanas [huérfanas]104 y del gobiernode su familia. Y si, en este tiempo, hubiera creído que este compromiso le iba aobligar en lo sucesivo a convivir con estos maestros de escuela, jamás hubieraasumido cuidar ni de los maestros ni de las escuelas. Pues como naturalmente, él notenía en mucho el estado de estos maestros, que eran muy simples, y le hubieraresultado105, por consiguiente, una penitencia insoportable pensar que debíapermanecer y convivir con ellos; [y]106 esto le hizo sufrir mucho al inicio, cuando leshizo ir a su casa, lo que ocurrió dos años después.

¿Qué dices, gran siervo de Dios? ¿Pretendes ocultar el brillo de tus virtudes contodo lo que acabas de decir de ti mismo? ¿Pretendes que lo que dices de turepugnancia haga disminuir la estima que todo el mundo ha concebido hacia ti? No,no; y sufre que nos tomemos la libertad de decir que felizmente te equivocas en esto.Lo que dices para humillarte sólo sirve para hacer que te estimen más. Y larepugnancia que

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101 Se repite la expresión “pour lors”, encima de la primera línea de la página.102 Entre líneas se añade otra vez “soin” (cuidado).103 Todo este párrafo está tachado en el manuscrito.104 Palabra tachada en el manuscrito.105 La expresión en francés es “ce lui aurait été”; esta frase corrige, entre líneas, la que estaba antes: “il

en aurait reçu”.106 Tachado en el original.

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has manifestado que tuviste para encargarte de personas tan diferentes a tu condicióny buenas cualidades, sólo sirve para comprender que es Dios quien visiblemente te hallevado a emprender para su mayor gloria lo que has hecho, y que no habrías jamás[osado]107 pensado hacer, ni siquiera tocar con la punta del dedo.

¿Qué piensas, querido lector, de todo lo que se acaba de decir de este hombre deDios? ¿No te das cuenta de qué manera lo atrajo Dios a sí, sin que él lo percibiera?Ciertamente, si comienzas a hacer esta piadosa constatación, podrás hacer otras másen la segunda parte, en la que vamos a entrar, con la ayuda del Todopoderoso, en laque notarás cómo Dios le dispone, sin que él lo piense siquiera, para hacer lo quetanto le repugna. Pues [en un día]108 hoy da un paso, al día siguiente, da otro; demanera que sin darse cuenta, [se encuentra que sale y abandona su indiferencia, y]109

se halla felizmente atrapado en las redes de Dios, como un pez; con esta diferencia,sin embargo, que el pez, cuando está preso, hace todos los esfuerzos por liberarse,mientras que nuestro siervo de Dios, al quedar preso, no ha buscado los medios deliberarse, sino que [al contrario, ha quedado firme como una roca y]110 se hacomplacido en esta feliz necesidad.

Fin de la primera parte

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Proceder admirable... 115

107 Palabra tachada en el texto.108 Tachado en el manuscrito.109 Toda la frase está tachada en el manuscrito.110 Frase tachada en el manuscrito.

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Proceder admirable de la divina Providenciaen la persona del venerable siervo de Dios

Juan Bautista de La Salle,sacerdote, doctor en teología,

antiguo canónigo de la iglesia catedral de Reimsy fundador de la Sociedad

de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

SEGUNDA PARTE

CAPÍTULO I

Donde se ve cómo la divina Providenciaprepara al señor de La Salle

para la fundación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas,al inspirarle que tomase particular cuidado

de los maestros de escuela; los aloja cerca de su casa

La divina Providencia atrae hacia ella, a quien quiere y cuando lo quiere111, paratrabajar en bien de las criaturas; sin embargo, a los que elije no les da a conocer lasdificultades y trabajos en que los compromete; hace que quienes tienen la dicha [de

esta feliz elección de]112 de ser elegidos para trabajar en la obra de Dios, secomprometan y trabajen en ella con tanto más ardor cuanto que no captan deinmediato que ya se han puesto manos a la obra; que nadie es bastante osado paraatreverse a poner dificultades a una cosa que sólo tiende a la gloria de

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111 En el texto estos dos términos están invertidos: Cuando quiere y a quien quiere.112 Tachado en el manuscrito, y sustituido encima, entre líneas, por “d’être choisi pour”: de ser elegidos

para.

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Dios. Y por otro lado, Dios, que es la sabiduría por excelencia y que conduce todas lascosas a su fin, no les da a conocer sobre el terreno lo que tendrán que sufrir, porqueesto podría quebrar su coraje e inducirlos a abandonar su compromiso. Pero Él losatrae y los impulsa, imperceptiblemente y sin que lo piensen, a [poder emprenderlo y

esperar ciegamente de]113 hacer todo aquello a lo que les ha destinado.

Así es como Dios se condujo con su siervo Juan Bautista de La Salle, cuando loeligió para fundar la sociedad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Pero, paracomprender mejor el proceder de la divina Providencia con él, escuchémosle hablar aél mismo: «Dios, que gobierna todas las cosas con sabiduría y suavidad, y que noacostumbra a forzar la inclinación de los hombres, queriendo comprometerme a quetomara por entero el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera totalmenteimperceptible y en mucho tiempo; de modo que un compromiso [que]114 me llevaba aotro, sin haberlo previsto en los comienzos».

Todo este discurso del señor de La Salle muestra con suficiente claridad que deningún modo buscó erigirse como fundador [y de quererse apropiar de un título]115,como algunos espíritus retorcidos le han acusado con muy mala intención; y con esteprejuicio, han tomado ocasión de perseguirlo, como si hubiera pretendido el poder yla superioridad, cosa hacia la cual sentía, [muy]116 al contrario, mucha repugnancia,teniendo siempre el deseo de ser el último entre sus Hermanos. Lo cual [que]117 les hadado a conocer en todos los encuentros [y]118; [e] intentó, en varias ocasiones,abandonar el cargo de superior para poner en su lugar a un Hermano; pero al noconseguirlo, ha tratado [pues]119 siempre de ponerse [y de reducirse]120 a los pies detodos los Hermanos, como se verá en la parte cuarta de este libro.

Pero sin alejarnos más de nuestro tema, es preciso volver cuanto antes, y mostrarcómo la Providencia disponía todas las cosas para preparar al señor de La Salle

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Proceder admirable... 119

113 Toda la frase está tachada en el manuscrito.114 Tachado en el texto; error del que escribe.115 Tachado en el manuscrito.116 Tachado en el manuscrito.117 Tachado en el manuscrito.118 Tachado en el texto.119 Tachado en el texto.120 Frase tachada en el manuscrito.

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a emprender lo que no había previsto. Pues aunque se hubiera hecho cargo de losmaestros recientemente establecidos en la ciudad de Reims, con sus cuidados ybuenos consejos, él se figuraba —así lo dice él mismo— que la dirección que tomabade las escuelas y de los maestros sería solamente una guía externa, que no lecomprometería a nada respecto de ellos, sino sólo a cuidarlos, visitándolos en algunasocasiones, para que se aplicasen a su empleo con piedad, y cuidar de que tuvieran lonecesario para poder [bien]121 subsistir. Pero felizmente se equivocaba [bien]122.Pues Dios quería servirse de él para establecer las escuelas para los niños, parasostenerlas y para hacer que se multiplicasen en todos los lugares donde estánactualmente [y es esto]123; pues ha tenido el consuelo de verlas establecidas enveintidós [de las principales]124 ciudades de Francia antes de su bienaventuradamuerte.

Y como la gracia le disponía de día en día a entregarse al cuidado de las escuelas,ella le disponía también, al mismo tiempo, a entrar en los designios de la divinaProvidencia de Dios sobre él. El señor Nyel, como [se ha]125 ha quedado dicho en elprimer libro, comenzó la escuela de la parroquia de Santiago en el mes de septiembredel año 1679, y tuvo cuidado de encontrar maestros para reemplazar su puesto en laescuela de San Mauricio, que había abandonado para comenzar aquélla; en estoscomienzos, todos ellos residían en casa del señor párroco de San Mauricio.

El número de escolares aumentaba cada día en la escuela de Santiago, y fuenecesario aumentar el número de maestros, que llegaron a ser cinco para las escuelasde San Mauricio y de Santiago. Pero como la casa del párroco de San Mauricio estabamuy lejos de la del señor de La Salle, que por entonces era todavía canónigo deNuestra Señora, vio, por su gran experiencia y por inspiración divina, que estosmaestros no podían ser del todo ordenados, ya que formaban

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121 Tachado en el manuscrito.122 Tachado en el manuscrito.123 Tachado en el manuscrito.124 Tachado en el manuscrito.125 Tachado en el texto: “est”se ha sustituido, entre líneas, por “il a été”.

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un número tal, que había que cuidarlo mucho; además, había que dar 200 libras más alpárroco de San Mauricio, sin contar la manutención, a la cual tenía que proveer él.Todas estas razones le llevaron a buscar una casa cercana a la suya, para poderlosvisitar más a menudo, y para poderles preparar la comida en su casa; de esta forma,podrían [de] vivir126 más reglamentados y gastarían mucho menos. Pues 300127 librasque recibía del señor [de la señora] Maillefer de Ruán y 500 libras de la señoraL’Évêque sumaban sólo 800 libras, y se necesitaban 1.000 libras al año para los cincomaestros.

Y así todo contribuía al éxito del establecimiento de las escuelas, y todas las cosasprogresaban para lograrlo. Para cumplir el designio que había formado de alojar a losmaestros cerca de su vivienda, alquiló una casa detrás de San Sinforiano, próxima a lamuralla. Y la casa del señor de La Salle, que era la de su padre, estaba cerca de SantaMargarita; por tanto, no quedaba lejos de la casa de los maestros. Cuando éstos fuerona residir128 a esa casa, el señor Nyel, que era muy insinuante, comprometió al señor deLa Salle a abrir una nueva escuela en esta casa, a lo que accedió con gusto, ya quedesde entonces sólo tenía en vista la gloria de Dios y el bien de la gente.

La conducta de los maestros, en esta nueva casa, mostró claramente que el señor deLa Salle había sido inspirado por Dios al hacerles ir a ella, pues fueron en muchascosas más ordenados de lo que habían sido anteriormente. Por ejemplo, en primerlugar, en ir a dormir; segundo, en la oración; tercero, en la Santa Misa, y para lascomidas. Pero el señor Nyel mantenía muchas relaciones. Estaba casi todo el día en suescuela de Santiago, y los domingos y las fiestas llevaba a los alumnos a la MisaMayor, pero no se quedaba casi nunca en la casa; por eso no podía tener, entre estosmaestros, verdadera vida de comunidad, tal como

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126 La expresión francesa es: “ils auraient lieu [de] d’être mieux réglés”, y el “de” entre corchetesaparece tachado en el texto, y sustituido por “d’être”.

127 El manuscrito pone un error evidente: 300.cens (sic) livres.128 El texto dice “demeurer”, corrigiendo la palabra anterior “demeurant”.

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debía ser. Cuando él no estaba presente, no había ni orden ni silencio. Comulgaban[en sus devociones]129 cuando querían, y empleaban toda la mañana de las fiestas ydomingos en corretear y pasear por donde les daba la gana.

CAPÍTULO II

El señor de La Salle delibera sobre alojar en su casa a los maestros;razones que lo inducían a ello y dificultades que preveía; va a París;

el reverendo padre Barré le compromete a alojarlos en su casa;prueba durante un tiempo si podrá hacerlo y les lleva a comer a su casa

Este santo sacerdote, animado del celo de la gloria de Dios, veía que los seismaestros no llevaban una vida como él hubiera deseado, y tal como convenía paracumplir deberes tan importantes como son los del maestro de escuela; e incluso paramantenerse en su estado, que habrían abandonado antes de lo que sucedió, si Dios nohubiera intervenido por medio de su fiel siervo; éste notaba cada día que el desordenseguía, e incluso que aumentaba, por falta de regularidad; pensó que estos maestrosno podían tener gran piedad ni estar llenos del espíritu de su estado, puesto que noencontraba en ellos ni orden ni buen comportamiento. Se sintió fuertemente inspiradoa remediar este mal, impulsado a ello sin más obligación que la sugerida por sucaridad y su celo por Dios; aunque, por otra parte, tenía suficiente ocupación,teniendo que cumplir con su oficio de canónigo, y otros numerosos asuntos. Y comohabía alquilado la casa para los maestros sólo por año y medio, es decir, hasta la fiestade San Juan Bautista del año 1681, seis meses antes de que terminara estuvovacilando si seguir con el alquiler de la casa o alojarlos en la suya, como medio paravelar más de cerca sobre su conducta, y hacer que llevaran una vida más

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129 Frase tachada en el manuscrito.

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ordenada; puesto que, como él mismo dice, no podía soportar sino con mucha penaque los maestros siguiesen viviendo y comportándose tan mal como lo hacían.

Pero su deseo se vio estorbado durante mucho tiempo por varias razones, la menorde las cuales hubiese bastado para hacerle abandonar esta empresa, si su espíritufirme y decidido no le hubiese hecho pasar por encima de todos los sentimientos de lanaturaleza. En medio de esta perplejidad, Dios le ofreció la ocasión de hacer un viajea París por algunos asuntos. Se tomó un tiempo para ir a visitar al reverendo padreBarré, que por entonces estaba en el convento de los padres Mínimos, de la PlazaReal. Le hizo un relato de todo lo que pasaba en Reims, a propósito de la conducta delos maestros de escuela. Este digno hijo de san Francisco de Paula, lleno deexperiencia, no dudó un momento, ante tal situación, y aconsejó al señor de La Salleque alojara a los maestros en su casa. Pues como este santo religioso conocía a fondoel carácter y el espíritu del señor Nyel, que ciertamente era muy celoso, pero carecíadel tesón [de]130 y firmeza necesaria para mantener a los maestros en la regularidad yel buen orden, juzgó con mucho tino que el buen orden y [esta]131 la regularidad[debida]132 difícilmente se mantendría133 entre ellos mientras el señor Nyel tuviera sudirección, vista su poca estabilidad en un mismo lugar.

Por todo ello, urgió y comprometió tanto más al señor de La Salle a encargarse deellos, dándose claramente cuenta de que Dios le había elegido para hacer la obra queél mismo no había podido realizar. Pues había tenido éxito con las escuelas paraniñas, pero las que estableció para niños en varios lugares, y sobre todo en SanGervasio, donde tuvo seis maestros, no había conseguido un efecto tan feliz, pues losmaestros se malearon de tal modo, que cayeron en muchos desórdenes y semarcharon todos, uno tras otro. Sin duda fueron las muchas y fervorosas oraciones deeste santo religioso las que movieron a nuestro celoso canónigo a alojar en su casa atodos los maestros de escuela. Pues de esto dependía únicamente el edificio de lasociedad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas,

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Proceder admirable... 127

130 Palabra tachada en el manuscrito, reemplazada por “et”, y.131 Palabra tachada en el manuscrito, sustituida entre líneas por “la”.132 Palabra tachada en el manuscrito.133 Este verbo estaba en infinitivo: “maintenir”; y está corregido y puesto en condicional:

“maintiendrait”.

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y por ahí había que comenzar a poner los cimientos.

Pero el demonio, que preveía el bien que podía venir de este humilde comienzo, noahorró esfuerzo para poner toda clase de impedimentos134, y renovó en el espíritu delfuturo fundador todas las dificultades que éste ya había rechazado. Dios lo permitíaasí para afianzarle más en sus buenos propósitos. Y fue [también]135, sin duda, pararobustecer más aún al Instituto que, sin que él se percatase, comenzaba a nacer.

A causa de todos estos obstáculos, el siervo de Dios se hallaba con una dificultadimportante, y no sabía por dónde seguir. Pues de un lado, el deseo que tenía del bienespiritual de los maestros y de las escuelas que dependían de ellos, y el amor quesentía entonces, y que siempre ha conservado, por la regularidad y el buen orden, leinclinaban fuertemente a poner en ejecución el consejo del reverendo padre Barré.Del otro lado, sentía gran repugnancia a alojar a los maestros en su casa; llevabadentro una pena profunda, y no sabía hacia dónde decidirse. Lo que aumentaba mássu pena, es que preveía las consecuencias y lo que tendría que sufrir por ellas; él quehasta entonces no se había relacionado más que con personas distinguidas, tanto porsu educación como por el rango nobiliario que tenían en la Iglesia o en el mundo; yque, además de esto, vivían con él tres de136 sus hermanos, de [cuyo bien así como de

su] 137comportamiento y educación, estaba encargado. [Le hacía prever]138 Preveía alo lejos que esta unión de los maestros con los suyos no agradaría mucho a susparientes, como algo totalmente incompatible, y podría causarles mucho disgusto,como también a todos sus amigos; y en efecto, así sucedió cuando tomó la resoluciónde ponerlo en práctica, lo que no pudo hacer sin decidirse a sufrir mucho, sobre todoal comienzo. Pero la gracia prevaleció sobre la naturaleza, y Dios le hizo fuerte comoun muro de acero para resistir contra tantos ataques como se le presentaban por todaspartes139. Y Dios permitió, según parece, todos estos obstáculos por dos razones. Laprimera, para poner a prueba la virtud de sus parientes y para aumentar su mérito;pues, como amaban tiernamente

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134 En el manuscrito está escrito «em-empêchement», con evidente equivocación del escritor.135 La palabra del manuscrito es “ainssi”, y al transcribirlo se ha puesto “aussi”, también.136 En francés la exprexión es: “trois de Messieurs ses frères”. Messieurs está añadido entre líneas.137 La frase está tachada en el manuscrito.138 La frase está tachada, y reemplazada por “il prévoyait”, preveía.139 Por equivocación del autor, “partes” aparece en singular.

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130 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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a este siervo de Dios, ellos estaban inclinados a desaprobar su empresa, a causa de lostrabajos y fatigas que preveían que iba a recibir por ello. La segunda era paraaumentar el mérito de su siervo, que no podía resistir a la gracia, que excitaba sucorazón, suavemente, a poner bajo los pies todos los sentimientos, incluso los másdelicados de la naturaleza, y a ponerse en la disposición en que estaba san Pablodespués de su conversión, que, como él mismo dijo, «no escuchó ni a la carne ni a lasangre» (Gal 1, 16)140, cuando se trataba del servicio y de la gloria de Jesucristo «quele había llamado por su gracia».

Todas las dificultades de que hemos hablado y las oposiciones que el señor de LaSalle encontraba para llevar a los maestros a su casa, le tuvieron cerca de tres mesesen la incertidumbre y la indeterminación. Pero como la gracia tiene sus tiempos y susmomentos determinados para hacer llegar todas las cosas a su fin, Dios permitió quedurante la semana santa de 1681, el señor Nyel hiciera un viaje a la ciudad de Guisa,distante 18 leguas de Reims, con el propósito de encontrar la forma de abrir allí unaescuela. Porque este hombre honesto no pensaba más que en fundar, sin reparar enque, estableciendo por un lado, destruía por el otro, ya que no tenía a nadie paracontinuar lo que había comenzado. Nuestro devoto canónigo hizo cuanto pudo paradisuadirle de realizar este viaje, explicándole el inconveniente que suponíaabandonar así, en el tiempo de Pascua, a cinco o seis jóvenes maestros, queobservaban una conducta poco ordenada y con menos piedad [sólida]141 aún, paradejarlos hacer lo que les pareciera y pasar este santo tiempo de manera poco conformecon las intenciones de la Iglesia. Todo cuanto pudo decirle el señor de La Salle notuvo fuerza suficiente sobre su espíritu para convencerle de que se quedara. Por estemotivo, después que hubo partido, el señor de La Salle tomó la resolución de hacerque los maestros acudieran a su casa para la comida. Y como ellos iban todos los díasa la santa Misa a las 6 de la mañana, después de su oración, les mandó que acudieran asu casa una vez acabada la Misa, en vez de volver a su vivienda, ya que para142 ir a laiglesia no había más distancia desde una casa que de la otra.

1 - HNO. BERNARD 131

140 La referencia bíblica aparece escrita en el margen derecho del manuscrito.141 Palabra tachada en el manuscrito.142 La palabra “para” está escrita entre líneas, encima de la preposición “à”, que, sin embargo, no ha

sido tachada.

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y así hicieron. Permanecían en su casa desde las seis y media de la mañana hasta laoración de la tarde, salvo el tiempo de la escuela; luego volvían a su viviendaordinaria. Y como ya había algunas reglas en la casa de este piadoso canónigo, conhoras fijas para la oración, y como se hacía lectura durante las comidas, no fuenecesario cambiar muchas cosas. Ante todo, quiso que comieran en el refectorio ehizo que dieran a cada uno su ración; además estableció algunas normas más paratodas las horas de la jornada. Al cabo de ocho días, el señor Nyel regresó de Guisa,donde la escuela no pudo ser abierta hasta cosa de un año después de su viaje, pues[tal era la intención]143 de la señora (duquesa) de Guisa, [quien]144 hizo unafundación para dos maestros, al paso que los concejales de la ciudad donaron una casapara alojarlos y para poner la escuela, que ha continuado funcionando desdeentonces.

Durante los ocho días de ausencia del señor Nyel, el señor de La Salle observó conmás detalle muchos pequeños desórdenes en varios maestros, cuya principal causaera que el señor Nyel había estado demasiado tiempo fuera, sea en su escuela a dondeiba muy temprano y regresaba muy tarde, o bien en visitas que hacía frecuentemente.Todas estas cosas hicieron comprender fácilmente a este santo sacerdote que el señorNyel jamás podría establecer el orden ni la regularidad en una casa, ni la estabilidad yla solidez en las personas.

Por otra parte, se percató de que algunos de estos maestros parecían sentirse másinclinados a la piedad desde que estaban en su casa, porque todas las cosas se hacíancon mucho orden, desde la mañana hasta la noche, lo que le indujo a tomar la decisiónde continuar haciendo que fueran a su casa por la mañana y volvieran a su viviendaordinaria por la tarde, para ver si podía lograr que vivieran totalmente en su casa, conél; también quería probar si no surgiría ningún inconveniente, pues en el caso de queapareciera alguno que resultara insuperable,

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143 Frase tachada en el manuscrito.144 Palabra tachada en el manuscrito.

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todavía podría volver a alquilar la casa donde residían o cualquier otra que estuviesevacante. Pero Dios dirigió tan bien las cosas que su siervo se decidió, al final, porllevarlos y alojarlos completamente en su casa, sin ningún cambio, y esto es lo que severá en el capítulo siguiente.

CAPÍTULO III

El señor de La Salle acoge completamente a los maestrosen su casa; sus familiares lo ven mal;

inducen a dos de sus hermanos a que le abandonen;los maestros eligen al señor de La Salle como su confesor;

el señor Nyel va a Rethel

No basta con tener buenos deseos, es preciso también cumplirlos. Hacer de otromodo, es parecerse a esas personas de las que habla Santiago, las cuales, «habiéndosemirado en un espejo, olvidan al momento cómo estaban» (Sant 1, 23)145. Ahora bien,no era éste el carácter ni el espíritu de nuestro hombre de Dios; pues, si concebíabuenos deseos, los ponía en seguida en ejecución, cuando podía hacerlo; esto es loque se ve particularmente en la decisión que tomó de alojar en su casa a los maestrosde escuela. Se ha visto en el capítulo anterior que el amor que tenía por el orden lellevó a hacer que los maestros fueran a comer a su casa; y que al no encontrar en ellomayor inconveniente, se decidió a hacerles residir en ella continuamente [y]146; es loque realizó. Los maestros siguieron yendo cada día a comer y a quedarse en su casa,excepto el tiempo de sus ocupaciones, desde Pascua hasta la fiesta de San JuanBautista, y durante este tiempo allí se estableció el orden y la regularidad y loobservaron exactamente. Y la inestabilidad del señor Nyel, que no pensaba más queen ir de un sitio a otro, le confirmó en el designio de hacerlos permanecer enteramentejunto a él. Esto lo ejecutó el día de San Juan Bautista del año 1681. Éste es un díanotable, pues este santo era su patrón, cuyo nombre le fue impuesto en el santobautismo, y al cual tenía una particular

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145 Esta referencia bíblica está escrita en el margen derecho del manuscrito.146 Palabra tachada en el manuscrito.

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devoción. [se hará notar también que]147 El señor Nyel residía también con losmaestros.

Lo que el santo sacerdote había previsto no dejó de suceder, pues en cuanto (lagente) se percató de esta novedad inesperada, ver a seis o siete maestros de escuelaque no tenían nada de brillante según el mundo, vestidos de forma muy sencilla, puespor entonces sólo llevaban una sotana corta negra, con el cuello blanco (rabat), sinmanteo ni capa, cada uno habló de ello según su fantasía. Sin embargo, nadie hablabaabiertamente a este santo sacerdote, por el respeto que le tenían. Sus parientes yamigos sintieron mucha pena, pero como se había hecho enteramente el dueño de susactos respecto de ellos, su pena, sin duda, le afectó mucho, pero no fue capaz dehacerle cambiar su voluntad.

Se necesitaba una persona tan animosa e intrépida como él para no rendirse a tantasreconvenciones y aun reproches que le hicieron varias personas, por el deshonor quese pretendía que causaba a su familia, que era tan importante; pero lo que hubieradebido doblegarle, no sirvió más que para afianzarle más aún, pues en todas estasreconvenciones y reproches mostró paciencia heroica, oyendo todo, pero sinresponder nada a lo dicho. Es el testimonio dado por una de sus virtuosas tías, tanrecomedable por la piedad como por su nobleza. Dijo a otra persona digna de fe que,como el señor de La Salle era el mayor de la familia y el encargado de la tutela de sushermanos, la familia se reunía a veces en su casa para alguna comida y para mantenerla unión entre ellos, como se practica en muchas familias piadosas; el hombre deDios, que ocupaba el primer [lugar]148 puesto, necesitaba armarse de toda supaciencia para aguantar las palabras que su familia le decía durante esas comidas,acerca de la locura que pensaban que hacía al ocuparse de formar maestros para lasescuelas con [su]149 perjuicio para su familia. Pero cuando comenzaban a hablarlesobre este asunto, cruzaba modestamente sus brazos, y escuchaba pacientemente las

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147 Frase tachada en el manuscrito.148 Palabra tachada en el texto.149 En el texto se ha añadido entre líneas “leur”, su; pero luego se ha tachado.

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razones que le venían de una y otra parte para inducirle a abandonar la empresa, y élno respondía ni una palabra.

Lo que más aumentaba la pena de sus parientes era que sólo había una mesa; esdecir, que él y sus hermanos comían en el mismo refectorio con los maestros. [El

mayor de los tres seguía gustoso las reglas que observaban los maestros de escuela,

en la medida en que se lo permitían sus estudios, y no quería, de ningún modo,

separarse del señor de La Salle, por quien sentía gran afecto, aunque le impulsaban

a que le abandonara, como los otros dos hermanos, que sí le dejaron; el primero de

ellos, seis meses después de todo lo que se ha señalado, pasó a vivir en casa de su

cuñado, por el disgusto que le había dado el señor de La Salle; y algún tiempo

después, el más pequeño le fue retirado, y se le envió al internado de Senlis, de los

canónigos regulares. Así sólo se quedó con él el mayor, que no le quiso abandonar,

como se ha dicho más arriba]150.

Al recibir a los maestros de escuela en su casa, la primera cosa que hizo nuestrohombre de Dios fue comprometerlos a confesarse con un mismo confesor. Pues estesanto sacerdote preveía que, mientras tuviesen distintos confesores, las cosas nopodían ir con el orden que él deseaba. Por esto, los maestros, sintonizando con talessentimientos, eligieron uno, que fue el señor cura de la parroquia. Pero algunos noquedaron satisfechos, pues aunque era hombre de bien y muy capaz, no tenía lasmismas miras que la comunidad. Por eso hubo que buscar otro, que tampoco satisfizoa algunos, que quedaron disgustados, porque era preciso esperar y prepararsemezclados con mujeres, y con frecuencia se regresaba muy tarde a casa; ése fue elmotivo de que algunos de los más virtuosos de ellos unieran estas razones a susoraciones y al afecto que profesaban al señor de La Salle para insistirle en que fuera élquien los confesara. Durante bastante tiempo no quiso acceder, pero

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150 Todo este párrafo está tachado en el manuscrito.

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viendo que su insistencia y sus ruegos continuaban, y que eran justos, se avino a supetición. Los que no lo habían pedido acudieron a él por sí mismos, unos tras otros, demanera casi natural, de manera que al poco tiempo confesaba a todos. Y desdeentonces siempre ha seguido confesando a los que ingresaban en la casa; y ni él nivarias personas con quienes lo trató hallaron en ello inconveniente alguno, nitampoco los confesores extraordinarios, que nunca le indicaron que lo dejara, aunqueél mismo les pidió en diversas ocasiones que se lo dijesen en cuanto advirtieranalguna razón para ello.

Fue, sin duda, efecto del proceder de la divina Providencia que el señor de La Sallese viera como forzado a confesar y a dirigir las conciencia de los maestros —y se dicede los maestros, porque todavía no eran Hermanos, ya que no llevaban el hábito— ytambién de todos los que ingresaron en el Instituto hasta su muerte. Y parece que estoera importante para el bien de estos Hermanos, pues todo el bien que pueden hacerproviene, de ordinario, de (tener) un buen confesor, lo cual se ve todos los días porexperiencia. Ahora bien, este siervo de Dios tenía para esto talento admirable y graciamuy particular para ejercerlo debidamente. Por ello, todos los Hermanos acudían a élde buena gana, a pesar de la dificultad que uno siente de ordinario para ir a confesarsecon su superior.

Además, se notaron maravillosos frutos en los que se confesaban con él; eigualmente se ha notado que la mayor parte de las dificultades que tuvieron algunosHermanos les vinieron por la poca experiencia de algunos confesores, que, por otrolado, podían estar dotados de excelentes cualidades.

Los maestros, después de la elección que hicieron de su confesor [como queda

dicho antes]151, comenzaron a llevar una vida totalmente nueva y muy ordenada [por

su regularidad en la casa]152

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151 Frase tachada en el manuscrito.152 También esta frase está tachada en el texto.

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y el señor Nyel, que permaneció allí seis meses con [los maestros]153 ellos, se alegrómucho al ver que la casa tomaba154 esta forma y este proceder de comunidad. Puescomo este celoso personaje sólo pensaba en ir creando establecimientos en otrossitios, estaba a gusto al ver la estabilidad de Reims.

Al cabo de estos seis meses, nuestro celoso canónigo envió, hacia las fiestas deNavidad, al señor Nyel a Rethel, para abrir allí escuelas. Comprometió a la ciudadpara que contribuyera a la subsistencia de los maestros. El señor Duque de Mazarinoy el señor párroco también contribuyeron. El señor de La Salle logró comprar la casaque los Hermanos ocupan actualmente, con la intención de poner allí un seminario demaestros de escuela para el campo. Esto no se pudo hacer, pero las escuelas hanfuncionado siempre allí desde entonces. La señora xxx dejó posteriormente una rentapara las escuelas. En cuanto al señor Nyel, después de haber cumplido lo que le habíallevado a Rethel, no pudo tener el consuelo de volver a vivir con su bienhechor.Estuvo cuatro años ausente y dejó a todos los maestros en sus manos, porque desdeRethel se fue a la ciudad de Guisa, y de ésta a la de Laon, donde los concejales de laciudad dieron una casa y 50 escudos al año para ayudar a la subsistencia de losmaestros. Los señores de la abadía de San Martín y el señor xxx, párroco a la sazón deSan Pedro, y luego canónigo de la catedral, también contribuyeron y han seguidocontribuyendo hasta el presente.

Así pues, el señor Nyel dirigía las tres casas de las que se ha hablado, mientras queel señor de La Salle dirigía y formaba la de Reims.

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153 Tachado en el texto, y escrito encima “eux”, ellos.154 En el texto se ha tachado “prenait”, tomaba, y se dejó “prit”. En la traducción al español conviene

mejor el pretérito imperfecto.

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CAPÍTULO IV

La mayoría de los maestros abandonan al señor de La Salle;se presentan otros nuevos;

el señor de La Salle considera dejar su canonicato

No es sólo hoy cuando se cumplen las palabras del evangelio: que muchos son losllamados y pocos los elegidos (Mt 22, 14). Pues desde el comienzo de la Iglesia se havisto que se cumplen esas palabras, tanto en quienes fueron llamados al cristianismoy que no se salvaron, como en aquellos que fueron llamados a la vida religiosa, ya queno todos aprovecharon esa gracia, y tal vez rechazaron el yugo que poco antes habíanabrazado con mucha alegría, y luego volvieron a zambullirse en sus primeros vicios.Esto ha ocurrido especialmente al comienzo de algunas órdenes, en las que la piedady la mortificación de los religiosos eran muy grandes, lo cual no se acomodaba, deningún modo, a los amantes de la naturaleza. Leemos algo parecido en la vida de sanIgnacio, que se asoció con seis compañeros, en España, para iniciar su Compañía deJesús, y le abandonaron todos; pero cuando fue a París, Dios suscitó otros, a quienesél ganó para su servicio.

Lo mismo le ocurrió al señor de La Salle, pues la mayoría de los maestros quevivieron con el señor Nyel en la casa que se alquiló para ellos, y que eran los menosordenados, ya que habían llevado una vida libre, y no sintonizaban con la comunidad,durante mucho tiempo no supieron acomodarse a una vida tan recogida y retiradacomo aquella a la que les comprometía nuestro fervoroso canónigo en su casa. Por locual quisieron llevar una vida más libre e independiente y se fueron retirando pocodespués. Incluso, él mismo se vio forzado a despedir a algunos que no tenían nicualidades ni vocación para las escuelas, aunque fueran suficientemente piadosos,pero habían sido recibidos sólo por necesidad. Así pues, en poco tiempo, a saber, enmenos de

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diez meses, se formó una casa nueva, siendo todos, excepto uno o dos, nuevos.

Hacia el final de los seis primeros meses y al comienzo del año 1682 se presentaronnuevos sujetos que tenían aptitudes para la escuela y piedad, y además disposiciónpara poder permanecer en comunidad. Entonces comenzó a verse en la casaverdadera forma de comunidad. También fue al comienzo de ese año cuando se inicióla práctica de los ejercicios (de piedad), que son los mismos que se hacen hoy entodas las casas del Instituto; los maestros se llamaron Hermanos y adoptaron elhábito, como veremos en seguida, [que]155 y nosotros les designaremos en adelantesólo con el nombre de Hermano[s]156.

Después que los maestros157 comenzaron a vivir con el señor de La Salle, hastafinales del año 1682, él notó que había varios que estaban tentados de no continuar,porque, según ellos, no encontraban seguridad en su estado. Y como el santosacerdote trató de animarlos a que siguieran, persuadiéndolos de que se abandonasena Dios, que no les faltaría en la necesidad, ellos le replicaron que pensaban que élpodía hablar así muy a gusto, ya que cuando las escuelas se vinieran abajo, él seguiríaa salvo, pues contaba con su canonjía y con sus bienes, que le proporcionarían todo lonecesario para vivir.

Esta respuesta, que mostraba la poca virtud y confianza en Dios de aquellosiniciadores, al principio le extrañó al santo director, pero como no sabía quéresponder, consideró que tenían cierta razón al hablar así. Y Dios, sin duda, lopermitía para disponer a su siervo, poco a poco, a la perfección evangélica, en la quedebía progresar mucho, para imitar a Nuestro Señor y a los santos apóstoles, cuyavida fue una copia fiel de la suya.

El santo sacerdote, deseoso de remediar la dificultad

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155 Palabra tachada en el manuscrito, sustituida, encima, entre líneas, por “et”, y.156 En el original no aparece la “s”, que, sin embargo, se ha puesto en la transcripción.157 En el original ponía “frères”, hermanos, pero se ha corregido la palabra por “maîtres”, maestros.

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de aquellos Hermanos que, como hemos dicho, suponía la inestabilidad de lasescuelas, pensó en los medios de hacerlos estables. Y le parecía que el mejor de todossería, según el mundo, las fundaciones (dotaciones económicas de las escuelas). Perosegún Dios, era la Providencia. Fue apartado de la primera solución por el reverendopadre Barré, a quien veía con frecuencia, porque iba de vez en cuando desde Reims aParís, y le indicó que era preciso no dotar económicamente a las escuelas, ya quecuando Jesucristo dijo en el evangelio: las zorras tienen madriguera, y los pájaros delcielo, nido, pero el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza (Lc 9, 58)158; porlas zorras había que entender a la gente del mundo, que se apegan a las riquezas de latierra; y por los pájaros del cielo, a los religiosos, que disponen de celdas en su casa;pero quienes se dedican a las escuelas deben tener la misma herencia que el Hijo delHombre.

Se confirmó en este segundo medio, que era también el que se adecuaba al quererde Dios. Pero era también el que no gustaba, en absoluto, a los Hermanos, como yadijimos. Sin embargo, el siervo de Dios, para lograr que aceptaran este segundomedio como el más excelente, recurrió a sus armas ordinarias, es decir, a la oración; yen la presencia de Dios pensó seriamente lo que debería hacer.

Después de haberlo pensado a fondo, fue sin duda Dios quien le inspiró que fuera élel primero en ponerse en manos de la Providencia, para poder lograr luego queadoptaran la misma actitud aquellos a quienes él quería conducir hasta ella. Por locual, pensó en dejar la canonjía, como la primera cosa más visible a los Hermanos yque les hacía desconfiar de la Providencia de Dios.

Le parecía, igualmente, que no le era posible dedicarse por completo a las escuelasy a la dirección de los Hermanos teniendo una canonjía que le obligaba a asistir alcoro cinco o seis horas cada día. No hay que

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158 La referencia bíblica está puesta en el margen izquierdo del manuscrito.

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olvidar, en este punto, que hacía cinco o seis años que le habían insinuado que dejarala canonjía para recibir la parroquia de Mézières, situada en la diócesis de Reims, yque, en efecto, la había dejado durante un tiempo considerable para ejercer lasfunciones de un buen párroco. Pero los dos, él y el antiguo párroco, lo revocaron porconsejo del señor arzobispo, pues nuestro canónigo no se creía llamado a unaparroquia.

Desde entonces, sin embargo, siempre guardó el propósito de dejar su beneficio,pues tampoco se creía llamado al estado de canónigo; y si se mantenía en él, erasencillamente porque estaba persuadido de que no debía abandonar un estado en elque, al parecer, Dios le había colocado, aunque a la sazón ya no se sentía llamado; y sino lo dejaba, era porque esperaba que Dios le mostrase, visiblemente, el estado al cualle destinaba. Y he ahí cómo este hombre santo, iluminado por las luces de lo alto, seencaminaba, poco a poco, a abrazar la pobreza de Jesucristo, que manda dejarlo todopara seguirle (Mt 19, 21)159.

CAPÍTULO V

El señor de La Salle se desprende de su canonjía;oposiciones que encontró por ello y cómo las superó

Hacia finales del año 1682, al señor de La Salle le pareció visiblemente que Dios lellamaba a tomar el cuidado de las escuelas. Comprendió que debía ser el primero (enasistir) a los ejercicios que había establecido en la casa, para dar ejemplo a aquellospara quienes los había puesto, [creyó] que no podía cumplir esto y ser, al mismotiempo, asiduo al oficio divino del coro (de la catedral), lo cual su director no podíaaprobar, ya que

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159 La referencia bíblica está escrita en el margen derecho del manuscrito.

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le exigía que fuese muy exacto a éste.

Todas estas consideraciones le confirmaron en la resolución que había tomado, derenunciar a su beneficio. Lo propuso a su director, que encontró dificultad para que lohiciera. Por entonces hizo un viaje a París, donde consultó a varias personas, algunasde las cuales aprobaron su designio, pero otras, no. Con todo, el reverendo padreBarré, religioso mínimo y fundador de las escuelas de caridad para las niñas, llamadasdel Santísimo Niño Jesús, que en aquel momento residía, como hemos dicho, en suconvento de la Plaza Real, aconsejó a Juan Bautista, con mucha fuerza, que loabandonase y que fuera a París, pues ya preveía que Dios se quería servir de él paraestablecer las escuelas para chicos. Incluso le predijo que no moriría antes de habervisto a varios Hermanos, lo que fue verdad. Este santo religioso era muy celoso de lasalvación de las almas, y eso le movió a fundar las escuelas de niñas, de las que yahablamos. Pero diez años antes de su muerte, se vio obligado a moderar su celo, pororden de sus superiores, que le mandaron observar el retiro (del claustro) y nointervenir más en las escuelas.

Este santo religioso también aconsejó al señor de La Salle que diera al señorarzobispo el nombre de una persona para reemplazarle en su beneficio. Nuestro santosacerdote, que sólo se guiaba por el consejo en estos comienzos, como, por otro lado,también lo hizo todo el resto de su vida, ejecutó fielmente este consejo, y por segundavez propuso a su director el deseo de dejar la canonjía, pero éste no se lo permitió.Con todo, estos rechazos no lograron frenar a nuestro fervoroso siervo de Dios, sinoal contrario; siguió exponiendo a su director todas las razones que podía parainclinarle a que se aviniera a su deseo. Y todos estos intentos no duraron sólo un día,sino nueve o diez

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meses. Al final, un eclesiástico que residía en la casa, hizo ver a su director que elseñor de La Salle no podía dedicarse al empleo que tenía en su casa y conservar sucanonjía, lo cual hizo que el director, después de haberlo pensado maduramente, seaviniese a permitirle que se deshiciera de su beneficio, lo cual se realizó en juliode 1683.

Este fervoroso ministro de Dios, muy contento por haber obtenido, al fin, lo quetanto deseaba desde hacía mucho tiempo, salió de Reims hacia París, para presentar ladimisión de su canonjía en manos de su arzobispo, que en aquel momento se hallabaen aquella gran ciudad. Pero no pudo hablar con él, pues el señor arzobispo[abandonó]160 partió de París, pocos días después, hacia [Nirs]161 Reims.

Cada vez que nuestro siervo de Dios iba a París se alojaba en el seminario de SanSulpicio, donde era recibido con grandes muestras de afecto, por la edificación queproducía en esta santa casa por su mucha piedad y regularidad. Durante su estancia enParís, acordó con el señor de La Barmondière, dignísimo párroco de San Sulpicio,que le daría dos Hermanos para llevar las escuelas de su parroquia, y que volvería (ala capital); pero el tiempo no había llegado aún, y no pudo cumplir su promesa hastaseis o siete años después.

Como el señor arzobispo había regresado a Reims, el santo sacerdote se encaminóde nuevo hacia allí, con el mismo objetivo por el que había ido a París. Pero cuandollegó, el prelado mostró reticencia para recibirle, pues le profesaba particular estima,y recelaba que le iba a hablar de algún asunto que no le agradaría, y sobre todo de larenuncia a su beneficio, de lo que ya sabía algo.

Con todo, como el señor de La Salle buscaba únicamente la voluntad de Dios, ycomo no quería hacer nada sino después de madura reflexión y de haber recabado elparecer del mayor número posible de personas, para no

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160 La palabra “quitta” está tachada en el manuscrito, y corregida, entre líneas, por “partit de”.161 Palabra tachada en el manuscrito, sustituida por “Reims”.

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equivocarse, consultó de nuevo sobre su designio con varias personas prudentes,entre ellas al señor Philbert, [que había sido]162 uno de los superiores del seminariode Reims [y] que fue más tarde «grand chantre» de la iglesia catedral de la mismaciudad, a quien nuestro hombre de Dios conocía de manera particular; (estaspersonas) aprobaron su propósito y le aconsejaron que fuera a París.

La víspera del día en que el señor arzobispo debía partir de Reims, el señor de LaSalle, que todavía no le había podido hablar, buscó algún medio de hacerlo. Y antesde ir, entró en la catedral para orar ante el santísimo sacramento, y se quedó allí,inmóvil, durante varias horas, (sumido) en un abandono total a la voluntad de Dios, yle rogó que, respecto de su persona, hiciese su voluntad, y no la suya. Pero no hay queolvidar lo que se dijo en loor suyo cuando derramó así, ante Dios, su corazón; puesuna persona, movida de natural compasión hacia él, al verle tan pensativo y abatidopor el pesar que le causaba su deseo de dejar la canonjía, dijo a otra persona que (LaSalle) había perdido el espíritu163 y que le encomendaba a sus oraciones. Pero estapersona, que tenía sentimientos más elevados y tenía en gran estima la virtud delsiervo de Dios, le respondió de inmediato que tenía razón, y que realmente el señor deLa Salle había perdido el espíritu, pero que era el espíritu del mundo lo que habíaperdido.

Una vez que nuestro fervoroso canónigo acabó su oración, Dios permitió queencontrara el medio de hablar a su arzobispo antes de que saliera de nuevo; le propusosu designio de renunciar a su canonjía e ir a París; él le preguntó si había consultado aalguien, y le respondió que había consultado al señor Philbert, y que se lo habíaaconsejado. El señor arzobispo

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162 Palabras tachadas, y encima de ellas, entre líneas, está añadido “l’un des”, uno de los.163 En francés hay un juego de palabras: “perder el espíritu” puede significar también “perder la

cabeza”.

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mandó a buscar inmediatamente al señor Philbert al coro, y le preguntó si habíaaconsejado al señor de La Salle dejar la canonjía e ir a París. No le respondió que no,sino simplemente que le había dicho que tenía a su hermano, a quien podría dejárselo.A lo cual, el prelado respondió que se lo podía donar a quien quisiere. Estas palabrasalegraron mucho a nuestro sacerdote, pues por ello entendía que tenía la posibilidadde realizar el designio que abrigaba de ceder el beneficio a un extraño antes que a suhermano, y esto, a causa del espíritu evangélico que le animaba en esta etapa de loscomienzos; y para colmar su contento, el señor arzobispo añadió que aceptaba ladimisión de su canonjía; lo cual hizo por la tarde [y su director]164 firmó la dimisión.

El señor arzobispo no estaba satisfecho por perder tan buen operario, y así lotestimonió en presencia de varias personas. Sin embargo, no dejó traslucir nada alseñor de La Salle, ni le dijo nada para apartarle de su designio, pues conocía lafirmeza de su espíritu, y juzgaba que todo cuanto pudiera decirle al respecto no leharía cambiar de sentimientos. Y Dios, sin duda, lo permitía para que su siervoencontrase menos obstáculos al dar un paso tan difícil como el de ceder un beneficioimportante y salir del lugar de su nacimiento, como otro Abrahán, y al verse, de esemodo, despojado de todo cuanto puede halagar a la naturaleza, podría conseguirmayor progreso en el camino de la virtud, y seguir a Nuestro Señor desasido de todo.Fue tan grande el gozo que el siervo de Dios sintió por la libertad que alcanzaba aldejar la canonjía, que hizo cantar a los Hermanos el Te Deum

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164 Palabras tachadas en el manuscrito.

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en el oratorio en cuanto estuvo de vuelta del arzobispado, por verse liberado de unafunción en la que se consideraba poco útil para la Iglesia, a ejemplo de santoDomingo, como lo dice en una meditación que compuso para la fiesta de este santo, ytambién como imitación de san Bruno, que fue igualmente canónigo de Reims, y dejóla canonjía para retirarse a la Cartuja de Grenoble.

Cuando el señor de La Salle expuso al señor arzobispo el deseo que sentía de dejarel beneficio, le dio también el nombre de una persona para sustituirlo. Esta personafue el señor Faubert, natural de Château-Porcien, eclesiástico muy celoso, que nohabía recibido bienes de la tierra, pero parecía que estaba bien provisto de los delcielo, ya que producía frutos maravillosos con sus fervorosas y continuaspredicaciones en diversas iglesias. Y ése fue el motivo que impulsó a nuestro santosacerdote a cederle su beneficio, con el fin de que dispusiera de medios para continuarel bien que hacía.

Pero como los honores cambian las costumbres, no continuó por mucho tiemposus predicaciones, y su fervor se enfrió poco a poco, lo que hizo decir al señor de LaSalle que si hubiera sabido el uso que iba a hacer, nunca le hubiera cedido su[canonjía]165 beneficio.

Cuando nuestro siervo de Dios le propuso a su arzobispo (el nombre de este

sacerdote)166, todavía él no le había dicho nada sobre su propósito de cederle lacanonjía. Por eso se extrañó mucho cuando el prelado mandó llamarle, y después dehablar un rato con él le despidió, y, por medio del superior del seminario, le hizo saberque le haría llegar el nombramiento de la canonjía, cosa que él no esperaba enabsoluto. La elección de este eclesiástico hecha por el señor de La Salle no agradó alseñor arzobispo, pues antes éste le había dicho

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165 Palabra tachada en el manuscrito, reemplazada, entre líneas, por “bénéfice”.166 Aclaración del traductor.

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que se extrañaba de que no la cediera a su hermano, que, a la sazón, era estudiante yllevaba el hábito eclesiástico. A lo que él respondió que no se lo habían aconsejado.

El desprendimiento del señor de La Salle fue recompensado más tarde. Pues añosdespués falleció un canónigo sin haber cedido (su prebenda)167. El señor arzobispocomunicó a su hermano (de Juan Bautista)168 que le asignaba esta canonjía vacante,ya que nadie había hecho los trámites para obtenerla [aunque varios se presentaron

para solicitarla]169; y añadió con humor, delante de varias personas, que había quereparar la [falta] locura de su hermano, al no haberle cedido a él la canonjía.

Lo que le movió a esta liberalidad hacia el virtuoso170 estudiante fue sin duda elbuen testimonio que dio de él el señor Philbert cuando fue a París con él al díasiguiente de la dimisión. El prelado quiso hacer una nueva tentativa para inducir anuestro virtuoso sacerdote a que le cediese la canonjía,. ya que todavía no habíaenviado el nombramiento al señor Faubert. Incluso escribió al superior de suseminario para que le sugiriese que cediera el beneficio a su hermano; y a la propuestaque le hizo el superior, le respondió que si le sugería que prefiriese a su hermano alque había nombrado, estaría dispuesto a realizar el deseo del prelado, suponiendo queno fuera su hermano. Este digno superior quedó tan admirado de esta respuesta, quemostraba claramente cuál era el espíritu que animaba a quien la había hecho, que lejosde seguir insistiendo en lo que su prelado deseaba de él, le comunicó que no se loaconsejase más. Era también un hombre de Dios, lleno de celo por su gloria todo loque se puede. Era, en una palabra, el incomparable señor Callou, cuya memoria siguesiendo bendecida en varias

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167 Aclaración del traductor.168 Aclaración del traductor.169 Frase tachada en el manuscrito.170 Palabra tachada en el manuscrito, pero escrita de nuevo encima.

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ciudades de Francia, y sobre todo en la de Reims, donde su celo brilló de maneraespecial, y su arzobispo se sirvió de él para reformar a su clero, al que encontró muyrelajado cuando tomó posesión, después de haber estado la sede vacante casi treintaaños.

El señor de La Salle, íntimamente contento porque la divina Providencia le daba aconocer cada vez mejor su santa voluntad con la respuesta del señor Callou, y por eléxito que daba a su empresa, escribió al señor arzobispo lo que había dicho al superior(del seminario) y la respuesta que recibió de éste. Esto hizo que el prelado sedeterminara a enviar el nombramiento al que había sido señalado por el siervo deDios. Así él quedó liberado de su canonicato al día siguiente de la Asunción de lasantísima Madre de Dios del año 1683.

Si el señor arzobispo de Reims manifestó al señor de La Salle su descontento por laelección que hizo del señor Faubert para recibir su beneficio, no disgustó menos a losmiembros del cabildo, que expresaron su descontento en diversas reuniones y adiversas personas, e incluso al mismo señor de La Salle, que no se sintió afectado porello, lo mismo que una roca.

De parte de su familia y de sus amigos fueron más fuertes aún los reproches, que leecharon en cara en diversas ocasiones su dureza de corazón, pues tenía hermanos aquienes hubiera podido ceder su beneficio. Todo esto y otras muchas cosas que tuvoque aguantar por este asunto, apenas causaron impresión en él, y permaneció siemprefirme en su resolución.

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CAPÍTULO VI

El señor de La Salle proyecta trasladarse a París; su director le disuade;sus ocupaciones durante su permanencia en Reims;

su abandono a la divina Providencia; fervor de los primerosHermanos y muerte edificante de algunos de ellos

Nuestro santo sacerdote, que había prometido al señor de La Barmondière, párrocode San Sulpicio, que le daría dos Hermanos para llevar las escuelas de su parroquia, yque él mismo iría también allí, después de dimitir de su canonicato buscó los mediospara cumplir su promesa. Y aunque ya había hablado de ello a su director, quisoconocer de nuevo su parecer, pero ahora éste no lo consideró oportuno. Le hizo verque la casa de los Hermanos de Reims todavía no estaba bastante consolidada paraabandonarla, y que no le aconsejaba que la dejase por el momento; y como erarealmente hijo de obediencia, vio a Dios en este consejo, y dejó de pensar en salir deReims. Abandonó al proceder de la divina Providencia el plan que deseaba cumplir,que sólo pudo realizar años después. Y para no hacer esperar más a quienes leesperaban171 en París, escribió al señor l’Espagnol172, a la sazón encargado de lasescuelas de caridad de la parroquia de San Sulpicio, para comunicarle que leaconsejaban que no fuera a París, y que por tal motivo le rogaba que no tomase a malel que no fuera. Esto afligió mucho a esta persona, que deseaba ardientemente sullegada a París, con dos de sus Hermanos, y también al párroco de San Sulpicio, queesperaba recoger muy pronto en su parroquia los frutos que sabía que este santosacerdote producía, con los Hermanos que había formado, en la ciudad de Reims.

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171 En el manuscrito está en singular, pero en la transcripción se pone en plural.172 Error del autor. Según los demás biógrafos, era el señor Compagnon.

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Pero quien manifestó más su pena fue el reverendo padre Barré, quien al saber queel señor de La Salle no iba a París, él que anhelaba que viniera a establecerse allí,expresó su disgusto a varias personas. Parece que la divina Providencia no permitióque el señor de La Salle llegara tan pronto a París, para hacer resplandecer con másclaridad sus heroicas virtudes y extender su Instituto. Y entre las virtudes que dejótraslucir, su desprendimiento de los bienes de la tierra brilló de manera especial. Puesno se contentó con haber dejado su canonicato, sino que casi de inmediato tomómedidas para desprenderse de su patrimonio en favor de los pobres, ya que deseabacumplir la palabra de Nuestro Señor Jesucristo a sus apóstoles y a cuantos quisieranseguirle: «vende cuanto tienes y repártelo entre los pobres» (Lc 12, 33)173. Y eso es loque hicieron los apóstoles y todos los santos, en pos de ellos, que se dedicaron alministerio de la salvación de las almas.

La ocasión que Dios proporcionó a su siervo para desprenderse de sus bienespatrimoniales fue, como lo vimos en el capítulo cuarto de esta segunda parte, lo que lehabían174 manifestado aquellos Hermanos que estaban tentados de abandonar la casa,porque decían que no hallaban seguridad en ella. Él se consideró obligado a ser elprimero que se pusiera en la disposición en la que deseaba que se hallasen todos susHermanos, que era abandonarse a Dios. Pero lo que más le preocupaba era quedudaba si debería emplear su fortuna para sostener las escuelas. Pues de una parte, elpadre Barré le disuadió de ello rotundamente; y como el parecer de este santoreligioso no era habitual, por eso se atenía más al mismo, pues consideraba como unsanto a aquel que se lo proponía, tal como dejó por escrito.

Por otro lado, consideraba cómo el señor Roland había fundado

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173 La referencia está añadida en el margen izquierdo del manuscrito.174 En el manuscrito aparece en singular, pero se corrige en la transcripción.

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las escuelas de niñas, y no sabía por cuál decidirse. Así pues, en esta disparidad depensamientos, creyó que debía ponerse en la disposición en la cual estuvo por el restode su vida, que fue abandonarse al proceder de la divina Providencia de Dios, a quiendirigió esta corta, sencilla, pero fervorosa oración:

«Dios mío, yo no sé si hay que sostenerlas o no. No me corresponde a mí establecercomunidades, ni saber el modo de establecerlas. A ti corresponde, Dios mío, saberlo yhacerlo, y de la manera que te plazca. No me atrevo a fundarlas porque no conozco tuvoluntad; y no contribuiré en nada a sostener nuestras casas. Si Tú las sostienes,estarán bien sostenidas; si Tú no las sostienes, quedarán sin apoyo. Te ruego, Diosmío, que me des a conocer tu voluntad en este proceder».

Una oración tan fervorosa y desinteresada no resultó inútil, pues Dios, al ver lasanta disposición en que se encontraba su siervo, le inspiró, desde esemomento, que se abandonara a Él sin reserva. Es lo que hizo, y todas las casasque ha abierto desde entonces las ha puesto bajo la dirección de la divinaProvidencia, pues se había persuadido, y convenció también a los Hermanos, deque en la medida en que sirvieran bien a Dios, en que le buscaran sólo a Él y lasalvación del prójimo, Dios no les faltaría nunca en la necesidad. Y un día, parahacerles experimentar lo que les decía, después de citarles aquellas palabras delevangelio en las que Jesucristo dice que se busque primero el Reino de Dios y sujusticia, y que el resto, a quien obre así, le será dado por añadidura, les dijo, paramoverlos a que dieran gracias a esta divina Providencia: «Gracias a Dios, misqueridos hermanos, aunque nosotros

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no tenemos ni bienes, ni rentas, he ahí que han transcurrido dos deplorables años desequía; no debemos nada a nadie en nuestras casas, mientras que hay varias casasreligiosas que se han arruinado, a pesar de estar bien sostenidas, porque se han vistoforzadas a vender y a pedir prestado para poder subsistir».

Este hombre de Dios siempre se ha abandonado a la divina Providencia de talmodo, que ésta nunca le ha faltado, como se puede ver en el transcurso de estahistoria. En esta santa disposición, puso sumo cuidado en dar cuenta de ello a sudirector, quien al ver que su fervoroso discípulo era verdadero pobre de espíritu,consintió de buen grado, por los ruegos insistentes que le hacía, que se hicieratambién pobre en la riqueza, y que se desprendiera de lo que poseía para enriquecer alos pobres. Con todo, sobre este particular, se hallaba en la disposición de hacer lo quesu director juzgara oportuno; pues le dijo que si no era su voluntad, desconfiaría, y nolo haría; y que sólo se desprendería en la medida en que él lo quisiera. Y añadió que sile decía que conservase algo, lo haría, [de]175 aunque le ordenase que no se reservasemás que cinco sueldos. Ésas son sus propias palabras. Y los abundantes repartos quede sus bienes hizo en lo sucesivo, sólo los hizo con el parecer de su director.

Todo esto muestra a las claras el desinterés de este santo sacerdote y la indiferenciaque sentía por cualquier estado, de abundancia o de pobreza, en que Dios permitieraque estuviese, y al mismo tiempo, el respeto y la sumisión que sentía hacia aquel aquien consideraba que ocupaba el lugar de Dios.

Comenzó, pues, a distribuir su hacienda a los pobres el año 1685. Esto fue muyoportuno para los pobres, pues aquel año había

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175 Palabra tachada en el manuscrito.

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gran carestía de víveres. Los eclesiásticos que en aquellas fechas vivían con él, nosólo fueron espectadores de su caridad, sino que a veces le prestaron ayuda pararepartir entre los pobres, a los que encargaba que distribuyeran pan, sobre todo en lasescuelas, tanto de niñas como de niños. Además de esto, para extender el fruto de susliberalidades a los adultos, igual que a los niños, hacía que acudieran a su casa, enmomentos diferentes, tanto hombres como mujeres, y después de explicarles elcatecismo, para alimentarlos espiritualmente, cosa que con frecuencia hacía élmismo, les distribuía alimentos corporales. Esto duró bastante tiempo, hasta que no lequedó más que muy poca cosa.

Las distribuciones de pan que se hacían diariamente alcanzaban, un día con otro,cerca de cien pistolas176, sin contar las limosnas particulares que se hacían en dinero atodos los pobres vergonzantes, y a otros que acudían a este nuevo Juan limosnero, quemovido por su pobreza los asistía en todo cuanto necesitasen.Lo poco que se reservó,por consejo de su director y de sus amigos más íntimos, fueron 200 libras de renta,para no tentar a la Providencia. Las empleó, en parte, en costear los largos y penososviajes que tuvo que hacer, y en comprar libros para su biblioteca, para su uso y de lacomunidad; en parte, también, para diversas obras de piedad, como ornamentos deiglesia, vasos sagrados y hábitos sacerdotales, cosas a las que prestaba muchaatención.

De este modo fue como este fervoroso siervo de Dios se despojó de todo lo quetenía, para seguir a Jesucristo pobre y despojado de todo, y para

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176 Nombre de una moneda en curso en aquella época.

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dedicarse con mayor libertad a trabajar en su perfección y en la de los demás. Y estoes lo que hizo con mucho celo y fidelidad, pues después de haber alojado a losHermanos, como ya dijimos, en la casa de sus padres, en la que estuvieron pocotiempo, alquiló otra, enfrente de Santa Clara, que es la misma en la que viven todavíahoy, y fue comprada posteriormente, gracias a las liberalidades de amigos del siervode Dios, por los grandes frutos que producía la escuela que funcionaba en ella. A estacasa se retiró con los Hermanos y algunos piadosos eclesiásticos que hasta entonceshabían convivido con él.

En esta casa, liberado ya de cuanto podía serle una carga [y sobre todo de sus

hermanos]177, sólo pensó en disfrutar del fruto de su retiro, por el que suspiraba desdehacía mucho tiempo; vivía en común con aquellos buenos eclesiásticos y con losHermanos de su Instituto, y todos, a cual más, se emulaban para ver quién practicabamás mortificaciones, a ejemplo de quien los había reunido. Pues este siervo de Diosparecía que quería desgarrar su cuerpo inocente con las maceraciones que practicaba;ya que se azotaba sin piedad con disciplinas de hierro, que todavía se ven hoy en estacasa, en número de cinco o seis, que sólo con verlas, causan miedo, pues entre ellashay una con bolas de hierro en los extremos, y también hay cinturones de hierro ycilicios, con los que atormentaba su delicada carne, para domarla.

Los Hermanos, que ya se habían animado a la práctica de la virtud, con losejemplos que todos los días les daba su fundador, y sobre todo por sudesprendimiento de los honores y bienes de la tierra, trataban178 de imitarle

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177 Frase tachada en el manuscrito.178 En el manuscrito aparece en singular. Se ha corregido en la transcripción.

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mortificándose como él, pero con la diferencia de que su santo director les limitaba elfervor, pues no quería que cayeran en situación de no poder cumplir su empleo. Perocon todas estas precauciones, encontraba mucha dificultad en contenerlos, pues elfervor los empujaba a caminar sobre las huellas de quien quería frenarlos. Inclusohubo algunos que se incomodaron por ello durante algún tiempo, por lo grande queera el vigor interior y el ardor de aquellos dichosos principiantes. Y lejos de frenarsepor los desprecios que les hacían, se sentían más fervorosos aún. La novedad de suinstitución y el modo sencillo de su vestimenta, les atraía mil injurias y milimpertinencias por parte del populacho, y [sur]179 todo esto no les extrañaba. Laspiedras que algunos libertinos les arrojaban, eran otras tantas coronas para supaciencia, pues lo sufrían de buena gana por amor de quien les había llamado algénero de vida que habían abrazado. Y su santo fundador, lejos de desanimarse portantas contradicciones, se alegraba con sus fervorosos neófitos y, a ejemplo de losapóstoles, se consideraban felices de poder sufrir algo por amor de Jesucristo (Hch 5,41)180.

El ardor de estos primeros Hermanos para mortificarse y humillarse fue tan grandeque uno de ellos, llamado Hermano Bourlette181, de distinguida familia de Reims,pidió (permiso) un día al santo superior para ir por las calles con una sotana roja, paravencerse a sí mismo y poner el mundo a sus pies, en el lugar mismo de su nacimiento,y lo hubiera realizado si el siervo de Dios no le hubiera retenido. Su padre hubieradeseado que

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179 Palabra tachada en el texto.180 La referencia bíblica está escrita en el margen derecho del manuscrito.181 En el manuscrito aparece Bourlet, en vez de Bourlette, que es lo correcto.

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desistiera del generoso deseo que tenía de quedarse en una comunidad que elpopulacho miraba sólo con desprecio. Fue en vano. Y habiendo sido trasladado aLaon, su padre, que persistía en su terco deseo, fue a verle allí, pero ni las lágrimas nilos ruegos lograron que cediera un paso. Murió en esta casa del Instituto, abiertadesde hacía poco, con profundo pesar de todos, a causa de su heroica virtud, y fuemirado como un santo.

Unos días antes de que cayera enfermo, el párroco fue a verlo, y lo encontró alfrente de las dos clases, pues su compañero estaba enfermo. Deseando aliviarle unpoco y conservar a tan digno sujeto, le dijo que diera asueto a los alumnos por unosdías. Pero él se excusó con sencillez, y le dijo que tenía un pie en la primera clase, elotro en la segunda, el corazón en el cielo y el pensamiento en el enfermo.

Otro182 Hermano había fallecido poco antes entre los brazos del hombre de Dios,mientras cantaba melodiosamente y suspiraba por la hermosa eternidad, de la quedecía que no tenía ya dilación, y tarareaba: amor, amor, amor.

Otro falleció el día 1 de mayo, después de haber rechazado ir a tomar los airesnatales, según el consejo del médico y el permiso concedido por su santo superior.

En fin, un cuarto también dejó la tierra algún tiempo después con disposiciones ysentimientos de extraordinaria piedad, y fue a incrementar el número de intercesoresante Dios por la propagación del nuevo Instituto que se estaba estableciendo sobre latierra, y los que quedaron en vida fueron de gran ayuda al Instituto.

CAPÍTULO VII

El señor de La Salle es censurado por algunas personasa causa de su excesivo retiro; se ocupa en dar clase e instruyea los Hermanos para que dirijan debidamente a sus alumnos;

se encarga de las

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182 El autor escribió “au” en vez de “autre”. Corregido en la transcripción.

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escuelas del señor Nyel,que muere algún tiempo después;

regula la forma del hábito que deben llevar los Hermanos;muerte del reverendo padre Barré

Este santo personaje, liberado ya de todas las cosas de la tierra, se entregó a lapráctica de toda clase de virtudes, y al estar apartado de toda relación con el mundo,pasaba buena parte del día y de la noche en oración y meditación; para ello se retirabaa la parte más alta de la casa, a ejemplo de san Ignacio de Loyola. Y para ser menosimportunado por quienes hubieran183 podido ir a hablarle, había escogido un pequeñopalomar, en el que sólo cabía una persona; y allí era donde se entregaba al fervor sinser interrumpido ni visto de nadie. Cuando alguien deseaba hablarle, le resultabamolesto salir de allí; y se encontraba mucha dificultad para sacarle de allí y hacer quetomara las comidas: tan grande era el deleite que encontraba en conversar con Dios.

Este amor al retiro le producía tal disgusto por las visitas, que salía rara vez; ycuando se veía obligado a hacerlas, siempre eran muy breves, por temor a que loslargos discursos le hicieran perder el gusto por la santa oración que había conseguidoen sus conversaciones con Dios. Esto mismo hacía que evitara ir a comer a la ciudad,ni siquiera a casa de sus familiares, por muchos ruegos e insistencia que le hicieran, yasí comenzaba desde entonces a dar ejemplo a los Hermanos de su comunidad de unapráctica a la que les ha obligado por un punto de la Regla, a la cual él mismo fue muyfiel por el resto de su vida.

Este proceder tan extraordinario del siervo de Dios, tan inesperado, fue prontocensurado por algunos de sus amigos, que con frecuencia le reprochaban por ello;pero ni aun así se relajaba en su buena resolución. (Al contrario) se hizo aún mas fiel aello, lo cual extrañó

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183 En el manuscrito, en singular; corregido en la transcripción.

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de tal manera a quienes le habían censurado, que tuvieron que cambiar sus censurasen admiración.

En fin, este santo sacerdote, deseoso de elevar cada vez más el edificio de laperfección que deseaba adquirir, y que reconocía que Dios le pedía, se aplicaba a todoaquello que le pudiera hacer practicar [la]184 alguna virtud. Y la divina Providencia leproporcionó ocasión de practicar varias. Pues algunos Hermanos habían fallecido yno se presentaban en número suficiente nuevos sujetos para ocupar su puesto. Sinduda, Dios lo permitía así para que nuestro fundador pasara por todos los estados,pues se vio obligado a desempeñar todas las ocupaciones a las que se dedicaban losHermanos de su Instituto; y por falta de sujetos tuvo que dar clase durante bastantetiempo185 en la escuela de Santiago; los domingos y fiestas iba a la parroquia, paraque los alumnos oyeran misa; y los llevaba a vísperas, después de haberles explicadoel catecismo, cuidando constantemente de ellos en las calles y en la iglesia,colocándose, para ello, en un lugar desde el cual pudiera verlos fácilmente; y todoesto (lo hacía) con una humildad y sencillez tales, que edificaban a cuantos leveían186. Pero lo que más admiración causaba era verle ir y volver cuatro veces al día,con un sencillo Hermano, vestido con un capote que llegaba sólo a mitad de la pierna,por encima de la sotana, cubierto con un sombrero muy grande y con zapatossumamente toscos, sin preocuparse del qué dirán.

Se esforzaba para que los alumnos observasen los mínimos detalles, y lo queparecía tener poca importancia. Encontraba especial dificultad, sobre todo, paraconseguir que fueran con orden y compostura a la santa misa, y ponía mucho empeñoen que los Hermanos también lo lograsen. Se lo hizo saber a un Hermano, añosdespués, en cierta ocasión en que fue desde la casa de París a la de Reims, para visitara los Hermanos de esta casa, y se acercó a ver la escuela de

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184 Palabra tachada, sustituida por “quelque”, alguna, escrita encima, entre líneas.185 El texto francés dice “Un assez long et espace”; “et” está de sobra, y al hacer la transcripción se ha

corregido.186 “Edificaban” y “veían” están en singular en el texto. Se ha corregido en la transcripción.

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Santiago. Esperó a que los niños saliesen para ir a misa, y se dio cuenta de que elHermano que los llevaba no lograba que observasen el orden que él mismo exigía; yle dijo que cuando él daba clase en esta escuela, cuidaba mucho de que los niñoshicieran un recorrido largo, para que guardaran mejor el orden; y le mostró de quémanera hacía, y por dónde los conducía para lograrlo. Estas pocas palabras muestrancuál era su exactitud, su amor por el buen orden y su profunda humildad.

[Este santo personaje desempeñó así el humilde ejercicio de la escuela, y su

hermano, que parecía desear imitarle en su celo y en su humildad, se dedicó también

a este ejercicio, pues consintió con gusto que nuestro virtuoso sacerdote le enviara

durante algún tiempo a Guisa, con el señor Nyel, para atender allí las clases, y por

eso tuvo que interrumpir el curso de sus estudios]187. No fue sólo en Reims donde elseñor de La Salle se ocupó en dar clase; también lo hizo en París y en otros lugares,como se verá en la tercera parte.

Algún tiempo después, el virtuoso señor Nyel, que deseaba volver a Ruán, dejó laescuela de Laon, donde se encontraba a la sazón, y fue varias veces a Reims, pararogar a su bienhechor que se encargara de las escuelas de Guisa y de Laon, que hastaentonces habían188 estado bajo su gobierno; pues veía claramente que Dios habíallenado al virtuoso sacerdote de la sabiduría y prudencia para dirigir el Instituto, y eratestigo de las bendiciones que el Señor derramaba con abundancia sobre los trabajosde su siervo.

El señor de La Salle se negó durante mucho tiempo a recibir este ofrecimiento,pues no creía en modo alguno, y así lo pensaba, que Dios quisiera servirse de suministerio para extender las casas de su Instituto. Además se encontraba muy a gustopor no encargarse de muchos asuntos, a fin de tener más

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187 Todo el párrafo está tachado en el manuscrito.188 “Habían”, en el manuscrito está en singular, pero se corrige en la transcripción.

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tiempo para dedicarse a los que constituían sus delicias: la oración y el retiro.

(Como) el señor Nyel no lograba que condescendiera a su deseo, se valió (éste) delcrédito del párroco de San Pedro, de Laon, quien insistió mucho al siervo de Diospara que se encargara de las escuelas de Laon y de Guisa. Al final se doblegó a laspeticiones de este virtuoso párroco, por quien sentía especial veneración, así como elpárroco no la tenía menor hacia él; después de su muerte, incluso, ha escrito loselevadísimos sentimientos que tenía hacia él.

Así pues, este santo varón, al verse obligado a dirigir estas dos escuelas, envió[dos]189 Hermanos que, desde entonces, han tenido siempre estas escuelas, hasta elmomento presente. El señor Nyel, al ver que todo le resultaba según su deseo, y quetodas las cosas estaban en buen estado, rebosaba de alegría, de manera que podíadecir con el anciano Simeón: «Ahora, Señor, permitid a vuestro siervo morir en paz»(Lc 2, 29)190, pues he visto a aquel de quien queréis serviros para cooperar en el granempleo de las salvación de las almas por la instrucción de la juventud.

Este fervoroso personaje partió en seguida y se dirigió a Ruán, de donde habíasalido. Murió algún tiempo después, con fama de santidad, habiendo consumido suvida en la instrucción de la juventud y en la práctica de las virtudes, y sobre todo, eldesprendimiento de los bienes de la tierra. Puede decirse que Dios se sirvió de él paradar comienzo al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en cuanto quelanzó al señor de La Salle a realizar y a encargarse de una cosa en la que nunca habíapensado. En fin, estuvo dotado de todas las bellas cualidades que pueden encontrarseen un simple laico, como él era.

Nuestro virtuoso sacerdote, en cuanto conoció su muerte, manifestó el pesar quesentía, y señaló oraciones por el reposo de su alma. Él mismo las hizo, en particular yen público, y mandó cubrir (con telas) de duelo la iglesia de las Hermanas (de las)

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189 “Dos” (deux) se ha corregido por “des”.190 La referencia está escrita en el margen izquierdo del manuscrito.

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huérfanas, y mandó cantar una misa solemne, que celebró él mismo, y quiso quetodos los Hermanos comulgasen en ella a intención del difunto, y que llevasen a todoslos alumnos, lo que se realizó con mucho fervor y modestia.

Algún tiempo después de la muerte de este virtuoso personaje, el señor de La Salle,que se había visto sometido a presiones de diversas personas, entre otras por el señoralcalde de la ciudad de Reims, para que diera a sus Hermanos un manteo, se consideróobligado a hacer lo que tanta gente le aconsejaba. Hasta entonces, los Hermanos sólohabían llevado un hábito negro, corto, con un cuello (rabat) y un sombrero muygrande. Y como en este tiempo se llevaban sombreros de alas amplias, los Hermanos,para no conformarse con el siglo, como dice el Apóstol, los llevaron aún más grandes,lo cual les atrajo las risas y chanzas del populacho. Lo que más le determinó a nodiferir el darles un manteo, fueron los insistentes ruegos que le hicieron los Hermanospara que les diera un hábito que les distinguiera totalmente de las gentes del mundo.Este santo superior, muy satisfecho de que Dios le diera a conocer su voluntad pormedio del consejo de tantas personas, mandó hacerles mantos con mangas, y se lesdio el nombre de manteos, nombre que ha quedado hasta hoy. También les hizovestidos de la misma tela, es decir, de sarga cruzada, y de la misma forma como selleva hoy. Este tipo de hábito sencillo y modesto fue muy respaldado por lossuperiores y señores obispos que llamaron a sus diócesis a los Hermanos de lasEscuelas cristianas.

Pero como todos los espíritus no se asemejan, Dios permitió que su siervo fuesemolestado por una persona de autoridad que no podía aprobar este tipo de hábito.Ocurrió en París, donde tuvo que soportar penosas contrariedades a causa de esteasunto, dos años después de que nuestros Hermanos se establecieran allí. Esa personahubiera deseado que los Hermanos llevasen un

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manteo largo, lo que era muy opuesto a sus vistas e intenciones y tema de revuelo entodas las casas del Instituto Pero Dios, que sin duda permitía todo esto para hacermanifiesta la paciencia, y al mismo tiempo la firmeza de su siervo, hizo que secalmara esta tormenta, afectado por las oraciones y mortificaciones que hacía decontinuo este santo varón, para rogarle que cambiara el corazón de quienes leinquietaban191.

Al mismo tiempo, deseoso de hacer ver que la intención que tenía de no cambiar ennada el hábito de los Hermanos era la adecuada, puso por escrito las razones que leimpulsaban a ello; son razones tan justas y sólidas, que es casi imposible que unamente sensata pueda hallar algo que rechazar. Hizo que las vieran sus directores y lossuperiores del seminario de San Sulpicio, que las aprobaron, lo cual le confirmó aúnmás en la resolución que tenía de mantenerse firme en que el hábito de los Hermanosde su Instituto conservara siempre su antigua forma. No nos ha parecido necesariorecoger aquí las razones que dejó por escrito, pues aparte de que son demasiadonumerosas, lo que hemos dicho parece suficiente para mostrar que la firmeza paramantener lo que sólo había hecho con el parecer de personas doctas y prudentes.

Antes de que todo esto sucediera en París, donde los Hermanos aún no se habíanestablecido, el señor de La Salle se sintió muy afligido por la muerte del reverendopadre Barré, sucedida el 31 de mayo del año 1686. Este santo religioso muriócolmado de años y de méritos, en el convento de los religiosos de su orden, en la PlazaReal, de París, llorado por todas las personas de bien que le conocían192, yparticularmente de nuestro siervo de Dios, que sentía una estima muy particular porél, y a quien consultaba habitualmente en sus empresas y dificultades; y Dios, que secomplacía en ver el desinterés

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191 En el manuscrito está en singular, y ha sido corregido en la transcripción.192 En el manuscrito está en singular, y se ha corregido en la transcripción.

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de uno y otro, derramó con abundancia sus bendiciones sobre aquel que pedía consejoy sobre aquel que aconsejaba.

CAPÍTULO VIII

El señor de La Salle regula la alimentación de los Hermanos de su comunidad;extrema mortificación que muestra para vencer la resistencia que sentía

para observar esta regla; los Hermanos se reúnen para emitir votos;el señor de La Salle se descarga del superiorato y es obligado a reasumirlo

Una vez que el señor de La Salle había regulado el tipo de hábito de los Hermanosde su Instituto, se dedicó también a regular las demás cosas necesarias para el buenorden de una comunidad. Comenzó por el régimen de vida que los Hermanos debíanobservar en las comidas, excluyendo de su mesa todo lo que oliera a delicadeza,deseoso de que no se sirvieran [más]193 más que carnes de tienda, y verduras losviernes y sábados, así como los días de ayuno. Al principio él sintió mucharepugnancia para acostumbrarse a este género de vida, tan opuesto a su naturalezadelicada, y el corazón se le saltaba cuando se veía obligado a comer potaje dondehabían echado sal; y se veía forzado a devolverlo a medida que comía, por lo cualhabía que servirle otro alimento distinto del de los demás, aunque contra su voluntad;lo que ocurrió durante poco tiempo, pues se llenó de una santa indignación contra símismo, por no conformarse con la comunidad, y quiso adaptarse a ello, costase lo quecostase194, sin escuchar la repugnancia y la incomodidad que en ello encontraba.

Recomenzó, pues, a comer como sus Hermanos, y sintió las mismas repugnancias;pero, sin escucharlas, combatió con tanta generosidad contra sí mismo, que al final seacostumbró, y luego comenzó a comer de todo lo que se le servía, por muy tosco

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193 La frase francesa es “qu’on ne servit [plus] que des viandes...”. La palabra “plus” no es necesaria,pero en español es preciso traducirla.

194 La frase francesa es: “et voulut à quel[que] pris que ce fût”; por lo cual, al cambiar el giro en latraducción, no se puede señalar en español la omisión del “que” que va entre corchetes.

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y mal preparado que estuviese. El mejor medio que pudo encontrar paraacostumbrarse a aquel género de vida fue quedarse mucho tiempo sin comer, parapoder encontrar sabroso cualquier cosa que se le [re] presentara, y es también elmedio más adecuado, pues como él mismo dice en el libro que escribió de las reglasde urbanidad civil y cristiana, el hambre hace que se encuentre todo sabroso. Y paravencer más y más esta repugnancia, llegó incluso a tragarse alguna vez lo que suestómago no podía admitir, y que estaba a punto de arrojar por tierra. Tantos actos demortificación no fueron inútiles. Pues parecía que Dios hubiera eliminado de losmanjares que se le presentaban lo que le hubiera podido causar repugnancia ydisgusto. O bien, se había acostumbrado de tal forma a mortificar su gusto, queaquello que hubiera debido hacérsele insoportable, parecía haber cambiado sunaturaleza poco atrayente. Y es lo que se puede advertir en el ejemplo que sigue.

Un día, el Hermano cocinero, que sin duda no era muy hábil en ese oficio, nitampoco en el conocimiento de hierbas, puso ajenjo en las raciones, y la mayoría delos Hermanos no pudieron comer, a causa de su sabor amargo. El hombre de Diospareció extrañado por ello, y al final de la comida se informó del motivo que habíaimpedido a los Hermanos comer como de ordinario. Se le preguntó si no habíasentido amargor en su ración. Respondió que no, y que había comido la suya como deordinario, sin prestar atención al amargor del que le hablaban. En otras variasocasiones, no sentía el gusto de lo que comía, porque no se paraba a pensar en ello,pues estaba totalmente ocupado en escuchar la lectura de la mesa.

Después de haber regulado lo que creyó necesario en la alimentación, se dedicó,poco después, a adoptar con sus Hermanos los medios para procurar la estabilidad delos sujetos que ya estaban en el Instituto y los que viniesen. Por lo cual, comenzó conellos un retiro, un día de Pentecostés del año 1687, según la costumbre que se haconservado porteriormente. En ese santo día

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fue cuando estos nuevos sucesores de los apóstoles, en su celo y pobreza, sedispusieron a atraer sobre ellos la plenitud de las gracias del Espíritu Santo, sin lascuales no habrían podido adoptar ningún medio adecuado, y con las cuales podríansuperar todos los obstáculos que podrían encontrar en su recorrido; y sobre todo,necesitaban esas gracias para sostener con ánimo los asaltos que les tendrían195 quepresentar el mundo y el infierno en su empresa.

Preparados de esta manera para recibir el Espíritu Santo el mismo día que lorecibieron los apóstoles, también ellos fueron repletos de Él. Lo que se hizo patentepor la resolución que adoptaron de consagrarse enteramente a Dios por el voto deobediencia y de castidad. Pero antes de ejecutarlo, trataron entre ellos para ver sihacían voto de castidad, como algunos proponían196, y si se haría voto para toda lavida, o sólo por un tiempo. El hombre de Dios, que tenía razones muy sólidas, comoes fácil de suponer, para apartarles de hacer tan pronto votos perpetuos de obediencia,y menos aún de castidad, les hizo ver que no había que precipitar nada, y que habíaque probar, durante algún tiempo, si era la voluntad de Dios. Los Hermanosescucharon las razones de su superior, moderaron la llama de su primer fervor, yresolvieron que harían voto de obediencia, sólo por un año. Lo cual fue realizado eldomingo de la Santísima Trinidad, fiesta que desde entonces siempre ha sidoconsiderada por los Hermanos de las Escuelas Cristianas como su fiesta principal. Suretiro duró desde el domingo de Pentecostés hasta el día de la Santísima Trinidad, ysiguieron renovando sus votos todos los años el mismo día, hasta el año 1694, en queel siervo de Dios creyó que era la voluntad de Dios que los Hermanos emitiesen votosperpetuos de obediencia, y es lo que hicieron. Comenzó él mismo el primero, leyendoel suyo en voz alta en el oratorio de los Hermanos, después de haber dicho la SantaMisa, en la que comulgaron todos, y luego,

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195 En el manuscrito está en singular, y se ha corregido en la transcripción.196 En el manuscrito, en singular; se ha corregido en la transcripción.

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hicieron sus votos, uno tras otro, con sumo contento y consuelo, tanto por parte de susanto director como de sus fervorosos discípulos, y así lo diremos más tarde.

Poco [tiempo]197 después de que los Hermanos hubieran hecho votos anuales, yantes de que hicieran los perpetuos, este santo sacerdote, que no buscaba más quehumillarse y ejercitarse en la práctica de la obediencia, reunió [por segunda vez]198 alos principales Hermanos de su Instituto que estaban en Reims, y a algunos de lasotras casas que se habían establecido recientemente. Fue [el año 1687]199 en el yaseñalado año de 1687 cuando se celebró esta [segunda]200 asamblea. Hizo con ellosun retiro de ocho días, durante el cual explicó a los Hermanos, con muy sólidasrazones, en una exposición que les hizo, la necesidad que sentía de que fuese unHermano el superior del Instituto, de tal modo que estos buenos Hermanos nopudieron resistir las justas razones que adujo sobre esta necesidad, y asintieron sinréplica y sencillamente a todo lo que deseaba. Por lo cual pensaron elegir a uno deellos que fuese capaz de desempeñar este cargo. Y los diversos votos recayeron en elHermano Henry L’Heureux, hombre prudente y lleno del espíritu de Dios, que erauno de los primeros y de los más perfectos de todos los Hermanos, de quienhablaremos más tarde, el cual se sometió a dicha elección con tanta sencillez comohumildad, lo que alegró sobre manera a este humilde siervo de Dios, que sentía haciaeste buen Hermano particular estima, a causa de su sólida201 virtud.

Se vio, pues, a este santo sacerdote someterse a un simple Hermano, pero con tantahumildad, sumisión y respeto que cuantos lo veían se llenaban de admiración; y tansolo su ejemplo hacía fervorosos a los más relajados, y a los más fervorosos losanimaba a avanzar cada vez más en el camino de la virtud. Su exactitud fue tan grandey tan profunda su humildad, que el virtuoso Hermano Henry L’Heureux se sentíaconfundido, pues no podía admirar suficientemente su prontitud para ser el primeroen los ejercicios, su fidelidad a la más mínima práctica de la casa

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197 Tiempo, “de temps”, en francés, está tachado en el manuscrito.198 Tachado en el manuscrito.199 Tachado en el manuscrito.200 Tachado en el manuscrito.201 En francés, en vez de “solide” el autor puso “solitude”, lo que es un error palpable.

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y su amor a la práctica de la santa obediencia. Se veía que este santo personaje sesometía a no hacer nada sino después de haber obtenido el permiso del Hermanosuperior; y ni siquiera se hubiera permitido salir para ir a celebrar la misa, sin haberobtenido el permiso expreso. También se le veía ofrecerse a limpiar los lugares de lacasa; pero no eran ofrecimientos especulativos, cosa hoy tan común, que a menudouno se ofrece a hacer cosas humildes para que se le dispense de ellas; y cuando sepresenta la ocasión de realizar alguna, se intenta evitarla todo lo posible. No sucedíaasí con este santo siervo de Dios, pues si se ofrecía a realizar cosas humildes yhumillantes, inmediatamente intentaba encontrar alguna ocasión, tal como se puedeadvertir en el ejemplo que sigue.

Un día en que los Hermanos estaban en el recreo después de la comida, oyó quealguien decía al Hermano superior que había un lugar de los más viles de la casa quenecesitaba que lo limpiasen. Él creyó que había obtenido permiso para ello, y fueinmediatamente a buscar los instrumentos necesarios para realizarlo; y ya los tenía ensus manos para ocuparse en tan bajo trabajo, cuando el Hermano superior acudió y ledijo con mucho respeto que nadie le había dicho que hiciera aquella cosa tan indignade su carácter y que tuviera la bondad de no hacerlo. La obediencia de este gran siervode Dios le privó del beneficio que creía obtener de la humildad que deseaba practicar;pues dejaba a su pesar lo que había comenzado con tanto gozo. Con este ejemplo,también se puede ver la sinceridad y la pureza de su virtud, que no era, como yaseñalamos, especulativa, sino práctica.

Entre los Hermanos no había aún ninguna regla escrita, ni tampoco era necesario,me parece, pues este santo varón sustituía a cualquier buen reglamento, con loscontinuos ejemplos de virtud que les daba. Él era, digo, su regla viva, pues las reglasque redactó más tarde por escrito son expresión

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de cuanto él practicó en toda su amplitud. Y si él exige perfecta sumisión en estaregla, es porque él tuvo toda su vida estima muy especial por la santa virtud que elgran san Agustín dice que es la única que conoce, la obediencia. Él no perdonó nadapara imprimir en sus Hermanos el amor a esta hermosa virtud que siempre miró comoel sostén de las comunidades. Y si [a]202 hizo tantos reglamentos para apoyar el buenorden, es porque durante toda su vida tuvo gran amor por la regularidad, y de formasimilar trató de inspirar este mismo amor a sus Hermanos. Pero dejemos hablar a estehombre de Dios y con sus palabras se verá el amor que tenía a estas dos virtudesmejor que lo que pudiéramos decir. He aquí cómo habla de la obediencia a unareligiosa a quien dirigió mucho tiempo a través de cartas; sólo transcribiremosalgunos párrafos de estas cartas, pues seríamos excesivamente largos en este capítulosi las pusiéramos por entero. He aquí lo que dice.

No atraerá las gracias de Dios sobre usted sino obedeciendo y sometiéndoseen todo por amor de Dios. Obedezca con anonadamiento interior al Espíritu deNuestro Señor, que reside en quienes ocupan su lugar, para [la]203 cumplir lavoluntad de Dios. Adore a menudo a este Espíritu, de acuerdo con cuyasmociones debe usted actuar y dejarse guiar. Sea fiel en pedir permiso para lasmínimas [cosas]204 exenciones, y no escuche en eso los razonamientos de suespíritu. Nada pide la naturaleza con más fuerza que sacudir el yugo de lasumisión. Es natural realizar sin dificultad lo que se conforma con nuestrosentimiento y hacerlo sólo por inclinación; eso no es obedecer. Pero cumplirlo que se nos manda sin enjuiciarlo, por muy contrario que sea a nuestrosentimiento o a nuestras inclinaciones, ésa es la obediencia. Hay que obrar porespíritu de fe, para que sea pura. Nunca hay que examinar las miras y lasrazones que haya habido para mandarnos una cosa, sino que hemos de sofocartodos nuestros razonamientos y dificultades; actuar sólo porque se nos manda,he ahí cómo debe usted obrar en adelante. Ha de saber —continúa— que, encuanto uno quiere comenzar a buscar razones,

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202 En el manuscrito dice “s’il fait tant”, y lo lógico es que diga “s’il a fait tant”.203 Palabra tachada en el manuscrito.204 Palabra tachada en el texto.

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ya no hay obediencia. ¡Hermosa perfección amar sólo lo que gusta! No obreasí, se lo ruego; no razone en nada, ni respecto de nadie. Ante Dios, todo esbueno cuando lo sazona la obediencia205.

De todo lo que se acaba de decir, se ve cómo era el espíritu que animaba a estesanto sacerdote, que no era sino un espíritu de sumisión y de dependencia. Peroveamos, en pocas palabras, su amor a la regularidad por lo que escribió a esta mismapersona.

Sus Reglas —le dice— deben servirle de guía en todos sus actos, y no losejemplos de quienes las quebrantan. Si ha leído bien al señor de la Trapa,habrá aprendido, sin duda, en él, que no es singularidad el observar las Reglasen una comunidad cuando algunos no las observan. Que piensen denosotros206 lo que quieran; mientras cumpla con su deber, no se preocupe enabsoluto.

Considérese y actúe como lo haría una fervorosa novicia respecto de todaslas prácticas regulares. En adelante considere que las Reglas son para ustedcomo la explicación y la aplicación que le hacen a usted de cuanto contiene elEvangelio. Obsérvelas del mismo modo. El espíritu de fe le permitirá ponerseen tales sentimientos y en este proceder. Recuerde que quien descuida lascosas pequeñas caerá en grandes faltas. Observe su regla y su reglamentodiario, y haga de uno y de otro lo esencial para usted; eso tendrá más valor quehacer milagros207.

Ciertamente, si según el evangelio, el hombre de bien saca del buen tesoro de sucorazón cosas antiguas y nuevas (Mt 13, 52)208, ¿no se puede decir que este hombrede Dios es ese hombre de bien, ya que saca de la abundancia de su corazónenseñanzas tan saludables para la salvación de quienes deseen practicarlas? Lo quedecía a esta buena religiosa, lo decía también a sus Hermanos, y les amonestabasiempre que en cuanto fueran fieles en observar sus reglas, se mantendrían en suestado, en la piedad, y producirían gran fruto en

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205 Carta 124.206 En la carta 121 de las Obras Completas, el texto dice “vous”, y en el texto de F. Bernard, pone

“nous”.207 Carta 121.208 Esta referencia no aparece en el manuscrito.

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su empleo, porque Dios daría su bendición.

Pero este santo varón no se contentaba sólo con edificar a sus Hermanos con losejemplos de sumisión y de regularidad; practicaba constantemente actos de humildaden su presencia, se abajaba, incluso, a besarles los pies, a pedirles perdón y a servirlesen todo y en todas partes. Se le veía arrodillarse ante el Hermano superior paraacusarse de sus faltas y pedirle penitencia. Si se humillaba de ese modo delante de susHermanos, no menos lo hacía ante sus [Hermanos]

209 amigos cuando iban a visitarlo,y no temía hacerles saber que no podía hablarles sin haber obtenido previamentepermiso. Y es lo que sucedió un día en que varios canónigos amigos suyos fueron avisitarle. Se dieron cuenta de que él no quería hablarles sin haber obtenido antespermiso, y se extrañaron mucho. Pero no fueron éstos los únicos testigos de suhumildad; hubo además otros que acudieron a visitarle, y le encontraron por azar en lacasa; se aproximaron a él para saludarle, y les rogó que le permitieran ir a pedirpermiso para hablarles. Al cabo de un rato volvió, y ellos, que eran muy cercanos deél, se quejaron mucho de tal proceder, y le dijeron que no era propio de un doctor, ymenos aún de un sacerdote, someterse a un simple Hermano, a lo que el siervo deDios sólo respondió con una modesta sonrisa210. Con todo, el asunto se extendió porla ciudad. Varias personas se quejaron a los superiores eclesiásticos del proceder delseñor de La Salle, pues pensaban que ofendía a su carácter al rebajarse de aquelmodo. Por lo cual, fue obligado, con gran pesar suyo, a asumir de nuevo elsuperiorato, que había dejado con tanta alegría. Esto alegró mucho a los Hermanos, ysobre todo al Hermano Henry L'Heureux, que consideraba vergonzoso ver a estesanto personaje humillarse de tal modo.

Varias personas no aprobaron, tal vez, este proceder del señor de La Salle, porque,aparentemente, su humildad condenaba

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209 Tachado en el manuscrito.210 Hay una evidente equivocación en el texto. El autor ha escrito “souris” (ratón), en vez de “sourire”

(sonrisa). Se ha corregido en la transcripción.

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a su orgullo, pero nos reservamos para hacerles ver en otro momento cuánequivocados estaban al condenar el proceder de este hombre de Dios. Baste decirles,por ahora, que quiso imitar a Jesucristo, sacerdote eterno según el orden deMelquisedec, que no desdeñó postrarse a los pies de los apóstoles, que eran personastoscas, y entre los cuales había un demonio. Por tanto, condenar lo que hizo este santosacerdote al humillarse como lo hizo ante sus Hermanos, es desaprobar lo que hizoJesucristo ante sus apóstoles.

CAPÍTULO IX

Estima que varias personas sienten por el señor de La Salle; contrariedadesque sufren, él y sus Hermanos, por parte del pueblo; su prelado desea

retenerle en la diócesis, y él se excusa; establece en Reims dos comunidades

El señor de La Salle continuó en su cargo de superior, con mucha más humildadaún con que lo había hecho antes, y avanzaba cada día en el camino de la virtud,mientras esperaba la ocasión para poderse descargar de lo que había asumido conmucho pesar. Y el ejemplo que daba a sus queridos hijos les servía no poco paraanimarse a la práctica de la virtud. Como en aquella época todavía no habíanoviciado, bastaba que un pretendiente hubiera pasado una quincena con este santovarón, para estar preparado para ser [lleno]211 enviado a las escuelas; tan animososeran los ejemplos de virtud que les daban212, tanto él como sus Hermanos, que eranalentadores. Pero el buen olor de sus virtudes, o más bien, el buen olor de Jesucristoque difundía entre sus Hermanos, se extendía también a varias personas de piedad, lascuales, admiradas por su celo, por su humildad y por su desprendimiento de las cosasde la tierra, concibieron gran estima hacia él. El señor duque de Mazarino, yafallecido, noble muy piadoso y celoso de la gloria de Dios, le profesaba tan granestima, que cada vez que iba a Reims, le hacía el honor

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211 Palabra tachada en el manuscrito.212 En el original está en singular: “qu’il donnait”; en la transcripción se ha puesto “qu’ils donnaient”.

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de visitarle; y como sentía gran afecto hacia todas las personas piadosas, manifestabael que sentía por el siervo de Dios de manera muy especial, tanto por sus virtudes, delas que estaba bien informado, como por el bien que procuraba a la gente, ayudando alsostén del Instituto de las escuelas gratuitas, y de las cuales él mismo había facilitadouna fundación en su villa de Mazarino. Un día le envió a decir que al día siguientedeseaba asistir a su misa, a las seis de la mañana; el señor de La Salle se lo concediógustoso para satisfacer su devoción. Al día siguiente vino este buen nobleacompañado de un criado, a pie, y avisó a nuestro santo sacerdote. Entre cinco y seisfueron juntos a la iglesia, a la cual llegaron los Hermanos poco después, y secolocaron en la iglesia en sus sitios ordinarios. El señor duque de Mazarino se colocóhacia la mitad de la iglesia, y los Hermanos, que no le conocían213, pues nadie leshabía hablado de él, se colocaron unos delante, otros detrás, y a sus lados; y el piadosoduque se sintió muy edificado por la modestia de todos ellos.

El señor Bailly214, ya difunto, sacerdote de Saint-Thierry, también profesabaprofunda veneración al señor de La Salle, y manifestaba mucha estima por elestablecimiento de las escuelas, que visitaba a menudo, tanto para edificarse con losHermanos, como para ver a quien había dejado todo por amor de Dios, para trabajaren la salvación de las almas y para abrazar una vida pobre y despreciada por la gentedel siglo. Este piadoso sacerdote tenía mucha amistad con él, y un día observó loshábitos que llevaba, y advirtió que su sotana era de una tela casi tan tosca como la delos Hermanos, y sonriendo le dijo si era así como debía vestirse una persona de suclase; a lo que el siervo de Dios sólo respondió con modestas sonrisas215, hasta que elsacerdote cambió de tema.

Otra persona llena de estima para este siervo de Dios, fue un día a visitarle, pero notenía otra cosa que decirle que le encomendara a Dios en

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213 En el texto aparece en singular, y se ha corregido en la transcripción.214 El nombre va escrito entre líneas.215 También se ha cometido el error de poner “souris” (ratón) por “sourires” (sonrisas).

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sus oraciones, porque —añadió— era un santo. Estas últimas palabras le hicieronsonrojar; y para demostrar a esta persona que no era tal como ella pensaba, simuló reíralgo alto, para que dejara de creer lo que pensaba de él. Pero esta persona, en vez deperder la estima que le profesaba, a vista de esta pasión aparente, tuvo desde entoncesuna estima aún mayor de su virtud, convencido de que hacía aquello sólo paraimpedir el aprecio que le tenía.

No nos extenderemos más aquí sobre este asunto, pues lo que hemos dicho puedebastar para dar a conocer la estima que sentían hacia él a causa de las eminentesvirtudes que brillaban en él. Diremos sólo, en pocas palabras, que el ejemplo que dabaproducía frutos maravillosos en muchas personas que no podían dejar de admirar suproceder, santo en todo y totalmente apostólico, y el desprecio que hacía de todas lascosas de la tierra. Éste fue el motivo de que diversos tipos de personas pidieranponerse bajo su dirección. Pero como él no quería descuidar a los Hermanos con lasexcesivas ocupaciones que pudieran darle estos tipos de personas, no se encargó másque de unas pocas, y entre ellas, de algunas religiosas, después de muchos ruegos quele hicieron llegar por medio de algunas personas importantes. Y deseoso de llevar aquienes se ponían bajo su dirección a practicar naturalmente la virtud, y sobre todo adesprenderse de las cosas de la tierra para apegarse sólo a Dios, exigió a una de estasreligiosas que se había puesto bajo su dirección, que le llevara todo lo supefluo quehabía en su celda; pues este siervo de Dios no ignoraba que estaba apegada a algunasbagatelas. Ella se fue con toda sencillez, aunque con cierta repugnancia, a hacer loque se le mandaba, y llevó a su director diversas cosas bastante curiosas. Entonces,

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él le dijo que si deseaba estar bajo su dirección, era necesario quemar todas aquellasbagatelas delante de él, lo que ella hizo de inmediato, por el deseo que tenía de seguirbajo la dirección de este hombre de Dios.

Pero si, por un lado, existía la estima de este santo varón, el demonio no olvidabanada para poner dificultades; pues como la obra que [hacía]216 había establecido notendía más que a destruir su imperio infernal, trató de arrojar el descontento en elespíritu de los artesanos y de los pobres, que hasta entonces habían vivido en unaindolencia culpable respecto de sus hijos, sin corregirlos de sus faltas, y descuidandoen este punto el consejo que les da el Sabio en sus Proverbios, cuando dice que no hayque descuidar nunca la corrección del hijo, porque —añade— si se le da con el azoteno morirá217, pero si, al contrario, se le corrige, apartará su alma del infierno (Prov 13,24; 15, 10)218. Pero como las correcciones que podrían dar a sus hijos serían muyinútiles si los niños mismos no se enmendasen de las faltas que obligan a los padres acorregirlos, el Sabio los exhorta también a someterse a ella, y les dice que el azote y elcastigo les harán sensatos219; pero que, por el contrario, si se abandonan a su buenavoluntad, serán la confusión de su madre. Los padres, digo, al igual que los niños, sehallaban220 en aquel momento en disposición de no hacer caso a los santos consejosque les da el Espíritu Santo y ni siquiera de querer oír que se les hable de castigos. Poreso se enfrentaron con una especie de furor contra los Hermanos, porque corregían asus hijos cuando era necesario. Y los mismos niños, que no quisieron aguantar lacaridad que se les hacía221, fueron los primeros en enfrentarse a ellos. Y quienesmostraron mayor pasión en este enfrentamiento fueron los artesanos y los pobres, quehabían sido muy mal educados en su infancia, y lo demostraron con el pocoagradecimiento que tuvieron por los esfuerzos y cuidados que los Hermanos setomaban para instruir a sus hijos.

Pero si los Hermanos tuvieron que sufrir en este enfrentamiento, su humildefundador no tuvo menos que soportar que ellos,

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216 Palabra tachada en el manuscrito.217 El autor ha escrito “courra”, cuando tiene que ser “mourra”. Es, evidentemente, un error de escritura.218 Esta referencia no aparece en el manuscrito.219 “Harán sensatos”: en el manuscrito está en singular. Se ha corregido en la transcripción.220 En el manuscrito, en singular. Corregido en la transcripción.221 En el manuscrito está en plural, pero se ha corregido en la transcripción.

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pues todo lo que se decía a los Hermanos en conjunto, se le decía a él,particularmente. Así, este hombre de Dios encontró en este enfrentamiento ampliamateria para ejercitar su paciencia. Y también se manifestó de manera particular.Pues todas estas dificultades, lejos de amedrentarle y hacerle abandonar su empresa,le hicieron, a él y a los Hermanos, más animosos que antes. Y pareció claramente queDios no permitía que las gentes más bajas del pueblo los ultrajasen de aquel modosino para que las personas honestas fuesen espectadores de su paciencia, y luego, elinfierno, vencido por esta misma paciencia, se vio forzado a dejar tranquilos a los queél perseguía simplemente porque veía que trataban sólo de arrebatarle las almasrescatadas con la sangre de Jesucristo, con la educación cristiana que daban a sushijos. De manera que poco a poco se fueron calmando estas tempestades, y en losucesivo siempre hubo gran estima por la obra del señor de La Salle.

Quien manifestó mayor estima fue monseñor Le Tellier, que ocupaba a la sazón lasede arzobispal de Reims, quien viendo el bien que producía el Instituto del hombrede Dios, y habiéndole tenido en gran estima desde hacía mucho tiempo, buscó unmedio para retenerle en su diócesis, y consistió en ofrecerle sus servicios y bienespara sostener su comunidad, con la condición, sin embargo, de no abrir escuelas enotros sitios, sino sólo en la diócesis de Reims, tal como lo había pedido también a lasHermanas llamadas de las huérfanas. Una vez que el hombre de Dios hubo escuchadolas palabras y el ofrecimiento generoso de este gran prelado, le expresó toda lagratitud posible, y le reconoció humildemente la benevolencia que le manifestaba,pero se excusó, a causa de la promesa que había hecho al señor párroco de SanSulpicio, de darle dos Hermanos para llevar las escuelas de su parroquia, y lanecesidad que tenía de acompañarlos. Pues veía la bendición que el Señor derramabasobre el establecimiento que la Providencia le había encargado. Así, él creyó quehabía que generalizar una cosa tan

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útil para la gente, y no limitarla a una sola diócesis; y estaría encantado de encontrarel medio para alejarse del lugar de su nacimiento cuando la Providencia leproporcionara ocasión favorable para ello. Y en espera de esta ocasión, se aplicó consumo cuidado a mantener la regularidad en el Instituto, que seguía progresandosiempre, tanto en Reims como en las otras tres casas establecidas en los alrededores.

Y como este hombre de Dios velaba continuamente por el bien y la propagación delInstituto, no dejaba pasar ninguna ocasión que le pareciese útil para su bien, sinaprovecharla de inmediato. Y como era hombre de fe, miraba a Dios en todo lo que lesucedía, y es lo que se puede notar en lo que vamos a decir. Un jovencito de quinceaños se presentó para que le aceptaran en el Instituto y fue enviado al siervo de Dios,que vivía todavía en Reims. Lo recibió, aunque no tenía la costumbre de admitir apersonas tan jóvenes. Y algún tiempo después se presentaron otros tres para lomismo. El siervo de Dios reconoció en la llegada de aquellos jóvenes que Dios leproporcionaba aquella ocasión para bien de su Instituto, y tomó la decisión de formaruna pequeña comunidad, con ellos y con los que más tarde pudieran presentarse. YDios bendijo esta empresa de tal manera, que a los dos meses aquella pequeñacomunidad estaba formada por doce jóvenes, a quienes dio un Reglamento, y puso auno de los Hermanos más veteranos para dirigirlos. Él mismo los instruía confrecuencia, dirigiéndose a ellos como uno más, para ganarlos a Jesucristo, a ejemplodel Apóstol. Esta pequeña comunidad estaba totalmente separada de los Hermanos.Estaban alojados solamente al lado de su casa, con una puerta de comunicación parapasarles lo que necesitasen. Y Dios derramó tanto sus gracias sobre los cuidados quese tenían con estos jóvenes, que algunos alcanzaron notable virtud. Y es motivo deedificación verlos en

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la iglesia y por las calles, con tanta modestia como si fueran fervorosos religiosos.Comulgaban casi cada ocho días, de mano del santo sacerdote, y se les enseñaba ahacer la meditación. En fin, poco más o menos, hacían los mismos ejercicios que losque hacen ahora los novicios de San Yon. De vez en cuando, a los de más edad y a losmás fervorosos se les daba el hábito de los Hermanos. De este modo, esta comunidadvenía a sustituir al noviciado.

Algún tiempo después, Dios proporcionó también a su siervo una ocasión deejercer su celo y su caridad. Pues varios párrocos de los pueblos oyeron hablar delfruto que producía el establecimiento de las escuelas cristianas, y pidieron al santosacerdote que les enviase un Hermano a cada una de sus parroquias. Él les respondióque no podía hacer eso, porque no podía ceder más que dos Hermanos juntos, ya queestaban obligados a vivir en comunidad.

Sin embargo, estos sacerdotes, celosos por el bien de sus parroquianos, siguieronpresionando al siervo de Dios para que no privara a los pueblos y aldeas del fruto queproducía en las ciudades, pero al no podérselo conceder por la razón ya señalada,algunos de estos párrocos se comprometieron a enviarle los maestros y los jóvenesque destinaban a instruir a los niños de sus parroquias, para que los formase en lamanera de enseñar a los demás. Este hombre de Dios los recibió caritativamente, y losalojó en el otro extremo de la casa de los Hermanos, y les dio un Hermano paraformarlos, tanto en la piedad como en todo lo que necesitaban para cumpliradecuadamente sus obligaciones en sus parroquias. Como en ellas tenían obligaciónde cantar, se les enseñaba también el canto llano. Dios bendijo de tal forma loscuidados que su siervo se imponía para el progreso de su gloria, que esta segundacomunidad llegó en poco tiempo a contar con veinticinco personas. Entre ellasreinaba una singular

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piedad, y algunos de ellos tomaron el hábito del Instituto, y los que volvieron con suspastores han vivido en el ejercicio de su ministerio con gran piedad y caridad, yconsideraban al señor de La Salle como a su verdadero padre.

Así pues, antes de que el siervo de Dios fuera a establecerse a París, en Reims habíatres comunidades, a saber: la de los Hermanos, la de los jóvenes de los que hemoshablado, y esta última, a la que llamaban seminario de maestros de escuela; las trescomunidades contaban con unas cincuenta personas. Y esto muestra a las claras cuálera la Providencia de Dios con su siervo, pues no contando sino con lo necesario paramantener a los Hermanos, alimentó y sostuvo222 a otras dos comunidades sin quejamás les haya223 faltado lo imprescindible.

* * *

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222 En el texto se dice en presente “entretien”; se ha transcrito en pretérito pasado, “entretint”.223 En el manuscrito el verbo está en plural, corregido en la transcripción.

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ANEXOS

Los dos primeros documentos que siguen se refieren al segundo trabajo realizado por elbiógrafo Frère Bernard. Se trata de un manuscrito completo, en cuatro partes, terminado pocoantes del 4 de mayo de 1723. Pero las Observaciones (Remarques) que siguen confirman laexistencia de un primer manuscrito, limitado a la primera parte y a algunos capítulos de lasegunda, y escrito en 1720-1721 (dieciocho meses antes que el otro), que fue presentado parala revisión al canónigo Luis de La Salle. El autor de estos dos relatos biográficos es el mismoque escribe las Observaciones, Fr. Bernard.

Observaciones sobre la Vida del señor de La Salle 1.

Desde que supe que me eligieron para poner en orden la Vida del señor de La Salle,me estremecía ante el temor de los reproches o de las insatisfacciones de unos y deotros.

Mi temor no era infundado, pues ya he experimentado lo que tanto temía, y lo queaumentaba mi reparo era no poder realizar debidamente ese trabajo, tanto por mislimitaciones como porque vi el poco tiempo del que iba a disponer para ocuparme enun trabajo que requería tiempo. Con todo, fue preciso que me sometiera al deseo y almandato de quienes estaban por encima de mí, que me prometieron su ayuda, y esofue lo que me decidió a comenzar este trabajo.

Al principio me dieron numerosas memorias, que leí y releí con atención; pero loque más me gustó fue un manuscrito bastante largo, escrito de propia mano por elseñor de La Salle, que contiene el comienzo y el progreso del Instituto de losHermanos de las Escuelas Cristianas, del que extraje todo lo que digo en el librosegundo.

Después de haber leído todas estas memorias, me di cuenta de que no eransuficientes para elaborar un libro tal como se quería. Por eso urgía a que me dieranmás, sobre todo las que trataran con más amplitud su infancia y cuanto hizo hasta lafundación del Instituto.

Para ello escribieron a Reims, a su hermano, y al señor Juan Francisco, su primo, yeste último entregó una memoria que contenía algunas particularidades sobre lapiedad que había mostrado desde su niñez. Pero no logré obtener nada de ningún otro,

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1 Hoja de papel sencilla, de 25,5 x 17,5 cm, sin lugar ni fecha, escrito por las dos caras, con letrapequeña, bastante regular. El autor firma: frère Bernard. (ACG, dosier: Bernard).

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y por eso me decidí a dirigirme a las Hermanas de los huérfanos, que no dejaron desecundar mis deseos. Pero, con todo, yo consideraba que todo esto era insuficiente.Lo cual me obligó a suplicar al señor Leschassier2, superior del seminario de SanSulpicio, que tuviera a bien contribuir, por su parte, con algo. Y él, con mucho afecto,me dio una memoria relativa a lo que había hecho durante el tiempo en que estuvo enel seminario de San Sulpicio. Después de esto, me decidí a comenzar, aunque noestuviese satisfecho con las memorias que tenía. Pero comprendí que no iba aconseguir más en adelante.

Así pues, hice un plan de la primera parte y de algunos capítulos de la segunda, y selo envié al señor de La Salle, para que comprobara que no había nada que pudieramolestar a su familia; y esperé más de seis meses a que me lo devolviera, y ocupé todoeste retraso en revisar mi original, en el cual advertí que me expresaba de una maneramuy rígida, por haber seguido escrupulosamente, palabra a palabra, las memorias y laidea de quienes me las habían dado. Esto hizo que me decidiera a comenzar de nuevotoda esta obra y a expresarme según mi estilo, y no seguir el de los otros. Yo esperabaun día y otro que el señor de La Salle me remitiese mi primer borrador para podermeregular según las observaciones que me hubiera hecho; pero me extrañé muchocuando supe que no quería enviarlo hasta que no se le diera el resto. Por tanto, medecidí a trabajar sin aquella ayuda, que me hubiera sido muy útil.

Dediqué casi dieciocho meses a este segundo borrador, y lo habría terminado antessi hubiese dispuesto de tiempo, pues no contaba más que con dos horas diarias,y encima cortadas en momentos diversos. Ése es el motivo por el que en variasocasiones me haya repetido.

En cuanto esta obra estuvo terminada, mis superiores me trasladaron de París aReims, y me mandaron que llevara conmigo el libro, y que se lo diera a examinar alcanónigo señor de La Salle, para que después de esto se le pudiera dar la últimarevisión, lo que desean con impaciencia todos los Hermanos.

Yo esperaba con paciencia el momento de poderlo realizar; me pidieron que se lomostrara al señor Guyart3, canónigo de Laon, quien encontró que el comienzo de loscapítulos, las reflexiones y aplicaciones de pasajes (de la Sagrada Escritura) estabanbien traídos, y que el estilo era pasable; pero que había algunas palabras yrepeticiones que debían corregirse. Este canónigo me reprochó que hubiera habladode los «asuntos de la época», y me acusó de haberlo mencionado; y me dijo queconsideraba que para que el libro pudiera ser aceptado por todos, bastaba con decirque el señor de La Salle había sido muy sumiso a las decisiones de la Iglesia y lleno derespeto hacia los soberanos pontífices. Yo le respondí que no creía que eso fuerasuficiente y que me parecía necesario decir en qué había mostrado ese respeto ysumisión. Con todo, estuve de acuerdo en que debía cortar y suavizar varias cosas,y es lo que he hecho exactamente.

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Anexos 227

2 El Hermano Bernard escribe “le Chassier”.3 Bernard escribe “Guyard”.

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En cuanto a las demás faltas, podrán ser fácilmente corregidas en cuanto el señorde La Salle haya hecho sus observaciones, pues sería inútil hacerlo antes.

He ahí lo que he considerado que debía decir antes de que se pusiera mi obra enmanos del señor canónigo de La Salle, y anhelo que las lea con atención.

Testifico que he escrito esto.

(s) Hermano Bernard

* * *

Carta del Hermano Juan al canónigo Luis de La Salle4

Al señorDon Luis de La SalleCanónigo de la iglesia de Nuestra Señora, en Reims.

Señor:

Me tomo con confianza la libertad de escribirle estas líneas para expresarle mishumildes respetos y también para rogarle que se tome el trabajo de leer el manuscritocompleto de la Vida del señor de La Salle, nuestro querido Padre y fundador, para quetenga la bondad de comprobar si todo está de forma debida en él, y si no hay nada defalso o algo contradictorio, tal como usted me hizo el honor de señalarme en la quetuvo la bondad de escribirme; tenemos, señor, muy alta estima y respeto hacia vuestrapersona para considerar una obligación indispensable someternos a lo que usteddecida.

Tan sólo me permito la libertad de exponerle con sencillez lo que sigue, y es quevarias personas desearían vivamente que se dejase lo que se dice en dicho manuscritosobre sus verdaderos sentimientos respecto de los asuntos de la época, y de losdiversos sentimientos, y damos como razón que va en ello el interés de nuestroInstituto; otros, en mucho menor número, proponen que no se diga nada sobre ello.Por lo demás, señor, si es aceptable que yo exponga mi pensamiento sobre ello, creoque parece bien e incluso necesario que se hable de asuntos tales como ésos, pero sinmolestar a nadie, lo cual nos resultará beneficioso.

228 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

4 Hoja sencilla de papel, de 22 x 16,5 cm, doblada varias veces, la dirección y tres páginas de texto;firmado: Hermano Juan; fechado: París, 4 de mayo de 1723. (AMG, dosier: Bernard). El Hermano Juan,llamado en el siglo Jean Jacot (Jaquot o Jacquot), era de Château-Porcien, y había nacido el 18 de octubre de1672; entró en la Sociedad en octubre de 1686; hizo voto perpetuo el día de la Santísima Trinidad de1694; fue elegido asistente del Hermano Bartolomé en mayo de 1717, y luego asistente del HermanoTimoteo en agosto de 1720; director de la casa de París.

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Estoy convencido, señor, de que estando usted tan dedicado, como su queridohermano, a procurarnos servicio, no dejará de hacer, sobre el particular, lo que sea másconveniente para la gloria de Dios y la salvación del prójimo, y estamos seguros de quehemos encontrado en vuestra persona otro padre, que ocupa el lugar de aquel que nosfue arrebatado para ir a gozar de la gloria del cielo. No cesaremos, señor, de ofrecernuestras oraciones a Dios para que le colme de la misma felicidad eterna.

Tal es el profundo deseo de quien tiene la dicha de considerarse, con profundorespeto y sumo agradecimiento, señor, su muy humilde y muy obediente servidor.

París, a 4 de mayo de 1723.

(s) Hermano Jean

* * *

Testimonio del Hermano Bernard sobre la caridaddel señor de La Salle5.

Amaba tiernamente a todos sus Hermanos y manifestaba mayor afecto a los queparecían menos agradables. Siempre estaba dispuesto a escucharlos, para darles losconsejos que necesitaban y para consolarlos en sus dificultades. Sus ocupaciones, inclusolas más urgentes, no le impedían darles esta satisfacción; igualmente, esta gran bondadproducía excelentes frutos, pues a los que estaban a punto de abandonar su vocación,les bastaba con oír sus amables y encantadoras palabras para reflexionar en suinterior, y avanzar en seguida a grandes pasos en la vía de la justicia; pero la ternuraque sentía hacia ellos no tenía nada de inconveniente, lo que es raro, pues es fácilexcederse en este tema, y dejarse llevar por una ternura que no merece tal nombre, loque la verdadera caridad no hubiera permitirlo darle tal nombre, o aplaudirlo simerece justa censura.

Tomo I - 1 - HNO. BERNARD - Anexos 229

5 Estas líneas se toman de Blain (Vie, II, p. 375), que las atribuye «al primero que tomó la pluma en sumano para escribir su Vida (del señor de La Salle)». No parece que sea temerario reconocer en estetestimonio sobre la caridad del santo, al autor de la vida que comienza con la frase «Proceder admirablede la Divina Providencia...»

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ÍNDICES

del manuscrito de BERNARD

1. Índice de nombres de lugares

2. Índice de nombres de personas

3. Índice analítico

4. Índice de capítulos

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1. ÍNDICE DE NOMBRES DE LUGARES

CAMBRAI

el santo recibe allí las órdenes menores: 13.después el diaconado: 15.

CHÂTEAU-PORCIEN

lugar de nacimiento del sacerdote Jean FAUBERT: 54.

DARNÉTAL

la señora MAILLEFER había fundado allí escuelas: 23.cercana a Ruán: 23.

FRANCIA

a la muerte del fundador, los Hermanos están establecidos en 22 localidades: 34.

GUISE

distante 18 leguas de Reims: 39.el señor NYEL va allí a abrir una escuela: 39.regresa ocho días después: 40.vuelve un año después; la escuela ya está fundada: 40.permanece allí: 45.la escuela queda bajo su dirección: 45.Luis de LA SALLE, hermano del santo, dio escuela allí: 67.el señor NYEL pide al santo que se encargue de las escuelas de G. y de Laón: 67.el abate GUYART pide al santo que se encargue de las escuelas de G. y de Laón: 68.

LAÓN

— lugar (diócesis) de nacimiento del señor NYEL: 23.permanece allí: 45.funda allí una escuela: 45.esta escuela queda bajo su dirección: 45.deja la escuela y regresa a Reims: 67.pide al santo que se encargue de las escuelas de Guisa y de L.: 67.— el Hermano BOURLETTE es enviado allí, su padre le visita e insiste para que

deje suestado: 64.

el párroco le visita; respuesta del Hermano, que atiende a dos clases y al enfermo:64.

— el abate GUYART insiste para que LA SALLE se encargue de las escuelas deGuisa

y de L.: 68.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de lugares 233

Page 234: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

la abadía de Saint-Martin contribuye a pagar la pensión de los Hermanos: 45.el párroco de la iglesia de San Pedro es cofundador de la escuela: 45.el párroco será nombrado canónigo de la catedral: 45.el municipio ayuda a sostener la escuela: 45.

LIESSE

el señor NYEL podría ir allí en peregrinación: 25.

MÉZIÈRES

el santo habría estado allí ejerciendo el sacerdocio: 49.

PARÍS

el santo va a París y visita al padre BARRÉ: 37.el santo iba allí desde Reims de vez en cuando: 48.nuevo viaje del santo (finales de 1682); consulta a varias personas sobre su

proyecto de dejar el canonicato: 50.el santo va a P. en julio de 1683, con la esperanza de dejar el canonicato: 51.el arzobispo de Reims deja P. en el momento en que llega el santo: 51.el párroco de San Sulpicio obtiene la promesa de dos Hermanos, llevados por el

santo, para asumir una escuela: 51, 57.esta promesa no se ejecutará hasta seis o siete años después: 51.PHILBERT y otras personas prudentes aconsejan al santo que se vaya a P.: 52.CALLOU desaconseja a La Salle que vaya a P.: 57.el santo se excusa ante el eclesiástico encargado de la escuela de San Sulpicio: 57.razones providenciales de retrasarlo impuestas al santo: 58.el santo da escuela en P.: 67.al santo le piden que cambie el hábito de los Hermanos: 69.los Hermanos no estaban aún en P. cuando falleció el P. BARRÉ: 70.antes de dirigirse a P., en Reims hay tres comunidades: 86.en un viaje a Reims, el santo aconseja a un Hermano que no tenía orden en la

escuela de Santiago, de Reims: 66.

— abadía de Saint-Germain: Dom Claude BRETAGNE fue prior: 26.

— convento de los Mínimos, en la plaza Real, residencia del P. BARRÉ: 37, 50, 70.el padre Barré muere en su convento el 31 de mayo de 1686: 70.el santo visita al padre BARRÉ: 70.

— el santo es enviado al seminario de San Sulpicio: 14.cada vez que iba a P. el santo se alojaba en el seminario, donde le recibían con

muestras de veneración: 51.los superiores del seminario aprueban la Memoria sobre el hábito: 70.

PROVENZA

viaje del santo a P.: 22.durante su ausencia se encuentra el manuscrito sobre los orígenes del Instituto,

escrito por el santo: 22.

234 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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REIMS

— localidad: los de LA SALLE, familia de las más importantes de R. 10.el santo nació allí el 30 de abril de 1651: 11.accidente ocurrido al santo en un viaje al volver a R.: 14.el santo vuelve a R. después de su estancia en San Sulpicio: 15.el santo es ordenado de diácono en Cambrai, el santo regresa y se dedica al

estudio de la teología: 16.ROLAND estableció en R. una escuela para huérfanas: 17.NYEL llega a R. (1679): 23, 24.la señora MAILLEFER nació en R.: 23.deseaba fundar escuelas en R.: 23.la señora MAILLEFER y el señor ROLAND proyectan enviar a R. al señor NYEL:

24.Guise dista de R. 18 leguas: 39.el santo va desde París a R. de vez en cuando: 48.el santo sale hacia París (julio 1683), con la esperanza de renunciar a su

canonicato en manos del arzobispo: 51.el arzobispo sale de P. hacia R. cuando el santo va a buscarlo: 51.el recuerdo de CALLOU sigue venerado en R.: 56.el Hermano BOURLETTE pertenecía a una familia distinguida de R.: 63.el señor NYEL viaja varias veces de Laón a R. para pedir al santo que se encargue

de las escuelas de Guisa y Laón: 67.se extiende el rumor de la dimisión del santo en favor del Hno. L’HEUREUX: 78.se desaprueba el proceder del santo y se informa a los superiores eclesiásticos: 78.cada vez que el duque de MAZARINO va a R., se acerca a saludar al santo: 79.MAZARINO asiste un día a la misa del santo, entre los Hermanos: 80.

— casa de comunidad: el santo es consejero de los maestros: 34.la casa de San Sinforiano se alquila por año y medio; terminaba el plazo el 24 de

junio de 1681: 35-36.el santo comienza una escuela en la casa de San Sinforiano: 35.esta casa estuvo siempre bajo la dirección del santo: 45.

— la casa de la calle Nueva toma forma de comunidad; los efectivos se renuevan enpocos meses: 46-47.

la casa no parece suficientemente asentada (en 1683) para que el santo se marchea París: 57.

la casa estaba situada no lejos de Santa Clara, allí residen también algunoseclesiásticos: 62.

los principales Hermanos de la casa y los de las otras comunidades se reúnen porsegunda vez: 74.

— progreso del Instituto en R. y en las otras tres casas: 84.establecimiento de un noviciado menor: 84-85.establecimiento de un seminario para maestros del campo: 85.en total hay unas cincuenta personas entre las tres comunidades: 86.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de lugares 235

Page 236: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— escuela de Santiago: proyecto de fundación: 28.tratos y propuestas: 29.los Hermanos suceden a los primeros maestros de escuela: 29.fondos destinados a la escuela: 29.generosidad de los remenses: 30.abierta en septiembre de 1679: 34.los primeros maestros se alojan en la casa del párroco de San Mauricio: 34-35.el santo da escuela allí, al faltar un Hermano; ejemplos que da en esa ocasión: 66.amonesta a un Hermano de esa escuela que no mantenía el orden: 66-67.

— escuela de San Mauricio, comenzada por el señor NYEL, en 1679: 28.— escuela de San Sinforiano, iniciada por el santo al día siguiente de navidad de

1679: 35.

— abadías:San Remigio: Dom Claude BRETAGNE era prior: 26.Saint-Étienne-les-Dames: una hermana del santo fue religiosa en él: 10.

— la sede arzobispal estaba vacante: 13: 15: 56.Monseñor LE TELLIER arzobispo: 16.había emprendido la reforma del clero, que estaba relajado; ayudó CALLOU: 56.el arzobispo quiere retener al santo y a los Hermanos en su diócesis: 83.

— catedral: el santo celebró en ella su primera misa: 16.el señor ROLAND fue canónigo lectoral en ella: 23.el santo reza en ella antes de ser recibido por el arzobispo (julio de 1683); varios

testigos intercambian impresiones: 52.el señor PHILBERT fue en ella gran chantre: 52.

— Cabildo de Nuestra-Señora: dos de LA SALLE fueron canónigos en ella: 10: 29.descontento causado por la designación de FAUBERT como canónigo: 56.

— iglesiasen la iglesia de las Huérfanas: el santo celebra un oficio por el señor NYEL;

asisten los Hermanos y los alumnos: 68-69.San Hilario: el santo fue bautizado en ella, IISantiago: el santo lleva a ella a los alumnos para las vísperas, los domingos y

fiestas, y para la misa los días de clase: 66.San Sinforiano, a igual distancia de la casa de los maestros y de la del santo: 39.

— seminario: el santo se prepara en él para el sacerdocio: 16.el señor PHILBERT fue superior del mismo: 52.

— universidad: el santo obtiene el doctorado en teología: 17.

— el municipio acepta la comunidad del señor ROLAND: 18.antes se habían opuesto a su fundación: 25.echaría por tierra el proyecto de NYEL: 25.opuesto a la fundación de escuelas gratuitas de niños: 26.

236 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 237: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

el alcalde de R. y otras personas le hacen ver al santo la conveniencia de darles unmanteo: 69.

RETHEL o RETHEL-MAZARIN

el señor NYEL es enviado para fundar una escuela; ayuda del ayuntamiento;compra de una casa: 45.

el señor NYEL se dirige de R. a Guise: 45.la escuela de R. queda bajo la dirección de NYEL: 45.el duque de MAZARINO había contribuido a la fundación de la escuela: 80.

ROUEN

Darnétal está próximo de R.: 23.la señora MAILLEFER vivía en R.: 23.está enterrada en el cementerio de San Nicasio: 23.su memoria aún perdura: 23.el señor NYEL había comenzado allí las escuelas gratuitas de niños: 23.fue de R. a Reims: 23.desea volver a R.: 67.muere en R.: 68.el señor ROLAND predicó una cuaresma en R.: 23.la Hermana DUVAL había sido superiora de las escuelas del padre BARRÉ: 24.MAILLEFER de R.: 35.

SAINT-YON

los postulantes de Reims seguían ejercicios muy semejantes a los que tenían losnovicios de S.: 85.

SENLIS

uno de los hermanos del santo (Jean-Remy) es llevado al internado de loscanónigos regulares: 43.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de lugares 237

Page 238: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

2. ÍNDICE DE NOMBRES DE PERSONAS

ABUELA DEL SANTO

lee a Juan Bautista la vida de los santos: 11.

ALCALDE de la ciudad de Reims (1684-1685)aconseja al santo que dé un manteo a los Hermanos: 69.

AMIGOS DEL SANTO

censuran su retiro, su rechazo de las visitas, su alejamiento de los suyos: 65.llegados a verle, los hace esperar para pedir permiso de hablar; se quejan de tal

proceder: 78.

BAILLY, Guillaume,último abad de Saint-Thierry, cerca de Reims: 80.su gran veneración por el santo: 80.censura la pobreza de su sotana: 80.

BARRÉ, Nicolas,mínimo, fundador de las Hermanas del Santísimo Niño Jesús, más tarde Damas

de San Maurointenta la fundación de una congregación masculina: 3.logra la fundación de una congregación femenina: 3.sus escuelas de niñas en Ruán: 24.había logrado establecer las escuelas de niñas: 37.había intentado las de niños, y reunió seis maestros en San Gervasio, pero fueron

efímeras: 37.fundador de las Hijas del Santísimo Niño Jesús: 50.concede al señor ROLAND que vaya la Hermana DUVAL a comenzar la

comunidad de Reims: 24.conocía al señor NYEL y su poca constancia: 37.

— el santo visita al padre BARRÉ en París (1681): 37.aconseja al santo que lleve a los maestros a su casa: 37.urge al santo a cargar con los maestros: 37.el santo se siente inclinado a seguir sus consejos, dificultades que encuentra: 38.consultado por el santo, le desaconseja emplear los bienes para dotar a las

escuelas: 48: 58.aconseja al santo que deje su beneficio y se vaya a París: 50.indica al santo que señale la persona que le suceda en su beneficio: 50.se siente contrariado por el retraso de enviar Hermanos a la escuela de San

Sulpicio: 58.— confinado en el retiro los diez últimos años de su vida: 50.

238 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 239: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

su muerte, el 31 de mayo de 1686; pesares que suscita: 70.

BAUDRAND DE LA COMBE, Henri, párroco de San Sulpiciopersona de autoridad en París: 69.pide que se cambie el hábito de los Hermanos: 69.desearía imponer a los Hermanos un manteo largo: 69.

BAÜHIN, Jacques, sulpiciano

— director espiritual del santo: 14.cuidados que se toma hacia el santo: 14.amistad que le une con el santo: 14.testimonios de esta amistad: 15.sus visitas a la casa del santo (Vaugirard): 15.

— su elogio: 14.su muerte, el 19 de marzo de 1696: 14.

BONVARLET (viuda de Jean B.)

ver PONTON, Anne

BOURLETTE, Hermano Nicolásnacido en Reims; su generosidad; su deseo poco común de humillaciones: 63.su perseverancia, a pesar de los intentos del padre de sacarle de la comunidad: 64.su abnegación durante la enfermedad de un Hermano: 64.su respuesta al párroco de Laón, que le visitó: 64.su muerte prematura: 64.

BOURLETTE (padre del Hermano Nicolás)intenta retirar a su hijo de la comunidad: 64.le visita en Laón, con la misma intención: 64.todos sus esfuerzos son vanos: 64.

BOUTON, Nicolas, párroco de San Timoteo, en Reimssobrino del Oficial: 27.creatura de su tío: 27.presentado por algunos para abrir la primera escuela en su parroquia: 27.candidatura descartada por el santo: 27.

BRETAGNE, Dom Claudeprior de la abadía de San Remigio, de Reims: 26.trasladado a la abadía de San Germán de París: 26.inclinado hacia el párroco de San Timoteo, BOUTON, Nicolas, sobrino del Oficial:

27.

BROUILLET (familia de los B.)Luis de LA SALLE busca en ella una esposa: 10.

CALLOU, Jacques, superior del seminario de Reims, uno de los directores del santoencargado de enviar el nombramiento al señor FAUBERT: 54.Mons. LE TELLIER le escribe, para que trate de convencer al santo de dejar la

canonjía a su hermano: 55.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 239

Page 240: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

respuesta que le da el santo: 55.aprueba la decisión del santo: 55.el santo transmite la respuesta del santo al arzobispo: 56.consultado por el santo sobre la promesa hecha al señor DE LA BARMONDIÈRE, y

su deseo personal de dejar Reims en cuanto deje el canonicato: 57.se opone a la salida del santo, sus razones: 57.permite al santo despojarse de sus bienes: 60.aconseja al santo que conserve una renta de 200 libras: 61.su recuerdo perdura en varias ciudades de Francia, sobre todo en Reims, donde se

dedicó a la reforma del clero: 66-56.ver DIRECTORES del santo

CANÓNIGOS (algunos canónigos de Reims)— visitan al santo: 78.

se dan cuenta de que el santo pide permiso al Hno. L’HEUREUX para hablarles:78.

— un canónigo de Reims muere sin haber cedido su beneficio, ver MOËT Charles.

CERCELET, Vincent, párroco de Rethelcontribuye a la fundación de la escuela: 45.

CONFESOR(ES) de los maestros— primero fue el cura de la parroquia: 43.

los maestros no quedan satisfechos: 43.se busca otro, pero muchos no quedan contentos: 43.los maestros piden al santo que sea su confesor; él duda, pero al fin lo acepta: 43.

— los confesores extraordinarios no ven inconveniente en que el santo sea elconfesor ordinario de la comunidad: 44.

CROYÈRES (Señora de)ver LEVÊQUE DE CROYÈRES

DIRECTORES DEL SANTO

le exigía ser asiduo al coro: 49-50.pone dificultades para que renuncie a la canonjía: 50.rechaza una segunda propuesta de resignación: 50.consiente, al fin, en que renuncie a la canonjía: 51.firma de la dimisión: 53.

— los directores del santo (en París: 1689-1690) aprueban la Memoria sobre elhábito: 70.

DORIGNY, Nicolas, párroco de San Mauricio, de Reimsconsiderado el más apropiado para tener la primera escuela bajo su protección:

27.su elogio: 27.tenía el proyecto de poner una escuela en su parroquia: 28.

240 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 241: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

acepta alojar a los maestros en su casa: 28.aloja a los maestros de las escuelas de San Mauricio y Santiago: 34.su casa está alejada de la del santo: 34.recibe del santo 200 libras de pensión por los maestros: 35.

DOZET, Pierre, canónigocede el beneficio en favor del santo: 12.consejo que da al santo: 12.

DUBOIS (hermano de la señora MAILLEFER)tendría que alojar al señor Nyel y a su compañero: 24.

DUVAL, Francisca,superiora de las Huérfanas: 24.el señor NYEL la conoció en Ruán; se dirige a ella a su llegada a Reims: 24.en Ruán había sido superiora de las escuelas del padre BARRÉ: 24.le fue cedida a Nicolás ROLAND, para comenzar la comunidad de Reims: 24.pone al santo en contacto con el señor NYEL: 24.expone al santo el designio del señor NYEL: 24.

ECLESIÁSTICOS

varios E. de Reims son reunidos por el santo para encontrar el párroco másadecuado para acoger la primera escuela: 26-27.

aceptan la elección del párroco de San Mauricio: 27- 28.los E. que viven con el santo se ejercitan en la mortificación: 62.se retiran con el santo y los Hermanos a una casa alquilada, cerca de Santa Clara: 62.ayudan al santo en la distribución de las limosnas: 61.

— un E. que residía con el director del santo le aconseja a favor de la renuncia de lacanonjía: 51.

un sacerdote de prestigio da testimonio de las penitencias del santo: 13.

— los superiores eclesiásticos del santo le obligan a retomar la superioridad: 78.

FAUBERT, Jeannatural de Château-Porcien: 54.el santo le cede la canonjía: 53.eclesiástico celoso, no se mantiene en su celo; el santo lamenta habérsela cedido: 54.el superior del seminario está encargado de enviarle el nombramiento: 54.en espera de su nombramiento, hay un nuevo intento de que el santo cambie el

destinatario: 55.recibe el nombramiento y toma posesión: 56.su nombramiento disgusta al arzobispo, al cabildo, a los parientes y amigos del

santo: 56.

HERMANO

un H. recibe la confidencia de un extraño sobre las mortificaciones del santo: 21.el santo quiere que sea un H. el superior: 33.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 241

Page 242: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

un H. fallece poco antes del Hermano BOURLETTE, en brazos del santo: 64 (verJEAN-FRANÇOIS, Hermano)

un H. muere el 1 de mayo de 1687, después de haber rechazado ir a tomar los airesde su lugar de nacimiento: 64 (ver MAURICE, Hermano.)

un cuarto H. muere con disposiciones de piedad extraordinarias: 64.un H. de la escuela de Santiago es aleccionado sobre el modo de mantener el

orden: 67.el H. cocinero se descuida y pone ajenjo en la comida; el santo la toma sin notar

nada: 72.un H. de los más antiguos es encargado de dirigir a postulantes y novicios: 84.un H. es encargado de instruir y formar a los maestros para el campo: 85.

HERMANOS

nombre empleado para designar a los maestros: 47 (ver MAESTROS)

— el santo quiere ser el último entre ellos: 33.se confesaban de buena gana con el santo: 44.la dificultad venía de la poca experiencia de algunos confesores: 44.el canonicato del santo les hace desconfiar de su propio futuro: 48.sus observaciones desalentadoras; el santo les propone abandono generoso: 58.el santo les persuade de que confíen en la Providencia: 59.el santo les pone delante las intervenciones de la Providencia: 59-60.

— ocupan en Rethel (1721) la casa comprada por indicación del santo: 45.habrían deseado que el santo fundara las escuelas con sus bienes: 48.alojados primero en la casa de LA SALLE, pasan luego a otro inmueble alquilado,

cercano a Santa Clara: 62.son enviados a Guisa y Laón, para tener escuelas, y se encargan de ellas: 68.llevan a los alumnos a los servicios fúnebres por el señor NYEL: 69.los padres de los niños no aceptan las correcciones que dan a sus hijos: 82.

— piden un hábito que les distinga de las gentes del mundo: 69.habían llevado un hábito negro y corto, el cuello, y un sombrero muy ancho; el

santo les da como manteo el capote de mangas, y varios obispos aprueban esehábito: 69.

deberían haber llevado el manteo largo, según deseaba BAUDRAND: 70.

— su alimentación es muy común: 21.entrenados por el santo en las vías de la mortificación: 62.el santo se esfuerza por poner límites a su deseo de penitencias: 63.algunos se agotan prematuramente: 63.aceptan de buen grado las burlas que atrae la novedad del hábito: 63.el santo regula su régimen de comidas, días de ayuno, calidad de alimentos: 71.el cocinero, por error, pone ajenjo y los Hermanos no lo soportan: 72.el santo se preocupa de la poca estabilidad de los HH.: 72.comienzan un retiro; desean consagrarse enteramente a Dios, hablan de la

oportunidad de hacer votos de castidad y de obediencia: 73.

242 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 243: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

aceptan las razones del santo y hacen voto anual de obediencia, emiten el voto eldía de la Santísima Trinidad, lo renuevan cada año hasta 1694; orden de laceremonia: 73-74.

no tenían regla escrita; los ejemplos del santo les servían de pauta: 75-76.el santo no perdona medio de inculcarles la estima por la obediencia: 76.sus ejemplos, junto con los del santo, hacen aumentar los pretendientes

(postulantes): 79.MAZARINO asiste a una misa del santo; los HH, que no le conocen, le rodean en la

iglesia; edificado por su actitud: 80.los principales HH., reunidos de nuevo, se convencen de que deben elegir un

Hermano como superior; eligen al H. L’Heureux: 74.ver MAESTROS

GONEL, Henri, párroco de San Sinforiano, en Reimsconfesor de los maestros, pero éstos no quedan contentos: 43.

GUIART, ver GUYART

GUISE, señora de Gcontribuye a la fundación de la escuela: 40.

GUYART, párroco de San Pedro de Laónmás tarde canónigo de la catedral de Laón: 45.visita al Hno. Bourlette, encuentra a un Hno. enfermo, aconseja dar vacaciones

unos días; respuesta del Hermano: 64.media entre NYEL y LA SALLE para lograr que el santo se haga cargo de las

escuelas de Guisa y de Laón: 68.veneración del santo por G.; éste da testimonio de la virtud del santo: 68.

JEAN-FRANÇOIS, Hermanomuere antes que el Hno. BOURLETTE, cantando amor, amor, amor: 64.

JÓVEN(ES)

— un joven acompaña a NYEL a Reims, para ayudarle en la primera escuela: 23.— jóvenes de 15 años son enviados al santo, recibidos a pesar de su juventud: 84.

forman una pequeña comunidad: número, reglamento, ejercicios, edificación quedan; en la práctica equivale al noviciado: 84-85.

LA BARMONDIÈRE, Claude Bottu de La B., párroco de San Sulpicioel santo le promete dos Hermanos, y se compromete a trasladarse a París para

hacerse cargo de la escuela de la parroquia: 51.recuerdo de esta promesa: 57: 83.tenía prisa de que llegara el santo y los Hermanos; pesares por su tardanza: 57.

LA SALLE, familia de LA SALLE,de las más honorables de Reims: 10.reuniones de familia en casa del santo; críticas que se le hacen: 42.paciencia del santo en tales ocasiones, testimonio de una de sus tías sobre este

asunto: 42.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 243

Page 244: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

LA SALLE (de), hermanos del santotres de sus hermanos comían con los maestros: 43.los dos más jóvenes tienen que dejarlo: Pedro va con los MAILLEFER, y Jean-Remy

va al internado de Senlis: 43.el santo hubiera debido ceder la canonjía a uno de sus dos hermanos sacerdotes: 56.ya no están con el santo en la casa próxima a Santa Clara: 62.

LA SALLE (de),hermanos y hermanas del santotres varones acceden al sacerdocio, dos (el santo y Luis) canónigos de Nuestra

Señora de Reims, y uno genoveviano (Santiago-José): 10.dos muchachos se casan (Pedro y Jean-Remy): 10.una hija se casa (María): 10.una hija se hace religiosa en San Esteban-les-Dames (Rosa-María): 10.

LA SALLE, Jacques-Joseph de, (Santiago José)hermano del santo, canónigo regular de Santa Genoveva: 10.

LA SALLE, Juan Bautista, el plan de la obra de Bernard:infancia y promoción a las órdenes, Iel establecimiento de su Instituto (II)oposiciones suscitadas contra su empresa (III)sus virtudes, su espíritu (IV): 5.

— canonicatosus oraciones, su resolución de dejar la canonjía, considera imposible cubrir sus

deberes con los Hermanos y las obligaciones de la canonjía: 48.comprometido a dejar la canonjía por una parroquia en Mézières: sería párroco y

luego recuperaría la canonjía: 49.sigue deseoso de dejar su canonicato: 49.percibe cada vez mejor que es incompatible la canonjía y la dirección de las

escuelas: 49.propone a su director abandonar su beneficio: 50.en París consulta a varias personas sobre dejar la canonjía: 50.es aconsejado por el padre BARRÉ, sobre dejar el canonicato y la persona

beneficiada: 50.propone por segunda vez dejar la canonjía; el director lo rechaza: 50.obtiene consentimiento de su director para dejar la canonjía, sale hacia París para

encontrar a su obispo y dimitir ante él: 51.vuelve a Reims para encontrar al obispo: 51.consulta con varias personas sobre la oportunidad de su dimisión; le aconsejan

que lo haga y que vaya a instalarse a París: 51-52.recibido por el arzobispo, le expone dejar el canonicato y marchar a París: 52.siguiendo el parecer de PHILBERT, Le Tellier consiente: 53.se hace un sondeo en la tarde misma: 53.

244 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 245: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

renuncia a su canonicato en favor del señor FAUBERT; su director le firma la cartade dimisión: 52.

firma la carta de dimisión, y muestra gran satisfacción: 53-54.propone al señor FAUBERT para reemplazarle; su desinterés; más tarde lo

lamentará: 54.se intenta disuadirle de ceder la canonjía a FAUBERT, y que la deje a su hermano,

su respuesta; 55.escribe a Mons. LE TELLIER: mantiene la designación del señor FAUBERT, y da a

conocer al arzobispo la aprobación del señor CALLOU: 56.definitivamente queda liberado de la canonjía el 16 de agosto de 1683: 56.queda insensible a las críticas por la designación del señor FAUBERT: 56.queda en Reims; después de dejar la canonjía toma medidas para despojarse de

los bienes: 58.

— directores del santo: Nicolas ROLAND, canónigo teologal de la catedral: 13.dirigido por el señor BAÜHIN: 14.unido por amistad, le visita más tarde, cuando se establece en París: 15.se dirige a París, por asuntos varios, visita al P. BARRÉ: 37.duda sobre seguir los consejos del padre BARRÉ: 38.piensa en dotar las escuelas; el padre BARRÉ le disuade de ello: 48.aconsejado por el padre BARRÉ, sobre el tema del canonicato: 50.después del rechazo, obtiene autorización del director sobre la canonjía: 50.su director firma la carta de dimisión: 52.consulta sobre la promesa hecha a LA BARMONDIÈRE, si debe ir a París: 57.se abandona a la Providencia sobre ir o no a París: 57.

— infancia, familia, relaciones con el mundo, ojeada de conjunto: 2.primogénito de la familia: 11: 42.el primer hijo, ofrecido a Dios: 11.nacimiento, bautismo en San Hilario, nombre: 11.educación en el hogar, inclinación a la piedad, atracción del estado eclesiástico: 11.construye oratorios, imita ceremonias litúrgicas, se hace leer la vida de los santos: 11.su padre le llevaba al oficio divino, monaguillo: 11.va a estudiar a los 8 ó 9 años: 12.amable con los maestros, respetuoso con los compañeros, devoto sin remilgos,

alegre sin ser disipado: 12.canónigo a los quince años, aumenta su fervor y piedad, puntualidad al oficio: 12.iniciado por su abuelo en la recitación del breviario: 12.buen orden que pone en su casa: 16.lleva a la vez los ejercicios de piedad, los estudios y el gobierno de la casa: 17.sentido de los negocios: 17.rango que tiene en la iglesia y en el mundo: 38.queda al cargo de la educación de tres hermanos, que vivían con él: 38: 42.temor de molestar a parientes y amigos: 38.los parientes y amigos se afligen porque le ven convivir con los maestros: 42.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 245

Page 246: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

recibe a veces a sus familiares a comer; paciencia cuando le criticaban: 42: 43.el santo y sus hermanos comen en la misma mesa que los maestros: 43.uno de sus hermanos le ama especialmente: 43.estima que le profesaba el arzobispo: 51.le retiran la tutela de sus hermanos: 62.algunos amigos le censuran; luego admiran su proceder: 65.estimado cada vez más por los de fuera: 79.estimado por el duque de MAZARINO, que le pide asistir a una misa: 79.el duque y el santo van juntos a la iglesia: 80.

— estado eclesiásticorecibe las órdenes menores en Cambrai: 13.enviado al seminario de San Sulpicio, en París: 14.permanece dos años en el seminario de San Sulpicio: 15.conducta edificante en el seminario: 15.recibe el subdiaconado: 15.recibe el diaconado en Cambrai: 15.cumple las condiciones del perfecto diácono, según san Pablo: 15-16.regresa a Reims: 16.continúa en Reims los estudios de teología: 16.recibe el sacerdocio en Reims, de manos de Mons. LE TELLIER: 16.dice su primera misa en la catedral de Reims: 16.fervor y piedad: 16.su celo como sacerdote: 16.obliga a un sacerdote indigno a marcharse de la ciudad: 17.prosigue sus estudios de teología; obtiene el doctorado: 17.canónigo de Nuestra Señora: 34-36.

— Instituto y escuelaspredestinado a abrir escuelas de niños: 3.su obra es digna de alabanza: 4.ha dejado el memorial sobre los comienzos, manuscrito encontrado durante su

viaje al Sur: 22.consulta a varias personas de piedad, entre ellas Dom Claude BRÉTAGNE;

aprueban poner la escuela bajo la protección de un párroco: 26-27.elige al párroco de San Mauricio para poner en su parroquia la escuela: 27.su testimonio sobre el origen providencial de las Escuelas cristianas: 30.algunos quieren que se encargue de las escuelas; sus ocupaciones le disuaden;

repugnancia a ocuparse de los maestros: 30-31.dirigido poco a poco a ocuparse de los maestros: 31-32.términos en los que él mismo habla de los comienzos: 32.consejero de los maestros; creía que no debía hacer más; Dios le lleva a ser

fundador de escuelas en 22 ciudades de Francia: 34.su casa está demasiado alejada de la escuela de San Mauricio: 34.paga 200 libras de pensión por los maestros; asegura su manutención: 35.

246 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 247: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

alquila una casa para los maestros, próxima de la suya, detrás de San Sinforiano: 35.su casa está próxima a Santa Margarita: 35.se apena por la falta de orden en la comunidad de maestros: 36.había alquilado la casa de los maestros por año y medio: 36.piensa en alojar a los maestros en su casa; queda perplejo; razones de ello: 36-37.pasa tres meses en la perplejidad: 39.lleva a los maestros a su casa, y quedan en ella desde después de la misa hasta la

oración de la tarde, salvo el tiempo de clase: 39-40.la casa está regulada, y propone a los maestros algunos reglamentos: 40.

— duda en renovar el alquiler de la casa; al fin se decide a alojar a los maestros en sucasa: 41.

pone a prueba a los maestros, desde pascuas hasta San Juan Bautista; los lleva a sucasa el 24 de junio de 1681: 41.

gobernaba la casa de Reims: 45.algunos maestros abandonan la comunidad: 46.se ve obligado a despedir a algunos maestros: 46.escribe al señor (LEPAGNOL) COMPAGNON, encargado de las escuelas de San

Sulpicio, diciéndole que no puede ir: 57.

— duda si emplear sus bienes para sostener las escuelas; el p. BARRÉ le disuade: 58.el ejemplo de ROLAND LE EMPUJARÍA A HACERLO: 59.

alquila para los Hermanos una casa cercana a Santa Clara, se retira a ella con losHermanos y algunos eclesiásticos que convivían en su casa paterna: 62.

un Hermano muere en sus brazos, en un transporte místico: 64.por escasez de sujetos, da clase en la escuela de Santiago, y lleva a los niños a la

parroquia con la vestimenta de un Hermano: 66.da escuela en Reims, en París y en otros sitios: 67.se ve obligado a asumir las escuelas de Guisa y Laón; envía Hermanos, y allí

están desde entonces: 68.

— Mons. LE TELLIER le promete sostener sus escuelas si se queda en la diócesis: 83.recibe algunos jóvenes y forma con ellos una comunidad, con reglamento y

ejercicios apropiados; sirve como un noviciado: 84.rechaza enviar los maestros solos a las parroquias, acepta formar a jóvenes para

los párrocos de los pueblos; llega a tener 25, 85.les pone un Hermano para formarlos: 85.estos maestros del campo le guardan gran agradecimiento: 86.antes de salir para París, en Reims hay tres comunidades, los Hermanos, los

jóvenes y el seminario de maestros, asistidos por la Providencia: 86.

— induce a los Hermanos a que escojan el mismo confesor: 43.los maestros quieren que sea él su confesor; se resiste, al fin, acepta: 44.confiesa a los maestros y a los Hermanos hasta su muerte; gran bien que se sigue: 44.tentación de algunos maestros de abandonar; se retiran: 47.se alegra de los insultos sufridos por los Hermanos: 63.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 247

Page 248: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

prohíbe ir a comer a la ciudad; incluso si son parientes; da ejemplo a losHermanos de una práctica que será punto de Regla: 65.

da un manteo a los Hermanos; capote con mangas sueltas, después un hábito: 69.oraciones para que el señor BAUDRAND no intente cambiar el hábito: 70.elabora la Memoria sobre el hábito y lo hace ver por los superiores de San

Sulpicio: 70.

— regula las cosas esenciales para el buen orden de la comunidad: 71.regula las comidas, su repugnancia por la comida común: 71.quiere tomar con los Hermanos los medios de procurar su estabilidad; comienza

con ellos un retiro en pentecostés de 1686 ó 1687: 72.convence a los Hermanos que no hagan votos perpetuos de obediencia y de

castidad; sólo en 1694 aceptará que hagan voto perpetuo de obediencia: 73.comienza él mismo la ceremonia de emisión del voto, después de celebrada la

misa: 73.reúne a los principales Hermanos de Reims y de otras casas; hacen retiro de ocho

días, exhorta a escoger a un Hermano como superior; eligen al H. L’Heureux: 74.repuesto como superior, ejerce el cargo con humildad, a la espera de otra ocasión

para dejarlo: 79.anima a los pretendientes (postulantes) con sus ejemplos,

— NYEL (el santo y el señor N.).encuentra a N. a la entrada de la casa de las Hermanas: 24.desaconseja a N. que se aloje en casa de MAILLEFER: 24.invita a N. a alojarse en su casa; razones: 25.elogio de las medidas adoptadas por el santo, la mano de Dios está con él: 25-26.continua su ayuda a N.; escuela de San Mauricio: 28.el señor N. recomienda al santo ir a ver a la señora de CROYÈRES, por el proyecto

de una escuela en la parroquia de Santiago: 29.el señor N. logra del santo la apertura de San Sinforiano: 35.trata de retener al señor N., que parte para Guisa, semana santa de 1681: 39.en la ausencia de N. se da cuenta de ciertos desórdenes; determina llevar los

maestros a su casa: 40.retrasa dar respuesta a N. que le insta a tomar bajo su dirección las escuelas de

Guisa y de Laón: 67.el señor N. fue el instrumento providencial para que el santo se encargase de las

escuelas: 68.llora la muerte de N., dispone oraciones por su alma; celebra un funeral en la

escuela de las Hermanas: 68-69.

— pobreza: sus limosnas: 20.caridad con los enfermos, uno vomita sobre la sotana del santo: 20.después de abandonar la canonjía, se dispone a dejar sus bienes: 58.se entrega a la Providencia sobre el hecho de fundar o no sus escuelas; oración

que hace sobre el asunto; se abandona a Dios: 59.invita a los Hermanos a recurrir a la Providencia: 59-60.

248 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 249: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

disposiciones frente a sus bienes, se fía del consejo de su director: 60.comienza a distribuir sus bienes a los pobres en 1685, año de gran escasez de

víveres: 60-61.los eclesiásticos que viven con él le ayudan en el reparto de bienes, y en el

catecismo que acompaña: 61.lo distribuido diariamente sube a cien pistolas; se añaden las limosnas a pobres

vergonzantes: 61.por consejo del director se reserva una renta de 200 libras: 61.

— penitenciagrandes penitencias, entonces y a lo largo de la vida: 13.se le reprocha lo exquisito en sus hábitos: 19.adopta el hábito de los Hermanos: 19.su mortificación, su privación de alimentos: 20-21.su dificultad en digerir los alimentos: 21.dolencias de estómago, que resultan de los alimentos que se esfuerza en comer:

20-21.educado y alimentado delicadamente; mortificación en el comer; dificultad para

someterse al régimen de los Hermanos: 21.testimonio sobre su gran mortificación: 21.su gusto por el retiro; su mortificación, disciplinas y cilicios, su ejemplo arrastra a

los que viven con él: 62.esfuerzo que hace para someterse al alimento común: 71.se somete a dieta, llega a tragarse sus vómitos, domina poco a poco sus gustos, se

hace insensible: 72.

— oracióndificultad para vencer el sueño, pasa noches en oración, medios que toma para

dominar el sueño en la oración: 20.oraciones prolongadas: 21.devoción especial a su santo patrón: 41.reza en la catedral antes de visitar al arzobispo sobre su renuncia a la canonjía;

comentarios de la gente: 52.oraciones y vigilias, su retiro en un pequeño palomar, disgusto por las visitas: 65.

— regularidad y humildad, se somete en todo al Hermano L’HEUREUX: 74.multiplica las solicitudes de permiso; se ofrece para acciones humillantes: 75.se ofrece a limpiar un lugar sucio; el Hermano L’HEUREUX le manda que lo deje: 75.es la Regla viva de los Hermanos; da ejemplo de sumisión a la Regla: 75.pasajes de sus cartas que muestran su estima por la obediencia: 76-77.ejemplos de humildad; se acusa de sus faltas; se humilla ante sus amigos; no les

habla hasta que obtiene permiso para ello: 78.su humildad confunde a los que son testigos de su sumisión al Hno. L’HEUREUX;

es obligado a asumir el cargo de superior: 78.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 249

Page 250: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— ROLAND (el santo y R.)elegido por R. como ejecutor testamentario: 13, 17, 23.encargado de la casa de huérfanas; mandatado para lograr la aprobación de la

comunidad: 17-18.

— virtudesel santo es digno de elogio: 1.«proceder admirable de la Providencia»: 4.su ánimo y perseverancia en las dificultades: 4.alcance del título de santo o bienaventurado que le da el autor: 7.su cualidad de justo: 9.rehuyó el honor y se escondió a los ojos de los hombres: 9-10.es justo ponerle sobre el candelero, para que sus virtudes iluminen a los otros: 10.su confianza en Dios: 18.cómo permite Dios que sea ejercitado en la virtud: 18-19.caminos providenciales: 19.se complace en renunciar a lo que los demás ven como honores: 20.desprecio del pecado: 20.presto a recibir la llamada y la misión de Dios: 21-22.nada frena su sumisión a la voluntad divina: 22.quiere ser el último de los Hermanos; desea poner a un Hermano como superior: 33.el demonio le pone obstáculos: 38.dócil a Dios, sobrepasa todos los obstáculos: 38-39.reproches que le hacen por vivir con los maestros, criticado por su familia: 42.trata de desengañar a una persona que le toma por santo: 81.atraídos por su virtud, varias personas solicitan su dirección; acepta a muy pocas: 81.a una de sus dirigidas, religiosa, le exige que deje todo lo superfluo: 81-82.paciencia ante las reclamaciones de los padres porque se corrige a sus hijos:

82-83.

— viajesaccidente que sufrió en un viaje, al regresar a Reims: 14.iba a París de vez en cuando: 48.en París se aloja en San Sulpicio; se compromete con el párroco LA

BARMONDIÈRE, a ir con dos Hermanos a París, para hacerse cargo de laescuela: 51.

LA SALLE, Jean-Louis de, hermano del santo.el mayor de los tres hermanos que vivían con el santo: 43.no quiere abandonar al santo: 43.se le otorga el beneficio de un canónigo fallecido sin testar (Charles MOËT): 55.palabras de LE TELLIER en esta ocasión: 55.da escuela en Guisa, con el señor NYEL: 67.

LA SALLE, Jean-Remy de, hermano del santo.el más joven de los tres que viven con el santo: 43.

250 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 251: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

enviado al internado de Senlis: 43.

LA SALLE, Louis de, padre del santo.consejero de la audiencia de Reims: 10.su piedad: 10.su esposa, su hogar, sus hijos: 10.llevaba al santo al oficio divino: 11.su muerte interrumpe la estancia del santo en San Sulpicio: 15.su casa, próxima a Santa Margarita: 35.el santo vive en la casa paterna, con los Hermanos; estuvieron poco tiempo: 62.

LA SALLE (de), parientes y allegados al santosu padre y su madre le educan en la piedad: 11.recreos familiares: 11.su abuela le lee la vida de los santos: 11.el santo se abstiene de ir a comer donde sus parientes, es censurado por eso: 65.críticas sobre la designación del señor FAUBERT, para sucederle como canónigo: 56.

LAUNOIS, Nicolas, párroco de Mézièreshabría permutado su parroquia por el beneficio del santo: 49.

LEPAGNOL, sulpiciano[probablemente se trata de COMPAGNON)encargado de las escuelas de caridad de la parroquia de San Sulpicio: 57.contrariado por los atrasos del santo: 57.

LE TELLIER, Mons. Carlos Mauricio, arzobispo de Reims— confiere el sacerdocio al santo: 16.

su autoridad se pone al servicio del establecimiento de las escuelas de niñas, enReims: 25.

quiere retener al santo en su diócesis; se ofrece a sostener la comunidad, como lade las Hermanas del Niño Jesús, a condición de que se quede en Reims: 83.

— desearía revocar la permuta hecha entre el cura de Mézières (LAUNOIS, Nicolas), yel santo (canónigo de Reims): 49.

el candidato a recibir la prebenda del santo tendría que ser propuesto: 50.estaba en París en julio de 1683, y el santo va allí para resignar su canonjía;

cuando llega, el arzobispo había emprendido el viaje hacia Reims: 51.de vuelta a Reims, duda si recibir al santo, por la estima que le tiene, por temor a la

renuncia de canónigo, y dejar el capítulo de la catedral: 51.debe dejar Reims de nuevo: 52.consulta al señor PHILBERT: 52.no deja traslucir sus aprensiones ante el santo, pues conocía su firmeza: 53.no le gusta la elección del señor FAUBERT para el beneficio: 54.años más tarde, repara el hecho del santo, y concede una prebenda a Juan Luis: 54-55.se dirige a París al día siguiente de la renuncia del santo; nuevo intento de que la

ceda a su hermano; escribe sobre el asunto al superior del seminario de Reims: 55.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 251

Page 252: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

el santo le comunica la designación de FAUBERT; respuesta de CALLOU, elarzobispo manda enviar el nombramiento a FAUBERT: 56.

LÉVÊQUE de CROYÈRES, señoradesignio de fundar una escuela en la parroquia de Santiago: 28.recibe la visita del señor NYEL: 28.desea hablar al santo; lo hace llamar: 29.sus propuestas de fundación: 29.insiste ante el santo para crear la escuela cuanto antes: 29.su primer donativo: 29.su muerte prematura: 29.fidelidad de su ejecutor testamentario: 29.agente providencial en la vida del santo: 30.la pensión queda asegurada a los maestros de la escuela de Santiago: 35.

L’HEUREUX, Hermano Henrielegido como superior de la comunidad: 74.acepta el cargo con sencillez: 74.el santo se le somete en todo; el Hno. queda confuso: 74.pide al santo que se abstenga de limpiar un lugar humillante: 75.el santo se acusa y pide una penitencia: 78.la autoridad eclesiástica le descarga de la superioridad y la devuelve al santo: 78.

LOUIS XIV, reyaprueba la comunidad fundada por ROLAND: 18.

MAILLEFER, Juan, cuñado del santouno de los hermanos del santo (Pedro) pasa a vivir con M.: 43.

MAILLEFER, Ponsencargado de cuentas del Parlamento de Reims: 23.

MAILLEFER, Señorasu celo por la educación de los niños: 23.su muerte; su memoria entre la población, sus milagros: 23.nacida en Reims, establecida en Ruán: 23.funda escuelas gratuitas en Darnétal: 23.piensa en fundar escuelas gratuitas en Reims: 23.se entiende con el señor ROLAND, acuerda enviar a NYEL y promete una pensión:

23-24.envía al señor NYEL y un joven acompañante para fundar las escuelas gratuitas: 23.asegura 100 escudos por dos maestros para la escuela de San Mauricio: 28.pensión asegurada por M. a los maestros de escuela: 35.

MAESTROS

los cinco maestros de las escuelas de San Mauricio y Santiago se alojan en la casadel párroco DORIGNY: 34.

su pensión, su mantenimiento lo asegura, en parte, el santo: 35.cómo se reparten los gastos de pensión: 35.

252 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 253: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

son más regulares en la nueva casa de San Sinforiano: 35.sufren las ausencias repetidas de NYEL: 35-36.muestran conducta irregular y poca piedad: 39.llevan un hábito corto y negro, ni manteo ni capote (1681): 42.la comunidad es denostada por el populacho: 42.tienen como confesor al párroco Henri GONEL; no quedan contentos; tampoco

con otro confesor; piden al santo que sea su confesor: 43.varios maestros que vivieron con NYEL abandonan la comunidad: 46.se presentan nuevos sujetos (1682), mejores que los primeros: 47.toman el nombre de Hermanos: 47.algunos son tentados de inestabilidad; el santo los exhorta a confiar en Dios: 47.Ver HERMANOS

MAESTROS PARA EL CAMPO

el santo se hace cargo de formar a los maestros: 85.les pone al frente un Hermano: 85.les pone ejercicios especiales: 85.llega a haber 25 sujetos: 85.algunos toman el hábito del Instituto: 85-86.los que vuelven a sus parroquias viven con mucha piedad y dedicación: 85.

MAURICE, Hermanomuere el 1 de mayo de 1687, rechazando volver a su tierra natal: 64.

MAZARINO, Armand-Charles de LA PORTE DE LA MEILLERAYE, duque de M.contribuye a la fundación de la escuela de Rethel: 45-80.piadoso y celoso: 79.su estima hacia el santo: 79.visita al santo cada vez que va a Reims: 79-80.un día pide asistir a la misa del santo; van juntos a la iglesia; los Hermanos le

rodean: 80.

MOËT, Charles, canónigo de Reimsmuere sin haber cedido su beneficio: 55.su prebenda pasa a Luis de LA SALLE, hermano del santo: 55.

MOËT Jean, abuelo del santosu piedad: 12.asiduo al breviario; inicia al santo a rezarlo con piedad: 12.

MOËT, Nicole, madre del santosu piedad: 10.su nobleza: 10.sus cualidades: 10.

NYEL, Adrien— nacido en la diócesis de Laón: 23.

había comenzado las escuelas gratuitas de niños en Ruán: 23.enviado por la señora MAILLEFER, va a Reims, en 1679; de unos 55 años: 23-24.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 253

Page 254: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

deja Ruán con una promesa de pensión: 24.llegado a Reims, se dirige a la superiora de las Hermanas, DUVAL, que había

conocido en Ruán: 24.expone a la Hermana DUVAL el objeto de su viaje: 24.debía alojarse en casa del señor DUBOIS, hermano de la señora MAILLEFER: 24.

— encuentra al santo a la entrada de la escuela de las Hermanas: 24.acepta los consejos del santo; lo encuentra con gozo: 24.invita a NYEL a alojarse en su casa; NYEL tiene que ir a Liesse, y a su vuelta,

comenzar la escuela: 25.acepta con alegría el ofrecimiento del santo: 25.se queda ocho días en casa del santo: 26.reside en la casa de la parroquia de San Mauricio, contacta con el santo: 28.conoce el proyecto de la señora LÉVÈQUE DE CROYÈRES, de fundar una escuela

en la parroquia de Santiago, la visita: 28.le habla del santo: 28.da cuenta al santo de su entrevista: 29.

— comienza la escuela de Santiago en septiembre de 1679: 34.se hace reemplazar en la escuela de San Mauricio: 34.sugiere y decide al santo a poner una escuela en San Sinforiano: 35.sigue ocupándose de la escuela de Santiago: 35.se ausenta de casa con mucha frecuencia: 35.bien conocido del P. BARRÉ; éste sabe que tiene poca constancia y que no puede

poner regularidad entre los maestros: 37.va a Guisa, a pesar de la oposición del santo: 39.vuelve de Guisa ocho días después (1681) sin haber podido abrir la escuela: 40.vuelve a Guisa al año siguiente, 1682, y abre la escuela: 40.su inconstancia causa problemas en el buen orden de la comunidad de maestros: 41.a su regreso de Guisa, 1681, se queda a vivir con los maestros, en casa del santo:

42-45.se alegra, de la buena orientación dada por el santo; permanece seis meses: 45.enviado a Rethel para abrir escuelas; la villa contribuye al mantenimiento de los

maestros: 45.de Rethel va a Guisa, luego a Laón; en total, cuatro años de ausencia: 45.él gobernaba las casas de Guisa y Laón: 45.los maestros habían vivido más libres con él: 46.Louis DE LA SALLE da escuela en Guisa: 67.desea regresar a Ruán; deja las escuelas de Laón; viaja a Reims varias veces para

pedir al santo que asuma las dos escuelas: 67.recurre al párroco de San Pedro de Laón, GUYART, para lograr que el santo acepte

las dos escuelas: 68.se alegra de que el santo se haga cargo de las escuelas: 68.

— regresa a Ruán y muere años después: 68.su elogio: él dio nacimiento al Instituto de Hermanos de las Escuelas cristianas: 68.

254 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 255: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

el santo siente su muerte; celebra los funerales en casa de las Hermanas: 69.

— agente providencial en la vida del santo: 30.

OBISPOS

los O. que llaman a los Hermanos aprueban su hábito: 69.

OFICIAL de Reimssu sobrino Nicolas BOUTON, párroco de San Timoteo de Reims, era su criatura: 27.

PADRES DE LOS ALUMNOS

se muestran descontentos de las correcciones que se dan a los niños: 82.

PÁRROCO de Laónver GUYART.

PÁRROCO de Rethelver CERCELET.

PÁRROCO de Mézièresver LAUNOIS.

PÁRROCOS de Reimsver BOUTON, DORIGNY, GONEL.

— un párroco presentado para cubrir la apertura de la primera escuela; descartadopor falta de celo: 27.un segundo, descartado por no ser apreciado por sus superiores: 27.un tercero, descartado por estar ligado al Oficial: 27.

PÁRROCOS DEL CAMPO.

varios ruegan al santo que les mande un Hermano: 85.al no poder hacerlo, acuerdan enviarle jóvenes para que los forme a dar clase: 85.

PERSONA(S)

— una P. bondadosa da testimonio de la mortificación del santo: 21.una P. visita al santo; se encomienda a sus oraciones, le llama santo, y él

intencionadamente da muestras de risa desmesurada: 80-81.varias p. de Reims llevan al arzobispado la queja de que el santo obedece a un

simple Hermano: 78.varias personas piden al santo que sea su director espiritual: 81.

PHILBERT Nicolas, canónigo de Reims— fue superior del seminario: 52.

fue luego gran chantre en la catedral: 52.el santo le conocía particularmente: 52.

— aprueba el proyecto del santo de dejar la canonjía, y le aconseja retirarse a París: 52.sugiere a Mons. LE TELLIER que autorice al santo a dejar la canonjía: 52-53.su recomendación influye para el nombramiento de Juan Luis como canónigo: 55.va a París, con Mons. LE TELLIER, al día siguiente de la dimisión del santo: 55.

POBRES de Reimsreciben víveres de mano del santo: 61.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de personas 255

Page 256: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

PONTON, Anneviuda de Jean BONVARLET, asegura una renta a las escuelas de Rethel: 45.

PRETENDIENTES (= Postulantes)animados por los ejemplos del santo y de los Hermanos: 79.le bastaban quince días para prepararlos al empleo: 79.

RELIGIOSA(S).

— pasajes de una carta dirigida por el santo a una r.: 77-78.a una r. le impone que se despoje de todo lo superfluo: 81-82.

— algunas religiosas son dirigidas por el santo: 81.

REMENSE

su generosidad con los Hermanos de la escuela de Santiago: 30.críticas a los Hermanos por la novedad del hábito: 63.

ROLAND, Nicolascanónigo de Reims

— canónigo teologal de la catedral: 13: 17.escogido por el santo como director espiritual: 13.excita a la penitencia, le anima a la salvación de las almas: 13.

— había establecido escuelas para las niñas: 13, 17, 30, 59.predicó una cuaresma en Ruán: 23.habla con la señora MAILLEFER de abrir una escuela de niños: 23.obtiene a la Hermana DUVAL para dirigir la comunidad de Reims: 24.recomienda al santo la fundación de escuelas de niños: 13.algunas personas de su entorno tratan de llevar al santo a la obra de las escuelas: 30.había fundado sus escuelas con sus bienes: 59.su ejemplo podría inducir al santo a fundar las suyas: 59.

— hace del santo su ejecutor testamentario: 13, 17, 23.muere el 28 de abril de 1678: 23.

SACERDOTE (un s. de mérito)da testimonio de las grandes penitencias del santo: 13.

SUPERIORES ECLESIÁSTICOS

Obligan al santo a retomar el cargo de superior: 78.

256 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 257: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

3. ÍNDICE ANALÍTICO

Prefacio: 1.

Juan Bautista de LA SALLE es digno de alabanza.

El Espíritu Santo hace su elogio: «alabemos a los hombres llenos de gloria».

Esta alabanza le conviene, pues ha sobresalido en todo lo que se atribuye a losgrandes hombres:

tanto en lo que mira a la gloria de Dios, de la que estaba lleno,

como con el nombre de padre, pues ha dejado una feliz posteridad.

El número de sus virtudes es innumerable.

su caridad no tiene límite,

y su misericordia es inmensa.

Familia de Juan Bautista de La Salle: 10.

Nacimiento, bautismo: 11.

Infancia piadosa: 11.

Estudios: 12.

Canonjía: 12.

Órdenes menores: 13.

ROLAND, su primer director espiritual: 13.

Penitencias durante su juventud: 13.

Celo por la salvación de las almas, inculcado por su director: 14.

Aconsejado de dedicarse a las escuelas de niños: 14.

Seminarista en San Sulpicio: 14-15.

El señor BAÜHIN, director espiritual: 14-15.

Visitas del señor BAÜHIN al señor de LA SALLE, EN PARÍS: 15.

Influencia del seminario de San Sulpicio en de LA SALLE: 15.

Subdiaconado: 15.

Diaconado. Cualidades del diácono: 15-16.

Retiro de preparación al sacerdocio: 16.

Ordenación sacerdotal: 16.

Primera misa: 16.

Virtudes del sacerdote: 16-17.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 257

Page 258: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Oposición a un sacerdote indigno: 17.

Estudio de la teología con miras a obtener el doctorado: 17.

Encargado de los asuntos de su familia: 17.

Muerte de su padre y de su madre: 17.

Gobierno de los asuntos familiares: 17.

Encargado de la casa de huérfanas: 17.

Ejecutor testamentario del señor Roland: 17.

Capacidad para llevar numerosos asuntos: 17.

Dedicación para conseguir la aprobación del colegio de huérfanas: 17.

Aprobación de la escuela de huérfanas: 18.

Dios eligió a Juan Bautista para vivir en pobreza: 18.

Censurado por el excesivo cuidado en el vestir: 18.

De la forma como llevaba su ropa: 18.

Esfuerzos para vencer el sueño: 19-20.

Su caridad para asistir a los pobres: 20.

Un enfermo vomita sobre la sotana de Juan Bautista: 20.

Su mortificación en la comida: 20.

Ayuno desde el jueves santo al domingo de Pascua: 20.

Las penitencias debilitaron su estómago: 20-21.

El camino que seguía estaba marcado por sus vómitos: 21.

La Semana Santa en oración, en un lugar apartado de la casa: 21.

Practicaba grandes mortificaciones: 21.

Se acostumbró a comer los alimentos más toscos: 21.

Testimonio de una persona: al morir, tendrá que pedir perdón al cuerpo: 21.

Decisión de seguir la voluntad de Dios: 22.

Forma en que nació el Instituto de los Hermanos de las Escuelas cristianas: 22.

Manuscrito que se encontró cuando estaba en el sur: 22.

Encuentro del señor de LA SALLE con el señor NYEL: 23-24.

La señora MAILLEFER: 23.

Recuerdo de la señora MAILLEFER, muerta en olor de santidad: 23.

Relación de la señora MAILLEFER y el señor ROLAND: 23.

La señora MAILLEFER envía a REIMS al señor NYEL: 24.

El señor NYEL se aloja en casa de Juan Bautista: 24-25.

El señor NYEL se dirige a la superiora de las huérfanas: 24.

Obstáculo del municipio de la ciudad a la escuela de niñas: 25.

258 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 259: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Forma de vestir de NYEL: cuello, cabellos cortos, vestido negro: 25.

Bondad y caridad del señor de LA SALLE al recibir a NYEL: 25-26.

DE LA SALLE consulta a varias personas a propósito de la escuela: 26.

Decisión de poner a los maestros bajo la protección de un párroco: 26.

Se examina cuál sería el párroco más adecuado: 27.

Se escoge al párroco de San Mauricio, DORIGNY: 27.

Discernimiento de espíritus en el señor de LA SALLE: 27.

Aceptación del señor DORIGNY: 28.

Inicio de la escuela de San Mauricio: 28.

El señor NYEL continúa las visitas al señor de LA SALLE: 28.

Una señora de la parroquia de Santiago quiere fundar una escuela: 28.

NYEL pone a la señora L’ÉVÊQUE en relación con de LA SALLE: 28.

De LA SALLE acepta visitar a la señora L’ÉVÊQUE: 28.

La señora L’ÉVÊQUE constituye un fondo de 500 libras para dos maestros: 28.

Muerte de la señora L’ÉVÊQUE; su testamento: 28.

Dios se sirvió de dos personas para la obra de LA SALLE: NYEL y la señora L’ÉVEQUE: 28.

Personas del entorno de ROLAND habían propuesto a LA SALLE que creara escuelasde niños: 28.

De LA SALLE se compromete a su pesar con las escuelas: 30-31.

Proceder de la divina Providencia respecto de LA SALLE: 33.

El señor de LA SALLE no pretendió ser fundador...: 33.

Dios quiso servirse de él para establecer las escuelas de niños: 34.

Escuela de Santiago, en septiembre de 1679: 34.

Los maestros en número de cinco para dos escuelas: 34.

De LA SALLE debe completar la pensión con 200 libras: 35.

Decide alquilar una casa detrás de San Sinforiano: 35.

NYEL propone abrir una tercera escuela en la casa de San Sinforiano: 35.

La conducta de los maestros se hace mucho más regulada: 35.

Cambios en la hora de dormir, en la oración, la misa y las comidas: 35.

El señor NYEL se ausentaba con frecuencia: 35.

Esto era perjudicial para los maestros: 36.

De LA SALLE observa la falta de regularidad de los seis maestros: 36.

Tuvo la inspiración de remediar este mal: 36.

En la fiesta de San Juan Bautista de 1681 aloja en su casa a los maestros: 36, 40.

Lo hace para asegurar la regularidad de los maestros: 37.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 259

Page 260: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Viaje a PARÍS, y aprovecha para consultar al padre BARRÉ: 37.

El padre BARRÉ tenía experiencia en las escuelas: 37.

El padre BARRÉ compromete a LA SALLE a que se encargue de los maestros: 37.

Después de mucho orar, LA SALLE decide alojar a los maestros en su casa: 37.

Dificultades y obstáculos suscitados por el demonio: 38.

Dificultades para alojar a los maestros: 38.

LA SALLE pasa tres meses de incertidumbre: 38.

Viaje del señor NYEL a GUISA durante la Semana Santa: 38.

LA SALLE no puede hacer que desista del viaje: 38.

Durante la ausencia de NYEL hace que los maestros vayan a su casa después de misa: 38.

Los maestros permanecen en ella todo el día: 39-40.

En el viaje de NYEL a GUISA no consigue abrir la escuela: 40.

LA SALLE ve que NYEL no podrá dirigir nunca a los maestros: 40.

Algunos maestros, en su casa, se inclinan más a la piedad: 40.

Toma la resolución de mantener a los maestros en su casa: 41.

Sus parientes y amigos se apenan por esa decisión: 42.

Pero no consiguieron hacerle cambiar su decisión: 42.

La familia se reunía a veces en su casa para comer: 42.

Tenía necesidad de armarse de paciencia en esas comidas: 42.

No respondía ni una palabra a las críticas: 43.

Él y sus hermanos comían en el mismo refectorio con los maestros: 43.

Juan Luis seguía de buena gana el reglamento de los maestros: 43.

Juan Luis no quiso separarse del señor de LA SALLE: 43.

Santiago fue a vivir con su cuñado: 43.

A Juan Remigio le llevaron interno a Senlis, con los canónigos regulares: 43.

LA SALLE compromete a los maestros a escoger el mismo confesor: 43.

Escogen como confesor al párroco de San Mauricio: 43.

Pero no estaban contentos y tuvieron que escoger otro: 43.

Al no quedar satisfechos, piden a LA SALLE que sea su confesor: 43.

LA SALLE se opone, pero al final, después de consultarlo, accede: 44.

Todos los Hermanos acudían a él de buena gana, a pesar de la dificultad que se tiene alconfesarse con el propio superior: 44.

Los maestros comenzaron a llevar una vida nueva y ordenada: 44.

NYEL, que pasó seis meses con los maestros, estaba contento de ello: 45.

LA SALLE envía a NYEL a RETHEL para establecer allí una escuela: 45.

260 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 261: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Contribuyeron a abrir la escuela el duque de MAZARINO y el párroco: 45.

LA SALLE compró la casa para los Hermanos: 45.

Tenía el designio de crear un seminario de maestros para el campo: 45.

La señora xxx dejó una renta para dichas escuelas: 45.

NYEL no volvió a vivir con su bienhechor; estuvo cuatro años ausente: 45.

NYEL fue a la ciudad de GUISA, y de allí a Laón: 45.

El municipio de LAÓN dio una casa y 50 escudos anuales: 45.

La abadía de San Martín contribuyó a financiar la escuela de LAÓN: 45.

El señor xxx, párroco de San Pedro, ayuda también para la escuela de Laón: 45.

NYEL dirigió las escuelas de RETHEL, GUISA y LAÓN: 45.

La mayoría de los maestros que estuvieron con NYEL dejaron la comunidad: 46.

LA SALLE se vio forzado a despedir a otros, que no tenían talento ni vocación: 46.

En poco tiempo, unos diez meses, se forma una comunidad nueva: 47.

Al comienzo de 1682 se presentaron nuevos sujetos: 47.

Comenzó a aparecer en la casa una verdadera forma de comunidad: 47.

Al comienzo del año 1682, se ponen los ejercicios de comunidad: 47.

En 1682 los maestros se llaman Hermanos y adoptan el hábito: 47.

Al final de 1682 algunos maestros son tentados de abandonar: 47.

Reproches de los maestros a LA SALLE; él tiene la vida asegurada: 47.

LA SALLE piensa en sostener económicamente las escuelas: 48.

El padre BARRÉ le aparta de esa idea: 48.

LA SALLE iba de vez en cuando de REIMS a PARÍS: 48.

Visita al padre BARRÉ. Consejos del padre BARRÉ: 48; 50.

Se convence de que debe desprenderse de todo. Eso no gusta a los Hermanos: 48.

LA SALLE recurre a sus armas ordinarias: la mortificación y la oración: 48.

Piensa en dejar su canonjía, como primer paso: 48.

La asistencia al coro no le permitía la atención a las escuelas: 48.

Ya había pensado en dejar su canonjía por la parroquia de MÉZIÈRES: 48.

Durante algún tiempo hizo las funciones de párroco: 48.

Desisten del cambio por consejo del arzobispo: 48.

Siempre había tenido el propósito de dejar su beneficio: 48.

Hacia finales de 1682 ve claramente que Dios le llama a encargarse de las escuelas: 48.

Consideraciones que le confirmaron que debía dejar su beneficio: 49-50.

BARRÉ predice que verá las escuelas de LA SALLE en PARÍS: 50.

Consejo de BARRÉ de indicar una persona para recibir su beneficio: 50.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 261

Page 262: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Gestiones para dejar la canonjía: nueve o diez meses: 50-51.

Intervención de un eclesiástico que vivía con él ante su director: 51.

El director autoriza a LA SALLE a dejar la canonjía en julio de 1683: 51.

LA SALLE sale hacia PARÍS para encontrarse con su arzobispo: 51.

Cuando llega, el arzobispo viaja hacia REIMS: 51.

LA SALLE se aloja en el seminario de San Sulpicio durante su estancia en PARÍS: 51.

LA SALLE promete al señor de LA BARMONDIÈRE dos Hermanos: 51.

Ya en REIMS, el arzobispo va posponiendo el encuentro con LA SALLE: 51.

El arzobispo conocía el propósito de Juan Bautista: 51.

LA SALLE consulta aún con el señor PHILBERT, que le comprende: 52.

La víspera de otro viaje del arzobispo LA SALLE va a hablarle: 52.

Antes de entrar en el palacio fue a orar a la catedral: 52.

Una persona comenta «que estaba perdiendo el espíritu»: 52.

Otra le responde: «que lo que perdía era el espíritu del mundo»: 52.

LA SALLE presenta la dimisión de su canonjía: 52.

Después de consultar con el señor PHILBERT, el arzobispo la acepta: 53.

El arzobispo dice «que deje la canonjía a quien quiera»: 53.

El arzobispo no estaba contento por perder a un buen canónigo: 53.

LA SALLE hace cantar el Te Deum a los Hermanos en el oratorio: 53-54.

Señala al señor FAUBERT como beneficiario de la canonjía: 54.

Con el tiempo, FAUBERT perdió su primer fervor: 54.

LA SALLE dice que, de haberlo sabido, no le hubiera dejado el beneficio: 54.

La designación que hizo LA SALLE no gustó al arzobispo: 54.

El arzobispo extrañó que no dejara el beneficio a su hermano: 55.

Más tarde el arzobispo concedió a Juan Luis una canonjía vacante: 55.

Intentos de que Juan Bautista cambie la decisión a favor de su hermano: 55.

Elogio del señor CALLOU: 55-56.

Gestiones del señor CALLOU en el asunto de la canonjía: 56.

LA SALLE se liberó de la canonjía al día siguiente de la Asunción, 1682: 56.

El arzobispo manifestó su descontento al señor de LA SALLE: 56

La elección desagradó también al Capítulo: 56.

Descontento de sus padres y amigos: 56.

Después de la dimisión de la canonjía piensa en enviar dos Hermanos a PARÍS: 57.

Consulta este propósito con su director, que no lo ve bien: 57.

LA SALLE deja su designio en manos de la Providencia: 57.

262 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 263: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Para no hacer esperar más en PARÍS, escribe al señor L’ÉPAGNOL (COMPAGNON): 57.

El padre BARRÉ manifiesta su pena por el retraso: 58.

Toma medidas para desprenderse de su patrimonio: 58.

Razones para deshacerse de su patrimonio: 58-58.

Oración para saber si debe o no dejar sus bienes a las escuelas: 58.

Dios le inspiró desde este momento que debía abandonarse a Él: 58.

Así lo hizo, poniendo todas sus casas bajo la protección de la Providencia: 58.

Dice a sus Hermanos: «Aunque no tenemos bienes... no tenemos deudas»: 59-60.

Su director le autoriza a repartir sus bienes a los pobres: 60.

Comienza la distribución de sus bienes en 1685: 60.

En la distribución le ayudan los eclesiásticos que vivían con él: 61.

También da de comer a los pobres: 61.

Esto duró un tiempo largo, hasta que se quedó sin nada: 61.

Las distribuciones en pan llegaron a 100 pistolas diarias: 61.

También ayudaba a los pobres vergonzantes y otros que acudían a él: 61.

Por consejo de su director se reservó una renta de 200 libras: 61.

Deja la casa que fue de su padre: 62.

Alquila otra casa, frente a Santa Clara: 62.

Vive en esta casa con los Hermanos y algunos eclesiásticos: 62.

Le quitan la tutela de sus hermanos: 62.

En esta casa parecía que quería desgarrar su cuerpo con las penitencias: 62.

En esa casa aún se ven los instrumentos de penitencia, que dan miedo: 62.

Los Hermanos trataban de imitar su desprendimiento de los honores y riquezas: 62.

Vigor interior de los fervorosos discípulos: 63.

El modo de vestir les atrae mil injurias del populacho: 63.

Algunos libertinos les tiraban piedras: 63.

Se consideraban felices de sufrir por amor de Cristo: 63.

El Hermano BOURLETTE pide permiso para salir con vestido rojo: 63.

Vocación del Hermano BOURLETTE: 64.

El Hermano BOURLETTE atiende dos clases a la vez, un Hno. estaba enfermo: 64.

Respuesta al párroco de San Pedro de Laón: 64.

Un Hermano murió cantando melodiosamente: 64.

Otro falleció el 1 de mayo, que no quiso ir a tomar los aires natales: 64.

Muerte de un cuarto Hermano: 64.

LA SALLE pasaba buena parte del día y de la noche en oración: 65.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 263

Page 264: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Se tenía dificultad para sacarle a tomar las comidas: 65.

LA SALLE salía rara vez de casa: 65.

El amor al retiro le producía disgusto por las visitas: 65.

Evitaba ir a comer a la ciudad, ni siquiera a casa de los parientes: 65.

Este proceder fue censurado por sus amigos: 65.

Pronto cambiaron la censura por la admiración: 66.

Se vio obligado a dar clase en la escuela de Santiago, al faltar un Hermano: 66.

Era admirable verle ir y volver cuatro veces al día con un Hermano: 66.

Llevaba con mucho orden a los niños a misa: 66.

Enseñó a un Hermano a llevar con orden a los niños: 67.

Luis de LA SALLE da clase en la escuela de GUISA con el señor NYEL: 67.

Juan Bautista también dio clase en PARÍS: 67.

El señor NYEL quiere regresar a RUÁN: 67.

LA SALLE se tiene que hacer cargo de las tres escuelas de RETHEL, GUISA y LAÓN: 67.

El párroco de San Pedro de LAÓN interviene: 68.

El párroco de LAÓN manifestó por escrito su opinión sobre LA SALLE: 68.

LA SALLE envía Hermanos a GUISA y LAÓN: 68.

Salida de NYEL hacia RUÁN; su muerte: 68.

Elogio de NYEL: 68.

Duelo y funerales por NYEL: 68.

Después de la muerte de NYEL, LA SALLE da un manteo a los Hermanos: 68.

El alcalde de la ciudad de REIMS aconsejó a LA SALLE el manteo: 68.

El hábito de los Hermanos hasta este momento: 68.

Los Hermanos piden tener un hábito singular: 68.

La forma del hábito fue aprobada por los superiores y obispos: 68.

Una persona de autoridad, en PARÍS, se opone a la forma del hábito: 69-70.

LA SALLE pone por escrito las razones para no cambiar el hábito: 70.

Lo hizo revisar por sus directores y por los superiores del seminario: 70.

Muerte del padre BARRÉ, el 31 de mayo de 1686: 70.

Elogio del padre BARRÉ: 70-71.

LA SALLE regula el régimen de comidas de los Hermanos: 71.

Dificultad de LA SALLE para acostumbrarse a la comida: 71.

Se somete al régimen de comidas de la comunidad: 71-72.

El medio de conseguirlo fue quedarse largo tiempo sin comer: 72.

Llegó a comerse lo que vomitaba: 72.

264 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 265: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Se acostumbró a mortificar su gusto; parecía haber cambiado su naturaleza: 72.

Un día el cocinero puso ajenjo en la comida y él ni lo notó: 72.

No sentía el gusto de lo que comía: 72.

Toma medios para asegurar la estabilidad de los Hermanos: 72.

Comenzó un retiro con los Hermanos en Pentecostés de 1687: 72.

Determinan consagrarse a Dios con voto de obediencia y castidad: 73.

Discutieron si se haría voto de castidad, y si sería por toda la vida: 73.

LA SALLE les hace ver que convenía probar durante algún tiempo: 73.

Resolvieron hacer sólo voto de obediencia, y por un año: 73.

El retiro duró desde el domingo de Pentecostés hasta la Trinidad: 73.

Desde entonces renovaron los votos en la misma fiesta, hasta 1694: 73.

En 1694 hicieron voto perpetuo de obediencia: 73.

Él fue el primero que lo hizo, en alta voz, en el oratorio: 73.

Luego lo hicieron los Hermanos, uno tras otro: 73.

Poco después reunió a los Hermanos de Reims y algunos de las otras casas: 74.

Esta segunda Asamblea fue en 1687: 74.

Hacen un retiro y les expone la necesidad de elegir un superior Hermano: 74.

Aceptan las razones y se avienen a elegir un superior: 74.

La mayoría de votos recaen en el Hermano Henry l’HEUREUX: 74.

El Hermano Henry se somete a la decisión con sencillez y humildad: 74.

Esto alegra a Juan Bautista, que apreciaba mucho a este Hermano: 74.

Juan Bautista se sometió el primero a un simple Hermano: 74.

Fidelidad de LA SALLE a las mínimas prácticas de la casa: 74.

Juan Bautista no hacía nada sino con permiso del Hermano superior: 75.

Ni siquiera hubiera salido para ir a celebrar misa sin permiso expreso: 75.

Se ofrecía a las cosas más bajas y humillantes: 75.

Un día hubo que limpiar un lugar de los más viles, y él se ofreció a limpiarlo: 75.

El Hermano superior tuvo que decirle que no lo hiciera: 75.

En esta fecha aún no tenían los Hermanos Regla escrita (1687): 75.

Elogio de la obediencia y de la regularidad: 76.

Carta a una religiosa sobre la obediencia: 76.

Afecto a la regularidad: 77.

Practicaba continuos actos de humildad; se arrodillaba a besar los pies: 78.

Cuando los amigos iban a visitarle, no les hablaba antes de tener permiso: 78.

Algunos se quejaban de este proceder: 78.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 265

Page 266: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

El asunto se divulgó por la ciudad: 78.

Se le obliga a retomar el cargo de superior: 78.

Esto alegra a los Hermanos, y más aún al Hermano L’HEUREUX: 78.

Algunas personas no aprueban este proceder de LA SALLE: 78.

Pero él quería imitar a Jesucristo, sacerdote eterno, postrado ante los apóstoles: 78.

El señor DE LA SALLE asume el cargo de superior: 78.

En estas fechas aún no había noviciado: 78.

A un aspirante le bastaban quince días con él para poder ser enviado a clase: 78.

El duque de MAZARINO le tenía gran estima; cuando iba a REIMS, le visitaba: 79-80.

MAZARINO le pide que le deje asisitir a su misa: 80.

Al día siguiente, a las seis de la mañana acudió, y se colocó entre los Hermanos: 80.

Veneración del señor BAILLY, abad de Saint-Thierry, hacia LA SALLE: 80.

Este abad le censuró por su forma de vestir tan pobre: 80.

Otra persona le visita y pide que le encomiende a Dios: 80-81.

LA SALLE se sonrojó, y simuló reír fuerte, para que cambiara de opinión: 81.

Algunas personas le piden que sea su director espiritual: 81.

Se lo permitió a muy pocas, entre ellas a algunas religiosas: 81.

A una religiosa la pidió que le llevara todo lo superfluo que tenía: 81.

Le dijo que si quería que la dirigiera, quemara en su presencia todo lo inútil: 82.

Reacciones por la corrección de los niños: 82.

Algunos padres se enfadan con los Hermanos por corregir a los niños: 82.

Los que más se enfadaron eran los artesanos y los pobres: 82.

Juan Bautista tuvo que ejercitar su paciencia en este caso: 83.

La tempestad se calmó poco a poco y creció la estima por el señor de LA SALLE: 83.

Monseñor LE TELLIER le propone proteger las escuelas, si se queda en la diócesis: 83.

LA SALLE le habla de la promesa hecha de enviar dos Hermanos a San Sulpicio: 83-84.

Recibe a un joven de quince años: 84.

Poco después se presentan otros tres jóvenes: 84.

Formó con ellos una pequeña comunidad: 84.

En dos meses esta comunidad llegó a contar con doce jóvenes: 84.

Les dio un reglamento: 84.

Él mismo les instruía a menudo, y se hacía como uno de ellos: 84.

Era muy edificante verlos en la iglesia y en las calles: 84-85.

De vez en cuando daba el hábito a los mayores y más fervorosos: 85.

Esta comunidad venía a ser como el noviciado: 85.

266 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 267: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Varios párrocos del campo le piden un Hermano: 85.

Les responde que sólo puede enviar dos Hermanos juntos: 85.

Algunos párrocos le proponen enviar jóvenes para formarlos como maestros: 85.

Los recibió caritativamente y los alojó al lado de la casa de los Hermanos: 85.

Les puso un Hermano que los instruyera en todo lo que necesitan en las parroquias: 85.

Como tenían que cantar, también aprendían canto llano: 85.

En esta comunidad llegó a haber veinticinco personas: 85.

Allí reinaba singular piedad: 85-86.

Algunos de esos jóvenes tomaron el hábito del Instituto: 86.

Los que volvieron a sus parroquias miraron a LA SALLE como a su padre: 86.

En 1687 había en REIMS tres comunidades: Hermanos, jóvenes y seminario: 86.

Entre las tres había cincuenta personas: 86.

Jamás les faltó lo necesario: 86.

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice analítico 267

Page 268: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICE DE CAPÍTULOS

Prefacio 1

Aviso al lector 6

Declaración 7

PRIMERA PARTE

Capítulo I. — Su nacimiento, su educación, sus primeros estudios y su

promoción a la dignidad de canónigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Capítulo II. — Va a Cambrai para recibir las órdenes menores; elige un

director; accidente que le ocurrió [en camino]; va a San Sulpicio para

hacer allí su seminario; es ordenado subdiácono . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

Capítulo III. — Su regreso a Reims, de donde sale por segunda vez hacia

Cambrai, para recibir el diaconado, y algún tiempo después, es

ordenado sacerdote de manos de su obispo; es encargado de los asuntos

de su familia y de la casa de huérfanas que logró que fuera aprobada 15

Capítulo IV. — De algunas acciones notables que hizo este siervo de

Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Capítulo V. — Cómo la divina Providencia dispuso al señor de La Salle

para el establecimiento de las Escuelas cristianas en el lugar de su

nacimiento; la caridad y la gran prudencia que manifestó en este

encuentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Capítulo VI. — Establecimiento de la primera escuela en Reims para

niños, y algún tiempo después una segunda; caridad con que el señor de

La Salle conduce este asunto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

SEGUNDA PARTE

Capítulo I. — Donde se ve cómo la divina Providencia prepara al señor

de La Salle para fundar los Hermanos de las Escuelas Cristianas, al

inspirarle que tomase particular cuidado de los maestros de escuela;

los aloja cerca de su casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32

268 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 269: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Capítulo II. — El señor de La Salle delibera sobre alojar en su casa a los

maestros; razones que lo inducían a ello y dificultades que preveía; va a

París; el reverendo padre Barré le compromete a alojarlos en su casa;

prueba durante un tiempo si podrá hacerlo y les lleva a comer a su casa

36

Capítulo III. — El señor de La Salle acoge completamente a los maestros

en su casa; sus familiares lo ven mal; inducen a dos de sus hermanos a

que le abandonen; los maestros eligen al señor de La Salle como su

confesor; el señor Nyel va a Rethel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

Capítulo IV. — La mayoría de los maestros abandonan al señor de La

Salle; se presentan otros nuevos; el señor de La Salle considera dejar su

canonicato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

Capítulo V. — El Señor de La Salle se desprende de su canonjía; las

oposiciones que encuentra por ello y cómo las superó . . . . . . . . . . . . . 49

Capítulo VI. — El señor de La Salle proyecta trasladarse a París; su

director le disuade; sus ocupaciones durante su permanencia en Reims;

su abandono a la divina Providencia; fervor de los primeros Hermanos

y muerte edificante de algunos de ellos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

Capítulo VII. — El señor de La Salle es censurado por algunas personas

a causa de su excesivo retiro; se ocupa en dar clase e instruye a los

Hermanos para que dirijan debidamente a sus alumnos; se encarga de

las escuelas del señor Nyel, que muere algún tiempo después; regula la

forma del hábito que deben llevar los Hermanos; muerte del reverendo

padre Barré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64

Capítulo VIII. — El señor de La Salle regula la alimentación de los

Hermanos de su comunidad; extrema mortificación que muestra para

vencer la resistencia que sentía para observar esta regla; los Hermanos

se reúnen para emitir votos; el señor de La Salle se descarga del

superiorato y es obligado a reasumirlo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

Capítulo IX. — Estima que varias personas sienten por el señor de La

Salle; contrariedades que sufren, él y sus Hermanos, por parte del

pueblo; su prelado desea retenerle en la diócesis, y él se excusa;

establece en Reims dos comunidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

Tomo I - 1 - HERMANO BERNARD - Índice de capítulos 269

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II

LAS DOS BIOGRAFÍAS

ESCRITAS POR

Francisco Elías MAILLEFER

Manuscrito Carbon (Ca) - 1723

Manuscrito de Reims (Re) - 1740

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INTRODUCCIÓN

A LAS DOS BIOGRAFÍAS

DE FRANCISCO ELÍAS MAILLEFER

1. ¿Quién fue Maillefer?

Francisco Elías MAILLEFER era sobrino de san Juan Bautista de La Salle, por ser elcuarto hijo de su hermana María, casada con Juan Maillefer. Nació en Reims el 6 deagosto de 1684, cuando Juan Bautista tenía treinta y tres años, y hacía ya cinco añosque se había visto implicado en la obra de las escuelas.

El 30 de junio de 1702, con diecisiete años, ingresó en el convento de benedictinosde San Mauro, en Saint Faron de Meaux, donde ya estaba un hermano mayor que él,de nombre Simón Luis. Se ordenó de sacerdote en 1711. Hasta 1723 recorrió diversosconventos de la orden, y en dicho año pasó al monasterio de San Remigio, de Reims.Aquí, entre otros servicios, fue bibliotecario durante varios años, y permaneció endicho convento hasta su muerte, ocurrida en 1761.

Fue autor de diversas obras, entre ellas, dos Vidas del señor de La Salle, su tío. Unaescrita en 1723, que prestó, con cierto disgusto, al Hermano Tomás, quien se la pasóal Hermano Timoteo, Superior general. La otra, escrita en 1740, la depositó en labiblioteca de su monasterio. Pero todas las demás obras que escribió, salvo ésta y suprimera biografía, se perdieron en un incendio ocurrido en el monasterio el 15 deenero de 1774.

De lo expuesto se deduce que Francisco Elías no conoció a su tío Juan Bautista deLa Salle, o le conoció muy poco. El sobrino tenía sólo cuatro años cuando su tío JuanBautista dejó Reims para irse a París, en 1688, a hacerse cargo de las Escuelas de SanSulpicio. El santo pasó varias veces por Reims en los años siguientes, entre 1688 y1702, pero sabemos que no frecuentaba a su familia; por lo tanto, si tuvo algunarelación con su sobrino Francisco Elías, fue de forma esporádica.

Francisco Elías escribió la biografía de su tío Juan Bautista de La Salle porque otrofamiliar se lo encomendó. Y éste fue Juan Luis de La Salle, hermano de nuestro santoy canónigo de la catedral de Reims.

2. Las dos biografías escritas por Maillefer

Apenas fallecido san Juan Bautista de La Salle, el Hermano Bartolomé dispusorecoger todos los objetos relacionados con su persona, y se reunieron bastantes

Page 274: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

testimonios sobre sus virtudes y ejemplos. En 1721, tan sólo dos años después de lamuerte del santo, el Hermano Timoteo encargó al Hermano Bernard que ordenara losmemoriales y testimonios recogidos y que escribiera la vida del fundador. ElHermano, a pesar de las dificultades que encontró, puso manos a la obra, y en elmismo año de 1721 había terminado un esbozo de biografía que abarcaba desde elnacimiento del santo hasta 1687, es decir, hasta el momento en que abandonaríaReims para instalarse en París.

Acabado este trabajo, que ocupaba un cuaderno de 86 páginas, parecióconveniente pasárselo a Juan Luis de La Salle, hermano del biografiado, para quediera su opinión, especialmente sobre cuestiones que podrían molestar a algunapersona. Medio año después de haberle entregado una copia, ya había corregido elmanuscrito, pero se negó a devolverlo, y pidió que primero le presentasen toda labiografía completa.

El Hermano Bernard, mientras tanto, revisó el original de su trabajo, y completótoda la biografía. Ésta le fue presentada a Juan Luis de La Salle el 4 de mayo de 1723.Pero el hermano del santo no quedó satisfecho del trabajo del Hermano Bernard, y sindecir nada a los superiores del Instituto, encargó a su sobrino Francisco ElíasMaillefer, que en dicho año, precisamente, fue enviado al monasterio de Reims, quecompusiera él mismo una biografía de su tío Juan Bautista. Al encomendarle estetrabajo, Juan Luis quería no sólo contar con un relato más ágil y elegante en cuanto alestilo, sino también matizar algunas cuestiones de fondo, y concretamente todo lo quese refería al jansenismo, y que aparecía en la biografía escrita por Bernard.

Para que pudiera realizar dicho trabajo, Juan Luis entregó a su sobrino los dosmanuscritos de Bernard, y tal vez algunos otros testimonios recogidos entre losfamiliares y conocidos de Reims. Juan Luis tenía la intención de financiar lapublicación de la nueva biografía de Francisco Elías, si quedaba a su gusto.

El monje del monasterio de San Remigio acabó su trabajo con suma rapidez, pueslo terminó en el mismo año de 1723. Con todo, la publicación de esta biografía quedóen suspenso, ya que Juan Luis falleció el 26 de septiembre de 1724.

Pasado algún tiempo, los superiores del Instituto tuvieron conocimiento de queMaillefer había escrito una biografía partiendo de los documentos que habíanprestado a Juan Luis, y encargaron al Hermano Tomás, que era administrador, quefuera a Reims para conseguir que se la prestara, tal vez con la idea de editarla comopublicación del Instituto.

El Hermano Tomás acudió a Reims y habló con Francisco Elías Maillefer, ydespués de mucha insistencia y valiéndose de sus reconocidas dotes diplomáticasconsiguió que se lo prestara, pero con la condición de que, si se publicaba, no secambiaría ni añadiría nada sin el consentimiento del monje.

A los superiores del Instituto tampoco les gustó la biografía escrita por Maillefer, yel Hermano Timoteo encomendó al canónigo Blain, que mantenía estrecha relacióncon la casa de San Yon, que redactara una biografía que pudiera ser considerada

274 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 275: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

como «oficial». Para ello le entregaron las dos obras ya escritas: la copia de Bernardprestada a Luis de La Salle, y por él corregida, y la de Maillefer; le dejaron tambiénotros materiales que se habían reunido. Blain aceptó el encargo y elaboró unabiografía en dos tomos, amplísima y en muchas ocasiones de estilo ampuloso.

El Instituto publicó la biografía de Blain en 1733. Como signo de benevolencia lossuperiores enviaron un ejemplar a Francisco Elías Maillefer, que se sintió ofendidoporque comprobó que Blain había utilizado su escrito en muchas ocasiones, y nisiquiera lo decía ni le citaba. Pero comprobó también que Blain había añadidonumerosos datos que él desconocía y que, por tanto, no había incluido en su obra.

Disgustado y considerándose traicionado por los superiores del Instituto, resolviórehacer su primera biografía, aunque sólo fuera para satisfacción personal. Así lohizo, y la terminó en 1740. Una vez acabada, la depositó en la biblioteca de sumonasterio, donde era bibliotecario.

3. Cómo nos han llegado las dos biografías

Actualmente los Archivos del Instituto conservan las dos biografías escritas porMaillefer, y el camino seguido para poseerlas resulta verdaderamente curioso.

El texto de 1723

El manuscrito que Maillefer prestó al Hermano Tomás, según vimos, y que se pusoen manos de Blain, no lo poseemos. Sin embargo, tenemos dos copias manuscritasdel mismo texto. Se las denomina manuscrito X y manuscrito Carbon.

A. El manuscrito X

Se trata de un pequeño volumen de 185 x 125 mm, de 253 páginas. En la parteposterior de la primera hoja se lee: «Comunidad de los Hermanos deRuillé-sur-Loire». Hay un añadido, escrito por el Hermano Calixte (Juan FranciscoNicolás LEDUC, 1797-1874), Asistente y Archivero del Instituto, que explica que setrata de una casa que no fue de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, sino de losHermanos de San José, congregación que tuvo la casa madre en Mans, con el nombrede Notre-Dame-de-Sainte-Croix. Esta congregación desapareció.

El copista ha puesto, en la portada, la fecha en que acabó su trabajo: Reims, a 1 deagosto de 1766. Debajo se ha añadido: «Dado al señor Dujarrié, párroco de Ruillé surLoire en agosto de 1824».

El Hermano Calixte añadió también en la segunda página: «Este manuscrito fuecomprado en los quais (muelles) en febrero de 1870. París, 7 de marzo de 1879, Hno.Calixte». Los quais eran los puestos para venta de libros y objetos de segunda manoque se ponían a lo largo de la orilla del Sena.

Tomo I - 2 - MAILLEFER - Introducción 275

Page 276: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

El Hermano Émile LETT, en su obra Les premiers biographes de saint

Jean-Baptiste de La Salle, (París, 1956), dice que el copista de este manuscrito pudoser el Hermano Bernard-Joseph, cuyo nombre de pila era Juan Francisco MAMEL,nacido en Nancy en 1750, e ingresado en el noviciado de Maréville el 16 de enero de1766; emitió votos perpetuos el 22 de septiembre de 1775. Sin embargo, el HermanoMaurice-Auguste considera que no pudo ser dicho Hermano, ya que difícilmente sele habría encomendado esa tarea cuando era simple novicio, con diecisiete años. Él seinclina por un tal Hermano Fulbert, que en 1766 tenía 40 años y que en aquella fechallevaba ya 20 años en el Instituto. Su nombre de pila era Santiago FranciscoGOUCHON, nacido en París, parroquia de San Sulpicio, el 21 de octubre de 1726, eingresado en el Instituto el 29 de septiembre de 1746. Su letra, muy semejante a la delmanuscrito, aparece en la fórmula de sus votos, del 15 de agosto de 1752.

Así pues, la historia de este manuscrito, se podría resumir de esta manera: el 1 deagosto de 1766 se terminó de copiar. En agosto de 1824, casi sesenta años después, selo dan o regalan al párroco de Ruillé-sur-Loire, señor Dujarié. En estas fechas, estepárroco trataba de llevar a su parroquia una comunidad de los Hermanos de San José.El manuscrito pasó a esta comunidad, tal vez como donación del párroco Dujarié. El 1de noviembre de 1835 se clausuró la comunidad de Ruillé-sur-Loire, y se trasladó consus pertenencias a Sainte-Croix-lès-le-Mans, a donde también se marchó el párrocoDujarié el 28 de octubre de 1836. La sociedad civil de la Sainte-Croix fue disuelta pordisposición del 9 de marzo de 1869 y sus bienes deberían ser subastados, para lo cual,el 21 de abril de 1869, fueron nombrados dos liquidadores. El padre Basile AntoineMOREAU, fundador de la institución, tenía que abandonar la casa, y no podía llevarconsigo «más que los vestidos, algunos libros por valor de unos seis francos y el títulode su ordenación en un cuadro de madera blanca». En tal bagaje, difícilmente hubierapodido incluir el manuscrito que pertenecía a la institución de los Hermanos de SanJosé. Hay que pensar que sería subastado, con los demás bienes, por la comisiónliquidadora, y que iría a parar a algún librero. En sus estanterías pasaría los años; y talvez peregrinando de un anaquel a otro, acabaría siendo ofrecido a los compradoresde libros viejos y usados en los «muelles» de París, junto al Sena, hasta aquel día defebrero de 1870 en que un afortunado ojeador se lo compró al vendedor «de viejo». Elcamino siguiente fue más corto: el comprador se lo entregó al Hermano Calixto, yéste lo depositaba en los Archivos del Instituto el 7 de marzo de 1870, dondepermanece desde entonces.

B. El manuscrito Carbon

La segunda copia del manuscrito de Maillefer de 1723 es el llamado Carbon. Setrata de un manuscrito de 275 x 175 mm. En la primera página interior hay unadeclaración de autenticidad firmada por Jacquenet, canónigo honorario; Colas,profesor de filosofía, y Collery, vicario. Las tres firmas llevan rúbrica. Estadeclaración de autenticidad se hizo para confirmar que el texto había sido comparado,

276 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 277: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

por mandato del cardenal Gousset, con el ejemplar manuscrito conservado en labiblioteca de la ciudad de Reims; esta gestión se realizó el 24 de mayo de 1862.

El Hermano Émile LETT reconoció la escritura del copista, y demuestra que fue elpadre Santiago CARBON, canónigo regular de Santa Genoveva. También demuestraque este sacerdote estaba vinculado a la familia de Juan Bautista de La Salle a travésde su madre, Juana Ana Lespagnol, y fue genovevano en San Dionisio, de Reims.

El manuscrito termina en la página 164, y luego siguen varias páginas con asuntoscomplementarios.

La historia de esta copia parece ser la siguiente: el padre CARBON, hacia 1750,había preparado un cuaderno para escribir en él un Catálogo de las Vidas de los

Santos. Algún tiempo después, el cuaderno, apenas comenzado, lo destinó a otrafinalidad: la de copiar la Vida del señor Juan Bautista de La Salle. Años después dehaberla copiado, hacia 1776, el padre CARBON utilizó dicha copia para dictarla a unamigo y contar con otra copia. Este amigo fue un tal Pedro Huberto SIRET, que copióla Vie de M. de La Salle, «obra compuesta siguiendo el orden cronológico y según elmodelo del manuscrito de Don Elías MAILLEFER». El 28 de abril de 1836, conocasión del proceso diocesano sobre san Juan Bautista de La Salle, un hermano delseñor SIRET, llamado Carlos SIRET, depositaba ante el tribunal esta copia, ytestimoniaba que el padre CARBON, unos sesenta años antes, había dictado dichabiografía a su hermano, partiendo del ejemplar que él mismo había copiado. Estacopia de SIRET, desgraciadamente se ha perdido.

No se sabe cómo el manuscrito del padre CARBON pasó a manos del marqués deRuinart de Brimont. Pero fue este noble quien, durante el proceso de beatificación, loentregó al Postulador de la causa, que era el abate LAMBERT, y éste lo pasó al Institutode los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en cuyos Archivos se conserva.

El texto de 1740 (manuscrito Re)

Éste es el manuscrito conocido como Re (de Reims). Se trata de un autógrafoinédito, que se halla en la biblioteca de la ciudad de Reims con la clasificación «Ms.1426», y lleva también otra cota, que corresponde a la clasificación que tuvo en labiblioteca de San Remigio: «Ms. EE 14».

En la página del «Avant-Propos» se ha introducido una línea escrita a mano quedice «Ex mst. Archim. S. Remigii Remens», que indica que procedía de la bibliotecadel monasterio de San Remigio de Reims.

La obra comprende 340 páginas, numeradas. La vida de Juan Bautista de La Salleocupa las páginas 1 a 309. Las páginas restantes contienen otros documentoscomplementarios, y al final, de la página 329 a la 340, hay unas tablas elaboradas porel mismo autor.

Tomo I - 2 - MAILLEFER - Introducción 277

Page 278: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

MAILLEFER depositó este manuscrito en la biblioteca del monasterio, y se hacereferencia a él en 1761 y en 1775. En la noche del 15 al 16 de enero de 1774 se declaróun incendio en la biblioteca del monasterio de San Remigio, y se perdieronnumerosas obras. Se salvó, sin embargo, el manuscrito de Maillefer. Después de lasexpoliaciones de conventos, en 1791, se le perdió la pista, pero fue encontrado enParís en 1802. Lo adquirió el señor SIRET y lo depositó en la bilioteca de la ciudad deReims. Algunos de los testigos de la causa de beatificación dijeron que conocían estabiografía y dónde se encontraba.

Cuando Jean GUIBERT preparaba su Historia de san Juan Bautista de La Salle,

para las fiestas de la canonización, mandó hacer una copia de este manuscrito Re y ladepositó en la Biblioteca Nacional de Francia, en París. El Instituto mandó hacertambién una copia para los Archivos, en los cuales se conserva. Esta copia está visaday certificada por Pedro Luis Péchenard, Vicario general de Reims (20 de abril de1884), y fue ofrecida al Hermano Irlide, Superior General, por los HermanosBajulien, visitador, y Aquilin-Victor, director del internado (25 de abril de 1884).

El original de este manuscrito sigue conservado en la biblioteca de la ciudad deReims, con la cota ya indicada: «Ms. 1426».

4. Diferencias entre las biografías de MAILLEFER

Las dos biografías de MAILLEFER son la de 1723 (Ca) y la de 1740 (Re).Actualmente las conocemos en el texto francés, gracias al Cahier Lasallien número 6,que las ha transcrito en paralelo.

Quien piense que la segunda (Re) es un simple retoque de la primera, se equivoca.Coinciden, sí, en los temas tratados, y algunos de ellos se reproducen casi a la letra.Pero hay otros muchos cuya redacción es nueva, aunque sólo sea en matices, lo quesupuso para el escritor leer, corregir y perfilar mejor su pensamiento.

En la traducción que se ha hecho de los dos manuscritos se ha intentado conservarlas diferencias que se dan en la redacción francesa, a pesar de la dificultad que estosupone para mantener la fidelidad al pensamiento del autor. El lector que compareambos textos no dejará de advertir las diferencias de las dos biografías deMAILLEFER.

En cuanto a la primera biografía, la de 1723, las dos copias de que disponemos (laX y la Ca) también ofrecen diferencias, aunque son de mucha menor importancia, y lamayor parte de ellas son debidas a la distracción del copista.

En nuestra traducción, que sigue la versión del manuscrito Ca, del número 6 de losCahiers Lasalliens, hemos indicado en nota, página por página, las variantes que sedan en la copia X.

Se pone primero la traducción del manuscrito Ca y a continuación el manuscrito Re.

278 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 279: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

MAILLEFER I

MANUSCRITO DE 1723

Copias Ca y X

LA VIDA DEL SEÑOR JUAN BAUTISTA DE LA SALLE,

SACERDOTE, DOCTOR EN TEOLOGÍA,

ANTIGUO CANÓNIGO

DE LA IGLESIA CATEDRAL DE REIMS

Y FUNDADOR

DE LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS

Las variantes que existen entre el manuscrito Ca yel manuscrito X (véase la Introducción) se indican

en notas al pie de cada página.

Page 280: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Traducción: José María Valladolid, fsc.

Las cifras que van entre ángulos < > indicanla paginación del manuscrito.

Page 281: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ADVERTENCIA

<1>

La vida del señor de La Salle, que me dispongo a dar al público, no está llena deesos hechos brillantes que captan desde el principio la admiración del lector. Se tratade un santo sacerdote a quien Dios condujo por caminos sencillos, pero duros para lanaturaleza. Al formarle para la virtud, Él le dio a conocer la solidez del bien, y leconcedió la experiencia necesaria para hacérselo practicar a los demás. Desde estepunto de vista es como voy a presentarlo en el hecho de fundar una sociedad cristianaque debe su nacimiento únicamente a su gran confianza en Dios.

Tenía todas las cualidades necesarias para la realización de tan santa empresa. Erafirme, poseía celo ardiente, caridad tierna e insinuante, modales afables y, por encimade todo, amor sin límites a la penitencia. Se sintió comprometido por caminosprovidenciales; y lo logró con la misma ayuda; sin contar con los fondos necesarios,pues se había despojado de todo; sin protección, tuvo muchas contradicciones quesoportar; privado de la satisfacción que nace del éxito, se vio, a menudo, expuesto acontratiempos desagradables que no alteraban en nada la paz de su alma.

<2>

Para defenderse de sus enemigos no empleó más armas que la paciencia. En susempresas no utilizaba más que esta frase, que le era familiar1: ¡Dios sea bendito! Ésaera, por decirlo así, su divisa. Veremos las pruebas en la historia de su vida.

Me he comprometido a escribirla sólo por deferencia con personas de piedad a lascuales no podía negar este consuelo. Yo hubiera deseado que se hubiera dedicado aello una mano más hábil que la mía.

Como las memorias sobre las cuales me he visto forzado a elaborar la obra no eranbastante exactas, se encontrarán algunos vacíos y hechos omitidos. Los que serefieren en ella bastan para edificar: es el objetivo que me he propuesto. He suprimidoalgunos que habrían encontrado dificultad para ser creídos2 por la inteligencia dellector, o que podían herir la delicadeza de los que no admiten fácilmente lomaravilloso.

He estado atento a guardar la fama de varias personas de mérito que, por vías en lasque no se ha querido penetrar, causaron molestias al señor de La Salle.

1 le era tan familiar...2 encontrar crédito...

Page 282: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

No he creído necesario sujetarme a cierto número de reflexiones, a menudo malunidas, a través de las cuales un lector tiene mucha dificultad para deshacer elencadenamiento de los hechos que interesan sólo a su atención. Sin embargo, yo nolas he rechazado indiferentemente; las he utilizado cuando han venido a la mente deforma natural y sin artificio. El público quiere que se le deje ser dueño de lo que sellama reflexionar. Pero algunas veces quiere ser ayudado. La decisión que yo hetomado de poner algunas reflexiones, y que no fueran demasiadas, me ha parecidoadecuada para evitar los dos extremos.

Me he inclinado por un estilo sencillo y natural. He seguido, en la medida en que hasido posible, el orden de los años: este método me ha parecido el más exacto y elmenos confuso posible.

Por lo demás, como no he tenido otra intención al componer esta vida que edificar einstruir,

<3>

espero que quienes la lean con la misma intención saquen de ella el fruto que me hepropuesto.

La Vida del señor

Juan Bautista de La Salle,

sacerdote, doctor, antiguo canónigo de la catedral de Reims,

y fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

<3>3

Su nacimiento, 1651

El señor Juan Bautista de La Salle, recomendable por su piedad, vino al mundo enReims, Champaña, el 30 de abril de 1651. Fue bautizado el mismo día en San Hilario,su parroquia. Tuvo como padrino al señor Juan Moët de Brouillet, su abuelo materno,y como madrina a la señora Petra L’Espagnol, su esposa, que le impusieron el nombrede Juan Bautista.

Luis de La Salle, su padre, consejero en la audiencia de la misma ciudad, le dio unaeducación adecuada a su nacimiento. Fue el mayor de siete hijos, cinco varones y doshembras. Se notó desde su infancia un natural inclinado a la virtud. Desde pequeño secomplacía en los ejercicios serios, en la oración y en la lectura de buenos libros. Lassemillas de piedad que se arrojaban con acierto en su corazón producían fruto sindificultad. La gracia ya actuaba en él y sólo se necesitaba cuidado para cultivarla. Y aeso se dedicó su padre. Formó a esta joven planta bajo sus ojos hasta que llegó a la

282 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

3 El número de la página 3 está repetido.

Page 283: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

edad de comenzar sus estudios. Los hizo en el colegio de la Universidad de la mismaciudad.

Recibe la tonsura en 1662 o 1663

Como sus inclinaciones le inducían al bien, se sintió impulsado

<4>

por el deseo de consagrarse a Dios en el estado eclesiástico. De la piedad de suspadres esperaba que no pondrían obstáculos a ello. En efecto, consintieron en ladecisión que él había tomado de recibir la tonsura.

Ese nuevo compromiso le pareció un motivo poderoso de amar a la Iglesia. Acudíaa ella con más asiduidad que antes; su amor a las funciones eclesiásticas crecía todoslos días. Dios hizo que surgiera en él la ocasión de satisfacer su celo, y en seguidacumplió por deber lo que hasta entonces hacía por inclinación.

Es provisto de una canonjía, en 16664

Se vio provisto de una canonjía de la catedral de Reims por la renuncia que hizo asu favor, el 9 de julio de 1666, el señor Dozet, arcediano de Champaña y canciller dela Universidad. Nuestro joven canónigo tomó posesión el 7 de julio de 1667, es decir,al año siguiente5. ¡Escollo delicado6 para un joven que comienza a respirar cierto airede libertad! Se consideró como hombre consagrado por estado a la oración pública; suinclinación le llevaba a ello; le gustaban las obligaciones y se aplicaba a cumplirlas enla medida que su edad y el curso de sus estudios se lo permitían. Hasta entonces habíacaminado por sendas que conocía tan sólo imperfectamente. Se necesitaba una edadmadura para hacer que su piedad fuera sólida. Dios le afianzaba en ella de formainsensible.

Se gradúa como Maestro en Artes, en 16697

Después de terminar el curso de filosofía, obtuvo el título de Maestro en Artes, alos 18 años de edad. Su padre, atento a formarle cuanto antes en las cienciasadecuadas a un eclesiástico, resolvió mandarle a estudiar en la Sorbona, para obtenerallí la licenciatura y conseguir la birreta de doctor. Para este fin lo envió a París.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 283

4 Es hecho canónigo. 1666.5 Nuestro joven canónigo tomó posesión el 7 de enero del año siguiente6 El escollo era delicado.7 Es nombrado Maestro en Artes. 1669.

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Va a residir en París, en 16708

Entró en el seminario de San Sulpicio en el mes de octubre del año 1670. Fueasiduo a todos los ejercicios que se practican en aquella casa y se distinguió desde elprimer momento por su exactitud. Amaba el orden, y por eso nada le desalentaba.

Aprovechó este retiro para hacer

<5>

serias reflexiones sobre sus compromisos y sobre sus deberes. Se aproximaba eltiempo en que era preciso estabilizarse en el estado eclesiástico por lazosindisolubles, y recibir el subdiaconado9. Pensaba en ello cuando supo la muerte de sumadre, sucedida el 20 de julio de 1671. El golpe, aunque rudo de soportar, nointerrumpió el curso de sus estudios, pero suspendió sus decisiones por algún tiempo.Dios lo permitía así para probarle, enseñándole, tan pronto, el arte de mantener lacalma en las tribulaciones, de las que su vida iba a estar llena.

Muerte de su madre en 1671 y de su padre en 167210

El dolor de la pérdida que había sufrido estaba reciente, y su espíritu aún lorumiaba, cuando recibió la triste noticia de la muerte de su padre, ocurrida el 9 deabril del año siguiente, 167211; de manera que no hubo entre una y otra más que sietemeses de intervalo. Es fácil imaginar12 lo que sucede entonces en un alma biennacida. Cuanto más cristiano es uno, más se emociona ante semejantes sucesos.

El señor de La Salle se vio obligado, al cabo de dieciocho meses, a dejar París ymarchar a Reims, donde su presencia era necesaria. No tenía más que veintiún añoscuando se encontró encargado de todo el cuidado de la casa paterna, de la educaciónde varios hermanos y hermanas13, jóvenes y huérfanos, y de la gestión de los asuntosdomésticos. Se sabe que todo ello se acumula necesariamente en casos parecidos14.En tales contratiempos vio la voluntad de Dios y se sometió a ella.

Recibe las órdenes sagradas

La multiplicidad de los asuntos que absorbían su atención no borró de su mente15

las primeras ideas, concebidas en San Sulpicio de París, de comprometerse

284 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

8 Va a París. 1670.9 Muerte de su madre. 1671.10 Muerte de su padre. 1672.11 al año siguiente; de manera...12 Es fácil imaginarse...13 de varios de sus hermanos y hermanas...14 se acumulan en casos parecidos.15 no borró en absoluto de su mente...

Page 285: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

irrevocablemente en el estado eclesiástico. Ya había alcanzado la edad requerida,pero no quiso dar ningún paso de tanta importancia16 sin tomar consejo de unapersona sensata y prudente. Se dirigió al señor Roland, canónigo y teologal de lacatedral de Reims.

Era hombre de piedad tierna e ilustrada, respetado por toda la ciudad a causa de lostalentos con que Dios le había enriquecido, que él empleaba sin descanso para lasalvación de las personas cristianas de toda condición. Su recuerdo aún se conservaallí en veneración, sobre todo en la comunidad de Hermanas que fundó bajo laadvocación del Niño Jesús. Están encargadas por su instituto de educar a las jóveneshuérfanas pobres y desprovistas de recursos, y de enseñar gratuitamente a leer y aescribir a las niñas.

<6>

para las cuales tienen escuelas públicas en su casa y en los distintos barrios de laciudad. Se puede decir, para gloria de estas santas damas, que no han disminuido delespíritu de su primer fervor y que conservan con cuidado la observancia y la sencillezde su vocación.

Fue, pues, bajo la dirección de tan excelente guía, como el señor de La Salle seaficionó a la ciencia de los santos. El señor Roland poseía todo lo que necesitaba paraalcanzar su confianza. Fue en sus luces donde bebió el celo que demostró más tardepara la instrucción de la juventud. Era la virtud favorita del señor Roland. [Éste] se loinspiraba a su discípulo en las relaciones que mantenían juntos. Ponía sus ojos sobreél, para hacerle el sucesor de su celo. El futuro hizo ver que no estaba equivocado.

(n. m.: 1672) [n. m.: nota marginal]

La gran confianza que tuvo el señor de La Salle en los consejos de tan sabiodirector, hizo que después de haberlo consultado, no tardara más en comprometerseen las órdenes. Para este fin viajó, en el mes de junio de 167217. Primero fue a Laón yluego a Noyon; como allí no se celebraban ordenaciones, se vio forzado a ir aCambrai, donde la víspera de la Trinidad recibió las cuatro órdenes menores y elsubdiaconado.

[Vuelve a la escuela] Asiste a las clases18

Proyectaba regresar a París para retomar el curso de sus estudios, que se había vistoforzado a interrumpir. Pero las necesidades presentes de su familia, que le fijaban19 en

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 285

16 de tan gran importancia (aquí, «importance»; en Ca, «conséquence»).17 en el mes de junio.18 Asiste a las clases. 1673.19 que le fijaron...

Page 286: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Reims, le obligaron a abandonar la idea. Acabó su teología y acudió a las clases;cursó todos los grados del bachillerato y continuó su licenciatura sin interrupción. Enlos intervalos que le dejaban tan serios estudios, se robustecía con la oración y lasbuenas obras. Y, guiado siempre por su piadoso director, fue a París para recibir eldiaconado.

1677. Le proponen permutar su canonicatocon la parroquia de San Pedro

El señor Roland, que deseaba comprometerle a servir a la Iglesia en lo que tiene demás laborioso, y que temió que fuera tentado de disfrutar las dulzuras de una vidatranquila a la sombre de su canonicato, le propuso permutarlo con el curato de SanPedro de Reims. Era el principal motivo del viaje que hizo a París20 este año. Creyóvislumbrar la voluntad de Dios en los consejos de su director. Tal vez no reflexionódemasiado en aquel momento sobre la

<7>

pesada carga que deseaba imponerle, ya que un curato de tal extensión exigía másedad y experiencia de las que él tenía. Además habría que dejar a otros lospormenores de los asuntos domésticos, de los cuales él era el único que estaba ensituación de atender.

Las personas de su familia que pensaban distinto que él, y que temían cualquiercosa de su desprendimiento, se alarmaron de la resolución que había tomado.Trataron por todos los medios de impedirlo. Se necesitaba la aprobación de suArzobispo. Pusieron cuidado de prevenirle contra un paso que parecía poco medido.El prelado escuchó primero todo cuanto se le quiso decir, y cuando las partesacudieron para solicitar su consentimiento, se dieron cuenta21 en seguida que lehabían informado de su designio: les ordenó que perseverasen en la vocación a la queDios les había llamado. Así, el señor de La Salle se contentó con ofrecer a Dios elsacrificio de la preparación de su corazón, y no pensó más en cambiar de estado.Incluso, posteriormente, manifestó en varias ocasiones que en aquel momento leparecía oír una voz interior que le decía que no estaba llamado a gobernar unaparroquia.

Este contratiempo, que moderaba en cierto modo el ardor de su celo, no alteró ennada la regularidad de su conducta. Continuó cumpliendo las obligaciones de uncanónigo, se hizo asiduo a los oficios, y continuó su licenciatura.

(n. m.: 1678)

286 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

20 del viaje de París.21 [ellos] se dieron cuenta...

Page 287: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Recibe el sacerdocio en 1678

Al año siguiente. 1678, la víspera de Pascua22, que cayó el 10 de abril, recibió elorden del sacerdocio de manos de su arzobispo. Dijo su primera misa sin solemnidaden la iglesia catedral. Con este proceder quiso evitar las ceremonias brillantes que sonhabituales, por temor a dividir la atención que requiere una acción en la que no sesabría23 poner la suficiente. Se puede creer, sin demasiada presunción, que recibió lagracia de la ordenación, si se juzga por la continuación de su vida. Pues celebraba lossantos misterios con tal recogimiento que todos los asistentes se sentían conmovidos.Hubo, incluso, algunas personas que, penetradas de respeto hacia él, fueron aencontrarle después de la misa, para consultarle sus necesidades de conciencia. Teníasentimientos tan elevados sobre su ministerio que respetaba todo lo que a él serefería24. Quería que todo aquello que servía para la iglesia estuviera limpio

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y aseado, pero que fuera sencillo. Rechazaba los ornamentos demasiado ricos, y eneso se acomodaba al espíritu de algunos santos, que habían prohibido usar en susconventos ornamentos de oro o de plata25, o de otro material precioso.

Su recogimiento al celebrar la misa

El señor de La Salle encontraba tanto gusto en ofrecer el santo sacrificio de la misaque consideraba un deber de religión celebrarla todos los días. Jamás se dispensó deella, salvo por causa de dolencia o de enfermedad26. Se le ha visto, incluso, en variasocasiones arrastrarse él mismo o hacerse conducir hasta el altar para celebrar en él yalimentarse con el pan de los fuertes.

Con mucha frecuencia quedaba en arrobamientos extraordinarios después de lacomunión. Algunas personas dignas de fe testimonian haberle visto de tal maneratransportado al volver del altar, que el uso de sus sentidos quedaba comointerrumpido. Permanecía en ese momento como inmóvil, y sólo volvía en sí despuésde algún tiempo27. Esta especie de éxtasis provenía del dominio continuo con quesujetaba sus sentidos28. No prestaba ninguna atención por las cosas del mundo29. Legustaba estar solo y rechazaba aparecer en público. Hablaba poco, siempre recogidoen sí mismo, modesto y reservado en todo su proceder, tranquilo y manso en todaclase de situaciones. Este dominio de los sentidos hacía que no viviendo, por decirlo

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 287

22 Al año siguiente, la víspera de Pascua...23 una acción en que no se sabría...24 que tenía la menor relación...25 en sus claustros, los ornamentos de oro y de plata26 por causa de enfermedad.27 sino después de algunos instantes28 en que mantenía sus sentidos29 atención para las cosas del mundo

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así, sino del Espíritu, no experimentaba en la celebración de la misa esasdistracciones de las que incluso los sacerdotes más santos tienen dificultad30 paradefenderse. No podía soportar la relajación de los eclesiásticos que, con desprecio desu estado, llevaban vida del todo secular. Su celo en reprenderlos parecía inclusoexcesivo para el espíritu de los mundanos, que juzgaban31 de ello según sus pasiones.Pero él conocía el arte de despreciar los juicios de los hombres que se apartaban32 delas reglas de la más exacta disciplina.

Muerte del señor Roland; el señor de La Salle toma cuidadode la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús

Hacía sólo dieciocho días33 que el señor de La Salle había recibido la ordenaciónsacerdotal cuando Dios le privó de su piadoso y celoso director por una muertepreciosa que ocurrió el 27 de abril de este año, 167834.

Aprovechó los últimos momentos que le quedaban a este hombre santo

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para recoger sus disposiciones. El señor Roland le mostró toda su ternura, le nombróejecutor de su testamento, y le comprometió a encargarse del cuidado de suComunidad de las Hermanas del Niño Jesús que acababa de nacer. Le rogó quetrabajara con toda su energía en fortalecerla, y le hizo entrever que Dios le destinaba,desde entonces35, a establecer las escuelas cristianas que él no había tenido tiempo deemprender para la educación de los muchachos.

A pesar de la dificultad que sintiera el señor de La Salle para imponerse una cargaque le parecía36 tan pesada, unida a una serie de asuntos domésticos que dividían eltiempo que hubiera deseado dedicar por completo a la oración, consideró la orden deDios en las intenciones del difunto, se sobrepuso a sus repugnancias, y dio al señorRoland, con este acto de generosidad, señales ciertas de su perfecta gratitud. Pusotoda su confianza en Dios, y lleno del celo con el que se sintió animado, trabajó sindescanso en resolver las dificultades que se suscitaban, de día en día, contra lasHermanas del Niño Jesús.

288 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

30 de las cuales los mayores santos tienen dificultad.31 que no juzgan de ello.32 cuando se apartan.33 Muerte del señor Roland. Hacía sólo dieciocho meses.34 el 27 de abril de este año. n.m. Toma cuidado de la Comunidad de Hermanas del Niño Jesús.35 le hizo entrever, desde entonces, que Dios le destinaba a establecer...36 una carga que le parecía (semblait) [en el texto, paraissait] tan pesada...

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Obtiene letras patentes para el establecimiento de estas Hijas

Desprovistas de todo apoyo humano, sus hijas estaban37 en vísperas de ver suestablecimiento hundido. El señor de La Salle adoptó todas las medidas que le sugirióla prudencia para hacer triunfar una empresa tan santa. Se necesitaba la aceptación dela ciudad, el consentimiento del arzobispo y las letras patentes del rey.

Los magistrados temían sobrecargar a la gente con el número de las comunidades,que ya habían aumentado desde hacía algunos años. Ofrecía realmente oposición anuevos establecimientos; hubo que quitarla, disipar los prejuicios y obtener suasentimiento. El señor de La Salle podía más que otro en ello, pues los títulos depariente, amigo [y la fama de] hombre virtuoso, eran razones poderosas para ganarlos sufragios. Se sirvió de ellos tan hábilmente que reunió los ánimos en favor de supetición, y se le concedió de forma palpable.

Provisto de este poder, solicitó el consentimiento de su arzobispo, quien le

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allanó las dificultades por parte de la Corte. Un prelado menos acreditado que CarlosMauricio Le Tellier hubiera fracasado en esta negociación, en un tiempo en que losministros tenían prejuicios [sobre este asunto]. Él aprovechó el crédito que le daba elfavor del rey. Obtuvo de la bondad de Luis XIV38 las letras patentes, las hizo registraren el Parlamento de París, abonó todos los gastos necesarios y contribuyó con todo supoder al afianzamiento de esta Comunidad con su protección y con sus donativos. LasHermanas de este Instituto, que se mantienen siempre en el mismo fervor, reconocenel especial agradecimiento que tienen a las gestiones que se impuso el señor de LaSalle para conseguirles una fundación sólida, y conservan hacia su memoria unaveneración llena de gratitud.

El señor de La Salle emprende la fundaciónde los Hermanos de las Escuelas Cristianas

Dios, desde ese momento, le inducía a medir sus fuerzas para prepararleinsensiblemente a emprender el establecimiento de los Hermanos de las EscuelasCristianas, que ha constituido el principal objeto de su trabajo en el curso de su vida.Se vio encargado de este cuidado por caminos tan sencillos que no se puede pormenos de admirar el dedo de Dios que guardaba39 sus pasos. Él mismo estabasorprendido de ello hasta la extrañeza.

He aquí cómo se lo expone a uno de sus amigos40 en una carta que le escribió sobreeste asunto: «Dios que gobierna todas las cosas con prudencia y suavidad, y que

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37 Desprovistas de ayudas humanas, se hallaban en...38 obtuvo las letras patentes del rey Luis XIV, las hizo...39 el dedo de Dios que guiaba sus pasos.40 se lo explica a uno de sus amigos: «Dios que gobierna...

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acostumbra a no forzar la inclinación de los hombres, queriendo comprometerme aque tomase el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera casi imperceptible y enbreve tiempo, de manera que un compromiso me conducía a otro, sin haberlo previstoal comienzo». Con esto es fácil juzgar que estaban equivocadas ciertas personas quele tachaban de hombre ambicioso, que quería forjarse un nombre en el mundo yadornarse con el nombre de fundador.

Los ejemplos de dependencia, de sumisión y de humildad que dio en lo sucesivo alos Hermanos de las Escuelas, indican suficientemente lo alejado que se hallaba deese espíritu de dominación que sus enemigos le atribuían con tanta ligereza.Tendremos ocasión de dar las pruebas de ello.

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Necesidad de la fundación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

Las guerras civiles habían agitado Francia en los últimos reinados; las herejías quelas fomentaban aumentaban la desolación; la religión se debilitaba; el deterioro de lasfortunas producía el de las costumbres; los estudios se habían descuidado, laignorancia prevalecía, y cada uno pensaba en reparar sus pérdidas; los niños se hacíanviciosos por falta de instrucción [religiosa]; los desórdenes groseros se dabanespecialmente entre el pueblo llano. Se caía en la cuenta del mal. Algunas personas depiedad intentaron poner remedio a ello; pocas lo consiguieron. El reverendo padreBarré, religioso mínimo cuya virtud se había acreditado en París y en otras ciudadesdel reino, trató de abrir escuelas gratuitas en las que se pudiera disciplinar a lajuventud. Sus proyectos fracasaron en el momento mismo en que creía que estabanbien asentadas. Las escuelas se destruyeron por sí mismas y este mal resultado leindujo a abandonar la idea. Varias veces se intentó ponerlas de nuevo en marcha, perofaltaba el medio o el crédito para lograrlo. Se necesitaba una persona capaz de tomardecisión para reanimar las esperanzas, y que dispusiera de suficiente fortuna paraafrontar los gastos necesarios.

La señora Maillefer había establecido [escuelas] para las niñas

La gente vivía preocupada por estas ideas cuando la señora Maillefer tuvo elpropósito de fundar escuelas gatuitas para la instrucción de las jóvenes41. Ella poseíatodo lo necesario para salir airosa. Había nacido en Reims, en una familia rica ydistinguida; había dejado su patria [chica] para seguir a su marido a Ruán. Se dedicósin descanso a los ejercicios de piedad y a las obras de misericordia.

Cuando quedó viuda, redobló sus donaciones para el alivio de los pobres y lesdedicó buena parte de su fortuna. Entregada en toda la extensión de su celo yconvencida por sí misma de la utilidad de las escuelas gratuitas, fundó una para las

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41 escuelas gratuitas para la instrucción de las niñas.

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niñas en un barrio cercano a Ruán42, llamado Darnétal. Esta fundación fue de talmanera apreciada por la gente que dio lugar a que nacieran otras, de las cuales debeser considerada como la fuente.

Esta dama, guiada por su piedad, quiso procurar el mismo beneficio a la ciudad deReims, su patria. El señor Roland, con quien estaba en relación, ya había provisto enparte sus deseos, con la fundación que había hecho, desde el año 1674, de sus escuelaspara las niñas. Él se auguraba poder facilitar la misma ayuda a los niños, por mediode la señora Maillefer, que coincidía generosamente con sus miras. Pero fueinterrumpido por la

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muerte, que le privó de esa satisfacción. Este contratiempo no desalentó a la señoraMaillefer43, que ya había tomado medidas con este santo varón desde el año anterior.

La señora Maillefer envía a Reims al señor Niel

[La señora Maillefer] buscó una persona cuyo celo y proceder pudiera44 sustituir lapérdida del señor Roland. Puso sus ojos en el señor Niel, persona insinuante yadecuada para empresas parecidas; era el mismo de quien se había servido el P. Barré,años antes, para sus escuelas.

Fue a Reims en 167945, al año siguiente de la muerte del señor Roland, bieninformado de las intenciones de la señora Maillefer y provisto de cartas para lasuperiora de la comunidad de las Hermanas del Niño Jesús. Le encomendaba esteasunto, pues la consideraba la [persona] mejor informada46 de lo proyectado en vidadel señor Roland.

Cómo el señor de La Salle se ve comprometido a establecerescuelas para los chicos

Por una casualidad providencial, el señor de La Salle, que a menudo visitaba lacomunidad de las Hermanas, se encontró presente cuando el señor Niel daba cuentade su encargo a la superiora. Le informó de las dificultades47 que encontraría paralograr que triunfara esta nueva escuela. Lo sabía por la dificultad que había tenidorecientemente para afianzar la de las Hermanas del Niño Jesús. Con todo, como teníauna caridad sin límites para todo lo que tendiera al bien, examinó y sopesó todas las

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42 un pueblo cerca de Ruán.43 este contratiempo no desalentó a la dama que había tomado...44 cuyo celo y proceder puede sustituir la pérdida...45 Fue a Reims (n.m.1679)...46 el superior de la comunidad de las Hermanas del Niño Jesús. Le encomendaba este asunto

considerándola como la mejor informada de este...47 las dificultades que tendría para hacer.

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razones del señor Niel y trabajó de buena gana para allanarle48 los primerosobstáculos. Era preciso darle49 a conocer en las principales casas de la ciudad yencontrarle un [lugar] retirado conveniente, en espera de que obtuviera los apoyosnecesarios.

Hubo que tomar muchas precauciones para superar las oposiciones. El éxitodependía principalmente del secreto. Para prevenir cualquier sorpresa, el señor de LaSalle ofreció su casa al señor Niel, que la aceptó con gratitud.

Tales fueron los primeros compromisos del señor de La Salle en la fundación de lasescuelas gratuitas. El señor Niel agradeció a Dios el haberle facilitado en una solaentrevista un [lugar] honroso de retiro y un protector experimentado. Desde entoncescomenzó a esperar el éxito de su empresa.

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Tuvo cuidado de informar a la señora Maillefer de sus50 felices comienzos; la dama leescribió, en consecuencia, que no descuidara nada para aprovechar las favorablesdisposiciones del señor de La Salle51.

Éste, por su parte, temía comprometerse; desconfiaba de sus propias luces y quiso,antes de nada, aconsejarse con personas más esclarecidas. Se dirigió, para ello, asuperiores de peso y de experiencia. Habló con Dom Claudio Bretagne, prior de laabadía de San Remigio de Reims. Era persona discreta, de mente viva y sólida, y debuen consejo52. La idea que se tenía de su mérito le había atraído una confianza tangeneral, que se le había pedido el trabajo de dar al público la vida del señor Bachelierde Gentes, que mandó imprimir al año siguiente, 1680.

El señor de La Salle le confió el proyecto que varias personas piadosas tenían deabrir nuevas escuelas gratuitas en la ciudad. El padre Bretagne le hizo notar todoslos inconvenientes. Ya los había previsto él, pero se buscaban53 los medios paraprevenirlos. No quiso decidir nada por sí mismo. Su parecer fue que no se precipitaseen una empresa de esta naturaleza, cuyas consecuencias preveía; que consultaramucho y que no hiciera nada sin cierta seguridad del éxito. Este consejo concordabacon su humildad, y Dios permitió que la cosa no triunfase tan pronto para que laejecución resultase más sólida.

292 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

48 y trabajó de buena gana en allanar los obstáculos.49 Era preciso darlos a conocer...50 de informar a la señora Maillefer de estos felices comienzos.51 aprovechar las favorables disposiciones que encontraba en el señor de La Salle.52 era una persona discreta, de mente viva y de buen consejo.53 pero se buscó los medios de prevenirlos.

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Primera escuela gratuita en la parroquia de San Mauricio

Hubo que esperar, pues, los momentos favorables. Se temían siempre lasoposiciones. Las personas bien intencionadas proponían varios medios, pero todospreveían grandes dificultades. En fin, después de varias deliberaciones el señor de LaSalle, que no perdía de vista esta empresa, ofreció una opinión que le parecía la másadecuada. Consistía en poner las escuelas bajo la protección de un párroco de laciudad. Esta salida pareció tanto más natural cuanto que nadie temía que alguien seopusiera al celo de un pastor que quisiera hacer instruir gratuitamente a los niños desu parroquia. Fue el señor Dorigny, párroco de San Mauricio, a quien el señor de LaSalle consideró el mejor dispuesto para acomodarse a sus propósitos,

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y se le hizo la propuesta. Él se prestó a ello de tan buena gana que ya no se dudó deléxito. Manifestó la urgencia que tenía de ver las escuelas abiertas en su parroquia, ypara que la apertura fuese más pronta, se ofreció54 a alojar en su casa a los maestrosdestinados a ellas; de ese modo las escuelas se comenzaron en este año de 167955.

El señor de La Salle, que había tenido la mayor participación en este asunto, creyóque Dios no le pedía más, y se retiró. Se contentaba con visitar a los maestros de laescuela de vez en cuando para afianzarlos y para ayudarles con sus consejos. No levino al pensamiento que este compromiso pudiera llevarle más lejos; pero Diosle abrió poco después un amplio camino.

Segunda escuela en la parroquia de Santiago

El señor Niel, que no limitaba sus proyectos a este único establecimiento, supo queuna piadosa dama de la ciudad, viuda del señor Lévêque de Croyèress, tenía elpropósito de fundar una escuela56 en la parroquia de Santiago; esto bastó para animarsu celo57. Se fue a encontrar a dicha señora; se dio a conocer, le contó cómo habíallegado a su objetivo de abrir una escuela en la parroquia de San Mauricio gracias alos pasos dados por el señor de La Salle. La señora le escuchó con gusto. Pensó queDios le presentaba la ocasión favorable para ejecutar el proyecto que tenía en sucorazón desde hacía mucho tiempo; ella conocía al señor de La Salle y quisoconversar con él sobre este asunto antes de resolver algo definitivo. El señor Niel, quehabía reconocido el celo del señor de La Salle en su primer establecimiento, no dudóen ir a darle cuenta de su gestión. Él no la desaprobó, pero sintió que su repugnanciasurgía de nuevo, pues seguía temiendo58 comprometerse; sin embargo, como amabael bien, no pudo negarse a colaborar también en éste.

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54 ofreció alojar...55 las escuelas fueron comenzadas este año.56 había tenido el propósito de crear una escuela57 esto fue suficiente para su celo

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Se rindió a las instancias de la señora de Croyèress que le había solicitado que fueraa verla. Ella le felicitó por los beneficios que había procurado a los pobres de laparroquia de San Mauricio, y le propuso la idea que ella tenía de facilitar el mismobien a los de su parroquia. «Es preciso, —dijo— que aproveche una ocasión tanfavorable, pues hace mucho tiempo que Dios puso en mi corazón el deseo de fundaruna escuela en mi parroquia, y sería muy feliz si pudiera verlo cumplido antes de mimuerte».

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Asignó una suma de quinientas libras anuales a descontar de sus rentas para elsostenimiento de dos maestros, y prometió dar un fondo de diez mil libras paraasegurar esa renta. A pesar de la diligencia que se puso en la ejecución de sus deseos,no se pudo anticipar a su muerte, que sobrevino seis semanas después. Al morir, elladeclaró sus deseos a sus herederos, que consideraron un deber de religión cumplirlos.De ese modo, la escuela de la parroquia de Santiago se abrió ese mismo año sinninguna dificultad.

El señor de La Salle reúne a los maestros en una misma casa

El señor de La Salle, contento de haber facilitado estos dos establecimientos,depositaba totalmente el cuidado de los maestros en el señor Niel. Pero este hombre59,aunque lleno de piedad, no era suficientemente asiduo; y todo su celo se reducía acrear establecimientos sin preocuparse de perfeccionarlos. Los continuos viajes quese veía obligado a hacer le exponían a frecuentes ausencias. A los maestros de lasescuelas esto les perjudicaba; su relajación repercutía sobre sus alumnos, que ya no seinstruían con tanto cuidado, y los maestros no velaban ya sobre ellos con la mismaexactitud. Además, estas escuelas nacientes no producían todo el fruto que se hubieraesperado porque no se observaba un comportamiento uniforme. Cada maestro seguíasu inclinación particular en el modo de enseñar.

Todo esto persuadió al señor de La Salle de que era preciso reunirlos bajo unmismo techo. Alquiló para ellos una casa cercana a la suya, para tener la posibilidad60

de verlos con más frecuencia. Y les comprometió, ante todo, a vivir de acuerdo conunas reglas que les prescribió61.

El señor Niel, encantado por la resolución que había tomado el señor de La Salle,concordó perfectamente con estas miras, que eran muy conformes con las que él teníade abrir otras escuelas;

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58 temía siempre comprometerse.59 Este hombre, aunque lleno de piedad...60 para estar más al alcance de verles...61 algunas reglas que les presentaba.

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Tercera escuela (n. m.: 1680)

pues a penas estuvieron instalados los maestros en la nueva casa, propuso al señorde La Salle la idea de abrir en ella una tercera escuela que pudiese ser útil al barrio. Elseñor de La Salle,

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que no vio inconveniente en ello, la abrió. En poco tiempo vino a ser más numerosaque las otras dos.

El señor de La Salle recibe la birreta de doctor

Mientras el señor de La Salle se ocupaba de este modo en formar estas escuelas, sulicenciatura había terminado. Había realizado todos los ejercicios y pruebasestablecidas en la facultad de Teología de Reims, como también en la de París, perono recibió la birreta de doctor hasta dos años después, a la edad de 30 años.

Hacia finales de este año le ocurrió un accidente que puso su vida en gran peligro.Un día que regresaba de una zona rural cayó tal cantidad de nieve que cubrió62 todoslos caminos. Se perdió y cayó con su caballo en una hoya muy profunda de donde63 nosalió sino después de largos y penosos esfuerzos que le causaron una ruptura[muscular]. Este accidente le movió a hacer infinitas reflexiones sobre la protecciónde Dios, que le salvó la vida. Quedó tan vivamente afectado por ello, que en losucesivo jamás habló de ello sino con sentimientos de gratitud y de acción de gracias.

Lleva a los maestros a comer a su mesa

Todas las precauciones que había tomado hasta entonces para dar a los maestros deescuela una forma de gobierno no habían producido todo el éxito que se habíaprometido lograr. Las frecuentes ausencias del señor Niel, sobre quien habíadepositado el cuidado de esta pequeña comunidad, producían un perjuicioconsiderable. Hacía tiempo que el señor de La Salle se había dado cuenta de ello, perosus ocupaciones no le permitían suplirle con su presencia y tan asiduamente comohubiera sido necesario. No encontraba más que un medio, que era trasladar a losmaestros a su casa, donde los tendría bajo su mirada; pero encontraba obstáculosdifíciles

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62 una cantidad tan grande de nieve que cubría todos los caminos.63 un hoyo muy profundo del cual no salió.

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de superar. La idea que se había formado de ello suspendió sus resoluciones durantecierto tiempo. No veía claro cómo lograr que sus hermanos, que permanecían con él,aprobaran esta propuesta; temía las oposiciones de su familia, que no siempreaprobaba su pasos.

Así64, en estas indecisiones, transcurrieron varios meses. Sin embargo, como eltiempo sólo conseguía que el mal aumentase, resolvió pasar por encima de susrepugnancias, y adoptó, con todo, la sabia precaución de preparar los espíritus paraacostumbrarlos poco a poco a este cambio. Primero se limitó a admitir a los maestrosa su mesa, en las horas de las comidas. Durante las mismas se hacía lectura, y el señorde La Salle tomaba ocasión en ellas para hacerles saludables reflexiones sobre losdeberes de su estado. Después de ello [los maestros] se retiraban65 para dedicarse asus empleos.

Forma a los maestros en la piedad

Las cosas quedaron en este estado hasta el año siguiente, 168166, en el cual el señorde La Salle comprobó que las medidas que había tomado para formarlos en la piedadno producían todo el fruto que se había prometido. Hizo más. Aprovechó la ausenciadel señor Niel para comprometerlos a que acudieran a su casa por las mañanas, y apasar en ella todo el día, con excepción del tiempo en que debían estar en la escuela.Por este medio, les llevó a la obligación de hacerse asiduos a los ejercicios que leshabía prescrito algún tiempo antes; de ellos, los principales eran la meditación, laoración vocal y la mortificación de los sentidos. Nunca conoció mejor la necesidadque tenían de esta ayuda como cuando les tuvo a la vista y y los siguió más de cerca.Notó en algunos de ellos

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una piedad vacilante y superficial, e incluso inclinaciones bajas que provenían de lafalta de educación. Se dedicó, pues, a formar su exterior al mismo tiempo queregulaba sus costumbres.

Proyecto fallido de escuela en la ciudad de Guisa

Mientras él se aplicaba así, sin descanso, a guiarlos insensiblemente al grado deperfección al que deseaba elevarlos, el señor Niel, siempre celoso para abrir nuevosestablecimientos, aprovechó una invitación que le hicieron las autoridades de laciudad de Guisa. Habló de ello al señor de La Salle, que no aprobó su propósito,porque le parecía demasiado poco meditado. Le habló, incluso, de que sus frecuentes

296 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

64 transcurrieron varios meses en sus irresoluciones.65 él [La Salle] se retiraba para dedicarse...66 hsta el año siguiente, en que el señor de La Salle...

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ausencias resultaban perjudiciales a los maestros, y que convenía que no los dejaseasí abandonados a sí mismos, sobre todo en el tiempo de Pascua. Todo cuanto pudodecirle para lograr que dejara [el viaje] y aplazara el asunto para otro tiempo, no lehizo cambiar. Su celo pasaba por encima de sus luces. Y se fue a Guisa. Su viaje notuvo éxito en esta primera ocasión, tal como el señor de La Salle había previsto;pero a su regreso quedó agradablemente sorprendido al saber lo que había hecho paramantener a los maestros en exacta disciplina. Le manifestó su alegría y le presionópara que terminara su obra, reuniéndolos definitivamente en su casa.

El señor de La Salle, que no había encontrado en sus primeros intentosinconvenientes tan graves como se había imaginado, consintió, al fin, a estapropuesta; y después

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de haber consultado de nuevo, hizo que todos fueran a vivir a su casa el día de SanJuan Bautista, fiesta de su patrón, de 168167. Sintió, sin embargo, que era el golpedecisivo; que el mundo no dejaría de censurar su proceder, que hasta aquel momentolo había tenido como en suspenso. Se preparó para las contradicciones. Sufrióalgunas muy fuertes por parte de sus parientes y de sus amigos, que no podían dejar dereprocharle su rareza, que así era como lo juzgaban.

Contradicciones por parte de sus parientes y amigos

Hubo que afrontar todas las críticas y burlas que se hicieron sobre este asunto.Unos le criticaban con sentimientos demasiado humanos; otros le censuraban porotras miras. Los más moderados se contentaban con admirar su celo sin atreverse ajuzgarle. Pero pocos lo aprobaban. Sin embargo, a pesar de las fuertes actuaciones desu familia, que no dejaban de afectarle, se afianzó en su resolución. Respondió conmoderación tan cristiana a aquellos parientes que más se interesaban por los juiciosde la gente, que temían oponerse a los caminos de Dios si le presionaban más. Sinembargo, hubo algunos, más vehementes, que le reprocharon que deshonrara a sufamilia al encargarse de dirigir a personas de bajo nacimiento y sin educación. Que nohacía ninguna distinción entre ellos y los forasteros que admitía a su mesa, y con suspropios hermanos, que no habían nacido para someterse a un género de vida tanextraordinario y que no les convenía en modo alguno. Que de ese modo iba a alejar desu casa a todas las personas honorables.

Sus hermanos le dejan

Como se vio que todo cuanto le decían no debilitaba en nada su resolución, se lemiró como una persona apegada a su parecer, y a la que no se podía doblegar. Así, se

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67 fiesta de su patrón, el año de J.C. de 1681.

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tomó la decisión de retirarle a los tres hermanos que habían quedado con él desde lamuerte de su padre.

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Esta separación le mortificó, pero no le abatió en absoluto. Puso su confianza enDios, y al verse completamente libre, se dedicó con esmero a gobernar su pequeñacomunidad. Comenzó por inspirar a sus discípulos el espíritu de modestia, dehumildad, de pobreza, de piedad y de una caridad sin límites; cualidades todas quedebían ser el fundamento de la sencillez de su estado; pero como no quería introducirnada por su autoridad, y como quería realizar una fundación sólida, se contentó conllevarles por grados a la perfección a la que deseaba guiarlos.

Deja su casa y se retira a la Calle Nueva, con los maestros

Para conseguir todo esto no empleó más que la oración, el ejemplo y las frecuentesexhortaciones. El éxito le animó y le llevó a emprender algo más. Pensó en dejar lacasa paterna y retirarse con sus discípulos a un barrio más alejado del tumulto y de lasdificultades del mundo.

Alquiló una casa, que más tarde compró con las ayudas de varias personas depiedad, y en la cual los Hermanos han permanecido siempre. Allí se fue con ellos68 eldía de San Juan Bautista, fiesta de su patrón, un año después de que les llevara a sucasa.

Da reglamentos a los maestros

Fue entonces cuando comenzó a darles cierta forma de comunidad; les prescribióuna regla uniforme para todas las horas del día, cuya base era el silencio. Hizo quesintieran cuán necesaria les era esta práctica para acostumbrarlos a reprimir suspasiones69. Luego les persuadió a que se acercaran70 con frecuencia a los sacramentospara ordenar su conciencia; y con esta mira los exhortó a que escogieran un confesoresclarecido que les dirigiera a todos por los mismos principios.

La primera idea que les vino fue rogarle que les permitiera no buscar a otro sino aél. El respeto les retuvo algún tiempo, pero como la confianza que tenían en élaumentaba con la práctica, los más acreditados por su inteligencia le hicieron

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la propuesta. El señor de La Salle no quería dificultarles en absoluto en una elecciónde tanta importancia. Creyó que la prudencia no le permitía acceder a su petición, por

298 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

68 Entró en ella el día...69 cuán necesaria les era esta práctica. Luego les persuadió...70 les persuadió a aproximarse.

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aprensión a que esto le quitara libertad para hablarles de sus imperfecciones con lafranqueza habitual. Sin embargo, después de permitir que le insistieran de variasmaneras y de haberlo consultado con algunas personas experimentadas, se rindió alos deseos de los maestros, que realmente, en poco tiempo, se reunieron todos bajo sudirección. Fácilmente se dieron cuenta del feliz cambio que se había experimentado.El buen olor de su piedad se expandió hacia fuera, y pronto la gente admiró a quienespoco antes miraban con desprecio.

Las ciudades vecinas se apresuraron a atraerlos con nuevas escuelas

Escuela de Rethel

La [villa] de Rethel fue la primera que se lo pidió al señor de La Salle. El asunto lepareció delicado. No quiso precipitar nada; todo lo que había hecho hasta allí para daruna forma de gobierno a los maestros de escuela, era sólo un ligero bosquejo71 de laperfección a la cual les quería llevar. Temió exponer demasiado pronto a aquellasjóvenes plantas, todavía poco seguras. Estaba persuadido de que aún tenían necesidadde apoyo; que todo lo mejor que podía hacer era72 prometerlo para el futuro. Sinembargo, la villa, sostenida con la protección del duque de Mazarino y por el celo delpárroco, insistía en la ejecución. Fue preciso rendirse a las solicitudes. El señor de LaSalle ya no podía rechazarlo, por urbanidad, y encargó al señor Niel que hiciera lasgestiones necesarias. Éste realizó con su habitual celo y con la actividadacostumbrada73. Apenas llegó a Rethel, todo quedó arreglado. En las liberalidades delduque, de la villa y del párroco se encontró un fondo suficiente para comprar una casay asegurar la subsistencia de dos maestros, que encontraron las cosas preparadas paraabrir las clases

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gratuitas el mismo año 168274.

El duque de Mazarino, que se había formado desde entonces una altaidea de la piedad del señor de La Salle75, quiso conocerle

El duque de Mazarino quiere fundar [la escuela]

Tuvo el gusto de conversar76 con él y honrarle con sus visitas. En consideración desu virtud, unos años después del establecimiento del que acabamos de hablar, el

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71 un ligero efecto.72 lo que podía hacer era prometerlo para el futuro.73 Él lo cumplió con su actividad habitual.74 para abrir en ella las escuelas gratuitas el mismo año.75 una alta idea del señor de La Salle.76 un placer conversar.

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[duque] resolvió asignar a los maestros de escuela de Rethel77 una renta perpetuasobre su dominio, para que sirviera como fundación. Hizo la propuesta al señor de LaSalle, que la recibió con gratitud. Los acuerdos del contrato se elaboraron al instante,pero habiendo dejado para el día siguiente la conclusión de algunos trámites, lasdisposiciones del duque no se mantuvieron. Se le había indispuesto contra el señor deLa Salle, quien, al darse cuenta de ello, no se inmutó.

Se le previene contra el señor de La Salle

Pues cuando acudió al día siguiente para concluir el asunto, el duque le recibió conaire severo, le dijo cosas duras y humillantes y quiso someterlo a condicionesonerosas de las que no se había hablado la víspera. El señor de La Salle respondió atodo ello con su moderación habitual, y se retiró sin mostrar ningún movimiento deemoción. Conocía a quienes habían hecho el mal oficio ante el duque, y jamás quisoconsentir que se les manifestara el mínimo disgusto.

La moderación cristiana que manifestó en este asunto78 era el efecto de su perfectasumisión a las disposiciones de la Providencia. Él se afianzó de tal forma con todaslas contrariedades que tuvo que soportar79 para establecer su Instituto que loscontratiempos más lastimosos no han podido alterarle. Cuando se actúa sólo porDios, uno se

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consuela fácilmente de las contradicciones de los hombres. Su desprendimiento eratan perfecto que parecía insensible a las injusticias que le hacían; nunca hablaba deellas y jamás se le escapaba una queja contra quienes le hacían sufrir. Preferíarenunciar a sus derechos, por bien fundados80 que estuviesen, a dejar nacer la mínimasospecha sobre su desinterés. Es lo que hizo81 con ocasión del establecimiento del queacabamos de hablar.

Renuncia a una donación para no pleitear

Dos personas de las más ricas de Rethel le habían dejado una suma importante paraayudarle a fundar su escuela; ya estaba en posesión de la misma y se le habíanenviado los documentos y títulos.

La donación estaba hecha de forma correcta; sin embargo, se desprendió de suderecho y cedió todo82 a los herederos que se lo reclamaban antes que soportar el

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77 a los maestros de Rethel.78 en esta ocasión.79 las dificultades que ha tenido que sufrir.80 sus derechos, por muy sentados que estuviesen...81 Lo que hizo en...

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riesgo de un proceso en el cual la caridad habría podido sufrir alguna alteración.Ejemplo de desinterés que es tan raro83 como edificante.

Escuela de Guisa fundada por la señora [duquesa] de Guisa

Tan pronto como la escuela de Rethel estuvo establecida, la villa de Guisa searrepintió de haber descuidado el ofrecimiento que el señor Niel les hiciera un añoantes. Le comprometieron a que hiciera un segundo viaje, y sin diferirlo más,cedieron84 una casa para residencia de los maestros. La señora [duquesa] de Guisa lostomó bajo su protección y les dio los fondos necesarios para su mantenimiento, demanera que se abrió85 la escuela el mismo año. El señor de La Salle encontrababastante dificultad, en los comienzos, para hallar sujetos adecuados para tantosestablecimientos. Los primeros que envió a Guisa no gustaron, pero poco después losllamó [a Reims] y envió otros que se ganaron la estima y la consideración quemerecía su piedad.

Escuela de la parroquia de San Pedro, de Laón

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Hacia finales de este año, el cura de la parroquia de San Pedro, de la villa de Laón86,informado del bien que producían las escuelas gratuitas en las ciudades en las queestaban instaladas, escribió al señor de La Salle, y le rogó que le diera dos maestrospara abrir una en la parroquia. El amor que sentía por los pobres, que eran el mayornúmero, y el deseo de hacerlos instruir, le urgían desde hacía tiempo a procurarleseste beneficio. Se necesitaba la aprobación del alcalde y de los concejales de la villa;la obtuvo, e hicieron incluso más de lo que esperaba, pues cedieron una casa paraponer las clases; los religiosos de la abadía de San Martín, de la ciudad, de la orden delos premonstratenses, se unieron al párroco para proporcionar generosamente de quévivir a los maestros. Arregladas así las cosas, se abrieron las clases al año siguiente.

El párroco aprovechó esta ocasión para establecer amistad muy estrecha con elseñor de La Salle, que conservó toda su vida gran confianza en él, fundada en laestima que tenía por su celo y su piedad.

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82 abandonó todo a los herederos...83 Desinterés tan edificante como raro.84 Las autoridades de la villa dieron una...85 se abrieron allí las clases el mismo año.86 la parroquia de San Pedro de Laón.

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Los maestros se disgustan y abandonan el Instituto

El éxito de estos establecimientos creados de manera tan rápida parecería unpresagio feliz para el futuro. Con todo, era muy necesario que la continuidadrespondiera a aquellos hermosos comienzos; y en el momento en que el señor de LaSalle se diría que se felicitaba por el éxito, Dios le hizo gustar toda la amargura queacompaña, de ordinario, a las fundaciones mal cimentadas; pues cuando él creíahaber puesto las escuelas en situación de sostenerse, vio de repente su obra a punto dequedar destruida. Los maestros que había reunido para formarlos comenzaron87 arelajarse; les pareció que su vida era aburrida; sus ejercicios, demasiado molestos; sualimentación, demasiado sencilla; su libertad, demasiado estricta. Les vino la idea desacudir un yugo que

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decían no poder llevar más; sin embargo, aquello les había parecido suave en eltiempo de su fervor, y a ello se habían sometido voluntariamente. Ya no sentían gustopor las prácticas de piedad que habían encontrado tan santas y tan útiles. Es fácilimaginar hasta qué punto el señor de La Salle se sintió penetrado de dolor a vista deeste desorden. Con todo, tuvo que ser testigo de la deserción de sus discípulos. Todocuanto pudo decirles de más tierno y afectuoso no les causó impresión; su elecciónestaba hecha. Los remedios que él quiso emplear para curar sus heridas sólo sirvieronpara amargarlos más. La gratitud singular que tenían hacia la caridad con la que leshabía guiado y mantenido en su casa, no la tuvieron para nada en cuenta; se borró porcompleto de su espíritu, y olvidando todos los sentimientos de respeto y de gratitudque debían a su virtud y a sus buenos ejemplos, salieron de su casa y renunciaron parasiempre al designio que habían tenido de consagrarse a la instrucción de la juventud.Hubo algunos de ellos, en cambio, que más fieles y más arraigados en su vocación,rechazaron seguir a estos flojos en su deserción.

No se puede negar que el señor de La Salle, al verse así, casi por completoabandonado88, se sintiera algo quebrantado, y que se viera tentado a renunciar a suempresa. Parece que no habiendo tenido en vista89 más que el bien público y lainstrucción de los pobres, debía esperar de su trabajo un resultado más feliz. Pero lospensamientos de los hombres son demasiado limitados para penetrar los designios deDios.

Se presentan nuevos sujetos

Como tenía una virtud sólida y a prueba

302 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

87 Los maestros comenzaron a relajarse,88 El señor de La Salle, al verse así casi abandonado.89 Parece que no teniendo en vista más que...

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de contradicciones, no se abatió por esta desgracia, sino que aprovechó esta pequeñahumillación para reanimar su celo. Recogió con gratitud los restos de aquel rebañodisperso y se aplicó a asegurarles contra las alarmas en que les había sumido el falsopaso de sus compañeros. Sus oraciones, sus cuidados, su ejemplo y susexhortaciones, llenas de ternura, les fortificaron contra la tentación90.

Dios, que se complace en devolver la calma a los que han sido fieles en latempestad91, derramó sus bendiciones sobre aquel trabajo, y en el momento quemenos lo pensaba, vio llegar un número de sujetos que tenían fuerza, fervor y piedad.Éstos, unidos al pequeño número que le había quedado fiel, formaron una nuevacomunidad más numerosa y más perfecta. Desde entonces se dedicó a prevenirlescontra la inconstancia natural, cuyos funestos efectos acababa de experimentar enaquellos que le habían dejado algún tiempo antes.

El señor de La Salle les lleva a adoptar una nueva forma de hábito

El hombre, siempre débil, quiere ser fijado al bien mediante algunos lazos que leaten a él. Sobre esta base, el señor de La Salle elaboró los nuevos reglamentos máspensados y más medidos que los primeros. Buscó todos los medios para eliminarhasta el más mínimo pretexto de volver hacia el mundo; y con el parecer de variaspersonas de piedad y de experiencia, junto a la buena voluntad que encontró en losmaestros92, hizo que adoptaran un vestido pobre y uniforme, que por su sencillez lesdistinguiera93 de las gentes del mundo, y es tal como lo llevan aún actualmente. Estanueva forma de hábito era muy apropiada a la modestia de su estado, y al inspirarrespeto hacia aquellos que con él se revestían, les daba ocasión de mostrarse máscomedidos en su comportamiento.

Es cierto que este cambio no fue del gusto de todo el mundo, y algunos añosdespués, una persona, ciertamente distinguida por su mérito, pero de un modo de serparticular, quiso obligarles a hacer en él algunos cambios. El señor de La Salle noconsideró a propósito rendirse a sus razones; temía que vistiéndolos con másdistinción, se hiciera surgir en ellos el deseo de brillar, y que por su demasiadacomplacencia hacia un hombre, de quien, por otro lado, respetaba la fama y lasluces94, se causara algún daño a la sencillez de su Instituto. No quiso, por tanto,

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90 Sus exhortaciones llenas de ternura les fortificó contra las tentaciones.91 fieles en el tiempo de la tempestad...92 la buena voluntad que encontró en los sujetos...93 que, por su simplicidad, les distinguió...94 un hombre de quien respetaba, por otro lado, el mérito, la fama y las luces...

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ceder a las razones de cortesía que se alegaron; se le tachó de testarudo y desuficiente. Se vio forzado95 a no guardar silencio, y consideró un deber de caridadjustificar su proceder; así, expuso las razones de su resistencia en un breve escritoque compuso ex profeso para ello. Lo hizo en términos tan sólidos y tan moderados queganó para su parecer a quienes eran los más opuestos.

Toman el nombre de Hermanos de las Escuelas Cristianas

Cuando vio a los maestros bien firmes en su estado, les persuadió a que dejaran elnombre que habían llevado hasta entonces y a tomar el de Hermanos de las EscuelasCristianas. Esta denominación les pareció más modesta, más conforme con la vidacomún que habían abrazado y más adecuado para alimentar la unión que debía reinarentre ellos. Desde entonces se vieron los efectos de este cambio, que en apariencia notenía nada de importante.

Los Hermanos (así los denominaré96 en adelante) no tenían sino un mismo corazóny un mismo espíritu. Vivían en profunda paz, se ayudaban mutuamente con caridadtierna y compasiva. Todo les vino a ser común, ningún interés particular distraía suatención, de manera que reproducían por la regularidad y por su proceder la vivaimagen de los primeros cristianos. Les quedaba, sin embargo, un punto débil, pordonde el demonio podía sorprenderles: era su97 excesiva preocupación por el futuro.

Temen carecer [de algo]

Como por su estado estaban forzados a vivir con unos ingresos muy módicos y nodisfrutaban de ningún fondo [estable], de vez en cuando les venían pensamientos dedesconfianza98, que los agitaban. Se imaginaban la extrema [necesidad] en que sehallarían reducidos si el señor de La Salle llegara a faltar. Forjaban en su cabeza,sobre este asunto,

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ideas quiméricas, que les llevaban insensiblemente al abatimiento y al desaliento. Elseñor de La Salle se dio cuenta de ello, y cuando quiso penetrar en las razones, ledijeron con franqueza que no veían nada de fijo y de estable en su estado; que elmenor suceso adverso podía destruir todos sus proyectos, y resultaba penoso paraellos sacrificar su juventud al servicio del público, sin tener seguridad de que al finalhubiera un asilo a cuya sombra pudieran reposar de sus trabajos.

304 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

95 [En el texto]: Il ne lui fut plus permis. En la copia: No le fue permitido.96 les désignerai...97 era la demasiada previsión...98 pensamientos desconfianza.

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El señor de La Salle, que estaba plenamente animado por la idea de la Providencia,y que deseaba guiar a los Hermanos por el mismo camino, trabajó con todo suesfuerzo para levantar su ánimo decaído. «Hombres de poca fe —les dijo— ¿es asícomo señaláis límites a la Providencia de Dios? ¿No sabéis que Él no los pone a subondad? Si Él tiene cuidado, como dice Él mismo, de las hierbas y de los lirios delcampo, si Él alimenta con tanto cuidado a los pájaros y a los demás animales que haysobre la tierra, aunque no tengan bienes, ni rentas, ni bodegas, ni graneros, ¡concuánta más razón debéis esperar vosotros que Él tenga cuidado de vosotros, que osconsagráis a su servicio! No os inquietéis, pues, más99 por el futuro; Dios conocevuestras necesidades y no dejará de proveer abundantemente si le sois fieles». Estediscurso, lleno de fe, apoyado en la autoridad del mismo Dios, parece que hubieradebido sosegarlos y calmarlos en sus inquietudes; pero como su espíritu estabapreocupado, no les causó demasiada impresión.

«Le resulta muy fácil a usted —le dijeron100— hacernos semejantes reflexiones.Usted no carece de nada; está bien asentado; tiene bienes, tiene, además, uncanonicato; todo ello le pone a cubierto de la miseria en la que nosotros caeremosinfaliblemente si las escuelas se destruyen». El señor de La Salle sintió toda la fuerzade esta respuesta. Confesó que los Hermanos tenían cierta razón al hacerlesemejantes reproches; y desde entonces pensó que el mejor medio para convencerlosde su desinterés era despojarse de todo para hacerse totalmente semejante a ellos.

El señor de La Salle las quiere fundar [económicamente]

El primer pensamiento que le vino a la mente fue emplear su patrimonio parafundar [económicamente] las nuevas escuelas, para quitar

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a los Hermanos todo pretexto de desconfianza. Nada parecía más natural y más dignode su celo que semejante destino, pero como nunca emprendía nada importante sinconsejo, recurrió al reverendo padre Barré, religioso mínimo, de quien ya he hablado.El señor de La Salle le comunicó su propósito y le rogó que le dijera su parecer. Elsanto religioso le respondió sin dudar que este pensamiento no venía de Dios; que susescuelas estaban fundadas sobre el único cimiento101 de la Providencia y que seríacensurable buscarles otro apoyo; que debía tomar como regla de conducta el pasajedel Evangelio en que Jesucristo dice a sus discípulos: «Las zorras tienen madriguerasy los pájaros del cielo tienen nidos y refugios, pero el Hijo del hombre no tiene dóndereposar la cabeza (Mat 8, 20). Las zorras —añadió— son los hijos del siglo, que seapegan a las cosas de la tierra. Los pájaros del cielo son los religiosos que tienen sucelda como asilo; pero aquellos que como usted están destinados a instruir y

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99 No os inquietéis más por el futuro,100 «Le es muy fácil —le dijeron...101 sobre el único fondo...

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catequizar a los pobres, no deben tener otra herencia sobre la tierra que la del Hijo delhombre. Por tanto, no sólo debe usted despojarse de todos sus bienes, sino tambiénrenunciar a su beneficio [canonjía] y vivir en un abandono general de todo lo quepodría compartir su atención de procurar la gloria de Dios».

Este razonamiento no tenía nada que pudiera halagar a la naturaleza; tambiénencontró pocos que lo aprobasen. Pero el padre Barré conocía la virtud de aquel aquien hablaba y el señor de La Salle no puso ninguna dificultad para someterse a susdecisiones.

Se persuadió profundamente de que Dios le pedía este sacrificio y que no podíaofrecerle otro más agradable. Tomó, pues, la resolución firme y constante de dejartodo para seguir a Jesucristo pobre. De paso, no se puede dejar de admirar estagrandeza de alma que le llevó a renunciar con tanto coraje a todo lo que el mundollama comodidades de la vida, para abrazar otra dura y laboriosa, con la cual la razón,lo mismo que los sentidos, tienen tanta dificultad para acomodarse. Un paso tan seriocomo éste no debe su nacimiento a la ambición ni al deseo de hacerse un nombre en elmundo, como lo han querido presentar censores injustos.

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Piensa en dimitir de su canonicato

El señor de La Salle, determinado por los consejos del padre Barré, declaró supropósito a su director, a quien esta idea le pareció temeraria. Éste quiso persuadirlede que despojarse así de todo era tentar a Dios; que no veía qué102 podía inducirle atomar una decisión tan radical; que podía salvarse en el estado en que Dios le habíapuesto; que su vocación no era en absoluto equívoca, pues cumplía exactamente susobligaciones; que el ejemplo de un buen canónigo sostenía a los menos fervorosos,y que sin dejar su canonicato podía continuar cuidando de los Hermanos de lasEscuelas, como había hecho hasta allí con edificación. La confianza respetuosa quetenía a los consejos de su director suspendió por algún tiempo su resolución. Pidióconsejo a algunas otras personas entre sus amigos, y todos encontraron sus razonesmuy sólidas; y en fin, después de una prueba de seis meses, encontró el momento deque su director las aceptase, a través de una persona virtuosa que tenía ascendenciasobre su espíritu.

Un paso de esta importancia apenas podía hacerse sin ruido. El señor de La Salletomaba todas las precauciones que la prudencia le podía sugerir para mantenerlo ensecreto; pero todas sus precauciones fueron inútiles, y el rumor de esta noticia seextendió por la ciudad; ya no había forma de ocultarlo al conocimiento de susparientes y amigos. Los combates comenzaron de nuevo, y cada cual razonaba a sumodo. Unos decían que el excesivo dominio de sí mismo le había debilitado elespíritu; otros, que no hacía en eso otra cosa que seguir su temperamento, que siempre

306 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

102 no veía lo que le podía...

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terminaba en el extremismo. Era el medio, se decía, de encontrar directoresdemasiado complacientes y demasiado poco sensatos para aprobar semejanteocurrencia. Se esmeraron en explicarle los inconvenientes de la situación a la quequería reducirse; le hicieron considerar cómo su familia estaba contrariada, y cómosus amigos se hallaban descontentos; [le hablaban] de accidentes imprevistos quepodían103 sucederle; que su fundación era una quimera que se desvanecería con todossus proyectos; que su crédito era demasiado limitado para poder afrontar los golpesque se le quisieran dirigir. Todo cuanto se le pudo decir de más convincente, sólosirvió para asegurarle más en su decisión.

Salió hacia París resuelto a ir a suplicar a su arzobispo, que le diera suconsentimiento para presentar la dimisión del canonicato; al llegar supo que [elarzobispo] había regresado a Reims. El señor de La Salle se detuvo

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poco en París y se volvió de inmediato.

En la breve estancia que hizo en París tuvo ocasión de ver al señor de LaBarmondière, párroco de San Sulpicio, a quien informó del motivo de su viaje. Estedigno pastor apreció mucho su designio e incluso le hizo prometer que enviaría dosHermanos para abrir una escuela en su parroquia, la más extensa de París. Sinembargo se dieron varias circunstancias que retrasaron este establecimiento, que serealizó sólo seis años después.

Solicita la aprobación de su arzobispo

El señor de La Salle, de regreso a Reims, fue en seguida a presentarse en elarzobispado. El arzobispo, bien informado de lo que ocurría, dejó pasar el tiempopara dar al señor de La Salle ocasión para nuevas reflexiones. Esperaba que un retrasode varios días le hiciera cambiar de decisión, y que por este medio conservaría en suIglesia a un sujeto cuya virtud y mérito estimaba. Mandó que le dijeran que no teníatiempo de concederle audiencia. El señor de La Salle comprendió al momento104 elmotivo de este rechazo. No se desanimó; consultó todavía con diversas personas, y sedirigió particularmente a un canónigo de sus co-hermanos [de cabildo] muy estimadopor su capacidad y por sus luces. Era el señor Philbert, hombre importante y decrédito, que enseñaba teología en el seminario de Reims y que más tarde fue granchantre de la catedral. Este hombre sabio escuchó las razones del señor de La Salle,las aprobó y le aconsejó que se retirara a París para ponerse a cubierto de todos losreproches que tendría que soportar en el ambiente de su familia. Estaba ocupado conesta idea cuando supo que el prelado tenía que volver pronto a París. Resolvió, pues,obtener una audiencia, a cualquier precio, antes de que partiera.

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103 accidentes imprevistos que podrían sucederle...104 El señor de La Salle sintió en ese momento...

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Fue primero a postrarse ante el Santísimo Sacramento en la catedral. Estuvo algúntiempo en oración y pidió a Dios con fervor las luces que necesitaba para conocer suvoluntad y la fuerza necesaria

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para seguirla. Luego, lleno de decisión, se presentó a su arzobispo, que le recibió másfavorablemente que la primera vez. Le preguntó si había pedido consejo en un asuntotan serio como el que acababa de proponer. El señor de La Salle le dio cuenta exactade todos sus pasos y le dijo que había consultado, en último lugar, al señor Philbert, suVicario general, quien aprobaba su decisión, y que era del parecer de que dimitiera desu canonicato. Inmediatamente se le pidió que acudiera. Éste convino en todo; peroañadió que al mismo tiempo había aconsejado al señor de La Salle que no dimitierasino en favor de su hermano, que había ya ingresado en el estado eclesiástico, que fuemás tarde doctor de la Sorbona y canónigo de la catedral. Entonces el arzobispopareció quedar satisfecho y dio su consentimiento.

Resigna [el canonicato] en [favor d]el señor Faubert

El señor de La Salle, sin perder tiempo, formuló su dimisión, la rellenó con elnombre de Faubert y firmó. El prelado quedó muy sorprendido de la elección quehabía hecho de este pobre sacerdote, con preferencia a su hermano, que estabacualificado para poseer el beneficio, y sobre el cual parecía, según las ideasordinarias, que debería haber puesto su mirada. Él preguntó la razón. El señor de LaSalle respondió sencillamente que no creía que Dios le pidiese tal preferencia, y seretiró. La alegría interior que sintió al salir del arzobispado fue atenuada por lasalarmas que le causaron las intervenciones de sus amigos; pues la noticia de sudimisión se extendió por toda la ciudad, y ocasionó gran alarma entre aquellos aquienes afectaba. En seguida acudieron a pedirle que se retractase mientras teníatiempo.

Le dijeron que no podía causar mayor alegría a su obispo, que le estimaba, y quedebía a su familia esta señal de consideración. Como vieron que no se adelantabanada por ese lado, le tentaron de otra manera, tratando de persuadirle de que hicierarecaer su elección105 sobre su hermano, o al menos sobre alguno de sus parientes; y ledijeron a este propósito que no valía la pena trabajar

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sólo para sí; pero todas estas razones no le parecieron suficientemente sólidas parahacerle cambiar de parecer. Él había tomado su elección según Dios106.

308 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

105 de hacer recaer la elección.106 Había tomado su decisión ante Dios.

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Con estas miras se había decidido en favor de un eclesiástico que trabajaba conéxito en la diócesis, y que estaba muy lejos de creer que el señor de La Salle debierapensar en él. El cabildo sintió la pérdida que ocasionaba; pero se molestó aún más porla persona que se le proponía como sucesor. Escribieron al arzobispo, que habíavuelto ya a París, y le pidieron que retrasara el nombramiento, para dar aún107 tiempoa los amigos del señor de La Salle a realizar los últimos esfuerzos para lograr quecambiase.

El prelado dejó pasar algún tiempo, y luego escribió al señor Callou, superior de suseminario. Le encargó que tratara de conocer la última resolución del señor de LaSalle.

Este santo sacerdote, tan conocido en Reims por su celo y cuya memoria estarásiempre en veneración en la diócesis, fue a encontrar al señor de La Salle y le urgió aque le dijera si mantenía lo que había hecho.

Le recordó una vez más todo lo que sus amigos le habían dicho ya para doblegarle;pero no obtuvo de él otra respuesta que la que había dado ya tantas veces como lehabían hablado de este tema, que su decisión había sido tomada ante Dios y que nopodía cambiar. El señor Callou no pudo sino felicitarle por su celo, y dio cuenta de sucometido al prelado108, que al final remitió el nombramiento al señor Faubert, quetomó posesión del canonicato el 16 de agosto de 1683. De este modo el señor de LaSalle109 se vio descargado, a la edad de treinta y tres años, de un fardo que se le hacíamuy pesado por los continuos asaltos a los que estaba expuesto por parte de susfamiliares y de sus amigos.

Piensa retirarse a París

Quienes estuvieran tentados de encontrar exceso en la forma de inflexibilidad queel señor de La Salle mostró110 en toda esta negociación, deben considerar que cuandoDios habla al corazón, éste tiene111 un lenguaje muy diferente al de los hombres. Loscaminos poco comunes por los que condujo a su siervo muestran bien claro que era Élquien le guiaba en este asunto; pues en el mismo tiempo en que hacía tan grandescosas por Dios, era el único que no se daba cuenta. Despojado de su beneficio,

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resuelto a dar toda su fortuna a los pobres, dispuesto a ejecutarlo, reducido por esomismo a la sencilla y muy módica [cantidad] necesaria112, expuesto incluso a carecer

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 309

107 a fin de dar tiempo...108 ... que no podía cambiar. Dio cuenta al prelado de su encargo, quien envió, por fin, el nombramiento...109 el 16 de agosto de 1683. El señor de La Salle...110 la especie de inflexibilidad que mostró...111 le habla un lenguaje...112 reducido por eso a lo simple necesario...

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de todo, comprometido a pasar el resto de sus días en un estado de humillación, detrabajo y de sufrimiento, se persuade de que aún no ha hecho nada, sino esbozar laobra de su salvación. Sólo hay una virtud bien definida que pueda llevar a rebajarse detal modo a sí mismo.

El primer pensamiento que tuvo después de haber dimitido de su canonicato, fuemarcharse a París, como le había aconsejado el señor Philbert113. Este viaje114 leparecía tanto más necesario cuanto que esperaba que su alejamiento pronto haríaolvidar el clamor del paso que acababa de dar, y que una vez borradas las primerasimpresiones, la gente se acostumbraría más fácilmente. Esta reflexión le veníasugerida por su humildad. Ella le hacía temer los elogios de personas de piedad queno se podían cansar de admirar su coraje. Habló de su designio a su director, que nofue del mismo parecer. Le dio a entender cuán necesaria era su presencia en laComunidad115 de los Hermanos de las Escuelas y el perjuicio que le haría su ausenciasi la abandonaba en los comienzos. Le recordó a este propósito las penas que habíaexperimentado para llevarla al punto en que se hallaba y la necesidad que todavíatenía de su presencia. Que a pesar de que hubiera prometido al párroco de SanSulpicio de París que iría a abrir una escuela en su parroquia, debía esperar momentosmás favorables; y que había que temer que viera destruirse el bien que habíaprocurado a la ciudad de Reims si la abandonaba tan pronto, aun so pretexto decumplir la palabra que había dado.

Esta respuesta de su director fue para él una decisión. En consecuencia escribió alseñor de La Barmondière que la voluntad de Dios se oponía a que fuera tan prontopara establecer las escuelas en su parroquia, y que sería necesario esperar los tiemposy los momentos de la Providencia, y que todo lo que podía hacer un sencilloinstrumento como él, era someterse a ella.

El señor de La Salle se despoja de su patrimonio

El señor de La Salle, fijado en Reims por los consejos de su director, estabaocupado únicamente en los medios que debía adoptar para despojarse completamentey abandonarse generosamente entre los brazos de Jesucristo pobre. El paso ya estabaresuelto en su corazón y hacía tiempo que pensaba distribuir

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sus bienes116 a los pobres. Ahora se trataba sólo del modo como debía ejecutarse parahacerla más meritoria. Los Hermanos de las Escuelas eran los primeros pobresencomendados a sus cuidados.

310 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

113 como el señor (le sieur) Philbert...114 Su viaje...115 ...era necesaria a su comunidad...116 pensaba en distribuir su fortuna.

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Varias personas de esclarecida virtud le aconsejaban hacerles una donacióngeneral de su patrimonio. Nada parecía tan natural. Era su obra; correspondía a suprudencia proveer a su subsistencia de manera sólida e irrevocable. Quienes hubierancensurado su excesivo desprendimiento de los bienes de la tierra no habrían podidonegarse a aprobar un destino tan legítimo. Las apariencias quedaban para él; por estemedio, eliminaba la inconstancia de los Hermanos y prevenía a su comunidad contralas desconfianzas, a donde el temor de carecer de lo necesario la había llevado algúntiempo antes. Pero como la idea de la Providencia, que animaba el principalmovimiento de sus acciones, le venía sin cesar a su mente117, temía apartarse y atentarcontra ella, dando un paso que no estuviera conforme [con su designio].Reflexionó118 durante algún tiempo, incluso consultó119 de nuevo al padre Barré. Estesanto religioso le respondió, como había hecho un año antes, que habiendoestablecido sus escuelas sobre el cimiento de la Providencia, no debía molestarse porprocurarlas fondos seguros; que debía abandonar toda su fortuna a los pobres sinreservarse nada para la Comunidad de los Hermanos. El señor de La Salle se atuvo aesta decisión y resolvió absolutamente conformarse con ello.

Distribuye toda su fortuna a los pobres durante un carestía

Dios le hizo surgir la ocasión el mismo año de manera bien clara. Pues laesterilidad de la tierra fue tan grande que toda la gente del reino se halló reducida a lamáxima mendicidad. El señor de La Salle fue afectado vivamente por las miseriasque le rodeaban, sus entrañas se conmovieron de compasión y no perdonó nada de loque dependía de su caridad para dar a ello pronto remedio. Se vio a este administradorfiel distribuir con orden y discreción120 una riqueza de la que no se consideraba sinodepositario. Conocía con detalles exactos la situación de cada uno, cubriendo susnecesidades; distribuía y hacía distribuir en todas las escuelas el pan121 a los niños,reunía cada día en su casa a gran número de pobres, a los que alimentaba, les dabasaludables consejos122, proporcionados a su alcance y a la condición123 de cada uno, yluego los despedía colmados de liberalidades.

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Hacía más: iba a las casas a buscar a los pobres vergonzantes para sacarlos de lamiseria, y les libraba, con sus limosnas secretas, de la confusión de su indigencia. Elhambre fue largo. Pero no disminuyó su celo: él dio todo.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 311

117 sin cesar a la mente.118 Pensó en ello.119 algún tiempo y consultó incluso...120 distribuir con discreción una riqueza...121 pan (du pain)...122 ... pobres que él alimentaba y les daba consejos saludables...123 que porporcionaba al alcance y a la condición de cada uno...

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Los testigos de sus donativos quedaron impresionados hasta la extrañeza de ver aun hombre que se confiaba de tal manera a la Providencia que no se reservaba nisiquiera lo necesario para el día siguiente. Los Hermanos de las Escuelas eran los quele veían con más familiaridad. No pudieron dejar de admirarlo y de manifestarle almismo tiempo124 su sorpresa. Les respondió con su tranquilidad habitual que Dios esun padre bueno, que no abandona jamás125 a los que le son fieles; que debían estarseguros de que nada les faltaría mientras se dedicaran a complacerle.

Esta respuesta les sirvió de predicción, pues al año siguiente los víveressiguieron126 escaseando. El señor de La Salle tomó ocasión de ello para hacerles notarlos efectos de la Providencia en sus casas: «Gracias a Dios, carísimos Hermanos míos—les dijo— aunque no tengamos bienes, ni rentas, he ahí que han pasado127 dos añosdesastrosos de escasez; nosotros no hemos carecido de nada; no debemos nada anadie en ninguna de nuestras casas; mientras vemos que varias comunidades biendotadas se han arruinado a pesar de sus muchos bienes, pues se han visto obligadas avender sus fondos y a pedir préstamos para atender a su subsistencia». Estas ideas queél tenía siempre presentes se grabaron tan profundamente en su corazón que lesllevaron insensiblemente a esta perfecta indiferencia hacia los bienes de la tierra en laque han vivido después. Su ejemplo fortaleció de tal manera a los Hermanos128 contrala desconfianza y la inquietud, que siempre se han abandonado en lo sucesivo a loscuidados de la Providencia, que ha llegado a ser como la base y el cimiento de suInstituto.

El señor de La Salle no quiso en absoluto otro recurso que éste para formar tantosestablecimientos129 como se vio forzado a abrir en lo sucesivo. Incluso se negó aaceptar sumas importantes130 que le ofrecían varias personas de distinción parafundarlas. «Nuestros Hermanos no se sostendrán —decía— sino en la medida en quesean pobres. Perderán el espíritu de su estado desde el momento en que trabajen enprocurarse las comodidades de la vida».

Su pobreza

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Estaba tan lleno de esta idea, que en poco tiempo consiguió convertir en costumbreel vivir con poco. Escogía lo que había de más humilde y despreciable: sus muebles,sus vestidos, su alimentación, todo reflejaba el espíritu de pobreza en que vivía y que

312 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

124 testimonia incluso su sorpresa...125 que no abandona a los...126 los víveres comenzaron a escasear.127 He ahí pasados dos años de desastrosa escasez, nosotros...128 a sus Hermanos.129 tantos otros establecimientos.130 Incluso rechazó sumas importantes...

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inspiraba a los Hermanos. Se necesitaba incluso emplear un engaño para quitarle losvestidos que ya no podía llevar por decencia. «Todo es bueno —decía— para unpobre sacerdote —era la calidad que tomaba con más gusto—; basta con zurcirlos, ypueden servir todavía; no nos importe que el mundo nos critique, con tal que seamosagradables a Dios». Con todo, no pretendía aparecer externamente con esa suciedadenojosa que hace despreciable la pobreza.

Era sencillo pero sin afectación. Evitaba los dos extremos y velaba para que losHermanos no pretendiesen hacerse notar con una limpieza demasiado remilgada. Auno de ellos, en quien notaba131 este defecto, le preguntó un día: «Si eso es así —ledijo— usted ya no es siervo de Jesucristo; no hemos dejado el mundo paraconformarnos a él, sino para despreciarlo y también sus máximas».

De este espíritu de pobreza del que estaba animado brotaba como de su fuente elalejamiento que tenía para todo132 lo que se llaman comodidades de la vida. Noquería, en absoluto, que los Hermanos133 dieran ningún paso para procurárselas. Es loque se ve en una carta que escribió a un Hermano de las Escuelas que le detallaba lapobreza de su casa. «Es verdad —le dice— que usted es pobre. Nuestro Señor lo fueaunque pudo ser rico. Usted tiene que imitar a este divino modelo, y sin embargo, meparece que usted quisiera que no le faltara nada. ¡Vaya!, ¿quién no quisiera ser pobrecon esa condición? ¿No abandonarían sus riquezas los grandes y los poderosos de latierra para procurarse un beneficio que les hiciera más felices que a los mismos reyes?Le suplico que recuerde que no vino a la Comunidad para disponer de todas lascomodidades, sino para abrazar el estado de pobreza con sus incomodidades. Ustedes pobre, dice, ¡cómo me gusta esa palabra! Pues decir que es pobre equivale a decirque es feliz. Usted no ha sido nunca tan pobre; dice, tanto mejor, pues nunca ha tenidotantos medios para practicar la virtud», etc.

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Tales eran los sentimientos que ha inspirado siempre134 a los Hermanos de lasEscuelas en las frecuentes exhortaciones que les hacía. Les dio él mismo ejemplosmuy sensibles y no ha cesado durante toda su vida de trabajar en practicar esta virtuden lo que tiene de más austera.

Su mortificación

El señor de La Salle, totalmente libre y desprendido de los lazos que todavía podíanatarle al mundo, se aplicó más que nunca a vivir en el retiro y a practicar lashumillaciones que comenzaban a observarse en su Comunidad. Los Hermanos se

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131 en quien había notado.132 el alejaiento que tenía para todo.133 No quería que sus Hermanos.134 los sentimientos que había inspirado siempre.

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animaban con su ejemplo y se notaba entre ellos unas santa emulación para caminarsobre sus huellas. La vida dura y penitente que llevaba sobrepasaba sus fuerzas.Inventaba cada día nuevos medios de macerar su carne: las cadenillas, los cilicios, lasdisciplinas de hierro rematadas de puntas, que todavía se conservan en esta casa, danfe de ello. Se azotaba con tanto rigor, que las paredes de su habitación135 estabanmanchadas de sangre. Sin embargo, por un motivo de discreción, moderaba el ardorde los Hermanos que deseaban seguirle de cerca, por temor a que su excesivo fervordegenerase en lo sucesivo y los llevase al agotamiento. Pero a pesar de sus atenciones,hubo varios que sucumbieron y136 les sobrevinieron enfermedades tan serias que lesllevaron a un final feliz. Estaba sorprendido del ardor con el cual los Hermanos137 seentregaban a practicar todo lo que se presentaba como más rechazable para lanaturaleza. Les sostenía, es cierto, con sus frecuentes exhortaciones, pero lesrecomendaba siempre que no se entregasen a ello sino con mesura. «Debéis temer—les decía— que el demonio se valga de vuestro fervor138 para haceros decaer».

Da clase en la parroquia de Santiago

En los comienzos [de la sociedad] perdió a varios Hermanos de valor, que tuvodificultad para reemplazar. Eso le obligó,

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durante algún tiempo, por falta de maestros, a encargarse de dar él mismo139 la claseen la parroquia de Santiago. La gente se sorprendió al verle salir dos veces al día,atravesar la ciudad vestido con una sotana de tela tosca, con un manteo de mangascolgantes y con un sombrero de alas anchas con zapatos gruesos, e ir, como un simpleHermano, a enseñar a leer y a escribir a los niños, a explicarles el catecismo yllevarlos a la iglesia; en una palabra, a someterse sin distinción alguna a todo lo que élmismo había establecido para el funcionamiento de las escuelas. Sufrió las burlas delpopulacho, que de ordinario no mira las cosas sino con los sentidos. Él no se inmutómás por ello, y continuó sus funciones humillantes hasta que encontró sujetos a loscuales pudiera confiar140 este cuidado. Varias personas, incluso de sus amigos,estaban persuadidas de que llevaba su celo demasiado lejos. ¿Quién hubiera pensado,se decía, que un hombre de su rango se hubiera reducido a un estado tan despreciable?Pero Dios le hacía la gracia de ser insensible a todos los razonamientos humanos.

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135 las paredes de la habitación.136 varios que sucumbieron, les...137 sus Hermanos...138 que el demonio se sirva de vuestro fervor incluso para...139 durante ese tiempo a encargarse él mismo de dar clase...140 pudiera remitir este cuidado.

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El señor de La Salle vive en el retiro

Cuando hubo provisto a la escuela de la parroquia de Santiago, retomó losejercicios de su retiro, en el que se ocupaba de la meditación y de la oración queconstituían toda su delicia. Adoptaba todas las precauciones para ocultarlo alconocimiento de los Hermanos. Con este objeto, se escogió un pequeño espacioapartado, donde sólo podía estar una persona, y allí pasaba los días141 y alguna vecesparte de la noche en la contemplación. Encontraba en ello tanto gusto que se teníadificultad para hacerle salir a tomar algún alimento.

Mientras se ocupaba de este modo de sí mismo y de su Comunidad, a cuyo cuidadoestaba resuelto a limitarse, se vio comprometido142 a extender su caridad a lasescuelas de fuera. Las de las villas de Rethel, de Guisa y de Laón143 establecidas

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algunos años antes habían sido dirigidas hasta entonces por el señor Niel. Éstepensaba seriamente en retirarse a su tierra y había rogado varias veces al señor de LaSalle que tomara cuidado de aquellas escuelas. Él se había excusado144 siempre con lafirme resolución que había tomado de limitarse a las de la ciudad de Reims.

Muerte del señor Niel

Sin embargo, cuando el señor Niel se retiró a Ruán, donde murió poco tiempodespués en olor de santidad, el señor de La Salle, solicitado por los ruegos delpárroco145 de San Pedro de Laón, su amigo, no pudo negarse a las insistentessolicitaciones que éste le hizo de encargarse de las escuelas que necesitaban sudirección.

El señor de La Salle regula la alimentación de los Hermanos

Cuando se vio obligado así a tomar el cuidado de la dirección de un número146 deHermanos dispersados por diversas villas, bastante cercanas de la de Reims, creyóque era posible formar con ellos una pequeña congregación y prescribirles una formade vivir uniforme.

Quiso hacer un ensayo antes de decidir nada, pues no hacía nada por autoridad, y147

no redactó sus reglamentos por escrito sino varios años después de residir en París.

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141 pasaba a veces los días142 se vio obligado a oír...143 de Guisa y Laón.144 Él se había defendido de ello hasta entonces con la firme resolución...145 por los ruegos del señor párroco.146 a tomar cuidado de un número de Hermanos.147 y no redactó (suprimido el pronombre”il”).

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Había ya atendido al vestuario y a la alimentación de los Hermanos. Se contentó paraeste último punto con confirmar lo que ya estaba en uso entre ellos. Quiso que no seintrodujese nada más que la carne148 grasa y la más común. Todo tipo de caza y otrosmanjares149 más delicados quedaban excluidos. Los días de abstinencia sólo sedebían servir legumbres o verduras cocidas sin mucha preparación. Todo debíadenotar el espíritu de pobreza de la cual se hacía profesión. Este alimento, bastanteinsípido en sí mismo, se servía en pequeña cantidad y el señor de La Salle teníaextraordinaria repugnancia para habituarse a ella. Necesitó dominarse mucho a símismo y sólo después de muchas pruebas llegó, al fin150, a acostumbrar su estómago adigerir esta clase de alimentos. A menudo pedía a Dios la gracia de vencer susrepugnancias, y la obtuvo con una oración perseverante. Llegó, incluso, a perder porcompleto el gusto de los alimentos. Se dieron cuenta de ello un día que el Hermanococinero sirvió por falta de atención a la comunidad

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ajenjo en lugar de la verdura. Los Hermanos no pudieron tomarlo después de haberlogustado. Sólo el señor de La Salle fue quien comió como de ordinario; pero al final dela comida preguntó qué había impedido comer a los Hermanos. Se le dijo la razón, yconfesó que él no había puesto atención en ello.

Los Hermanos hacen voto de obediencia por un año

El señor de La Salle, al no tener en su comunidad más que sujetos fervorosos ydispuestos a abrazar lo que había de más perfecto, creyó que debía tomar con ellosalgunas medidas para afianzarles en su vocación. Reunió para este fin en Reims151 alos Hermanos superiores de las escuelas de Laón, Rethel y Guisa que, con los de lacasa, formaban152 una asamblea suficiente. Les hizo una exposición muy emotiva, enla cual les presentó un vivo retrato de la inconstancia natural al hombre, y de lanecesidad en que se halla de fijarse al bien por medio de lazos y compromisos santosy agradables a Dios. Añadió que hasta allí habían estado como fluctuando eindeterminados en su estado; que les rogaba que considerasen si no sería másconveniente a su debilidad, y para quitar a los menos perfectos todo pretexto devolver al mundo, comprometerse con algún voto a vivir en comunidad de acuerdo conlas Reglas que estaban en uso entre ellos. La propuesta fue recibida con alegría y cadauno de los Hermanos, con consentimiento unánime, se dispusieron para la ceremonia.Ésta comenzó por un retiro, que el señor de La Salle comenzó con ellos el día dePentecostés para implorar las luces del Espíritu Santo.

316 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

148 que no se introdujese más que la carne grasa.149 toda caza o manjares más delicados...150 llegó a acostumbrar.151 Reunió para este efecto a los Hermanos superiores...152 que, con los de la casa, hacían una asamblea...

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Lo acabaron ocho días después, resueltos a comprometerse para toda su vida aobservar los votos de obediencia y de castidad. El señor de La Salle moderó su celo yse contentó por el momento de hacer que emitieran voto de obediencia por un añosolamente, y les remitió a otro tiempo para el de castidad, con el cual no quería que secomprometiesen sin nuevas pruebas. Se determinó, pues, que harían voto deobediencia por un año. La ceremonia se hizo el día de la Trinidad y los Hermanos hanmantenido

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desde entonces la costumbre de renovarlo153 todos los años en ese día.

Es cierto que ocho años después, el señor de La Salle, movido por la insistencia delos Hermanos, les permitió hacer voto de obediencia para toda su154 vida. Él mismopronunció el voto de obediencia por un año.

El señor de La Salle dimite del cargo de superior

En cuanto hubo contraído este nuevo compromiso con Dios, se sintió vivamenteimpulsado del deseo de155 cumplirlo en toda su amplitud. El título de superior quehabía adquirido naturalmente le pareció un obstáculo para lo que había prometido.Pensó seriamente en los medios para descargarse de él. Después de muchasreflexiones, al año siguiente reunió a los Hermanos en Reims. Les explicó que desdeque su número había aumentado, encontraba entre ellos varios sujetos muy capaces156

de encargarse del gobierno; por lo cual era importante para el bien común157 delInstituto, e incluso necesario, que escogieran uno en cuyas manos pudieradepositarlo. La propuesta sorprendió a los Hermanos y, sin embargo, no podían dejarde admirarse del Espíritu de Dios, que le hacía actuar.

Hizo que siguieran un retiro (era la sabia precaución que adoptaba en los asuntosimportantes); después del cual, les dirigió una viva exhortación en la que empleó lasrazones más fuertes que su humildad pudo sugerirle para convencerles de lanecesidad en que les ponía de que no osaran pensar en él.

Hubo que ceder a sus consideraciones y la pluralidad de los votos recayó en lapersona del Hermano Enrique L’Heureux. Esta elección fue del gusto del señor de LaSalle. Hacía varios años que le miraba como su sucesor. Tenía los talentos necesariospara desempeñar ese puesto con éxito. Era bondadoso, moderado, prudente ydiscreto. Estas cualidades, unidas a la estima que los Hermanos tenían de su virtud, leganaron su confianza en poco tiempo.

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153 desde entonces en la costumbre de renovarlos...154 para toda la vida.155 se sintió vivamente impulsado a cumplirlo...156 varios sujetos capaces de encargarse...157 para el bien del Instituto...

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El señor de La Salle se somete al nuevo superior

El señor de La Salle fue el primero en dar a este Hermano158 pruebas de respeto, desumisión y de dependencia. Olvidó en seguida lo que era para actuar solamente porsus órdenes. No se reservó159 ninguna señal de distinción y era de una exactitud tanescrupulosa en tributarle los deberes de un inferior, que el Hermano superior se sentíaconfundido.

Rogó varias veces al señor de La Salle que le ahorrase el apuro en que le ponía alobligarle a dar permisos de los que no debía depender. Pero el señor de La Salle lerogó también que le dejara la libertad de proceder de aquel modo, para no perder elmérito de la obediencia que le debía. A menudo se arrodillaba a sus pies en presenciade los Hermanos para acusarse de sus faltas y pedirle una penitencia por ellas. Alverle, se diría que no hubiera tenido160 antes autoridad en la casa. Era el más exacto, elmás humilde y el más diligente en hacer los más bajos oficios; hasta tal punto que elHermano superior161 se vio obligado a usar su autoridad para obligarle a quedesistiera de hacer una cosa que le parecía demasiado humillante para un sacerdote.Fuera cual fuere el medio que este superior empleara para rogarle que procediera conél como con un inferior, o al menos como con un igual162, no quiso hacer nada,aunque fuera poco, que pareciera independencia; no hablaba a nadie ni recibíaninguna visita sin su permiso expreso; siempre tenía cuidado de informarse si sehabía obtenido.

Le obligan a retomar el cargo de superior

Todas estas humillaciones163 a las que se sometía voluntariamente el señor de LaSalle no pudieron quedar mucho tiempo164 desconocidas en el exterior. Las personasque necesariamente tenían relaciones con él se dieron cuenta de ello.

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Hubo quejas que se llevaron a sus superiores eclesiásticos. Éstos encontraron mal queun sacerdote, doctor y antiguo canónigo de su catedral, se sometiera de aquel modo,sin excepción, a un simple Hermano, que no estaba revestido de ningún carácter [delorden sacramental]. Le hicieron notar varios inconvenientes y le obligaron a queretomara el cargo de superior, que había dejado. La docilidad que manifestó en esta

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158 El señor de La Salle fue el primero en darle...159 actuar más que por sus órdenes, no se reservó ninguna...160 que nunca había tenido...161 hasta el punto que su superior fue obligado...162 o al menos como un igual.163 Todas las humillaciones...164 no fueron mucho tiempo desconocidas...

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pronta obediencia dio nuevo lustre a su humildad. Todos los Hermanos testimoniaronel gozo que les causaba165 este restablecimiento; el Hermano L'Heureux, enparticular, tributó a Dios muy humildes acciones de gracias. Tal proceder no podíaprovenir166 de un movimiento de ambición; además, quienes habían estado másinclinados a sospecharlo, se vieron forzados a admirar su virtud y concibieron ideasmás cristianas de él.

Varias personas se ponen bajo su dirección

Desde entonces comenzó la gente en el mundo a mirarle como un hombre desantidad poco común. Todas las personas de piedad se daban prisa para ir a ponersebajo su dirección167. Él se defendía168 de ello en la medida que podía y fue sólodespués de muchas peticiones que aceptó a un número muy pequeño; además no seencargó de ello sino después de varias pruebas.

Rechaza el ofrecimiento que le hace su arzobispo para fundarsus escuelas de Reims

Carlos Mauricio Le Tellier, su arzobispo, informado del bien que producía en laciudad de Reims169, quiso retenerlo y hacerle abandonar el designio que tenía deretirarse a París. Incluso hizo que le ofrecieran que él fundaría [con bienes] susescuelas en la ciudad si renunciaba a otros

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establecimientos. El señor de La Salle respondió que la obediencia que le debía a suobispo era un motivo más que suficiente para obligarle a someterse a su autoridad;pero que, desde hacía varios años, había contraído un compromiso con el párroco deSan Sulpicio, de París170, a quien había prometido enviar dos Hermanos para abrirescuelas en su parroquia, y que se creía obligado a cumplir su palabra. Había variosmotivos que le llevaban a comenzar esta escuela. Preveía que Dios, por este medio, leabría la posibilidad de extender sus escuelas para utilidad de los pobres, y que seprocuraba al mismo tiempo una ocasión favorable de alejarse de su tierra, donde notenía toda la libertad [necesaria] para entregarse a la amplitud de su celo.

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165 el gozo que le causaron...166 semejantes pasos no podían provenir...167 colocarse bajo su dirección.168 él se defendió de ello...169 su arzobispo, informado del bien que producía en Reims...170 San Sulpicio, a quien había prometido...

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Forma nuevos sujetos

Se aplicó, antes de dejar Reims, a dotar a su comunidad de buenos sujetos yponerlos en estado de prescindir de su presencia. Se presentó cierto número [desujetos] que le parecieron adecuados a su designio. Sin embargo, puso algunadificultad para admitirlos a causa171 de que eran demasiado jóvenes; pero después dealgunas reflexiones, los recibió, los reunió y formó con ellos un seminario menor,separado de la Comunidad, y les puso como director a un Hermano de los másveteranos y con experiencia.

De una casa a la otra había una puerta de comunicación para proveer a susnecesidades. El señor de La Salle velaba sobre ellos y los visitaba a menudo paraanimarlos y alentarlos a seguir fielmente los ejercicios que les había prescrito.

Forma maestros de escuela para el campo

Este nuevo compromiso le condujo a otro. Varios párrocos de aldeas172 lesolicitaban continuamente que les enviase un Hermano de sus escuelas para instruir alos niños de sus parroquias. Les respondía173 que no

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podía contentarles porque tenía como norma no enviar nunca menos de dos, y quecreía que el buen orden exigía que no se relajara en nada esta regla. Los párrocos no sedesalentaron en absoluto174. Ellos mismos escogieron maestros de escuela para susparroquias y se los enviaron al señor de La Salle, que no pudo negarse a suspeticiones. Recibió175 hasta veinticinco, les asignó una vivienda separada, lesprescribió ejercicios adecuados y puso al frente de ellos a un Hermano capaz deenseñarles el canto llano y todo lo que convenía a la profesión a la que se lesdestinaba.

He ahí como el señor de La Salle se encontró encargado en muy poco tiempo de ladirección de tres comunidades que tendían al mismo fin por vías diferentes. Atendió atodo con el celo del que estaba animado176. La de los maestros de escuela177 producíagran bien en las aldeas, aunque no pudo sostenerse mucho tiempo. El señor de LaSalle, que conocía su utilidad mejor que nadie, intentó178 varias veces reponerlacuando estaba179 en París; pero veremos más adelante que encontró obstáculos queimpidieron que lo lograra180.

320 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

171 algunas dificultades en admitirlos porque eran...172 Varios párrocos lo solicitaban...173 Les respondió...174 no se desalentaron...175 Los recibió...176 con su celo habitual y del que estaba dotado.177 La de los maestros produjo...178 mejor que ningún otro, fue tentado...

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Le piden Hermanos para las escuelas de San Sulpicio de París

Después de haber regulado todo lo que era necesario para asentar debidamente laComunidad de los Hermanos de las Escuelas en Reims181, resolvió retirarse a París.Estaba pensando en ello cuando le recordaron al señor de La Barmondière, párroco deSan Sulpicio, la promesa que el señor de La Salle le había hecho, de enviarleHermanos para llevar las escuelas de su182 parroquia; [el párroco] comprometió a unode sus parientes próximos (el señor Luis de La Salle, su hermano, que fue despuéscanónigo de la catedral de Reims y que falleció el 24 de septiembre de 1724)183, queresidía en el seminario de San Sulpicio, que le escribiera

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y le rogara de su parte que le enviara un Hermano que estuviera en disposición decompartir el trabajo con el eclesiástico, que se sentía sobrecargado con los numerososescolares. El señor de La Salle respondió que la norma establecida entre losHermanos de las escuelas era que no fuesen nunca solos, y que por tanto no era librede concederle el184 que se le pedía. Todas estas dificultades no pudieron enfriar el celodel maestro de las escuelas de San Sulpicio. Estaba impaciente de procurarse unalivio, por el cual suspiraba.

Partió hacia Reims con la esperanza de poder completar este asunto; pero su viajefue, en cierto modo, inútil, porque no pudo hablar con el señor de La Salle, que estabaausente, y él no tuvo tiempo para esperarle.

El párroco de San Sulpicio le escribe por este asunto

Con todo, el señor de La Salle, al conocer la gestión que este maestro había hecho,comenzó a esperar que Dios bendeciría sus piadosos deseos185. Escribió a esteeclesiástico186 que sería fácil satisfacerle si se aceptaba que enviase dos Hermanospara ayudarle y que él mismo estaba dispuesto a llevarlos a París. Se le dio respuestainmediatamente de parte del señor párroco, que podía salir sin demora y que seríamuy bien recibido con los dos Hermanos que llevaría consigo. Durante toda estanegociación, que duró más de dos meses, el señor de La Salle no veía seguridad porparte del señor párroco. Temía comprometerse demasiado a la ligera. Quiso una

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179 cuando residía en París...180 que lo pudiera lograr...181 de las escuelas de Reims...182 de la parroquia...183 Comprometió (al señor Luis de La Salle, su hermano, que fue luego canónigo de la catedral de

Reims y que falleció el 24 de septiembre de 1724) uno de sus próximos...184 de conceder lo que se le...185 sus piadosos designios.186 Escribió a este piadoso eclesiástico...

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orden positiva de su mano, porque le consideraba ya como a su superior en eseestablecimiento.

El señor de La Barmondière, edificado por su modestia, le escribióinmediatamente, y le indicó en los términos más efusivos187 la urgencia que sentía detenerle cerca de él.

Parte para París con dos Hermanos

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El señor de La Salle partió con los dos Hermanos y llegó a París hacia finales delmes de febrero del año 1688. Fue alojado con los dos Hermanos en la casa queocupaba el maestro de escuela de la parroquia, donde el señor párroco habíaestablecido una especie de manufactura de lana para ocupar a los pobres188 escolares.

Después de algunos días de descanso, los dos Hermanos comenzaron a trabajar deacuerdo con el maestro de la escuela189. Se dividió a los escolares en tres clases paraconseguir, con este arreglo, mayor facilidad para darles las lecciones convenientes asu edad y a su capacidad. El número de los alumnos aumentó de forma tanconsiderable en poco tiempo, que los Hermanos no podían dar abasto.

El más robusto cayó en un agotamiento que le puso fuera de la posibilidad decumplir sus funciones. Fue necesario que el señor de La Salle diera clase en lugar deél. Por muy bien intencionado que estuviera el maestro de escuela, no había podidoestablecer, él solo, todo el orden y las acomodaciones necesarias para mantener a losalumnos en exacta disciplina. Los Hermanos, formados en una sucesión de ejerciciosque regulaba todos los momentos del día, no tenían nada de fijo.

Los escolares llegaban a la escuela a horas diferentes y sin orden. De ahí surgía unaconfusión y un desorden que incrementaba el trabajo de los Hermanos, sin dejarles190

un momento de descanso. El señor de La Salle veía todo en silencio. Su virtudestaba191 expuesta a rudas pruebas. Se contentaba con exhortar a los Hermanos a lapaciencia y a tener buen ánimo. No ignoraba el medio de remediarlo, pero teníademasiada consideración hacia el maestro de escuela para no emprender nada quepudiera causarle disgusto192. Respetaba su bondad y esperaba que con el tiempo lascosas se arreglarían193 de otra manera.

322 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

187 en los términos más positivos...188 para ocupar a los escolares.189 con el maestro de las dos escuelas.190 sin darles un momento...191 Su virtud estaba, de ese modo, expuesta...192 que pudiera disgustarle.193 las cosas irían de otra manera.

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Se contentaba con ir a las clases, pasaba entre los bancos; enseñaba a los niños losprincipios de la vida cristiana, les hablaba con dulzura y los llevaba al bien y a lamodestia con su presencia.

El maestro de escuela de San Sulpicio la dejay cede el puesto al señor de La Salle

Sus consideraciones, hechas a propósito, producían fruto en el corazón de lostiernos niños y en seguida se notó el cambio en sus costumbres. El maestro de escuelase dio cuenta de ello y vio desde entonces cuán importante194 era el someterles a unaregla segura de conducta. Trató de acostumbrarlos a ello. Pero sea que encontrara lascosas muy difíciles, o bien que no se sintiera bastante firme para asegurarlo, rogó alseñor de La Salle que tomara él mismo la dirección de la casa. Éste se excusó de lamanera más cristiana y más modesta. Ni siquiera quiso que los Hermanos semezclasen en nada de las clases de las que estaban encargados.

Las cosas quedaron en ese estado hasta el mes de abril siguiente en que el señorpárroco fue a hacer la visita a la escuela. Quedó sorprendido por el poco orden que seobservaba en ella, a causa del gran número de alumnos que tenía cada aula195.Consideró todo atentamente y pidió al señor de La Salle que se encargara del cuidadode dirigirla. Había visto por sí mismo la dificultad que tenían los Hermanos paracumplir su196 trabajo. Consintió que se hiciera venir tantos [Hermanos] como fueranecesario para aliviarlos.

El señor de La Salle, plenamente sumiso a las órdenes del señor párroco, se rindió,aunque con repugnancia a lo que exigía de él. Preveía las penas y dificultades quetendría que sufrir para regular bien las escuelas mientras subsistiera la manufactura.

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Como era la obra del señor párroco, no hubiera sido prudente proponerle, de entrada,el deshacerla. Había que dejar correr el tiempo y esperar un momento más favorable.

El señor de La Salle regula las escuelas

Desde que se vio encargado de la dirección de la casa y del cuidado de las escuelas,pensó en los medios de proveer a una y a otras, y después de madura reflexión,estableció, ante todo, un orden en todos los ejercicios, que no fueron diferentes de losque estaban en uso en su comunidad de Reims. Asignó a los alumnos las horas de

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194 de qué importancia era...195 de las que estaban llenas.196 para cumplir su trabajo.

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clase, reguló el tiempo de darles el catecismo, de llevarlos a la misa, y dio a la casanueva forma, lo que resultó perfectamente.

Sufre contradicciones

El director de la manufactura no encontraba su lugar en todos estos cambios. Losalumnos, ocupados en aprender a leer y a escribir, no podían dedicar tanto tiempo altrabajo [manual]. Él sufría el perjuicio197 en sus ventas. Sólo con impaciencia soportólas pérdidas que tenía. Se quejó claramente y habló de retirarse. El señor párroco,informado de su descontento, no pareció afectado por ello. Sin embargo, se creía quetenía esta empresa muy a pechos para abandonarla. Pero como prefería la instrucciónde los niños a los intereses temporales de un particular, no se mostró favorable a susquejas, y las clases siguieron su ritmo.

Como vio que por este lado no se conseguía nada, recurrió a la calumnia. Se le dio aentender [al párroco] que los alumnos se perjudicaban más que nunca; que lainactividad en la que se mantenían les hacía perezosos; que eso era causarles un dañoirreparable198 por quitarles el hábito del trabajo; que la forma como se les dirigía noera, en modo alguno, adecuada para hacerlos trabajadores, y que se advertía yademasiado tarde la equivocación cometida al confiar su educación al señor de LaSalle. Se tuvo cuidado de acompañar todas estas razones con tal aire deverosimilitud199, que convencía.

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El señor párroco se dejó sorprender. Se indispuso contra el señor de La Salle, lemostró mucha indiferencia y, en fin, tomó la decisión de agradecerles [los servicios] yreponer las escuelas en su antiguo modelo.

El señor de La Salle quiere volverse a Reims;el párroco de San Sulpicio se lo impide

El señor de La Salle, bien informado de lo que se tramaba contra él, no se inmutó enabsoluto. Decía que si su empresa era la obra de Dios, Él sabría sostenerla; que si ellano venía de Él, era justo sufrir su destrucción sin quejarse. Los Hermanos, a suejemplo, guardaban silencio y continuaban sus clases como de ordinario.

Sin embargo, como era necesario encontrar un final a este malentendido y el señorde La Salle no lo veía, tomó la resolución de retirarse a Reims y abandonar la escuela.Fue a despedirse del señor párroco, que pareció sorprendido por su visita. Lemanifestó simpatía en esta entrevista y le dijo que no permitiría que abandonase tan

324 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

197 él sufría perjuicios...198 un daño importante...199 con un aire de apariencia que lo imponía.

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bruscamente el bien que producía en su parroquia. El señor de La Salle no contabacon un cambio tan repentino. Le expuso las razones que tenía para retirarse. El señorpárroco, encantado por la moderación con que le daba cuenta de lo que ocurría en lacasa, se animó más que nunca a retenerle, y le prometió informarse de todo lo que lescausaba molestia.

Encargó a un eclesiástico amigo este cometido, y le rogó que le informara lo máspronto posible.

Se informa de las quejas presentadas contra él

El eclesiástico encargado de este informe no perdió tiempo200. Fue a la casa,examinó detalladamente todo y, después de haber examinado el proceder del señor deLa Salle y de los Hermanos, se informó del orden que observaban en las clases, de lamanera como educaban a los niños,

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y preguntó al señor de La Salle si tenía alguna queja que presentar.

El señor de La Salle se excusó y le pidió que se contentara con señalarle losdefectos que encontrara en la dirección y que le diera los consejos que le convinieran.Una respuesta tan educada y tan humilde hizo que este eclesiástico viera claramentede qué lado estaba la pasión. Fue a informar al señor párroco de lo que había visto, ledio a conocer lo que cabía pensar de unos y de otros y le testimonió hasta qué puntoestaba edificado por el proceder del señor de La Salle y de los Hermanos.

Se le hace justicia

El párroco, satisfecho201, abandonó totalmente sus prejuicios, devolvió su amistadal señor de La Salle y resolvió202 apartar de él todo lo que podía203 causarle dificultad.Pero mientras pensaba en todo ello, dimitió de su parroquia en favor del señorBaudrand, a quien tuvo cuidado de informar favorablemente sobre el señor de LaSalle.

El señor Baudrand estaba inclinado a ello; conocía la virtud del señor de La Salle yle apreciaba mucho. Se identificó perfectamente204 con las miras de su predecesor,retiró al sujeto que podía suscitar líos en la casa y todo quedó en paz.

Así es como el Señor se complace en devolver la calma a sus siervos después de latempestad, pero a menudo esto no ocurre sino para prepararlos a más rudas pruebas.

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200 ... posible; no perdió tiempo, fue a la casa...201 El señor párroco abandonó totalmente...202 ... de La Salle, resolvió apartar...203 lo que podría...204 Se identificó con las vistas...

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Segunda escuela en la parroquia de San Sulpicio

El señor de La Salle sólo soñaba con gobernar en paz su comunidad bajo la miradadel señor párroco. Muy pronto se vio que reinaba el buen orden.

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Las clases se vieron tan frecuentadas que resultaron demasiado pequeñas paracontener el número de niños que acudían a ellas de todas partes. El párroco, que fue[el] testigo205 de ello, determinó abrir una nueva escuela hacia el Puente Real, parafacilitar a los que vivían en aquella zona el medio de instruirse.

Hizo la propuesta al señor de La Salle, que puso manos a la obra. Ya había tenido élla [misma] idea y había hablado de ello al señor de La Barmondière; pero la cosa no sehabía podido realizar en aquel momento. El señor de La Salle, de acuerdo con elpárroco, tomó las medidas necesarias para abrir esta segunda206 escuela donde losHermanos comenzaron la enseñanza en el mes de enero de 1690. Fue frecuentadacomo la otra, y fue207 organizada de la misma forma.

Los maestros de escuela de París le plantean un proceso y lo gana

Este éxito excitó la envidia de los maestros de París, que veían que las escuelas delos Hermanos se fortalecían con los despojos de las suyas, que se quedaban desiertas.Se reunieron y tomaron la decisión de trabajar unidos para oponerse al progreso quehacían estos nuevos establecimientos que les traían la ruina. Emplearon primero lasvías de hecho, y se apoderaron de todo el mobiliario de esta escuela. Luegodenunciaron al señor de La Salle y a los Hermanos por atentar contra sus privilegios.

Este incidente parecía destruir todos los proyectos del señor de La Salle. No podíalimitarse a lamentarse, él quería ceder todo y habría abandonado todo si208 su directorno le hubiera dicho que era deber de conciencia209 sostener la causa de Dios.

Fue necesario, pues, responder a los procesos

Lo hizo con tanto vigor y precisión que el asunto acabó a su favor en poco tiempo.Es verdad que la gente estaba de su parte. El bien que realizaba era fácil notarlo, y fuetambién lo que hizo

326 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

205 que fue testigo de ello...206 para abrir esta segunda (deuxième) escuela... [En el texto, seconde].207 en ella todo estaba regulado de la misma forma.208 No podía resignarse a lamentarse, y habría abandonado todo, si...209 un deber sostener la causa de Dios.

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acelerar el juicio y lo que le atrajo la aprobación de todas las personas bienintencionadas que habían intervenido a su favor210. Desde este momento no huboningún problema con los maestros de escuela de París hasta el año 1699, en que lehicieron nuevas ofensas con tan poco éxito como la primera vez, como se verá en loque sigue.

Los Hermanos caen enfermos;el señor de La Salle los traslada a Vaugirard

Todo lo que el señor de La Salle había realizado hasta entonces para lograr elestablecimiento de sus escuelas gratuitas, sólo era bueno para algún tiempo. Habíaque pensar en los medios de perpetuarlas. Los sujetos podían faltarle de repente ycorrespondía a su prudencia formar a otros nuevos que pudieran reemplazarles, encaso de necesidad. Había tomado la precaución de obtener de Francisco de Harlay, ala sazón arzobispo de París, los permisos necesarios para dar a la casa que ocupaba enla parroquia de San Sulpicio cierta forma de comunidad, a fin de prevenir todas lasdificultades que se habrían podido suscitar. Pensaba abrir un noviciado en París comohabía hecho en Reims. Necesitaba211 una casa más espaciosa y más cómoda que laque ocupaba; pero sus recursos no eran abundantes y debía administrarlos paraatender a la212 subsistencia de los Hermanos.

Este año transcurrió, así, en proyectos, sin que supiera por cuál inclinarse; pero alaño siguiente, 1692213, Dios hizo surgir la ocasión, en un momento que él no seatrevía a esperar.

Se dio cuenta de que la mayor parte de los Hermanos214 sanos caían enagotamiento, cuyas consecuencias eran de temer. Su escasa alimentación, unida a undominio constante de la mente215, contribuía a ello en gran medida. Estaban alojadoscon estrechez en una casa en la que no había jardín. El señor de La Salle buscó unamás cómoda

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donde pudiera hacer que respirasen un aire más puro durante algunos meses.Encontró una en Vaugirard, cerca de París, la alquiló216 e hizo ir allí durante lasvacaciones a todos los Hermanos que estaban delicados.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 327

210 las personas bien intencionadas que se habían mezclado para solicitar a su favor...211 Le era necesaria...212 para la subsistencia de los Hermanos...213 pero al año siguiente, Dios...214 la parte más sana de los Hermanos...215 unida a un dominio continuo de la mente, y...216 Encontró una en Vaugirard, cercana de París, e hizo ir allí...

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Retiro general para todos los Hermanos

Al mismo tiempo tuvo la idea de llamar a esta casa a todos los Hermanos de lacomunidad de Reims. Había notado que su fervor comenzaba a enfriarse desde quelos dejó. El superior que había puesto al frente de ellos no tenía toda la discreción quenecesitaba. Los Hermanos se disgustaban de su estado, de manera que de los dieciséisque había cuando el señor de La Salle partió para París, no quedaban más que ocho.Consideró, pues, oportuno reunirlos cerca de él, para reanimarlos y fortalecerlos. Lesmandó que acudieran. Una vez llegados, les hizo seguir un retiro con los de lacomunidad de París, a los que había reunido en Vaugirard. Animaba sus ejercicioscon su ejemplo. A menudo les hablaba en particular y en grupo217; les hacíafrecuentes exhortaciones sobre sus compromisos, de manera que poco a pocoreavivó218 en sus corazones la semilla de la virtud219 que había arrojado en ellosalgunos años antes. Dio220 a unos y a otros los consejos que creía que les convenían yluego envió a cada cual a su casa con orden de escribirle todos los meses, para darlecuenta de su situación y del progreso que hacían en la instrucción de la juventud.Nunca dejaba de darles respuesta, y por este medio los sostenía y allanaba lo que lesparecía duro y difícil de soportar.

Visita las casas todos los años

El éxito de este retiro llevó al señor de La Salle a tomar la resolución de volverlo ahacer

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todos los años en tanto que fuera posible221; pero en lo sucesivo, como las escuelas sehabían extendido lejos por el reino, no pudo conservar esta práctica. Se contentó conmantenerla en la casa de París, y para el resto lo suplió con las visitas que realizabatodos los años a las otras casas.

Recibe nuevos sujetos

Los ejemplos de virtud, de piedad y de modestia que daban los Hermanos delInstituto, hicieron surgir en varios jóvenes el deseo de imitarlos. Cierto número deellos se presentaron al señor de La Salle, que los recibió con bondad. Después de unmes de prueba los admitió al Noviciado, que comenzó en Vaugirard este año, yantes222 dio el hábito del Instituto a cinco de ellos, los que le parecieron más firmes ensu vocación.

328 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

217 ... en común, les hacía...218 de manera que encendió poco a poco...219 las semillas de la virtud...220 Dio allí...221 en tanto que le fue posible...

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Había necesidad de algunos Hermanos que se ocuparan únicamente de proveer a lasubsistencia de los que daban las clases. Era el verdadero medio para descargarlos deesta cuestión pesada, que parecía incompatible con sus ocupaciones ordinarias.Formó, pues, a cierto número de ellos, a los que destinó únicamente a este empleo,con exclusión de otros que fueron destinados a la instrucción de la juventud.

El ejemplo de estos primeros novicios atrajo a otros, de manera que en poco tiempoel Noviciado se halló lleno de sujetos prometedores.

El señor de La Salle cae enfermo en Reims

La dedicación continua que el señor de La Salle prestaba a tantas ocupaciones,unida a la vida dura y penitente que llevaba, comenzó a alterar su salud. Con todo, nodisminuyó en nada sus austeridades ordinarias, de forma que la enfermedad sedeclaró en un viaje que hizo a Reims por asuntos de la casa. Fue afectado tanpeligrosamente que se vio obligado a

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guardar cama. Estaba seguro de encontrar en medio de su familia todos los cuidadosque necesitaba en el estado en que se hallaba, y que no olvidarían223 nada de cuanto laternura les sugirió para contribuir a su curación. Pero, puesto que él se considerabacomo un extraño en medio de su tierra, tantas atenciones le resultaban una carga, yusó de ellas con la mayor sobriedad posible. Llevó su delicadeza tan lejos que nopermitió que su abuela subiese a su habitación para verle y conocer por sí misma elestado de su enfermedad. Hizo que le pidieran que esperara en el vestíbulo de la casa,y reunió las pocas fuerzas que le quedaban para ir a recibirla224. Ella le hizo algunosreproches por las precauciones que tenía con ella; pero él le rogó que no encontrasemal que procediese así, [pues lo hacía] para no transgredir las normas de la casa, queprohibían225 la entrada a personas de otro sexo.

Recae enfermo en París por una retención de orina

Cuando creyó que estaba algo aliviado, pensó en volver a París. Se hizo lo que sepudo para disuadirlo. Los médicos le dijeron que no podía exponerse a hacer ese viajesino con peligro de su vida; pero el deseo que tenía de alejarse del cariño de su familiase impuso a las razones de prudencia que hubieran debido retenerle. Partió, pues, y asu llegada la enfermedad aumentó, como le habían predicho. Tuvo que volver a lacama, y al cabo de seis semanas, cuando se creía que estaba curado, le sobrevino unaretención de orina que le llevó al extremo de su vida. Comenzaron a desesperar [por

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 329

222 y dio el hábito del Instituto...223 tampoco sus parientes olvidarían nada...224 para ir a recibirla (en la construcción francesa: para “la” ir a recibir).225 no transgredir las leyes de la casa que prohíben...

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su salud]. Él mismo se sentía muy mal y creía que llegaba a su fin. Entonces,reavivando226 sus profundos sentimientos de confianza y de resignación en lavoluntad de Dios, con los que había vivido, se dispuso227 para la muerte. No se puedeexpresar la postración y la desolación en que se hallaban los Hermanos en estasituación. Se buscaron todos los medios para sacarle228 del

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peligro. Un médico hábil propuso un remedio; pero al mismo tiempo advirtió quehabía que decidir entre la vida o la muerte del enfermo, y que por tanto, antes de nada,había que administrarle el santo viático.

El señor párroco229 de San Sulpicio estaba atento a lo que ocurría y fue230 él mismoa administrárselo procesionalmente con su clero. El señor de La Salle se reanimó contodas sus fuerzas231, se sentó en la cama, mandó que le revistieran un roquete y laestola, y en este estado se dispuso a recibir a su divino maestro.

El señor párroco232 le pidió que declarase sus últimas voluntades a sus queridoshijos, que se deshacían en lágrimas. No pudo hablar mucho tiempo porque le faltabanlas fuerzas. Se contentó con repetirles en dos palabras lo que les había dicho tan amenudo:233 la unión y la sumisión; y les aseguró que mientras fueran fieles, Dios noles abandonaría nunca234. El párroco le dijo que les diera su bendición, que pedíancomo la última señal de su ternura hacia ellos. Pareció que no tenía fuerza parahacerlo, y entonces le sostuvieron el brazo, para ayudarle a que la diera.

Después que el párroco se hubo retirado, el médico administró al enfermo elremedio, y éste produjo todo el efecto que se235 deseaba. La retención de orinadesapareció y se vio en estado de poder tomar alimento. En poco tiempo recobró lasfuerzas.

Cuando se sintió bien236 volvió a Reims para terminar allí los asuntos que suenfermedad le había impedido arreglar.

330 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

226 Entonces, animando...227 se dispuso a la muerte...228 de sacarle del peligro...229 El párroco...230 y fue...231 toda su fuerza...232 El párroco...233 les había dicho a menudo...234 abandonaría.235 que él deseaba.236 Cuando se sintió restablecido...

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Muerte del Hermano Enrique l’Heureux

Un mes antes había enviado a París al Hermano Enrique L’Heureux, en quienhabía puesto toda su confianza, para presidir la comunidad durante su ausencia. Estevirtuoso Hermano era de gran ayuda para el señor de La Salle. Le empleaba útilmentey se apoyaba en él en muchas cosas; fue privado de ese apoyo cuando menos loesperaba.

Pues apenas llegado a Reims le escribieron carta tras carta para avisarle de laenfermedad del Hermano L’Heureux. El señor de La Salle, que le había dejado enbuena salud, no podía persuadirse de que la enfermedad237 fuese tan peligrosa comole238 decían. Retrasó su vuelta para terminar sus asuntos a fin de no tener que volveruna tercera vez, pero quedó muy sorprendido cuando le comunicaron que el HermanoHenry239 estaba

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en el extremo [de su vida] y que los médicos comenzaban a desesperar por su vida. Sedio prisa en dirigirse a París240; a pie, sin embargo, según su costumbre. Llegó a Parísa media noche, muy fatigado por el viaje. Lo primero que hizo fue informarse delestado en que estaba el Hermano. Se le dijo que hacía dos días que estaba enterrado.El señor de La Salle quedó tan afectado por esta pérdida que no pudo contener suslágrimas. Fue preciso conceder algún tiempo al dolor. Después de esto,reprochándose su debilidad, dijo a los Hermanos que Dios le daba a conocer por estamuerte precipitada que no hubiera sacerdotes en su Instituto.

Efectivamente, había destinado al Hermano L’Heureux para sucederle, y con estamira le había enseñado el latín, le había enviado a estudiar teología a los Canónigos241

Regulares de la abadía de San Dionisio de Reims; y quería que recibiese las órdenesen París. Era el primero de todos los Hermanos242 del Instituto. El señor de La Sallehabía advertido243 en él una virtud por encima de lo común, y gran agudeza de mente;de actitudes afables y con gran capacidad de ser aceptado. Todos estos talentos lehabían ganado la estima general de los Hermanos. Se le tributaron los últimoshonores con la mayor dignidad que fue posible, y según las intenciones del párroco deSan Sulpicio, que preparó él mismo la ceremonia.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 331

237 persuadirse que fuera tan...238 como se le decía.239 que el Hermano l’Heureux estaba...240 Se apresuró a partir,...241 a los Canónigos Regulares...242 el primero de los Hermanos del Instituto...243 El señor de La Salle había notado en él una virtud...

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El señor de La Salle prohíbe a los Hermanos el sacerdocio y el latín

El señor de La Salle no pensó más, desde este momento, en preparar a ningúnHermano para el sacerdocio. Estableció, incluso, una regla por la cual se prohibía244

aspirar a él, o admitir sacerdotes245 entre ellos. Les estipuló más: renunciar al estudiode la lengua latina; y declaró que ni siquiera sería permitido, a quienes lo hubieran246

aprendido, de servirse de él bajo ningún pretexto. Esta regla, que es ley entre losHermanos, contribuyó mucho a mantenerlos en su estado247 de sencillez que hanconservado hasta el presente.

Se presentan al párroco de San Sulpicio memorialescontra el señor de La Salle

Sin embargo, el señor de La Salle tenía enemigos, y él lo sabía bien. Su pocacomplacencia por las máximas del

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mundo se los había ganado. Es la herencia ordinaria de los santos. No se terminaba dedenigrarle con nuevas calumnias tan poco fundadas como las anteriores. Se elaboróun extenso memorial de acusaciones que presentaron al párroco de San Sulpicio. Ésteno tuvo dificultad para descubrir la falsedad, e hizo recaer la vergüenza y la confusiónsobre sus autores. Luego llamó al señor de La Salle y le entregó el memorial, que leyósin emoción como si no tuviera ningún interés en él, y se retiró sin decir una solapalabra para justificarse. Nunca estaba más contento que cuando tenía alguna ocasiónde sufrir y de participar en las humillaciones de su divino Maestro248. En estemomento se advirtió en él un rostro alegre y contento que indicaba que la paz de quegozaba no había experimentado ninguna alteración.

Hay que tener, en efecto, el corazón muy puro para conservar la calma a expensasde la reputación. El amor propio no se siente halagado.

Era uno de los puntos donde la virtud del señor de La Salle más resplandecía. Laaprobación de sus superiores eclesiásticos, unida al testimonio de su conciencia,formaba todo su consuelo. Él no esperaba nada249 de los hombres, y todos los asaltosque tuviera que sostener en los diversos sucesos de su vida, no quebrantaron en nadasu firmeza y su constancia. No se notaban en él las desigualdades de humor, quehacen [a uno] dulce y agradable en un momento, y250 enfadado e incómodo en otro.

332 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

244 estaba prohibido...245 aspirar a él y admitir sacerdotes entre ellos.246 a aquellos que lo hubieran aprendido...247 en este espíritu de sencillez...248 de J.C. su divino Maestro...249 él no esperaba...250 en un tiempo, enfadado e incomodado...

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Siempre el mismo en la adversidad como en la prosperidad, miraba cuanto le sucedíacomo efecto de la Providencia, que dirigía todo a su fin. Siempre presto a perdonar,olvidaba las injusticias que le hacían sufrir y trabajaba sin descanso en procurar elbien en cuanto se le abrían los medios, sobre todo con respecto de quienes le habíancausado dificultad.

Recibe novicios

Se encontraba ampliamente compensado de estas pequeñas desgracias con labendición que Dios extendía sobre su Instituto. A pesar de las contradicciones de susenemigos, el número de los

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[Hermanos] aumentaba251 cada día. Acudían de todas partes; pero el tiempo queempleaba para formarlos no impedía que atendiese de buena gana a varios grandespecadores, que se dirigían a él desde diferentes lugares, para devolverlos al buencamino. Con estas personas tenía una caridad sin límites. Los escuchaba conpaciencia, los guiaba252 con mansedumbre y no los reconciliaba con Dios sinodespués de hacerles sentir el peso de sus miserias253.

Conversión extraordinaria de un joven libertino

Hubo uno, entre otros, que excitó particularmente su compasión (por él mismo sehan conocido las particularidades de su conversión). Era un joven inteligente einstruido, que hizo un viaje de sesenta leguas para ir a arrojarse a los pies del señor deLa Salle. Había llevado hasta allí una vida de las más desarregladas; sensual, impuro,enemigo de todo lo que se llama piedad y religión, se entregaba a todo tipo de vicios yno quería oír hablar ni de Dios, ni de los libros sagrados y tenía el corazóncorrompido254. Como era de condición noble había que seguir un camino convenientea su nacimiento. Creyó que adelantaría más fácilmente en el estado eclesiástico; secomprometió en él temerariamente; y cuando llegó el momento de recibir lasórdenes, se preparó a ellas de una manera extraña. Dio en excesos de desenfreno quele causaron un temblor en todos sus miembros, que le impidieron ser admitido. Estesuceso, que hubiera debido abrirle los ojos, no le cambió en absoluto. Resolvió, alprecio que fuera, buscar los medios de hacerse pasar por sacerdote.

Para este fin consiguió letras de sacerdocio. ¡Proyecto terrible! Llegó al término desu desgraciado255 designio. Pero Dios no permitió nunca que llegase a desempeñar

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 333

251 el número de los Hermanos aumentase...252 los reanimaba con mansedumbre...253 miseria por una prueba suficiente de la sinceridad de su conversión.254 tenía el corazón totalmente corrompido.255 de su pernicioso designio.

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tales funciones256. Es verdad que revistió en varias ocasiones los ornamentossacerdotales para hacerlo; pero cada vez le sobrevino un temblor que le detuvo257 yque le impidió consumar su pecado.

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Tenía un beneficio del cual se deshizo por un tratado simoniaco.

Cansado de llevar vida tan criminal, fue agitado por remordimientos que no lepermitían ningún reposo. Todos sus pecados se presentaban en tromba a suimaginación. Los placeres que habían constituido sus más preciadas delicias se lehicieron enojosos; los gozos del mundo no le atraían más258, no podía soportarse mása sí mismo. Buscaba reposo y no lo encontraba. La agitación, la turbación y lainquietud se apoderaron de su corazón y cayó, en fin, en una melancolía que pensóque le llevaba a la desesperación.

Expuso su pena a uno de sus amigos que le exhortó a hacer una confesión general aalguna persona de la ciudad que le indicó. Respondió que no creía que hubiese en elmundo un confesor suficientemente paciente para poder escuchar hasta el final elrelato de una vida tan incontrolada como la suya. La vergüenza de sus pecados leretenía también, y hubiera querido encontrar un confesor desconocido y tan alejadoque no pudiera tener ninguna relación con él. Su amigo, sin embargo, se dio cuenta deque ya estaba destrozado259. Aprovechó la turbación en que le había puesto y no quisodejar pasar la ocasión tan favorable de apartarle de sus desórdenes. Reflexionódurante algún tiempo sobre lo que tenía que hacer. Había oído hablar del señor de LaSalle como hombre esclarecido y muy experimentado en la dirección. Propuso a suamigo que fuera a encontrarle y se lo presentó como aquel que Dios le habíareservado para su conversión.

El deseo que el joven tenía de romper sus cadenas, le hizo tomar la decisión allímismo. Partió hacia París, fue a encontrar al señor de La Salle, se arrojó a sus pies yle260 dio a conocer el triste estado de su alma. El señor de La Salle le recibió con unabondad tal que le

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infundió confianza. Le hizo entender que no debía desesperar de su salvación yprometió ayudarle a volver al buen camino. Le acogió en su casa y le dio todas lasmuestras de un corazón tierno261 y caritativo.

334 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

256 que llegara hasta celebrar los santos misterios.257 que se revistió varias veces con los ornamentos sacerdotales para...258 no le atraían más, ni le excitaban más, no podía...259 Su amigo se dio cuenta de que estaba destrozado.260 se arrojó a sus pies, le dio a conocer...261 tierno, compasivo y caritativo.

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La vida ejemplar que se llevaba en esta casa, unida al deseo que tenía de ponerse abien con Dios, le inducían a comenzar su confesión. Habló de ello al señor de La Salleque le abrió los brazos con aire afable y gracioso, con lo que el penitente seenterneció. Le hizo una descripción de su vida pasada, excepto de algunos excesosque no se atrevía a confesar. La vergüenza se lo impedía, y sólo en su262 cuartaconfesión logró superar su repugnancia.

El señor de La Salle, que sabía el precio de la salvación de un alma, oraba confervor por la conversión de su penitente. Le hizo pasar por las pruebas instituidassantamente en la Iglesia para los pecadores empedernidos. Le comprometió a que leentregara los papeles que eran los tristes despojos de sus desórdenes, sobre todo susfalsas263 letras de sacerdocio, y reconcilió con Dios a esta alma que había gemidotanto tiempo bajo el dominio del demonio. Ocurre con bastante frecuencia a laspersonas que han264 vuelto de sus extravíos que son agitadas por escrúpulos ycongojas después de su conversión. Las pasiones no están aún completamentemuertas, los antiguos pensamientos se despiertan, el demonio hace un últimoesfuerzo para engañarle en su debilidad y hacerle caer. Dios lo permite así paraprobarlos más y para terminar de purificarlos. En esos momentos de tentación escuando necesitan una mano caritativa y adiestrada que los conduzca con prudencia ydiscreción. Este joven experimentó más que ningún otro lo que eso cuesta a lanaturaleza. Tuvo que sostener rudos combates. Fue tentado de manera muy violenta.Le venían pensamientos de desesperación que nacían de la enormidad de su vidapasada265. Le parecía ver el infierno abierto, dispuesto a engullirlo266. El señor de LaSalle no le perdía de vista y le recordaba con dulzura la misericordia de Dios que ledaba267 el tiempo de confesar sus pecados y de expiarlos por la penitencia268. Lesostuvo así hasta su muerte269, que sobrevino

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poco después de su conversión. La recibió con resignación cristiana, consentimientos muy edificantes y llenos270 de gratitud hacia su director, a quien decía entodo momento que le era deudor de su salvación.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 335

262 que en la cuarta...263 sobre todo las falsas...264 a las personas nuevamente...265 la enormidad de los pecados de su vida pasada.266 engullirlo para siempre.267 que le había dado...268 el tiempo de expiar sus pecados por la penitencia.269 hasta la muerte...270 con sentimientos muy edificantes...

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Se consulta al señor de La Salle sobre casos de conciencia

Por mucha reserva que tuviera el señor de La Salle para hablar de estos sucesosextraordinarios que podían atraerle alabanzas, no pudo impedir que el eco de estaconversión llegara a conocimiento de quienes habían conocido a su penitente. Elejemplo de éste le atrajo la confianza de otros varios; los directores y los mismossacerdotes, informados de los dones271 que Dios le había dado para las grandesconversiones, le consultaban frecuentemente sobre casos de conciencia muyespinosos y se atenían plenamente a sus decisiones. No rechazaba a nadie.

Se aplica a formar a sus novicios

La entrega que tenía de prestarse a las necesidades de quienes se dirigían a él, no leimpedía que dedicara su principal atención a dirigir su Noviciado de Vaugirard.Conocía mejor que nadie cuán importante era para su Instituto formar desde elprincipio sujetos capaces de mantener la regularidad y el fervor. Por eso no confiaba anadie este cuidado. Él mismo examinaba a los novicios, los instruía, y no dejaba pasarningún día sin dirigirles exhortaciones. Presidía todos sus ejercicios, trabajaba conellos, se dedicaba a los empleos más bajos de la casa, los272 animaba con su ejemplo aque abrazaran con gozo la vida penitente y laboriosa, a soportar las humillaciones, asufrir las burlas a las que estaban expuestos y a conservar la calma y la tranquilidad enlas diferentes situaciones en que la simplicidad y la pobreza de su estado les ponía enlo sucesivo. Se dedicó durante varios años a esta penosa ocupación sin relajarse ennada de su actitud. Se había encargado del cuidado de despertar a los Hermanos todoslos días, y cuando había faltado, se imponía

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una penitencia pública que consistía en pedir perdón a la Comunidad y en comer derodillas en medio del refectorio, y sólo con pan y agua.

Los anima con su ejemplo

Tantos ejemplos de virtud, sostenidos con la uniformidad de dirección, animaba alos273 Hermanos y les inspiraba el amor a su estado; se aplicaban con santa emulacióna mortificar sus sentidos e inventaban todos los días nuevos medios de humillarse. Elseñor de La Salle sabía aprovechar adecuadamente sus buenas disposiciones paraformarlos en una piedad sólida y fortalecerlos. Su hábito sencillo, el alimento tosco yy el porte exterior contribuían mucho a ello. No se podía dejar de admirar la modestia

336 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

271 otros varios, y los mismos sacerdotes, informados del don que...272 de la casa, les animaba...273 animaba a sus Hermanos...

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con que caminaban por las calles, con los ojos bajos, observando profundo silencio ysin volverse nunca para satisfacer la curiosidad.

Cuando estaban bien instruidos de todos los deberes de su profesión, el señor de LaSalle los distribuía por los diversos lugares donde se necesitaban.

El señor de La Salle contrae estrecha amistad con el conde del Charmel

Un día que envió a Reims a tres de sus discípulos, pasaron por un274 pueblo de ladiócesis de Soissons, llamado Charmel. Acudieron a pedir hospitalidad al párroco dellugar, que quedó agradablemente sorprendido de la modestia de aquellos jóvenes, yedificado por su piedad. Comunicó estas impresiones al señor del lugar, que era elconde del Charmel. Este señor había dejado275 los placeres de la corte, en los cualeshabía participado por su276 condición y se había retirado a su tierra para pasar277 enella el resto de sus días en la penitencia y el retiro. A causa del relato que le hizo elpárroco de la virtud de sus huéspedes, quiso verlos y hablar con ellos. Se informódetalladamente de su forma

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de vivir y de todo lo que concernía a su Instituto. Quedó tan satisfecho que hizo que sealojasen en su casa y estableció con el señor de La Salle una relación de amistad queduró toda la vida.

Obtiene permiso para erigir una capilla en su casa de Vaugirard

Hacia el mismo tiempo, es decir, en 1695, falleció278 Francisco de Harlay,arzobispo de París. El rey nombró como sucesor a monseñor Luis Antonio deNoailles, obispo de Châlons-sur-Marne.

En cuanto este prelado279 tomó posesión de su diócesis, hizo280 la visita de lamisma. Trabajó en reformar los distintos abusos que se habían deslizado en ella. Unode los más notorios era el uso de capillas domésticas, que habían llegado a estar muyde moda, hasta el punto de que todos, incluso los simples particulares, querían teneruna en su casa de campo. El señor arzobispo de París dio una orden que prohibía eluso de todas esas capillas hasta que se hubieran obtenido nuevos permisos. El señorde La Salle se encontró muy apurado por esta prohibición. Tenía costumbre de ir acelebrar la misa a una de estas capillas que estaba en una casa contigua a la del

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274 pasaron por un pueblo... (la palabra por, en el texto = en; en la copia = par)275 Había dejado...276 a los cuales se había hallado apegado por su...277 su tierra donde pasó el resto...278 Hacia el mismo tiempo falleció Francisco...279 Desde que tomó...280 posesión, hizo la visita de su diócesis...

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Noviciado de Vaugirard, lo que era muy cómodo para él y para los Hermanos, quevivían lejos de la parroquia. Después de muchas reflexiones fue a encontrar a suarzobispo281, le expuso su dificultad y le pidió permiso para erigir una capilla en sucasa con posibilidad de celebrar en ella la misa. El señor arzobispo honraba al señorde La Salle con su protección, y aprovechó esta circunstancia para darle una señal desu benevolencia282.

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No sólo le concedió la petición, sino que además confirmó por escrito el poder verbalque su predecesor le había dado para establecer una Comunidad en París.

El señor de La Salle, provisto con este poder, hizo erigir inmediatamente un altaren el lugar más digno de la casa. Él mismo colaboró para acelerar la obra, de maneraque en poco tiempo la capilla estuvo dispuesta para ser bendecida, lo cual ejecutó elVicario general y desde este tiempo sirvió de oratorio a los Hermanos del Instituto.

El cura de la parroquia manifiesta su enfado

El cura de la parroquia283, aunque amigo del señor de La Salle, soportó conimpaciencia esta novedad. Le hizo reproches a este propósito. Le dijo que noconcebía cómo un hombre que hacía profesión de estar apegado a las normas de laIglesia, las transgredía él mismo, privaba a los Hermanos del mérito que hay284 enasistir a la misa parroquial; que a su ejemplo, la mayoría de las personas del mundo sedispensarían de ella y que así, ante Dios, se vería cargado con el desorden que iba acausar su ejemplo. El señor de La Salle aceptaba sus razones, pero le rogó queconsiderase sin prejuicio los motivos que había tenido al actuar285 así. Le hizo ver quesu Noviciado estaba compuesto en su mayoría por jóvenes salidos recientemente delmundo, que todavía no habían perdido sus marcas, que sería peligroso exponerlosdemasiado pronto, que las grandes asambleas, tal como se hacían en su parroquia acausa de la proximidad de París, estaban mezcladas con jóvenes libertinos que decíanchistes286 perniciosos de los Hermanos, que era tema de disipación para los novicios,aún vacilantes en la virtud, y le suplicó por todas estas razones no censurar laconducta que él creía que debía287 mantener para conservarlos. Añadió que él noignoraba la sumisión que él y los Hermanos le debían como

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338 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

281 fue a encontrar a su arzobispo.282 El señor de París le honraba con su protección y se complació con darle esta muestra de

benevolencia. No...283 El párroco, aunque amigo...284 que había en asistir...285 para actuar así.286 malas burlas de los Hermanos...287 el proceder que había mantenido y que creía que debía mantener...

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a su pastor; que le conocían y reconocerían siempre en calidad de tal; que para darlemuestras públicas de ello, iría a celebrar la misa a su parroquia de vez en cuando, yque llevaría a los Hermanos de la casa. El párroco pareció satisfecho con estasrazones y le rogó que ejecutara su palabra el primer día del mes siguiente. El señor deLa Salle no faltó y fue288 a cantar la misa a la parroquia a la cual289 asistieron todos losHermanos, que comulgaron de su mano.

El párroco se enfada con el señor de La Salle

Parecía que el párroco debía estar satisfecho de la docilidad del señor de La Salle.Sin embargo, soportaba siempre con poca paciencia el desmembramiento de suparroquia. Estaba persuadido de que la modestia de los Hermanos de las Escuelas290

era capaz de mantener al pueblo en el respeto. Hizo, pues, nuevas tentativas parallevarlos. El señor de La Salle encontraba en ello dificultades demasiado grandes, y semantuvo en su primera decisión.

Las cosas se agriaron un poco más, y el párroco no pudo retener su mal humor;pero, en fin, se acomodó al señor de La Salle y el asunto quedó en la situación en queestaba, sin que se hablase más de ello.

Los Hermanos sufren la escasez a causa del hambre y se hallan sin pan

Este mismo año de 1695291, hubo un hambre que redujo la Comunidad de losHermanos a extremada pobreza. No tenían fondos para subsistir, los recursos decaridad disminuían, en proporción en que las necesidades aumentaban. El señor de LaSalle no se sostenía en esta triste situación sino por su gran confianza en Dios. Sufriótodo el rigor del

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hambre; pues la Comunidad se encontró un día sin pan y sin esperanza de poderconseguirlo. Esto debía de resultarle tanto más sensible cuanto que tuvo todas lascomodidades en el mundo; pero lejos de dejarse abatir, animaba a los Hermanos a lapaciencia. Entraron en el refectorio y se vieron en la necesidad de contentarse con unpobre caldo de verdura, sin pan, que constituiría el alimento de todo el día. Dierongracias a Dios como si hubiesen hecho una buena comida. Durante ese tiempo, elHermano encargado de las provisiones buscó por todas partes algo con lo que dar decomer a la Comunidad. Sólo encontró pan muy negro y en muy pequeña cantidad. Elseñor de La Salle lo hizo distribuir a los Hermanos sin reservar nada para él; pero losHermanos no quisieron tocarlo hasta que él hubiera tomado un trozo. Ocurrió

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 339

288 no faltó y fue...289 la misa a la cual asistieron...290 que la modestia de los Hermanos era...291 Este mismo año, llegó...

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también durante esta extrema escasez que el Hermano ecónomo, después de salir dela casa de París para llevar provisiones a la de Vaugirard, fue asaltado en el caminopor unos pobres hambrientos que le quitaron la carga. El señor de La Salle no se alterócon el relato que [el Hermano] hizo de esta aventura. Se contentó con respondersegún su costumbre: «Bendito sea Dios. Hay que ir a buscar otra cosa»292. Ese día losHermanos se vieron obligados a esperar hasta la tarde para comer.

Los Hermanos temen morir de hambre y desconfían de la Providencia

El apuro en que la calamidad pública ponía a la casa para encontrar con quésubsistir no impedía al señor de La Salle admitir sujetos que se presentaban paraingresar. Él no estaba tentado en absoluto de desconfiar293 de la Providencia. Teníafirme esperanza de que quien los enviaba le proporcionaría los medios de atender asus necesidades294. Los Hermanos estaban extrañados. Les parecía que era llevar laconfianza demasiado lejos. Le dijeron que no entendían cómo podía recibir295

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a tantos sujetos mientras296 que ellos mismos no tenían con qué vivir; que sería, alparecer, más prudente hacer una selección y despedir a aquellos que no parecíanadecuados para abrazar su estado. El señor de La Salle se indignó por su poca fe y lesrespondió297 con celo: «Si tenéis miedo de que el número excesivo os hunda,echadme a mí». Luego, retomando su aire manso y tranquilo, les dio a conocer elerror en que estaban por no poner toda su esperanza en Dios, de quien debían esperarlas ayudas que necesitaban. Sin embargo, el párroco de San Sulpicio, informado de suextrema pobreza, tuvo cuidado de proporcionarles dinero y víveres. Esta pequeñaayuda, administrada con cuidado, les permitió esperar un año más próspero.

Acuden al señor de La Salle para dirigir retiros

La reputación del Instituto de los Hermanos298 se extendía, a medida que sunúmero aumentaba299. Varios eclesiásticos de vida ejemplar, acudían allí para hacerretiros bajo la dirección del señor de La Salle. Recibía sin distinción a todos los que sepresentaban. La forma de vivir era igual. Todos comían en la mesa300 común y seservían los mismos alimentos que a la comunidad.

340 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

292 ¡Bendito sea Dios! Hay que ir a buscar otra cosa. (En este texto «Il en faut...»; en la copia, «Il faut en

aller»)293 desconfiarse...294 los medios de proveer a su subsistencia...295 no entendían como recibía a tantos sujetos...296 mientras él veía que no tenían...297 El señor de La Salle, indignado por su poca fe, les respondió con celo...298 La reputación de este Instituto...299 a medida que el número de Hermanos aumentaba.

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El señor de La Salle elabora los reglamentos del Institutoy manda observarlos

Cuando el señor de La Salle vio que su Noviciado estaba bien asentado, puso porescrito los reglamentos que se habían observado hasta entonces. Se preparó a ellomediante

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largas oraciones, austeros ayunos y duras penitencias; y lleno del Espíritu de Dios, delque estaba animado, compuso el conjunto de las Reglas301. Luego reunió a losHermanos, se las leyó, les animó a hacer sus observaciones y decirle lo queconsideraban302 que había que eliminar o añadir. Hubo algunos que propusieronsuavizar varios puntos que les parecían demasiado austeros. El señor de la Sallerespondió303 que no lo haría por su propia iniciativa, sino que consentía que se hicieseexaminar su obra por tres superiores experimentados de París, que él indicó, y queaprobaría todos los cambios que ellos hicieran.

Se resolvió que se304 acudiría al criterio [de tales personas], y las reglas fueronredactadas en la forma en que aún hoy subsisten.

[Las Reglas] fueron recibidas y aprobadas primero por los Hermanos que sehallaban en París, que se obligaron a sujetarse a ellas. Después de ello, el señor de LaSalle quiso asegurar también el consentimiento de los que estaban distribuidos por lasprovincias. Pues aunque él tuviera firmeza para mantener las reglas cuando estabanaprobadas, no quería establecer ninguna sino sólo con el consentimiento libre yunánime. Entonces, él era el primero en observarlas sin admitir ninguna suavidad.

Aprovechó el tiempo de Pentecostés, en el que había costumbre de reunir a todoslos Hermanos305 del Instituto en París, para renovar el voto de obediencia que hacíancada año. No cesaban de insistirle de que les permitiera hacer voto perpetuo.

Les presentó primero el conjunto de las Reglas, que todos suscribieron con alegríae hicieron [luego] su retiro ordinario.

Quiere dimitirse del cargo de superior

El señor de La Salle tenía siempre presente el designio

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 341

300 Recibía a todo el mundo sin distinción de personas. No la había ni siquiera para la manera de vivir.Cada uno asistía a la mesa...301 la colección de sus Cartas.302 lo que encontraban...303 El señor de La Salle dijo que...304 Se resolvió después que se acudiría...305 de reunir a los Hermanos...

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que había formado desde hacía varios años, de lograr que le liberaran solemnementedel cargo de superior del Instituto. Quería desprenderse de todos los cuidados quearrastraba con él, para no ocuparse más que de la oración. Aprovechó unacircunstancia que le presentó la ocasión favorable de declarar sus disposiciones. LosHermanos se mantenían siempre en su resolución306 de emitir el voto perpetuo deobediencia.

Les hizo una exhortación en la cual les307 expuso la importancia de la acción queiban a hacer. Les dijo que un compromiso de toda la vida era un sacrificio muyagradable a Dios cuando está sostenido por la resolución firme; que debían pensarlobien y no hacer nada a la ligera. Después de estas reflexiones, les expuso el deseo quetenía de dejar el cargo de superior en sus manos, para darles la libertad de escoger unsuperior de acuerdo308 con las Reglas del Instituto; que él no era sino un pobresacerdote en quien no debían depositar su confianza; sino [que debían depositarla]sólo en Dios, que era su Padre y su Protector. Se extendió en este último punto paraprobarles la necesidad en que estaban de concederle su renuncia; añadió, incluso, queera necesario para el fortalecimiento del Instituto escoger a un Hermano comosuperior y que tuviera los talentos necesarios para gobernarlos. La asamblea quedósorprendida por la propuesta. Nadie lo había esperado. Le rogaron que reenviara aotro tiempo la deliberación sobre este asunto309. El señor de La Salle, que tenía razónen temer310 que un retraso de varios días les diese tiempo para hacer reflexiones311

[entre ellos], quiso que se procediese de inmediato a la elección. Todos se pusieron enoración, y después de media hora de meditación, les dirigió una nueva exhortaciónpara hablarles del espíritu de abandono que debería guiar sus votos. Los exhortó adespojarse de todos los prejuicios y a no actuar más que con la mira en Dios y por elbien de la Sociedad.

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Luego él hizo las oraciones indicadas para las elecciones. Se realizó la votación conpapeletas secretas. Todos los votos concordaron en que continuara el señor de LaSalle. Se sintió turbado y temió que se hubieran puesto de acuerdo; él rompió laspapeletas y mandó que se procediera de nuevo.

Otra vez hicieron oración, y la segunda elección coincidió en su favor como laprimera312. El señor de La Salle no pudo disimular su agitación: en ese momento surostro le traicionó, cambió varias veces de color y no sabía313 qué partido tomar. Los

342 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

306 en la disposición de hacer...307 una exhortación en la que expuso...308 para darles la libertad de escoger uno según las Reglas...309 para deliberar sobre ello...310 El señor de La Salle, que tenía motivo para temer...311 diese lugar a reflexiones, quiso que se...312 la segunda elección se encontró aún la misma que la primera.

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Hermanos se dieron cuenta de su apuro y le dijeron que tenía motivo para pensar, porlo que acababa de ocurrir, que su elección venía de Dios; y que estaban dispuestos ano cambiar en nada [el voto]; que el bien general del cuerpo [de la sociedad] requeríaque él continuara a prestarle sus cuidados; y que, cuando ese cuerpo estuviera314 bienafianzado, él quedaría libre para descargar la superioridad sobre uno de losHermanos. Estas últimas palabras le consolaron; luego hizo levantar acta de laelección y en ella se tuvo mucho cuidado de incluir que, en el futuro, sólo unHermano sería el escogido como superior del Instituto. Luego fue315 a celebrar lamisa, en la cual los Hermanos comulgaron e hicieron su voto de obediencia perpetua.

Regula la manera de comportarse en los recreos

Mientras el señor de La Salle se dedicaba a establecer reglas fijas para elmantenimiento externo de su Instituto, dedicó más cuidado para conservar en él unapiedad tierna y sólida, sostenida con una humildad profunda y de una caridad sinlímites. Por su experiencia de varios años, se había dado cuenta de que los recreosdegeneraban en conversaciones vagas e inútiles. Estudió el medio para lograr quefuesen instructivos y para eliminar las malas contestaciones. Comenzó por316

introducir entre los Hermanos una manera respetuosa de hablar

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y de actuar unos con otros. Y para prevenir los altercados, que nacen ordinariamentede la diversidad de criterios, reguló que en las conversaciones ordinarias habría unsolo Hermano que hablara, y que los demás escucharían; y si otro tenía algo que decir,pediría permiso al más antiguo. Esta práctica produjo el buen efecto que se habíaprometido, y se ha perpetuado entre los Hermanos del Instituto, de manera que se haobservado siempre desde entonces como una norma común.

Le proponen una escuela en Chartres

El señor de La Salle se ocupaba de su propia santificación y de llevar a losHermanos a la más alta perfección, cuando varios obispos, informados del fruto queproducía su nuevo Instituto, le solicitaron que abriera escuelas en sus diócesis. Elobispo de Chartres, Pablo Godet des Marais317, fue el primero que le hizo la propuesta.Este prelado318 había conocido al señor de La Salle en el seminario de San Sulpicio yhabía319 conservado hacia él una estima particular. Se unió con él, incluso por una

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 34

313 no sabía qué partido...314 y que cuando estuviera bien asentado...315 fue a decir la misa...316 comenzó introduciendo...317 El obispo de Chartres, monseñor Godet des Marais, fue...318 Había conocido...

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relación de piedad que mantuvo hasta la muerte. Esta estrecha amistad, unida al deseoque tenía el señor de La Salle de servir a la Iglesia según su vocación, eran motivospoderosos para comprometerle a dar satisfacción al obispo de Chartres. Sin embargo,sólo pudo crear la escuela en su diócesis dos años después, por falta de sujetos.

Se funda la escuela

Cuando vio su Noviciado bien repleto, reunió a los Hermanos, les propuso eldesignio del obispo y de común acuerdo designaron a siete Hermanos que fueron aabrir las Escuelas Cristianas de Chartres. Ante todo, se presentaron al obispo, que lesrecibió muy favorablemente. Publicó [éste] un

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mandato para comprometer a los padres y madres a poner a sus hijos bajo la disciplinade los Hermanos, y ordenó a los párrocos que los exhortaran de viva voz. La empresase logró a su gusto. Las clases estuvieron llenas muy pronto. El obispo, satisfechodel320 progreso, animaba a los Hermanos con su presencia; los visitaba a menudo, losexhortaba a la perseverancia y no olvidaba nada de lo que podía sostenerles enaquellos comienzos espinosos. Su fervor [de los Hermanos] era tan grande que lamayoría de ellos cayeron en el agotamiento. El obispo, molesto por perder sujetos quele eran [tan] queridos, les rogaba que moderasen su celo.

Les proporcionaba generosamente la ayuda que necesitaban en sus enfermedades,y no cesó de protegerlos hasta su muerte321. Tantas atenciones de su parte teníancomo principio, como he dicho, la singular veneración que sentía por la virtud delseñor de La Salle, quien, por su parte, no olvidó nada para expresar su gratitud.

Es bien recibido por el obispo de Chartres

Algún tiempo después acudió322 a Chartres para visitar a los Hermanos. El obispole recibió como a un antiguo amigo y le insistió varias veces para que comiera a sumesa. El señor de La Salle se negó323 siempre a ello, [apoyándose] en la Reglaestablecida en la Comunidad. El obispo, al no poder vencer su delicadeza, usó unaargucia. Ordenó que la primera vez que acudiese a verle cerraran las puertas, una vezque estuviera dentro. Así, el señor de La Salle se vio en la obligación de sobreponersea su repugnancia y acceder involuntariamente324 a los deseos del prelado. Durante lacomida, el obispo de Chartres y su Vicario general, señor de Aubigné325, que fue más

344 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

319 San Sulpicio, y había conservado... (En el texto: y él había conservado).320 satisfecho de los progresos...321 hasta la muerte.322 fue algún tiempo después...323 el señor de la Salle se negó siempre...324 y acceder por fuerza...

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tarde obispo de Noyon y después326 arzobispo de Ruán, se informaron detalladamentede todo lo concerniente a su Instituto. Admiraban327 el estado sencillo y pobre al quese había reducido voluntariamente.

Se dieron cuenta, incluso, de que iba vestido con tela muy tosca y que su manteoestaba muy usado328.

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Determinaron mandar hacerle uno nuevo, sin que lo supiera, y escogieron una telaordinaria, para que no pudiera tener pretexto para rechazarla. El señor de La Salle larecibió como una limosna; pero tres o cuatro años329 después, unos ladrones ledespojaron 330[de ella] una noche que volvía a pie desde París a Vaugirard, según sucostumbre.

Se le aplican remedios violentos contra el reumatismo

La atención continua que prestaba a los asuntos de su Instituto, unida a la direcciónde su Noviciado331, no le permitían ningún descanso. Suspiraba por su queridasoledad, y Dios le sacaba a menudo de ella para trabajar en nuevos centros. Tantotrabajo no disminuía en nada sus continuas austeridades. En su celda no había otracama que dos tablas; incluso, a menudo se acostaba sobre un cilicio o sobre unagruesa estera. En sus viajes se acostaba vestido sobre el suelo332. Este exceso depenitencias le causaron flujos y reumatismo muy dolorosos. Tuvo un violento ataque[de reuma] cuando regresó de Chartres. Los remedios que le prescribieron fueron másdolorosos que la misma enfermedad. Se le acostaba sobre una especie de parrilla demadera debajo de la cual se quemaban hierbas que exhalaban un olor infecto y unhumo muy espeso. Sufría esta incomodidad sin quejarse y en sus mayores doloresrepetía sin cesar estas palabras que le eran habituales: ¡Bendito sea Dios! Se advirtióque nunca se le escapó un solo movimiento de impaciencia durante333 todo el tiempoque duró este remedio, que fue largo, pues hubo que repetirlo a menudo, ya que susdolores volvían varias veces cada año, y no se había encontrado medio más seguro ymás rápido para curarlo.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 345

325 Durante la comida, el obispo y el Vicario general d’Aubigné...326 y sucesivamente arzobispo...327 Admiraron...328 su manteo era de los más usados.329 tres o cuatro meses...330 unos ladrones le despojaron de ella...331 unida a la dirección de su Instituto...332 se acostaba sobre la tierra.333 de impaciencia en todo el tiempo...

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Va a Reims y al volver a París encuentra a un joven holandés calvinista

Sin embargo, sus enfermedades, que se volvían habituales, no disminuyeron334 ennada su vigilancia para el gobierno de

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su Instituto. En cuanto se sintió algo aliviado, partió de París para visitar las casas deReims y de los alrededores. A su regreso encontró en el camino de Soissons a unjoven holandés, que se acercó a él y le pidió algún donativo para ayudarle a hacer elviaje de París. El señor de La Salle se quedó impresionado por la fisionomía deljoven, que le pareció atractivo. Le preguntó en latín el motivo de su viaje y de qué paísera. El joven le respondió, en la misma lengua, que era holandés y que iba a París parahacer fortuna335. Así, conversando a lo largo del camino, el señor de La Salle se diocuenta de que el holandés336 era de la religión pretendidamente reformada.

Se sintió impulsado del deseo de trabajar en su conversión. Se lo ganó con susmaneras dulces y atrayentes, le costeó337 los gastos durante el resto del viaje y a sullegada a París le llevó al Noviciado de Vaugirard. El joven, que no tenía residenciaasegurada, se quedó maravillado de encontrar ésta, que aprovechó con gusto338.

Le lleva a su casa y trabaja en su conversión

El buen natural que el señor de La Salle advirtió en su prosélito339 le hizo esperarque no tendría dificultad para hacerle abjurar de sus errores. Pero en seguida se diocuenta de que esta conversión no sería la obra de pocos días. El holandés erainteligente y conocía los temas de controversia, de manera que era preciso emplearlas razones más fuertes y más sólidas para apartarle340 de sus prejuicios. Respondía alas dificultades que se le planteaban con toda la sutileza de una persona bien instruida.El señor de La Salle recurrió a sus armas ordinarias para doblegar este corazónobstinado. Rogó e hizo rezar por él. Ayunó y mortificó su cuerpo para atraer las lucesdel cielo que necesitaba; provisto de estas armas, volvía al combate lleno

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de confianza. Discutía con su discípulo, se dedicaba a resolver sus dudas, fijaba suserrores y le instruía en los principios de la religión verdadera. Pasó así un tiempoconsiderable sin desanimarse y341 empleaba en esta obra de caridad buena parte del

346 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

334 no disminuían nada de...335 en París para tentar fortuna.336 el señor de La Salle e dio cuenta de que era de...337 por sus maneras dulces y atractivas, le costeó...338 de la que aprovechó con gusto.339 en su joven prosélito...340 para sacarle de sus prejuicios.341 y empleaba en (para) esta obra...

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día y de la noche. Dios bendijo su celo, y al cabo de tres meses tuvo, al fin, el consuelode hacer volver [al redil] esta oveja perdida y hacer que confesase que no había otraIglesia verdadera sino la católica, en la cual dijo que quería vivir y morir. Diospermitió que no se rindiera hasta después de muchos combates para que, al habersedesengañado342 por el conocimiento exacto que quiso tener de todos los puntoscontrovertidos entre nosotros y los de su secta, su vuelta al seno de la Iglesia fueramás segura y menos sospechosa de ligereza. Así es como Él se complace en triunfarde un corazón rebelde en el momento mismo en que parece desesperado por susalvación343.

Le guía a hacer abjuración

El señor de La Salle, lleno de gozo por su conquista344, fue a postrarse al pie de losaltares; allí se desbordó en acción de gracias, ofreció al Señor el fruto de su trabajo, ylleno de la confianza que le proporcionaba el feliz regreso de su discípulo, se entregóde forma especial a instruirle detalladamente sobre las principales obligaciones de lareligión católica. Quitó las nuevas dudas que aún agitaban su mente, disipó hasta lamínima nube que se formaba y después de haberse asegurado durante un tiempoconsiderable de sus sinceras disposiciones, le presentó al párroco de San Sulpicio y ledio cuenta, al mismo tiempo, de todo lo que había hecho para confirmarle en la fe. Elpárroco le encontró bien instruido y no tardó en recibir su abjuración. La hizo entresus manos de manera muy edificante, ante una numerosa asamblea que había acudidoa participar en el gozo común de la Iglesia.

El señor de La Salle llevó al nuevo convertido al Noviciado, donde permaneció aúnalgún tiempo para fortalecerse contra la recaída y las tentaciones

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a las que iba a estar expuesto, pues estaba resuelto a volver a su país para comunicar asu familia la gracia que acababa de recibir. El señor de La Salle tuvo mucho cuidadode proveerle abundantemente de todo lo que necesitaba para su viaje345. Tuvo elconsuelo de saber más tarde que no sólo había perseverado en la fe católica, sino queincluso había trabajado con éxito en la conversión de toda su familia y de varios desus amigos, que siguieron su ejemplo.

Provee a las necesidades de su Comunidad con la ayuda de la Providencia

No es fácil concebir cómo el señor de La Salle podía atender tantas obras decaridad. Es cierto que encontraba recursos en los donativos de algunas personas

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 347

342 a fin de que habiéndose desengañado por...343 para su salvación.344 el señor de La Salle, lleno de gozo, fue...345 lo que necesitaba para hacer su viaje.

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importantes que consideraban un honor socorrerle. Pero como amaba la vida oculta, ytenía miedo de darse a conocer, se encerraba en los límites de unas necesidades muymódicas y no se conocían, de ordinario, las necesidades de la Comunidad, sino sóloen la medida en que no podía ocultarlo al conocimiento público. Los Hermanos, queno eran tan desprendidos como él, estaban a veces tentados de desconfiar de laProvidencia y buscar provisiones cuando se presentaba la ocasión; pero el señor de LaSalle, que ponía toda su confianza en Dios, no quería que se inquietasen por el día demañana, y rechazaba todas las precauciones inoportunas. Prefería su estado depobre346 a toda la abundancia de los ricos de la tierra.

El párroco de San Sulpicio le protege

Sin embargo, Dios, que cuida de aquellos que trabajan por su gloria, no permitióque se viera privado del mérito de su fe, ni que sus esperanzas se vieran confundidas,pues en el momento en que se hallaba en extrema indigencia, encontró nuevo apoyoen la caridad del señor de La Chétardie, que fue nombrado párroco por la renuncia delseñor Baudrand. Este nuevo párroco tomó347 primero conocimiento de lasnecesidades de su348

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parroquia y en particular de las [que tenía] la Comunidad del señor de La Salle.Conocía cuán útil era este establecimiento, y deseando sostener el bien que habíanestablecido sus predecesores, no descuidó nada de lo que dependía de su ministeriopara contribuir a ello. Visitó las escuelas, las encontró llenas de niños pobres yreconoció que los Hermanos que les enseñaban eran incluso más pobres que sus349

alumnos. Se informó en detalle de sus necesidades, y desde ese momento tomó alseñor de La Salle y a los Hermanos bajo su protección. Se ocupó particularmente deprocurarles todos los recursos que necesitaban. Estaba tan atento a ello que se podríadecir que no tenía350 otra ocupación. Visitaba las escuelas todos los meses y animabaa los niños al estudio con pequeñas recompensas distribuidas a este efecto.

Estableció, con este frecuente trato, una amistad muy estrecha con el señor de LaSalle. Desde entonces concibió una alta idea de su virtud y buscó nuevos medios deagradarle.

348 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

346 Prefería su estado de pobreza a...347 tomó primero conocimiento348 de las necesidades de la parroquia...349 más pobres que los alumnos.350 que se hubiera dicho que no tenía otra ocupación.

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Traslada su Noviciado a la parroquia de San Sulpicio

Con esta mira, formó el designio de trasladar el Noviciado de Vaugirard a suparroquia, para poder ser testigo de los ejemplos de virtud que en él se practicaban. Elseñor de La Salle, que miraba a Dios en los diversos sucesos de su vida, pensó queeste cambio venía de él y podría contribuir a mayor honra suya. Cedió a losrequerimientos del párroco. Había que buscar una casa; hacer gastos para el trasladode los muebles351 y comprometerse en gastos que él no estaba en situación de hacer.El señor párroco se encargó de todo. Primero encontró una casa grande y espaciosa enla calle Vaugirard, en el extremo del barrio de352 St-Germain-des-Prés. Ya habíaestado ocupada en 1638 por las353 religiosas Anunciatas de San Nicolás de Lorena;

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la alquiló e hizo algunos gastos para acomodarla y alojar en ella a los Hermanos de lasescuelas. Cuando todo estuvo dispuesto, el señor de La Salle trasladó a ella suNoviciado en 1698354.

Nunca se vio mejor que en esta ocasión hasta dónde llegaba la pobreza que seprofesaba en el Instituto; pues no hubo mucha dificultad en trasladar 355los muebles,que eran tan sencillos y en tan pequeña cantidad, que no se concebía que tanta gentehubiera podido reducirse a tan pocas cosas356. El párroco suplió a ello congenerosidad y proporcionó abundantemente todo lo357 que necesitaba estaComunidad.

Repara una capilla profanada

Había en esta casa una capilla descuidada, que había servido al uso de las religiosasen el tiempo en que habitaron allí. Era pequeña, pero se halló el medio358 de añadir uncoro por detrás. Y cuando todos los lugares estuvieron arreglados, el señor de La Sallerogó al señor obispo de Chartres, que estaba entonces en París, que bendijera la casa ehiciera la dedicación de la capilla. Fue consagrada en honor de San Casiano, mártir.

Se sabe que este santo había sido maestro de escuela y que habiéndose negado asacrificar a los falsos dioses, el juez le entregó al furor de sus alumnos, que le hicieronmorir a golpes de estiletes y de navajas359. Resulta fácil hacer aquí360 la aplicación y

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 349

351 para transportar los muebles...352 del barrio St Germain des Prés.353 por Religiosas...354 trasladó a ella su Noviciado el año 1698.355 no hubo mucha dificultad para trasladar los muebles...356 tanta gente hubiera podido pasarse con tan pocas cosas.357 y proporcionó abundantemente lo que era necesario...358 pero se encontró el medio... (en el texto, sin el artículo «el»).359 de estiletes y navajas.360 Es fácil hacer aquí... (diferencia: aquí, d’en faire; en el texto: de faire).

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juzgar la idea que tenía el señor de La Salle al poner su casa bajo la advocación de estesanto mártir.

Escuela Dominical

El señor párroco de San Sulpicio361, siempre atento a procurar nuevas ayudas a suparroquia, se valió útilmente del ministerio de los Hermanos de las Escuelas paraestablecer allí una escuela dominical; es decir, que les dio el encargo de reunir en sucasa, los domingos y fiestas por la tarde, a todos los jóvenes obreros362 de distintasprofesiones que sólo tenían este día de la semana libre para hacerse instruir

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en los principios de nuestra religión. Este instrumento pareció muy útil363 al señor deLa Salle y incluso apremió la ejecución con todo su esfuerzo. Pidió nuevos poderes asu eminencia, monseñor el cardenal de Noailles. Los364 obtuvo sin dificultad, y enconsecuencia se abrió esta Academia Cristiana el domingo siguiente a mediodía, y sereunieron jóvenes de veinte años y más. El progreso fue tan rápido que en pocotiempo se contaron hasta doscientos alumnos, que eran instruidos según su nivel. Aunos se les enseñaba dibujo, a otros la aritmética. A los menos adelantados se lesenseñaba a leer y a escribir. Este primer ejercicio duraba unas dos horas, y después sedaba el catecismo que era seguido de una exhortación que les hacía el Hermano quedesignaba el señor de La Salle. Todos los que se presentaban con buena voluntad eranrecibidos. Era un medida adecuada para retirar del vicio y del libertinaje a muchosjóvenes que, estando poco o nada instruidos en sus obligaciones, pasabanordinariamente los domingos y fiestas en el desorden. Se les inspiraba gusto por lasartes, se les ponía en situación de progresar365 y de hacer fortuna y, por encima detodo, se les enseñaba366 a salvarse.

El señor de La Salle, animado por el éxito, no perdonaba ni cuidados ni gastos paraponer a los dos Hermanos encargados de enseñar el dibujo en situación de llegar a serexcelentes maestros; pero pronto tuvo la pena de ver que no los había formado sinopara su pérdida. Ellos se envanecieron por sus talentos, y halagados por algunos desus discípulos con la esperanza de una ganancia367 sórdida, se deshonraron con unavergonzosa deserción. Fueron abandonados por Dios y despreciados por loshombres. Durante algún tiempo arrastraron vida miserable en el mundo, hasta sumuerte, que no les dejó tiempo para reconocer su pérdida.

350 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

361 El señor párroco, siempre atento...362 por la tarde, a los jóvenes obreros...363 Este proyecto pareció útil a...364 Lo obtuvo son dificultad...365 en situación de adelantar y de hacer (en el texto, el verbo adelantar va en reflexivo).366 y, por encima de todo, a salvarse.367 de una ganancia sólida...

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La escuela aún no dejó de existir

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durante algún tiempo en la casa, a petición del párroco, pero cuando hubo que escogerotros Hermanos para reemplazar a los anteriores, pidieron368 por favor que no se lesexpusiera a la tentación, de la que tenían un ejemplo tan funesto y tan reciente ante losojos. La deserción de sus co-hermanos les había impresionado tan vivamente quedesde entonces no se encontró a ninguno que quisiera dedicarse a enseñar el dibujo.Ésta fue la causa de que se interrumpiese la escuela hasta que el señor de La Salletrasladó su Noviciado al barrio de San Antonio, como expondremos más adelante.

Tercera escuela en el barrio de San Germán

Para compensar en alguna manera a la parroquia por la pérdida ocurrida, el señorde La Salle propuso establecer una tercera escuela369 para los niños próxima a la casadel Noviciado.

El párroco le dijo que buscara un lugar cómodo. Encontró un local en la calle deSan Plácido, próxima a los incurables. Allí comenzó la escuela, a la que se vioforzado a enviar cuatro Hermanos, porque en poco tiempo llegó a estar muyfrecuentada370.

Entonces, los maestros de escuela de París371, envidiosos del progreso que hacíanestas escuelas, hicieron nuevos intentos para destruirlas, pero no tuvieron un éxitomás favorable que la primera vez. [Aunque] es verdad que consiguieron que éstacerrase durante tres meses. El señor de La Salle defendió su empresa y realizó todaslas gestiones necesarias para conseguir el libre ejercicio de la misma, y subsiste aúnhoy con edificación. Los maestros de escuela fueron condenados a devolver372 todoslos muebles que se habían llevado, y a entregar373 todas las cosas en buen uso. Desdeeste momento dejaron disfrutar a los Hermanos del libre374 ejercicio de sus funciones.

Escuela en Calais

Las dificultades que el señor de La Salle soportaba de vez en cuando, con motivode sus nuevas escuelas

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 351

368 otros Hermanos para reemplazar a los que se habían ido, pidieron...369 establecer una nueva escuela...370 llegó a estar muy frecuentada...371 Entonces, los maestros de París...372 fueron condenados a devolver todos... (devolver: aquí, reporter; en el texto, rapporter).373 que habían cogido y obligados a devolver todas las cosas...374 dejaron a los Hermanos tranquilos y gozar del libre ejercicio...

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no servían sino para darle a conocer y procurarle375 otras nuevas [fundaciones].

Pues fue por este medio como abrió nuevas escuelas en Calais.

El señor Ponton, deán y párroco de esta ciudad, conoció por su sobrino, que vivíaen París, las dificultades que le habían suscitado al señor de La Salle para elestablecimiento de sus escuelas. Al mismo tiempo supo [también] cuán útilesresultaban para la parroquia de San Sulpicio; esto provocó en él el deseo de llevarlas asu tierra. Mandó a su sobrino que hablara con el señor de La Salle de los medios deabrir una en su parroquia, ya que la ocasión era favorable, porque el maestro deescuela había fallecido.

El señor de La Salle no quiso precipitar nada; se tomó el tiempo necesario parareflexionar en los medios que había que poner para lograr una escuela bienconsolidada. Manifestó, sin embargo, el deseo que tenía de complacer al párroco. Elcelo del señor párroco no se detuvo en absoluto376. La circunstancia de la vacante dela escuela era un motivo más para insistir. Escribió carta tras carta y comprometió almismo tiempo a las autoridades de la ciudad a que escribiesen al duque377 de Béthune,gobernador del Boloñado, para obtener su apoyo. El duque satisfizo su petición demanera muy agradecida, y él mismo rogó al señor de La Salle que procurase estaayuda a la ciudad de Calais.

[El señor de La Salle] no pudo resistir por más tiempo a una solicitud tanimportante378. Envió dos Hermanos a Calais. Encontraron disposiciones favorablespara su recepción; pero no quisieron emprender nada sin haber recibido antes elpermiso y la bendición del señor Pierre de Langres379, su obispo. Fueron de Calais aBoloña; el obispo380 los recibió con bondad, les dio las autorizaciones quenecesitaban y dirigió un mandato a la ciudad de Calais para comprometer a los padresa enviar a sus hijos a las escuelas de los Hermanos. [Éstas]se abrieron en seguida consatisfacción del párroco, que había sido el promotor.

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Dos nuevas escuelas en Calais para los hijos de los marineros

Algún tiempo después se vio forzado a pedir al señor de La Salle que enviara otrosdos Hermanos381 para abrir dos escuelas nuevas. He aquí lo que dio ocasión a esto. Un

352 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

375 y a él, para procurarle otras nuevas.376 no se detuvo...377 a escribir al señor duque de Béthune...378 a una petición de tanta importancia. Envió...379 de Pierre de Langres, su obispo.380 Fueron, para este efecto, de Calais a Boloña, donde el obispo los...381 enviar aún dos Hermanos...

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sacerdote de Calais, muy celoso, al ver que los niños de la villa estaban bieninstruidos, pensó que no se debía descuidar a los hijos382 de los pobres marineros, queestaban privados de esta ayuda. Habló de ello al señor Delahosse, presidente de laciudad, quien le prometió proveer a ello. En efecto, en seguida hizo alquilar doslugares en el barrio llamado Courtgain, y después de algunos arreglos, que hubo queacordar con el párroco, se abrieron las escuelas para los niños de los marineros, queacudieron de inmediato. Este éxito animó al señor de La Salle. Tenía cuidado deescribir a los Hermanos para sostenerlos e impedir que cayesen en la relajación.

El señor de La Salle va a visitar las escuelas de Calais

Cuando supo que las escuelas de Calais estaban bien asentadas, fue a hacer383 lavisita. El ansia que tenían de verle le atrajo la atención de los principales de la villa,que acudieron a saludarle. El párroco le dio todas las muestras de estima y de respetoque tenía por su virtud384. Le comprometió para que celebrara el oficio en suparroquia el día de la Asunción, para satisfacer los piadosos anhelos de su pueblo. Lehizo el elogio de los Hermanos que había enviado para abrir las escuelas en su villa, yle informó del fruto que hacían. Su intención era retener al señor de La Salle durantealgún tiempo para aprovechar su conversación y sus consejos. Pero se marchó al cabode unos días para regresar a París, a donde le llamaban los asuntos del Instituto.

El rey dota a las escuelas de los hijos de los marineros

Hasta entonces el párroco de Calais385 había provisto a la subsistencia

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de los Hermanos con sus donativos y la ayuda de sus amigos; pero a su muerte, quellegó demasiado pronto para ellos, se vieron a punto de carecer de todo. Lasautoridades de la villa, que tenían interés en mantenerlos para utilidad del público,acordaron entre ellos los medios que había386 que tomar para asegurarles un fondosuficiente para que subsistieran387. Obtuvieron de la liberalidad del rey Luis XIV unapensión de trescientas libras y suplieron generosamente al resto con dinero público.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 353

382 no descuidar a los niños de los pobres marineros...383 vino a hacer la visita...384 las muestras de estima y de respeto que había concebido por su virtud.385 el párroco había provisto...386 los medios que convenía tomar...387 asegurarles un fondo para subsistir...

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Escuela en Troyes

En torno a este mismo tiempo fue cuando el señor de La Salle abrió escuelasgratuitas en Troyes, en Champaña, donde han continuado desde entonces con elmismo éxito388.

Se le encarga la educación de cincuenta irlandeses

Cuando volvió a París, el párroco de San Sulpicio le propuso, de parte del señorcardenal de Noailles, su arzobispo389, la educación de cincuenta jóvenes irlandeses390

que habían pasado recientemente a Francia para buscar asilo contra la persecuciónque tenía lugar contra los católicos del país. Era continuación de la gran revoluciónocurrida en Inglaterra, varios años antes, que obligó al rey y a la reina de GranBretaña a retirarse a Francia con el príncipe de Gales, su hijo y heredero de la corona.Como su celo por la religión católica era la única causa de su desgracia, losusurpadores de su trono y de su autoridad hacían continuos esfuerzos para abolirla ensus estados, y la persecución recomenzaba con frecuencia. La mayoría de sus fielessúbditos preferían abandonar sus bienes y su patria y no su religión. Acudían en grannúmero a implorar la

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protección del rey cristianísimo que consideraba un deber de piedad recibirlos en sureino. El señor de La Salle, cuyo celo se avivaba a vista del trabajo, cuando tenían porobjeto los intereses de la gloria de Dios, no dudó un momento recibirlos. Los alojó ensu casa del Noviciado, él mismo se impuso un cuidado especial para su educación;destinó a dos Hermanos para velar por ellos y darles todas las instruccionesconvenientes a su condición y a su edad, de manera que en poco tiempo estuvieron endisposición de cumplir con honor los diferentes empleos a los que estaban destinados.

Le visita el rey de Inglaterra

Mientras se daban los cuidados en esta santa escuela, para educar a estas jóvenesplantas, el rey de Inglaterra, acompañado por el señor cardenal de Noailles391 leshonró con su visita. Quiso ser testigo de la manera cristiana como se les instruía.Quedó satisfecho de los sacrificios y cuidados que se imponían [los Hermanos] parasu educación, y del progreso que habían hecho en poco tiempo. Manifestó por esto suestima al señor de La Salle y quiso, incluso392, testimoniar su agradecimiento conmucha bondad393.

354 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

388 después con éxito.389 de parte de Su Eminencia, de encargarse...390 de cincuenta irlandeses...391 acompañado de su Eminencia monseñor el cardenal...392 a quien quiso testimoniar...

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Las pruebas que se tenían de los talentos que Dios había dado al señor de La Sallepara la conversión de las almas más endurecidas, le atraían, de vez en cuando, nuevasocasiones de ejercer su caridad. Ya hemos visto algunos ejemplos en el curso de suvida; y he aquí uno que tiene demasiada relación con lo dicho para dejarlo en elsilencio.

Conversión de un joven abate de importante familia

Este año acudió a él un joven abate de unos dieciocho años. Tenía inclinacionesque respondían poco al género de vida al que se le destinaba394. Su familia, atenta atodos sus pasos, no había podido fijar su espíritu en el bien. Se habían ensayadovarios medios que habían resultado inútiles. Se le había puesto en una

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comunidad de París de las más estrictas; no se contenía en nada. Usaba trucos parasustraerse a la vigilancia de sus superiores; saltaba, por la noche, los muros de la casa,y acudía a sesiones de placer, de juego y de desórdenes. Los superiores de esta casa,cansados y fatigados de esta vida licenciosa, resolvieron, de común acuerdo con suspadres, ponerlo bajo la dirección del señor de La Salle, convencidos como estaban deque Dios le había dado talento particular para fijar la inconstancia natural de losjóvenes. El asunto resultó bien, y más allá de lo que se había esperado. El joven abatesiguió primero los ejercicios del Noviciado; insensiblemente tomó395 gusto por lapiedad, de la cual tenía ejemplos continuos ante los ojos. Dios obraba en su corazón,de forma que se hizo susceptible de [aceptar] los buenos consejos. El señor de LaSalle aprovechó con acierto sus buenas disposiciones para depositar en él la semillade virtud, y con un progreso insensible, le llevó al punto de ser el ejemplo de suComunidad. Después de abandonar totalmente la frivolidad, no pensaba sino enromper absolutamente con el mundo. Comenzó por despedir a su criado, renunció atodas las señales de distinción que se le daban en razón de su nacimiento, y noquiso396 que se le sirviesen otros alimentos que los397 que se daban a la comunidad delos Hermanos398. Como ellos, llegó a ser penitente y mortificado; en una palabra,practicó todos los servicios humillantes que están en uso entre ellos y en poco tiempollegó a ser un modelo de fervor.

Este joven abate pide y obtiene el hábito del Instituto

Durante el tiempo de su retiro, varias veces tuvo el pensamiento de pasar así, en lapenitencia, el resto de sus días399. Como su propósito era consagrarse allí por

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 355

393 su agradecimiento con aire bondadoso.394 inclinaciones que no respondían casi al estado al cual estaba destinado.395 tomó el gusto...396 nacimiento, no quiso ya que se...397 otros manjares, ni mejor preparados que los...398 que se daban a la Comunidad. Como ellos...

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completo y reparar, mediante las humillaciones más duras, los defectos de sujuventud, pidió con insistencia tomar400 el hábito de los Hermanos de las Escuelas.Esta propuesta sorprendió ante todo401 al señor de La Salle, que no se había esperadoque llevase su celo tan lejos.

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Lo rechazó como algo muy alejado de lo verosímil402. Sin embargo, cansado por suspeticiones reiteradas le dijo que no podía darle su consentimiento mientras no hubieraobtenido el de sus padres. El joven abate presionó con fuerza; escribió sobre el asuntoa uno de sus tíos que era obispo. No le dio ninguna respuesta, pero se contentó conhacer que uno de sus parientes, que estaba en París, hablara a su sobrino, y empleó susmás fuertes razones para arrancarle aquella idea de su cabeza. Le dijo que noconvenía a la categoría de su nacimiento comprometerse con un estado tan vil y tandespreciable como el de los Hermanos; que jamás se soportaría [en la familia] que unhijo de su dignidad se redujera a la profesión de maestro de escuela; que si estabadecidido a abrazar el estado religioso, había en la Iglesia bastantes [congregaciones]para escoger, en las cuales podía403 obrar su salvación sin deshonrar a su familia.Todas estas razones no fueron suficientes para quebrantar su constancia. Respondióque estaba resuelto a abrazar el estado más sencillo y más humillante, que era el quemás le convenía para reparar los desórdenes de su juventud, y que no escogería otroque el que se proponía abrazar. En fin, hizo tantas súplicas, que se vio obligado aconcederle el hábito del Instituto. El señor de La Salle tuvo cuidado de informar enseguida a su familia de su última decisión. Siempre se creyó que no era más que elefecto de un ardor juvenil, que se apagaría muy pronto404; pero cuando se supo que ladecisión iba en serio, se tomaron las medidas necesarias para retirarle de aquella casacuando menos esperaba405. Vinieron a sacarle y le pusieron en otra comunidad, dondemurió al cabo de dos años, con lamentos406 continuos por no haber tenido la libertadde perseverar en el estado de humillación que había abrazado primero.

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Se suscitan nuevas tormentas contra el señor de La Salle

Mientras el señor de La Salle trabajaba con tanto fervor en la conversión de lasalmas, Dios sometió407 su virtud a nuevas pruebas. La persecución que se le levantóentonces le fue tanto más dolorosa cuanto que tuvo por autores a aquellos mismos que

356 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

399 el resto de su vida en...400 con insistencia tomar... (difiere la preposición que precede a tomar; aquí, de; en el texto, à).401 Esta propuesta sorprendió al señor de La Salle...402 de la apariencia.403 en las cuales podría hacer...404 que se apagaría pronto...405 cuando se esperaba...406 dos años de continuos lamentos...407 en la conversión de las almas a Dios, puso su virtud...

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habían parecido hasta entonces los más favorables a su Instituto. No se pretendepenetrar demasiado cuál fue la fuente408 de este malentendido entre personas depiedad eminente; se sabe tan sólo que aquellas que buscaban molestar al señor de LaSalle encontraron el modo de indisponer a sus Superiores contra él. Se le hacía pasarante ellos por un hombre demasiado testarudo en su parecer, lleno de sí mismo, duro,sin misericordia para con los Hermanos de su Comunidad; de severidad abrumadorapara castigar las más ligeras faltas, sin perdonar nada a la debilidad humana. No sedejó de aprovechar una reprensión demasiado viva que hizo a algunos novicios elHermano encargado de su dirección, en ausencia del señor de La Salle: se le achacó aél y se engrosó el memorial de quejas que se presentó al señor cardenal de Noailles.Se tuvo cuidado de insistir en todos los motivos de acusación que se enumeraban enél, para darles un aire de verosimilitud, y sobre todo se insistió con fuerza en409 lapretendida desunión que se decía que reinaba410 entre los Hermanos, sobre sudesaliento, sobre la incapacidad del señor de La Salle para mantener la paz y el buenorden entre ellos411, y de todo ello se concluía que era necesario darles otro Superiorpara impedir la ruina total del Instituto.

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El Vicario general realiza una visita a su casa

El señor cardenal conocía al señor de La Salle. Había concebido una elevada ideade su mérito y de sus talentos para el gobierno de una comunidad. Él mismo habíasido testigo del buen orden que reinaba en la suya. Tantos agravios contra su propiaconvicción le sorprendieron. Temió que en él [informe] hubiera pasión, y por unaequidad digna de su prudencia, retrasó dar su juicio hasta que él pudiera estarinformado más ampliamente de la verdad. Se contentó con responder en el momentoque daría respuesta a este asunto. En efecto, algunos días después envió al señorEdme Pirot412, su Vicario general, a la casa de los Hermanos de las Escuelas con elpretexto de hacer una visita a la comunidad, pero en realidad era para informarse converacidad de los hechos presentados contra el gobierno del señor de La Salle y paraaveriguar los sentimientos413 de los Hermanos respecto de él.

Comenzó su visita con la idea de que iba a quedar hundido con las quejas ymurmuraciones. Todo se redujo a las quejas de dos Hermanos infieles a su vocación,de los que ya hemos hablado, lo que414 no dejó de causar impresión en el ánimo delVicario general.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 357

408 cuál fue la causa de...409 se insistió sobre la desunión...410 pretendida que reinaba entre...411 el buen orden entre ellos, y de... (entre ellos: chez eux).412 señor Edme Picrot...413 para penetrar el sentimiento de los Hermanos...414 infieles a su vocación, lo que no dejó...

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El señor de La Salle se entera del motivo de la visita

El señor de La Salle, que no conocía el verdadero motivo de esta visita jurídica,creyó que era su deber ir a agradecer a Su Eminencia la atención que había tenido paramantener el buen orden de su Comunidad. Pero se dio cuenta415 de que habíanindispuesto al señor cardenal contra él, y que trataba, nada menos, que de retirarle ladirección de su Comunidad, para confiársela a otro eclesiástico. En el consejo delarzobispado no sabían que eso era416 atacarle por el lado más anhelado por él, y conese medio se le

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ponía en una situación por la que suspiraba desde hacía tiempo, pues había hechovarios intentos para procurarse ese reposo que deseaba desde hacía años. Por eso,muy lejos de sentirse mortificado cuando se le anunció la noticia, se retiró con un airecontento que indicaba el gozo de su corazón. Regresó a su casa; conservó417 sutranquilidad ordinaria; no expresó418 la menor queja, y redobló sus oraciones parapedir a Dios el feliz éxito de una empresa que no tenía nada de ventajoso para él.

Segunda visita del Vicario general, que presenta un nuevo Superiora la Comunidad de los Hermanos; éstos se oponen a elloy se niegan a reconocerle

El Vicario general, algunos días después, anunció una segunda visita. En cuanto elseñor de La Salle tuvo el aviso, reunió a los Hermanos en la sala mayor de la casa, sindecirles el motivo. Todos estos movimientos, que les419 parecían extraordinarios, nodejaban 420de alarmarlos. Fueron sorprendidos al ver llegar otra vez al mismo Vicariogeneral421, acompañado del señor Bricot, a quien el señor cardenal de Noailles422

había escogido para su Superior temporal. En el momento en que el Vicario generalPirot423 lo presentó a la comunidad en calidad de tal, todos expresaron que noconocían otro Superior que a Su Eminencia y al señor de La Salle.

Esta respuesta extrañó al Vicario general. No juzgó conveniente llevar el asuntomás adelante hasta haber informado a Su Eminencia. He aquí los términos exactosque utilizó al dar cuenta de lo que acababa de ocurrir: «Monseñor, si todas laspersonas de comunidad estuvieran tan unidas a su superior como lo están estos

358 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

415 Se dio cuenta...416 No se sabía en el Consejo que eso era atacarle...417 el gozo de su corazón. Conservó su tranquilidad...418 ordinaria, y no expresó la...419 Todos estos movimientos que parecían...420 no dejaron de alarmarlos.421 ver llegar otra vez al al mismo Vicario general acompañado...422 que el señor cardenal había escogido...423 Al momento, el Vicario general le presentó...

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buenos Hermanos al señor de La Salle, no se verían por todas partes sino motivos deconsolación». Añadió que les había424 dicho todo lo que había podido paracomprometerles a que se sometieran

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a las órdenes exactas de Su Eminencia, pero que todas sus observaciones habían sidoinútiles. El señor cardenal se enfadó y consideró muy raro que un pequeño número deHermanos sin carácter [sacerdotal] y sin prestigio recibieran tan mal sus órdenes. Losautores de la intriga no se durmieron, y sugirieron al señor cardenal que ladesobediencia de los Hermanos les había sido inspirada por el señor de La Salle, quetenía interés por mantenerse en su puesto425 de superior. Era imputárselo de formagrosera, pues [el señor de La Salle] había empleado todo el prestigio que tenía sobresus espíritus426 para comprometerlos a que se sometieran, pero ellos le habíanrespondido que si se les obligaba a aceptar otro superior distinto de él, se marcharíantodos a sus casas y abandonarían el Instituto.

Se sospecha que el señor de La Salle era la causa de la resistenciade los Hermanos; él se justifica

El señor de La Salle no sabía qué partido tomar en un asunto tan delicado, ni haciadónde427 iba la ruina total de su Instituto. Recurrió a sus armas ordinarias; puso suconfianza en Dios y se sometió con resignación a todo lo más lastimoso que pudierasobrevenir. Estaba bien convencido de que el señor cardenal actuaba sólo con mirasmuy santas y muy loables, pero sabía que habían engañado su bondad, y que, además,estaba prevenido contra la resistencia de los Hermanos. Pensó durante algún tiempoen los medios de apaciguarle y de ganar su favor. Fue428 a arrojarse a sus pies, y allí,bañado en lágrimas, suplicó a Su Eminencia que no le imputara la resistencia de losHermanos. Le aseguró que no había descuidado nada para hacerles aceptar susórdenes, pero que se habían visto tan turbados por la manera como se habíaprocedido, que no habían querido resolver nada, y que él esperaba, sin embargo,reconducirlos a su deber.

El señor cardenal se emocionó por este gesto. Hizo levantar al señor de La Salle, leexpresó con

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aire afectuoso que no le creía capaz de apartar a los Hermanos de la sumisión quedebían tener hacia todo lo que llevara el sello de su autoridad; pero al mismo tiempo

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424 Añadió que había expresado...425 en el puesto de superior.426 sobre su criterio, para...427 y dónde iba la ruina...428 Acudió a arrojarse...

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se quejó de que se hubieran preparado tan poco los ánimos. Dijo que se habíaviolentado este asunto y que no se habían tomado todas las medidas de moderaciónque la prudencia exigía para hacerla triunfar sin ruido.

Los Hermanos admiten recibir a un superior, con condiciones

Al salir de la audiencia, el señor de La Salle fue429 donde el Vicario general.Encontró allí a los principales Hermanos de su Comunidad, que declaraban ennombre de todos que no recibirían al nuevo superior sino a condición: 1.o que noinnovaría ni cambiaría nada en sus reglamentos; 2.o que este superior sólo acudiría asu casa una vez al mes; 3.o que se dejaría al señor de La Salle como director, y que elnuevo superior no haría nada sino de acuerdo con él. Las propuestas fueronredactadas por escrito. Se las presentaron al señor cardenal, que sólo porcondescendencia las aceptó, y las cosas se arreglaron con estas condiciones.

Se les da al señor Bricot

Mientras en el arzobispado tenía lugar esta negociación, la comunidad de losHermanos no cesaba de orar para implorar la ayuda del cielo. Hubo algunos queemplearon la mediación del párroco de430 San Sulpicio. No sabía nada de este asunto.Éste les prometió ayudarles lo mejor posible; pero les dijo que le parecía que las cosashabían ido demasiado lejos431. En efecto, dos días después el abate señor Madot, mástarde obispo de Châlons-sur-Saône, fue enviado por Su Eminencia para obligar ahacer aceptar, sin ninguna oposición, al abate Bricot432 en su calidad de superior.Supo manejar los espíritus con tal habilidad que los llevó a todos a su idea433. Lesprometió, de parte del señor cardenal, que les dejarían al señor de La Salle; y que aldarles un nuevo superior no se pretendía atentar contra sus estatutos, que subsistiríanen434 su integridad; que este superior sólo estaría435 a su cabeza sino para apoyarloscon su prestigio, y que el señor

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de La Salle seguiría dirigiéndolos como había hecho hasta entonces. Estas razones,presentadas con aire de confianza, se ganaron todos los votos, y cuando el señorMadot vio todos los criterios unidos, no tuvo ya dificultad436 para presentarles alseñor Bricot como su superior. En seguida le llevaron a la capilla de la casa. El

360 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

429 el señor de La Salle fue [del verbo aller, ir; en el texto, fue, del verbo être].430 algunos que acudieron a implorar la mediación del párroco...431 pero les dijo que creía que era demasiado tarde.432 sin ninguna oposición al señor Bricot...433 que llevó todo a su...434 que subsistirían en su totalidad...435 que no estaría a su...436 no hizo ya dificultad...

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Vicario general entonó el Te Deum, e hizo que los Hermanos lo continuasen, ydespués de ello se marchó satisfecho de su cometido.

Carta pormenorizada de este asunto

Mientras todo esto ocurría en la casa, el señor de La Salle se mantenía en paz yen437 sumisión perfecta a las órdenes de la Providencia. Es lo que sabemos por la cartade un sacerdote de la diócesis de París, dirigida a uno438 de sus camaradas, donde leexpone con detalle todo lo que había ocurrido en este asunto. Consideramos un deberofrecer aquí lo más esencial de su contenido, porque servirá de prueba en estahistoria. He aquí cómo se explica439 sobre ello: «No he quedado menos sorprendidoque usted, estimado señor, de las noticias que me ha comunicado del señor de LaSalle. Como yo le honro y estimo tanto como usted, he participado y participo todo loposible en la pena que se le ha causado. He tenido el honor de ir a verle. No puede unoestar más edificado de lo que yo lo estoy de su constancia, de su entereza, de superfecta resignación y de su total abandono a la Providencia. No le digo nada nuevo alhablarle de sus virtudes. No viene de ahora el conocimiento que tiene usted de sumérito. He visto al señor cardenal y al señor Pollet, y espero que con el tiempo elseñor cardenal estará de vuelta de las impresiones que se le han dado en contra delseñor de La Salle. No hay nada de quietismo (el rumor se había extendido por París deque era sospechoso de esta herejía440 de la que se hablaba mucho en aquel tiempo441).Se le acusa solamente de ser demasiado austero con sus442 Hermanos, de practicarpenitencias demasiado rigurosas, y de estar apegado a ellas de tal forma que no quieredoblegarse. Se ha intentado hacerle pasar, ante el ánimo del señor cardenal, por unhombre poco apto para gobernar, y sobre todo por una

<96>persona extraordinariamente apegada a su criterio; que sólo se guía, él y susHermanos, por su espíritu propio. Su gran pecado, a vista de lo que he podidodescubrir, viene de no dejarse guiar por el criterio de las personas que le acusan. No sécuál será la continuación de este asunto, pues usted sabe cuál es el criterio de estaspersonas, y si él hubiera estado de acuerdo con ellas, lo hubiera tenido muy cómodoen el arzobispado».

Luego refiere los motivos de queja que se habían presentado contra él443, y luegoañade: «En una segunda visita que hizo el señor Pirot a la casa del señor de La Salle,

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437 Una paz y una sumisión perfecta...438 de París, a uno de sus...439 cómo se explica sobre ello:440 en París, que era sospechoso de esta herejía que hacía...441 que hacía mucho ruido entonces...442 con los Hermanos...443 que se había presentado con motivo de los dos novicios de los que hemos hablado; luego...

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presentó a los Hermanos, de parte de Su Eminencia, al abate señor Bricot como suSuperior temporal. Sobre la palabra Superior, los Hermanos han protestado diciendoque no reconocen a otro Superior que a Su Eminencia y al señor de La Salle. Por locual el señor Pirot se retiró... Ocho días después, que fue el viernes nueve del mes (dediciembre), el señor Pirot volvió a casa del señor de La Salle con el citado sacerdote,habló a los Hermanos, les hizo mil promesas y les dijo, entre otras cosas, que no seinnovaría nada, que ellos guardarían siempre su Regla, pero que era necesarioobedecer y aceptar al citado sacerdote como Superior; que tendrían el consuelo detener con ellos al señor de La Salle, y que dicho sacerdote no iría a su casa más queuna vez al mes. Ellos lo aceptaron con estas condiciones, o al menos no se resistieroncomo la primera vez; y si el proverbio es verdadero, qui tacet consentire videtur,

consintieron en la elección de este sacerdote, puesto que ni uno solo reclamó encontra de ello. He ahí dónde están las cosas en este momento. No444 se cree que estopueda durar y se espera que esto no445 tendrá consecuencias. Se ha dado un primerpaso y se le quiere sostener durante algún tiempo. Todo lo que se puede hacer espreparar los momentos favorables para intentar desengañar a Su Eminencia; y ponerde relieve todas las buenas cualidades del señor de La Salle. Ya he trabajado yo eneso, y lo continuaré haciéndo en todas las ocasiones que la Providencia me presente.Le debo esta justicia, etc.».

Por el extracto de esta carta se ve cuáles eran los motivos de acusación que sehabían montado contra el señor de La Salle

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y qué alcance se le debe dar. Todo su pecado consistía en no querer suavizar en nadala severidad de las Reglas que había establecido en la casa, con la aprobación de todoslos Hermanos. La pretendida desunión que existía entre ellos se halla contradicha porlos esfuerzos que hicieron todos446 para no admitir otro Superior distinto de él. Sesuponía que estaban descontentos de su gobierno, y no aceptan447 el nuevo superior alque se les presenta448 sino con la condición de que no irá a la casa más que una vez almes: todo esto prueba evidentemente cuál era el espíritu que impulsaba449 a susacusadores. Además, todas estas tormentas se disiparon por sí mismas. El señorBricot no apareció más por la casa; los dos novicios que habían sido la causa de todoel ruido fueron expulsados. El señor de La Salle dirigió a su Comunidad como antes,y las Reglas fueron observadas como era habitual.

362 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

444 y no se cree...445 durar; se espera que esto no tenga consecuencias.446 que hacen para no reconocer...447 y no aceptan...448 el nuevo superior que se les da sino con la condición...449 el espíritu que animaba a sus ...

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Se trabaja inútilmente en apartar a los Hermanos de la confianzaen el señor de La Salle

Sin embargo, quienes habían tramado la intriga no se desanimaban. No atacaronmás al señor de La Salle tan abiertamente como habían hecho. Vieron450 claramenteque no había más medios para imponerlos al arzobispado, [ya que] los hechos estabandemasiado aclarados451. Inventaron nuevos trucos para engañar a los Hermanos yapartarlos insensiblemente de la confianza que tenían en él. Los halagaban con bellasesperanzas, les hacían vislumbrar las ventajas que tendrían si se sometían sin reservaal nuevo superior que Su Eminencia les había escogido; que por ese medio seasegurarían la protección; que encontrarían una fuente de recursos para su pobreza, yque sus escuelas estarían mejor asentadas; que era sorprendente que no quisieranaprovechar una ocasión tan favorable452 para sacudir un yugo duro y agotador; que elcrédito del señor de La Salle era demasiado limitado para poder ponerlos a cubiertode las desgracias de que estaban amenazados; que era un hombre testarudo y que norebajaría453

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nada de las austeridades de la Regla, y que permaneciéndole sumisos se ponían en lanecesidad de arrastrar una vida penosa y lánguida. Todos estos comentarios,expuestos con habilidad, no quebrantaron en nada454 la constancia de los Hermanos.Permanecieron estrechamente unidos a su digno superior, y todo cuanto se les pudodecir para apartarlos de él, no sirvió455 sino para asegurarlos más en los sentimientosde estima y de respeto que tenían por su virtud.

El señor de La Salle quiere devolver sus licenciasal señor cardenal de Noailles, que lo rechaza

El señor de la Salle conocía todo lo que se seguía haciendo para quitarle laconfianza de los Hermanos. Se armó de paciencia durante algún tiempo. Pero cuandovio que todos estos456 movimientos no terminaban457 en absoluto, tomó la decisión dedevolver las licencias con que le había honrado458 Su Eminencia, el cardenal deNaoailles. Hizo que se lo presentara a su Eminencia una persona de relieve que sehabía encargado, al mismo tiempo, de apoyar las razones que le llevaban a hacer la

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 363

450 Veían claramente...451 los hechos estaban demasiado aclarados (aclarados: aquí, éclairés; en el texto, éclaircis). Ils...452 aprovechar una ocasión tan favorable para sacudir...453 un hombre testarudo que no rebajaría nada...454 no quebrantaron la constancia...455 sólo sirvió para asegurarlos...456 cuando vio que estos movimientos...457 no terminaban (pas) en lugar de (point)458 con los que su Eminencia le había honrado.

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dimisión voluntaria del cargo de superior. El señor cardenal rechazó esta propuesta ydijo que su intención era que el señor de La Salle siguiese gobernando459 suComunidad como había hecho hasta entonces. Sus enemigos, al no poder dañarle enlo interior, buscaron el modo de mortificarle por afuera. Le retiraron una parte de larenta que la parroquia de San Sulpicio tenía costumbre de dar cada año para ayudar ala subsistencia de la casa. Igualmente, le hicieron perder una suma de cinco mil librasque una persona rica460 le había cedido para comprar la casa del Noviciado, que laquerían vender. Tantos obstáculos, que le sobrevinieron461 uno tras otro, nodisminuyeron en nada su confianza en Dios. Era su único recurso en las462

tribulaciones.

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Lleva a su comunidad al barrio de San Antonio

Los Hermanos, cansados por las continuas sugerencias que se les hacían, pidieronal señor de La Salle que les buscase otra zona en París463 donde pudieran ponerse acubierto de todas estas persecuciones y trabajar en paz por su salvación. La ocasiónera favorable; pues era necesario para ellos cambiar de casa, por la imposibilidad enque les habían puesto, al retirarles una parte de su renta, de seguir pagando el alquilerde la que ocupaban. El señor de La Salle buscó una casa en un barrio alejado.Encontró una en el barrio de San Antonio, que estaba situado, entonces464, en laparroquia de San Pablo. Fue a encontrar al párroco y le pidió su consentimiento465

para trasladar la casa de su Noviciado a la parroquia. El párroco sólo le conocía porsu reputación. Le indicó la dificultad que siempre tuvo para permitir nuevosestablecimientos de comunidades en su parroquia, pero que consideraba el suyodemasiado útil para el público para oponerse a ello. El señor de La Salle, provisto consu permiso, llevó a los Hermanos a la nueva casa con la mayor diligencia que le fueposible, y no pensó más en sus enemigos, sino para hacerles bien y para orar por ellos.

Quiere abrir de nuevo las escuelas dominicales; le plantean un proceso

Cuando estuvo bien instalado en esta nueva casa, pensó seriamente en volver aabrir las escuelas dominicales que habían cesado en la parroquia de San Sulpicio porlas razones expuestas en su lugar. Se lo propuso al párroco de San Pablo, que loaprobó; pero en cuanto estuvieron reabiertas, los maestros de escuela de París, que

364 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

459 el señor de La Salle siguiera gobernando (aquí: à gouverner; en el texto, de gouverner).460 cinco mil libras que una persona de piedad le había destinado...461 Tantos obstáculos que le sobrevinieron uno tras otro...462 en sus tribulaciones.463 otra zona de París...464 que todavía era de la parroquia de San Pablo.465 y le pidió permiso para...

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anteriormente habían sido parados en su persecución, por la autoridad466 del señor deLa Chétardie, párroco de San Sulpicio, recomenzaron sus pleitos con más intensidadque antes. Obtuvieron una orden del Lugarteniente de Policía y mandaron apoderarsede todos los muebles de la escuela. El señor de La Salle, desanimado por todos estoscontratiempos, abandonó su empresa y en lo sucesivo no pensó más en ella.

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Cuando le ocurría467 alguna pérdida se consolaba fácilmente, pues Dios hacía quesurgiese en seguida alguna ocasión para repararla.

Escuela en la parroquia de San Hipólito, barrio de San Marcelo;seminario de maestros de escuela para las zonas rurales

En efecto, poco tiempo después, el párroco de San Hipólito, en el barrio de SanMarcelo de París, le pidió Hermanos para abrir una escuela en su parroquia, y lesfacilitó todas las ayudas que necesitaban en este nuevo establecimiento.

El señor de La Salle añadió a él un reducido seminario para formar maestros deescuela para las zonas rurales. Ya había hecho un ensayo del mismo en Reims en1687 y había resultado bastante bien durante algún tiempo.

Desde entonces, siempre había deseado encontrar ocasión de volver aestablecerlo468 en París, donde se había augurado que hallaría mucha facilidad. Perolas persecuciones continuas que le promovían no le dejaban tiempo de pensar en ello.El párroco de San Hipólito, lleno de celo, secundó perfectamente su designio.Comprometió a un eclesiástico, amigo suyo, a que se juntara469 a él, y con esta ayudase halló el medio de contar con doscientas libras de renta para cada maestro deescuela que se formara en este seminario. Compró una casa, con sus propios fondos,para alojarlos.

El Hermano encargado de este seminario abandona el Institutoy se apropia de los bienes de la fundación

Cuando todo estuvo preparado, el señor de La Salle reunió en ella a los sujetos quelos párrocos rurales le enviaban. Puso al frente de ellos a un Hermano competentepara enseñarles y les prescribió las mismas reglas que había establecido en Reims.

Este seminario subsistió470 mientras vivió el párroco, porque facilitabaexactamente la cantidad que se había convenido471; pero a su muerte se destruyó porlas precauciones mismas que había tomado para mantenerlo. Había que adoptar

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 365

466 que antes habían sido parados por la autoridad del señor de La...467 Cuando tenía alguna pérdida...468 Había deseado, desde entonces, restablecerla en París...469 un eclesiástico amigo suyo a unirse a él...

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algunas medidas para asegurar un fondo para esta casa, que no estaba provista deletras patentes. Se creyó que se habían prevenido todas las dificultades constituyendoal Hermano director del Seminario

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en legatario del fondo de la casa y de la renta. El párroco se fiaba de su rectitud,porque le había informado claramente de sus intenciones.

El señor de La Salle, en esta ocasión, fue engañado por su buen corazón, puescuando fue a tomar algunas disposiciones sobre esta fundación, el Hermano superior[director de la escuela]472 le dijo, con aire de dueño, que no le reconocía473 en esteasunto; que el testamento estaba hecho a su favor, y que474 los fondos le pertenecíanen propiedad. Todas las consideraciones del señor de La Salle fueron inútiles.

Este Hermano, hinchado por su buena fortuna, estaba resuelto a aprovecharse deello. Dejó el hábito del Instituto, se apropió475 de los bienes destinados alseminario476. El eclesiástico que había trabajado de acuerdo con el párroco,indignado por la mala fe del superior, retiró sus ayudas y el seminario se destruyó.

Este desgraciado usurpador no dejó de continuar la escuela de la parroquia. Algúntiempo después trató de unirse al cuerpo del que se había separado tanvergonzosamente. El señor de La Salle, siempre lleno de caridad, le tendía los brazos.Pero fue disuadido de recibirlo por el consejo de personas sensatas y prudentes.Soportaba todas estas477 dificultades con una tranquilidad de espíritu quemaravillaba478 a aquellos que participaban de su confianza. No se advertía, entonces,ningún desarreglo en su proceder. No era ni menos afable, ni menos recogido, nimenos exacto en regular todas las cosas.

Las religiosas de la Cruz, del barrio de San Antonio,edificadas por la virtud del señor de La Salle

No había capilla doméstica en la casa que ocupaba en el barrio de San Antonio,pero iba todos los días a celebrar la misa a la iglesia de las Religiosas de la Cruz, queera la más próxima y la más cómoda para su comunidad. Las Religiosas quedaronmuy edificadas por la piedad y el recogimiento con que celebraba los santosmisterios, y quisieron conocerlo y conversar con él. Él les habló de Dios y de sus

366 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

470 Este seminario duró tanto como...471 la suma que estaba convenida...472 el Hermano director le dijo...473 que no le reconocía en absoluto en...474 en su favor, que los fondos le...475 Dejó el hábito del Instituto y se apropió...476 los bienes que eran para el seminario.477 todas las dificultades...478 con una tranquilidad de espíritu que sorprendía a aquellos que

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obligaciones con sentimientos tan elevados que hubo varias que se pusieron bajo sudirección.

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Le piden que vaya a la Bastilla para confesara un sacerdote prisionero de Estado

Mientras se dedicaba en su casa del Noviciado a santificarse él mismo y a llevar alos Hermanos a la más alta perfección, Dios le presentó una nueva ocasión de ejercerla caridad. Fueron a pedirle, de parte del gobernador de la Bastilla, que acudiera aconfesar a un sacerdote que estaba encerrado allí desde hacía varios años. Marchóinmediatamente y encontró a este pobre sacerdote en una situación de lo másdeplorable. Se hallaba en un abandono general digno de compasión. Vestido con unapésima sotana hecha jirones, cubierto con una camisa totalmente rota, negra y llenade parásitos. Este triste espectáculo enterneció el corazón del señor de La Salle.Abrazó a su penitente y no pudo evitar las lágrimas que merecían su estado y sudesgracia479. Oyó su confesión, le consoló lo mejor que pudo, hizo que se despojasede sus harapos y se los puso él, y [al preso] le hizo ponerse sus vestidos. Así salió de laBastilla, envuelto en su manto, y volvió a casa, lleno de gozo por verse cubierto de losdespojos de un miembro de Jesucristo pobre y humillado.

Fundación de una escuela en Darnétal, cerca de Ruán

El Instituto de los Hermanos de las Escuelas, que hasta entonces había estado comoflotando e inseguro por las diversas agitaciones que había soportado desde hacíavarios años, parecía debilitarse. El señor de La Salle no preveía que un día se pudieralevantar de sus ruinas. Pero de repente obtuvo un nuevo vigor.

Pues cuando menos podía esperar, le pidieron dos Hermanos para establecer unaescuela de niños en Darnétal, cerca de Ruán, con el modelo de las que había fundado,años antes, la señora Maillefer para la instrucción de las niñas, como ya se dijo480.Este pequeño comienzo, que parecía poco importante481, le hizo surgir pronto laocasión de hacer una fundación sólida en el mismo Ruán, que puso a su Instituto ensituación segura y a cubierto de las continuas vicisitudes de las que había tenidofunestas pruebas. He aquí cómo ocurrió la cosa.

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479 las lágrimas que merecía su desgracia. Oyó...480 para la instrucción de las niñas, como he referido anteriormente. Este...481 que parecía poca cosa y de muy poca importancia, le...

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Establecimiento de las Escuelas Cristianas en Ruán

Primero envió dos Hermanos a Darnétal para establecer allí una escuela, como lehabían pedido. El arzobispo de Ruán, señor Colbert, lo supo, y convencido del bienque esto producía en aquel lugar, resolvió poner en manos de los Hermanos lasescuelas482 que habían sido establecidas por el señor Niel en Ruán, por iniciativa delpadre Barré.

Propuso su idea al primer Presidente del Parlamento483, señor de Pontcarré.

Juntos acordaron las medidas que había que tomar para que el asunto prosperara.

Se celebró una asamblea extraordinaria en la cual se hizo la propuesta. Hubooposiciones. Ya las habían previsto.

El arzobispo expuso los beneficios que la ciudad obtendría con esteestablecimiento, de manera que los pareceres se unieron y se convino admitir a losHermanos de las Escuelas Cristianas en Ruán.

El arzobispo, de vuelta a París, fue a ver484 al señor de La Salle, que no sabía nadade lo que había pasado sobre el asunto, y le comunicó la resolución que se habíaadoptado en el consejo de la ciudad. Le comprometió a que enviara de inmediato unnúmero suficiente de Hermanos485 para enseñar a los pobres de la Oficina (es el asilode la ciudad) y tomar el cuidado de las escuelas de la ciudad.

Se encuentran oposiciones

Esta noticia fue tanto más agradable al señor de La Salle cuanto que tenía, desdehacía mucho tiempo, el presentimiento de que Dios le reservaba la administración delas escuelas del señor Niel, por quien había conservado una estima particular desdeque trabajaron juntos en la fundación de las de Reims y de las ciudades cercanas. Porotro lado, como temía que su Noviciado no pudiera486 subsistir por mucho tiempo enParís, a causa de los malos informes que todos los días se esforzaban en dar a lossuperiores, esperaba que esta nueva fundación le abriera un camino natural paratrasladarlo a Ruán.

Pero mientras adoptaba sus medidas en París, los ánimos habían cambiado enRuán. Los que tenían interés de

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mantenerse en sus puestos, se habían impuesto con todo tipo de intrigas, y habíanempleado el apoyo de sus amigos para detener el golpe. Habían promovido nuevas

368 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

482 en manos de los Hermanos, aquellas que...483 primer Presidente del Parlamento que era entonces el señor de Pontcarré.484 El arzobispo, de vuelta a París, fue a ver (alla voir; en el texto: fut voir) al señor de La Salle...485 un número de Hermanos suficiente...486 no pudiera subsistir (se suprime la negación pas)...

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reflexiones, y las primeras ideas de oposición habían vuelto, de manera que no sequería ya oír hablar de admitir Hermanos.

El arzobispo fue informado de lo que se tramaba, y no pareció preocupado. Dijo alseñor de La Salle que no se inquietase por nada, y que hiciera salir [desde París] a losHermanos; que en las circunstancias surgidas era conveniente que los llevara élmismo; le prometió que saldría en poco tiempo hacia Ruán, y allí487 emplearía suautoridad para allanar las dificultades, que no dejarían de encontrarse para suestablecimiento.

Las dificultades son eliminadas por la autoridad del señor arzobispoy del Primer Presidente

El señor de La Salle, sostenido por la protección de un prelado tan488 poderosocomo lo era el señor arzobispo489, se puso en camino, a pie, con los Hermanos. Elviaje, tal como lo hicieron, podía pasar por un verdadero retiro. Lo santificaron con elsilencio y la oración y no cambiaron en nada las horas de sus ejercicios. En todos loslugares por donde pasaban edificaban por su modestia y recogimiento, y así llegarona Ruán, algunos días antes que el arzobispo. En cuanto éste estuvo de vuelta, el señorde La Salle con los Hermanos fue a pedir su bendición y a recibir sus órdenes.

Fue recibido con nuevas muestras de afecto y con la seguridad490 de quecontinuarían sus buenos servicios. En efecto, no perdió tiempo; habló del asunto conel Primer Presidente491 y, [ambos] de acuerdo, convocaron la asamblea de la Oficinapor segunda vez. Al señor de La Salle le mandaron que asistiera a ella.

Se discutieron de una y otra parte los nuevos motivos de oposición. El arzobispointentó eliminarlos, pero inútilmente. Los ánimos estaban ya prevenidos, y a pesar detodo lo que pudiera decir, no le fue posible atraerlos a su parecer.

En fin, después de haber revisado en este asunto todos los matices que podían darsepara facilitar492 el éxito del mismo, expuso una propuesta que sería difícil rechazar.Consistió en

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proponer hacer493 una prueba para ver si los inconvenientes que se temían serían tangrandes como se les imaginaba. La propuesta fue aplaudida generalmente y toda la

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487 y le prometió estar pronto de vuelta en Ruán, donde él...488 de un prelado poderoso...489 tal como era el arzobispo...490 de bondad y de seguridad de la...491 con el señor Primer Presidente...492 para facilitar el éxito...493 Fue hacer una prueba

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asamblea dio su consentimiento. Se acordó alojar a los Hermanos en la Oficina de losVálidos, u Hospicio para los pobres acogidos.

A los Hermanos se les encarga la instrucciónde los niños acogidos en el Asilo

Los Hermanos fueron, pues, a vivir a esta casa, en la que estuvieron primeroencargados de la instrucción de quinientos o seiscientos pobres. Había queacompañarlos todos los días en la oración, mañana y tarde494; enseñarles a leer y aescribir; enseñarles la aritmética y explicarles el catecismo. Esta penosa ocupaciónera más que suficiente para los pocos Hermanos que estaban495 empleados en dichacasa. Sin embargo, estaban obligados, además, a atender las escuelas de los cuatrobarrios principales de la ciudad. Como los administradores de la Oficina habíanfijado el número de Hermanos, el señor de La Salle no era libre para hacer ir a unnúmero suficiente [de Hermanos] para aliviar a los otros, de manera que estabanabrumados de trabajo. Por tanto, fue necesario armarse de paciencia. Sabía, porexperiencia, que el tiempo lo suaviza todo. Exhortaba a los Hermanos a que no sedesanimaran496 por el trabajo y por las dificultades que son inseparables de loscomienzos.

El populacho, poco acostumbrado a verlos, les lanzaba injurias y piedras cuandoiban por las calles. El señor de La Salle participó en estas humillaciones. Pero cuandose vio que ninguno de ellos abría la boca para quejarse de los malos tratos querecibían, el desprecio que tenían hacia sus personas se cambió en alabanzas, ycomenzaron a formarse una idea favorable de su virtud.

El arzobispo y el Primer Presidente tenían497 muy a pechos este establecimiento.Lo consideraban como su obra, y quisieron ser testigos de la manera como losHermanos instruían a los pobres. Examinaron todo y analizaron por menudo todassus prácticas. Se mostraron muy satisfechos y les honraron con su protección.

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El señor de La Salle abandona la Oficinay conserva las escuelas de la ciudad

El señor de La Salle, siempre atento al proceder de los Hermanos, se dio cuenta deque su modo de vivir en el hospicio era incompatible con sus obligacionesparticulares. Estaban tan ocupados que no tenían tiempo para dedicarse a la

370 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

494 la oración de la mañana y de la tarde...495 para los pocos que estaban empleados...496 a no desanimarse por el trabajo...497 El arzobispo y el Primer Presidente tuvieron este establecimiento...

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meditación y a la oración. De allí nacía la relajación y la disipación. Les resultabaimposible seguir cierto orden en los ejercicios, al cual estaban acostumbrados.Apenas encontraban el tiempo necesario para hacer sus comidas. Preveía que de ellopodían seguirse498 muchos inconvenientes.

Pensó mucho tiempo en los medios de remediarlo. No encontró otro que el dedejarlo.

Así, tomó la resolución de exponer las dificultades499 a los administradores. Leshizo saber que le era imposible seguir teniendo cuidado de la instrucción de lospobres del hospicio; que los Hermanos estaban abrumados de trabajo; que losejercicios de la casa resultaban incompatibles con los del Instituto; que esto noconvenía, en modo alguno, a su forma de vivir; que les rogaba que vieran bien que seretirasen a una casa particular donde pudieran seguir su Regla en comunidad; que estecambio no les impediría continuar con las escuelas de las cuales la ciudad les habíaencargado.

Se le dijo que si dejaban la Oficina de los válidos, debería al mismo tiemporenunciar a la pensión que tenía asignada, ya que estaba destinada para elmantenimiento de quienes se encargaban de instruir a los pobres de la casa. Pero quesi quería continuar manteniendo el número de Hermanos necesario500 para lasescuelas de la ciudad, se les abonaría la mitad de la pensión.

Se creía disgustarle con esta propuesta, y ponerle en la necesidad de dejar las cosasen la misma situación. Pero el señor de La Salle que sólo confiaba en la Providencia,no se dirigía por miras de interés: aceptó la oferta que estos señores le hicieron;alquiló una casa y se retiró a ella con los Hermanos de la Oficina501.

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Los Hermanos sufren la carestía; se les asiste en secreto

Es cierto que tuvieron mucho que sufrir en los comienzos, y que una502 pensión desetecientas u ochocientas libras, a la que estaban reducidos, era demasiado módicapara atender la subsistencia de ocho o diez Hermanos que eran. Sin embargo, Diospermitió que no faltasen de lo necesario, y en una carestía que llegó varios añosdespués503, esta comunidad, aunque muy pobre, fue socorrida por una mano caritativaque no quiso ser conocida. Se les envió504 una limosna importante, a la cual se habíaunido una nota que decía: «No os molestéis por saber de dónde505 viene este donativo;

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 371

498 Preveía que de ello podrían seguirse...499 de exponer todas sus dificultades...500 el número de Hermanos necesario para las escuelas de la ciudad...501 se retiró de la Oficina con los Hermanos.502 en los comienzos, porque una pensión de...503 que llegó varios años después...504 Se envió una limosna...

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poned solamente vuestra confianza en Dios. Cuidad de servirle fielmente y Él mismoos alimentará».

El señor de La Salle traslada su Noviciado a Ruán,a la casa de San Yon, parroquia de San Severo

Después que el señor de La Salle hubo arreglado todo lo necesario para elestablecimiento de su casa de Ruán, se volvió506 a París para ver en qué situación sehallaba la Comunidad de su Noviciado. La encontró siempre errática, ya en una casa,ya en otra, sin esperanza de poder ofrecerle un establecimiento sólido. Era muy difícilmantener a los novicios en el necesario recogimiento para formarles en la piedad,entre tantos movimientos y estorbos. Esto le determinó a trasladar el Noviciado aRuán. Consultó sobre el particular con algunos de sus amigos. Luego hizo lapropuesta al arzobispo y al Primer Presidente, sus protectores. Aprobaron supropósito y le prometieron apoyo. En Ruán se buscó una casa adecuada. Por entoncesno se encontró ninguna que fuese cómoda. Había una en el barrio de San Severo507,llamada San Yon, grande, espaciosa, apartada y muy propia para alojar en ella a unacomunidad. Las Religiosas Benedictinas de la abadía de San Amando508, situadas enla ciudad, la tenían

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alquilada para servir de casa de convalecencia para sus enfermas. Este alivio, que lespermitía romper, de vez en cuando, la clausura, parecía contrario al espíritu delConcilio de Trento, que obliga a las religiosas a clausura perpetua. El arzobispo no sedisgustó por encontrar esta ocasión para quitarles todo pretexto de romperla sin supermiso509 expreso. Mandó que propusieran a las Damas de San Amando quecedieran la casa para establecer en ella el Noviciado de los Hermanos de las EscuelasCristianas. Las religiosas pusieron al principio alguna resistencia. Tenían desde hacíamucho tiempo la costumbre de disfrutar de esta mitigación; pero el arzobispo, quequería que el asunto prosperase, les dijo con tono severo que cedieran San Yon o suabadía. Esta alternativa les hizo conocer la elección que debían tomar. Sedeterminaron a abandonar San Yon y traspasar su derecho de alquiler al señor de LaSalle, que regresó en seguida a París para obtener la ratificación por parte de la señoramarquesa de Louvois, que era la propietaria.

En cuanto el asunto estuvo resuelto, los novicios se trasladaron a Ruán, con losmuebles que tenían guardados, a expensas del arzobispo y del Primer Presidente, quedieron generosamente el dinero necesario para este gasto. Este cambio se realizó con

372 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

505 No os molestéis de dónde os viene esta caridad...506 para el establecimiento de la casa de Ruán, volvió a París...507 en el barrio San Severo...508 Las Religiosas benedictinas de San Amando, situadas en...509 de romperla sin permiso expreso.

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tal presteza y con tanta prudencia, que la Comunidad estaba ya establecida en SanYon antes de que se supiera en París lo que con ello se pretendía510.

Regularidad de la Comunidad de San Yon

El señor de La Salle comenzó a respirar entonces un aire más suave y mástranquilo. Sólo pensó ya en reparar las pérdidas que le habían ocasionado todos lostrasiegos que se había visto forzado a emprender para el buen éxito de este asunto. Élconsideró el retiro de San Yon como el lugar de su reposo. Se dedicó a hacer revivir elfervor de sus novicios, que había sufrido cierto debilitamiento. La estricta regularidadde vida que les hizo observar atrajo a cierto número de sujetos prometedores. LaComunidad aumentaba,

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por otro lado, con el número de internos que acudían desde diversos lugares, demanera que se vio en la necesidad de formar con ellos un colegio, separado delnoviciado, y a él destinó Hermanos dedicados a la instrucción de aquellos jóvenes. Élllevaba el ritmo de todo el conjunto. El orden que había establecido en la casa seobservaba con tanta exactitud que no se oía en ella el mínimo ruido. Todo se realizabaen silencio, de manera que era difícil creer que la casa estuviese habitada.

El Primer Presidente, que se complacía en ir a tomar el aire en los jardines de estacasa, estaba tan edificado por el retiro y el recogimiento que reinaba allí, que hablabaa menudo de ello al arzobispo. Este digno prelado se felicitaba por haber colaboradopara facilitar un establecimiento tan útil y edificante. Manifestó al señor de La Sallela satisfacción que sentía al saber que Dios bendecía su empresa, y le concedió porescrito todas las licencias de la forma más amplia. Le exhortó, incluso,insistentemente511, mientras vivió, a que se sirviera de ellas para utilidad de sudiócesis. Sin embargo [el señor de La Salle] las utilizaba con reserva, porque selimitaba al interior de su Noviciado, en la medida que los asuntos del Instituto se lopermitían.

Escuela en San Dionisio, en Francia

Por encantadores que le resultaran los atractivos de su querido San Yon, no estabatan apegado512 a ellos, sin embargo, que no saliera cuando la voluntad de Dios lellamaba a otra parte. En 1705 se vio obligado a hacer un viaje a París. El principalasunto que le llevó allí fue la nueva fundación de una escuela que se le proponía abrir

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510 antes que se supiera en París que se pensaba en ello.511 Le exhortó incluso insistentemente (en el texto: muy insistentemente).512 no estaba, sin embargo, atado a él de tal manera que...

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en San Dionisio, en Francia. A petición de la señorita Poignant, que dio los fondosnecesarios para la subsistencia, envió dos Hermanos.

El señor de La Salle comenzaba a disgustarse de estos pequeños centros que teníandificultad para mantener el rimo de la regularidad. Pero la esperanza que tenía de queesta dama aumentara sus liberalidades en lo sucesivo, le movieron a pasar por encimade su repugnancia. Ésta [dama] murió antes de haber provisto a ello, y la escuela hapermanecido en el mismo estado hasta ahora.

Había preparado [el señor de La Salle]

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un fondo que destinaba a hacer un tercer intento para poner en marcha el seminario demaestros de escuela para las zonas rurales. Con esta mira compró la casa a la señoritaPoignant. Pero en cuanto se descubrió su intención en la villa de San Dionisio hubofuertes oposiciones. Se temía que estos nuevos establecimientos sobrecargasen en losucesivo a la población. Prefirió ceder su derecho a pleitear, y desde entonces pensóque Dios reservaba esta buena obra a otros distintos de él, de manera que abandonópor completo la idea.

El señor de La Salle reúne a los Hermanos del Institutoen San Yon para hacer un retiro

En cuanto terminó los asuntos de París, volvió a encerrarse en la soledad de SanYon. Las necesidades de su Noviciado no le permitían ausentarse513 de él demasiadotiempo, sin gran necesidad. Después de varios días de descanso, tomó nuevasprecauciones para impedir que la relajación se introdujese en su Instituto. Temía, conbastante fundamento, que las dificultades, las inquietudes y las agitaciones continuasque había tenido que soportar durante varios años, hubiesen llevado el debilitamientoa las provincias. Para remediar a ello, reunió en San Yon a los Hermanos que teníanbastante facilidad para dirigirse allí. Empleó para ello el tiempo de vacaciones. Lesmandó hacer un retiro; les robusteció contra la tentación, reanimó su celo, les hablódel espíritu de sujeción, de austeridad, de pobreza y de recogimiento, de los que élestaba animado, y no olvidó nada para inspirarles amor a su estado.

Durante todo ese tiempo no ahorró [esfuerzo]. Era el primero en todos losejercicios. Bastaba verle para sentirse animado de una santa emulación. Era religiosoobservante de las Reglas, y cuando los Hermanos le decían que temían que todo loque se observaba entonces no se pudiera mantener en lo sucesivo con igual exactitud,les respondía que Dios no les pediría cuenta

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374 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

513 no le permitían ausentarse demasiado...

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de lo que sucedería en el futuro, sino del presente, y que él estaba decidido a serle fielhasta el final.

Lleno de estos piadosos sentimientos, estaba muy lejos de disminuir en algo susprácticas de penitencia. Sus continuas austeridades, unidas a una oración asidua, lecausaron nuevas enfermedades. Le salió una lupia bastante grande en la rodilla, loque le obligó a guardar cama. Se emplearon los remedios ordinarios, pero al fin, sevio obligado a que le hicieran incisiones dolorosas. Estaba tan acostumbrado aocuparse de Dios, que mientras le hacían la operación, recitaba su oficio con tantorecogimiento como si no tuviera dolor.

La escuela de la parroquia de San Roque no se mantiene

Apenas cerrada la herida, se vio forzado a salir hacia París, donde se le514 pedíanHermanos para abrir una nueva escuela en la parroquia de San Roque. Tomó todas lasmedidas de prudencia que pudo515 para dar a este nuevo establecimiento más solidezque la que habían tenido los demás. Permaneció algún tiempo con los Hermanos quehabía destinado a ella para superar las primeras dificultades. Sin embargo, a pesar detantas precauciones, la escuela no subsistió mucho tiempo, porque se quería exigir alos Hermanos condiciones incompatibles con sus obligaciones.

Compone varias obras de piedad

Durante esta estancia del señor de La Salle en París, la lupia que había estado malcuidada, aumentó considerablemente. Hubo que atenderla de nuevo. Aprovechó eltiempo516 que tuvo que conceder a su curación para revisar varios tratados de piedadque había compuesto cuando residía en Vaugirard. Es fácil reconocer en todas estasobras517 el espíritu del que estaba animado y el fondo de religioso que explicó tan bienen los Deberes. Todos están escritos con estilo sencillo, bastante afectivo. El primero,titulado Los deberes del cristiano para con Dios y los medios para poder518

cumplirlos bien, está escrito en forma de diálogo para ponerlo al alcance519 de todo elmundo. La finalidad que se propone en la primera parte es instruir al cristiano en susobligaciones, las cuales desarrolla de manera clara y precisa. La segunda520 partecontiene las Reglas del culto exterior del cristiano y los medios de cumplirlas confruto.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 375

514 a salir hacia París. Se le pedía...515 que pudo imaginar para dar...516 Aprovechó este tiempo para...517 en todos estos escritos, el espíritu...518 los medios de poder (s’en pouvoir)...519 de diálogo al alcance de...520 La segunda parte... (aquí: deuxième; en el texto: seconde).

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Esta intención le ha llevado naturalmente a dar una explicación amplia de lasceremonias de la Iglesia, de sus misterios521 y de las principales fiestas del año. Elsegundo tratado es un método práctico de la manera de522 confesarse bien y de lasdisposiciones con las cuales hay que acercarse a los sacramentos de la penitencia y dela Eucaristía. Explica, con mucho detalle en todo, lo que es necesario para una buenaconfesión. Al final pone reflexiones y oraciones sacadas en su mayor parte de laSagrada Escritura. Su tercer tratado lo titula Reglas de urbanidad y cortesía cristiana.

Pone como pruebas, por todas partes, ejemplos523 sacados de la Sagrada Escritura yde los Padres de la Iglesia. De sus obras, es la que más trabajó. Fue recibida por elpúblico con tanto éxito que hubo que hacer varias ediciones. Tenemos de él, además,algunas otras obras que no se han dado al público, tales como la Colección de sus

Reglas y la de máximas de piedad que hizo para uso de los novicios.

Los maestros de escuela de París le plantean nuevos pleitos;abandona las escuelas de París

Cuando estuvo totalmente curado de su lupia, regresó a Ruán y se encerró en losejercicios de su Noviciado. No llevaba mucho tiempo disfrutando del fruto de sutrabajo, cuando se vio expuesto a nuevas contrariedades. Los maestros de París lesuscitaron un nuevo proceso contra las escuelas de la parroquia de San Sulpicio. Eltema no era ya pedir su abolición. [Ahora] se atrevieron a pedir524 que se prohibiera alos Hermanos recibir en sus aulas a más niños que los [hijos] de los pobres, y que nose les permitiera admitir sin distinción525 a los hijos de las personas acomodadas,como habían hecho hasta entonces. Esta propuesta era especiosa y en apariencia notenía nada que no fuese razonable. Había motivo para creer que el señor de La Salle,al establecer sus Escuelas526 Cristianas, había tenido en vista instruir

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sólo a los pobres, puesto que los ricos tenían medios para prescindir de esta ayuda.Sin embargo, ya fuese porque se le informó de la mala voluntad de sus enemigos, quetal vez habían suscitado esta querella para hacer sucumbir su escuela, o quizá porquecreyó que no debía hacer ninguna acepción en las condiciones y en las personas en laelección de los alumnos, o bien por otras razones que no se penetran, rechazó tenerque limitarse a las condiciones a las que se le quería someter. Disgustado, además, detodas las maliciosas maneras que se habían empleado contra él en la parroquia de San

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521 de la Iglesia, de sus mártires y...522 un método práctico para confesarse bien...523 pone por todas partes ejemplos sacados...524 Se atrevían a pedir...525 admitir en ellas a los hijos de personas acomodadas...526 el establecimiento de las Escuelas cristianas...

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Sulpicio527, prefirió renunciar por completo a estos establecimientos antes que vercómo le ponían límites a su caridad. Hizo que cesaran las clases, retiró a losHermanos y los distribuyó por los diversos lugares del reino, donde se los pedían coninsistencia. Dejó en París solamente a uno, para cuidar la casa, que pertenecía alInstituto.

Se reabren las escuelas en la parroquia de San Sulpicioy establece un acuerdo con los maestros de París

No se necesitó mucho tiempo para darse cuenta del perjuicio que528 [el cierre]causaba en la parroquia. La mayoría de los padres y madres expresaron su sorpresa alpárroco, que sufría con impaciencia esta privación, lo mismo que ellos. Les prometióremediarlo inmediatamente. Los que tenían interés en impedir que volvieran losHermanos presentaban otras personas para reemplazarlos, pero el párroco, que esperabaque las cosas se calmasen, no quiso atender a ninguna de las propuestas que le hacían.Escribió al señor de La Salle para comprometerle a reabrir las escuelas que habíaabandonado. El señor de La Salle le dio respuesta529 [diciendo] que había preferidoceder el lugar a sus enemigos antes que verse expuesto a inseguridades constantes,que causaban un perjuicio importante a los Hermanos; que el proceder que se habíatenido con ellos530 desde hacía varios años había desalentado a algunos, y que no seríafácil reemplazarlos; y que no podía decidirse a enviar otros a menos que se le dierangarantías de que quedarían tranquilos y seguros531 bajo su protección.

Con esta respuesta, el párroco tomó medidas con los maestros de París532. Hizo unacuerdo por el cual se estipulaba que los Hermanos

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no admitirían en sus escuelas más niños que los que llevasen una nota, firmada por elpárroco, que acreditase su pobreza533. Mediante esta condición los maestrosdesistieron para siempre de sus persecuciones y prometían dejar trabajar534 a losHermanos sin molestarlos.

Convenido todo esto por ambas partes, el señor de La Salle envió un Hermanocompetente para ratificar el tratado. En seguida envió un número suficiente pararecomenzar las clases. [Con todo], se vieron bastante disminuidas, a causa de los

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 377

527 contra él, en esta parroquia, prefirió...528 darse cuenta de que este cambio causaba...529 el señor de La Salle le respondió...530 que el proceder que se había tenido con ellos desde...531 seguros de su protección.532 con los Hermanos de París...533 una nota firmada por el párroco como que eran pobres.534 y permitían ver trabajar a los Hermanos sin molestia.

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límites que se les habían impuesto; pero también, en recompensa, han permanecidodesde entonces en situación tranquila y sin molestias ni inquietudes.

El señor de La Salle hace un retiro en los carmelitas descalzos de París

El señor de La Salle, al verse libre y apartado de tantos asuntos como habíaninterrumpido frecuentemente los dulces momentos que saboreaba en el retiro, quisocompensarse, de algún modo, de las pérdidas que había tenido. Tomó la decisión deretirarse a una soledad donde pudiera dedicarse a gusto, y al abrigo del tumulto delmundo, a la oración y a la contemplación, y hacer al mismo tiempo una revisióngeneral de sí mismo. Hacía mucho tiempo que Dios le había puesto este deseo en sucorazón, y había sido apartado de él por sus diferentes ocupaciones que no lepermitían descanso. Confió su plan solamente a uno o dos Hermanos, y fuesecretamente a París para hacer un retiro en los padres carmelitas descalzos. Laveneración particular que sentía por santa Teresa, en cuyas obras había bebido elespíritu de oración del que estaba lleno, y la estima que tenía por los dignos hijos deuna madre tan santa, le hizo preferir su casa a todas las otras de París, donde hubierapodido retirarse también cómodamente. Allí pasó quince días en recogimiento y enuna535 unión íntima con Dios.

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Estudió particularmente los caminos duros y llenos de contradicciones por los queDios había hecho caminar536 a santa Teresa, cuando emprendió la tarea de reformar suorden537. A ejemplo suyo, se resolvió a despreciar todas las trampas que el demonio lepreparaba para lo sucesivo y se comprometió a superar con ánimo todas lasdificultades a las que podría538 estar expuesto.

Regresa a San Yon y reaviva el fervor de los Hermanos

Su ausencia había sumido a los Hermanos de San Yon539 en serias inquietudes.Fueron agradablemente540 sorprendidos al verle de nuevo. Su presencia calmó susespíritus. Se valió hábilmente de los sentimientos de alegría que su regreso produjoen el corazón de sus queridos discípulos para llevarlos con más ardor a la perfecciónde su estado. Les dirigía frecuentes exhortaciones, animadas de aquel espíritu interiory de aquella piedad viva y tierna que había saboreado durante los días de su retiro, ycon esta ayuda, presentada adecuadamente, sostenía el fervor de sus novicios.

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535 en un recogimiento y unión íntima con Dios...536 en las que Dios había conducido a santa Teresa...537 cuando emprendió el establecimiento de su orden...538 podía estar expuesto.539 Su ausencia había sumido a los Hermanos en serias...540 Fueron igualmente sorprendidos al volver a verlo.

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Le proponen establecimientos en Provenza

Hacía varios años541 que personas importantes y de piedad le pedían sujetos paraestablecer escuelas gratuitas en la Provenza y en los alrededores. La propuesta que lehicieron le dio ocasión de reflexionar mucho. Por un lado, consideraba el ampliocamino que estos establecimientos le abrían para trabajar en la instrucción de lospobres; por otro, pensaba en los inconvenientes que habría en enviar Hermanos tanlejos, pues no estarían tan a mano para velar por ellos y darles los consejos necesariospara mantenerlos en el fervor de su vocación; que no le resultaría fácil proporcionar aestas nuevas escuelas buenos sujetos, sin debilitar las antiguas; y, más que todo esto,que era peligroso exponer a los Hermanos del Instituto, que no hacían profesión deciencia, en esos países infestados en gran parte de las herejías de los últimos tiempos.Todo esto

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se presentaba con fuerza a su mente y le mantenía en suspenso. Sin embargo, como nocesaban542 de presionar, al final concedió lo que se le pedía.

Escuela de Aviñón

Comenzó por la ciudad de Aviñón, a petición de la señora de Chateaublanc, esposade un tesorero del Papa en el condado. Esta dama, verdaderamente piadosa y llena decaridad para los pobres, no cesaba de solicitar a su marido que hiciera ir a losHermanos del Instituto para abrir543 una escuela gratuita en la ciudad, y con suconsentimiento destinó una cantidad para establecerla. Los retrasos que el señor deLa Salle ponía para ejecutar sus deseos, la privaron de la satisfacción de verloscumplidos544. Pero, después de su muerte, el señor de Chateaublanc consideró undeber ejecutar su última voluntad. Escribió al señor de La Salle para darle nuevasgarantías de sus disposiciones, y le insistió en que enviara dos Hermanos a Aviñón.Llegaron en el corriente año de 1707545. El señor de Chateaublanc los alojó en unacasa particular, en espera de que otra que había comprado para poner las escuelasestuviese dispuesta, y suplió generosamente a lo que faltaba al piadoso legado de suesposa.

Segunda escuela en Aviñón

Mientras se disponían todas las cosas, los dos Hermanos se presentaron546 aMauricio de Gontery, arzobispo de Aviñón. Los recibió con bondad y les prometió su

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541 Hacía mucho tiempo que...542 como no cesaban en absoluto de presionarle...543 de los Hermanos del Instituto para tener una escuela gratuita...544 de la satisfacción de verlas cumplida.545 Llegaron el año 1707. El señor...

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protección. Provistos con esta licencia, abrieron la escuela, que fue muy frecuentadaen poco tiempo. Resultó, a causa de esto547, demasiado pequeña para acoger a todoslos niños que se presentaban548. El arzobispo lo supo y, satisfecho del fruto queproducían los Hermanos, quiso ser el fundador de una segunda escuela. Aprobabacalurosamente el método que usaban para instruir a sus alumnos. A menudo mandabaque acudieran ante él y se complacía en que dieran el catecismo.

Escuela en Grenoble (en Re va en la p. 193; en Ca, en las pp. 120-121)

Escuela en Mende

Desde Aviñón, las escuelas se extendieron por la ciudades cercanas. El señorFrancisco de Piencourt, obispo de Mende, capital del Gévaudan,

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pidió Hermanos al señor de La Salle. Éste obedeció, y primero envió uno de lacomunidad de Ruán, que fue a Mende para preparar los locales. El obispo temía queel asunto se demorase549. Insistió de nuevo al señor de La Salle con una carta, cuyocontenido es éste: «Señor, yo no puedo bendecir a Dios lo suficiente por haberleinspirado el plan de formar maestros de escuela para instruir a la juventud y formarlaen la piedad cristiana. Los seminarios forman buenos eclesiásticos, pero los buenosmaestros de escuela, al comunicar las primeras impresiones de la piedad y de lareligión cristiana, pueden contribuir a santificar a todos los cristianos. No se puedeestar más contento de lo que yo lo estoy de que el Hermano que me envió comience,en espera de la llegada del segundo, a550 instruir a nuestra juventud. Le quedaría muyagradecido de que añada a él una persona buena, que esté capacitado tanto en laescritura como en la aritmética, ya que son los medios de atraer a toda la juventud, ypor ahí, darles551 las primeras impresiones de la comunidad cristiana. Por mi parte, yoles daré toda la protección que puedan esperar, de manera que tendrán perfectasatisfacción en su empleo en esta ciudad. El Hermano que está aquí puede informarlede mis buenos sentimientos hacia él y por esta escuela. Le ruego, señor552, que misbuenos sentimientos aumenten por la buena elección que usted haga de laspersonas553 que me envíe. Le estoy sumamente agradecido, y me554 crea, con unaparticular estima, Francisco555, obispo de Mende, a 8 de abril de 1707».

380 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

546 los Hermanos fueron a presentarse a Mauricio...547 Resultó demasiado pequeña...548 todos los niños que se presentaban a ella.549 El obispo temía que el asunto languideciera...550 en instruir a nuestra juventud...551 y por ahí, darle los...552 Le ruego que mis buenos sentimientos aumenten...

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Es fácil ver por esta carta, que se ha dado ex profeso en su totalidad, la estima que elobispo de Mende tenía de las escuelas del señor de La Salle, y con qué celo sededicaba a procurar este beneficio a su pueblo, que tuvo la dicha de conservar lapureza de la fe556 católica, aunque rodeado por afuera de herejes calvinistas557.

Escuela en Marsella

Se supo en Marsella que se habían establecido escuelas gratuitas en Aviñón y enMende. El obispo de Marsella558 quiso procurar esta ayuda a su diócesis. Comenzópidiendo dos Hermanos al

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señor de La Salle para comenzar una escuela en la ciudad, esperando que pudieraarreglarse para aumentar el número en el futuro.Pero cuando pensaba [realizarlo] fuenombrado por el Rey para el arzobispado de Aix, de manera que los dos Hermanos sequedaron sin esperanza de hacer más progresos559.

Escuela en Alès

Algunos años antes, la ciudad de Alès había sido separada del obispado de Nîmespor el rey Luis XIV, que hizo que fuera erigida como obispado por el papa InocencioXII. Francisco Maurice, jefe de las Misiones Reales del país560, fue elegido primerobispo de ella [la diócesis]. Comenzó, ante todo, a crear nuevos centros de piedad enla ciudad, para oponerlos al empuje de los herejes que predominaban allí561.Resultaba de extrema importancia contar allí con buenos maestros, para inspirar a losniños, desde temprana edad, los principios de la religión católica, y apartarlosinsensiblemente de los prejuicios del error en que habían nacido. Con esta mira,obtuvo de la bondad del rey fondos para establecer una escuela real, y confió ladirección a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Los calvinistas pusieron todossus esfuerzos para impedirlo. Pero como los Hermanos estaban bajo la protección delrey y del obispo, no se les pudo impedir que se establecieran562. Todo lo que pudieronhacer los hugonotes, fue impedir a sus hijos frecuentar las clases, y tuvieron buencuidado563 de hacerlos instruir por maestros de su credo.

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553 que usted haga de los maestros de escuela que usted...554 agradecido, le ruego me crea...555 F. P. de Piencourt, obispo556 conservar la fe católica...557 aunque rodeado de herejes calvinistas por afuera.558 El obispo quiso procurar...559 quedaron sin apariencia de hacer otros progresos.560 Jefe de las Misiones Reales, en...561 al empuje de los herejes que son allí el grupo dominante.562 no se pudo impedir que se establecieran.

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El obispo, siempre vigilante, se dio cuenta del abuso. En seguida obtuvo una ordendel rey que prohibía564 a todas las personas enseñar en la ciudad sin consentimiento delos Hermanos designados para las clases. Mandó, además565, a los padres y madres566

sin distinción, que enviaran a sus hijos a los catecismos que se hacían donde losHermanos los domingos y fiestas567, so pena de una multa pecuniaria a losdesobedientes568. Las órdenes del rey se ejecutaron, pero cuando los niños volvían asus casas, sus padres569 se esforzaban por destruir las buenas enseñanzas que leshabían dado. De manera que los Hermanos estaban ocupados en un trabajo lo más amenudo infructuoso. El obispo les animaba con su celo, les alentaba a nodesanimarse570 de sembrar en una tierra

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ingrata que, con el tiempo, podría producir buenos frutos. Dios bendijo su trabajo, demanera que hubo algunos que se convirtieron.

Escuela en la villa de Les Vans;los Hermanos son perseguidos por los calvinistas

El establecimiento de Alès hizo nacer otro en la pequeña villa de Les Vans571, de ladiócesis de Uzès. El abate de San Juan, de esta villa, nacido de la ilustre572 casa de losBarones de Elze, en el Vivarais, fue el fundador. Su celo por la conversión de losherejes le movió a emprender el establecimiento de las Escuelas Cristianas en estavilla. Halló fuertes oposiciones y las superó con la autoridad del intendente de laProvincia573 que vino a estos lugares. Los habitantes, que soportaban con disgusto unyugo que les parecía duro, hacían esfuerzos para sacudírselo, pero siempreinútilmente, pues la misma autoridad que les había sometido, tenía cuidado enreprimirlos. Recurrieron a la violencia. Atentaron varias veces contra574 la vida de losHermanos; les tendieron trampas, hicieron barricadas en la calle para impedirles salirde su casa. Viendo que todos sus insultos no cansaban la paciencia de los Hermanos,que habían llegado a ser el objetivo de su odio, un día se amotinaron, atacaron la casadurante575 la noche, resueltos a destruirla y a asesinar a todos los que se encontrasen

382 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

563 y tuvieron un gran cuidado...564 que prohibió a todas las personas...565 Mandó también...566 a los padres y a las madres...567 donde los Hermanos, las fiestas y domingos...568 a los desobedientes.569 cuando los niños volvían a su casa, sus padres les...570 a no desanimarse...571 Este establecimiento hizo nacer otro en la villa de Les Vans...572 El abate de San Juan, de esta villa, de la ilustre casa...573 con la autoridad del Intendente, que vino a los lugares.574 varias veces (a) contra la vida de los Hermanos...575 la casa, por la noche...

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en ella. Primero atacaron la puerta y las ventanas a pedradas. Intentaron subir la tapiae hicieron todo lo posible para llevar a cabo sus criminales576 designios. LosHermanos, durante esta tormenta, fueron a rezar al oratorio, ofreciendo a Dios susvidas, como víctimas que querían inmolarse para su gloria; pero fueron liberados delpeligro que les amenazaba por la autoridad pública. Se dispersó aquella tropa defanáticos y se dio un castigo ejemplar a los autores de la revuelta. El señor de La Salle,informado de la constancia con que los Hermanos habían afrontado el peligro que lesamenazaba, tributó a Dios acciones de gracias por las santas disposiciones que habíapuesto en el corazón de sus discípulos.

El señor de La Salle visita las casas de Provenza

Cuando estuvo plenamente seguro de la solidez del establecimiento de las escuelasabiertas en Provenza577, juzgó que su presencia era necesaria

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para darlas la última perfección. Partió, pues, desde Ruán, en 1708, para ir a visitarestos nuevos establecimientos. Fue recibido con singular alegría por los obispos delas ciudades por las que578 pasaba y por las personas más cualificadas de la provincia.Incluso se intentaba retenerle579 exclusivamente en la tierra, pero sus asuntos leobligaron a abreviar su viaje y regresar a Ruán para satisfacer la urgencia de variosobispos que le pedían Hermanos de su Instituto580 para abrir escuelas en sus diócesis.

Escuela en Moulins

Primero envió dos Hermanos a Moulins, en el Borbonesado, para atender lasclases, a petición de un buen sacerdote que había pasado casi toda su vida instruyendoa los niños de la ciudad. La edad y la experiencia le habían enseñado cuán importanteera educar bien a la juventud. Consideró que no podía descargarse mejor de estecuidado, con el cual ya no podía, que con los Hermanos581 de las Escuelas Cristianas,que tenían fama. La gran consideración que se había ganado entre las gentes, supiedad y sus buenos servicios, le allanaron todas las dificultades, que cualquier otrohubiera582 podido encontrar en la ciudad para lograr que aceptasen aquelestablecimiento. Habló muy positivamente de los Hermanos. Le escucharon con

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576 para llegar al final de sus criminales designios.577 Cuando estuvo perfectamente seguro de que sus establecimientos de Provenza adquirían buenamarcha, juzgó...578 por los obispos de las ciudades por donde pasaba...579 Se quería, incluso, retenerle en la tierra...580 que le pedían Hermanos para hacer...581 Consideró que no podía abandonar este cuidado que ya no podía llevar, que entre las manos de losHermanos de las Escuelas...582 que otro hubiera podido encontrar en la ciudad...

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gusto, se creyó en su palabra antes de conocer a los Hermanos583. Se les admitió en laciudad y se tuvo el consuelo de comprobar que respondían a la idea que se habíanformado de ellos. Se informó de esta escuela, con satisfacción, a quien había sido elautor.

Escuela en Dijon

Esta escuela584 fue seguida, poco después, de otra, que se abrió en Dijon. Se debió ala piedad del señor Rigolet585, hijo del primer presidente de la Cámara de Cuentas deesta ciudad. La caridad tierna y compasiva, que es hereditaria en esta familia, llevó asus miembros [la familia]586 a consagrar una parte de sus bienes para fundar lasEscuelas Cristianas, para la instrucción de los pobres; y los Hermanos hansubsistido587 desde entonces, con el fruto de sus liberalidades.

Centro en Grenoble

Fue más o menos por las mismas fechas cuando se le propuso establecerescuelas588 en Grenoble. Algunos eclesiásticos celosos por la instrucción de lajuventud formaron una sociedad cristiana que tenía por objeto

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principal atender a la ayuda de los pobres de la ciudad. Insensiblemente se encontrósostenida por los magistrados más importantes del Parlamento, que quisieroncontribuir con su crédito y con su dinero a esta obra de caridad. Ennemont Allemandde Montmorin589, su obispo, se constituyó en protector y jefe. Y todos, de acuerdo, seimpusieron ciertas normas de piedad que se obligaron a seguir. Formaron una oficinadonde se reunían algunos días señalados, para elaborar el informe de las necesidadesde los pobres y remediarlos. Uno de sus primeros cuidados fue encontrar fondossuficientes para hacer instruir a los hijos de los pobres. Ellos mismos establecieroncuotas y se comprometieron a proporcionar todos los años una suma fija para elsostenimiento de los maestros que estarían encargados de las escuelas. Se pidió alseñor de La Salle Hermanos de su Instituto. Envió un número suficiente. La primeraescuela se abrió en la parroquia de San Lorenzo, y algunos años después se abrió otraen la de San Hugo590, para descargar a la primera, que había llegado a ser muynumerosa.

384 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

583 antes de conocerles. Se les admitió...584 Fue seguida...585 Se debió al señor Rigolet, hijo...586 en esta familia, les llevó a consagrar...587 y los Hermanos siempre han disfrutado, desde entonces, del fruto...588 Fue más o menos por estas mismas fechas cuando se le propuso establecerlas en Grenoble.589 El señor Ennemond Alemart de Montmorin, su obispo...590 se abrió otra en la parroquia de San Hugo...

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Escuela en Versalles

Este último establecimiento fue seguido de cerca por el que se hizo en Versalles alaño siguiente, 1709591, por los cuidados del señor Huchon, cura de la parroquia. No lefue difícil encontrar recursos, y la protección necesaria para lograrlo, ante el rey LuisXIV, que se sabe le honró hasta la muerte con su estima y su confianza. Obtuvo todolo que pidió para los pobres y remitió el cuidado de instruirlos a la atención del señorde La Salle, quien secundó sus buenas intenciones, con la plena satisfacción delpúblico y de quienes se lo habían encargado.

Escuela en Boulogne-sur-Mer

En fin, el último establecimiento realizado por el señor de La Salle fue el de laciudad de Boulogne-sur-Mer. El señor de La Cocherie quiso facilitar este beneficio asu tierra, y corrió592 con todos los gastos. Pidió cuatro Hermanos del Instituto paraformar dos escuelas en la ciudad. Lo primero de todo, fueron593 a presentarse alobispo de Boulogne, Pierre de Langle, que los recibió tan favorablemente como habíahecho con aquellos que se habían establecido nueve años antes en Calais, ciudad desu diócesis594. Les dio, incluso, nuevas muestras de su buena voluntad. Mandó que losalojaran en su seminario, en espera de que la casa que les estaba destinada en laciudad baja estuviese terminada, y595 fundó la segunda escuela en la ciudad alta, paracomodidad de los niños. El celo que los burgueses mostraron para facilitar una casacómoda a los Hermanos

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dio motivo para urgir la obra. El marqués de Colembert, gobernador de la ciudad bajoel duque de Aumont, la había diseñado él mismo, [así como] la alineación del terrenoque se le había asignado. Le advirtieron que los cimientos estaban parados por faltade materiales. Él fue allí, y animó a la obra con su presencia. Todos se apresuraron aechar una mano, de manera que el edificio estuvo pronto preparado596 y los Hermanosfueron alojados en ella.

El señor de La Salle va a visitar la casa de Boulogne

El señor de La Salle llegó a Boulogne en medio de estos ajetreos. Quedóagradablemente sorprendido de la diligencia con que cada uno se dedicaba a laconstrucción de la casa de los Hermanos, y597 dedujo de ello cuán favorables serían

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591 que se hizo en Versalles al año siguiente, por los cuidados...592 y él corrió con todos los gastos.593 Ante todo fueron a presentarse... (verbo aller; en el texto, verbo être).594 los que se habían establecido en Calais nueve años antes...595 y fundó la segunda escuela...596 se halló en seguida en estado y...

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las gentes a su nuevo establecimiento. La idea que allí se tenía598 de su mérito le atrajola atención de toda la ciudad. Todos599 querían ver a este hombre tan respetable, cuyafama daba tan elevada idea de su virtud. Su humildad sufrió mucho durante laestancia que se vio obligado a hacer en Boulogne. Todo el mundo le tributaba honoresy muestras de distinción600 que no eran, en modo alguno, de su gusto. Él hubieraquerido, incluso, poderse dispensar de realizar ciertas gestiones de relieve; pero noquería faltar a las reglas de urbanidad cristiana. Por eso, después de haber acabado susasuntos con la mayor rapidez601 posible, dejó Bulogne, continuó la visita de las otrascasas, y regresó602 a París, donde se había visto forzado a trasladar su Noviciado elaño anterior. Allí se encerró en un gran retiro, para compensarse en cierto modo de ladisipación en que le habían arrojado tantos establecimientos distintos, a los que sehabía visto obligado a atender de manera tan rápida.

Carestía; deja Ruán y lleva su Comunidad a París

La gran carestía que asoló Francia este año de 1709 obligó al señor de La Salle603 ya todos los Hermanos a abandonar Ruán604. La misma comunidad de San Yon se vioreducida a extrema pobreza y forzada a seguir la suerte de las otras. El señor de LaSalle, que velaba siempre por la necesidades de sus hijos, se resolvió a llevarlos aParís. Es verdad que allí la miseria

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se dejaba sentir con más fuerza aún que en las ciudades de provincias, pero élconfiaba605 encontrar en París recursos en la caridad de sus amigos, para aliviar laextrema indigencia a que se veían reducidos los Hermanos606. Hizo, pues, quebuscaran una casa apartada, a la cual se retiró con ellos. Como sus necesidades erangrandes a causa de la escasez de víveres607, no dejó de sufrir mucho, a pesar de lasayudas que le procuraban. Sin embargo, Dios bendijo la paciencia con la cual soportóla privación de lo necesario. Fue tan grande, que en general carecieron de todo. Ya notenían pan, pues el panadero que acostumbraba a proporcionárselo se negó acontinuar [haciéndolo], porque no le pagaban. En la casa no había dinero paraabonárselo. En esta situación extrema, el señor de La Salle recurrió a sus armas

386 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

597 de los Hermanos. Juzgó...598 La idea que se tenía...599 Todo el mundo quería ver...600 Todo el mundo le tributaba honores y distinciones...601 lo más sucintamente...602 continuó la visita de las otras casas y regresó a París...603 este año, había puesto al señor de La Salle y todos los Hermanos...604 en la necesidad de abandonar Ruán.605 Pero tenía confianza que...606 en que estaban reducidos sus Hermanos.607 a causa de la carestía de los víveres...

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ordinarias. Puso su confianza en Dios y se convenció firmemente de que Él no leabandonaría en una necesidad tan urgente. No pasó mucho tiempo sin comprobar losefectos de su confianza, pues al día siguiente, cuando iba a celebrar la misa, encontróa una persona de cuya caridad no tenía motivos para esperar608. Ésta le preguntó adónde iba. Respondió: «Voy a celebrar la santa misa y a pedir a Dios que envíe anuestra comunidad lo que necesita para vivir hoy, pues está totalmente desprovista dealimentos y no hay medios con que conseguirlos». Aquella persona, emocionada anteestas palabras, le dijo: «Vaya en paz; yo mismo voy a proveer a esa necesidad». Locual hizo inmediatamente, y llevó una cantidad importante a la comunidad, que conesa limosna se vio en situación de subsistir durante el tiempo que duró el hambre609.Sin embargo, como los Hermanos habían tenido que sufrir mucho durante ese tiempo,hubo varios que se encontraron agotados y cayeron gravemente enfermos.

El señor de La Salle les proporcionó todos los remedios necesarios y con su grancaridad610 los arrancó611 de las puertas de la muerte.

Deserción de algunos Hermanos díscolos

Dios, que quería santificarle mediante las dificultades de la vida, no cesaba deprobar su virtud de diferentes modos, y cuando él se prometía algún reposo, se veíaexpuesto a nuevas pruebas. Algunos Hermanos del Instituto que había dejado enParís

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cuando fue a establecerse a Ruán, se habían relajado durante su ausencia. Intentó, a suregreso, hacerlos volver a su deber. Pero estos hijos desnaturalizados desconocieron asu padre. Se rebelaron contra él, le negaron la obediencia y murmuraronpúblicamente contra la severidad de las Reglas que había establecido. El señor de LaSalle trató de ganarlos con suavidad. Incluso, llevó tan lejos su discreción que confióa uno612 de los dos el gobierno de una casa fundada recientemente en provincias.Creyó que esta señal de confianza podría hacerle reflexionar y que613, por este medio,ganaría un alma para Jesucristo.

Pero este desgraciado, lejos de arrepentirse, adoptó un aire de suficiencia sobre losdemás, se entregó a una vida licenciosa y escandalizó a la ciudad, de manera614 que elseñor de La Salle, basado en las quejas que le presentaban, se vio obligado a ordenarleque regresara. Él despreció la orden de su superior, dejó el hábito del Instituto y

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608 no tenía motivo para poner sus esperanzas. Ésta le...609 durante el resto del tiempo que duró el hambre.610 por esta gran caridad...611 los sacó de las puertas de la muerte.612 confió a uno de los dos...613 y, por este medio ganaría...614 y escandalizó a la ciudad, de forma que el

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volvió al mundo. Los demás, impulsados a la rebelión con este mal ejemplo, trataronde sustraerse como él. Se apoyaron en algunas personas acreditadas que les apoyabany trabajaron de acuerdo615 para formar un cuerpo aparte. Se aseguraron en secreto unacasa a la que debían retirarse con la esperanza de que separarían insensiblemente atodos los demás de la jurisdicción del señor de La Salle.

El señor de La Salle es informado de su plan

Todo estaba preparado según el capricho de estos apóstatas. Pero Dios que secomplace en confundir los consejos de los impíos, echó por tierra todos susproyectos. Uno de los Hermanos, que había participado en la conspiración, movidodel arrepentimiento por su falta, fue a arrojarse a los pies del señor de La Salle enpresencia de la comunidad, y allí, deshecho en lágrimas, le descubrió todo el misteriode iniquidad. El señor de La Salle, movido a compasión, le hizo ver conmansedumbre la enormidad de su pecado. Hizo todos los esfuerzos posibles paracomprometerle a repararlo con una vuelta sincera. Pero la confusión y la vergüenza seapoderaron del espíritu de este desgraciado, y en vez de pensar reflexionessaludables616 se entregó cada vez más a la inestabilidad de su corazón y suscitónuevos enredos en la comunidad. El señor de La Salle, siempre conmovido sobre eldesgraciado estado de este Hermano, no se decidía617 a apartar del cuerpo a estemiembro podrido. Esperaba, contra toda esperanza, que podría hacer volver a estaoveja perdida. Decía que respondería ante Dios de la pérdida de esta alma que le

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había confiado. Pero mientras se ocupaba de estas santas reflexiones, el mal no hacíamás que agriarse, de manera que al final fue necesario que los principales Hermanostomasen ellos mismos la decisión de expulsarle de la casa, con aquellos que habíaarrastrado a la rebelión. Con esta medida el escándalo cesó y en seguida todo volvió ala calma618.

Escuela dominical en la parroquia de San Sulpicio: (en Re, pp. 205-206; enCa, pp. 82-83)

Escuela en la villa de Les Vans: (en Re, p. 209; en Ca, p. 119)

Escuela en Moulins: (en Re, pp. 212-213; en Ca, p. 120)

Escuela en Dijon: (en Re, p. 213; en Ca, p. 120)

388 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

615 y trabajaron por formar un cuerpo aparte.616 y en vez de pensar saludables reflexiones, se...617 el señor de La Salle... no pudo decidirse...618 y en seguida la calma entró en la casa.

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Escuela en Boulogne-sur-Mer: (en Re, p. 214; en Ca, pp. 121-122)

Se le plantea un proceso por la casa de San Dionisio, en Francia;la abandona

Al año siguiente, 1711619, se suscitó un nuevo asunto al señor de La Salle, a causade la casa que había comprado en San Dionisio, en Francia, tres o cuatro años antes,para poner en ella un seminario de maestros de escuela para el campo. Se le asignócon una cláusula aparte, y se le planteó un proceso que iba a promover una granprotesta... Ya se ha visto hasta qué punto odiaba él los pleitos, y sin examinar el fondode las demandas que se le hacían, ni el derecho legítimo que tenía sobre la casa,prefirió, según el precepto del Evangelio, ceder más de lo que se le pedía, antes queverse delante de la justicia por un interés temporal, donde la caridad podía sufriralguna alteración. Decía con humor que no encontraba medio más corto y más eficazpara terminar con todos los procesos que se le promovían. Siempre siguió estamáxima de desinterés, porque nunca se dejó dominar por el deseo de adquirirriquezas. Se ocupaba tan poco de los asuntos temporales que, al mismo tiempo en quele perseguían para que abandonase el derecho que tenía a la casa, partió para ir a hacerla visita de sus nuevas casas en Provenza620.

Visita de nuevo las casas de Provenza

Llegó a Aviñón hacia finales de la Cuaresma de 1712. Su llegada causó un gozogrande entre los Hermanos de la tierra, que todavía no habían tenido la dicha de verle.Fue tanto más agradable para ellos, cuanto que no lo esperaban. Le retuvieron lo másque pudieron, por el temor que tenían de no verle más, una vez que se apartara deellos. Había cierto peligro en adentrarse demasiado621 en la zona,

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a causa de los camisardos, que ocupaban el campo y que mantenían guerra abiertahacia los eclesiásticos, a los que inmolaban por el odio que tenían hacia la religióncatólica. Se le explicó que no debía exponerse al furor de aquellos fanáticos. Peroestas razones no sirvieron para retener su celo.

Fue desde Aviñón a Alès sin ningún incidente. Vieron allí, con gozo, a esta santapersona, que sólo habían conocido hasta entonces por su reputación. Todos atribuíana sus cuidados el celo que los Hermanos manifestaban en esta ciudad para lainstrucción de la juventud. El obispo de Alès le recibió como a una persona queestimaba desde hacía tiempo, y cuyo mérito reconocía. Le expresó la satisfacción que

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619 Al año siguiente se suscitó...620 sus nuevas escuelas de Provenza.621 cierto peligro en meterse demasiado dentro en la zona...

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sentía por el cuidado y la exactitud con que622 los Hermanos se dedicaban a laconversión de los hijos de los herejes623, cuyo número se veía disminuir desde queestaban encargados de las escuelas. El señor de La Salle dio gracias a Dios por el frutode sus trabajos y partió de Alès para dirigirse a la pequeña villa de Les Vans.

Continuación de su viaje

Pasó por Gravières; y el párroco del lugar, a quien el abate de San Juan habíaencargado de la dirección de los Hermanos que había establecido en la villa de LesVans, le manifestó todos los sentimientos de respeto y de veneración que habíaconcebido por su virtud. Se reservó el honor de ayudarle a misa624, a pesar de lamodestia del señor de La Salle, que se opuso a ello en la medida que pudo. Estasmuestras de distinción le resultaban una carga. Se dispensaba de ellas cuando625 podíasin hacerse importuno. Esto le movió a cambiar el camino a su regreso, para evitarpasar por Gravières, donde temía verse obligado otra vez a aceptar las deferencias delpárroco.

Va a Mende

Desde la villa de Les Vans fue a Mende. Varias veces corrió el peligro, en elcamino, de perder la vida, al atravesar las montañas del Gévaudan. Dios le preservódel peligro. Llegó felizmente a Mende, donde no era esperado.

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Fue626 a saludar al obispo de la ciudad, que le honraba con su estima. Le manifestó losmás calidos elogios de los Hermanos de las escuelas. Le urgió para que comiera conél. Pero627 el señor de La Salle se excusó, porque aquello era contrario a las Reglas delInstituto. El ardiente deseo que se tenía de conocerle en esta ciudad, le atrajonumerosas visitas. Tuvo que rendirse. Esto le retuvo en Mende más de lo queesperaba. Estaban atentos al momento de su partida para intentar retrasarla. Él losupo, y partió a escondidas, para que no lo supieran sus amigos. Volvió en ladiligencia a la villa de Les Vans. Desde allí fue a Uzès, donde perfiló algunos asuntoscon el obispo de la ciudad. En seguida tomó el camino de Marsella, que tendría queser el final de su visita.

390 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

622 del cuidado con que los Hermanos se dedicaban...623 a la conversión de los niños herejes...624 se reservó el honor de ayudarle a misa... (el pronombre le: aquí, lui; en el texto, le).625 Se dispensaba de ellas cuando podía... (En el texto: «cuando lo podía»).626 Fue a saludar al obispo... (Fue, del verbo aller; en el texto, con el verbo être).627 comiera con él. El señor de La Salle...

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Llega a Marsella

Hacía mucho tiempo que deseaban que llegara a esta ciudad628. Desde que seconoció su llegada, muchos eclesiásticos de mérito acudieron a encontrarle parahablar con él sobre los medios de extender sus629 escuelas en la ciudad.

Las disposiciones favorables con que encontró a estas personas, le trajeron elpensamiento de establecer un Noviciado en Marsella. Esto eliminaba las dificultadesque habría en llevar, desde las provincias alejadas, todos los sujetos necesarios paratodas las escuelas630 que se proyectaba abrir. Formaba Hermanos de la tierra mismaque, por tanto, estaban en disposición de producir más fruto que los extranjeros, queno estaban habituados ni al aire ni a las formas de la Provenza. Propuso su proyecto, yfue acogido muy favorablemente631. [Él]632 encontró incluso facilidades que no sehubiera atrevido a esperar. Todos se apresuraron a contribuir a este proyecto. Elobispo de Marsella fue el primero en mostrar su celo. La mayoría de los párrocos de laciudad se unieron a él. Otras muchas personas se interesaron en ello; una, entre otras,dio un fondo. Otros daban garantías para lo sucesivo. Se alquiló una casa. En seguidaquedó amueblada. Era cuestión de quién buscaría633 los novicios. El número secompletó muy pronto. Cada día iba marcado por un nuevo favor y parecía que sólo senecesitaba dejarse llevar...634 El señor de La Salle, lleno de alegría, no cesaba de mirarel porvenir. Temía que toda esta gran hoguera se apagase en poco

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tiempo. Desconfiaba de la excesiva vivacidad, que, como un relámpago, pasa enseguida y se disipa635 de repente. No estaba acostumbrado a ver secundar tan bien susempresas. Había soportado tantas contradicciones en las otras fundaciones, que no seaventuraba a esperar demasiado de la rapidez con que se hacía ésta.

Se multiplican las escuelas cristianas en las parroquias de Marsella

Sin embargo, el Noviciado florecía, y por el éxito, cabía esperar lo mejor para elfuturo. Quienes habían sido los autores principales de esta buena obra, trabajaron almismo tiempo en extender las escuelas gratuitas por los diferentes barrios de laciudad. Se habían proporcionado los fondos necesarios. Sólo faltaba636 llevar a losHermanos. Se determinó establecerlos en las parroquias en las que todavía no estaban

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 391

628 que deseaban atraerle a esta ciudad.629 los medios de extender las escuelas cristianas...630 desde las provincias alejadas los sujetos necesarios para las escuelas...631 que fue recibido favorablemente.632 y encontró incluso facilidades...633 Era cuestión de quién «produciría» los novicios.634 y parecía que sólo había que seguir.635 como un relámpago pasa rápido y se borra de repente.636 No faltaba más que...

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y que no habían sido solicitados637. Se comprometió, incluso, a un jesuita quepredicaba en la parroquia de San Martín, a que exhortara a su auditorio para quefundaran una en ella. Le escucharon favorablemente. Todos se apresuraron a hacerdonativos, de manera que muy pronto se halló en situación de comenzar las clases.

Desazón de algunos Hermanos de Marsella

Mientras todo transcurría de forma tan positiva para el crecimiento del Instituto, elseñor de La Salle trabajaba por su lado en formar a los nuevos sujetos que le habíansido enviados. Se dedicaba a ello de tal manera que parecía que hubiese olvidado losdemás asuntos. No respondía a ninguna de las cartas que le escribían desde las otrascasas de París y de las provincias638. De manera que había preocupación por lo que lehubiera ocurrido. Él se contentaba con velar sobre los que tenía cerca de él enMarsella. De vez en cuando hacía ir a los Hermanos desde las ciudades vecinas;hacía639 que siguieran retiros y los robustecía contra la relajación.

Algunos de ellos, acostumbrados desde hacía varios años a vivir cierto aire delibertad, favorecido por la lejanía en que estaban

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de las otras casas del Instituto, antes que el señor de La Salle hubiera creado las deProvenza640, soportaban con poco gusto la exactitud que exigía de ellos. Los de laparroquia de San Lorenzo de Marsella fueron los primeros que manifestaron sudescontento. Tenían obligación de ir todos los días a la casa del Noviciado y seguirallí los ejercicios. Esta sujeción les parecía muy incómoda. Llevaron641 sus quejas alfundador de su escuela. Le dieron a entender que la necesidad en que les ponía [elseñor de La Salle] de hallarse todos los días a cierta hora642 en la casa del Noviciado,les molestaba mucho; que eso dividía demasiado su tiempo y que se veían forzados adestinar menos a las necesidades de sus alumnos643. Añadieron que, con el pretextode atender a su sostenimiento y alimentación, se destinaba al Noviciado un dinero quese daba644 para la escuela de la parroquia, y que podría temerse que insensiblementese confundieran645 en la mesa común, y que cuando se quisiera, no se podría yasepararlo. Se oyeron sus quejas; se creyó que estaban bien fundadas y se consideróoportuno646 apartarlos de la vigilancia de su digno superior, de manera que volvierona la libertad de vivir en la independencia, como habían estado antes.

392 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

637 en las parroquias en las que no habían sido solicitados todavía.638 y de las otras provincias..639 de las ciudades vecinas, hacía que siguieran... (en el texto: él hacía que siguieran...).640 antes que el señor de La Salle hubiera creado los de la Provenza...641 Fueron a llevar...642 en que les ponía de hallarse todos los días a ciertas horas...643 a las necesidades de sus escuelas.644 se destinaba al Noviciado un dinero que había sido dado...645 que podría temerse que se confundiese, al fin, en...

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Se dificulta el establecimiento de una escuela de Marsella

En medio de estos avatares, no se dejó de trabajar en el establecimiento de unaescuela en la parroquia647 de San Martín. Se había señalado ya el día en que seenviarían dos Hermanos del Instituto, pero el párroco, que a pesar de la estima quesentía hacia el señor de La Salle no aprobaba la mayoría de las prácticas que se usabanen el Instituto, dificultó a escondidas esta empresa648. Comprometió a los que habíangestionado este asunto y que habían facilitado los fondos, a que pidieran que secambiase su destino, y que se empleara para el mantenimiento de algunoseclesiásticos que se encargarían de la escuela. Les convenció de que esto sería másútil y más conveniente para los intereses de la parroquia, porque además de dar lasclases, estarían en disposición, al mismo tiempo, de prestar otros servicios a la iglesia.Como este párroco649 era de nacimiento [ilustre] y tenía renombre, supo manipulartan bien los ánimos que inclinó a todos hacia su parecer. Cuando se

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sintió seguro por este lado, procuró avisar al obispo de Marsella. Le dijo, con airepersuasivo, que quienes habían fundado la escuela de su parroquia habían cambiadode actitud respecto de los Hermanos650; que tenían el propósito de confiar laescuela651 a eclesiásticos; y sobre las dificultades que le planteó su obispo, añadió quesi se quería mantener el primer proyecto, los fundadores estaban resueltos a retirar losfondos para aplicarlos a otras obras de caridad.

El prelado, que no sabía de este asunto más que lo que el párroco le dijo, no supotampoco a qué atribuir este cambio652 tan repentino. Él tenía inclinación por elInstituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Estaba tan convencido de suutilidad, que hubiera deseado facilitar este servicio a todas las parroquias de sudiócesis. Pero consideró que era prudente preparar primero los ánimos, [ya que estabaen el] comienzo de su episcopado. Temió agriarlos con un golpe de autoridad. Así,dejó653 que las cosas siguieran su curso sin manifestar su descontento.

Fuente de persecuciones que se suscitan contra el señor de La Salleen Provenza

Cuando el párroco vio que no tenía que temer oposición por parte del obispo, fue aver al señor de La Salle, le dio una explicación detallada de las razones aparentes que

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 393

646 y se juzgó oportuno apartarlos de la diligencia...647 en el establecimiento de la escuela de la parroquia de San Martín.648 dificultó a escondidas su empresa.649 Como tenía nacimiento [ilustre]...650 de actitud con los Hermanos...651 el propósito de confiarla a eclesiásticos...652 atribuir un cambio653 un golpe de autoridad. Dejó...

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había habido para cambiar los ánimos respecto de los Hermanos y trató654 de que losaceptara.

El señor de La Salle no tuvo dificultad en consolarse por esta pérdida. Respondióallí mismo: «¡Bendito sea Dios! Al parecer no era su voluntad655 que esta escuela seabriera656». Agradeció al señor párroco las molestias que se había impuesto, y una vezque le dejó, fue a postrarse [ante Dios] para adorar657 las disposiciones de laProvidencia. Desde este momento previó la tormenta que le amenazaba y se armó defuerza y de ánimo para mantener el esfuerzo.

Se le difama

No pasó mucho tiempo sin sentir los golpes. Aquellos que al principio habíanmanifestado658 tanto celo por sus escuelas, fueron los más decididos en dificultarlas.Las frecuentes relaciones que mantenían con el señor de La Salle, les dieron ocasiónde entrar en un conocimiento más particular de sus sentimientos y de su manera degobernar. Desaprobaban la mayor parte de las prácticas

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que había establecido659 entre los Hermanos. Les parecían demasiado molestas.Quisieron persuadirle de que las abandonara. El señor de La Salle, que no cambiabafácilmente una vez que había adoptado una decisión con reflexión, creyó que nodebía rendirse a sus razones. De ahí vino la aversión que sentían contra él. Desdeentonces le consideraron como un hombre duro, severo, inflexible, y sobre cuyocriterio660 no había nada que hacer. Se separaron de él insensiblemente, le evitaroncomo a un tácito censor de su conducta, le difamaron en la ciudad y le hicieron odiosoa los que querían661 oírlas.

Se publican libelos calumniosos contra él

No se pararon allí. Trabajaron por debilitar su Noviciado; le retiraron el mayornúmero de sujetos que pudieron; apartaron a aquellos que deseaban comprometerse,so pretexto de que el gobierno del señor de La Salle era demasiado austero; que sólosu capricho constituía la Regla de aquella casa, y que era imposible que el Institutoprodujera el fruto que de él se esperaba en los comienzos. Hicieron más: lanzaron al

394 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

654 respecto de los Hermanos y trató de hacérselos...655 no es su voluntad...656 que esta escuela se abra...657 fue a adorar las órdenes...658 Aquellos que habían manifestado al principio tanto celo...659 de las prácticas establecidas entre...660 y sobre el cual no había...661 a los que quisieron...

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público un libelo lleno de calumnias, con el designio de hacerle despreciable y odiosoa todo el mundo. El señor de La Salle, atacado en su reputación, consideró un debermantener la dignidad de su carácter [sacerdotal]. Elaboró una respuesta, en la cual,sin apartarse de los límites de la moderación y de la caridad cristiana662, deshacía lasfalsas acusaciones que se formulaban contra él. Sin embargo, los prejuiciosprevalecieron en la mayoría.

La gente se inclinó a creer lo que se conocía sólo por el testimonio de sus enemigos,y sin más precauciones se juzgó que las acusaciones estaban bien fundadas. Quienesconocían el mérito de nuestro santo sacerdote no disminuyeron en nada la estima quesentían por su virtud; intentaron663 parar los golpes que se le dirigían y no descuidaronnada de lo que dependía de su crédito para volver a ganar de nuevo los ánimos. Peroestaban tan agriados que las cosas se llevaron al extremo. Entre los Hermanos sefrustró la esperanza de extenderse más en el país. Se les destinaba una escuela en laparroquia de Nuestra Señora de Accoules. No se supo más de ella. El Noviciado sedestruyó por falta de sujetos. Los Hermanos, incluso los más seguros en su vocación,quedaron trastornados, y algunos abandonaron el Instituto.

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Varios Hermanos de Provenza se unen a los enemigosdel señor de La Salle y le abandonan

Mientras en Marsella ocurría todo esto, aquellos Hermanos que estabandistribuidos por la Provenza y que sólo imperfectamente sabían de qué se trataba664,dieron fe a los falsos rumores665 que se difundían contra el señor de La Salle.Comenzaron a murmurar y a quejarse de él abiertamente. Hubo, incluso, algunos mástemerarios666 que tuvieron el atrevimiento de decirle que parecía que no hubiese ido aMarsella sino para destruir, en lugar de edificar. Este reproche le dolió más que todolo que había tenido que sufrir hasta entonces. Gustó toda la amargura que encerraba.Trabajó en vano para hacer volver a estos espíritus díscolos. Ellos le abandonaron yse pusieron del lado de sus enemigos.

Se retira a la ermita de San Maximino

Fue entonces cuando comenzó seriamente a dudar667 de si su empresa venía deDios. Recurrió a la oración, pero estaba tan abatido que ya no saboreaba aquellos

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662 en la que, sin apartarse de la moderación y de la caridad cristiana...663 intentaron parar los golpes...664 de qué se trataba, añadieron... (En el texto: de qué iba el asunto).665 dieron fe a todo lo que se difundía contra el señor de La Salle.666 más temerarios que los otros, que tuvieron el atrevimiento...667 comenzó a dudar seriamente si su empresa...

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favores que solían suavizar sus penas en lo más fuerte de la tentación. Creyó que suspecados eran la causa de ello; con este pensamiento668resolvió alejarse y ceder a latempestad, «persuadido — decía— de que mi ausencia podrá calmar a misenemigos669 e inspirarles pensamientos de paz para mis queridos hijos». Se retiró,efectivamente, a la ermita de San Maximino, alejada de la ciudad de Marsella670 dediez a doce leguas.

Le piden que deje su retiro para tomar cuidado de las casas de Provenza

Fue allí donde, desprendido de todos los obstáculos que le causaban lasdificultades que se le ponían continuamente, se aplicó con un fervor renovado a laoración, a la meditación de los libros Sagrados y a los más laboriosos ejercicios depenitencia. Allí disfrutaba de una paz tan profunda y de una tranquilidad tan perfecta,que hicieron surgir en él el deseo de acabar en aquel lugar sus días, desconocido de loshombres.

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El Hermano superior a quien había confiado el gobierno de la casa de Marsella laveía perecer cada día entre sus manos. Se encontraba vacía de sujetos, por las arguciassecretas de los enemigos del Instituto. El Hermano no pudo mantenerse más contra supropia confianza; fue a encontrar al señor de La Salle a su retiro, le dio cuenta deltriste estado al que había quedado reducido su Noviciado y le671 rogó aceptar quedepositara entre sus manos el gobierno de aquella casa. La noticia no extrañó al santovarón. Escuchó al Hermano con tanta tranquilidad como si no le afectase. Pero lemanifestó672 que estaba sorprendido de que aún se pensara en él; que se habíailusionado con que después de haberse retirado a la soledad, los hombres le hubieranolvidado por completo. «¡Vaya!, ¿por qué —añadió— viene usted a turbar mi gozo?Encuentro tantas delicias en mi retiro que estoy resuelto673 a condenarme a unsilencio perpetuo». El Hermano, sorprendido por esta respuesta, le rogó que noabandonara así a sus hijos, que necesitaban sus consejos y sus luces más que nunca.A lo que el señor de La Salle respondió: «Bendito sea Dios, mi querido Hermano.¡Vaya! ¿Por qué piensa usted en dirigirse a mí para esto? ¿No conoce usted miincapacidad para mandar a los otros? ¿No sabe que varios de entre ustedes no mequieren como superior? Y tienen razón674, pues soy muy incapaz». El Hermano, quesiempre había tenido tierna veneración hacia su digno Superior, no pudo oírle hablarasí sin derramar lágrimas. Se arrojó a sus pies y le dijo que no le abandonaría hasta

396 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

668 eran la causa, y con este pensamiento...669 mi ausencia podrá calmar los ánimos de mis enemigos...670 alejada de la ciudad de diez a doce leguas.671 su Noviciado y le rogó aceptar...672 Pero le dijo que estaba sorprendido...673 que estoy resuelto a... (En el texto: estoy en la resolución de...).674 Tienen razón, pues soy incapaz...

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que no le hubiese dado a conocer su voluntad. El señor de La Salle le consoló y leindicó una casa a la cual le dijo que se retirase, en espera de que pluguiera a Diosdevolverles675 la calma.

Le acusan de haber abandonado el Instituto

Entretanto, sus enemigos publicaban en Marsella que había abandonado losintereses de su Instituto, que su deserción había estado seguida por la de varios de susHermanos676, que habían imitado el mal ejemplo que les había dado. Es cierto que enel tiempo de su mayor agitación, tuvo varias veces el pensamiento de retirarse aalguna parroquia de París para

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trabajar en ella en paz en la dirección de las conciencias, sin preocuparse más de losasuntos de su Instituto. Pero estas ideas sólo fueron pasajeras en su mente y siempreconservó la misma ternura hacia sus hijos. Sólo durante algún tiempo los perdió devista, únicamente para ponerlos a cubierto de los golpes que le dirigían, y querecaían677 en ellos.

Quiere emprender el viaje a Roma; el obispo de Marsella le aparta de ello

Hacía mucho tiempo que los amigos del señor de La Salle le urgían para que fuesea Roma para solicitar las bulas de erección en favor del Instituto. Siempre habíadiferido este viaje hasta que plugo a Dios hacer surgir la ocasión. Ésta se presentó deforma natural en las circunstancias en que se encontraba. Sus asuntos estaban tandescompuestos en Provenza678 que su presencia ya no era necesaria. No podía yaproducir fruto. Por otra parte, le solicitaban que volviese a París679, en donde él temíaque su larga ausencia hubiera causado desórdenes. Resolvió, pues, emprender el viajede Roma antes de alejarse de las costas de Italia. Varios años antes había enviado dosHermanos en el séquito del cardenal d’Estrées, encargado de los asuntos de Francia,bajo el pontificado de Inocencio XII. El papa los había recibido con bondad y leshabía prometido una audiencia favorable. Pero su muerte le impidió dar respuesta asu petición. El señor de La Salle resolvió continuar esta negociación durante elpontificado de Clemente XI. Se aseguró una plaza en un bajel preparado a echarvelas, e hizo comprar680 las provisiones necesarias para el trayecto por el Hermanoque había escogido como compañero para su viaje681.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 397

675 que pluguiera a Dios devolverle la calma676 de varios de los Hermanos que...677 de los golpes que le dirigían y que repercutían en ellos.678 Sus asuntos estaban tan descompuestos en la Provenza...679 Además, le solicitaban que volviese a París...

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En espera de un viento favorable, consultó a Dios en la oración para conocer suvoluntad y seguirla682 ciegamente. Fue escuchado en seguida, pues en el momento enque iba a embarcar, el obispo de Marsella se hallaba683 en el puerto, y le interrogósobre el motivo de su viaje. El señor de La Salle le expuso los motivos y las razones.El prelado veía con pesar

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la pérdida que iba a tener. Pero684 habló al señor de La Salle con tanta cordialidad, quele detuvo. Le dijo que volviera a su casa y dispusiera cuanto antes todas las cosas paratomar posesión de Nuestra Señora des Accoules. El señor de La Salle obedeció condocilidad de niño; regresó a unirse con los Hermanos de las escuelas y les dijo685 alsaludarles: «Bendito sea Dios, heme aquí, ya regresado de Roma. No es su voluntadque vaya allí. Quiere que me ocupe de otra cosa».

Sin embargo, esta escuela fue dificultada una vez más por sus enemigos; él se diocuenta de que su presencia sería todavía perjudicial para el progreso de su Instituto enesta provincia. Resolvió, pues, abandonarla y se retiró686 a Grenoble.

Se retira a Grenoble

Encontró a los Hermanos en gran tranquilidad, y resolvió687 permanecer con ellosel mayor tiempo que le fuera posible. Escogió el lugar más retirado de la casa paradedicarse allí a la oración. Permaneció mucho tiempo688 desconocido, sin recibir689 nihacer ninguna visita, ocupado únicamente en seguir los ejercicios de la casa con suexactitud y fervor ordinarios.

Va a visitar la Gran Cartuja

Fue durante su estancia en Grenoble cuando marchó a visitar la Gran Cartuja, quesólo está a una jornada de camino. Tenía devoción especial690 a San Bruno, fundadorde aquella casa, a quien él había imitado tan de cerca, al abandonar, como él habíahecho691, una canonjía de la catedral de Reims, y todo lo que el mundo podía tener de

398 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

680 e hizo comprar las provisiones...681 el Hermano que había escogido como su compañero de viaje.682 para conocer su voluntad y para seguirla ciegamente.683 el obispo de Marsella hallándose en el puerto...684 veía con pesar la pérdida que iba a tener. Y habló a...685 unirse a los Hermanos y les dijo...686 Resolvió, pues, dejarla y retirarse a Grenoble.687 en una gran paz, y resolvió permanecer...688 Permaneció algún tiempo, desconocido...689 sin recibir y sin hacer ninguna visita...690 Tenía una devoción singular a San Bruno...691 al abandonar, como él, su canonjía de la catedral de Reims...

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más halagador para él, para abrazar un tipo de vida muy austero. Cuando llegó a estepavoroso desierto, visitó los lugares que este santo restaurador de la vida solitaria enOccidente había santificado con sus lágrimas y su penitencia. Se sintió emocionado ypenetrado de su mismo espíritu. Vio, con admiración, el espíritu de retiro y derecogimiento que imprime un profundo respeto por los solitarios que habitan estasrocas escarpadas, cubiertas casi todo el año de hielo y nieve, en donde ellos seentierran en vida. Hubiera deseado poder acabar allí sus días. El prior de la Cartuja,impresionado por la modestia y el recogimiento que se reflejaban en todos sus pasos,le invitó

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sin conocerle, pues el señor de La Salle había tomado la precaución de prohibir alHermano que le acompañaba que dijera quién era, temiendo que le dieran en aquellacasa los honores que se acostumbra a tributar a los canónigos de Reims. Pero692 se vioobligado de contentarse con la disposición de su corazón. Salió de este santo retiro alcabo de tres días, dspués de haber concedido a los sentimientos de su piedad, no todoel tiempo que hubiera deseado, sino el que pudo sustraer a los asuntos de su Instituto;y regresó693 lleno de veneración hacia la santidad de este famoso monasterio694.

Se sumió en su soledad, en la cual redobló su amor por el recogimiento y elsilencio. Dejaba de lado todo lo que podía turbarle o distraerle de la oración. Empleóen ella la mayor parte de su tiempo, y se le encontraba casi siempre en el oratorio.Experimentaba en ello tal gusto, que sólo una necesidad urgente podía apartarle deeste santo ejercicio.

Da clase en la escuela de San Lorenzo de Grenoble durante algún tiempo

Sin embargo695 se vio obligado de ceder durante algún tiempo a la necesidad de laescuela. El Hermano que estaba encargado de la escuela de la parroquia696 de SanLorenzo había emprendido, por orden suya, un largo viaje por asuntos del Instituto.El señor de la Salle dio clase durante su ausencia, y se aplicó a instruir a los niños conuna atención tal, que no se podía dejar de admirar. Los padres quedaron muyedificados por ello y concibieron tan alta estima697 de su piedad que no se le llamabaya sino el sacerdote santo.

Se encierra en su retiro y compone de nuevo obras de piedad

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 399

692 a los canónigos de Reims. Se vio obligado...693 y regresó a Grenoble (en el texto: y él regresó...).694 de veneración hacia este famoso monasterio.695 Se vio obligado a ceder...696 de aquella de San Lorenzo...697 una estima tan alta de su piedad que...

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Cuando el Hermano hubo regresado, retomó sus ocupaciones habituales, y el señorde La Salle aprovechó este tiempo para componer varias obritas de piedad, tanto parala instrucción de la juventud como para utilidad de los Hermanos de las Escuelas.Retocó su libro de Deberes del cristiano, del cual preparó una tercera edición698 máscorrecta que las

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anteriores. Los cambios y las añadiduras que hizo no gustaron al impresor. Tuvo queresolverse a pasar por donde éste quiso, y el libro se reimprimió según su primeraforma699.

La tranquilidad vuelve a las casas de Provenza; envía a ellas Visitadores

Durante el tiempo en que él se ocupaba tan útilmente en el secreto700 de su soledad,supo, con alegría, que Dios había devuelto la paz a las casas de Provenza, y que todoen ellas estaba tranquilo. Tomó desde entonces la resolución de no volver a ellas, pormiedo a que su presencia avivara el mal humor de sus enemigos y que ello dieraocasión a nuevas tormentas. Se contentó, pues701, con enviar Visitadores paramantener la regularidad y darle cuenta del modo como los Hermanos se conducían enesta provincia.

Le vuelve el reuma

Apenas había terminado la edición de la que acabamos de hablar, se sintió afectadoviolentamente702 por su reuma. Ya había tenido algunos rebrotes, que habíadescuidado. Pero el dolor llegó a ser tan fuerte, que ya no le fue posibledisimularlo703. Se vio forzado a guardar cama. Sobrevino la fiebre y cayó en talagotamiento que hizo temer por su vida. La diligencia de los Hermanos de Grenoblepara procurarle todos los alivios que su caridad podía sugerirles no fue suficiente parasuavizar sus dolores. Hubo que recurrir al remedio extraordinario del que se habíanservido con eficacia veinte años antes, cuando fue atacado del mismo mal en París. Esverdad que su naturaleza se resistía, porque el remedio era más duro de soportar quelos dolores agudos del reuma que le atormentaba. Sin embargo, el sincero amor quesentía por los sufrimientos le hizo vencer su repugnancia. Se sometió al deseo de losHermanos; se puso generosamente en el lecho del dolor, en el que no se ocupó másque de la oración, como si no sintiera ninguna dolencia. Los Hermanos le

400 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

698 entonces la 3.a edición...699 fue impreso según la primera forma.700 en el silencio de...701 Se contentó con enviar a ellas...702 se sintió violentamente atacado...703 disimular...

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manifestaron su sorpresa, pero704 él les respondió como el santo Job: «¡Bendito seaDios!; que se haga su voluntad, y no la nuestra. Si recibimos de Él la salud, ¿nodebemos recibir705 también las enfermedades de la misma forma? Que su nombre seabendito eternamente».

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Va a hacer un retiro a Parmenia

Cuando los remedios tuvieron todo el efecto que se había esperado, se sintióaliviado, y pensó en reparar sus pérdidas. Así llamaba él al tiempo que no habíapodido dedicar a sus ejercicios de piedad. Se disponía a hacer un retiro cuando elabate de Saléon, que más tarde fue Vicario general de Aix-en-Provence, le animópara que fuera a pasar algunos días a una de sus tierras706, llamada Parmenia, alejadaunas cuatro leguas de Grenoble. La propuesta convenía mucho707 al designio delseñor de La Salle, porque era un lugar donde varias personas de piedad ibanordinariamente a hacer retiros. Aceptó, pues, de buena gana708 la propuesta del abatey partió con él.

Pastora llamada Luisa

Parmenia es una aldea del Delfinado situada al pie de una montaña muy escarpada,en cuya cima se colocó una cruz para sostener la devoción de los pueblos de losalrededores que llevan sus animales a pastar en la llanura709. Una pastora llamadaLuisa llevaba allí con frecuencia su rebaño para tener ocasión de satisfacer la suya alpie de la cruz. El lugar le agradó y tuvo deseo de poner allí su residencia, sin otropropósito, ante todo, que tener facilidad para guardar sus ovejas y ocuparse allí conmás facilidad a la oración710. Pidió permiso al abate de Saléon, dueño de la montaña,que consintió en ello. Ella hizo construir allí una casa de mediana amplitud, con lasayudas que encontró en los donativos de varias personas importantes que alababan supiedad. Vivió en aquella montaña en estricto retiro. Se hablaba de ella en el mundo, ypoco a poco se vio que numerosas personas consideraban un deber de devoción ir avisitar a sor Luisa711, que pasaba ante el público por un prodigio de santidad.

En las conversaciones se advertía que Dios la favorecía con sus gracias y [lasgentes] no tenían dificultad en ponerse bajo su dirección para hacer algunos días deretiro. Su casa resultó demasiado estrecha para alojar a cuantos confiaban en ella.

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704 sorpresa, les respondió...705 la salud, debemos recibir también...706 a una tierra llamada...707 La proposición convenía al designio...708 Aceptó, pues, de muy buena gana...709 en la llanura.710 más fácilmente a la oración.711 ir a visitar a la hermana Luisa...

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Buscó las712 sumas necesarias para hacer dos alojamientos, uno para los hombres yotro para las mujeres, y con su piadoso ingenio halló ahorros suficientes paraconstruir una pequeña iglesia. Dios la colmó de sus favores713. Acudían a consultarlacomo a un oráculo y la gente se atenía

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a sus decisiones de buena gana.

El señor de La Salle la visita, y mantiene con ella una relación piadosa

El señor de La Salle, que no dejaba pasar ninguna ocasión de edificarse, quiso sertestigo de las gracias que Dios extendía sobre una simple pastora. Había oído hablarde ella con admiración. Su primer cuidado, al llegar a Parmenia, fue subir a lamontaña714 y hacerle una visita. Mantuvo con ella una larga conversación. Le dio aconocer todas las penas y dificultades que habían agitado su vida desde que élemprendió el establecimiento de las Escuelas Cristianas. Esta buena «hermana» lehabló de todas las que ella había experimentado en su retiro, de los combates quehabía tenido que sostener contra las sugestiones del demonio y cómo Dios le habíadado la fuerza para salir victoriosa de ellas. Al mismo tiempo, le aseguró que él no sehallaba al término de sus trabajos, que todavía tendría que sufrir y que debíaprepararse para ello. El señor de La Salle le manifestó el deseo que tenía de pasar elresto de sus días en la soledad; que le parecía que este pensamiento provenía de Dios,pues715 siempre se había sentido inclinado hacia la vida privada. La Hermana lerespondió sin dudar que se engañaba, que estaba llamado por Dios al trabajo y algobierno de su Instituto; que era el camino que Él le había abierto para su salvación yque debía caminar por él con perseverancia hasta el fin de su vida. El vio en estarespuesta la orden de Dios, y después de varias conversaciones en las que seentendieron y se716 ayudaron mutuamente con sus consejos, en el espacio de quincedías, volvió a Grenoble, lleno de buenos sentimientos y de estima717 por sor Luisa. Élmantuvo después una piadosa correspondencia con ella, para consultarle en susdudas. Ella hacía que se las leyeran, se servía de un tercero para responder a ellas y deese modo correspondía a la singular confianza que le mostraba el señor de La Salle,por la veneración que conservaba hacia él por su piedad y su celo.

Ella deseaba tener las obras de devoción que él había compuesto, y aunque no sabíaleer, las conservó como preciosos monumentos de la virtud de aquel a quienconsideraba como un santo.

402 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

712 Encontró las sumas necesarias...713 Dios la favoreció con sus gracias en proporción a su celo...714 subir a lo alto de la montaña...715 de Dios, que siempre se había sentido...716 después de varias conferencias en las que se ayudaron mutuamente...717 lleno de sentimientos de estima por sor Luisa.

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Se le suscitan nuevas pesadumbres

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Cuando regresó a Grenoble, supo718 que le habían suscitado nuevas pesadumbres.Pero se disiparon pronto, y no719 tuvieron otro efecto que el de haber dado nuevobrillo a su paciencia.

Algunos Hermanos de París abandonan el Instituto

Mientras se ocupaba de este modo de su propia santificación a la sombra de la vidaoculta que llevaba, las casas de su Instituto en París y en las ciudades de provinciasufrían mucho por su larga ausencia. Los Hermanos sentían inquietudes terribles porsu situación. Hicieron indagaciones para descubrir el lugar de su retiro sin podersaber720 nada con certeza. Esto les llevó al desasosiego. No sabían qué pensar de estemisterio. Unos creían que había muerto, otros se imaginaban que había abandonadoel gobierno del Instituto721. Cada cual razonaba a su manera. Algunos de ellos nopodían resolverse a quedarse así, en una situación de indecisión y de incerteza, yquerían abandonar. El Hermano Bartolomé, que había tenido siempre cuidado delNoviciado durante la ausencia del señor de La Salle, disipaba sus dudas y los sosteníacontra su inconstancia. Él retenía sus ánimos con su gran mansedumbre y con elcrédito que su virtud le había adquirido entre los Hermanos.

Sin embargo, hubo dos o tres que despreciaron los caritativos avisos que se vioobligado a darles. Se rebelaron contra la autoridad, se negaron a aprovechar sussaludables consejos y causaron escándalo en la casa por su rebelión.

Se vieron forzados a separar del cuerpo aquellos miembros podridos. LosHermanos más acreditados se reunieron y concluyeron expulsar a estos hijosdesnaturalizados, por miedo a que su mal ejemplo arrastrara a la pérdida de losdemás.

El Hermano Bartolomé solicita superiores externos a los obispos

Sin embargo, el Hermano Bartolomé, que desconfiaba de su poca experiencia yque temía cargarse con el peso de la superioridad, que parecía que los Hermanos leotorgaban por la gran confianza que tenían en él, tomó la decisión de comprometer alos obispos en cuyas diócesis había

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718 en Grenoble, se le informó...719 Pero se disiparon pronto y no tuvieron otra...720 sin poder saber nada sobre ello...721 el gobierno de su Instituto.

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Hermanos del Instituto a proveer a su dirección, y les rogó, para este efecto, que lesdiesen un superior eclesiástico a quien poder consultar sus asuntos espirituales ytemporales. Este paso parecía atrevido y temerario. Se persuadió de que ello podíatener consecuencias funestas para el gobierno del Instituto.

La mayoría de los Hermanos lo desaprobaron y manifestaron su descontento.Decían que era atentar contra las Reglas; que los superiores externos a los cuales seles sometía, se atraerían insensiblemente los sujetos de cada casa particular; que seatribuirían el derecho de introducir las prácticas que quisieran y que por ahí lascomunidades se separarían722 de la uniformidad que hasta entonces había mantenidola observancia de las Reglas; que cada una formaría un cuerpo aparte y que, en fin,cada una querría vivir en la independencia de las demás.

Se critica el proceder del Hermano Bartolomé

Los amigos del señor de La Salle le escribieron sobre este asunto con tono amargo.Al mismo tiempo le hicieron reproches muy vivos por su inacción y su silencio en unasituación tan delicada. La mayoría de las cartas que se le escribieron a estepropósito723 no llegaron a él. Recibió algunas por casualidad, cuando ya no habíanada que temer; pues en el tiempo mismo en que se le enviaron, supo que las cosasiban bien y que aquello que había hecho el Hermano Bartolomé tenía un éxito tal, quenadie se hubiera atrevido esperarlo. Los superiores externos a quienes los obisposhabían encargado el cuidado de velar724 sobre el gobierno de los Hermanos, viendoque el señor de La Salle no regresaba y que parecía que había abandonado susestablecimientos, se dedicaron a mantener las Reglas del Instituto. Inspiraron725 a losHermanos extrema exactitud en observarlas, a mantener entre ellos santa unión, y atener plena deferencia a los consejos del Hermano Bartolomé.

Los más celosos de los Hermanos, a quienes no había gustado el cambio, sereaseguraron a vista del bien que producía, y reconocieron que se habían equivocadoal alarmarse tan precipitadamente726.

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El señor de La Salle lo aprobó también y confesó727 más tarde que su Instituto teníaque agradecer mucho al prudente gobierno de estos superiores eclesiásticos728.

404 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

722 que por ese medio, las comunidades se desacostumbrarían de...723 que se le escribieron sobre este asunto...724 que los obispos habían encargado de velar...725 Les inspiraron una...726 alarmarse precipitadamente.727 El señor de La Salle lo aprobó también y confesó...728 de estos superiores seculares.

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Los Hermanos de París escriben al señor de La Sallepara mandarle regresar

A quienes se interesaban por la reputación del señor de La Salle729 les parecía quetodo lo que sucedía en París con relación a él, hubiera debido inducirle a tomar ladecisión de regresar, para calmar los ánimos. Pero las razones que le retenían en suquerida soledad de Grenoble eran más fuertes en su mente que todas las que leexponían para hacerle salir. No respondía ya a las cartas que los Hermanos leescribían sobre este asunto, a fin de acostumbrarles a que le olvidaran totalmente.Pero todas estas precauciones eran730 inútiles. No acababan de importunarle, y comotodos los medios que se habían empleado para doblegarle no habían logrado su fin,recurrieron a una vía extraordinaria y que no tiene ejemplo.

Los principales Hermanos de París, de San Dionisio, en Francia, y de Versalles,acordaron entre ellos escribirle una carta en nombre de todos los Hermanos delInstituto, firmada por ellos, en la cual, después de insistirle con las razones másemotivas y tiernas, le mandan, en virtud de la obediencia de la que hizo voto, igualque ellos, que regrese a París sin más tardanza.

Esta carta, escrita con un estilo sencillo y natural, indica tan vivamente la estima yla veneración que tenían hacia su santo fundador, y el temor que tenían de perderle devista, que basta transcribirla tal como se lee en el original para rechazar todo lo quesus enemigos han achacado a la dureza de su gobierno, y la testarudez que le hanreprochado como fuente de todas sus penas.

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«Señor y padre nuestro: Nosotros, principales Hermanos de las EscuelasCristianas, preocupados por la mayor gloria de Dios y el mayor bien de la Iglesia y denuestra Sociedad, reconocemos que es de capital importancia el que vuelva a tomarlas riendas y el cuidado de esta obra de Dios, que lo es también suya, puesto que hasido del agrado del Señor el servirse de usted para fundarla y guiarla desde hace tantotiempo. Todos estamos convencidos de que Dios le ha dado y le da las gracias y lostalentos necesarios para gobernar esta nueva Compañía, que es tan útil a la Iglesia; yes de justicia testificar ahora que usted la ha guiado siempre con mucho éxito yedificación. Por todo ello, señor, le rogamos muy humildemente, y le ordenamos ennombre y de parte del Cuerpo de la Sociedad, al que usted ha prometido obediencia,que vuelva a asumir de inmediato el gobierno general de nuestra Sociedad. En fe de locual firmamos, en París, a 1 de abril de 1714, y nos repetimos muy respetuosamente,señor y padre nuestro, sus humildes y obedientes inferiores, etc.».

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729 que se interesaban por su reputación, que todo lo que...730 Pero todas estas precauciones fueron inútiles...

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Le quieren retener en Grenoble,pero se rinde a la voluntad de los Hermanos

El señor de La Salle quedó muy sorprendido cuando731 le llevaron esta carta. Enese momento le vinieron diversos pensamientos. Dudó si debería rendirse a órdenesemanadas de una jurisdicción tan extraordinaria. Pero después de algunasreflexiones, creyó que debía somterse sin examinar demasiado de qué parte le veníael golpe. Juzgó que le convenía732 dar a los Hermanos, con esta señal de deferencia,un ejemplo bien claro de sumisión y de dependencia. Los amigos que tenía enGrenoble, conocedores de la resolución que había tomado de regresar a París apetición de los Hermanos, se esforzaron por apartarle de ella. Pero les respondió quehabía profesado obediencia y que era preciso someterse a ella. Se le indicó que notenía que recibir órdenes de los Hermanos de las escuelas, que eran sus inferiores. Élse mantuvo en su decisión y dijo que después de haber enseñado la obedienciadurante tanto tiempo, era justo que ahora la practicase. Se quedaron tan edificadoscon estas disposiciones que temieron oponerse a ellas en lo sucesivo.

Fue a despedirse

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de todos cuantos le habían honrado con su estima durante la estancia que habíahecho733 en Grenoble. La víspera de su salida se preparó para el viaje con largas yfervorosas oraciones; exhortó734 a los Hermanos de la casa que dejaba quemantuvieran la paz y la unión, y que vivieran en la exacta observancia de las Reglasdel Instituto. Abrazó a todos y partió en seguida. Es fácil comprender hasta qué puntoquedaron afligidos por esta separación. Para ellos era tanto más sensible cuanto queperdían la esperanza de volverle a ver en lo sucesivo.

El señor de La Salle vuelve a París

El señor de La Salle tomó el camino de Lyon, donde se detuvo varios días. Suprimer cuidado, desde que llegó a esta ciudad, fue a hacer sus devociones ante latumba de San Francisco de Sales. Se quedó algún tiempo en oración para animarsemás y más a la piedad y al fervor. Desde Lyon se dirigió a Dijon, donde los Hermanosvolvieron a verle con una alegría mezclada de tristeza, por los pocos días que lesconcedía735 para consolarlos por su larga ausencia. En fin, llegó a París, a donde sólola obediencia le había hecho volver.

406 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

731 muy sorprendido cuando se le... (cuando: aquí, quand; en el texto: lorsqu’on)732 Juzgó que convenía...733 durante la estancia que hizo en Grenoble...734 largas y fervorosas oraciones, exhortó a los Hermanos...735 por el poco tiempo que les concedía...

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Pide ser descargado de la superioridad

Apareció ante los Hermanos con la sumisión de un inferior, rechazando todas lasseñales de distinción y las deferencias de la superioridad que deseaban mostrarle. Alllegar, les dijo al saludarles: «Heme aquí, que he llegado, ¿qué deseáis de mí?»736.Los Hermanos, sorprendidos por una humildad tan profunda, le respondieron que lesuplicaban que retomara el gobierno general del Instituto737. El señor de La Salle sedefendió de ello y dijo que, puesto que se habían mantenido con tanto éxito durante suausencia, había motivo738 para creer que Dios les daba su protección y que eranecesario continuar como se había comenzado; que él había regresado por sumandato, pero siempre con el pensamiento de vivir en el estado escondido en el que laProvidencia le había conducido

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por caminos secretos, y que era necesario proceder a la elección de un Superiorgeneral que pudiera reparar, con su buen gobierno, los errores que él había cometido.Los Hermanos le manifestaron que no escogerían nunca a otro distinto de él mientrasviviese. Esta determinación le entristeció. Se retiró a su cuarto, donde rogó a Dios,con amargura de su corazón, que le librara de un peso que se le convertía en carga.Sólo fue escuchado dos años más tarde, como veremos en la continuación. Pero eneste intervalo sólo conservó el títuo de superior, descargándose de los pormenores delos asuntos en el Hermano Bartolomé, quien, sin embargo, no hacía nada sinconsultarle.

Historia extraordinaria del caballero d’Armestat

Un año antes del regreso del señor de La Salle a París, el caballero d’Armestat sehabía retirado739 al Noviciado de los Hermanos. He aquí cómo sucedió el hecho. Eraun joven distinguido, nacido en Alemania de familia ilustre. Había seguido el caminode las armas, y había participado740 en varias campañas en los ejércitos delEmperador, bajo el mando del Príncipe Eugenio. Después de la derrota de Denain, sedisgustó del servicio [militar], pasó a Francia y se retiró a Lyon. Durante la estanciaque hizo en esta ciudad741 oyó hablar de una posesa que constituía la conversación detoda la ciudad.

La curiosidad le llevó a la iglesia en la que se celebraba el exorcimso. En cuanto laposesa lo vio742, le dijo rugiendo de rabia: «Tú no crees que haya demonios, pero un

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736 que se le querían dar. «Heme aquí llegado (les dijo). ¿Qué deseáis de mí?». Los Hermanos...737 el gobierno general de su Instituto,738 había motivo para creer...739 el caballero D’Armestat se había retirado...740 Había seguido el camino de las armas y había hecho varias campañas...741 Durante la estancia que hizo allí, oyó...742 Desde que la posesa le hubo visto...

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día tú experimentarás su furor». El caballero, golpeado por la extrañeza de lo queacababa de oír, se marchó confuso, y resolvió, en aquel momento, hacerse instruir enla principios de la religión católica, y abjurar del luteranismo, que era la fe queprofesaba. Fue743 a arrojarse a los pies del arzobispo de Lyon, quien le recibió congozo, le indicó doctores esclarecidos para quitarle sus dudas y le pidió que hiciera laabjuración744 de sus errores.

Se le dirige a la comunidad del señor de La Salle

Después de este primer paso, se retiró745 a París, provisto de cartas derecomendación para personas de piedad, a quienes se exhortaba

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a que ayudaran a este nuevo convertido con sus consejos y con su prestigio. Pidió unconfesor esclarecido en cuyas manos pudiera descargar su conciencia y hacerconfesión general de toda su vida. Le encaminaron a un sacerdote del seminario deSan Sulpicio, y por sus consejos entró en la comunidad del señor de La Salle. Fuerecibido en ella el 8 de octubre del año 1714, y al día siguiente, fiesta de sanDionisio746, comenzó a seguir los ejercicios de la casa.

Desde este momento, experimentó dolores muy agudos en todas las partes de sucuerpo. En el ejército había recibido varias heridas que había hecho curar747 con loque se llama vulgarmente «el secreto». Se [le] abrieron todas. Sufrió un día entero, sinmanifestar nada, contentándose con lanzar suspiros mezclados de lágrimas. LosHermanos que furon testigos de ello, se imaginaban que esta tristeza era efecto de lacompunción y del arrepentimiento que le causaban la vista y el recuerdo de losdesórdenes de su vida pasada. Sólo se supo la verdadera causa de su mal veinticuatrohoras más tarde. Pues le encontraron en su habitación inmóvil, sin conocimiento ynadando en la sangre que manaba en abundancia748 de todas sus llagas. Se leprocuraron con diligencia todos los alivios necesarios, pero como los remedios nopodían parar749 la sangre, y se debilitaba considerablemente750, se le administró laextrema unción. En cuanto751 la recibió, le volvió la consciencia, sus llagas752 secerraron y al día siguiente se halló totalmente curado.

408 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

743 Fue a arrojarse...744 y le mandó hacer la abjuración...745 Fue a París...746 al día siguiente del día de San Dionisio...747 que se había hecho curar por...748 nadando en su sangre que manaba en abundancia...749 taponar la sangre, y...750 que se debilitaba, se le dio...751 En el momento en que la recibió...752 las llagas...

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Continuó siguiendo753 los ejercicios con tanto fervor como si la víspera no hubierasufrido nada. Pero unos días después volvió a caer en un estado más peligroso que elprimero. Perdió de nuevo el conocimiento, arrojó una cantidad extraordinaria desangre por la boca, y sus ojos giraban como los de un poseso. De vez en cuando losfijaba754 en un sitio de la habitación y movía los labios como si hablase con alguien.Así pasó toda la noche755, con agitaciones sorprendentes, sin que fuera posible lograrque tomase algún alimento. En seguida cayó en un agotamiento que duró cuatrohoras756, durante las cuales creyó

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que veía numerosos demonios que le atormentaban y que le amenazaban con hacerleperecer si no abandonaba el género de vida que había abrazado. Después de lo cual,sus agitaciones comenzaron de nuevo757. En esta situación extrema se recurrió a laprotección de la Santísima Virgen, por cuya intercesión se vio totalmente libre de estatentación; y cuando volvió en sí, pidió con mucha insistencia el hábito del Instituto.

Apenas lo hubo recibido cuando los tormentos recomenzaron. Su lengua se leespesó de manera que perdió el uso de la palabra. En esta situación le llevaron el santoviático. Poco después se reunió la Comunidad para recitar las preces758 de losagonizantes. Comprobaron que sus dolores disminuían a medida que se recitaban lasoraciones, de manera que volvió plenamente en sí759 cuando se acabaron. Sinembargo, el demonio no dejó de atormentarle con nuevos embates. Le hizo sufrirtantos males que creyeron que sucumbiría.

El señor de La Salle le aplica los exorcismos

El señor de La Salle regresó de Grenoble durante estos sucesos. Fue testigo de lasúltimas pruebas que tuvo que soportar el enfermo. Examinó atentamente todos lossíntomas del acceso, y no tuvo duda760 de que se trataba de una verdadera posesión.Recurrió a las oraciones que la Iglesia prescribe para la liberación de losenergúmenos. Se encerró en la habitación del enfermo, recitó sobre él las oraciones yceremonias que se usan en casos parecidos, y por este medio le libró de la posesióndel demonio, que no le había dado ningún descanso desde que había entrado en lacomunidad de los Hermanos. Vivió luego761varios años en paz en la vocación quehabía abrazado. No se da este hecho como un milagro que Dios hubiera obrado por

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 409

753 Continuó siguiendo...754 Por la boca, giraba los ojos como un poseso, los fijaba...755 Pasó así la noche...756 que duró durante cuatro horas...757 sus agitaciones comenzaron de nuevo... (En el texto: comenzaban de nuevo...).758 para recitarle las preces...759 de manera que volvió en sí cuando se acabaron...760 y no dudó en absoluto que...761 Vivió varios años...

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los méritos del señor de La Salle, pero hay762 algo singular para merecer que se presteatención y para que se adviertan los caminos secretos de la Providencia que se sirvióde este medio para purificar un alma que Dios quería763 atraer a Él de formainviolable.

El señor de La Salle traslada por última vez su Noviciadode París a San Yon, de Ruán

Luis XIV falleció764 este mismo año de 1715. Esta muerte causó un

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perjuicio notable al establecimiento de los Hermanos de las Escuelas765 en París y enVersalles. Este príncipe los honraba con su protección, y por la piadosa habilidad delseñor Godet des Marais, obispo de Chartres, el señor de La Salle había obtenidoimportantes ayudas para diversos establecimientos. En esta ayuda segura, encontrabamedios para preservar a sus hijos de la extrema indigencia a que se vieron reducidosen París a finales766 de este año. Desprovisto de todo, se vio de nuevo obligado allevar su Noviciado a Ruán, porque sabía que encontraría limosnas que para él, en lacorte, estaban ya agotadas. Así pues, en el mes de octubre hizo partir a los novicios,bajo la guía del Hermano Bartolomé, a quien encargó trasladarlos a la casa de SanYon, donde ha quedado desde entonces el Noviciado. El señor de La Sallepermaneció algún tiempo en París para terminar sus negocios y en seguida se retiró aRuán, con el propósito de descargarse por completo767 para no ocuparse más que de símismo y del pensamiento de la muerte. Dejaba de lado todo lo que podía apartarle desus ejercicios de piedad y compartir su atención. Para los pormenores de los asuntosdomésticos y generales se apoyaba en el Hermano Director de la casa. Se contentabacon ver a los novicios de vez en cuando y llevarlos a la virtud con frecuentesexhortaciones. Sin embargo, a pesar de todas sus precauciones para procurarsereposo768, se vio forzado a continuar tomando769 sobre él todo el cuidado del Instituto.Los Hermanos, que tenían siempre hacia él los mismos sentimientos de respeto yconfianza, no podían aceptar pasarse sin sus consejos, y se recurría a él desde todaslas provincias. Se veía obligado a responder a todas las cartas que se le enviaban y aatender a todo como antes.

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762 pero hay alguna cosa...763 los caminos secretos de los que se sirvió la Providencia para purificar a un alma que Él quería...764 Este mismo año Francia fue afligida con la pérdida de Luis XIV.765 de los Hermanos en París y en Versalles.766 a que se vieron reducidos al final de este año.767 de descargarse por completo de la superioridad para no ocuparse más...768 para procurarse el reposo...769 se vio forzado a tomar sobre él...

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Piensa en dimitir del cargo de superior

Entre tantas ocupaciones diferentes, se sintió siempre movido por el deseo dedimitirse de la superioridad. Hemos visto ya los intentos que hizo para ello endiversas asambleas, sin que pudiera obtenerlo; pero tenía razones más aceptables, quele prometían un resultado más favorable. Se veía ya de edad avanzada. Temía quedespués de su muerte se encontrasen grandes dificultades para lograr elegir a unHermano del

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Instituto como Superior general. Preveía todos los inconvenientes que podían770

seguirse y llevar la relajación entre sus hijos. La poca solidez que tendrían susestablecimientos que había tenido tanta dificultad en sostener si no los apoyaba conun gobierno fijo e irrevocable. Estas reflexiones, unidas al pensamiento de la muerteque siempre tenía presente en la mente, le llevaron, por fin, a hacer un último intentopara obtener el consentimiento de los Hermanos.

Hace la propuesta a los Hermanos del Instituto

Reunió, en primer lugar, a los de la comunidad de Ruán y de San Yon para conocersu parecer.

Les expuso su propósito y las inquietudes que le preocupaban para el futuro. LosHermanos le expusieron los obstáculos que no dejaría de encontrar para la realizaciónde su designio. Le manifestaron la pena que tendrían, personalmente, al verseprivados, de repente, de sus sabios consejos771; la repugnancia que sentirían aldirigirse a un nuevo superior, con quien no tendrían, tal vez, la misma confianza; queesto podría causar un malentendido que no habría que temer mientras él tuviera a biencontinuar menteniendo la regularidad de la observancia como había hecho hastaentonces. El señor de La Salle les prometió no abandonarlos y escucharlos772 siemprecon caridad, como antes. Pero que era conveniente hacer la experiencia mientras élviviera, para que si encontraban algunos inconvenientes, hubiera la posibilidad deremediarlo cuanto antes, y que era importante, para bien del Cuerpo, que se hicierauna elección sin demora.

Se convino que había que adoptar las medidas necesarias para asegurar elconsentimiento de los Hermanos de todas las casas del Instituto, para realizar laelección canónica. El Hermano Bartolomé fue elegido por la asamblea para esteencargo773, como la persona más adecuada para hacerlo con éxito.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 411

770 los inconvenientes que podrían seguirse...771 de verse, de repente, privados de sus consejos...772 no abandonarlos en absoluto, y que los escucharía siempre...773 para la diputación...

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Primero se excusó. Dijo todo lo que su piedad y su amor al retiro pudieroninspirarle774 pero no se hizo ningún caso a sus consideraciones. Le obligaron a partirpara cumplir el encargo. Tomó

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las instrucciones necesarias del señor de La Salle y se puso en camino en el mes deoctubre del año 1716775.

El Hermano Bartolomé recorre las casas del Instituto para este asunto

Comenzó su visita por la casa de Chartres. Expuso a los Hermanos el temaprincipal776 de su viaje. Todos suscribieron el acta que les propuso como modelo.Desde allí fue a Moulins, donde hizo una estancia breve, y se apresuró para777 pasarlos Alpes antes del invierno. Fue recibido en todas las casas del Instituto con grandesmuestras de gozo y de respeto por su virtud.

Después de haber recorrido todas las provincias de esta zona, volvió a Ruán, dondedio cuenta al señor de La Salle y a los Hermanos del éxito de su viaje. Después dealgunos días de descanso, retomó el camino de París para continuar sus visitas en lascasas de Francia, Picardía y Champaña. En ellas encontró la misma docilidad que entodas las que había recorrido, de manera que en tres meses recogió los votos de todoslos Hermanos extendidos en el reino, y volvió a San Yon hacia el comienzo del añosiguiente, 1717778.

No se puede expresar la alegría que el regreso del Hermano Bartolomé causó alseñor de La Salle, sobre todo cuando le aseguró que había encontrado a todos losHermanos dispuestos a concederle y a aceptar su dimisión. Tributó a Dios humildesacciones de gracias y no cesó779 de suspirar por el momento favorable en que iba a serdescargado de un fardo que era una carga desde hacía varios años. Pero no pudo vercumplidos sus deseos tan pronto como lo deseaba. Hubo que esperar una estaciónconveniente780 para reunir a los delegados de las casas que debían participar en laelección.

412 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

774 y su amor al retiro le pudieron inspirar...775 y se puso en camino en el mes de octubre de 1716.776 el principal objeto de su viaje.777 y se apresuró de partir para...778 hacia el comienzo del año siguiente.779 y no cesó de suspirar... (en el texto: él no cesó...).780 una estación favorable para...

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Los Hermanos se reúnen y eligen Superior Generalal Hermano Bartolomé

Hacia las fiestas de Pentecostés, que era el día que se había designado para laasamblea general, el señor de La Salle envió781 orden a todos los HermanosDirectores de las casas del Instituto que fueran a San Yon para hacer allí el retiro quedebía preceder a la ceremonia. Cuando hubieron llegado todos, el señor de La Sallehizo la apertura con un discurso de los más emotivos. No les ocultó las razones782 quele habían determinado a convocar a todos783. Insistió fuertemente en la importanciaque tenía para el bien general del Instituto concurrir con sus votos a darle un sucesorcapaz de mantener el bien784 que estaba establecido en él, y les dijo785 todo lo que lepareció786 más adecuado para alejarles787 del espíritu de partido. Durante los dosprimeros días del retiro,

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reguló el modo como habría que proceder a la elección, y cuando todo estuvodispuesto se pasó a las votaciones. La mayoría788 recayó en el Hermano Bartolomé,que se vio elegido con la mayoría de votos. En seguida se llevó la noticia al señor deLa Salle, que no había querido asistir a la asamblea temiendo que su presenciaimpresionara a algunos y les quitase la libertad del voto. La elección que se acababade hacer no le sorprendió. En el momento en que se lo anunciaron respondió: «Hacíaya tiempo que estaba elegido789».

Resistencia del Hermano Bartolomé; se le concede un consejo

Habiéndose extendido la noticia de esta elección, todos la aplaudieron. Sólo elHermano Bartolomé fue quien hizo todo lo posible, con sus ruegos y sus lágrimas,para dispensarse de aceptar el honor que los Hermanos acababan de hacerle. Pero susinstancias fueron inútiles y no se quiso oír sus razones. Fue preciso someterse.

Con todo, atendiendo a sus consideraciones, se le concedieron dos Hermanos paraayudarle con sus consejos. Luego, los Hermanos reunidos continuaron el retiro, alfinal del cual renovaron sus votos, ante él, el día de la Santísima Trinidad790 siguiente.

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781 para la asamblea general, envió orden...782 de los más emotivos. No dejó de hablarles de las razones que le habían determinado...783 que le habían determinado a convocarles. Apoyó...784 capaz de mantener el buen orden que...785 y les dijo... (en el texto: y él les dijo).786 todo lo que le parecía lo más adecuado...787 a apartarles del espíritu de partido.788 Recayeron todos unánimemente en el Hermano...789 «Hace mucho tiempo que ejerce las funciones».790 el día de la Trinidad siguiente.

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Después de esto, se reunieron para hacer algunas observaciones sobre losreglamentos y quitar de ellos, o añadir791, lo que fuera necesario para el bien delcuerpo. Cuando todo hubo terminado en la asamblea, para los cambios que se teníanque hacer, se determinó encomendarlo a la prudencia del señor de La Salle y aceptarlo que él considerase a propósito. Se le dio cuenta de todo lo que se había dispuestopara que él pusiera la última mano. Él prometió trabajar en ello. Efectivamente, sededicó con mucha atención a ello, y redactó792 las Reglas en la forma que aún hoy seobservan. Después de lo cual, se resolvió que se enviarían a todas las casas para quefueran observadas de forma uniforme por todos los Hermanos del Instituto.

Disposiciones del señor de La Salle después de su dimisión

Cuando el señor de La Salle hubo conseguido su dimisión, se consideró como unhombre distinto. No pensó sino en cumplir con fidelidad todos los deberes de uninferior. No se reservó ninguna señal de distinción, y no quiso

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otro privilegio de la libertad que disfrutaba, que la dependencia y la sumisión a susucesor. Se entregaba con escrupulosa exactitud a observar las mínimas observanciasde la Regla. Rechazaba prestarse a las muestras de confianza que todavía tenían enél793. A pesar de las solicitudes del Hermano Bartolomé para que continuaseteniendo 794 cuidado de quienes no podían desprenderse de ello, no lo quiso soportarnunca, sino después que habían obtenido el permiso del superior. Rechazaba, incluso,leer las cartas que los Hermanos le escribían desde las provincias, antes de quehubiesen sido llevadas al Hermano Superior. En las respuestas que daba nunca dejabade indicar que no debían dirigirse más a él, que estaba descargado del gobierno delInstituto, que no le convenía mezclarse en ello, que era justo que dedicase795 el pocotiempo que le quedaba de vida a prepararse796 a bien morir, por las lágrimas y lapenitencia. El Hermano Bartolomé soportaba con impaciencia las demostraciones derespeto, de sumisión y de dependencia que el señor de La Salle le tributaba en todaslas ocasiones. Era una pena sensible para él ver a sus pies a aquel a quien considerabasu padre espiritual, su superior y su maestro. Le rogó varias veces que le ahorrase laconfusión de darle permisos de los que no tenía necesidad. Nada era capaz de hacerlerenunciar al mérito de la obediencia. En fin, el Hermano Bartolomé797, al ver hastaqué punto llevaba su delicadeza de conciencia, creyó poner remedio a elloconcediéndole un permiso general para hacer y obrar798 según lo considerase a

414 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

791 y en ellos quitar o añadir lo que fuera...792 redactó las Reglas en la forma...793 que se tenía todavía para él.794 que continuase teniendo cuidado...795 que era justo que conservase...796 a prepararse a bien morir...797 en fin, el Hermano Bartolomé... (en el texto, sin el artículo «el»).

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propósito. El señor de La Salle no quiso usarlo, y pedía siempre nuevos permisos paralas mínimas cosas que tuviera que hacer. Así vivió hasta la muerte, sin apartarsejamás de esta práctica, considerándose dichoso de poder practicar la obediencia quehabía recomendado tan cuidadosamente en su Regla. Con este mismo principio799, nopudo negar al Hermano Bartolomé la ayuda de sus luces para el gobierno delInstituto. [El Hermano Bartolomé] no hacía nada sin consultarle y seguía susconsejos con toda la exactitud de un hijo. El señor de La Salle le hablaba siempre conel respeto y la deferencia de un inferior;

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pero cuanto más buscaba humillarse y encerrarse800 en los límites de la modestia,tanto más se ganaba801 la veneración y el cariño. Este santo entendimiento entre estasdos cabezas producía y cultivaba una perfecta unión entre los miembros del cuerpo,que se sostuvo en un estado floreciente durante los dos años que fue gobernado por elHermano Bartolomé, que murió lleno de virtudes y méritos y que supuso la estima yel pesar de aquellos que le conocían.

Sentimientos diversos sobre la dimisión del señor de La Salle

Con todo, cuando se difundió por París y otros lugares el rumor de la dimisión delseñor de La Salle, cada cual opinó a su manera. Quienes estaban bien informados delos motivos de este cambio no podían negar a este paso las justas alabanzas quemerecía. Otros lo consideraban como inconstancia o pereza802. Los que penetraban enel futuro, decían que iba a causar la ruina de su Instituto, que apenas estaba formado;que nunca se soportaría que un simple Hermano sin carácter [sacerdotal] estuvieraencargado del gobierno de un cuerpo entero; que iba a recaer, por esta inútilprecaución, en el escollo que había tratado de evitar803 y que no dejarían de sustituirlopor un superior externo que gozaría del apoyo de los obispos para hacer que suautoridad fuese reconocida y extendida. En fin, sus enemigos publicaron que estepaso de relumbrón era una mala delicadeza para hacerse notar y para ganar relieve enel mundo.

Pero todo cuanto pudo decirse sobre él no le causó impresión alguna. Dios, quequería salvarle por el camino de las tribulaciones, había puesto en su corazón unfondo inmenso de paciencia que le permitía soportar, con disposición siempreunánime, las dificultades con que estaba salpicada su vida. Él siguió humillándose

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798 según que él lo hallase a...799 Fue por este mismo espíritu que no...800 cuanto más buscaba humillarse y encerrarse en...801 más se ganaba la veneración y el cariño...802 de inconstancia o de pereza.803 en el escollo que iba a intentar evitar...

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como el último de los Hermanos. Escogía siempre804 el último lugar en los ejerciciosy se sometía a las humillaciones como el menor de los novicios.805

Regularmente asistía a las horas señaladas, prestaba servicio a la comunidad yrechazaba, por humildad, a aquellos que se lo querían prestar. Hasta tal punto, quecierto día un novicio acudió a barrer su habitación, y le dijo: «No necesito nada.¿Quieren acaso hacerme

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salir de la casa?». Nunca cambiaba, sin permiso806, la hora de celebrar la misa, seencontraba en las recreaciones con los Hermanos, pero no807 hablaba en ellas enabsoluto sin haber pedido permiso al que presidía, y en cuanto pretendía mostrarlealguna deferencia, se retiraba para evitarlo.

Pone dificultad para aceptar un legado que dejaron a su nombre

Mientras se ocupaba808 así de santificarse en los ejercicios del Noviciado, leavisaron que una persona con que hacía mucho tiempo809 había mantenido unapiadosa relación, pero que en lo sucesivo había sufrido cierto enfriamiento810, al versea punto de morir, había considerado que le era deudor de una suma, y deseandodescargar su conciencia, le dejó en su testamento una renta [anual] de 260 libras, delas cuales disfrutaría después de la muerte de una sirvienta que tenía a su servicio. Lasirvienta falleció siete meses después. Se lo comunicaron al señor de La Salle paraque fuera a París para reconocer la cesión y liberar de su obligación al ejecutortestamentario.

Él no se resolvía a interrumpir su querida soledad por un asunto de esta naturaleza,donde se trataba sólo de una cuestión de puro interés811 [temporal]. «¿Cómo esposible que piensen —decía— en hacer testamentos a mi favor? ¿No saben que herenunciado a todos los bienes del mundo y que no se me permite tener nada comopropio?». Pero el Hermano Bartolomé, después de explicarle que era conveniente queaceptase la donación, y que haría buen uso de ella para utilidad del Instituto, obedecióy fue a París el 4 de octubre de ese año, 1717 (n. m.: 1717).

416 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

804 como el último Hermano, escogía siempre...805 como el menor Novicio.806 de celebrar la misa, se encontraba...807 con los Hermanos, no hablaba en ellas sin haber...808 Mientras trabajaba así...809 con la cual había tenido una relación de piedad...810 algún enfriamiento en lo sucesivo...811 en el que sólo se trataba de un interés temporal.

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Se determina a aceptar el legado por obediencia; va a París y se aloja enSan Nicolás du Chardonnet

No quiso ir a la casa de los Hermanos para evitar las muestras de respeto y desumisión que no habrían dejado de manifestarle. Sino que fue a alojarse al seminariode San Nicolás du Chardonnet. El asunto, que él había creído terminar en pocos días,se dilató, de forma que se vio obligado a permanecer cinco meses en este seminario.Allí seguía todos los ejercicios con una exactitud edificante. No es posible, a esterespecto, dispensarse de reproducir el testimonio que rindió a su virtud uno de losdirectores del seminario812, que había sido testigo del modo como vivía durante laestancia813 que allí hizo. Como la carta que escribe sobre este tema al HermanoBartolomé contiene diversas particularidades que son otras tantas pruebasjustificativas de lo

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que hemos dicho hasta ahora, se ha creído que no sería inútil hacer un extracto algoextenso, para satisfacción de quienes gustan de este tipo de documentos. He aquícómo se explica.

Carta del Superior del seminario sobre el proceder del señor de La Salle

«Hemos tenido el honor y la suerte de tener a este santo sacerdote en nuestroseminario desde el 4 de octubre del año 1717814 hasta el 7 de marzo del año siguiente.El tiempo ha sido corto, pero no ha sido necesario más para reconocer en él donesparticulares que Dios le había dado e incluso otras gracias que él se aplicaba a ocultara los hombres. Hemos notado en él, sobre todo, un celo y un fervor extraordinariospor su propia perfección, una humildad profunda y gran amor a la mortificación y a lapobreza815. Este celo por su propia perfección se mostraba primeramente816 en que,no contento con hallarse todos los días, sin faltar ni uno solo, en todos los ejerciciosde piedad y de oración de la mañana, en las conferencias espirituales y en los oficiosdivinos, etcétera, dedicaba regularmente cada día, según me confesó, dos horas ymedia a la meditación. En segundo lugar, también lo mostró en que quiso vivir encompleta sujeción a los reglamentos del seminario; pues todos los días era de losprimeros en ir a todos los ejercicios, y para él no817 había ningún artículo que no fueseimportante.

No hubiera querido, no digo sólo salir a la ciudad, sino ni siquiera hablar con algúnextraño, sin pedir permiso. En vano le dije varias veces que en nuestra casa disponía

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812 uno de los directores de este seminario...813 como vivía durante la estancia...814 el 4 de octubre de 1717...815 por la mortificación y por la pobreza.816 se ha mostrado primero en que, no contento...817 a todos los ejercicios y no hubo para él ningún artículo...

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de todos los permisos y que los puntos del reglamento no estaban hechos para él; peroresultó totalmente imposible hacerle usar tal dispensa. Su humildad nos ha parecidotambién admirable, y era universal. No hacía nada sin consejo. El parecer de los otrossiempre le parecía mejor que el suyo. En la conversación siempre escuchaba de buenagana, con preferencia a hablar él. No se le oyó nunca nada en su beneficio. Estaballeno de horror y de desprecio por lo mundano que adoptan algunos eclesiásticos ensu exterior y en sus hábitos. Nada más sencillos que los suyos, que eran de la tela másordinaria; todo lo demás de su exterior respondía a ello, y es por lo que he dicho queamaba la pobreza. Esta virtud ha brillado aún más en la generosidad que tuvo derenunciar a todo y despojarse de todo, para emprender y sostener la fundación de sucomunidad y en las precauciones que tomó para inspirarla y perpetuarla en losHermanos que la forman, un espíritu de sencillez, y la renuncia

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a todo lo que no es absolutamente necesario a la vida y a su mantenimiento. Sumortificación, en fin, nos confundía y nos edificaba. Cuando entró en el seminario, noquiso, de ningún modo, aceptar una habitación con calor, y en lugar de calentarse conlos otros, al menos durante los recreos, prefería conversar, en las salas o en el jardín,con algunos seminaristas, para tener ocasión de inculcarles alguna santa máxima, y eldesapego de las cosas de la tierra. Y como su modestia, su aire recogido y la unción desus conversaciones no dejaban duda de que él practicaba mucho más818 de lo quedecía, no se sabría ponderar el fruto que produjo en el seminario, etc.». He ahí unretrato breve, pero fiel, de las virtudes que el señor de La Salle practicaba, y del buenolor que difundían donde quiera que la Providencia lo condujera. Vivía en esteseminario en tan estricto retiro, que las personas que le conocían difícilmenteencontraban un momento para hablarle. Ni siquiera a los Hermanos del Instituto lespermitía ir a verle. Sólo el Hermano Superior tenía este privilegio, pero usó de él raravez.

Rechaza aceptar el legado hasta que se suprimierael calificativo de superior

Como el único objeto de su viaje a París era terminar el negocio del que hemoshablado, fue819 a encontrar al notario que estaba encargado de la suma que debíarecibir. Este notario820 le leyó el artículo del testamento en el que se le calificaba deSuperior de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. El señor de La Salle le dijo queya no lo era, y que no aceptaría el legado en calidad de tal. El notario le dijo que elasunto no tenía en absoluto821 importancia, pero que era necesario, para su

418 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

818 que practicase mucho más de lo que inspiraba819 fue a encontrar al notario... (verbo aller; en el texto: être).820 que debía recibir. Leyó el artículo...821 que la cosa no tenía importancia...

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cumplimiento, que el recibo fuera realizado con los títulos que se le atribuían en eltestamento. El señor de La Salle siguió insistiendo y dijo que no admitiría nunca quese le diese en un acta pública un título que ya no tenía. El notario no quiso desistir desu pretensión, y el señor de La Salle se retiró sin haber concluido nada, prefiriendorenunciar a su derecho a verse honrado con un título al que había renunciado tangenerosamente. Pasaron tres meses así, en retrasos, sin que fuera posible doblegar suhumildad. En fin, el notario, edificado con su resistencia, consintió822 en eliminar eltérmino823 de superior y el señor de La Salle aceptó la donación.

En cuanto lo hubo recibido, avisó al Hermano Bartolomé. A su llegada a París, leentregó en mano el dinero del legado, y le pasó un acta por la cual se despojaba detodo derecho que hubiera podido tener, en favor del Instituto.

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El señor de La Salle se retira a San Yon de Ruán

La elección que el señor de La Salle había hecho del seminario de San Nicolás duChardonnet inclinaba a los Hermanos de la casa de París a temer que hubiera tomadola decisión de retirarse completamente. Su temor no carecía de fundamento, ya quehabía evitado alojarse en su casa. Este paso les suscitó continuas alarmas. Pidieron alHermano Bartolomé que escogiera el momento favorable para que le expusiera supena e intentar sondear su propósito. El señor de La Salle le dijo que los Hermanos nodebían ser tan sensibles como parecía por su ausencia; que los había gobernado entanto que no había podido encontrar el momento de retirarse; que sintiendo siempre lamisma inclinación por el retiro, no podía determinarse a abandonar una casa en la queencontraba el descanso y la tranquilidad necesarias para pensar únicamente en susalvación, y que había resuelto terminar allí sus días. El Hermano le hizo todas lasconsideraciones posibles para comprometerle a volver a San Yon, donde su presenciaera necesaria para sostener el Noviciado.

Como el señor de La Salle se defendía de ello y respondía siempre que era ya elmomento de trabajar para él, hubo necesidad de recurrir a la mediación de aquellosamigos suyos que más crédito tenían en su ánimo.

Los mismos superiores del seminario se unieron a los ruegos que se le hicieron, y leexplicaron con celo todos los inconvenientes que iban a derivarse de su retirada, y lecomprometieron con los motivos más apremiantes a que se rindiera a las peticionesde los Hermanos del Instituto. En fin, importunado por todas partes, se rindió yconsintió a hacerlo por obediencia, lo cual repugnaba muchísimo a su humildad.Partió con el Hermano Bartolomé después de haber concedido a su comunidad deParís el breve consuelo de haberle tenido de paso.

Tomo I - 2 - MAILLEFER I - Manuscrito Carbon 419

822 En fin, el notario consintió, edificado por su resistencia, a quitar...823 la palabra Superior, y ...

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Los Hermanos de San Yon se llenaron de alegría cuando vieron a su querido Padre,al que creían que habían perdido desde hacía seis meses. Su regreso les tranquilizó yles hizo esperar que no los abandonaría.

Compra la casa de San Yon a los herederos de la señora de Louvois

Su regreso fue un suceso providencial bien señalado, pues apenas llegado a Ruán,los herederos de la sucesión de la marquesa de Louvois pensaron vender la casa deSan Yon. Era una nueva dificultad para los Hermanos, que ya se veían casi en lanecesidad de tener que abandonar la casa y no sabían qué decisión tomar. No teníandinero suficiente para adquirirla y la ayuda

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poco podía. Se dirigieron al señor de La Salle y le expusieron su contrariedad. Lesdijo con su habitual confianza que Dios no los abandonaría, que había que pensar encomprar la casa. La propuesta les sorprendió al principio, pero después de algunasreflexiones les pareció que no hablaba así sino porque contaba con algún recurso. Elno tenía ningún otro fondo inagotable que la Providencia. Puso en ella de tal manerasus esperanzas que actuó y encontró el dinero necesario en los donativos824 de variaspersonas.

Con semejante certeza se fue a hacer una propuesta al abate de Louvois, que eraejecutor testamentario de la sucesión. Estaba dispuesto a beneficiar al señor de LaSalle, pues le conocía particularmente y tenía un elevado concepto de sus méritos. Leprometió favorecer a los Hermanos por consideración a él, de darles preferencia y delograr que pusieran la tasación de la casa a un precio razonable, para facilitarles losmedios de adquirirla. El asunto se prolongó durante dos meses, y se terminó enbeneficio de los Hermanos, de manera que se vieron propietarios y dichososposeedores de la casa825.

Advierte a los Hermanos de su próxima muerte

El señor de La Salle, que había sido el principal intermediario de este asunto, quese había realizado en consideración a él, no quiso aparecer para nada. Se negaba atodo lo que podía facilitar todavía826 cualquier relación con el exterior.

Durante todo el resto del año trabajó por separar insensiblemente a losHermanos827 de la confianza que tenían en él. Les hablaba sin cesar de la cercanía dela muerte y les decía que debían acostumbrarse a prescindir de él, porque estabaconvencido de que casi no le quedaba tiempo de vida.

420 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

824 en los donativos de varias personas.825 pacíficos poseedores de la casa de San Yon.826 a todo lo que podía darle todavía alguna relación...827 trabajó por separar a los Hermanos...

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Se ve afectado de nuevo por el reuma

No pasó mucho tiempo para que experimentase los tristes efectos de su predicción.Ya vimos que, desde hacía muchos años, había experimentado los dolores de unreuma que le atenazaba todo el cuerpo. El último año de su vida sus doloresrecomenzaron sin que fuera posible conseguir que moderase sus austeridadeshabituales. Apenas se notaba que tuviera dolores, por el cuidado que ponía en ocultarsu enfermedad a los Hermanos, que no tenían motivo para desconfiar, pues siempremantenía un rostro alegre y tranquilo. Sin embargo, al correr el tiempo, se notó quesus fuerzas disminuían y que no tenía

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la facilidad ordinaria para actuar828. Esta incomodidad, unida al asma que sufríadesde hacía tiempo, le sumió en profunda postración.

En fin, hacia el comienzo de la cuaresma, el asma aumentó y le oprimió de talmanera que le cortaba la respiración. A pesar de esta incomodidad, no desistió dequerer ayunar durante la cuaresma, y con tal exactitud como si estuviera en perfectoestado de salud. Los Hermanos le rogaron inútilmente que se tomase algunamitigación. Les respondió que la víctima estaba preparada para ser inmolada829 y quehabía que trabajar para purificarla. Se creyó que el Hermano Bartolomé, ya de vueltade un viaje que tuvo que hacer a París, tendría más autoridad sobre su espíritu. Él uniósus ruegos a los de los Hermanos, pero también inútilmente. El señor de La Salle ledijo que conocía sus necesidades y que le rogaba que no le impusiera ninguna ley entales circunstancias830. Se acudió a su confesor, que actuó con su autoridad y leprohibió que ayunase831 en la cuaresma. Se vio, pues, obligado832 a someterse y aaceptar las mitigaciones que se le proponían833.

Se le anuncia la proximidad de la muerte; recibe la noticia con alegría

Su enfermedad empeoraba continuamente. Le sobrevino un violento dolor decabeza con otro dolor de costado que le postraron totalmente. No encontraba yareposo ni tranquilidad en ninguna postura. Se llamó al médico, quien, en cuanto levio, consideró que su enfermedad era mortal. El santo varón recibió esta noticia conaire alegre y tranquilo, manifestando, con san Pablo, el ardiente deseo que tenía deabandonar la tierra para ir a reunirse con Jesucristo, su divino Maestro. Sin embargo,se intentó aplicar todos los remedios que se consideraban adecuados para mitigar sus

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828 y que no tenía la misma facilidad de actuar que tenía de ordinario.829 preparada para ser inmolada... (d’être immolée; en el texto: à être immolée).830 que no le impusiera ley en esta ocasión...831 continuar la cuaresma.832 se vio obligado a someterse...833 las mitigaciones que se le proponían.

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fuertes dolores. Él los tomaba, a pesar de su extrema repugnancia y de los sinsaboresque le causaban agitaciones de corazón.

Todo lo que se empleaba para su curación resultaba inútil834. El mal aumentabasensiblemente. Entonces dijo al médico que era supefluo tomarse tanto trabajo, quesu hora se aproximaba y que no había que recurrir más que al Médico soberano, elúnico que sabía lo que le convenía. A pesar de sus dolores no dejó de celebrar lossantos misterios mientras sus fuerzas se lo permitieron. Pero éstas disminuyeron tanclaramente835 que se vio forzado a guardar cama. A medida que sentía que sedebilitaba, sus sentimientos de alegría aumentaban. Se veía brillar en su rostro

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un aire alegre y sereno que denotaba la paz y la tranquilidad de su alma. «Espero—decía—, que muy pronto seré liberado de la cautividad de Egipto y que seréintroducido en la verdadera tierra prometida».

Recobra sus fuerzas para celebrar la misa el día de san José

Sin embargo, el día de la fiesta de san José, Protector del Instituto de los Hermanosde las Escuelas836, y por quien sentía una devoción especial, quiso aún celebrar lamisa en su honor. La víspera se hallaba tan débil que le resultaba imposible sostenersede pie, y ni siquiera pudo rezar el breviario. Los Hermanos estaban convencidos deque no podría satisfacer su devoción. Pero hacia las diez de la noche le pareció837 quesus dolores disminuían y que sus fuerzas volvían. Creyó que era un sueño y no hablóde ello a nadie. Quedó gratamente sorprendido al día siguiente cuando se sintió,efectivamente838, en situación de levantarse y de celebrar la misa. Aprovechó conacción de gracias este último favor. El celo con que celebró los santos misteriosindujo a los Hermanos a creer que Dios le había devuelto la salud por intercesión desan José. Todos se apresuraron a acudir para manifestarle su alegría. Pero después dehaberles dado la satisfacción de conversar con todos en particular, y de haber dicho acada uno lo que le convenía según sus necesidades, recayó en su primera debilidad, ydesde ese momento, se perdieron totalmente las esperanzas por su vida839.

El párroco de San Severo le anuncia su próximo fin; pide el santo viático

El párroco de San Severo, parroquia a la cual pertenecía la casa de San Yon,conocedor de la peligrosa enfermedad del señor de La Salle, acudió a verle y le

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834 Todo lo que se empleaba para su curación resultaba inútil.835 disminuyeron tan repentinamente, que él...836 San José, Protector de los Hermanos del Instituto, y...837 pareció que sus dolores...838 cuando se sintió en situación de levantarse...839 se desesperó enteramente por su vida.

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manifestó la particular aflicción que le causaba su cercana pérdida840. Le exhortó,como buen pastor, a disponerse a comparecer delante de Dios: «Ya he pensado enello, señor —le dijo— y estoy bien841 convencido de que muy pronto veré a miSalvador. Mi suerte está en sus manos, que se cumpla su voluntad». Desde estemomento hasta su muerte no se ocupó más que de este gran objetivo. Pidió el santoviático con tal premura que sorprendió, porque aún no le consideraban tan cercano asu fin. Empleó toda la noche para prepararse842 a recibirlo, y desde muy tempranomandó que se dispusiera todo lo necesario para hacerlo con el decoro conveniente.Mandó que le revistieran un alba y una estola, y de este

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modo esperó la llegada de su divino Maestro. Cuando le dijeron que llegaba, mandóque le levantaran y le pusieran843 en una silla. Pero cuando el párroco entró en suhabitación844, reavivó la poca vida que le quedaba y se arrodilló para adorar a sudivino Maestro. Los asistentes pensaron que se habían apresurado demasiado paradar el santo viático a un hombre que todavía les parecía estar lleno de vida. Pero nopenetraban en la causa verdadera que le fortalecía en aquel momento.

Se le administra la extrema unción

Al día siguiente, día de Jueves Santo, pidió la extrema unción, que recibió con lamisma lucidez de espíritu, y respondió a todas las oraciones que se recitaban.Después de la ceremonia permaneció en profundo silencio por espacio de siete horas,ocupado únicamente en la gracia que acababa de recibir. Luego lo interrumpió parasatisfacer la ternura de sus queridos hijos y de los seglares que habían acudido paraser testigos845 de su bienaventurado final. Les habló con sentimientos tan nobles y tanelevados, que era fácil penetrar en lo que ocurría en el fondo de su corazón846.Recomendó a sus discípulos la caridad, la unión y la fidelidad847 a su vocación y848 lesdio los últimos testimonios de su afecto.

Consuela a los Hermanos y les declara sus últimos sentimientos

Una persona seglar, que estaba presente, le rogó que le dijera también849 algoedificante para su propia santificación. Él le respondió: «Sólo a usted le corresponde

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840 y le manifestó la aflicción en que estaba por su cercana pérdida.841 estoy convencido...842 para disponerse...843 y se sentó en una...844 en la habitación...845 para ser los testigos...846 dentro de su corazón.847 la unión, la fidelidad a su vocación...848 y les dio los...

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salvarse, pues Dios le colma de gracias, pero no las aprovecha. No va hacia Él comodebería850 hacerlo. Está enterrando los talentos que Él le ha dado». La persona sesorprendió mucho por este reproche que acababa de hacerle, y confesó que decía laverdad, y que era preciso que Dios le hubiera dado a conocer el estado de su alma.

Los Hermanos, emocionados por su cercana pérdida, se aplicaron a recoger susúltimos sentimientos, que parecían más vivos y más elevados a medida que seacercaba a su final. Hasta el último momento no cesó de consolarlos y de darlesconsejos saludables. He aquí el precioso depósito que les dejó al morir: «Encomiendomi alma a Dios, y luego a todos los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a los cualesme ha unido. Les recomiendo que tengan una gran devoción a Nuestro Señor, queamen mucho

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la sagrada comunión y el santo ejercicio de la oración; que tengan también devociónparticular a la Santísima Virgen y a San José, patrono y protector de la Sociedad; quecumplan su empleo851 con celo y sumo desinterés; que tengan obediencia ciega a sussuperiores, que es el fundamento y el sostén de toda perfección de una comunidad».

Da su última bendición a los Hermanos

Sin embargo, como tenía mucha dificultad para hablar y su voz se debilitaba, sepensó que iba a entrar852 en agonía. Entonces el Hermano Bartolomé se puso derodillas y le pidió su bendición para la comunidad y para todos los Hermanos delInstituto. Él tuvo mucha dificultad para decidirse a conceder lo que se le pedía853.Pero después de varias peticiones, levantó los ojos y las manos al cielo y dijo: «Que elSeñor os bendiga a todos». Hacia el final del día comenzó a perder el conocimiento.Se dieron cuenta porque sus frases no tenían continuación... Se recitaron854 las precesde los agonizantes. Algún tiempo después volvió en sí y aprovechó los últimosmomentos855 que Dios le dejaba. Exhortó de nuevo a los Hermanos y les dijo: «Siqueréis perseverar y morir en vuestro estado, no tengáis relación con las personas delmundo, pues poco a poco tomaréis gusto a sus formas de actuar856 y os aficionaréis asu modo de hablar, y, por cortesía, no podréis excusaros de aplaudir a susrazonamientos, aunque muy perniciosos, lo que será causa de que caigáis en lainfidelidad, y al no ser fieles en la observancia de las Reglas, os disgustaréis de

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849 le rogó que le dijera algo edificante...850 no va hacia Él como debería851 que cumplan su empleo con celo...852 se creyó que iba a caer en agonía.853 Tuvo mucha dificultad para decidirse a ello. Pero después de varias...854 Se dijeron las oraciones...855 y aprovechó de estos últimos momentos...856 tomaréis gusto a sus formas de obrar...

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vuestro estado, y al final, lo abandonaréis». No pudo decir857 más, porque lesobrevino un sudor frío que le quitó el uso de la palabra.

Entra en agonía; su muerte

Entró en una dura agonía, que duró858 desde media noche hasta las dos demediodía859 [de la mañana], después de lo cual, habiendo vuelto un poco en sí, se leayudó860 a implorar la asistencia de la Santá Virgen861 con la oración que teníacostumbre de dirigirla todos los días al final de la jornada: «Maria mater gratiae,Mater misericordiae, etc»862. El Hermano Superior, que no le dejaba863, le preguntó siaceptaba con sumisión los dolores de los que Dios se servía para purificarleplenamente864. Respondió con voz mortecina: «Sí, adoro

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en todo la voluntad de Dios para conmigo». Éstas fueron las últimas palabras quepronunció, pues a las dos y media entró de nuevo en agonía, que duró hasta las cuatro.A pesar de las agitaciones que le causaba, se notaba en su rostro un aire tranquilo yseguro. En fin, hacia las cuatro hizo un esfuerzo como para levantarse e ir alencuentro de alguien. Juntó las manos, las elevó al cielo, y expiró. Murió así, en la pazdel Señor, el 7 de abril de 1719865, día de Viernes Santo, a la edad de sesenta y ochoaños.

Sus virtudes

Tal fue el final de este santo sacerdote, que Dios había suscitado en estos últimostiempos para trabajar en la instrucción de la juventud. A ella consagró toda su vida ydejó a los Hermanos de las Escuelas Cristianas y a cuantos le conocieron, señalesciertas866 de su celo y de todas las virtudes que corresponden a un eclesiástico.Prefirió un estado pobre y penitente, a todas las comodidades que podíalegítimamente disfrutar en el mundo. Trabajó con celo, siempre igual, en procurar elbien en todas partes donde su caridad le conducía. Las contradicciones y obstáculosque agitaron su vida no alteraron en nada la paz interior que gustaba en los asuntos

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857 No pudo decir más (de ello)...858 una dura agonía que duró desde...859 hasta las dos, después de lo cual...860 vuelto en sí, se le ayudó...861 La asistencia de la Santísima Virgen...862 Maria Mater Gratiae, etc. El Hermano...863 no le dejaba, le...864 le preguntó si aceptaba con sumisión el dolor con el que Dios se complacía terminar de purificarle. Élrespondió...865 el 7 de abril de 1719. Tal fue el final...866 señales de su celo y de...

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más espinosos; y Dios ha derramado sus bendiciones sobre sus trabajos con talabundancia, que le ha hecho triunfar de sus enemigos con las únicas armas de lapaciencia y de la moderación cristiana. Su gran confianza en él867 fue su más sólidoapoyo, y nunca fue confundido en sus esperanzas. Sus austeridades, unidas a unaaplicación constante a Dios, habían apaciguado de tal forma sus pasiones que no se lenotaba ninguna dominante.

Su retrato

Tenía el rostro sereno y simpático, algo oscuro por sus largos viajes; de modalessencillos, pero delicados y sin afectación; inteligencia viva y penetrante. Dios lehabía dado un talento particular para conquistar a los pecadores más endurecidos ynunca emprendía su conversión sin lograrlo. Su corazón era tierno868, generoso ysincero. Su estatura era más que mediana; cuerpo bien proporcionado869. Era decomplexión muy delicada, al principio, pero que con la edad se robusteció. Tenía lacabeza inclinada ligeramente hacia adelante, frente ancha, nariz grande y bienperfilada, pero no aquilina; ojos vivos y azules; cabellos castaños y rizados en sujuventud, luego grises y blancos con los años, que lo hacían venerable. Su voz erafuerte y clara. De talante firme, tomaba870 sus decisiones con reflexión y las manteníacuando las creía conformes con la voluntad de Dios; siempre estaba dispuesto aemprender las cosas más difíciles por su gloria. He ahí el retrato, al natural, del señorJuan Bautista de La Salle, sacerdote, doctor en teología, antiguo canónigo de lacatedral de Reims y fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

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Devoción de las gentes después de su muerte

La noticia de su muerte se extendió por la ciudad de Ruán, y muchos acudieronpara ver a este santo sacerdote que se había ganado la estima y la veneración de todala gente durante su vida. Hubo mucha dificultad para contentar a aquellos quedeseaban tener alguna cosa de sus preciosos despojos. Como era muy pobre, noposeía nada de lo que puede contentar la codicia y el amor propio. Un crucifijo, unNuevo Testamento, una Imitación de Cristo y un rosario eran todas sus riquezas. Sedistribuyeron entre la gente. Por lo demás, los que no pudieron tener parte, secontentaron con algunos trozos de sus hábitos, que conservaron como prenda de susantidad.

426 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

867 Su gran confianza en Dios fue...868 el corazón generoso y...869 Falta toda la frase: «Su estatura era más que mediana; cuerpo bien proporcionado».870 Era de natural firme y tomaba su decisión con...

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Su sepultura

Su rostro aparecía tan hermoso y tan sereno después de su muerte como lo eradurante su vida. Se le revistió con sus hábitos sacerdotales y se le expuso en la capillade la casa, a la devoción del público hasta el Sábado por la tarde. Fue enterrado sinpompa, en la iglesia parroquial de San Severo, en la capilla de Santa Susana, enpresencia de numerosas personas871 que asistieron a sus funerales. Sobre su tumba sepuso el siguiente epitafio:

Su epitafio872Hic expectat resurrectionem vitae venerabilis Joannes Baptista de La Salle,

Rhemus, Presbiter, Doctor Theologus, Canonicus Ecclesiae Metropolitanae

Rhemensis, Institutor Fratrum873 Scholae Christianae. Obiit feria874 sexta

Parasceves annum agens Sexagesimum octavum, die Septima aprilis anno millesimo

septingentesimo decimo nono in aedibus Fratrum Sancti Yvonis hujusce875

Parochiae. Det illi Dominus invenire requiem in illa die.

Muchas personas de piedad se apresuraron a rendir a su memoria todos los honoresque había evitado con tanto cuidado durante su vida. Así es como Dios recompensadesde esta vida a aquellos que le han sido fieles hasta la muerte. Vita eius si in

probatione fuerit coronabitur. Fin876.

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Añadidura a la vida del señor de La Salle (n. m.: 1720)

El Hermano Bartolomé era Superior General de los Hermanos desde hacía dosaños después de la muerte del señor de La Salle877, pero no le sobrevivió más quecatorce meses, pues murió el [8] de junio de 1720878, muy llorado por todos losHermanos. Los dos asistentes escribieron una carta circular sobre esta pérdida, atodas las casas, y convocaron una asamblea general en San Yon para el día de laAsunción del mismo año, en la cual el Hermano Timoteo, Superior de la casa deAviñón, fue elegido por unanimidad. El Hermano Bartolomé le había designado

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871 una gran concurrencia del pueblo que...872 D.O.M.873 Institutor schole Christianae874 obiit sexta Parasceves...875 in oedibus fratrum sancti yonis husce parochiae.876 Falta la palabra Fin.877 El Hermano Bartolomé, habiendo sido elegido, como quedó dicho, Superior General de losHermanos desde hacía dos años, gobernó el Instituto a la muerte del señor de La Salle.878 catorce meses; murió el junio de 1720, muy

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como el más adecuado para sucederle. No aceptó la carga que se le imponía sino consuma repugnancia y no879 se rindió a los deseos de los Hermanos sino por obediencia.

Sus primeros cuidados consistieron en procurar un estado fijo y estable a suInstituto, que, hasta entonces, estaba todavía sometido a las vicisitudes. Para llegar aello, adoptó las medidas convenientes para asegurar al Instituto la casa de San Yonque había sido comprada a nombre de dos Hermanos, de los que uno había muerto y elotro era de avanzada edad. Se necesitaba880, para prevenir los inconvenientes, obtenerLetras patentes que confirmasen la propiedad a los Hermanos de las EscuelasCristianas. El señor de Pontcaré, Primer Presidente del Parlamento de Ruán881, lesconcedió sus buenos oficios. Sin embargo, el asunto se prolongó. Se hallaronoposiciones secretas que sólo desaparecieron después de la muerte del señor duque deOrleans, Regente del Reino, por el crédito del señor de Lavergne de Tressan882, a lasazón arzobispo de Ruán, que obtuvo las Letras patentes del Consejo del Rey. Estándatadas el 28 de septiembre de 1724 y fueron expedidas tres meses después, alcomienzo de 1725, y registradas en el Parlamento de Ruán el 2 de marzo del mismoaño, y en la Cámara de Cuentas, cuatro meses después, a pesar de la oposición delpárroco de San Severo, que consideraba a esta casa como perdida para su jurisdiccióny que obtuvo por sus solicitudes ante los Magistrados, que se hicieran restriccionescontrarias a los intereses del Instituto. Pero quedaron en nada por disposición delConsejo del Rey.

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Los cuidados del Hermano Timoteo no se habían limitado a solicitar las Letraspatentes del Rey. Al mismo tiempo hacía883 que trabajaran en Roma para obtener lasbulas necesarias que hicieran del Instituto un cuerpo religioso. Primero empleó paraello a un Hermano de las Escuelas Cristianas que había estado al servicio delPríncipe884 de Soubise, padre del señor cardenal de Rohan, y que el señor de La Sallehabía recibido en el número de los Hermanos en 1707. El Hermano, que no carecía deagudeza mental, se presentó al señor cardenal, quien le manifestó su bondad, enconsideración a que había servido en casa del señor duque, su padre885. Este hábilHermano se sirvió de estas buenas disposiciones para atreverse a pedir a suEminencia conceder su protección al nuevo Instituto, y cuando el rey le nombró suembajador en Roma886, acudió a presentarle887 un placet razonado, por el cual losHermanos le suplicaban888 que solicitase a Roma las Bulas de confirmación del

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879 sino con gran repugnancia, y no se avino...880 Fue necesario881 El señor de Pontcarré, Primer Presidente de Ruán, les...882 por el crédito del señor Lavergne de Tressan, entonces...883 Había que trabajar al mismo tiempo en Roma...884 al servicio del duque de Soubise...885 en la casa del Duque, su padre.886 cuando el rey le hubo destinado como su embajador...887 fue a presentarle un placet razonado, por el cual...

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Instituto. Como no pudieron obtener audiencia de su Eminencia, se dirigieron889 alseñor Vivant que estaba890 de viaje. Él se encargó de apoyar su súplica ante el SantoPadre891 y de ser su postulador en Roma. El asunto estuvo cuatro años ennegociaciones, por el regreso del señor cardenal a Francia y892 porque el señor abatede Tencin, que estaba encargado de los asuntos de Francia cuando partió el cardenal,no quiso acelerar este asunto hasta que recibió de nuevo órdenes de la Corte. LasBulas fueron expedidas hacia el fin de enero de 1725, después de la apertura de lapuerta santa para el gran jubileo. Las Bulas fueron presentadas al Consejo del Rey, y apesar de la oposición de algunas personalidades, las Letras patentes893 fueronexpedidas y selladas de inmediato y894 registradas en el Parlamento de Ruán, el 12 demayo de 1725895.

El 6 de agosto del mismo año, los Hermanos celebraron una asamblea896 general delos principales Hermanos, en número de treinta y dos, tanto directores comoveteranos, convocados para recibir897 con respeto la Bula de Benedicto XIII en favordel Instituto. Fue leída y aclamada en presencia del Santísimo Sacramento. Luego losHermanos estuvieron en retiro los días que precedían a la fiesta de la Asunción

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para disponerse a hacer los tres votos que les son comunes, en la actualidad, con lasdemás órdenes religiosas.

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Hasta entonces todo había resultado bien en los trabajos del Hermano Timoteo; sinembargo, faltaba una cosa para el perfecto cumplimiento de sus deseos: era el dereunir al padre con los hijos. A la muerte del señor de La Salle, su cuerpo había sidoinhumado, como ya se dijo, en la iglesia parroquial de San Severo, y los Hermanos,no sin pena, se habían visto privados, al mismo tiempo de la presencia de su santofundador y de los preciosos despojos de su cuerpo. Pero, en aquel momento, habíasido necesario ceder ante la necesidad. La inviolable adhesión del Hermano Timoteoal señor de La Salle y el profundo respeto que conservaba a su memoria, le movierona afrontar este asunto, y tuvo la suerte, a pesar de las diversas oposiciones, deconseguirlo para el consuelo del Instituto. Fue fuertemente impulsado a ello por elcelo de su primer asistente, llamado Hermano Ireneo, gentilhombre de Orleans, que

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888 los Hermanos le rogaban que solicitase a Roma...889 Al no poder tener audiencia de su Eminencia se dirigió al señor Vivant...890 que debía estar de viaje, se encargó de apoyar su súplica ante...891 ante su Eminencia...,892 por el regreso del señor Cardenal en Francia, porque el señor abate de Tencin...893 las letras fueron expedidas y selladas...894 de inmediato registradas en el Parlamento de Ruán...895 el 12 de mayo siguiente.896 El 6 de agosto del mismo año se tuvo una asamblea general...897 de los principales Hermanos en número de treinta y dos, tanto directores como veteranos, pararecibir con respeto la Bula...

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había sido recibido en el Instituto por el señor de La Salle y que, a ejemplo de subienaventurado padre, había despreciado las ventajas que un nacimiento ilustre y losabundantes bienes [de familia] podían proporcionarle en el mundo

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para abrazar la pobreza de Jesucristo. Estos dos verdaderos hijos de tan digno padreno descansaron hasta haber coronado una obra que tenían tan a pechos.

Uno de los principales obstáculos desapareció con la muerte del párroco de SanSevero, que no se hubiera desprendido fácilmente de un depósito que consideraba, ajusto título, como la gloria de su parroquia. A pesar de la extrema pobreza de la casade San Yon, el Hermano Timoteo, una de cuyas principales virtudes era la profundaconfianza en Dios, encontró los medios de hacer construir una iglesia donde sepudiera transferir con decoro el cuerpo del piadoso fundador. Por consiguiente, sólose trataba de obtener la autorización de las personas a quienes correspondía concederlos permisos.

El señor de Tressan, arzobispo de Ruán, dio su consentimiento. El nuevo párrocode San Severo se prestó también a ello con su mejor disposición Éste fue incluso máslejos de lo que podían esperar los Hermanos, y les ofreció, por propio impulso,entregarles el cuerpo del señor de La Salle. Provisto con estos permisos, el HermanoTimoteo escribió a los Hermanos directores de las casas del Instituto distribuidas porel reino, para

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indicarles la fecha de la ceremonia, para que acudieran todos a San Yon y estuvieranpresentes en la traslación del cuerpo de su padre. Así lo hicieron todos con extremadaalegría, yendo allí el día señalado.

Para hacer esta ceremonia más célebre, se invitó a las personas más importantes dela ciudad de Ruán a que la honraran con su presencia. El señor arzobispo en personaconsideró un deber presidir la exhumación y el traslado del cuerpo. Así se lo habíaprometido a los Hermanos, pero por algunas razones, este deseo tuvo que cambiarlo yfue dispuesto que el señor Bridel, arcediano de la metrópoli y Vicario general de ladiócesis, reemplazara al prelado.

Para mantener el orden y evitar la confusión, el Primer Presidente había dispuestola asistencia de las compañías de los «cincuenta» y de los arcabuceros para la guardiade honor de las iglesias de San Severo y de San Yon y acompañar el cortejo durante lamarcha.

Estando todo preparado y la ceremonia señalada para el 16 de julio, ese día, hacialas tres de la tarde, se abrió la tumba del señor de La Salle, en presencia del señorBridel y del párroco de San Severo, revestidos de sobrepelliz y estola, del deán de lacatedral, del señor Chanron, Vicario general, del señor de Terisse, arcediano yVicario general, y del señor d’Ossemont, también Vicario general, y

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del Hermano Superior General y de sus dos asistentes, del señor de Pontcarré deVierme, hermano del Primer Presidente, el señor conde d’Enneval y el hijo delmarqués de Cani se hallaron también presentes con otras varias personas dedistinción que se había dejado entrar en la iglesia antes de cerrar las puertas.

Cuando se abrió el ataúd, se hallaron los huesos del señor de La Salle en sutotalidad y en su posición natural; las carnes, consumidas totalmente, lo mismo quelos vestidos sacerdotales con que estuvo revestido, salvo una pequeña cruz de maderaque tenía en la mano, de la borla de su bonete cuadrado y de los zapatos. Se sacó de latierra el cuerpo tal como se hallaba, pasando sábanas por debajo del ataúd en queestaba encerrado, y se le transfirió así a otro ataúd de plomo, revestido de otra caja deroble. El médico y el cirujano del rey, después de haberlo verificado, declararon queestaba completo.

El señor abate Bridel levantó acta y un notario hizo también la suya. Luego se cerróel nuevo ataúd y se le colocó en medio del presbiterio de la parroquia, sobre unatarima rodeada de cirios.

Luego, todos los que estaban presentes, tanto los Hermanos como los eclesiásticosy otras personas, se apoderaron de los trozos del antiguo ataúd, de la franja de laestola, de la borla de su bonete cuadrado y de los zapatos del santo saerdote con unapremura que lleva a pensar cómo la santidad hace venerables

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no sólo a los siervos de Dios, sino incluso a las cosas que tienen alguna relación conellos.

Cuando se hubieron celebrado las ceremonias que se utilizan en tal ocasión, [elcortejo] se puso en marcha de la manera siguiente: la cruz iba a la cabeza de losseminaristas de San Viviano y de San Nicasio, a los cuales se habían unido bastantesjóvenes eclesiásticos; seguían los párrocos y el clero de las parroquias de San Severo,San Maclou, San Eloy, San Viviano, San Godardo, San Salvador, San Martín delPuente, San Vigor y de otros varios, llevando todos un cirio en la mano, y el grupo delclero lo formaban más de trescientos eclesiásticos. El abate señor Bridel precedía elféretro, llevado por dieciséis sacerdotes revestidos de sobrepelliz y estola, queconsideraron un honor prestar este servicio a los preciosos restos de un hombre al querespetaban como a uno de las mayores siervos de Dios del último siglo. Los señoresTérisse y d’Ossemont, arcedianos, y otros dos canónigos de la iglesia metropolitana,antiguos amigos del señor de La Salle, llevaban los cuatro ángulos de la tela negra. Eldeán de la catedral, señor de Chanron, Vicario general, acompañado de otroseclesiásticos distinguidos, con capa, y varios religiosos de todas las órdenes, seguíanel féretro. El cortejo terminaba con una compañía de los «cincuenta», para contener auna multitud innumerable de personas de todos los estados, que seguían la marcha.

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Cuando se estuvo a vista de San Yon, los Hermanos, en número de ochenta,salieron procesionalmente

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todos con un cirio en la mano, y llegaron ante el clero para recibir los huesos de supadre. Cuando se hubo entrado en la iglesia, el señor Bridel, dirigiéndose al HermanoSuperior General y a la comunidad, hizo una alocución, en la cual después de unelogio sucinto de las virtudes del señor de La Salle, dijo que debían mirar aquelcuerpo que les entregaba y que afirmaba que era el de su santo fundador, no sólocomo los preciosos restos de un hombre que debía serles querido por todos losconceptos, sino también como una poderosa exhortación que debía llevarlos a lapráctica de las excelentes virtudes que les había enseñado mucho más con susejemplos que con sus palabras durante el espacio de cuarenta años.

Cuando se disponían a depositar el cuerpo en la cavidad preparada para recibirlo,se acercaron el señor Primer Presidente, los señores d’Enneval y de Courmoulin,presidentes de obras, el señor Procurador general, la señora Primera Presidente, laseñora del Intendente y otras señoras de distinción. Estos señores expresaron el deseode ver el cuerpo, se abrió el ataúd para contentar su piadosa curiosidad y se lesmostró.

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Luego, el señor Bridel bendijo la sepultura que está en mitad del coro y hacia lasnueve de la tarde se bajó el féretro después de haberlo soldado.

Al día siguiente el señor arzobispo de Ruán acudió para bendecir solemnemente laiglesia de los Hermanos y celebrar la primera misa.

Así fue como los Hermanos de las Escuelas cristianas se vieron en posesión delcuerpo de su fundador después de haber estado privados de él durante quince años.

Pretiosa in conspectu Domini mors sanctorum eius.

Finis.

432 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 433: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

MAILLEFER II

MANUSCRITO DE 1740

CONOCIDO COMO «Re»

SEGUNDA BIOGRAFÍA DE

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

ESCRITA POR

Francisco-Elías MAILLEFER

en 1740

LA VIDA DEL SEÑOR JUAN BAUTISTA DE LA SALLE,

SACERDOTE, DOCTOR EN TEOLOGÍA,

ANTIGUO CANÓNIGO

DE LA IGLESIA CATEDRAL DE REIMS

Y FUNDADOR

DE LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS

Page 434: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Esta biografía de San Juan Bautista de La Salle

es conocida con la sigla Re (de Reims),

escrita en 1740, después que el autor conociera la escrita por Blain.

Maillefer, una vez acabada, la depositó en la bibioteca de su monasterio,

San Remigio, de Reims.

El original se conserva en la biblioteca de la ciudad de Reims.

Una copia se guarda en los Archivos del Instituto

de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Fue publicada en el Cahier Lasallien n.o 6.

Ha sido traducida por José María Valladolid, fsc.

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PRÓLOGO

<I>

La vida del señor de La Salle, de la que sólo pretendo hacer un esbozo, no está llenade esos hechos brillantes que captan desde el principio la admiración del lector. Setrata de un santo sacerdote a quien Dios condujo por caminos sencillos, pero durospara la naturaleza. Al formarle para la virtud, Él le dio a conocer la solidez del bien, yle concedió los talentos necesarios para hacerlo practicar a los demás. Desde estepunto de vista es como voy a presentarlo en el hecho de fundar una sociedad cristianaque debe su nacimiento únicamente a su gran confianza en Dios.

Tenía todas las cualidades necesarias para la realización de tan santa empresa. Erafirme, tenía celo ardiente, caridad tierna e insinuante, modales afables y, por encimade todo, amor sin límites a la penitencia. Se sintió comprometido por caminosprovidenciales; y lo logró con la misma ayuda; sin contar con los fondos necesarios,pues se había despojado

<II>

de todo; sin protección, tuvo muchas contradicciones que soportar; privado de lasatisfacción que nace del éxito, se vio, a menudo, expuesto a contratiempos desagradablesque, aunque muy molestos, no alteraban en nada la paz de su alma.

Para defenderse de sus enemigos no empleó más armas que la paciencia. En susempresas no utilizaba más que esta frase, que le era familiar: ¡Dios sea bendito! Erasu divisa. En eso imitaba a san Juan Crisóstomo, que en las distintas circunstanciascon que se vio agitada su vida, se consolaba con estas palabras: ¡Gloria a Dios entodas las cosas! En la historia de su vida se verán pruebas de todas estas virtudes.

Me he comprometido a escribirla sólo por deferencia hacia personas de piedad, aquienes no podía negar este consuelo. Pero como al escribirla no he tenido más

propósito que el de edificar, espero que quienes la lean con el mismo espíritu saquen

de ella el fruto que me he propuesto1.

Las memorias que me han facilitado, y a partir de las cuales me he visto forzado aescribir esta vida, no siempre estaban tan circunstanciadas como lo exigiría unaescrupulosa exactitud. Por ello se encontrarán algunos vacíos y algunos hechosomitidos que podrían ser recogidos en una vida más amplia. Me he abstenido,

1 Esta frase está tachada en el manuscrito; además, las primeras palabras están escritas sobre otrasdifíciles de leer.

Page 436: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

incluso, siguiendo el gusto de nuestra época, que no cae fácilmente en lo maravilloso,de referir algunos hechos que habrían

<III>

encontrado dificultad para ser admitidos por la inteligencia del lector; y éste no debeincluir entre aquellos los que yo he recogido en esta historia, pues he comprobado quese asentaban en sólidas pruebas.

También me he considerado obligado a suprimir algunas intrigas secretas en lasque se deslizaron ciertos intereses personales, para salvaguardar la fama de variaspersonas de mérito, que, por razones que no se han querido dilucidar, ocasionarondificultades al señor de La Salle.

En la medida en que me ha sido posible, he seguido el orden de los años. Estemétodo me ha parecido más exacto y más sencillo, y como la obra no es de muchaextensión, no la he dividido en capítulos, sino que me he limitado a citar los asuntos eindicar los años al margen.

Me he abstenido de hacer reflexiones demasiado frecuentes, que habrían llenado elrelato. Pero tampoco las he rechazado cuando se han presentado naturalmente y sinartificio. El lector quiere, a menudo, que se le deje a él añadir lo que se considerareflexionar. Pero a veces también desea ser ayudado. El sistema que he adoptado, deincluir reflexiones, pero sin multiplicarlas, me ha parecido un medio seguro paraevitar ambos extremos.

<IV>

El plan que se me había sugerido de componer esta vida fue idea de personasinteligentes, que deseaban que me limitase a ofrecer una vida resumida del señor deLa Salle, pero suficiente para dar idea de su santidad. Parecía que habían quedadosatisfechos con mi trabajo; y desde 1723, año en que yo se lo entregaba, existía lavoluntad de hacerlo imprimir; pero la muerte se llevó a quien estaba dispuesto afinanciarlo, y se quedó sin ejecutar. Desde entonces yo no hice ninguna gestión paralograr que se imprimiera.

Pero en el año 1724, los Hermanos de las Escuelas Cristianas descubrieron que yoera el autor de la vida de su fundador. Ellos emplearon muchos caminos para llegar ainformarse sobre el particular. Me enviaron a uno de los suyos, llamado HermanoTomás, que consiguió, tanto con sus peticiones como con sus insistencias, que yo ledejase el manuscrito, con la condición de que si se imprimía, no se cambiaría nada sinmi consentimiento. No guardó su palabra. El escrito fue enviado a la casa de San Yon,de Ruán, y entregado a su Superior general, que tiene allí su residencia ordinaria. Ésteencargó a un eclesiástico de Ruán que compusiera una nueva vida, y lo hizo en dosvolúmenes in-4º, cuya lectura manifiesta el mal gusto y el poco discernimiento delautor.

436 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 437: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

<V>

La mayor parte de los hechos que recoge en esa obra quedan sumergidos, pordecirlo así, en un montón confuso de reflexiones mal distribuidas. El estilo estádescuidado, y aunque no haya tenido escrúpulo de copiarme palabra por palabra enalgunos lugares, no ha considerado que tenía el deber de advertirlo.

Su libro ha sido despreciado por las personas de buen gusto. Entre otras cosasreprobables que se hallan en él, existe la queja de que ha hablado sin delicadeza devarias personas respetables, y en particular de órdenes y de comunidades que siemprehan edificado a la Iglesia, tanto por su piedad como por su ciencia y su doctrina. Contodo, él no tiene reparo en desgarrarlas de manera indecente, con ocasión de algunasreflexiones, traídas de lejos, con que ha creído que tenía que adornar su trabajo. Enfin, se puede decir, en general, que su libro es una amalgama confusa de espiritualidadesmal aplicadas, que hacen que la lectura sea insípida y aburrida.

El poco éxito que ha tenido entre el público, ha llevado a algunos a desear que seimprimiese el que yo había hecho; pero varias consideraciones me lo han impedido.Me contento con ponerlo en limpio para desquitarme de aquel otro con quesorprendieron mi buena fe. En este ejemplar he introducido algunas añadiduras y lascorrecciones que he considerado necesarias desde que conocí las aclara-

<VI>

ciones que no pude conocer antes.

Entre ellas se pueden incluir algunos pequeños detalles que consideré que no debíadescuidar, porque algunas veces retratan a los hombres mejor que las másdeslumbrantes acciones; principalmente cuando me han parecido adecuadas parainspirar gusto por la piedad.

Por lo demás, como no he tenido otra intención al componer la vida del señor de LaSalle que edificar, espero que quienes la lean con la misma intención saquen de ella elfruto que me he propuesto.

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 437

Page 438: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

<1>

La Vida del señor

Juan Bautista de La Salle,

sacerdote, doctor, antiguo canónigo de la catedral de Reims

y fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas

(n. m.) 1651: su nacimiento

El señor Juan Bautista de La Salle vino al mundo en Reims, Champaña, el 30 deabril de 1651. Fue bautizado el mismo día en San Hilario, su parroquia. Fue supadrino el señor Juan Moët de Brouillet, su abuelo materno, y tuvo por madrina a laseñora Petra L’Espagnol, su esposa, que le impusieron el nombre de Juan Bautista.

(n. m.) Su educación

El señor de La Salle, su padre, consejero en la audiencia de esa ciudad, le dio unaeducación adecuada a su nacimiento. Fue el mayor de siete hijos, cinco varones y doshembras. Ya en su infancia se le advertía un natural inclinado a la virtud. Desdepequeño se complacía en los ejercicios serios, en la oración y en la lectura de buenoslibros. Las semillas de piedad que se arrojaban con

<2>

acierto en su corazón producían fruto sin dificultad. La gracia ya actuaba en él y sólose necesitaba cuidado para cultivarla. Y a eso se dedicó su padre. Formó a este niñobajo sus ojos hasta que llegó a la edad de comenzar sus estudios.

(n. m.) Recibe la tonsura

Hizo los [estudios] en el colegio de la Universidad de Reims desde la edad de doceaños. Como sus inclinaciones le llevaban al bien, se sintió forzado por el deseo deconsagrarse a Dios en el estado eclesiástico. De la piedad de sus padres esperaba queno pusieran obstáculos a ello, aunque era el mayor de los hermanos. En efecto, ellosestuvieron de acuerdo con la resolución que él había tomado de recibir la tonsura.

Este nuevo compromiso le pareció un motivo poderoso para amar a la Iglesia.Acudía a ella con más asiduidad que antes; su amor a las funciones eclesiásticascrecía cada día. Dios hizo surgir la ocasión de satisfacer su celo, y desde entoncespracticó por deber lo que hasta entonces hacía por inclinación.

438 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 439: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

(n. m.) 1666: se le asigna una canonjía de la catedral de Reims

Fue provisto de una canonjía de la catedral de Reims el 9 de julio de 1666 por larenuncia del señor Dozet, arcediano de Champaña y canciller de la Universidad deesta ciudad. Tomó posesión el 7 de enero siguiente. Sólo tenía entonces dieciséisaños. Este suceso, que podía constituir un escollo peligroso y delicado para un jovenque comenzaba a respirar cierto aire de libertad, no cambió

<3>

en nada sus buenas disposiciones. Desde entonces se consideró como un hombreconsagrado por estado a la oración pública; sintió las obligaciones que de ello sederivaban, y se dedicó a cumplirlas en la medida en que su edad y los estudios se lopermitieran. Es verdad que comenzaba a recorrer caminos que hasta entonces sólohabía conocido imperfectamente. Se necesitaba una edad madura para hacer que supiedad fuera sólida. Dios le afianzaba en ella de manera insensible.

(n. m.) Recibe el título de maestro en artes y va a estudiar a la Sorbona

Después de terminar el curso de filosofía, obtuvo, según la costumbre, el título deMaestro en Artes; tenía entonces unos dieciocho años. Poco después se fue a Paríspara estudiar en la Sorbona con el fin de formarse en las ciencias propias de uneclesiástico y obtener la licenciatura, con la intención de obtener después la birreta dedoctor.

1670: va al seminario de San Sulpicio

El señor de La Salle, su padre, atento siempre a darle la formación convenientepara el estado que había abrazado, le propuso que fuera a residir al seminario de SanSulpicio, y a él marchó en el mes de octubre de 1670, a la edad de diecinueve años.Habituado desde niño a un conjunto de ejercicios [piadosos] propios de su edad, notuvo dificultad alguna para seguir exactamente todos los que se practicaban en elseminario. Allí se distinguió ante los superiores, que veían con satisfacción queninguna exigencia dura le desalentaba. Incluso, llevaba su celo más allá de las reglasprescritas.

<4>

1671: muerte de su madre

Aprovechó este retiro para reflexionar seriamente sobre los compromisos irrevocablesque iba a contraer con el subdiaconado, que se disponía a recibir. Esperaba elmomento de la ordenación cuando le comunicaron la muerte de su madre, ocurrida el20 de julio de 1671. El golpe, aunque duro de soportar, no interrumpió el curso de susestudios, pero suspendió por algún tiempo sus resoluciones. Dios permitió entoncesque se viera envuelto en incertidumbres agobiantes, para habituarle cuanto antes a

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 439

Page 440: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

conservar la calma en medio de las tribulaciones por las que habría de pasar en losucesivo, y a través de las cuales Él purificó su virtud en los distintos acontecimientosde su vida. Encontraremos bastantes pruebas de ello en el curso de esta historia.

1672: muerte de su padre

El dolor de la pérdida que había sufrido estaba reciente, y su espíritu aún lorumiaba, cuando recibió la triste noticia de la muerte del señor de La Salle, su padre,que siguió de cerca a la de su esposa. Entre una y otra sólo hubo nueve meses deintervalo, ya que el [padre] murió el 9 de abril de 1672. Es fácil adivinar lo que sucedeentonces en un alma bien nacida. Cuanto más cristiano es uno, más se emociona ensemejantes situaciones.

(n. m.) Regresa a Reims

Fue necesario, pues, resolverse a dejar París, donde sólo había permanecidodieciocho meses, para volver a Reims. Su presencia allí se hacía necesaria en tantristes circunstancias.

<5>

No tenía más que 21 años cuando se vio encargado totalmente del cuidado de lacasa paterna, de la educación de varios hermanos jóvenes y huérfanos, y de lasolución de los asuntos domésticos2, que se acumulan necesariamente en casosparecidos. En este obstáculo él consideró siempre la voluntad de Dios, que regulabatodos sus pasos, y se sometió a ella.

La multiplicidad de los asuntos que absorbían su atención no borró de su mente lasprimeras ideas, concebidas en San Sulpicio de París, de comprometerse con lassagradas órdenes. Ya había alcanzado la edad requerida, pero no quiso dar ningúnpaso de tanta importancia sin tomar consejo de algunas personas prudentes eilustradas. Con esta intención se dirigió al señor Roland, canónigo y teologal deReims.

(n. m.) Elogio del señor Roland, teologal de Reims

Era un hombre de exquisita piedad, sabio, respetado en la ciudad por los talentoscon que Dios le había enriquecido para anunciar en público las verdades de lasalvación; [en esta tarea] él se empleaba sin descanso para la santificación de laspersonas cristianas de toda condición. Su recuerdo aún se conserva allí conveneración, particularmente en la comunidad de Hermanas que fundó bajo lainvocación del Niño Jesús. Su vocación principal consiste en educar a los niños

440 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

2 Tachado en el texto: «de los asuntos domésticos» (des affaires domestiques).

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huérfanos, desprovistos de ayuda, y enseñar gratuitamente a leer y a escribir a lasniñas que van a las escuelas

<6>

establecidas en su casa y en diversos barrios que se les han asignado en las parroquiasde la ciudad, por las que se han extendido luego, por varios pueblos y aldeas de ladiócesis donde edifican por su vida piadosa y frugal.

Fue, pues, bajo la dirección de tan excelente guía, como el señor de La Salleadquirió sólido afecto por la oración. El señor Roland poseía todo lo que podíaganarle gran autoridad sobre el espíritu de su discípulo. Fue en las luces de este santosacerdote donde bebió todo el celo que más tarde manifestó para contribuir a laeducación de la juventud. Era ésa la virtud favorita del señor Roland. Éste ponía susojos sobre él como si fuera el sucesor de su celo para la conservación y la perfecciónde su nueva fundación. El futuro hizo ver que debía estar satisfecho de su elección.

(n. m.) 1672: recibe el subdiaconado

El señor de La Salle, guiado siempre por su sabio director, se resolvió, por fin, asacrificar todas sus repugnancias ante sus luces. Él le indicó que no retrasara larecepción de las sagradas órdenes. Como no se administraban en Reims, en el mes dejunio de 1672 fue a Laón; y como allí se suprimiera la ordenación, fue a Noyon, y deallí a Cambrai; y en esta ciudad recibió, en las [ordenaciones de] Pentecostés, lascuatro órdenes menores y el subdiaconado.

(n. m.) 1673: asiste a las clases en Reims

Hasta este momento aún no había renunciado a sus planes

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de continuar el curso de sus estudios en París. Pero los asuntos domésticos que lehabían llamado a Reims le obligaron a abandonar la idea. Entonces se decidió aacudir a las clases de la Universidad de esta ciudad, durante el curso del año 1673. Escierto que renunciaba al honor que iba unido a la cualidad de ser Doctor por laSorbona; pero como su objetivo principal era perfeccionarse en la teología, secontentó con las ventajas que encontraba en aquel momento en su ciudad. Pasó portodos los grados que en ella se otorgan, con el mismo rigor que en la de París; cursólos dos años de licenciatura, y en los intervalos que le dejaban sus estudios, seafianzaba en la oración y en las buenas obras, siempre guiado por el señor Roland,que no le perdía de vista.

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 441

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(n. m.) 1677: recibe el diaconado

Marchó a París, donde recibió el diaconado. Su objeto principal en este viaje fuepermutar su canonjía con el párroco de San Pedro de Reims. En este proceder, éltrataba de seguir las ideas del señor Roland que le había dicho en varias ocasionesque, al comprometerse con el estado eclesiástico, no debía buscar un descansofunesto a la sombra de su canonjía, y que un eclesiástico debía servir a la Iglesia en lomás costoso que hay en ella. Esto le llevó a sentir el deseo de asumir un beneficio quetuviera cargo de almas, al cual estaba convencido

<8>

que Dios le llamaba.

(n. m.) 1677: piensa en permutar su canonicato con la parroquiade San Pedro de Reims

Creyó encontrar una ocasión favorable para satisfacer su celo con la permuta de sucanonicato con el cargo de párroco de San Pedro de Reims. Ése fue el motivo delprimer viaje que hizo este año a París. Tal vez no reflexionó lo suficiente en estemomento sobre el peso del fardo que quería imponerse, pues una parroquia tanextensa requería más edad y experiencia de las que él tenía. Además tendría quedescargar sobre otros el cuidado de los asuntos domésticos, de los cuales él era elúnico en situación de atender.

(n. m.) El arzobispo de Reims niega su consentimiento

Las personas de su familia, que se interesaban de manera particular por su procedery que temían todo de su desprendimiento, se alarmaron por su decisión. Les parecióque lo había reflexionado poco. Era preciso el consentimiento y la aceptación delseñor arzobispo de Reims para realizar la permuta. Era [el obispo] Carlos MauricioLe Tellier. Algunos tuvieron cuidado de ponerle al tanto de este asunto. Él, con supenetración habitual, previó todos los inconvenientes, y cuando las partes acudieron aél para presentarle sus propuestas, se quedaron sorprendidos al saber que no eran desu agrado, lo que les manifestó mandándoles que se quedasen los dos en la situaciónen que Dios les había puesto. El señor de La Salle se retiró algo mortificado poraquella gestión. Se contentó con ofrecer a Dios el sacrificio de la preparación de sucorazón, y desde entonces no pensó más en cambiar de estado. Incluso,posteriormente, manifestó en varias ocasiones que en aquel momento le pareció oíruna voz interior que le decía que no estaba llamado a dirigir una parroquia.

Este aparente contratiempo, que moderaba el ardor de su

<9>

442 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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celo, no estorbó en nada a sus ejercicios. Continuó cumpliendo las funciones decanónigo y asistiendo con asiduidad a los oficios, sin interrumpir los cursos de sulicenciatura, que había iniciado el año anterior.

(n. m.) 1678: recibe el sacerdocio y celebra su primera misa

Al año siguiente se preparó al sacerdocio, que recibió de manos de su arzobispo, el9 de abril, vigilia de Pascua. Al día siguiente celebró su primera misa en la catedral,sin solemnidad. Con este proceder quiso evitar las ceremonias brillantes que sonhabituales, pero que absorben demasiado la atención que requiere una acción en laque nunca se puede poner la suficiente. Sin suponer demasiado, se puede creer querecibió la gracia de la ordenación, si se juzga por el uso que de ella hizo el resto de suvida. Pues celebraba con tal recogimiento los santos misterios, que todos losasistentes se sentían conmovidos. Hubo, incluso, algunas personas que, penetradas derespeto por la piedad con la que celebraba, iban a encontrarle al terminar la misa, y leconsultaban sobre sus diversas necesidades espirituales. Tenía sentimientos tanelevados sobre su ministerio, que respetaba todo lo que a él se refería. Quería quetodo aquello que servía para la iglesia estuviera limpio y aseado, pero que fuerasencillo. Rechazaba los ornamentos demasiado ricos, y en eso se acomodaba alespíritu de algunos santos, que habían prohibido en sus monasterios el uso deornamentos de oro o de plata, o de otros materiales preciosos. Encontraba tanto gustoen ofrecer el santo sacrificio, que consideró un deber celebrar la misa todos los días desu vida, y nunca se dispensó de ella, salvo en caso de necesidad, o por causa de algunadolencia o enfermedad. Se le ha visto, incluso, en varias ocasiones arrastrarse élmismo o hacerse conducir hasta el altar

<10>

para celebrar en él, y alimentarse con el pan de los fuertes.

(n. m.) Su recogimiento al celebrar la misa

Con mucha frecuencia se quedaba en arrobamientos extraordinarios después de lacomunión. Personas dignas de fe se dieron cuenta en varias ocasiones de que, alregresar del altar, estaba tan transportado que el uso de sus sentidos quedaba comointerrumpido. Se quedaba en ese momento como inmóvil, y sólo volvía en sí despuésde algún tiempo. Esta especie de éxtasis le venía del dominio continuo con quesujetaba sus sentidos. No prestaba atención a ninguna cosa del mundo. Le gustabaestar solo y rechazaba aparecer en público. Hablaba poco, siempre recogido en símismo, modesto y reservado en todo su proceder, tranquilo y manso en toda clase desituaciones.

Este dominio de los sentidos hizo que viviendo, por decirlo así, sólo del Espíritu,viendo, no veía. No podía impedirse de ver los objetos sensibles, pero no reparaba enellos. Por eso, en la celebración de la misa no experimentaba las distracciones de las

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que incluso los sacerdotes más recogidos tienen, a veces, dificultad para defenderse.No podía soportar la relajación de los eclesiásticos que, con desprecio de su estado,llevaban vida del todo seglar. Su celo para reprenderlos parecía incluso excesivo parael espíritu de los mundanos, que juzgaban de ello según sus pasiones. Pero él poseía elarte de menospreciar los juicios de los hombres cuando no eran conformes con la leyde Dios.

(n. m.) 1678: muerte del señor Roland

Cuando se aplicaba a perfeccionarse en las virtudes de su estado bajo la direccióndel señor Roland, su

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celoso director, Dios se lo arrebató con una muerte preciosa, que ocurrió el 27 de abrildel año 1678. Hacía sólo dieciocho días que el señor de La Salle había recibido laordenación sacerdotal cuando se vio privado de repente de este guía fiel, a cuyas lucesse había abandonado sin reservas. Sintió esta pérdida en toda su amplitud. Aprovechólos últimos momentos que Dios concedió a este santo teologal para recoger sussaludables consejos y formar con ellos un plan de vida que pudiera compensarle de suausencia. Como le había dado toda su confianza, como intercambio de amistad, lenombró ejecutor testamentario y le encargó del cuidado de la comunidad de lasHermanas del Niño Jesús, que había fundado recientemente, y le rogó que nodescuidase nada para sostener, con sus buenos servicios, a aquella reciente fundación.Le hizo prometer que trabajaría con todas sus fuerzas en su afianzamiento, y tambiénle dejó entrever que Dios le destinaba a fundar escuelas cristianas para la instrucciónde los niños, que a él no le había concedido tiempo para emprender, aunque siemprelo había deseado.

(n. m.) El señor de La Salle cuida de la comunidadde las Hermanas del Niño Jesús

A pesar de la dificultad que experimentaba el señor de La Salle para aceptar unacarga que tan pesada le parecía, unida a la serie de asuntos domésticos que ocupabanel tiempo que hubiera deseado dedicar por entero a la oración, vio en las intencionesdel piadoso director la orden de Dios. Superó sus repugnancias, y con este acto degenerosidad cristiana le expresó las señales de la perfecta sumisión, incluso despuésde su muerte.

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Desde aquel momento, lleno de todo el celo del que estaba animado por la promesahecha al señor Roland, puso su confianza en Dios. Trabajó con todas sus fuerzas paraeliminar las dificultades que cada día se suscitaban contra la Comunidad del NiñoJesús. Desprovistas de todo apoyo humano, estaban próximas a ver hundirse su casa

444 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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cuando acababa de nacer. Pero el señor de La Salle tomó todas las medidas que lesugería la prudencia para que triunfase tan santa empresa, y para darle una estabilidadque la pudiera poner, en lo sucesivo, al resguardo de las vicisitudes humanas. Paraconseguirlo, era preciso obtener las letras patentes del Rey, recabar la autorizacióndel arzobispo y el consentimiento de la ciudad. Todas ellas eran dificultades nofáciles de vencer en las circunstancias entonces existentes.

(n. m.) Obtiene el consentimiento de la ciudad para este establecimiento

Los magistrados [de la ciudad], que temían sobrecargarla con excesivo número decomunidades, que ya se habían multiplicado en los últimos años, se oponían a laintroducción de esta nueva, aunque reconocían su utilidad para la instrucción de lajuventud; por eso no se decidían a admitir una nueva carga para la ciudad. El señor deLa Salle realizó numerosas gestiones para lograr que dieran su aprobación. Para ellocontaba con más influencia que nadie: lazos de parentesco o de amistad, o el respetohacia su virtud, tuvieron su eficacia en los ánimos. Y los utilizó con tanta habilidad yprudencia que no pudieron resistir mucho tiempo a sus insistentes peticiones yaccedieron a su solicitud según las formas establecidas.

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(n. m.) Solicita las letras patentes

Provisto de esta concesión, solicitó el consentimiento del señor arzobispo, y loobtuvo fácilmente; el prelado hizo más de lo que se hubiera podido esperar de él. Conbondad paternal quiso encargarse de obtener de la Corte las letras necesarias para esteestablecimiento. Cualquier otro menos poderoso que Carlos Mauricio Le Tellierhubiera podido fracasar en estos trámites, sobre todo en un tiempo en que la Cortetenía otras preocupaciones. Aprovechó prudentemente la confianza que le otorgaba elfavor del rey, y esperó el momento adecuado para obtener las letras patentes de labondad de Luis XIV, de gloriosa memoria.

(n. m.) El arzobispo de Reims las obtiene

El [arzobispo] las registró en el Parlamento de París, pagó generosamente todos losgastos y no omitió ninguna de las formalidades necesarias para dotar a estacomunidad de una situación estable y permanente. Desde entonces la tomó bajo suprotección y la sostuvo con generosas larguezas, de modo que en poco tiempo llegó aun estado floreciente y muy útil al público. Las Hermanas de este Instituto se hanmantenido hasta el presente en su primer fervor, reconocen las obligacionesparticulares que ellas tienen con los prudentes consejos del señor de La Salle y lasgestiones que emprendió para el triunfo de sus escuelas, y conservan en su memoriaespecial veneración fundada en el agradecimiento que le deben.

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Page 446: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

(n. m.) Se ve comprometido a trabajar en la aperturade escuelas gratuitas para niños

De este modo, Dios le hacía probar sus fuerzas para ponerle, sin que él se dieracuenta, en situación de emprender la fundación

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de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que constituyó el objeto principal de sustrabajos durante el resto de su vida. Se vio encargado de éste por caminos tan simplese imprevistos que no puede uno dejar de admirar el dedo de Dios, que guiaba suspasos. Él mismo quedó sorprendido por ello, hasta maravillarse, como se advierte enuna carta que escribió más tarde a una persona piadosa que le consultó sobre losmedios que había utilizado para poner los primeros cimientos de su Instituto. «Dios—dice— que gobierna todas las cosas con prudencia y suavidad, y que no tienecostumbre de forzar la inclinación de los hombres, queriendo comprometerme a quetomase el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera casi imperceptible y en brevetiempo, de manera que un compromiso me conducía a otro, sin haberlo previsto alcomienzo». Es, pues, una equivocación que algunas personas le hayan consideradocomo un espíritu ambicioso, que deseaba forjarse un nombre en el mundo y conseguirel título honroso de fundador. Se ve, por la manera sencilla y natural como se explicaél mismo, cuán alejado estaba de pensar y actuar con miras tan indignas de sutemperamento. Los ejemplos de dependencia, de sumisión y de humildad que dio a lolargo del tiempo a los Hermanos de las Escuelas, marcan suficientemente laoposición que tenía por el espíritu de dominación que sus enemigos le atribuíanfalsamente. Tendremos más de una ocasión de aportar pruebas de ello.

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(n. m.) Tentativa del padre Barré, mínimo, que no lo consigue

Las guerras civiles eran fuente de males que habían agitado los últimos reinados;la herejía que las fomentaba aumentaba la desolación; la religión se debilitaba; ladisolución de las fortunas, consecuencia ordinaria de la independencia, produjo la delas costumbres; los estudios se descuidaron; la ignorancia prevalecía; cada unopensaba en reparar sus pérdidas; los niños se hacían viciosos por falta de instrucción[religiosa]; los desórdenes groseros se daban especialmente entre el pueblo llano.Difícilmente [la gente] caía en la cuenta de la situación. Algunas personas de piedadhabían buscado individuos capaces de poner remedio, pero pocas lo lograban. Elreverendo padre Barré, religioso mínimo cuya virtud se había acreditado en París y enotras partes, trató de establecer escuelas gratuitas en las que se pudiese formar en ladisciplina a la juventud; pero sus proyectos fracasaron en el momento mismo en queél creía que estaban bien asentados. Las escuelas se destruyeron por sí mismas y estemal resultado le indujo a abandonar la idea. Varias veces se intentó ponerlas de nuevoen marcha, pero faltaba el medio o el crédito para lograrlo. Se necesitaba una personaque tuviera bastante confianza en sí mismo para no desanimarse con las primeras

446 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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dificultades, y con suficiente fortuna para cubrir los gastos necesarios parasuperarlas.

(n. m.) La señora Maillefer funda una escuela gratuita para las niñas;elogio de su persona

En medio de esas circunstancias, Dios inspiró a la señora Maillefer el designio decrear escuelas gratuitas para la instrucción de las niñas. Tenía ella todo lo necesariopara triunfar en la empresa. Había nacido en Reims, de padres ricos y piadosos. En elseno de su familia había adquirido los sentimientos de virtud que la inducían aemprender

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buenas obras en cuanto se le presentaba la ocasión. Era tierna con los pobres, losmiraba como a sus hijos, y ponía todo su cuidado en procurarles las ayudastemporales y espirituales de las que podía disponer. Su estado la obligó a seguir a sumarido a Ruán, donde le llamaban sus negocios, y donde tenía su residencia habitual.En esa ciudad fue donde se entregó de manera especial a ejercer sus obras de caridad;y en ella las continuó, pero sin descuidar las vías que Dios la hizo entrever para hacerparticipar [de su caridad] a la ciudad de Reims, su patria. Ésa es, con justa razón, elmotivo por el que mereció el título de madre de los pobres. En vida de su marido, selimitó con ocuparse de las obras de misericordia que podían combinarse con loscuidados de la casa; pero cuando se vio desligada de los lazos matrimoniales por lamuerte del señor Maillefer, se entregó sin reservas a su inclinación por la limosna.Consagró a ella cada año buena parte de sus rentas; sólo se reservaba una cantidadmuy módica y llevó vida pobre y penitente en medio de sus riquezas3.

(n. m.) Apertura de una escuela en el barrio de Darnétal

El especial conocimiento que ella tenía de las necesidades de las parroquias deRuán, a causa de la relación particular que mantenía con los administradores de suslimosnas, le permitió conocer al detalle las que más necesidad tenían de ayuda; yaunque su caridad la empujaba a abarcar a todos, puso especial empeño en socorrer auna amplia barriada de Ruán, llamada vulgarmente Darnétal, lugar lleno de pobres

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a causa de que existían allí manufacturas que fabricaban diversas mercancías. Seinclinó con preferencia por esta parroquia y fundó en ella una escuela gratuita para lainstrucción de las niñas pobres, a la que dotó con los fondos necesarios para

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3 Falleció en Ruán en 1693 de un mal contagioso que había contraído en el Hospital, cuando servía alos pobres. Pasaba la mayor parte del día en oración, se acostaba sobre tablas y, de ordinario, sólo comíapan.

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sostenerla. Este establecimiento triunfó de tal manera que la movió a abrir otras[escuelas], de las que sirvió como fuente y modelo.

(n. m.) La señora Maillefer piensa establecer escuelas gratuitas en Reims

La señora Maillefer, guiada siempre por su piedad tierna y caritativa, se sintióempujada por el deseo de procurar el mismo beneficio a la ciudad de Reims, su patrianatal. Contaba con el señor Roland, teologal de esta metrópoli, con quien ella estabaen relación por este motivo; fue por sugerencia de ella, y también por susliberalidades, por lo que había puesto en marcha la escuela de las Hermanas del NiñoJesús para las niñas, desde el año 1674, como ya dije antes. La utilidad evidente deesta escuela le hacía desear ardientemente poder ofrecer la misma ayuda a los niños.En el ardor de su celo, a menudo hablaba de ello, pero la muerte se le adelantó, y leprivó del medio de llevarlo a cabo.

Este contratiempo no desalentó a la señora Maillefer. Ella había tomado medidas,de acuerdo con él, desde el año anterior, para que la empresa se realizara. Como ellaactuaba por Dios, puso en Él toda su confianza, y no desesperó de que el proyectofuera un éxito. Sobre este fundamento, buscó a una persona cuya actividad y procederpudiera suplir la ayuda que ella ya no podía hallar en las luces del señor Roland. Se leindicó el señor Niel, persona hábil y con

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especial talento para aquel tipo de establecimientos. Era la misma [persona] quehabía empleado el padre Barré, mínimo, para establecer anteriormente escuelas enRuán y en otros sitios.

(n. m.) [La señora Maillefer] envía al señor Niel [a Reims]

El señor Niel fue, pues, a Reims al año siguiente, bien informado de las intencionesde la señora Maillefer. Llevaba cartas, escritas por ella sobre el asunto [de la escuela],para la superiora de las Hermanas del Niños Jesús. Se dirigía a ella con preferencia aotras personas, pues pensaba que estaba mejor informada que nadie de lo que se habíaproyectado cuando vivía el señor Roland. Por una casualidad providencial, el señorde La Salle, que de acuerdo con las intenciones del señor Roland había asumido elcuidado particular de esta comunidad, se encontraba a la puerta de la casa cuando elseñor Niel entraba en ella. Después de los primeros saludos, el señor Niel expuso a laHermana superiora el asunto del viaje. La superiora habló de ello al señor de La Salley le rogó que dijera lo que pensaba del proyecto. Él intuyó, ante todo, el conjunto deinconvenientes, y pensó en las dificultades que había experimentado recientementepara reconocer la escuela de las niñas. Con todo, como tenía una caridad que secompadecía de todos los que acudían a él, quiso oír al señor Niel y saber de él mismolas medidas que quería tomar. Examinó sus proyectos, y no pudo sino aplaudirlos;renunció a las razones que le hacían dudar del éxito y trabajó para allanar las primeras

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dificultades. Era preciso hacer que le conocieran en las principales casas de la ciudad,para lograr que se ganara la confianza de las personas a las que tendría que dirigirse,

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y asegurarle una retirada conveniente, esperando que podría abrir las primerasescuelas.

(n. m.) [Niel] toma consejo del señor de La Salle

Como la gente estaba prevenida contra todo lo que fuera un nuevo establecimiento,se precisaba tomar muchas precauciones para no disgustar a ninguno de los quepudieran oponerse. El éxito dependía del secreto. El señor Niel tenía orden de laseñora Maillefer de alojarse en casa de su hermano. Estaba dispuesto a hacerlo, perose le hizo entender las consecuencias que podría tener. Se le explicó que había quetemer que alguien descubriera su intención, y de ahí, que se hiciera pública. Paraprevenir los inconvenientes, se determinó que se alojara en casa del señor de La Salle,quien inmediatamente le ofreció su casa, lo cual aceptó con gratitud el señor Niel.

(n. m.) [La Salle] se compromete sin advertirlo

Tales fueron los primeros compromisos del señor de La Salle en la fundación de lasescuelas gratuitas. El señor Niel agradeció a Dios que en una sola entrevista lehubiera permitido encontrar un alojamiento honesto y un protector experto para suempresa. Desde ese momento se prometía que iba a triunfar. Él informó exactamentea la señora Maillefer de sus primeras gestiones. Dicha señora le respondió, enconsecuencia, que no descuidara nada para hacer triunfar la empresa.

(n. m.) El señor de La Salle consulta antes de comprometerse

Lo primero que hizo el señor de La Salle antes de arriesgar nada, fue dirigirse aDios. Como le ocurría en todas las buenas obras, le bastaba vislumbrar el bien paracaptarlo en seguida; pero como desconfiaba de sus propias luces, quiso conocer elparecer de varias personas esclarecidas. Con este objeto consultó a

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superiores de peso y de experiencia. Al primero a quien se confió fue a Dom ClaudioBretagne, a la sazón prior de la abadía de San Remigio de Reims. Era hombrediscreto, de clara inteligencia, sólido, penetrante y buen consejero. El conocimientode sus méritos le había conquistado tan plena confianza que le pidieron que seencargara de publicar la vida del señor Bachelier de Gentes, natural de Reims, laicode rara virtud y de penitencia poco común. La obra estuvo preparada para ser impresay apareció, en efecto, al año siguiente, en 1680.

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(n. m.) Comienzan las escuelas por la parroquia de San Mauricio

Antes que el señor de La Salle abriera a este sabio superior el designio que tenía deabrir nuevas escuelas en Reims para la instrucción de los niños, le hizo notar losinconvenientes. Ya estaban previstos, pero le consultaba para encontrar los medios desuperarlos. Él no quiso decidir nada por sí mismo, y su parecer fue que no había queprecipitarse; que convenía consultar a otras personas más habituadas a esta clase deempresas. Este consejo concordaba con su humildad. Dios permitió que la empresano saliera bien al principio para hacer que la ejecución fuera más sólida. Era, pues,necesario contar con nuevas luces. Siempre había que temer las oposiciones, y poreso se oyeron otros pareceres, para prevenirlas, ya que todos presentabandificultades. En fin, después de madura deliberación, se acordó seguir lo quepropusiera el señor de La Salle. Según éste, lo más conveniente era poner las escuelasbajo la protección de algún párroco de la ciudad.

(n. m.) El párroco de San Mauricio se ofrece para alojar a los maestros

Esta solución pareció la más natural, ya que así no habría ningún motivo paraoponerse al celo de un pastor que deseara que los niños de su parroquia fueraninstruidos. Se determinó, pues, que se haría la propuesta,

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entre los señores párrocos de la ciudad, a quien el señor de La Salle indicara.

(n. m.) 1679

No se perdió tiempo; se dirigió, pues, para ello al señor Dorigny, párroco de SanMauricio, que le parecía el más indicado por su firmeza, fundada en su experiencia enlos negocios, para sacar adelante la empresa que se meditaba. El párroco recibió lapropuesta y la acogió con tan buenas disposiciones, que no se dudó del éxito.Manifestó además su disposición para alojar en su casa a los maestros que sedestinaran a atender la escuela. Las cosas se arreglaron en pocos días y [la escuela]comenzó en su parroquia este año de 1679.

(n. m.) Propuesta de abrir una escuela en la parroquia de Santiago

Cuando el señor de La Salle vio cumplidos sus deseos de aquella forma, creyó queDios no le pedía más, y se retiró, abandonando el resto a la Providencia. Se contentócon ver de vez en cuando a los maestros de la escuela de San Mauricio paraexhortarles a la piedad y ayudarlos con sus consejos. No pensaba que estecompromiso debía llevarle más lejos. Pero Aquel que guiaba sus pasos le abrió enseguida por delante un amplio camino, en el cual le comprometió, aunque muy apesar suyo. Pues el señor Niel, que no limitaba su previsión a este primer

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establecimiento, supo que una piadosa dama de la ciudad, viuda del señor Levêque deCarrières, tenía el propósito de fundar una escuela gratuita en la parroquia deSantiago. Fue suficiente para él. Acudió a encontrarla, se dio a conocer, le refiriócómo, merced a los cuidados del señor de La Salle, se había llegado a abrir una[escuela] en la parroquia de San Mauricio. La señora le escuchó con agrado, y pensó,incluso, que Dios le ponía

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delante la ocasión favorable para ejecutar el proyecto que tenía en la cabeza desdehacía tiempo. Ella conocía al señor de La Salle, y antes de resolver cualquier cosa,quiso hablar con él de este asunto. El señor Niel fue en seguida a informarle y a darlecuenta de lo que acababa de hacer, sin dudar que él aprobaría su gestión. El señor deLa Salle no la desaprobó del todo, pero consideró que era precipitado; y como temíasiempre verse demasiado comprometido, sintió renacer su natural repugnancia.

(n. m.) La señora Levêque de Carrières quiere fundar una escuela

Sin embargo, la señora Levêque le rogó que fuera a verla. Después de variasinsistencias de su parte, [La Salle] fue a su casa, y escuchó todo lo que ella le tenía quedecir sobre su proyecto. Ella le felicitó por el beneficio que había hecho a los pobresde la parroquia de San Mauricio, y le expuso el deseo que tenía de prestar el mismoservicio a los de su parroquia. «Es preciso —dijo ella— que aproveche una ocasióntan favorable, pues hace mucho tiempo que Dios puso en mi corazón la idea de fundaruna escuela en mi parroquia; y estaría muy contenta si viera el cumplimiento de estedeseo antes de mi muerte». El señor de La Salle no le pudo negar su colaboración paraayudarla a realizar esta buena obra. Ella aseguró una suma de 500 libras de renta, arecoger cada año de sus réditos, para el mantenimiento de dos maestros, y prometiódejar un fondo de diez mil libras para asegurar la renta a perpetuidad. Como teníamucha edad, le urgió a que lo ejecutara [cuanto antes]; pero a pesar de las diligenciashechas, no pudo terminarse [la empresa] sino después

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de su muerte, que sobrevino seis semanas después de la declaración que había hechode sus intenciones. Pero sus herederos consideraron un deber de religión cumplirexactamente los términos de su fundación, y la escuela de la parroquia de Santiago seabrió ese mismo año de 1679, sin ningún obstáculo.

(n. m.) Celo del señor Niel, perjudicial para las escuelas

El señor de La Salle, contento con el nuevo éxito, no miraba más lejos, ni seadelantaba en nada, sino sólo en la medida en que se veía como forzado por lascircunstancias. Depositaba el cuidado de los maestros en la vigilancia del señor Niel.Pero este hombre, aunque lleno de piedad, carecía de clarividencia y tampoco era

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todo lo asiduo que se necesitaba. Todo su celo se reducía a buscar el modo de crearestablecimientos sin preocuparse de perfeccionarlos. Los continuos viajes que seimponía para alcanzar su objetivo le impedían la atención necesaria para remediar lasdificultades que se encontraban en aquellos comienzos. Sus largas y frecuentesausencias ocasionaban trastornos en las escuelas. Los maestros se descuidaban en laasistencia a la escuela, y este desorden comenzaba a extenderse a los alumnos, quepor ello no eran instruidos con suficiente cuidado. Los padres empezaron a notarlo ymurmuraban. Si no se ponía pronto remedio, habría que temer que las escuelas sedestruyesen por sí mismas en poco tiempo. Además, las escuelas no podían producirtodo el fruto que se preveía al principio, porque los ejercicios no estaban regulados yporque no se seguía una conducta uniforme. Cada maestro seguía su idea personal,sin

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preocuparse de lo que podía contribuir a producir fruto.

(n. m.) El señor de La Salle reúne a los maestros en la misma casa

Todos estos inconvenientes persuadieron al señor de La Salle de que era precisoreunirlos bajo el mismo techo, y ésa fue la decisión que tomó. Alquiló una casacercana a la suya para que fuera posible tenerlos a la vista y visitarlos con másfrecuencia. Pasaron a vivir en ella por las fiestas de navidad del mismo año de 1679, yen seguida comenzaron a seguir una serie de ejercicios que [La Salle] les prescribió.

(n. m.) Se abre la tercera escuela

El señor Niel, que sabía aprovechar con acierto las circunstancias en que seencontraba para alcanzar sus fines, vio con agrado los cambios que el señor de LaSalle acababa de hacer. En cuanto vio a los maestros reunidos en esta casa, propusoabrir otra escuela para utilidad del barrio. El señor de La Salle, que no encontróinconveniente, consintió en ello, y en poco tiempo llegó a ser más numerosa que lasdos anteriores.

(n. m.) 1680. El señor de La Salle recibe el birrete de doctor

Mientras estos diversos establecimientos funcionaban como si se hubiera podidopreverlo a distancia, el tiempo de la licenciatura del señor de La Salle se terminaba.Había superado todos los ejercicios y pruebas establecidas en la facultad de Teologíade Reims, como lo estaban también en la de París; y así, no habiendo ya nada que se loimpidiera, recibió el birrete de doctor dos años después, es decir, en 1680.

452 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Accidente que le pone en peligro de muerte

Este año fue importante por un accidente [que sufrió La Salle] y que le llevó apensar que le podía costar la vida. Al regresar de una zona rural,

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en invierno, le sorprendió la noche; aquel día había caído muchísima nieve, por locual se perdió y cayó en una fosa profunda, de la que sólo pudo salir después demucho tiempo y de penosos esfuerzos que le causaron una ruptura [muscular].Repuesto de la emoción que este accidente le produjo, reflexionó mucho sobre laprotección de Dios que acababa de experimentar en el peligro, y sobre sumisericordia, que le había salvado la vida. [Este suceso] le quedó tan profundamentegrabado, que en lo sucesivo, cuando hablaba de ello, lo hacía con vivos sentimientosde gratitud.

(n. m.) Piensa en llevar a los maestros a su propia casa

Todas las precauciones que había tomado hasta entonces para ofrecer a losmaestros de escuela cierta forma de dirección no habían tenido el éxito que se habíaprometido. El señor Niel, con sus continuas ausencias, les causaba un perjuicioconsiderable. Él no se percataba de las consecuencias, al contrario que el señor de LaSalle, que veía cómo se marchitaba cada día la piedad que quería sembrar en aquellapequeña comunidad. Sus ocupaciones no le permitían suplirlo con una presencia tanasidua como hubiera sido necesaria. Después de haberlo pensado mucho, no encontrómás que un remedio, y era llevar a los maestros a su propia casa para tenerlos bajo sumirada sin descuidar sus negocios. Pero, por otro lado, no pudo ignorar los difícilesobstáculos que tendría que superar, tanto por parte de su familia, que no siempreaprobaba

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las medidas que adoptaba, como de parte de los tres hermanos que permanecían conél, a quienes podría disgustar el nuevo género de vida. Por este motivo se sintióagitado de diversos pensamientos y encontró dificultad para elegir la solución quehabría de tomar.

Así transcurrieron varios meses, sin poder decidir. Con todo, como veía que tantasdilaciones de su parte sólo conseguían aumentar el mal, resolvió, al fin, superar susrepugnancias; pero, al mismo tiempo, pensó que correspondía a su prudencia noprecipitar nada, y que debía preparar los ánimos para acostumbrarlos con suavidad aeste cambio que no se esperaban.

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(n. m.) Los sienta a comer a su mesa

Primero se contentó con admitir a los maestros a su mesa a las horas de lascomidas. Durante las mismas se hacía una lectura, de la cual él tomaba ocasión parahablarles, y también los animaba a que hicieran saludables reflexiones sobre lalectura. Después de esto, se retiraban para ir a ejercer su empleo en las escuelas.

1681

Las cosas siguieron de esta forma hasta el año siguiente, ya que vio que todo cuantohacía para formarles en la piedad sólida, no producía aún todo el fruto que deseaba.Aprovechó una ausencia del señor Niel para mandarles que fueran a su casa todas lasmañanas, desde la siete, para pasar allí todo el día, salvo el tiempo de la clase. De estaforma los indujo a que se obligaran a hacer los ejercicios diarios, que él les habíaseñalado tiempo antes, pero que ellos, con diversos pretextos, no observabanfielmente. Los ejercicios principales

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eran la oración mental, la oración vocal a ciertas horas y la mortificación de lossentidos. Nunca se había dado cuenta de la necesidad que tenían de este proceder,como cuando los tuvo bajo su mirada. Advirtió en algunos de ellos una piedadsuperficial, una vocación titubeante e incluso bajas inclinaciones que provenían de lafalta de educación. No dejaba pasar ninguna ocasión favorable para hacerles caer enla cuenta de sus defectos; les hablaba con dulzura, estudiaba sus diversos caracteres ymoderaba sus advertencias; y así, con este modo de tratarlos, encontraba el modo dereformar su exterior al mismo tiempo que regulaba su interior.

(n. m.) La ciudad de Guisa quiere abrir una escuela gratuita

Mientras él se aplicaba a instruirlos en los deberes de su estado, el señor Niel,siempre deseoso de abrir nuevos establecimientos, no se dormía. Aprovechaba lasmínimas esperanzas que se lo hicieran entrever, y no se daba reposo hasta haberllegado al final. Supo que las autoridades de la ciudad de Guisa tenían el propósito decrear una escuela gratuita para los pobres. Sin otra deliberación decidió ir allí. Peroantes quiso tener el beneplácito del señor de La Salle, quien le dijo que no hacía faltaprecipitarse, que su gestión sería prematura, y que al precipitarse de ese modo, laescuela corría peligro de fracasar. Además, le hizo ver con dulzura que sus frecuentesausencias eran perjudiciales para los maestros; y que [por otro lado] su presencia y suasiduidad en velar sobre su comportamiento los mantendría en su deber, sobre todoen el tiempo de Pascua, que se aproximaba.

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Todo cuanto pudo decirle no le hizo cambiar su decisión. Se marchó a Guisa, hizomuchos desplazamientos inútiles, y volvió sin haber podido lograrlo, como le había

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predicho el señor de La Salle. Esta pequeña contradicción le hizo más circunspectopara lo sucesivo y más dócil para aprovechar sus consejos.

(n. m.) El señor de La Salle aloja a los maestros en su casa

Cuando regresó [el señor Niel] quedó gratamente sorprendido de lo realizado porel señor de La Salle para mantener a los maestros en el orden, que había producido uncambio notable. Le expresó su alegría y le urgió a que terminara la obra, llevándoloscompletamente a su casa. Era un golpe decisivo para el señor de La Salle y que no sepodía hacer sin ruido. Pero como lo que había hecho hasta entonces había resultadobastante bien, incluso por encima de sus esperanzas, creyó que no había yainconveniente para realizar lo que el señor Niel le aconsejaba.

(n. m.) 1681

Así pues, el día de San Juan Bautista, su patrón, hizo ir a todos los maestros a supropia casa, y allí los alojó. Fue entonces cuando la gente, a quien su procederanterior había tenido como en suspenso, comenzó a censurarlo. Había que prepararsepara las contradicciones. Las sufrió, y fuertes, por parte de sus parientes y amigos. Nopodían dejar de reprocharle un paso tan raro como el que acababa de dar, y así localificaban. Tuvo necesidad de toda su virtud para escuchar los razonamientos ysufrir las burlas hirientes que le hicieron en este asunto. Unos se quejaban consentimientos demasiado humanos, otros le culpaban con mal humor,

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y los más sensatos se contentaban con admirar su celo, sin atreverse a juzgarle. Sinembargo, pocos lo aprobaban.

(n. m.) Reproches de su familia por este asunto

Los asaltos más duros que tuvo que sostener vinieron de parte de su familia, que leamaba con ternura, y que no era insensible a las habladurías que corrían sobre él. Lehicieron ver todo lo que se vislumbraba de más desagradable en sus gestiones paradesanimarle y hacer que cambiara de resolución. Algunos de los parientes, más vivosy más molestos que los otros, le reprocharon que deshonraba a su familia y su estado,al encargarse, de aquella manera, de la dirección de un número de personas de bajonacimiento y sin educación. que no hacía ninguna distinción entre ellos y losforasteros que admitía a su mesa, y tampoco con sus propios hermanos, que no habíannacido para someterse a un género de vida tan anormal, que no les convenía en modoalguno; que de ese modo alejaría de su casa a todas las gentes honradas, y que se veríaabandonado y despreciado de todo el mundo. A estos razonamientos él opusosolamente una gran paciencia, y a todo respondía con moderación tan cristiana quealgunos se marchaban muy edificados y resueltos a no presionarle más, por temor de

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oponerse a los caminos de Dios. Los demás, al ver que todos sus intentos noproducían nada en su espíritu, y que sus resoluciones no se debilitaban en absoluto, lemiraron desde entonces como hombre apegado a su criterio, a quien nada podíaflexibilizar, y resolvieron retirarle de su casa a los tres hermanos que estaban con él.

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(n. m.) Se aplica a formar a los maestros en la virtud

Esta separación le afectó mucho, pero no le abatió. Puso toda su confianza en Dios,y cuando se vio enteramente libre, se dedicó con todas sus ganas a dirigir a su pequeñacomunidad. Comenzó por inspirarles el espíritu de modestia, de humildad, depobreza, de piedad y de una caridad mutua sin límites; todas ellas eran cualidades quedebían servir como cimiento y base de su estado. Pero como había resuelto nointroducir nada por autoridad, y como deseaba inspirarles el atractivo por la virtud,pero sin forzarles, se contentó en los comienzos con guiarlos como de la mano y hacerque gustasen las verdades que les inspiraba con sus exhortaciones y, más todavía, consu ejemplo. De ese modo, todo ese año lo dedicó a acostumbrar a los maestros a[practicar] un conjunto de ejercicios con los que se familiarizaron de manerainsensible.

(n. m.) Deja, con los maestros, la casa paterna

Cuando los hubo afianzado a fondo, pensó seriamente en dejar su casa paterna e ir avivir con ellos a un barrio más resguardado del tumulto y de las molestias del mundo.Encontró una casa que se alquilaba en la Rue Neuve [calle Nueva], frente a las tapiasde las religiosas Damas de Santa Clara.

(n. m.) 1682. Establecimiento de la primera casa del Instituto

Entraron en ella el día de San Juan Bautista del año 1682. Es esta casa la misma quelos Hermanos de las Escuelas Cristianas ocupan [todavía] desde entonces, y cuyaadquisición hicieron en 1700, gracias a las ayudas de algunas personas caritativas dela ciudad. Puede ser considerada, con justicia, como la primera de sus casas y como lacuna del Instituto.

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(n. m.) Les prescribe una vida uniforme

Cuando los maestros estuvieron bien alojados en esta nueva vivienda, y una vezque distribuyeron los lugares apropiados para sus ejercicios, el señor de La Salle lesprescribió una regla uniforme para todas las horas del día, en la cual el silencio eracomo la base. Desde entonces sintieron cuán ventajosa era esta práctica paraacostumbrarse al recogimiento y para dominar las pasiones. Luego les aconsejó haceruso frecuente de la oración y de acercarse con frecuencia a los sacramentos para

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regular su conciencia. Para ello, les exhortó a que escogieran un confesor ilustrado,que les guiara a todos por las mismas prácticas. La primera idea que les vino fuerogarle que les permitiese no escoger a ningún otro sino a él. El respeto les retuvoalgún tiempo, pero como su confianza en él aumentaba, a causa de la bondad con queles distinguía en sus conversaciones familiares, los que tenían más confianza seencargaron de proponérselo. Como él no quería molestarles en nada en un punto detanta importancia, consideró que no era prudente acceder a su petición, con laaprensión de que ello le quitara la libertad que tenía para reprenderles por sus defectoscon la franqueza habitual. Con todo, forzado por sus peticiones reiteradas, y despuésde haberlo consultado con algunos amigos desinteresados, se rindió a los deseos delos maestros, de modo que en poco tiempo se vio que todos se habían puesto bajo sudirección. No pasó mucho tiempo

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para percatarse del feliz cambio que esto producía entre ellos. Muy pronto el buenolor de su piedad se extendió hacia fuera, y el mundo comenzó a admirar a aquellosque, poco antes, eran objeto de desprecio.

(n. m.) La ciudad de Rethel solicita una escuela

Las ciudades cercanas a Reims, informadas de los beneficios que podían conseguircon unas escuelas semejantes, se apresuraron a buscar los medios de procurar otrosparecidos para la instrucción de sus niños. Rethel-Mazarino fue la primera que hizo lapetición al señor de La Salle. El asunto le pareció delicado. No quiso precipitar nada.Todo lo que había hecho hasta entonces para formar a los maestros de escuela enReims no era todavía, según él, más que una pequeña muestra de la perfección a laque tenía el designio de llevarlos. Temía exponer demasiado pronto a aquellasjóvenes plantas, todavía mal enraizadas. Le parecía que todavía necesitaban apoyopara darles tiempo de robustecerse. Así, todo lo mejor que podía hacer era daresperanzas para más tarde. Sin embargo, la ciudad, sostenida por la protección delDuque de Mazarino, y apoyada en el celo del párroco, insistía en la ejecución, demodo que no hubo otra solución que aceptarlo. Hubo que acomodarse a lascircunstancias presentes; pues además de las liberalidades del Duque, de la ciudad,del párroco y de una señora, apellidada Bouraletti, que ofreció ella sola cincuentalibras de renta, se encontró una casa donde establecerse y los fondos necesarios parasostener a dos maestros.

(n. m.) Escuela de Rethel

El señor de La Salle, por cortesía, no podía volverse atrás.

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Encargó al señor Niel que fuera allí a fundar la escuela. Lo hizo con su habilidadhabitual, y en cuanto llegó a Rethel-Mazarino todo se arregló de tal forma que laescuela se abrió el mismo año de 1682. Las diversas gestiones que emprendió paraeste asunto y las medidas que hubo de tomar para salir adelante, le pusieronnecesariamente en relación con quienes se interesaban de manera particular en elasunto. Esto le facilitó el honor de cumplimentar respetuosamente al Duque, que enuna audiencia que le concedió le hizo diversas preguntas sobre el nuevo Instituto, yparticularmente sobre quién era el principal impulsor. Desde ese momento deseóconocer al señor de La Salle, a quien el señor Niel le había descrito como un santosacerdote de profunda piedad y de una caridad sin límites. Al señor de La Salle no legustaba darse a conocer, pero informado de las intenciones del Duque, se vio en lanecesidad de acatar sus órdenes. El Duque le recibió con señales de distinción; congusto conversó con él sobre cuestiones de piedad. Él mismo le honró varias veces consu visita.

(n. m.) El Duque de Mazarino quiere fundar una escuela, y se la desvían

Algunos años después de la apertura de la escuela de Rethel, en consideración desu virtud, quiso asignar en sus dominios una renta perpetua de doscientas libras parasostenimiento de los maestros. El asunto estaba a punto de concluirse cuandopersonas en quienes [La Salle] confiaba apartaron [al Duque] de esta idea, de maneraque cuando el señor de La Salle acudió al día siguiente para aceptar la

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donación, encontró cambiadas las disposiciones acordadas, y en lugar de las muestrasde bondad con las que le había honrado, no le testimonió más que frialdad, y unaindiferencia sensible. Le hablaron de dificultades [surgidas] propias para rechazarlo,y se le imponían pesadas condiciones que no eran compatibles con los compromisosde los maestros. Además tuvo que oír reproches y palabras duras y humillantes parasu persona. Pero, sin faltar al respeto que debía a la presencia del Duque, respondiócon firmeza, sin sobrepasar los límites de su habitual moderación. Regresó a casa sindenotar ninguna emoción, y aunque conocía a los autores de la trama, no quiso que seles manifestara ni una sola señal de descontento.

(n. m.) El señor de La Salle sufre humillaciones sin quejarse

Este proceder prudente y moderado, que sus enemigos consideraban comoinsensibilidad, era el efecto de su total sumisión a las órdenes de la Providencia,constituía la regla de sus actos, y se fortalecía de tal manera en las contrariedades quetuvo que sufrir en el establecimiento de su Instituto, que los contratiempos másdesgraciados no le alteraban en nada la paz interior de que gozaba. Cuando se obrasólo por Dios, uno se consuela fácilmente de las contradicciones de los hombres. Sudesprendimiento era tan perfecto que no parecía afectado por las injusticias que se

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cometían con él. No hablaba nunca de ellas, ni se le escapaba nunca queja algunacontra aquellos que le hacían sufrir. Prefería renunciar a sus derechos más evidentes adar el menor motivo de queja. Es lo que hizo con

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ocasión de la fundación de que hemos hablado.

(n. m.) Renuncia a sus derechos para no pleitear

Dos personas de las más ricas de Rethel-Mazarino le dejaron una suma importantepara ayudarle a fundar la escuela. Ya estaba en posesión de ella y tenía en mano todala documentación; la donación parecía incontestable. Con todo, él renunció a susderechos y abandonó todo a los herederos, que se lo reclamaban, antes que meterse enun pleito en el que la caridad hubiera podido sufrir alguna alteración. Ejemplo dedesinterés tan edificante como raro.

(n. m.) La ciudad de Guisa pide maestros

La escuela de Rethel-Mazarino no se estableció antes de que las autoridades de laciudad de Guisa se arrepintieran de haber descuidado la oferta que el señor Niel leshabía hecho un año antes. Formularon con él nuevos compromisos en un segundoviaje que le rogaron que hiciera. Este año, sin diferirlo más, le dieron una casa para lavivienda de los maestros. La señora duquesa de Guisa, que había tenido cuidado dedisponer en su favor, los tomó bajo su protección, y de sus bienes les cedió los fondosnecesarios para su mantenimiento, de manera que la escuela se abrió el mismo añode 1682.

(n. m.) Los primeros [maestros] que se envían no satisfacen

El señor de La Salle, en estos comienzos, tenía dificultad para encontrar sujetosadecuados para atender las escuelas. Los primeros maestros que envió a Guisa nogustaron; hubo, pues, que esperar hasta que tuviera otros bien formados; entoncesllamó a los

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primeros y puso a otros que se ganaron la estima y la consideración quecorrespondían a su exactitud y a su piedad.

(n. m.) 1682. Escuela en Laón

También fue hacia el final de este año cuando el señor Guiart [Guyart], párroco deSan Pedro, de la ciudad de Laón, informado del bien que las escuelas gratuitasproducían en las ciudades de Rethel y de Guisa, en donde se habían abierto

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recientemente, escribió al señor de La Salle, y le rogó que le enviara dos maestrospara abrir una en su parroquia. El amor que tenía hacia los pobres, que eran los másnumerosos, y el deseo ardiente que tenía de hacerlos instruir le impulsaban, desdehacía tiempo, a procurarles este beneficio. Había hecho acuerdos con el alcalde yconcejales de la ciudad para prevenir todas las dificultades. Obtuvo de ellos una casapara alojar a los maestros. Los Canónigos Regulares de la abadía de San Martín, de laorden de los Premonstratenses, se comprometieron generosamente a procurarles unaparte de su subsistencia, y el señor párroco suplió a lo que faltaba con sus propiosbienes. Arregladas las cosas de esta manera, el señor de La Salle envió dos maestros aLaón, que abrieron la escuela al año siguiente, 1683.

1683

Entre el párroco y él surgió una amistad y una confianza recíprocas, fundadas en laestima mutua, que no terminó sino con la muerte.

(n. m.) La mayor parte de los maestros se disgustan

El éxito de estos establecimientos, hechos de manera tan rápida, era, según lasapariencias, un presagio feliz de lo que debía esperar para lo sucesivo. Sin embargo,faltaba

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mucho para que el señor de La Salle encontrara motivo de estar satisfecho por ello.Dios le hizo gustar toda la amargura que acompaña ordinariamente a las escuelas malenraizadas, y cuando él creía que había puesto a todas las escuelas en situación desostenerse por sí mismas, vio cómo su obra se deslizaba por la pendiente de la ruina.Los maestros que habían sido reunidos en una misma casa, para acostumbrarlos a laRegla, comenzaron a aflojar de su primer fervor. Encontraron su vida aburrida; susejercicios, demasiado molestos; la alimentación, muy pobre; su libertad, muyestrecha. Pensaron en sacudirse un yugo que habían encontrado suave hasta entoncesy al que se habían sometido voluntariamente. Ya no sentían gusto por las prácticas depiedad que se seguían en la casa y que tan útiles y santas les habían parecido. Es fácilimaginarse hasta qué punto fue penetrado de dolor el señor de La Salle a vista de tantodesorden. Hizo cuanto dependía de él para reavivar el fervor y hacerles volver de susdesvaríos. Pero su disgusto era tan general, que tuvo que abandonarlos a sí mismos yser testigo de su deserción. Todo cuanto pudo decirles de más tierno y más afectuosono les causó impresión; su elección estaba hecha. Los remedios que él quiso emplearpara curar sus heridas sólo sirvieron para amargarlos más; la gratitud singular quetenían hacia la caridad con la que les había guiado y mantenido en su casa, no latuvieron para nada en cuenta; la borraron por completo de su espíritu

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y olvidando todos los sentimientos de respeto y de gratitud que debían a su virtud y asus buenos ejemplos, salieron de su casa y renunciaron para siempre al designio quehabían tenido de consagrarse a la instrucción de la juventud. Hubo algunos de ellos,en cambio, que más fieles y más arraigados en su vocación, rechazaron seguir a estosflojos en su extravío.

(n. m.) El señor de La Salle anima a los que siguen

No se puede negar que el señor de La Salle se sintiera un poco decaído ante la vistade una deserción tan general, y que no se viera tentado en ese momento de abandonartodos sus proyectos. Le parecía que habiendo tenido sólo miras muy puras paraprocurar el bien, y contribuir con todas sus fuerzas a la instrucción de los pobres, teníamotivos para esperar un éxito más feliz. Pero los pensamientos de los hombres sonmuy limitados para poder penetrar los designios de Dios. Después de haber hechotodas las reflexiones que le procuraban un suceso tan súbito y tan inesperado,aprovechó esta humillación para reanimar su celo; y lleno de nueva confianza,recogió con gratitud los restos de aquel rebaño disperso. Él se dedicó a asegurarlescontra las alarmas en que les había sumido el falso paso de sus compañeros; y por susoraciones, sus cuidados, sus ejemplos y sus exhortaciones tiernas y afectivas, lesfortaleció contra la tentación.

(n. m.) Hace que adopten un vestido uniforme

Dios, que se complace en devolver la calma después de la tempestad, derramónuevas bendiciones sobre su trabajo, y cuando menos lo pensaba, vio llegar unnúmero de sujetos que tenían buena voluntad, fuerza,

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fervor y piedad. Éstos, unidos a los que permanecieron fieles, formaron una nuevacomunidad más numerosa y más completa. El señor de La Salle, repuesto de susorpresa y lleno de nueva confianza, se dedicó más que antes a prevenirles contra lainconstancia natural, de la que venía de experimentar las funestas consecuencias porla deserción de los otros. Reflexionó sobre cómo el hombre, siempre débil, necesitaser fijado al bien mediante algunos lazos que le aten al mismo. Esto le determinó aredactar nuevos reglamentos, más ponderados y mesurados. El principal objeto eraadoptar justos medios para quitarles cualquier pretexto de volver al mundo. Consultócon varias personas de piedad y experiencia y, aprovechando la buena voluntad de losnuevos discípulos, les hizo tomar un vestido pobre y uniforme, que por susingularidad y sencillez les distinguiría de los seglares. Esta nueva forma de hábitoera muy apropiada a la modestia de su estado, inspiraba el respeto por su persona y lesobligaba a ser más modestos en su comportamiento.

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(n. m.) La gente no se lo aprueba

Es cierto que este cambio no fue del gusto de todo el mundo. Algunos loencontraron ridículo porque aún no estaban acostumbrados a él. Se hicieron, incluso,burlas, que fueron cesando con el tiempo. Algunos años después, una personadistinguida por su mérito y por su piedad, pero de un modo de ser particular, quisoobligarles a hacer en él algunos cambios, pero el señor de La Salle, cuya aprobaciónera necesaria, no consideró a propósito seguir sus consejos. Temía que vistiéndoloscon más distinción surgiera en ellos el deseo de brillar; y

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que por complacer a un hombre, de quien, por otro lado, respetaba la competencia ylas luces, se pudiera causar algún daño a la sencillez de su Instituto. No quiso, portanto, ceder a las razones de cortesía que se le expusieron, y como le tacharon detestarudo y de suficiente, consideró que era justo exponer por escrito las razones de suresistencia. Lo hizo de manera sólida y cristiana, y de esa manera ganó para suopinión a quienes parecía que eran los más opuestos.

(n. m.) Les hace tomar el nombre de Hermanos de las Escuelas Cristianas

Fue más lejos. Aprovechó la buena voluntad de sus discípulos para convencerlosde dejar el nombre de maestros de escuela que habían llevado hasta entonces, y tomarel de Hermanos de las Escuelas Cristianas. Esta denominación les pareció másmodesta y más conforme con la vida común que habían abrazado. Se vieron entonceslos efectos de este cambio, que en apariencia no tenía nada de considerable y que, sinembargo, contribuyó a cimentar la unión que debía reinar entre ellos.

(n. m.) Su unión

Los Hermanos (así es como los llamaremos en el futuro) no tenían sino un mismocorazón y un mismo espíritu. Vivían en profunda paz, se ayudaban mutuamente concaridad tierna y compasiva. Todas las cosas las tenían en común, ningún interésparticular distraía su atención, de manera que reproducían por la regularidad y suproceder la viva imagen de los primeros cristianos. Les quedaba, sin embargo, unpunto débil, por donde el demonio podía sorprenderles: era la excesiva preocupaciónpor el futuro.

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(n. m.) Desconfían de la Providencia

Como por su estado estaban forzados a vivir con unos ingresos muy módicos y nodisfrutaban de ningún fondo [estable], de vez en cuando les venían pensamientos dedesconfianza, que los agitaban. Se imaginaban el estado al que se verían reducidossi el señor de La Salle les llegaba a faltar un día. Forjaban en su cabeza, sobre este

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asunto, mil quimeras, que les llevaban insensiblemente al abatimiento y al desaliento.El señor de La Salle se dio cuenta de ello, y cuando quiso penetrar en las razones, ledijeron con franqueza que no veían nada de seguro y de estable en su establecimiento;que el menor suceso adverso podía destruir todos sus proyectos, y resultaba penosopara ellos sacrificar su juventud al servicio de la gente, en un estado indeciso, sintener seguro que al final habría un asilo a cuya sombra pudieran reposar de sustrabajos, cuando la edad o la enfermedad los pusieran en situación de no podercontinuar.

(n. m.) El señor de La Salle combate su desconfianza

El señor de La Salle, que estaba plenamente animado por la idea de la Providencia,que ponía en ella toda su confianza y que deseaba guiar a los Hermanos por el mismocamino, trabajó con todo su esfuerzo en levantar su ánimo decaído. «Hombres depoca fe —les dijo— ¿es así como queréis señalar límites a la Providencia de Dios?¿No sabéis que Él no los pone a su bondad? Si Él tiene cuidado, como dice Él mismo,de las hierbas y de los lirios del campo, si Él alimenta con tanto cuidado a los pájarosy a los demás animales que hay sobre la tierra, aunque no tienen bienes,

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ni rentas, ni bodegas, ni graneros, ¡con cuánta más razón debéis esperar vosotros queÉl tenga cuidado de vosotros, que os consagráis a su servicio! No os inquietéis, pues,más por el futuro; Dios conoce vuestras necesidades y no dejará de proveerabundantemente si le sois fieles». Este discurso, lleno de fe, apoyado en la autoridaddel mismo Dios, parece que hubiera debido sosegarlos y calmarlos en susinquietudes; pero como su espíritu estaba preocupado, no les causó demasiadaimpresión.

(n. m.) Sus razones

«Le resulta muy fácil a usted —le dijeron— hacernos semejantes reflexiones.Usted no carece de nada; está bien asentado; tiene bienes, tiene, además, uncanonicato; todo ello le pone a cubierto de la miseria en la que nosotros caeremosinfaliblemente si las escuelas desaparecen». El señor de La Salle sintió toda la fuerzade esta respuesta, y confesó que tenían razón al hacerle tal reproche. Desde entoncesconcluyó que el mejor medio para convencerlos de su perfecto desinterés eradespojarse de todo y hacerse totalmente semejantes a ellos.

(n. m.) Piensa dedicar sus bienes para fundar las escuelas.Consulta al padre Barré, mínimo

La primera cosa que le vino a la cabeza fue dedicar su patrimonio para fundar[económicamente] las nuevas escuelas, para quitar a los Hermanos todo pretexo de

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desconfianza. Esta idea le parecía natural, y era, al mismo tiempo, digna de su celo.Pero como nunca emprendía algo importante sin consejo, recurrió al padre Barré,religioso mínimo, de quien ya hemos hablado. Le

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escribió cuál era su propósito y le rogó que le diera su parecer sin halagarle para nada.El santo religioso le contestó sin dudar que aquel pensamiento no venía de Dios; quesus escuelas estaban establecidas sobre el único cimiento de la Providencia, y quesería pecaminoso buscarles otro apoyo; que tenía que tomar como regla de conductael pasaje del Evangelio en que Jesucristo dice a sus discípulos: «Las zorras tienenmadrigueras y los pájaros del cielo tienen nidos y refugios, pero el Hijo del hombre notiene dónde reposar la cabeza (Mt 8, 20). Las zorras — añadió— son los hijos delsiglo, que se apegan a las cosas de la tierra. Los pájaros del cielo son los religiosos quetienen su celda como asilo; pero aquellos que como usted están destinados a instruir ycatequizar a los pobres, no deben tener otra herencia sobre la tierra que la del Hijo delhombre. Por tanto, no sólo debe usted despojarse de todo sus bienes, sino tambiénrenunciar a su beneficio [canonjía] y vivir en un abandono general de todo lo quepodría apartar su atención de procurar la gloria de Dios». Semejante decisión notenía, desde luego, nada que pudiera halagar el amor propio, ni ofrecía ningunaapariencia de encontrar muchos que la aprobasen; pero el padre Barré conocía lavirtud y el perfecto desapego de quien le consultaba; y por lo mismo, no tuvo ningunadificultad en hablarle sin ambages.

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(n. m.) Sigue el consejo de darlo todo a los pobres

Cuando el señor de La Salle se vio confirmado en su idea, por la carta de personatan repetable, se convenció más que nunca de que Dios le pedía el sacrificio sinninguna reserva, y que no debía hacer sino lo que le fuera más agradable. Así pues,inmediatamente tomó la resolución firme y constante de dejar todo para seguir aJesucristo pobre. No puede uno por menos de admirar, en este punto, la grandeza dealma que le llevaba a renunciar con ánimo heroico a todo lo que el mundo llamacomodidades de la vida, para abrazar otra, dura y laboriosa, en la cual la razón y lossentidos tienen tanta dificultad para acomodarse. Un paso tan desinteresado no debesu nacimiento a la ambición o al deseo de hacerse un nombre en el mundo, comoquisieron verlo algunos censores injustos y maliciosos.

(n. m.) Se pretende apartarle de su resolución

Después de pensar en el modo de realizar su propósito, se lo comunicó a sudirector, quien lo consideró temerario. Trató de persuadirle de que despojarse detodo, de aquella manera, era tentar a Dios; le dijo que no veía qué razón podía tenerpara escoger una solución tan violenta; y también que podía salvarse en el estado enque Dios le había puesto; que su vocación no era equívoca, puesto que cumplía todas

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sus obligaciones con exactitud; que el ejemplo de un buen canónigo sostenía a losmenos fervorosos, y que sin dejar su canonicato podía seguir

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cuidando de sus Hermanos de las Escuelas, como había hecho hasta entonces conedificación. La confianza respetuosa que sentía por él [su director] no dejó deimpresionarle, y el temor que tenía de dar un paso en falso le mantuvo algún tiempoen suspenso. Consultó con otras personas esclarecidas, que sopesaron sus razones ylas consideraron muy sólidas. En fin, después de una espera de diez meses, encontróel modo de hacerlo aceptar por su director, a través de una persona de piedad que teníaascendencia sobre sus criterios.

(n. m.) Las razones

Una vez allanadas todas estas dificultades, le quedaba un objetivo, cuya dificultadpreveía, y del que temía no salir fácilmente airoso. Hubiera deseado poder mantenerel asunto en secreto, pero todas sus precauciones fueron inútiles y el rumor de estanoticia se extendió por la ciudad, y no es posible imaginar el ruido que causó. Susparientes y amigos fueron los que más se alarmaron. Los combates se reprodujeroncon más violencia. Cada uno razonaba a su modo. Unos decían que su excesivoautodominio le había debilitado la razón; otros aducían que en esto no hacía sinoseguir su modo de ser, que siempre terminaba en lo extremista. El medio [parahacerlo], decía la gente, era encontrar directores bastante complacientes para aprobarsemejantes dislates. Le hicieron ver, con energía, los inconvenientes de la situación ala que quería reducirse; se le hizo considerar a su familia revuelta, a amigosdescontentos, las circunstancias imprevistas que podrían sobrevenirle, ya que susescuelas serían una quimera que se diluiría con todos sus proyectos; que su crédito erademasiado limitado para prevenir o parar

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los golpes que podrían llegarle. Pero, puesto que había tomado la firme resolución deabandonarse a la Providencia, todas las razones que se le dieron no tuvieron fuerzasuficiente para hacerle cambiar de sentimiento.

(n. m.) 1683. Quiere dejar su canonjía

En el mes de julio de este año marchó a París, resuelto a encontrarse con el señorarzobispo de Reims y rogarle que aceptara la dimisión que deseaba hacer de suprebenda. A su llegada supo que el prelado estaba regresando a su diócesis, y sedispuso a volver sobre sus pasos para presentarle la petición.

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(n. m.) El párroco de San Sulpicio de París le propone estableceruna escuela en su parroquia

Durante la corta estancia que pasó en París tuvo ocasión de saludar al señor deLa Barmondière, párroco de San Sulpicio, que le preguntó el motivo de su viaje, locual le dio ocasión para expansionarse con él y comunicarle las razones que ledeterminaban a desprenderse de su canonicato y de abrazar un estado de pobreza. Alpárroco le gustaron sus razones y coincidió con sus miras. Le hizo prometer que leenviaría dos Hermanos para abrir una escuela gratuita en su parroquia, que, como sesabe, era la más extensa de París. Él urgía la ejecución con todas sus fuerzas, perosobrevinieron algunos incidentes que la retardaron, como veremos más adelante, ysólo se pudo cumplir seis años más tarde.

(n. m.) Va a encontrar a su arzobispo para dimitir de su canonjía

El señor de La Salle, de vuelta a Reims, fue al arzobispado. El señor arzobispo, quesabía de qué se trataba, no se daba prisa para concederle audiencia. Trataba de diferirel asunto para darle tiempo

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de reflexionar más, pues esperaba que un retraso de varios días le haría cambiar deresolución, y que por ese medio conservaría en su iglesia un canónigo de quienconocía claramente el mérito y la piedad. Mandó que le dijeran que no tenía tiempo deescucharle. El señor de La Salle comprendió bien el motivo del rechazo y no semolestó por ello. Consultó aún a varias personas y en particular se dirigió a uno de suscohermanos [de cabildo], muy estimado por su capacidad y por sus luces. Era el señorPhilbert, profesor de teología en el seminario y que luego fue gran chantre de lacatedral y que disfrutaba en gran medida de la confianza del prelado. El señor de LaSalle le explicó sus razones; él las aprobó y le aconsejó incluso que se retirara a Paríspara ponerse al abrigo de todos los reproches que iba a tener que recoger en sufamilia. Pero antes de retirarse, quería hablar con el señor arzobispo. Supo que sedisponía a volver a París, y entonces resolvió obtener audiencia a cualquier precio.

(n. m.) Dimite

Antes de presentarse por segunda vez, entró en la catedral, y allí, postrado ante elSantísimo Sacramento, pidió a Dios con renovado fervor las luces que necesitaba enese momento para conocer su voluntad, y la fuerza que le era necesaria para seguirla.De allí se fue al arzobispado para una nueva tentativa, que resultó mejor que laprimera. El señor arzobispo, después de escucharle, le preguntó si había tomadoconsejo en un asunto tan serio como el que

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acababa de proponer. El señor de La Salle aprovechó con habilidad esta pregunta paradarle cuenta exacta de todas sus gestiones, y añadió que el último a quien consultó fueal señor Philbert, su vicario mayor, que estaba de acuerdo en que, en lascircunstancias en que él se hallaba, no debía dudar en desprenderse de su canonicato.El señor Philbert fue llamado de inmediato. Confirmó su opinión, y dio las razones alseñor arzobispo, añadiendo, además, que había aconsejado al señor de La Sallerenunciar en favor de su hermano, que había abrazado el estado eclesiástico y que eraun joven sujeto de esperanza.

Con esta visión, el prelado dio su consentimiento, e inmediatamente presentó [LaSalle] su dimisión, la rellenó con el nombre del señor Faubert, y la firmó.

(n. m.) Se la da a un extraño con preferencia a su hermano

La sorpresa fue grande cuando se leyó el nombre de este pobre sacerdote, en quiennadie pensaba, con preferencia a su hermano o a cualquier otro que estuviera enestado de poseer el beneficio y en quien se pensaba, según las ideas ordinarias, quehubiera debido poner los ojos. Cuando le preguntaron por qué había hecho talelección, con exclusión de otros, y sobre todo de su propio hermano, respondiósencillamente que había consultado a varios amigos y no se lo habían aconsejado; y,además, que no pensaba que Dios le pidiese tal preferencia; y se marchó a su casa.

(n. m.) Pretenden hacer que se retracte

El gozo interior que sintió al salir del arzobispado

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se vio disminuido con las alarmas que le produjeron las intervenciones de sus amigos.Pues en cuanto la noticia de su dimisión se extendió, fue motivo de nuevosdesasosiegos. Vinieron a pedirle que se retractase mientras tenía tiempo de hacerlo.Le dijeron que eso agradaría al señor arzobispo, que le estimaba; que esa muestra deconsideración se la debía también a su propia familia; y que si había tomadodefinitivamente su última decisión, hiciera recaer la elección de su sucesor o sobre suhermano o sobre alguna persona aceptable al Cabildo. Todas estas razones nopudieron doblegar su voluntad. Había hecho su elección delante de Dios y no cambiónada en sus disposiciones.

(n. m.) No se consigue hacerle cambiar

Se había inclinado, en efecto, de forma preferente a favor del señor Faubert porque,ante todo, le consideraba un eclesiástico de mérito, pero pobre, que necesitaba untítulo para adelantar en las órdenes. Confesó, incluso, que si hubiera encontrado aalguien más digno de sucederle, hubiera recaído en él su dimisión. Sin embargo, el

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Cabildo, molesto por perderle, se enfadó aún más por el sujeto a quien presentabapara reemplazarle. Escribieron al señor arzobispo, que ya había regresado de París, yse le pidió que retrasara el envío del nombramiento, para dar tiempo a los amigos delseñor de La Salle a hacer los últimos intentos para que cambiara. El prelado contestófavorablemente y ordenó al señor Callou, su Vicario general y superior del seminario,que fuera a verle de su parte y conocer de él su última resolución.

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[Callou] cumplió el encargo con toda prudencia y celo, tal como todos conocían en él.

(n. m.) Elogio del señor Callou

Era uno de esos escasos hombres de virtud eminente, a quien no guiaba ningúninterés humano y que tenía sólo a Dios como fin en toda su conducta. Gobernó ladiócesis de Reims durante más de cuarenta años, bajo el episcopado de monseñor LeTellier, que tenía en él una confianza tal que iba acorde con el respeto por su virtud.Dios le había dado un talento particular para la predicación, con la cual llenó suministerio durante toda la vida con elocuencia viril, sostenida con una vida ejemplar;y aunque perdió la vista al final de su vida, que fue de 88 años, no cesó de predicar ycatequizar, siempre con el mismo éxito. Su memoria se mantiene en veneración en laciudad, donde es considerado, con justo título, como un apóstol del país.

(n. m.) [Callou] aprueba las razones del señor de La Salle

El señor Callou fue, pues, a ver al señor de La Salle para conocer de él su últimaresolución. Le recordó todas las razones que se habían alegado para doblegarle. Peroel señor de La Salle, después de haberse explayado con él y de haberle respondidocomo ya había hecho a quienes se habían mezclado en este asunto, añadió que sudecisión la había tomado delante de Dios, y que no podía cambiarla. El señor Calloupareció muy satisfecho con tales sentimientos. Se congratuló con él por su grandesprendimiento e hizo un informe exacto al señor arzobispo del encargo recibido.Éste, apoyándose en tal testimonio, envió el nombramiento para la canonjía al señorFaubert, que tomó posesión el 16 de agosto de 1683. Así, el señor de La Salle se violiberado, a la edad de 33 años, de una carga que había llegado a serle

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onerosa a causa de las contradicciones continuas a las que se exponía. Los que puedanser tentados de considerar motivo de crítica a la especie de inflexibilidad que mostróen esta ocasión, deben considerar que cuando Dios habla a un corazón desprendido detodo interés, lo hace con un lenguaje muy diferente al de los hombres. Los caminospor los que condujo al señor de La Salle prueban de forma evidente que era Él quien leguiaba, pues cuando se disponía a realizar un sacrificio tan perfecto, era él el únicoque no se daba cuenta de la importancia. Una vez que se hubo despojado de su

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beneficio, resolvió dar todos sus bienes a los pobres; dispuesto a realizarlo, yreducido, por ello, a la más elemental y módica necesidad, que sólo encontraría apoyoen el otro; expuesto por este medio a carecer algunas veces de todo, comprometido apasar el resto de su vida en estado de trabajo, de humillación y de dolor, seguíapersuadido de que aún no había hecho nada por su salvación. Era preciso que tuvierauna virtud muy por encima de lo común para rebajarse de tal manera a sus propiosojos.

(n. m.) Quiere retirarse a París; su director le retiene

La primera idea que le vino después de haber cedido el canonicato fue ir a París,como el señor Philbert le había aconsejado. Este viaje le pareció más necesario por lascircunstancias que se estaban dando, y esperaba que su ausencia y su alejamientocalmarían los ánimos agitados en relación con su último paso, y que al irse borrandolas primeras impresiones poco a poco, la gente se acostumbraría a mirarle de formamás tranquila. Esta reflexión se fortalecía por el temor

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que tenía de someter su humildad a una fuerte prueba, por los discursos halagadoresde algunas personas de piedad, que no podían dejar de admirarse por su exceso degenerosidad. Habló de ello a su director, pero no fue del mismo parecer, y le dijo quesu presencia era necesaria para la comunidad de los Hermanos de las Escuelas, a losque causaría un mal irreparable si les abandonaba de ese modo en los comienzos. Lerecordó las dificultades que tuvo que atravesar para formarla, y la necesidad que ellatenía todavía de su ayuda; y como el señor de La Salle le dijo que se sentía obligado acumplir la palabra dada al párroco de San Sulpicio de París, de ir a establecer unaescuela gratuita en su parroquia, estuvo de acuerdo con él en que el motivo eralaudable y edificante; pero [le dijo] que no había que adelantarse a los tiempos de laProvidencia, y que debía temer que al pretender realizar el bien por un lado, seperdiese el que había comenzado por otro. Esta respuesta fue para él [La Salle] unadecisión. En consecuencia escribió al señor de La Barmondière que la voluntad deDios se oponía a que fuera tan pronto a crear su establecimiento, y que todo lo quepodía hacer un débil instrumento como él, era someterse a ella.

(n. m.) Quiere dar sus bienes a los Hermanos de las Escuelas;el padre Barré le aparta de tal decisión

El señor de La Salle, que siguió en Reims por los consejos de su director, pensóseriamente en los medios de abandonarse sin reserva entre los brazos de laProvidencia; pues aunque se hubiera despojado de su canonicato, no creía que elsacrificio estuviese completo si no unía a ello el abandono general de todos sus bienesen favor

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de los pobres. Este paso ya estaba decidido en su corazón. Por lo demás, sólo faltabala manera de ejecutarlo para [hacerlo con] la mayor perfección. El primerpensamiento que tuvo fue despojarse de ellos en favor de los Hermanos de lasEscuelas, a quienes él miraba, con razón, como los pobres que estaban confiados másespecialmente a sus cuidados. Varias personas de eminente piedad eran de esta idea.Nada parecía tan natural y tan loable. Esta fundación era su obra, y era necesarioproveer a su subsistencia; y al despojarse de su patrimonio, no podía darle un destinomás conforme con el gusto de todo el mundo. Quienes hubieran censurado suexcesivo desprendimiento de los bienes de la tierra, no hubieran podido dejar deaplaudir el uso que hiciera de los suyos para fundar su Instituto. Por este medio,afianzaba a los Hermanos de las Escuelas, y los ponía para siempre a cubierto de ladesconfianza a la que el temor de carecer de lo necesario les había llevado algúntiempo atrás. Pero, de otro lado, la idea de la Providencia, que era el principal motorde sus acciones, volvía sin cesar a su espíritu. Temía dar el mínimo paso que noestuviera bastante conforme a ella y que oliera, por poco que fuera, a interés personal.En esta perplejidad consultó de nuevo al padre Barré, quien le respondió, como habíahecho un año antes, que puesto que había establecido las escuelas sobre el cimientode la Providencia, debía abandonar todos sus bienes para alivio de los pobres, sinreservar nada para la Comunidad de los Hermanos.

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Esta decisión fijó sus ideas y desde ese momento tomó la firme resolución deconformarse a ella.

(n. m.) 1684: lo da todo a los pobres

Dios hizo surgir este mismo año la ocasión favorable que [La Salle] buscaba. Lasequía fue tan grande que todo el pueblo del reino se halló reducido a la últimamiseria. Tocado por la pobreza que se dejaba sentir con más fuerza en torno a él, sellenó de una caridad compasiva y no perdonó nada para aportar un rápido alivio. Sevio entonces a este ecónomo fiel disponer con orden y discernimiento de una riquezade la cual se consideraba ya como un mero depositario. Entraba en un detalle exactode las necesidades de cada uno, y las atendía. Distribuía y hacía distribuir en todas lasescuelas pan a los niños. Todos los días reunía en su casa a numerosos pobres a losque alimentaba y a los que despedía repletos de sus liberalidades, después de haberlesdado saludables consejos, según su condición. Hizo aún más: fue a las casas a buscara los pobres vergonzantes, para sacarlos de la miseria y para evitarles la confusión desu indigencia, mediante sus frecuentes limosnas. Esta hambre, que fue de las másduras, no detuvo su caridad: él dio todo sin reservarse nada.

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(n. m.) Los Hermanos se sorprenden por ello

Los que eran testigos de sus larguezas se extrañaban hasta el asombro al ver a unhombre tan lleno de confianza en los recursos de la Providencia divina que nopensaba en el día siguiente. Los mismos Hermanos de las Escuelas, que en parte eranlos distribuidores de sus limosnas, no pudieron

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dejar de testimoniarle su sorpresa. Con la tranquilidad ordinaria, les respondió queDios era un buen Padre, que no abandonaba jamás a los que le eran fieles; que debíantener la seguridad de que nada les faltaría siempre que ellos se dedicaran acomplacerle.

(n. m.) Los fortifica mediante sus ejemplos

Esta respuesta fue una especie de predicción para lo sucesivo, pues al añosiguiente, en que siguieron faltando los víveres, tuvo ocasión de rememorar elrecuerdo: «Gracias a Dios, carísimos Hermanos míos —les dijo— aunque notengamos bienes, ni rentas, he ahí que han pasado dos años desastrosos de escasez;nosotros no hemos carecido de nada; no debemos nada a nadie en ninguna de nuestrascasas; mientras vemos que varias comunidades bien fundadas se han arruinado apesar de sus muchos bienes, pues se han visto obligadas a vender sus fondos y a pedirpréstamos para atender a su subsistencia». Esta reflexión, unida a la experiencia queacababa de tener, le sostuvo en lo sucesivo en perfecta indiferencia hacia los bienesde la tierra, en la cual había vivido. Los Hermanos, a ejemplo suyo, se fortalecieronde tal modo contra la desconfianza y la inquietud que se abandonaron plenamente a laProvidencia, de la cual acababan de experimentar efectos tan sensibles.

(n. m.) Su amor por la pobreza

El señor de La Salle se confiaba a ella [a la Providencia] de tal modo que no quisootro recurso para formar todos los establecimientos. Llevó incluso sudesprendimiento hasta rechazar sumas importantes que personas

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poderosas quisieron hacerle para fundarlas [las escuelas]. «Nuestros Hermanos no sesostendrán —decía— sino en la medida en que sean pobres. Perderán el espíritu de suestado desde el momento en que trabajen en facilitarse las comodidades de la vida».Estaba tan lleno de esta idea, que en poco tiempo consiguió convertir en costumbrevivir con poco. Escogía siempre lo que había de más humilde y de más abyecto; susmuebles, sus vestidos, su alimentación, todo reflejaba el espíritu de pobreza quehabía escogido y en el cual mantenía a los Hermanos de las Escuelas. Se necesitabaincluso emplear un piadoso engaño para quitarle los vestidos que ya no podía llevarpor decencia. «Todo es bueno —decía— para un pobre sacerdote, basta con zurcirlos,

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y pueden servir todavía; no nos importe que el mundo nos critique, con tal que seamosagradables a los ojos de Dios».

(n. m.) Mismo tema

Con todo, no pretendía aparecer externamente con esa suciedad enojosa que hace ala pobreza despreciable. Era sencillo y limpio en sus vestidos, pero sin afectación.Evitaba los dos extremos y velaba para que los Hermanos de las Escuelas nopretendiesen hacerse notar con un aspecto demasiado arreglado en su exterior. A unode los suyos, en quien advertía este defecto, como si todavía quisiera agradar a loshombres, le interpeló: «Si eso es así —le dijo— usted ya no es siervo de Jesucristo; nohemos dejado el mundo para conformarnos a él, sino para despreciarlo, y también susmáximas».

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(n. m.) Mismo tema

Este espíritu de pobreza fue el que le llevó a dejar de lado en su casa todo lo que sellama comodidad de la vida. No quería que los Hermanos de las Escuelas diesenningún paso para procurársela. Es lo que se ve en una larga carta que escribió a unHermano de las Escuelas que le describía minuciosamente la pobreza de su casa: «Esverdad —le decía— que usted es pobre. Nuestro Señor lo fue, aunque pudo ser rico.Usted tiene que imitar a este divino modelo, y sin embargo, me parece que ustedquisiera que no le faltara nada. ¡Vaya!, ¿quién no quisiera ser pobre con esacondición? ¿No abandonarían sus riquezas los grandes y los poderosos de la tierrapara procurarse un beneficio que les hiciera más felices que a los mismos reyes? Lesuplico que recuerde que no vino a la Comunidad para disponer de todas lascomodidades, sino para abrazar el estado de pobreza con sus incomodidades. Ustedes pobre, dice, ¡cómo me gusta esa palabra! Pues decir que es pobre, equivale a decirque es feliz. Usted no ha sido nunca tan pobre, dice; tanto mejor, pues nunca ha tenidotantos medios para practicar la virtud», etc. Tales eran los sentimientos que el señorde La Salle inspiraba a los Hermanos de las Escuelas en las frecuentes exhortacionesque les hacía. Él mismo les dio ejemplo de ello y no dejó durante toda

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su vida de practicar esta virtud en lo que tiene de más riguroso.

(n. m.) Su penitencia

Cuando se vio totalmente libre y apartado de los bienes que le habían sujetado pornecesidad a las normas del mundo, se entregó más que nunca a la vida retirada por laque se sentía atraído. La santificaba por la oración, el estudio y sobre todo por la vida

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penitente y las humillaciones que se practicaban en su Comunidad. Él mismo era unmodelo de penitencia; cada día inventaba nuevos medios para macerar su cuerpo. Lascadenillas, los cilicios y las disciplinas de hierro, rematadas con puntas, que aún seconservan en la casa de Reims, dan testimonio de ello. Usaba tanto rigor consigomismo que las paredes de su cuarto estaban manchadas de su sangre. Moderaba, pormotivos de discreción, el celo de los Hermanos que deseaban imitarle en todo, portemor a que su excesivo fervor degenerase con el tiempo y los llevase al agotamiento.Pero a pesar de sus atenciones, hubo algunos que sucumbieron y cayeron enenfermedades que los llevaron a una muerte feliz. Él mismo se extrañaba del ardorcon que algunos Hermanos se entregaban a todo lo que hay de más molesto en lanaturaleza. Es cierto que él los animaba con sus frecuentes exhortaciones; pero almismo tiempo les recomendaba que se entregasen a ella con discreción: «Debéistemer —les decía— que el demonio

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se valga de vuestro fervor para haceros decaer».

(n. m.) Él mismo da clase

En los comienzos [de la Sociedad] perdió a varios Hermanos de valor, y tuvodificultad para reemplazarlos. Eso le obligó, durante algún tiempo, por falta demaestros, a encargarse de dar él mismo la clase en la parroquia de Santiago. La gentese sorprendió al verle salir dos veces al día como los demás Hermanos, atravesar laciudad con una sotana corta, de tela tosca, cubierto con un manteo de mangas sueltas,y con un sombrero de alas anchas, con zapatos de los más toscos, e ir con ellos aenseñar a leer y a escribir a los niños, a explicar el catecismo y llevarlos a la iglesia;en una palabra, a someterse sin distinción alguna a todo lo que él mismo habíaestablecido para el funcionamiento de las escuelas gratuitas. Este nuevo espectáculole atrajo las burlas del populacho, que sólo mira las cosas por lo externo. Él no seinmutó más por ello, y siguió desempeñando estas funciones humillantes hasta queencontró sujetos capaces de descargarle de tal cuidado. Varias personas sensatasdecían que llevaba su celo demasiado lejos. ¡Quién se hubiera imaginado nunca queun hombre de su rango se hubiera reducido de tal modo a un estado despreciable!Pero Dios le daba la gracia de ser insensible a todos los razonamientos humanos.

(n. m.) Ama el retiro

Una vez que encontró un sustituto para la escuela de la parroquia de Santiago,retomó los ejercicios de su retiro, de meditación y de oración, que constituían suprincipal delicia. Adoptaba todo tipo de

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precauciones para vivir desconocido. Usaba, incluso, una piadosa artimaña paralibrarse de la vigilancia de los Hermanos. Con esta finalidad escogió para sí mismo unpequeño local apartado, donde sólo cabía una persona. Allí pasaba los días y a vecesparte de la noche en la contemplación. Encontraba en ello tal gusto, que a veces habíadificultad para hacerle salir a tomar algún alimento.

(n. m.) Toma el cuidado de las escuelas en lugar del señor Niel

Mientras se ocupaba de este modo de sí mismo y de su Comunidad, a la cual estabaresuelto a dedicar todos sus cuidados, se vio obligado a extender su caridad a lasescuelas de fuera. Las que funcionaban en las localidades de Rethel, Guisa y Laón,fundadas pocos años antes, habían sido dirigidas hasta entonces por el señor Niel.Pero éste pensaba ya en regresar a su tierra; antes había pedido varias veces al señorde La Salle que se encargara de ellas. Siempre se había negado a ello, pues creía quedebía dedicarse plenamente a su Comunidad. Pero cuando el señor Niel regresó aRuán, donde moriría dos años más tarde en olor de santidad, el señor de La Salle, apetición del señor párroco de San Pedro de Laón, amigo suyo, no pudo negarse a susruegos, que consiguieron que se encargara de aquellas escuelas, que necesitaban desu dirección.

(n. m.) Establece a los Hermanos como congregación

Al verse, pues, a la cabeza de un número de Hermanos dispersados por variasciudades, se formó un nuevo plan de actuación. Creyó que era el momento adecuadopara formar con todos aquellos miembros una pequeña congregación, a la cualprescribiría un modo de vivir uniforme. Pero antes de determinar nada, hizo unensayo, pues no quería introducir nada

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por su propia autoridad; sólo lo lograría varios años después, cuando ya vivía enParís; fue entonces cuando comenzó a redactar por escrito sus reglamentos, despuésde haberse tomado todo el tiempo necesario para sopesar todo con madurez.

(n. m.) La regla de la alimentación

Ya había regulado, anteriormente, el vestido y la alimentación de los Hermanos.Así pues, para este segundo punto, se contentó con confirmar lo que se practicabadesde entonces entre ellos. Reguló la alimentación y quiso que no se sirviera más quecarne magra, de la más común. Se excluían en la mesa las aves de caza y otrosalimentos delicados. Los días de abstinencia se debían servir verduras y hierbascocidas sin excesiva preparación. Todo debía reflejar el espíritu de pobreza del que sehacía profesión. Esta alimentación, bastante fastidiosa por sí misma, se servía enpequeña cantidad, y él, personalmente, sentía una repugnancia extraordinaria para

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habituarse a ella. Tuvo mucha dificultad para superarla, y sólo después de muchaspruebas consiguió, al fin, acostumbrar su estómago a este tipo de alimentación quetenía dificultad para digerir. A menudo se dirigía a Dios para obtener la gracia devencerse en este punto, y la obtuvo por medio de su perseverancia. Hasta el punto queperdió por completo el gusto de los alimentos, que se le hicieron insípidos. Se dieroncuenta de ello con ocasión de un error que cometió el Hermano cocinero. Sirvió a lacomunidad ajenjo, en vez de verdura. Los Hermanos, después de gustarlo, lo dejaron.El señor de La Salle lo comió sin darse cuenta de ello. Al final de la comida preguntópor qué la comunidad no había comido. Cuando le dijeron la causa, confesó que no sehabía

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dado cuenta. Con todo, hizo que les sirvieran de nuevo el mismo alimento, paracomprobar hasta qué punto podían llevar el espíritu de mortificación, pero sinninguna imposición de su parte.

(n. m.) Propone a los Hermanos hacer votos

Cuando hubo logrado establecer el orden que deseaba conservar en su comunidady cuando vio a los Hermanos de las Escuelas en disposición de seguirle, adoptó, conellos, nuevas medidas para afianzarles en su vocación. Para este fin celebró unaasamblea, a la que había convocado a los principales Hermanos, repartidos por lastres ciudades donde había escuelas. En una exposición muy emotiva les expuso lasreflexiones que él se había hecho sobre la inconstancia natural del hombre y sobrela necesidad que éste tenía de ligarse al bien por medio de compromisos santosy duraderos. Añadió que hasta entonces habían estado como fluctuando eindeterminados en su vocación; que les rogaba que considerasen si en su situación nosería conveniente comprometerse con algún voto a vivir en comunidad de acuerdocon las Reglas que habían observado hasta entonces. Todos los Hermanos, de comúnacuerdo, aprobaron la propuesta, y la recibieron con gratitud. Se acordó, pues, hacerun retiro para pedir las luces del Espíritu Santo. Se comenzó éste la víspera de laAscensión de ese año (1686) con el propósito de terminarlo el día de Pentecostés,pero hubo de prolongarlo hasta el día de la Santísima Trinidad, a causa de la ausenciade algunos Hermanos que no habían podido comenzar con los demás.

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(n. m.) Hacen voto de obediencia por un año

El día de la Santísima Trinidad fue escogido, pues, para la ceremonia. LosHermanos estaban dispuestos a pronunciar los tres votos de pobreza, obediencia ycastidad para toda la vida. Pero el señor de La Salle no quiso precipitar nada. Les dijoque, por el momento, era suficiente ligarse con el voto de obediencia, por un añosolamente, y dejar su buena voluntad para más tarde; y, hasta entonces, tendríanoportunidad para probarse aún con más madurez. Se resolvió, pues, hacer voto de

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obediencia por un año, que pronunciaron todos en el oratorio interior de la casa.Desde entonces han mantenido el uso de renovarlo cada año en ese mismo día, que hasido considerado entre ellos como la fiesta principal de su Instituto. Sería ocho añosdespués cuando el señor de La Salle, a instancias de los Hermanos de las Escuelas, lespermitió hacer voto de obediencia para toda la vida. Comenzó la ceremonia con lamisa del Espíritu Santo en la que comulgaron los Hermanos; él fue el primero enpronunciar el voto perpetuo de obediencia, con un cirio en la mano, y los Hermanosse acercaron [al altar] uno tras otro e hicieron el mismo voto.

(n. m.) El señor de La Salle deja el cargo de Superior

El señor de La Salle, al reflexionar sobre el voto de obediencia que acababa depronunciar, se sintió empujado del deseo de cumplirlo en toda su amplitud. La calidadde Superior que había adquirido naturalmente le pareció un obstáculo a la promesaque había hecho. Pensó seriamente en los medios de desprenderse de ese cargo. Paraeste fin, reunió a los Hermanos

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al año siguiente, el día de la Trinidad, y les expuso que, puesto que aumentabasuficientemente el número [de Hermanos], se podía proceder a la elección de unsuperior; que él consideraba que varios de ellos eran capaces de gobernarlos; que estoera importante para su bien común, e incluso necesario; que procediesen a unaelección libre, con la cual nombrarían a aquel entre cuyas manos depositarían elgobierno. Aunque esta propuesta les sorprendió, no pudieron, sin embargo, dejar deadmirar el espíritu de humildad que le impulsaba a obrar.

(n. m.) El Hermano Enrique l’Heureux, elegido Superior

Antes de proceder a la elección, hizo que practicaran el retiro ordinario, y en unaexhortación de las más vivas, les expuso las más fuertes razones para convencerles deque no debían incluirle en el número de los elegibles. El respeto que sentían losHermanos por sus órdenes les hizo ceder ante sus consideraciones, y la pluralidad delos votos recayó en el Hermano Enrique l’Heureux. Esta elección agradó mucho alseñor de La Salle, que desde hacía tiempo ponía los ojos sobre él para hacerle susucesor. Tenía, efectivamente, los talentos necesarios para cumplir dignamente estecargo. Era recto, prudente, moderado y discreto. Estas cualidades, reunidas en supersona, unidas a la estima que los Hermanos sentían por su virtud, lograron que seganase su confianza en breve tiempo.

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(n. m.) El señor de La Salle le obedece

El señor de La Salle fue el primero en mostrarle muestras de respeto, de sumisión yde dependencia. En seguida olvidó lo que acababa de dejar, para no actuar sino porsus órdenes, y no quiso reservarse ningún signo de

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distinción. Era de una exactitud tan escrupulosa para tributarle los deberes de uninferior, que el Hermano estaba confundido por ello. Rogó varias veces al señor de LaSalle que le evitara la pena que le causaba al obligarle a concederle permisos de losque no debía depender. Pero él, por su lado, le rogó que le dejara la libertad de actuarasí, para no perder nada del mérito de la obediencia que le debía, como a su Superior.A menudo se arrodillaba a sus pies delante de los Hemanos, para acusarse de susfaltas y pedirle una penitencia. Al verle actuar así, parecía que nunca hubiese tenidoautoridad en la casa. Era el más exacto, el más humilde y el más rápido para realizarlas tareas más bajas, y el Hermano Superior se vio forzado a usar de su autoridad paraimpedirle que hiciera una cosa que le parecía humillante a causa de su caráctersacerdotal. A pesar de los ruegos que le hizo de que se comportase con él como con uninferior, o al menos como con un igual, no quiso dispensarse de la dependencia;nunca hablaba a ninguna persona de fuera ni recibía su visita si no contaba con unpermiso expreso. Cuando se le requería, siempre tenía cuidado de preguntar alportero si había avisado de ello al Superior.

(n. m.) Le obligan a asumir de nuevo el cargo de Superior

Todas estas prácticas de humildad y de dependencia no pudieron quedar tansecretas como para que no se transparentasen hacia la gente. Personas de diversosrangos, que tenían relación con él, fueron las primeras en darse cuenta y en quejarse.Los superiores eclesiásticos fueron informados de ello.

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Parecieron afectados y criticaron que un sacerdote, doctor y antiguo canónigo de sucatedral, se rebajara de aquel modo sin reserva a obedecer a un simple laico, sin elcarácter [del orden sacramental]. Le hicieron ver los inconvenientes [de la situación]y le obligaron a retomar el cargo de Superior que había dejado. La prontitud con queobedeció, a pesar de su repugnancia, dio nuevo lustre a su humildad. Su reposicióncausó nuevo gozo a su comunidad, y el Hermano l’Heureux, que era la parte másinteresada, tributó a Dios humildísimos actos de gratitud.

Un paso semejante no podía provenir de un principio de ambición; de modo quequienes hasta entonces le habían considerado susceptible de ello, se vieron forzados acambiar su juicio y a confesar que habían cometido un error al sospecharlo así.

Desde entonces se tuvo un elevado concepto de su santidad. Todas las personas depiedad se apresuraban a ponerse bajo su dirección. Él se oponía a ello en la medida en

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que podía, y sólo después de muchas insistencias admitió un pequeño número deellas; e incluso, no quiso encargarse de ello sino después de varias pruebas paraconocer sus disposiciones.

(n. m.) El señor Le Tellier, arzobispo de Reims,pretende fijarle en su diócesis

El señor Le Tellier, arzobispo de Reims, que estaba atento a todas las gestiones delseñor de La Salle, y que estaba exactamente informado del bien que realizaba en laciudad, supo que tenía el designio de irse a París. Como él sabía el valor de lo que ibaa perder, pensó en los medios de retenerle en su diócesis. Le ofreció dotar de fondos asus escuelas a condición de que renunciara a otras fundaciones. El señor de La Salle lerespondió que la obediencia que

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le había prometido en la ordenación era un motivo más que suficiente para obligarle asometerse a su autoridad; pero le rogó que considerase que desde hacía cinco años sehabía comprometido con el párroco de San Sulpicio de París, a quien había prometidoenviar dos Hermanos para abrir escuelas en su parroquia, y que no creía que debierafaltar a la palabra que le había dado. El prelado pareció aprobar sus razones y no lehabló más de este asunto.

(n. m.) Establece un noviciado en Reims

Cuando se vio libre por este lado, pensó seriamente en dar satisfacción al señorpárroco de San Sulpicio. El viaje a París lo consideraba muy importante, tanto máscuanto que preveía que le iba a abrir un medio fácil para extender el bien queproducían ya sus escuelas gratuitas. Pero su principal objeto era alejarse de su tierra,en la que no encontraba toda la libertad que deseaba para abandonarse a su celo.Antes de dejar su Comunidad se tomó el tiempo necesario para dotarla de buenossujetos y formarlos de tal forma que pudieran prescindir de su presencia. Se lepresentaron cierto número [de jóvenes] que le parecieron adecuados para su designio.Su excesiva juventud le molestó a primera vista, pero después de algunas reflexiones,los recibió, los reunió en una casa que estaba pegando a la de su Comunidad, formócon ellos una especie de seminario y les puso como director a uno de los Hermanosmás antiguos y más experimentados. De una casa a la otra había una puerta decomunicación para facilitarles lo que necesitaban y pasarles los alimentos a las horasde las comidas. El señor de La Salle velaba

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sobre su conducta y los veía con frecuencia para animarlos y alentarlos a seguir conexactitud los ejercicios que les había prescrito. Son, más o menos, las mismas cosasque se practican actualmente en el Noviciado del Instituto.

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(n. m.) 1687: seminario de maestros de escuela para las zonas rurales

Este nuevo establecimiento hizo nacer otro. Pues la mayoría de los párrocos de lospueblos solicitaban continuamente al señor de La Salle que les enviase algúnHermano de las Escuelas para instruir a los niños en sus parroquias. Les respondíaque no podía satisfacerles porque tenía como norma no enviar nunca menos de dosjuntos, y que creía que el buen orden exigía no ceder en nada en esta regla. Lospárrocos encontraron otra solución. Consistía en que ellos mismos escogeríanmaestros de escuela para sus parroquias, y se los enviarían para que los formara. Nopudo negarse a esta buena obra. De esta manera recibió hasta veinticinco [jóvenes]que instaló en unos locales separados; les prescribió ejercicios adecuados a suprofesión, les dio un Hermano capacitado para enseñarles el canto gregoriano, laescritura, la aritmética y el método que debían emplear para instruir a los niños queles iban a confiar. Así, el señor de La Salle, sin haberlo podido prever, se vioencargado, al mismo tiempo, de tres comunidades que tendían al mismo fin porcaminos diferentes. A todo ello correspondió con el celo

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de que estaba animado. La [comunidad] de los maestros de escuela produjo un granbien en la zona rural. Sin embargo, no tuvo continuación y no pudo sostenerse. Comoconsideraba su utilidad más importante que ninguna otra, varias veces intentórestaurarla cuando residió en París, pero siempre resultó inútil por las razones quediremos a su tiempo, y que le llevaron a enfrentarse a obstáculos que sobrepasarontoda medida.

(n. m.) Le piden Hermanos para las escuelas de San Sulpicio de París

Una vez que hubo atendido a todo cuanto era necesario para dejar bien establecidosen Reims a los Hermanos de las Escuelas, tomó, al fin, su última decisión, de dejarlospara marcharse a París. Poco antes de su partida recibió una carta de su hermano queestaba entonces en el seminario de San Sulpicio, que le rogaba que recordase lapalabra dada al señor cura de esta parroquia de enviarle alguno de los Hermanos paraatender sus escuelas; que el eclesiástico que las dirigía hasta ese momento estabasobrecargado de trabajo, a causa de los numerosos alumnos, que aumentaban de díaen día. El señor de La Salle respondió que la norma establecida entre los Hermanosera que no fuesen jamás solos, y puesto que ahora sólo se le pedía uno, ya no estaba ensu mano satisfacer al señor párroco. El señor Compagnon, que era el eclesiásticolleno de fatiga, no dio importancia a esos detalles; estaba impaciente por encontraruna ayuda, con la cual se le había adulado; y sin más deliberación, se fue a Reims, conla esperanza de obtener lo que deseaba. Su viaje no tuvo

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el éxito que se había figurado, porque el señor de La Salle estaba ausente, y losHermanos no podían resolver nada sin él; pero él no podía esperar su regreso.

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(n. m.) Retrasa la respuesta y la razón

Cuando el señor de La Salle conoció la gestión que había hecho el señorCompagnon, comenzó a esperar que Dios bendeciría sus piadosos deseos. Le escribióque hubiera deseado encontrarse en Reims cuando él se había tomado la molestia deviajar para hablar con él, pero que aparte de este contratiempo, sería satisfecho deinmediato si el señor párroco de San Sulpicio estaba de acuerdo con que enviase dosHermanos para compartir su trabajo, y que él mismo estaba dispuesto a llevarlos aParís si el asunto se resolvía según sus deseos. El señor Compagnon le respondió sintardanza que podía salir ya, y que sería bien recibido con los dos Hermanos quellevara consigo. Durante toda esta negociación, que duró cerca de dos meses, el señorde La Salle, que no veía ninguna seguridad por parte del párroco, temiócomprometerse demasiado a la ligera. Para partir, sólo quería que hubiese una ordenpositiva firmada por él, pues le consideraba ya como su Superior en aquelestablecimiento. El señor de La Barmondière, informado de las razones que reteníanal señor de La Salle, quedó edificado por su modestia, y le escribió inmediatamentepara indicarle la prisa que tenía de acogerle.

(n. m.) Sale hacia París

El señor de La Salle, provisto con esa seguridad, partió con los dos Hermanos yllegó a París hacia el final del mes

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de febrero de 1688. Fue alojado con los Hermanos en la casa que ocupaba el señorCompagnon, maestro de escuela de la parroquia, en la cual el señor párroco habíaestablecido una especie de manufactura de lana para ocupar a los pobres alumnos.

(n. m.) Coloca a dos Hermanos en las escuelas de San Sulpicio

Después de unos días de descanso, los dos Hermanos comenzaron a trabajar juntoal maestro de escuela. Éste dividió a los alumnos en tres clases, para tener, por estemedio, mayor facilidad para darles las lecciones adecuadas a su edad y a su alcance.El número de niños que acudían a las escuelas aumentó tanto en poco tiempo, que losHermanos ya no daban abasto. El más robusto de los dos cayó en tal agotamiento quele impidió dedicarse [a la clase]. El señor de La Salle se vio forzado a dar la claseél mismo. Por muy buena intención que tuviera el señor Compagnon, no pudoestablecer él solo el orden y las normas necesarias para mantener a los alumnos enexacta disciplina. Los Hermanos, habituados a seguir un método uniforme y unasucesión de ejercicios, unos tras otros, no sabían a qué atenerse. Las horas de clase noestaban reguladas. Los alumnos acudían a ellas sin ningún orden. De ahí nacía unaconfusión y un desarreglo que aumentaban el trabajo sin dejarles un momento dedescanso. El señor de La Salle veía estos inconvenientes con lástima. Su virtud y su

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paciencia se veían sometidas a duras pruebas. Pero, en estos comienzos, secontentaba con exhortar a los Hermanos a contemporizar y a no

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desanimarse por estas primeras dificultades. Les dijo que era posible esperar que conel tiempo se irían resolviendo y que no debían desanimarse. Él conocía el medio deremediar el mal, pero la consideración que tenía hacia el señor Compagnon le parabay le impedía emprender cualquier cosa que pudiera molestarle. Por otro lado, elrespeto que tenía por su bondad le inducía a esperar que, si se le hacía ver condiscreción y prudencia las deficiencias que él notaba en el método que utilizaba, seacomodaría por sí mismo para hacerlo más útil a los niños, y que por este medio lascosas se arreglarían por sí mismas, sin que pareciera que se había contribuido a ello.

(n. m.) El poco orden que encuentran en ella

Él se contentaba, pues, con ir a las clases. Pasaba entre las filas y enseñaba a losniños los principios de la vida cristiana; les hablaba con suavidad y les inspiraba ladocilidad, la atención y la modestia por medio de su afabilidad. Sus consideraciones,hechas a propósito, producían fruto en el corazón de estas jóvenes plantas; en seguidase notó un cambio sensible en su comportamiento y en sus costumbres. El señorCompagnon fue de los primeros en advertirlo, y comprendió, desde entonces, loimportante que era imponer a los niños prácticas uniformes. Él mismo trató dehabituarlos a ello. Pero sea porque viera que las cosas estaban muy desarregladas, osea porque no se sintió con suficiente firmeza para mantenerlos en orden, rogó alseñor de La Salle que asumiera él mismo la dirección de la escuela. Él se negó a ellode la manera más respetuosa

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y modesta. Y no quiso, siquiera, que los Hermanos se mezclasen en ninguna otra cosaque en las clases, de las que estaban encargados.

(n. m.) Se aumenta el número de Hermanos para aliviar a los primeros

Las cosas quedaron en esta situación hasta el mes de abril siguiente, en que elpárroco fue a hacer la visita de las escuelas, acompañado de uno de sus sacerdotes,llamado Matois. Consideró todo con atención; se informó del progreso que hacían losniños; les hizo diversas preguntas sobre el catecismo, e hizo también que se lesinterrogase en su presencia. Pareció quedar contento de sus respuestas, pero quedósorprendido por el escaso orden que reinaba en las clases, debido al gran número [deniños] que había aumentado de forma considerable. Preguntó las razones al señor deLa Salle, quien por deferencia al señor Compagnon le respondió sobre este asuntocon mucha reserva. El señor párroco entendió sus razones y, con todo, le rogó que enadelante se encargara del cuidado de arreglar las clases de acuerdo con su prudencia y

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sus luces; y sobre lo que le dijo, de que los Hermanos tenían dificultad para atender asu trabajo, consintió en que hiciera venir otros, en la medida que lo considerasenecesario para aliviarlos, y convino también, al mismo tiempo, dar doscientascincuenta libras para el mantenimiento de cada Hermano.

(n. m.) La manufactura estorba las clases

El señor de La Salle, perfectamente satisfecho por las disposiciones del señorpárroco y sometido sin reserva a sus órdenes, aceptó, aunque con alguna repugnancia,el encargo que se le daba. Previó las penas y dificultades que tendría que sufrirmientras subsistiera la manufactura. Como era obra del señor párroco, no habría sidoprudente proponerle al principio desmantelarla, y tanto más cuanto que estabapersuadido de que tenía a esta empresa demasiado

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cariño para que la abandonase tan fácilmente. Era preciso, pues, dejar transcurriralgún tiempo y esperar una situación más favorable.

(n. m.) El señor de La Salle regula las horas de los ejercicios escolares

Cuando se vio como único encargado del gobierno de la casa y del cuidado de lasescuelas, trabajó seriamente en los medios de llegar a arreglar uno y otro. Y despuésde haber considerado todo ello maduramente ante Dios, estableció para los Hermanoslos mismos ejercicios que había visto practicar a la comunidad de Reims, en la que sehabían formado. A los alumnos les asignó las horas destinadas a la clase, reguló eltiempo de dar el catecismo y de llevarlos cada día a la misa; en una palabra, dio a lasescuelas una forma nueva que fue eficaz, según sus deseos.

(n. m.) Se le presentan quejas del perjuicio que se causa a la manufactura

El encargado de inspeccionar la manufactura, que tenía interés particular en quefuncionase, encontraba que el resultado económico de todos estos cambiosdisminuía, y así le producían un perjuicio importante. Los alumnos, más ocupadosque antes en la lectura y en la escritura, no podían dedicar tanto tiempo al trabajo.Soportó con impaciencia la pérdida que tenía. Se quejó abiertamente y habló deretirarse. Informado el párroco de su descontento, no pareció inquietarse, y comoprefería la instrucción de los niños de su parroquia a los intereses temporales de unparticular, no escuchó sus quejas, y le dejó libertad para hacer lo que considerase apropósito. Él había tomado la precaución de poner de su parte a personas que no eranfavorables a la reforma de las escuelas, que hicieron gestiones ante el señor párrocopara darle razones negativas de este cambio.

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(n. m.) El párroco de San Sulpicio quiere despedir a los Hermanos

Cuando vieron que por aquel camino no conseguían su deseo, echaron mano de lacalumnia. Le dieron a entender [al párroco] que los escolares estaban másdesordenados que nunca, desde que no estaban sujetos al trabajo manual; que lainacción en que se les mantenía los hacía perezosos, y que los ejercicios que se leshacía observar no eran adecuados, en modo alguno, para hacerlos laboriosos en elfuturo; que se daban cuenta demasiado tarde del perjuicio que se había ocasionado alconfiar en estos Hermanos advenedizos; y se tuvo cuidado, sobre todo, de acompañartodas estas razones con un aire de verosimilitud que se imponía como seguro. Elseñor párroco no supo ponerse en guardia contra la insidia, y se dejó sorprender. Seindispuso insensiblemente contra el señor de La Salle, le mostró frialdad en lasconversaciones que mantenía con él, y, en fin, tomó la resolución de agradecerle losservicios y reponer las escuelas de su parroquia sobre el mismo modelo que teníanantes. El señor de La Salle, bien informado de todo lo que se tramaba contra él, no seapresuró a parar los golpes que se le preparaban en secreto. Decía que si su empresaera la obra de Dios, Él la sostendría contra la malicia de los hombres; pero si noentraba en el orden de su Providencia, era justo soportar su destrucción, sin tenerderecho a quejarse por ello. Los Hermanos, a su ejemplo, guardaban silencio sobreestas circunstancias tan imprevistas y siguieron dando la clase como de ordinario.

(n. m.) El señor de La Salle le propone volverse a Reims; él se opone

Sin embargo, como había que encontrar un fin a este pequeño revoltijo, y el señorde La Salle no lo veía, tomó la

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resolución de regresar a Reims con los Hermanos, y abandonar las escuelas de SanSulpicio. Fue, pues, a despedirse del señor párroco, que no creía que la situaciónestuviese tan avanzada, y pareció sorprendido por su despedida. Le testimonió suamistad y le dijo que no admitiría que se abandonase tan bruscamente el bien quehabía comenzado en su parroquia. El señor de La Salle no tenía razones para esperarun cambio tan súbito. Aprovechó el momento favorable para detallarle las razonesque tenía para tomar la decisión de retirarse. El señor párroco, encantado por lamoderación con que le daba cuenta de lo que ocurría en la casa, y del pocofundamento de las razones que se habían alegado contra su funcionamiento, se animómás que nunca a retenerle, y le prometió que se pondría al corriente cuanto antes delhecho que la causaba dificultades.

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(n. m.) El padre Janson examina las cosas y da testimonio favorableal señor de La Salle

Pidió al padre Forbin de Janson, amigo suyo, más tarde arzobispo de Arlès, queexaminara por sí mismo de qué se trataba, y de informarle. El sacerdote no perdiótiempo, examinó todos los detalles, escuchó las razones de ambas partes, analizóescrupulosamente el proceder del señor de La Salle y de los Hermanos de lasEscuelas, hizo que le informaran sobre la manera como se conducían con susalumnos, y cómo educaban a los niños. Luego se dirigió al señor de La Salle y lepreguntó si tenía quejas que presentar. Éste le rogó con humildad que se contentaracon señalarle las deficiencias que encontrara en su

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gobierno, y darle los consejos convenientes para corregirlas. Una respuesta tanevangélica dio a conocer al padre Janson el partido que debía tomar, y no hallódificultad para discernir de qué lado estaba la pasión de la que había surgido todo elrevuelo de la intriga. Fue después a informar al señor párroco de lo que habíaobservado y comprendido. Le expuso lo que se debía pensar de unos y de otros y letestimonió hasta qué punto había quedado edificado por la conducta del señor de LaSalle y de los Hermanos de las Escuelas. El señor párroco, dejados de lado susprejuicios, devolvió su amistad al señor de La Salle y resolvió apartar de sí mismotodo lo que podía contribuir a causarle dificultad. Pero no tuvo tiempo para ello,porque presentó la dimisión de su cargo en favor del señor Baudrand (1688), a quienél se limitó a informar de todos los tejemanejes que se habían sucedido desde hacíapoco a propósito de las escuelas gratuitas de la parroquia; y le habló favorablementedel señor de La Salle.

(n. m.) El señor Baudrand, nuevo párroco de San Sulpicio,favorable al señor de La Salle

El señor Baudrand, por inclinación personal, estaba a favor suyo. Le conocía mejorque nadie, puesto que era su confesor, y que en todo este asunto, el señor de La Sallele había consultado siempre y se había guiado por sus consejos. La primera cosa quehizo el señor párroco fue apartar de la casa al señor Compagnon, quien, con supresencia, podía causar nuevos revuelos. Con esa medida, la paz se restableció enseguida. Así se complace Dios en devolver la calma a sus siervos después de latempestad, pero a menudo es sólo para prepararlos a nuevas y más duras pruebas.

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(n. m.) Segunda escuela en París, calle du Bac

El señor de La Salle, recobrada la tranquilidad por la que suspiraba, sólo pensabaen dirigir su comunidad bajo la mirada del señor párroco. Muy pronto se vio reinar enella el buen orden, pero como las escuelas ya no eran suficientes para contener el

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número de niños que surgían de todas partes, el párroco propuso abrir una segundaescuela en la calle du Bac, cerca del Puente Real, para facilitar a los del [extremo del]barrio que enviaran a ella a sus hijos. El señor de La Salle ya había pensado en ello. Selo había comunicado ya al señor de La Barmondière, predecesor de éste [Baudrand],pero el asunto había quedado sin resolver cuando dimitió como párroco. El señorBaudrand adoptó, pues, nuevas medidas con los responsables de la fábrica de laparroquia, y cuando todo estuvo regulado, se abrió esta segunda escuela, el año 1690.En poco tiempo estuvo repleta y todo se reguló sobre el modelo de la primera.

(n. m.) Los maestros de París se oponen a esta escuela

Este nuevo éxito despertó la envidia de los maestros de París, que se daban cuentade que las escuelas de los Hermanos engrosaban cada día con trozos de las suyas, quese quedaban casi desiertas. Se reunieron y tomaron la decisión de buscar medios deparar el avance de los nuevos centros que ocasionaban su ruina. Primero emplearonlas vías de hecho, y mandaron retirar todos los muebles de las escuelas gratuitas.Después de ello, denunciaron al señor de La Salle y a los Hermanos ante el Chantre dela Iglesia de París, porque lesionaban sus privilegios. El Chantre, a petición de losmaestros, dictó sentencia por la cual se suprimían las escuelas

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gratuitas.

(n. m.) El señor de La Salle, obligado a defenderse

Este contratiempo podía arruinar todas las medidas que el señor de La Salle habíatomado hasta entonces para establecerse en París. Prefería ceder todo antes queinclinarse a pleitear, porque nada odiaba tanto como los pleitos. Y, efectivamente, lohubiera abandonado todo si su director no le hubiera presentado como asunto deconciencia sostener su causa, que él miraba como la misma de Dios, porque afectabaprincipalmente a los pobres de su parroquia. Fue necesario, pues, resolverse aresponder a las denuncias de los maestros. Los primeros medios que empleó paradefenderse fueron las oraciones que dirigió a Dios. Para este fin, condujo a losHermanos, a pie y en ayunas, a Nuestra Señora de las Virtudes, famoso lugar deperegrinación, a dos leguas de París. Allí celebró la misa, en la que comulgaron de sumano; luego hizo que tomaran un trozo de pan seco, para que pudieran sostenerse unpoco en el camino, y regresó con ellos a París en ayunas y en silencio. Cuando hubocumplido con su devoción hacia la Santísima Virgen, sintió que su confianza en suprotección se reanimaba y se auguró que habría una salida favorable. Se vio forzado adar por escrito las razones de su defensa, y lo hizo con tanta fuerza y precisión que elasunto se zanjó en poco tiempo en beneficio suyo. Es verdad, además, que la voz de lagente hablaba a su favor. Y esta disposición favorable fue también lo que apresuró el

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juicio y lo que le atrajo, al mismo tiempo, la aprobación de todas las personas bienintencionadas que se habían interesado por él. Desde

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entonces no tuvo ningún altercado con los maestros de escuela de París hasta finalesdel año 1699, en que atacaron de nuevo, con tan poco éxito como la primera vez,como lo relataré en su lugar.

(n. m.) Establece un noviciado en París

Las dificultades que los maestros de París acababan de suscitar contra elestablecimiento de las escuelas del señor de La Salle le dieron la oportunidad detomar nuevas medidas para prevenir las que le podían venir en el futuro. Comenzó,ante todo, por asegurarse las buenas disposiciones de monseñor De Harlay, arzobispode París, de quien obtuvo fácilmente las autorizaciones requeridas en semejante caso,para dar solidez a sus escuelas. Provisto de este poder, sólo pensó ya en los medios deimpedir que ellas mismas se destruyeran por la falta de sujetos. Esto le movió a tomarla resolución de establecer un noviciado en París como había hecho en Reims, paraformar en él un número de jóvenes con posibilidad de reemplazar a los Hermanos quellegaran a faltar. La casa que ocupaba en la parroquia de San Sulpicio no erasuficientemente espaciosa para su propósito. Había que encontrar una más cómoda,pero como sus recursos no eran abundantes, necesitaba una sólida economía paralograr la subsistencia de su comunidad (1691). De manera que el año enterotranscurrió en proyectos sin que pudiera realizar ninguno. Pero al año siguiente seencontró con circunstancias que no le permitían diferirlo más.

(n. m.) Lo traslada a Vaugirard

Se había percatado de que la porción más sana de los Hermanos de las Escuelascaía en tal agotamiento que le había ya

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arrebatado a varios y que le hacía temer por los demás. Su alimentación era módica,lo cual unido a un trabajo y a una concentración continuos contribuían mucho a ello.Estaban alojados en una casa muy estrecha, en la que no podían respirar aire puroporque no tenía huerta. Después de muchas vueltas, encontró una en Vaugirard, cercade París, la cual, por su situación, le compensó de las dificultades que había tenidopara encontrar una que fuera cómoda. La alquiló, y reunió en ella a los miembros de lacomunidad que estaban enfermos. Aprovechó el tiempo de vacaciones para hacer queacudieran también a ella los Hermanos de la comunidad de Reims. Este viaje lepareció necesario porque estaba informado de que su fervor comenzaba a decaer,desde que no los tenía bajo su mirada. El Hermano Superior que les había dado paradirigirlos en su ausencia, no tenía toda la discreción necesaria para tal cargo. Los

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Hermanos se disgustaban de su estado por falta de confianza, de manera que de losdieciséis que había en Reims cuando el señor de La Salle salió para París, se habíanreducido a la mitad, y de ellos, varios comenzaban a flaquear.

Cuando estuvieron todos reunidos en la nueva casa de Vaugirard con los de sucomunidad de París, trabajó para ponerles en las mejores disposiciones y enfortalecerles contra la relajación. Dispuso que hicieran un

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retiro, durante el cual les hablaba a menudo, ya en particular, ya en grupo. Lasexhortaciones que les hizo sobre los compromisos de su estado, reiteradas apropósito, reavivaron poco a poco en su corazón las semillas de virtud que en elloshabía depositado. En las conversaciones familiares que tenía con ellos, dio a unos y aotros los consejos que convenían en cada caso, y cuando consideró que estabansuficientemente firmes para sostenerse contra nuevas tentaciones, envió a cada uno asu empleo, con orden de escribirle todos los meses, para darle cuenta de su situaciónpersonal y del progreso que hacían en la instrucción de la juventud que teníanconfiada. Nunca dejaba de responder a las cartas que le escribían, y por este medio lossostenía y les allanaba lo que les parecía duro y penoso en su estado.

(n. m.) Introduce la costumbre del retiro anual

El retiro que dispuso que hicieran en Vaugirard durante las vacaciones de este año,fue una sabia precaución por su parte que predisponía a los Hermanos contra unadeserción general que hubiera destruido en poco tiempo todo el bien que tenía a lavista. Esto le llevó a tomar la decisión de hacerlo todos los años, hasta que susescuelas se multiplicaron [hasta tierras lejanas] por toda la extensión del reino, y yano tuvo la posibilidad de mantener esta práctica. Entonces se contentó concontinuarla

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en la casa de París con aquellos Hermanos que tenían posibilidad de acudir allí; paralos demás, lo suplió con las visitas que hacía todos los años a las demás casas.

(n. m.) Recibe sujetos en el Noviciado

Los ejemplos de virtud, de piedad y de modestia que daban los Hermanos delInstituto, sostenidos con una vida austera, comenzaron a darlos a conocer en París.Algunos jóvenes se sintieron llamados a imitarlos. Cierto número de ellos se presentóal señor de La Salle, que los recibió con bondad. Después de un mes de prueba, losadmitió al Noviciado, que comenzó en Vaugirard este año (1692), y dio el hábito acinco de ellos que le parecieron llamados a este estado.

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(n. m.) Establece los Hermanos sirvientes

Aprovechó estas circunstancias para cambiar una situación a la que no habíapodido atender antes, por falta de sujetos. Hasta entonces, los Hermanos destinados alas escuelas estaban obligados a atender a la alimentación y a la subsistencia de lacomunidad; esto les obligaba a entrar en un detalle que parecía incompatible con susocupaciones ordinarias, y era motivo de disipación que les causaba perjuicio. Lessustituyó en esta labor por Hermanos sirvientes, cuya única función fue cuidar de laalimentación y de todo lo referente a ella. De manera que al estar cada uno atentosolamente a cumplir los deberes de su estado, nadie estaba sobrecargado. Con estanueva modificación

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su Noviciado aumentó considerablemente, ya que el ejemplo de los primerosnovicios atrajo a otros varios que fueron sujetos de esperanza.

(n. m.) Va a Reims y cae enfermo

La aplicación continua que se veía forzado a tener para dirigir su comunidad y elNoviciado, junto con la vida dura y penitente que llevaba, comenzaron a alterarsu salud. Como se fiaba de sus fuerzas, no disminuyó en nada sus austeridadesordinarias, de manera que la enfermedad se declaró en un viaje que hizo a Reims porasuntos de la casa. Al llegar, el mal era tan fuerte que le obligó a guardar cama. Estabaseguro de encontrar en su familia todas las atenciones necesarias en aquel estado;pero como se consideraba un extranjero en medio de su patria, usó con la mayorsobriedad que le fue posible de todas las atenciones que su cariño les sugirió prestarlepara lograr su curación. La excesiva atención hacia él, a su modo de ver, le resultabaun peso. Se quejaba de ello, y trataba de ocultar a su conocimiento, en la medida de loposible, el peligro en que se hallaba. Su cuidado le llevó, incluso, hasta rechazar quela señora Moët de Brouillet, su abuela, entrara en su habitación, pues quería verificarpor sí misma la naturaleza de la enfermedad. Mandó que le rogaran que esperase en elrecibidor de la casa, y se esforzó para ir a recibirla él mismo. Ella le reprochótiernamente las precauciones que usaba con ella;

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pero él, sin olvidar el respeto que sentía hacia ella, le rogó que considerase correctoque actuara así, para no transgredir las normas de la casa, que prohibían la entrada alas personas de su sexo.

(n. m.) Regresa a París y vuelve a caer enfermo

En cuanto repuso un poco las fuerzas, pensó volver a París. Se hizo todo lo posiblepara disuadirle. Los médicos le dijeron que aún no estaba restablecido y que ponía suvida en peligro si emprendía el camino en el estado en que se hallaba. Pero el deseo

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que tenía de prescindir de las atenciones de sus parientes tuvo preferencia en su ánimosobre las razones de prudencia que le hubieran debido retener algún tiempo más.Partió, pues, sin otra precaución, y al llegar a París la enfermedad recomenzó denuevo, tal como le habían predicho los médicos. Se vio obligado a guardar cama, quese prolongó por seis semanas. Ya se creía que estaba completamente curado, cuandole sobrevino una retención de orina que le llevó al extremo de su vida. Fue entoncescuando se comenzó a perder toda confianza. Él mismo se sentía muy mal y creía queestaba próximo su fin. Con este pensamiento, lleno de sentimientos de confianza y deresignación a la voluntad de Dios, en los que había vivido, se dispuso para la muerte.

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(n. m.) Recibe los sacramentos

No se puede expresar la postración y la consternación en que esta circunstanciasumió a todos sus hijos. Se recurrió a todos los medios que se considerabanadecuados para sacarle del peligro. Se acudió al señor Helvetius, médico holandés,muy célebre entonces en París. Éste propuso un remedio y advirtió que sería decisivo,entre la vida y la muerte. Se adoptó, pues, la precaución de administrar al enfermo elsanto viático antes de administrarle el remedio. El señor párroco de San Sulpicio,muy atento al evidente peligro en que encontraba al enfermo, no le perdía de vista. Élmismo acudió procesionalmente con su clero a administrárselo. El señor de La Salleforzó su propia naturaleza para recibirle con decencia. Se sentó en la cama, hizo quele revistieran de roquete y estola, y esperó con respeto, de ese modo, la llegada de sudivino maestro.

(n. m.) El médico Helvetius le administra una medicina que le restablece

El párroco le hizo una exhortación de las más emotivas, y después le rogó queexpresara a sus queridos discípulos sus últimas voluntades. No le fue posible hablarmucho tiempo, porque le fallaban las fuerzas. Se contentó con repetirles en dospalabras lo que les había dicho tan a menudo: unión y sumisión; y les aseguró quemientras fueran fieles en cumplir estos dos puntos, Dios no les abandonaría. Luego elpárroco le dijo que sus hijos le pedían

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su bendición como la última señal de su ternura hacia ellos. Se notó que no tenía lafuerza para hacerlo, y por eso le levantaron el brazo y le ayudaron a que la diera.Cuando la ceremonia hubo terminado, se le administró la medicina, que produjo todoel efecto que se podía desear. La retención cesó, y en poco tiempo estuvo endisposición de tomar alimentos, de modo que recuperó las fuerzas rápidamente.

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(n. m.) Regresa a Reims

Cuando estuvo totalmente restablecido, se vio obligado a volver a Reims paraterminar los asuntos que habían originado su primer viaje, y que la enfermedad lehabía impedido terminar. Un mes antes había enviado a París al Hermano Enriquel’Heureux, en quien había depositado su mayor confianza para presidir su comunidadmientras él estaba ausente. Este virtuoso Hermano le servía de gran ayuda. Leempleaba eficazmente y descansaba sobre él en muchos asuntos, porque entrabaplenamente en todas sus previsiones. Sin embargo, se vio privado de este apoyo en elmomento que menos lo esperaba.

(n. m.) Muerte del Hermano Enrique l’Heureux

Apenas La Salle había llegado a Reims, le enviaron carta tras carta para indicarle laenfermedad del Hermano l’Heureux. Sin embargo, como al partir le había dejado conbuena salud, se prometía que la enfermedad no tuviera consecuencias tan nefastas. Enesta confianza, demoró su regreso para no perder el momento favorable de terminar elasunto que había comenzado. Pero quedó muy sorprendido

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cuando le comunicaron que el Hermano l’Heureux estaba al límite, y que los médicoscomenzaban a perder la esperanza. Se apresuró a partir, a pie, desde luego, según sucostumbre, y llegó tres días después a media noche, muy fatigado del viaje. Seinformó, ante todo, del estado del enfermo, y le dijeron que hacía dos días que lehabían enterrado. Esta pérdida fue tan sensible para él, que no pudo retener laslágrimas, y se vio forzado a tomarse algún tiempo para calmar el dolor que le produjotal noticia. Después de esto, echándose en cara su debilidad, dijo a los Hermanos quele rodeaban que Dios le daba a entender, por medio de esta muerte precipitada, que noquería que hubiese sacerdotes en su Instituto. Pues, efectivamente, había destinado alHermano l’Heureux para sucederle, y en vista de ello le había enseñado latín, le habíaenviado a estudiar teología en los Canónigos Regulares de la abadía de San Dionisiode Reims, y le había enviado a París para que recibiera las órdenes sagradas. Era elprimero que se había comprometido en el Instituto de las Escuelas Cristianas. Elseñor de La Salle había advertido en él una virtud por encima de lo normal,inteligencia penetrante, modales afables y especial facilidad para expresarse. Todosesos talentos, unidos, le habían ganado la estima y la aprobación de los Hermanos,que le lloraron durante mucho tiempo. Se celebraron las pompas fúnebres con elmayor fervor que se pudo y fue el mismo párroco de San Sulpicio quien establecióel orden de

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la ceremonia.

490 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Reglamento que prohíbe a los Hermanos aspiraral estado eclesiástico

Desde este momento, el señor de La Salle ya no pensó en formar a ningún Hermanopara el sacerdocio. Estableció, incluso, un reglamento por el cual se les prohibíaaspirar a él, [y establecía] no admitir nunca sacerdotes entre ellos. Les prescribió,además, renunciar en lo sucesivo al estudio de la lengua latina, sin permitir utilizarla,bajo cualquier pretexto, a quienes la hubieran aprendido. Esta norma, que constituyeuno de los principales artículos de su Regla, y que se observa religiosamente entreellos ha contribuido en gran medida a mantenerlos en la sencillez en que se hanconservado hasta nuestros días.

(n. m.) Pretenden causar dificultades al señor de La Salle

Sin embargo, el señor de La Salle siempre tenía enemigos secretos que no dormían.Se los había creado a causa de la poca complacencia que sentía por las máximas delmundo. Él los conocía, y no ignoraba los medios que utilizaban para difamarle connuevas calumnias, tan poco fundadas como las anteriores. Se elaboró contra él unextenso memorial de acusaciones que presentaron al párroco de San Sulpicio, quienno tuvo excesiva dificultad en descubrir la falsedad. A quienes lo presentaron les hizocaer en la cuenta de lo ridículo de su actitud, y la vergüenza y la confusión recayó enlos autores. El memorial se lo pasó al señor de La Salle, y éste lo leyó sin ningunaemoción, como si nada de ello fuese con él, y se retiró sin pronunciar ni una palabrade justificación. Se consideraba dichoso en

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semejantes ocasiones por poder sufrir alguna confusión y participar así de lashumillaciones de Jesucristo, su maestro. El señor párroco, que observaba suautodominio personal en ese momento, advirtió en él un rostro alegre y contento, quemostraba que la paz interior que disfrutaba no había sufrido alteración. En efecto, hayque tener una virtud bien forjada y ser muy dueño de las pasiones para impedir queasomen cuando uno se siente atacado en la reputación. En esto no hay nada dehalagador para el amor propio que no pueda verse afectado.

(n. m.) Su tranquilidad en la adversidad

Era éste uno de los puntos en que más brillaba su virtud. El testimonio de una buenaconciencia, junto con la aprobación de sus superiores eclesiásticos, le servía derecompensa. No esperaba nada de parte de los hombres; por eso todos los asaltos quetuvo que sufrir de su malicia, jamás quebrantaron en nada su firmeza y su constancia.En él no se notaban los altibajos de humor que hacen a uno dulce y agradable en unmomento, y fastidioso y molesto en otro. Siempre ecuánime en la adversidad como enla prosperidad, afrontaba todos los sucesos de la vida como efectos de la Providencia

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que dirigía sus acciones. Estaba siempre dispuesto a perdonar; olvidaba las injusticias quele hacían sufrir y trabajaba asiduamente para realizar el bien desde el momento en quesurgía la ocasión de hacerlo, sobre todo respecto de quienes más le habían hechosufrir.

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(n. m.) Su talento para la dirección

Se vio compensado de sus pequeños disgustos por las nuevas bendiciones que Diosderramó en este tiempo sobre su Instituto. Pues le llegaban sujetos de todas partes, yel número de Hermanos crecía cada día. El tiempo que empleaba en formarlos lepermitía aún extender su caridad sobre el desgraciado estado de algunos grandespecadores que le enviaban desde diversas provincias para que los ayudara a entrar enel buen camino. Tenía especial ternura con estas personas. Los escuchaba conpaciencia, los orientaba con dulzura y les dedicaba todo el tiempo conveniente parahacerles sentir el peso de su miseria. Después de ello, los reconciliaba con Dios y losdespedía en paz.

(n. m.) Conversión clamorosa

El clamor que provocaron estas conversiones y el agradecimiento que en ocasionessentían quienes habían recibido la gracia por el ministerio del señor de La Salle, leatrajeron otros. Hubo uno, especialmente, que excitó su compasión. Conocemos lasparticularidades de su conversión por boca de quien experimentó los efectos de lamisma. Se trataba de un joven inteligente, con excelentes disposiciones para lasciencias, en las cuales ya había progresado. Hizo un viaje de sesenta leguas para ir aarrojarse a sus pies y aprovechar sus luces para volver al camino de la salvación, delque se había alejado con una vida muy desordenada. Era sensual, impuro, enemigo

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de todo lo que se llama piedad y religión, y no quería oír hablar ni de Dios ni de loslibros santos. En una palabra, tenía el corazón corrompido y caía en todos los viciosde una juventud fogosa. Era de elevada posición social, y halagado por los derechosde su nacimiento de poder acceder a las dignidades eclesiásticas, se comprometió enellas temerariamente con miras ambiciosas. No limitó en nada sus desenfrenos, y losllevó a tal límite que le causaron un temblor de todos sus miembros. Llegado elmomento de recibir las órdenes sagradas, no pudo ser admitido a causa de suenfermedad. Este impedimento que, al parecer, le hubiera debido abrir los ojos sobresus disposiciones pecaminosas, no le hizo cambiar de disposición. Determinó buscarlos medios para hacerse pasar por sacerdote, a cualquier precio, y para lograr sumalvado proyecto, consiguió con engaño el certificado de sacerdocio. Paraimponerse con más seguridad al público, estuvo varias veces dispuesto a celebrar lamisa, y revestido de los ornamentos sacerdotales. Es cierto que Dios, que le mirabacon ojos de misericordia, jamás consintió que consumara su pecado, pues al momento

492 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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le volvían los temblores con tanta violencia que no le dejaban la libertad de actuar.Además de esto, tenía un beneficio [eclesiástico] del que se deshizo por medio de uncontrato demoniaco.

(n. m.) Continuación del mismo asunto

A pesar del esfuerzo que hizo para disimular ante sí mismo el mal estado de suconciencia, no podía ahogar su voz

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que le gritaba reproches. De vez en cuando tenía momentos de lucidez que lepermitían entrever el camino que debía seguir; pero, en seguida, arrastrado por lainclinación que tenía al placer, volvía a caer en nuevos desórdenes. En fin, cansado dellevar una vida tan pecaminosa, se vio agitado por remordimientos tan agudos que nole permitían ningún descanso. Todos sus pecados se presentaban en tromba a suimaginación. Los placeres de todo tipo, que habían constituido su más deseadasdelicias, se le hicieron odiosos. Las alegrías del mundo ya no le atraían como en otrotiempo, y no podía soportarse más a sí mismo. Buscaba descanso de su pena y no laencontraba. La agitación, el temblor y la inquietud se apoderaban de tal forma de sucorazón, que cayó en una melancolía tal que pensó que le llevaba a la desesperación.

(n. m.) Continuación del mismo asunto

En esta triste situación, recurrió a un amigo, a quien hizo una viva descripción de loque sufría. Éste le exhortó a hacer una confesión general a un sacerdote de la ciudadque le indicó. Pero el joven le respondió que no creía que hubiese en el mundo unconfesor bastante paciente para poderle escuchar hasta el final el relato de una vidatan desordenada como la que él había llevado. Que para ahorrarse la vergüenza desemejante paso, querría encontrar un confesor alejado y desconocido con quien notuviera ninguna otra relación. El amigo, que le veía deshecho y que no quería dejarescapar una ocasión

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tan favorable de apartarle de sus desórdenes, reflexionó algún tiempo sobre lo quepodría hacer. Había oído hablar del señor de La Salle como de un hombre esclarecidoy muy experimentado en la dirección de las conciencias. Propuso a aquel joven quese dirigiera a él, y se lo describió como aquel que Dios le tenía destinado paraconvertirle.

El deseo que tenía de romper sus cadenas no le dejó tiempo de titubear más. Allímismo tomó su resolución y salió hacia París. Fue a encontrar al señor de La Salle y ledio a conocer el estado de su alma. Él le recibió con su bondad habitual, le hizocomprender que a pesar de la enormidad de sus pecados, no debía desesperar de su

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salvación, y le prometió ayudarle a volver al buen camino. Le retuvo en su casa y ledio en esta ocasión todas las muestras de un corazón tierno y compasivo.

La vida ejemplar que se llevaba en aquella casa, unida al deseo que este penitentetenía de verse reconciliado con Dios, le movieron a comenzar su confesión. Habló deello a su director, que le tendió los brazos con actitud amistosa y afable, con lo que sesintió conmovido. Le hizo una declaración de su vida pasada, con la reserva de algunosexcesos que no tenía aún fuerza para decirlos, porque la vergüenza le atenazaba. Peroal final, la cuarta vez que se confesó, hizo un esfuerzo, superó la repugnancia ydeclaró todo sin ninguna reserva.

Durante todo ese tiempo, el señor de La Salle, que conocía el precio de la salvaciónde un alma, hacía fervorosas oraciones

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por su penitente. Le hizo pasar por las pruebas santas instituidas por la Iglesia paraprobar a un pecador habitual, le comprometió a que le enviara los papeles que eran lostristes despojos de sus excesos, y sobre todo, los falsos certificados de sacerdocio; yen fin, reconcilió con Dios a esta alma que había gemido tantos años bajo el dominiodel demonio.

Es bastante corriente que las personas que han abandonado sus extravíos seanagitadas de escrúpulos y de aflicciones después de su conversión. Las pasiones aúnno están totalmente sometidas, la imaginación trabaja, las antiguas ideas sedespiertan, el demonio hace aún un último esfuerzo para triunfar de su debilidad yhacerlos recaer. Dios lo permite así para probarlos más y para acabar de purificarlos.En estos tiempos de tentación es cuando necesitan una mano caritativa yexperimentada que les guíe con prudencia y discreción. El penitente de quienhablamos experimentó más que nadie lo que cuesta a la naturaleza ponerse en graciade Dios. Tuvo que sostener duros combates y fue tentado casi más allá de sus fuerzas.Aún le venían a la mente pensamientos de desesperación, que nacían de lamonstruosidad de su vida pasada. Creía ver el infierno abierto bajo sus pies dispuestoa engullirlo. El señor de La Salle no le perdía de vista y le recordaba con suavidad lamisericordia de Dios, que le había concedido el tiempo de expiar sus pecados por unasincera penitencia. De ese modo le sostuvo hasta la muerte, que siguió de cerca a suconversión. La recibió con cristiana resignación, con

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sentimientos muy edificantes y llenos de gratitud hacia su director, a quien decía entodo momento que le era deudor de su salvación. Por mucha reserva que tuviese elseñor de La Salle para hablar de un suceso tan extraordinario, no pudo impedir que eleco de esta conversión llegara a conocimiento de quienes habían aconsejado a supenitente que se pusiera bajo su dirección, y que ello le atrajera aún a otras personasque se dirigieron a él con profunda confianza. Los directores [de almas] y lospárrocos de París y de provincias le consultaban con frecuencia sobre casos deconciencia muy delicados y se atenían gustosos a sus decisiones.

494 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Su dedicación a dirigir el Noviciado

La complacencia que ponía en prestarse a las necesidades de los que se dirigían a él(lo que ocurría frecuentemente porque no rechazaba a nadie) no impedía que pusierasu principal atención en dirigir su Noviciado de Vaugirard. Sabía lo importante queera para su Instituto formar cuanto antes sujetos capaces de mantener en él laregularidad. No descargaba sobre ningún otro este cuidado. Examinaba él mismo alos novicios, los instruía sobre sus obligaciones esenciales en el estado que queríanabrazar, no dejaba pasar un solo día sin dirigirles exhortaciones. Incluso presidíatodos sus ejercicios en la medida que se lo permitían las demás ocupaciones;trabajaba con ellos en las ocupaciones más humildes de la casa; les animaba con suejemplo a abrazar con alegría una vida

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penosa y laboriosa, a sufrir las humillaciones sin quejarse, a soportar las ofensas a lasque estaban expuestos y a conservar la calma y la tranquilidad en las diversassituaciones en que la sencillez y la pobreza de su estado podrían ponerles en losucesivo. Mantuvo este proceder durante varios años, sin descuidarse en nadarespecto de su exactitud. Se había encargado de despertar a los Hermanos todos losdías, y cuando se había descuidado, se imponía una penitencia pública, que consistíaen pedir perdón a la Comunidad y en no tomar más que pan y agua de rodillas enmedio del comedor.

(n. m.) Los Hermanos se edifican

Tantos ejemplos de virtud sostenidos con la uniformidad de vida animaban a losHermanos y les inspiraban el amor a su estado. Se aplicaban con santa emulación amortificar sus sentidos e inventaban todos los días nuevos medios de humillarse. Elseñor de La Salle sabía aprovechar acertadamente sus buenas disposiciones paraformarles en la piedad sólida y fortificarles de buena hora. Su vestimenta, sualimentación, su porte externo, todo contribuía a ello. No se podía dejar de admirar lamodestia con que iban por las calles, con los ojos bajos, guardando profundo silencioy sin volverse nunca para satisfacer la curiosidad.

(n. m.) El señor conde de Charmel queda edificado

Cuando los novicios eran recibidos y el señor de La Salle los considerabasuficientemente instruidos sobre los deberes de su profesión, los distribuía por loslugares donde había necesidad. Un día que envió a tres a Reims, pasaron por un

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pueblo de la diócesis de Soissons llamado Charmel, donde solicitaron la hospitalidaddel párroco del lugar, que quedó agradablemente sorprendido de su conducta.Comunicó su descubrimiento al señor del lugar. Era el conde del Charmel, que

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después de haber abandonado los placeres de la Corte, a los que se había visto ligadopor su condición, se había marchado a su tierra donde pasó el resto de sus días enpenitencia y retiro. El retrato que el párroco le hizo de sus nuevos huéspedes, sobretodo de su piedad, le suscitó el deseo de verlos y de hablar con ellos. Se informó deellos por menudo de su modo de vivir y de todo lo que concernía a su Instituto. Quedótan contento que les invitó a que se alojaran en su casa, y desde entonces tuvo delseñor de La Salle una idea excelente, y le unieron a él unos lazos de piedad queduraron hasta su muerte.

(n. m.) 1693: el señor de Noailles, arzobispo de París,permite una capilla doméstica al señor de La Salle

Por el mismo tiempo, el arzobispado de París estuvo vacante por la muerte demonseñor Harlay. El rey Luis XIV escogió para reemplazarle al señor Luis Antoniode Noailles, obispo de Châlons, en Champaña. Todos saben con qué celo trabajósiempre en mantener el orden y la disciplina eclesiástica en su

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diócesis. Una vez que tomó posesión, comenzó a hacer la visita para poner remedio alos abusos que se habían ido deslizando. Uno de los más evidentes era el uso de lascapillas domésticas, que se habían puesto tan de moda que tanto el simple burguéscomo el noble querían tener una en su lugar. Todas quedaron prohibidas por unmandato del arzobispo. Esta prohibición causó al señor de La Salle un nuevoinconveniente. Él tenía la costumbre de ir a celebrar la misa a una de esas capillas,contigua a la casa Noviciado de Vaugirard. Para él y para la comunidad era muycómodo, porque estaban lejos de la parroquia del lugar para ir allí todos los días. Fue,pues, a encontrar al señor arzobispo para pedirle que le permitiera erigir una capilladentro de su casa, con la facultad de celebrar misa en ella. El [señor arzobispo] deParís escuchó con bondad las razones que tenía para hacerle tal petición. El[arzobispo] ya le conocía, le honraba con su protección y consideró un honorconcederle en esta ocasión una muestra de distinción que había negado a otraspersonas que le habían pedido la misma gracia. Hizo, incluso, algo más, que el señorde La Salle no osaba esperar, pues confirmó por escrito el poder verbal que supredecesor le había

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dado de establecer una nueva Comunidad en París.

Provisto de tal poder, en seguida hizo erigir un altar en el lugar más digno de lacasa. Consideró un deber ayudar en ello para acelerar la obra, de manera que con suscuidados la capilla estuvo terminada y bien adornada en pocos días. La hizo bendecirpor uno de los Vicarios Mayores de la diócesis, y desde entonces sirvió de oratorio alos Hermanos del Instituto.

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(n. m.) Su enredo con el párroco de Vaugirard por este motivo

El señor cura de la parroquia no desconocía la gestión realizada por el señor de LaSalle en el arzobispado, y aunque fuera de sus amigos, se puso de mal humor cuandosupo que ya estaba ejecutada. La soportó con impaciencia y se quejó de ello. Le dijoque no entendía cómo un hombre que hacía profesión de estar tan apegado a las reglasde la Iglesia, las transgredía él mismo tan fácilmente que privaba de esa manera a losHermanos del mérito de asistir a la misa de la parroquia, y que su ejemplo seríacontagioso para que muchas personas se creyeran dispensadas, y que responderíaante Dios del inconveniente que ello iba a causar. El señor de La Salle convino con él,de buena fe, que tenía razón para quejarse; pero también le rogó que considerase sinprejuicio los motivos por los que tuvo que actuar así.

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«Usted sabe —le dijo— que el Noviciado de esta casa está formado por jóvenes quehan salido recientemente del mundo; todavía no han perdido las impresiones delmismo, y sería peligroso para ellos exponerlos demasiado a volver a él. En lasgrandes asambleas que se tienen en su parroquia, a causa de la proximidad de París, sehallan jóvenes libertinos que se lanzan sin discreción a decir bromas pecaminosas y aburlarse de nuestros Hermanos, lo cual es propio para disgustarles de su vocación. Heahí las razones que me han llevado a solicitar el permiso de erigir esta capilladoméstica que a usted le parece atentar contra las reglas de la Iglesia». Añadió que noignoraba la sumisión que él y los Hermanos le debían como a su Pastor, que leconocían y reconocerían siempre en calidad de tal, que él, para dar pruebas públicas,iría de vez en cuando a celebrar la misa a su iglesia, y que llevaría allí a los Hermanosde la comunidad. El señor párroco se contentó con estas razones y le rogó quecumpliera su palabra el primer día del mes siguiente. El señor de La Salle no falló, yfue a cantar la misa mayor de la parroquia, a la cual asistieron todos los Hermanos,que comulgaron de su mano.

De momento el señor cura párroco parecía satisfecho de las

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señales de sumisión y de dependencia que el señor de La Salle había acordadotributarle públicamente y que observaba efectivamente. Pero, en fin, no pudo hacersea la idea de esta separación ocurrida en su parroquia, y sintió que sus repugnanciasrenacían. Aceptaba las razones, pero la ejecución le parecía un ejemplo perniciosopara sus parroquianos; y cada vez que tenía ocasión de ver al señor de La Salle lehacía el reproche de haber abandonado la parroquia. Pero éste le respondía siempreque no había podido hacer de otra manera por las razones que le había repetido envarias conversaciones que había mantenido con él; que era inútil que se enfadase,puesto que la cosa estaba hecha y él no tenía medio de cambiarla. El señor párrocorespondió con acritud y se retiró descontento de la firmeza del señor de La Salle. Peroal fin se apaciguó poco a poco y el señor de La Salle llegó a su objetivo con paciencia

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y con las buenas maneras para recobrar su amistad y para vivir con él con buenentendimiento.

(n. m.) 1693: hambre durante el cual los Hermanos carecen de lonecesario

Este mismo año sobrevino un hambre que redujo a su comunidad a una pobrezaextrema.

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Como estaba fundada sólo sobre la Providencia, no tenía fondos para mantenerla. Susrecursos ordinarios disminuían a medida que sus necesidades aumentaban. Sóloquedaba su gran confianza en Dios que pudiera sostenerla en tal situación. Laexperiencia que había tenido en circunstancias parecidas le servía de garantía segurade lo que debía esperar, pues aunque se viera sometido a una ruda prueba por el rigordel hambre, no estaba turbado. Un día que la Comunidad estaba sin pan y sinesperanzas de tenerlo, lejos de desanimarse, animó a los Hermanos a la paciencia.Con estas disposiciones entraron en el refectorio donde tuvieron que contentarse conun caldo de verdura que sirvió de alimento para todo el día. Luego dieron gracias aDios como si hubieran hecho una buena comida. Durante este tiempo, el Hermanoencargado de conseguir provisiones buscaba por todos los lados de qué vivir. Durantetodo el día no encontró más que un poco de pan muy negro. El señor de La Salle hizoque se distribuyera a la Comunidad, sin reservar nada para él, pero los Hermanos noquisieron tocarlo mientras él no hubiera tomado un trozo. Los Hermanos de laComunidad de París, informados del extremo en que se hallaba la

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de Vaugirard, se apresuraron a proveerles de lo necesario. Pero el que estabaencargado de su parte de llevar las provisiones fue asaltado en el camino por ladronesque le quitaron todo. Volvió a casa muy mortificado por su desgracia. El señor de LaSalle, al verle emocionado, le dijo con aire tranquilo: «¡Bendito sea Dios!, hay que ira buscar más». Él fue, y en espera de su regreso, los Hermanos se vieron obligados aesperar hasta la noche para tomar algún alimento.

(n. m.) Se quejan de que el señor de La Salle recibe a demasiados sujetos

El extremo en que la carestía pública ponía su casa no impedía que recibiera atodos los sujetos que se presentaban para ingresar en ella. Tenía firme esperanza enque quien les enviaba facilitaría también los medios para proveer a sus necesidades.Los Hermanos estaban extrañados. Creían que llevaba su confianza demasiado lejos.Decían que no entendían por qué recibía a tantos sujetos en un momento en que notenían ellos mismos con qué subsistir; que, al parecer, sería más prudente hacer unaselección de los mejores y despedir a los que no parecían propios para comprometerse

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en su Instituto. El señor de La Salle se indignó por su poca fe y les respondió conviveza: «Si tenéis miedo de que el excesivo

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número os hunda, echadme a mí». Pero luego, con su habitual aire dulce y afable, lesdio a entender cuán equivocados estaban por desconfiar de la Providencia, quetodavía no les había faltado nunca; que debían poner toda su confianza en Dios,puesto que era de Él solo de quien debieran esperar los socorros que necesitaban. Notardaron mucho tiempo en experimentar sus efectos, pues el párroco de San Sulpicio,al conocer la necesidad extrema a que estaban reducidos, les proporcionó dinero yvíveres suficientes para poder pasarse sin otras ayudas, y ponerles, con una economíasaneada, en situación de esperar un año más abundante.

(n. m.) Se dirigen a él para predicar retiros

La reputación de este nuevo Instituto se extendía a medida que el número deHermanos aumentaba. Varios eclesiásticos de virtud acudían a él para hacer retirosbajo la dirección del señor de La Salle. Recibía a todos los que se presentaban, sindistinción del mérito y de la calidad. Tampoco había distinción en la manera de vivir,cada uno asistía a la mesa común, y a todos se servían los mismos alimentos que a laComunidad.

(n. m.) Pone su Regla por escrito

Cuando el señor de La Salle vio que su Noviciado estaba bien establecido sobre lasreglas que él había hecho observar, juzgó que era necesario redactarlas por escrito,para

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hacerlas fijas y perpetuarlas entre los Hermanos de su Instituto. Se preparó a ello conlargas oraciones, ayunos frecuentes y duras penitencias; y lleno del Espíritu de Diosdel que se sentía animado, compuso un resumen. Luego reunió a los Hermanos de lasdos comunidades de París en Vaugirard, les pidió que reflexionaran sobre ello y quele dijeran lo que encontrasen que se debía quitar o añadir. Hubo algunos que creyeronque era conveniente suavizar algunos puntos que les parecían demasiado austeros.Les respondió que no lo cambiaría por su propio criterio, sino que consentía que suobra se pusiera en manos de tres superiores de los más experimentados de París en elgobierno, que él mismo indicaría, y que aprobaría todos los cambios que elloshicieran. Se resolvió, pues, a someterse totalmente a su juicio, y fue acatando suaprobación como se elaboraron las reglas según el orden que aún hoy mantienen en elInstituto de las Escuelas Cristianas.

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(n. m.) Hace aprobar la Regla por todos los Hermanos

Cuando los Hermanos de las dos comunidades se sometieron a observar estasreglas con las modificaciones

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que se consideraron adecuadas, el señor de La Salle quiso aún tener la aprobación delos que estaban distribuidos por las provincias. Pues aunque él tuviera firmeza paramantener las Reglas cuando estaban bien fundamentadas, no quería admitir ningunaque no contase con el consentimiento unánime para prevenir todas las objeciones quese pudieran hacer en lo sucesivo y eliminar cualquier pretexto de relajación. Además,él fue uno de los más celosos observantes de su regla, de la que no se dispensaba ennada bajo ningún pretexto. Así pues, mandó a todos los Hermanos de su Instituto quese reunieran en París hacia la fiesta de Pentecostés, según su costumbre, para hacer elretiro anual y renovar el voto de obediencia. Hacía tiempo que le pedían que lespermitiese hacerlo para toda la vida, lo que no había querido conceder hasta estafecha, para dejarles el tiempo de pensar en ello con toda la atención necesaria para uncompromiso irrevocable.

(n. m.) Quiere dimitir del cargo de Superior: 1694

Al final del retiro les presentó el conjunto de sus Reglas, que fueron leídas yaprobadas unánimemente. Luego les dirigió una exhortación donde les presentó laimportancia de la acción que iban a hacer.

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Les dijo que un compromiso para toda la vida era un sacrificio muy agradable a Dios,cuando se apoyaba en una resolución firme; que les había dejado plena libertad parapensar en ello y que confiaba que no lo harían con ninguna mira humana. Añadió quedesde que el número de Hermanos había aumentado, estaba pensando en dejar elcargo de Superior del Instituto entre sus manos, que no le convenía seguir más a sucabeza, que no era más que un pobre sacerdote, en quien no debían poner suconfianza, sino sólo en Dios, que era su Padre y su protector. Se extendió sobre estaidea para mostrarles la necesidad en que estaban para otorgarle esta satisfacción, yvisto el bien que necesitaba el Instituto, que escogieran a uno de entre ellos, a quienjuzgasen capaz de cumplir tal cargo.

(n. m.) Propone hacer un escrutinio, que recae sobre él

Los Hermanos quedaron muy sorprendidos de su propuesta. No se lo habíanesperado en absoluto. Le pidieron remitirlo a otro momento para poder deliberarsobre ello. Pero el señor de La Salle, que temía que un retraso de varios días lespermitiera tomar medidas con los superiores eclesiásticos para poder rechazarlo conautoridad, les

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llevó a proceder allí mismo a una nueva elección. Se pusieron, pues, en oración, ydespués de una media hora de meditación, les hizo una nueva reflexión paraorientarles a que dieran sus votos con espíritu de desinterés y con plena libertad; quese despojaran de toda prevención y que actuaran sólo con miras de agradar a Dios ypor el bien del conjunto. Luego hizo las preces señaladas para invocar las luces delEspíritu Santo y se pasó a la votación con papeletas secretas. Todos los votoscoincidieron en que continuara el señor de La Salle. Él se turbó, y temiendo que sehubieran puesto de acuerdo, rompió las papeletas y mandó repetirlo.

(n. m.) Se hace una segunda votación que recae de nuevo en él

Se pusieron de nuevo en oración, y la segunda votación fue exactamente igual quela primera. El apuro en que se encontró [La Salle] se reflejó en su rostro. Cambióvarias veces de color y no sabía qué solución tomar. Los Hermanos, que se dieroncuenta, le dijeron que cabía considerar, por lo ocurrido, que su elección venía de Dios,y que ellos estaban resueltos a mantener el voto, que el bien general del Institutoexigía que continuase cuidándolo él, y que cuando estuviera suficientementeconsolidado, tendría la libertad de abandonar el

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cargo de Superior de los Hermanos. Estas últimas palabras le consolaron. Luegopidió que se elaborara el acta de elección, en la cual tuvo mucho cuidado de incluirque en lo sucesivo no se podría elegir sino a un Hermano del Instituto como Superiorgeneral. Después de ello, fue a celebrar la misa, en la que comulgaron los Hermanos ypronunciaron el voto de obediencia perpetuo.

(n. m.) Regula el modo de conversar en los recreos

Mientras se ocupaba de establecer reglas seguras para el mantenimiento exteriordel Instituto, su objeto principal era regular el interior, que venía a ser como elcimiento y fundamento del mismo. Por lo cual, no descuidaba nada que pudieracontribuir a mantener entre los Hermanos una piedad tierna e ilustrada, sostenida poruna humildad profunda y por una caridad mutua de los unos para con los otros. Sehabía dado cuenta de que los recreos degeneraban de ordinario en conversacionesvanas e inútiles. Estudió los medios de hacerlas agradables sin disipación. Paraconseguirlo, comprometió a los Hermanos a no hablarse sino con mucho respeto y aabstenerse de términos que llevasen cierto aire de familiaridad; y para prevenir lascontestaciones que nacen, de ordinario, de la diversidad de los sentimientos, regulóque en las conversaciones [del recreo] habría uno que hablara, y que los otros

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le escucharían; y que si uno de ellos tuviera algo que decir, pediría permiso al másantiguo, al tiempo que le saludaba. Esta norma dio tan buen resultado que la prácticaque se hizo de ella pasó a ser ley, y desde entonces se observa exactamente entre ellos.

(n. m.) Establecimiento de los Hermanos en Chartres

Mientras el señor de La Salle se ocupaba totalmente del cuidado de formar a susnovicios y hacerlos sujetos dignos de reemplazar a los Hermanos que no pudierancumplir sus funciones, varios obispos de Francia, informados de la utilidad de lasescuelas gratuitas, decidieron establecerlas en sus diócesis. El primero que se lopropuso al señor de La Salle fue monseñor Godet des Marais, obispo de Chartres. Élle había conocido en el seminario de San Sulpicio de París y desde entonces leprofesaba una estima muy particular. Aprovechó esta antigua amistad para unirse a élcon una relación de piedad que mantuvo hasta la muerte. Esta estrecha unión, fundadaen una estima recíproca, unida al deseo que tenía el señor de La Salle de servir a laIglesia en lo que era conforme con su vocación, fue motivo suficiente paracomprometerle a dar esta satisfacción al prelado; pero sólo pudo realizar estafundación, por falta de personal, dos años más tarde. Cuando hubo preparado unnúmero suficiente de sujetos,

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reunió a los Hermanos y les propuso los planes del obispo de Chartres y el deseo quetenía él de complacerle. Se determinó que se le enviarían siete Hermanos para abrirlas escuelas bajo su autoridad en los lugares que indicase. Los Hermanos partieron yfueron a presentarse al obispo, que les recibió con mucho afecto. Les dio escuelas,publicó un mandato para que los padres y madres se comprometiesen a enviar a sushijos a las escuelas de los Hermanos y alentó a los párrocos para que los exhortarancada uno de ellos en sus parroquias. La empresa se realizó a su gusto. Las escuelasfueron frecuentadas en poco tiempo, y Dios derramó su bendición sobre ellas por elfruto que produjeron.

(n. m.) El fervor les lleva al agotamiento

El prelado, muy contento por haber facilitado esta ayuda a su pueblo, animaba a losHermanos con su presencia. Los visitaba a menudo, los exhortaba a la perseveranciay no olvidaba nada de lo que dependía de su autoridad para sostenerlos en aquelloscomienzos espinosos. Su fervor era tan grande que algunos de ellos sucumbieron poragotamiento. El obispo, pesaroso por perder sujetos a quienes quería como a hijos,quiso persuadirlos a que suavizaran algo de la austeridad de su regla; pero su fidelidada cumplir sus obligaciones pasó por encima de sus consejos, y todo lo

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que pudo hacer fue proporcionarles las medicinas que necesitaban en susenfermedades. Lo cual no dejó de facilitárselo hasta su muerte. Tantas atenciones porsu parte provenían, como he dicho, de la veneración singular que conservaba hacia lavirtud de su fundador, quien, por su parte, no olvidaba nada para manifestarle sugratitud en las ocasiones que se presentaban.

(n. m.) El obispo de Chartres se sirve de un ardid para reteneral señor de La Salle a su mesa

[La Salle] fue a Chartres poco después de la fundación, para visitar a los Hermanosy tomar nuevas medidas para que no terminasen agotados por el trabajo. El señorobispo le recibió como a amigo y le pidió repetidas veces que se quedara a comer conél; pero [La Salle] se excusaba siempre amparándose modestamente en la Regla, queno le permitía aprovechar tal honor. El prelado, al no poder vencer su delicadezarespecto de este artículo, utilizó un ardid. Ordenó a su criado que cerrase las puertasdel obispado una vez que hubiera entrado el señor de La Salle, de modo que al nopoder salir, se viera obligado a vencer su repugnancia y someterse al deseo del señorobispo. La conversación durante la comida recayó principalmente sobre las razonesque había tenido en la

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fundación de su Instituto. El obispo de Chartres y el señor d’Aubigné, su Vicariogeneral, que fue después obispo de Noyon, y más tarde arzobispo de Ruán, seinformaron detalladamente de todo cuanto le concernía. Admiraban sobre todo elestado sencillo y pobre al que se había reducido voluntariamente. Escudriñabanincluso todo su porte externo. Se dieron cuenta de que iba vestido con una tela basta yque su manteo estaba muy usado. Sin que él lo supiera, mandaron hacerle uno nuevo,y tuvieron la precaución de escoger una tela ordinaria, para que no tuviera pretexto derechazarlo. El señor de La Salle recibió el regalo de sus manos como si fuera unalimosna. Lo llevó hasta tres o cuatro años más tarde, en que unos ladrones selo quitaron en el camino de París a Vaugirard, aunque luego se lo devolvieronllevándoselo a su casa.

(n. m.) Su vida penitente le hace caer enfermo;se le cura con una medicina extraordinaria

La continua atención que prestaba a regular los asuntos de su Instituto, unida a ladirección del Noviciado, no le dejaban la posibilidad de dirigirse a sí mismo, como lodeseaba. Él suspiraba por su querida soledad y Dios le sacaba de ella a menudo parahacerle trabajar en nuevos centros. Tantas fatigas no disminuían

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en nada sus continuas austeridades. Siempre encontraba nuevos medios paraincrementarlas. En su celda no había otra cama que el suelo. Incluso, a menudo, seacostaba desnudo, con la camisa de dormir y un cilicio; y en los viajes se acostabavestido en el suelo. Estos excesos de penitencia le causaron flujos y reumatismos muydolorosos, del cual fue atacado a su regreso de Chartres. Los remedios que se leaplicaron para aliviarle le causaron más dolor que la misma enfermedad. Se leacostaba sobre una especie de parrilla de madera, bajo la cual se quemaban hierbasque expandían un humo infecto. Él sufría la incomodidad sin quejarse, y en susmayores dolores, repetía a menudo estas palabras que se le habían hecho familiares:¡Bendito sea Dios! Se notó, además, que nunca se le escapó un solo movimiento deimpaciencia o de mal humor durante todo el tiempo que duró este remedio, que fuemucho; pues fue necesario aplicarlo varias veces al año, porque no se encontraba otromás seguro y rápido para curarle.

(n. m.) Convierte a un joven holandés calvinista

Cuando se sintió algo aliviado de este primer ataque [de la enfermedad], dejó Paríspara ir a visitar la casa

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de Reims. Y después, camino de regreso a París, encontró en el viaje a un jovenholandés que le abordó y le pidió algún donativo que le ayudase a llegar a París. Elseñor de La Salle, impresionado por su fisionomía, que le pareció hermosa, lepreguntó en latín el motivo de su viaje y de qué país era. El joven le respondió en lamisma lengua que era holandés y que iba a París para hacer fortuna. El señor de LaSalle le hizo varias preguntas, a las que él respondió con viveza; pero al mismotiempo, a través de la conversación, se dio cuenta que era de religión protestante. Lolamentó mucho, y se sintió obligado a trabajar en su conversión. Él se lo ganó con susactitudes suaves e insinuantes, le pagó los gastos durante el viaje, y a su llegada aParís le alojó en su casa del Noviciado de Vaugirard.

(n. m.) El mismo asunto

El feliz aspecto natural que notaba en su prosélito le inducía a esperar que no seríadifícil hacerle volver al regazo de la Iglesia; pero pronto comprendió que aquellaconversión no sería el fruto de pocos días. Era necesario combatir los prejuicios deljoven, inteligente y bien instruido en materias de controversia.

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Tuvo que emplear las razones más fuertes y sólidas y abrirle los ojos sobre los erroresque había mamado con la leche, pues a todas las objeciones que se le hacían,respondía con toda la sutileza de un hombre bien instruido en la escuela de losministros de su secta; el señor de La Salle recurrió a sus armas ordinarias. Rogó a

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Dios e hizo que rezasen para obtener la conversión de su discípulo. Ayunaba ymortificaba su cuerpo para atraer las luces que necesitaba para hacer que la verdadentrase en su corazón, y merecerle la docilidad que el joven necesitaba para hacerlesusceptible de sus impresiones. Luego volvía a encontrarle con más confianza,discutía con él, se esmeraba en eliminar sus dudas y le instruía en los principios de laverdadera religión. De ese modo, pasó un tiempo considerable sin desanimarse, y aeste asunto dedicó sin desaliento buena parte del día y de la noche. Dios bendijo sucelo, y al cabo de tres meses, tuvo el consuelo de llevar [al redil] a esta oveja perdida yhacerla confesar que no hay verdadera religión sino en la Iglesia católica, apostólica yromana, en la cual él estaba determinado a vivir y morir. Dios permitió que no serindiera sino después de los combates, para que desengañado por medio delconocimiento exacto que deseaba tener de todos los puntos enfrentados entrenosotros y

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los pretendidos reformados, su retorno a la Iglesia católica fuera más sincero y menossospechoso de ligereza. De ese modo [Dios] se complace en triunfar de un corazónrebelde a sus inspiraciones y que parecía ya desesperado de su salvación.

(n. m.) Continuación del mismo asunto

El señor de La Salle, lleno de agradecimiento por la victoria que acababa deconseguir, fue a postrarse al pie de los altares y desbordarse en acciones de gracias.Ofreció al Señor los frutos de su trabajo, del que se consideraba tan sólo como débilinstrumento, y lleno de la confianza que le producía el feliz retorno de su discípulo alseno de la Iglesia, se dedicó especialmente a instruirle con más precisión en lasprincipales obligaciones de la fe católica; le quitó las nuevas dudas que todavíaagitaban su mente, y después de haberle fortalecido más y más, y de asegurarsedurante bastante tiempo de sus sinceras disposiciones, le presentó al señor párroco deSan Sulpicio, al tiempo que le informó de todos los medios que había empleado paracurar sus prejuicios y para llevarle a la fe de la Iglesia romana. El señor cura párrococomprobó que el joven holandés estaba bien instruido y no tardó mucho tiempo enrecibir su abjuración, que hizo entre sus manos, de manera muy edificante, ante unaasamblea numerosa, llegada para participar en el gozo común de la Iglesia. El señorde La Salle dejó a su neófito en el Noviciado de los Hermanos donde continuóinstruyéndolo

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contra la recaída, y dándole fuerza contra las tentaciones, a las que estaría expuesto siregresaba a su país. Es lo que realmente ocurrió, pues después de su estancia en París,no se dio descanso hasta lograr volver a su familia, para extender a ella las gracias queDios le había hecho de renunciar a sus errores. El señor de La Salle no se cuidaba deponer obstáculos a este piadoso deseo. Él mismo le dio todas las facilidades

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procurándole todo lo que necesitaba para hacer el viaje; y más tarde tuvo el consuelode saber que no sólo había perseverado en la fe católica, sino que incluso habíatrabajado con éxito en la conversión de toda su familia y de algunos amigos quesiguieron su ejemplo.

(n. m.) Su confianza en la Providencia

No es fácil entender cómo el señor de La Salle podía atender a tantas obras decaridad teniendo en cuenta que era pobre. Es cierto que encontraba ayuda en lasliberalidades de algunas personas de importancia que tenían a gala socorrerle. Perocomo no le gustaba hacerse notar externamente, y además siempre temía convertirseen una carga para sus amigos, se encerraba en los límites de unas necesidades muymódicas;

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y, por muy buena voluntad que tuviera de atender todas las necesidades de suComunidad, de ordinario sólo se descubrían aquellas que no podía ocultar alconocimiento de la gente. Los Hermanos, que no eran tan desinteresados como él,estaban tentados, a veces, de desconfiar de la Providencia y guardar provisionescuando tenían algunos recursos. Pero el señor de La Salle, que ponía toda suconfianza en Dios, no permitía que se preocuparan por el día de mañana, y rechazabacon energía esas precauciones inoportunas. Prefería su estado pobre a toda laabundancia de los ricos de la tierra.

(n. m.) El señor de La Chétardie, párroco de San Sulpicio,provee a sus necesidades

Sin embargo, Dios que cuida de sus elegidos, no permitió que se viera privado delmérito de su fe, ni tampoco que su gran confianza en Él quedara sin recompensa. Puescuando se veía a punto de carecer de todo, encontró nuevos recursos en la caridad delseñor de La Chétardie, nuevo párroco (1697) de la parroquia de San Sulpicio de París,por la dimisión del señor Baudrand. En cuanto tomó posesión de su beneficio, quisotener un conocimiento exacto de las necesidades de su pueblo. Se le ofreció un cuadrodetallado y circunstanciado y no se olvidó la necesidad a que estaba reducida

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la Comunidad de los Hermanos de las Escuelas. Él conocía cuán útiles eran, yresolvió sostener una institución tan beneficiosa para su parroquia, y no descuidónada de lo que dependía de su ministerio para ayudarlas. Visitó las escuelas; lasencontró repletas de niños pobres, y tuvo que reconocer por sí mismo que losHermanos que les enseñaban eran aún más pobres que los alumnos. Por lo cualresolvió inmediatamente poner pronto remedio y proveer a las necesidades másurgentes que tenían, en espera de poder adoptar otras medidas para sostenerlos en lo

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sucesivo. Desde ese día tomó las escuelas y a los Hermanos bajo su protección, y velópara que no les faltase nada, de manera que se hubiera dicho que no tenía otraocupación. Visitaba las escuelas todos los meses; animaba a los niños al estudiomediante pequeñas recompensas distribuidas con discernimiento, para excitar laemulación, y les inspiraba respeto hacia los Hermanos encargados de su instrucción.

(n. m.) [La Chétardie] dispone trasladar el Noviciado de los Hermanosa su parroquia

Por medio de este trato frecuente creó una amistad muy estrecha con el señor de LaSalle. La elevada idea que se había formado de su virtud y de sus cualidades lellevaron a buscar nuevos

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medios para ligarle de forma particular con su parroquia. Para ello le propuso quetrasladara el Noviciado a ella, para poderse edificar con los ejemplos de virtud que sepracticaban en él. El señor de La Salle, que no quería hacer nada que no fueraconforme a la voluntad de Dios, recurrió a la oración para consultarle. Pensó entoncesque este cambio produciría mayor bien, y que Dios sería más honrado por ello. Estofue suficiente para decidirse a aceptar la solicitud del señor párroco, pero al mismotiempo le rogó que hiciera los gastos necesarios, teniendo en cuenta que la pobreza dela casa le privaba a él de toda posibilidad de hacerlo. El señor párroco cargó con todoslos gastos.

(n. m.) El señor párroco lo hace a sus expensas

Ante todo, encontró una casa grande y espaciosa en la calle que llevaba aVaugirard, por debajo de la tapia de los Carmelitas, en el extremo del barrio deSaint-Germain, que anteriormente había estado ocupado por las religiosasAnunciatas de San Nicolás de Lorena. La alquiló por mil seiscientas libras e hizotrasladar todos los muebles de los Hermanos, y cuando los hubo instalado, el señor deLa Salle trasladó allí su Noviciado, el año 1698. El señor párroco conoció con estemotivo hasta qué punto llegaba la extrema pobreza de esta comunidad. Pues no lesdio mucho trabajo transportar los muebles, que eran tan sencillos y tan pocos que

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no podía comprender que se hubiera podido contentar hasta entonces con tan pocascosas. A todo ello suplió [el párroco] generosamente, tanto con sus propios bienes,cuanto con los donativos de personas caritativas cuyas limosnas les facilitó. Laseñora de Voisin, viuda heredera del Canciller de ese nombre, les dio siete mil libraspara ayudarles a amueblar esta casa y a comprar el mobiliario que les faltaba.

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(n. m.) El señor obispo de Chartres dedica la capilla de la casaen honor de San Casiano, mártir

Había en esta casa una capilla que habían utilizado las religiosas que la habitabananteriormente. Era pequeña, pero se encontró el medio de unir a ella un coro por laparte de atrás, para colocar el altar. Cuando todos los lugares estuvieron bienpreparados, el señor de La Salle pidió al señor obispo de Chartres, que estabaentonces en París, que bendijera la casa e hiciera la dedicación de la capilla, que fueconsagrada bajo el patrocinio de san Casiano, mártir. Se sabe que este santo habíasido maestro de escuela en Imola, ciudad de Italia, en la Romaña, y que habiéndosenegado a sacrificar a los falsos dioses, el juez del lugar lo entregó al furor y a lavenganza de sus alumnos, que le odiaban porque les exigía estricta disciplina, y lehicieron morir a golpes de estiletes (graphiis, según el poeta Prudencio) y de navajas.Es fácil hacer aquí la aplicación apropiada y juzgar cuál era la idea del señor de LaSalle cuando puso su casa bajo la invocación de este santo mártir.

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(n. m.) 1699: apertura de una Escuela Dominical

Al año siguiente, el señor párroco de San Sulpicio propuso al señor de La Salle queestableciera en su casa una Escuela Dominical, es decir, que encargara a algunosHermanos que reunieran en la casa, la tarde de los domingos y fiestas, a cierto númerode jóvenes de diversas profesiones, que al estar ocupados durante toda la semana enganarse la vida mediante el trabajo, cada uno según su estado, sólo tenían esos díaspara instruirse en los principios de nuestra religión. El señor de La Salle noencontraba nada difícil cuando se trataba de hacer el bien. El proyecto del párroco lepareció loable y muy útil. Aceptó la propuesta con todas sus ganas, y quiso que el planse realizase cuanto antes. Pero en aquel momento se encontraba con circunstanciasque le quitaban la facilidad de hacerlo, y que le obligaron a esperar un momento másfavorable, pues tenía como máxima en todos sus proyectos no precipitar nada. Ycuando encontraba dificultad en sus planes, juzgaba que Dios no asentía por elmomento, y esperaba en paz los momentos de su Providencia. Ésta fue la causa deque tuviera que diferir esta fundación hasta el año 1709, como lo veremos másadelante [Re p. 205].

(n. m.) Apertura de una nueva escuela en la calle de San Plácido

La escuela gratuita para la instrucción de los niños del barrio que se había abiertoen la casa del Noviciado, no dejaba de causar algunas molestias para los

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ejercicios de los novicios, porque los Hermanos obligados, a atender las horas declases, no podían cumplir las otras prácticas de la casa. De ello nacía una especie dedeformidad que causaba necesariamente la disipación, que no era del gusto del señor

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de La Salle. Comunicó los inconvenientes al señor párroco de San Sulpicio, queaprobó sus razones y que le dijo que buscara una casa cercana para trasladar a ella laescuela. Encontró una en la calle de San Plácido, cercana a los Incurables, y envió aella cuatro Hermanos, a causa de los numerosos niños que acudían a ella.

(n. m.) 1700: los maestros de París se oponen a ella inútilmente

Los maestros de París consideraron esta separación de la casa del Noviciado comouna escuela nueva. No lo aguantaron e hicieron nuevos intentos para destruirla. Losprocedimientos que emplearon obligaron a los Hermanos a cerrar durante tres meses.Pero los movimientos extraordinarios que emprendieron estos maestros de escuelapara arruinarla no tuvieron mejor éxito que lo conseguido en el primer ataque. Elseñor de La Salle, por su parte, solicitó y obtuvo del Lugarteniente general de laPolicía el efecto de su petición, de forma que los maestros de escuela fueroncondenados a devolver los muebles de la escuela de los

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Hermanos, que ellos se habían llevado, y a poner las cosas en el estado en que estabanantes, con la promesa de no volver a molestarlos.

(n. m.) Escuela en Calais

Las contrariedades que el señor de La Salle tenía que soportar de vez en cuando acausa de sus nuevos centros, le ponían en la necesidad de hacer ciertas gestiones queservían para darle a conocer más y más. Aquellos con quienes las escuelas le poníanen relación deseaban conocer de él mismo cuál era el objetivo de este nuevo génerode vida, y cuando se lo había explicado en detalle, concebían una estima singular desu virtud, y sin que él pensara en ello, eran la causa de nuevos establecimientos. Es loque sucedió con sus enfrentamientos con los maestros de escuela de París. Estanoticia se extendió por las provincias. El señor Ponton, párroco y decano de la villa deCalais, diócesis de Boloña, informado por su sobrino, que estaba a la sazón en París,del éxito de las escuelas gratuitas establecidas desde hacía algunos años en laparroquia de San Sulpicio, le escribió para que viera al señor de La Salle y que hablaracon él sobre los medios de establecer una [escuela] en el territorio de la suya[parroquia]; y le recomendó que urgiera la ejecución, ya que el maestro de escuelaque tenía había fallecido, y la ocasión no podría ser más favorable.

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(n. m.) El mismo asunto

Las peticiones reiteradas del señor Ponton no causaron impresión en el ánimo delseñor de La Salle. No quería precipitar nada, y se contentaba con responder que nodescuidaría nada de lo que de él dependiera para satisfacer su deseo cuando le dieragarantía de abrir un establecimiento sólido. El párroco juzgó por esta respuesta que su

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buena voluntad no bastaba, y que había que tomar nuevas medidas para prevenir lasdificultades que se pudieran dar contra esta fundación. Emprendió todas las gestionesnecesarias, comprometió con sus peticiones al Consistorio de la ciudad para queescribieran al señor duque de Béthune, que era entonces gobernador de Boloña, paracontar con su aprobación. El duque dio su consentimiento de una forma muycomprometida y pidió él mismo al señor de La Salle que diera satisfacción a la ciudady al párroco de Calais. La Salle obedeció sus órdenes y envió sin más retraso dosHermanos del Instituto para atender la escuela. A su llegada encontraron a todo elmundo predispuesto a su favor. Pero no quisieron comenzar nada sin haber recibidola bendición del obispo de la diócesis (que lo era a la sazón monseñor Pedro Langle).Fueron, pues, a Boloña, a postrarse ante él. El obispo les recibió con bondad, les diolos permisos que necesitaban para trabajar en su diócesis y

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dirigió al mismo tiempo un mandato a los habitantes de la ciudad de Calais, por elcual exhortaba a los padres a que enviaran a sus hijos a la escuela de los Hermanos,que la abrieron pocos días después de su regreso de Boloña.

(n. m.) 1701: segunda escuela en Calais, para los marineros

La utilidad de este establecimiento hizo nacer en un celoso sacerdote, llamado LePrince, a la sazón capellán de los marineros de la ciudad, el deseo de procurar elmismo beneficio a sus hijos. Habló al señor Thosse, presidente de la ciudad, que leprometió atenderle. En efecto, escribió al señor De Pontchartrain, ministro, paraobtener de la Corte un antiguo [edificio] cuartel, en la plaza de Court-gain, que estabavacío, donde se podía ubicar la escuela. Pero la petición no se realizó entonces, sinoalgunos años después.

(n. m.) El señor de La Salle visita a los Hermanos de Calais

Sin embargo, el señor de La Salle no olvidaba a los dos Hermanos que habíaenviado a Calais. Tenía cuidado de escribirles de vez en cuando para sostenerlos enestos comienzos, e impedirles que se relajaran en su primer fervor. Y cuando supoque estaban bien asentados, fue él mismo a hacer la primera visita de su escuela. Laelevada idea que la gente se había formado de su santidad atrajo la atención de toda laciudad, y las personas más importantes acudieron a saludarle. El señor párroco seapresuró a

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presentarle todo el respeto que exigía de él la gratitud. Le comprometió a oficiarsolemnemente el día de la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen y a hacer unsermón en su parroquia para dar a todo su pueblo la satisfacción de verle y oírle.Luego, en las conversaciones particulares que mantuvieron, le manifestó cuán

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edificado estaba del comportamiento de los dos Hermanos que le había enviado parainiciar la apertura de la escuela, y que le hacía esperar que la bendición de Dios sederramara sobre su trabajo y que produjera más amplios frutos en el futuro. Tenía elpropósito de alojarlos durante algún tiempo en su casa para beneficiarse con suconversación y con sus consejos, pero el señor de La Salle no accedió a este deseo. [Elseñor de La Salle] partió hacia París, donde le reclamaban nuevos asuntos.

(n. m.) Apoyos a la escuela de Calais

Hasta entonces, el señor párroco de Calais se encargaba él solo de proveer alsustento de los dos Hermanos de las escuelas con sus donativos. Pero cuando falleció,se encontraron a punto de carecer de todo, y en consecuencia, en la necesidad deabandonar la escuela. Las autoridades de la ciudad, informadas de la dificultad ydeterminadas a sostenerlos, acordaron entre ellas encontrar medios de proveer a susnecesidades, y puestas de acuerdo obtuvieron del rey Luis XIV una pensión detrescientas libras para su sostenimiento, y el resto lo suplieron con las ayudasmunicipales.

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(n. m.) 1702

Al año siguiente el señor de La Salle envió dos Hermanos a Troyes, en Champaña,para abrir una escuela gratuita, según los deseos de la ciudad, sostenida por laprotección de monseñor Boutilier de Chavigny, su obispo, que concedió los permisosrequeridos para esta fundación, que ha seguido existiendo desde entonces.

(n. m.) Escuela de Aviñón

Pero el objeto principal del señor de La Salle en este mismo año fue tomar justasmedidas para responder a las peticiones de la señora de Chateaublanc, esposa de unTesorero del Papa, en el Condado, que le solicitaba vivamente que abriera unaescuela gratuita en Aviñón. A pesar del deseo que tenía de verlo realizado, y a pesarde las ganas que tenía el señor de La Salle de satisfacerle, falleció antes de que tuvieratiempo de dejar hechos todos los arreglos necesarios, y los intentos que hizo luego elseñor de Chateaublanc para realizar las últimas disposiciones de su esposa,consiguieron verlo realizado sólo varios años más tarde.

(n. m.) El señor de La Salle se encarga de 50 jóvenes irlandeses

Cuando el señor de La Salle regresó a París, el señor párroco de San Sulpicio lepropuso, de parte del señor cardenal de Noailles, que se encargase de la educación decincuenta jóvenes irlandeses que habían ido a refugiarse en Francia para encontrar

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allí asilo contra la persecución desatada contra los católicos de su país. Era lacontinuación de la

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gran revolución implantada en Inglaterra varios años antes, que obligó al rey y a lareina de Gran Bretaña a retirarse a Francia con el Príncipe de Gales, su hijo y herederopresunto de su corona. Como su celo para mantener la religión católica en sus estadosera la única causa de su desgracia, los usurpadores de su autoridad hacían continuosesfuerzos para abolirla por doquier, de manera que la persecución recomenzaba amenudo, y quienes se veían expuestos a ella no tenían otra posibilidad que apostatarde la fe o huir. La mayoría de ellos preferían abandonar sus bienes y su patria antesque su religión, y acudían a implorar la protección del Rey cristianísimo, que les abríalos brazos y consideraba un deber de piedad recibirlos en su reino.

(n. m.) El mismo asunto

El perfecto conocimiento que el señor párroco de San Sulpicio tenía del gran celodel señor de La Salle para entregarse a todo tipo de buenas obras, hizo que no dudaseen proponerle que acogiera en su casa a un número tan elevado de jóvenes irlandeses.Además, [La Salle] no tuvo ninguna dificultad para encargarse de ello. Los alojó ensu casa del Noviciado, y tomó él mismo especial cuidado de su educación;

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puso al frente de ellos Hermanos que velasen de su comportamiento y les dio todas lasinstrucciones necesarias para educarlos, a cada uno según su condición; de maneraque en poco tiempo estuvieron preparados para cumplir cada uno el empleo que acada uno le estaba reservado.

(n. m.) El rey de Inglaterra y el cardenal de Noailles visitan el centro

Durante el tiempo que duró la permanencia de los jóvenes alumnos en la casa delseñor de La Salle, el rey de Inglaterra, acompañado por el cardenal de Noailles, leshonró con su visita. Quiso ser testigo de la manera cristiana como se les educaba.Mostró estar satisfecho de las molestias que se imponían para instruirlos y delprogreso que habían hecho. Aprobó el método que se había empleado para moverles ala emulación y agradeció mucho la bondad del señor de La Salle por el cuidado quehabía tenido para escoger buenos maestros. Tantas muestras de distinción por partede un rey tan importante sólo sirvieron para hacer brillar más la humildad profundadel señor de La Salle. Encerrado en su nada, se humillaba en proporción con loselogios que se le tributaban, y le suplicó que no le mirase sino como a un débilinstrumento del que Dios se había servido para colaborar con el celo de Su Majestadcon el fin de procurar tan importantes beneficios a sus súbditos.

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(n. m.) Tentativa de los Hermanos del Instituto para obtener Bulas

Estaba tan penetrado de estos sentimientos, que ni siquiera le vino a la cabeza elpensamiento de aprovechar una ocasión tan favorable y halagadora para pedirle

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el honor de su protección. Pero los Hermanos del Instituto, que llevaban sus mirasmás lejos, no fueron tan reservados. Suplicaron a Su Majestad que les sirviera demediador ante el Papa para obtener las Bulas de erección que les pondrían a cubiertode los intentos que sus enemigos hacían de vez en cuando para destruirlos. Ya habíanhecho a este propósito algunas gestiones desde el año 1694, bajo el pontificado deInocencio XII. Ya lo habían tratado con el señor de La Salle, que les respondió que nose inquietasen demasiado; que había que esperar los momentos señalados por laProvidencia y que debían contentarse con seguirlos. Esta respuesta no era de su gusto,convencidos de que los centros que crearan no tendrían solidez sino en la medida enque estuvieran sustentados por la autoridad eclesiástica y por la secular. Leinsistieron tanto, en fin, que no pudo negarse a sus solicitudes. Envió a dos Hermanosa Roma, a los que entregó cien francos para el viaje, ya que la pobreza de la casa no lepermitía darles una cantidad mayor. Llegaron en circunstancias que no les eranfavorables. El papa Inocencio XII había fallecido, y a pesar del crédito y de lasrecomendaciones con que se habían provisto, no pudieron conseguir el efecto de supetición. De ese modo, al ver que esta primera tentativa no marchaba bien, pensaronen retirarse. Uno de ellos volvió a encontrar

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al señor de La Salle, pero el otro no se amilanó y quedó en Roma con la esperanza deaprovechar los momentos favorables. Durante su estancia en Roma obtuvo permisopara establecer una escuela totalmente independiente de las de Francia, que dirigiódurante veintiséis años; y perdió enteramente de vista el encargo que había recibidode solicitar las Bulas de erección del Instituto de los Hermanos de las EscuelasCristianas, que no se concedieron hasta el año 1725, seis años después de la muertedel señor de La Salle.

(n. m.) Conversión de un joven libertino de familia importante

Sin embargo, Dios le suscitaba de vez en cuando ocasiones favorables de trabajaren la conversión de los pecadores más obstinados. Ya presenté anteriormente unejemplo. He aquí todavía otro, que no es menos llamativo. Este año le fue enviadoun joven abate de familia importante, de unos dieciocho años de edad. Teníainclinaciones totalmente opuestas al estado a que estaba destinado. Su familia, quevelaba sobre él, todavía no había podido dominar su espíritu volátil. Se habíanensayado varios medios y todos habían sido inútiles. Se le había colocado en unacomunidad regular de París para fijar su inconstancia. Ya no se dominaba en

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absoluto. Se valía de diversos enredos para sustraerse a la vigilancia de sussuperiores; saltaba por la

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noche las tapias de la casa, acudía a reuniones prohibidas y a lugares de placer, dejuego y de desenfreno. Los superiores de aquella comunidad, cansados y hastiadosde aquella vida licenciosa, determinaron, de acuerdo con la familia, ponerle bajo ladirección del señor de La Salle. Este camino les pareció el más seguro para lograr queaquel joven abandonara sus extravíos, y tanto más cuanto que conocían que Dios sehabía servido de su ministerio en más de una ocasión para conversiones de este tipo.El asunto se resolvió con más eficacia de la que se había esperado. El joven abatesiguió, ante todo, los ejercicios del Noviciado; de forma insensible fue tomando gustopor la piedad, de la cual tenía ejemplos constantes ante los ojos. Dios obrabainteriormente en su corazón, que llegó a ser sensible a los buenos consejos. El señorde La Salle esperaba el momento favorable, y aprovechó acertadamente las buenasdisposiciones para depositar [en el joven] la semilla de la virtud, y medianteprogresos imperceptibles le condujo hasta el punto de convertirse en modelo para laComunidad. Abandonada su frivolidad, ya no pensó sino en separarse del mundo.Comenzó por despedir a su criado, renunció a todas las señales de distinción que se ledaban por su nacimiento, y no soportó que se le

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sirvieran otros alimentos, ni mejor aliñados, que los de los Hermanos. Como ellos, sehizo penitente y mortificado; en una palabra, practicó todos los ejercicios, austeros yhumillantes, que se usan entre ellos.

(n. m.) Quiere tomar el hábito de los Hermanos

Durante el retiro, que quiso realizar como los demás, varias veces tuvo la idea depasar el resto de sus días en la penitencia. Como su designio era consagrarse a ella sinretorno, para reparar los defectos de su vida pasada, pidió ser admitido en elNoviciado y recibir el hábito de los Hermanos. La propuesta que le hizo al señor de LaSalle sorprendió a éste, tanto más que no se esperaba que su fervor le llevase tan lejos,y no quiso prometerle nada si antes no obtenía el consentimiento de la familia. Eljoven abate no se desanimó, y siguió insistiendo y solicitándolo. Escribió sobre elasunto a un obispo de Francia, tío suyo, para obtener su aprobación. No recibiórespuesta, pero el prelado quiso que le hablara uno de sus parientes que estaba enParís, quien hizo todo lo posible para quitarle tal pensamiento de la cabeza. Le dijoque no le convenía comprometerse en un estado tan despreciable como aquél, quenunca se aceptaría que un joven de su condición se redujera a llegar a ser

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maestro de escuela; que si sentía verdadera vocación al estado religioso, teníabastantes órdenes para escoger en las cuales podía salvarse; que le aseguraba que no

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encontraría oposición de parte de sus familiares si optaba por una decisión prudente yrazonable. Pero todo cuanto pudo decirle de más fuerte, no le hizo cambiar.Respondió que estaba resuelto a abrazar el estado más simple y más humilde, y queescogía éste como el más conveniente para borrar ante Dios los desórdenes de sujuventud. En fin, tanto insistió con sus reiteradas instancias, que fue forzoso dejarleseguir su celo; hubo que ceder a sus peticiones reiteradas y concederle el hábito de losHermanos de las Escuelas Cristianas.

(n. m.) Su familia le obliga a abandonar

El señor de La Salle tuvo cuidado de informar de este paso a los padres de sunovicio, que hasta entonces no habían podido convencerse de que el asunto fuera enserio, y que se imaginaban que se trataba sólo de un ardor de juventud que se apagaríafácilmente. Pero la carta del señor de La Salle les llevó a nuevas reflexiones, y usandola autoridad, tomaron medidas para hacerle salir de aquella casa. Y así, en elmomento que menos esperaba, fueron a sacarlo de allí y le pusieron en otracomunidad, donde estuvo dos años, y

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en ella murió con constantes pesares de no haber tenido la libertad de perseverar en elhumillante estado que tan gran deseo tuvo de abrazar para reparar los excesos de sujuventud.

(n. m.) 1702: persecuciones suscitadas contra el señor de La Salle

Mientras que el señor de La Salle se ocupaba de poner en el buen camino a lospecadores que confiaban en sus luces, Dios sometió su virtud a otro tipo de pruebas.La persecución que tuvo que sufrir le fue tanto más sensible cuanto que estabapromovida por aquellos mismos que hasta entonces le habían apoyado con suprotección. No se puede insistir demasiado en que fue ésa la fuente de la falta deentendimiento que se introdujo tan súbitamente entre personas tan respetables por sumérito distinguido y por su piedad eminente. Se sabe solamente que quienes trataronde causarle dificultades, encontraron el medio de indisponer a sus superioreseclesiásticos contra él. Le presentaron, en su opinión, como una persona demasiadotestaruda en sus opiniones, lleno de sí mismo, duro, sin misericordia hacia losHermanos de su Comunidad, de severidad abrumadora para castigar las más ligerasfaltas, y sin perdonar nada de la debilidad humana. No se dejó de aprovechar una

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reprensión demasiado viva hecha a algunos novicios por el Hermano que estabaencargado de dirigirlos en ausencia del señor de La Salle. Esta inmoderación sela cargaron a él, y la memoria redactada se incrementó con otras quejas; luego lapresentaron al cardenal de Noailles. Ante todas las autoridades no faltó el apoyo oral

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de las acusaciones y reproches que se enunciaban en el escrito, para darles un aire deverosimilitud. Principalmente se insistió en la división que pretendían que existíaentre los Hermanos, sobre su disgusto, sobre la incapacidad del señor de La Salle paramantener el buen orden y la paz entre ellos. Se concluía, en fin, que era convenienteelegir otro superior que pudiera poner calma y tranquilidad para prevenir la ruina totalde esta Institución.

(n. m.) Se indispone el ánimo del cardenal de Noailles

El señor cardenal, que se había formado una alta idea del mérito y de las cualidadesdel señor de La Salle para gobernar una comunidad, y que había sido testigo por símismo del buen orden que reinaba en la suya, se mantuvo en guardia contra cualquiersorpresa; y con una moderación digna de su prudencia, suspendió cualquier juiciohasta poder estar mejor informado de la verdad de los hechos enumerados en lamemoria presentada. Así pues, se contentó

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con responder a quienes se la presentaron que se ocuparía de este asunto.

(n. m.) El Vicario general hace una visita y el cardenal quiere quitarle[a La Salle] el gobierno de la Comunidad

En efecto, algunos días después envió al señor Pirot, su Vicario general, al señor deLa Salle so pretexto de hacer una visita a su Comunidad, pero realmente para conocercon exactitud la verdad de los hechos presentados contra él y para saber cuál era laactitud de los Hermanos del Instituto respecto de él. Él asumió el encargo y comenzóla investigación, creyendo que se iba a ver abrumado por las quejas. Pero éstas selimitaron al descontento de los dos novicios, los únicos que habían ocasionadoaquella intervención tan rumbosa. Cuando la visita hubo terminado, el señor de LaSalle se creyó obligado a ir a agradecer a Su Eminencia la bondad que había tenido alenviar a su Vicario general. Él no sabía en aquel momento que el señor cardenalestaba prevenido en su contra, y que el informe que el señor Pirot le había hecho de suvisita no le era en absoluto favorable. Pero pudo darse cuenta cuando Su Eminencia ledijo que había resuelto retirarle la dirección de su comunidad para confiársela a otro.Sus enemigos, que creían triunfar haciéndole soportar esta mortificación por parte desu arzobispo, no sabían que eso era pretender herirle por el lado más halagador paraél,

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ya que de ese modo se le colocaba en una situación por la cual él suspiraba desdehacía tiempo, y que no había conseguido, a pesar de los varios intentos que habíahecho, sin haber podido alcanzar este descanso tan deseado. Lejos de quedarsedesconcertado por aquella noticia, se retiró con aire de satisfacción, sin perder nada

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de su habitual tranquilidad. Volvió a casa sin formular la mínima queja contra los dosdescontentos, autores de aquella confusión, y se puso en oración para pedir a Dios elfeliz resultado de este asunto.

(n. m.) Segunda visita del Vicario general para darles un superior

Algunos días después de esta gestión, el Vicario general avisó de una segundavisita para ejecutar la resolución que había sido adoptada por el Consejo delArzobispado, de dar otro superior a los Hermanos. En cuanto el señor de La Sallesupo la hora de la visita, mandó reunirse en la sala más amplia de la casa, sin decir elmotivo. Todos estos movimientos extraordinarios no dejaban de alarmarlos yhacerles temer algún asunto oscuro. En efecto, se quedaron sorprendidos al ver llegarde nuevo al Vicario general acompañado de un joven sacerdote lionés, llamadoBricot, a quien el señor cardenal había escogido para

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su superior. El señor Pirot le presentó a la Comunidad para ejercer esta función.Habló extensamente sobre las dotes y sobre el celo que tendría para ayudarles con susconsejos en las diversas circunstancias en que tuvieran necesidad de ellos, y lesexhortó a manifestarle pruebas de respeto y de confianza. Pero todos expresaron conviveza que no conocían otro Superior que a Su Eminencia el cardenal de Noailles, ydespués de él, al señor de La Salle.

(n. m.) Los Hermanos se oponen al nombramiento

Esta respuesta, firme y tan poco esperada, desconcertó al Vicario general. Éstemiró al señor de La Salle, que mostró claramente el disgusto que le ocasionabaaquella resistencia. Hizo cuanto pudo para persuadirles de que se sometieran a lasórdenes de Su Eminencia, pero sus razones fueron inútiles, y los Hermanos semantuvieron firmes en su determinación. El Vicario general, al ver los ánimosexaltados, consideró que no debía ir más adelante, hasta haber informado de ello alseñor cardenal. He aquí las palabras justas de que se sirvió al darle cuenta de lo quehabía ocurrido: «Monseñor, si todas las personas de las comunidades [religiosas]estuvieran tan unidas a su superior como lo están estos buenos Hermanos al señor deLa Salle, sólo se verían por todas partes motivos

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de consuelo». Añadió que les había expuesto todo cuanto había podido paracomprometerlos a someterse a las órdenes de Su Eminencia, pero que todas susconsideraciones fueron inútiles. El señor cardenal se enfadó, y consideró demasiadoextraordinario que unas personas sin carácter [sacerdotal] recibiesen tan mal susórdenes. Los autores de la intriga, con todo, no se durmieron, y aprovecharon lasdisposiciones del señor cardenal para darle a entender que la desobediencia de los

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Hermanos había sido sugerida por el señor de La Salle, que tenía interés en conservarsu puesto. Era tratar de informarle de forma bochornosa, pues el Vicario general fuetestigo de que había empleado todo el prestigio que tenía sobre sus ánimos paracomprometerles a que se sometieran, pero que ellos le habían respondido que si lesobligaba a aceptar a otro superior distinto de él, se retirarían todos y abandonarían elInstituto.

(n. m.) El señor de La Salle se esfuerza por apaciguar al cardenalpor la resistencia de los Hermanos

El señor de La Salle, no sabiendo qué partido tomar en un asunto tan delicado, quepodía dar al traste en poco tiempo con todo el bien que había promovido con tantoesfuerzo, puso su confianza en Dios. Estaba persuadido de que el señor cardenal noactuaba sino con miras muy santas y loables, pero sabía

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que habían sorprendido su bondad; y que, además, estaba indispuesto contra él acausa de la resistencia de los Hermanos. Fue, pues, a echarse a sus pies, y allí, bañadoen lágrimas, suplicó a Su Eminencia que no tomara como ofensa una falta que sóloprovenía de la gran repugnancia que sentían hacia el superior que había escogido. Leaseguró que no había descuidado nada para hacer que condescendieran a sus órdenes,pero que se habían encontrado tan turbados en el primer momento, que no habíanquerido decidirse por nada, y que esperaba hacerles volver con el tiempo a unapostura más razonable.

(n. m.) El cardenal se apacigua

El señor cardenal se conmovió por el discurso que hizo el señor de La Salle, lemandó levantar y le manifestó con modales afables que no le creía capaz de apartar alos Hermanos de la sumisión que debían tener hacia sus órdenes. Pero se lamentó, almismo tiempo, de que se hubiera preparado tan poco las mentes para hacer quesintieran el bien que se les quería procurar. Añadió que se había precipitado el asunto,y que no se habían tomado todas las precauciones que exigía la prudencia parallevarlo a cabo sin hacerlo estallar.

(n. m.) Condiciones para admitir un nuevo superior

Cuando el señor de La Salle hubo calmado al cardenal, acudió donde el Vicariogeneral. Encontró allí a los

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principales Hermanos de su Comunidad que le manifestaron que no recibirían alnuevo Superior sino a condición de: 1.o que no cambiaría nada en los reglamentos; 2.o

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que este superior sólo iría a la casa una vez al mes; 3.o que dejaría al señor de La Sallepara dirigirlos como lo había hecho en el pasado, y que el nuevo superior no haríanada en la casa sino de común acuerdo con él. Las propuestas le fueron llevadas alseñor cardenal, quien, por condescendencia, las aprobó y las cosas quedaron paradasen el punto en que estaban.

(n. m.) Los Hermanos recurren al párroco de San Sulpicio

Mientras se realizaban todas estas gestiones en el arzobispado para terminar estascontestaciones de forma amistosa, y proceder de modo que los Hermanos no tuviesenmotivo para resistirse a la voluntad del señor cardenal, la Comunidad no sabía quéestaba ocurriendo. [Los Hermanos] no cesaban de pedir a Dios que apartase estatormenta y que no permitiese que se atentara contra su gobierno. Hubo, incluso,algunos que fueron a pedir la mediación del señor párroco de San Sulpicio, queescuchó sus razones y les prometió ayudarles lo mejor posible; pero les dijo tambiénque creía que llegaría tarde, pues estaba persuadido de que las cosas estabandemasiado avanzadas para que se quisiera

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cambiar algo en las medidas que se habían adoptado.

(n. m.) Reciben al señor Bricot como superior

En efecto, dos días después, el abate Madot, que más tarde fue obispo deChâlon-sur-Saône, fue enviado por Su Eminencia para disponer a los Hermanos arecibir sin más dilación al señor Bricot, que les estaba destinado como superior.Cumplió su cometido con tanta habilidad y supo disponer tan bien los ánimos, quellevó a todos a su propuesta. Les prometió de parte del señor cardenal que al señor deLa Salle se le dejaba el cuidado de su dirección espiritual; que al darles un nuevosuperior no se pretendía atentar a sus estatutos, que continuarían en su integridad; yque no sería nombrado más que para apoyarlos con su crédito; y en fin, que el señor deLa Salle continuaría haciendo como había hecho antes. Estas razones, expuestas conaire de confianza, se ganaron todos los sufragios, y sin dar tiempo a nuevasreflexiones, les presentó al señor Bricot como nuevo superior, que, al momento, fuedirigido hacia la capilla de la casa. El señor Vicario general hizo las oraciones yentonó el Te Deum, que después fue continuado por la Comunidad.

(n. m.) Carta del párroco de Villers sobre este asunto

Durante toda esta ceremonia el señor de La Salle estaba en una paz profunda y enuna sumisión perfecta

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a las disposiciones de la Providencia. Esto es lo que nos enseña el párroco de Villers,de la diócesis de París, en una carta que escribió al de la parroquia de Laón, amigoparticular del señor de La Salle y que estaba alarmado de lo que ocurría con él en esteasunto. Como esta carta contiene las pruebas de lo que acabamos de referir, nodudamos en transcribir aquí los párrafos principales. He aquí, pues, cómo se expresaal escribir a su hermano [en el sacerdocio]: «No he quedado menos sorprendido queusted, estimado señor, de las noticias que me ha comunicado del señor de La Salle.Como yo le honro y estimo tanto como usted, he participado y participo todo loposible en la pena que se le ha causado. He tenido el honor de ir a verle. No puede unoestar más edificado de lo que yo lo estoy de su constancia, de su entereza, de superfecta resignación y de su total abandono a la Providencia. No le digo nada nuevo alhablarle de sus virtudes. No viene de ahora el conocimiento que tiene usted de sumérito. He visto al señor cardenal y al señor Pollet, y espero que con el tiempo elseñor cardenal estará de vuelta de las impresiones que se le han dado en contra delseñor de La Salle. No hay nada de quietismo (se había extendido por París el rumor

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de que era sospechoso de esta herejía, de la que se hablaba mucho en aquel tiempo).Se le acusa solamente de ser demasiado austero con los Hermanos, de practicarpenitencias demasiado rigurosas, y de estar apegado a ellas de tal forma que no quieredoblegarse. Se ha intentado hacerle pasar, ante el ánimo del señor cardenal, por unhombre poco apto para gobernar, y sobre todo por una persona extraordinariamenteapegada a su criterio; que sólo se guía, él y sus Hermanos, por su espíritu propio. Sugran pecado, a vista de lo que he podido descubrir, viene de no dejarse guiar por elcriterio del señor xxx. Es la acusación principal del señor de La Salle, y si hubieraestado de acuerdo con el señor xxx, lo hubiera tenido muy cómodo en elarzobispado». Luego refiere algunos motivos de quejas que se habían presentadocontra él, a causa de los dos novicios de los que hemos hablado; después añade: «Enuna segunda visita que hizo el señor Pirot a la casa del señor de La Salle, presentó alos Hermanos, de parte de Su Eminencia, al abate señor Bricot como su superior

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temporal. Sobre la palabra superior, los Hermanos han protestado diciendo que noreconocen a otro superior que a Su Eminencia y al señor de La Salle. Por lo cual elseñor Pirot se retiró... Ocho días después, que fue el viernes nueve del mes (dediciembre), el señor Pirot volvió a casa del señor de La Salle con el citado sacerdote,habló a los Hermanos, les hizo mil promesas y les dijo, entre otras cosas, que no seinnovaría nada, que ellos guardarían siempre su Regla, pero que era necesarioobedecer y aceptar al citado sacerdote como Superior, que tendrían el consuelo detener con ellos al señor de La Salle, y que dicho sacerdote no iría a su casa más queuna vez al mes. Ellos lo aceptaron con estas condiciones, o al menos no se resistieroncomo la primera vez; y si el proverbio es verdadero, qui tacet consentire videtur,

consintieron en la elección de este sacerdote, puesto que ni uno solo reclamó encontra de ello. He ahí dónde están las cosas en este momento. No se cree que esto

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pueda durar y se espera que esto no tendrá consecuencias. Se ha dado un primer pasoy se le quiere sostener durante algún tiempo. Todo lo que se puede hacer es prepararlos momentos favorables para intentar desengañar a Su Eminencia

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y poner de relieve todas las buenas cualidades del señor de La Salle. Ya he trabajadoyo en eso, y lo continuaré haciendo en todas las ocasiones que la Providencia mepresente. Le debo esta justicia, etc.».

(n. m.) El señor Bricot renuncia a la Superioridad de los Hermanos

Por el extracto de esta carta se ve cuáles eran los motivos de acusación que sehabían montado contra el señor de La Salle y qué alcance se le debe dar. Todo sucrimen consistía en no querer suavizar en nada la severidad de las Reglas que habíaestablecido en la casa, con la aprobación de todos los Hermanos. La pretendidadesunión que existía entre ellos se halla contradicha por los esfuerzos que hicieronpara no admitir otro Superior distinto de él. Se suponía que estaban descontentos desu gobierno, y no aceptaban al que se quería poner en su lugar sino con la condiciónde que no iría a la casa más que una vez al mes. Todo esto muestra de quésentimientos estaban animados sus acusadores, y la exposición, tan sola, de susagravios, bastó para su justificación. Del mismo modo, todas estas confusiones sedisiparon por sí mismas. El señor Bricot no apareció más por la casa; los dos noviciosque habían ocasionado tantos jaleos se marcharon; el señor de La Salle dirigió a laComunidad como lo había hecho antes, y las Reglas fueron observadas como erahabitual.

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(n. m.) Los enemigos del señor de La Salle tratan de disgustara los Hermanos

Sin embargo, quienes había tramado la intriga, no se desanimaron por el poco éxitoque habían tenido. No atacaron al señor de La Salle a través de las vías de autoridad.Se dieron cuenta de que no había ya medio de influir en el arzobispado. Los hechosque aportaron por su parte, habían sido bien esclarecidos para volver sobre ellos.Inventaron, pues, nuevas prácticas para sembrar la división entre los Hermanos yapartarlos insensiblemente de la profunda confianza que tenían en él. Los halagabancon bellas esperanzas, les hacían vislumbrar las ventajas que tendrían si se sometíansin reserva al nuevo Superior que Su Eminencia les había escogido; que por esemedio se asegurarían un nuevo apoyo; que les facilitaría recursos para aliviar supobreza y dar mayor solidez a sus escuelas; que era sorprendente que no quisieranaprovechar una ocasión para sacudir al mismo tiempo un yugo tan pesado yagobiante; que el señor de La Salle veía disminuir cada día su crédito; que susmejores amigos estaban cansados de echarle una mano para detener los golpes quecaían sobre él sin cesar; que él mismo se los atraía porque era una persona testaruda,

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que no quería suavizar nada la austeridad de la Regla, y que si no aprovechaban unacircunstancia

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tan favorable como la que se les ofrecía, se pondrían en la dura necesidad de seguirarrastrando una vida penosa y lánguida, que no se les podría garantizar.

(n. m.) Fracasan

Todos estos razonamientos expuestos con cierto aire de confianza, no pudieronquebrantar la constancia de los Hermanos. Permanecieron, más que nunca,estrechamente unidos a su digno superior, y todo cuanto se les pudo decir paradesanimarlos, sólo sirvió para afianzar más en los sentimientos de estima y de respetoque tenían de su virtud y de sus cualidades para gobernarlos.

(n. m.) [Los enemigos] no se desaniman

Sin embargo, el señor de La Salle, al ver que todas estas maquinaciones no seterminaban, optó por devolver los poderes de confesar en la diócesis, con los que lehabía honrado el señor cardenal. Hizo que los presentara por él una persona deconfianza que estaba encargada de apoyar su dimisión voluntaria, y de conseguir quequedara descargado de este peso. Pero el señor cardenal rechazó esta propuesta y lehizo saber que era su intención que siguiera gobernando la Comunidad como lo habíahecho hasta entonces. De ese modo, sus enemigos, que no podían causarle daño desdedentro, buscaron el modo de molestarle desde fuera. Le recortaron

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una parte de la renta que se acostumbraba a dar cada año para la subsistencia de suComunidad. Incluso le hicieron perder una suma de cinco mil libras que una personarica había destinado para él, para ayudarle a comprar la casa del Noviciado, queestaba en venta. Tantas dificultades como le suscitaron, una tras otra, parecía que lehubieran tenido que hundir, pero no menguaron en nada su tranquilidad y su granconfianza en Dios.

(n. m.) El señor de La Salle se retira con su Noviciadoal barrio de San Antonio

Los Hermanos, cansados de las continuas insinuaciones que se les hacían, ydisgustados, por otro lado, de las molestias que no dejaban de causar a su fundador, lerogaron que les buscara otro barrio en París donde pudieran ponerse a cubierto detodas estas persecuciones, y trabajar en paz en su salvación. La circunstancia erafavorable, pues necesitaban cambiar de casa, ya que les resultaba imposible seguirpagando el alquiler de la casa que ocupaban entonces, desde el recorte de fondos que

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acababan de hacerles. El señor de La Salle encontró una [casa] conveniente en elbarrio de San Antonio. Fue en seguida a donde

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el párroco de San Pablo, ya que el barrio pertenecía entonces a esa parroquia. Le rogóque accediera a que trasladara allí su Noviciado. Hasta entonces el párroco no habíaconocido al señor de La Salle más que por su reputación. Le manifestó la dificultadque siempre había tenido para permitir nuevos establecimientos de comunidades[religiosas] en el ámbito de su parroquia. Pero cuando el señor de La Salle le dio aconocer la utilidad que la suya procuraría a los niños del barrio, no tuvo mayordificultad para obtener su consentimiento. En cuanto lo tuvo, se apresuró a alojar a losHermanos con la mayor diligencia que le fue posible para apartarlos de sus enemigos,y no volver a pensar en ellos sino para devolverles bien por mal.

(n. m.) Abre una escuela; le ponen dificultades los maestros del barrio

Cuando su comunidad estuvo bien establecida en esta nueva casa, abrió la escuelapara los niños pobres del barrio. Éstos acudieron con premura y la escuela llegó a sermuy numerosa. Esta afluencia despertó la envidia de los maestros de pago de labarriada, que hicieron

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nuevas tentativas para parar su progreso. Pero no tuvieron un éxito más favorable quelos maestros de escuela de París, que varios años antes se habían dado mucho trabajopara destruirlas y que siempre habían sucumbido a sus persecuciones.

(n. m.) Escuela de la parroquia de San Hipólito, barriada de San Marcelo

Cualquiera otro distinto del señor de La Salle habría podido desanimarse con tantascontradicciones a las cuales estaba expuesto todos los días. Pero en el momento enque las cosas parecían más desesperadas, Dios hacía surgir ocasiones favorables dereparar sus pérdidas. Pues fue precisamente en esta situación cuando el párroco deSan Hipólito, de la barriada de San Marcelo, le pidió dos Hermanos para estableceruna escuela gratuita en su parroquia. Él hizo todos los gastos y no olvidó nada de loque era necesario a los Hermanos para seguir enseñando a los hijos de los pobres queabundan en los barrios alejados.

(n. m.) Seminario para los maestros de escuelas de las parroquias rurales

El celo con el cual este párroco había acogido este nuevo establecimiento dioocasión al señor de La Salle

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de visitarle para testimoniarle su gratitud. Las frecuentes conversaciones piadosasque mantuvieron hicieron que surgieran entre ellos lazos de amistad que les llevaron auna confianza recíproca. Entonces, el señor de La Salle no tuvo dificultad paraproponer a su amigo el plan que tenía desde hacía varios años para encontrar losmedios de establecer un seminario destinado a proporcionar maestros de escuela paralas zonas rurales. Ya había hecho un ensayo en Reims en 1687, que había resultadobastante bien, como ya vimos. Pero se destruyó cuando había dejado ya la ciudad pararetirarse a París, donde esperaba encontrar más facilidad para establecer otro sobreaquel modelo. Sin embargo, después de quince años que llevaba residiendo allí, habíahallado tantas dificultades y contradicciones en todas sus empresas, que no habíapodido encontrar el momento favorable para llevarlo a cabo. Vio que el párroco deSan Hipólito estaba lleno de buena voluntad para

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secundar sus buenas intenciones. Juntos tomaron medidas para encontrar los fondosnecesarios para la subsistencia de los sujetos que se admitirían en este seminario. Elseñor párroco encontró a un eclesiástico, amigo suyo, dispuesto a hacer frente algasto, y de acuerdo con él, se comprometió a dar doscientas libras de renta para cadamaestro de escuela del campo que se formara en él. Con sus propios fondos compróuna casa para alojarlos y fijar por este medio el seminario en su parroquia.

(n. m.) 1704: Regla para instruirlos

Cuando todo estuvo dispuesto, el señor de La Salle acogió allí a los sujetos que lospárrocos rurales habían escogido ellos mismos. Puso al frente de ellos a un Hermanocapaz de enseñarles a leer bien, a escribir correctamente, la aritmética y el cantogregoriano; en una palabra, todo lo relacionado con la profesión que deseabanabrazar. Al mismo tiempo se hacía que observasen una serie de ejercicioscompatibles con su estado, que sin distraerlos de sus ocupaciones esenciales, lesservían como regla de conducta para comportarse con prudencia en las parroquias alas que se les destinaba.

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(n. m.) Toma medidas para este establecimientocon el párroco de San Hipólito

Las diversas dificultades que el señor de La Salle había encontrado en todos losestablecimientos que había abierto hasta entonces le enseñaron, por experiencia, cuánimportante era tomar nuevas precauciones para ponerlos a cubierto de las trabas quese suscitaran para destruirlos. Estaba bien convencido de que al no tener letraspatentes ni permisos del Ordinario, no podría subsistir sino mientras viviera elpárroco de San Hipólito. En fin, después de haberlo pensado bien, creyeron haberencontrado el medio para remediar este inconveniente. Consistió en nombrarheredero de los fondos destinados al mantenimiento de este seminario al Hermano

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que había asumido la intendencia del mismo. Se contaba con su bondad, su prudenciay sobre todo con su desinterés material. El señor párroco tuvo buen cuidado deinformarle de sus intenciones y de hacer que comprendiese que no le constituía comodueño de estos fondos, sino para que los empleara de acuerdo con su destino.

(n. m.) El seminario se destruye por el mal comportamientodel Hermano encargado del mismo

Sin embargo, todas estas precauciones no impidieron

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que el seminario se hundiese después de su muerte. Pues cuando el señor de La Sallefue a encontrar a este Hermano superior, para acordar con él lo que debía hacer en talcircunstancia, se quedó extrañamente sorprendido por el razonamiento que le hizo.Le dijo que no le reconocía en este asunto, que el testamento estaba hecho a su favor,y todos los bienes que en él se especificaban le pertenecían. El señor de La Salle lehabló, sin resultado, de sus compromisos personales, de la intención del párrocodifunto, y del abuso de confianza que él había tenido en su honradez. Todas estasconsideraciones fueron inútiles. El Hermano, pendiente de su buena fortuna, estabaresuelto a aprovecharse de ella. En efecto, dejó el hábito y se apropió de los bienesque le habían sido legados para sostener el seminario. Pero el eclesiástico que habíaido a medias con el párroco de San Hipólito, al ver el abuso que este Hermano hacíade sus últimas voluntades, dejó de contribuir con su parte, y el seminario se destruyópor sí mismo, por falta de recursos. Este desgraciado usurpador no dejó

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de continuar con la escuela de la parroquia. Algún tiempo después de su deserciónintentó unirse al cuerpo del que vergonzosamente se había apartado. El señor de LaSalle, lleno de bondad paternal, le tendía aún los brazos. Pero el consejo de personasprudentes y esclarecidas le cambiaron la disposición a recibirlo, a causa de losinconvenientes que podían derivarse. Él soportaba todos estos contratiempos con unaire de constancia y de tranquilidad que sorprendía a sus amigos. No estaba ni menosafable, ni menos recogido, ni menos exacto en cumplir los deberes de su estado.

(n. m.) Vida oculta del señor de La Salle

La vida retirada que llevaba en su nueva residencia, en la barriada de San Antonio,le preservaba de oír todo lo que se decía a propósito de su cambio de barrio. Él secomplacía en ella [la vida retirada] tanto más cuanto que la lejanía del centro de Parísle facilitaba la soledad, hacia la cual sentía verdadera inclinación, y él sólo la dejabacon repugnancia cuando no podía dispensarse.

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(n. m.) Las Religiosas de la Cruz se ponen bajo su dirección

Al no tener capilla doméstica en su nueva casa, estaba obligado a salir todos losdías para ir a celebrar misa a la iglesia de las religiosas de la Cruz, que era la máspróxima a su casa, y la más cómoda para la comunidad. Las Religiosas, edificadas porla piedad y por el recogimiento con que celebraba los santos misterios, concibieronuna idea muy elevada de él. Quisieron conocerle y hablar con él. Les habló de Dios yde sus obligaciones con sentimientos tan elevados, que varias de ellas desearonponerse bajo su dirección, a pesar de todas las razones que les dio para dispensarse deello. De ese modo, cuando él hacía todo lo que dependía de él para llevar una vidaoculta y desconocida para todo el mundo, Dios hacía que surgieran nuevas ocasionesde darse a conocer y de ejercer la caridad hacia el prójimo cuando éste necesitaba desu ayuda.

(n. m.) Va a la Bastilla a confesar a un sacerdote

Cuando no había razón de esperarlo, se presentó una ocasión a la que no pudooponerse. De parte del gobernador de La Bastilla fueron a pedirle que acudiese aconfesar a un sacerdote enfermo que se encontraba allí desde hacía años. Fueinmediatamente y encontró

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al pobre sacerdote en situación totalmente deplorable. Se hallaba en un descuidogeneral de todas sus necesidades corporales y espirituales. Vestido con una pésimasotana reducida a jirones, cubierto con una camisa toda rota, negra y llena de mugre.Este triste espectáculo enterneció el corazón del señor de La Salle. Abrazó a supenitente y no pudo dominar las lágrimas que merecía el relato de sus desgracias. Oyósu confesión, le consoló lo mejor que pudo, luego hizo que se despojase de susandrajos, se los puso él, e hizo que se pusiera sus hábitos; así salió de la Bastilla,envuelto en su manteo, y volvió a casa, lleno de gozo por verse cubierto con losdespojos de un miembro humillado de Jesucristo pobre.

(n. m.) Escuela de Darnétal, cercana a Ruán

El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, cuando con las diversasagitaciones y continuas dificultades que había tenido que soportar desde hacíaveinticinco años, en que el señor de La Salle había puesto sus primeros cimientos,parecía debilitarse poco a poco y tender a su ruina total, tomó de repente nuevasfuerzas. Dios le ofreció un medio de sacarle de aquel estado titubeante e incierto, porel cual había tenido mucha

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dificultad para mantenerse, e impidió su destrucción cuando creía él que estaba muypróxima. Acudieron a su casa a pedirle dos Hermanos para abrir una escuela de niños

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en Darnétal, importante barriada de Ruán, donde la señora Maillefer había fundadoya una para la instrucción de las niñas, varios años antes (véase la p. 15).

Este simple comienzo, que parecía de poca importancia, fue, sin embargo, la fuentedel sólido establecimiento en Ruán, que aconteció más tarde, y que ha venido a ser, alo largo del tiempo, la cabeza del Instituto. Así pues, el señor de La Salle, provisto conlos poderes de monseñor Colbert, arzobispo, envió a Darnétal, al comienzo del mesde febrero, los dos Hermanos que se le habían pedido. Se aplicaron a cumplir conexactitud las obligaciones de su estado al mismo tiempo que prestaban continuaatención a instruir bien a los niños que estaban confiados a su cuidado.

(n. m.) Establecimiento de escuelas en Ruán

Los beneficios que produjo a esta vasta parroquia la nueva escuela de losHermanos previno favorablemente el ánimo de los padres, que no dejaban deadmirarse por el feliz cambio que esto

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producía en sus hijos. El señor arzobispo fue informado muy pronto del éxito de estaempresa. Él se congratuló de haber colaborado a ello, y desde ese momento formó elpropósito de llamar a los Hermanos del Instituto a la ciudad para confiarles lasescuelas gratuitas que el señor Niel había creado desde hacía años. En consecuencia,encargó a su Vicario general, señor Coët, que escribiera al señor de La Salle parapedirle que fuera cuanto antes a Ruán, a hablar con el señor arzobispo, y adoptar conél nuevos acuerdos sobre el asunto de las escuelas.

(n. m.) Instalación de los Hermanos en la Oficina del Asilo

Durante el tiempo que necesitó el señor de La Salle para ir a Ruán, el señorarzobispo propuso su intención al señor de Pontcarré, primer Presidente delParlamento, que lo aprobó; y cuando llegó el señor de La Salle, tomaron de comúnacuerdo las medidas adecuadas para hacer que el plan saliera adelante. Tenía dosobjetivos: uno, el de dejarle el cuidado de las escuelas establecidas por el señor Niel;el otro, el de encargarle de la instrucción religiosa de los pobres del asilo, conocido enla ciudad con el nombre de Oficina de los Válidos.

(n. m.) Oposiciones

Determinaron, pues, entre ellos, que el señor de La Salle

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volviera en diligencia a París para disponer a los Hermanos que destinaba para ir aRuán. Durante su ausencia se convocó una asamblea extraordinaria compuesta porlos párrocos de la ciudad, los administradores de la Oficina y otras personas que

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podrían tener interés en este asunto. El señor arzobispo abrió la reunión, y enpresencia del Primer presidente, que también asistió, expuso el tema por el cual se leshabía convocado, y resaltó el beneficio que la ciudad iba a recibir con la introducciónde los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Su propuesta encontró, al comienzo,fuertes oposiciones, porque era cuestión de acoger a una nueva comunidad. Perocomo el [arzobispo] lo había previsto, insistió sobre las ventajas que se derivaríanpara los hijos de los pobres, sin que los Hermanos impusieran nuevas cargas a laciudad, porque se trataba de sustituir a los maestros que habían estado antes en lasescuelas, de manera que apenas se podrían dar cuenta del cambio. Estas razones yotras que empleó produjeron su efecto en los ánimos predispuestos. Los criterios seacercaron y se acordó admitir a los Hermanos.

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(n. m.) El señor arzobispo les manda acudir

Cuando el señor arzobispo hubo obtenido lo que deseaba, salió hacia París y fue aver al señor de La Salle, que esperaba en paz el efecto de la asamblea y que ignorabalo que allí había pasado, y también la resolución adoptada. [El arzobispo] le dijo,simplemente, que enviase sin demora el número suficiente de Hermanos para atenderlas escuelas de la ciudad y encargarse de la instrucción de los pobres del Oficina delos Válidos.

(n. m.) El señor de La Salle quiere trasladar su Noviciado a Ruán

Esta noticia fue tanto más agradable al señor de La Salle cuanto que desde hacíamucho tiempo tenía el presentimiento de que Dios le destinaba a dirigir las escuelasinstituidas por el señor Niel. Por otro lado, como temía que su Noviciado no pudierasubsistir por mucho tiempo en París a causa de los problemas que suscitaban contra élcada día, esperaba que las escuelas de Ruán le facilitarían el traslado del Noviciado aRuán.

(n. m.) Nuevas dificultades

Pero mientras preparaba en París las medidas para la salida de los Hermanos, lasdisposiciones en Ruán habían cambiado bastante. Los maestros, que tenían interés enconservar su puesto, habían organizado muchas protestas y habían empleado todassus mañas

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para hacer fracasar la empresa. Interesaron con tal vivacidad a aquellos que sabíanque les eran favorables, que se volvieron a despertar las primeras repugnancias, demanera que no querían ya oír de llevar a los Hermanos de las Escuelas. No dejaron deinformar al señor arzobispo de este contratiempo. Esto no le hizo cambiar su decisión.Dijo al señor de La Salle que no se inquietara y que enviara a los Hermanos según el

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primer proyecto; y que, en esta circunstancia, convenía que él mismo los condujera.Le prometió que él volvería en seguida a Ruán, donde emplearía su autoridad paraallanar las dificultades que pudieran encontrar a su llegada, y que cuidaría de atendera todo cuanto fuera necesario.

(n. m.) El señor de La Salle parte desde París a pie con los Hermanos

El señor de La Salle, con su protección, se puso en camino, a pie, con losHermanos. Su viaje podía considerarse, justamente, como un retiro, pues losantificaron con el silencio y la oración. En nada descuidaron el horario de susejercicios. Edificaban a todos en los lugares por donde pasaban

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con su modestia y recogimiento, y así llegaron a Ruán algunos días antes de queregresara el señor arzobispo. El señor de La Salle le esperó, y fue a recibir subendición y sus disposiciones. Le recibió con nuevos signos de bondad y le aseguróque seguiría dispensándole sus buenos servicios. En efecto, no perdió el tiempo, puesdespués de hablar con el señor Primer Presidente, convocó por segunda vez laOficina, y pidió al señor de La Salle que estuviera presente en ella.

(n. m.) Los Hermanos son admitidos en la Oficina de los pobres

Se discutieron, por una y otra parte, en su presencia, las diversas posturas que sehabían formado de oposición contra el nuevo establecimiento. El señor arzobispotrató en vano de disiparlas. Los ánimos estaban preocupados de tal forma que no lefue posible acercarlos a su parecer. En fin, después de haber dado al asunto todas lasvueltas posibles, para hacer que saliera adelante insinuó un sentimiento pacífico entodos, que sería difícil rechazar sin mala disposición. Consistió en proponer unensayo para probar, durante algún tiempo, si los inconvenientes que se temíansucedían efectivamente.

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La propuesta fue aplaudida por toda la asamblea; todas las dificultadesdesaparecieron en un instante, y se acordó, al mismo tiempo, que los Hermanos sealojasen en la Oficina de los Válidos [o asilo].

(n. m.) 1705: el trabajo abruma [a los Hermanos]

Entraron en esta casa el 19 de mayo de 1705. Allí se encontraron encargados dequinientos a seiscientos pobres. Todos los días había que presidir la oración, mañanay tarde, enseñarles a leer y a escribir, y también la aritmética, y explicarles elcatecismo. Esta sucesión de penosos ejercicios era agobiante a causa del pequeñonúmero que eran para atender a todo. Además, tenían que dividirse para ir a dar clase

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en las escuelas de los cuatro principales barrios de la ciudad. Como losadministradores de la Oficina habían fijado el número de Hermanos admitidos, elseñor de La Salle no era libre para llamar a otros para aliviar a éstos, de manera queestaban sobrecargados de trabajo. Fue necesario adaptarse a la situación y tenerpaciencia. Se contentaba con exhortar a los Hermanos a tener ánimo y a nodesanimarse por las dificultades que son inseparables de todos los comienzos.

La población de esta gran ciudad, que todavía no se había acostumbrado a verlos,les lanzaba injurias

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y piedras. El señor de La Salle también participó de estas humillaciones. Pero cuando[la gente] vio que ni siquiera abrían la boca para quejarse de los malos tratos que lesdaban, el desprecio que sentían por ellos se trocó en alabanzas, y empezaron a tenerideas favorables de su virtud.

El señor arzobispo y el señor de Pontcarré, que miraban el establecimiento de losHermanos en el asilo como obra suya, se aplicaron a lograr que triunfasen.Observaron atentamente el método que empleaban para instruir a los pobres.Parecieron quedar satisfechos y los honraron con su protección.

(n. m.) Al cabo de dos años salen [del asilo] y se quedan en Ruán

Sin embargo, el señor de La Salle examinaba todo lo que ocurría y se daba cuentade que la manera de vivir los Hermanos en el asilo era incompatible con lasobligaciones de su estado. Estaban tan ocupados por los detalles de la instrucción queno encontraban tiempo para dedicarse a la meditación y a la oración. De ahí nacíacierta disipación y relajamiento que influían en todas sus acciones. Ni siquiera podíanseguir el orden de los ejercicios que les prescribía la Regla, de manera que ya nisiquiera tenían hora fija para tomar sus

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comidas. Esta forma de vivir arbitraria podía tener para ellos grandes inconvenientes,pues al perder la costumbre de ser puntuales a las observancias, había que temer queno fueran capaces de la exactitud en la que habían sido formados, y que su ejemplo sehiciera contagioso para el resto del Instituto. Durante mucho tiempo consideró conqué medios podría remediar aquel inconveniente. Habló con los Hermanos sobre elmodo de conciliar sus diferentes ocupaciones, para que no fueran incompatibles consu Regla y con las normas de la casa. Oró mucho, y al final, después de variasexperiencias, a lo largo de dos años, tomó la resolución de retirarlos para quepudieran volver a sus primeros ejercicios. A los administradores les dio a conocer suspenas y dificultades. Les dijo que era imposible continuar dedicándose a lainstrucción de los pobres del asilo, pues los Hermanos estaban sobrecargados detrabajo, y porque los ejercicios de la casa eran incompatibles con los suyos; que no

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había proporción alguna entre su modo de vivir y el del asilo; que les rogaba quevieran con buenos ojos que se retirasen a una casa particular donde les

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sería posible vivir de acuerdo con sus compromisos; que esto no les impediría, si sejuzgaba oportuno, seguir llevando las escuelas de la ciudad, tal como se habíancomprometido.

(n. m.) Mismo asunto

Les respondieron que era libre de hacer lo que juzgara a propósito, pero que nodebía esperar que, al abandonar la Oficina del asilo, se tuviera la disposición decontinuar dándole la misma pensión que antes, porque estaba destinada para elmantenimiento de los maestros que enseñaban a los pobres de la casa. Pero que, sinembargo, ya que se ofrecía a proporcionar el número de Hermanos que fuesenecesario para mantener las escuelas de la ciudad, se le cedería la mitad de la pensiónpara su subsistencia.

(n. m.) Mismo asunto

Pensaban que esta propuesta no sería aceptada, y que de ese modo las cosasvolverían a estar como dos años antes. Pero el señor de La Salle, que sólo se guiabapor la Providencia y que no se dejaba llevar por miras de interés, aceptó la oferta quele hacían los señores [de la Oficina]. Alquiló una casa y se retiró a ella con sucomunidad en 1707.

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(n. m.) 1707: se encargan [los Hermanos] de las escuelasde cuatro parroquias y carecen de lo necesario

Es cierto que tuvieron que sufrir mucho en los comienzos, y que una pensión deseiscientas libras, que a eso la habían reducido, era demasiado módica para lasubsistencia de ocho o diez Hermanos que estaban encargados de las cuatro escuelasde San Maclú, San Viviano, San Godardo y San Eloy. Sin embargo, Dios permitióque no careciesen de lo necesario, y en una carestía que hubo en 1709, estacomunidad, que siempre fue pobre, se vio socorrida por una mano caritativa que no sedio a conocer. Les envió una limosna, poco importante, es verdad, pero llevaba unidauna nota que decía: «No os molestéis por saber de dónde viene este donativo; ponedsolamente vuestra confianza en Dios. Cuidad de servirle fielmente y Él mismo osalimentará».

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(n. m.) El señor de La Salle adopta medidas para trasladarsu Noviciado de París a Ruán

El señor de La Salle, con mucha repugnancia, se vio en la necesidad de dejar suNoviciado de París para ir a trabajar al establecimiento de los Hermanos en el Asilode Ruán. Y aunque su presencia era muy necesaria en los

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comienzos, no podía disimular la necesidad que sus novicios tenían de su presenciapara animarlos. Por lo cual, en cuanto los Hermanos de Ruán pudieron sostenerse porsí mismos, volvió a París para saber cómo se encontraba su comunidad. La encontrócomo errante, tanto en una casa, tanto en otra, sin esperanza de poder darles unestablecimiento fijo. Resultaba difícil mantener a los novicios en el recogimientonecesario para formarlos en una piedad sólida entre tantos movimientos y molestias.No encontró mejor solución para asentarla que trasladarla a Ruán. Se aventuró ahacer la propuesta al señor arzobispo y al señor Primer Presidente, que se habíandeclarado sus protectores. Aprobaron su propuesta y le prometieron darle todas lasfacilidades que dependieran de ellos para que resultara bien.

(n. m.) Ocupa la casa de San Yon

Ante todo, la cuestión consistía en hallar una casa adecuada. No se encontró enRuán, pero había una en la barriada de San Severo, que era la de San Yon; grande,espaciosa, retirada y

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muy apropiada para una comunidad. Pertenecía en aquel momento a la señora deBois-Dauphin, que había cedido el uso a las Religiosas Benedictinas de la abadía deSan Amando, situada en la ciudad, que la utilizaban como casa de campo para que lasconvalecientes pudieran tomar el aire. El señor Colbert sufría con impaciencia estainfracción de las Reglas establecidas por el Concilio de Trento, que obliga a lasreligiosas a clausura perpetua. No se encontraba molesto por hallar una ocasión dequitarles cualquier pretexto de romperla sin permiso suyo. Así pues, les propusoceder la casa para instalar en ella el Noviciado de los Hermanos de las EscuelasCristianas. Las religiosas, acostumbradas desde hacía mucho tiempo a disfrutar deaquella comodidad no podían resignarse a verse privadas de ella. Se resistieron ybuscaban diversos motivos para prolongar la situación. Se estaba aún en proceso deconciliación cuando la muerte de la señora de Bois-Dauphin deshizo de golpe elderecho de uso que las religiosas tenían sobre aquella casa.

La señora Marquesa de Louvois, su hija, a quien correspondió la casa comoherencia, fue informada por el señor

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532 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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arzobispo, quien le rogó que la alquilase al señor de La Salle para establecer en ella elNoviciado de su Instituto. La señora dio su consentimiento, y el señor de La Salle fuea París para los trámites, que se realizaron en pocos días, sin que ni siquiera lasreligiosas de San Amando se enterasen.

(n. m.) Se transportan a ella los muebles de París

Los señores Colbert y Pontcarré, que habían tomado este asunto con todo empeño,corrieron generosamente con todos los gastos necesarios para el traslado delNoviciado y de sus muebles de París a Ruán. Esto se hizo en secreto, y con todarapidez, para evitar nuevas dificultades, de tal modo que la nueva comunidad estabainstalada en San Yon antes, incluso, de que se supiera en París que había cambiado deprovincia.

(n. m.) Se establece en ella un seminario para jóvenes internos

El señor de La Salle, tranquilo en su nueva residencia, pensó sólo en reparar laspérdidas ocasionadas por los varios años de agitación. Consideró este retiro, desdeentonces, como el lugar de su reposo. Se dedicó a revitalizar el fervor de suNoviciado. La estricta regularidad de vida que él hacía observar atrajo a buen númerode personas de valor. La Comunidad, por otro lado, aumentaba considerablemente

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con la llegada de internos que le enviaban de todo el país, de manera que se vioobligado a formar en la casa una especie de colegio, separado de la Comunidad, en lacual había Hermanos dedicados a la formación de aquellos jóvenes. Él promovía elfuncionamiento de todo este amplio conjunto. El orden que había impuesto en la casase observaba con tanta exactitud y tranquilidad que no se oía en ella el menor ruido.Todo se realizaba en ambiente de total silencio, de manera que era difícil darse cuentade que aquella casa tan grande estuviese habitada.

(n. m.) El arzobispo de Ruán concede los poderes al señor de La Salle

El señor de Pontcarré iba algunas veces a descansar un poco en los amplios jardinesde San Yon. Se quedó muy edificado del retiro y del recogimiento que reinaba pordoquier. Hablaba a menudo de ello con el señor arzobispo, que se congratulaba dehaber conseguido esta casa tan útil y tan edificante. Manifestó al señor de La Salle lasatisfacción que sentía al saber que Dios bendecía su obra. Le comprometió a que sehiciera útil para su diócesis, le otorgó por escrito todos sus poderes, y le exhortó a quese sirviera de ellos útilmente, como lo había hecho en París. Pero, a pesar de lapetición que le hizo, él las usó muy sobriamente para

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entregarse totalmente a la dirección de los novicios.

(n. m.) Escuela en San Dionisio, en Francia4

Por mucha atracción que sintiera por quedarse tranquilo en su querida soledadde San Yon, no descuidaba los asuntos del Instituto, y no le mermaba sus atenciones ysu presencia cuando la consideraba necesaria para nuevos establecimientos. Lepropusieron abrir [una escuela] en la ciudad de Saint-Denis, en Francia, y éste fue elmotivo del segundo viaje que hizo a París este año (1705). La señora Poignant, guiadapor el consejo de Dom Carlos de L’Hostellerie, prior de la Abadía, ofreció fondossuficientes para el sostenimiento de dos Hermanos que enseñarían gratuitamente a losniños de la ciudad. El señor de La Salle estaba algo disconforme con estas pequeñasescuelas, que tenían dificultad para sostenerse. Pero, tanto por la consideración y porla recomendación del Prior y de la Comunidad de la Abadía, como porque habíaesperanza de que la señora Oignant aumentaría sus liberalidades a medida de lasnecesidades, se sobrepuso a sus repugnancias. Con todo, la empresa quedóimperfecta,

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como él había previsto, a causa de la muerte de la dama, de manera que este centro haquedado desde entonces en el estado en que ella lo había comenzado.

(n. m.) Tentativa para restablecer el seminariode las escuelas para el campo; fracaso

En medio de estos vaivenes se le propuso adquirir la casa de la señora Poignant,con la inten ción de levantar de nuevo el seminario de los maestros de escuela para laszonas rurales, para cuyo establecimiento había hecho varias tentativas que nofructificaron por las razones que he señalado más arriba. El mal éxito que habíantenido no le impidió dar aún esta satisfacción a sus amigos. Compró la casa con losdineros que ellos le facilitaron, con la mira de poner en ella el seminario. Pero cuandofue a Saint-Denis para tomar posesión, encontró los ánimos irritados, de manera queprefirió ceder un derecho bien adquirido a exponerse a un proceso judicial. De estemodo ocurrió que abandonara por tercera vez esta empresa, bien decidido a dejarlo aotros a quienes Dios pudiera inspirar este designio.

(n. m.) El señor de La Salle reúne a los Hermanos del Instituto en Ruánpara reavivar su fervor

Cuando hubo terminado sus asuntos en París, regresó

534 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

4 Se decía así cuando un lugar no estaba en el término de París.

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a su casa de San Yon y se aplicó por completo a formar en la virtud a los sujetos queintegraban su Noviciado. Tomó al mismo tiempo nuevas disposiciones y nuevasprecauciones para impedir que se introdujera la relajación entre los Hermanos delInstituto. Temía que las dificultades y las inquietudes que les habían agitado durantevarios años hubiesen llevado al debilitamiento de la observancia en las provincias.Para poner remedio a esto, en la medida que la situación lo permitiese, reunió en sucasa al mayor número que pudo de Hermanos de diferentes sitios y, bajo su mirada,siguieron el retiro anual, y les dio los avisos necesarios contra la tentación y eldesaliento. De ese modo les inspiró el espíritu de sumisión, de austeridad y demortificación de los que él estaba animado. En una palabra, no descuidó nada parainspirarles amor hacia su estado y los envió de nuevo a sus casas, llenos de fervor y deánimo para animarse los unos a los otros y atender a lo que hubiere de más perfecto.

Mientras se ocupaba a hacerles practicar las

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virtudes propias de su estado, no se perdonaba a sí mismo. Era el primero en todos losejercicios, y bastaba verle actuar para sentirse animado de una santa emulación. Erareligioso observante de las Reglas, y cuando los Hermanos le decían que temían quetantas observancias, tan prudentemente establecidas, no se pudieran mantener en elfuturo con la misma exactitud, les respondía que Dios no le pediría cuenta de lo queno hubiera podido hacer, pero que estaba resuelto de serle fiel hasta el fin.

(n. m.) Se le cura una lupia

Lleno de estos piadosos sentimientos, estaba muy lejos de reducir sus prácticas depenitencia. Sus continuas austeridades, unidas a la oración asidua en una postura muymolesta, le causaron nuevas enfermedades. Se le produjo una lupia considerable en larodilla. Se le hicieron incisiones dolorosas para tratar de eliminarla. Pero estabaacostumbrado de tal modo a sufrir que parecía insensible a su mal, y en el tiempo enque se le operaba rezaba con tanto recogimiento como si fuera invulnerable.

(n. m.) Escuela de San Roque, en París

Cuando la herida se le hubo cerrado del todo, fue a París para abrir una nuevaescuela

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en la parroquia de San Roque, en la cual se deseaba, desde hacía tiempo, abrir unaescuela gratuita. Su mucha experiencia en esta clase de aperturas le había hechotomar más precauciones que antes, con el fin de dar a ésta más solidez que la quetuvieron las otras. Incluso se quedó algún tiempo con los Hermanos para sortear las

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primeras dificultades. Pero, a pesar de todos sus cuidados, esta escuela no durómucho, porque en lo sucesivo se pretendió imponer condiciones que resultabanincompatibles con sus obligaciones.

(n. m.) Compone varias obras de piedad

El señor de La Salle se vio forzado a pasar en París una temporada más larga de loque se había propuesto. Su lupia, que creyó que se había curado del todo en Ruán,aumentó considerablemente. Hubo que atenderla de nuevo. Aprovechó el tiempo dedescanso que esto le facilitó para revisar varios tratados de piedad que habíacompuesto para sus novicios cuando residía en Vaugirard. En todas estas obras sereconoce fácilmente el espíritu de Dios, del que estaba animado, y su profundocristianismo, del que estaba lleno, del cual ha explicado todos los deberes en detalle.Están escritos con estilo

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sencillo y fluido, y al mismo tiempo tan afectuoso que no es posible leerlos sin sentirternura. Al primero lo tituló El deber de un cristiano para con Dios, y los medios de

poder cumplirlo debidamente; está escrito en forma de diálogo, para lograr que puedaser leído por todos. El objetivo que se propone en la primera parte es instruir alcristiano sobre sus obligaciones, y lo desarrolla de manera clara y precisa. La segundaparte contiene Las Reglas del culto exterior del cristiano y los medios de cumplirla

con fruto. Este propósito le ha llevado naturalmente a dar amplia explicación de lasceremonias de la Iglesia, de sus misterios y de las principales fiestas del año. Elsegundo tratado es un método práctico de la manera de confesarse bien, y de las

disposiciones con que hay que aproximarse a los sacramentos de la Penitencia y de

la Eucaristía. Entra con gran detalle en lo que concierne a la confesión, y ha incluido,al final de este método, consideraciones y oraciones sacadas en su mayor parte de laSagrada Escritura. El tercer libro que compuso es el titulado Reglas de cortesía

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y urbanidad cristiana, donde la explica por medio de pruebas y ejemplos sacados dela Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia. Es la obra que trabajó con mayorcuidado. Fue recibida por el público con tanto éxito que desde entonces ha sidonecesario hacer numerosas ediciones. Además tenemos de él otros tratados que no sehan hecho públicos. Tales son la Colección de sus Reglas y el de Máximas de piedad,

que hizo para uso de los novicios, que siempre fueron su principal objeto y que haconsiderado como la porción más preciosa de los que Dios había confiado a suscuidados. En cuanto estuvo curado de la lupia, tomó de nuevo el camino de Ruán paravolver a San Yon y ponerse al frente de su Noviciado, del que nunca se ausentaba sinocon mucha pena.

536 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Nuevo proceso de los Maestros de escuela de París

No hacía mucho tiempo que disfrutaba de la calma y de la tranquilidad que pensabaque podría gustar, cuando se vio expuesto a nuevos combates. Los maestros deescuela de París, a los que se creía totalmente apaciguados respecto del asunto de lasescuelas de los Hermanos del Instituto, volvieron otra vez a la carga contra lasescuelas de

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la parroquia de San Sulpicio. Como no veían otros medios para destruirlastotalmente, según sus intentos, que habían ensayado en diferentes momentos, secentraron esta vez en pedir que se prohibiese a los Hermanos recibir en sus escuelas aaquellos que no fuesen verdaderamente pobres, con la prohibición de admitirindiferentemente a los hijos de personas que estuvieran en estado de poder pagar. Talpropuesta, en apariencia, sólo tenía visos de justa y de razonable, y se pensaba quesería del gusto del señor de La Salle, quien mediante la apertura de las escuelasgratuitas se había propuesto, como objetivo principal, la instrucción de los pobres.Sin embargo, ya fuera porque tuviera particular conocimiento de los malospropósitos de los autores del jaleo, que habían podido promover esta nueva querellapara destruir las escuelas, o bien porque considerara un deber no hacer acepciónalguna en la admisión de los alumnos, o quizás, en fin, por otros motivos que no sehan podido conocer, rechazó el tenerse que limitar a las condiciones a las que queríansometerle. Disgustado, además, por todas

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las vejaciones que habían utilizado con los Hermanos en esta parroquia desde que sehabían establecido en ella, prefirió ceder todo a verse privado de dar a su celo toda lalibertad que le había inspirado su caridad. Hizo, pues, cesar las escuelas, llamó atodos los Hermanos que estaban encargados de ellas y los distribuyó por diferenteslugares del reino, donde los requerían de forma insistente. Dejó solamente a uno en lacasa, para impedir el robo de sus efectos, pero con orden de no emprender nadanuevo.

(n. m.) El párroco de San Sulpicio reclama a los Hermanosque habían dejado las escuelas

No pasó mucho tiempo sin darse cuenta del vacío que este cambio causaba en laparroquia. La mayoría de los padres y de las madres manifestaban su sorpresa al señorpárroco, que soportaba esta privación con tanta impaciencia como ellos. Lesprometió poner remedio a ello sin tardar. Quienes más interés tenían en que novolviesen los Hermanos presentaban otros sujetos para reemplazarlos. Pero elpárroco, que esperaba encontrar oportunidades para calmar la situación, rechazabaescuchar todas las propuestas que se le hacían.

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Escribió al señor de La Salle para comprometerle a enviar de nuevo a los Hermanos,dispuestos a recomenzar las escuelas. El señor de La Salle le respondió que habíapreferido ceder a la situación, a verse todos los días expuesto a soportar nuevasquerellas que causaban un perjuicio importante a los Hermanos de las escuelas, yaque el mal procedimiento que se había seguido con ellos había desanimado a algunosdespués del último ataque, a quienes no podía sustituir fácilmente, y que estabadispuesto a no enviar otros si no obtenía la seguridad de que habrían de tener unasituación más tranquila y a cubierto de la envidia de los maestros de escuela de París.

(n. m.) Se ponen condiciones para su regreso

De acuerdo con estas indicaciones, el señor párroco de San Sulpicio adoptó nuevascondiciones con ellos. Se determinó que los Hermanos no admitirían niños en susescuelas si no llevaban una nota firmada por él, que certificase que eran realmentepobres. Con esta condición, los maestros abandonarían para siempre suspersecuciones y renunciaban a sus pretensiones.

(n. m.) Las escuelas se abren de nuevo

Arreglada la situación de un lado y de otro, el señor

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de La Salle envió a París un Hermano hábil con el encargo de ratificar el acuerdo y decimentarlo de tal manera que no hubiera posibilidad de nuevas molestias por parte delos maestros. Luego envió a la casa un número suficiente de Hermanos para atenderlas escuelas, que se vieron disminuidas [de alumnos] por las limitaciones que se leshabían impuesto, pero sin embargo han subsistido desde entonces con tranquilidad ylibres de dificultades.

(n. m.) El señor de La Salle va a hacer un retiro en los Carmelitasdescalzos

Cuando el señor de La Salle terminó por completo con este asunto, pensóseriamente en retirarse a la soledad, donde, desprendido de cualquier otro cuidado,pudiera entregarse del todo a la oración y a hacer revisión general de sí mismo. Hacíamucho que tenía este deseo, pero los diversos asuntos que se presentaban unos trasotros, habían ido retrasando la ejecución. Al verse, por fin, libre, y al no prever nadaque pudiera detenerle, comunicó su resolución sólo a uno o dos Hermanos, en cuyadiscreción confiaba, y se fue en secreto a París para hacer un retiro en la casa de lospadres Carmelitas descalzos. La especial veneración que tenía hacia santa Teresa, encuyas obras había

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538 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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bebido en espíritu de oración, por el cual tenía tanto atractivo, y el especial aprecioque profesaba a las religiosas de su reforma, le hicieron preferir esta casa a todas lasdemás. Pasó allí quince días en recogimiento y en unión íntima con Dios. De allí sacónuevas fuerzas en una oración continua, para hallarse en estado de sostener conánimo las penas y las dificultades que preveía, ya entonces, que le podrían surgir en elfuturo; y regresó a su casa de San Yon donde sus queridos hijos estaban inquietos porél. Con su presencia calmó sus ánimos, y empleó útilmente las nuevas luces queacababa de adquirir en su retiro para animarles más que nunca a tender a la mayorperfección de su estado.

(n. m.) Escuelas de Provenza

Mientras vivía recogido de este modo en su casa de San Yon, donde disfrutaba delreposo por el que tanto había suspirado, Dios abría a su celo un nuevo camino enla Provenza y en sus alrededores. Desde el año 1702, personas importantes ybondadosas habían proyectado

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fundar allí escuelas gratuitas. No desconocían el fruto que producían en los sitiosdonde estaban funcionando. Desde entonces se habían dirigido al señor de La Sallepara pedirle Hermanos del Instituto. El asunto le obligó a nuevas reflexiones. EnviarHermanos a un sitio tan lejano, sin posibilidad de tenerlos a la vista para darles lasorientaciones necesarias, era casi, por decirlo así, abandonarlos a ellos mismos.Además, el miedo que tenía de exponerlos en lugares, en gran parte infestados de lasherejías de los últimos tiempos, le hacían temer que tal vez no tuviesen suficientesluces para impedir que el contagio se deslizase insensiblemente en las escuelas,puesto que no estaban muy versados en los asuntos de controversia. Todas estasrazones acudían a su mente y le mantenían en una especie de irresolución, como siestuviera en suspenso.

Con todo, como no dejaban de insistirle y veía que, por cortesía, no podía seguirnegándose a las peticiones que se le hacían, consintió, al fin, y comenzó por la ciudadde Aviñón.

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(n. m.) Escuela de Aviñón

Ya dije de esta primera escuela que se debía a las solicitudes de la señora deChateaublanc, esposa de un tesorero del Papa en el Condado. Esta dama,verdaderamente cristiana y llena de aprecio por la instrucción de los pobres, no dejóde insistir a su esposo para que le consintiera destinar un fondo para abrir una escuelagratuita en esta ciudad. Los retrasos que el señor de La Salle había puesto paraacceder a sus piadosos deseos retardaron la ejecución, de manera que falleció antes dehaber podido tener esta satisfacción. Pero el señor de Chateaublanc tomó como undeber ejecutar su última voluntad. Con este fin escribió al señor de La Salle y le

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insistió en que enviara dos Hermanos a Aviñón, los cuales llegaron el mismo año. Elseñor de Chateaublanc los alojó primero en la casa de un amigo, en espera de queestuviera acabada la casa que había adquirido para la escuela; además suplió congenerosidad a lo que faltaba al piadoso legado de su señora esposa, para tener tambiénparte en el mérito de esta obra de caridad.

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(n. m.) Segunda escuela en Aviñón

Mientras se disponía todo lo necesario para el acomodo de los Hermanos, éstos sefueron a presentar a monseñor De Gontery, arzobispo de esta ciudad, que les recibiócon bondad paternal y les otorgó su protección. En seguida abrieron la escuela, quellegó a ser tan numerosa, que poco después hubo necesidad de abrir la segunda, paraaliviar a la primera. El mismo señor arzobispo fue quien tomó sobre sí el cuidado defundarla. Estaba tan satisfecho del método del que se servían los Hermanos parainstruir a los alumnos, que con frecuencia les mandaba ir a su palacio y gozabahaciendo que dieran el catecismo delante de él a los niños, de manera que estamuestra de atención inspiraba respeto hacia los Hermanos y estimulaba a losalumnos.

(n. m.) Escuela de Grenoble

Hacia el mismo tiempo hubo propuestas de establecer escuelas gratuitas enGrenoble. Varios eclesiásticos celosos de la instrucción de la juventud formaronentre ellos una sociedad cristiana cuyo objetivo principal era aliviar a los pobres de laciudad. Varios consejeros del Parlamento, que tuvieron conocimiento

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de la utilidad de esta sociedad, quisieron unirse a ella para participar de las buenasobras de los miembros que la formaban. Monseñor Ennemond Allemand deMont-Mortin, su obispo, se constituyó como protector y cabeza de la misma, y todos,de común acuerdo, se dieron ciertas reglas de piedad, que se comprometían aobservar. Crearon una Oficina de caridad en la que se reunían regularmente paraexaminar las necesidades de los pobres y atender las necesidades públicas. Uno desus primeros cuidados fue la instrucción de los niños. El medio para lograrla eraestablecer escuelas gratuitas. Se dirigieron al señor de La Salle y le pidieronHermanos en número suficiente para atenderlas. Ellos mismos se distribuyeron loscostes y se obligaron a dar cada año una cantidad fija para el mantenimiento de losmismos. La primera escuela se abrió en la parroquia de San Lorenzo, y algunos añosdespués se abrió otra en la de San Hugo, para aliviar a la primera y dar a los niños delos diversos barrios más facilidad para acudir a ellas.

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540 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Escuela de Mende

Desde Aviñón, las escuelas se extendieron por las ciudades vecinas. MonseñorPiencourt, obispo de Mende, capital del Gévaudan, también pidió Hermanos al señorde La Salle para establecerlas en su diócesis. Hubo que pensar en satisfacer su deseo.Envió desde Ruán un Hermano que preparara el camino y dispusiera los arreglosnecesarios. El obispo, que se temía que las cosas fueran para largo, escribió al señorde La Salle para insistir en el envío de Hermanos en estos términos: «Señor, yo nopuedo bendecir a Dios lo suficiente por haberle inspirado el plan de formar maestrosde escuela para instruir a la juventud y formarla en la piedad cristiana. Los seminariosforman buenos eclesiásticos, pero los buenos maestros de escuela, al comunicar lasprimeras impresiones de la piedad y de la religión cristiana, pueden contribuir asantificar a todos los cristianos. No se puede estar más contento de lo que yo lo estoyde que el Hermano que me envió comience, en espera de la llegada del segundo, ainstruir a nuestra juventud. Le quedaría muy agradecido de que añada a él unapersona buena, que esté capacitada tanto en la escritura como en la aritmética,

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ya que son los medios de atraer a toda la juventud, y por ahí, darle las primerasimpresiones de la comunidad cristiana. Por mi parte, yo les daré toda la protecciónque puedan esperar, de manera que tendrán perfecta satisfacción en su empleo en estaciudad. El Hermano que está aquí puede informarle de mis buenos sentimientos haciaél y por esta escuela. Le ruego, señor, que aumenten por la buena elección que ustedhaga de las personas que me envíe. Le estoy sumamente agradecido, y créame conuna estima particular, etc. F. obispo de Mende, a 8 de abril de 1707». Por la lectura deesta carta, se ve el aprecio que el señor obispo de Mende tenía de las escuelas gratuitasy la estima especial que sentía hacia la persona del señor de La Salle, que era elfundador de las mismas. También reconoció que le prestaban una gran ayuda paramantener a sus pueblos en la fe católica y preservarlos del veneno de la herejía, de laque estaban rodeados.

(n. m.) Escuela de Marsella

También fue esto lo que comprometió a varios obispos de las provincias cercanas afacilitar escuelas en sus diócesis y confiarlas a los

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cuidados del señor de La Salle, que por su parte no descuidaba nada de lo quedependía de su buena voluntad para satisfacer sus deseos. Este mismo año envió dos[Hermanos] al obispo de Marsella, que los había pedido para iniciar una escuela, enespera de poder hacer un esfuerzo mayor, en lo sucesivo, de acuerdo con sus planes.Pero, para cuando planeaba ejecutarlo, fue nombrado arzobispo de Aix, de maneraque los Hermanos quedaron así varios años, hasta que el señor de La Salle abrió allíun Noviciado, como lo expondremos más adelante.

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Page 542: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

(n. m.) Escuela de Alès

Algunos años antes, el rey Luis XIV había separado la ciudad de Alès del obispadode Nîmes, y había nombrado como primer obispo a monseñor Francisco Maurice,jefe de las Misiones Reales que él había fundado en el país para trabajar en laconversión de los calvinistas del Bajo Languedoc. En cuanto recibió las Bulas delpapa Inocencio XII, se ocupó principalmente de formar nuevos centros de piedadpara oponerlos a la pujanza de los herejes, que eran allí mayoría. Por propiaexperiencia sabía

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cuán importante era contar con buenos maestros para inspirar a los niños, cuantoantes, los principios de la fe católica, para apartarlos insensiblemente de losprejuicios del error en cuyo ambiente habían nacido. Con estas miras, obtuvo de lapiedad del rey fondos para abrir Escuelas Reales, y confió su dirección a losHermanos de las Escuelas Cristianas (1708). Los calvinistas, alarmados por estanovedad, se esforzaron por dificultarlas desde el comienzo, pero como los Hermanosestaban bajo la protección del rey y del obispo diocesano, los intentos que hicieronpara desanimarlos no lograron su efecto, y estos herejes se vieron obligados a ceder ala autoridad. Todo cuanto pudieron hacer fue impedir que sus hijos asistieran aaquellas escuelas y darles instrucción en sus propias casas por maestros de su secta.

(n. m.) Orden para los calvinistas de enviar a sus hijos a la escuela

El obispo, atento a todo, obtuvo en seguida una orden de la Corte que prohibía aquien quiera que fuera enseñar en la ciudad sin permiso de los Hermanos, y queconminaba a los padres y madres, sin distinción y bajo graves penas, a enviar a sus

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hijos al catecismo que explicaban regularmente los domingos y fiestas. Las órdenesdel rey se cumplieron, pero cuando los niños regresaban a sus casas, los padres seesforzaban por destruir la doctrina que se les había enseñado, de modo que losHermanos se ocupaban de un trabajo ingrato y a menudo infructuoso. El obispo, aquienes ellos procuraban informar de su dificultad, les animaba con su celo y losalentaba para que no se desanimasen de sembrar en una tierra ingrata, que al finalpodía producir buenos frutos. Efectivamente, Dios bendijo su trabajo y tuvieron elconsuelo de convertir a algunos que perseveraron en la religión católica.

[En Maillefer Ca se habla ahora de la escuela de Les Vans; en Maillefer Re

corresponde a las páginas 209-211].

542 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) El señor de La Salle visita las escuelas de Provenza y delLanguedoc

El señor de La Salle, a quien los Hermanos informaban con frecuencia de susituación, y que le manifestaban la urgencia que sentían de acercarse a él para tenerlemás a mano para recibir sus consejos sobre las dificultades que se presentaban en elejercicio de su empleo, consideró que no debía diferir más en llevarles apoyo (1708).Así pues, este año salió de Ruán para ir a visitar las escuelas de Provenza y delLanguedoc.

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Llegó sin haberse anunciado, y sorprendió agradablemente a los Hermanos. Fuerecibido con especial consideración por los obispos de los diversos lugares y por laspersonas más distinguidas de las provincias. Se hicieron varios intentos para que sequedara allí. Le propusieron la apertura de nuevas escuelas, que requerían que élpermaneciese allí bastante tiempo con el fin de preparar los arreglos necesarios. Peroél tenía otros asuntos más urgentes que le obligaron a abreviar su viaje y a volver aRuán, donde le esperaban para trabajar en otros establecimientos.

[En Maillefer Ca se habla ahora de Moulins, de Dijón y de Grenoble; en Maillefer

Re corresponde a las páginas 212-213 y 192-193].

(n. m.) 1709: escuela de Versalles

La [escuela] de Versalles, al año siguiente, fue propuesta por el señor Huchon,párroco de esta ciudad, que quiso procurar este beneficio a los pobres de su parroquia.No le resultó difícil encontrar los recursos y la protección necesaria para realizarlo, yaque todo el mundo conoce que Luis XIV le honró con su estima y su confianzamientras vivió.

[En Maillefer Ca se trata ahora de la Escuela de Boloña y de la visita del señor de

La Salle a Boloña; en Maillefer Re corresponde a las páginas 213-216].

(n. m.) El señor de La Salle deja Ruány vuelve a poner su Noviciado en París

La terrible carestía que afligió a Francia este mismo año, puso al señor de La Salleen la triste necesidad de dejar San Yon, en Ruán, donde

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no podía sustentar su Noviciado, para trasladarlo a París, donde le parecía entreverque podría encontrar recursos más abundantes que en provincias. Mandó buscar una

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casa apartada, a la cual se retiró con su comunidad. A pesar de la buena voluntad quele testimoniaron sus amigos para atender a sus necesidades, no dejó de sufrirmuchísimo. Pero Dios bendijo la paciencia con que él y los Hermanos soportaron lamiseria a la que se vieron reducidos. Fue tan grande que llegaron a carecer de lo másnecesario. Ya no tenían ni pan. El panadero que habitualmente se lo proporcionaba,se lo negó, porque no le pagaban; les faltaba el dinero para abonárselo. El señor de LaSalle recurrió a sus armas ordinarias. Puso su confianza en Dios y se convencióíntimamente que Él no le abandonaría en necesidad tan urgente. No tardó mucho enexperimentar los efectos, pues al día siguiente, cuando iba a celebrar la misa con suhabitual recogimiento, encontró a una persona en cuya caridad no cabía depositardemasiada confianza. Esta [persona] le

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preguntó dónde iba. Respondió: «Voy a celebrar la santa misa y a pedir a Dios queenvíe a nuestra comunidad lo que necesita para vivir hoy, pues está totalmentedesprovista de alimentos y no hay medios con qué conseguirlos». Aquella persona,ante esta explicación, se sintió conmovida y le dijo: «Vaya en paz; yo mismo voy aproveer a esa necesidad». Lo cual hizo inmediatamente, y llevó diez escudos a lacomunidad, que con esta limosna pudo adquirir pan para varios días. Sin embargo,como la comunidad había padecido mucho durante tan grande carestía, no se pudolibrar de que algunos Hermanos cayesen en agotamiento extremo. Algunos de ellos,incluso, se vieron atacados por el escorbuto, que provenía de la pésima calidad de losalimentos que habían tomado, y esta enfermedad llevó a varios al último extremo. Elseñor de La Salle mandó darles rápidamente remedios, y con su exquisito cuidado ycon los cuidados del doctor Helvetius, médico famoso, los arrancó de la muerte.

(n. m.) Insumisión de algunos Hermanos

Con todo, Dios sometía siempre su virtud a

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nuevas pruebas, y cuando comenzaba a sentir un ambiente de tranquilidad, se vioturbado por un suceso cuyas funestas consecuencias no había previsto. AlgunosHermanos del Instituto, de aquellos que había dejado en París para seguir con lasescuelas cuando él se retiró a Ruán, se habían relajado durante su ausencia. A suregreso trató de hacerlos volver a la Regla para que aceptaran el orden; pero estoshijos desnaturalizados no le hicieron caso, y se levantaron contra él. Le negaron laobediencia que le debían, y en vez de someterse con la docilidad que esta virtud lesexigía, murmuraban públicamente de la severidad de las Reglas establecidas en lacasa. El señor de La Salle, extrañado por su rebelión, trató de ganarlos por medio de ladulzura. Su condescendencia llegó hasta el punto de separar a uno de ellos paraconfiarle la dirección de una casa fundada recientemente en provincias. Con estamuestra de confianza trató de hacerle recapacitar y darle tiempo para enmendarse,

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pensando que cuando se viera al frente de una comunidad, volvería a abrigarsentimientos más moderados y más

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reflexivos.

(n. m.) Su deserción

Pero este corazón malvado, en vez de sentirse afectado por las bondades del señorde La Salle, se valió del remedio para agriarse más. Adoptó un aire de dominio sobresus Hermanos que les molestaba; se entregó a una vida licenciosa y llegó aescandalizar a toda la ciudad con sus conversaciones altaneras y llenas de arrogancia,de manera que el señor de La Salle se vio obligado a llamarle. Pero él despreció laorden de su superior, dejó el hábito y volvió al mundo, donde se había preparadoun retiro para vivir en él con más comodidad. Hubo, incluso, otros varios que,arrastrados por su mal ejemplo, se animaron a la rebelión, e intentaron varios mediosde sustraerse a la autoridad del señor de La Salle. Se apoyaron en el favor de algunaspersonas que les protegían y que les ayudaron a separarse del Instituto para formar ungrupo aparte. Buscaron secretamente una casa a la que debían retirarse con laesperanza de atraer, insensiblemente, a otros, con el fin de formar entre ellos ungénero de vida más suave y cómodo...

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Todo debía arreglarse según su capricho, y se imaginaban que contaban con suficienteexperiencia y con las luces requeridas para reformar lo que consideraban que eraexcesivo en el proceder del señor de La Salle respecto de ellos.

(n. m.) Falsa penitencia de un Hermano a quien se hubo de expulsar

Pero Dios, que se complace en confundir el parecer de los soberbios, deshizo todossus proyectos. Uno de los Hermanos que formaron parte del complot, movido por elarrepentimiento, vino a echarse a sus pies en presencia de la Comunidad, y allí,bañado en lágrimas, le descubrió toda la intriga. El señor de La Salle, lleno decompasión, le reconvino con dulzura por la enormidad de su falta, e hizo todo lo quela caridad de un padre tierno le inspiraba para comprometerle a repararla con unretorno sincero. Dio algunas muestras de conversión que no parecían equívocas. Perola vergüenza y la confusión que sintió por haberse acusado a sí mismo, se apoderabande su imaginación. Se convenció de que se había convertido en objeto de despreciopara aquellos que habían sido fieles, y estas reflexiones llegaron a ser para él un pesoagobiante que le desalentaba. No tuvo la fuerza de librarse de ello. Se fueabandonando, cada vez más, a la inestabilidad de su corazón y provocó nuevas

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confusiones en la Comunidad. El señor de La Salle, vivamente afectado por sudesgracia, no se decidía a cortar del cuerpo aquel miembro podrido. Esperaba, contratoda esperanza, que podría lograr el regreso de aquella oveja perdida. La aprensiónque tenía de dejar perecer un alma que Dios le había confiado, le llevaba a buscarrazones para darle tiempo para volver a su deber. Difirió tanto [la solución] que alfinal fue necesario que los mismos Hermanos tomaran por sí mismos la decisión deexpulsarle, con aquellos que se habían hecho cómplices de su rebelión. Fue el únicomedio que encontraron para hacer terminar el escándalo, que había durado demasiadotiempo con perjuicio del buen orden; y todo volvió a la calma.

(n. m.) 1709: escuela dominical en la parroquia de San Sulpicio

Fue en este año cuando se realizó el proyecto que había concebido diez años antesel párroco de San Sulpicio, de establecer en su parroquia una Escuela Dominical.Estaba destinada, como ya expuse anteriormente, a reunir los domingos y fiestas, porla tarde, a jóvenes obreros que no podían abandonar su trabajo los otros días de lasemana para ser instruidos

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en los principios de nuestra religión. La prontitud con que el señor de La Salle sehabía prestado a la ejecución de este proyecto, cuyos beneficios preveía, no habíasido secundada con la misma presteza por quienes habían sido los primerospromotores, de manera que casi se había perdido la idea. Pero este año lascircunstancias fueron más favorables, y se adoptaron nuevas medidas para ponerlo enmarcha. Se pidió autorización al señor cardenal de Noailles, que con la exposiciónque se le hizo, aprobó el proyecto y dio su consentimiento.

(n. m.) El mismo asunto

Esta academia cristiana se abrió el domingo siguiente, por la tarde, y se reunieronmuchachos de veinte años y más. El progreso logrado fue tan rápido que al pocotiempo llegaron a ser hasta doscientos alumnos, todos ellos ocupados según suspropias habilidades. A unos se les enseñaba dibujo, a otros aritmética. A los menosavanzados se les enseñaba a leer y a escribir. Este primer ejercicio duraba unas doshoras, y a continuación se daba la lección de catecismo, que iba seguida de unaexhortación acomodada a la condición y al alcance de los oyentes.

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Se comprende fácilmente el fruto que estas reuniones produjeron en París. Todosaquellos que se presentaban con buena voluntad estaban seguros de ser admitidos.Era un medio muy útil para retirar del vicio y del libertinaje a numerosos jóvenes,poco o nada instruidos en sus deberes de cristiano, que pasaban ordinariamente losdías de fiesta y los domingos en el desenfreno, o al menos en la disipación y en la

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ociosidad. En esta escuela adquirían gusto por las artes o se ponían en estado de crearsu fortuna, y por encima de todo, aprendían el arte de realizar su salvación mediantela santificación de su trabajo.

(n. m.) Destrucción de la escuela dominical

El señor de La Salle era testigo de la utilidad de este centro, pues lo observaba todo.No perdonaba ni cuidados ni gastos para que los dos Hermanos encargados deenseñar dibujo llegaran a ser excelentes maestros. Pero poco después tuvo el disgustode ver que no los había formado sino para su pérdida. Se hincharon [de vanidad] consu habilidad, y halagados por algunos de sus discípulos con la esperanza

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de una ganancia incierta, se deshonraron con una vergonzosa deserción. Pero muypronto sufrieron la desdicha de su infidelidad, pues se vieron abandonados de Dios yde los hombres, y en vez de las ventajas que se habían prometido por sus talentos,arrastraron en el mundo una vida miserable, seguida luego de una muerte que no lesdejó tiempo de reparar el escándalo que habían causado. La escuela subsistió algúntiempo en la casa, por la solicitud del señor párroco de San Sulpicio. Pero cuandohubo que sustituirlos por otros Hermanos para el dibujo, todos a una respondieronque suplicaban que no se les expusiera a la tentación, en la que temían sucumbir, puesya tenían un ejemplo bien reciente y funesto ante los ojos; de manera que no seencontró ni uno solo que se prestara a aprender dibujo para ser capaz de dar las clasesde esa materia. Esto fue causa de que la escuela dominical comenzara a languidecer.Muchos jóvenes se retiraron y luego se destruyó por sí misma de forma insensible.

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(n. m.) Escuela de la ciudad de Les Vans

La atención de varios obispos para contar con Hermanos del Instituto y confiarlesel cuidado de las escuelas gratuitas, y el beneficio que de ello se derivaba en susdiócesis, fue motivo suficiente para excitar la emulación de varias personas de piedadque tomaron como deber de religión conseguir la misma ayuda para su tierra (1710).Tal fue el origen de la escuela que se abrió en la pequeña localidad de Les Vans, de ladiócesis de Uzès, en el Languedoc.

(n. m.) Los calvinistas se oponen a ella y son reprimidos

El párroco de San Juan de esta ciudad, nacido de la ilustre casa de los Baronesd’Elze en el Vivarais, fue el fundador [de la escuela]. Le movió a emprenderla el celopor la conversión de los herejes de su país. Es verdad que encontró gran oposición desu parte, pero la superó con la ayuda de la autoridad del Intendente de la provincia,que acudió ex profeso al lugar para contener a los sectarios. Sin embargo, loshabitantes de la ciudad, que soportaban con poco gusto el yugo de la imposición,

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cuyas funestas consecuencias para ellos preveían, se esforzaban de todas las formasposibles

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para intentar librarse de ella. Pero siempre resultaba inútil, pues la misma autoridadque les había sometido tenía cuidado de reprimirlos. Pidieron con todas sus fuerzasconservar la libertad y la independencia en que habían nacido, y comprobando quesiempre se hallaban medios para eludir sus peticiones, recurrieron a la violencia.Atentaron varias veces contra la vida de los Hermanos, les tendieron trampas,pusieron barricadas en las calles para impedirles salir de casa. Al no poderdesanimarlos con tantos insultos, una tarde se amotinaron y atacaron la casa por todaspartes, resueltos a destruirla y a matar a todos los que se hallaran dentro. Primeroatacaron las puertas y las ventanas a pedradas. Luego intentaron escalar los muros ehicieron los últimos esfuerzos para llegar al final de su conspiración. Los Hermanos,durante esta tormenta, se pusieron a rezar en el oratorio, ofreciendo a Dios su vida,como víctimas que se querían sacrificar por su gloria. Pero Él no permitió que fueranel juguete de aquella tropa fanática

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que había planeado su fin. La turba fue dispersada por la autoridad del magistrado,que libró a los Hermanos del peligro que les amenazaba, y a petición del obispo deUzès, impuso un castigo ejemplar a los responsables de la sedición. Los Hermanostuvieron cuidado de informar con exactitud al señor de La Salle de las alarmas quehabía levantado un suceso tan extraordinario, y el modo como se habían dispuestopara conjurar la libertad. Éste les respondió que bendecía a Dios por haberlosinspirado recurrir sólo a Él, y por no haber utilizado para su defensa más que lasarmas de la oración. Añadió que le habían llenado de alegría al darle a conocer quehabía encontrado discípulos dignos de sufrir la humillación por honor de nuestrareligión.

Un suceso tan extraordinario, lejos de acobardarle, sirvió para aumentar suconfianza. Le parecía que sus luces se hacían más abundantes en proporción con lasdificultades que pretendían causarle para desanimarle. Confesó, incluso, que noexperimentaba ya con tanta frecuencia estas incertidumbres

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y estas desconfianzas que de ordinario le hacían fluctuante e indeciso cuando eracuestión de tomar decisiones respecto de nuevas fundaciones que le proponían quehiciera en diversas provincias.

(n. m.) 1710: escuela en Moulins, en el Borbonesado

Se encontraba en esta disposición favorable cuando le pidieron dos Hermanos paraabrir una escuela en Moulins, en el Borbonesado. Fue a petición de un buen sacerdote

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que se había pasado casi toda su vida instruyendo a los niños de esa ciudad. La edad yla experiencia le habían enseñado lo importante que era no descuidar nada para laeducación de la juventud. Buscaba desde hacía tiempo alguna persona en cuyo celopudiera descargar una ocupación que comenzaba a cansarle. Conoció el fruto queproducían las Escuelas Cristianas, cuyo establecimiento se debía al señor de La Salle.Formó el propósito de confiarle el cuidado de atender la suya. El elevado crédito quele habían merecido su piedad y su celo le allanaron fácilmente todas las dificultadesque otro menos estimado que él habría

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podido encontrar en la ciudad, para conseguir que aceptaran este nuevo centro. Hablólaudatoriamente de los Hermanos del Instituto del señor de La Salle. Le escucharoncon gusto. Tenían tal confianza en él que le creyeron por su testimonio antes inclusode conocerlos. Se permitió al maestro que los mandara llamar y pronto se dieroncuenta de que no se había equivocado, pues respondieron perfectamente a la idea quede ellos había dado, y se aceptó con gusto que los hubiera llamado.

(n. m.) Escuela de Dijón

Este establecimiento fue precedido años antes por el que se había creado en Dijón.Debe su nacimiento al hijo del señor Rigolet, Primer Presidente de la Cámara deCuentas de esta ciudad. La piedad, que es hereditaria en esta familia, llevó a estosseñores a consagrar una parte de sus bienes para fundar escuelas para los Hermanosdel Instituto, que desde entonces han subsistido siempre con los frutos de susliberalidades.

(n. m.) Escuela de Boloña

En fin, el último establecimiento que hizo el señor de La Salle fue el deBoulogne-sur-Mer, el año

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1710. Envió allí a cuatro Hermanos a solicitud del señor de la Cocherie, que quisoproporcionar este beneficio a su tierra, y que costeó todo el gasto. El señor obispo deBoloña, a quien fueron a presentarse los Hermanos, los recibió tan favorablementecomo a aquellos que se habían establecido en Calais desde 1701. Les manifestónuevas pruebas de bondad, y no sólo les dio todos los permisos requeridos paraestablecerse en la ciudad, sino que incluso los alojó en su seminario, en espera de quela casa que se les preparaba en la parte baja de la ciudad estuviera acabada.

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(n. m.) Segunda escuela en Boloña

La utilidad de esta escuela le llevó a pensar en fundar una segunda escuela en laparte alta de la ciudad, para facilitar a los niños los medios de ser instruidos. Vio consatisfacción la diligencia con que los burgueses querían secundar sus intenciones paraprocurar alojamiento a los Hermanos. Se apresuraba la obra, pero pronto hubo queinterrumpirla por falta de materiales. Como era el señor Marqués de Colembert,gobernador

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de la ciudad, quien había confeccionado el plano de la casa, y como parecía ponermucho interés en ello, se acudió a su autoridad para obtener lo que faltaba. Él mismo,con su presencia, animó la obra, y todos se apresuraron a contribuir a ella de talmanera que muy pronto quedó terminada y los Hermanos alojados en ella.

(n. m.) El señor de La Salle visita a los Hermanos de Boloña

El señor de La Salle llegó a Boloña mientras se llevaban a cabo todos estostrámites. Quedó agradablemente sorprendido al ver la diligencia con que todoscolaboraban en ello. La idea que la gente se había formado de sus méritos le atrajo laatención de toda la ciudad. Todos querían ver a este hombre tan respetable que sehabía ganado una reputación fundada sobre su virtud. Su humildad sufría muchodurante la estancia que tuvo que hacer en esta ciudad. Todos consideraban un deberde respeto manifestarle en toda ocasión muestras de distinción que no le gustaban enabsoluto. Habría deseado poder dispensarse de tener que dar ciertos pasos de brillo,que le presentaban como indispensables. Pero como temía faltar

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en algo a la buena educación cristiana, hizo lo que se deseaba para no tener nada quereprocharse. Dejó la ciudad de Boloña lo antes que le fue posible, para continuar lavisita de las otras casas, y regresó a París, a donde se había visto forzado a trasladar suNoviciado desde el año anterior, por las razones que ya dijimos. Allí vivió en estrictoretiro para compensar, en cierto modo, la disipación que le habían acarreado loslugares que había tenido que atender de manera tan rápida.

(n. m.) 1711: abandona sus derechos sobre una casa de San Dionisio,en Francia, para evitar pleitos

Apenas comenzaba a gustar el descanso que encontraba en la soledad de suNoviciado, cuando surgió otro asunto, a propósito de una casa que había adquirido enSan Dionisio, en Francia, años antes, para abrir en ella un seminario de maestros deescuela rurales, como ya informé de ello en su lugar. Se le atacó a causa de laadquisición de esta casa, que pretendían que lo había hecho con perjuicio de unmenor, y se le

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acusaba de haberle sobornado, y por ello se le entabló un proceso en toda regla. Ya seha visto, a lo largo de su vida, hasta qué punto aborrecía los procesos, por muy gravesque fuesen las acusaciones que se le imputaban, y a pesar del bien adquirido al quetenía derecho sobre esta casa, prefirió, según el precepto del evangelio, ceder más delo que se le pedía, en vez de verse traicionado en justicia por un vil interés. No habíaencontrado solución más eficaz para terminar con todos los procesos que lepromovían. Siempre se sirvió de ello útilmente, porque jamás se dejó dominar por eldeseo de adquirir. Estaba tan poco preocupado por sus negocios temporales, que enel mismo tiempo en que se le perseguía con más calor para hacerle dejar esta casa, semarchó para visitar sus nuevas escuelas en la Provenza.

(n. m.) 1712: visita las casas de Provenza y llega a Aviñón

Llegó a Aviñón hacia finales de la Cuaresma de 1712. Se puede imaginar la alegríaque su presencia causó en los Hermanos del Instituto. Quedaron agradablementesorprendidos de verle con ellos en el momento en que menos lo esperaban, y

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le retuvieron el mayor tiempo que les fue posible. Para retenerle le comentaron lopeligroso que resultaba seguir más lejos y penetrar en el país, a causa de loscamisardos, que habían ocupado la zona rural y hacían guerra abierta contra loseclesiásticos, a quienes atormentaban cruelmente y luego inmolaban por el odioimplacable que sentían contra la religión católica. Le relataron algunos casoshorrorosos sucedidos recientemente, y le decían que sería una temeridad exponerse alfuror de aquellos fanáticos. Pero nada fue capaz de detener su celo.

(n. m.) Su viaje de Alès a la ciudad de Les Vans

Fue de Aviñón a Alès sin ningún incidente. En esta ciudad quedaron muyedificados por verle y conversar con él. Se atribuía a sus cuidados y a su gran amorpor el bien público, el celo con que los Hermanos se dedicaban sin descanso a lainstrucción de la juventud, que se encontraba

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más ordenada desde que ellos habían tomado su cuidado. El señor obispo de Alès lerecibió con marcas de distinción, como a persona a la que estimaba desde hacíatiempo, y de quien conocía todos sus méritos. Particularmente, le manifestó susatisfacción por la exactitud con que los Hermanos se aplicaban a la conversión de loshijos de los herejes, cuyo número se veía disminuir día a día por su aplicación ainstruirlos debidamente. El señor de La Salle dio gracias a Dios por el fruto de sustrabajos, cuyo éxito no había osado esperar, y salió de Alès para dirigirse a la pequeñalocalidad de Les Vans, donde había una escuela. Pasó por Gravières, donde el señor

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párroco, a quien el abate de San Juan había encargado del cuidado de los Hermanosque él había llevado a la villa de Les Vans, le expresó todos los sentimientos derespeto y de veneración que había concebido por su virtud. Se reservó el honor deayudarle en la misa, a pesar de la modestia del señor de La Salle, que lo evitó durantemucho tiempo. Estas muestras de distinción le resultaban muy pesadas. Sedispensaba de ellas en la medida que las circunstancias se lo permitían. Y esto es loque le determinó a cambiar el itinerario, para

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evitar [las atenciones] que el párroco de Gravières le había preparado para su regreso.Desde Les Vans marchó a Mende. En varias ocasiones estuvo en peligro de perder lavida, al atravesar las montañas del Gévaudan. Evitó el peligro como por milagro, yllegó felizmente a Mende, donde los Hermanos no le esperaban.

(n. m.) Llega a Mende

Fue a saludar al señor obispo, que le honraba con su estima y que le dio untestimonio excelente de los Hermanos de su Instituto. Se apresuró a ofrecerlealojamiento en su casa y también le ofreció su mesa, pero él evitó aceptar ambosofrecimientos por considerarlos incompatibles con las Reglas del Instituto. El vivodeseo que en esta ciudad tenían de conocerle le atrajo numerosas visitas que leretuvieron más de lo que tenía pensado. Incluso se creyó obligado a no informar de sumarcha a varias personas distinguidas que se oponían a su salida, y regresó a la villade Les Vans en diligencia. De allí partió hacia Uzès, donde trató algunos asuntos conel señor obispo, y sin más dilación tomó el camino de

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Marsella, que debía ser el final de sus visitas de esta parte de Francia.

(n. m.) Llega a Marsella

Desde hacía mucho tiempo era deseado en esta ciudad, donde en varias ocasioneshabían tratado de llevarlo. Su presencia allí era necesaria para tratar con él de losmedios de extender algunas escuelas gratuitas en diversos barrios donde senecesitaban. Algunos eclesiásticos de mérito, llenos de celo por este tipo deestablecimientos, le habían escrito con este propósito, y cuando conocieron sullegada fueron a encontrarle para comunicar su designio y conocer sus resoluciones,con el fin de tomar medidas ciertas para conseguir que triunfara el proyecto. Notuvieron dificultad en conseguir su consentimiento y lograr que aceptara los arreglosque ya habían tomado sobre este asunto para facilitar la ejecución.

552 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Establece un Noviciado en Marsella

La disposición favorable que encontró en estas personas en apoyo de su Instituto,le llevó a pensar en establecer también un Noviciado en Marsella. Se sintió másinclinado a la idea al ver que este establecimiento le facilitaría el medio para formarsujetos salidos

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del país mismo, que podrían estar en mejores condiciones de producir fruto queaquellos a quienes pudiera enviar, que no se adaptaban al aire y a las costumbres de laProvenza. Encontró facilidades y ayudas que nunca hubiera osado esperar. Inclusollegaron más allá de sus esperanzas. Todos se apresuraron a ayudar a esta fundación.El señor obispo de Marsella fue el primero que demostró su celo. La mayoría de lospárrocos de la ciudad imitaron su ejemplo. Muchas personas piadosas quisierontambién contribuir con sus ayudas. Una de ellas comenzó a constituir un fondo. Otrasdieron seguridades para el futuro. En consecuencia, se alquiló una casa que enseguida quedó amueblada. Tocaba ver quién enviaría sujetos para componer elNoviciado. El número en seguida fue importante. Cada día iba marcado con un nuevofavor, y parecía que todo habría de continuar tan felices comienzos.

(n. m.) El éxito le hace temer la continuidad

Pero el señor de La Salle, aunque lleno de gozo, no dejaba de mirar al futuro. Temíaque toda esta enorme hoguera pudiera apagarse

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en el futuro. No estaba habituado a ver que sus empresas fuesen secundadas tan bien.Había experimentado tantas contradicciones en los otros establecimientos, que teníamotivo para desconfiar de la rapidez con que había realizado ésta, y temía que tangran vivacidad se detuviera de repente.

(n. m.) Las escuelas se multiplican en Marsella

Sin embargo, su Noviciado se aumentaba todos los días y tenía razón paraprometerse un éxito mayor que lo imaginado. Quienes habían sido los primerosimpulsores no descuidaban nada para sostenerlo y ellos mismos trabajaban enextender y multiplicar las escuelas gratuitas en la ciudad, donde habían tenidocuidado de dotarlas de fondos, cuyo único fin era poner en ellas a los Hermanos. Escierto que aún quedaron varias parroquias desprovistas de esta ayuda. Se convinoestablecerlas en ellas. Se comprometió con este fin a un padre jesuita que predicabaen la parroquia de San Martín, para que exhortara a su auditorio a colaborar con tanbuena empresa. Le escucharon favorablemente y todos quisieron contribuir, demanera que muy pronto los fondos fueron suficientes para comenzar.

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(n. m.) Atención del señor de La Salle a formar sujetos para las escuelas

Mientras todo discurría tan favorablemente

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para el crecimiento del Instituto de las Escuelas Cristianas, el señor de La Salletrabajaba por su parte, sin descanso, en formar sujetos capaces de responder a lasintenciones de quienes confiaban en ellos para instruir a la juventud. Se aplicaba detal forma a esta tarea que se diría que había olvidado los demás asuntos y a todas laspersonas de las otras casas extendidas por Francia. No respondía a ninguna de lascartas que le escribían, ya fueran de París, ya de las otras provincias, donde estabanmuy angustiados por saber dónde se hallaba. Limitaba todos sus cuidados en velarpor las [casas] cercanas a Marsella. De vez en cuando mandaba ir a los Hermanos queestaban cerca para hacer retiros y vigorizarles contra la relajación. En esto no exigíade ellos nada que no hubieran practicado ya antes de haber sido enviados a laProvenza.

(n. m.) Relajación de varios Hermanos

Sin embargo, algunos Hermanos, acostumbrados, en los años en que los habíaperdido de vista, a respirar un aire de libertad aprovechando la lejanía, no soportabande buena gana la exactitud que exigía de ellos. Los de la parroquia de San

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Lorenzo, de Marsella, fueron los primeros en disgustarse. Les había mandado acudirtodos los días a la casa del Noviciado para participar en los ejercicios. Esta obligaciónno les gustaba. Fueron con su queja a la persona que había fundado su escuela. Leexplicaron que la necesidad en que los ponía el señor de La Salle de ir todos los días, alas horas señaladas, a la casa del Noviciado, les era muy incómoda; que tal obligaciónles dividía demasiado el tiempo; que se veían forzados a dedicar menos tiempo a losalumnos; que so pretexto de proveer a su alimentación y sostenimiento, se destinabana esta casa [del Noviciado] los ingresos de su escuela, y que insensiblemente semezclaba todo. Se prestó atención a sus quejas, que se juzgaron que teníanfundamento, y se tomaron medidas para liberarlos de aquella sujeción y, a través deello, de la vigilancia de su digno superior, de manera que recobraran la libertad devivir en una especie de independencia como habían hecho antes, pero que les fueperjudicial para lo sucesivo.

(n. m.) Encuentra obstáculos en la escuela de la parroquia de San Martín

Sin embargo, no se dejó de trabajar en la apertura de la escuela de San Martín, ycuando

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todo estaba ya terminado, el señor de La Salle se disponía a enviar a dos Hermanos,de acuerdo con el primer proyecto. Pero el señor cura de esta parroquia, que a pesar dela estima que sentía hacia él no gustaba de muchas de las prácticas que se usaban entrelos Hermanos para la instrucción de los niños, obstaculizó secretamente esteproyecto. Comprometió a los que estaban implicados en el asunto, y que habíanproporcionado los fondos, a que pidiesen que se destinaran al mantenimiento dealgunos eclesiásticos que podrían prestar servicio en la parroquia, y que seencargarían al mismo tiempo de dar clase; por este medio, decía, se lograría dobleventaja. Como era de familia distinguida, tenía crédito, y con su habilidad mentalmoldeó tan bien sus razones que no le resultó difícil lograr que se lo aprobaran.Cuando estuvo ya seguro por este lado, tuvo la precaución de comunicárselo al señorobispo de Marsella, y ponerle al corriente de sus intereses. Le dijo con aire seguro quelas personas que habían dado los fondos para la escuela de su parroquia habíancambiado los planes respecto de los Hermanos, y que tenían el deseo de confiarla aeclesiásticos,

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y que ya lo habían decidido; de tal forma, si les presionaban para que cambiasen sudecisión, estaban dispuestas a retirar sus fondos para destinarlos a otras obras decaridad.

(n. m.) Se indispone al señor obispo de Marsella sobre este asunto

El prelado no estaba informado de las disposiciones poco favorables del párroco.No sospechó nada retorcido en sus intenciones, y creyó sus palabras, sin saber a quéhabía que atribuir un cambio tan repentino. Él sentía aprecio por el Instituto de losHermanos de las Escuelas Cristianas, y hubiera deseado poder poner las escuelas entodas las parroquias de su diócesis. Pero como había tomado posesión de su obispadorecientemente, y no había tenido aún tiempo para conocer la índole de las personas,temió que la gente se agriase si lo imponía con su autoridad. Y así, dejó correr lascosas sin ni siquiera dejar traslucir que el cambio no le satisfacía.

(n. m.) El párroco de San Martín quiere explicárselo al señor de La Salle

Cuando el señor párroco vio que por aquel lado ya no habría ninguna oposición,fue a encontrar al señor de La Salle, a quien hizo una amplia exposición de las razonesaparentes que habían hecho cambiar las disposiciones respecto de los Hermanos, ytrató de que las aceptara. El señor de La Salle no tuvo dificultad para

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discernir de dónde provenía el golpe que se le presentaba, pero al mismo tiempo seconsoló fácilmente de esta pérdida. Respondió al señor párroco: «¡Bendito sea Dios!Al parecer no era su voluntad que esta escuela se abriera». Agradeció al señor párroco

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las molestias que se había impuesto, y una vez que le dejó, fue a postrarse [ante Dios]para adorar las disposiciones de la Providencia. Desde este momento previó latormenta que se estaba formando contra él y se armó de fuerza y de ánimo para hacerfrente a todo su ímpetu.

(n. m.) La gente se previene contra el señor de La Salle

En efecto, no pasó mucho tiempo sin que sintiera los golpes. Quienes le habíantestimoniado tanto celo por sus escuelas, fueron los primeros en poner dificultades ydeclararse contra él. Las frecuentes relaciones que mantenían con él les permitieronconocer más en particular los sentimientos y las prácticas de su comportamientointerior. Desaprobaban la mayor parte de las prácticas que había establecido entre losHermanos y les parecían demasiado molestas. Trataron de persuadirle de que lasabandonara o las mitigara. El señor de La Salle, que las había introducido después demadura experiencia, no daba

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muestras de introducir el mínimo cambio. Conocía muy bien las consecuencias dehacerlo. Por eso resultó vano que intentaran hacerle condescender a sus razones. Deahí vino la aversión que concibieron hacia él, que les llevó a considerarle desdeentonces como un hombre duro, severo, inflexible y en cuyo ánimo no había modo deinfluir. Abandonaron su amistad, insensiblemente, y le miraban como a un censortácito de su conducta. Intentaron, incluso, desacreditarle en los espíritus y hacerleodioso a los que quisieran oírles.

(n. m.) Se intenta destruir su Noviciado de Marsella

No se quedaron ahí. Buscaron cómo debilitar el Noviciado. Animaron a algunosnovicios a que se marcharan, y apartaron de su idea a quienes querían ingresar, sopretexto de que su gobierno era demasiado austero, que era su solo capricho el quehacía la Regla de la casa, y que era imposible que aquel establecimiento [elNoviciado] produjera el bien que se habían prometido al principio. Hicieron más.Publicaron un libelo lleno de calumnias, con las cuales intentaban hacerle odioso ydespreciable. El señor de La Salle, al verse atacado en su reputación, creyó que era sudeber defender su persona. Elaboró una respuesta en la cual, sin

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apartarse de los límites de la moderación y de la caridad cristiana, deshacía lafalsedad de las acusaciones que se alegaban contra su gobierno.

556 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Continúa la prevención

Sin embargo, a pesar de sus sólidas razones, la prevención siguió adelante. La gentese acostumbró a creer lo que sólo conocía de oídas, y se persuadía íntimamente de quelas acusaciones tenían buen fundamento. Pero quienes conocían el mérito del señorde La Salle no se dejaron influenciar, y todo este falso ruido no contribuía en nada adisminuir los sentimientos de estima y de amistad que tenían hacia él. Le defendíancon valor y aprovechaban todas las circunstancias que les presentaba el azar paraintentar disipar la prevención y llevar los espíritus a sentimientos más justos. Pero apesar de sus esfuerzos, no lograron convencer. Se habían agriado de tal modo lascosas que se llevó la venganza hasta el extremo. En los Hermanos se frustró laesperanza de poder multiplicarse. Estaba previsto destinarles la escuela de laparroquia de Nuestra Señora de Accoules, pero no hubo nada de lo prometido. ElNoviciado

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se deshizo por falta de sujetos. También los Hermanos, incluso los que parecían másfirmes en su vocación, se sintieron vacilar. Algunos de ellos abandonaron el Instituto.Los que estaban distribuidos en las diversas escuelas abiertas en la Provenza yalrededores, que sólo sabían muy imperfectamente lo que estaba pasando, dieroncrédito a los falsos rumores que se difundían contra el señor de La Salle. Se pusieronde parte de sus enemigos y comenzaron a quejarse y a murmurar como los otros.Hubo algunos, más temerarios, que tuvieron el atrevimiento de decirle que parecíaque no había ido a Marsella sino para destruir, en vez de edificar.

(n. m.) El señor de La Salle cede a la tormenta y se retiraa la ermita de San Maximino

Este reproche le hirió más que todo lo que había tenido que sufrir hasta entonces.Trabajó en vano para conseguir que estos espíritus díscolos que le abandonarontuvieran ideas más favorables. Sintió toda la amargura de esta deserción. Asaltadopor todas partes, sin ningún recurso humano, comenzó a pensar si su empresa venía

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de Dios. Recurrió a la oración, pero no experimentaba ya aquellos favores que solíansuavizar sus penas en medio de la tentación. Creyó que sus pecados eran la causa detodo ello. Dominado por este pensamiento determinó alejarse y ceder a la tempestadhasta que pluguiese a Dios amainarla, «persuadido —decía— de que mi ausenciapodrá calmar la agitación de mis enemigos e inspirarles pensamientos de paz haciamis queridos hijos». En efecto, se retiró a la ermita de San Maximino, a unas doceleguas de Marsella.

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(n. m.) Desea terminar allí sus días

Fue allí donde, desprendido de todos los contratiempos causados por lasdificultades que le suscitaban continuamente, se aplicó con fervor renovado a laoración, a la meditación de los libros sagrados y a los ejercicios más duros depenitencia. Gozaba de una paz y una tranquilidad que le hacían desear poder terminarallí sus días, olvidado por completo de los hombres. Pero en el momento en que másse prometía poder gustar

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con tranquilidad esta situación de descanso, por la que tanto había suspirado, Dios lepreparaba nuevas pruebas.

(n. m.) Vienen a perturbarle

El Hermano superior a quien había confiado la dirección de su Noviciado deMarsella, al verlo totalmente vacío de sujetos, fue a buscarle a su retiro paraexponerle la triste situación desolada de la casa. Esta noticia no le extrañó. Se lo habíaesperado, y había previsto que sus enemigos trabajarían para quitarle todos losrecursos de los que tenía necesidad para sostener el Instituto en la Provenza. Pero ledijo que estaba sorprendido de que todavía se pensara en él; que se había esperadoque, al dejar Marsella para retirarse a la soledad, los hombres se habríanacostumbrado fácilmente a olvidarle por completo; que esta esperanza era su alegría;y que habría deseado que los Hermanos le hubieran desconocido hasta el punto de noinformarse del lugar de su retiro; que encontraba allí tanto gusto que estaba resuelto amantenerse allí oculto y condenarse a un silencio perpetuo.

(n. m.) Se considera incapaz de gobernar

El Hermano, sorprendido por una

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resolución tan contraria a los intereses del Instituto, le rogó que no abandonara a sushijos, que más que nunca necesitaban su presencia. A lo que respondió: «Dios seabendito, mi querido Hermano. ¡Vaya! ¿Por qué piensa usted en dirigirse a mí paraesto? ¿No conoce usted mi incapacidad para mandar a los otros? ¿No sabe que variosde entre ustedes no me quieren como superior? Y tienen razón, pues soy incapaz». ElHermano, que siempre había tenido tierna veneración hacia su Superior, no pudooírle hablar así sin derramar lágrimas. Se arrojó a sus pies y le dijo que no leabandonaría hasta que no le hubiese dado a conocer su voluntad. El señor de La Sallele abrazó, le consoló y le indicó otra casa a donde le mandó que fuera en espera de quea Dios le pluguiera devolver la calma a la de Marsella.

558 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Motivos de su retiro

Sus enemigos aprovecharon su ausencia para publicar que había abandonado losintereses de su Instituto, y que, con su retiro, había arrastrado a varios Hermanos, quehabían imitado su mal ejemplo.

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Es cierto que durante el tiempo en que sintió mayor agitación, con pensamientoscontradictorios por los asuntos que le suscitaban sin descanso, tuvo varias veces laidea de retirarse a alguna parroquia de París para dedicarse únicamente a laconversión de los pecadores, hacia los cuales sentía mucha inclinación, y abandonarenteramente su Instituto en manos de la Providencia. Pero no se paró nunca en estaidea, que sólo era, por decirlo así, pasajera, y conservó siempre la misma ternurahacia sus hijos, cuyo cuidado estaba convencido que Dios se lo había confiado. Ycuando dejó Marsella no fue ni por desaire ni por pasión. Al dar ese paso sólo tenía envista conservar la paz y quitar a sus enemigos nuevos pretextos de causar daño a losHermanos de las Escuelas, a quienes dejó sólo con la esperanza de devolverles lacalma.

(n. m.) Sus razones para no regresar a Marsella

Al no poder quedar ya desconocido en el retiro de San Maximino, puesto que losHermanos lo habían descubierto, y convencido de que, si regresaba a Marsella, supresencia podría ocasionar nuevas

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tormentas, resolvió alejarse totalmente para dar tiempo a que se borrasen las huellasque su presencia había dejado en quienes habían levantado a la ciudad contra él.Consultó con algunos amigos si haría bien en regresar a París. Le dijeron que supropósito era loable, pero le aconsejaron que ejecutase antes el deseo que tenía, desdehacía mucho tiempo, de ir a Roma.

(n. m.) Decide ir a Roma

Este viaje tenía dos finalidades. La primera, visitar los lugares santos, hacia loscuales tenía especial veneración. La otra, satisfacer el deseo de los Hermanos que lepedían vivamente que fuera allí para obtener del Papa la confirmación de su Instituto.Ya había dado algún paso en este sentido, y había delegado para tal fin a dosHermanos, desde el año 1694, bajo la protección del cardenal d’Estrées. InocencioXII, que ocupaba entonces la Santa Sede, los había recibido favorablemente, yseguros de su protección, se prometían obtener de él las Bulas que solicitaban. Pero lamuerte del soberano Pontífice, que ocurrió muy pronto, rompió todos los planes quehabían realizado. Se persuadió

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al señor de La Salle que moviera este asunto bajo el pontificado de Clemente XI, yque aprovechara las circunstancias en que se encontraba para terminarlo, en beneficiode su Instituto. No necesitó más para decidirse. Reservó dos plazas en un barco quepronto iba a zarpar e hizo comprar las provisiones que se necesitaban por el Hermanoque había escogido para acompañarle en el viaje.

(n. m.) El obispo de Marsella le hace cambiar los planes

En espera del día del embarque, guardó el retiro y estuvo dedicado del todo a laoración, y consultaba a Dios para saber si era su voluntad que emprendiese aquelviaje. En seguida fue escuchado, pues en el momento en que iba a subir al barco,encontró en el puerto al señor obispo de Marsella, que se sorprendió al verle, ydespués de conversar con él sobre el motivo de su viaje, le dijo que volviera a casay dispusiera las cosas para tomar posesión de [la escuela de] Nuestra Señora deAccoules. El señor de La Salle entendió con este signo que Dios no aprobaba el viaje,y sin más reflexión volvió a juntarse con los Hermanos, a quienes dijo al

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saludarlos: «Bendito sea Dios, heme aquí, ya regresado de Roma. No es su voluntadque vaya allí. Quiere que me ocupe de otra cosa».

(n. m.) Se retira a Grenoble

Después de la palabra positiva que le acababa de dar el señor obispo de Marsella,respecto a la escuela de Nuestra Señora de Accoules, no podía dudar de que no entraraen posesión de ella en seguida. Con todo, sus enemigos encontraron aún el medio deobstaculizarlo y de suscitar nuevos contratiempos. Esto le disgustó profundamente yle determinó a abandonar la Provenza, donde veía que todos sus proyectosterminaban fracasando a causa de las trampas que le tendían (1714). Se retiró aGrenoble, donde encontró a los Hermanos en gran paz, y resolvió permanecer conellos el mayor tiempo que fuera posible. Escogió el lugar más retirado de la casa y elmenos cómodo, para dedicarse en él a la oración. Permaneció así varios meses,desconocido y como olvidado, sin recibir a nadie y sin hacer visitas, saliendo de élsólo para asistir a los ejercicios regulares, a las horas señaladas.

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(n. m.) Va a visitar la Gran Cartuja

Fue durante su estancia en esta ciudad cuando aprovechó la cercanía de la GranCartuja, que está a sólo tres leguas, para ir a edificarse en esta rigurosa soledad, dondefundó San Bruno y que santificó con su vida penitente. Tenía una devoción particularhacia este santo Patriarca de solitarios en Francia, que ya había imitado en parte, al

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dejar, como él, el canonicato de la catedral de Reims y todo lo que en el mundo habíade más halagüeño para él, para abrazar un género de vida muy austera. Cuandofranqueó las montañas y atravesó los desfiladeros que conducen a aquel desierto, sesentía emocionado a vista de estos lugares que el santo restaurador de la vida solitariaen Occidente había santificado con sus lágrimas y sus austeridades. Vio conadmiración el espíritu de retiro y de recogimiento que reinaba entre los solitarios quehabitaban aquellas peñas escarpadas, cubierta durante buena parte del año de nieves yhielos, y donde parecían estar enterrados en vida. Hubiera deseado poder acabar allísus días. El reverendo padre Don Prieur, que era también General de la Orden,

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impresionado por la modestia y el recogimiento que apreciaba en todos sus actos y ensu conversación, le invitó sin conocerle; el señor de La Salle había tenido laprecaución de prohibir al Hermano que le acompañaba que dijera quién era; temíaque se sintieran inclinados a tributarle en esta casa los honores que se acostumbra arendir a los canónigos de Reims, en memoria de San Bruno, que fue canciller[canónigo] de aquella Iglesia. [La Salle] salió de aquel santo retiro lleno deveneración por la santidad de este famoso monasterio; en él, durante los tres días enque permaneció, se entregó a los sentimientos de su piedad, no sólo el tiempo quehabía deseado, sino también el que pudo sustraer a los asuntos de su Instituto. Yregresó a Grenoble.

(n. m.) Regresa a Grenoble, donde vive escondido

Volvió a su soledad, repleta su mente de las cosas edificantes que acababa de dejar,y redobló su amor por el recogimiento y el silencio, del cual acababa de ver ejemplostan sensibles. Dejaba de lado todo lo que podía distraerle de la oración. Empleaba enella la mayor parte de su tiempo, de manera que se tenía la certeza de encontrarle en eloratorio. Y aunque tuviera algún asunto urgente, no

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se dispensaba de dedicar a la oración la mayor parte del día.

(n. m.) Da clase en Grenoble

Sin embargo, se vio obligado a ceder durante algún tiempo, por la necesidad de laescuela. El Hermano que estaba encargado de la escuela de la parroquia de SanLorenzo emprendió, por orden suya, un viaje largo por asuntos del Instituto; él se vioobligado a reemplazarle durante la ausencia y le sustituyó en la clase. Se aplicó ainstruir a los niños con una atención y una caridad que no se podía dejar de admirar.Los padres quedaron muy edificados por ello, y concibieron tan alta idea de su virtud,que desde entonces sólo le llamaban el santo sacerdote.

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(n. m.) Vuelve de nuevo a su retiro y hace una nueva ediciónde algunas obras de piedad

Cuando el Hermano hubo regresado de su viaje, el señor de La Salle le cedió elcuidado de la clase y volvió a su soledad, donde aprovechó el tiempo para componervarias obras de piedad, tanto para la instrucción de la juventud como para utilidad delos Hermanos que tenían la dirección de los niños. Retocó el libro de Los Deberes de

un Cristiano, del que preparó una tercera edición corregida y aumentada. Las partesañadidas no fueron del agrado del impresor, de manera que para

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contentarle consintió que fuesen suprimidas y que el libro fuera reimpreso según laprimera edición.

(n. m.) Establece visitadores de sus escuelas

Mientras se ocupaba con tanto provecho en su retiro, supo con alegría que Dioshabía devuelto la paz a sus escuelas de Provenza y que todo estaba tranquilo.Entonces tomó la resolución de no volver, por temor a que su presencia despertara lamala disposición de sus enemigos. Luego se limitó a enviar visitadores para conocersu situación y se contentó con sostener por medio de cartas a los Hermanos querecurrían a sus luces.

(n. m.) El reuma le obliga a emplear un remedio doloroso

Apenas hubo terminado la edición del libro del que acabo de hablar, cuando sesintió violentamente afectado por el reuma. Ya lo había sentido algún tiempo antes,pero lo había descuidado. Ahora el dolor le atenazó con tanta fuerza que no pudodisimularlo. Se vio forzado a guardar cama. Luego sobrevino la fiebre, que le debilitóde tal manera que se temió por su vida. La rapidez que tuvieron los Hermanos de lacomunidad de Grenoble para procurarle todos los remedios

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que necesitaba, no pudo curarle. Una vez más hubo que recurrir al remedioextraordinario que ya se había utilizado con buen resultado en París, cuando se vioafectado del mismo mal. Es cierto que a su naturaleza le repugnaba en gran manera, yque el remedio, en cierto modo, era más duro de soportar que los mismos agudosdolores del reuma. Con todo, su gran amor a los sufrimientos le hizo sobreponerse asu repugnancia y se sometió a los deseos de los Hermanos, que suspiraban por sucuración. Se entregó, pues, generosamente al lecho del dolor, donde se ocupó sólo dela oración, como si no sintiese ningún mal. Los Hermanos le expresaron su extrañeza,y él les respondió con el santo Job: «¡Bendito sea Dios!; que se haga su voluntad, y nola nuestra. Si recibimos de Él la salud, ¿no debemos recibir también las enfermedadesde la misma forma? Que su nombre sea bendito eternamente».

562 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) El abate de Saléon le lleva a su propiedad de Parmenia

Cuando estuvo algo aliviado, quiso esforzarse en reparar sus pérdidas (así llamabaél al tiempo que no había podido dedicar a sus

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ejercicios ordinarios). Le rondaba este pensamiento y se disponía a hacer un retiro,cuando el señor abate de Saléon, Vicario general de Aix, amigo suyo, le insistió paraque fuera a pasar algunos días a una de sus propiedades, llamada Parmenia, a unascuatro leguas de Grenoble. La propuesta le agradó, porque era un sitio donde muchaspersonas iban a hacer algunos días de retiro todos los años. Aceptó, pues, gustoso elofrecimiento del señor abate y partió con él para dirigirse a aquella tierra.

(n. m.) Va a visitar a una santa mujer en la montaña

Parmenia está situada al pie de una montaña bastante elevada, en cuya cima hayuna cruz; los habitantes del pueblo conservan la devoción de dirigirse en procesiónhasta ella todos los años. Por lo demás, el lugar no tenía nada especial, sino queservía, según los usos de la zona, para el pasto de los rebaños, que son la riqueza de latierra. Una pastora, de nombre Luisa, llevaba a menudo allí a los suyos para satisfacersu devoción de orar ante la cruz. Con el tiempo sintió deseos de establecer allí suresidencia, sin otro propósito que el de tener más facilidad para guardar su rebaño y

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ocuparse con más facilidad en la oración. Obtuvo el consentimiento del abate deSaléon, dueño del lugar, e hizo construir una casa, de mediana amplitud, con losdonativos de varias personas que conocían su piedad. Vivió en gran retiro en estamontaña, de manera que insensiblemente su fama se extendió por los alrededores, ylas gentes iban a ver a sor Luisa, como un prodigio de santidad. Las palabrasedificantes que dirigía a cuantos la visitaban le atrajeron la confianza de muchaspersonas, que iban a encontrarla y a ponerse bajo su dirección para hacer allí algunosdías de retiro. Encontró, en nuevos donativos, la suma suficiente para construir dospabellones, uno para hombres y otro para mujeres, y a ellos añadió una pequeñaiglesia para su comodidad. La oración casi continua, que era su principal ocupación alpie de la cruz de aquel desierto, le hizo alcanzar luces extraordinarias del cielo, yrecibió el don particular de penetrar

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el futuro. De todas partes acudían a consultarle como a una profetisa, y sus decisioneseran consideradas como oráculos.

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(n. m.) Sus edificantes conversaciones

El señor de La Salle, que no dejaba escapar ninguna ocasión de edificarse, quiso sertestigo de las singulares gracias que Dios derramaba sobre aquella sencilla pastora.En cuanto llegó a Parmenia quiso ir a visitarla. Tuvo una larga conversación con ella,en la cual le expuso las penas y dificultades que habían agitado su vida desde quehabía emprendido la fundación de las Escuelas Cristianas. Esta buena Hermanatambién le habló de las que ella había sufrido en su retiro, y los combates que habíatenido que soportar contra las sugestiones del demonio, y de las gracias de Dios que lehabían hecho salir victoriosa. Ella le dijo que no había llegado aún al término de sustrabajos y que tendría aún mucho que sufrir. Él, por su parte, le manifestó el deseo quesentía de pasar el resto de sus días en la soledad, por la que siempre había sentidoespecial atractivo. La Hermana le respondió que no era la voluntad de Dios queabandonase el cuidado de su Instituto; que Él le

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había destinado al trabajo y que quería que perseverara en él hasta el fin de su vida,como había comenzado. Consideró que esta respuesta era como una decisión que ledirigía de parte de Dios mismo, y después de haberse ayudado mutuamente con sussaludables consejos, durante los quince días que pasó en aquella soledad, regresó aGrenoble lleno de aprecio por sor Luisa. Continuó manteniendo con ella un santointercambio de cartas, para resolver sus dudas y consultarle sobre los suyos. LaHermana tenía hacia él una veneración particular, le escuchaba como a un oráculo, yaunque no sabía leer, quiso tener todas las obras de piedad, y las conservaba comopreciosos monumentos del autor, a quien consideraba un santo.

Cuando el señor de La Salle regresó a Grenoble, se le informó de los nuevosdisgustos que se habían suscitado contra los Hermanos de su Instituto. Es cierto quese disiparon pronto y que no tuvieron otro efecto que haber dado un nuevo lustre a supaciencia y la de los Hermanos.

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(n. m.) La ausencia del señor de La Salle entristecea los Hermanos de París

Mientras él se ocupaba únicamente de su santificación, a la sombra de la vidaoculta que llevaba en su casa de Grenoble, las [comunidades] de París y otrasprovincias sufrían mucho por su prolongada ausencia. Los Hermanos vivían lapenosa inquietud sobre su situación, de la cual no habían conseguido noticias ciertas.Las indagaciones repetidas hechas para saber el lugar de su retiro no les sirvieron denada. No sabían qué imaginar de tan largo silencio. Razonaban de formas muydiversas. Unos creían que había muerto; otros pensaban que había abandonado suInstituto. Los más sensatos guardaban silencio y se abstenían de emitir cualquierjuicio. Hubo algunos que, al no soportar la situación imprecisa e incierta en quepensaban que les había dejado, quisieron retirarse y buscar otro establecimiento.

564 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Se despide a algunos sujetos díscolos

En medio de toda esta incertidumbre, el Hermano Bartolomé, a quien el señor deLa Salle había encargado del cuidado de su Noviciado de París durante su ausencia,no olvidaba nada para sostenerlo mediante su mansedumbre, y el crédito que suvirtud le había ganado sobre los

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espíritus consoló y fortaleció a la Comunidad de los Hermanos contra la tentación queles agitaba. Hubo, con todo, dos o tres de carácter más duro que no quisieron aceptarsus moderados avisos. Rechazaron someterse a su disciplina y podían ocasionarconfusión en la casa si no se ponía pronto remedio. Reunió a los más acreditados de lacomunidad, y con su parecer despidió a los díscolos, por temor a que su mal ejemploatrajera la pérdida de otros.

(n. m.) El superior del Noviciado de París compromete a los obisposa velar sobre los Hermanos en ausencia del señor de La Salle

El embarazo que le causaban estos asuntos y la aprensión que tenía de que losHermanos le cargasen con el peso de la superioridad general del Instituto por laausencia del señor de La Salle, como parecía que se lo encargarían, por la granconfianza que le manifestaban, le llevó a tomar medidas para dispensarse de aceptar.Escribió a los obispos en cuyas diócesis el Instituto tenía casas. Les dio cuenta de lasituación en que se encontraba en relación con la larga ausencia del señor de La Salle,y les rogaba proveer a la dirección de los Hermanos,

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concediéndoles superiores eclesiásticos que tuviesen a bien encargarse de ayudarloscon sus consejos. Este paso era delicado; podía tener consecuencias perjudicialespara el Instituto. Incluso hubo personas amigas que lo censuraron como unainfracción contra la Regla. La mayoría de los Hermanos murmuraron públicamente.Se quejaban de semejante innovación, y decían que ello iba encaminado a su enteradestrucción, que estos superiores externos se ganarían insensiblemente a los sujetosde cada comunidad, que se acreditarían en cada casa de forma que les sería fácilintroducir las prácticas que quisieran, y que de ello se derivaría que todas lascomunidades se considerarían en lo sucesivo como aisladas e independientes unas deotras. Los amigos del señor de La Salle, que siempre se preocupaban de sus asuntos,le escribieron sobre el particular con lenguaje amargo, y le reprocharon vivamentepor su excesivo y largo silencio. La mayoría de las cartas que le escribieron no lellegaron, y las que recibió se las entregaron

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cuando ya no tenía nada que temer.

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(n. m.) Éxito de esta gestión

Pues al mismo tiempo supo que el gobierno del Instituto no había recibido ningunaalteración a causa del paso dado por el Hermano Bartolomé; que su gestión, lejos dellevar cualquier debilitación, había servido para fortificar [el Instituto] y que habíatenido un éxito tal que nadie hubiera osado esperar. Los superiores seculares que losobispos habían encargado de velar por las comunidades de los Hermanos,convencidos de que el señor de La Salle no había desaparecido más que paradescargarse del cuidado de sus casas, se dedicaron seriamente a mantener el buenorden entre los Hermanos. Estudiaron sus Reglas y les inspiraron exquisita exactitudpara cumplirlas. Les exhortaron a mantener entre ellos mucha unión y a tener totalrespeto a las indicaciones que recibieran del Hermano Bartolomé, al que presentabancomo aquel que Dios les había reservado como su Superior, aunque no quisieraasumir tal condición.

Los Hermanos más celosos, que eran

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los que habían parecido estar más alarmados, se tranquilizaron a vista del bien queproducía esta nueva forma de gobierno. El señor de La Salle la aprobó y reconocióque su Instituto tendría una obligación de gratitud en el futuro con estos señores.

(n. m.) Se urge al señor de La Salle a que regrese a París

Cuando le hubieron informado de todo lo que había ocurrido en París con ocasiónde su ausencia, parece que hubiera debido tomar la decisión de volver para calmar losánimos. Pero las razones que le retenían en su amada soledad de Grenoble eran másfuertes para su alma que todas las que le podían presentar para hacerle salir de ella. Norespondía ya a las cartas que los Hermanos le escribían sobre este asunto, paraacostumbrarles a que le olvidasen y a pasar de él. Sin embargo, todas estasprecauciones fueron inútiles. No terminaban de importunarle por medio de cartas,y como los medios empleados para doblegarle no habían producido fruto, losHermanos recurrieron a una vía extraordinaria que no tiene parangón.

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(n. m.) 1715: los Hermanos se reúnen para obligarle a volver

Los superiores de las comunidades de París, de San Dionisio, en Francia, y deVersalles, con algunos Hermanos veteranos, decidieron escribirle una carta ennombre de todo el Instituto, por la cual, después de haberle presionado con lasrazones más fuertes y más conmovedoras, y sin querer prescindir del profundorespeto que le profesaban, le ordenaban, en virtud del voto de obediencia que habíahecho con ellos, que regresara a París sin demorar más tiempo.

566 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Semejante paso le sorprende

Esta carta, de estilo sencillo y cándido, pero al mismo tiempo vivo y premioso,muestra claramente la estima y la veneración que mantenían hacia él, y el temor quetenían de perderle. Es suficiente, para dar prueba de ello, verla tal como fue escrita.Sirve al mismo tiempo para rechazar todo lo que sus enemigos le achacaron, endiversas ocasiones, de la dureza de su gobierno y de su testarudez, que le reprochabancomo la fuente de todos sus disgustos.

«Señor y padre nuestro: Nosotros, principales Hermanos de las EscuelasCristianas, preocupados

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por la mayor gloria de Dios y el mayor bien de la Iglesia y de nuestra Sociedad,reconocemos que es de capital importancia el que vuelva a tomar las riendas y elcuidado de esta obra de Dios, que lo es también suya, puesto que ha sido del agradodel Señor el servirse de usted para fundarla y guiarla desde hace tanto tiempo. Todosestamos convencidos de que Dios le ha dado y le da las gracias y los talentosnecesarios para gobernar esta nueva Compañía, que es tan útil a la Iglesia; y es dejusticia testificar ahora que usted la ha guiado siempre con mucho éxito y edificación.Por todo ello, señor, le rogamos muy humildemente, y le ordenamos en nombre y departe del Cuerpo de la Sociedad, al que usted ha prometido obediencia, que vuelva aasumir de inmediato el gobierno general de nuestra Sociedad. En fe de lo cualfirmamos, en París, a 1 de abril de 1714, y nos repetimos muy respetuosamente, señory padre nuestro,

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sus humildes y obedientes inferiores, etc.».

(n. m.) Se resuelve a obedecer la orden de los Hermanos;sus amigos pretenden, en vano, apartarle de ello

Al señor de La Salle le llamó la atención, hasta la extrañeza, cuando leyó esta carta.Hacía surgir en él diversos pensamientos que agitaron su alma durante algún tiempo,que le tuvieron en suspenso. Ante todo, el hecho le pareció atrevido y temerario, ycreyó que había sido sugerida por alguna persona secreta, que quería tenderle unanueva trampa. Estuvo tentado de desconfiar. Sus amigos de Grenoble le insistían enesta idea. Pero al final, después de haber reflexionado mucho, les dijo que habiendohecho voto de obediencia, estaba decidido a someterse, y dar, por medio de estasumisión a las órdenes que los Hermanos les expresaban en esta carta, un ejemploauténtico de la dependencia que había prometido ante el altar. En vano se le hizo verque no tenía por qué recibir órdenes de los Hermanos, que eran sus inferiores.Persistió en su decisión, y dijo que después de haber enseñado durante mucho tiempo

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la obediencia, era justo que ahora la practicase, ya que Dios le ponía delante unaocasión favorable en la que su amor propio no se saliese

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con la suya. Quedaron edificados con esta respuesta y nadie osó ya insistir, por miedoa oponerse a una resolución tan cristiana y desinteresada.

(n. m.) Regresa a París

Fue a despedirse de todos aquellos que le habían honrado con su estima durante sularga estancia en Grenoble. La víspera de su viaje pasó un tiempo considerable enoración, para encomendar a Dios el éxito de su viaje, y también a los Hermanos dela casa, a los que dejaba en profunda paz. Luego los exhortó a perseverar en laobservancia de su Regla, abrazó a todos y tomó el camino de París. Es fácilcomprender hasta qué punto se afligieron por la separación, que les resultaba tantomás sensible cuanto que les quedaba poca esperanza de volverle a ver en el futuro...Se detuvo varios días en Lyon para descansar; pero en cuanto llegó fue a colmar sudevoción ante la tumba de san Francisco de Sales, y allí permaneció bastante tiempoen oración. De Lyon se dirigió a Dijón, donde los Hermanos le recibieron con gozomezclado de tristeza, a causa del poco tiempo que les concedía para consolarlos de sularga ausencia. En fin, llegó a París, término de su

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viaje, a donde sólo la obediencia le había llevado. Apareció ante los Hermanos comoun inferior, rehusando constantemente todos los honores y todas las deferenciasdebidas a un superior, que se aprestaban a mostrarle. Les dijo sencillamente alpresentarse: «Heme aquí, que he llegado, ¿qué deseáis de mí?» Los Hermanos,sorprendidos y llenos de respeto, le respondieron que le rogaban que tomase de nuevoel gobierno del Instituto. El señor de La Salle trató de defenderse, y les dijo quepuesto que se habían sostenido con tanto éxito durante su ausencia, tenían motivopara esperar que Dios no los abandonaría, y que había que continuar como se habíacomenzado. Que, en lo tocante a él, estaba resuelto a vivir, en adelante, en el estadoparticular al que la Providencia le había llevado, por vías secretas que le indicaban suvocación, y que era preciso pensar en elegir un Superior general, que con su buengobierno pudiera reparar las faltas que él había cometido. Los Hermanos lecontestaron que no escogerían nunca

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a otro mientras él viviera. Esta resolución le entristeció. Se retiró a su habitación y allípidió a Dios, desde la amargura de su corazón, que le librara de la carga que se levenía encima. No fue escuchado hasta dos años más tarde, como diré a su tiempo.Pero no conservó, durante este intervalo, más que el título de Superior, y se descargópara los pormenores de los asuntos en el Hermano Bartolomé, quien, por otro lado, nohacía nada sin consultarle.

568 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Historia de la conversión del caballero de Armestat

Poco antes del regreso del señor de La Salle, el caballero de Armestat se habíaretirado a la casa del Noviciado de los Hermanos de París. Era un joven señor de unailustre familia de Alemania, que había servido varios años bajo el mando del PríncipeEugenio de Saboya. Después de la batalla de Denain dejó el ejército, pasó a Francia yse retiró a Lyon. Un día entró en una iglesia para ver a una posesa, que constituía elatractivo de toda la ciudad. No se sabe por qué motivo fue él allí: si era por simplecuriosidad

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o por el deseo de instruirse en la verdadera religión, pues ya había tenido estepensamiento. En el momento en que apareció ante la posesa y ésta se dio cuenta, ledijo temblando de rabia: «Tú no crees que haya demonios, pero algún día tú probarássu furor». El caballero se emocionó, y golpeado por lo extraño de estas palabras,se determinó a no retrasar la abjuración del luteranismo, que era la religión queprofesaba. En efecto, no tardó en hacerse instruir y abjuró ante el arzobispo de Lyon.Luego se retiró a París, para evitar el ruido que había causado su conversión, tanto enlo referente a su persona como por las circunstancias que la precedieron. Buscó unhábil director con el fin de hacer revisión general de su vida y recibir los consejosnecesarios para formar un nuevo plan de vida. Se le dirigió a un sacerdote de SanSulpicio, que le aconsejó entrar en la comunidad del señor de La Salle, establecida enel barrio de Saint-Germain-des-Prés. En ella fue admitido

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el 8 de octubre de 1714, y comenzó a seguir los ejercicios de la casa al día siguiente,fiesta de San Dionisio.

(n. m.) Continuación del mismo tema

Desde el momento en que decidió entrar en este camino penitente y laborioso, sesintió atacado de dolores agudos en todas las partes de su cuerpo. Había recibidovarias heridas en el ejército, de las cuales se curó por el remedio que se llamavulgarmente el secreto. Todas ellas se volvieron a abrir. Soportó el primer día, sinmanifestar en nada su dolor, contentándose con lanzar suspiros mezclados conlágrimas cuando más le dolían. Los Hermanos creían que era el efecto de sucompunción y de su arrepentimiento, causado por la consideración de sus desórdenesen la vida pasada. Sólo al día siguiente se dieron cuenta de la verdadera causa de sumal, pues le encontraron en su habitación inmóvil, sin conocimiento, y envuelto en lasangre que salía de todas sus llagas. Se apresuraron a darle toda la ayuda necesaria.Pero como todos los remedios no producían

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ningún efecto, y él seguía en peligro de muerte, se le administraron los últimossacramentos. En el momento en que recibió la extrema unción, recobró elconocimiento, las heridas se cerraron y pareció que estaba totalmente curado.

(n. m.) Continuación del mismo asunto

Cuando hubo recuperado las fuerzas, continuó siguiendo los ejercicios delNoviciado con nuevo fervor. Pero al cabo de algunos días, recayó en un estado peorque el primero. Perdió de nuevo el conocimiento, expulsó gran cantidad de sangre porla boca y giraba los ojos como un poseso. Notaron que durante este acceso, fijaba aveces la vista en un lugar de la habitación, y que movía los labios como si hablara conalguien. Así pasó toda la noche, con agitaciones extraordinarias, sin posibilidad dehacerle tomar ningún alimento. Luego cayó en una especie de adormecimiento queduró cuatro horas, durante las cuales creyó ver una infinidad de demonios que leamenazaban con hacerle perecer si no abandonaba el género de vida que habíaabrazado. Después de esta especie de sueño comenzaron de nuevo sus agitaciones

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y le aconsejaron que recurriera a la intercesión de la Santísima Virgen, por cuyoauxilio se encontró muy pronto liberado de aquella tentación. En cuanto volvió en sí,pidió con insistencia el hábito del Instituto. En cuanto lo hubo recibido, los tormentosvolvieron a comenzar. Su lengua se endurecía de manera que perdió por completo eluso de la palabra.

(n. m.) Continuación del mismo asunto

En esta situación límite, se le llevó el santo viático, y como se creía que llegaba a sufin, toda la comunidad se reunió para rezar las preces de los agonizantes. Todos se dieroncuenta de que sus dolores disminuían a medida que se rezaba, y cuando se acabaronlas oraciones, recobró el conocimiento. Con todo, el demonio no cesó de atormentarle.Incluso redobló sus esfuerzos y le hizo sufrir tanto con sus males que se llegó a pensarque sucumbiría.

(n. m.) 1715: el señor de La Salle le somete a los exorcismos

En la época en que más fuertes eran los accesos llegó el señor de La Salle desdeGrenoble. Fue testigo de las últimas pruebas que el demonio hacía sufrir al nuevoconverso. Después de haberlas examinado

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con atención, no dudó de que se trataba de una verdadera posesión. Recurrió a lasoraciones prescritas en el Ritual para la liberación de los energúmenos. Se encerrócon él en la habitación del enfermo, y rezó sobre él las oraciones, con las ceremonias

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utilizadas en casos semejantes, y le libró por completo del imperio del mal espíritu,que no le había dejado, casi ni un momento, hasta entonces. Desde este momento yano volvió a sentir los asaltos, pero varias personas importantes le determinaron adejar el hábito del Instituto, pues le persuadieron de que ese género de vida noconvenía a una persona de su condición.

(n. m.) 1715: el señor de La Salle se ve obligado a trasladarsu Noviciado de París a Ruán

La muerte de Luis XIV, ocurrida en el mes de septiembre de este año, privó alseñor de La Salle de las ayudas que el señor obispo de Chartres, su amigo, leproporcionaba, [tomadas] de las liberalidades que este gran monarca, por medio de laseñora de Maintenon, [le hacía]. Con ellas le había ayudado, desde hacía muchotiempo, a sostener su comunidad de París, que de esta forma, hacia finales de año, sevio privada de la ayuda, y por ello él se vio forzado a abandonar París para retirarsecon ella

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a Ruán, donde esperaba que podría atender a su sustento con más facilidad. Por ello,en el mes de octubre envió a los novicios, bajo la dirección del Hermano Bartolomé,que los condujo a la casa de San Yon, donde está el Noviciado desde entonces. Elseñor de La Salle continuó algún tiempo en París, para arreglar algunos asuntos,y luego fue a unirse a su comunidad en San Yon, con la resolución de descargarsecompletamente de cualquier otro cuidado que no fuera prepararse a la muerte.

(n. m.) Piensa en lograr que le liberen del cargo de superior

Con esta mira evitó todo lo que podía apartarle de sus ejercicios de piedad. Lospormenores de los asuntos los pasaba al Hermano Director de la casa, limitándose aver a los novicios de vez en cuando, y animarlos a la práctica de la virtud confrecuentes exhortaciones. Pero a pesar de las precauciones que tomó para dispensarsede participar en el gobierno del Instituto, nunca pudo acostumbrar a los Hermanos aque prescindieran de su dirección. Seguían teniendo la misma confianza en él y noquerían hacer nada

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sin haberle consultado. Estaba obligado a seguir respondiendo a las cartas que leescribían y ayudarlos con sus consejos, de manera que a pesar de su esfuerzo, volvía acaer en el inconveniente que había querido evitar. Esto le determinó a adoptarmedidas apropiadas para lograr que le liberasen de la superioridad, que se habíaconvertido en una carga, movido por el deseo urgente que tenía de renunciar a todoslos obstáculos que le mantenían en la necesidad de compartir su atención para nofaltar a ninguno de los deberes de su cargo. Ya había hecho varias tentativas sobre

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este punto, como hemos visto, que no habían dado el resultado querido, porque losHermanos del Instituto las habían hecho infructuosas. Pero al fin, deseoso de ponerun intervalo entre la vida y la muerte, creyó que esta vez se avendrían a las razonesque le llevaban a dar aquel paso.

(n. m.) Sus razones

Se veía ya en edad avanzada y temía que después de su muerte se hallasen grandesobstáculos para hacer elegir como Superior General del Instituto

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una persona salida del cuerpo mismo. Conocía perfectamente las penas y dificultadesque había soportado para preservarles de un gobierno extraño, que se había intentadovarias veces que él lo aceptara. Preveía que si no prevenía este inconveniente, seintroduciría entre ellos la relajación, y que como consecuencia necesaria perderían enpoco tiempo todo el fruto que había esperado con su fundación.

(n. m.) Los Hermanos aprueban sus razones

Estas reflexiones, basadas en su larga experiencia, le llevaron a esperar que cuandolas expusiera ante una asamblea que se proponía convocar para ello, los Hermanosno se opondrían más a su dimisión. Primero comunicó su proyecto a las doscomunidades de Ruán y de San Yon, para conocer su parecer, y por esta muestra deconfianza, disponerlas favorablemente para la asamblea general del Instituto quedebía celebrarse cuando hubiera obtenido sus votos. El pensamiento de su muerte,que tenía presente sin cesar

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en su mente, y que creía que estaba próxima, unido a su profunda humildad, que leinducía a lograr que le descargaran de la superioridad, para practicar la obediencia yno ocuparse ya más que de sus propias necesidades, le sugerían que tomase todas lasmedidas necesarias para poner a los Hermanos en la necesidad de escuchar supetición. Por eso, cuando les expuso su resolución y las razones que tenía para queescogieran un sucesor, todos convinieron en que su propuesta estaba dictada por laprudencia, pero al mismo tiempo le hicieron notar que encontraría dificultades paraconseguirlo; que conocía el trabajo que iba a tener para lograr que los Hermanos delInstituto se privaran de sus consejos y de la libertad de recurrir a sus luces una vez quese hubiera elegido a otro superior distinto de él.

(n. m.) Muestra urgencia por la elección

El señor de La Salle prometió que no les abandonaría mientras viera que teníannecesidad de él, y que estaría siempre dispuesto a

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escucharlos y a darles los consejos que necesitasen. Añadió que les rogaba queapresurasen el tiempo de la elección, pues preveía que no viviría aún mucho tiempo, yque era de suma importancia que se hiciera mientras vivía.

(n. m.) Se encarga al Hermano Bartolomé obtener el consentimientode los Hermanos de las provincias

Se acordó que sin diferirlo más se tomasen las medidas necesarias para comunicara todas las casas del Instituto la resolución del señor de La Salle, las razones queaducía para pedir su dimisión, y acordar el día en que se fijaría una asamblea general,para proceder a la elección de un nuevo superior. Para este fin se encargó al HermanoBartolomé, por estar dotado de las mejores cualidades para realizar bien estecometido. Él expresó en la reunión todo lo que su humildad y su amor al retiro lepudieron sugerir de más persuasivo para dispensarse de aceptarlo. Pero no tuvieronpara nada en cuenta sus razones. Se le mandó que partiera sin tardanza, y queapresurara su recorrido todo lo que pudiera. Recibió, pues, las indicaciones

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necesarias, sugeridas por el señor de La Salle, y comenzó sus visitas por la casa deChartres, en el mes de octubre de este mismo año (1716). Comunicó a los Hermanosel motivo de su viaje, y ellos suscribieron todo lo que les fue propuesto. De allí pasó aMoulins, donde permaneció poco tiempo, y se dio prisa para atravesar los Alpes antesdel invierno, que se aproximaba. Fue recibido por todos los Hermanos con grandesmuestras de alegría y de respeto por su virtud.

(n. m.) Continuación de sus viajes

Después de haber recorrido en diligencia todas las casas del Instituto, incluso las deProvenza, regresó a San Yon, para dar cuenta al señor de La Salle de su viaje.Después de unos días de descanso, partió de nuevo para continuar sus visitas en lascasas de las demás provincias de Francia, en las que no encontró mayores dificultadesque en las que había recorrido anteriormente. Volvió a San Yon hacia el comienzo delaño 1717, de manera que no empleó más que tres meses para recorrer toda Francia.

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(n. m.) 1717: disposición favorable de los Hermanosy agrado del señor de La Salle

La alegría del señor de La Salle fue completa cuando el Hermano Bartolomé lerefirió por menudo la docilidad de los Hermanos y la disposición en que estaban deatender su deseo por completo, teniendo en cuenta la palabra que les daba de seguirayudándoles con sus consejos. Él fue a dar a Dios humildemente acción de gracias

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por tan gran favor. Suspiraba por el momento en que iba a descargarse del peso de lasuperioridad, que le proporcionaría un reposo que buscaba ardientemente, desdehacía tantos años, para ocuparse sólo de sus asuntos personales y prepararse a bienmorir.

(n. m.) Retiro general para prepararse a la elección

Se había señalado el día de la asamblea general para el día de Pentecostéssiguiente, como la estación más cómoda para los Hermanos que debían llegar delejos. El señor de La Salle dio orden a todos los Hermanos directores de las casas delInstituto de estar en la de San Yon el día señalado, para hacer el retiro que debíapreceder a la elección. Cuando todos hubieron

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llegado, fue él quien abrió el retiro con un discurso de los más emotivos. Tuvocuidado de exponer en él las razones que había tenido al convocarlos; les manifestó loimportante que era para el bien general del Instituto que expresaran su voto para darleun sucesor que pudiera mantener la regularidad, la paz y la unión que reinaba entreellos, les exhortó a despojarse de todo prejuicio para escoger una persona digna deocupar un puesto que requería cualidades adecuadas para gobernar con mansedumbrey al mismo tiempo con firmeza; les dijo, en fin, que debían rezar mucho para alcanzarlas luces del Espíritu Santo, que debía presidir su elección.

(n. m.) Elección del Hermano Bartolomé

Durante los dos primeros días de retiro, reguló la forma en que se debía proceder aesta elección. El día señalado para realizarla, se reunieron, y se hizo la votación conpapeletas secretas, y el Hermano Bartolomé fue elegido por mayoría de votos. Elseñor de La Salle no había querido estar presente en la reunión, para dejar una enteralibertad. Se encargó a un Hermano

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que fuera a dar la noticia de la elección del Hermano Bartolomé. No parecióextrañado por esta elección y respondió: «Hacía ya tiempo que estaba elegido».

(n. m.) Se le conceden dos asistentes

Sin embargo, el Hermano Bartolomé, postrado en medio de la asamblea, gemía porsu incapacidad, y lograba con lágrimas que se tuviera consideración a su debilidad y alos pocos dones que tenía para llevar dignamente la carga que acababan de imponerle;que sentía su insuficiencia para suceder al señor de La Salle cuya experiencia y lucespara el gobierno del Instituto eran conocidas; que suplicaba a la asamblea que hicierauna nueva votación; y que le permitieran dispensarle de aceptar el honor que

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acababan de hacerle. Pero sus insistentes súplicas fueron inútiles. Le obligaron asometerse. Entonces pidió a la asamblea que le nombrasen dos asistentes quepudieran ayudarle con sus consejos. Pareció que su petición era razonable y se loconcedieron. En seguida todos se retiraron para continuar el retiro, al

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final del cual renovaron sus votos, el día de la Santísima Trinidad, en manos delnuevo Superior.

(n. m.) El señor de La Salle introduce algunos cambios en la Regla

Al día siguiente se volvieron a reunir para hacer algunas observaciones sobre losreglamentos, con el fin de añadir o quitar lo que pareciera necesario, con unarestricción, sin embargo, a saber: que no se decidiera nada que antes no hubiera tenidoel parecer del señor de La Salle, a cuyas luces se remitía todo lo que fuera establecido.Así, cuando todo estuvo examinado y discutido, le rogaron que diera él a todo laúltima mano. Prometió trabajar en ello y se dedicó efectivamente con muchaatención, de manera que en pocos días la Regla quedó redactada en la forma en queestá hoy, y fue enviada a todas las casas para ser en ellas observada de manerauniforme por todos los Hermanos del Instituto.

(n. m.) Su dependencia de las órdenes del nuevo Superior

Cuando el señor de La Salle se vio completamente descargado del cargo desuperior, sólo pensó en cumplir exactamente los deberes de un inferior. No se reservóninguna señal de distinción

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y no quiso otro privilegio de la libertad de que gozaba sino la sumisión y ladependencia. Se apegaba con escrupulosa exactitud incluso a las mínimas prácticas yrechazaba todas las demostraciones de deferencia que querían continuar [dándole]. ElHermano Bartolomé le insistió varias veces que permitiera a aquellos que siemprehabían confiado en él que se dirigieran a él como antes. Él no quiso nunca escucharlossino después de haber pedido permiso para ello. Incluso rechazaba leer cartasdirigidas a él antes de que hubieran sido llevadas al Hermano Superior. Al respondera ellas cuidaba de tener la precaución de decir que no debían dirigirse a él, que yaestaba, gracias a Dios, descargado de los asuntos del Instituto y que no le conveníamezclarse en ellos; que el poco tiempo que le quedaba de vida lo había tomado parapensar en la muerte, en las lágrimas y en la penitencia, y para no ocuparse más que desus propias necesidades.

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(n. m.) Rechaza los permisos generales

El Hermano Bartolomé, que conocía su delicadeza de conciencia sobre laobservancia de las Reglas, consideró que le satisfacía dándole un permiso generalpara hacer todo lo que creyera más útil y más perfecto. El señor de La Salle no quisousarlo, y quiso tener el mérito de la obediencia, y así no hacía nada sin un permisoexpreso. De ese modo vivió en dependencia hasta el fin de su vida, considerándosefeliz de poder practicar la obediencia que había profesado, y de la que deseaba darejemplo a los demás.

(n. m.) Deferencia del Hermano Superior a sus consejos

Sin embargo, por mucha exactitud que pusiera para evitar cualquier señal deconfianza que se tuviera en sus luces, no pudo impedir que el Hermano Bartolomérecurriera a él en todas las ocasiones en que lo consideraba necesario. No podíadecidirse a hacer nada importante sin haberle consultado antes, y seguía sus consejoscon la docilidad de un niño. Pero el señor de La Salle le hablaba también con elrespeto y la deferencia de un inferior, de manera que cuanto más buscaba éstehumillarse y

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quedarse en los límites de la modestia, más veneración y estima se ganaba. Estepiadoso entendimiento entre los dos jefes produjo una unión perfecta entre losmiembros del cuerpo, que sostuvo al Instituto en estado floreciente durante los dosaños que aún vivió el señor de La Salle, desde la elección del Hermano Bartolomé,que sólo le sobrevivió un año, lleno de virtud y de mérito, y llorado por todos cuantosle conocieron.

(n. m.) Sentimientos diversos sobre la dimisión del señor de La Salle

El rumor de la dimisión del señor de La Salle se extendió por París y por otroslugares, y dio lugar a nuevos comentarios sobre el paso dado. Los que estaban bieninformados de los motivos de este cambio le daban las justas alabanzas que merecía.Los otros lo tachaban de inconstancia y de disgusto. Los políticos pensaban que iba acausar la ruina del Instituto, que aún no estaba bien asentado. Decían que no sesoportaría nunca que un simple Hermano, sin carácter [sacerdotal], estuvieraencargado del gobierno de un cuerpo entero, que iba a recaer, por demasiadasprecauciones, en el inconveniente

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que había creído evitar, y que antes de su muerte tendría la tristeza de verse sometidoa un superior secular. En fin, quienes no eran amigos suyos publicaron que sudecisión era el efecto de una mala finura, por la cual buscaba hacerse notar y tener unnuevo relieve en el mundo.

576 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Le ayudan a mantenerse en la humildad

Todos estos razonamientos que parecían que eran para no ignorarle, no hicieronninguna impresión en su espíritu. Dios, que quería salvarle a través de lastribulaciones, había puesto en su corazón un fondo enorme de paciencia, que le fuemuy útil para superar con generosidad todas las dificultades que agitaron su vida.Siguió humillándose como el último de los Hermanos, eligiendo siempre el últimolugar en los ejercicios regulares, a los cuales asistía con tanta puntualidad como unnovicio.

Un día que el Hermano Director de la casa le envió uno para limpiar la habitación,no lo quiso admitir, y le envió diciendo que aquellas atenciones le inclinaban a creerque querían echarle de la casa.

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Era tan exacto observante de la Regla, que ni siquiera quería cambiar la hora decelebrar la misa sin permiso expreso. Iba a los recreos con los Hermanos, y en ellossólo hablaba si el que presidía se lo permitía, y en cuanto notaba que parecía quedeseaban tener con él alguna deferencia, se retiraba para evitarlo.

(n. m.) Quieren que vaya a París para aceptar un legado

De esta manera, el señor de La Salle, encerrado dentro de sí mismo, por decirlo así,sólo se ocupaba de su propia santificación. Despojado voluntariamente del rango desuperior, sólo se distinguía en la casa por su profunda humildad y su exactitudescrupulosa en practicar la Regla en todos sus puntos. Se hallaba gustando unatranquilidad perfecta a la sombra de la vida privada en la que se había encerrado, y seauguraba que nada podría turbarla, cuando le avisaron que una persona (el señorRogier) con quien había mantenido durante mucho tiempo una relación de piedad,pero que se había enfriado

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posteriormente, se consideraba deudor hacia él por una suma de dinero, y que en sutestamento le había dejado doscientas sesenta libras de renta, la cual podría disfrutardespués de la muerte de su criado. Y habiendo fallecido éste siete meses después,pidieron al señor de La Salle que se trasladase a París para dar cumplimiento de esteartículo del testamento y entrar en posesión de la renta que le estaba asignada.

(n. m.) Va allí [a París] por obediencia

Hubo mucha dificultad para convencerle de que interrumpiera su soledad por unasunto de puro interés [material]. «¿Cómo es posible que piensen —decía— en hacertestamentos en favor mío? ¿No saben que he renunciado a todos los bienes del mundoy que no se me permite tener nada como propio?». Sin embargo, el Hermano

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Bartolomé le comentó que era necesario que aceptase la donación, porque seríaempleada para el bien general del Instituto, y él obedeció y fue a París el 4 de octubrede este año (1717).

(n. m.) Se retira a Saint-Nicolas du Chardonnet; por qué

No quiso ir a la casa de los Hermanos para evitar todas las señales de respeto y desumisión que estaban dispuestos a tributarle,

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sino que fue a alojarse al seminario de Saint-Nicolas du Chardonnet, donde viviócomo un simple particular, oculto y desconocido. Siguió los ejercicios con suexactitud ordinaria. Es imposible no transcribir aquí el testimonio que rindió a suvirtud uno de los superiores de este seminario en una carta que escribió sobre esteasunto al Hermano Bartolomé. Sólo refiere en ella los hechos de los que fue testigo, yservirá al mismo tiempo como prueba a una parte de los que yo he referido en el cursode su vida. He aquí los términos de la carta.

(n. m.) Carta del superior de este seminario sobre la vida que llevó allí

«Hemos tenido el honor y el beneficio de tener a este santo sacerdote en nuestroseminario desde el 4 de octubre de 1717 hasta el 7 de marzo del año siguiente. Eltiempo ha sido corto, pero no ha sido necesario más para reconocer en él donesparticulares que Dios le había dado e incluso las gracias que él se aplicaba a ocultar alos hombres. Hemos notado en él, sobre todo, un celo y un fervor extraordinarios porsu propia perfección, una humildad profunda y gran

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amor a la mortificación y a la pobreza. Este celo por su propia perfección se mostrabaprimeramente en que, no contento con hallarse todos los días, sin faltar ni uno solo,en todos los ejercicios de piedad y de oración de la mañana, en las conferenciasespirituales y en los oficios divinos, etcétera, dedicaba regularmente cada día, segúnme confesó, dos horas y media a la meditación. En segundo lugar, también lo mostróen que quiso vivir en completa sujeción a los reglamentos del seminario; pues todoslos días era de los primeros en ir a todos los ejercicios, y para él no había ningúnartículo que no fuese importante.

No hubiera querido, no digo ya sólo salir a la ciudad, sino ni siquiera hablar conalgún extraño, sin pedir permiso. En vano le dije varias veces que en nuestra casadisponía de todos los permisos y que los puntos del reglamento no estaban hechospara él; pero resultó totalmente imposible hacerle usar tal dispensa. Su humildad nosha parecido también admirable, y era universal. No hacía nada sin consejo. El parecerde los otros siempre le parecía mejor que el suyo. En la conversación siempreescuchaba de buena gana, con preferencia a hablar él. No se le

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oyó nunca nada en su beneficio. Estaba lleno de horror y de desprecio por el aspectomundano que afectan algunos eclesiásticos en su exterior y en sus hábitos. Nada mássencillos que los suyos, que eran de la tela más ordinaria; todo lo demás de su exteriorrespondía a ello, y es por lo que he dicho que amaba la pobreza. Esta virtud ha brilladoaún más en la generosidad que tuvo de renunciar a todo y despojarse de todo, paraemprender y sostener la fundación de su comunidad, y en las precauciones que tomópara inspirar y perpetuar en los Hermanos que la forman un espíritu de sencillez y larenuncia a todo lo que no es absolutamente necesario a la vida y a su mantenimiento.Su mortificación, en fin, nos confundía y nos edificaba. Cuando entró en el seminario,no quiso, de ningún modo, aceptar una habitación con calor, y en lugar de calentarsecon los otros, al menos durante los recreos, prefería conversar, en las salas o en eljardín, con algunos seminaristas, para tener ocasión de inculcarles alguna santa

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máxima y el desapego de las cosas de la tierra. Y como su modestia, su aire recogido yla unción de sus conversaciones no dejaban duda de que él practicaba mucho más delo que decía, no se sabría ponderar el fruto que produjo en el seminario, etc.». He ahíun retrato breve, pero fiel, de las virtudes que el señor de La Salle practicaba, y delbuen olor que difundían donde quiera que la Providencia lo condujera. Vivía en esteseminario en tan estricto retiro, que las personas que le conocían difícilmenteencontraban un momento para hablarle. Ni siquiera a los Hermanos del Instituto lespermitía ir a verle. Sólo el Hermano Superior tenía este privilegio, pero usó de él raravez y con precaución.

(n. m.) Rehúsa firmar el acta de donación; sus razones

Como había ido a París para terminar el asunto del testamento del que he hablado,fue a encontrar al notario encargado de entregarle el legado. Se redactó el acta, en lacual se le calificaba de Superior de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. El señorde La Salle dijo al notario que ya no lo era y que no firmaría nada si no se eliminabaeste título. El notario

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le respondió que ese asunto no tenía importancia, pero que era preciso que la entregaque tenía que hacerle llegar estuviera redactada en los mismos términos queaparecían en el testamento, para que él pudiera dar fe. El señor de La Salle insistió confuerza, y dijo que no consentiría que se le honrase con un título que ya no tenía. Ycomo el notario no quería renunciar a su pretensión, el señor de La Salle se retiró sinterminar nada. Así se pasaron tres meses, sin lograr que su humildad se aviniera aello. En fin, el notario, edificado por su modestia, consintió en quitar la palabraSuperior, y el señor de La Salle aceptó la donación.

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(n. m.) Entrega la donación a los Hermanos y quiere permanecer en París

En cuanto el asunto quedó terminado, pidió al Hermano Bartolomé que fuera aParís. A su llegada, puso en sus manos el dinero de la donación, y le entregó un actapor la cual cedía todos sus derechos y poderes en favor de los Hermanos del Instituto.Los de la casa de París pidieron al Hermano Bartolomé que sondeara con tacto lasdisposiciones del señor de La Salle respecto de haber escogido el seminario deSaint-Nicolas du Chardonnet

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con preferencia a su casa. Temían que hubiera resuelto retirarse del todo del cuerpo[del Instituto] y abandonarlos. El temor no carecía de fundamento, pues cuando elHermano Bartolomé quiso penetrar en sus intenciones, le respondió que encontrabatanta atracción por permanecer en el seminario, donde gozaba de gran tranquilidad ydonde encontraba todos los medios de pensar en su salvación, que tendría muchopesar por dejarlo. El Hermano hizo todo lo posible para lograr que volviera a SanYon, donde su presencia era necesaria para sostener el fervor de los novicios. Le rogóque recordara la promesa que había hecho al dejar el cargo de superior, quecontinuaría dispuesto a ayudar con sus consejos a quienes siguieran confiando en él, yque sería faltar a su palabra si abandonaba el Instituto de aquel modo. El señor de LaSalle respondió que, efectivamente, la razón que le daba era un motivo paramantenerle alejado de su regreso; que era tiempo, más que nunca, de que renunciara acualquier otro asunto, para ocuparse únicamente de su salvación. El HermanoBartolomé, que ya desesperaba de poder

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vencer su repugnancia, acudió a la mediación de varias personas que teníaninfluencia en su espíritu. Los mismos superiores del seminario se dedicaron con celoa convencerle, y le comprometieron, por motivos de conciencia, a que acatara losdeseos de los Hermanos, de manera que consintió en hacer, por obediencia, lo quetanto repugnaba a su humildad. Así, pues, partió con el Hermano Bartolomé, despuésde haber dado a los Hermanos de París el consuelo de haberle acogido durante un día.

(n. m.) Regresa a San Yon

Los Hermanos de la comunidad de San Yon se alegraron muchísimo al ver denuevo entre ellos a aquel que creían perdido para el Instituto desde hacía seis meses.Su regreso fue una muestra clara de la Providencia, pues apenas llegado a Ruán, losherederos de la señora de Louvois pusieron en venta la casa de San Yon. Nuevadificultad para los Hermanos, que no tenían fondos suficientes para comprarla, y sinellos se veían a punto de tener que cambiar de casa. Felizmente se dirigieron al señorde La Salle, que les sacó de la preocupación. Les

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dijo, con su confianza habitual, que Dios no les abandonaría y que pensaran encomprar la casa. Al principio la propuesta les sorprendió, pero después de reflexionarcreyeron que el señor de La Salle, si hablaba con tanta seguridad, era porque teníaen vista algunos recursos. Pero no tenía otros que la riqueza inagotable de laProvidencia, que nunca les había faltado en la necesidad. Puso su confianza en ella detal manera que, sin tener que hacer demasiadas gestiones, encontró el dineronecesario en los donativos de varias personas.

(n. m.) Compra San Yon

Sobre esta base, fueron a hacer propuestas al abate de Louvois, que era el ejecutortestamentario de su madre. Le encontraron muy dispuesto a complacer al señor de LaSalle, a quien conocía particularmente, y tenía un elevado concepto de su mérito. Porconsideración a él prometió favorecer a los Hermanos, dándoles la preferencia, ytasar la casa en un precio módico, para darles más facilidades para adquirirla. Esteasunto duró dos meses, al cabo de los

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cuales fue terminado para provecho del Instituto, y fue puesto a nombre de dosHermanos.

El señor de La Salle, que era el elemento central de este asunto, y que tenía en élla parte más importante, no quiso aparecer para nada, pues había decidido evitarcuidadosamente todo cuanto pudiera llevarle a relacionarse con el exterior, bajocualquier pretexto que fuera.

(n. m.) Aparta a los Hermanos de la confianza que tienen en él

Durante todo el resto del año, se aplicó principalmente a tratar de que losHermanos se fueran alejando de la confianza que tenían en él. Les hablaba sin cesarde la cercanía de su muerte, y les decía que debían acostumbrarse a pasarse sin él,porque estaba persuadido de que apenas le quedaba tiempo de vida. No tardaronmucho en comprobar los tristes efectos de sus predicciones.

(n. m.) 1719: el reuma vuelve a atacarle

Ya hice notar que desde hacía años el señor de La Salle estaba muy afectado por unreuma que le hacía sufrir en todos sus miembros. También fue atacado por este mal elúltimo año de vida, sin que fuera posible lograr que moderase sus austeridades y quepusiera cierta mitigación a los ejercicios ordinarios. Su fervor parecía aumentar enproporción a sus enfermedades.

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Incluso la gente apenas se daba cuenta de que sufría, pues estaba muy atento paraocultar a los Hermanos el conocimiento de su mal, y por muy agudo que fuera, queríamostrarse con un rostro alegre y tranquilo. Con todo, se notó que sus fuerzasdisminuían y que no tenía la misma facilidad para actuar que antes. Estaincomodidad, unida al asma que venía sufriendo desde hacía tiempo, le llevó a unestado de importante debilitamiento.

(n. m.) Se le insiste para que tome algún tipo de alivio

Hacia el comienzo de la cuaresma el asma aumentó y le causaba como unaopresión que le fatigaba mucho. Pero eso no le impidió ayunar con la misma exactitudque si gozase de perfecta salud. Los Hermanos le rogaron que permitiera que se ledieran algunas mitigaciones. No quiso aceptar ninguna y les dijo que la víctimaestaba preparada para ser inmolada, y que era necesario trabajar en purificarla parahacerla agradable a Dios. El Hermano Bartolomé volvió de París, donde habíaconcluido el asunto de la adquisición de la casa de San Yon. Los Hermanos,persuadidos de que tendría mayor ascendencia ante el señor de La Salle, le rogaronque le pidiera que se dejase aliviar, pero

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el señor de La Salle le dijo que él conocía mejor que nadie la necesidad que tenía desufrir para expiar sus pecados, y que le permitiera no obedecerle en esta ocasión. Enfin, tuvieron que recurrir a su confesor, que le prohibió expresamente que continuarala cuaresma. Entonces sí se sometió y aceptó los alivios que se le ofrecían.

(n. m.) Se le dan remedios que no le alivian

Algunos días después, le sobrevino un fuerte dolor de cabeza y una especie deopresión en un costado que acabaron por abatirle y no le permitían ningún descanso.No tenía ningún reposo ni encontraba una posición que le aliviara. Se llamó almédico, que estudió la enfermedad y juzgó que era mortal. El señor de la Salle recibióesta noticia con aire gozoso y tranquilo, señalando, con san Pablo, el ardiente deseoque tenía de dejar la tierra para ir a reunirse con Jesucristo, su divino Maestro. Sinembargo, trataron de administrarle todos los remedios apropiados para suavizar susdolores. Él tomaba todos los que se le presentaban, a pesar de su desgana y surepugnancia.

Los remedios resultaron inútiles y el mal aumentaba. Entonces dijo al médico queél no le podría curar, que su hora se aproximaba y que era necesario recurrir al Médicosoberano, el único que sabía lo que le

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convenía.

582 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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(n. m.) Sus sentimientos en los sufrimientos

A pesar de la violencia de los dolores que le acuciaban, no había interrumpido lacostumbre que tenía de decir la misa cada día. Pero las fuerzas disminuyeron tanrepentinamente que se vio forzado a guardar cama. A medida que sentía que sedebilitaba, sus manifestaciones de alegría aumentaban. La paz y la tranquilidad de sualma se reflejaban en su rostro. «Espero —decía— que muy pronto seré liberado de lacautividad de Egipto y que seré introducido en la verdadera tierra prometida».

(n. m.) Celebra la misa, como por milagro, el día de San José

Sin embargo, se acercaba el día de San José. Siempre había mantenido una tiernadevoción hacia este santo protector de su Instituto y deseaba ardientemente que Diosle diese fuerzas el día de su fiesta para celebrar los santos misterios. Humanamentehablando, no debía hacerse la ilusión de obtener este favor, pues la misma víspera dela fiesta estaba tan débil que le resultaba imposible, no sólo caminar, sino inclusotenerse de pie, y ni siquiera leer el breviario. Con todo, hacia las diez de la noche lepareció que sus dolores disminuían y que tenía más fuerzas. Se imaginó que era unsueño

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y tuvo la precaución de no hablar de ello. Y quedó muy extrañado al día siguientecuando se sintió, efectivamente, en estado de poderse levantar para celebrar la misa.Con acciones de gracias aprovechó este último favor, y la celebró con tanto fervor yrecogimiento que los Hermanos se convencieron de que Dios había escuchado suoración y que le había devuelto la salud por intercesión de San José. Todos seapresuraron a mostrarle su alegría, pero después de haber dado en particular a cadauno, cuyas necesidades conocía, los saludables consejos que le convenían, cayó en suprimera debilidad, y desde este momento se comenzó a temer por su vida.

(n. m.) Recibe los últimos sacramentos

Se avisó al señor párroco de San Severo, en cuya parroquia está ubicada la casa deSan Yon, del peligro en que estaba el señor de La Salle. Acudió en seguida a verle y leexpresó su pena por encontrarle tan cerca de su fin. Le habló con palabras edificantesy le exhortó a que avivara sus sentimientos de piedad, para disponerse a presentarseante Dios. «Ya he pensado en ello, señor —le dijo el señor de La Salle—, y estoyconvencido de que mi hora se aproxima. Mi suerte está en sus manos, que se cumplasu voluntad».

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Efectivamente, desde este momento hasta su muerte, sólo se ocupó de sí mismo.Pidió el santo viático con una urgencia que sorprendió, y tanto más que no se creíaque estuviera aún cerca de su fin. Empleó toda la noche en prepararse a recibirlo, y

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por la mañana indicó que se dispusiera todo lo necesario para hacerlo dignamente.Luego hizo que le revistieran con el roquete y la estola, y de este modo esperó lallegada de su divino Esposo. Cuando supo que estaba para llegar, sintió vergüenza derecibirle en la cama, y pidió que le levantaran y le pusieran en una silla. Pero cuandoel señor párroco entró en la habitación, reanimó las pocas fuerzas que le quedaban yse arrodilló para adorar a su divino Maestro. Los asistentes quedaron sorprendidos deque se fuera a administrar los últimos sacramentos a una persona que les parecía queestaba aún en plenas fuerzas. Juzgaban por las apariencias y no penetraban la causaque le fortalecía en ese momento.

(n. m.) Se le administra la extrema unción

Al día siguiente, Jueves Santo, pidió la extrema unción, que recibió con la mismalucidez de espíritu, y respondió a todas las oraciones que se decían por él.

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Cuando la ceremonia terminó, quedó en profundo silencio por espacio de siete horas,ocupado únicamente en la gracia que acababa de recibir, y pidió que no se leinterrumpiera. Luego concedió el consuelo de responder a sus queridos hijos y acuantos habían acudido para ser testigos de su bienaventurado fin. Habló a todos consentimientos tan nobles y elevados que era fácil adivinar lo que ocurría dentro de sucorazón. A los Hermanos les recomendó la caridad y la unión, la fidelidad a suvocación, y les dio las últimas muestras de su afecto. Un seglar que estaba presente lerogó que le dijera algo para su propia santificación. Le respondió: «Sólo a usted lecorresponde salvarse, pues Dios le colma de gracias, pero no las aprovecha. No vahacia Él como debería hacerlo. Está enterrando los talentos que Él le ha dado». Estapersona se sorprendió mucho por este reproche, y confesó que en ello había algo deextraordinario, y que era necesario que Dios le hubiese dado a conocer lo que estabaocurriendo en su interior.

(n. m.) Declara a los Hermanos sus últimos sentimientos

Con todo, los Hermanos, emocionados por la pérdida que iban a sufrir, seesmeraban por recoger sus últimos sentimientos. Él no les mostraba ningunadebilidad, y no

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cesaba de instruirlos y de darles saludables consejos sobre sus propias necesidades.He aquí, en fin, el precioso depósito que les dejó al morir, como última muestra de suternura: «Encomiendo a Dios mi alma, y luego a todos los Hermanos de las EscuelasCristianas, a los cuales me ha unido. Les recomiendo que tengan una gran devoción aNuestro Señor, que amen mucho la sagrada comunión y el santo ejercicio de laoración; que tengan también devoción particular a la Santísima Virgen y a San José,

584 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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patrono y protector de la Sociedad; que cumplan su empleo con celo y sumodesinterés; que tengan obediencia ciega a sus superiores, que es el fundamento y elsostén de toda perfección de una comunidad». Al pronunciar estas palabras, su voz sedebilitaba insensiblemente, y se pensó que iba a entrar en agonía. Entonces elHermano Bartolomé se puso de rodillas con la Comunidad, y le pidió su bendición,para ella y para todos los miembros del Instituto. Tuvo dificultad para vencer en estosu modestia.

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Pero sobre la petición que le hizo el Hermano, levantó los ojos y las manos al cielo ydijo: «Que el Señor os bendiga a todos».

(n. m.) Recobra el conocimiento y exhorta de nuevo a los Hermanos

Hacia la tarde comenzó a perder el conocimiento. Lo notaron porque sus palabrasno tenían continuación. Se recitaron las preces por los agonizantes, y poco despuésvolvió en sí. Aprovechando los últimos momentos que Dios le concedía, habló unavez más a sus queridos hijos, y les dijo: «Si queréis perseverar y morir en vuestroestado, no tengáis relación con las personas del mundo, pues poco a poco tomaréisgusto a sus formas de actuar y os aficionaréis a su modo de hablar, que por cortesía nopodréis por menos que aplaudir sus razonamientos, aunque muy perniciosos, lo queserá causa de que caigáis en la infidelidad, y al no ser fieles a la observancia de lasReglas, os disgustaréis de vuestro estado, y al final, lo abandonaréis». No pudo decirmás, porque le sobrevino un sudor frío, que le privó del uso de la palabra. Entró enuna dura agonía, que duró desde media noche hasta las dos, después de lo cual

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recobró un poco el conocimiento, y se le ayudó a implorar la asistencia de laSantísima Virgen con la oración de la Iglesia que tenía costumbre de dirigirla todoslos días al final de la jornada: «Maria mater gratiae», etc. El Hermano Bartolomé, queno le dejaba, le preguntó si aceptaba con sumisión los males con que Dios probaba supaciencia. Él respondió con voz mortecina: «Sí, adoro en todo la voluntad de Diospara conmigo». Éstas fueron las últimas palabras que pronunció, pues a las dos ymedia entró de nuevo en agonía, que duró hasta las cuatro.

(n. m.) Su muerte

A pesar de las agitaciones que le causaba [la agonía], se notaba en su rostro un airetranquilo y seguro. En fin, hacia las cuatro hizo un esfuerzo como para saludar e ir alencuentro de alguien. Juntó las manos, las elevó al cielo, y expiró. Murió así, en la pazdel Señor, el 7 de abril de 1719, día de Viernes Santo, a la edad de sesenta y ochoaños.

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(n. m.) Su retrato

Tal fue el final de este santo sacerdote, que

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Dios había suscitado en los últimos tiempos para trabajar en la instrucción de lajuventud. A ella consagró toda su vida y dejó a los Hermanos de las EscuelasCristianas y a cuantos le conocieron señales ciertas de su celo y de todas las virtudesque corresponden a un eclesiástico. Prefirió un estado pobre y penitente, a todas lascomodidades que podía legítimamente disfrutar en el mundo. Trabajó con celo,siempre igual, en procurar el bien en todas partes donde la caridad y la Providencia loconducían. Las contradicciones y los obstáculos que agitaron su vida no alteraron ennada la paz de su alma; Dios derramó sus bendiciones sobre sus trabajos y lo hizotriunfar sobre sus enemigos con las únicas armas de su paciencia y su moderación. Sugran confianza en Él fue su más sólido apoyo y no frustró sus esperanzas. Susausteridades habían amortiguado tanto sus pasiones que parecía no tener ningunadominante.

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Su rostro era sereno y simpático, algo oscuro por sus largos viajes; de modalessencillos, pero educados y sin afectación; inteligencia viva y penetrante. Dios le habíadado un talento particular para conquistar a los pecadores más endurecidos, y nuncaemprendía su conversión sin lograrlo. Su corazón era tierno, generoso y sincero.

(n. m.) Continuación del tema

Su estatura era más que mediana; cuerpo bien proporcionado, delicado en unprincipio y fuerte después, con la edad. Tenía la cabeza inclinada ligeramente haciaadelante, frente ancha, nariz grande y bien perfilada, pero no aquilina; ojos vivos yazules; cabellos castaños y rizados en su juventud, luego grises y blancos con losaños, que lo hacían venerable. Su voz era fuerte y clara. De talante firme e intrépido,tomaba sus decisiones con reflexión y las mantenía cuando las creía conformes con lavoluntad de Dios; siempre estaba dispuesto a emprender las cosas más difíciles por sugloria. He ahí el retrato, al natural, del señor Juan Bautista de La Salle, sacerdote,doctor, antiguo

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canónigo de la catedral de Reims y fundador de los Hermanos de las EscuelasCristianas.

(n. m.) Se piden con insistencia partes de sus despojos

La noticia de su muerte se extendió por la ciudad de Ruán, y muchos acudieronpara ver a este santo sacerdote que se había ganado la estima y la veneración de

586 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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mucha gente durante su vida. Hubo mucha dificultad para contentar a aquellos quedeseaban tener alguna cosa de sus preciosos despojos. Como era muy pobre, noposeía nada de lo que puede contentar la codicia y el amor propio. Un crucifijo, unNuevo Testamento, una Imitación de Cristo y un rosario eran todas sus riquezas. Sedistribuyeron entre la gente. Por lo demás, los que no pudieron tener otra cosa, secontentaron con algunos trozos de sus hábitos, que conservaron como prenda de susantidad.

(n. m.) Su entierro

Su rostro aparecía tan hermoso y tan sereno después de su muerte como lo eradurante su vida. Se le revistió con sus hábitos sacerdotes y, de esa forma, se le expusoen la capilla de la Casa a la devoción del público hasta el sábado santo por la tarde.

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Ese mismo día fue llevado, sin pompa, a la iglesia parroquial de San Severo yenterrado en la capilla de Santa Susana, en presencia de numerosas personas queasistieron a sus funerales. Sobre su tumba se puso el siguiente epitafio:

(n. m.) Su epitafio

D. O. M.

Hic expectat resurrectionem vitae venerabilis Joannes Baptista de La Salle, Rhemus,

Presbiter, Doctor Theologus, Canonicus Ecclesiae Metropolitanae Rhemensis,

Institutor Fratrum Scholae Christianae. Obiit sexta Parasceves annum agens LXVIII

die septima Aprilis anno M.V.C.C.X.I.X in aedibus Fratrum Sancti Yonis huiusce

Parochiae. Det illi Dominus invenire requiem in illa die.

Numerosas personas de todos los niveles se apresuraron a rendir a su memoriatodos los honores que él había evitado con tanto cuidado durante su vida. Asírecompensa Dios, desde este mundo, a quienes le han sido fieles hasta la muerte. Vita

ejus si in probatione fuerit coronabitur (Tob 3, 21).

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(n. m.) 1720: muerte del Hermano Bartolomé;el Hermano Timoteo, su sucesor

El Hermano Bartolomé era Superior General del Instituto a la muerte del señor deLa Salle, pero sólo le sobrevivió catorce meses, pues murió en el mes de junio del añosiguiente, llorado por todos los Hermanos, que le miraban como digno sucesor delseñor de La Salle, que le había formado bajo su mirada. Los dos asistentes escribieronuna carta circular sobre la pérdida que acababa de ocurrir, y convocaron unaasamblea general en San Yon para el día de la Asunción del mismo año, en la que elHermano Timoteo, director de la casa de Aviñón, fue elegido Superior General por

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unanimidad. Con esta elección confirmaron el consejo del Hermano Bartolomé, quelo había señalado como el que creía más apto para sucederle. Hubo dificultad paraque se decidiera a aceptar el cargo. Pero al final se sometió por obediencia.

(n. m.) Solicita las letras patentes y las obtiene

Desde que se vio encargado del gobierno general del Instituto, se dedicó a

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procurarle una situación fija y estable. La primera cosa que emprendió fue asegurarpara el Instituto la casa de San Yon, que había sido adquirida a nombre de dosHermanos, uno de los cuales había fallecido y el otro era de edad avanzada. No sepodía hacer donación ni venta al Instituto, que no tenía derecho de adquirir en sunombre mientras no contase con las letras patentes que confirmasen suestablecimiento. El Hermano Timoteo se apoyó en la ayuda del señor de Pontcarré,Primer Presidente del Parlamento de Ruán, pero a pesar de su protección y buenasgestiones, no pudo impedir que el asunto se demorase. Encontró oposición en elConsejo de Regencia durante la minoría de edad del rey Luis XV. El señor de LaVergne de Tressant, a la sazón arzobispo de Ruán, logró superarla después de lamuerte del señor Duque de Orleans, Regente del reino (1724). Las letras patentesfueron firmadas el 28 de septiembre de 1724 y expedidas a principios del añosiguiente. Sin tardanza fueron registradas en el Parlamento

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y en la Cámara de Cuentas de Ruán, donde no se tuvieron en cuenta los motivos deoposición del señor párroco de San Severo, que sufría a disgusto que la casa de SanYon se sustrajera a la jurisdicción de su parroquia. Sin embargo logró, con susolicitud y con la de sus amigos, que se pusieran algunas restricciones en el registro,que podían perjudicar a los intereses del Instituto. Pero más tarde fueron anuladas poruna disposición del Consejo privado del rey.

(n. m.) Obtiene las Bulas de Roma

El Hermano Timoteo mandó solicitar, al mismo tiempo, a Roma la obtención de lasBulas del Papa, en virtud de las cuales el Instituto fuese erigido como cuerporeligioso, y aunque las tentativas que se habían hecho en diversos momentos, en vidadel señor de La Salle, no tuvieron éxito, no se desanimó. Primero se sirvió de unHermano de las Escuelas, que había estado al servicio del príncipe de Soubisse, padredel cardenal de Rohan. Este Hermano, que no carecía de recursos, se presentó alcardenal, que le recibió favorablemente, en consideración a que había estado en lacasa de su padre, el Duque. El Hermano

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588 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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aprovechó hábilmente la elección que el rey acababa de hacer del señor cardenalcomo ministro suyo en Roma, para lograr que los Hermanos le presentasen unproyecto razonado por el cual rogarían a su Eminencia que les sirviera de mediadorante el Papa, para obtener las Bulas que confirmasen a su Instituto. El señor Vivant,que debía acompañar al señor cardenal en el viaje, se encargó de apoyar su peticiónante su Eminencia, y se ofreció a ser su solicitante en Roma. Pero independientementede su buena voluntad, el asunto se prolongó por mucho tiempo, y sólo cuatro añosdespués (1725), al comienzo de 1725, el señor abate de Tencin, ya nombradocardenal, retomó la negociación después de haber recibido nuevas instrucciones de laCorte de Francia, y consiguió, de la bondad del papa Benedicto XIII, las Bulas, haciafinales del mes de enero.

El Hermano Timoteo se apresuró a hacerlas presentar ante el Consejo del Rey.Todavía se encontraron algunas dificultades, pero al fin, las Letras fueron

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expedidas y selladas, y luego registradas en el Parlamento de Ruán, en el transcursodel mismo año.

(n. m.) Los Hermanos del Instituto se reúnen en San Yonpara pronunciar los tres votos

En el mes de agosto siguiente, los Hermanos del Instituto se reunieron en San Yonen número de treinta y dos, tanto directores como veteranos, convocadosexpresamente para recibir esta Bula con respeto. Fue leída y aclamada con todas lasceremonias acostumbradas, en presencia del Santísimo Sacramento. Después de esto,los Hermanos hicieron tres días de retiro y escogieron la fiesta de la Asunción de laSantísima Virgen para pronunciar los tres votos que son comunes, actualmente, conlas otras órdenes de religiosos aprobadas por la Santa Sede.

(n. m.) Manda construir la iglesia de San Yon y una pequeña criptapara trasladar a ella al señor de La Salle

Sin embargo, el Hermano Timoteo, no contento con haber obtenido con su buenhacer la Bula y las letras patentes que los Hermanos del Instituto solicitaban desdehacía tantos años, pensaba también en el medio de lograr que volviera a la casa de SanYon el cuerpo del señor de La Salle, su fundador, que había sido inhumado en laiglesia de San Severo. Los Hermanos habían visto con pena que se llevaran esteprecioso depósito,

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pero se había alegado, como razón, la precariedad de su capilla, donde no había sidoposible depositarlo con la decencia debida a su memoria. A pesar de los pocosingresos de la casa, el Hermano Timoteo emprendió el trabajo de hacer construir una

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capilla nueva, más grande y más espaciosa. Mandó preparar en ella una cavidad conla esperanza de trasladar a ella el cuerpo del señor de La Salle, y después de un trabajoconstante de quince años, dispuso todo para la ceremonia de este traslado.

(n. m.) Dificultades del cura de la parroquia para entregar el cuerpo;el traslado

Los Hermanos tuvieron cuidado, primero, de proveerse de los permisosrequeridos, que les fueron concedidos por el señor arzobispo de Ruán. Luegoacudieron a la intervención del señor de Pontcarré, Primer Presidente, que tuvo a bieninterponer su autoridad para disponer al señor párroco de San Severo a que accedieraal deseo que tenían de exhumar el cuerpo de la tumba en que había sido depositado, ensu iglesia, para llevarlo al lugar que habían dispuesto en la suya. Los parroquianos, deacuerdo con él, ponían alguna dificultad, pero al final accedieron a la petición

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que les hacían desde diversas instancias, a las que no se atrevían a poner mayorresistencia.

(n. m.) 1734: exhumación del cuerpo por el Vicario general de Ruán

Fue el 16 de julio de 1734. El señor Bridel, Arcediano y Vicario general de Ruán,acudió a la iglesia de San Severo para hacer la exhumación, acompañado de otrosVicarios, del párroco y de buen número de canónigos. Se abrió la tumba, se abriótambién la caja en presencia del señor de Pontcarré de Vierne, hermano del PrimerPresidente, de los señores Marqueses de Cani, del Conde de Enneval, etc., demédicos, quirurgos y notarios, que habían sido llamados para certificar el acta.También se encontraban allí muchos miembros de todas las órdenes de la ciudad y unpueblo numeroso, que habían acudido para satisfacer su devoción. Se encontrarontodos los huesos colocados en su situación natural, las carnes y los hábitossacerdotales con los que había sido revestido se habían consumido por completo. Elcuerpo fue colocado en una caja de plomo, recubierta de otra de madera de roble, yambas fueron selladas y cerradas en presencia

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de los notarios que levantaron acta e hicieron firmar a los Vicarios y testigos.

(n. m.) Ceremonia de traslado del cuerpo,desde la parroquia a la iglesia de San Yon

Se había invitado a la ceremonia a numerosos eclesiásticos, y estuvieron presentesen número de más de trescientos. El cuerpo fue levantado por las personas másimportantes, y llevado procesionalmente a la iglesia de San Yon mientras se cantaban

590 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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salmos. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en número de ochenta, todos conun cirio en la mano, fueron por delante, para recibir al clero y el cuerpo de su santofundador. Mientras se terminaban las preces, el señor Vicario general bendijo lacavidad, y en ella se encerró este precioso tesoro, por el cual suspiraban los Hermanosdesde hacía quince años con tanta solicitud y con tanto celo. Así se cumplió lapredicción del señor de La Salle, que poco antes de su muerte, les había aseguradoque Dios visitaría la casa de San Yon y que llegaría a ser floreciente. Todos los días seven los efectos por la concurrencia de gente que acude a su tumba desde que fuetrasladado de San Severo a esta iglesia. Deus visitabit vos. Asportate ossa mea de

loco isto (Gn 50, 25).

FIN

(faltan las pp. <310>-<312>)

<313>

(n. m.) Nota sobre los dos documentos que siguen

A continuación de la Vida del señor de La Salle, añado dos elogios fúnebres que,realmente, no tienen relación directa, pero que, sin embargo, no serán consideradoscompletamente fuera de lugar, ya que servirán para darnos una idea sucinta de lapiedad de dos personas que eran parientes próximos suyos.

El primer documento es una prosa compuesta en estilo lapidario que yo habíacompuesto a petición de los señores magistrados de la ciudad de Chauny, en Picardía,para ser grabada en la tumba del señor José de La Salle, canónigo regular de laCongregación de Santa Genoveva, fallecido como párroco de San Martín,

<314>

en dicha ciudad, llorado de todos sus feligreses. Era hermano del señor de La Salle,fundador de las Escuelas Cristianas.

La segunda es una carta de un religioso benedictino de la Congregación de SanMauro, que escribió a uno de sus amigos, sobre la muerte del señor Juan FranciscoMaillefer, canónigo de San Sinforiano de Reims, fallecido en olor de santidad. Erasobrino, por parte de su madre, del señor de La Salle, fundador de las EscuelasCristianas.

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Epitafio

Del Padre José de La Salle,Canónigo Regular de Santa Genoveva,

fallecido como párroco de Chauny, el 29 de marzode 1723.

D. O. M.

Sub hoc lapide sepultus, jacet

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Vir religiosissimus D. D.Jacobus Josephus de La Salle

In utroque jure licenciatusApud Remos natalibus claris ex veteri prosapia ortus

A vitae virtutis pie aemulusEx ephebis adolescens strictioris observantiae in Gallia

Canonicis Regularibus nomen deditQua inter fratres doctrina fuit imbutus,

Hanc ipsis largiter refudit * (*Enseñó filosofíaNon ingratus y teología en Blois)

Tum Blesis Sancti Martini Pastor institutus

Muneri totus incubuit,Rector sollicitus.

Innatae sibi eloquentiae stimulis oves sibi creditasVirtuti addixist.

Verbi Dei praeco facundus.Infirmas sanitati restituit,

Dejectas roboravit,

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Miscens temporibus temporaModerator sagacissimus

Dum huic operi duo supra viginti annos animum applicatSermone, vita, moribusHomo vere Apostolicus,

Sancti Martini * Calniacensis iterum (* Chauny)Pastor efficitur

Ecclesiae regendae onus tremendum vocatus subitUt Blesis, sic Calniaci Ecclesiae et veritati militat

Generosus athleta.Paupertatem quam Deo voverat reddidit.

Pauperibus quod supererat erogavitPaupertatis cultor

592 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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Verum heu !Dum ultimo suo muneri novennario labore insudat

Oppressus pondere diei et aestusOnus cum vita posuit.

<317>

IV. KAL. Aprilis AnnoM. D. C. C. XXIII

Lugete cives et orate.Ut in aeternum vivat

etRequiescat in pace

Avunculo suo merens ponebat ex sorore nepos.Asceta Benedictinus a Congregatione Sancti Mauri F.F.E.M.

Este epitafio resultó ser demasiado extenso para poderse grabar en la tumba que sedebía poner sobre la fosa del señor [José] de La Salle. Los feligreses pidieron alPrincipal del colegio de Chauny que lo abreviara, y he aquí el que lo reemplazó y sepuso en el sepulcro.

Sub hoc lapide jacet vir religiosissimusJacobus Josephus de La Salle

Apud Remos claris ortus natalibusCongregationis Gallicanae Canonicus Regularis

Post annos duo de viginti labores

<318>

Hujus Ecclesiae per novennium RectorDoctrina, verbo exemplis, instantia quotidiana

Oves pascensOppressus pondere diei et aestus

Erogatis quod supererat in pauperes facultatibusOnus cum vita posuit.

IV. KAL. Aprilis anno R.S. M.D.CCXX.III.Aetatis LXIV.

Lugete cives et orate.

Carta de Dom Jean Daret, Benedictino de la Congregación de San Mauro, quecontiene, abreviado, el elogio fúnebre del señor Juan Francisco Maillefer, sacerdote,doctor en teología y canónigo de San Sinforiano de Reims, fallecido el 21 de octubrede 1723, a la edad de 42 años.

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 593

Page 594: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

«Señor, mi querido amigo. Cuando su última me ha llegado, ya conocía la muertedel señor Maillefer, sacerdote, doctor y

<319>

canónigo de San Sinforiano de Reims, nuestro común amigo. Dom Simon Maillefer,su hermano, me lo había enviado, y yo mismo pensaba comunicárselo a usted.

Hace más de veinte años que comencé a conocerle y que estuve unido en amistadcon él. Nacido de una familia de las más distinguidas de la ciudad de Reims, tanto porparte del padre como por parte de la madre, y nacido de padres de reconocida bondad,mamó la piedad con la leche. Desde sus más tiernos años, caminó constantemente porla vía de los mandamientos de Dios, y a medida que avanzaba en edad, hacía nuevosprogresos en la virtud. Pero sobre todo, desde que fue honrado con el sacerdocio deJesucristo, como si hubiera sido transformado en otro hombre por la gracia de laordenación, olvidando lo que había sido hasta entonces, sólo pensaba, todos los días,en llegar a ser cada vez más, más santo.

Provisto con la dignidad de canónigo sin haberlo buscado, asistía a todas lasoraciones públicas con asiduidad ejemplar. Soportaba con alegría

<320>

toda la molestia, y los pobres recibían todo el provecho. Digno ministro delsacramento de la penitencia, ¡qué frutos no consiguió en el sagrado tribunal, tratandoa los pecadores según las santas reglas que había aprendido en la Iglesia católica!Plugo a Dios que pudiera conservar siempre el poder de confesar. (Le retiró las

licencias el señor Francisco de Mailly, arzobispo, que se lo notificó por medio de un

ordenanza). Además, en su iglesia prestaba todos los demás servicios que podían seratendidos por un sacerdote celoso, que no sabe negarse a nada.

Las penosas funciones de su ministerio no le impedían castigar con ayunos,abstinencias y otros inocentes rigores su carne, que no tenía otro pecado que el de suorigen, persuadido como estaba de que la penitencia es la que conserva la inocenciabautismal, de igual modo que es quien la repara. Era también un ángel de pureza. Estavirtud consagraba y divinizaba todo su exterior, y se puede decir de él lo que leemosdel gran san Martín en el oficio de su fiesta, cuya octava celebramos: Corpore quidem

virgineo, blandum habebat eloquium, gratus

<321>

erat moribus, intenta mente caelo suspensus.

Su aplicación a Dios no hacía que su caridad hacia el prójimo fuera menos atenta nimenos activa. ¿Quién podría contar todas las ayudas que procuró a quienes sehallaban en necesidad? Sus limosnas quedaban encerradas en el seno del pobre, y lasocultaba incluso a sus prójimos; las ocultaba a sus propios ojos, y su mano izquierdano sabía lo que hacía su derecha.

594 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 595: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Sólo faltaba a su virtud ser probada con la persecución. También estuvo expuesto aella, pero sólo sirvió para darle mayor brillo. El retiro le puso a cubierto de los rayosque inútilmente fueron lanzados contra él (fue excomulgado por negarse a firmar la

Constitución Unigenitus. El Parlamento declaró la sentencia abusiva), y una vezconjurada esta primera tormenta, se presentó el día de la fiesta del SantísimoSacramento, desde por la mañana, en la procesión general, como un soldadovictorioso que acompañara el carro del triunfo de su rey y de su salvador.

Entregado a su iglesia, a su familia y a los pobres, retomó sus primeros ejercicios, ylos

<322>

continuó con renovado fervor. Pero no fue sin contradicciones, pues no le dejaronmucho tiempo tranquilo, y casi siempre tuvo que sufrir. Eran combates por fuera ypavor por dentro. Su corazón estaba continuamente cogido por el temor hacia elsagrado depósito de la antigua doctrina, a la que veía expuesta como presa de susenemigos, delante de quien todo parecía ceder, y que fueron el motivo de que fuerandesterrados lejos de la diócesis sus queridos compañeros, que parecían los másintrépidos defensores de la verdad. Estaba inconsolable de que no se le hubieraconsiderado digno de compartir su corona. Pero el justo juez le reservaba otra, nomenos preciosa.

Él había quedado casi solo en el campo de batalla, estaba destinado por Dios paraconsolar a los fuertes, sostener a los débiles, confundir a los cobardes, y hacer frente alos enemigos, hacer inútiles sus esfuerzos, derribar toda grandeza que pretendieraelevarse contra la ciencia de Dios. ¡Cuánta gloria habrá ganado por permanecer firmee irreductible en su puesto!

<323>

Después de haber servido de este modo a los designios de Dios, su cuerpo, que noera de complexión demasiado robusta, y al que él trataba duramente, vino a sucumbirbajo el peso de los cuidados que se tomaba para aliviar a los pobres, que no tenían otrorecurso que su caridad. Cayó en una enfermedad de las más malignas. En todos losmiembros de su cuerpo sentía dolores muy agudos y fuertes dolores de cabeza. Lafiebre, casi continua, redoblada a menudo por accesos muy violentos, le llevaban adelirios y le causaban frecuentes convulsiones. Pero Dios le concedió momentosfavorables, y él lo aprovechó para prepararse al gran viaje de la eternidad. Se confesóel sábado 16 de octubre. El domingo por la mañana recibió, de manos del señorGraillet, su decano, el santo Viático con grandes sentimientos de piedad. A la nochesiguiente se le administró la extrema unción, y después de haber sostenido durantevarios días rudos asaltos contra la muerte, sus fuerzas estaban agotadas, y era llegadoel momento en que el Espíritu Santo, que habitaba en él, como en su templo, le dijoque

<324>

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 595

Page 596: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

descansara de sus trabajos.

Fue el jueves 21 de octubre, a las 8 y cuarto de la mañana, cuando se durmió en elSeñor, apaciblemente, como un hijo de la resurrección, como un hijo de Diosnuevamente regenerado. Murió en el lecho del honor, venerado como un santo,respetado incluso por sus enemigos, y canonizado por la voz de los pobres y delpueblo de Dios.

Su padre, que era hombre de bien (fallecido el 6 de diciembre de 1718), me decía aveces, derramando lágrimas de ternura, que no era digno de ser padre de un sacerdotetan virtuoso y tan santo, del que le habían referido milagros que Dios había obradopor su intercesión. Tenía sólo 42 años de edad cuando murió, pero había alcanzado laedad perfecta a la que Dios le quería hacer llegar. Vivió poco, pero había llenado lacarrera de una vida larga. Si la piedad nos pide lágrimas por la separación de un amigotan perfecto y cabal, una muerte tan preciosa debe enjugar nuestras lágrimas. Estesiervo bueno y fiel, después de haber aprovechado

<325>

los talentos que había recibido, entró en el gozo de su Señor, seguido de las obrasbuenas con las que había tejido su vida. Su muerte es, pues, para él, una ganancia, ¿yva a ser para nosotros una pérdida? ¿Cesaría él de amarnos, después que ha llegado alreino de la caridad? No. Seguro ya de su dicha eterna, ahora se interesa por la nuestra,y solicita ante Dios las ayudas que necesitamos para llegar a ella. Los intereses de laIglesia, que es siempre su madre, siempre le son queridos. Mejor instruido quenosotros de sus bienes y de sus males, él los presenta a Dios. Este verdadero amigo desus hermanos, que sabe que están expuestos en medio de los combates y de lospeligros, ruega mucho por ellos, por el pueblo de Dios y por toda la ciudad santa.

Unid vuestras oraciones a las que yo confío que él hace por mí, para obtenermisericordia para aquel que es siempre suyo de todo corazón,

Señor, etc.

Hermano Juan Daret, benedictino

A 15 de octubre de 1723».

<326>

Añadiré a esta carta, que basta para una idea resumida de la vida del señorMaillefer, que al día siguiente de su muerte, sus parientes invitaron a las comunidadesde los franciscanos, de los agustinos y de los dominicos, para que acudieran enprocesión, según la costumbre, a su entierro. El padre Lejeune, Guardián de losfranciscanos, había tomado la precaución de solicitar ante el Vicario general laprohibición de asistir a él con su comunidad, de manera que cuando acudieron ainvitarle, se excusó con diversos pretextos. Varias veces pasaron a invitarles, pero fueinútil. No tuve dificultad para comprender el motivo del rechazo, y se concluyó que se

596 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 597: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

dejara de lado. Los padres agustinos, que no conocían el paso dado por el padreGuardián de los franciscanos, habían comenzado la procesión, con la cruz, paradirigirse a la casa del difunto. Conocieron a mitad

<327>

del camino las intenciones del Vicario general y la resolución tomada por los padresfranciscanos de conformarse con ella, y sin otra deliberación, volvieron sobre suspasos, con gran escándalo del pueblo, que les llenó de reproches. Sólo los padresdominicos, despreciando generosamente todo motivo de temor por parte de lossuperiores eclesiásticos, fueron comunitariamente y se presentaron para trasladar elcuerpo a la iglesia.

El entierro se hizo con las ceremonias y oraciones ordinarias. Además de loscanónigos de San Sinforiano, sus compañeros, se advirtió que se juntaron al clerocierto número de eclesiásticos llegados, por propia iniciativa, para honrar laceremonia. Había varios canónigos regulares en roquete, que se ofrecieronpiadosamente para llevar el cuerpo a la sepultura, pero los padres dominicos noquisieron ceder a nadie este honor.

<328>

Ha sido enterrado, según sus deseos, en el cementerio de San Sinforiano, al pie deuna gran cruz, donde está la sepultura de sus antepasados, del lado de su madre.Desde entonces ha habido buena concurrencia de personas de piedad, que iban ahacer novenas sobre su fosa, y parece que se habían producido curaciones milagrosas.Pero hay que dejar a Dios el derecho a manifestar la santidad de su siervo, si es útilpara su gloria. Soli Deo honor et gloria.

Fin

Tomo I - 3 - MAILLEFER II - Manuscrito Re 597

Page 598: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1
Page 599: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICES

MAILLEFER I (Ca) y II (Re)

Índice de nombres de lugares

Índice de nombres de personas

Índice temático

Page 600: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1
Page 601: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICE DE NOMBRES DE LUGARES

AIX-EN-PROVENZA

El obispo de Marsella es nombrado arzobispo de A. Ca 138 Re 196ALAIS

obispado creado por Luis XIV Ca 118desmembrada de la diócesis de Nîmes Re 196el santo es recibido allí en 1712 Ca 126 Re 218el santo abandona A. Ca 126 Re 219

ALEMANIA

d’ARMESTAT, familia ilustre de A. Ca 145 Re 258ALPES

el H. BARTOLOMÉ quiere pasarlos antes del invierno Ca 150 Re 269AUBERVILLIERS

Nuestra Señora de las Virtudes, a dos leguas de París Re 79AVIÑÓN

— Primera escuela de Provenza Ca 116, 117 Re 130, 190— El santo llega al final de la cuaresma de 1712. Se detiene. Ca 125, 126 Re 217, 218

el H. TIMOTEO, Director de la casa de A. Ca 165 Re 301

BOLOÑA

Calais, diócesis de B. Re 126los dos Hnos. visitan por cortesía al obispo del lugar Ca 84 Re 127abren la escuela de Calais poco después de volver de B. Re 128los Hermanos abren dos escuelas Ca 121son recibidos con bondad por el obispo del lugar Re 214la gente se muestra diligente en construir la segunda escuela Ca 121 Re 214el santo visita B. Ca 122 Re 215, 216

BORBONESADO Ca 120 Re 211

CALAIS

— historia de la escuela de C. Ca 84, 85 Re 126-128— el santo visita la comunidad de C. Ca 85 Re 127

alusión a la escuela de C. Ca 121 Re 214CAMBRAI

el santo recibe allí las órdenes menores Ca 6y el subdiaconado Ca 6 Re 6

CARTUJA (la Gran-C.)el santo visita la Gran-C. Ca 161 Re 239

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de lugares 601

Page 602: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

CHÂLONS-SUR-MARNE, o CHÂLONS-EN-CHAMPAGNE

el cardenal de NOAILLES fue obispo de C. Ca 66 Re 98CHÂLON-SUR-SAONE

el padre MADOT fue nombrado obispo de C. Ca 94 Re 146CHARMEL

localidad de la diócesis de Soissons Ca 65 Re 98CHAMPAÑA

el H. BARTOLOMÉ visita las casas de C. Ca 150CHARTRES

llegada de los Hermanos; mandato episcopal; éxito de lasescuelas Ca 74, 75 Re 112el santo visita a los Hermanos de C. Ca 75 Re 113, 114a su regreso el santo se ve afectado por el reuma Ca 76 Re 115el obispo bendice la capilla de la Casa Grande Ca 81 Re 123muerte del obispo de C. Ca 148 Re 263el H. BARTOLOMÉ visita a los Hermanos de C. Ca 150 Re 269

DARNÉTAL

la señora MAILLEPER había fundado allí una escuela Ca 11, 102 Re 16, 163los Hnos. abren una escuela de niños Ca 103 Re 163

DENAIN

después de la batalla el caballero de D’ ARMESTAT dejó el ejército Ca 145 Re 258DIJÓN

— apertura de las escuelas de D. Ca 120 Re 213— los Hnos. reciben al santo Ca 144 Re 256

FRANCIA

— resultados de las guerras civiles en F. Ca 11 Re 15— aflicción por la muerte de Luis XIV Ca 147 Re 263— el santo se entrega a la formación de los novicios de Marsella

hasta el punto de olvidarse de la demás casas de F. Re 224— San BRUNO, patriarca de los solitarios de F. Re 239— el caballero d’ARMESTAT pasa a F. y se retira a Lyon Ca 145 Re 258— el H. BARTOLOMÉ visita las demás provincias de F. Ca 150 Re 269

GÉVAUDAN

— Mende, capital del G. Ca 116 Re 194— el santo pasa las montañas del G. con riesgo de su vida Ca 126 Re 220GRAN CARTUJA

el santo hace allí una estancia de varios días Ca 135 Re 239GRAVIÈRES

— el santo va allí por primera vez Ca 126 Re 219— al regreso, evita entrar en la localidad Ca 126 Re 219GRENOBLE

— origen de las escuelas gratuitas de G. Ca 120-121 Re 192-193— el santo se retira a G. Ca 135 Re 238— el santo vuelve al regreso de la Gran Cartuja Ca 136 Re 240— el santo compone allí libros de piedad Ca 136 Re 241-242— el santo se ve afectado de reuma y es cuidado por los Hnos. Ca 137 Re 242— Parmenia está a 4 leguas de G. Ca 138 Re 244— el santo regresa a G. después de estar en Parmenia Ca 139 Re 247

602 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 603: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo se quedaría allí de buena gana Ca 142 Re 252— amigos de G. tratan de retener al santo Ca 143 Re 255— el santo deja G. para volver a París Ca 144, 147 Re 256GRENOBLE, parroquia de San Hugo

creación de una escuela Ca 121 Re 193GRENOBLE, parroquia de San Lorenzo— creación de una escuela Ca 121 Re 193— un H. de la escuela tiene que ausentarse; le reemplaza en clase Ca 136 Re 241GUISA

— los magistrados quieren abrir una escuela gratuita Ca 18 Re 27— NYELva a G. y las negociaciones fracasan Ca 18 Re 28— los magistrados establecen nuevos acuerdos con NYEL Ca 23 Re 35— se abre la escuela (1682) Ca 23 Re 36— la escuela fue dirigida por NYEL Ca 39-40 Re 60— los Hnos. de G. participan en una asamblea (Reims) CA 41 RE 61

IMOLA = IMOLEVILLE, en la RomañaS. CASIANO fue maestro de escuela en I. Re 123

ITALIA

el santo decide ir a Roma antes de alejarse de la costa de I. Ca 134

LANGUEDOC

— El intendente del L. deshace las oposiciones en Les Vans Ca 119 Re 209-210se fundan misiones reales para los calvinistas del Bas-L. Ca 118 Re 196

— el santo visita sus escuelas del L. Re 198LAÓN

— el santo viaja a L., esperando ser ordenado subdiácono Ca 6 Re 6— la escuela de L. estuvo dirigida por NYEL Ca 39-40 Re 60— les Hnos. de L. participan en una asamblea (Reims) Ca 41 Re 61LAÓN, abadía de San Martín

colabora en la manutención de los maestros Ca 24 Re 36LAÓN, parroquia de San Pedro— apertura de la escuela Ca 23-24 Re 36— el párroco pide a La Salle que se encargue de la escuela

cuando se marcha NYEL Ca 40 Re 60— el párroco es informado de los sucesos de1702 (destitución

del santo) Re 147LE CHARMEL

— localidad de la diócesis de Soissons Ca 65 Re 98— tres Hnos., de paso, se muestran especialmente edificantes Ca 65 Re 98LES VANS

— origen de la escuela Ca 119 Re 209— motín de los calvinistas contra la escuela Ca 126 Re 209-210— el santo parte de Alais hacia L. V. Ca 126 Re 219— el párroco de Gravières se encargó de dirigir a los Hnos. Ca 126 Re 219— el santo parte de L. V. hacia Mende Ca 127 Re 220— el santo vuelve de Mende a L.V. Ca 127 Re 220LYON

— el santo se queda allí varios días Ca 144 Re 256

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de lugares 603

Page 604: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo venera allí a San Francisco DE SALES Ca 144 Re 256— el caballero d’ARMESTAT abjura allí del protestantismo Ca 145 Re 258

MARSELLA

— origen de las escuelas de de M. Ca 117-118 Re 195-196— el santo va a M.: piensa abrir escuela y un noviciado Ca 127 Re 221— se trabaja por multiplicar las escuelas Ca 128 Re 223— el santo cuida de las casas que están cerca de M. Ca 128 Re 224— los protectores del santo le dan la espalda Ca 130 Re 227-228— distribuyen un libelo contra el santo Ca 131 Re 229— amigos del santo se esfuerzan por parar los golpes Ca 131 Re 230— los sucesos de M. desorientan a Hnos. mal informados Ca 132 Re 231— algún Hno. dice que el santo ha ido allí para destruir Ca 132 Re 231— el santo sale de M. hacia San Maximino Ca 132 Re 232— se acusa al santo de haber abandonado el Instituto Ca 133 Re 234— el santo teme volver a M.; sus razones Re 235-236MARSELLA, noviciado— el santo desea abrir uno; sus razones Ca 127 Re 221-222— facilidades que encuentra; alquila una casa Ca 127 Re 222— los primeros novicios Ca 127 Re 222— el santo se dedica a la formación de los novicios Ca 128 Re 224— los Hnos. de M. acuden a él para hacer un retiro Ca 128 Re 224— el n. se deshace y los novicios son apartados de la vocación Ca 131 Re 231MARSELLA, parroquia de San Lorenzo

los Hnos. son los primeros en relajarse Ca 129 Re 225MARSELLA, parroquia de San Martín— un jesuita predica en favor de las escuelas Ca 128 Re 223— el párroco piensa en poner eclesiásticos en vez de Hnos. Ca 129-130 Re 225-226MARSELLA, parroquia de Nuestra Señora de Acoules— la escuela prometida a los Hnos. se la niegan Ca 131 Re 230— el obispo propone a La Salle tomar posesión de la escuela,

pero las intrigas impiden realizar el proyecto Ca 135 Re 237-238MENDE

— origen de la escuela de M. Ca 116 Re 194— el obispo de M. solicita y obtiene Hnos. Ca 117 Re 194— el santo va desde Les Vans a M. Ca 126 Re 220— el santo llega a M. Ca 126 Re 220— el santo va a saludar al obispo, deferencias con La Salle,

otras visitas; el santo anticipa su salida Ca 127 Re 220MOULINS

— se piden dos Hnos., el santo los envía Ca 120 Re 212— visita del H. BARTOLOMÉ a M. Ca 150 Re 269

NÎMES

división de la diócesis Ca 118 Re 196NOYON

— el santo va a N. para recibir el subdiaconado Ca 6 Re 6— Mons. de AUBIGNÉ fue obispo de N. Ca 75 Re 114

PARÍS, ciudad, casa de la comunidad, escuelas (v. también lassecciones que siguen)

604 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 605: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo deja P. a la muerte de su padre Ca 5 Re 4— el santo va a P. para recibir el diaconado Ca 6 Re 7-8— BARRÉ intentó abrir una escuela de niños, pero fracasó Ca 11 Re 15— el santo va a P. para pedir permiso de cambiar la canonjía Ca 30 Re 46— el santo se detiene en P. un tiempo y vuelve a REIMS Ca 31 Re 46— PHILBERT aconseja al santo que se vaya a P. Ca 31 Re 47— el arzobispo se dispone a volver a P. en el momento en que el

santo hace gestiones para dejar la canonjía Ca 31 Re 47— el arzobispo había regresado de P. Ca 33 Re 49— el santo añora retirarse a P. Ca 33, 46 Re 51, 69— el santo se siente comprometido por haber prometido Hnos. Ca 34 Re 52— el santo redacta en P. las reglas de su comunidad Ca 40 Re 61— el santo quiere retirarse a P. aunque el prelado quiere retenerle Ca 44-45 Re 66-67— el santo intenta restablecer el seminario de maestros rurales Ca 46 Re 69— el santo se dispone a ir a P. con dos Hnos. Ca 47 Re 70— el santo llega a P. a finales de febrero de 1688 Ca 48 Re 70-71— el santo y los Hnos. se alojan en la casa de la escuela Ca 48 Re 71— el número de alumnos aumenta en poco tiempo Ca 48 Re 71— la escuela pasa serias dificultades al comienzo Ca 48 Re 71-72— el párroco visita la escuela (abril 1688) Ca 49 Re 73— primeras dificultades suscitadas contra el santo y los Hnos. Ca 50-51 Re 74-75— el santo piensa abandonar la escuela de P. Ca 51 Re 76— se abre la segunda escuela cerca de Pont Royal, calle du Bac Ca 53 Re 78— el santo piensa en abrir un noviciado; la casa es poco amplia Ca 54 Re 80— Mons. de HARLAY era arzobispo de P. Ca 54 Re 80— Vaugirard está próximo a P. Ca 55, 67 Re 81, 101— cuando salió para París, el santo había dejado 16 Hnos. en Reims Ca 55 Re 81— los Hnos. de P. son convocados a Vaugirard Ca 55 Re 81— el santo organiza en P. un retiro para los Hnos. menos alejados Ca 55 Re 83— enfermo, el santo vuelve a P., el mal se agrava Ca 57 Re 85— los ejemplos de los Hnos. les dan a conocer por P. Re 83— HELVÉTIUS, célebre médico de P. Re 86— el H. l’HEUREUX había ido a P., a estudiar en la Sorbona Ca 58 Re 87— el H. l’HEUREUX iba a recibir la ordenación en P. Ca 59 Re 88— un joven libertino va a buscar al santo a P.; allí se convierte Ca 62-63 Re 94— Mons. de NOAILLES sucede a Mons. de HARLAY como

arzobispo de P. Ca 66 Re 98— se abusaba de las capillas domésticas en la diócesis de P. Ca 66 Re 98— el santo puede establecer una comunidad en P. Ca 67 Re 99-100— al H. ecónomo le roban dos ladrones Ca 69 Re 103-104— se someten las Reglas de los Hnos. a tres superiores de P. Ca 71 Re 106— les Hnos. se reúnen en P. Ca 71 Re 107— entre P. y Vaugirard, al santo le robaron el manteo Ca 76 Re 114— el santo deja P. para visitar las casas de Reims y alrededores Ca 77 Re 115-116— el santo encuentra a un joven calvinista; le lleva al noviciado de P. Ca 77 Re 116— la Casa Grande se halla en la calle de Vaugirard, en P. Ca 80 Re 122— Mons. GODET DES MARAIS bendice la capilla de la Casa Grande Ca 81 Re 123— la escuela abierta en la Casa Grande se traslada a San Plácido Ca 83 Re I 24-125— un sobrino del decano de Calais, residente en P., le habla de

las escuelas Ca 84 Re 126— desde Calais, el santo regresa a P. por asuntos del Instituto Ca 85 Re 129

ÍNDICE DE NOMBRES DE LUGARES 605

Page 606: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo vuelve a P. después de abrir la escuela de Troyes Ca 86 Re 130— el santo recibe a 50 jóvenes irlandeses en la Casa Grande Ca 87 Re 131-132— a un joven clérigo libertino de P., lo llevan al noviciado de los HH. Ca 88 Re 134-135— En la Casa Grande, intento de imponer un superior

eclesiástico a la comunidad; los HH. se resisten Ca 90-97 Re 138-150— carta de un sacerdote de P. sobre los sucesos de la Casa Grande Ca 95 Re 147— en P. el santo habría sido sospechoso de quietismo Ca 95 Re 147-148— el santo quiere dejar los poderes de confesar en la diócesis de P. Re 152— la Casa Grande se pone en venta; un donativo para la compra

es desviado y el santo no puede comprarla Ca 98 Re 153— el santo desea poner un seminario de maestros en P. Ca 100 Re 156— la casa del barrio de San Antonio está alejada del centro de P. Re 160— desde Ruán, el santo regresa con rapidez a P. Re 165— Mons. COLBERT encuentra al santo a P. Ca 103 Re 166— el santo teme que el noviciado no pueda subsistir en P. Ca 103 Re 166— el santo dispone todo en P. para marchar con los Hnos. a Ruán Ca 103 Re 166— el santo y los Hnos. dejan P. para ir a Ruán Ca 104 Re 167— el noviciado de P. pasa de casa en casa Ca 107 Re 173-174— el noviciado de P. es trasladado a Ruán Ca 107 Re 173— en P. el santo logra ratificar el alquiler de San Yon Ca 108 Re 176— premura en el traslado del noviciado a Ruán Ca 108 Re 176— el santo va a P. para tratar de la fundación de San Dionisio Ca 109 Re 178— el santo va a P. para tratar diversos asuntos Ca 110 Re 179— el santo deja P. para trasladarse a San Yon Ca 110 Re 180— el santo hace un retiro en los carmelitas de P. Ca 114 Re 188— el santo vuelve a P. después de su visita a Boloña Ca 122— el santo hace regresar el noviciado a P. Ca 122 Re 199-200— el noviciado de P., en una casa alejada, sufre pobreza y hambre Ca 123 Re 200— el hambre de 1709 dura más en P.; espera donativos en P. Ca 123 Re 199-200— algunos Hnos. de P. se relajan Ca 123-124 Re 202— escuela dominical de P.: primer plan Ca 81 Re 205

horario y programa Ca 82 Re 205-206autorización del cardenal Ca 82 Re 206éxito, frutos y destrucción Ca 82-83 Re 207-208

— el santo vive en P. en el noviciado, en el retiro Re 216— desde P. escriben al santo a Marsella, pero no responde Ca 128 Re 224— el santo piensa retirarse a una parroquia y convertir pecadores Ca 133-134 Re 235— al santo le mandan que vuelva a P. Ca 134 Re 236— remedio usado en P. contra el reuma Ca 137 Re 243— las casas de P. y otros lugares sufren la ausencia del santo Ca 140 Re 248— los Hnos. de P. escriben al santo y le mandan volver Ca 142 Re 252— texto de la carta de los Hnos. de P. al santo Ca 143 Re 253-254— el santo regresa a P. Ca 144 Re 256— el caballero d’ARMESTAT se dirige a P. Ca 144-145 Re 258-259— la comunidad de P. fue ayudada por las dádivas de LUIS XIV Ca 147-148 Re 263— el santo se queda algún tiempo en P., luego va a Ruán (1714-15) Ca 148 Re 263-264— El H. BARTOLOMÉ visita la casa de P. Ca 150— se conoce en P. la dimisión del santo Ca 153 Re 276-277— el santo debe ir a P. para recibir un legado Ca 154 Re 279

referencia al mismo hecho Ca 156 Re 283— en P. el santo prefiere no alojarse en casa de los Hnos. (1717) Ca 154 Re 156

606 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 607: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo llama al H. BARTOLOMÉ a P. y le da el legado Ca 156 Re 284— el santo pasa algunas horas con los Hnos. de P. Ca 157 Re 286— viaje del H. BARTOLOMÉ a P. (cuaresma de 1719) Ca 159 Re 289— P. citada ocasionalmente Ca 89 Re 136PARÍS, arzobispado— el santo se presenta en el arzobispado Ca 94 Re 144PARÍS, Bastilla— el santo confiesa allí a un sacerdote preso Ca 102 Re 161-161PARÍS, barrio de San Antonio— el santo traslada a él el noviciado Ca 83— el santo encuentra una casa en la parroquia de San Pablo Ca 99 Re 153— el párroco aprueba el traslado del noviciado Ca 99 Re 153-154— en la casa se abre una escuela para los pobres de la zona Re 154— las religiosas de la Cruz acuden en ayuda del santo Ca 101 Re 160PARÍS, barrio de St-Germain-des-Prés— la Casa Grande estaba situada en este barrio Ca 80 Re 122— la comunidad de Hnos. se establece en él Re 259PARÍS, barrio de San Marcelo. Escuela y seminario, v. París,

parroquia de San HipólitoPARÍS, parroquia de San Hipólito

historia de la escuela y del seminario Ca 100-101 Re 155-159PARÍS, parroquia de San Roque— el santo va a P. para tratar de una escuela en esta parroquia Ca 111 Re 181-182— la escuela dura poco tiempo Ca 111 Re 181-182— el santo compone allí diversas obras Ca 111 Re 181PARÍS, parroquia de San Pablo; v. PARÍS, barrio de San AntonioPARÍS, parroquia de San Sulpicio (v. también PARÍS)— la parroquia más extensa de P. Ca 31 Re 46— el santo promete dos Hnos. para la escuela de la parroquia Ca 31 Re 46

referencia al mismo hecho Ca 34, 45 Re 52; 67— al párroco DE LA BARMONDIÈRE le sucede BAUDRAND Ca 52 Re 77— la casa del santo está en esta parroquia Ca 54— el señor DE LA CHÉTARDIE, nuevo párroco, ayuda a los HH. Ca 79-80 Re 120-121— el párroco quiere trasladar el noviciado de Vaugirard a su p. Ca 80 Re 121-122— el éxito de las escuelas es el origen de las escuelas de Calais Ca 84 Re 126— se cierra la escuela dominical Ca 99— nuevo proceso de los maestros contra la escuela de la parroquia Ca 112 Re 184-185— el santo no se defiende; prefiere ceder y cerrar las escuelas de

la parroquia Ca 112-113 Re 185-186— quejas por la salida de los Hnos.; presentan sujetos para

reemplazarlos, pero no los acepta el párroco Ca 113 Re 186— las escuelas se abren de nuevo y tienen cierta calma Ca 114 Re 188— historia de las escuelas dominicales Re 205-207PARÍS, seminario de San Nicolás du Chardonnet:

el santo se aloja en él (octubre 1717). Testimonio de su virtud Ca 154-156 Re 280-284PARÍS, seminario de San Sulpicio— el santo reside en él 18 meses, su exacta regularidad Ca 4 Re 3-4— el santo decide allí recibir las órdenes sagradas Ca 5 Re 5— el hermano del santo reside en él Ca 46 Re 69PARÍS, Sorbona— el padre del santo le envía a P. para estudiar en la Sorbona Ca 4 Re 3

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de lugares 607

Page 608: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el santo hubiera deseado seguir allí sus estudios Ca 6 Re 7— la facultad de teología comparada con la de Reims Ca 16 Re 24PARMENIA

propiedad del abate de Saléon, a 4 leguas de Grenoble,descripción del lugar; sor Luisa Ca 138 Re 244

PICARDÍA

el H. BARTOLOMÉ visita las casas de P. Ca 150PROVENZA

— proponen diversas fundaciones al santo Ca 115 Re 189— el santo visita por primera vez las casas de P. Ca 120 Re 198— nueva visita del santo a P. Ca 125 Re 217— necesidad de tener en cuenta la lengua y costumbres de P. Ca 127 Re 222— escuela de Marsella anterior a otras abiertas en P. Ca 129— las costumbres de la comunidad se implantan en P. Re 224— los Hnos. de P., mal informados de los sucesos de Marsella Ca 132 Re 231— algunos Hnos. de P. se muestran contrarios al santo Ca 132 Re 231— maniobras contra el Instituto en P. Re 233— la presencia del santo en P. no es necesaria Ca 134— la paz vuelve a las casas de P. Ca 137 Re 242— el H. BARTOLOMÉ visita las casas de P. Re 269PROVINCIAS

— las casas de PARÍS y otras sufren la ausencia del santo Ca 140 Re 248REIMS

— nacimiento y bautismo del santo en R. Ca 3 Re I;— el padre del santo, consejero de la Audiencia de R. Ca 3 Re 1— el santo comienza sus estudios en el colegio de la universidad de R. Ca 3 Re 2— el santo es nombrado canónigo de la catedral de R. Ca 4 Re 2— el santo vuelve de París a R. (1672) Ca 5 Re 4— ROLAND es canónigo teologal de la catedral de R. Ca 5 Re 5— las Hermanas del Niño Jesús tienen escuelas en R. Ca 5-6 Re 5-6— el santo se queda en R. por sus asuntos (1673), y sigue sus estudios Ca 6 Re 7— el santo piensa asumir la parroquia de San Pedro de R. Ca 6 Re 7-8— el santo es ordenado sacerdote y celebra su primera misa Ca 7 Re 9— los consejeros municipales de R., opuestos a nuevas casas Ca 9 Re 14— la señora MAILLEFER había nacido en R. Ca 11 Re 15— la señora MAILLEFER quiere fundar escuelas de niños en R. Ca 11 Re 16-17— NYEL llega a R. (1679) Ca 12 Re 18— BRETAGNE es prior de la abadía de San Remigio de R. Ca 13 Re 20

BACHELIER DE GENTES es natural de R. Re 20— se abre la primera escuela en la parroquia de San Mauricio Ca 13-14 Re 21-22

referencia a este suceso Ca 14 Re 22— segunda escuela, en la parroquia de Santiago Ca 14-15 Re 21-23— el santo sigue estudiando en la facultad de teología de R. Ca 16 Re 24— se abre la tercera escuela en la casa de los maestros Ca 15-16 Re 24— el santo alquila una casa para la comunidad Ca 20 Re 30— las ciudades cercanas a R. desean también escuelas Re 32— Mons. LE TELLIER regresa a R. cuando el santo le busca en

París (1683) Ca 30 Re 46— el santo vuelve a R. (id) Ca 31 Re 46-47— PHILBERT es profesor de teología en el seminario de R. Ca 31 Re 47

608 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 609: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el capítulo de la catedral de R., descontento con la dimisióndel santo a favor de FAUBERT Ca 33 Re 49

— CALLOU es muy apreciado en R. y en la diócesis Ca 33 Re 50— el santo se queda en R. por el parecer de su director Ca 34 Re 52— en la casa de los Hnos. se guardan los instrumentos de

penitencia del santo Ca 38 Re 58el santo da escuela en la parroquia de Santiago, y lleva elhábito de los Hnos. Ca 38-39 Re 59

— el santo hubiera querido limitar su celo a los escuelas de R. Ca 39-40 Re 60— los Hnos. de las diversas casas se reúnen en R. Ca 41 Re 62— Mons. LE TELLIER pretende retener al santo en R. Ca 44 Re 66— el santo abre en R. un noviciado y el seminario de maestros Ca 45-46 Re 67-68— cuando el santo va a París, la comunidad de R. está bien firme Ca 46 Re 69— el seminario dura poco en R., el santo tratará de abrirlo más veces Ca 46 Re 69— el abate COMPAGNON va a R. para hablar al santo, que no está Ca 47 Re 69— el santo hubiera deseado ver a COMPAGNON Re 70— ejercicios establecidos en la comunidad de R. Ca 50 Re 74— el santo se dispone a dejar París, para volver a R. Ca 51 Re 75-76— el santo había establecido un noviciado en R. Ca 54 Re 80— los Hnos. de R. son llamados a Vaugirard Ca 55 Re 81— el santo cae enfermo en R. Ca 56-57 Re 84— apenas curado, el santo vuelve desde París a R. Ca 58 Re 87— en R. el santo conoce la enfermedad del H. l’HEUREUX Ca 58 Re 87— el H. l’HEUREUX había estudiado teología en San Dionisio de R. Ca 59 Re 88— tres Hnos. (o novicios) son enviados a R. Ca 65 Re 97— el santo visita la casa de R. Ca 77 Re 116— el santo había creado un seminario de maestros en R. Ca 100 Re 156— el santo y NYEL habían trabajado de acuerdo en R. y en las

ciudades vecinasCa 103

— san BRUNO había sido canónigo de R. Ca 135-136 Re 239— en la Gran Cartuja honraban especialmente a los canónigos de R. Ca 136 Re 240

RETHEL

— la localidad de R. solicita maestros Ca 21 Re 32— se abre la escuela (1682), el duque de MAZARINO querría

financiarla, pero se desdice Ca 21-22 Re 33-34— dos personas de R. quieren contribuir a la fundación Ca 23 Re 35— el bien producido por la escuela de R. se extiende Ca 24 Re 36— la escuela de R. había estado dirigida por NYEL Ca 39-40 Re 60— Hnos. de R. acuden a la asamblea de Reims Ca 41 Re 61ROMA

— el santo proyecta ir a R., motivo del viaje Ca 134 Re 236-237— el santo había enviado dos Hnos. a R. Ca 134 Re133-134,

236— el santo cancela el viaje a Roma: «Ya estoy de vuelta...» Ca 135 Re 238— el H. TIMOTEO hace solicitar la Bula en R. Ca 166 Re 304— el cardenal de Rohan es nombrado ministro del rey en R. Ca 166 Re 305— VIVANT se encarga de solicitar las bulas en R. Ca 166 Re 305RUAN (v. también San Yon)— la señora MAILLEFER sostiene una escuela de niñas en R. Re 15— la señora MAILLEFER reside con su marido en R. Ca 11 Re 16

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de lugares 609

Page 610: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— la señoraMAILLEFER sostiene una escuela enDarnétal, barrio de R. Ca 11 Re 16— la señora MAILLEFER muere en R. Re 16. note;— NYEL regresa a R. Ca 40 Re 60— Mons. de AUBIGNÉ es nombrado arzobispo de R. Ca 75 Re 114— el santo abre una escuela en Darnétal, cercana de R. Ca 102 Re 162— Mons. COLBERT es nombrado arzobispo de R. Ca 103 Re 163— NYEL había creado escuelas en R. Ca 103 Re 164— aceptan en R. a los Hnos. y enseñan a los pobres del asilo Ca 103 Re 163-164— el santo piensa en trasladar su noviciado a R. Ca 103 Re 166— dificultades surgidas para admitir a los Hnos. en R. Ca 103-104 Re 166-168— Mons. COLBERT promete allanar las dificultades Ca 104 Re 167— los Hnos. llegan a R. (1705) Ca 104 Re 167-168— el santo decide retirar a los Hnos. del asilo Ca 106 Re 170— la Oficina reduce las pensiones de los Hnos. Ca 106 Re 172— los Hnos. atienden cuatro escuelas en R. Re 173— desde R. el santo se va a París Ca 107 Re 173-174— el santo quiere trasladar el noviciado a R. Ca 107 Re 173-174— las religiosas de la abadía de St-Amand de R. alquilaron San Yon Ca 107-108 Re 175— traslado de los muebles del noviciado desde París a R. Ca 108 Re 176— en R. se creyó que el santo había curado de la lupia Re 182— curado de su lupia en París, el santo regresa a R. Ca 112 Re 184— un H. va desde R. a Mende Ca 117 Re 194— el santo abandona R. para ir a Provenza (1708) Ca 120 Re 198— el santo regresa a R. después de su viaje a Provenza Ca 120 Re. 199— el santo y los Hnos. dejan R. (1709) Ca 122 Re 199-200— estando el santo en R., los Hnos. de París se relajan Ca 124 Re 202— el santo vuelve a llevar el noviciado a R. (1715) Ca 148 Re 263-264— el santo proyecta una asamblea y lo comunica a los Hnos. de R. Ca 166 Re 266— el H. BARTOLOMÉ vuelve a R. después de las primeroas visitas Ca 150 Re 269— el santo regresa a R. (cuaresma de 1719) Ca 157 Re 286— la noticia de la muerte del santo se extiende por R. Ca 164 Re 300— el santo es inhumado en la iglesia de San Severo de R. Ca 164 Re 301— Mons LA VERGNE DE TRESSANT, arzobispo de R. Ca 166 Re 303— se registran las Letras Patentes en el Parlamento de R. Ca 166 Re 303-304— el Parlamento de R. registra la Bula Ca 166 Re 306— los restos del santo se trasladan de San Severo a San Yon Re 306-308

SAN DIONISIO, en Francia— el santo envía allí a dos HH. Ca 109 Re 178— además de la escuela, se proyecta un seminario de maestros Ca 109-110 Re 178-179— se compra una casa, objeto de un proceso; el santo la cede Ca 110, 125 Re 179, 216-

217— los Hnos. de S. con los de París y Versalles escriben al santo Ca 142 Re 253SAN MAXIMINO, eremitorio— el santo se retira a él Ca 132 Re 232— no puede quedar desconocido Re 235SAN YON (v. también RUÁN)— residencia del superior general de los HH. Re IV;— en el barrio de San Severo de Ruán Ca 107 Re 174— casa adecuada para un noviciado Ca 107 Re 174-175— propiedad de la señora DE BOIS-DAUPHIN (DUBOIS) Re 175

610 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 611: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— era utilizada por las Damas de St-Amand Ca 107-108 Re 175— se cede a los HH. el uso de S. Y. Ca 108 Re 176— el noviciado es trasladado a S. Y. Ca 108 Re 176— regularidad en la casa, animada por el santo Ca 108-109 Re 176-177— se reciben en la casa novicios y alumnos internos Ca 109 Re 176-177— el presidente DE PONTCARRÉ acudía a veces a pasear Ca 109 Re 177— el santo regresa desde París, se dedica a formar a los novicios Ca 110 Re 180— el santo encuentra en S.Y. soledad y tranquilidad Ca i 12~ Re 184— el santo vuelve a S.Y. después de un retiro en carmelitas de París Ca 115 Re 189— el santo deja S.Y. para ir a visitar Provenza Ca 119-120 Re 199— S.Y. experimenta el hambre de 1709 Ca 122 Re 199-200— el santo lleva de nuevo el noviciado desde París a S.Y. Ca 147-148 Re 263-264— el santo reúne a los principales Hnos. de Ruán y de S.Y. Ca 149 Re 266— el santo regresa después de su estancia en París (1715) Ca 148 Re 264— el H. BARTOLOMÉ regresa a S.Y. después de sus visitas Ca 150 Re 269— los directores son convocados a la asamblea en S.Y. Ca 150 Re 270— el H. BARTOLOMÉ quiere que el santo vuelva a S.Y. (1719) Ca 157 Re 285— el santo regresa a S.Y. (1719) Ca 157 Re 286— la casa de San Yon es puesta en venta Ca 157 Re 286— la casa de S.Y. la adquieren los HH. con el legado Ca 158 Re 287-288— el H. BARTOLOMÉ termina en París la compra de S.Y. Re 289— la casa de S.Y. se sitúa en la parroquia de San Severo Ca 160 Re 292— el cuerpo del santo se expone en la capilla de la casa Ca 164 Re 300— la asamblea general es convocada en S.Y. (1725) Ca 165 Re 302— la propiedad de S.Y. estaba a nombre de dos HH.; el H.

TIMOTEO quiere asegurar la propiedad del Instituto Ca 165 Re 303— el párroco de San Severo veía que S.Y. se emancipaba Ca 165 Re 304— la asamblea para recibir la Bula cuenta con treinta y dos Hnos. Ca 166 Re 306— se traslada a S.Y. el cuerpo del santo Re 309SOISSONS

— el pueblo del CHARMEL pertenece a la diócesis de S. Ca 65 Re 98— en el camino de S. el santo se encuentra con un joven holandés Ca 77

UZÈS

— LES VANS pertenece a la diócesis de U. Ca 119 Re 209— el santo va a U. para arreglar diversos asuntos Ca 127 Re 220

VAUGIRARD

— está cerca de París, el santo halla una casa cómoda y reúne enella a los Hnos. durante las vacaciones Ca 55 Re 81, 83

— el santo comienza en V. el noviciado Ca 56 Re 83— el número de postulantes aumenta considerablemente Ca 56 Re 83, 84— después de un mes de prueba los postulantes pasan al noviciado Ca 56 Re 83— el santo tiene como especial cuidado formar a los novicios Ca 64 Re 96— el santo es autorizado a tener una capilla en la casa Ca 66 Re 98-99— dificultades con la parroquia de V. Ca 67-68 Re 99-102— los Hnos. de V. socorridos por los de París; el Hno. ecónomo

es despojado de los alimentos por unos ladrones cerca de V. Ca 69 Re 104— el santo reúne una asamblea de Hnos. de París y de V. Re 106— camino de V., el santo es despojado de su manteo Ca 76 Re 114— un joven calvinista se convierte estando en el noviciado de V. Ca 77-79 Re 116-119

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 611

Page 612: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— el señor DE LA CHÉTARDIE consiente en trasladar elnoviciado de V. a la parroquia de San Sulpicio Ca 80 Re 122

— en V. el santo compone diversas obras de piedad Ca 111 Re 181

VERSALLES

— origen de la escuela de V. Ca 121 Re 199— Hnos. de V., París y San Dionisio escriben al santo (1714) Ca 142 Re 253— la muerte de LUIS XIV priva de ayudas a la escuela de V. Ca 148VILLIERS

carta del párroco de V. a uno de sus amigos sobre los sucesosde la Casa Grande (1702) Re 147

VIVARAIS

los barones de Elze eran una familia ilustre del V. Ca 119 Re 209

612 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 613: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICE DE NOMBRES DE PERSONAS

ABATE, un joven A.— de vida desordenada; se le pone bajo la dirección del santo Ca 87-88 Re 135— sigue los ejercicios del noviciado Ca 88 Re 135— despide a su lacayo Ca 88 Re 135— se somete a la alimentación de los Hnos. Ca 88 Re 135-136— quiere tomar el hábito de los Hnos. Ca 88 Re 136— el santo duda en entregárselo Ca 89 Re 136— escribe a uno de sus tíos, que era obispo Ca 89 Re 136— su tío obispo le envía un familiar para disuadirle Ca 89 Re 136— mantiene el deseo de ser Hermano Ca 89 Re 136— recibe el hábito de los Hnos. Ca 89 Re 137— le retiran por la fuerza del noviciado Ca 89 Re 137— fallece poco después, lamentando no haber sido Hno. Ca 89 Re 138ABUELA DEL SANTO. v. LESPAGNOL, PERRETTE

ADMINISTRADORES, de la Oficina de Ruán— se oponen a la admisión de los Hermanos Ca 103 Re 165— acaban por admitirlos Ca 103 Re 165ALCALDE Y CONCEJALES de Laón

acuerdan abrir una escuela, ceden una casa Ca 24 Re 36ALLEMAND DE MONT-MORTIN, Mons. Ennemond A., obispo de

Grenobleprotector y cabeza de una asociación cristiana en Grenoble Ca 121 Re 193

AMIGOS DEL Institutocensuran la petición del H. BARTOLOMÉ a los obispos Ca 141 Re 250

AMIGOS DEL SANTO

— critican su proceder Ca 19 Re 28— le reprochan el llevar a los maestros a su casa Ca 19 Re 28— son consultados sobre la elección de confesor de los Hnos. Ca 21 Re 31— critican su decisión de dejar el canonicato Ca 30

critican su decisión de despojarse de todo Re 45— intentos de evitar su dimisión Ca 32 Re 49— piden que se dé tiempo para que el santo cambie su decisión Ca 33 Re 49— quieren que deje la canonjía a otro distinto de FAUBERT Ca 33 Re 49— no consiguen que se doblegue Ca 33 Re 49— le consideran demasiado celoso Ca 39 Re 59— le animan a que vaya a Roma Ca 134 Re 236— le escriben sobre los superiores eclesiásticos Ca 141 Re 250— le reprochan su silencio Re 250— se unen al H. BARTOLOMÉ para que vuelva a San Yon Ca 157 Re 285-286— en Grenoble le hacen recelar de la carta de los Hnos. Ca 143 Re 255ANUNCIATAS DE SAN Nicolás DE LORENA en la Casa Gr. Ca 80 Re 122ARMESTAT, Caballero de— se retira al noviciado de París Ca 145 Re 258— su descripción, su historia Ca 145 Re 258

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 613

Page 614: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— en Lyon fue testigo de un exorcismo Ca 145 Re 259— se retira a París; un sulpiciano le dirige al santo Ca 145, 146 Re 259— comienza su noviciado en octubre de 1714 Ca 146 Re 259— sus crisis, sus dolores, sus postraciones Ca 146 Re 260— recibe la extremaunción y parece curado Ca 146 Re 260, 261— sigue los ejercicios del noviciado y vuelven sus convulsiones Ca 146 Re 261— se ve libre por la invocación de la Sma. Virgen Ca 147 Re 262— recibe el hábito y vuelven los tormentos Ca 147 Re 262— recibe el santo viático Ca 147 Re 262— se rezan por él las preces de los agonizantes Ca 147 Re 262— vuelve a ser atormentado por el demonio Ca 147 Re 262— exorcizado por el santo Ca 147 Re 263— vive en paz durante algunos años Ca 147 Re 263— deja el hábito por sugerencia de un tercero Ca 147 Re 263ASISTENTES

— el H. BARTOLOMÉ pide y obtiene dos asistentes Ca 151 Re 272— los A. comunican la muerte del H. BARTOLOMÉ Ca 165 Re 301AUBERT, Francisco, párroco de San Martín de Marsella— gestiones para confiar la escuela a eclesiásticos y no a Hnos. Ca 130 Re 226, 227— va a explicar al santo el cambio de parecer de los donantes Ca 130 Re 227AUBERY, Luis— sacerdote de Moulins que se había dedicado a enseñar a niños Ca 120 Re 212— estuvo en el inicio de la ida de los Hnos. a Moulins Ca 120 Re 212— logró que los aceptasen en su escuelas Ca 120 Re 213AUBIGNÉ, Mons. Claudio-Mauro de A.— vicario mayor de Chartres, luego obispo de Noyon y

arzobispo de Ruán Ca 75 Re 114— acompaña al obispo de Chartres (GODET DES MARAIS) en una

comida con el santo Ca 75 Re 114— admira la pobreza del santo Ca 75 Re 114AUMONT, Luis de A. marqués de Villequier. Boloña Ca 122

BACHELIER DE GENTES, Pedrosu vida fue escrita por Dom Claudio BRETAGNE Ca 13 Re 20

BARTOLOMÉ, Hno.— se encarga del noviciado en ausencia del santo Ca 140 Re 248— intenta secundar al santo Ca 140 Re 248, 249— no es aceptado por dos o tres Hnos. Ca 140 Re 249— reúne a los Hnos. más acreditados y después despide a los díscolos Ca 140 Re 249— pide superiores eclesiásticos a los obispos Ca 140, 141 Re 249, 250

esta gestión parece peligrosa Ca 141 Re 250pero es coronada por el éxito Ca 141 Re 251

— no hace nada sin consultar al santo, que le deja los asuntos Ca 145 Re 258— sale para Ruán con los novicios Ca 148 Re 264— diputado para pasar por las casas y recoger firmas Ca 149 Re 268— recibe las indicaciones del santo y comienza las visitas Ca 149, 150 Re 268, 269— visita Chartres Ca 150 Re 269

visita Moulins Ca 150 Re 269— quiere atravesar los Alpes antes del invierno; llega a Provenza

vuelve a San Yon después de las primeras visitas Ca 150 Re 269

614 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 615: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— es acogido con gozo en todas las casas Ca 150 Re 269— sale de San Yon para continuar las visitas Ca 150 Re 269— vuelve a Ruán y da cuenta al santo (principios de 1717) Ca 150 Re 269, 270— es elegido superior Ca 151 Re 271— trata de rechazar su elección Ca 151 Re 272— pide dos Hnos. como consejeros Ca 151 Re 272— los Hnos. renuevan los votos en sus manos Ca 151 Re 273— pide al santo que siga aconsejando a quienes acudan a él Ca 152 Re 274— quiere dar al santo permisos generales Ca 152 Re 274— recurre con frecuencia al santo, hay perfecta sintonía Ca 153 Re 276— manda al santo que acepte un legado Ca 154 Re 279— testimonio de un director de S. Nicolás du Chardonnet Ca 154-156 Re 280-283— visita al santo en el seminario de S. Nicolás Ca 156 Re 283— el santo le llama a París y le entrega el legado Ca 156 Re 284— inquiere por qué el santo no se aloja con los Hnos. de París Ca 157 Re 284— insiste para que el santo regrese a San Yon Ca 157 Re 285, 286— regresa desde París a San Yon (cuaresma de 1719) Ca 159 Re 289— pide al santo su última bendición para la comunidad Ca 162 Re 295, 296— exhorta al santo a ofrecer los sufrimientos Ca 162 Re 297— su gobierno, su muerte Ca 153, 165 Re 276, 301— había señalado al H. TIMOTEO como posible sucesor Ca 165 Re 301BARRÉ, Nicolás, religioso mínimo— su acción en favor de las escuelas; sus proyectos fracasan Ca 11 Re 15— se había servido de NYEL para las escuelas Ca 12, 103 Re 18— consultado por el santo Ca 29, 35 Re 42, 53— aconseja al santo que se desprenda de todo Ca 29,30,35 Re 43, 53BAUDRAND, Henri B. DE LA COMBE, párroco de San Sulpicio— propone cambiar el hábito de los Hnos. Ca 26 Re 39-40— toma posesión de la parroquia de San Sulpicio Ca 52 Re 77— confesor del santo, prevenido a su favor Ca 52 Re 77— retira al abate COMPAGNON de las escuelas Ca 52 Re 77— abre una nueva escuela (rue du Bac, cerca del Puente Real Ca 53 Re 78— se pone de acuerdo con los limosnero de la parroquia Re 78— administra al santo los últimos sacramentos Ca 58 Re 86— pide al santo que diga sus últimas palabras Ca 58 Re 86— pide al santo que bendiga a los Hnos. Ca 58 Re 87— dispone los funerales del H. l’HEUREUX Ca 59 Re 88— le presentan una memoria contra el santo Ca 59-60 Re 89— conoce la necesidad en que viven los Hnos. de Vaugirard Ca 70 Re 105— el santo le presenta un joven calvinista convertido Ca 78 Re 118— dimite de su curato Ca 79 Re 120BELZUNCE, Mons. Henri-François-Xavier de B., obispo de Marsella— apoya la apertura del noviciado de Marsella Ca 127 Re 222— informado por el párroco de San Martín Ca 130 Re 226-227— pide al santo que abandone el viaje a Roma Ca 134-135 Re 237-238BENEDICTINAS, de Saint-Amand (Ruán)— usaban San Yon en contra de los cánones de Trento Ca 107 Re 175— se resisten a dejar San Yon para los Hnos. Ca 108 Re 175— la muerte de la propietaria les priva del alquiler Re 175— el alquiler se traspasa sin que lo sepan Ca 108 Re 176BENEDICTO XIII, Papa

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 615

Page 616: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

concede la Bula de aprobación Ca 166 Re 305BÉTHUNE, Armand de B., Marqués, luego duque de Béthune-Charost— gobernador del Borbonesado Ca 84 Re 127— permite la apertura de la escuela de Calais; pide Hnos. Ca 84 Re 127BLAIN, Juan-Bautista, eclesiástico de Ruán— escribe una vida del santo en dos volúmenes in-4º Re IV;— su obra es de mal gusto Re VBOIS-DAUPHIN, Margarita de Barentin, marquesa de B.

propietaria de San Yon, su muerte rescinde el alquiler de lasbenedictinas Re 175

BOULANGER, el B. de la comunidad (París, 1709) no les fía más Ca 123 Re 200BOUTHILLLER DE CHAVIGNY, Mons. Dionisio Francisco B.,

obispo de Troyes, luego arzobispo de Sensprotege a los Hnos. Re 130

BRETAGNE, Dom Claudio, prior de San Remigio (Reims)— su elogio, es autor de la vida de BACHELIER DE GENTES Ca 13 Re 20— sabe que es difícil abrir nuevas escuelas gratuitas Ca 13 Re 20BRICOT, abate— joven sacerdote lionés, elegido para superior de los Hnos. Ca 92 Re 141— aceptado como tal, por la mediación del abate MADOT Ca 94 Re 146— es presentado a los Hnos. como superior temporal Ca 95 Re 148-149— sólo pasa una vez por la casa de los Hnos. Ca 97 Re 150BRIDEL o BRIDELLE, Pedro

arcediano y vicario mayor de Ruán Re 308BRUNO, san

fundador e los cartujos, antiguo canónigo de Reims Ca 135-136 Re 239-240

CALLOU, Santiago, vicario mayor, superior del seminario (Reims)— su elogio Ca 33 Re 50— encuentro con el santo Ca 33 Re 50— aprueba las razones del santo y lo comunica al prelado Ca 33 Re 50CALVINISTAS

— quieren impedir las escuelas de Alais Ca 118 Re 197— se dedican a destruir las enseñanzas de los Hnos. Ca 11 8 Re 198— se oponen a la apertura de la escuela de Les Vans Ca 119 Re 209-210CAMISARDOS

hacían la guerra abierta a los eclesiásticos Ca 126 Re 218CANI O CANY, marqués de C.

está presente en la exhumación del santo Re 308CANÓNIGOS, de Ruán

están presentes en la exhumación del santo Re 308CANÓNIGOS REGULARES, de la abadía de San Dionisio de Reims— el H. l’Heureux estudia teología en los C. Ca 59 Re 88CARMELITAS

el santo hace un retiro en los C. de París Ca 114 Re 188CERCELET, Vicente, párroco de Rethel

apoya a la ciudad de Rethel en la apertura de una escuela Ca 21 Re 31CIRUJANOS, LLAMADOS PARA LA EXHUMACIÓN DEL SANTO Re 308CLARISAS o DAMAS RELIGIOSAS DE SANTA CLARA

establecidas frente a la casa alquilada por el santo en la CalleNueva (Reims) Re 30

616 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 617: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

CLEMENT, Juan Carlos, abate, el santo es acusado de soborno Re 216-217CLEMENTE XI, Papa

trámites para obtener la bula de aprobación en su pontificado Ca 134 Re 237COCINERO, el H. C.

sirve ajenjo Ca 40-41 Re 61COËT, Bernardo, vicario mayor de Ruán, encargado de escribir al

santo para hacerse cargo de las escuelas de Ruán Re 164COLBERT, Mons. Jacques-Nicolas, arzobispo de Ruán— encarga a COËT, vicario mayor, que llame al santo a Ruán Re 164— propone su designio al señor DE PONTCARRÉ Ca 103 Re 164— quiere encomendar al santo las escuelasabiertas en Ruán por NYEL Ca 103 Re 164— habla con el santo en París, le compromete a enviar Hnos. a Ruán Ca 103, 104 Re 164, 166— convoca la Oficina; no puede vencer las resistencias Ca 104 Re 165-167— le informan en París de las oposiciones surgidas en Ruán Ca 104 Re 167— vuelve a Ruán y convoca de nuevo a la Oficina; logra convencer Ca 104 Re 168— consigue que admitan a los Hnos. a prueba Ca 105 Re 168-169— se interesa particularmente por los Hnos. Ca 105 Re 170— satisfacción por los Hnos. de Ruán Ca 105 Re 170— aprueba el traslado del noviciado (desde París a Ruán) Ca 107 Re 174— quería que las benedictinas de San Amando dejaran San Yon Ca 107 Re 175— propone a las religiosas que abandonen San Yon Ca 108 Re 175— toma a su cargo el traslado del noviciado a San Yon Ca 108 Re 176— satisfecho por la casa de San Yon Ca 109 Re 177— otorga al santo todos los poderes Ca 109 Re 177COLOMBERT, el marqués de C., gobernador de Boloña

diligencia en la construcción de la casa de los Hnos. Ca 122 Re 214-215COMPAGNON, abate— eclesiástico encargado de la escuela de San Sulpicio Ca 47 Re 69— va a Reims, pero no encuentra al santo, que está de viaje Ca 47 Re 69— responde a una carta del santo Ca 47 Re 70— no había podido establecer el orden en la escuela Ca 48 Re 71— el santo y los Hnos. son alojados en la casa de la escuela Ca 48 Re 71— testigo del método del santo, le ruega que tome la dirección Ca 49 Re 72— el párroco BAUDRAND le retira la dirección de la escuela Ca 52 Re 77CONFESOR, el C. del santo

le prohíbe que continúe la cuaresma (1719) Ca 159 Re 290CONSEJEROS DEL PARLAMENTO (Grenoble)

se unen a los eclesiásticos de una sociedad benéfica Ca 121 Re 193CONSEJO DEL ARZOBISPADO (París)

decide dar otro superior a los Hnos. Re 141CONVERTIDO, un C. por el santo— había conseguido certificado del sacerdocio Ca 61 Re 92— su vida de pecado Ca 61 Re 91-93— un amigo le anima a que acuda al santo Ca 62 Re 93-94— va a la casa de París Ca 62 Re 94— es testigo de la vida ejemplar de los Hnos. Ca 63 Re 94— solicita confesarse Ca 63 Re 94— se reconcilia con Dios Ca 63 Re 95— le sostiene en las tentaciones de desesperación Ca 63 Re 95— su muerte edificante Ca 63-64 Re 95-96CROISET, Juan, jesuita

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 617

Page 618: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

predica en favor de las escuelas de Marsella Ca 128 Re 223CROYÈRES

Catalina Leclerc, viuda de Antonio LÉVÊQUE de C.— tenía el propósito de financiar una escuela Ca 14 Re 21— recibe la visita de Nyel Ca 14 Re 21— conocía al santo Ca 14 Re 22— pide que le digan que vaya a verla para tratar de la escuela Ca 14 Re 22— funda la escuela Ca 15

asegura una renta de 500 libras Re 22— fallece unas semanas después Ca 15 Re 22— había declarado sus intenciones a sus herederos Ca 15

los herederos cumplen los términos de la fundación Re 21

CHARMEL, Luis de Ligny, conde del C.— su elogio; dejó la corte para vivir en penitencia y retiro Ca 65 Re 98— recibe a tres Hnos. y habla con ellos (novicios) Ca 65 Re 98— mantiene amistad con el santo Ca 66 Re 98CHATEAUBLANC, Juan-Pedro Madon de C., tesorero del Papa

interviene en la fundación de Aviñón, iniciada por su esposa Ca 116 Re 130, 191— escribe al santo Re 191— aloja a los Hnos. llegados para abrir la escuela de Aviñón Ca 116 Re 191— suple lo que falta al legado de su esposa para la escuela Re 191CHATEAUBLANC, María Ana de Sifredy, señora de C.

su caridad; destina una cantidad para una escuela gratuita Ca 116su insistencia para obtener Hnos. Re 130sus planes su truncados por la muerte Ca 116 Re 191

DIRECTOR, el D. de conciencia del santo— considera temerario su plan de despojarse de todo Ca 30 Re 44— consiente en que deje la canonjía Ca 30 Re 45— le disuade de que se traslade a París (1683) Ca 34 Re 52— le manda defender la causa de los pobres ante el Escolano Ca 53 Re 79DIRECTOR, un D. del seminario de S. Nicolás du Chardonnet (París)

da testimonio de la virtud manifestada Ca 154-156 Re 280-283DIRECTOR, el H. D. de Reims

faltaba a la discreción Ca 55 Re 81DIRECTOR, el H. D. de novicios

reprende a dos novicios con demasiado rigor Ca 90 Re 139DORIGNY, Nicolás, párroco de San Mauricio (Reims)— se presta para acoger la primera escuela Ca 13 Re 21— ofrece alojar a los maestros en su parroquia Ca 14 Re 21DOZET, Pedro, arcediano de Champaña, canciller de la

Universidadcede su canonicato al santo Ca 4 Re 1

DUBOIS, M. hermano de la señora MAILLEFER.NYEL iba a alojarse en su casa Re 19

DU JARRIER BRESNARD, Luis, párroco de San Severo (Ruán)— visita al santo, lo exhorta Ca 160 Re 292— administra al santo el viático Ca 161 Re 293— se opone a que se registren las Letras patentes Ca 165 Re 304— él y los parroquianos se oponen al traslado de los restos Re 307

618 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 619: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— asiste a la exhumación del santo Re 308

ECLESIÁSTICO, un E. amigo del párroco de S Hipólito (París)— se une al párroco para promover el seminario de maestros Ca 100 Re 157— se indigna por el proceder del H. Nicolás VUYART, retira su

apoyo y ayuda Ca 101 Re 157ECLESIÁSTICOS

— hacen retiro en Vaugirard bajo la dirección del santo Ca 70 Re 105— más de trescientos E. asisten al traslado de los restos Re 309ECLESIÁSTICOS de Grenoble— forman una sociedad para ayudar a los pobres Ca 120-121 Re 192— se imponen unas reglas Ca 121 Re 193— forman una oficina de caridad Ca 121 Re 193— se dirigen al santo Ca 121 Re 193ECCLESIÁSTICOS de Marsella— varios habían escrito al santo Re 221— se enteran de la llegada del santo a Marsella Ca 127 Re 221— obtienen que acceda a la creación de escuelas gratuitas Ca 127 Re 221ESCOLANO de París

suprime las escuelas del santo Re 78EsCOLARES de San Sulpicio (París)— el santo los divide en tres clases Ca 48 Re 71— se hace el horario de las clases Ca 50 Re 74— se da menos tiempo para el trabajo manual Ca 50 Re 74ELZE, Vicente de E. du Roure, llamado abad de San Juan— fundador de la escuela de Les Vans Ca 1 19 Re 209— encargaal párroco de Gravière el cuidado de losHnos. desLes Vans Ca 126 Re 219ENEMIGOS DEL SANTO

— le acusan al párroco BAUDRAND Ca 59-60 Re 89— tratan de dividir a los Hnos. y aceptar el superior externo Ca 97 Re 151— quieren disgustar a los Hnos. de su vida pobre y austera Re 151-152— logran que les quiten una parte de la renta debida a los Hnos. Ca 98 Re 152— hacen que pierda 5.000 libras destinadas a la casa noviciado Ca 98 Re 153— presentan a LA CHÉTARDIE maestros que remplacen a los Hnos. Ca 113 Re 186— difunden el rumor de su deserción Ca 133 Re 234— critican la dimisión del santo Ca 153 Re 276-277ENNEVAL, conde de E.— está presente en la exhumación del santo Re 308ESTRÉES, César de E, obispo de Laón, Cardenal— encargado de los intereses de Francia en Roma Ca 134— dos Hnos. son enviados a Roma, bajo su protección Re 236EUGÈNE-Francisco DE SAVOIE-CARIGNAN-SOISSONS, dit le

príncipe Eugenioel caballero de ARMESTAT sirvió a sus órdenes Ca 145 Re 258

FAUBERT, Juan, sacerdote— el santo dimite en su favor del canonicato Ca 32 Re 48— el santo le consideraba como eclesiástico digno Ca 33 Re 49— recibe el nombramiento y toma posesión (16 agosto 1683) Ca 33 Re 50FELIPE De ORLÉANS, regente de Francia

al morir desaparece la oposición a las letras patentes Ca 165 Re 303

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 619

Page 620: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

FOREIN-JANSON, Mons. Santiago de H., sacerdote, más tardearzobispo de Arlès

— amigo del señor DE LA BARMONDIÈRE Ca 51 Re 76— inspecciona las escuelas de San Sulpicio Ca 51 Re 76— se declara edificado por el proceder del santo y los Hnos. Ca 52 Re 77FUNDADORES de la escuela de San Lorenzo (Marsella).

contribuyen a apartar a los Hnos. del yugo de la obediencia Ca 129 Re 225

GABRIEL, H. G. Drolin— enviado a Roma, tiene una escuela independiente de las de Francia Re 134— pierde de vista la solicitud de la bula de aprobación Re 134GALES, el príncipe de G.

refugiado en Francia Ca 86 Re 131GOBERNADOR DE LA BASTILLA, V. St-MarsGODET DES MARAIS, Mons. Paul G., obispo de Chartres— había conocido al santo en San Sulpicio; estima recíproca Ca 74 Re 111— solicita Hnos. para su ciudad episcopal Ca 74 Re 111— obtiene Hnos. al cabo de dos años Ca 74 Re 111— recibe a los Hnos.; publica un mandato en favor de sus escuelas Ca 74-75 Re 112— quiere suavizar el régimen de los Hnos., les da ayuda Ca 75 Re 112-113— recibe al santo, le invita a su mesa Ca 75 Re 113— admira la pobreza del santo, le ofrecen un manteo nuevo Ca 75 Re 114— bendice la capilla de San Casiano (París) Ca 81 Re 123— ayudó a Hnos. pidiendo dádivas a LUIS XIV Ca 148 Re 263GONTERY, Mons. Francisco Mauricio de G. arzobispo de Aviñón— recibe a los Hnos. en Aviñón, autoriza la escuela Ca 116 Re 192— autoriza una segunda escuela Ca I 16 Re 192— le agrada la enseñanza de los Hnos. Ca 1 16 Re 191GUIART o GUYART, párroco de San Pedro el Viejo (Laón)— mantiene amistad con le santo Ca 24 Re 36, 147— pide dos maestros para una escuela en su parroquia Ca 24 Re 36— interviene en favor de los maestros de Laón Ca 24 Re 36— pide al santo que se encargue de las escuelas de Laón dejadas

por NYEL Ca 40 Re 60GUISA, María de Lorena, duquesa de Guisa y de Joyeuse,

llamada Mademoiselle de Guisatoma a los maestros bajo su protección Ca 23 Re 35

HARLAY DECHAMPVALLON, Mons. Francisco H. arzobispo de París— dio poder verbal al santo para establecer una comunidad Ca 54 Re 80, 99-100— su muerte Ca 66 Re 98HELVECIO, Adrián, médico holandés— propone un remedio radical, a vida o muerte Ca 58 Re 86— cuida y cura al santo Ca 58 Re 86— cuida y cura a los Hnos. enfermos de escorbuto Ca 123 Re 201HEREJES

algunos H. atentan contra la vida de los Hnos. de Les Vans Ca 119 Re 209-210HERMANAS DEL NIÑO JESÚS de Reims— fundadas por Nicolás ROLAND Ca 5 Re 5— el santo se encarga de ellas y obtiene letras patentes Ca 9 Re 11-12— estas letras se obtienen por la intervención del arzobispo Ca 10 Re 13

620 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 621: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— se mantienen en su primer fervor Ca 10 Re 13— fundadas con las liberalidades de la señora MAILLEFER Re 17— veneran la memoria del santo Ca 10 Re 13HERMANO, un H.— informa al santo con detalle de la pobreza de la casa Ca 37 Re 57— enviado a ratificar el acuerdo logrado con los maestros Ca 114 Re 188— enviado a Mende para arreglar algunos asuntos Ca 117 Re 194— un H. de Grenoble hace un viaje por asuntos del Instituto Ca 136 Re 241— acompaña al santo a la Gran Cartuja Ca 136 Re 240— encargado de notificar al santo la elección del H. BARTOLOMÉ Ca 151 Re 271-272— un H. de San Sulpicio queda en París para guardar la casa Ca 113 Re 186— el H. ecónomo sólo halla un poco de pan negro para comida Ca 69 Re 103— es robado entre París y Vaugirard Ca 69 Re 103-104— un H. que había servido al príncipe de Soubise, media ante el

cardenal de Rohan Ca 166 Re 304HERMANO, Director o Superior— un H. encargado del seminario de maestros (Reims) Ca 45-46 Re 68— un H. nombrado director del noviciado de Reims Ca 45 Re 67— un H. queda en Reims como Superior; poca discreción Ca 55 Re 81— un H. encargado del noviciado, reprende a unos novicios Ca 90 Re 139— un H. sin carácter sagrado, nombrado superior Ca 153 Re 276— un H. nombrado director de una casa de provincia, se muestra

altanero, deja el hábito y sale del Instituto Ca 124 Re 202-203— un H. puesto al frente del seminario San Hipólito (París) Ca 100 Re 157— el H. Director de San Yon manda a un novicio barrer la

habitación del santo Ca 153 Re 277HERMANO. V. también DIRECTOR de novicios, DIRECTOR de

ReimsHERMANOS, Señores DE LA SALLE, los hermanos del santo— tres siguen viviendo con el santo Ca 1 7 Re 26— se retira a estos jóvenes de la casa del santo Ca 19 Re 29HERMANOS, algunos Hnos.— dos Hnos. llegan a París con el santo (febrero 1688) Ca 47 Re 70— dos Hnos. preparados para las escuelas dominicales, salidos Ca 82 Re 207-208— dos Hnos. en Calais, se presentan al obispo de Boloña

reciben des cartas y luego la visita del santo Ca 84 Re 127-128— dos Hnos. enviados a Darnétal Ca 103 Re 163— dos Hnos. llegan a Aviñón, se presentan al arzobispo, y abren

las clases Ca 116 Re 191-192— dos Hnos. enviados a Marsella Ca 118 Re 196— dos Hnos. enviados a San Dionisio Ca 109 Re 178— dos Hnos. enviados a Roma. Recibidos por el Papa Ca 134 Re 236— dos Hnos. enviados a Roma; llegan a la muerte de INOCENCIO XII Ca 134 Re 133— dos Hnos. enviados a Roma, un de ellos vuelve a Francia, el

otro queda solo durante 26 años Re 133— dos Hnos. tienen a su nombre la casa de San Yon Re 288— dos o tres Hnos. díscolos, se niegan a obedecer al H. BARTOLOMÉ,

son despedidos del Instituto Ca 140 Re 249— tres Hnos. enviados a Reims, pasan por Charmel, edifican al

párroco y al conde del lugar Ca 65 Re 97-98— cuatro Hnos. atienden la escuela de San Plácido (París) Ca 83 Re 125

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 621

Page 622: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— siete Hnos. son destinados a la fundación de Chartres Ca 74 Re 112— ocho o diez Hnos. atienden las escuelas en Ruán, su pensión

es muy módica Ca 107 Re 173— algunos Hnos. piden la mediación de LA CHÉTARDIE en el

asunto BRICOT Ca 94 Re 145-146HERMANOS, varios, principales, todos o Hnos. sin precisión— conocen que Dom MAILLEFER es autor de una vida del santo Re IV;— la fundación de los Hnos. es la obra principal del santo Ca 10 Re 13-14— ocupan aún la casa de la calle Nueva, comprada en 1700 Ca 20 Re 30— los maestros toman el nombre de Hermanos de las Escuelas

cristianas; su unión Ca 27 Re 40— se inquietan por su futuro, exponen sus temores Ca 27-28 Re 41-42— hubieran estado a cubierto con una «fundación» del santo Ca 35 Re 53— se sorprenden por la generosidad del santo Ca 36 Re 54-55— el santo exhorta a los Hnos. a vivir la pobreza Ca 36 Re 56-57— tratan de imitar la vida penitente del santo Ca 38 Re 58-59— varios Hnos. son víctimas de sus penitencias Ca 38 Re 58-59— su alimentación y su vestimenta Ca 40 Re 61— el santo se esconde a su vigilancia y vive en el retiro Ca 39 Re 60— dispersos en varias villas, quisiera reunirlos en Congregación Ca 40 Re 60— no comen un plato de ajenjo, servido por descuido Ca 41

el santo manda servirlo a la cena Re 61-62— se reúnen y hacen un retiro (1686) Ca 41 Re 62— habrían querido emitir votos perpetuos Ca 41 Re 63— hacen voto de obediencia por un año Ca 41 Re 62-63— se dejan convencer para elegir un H. como superior Ca 42 Re 63-64— eligen al Hermano l’HEUREUX Ca 42 Re 64— se sienten felices al ver que el santo retoma el mando Ca 44 Re 66— peregrinación a Nuestra Señora de las Virtudes Re 79— dan señales de agotamiento Ca 54 Re 80— son llamados a Vaugirard en vacaciones Ca 55 Re 81-83— deben escribir al santo cada mes Ca 55 Re 82— su número aumenta, sus ejemplos atraen postulantes Ca 56, 60 Re 83, 91— hasta 1692 los Hnos. atendían las cosas materiales de la casa Ca 56 Re 83— llevan vida humilde, mortificada, sencilla y pobre Ca 65, 68 Re 97— estimaban al H. l’HEUREUX y sienten su pérdida Ca 59 Re 88— asisten y comulgan en la misa del santo en la iglesia de Vaugirard Ca 68 Re 101— ven que el santo admite con facilidad sujetos (hambre) Ca 69 Re 104— se reúnen en París (Pentecostés 1694), y emiten votos perpetuos Ca 42, 71 Re 63, 107— les expone las Reglas y las aprueban Ca 71 Re 107— eligen y confirman al santo en como superior Ca 73 Re 108-109— emiten voto perpetuo de obediencia Ca 41, 73 Re 63, 110— rehusan prepararse para las escuelas dominicales Ca 83 Re 208— a petición del obispo de Chartres, deciden enviar siete Hnos. Ca 74 Re 112— se muestran menos desinteresados que el santo Ca 79 Re 120— piden a JACOBO II su intervención ante Roma Re 133— habían dado pasos desde 1694 para obtener bulas Re 133— se les presenta como divididos Ca 90 Re 139— se reúnen en San Yon para su retiro Ca 110 Re 180— se alegran al volver a ver al santo Ca 115 Re 189— informan a menudo al santo de su situación Ca 148 Re 198

622 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 623: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— se sienten agotados por la carestía (1709) Ca 123 Re 201— intento de escisión; uno lo manifiesta y luego deja el Instituto Ca 124 Re 203-204— reunidos por el H. BARTOLOMÉ, expulsan a los rebeldes Ca 125, 140 Re 205, 249— desaprueban la gestión del H. BARTOLOMÉ para nombrar

superiores eclesiásticos Ca 141 Re 250— se convencen del buen hacer de los superiores eclesiásticos Ca 141 Re 251-252— escriben al santo, pero no reciben respuesta (1714) Ca 142 Re 252— toman un medio extraordinario para hacer volver al santo a

París (1714) Ca 142 Re 252— se pide su consentimiento antes de abrir el capítulo (1717) Ca 149 Re 268

el H. BARTOLOMÉ consigue la mayoría de votos Ca 150-151 Re 271— siguen recurriendo al santo después de su dimisión Ca 152 Re 264-265— se habían opuesto a los intentos del santo para dejar el cargo Ca 148 Re 265— se dejan convencer y no se oponen a la dimisión del santo Re. 266— su docilidad al proyecto de asamblea (1717) Ca 150 Re 270— fijada para Pentecostés la asamblea general (1717) Re 270— renuevan los votos en manos del H. BARTOLOMÉ Ca 151 Re 273— no tenían dinero para comprar San Yon Ca 157 Re 286— se dirigen al santo para decidir la compra de San Yon Ca 158 Re 286— el abate LOUVOIS pone precio especial para comprar San Yon Ca 158 Re 287— al santo se le dice superior de los Hnos. en el acta notarial Ca 156 Re 283— el santo cede todos sus derechos en favor de los Hnos. Ca 156 Re 284— advierten la disminución de las fuerzas del santo Ca 158 Re 288— insisten al santo a que tome algún alivio (cuaresma 1719) Ca 159 Re 289— al ver al santo celebrar (San José 1719), creen que está curado Ca 160 Re 292— el santo habla a los Hnos. en sus últimos momentos Ca 161 Re 294— se reúnen junto al lecho del santo Ca 161 Re 294— presentan escrito al cardenal de Rohan, para obtener las bulas Ca 166 Re 305— piden permisos para trasladar el cuerpo del santo Re 307— ochenta Hnos. están presentes en el traslado del santo Re 309HERMANOS directores— reciben la orden de reunirse en San Yon Ca 150 Re 270— eligen al H. BARTOLOMÉ y a dos asistentes Ca 151 Re 271-272— revisan las reglas y dan cuenta al santo Ca 151 Re 273HERMANOS DIRECTORES Y VETERANOS

— se reúnen en San Yon (1725) para recibir la bula Ca 166 Re 306— hacen tres días de retiro y pronuncian los votos el 15 de agosto Ca 166-167 Re 306HERMANOS SIRVIENTES

— los primeros (1692) Ca 56 Re 83— sus funciones Ca 56 Re 83HERMANOS de Alais— gozan de la protección del rey y del obispo Ca 118 Re 197-198— su trabajo, infructuoso al principio por los hugonotes Ca 118 Re 197— su celo por la instrucción de la juventud Ca118 119,126 Re 198, 218— éxito que tienen en la conversión de los niños herejes Ca 126 Re 219HERMANOS de Aviñón— son recibidos por el arzobispo Ca 116 Re 192

van al palacio arzobispal para dar algún catecismo Ca 116 Re 192— reciben con gozo al santo (cuaresma 1712), quieren retenerlo Ca 125 Re 217-218HERMANOS de Boloña

se presentan al obispo del lugar Ca 121 Re 214

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 623

Page 624: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

HERMANOS de Calais— reciben del obispo los poderes necesarios Ca 84 Re 127— se hallan desprovistos de medios al morir el párroco Ca 86 Re 129— los magistrados les consiguen una pensión Ca 86 Re 129HERMANOS de Chartres— son acogidos por el obispo del lugar Ca 74 Re 112— su agotamiento; son asistidos por el obispo Ca 75 Re 112-113HERMANOS de Grenoble— el santo los encuentra con mucho sosiego Ca 135 Re 238— cuidan al santo, afectado de reuma Ca 137 Re 242— el santo los exhorta; se entristecen por su partida Ca 144 Re 256HERMANOS de Les Vans— amenazados varias veces por los herejes Ca 119 Re 210— su serenidad durante el amotinamiento Ca 1 19 Re 210— el magistrado los libera Ca 119 Re 210— informan al santo Ca I 19 Re 210HERMANOS de Marsella— acuden al noviciado, pero soportan mal esta sujeción Ca 129 Re 224— tratan de librarse de esa obligación; intervienen externos Ca 129 Re 225— son pospuestos en la fundación de la escuela de San Martín Ca 129 Re 225-226— algunos dejan el Instituto; otros se adhieren a los enemigos Ca 132 Re 231HERMANOS de Mende

no esperaban la visita del santo Ca 126 Re 220HERMANOS de París— soportan con tristeza el desorden de las escuelas Ca 48 Re 71— guardan silencio ante la calumnia Ca 50 Re 75— continúan las escuelas apesarde la decisión deLA BARMONDIÈRE Ca 51 Re 75— molestados por los maestros de escuelas menores Ca 53 Re 78— abren la escuela cerca de Pont-Royal (calle du Bac) Ca 53 Re 78— reciben las reglas y las aceptan Ca 71 Re 106— emplean todos los medios posibles para curar al santo Ca 57-58 Re 85-86— suplen a las necesidades de los Hnos. de Vaugirard Ca 69 Re 103-104— los obligan a interrumpir las clases de la calle San Plácido Ca 83 Re 125— reciben la segunda visita del vicario mayor Ca 92 Re 141— reunidos por el santo, ven llegar al vicario mayor y un abate Ca 92 Re 141— rehúsan aceptar al nuevo superior Ca 92, 96 Re 142, 149— solicitan la intervención del señor DE LA CHÉTARDIE Ca 94 Re 145-146— les presenta el vicario mayor como muy afines al santo Ca 92 Re 142— reunidos ante el vicario mayor, imponen condiciones Ca 94 Re 144-145— siguen más unidos que nunca al santo Ca 98 Re 152— piden al santo que deje el barrio de San Sulpicio Ca 99 Re 153— carecen de todo durante el hambre Ca 123 Re 200— se sienten agotados por la enfermedad, el santo hace cuidarlos Ca 123 Re 201— intentan la escisión; el autor se da a conocer y deja el Instituto Ca 124-125 Re 202-205— en la parroquia de San Roque les ponen condiciones inaceptables Ca 111 Re 182— los Hnos. de San Sulpicio son distribuidos por otras casas Ca 113 Re 186— los Hnos. reabren las escuelas de San Sulpicio Ca 114 Re 188— piden al santo que retome el gobierno del Instituto Ca 144 Re 257— razonesque inducen al santo a alojarse en S. Nicolásdu Chardonnet Ca 157 Re 284-285— reciben al santo Ca 157 Re 286HERMANOS de París, San Dionisio y Versalles

624 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 625: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— escriben al santo, le mandan que regrese a París Ca 142 Re 253— texto de su carta Ca 143 Re 253-254HERMANOS de París y otros lugares— los Hnos. de P. se reúnen en Vaugirard con los de Reims Ca 55 Re 81— los Hnos. de P. y Vaugirard conocen la Reglas y las aceptan Ca 71 Re 106— los Hnos. de P. y otras casas se inquietan por la ausencia Ca 140 Re 248HERMANOS de Provenza— se apartan del santo Ca 132 Re 231— se unen a sus enemigos Ca 132 Re 231— dan crédito a las calumnias difundidas contra el santo Ca 132 Re 231HERMANOS de Reims— eran dieciséis en 1688 Ca 55 Re 81— se disgustan de su estado y varios dejan la comunidad Ca 55 Re 81— son llamados a Vaugirard durante las vacaciones Ca 55 Re 81HERMANOS de Ruán— su viaje de París a R. es un verdadero retiro Ca 104 Re 167-168— dificultades que surgen para recibirlos Ca 104 Re 165-167— son alojados en el Asilo; sus servicios; su fatiga Ca 105 Re 169— su vida en el hospicio es incompatible con sus ejercicios Ca 106 Re 170-171— continúan los insultos del populacho Ca 105 Re 169-170— se retiran de la Oficina del hospicio Ca 107 Re 173— reciben una ayuda anónima durante el hambre (1709) Ca 107 Re 173HERMANOS de Ruán y de San Yon— reunidos por el santo, aceptan sus razones de dimisión Ca 149 Re 267— piden al santo que no los abandone Ca 149 Re 267HERMANOS de San Yon— reciben alumnos internos Ca 109 Re 176-177— manifiestan su alegría al tener de nuevo al santo entre ellos Ca 157 Re 286— recogen los últimos sentimientos del santo Ca 161 Re 294HERMANOS de Vaugirard— soportan el hambre Ca 68-69 Re 103— tienen que esperar hasta la noche para comer Ca 69 Re 103— se quejan durante el hambre de que el santo admite a muchos Ca 69-70 Re 104HOLANDÉS, un joven calvinista H.— el santo le encuentra y le convierte Ca 77 Re 115-116— relato detallado de su conversión Ca 77-79 Re 115-119— instruido por el santo, abjura ante el párroco BAUDRAND Ca 78 Re 117-118— reside en el noviciado Ca 78-79 Re 119— regresa a Holanda y convierte a familiares Ca 78 Re 119HOURS, Luisa. v. Luisa de PARMENIA

HUCHON, Claudio, párroco de Versalleshalla recursos y protección para la escuela Ca 121 Re 199

IMPRESOR de Grenoble. v. PETIT, MateoINOCENCIO XII, Papa— erige el obispado de Alais Ca 118 Re 196— recibe a los Hnos. con bondad, su muerte suspende las

primeras esperanzas de los Hnos.Ca 134 Re 236

INTENDENTE DEL LANGUEDOC

elimina las dificultades hechas a los Hnos. en Les Vans Ca 119 Re 209-210

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 625

Page 626: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

IRLANDESES, cincuenta jóvenes I.refugiados en Francia, se los confían al santo Ca 86 Re 130

JACOBO II, rey de Inglaterra— refugiado en Francia Ca 86 Re 131— visita a los cincuenta irlandeses (París, Casa Grande)

manifiesta su satisfacción al santo Ca 87 Re 132— los Hnos. le piden que intervenga para conseguir bulas Re 133JACQUES III, príncipe de Gales, refugiado en Francia Ca 86 Re 131JESUITA, un J. predicador en Marsella. v. CROISET, Juan

LA BARMONDIÈRE, Claudio Bottu de L., párroco de San Sulpicio— solicita al santo que establezca una escuela Ca 31 Re 46— el santo le promete Hnos. Ca 31,34,45,46 Re 46, 67— el santo le pide que espere Ca 34 Re 52— escribe al santo para recordarle su promesa Ca 47 Re 70— hace que su hermano escriba al santo por su hermano (Luis) Ca 46 Re 69— tenía en la escuela una manufactura de lana Ca 47, 50 Re 71, 73— visita las escuelas, se extraña por el poco orden

pide al santo que se encargue de la escuela Ca 49 Re 73— pide nuevos Hnos., promete mantenerlos Ca 49 Re 73— prefiere el interés de los niños a las quejas del encargado de la

manufactura Ca 50 Re 74— le indisponen contra el santo y los Hnos. resuelven retirarse Ca 50-51 Re 75— recibe al santo, le pide que siga y promete arreglar las cosas Ca 51 Re 76— inspecciona las escuelas; abandona sus prejuicios

continúa su amistad con el santo Ca 51-52 Re 76-77— deja el cargo de párroco, le sucede BAUDRAND Ca 52 Re 77— había hablado con el santo para abrir otra escuela Ca 53 Re 78LA COCHERIE, Santiago Abot de L. pide cuatro Hnos. para Boloña Ca 121 Re 214LA CHÉTARDIE, Joaquín Trotti de L., párroco de San Sulpicio— se informa de las necesidades de los Hnos., y les ayuda Ca 80 Re 120-121— visita las escuelas Ca 80 Re 121— establece lazos de amistad con el santo Ca 80 Re 121— propone el traslado del noviciado a la parroquia San Sulpicio Ca 80 Re 121-122— alquila una casa, y hace trasladar los muebles, suple la

insuficiencia del mobiliario Ca 80-81 Re 122-123— propone la apertura de la escuela dominical Ca 81, 83 Re 124, 205-

208— traslada la escuela de la casa noviciado a calle San Plácido Ca 83 Re 125— propone al santo educar a cincuenta jóvenes irlandeses Ca 86 Re 130-131— le piden que intervenga en el asunto BRICOT Ca 94 Re 145— los padres le reclaman la vuelta de los Hnos. a las escuelas Ca 113 Re 186— no acepta los sustitutos que le proponen para los Hnos. Re 186— escribe al santo para pedirle que retome las escuelas Ca 113 Re 187— acuerdo con los maestros de las escuelas menores Ca 113-114 Re 187— los alumnos serán admitidos con un certificado de pobreza Ca 114 Re 187

LA SALLE, Juan Bautista de L., el santo. Su persona, su familia— el mayor de siete hermanos Ca 3 Re 1— su nacimiento, su bautismo Ca 3 Re 1— a la muerte de su madre espera para recibir el subdiaconado Ca 5 Re 4

626 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 627: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— la muerte de su padre le obliga a abandonar París Ca 4 Re 5— a la muerte de sus padres se encarga de la casa paterna Ca 5 Re 5— un día de nieve cae en un hoyo; agradece a Dios su salvación Ca 16 Re 24-25— responde con calma a las críticas de sus parientes Ca 19 Re 29-30— es criticado de nuevo por sus parientes y amigos Ca 30 Re 45-46— no se cree obligado a dejar la canonjía a su hermano Ca 32 Re 48— enferma en Reims; no deja que su abuela entre en su cuarto Ca 56-57 Re 84— mal curado, regresa a París, y la enfermedad vuelve Ca 57 Re 85— en París sufre retención de orina; situación desesperada Ca 57 Re 85— recibe los últimos sacramentos, da sus últimos consejos Ca 58 Re 85-86— curado de la retención, recupera las fuerzas rápidamente Ca 58 Re 87— al volver de Chartres es atacado por el reuma; remedio penoso Ca 76 Re 114-115— unos ladrones le quitan el manteo nuevo Ca 79 Re 114— le sale una lupia en la rodilla y sufre una operación dolorosa Ca 111 Re 181— un viaje a París hace que el mal vuelva, nueva operación Ca 111 Re 181-182— apenas curado de la lupia, vuelve a Ruán Ca 112 Re 184— corre peligro de perder la vida al atravesar el Gévaudan Ca 126 Re 220— en Grenoble sufre de nuevo el reuma; mismo remedio de París Ca 137 Re 242— sufre el reuma aún más fuerte en los últimos años de vida Ca 158 Re 288— sufre también de asma Ca 158 Re 289— forzado a guardar cama (1719), a su pesar toma las medicinas Ca 159 Re 289-290— se debilita más y más; sufre dolor de cabeza y de costado;

le avisan que llega el fin de su vida y lo acepta con gozo Ca 160 Re 290— la víspera de San José (1719), mejora; celebra la misa Ca 160 Re 291-292— recae en sus dolencias; se desespera por su vida Ca 160 Re 292— el párroco de San Severo le visita y le exhorta para el final Ca 160 Re 292— pide el viático, hace disponer todo y se levanta cuando llega Ca 160-161 Re 293— pide la extrema unción, la recibe y prolonga la acción de gracias Ca 161 Re 293— da sus últimas recomendaciones a los Hnos. Ca 161 Re 294— a un seglar le da a conocer su poca correspondencia a Dios Ca 161 Re 294— las primeras palabras de su testamento Ca 161 Re 295— su última bendición a los Hermanos Ca 162 Re 296— pierde el conocimiento; lo recobra; nuevas palabras Ca 162 Re 296— entra en agonía Ca 162 Re 296-297— recita la oración Maria Mater gratiae Ca 162 Re 297— sus últimas palabras Ca 162-163 Re 297— su muerte, el 7 abril de 1719 Ca 163 Re 297— su retrato físico y su retrato moral Ca 163 Re 298-299— la gente acude a honrar sus restos y sus virtudes Ca 164 Re 300— funerales, su tumba, epitafio Ca 164 Re 300-301— el H. TIMOTEO trabaja para llevar su cuerpo a San Yon Re 306— se disponen las cosas para el traslado de sus restos a San Yon Re 307— exhumación de los restos del santo Re 307-309

Sus escritos

— responde a todas las cartas de los Hermanos Ca 55 Re 82— escribe su regla de vida Ca 70 Re 105-106— en un descanso forzado revisa varias obras Ca 111 Re 182— algunos títulos, algunas características de sus obras Ca 111 Re 182-184— en Grenoble compone o retoca algunas obras de piedad Ca 136 Re 241— los añadidos a los Deberes I no agradan al editor Ca 136-137 Re 241-241

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 627

Page 628: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Sus virtudes, sus ejemplos, sus retiros, sus renuncias

— idea general de su vida, sus cualidades, su abandono a Dios Ca 1 Re I-III;— inclinado a la virtud desde niño Ca 3 Re 1— se afianza por la oración y las buenas obras Ca 6 Re 7— sus ejemplos de humildad Ca 10 Re 14— su perfecta sumisión a las órdenes de la Providencia Ca 22 Re 34— hace notar a los Hermanos la acción de la Providencia Ca 36 Re 54-55— su ejemplo fortalece a los Hermanos contra la desconfianza Ca 36 Re 55— su amor a la pobreza: su conducta y enseñanzas; carta a un Hno. Ca 36-38 Re 55-57— su mortificación, penitencia y humildad; modera a los Hnos. Ca 38 Re 58— reanuda su vida de soledad y de oración; le atrae la contemplación Ca 39 Re 59— esfuerzos para acomodarse a la comida de los Hermanos Ca 40 Re 61— llega a perder el gusto por la comida; suceso del ajenjo Ca 40-41 Re 61-62— dimite de superior: marcas de sumisión al H. l’HEUREUX Ca 43 Re 64-65— sus humillaciones voluntarias; obligado a retomar el cargo Ca 43-44 Re 65-66— su reputación de santidad; se ve forzado a dirigir a varios Ca 44 Re 66— su silencio ante los ardides de sus calumniadores Ca 51 Re 75— calumniado ante el señor BAUDRAND, su actitud humilde Ca 59-60 Re 89-90— se encarga de despertar a la comunidad; penitencias si falla Ca 64-65 Re 97— exhorta a los Hnos. a la sencillez y a la pobreza Ca 65 Re 97— su abandono a Dios durante la carestía Ca 68-70 Re 103-105— su serenidad después del robo al Hno. ecónomo Ca 69 Re 104— su gusto por la soledad, contrariada sin cesar Ca 76 Re 114— sus fatigas y sus austeridades Ca 76 Re I 14-115— ánimo con que sufre los remedios contra el reuma Ca 76 Re 115— su confianza en la Providencia, su desinterés Ca 79 Re 119-120— su paz interior, su tranquilidad en las pruebas Ca 95 Re 146-147— no hay nada de quietismo, pero se le recrimina su firmeza Ca 95, 96-97 Re 147-148— su amor por la vida oculta Re 160— cambia sus vestidos con los de un sacerdote en la Bastilla Ca 102 Re 161-162— su regularidad, su puntualidad Ca 110 Re 181— sus austeridades Ca 111 Re 181— su retiro en los Carmelitas de París Ca 114 Re 188— su devoción a santaTeresa; conocimiento de los escritos de la santa Ca 114 Re 188-189— su confianza durante la carestía (1709) Ca 123 Re 200— desinterés en el proceso por la casa de San Dionisio Ca 125 Re 217— sus ejercicios de piedad en Grenoble Ca 135 Re 238— duda que su empresa venga de Dios; decide alejarse Ca 132 Re 231-232— se retira al eremitorio de San Maximino; halla la paz Ca 132 Re 232, 235— visita la Gran Cartuja; su devoción a san Bruno Ca 135 Re 238-240— oculta su condición de antiguo canónigo de Reims Ca 136 Re 239-240— propuestadelabatedeSALÉON;enParmenia,encuentroconsorLUISA Ca 138-139 Re 246-247— en Lyon venera la tumba de san Francisco de Sales Ca 144 Re 256— su dependencia del H. BARTOLOMÉ, le pide permiso para todo Ca 152-153 Re273-274,

277-278— es beneficiario de un legado, y se ocupa de él por obediencia Ca 154 Re 278-279— se aloja en St-Nicolás-du-Chardonnet, ejemplos que dio Ca 155-156 Re 279-283— prefiere renunciar antes que figurar como superior de los Hnos. Ca 156 Re 283-284— entrega al H. BARTOLOMÉ la suma del legado Ca 156 Re 284— va apartando a los Hnos. de su persona Ca 158 Re 288— ayuna a pesar de su enfermedad; el confesor se lo prohíbe (1719) Ca 159 Re 289-290

628 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 629: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— sus virtudes, su retrato moral Ca 163 Re 298

Sus estudios, carrera eclesiástica, su ministerio sacerdotal

— comienza los estudios en el Colegio de la Universidad de Reims Ca 3 Re 2— recibe la tonsura Ca 4 Re 2— le ceden una canonjía Ca 4 Re 2— su aplicación a sus deberes de canónigo Ca 4, 7 Re 3, 8-9— termina la Filosofía, recibe el título de Maestro en Artes Ca 4 Re 3— entra en el seminario de San Sulpicio, estudia en la Sorbona Ca 4-5 Re 3— toma consejo de ROLAND antes de recibir las órdenes Ca 5 Re 5— se dirige con ROLAND, le manifiesta gran confianza Ca 6 Re 6— recibe las órdenes menores y el subdiaconado en Cambrai (1672) Ca 6 Re 6— hubiera seguido sus estudios en París, pero se queda en Reims Ca 6 Re 6-7— acaba la Teología en Reims: licenciatura Ca 6 Re 7— recibe el diaconado en París Ca 6 Re 7— trata de cambiar la canonjía por un curato; el arzobispo dice no Ca 6 Re 7-8— nopiensamásencambiardeestado;nosecreellamadoaunaparroquia Ca 6-7 Re 8— recibe el sacerdocio (1678), y dice su primera misa Ca 7 Re 9— su forma de celebrar, celo por los lugares y ornamentos sagrados Ca 7-8 Re 9-10— celebraba diariamente a menos que estuviera enfermo Ca 8 Re 9-10— su celo contra los eclesiásticos poco dignos Ca 8 Re 10— licenciatura y grado de doctor Ca 16 Re 24— intenta dimitir de su canonicato Ca 30 Re 46— va a París para presentar la dimisión a su arzobispo Ca 30 Re 46— de vuelta a Reims ve a Mons. LE TELLIER, que pone reparos Ca 31 Re 46-47— consulta al señor PHILBERT, justifica su resolución Ca 31-32 Re 47— PHILBERT le aconseja que dimita en favor de su hermano Ca 32 Re 48— reza en la catedral antes de entrar en el arzobispado Ca 31-32 Re 47— da cuenta de sus gestiones al señor arzobispo Ca 32 Re 47— dimite a favor de FAUBERT Ca 32 Re 48-49— CALLOU, encargado de recibir la última decisión del santo Ca 33 Re 50— queda liberado del canonicato Ca 33 Re 50-5 1— justificación de la firmeza mostrada en este asunto Ca 33 Re 49— se ve forzado a aceptar la dirección de varias personas Ca 44 Re 66— peregrina a Nuestra Señora de las Virtudes y dice la misa Re 79— su carisma para la conversión de los pecadores Ca 61 Re 91— convierte a un joven abate libertino Ca 61-63 Re 91, 94-96— los párrocos le consultan casos difíciles Ca 64 Re 96— encaminan hacia él a algunos pecadores Ca 64 Re 96— encuentra y convierte a un joven abate; éste pide entrar en el

Instituto Ca 87-89 Re 134-137— presenta la dimisión de sus poderes de confesar en la diócesis Re 152— celebra en las Religiosas de la Cruz, dirige a varias de ellas Ca 101 Re 161— va a confesar a un sacerdote en la Bastilla, su caridad Ca 102 Re 161-162— recibe de Mons. COLBERT todos los poderes para Ruán Ca 109 Re 177— oculta su calidad de antiguo canónigo de Reims en la Cartuja Ca 136 Re 239— en París exorciza al caballero de ARMESTAT Ca 147 Re 262-263— aun enfermo, sigue celebrando la misa Ca 159 Re 291— se levanta y celebra misa el día de san José (1719) Ca 160 Re 291-291

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 629

Page 630: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Sus fundaciones

Alais— se dirige a A. Ca 126 Re 218— el obispo le expresa su satisfacción Ca 126 Re 219— da gracias a Dios por el fruto de sus trabajos Ca 126 Re 219— se marcha de A. Ca 126 Re 219

Aviñón— responde al deseo de fundar de la señora de CHATEAUBLANC Ca 116 Re 130— duda en enviar Hnos. a A., el señor de CHATEAUBLANC le

insta a que envíe dos Re 191— llega A., los Hnos. intentan retenerle Ca 125 Re 217-218

Boloña— envía dos Hnos. a B. Ca 121 Re 214— visita a los Hnos. de B. Ca 122 Re 215— la gente de B. se apresura a conocer al fundador Ca 122 Re 215— deja B. para ir a otras casas, y luego a París Ca 122 Re 216

Calais— le piden Hnos. para C. Ca 84 Re 127— a instancias del párroco y del gobernador envía dos Hnos. Ca 84 Re 127— escribe a los Hnos. de C. Ca 85 Re 128— el santo visita a los Hnos. de C. Ca 85 Re 128— es invitado a celebrar misa el día de la Asunción Ca 85 Re 128-129— deja C. para ir a París Ca 85 Re 129

Chartres— el santo era conocido de GODET DES MARAIS, obispo de C. Ca 74 Re 111— no puede enviarle Hnos. hasta dos años después Ca 74 Re 111— comunica a los Hnos. el deseo del obispo de C.; envía siete Hnos. Ca 74 Re 111-112— es recibido por el obispo y forzado a comer a su mesa Ca 75 Re 113— recibe del obispo un manteo nuevo, lo toma como limosna Ca 76 Re 114

Darnétal— envía dos Hnos. a Darnétal Ca 102 Re 163

Dijón— pasa a Dijón, y se queda poco tiempo Ca 144 Re 256

Grenoble— envía Hnos. a G. Ca 121 Re 193— en G., se dedica a la oración, y da clase en la escuela San Lorenzo Ca 135-136 Re 240-241— en G. compone varias obras de piedad Ca 136 Re 241— retoca Los deberes del Cristiano; tiene que quitar lo añadido Ca 136-137 Re 241— recibe la carta de los Hnos. de París, Versalles y San Dionisio Ca 142-143 Re 253-255— a los consejos de sus amigos de G. opone la obediencia Ca 143 Re 255-256— se despide de los amigos, exhorta a los Hnos. y deja G. Ca 143-144 Re 256

Guisa— no aprueba el primer intento de la escuela de Guisa Ca 18 Re 27— sustituye a los primeros maestros de G.; no satisfacían Ca 23 Re 35-36

Laón— NYEL pide al santo que se encargue de sus tres escuelas Ca 39-40 Re 60— mantiene amistad con el párroco de San Pedro de L. Ca 24 Re 36— le pide que acepte las tres escuelas Ca 40 Re 60

Les Vans— bendice a Dios por las persecuciones sufridas por los Hnos. Ca 119 Re 211— toma confianza y siente que disminuyen sus dudas Re 211-212

630 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 631: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— sus viajes en torno a Les Vans Ca I 26, 127 Re 220-221Marsella

— envía dos Hnos. a M. Ca 117-118 Re 196— va a M., piensa abrir un noviciado; aceptan la idea Ca 127 Re 222— teme por su obra por encontrar pocas dificultades Ca 127-128 Re 222-223— se entrega a la formación de los novicios; no responde cartas Ca 128 Re 224— llama a los Hnos. a un retiro en el noviciado de M. Ca 128 Re 224— el párroco de San Martín (M.) cambia los planes Ca 130 Re 227-228— difamado e injuriado, responde con moderación Ca 131 Re 228-230— deja M. con la esperanza de que vuelva la paz a la obra Ca 133 Re 235— el H. TIMOTEO le informa de la ruina del noviciado de M. Ca 133 Re 233

Mende— envía un H. a Mende Ca 117 Re 194— se dirige desde Les Vans a Mende Ca 126 Re 220— declina la invitación del obispo de Mende Ca I 27 Re 220

Moulins— envía dos Hnos. a Moulins Ca 120 Re 211

París (v. también París-Vaugirard, casa del noviciado)— visita al párroco de San Sulpicio, le promete dos Hnos. Ca 31 Re 46

referencia al mismo hecho Ca 45, 46 Re 67, 69— piensa en dejar Reims para P. Ca 34, 46 Re 51, 52, 69— recibe carta de su hermano, responde que no puede ir un Hno. solo Ca 47 Re 69— escribe a LA BARMONDIÈRE y le pide que espere un poco Ca 34 Re 52— le visita el abate COMPAGNON, pero él estaba de viaje Ca 47 Re 69— le informan del viaje del abate COMPAGNON, y le escribe Ca 47 Re 70— espera una orden de LA BARMONDIÈRE para ir a P. Ca 47 Re 70— llega a P. con dos Hnos., febrero 1688; se alojan en la escuela Ca 47 Re 70— tiene la dirección de la escuela un eclesiástico Ca 47 Re 71— soporta en silencio el desorden de la escuela Ca 48 Re 71— sustituye a un H. enfermo y da clase en la escuela San Sulpicio Ca 48 Re 71— divide a los alumnos en tres clases Ca 48 Re 71— su apostolado en la escuela es muy discreto Ca 49 Re 72— LA BARMONDIÈRE le pregunta por las causas del desorden Re 73— acepta la dirección de la escuela, prevé las dificultades Ca 49 Re 73— regula el horario de la escuela Ca 50-51 Re 74— intentan desacreditarle ante LA BARMONDIÈRE Ca 50 Re 75— FORBIN-JANSON inspecciona y el santopideque le diga los defectos Ca 51 Re 76-77— se decide a regresar a Reims, se despide LA BARMONDIÈRE Ca 51 Re 75-76— expone a LA BARMONDIÈRE lo que pasa en la escuela Ca 51 Re 76— BAUDRAND le pide que abra la segunda escuela Ca 53 Re 78— pleito de los maestros de escuela, se defiende y gana la causa Ca 53 Re 78— acoge la idea de una escuela dominical Ca 82 Re 124, 206— forma a los Hnos. que enseñan en la escuela dominical Ca 82 Re 206-207— no puede mantener la escuela dominical Re 208— piensa en ponerla de nuevo en marcha Ca 99— después lo abandona definitivamente Ca 99— abre la tercera escuela en la calle San Plácido Ca 83 Re 124-125— obtiene una ordenanza contra los maestros de escuela Ca 83 Re 125— acoge a los jóvenes irlandeses, él mismo los atiende Ca 87 Re 130-132— lleva el noviciado a la parroquia San Pablo; abre una escuela Re 154— desea abrir de nuevo el seminario de maestros Ca 100 Re 68, 156

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 631

Page 632: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— visita al párroco de San Hipólito, le habla del seminario Ca 100 Re 155-156— juntos encuentran los fondos para el seminario Ca 100 Re 157— recibe sujetos para el seminario Ca 100 Re 157— pone al frente del seminario un H. capaz Ca 100 Re 157— no había permisos del Ordinario para este seminario Re 158— deserta el H. director del seminario Ca 101 Re 159— va a P. a tratar la apertura de la escuela de la parroquia San Roque Ca 111 Re 181-182— abre la escuela de San Roque, vive en ella Ca 111 Re 182— rechaza las condiciones de los maestros de escuela Ca 112-113 Re 185— cierra las escuelas de San Sulpicio Ca 113 Re 186— LA CHÉTARDIE pide la vuelta de los Hnos., el santo exige

seguridad Ca 113 Re 187— envía un H. para tratar con le párroco de San Sulpicio Ca 114 Re 187-188— envía de nuevo a los Hnos. y se abren las escuelas Ca 114— intenta que obedezcan algunos Hnos. díscolos Ca 124 Re 202— deja Grenoble para ir a P. Ca 144 Re 256-257— va a P. (octubre 1717) para el legado Ca 154 Re 279

París-Vaugirard (casa del noviciado)— con el beneplácito del arzobispo piensa en abrir un noviciado Ca 54 Re 80— busca una casa cómoda y la halla en Vaugirard Ca 55 Re 80— convoca a los Hnos. a V. durante las vacaciones Ca 55 Re 81-83— conversaciones con los Hnos. en retiro en V. Ca 55 Re 82— recibe postulantes, los prueba, da el hábito a cinco de ellos Ca 56 Re 83— pone todo su cuidado en la dirección del noviciado Ca 64 Re 96-97— pide autorización para tener una capilla en la casa noviciado Ca 66 Re 99— prepara la capilla y la hace bendecir por un vicario mayor Ca 67 Re 100— explica al párroco de V. los motivos de tener la capilla Ca 67, 68 Re 100-101— promete celebrar misa alguna vez en la parroquia Ca 68 Re 101— se mantiene firme a pesar de la presión del párroco Ca 68 Re 102— recibe y dirige a eclesiásticos que hacen retiro Ca 70 Re 105— traslada, como quiere LA CHÉTARDIE, el noviciado de V. a P. Ca 80 Re 122— el noviciado se establece en la Casa Grande Ca 80 Re 122— invita a GODET DES MARAIS a bendecir la capilla Ca 81 Re 123— capilla dedicada a san Casiano, razones de la elección Ca 81 Re 123— reticente a admitir en el noviciado sin consentimiento de la

familia a un joven abate convertido Ca 89 Re 136-.137— traslada su noviciado al barrio de San Antonio Ca 83 Re 154— en el barrio San Antonio celebra en las religiosas de la Cruz Ca l01 Re 161— vuelve el noviciado a P. (1709) Ca 122 Re 199-200— el H. BARTOLOMÉ estaba encargado del noviciado Ca 140 Re 248

Provenza— le piden escuelas; teme enviar Hnos. tan lejos Ca 115 Re 190— visita por primera vez las casas de la P. Ca 120 Re 198-199— segunda visita a las casas de P. Ca 125 ss. Re 217 ss.;— envía visitadores a las casas de P. Ca 137 Re 241

Reims— ejecutor testamentario de ROLAND, sostiene a las Hnas. N.J. Ca 9 Re 11-12— disipa los prejuicios de los consejeros municipales Ca 9 Re 12— solicita y obtiene el consentimiento del arzobispo Ca 9 Re 13— se obtienen las letras patentes del rey Ca 9 Re 13— es aún venerado por las Hnas. del Niño Jesús Ca 10 Re 13

632 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 633: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— encuentra a NYEL en casa de las Hermanas Ca 12 Re 18— consulta a Dom Claudio BRETAGNE y a otras personas Ca 13 Re 19-20— propone abrir la escuela bajo el párroco de San Mauricio Ca 13 Re 20— habla con la señora De CROYÈRE, sobre otra escuela Ca 14 Re 21-22— se contenta con visitar a los maestros, confía en NYEL Ca 14-15 Re 23— alquila una casa para los maestros; tercera escuela Ca 15-16 Re 24— piensa llevar a los maestros a su casa Ca 16-17 Re 25— lleva a comer a los maestros a su mesa Ca 17 Re 26— durante la ausencia de NYEL los lleva a su casa por el día Ca 17 Re 26-27— aloja a los maestros en su casa Ca 18-19 Re 28— alquila una casa para los maestros (1682), vive con ellos Ca 20 Re 30— da clase en la escuela de Santiago, viste como los Hnos. Ca 38 Re 59— hubiera querido limitarse a las escuelas de Reims Ca 40 Re 60— junta a los postulantes en un especie de noviciado Ca 45 Re 67-68— recibe candidatos para el seminario de maestros Ca 46 Re 68

referencia al mismo hecho Ca 100 Re 156— envía a tres Hnos. a Reims Ca 65 Re 97-98

Rethel— R. pide maestros, el santo quiere esperar; lo encarga a NYEL Ca 21 Re 32-33— es recibido por el duque de MAZARINO Ca 22 Re 33-34— renuncia a una donación antes que pleitear Ca 22-23 Re 35— NYEL pide al santo que se encargue de Rethel, Guisa y Laón Ca 39-40 Re 60

Roma— el santo envía a dos Hnos. a R. Ca134 Re 133,236— había diferido ir a R. Ca 134— seis años después de su muerte, R. aprueba el Instituto Re 134— ya había iniciado gestiones para la aprobación del Instituto Re 236— quiere retomar las negociaciones Ca 134 Re 236— se resuelve a ir a R. con un Hermano Ca 134 Re 236— reserva dos plazas y manda comprar provisiones Ca 134 Re 237— el obispo de Marsella le manda posponer el viaje a R. Ca 134, 135 Re 237— renuncia al proyecto del viaje Ca 135 Re 237-238— varios intentos en vida para obtener la aprobación de R. Re 304

Ruán y San Yon— se siente feliz por continuar la obra de NYEL en R. Ca 103 Re 166— va a R. a hablar con Mons. COLBERT; luego vuelve a París Re 164-165— Mons. COLBERT le insta a que envíe Hnos. a R. Ca 104 Re 166— toma el camino de R. con algunos Hnos. Ca 104 Re 167— recibido por Mons. COLBERT; participa en reunión del Consejo Ca 104 Re 168— condiciones de la Oficina; no puede aumentar Hermanos Ca 105 Re 169— comparte las humillaciones de sus Hnos. en R. Ca 105 Re 170— las ocupaciones de los Hnos. incompatibles con las Reglas Ca 106 Re 171— comunica a la Oficina la retirada de los Hnos. Ca 106 Re 171— condiciones onerosas que acepta al retirar a los Hnos. Ca 106 Re 172— alquila una casa y se retira a ella con los Hnos. Ca 106-107 Re 172— vuelve a París, decide trasladar el noviciado a R. Ca 107 Re 173-174— va a París para acordar le alquiler de San Yon Ca 108 Re 176— reúne a los Hnos. en San Yon para hacer un retiro Ca 110 Re 180— recibe alumnos internos en San Yon Ca 109-110 Re 176-177— reaviva el fervor en el noviciado de San Yon Ca 109 Re 176, 177,

180

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 633

Page 634: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— vuelve de París a San Yon Ca 110 Re 180-181— lleva a los Hnos. de San Yon a París (1709) por el hambre Ca 122 Re 199-200— vuelto de Grenoble, pasa algunos días en París, luego va a R. (1715) Ca 148 Re 264— habla a los Hnos. de R. y San Yon de su deseo de dimitir Ca 149 Re 266— convoca a los Hnos. directores a San Yon Ca i 50 Re 270— abre la asamblea de 1717 Ca 150 Re 270-271— se retira; se alegra al conocer la elección del H. BARTOLOMÉ Ca 151 Re 271-272— anima a los Hnos. a que compren San Yon Ca 158 Re 287— confía en la Providencia, halla el dinero necesario Ca 158 Re 287-288— había predicho la prosperidad de San Yon Re 309

San Dionisio— va a París para acordar la escuela de S.D. Ca 109 Re 178— a pesar de ser pequeño, abre la escuela de S.D. Ca 109 Re 178— con vista al seminario de maestros, compra la casa POIGNANT Ca 110 Re 179— paga la casa POIGNANT. Luego renuncia a su derecho Ca 110 Re 179— abandona por tercera vez la idea del seminario de maestros Ca 110 Re 179— acusado de sobornar a un menor, abandona su derecho Ca 125 Re 216-217

Troyes— abre la escuela de Troyes Ca 66 Re 130

Versalles— ayuda al párroco HUCHON en la escuela de Versalles Ca 121 Re 199

Su papel de fundador y de superior del Instituto

— junto a ROLAND toma gusto por las obras de educación Ca 6 Re 6— se ve comprometido en la obra de las escuelas gratuitas Ca 10 Re 13-14— se dedica a formar a los maestros Ca 15, 18, 20 Re 30-31— les da reglamentos Ca 20 Re 31— se encuentra sin buenos sujetos en los comienzos Ca 23 Re 35— duda, pero luego acepta ser confesor de los maestros Ca 21 Re 31— siente mucho la infidelidad de los maestros, reanima su fervor Ca 24-25 Re 36-37— reanima el celo y alienta a los maestros fieles Ca 25-26 Re 38— llegan buenos sujetos, los forma y les da reglamentos Ca 26 Re 38-39— da a los maestros un hábito característico Ca 26 Re 39— se opone al cambio del hábito de los Hnos., razones Ca 26-27 Re 39-40— los maestros toman el nombre de Hermanos E. C. Ca 27 Re 40— intenta asegurar a los Hnos. inquietos por su futuro Ca 27-28 Re 41— reconoce la fuerza de las objeciones de los Hnos. Ca 28 Re 42— piensa emplear sus bienes para sostener las escuelas Ca 28-29 Re 42-43— lo consulta al P. BARRÉ, que le aconseja el despojo total Ca 28-29 Re 42-43— resuelve dejar todo; el director se lo impide Ca 29-30 Re 44— toma también consejo de otras personas Ca 30 Re 44— al final, obtiene la aprobación de su director Ca 30 Re 45— sus parientes y amigos le critican, pero él no cambia Ca 30 Re 45-46— desea distribuir sus bienes a los pobres Ca 35 Re 51— le aconsejan dedicar sus bienes para sostener a Hnos. y escuelas Ca 35 Re 52— sigue el consejo del P. BARRÉ y se abandona a la Providencia Ca 35 Re 52-53— durante el hambre (1684) distribuye comida a los pobres Ca 35-36 Re 54-55— funda su Instituto en la Providencia, y rechaza donaciones Ca 36 Re 55— por consejo del párroco GUIART se ocupa de las escuelas de NYEL Ca 40 Re 60— piensa formar una pequeña congregación Ca 40 Re 60— consigue que los Hnos. lleven vida uniforme Ca 40 Re 60-61

634 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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— ya había regulado la comida y el vestuario Ca 40 Re 61— reúne a los principales Hnos. y les propone emitir votos Ca 41 Re 62— hace con los Hnos. voto de obediencia por un año Ca 41 Re 63— más tarde (1694) permitirá el voto perpetuo Ca 41 Re 63— piensa dimitir de superior, persuade a los Hnos. que elijan a uno Ca 42 Re 63-64— satisfecho por la elección del H. l’HEUREUX; humildad Ca 42 Re 64-65— forzado a retomar el cargo de superior Ca 44 Re 66— oferta de apoyo del obispo si se queda en Reims; lo rechaza Ca 45-46 Re 68— convoca a los Hnos. a hacer un retiro anual Ca 55 Re 81-83— la falta de retiro la suple con visitas y con las cartas Ca 55-56 Re 82-83— instituye los Hnos. sirvientes Ca 56 Re 83— había enviado a París al H. l’HEUREUX Ca 58 Re 87— en Reims conoce la enfermedad del H. l’HEUREUX Ca 58 Re 87— se va a París, y al llegar conoce la muerte del H. l’HEUREUX Ca 58-59 Re 88— destinaba al H. l’HEUREUX para sucederle Ca 59 Re 88— muerto el H. l’HEUREUX, decide que no habrá sacerdotes Ca 59 Re 88— incluso pide a los Hnos. que renuncien al latín Ca 59 Re 89— le calumnian ante BAUDRAND, su santa indiferencia Ca 59 Re 89-90— mantiene piadosa amistad con el Conde del CHARMEL Ca 66 Re 98— durante el hambre recibe a numerosos postulantes Ca 69 Re 104— escribe los reglamentos Ca 70 Re 105— reúne a los Hnos. y les somete los reglamentos Ca 71 Re 105-107— somete las Reglas a los Hnos. de las provincias Ca 71 Re 106-107— presenta las Reglas a todos los Hnos. reunidos Ca 71 Re 107— exhorta a los Hnos. a que elijan superior a uno de ellos Ca 72 Re 107-108— se hace la elección dos veces, y el elegido es él Ca 72-73 Re 108-109— se levanta acta de la elección; no se elegirá quien no sea Hno. Ca 73 Re 109— celebra la misa, los Hnos. comulgan y emiten votos perpetuos Ca 73 Re 110— regula los recreos de los Hnos. Ca 73-74 Re 110-111— contradicciones de que es objeto, y le dan a conocer Ca 83-84 Re 126— es depuesto por los superiores eclesiásticos Ca 90 Re 138-139— conoce los motivos de la visita de PIROT Ca 90, 92 Re 140-141— reunidos los Hnos. para recibir al Vicario Mayor Ca 92 Re 141— los Hnos. no reconocen a otro superior que el santo Ca 92 Re 142— es evidente la resistencia de los Hnos. Ca 93 Re 143— se trabaja a apaciguar al Card. DE NOAILLES Ca 93-94 Re 143, 144— sirve su crédito para obtener la sumisión de los Hnos. Ca 92-93 Re 143— recurre a la visita; visita de obediencia al Cardenal Ca 93 Re 144— protesta sus sentimientos de obediencia Ca 93 Re 144— acude al señor PIROT y encuentra a los Hnos. principales Ca 94 Re 144-145— el abate MADOT promete mantener al santo como superior Ca 94-95 Re 146— recibe el santo al párroco de Villiers Ca 95 Re 147— PIROT le visita de nuevo (9 diciembre 1702) Ca 96 Re 148— las razones verdaderas de la acusación contra el santo Ca 96-97 Re 150— dirige a su comunidad como antes Ca 97 Re 150— intentan alejar a los Hnos. de la persona del santo Ca 97 Re 152— quiere dimitir de sus poderes y de las licencias de París Ca 98— le desaconsejan que readmita al H. VUYART Ca 101 Re 160— no gustaba abrir pequeñas escuelas Ca 109 Re 178— exhorta a los Hnos. Ca 115 Re 189— es socorrido un día en que iba a decir misa a la comunidad Ca 123 Re 200-201

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 635

Page 636: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— hace cuidar a los Hnos. afectados por el escorbuto Ca 123 Re 201— algunos Hnos. pretenden sustraerse a su autoridad Ca 124 Re 204-205— duda seriamente que su obra venga de de Dios Ca 132 Re 231-232— se defiende (ante el H. TIMOTEO) de actuar como superior Ca 133 Re 234— envío al H. TIMOTEO a una nueva residencia Ca 133 Re 234— le acusan de haber dejado el Instituto Ca 133 Re 234— piensa retirarse a una parroquia de París, pero no lo hace Ca 133-134 Re 235— Sor Luisa de Parmenia le alienta a seguir con el Instituto Ca 139 Re 247— su agradecimiento por los superiores eclesiásticos Ca 142 Re 252— no responde a las cartas de los Hnos. (1713-1714) Ca 142 Re 252— sorprendido por la carta de los Hnos. que le llaman a París Ca 143 Re 255— se presenta a los Hnos. (1714) con total sumisión Ca 144 Re 257— va dejando el gobierno en manos del H. BARTOLOMÉ Ca 145 Re 258— había tenido ayuda del LUIS XIV Ca 148 Re 263— quiere dejar el cargo de superior (1715), se limita a los novicios Ca 148 Re 264-265— intentos hechos anteriormente para dimitir Ca 148-149 Re 265— razones para ser descargado del cargo de superior Ca 150 Re 265-266— promete no abandonar a los Hnos. después de dejar el cargo Ca 149 Re 267— se alegra oír las visitas del H. BARTOLOMÉ a las casas Ca 150 Re 270— convoca a los Hnos. directores, regula las normas de elección Ca 151 Re 270-271— no asiste a la asamblea, conoce la elección del H. BARTOLOMÉ Ca 151 Re 271-272— revisa las Reglas según le indican Ca 151 Re 273— tiene perfecta sintonía con el H. BARTOLOMÉ Ca 151-152 Re 276— su dimisión es juzgada de formas diversas Ca 153 Re 276— va a París (1717), y se aloja en St-Nicolás-du-Chardonnet Ca 154, 157 Re 285— se oculta más y más Ca 158 Re 288— el H. BARTOLOMÉ, digno sucesor del santo Ca 165 Re 301

LA SALLE, Luis de L. padre del santo— consejero de la audiencia Ca 3 Re 1— da al santo una educación de acuerdo con su nacimiento Ca 3 Re 1-2— envía al santo a estudiar a la Sorbona Ca 4— su muerte, el 9 de abril 1671 Ca 5 Re 4LA SALLE, Juan Luis o Luis de L., hermano del santo— clérigo, más tarde doctor en la Sorbona y canónigo Ca 32 Re 48— el santo prefiere a un extraño al dejar la canonjía Ca 32 Re 48-49— desde San Sulpicio, escribe al santo sobre enviar un H. a París Ca 46 Re 69LA SALLE, los hermanos del santo— tres de ellos permanecen con el santo Ca 17 Re 26— comparten la mesa con los maestros Ca 17, 19 Re 26-29— los retiran de la casa del santo Ca 19 Re 29LA VERGNE DE TRESSANT, Mons. Luis de L., obispo de Nantes,

luego arzobispo de Ruán, ayuda en las letras patentes Ca 165 Re 303LADRONES

despojan al santo de su manteo Ca 76 Re 114LANGLE, Mons. Pedro de L., obispo de Boloña— recibe con bondad a los dos Hnos. de las escuelas de Calais Ca 84 Re 127— dirige un mandato a los habitantes de Calais Ca 84 Re 127-128— recibe a los cuatro Hnos. de las escuelas de Boloña Ca 121 Re 214— aloja a los Hnos. en su seminario Ca 121 Re 214— quiere fundar una segunda escuela Ca 121 Re 214

636 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

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L’HEUREUX, H. Enrique— elegido superior, su elogio Ca 42 Re 64— confusión por las muestras de sumisión del santo Ca 43 Re 64-65— interviene para impedir al santo una limpieza humillante Ca 43 Re 65— reasume con gozo su condición de inferior Ca 44 Re 66— había estudiado latín, y luego la teología en Reims Ca 59 Re 88— va a París para recibir las órdenes Ca 59 Re 88— fue el primero comprometido con el Instituto Ca 59 Re 88— en París, presidía la comunidad en ausencia del santo Ca 58 Re 87— su enfermedad Ca 58 Re 87— los médicos desesperan de salvarle Ca 59 Re 88— su muerte Ca 59 Re 87, 88— sus funerales Ca 59 Re 88— su virtud Ca 59 Re 88LE PRINCE, sacerdote de Calais, capellán de los marineros Ca 85 Re 128LE TELLIER, Camilo L. abate de LOUVOIS

— ejecutor testamentario de su madre Ca 158 Re 287— conocía al santo Ca 158 Re 287— promete favorecer a los Hnos. Ca 158 Re 287LE TELLIER, Mons. Carlos Mauricio L. arzobispo de Reims— rehúsa consentir la permuta de beneficios Ca 7 Re 8— ordena sacerdote al santo Ca 7 Re 9— obtiene letras patentes para las Hnas. del Niño Jesús Ca 10 Re 13— el santo va a París para presentar la dimisión del canonicato Ca 30 Re 46— regresa a Reims y el santo lo hace también Ca 30 Re 46— difiere recibir al santo, quería conservarle en el capítulo Ca 31 Re 46— se dispone a viajar de nuevo a París; recibe al santo y le escucha Ca 31-32 Re 47— consulta con PHILBERT y accede a la dimisión del santo Ca 32 Re 47-48— se le pide que retrase la provisión de FAUBERT Ca 33 Re 49— se sorprende de la preferencia dada por el santo a FAUBERT Ca 32 Re 48— informado por CALLOU, envía las provisiones de la canonjía Ca 33 Re 49-50— quiere retener al santo en Reims; el santo no acepta Ca 44 Re 66LEBRETON, Miguel, párroco de San Hipólito (París)— pide Hnos. para abrir una escuela gratuita Ca 100 Re 155— compra una casa para el seminario de maestros Ca 100 Re i 57— se entiende con un amigo para sostener el seminario Ca 100 Re 157— hace legatario al H. Nicolás VUYART Ca 100 Re 158— su muerte conlleva la ruina del seminario Ca 100 Re 158-159LESPAGNOL, Petra, esposa de Juan MOËT

— abuela y madrina del santo Ca 3 Re 1— el santo la recibe en el locutorio y no en su cuarto Ca 57 Re 84LÉVÊQUE DE CARRIÈRE o de CROYÈRE. v. CROYÈRE

LHOSTELLERIE, Dom Carlos de L., prior de la abadía de San Dionisioaconseja a la sra. POIGNANT que dé dinero a los Hnos. para comer Re 178

LIBERTINO, un joven l.— convertido por el santo Ca 61-63 Re 91-95— su muerte edificante (v. convertido, converso); Ca 64 Re 95-96LIMOSNERO, un L. de París. v. RAFROND

LIMOSNEROS de San Sulpiciose interesan por la escuela de la calle du Bac Re 78

LOUVOIS, abate de L. v. LE TELLIER, Camilo

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 637

Page 638: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

LOUVOIS, Ana de Souvré, marquesa de L— a petición del arzobispo COLBERT alquila San Yon a los Hnos. Ca 108 Re 175-176— sus herederos ponen en venta la casa de San Yon Ca 157 Re 286— hija de la señora DE BOIS-DAUPHIN, madre del abate de LOUVOIS Ca 108 Re 175, 287LUGARTENIENTE DE POLICÍA (París)— confisca los muebles de la escuela del barrio San Antonio Ca 99— condena a los maestros a devolver los muebles de San Plácido Ca 83 Re 125LUIS XIV, rey de Francia— concede letras patentes a las Hnas. del Niño Jesús Ca 10 Re 13— nombra a Mons. de NOALLLES para el arzobispado de París Ca 66 Re 98— concede una pensión a los Hnos. de Calais Ca 86 Re 129— acoge a los católicos huidos de Gran Bretaña Ca 86 Re 131— crea el obispado de Alais Ca 118 Re 196— regula la asistencia escolar Ca 118 Re 197-198— estima al párroco HUCHON, ayuda a la escuela de Versalles Ca 121 Re 199— su muerte priva a los Hnos. de las ayudas Ca 147-148 Re 263LUIS XV, rey de Francia— su minoría de edad y el consejo de Regencia Re 303— designa al cardenal de Rohan como su delegado en Roma Ca 166 Re 305LUISA, sor L. de Parmenia— su vida; se instala en Parmenia Ca 138 Re244— su reputación de santidad, sus dones extraordinarios Ca 138 Re 245— el santo le consulta; le aconseja no abandonar la obra Ca 139 Re 246— su confianza en el santo; quiere tener sus obras de piedad Ca 139 Re 247

MADOT, Francisco de M., después obispo de Belley y deChâlon-sur-Saône; interviene en el asunto Bricot Ca 94-95 Re 146

MAESTRO DE ESCUELA de Calaissu muerte lleva a desear Hermanos para reemplazarle Ca 84 Re 126

MAESTROS = Hermanos de las Escuelas cristianas; nombre— el santo los ve de vez en cuando Ca 14 Re 21— les perjudican las ausencias de NYEL Ca 15 Re 23— el santo los reúne en una misma casa Ca 15 Re 24— comienzan a seguir ejercicios comunes Ca 15 Re 24— el santo los lleva a comer a su mesa Ca 16 Re 26— el santo los aloja en su casa y viven con sus hermanos Ca 18-19 Re 28— el santo se dedica a formarlos Ca 20-21 Re 30-32— escogen al santo como confesor Ca 20-21 Re 31— el santo les prescribe una vida ordenada Ca 20 Re 31— un buen número de ellos se disgustan Ca 24 Re 36-37— muchos abandonan Ca 25 Re 37-38— algunos continúan fieles Ca 25 Re 38— llegan nuevos sujetos y se forma una nueva comunidad Ca 26 Re 39— el hábito pobre y uniforme los mantiene en la modestia Ca 26 Re 39— toman el nombre de Hermanos de las Escuelas cristianas Ca 27 Re 40MAESTROS de Guisa— los primeros decepcionan Ca 23 Re 35— el santo los llama y envía otros Ca 23 Re 35-36MAESTROS de Laón

se abre la escuela en 1683 Ca 24 Re 36

638 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 639: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

MAESTROS DE ESCUELAS MENORES DE PARÍS

— arrebatan los muebles de las escuelas de los Hnos. Ca 53 Re 78— denuncian al santo y a los Hnos. ante el Escolano Ca 53 Re 78— el Escolano da la razón a La Salle Re 79— nuevo ataque a las escuelas del santo en 1699 Ca 54 Re 79-80— obtienen el cierre de las clases en la escuela San Plácido Ca 83 Re 125— atacan también la escuela de la parroquia San Pablo Ca 99 Re 154-155— los combates a la escuela dan a conocer al santo Ca 83-84 Re 126— nuevo proceso contra las escuelas de San Sulpicio Ca 112 Re 184-185— intentan parar el progreso de la escuela del barrio San Antonio Ca 99 Re 1 54-155— exigen que los Hnos. reciban sólo niños con certificado de pobres Ca 113-114 Re 184-185— desisten de las persecuciones contra los Hnos. Ca 114 Re 187MAESTROS DE LASS ESCUELAS MENORES DE RUÁN

intentan apartar a los Hnos. Ca 103-104 Re 166-167MAGISTRADOS, los M. de Calais

obtienen una pensión del rey para la escuela Ca 86 Re 129MAGISTRADOS, los M. de Reims

temen que se abran nuevas comunidades Ca 9 Re 11MAILLEFER, Ana DUBOIS, señora de Poncio MAILLEFER

— nacida en Reims, se fue con su marido a Ruán Ca 11 Re 16— al quedar viuda, se dedica a sostener escuelas gratuitas Ca 11 Re 16— quería abrir escuelas para niñas Ca 11 Re 15— colabora con ROLAND, la muerte de éste no la desanima Ca 11 Re 17— había creado en Darnétal una escuela para las niñas Ca 102 Re 15, 163— da instrucciones a Adrián NYEL y le envía a Reims Ca 12 Re 18— su carta a la Superiora de las Hnas. del Niño Jesús Ca 12 Re 18— escribe a NYEL que aproveche las disposiciones del santo Ca 1 3 Re 19MAILLEFER, Dom Francisco-Elías M., autor de dos biografías— la primera, escrita porque se lo pidieron Ca 2 Re II— debe basarse en memorias exactas; se toma ciertas libertades Ca 2 Re II-III— sigue el orden cronológico Ca 2 Re III— su propósito es sobre todo edificar Ca 2 Re VI— terminada en 1723 la primera redacción, se iba a imprimir Re IV— cede a los Hermanos su primer manuscrito con condiciones Re IV— aún se desea la publicación, pero no se puede hacer Re V-VI— hace una nueva redacción, corregida y completada Re VI— su muerte en Ruán en 1693, su elogio Re 16, en noteMAILLEFER, Poncio, esposo de Ana DUBOIS

reside en Ruán, a su muerte su esposa se da a obras de caridad Ca 11 Re 16MAINTENON, señora de M

intercede ante LUIS XIV y obtiene ayudas al santo Re 263MARÍA DE MÓDENA, Reina de Inglaterra, refugiada en Francia Ca 86 Re 131MATOIS, sacerdote de la parroquia San Sulpicio;

visita las escuelas con M. DE LA BARMONDIÈRE

Re 73MAZARINO, Armando Carlos DE LA PORTE DE LA MEILLERAYE,duque de M.

— apoya la petición de la villa de Rethel Ca 21 Re 32— desea conocer al santo Ca 21 Re 32— recibe al santo con muestras de distinción Ca 22 Re 32— inseguridad de la fundación Ca 22 Re 32-33— se desdice de lo acordado con el santo Ca 22 Re 33-34

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 639

Page 640: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

MÉDICO(s)— un M. considera mortal la enfermedad del santo Ca 159 Re 290— algunos M. son invitados a la exhumación del santo Re 308MEYNIER, Pedro, párroco de Gravières— encargado de la dirección de los Hnos. de Les Vans Ca 126 Re 219— multiplica las muestras de estima al santo Ca 126 Re 219-220MOËT DE BROUILLET, Juan

abuelo materno y padrino del santo Ca 3 Re 1MOËT DE BROUILLET, Nicolasa

madre del santo, su muerte el 20 de julio de 1671 Ca 5 Re 4MOËT DE BROUILLET, Petra LESPAGNOL señora de M

abuela del santo, v. LESPAGNOL PetraMONT-MORTIN, Mons. Ennemond ALLEMAN de M., obispo de

Grenoble, protector de una sociedad para ayudar a los pobres Ca 121 Re 193

NOAILLES, Mons. Luis-Antonio de N. arzobispo de París, Cardenal— escogido por Luis XIV como arzobispo de París Ca 66 Re 98— su elogio Re 98— visita su diócesis Ca 66 Re 99— con un mandato prohíbe las capillas domésticas Ca 66 Re 99— concede al santo tener una capilla en la casa noviciado Ca 66 Re 99— le confirma el permiso de establecer una comunidad Ca 66 Re 99— le agrada la apertura de la escuela dominical Ca 82 Re 206— pide al santo que se encargue de educar a 50 jóvenes irlandeses Ca 86 Re 130— acompaña a JACOBO II en la visita a los jóvenes irlandeses Ca 87 Re 132— le presentan un memorial contra el santo Ca 90 Re 139— sorprendido por las acusaciones, encarga una inspección Ca 91 Re 139— se deja influenciar contra el santo Ca 91 Re 140— quiere sustituir al santo por otro superior Ca 91-92 Re 140— escoge a BRICOT como superior Ca 92 Re 141— el vicario mayor PIROT le informa de su fracaso Ca 92 Re 142— se enfada por la resistencia de los Hnos. Ca 92-93 Re 143— se calma delante del santo Ca 93 Re 144— estima que se ha llevado mal el asunto Ca 94 Re 144— aceptan las condiciones planteadas por los Hnos. Ca 94 Re 145— envía al abate MADOT que consigue que acepten a BRICOT Ca 94 Re 145-146— el párroco de Villiers-le-Bel fue a encontrarle Ca 95 Re 147— debe ser desengañado de sus prejuicios contra el santo Ca 96 Re 149-150— rechaza la dimisión voluntaria del santo Ca 98

rechaza la dimisión del santo de sus poderes de confesar Re 152— quiere que el santo gobierne su comunidad como antes Ca 98 Re 151NOTARIO(s)— un N. de París trata de obtener la firma para un legado Ca 156 Re 283-284— hay N. presentes en la exhumación del santo Re 308-309NOVICIO(s)— su ejemplo atrae a nuevos sujetos Ca 56 Re 84— el santo los examina e instruye Ca 64 Re 96-97— una vez formados, son enviados a las escuelas Ca 65 Re 97— tres N. enviados a Reims, pasan por Charmel Ca 65-66 Re 97-98— dos N. cuyas quejas llegaron al cardenal fueron expulsados Ca 97 Re 150— los N. se trasladan de París a Ruán Ca 108 Re 176

640 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 641: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— los N. de Marsella son alentados a salir del Instituto Ca 131 Re 229— los N. de París se trasladan a Ruán (octubre 1715) Ca 148 Re 264— el santo ve con frecuencia a los N. y los exhorta Ca 148 Re 264— un N. es mandado a barrer la habitación del santo Ca 153 Re 277NYEL (o NIEL), Adrián— su habilidad para abrir escuelas Ca 12 Re 17-18— fue colaborador del P. BARRÉ Ca 12 Re 17— la señora MAILLEFER le envía a Reims Ca I 2 Re 18— llega a Reims en 1679 Ca 12 Re 18— encuentra fortuitamente al santo Ca 12 Re 18— acepta el ofrecimiento del santo de alojarse en su casa Ca 12 Re 19— informa a la señora MAILLEFER de sus primeras gestiones Ca 12-13 Re 19— se iba a alojar en casa de la señora MAILLEFER Re 19— visita a la señora de CROYÈRE, y pone al santo en relación Ca 14 Re 21— su celo impulsivo perjudica a las escuelas Ca 15-16 Re 23-24— el santo descansa en él para cuidar de los maestros Ca 15 Re 23— propone al santo abrir la escuela de San Sinforiano Ca 15 Re 24— viaja a Guisa en contra del parecer del santo Ca 18 Re 26-27— en su ausencia, el santo lleva a los maestros a su casa Ca 17 Re 26— vuelve de Guisa sin lograrlo, pero ve el cambio de los maestros Ca 18 Re 27-28— el santo le encarga abrir la escuela de Rethel Ca 21 Re 33— invitado por segunda vez a Guisa, abre la escuela Ca 23 Re 35— dirigió las escuelas de Rethel, Guisa y Laón Ca 39-40 Re 60— se retira a Ruán, y muere allí en 1687 Ca 40 Re 60— antes había abierto escuelas gratuitas en Ruán Ca 103 Re 164— el santo es feliz por continuar la obra de N. en Ruán Ca 103 Re 166

OBISPO, un O. de Francia— tío de un joven clérigo convertido por el santo Ca 89 Re 136— no responde a una carta del santo Ca 89 Re 136— se vale de un pariente para disuadir al sobrino de ser Hno. Ca 89 Re 136OBISPOS, varios O.— favorables a la creación de escuelas gratuitas de los Hnos. Ca 74, 120 Re 111, 195— reciben al santo con honor Ca 120 Re 199— el H. BARTOLOMÉ les pide que nombren superiores Ca 140-141 Re 249— nombraron superiores eclesiásticos, dignos de elogio Ca 141 Re 251

PAPA

— el H. TIMOTEO solicita bulas del Papa Ca 166 Re 304— piden al cardenal de Rohan que intervenga ante el Papa Ca 166 Re 305PARIENTES DEL SANTO

— se oponen a su resolución de abandonar el canonicato Ca 7 Re 8-9— critican su proceder, le reprochan acoger a los maestros Ca 19 Re 28-29— desaprueban que se despoje de todo Ca 30 Re 45— cuidan al santo en su enfermedad, le molestan los cuidados Ca 57 Re 84-85PÁRROCO de Calais. v. PONTON

PÁRROCO de Gravière. v. MEYNIER, PedroPÁRROCO de Rethel. v. CERCELET, VicentePÁRROCO de San Martín (Marsella), v. AUBERT, FranciscoPÁRROCO de San Hipólito (París). v. LEBRETON, MiguelPÁRROCO de San Pablo (París)

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 641

Page 642: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— aprueba la reapertura de las escuelas dominicales Ca 99— el santo le pide trasladar el noviciado a su parroquia Ca 99 Re 153— su reserva por las nuevas comunidades Re 154— da su consentimiento Re 154PÁRROCO de San Pedro (Reims)

disuadido por Mons. LE TELLIER de permutar su cargo Re 8PÁRROCO de San Sulpicio (París)

v. LA BARMONDIÈRE, BAUDRAND, LA CHÉTARDIE

PÁRROCO de Vaugirard— no le gusta que el santo utilice una capilla doméstica Ca 67 Re 100— pide al santo que celebre en su iglesia Re 101— intenta de nuevo que los Hnos. renuncien a la capilla de su casa Ca 68

sus reproches al santo, su disgusto Re 101-101PÁRROCO de Villiers-le-Bel (o Villiers-en-Brie)

v. PATOILLAT, NicolásPÁRROCO del Charmel— impresionado por la modestia de tres Hnos. de paso Ca 65 Re 98— pone a los Hnos. en relación con el conde del Charmel Ca 65 Re 98PÁRROCOS, varios

consultan al santo casos difíciles Ca 64 Re 96PÁRROCOS rurales— piden Hermanos para sus parroquias Ca 45 Re 68— envían al santo sujetos para que los forme Ca 45 Re 68— envían sujetos al seminario de San Hipólito Ca 100 Re 157PÁRROCOS de Marsella

la mayoría secundan los proyectos del santo Re 221PÁRROCOS de Ruán— se reúnen con los administradores de la Oficina Re 165— antes se opusieron a la ida de los Hnos., luego los admiten Re 165PATOILLAT, Nicolás, párroco de Villiers-en-Brie (Villiers-le-

Bel o Villiers-sur-Marne)— su carta al párroco de Laón (GUIART) Ca 95-96 Re 147— ha visitado al santo Ca 95 Re 147;— ha visto al cardenal DE NOAILLES y M. POLLET Ca 95 Re 147— trabaja por informar bien al cardenal y defender al santo Ca 96 Re 149-150PERSONA(s)— una P. de piedad deja 5.000 libras para comprar la casa noviciado Ca 98 Re 153— una P. caritativa provee de lo necesario a los Hnos. de París Ca 123 Re 201— P. caritativas de Reims ayudan a adquirir la Casa Nueva Ca ~3 Re 35PETIT, Mateo, impresor de Grenoble

no admite las correcciones hechas por el santo en Deberes I Ca 136-137 Re 241PHILBERT, Nicolás, canónigo, profesor de teología y canónigo— consultado por el santo Ca 31, 32 Re 47— el arzobispo le pide su parecer a propósito de la dimisión Ca 32 Re 48— aprueba la decisión del santo de dejar el canonicato Ca 31, 32 Re 48— aconseja al santo que se retire a París Ca 31,34 Re 51PIENCOURT, Mons. FranciscoPlácidodeBaudry de P. obispo de Mende— solicita Hnos. para Mende Ca 116-117 Re 194— está satisfecho del primer Hno.; promete su protección Ca 117 Re 194-195— su estima por el santo y los Hnos. Ca i 17 Re 195PIROT, Edmo, vicario mayor de París

642 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 643: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— inspección en la casa de los Hnos. Ca 91 Re 140— su primero informe al card. de NOAILLES fue desfavorable Re 140— anuncia una segunda visita Ca 92 Re 141— va con el abate BRICOT, y le presenta como superior Ca 92-93, 96 Re141-142,

148-149— da un nuevo informe al cardenal Ca 92 Re 142— procede al nombramiento del abate BRICOT Ca 94 Re 146— su última visita el 9 de diciembre Ca 96 Re 149POIGNANT, Carlota— ofrece una cantidad para mantener a dos Hnos. (en San Dionisio) Ca 109 Re 178— fallece antes de haberse abierto la escuela de San Dionisio Ca 109 Re 178-179— se propone al santo adquirir la casa de P. para seminario de m. Ca 110 Re 179POLLET o PAULET, Fermín, sacerdote de Saint-Nicolás-du-

Chardonnet confesor del card. de NOAILLES

el párroco de Villiers-le-Bel le habló sobre el caso PIROT Ca 95 Re 147PONCET, Mons. Miguel P. de la Rivière, obispo de Uzès— pide el castigo para los calvinistas asaltantes de los Hnos. Re 211— el santo trata algunos asuntos con él Ca 127 Re 220PONTCARRÉ, Godofredo Macé, presidente de P.— interviene para facilitar la obtención de letras patentes Ca 165 Re 303— pide al párroco de San Severo que permita el traslado del santo Re 307PONTCARRÉ, Nicolas-Pierre Camus de P. primer presidente del

Parlamento de Ruán— apoya el proyecto de Mons. COLBERT Ca 103 Re 164— con Mons. COLBERT, obtiene la segunda reunión de la Oficina Ca 104 Re 168— se interesa particularmente por los Hnos. de Ruán Ca 105 Re 170— aprueba el traslado del noviciado a Ruán Ca 107 Re 174— toma a su cargo parte de los gastos del traslado del noviciado Ca 108 Re 176— acudía a veces a San Yon para edificarse Ca 109 Re 177PONTCARRÉ DE VIARME, Juan Bautista Elías Camus de P.

hermano del primer presidenteestuvo presente en la exhumación del santo Re 308

PONTCHARTRAIN, Jerónimo Felipe, Conde de Pministro durante las gestiones de la escuela Courtgain (Calais) Re 128

PONTON o PONTHON, párroco decano de Calais— su sobrino le informó de las escuelas gratuitas de París Ca 84 Re 126— por medio de su sobrino gestiona abrir una escuela Ca 84 Re 126— multiplica las gestiones para obtener Hnos. Ca 84 Re 127— recibe al santo, le testimonia su gratitud, le invita a celebrar Ca 85 Re 128-129— a su muerte, los magistrados obtienen una pension para los Hnos. Ca 85-86 Re 129POSTULANTES

son admitidos al noviciado después de un mes de prueba Ca 56 Re 83PREMONSTRATENSES DE LAÓN

contribuyen a sostener a dos maestros Ca 24 Re 36PRIOR, le P. de la Gran Cartuja. v. TOCQUET DE MONTGEFFOND

RAFFROND, limosnero de París— los nuevos reglamentos dañan sus intereses en el taller Ca 50 Re 74— suscita una calumnia contra el santo Ca 50 Re 74-75REINA DE INGLATERRA. v. María de MÓDENA

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice de nombres de personas 643

Page 644: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

RELIGIOSAS DE LA CRUZ

ayudan al santo; algunas se ponen bajo su dirección Ca 101 Re 161RIGOLEY, Claudio, presidente de la Cámara de Cuentas de Dijón

fundador de la escuela de esta villa Ca 120 Re 213ROGIER, Guillermo, superior eclesiástico de las Hnas. del Niño

Jesús (Reims)— NYEL lleva cartas a su nombre Ca 12 Re 18— está al tanto de los planes del canónigo ROLAND Ca 12 Re 18ROGIER, Luis, burgués de París, que lega a favor del santo Ca 154 Re 278-279ROHAN, Armando Gaston, Cardenal de R— un H. había servido a su padre; intercede ante el cardenal Re 304— elegido como ministre de LOUIS XV en Roma Ca 166 Re 305ROHAN, Francisco de R. príncipe de Soubise. v. SOUBISE

ROLAND, Nicolás, canónigo de Reims— su elogio Ca 5 Re 5— su fundación: las Hnas. del Niño Jesús Ca 5 Re 5— dirige al santo Ca 5, 6 Re 6, 7— propone al santo cambiar su canonicato por un curato Ca 6 Re 7— quiere hacer del santo el sucesor de su celo Ca 6 Re 6— su muerte, el 27 abril de 1678 Ca 8 Re 10-11— deja al santo como ejecutor testamentario Ca 8-9 Re 11-12— deja entrever al santo la creación de las escuelas de niños Ca 9 Re 11— entra en miras de la señora MAILLEFER Ca 11 Re 17— funda las Hnas. del Niño Jesús Ca 11 Re 17— piensa abrir escuelas de niños, su muerte impide el proyecto Ca 11 Re 17— al año después de su muerte, NYEL va a Reims Ca 12 Re 18— la superiora de las Hnas. del Niño Jesús conoce sus proyectos Ca 12 Re 18

SACERDOTE

un S. preso en la Bastilla se confiesa; el santo le da su vestido Ca 102 Re 161-161SACERDOTE, un S. de Calais. v. Le PRINCE

SAILLANT, Mons. Pedro BAGLION DE LA SALLE, de S. obispo deMendesus muestras de afecto al santo Ca 127 Re 220

SAINT-GEORGES, Mons. Claudio de S., arzobispo de Lyonrecibe la abjuración del caballero de ARMESTAT Ca 145 Re 259

SAINT-JUAN, abate de S. v. ELZE DU ROURE

SAINT-MARS, Benigno de Auvernia, señor de S. gobernador dela Bastillapide al santo que confiese a un sacerdote en la Bastilla Ca 102 Re 161

SALÉON, Juan DE IZE, abate de S., más tarde vicario mayor deAix-en-Provenza

— invita al santo para que vaya a Parmenia Ca 138 Re 244— autoriza a Sor LUISA a construir una casa de retiro Ca 138 Re 244SAULX, Mons. Francisco Mauricio, caballero de S., primer

obispo de Alais— obtiene los fondos para establecer escuelas reales Ca 118 Re 196— confía estas escuelas a los Hnos. Ca 118 Re 196-197— el rey impone a los calvinistas que vayan a los Hnos. Ca 118 Re 197-198— alienta y sostiene a los Hnos. Ca 118-119 Re 198— recibe al santo y le manifiesta su satisfacción Ca 126 Re 219

644 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 645: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

SAULX-TAVANNES, Mons. Nicolás Carlos de S. arzobispo de Ruánconcede permiso para trasladar los restos del santo Re 307

SEGLAR, un S.está presente a los últimos sacramentos del santo Ca 161 Re 294

SOUBISE,FranciscodeRohan,príncipedeS.padredelcardenaldeRohanun Hno. había servido en casa de su padre Ca 166 Re 304

SULPICIANO, un S.le envía al caballero de ARMESTAT, le aconseja hacerse Hno. Ca 146 Re 259

SUPERIOR(es) DEL SEMINARIO St-Nicolás-du-Chardonnet— carta de uno de ellos al H. BARTOLOMÉ Ca 155-156 Re 280-283— los S. piden al santo que regrese a San Yon Ca 157 Re 286SUPERIORES ECLESIÁSTICOS

— quejas por la sumisión del santo ante el H. l’Heureux Ca 44 Re 65— intervienen para deshacer la elección Ca 44 Re 65-66— el H. BARTOLOMÉ pide a los obispos que nombren S. Ca 140-141 Re 251— elogio des S., gratitud del Instituto con ellos Ca 141-142 Re 251SUPERIORES REGULARES de París

somete las Reglas de los Hnos. a tres S. Ca 71 Re 106SUPERIORA DE LAS HNAS. DEL NIÑO JESÚS (Reims)— NYEL llevaba cartas para ella Ca 12 Re 18— estaba al tanto de los proyectos del canónigo ROLAND Ca 12 Re 18— recibe a NYEL y comunica su proyecto al santo Ca 12 Re 18

TENCIN, Pedro Guérin de T. abate, más tarde obispo y cardenalasumió la negociación de la aprobación (1725) Ca 166 Re 305

TERESA, Santa T. de ÁVILA

el santo era devoto de ella; conocía sus escritos Ca 114-115 Re 188-189TOMÁS, H.

consigue que Dom F. E. MAILLEFER le deje el manuscrito Re IVTHOSSE, M. de T. presidente de la villa de Calais. escribe al

ministro, obtiene un local para la escuela del Courtgain Ca 85 Re 128TIMOTEO, H. superior general

recibe comunicación sobre el ms. de MAILLEFER

encarga a BLAIN componer la vida del santo Re IV— director de la casa de Marsella, va a ver al santo a San Maximino Ca 133 Re 233— pide al santo que no abandone a los Hnos. Ca 133 Re 233— asegura su deseo de no abandonar al santo

recibe nuevo destino Ca 133 Re 234— director de Aviñón, es elegido superior general Ca 165 Re 302— quiere asegurar la posesión de San Yon para el Instituto Ca 165 Re 302-303— se sirve de la autoridad del señor DE PONTCARRÉ Ca 165 Re 303— impulsa la obtención de la bula de aprobación Ca 166 Re 304— se vale para ello de un H. conocido del cardenal DE ROHAN Ca 166 Re 304— presenta las bulas al Consejo del Rey Ca 166 Re 305— se propone devolver el cuerpo del santo a San Yon Re 306— emprende la construcción de la capilla en San Yon Re 306TOCQUET DE MONTGEFFOND, Antonio, prior de la Gran Cartuja

recibe al santo, le invita a terminar sus días en la Cartuja Ca 135 Re 239-240

VICARIO(s) MAYORES

— un V. de París bendice la capilla de la casa del noviciado Ca 67 Re 100

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 645

Page 646: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

— los V. de Ruán están presentes en la exhumación Re 308-309VINTIMILLE DU LUC, Mons. Carlos Gaspar Guillermo de V.,

obispo de Marsella— solicita Hnos. Ca 117 Re 196— es trasladado al arzobispado de Aix Ca 118 Re 196VISITADORES, Hermanos V.

el santo envía V. a las casas de Provenza Ca 137 Re 241VIVANT, Juan, canónigo, más tarde obispo auxiliar de Estrasburgo

debía acompañar al card. DE ROHAN a Roma, se ofrece paraser postulador en Roma Ca 166 Re 305

VOISIN, Señora V. o DES VOISINS.compra muebles para la casa del noviciado Re 123

VUYART, H. Nicolás V.— tenía la dirección del seminario de San Hipólito (París) Ca 100-101 Re 158— fue nombrado heredero y se apropió de los fondos Ca 101 Re 158-159— actitud poco correcta respecto del santo Ca 101 Re 159— abandona el Instituto Ca 101 Re 159— continúa algún tiempo con las escuelas de San Hipólito Ca 101 Re 159-160— pretende volver al Instituto Ca 101 Re 160

646 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 647: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICE TEMÁTICO

InfanciaDios le condujo por caminos sencillos, pero duros para la naturaleza Ca 1 Re IEra de temperamento firme, y tenía celo ardiente Ca 1 Re ITenía amor sin límites a la penitencia Ca 1 Re IPara defenderse de sus enemigos empleó sólo la paciencia Ca 1 Re IIExpresión que le era familiar: «¡Bendito sea Dios!» Ca 1 Re IIManuscrito de 1723 Re IVCrítica a la biografía de BLAIN Re VNacimiento y bautismo, 1651 Ca 3 Re 1El padre Ca 3 Re 1Su familia Ca 3 Re 2Educación familiar Ca 3 Re 1Estudios Ca 3 Re 2

Estudios - orientación al sacerdocioRecibe la tonsura en 1662 o 1663 Ca 3 Re 2Deseo de consagrarse a Dios en el estado eclesiástico Ca 4 Re 2Resolución de recibir la tonsura Ca 4 Re 2Su amor por las funciones eclesiásticas Ca 4 Re 2Le proveen de un canonicato en 1666 Ca 4 Re 2Toma posesión de la canonjía el 7 de enero (julio) de 1667 Ca 4 Re 2Maestro en Artes (Bachillerato) en 1669 Ca 4 Re 3Su padre decide que vaya a estudiar a la Sorbona Ca 4 Re 3Va a residir a PARÍS en 1670 Ca 4 Re 3Recibe el subdiaconado Ca 5 Re 6Muere su madre el 20 de julio de 1671 Ca 5 Re 4Muerte de su padre el 9 de abril de 1672 Ca 5 Re 4Se ve obligado a dejar PARÍS Ca 5 Re 4

Tutor de sus hermanosRecibe el encargo de cuidar de la casa paterna Ca 5 Re 5Recibe las sagradas órdenes Ca 5 Re 5Se aconseja con el Padre ROLAND Ca 5 Re 5Elogio del señor ROLAND Ca 5 Re 5

Relación con el padre RolandROLAND, fundador de las HERMANAS DEL NIÑO JESÚS Ca 5 Re 5La HERMANAS se encargan de educar a niñas huérfanas pobres Ca 6 Re 6Elogio de las HERMANAS DEL NIÑO JESÚS Ca 6 Re 6Bajo la dirección de ROLAND, aprende la ciencia de los santos Ca 6 Re 6Roland quiere que sea el sucesor de su celo Ca 6 Re 6

Completa la órdenes y los estudiosRecibe las órdenes menores y el subdiaconado, en junio de 1672 Ca 6 Re 6Vuelve a la universidad a estudiar Ca 6 Re 7

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 647

Page 648: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Las necesidades de su familia le obligan a quedarse en REIMS Ca 6 Re 7Siguió todos los cursos del bachillerato y siguió la licenciatura Ca 6 Re 7Va a PARÍS a recibir el diaconado Ca 6 Re 7

Intento de permuta de la canonjíaLe proponen cambiar la canonjía con la parroquia de San Pedro, 1677 Ca 6 Re 8Fue el motivo del viaje que hizo a PARÍS, en 1677 Ca 6Dios tenía otras miras sobre él Ca 7 Re 8Su familia temía a causa de su desprendimiento Ca 7 Re 8Previnieron al obispo sobre sus propósitos Ca 7 Re 8El obispo les manda que cumplan con su puesto, donde Dios los llamó Ca 7 Re 8Le pareció oír una voz interior que le decía que la parroquia no era lo suyo Ca 7 Re 8

SacerdocioRecibe el sacerdocio el 9 de abril de 1678 Ca 7 Re 9Celebra su primera misa con sencillez en la catedral Ca 7 Re 9El recogimiento con que celebraba impresionaba a los asistentes Ca 7 Re 10Algunos acudían al final de la misa a consultarle sus dificultades Ca 7No sobrellevaba la relajación de los eclesiásticos Re 10Quería que todo lo que servía para la iglesia estuviese limpio Ca 7Recogimiento al celebrar la misa Ca 8Consideraba un deber celebrar la misa diariamente Ca 8 Re 10Nunca se dispensó de celebrar la misa, a menos que estuviera enfermo Ca 8A menudo quedaba extasiado después de la comunión Ca 8En ese momento quedaba como inmóvil Ca 8No prestaba atención a las cosas del mundo Ca 8 Re 10Le gustaba estar solo y rehuía aparecer en público Ca 8 Re 10Hablaba poco, siempre con recogimiento y modestia Ca 8

Relación con las Hnas. del Niño JesúsAsume el cuidado de la comunidad de las HNAS. DEL NIÑO JESÚS Ca 8 Re 11Su celo le llevaba a reprender los excesos de los espíritus mundanos Ca 8 Re 10Poseía el arte de despreciar los juicios de los hombres Ca 8 Re 10Muerte del señor ROLAND Ca 8 Re 11El señor ROLAND le nombra ejecutor testamentario Ca 9 Re 11Acepta encargarse de la comunidad de las HNAS. DEL NIÑO JESÚS Ca 9 Re 11Le hizo entrever que Dios le destinaba a fundar las escuelas cristianas Ca 9 Re 11Obtiene letras patentes para la escuela de niñas Ca 9 Re 11Mons. LE TELLIER ayuda a obtener letras patentes del rey LUIS XIV Ca 10 Re 13Las Hnas. de este Instituto se mantienen en el mismo fervor Ca 10 Re 13

Las escuelas cristianasEmprende la fundación de los HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS Ca 10 Re 13Carta a un amigo: Dios que gobierna todo con sabiduría y... Ca 10 Re 14Algunas personas le tachaban de hombre ambicioso Ca 10 Re 14Necesidad de la fundación de los HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS Ca 11 Re 14El padre BARRÉ había intentado crear escuelas gratuitas para los niños Ca 11 Re 15Los proyectos del padre BARRÉ fracasaron Ca 11 Re 15La señora MAILLEFER había creado escuelas para las niñas Ca 11 Re 15La señora MAILLEFER había estado en relación con ROLAND Ca 11 Re 17La muerte de ROLAND ne desanimó a la señora MAILLEFER Ca 12 Re 17La señora MAILLEFER envía a REIMS al señor NYEL en 1679 Ca 12 Re 18

648 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 649: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Encuentro con Nyel: 1679LA SALLE se ve comprometido en la fundación de escuelas para los niños Ca 12 Re 18El señor NYEL informó de su objetivo a la Superiora Ca 12 Re 18LA SALLE ofrece su casa a Nyel que la acepta con gratitud Ca 12 Re 19El señor NYEL informa a la señora Maillefer de sus comienzos Ca 13

Primera escuela: parroquia de San Mauricio: 1679LA SALLE se aconseja con personas muy competentes Ca 13 Re 19LA SALLE consulta a Dom CLAUDIO BRETAGNE, prior de SAN REMIGIO Ca 13 Re 20Dom CLAUDIO BRETAGNE escribió la vida de BACHELIER DE GENTES Ca 13 Re 20Primera escuela gratuita en la parroquia de SAN MAURICIO Ca 13 Re 20El señor DORIGNY, párroco de SAN MAURICIO, el mejor dispuesto Ca 13 Re 21Se ofreció a alojar en su casa a los maestros Ca 14 Re 21Las escuelas comenzaron el año 1679 Ca 14 Re 21LA SALLE creyó que Dios no le pedía más y se retiró Ca 14 Re 21Se contentaba con visitar a los maestros de vez en cuando Ca 14 Re 21

Segunda escuela: parroquia de Santiago: 1679Segunda escuela, en la parroquia de SANTIAGO Ca 14 Re 21La señora viuda de LEVÊQUE DE CROYÈRES deseaba fundar una escuela Ca 14 Re 21LA SALLE encuentra a la señora DE CROYÈRES Ca 14 Re 22La señora DE CROYÈRES asigna una suma de quinientas libras Ca 15 Re 22A su muerte, los herederos respetaron fielmente su deseo Ca 15 Re 23El celo de NYEL perjudica a las escuelas Re 2sLA SALLE reúne a los maestros en una misma casa Ca 15 Re 24

Tercera escuela, San Sinforiano, 1680Tercera escuela, SAN SINFORIANO, en 1680 Ca 15 Re 24En poco tiempo aumentan los alumnos más que en las otras Ca 15 Re 24LA SALLE recibe el doctorado en teología, a los 30 años Ca 16 Re 24Un accidente un día de nieve le pone en peligro de muerte Ca 16 Re 24

Formación de los maestros: 1680-1682Lleva a los maestros a comer a su mesa Ca 16 Re 26Temía la oposición de su familia Ca 17Durante la misma se leía Ca 17 Re 26Forma a los maestros en la piedad, durante la ausencia de NYEL Ca 17 Re 26En algunos notó una piedad vacilante y superficial Ca 17 Re 26Proyecto fracasado de escuela en la villa de GUISA Ca 18 Re 27LA SALLE aloja a los maestros en su casa, el día de san Juan Bautista, 1681 Ca 19 Re 28Contradicción de sus parientes y amigos Ca 19 Re 29Sus hermanos van a vivir a otros sitios Ca 19Esta separación le dolió mucho Ca 20Les inculca la modestia, la humildad, la pobreza, la piedad y la caridad Ca 20 Re 30Deja su casa y se retira a la Calle Nueva con los maestros Ca 20 Re 30Da reglamentos a los maestros Ca 20 Re 31Los exhorta a escoger un confesor prudente Ca 20 Re 31Los maestros le piden que sea él su confesor Ca 20 Re 31Después de consultarlo con personas experimentadas, se aviene a ello Ca 21 Re 31

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 649

Page 650: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Escuelas de Nyel: Rethel, Guisa, Laón. 1682-1683Escuela de RETHEL Ca 21 Re 32Encarga a NYEL que haga las gestiones necesarias Ca 21 Re 32Las liberalidades del Duque, de la villa y del párroco Ca 21 Re 32El Duque de MAZARINO quiere financiarla Ca 22 Re 33La escuela se abre en RETHEL en 1682 Ca 22 Re 33Cambio en las disposiciones del Duque Ca 22 Re 34El Duque es prevenido contra LA SALLE Ca 22 Re 34LA SALLE sabía quién le había indispuesto ante el Duque, pero calló Ca 22 Re 34Prefería renunciar a sus derechos a dar pie al excesivo interés Ca 23 Re 35Renuncia a una donación para no litigar Ca 23 Re 35Escuela de GUISA financiada por la señora marquesa Ca 23 Re 35Los primeros maestros no gustaron; hubo que cambiarlos Ca 23 Re 35Escuela de la parroquia de SAN PEDRO de LAÓN Ca 23 Re 36Ayuda del párroco de SAN PEDRO de la villa de LAÓN Ca 24 Re 36Ayuda de la Orden de Premonstratenses para la escuela de LAÓN Ca 24 Re 36Amistad estrecha del párroco de LAÓN con LA SALLE Ca 24 Re 36

Retirada de los primeros maestros: 1682-1683Algunos maestros se desalientan y abandonan el Instituto Ca 24 Re 37Pesar de LA SALLE ante estas decisiones Ca 25 Re 37Algunos se niegan a seguir a estos desertores Ca 25 Re 38LA SALLE estuvo tentado de renunciar a su empresa Ca 25 Re 39

La Providencia envía nuevos maestros: 1683Se presentan otros sujetos con buenas cualidades Ca 25 Re 38Llegó un número de sujetos con fervor y piedad Ca 26 Re 38

Primeros reglamentos y normas: 1683-1684LA SALLE hace que tomen una forma nueva de vestido Ca 26 Re 39Ropa pobre y uniforme, que los distinguía de la gente del mundo Ca 26 Re 39Una persona distinguida quiere que cambien el hábito (1690) Ca 26 Re 39LA SALLE no se plegó a sus deseos Ca 26 Re 39Memoria sobre el Hábito (1691) Ca 27 Re 40

Desconfianza de los maestros en la Providencia (1682)Los maestros toman el nombre de HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS Ca 27 Re 40Se ayudan mutuamente con una caridad tierna y compasiva Ca 27 Re 40Los HERMANOS temen carecer de lo necesario Ca 27 Re 41LA SALLE trabaja sin descanso en levantar su ánimo abatido Ca 28 Re 41Respuesta de los HERMANOS Ca 28 Re 42

La Salle piensa en hacerse pobre (1682-1683)LA SALLE reconoce que los HERMANOS tenían razón Ca 28 Re 42LA SALLE quiere financiar las escuelas Ca 28 Re 43Acudió de nuevo al padre BARRÉ Ca 29 Re 43Respuesta del padre BARRÉ: fundarlas sobre la Providencia Ca 30 Re 43Sigue el consejo de dar todo a los pobres Ca 29 Re 44Quieren apartarle de esta decisión Re 45

Renuncia a la canonjía (1683)Piensa en dimitir de su canonicato Ca 30 Re 46

650 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 651: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

La Salle habla de su deseo a su director, a quien esto le parece temerario Ca 30Se aconseja con otras personas, que encuentran sus razones muy sólidas Ca 30 Re 45La oposición de sus parientes y de sus amigos comienza de nuevo Ca 30Sale hacia PARÍS para presentar al Arzobispo la dimisión de su canonicato Ca 30 Re 46Al llegar sabe que el Arzobispo estaba regresando a REIMS Ca 30 Re 46En PARÍS tuvo ocasión de ver a LA BARMONDIÈRE, párroco de San Sulpicio Ca 31 Re 46Éste le hizo prometer que le enviaría dos Hermanos para una escuela Ca 31 Re 46Solicita la aprobación de su Arzobispo para dejar el canonicato Ca 31 Re 47El Arzobispo demora el asunto Ca 31 Re 47LA SALLE se dirige especialmente a un canónigo, señor PHILBERT Ca 31 Re 47LA SALLE, antes de entrar en el arzobispado, fue a orar a la catedral Ca 31 Re 47El Arzobispo da su consentimiento Ca 32 Re 48LA SALLE dimite a favor de FAUBERT Ca 32 Re 48Intentan persuadirle de que deje la prebenda a su hermano Ca 32 Re 48El Capítulo lamenta perder a LA SALLE y más por el sucesor que deja Ca 33 Re 49El prelado hace que intervenga el señor CALLOU, superior del seminario Ca 33 Re 50El prelado envía por fin el nombramiento a FAUBERT Ca 33 Re 50

La Salle se desprende de sus bienes (1684-1685)LA SALLE medita retirarse a PARÍS Ca 33 Re 51PHILBERT se lo había aconsejado Ca 34 Re 51LA SALLE habla de su proyecto a su director, y éste no está de acuerdo Ca 34 Re 52La respuesta de su director le llevó a tomar la decisión de no ir Ca 34 Re 52Escribe a LA BARMONDIÈRE que no era voluntad de Dios que fuera a PARÍS Ca 34 Re 52LA SALLE quiere despojarse de su patrimonio Ca 34 Re 52Algunos le aconsejan hacer donación general de su patrimonio a las escuelas Ca 35 Re 53Consulta de nuevo al P. BARRÉ Ca 35 Re 53BARRÉ le responde que debía dar todos sus bienes a los pobres Ca 35 Re 53LA SALLE distribuye todo a los pobres durante una hambruna Ca 35 Re 54También iba por las casas a socorrer a los pobres vergonzantes Ca 36 Re 54Ni siquiera se reservó lo necesario para el día siguiente Ca 36 Re 54«Gracias a Dios... no nos ha faltado nada...» Ca 36 Re 56LA SALLE no quiso otro recurso para sostener las escuelas Ca 36 Re 55Pobreza del señor de LA SALLE Ca 37 Re 56Sus palabras sobre la pobreza Ca 37 Re 56Mortificación de LA SALLE Ca 38 Re 58Mortificación de los Hermanos Ca 38 Re 58LA SALLE da clase en la escuela de la parroquia de SANTIAGO Ca 38 Re 59La gente se extrañaba de verle ir como un simple Hermano con los niños Ca 39 Re 59Incluso sus amigos pensaban que llevaba su celo demasiado lejos Ca 39 Re 59LA SALLE vive en el retiro Ca 39 Re 60Para ello escogió un espacio reducido y apartado de la casa Ca 39 Re 60Pasaba los días y a veces parte de la noche en contemplación Ca 39 Re 60

La Salle acepta dirigir las escuelas de NyelLA SALLE se hace cargo de las escuelas de RETHEL, de GUISA y de LAÓN Ca 39 Re 60NYEL piensa que debe retirarse a RUÁN Ca 40 Re 60Muerte de NYEL Ca 40 Re 60Constituye a los Hermanos en congregación Ca 40 Re 60

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 651

Page 652: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

La Salle piensa en formar una congregación (1685)LA SALLE regula la alimentación de los Hermanos Ca 40 Re 61Se contentó con ratificar lo que ya estaba en uso Ca 40 Re 61Se servirían legumbres o verduras sin demasiada preparación Ca 40 Re 61LA SALLE tenía extraordinaria repugnancia para habituarse Ca 40 Re 61A menudo pedía a Dios la gracia de vencer sus repugnancias Ca 40 Re 61Llegó incluso a perder el gusto de los alimentos Ca 40 Re 61Un día el Hermano cocinero sirvió ajenjo en vez de legumbres Ca 41 Re 61Él no prestó atención al cambio Ca 41 Re 61Los Hermanos hacen voto de obediencia por un año Ca 41 Re 62Celebra asamblea en REIMS; asisten los superiores de LAÓN, RETHEL y GUISA Ca 41 Re 62

Primera Asamblea. 1686Se comienza con un retiro, 1686, desde el día de Pentecostés Ca 41 Re 62Salieron de él resueltos a hacer votos perpetuos de obediencia y castidad Ca 41Se decidió que se hiciera sólo voto de obediencia por un año Ca 41 Re 63La ceremonia tuvo lugar el día de la Stma. Trinidad Ca 41 Re 63Pronunció él mismo el voto de obediencia por un año Ca 42 Re 63LA SALLE dimite del cargo de superior Ca 42 Re 64Piensa en los medios para dejar el cargo Ca 42 Re 63

Reunión para dejar el cargo, en 1687Al año siguiente reúne a los HERMANOS en REIMS, 1687 Ca 42 Re 64Explicó la necesidad de elegir como Superior a un Hermano Ca 42 Re 64La mayoría de votos recayó en la persona del Hno. HENRY l’HEUREUX Ca 42 Re 64Elogio del Hno. l’HEUREUX Ca 42 Re 64LA SALLE se somete al nuevo superior Ca 43 Re 64Se arrodillaba a menudo ante él en presencia de los Hermanos Ca 43 Re 65No hablaba a nadie ni recibía visitas sin su permiso Ca 43 Re 65Obligan a LA SALLE a retomar el cargo de superior Ca 43 Re 65Las personas que se relacionaban con él se dieron cuenta del cambio Ca 43 Re 65Se quejaron a los superiores eclesiásticos Ca 44 Re 65

Le obligan a asumir el cargo de Superior: 1687Todos los HERMANOS manifiestan su satisfacción por reasumir el cargo Ca 44 Re 66Algunas personas se pusieron bajo su dirección Ca 44 Re 66Se resistía a ello cuanto podía y sólo admitió a un pequeño número Ca 44 Re 66Rechaza la oferta de su Arzobispo de financiar sus escuelas de REIMS Ca 44 Re 66LA SALLE le habla del compromiso con el párroco de San Sulpicio de PARÍS Ca 45 Re 67

Aspirantes-Postulantes en Reims: 1687LA SALLE forma nuevos sujetos - Noviciado en REIMS Ca 45 Re 67Recibió a algunos candidatos demasiado jóvenes Ca 45 Re 67Forma con ellos una comunidad en una casa de al lado, un seminario Ca 45 Re 67Les da un Hno. como director y les prescribe ejercicios diarios Ca 45 Re 67Había una puerta de comunicación para pasarles lo necesario Ca 45 Re 67

Primer Seminario de Maestros para el campo: 1687Forma a los maestros de escuela para el campo Ca 45 Re 68Algunos párrocos rurales le piden un Hno. para sus escuelas Ca 45 Re 68Ellos escogen maestros y los envían a LA SALLE para formarlos Ca 46 Re 68

652 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 653: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Llegó a recibir hasta veinticinco Ca 46 Re 68Puso a su cabeza un Hno. capacitado para enseñarles canto gregoriano Ca 46 Re 68El seminario de los maestros de escuela no se mantuvo mucho tiempo Ca 46 Re 69

Gestiones para trasladarse a Paría, a San Sulpicio (1687)Le piden Hermanos para la escuela de San Sulpicio de PARÍS Ca 46 Re 69Le recuerdan a LA BARMONDIÈRE la promesa que LA SALLE le hizo Ca 46 Re 69El párroco pide a Luis de La Salle que escriba a su hermano Ca 46 Re 69LA SALLE responde que la norma es que nunca vaya uno solo Ca 47 Re 69El maestro de la escuela de San Sulpicio viajó a REIMS Ca 47 Re 69El párroco de San Sulpicio le escribe sobre el asunto Ca 47 Re 70LA SALLE quiso tener una orden positiva del párroco Ca 47 Re 70LA BARMONDIÈRE le escribió de inmediato Ca 47 Re 70LA SALLE sale para PARÍS con dos Hermanos Ca 48 Re 71LA SALLE llegó a PARÍS hacia finales de febrero del año 1688 Ca 48 Re 71Fueron alojados en la casa que ocupaba el maestro de escuela Ca 48 Re 71El párroco había abierto una especie de manufactura de lana Ca 48 Re 71Se dividió a los alumnos en tres clases Ca 48 Re 71

Dificultades en la primera escuela (1688)El número de alumnos aumentó tanto que los Hermanos no bastaban Ca 48 Re 71El Hno. más robusto cayó agotado y no pudo atender su función Ca 48 Re 71LA SALLE le reemplazó en la escuela Ca 48 Re 71No había podido imponer todo el orden y la exacta disciplina Ca 48 Re 71LA SALLE se contentaba con aconsejar a los Hermanos paciencia Ca 48 Re 71Tenía consideración por el maestro de la escuela para causarle pena Ca 48 Re 72El maestro de escuela de San Sulpicio cede su puesto a LA SALLE Ca 49 Re 72En el mes de abril el párroco fue a visitar la escuela Ca 49 Re 73LA SALLE puso un reglamento en la escuela Ca 50 Re 73LA SALLE encuentra contradicciones Ca 50 Re 73Fue calumniado Ca 50 Re 74El párroco se dejó engañar Ca 51 Re 74LA SALLE piensa regresar a REIMS; el párroco se lo impide Ca 51 Re 75El párroco encarga a un eclesiástico que haga un informe Ca 51 Re 76Se informa de las quejas presentadas contra LA SALLE Ca 51 Re 76Informó al párroco de lo observado, y le manifestó el buen proceder de LA SALLE Ca 52 Re 77Se le hace justicia Ca 52 Re 77

Segunda escuela de París, calle du Bac (1689)Baudrand manda abrir la segunda escuela en la parroquia: calle du Bac Ca 52 Re 77En la escuela de la calle Princesa reinó en seguida el orden Ca 52 Re 77La escuela se vio llena de alumnos Ca 53 Re 77Se abre la segunda escuela, cerca del Pont-Royal - calle du Bac Ca 53 Re 78LA SALLE, de acuerdo con el párroco, adopta las medidas necesarias Ca 53 Re 78

Primer pleito contra las escuelas cristianas (1690)Los maestros de escuela de París le denuncian y gana LA SALLE Ca 53 Re 78Los maestros de escuela emplearon la fuerza y se apoderaron del mobiliario Ca 53 Re 78Su director le obligó en conciencia a defender la causa de Dios Ca 53 Re 79Lo defendió con tanto vigor que el asunto quedó fallado a su favor Ca 53 Re 79No volvieron a molestar los maestros de París hasta 1699 Ca 54 Re 79Llevó a los Hermanos a pie y en ayuno a Nuestra Señora de las Virtudes Re 79

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 653

Page 654: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Vida de comunidad en París (1688-1691)Algunos Hermanos caen enfermos, LA SALLE los manda a Vaugirard Ca 54 Re 81Había que pensar en salvaguardar la salud de los Hermanos Ca 54 Re 81Obtiene del Arzobispo de PARÍS, permiso para formar una comunidad, 1691 Ca 54 Re 80Encuentra una casa apropiada cerca de Vaugirard, próximo a PARÍS Ca 55 Re 81En Vaugirard organiza un retiro general para todos los Hermanos Ca 55 Re 82

Renovación espiritual de los Hermanos: 1690-1691El fervor de los Hermanos de REIMS comenzaba a enfriarse Ca 55 Re 82Hace retiro con los Hnos. de PARÍS, reunidos en Vaugirard Ca 55 Re 82Después del retiro los envió a sus casas Ca 55 Re 82Establece que todos le escriban cada mes Ca 55 Re 82Introdujo la costumbre del retiro anual Re 82Y también la de visitar personalmente todas las casas cada año Ca 55 Re 83Llegan nuevos sujetos y los admite Ca 56 Re 83

Inicio del Noviciado (1692)Con un mes de prueba los admitió al Noviciado, que comenzó en 1692 Ca 56 Re 83Instituye los Hermanos sirvientes C 56 Re 83

Grave enfermedad de La Salle (1690-1691)LA SALLE cae enfermo en REIMS Ca 56 Re 84La vida dura y penitente comenzó a alterar su salud Ca 56 Re 84La enfermedad se declaró en un viaje que hizo a REIMS Ca 56 Re 84No permitió que su abuela subiera a su cuarto a verle Ca 57 Re 84Ella le reprochó las precauciones que tenía con ella Ca 57 Re 84Cae enfermo en PARÍS de una retención de orina Ca 57 Re 85A las seis semanas le sobreviene la retención de orina, pone en peligro su vida Ca 57 Re 85Se dispuso a la muerte. Recibió los sacramentos Ca 57 Re 86Un médico famoso — Helvetius— propuso un remedio a vida o muerte Ca 58 Re 86Hubo que administrarle el santo viático Ca 58 Re 86El párroco de San Sulpicio se lo administra, con su clero Ca 58 Re 86El párroco le pide que diga sus últimas palabras a sus hijos Ca 58 Re 86El médico aplicó el remedio al enfermo, y produjo el efecto que se deseaba Ca 58 Re 87

Muerte del Hermano L’Heureux (1691)Cuando se sintió restablecido, volvió a REIMS Ca 58 Re 87Muerte del Hno. Henry l’HEUREUX Ca 58 Re 87LA SALLE sintió tanto esta pérdida que no pudo retener las lágrimas Ca 59 Re 88Interpretó con esta muerte que Dios quería que no hubiera sacerdotes en el Instituto Ca 59 Re 88Elogio del Hno. l’HEUREUX Ca 59 Re 88Funerales por el Hno. l’HEUREUX Ca 59 Re 88LA SALLE prohíbe a los Hermanos el sacerdocio y el latín Ca 59 Re 89

Sucesos variados en fechas diversasSe presenta al párroco de San Sulpicio una memoria contra LA SALLE Ca 59 Re 89El párroco no tuvo mucha dificultad para saber quién fue el autor Ca 60 Re 89LA SALLE recibe varios novicios Ca 60 Re 91LA SALLE atendía con gusto a grandes pecadores que le enviaban Ca 61 Re 91Conversión extraordinaria de un joven libertino Ca 61 Re 91Le retuvo en su casa y le mostró mucho afecto Ca 63 Re 92

654 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 655: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Le sostuvo hasta que murió, que fue poco después de su conversión Ca 64 Re 94Consultaban a LA SALLE sobre casos de conciencia Ca 64 Re 96

Vida de La Salle en Vaugirard (1692-1694)Se dedicó a formar a los novicios Ca 64 Re 96Los anima con su ejemplo Ca 65 Re 96LA SALLE mantuvo estrecha amistad con el Conde del CHARMEL Ca 65 Re 97

Capilla en Vaugirard (1692)Obtiene permiso para erigir una capilla en su casa de Vaugirard Ca 66 Re 98El Arzobispo de PARÍS prohíbe en la diócesis las capillas familiares Ca 66 Re 99LA SALLE se ve dificultado por esta prohibición Ca 66 Re 99Acudió al Arzobispo y le pidió permiso para tener capilla en casa Ca 66 Re 99El prelado lo concedió y le confirmó el permiso para formar una comunidad Ca 67 Re 99LA SALLE hace erigir un altar en el lugar más digno de la casa Ca 67 Re 100El párroco se molesta por la concesión del prelado Ca 67 Re 100LA SALLE promete ir a celebrar misa en la parroquia ciertos días Ca 68 Re 101El párroco se molesta con LA SALLE porque no acuden a la parroquia Ca 68 Re 102

Hambre en 1695Los HERMANOS sufren el hambre y se hallan sin pan en 1695 Ca 68 Re 102Los HERMANOS temen morir de hambre y desconfían de la Providencia Ca 69 Re 103LA SALLE recibía a todos los sujetos que se presentaban Ca 69 Re 104Críticas de los Hermanos y respuesta de LA SALLE Ca 70 Re 104El párroco de San Sulpicio conoce la extrema pobreza y ayuda a los Hnos. Ca 70 Re 105Algunos acudían a LA SALLE para hacer retiro Ca 70 Re 105

Asamblea de 1694, primer Capítulo GeneralLA SALLE elabora los reglamentos del Instituto Ca 71 Re 105Algunos propusieron suavizarlos pues les parecían muy austeros Ca 71 Re 106LA SALLE hace que tres superiores de PARÍS examinen las Reglas Ca 71 Re 106LA SALLE pide la conformidad a los HERMANOS de otras provincias Ca 71 Re 107Por Pentecostés reunió a todos los HERMANOS del Instituto en PARÍS Ca 71 Re 108Desea dimitir del cargo de superior Ca 72 Re 108Todas las papeletas fueron a favor de que continuara LA SALLE Ca 73 Re 109La segunda elección del superior resultó como la primera Ca 73 Re 109Se hizo el acta de la elección: en lo sucesivo sería un Hno. el elegido Ca 73 Re 110LA SALLE regula el modo de hacer los recreos Ca 73 Re 110

Escuelas en Chartres (1699)Le piden abrir las escuelas en Chartres Ca 74 Re 111Las escuelas de Chartres se establecen Ca 74 Re 111El obispo animaba a los Hermanos con su presencia frecuente Ca 75 Re 112El fervor de los Hermanos era tanto que varios cayeron agotados Ca 75 Re 112LA SALLE es bien recibido por el obispo de Chartres Ca 75 Re 113Godet des Marais le obliga a comer con él en su palacio Ca 75 Re 113Godet des Marais y Aubigné mandan hacerle una sotana nueva Ca 76 Re 114

Nueva enfermedad - hechos varios, sin fechasLe aplican remedios violentos contra su reuma Ca 76 Re 114Le acostaban en una especie de parrilla y se hacía fuego debajo Ca 76 Re 115Al volver a PARÍS encuentra a un joven holandés calvinista Ca 77 Re 115

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 655

Page 656: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Le llevó a su casa y trabajó en su conversión Ca 77 Re 116Al cabo de tres meses volvió a la Iglesia católica Ca 78 Re 116Ante el párroco abjuró de sus errores Ca 78 Re 117Supo que al volver a su patria convirtió a algunos familiares Ca 79 Re 118La Providencia socorre a los Hermanos Ca 79 Re 119El párroco de San Sulpicio le ayuda (1697) Ca 79 Re 120

La Chétardie, párroco de San Sulpicio (1696)LA CHÉTARDIE, nombrado párroco de San Sulpicio por dimisión de BAUDRAND Ca 79 Re 120Tomó a LA SALLE y a los HERMANOs bajo su protección Ca 80 Re 120

La Casa GrandeLA SALLE traslada el Noviciado a la Casa Grande, en la parroquia de San Sulpicio Ca 80 Re 122En la Casa Grande estuvieron desde 1638 las Anunciatas de S. Nicolás de Lorena Ca 80 Re 122LA SALLE trasladó el Noviciado a la Casa Grande en 1698 Ca 81 Re 122El párroco pagó los gastos del traslado Ca 80 Re 122LA SALLE rehace una capilla que no se usaba Ca 81 Re 123LA SALLE pidió al obispo de Chartres que bendijera la capilla Ca 81 Re 123La capilla se erigió en honor de San Casiano, mártir Ca 81 Re 123

La Escuela Dominical (1699-1700)Establecimiento de la Escuela Dominical (1699) Ca 81 Re 124Todos los que se presentaban con buena voluntad eran admitidos Ca 82 Re 124Los dos Hermanos encargados de la escuela salieron del Instituto Ca 82 Re 206El santo no encuentra a nadie que quiera aprender dibujo Ca 83 Re 207

Otras escuelasTercera escuela en el barrio de San Germán, calle de San Plácido Ca 83 Re 124Encontró un local en la calle de San Plácido Ca 83 Re 125

Nuevos Pleitos (1699)Los maestros de escuela intentan impedir la escuela Ca 83 Re 125Los maestros de escuela tuvieron que devolver los muebles Ca 83 Re 125

Calais (1700)Escuela de Calais Ca 84 Re 126El sobrino del señor Ponton, párroco de la villa, le informó de las escuelas Ca 84 Re 126Pidió a su sobrino que hablara con LA SALLE para poner una en Calais Ca 84 Re 126Intervención del Duque de Béthune, gobernador del Bolonesado Ca 84 Re 127LA SALLE envió dos Hermanos a Calais, encontraron buen ambiente Ca 84 Re 127El obispo dio un mandato (1701) para enviar los niños a los Hermanos Ca 84 Re 128Dos nuevas escuelas en Calais para los hijos de los marineros Ca 85 Re 128Un sacerdote de Calais pensó que había que atender a los hijos de marineros Ca 85 Re 128Habló al señor Delahosse, presidente de la villa, que le ayudó Ca 85 Re 128En seguida alquiló dos lugares en el barrio de Courtgain Ca 85 Re 128LA SALLE escribía a los Hermanos para animarlos Ca 85LA SALLE fue a visitar las escuelas de CALAIS Ca 85 Re 128El párroco le mostró mucha estima y respeto Ca 85 Re 129Le pidió que celebrara la misa parroquial el día de la Asunción Ca 85 Re 129Pasados varios días regresó a PARÍS Ca 85 Re 129El rey dio un fondo para las escuelas de los hijos de los marineros Ca 85 Re 128A la muerte del párroco, las escuelas de CALAIS quedaron en necesidad Ca 86 Re 129

656 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 657: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

La villa obtuvo de LUIS XIV una pensión de trescientas libras Ca 86 Re 129

Troyes (1702)La escuela de TROYES, 1702 Ca 86 Re 130

Jóvenes irlandeses (1700)Piden a LA SALLE que forme a cincuenta jóvenes irlandeses Ca 86 Re 130El rey de Inglaterra le visitó con el Cardenal DE NOAILLES Ca 87 Re 132

Hechos diversosConversión de un joven abate de familia importante Ca 87 Re 134Este joven abate pide y obtiene el hábito del Instituto Ca 88 Re 136Su familia ne le permite que se haga Hermano Ca 89 Re 137Murió dos años después, lamentando no haber seguido la vocación Ca 89 Re 138

Destitución de La Salle (1702)Suscitan nuevas persecuciones contra LA SALLE Ca 90 Re 138Los autores de la persecución habían sido los más favorables a su Instituto Ca 90 Re 138Encontraron el medio de indisponer a sus superiores contra él Ca 90 Re 138Se aprovechó una fuerte reprensión hecha a dos novicios Ca 90 Re 139Memoria de quejas contra LA SALLE presentada al Cardenal DE NOAILLES Ca 90 Re 139El vicario mayor realiza una visita a la casa de los Hermanos Ca 91 Re 140LA SALLE conoce el motivo de esta visita Ca 91 Re 140LA SALLE va a agradecer a su Eminencia la visita Ca 92 Re 140Comprende que se trata de quitarle del gobierno para poner a un extraño Ca 92 Re 140Segunda visita del vicario mayor que presenta al nuevo Superior Ca 92 Re 141El Vicario General va acompañado del abate BRICOT Ca 92 Re 141Los Hermanos se niegan a aceptar otro Superior Ca 92 Re 142El señor Cardenal se enfada Ca 93 Re 142Acusan a LA SALLE de ser la causa de la resistencia de los HERMANOS Ca 93 Re 143Suplica a su Eminencia que no le impute la resistencia de los HERMANOS Ca 93 Re 143Los HERMANOS consienten en recibir al Superior, pero con condiciones Ca 94 Re 144Los Hermanos recurren al párroco de San Sulpicio Ca 94 Re 145Nombramiento del abate BRICOT Ca 94 Re 146El vicario mayor entona el Te Deum, que continúan los Hermanos Ca 95 Re 146Carta pormenorizada de este asunto Ca 95 Re 146Todo su pecado consistía en no permitir que se relajaran las Reglas Ca 97 Re 150

Ponen trabas al gobierno de La SalleTrabajan en apartar a los Hermanos de la confianza en LA SALLE Ca 97 Re 151LA SALLE quiere devolver los poderes al Cardenal DE NOAILLES Ca 98 Re 152Retira a su comunidad al barrio de San Antonio, parroquia de San Pablo Ca 99 Re 153Quiere reabrir las escuelas dominicales. Le denuncian Ca 100 Re 155Los maestros de escuela de París vuelven a molestar a sus escuelas Ca 100 Re 156LA SALLE, desalentado, abandona la empresa Ca 100 Re 154Escuela en la parroquia de San Hipólito, barrio de San Marcelo Ca 100 Re 155Seminario de maestros de escuela rurales Ca 100 Re 155Regla para instruir a los maestros de escuela rurales Ca 100 Re 157Adopta medidas con el párroco de San Hipólito para esta escuela Ca 101 Re 158

Ruina del segundo Seminario de Maestros (1704)El Hno. encargado del seminario abandona el Instituto y se apropia los fondos Ca 100 Re 159

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 657

Page 658: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

El Hno. director se niega a reconocer a LA SALLE Ca 101 Re 159Este Hno. deja el hábito del Instituto y abandona la Sociedad Ca 101 Re 159Más tarde intenta volver, pero los Hermanos se lo desaconsejan a LA SALLE Ca 101 Re 160

Hechos varios, sin fechaLas Religiosas de la Cruz, barrio de San Antonio, admiran la virtud de LA SALLE Ca 101 Re 161Le piden acudir a la Bastilla para confesar a un sacerdote preso Ca 102 Re 161Cambió sus vestidos con los del sacerdote preso Ca 102 Re 162

Escuelas de Darnétal y de Ruán (1705)Petición de una escuela en DARNÉTAL, cerca de RUÁN Ca 102 Re 162Las Escuelas cristianas de RUÁN Ca 103 Re 163El Arzobispo de RUÁN, M. COLBERT, decidido a llevar a los Hermanos Ca 103 Re 164Surgen oposiciones Ca 103 Re 165El Arzobispo y el primer presidente logran superar la oposición surgida Ca 104 Re 166LA SALLE sale de PARÍS hacia RUÁN a pie con dos Hermanos Ca 104 Re 167Los Hermanos se encargan de los niños de la Oficina de los pobres Ca 105 Re 168LA SALLE deja la Oficina y conserva las escuelas de la villa Ca 106 Re 170El ritmo de vida de los Hermanos en el asilo no era conforme con la Regla Ca 106 Re 169Alquiló una casa y se retiró a ella con los Hermanos de la Oficina Ca 106 Re 170Los Hermanos soportan la carestía. Les asisten de forma anónima Ca 107 Re 173

San Yon (1705)LA SALLE traslada su Noviciado de PARÍS a RUÁN, a la casa de San Yon Ca 107 Re 174El Arzobispo insta a las Damas de San Amando que dejen San Yon a los Hermanos Ca 108 Re 174LA SALLE vuelve a PARÍS para formalizar el alquiler con la sra. de LOUVOIS Ca 108 Re 174Se transportan los muebles de PARÍS en secreto a San Yon Ca 108 Re 176En la casa se puso un colegio para internos Ca 109 Re 176El Arzobispo da amplias licencias para la diócesis a LA SALLE Re 109 Re 177

San Dionisio (1705)Escuela en San Dionisio en Francia (1705) Ca 109 Re 178A petición de la señora POIGNANT envía dos Hermanos a San Dionisio Ca 109 Re 178Compra la casa a la señora POIGNANT con vista al seminario de maestros Ca 110 Re 179Intento de abrir el seminario de Maestros rurales; no se consigue Ca 110 Re 178

Persecución de los calígrafos en París (1706)LA SALLE reúne a los Hermanos del Instituto en San Yon para un retiro Ca 110 Re 180Le sale una lupia en la rodilla y tiene que guardar cama Ca 111 Re 181La escuela de la parroquia de San Roque en PARÍS se cierra Ca 111 Re 181Durante la enfermedad trabaja en varias obras de piedad Ca 111 Re 182Los maestros de escuela de París emprenden nuevo pleito contra LA SALLE Ca 112 Re 184Retira a los Hermanos y abandona las escuelas de PARÍS Ca 112 Re 186Logran que los Hermanos sólo admitan a niños con certificado de pobreza Ca 112 Re 185Al retirar a los Hermanos, los distribuyó por las otras casas Ca 113 Re 186El párroco de San Sulpicio hace un acuerdo con los maestros de PARÍS Ca 113 Re 186El párroco escribe a LA SALLE para que los Hermanos vuelvan Ca 113 Re 186LA SALLE le pide garantías de que los Hermanos no serán molestados Ca 113 Re 187Envía Hermanos suficientes para recomenzar las clases, algo disminuidas Ca 114 Re 188Las escuelas han continuado con tranquilidad y sin conflictos. Ca 114 Re 188

658 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 659: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

La Salle regresa a San Yon (1706) - Escuelas variasLA SALLE hace un retiro en los Carmelitas descalzos de PARÍS Ca 114 Re 188LA SALLE regresa a San Yon y reaviva el fervor de los Hermanos Ca 115 Re 189Le solicitan escuelas en la Provenza Ca 115 Re 190Escuela de Aviñón Ca 116 Re 191Escuela en Aviñón, a petición de la señora de Chateaublanc Ca 116 Re 191A su muerte, el señor de Chateaublanc respetó su última voluntad Ca 116 Re 191Los Hermanos llegaron a Aviñón el año 1707 Ca 116 Re 191Segunda escuela en Aviñón Ca 116 Re 192Escuela en Mende Ca 116 Re 194El obispo de Mende se lo pidió a LA SALLE en una carta Ca 117 Re 194Escuela en Marsella Ca 118 Re 195Escuela en Alès Ca 118 Re 196Los calvinistas hicieron todo lo posible para impedirla Ca 118 Re 197Escuela en la villa de Les Vans Ca 119 Re 209Los Hermanos fueron perseguidos en Les Vans por los calvinistas Ca 119 Re 210Los Hermanos se juntaron en el oratorio y ofrecieron sus vidas a Dios Ca 119 Re 211LA SALLE visita las casas de PROVENZA Ca 119 Re 217Juzgó que su presencia era necesaria; salió de RUÁN en 1708 Ca 120 Re 198Escuela en MOULINS Ca 120 Re 212Escuela en DIJÓN Ca 120 Re 213En Dijón lo pidió el señor RIGOLET, hijo del primer presidente de la Cámara Ca 120 Re 213Escuela en GRENOBLE Ca 120 Re 192Ennemond ALLEMAND DE MONTMORIN, obispo de Grenoble, fue su protector Ca 121 Re 192La primera escuela se abrió en la parroquia de San Lorenzo Ca 121 Re 193Años después se abrió otra en la de San Hugo Ca 121 Re 193Escuela en VERSALLES, 1709 Ca 121 Re 199Se abrió por la solicitud del señor HUCHON, párroco de la ciudad Ca 121 Re 199Escuela en BOLOÑA Ca 121 Re 213El señor LA COCHERIE, en 1710, quiso una escuela para su ciudad y la financió Ca 121 Re 214Segunda escuela en BOLOÑA, por intervención del Marqués de COLEMBERT Ca 122 Re 214LA SALLE va a visitar la casa de BOLOÑA Ca 122 Re 215

Hambre de 1709. Hechos varios, fechas diversasDurante el hambre de 1709 LA SALLE deja RUÁN y lleva la comunidad a PARÍS Ca 122 Re 200El hambre fue tan grande que llegó a faltarles el pan Ca 123 Re 200Deserción de algunos Hermanos díscolos Ca 123 Re 202Un Hno. quiso dominar a los otros, llevó vida licenciosa y escandalizó Ca 124 Re 203Uno de los Hermanos que estuvo en el complot lo confesó a la comunidad Ca 124 Re 202Los principales Hermanos le expulsaron de la casa con los rebeldes Ca 125 Re 203

Proceso por la casa de San Dionisio (abate Clément, 1712)Proceso por la casa de SAN DIONISIO en Francia. Prefiere dejarla (1711) Ca 125 Re 216LA SALLE visita de nuevo las casas de PROVENZA (1712) Ca 125 Re 217Fue a AVIÑÓN y de allí a ALÈS sin ningún percance Ca 126 Re 218Desde ALÈS se fue a la villa de Les Vans Ca 126 Re 218LA SALLE pasó por GRAVIÈRES Ca 126 Re 219El párroco de GRAVIÈRES, encargado por el abate de SAN JUAN de los Hermanos Ca 126 Re 219El párroco de GRAVIÈRES muestra su veneración hacia LA SALLE Ca 126 Re 219Al regreso LA SALLE evita pasar por Gravières Ca 126 Re 220De la villa de Les Vans se dirigió a Mende Ca 126 Re 220

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 659

Page 660: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

Al atravesar las montañas del GÉVAUDAN corrió peligros serios Ca 126 Re 220Fue a saludar al obispo de la villa de MENDE Ca 127 Re 220El obispo le manifestó su contento por los Hermanos Ca 127 Re 220LA SALLE se excusa de comer a su mesa Ca 127 Re 220En esta villa le visitaron muchos que querían conocerle Ca 127 Re 220Por eso se marchó sin avisar, para evitar las muestras de afecto Ca 127 Re 220Desde MENDE fue a UZÈS Ca 127 Re 220Terminó allí algunos asuntos con el obispo de la villa Ca 127 Re 220

Visita al Sur. Marsella (1713). DificultadesLuego salió hacia MARSELLA, que debía ser el final de sus visitas Ca 127 Re 221Llegada a MARSELLA Ca 127 Re 221Varios eclesiásticos de mérito acudieron a visitarle Ca 127 Re 221LA SALLE piensa establecer un Noviciado en MARSELLA Ca 127 Re 222Quería formar Hermanos del país mismo Ca 127 Re 222Propuso su deseo, y fue bien acogido Ca 127 Re 222El obispo de MARSELLA fue el primero que mostró su celo Ca 127 Re 222Se alquiló una casa para el Noviciado Ca 127 Re 222El número des novicios quedó completo muy pronto Ca 127 Re 222LA SALLE no está acostumbrado a ver que sus empresas fueran así Ca 128 Re 223Se multiplican las escuelas cristianas en las parroquias de MARSELLA Ca 128 Re 223Un jesuita predicó en la parroquia de San Martín a favor de las escuelas Ca 128 Re 223Descontento de algunos Hermanos de Marsella Ca 128 Re 224Los Hermanos de la parroquia de San Lorenzo muestran descontento Ca 129 Re 225Quieren sustraerlos a la vigilancia de su Superior Ca 129 Re 225Dificultades en la escuela de San Martín de Marsella Ca 129 Re 226El párroco atrajo a todo el mundo a su parecer contra la escuela Ca 129 Re 227En Provenza se suscitan persecuciones contra LA SALLE Ca 130 Re 228Se desprestigia a LA SALLE Ca 130 Re 229Publican un panfleto contra LA SALLE Ca 131 Re 229Se impide la escuela de Nuestra Señora des Accoules Ca 131 Re 230Varios Hermanos se unen a los enemigos de LA SALLE Ca 132 Re 231

Noche oscura (1713-1714)LA SALLE se retira al eremitorio de San Maximino Ca 132 Re 231El director del Noviciado le visita y le pide que vuelva Ca 132 Re 233Le acusan de haber abandonado el Instituto Ca 133 Re 234Quiere emprender viaje a Roma Ca 134 Re 236El obispo de Marsella le hace cambiar de idea Ca 134 Re 237LA SALLE se retira a GRENOBLE Ca 135 Re 238LA SALLE va a visitar la GRAN CARTUJA Ca 135 Re 239LA SALLE prohibió al Hno. acompañante que dijera quién era Ca 136 Re 239

Retiro de La Salle en Grenoble (1713-1714)Volvió a GRENOBLE, lleno de veneración hacia los monjes Ca 136 Re 240Empleaba la mayor parte del tiempo en orar Ca 136 Re 241Dio clase en la escuela de San Lorenzo de GRENOBLE Ca 136 Re 240Volvió a su retiro y preparó nuevas obras de piedad Ca 136 Re 241Envía Visitadores a las casas Ca 137 Re 242Vuelve a sufrir de reuma Ca 137 Re 242Hubo que aplicar el remedio empleado veinte años antes Ca 137 Re 243

660 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 661: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

En Parmenia (1714)Va a hacer retiro a PARMENIA Ca 138 Re 243El abate de SALÉON le invitó a ir a reponerse a PARMENIA Ca 138 Re 244La pastora llamada LUISA Ca 138 Re 244LA SALLE visita a Sor LUISA Ca 139 Re 244Sor LUISA le indica que Dios quiere que siga dirigiendo el Instituto Ca 139 Re 247Sor LUISA quiso tener las obras escritas por el santo Ca 139 Re 247Le suscitan nuevas penas Ca 140 Re 247Algunos Hermanos de PARÍS abandonan el Instituto Ca 140 Re 248

Los superiores eclesiásticos (1712-1714)El Hno. BARTOLOMé pide a los obispos superiores eclesiásticos Ca 140 Re 249A muchos este paso les pareció temerario Ca 141 Re 250Se censura el proceder del Hno. BARTOLOMÉ Ca 141 Re 250Los Hermanos de PARÍS escriben a LA SALLE para que regrese Ca 142 Re 252

Mandato de regresar a París (1.4.1714)Carta de los Hermanos de PARÍS a LA SALLE Ca 143 Re 253Se rinde a la voluntad de los Hermanos Ca 143 Re 255LA SALLE vuelve a PARÍS Ca 144 Re 256LA SALLE se pone en camino hacia LYON donde se detuvo varios días Ca 144 Re 256Allí visitó la tumba de San Francisco de Sales Ca 144 Re 256De LYON, se dirigió a DIJÓN Ca 144 Re 256En PARÍS se presenta a los Hermanos con la sumisión de un inferior Ca 144 Re 257

La Salle pide no ser superior (1714)LA SALLE pide ser liberado del cargo de superior Ca 144 Re 258Historia del caballero D’ARMESTAT Ca 145 Re 258Había seguido la carrera de las armas Ca 145 Re 258En LYON oyó hablar de una posesa que cuando le vio le increpó Ca 145 Re 259Le dirigen hacia la comunidad de LA SALLE Ca 145 Re 259Había recibido heridas que curó con “el secreto” Ca 146 Re 260Se le abrieron todas las heridas Ca 146 Re 260LA SALLE le hizo los exorcismos Ca 147 Re 262El Noviciado se traslada desde PARÍS a San Yon en RUÁN Ca 147 Re 263LUIS XIV muere en 1715 Ca 147 Re 263

El Noviciado definitivamente en San Yon (1714)Se vio forzado a llevar su Noviciado a RUÁN Ca 148 Re 263Salieron los novicios en el mes de octubre bajo la guía del Hno. BARTOLOMÉ Ca 148 Re 264Iba con los novicios a veces y los exhortaba a la virtud Ca 148LA SALLE piensa dimitir del cargo de superior Ca 148 Re 264Se lo propone a los Hermanos del Instituto Ca 149 Re 265

Convocatoria del Capítulo General (1716-1717)Era importante realizar la elección cuanto antes Ca 149 Re 266El Hno. BARTOLOMÉ fue escogido para pasar por las comunidades Ca 149 Re 268El Hno. BARTOLOMÉ recorrió todas las casas del Instituto Ca 150 Re 268La asamblea debía comenzar el día de Pentecostés Ca 150 Re 270

Elección del Hermano Bartolomé (1717)Los Hermanos eligen al Hno. BARTOLOMÉ como Superior General Ca 150 Re 271

Tomo I - MAILLEFER I -II - Índice temático 661

Page 662: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

El Hno. BARTOLOMÉ se resiste; le dan dos consejeros Ca 151 Re 272Disposiciones de LA SALLE después de su dimisión Ca 151 Re 273Encargan a LA SALLE que revise las Reglas Ca 151 Re 273El Hno. BARTOLOMÉ sufría con las muestras de sujeción de LA SALLE Ca 152 Re 273El Hno. BARTOLOMÉ no hacía nada sin consultar al santo Ca 152 Re 275Reacciones dispares por la dimisión de LA SALLE Ca 153 Re 276

Legado para La Salle en París (1718)LA SALLE se resiste a aceptar un legado que le dejaron Ca 154 Re 278LA SALLE acepta por obediencia ir a recibir el legado Ca 154 Re 279Para ello va a PARÍS y se aloja en San Nicolás du Chardonnet Ca 154 Re 279Carta de un Superior del Seminario sobre el proceder de LA SALLE Ca 155 Re 280Se niega a aceptar el legado si le ponen el cargo de Superior Ca 156 Re 283En cuanto recibe el legado lo entrega al Hno. BARTOLOMÉ Ca 156 Re 284

La Salle, retirado en San Yon (1718-1719)LA SALLE se retira a San Yon, en RUÁN Ca 157 Re 286Con el legado se compra San Yon a los herederos de la señora LOUVOIS Ca 157 Re 287LA SALLE advierte a los Hermanos de la proximidad de su fin Ca 158 Re 288

Última enfermedad y muerte (1719)Se ve afectado de nuevo de reuma Ca 158 Re 288Le anuncian la proximidad de la muerte Ca 159 Re 289LA SALLE recobra las fuerzas para celebrar la misa el día de san José Ca 160 Re 291El párroco de San Severo le comunica su fin cercano Ca 160 Re 292LA SALLE pide el santo viático Ca 160 Re 292Se le administra la extremaunción Ca 161 Re 293Consuela a los Hermanos y les expresa sus últimos sentimientos Ca 161 Re 294LA SALLE da su última bendición a los Hermanos Ca 162 Re 296LA SALLE entra en agonía Ca 162 Re 296Su muerte Ca 162 Re 297Sus virtudes Ca 163 Re 298Su retrato Ca 163 Re 298Devoción de la gente después de su muerte Ca 164 Re 300Su sepultura Ca 164 Re 300Su epitafio Ca 164 Re 301El Hno. BARTOLOMÉ sobrevivió catorce meses a LA SALLE Ca 165 Re 302

Generalato del Hermano TimoteoLe sucedió el Hno. TIMOTEO Ca 165 Re 302Letras Patentes para San Yon Ca 165 Re 302Aprobación pontificia del Instituto Ca 166 Re 304La Bula fue expedida hacia finales de enero de 1725 Ca 166 Re 305El 6 de agosto de 1725, convocada la asamblea para recibir la Bula Ca 166 Re 306Colaboración de los Hermanos TIMOTEO e IRENEO Ca 247 Re 306Obstáculos para la trasladar los restos del fundador Ca 248 Re 307Mons. de Tressan, arzobispo de Ruán, da su consentimiento Ca 248

Ca 248El nuevo párroco de San Severo accede al traslado Ca 248 Re 308Exhumación y traslado de los restos de LA SALLE Ca 249 Re 308Ochenta Hermanos los recibieron procesionalmente Ca 251 Re 309El Arzobispo de Ruán bendijo solemnemente la iglesia al día siguiente Ca 253

662 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE

Page 663: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

ÍNDICE GENERAL

de las cuatro primeras biografías de San Juan Bautista de La Salle

TOMO I

Biografías de Bernard y Maillefer I y II

Presentación general de la obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Introducción a la presente edición de las cuatro primeras biografías . . . . . . 13

PreámbuloEl estudio de los tres primeros biografos de San Juan Bautista de La Salle .

17

Hacia una biografía crítica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17I. Reimpresión de Blain 1733. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23II. Índices y tablas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25III. Otras fuentes biográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Itinerario e interrelación de las cuatro primeras biografías de San JuanBautista de La Salle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

I. Vida de San Juan Bautista de La Salle, por el Hermano Bernard. . . 35

Introducción al manuscrito del Hermano Bernard . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37El manuscrito de 1721 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38Correcciones de Luis de La Salle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39Otros correctores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42Análisis literario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43La aportación del primer biógrafo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45La presente edición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

Traducción del manuscrito del Hermano Bernard. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51Vida de San Juan Bautista de La Salle escrita por el Hermano Bernard 53

Anexos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226

Índices del manuscrito del Hermano Bernard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231Índice de nombres de lugares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233Índice de nombres de personas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238Índice analítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257Índice de capítulos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268

Page 664: Primeras Biografías de SJBLDS Tomo 1

II. Las dos biografía escritas por Francisco Elías Maillefer. . . . . . . . . . 271

Introducción 2731. ¿Quién fue Maillefer?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2732. Las dos biografías escritas por Maillefer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2733. Cómo nos han llegado las dos biografías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275

El texto de 1723. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275A. El manuscrito X . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275B. El manuscrito «Carbon» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276

El texto de 1740 (manuscrito «Re») . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2774. Diferencias entre las biografías de Maillefer . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278

Maillefer IManuscrito de 1723 - Copias Ca y X

Primera biografía de San Juan Bautista de La Salle escrita porFrancisco Elías MailleferLa vida del señor Juan Bautista de La Salle, sacerdote, doctor enteología, antiguo canónigo de la iglesia catedral de Reims y fundadorde los Hermanos de las Escuelas Cristianas 279

Maillefer IIManuscrito de 1740, conocido como «Re»

Segunda biografía de San Juan Bautista de La Salle, escrita porFrancisco Elías MailleferLa vida del señor Juan Bautista de La Salle, sacerdote, doctor enteología, antiguo canónigo de la iglesia catedral de Reims y fundadorde los Hermanos de las Escuelas Cristianas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 433

Índices de Maillefer I y II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 599Índice de nombres de lugares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 601Índice de nombres de personas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 613Índice temático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 647

Índice general del tomo I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 663

66 LAS CUATRO PRIMERAS BIOGRAFÍAS DE S. J. B. DE LA SALLE4